VEINTITRÉS MAESTROS, DE CORAZÓN Un salto cuántico en la enseñanza Por Carlos González Pérez www.ladanzadelavida12.blogspot.com [email protected] 1 A mis maestros, que hicieron el papel de alumnos para poder, así, enseñarme. 2 Con el agradecimiento a mi compañera, Carmen, que me abrió su mágico jardín, para que yo pudiese crear este libro sintiendo el perfume de su corazón 3 ÍNDICE O EL CAMINO DE UN MAESTRO Y SUS ALUMNOS HACIA EL EMPODERAMIENTO Del cuadrado al círculo – pág. 64 El actor y sus personajes – pág. 105 El despertar de la conciencia – pág. 60 Salir del drama – pág. 135 La primera clase de matemáticas – pág. 30 Más allá de lo prohibido – pág. 163 Primer encuentro – pág. 10 La danza de la vida Se abre la flor - pág. 5 pág. 238 Más allá de la mente – pág. 170 Dualilandia– pág. 208 La canción de poder – pág. 201 4 Capítulo I Se abre la flor - Bienvenidos una vez más a nuestra casa: “La noche más soñada” La sintonía del programa comienza como el primer lucero de la noche, aún con la luz de un día que se apaga… A medida que la melodía, como flautista de Amelín, llama a los incondicionales al dial de sus radios; el cielo se oscurece dejando entrever las estrellas, que esa noche van a recordar a los oyentes que toda auténtica realidad nace antes en los sueños de sus corazones... Tras las acostumbradas presentaciones del equipo, el director del programa desvela la presencia del primer invitado: - Esta noche tenemos con nosotros a José Luis García. Su nombre, su apellido no son singulares; pero su vida como maestro, durante 25 años, está llena de sorpresas. Ha estado rodeado de personas, como le gusta llamar a sus alumnos, de entre catorce y dieciocho años, que le han ayudado a descubrir un tesoro…., pero dejemos que sus propias palabras nos lo expliquen. Don José Luis, bienvenido a esta nuestra morada de la noche, ¿de qué tesoro nos quiere hablar…? - Gracias por abrirme las puertas de su casa y ponerme ese don delante de mi nombre, pues en él está la clave del mapa del tesoro… - ¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿… - Durante años busqué en mis alumnos, sin saber el motivo ni lo que buscaba…Me fijaba en sus limitaciones y trataba de subsanarlas, limaba sus defectos, reprimía sus malos modos, repetía hasta la saciedad los conceptos con la esperanza de ganar claridad en cada nueva explicación, me quedaba, fuera del horario escolar antes de los exámenes, con aquellos que veía más necesitados de mis conocimientos. En fin, veía al alumno como algo que debía perfeccionar y claro está, yo tenía el modelo de perfección. Era reconocido como profesor, pero mi búsqueda no había apenas comenzado, a pesar de llevar casi veinte años de “éxitos”…Comencé, entonces, a explorar mi interior más allá de mi querido ego, más allá de mis representaciones cara a los demás. Descubrí cosas que no me gustaron, pero seguí adelante…una fuerza misteriosa me empujaba a conocer, más allá de los juicios de lo correcto y lo incorrecto, fue como desnudarse de la que había creído que era mi piel, y sin embargo, resultó ser un vestido más. Empecé a amar de verdad la vida, y la expresión de la misma que yo era. Había nacido un nuevo maestro, que había aprendido a mirar desde el corazón a sus alumnos. Desde esa nueva posición, no veía defectos en ellos, sino un universo de dones esperando ver la luz. Mi profesión se convirtió en algo mágico… Entrar en clase era como contemplar el amanecer de las estrellas, cuanto más las miras esperando su belleza, más hermosas se tornan, multiplicándose hasta el infinito… 5 El estudio se llena de silencio, pero nadie intenta vaciarlo…Están, tal vez, imaginando la belleza de ese firmamento, que todos sabemos que nos queda por contemplar. - Don José Luis, por vez primera siento esa palabra, que antepongo al nombre de nuestros invitados, como algo más que una muestra de respeto – dice TT, el director del programa. - Nos han educado buscando nuestros defectos y eso ha hecho mucha mella en nuestra estima. Nos han conducido a criticar al otro, antes de que él nos pueda censurar a nosotros. Hemos ido perdiendo la confianza en nosotros y en los demás, y sin confianza no puede haber auténtica educación. Buscar los dones de los otros requiere, como la visión de las estrellas, que el sol se oculte. El astro rey, de mirar a los demás bajo el punto de mira de cómo deberían ser, ha de ocultarse bajo el horizonte, para que el educador sienta la belleza de la persona que tiene delante, y pueda contemplar, en el silencio de su mente, lo que sólo el corazón puede desvelarle: el universo de potenciales que viven en su alumno, los dones que esperan ser descubiertos, y el honor de poder explorarlos con su permiso. - Don José Luis… el tesoro… - El tesoro es ese universo de potenciales, que espera ser descubierto dentro de mis alumnos y en mí mismo. En su búsqueda, como narran muchos cuentos iniciativos, se liberan las cualidades dormidas, invisibles a la mera razón; convirtiéndose el camino, que hacemos al andar, en meta. Esto está narrado en una historia maravillosa: “El mago de Oz”. Donde el espantapájaros, el hombre de lata y el león buscan las cualidades, que en el fondo, están encarnando en su camino. El mago que tiene que ayudarles es un farsante, pero su sendero en busca de sus dones es verdadero, por eso alcanzan por sí mismos el anhelado tesoro. Recorren el camino dorado de ser uno mismo, más allá de los intentos de manejo de los demás. Este es el camino que invito a seguir a mis alumnos. - Muy bello, José Luis, pero a mi modo de ver es utópico. Vivimos en un mundo competitivo, cruel…donde el egoísmo es la bandera universal. Lo que dice puede quedar muy bien para una película, como la mítica “Rebelión en las aulas”, con el guapo Sidney Poitier…¿cómo resistirse a un “profe” así…?. Pero imagínese a alguien como yo, a un triste mortal con una apariencia vulgar, enfrentándose a todo el sistema…. Amigo, le admiro, pero dudo que pueda llegar a encontrar esos tesoros, hay muchos intereses que se pondrán en medio…Es usted un Quijote, se lo dice un Sancho, con los pies en tierra.- Añade Verchia, un colaborador diario del programa, que recuerda el papel de los bufones en las cortes, dicho en un sentido de plena admiración; escudándose en sus bromas, puede hablar más allá de lo culturalmente correcto. Es canta-autor, y por lo menos en la lengua, no tiene pelos. Posee una legión de admiradores; y bajo su pesimismo y “sanchismo”, se deja adivinar una persona de grandes ideales. Su nombre desvela una cultura renacentista, más allá de cualquier época y encasillamiento. - Sí, soy Quijote, pero también Sancho. Creo que Cervantes intuyó la necesidad de armonizar esos dos personajes en el interior de cada ser. El mundo está dividido porque cada uno lo está por dentro; porque separamos la noche, del día, la llamada realidad, de los sueños. Un amigo italiano, que 6 trabaja ocasionalmente con adolescentes, me obsequió con un sentir con el que suele incentivarles en los momentos bajos, que me ha guiado en numerosas ocasiones: “Los sueños son el alimento de la realidad”. Yo diría que Don Quijote y “Don” Sancho deben alimentarse mutuamente; cuando permites esta relación en tu interior aparecen los milagros en tu vida, la mente permite ser abrazada por el corazón, y comienzan la danza de la confianza, de la alegría sin reservas…Entonces, comprendes pensamientos como el del viejo profesor don Miguel (Unamuno): “No hay realidad sin idealidad”. Si queremos ser dueños de nuestra vida, debemos sentir que la creamos, y no hay creación sin imaginación. En las escuelas, generalmente, pretenden amoldarnos, que seamos el alumno ideal… ¿pero quién ha imaginado ese ideal…?... Es como querer tener un hijo a la carta, en lugar de descubrirlo. Amigo Verchia, te regalo este sentir de un maestro llamado Feliciano Robles, que pesqué en su web: “Si damos un paso para lograr realizar la utopía ésta se aleja un paso; si damos dos pasos, también se aleja dos pasos; así que la utopía sirve para caminar”. No tendría mucho sentido lograr exactamente lo que te propones, porque terminarías siendo esclavo de tus ideales, y la relación Quijote-Sancho iría sólo en un sentido. Dejemos que la propia realidad creada alimente nuevos ideales. -Don José Luis, ¿qué requisitos son necesarios para ser un buen maestro?- pregunta TT, con sincera curiosidad, y tal vez, con el grato recuerdo de algún profesor en su corazón. - Desde mi ahora, veo cinco ingredientes fundamentales en mi receta del maestro integral: En primer lugar, amarse a sí mismo. No se puede ayudar a otro incondicionalmente sin haber conquistado esta necesidad interior. Tenderíamos, sin ser conscientes de ello, a utilizar al otro para que hiciese la conquista por nosotros; el “victimismo” sería una tentación constante, y tarde o temprano, sentiríamos el mordisco de la decepción, al no poder darnos la otra persona lo que le demandamos. Segundo: Amar a la vida sin reservas. ¿Cómo puedo preparar para la vida si no la quiero…?. Sentirla como un misterio a desvelar, como una oportunidad para crear, como un camino hacia el corazón del otro, como un espejo de mi propia belleza interior… Tercero: Amar también sin reservas a la persona que pretendemos enseñar. Cuarto: Provocarla. Este paso es imprescindible si queremos ser matrona de los potenciales que encierra el educando – dice esto clavando su mirada en Verchia y sonriéndole.
Details
-
File Typepdf
-
Upload Time-
-
Content LanguagesEnglish
-
Upload UserAnonymous/Not logged-in
-
File Pages273 Page
-
File Size-