ASTURIAS SIGLO XXI

QUIRÓS La montaña melancólica

FERMÍN RODRÍGUEZ RAFAEL MENÉNDEZ

Quirós se rebela contra el olvido y el aislamiento. Lejano ya su pasado minero, su apuesta por la modernización de la ganadería y por la actividad turística en el medio rural no le ha permitido aún dar la vuelta a su declive demográfico.

Melancolia. Falta de lo blanco. Uno de los fluidos constituyentes de la vida. Humor de la vitalidad y la alegría, que cuando falta hace apagarse al individuo, que echa de menos la situación anterior, en la que aquel si corría por su cuerpo. Quirós es un concejo melancólico, que casi no echa ya en falta su pasado dinamismo, cuando la Sociedad Hullera de Quirós explotaba los yacimientos de carbón y hierro y en 1870 pone en funcionamiento en La Fábrica, parroquia de Arrojo, un alto horno al que siguieron dos más. Hoy Quirós es el fondo de saco de una comarca, el valle del Trubia. Desde el último tercio del XIX la determinación geográfica de esta comarca es total, a lo físico se une la carretera que desde 1864 une Quirós con Trubia y posteriormente el ferrocarril de vía estrecha que enlazaba los altos hornos con el taller de laminación instalado en Vega de Trubia. Antes Quirós era la cabecera de un tobogán por donde se deslizaban minerales y acero. El valle del Trubia era el gemelo industrial y minero del Caudal y del Alto Nalón, pero en 1887 se apagaron los hornos y aunque Fábrica de Mieres SA recuperó la actividad minera, entonces puede decirse que se frustró la industrialización y urbanización del tercer dedo geográfico del distrito industrial Astur. Las comunicaciones, siempre las comunicaciones, la relación con los puertos de mar, la salida a la meseta, el ferrocarril, cuestiones clave en el desarrollo de en cualquiera de sus etapas y que tienen como protagonistas o escenario a concejos como Quirós. Concejo arrugado por demás, donde un tercio de su superficie son paredes, crestas y taludes con pendientes superiores al 50% y nada menos que el 95 % del suelo de Quirós se inclina por encima del 20% hasta alcanzar los albas cumbres del macizo caliar de Ubiña, en cuyas cresterias y “derribaeros” es precisamente el color blanco el que destaca. Quizás lo blanco falte en las laderas y en los fondos del valle pero sobra en las alturas, de donde ahora descenderá el humor blanco que permitirá recuperar dinamismo al concejo. Pero lo que tenemos hoy es un territorio de alta montaña, al que las malas comunicaciones han condenado a constituir un fondo de saco en un viaje a ninguna parte. A la espera de la mejora de la carretera a Pola de Lena y sin salida hacia el sur de la cordillera, forma un pequeño mundo cerrado sobre sí mismo, de paisaje agreste y melancólico, constreñido entre algunas de las más conocidas y bellas montañas asturianas: El Aramo, La Sobia, Peñarrueda y Ubiña. A pesar de su contribución a la historia minera e industrial, Quirós ha sido y es un concejo ganadero. De la ganadería que aprovecha los pastos de altura, los horizontes despejados y el aire seco de Castilla para poner en el mercado terneros de calidad. Hay un hecho que destacan las cifras y las tendencias últimas: la ganadería de montaña dista mucho de ser una actividad a desaparecer, como algunos pretenden. Está bien viva y lo seguirá estando en el futuro próximo. De ello dan fe las más de 200 explotaciones familiares que aguantan la dureza de la actividad, la emigración, el despoblamiento, la soltería masculina y el envejecimiento de las aldeas. Y una cabaña de 4.000 cabezas de vacuno, 1.200 de ovino y 600 de caprino, éstas últimas en aumento. La ganadería sigue viva en la montaña asturiana y hay que seguir apostando por ella. Entre otras cosas porque supone el 40% del empleo. Pero la especialización ganadera no da para mantener el volumen de población, por lo que ésta ha sufrido fuertes descensos en las últimas décadas. En el mundo rural de la Unión Europea, especialización equivale a declive y diversificación a futuro. Si además el número de nacimientos se cuenta con los dedos de una mano, la pérdida de población continúa en casi todos los núcleos de población. Lo mismo que el aumento de la proporción de ancianos sobre la población total y el mayor número de defunciones que de nacimientos cada año. También la sobrepresencia masculina y la soltería, por la mayor emigración femenina. 13 parroquias y 56 aldeas componen el poblamiento concejil. La capital, en regresión, es un núcleo de menos de 400 habitantes, pequeño centro municipal de servicios y equipamientos para la población local de un concejo, sin embargo, extenso y con un apreciable volumen de población aún: 1.500 habitantes y un solo núcleo que supera el centenar. Por debajo de esa cifra destacan , Las Agüeras, Salcedo, Villamarcel, Ricabo y Cortes. El resto tiene menos de cincuenta residentes. El arraigo de sus hijos a la cultura vaquera quirosana, la atmósfera que se respira en sus aldeas, deficientemente equipadas pero perfectamente integradas en su medio, la proximidad a la gran metrópoli hacen que en Quirós se esté consolidando una forma de vivir Asturias, con una buena parte de su población censada y no censada alternando, mezclando, la vida tranquila en la aldea con el bullicio de la ciudad. Sin una villa urbana, comercial, de tradición en las actividades de servicios, el papel del sector terciario se ha visto limitado. Aún así ha crecido hasta superar los 100 empleos, un 40%. La capital, Bárzana, debería ser impulsada, en una estrategia regional que apueste por el reforzamiento del papel de estos núcleos intermedios entre los rurales y las villas, que pueden jugar un mayor papel en la descentralización de equipamientos y servicios y en el apoyo al mantenimiento de la población rural, a partir de una oferta terciaria de calidad, dentro de una política de reequilibrio territorial en la región. Mientras tanto también pierde población. Solo unas pocas aldeas escapan a la tendencia declinante. Y, no por casualidad, sus nombres están asociados a la apuesta por las nuevas actividades en el medio rural, los proyectos comarcales de futuro y las intervenciones para la mejora de sus equipamientos o la recuperación patrimonial: Cortes, Llanuces, Las Agüeras, San Salvador, La Fábrica. Hecho que vuelve a poner de relieve la extrema importancia que las pequeñas iniciativas de diversificación y desarrollo local tienen en estos territorios. Y la necesidad de la apuesta firme por su continuidad, por la asignación de un volumen mayor de recursos, y nuevas y más eficaces formas de organización de la intervención para el desarrollo territorial El notable patrimonio cultural y paisajístico, remarcado por los impresionantes paisajes de la mejor montaña cantábrica, aún está dando sus primeros pasos. La puesta en marcha del Parque Natural de Ubiña-La Mesa, que comparte con Teverga y Lena, debe apoyar e impulsar procesos de desarrollo compatible, que tengan muy en cuenta las actividades ganaderas y la diversificación, así como la participación directa y la implicación de la población local, superando concepciones estrechas, “naturales” y dirigistas desde el exterior, de lo que debe ser la protección del medio rural de montaña. Su participación, junto a un gran número de concejos en el proyecto territorial del Camín Real de la Mesa, en los programas de desarrollo rural, es muy reciente para valorar resultados. Quizá son demasiados concejos y un territorio demasiado extenso y heterogéneo. En cualquier caso, la cooperación con los vecinos es indispensable para poder impulsar procesos de desarrollo local de suficiente entidad. Por otra parte, la sierra del Aramo, situada en el límite oeste del área metropolitana de Asturias y 850.000 habitantes, apunta al desarrollo de su función como gran parque metropolitano de montaña, a través de iniciativas que potencien las atractivas aldeas enclavadas en sus laderas, algunas de ya tradicional renombre: Pedroveya, Bermiego… Para ello es necesaria la cooperación con los concejos con los que comparte el territorio de la sierra. Los programas de desarrollo rural y la búsqueda de nuevas actividades que creen futuro han obtenido resultados de entidad en las actividades de turismo rural, en las que el concejo cuenta con algunos núcleos pioneros, como Llanuces. Más de 30 establecimientos hoteleros, 14 de la tipología “casa de aldea” disponen de una oferta de alojamiento que se acerca a las 300 plazas. Con posibilidades de crecimiento, a partir de los notables recursos paisajísticos y patrimoniales existentes: el entorno del embalse de Valdemurio, la tradición en la práctica de deportes de montaña, la Senda del Oso, las nuevas comunicaciones con Lena y el entorno de La Cobertoria, el valor de la imagen como territorio ciclista, el tirón del núcleo de Cortes, el patrimonio cultural e histórico, el uso turístico de los macizos montañosos, ligados a la figura del parque natural en creación o al gran parque metropolitano que aspira a ser la sierra del Aramo. Un volumen importante de población permite la definición de nuevos proyectos de futuro y salir del pesimismo y la melancolía. Quirós está próximo al centro metropolitano, con el que debe interactuar más intensamente, para atraer flujos, incrementar su actividad y empleo, y mejorar las condiciones de vida de la población local. El impresionante paisaje de montaña y el atractivo de las aldeas constituye un potencial creador de futuro y a descubrir desde el exterior. Figaredo,12 de octubre de 2006