SECRETARÍA DE CULTURA Alejandra Frausto Guerrero Secretaria de Cultura INSTITUTO NACIONAL DE ESTUDIOS HISTÓRICOS DE LAS REVOLUCIONES DE MÉXICO Pedro Salmerón Sanginés Director General Felipe Arturo Ávila Espinosa Director General Adjunto de Investigación Histórica Gabriela Alejandra Cantú Westendarp Directora General Adjunta de Difusión de la Historia MÉXICO 2019 Con el fin de mejorar la calidad de las fotos en la presente edición, las imágenes de baja resolución de la publicación original fueron sustituidas por otras del mismo tema y/o personajes. En los casos en que nos fue imposible reponer algún documento o foto decidimos su eliminación, señalándolo en la nota correspondiente. Portada: Palacio Nacional después del arresto del Presidente Madero, 19 de febrero de 1913. ©SECRETARÍA DE CULTURA.INAH.SINAFO.FN.MX. Fotografías contenidas en este volumen: BIBLIOTECA DEL CONGRESO DE ESTADOS UNIDOS/INAH.SINAFO.FN. Ediciones previas como obra independiente: Primera edición, s/i, 1937. Segunda edición INEHRM, 1985. Como colección: Primera edición INEHRM, 2019. D.R. © Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (INEHRM) Francisco I. Madero núm. 1, Colonia San Ángel, C. P. 01000, Alcaldía Álvaro Obregón, Ciudad de México. www.inehrm.gob.mx Las características gráficas y tipográficas de esta edición son propiedad del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México, Órgano desconcentrado de la Secretaría de Cultura. Todos los derechos reservados. Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, la fotocopia o la grabación, sin la previa autorización por escrito del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México. ISBN: 978-607-549-070-0, Colección Gildardo Magaña. ISBN: 978-607-549-072-4, Emiliano Zapata y el Agrarismo en México. Tomo II. HECHO EN MÉXICO. Índice CAPÍTULO I Breve exposición retrospectiva ................................................9 CAPÍTULO II Resultados inmediatos de la política delabarrista ................ 23 CAPÍTULO III Campaña electoral y elección del señor Madero .................. 71 CAPÍTULO IV La ruptura con el gobierno de Madero ................................. 97 CAPÍTULO V El Plan de Ayala ................................................................... 125 CAPÍTULO VI Incremento de la lucha ........................................................ 173 CAPÍTULO VII Sublevación de Pascual Orozco en Chihuahua ................... 203 CAPÍTULO VIII Las filas revolucionarias aumentan por los atropellos de Juvencio Robles ........................... 223 [ 5 ] CAPÍTULO IX Cómo nació en Francisco Villa la simpatía por el general Zapata .................................................... 247 CAPÍTULO X Importantes brotes rebeldes de carácter agrario ................ 283 CAPÍTULO XI Lo que dijeron un revolucionario y un periódico porfirista ............................................... 295 CAPÍTULO XII El general Felipe Ángeles en la campaña del sur ............... 329 CAPÍTULO XIII El ideal agrario durante el gobierno del señor Madero ...... 365 CAPÍTULO XIV Caída del gobierno maderista ............................................. 425 Porque todos hemos venido a la vida desnudos, ninguno ha nacido con tierras por añadidura y si unos se han convertido en explotadores y otros en explotados, ha sido por nuestra estructura social, cada vez más combatida hasta que llegue el día de la justicia. LEÓN TOLSTÓI Capítulo I BREVE EXPOSICIÓN RETROSPECTIVA De la Barra destruye la obra de Madero reemos que se hace necesaria una brevísima exposi- ción de los últimos acontecimientos que dejamos Cnarrados en el tomo anterior. Don Francisco I. Madero, en 20 de agosto de 1911, en- vió desde Cuautla al presidente De la Barra un telegrama reiterándole su opinión de que mientras Huerta y Blanquet permanecieran en Morelos, serían imposibles el desarme de los revolucionarios y la pacificación del estado. En el mismo documento desmintió categóricamente las no- ticias que De la Barra decía tener acerca de algunos desmanes cometidos por las fuerzas revolucionarias y expresamente dijo que esas noticias eran “grandemente exageradas y en algunos casos únicamente sospechas de que puedan hacer tal o cual cosa”, pues la mayor parte de los jefes a quienes se atribuían los desmanes, se encontraban en Cuautla. A tiempo de enviar el presidente el telegrama aludido, se disponía el señor Madero para salir a Yautepec, plaza sobre la cual marchaban los federales al mando de Huerta, contra lo que De la Barra le había ofrecido y sin una causa que lo justificara. Deseaba el Jefe de la Revolución contener el avan- ce y con ello calmar los ánimos, naturalmente excitados, por la actitud de los federales tan contraria a lo que se esperaba y, sobre todo, a los ofrecimientos que con la promesa del pre- sidente, había hecho al general Zapata y a sus fuerzas. [ 11 ] De la Barra contestó el mismo día el telegrama del señor Madero, indicándole que en consejo de ministros se había acordado que Huerta suspendiera todo movimiento sobre Yautepec; pero que debía arreglar que las fuerzas maderis- tas, a la órdenes del general Zapata, evacuaran dicha plaza y se reconcentraran en la de Cuautla para ser desarmadas y licenciadas. En el telegrama se usa la palabra bandolerismo para designar a las tropas insurgentes de Zapata. El mismo día 20 de agosto, el presidente interino dirigió al señor Madero un nuevo telegrama confirmando el anterior y ratificando la resolución del consejo de ministros sobre que las fuerzas federales no avanzarían a Yautepec; pero señaló el plazo de 48 horas para que las tropas del general Zapata se reconcentraran en Cuautla, amenazándolas con destacar sobre ellas todos los elementos del ejército y auxiliares, en caso de no llevar a cabo la reconcentración. Vuelve el señor De la Barra a usar el término “bandoleros” para referirse a los insurgentes, a cuyo jefe se estaba dirigiendo. Don Francisco I. Madero estuvo prudente. Por una parte envió al señor licenciado Gabriel Robles Domínguez y por otra a don Rubén Morales, para que se apersonaran con Victoriano Huerta, pues la actitud de sus fuerzas era enteramente contra- ria a lo expresado por el señor De la Barra en sus telegramas. El mismo señor Madero salió para Yautepec, y extremando sus gestiones, antes de su salida ordenó al jefe de su Estado Mayor, coronel ingeniero don Eduardo Hay, se dirigiese a la Ciudad de México para entrevistar, a su nombre, al presidente interino, informándolo de la verdadera situación en Morelos y de la extraña conducta de Victoriano Huerta. El general Zapata siguió al señor Madero en su viaje a Yautepec y tras una conferencia tenida entre ambos en el cuarto número 3 del hotel Central, el segundo envió un tele- grama al señor De la Barra, diciéndole que las fuerzas suria- nas y su jefe se hallaban conformes con evacuar la repetida 12 GILDARDO MAGAÑA plaza de Yautepec, reconcentrarse en Cuautla y ser allí licen- ciadas, tal como lo deseaba el presidente interino. No había, pues, conflicto alguno. El señor Madero debió experimentar una honda satisfacción, pues cuanto deseaba el señor De la Barra se había conseguido y la actitud del ge- neral Zapata no podía ser más ajustada a las circunstancias, ni más prudente. El guerrillero suriano tenía confianza en que, si las elecciones se hacían libremente, el pueblo humilde triunfaría en toda la línea y las nuevas autoridades se verían obligadas a dedicar toda su atención a los hondos problemas sociales que el movimiento revolucionario había planteado. El estado de ánimo del señor Madero se ve muy claramente en el final de su telegrama, cuando felicita al gobierno por la solución satisfactoria que se había obtenido. Ese mismo día, Yautepec quedó guarnecido por las fuerzas revolucionarias de Almazán, Huerta acampó frente a la pla- za, en las tetillas, Madero siguió rumbo a Jojutla y el general Zapata regresó a Cuautla, dirigiéndose poco después a la Villa de Ayala. Al día siguiente, 21 de agosto, en Cuautla todo estaba listo para el licenciamiento y sólo se esperaba la llegada de los señores Madero y Zapata para dar principio al acto. Cuando dichos señores llegaron a la ciudad, ambos pasaron revista a las fuerzas insurgentes que se hallaban formadas en las calles de Galeana, Niño Artillero, Guerrero y Nicolás Bravo. Des- pués de la revista, comenzó el licenciamiento en el que intervi- nieron los señores Gabriel Robles Domínguez y Raúl Madero. Se habían cumplido en todos sus detalles los deseos de De la Barra; pero éste, de quien por sus actos se despren- de que no deseaba una solución pacífica, creó nuevamente el conflicto. Dispuso el envío de nuevas fuerzas federales a Morelos, porque el reaccionario gobernador Carreón le co- municó alarmantes noticias, en el sentido de que ese mismo TOMO II. CAPÍTULO I 13 día 21, sería atacada la ciudad de Cuernavaca por fuerzas de don Eufemio Zapata. El señor Madero, al enterarse del telegrama presidencial y de la burda patraña urdida por el pusilánime goberna- dor, contestó manifestando que don Eufemio se hallaba en Cuautla sumiso y obediente, pidió la suspensión de la orden de salida de nuevas tropas federales que iban a enviarse in- necesariamente a Morelos y dijo que no harían sino compli- car la situación. Tuvo que suspenderse el licenciamiento. ¿Quién fue el culpable? Madero en peligro El 23 de agosto, Huerta ocupó intempestivamente Yautepec y avanzó resueltamente sobre Cuautla, poniendo en serio peligro
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