LOS JRROCHOS B!BMOT Kf A INST. AJNTROPOLOGIA LOS JflROCHOS Jose Luis Melgarejo Vivanco Investigador del Instituto de Antropologia de la U.V. BIR^^Tfit-A Gobierno del Estado de Veracruz Xalaps, 1979 , ; • H'^ f J a • y. Los Jarochos Jes6 Luis Melgaraio Ytoanco Primara edic!6n, 1979 Mitora del Goblarao da Ver«*erus Xalapa, Yar. Liminar Para quien Ve la primera luz en el seno de una comunidad, esos aiios de la infancia constituyen su mayor y definitivo aprendizaje del mundo, del hombre y su cultura; mas, a principios del siglo XX, los habitantes costenos de los hoy municipios de Actopan, Alto de Lucero, Vega de Alatorre, Nautla, por su aislamiento, sentian ser extranos a la gente del Sur e ignoraban al Norte; no manejaban los vocablos: jarocho, sotaventino, aun cuando geografos y meteorologistas habian fijado en El Morro (Punta Delgada) la division costena de Barlovento y Sotavento; in- duso San Carlos (Ursulo Galvan), fundacion colonial con los apalachinos del presidio* de Panzacola, y La Antigua, eran, todavia, preponderant temente negros, en la cabecera de sus municipios. Fue posteriormente cuando, al cotejar elementos culturales para delimitar al territorio ja- rocho, este grupo debio agregacse al conjunto. De cualquier manera, el primer conocimiento sobre los jarochos fue producto de la herencia cul- tural, fenomeno cuya trascendencia telurica o antropologica no ha sido, todavia, ni analizado ni justipreciado en la valoracion de la comunidad, la region, o el pais. * Producto de las pcimerizas escuel^s rurales, foe necesario emigrar a Xalapa buscando completar la education primaria, con avidez por un mundo totalmente distinto al primer contacto; parecia insuficiente cual- quier tiempo aprehendiendo lo desconocido, magnificado en la lejania del abandono social y en el delirio por una no clarificada civilization. Teoricamente, aquel chamaco de la costa central veracruzana no traia, no podia tener ningun cargamento culturally solo era predispuestamente x 9680 receptivo; absorvia, por todos los poros de su epidermis, aquel universo maravilloso de sus maestros y sus escolapios compaperos, pero, ambos, tambien le preguntaban por su tierra, su gente, suscostumbres, y el chico mismo no dejaba de ser una rara pieza de museo, con su diminuta figura, su indumentaria, su manera de hablar; y sin saberlo ninguno de los par- ticipates, la interaction cultural se tendio cual enriquecedor pu£nte al entendimiento humano, y el jarochito, sin saber que.lo era, daba las ex- plicaciones iniciales en torno a su grupo etnico. Los estudios en la Escuela Normal Veracruzana, fueron transcul- turation muy compulsiva; institution fundada por un mi lite liberal- porfirista y puesta bajo la rectoria de un joven suizo-aleman con sol,o tres arios de haber llegado al pais, tuvo ademas la biosfera cultural del po- sitivismo, y en Mexico, la sincera conviction de que solo mestizada con los europeos podria mejorar la "raza", cuando la moderna expansion eu- ropea colocaba cortinas de humo culturales para el avance de sus finan- cieros y de sus ejercitos, en tanto los pueblos latinoamericanos tendian sus manos implorantes hacia un mendrugo de la "civilization occidental" Pero, el aiio 1932 y en Xalapa, una simple junta promovida por la Direc- tion General de Education del Estado, se convirtio en parteaguas his- torico. La corriente poderosa del extranjerismo "del entreguismo, choco, de manera impetuosa, con la del autpctonismo, del nationalismo, impul- sados por la Revolution Mexicana. De ahi surgieron las bases para la mas trascendente reforma educativa desde los dias de Rebsamen, llevandosea la practica con la inauguration del ' 'Internado'' para la Normal, el aiio 1935* y en los alumnos, este cheque tomo diversos matices. El chamaco de la comunidad jarocha, lanzado hacia el exotismo de aquel "Oriente gris e indeterminado donde gusta de colgar su nido la alegre banda de los cuentos,> j no tanto en el verbo dejose Enrique Rodo, sine con las esencias trasvasadas por Thalaso, Carmela Eularte Sanjurjo, y no pocas tradueciones directas de los libros clasicos del Oriente proximo y lejano, termino en la parabola del viajero salido un dia en camino recto, y camino, camino, hasta, pasado el iiempo, volver a su punto de partida, sin haberse desviado un apice de la linea recta; y volvio a encontrarse con lo suyo, y redescubrio al tropico, a su tierra, sus hombres, la tradition la cultura ignorada por magnifies, y comenzaron a brotar, inconexas, des- parpajadas, las expresiones de aquel mundo maravilloso; asi fueron es- critos nuevos libros como Ariman, el Libro Maldito; El Lenguaje del Mar; Perfumes del Tropico; Sotavento, que nunca se publicaron y un dia las llamas consumieron, y ttas cuyo tastro si se publicaron Jimbana, y Juan Pirulero. El ano 1935 se realizo una primera exploration en la costa de los jarochos del Norte y se rindio, a la Normal Veracruzana, un primer infor- me. Para 1939 la investigation habia cobrado mayor amplitude ya gol- peaban las palabras del andariego Gabriel Ferry en su hoy desaparetida publicacion Los Jarochos: "De todas las castas de la familia mexicana no puede ser de todo punto mas curioso de estudiar que la de Los Jarochos'5, y el ano 1944 se publicaba "Jimbana", dando a coiiocer "el pueblo, sus costumbres, y modo de sentir"; era un primer ensayo de la etnogr^ia jarocha puesta en verso. Desde la publicacion de "Jimbana", fue cretien- do el apremio de los amigos para un libro sobre los jarochos; pero la realization fue aplazandose. Ya el ano 1955, en "El Dictamen" de Veracruz, apareclo un pequeno trabajo titulado "Raiz del Jarocho", que otras publicaciones han reproducido, espetialmente la revista "Humanis- mo", de la Escuela de Leyes de Xalapa, dirigida por Rodolfo Duarte Rivas y Carlos Dommguez Milian, y a cuyo acicate una vez mas quisoacometer- se la redaction del aplazado libro. Constantes apremios para escribir otros temas, parecian haber pos- tergado definitivamente la tarea siempre sonada. Mas, estando proxima la inauguration de obras importantes del gobierno federal en Tlacotalpan, la doctora Lilia C. Berthely progtamo, para la vispera, una conferencia poniendo en marcha la Casa de la Cultura, dedicada por el Presidente de la Republica, licenciado Luis Echevenia, eh memoria de Agusiift Lara. La conferencia fue sobre Los Jarochos; la gentileza de la doctora Berthely, del licenciado Fidel Herrera Beltran, delprofesor Octaviano Corro Ramos, de Francisco Rivera y tantos y tantos amigos, obligo la determination y aqui esta, casi apresurado, ese libro sobre Los Jarochos. v El ano 1945, siendo Gobernador de Veracruz, Don Adolfo Ruiz Cortines, autorizo los medios para traer a Xalapa y por mas de un ano/a Paul KirchhofF. Fue grata conviventia devenida en fraternal amis tad. En las interminables plaricas, una tarde arropada de neblina, broto la pregunta: iSon los jarochos una realidad antropologica?, y a la contes- tacion afirmativa se desataron lasotras: Pod nan caracrerizarse fisicamen- te?, <;hay en su habla, elementos distintivos?; si ademas, rienen su propia geografla, ;se puede marcar esa unidad en un mapa? Y a los dibujos en la servilleta del cafe, siguio el trabajo intenso para delimitar el territorio jarocho. Concluido el primer esbozo, Kirchhoff volvio a la carga: ^Y sus colindantes? Asi, de pregunta en pregunta, se organizo la idea del mapa etnografico de Veracruz, de un texto explicativo; ese mapa revelo la exis- tencia de las tres agrupaciones: Jarochos del Norte, del Interior, de So- tavento. Cuando el gobemador Marco Antonio Muiioz, concibio la feliz idea de una Geografla de Veracruz, unicamente pudo hacerse su An- tropologra Fisica, y en el tomo primero de la obra redactada porJohanna Faulhaber, fue incluido el resumen bajo el nombre de La Carta Etno- grafica de Veracruz. Las investigaciones antropologicas formales y sistematizadas prin- cipiaron el ano 1942, siendo gobernador el licenciado Jorge Cerdan, como vision panoramica del Estado. Tuvieron enfasis en lo arqueologico para eJ intento de reconstruccion prehispanica. Por su trascendencia cabe des- tacar el encuentro, en la Notaria entonces a ^argo del licenciado Jose Ed- gardo Luengas, de la primer pareja de jarochos del horizonre arqueo- logico llamado Clasico Tardlo, regalo de un campesino de La Mixtequilla; las exploraciones en la Isla de Sacrificios, y sobre todo, los fabulosos hallazgos de Zapotal, en el Municipio de Ignacio de la Llave, la mas con- tundente y amplia informacion para los jarochos precolombinos. Este libro, tal vez el ultimo de una vida en ofrenda del terruno, es- crito fue con el mismo fervor de aquel Totonacapan, empedernido pe- cador de la tecnica, pero, sin pedir ni dar ci.anel en la defensa de su pvieblo, y hixbra de ser trilludo parte de los montes o incitacion a la cen- sura. Si por esta brecha en la etnografra, inanana transitaran sus correc- tores, el ideal habria sido alcanzado; quedt; mientras en ofertorio rustico, aun cuando vivo el esrenor del sediento, con las pupilas alargadas hacia el azuzul del llano. 1 i J.L. Melgarejo Vivanco El ffombre Fisico Si la palabra jarocho debio tener por antecedente la existencia dc un ser humano, urgido de nombre, la primera descripci6n de) mismo, hasia el momento, parece la de Aviraneta, nativo de Irun, forzado % desembarcar en Alvarado, a finales de abril, ano de 1825: "El jarocho tiene a gloria descender de la sangre espanola y hace alarde de venir de los conquistadores. Miraban con desden al indio, al mulato y hasta al criollo, que los llamaban sangre revuelta, y los consideraban inferiores en todo. El jarocho es grave hasta en el andar; habla pausadamente y mide sus pa- ' Iabras; con su mujer casi ni habla'\ Es la tlpica opinion indocumentada de un rccien llegado metido a pontlfice; sin embargo, donviene conoccrla completa: "He observado que los jarochos tienen los brazos y las piernas bien formados y grandes patillas negras, mientras los criollos de tercera o cuarta generaci6n, tienen los brazos como palillos de tambor, piernas .muy endebles y.la barba poco poblada.
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