SJ:<:(;Ul\'OA ÉPOCA. TOMO 1\', 119 l)JCCIONARIO DE 1 MITOLOGIA.NAHOA. POI~ EL LIC. CECILIO A. ROBELO. I (CONTINÚA.) Según la teogonía de Fr. Bernar­ Por obscuro que sea este mito, nos dino y Zumárraga, después del dilu­ da á conocer que los nahoas consi­ vio ó ,.J.tonatiuh, el cielo cayó sobre deraban á la Vía láctea como una la tierra, y Jos cuatro dioses Tesca- gt·an nebulosa, el primero de los se­ 1/ipow el ro jo, Tc.zcatltpoca el mo­ res celestiales. También nos da á reno, Qttctzalcoatl y Omiteotl, que conocer que el dios Mixcoatl es el habían sido creados por Tonacate­ mismo Te.scatlt'poca el rojo, aunque ottli, abrieron cuatro caminos por con otras funciones y atribuciones debajo de la tierra para salir á la que .:asi le dan una individualidad superficie superior; crearon cuatro distinta. hombres; Tc.scattzpoca el rojo se Los mexicanos hacen descender convirtió en el árbol tezcacuahuitl ~\ lfltacmixcoatl ó Mixcoatl, del de­ y Que!salcoatl en el árbol quet!?Jal­ Jo, lo colocan en el Cht'como.stoc, lo lmc~rotl; y con Jos árboles, hombres convierten en un anciano, le dan y dioses reunidos alzaron el cielo, dos mujeres, Ilancttez'tl y Chimal­ poniéndolo como ahora está. To1ta­ nza, y del primer consorcio nacen catccutli, por esta acción, hizo á sus Jostroncosóprogenitores de las na­ hijos señores del cielo y de las es­ ciones, Xelhua, Tenoch, Olmecatl, tl·eJlas. El camino por el que Te.!?J­ Xicalancatl, Mixtecatl y Otomitl; y mtlipoca y Quet.zalcoatl pasaron del concúbito con Chimalma nace por la esfera es la «Vía láctea,• Iz­ Qttet.zalcoatl. tacmixcoatl, y allí tienen su asien­ Como antes hemos dicho, es muy to. Dos años después Tezcatlipoca, obscuro este mito por las contradic­ que mudó su nombre por el de Mix­ ciones y anacronismos que entraña; coatl, «Culebra de nube,» en memo­ pero algo se vislumbra de que los ria ele aquel suceso, sacó el fuego nahoas tal vez llegaron á conside· por medio de dos palos. rar á la Vía láctea como la genera- 1:&0 ANALES PEL ~IVSEV .'1'.-\ClON.\L. dora del si.stema planetario sola•·, todo con el objeto de que los tul anos y por eso la hacen la madre de la presdmlienm üe Qud-::altoa/1, t'l de humanidad. que éste los abandonase. !En d flr· Iztaccuixtli. (ts·tac,hlanco; cuh·- tkulo TITLAC:\HC.\:\ !rrtlrtn'IIWS t'X· tli, ..... .(¿):«Blanco . (?)»En tcttsamen/c dr: tsla ptrstrucúíu, qzu· la lucha que se entabló cnt•e Te.5ca­ simbolis:a /u lucha dt' dÓs rl'lt/.;io· tltpoca y Quetzalcoatl para arrojar nes .. : Entre los r'mlms!es cuenta Sa· aquél á éste de TuJa, persiguió con hagún que andaba volando una ave el nombre de Titlacahuan ú los tu­ blanca que se llama lz·tucmíxlli, lanos haciéndolos perecer en gran pasaua con una saeta, lo cual infun­ número, valiéndose de diversos me­ día ít Jos tulanos g-ran espanto. dios que Sahag·ún llama embustes: J Juegos. Los mexicanos tenían de IXETO, en la fiesta titular del san· juegos públicos para ciertas solem­ to patrón de su pueblo. nidades religiosas, y privados para Ill. VoLADOims.- Este juego era recreo doméstico. Sólo nos ocupare­ menos útil que los anteriores, pe1·o mos aquí de los primeros. mucho más célebn~. Se hacía en al­ I. CARRERA.s. -En algunas fiestas gunas grandes fiestas y particular­ terminaban las ce¡·emonias con ca­ mente en las seculares, esto es, en rreras, en las que se disputaban los las que se celebraban al fin de cadn corredores la llegada á la meta pa­ ciclo de 52 años. ra hacerse propicios á los dioses. Huscaban en los bosques un (u-bol En f'l ejercicio de la carrera empe­ altísimo--dice Cla djero-fuerte y zaban á adiestrarse desde niños. derecho, y después de haberle qui­ n. SrMUU\CIWS.--En el segundo tado las ramas y la corteza, lo lle­ mes había juegos militares, en que vaban ú la ciudad, y lo fijaban en­ las tropas representaban al pueblo medio de una gran plaza. En la ex· una batalla campal. Estos recreos tremidad superior metían un gran religiosos eran útiles al Estado, por­ cilindro, del cual pendían cuatro que además del inocente placer que cuerdas fuertes, que servían para r !'. daban á los espectadores, ofrecían sostener un bastidor cuadrado, tam· á los defensores de la patria medios bién de madera. En el intervalo en· oportunos para agilitarsc y acos· tre el cilindro y el bastidor, ataban tumbrarse á los peligros que les otras cuatro cuerda:>, y les daban aguardaban. Después de la Con­ tantas vueltas alrededor del árbol, quista los españoles substituyeron cuantas debían dar los voladores. estos simulacros con otros en que Estas cuerdas se enfilaban por cua­ representaban las guerras entre tro agujeros hechos en el medio de Moros y Cristianos, y todavía hoy, los cuatro pedazos de que constaba después de tres siglos, hacen los el bastidor. Los cuatro principales indios esas guerras, con el nombre voladores, ,-estidos de rtguilas ó de SEGUNDA ÉPOCA. TOMO IV. 121 otra clase de pújaros, subían con de cuatro períodos de trece años extraord ínaria ag·ilidad al úrbol por cada uno. una ct.H.:nla que lo roL1caba hasta el Todavía se usa esta diversión, bastidor. De éste subían uno á uno pero sin atención al número de hasta el cilindro, y después de ha- vueltas, y sin arreglarse á la for­ ber bailado un po'co, divirtiendo á ma antigua, pues el bastidor suele la muchedumbre de espectadores, tener seis ú ocho ángulos, según se ataban con la extremidad de las el número de los voladores. En al· cuenlas enfiladas en el bastidor, y gunos pueblos ponen ciertos res­ arrojándose con ímpetu, empeza­ guardos en el bastidor para evitar ban su vuelo con las alas .:;..vc.:;H.u•• las desgracias que han ocurrido con das. El impulso de sus cuerpos po­ fl·ecuencia después de la conquista; nía en movimiento al bastidor y al porque, siendo tan común en los in· cilindro; el primero con sus giros dios la embriaguez, subían priva­ desenvolvía las cuerdas de que pen­ dos de razón al árbol y perdían fá­ dían los voladores; así que, mien­ cilmente el equilibrio en aquella al­ tras más se alargaban mayores tura, que, por! o común, es de sesenta eran los círculos que ellos descri­ 'pies. bían. Mientras estos cuatro gira­ Esto decía Clavijero en las postri­ ban, otro bailaba sobre el cilindro, merías del siglo XVIII, que escribía tocando un tamboril, ó tremolando su Historia de 1l1éxico. Hoy apenas una bandera, sin que lo amedrenta­ sí se encuentra un volador desven­ se el peligro en que estaba de pre­ cijado en los jardines de recreo don­ cipitarse de tan gran altura. Los de acude el pueblo á divertirse. otros que estaban en el bastidor, En un manuscrito perteneciente á pues solían subir diez ó doce, cuan­ Boturini hay una relación del juego do veían que los voladores daban del Volador, que por su curiosa re­ la última vuelta, se lanzaban aga­ dacción y por la amplitud que le da rrados á las cuerdas, para llegar al al simbolismo religioso del juego, mismo tiempo que ellos al suelo, en­ lo copiamos á la letra: tre los aplausos de la muchedum­ «Hacían-dice-este regocijo en bre. Los que bajaban por las cuer­ honra de Xiuhtecutli, dios del fue­ das solían, para dar mayor mues­ go, y como atribuían á la misma tra de habilidad, pasar de una á deidad el dominio y guía de los otra, en aquella parte en que, por tiempos, llamúbanle Señor del año, estar más próximas, podían hacer­ ó por otro noml:;>n~ Nauhyotecutlí, lo con seguridad. que quiere decir cuatro 'Veces Se­ Lo esencial de este juego-sigue ñor, por los cuatro caracteres de diciendo Clavijero- consistía en los años que le acompañaban; así proporcionar de tal modo la eleva­ por la rueda donde se asían los ción del árbol y la longitud de las voladores daban á entender que cuerdas, que con trece vueltas exac­ cada año de los 52 del ciclo cum­ tas llegasen á tierra los cuatro vo­ plía el sol su círculo máximo de la ladores, para representar con aquel Eclíptica, y por los cuatro rayos número el siglo de cincuenta y dos significaban los cuatro puntos car­ afios, compuesto, según se ha dicho, dinales del Zodiaco, esto es, ambos 31 122 ANALES DEL MUSEO NACION.\L. equinoccios y solsticios. También te pintaban un nauholin con rayas enloscuatroindios que estaban asi­ donde se iba apuntando la g;an;mcia dos cada uno de su cuerda, repre­ de cada partida, para lo cual uno sentaban los cuatro caracteres de empleaba cinco colorines (patollt) los afios, Tochtli, etc.; por lo cual el que daban nombre al juego, y el otro primer indio volador que hacía la cinco piedritas azules. Este juego figura de Tochtli, daba principio á estaba combinaclo como los pcrío· las vueltas, seguíale el segundo, que dos cronológicos. Los jugadores de representaba Acatl, después el ter­ profesión anclaban cargando su pe­ cero Tecpatl, y luego el cuarto tate debajo del brazo y con los pa­ que hacía la función de Calli,· vol­ tollz' y pieclrecitas atados en un tra­ vía después Tochtli dando la quin­ po. Antes de empezar el juego ha­ ta vuelta, y continuaban los otros cían oración y pedían fortuna á los hasta completar la trecena.» frijolillos y al petate como si fueran «Deshechos los enlaces y resti­ clioses; y cuando jugaban, juntába­ tuidos á su lugar con las cuerdas se al rededor g-ran gentío ele apos­ vueltas los cuatro indios, entraba tadores y curiosos.
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