APARECIDA 2007 Luces Para Ame´Rica Latina

APARECIDA 2007 Luces Para Ame´Rica Latina

PONTIFICIA COMMISSIO PRO AMERICA LATINA APARECIDA 2007 Luces para Ame´rica Latina 50 an˜os 21 de abril de 1958 – 21 de abril de 2008 Ciudad del Vaticano LIBRERIA EDITRICE VATICANA 2008 Ñ Copyright 2008 – Libreria Editrice Vaticana 00120 Citta` del Vaticano – Tel. 06.698.85003 - Fax 06.698.84716 ISBN-978-88-209-8052-8 www.libreriaeditricevaticana.com Introduccio´n: Lı´neas maestras de Aparecida S.E.R. Cardenal GIOVANNI BATTISTA RE Prefecto de la Congregacio´n para los Obispos Presidente de la Pontificia Comisio´n para Ame´rica Latina INTRODUCCIO´ N: LI´NEAS MAESTRAS DE APARECIDA Hacer memoria de Aparecida es recordar un momento intenso de gracia y una fuerte experiencia de Iglesia marcada por el empen˜o de encontrar en Cristo la luz y la fuerza para ser capaces de dar la justa respuesta a los desafı´os de nuestro tiempo en Ame´rica Latina. La V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, celebrada en el corazo´n de Brasil, en el Santuario mariano de Aparecida, fue un evento importante en el cual todos los participantes trabajaron con gran espı´- ritu de comunio´n y de colaboracio´n, deseosos de ayudar a los hermanos latinoamericanos y cariben˜os areforzarlapropiafe y avivirlacon profundidad y gozo. Creo que se puede afirmar que el u´nico criterio que guio´ los trabajos de la Conferenciafue el amoraCristo, alaIglesiay alapoblacio ´n del continente. Todo se desarrollo´ en armonı´a y cordialidad y fue tambie´n unabella experienciade oracio ´n. Cada dı´atenı´amos la celebracio´n de laEucaristı ´aen el Santuario al inicio de la man˜ana, unida al rezo de laudes; recitacio´n del "Angelus" en comu´n amediodı´a, y de las vı´speras al caer la tarde, con frecuencia seguida por la adoracio´n comunitaria al Santı´simo Sacramento. Fue determinante la presencia del Santo Padre, al que todos se sentı´an unidos. Su Discurso Inaugural fue acogido con fervor y entusiasmo y consti- tuyo´ un punto de referencia constante a lo largo de la V Conferencia. Dicho discurso sirvio´ no solo de orientacio´n fundamental para profundizar sobre la misio´n de la Iglesia en los nuevos escenarios latinoamericanos y mundiales, sino que tambie´n sirvio´ de guı´a para algunos nu´cleos tema´ticos importantes y de actualidad. El amor al Vicario de Cristo sigue siendo una de las caracter´ıs- ticas del pueblo y de los pastores del Continente de la esperanza. Con estapublicacio ´n laPontificiaComisio ´n para Ame´ricaLatinaquiere ofrecer unos aportes para la reflexio´n sobre algunos de los temas centrales que encontramos en el documento conclusivo de Aparecida y, al mismo tiempo, poner el acento en aquellas lı´neas maestras que salieron a flote en la Vª Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe: la fe en Dios, el encuentro con Jesucristo —Camino, Verdad y Vida—, la Palabra divina, la Eucaristı´a, la formacio´n para el discipulado y la misio´n. 5 1. Robustecer la fe en Dios Si el objetivo primordial de la V Conferencia de Aparecida fue « robustecer la fe del pueblo de Dios »1, hemos de preguntarnos: ¿que´ es lafe? ¿Que´ nos dalafe? ¿Co´mo lavive hoy el pueblo de Ame´rica Latina y del Caribe? ¿Hacia do´nde hemos de orientar la fe del pueblo de Dios? 1.1 Que´ es la fe: la fe cristiana es un don que viene de lo alto, el don ma´s grande que podamos recibir, pues nos abre a la vida de gracia y al conoci- miento de Cristo, el Sen˜or de la vida. Don que los pueblos americanos reci- bieron al inicio de la evangelizacio´n, que acogieron con gozo —superados los primeros traumas de la conquista— y que, como dice Puebla, ha marcado su identidad cultural y ha producido los admirables frutos de una nueva sociedad2. La cultura de esta nueva sociedad latinoamericana esta´ plasmada en una pro- funda religiosidad que permea la vida de los pueblos latinoamericanos y quese expresa en sabias tradiciones familiares, en instituciones, en un estilo y modo de ser rico en humanismo y valores familiares y cı´vicos. Esta fe del pueblo es amor a Cristo, amor a la Santı´simaVirgen de Guadalupe, de Aparecida o de otras advocaciones marianas; tambie´n se tradu- ce en amor al Papa y en acogida cordial de su persona, ası´ como en respeto y obediencia a sus pastores. Fe que impregna de sentido y de sabidurı´atodos los momentos de la existencia del creyente, de su vida familiar y social, y le da fuerza para afrontar las dificultades de la vida. Es una fe que se vive con sencillez, pero que nutre, como savia al a´rbol, todalaexistenciadel creyente. Como dijo el Papa en su Discurso inaugural: « Los pueblos latinoamericanos y cariben˜os tienen derecho a una vida plena, propia de los hijos de Dios, con unas condiciones ma´s humanas ... Estos pueblos anhelan, sobre todo, la plenitud de vida que Cristo nos ha traı´do: “Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia” (Jn 10,10). Con esta vida divina se desarrolla tambie´n en plenitud la existencia humana, en su dimensio´n personal, familiar, social y cultural »3. 1.2 Que´ nos da la fe: lafe en Dios nos dano solo lavidaeterna,como se dice en el rito del bautismo, sino tambie´n el sentido de la vida terrena, la fuerza para afrontar las dificultades de la condicio´n humana, la esperanza cierta mientras nos encaminamos hacia el umbral de la eternidad. Lafe nos dael tesoro de larevelacio ´n y nos permite conocer el designio salvı´fico de Dios por medio de su Hijo Jesucristo. En Ame´ricaLatinalos 1 Discurso inauguraI,3. 2 Puebla, 445; cf. Aparecida, 264. 3 Discurso inauguraI,4. 6 obispos ven lafe « como acontecimiento fundante (de su identidad histo´rica) y como encuentro vivificante con Cristo. E´ l se manifiesta como novedad de vida y de misio´nen todas las dimensiones de la existencia personal y social »4. Antropo´logos, teo´logos y pastores admiran la fe del pueblo latinoameri- cano traducida a las mil formas de religiosidad popular que forman el entra- mado del rico manto de su cultura y que ha sido la correa de transmisio´n de su fe cato´lica en medio de las vicisitudes de la historia a lo largo de cinco siglos. 1.3 Co´mo se vive la fe hoy en Ame´rica Latina: aunque la fe cristiana es todavı´ael alma de los pueblos latinoamericanos y la impronta profunda grabada en su cultura, sin embargo, en las u´ltimas de´cadas se ha venido debilitando mucho. El Documento de Aparecida sen˜ala que la religiosidad tradicional y la cultura cristiana se van erosionando. Con una elocuente fenomenologı´ael Documento muestra que la globalizacio´n esta´ afectando el sentido religioso y e´tico de nuestros hermanos que buscan infatigables el rostro de Dios, interpelados por lenguajes ajenos y opacos de tipo te´cnico, econo´mico, polı´tico o cientı´fico; adema´s, laculturadel consumo esta ´ volviendo insignificante el sentido de la trascendencia y de la fe en Dios. De allı´ surge unaprofundacrisis de sentido. A esto hay que an˜adir la labor devastadora de otras confesiones cristianas o de sectas pseudo religiosas. Todo ello debilita la fe cristiana del pueblo con una suerte de neopaganismo tranquilo y sin sobresalto5. 1.4 Hacia do´nde ha de tender la fe cristiana y cua´l ha de ser su meta: el debilita- miento de lafe de muchos en Ame´rica Latina y el Caribe se debe al descono- cimiento de la misma fe, a la separacio´n entre lafe y lavidareal,alafascina- cio´n de la sociedad moderna de consumo y placer, al relativismo secularista. Los educadores en la fe han de fijarse hoy unas metas claras: conocer mejor la fe, vivirla e irradiarla. Han de procurar que el cristiano de Ame´ricaLatina conozca mejor su fe.Es necesario intensificar una catequesis meto´dica, adaptada a edades, estados o categorı´as. De aquı´ tambie´n la necesidad de un conocimiento cercano y vi- vencial de la Palabra de Dios y la urgencia de ayudar al creyente para que tambie´n la experimente de manera personal en la oracio´n, laliturgia,los retiros y en sus compromisos de accio´n aposto´lica y de solidaridad. Han de ayudarle a vivir la fe coherentemente, haciendo que sea fermento de su vida personal, familiar, profesional; que tome conciencia de que la fe es luz no para ocultarla bajo la mesa, sino para ponerla en lo alto del candelero para que ilumine a quienes caminan de noche. 4 Aparecida, 13. 5 Cf. Aparecida, 34-40 passim. 7 Aquı´ se requiere el contagio de la alegrı´apor el grandon de lafe, que lleva a irradiarla en torno nuestro. Para ello hay que comprometer a cada cristiano en acciones aposto´licas y en el testimonio de la propia vida, para que haga de la fe el motor de su existencia. Han de ensen˜ar a cada creyente a irradiar su fe en Cristo en todos los a´mbitos de la sociedad: en los modernos areo´pagos del pensamiento y de la cultura, del arte y la literatura, de la polı´tica y la finanza, de la universidad y la investigacio´n cientı´fica. En una palabra, cada creyente debe sentirse responsable de impreg- nar con la propia fe el mundo en que vive. 2. Promover el encuentro con Cristo, Camino, Verdad y Vida (Jn 14,6). La fe del cristiano latinoamericano es fe no en un Dios abstracto, sino en el Dios Padre de Nuestro Sen˜or Jesucristo, en quien nos hapermitido ver su rostro.

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