Descalificación Presidencial.Pdf

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J. RICARDO BARRERA Descalificación Presidencial EL CONGRESO DE 1932 ♦ QUITO, ECUADOR Talleres Gráficos “Minerva” 19 5 0 3 yt(8é¿) r-i ¿ -/ • 1 P ' J. RICARDO BARRERA V' 3 DE<<ALIF8<ACBQN PRESIDENCIAL El Congreso de 1932 ^ 0 1 6^<f 7 * QUITO, ECUADOR Talleres Gráficos “Minerva’^ SR. DN. NEFTALI BONIFAZ ASCASUBI ■DEDICATORIA: Este modesto esfuerzo de desagravio, reparación y justicia, lo dedico, respetuosamente, a todos los ecuatorianos a quienes les acompañé en esta campaña: a los eminentes jurisconsul­ tos que dictaminaron sobre la C UE STIO N L E G A L ; a los HH. Legisladores de la patriótica MINORIA; al diario “LA PREN­ SA” de Guayaquil y otros órganos de publicidad de la Repú­ blica, por su brillante y lucida actuación en aquellos días; a los distinguidos escritores y periodistas que combatieron la CONSIGNA; a la ilustrada prensa que permaneció en campo neutral; a los Comités bonifacistas del país; a los poderosos núcleos de La Compactación Obrera; a los nobles y valero­ sos soldados de los C U A TR O D IA S ; a los sacrificados por la PR O TE R V IA y, muy sentidamente, a los deudos de las vícti­ mas que derramaron su sangre-en defensa de la LEY. x, por último, a todos ».ís compatriotas que quisieren orga­ nizar una santa cruzada por la segunda EMANCIPACION RE­ PU B LIC A N A , con el objeto de acabar con la farsa demo­ crática de más de una centuria y, por lo tanto, con esta espe­ cie de M O N A R Q U IA ; donde, por dinero, apellidos y combina­ ciones, con honrosas salvedades, se ha impuesto la sucesión presidencial HEREDITARIA, engañando y usurpando lo VO­ LUNTAD Y LOS DERECHOS del Pueblo Soberano. EL A UTO R \ DERECHOS RESERVADOS DEL AUTOR PROLOGO Los fragmentos de Historia de este libro comienzan en un hecho vergonzoso para la Patria, como fue la dic­ tadura de Larrea Alba; y terminan en otro no menos ini­ cuo, cuyas tristes y dolorosas consecuencias está pagando aún el país: la descalificación del Presidente Electo, señor don Neptalí Bonifaz Ascásubi. Hechos, por cierto, conoci­ dos y discutidos suficientemente; pero faltan datos para su verificación histórica, a fin de que el tiempo no los desfi­ gure o pierda del todo. Todos o casi todos ellos constan en el periódico “ El Diario de la Tarde” de 1932. En la Biblioteca Municipal de Quito, por ejemplo, no hay ejemplares de ese diario, como lo he comprobado per­ sonalmente. Y por haber sido yo su Director, por los moti­ vos que se verán en el curso de este libro, he guardado los documentos que sirven para la historia. Aquí no se defiende actos de ningún caudillo, pro­ pensos a la adulación, al desvío y a la mentira. En la per­ sona del señor Bonifaz, se sostiene a la Ley solamente. La nacionalidad ecuatoriana del Presidente Electo co­ rresponde a una cosa juzgada; así, también, su descalifi­ cación. Falta, pues, sólo el análisis del concepto y del he­ cho para allanar los senderos de la justicia. Tenemos de un lado a la mayoría de los ecuatorianos que triunfó en las elecciones libres de octubre de 193^ y de otro a la minoría que perdió. Consumada la función del sufragio, no había sino que cumplirla en derecho; pero, se la burló y conculcó. Entre ochenticuatro votantes, treintiocho estuvieron en el Congreso por la calificación y cuarentiseis por la des­ calificación, lo cual indica que ni siquiera hubo en el acto 4 J. RICARDO BARRERA mayoría absoluta que lo acredite y prestigie. Los treiníio- cho legisladores votaron patrióticamente; no así los cua- rentiseis, de entre los que muy pocas se salvaron de la CONSIGNA. Sí: hubo consigna para destruir el orden cons­ titucional y para adueñarse del Poder. Los argumentos de la mayoría y los estridentes elo­ gios de sus patrocinadores, no eran propiamente voces del patriotismo, sino confabulación para destruir el orden constitucional. Proscribir a la VERDAD con pretextos de tranquilidad pública y de PAZ y otras sutilezas de la laya, tendían únicamente a que no se arriara lo de la D IG NI­ DAD NACIONAL del Presupuesto del Estado. La corruptela política no abandona a los ecuatorianos desde la fundación de la República. El señor Eonifaz vi­ no a rectificar el pasado y a convertirnos en súbditos de! trabajo y de la honradez; pero tuvimos miedo y lo des­ truimos. La opinión pública y la mayoría de la prensa del país clama por un cambio definitivo de rumbos y han sugeri­ do arbitrios hacia la racionalidad y el buen juicio; mas, todo se descompone por la ambición politiquera. Impues­ tos por el triunfo de la vulgaridad, a la que no pueden oponerse ni el buen sentido ni la razón, pero ni siquiera la dolorosa experiencia, el país agrava su ruina, de tum­ bo en tumbo, siempre con marcha hacia atrás. Un ilustrado escritor ecuatoriano, para no citar sino un ejemplo de entre millares, dijo recientemente, en las columnas de “ El Día” , del 17 de junio del presente año: “ No cabe duda que estamos descendiendo de los pla­ nos elevados a los muy bajos de lo inmoral. La responsa­ bilidad ya no es sino una palabra sin sentido. El honor y la honra, son casi sinónimos de tonterías. El “vivo” es el que impera, es decir, el audaz, el logrero, el que hace de todo bolsa y pitanza” . (Tupac Amaru). DESCALIFICACION PRESIDENCIAL 5 Este valioso juicio y lo que hemos visto desde la des­ calificación del Presidente Electo, señor Bonifaz, en esta época del 32 para acá, han de servir, sin duda, de justifi­ cación a este libro y esto le basta a su autor. Situado el problema político de la descalificación en el campo moral, su difusión no tiene interés sino para la historia, es decir, para la posteridad, a fin de que las ge­ neraciones venideras aprendan a prevenirse contra los golpes de la asechanza y contra los malos hijos de la Pa­ tria, cuya importancia la fincan en dictaduras y cuarte­ lazos incubadores del mal. Heroicos tiempos aquellos en que se aplastaban dic­ taduras y tiranías a costa del sacrificio individual y co­ lectivo; y nada más elocuente que escucharle a Montal- vo, cuando el asesinato de García Moreno: “ Mi pluma lo mató” ! Felices aquellos tiempos en que la virilidad se en­ frentaba contra el patíbulo sólo por la prosaica rebeldía en defensa de la razón y el derecho oprimidos. Y no a los que llegamos en el año 1932, descendiendo siempre, en que miramos impávidos la ruptura de la Constitución de la República, para remendarla luégo en sucesión desver­ gonzada. A los documentos que fueron conocidos en su opor­ tunidad, es grato a la conciencia incluir aquí la opinión de esclarecidos conciudadanos que han condenado el ac­ to inicuo del Congreso de 1932. Y, en efecto, aparece en “Horizontes”, libro valioso del ameritado escritor señor don Francisco Guarderas, impreso en Quito en 1949, una hermosa carta del señor don Gonzalo Zaldumbide, fecha­ da en Río de Janeiro, el 2 de abril de 1946, que, entre otras cosas, dice: “Tú sabes que por Neptalí tenía yo, y tengo, afecto y aprecio antiguos. Si no lo traté en la época de su “des­ preocupada juventud”, muy anterior a la mía, intimé 6 J. RICARDO BARRERA bastante con él en Europa en la época de su desocupada madurez. “ A la verdad, fue incomprensible el sarampión de po­ pularidad que despertó Bonifaz. Pero fué más incompren­ sible aún su rechazo. Pues hasta el pecado original que se le imputaba, ya fue lavado por el mismo hecho de no haberlo tenido en cuenta: qué nacionalización mayor ni mejor que el sufragio que lo consagró! Fue un pretex­ to de los que fingían ser más papistas que el papa! Y cómo me dolió esa historia de los cuatro días” ! ... Opinión eminente por quien la emite. Aquí sorprendió tanto la declaración de un caballe­ ro: “ Mi despreocupada juventud” , que sirvió de incentivo a sus enemigos. Dos Ministros de Estado del Gobierno del dcctor Baquerizo Moreno se rebelaron públicamente contra el Presidente Electo y en forma privada suminis­ traban aún fondos para combatirlo por medio de innú­ meras hojas de trasunto canallesco: eran pasquines! “ El Diario de la Tarde” los dominó eficientemente. De no haber mediado la prevención del gobieno provisional, de al gunos legisladores que se sumaron a última hora para formar mayoría y la de ciertos müitares, la historia ha­ bría seguido por otros cauces. “ Mi despreocupada juventud” ! También habla de ella el señor Gonzalo Zaldumbide, cuando dice: “ su des­ preocupada juventud, muy anterior a la mía” .. Y en este li­ bro vamos a ver, a modo de enseñanza, la juventud de nuestro primer mandatario ecuatoriano, don Vicente Ro- cafuerte. Durante los sucesos que confinan con nuestra sepa­ ración de la Gran Colombia, Rocafuerte prestaba sus ser­ vicios en México, como si hubiese sido mexicano: fue Se­ cretario de la Legación de México ante la Gran Bretaña, piimeio, y luego su Encargado de Negocios hasta 1829, DESCALIFICACION PRESIDENCIAL 7 por vacancia de su Ministro Plenipotenciario General Michelena. Hecho que, por sí solo, demuestra que Roca- fuerte “ se despreocupó” de su Patria por servir a otra, a la distante México, en circunstancias tan graves para nos­ otros, cuando su presencia aquí era útil, indispensable, nó ya en los albores de la República como señor y amo; sino antes, como luchador y organizador. Así, pues, su sa­ biduría y sus grandes prestigios personales habrían he­ cho del Ecuador un país sin pecado original, cual lo tiene el Perú con el ecuatoriano General La Mar.

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