••i • HISTORIA MÚSICA ESPAÑOLA DESDE LA VENIDA DE LOS FENÍCIOS HASTA Eli AÑO »E ft$50, por Ütartano Soriano Jktvtts, f-A. BALLE ti O JhK L\ íiHhL Y DISTINGUIDA ÓllDEN ESPAÑOLA DE CARLOS III, DE LA NACIONAL V MILITAR DE SAN FERNANDO DE PRIMERA CLASE, CONDECORADO CON LA MEDALLA DE ORO DEL INSTITUTO ESPAÑOL, V MIEMBRO DE VARIAS SOCIEDADES ARTÍSTICAS Y LITERARIAS ETC., ETC. Música y poesia En una misma lira tocaremos. {Marte—Poema de ta mAsica). TOMOPBIMEKO. oAíiMO ()e 4 855. Establcciiuienlo de música de D. Bernabé Carrara, imprenta de D. Narciso Uamirez ( calle de IÍ6- almacenista de Cámara de SS. MM. y AA., cudcllcrs, mim. 40. callo del Príncipe núm. 15, Los magnates me despojan; los literatos me instruyen, y los hombres industriosos me enriquecen. (Carlos Vprimero de España.) Si se ([iiicre sabor si iin reino está bien gobernado y si las costumbres de los que le habitan son buenas ó malas, cesaminese su música. [Konri , obra del P. Amiol.) Después de catorce años de trabajo y continuado estu• dio, presento ante el fallo del público la Historia de la música española, sino todo lo completa y bien escrita que yo bubiera deseado, al menos con todos los datos y docu• mentos que he podido encontrar, y de el modo mejor que mi escaso talento ha sabido combinarlos é interpretarlos. La lectura de las obras de D. Tojnas Iriarte, Lichten- tal, Víardot, Fctis, Roschlitz, Rousseau y otros, me hicie• ron concebir la idea de escribir esta historia, animándo• me los cinco primeros á ello, y decidiéndome el sexto por sus palabras tan vacias de sentido con respecto á nuestra música. (1) La empresa era colosal y arriesgada , máxime cuando nadie habia escrito sobre este asunto ; pero una vez pen• sado , no vacilé un instante en llevarla á cabo , y empecé á buscar materiales para el efecto. Mi respetable padre D. Indalecio Soriano Fuertes, maes• tro compositor y director de la Real Cámara de SS. MM., D. Basilio Sebastian Castellanos, bibliotecario de SS. MM. Y otros amigos, me facilitaron algunas apuntaciones, yen el año de i 842 publiqué una pequeña muestra de mis ta• reas en la lôeria musical y literaria , primer periódico de música que vió la luz pública en España. Mas esto, era poco á mis deseos; no se llenaba ni con mucho el objeto que me habia propuesto, y emprendí de nuevo mis investigaciones, recorriendo casi todos los ar• chivos y bibliotecas de España y muchas del estrangero; (1) Iriarte, en su Poema de la música pág xxi dice asi: «España ha produci- »do los mas sábios ó ingeniosos maestros do música, de los cuales se nombran al ugunos en el canto III, pág. 64, y muchos mas podría citar el que de intento em- »prendiese escribir una historia de la música española.» Lichtenthal, en su Diccionario de música se espresa en estos términos: «Te- »nomos pocos datos ciertos tocante al estado de la música en España antes del sí- »glo XVI; lo que hay do cierto, sin embargo es, que se hallaban en la capilla del s Pontífice antes de esta época muchos cantores y compositores «spasftoles, lo que • hace presumir que el arte musical estaba cultivado eu este pais.» Viardot, en sus Esludios sobre la historia de las insliluciones, literatura, teatros, y helios artes de España, dice lo siguiente: «La historia de la música (en »EspaBa) seria interesante y curiosa, teniendo un particular aíraethe por ser una »materia nueva de que nadie se ha ocupado todavia ui directa ni indirectamente.» Rousseau, en sus obras do música se esplíca en estos términos: «Los españo- líes, alemanes é ingleses han pretendido por largo tiempo poseer una música pro- »pia i su lengua; y en efecto tenían óperas nacionales que ellos admiraban de buc- »na fé y estaban persuadidos que nunca se abolirían estas obras maestras. En íiu el i placer ha superado en ellos á la vanidad ó al menos se han formado una vanidad »mejor entendida de sacrificar al gusto y á la razón, preocupaciones que tienen á «menudo las naciones ridiculas por el honor mismo á que ellas se adhieren.» y si bien en {{ran parte infruciuosamente, también en al- ¡}una con provecho {jranclc. Pasé una circular ¡i tocios los maestros de Capilla de España , suplicándoles me mandasen una noticia ecsacta de sus antecesores y las obras de mérito que en los archi• vos dejaron ; (\) y aunque unos la remitieron con una pun• tualidad que les honra por el bien que prestan á la nación y al arte, otros no se dignaron contestar ni aun por cor• tesia. (2) Busqué un protector para mi obra porque en este mundo no hay hombre sin hombre, y en todas partes ha• cia donde dirigí mi planta, escuché como el mendigo : ¡Dios le ampare!! Palabra muy usada en nuestra patria para los que ignorándola intriga y la adulación, se entregan solo al estudio : palabra muy usada para todo español que desea hacer algo en bien de su pais : palabra en fin muy usada , para el que no conoce ni quiere conocer esa farsa á la que hoy se lo da el nombre de política. (1) Copia do la circulai': «Señor maestro de capilla de la catedral de Muy «señor mio y de mi inayur aprecio y consideración. Próximo íi publicar la historia »de la música española, y deseoso de dar á conocer lodos los grandes maestros » que liemos tenido en el género sagrado, y sus mejores obras; me dirijo á V. con »la confianza de que al suplicarle tenga á bien remitirme lo mas pronto que le sea »posible, una pequeña apuntación, tanto de todos los maestros que en esa catedral «haya habido, como de sus mejores obras, no quedarán defraudados mis deseos, > pues con ello hace un bien inmenso al arte y á la nación.—Su nombre de V. será )j citado en mi obra entre los que me honran con sus científicas apualacioncs.— » Aprovecho esta ocasión de ofreceTine por su afectísimo y S. S. Q. S. M. B., etc.» (2) Los maestros que contestaron á la invitación, fueron D. Hilarión Eslava, maestro de la Real Capilla de SS. MM.: D. Pedro Alveniz, organista de dicha Real Capilla, maestro de piano de SS. MM. y del conservatorio nacional de música: don Lorenzo Nielia, maestro que fué de la capilla de la Encarnación en Madrid: D.Blas Hernandez, maestro de capilla de la catedral de Logroño: I). Mariano Reig, de la de Málaga: U. Bernardo Cartón, de la de Santander: 1). Tomás Teresa Mallen, de la de Pulencia : 1). Alejo Mercó, de la de Lérida: 1). Antonio Hidalgo, de la de Oviedo: I). Valentin Meliton, de la de Zaragoza: y 1). Salvador Serrano , de la de Córdoba. •orí* » Me era preciso trabajar para subsistir á la par que gas• tar tiempo é intereses en llevar adelante mi pensamiento: pensamiento, que á cada paso encontraba un escollo, y en,cada escollo un triste desengaño. Mas sin embargo, los he arrostrado, los he vencido, y sin un Mecenas que me alentase , ni esperanza de recompensa alguna, he con• cluido la Historia de la música española , desde la venida de los Fenicios hasta el año de -1850 inclusive, sin mas deseo que hacer un bien al arte y á mi patria, y me• recer la aprobación de aquellos que, conociendo que la patria del arte es el mundo, y que como dice Erasmo, la historia no enseña los sucesos de un solo tiempo ó ciudad, sino que es universal doctrina de todos (J) saben dar al artista el lugar á que por sus obras se hace acreedor. Testigo de los tiempos, luz de la verdad, vida de la memoria, maestra dela vida, y nuncio de las antigüe• dades, es la historia según Tulio: (2) á ella apelo para que nos presente esa pintura de cosas memorables como dice Cornélio Agripa, (3) con documentos y noticias verídicas , desconocidas hasta el dia, y deseada por algunos españo• les y estrangeros. (4) (1) Ex. op. Christ, lib. 2. (2) Ciccr. lib. 2.8<)e Oral. (5) De Vers. Stient. (4) El eminente Mr. Fetis, célebre escritor músico, y maestro director del éônservatorio de Bruselas, escribiéndome acerca de la obrita titulada música dra- be-etpañola que publiqué el año de 1855, entre otrascosas me dice: «He tardado »en ofreceros mi reconocimiento y en felicitaros sobro vuestro trabajo; y en la im- »portancia mayor todavía de la empresa valerosa y delicada de una hiiíoria de la »música en Espa&a, historia completamente ignorada del mundo musical y que 1c »ttari á V. con la estimación y reconocimiento do todos los amigos del arle la re» • compensa do su sacrificio.» Mr. Adrian de la Fage, sábio escritor francés y distinguido maestro, entreva• rias cosas me dice:«Estoy encantado del honroso designio queme anunciais de dar » à la música en España el esplendor con que ha brillado y hago los votos mas sin- »ceros para que logreis vuestro objeto.» D. Hilarión Eslava, D. Pedro Alvenia y otros maestros españoles me demues- irán en sus cartas ignales deseos, felicitándome por tan árduo trabajo. Como la música y la poesía nacieron juntas , y á un mismo tiempo, y por las mismas causas han tenido su elevación y su decadencia, serámc permitido hablar de la poesía al par que de la música, puesto quo en mi es• caso modo de entender, no pueden ir la una sin la otra. Los hombres que buscaron para espresar las sensa• ciones del alma , un lenguaje superior al lenguaje ordi• nario; encontraron la música y la poesía, dos artes que tienen un mismo origen, que están basadas sobre los mismos elementos , y cuyos desarrollos vienen á ser casi siempre simultáneos.
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