I Víctor bird Sánchez Sánchez Juan José Mantecón. Crítico y compositor de la Generación del 27

Se cumple este año el centenario del nacimiento de Juan José This ycar marfis the centenar), of the birth of Juan Jose Mantecón Mantecón (1897-1964), una de las figuras peor conocidas de la de- (1897-1964), one of thc least-known figures of the so-called Genera- nominada Generación del 27. Su mayor fama la alcanzó como críti- ción del 27. His greatest claim to lame was as music critic for La Voz, co musical en La Voz, donde tuvo ocasión de analizar y reflexionar where he had che opportunity to analyse and reflect upon thc state of sobre la situación española y europea de su epoca, en un momento both Spanish and European music of the time, during a period of great de grandes cambios. Paralelamente, desarrolló una interesante carre- upheaval. He also made an intcresting career for himsclf as a compo- ra compositiva, con diversas obras donde intenta asimilar las dife- ser, creating va rious worhs in which he attemptcd to assimilatc new rentes novedades musicales, como el carácter humorístico del Gru- musical trcnds, such as the humorous charactcr of 'Les Six' in Circo po de los Seis en Circo y Parada, el neoclasicismo 'españolista' en su and Parada, the 'typically-Spanish' neoclassicism of the Danza del Danza del atardecer o el impresionismo en sus Tres Nocturnos. Tras atardecer, or the impressionism of his Tres Nocturnos. A supporter of haber apoyado los nuevos ideales republicanos, su personalidad the new Rcpublican ideals, he was marginalised alter the Civil War quedó marginada después de la Guerra Civil, muriendo alejado de and dicd far removed from the musical circics he had once played such los círculos musicales en los que tan activamente había participado an active part in. anteriormente.

Juan José Mantecón nació en Vigo en 1897, sarrollo personal que la conducción por determi- aunque muy pronto se trasladó a , desli- nado camino. Esta actitud resulta bastante carac- gándose de su Galicia natal, que apenas influyó terística de su generación, alejándole de la doctri- en su trayectoria musical. En la capital de España, na que impartía Conrado del Campo desde su estudió Derecho en la Universidad Central y se cátedra de Composición del Conservatorio ma- doctoró posteriormente en Filosofía y Letras, lo drileño. que avala una sólida formación intelectual y cul- Su actividad le relacionó con el grupo madri- tural que demostró en numerosas ocasiones en su leño de la denominada Generación del 27, con amplia actividad crítica y docente. cuyos miembros compartió cartel en diversas oca- Se consideró siempre como un músico auto- siones. Sin embargo, su figura ha quedado algo didacta, cuya formación no se fraguó en las aulas devaluada por la enorme importancia que tuvo del Conservatorio, sino en la ávida lectura y estu- Adolfo Salazar como centro catalizador e impul- dio de tratados de armonía, contrapunto, fuga, sor de este grupo de músicos. De esta manera, su junto con el análisis de numerosas partituras, de- labor crítica en La Voz nunca pudo alcanzar el pe- mostrando siempre un interés hacia todos los ti- so del reputado musicógrafo, a pesar del induda- pos de música. Paralelamente recibió valiosos ble interés que poseen sus reflexiones como consejos estéticos de Turina y Falla, así como de muestra de la actividad musical de su momento, orquestación de Pérez Casas. El magisterio de és- que reflejan y apoyan con claridad las nuevas tos surge desde un plano de amistad, no desde orientaciones de la música española durante los posiciones de escuela, buscando más el libre de- arios veinte y treinta.

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1. Actividad critica en La Voz actual europeo que "ha ido descomponiéndose conti- nuamente, asistiendo ahora a su máxima anarquía"3. La labor de crítica musical será desarrollada por Juan José Mantecón presenta su primera crítica Mantecón principalmente en el diario La Voz, bajo el pocos días después con un balance de la temporada seudónimo de Juan del Brezo, en un intento no tanto que acababa de finalizar, donde alaba a la Sociedad de mantener el anonimato —ya que pronto se cono- Nacional de Música por haber ofrecido al público ció el verdadero nombre del autor en los círculos numerosas obras nuevas y desconocidas, "despertan- musicales madrileños— como de mostrar la impar- do así una ávida curiosidad por todo lo reciente' 4 . Refle- cialidad y alejamiento de sus escritos. Dicho periódi- xionando sobre su labor, toma como modelo los do- co surgía el primero de julio de 1920, bajo el título cumentados programas que confeccionaba Adolfo de "Diario independiente de la tarde", como una pu- Salazar para los conciertos de dicha sociedad, debido blicación paralela al matutino y más conocido El Sol. a que son: Así, las actividades musicográficas de Mantecón y Sa- "pequeñas monografías de historia y estética musical, lazar irán paralelas. que cada día tienden más a prescindir de los detalles super- La Voz se plantea como un medio progresista de in- fluos de la técnica, inútiles referencias para el no profesio- clinación socialista, apareciendo desde sus primeros nal y de escasa utilidad para el músico. Son lo que deben números entrevistas con Indalecio Prieto, artículos ser, no frías vivisecciones de árida rigidez didáctica, sino, por el contrario, calurosas y flexibles explicaciones, que sir- sobre la lucha de clases y constantes apoyos a huel- van para que el ánimo del auditor profano no sufra extravío gas y motines, en un momento —comienzos de los en el dédalo de conjeturas que toda música nueva suscita. arios veinte— en que se propaga por toda Europa el Creo que, dada la falta de preparación del aficionado a mú- espíritu de la Rusia revolucionaria surgido en 1917. sica, estos comentarios son de absoluta utilidad para la clara De esta manera, la redacción en una primera edito- comprensión de lo que a su juicio se propone. Advertir por dónde han de dirigirse los pasos y cuál es el terreno sobre el rial proclama conscientemente la influencia de los que se camina, es postulado de toda critica consciente; medios de comunicación sobre la opinión pública, cualquier otra divagación es superflua, y más contribuye a en un esfuerzo "por que el presente sea mejorado, refor- confundir que a orientar. Digamos, aunque sólo sea de pa- mado, trocado en agradable" 1 . Entre sus objetivos figu- sada, que éste ha de ser nuegro lema en futuras criticas y al que prometemos fidelidad."' ra el de conseguir —aunque sólo sea en fantasía— un Madrid cosmopolita y moderno, "rival de París, De esta manera, el crítico de música debe ser ca- Viena, Berlín o Londres, foco de civilización, de riqueza paz de "sulfatar entre las viñas de los conciertos" 6 , selec- de refinamiento, capital merecida de una España ma- cionando las obras buenas, ya que "no es rigor de cen- yor"2. sor lo que obliga a mostrarse a veces desdeñoso o esquivo En el plano artístico se decantan por la moder- con algunos; sino justicia que se les debe a los buenos"7 nidad, con un documentado artículo de Tomás Bo- Esta actitud debe comprenderse en el marco concer- rrás sobre el nuevo y revolucionario teatro circular tístico madrileño de los arios veinte, donde varias for- de Max Reinhardt en Berlín. En idéntica postura se maciones y asociaciones ofrecen una abundante pro- presenta el comentarista de artes plásticas, que firma gramación, que posibilita el conocimiento de muchas con el seudónimo de Juan de la Encina, quien se de las nuevas composiciones europeas y españolas. manifiesta en contra del modelo tradicional de críti- ca dirigida a adoctrinar a los artistas, en favor de otro más libre y descriptivo, capaz de asumir el arte 3 Juan de la Encina, "Critica de Arte: Propósitos". La Voz, 2-VI1-1920. Juan del Brezo, "La música y los músicos". La Voz, 5-VII-1920. Juan del Brezo, "La música y los músicos". La Voz, 5-VII-1920. 6 Juan del Brezo, "La temporada musical". La Voz, 9-V-1921. I "Notas editoriales". La Voz, 1-V11-1920. 7 Juan del Brezo, "La temporada musical. Andante con variaciones". La 2 "Notas editoriales". La Voz, 1-VII-1920. Voz, Madrid. 23-V-1921.

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La actividad era tan amplia que el propio Mantecón Esta postura le lleva a censurar los planteamien- se queja en alguna ocasión de la imposibilidad de tos tradicionales del espectáculo musical, con espe- asistir a todos los eventos musicales, obligándole en cial dureza hacia el tradicionalismo de la ópera, que todo momento a realizar un gran esfuerzo8. mantiene el planteamiento de "la época apasionada y Sus comentarios se apoyan en una profunda eru- turbulenta en la que el divo era el objeto de atención"lb. dición, documentando sus escritos con citas extraí- Este hecho produce la constante repetición de un das de una abundante bibliografía sobre historia de mismo repertorio, tal y como señalaba a finales de la la música. Así sucede con la vida de Beethoven al si- temporada del Real de 1920, con su habitual y fino tuar históricamente el Egmont que interpretaba la Or- tono irónico: questa Filarmónica 9 , el encuentro entre Wagner y "Largos arios llevamos esperando que asome por esta l ° o el comentario de Gau- Rossini citado de Michotte apacible ciudad el atormentado Boris, envuelto, como Mac- tier sobre la personalidad de Wagner". Además, en beth, en su capa real, tras de la que esconde el remordi- diversas ocasiones realiza amplios análisis sobre los miento y el miedo, o la gentil Melisenda de dorados cabe- que fundamenta su posición acerca de hechos musi- llos que, más ingenua que Iseo, prende en el fuego amoroso cales tan diversos como la música de Chopin —para de Gaulod, e Igor, con sus feroces guerreros ptolovesinos y más y más personajes de la moderna comedia lírica, sin que desacreditar la interpretación del pianista Fried- las esperanzas se cumplan, ni el insistente clamor de nues- man 12—, la dirección de orquesta —para alabar a tras quejas les obligue a ser nuestros huéspedes. Willen Mengelberg 13— o el bel canto de la época de Lucia sigue impertérrita doliéndose de la desventura; como nuevo ave fénix, renaciendo de sus Rossini 14 . Incluso en algún momento se atreve a salir Margarita Gautier, del campo musical, proponiendo utilizar un grabado propias cenizas; la casta sacerdotal del viejo Egipto, sin de- jarse convencer por los ruegos de Amneris, y el melifluo de un discípulo de Durero como modelo para carac- Cavaradossi, cantando al lucir de las estrellas cómo es muy terizar al personaje Hans Sachs, debido a su proximi- triste morir fusilado en un amanecer de primavera. Los dad cronológica con el ambiente de Los maestros can- arios parecen no cambiar la faz de las cosas, y nuestro Mu- seo Arqueológico de música dramática, conserva incólume tores 15 . Nos encontramos así ante un músico que adopta una clara posición intelectual y humanística los fósiles de pretéritas generaciones."1' hacia el fenómeno musical, que justifica su labor co- La causa final radicaba en un público nada in- mo fundamental para orientar entre el confuso y va- teresado por la música, preocupándose tan sólo riado panorama musical de los arios veinte. por el acto social que se producía en el Teatro Real, a los que dedica un ácido artículo titulado "Fauna

8 "Reclamo por una vez conmiseración para esta denostada, vapuleada y des- musical: los pingüinos", muy en consonancia con deñada profesión de critico, inda mais, de critico musical, no sólo su jeto este la actitud política progresista del diario en que es- año a su máxima actividad, también a las veleidades y caprichos de unos y otros." Juan del Brezo, "Información musical: Carmen por Conchita Su- cribía: pervia". La Voz, 10-11-1928. 9 Juan del Brezo, "Orquesta Filarmónica. El Egmont de Beethoven", La "El poseedor de una vista normal se percatará en se- Voz, 14-IV-1921. guida de que a tales especies zoológicas les tiene sin cuida- 1 ° Juan del Brezo, "La italiana en Argel", La Voz, 11-V-1928. La obra es do la música y el arte, de que sólo el más elemental senti- la citada con la referencia bibliográfica: C. Michotte, Souvcnirs personnels: miento de asociación y exhibicionismo les lanza a aquellos Wagner a Rossini. 1860. visite de R lugares. Por eso todas las temporadas de ópera languidecen 11 Juan del Brezo, "Recordando a una figura. Ricardo Wagner", La Voz, 13-11-1928. para el verdadero amante de la música, y los empresarios 12 Juan del Brezo, "Friedman y su interpretación de Chopin", La Voz, no tienen la necesidad de calentar su inteligencia en busca 26-X-1920. de nuevas cosas. El pingüino no se interesa nada más que 13 Juan del Brezo, "Primer concierto de Willen Mengelberg", La Voz, 17-V-1921. 14 Juan del Brezo, "Estreno de La Cenicienta de Rossini", La Voz, 31-1- 29-XI-1921. 1928. 16 Juan del Brezo, "Teatro Real. Trovador", La Voz, 14-VI-1921. 15 Juan del Brezo, "Los maestros cantores", La Voz, 19-X11-1921. 17 Juan del Brezo, "La temporada musical, 111", La Voz,

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por sí mismo, y es incapaz de ir más allá de su blanca pe- de algunas figuras como los pianistas José Iturbi 22 o chera. La ópera, mientras no se haga democrática, en un sentido amplio e inteligente; mientras no se haga para per- Brailowsky23 , mostrándose implacable con aquellos sonas capaces, carecerá de valor."18 otros que no buscan una musicalidad en sus inter- pretaciones fundamentada en un estudio profundo La crisis de los espectáculos operísticos —espe- de la obra, que vaya más allá de la superficie de las cialmente en su aspecto de creación— resultaba evi- notas. Los niños prodigios "realizan su misión de con- dente durante las últimas temporadas del Teatro Real, certistas con la dignidad y trascendencia de cualquier lo que llevó inevitablemente al alejamiento del géne- profesional; pero lejos de el se reintegran a su pródiga ni- ro de la nueva generación de músicos que comenza- ñez, bulliciosa, saltarina, colmada de travesuras y ca- ba por aquellos arios. La despreocupación hacia el briolas"24 repertorio —al centrar toda la atención en los can- En el fondo el respeto al hecho musical debe tantes— producía situaciones estéticamente inadmi- conducir a que sea la propia música el eje central de sibles, como una Carmen cantada por el tenor en cualquier tipo de concierto, por lo que no duda en alemán mientras los demás mezclaban el italiano criticar con su ácido humor las prácticas más habi- con el original francés 19 . En una representación del tuales del concierto "burgués", comparándolo con un Guillermo Teil de Rossini la obertura se desplazó al triste circo: comienzo del segundo acto "siguiendo la moda de los principales teatros europeos", lo que dio pie a que el "Comprendemos que el hombre inteligente que guste crítico realizase una aguda reflexión: de la música huya de los conciertos, donde nada se le da para que sacie su anhelo emocional. Estos recitales, estas se- siones musicales se pueden esquematizar en un enorme y "Y así fue, en efecto, para regocijo de los elegantes que disimulado bostezo, que comienza cuando la música da acostumbran a ir tarde. Siguiendo este plausible propósito principio y acaba cuando el ejecutante se retira por el foro: no veo por que no ir haciendo retroceder los mejores trozos una y otra sesión, y todas lo mismo, concluyen por embotar de las óperas hasta el último, y con él construir una especie la sensibilidad del aficionado a música, que termina por ha- de ramillete, ofrenda hecha a los tranquilos y sosegados 'afi- bituarse a encontrar en la música un bebedizo que le hace cionados', con la cual todos saldríamos ganando porque no dormir, porque, seguramente, este deshidratante de la vo- iríamos más que al último acto, y así no cenaríamos apresu- luntad le quita hasta la capacidad del aburrimiento. rados y no iríamos al teatro con el lazo de la corbata a me- No es siquiera un gracioso juego de circo, cuyas ágiles dio hacer."2° y esbeltas piruetas pudieran regocijar nuestro ánimo, subs- trayéndole de momento a la pesada ley cotidiana de stis Idéntico planteamiento siguen sus críticas al vir- preocupaciones orgánicas, no; más bien una enharinada pa- tuosismo falto de toda musicalidad que lucen mu- rodia de payasos, que hemos de oir recogidos y hasta con tristeza, por exigirlo así la ética de la melomanía. El 'minne- chos prestigiosos concertistas. La técnica "debe ser de singer', el trovador de antaño, que se perdió con su laúd en tal índole perfecta, que la materia, el medio por el que se el fondo de nuestro regocijo, que era un festón donosamen- hacen sensibles los conceptos elaborados en el arte, pueda te bordado en el extremo de nuestra dalmática de comen- desaparecer, estar oculto a nuestra percepción, para que sal, que se diluía en el fondo de la copa llena de licor, clan- esta viva sólo pendiendo de lo que se trata de expre- sar"21 . En este sentido, valora positivamente la labor 22 De este pianista alaba "su hondo sentido de la interpretación", apoyado en "un conocimiento sintético de la obra", con "una comprensión estética e histórica", que le lleva a ofrecer un Beethoven de "sentido prerromantico", 18 Juan del Brezo, "Fauna musical: los pingüinos". La Voz, 5-X-1920. interpretación que rompía con los moldes románticos con que se veía 19 El estropicio fue aún mayor ya que el tenor -Kirchoff- cantó la famosa tradicionalmente a dicho compositor. Juan del Brezo, "José Iturbi". La romanza de la flor en francés. Juan del Brezo, "Carmen. Rigoletto". La Voz, Voz, 11-11-1922. 7-11-1922. 23 Juan del Brezo, "la virtud de no ser virtuoso. Brailowsky". La Voz, 3- 2° Juan del Brezo, "Teatro Real. Guillermo Tell". La Voz, 5-XII-1921. 111-1921. 21 Juan del Brezo, "La temporada musical. Andante con variaciones". La 24 Juan del Brezo, "Dos clarísimas inteligencias musicales: Giocasta y Voz, 23-V-1921. Carlos Corma". La Voz, 6-1-1928.

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ficando el vino de nuestra alegría vital, se ha transformado en un pedante concertista de 'chaquet', que entenebrece las horas que debían ser solaces con la estulticia de un arte exangüe y desmedulado, aún cuando parezca armado con una coraza de cartón y un sable de escoba pintado."25

Estéticamente, Juan José Mantecón se une a sus compañeros de generación en el rechazo radical a los ideales del romanticismo musical, especialmente ha- cia Wagner, considerado el máximo representante de dicho movimiento. La polémica sobre la música del alemán gozaba aún de una cierta actualidad en el Madrid de principios de los arios veinte, debido fun- damentalmente a las continuas representaciones de sus obras en el Teatro Real. El crítico de La Voz apro- vechó sus escritos para desarrollar todo su ingenio atacando cada uno de los dramas wagnerianos, como en un divertido resumen del argumento de Tannhäu- ser, donde ironiza sobre el carácter burgués —y por tanto conservador— del tema central: Juan José Mantecón "El caballero Tannhäuser 'minnesinger' de la Corte de Wartburgo, en Turingia, es dueño del amor de una hacen- Sólo la muerte, remedio universal de toda situación dada y hermosa doncella, Isabel; pero un día, sin duda po- dramática difícil, puede redimir al caballero Tannhäuser, y, co antes del matrimonio, se le ocurre la calaverada de ir a en efecto: quien mal anda, mal acaba; sus vicios acaban con correr una juerguecita en un 'cabaret' de camareras, cuya él y con su novia, que de pena sucumbe."26 reputación deshonesta intranquiliza a los inocentes burgue- ses de Wartburgo, y que ostenta el desasosegante título de 'Venusberg'. Allí se entregó a los excesos voluptuosos, que En el fondo consideraba la polémica finalizada, nada tienen que ver con el tranquilo e indiferente amor que señalando que "no crean que el humo que arroja Fafner se fragua en el hogar; y, claro es, la novia, con sus deudos y por sus fauces es venenoso, sino inocente vapor de agua allegados no puede consentir que el novio, en vísperas de casamiento, se entregue a tales excesos, en menoscabo de la del que sirve para la calefacción"27 . No obstante, resul- fe jurada a la que ha de ser su tierna mujercita; pero, al fin y taba molesto tanto el exceso de programación 28 , co- al cabo, la mujer, más sensible que el hombre, y fácil al per- mo la idolatría que sufría a través de las sociedades dón, sobre todo si está enamorada, intercede por él. 'En el wagnerianas, que llevaba al "infantil prurito" de con- fondo es un buen chico y está arrepentido. Si hace algún sa- crificio para mostrarme que de veras me ama, aún puede vertirlo casi en una religión, tal y como señalaba sar- arreglarse todo.' Y en efecto: el caballero, que no es un mal cásticamente en una aguda comparación: muchacho, promete hacer cosas tales, que el perdón ansia- do puede llegar. Pero la fama de sus correrías ha llegado "A Wagner, predicador de otra 'buena nueva', le ha por doquier, y todos reprochan conducta tan censurable. acontecido lo que a los libros santos de los católicos roma- ¡Engañar de ese modo a tan inocente doncella! El, justa- mente desesperado por tan insistentes reproches, clama por sus días de buen humor. 'Quiero divertirme, ya que me ne- gáis el derecho a ser una persona de vuestra catadura'. 26 Juan del Brezo, "Teatro Real. Tannhäuser", La Voz. 7-11-1921 27 Juan del Brezo, "Teatro Real. Lahme". La Voz, 14-11-1921. 28 Al final de una critica a La Walhyria preguntaba a los encargados del Teatro Real: "Y, ahora, señores empresarios: Este año, ¿no va a haber más 25 Juan del Brezo, "La virtud de no ser virtuoso. Brailowsky". La Voz, 3- que Wagner? Las tierras dedicadas a cultivo alterno rentan más." Juan del 111-1921. Brezo, "Teatro Real. La Wallryria". La Voz, 25-XI-1921.

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nos, que no tienen versículo sin comentario, al que todo partido de Debussy, tal como sugiere Mantecón en fiel wagneriano está obligado a bien saber; anatema caerá una sugestiva comparación de ambos músicos: sobre él si confunde el tema de la 'espada' con el de la 'lan- za', y el del 'fin de la primavera' con el del 'principio del "Cómo establecer un punto de parangón entre ésta verano'; y junto con esto todos los comentarios más o me- —Till Eulenspiegel de Strauss— y la deliciosa musicalidad nos metafísicos de estos símbolos, intrincados y esotéricos de la Petite suite de Debussy? Alma de músico la de éste, po- como los del Apocalipsis."29 esía de las infinitas bellezas de sus agrupaciones sonoras; a pesar del cuidado de las estrictamente necesarias para ex- El rechazo del romanticismo llegaba incluso has- presar sus estados de alma: media página cuando no es ne- ta el propio Beethoven, ya que sus "minuciosos desa- cesaria una entera; sus Preludios son clara prueba de ello. Lo contrario son las virtudes de Strauss: inútil prolijidad, obs- rrollos" se encontraban muy alejados de la nueva sen- curidad en su complicado contrapunto, penoso esfuerzo sibilidad del público, haciendo necesario en "el que se trasluce en sus orquestas megalómanas; escribir mú- espectador un esfuerzo muy grande para poderse subs- sica para hacer unas horas de contrapzito; pobres ideas traer al ambiente sonoro moderno"30. Lógicamente, no disfrazadas con traje de cartón pintado."' se libraban de sus ataques compositores posteriores, como Brahms, de quien no censuraba la falta de cali- A pesar de que el impresionismo parecía un len- dad de sus obras, sino el carácter tradicional de su guaje plenamente aceptado en la música de los arios estilo, tan alejado de las nuevas prácticas musicales. veinte, el crítico recoge en La Voz algunas interpreta- En un concierto donde se programó junto a Falla, ciones polémicas de Debussy, como El mar e Iberia aprovechó para descalificar su música, saliendo muy en un concierto de la Filarmónica, obras protestadas mal parada tras la comparación: ruidosamente por el público. Mantecón aprovechó el rechazo para criticar la escasa sensibilidad de los afi- "Junto a estas puras delicias de aroma y color, ‘ có- cionados, realizando un profundo análisis del estilo mo habían de sonar las densas e insípidas armonías de del músico francés y aclarando la posición del arte de Brahms? Músico insensible para lo que hoy exigimos a la Debussy, donde descubre su afinidad con este tipo música, manufactor al por mayor de sinfonías y concier- de música: tos, sin riesgos de aquellas quebraduras a que lo sutil puede conducir. Música de monotonía burguesa, confor- "Muchas veces hemos dicho que Debussy no es un fo- table como buen sillón de peluche, sólido en la confec- tógrafo que se complace en calcar los perfiles; el asunto no ción, que amodorra la fantasía y la invita al más convin- es más que un fondo, en tomo del cual se agrupan en deli- cente y tranquilo suerio."31 ciosas irisaciones todos los colores de la gama orquestal; y esto es lo que nos sorprende: que la gente, si no gusta del Los músicos del posromanticismo reciben un tra- conjunto porque no halla argumento que comentar, no sea tamiento aún más duro. Censura el empeño de su capaz de saborear este o aquel momento de exquisita sono- amigo Lassalle por interpretar las sinfonías de Mahler, ridad, único y jamás oído. Cualquier otra orquestación anterior a Debussy, la más indicando que la primera está llena de "las más chaba- perfecta, parece hecha con receta; se puede estudiar en los canas ideas y los más pobres elementos" 32 , mientras que tratados; esta orquestación es la que no se aprende en nin- las composiciones de Richard Strauss son tachadas de guna parte, la que un genio crea a costa de sus propias "monótonas y pesadas". El nuevo estilo, que había ter- substancias espirituales. Lo que se rechaza no son los nue- minado con todos estos devaneos románticos, había vos procedimientos técnicos. Ya no hay nadie que se asuste de una sucesión de segundas menores o de novenas; son los nuevos planes lo que vive por debajo de la técnica; la teoría, la nueva orientación estética, la que no se admite."34 29 Juan del Brezo, "Teatro Real. Tristän e Iseo". La Voz, 27-1-1921. Juan del Brezo, "Último concierto de la Orquesta Sinfónica". La Voz, 22-IV- 1921. 31 Juan del Brezo, "El cuarto concierto vocal e instrumental". La Voz, 10- 33 juan del Brezo, "Orquesta Filarmónica". La Voz, 28-1-1922. 1-1924. 34 Juan del Brezo, "Claudio Debussy y su Iberia. Concierto con la Or- 32 Juan del Brezo, "La Primera sinfonía". La Voz, 19-X11-1921. questa Filarmónica". La Voz, 25-1-1921.

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En otro artículo señala que el precedente del las obras de la Escuela de Viena, donde presenta un movimiento impresionista está en el Grupo de los fino análisis de Anton Webern, donde muestra su Cinco. Estos compositores rusos habían conseguido moderna sensibilidad: una profunda renovación de todos los parámetros musicales, asumiendo una "nueva modalidad lírica", "Acoge el de Webern una música de verdadera signifi- "armonía no escolástica" o una orquestación donde cación nihilista (nihilismo formal), atenta a un predicado sensorialista, en la que la novedad sonora, el mero juego de cada instrumento adquiere "autonomía sonora"; en nuevos e inéditos timbres del cuarteto se licúa en pianisi- definitiva, "se desfilosofa la música y vuelve por sus mos incoercibles. Es una ultramúsica que rehuye todo bulto fueros sonoros"35. Este nacionalismo renovador se y corporeidad, que vive sólo de luces sonoras, frías, pero opone al tratamiento superficial del folklore del pri- claras, y de tal modo traslúcidas, de tal calidad oníricas, que mer nacionalismo de compositores como Dvorak o aletean ingrávidas allá en un posible plano astral."41 Smetana". Otras novedades son igualmente bien recibidas Uno de los temas más polémicos de estos arios es por Mantecón, como las Danzas rumanas de Bartok, el del Neoclasicismo. En algunas de sus críticas había de las que resalta los atrevimientos rítmicos y armó- señalado que las obras de Mozart o Bach eran "gran- nicos dentro de una visión muy pura del folklore, ya des y equilibradas", destacando su oposición a la que "son casi una transcripción folklórica, sin paráfrasis constante búsqueda romántica de las emociones, en ni comentarios, que en su apariencia simplista e inocen- favor del "predominio del elemento sonoro"42. Este tona guardan, aparte del valor intrínseco del canto po- principio era el que iba a justificar la vuelta a estos pular, la inteligente y nunca trivial armonización de su modelos durante los arios veinte. Así, destaca de un autor"37. cuarteto Hindemith su "recio cuerpo musical" lleno de El crítico de La Voz se manifiesta muy receptivo a "invenciones armónicas y contrapuntísticas" dentro de todo tipo de novedades. Así, sobre las tres piezas pa- una modernidad, que relaciona erróneamente con ra clarinete solo de Stravinsky, destaca la importancia Schönberg43 . Sin embargo, denuncia los peligros de de rescatar el humor en la música 38 . De Malipiero re- llevar demasiado lejos estos procedimientos, que salta el "fino y agudo ingenio" de su Oriente imagina- pueden producir meros calcos sin interés, tal como rio39 . Sobre algunas de las derivaciones futuristas le reprocha a Prokofiev por su Sinfonía clásica: —como La fundición de acero de Mossolof o Pacific de Honneger— desarrolla una razonada teoría sobre el "Los muertos no se resucitan; no hay adrenalina que valga cuando los huesos han pagado el tributo de 'Pulvis poder imitativo de la música, concluyendo que "es eris...'. Por medio del velador, lo que más se consigue es inevitable que al hacer el traslado sufra el objeto las ne- traer ante la imaginación acalorada, reconstruir la silueta cesarias acomodaciones, y sin poderlo evitar, aquí y acu- evanescente de la forma que nos dan los retratos y los archi- llá surge la metáfora musical"40. Incluso, ya en los vos; pero sentarlos al festín de nuestra mesa vital, para que arios treinta, aparecen los primeros comentarios ante gocen y vivan de nuestros manjares, es vana quimera: un pelele con maquinaria de relojería no es un ser vivo. La obra de Prokofiev, músico habilísimo, se parece a una sin- fonía clásica como los propileos o monumentos helénicos, 35 Juan del Brezo, "Concierto de la Orquesta Filarmónica". La Voz, 31- pongo por caso, con que el buen Rey Luis de Baviera quiso 1-1921. 36 Juan del Brezo, "Tercer concierto de la Orquesta Filarmónica. Oscar Esplá, Dvorak, Rossini". La Voz, 7-XI-1921. 37 Juan del Brezo, "Concierto de la Orquesta Sinfónica". La Voz, 12- 41 Juan del Brezo, "El Cuarteto Pro Arte". La Voz, 3-V-1933. 1-1928. 42 Juan del Brezo, "Concierto de la Orquesta Filarmónica. Bordas y Seda- 38 Juan del Brezo, "Piezas de Strawinsky para clarinete". La Voz, 19- no". La Voz, 26-11-1921. IV-1921 . 43 El error se debe al intento de forzar una teoría sobre la importancia de 39 Juan del Brezo, "Concierto de la Orquesta Filarmónica". La Voz, la posición estética sobre la técnica, comparando los cuartetos interpreta- 18-11-1922. dos de Anton Webem y Hindemith. Juan del Brezo, "El Cuarteto Pro Ar- 4° Juan del Brezo, "Concierto de la Sinfónica". La Voz, 8-IV-1931. te". La Voz, 3-V-1933.

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evocar en Munich la época de Pendes: enhiestas y acarto- "El buen intento del maestro Jiménez en La Torre nadas columnatas dóricas, jónicos o corintias, que sostienen del Oro fue cariñosamente acogido. Pero no basta este frontones en los que el más diestro Torwaldsen no consi- zurcido de temas andaluces, demasiado movidos, mas guió más que llenar de finos monigotes seudohelenicos."44 apropiados para el intermedio de una zarzuela de 'rompe y rasga' que para las exigencias sinfónicas de un concier- "4bi Los principales compositores modernos —como to. Debussy, Stravinsky o Bartok— son plenamente aceptados en el repertorio de nuestras orquestas du- En el fondo del problema estaba el empleo inge- rante los años veinte, pese a las reticencias surgidas nuo del material folklórico, en un intento de realis- en algunos sectores del público. Mantecón apoya mo, donde lo único que interesaba era "despertar la con sus críticas esta nueva música, sin necesidad de vanidad y admiración de barrio de cualquier Curro o decantarse por ninguna de las tendencias que repre- mano, y no elaborar esencias líricas"47 . A pesar de que sentaban: impresionismo, neoclasicismo o el nuevo las prácticas musicales de los zarzuelistas del XIX se tratamiento del sustrato folclórico. Lo realmente im- encontraban muy alejadas de la nueva sensibilidad portante era el carácter moderno e innovador de es- moderna, en sus escritos de La Voz no niega la cali- ta música, que rompía con el tradicionalismo en que dad musical de sus principales músicos —especial- mente Bretón48 y Chapí49 había desembocado el romanticismo decimonónico. —, llegando a justificar su actitud como fruto de su época. De esta manera, de- De esta manera, en una información sobre un con- mostrando su sentido de la perspectiva histórica en cierto del Cuarteto Roth reivindicaba que los nuevos la música, señala que el empeño de Bretón y Chapí compositores se equiparasen con los más clásicos: por la ópera nacional era similar al de otros compo- "Ya a nadie puede sorprender ver a los dioses mayores sitores de aquella época como Smetana, Wagner o convivir en un mismo programa con mortales, los que aún Berlioz. Fue el ambiente en el que vivieron el que les no han roto su envoltura camal, y cuya proximidad, no ha obligó a seguir un camino considerado como no mucho, trascendía a sacrilegio: Bartok junto a Mozart y adecuado: Schubert, Strawinsky y Cassella camaradas con Beethoven; pues a Debussy, aunque para conciencias cicateras no pue- "A la intuición de aquellos músicos: Barbieri, Bre- da participar en la misma mesa del ágape olímpico, suele tón, Chapi, Giménez, Chueca y aún Caballero, intuición concedérsele que, por lo menos, ya ronda las puertas de in- a veces casi genial, no les faltó otra cosa que un poco mortal mansión."4" más de oficio y un interés más directo, aun mejor diría- mos una sensibilidad más afinada en las disciplinas men- Su posición ante la música española es similar a la mantenida respecto a la europea. Por una parte, rechaza con benevolencia la ingenuidad de los com- positores del siglo XIX. La música de zarzuela resul- 46 Juan del Brezo, "Li Filarmónica". La Voz, 22-X-1921. 47 Juan del Brezo, "1..a Rapsodia de Ravel, Orquesta Filarmónica". La Voz, taba inapropiada para las salas de conciertos, debido 23-X11-1927. a su escasa consistencia musical, aprovechando para 48 En el articulo aparecido tras su fallecimiento. Mantecón realizó una documentada reflexión sobre la trayectoria del maestro salmantino, no censurar a las orquestas madrileñas cada vez que dudando en reprocharle su equivocado empeño en favor de la ópera na- programaban algún preludio o intermedio. En este cional, a pesar de ser un articulo necrológico. Sin embargo, reconoce al- sentido, señalaba sobre una popular obra de Gimé- guna de sus virtudes: "Bretón dotó a la música del teatro espanol de enton- ces de una orquesta MüS rica y de armonía nuls compleja, de ideas mas nez interpretada en un concierto de la Filarmónica: depuradas". Juan del Brezo, "Fallecimiento de D. Tomás Bretón". La Voz, 3-X11-1923. 49 Sobre el compositor alicantino repite los tópicos de otros musicógra- fos de su generación: "su musa juguetona, a ratos frívola y burlona, aventase 44 Juan del Brezo, "La Orquesta Sinfónica: Sinfonía clasica de Prokofiev". mejor con otro genero, este ya MÜS castizos tradicional, en el que dejó verda- La Voz, 26-1-1928. deras obras maestras, a cuyo agrado y vivacidad han sido pocos los que han 45 Juan del Brezo, "El Cuarteto Roth en la Sociedad Filarmónica". La Voz, podido resistirse; me refiero a la zarzuela". Juan del Brezo, "Rupeno Chapi, 2-111-1928. la ópera nacional y la zarzuela''. La Voz, 20-V1-1921.

56 Víctor Sánchez Sánchez. "Juan José Mantecón. Critico y compositor de la Generación del 27"

tales, para que hubieran realizado una obra de trascen- verdadera piedra de toque para el que cree que la música dencia y no ocasional, y, por tanto, de una vida efímera es algo más que mero pasatiempo")3. y circunscrita a las necesidades del momento."5° En sus críticas dedica especial atención a los nu- Mantecón alaba a lo largo de sus críticas en La merosos estrenos de autores españoles que se realizan Voz la importancia de la misión que estaban reali- durante aquellos arios en que se consolida la creación zando las distintas formaciones musicales españolas. sinfónica de nuestro país, gracias al impulso de for- Así, son numerosas las ocasiones en que elogia la maciones como la Filarmónica de Pérez Casas y la programación de las orquestas Filarmónica y Sinfó- Sinfónica de Fernández Arbós. A aquellas figuras, que nica de Madrid —junto con la más efímera Orques- no ofrecen en sus obras una aportación excesivamen- ta del Palacio de la Música dirigida por Lasalle—, ya te original, les dedica amigables palabras, dentro de que ofrecían la oportunidad de conocer muchas una benévola condescendencia que destaca el esfuer- obras nuevas, dentro de unos conciertos muy equili- zo y valor del creador en el fenómeno musical. De es- brados. En este sentido, reflexiona sobre la labor del ta manera, califica los Arrabales castellanos de Jesús empresario, que debe ser concebida más en térmi- Aroca como una obra "simpática, de buen color orques- nos de cultura que de espectáculo, dentro de una vi- tal"54, la Melodía religiosa sobre un tema vasco de Vi- sión muy avanzada de la importancia cultural del fe- cente Arregui como "ingenua y bondadosa"55, mientras nómeno musical, muy en consonancia con las ideas que sobre el Tríptico del violinista Telmo Vela señala de sus compañeros de generación: que posee "un españolismo sin rebozos, de sonoridades llenas y melodías bien cantables, en la que no se excluyen "La misión del empresario no es, en el espectáculo, ciertas costumbres del modernismo francés en boga"56. la de un mero intermediario, el señor del dinero; es mu- La mayor parte de las nuevas composiciones se cho más activa e importante, con no serla aquélla poco; van a juzgar en torno a los tres ejes estéticos del mo- debe percatarse de que a él le cumple lo que pudiéramos llamar la confección del espectáculo, lo externo, si se mento: lo español, lo francés y lo alemán, señalando quiere, la forma, no pequeño problema, ya que no hay el diferente peso de cada una de estas tendencias en espectáculo capaz sin público." 51 cada obra. En algunas ocasiones esta visión le lleva a complejas divagaciones que conducen a una vía con- Otras muchas agrupaciones reciben felicitacio- fusa, como al valorar el estilo de Oscar Esplá: nes desde La Voz, como la Orquesta de Cámara Ángel Grande, ya que "una orquesta de pequeñas pro- "No se puede decir que Esplá sea por su técnica y tem- porciones, cuidadosamente trabajada y llena de noble y peramento un allegado a la escuela francesa, tampoco a la desinteresado impulso, puede ser un vehículo utilísimo para la vida y cultura musical"52, en una idea muy pa- 53 Juan del Brezo, "Un concierto muy interesante del Cuarteto belga Zim- recida a la que había llevado a Falla a fundar la Or- mer". La Voz, 7-11-1928. questa Betica. Igualmente sucede con los conjuntos 54 Juan del Brezo, "Orquesta Filarmónica". La Voz, 21-11-1921. de cámara, dentro de los que destaca el Quinteto 55 Juan del Brezo, "Concierto de la Orquesta Filarmónica". La Voz, 17- XI-1923. Acerca de las denominadas músicas regionales, Juan José Man- Hispania. Para Mantecón el cuarteto debía ocupar un tecón mostraba su entusiasmo a raíz de una serie de conciertos de auto- lugar fundamental entre las actividades musicales, ya res catalanes y vascos realizados en 1928 en el Palacio de la Música: que ofrecía el estado más puro de ésta, siendo "la "Sería de un positivo valor e interés que lo mismo que Cataluña y Vasconia fueran concurriendo todas las regiones españolas capaces de ello a esta suerte de certamen lírico nacional, y que la música realizara la política de intima fu- sión y penetración que otras actividades, por nuestra desgracia, lo hacen tan Juan del Brezo, "Un homenaje al maestro Bretón". La Voz, 26- parva y esporádicamente. Aprendamos, por intermedio de sus mejores músi- XII-1927. cos, a cantar con todas y cada una de las porciones de la patria; amémoslas, 51 Juan del Brezo, "Concierto de la Sociedad Cultural de Música". La Voz, conociéndolas en lo que tengan de más alto y significativo..." Juan del Brezo, 2-XI-1923. "Vasconia en el Palacio de la Música". La Voz, 30-1-1928. 52 Juan del Brezo, "Presentación de la Orquesta Ángel Grande". La Voz, 56 Juan del Brezo, "Primer concierto del Quinteto Hispania en la sala 29-X1-1932. Aeolian". La Voz, 15-1-1924.

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alemana, bien que la preferencia por determinadas sonori- ennoblecen en sus manos sin perder el recuerdo poético y dades orquestales, el compacto tejido armónico, le acer- añorante de donde vienen 1...1 Podrá ser su música todo lo quen coincidencialmente a ésta más que a aquélla, al menos local y concreta que se quiera; ello, en vez de restarle méri- en apariencia; empero, no sería muy disparatado pensar tos, bien al contrario, se los presta valiosos, ya que el tópico que en el resultado de una inteligente fusión de entre am- universalista del arte ha quedado ya trasnochado; ahora le bas puede hallar un eco y explicación el sentido lírico de pedimos que concrete y nos emocione con muy peculiares Esplá."57 y determinadas emociones. Su jardín es tan pequeño como bien perfumado y dispuesto; jardín para gozar de las mas De cualquier forma la balanza debe inclinarse concentradas esencias de la música, y así han llegado a los mas apartados rincones del mundo sin perder nada de su más hacia lo francés, ya que lo alemán sigue siendo fragancia, sin que las desvirtúen las confeccionadas en los sinónimo de romántico, y por lo tanto contrario a la mejores laboratorios líricos."59 sensibilidad moderna, tal como hemos visto ante- riormente. Incluso aunque los rasgos estilísticos "ger- Hay que reconocer la influencia de Falla sobre la mánicos" se oculten con otros más actuales, constitu- generación inmediatamente posterior, a pesar de que ye una clara muestra de desorientación estética, tal y el alejamiento de nuestro gran músico de los am- como le reprocha a Conrado del Campo, tras el es- bientes madrilerios60 le colocaba aparentemente al treno de Kasida: margen de la evolución musical de los arios veinte. Su magisterio pesará fuertemente sobre figuras como "Creíamos que este infatigable músico había encontra- 61 , e incluso sobre el propio Mante- do el módulo que le convenía; pero Kasida nos desorientó con esa fluctuación de lo típico de la escuela alemana a lo cón. De esta manera, su obra tendrá un enorme peso que es peculiar de otras modernas escuelas que nada tienen sobre los nuevos estilos con base en lo español —no que ver con las tendencias wagnerianas [ ...I se ve bien clara- sólo andaluz como en El amor brujo, sino también mente que éste no es su modo de pensar y que no obeglece castellano como en el Retablo— o en el neoescarlatis- a una convicción sincera, a una verdadera necesidad."5° mo del Concierto, constituyendo modelos decisivos para los nuevos compositores. Sin embargo, su ver- La figura que se considera fundamental en la dadero influjo estará en su actitud hacia la música; música española de aquel momento es, sin lugar a un acercamiento desde una perspectiva muy moder- dudas, . Mantecón muestra hacia el na —similar a la de Debussy—, que busca como compositor gaditano idéntica admiración que los principio liberar al arte de los sonidos de todas las componentes de su generación. Su genialidad consti- ataduras academicistas en que había derivado el ro- tuye un caso aparte dentro del panorama musical es- manticismo decimonónico, que habían impedido su pañol, como lo refleja cada vez que escribe sobre él total desarrollo expresivo. Ésta será la gran herencia con apasionadas palabras: de Falla sobre los músicos de la denominada Genera- "Son muy viejas nuestras preferencias por Manuel de ción del 27. Falla, y nunca le hemos disputado uno de los primeros pues- Como resultaba lógico, Mantecón apoya desde tos en nuestra música. Es, sin duda el compositor que ha asi- sus críticas de La Voz las principales creaciones de milado nuestro ambiente musical del modo más pleno y po- sus compañeros de generación, aunque siempre sin ético; en nadie viven como en él, con mas claridad y perfume, los giros y ritmos típicos de la tierra hispana, depu- rados, tamizados a través de su espíritu agudo y bien dotado. [...I Los elementos que toma del folklore se clarifican y 59 Juan del Brezo, "El maestro Arbós en el Real". La Voz, 10-1-1924. 6'3 En una entrevista realizada por Mantecón tras el regreso de Falla de París en 1920, el compositor gaditano muestra sus deseos de huir del ruidoso ambiente madrileño, refugiándose en Granada. Juan del Brezo, 57 Juan del Brezo, "Festival Oscar Esplá en el Palacio de la Música". La "Lo que dice Falla a su regreso de París". La Voz, 12-V11-1920. Voz, 5-111-1928. 61 Emilio Casares, "Manuel de Falla y los músicos de la Generación 58 Juan del Brezo, "Conrado del Campo y José lturbi". La Voz, del 27, en Manuel de Falla ira la Spagna e l'Europa. Florencia: L. 11-11-1922. Olschki, 1989.

58 Víctor Sánchez Sánchez. "Juan José Mantecón. Critico y compositor de la Generación del 27"

llegar al impulso que ejercía Adolfo Salazar desde El Sol. A éste le llama cariñosamente "querido e infatiga- ble compañero", resaltando la "fina sensibilidad" de sus canciones que "huyen de lo trivial y manido para ele- varse por cima de lo cotidiano y burgues"62. Con moti- vo del estreno de su fantasía para cuarteto Rubaiyat de inspiración oriental, ofrecido por el Quinteto His- pania en la Sala Aeolian, realiza un profundo análisis donde destaca la novedad de los distintos rasgos esti- lísticos de la obra, con una lucidez que refleja sus amplios conocimientos musicales:

"...se consigue con giros melódicos de aceptada conve- niencia, por ritmos complejos que se apartan de la cuadra- da periodicidad que enseñan los manuales, pero seguros y bien característicos; por inusitadas agrupaciones sonoras, nunca más plenamente justificadas; por finas armonías, que, a pesar de lo nuevas e insospechadas, podrían buscar- se para ellas explicaciones que no alarmasen el cerrazón mental de cualquier arcaico severo pedagogo. ¿Y la forma? ¡Ah terrible campo de batalla! Si las nuevas ideas han crea- do un nuevo tipo de armonía, de color orquestal que se pu- Juan José Mantecón junto con Ernesto Halffter y Adolfo Salazar siera a su servicio, cómo no habían Še engendrar un dis- tinto y útil molde donde guarecerse?"6' tuye un deleite profundo. Primavera de sonidos, de ritmos graciosos y flexibles, de timbres instrumentales en melodías El impulso más fuerte del nuevo grupo de com- de jugosa invención, música sin rigideces ni corsé, que debe positores va a surgir de la prolífica labor de juventud la redondez de sus formas y la turgencia de las carnes a la de Ernesto Halffter. Mantecón no duda en elogiar sus fibra y el músculo elastizados al sol de un temperamento fi- obras, calificando su famosa Sinfonietta como "la obra namente musical."65 más rotunda y perfecta de su autor"64. Destaca tanto su Su hermano mayor —— encon- moderna sensibilidad como su espontaneidad juve- nil, que confiere una gran capacidad renovadora a tró un eco posterior en los escritos de Mantecón, ya sus creaciones musicales. Su empleo de las formas que "trabaja despacito, pero cuidadosamente y poniendo clásicas no deja de ser secundario en su estilo, donde todos los tildes y puntitos que necesita la música"66. In- lo importante es la propia materia sonora, dentro de dica el carácter "miniaturista" del estilo de su Suite, un concepto progresista del neoclasicismo. Así, sobre inspirado en los "secretos e innovaciones" de Sch3n- su Sonatina escribe en La Voz: berg67 , así como la proximidad con el Falla más avanzado en su "scarlatiana" Obertura concertante "...prorrumpimos en loores a esta música inspirada, de "más clara y amablemente melódica"68. Su tratamiento fragancia juvenil, sabrosa y bien condimentada, que consti- de los elementos nacionales, en una línea de diluido

62 Juan del Brezo, "Noticias musicales: Aga Lahowska y Pura Lago". La 63 Juan del Brezo, "Concierto de la Orquesta Filarmónica en el Teatro de Voz, 10-11-1922. Estas palabras se refieren a Las rosas de Saadj, uno de los la Zarzuela", La Voz, 7-111-1928. lied de Salazar interpretados en dicho concierto. 66 Juan del Brezo, "Obertura Concertante de Rodolfo Halffter". La Voz, 63 Juan del Brezo, "Segundo concierto del Quinteto Hispania en la Sala 25-1-1933. Aeolian", La Voz, 17-1-1924. 67 Juan del Brezo, "Suite de R. Halffter". La Voz, 21-111-1928. 64 Juan del Brezo, "Un recital en honor de Ernesto Halffter", La Voz, 13- 68 Juan del Brezo, "Obertura Concertante de Rodolfo Halffter". La Voz, 11-1928. 25-1-1933.

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nacionalismo progresista, es descrito con un sugesti- trayectoria crítica y pedagógica. Sin embargo, no se vo tono metafórico, acerca del Divertimento para debe a un problema de falta de tiempo para la com- cuarteto de cuerdas, en un brillante pasaje donde posición, sino de un diferente planteamiento ante el une expresividad literaria y agudeza analítica con hecho creador en la música. Como sucede con otros una fuerza inusual en la crítica musical: muchos compositores de su época —no sólo españo- les— la concepción del fenómeno musical como un "Se percibe que Halffter ha sentido la intima alegría en acto cultural, y, por lo tanto, intelectual, le aleja de la hacer pasar cual centellas —preferís sonrisas?— aquel te- visión del artesano creador, dispersando más su la- ma de pasodoble, aquel otro de sevillana, etc., sobre las as- bor en este campo, lo que le permitió desarrollar cuas y alfileres de mordacidad disonante. ¿Vamos a ver que les pasa a estos personajillos en cuanto se les saque del gas- otros aspectos distintos. En este sentido, el paralelis- tado lecho armónico en el que han vivido en charangas y mo con Adolfo Salazar —el otro gran crítico de su zarzuelas? Y para que adquieran un carácter tránsfugo y generación— es evidente. asustadizo que quieren lucir al sentirse retenidos por la ca- Por otra parte, el oscuro paradero de su bibliote- beza o la cola de la cadencia, se hacen vidriosos; pero como ca, así como la no excesiva difusión de sus composi- no pueden incomodarse, porque se hallan sobre un auténti- co soporte musical, devienen felices y divertidos para el es- ciones, plantean numerosas lagunas a la hora de pectador."69 abordar el estudio de su labor en este campo. En di- versos programas y libros se citan una serie de obras, Idénticos apoyos reciben los estrenos de los res- cuyas partituras no hemos podido localizar, mientras tantes miembros del grupo madrileño de su genera- que de otras apenas ha quedado la referencia heme- ción, siempre en función del personal estilo de cada rográfica. Entre sus obras conservadas podemos ob- uno de ellos, en especial y Julián servar un cierto eclecticismo que le lleva a probar di- Bautista, ya que las principales creaciones —siempre ferentes tendencias como el impresionismo en sus muy escasas— de y Gustavo Pit- Nocturnos, el neoclasicismo en su Sonatina, el tono taluga son algo posteriores, mientras que la obra de irónicamente ligero del Grupo de los Seis en Parada Rosa García Ascot pasó bastante desapercibida. El o Circo, o un nacionalismo avanzado en la Danza del grupo catalán era desconocido en los ambientes mu- atardecer, dentro de un esfuerzo por asimilar las co- sicales madrileños, ya que las dos principales orques- rrientes europeas más progresistas del momento. tas apenas programaban sus composiciones en la ca- Una de sus composiciones más interesantes es su pital de España. De cualquier forma, Mantecón a tríptico para piano titulado Circo, formado por tres través de sus críticas en La Voz elogia la búsqueda piezas, que fueron publicadas por la editorial Música musical que plantea la nueva generación, sin necesi- Española con unas colorísticas portadas de Daniel, dad de decantarse por ninguno de los estilos emplea- que reflejan su carácter divertido. La primera se titu- dos, ya que lo fundamental era el carácter de libertad la Serenata del grillo, indicándose debajo "Rapsodia que planteaban en consonancia con sus colegas eu- española". En ella, utiliza diversos diseños "españo- ropeos. les" —uno que reproduce el descenso de una caden- cia frigia, otro floreo con un adorno en tresillos y uno final sobre notas repetidas— tratados de forma 2. Su obra musical entrecortada, con continuas interrupciones. La obra está presidida por una tendencia atonal, careciendo La labor compositiva de Juan José Mantecón no su estructura armónica de cualquier funcionalidad fue muy extensa, compatibilizándola con su amplia jerárquica. Predominan las disonancias, no sólo de segundas, sino de varios sonidos consecutivos, lo que le da un fuerte toque picante a la partitura. Ade- 69 Juan del Brezo, "La nueva música española. El cuarteto Rafael". La Voz, 29-IV-1931. más, algunas indicaciones nos delatan las intencio-

60 Víctor Sánchez Sánchez. "Juan José Mantecón. Critico y compositor de la Generación del 27" nes humorísticas, como en los últimos compases can inteligente contento. Unas melodías perfectas, claras, donde se señala "con ganas de terminar". El trata- asequibles para todos los libres de prejuicios, para los que han depurado su espíritu con las luchas frías y tonificantes miento de los temas nos recuerda al Falla de la Fan- del arte moderno, ajeno a sensibilidades de manicura y a tasía Betica, aunque aquí el carácter trascendente del los barios templados con agua de melisas."70 gaditano se ha transformado en una parodia de la música española. En una línea similar se plantea Parada, estrena- La segunda pieza es un Adagio, titulado El oso da por la Orquesta Filarmónica en abril de 1928, triste. En ésta se busca la ingenuidad pianística de Sa- bajo la dirección de Pérez Casas. El propio autor de- tie, mediante sencillos ostinatos en el acompaña- finía al día siguiente sus intenciones que justificaban miento —señalado inicialmente como "pesado, mo- los medios empleados, en un comentario aparecido nótono y bien marcado"— y desconcertantes en La Voz: deslizamientos modales. El tema principal produce un logrado efecto politonal. En contraste se ofrecen "Sólo quiero decir, que en la obra, de reducidas di- elementos cómicos, como un diseño circular sobre el mensiones, se persigue con gesto humorístico, ironizado, quizá mejor, el escorzo de una marcha de soldados, cuyo que el oso "baila la mona" y otro pasaje "pesado y nombre 'Parada' mantiene ya viva la paradoja: Marcha para- lento". La última es un Escherzo, sobre el que se desa- da. Se prescindió deliberadamente de los instrumentos más rrolla El vals de los mosquitos. El vuelo de los insectos expresivos de la orquesta, violines, para refugiarse en los to- se representa con un trémolo contra unas notas pica- nos fríos y desapasionados de la percusión y los instrumen- tos de viento; todos ellos usados en parvas proporciones, das, que contrasta con el carácter "gracioso y movi- sólo dos tiempos, dos fagots, clarinetes, flautas, en igual do" del vals. Al igual que en las demás piezas, huye proporción, y un trombón solo. "71 de cualquier referencia a una armonía triádica, en fa- vor de unas disonancias de tendencia atonal. De Mantecón intentó mantener su anonimato seña- nuevo, se potencian los elementos graciosos, me- lando que no opinaba sobre el estreno, debido al diante continuas paradas y arranques bruscos que re- "parentesco" que le unía con el autor, aunque su flejan el loco vuelo de los mosquitos. compañero en El Sol, Adolfo Salazar, desveló que se Circo constituye uno de los escasos intentos de trataba de Juan del Brezo de La Voz. El conocido crí- los músicos de la Generación del 27 por introducir tico alabó la composición en parecidos términos co- en nuestro país el tono humorístico y ligero del Gru- mo "un cuadrito rebosante de fino sentido humorístico, po de los Seis, donde lógicamente son inevitables las de intenciones burlescas muy bien logradas, de un con- referencias irónicas al españolismo como en La sere- cepto del arte en escala menor y en donde a la vuelta de nata del grillo. En alguna de sus críticas reivindicó el una apariencia despreocupada se descubren atisbos y humor en la música, como un factor renovador que agudezas que no suelen ser pasto general de nuestra grey rompía con el pesado legado del romanticismo, tal y musical", indicando además las claras relaciones de la como señala acerca de una obra de Stravinsky: obra con el mundo francés de Satie:

"El siglo pasado desterró el buen humor de la música "El título mismo que Mantecón ha puesto a su obrita (también de las otras artes), y la generación presente vive el indica el deseo de que se conozca el credo en que comulga, `malheur', ya recocido, del romanticismo. Por eso, cuando ya que la Parade de Satie fue uno de los proyectiles de los los jóvenes y sanos de espíritu no pudieron resistir el im- jóvenes petardistas de posguerra. La Parada española tiene pulso vital de la carcajada, profundamente sana y moral, una significación distinta en lo que se refiere al alcance del que lavaba el espíritu de 'masoquismos' pútridos, horrori- vocablo, y el título español no quiere decir, por lo tanto, lo zaron y asustaron a los que vivían en perpetuo ayuno de alegría. Las tres piezas para clarinete solo, de Strawinsky, per- 7° Juan del Brezo, "Piezas de Strawinsky para clarinete". La Voz, 19- tenecen a esta clase de arte, que nos compensan la molestia 1V-1921. del cotidiano vivir, que nos llenan de alegría y que provo- 71 Juan del Brezo, "La Orquesta Filarmónica". La Voz, 4-IV-1928.

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mismo que el francés; pero sí una especie de indicación de Todos estos recursos se ofrecen dentro de un con- la genealogía del compositor. Por lo demás, si una obra de cepto formal muy libre, donde predomina la yuxta- arte es una especie de autobiografía, la Parada de Mantecón es una especie de autocaricatura."7` posición a la manera de Stravinsky o Falla, en quienes directamente se inspira. Se trata de un concepto mo- Estas dos obras situaban a Juan José Mantecón derno de forma, tal y como indicaba el propio Mante- en la línea más vanguardista de los músicos de su cón en la critica de Rubaiyat de Adolfo Salazar: generación. Resulta sorprendente la rapidez con que "La forma ni se ha ensanchado ni se ha encogido; la se conocían y asimilaban las tendencias europeas del nueva técnica la empuja y le ha hecho perder aquella apa- momento, especialmente las que surgían en el am- rente redondez a que se nos había acostumbrado; la ha lle- biente parisino. En este sentido, la relación de esta nado de múltiples aristas de insospechadas curvas. El pro- obra con Parade de Satie, estrenada por los Ballets blema del equilibrio rítmico y de la oposición y contraste consubstancial con toda clase de música se maptiene incó- Russes en 1917, conocida no sólo por el propio au- lume, pero se llega a él por distintos medios."7" tor sino también por el crítico Adolfo Salazar, cons- tituye una clara muestra del carácter abierto y reno- Esta obra fue ofrecida en un concierto que supo- vador de la Generación del 27 desde sus inicios. nía la presentación en del grupo de Ma- En un planteamiento diferente se presenta la drid de la Generación del 27, organizado por la Aso- Danza del atardecer, que parece corresponder con la ciación de Música de Cámara, a cargo de la Orquesta que Soperia denomina Canción de la tarde, datada en Clásica en febrero de 1931. En el programa de dicho 1930. La partitura está destinada a una formación evento, Juan José Mantecón, firmando con su seudó- más clásica, huyendo de los experimentos de Parada. nimo habitual Juan del Brezo, exponía las intencio- En ella se busca un sentimiento "español", dentro de nes que unían a estos ocho compositores —Julián un tratamiento moderno, basado en múltiples ele- Bautista, Rodolfo y Ernesto Halffter, Fernando Rema- mentos dispersos, heredado del Falla de El amor bru- cha, Gustavo Pittaluga, Rosita García Ascot, Salvador jo y El sombrero de tres picos. Los temas carecen de Bacarisse y el propio crítico— mostrando la debili- cualquier tipo de regularidad, poseyendo un sabor dad de sus nexos de unión: modal. Otros diseños se plantean como simples fin- reos en torno a una nota, que buscan idénticas sono- "El vínculo que liga a los ocho compositores 1...] es ridades. Armónicamente se huye del atonalismo an- únicamente el amor al arte de los sonidos; la necesidad de terior, buscando apoyos diversos (en La m y Mi M) dar forma lírica a sus emociones y conceptos. En puridad empleando incluso cadencias andaluzas, que se com- de verdad no puede decirse que la misma estética o la mis- ma técnica conforme y anime sus producciones. Han prefe- binan con usos más impresionistas, como tríadas pa- rido mantener incólume, en lo posible, la individualidad, ralelas o acordes de quintas superpuestas como al con sus vicios y virtudes, que someterlas a la estricta regla comienzo. Los elementos rítmicos se presentan de de una especie de cenobio que, si acaso diera al grupo mas forma igualmente aislada, como pequeñas células no cohesión, restaría lo que es característico de la obra de arte: personalidad, autonomía, perfil propio. Pero como el perfil desarrolladas. Los recursos orquestales son emplea- de las cosas vive en función del distomo del paisaje que lo dos con gran virtuosismo, destacando las grandes rodea, es fatal que el producto de estos ocho músicos man- exigencias a los violines, buscando diferentes efectos: tenga, aunque remota, una comunidad espiritual y de factu- arpegios sull pon ticello, acompañamientos rítmicos ra, que los aproxime, evitando ent,rç ellos un manifiesto an- tagonismo o explícita enemistad."'' collegno, un pizzicato donde se indica "casi guitarra", largos armónicos que dan un cierto colorido a la or- questación o arrastres en dolcisimo. 73 Juan del Brezo, "Segundo concierto del Quinteto Hispania en la Sala Aeolian". La Voz, 17-1-1924. 74 Juan del Brezo, Asociación de Música de Cámara de Barcelona. Pro- grama del concierto celebrado en el Palau de la Música Catalana el 11 de 72 Adolfo Salazar, "Parada de Mantecón". E/ Sol, 3-1V-1928. febrero de 1931.

62 Víctor Sánchez Sánchez. luan José Mantecón. Crítico y compositor de la Generación del 27"

Sus tres Nocturnos, a pesar de que el título pue- composición se encontraría en la misma línea neo- de sugerir un acercamiento al estilo impresionista, clásica de los tres Nocturnos. se encuentran más cercanos al neoclasicismo de cor- Además de su interesante producción orquestal, te español, que cultivó su generación durante la dé- cultivó en diversas ocasiones la música de cámara, en cada de los treinta. En ellos intenta evocar diferentes obras que permanecen en paradero desconocido, co- estilos "históricos", siempre dentro de un tratamien- mo un temprano Quinteto para piano y cuerda (1921), to muy libre. La obra está concebida para una for- un Trío para arpa, flauta y piano (1930) con inevita- mación orquestal de cámara, con maderas a pares, bles referencias a la sonata de Debussy, un Cuarteto dos trompas, arpa y celesta, y la intervención de los (1931), una Habanera para violonchelo y piano, una timbales en el último nocturno. Romanza para violín y otro Trío para piano, flauta y El primero —titulado Madrigal— toma como clarinete, además de Dos Sonatinas para piano. base dicho género renacentista, por lo que se articu- Entre las obras no localizadas, Federico Sope- la en diferentes secciones contrastantes. La melodía ña76 menciona la música para el Entremés de la rabia inicial —que se reexpone al final— posee una es- (1940), Capa de pasos, Españolada, mientras que Sa- tructura modal, cuyo tratamiento armónico consi- lazar77 cita dos composiciones más para orquesta, ti- gue evocar sonoridades arcaicas. Destaca la delica- tuladas Conseja y Alborada. deza de la orquestación, especialmente por el Otro aspecto destacable en su producción musi- empleo de las arpas y la celesta. El segundo se deno- cal son sus canciones, citadas por Antonio Fernán- mina XVIII, indicando al comienzo "movimiento de dez Cid en Canciones de España, donde se señalan los pavana lento", aunque tan sólo conserva el tempo elementos básicos del género: de dicha danza. Su elegante tema principal –sobre un ritmo ternario–, se armoniza tonalmente, dentro "Tres elementos pueden discriminarse en todo lo can- de una vuelta a estructuras melódicas claras, aunque table: lo melogenico (propiamente musical), lo logogénico siempre sin perder la sonoridad moderna producida (idiomático) y lo patogénico (emotivo). La falta de cohesión de estos elementos hace peligrar lo que la estética contem- por el continuo uso de disonancias. Se realizan dife- poránea denomina eusinopsia y complexidad, es decir, uni- rentes variaciones, y pasajes contrastantes —en tem- dad y comprensión." 78 po y ritmo— con temas señalados como graciosos, aunque sin perder la elegancia dieciochesca del noc- Para estas piezas recurrió frecuentemente a tex- turno. El último lleva el título de Luna pálida, con- tos de poetas históricos, especialmente del mundo sistiendo en un movimiento lento de carácter estáti- medieval como en las dos Canciones y decires del co, con constantes ostinatos en el bajo, sobre los Marqués de Santillana (1930), Dos coplas de Mingo que se escuchan temas modales, en una línea similar Revulgo (1931), un Madrigal de Gutierre de Cetina a los anteriores nocturnos. (1942) o Avelaneiras floridas de Juan Zorro (1946), En noviembre de 1932 la Orquesta de Cámara juglar gallego del siglo XIII. Además, utiliza poesías de Ángel Grande estrenó en el Teatro Español una del Siglo de Oro en un Romance de Góngora (1942) Sonatina para orquesta de cámara de Juan José Man- y ¡Oh! Dulces prendas de Garcilaso (1947). Destacan tecón, que no hemos localizado. En el artículo de La igualmente sus tres canciones basadas en poemas de Voz el propio autor la calificaba como "obra modes- Antonio Machado: Todo pasa y todo queda (1922), La ta", a lo que añadía el redactor que "todo el buen gus- to y la moderna y viva inquietud intelectual de nuestro camarada hallan expresión bellísima en esta obra"75. La 76 Federico Sopeña, Historia de la música española contemporánea. Madrid: Ediciones Rialp, 1958. 77 Adolfo Salazar, La música contemporánea en España. Oviedo: Universi- dad, 1982 (facsímil de la 1' edición de 1930); p. 284. 75 Juan del Brezo, "Presentación en el Teatro Español de la Orquesta de 78 Antonio Fernández Cid, Lieder y canciones de España. Madrid: Editora Cámara de Ángel Grande". La Voz, 29-X1-1932. Nacional, 1963; pp. 48-9 y 346-7.

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tarde está muriendo (1930) y Anoche cuando dormía tualidad musical. Sin embargo, pronto apareció fir- (1940). El uso de elementos populares se realiza en mando diversos artículos en apoyo de la nueva orga- Dos canciones sobre texto popular (1931) instrumenta- nización de la música, que daría lugar a la creación das para orquesta, Canción de cuna (1946) y en los de la Junta Nacional de Música y Teatros Líricos me- dos Villancicos (1943). Como curiosidad colabora diante el decreto de julio de 1931. Un par de meses con Rafael Rodríguez Delgado en 1944 en Festival y antes se publicaba en La Voz un escrito que llevaba el Homenaje a Cuba. En la mayoría de ellas, preside el sugestivo título de "Timbre de alarma: intereses de la elemento historicista, tanto castellano como gallego, Música Española" 81 , en el que se proponía que dos dentro del estilo ecléctico habitual. de las más significativas personalidades musicales de Su producción musical abarca gran variedad de nuestro país —Manuel de Falla y Oscar Esplá— tu- géneros y estilos, que reflejan su interés por muchos vieran cargos de responsabilidad en las nuevas orga- y diversos aspectos musicales, donde se integran y nizaciones. La propuesta estaba firmada por siete de asimilan gran variedad de elementos estilísticos, que los integrantes del denominado Grupo de Madrid de parten de las principales corrientes europeas —im- la Generación del 27: Salvador Bacarisse, Gustavo presionismo y neoclasicismo— sin renunciar a los Pittaluga, Fernando Remacha, Rodolfo Halffter, Ju- elementos espariolistas, con un tratamiento progre- lián Bautista, Rosa García Ascot y Juan José Mante- sista del folklore, heredado directamente de Manuel cón. de Falla. En las críticas de estos arios, Mantecón incluye diversos comentarios sobre las finalidades sociales de la música, como sugiere al resaltar el "valor democrá- 3. Últimos arios tico y divulgador" de una agrupación de pulso y Tras la proclamación de la República en abril de púab‘2 . En una línea similar, publica un artículo con 1931, el diario La Voz se sumó a los nuevos ideales una serie de propuestas para mejorar la situación progresistas, no sólo en el plano político, sino tam- económica de los músicos del Ejército, agradeciendo bién en el cultural y artístico. El crítico de artes plás- a la administración de la República la sensibilidad ticas —que firmaba como Juan de la Encina— mani- demostrada, ya que terminaba con "el menosprecio festaba que surgía una "nueva primavera española", ya que significaba una actividad que tiene en la historia que finalmente se podían llevar a la práctica las aspi- honda y profunda significación"ö3. De esta manera, el raciones por las que llevaba luchando desde hacía crítico a través de La Voz mostraba un decidido apo- quince arios. Un aspecto fundamental era el apoyo yo a la nueva situación política. oficial de la Administración, que debería impulsar el Por estos arios, inicia también su serie de críticas desarrollo y difusión de las actividades artísticas, discográficas, tituladas "Revista de Discos". En ellas con especial atención a las manifestaciones más ac- repasa sin gran profundidad las novedades que le tuales, hasta entonces relegadas por "el snobismo y enviaban las principales casas del momento —como la influencia social y estatal de gentes de alto rango"79. Regal, Odeón o La Voz de su amo—, intentando Juan José Mantecón se mostraba menos entusias- abarcar los numerosos discos que recibía, sin reali- ta, limitándose a comenzar su siguiente crítica seña- zar ningún tipo de distinción. En una de ellas, co- lando "lo candente y vital de los felices acontecimientos mentando la aparición de unos discos de conversa- por los que pasó nuestra patria en estos días"80, conti- nuando con modestia su labor de cronista de la ac- 81 VV.AA. "Timbre de alarma: intereses de la Música Espanola". La Voz, 6-V-1931. 79 Juan de la Encina, "El arte y la República". La Voz, 21-IV-1931. 82 Juan del Brezo, "Orquesta Ibérica". La Voz, 3-V-1933. 8° Juan del Brezo, "Información musical: Orquesta Sinfónica". La Voz, 83 Juan del Brezo, "La República y los músicos mayores del Ejercito". La 21-IV-1931. Voz, 18-X1-1932.

64 Vtctor Sánchez Sánchez. "Juan José Mantecón. Critico y compositor de la Generación del 27" ciones en inglés reflexionaba sobre las funciones manifestaciones anteriores de Mantecón— el carác- culturales del fonógrafo, que estaba alcanzando cada ter moderno de Brahms, pese a su romanticismo86. vez mayor difusión: Además, no duda en dirigir duras palabras acerca de algún concierto, como uno de la Orquesta Clásica, "Ya hace tiempo que el gramófono dejó de ser un ju- que define como "lamentable" por el programa, ya guete para solaz de melómanos superficiales; hoy cumple que "era más digno de una brasserie que de una Socie- no sólo una importante misión divulgadora y cultural por dad que se titula pomposamente a sí misma de cultura lo que atañe a la música; pero también es un arma poderosa para el estudio y aprendizaje de las lenguas (por el momen- musical"87. to no es cosa de entrar en exponer sus múltiples posibilida- Tras la guerra, vive en Madrid dedicado a la en- des culturales)."84 señanza, mediante clases particulares impartidas en su propio domicilio. La editorial Labor publicó un Sus informaciones musicales en La Voz finalizan tratado titulado Introducción al estudio de la Música88, con la temporada 1933-34. A lo largo de estos arios que al parecer tenía en prensa desde los arios treinta, podemos percibir una disminución de sus escritos donde demuestra la solidez de sus conocimientos publicados, así como un talante menos crítico respec- musicales, apoyados en numerosas citas de composi- to a la amplia labor desarrollada en la década anterior. tores famosos. El libro se plantea de manera divulga- Paralelamente, sus opiniones se tiñen de una cierta tiva, abarcando en sus diferentes capítulos los aspec- concepción mística, tal y como señalaba sobre un tos básicos de la materia: sonido, ritmo, armonía, concierto para piano de Prokofiev, a quien le repro- contrapunto y fuga, orquestación y formas musica- cha el "carácter circunstancial" y "efímero" de su músi- les. Destaca por la claridad conseguida en la exposi- ca, dejando traslucir con sinceridad su nueva visión: ción, que no impide profundizar con una amplia vi- sión histórica, en uno de los más interesantes libros "Cada vez siento más la necesidad de una música cor- publicados en España de este género, que desgracia- dial, una música que venga con garras de hierro a apoderar- damente no pasó a los Conservatorios, dado que su se de mí y a pesar mío. Sin que con esto propugnemos, co- mo le será claro al lector culto que lea, que sólo disparando autor vivía al margen de los centros oficiales. desde la posición romántica sea posible conseguirlo."85 En sus últimos arios continuó su modesta labor docente, alejado de los círculos artísticos madrileños. A finales de 1934 Juan José Mantecón es susti- En su casa poseía una magnífica biblioteca, donde se tuido por Vicente Salas Viu y Rodolfo Halffter, sien- reunían ejemplares no sólo de música sino de otros do este último el que se encargará de la crítica musi- muchos temas. Censuraba a los críticos del momen- cal de La Voz hasta la desaparición del diario durante to, por la escasa consistencia intelectual de sus escri- la Guerra Civil. Desconocemos los motivos de este tos, añorando la época en que fue partícipe de una cambio, aunque seguramente influyó tanto el can- de las etapas más renovadoras de la música española, sancio como la nueva situación personal, pero con que se había interrumpido bruscamente con la Gue- Rodolfo Halffter apreciamos una mayor radicaliza- rra Civil. Al igual que sucedió con otros compañeros ción de la crítica, no sólo en el plano social sino tam- de su generación, su actividad compositiva se redujo bién en el artístico. Así, defiende —en contra de las drásticamente, muriendo en Madrid en 1964.

86 Rodolfo Halffter Escriche, "El Doble Concierto de Brahms". La Voz, 7-XI- 1934. 84 Juan del Brezo, "La música en el fonógrafo. Revista de Discos". La Voz, 87 Rodolfo Halffter Escriche, "La Orquesta Clásica". La Voz, 3-XI-1934. 4-V-1931. 88 Juan José Mantecón, Introducción al estudio de la Música. Barcelona: 85 Juan del Brezo, "Concierto en do de Prokofiev". La Voz, 1141-1933. Editonal Labor 1942.

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