Puntete Colo-Colo 1991 La Copa se mira y se toca … a 30 años de la Libertadores Índice Prólogo Vladimiro Mimica ...............1 Prólogo Rubén Espinoza .................1 “Escribir de Colo-Colo” .................1 El Torneo Nacional de 1990 ..............1 El Croata .............................1 Los fichajes de 1991 .....................1 Un producto popular: Lada ...............1 Formato, sorteo y rivales . .1 El Debut ..............................1 La Fortaleza Alba .......................1 Historia de un Estadio ...................1 En el Estadio Monumental, ¡NO! . 1 Ya te dije que en el Monumental, ¡NO! ......1 ¿Qué pasó en Chile, en 1991? . 1 Ojo con Colo-Colo . .1 Invicto y puntero .......................1 La lista negra de Colo-Colo ...............1 Siguen las coincidencias ..................1 Se rompe el maleficio ....................1 La otra Libertadores de Colo-Colo .........1 Sin respeto por la historia . 1 A aguantar en el Centenario ..............1 ¿Qué es Colo-Colo? .....................1 Un gigante llamado Boca Juniors . 1 Puntete | 7 Escribir de Colo-Colo scribir de Colo-Colo es un desafío para cualquier amante del fútbol. Es el equipo más ganador de Chile, E el que más hinchas tiene repartidos por la extensa y fina geografía del país, y el único en exponer entre sus vitrinas el torneo de clubes más importante de América. Con esos pergaminos, es evidente pensar que hay poco que aportar a un club que ha acompañado a Chile a lo largo de su historia y que ha sido testigo silencioso de los grandes cambios que ha vivido la nación. Además, se ha dado el lujo de ser protagonista de algunos de esos cambios a través del fútbol, regalando alegrías olvidadas a los chilenos. Colo-Colo es seguido desde el gran empresario que mira sus partidos en una televisión innecesariamente grande, hasta el humilde pescador que endulza sus jornadas con los relatos de la radio. El club “Popular” se define por su transversalidad y por la cantidad de hinchas que se declaran seguidores de sus colores. El blanco y el negro son tan básicos y comunes, pero al mismo tiempo tan esenciales para la existencia de la rosa cromática. Uno es luz, otro es ausencia de luz, pero cuando se combinan, generan a Colo-Colo, que lejos de ser gris, es la mezcla perfecta de luces y sombras de un equipo que se ha autodefinido como “el que ha sabido ser campeón”. Y vaya que lo sabe. En los más de 104 torneos nacionales (1933-2020), los albos han Puntete | 11 levantado el trofeo en 32 oportunidades, a falta de cuatro para doblar a Universidad de Chile, que es su más cercano perseguidor y que además resulta ser su clásico rival. Colo-Colo efectivamente sabe ser campeón y no solo dentro de las fronteras nacionales. En 1991 decidió que era momento de entrar en la historia de América y, revitalizando los conceptos de sangre araucana o cacique guerrero, se fue a la conquista de la gloria internacional. Y lo logró. Y ahí está todo el mérito, porque aquellos que se han acercado son varios, pero conseguirlo marca la diferencia. Universidad Católica en 1993, Cobreloa en 1981 y 1982, y Unión Española en 1975 se encaramaron hasta la final, pero no pudieron traerse el trofeo a casa. Incluso Colo-Colo en 1973 tuvo la inmejorable ocasión de conseguirlo, pero Independiente de Argentina y sus sospechosos maletines negros dijeron otra cosa. Por eso el logro de 1991 es tan determinante para el club y para el país, porque es un triunfo que se veía prohibido y lejano, y que Colo-Colo, representando a todos los hinchas del fútbol, tuvo la gallardía de reclamar como propio. Eso los vuelve legendarios. La Libertadores de Colo-Colo fue un impulso de energía para un país convulsionado que vivía tiempos de transición. Futbolísticamente, la Selección Nacional cargaba con una suspensión internacional, a causa del corte que Roberto Rojas se autoinfringió en el Estadio Maracaná en 1989, y socialmente se estaban sembrando las primeras semillas de una democracia que demoró diecisiete años en llegar. En ese contexto, Colo-Colo salió a las canchas de América a demostrar que Chile no era un rincón olvidado en el mapa y que no hay nada imposible para un corazón guerrero con sed de conquista. Y así fue enfrentando partido a partido y 12 | Colo-Colo 1991, La Copa se mira y se toca superando ronda tras ronda. Tuvo que lidiar con rivales de dimensiones astronómicas y en todos los cruces salió airoso, logrando a punta de lanzas y goles su paso a la final. Ahí enfrentó al campeón defensor, porque Colo-Colo no solo quería ganar, sino que quería derrocar y grabar la historia con tinta negra sobre pliegos blancos. Poesía deportiva. Escribir de Colo-Colo 91 resulta imposible si es que no se habla de la dirigencia, del entrenador o de los jugadores, porque la Copa Libertadores solo es posible ganarla si todos los astros están alineados en el mismo camino. Y cuando se analiza que la campaña fue una perfecta sincronización entre chilenos, argentinos, un croata y un auspiciador ruso, el resultado resulta al menos pintoresco. Pero así lo quiso la historia y así lo recuerda la memoria. Peter Dragicevic, presidente del club, no tuvo complicaciones en poner a Mirko Jozic a dirigir al equipo más importante de Chile. Mientras el muro de hierro se caía a pedazos, la Unión Soviética daba sus últimos manotazos de ahogado y Yugoslavia comenzaba su seguidilla de conflictos territoriales, este amante del vodka se puso el buzo de Colo-Colo y se propuso ganar la Libertadores. La anécdota es por lo menos curiosa. Sumado a ellos, estaban los jugadores. Jóvenes, experimentados, chilenos y argentinos tuvieron que convivir armónicamente para conseguir el objetivo, todos liderados por la jineta de Jaime Pizarro quien, imitando a los toquis de antaño, comandó a sus huestes hacia la inmortalidad. Además del club y los jugadores, la Libertadores de Colo-Colo fue también de todos aquellos actores que orbitan alrededor de las canchas. Desde los hinchas que hacían las filas para conseguir boletos, hasta la prensa que acompañaba la campaña del club como verdadero Puntete | 13 campamento de seguidores. Estos últimos oscilaban entre noticias políticas y el fútbol, que una vez más se alzaba como un faro de esperanza transversal y de unión social. Fútbol que gozó el primer semestre con Colo-Colo y sufrió a inicios del segundo con la Selección Nacional en la Copa América jugada en casa. Fútbol que trascendió las décadas y que hoy sigue recordando con orgullo el logro del equipo más popular de Chile. Escribir de Colo-Colo es un tremendo desafío para cualquier amante del fútbol. Pero escribir de la Copa Libertadores de Colo-Colo es un deleite para el paladar literario, porque no existe otra campaña más llena de historias, anécdotas, recuerdos y sabores que esa, y porque sigue alzándose como el punto más alto de la historia de Chile a nivel de clubes. Por eso no es raro que sea Colo- Colo quien la exponga galantemente en sus vitrinas, porque además de ser el equipo más grande de Chile, el más ganador de Chile y el que más hinchas tiene en Chile, es el equipo que ha sabido ser campeón. Campeón de Chile y, más importante aún, campeón de la Copa Libertadores de América. Eso es escribir un legado; eso es escribir de Colo-Colo. 14 | Colo-Colo 1991, La Copa se mira y se toca El Torneo Nacional de 1990 a Copa Libertadores de 1991 se gestó un año antes de su realización. En realidad, se gestó varios años antes, L porque los logros de esa envergadura son resultado de largos procesos de trabajo y dedicación. Sin embargo, y siendo extremadamente preciso, el inicio del camino hacia la final de la Libertadores comenzó cuando Colo-Colo se coronó campeón del fútbol chileno en 1990. El torneo del noventa fue especial para el país y para los hinchas albos. El 11 de marzo asumió la presidencia de Chile Patricio Aylwin Azócar, dejando atrás diecisiete largos años de una dictadura militar que polarizó la nación. Con la democracia recuperada, el país inició un proceso de rehabilitación sociopolítica, con vistas a alcanzar el anhelado deseo del desarrollo, amparado bajo las banderas de la justicia y la unidad. En ese contexto, el Torneo Nacional de fútbol partió el 14 de julio de 1991, seis días después de que Alemania lograra su tercer Mundial de fútbol en tierras italianas. La razón del inicio en la segunda mitad del año fue que durante el primer semestre se jugó la Copa Chile. En esos años, el histórico torneo era prácticamente una liga más, puesto que enfrentaba a todos los equipos divididos en dos grupos de 8, y los cuatro mejores de cada grupo pasaban a cuartos de final. Puntete | 15 Ese torneo enfrentó en la final a Colo-Colo contra Universidad Católica, y los albos vencieron por 3-2 en tiempo extra, con un gol de Javier Margas. Además del título, al campeón se le otorgó otro suculento premio, que consistía en 2 puntos para el Torneo Nacional. A su vez, los tres semifinalistas recibieron un punto extra, por lo que esos cuatro equipos1 partían el campeonato con ventaja. El primer partido del Torneo Nacional fue un triunfo de Unión Española por 3-2 contra Iquique y el debut de Colo-Colo fue un tibio empate 1-1 contra Palestino. Los albos eran los campeones defensores, pues habían conquistado el título de 19892, superando por escasos 3 puntos a Universidad Católica, que finalizó segundo. El gran incentivo de Colo-Colo era alcanzar el bicampeonato, logro que nadie había conseguido desde que el “ballet azul” de Universidad de Chile lo hizo en 1965.
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