Suelto: Conga de Julio Editorial y Son No. 7 Publicación Yarelis Domínguez del Instituto Cubano de la Música 2 de Carlos ISSN 0864-1404 Fariñas Primera época, 1986-1990 Influencia de los ritmos africanos Año 12, Número 1, 2010 en nuestro cancionero Segunda época 3 Eduardo Sánchez de Fuentes Certificada como publicación científico-tecnológica por el CITMA Código: 080620 Dos enfoques sobre géneros de la música cubana: Odilio Urfé y Argeliers León 28 Jesús Gómez Cairo Historia y teoría G É N E R O de los complejos genéricos En portada: de la música cubana Arpa Jarocha, y Olavo Alén Rodríguez Obra plástica: de Diana Balboa 50 Fotografía: René Directora Laura Vilar Jefa de Redacción Liliana Casanella Lo cubano en música: Diseño Gráfico un problema Jorge Méndez de estilo o de género 10k Mercedes de León Granda Redacción y Corrección 56 Teresa Lavandero Anele Arnautó Trillo EntreClaves Mariana Hevia Composición Beatriz Pérez Comercialización y Producción Jolettne Rego Qué e(s)tá pasando, ¡Asere!... Consejo Científico Danilo Orozco González Dr. Jesús Guanche Pérez 60 Dr. Lino Neira Betancourt Dra. Miriam Escudero Suástegui MsC. Grizel Hernández Baguer Lic. Jesús Gómez Cairo Lic. Laura Vilar Álvarez Lic. María Elena Vinueza González El género en la música: una aproximación a su estudio María de los Á. Córdova 90 y Natalí Méndez Díaz Todos los derechos reservados La revista no se identifica necesariamente con las opiniones de sus colaboradores. Género, forma, Redacción: lenguaje, estilo Centro de Investigación y Desarrollo de la Música Cubana (CIDMUC) MUSICOLOGÍA y demás complejidades Calle G n. 505, entre 21 y 23, Liliana González Moreno El Vedado, La Habana, Cuba 104 Código Postal 10 400 TEL.: (537) 837 5721 (537) 830 8015 (PIZARRA) ext. 104 (537) 831 0153 ext. 104 ENTRECLAVES E-MAIL: [email protected] • Para escuchar a Colibrí | Julia Mirabal [email protected] HTTP://www.soycubano.com • Concierto Paz sin Fronteras. Canto de paz y amistad | Roberto Bello • Cello al mediodía. Impresión: Imprenta Federico Engels 126-128 Cintio Vitier in memoriam | Rolando Antonio Pérez Fernández .EDITORIAL. l estudio de los géneros musicales suele ser bastante complicado y difícil problema de estilo o de género”; la his- Eha sido una constante investigati- de encasillar hacia una sola vertiente, toria y teoría de los complejos genéri- va en las ciencias musicológicas des- por ser nuestra cultura una mezcla de cos; la propuesta de un modelo teórico de su surgimiento hasta nuestros días. elementos, rasgos, identidades y otros para el análisis de los géneros musica- La problemática es tal, que aún no se factores esenciales que inciden en el les cubanos; y una edición de lo que ha llegado a un acuerdo terminológi- resultado epistemológico y práctico circuló como tema de discusión entre co sobre el propio concepto de géne- del concepto mismo. eminentes investigadores iberoameri- ro en música; ¿Será que es necesario Clave ha concebido un dossier canos, previamente a la realización del el acuerdo? El término género se ha donde se exponen distintas visiones de congreso de la Rama Latinoamericana categorizado indistintamente por in- nuestros investigadores sobre el con- de la IASPM realizado en La Habana, vestigadores, musicólogos, etnomusi- cepto y sus asociados, en distintas eta- en junio de 2006. cólogos e historiógrafos, desde las más pas de la historia del pensamiento mu- Esperamos que sea éste un número diversas posiciones, y todas de algún u sicológico cubano, desde la dicotómica de suma utilidad para nuestros lecto- otro modo han sido de mucha utilidad. figura de Eduardo Sánchez de Fuentes res y que contribuya a diversificar los La musicología cubana ha realiza- hasta las más recientes reflexiones rea- criterios acerca del tema. Si se com- do importantes teorizaciones sobre el lizadas por el doctor Danilo Orozco. prende el amplio espectro desde el que tema que, por demás, en nuestro país Incluye además, una valoración de la puede ser analizado este fenómeno, se visión de Odilio Urfé y Argeliers León habrá cumplido el objetivo principal: a través del análisis de varios de los mover a la reflexión y generar conoci- programas, conferencias, ensayos y mientos, independientemente de nues- artículos donde se presenta su concep- tras competencias musicales. ción genérica de la música cubana; una YARELIS DOMÍNGUEZ reedición de “Lo cubano en música: un COORDINADORA DOSSIER Musicología y Género Influencia de los ritmos africanos en nuestro cancionero1 Eduardo Sánchez de Fuentes. eñores: (La Habana 1874-1944) Compositor, investigador SHemos afirmado siempre que nuestra música, cuya y crítico musical. Autor de la habanera “Tú”. riqueza rítmica es innegable, reconoce tres factores esen- ciales en su formación; tres influencias a las que se halla vinculada desde su génesis; tres raíces de origen que aso- man sus tendencias características, de modo indubitable, dentro de los diversos ritmos que constituyen nuestro in- teresante folklore musical. Son estas la raíz indiana, la española y la africana. Remontándonos a la época precolombina y a poco que nos detengamos ante las costumbres que distinguían a los siboneyes de los indios que poblaban el Continente Americano, nos encontramos con que aquellos cultivaron con preferencia el ritmo, como todos los indoantillanos, haciendo buena la aseveración de Hans von Bülow,2 y en sus fiestas epitalámicas o rememorativas por el Cacique, o bien en sus ceremonias sujetas a ritos especiales, en las que oficiaba el Behíque o Sacerdote, poblaban el aire de aquellas tierras vírgenes las sencillas notas de sus areítos, cantados a coro por danzantes y espectadores que recono- cían la jefatura de un viejo indio al que llamaban Tequina y que era el director de las danzas, en las que formaban ruedo (como en la sardana española), colocando cada cual los brazos sobre los hombros de sus adláteres, o bien dan- zando, todos, cogidos de las manos. El padre Bartolomé de las Casas, que vino a la Espa- ñola (Santo Domingo) en la expedición de Ovando y que defendió a los aborígenes contra la rudeza de los conquis- En este número, todas las fotografías tadores, manifiesta en sus escritos que la música de los fueron hechas por René Hernández a siboneyes era más agradable y mejor sonante que la de los las obras plásticas de Diana Balboa. Cortesía de la revista La Jiribilla indios de Haití. CLAVE Musicología y Género El areíto antillano, como los versolaris vascos, re- presentaba, según el historiador don Antonio Bachiller y Morales, los afectos y tradiciones de los primitivos pobla- dores de nuestra Isla. Según Herrera, el primer areíto celebrado por los indí- genas en nuestro suelo, con argumento europeo, fue el que mandó a hacer el cacique “Comendador”, en obsequio de Nuestra Señora la Virgen Madre de Jesús. Variaban estos cantos de modalidades, de acuerdo con la naturaleza de las fiestas que celebraban, imponiéndo- se el baile y los distintos areítos como una necesidad de aquellas gentes, para exteriorizar su estado de ánimo, re- afirmándose así, bajo este aspecto, en todos los pueblos de la tierra, particularmente este a que nos referiremos más adelante. Los siboneyes, a quienes se les reconoce por los histo- riadores facilidades para la improvisación, pues siempre había entre ellos quien se distinguiera por la sutileza de su ingenio o por su inventiva, componían diversos romances, que diferían luego en el tono melódico, según se tratase de celebrar una victoria sobre los caribes o los enemigos vecinos; de conmemorar sucesos tristes o alegres, o de expansionar, en fin, su espíritu, alcanzando en este caso, a las veces, sus cantos y bailes, los líderes de un tumultuoso Figura 1 desorden. Sentían gran predilección por la danza, que les era, níase un sonido vibrante que marcaba determinadamente los en verdad, peculiar, y se exaltaban a su compás, haciendo acentos rítmicos de aquella música de nuestros antepasados, exageradas contorsiones, ejercitándose en un continuo pa- que se escuchaba también desde muy lejos. taleo que seguía el monótono rimar de los tambores. Los Los siboneyes utilizaban como instrumentos musicales incansables danzantes eran obsequiados por los especta- caramillos o flautas, que fabricaban con bejucos y cañas de dores con alcohol de maíz –chicha– que les brindaban, madera hueca. Empleaban, asimismo, los guamos, hechos en jácaras de güiro, los concurrentes, en medio de una con caracoles marinos, a los que cercenaban un extremo, desenfrenada guasángara (algarabía), que hacía trocar la dándoles forma de bocina, y completaban sus orquestas línea melódica de los areítos en una serie de alaridos y rudimentarias con las maracas, que también poseían los gritos descompasados. indios de Puerto Rico, instrumento hecho del güiro o ca- En estas fiestas peculiares predominaba, rítmicamen- labazo, en el que introducían unas pequeñas piedras, suje- te, el repique de los atabales y del mayohuacán, tambo- tándolo luego a una mano, para agitarlo a voluntad, produ- res de madera hueca, que medían, por lo general, dos ciendo un ruido característico. pies de largo y de un diámetro, aproximadamente, de Algunos especialistas en estudios precolombinos afir- dos palmos en la parte superior, que disminuían gradual- man que el siboney utilizó en sus fiestas y ceremonias la mente hacia su base, que a lo sumo tendría cuatro o seis marimba, consistente en un tronco hueco, en cuyo centro pulgadas de ancho. Aunque carecían de parche estos ori- abrían una boca y, sobre esta, colocaban juncos y lámi- ginales instrumentos, aseguran los historiadores que su nas delgadas de carey, obteniendo dulces y melancólicos ruido se percibía “en una legua a la redonda”. Nosotros sonidos, con los que acompañaban sus cantares o areítos. encontramos la supervivencia de estos tambores primi- Este instrumento era, según se dice, patrimonio de los tivos, no solo en las distintas variedades utilizadas por haitianos, y en la provincia de Pinar del Río ha existido los afrocubanos, a que habremos de referirnos después, desde muy lejanas fechas.
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