bY$f ci c Álvaro Góngora, Alexandrine de IaTaille y Gonzalo Vial, JuimeEyzaguim en su tiempo, Zig-ZagkJniversidad Finis Terrae, Santiago de Chile, 2002, 269 páginas. ISBN: 956-12-1483-0. Hace treinta y cinco años (1 7 de septiembre de 1968) que Jaime Eyzaguirre falle- cía víctima de un fatídico accidente automovilístico, que le segó la vida cuando apenas había cumplido los sesenta años de edad. Por aquel tiempo, Jaime Eyzaguirre se encontraba, sin lugar a dudas, en el punto más alto de su actividad profesional y cultural, dejando inacabados múltiples proyectos editoriales, entre ellos su Historia de Chile, cuyo segundo tomo, ordenado por un grupo de histo- riadores, apareció publicado años después de su muerte. Ahora, nos llega la que constituye la primera obra unitaria que intenta aproximamos a la vida, a la obra y al pensamiento de este gran hispano Tueno hispanista, como él mismo gustaba puntualizar- que renovó la histonopila chilena, de este ferviente católico a quien la muerte le evitó asistir a los innumerables cambios de la Iglesia católica tras la celebración del Concilio Vaticano 11, de un hombre cuya vida estuvo marcada por la honestidad a sus principios y el servicio a los demás, tanto en su papel de educador como a través de las obras de caridad que como católico realizaba. Lamentablemente,el resultado de la lectura del libro es un tanto decepcionan- te. Particularmente se cree que el mismo no hace justicia a la figura de ese maestro con el que se formaron varias generaciones de historiadores chilenos, entre los que precisamente se encuentra uno de los autores, Gonzalo vial Correa, quien junto a Javier González, Femando Silva, Armando de Ramón, Horacio Aránguiz, Patricio Estellé, Ricardo Krebs ... han configurado una pléyade de his- RESENAS 195 toriadores con los que se han educado las modemas generaciones de chilenos. Claro está que entre los herederos intelectuales de Eyzaguirre también se encuen- tran otros mncbos que aunque sea de forma indirecta, como el caso de Bemardino Bravo Lira (quien se lamenta de no poder formar parte de sus discípulos directos, pero que confiesa -por otra parte- haberse introducido en sus clases para poder escucharle, e incluso haber recibido algunos consejos de aquel) han sabido reco- nocer en su figura a un auténtico maestro. Tal vez sea el primer capitulo (“Familia, Infancia, Adolescencia”) el que me- rezca una especial atención por acercamos a diversos aspectos un tanto descono- cidos de Jaime Eyzaguirre. Y ello no tanto por el breve y escueto árbol genealógico que se hace del personaje (el cual, como es sabido, desciende de un vizcaíno llegado a Chile en el siglo XVIii, (Domingo de Eyzaguirre y Escutusolo, que ocupó el cargo de Ensayador de la recién creada Casa de Moneda, y cuyo hijo, Agustin Eyzaguirre y Arechavala, llegaría a ocupar la presidencia de la Republica entre 1826 y 1827, aunque fuera de forma interina) sino más bien por describir- nos el ambiente familiar en el que se desenvolvió, por acercamos al ambiente escolar en el que se educó, o por mostramos el despertar de una personalidad sobria y austera, a la vez que inquieta y sorprendente. No obstante, a pesar de lo apuntado anteriormente, se echan en falta algunas referencias que podrian ser de interés; por ejemplo, cuando se habla de su paso por el Liceo Alemán apenas encontramos referencias de sus compañeros de colegio (y solo se menciona, y de pasada, a Roberto Barahona); no deja de ser curioso que Ignacio Palma Vicuña, uno de los líderes políticos del movimiento social cristiano chileno, dos años más joven que Eyzaguirre, también estudiara en el citado centro educacional. ¿Existe alguna relación en esta circunstancia o es una simple casualidad?, es una pregun- ta que por lo menos se podrían haber planteado los autores. Por su parte, el segundo capítulo (“Formación de una personalidad. 1925- 1945”) resulta irregular, inconsistente y lleno de imprecisiones. Las primeras pá- ginas de este capítulo las emplean los autores para describir la situación política en el mundo. Son unas páginas que pdectamente se podrían haber omitido, o haber diluido en otras partes del texto; no obstante, sorprenden algunas referen- cias un tanto equivocas de los autores, por ejemplo, cuando estos equiparan los gobiernos de Engelbert Dolfuss y de Antonio Oliveira de Salazar (ambos de clara tendencia democristiana) con los regímenes totalitarios de Mussolini o Hitler (pág. 50), aunque este símil no plantea tanta sorpresa como, cuando unas líneas más abajo, se nos habla de la persecución de .los católicos durante la Guerra Civil española, sobre todo en la Zona Republicana, pero también en la “franquista”, especialmente cuando estos eran separatistas vascos (págs. 51). Pues bien, ni Dolfuss era Hitler -más bien al contrario, pues Dolfuss fue una victima más del nazismo- ni en la Guerra Civil española se persiguió en el mal llamado bando franquista a los vascos por el simple hecho de ser católicos; cosa que sí sucedía en I96 RESEÑAS el bando republicano, como se trata de describir más adelante (pág. 102) cuandi los propios autores hablan de los más de 11.O00 sacerdotes y religiosos asesina dos por ese bando (aunque los Últimos estudios sobre el tema cifien esta masacr, en algo más de siete mil).’ Tras cerca de cincuenta páginas, de las que solo merecen la pena salvarse las dedicadas al jesuita Fernando Vives, los autores pasan a mostrar los “ismos “ de su tiempo en Eyzaguirre (págs. 93-122). A lo largo de ese epígrafe nos encontra- mos con varias cosas a tratar, que fundamentalmente, e independientemente del contenido, podrían resumirse en una: los diversos apartados no muestran la vi- sión de Eyzaguirre sobre el marxismo, el fascismo, el corporativismo, el social- cristianismo... sino que, más bien, muestran la visión de la revista Estudios de la cual, por cierto, salvo el dato de su existencia no se ha hecho ninguna referencia hasta ese momento, siendo las páginas del tercer capitulo en las que encontrare- mos una breve reseña sobre ella (págs.184-189). Es cierto que Jaime Eyzaguirre fue el director de Estudios por un período cercano a los veinticinco años, pero también es cierto que las opiniones que se recogen no son todas de Eyzaguirre, y que por lo tanto no tienen por qué identificarse necesariamente con el pensamien- to del autor. En cuanto a los temas tratados, estos son bastante deficientes, así, por ejem- plo, cuando se habla del corporativismo, se niega el hecho de que los miembros de la Falange Nacional no adscribieran con todas sus consecuencias el ideal cor- porativo, lo cual constituye, si no un error, si una verdad a medias; baste recordar los escritos de Alejandro Silva Bascuñan, que coincidiendo con aquellos otros de Mario Gongora, ensalzaban el Poriugal salazafista y su Constitución de 1933.Y ello por no acudir a sus proclamas, como aquella que decía: “AI Estado democrá- tico-liberal, inorgánico, debe suceder un Estado organizado, jerárquico, que no sea una suma de individualidades aisladas, sino que considere en su estructura a los grupos sociales como la familia, la corporación y la región” (Lircay, N.30, 22 de agosto de 1936, pág. 2); claro está que la posterior adhesión a la democracia liberal, o su evolución a postulados pseudo-marxistas, es otra cuestión aparte. En el presente capítulo existen alusiones al antisemitismo. Se dice que este caló hondo en ciertos intelectuales católicos, como el italiano Giovanni Papini o el argentino Hugo Wast, achacando esta postura a las influencias de Charles Maurras y su Action Franpise, pero a continuación se argumenta, de forma acer- tada, que pese a las posibles influencias foráneas en la revista Estudios, el antise- mitismo nunca formó parte de su discurso. Pero este punto nos deja un mal sabor de boca, primero por la escasez de argumentos tratados, y después por trasmitir 1 Equivacos cmneste, sobre todo en relacián a la histona reciente de España son reiterados, como aquel nún que habla de las gestiones de la familia Ridmejo (oriunda de Snria) para salvar la vida de Fedaieo Garcia Lorca, fusilado en la ciudad de Granada al inicio de la Guerra Civil española @ág. 103). cualquier libro que hable del tema les habna infomado qw emgestiones fueron realizadas por la familia granadina de Luis Rosales. RESEÑAS 197 al lector la idea que Eyzaguirre pudiera estar mediatizado por el pasado hebraico de parte de sus ascendentes. Por el contrario, se !rata de exculpar las alusiones antisemitas de otros sectores social cristianos, especialmente los realizados desde los sectores que configwarian la Falange Nacional; se alude a una desafortunada frase de Eduardo Frei al respecto, considerando este tipo de expresiones como algo aislado y propio del momento (pág.99), pero se olvidan que no solo fue Frei quien realizaba expresiones de este tipo, entre los fundadores de la Falange chile- na también se pueden encontrar otros prohombres, como el caso de Ricardo Boizard, que realizaron comentarios similares; véase, si no, las palabras de este último durante la celebración de la Convención de la Juventud Conservadora de 1935: “Ni Moscú, ni Nueva York. Ni revolución materialista, ni estagnamiento judío. Tomemos la revancha contra el viejo siglo liberal y contra la pedantería demagógica”. El capítulo tercero (“Madurez y apogeo de Jaime Eyzaguirre. 1945-1965”) es el de mayor extensión, pero no por ello el de mayor calidad. Tras su lectura, los autores vienen nuevamente a desilusionarnos, aunque es de justicia reconocer que resultan interesantes las descripciones familiares que se realizan, el relato que hace referencia al encuentro con la que seria su futura mujer, Adriana Philippi Izquierdo, las alusiones a su cuñado (Julio Phillip¡) y colaborador en innumera- bles proyectos, o la imagen que se transmite sobre la relación existente entre padre e hijos.
Details
-
File Typepdf
-
Upload Time-
-
Content LanguagesEnglish
-
Upload UserAnonymous/Not logged-in
-
File Pages6 Page
-
File Size-