CRITICÓN, 120-121, 2014, pp. 89-102. El De rege de Juan de Mariana (1599) y la cuestión del tiranicidio: ¿un discurso de ruptura? Alexandra Merle Université de Caen - ERLIS El De rege et regis institutione1, publicado poco tiempo después de la muerte de FelipeII,en 1599, por Juan de Mariana, fue considerado casi desde la época de su primera publicación como un texto audaz, cuando no escandaloso y, en gran medida, es visto hasta nuestros días como singular. Su autor, jesuita polígrafo, fue calificado no pocas veces de rebelde2 o de pensador visionario, precursor de corrientes políticas que se desarrollaron siglos después de su tiempo3. Estos juicios que, a pesar de su diversidad, tienen en común la voluntad de hacer de Mariana un pensador distinto de sus coetáneos, se basan en gran parte en el tratamiento de una cuestión particular en el De rege: la del tiranicidio. En efecto, tanto el escándalo suscitado en los primeros años del xvii por los capítulos VI y VII del primer libro del De rege y el rechazo de que fue víctima la obra 1 El título completo de la obra es: Ioannis Marianae Hispani e Soc. Iesu, De rege et regis institutione libri III. Ad Philippum III Hispaniae Regem Catholicum. Anno 1599. Cum privilegio. Toleti, Apud Petum Rodericum typo Regium. 2 Opinión que también se funda en otras obras, en particular el texto conocido como Discurso de las enfermedades de la Compañía, redactado hacia 1605, y el De monetae mutatione (publicado con otros ensayos en 1609 bajo el título de Joannis Marianae septem tractatus). Para Jesús Mejías López, por ejemplo, Mariana es «un pensador contra su tiempo» y en su vida hay «mucho de ruptura e innovación, algo de extranjería voluntaria y no poco de marginación» (2007, p.7). 3 Para muchos autores de finales del xix, Mariana fue un precursor del liberalismo; en 1898 Joaquín Costa hizo de él un partidario de la propiedad colectiva (en Colectivismo agrario de España). Más recientemente, Luis Sánchez Agesta, quien publicó en 1981 la traducción española del De rege que manejamos, considera a Mariana como padre del constitucionalismo, y José Rubio-Carracedo (2007) ve en él un precursor de Rousseau. Harald E. Braun (2013, p.146)constata que las interpretaciones modernas «han distinguido en su pensamiento corrientes proto-democráticas o proto-constitucionales» y que todavía hoy se suele considerarle como un «precursor humanista de la democracia parlamentaria occidental del siglo xx». 9 0 A L E X A N D R A M E R L E Criticón, 120-121, 2014 como la valoración extrema que de ella se hizo desde su redescubrimiento en el siglo xix se relacionan con este tema. Más recientemente, algunos estudiosos, considerando que se había ocultado el resto del tratado, se mostraron resueltos a dejar de otorgar excesiva importancia a esta cuestión para apreciar el pensamiento de Mariana en su conjunto, pero sin ponerse de acuerdo sobre las posturas e intenciones del jesuita4. Mariana sigue siendo un personaje en torno al cual se acumulan los misterios: así, se desconoce la fecha exacta de su nacimiento5 y permanecen incertidumbres sobre su identidad y sobre distintos episodios de su vida6. Es muy probable que la cuestión del tiranicidio haya sido el objeto de una sobrestimación, consecuencia de un escándalo causado por un acontecimiento imprevisible, posterior a la fecha de publicación del tratado: el asesinato del rey EnriqueIVde Francia en 1610. No obstante, si es cierto que las denuncias del tratado de Mariana, impresionantes por su abundancia y su violencia, estallaron a raíz del asesinato del monarca francés, hasta formar una verdadera oleada7, no hay que olvidar el malestar expresado ya en 1599 —y sobre todo después de la segunda edición del tratado en Maguncia (1605), que alcanzó mayor difusión que la primera8—, por los propios jesuitas: no solo por los de Francia, cuya situación era difícil desde las tentativas de asesinato perpetradas contra el rey en los últimos años del siglo xvi9, sino también por las autoridades de la Compañía en su conjunto. Éstas preveían el uso que sus enemigos podían hacer de una obra que aceptaba el tiranicidio, aunque en última instancia. Según Fernando Centenera Sánchez-Seco, el general Aquaviva, avisado desde 1599 del peligro, hubiera intentado obtener de Mariana la modificación o la supresión 4 Véanse en particular los estudios dedicados al De rege, desde diferentes formaciones metodológicas, por Frédéric Gabriel (2007, 2010), Fernando Centenera Sánchez-Seco (2005), José Rubio-Carracedo (2007), José Antonio Fernández-Santamaría (1997) y Harald E. Braun (2007, 2013). Éste último estima que el De rege aboga por «a breathtakingly radical vision of theocratic renewal» (2007, p.161). 5 Para muchos, como Frédéric Gabriel (2007), Fernando Centenera Sánchez-Seco (2005), Gonzalo Fernández de la Mora (1993), J. A. Fernández-Santamaría (1997) o Lucas Beltrán (en el estudio introductorio a su edición del Tratado y discurso sobre la moneda de vellón, 1987), Mariana nació en 1536; por su parte Luis Sánchez Agesta (1981) y Harald E. Braun (2007) mencionan la fecha de 1535. 6 Por ejemplo, no se explican muy bien las razones de su casi reclusión en Toledo tras años de docencia fuera de la península, y no disponemos de muchos detalles sobre sus relaciones con otros jesuitas como Dionisio Vázquez. 7 Tras la nueva promulgación (el 6 de junio de 1610) por la Facultad de Teología de la universidad de París, a petición del presidente Achille de Harlay, del famoso decreto de 1413 contra Jean Petit confirmado por el Concilio de Constanza el 6 de julio de 1415, la condena de la obra de Mariana por el Parlamento de París tuvo una difusión rápida y amplia (hubo traducciones de los textos oficiales en varios idiomas europeos). Entre las numerosas obras de denuncia contra Mariana que incluían por su mayor parte estos documentos, FrédéricGabriel(2010) menciona principalmente dos publicaciones que se distinguen por la importancia de su difusión: la de Michel Roussel, que conoció tres ediciones en París solo en el año 1610 (Antimariana ou refutation des propositions de Mariana. Pour montrer que les Princes souverains ne dependent que de Dieu en leur temporel, consequemment qu’il n’est loisible d’attenter à leur estat & personne, sous quelque occasion ou pretexte que ce soit), y la de Antoine Leclerc, La deffense des puissances de la terre contre Jean Mariana (París, 1610). También se debe considerar la reacción contra Mariana en otros países europeos, en función de la actualidad, por ejemplo en Inglaterra como lo refiere Harald E. Braun (2007, p.9). 8 F. Gabriel (2010, p.247). 9 Véase Roland Mousnier, 1964. E L D E R E G E D E J U A N D E M A R I A N A ( 1 5 9 9 ) 9 1 de algunos fragmentos de su obra en la segunda edición10, sin llegar a formular una censura pública para evitar atraer la atención. Así, los jesuitas intentaron distanciarse de Mariana incluso antes del rechazo oficial formulado por la Compañía en 1610 11 —y es interesante observar que el malestar fue particularmente duradero, como lo demuestra un curioso libro publicado en la primera mitad del siglo xx por el jesuita John Laures, determinado a demostrar que las ideas de Mariana sobre el tiranicidio no fueron nunca las de la Compañía12. En España, parece ser que el De rege no suscitó ninguna emoción en la época de su publicación (1599), y se suele recordar que fue antes de esta fecha un tratado utilizado para la educación del futuro Felipe III, inscrito pues en la tradición de los espejos del príncipe. En efecto, el uso pedagógico del De rege —entonces llamado con mayor sencillez De Institutio principis— no deja lugar a dudas13. Aunque no sabemos a ciencia cierta si el texto que se leyó al joven príncipe era el mismo que el de la edición de 1599 —la insistencia que pone Mariana en describir las circunstancias exactas de la composición de su obra puede parecer inhabitual—, bien es cierto que los censores que examinaron el texto no vieron ningún obstáculo a su publicación. ¿Debemos deducir de ello que el tratamiento de la cuestión del tiranicidio por Mariana pasó enteramente desapercibido o les pareció a los censores de una total inocuidad? Este interrogante, aunque ya esté presente en algunos valiosos trabajos, nos invita a contrastar las ideas expresadas por Mariana con las de sus predecesores o de otros autores cuyos escritos fueron producidos en el mismo contexto, el de los últimos años del reinado de Felipe II, para saber en qué medida se inserta en una tradición o se puede considerar como novedoso o radical. 10 Fernando Centenera Sánchez-Seco menciona una carta de Aquaviva a Mariana con fecha del 24 de junio de 1600 (2005, p.72),tras la denuncia de los jesuitas franceses al general de la Compañía. Las reacciones fueron más vivas tras la segunda edición, con la desaprobación expresada por las congregaciones provinciales de París y Lyon, como lo refiere también Harald E. Braun. «Jesuits in France expressed concerns about the De rege as soon as it was published. (…) The first request to suppress the book was duly put forward by the provincial synod of the Society of Jesus in France in the very year of its publication. The provincial congregations of Paris and Lyon duly repeated their calls for the suppression of the treatise immediately after De rege was republished in Mayence in 1605» (2007, p.8). 11 Según F. Centenera Sánchez-Seco (2005, p.92):«el 6 de julio de 1610, Aquaviva intervino mediante un decreto que prohibía a todo religioso del Instituto, bajo pena de excomunión, sostener que estuviera permitido a cualquiera, so pretexto de tiranía, matar a los reyes o príncipes o atentar contra su existencia».
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