Biblioteca Islámica «Fátimah Az-Zahra» www.islamelsalvador.com En el Nombre de Dios el Clemente y Misericordioso LA CIVILIZACIÓN DEL ISLAM Pequeña Enciclopedia de la cultura, las artes, las ciencias, el pensamiento y la fe de los pueblos musulmanes Ricardo Horacio Shamsuddín Elía Organización Islámica Argentina Primera Edición: Organización Islámica Argentina Presente Edición Electrónica: Biblioteca Islámica «Fátimah Az-Zahra» Sitio en Internet: www.islamelsalvador.com Correo Electrónico: [email protected] Biblioteca Islámica «Fátimah Az-Zahra» www.islamelsalvador.com ÍNDICE Introducción La Expansión de la Cultura del Islam 5 El Renacimiento Empieza en Córdoba 18 Al-Ándalus I 24 Al-Ándalus II 45 Al-Ándalus III 56 El Jardín en la tradición islámica 81 Introducción a las cruzadas 95 Los Mamelucos 125 Las dinastías musulmanas del Asia central 138 El impacto de los mongoles en Oriente y 143 Occidente Avempace e Ibn Tufail 153 Ibn Hazm de Córdoba e Ibn Arabi de Murcia 171 Averroes y El Averroísmo 179 Ibn Jaldún: el primer sociólogo de la historia 191 Los judíos del Occidente musulmán 196 Los Otomanos 217 Los Safavíes del Irán 242 Historia de la India islámica 250 El Islam en África 267 Viajeros del Oriente y Occidente musulmán 275 La navegación en el Islam 287 Islamólogos 295 Ornamentos y Decoración del Arte Islámico 326 El Arte Mudéjar en Europa y América 338 Los Aromas de Al-Ándalus 360 Alquimistas y Matemáticos 369 La Música en el Islam 375 Sufismo 388 Poesía 395 Peregrinación 406 La Medicina en el Islam 413 Miniatura Islámica 426 Dante y el Islam 430 2 Biblioteca Islámica «Fátimah Az-Zahra» www.islamelsalvador.com En el Nombre de Dios el Graciabilísimo, el Misericordiosímo LA CIVILIZACIÓN DEL ISLAM Pequeña enciclopedia de la cultura, las artes, las ciencias, el pensamiento y la fe de los pueblos musulmanes ¡Cuánto recreo aquí para los ojos! Ibn Zamrak (1333-1392), poeta andalusí. El Islam es un océano inabarcable que esconde extraordinarias y valiosísimas joyas, que debemos aprender a descubrir y disfrutar de ellas. Los movimientos teológicos, filosóficos, literarios, científicos y artísticos que ha legado a la historia son singulares, pero no menos singular es su vitalidad actual y su proyección al futuro. Nosotros creemos que el tercer milenio será profundamente creyente y los hombres y mujeres de este mundo buscarán cada día más la verdad, la justicia, el amor y la felicidad que sólo Dios Todopoderoso puede otorgar a los humildes y sinceros de corazón. Como dijo el pensador francés André Malraux (1901-1976): «El siglo XXI será espiritual o no será nada». El Islam, desde un principio, fue el gran reaseguro del monoteísmo, tan caro a judíos y cristianos, y un decidido patrocinador de las ciencias y las artes, sin discriminación de raza, color o credo. Muchos intelectuales occidentales, desde el franciscano inglés Roger Bacon (1214-1294) al jesuita español 3 Biblioteca Islámica «Fátimah Az-Zahra» www.islamelsalvador.com Miguel Asín Palacios (1871-1944), pasando por el poeta alemán Johann Wolfgang Goethe (1749-1832) y finalizando con dos sabios como el filósofo francés Henry Corbin (1903-1978) y el historiador inglés Arnold Toynbee (1889-1975), han caído en la cuenta de ello, y sólo una miope y grosera visión de la realidad hace que aún haya algunos que consideran lo musulmán como algo retrógrado, incivilizado. Pero, además, hablar hoy de civilización islámica en España y América, supone reencontrar una parte de nuestra tradición cultural, es decir, descubrirnos un poco a nosotros mismos. Supone admirar el tardío y maravilloso legado, de la técnica y el arte musulmán de construir, que es el Arte Mudéjar, presente desde las Antillas a los Andes. Coincidimos totalmente con el islamólogo francés Claude Cahen en un punto insoslayable: «...el historiador debe prevenir al lector sobre el hecho de que, hoy por hoy, no puede darse una visión tan exacta de la historia musulmana como de la historia europea. De un lado, y salvo escasas excepciones, no disponemos para el Próximo Oriente de nada equivalente a los documentos de archivo sobre los que se basa la historia de la Edad Media europea sin que pueda suplir esta falta la abundancia de literatura. De otro lado, que se trate de "orientalistas" europeos, por fuerza lingüistas antes que historiadores, y en cuyas preocupaciones inciden más a menudo las condiciones políticas o la curiosidad intelectual "occidental" que la atención a lo requerido por un estudio completo del Oriente; o que se trate de sabios "orientales" que tan sólo hoy empiezan a ser conscientes de las exigencias de una investigación histórica concebida con espíritu moderno. El hecho es que, por ambos tipos de causas, los trabajos históricos sobre Oriente llevan un siglo de retraso respecto a los que se refieren a Occidente. Es preciso tratar de llenar el intervalo que separa los dos postigos de una historia donde no debería caber la distinción entre "orientalistas" y, si se me permite la expresión, "occidentalistas". Pero mientras esto no ocurra, debemos simplemente advertir al lector que la imagen del Islam que vamos a proporcionarle continúa siendo incompleta y, sobre todo, provisional...Toda civilización, sin duda, es mortal, pero también todas ellas son una prueba para los pueblos que las crearon, de su aptitud para crearlas y, sin duda, también para recrearlas. Y sea lo que sea, el Occidente no puede olvidar que ha aprendido a pensar con Avicena y Averroes, y que incluso la catedral de Puy, en plena Francia, no sería lo que ahora es sin la mezquita de Córdoba» (C. Cahen: El Islam I. Desde los orígenes hasta el comienzo del Imperio otomano, Siglo XXI, Madrid, 1995, págs. 2 y 323). Por todo esto, y mucho más, invitamos a los amables lectores de aquí y de allá a apreciar en su auténtica dimensión, el legado que el Islam dejó como patrimonio de la humanidad y aprender a valorar una cultura que fue la de muchos de nuestros antepasados y que, en alguna medida, sigue siendo la nuestra. Esta serie de documentos son para lectores con escasos conocimientos sobre el Islam y su civilización. Para aquellos que quieran leer más y mejor, los títulos sobran y algunos de ellos pueden encontrarse en la bibliografía que recomendamos. Esperamos que esto sirva al menos para que se lean otros. R. H. Shamsuddín Elía Profesor del Instituto Argentino de Cultura Islámica 4 Biblioteca Islámica «Fátimah Az-Zahra» www.islamelsalvador.com LA EXPANSIÓN DE LA CULTURA DEL ISLAM: DE LOS PIRINEOS A INDONESIA «El Islam es, dicho sin alifafes y sin ambages, con rotundidad, una de las grandes civilizaciones de la humanidad... Insistir en este punto no es sino recordar una realidad histórica incontrovertible, inmediata y plenamente demostrable» (El reto del Islam, pág. 123) Pedro Martínez Montávez, islamólogo español. La civilización del Islam afectó profundamente a los estados y pueblos con los que tenía fronteras comunes. A algunos les atrajeron los cinco pilares de la sabiduría religiosa del Islam, a otros su ventana que miraba al mundo perdido del pensamiento helénico, a otros más les atrajeron sus actitudes y costumbres, tan ricas y complejas como una alfombra persa para la oración. La influencia del Islam tomó muchas formas porque representaba muchas cosas: una religión, una cultura, un sistema político. Cada uno de sus vecinos absorbió lo que necesitaba o lo atraía. Según las condiciones de su geografía o su carácter nacional. El Islam influyó en Europa a través de tres zonas principales de colisión o contacto; una fue España, otra Sicilia y la tercera el Oriente Próximo, donde los Santos Lugares constituyeron por espacio de casi 200 años los objetivos de las Cruzadas. Hacia el este, convirtió a millones de tribeños de habla turca que vagaban entre el Cáucaso y la Gran Muralla de China, y a través de ellos acabó por afectar el destino de tierras tan distantes entre sí como la India y los Balcanes. En África, las caravanas de musulmanes se adentraron lo bastante en el continente negro para establecer una universidad musulmana en la ciudad de Timbuktú en el siglo XV. Mientras tanto, los musulmanes dedicados al comercio marítimo llevaron las costumbres islámicas a través del Océano Índico hasta Java y Malasia y aún las Filipinas. El hombre moderno, guiado por principios elevados, prefiere creer que la guerra nunca beneficia a sus víctimas, pero en realidad no siempre sucede así. La historia encierra muchos ejemplos de ejércitos invasores que enriquecieron la cultura de aquellos a quienes atacaron. Un ejemplo concreto es el de Alejandro el Grande, que introdujo el arte helénico a los escultores budistas cuando invadió el valle del Indo y, de este modo, puso los cimientos para que se creara toda una nueva escuela de arte indio. La escultura de Ghandara se considera hoy como una de las realizaciones artísticas más grandes de la India budista. El ejemplo de al-Ándalus De manera semejante, los ejércitos del Islam convirtieron una rápida incursión militar de auxilio a judíos y cristianos arrianos en España en una conquista cultural que transformó la historia de ese país. Al retirarse de España, luego de ocho siglos de brillante civilización (711-1492), el Islam dejó tras de sí un legado de asombrosos palacios y mezquitas, y ciertos modos de pensar que habrían de convertirse en posesiones definitivas del pueblo español. Para quienes no se mezclaron en las intrigas cortesanas ni en la contraofensiva católica, la vida en al- Ándalus —nombre que dio el Islam a su posesión peninsular— era sumamente agradable. En tanto Europa se debatía allende los Pirineos en el embrutecimiento del oscurantismo, los ciudadanos de Córdoba gozaban de instalaciones públicas de cañerías y calles iluminadas. El casi millón de habitantes de la ciudad rendía culto en 3000 mezquitas y celebraba todos los días de fiesta de los cristianos, de los judíos y del Islam combinados.
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