Algunos discos para maldecir Baladas del desencanto La música nos vuelve irracionales, ton­ tos, necios. No estamos descubriendo la pólvora aquí. Nos enamoramos de las bandas que hablan de nosotros —o que creemos que lo hacen— y com­ pramos todos sus discos, vamos a sus conciertos o pegamos el rostro a al­ guna pantalla viendo sus videos. Sin embargo, todas las relaciones afecti­ vas tienen un punto de quiebre. “¡Se vendieron!”, gritamos. “Jamás me gus­ taron”, respondemos ante preguntas inquisidoras. Negamos haber querido tanto a esa banda que nos decepcionó con una canción poco inspirada, un cambio de actitud inexplicable o, como en este caso, un mal disco. Este es un ejercicio de autoayuda de algunos miembros del taller de narrativa para sanar nuestros corazones rotos. Christina & Los subterráneos: darse a Nueva York, ya menos estridente, ya Que me parta un rayo (1991) / menos maquillada, ya menos superficial. El Mi pequeño animal (1994) pop rock naivey de manual de sus dos pri- meros discos, ilustrado muy bien en “Dile a Carlos Mejía Vergara papá”, tema reproducido infinitas veces en las radios locales, le dio paso, ya hace más Un cigarrillo en la boca, una cabellera intermi- de una década, a música intimista, contem- nable agitada por el viento, casacas de cuero, plativa y abierta a la experimentación. Esta amores de verano, algunas canciones para nueva aventura está respaldada por nuevos cantar al unísono mientras se reproducen en compinches tal vez más ilustrados (como al- la casetera y podríamos seguir agregando cli- gunos integrantes de Sonic Youth o Nacho chés juveniles. La adolescencia es divertida Vegas, con el que tiene un disco) que hacen hasta que te das cuenta de que tus amigos de Christina una cantautora más compleja dejan de fumar, se hacen cortes de pelo de que aquella chiquilla rebelde por la que, la- oficina o se divorcian. Tienes dos caminos: mentablemente, se le recuerda únicamente. ser un joven de espíritu, sin importarte ver- Pero, vamos, no es que sea malo ser compo- te ridículo en short; o aceptar con serenidad sitora de algunos himnos adolescentes que la adultez, recordando con nostalgia épocas siguen relativamente vigentes (¿cómo podría más despreocupadas. ser malo eso?); sin embargo, es justamente esta etapa la que oculta la profundidad de su El segundo sendero fue el que tomó Christina trabajo, no por su culpa, sino por la miopía Rosenvinge cuando decidió usar su nombre —sordera más bien— de programadores de completo, abandonar a la vieja pandilla y mu- radio, gran público y demás hierbas. UN VICIO ABSURDO 249 Un dato intrascendente: en su última visita de los dosmiles. A grandes rasgos, o te pare- a Lima, un conductor de televisión le insis- cías a Libido (a TK, en el peor de los casos) tió que tocara “Voy en un coche”, a lo que o tu forma de no pertenecer al sistema era Christina, visiblemente fastidiada, accedió hacer una banda de punk melódico —chi- para complacer a ese público que tomó el quipunk para los entendidos— y parecerte, primer camino de los dos expuestos aquí (no más bien, a 6 voltios. Turbopótamos tomó un son pocos, sino ver a Raúl Romero o el mexi- sendero un poco ambiguo, pues tocaban un cano Chabelo); meses más tarde, como por ska-punk con la suficiente vehemencia como un acto de cruel justicia cósmica, ese pre- para que cientos de púberes con parches y sentador terminó preso y Christina lanzó su pines en sus mochilas poguearan con ellos, álbum La joven Dolores, tal vez el mejor de pero sin perder la personalidad, tanto por sus su carrera. guiños al rockabilly y a bandas norteamerica- nas de escaso seguimiento en el Perú (como Pavement, Pixies o Weezer). No importaba Turbopótamos – 2012 (2010) que se presentaran veinte grupos más junto Carlos Mejía Vergara a ellos, nosotros, sus fanáticos, teníamos que estar en todos sus conciertos. Turbopótamos es como la chica diferente de tu secundaria. En diversos contextos, podría Su primer EP y su disco homónimo, conocido ser encarnada por la punky, la intelectual, la entre los fans como “el disco rojo”, lanzado que juega fútbol, la que hace capoeira, la que en el 2004, se convirtieron en clásicos ins- no se ruboriza con chistes rojos o la que tiene tantáneos. Incluso, su solo correcto No Love, sexo y lo dice sin vergüenza, no lo sé, pero del 2007, tuvo buena acogida, pero ya se em- cuando tienes quince años ese espécimen pezaba a divisar lo peor. En el 2010 apareció raro parece ser el único en todo el universo. su álbum 2012, un título que presagió lo que Entonces, te enamoras. Cuando abandonas pasó poco tiempo después: el fin de la ban- el microcosmos escolar, empiezas a ver otra, da. Era un disco mejor grabado, más bailable varias o muchas chicas parecidas a tu musa —entiéndase bailar por lo que hacen en algu- y su aura mística se empieza a difuminar, nos locales barranquinos—, más serio, más pero no por eso dejas de querer a la primera seguro, acaso lo suficientemente profesio- punky, bipolar o artista marcial. nal como para responder a la madurez de la banda, pero no al feeling o a cualquier razón Con Turbopótamos fue amor a primera vis- irracional que tenemos todos a quienes nos ta. Eran harina de otro costal para nuestra gusta el disco. Aquí cito a los Smiths: That escena, pues sonaban distinto a todo lo que joke isn’t funny anymore. Se pasó del “Oye había escuchado antes. Había pocos caminos ya bájate el calzón” de Fantasy, tema de su para ser una banda de rock peruano a inicios disco homónimo, a “Basta ya que va a esta- llar el amor” de Basta de este último trabajo. 250 septiembre 2012 Así es la madurez, la misma que me hace Cerati siempre fue un hombre de fuerzas creer que el disco rojo, objetivamente, no sea entrecruzadas, pero nunca contradictorias el disco grandioso que pensaba que era hace como en este disco que, tengo que aclarar, varios años; también es esta la que me hace no me parece malo. Sin embargo, yo todavía reconocer a bandas que hacían cosas pareci- sigo esperando el disco definitivo del hombre das mucho tiempo atrás, con lo que terminé que con Soda Stereo o en solitario me dio cuestionando la verdadera originalidad de mi tantas alegrías. Estoy segura de que ese dis- grupo favorito; la que me hizo ver que como co está girando en sus sueños. esa chica del colegio caminaban por la calle mil idénticas a ella. t.A.T.u.: Dangerous and moving (2005) / Waste management (2009) Noelia Benza Flores Gustavo Cerati: Fuerza natural (2010) Betty Soto Fernández All the things she said, all the things she said, running through my head… decía el coro de Nunca vi venir Fuerza natural, como tampo- la canción que ocupaba el N° 1 de la semana, co que probablemente sea la última graba- empatada con otra de Pedro Suárez Vértiz ción de Gustavo Cerati. Luego de tres años cuyo título ni melodía recuerdo, en la feneci- de su poco alentador último disco Ahí vamos, da Radio América, allá por enero del 2003. Sin esperaba nuevos —buenos— aires que me entender una sola palabra de lo que decían, insertaran otra vez a su afán experimental, inexplicablemente me enganchó de inmedia- a su forma casi arquitectónica de componer to. ¿Quién la canta? ¿Es una o dos chicas? No melodías. suena a Shakira, ni a Britney, ni a Cristina. ¿Cómo era que se llamaba la canción? No me equivoqué del todo. Fuerza natural es, en efecto, distinto; posee melodías fres- A la una de la tarde en punto me preparé cas y tiene un alma acústica, donde convive para el ver el único programa que había ex- el country, el folk y algún destello de pop. No trañado durante mi exilio sin TV, Viva el sá- obstante, también habitan guitarras estriden- bado. Pasaban los videos musicales de moda tes que se sienten como vecinos indeseables y a mí me encantaba. Entonces, me las volví dentro de la edificación que Gustavo quiso a encontrar. En las letritas de abajo salió el construir. El disco se siente incoherente. nombre del grupo: t.A.T.u.; efectivamente, “Magia” o “Cactus” pertenecen a un universo eran dos chicas, Yulia Volkova y Lena Katina, apacible, como fabricadas por un artesano, venían de Rusia y vestían uniformes esco- mientras que “Dejavú” o “Rapto” parecen sa- lares bajo la lluvia, detrás de unas rejas y, cadas de la inauguración del último “boliche” luego del estribillo, se besaban. Ahora todo de moda de Buenos Aires. tenía sentido. UN VICIO ABSURDO 251 El disco del que se desprendía este sencillo Die Toten Hossen: Auswärtsspiel (2002) se titulaba 200 km/h in the wrong lane, su Gianfranco Hereña primer álbum en inglés. No tardé en pedírselo a papá como regalo de cumpleaños y al tener Cortesía de Google, he podido ubicar la fecha el original entre mis manos se convirtió en exacta en que Die Toten Hossen pisó suelo mi posesión más preciada. Desde entonces peruano por primera y única vez. Fue en fe- seguí la carrera del que fue mi grupo favorito brero de 1997 y se presentaron en el concu- por una década. rrido Sargento Pimienta de Barranco. Con este precedente, esperaba que su se- Sin mayor promoción, austeros y tocando gundo disco fuera el soundtrack de la si- apenas un par de temas, los alemanes se guiente etapa de mi vida, a pesar de toda la fueron con más pena que gloria de nuestro polémica desatada por su homosexualidad de país.
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