“La Producción de Sentido y el Conflicto Armado” “Los Casos de Ruanda, Sierra Leona, Afganistán y la Guerra Global contra el Terrorismo”. 2 “La idea más extravagante que pueda nacer en la cabeza de un político es creer que baste a un pueblo entrar a mano armada en un pueblo extranjero para hacerle adoptar sus leyes y su constitución. Nadie quiere a los misioneros armados” Robespierre 3 4 Prólogo El hombre como especie necesita de un equilibrio físico y psíquico para poder funcionar, ambas se constituyen en un interés vital para su mantenimiento operativo. Se distingue de otras especies por su capacidad de razonar, pero también por su capacidad de destruir. Todo animal es capaz de matar por su supervivencia, pero solo el hombre utiliza un grado de perversidad y crueldad como ninguna otra especie. La guerra se ha transformado en una forma de vida para muchas naciones y sociedades completas se ven amenazadas por éste fenómeno. Una sociedad recurre a la guerra cuando cree que sus intereses vitales se ven amenazados: su sistema de vida; en definitiva, su identidad. Los gobiernos han logrado manipular muchas veces la verdad para poder convencer a su sociedad de ir a la guerra. La guerra se ha vuelto cada vez más destructiva, los medios militares involucrados en la misma hacen de los campos de batalla una exposición tecnológica incomparable, por ello muchos han vuelto a guerrear como en el pasado, se ha vuelto a las tácticas de la guerra de insurgencia: la guerrilla, el terrorismo, entre otros. Pero para que el sistema de agresión-reacción funcione, debe haber siempre dos implicados: el que ataca y el que defiende. El problema a resolver parece sencillo pero no lo es, ya que no podemos saber quien fue el primero que arrojó la piedra. El 11 de septiembre de 2001 una nación fue agredida con el mayor atentado terrorista de la historia de la humanidad; pero su reacción, creemos, fue desmedida. Se hizo del mundo un campo de batalla y para lograr los objetivos se han violado los principios básicos de la intervención y por sobre toda las cosas, el estado de derecho, fundamental para poder constituir una paz perdurable. Los conceptos de guerra preventiva terminaron siendo empleados para justificar la intervención militar en aquellos países donde los intereses estaban latentes. Para que una sociedad llegue a justificar la muerte de otras personas ajenas a su entorno, y permitir a sus fuerzas militares utilizar todo su poder letal; es porque esa sociedad se ve amenazada por un poder mayor. Para ello, debe creer que realmente está amenazada. Pero cuando una sociedad tiene arraigado en su seno una cultura de guerra, cualquier elemento de amenaza será suficiente y factible para justificar una intervención militar. La producción de sentido está ligada con la significación, el simbolismo y la imagen; con la sugestión y las creencias culturales de una sociedad. La manipulación de la misma puede ser fundamental para poder comprender algo tan complejo como la justificación de una guerra. El término guerra justa es de siglos pasados, cuando un estado necesitaba legitimar una acción militar por sobre otro; el mismo aún se encuentra vigente. La doctrina de la guerra preventiva ya era utilizada por griegos y romanos para poder justificar el ataque sobre un territorio. Fue así como Cesar emprendió su campaña en Britania en el 54 a.C, aduciendo que los rebeldes britanos ayudaban a la insurgencia gala contra Roma. Israel atacó de la misma manera a los estados árabes en 1967, previendo una posible invasión de los mismos sobre su propio territorio; más tarde los EEUU harán lo propio con Irak en 2003. Actuando de esta manera los estados 5 funcionan como una especie de justicia de pre-crimen, es decir, juzgando un hecho antes de que ocurra. De esa manera se han conducido la mayoría de las guerras en la actualidad. Pero cuando se ha necesitado intervenir realmente no se lo ha hecho. Hago mí mayor agradecimiento al Mg Jorge Vigo, mi amigo y especialista en Historia Militar que me brindó numerosos conocimientos para poder realizar el presente trabajo. A mí madre, en su memoria, que fue profesora de historia durante toda su vida y de quien tomé el gusto por la misma. A mí esposa María Laura y a mí hija, por el tiempo que les robe para elaborar la presente tesis. 6 CONSIDERACIONES PREVIAS A mediados de 1994, el mundo asistió a uno de los peores genocidios de la historia de la humanidad perpetrado por fuerzas paramilitares ruandesas, los interhamwes, que apoyados por el poder estatal y sus fuerzas armadas provocaron la muerte de aproximadamente 800.000 personas en un lapso de 100 días.1 La explicación a tan terribles sucesos y que llegó a quienes se interesaron en los acontecimientos ruandeses, fue que una etnia Hutu, había cometido la masacre de otra etnia, los Tutsis; limitando el caso a problemas tribales ancestrales como las causas del hecho. De la misma manera, los eventos acaecidos en Sierra Leona han dado lugar a una de las mayores intervenciones militares de la década de los 90, a diferencia de Ruanda donde hubo una intervención militar limitada, siendo la misma consecuencia de que las acciones de grupos paramilitares como el RUF, presagiaban una nueva ola de terrorismo y limpieza étnica. Aquí se nos presentarían algunos interrogantes: ¿Por qué se decidió intervenir en Sierra Leona y no en Ruanda, cuando la situación se asemejaba una con otra? ¿Qué intereses había en juego que decidió la atención de las grandes potencias? Por otro lado, Afganistán fue objetivo de la mayor potencia militar de la actualidad cuando después de los atentados suicidas contra las torres gemelas y el Pentágono, acaecidos en septiembre de 2001, convirtió al lejano país asiático como un elemento vital del llamado eje del mal. Como lugar de entrenamiento de terroristas y país que no respetaba los derechos humanos básicos habría de caratularse Afganistán por los políticos y gran parte de la sociedad estadounidense. De esa manera se justificaba el inicio de un conflicto armado, que hasta la actualidad no ha podido ser resuelto. Con la guerra de Afganistán se iniciaba otra guerra, una de mayor alcance global y donde se haría del mundo un campo de batalla, se la denominaría como Guerra Global Contra el Terrorismo (GGCT en las siglas). El mundo occidental ha presenciado los hechos antepuestos desde una visión cultural significativa y perceptiva muy distinta a la visión de los pueblos que han sufrido las consecuencias directas de lo narrado en párrafos anteriores. Esa visión distinta y probablemente distorsionada de lo real, está íntimamente relacionada con la producción del sentido y la violencia simbólica. En efecto, cuando uno ve las imágenes que los medios de comunicación transmiten y observamos con asombro y detenimiento, la percepción de las mismas se hará desde una óptica particular y general acorde a nuestra cultura y manera de sentir. Cayendo, probablemente, en errores de conceptos sobre la realidad de aquello que realmente sucede. Nuestra visión del otro,2 se relaciona normalmente con los conocimientos que tenemos y desde un punto de vista real distinto. 1 Huband, Mark. África Después de la Guerra Fría. Ed Paidos. 2 Todorov en su obra “La Conquista de América”, realiza un aporte antropológico sobre la visión del otro, si bien su obra está relacionada a la visión de los españoles y su mirada de los aborígenes americanos cuando llegaron a nuestro continente, el concepto es válido ya que se aplica a casos similares. Todorov, Tzvetan. La Conquista de América. Ed Siglo XXI. 2003 7 Es probable, que esa producción de sentido a la que hacemos referencia, haya influido y sido utilizada y manipulada por intereses políticos para la intervención de las potencias en conflictos armados; la misión de la misma, es la de llegar a las sociedades occidentales a fin de legitimar el uso de la violencia militar y de esa manera justificar su participación. Historiadores militares estadounidenses, como es el caso de Victor Davis Hanson, han buscado en la historia antigua paralelismos y semejanzas, con el fin de llevar los antagonismos recientes a un pasado histórico legitimador de los sucesos actuales.3 Esa visión, es la que llega a los individuos de las sociedades occidentales y haciendo que los mismos perciban un conflicto armado de una manera distinta, a la que probablemente sea la real. Ruanda fue el estado africano donde se produjeron matanzas atroces por cuestiones étnicas. Pero las milicias de interhamwes fueron armadas y alguien les permitió hacer lo que hicieron. Si las armas entraron por China y Francia ¿Quién las exportó y financió? Las Fuerzas Armadas Ruandesas que estaban asesoradas por los franceses ¿Por qué no intervinieron para impedir las masacres? Francia y Bélgica, dos de los mayores interesados en la antigua colonia ¿Por qué sólo intervinieron para evacuar a los civiles blancos? ¿Qué tiene que ver la DGCR (Doctrina de Guerra Contrarrevolucionaria) de los franceses con las matanzas?4 Demasiados interrogantes se nos pueden presentar como para afirmar simplemente que el problema del genocidio5 en Ruanda, fue solamente un problema étnico. La Situación en Sierra Leona fue de la misma manera conceptuada como de extrema gravedad por los países occidentales. Su respuesta fue acorde a los sucesos: entre 1995-1996 se contrató a la empresa Executive Outcomes6 a intervenir militarmente para detener las matanzas de civiles perpetradas por las milicias del RUF. En 1999, ya no se contrataría a una Empresa privada, sino que Inglaterra se decidía a intervenir militarmente de forma similar a como lo había hecho en la Guerra de Malvinas. También Naciones Unidas llegaría a enviar un contingente de aproximadamente 20.000 hombres, similar a la intervención en Somalia en 1992-1995.
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