Estudios sobre las Culturas Contemporáneas ISSN: 1405-2210 [email protected] Universidad de Colima México

Pepin Lehalleur, Marielle Pertenencia territorial y presentaciones del conflicto social en la construcción cultural de una región: El Mante, Estudios sobre las Culturas Contemporáneas, vol. IV, núm. 7, junio, 1998, pp. 117-136 Universidad de Colima Colima, México

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How to cite Complete issue Scientific Information System More information about this article Network of Scientific Journals from Latin America, the Caribbean, Spain and Portugal Journal's homepage in redalyc.org Non-profit academic project, developed under the open access initiative PERTENENCIA TERRITORIAL Y REPRESENTACIONES del confiicto social en la construccion cultural de una region: £1 Mante, Tamaulipas

Marielle Pepin Lehalleur

os interesamos aqui por dos objetos que no se imponen a primera Nvista como prioritarios en el estudio de las identidades colectivas y de los que sabemos poco: se trata de la forma en la que se elabora el sentimiento de pertenencia territorial y los procesos de identificacion que se dan dentro de relaciones de tipo contractual no comunitario. Entre las configuraciones culturales que poco atraen a los antropolo- gos estan las regiones que de entrada se constituyeron como mestizas, donde la colonizacion y el arraigo, recientes, resultan del entrecruza- miento de muchas trayectorias individuales y colectivas oriundas de otras partes, y que disponen de pocas marcas propias para fijar distan- cias y medir el paso de tiempo. La heterogeneidad propia de una region multiplica las actividades inconexas y las posiciones de clase. En estas situaciones de movilidad y de contradiccion, el trabajo de identificacion no es menos importante que en otras. Aparece igual o mas compulsiva la necesidad de referencias, y fuerte el empeiio por construir pertenencias colectivas a partir de las experiencias y acervos dispares. A falta de modelos identitarios ancestrales ^sobre que base se construyen los lazos que linen y deslindan a los individuos y grupos que llegan a compartir un mismo vecindado pero que las situaciones socia-

Estudios sobre las Culturas Contemporaneas 117 Epoca II. Vol. IV. Num. 7, Colima, junio 1998, pp. 117-136 Marielle Pepin Lehalleur les y los conocimientos culturales distinguen? ^,Se genera una percep- cion comun de los riesgos de la existencia y del tipo de solidaridad que puede ayudar a protegerse, o se conservan tradiciones particulares? ^•,Que reconocimiento se da al desacuerdo entre percepciones y proyec- tos diferentes o antagonicos, y como se compagina la explicitacion del conflicto con la voluntad de pertenencia? Una pregunta final se dirige a la similitud y a las diferencias que puede haber entre la construccion de una identidad que se funda sobre la heterogeneidad y proximidad regio- nal y la relacion ciudadana. En la teoria sociologica, no hay total acuerdo sobre lo que diferencia los procesos de produccion de identidades en comunidades y en socie- dades complejas. Desde un punto de vista durkheimiano se hace una distincion de naturaleza entre el reconocimiento de afinidades en mar- cos ya instituidos, que constituyen una suerte de replica de la mathz fa- miliar, y la interiorizacion de percepciones de interdependencia y soli- daridad en conjuntos sociales heterogeneos y abiertos. Los dos tipos de identificacion estan en competencia y el desanollo de uno se hace en detrimento del otro, segiin evoluciona la sociedad hacia la tradicion o hacia la modemidad. En cambio, Weber concibe el proceso de identifi- cacion en terminos del acercamiento de voluntades en aras de una ac- cion colectiva, dando lugar a que se puedan adicionar pertenencias (Gu- bert 1992, 1996). La relacion entre habitus y practica que propone Bourdieu (1980) se acerca a esta linea. Si los aprendizajes y experien- cias pasadas Uevan a la interiorizacion de valores y anhelos y delinean a priori en la realidad el campo de lo posible, toda situacion nueva obhga a una negociacion entre estas disposiciones y a la biisqueda de solucio- nes satisfactorias. Reconstruir una historia regional a partir de los sucesos que las dis- tintas tradiciones locales seleccionan y de las explicaciones que propo- nen, es un intento por comprender como los acervos culturales se forjan y se re-elaboran constantemente. La movilizacion de las identidades se enfoca aqui como un recurso en el intercambio social. Permite cuestio- nar ciertas oposiciones que se presentan como contradictorias, como si fueran dos clases de realidades, o conocimientos inconexos —por ejem- plo entre la aldea y la sociedad global, lo homogeneo y lo diverso, el mutuo conocimiento y el anonimato, lo micro y lo macro— cuando en realidad esta oposicion imputada puede ocultar una forma de donunio cultural. Esta proposicion plantea directamente la cuestion del poder, subya- cente y muchas veces oculta, bajo la problematica de la identidad. La ejemplifica Thompson (1995) cuando analiza la "costumbre" popular

118 Estudios sobre las Culturas Conlemporaneas Pertenencia territorial... inglesa de los siglos XVTI y XVHI como una cultura particular que per- mitia a los pobres darse sus propias formas de autoregulacion y asi esca- par hasta cierto punto al control de las elites. De la misma manera, po- demos ver en el debate frances de hoy acerca de las manifestaciones pu- blicas de identidades comunitarias etnicas o religiosas (no cristianas...), y de su compatibilidad con el republicanismo laico y universalista, in- tentos concurrentes por ganar o salvaguardar una dominacion ideologica y cultural: discutir la primacia de los derechos individuates o colectivos pone en juego la legitimidad de un poder y la capacidad de dar su defi- nicion a un conflicto, sin con ello agotarse en un tema politico. Una cuestion que tambien se plantea en de manera cada vez mas pu- blica conforme se agudizan los procesos de transformacion politica, par- ticularmente con la evolucion de la situacion interetnica, bruscamente acelerada a partir del lo. de enero de 1994. Tratar de deslindar las razones de cultura y de poder es igualmente un objetivo prioritado en las situaciones en las que no se dan diferencias tan construidas y objetivadas entre identidades, y donde los procesos de legitimacion cultural posiblemente tomen formas menos abruptas. Qui- zas puedan aparecer mas claramente algunos mecanismos de constrac- cion de identidades si se les examina fiiera de la fuerte importancia del conflicto interetnico, en un contexto regional. Este se define por la cer- cania, la interdependencia y cierto grado de interconocimiento de los habitantes, a la vez que por su heterogeneidad social y por la ausencia de un marco cultural unificador predefinido. Metodo: me apoyo sobre algunos hechos culturales locales, formas de hacer y de decir, para indagar si se usan localmente para compartir o distinguirse, y si se plantean como culturas particulares, cultura local (^dominante?), o marca de identificacion dentro del pais. Esta informa- cion fue recogida a traves de observaciones, platicas, entrevistas dedica- das a otros temas, largos momentos de convivencia con amigos y cono- cidos, lectura de periodicos locales y otros escdtos, o sea casi linica- mente metodos bastante informales, a lo largo de diez afios de estancias cortas pero frecuentes, a veces en compania de colegas, en Mante y alre- dedores. He buscado comprender a que clase de hechos (de orden individual o familiar, local, clasista, nacional) apelan unos y otros para explicar los sucesos locales, su propia condicion y la trayectoha familiar, y en que marco relacional buscan solidaridad para limitar el desgo y afianzar su seguddad. Que diferencias sociales vividas en lo cotidiano (situaciones de clase, trato entre personas de diferente condicion, relaciones campo/ciudad,

Epoca II. Vol. IV. Num. 7, Colima, junio 1998, pp. 117-136 119 Marielle Pepin Lehalleur circulos de sociabilidad) se acompanan de una percepcion de conflicto, y si es esta explicilada, minimizada o enfatizada en los intentos de ra- cionalizacion. Que importancia se le reconoce a la "region", sea como marco de proyectos, sea como un vivero a partir del cual desplegar lazos con in- terlocutores multiples y lejanos, o como el anclaje que es necesario su- perar. Que ideales sociales se proponen y que condiciones favorables o negativas se vislumbran en el contexto regional. Como se concibe la pertenencia regional dentro del ser nacional.

El Mante dc los confines

La ubicacion geografica de la region del Mante la ha dejado fiiera o en los margenes de los complejos culturales historicamente reconocidos. La colonizacion fue tardia (1749), y trajo una escasa poblacion de labra- dores y soldados en todas las razas a los que se sumaron los pocos in- dios "salvajes"que no habian sido exterminados (Gerhard 1979). En el sur de Tamaulipas, lo que Uegaria a ser el Mante balancea desde estos tiempos remotos entre identificarse culturalmente con la Huasteca de la que constituye un extremo septentrional o con su propia entidad, asimi- lada a este "norte precado" (Aboites 1995) al que se suele considerar mera orilla del altiplano central civilizado. Durante siglo y medio, vastas haciendas y ranchos dedicados a la ga- nadeda extensiva compartieron el terreno con pequefios niicleos de agd- cultores. Lo poco que se conoce de su historia se focaliza sobre los ires y venires ligados a la transhumancia hacia la Huasteca, al comercio en- tre y la Sierra Madre Odental, asi como al paso de tropas en cada una de las guerras nacionales (Madre 1977, Pdeto 1975, Saldivar 1945), Al estallar la Revolucion, los caudillos Carrera Torres y Cedillo evitaron los bosques, pastos y pantanos de la planicie y buscaron un me- dio social mas propicio entre la poblacion campesina y las haciendas maiceras de la sierra. Esta situacion extravertida no impidio cierta participacion en los pleitos que desgarraron Tamaulipas, ni que se buscara aprovechar el paso del ferrocardl (algo distante) para animar la actividad economica local. Pero el relativo aislamiento no consolido una elite local autono- ma, a la inversa de lo que Lomnitz-Adlet (1995) indica para la Huasteca potosina, pues el salto a la modemidad fue dado por fuerenos niicleos de colonos chinos (1906) luego suplantados por politicos empresahos ta-

120 Estudios sobre las Culturas Contemporaneas Pertenencia territorial... maulipecos y nortefios (1926) —que mantuvierony desarroUaron sus li- gas con el centro del poder nacional. La region de Mante es poco conocida por el comiin de los mexicanos a pesar de que fue escala para quienes viajaban a los Estados Unidos en los afios cincuenta por la carretera panamedcana de entonces. Cierto es que la llegada al lugar no causa una impresion imborrable; ni el paisaje de la planicie ni la ciudad con su cuadrado de calles comerciales y cons- trucciones disparejas, sin rasgo tipico, detienen al que va de pasada. Sin embargo, para quien se queda alii unos dias, el lugar se va particulad- zando y capta la atencion.

La comunidad canera

La ciudad esta rodeada de cafiaverales y de canales de dego y ella mis- ma se ha desarrollado a partir del ingenio cuyo chacuaco seiiala su pre- sencia con un penacho de humo mucho antes de llegar. Ritmo de tiempo de zafra y tiempo muerto perceptible en la actividad comercial, hileras de pensionados, hombres y mujeres, que cobran su re- mesa el pdmer miercoles del mes en los bancos de la ciudad. Pronto las conversaciones hacen referencia a una cultura canera compartida por toda la poblacion, que las pinturas murales de Cano Maninlla glodfican en diversos edificios publicos. No hay en la ciudad quien no sepa contar la histoda del ingenio azucarero y del distdto de dego, construidos en 1927 por orden del presidente Calles, de sus diez afios como empresa pdvada antes de su expropiacion por Cardenas en 1939, y de su trans- formacion entonces en cooperativa. Esta fue entregada conjuntamente a obreros y a campesinos al tiempo que los liltimos recibian las tierras de dego en ejidos. A la cabeza del cuarto centro azucarero del pais, la Cooperativa Inge- nio Mante (CIM) desarroUo entonces la comarca en forma ejemplar, en lo economico, urbanistico, escolar, sanitado y cultural. Tanto la zona de dego con su treintena de ejidos como la ciudad incipiente fueron atendi- das, a la vez que manejadas como terdtodo propio, por la cooperativa (Ramirez 1955). Hasta la decada de los sesenta, el monopoho politico de la CIM no se vio debilitado mas que por sus propios pleitos intemos. Los. obreros y campesinos que habian sabido luchar en estrecha alianza en contra de la empresa pdvada, ahora divididos en "sectores", no lograron definir su lugar economico, social y politico dentro de la nueva configuracion que representaba la cooperativa. Tenian que haberse formulado de manem

Epoca II. Vol. IV. Num. 7, Colima, junio 1998, pp. 117-136 121 Marielle Pepin Lehalleur convincente los derechos diferentes, aunque iguales, que sus funciones distintas dentro de la produccion les conferian. Sin embargo, las formas de pago, salario y alcances suscitaron constantes reproches mutuos. Los socios de la cooperativa tampoco supieron demarcarse de su aparente posicion de "duenos" frente a los cortadores de cafia, a los que se dejo de hecho fuera de la comunidad canera. Finalmente, la aparente preten- dida autonomia de la CIM se mantenia bajo estrecho control del Estado en finanzas, administracion y politica, a traves del gerente todopoderoso designado desde Mexico, y las pugnas intemas se resolvieron en multi- ples facciones ocupadas en ganarse su buena voluntad. Tal conflictivi- dad debilito intemamente la maquinaria social de la CIM mas no su ca- pacidad de dominio local mientras su impulso economico fue suficiente para atraer y agregar a los nuevos colonos —aunque desarrollaran a ve- ces actividades altemativas— y mientras el apoyo del gobiemo federal se mantuvo firme. Pero estas condiciones se rompieron a partir de 1960 con la irrupx;i6n brusca del cultivo del algodon, que fue abarcando todo el sur de Tamau- lipas y lanzo a personas, capitales, tecnologias e intereses comerciales nuevos a la escena local. Una escena que cobraba entonces dimensiones y naturaleza distintas: se empezo a hablar de municipio, y ya no tanto de zona caflera, y entraron en juego las distintas municipalidades y zonas de la region. Mante saco partido de su potencia economica y su calidad urbana muy superior para ponerse a la cabeza de esta region en ciemes, en provecho del grupo social de contomos muy imprecisos reciente- mente establecidos que supo colocarse, deslindar intereses y trabar alianzas locales para desplazar a la CIM. Con el tiempo y sin los elementos de cohesion del inicio, el sistema azucarero fue perdiendo productividad. Se fueron degradando las condi- ciones tecnicas y la credibilidad administrativa de la cooperativa hasta que el gobiemo salinista decidio incluirla en su politica de reestructura- cion y privatizacion de la rama cafiera azucarera. La CIM fue declarada en quiebra por el tribunal en 1991 y, despues de dos afios de "adelgaza- miento" y reorganizacion a manos de una sindicatura, puesta en venta y cedida al grupo empresarial que fuera su primer propietario-fundador, el de Aaron Saenz. Tal vuelta historica en el contexto de crisis economica y politica actual ha dividido las opiniones locales y suscitado una fuerte inquietud social. La antigua comunidad canera esta ahora fragmentada entre los que siguen laborando en el ingenio o en las parcelas bajo condiciones mu- cho mas restrictivas de trabajo y de contrato, los que aceptaron la in- demnizacion y buscaron nuevas bases economicas, y los que rechazaron

122 Estudios sobre las Culturas Contemporaneas Pcrtenencia territorial... el despido e interpusieron una demanda legal cuestionando la legalidad de la quiebra. La protesta politica acerca de esie y de otros puntos sigue diferentes vertientes partidarias, cada una con sus metodos y alianzas, y produce a la vez una impresion de movilizacion y de dispersion. Una reconfiguracion obrera —que no seria cafiera-azucarera pero po- dria verse conio la heredera de sus calidades tenicas, de su situacion so- cial y de parte de su cultura— quizas encuentre condiciones de realidad en los proyectos de industrializacion que empresarios locales buscan impulsar.

Los "pioneros"

Si este fuera el caso, nos encontrariamos ante un proceso inverso del que caracterizo la llegada e instalacion de muchos miembros de la clase dominante actual o de sus padres. Si logran hoy sus objetivos, estos es- taran sacando provecho (y proponiendo una forma de valorizaeion) de los elementos productivos que el nuevo negocio azucarero abandona. De los afios treinta a cincuenta en que llego esta segunda cohorte de "pioneros" como gustan llamarse a si mismos, fue precisamente el de- sarrollo azucarero y cooperativo el que los atrajo y el que alento nuevas actividades en el comercio y en los servicios. Las necesidades eran mu- chas, ligadas principalmente al mejoramiento de las condiciones de vida de una poblacion en rapido aumento —abasto, ropa, electricidad, petro- leo, cuidados medicos, comunicaciones, diversiones— a las que se po- dia atender en negocios fundados en un inicio con pequefios capitales y trabajo personal o familiar, o que requerian conocimientos profesiona- les.'' Los linicos en emplear grandes contingentes de trabajadores fueron los agricultores que aprovecharon las bonanzas del tomate y Uegaron a encontrarse en algunos periodos en situacion de competencia con el cor- te de cafia por la mano de obra agricola. El tipo de empresas y de empresarios que prosperaron entonces con- formo un estrato social de pequefia burguesia que en un inicio vivia sin lujos y carecia a veces de ciertas comodidades de las que ya disfrutaban los habitantes de la Colonia Obrera del ingenio. Su "filosofia", fuerte- mente impregnada de individualismo y valorativa del esfuerzo personal, se amoldo a un medio local dominado por el cooperativismo donde era amplia la oferta social de ser\'icios para toda la poblacion. Pronto se ve- rifico la propension de esta capa social a participar en asociaciones pro- fesionales, mutualistas, caritativas o sociales: Camara de Comercio, Club Rotario, hospital mutualista, logias masonicas o Caballeros de Co-

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Ion, entre otras muchas fueron fundadas en los anos treinta a cincuenta y siguen muy activas. El ensanchamiento del desarroUo a escala regional fue lo que les pe- mitio ampliar y enriquecer significativamente sus rubros sobre la base del papel urbano rector de Ciudad Mante. Ante la fuerte tasa de sindica- lizacion de los trabajadores de esta pequefias o medianas empresas pre- doniina, sin embargo, un clima de negociacion, no exento de charrismo. En el campo, cuando un nuevo desarroUo agricola e institucional lo hizo florecer, un nuevo sector social ejidatario dotado al inicio de bastantes apoyos oficiales (en los afios setenta), se dio la creacion de un organis- mo conjunto de los sectores ejidal y phvado para la comercializacion de sus cosechas. Lo que no impide, en las coyunturas favorables, o ahora que el ambiente social y politico nacional ha cambiado, que se den con- flictos entre tal o cual empresa y sus trabajadores o arrendatarios. Contrasta cudosamente con este perfil de mediania y discrecion el placer palpable que tienen los pioneros y aiin mas, sus herederos, al contar la llegada y los primeros esfuerzos del fundador de la estirpe. Un relato que toma visos de saga familiar, o de epopeya en algunos poemas que celebran toda la generacion ("esos gigantes pioneros que hicieron esta region", "estos bravos conquistadores")' Estas historias tienen to- das, algunos rasgos recurrentes como son el silencio sobre lo que hizo el pionero antes de Uegar a Mante y un silencio mas profundo aun sobre lo que otros hicieran en la region con anterioridad. Introduce un fuerte ele- mento de azar en la eleccion del lugar, que de esta manera pareciera no e.xistir antes de que uno lo trajera a la vida. Es tan aplastante la presen- cia de la empresa azucarera CIM que muchos ni siquiera la mencionan; la "naturalizan" dejando en claro lo que fue la trayectoria personal. Asi, el relato toma la forma paradigmatica de la genesis de un proyecto que crea a su propio objeto, un lugar ideal que se hara realidad a traves de la accion. Esta accion se pinta a la vez como individual ("se me occurrio, me esforce, batalle") y como colectiva en el sentido de ser llevada en para- lelo con otros que iban haciendo lo suyo. Asi se explicita y se valoriza una interaccion (que podemos considerar de tipo regional) que involucra a gente diferente, con cierta autonomia y a la vez interdependientes, uni- das por una solidaridad organica. La vision mitica de una sociedad que surge ex nihilo, donde no hay antecedente, no hay padre, no hay deuda social, permite representarsela como una sociedad fundada sobre la inte- raccion libre entre iguales, que reconcilia individualismo y necesidad de apoyo mutuo. Sobre todo, parece cumplir la funcion, fundamental en

124 Estudios sobre las Cultitras Contemporaneas Pertenencia territorial... esta sociedad compuesta en su gran mayoria de recien Uegados, de justi- ficar la posicion de los que pretenden destacar. El mecanismo es eficaz al proporcionar un fuerte sentimiento de au- toestima y de seguddad a quien lo cuenta y tiene la ventaja, si llega a convencer a su auditorio, de ocultar tanto la desigualdad social del que uno (y los herederos que cuentan la historia) se ira haciendo beneficia- rio, como el niiedo de llegar a ser su victima. El conflicto social puede quedar oculto tras la solidaridad mutualista y la legitimidad de la forma economica particular de la solidaridad familiar: la herencia. Asi, deja de aparecer paradojica la combinacion del recurso a la tra- dici6n""con la propension de la vida asociativa y el sesgo modemista que muestra la elite economica mantense. Esta es ampliamente recono- cida como caractedstica de la clase media uibana, tendiente a buscar vias de sociabilidad y de movilidad social que satisfagan a la vez deseos de pertenencia y de distincion (Programme OCS 1986). La identifica- cion con el lugar es la que puede otorgar conjuntamente raices y liber- tad. La pertenencia terdtodal, sobre todo cuando es (visiblemente) ac- tuada, subsume las diferencias dentro del estrato supedor y relega a simples esferas diferenciadas de sociabilidad lo que poddan ser limites infranqueables de comunidades. En el caso de Mante, las minodas (si son dcas) denden a considerarse como revestidas de distincion, dando incluso a la sociedad local cierto aire de cosmopolitismo, que es el rasgo mas anhelado de todo gmpo burgues. Aunque un niicleo catolico muy ligado al alto clero esta en posicion central, ocurre que una de las fami- lias mas poderosas por sus diversas alianzas politicas y de negocio den- tro y fuera de la region, descendiente de uno de los verdaderos pioneros de pdncipios del siglo, pertenece a una iglesia protestante, lo que otorga cierta categoda social a sus correligionados. Vados comercios afama- dos pertenecen a familias de odgen sido-libanes, algunos profesionistas son hijos(as) de los pocos chinos que no fueron e.vpulsados por Calles en 1931, y se escucha uno que otro apellido amedcano, espanol o fran- ces. La natural transposicion en el piano social de los intereses empresa- dales de este grupo lo lleva a cultivar relaciones con el resto del pais y con el e.xtedor: estudios, lazos matdmoniales, acuerdos mercantiles, alianzas politicas. Son mas directas estas ultimas desde que decidieron entrar directamente a la contienda por puestos municipales o diputacio- nes, siguiendo en esto el viraje que se da por todo el pais y sometidos ademas a la competencia que se hacen los partidos.

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Cultura rural y urbanizacion

Otro ciclo de la historia regional se abrio a principios de los setenta con la construccion de un nuevo distrito de riego de grandes dimensiones y con la dotacion ejidal de la mayor parte de la zona sur de los municipios de Mante y de Gonzalez —zona conocida entonces como la Temporale- ra— y que guarda hoy esta apelacion a pesar de que la mayor parte de ella tiene o es susceptible de riego. Al flujo de poblacion que se habia iniciado con la introduccion del algodon en la decada anterior y que contaba ya con muchos trabajadores agricolas, sigui6 la llegada de mas ejidatarios y solicitantes de tierra. El gobiemo puso en operacion un vasto programa agrario y agricola, estimulando la produccion de granos y oleaginosas a traves de creditos subsidiadas y paquetes tecnologicos. Este programa de grandes alcances duro institucionalmente unos quince afios, aunque se fue vaciando de contenido real, financiero y tecnico a lo largo de los aiios ochenta, lo que influyo decisivamente en las quiebras repetidas de los ejidatarios y en sus intentos, cada vez mas ineficaces, de reorganizar sus grupos de produccion. Este giro ruralizo fuertemente a la poblacion, a las actividades eco- nomicas y al estilo de vida de la region, pero al inducir fuertes relacio- nes de dependencia de un campo muy extenso (que abarca ahora a los municipios de Ocampo, de los Morelos, de Xicotencatl y Gomez Farias, mas el ingenio de el Naranjo en San Luis Potosi) hacia los servicios que le iria procurando la ciudad, afianzo a esta en una funcion que sirve de acicate a su desarroUo propiamente urbano. Esta poblacion rural es extremadamente variada en sus origenes y ex- periencias vitales, con un contingente importante de hijos de cafieros pero superado por una diversidad de campesinos del norte (Tamaulipas, Durango, Zacatecas), del centro (Guanajuato, Michoacan) y de la Huas- teca potosina. Es una situacion poco comun la que conocieron estos varios miles de campesinos enfrentados al desafio de crear condiciones de sociabilidad en ejidos dispersos (zona de temporal) o agrupados en poblados ejidales de diez a veinte o mas ejidos (de 4 a 5,000 habitantes) en medio de la nueva zona de riego, a varios kilometros unos de otros, a veces sin agua ni luz electrica durante aflos, con vecinos de distintos habitos teniendo que convivir estrechamente en un mismo ejido o en un mismo pueblo. Un fermento de relativa cohesion parece haber sido la lucha por la organizacion productiva, llevada contra obstaculos "abstractos" como los tramites, la ineficiencia propia y de algunos funcionarios, su even-

126 Estudios sobre las Culturas Contemporaneas Pertenencia territorial... tual prepotencia, la dificultad de Uevar cuentas, la corrupcion, las malas condiciones del clima o la falta de conocimientos tecnicos. La gente aprendio a convivir, a organizar bailes, partidos de futbol, jaripeos, gru- pos de danzas aztecas, grupos de rezos, comites, ademas de las asam- bleas vecinales, de ejidatarios, de mujeres. Despues de un pasado de movilidad, concentraron sus energias sobre la toma de posesion econo- mica y simbolica de su nuevo territorio. A nivel del conjunto de la Temporalera, un grupo de ejidos pujantes y bien asesorados logro organizar una Union de comercializacion con apoyo financiero del Banco rural. Invito a los productores privados a que entraran en calidad de socios con ellos, en una posicion de paridad quizas formal en ciertos aspectos pero con alto valor simbolico para to- dos: igualdad, relacion entre profesionales de la agricultura, negociacion y paz social. El exito de todos estos esfuerzos no fue rotundo, ni en lo productivo, ni en la calidad de vida que pudieron alcanzar los ejidatarios, ni en su capacidad real de influir sobre las decisiones economicas o los asuntos municipales. La evolucion de los gmpos de trabajo ejidales marcada por una fuerte diferenciacion entre los ejidatarios que iban cayendo en carte- ra vencida y los que lograban asumir la deuda y recuperar la maquinaria agricola, formandose asi una pequefia capa de ejidatarios enriquecidos mientras otros volvian a practicas de agricultura familiar o "prestaban"' su parcela y se iban a la ciudad o a trabajar en la frontera. El abandono de la politica oficial de apoyo a la agricultura a partir de 1989 acabo de tomar la crisis en un desastre en la Temporalera; La res- puesta fue la salida masiva de jovenes a la frontera al abandonar las ilu- siones suscitadas por Pronasol y Procampo, un programa que se trans- formo localmente en apoyo descarado a los grandes productores de al- godon y de arroz. Sin embargo los migrantes que salen vuelven despues de un tiempo, se van introduciendo pequefias mejorias en las casas en los ejidos, se de- sarroUan los servicios escolares y sanitarios, los sistemas de abasto, los transportes. Se vive al dia en la zona temporalera pero la gente pone su empefio en pequeilos logros, miniisculos negocios, tiendas y talleres, y la mayoria no abandona el lugar, aunque tambien van ensanchandose los suburbios de Ciudad Mante. Parece que para los que no han logrado darle un valor productivo a su tierra, el lote urbano del ejido va adquiriendo el mismo sentido que para los millones de familias que han ido a buscar en las periferias uiba- nas un lugar donde fincar y "una propiedad para los hijos". Esto es mas claro despues del cambio a la ley de reforma que finalmente demostro a

Epoca II. Vol. IV. Num. 7, Colima, junio 1998, pp. 117-136 127 Marielle Pepin Lehalleur los campesinos que no podian esperar una vuelta a una politica de esti- mulo (que ya no de proteccion) a la agricultura. Los habitantes de la Temporalera van asi desarrollando ligas territoriales y no productivas con lo que ya no seria muy adecuado seguir llamando "su tierra". Esta respuesta supera e integra su contexto de permanente movilidad, pues el tamaiio, pobreza y alejamiento de los poblados ejidales obliga a despla- zarse muy a menudo a Ciudad Mante, sea en "mueble" (carro o camio- neta) si el hijo migrante lo ha podido traer de Estados Unidos, sea en au- tobus. Se esta dando un proceso paulatino de diferenciacion por activi- dades en esta zona mral donde un grupo de agricultores grandes o me- dianos va acumulando las superficies mientras una poblacion se esta ha- ciendo mas rural, pero ya no sera agricola, de no ser por el trabajo que pueda obtener en las cosechas no mecanizadas (algodon, tomate, legum- bres). El sentido territorial que se desarrolla entre las familias que depen- den de la migracion abarca varias escalas. La mas pequefia, el ejido, es ya un mundo diverso, de mucha heterogeneidad cultural y social. El es- pacio regional en el que se dan relaciones de trabajo e intercambios va- rios—^fundados sobre la reproduccion vital o, para algunos, sobre for- mas incipientes de movilizacion politica— es el marco de contradiccio- nes sociales que los ejidatarios pobres viven en su propio cuerpo: la le- jania de la ciudad, su superioridad, la exclusion economica. Su vida co- tidiana integra estas rupturas y desigualdades, en el espacio regional que es, para ellos, espacio vital. El espacio migratorio no hace mas que acentuar la disparidad y la fragmentacion pero abre experiencias nove- dosas que el migrante puede revertir en una nueva vision sobre su con- texto ejidal o nacional. Se dan, de esta manera, las relaciones diferentes mas libres y mas igualitarias que tienen jovenes y muchachas en la mi- gracion, y que dificilmente ensayan, una y otra vez, de regreso al ejido. Asi el concepto de los "derechos que tiene uno", que van adquiriendo con mayor facilidad en los Estados Unidos por la division extrema de los poderes que rige, donde la "migra", a pesar de su arbitrariedad, no puede controlar si uno maneja con o sin licencia o si el carro ha sido de- bidamente registrado. La experiencia de gozar de derechos personales que uno puede exigir es uno de los alicentes de los jovenes que salen pero tambien los impulsa a reclamar su derecho de piso en su propio pueblo. Lo dicen en platicas privadas o en el pequeflo grupo de amigos que han compartido las mismas experiencias y que se reiinen cuando cae la noche. Pero parecerian dispuestos a decirlo tambien en voz mas alta en cuanto se dieran condiciones politicas favorables.

128 EstuUios sobre las Culturas Contemporaneas Perlenencia territorial...

Los ejidatarios de la Temporalera estan entre las personas que cono- cen las condiciones mas dificiles de la region. Parece que estan ganaiido rapidamente una conciencia concreta de ciudadania que podria llevarlo a reclamar una mejor siluacion y audiencia en su propia sociedad.

Memoria nativa

Los nativos de Canoas^ descendientes (organizados en una asociacion civil, registrada con todo lo que marca la ley) son los depositarios del conociniiento antiguo y de los secretos del lugar. Presenciaron el paso, si no del caos, al orden si, de la era pre-niodema de la ganaden'a extensi- va al trabajo regulado por los capataces de campo y del ingenio; de las relaciones de trabajo y de propiedad al imperio de la empresa azucarera; del embrollo de las casas de las ranchedas a la cuadricula de calles y de plazas. Saben la presencia de los "cues" preliispanicos, algunos podrian reconocer el trazo de antiguas "porciones" delineadas por el fundador Escandon bajo el parcelario y las brechas actuates, y ubican entre las ca- fias las haciendas y los trapiches de antes. Todos protestaron hace unos afios por el vaciamiento del comentario viejo del Mante, demasiado cen- trico, que la municipalidad disfrazo de Plaza del recuerdo. Los Nativos, descendientes y allegados, pueden formarse de la re- gion un concepto mucho mas amplio y versatil que el que se impone a los que solo miran hoy a su derredor. Para quien tiene entre sus recuer- dos familiares algun incidente del viaje anual del ganado hacia los ricos pastos de la Huasteca potosina, o una emboscada guerrillera para debili- tar las tropas francesas de ocupacion, para quien puede recitar todas las etapas que seguian las recuas de mulas —a lo largo del arroyo de las Animas (donde espantaban) y por el norte de Veracruz hasta Tampico..., los limites actuales del desarroUo economico y su confomiacion territo- rial solo son un momento historico en los procesos de dilatacion y re- traccion que conoce todo espacio social. Los Nativos ya no constituyen verdaderamente un grupo social a pe- sar de su origen tan distintivo. Herederos de los "porcioneros" que ha- cia finales del siglo pasado compraron conjuntamente un terreno para establecer sus casas (la porcion 30), rancheros y medieros habitantes de Quintero (anterior cabecera), de La Mora, de Limon, se fiieron integran- do a las diversas actividades que la construccion del ingenio creo o sus- cito en la zona. En los afios cuarenta y cincuenta, se encuentran entre los obreros, ejidatarios y empleados administrativos de la CIM, o son co- merciantes o artesanos, para luego irse diferenciando confomie se ex-

Epoca 11. Vol. IV. Num. 7, Colima, junio 1998, pp. 117-136 129 Marielle Pepin Lehalleur pande la region. En su evolucion, sacan provecho de las facilidades eco- nomicas y del gran impulso educativo dado por la cooperativa, a la vez que se van uniendo con los recien llegados y participan de su busqueda de nuevos rubros productivos. La integracion activa de la poblacion nativa en todas las etapas de la historia del Mante juega seguramente un papel fundamental en la im- portancia que se le da al localismo. Hoy reivindicacion politica en con- tra de los candidatos a cargos municipales impuestos "desde aniba", ha sido, en el momento de la transformacion brutal de su habitat al inicio de los anos treinta, la manera de participar en un desarrollo impulsado de fuera y controlado por otros. Asi, Uegaron a encamar en buena medi- da el movimiento cooperativista, del que fueran receptores entusiastas mas que iniciadores. Varias instituciones —^muchas de ellas patrocina- das por la CIM— les han ayudado a mantener vivo y eficaz el recuerdo: fiesta conmmemorativa del traslado de poderes municipales (19 de abril), feria anual del azucar en mayo, publicacion de un periodico local (el Eco del Mante\ columna regular en un "cronista de la ciudad" en este y posteriormente otros periodicos, organizacion de diversas mani- festaciones en la Casa de la Cultura... La creacion de un banco local, fi- nalmente integrado en un grupo financiero regiomontano, tambien ma- nifesto en el piano economico la conciencia de intereses convergentes entre los empresarios locales. Pero paralelamente, fueron ahondandose lineas de niptura social y la historia del Mante ha sido pautada por varios conflictos que son desi- gualmente recordados por la memoria colectiva o los que la pretenden expresar. Asi en un opusculo reciente —que conmemora el 47° aniver- sario de la aparicion del Eco del Mante y celebra a la vez el retomo de la familia Saenz al mando del ingenio azucarero —se dice de los chinos pioneros de las primeras decadas del siglo que "por razones que ahora no vienen al caso no pudieron consolidar sus proyectos", ocultando asi que fueron brutalmente expulsados por ordenes del presidente Calles y despojados de sus bienes, en beneficio de algunos de sus vecinos. Se re- porta el conflicto acaecido en 1945 entre dos candidatos a la presidencia municipal sin mencionar sus ligas con el enfrentamiento de los obreros "del Botin" y lo campesinos "del Huarache" y no se hace mencion del conflicto mayor que conmociono Mante en 1978, donde una misma co- yuntura de fraude electoral revelo el sentimiento de exclusion entre uiia poblacion de gran pobreza arrinconada en las periferias de la ciudad, que llego a quemar el palacio municipal y varios negocios, con saldo de tres manifestantes muertos.

130 Estudios sobre las Culturas Contemporaneas Pertenencia territorial...

Con el tiempo y el alud de poblacion, actividades e intereses diferen- tes fincados en la region, los Nativos y sus allegados dejaron de ser rep- resentativos del conjunto de la poblacion local. El localismo ha sido retomado por otros muchos sectores o grupos sociales que no niiden con los anos su necesidad de arraigo y voluntad de participacion social. Esta orientacion doble hacia lo local y hacia la expresion politica toma rumbos que se comparten ahora con otras mu- chas partes del pais y dice en los mismos temiinos su afan democratico.

Conflicto y solidaridad Representaciones en competencia

Como categoria analitica y concepto interpretativo, la region se caracte- riza por incluir el conflicto dentro de la construccion de los lazos de in- terdependencia y de reconocimiento mutuo que fundan la sociedad de- signada como regional. A lo largo de este recorrido por la historia del Mante, intente mostrar como el conflicto social es percibido, repre- sentado y ocultado por cada una de las culturas que alii interactuan. Cabe aclarar que cada cultura y el gmpo social que es su principal soporte y actor, no se corresponden exactamente ni se deben confundir. Al hablar de varias culturas locales, me refiero a conjuntos mas o menos identificables de disposiciones mentales que privilegian elementos dife- rentes en su vision de la realidad actual del tiempo que pasa, del futuro que se puede proyectar. Se podrian definir como esquemas interpretati- vos de la realidad que tienen alguna elaboracion colectiva y se transmi- ten dentro de un grupo particular o se difunden y son compartidos por toda una poblacion. En Mante pueden identificarse otras culturas, con menor representatividad y fuerza integradora que las primeras pero qui- zas mayor capacidad disruptiva, en los suburbios de la ciudad y en di- versas localidades excentricas. En la cultura caflera, el conflicto intemo a la cooperativa siempre ha sido puesto en evidencia y lamentado por todos, socios u observadores extemos. Sin embargo, su formulacion como una suerte de incompatibi- lidad ontologica entre obreros y campesinos expreso la dificultad de analizar las logicas contrarias con las que tenian que operar los socios de la cooperativa. Los pagos hechos sobre la base de un salario para los obreros y de una participacion en los beneficios para los campesinos, in- trodujo entre ellos una oposicion clasista que no se correspondia con la division tecnica dentro de la produccion que otro analisis podia haber impuesto. Este "conflicto desplazado" quizas fue lo que les impidio va-

Epoca H. Vol. IV. Num. 7, Colima, junio 1998, pp. 117-136 131 Marielle Pepin Lehalleur lorar en forma mas solidaria la aportacion de los cortadores de cana, e igualmente los debilito frente al dominio que el gobiemo nunca dejo de ejercer en sus orientaciones economicas como politicas. La cooperativa encontro una salida a su ambigiiedad de clase al darse una representacion familiar de su comunidad —donde no faltaba el ge- rente infundido del poder estatal— y a ampliarla, en imagen como en reales beneficios, al conjunto de la poblacion local. La cultura pionera construye una apreciacion muy distinta de la so- ciedad local donde los individuos que tienen "alma de empresarios" aparecen como principals responsables de todo desarrollo. La logica privada se ostenta como razon publica y bien coniiin. Del conflicto, ne- gado como tal, solo se retienen los elenientos que liacen obstaculo a las acciones proyectadas. Ejemplos de este "conflicto naturalizado", al que toda la sociedad es convocada a buscar remedio, son el alto "costo del trabajo" o de la "inseguridad" de la tenencia. El postulado de igualdad entre los individuos plantea como un solo juego, a la vez aniesgado y protector, el de la competencia y el de la solidaridad contractual. En el campo medio urbanizado que busca asideros en varias localiza- ciones y actividades, la propia practica de movilidad ensefia a estos ru- rales de nuevo cufio a discriminar dentro del amalgama de poderes que se cieme sobre ellos. Se va desgarrando la imagen de un "conflicto indi- ferenciado" que hunde al campesino debajo del poder coaligado del co- misariado ejidal, de la CNC, del funcionario del banco, del politico y fi- nalmente del empresario. La vision ecologica de una oposicion global entre campo y ciudad demuestra ya su inoperancia. Los lazos que se van tejiendo entre el ejido, el trabajo en la ciudad y la migracion lejana —la expedencia de la distancia que no corta puentes— son elementos poten- tes de una nueva vision que aprende a apreciar en otras situaciones so- ciales los elementos de coincidencia, intereses comunes y posibles alianzas. La memoria larga de la que es depositaria la cultura nativa, introduce tanto mayor conflictividad como posibilidades de intercambio entre las otras visiones de la region. Sabe como cada grupo recien llegado siem- pre ha desplazado de aJguna manera a un antiguo ocupante proclamando que entraba a "tierras vacias" (Aboites 1995). Puede poner como ejem- plos patentes de exclusion desde los indios huastecos o janambres hasta los colonos chinos. Y mas cercano, progresivo, oculto en la razon eco- nomica, se da en estos tiempos el proceso de privatizacion del uso eco- nomico de las tierras agricolas, sin necesidad de cambio juridico. La historia local ensefia tambien que los cambios ocurridos han pro- ducido nuevas configuraciones donde ninguna posicion estaba asignada

132 Estudios sobre las Culturas Contemporaneas Pertcnencia territorial... de antemano, que todo se tenia que pelear y que coaliciones muy am- plias e inclusivas de intereses eran capaces de imponerse. La lucha que enfrenta a las tres culturas por imponerse como legiti- ma y mas representativa en la region y por ende mas capaz de influir so- bre la vision que de ella tienen sus vecinos, es tanibien una lucha politi- ca. La ampliacion de cada vision y el intento de integrarse en sus con- ceptos la situacion de los otros gmpos regionales son elenientos caracte- risticos de una movilizacion ciudadana. Hoy, estii contienda encuentra en la coyuntura nacional el riesgo y la f)osiblidad de traducirse en un enfrentamiento de otra indole. La mayor flexibilidad en el juego politico que caracteriza ahora la escena nacional es una invitacion a desbordar los limites del mundo interdependiente y conocido de la region para entrar en las categorias mas potentes pero re- ductoras de los analisis partidarios.

Epoca 11. Vol. IV. Num. 7, Colima, junio 1998, pp. 117-136 133 Notas y refereiicias bibliograftess

1. Sena iiiteresaiite comparar las respuestas que otros estudio.s de la cultura re- gional han dado a algimas de estas pregtintas. Vease, por ejemplo, Aboi- tes (1995), Arizpe (1989), Barmgaii (1994), De la Pefia (1980), Hoff- maiui(1992),Leyva(1993),Loinnitz-Adler(1995X Verduzco (1992). 2. Ver Hermes no. 10 (1992) y numeros o libros coordinados por Cingelani (1994), Martin (1996), Saez (1995). 3. Considerando qtie la primera generacion llego antes de la coiistruccion del distrito de riego y del ingenio o para participar en ella. Esta dilereiicia- cion tiene alguna base sociologica pero no es escrita. 4. Othon Guerra Hinojosa (1982), cronista entiisiasta de su region, asi como Joaquiii Meade (1977) dan muchos detalles pequeiios sobre esos afios. 5. Aqui no hare mas que esbozar este paralelistno entre los relatos familiares. Incluso con su bajo grado de dtualizacion, el einalisis de una serie de tales relatos recolectados de manera sistematica probablemente daria pie a pro- timdizar en el sentido de la invencion de tradicion que sugiere Hobs- bawm(1996). 6. El rancho de Canoas tomo el nombre de Villa Juarez en 1921 al pasar a ser cabecera mimicipal, y el de Ciudad Mante despues de la ereccion del in- genio. 7. Veanse por ejemplo los avatares de la Alta Langa en Italia (Carle 1989). 8. Con estos apodos despectivos, los contrincantes intentaban, iinos, demmciar las relaciones del sector obrero con el sindicato y sus practicas comiptas, y los otros, el apoyo que los campesinos recibian del Partido Comunista.

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