24 Boletín del Grupo Espeleológico Edelweiss SEPTIEMBRE 2020

BOLETÍN DEL GRUPO ESPELEOLÓGICO EDELWEISS · 24 · Septiembre 2020 1 SUMARIO 1 Editorial 2 Memoria de Actividades 2019 del Grupo Espeleológico Edelweiss Miguel Ángel Martín Merino 14 Cueva del Bullicio de Río de Losa () Fortunato Lázaro Alcalde, Jonathan Fernández Fernández y Ramón Alegre Rincón Boletín del Grupo 20 Trabajos del Grupo Espeleológico Edelweiss, entre Espeleológico Edelweiss 1956 y 1966, en la Cueva de (Puras de Nº 24 Septiembre 2020 Villafranca, ) Miguel Ángel Martín Merino y Ana Isabel Ortega Martínez Comité de Coordinación de Publicaciones 28 La Cueva de La Quebrantada y el entorno de Santa Miguel Ángel Martín Merino Cecilia (Montorio) Ana Isabel Ortega Martínez Ana Isabel Ortega Martínez, Antonio Molina Almansa y Miguel Ángel Martín Merino Francisco Ruiz García Iñigo Moreno Espeja 36 Catálogo de Cavidades de la Provincia de César Velasco Arnáiz Ramón Alegre Rincón, María Luz Hernando Martínez Miguel Ángel Rioseras Gómez y Francisco Javier Tamayo Ibáñez Pedro Carazo Delgado Fortunato Lázaro Alcalde 48 La Torca de Fuencaliente en el centro de las disputas Ramón Alegre Rincón entre los antiguos alfoces de Fuentearmegil y Clunia desde el siglo XV María Luz Hernando Casado Pedro Carazo Delgado 54 Primer descenso a la Torca de Fuencaliente, en 1908, MAQUETACIÓN por los pioneros de la Espeleología Saturnino Rupérez y [email protected] Valentín Viñarás Pedro Carazo Delgado PORTADA 60 Descenso en 1893 a la Sima de los Huesos de Cueva Sala Burgos, Ojo Guareña Mayor y a Cueva del Silo (Sierra de Atapuerca) por la (Merindad de Sotoscueva) Familia Inclán Ana Isabel Ortega Martínez y Miguel Ángel Martín Merino Foto: Adrián Vázquez 69 In Memoriam. Florencio Ramírez Millán Iñigo Ramírez Millán CONTRAPORTADA Torca de Los Castríos II, 71 In Memoriam. Fernando, ¿te acuerdas? Elías Rubio Marcos Montes del Somo y Los Castríos () 72 In Memoriam. Nos dejó Juanjo Rubio, uno de los nuestros Foto: Iñigo Moreno Elías Rubio Marcos

EDITA Excma. Diputación Provincial EDITORIAL de Burgos. Unidad de Cultura Este número 24 de nuestra revista anual Cubía, aparecido en el año de la pan- demia, aparte de la habitual Memoria de 2019, incluye un artículo sobre los Grupo Espeleológico Edelweiss trabajos en la Cueva del Bullicio de Río de Losa, en la que se han superado tres cortos sifones por el buceador Esteban Velázquez. Otro artículo, de carácter ISBN: 84-86841-78-X histórico, trata sobre los trabajos efectuados por el Grupo Edelweiss entre 1956 Depósito Legal: BU-554-1999 y 1966 en la Cueva de Fuentemolinos de Puras de Villafranca. También se actualizan los listados de las mayores cavidades de la provincia de IMPRIME Burgos, tanto por su desarrollo como por su desnivel, extraídos de la Base de Imprenta Provincial. Burgos Datos del Catastro Espeleológico de Burgos a la que se puede acceder on-line desde nuestra página web www.grupoedelweiss.com Igualmente, se incluye un artículo sobre las excavaciones realizadas en la Cueva de La Quebrantada (Montorio), con participación del GEE, así como la crónica de un descenso, hasta ahora inédito, efectuado en 1893 a la Sima de los Huesos de la Sierra de Atapuerca por uno de los integrantes de la Familia Inclán, quienes desde 1890 tuvieron la concesión minera de la cavidad. Otros dos artículos se dedican a la Torca de Fuencaliente, que hasta el siglo XIX perteneció a la provincia de Burgos: el primero trata sobre los frecuentes litigios por su propiedad, que se remontan documentalmente hasta el siglo XV y el segundo por un pionero descenso de su pozo de entrada de 50 metros, Grupo Espeleológico Edelweiss realizado en 1908, para recuperar el cuerpo de un guarda jurado allí arrojado. Excma. Diputación Provincial de Burgos Cierran la revista tres entrañables recordatorios a diferentes miembros del GEE que han fallecido en los últimos meses. 09071 BURGOS www.grupoedelweiss.com BOLETÍN DEL GRUPO ESPELEOLÓGICO EDELWEISS · 24 · Septiembre 2020 1 Vista de la Sierra de Atapuerca con el río Arlanzón y la Fábrica Inclán en primer plano. FOTO: Ana Isabel Ortega

Descenso en 1893 a la Sima de los Huesos de Cueva Mayor y a la Cueva del Silo (Sierra de Atapuerca) por la Familia Inclán

Ana Isabel Ortega Martínez Grupo Espeleológico Edelweiss. Fundación Atapuerca. Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana. Miguel Ángel Martín Merino Grupo Espeleológico Edelweiss.

Durante 150 años, la Familia Inclán, propietaria duran- según los diferentes grafitis de Ramón Inclán en la Sala te algún tiempo de la fábrica nueva de papel en Ibeas de los Cíclopes, el ensanche previo a El Silo, hoy conoci- de Juarros, tuvo una intensa relación con las cavidades do como la Sima de los Huesos. Están datados en 1826, de la Sierra de Atapuerca, llegando a regular los ac- 1831, 1836 y 1839 y deben pertenecer al patriarca de la cesos a Cueva Mayor gracias a una concesión minera saga. Dos de los datados en 1836 van acompañados de que les concedieron en 1890. En la historiografía de interesantes referencias como “llegaron hasta el Silo” y “el Atapuerca habían permanecido inéditos hasta ahora año de 1836 en que se echó andar el Cilindro de la Fabrica dos artículos del Diario de Burgos, gracias a los cuales nueba Ramón Inclan y operarios en 3 de Julio”. damos a conocer las exploraciones realizadas en 1893 La tradición de ingenios hidráulicos en Ibeas de por Agapito Inclán, incluido un descenso a la Sima de Juarros se remonta al siglo X, en relación con el cauce los Huesos, que por aquel entonces seguía rodeada molinar del Arlanzón, con las menciones en el Becerro de misterios y leyendas, a pesar de que ya había sido Gótico de Cardeña, en 921, de varios molinos en las explorada en otras ocasiones anteriores. “aqua de Ebeia et Aslançon”, así como “Ebeia iustra vestros molinos (…) pars illa aqua Aslanzone” (Serrano, Precedentes 1910). Las referencias más antiguas de los ingenios La Familia Inclán representa a una burguesía empresarial hidráulicos para fabricación de papel en Ibeas de del siglo XIX, relacionada con los ingenios hidráulicos Juarros datan de 1540, con la adecuación por parte de y las cuevas de la Sierra de Atapuerca. de Francisco Porres y María Castillo de un antiguo Los inicios de la vinculación de la Familia Inclán con molino harinero, ya citado en 1465, situado al Este del Cueva Mayor se remontan a principios del siglo XIX, pueblo. En 1589 aparece como propiedad del papelero

60 BOLETÍN DEL GRUPO ESPELEOLÓGICO EDELWEISS · 24 · Septiembre 2020 Grafiti de 1836 de Ramón Inclán alusivo a la nueva fábrica de papel. FOTO: Miguel Ángel Martín francés Pierre Matelín. El siglo XVII va a representar largo de este siglo pasa por varias manos, documen- el periodo de mayor apogeo, al convertirse el papel en tándose en 1789 la compra por parte del Conde de material imprescindible para la vida cotidiana, estando la Isla Fernández quien, poco después de 1815, se lo bajo la propiedad y dirección del librero burgalés arrienda a la Familia Inclán (Zaparaín, 2009). Dionisio García y las labores a cargo de la familia de Ramón Inclán también era propietario del Molino Cristóbal de Fraga, vecinos de Ibeas (Zaparaín, 2009). Blanco de Ibeas de Juarros, un molino harinero que, en El siglo XVIII supone la continuidad de la fabri- 1836, convierte en fábrica de papel, lo que plasma en cación del papel, siendo desde 1714 propiedad de la inscripción ya citada de Cueva Mayor. En 1841 ya Alonso de Riego, Impresor titular del Santo Tribunal recibió una mención honorífica en la Exposición In- de la Inquisición y de la Real Universidad de Valla- dustrial Española celebrada en Madrid, por su mues- dolid, contando en 1746 con 24 trabajadores. A lo tra de papel y cartón hecho de yesca (Gayoso, 1967).

Plano topográfico de Sampayo y Zuaznávar de 1868 con la situación de Cueva Mayor, Cueva del Silo y Cueva Ciega, así como las fábricas de papel de Inclán y Franco.

BOLETÍN DEL GRUPO ESPELEOLÓGICO EDELWEISS · 24 · Septiembre 2020 61 Años después ya solo se dedican a esta fábrica, iden- (RAH) y la propia CPMB, que se mantendría has- tificada como nueva fábrica de papel, pues la prime- ta 1868, cuando ya había fallecido Felipe de Ariño, ra ya aparece como Molino Franco al menos desde siendo el motivo principal de que se acometiera el 1855. Pascual Madoz también indicaba que en Ibeas trabajo “Descripción con planos de la Cueva llamada de de Juarros existían “dos fábricas de papel común y de es- Atapuerca” (Sampayo y Zuaznávar, 1868; Ortega et traza” (Madoz, 1847), mientras que en el plano to- al., 2012; Ortega y Martín, 2018). pográfico de situación de la publicación de Sampayo Dicho trabajo incluía 6 litografías de Isidro Gil quien y Zuaznávar (1868) vienen ambas ubicadas junto al los acompañó durante la realización de los trabajos. Por cauce molinar: la fábrica papelera de Inclán y, aguas él también sabemos que se completaron en tres días y arriba, la de Franco. Esta última pasaría a propiedad de que estuvieron acompañados por Ramón Inclán (Gil, la Familia Fournier (Gayoso, 1967 y 1994: 110-115), 1916), del que conocemos un grafiti en la Sala de los cerrando definitivamente su andadura en 1898. Cíclopes de dicho año, con grafía diferente a los ya ci- tados y datados en torno a los años treinta del mismo Ramón Inclán en la documentación siglo. Tal vez por eso, en su publicación ya aludían a la sobre las cavidades presencia de “un guia tan conocedor, práctico, animoso y defe- Felipe de Ariño y Ramón Inclán, probablemente hijo rente como el Sr. D. Ramon Inclan”, con el que recomen- del que puso en marcha la fábrica, publicaron el 20 daban visitarlas y aconsejaban a las administraciones de mayo de 1863, en el periódico El Eco Burgalés, el “¿por qué no se trata de evitar sucesos lamentables, poniéndo- hallazgo de los primeros restos arqueológicos y huma- las á cargo ó dándolas en arrendamiento á personas que como nos de la Sierra de Atapuerca, procedentes de Cueva el Sr. Inclan garanticen con el conocimiento que de ellas tienen, Ciega (Sampayo y Zuaznávar, 1868). la seguridad de los sugetos que por gusto ó estudio quisiesen Poco después, el 30 de julio de 1863, Felipe de Ari- revisarlas?”. Algo muy similar a lo que pocos años antes ño solicitó a la reina Isabel II la concesión en propie- apoyaba Martínez Rives respecto de Felipe de Ariño dad, durante 60 años, de la Cueva de Atapuerca, con la (Sampayo y Zuaznávar, 1868; Ortega y Martín, 2018). finalidad de conservarla y realizar investigaciones, en No obstante, ninguna administración hizo nada res- especial arqueológicas, en su interior, aunque también pecto a la protección de la cavidad o el fomento de hablaba del levantamiento de un plano de la cavidad. las investigaciones, pero las cuevas fueron visitadas con José Martínez Rives, Secretario de la Comisión Pro- mayor frecuencia. Una desgraciada muestra lo consti- vincial de Monumentos (CPMB) y Director del Mu- tuye el expolio denunciado por la Comisión Provin- seo de Burgos, informó favorablemente sobre dicha cial de Monumentos y muy comentado en la prensa solicitud el 13 de noviembre de 1863, proponiendo a de la época, en especial por el propio Martínez Rives. Ariño como administrador de la cueva (Martín et al., El Gobernador Civil, en abril de 1880, decomisó a un 1981; Ortega y Martín, 2003; Ariño, 2003; Martínez industrial vallisoletano un carro de estalactitas y estalag- Rives, 2003; Ortega et al., 2012). mitas de la Cueva de Atapuerca destinadas para adornar Ello daría paso a un intenso intercambio de es- la gruta del jardín romántico de Campo Grande, en critos entre la Dirección General de Instrucción Valladolid. Ante tal escándalo, el propio Ministro de Fo- Pública (DGIP), la Real Academia de la Historia mento tuvo que intervenir el día 14 de abril.

Perfil de la Sima de los Huesos, añadido a los planos de Portada del libro de Sampayo y Zuaznávar Sampayo y Zuaznávar, en el expediente de solicitud de de 1868. la concesión de la mina Nueva Ventura.

62 BOLETÍN DEL GRUPO ESPELEOLÓGICO EDELWEISS · 24 · Septiembre 2020 Algunas estalagmitas acabaron adornando una fuente de Paseo del Espolón, según proyecto de Isi- dro Gil, y finalmente la Fuente de los Tritones que se inauguró en 1888 en el Paseo de la Isla, pero la ma- yoría acabará, por decisión ministerial, en el parque de Campo Grande (Martín et al., 1981; Ortega et al., 2012; Ortega, 2014).

Ramón Inclán y la mina “Nueva Ventura” Ante la inacción de la Administración y los expolios en la cavidad, Ramón Inclán Martínez de Velasco cambia Artículo de El Papa Moscas del 25/01/1891 de estrategia y solicita en propiedad “como mina de tierra que refleja el cierre de la Cueva de Atapuerca. casel” denominada “Nueva Ventura” la Cueva Mayor o Cueva de Atapuerca. Sampayo y Zuaznávar ya habían indicado en su obra de 1868 que los sedimentos arcillo- sos de la cavidad se asemejaban a la tierra casel, o tierra de Colonia, muy usada en la pintura al óleo durante los siglos XVII y XVIII. La concesión le fue otorgada el 14 de noviembre de 1890, pero la supuesta mina nunca se llegó a explotar, aunque sirvió para que la Familia Inclán se hiciera con la propiedad, pusiera una verja en el primer estrechamiento tras el Portalón de entrada y regulara los accesos a la misma (Martín et al., 1981; Ortega y Martín, 2004b; Ortega et al., 2012 y 2017). En el expediente para solicitar la concesión de la mina se incluía una copia de los planos publicados por Sampayo y Zuaznávar, que se habían comple- tado con algunos detalles. Uno de los aspectos más interesantes es que, tanto en la planta como en el perfil, habían señalado con las letras T y L dos si“ - los” o simas: la de la Galería de las Estatuas y El Silo (actual Sima de los Huesos) existente al final de la Galería del Silo, del que esta toma su nombre. En el dibujo de los perfiles también habían añadido am- bas simas, aunque de forma desproporcionada con el resto de las galerías, lo que denotaba que quien las dibujó carecía de los conocimientos o pericia de los ingenieros de minas autores de los origina- les (Ortega y Martín, 2004b; Ortega et al., 2012). Ya citamos en su momento que, 21 años después, Hermilio Alcalde del Río utilizará una estrategia similar para intentar asegurarse el control de las excavaciones en la Cueva del Castillo de Puente Viesgo (Cantabria), al registrarla a su nombre como concesión minera de hierro, con el nombre de Ru- pestre, el 7 de junio de 1911 (Madariaga, 2003). La prensa local se haría eco de la protección de la cueva, concretamente José Martínez Rives desde las páginas de El Papa Moscas, con fecha 25 de enero de 1891, pg. 3: Por fin, después de treinta años ó cuarenta se ha acordado que la cueva de Atapuerca se cierre y cuide. El encargado de ella en adelante es el Sr. Inclan, angel Artículo de El Papa Moscas del 01/03/1891 tutelar de tal cueva. con la puntualización de Ramón Inclán. Así no vendrá por ahí algun aprovechado que se lleve las estalactitas y estalagmitas que tanto la adornan. Y los curiosos podrán admirarla con solo ponerlo en conocimiento del citado señor Inclan que habita en las inmediaciones. ¡Pero miren ustedes que aguardar seis ú ocho lustros para conseguir esa medida!

BOLETÍN DEL GRUPO ESPELEOLÓGICO EDELWEISS · 24 · Septiembre 2020 63 Días después, dicha información sería precisada por Meses después, el Diario de Burgos del 18 de julio el propio Ramón Inclán en el número de El Papa de 1891, pg. 3, recogía la siguiente noticia que ya Moscas del 1 de marzo de 1891, pp. 2-3, dejando claro reflejaba el incremento de las visitas turísticas: que todos los gastos habían corrido por su cuenta, sin apoyo económico de la administración: Las excursiones á la “cueva de Atapuerca” menudean, y sabemos que hay algunas preparadas. Ecos del país El domingo pasado hubo bastante gente en ese sitio Ibeas 25 de febrero de 1891 tan maravilloso, que, si como es de los españoles fuera de extranjeros, sería un nuevo atractivo para los que Sr. Director de EL PAPA-MOSCAS. visitaran nuestro país. Muy Sr. mio y de mi distinguida consideración: Verdaderamente que es digna de verse, y que En el número 683 correspondiente al 25 de Enero cualquier sacrificio se puede hacer por lograr ese pasado, del periódico de su digna dirección, y en objeto. su plana 3ª, columna 2ª, he leído un suelto, el cual me creo en el caso de ampliar. De dicho suelto pa- Las exploraciones de Agapito Inclán rece desprenderse que las autoridades son las que han dispuesto la custodia y cierre de la Cueva de en Cueva Mayor y Cueva del Silo Atapuerca. Esto ha hecho creer á muchas personas Dos años después, también el Diario de Burgos dedi- que dichas obras serían de cuenta de la autoridad caba un extenso artículo, aunque subdividido en dos que lo hubiese dispuesto; así como también, que entregas, a las exploraciones que, tras el fallecimiento se me había señalado sueldo por su custodia. de Ramón Inclán, había emprendido su hijo Agapito. Con el objeto, pues, de aclarar alguna duda, voy El 22 de julio de 1893, pg. 2, decía: á manifestarle, Sr. Director, lo que hay de cierto en este asunto. La cueva de Atapuerca. Hace bastantes años habíamos convenido en que I. esta Cueva debía cerrarse, y no dejar que la des- Muchas y muy variadas son las excursiones que du- trozaran impunemente, como hasta aquí sucedia. rante la época veraniega suelen hacerse á los puntos Nadie ha sostenido esta conveniencia y solicitádolo pintorescos de las inmediaciones de Burgos, pero de en todas formas con más insistencia que el que sus- todas ellas, ninguna hay tan agradable ni que produzca cribe, que ha venido trabajando sobre este asunto tan fuertes y sorprendentes emociones como la visita á hace más de cincuenta años. Pero, señor Director, la célebre cueva, cuyo nombre encabeza estas líneas. mis voces se quedaban sin eco. Los particulares se A la admiración que producen aquellos prodigios de la encogían de hombros; y las autoridades se cuidaban naturaleza ante los cuales parecen empequeñecerse las poco de mis instancias, bien porque no les desper- maravillas de las grandes construcciones humanas, únese tase ningun interés, ó ya porque no estuviera en sus cierto temor indefinible, cierta invencible angustia que se atribuciones el hacerlo. experimenta al encontrarse sumido en las entrañas de la Hoy, merced á haberla denunciado como mina, tierra, en medio de profundas tinieblas, rodeado de pe- para explotación de tierras minerales, se me ha con- ñascos enormes que amenazan desprenderse aplastan- cedido la Cueva; pero mediante el pago de los gas- do al osado visitante, y perdido, finalmente entre lóbre- tos de expediente, título, contribución, etc, como gos anchurosos cuya salida no es posible acertar. una mina cualquiera; y en este sentido está hecha Así, mientras los ojos se recrean contemplando los la concesión. caprichosos grupos de estalactitas, la altura enorme de Como complemento le manifiesto que ya la Cueva las bóvedas, las inscripciones grabadas en las paredes tiene puerta. No está pues abandonada. Sus precio- y las mil cosas dignas de admiración que contienen las sidades no serán demolidas por cualquier advenedi- misteriosas galerías de la cueva, la idea vaga de un pe- zo, como sucedió no ha mucho; pudiéndola visitar ligro más ó menos imaginario, dá nuevo encanto á la todos los que deseen contemplar la naturaleza en visita, prestándole el atractivo que siempre tienen las toda su imponente majestad, prévio el aviso consi- imponentes manifestaciones de la naturaleza. guiente. No es, pues, extraño que la cueva sea recorrida con Dispénseme, Sr. Director, esta molestia; y disponga frecuencia por los burgaleses, pero lo que llama la aten- de su afmo. s. s., Q. B. S. M. ción es que esté todavía sin explorar por completo. Ramón Inclan Los diversos silos que abundan en aquel terreno, y los orificios, algunos de ellos obstruidos, que- enva rios sitios se observan, dan á entender bien claramente que lo que hoy se conoce es tan solo una parte, acaso la más pequeña de la cueva. Siempre ha sido esta objeto de curiosidad, pues las antiquísimas inscripciones que se ven en algunos para- jes demuestran que en remotos siglos era ya visitada Artículo de El Diario de Burgos del 18/07/1891 sobre las por el público, pero hasta hace pocos años relativa- visitas a la Cueva de Atapuerca. mente no era tan bien conocida como hoy lo es.

64 BOLETÍN DEL GRUPO ESPELEOLÓGICO EDELWEISS · 24 · Septiembre 2020 En 1868, los ingenieros de minas don Pedro Sampa- yo y don Mariano Zuaznabar hicieron un municioso re- conocimiento de la parte explorada de la cueva, levan- taron varios planos de ella y publicaron una memoria descriptiva ilustrada con dibujos del conocido artista don Isidro Gil y diseños de dichos planos. Desde aquella fecha, y gracias á los constantes des- velos de don Ramon Inclan que era entusiasta admira- dor de la cueva y la conocía mejor que los guías más prácticos, ha llegado esta á ser de tan fácil y seguro acceso, que en diversas ocasiones han penetrado en ella delicadas señoritas de la buena sociedad. Hace próximamente tres años, el señor Inclán tuvo la acertada idea de denunciar la cueva en concepto de mina, cerrando la entrada é impidiendo así que los curiosos penetrasen temerariamente en ella sin guía, ó causaran lamentables destrozos en su interior, sin que por esto se opusiera dificultad alguna á cuantos por recreo ó por estudio deseasen visitarla. Esto, que es lástima no se hiciera muchos años an- tes, ha contribuído á la conservación de la cueva y con- tribuirá á que sea mejor conocida, haciéndose tal vez descubrimientos interesantes para la ciencia. Al fallecimiento de don Ramón Inclán, su hijo don Agapito, con no menos entusiasmo que su padre, cuida de la cueva, acompaña y dá toda clase de faci- lidades á los excursionistas, y ha hecho varias explo- raciones, algunas de ellas de mucho interés, tanto en un silo exterior como en el interior, adonde descendió acompañado de varios jóvenes burgaleses. De ello daremos cuenta en otro artículo, por no dar á este excesivas proporciones.

En este primer artículo anticipan lo que detallarán en el posterior, la exploración de los silos o simas por parte de un equipo encabezado por Agapito Inclán. Dos días después, el 24 de julio de 1893, pg. 2, el Artículo de El Diario de Burgos del 22/07/1893 sobre Diario de Burgos completa la crónica: las exploraciones de Agapito Inclán en Cueva Mayor y Cueva del Silo. La cueva de Atapuerca. II. Cuenta la tradición que un animal, lanzado en la cue- va de Atapuerca, y perdido en el laberinto de galerías terior artículo, dio principio con gran fé á estas tareas, que la forman, se introdujo por desconocidos cami- y después de algunas tentativas infructuosas en el in- nos subterráneos y fué á salir á las cuestas de San terior, se decidió a explorar el silo exterior, situado á Miguel, en esta población. poca distancia de la boca de la cueva. La distancia que media entre ambos puntos, de doce Redúcese dicho silo á una grieta abierta entre dos kilómetros próximamente, hace casi imposible que tal rocas, por la que á duras penas puede pasar el cuerpo cosa sucediera, pero lo citamos como dato para de- de un hombre, y tanto este como otro, actualmente mostrar que en el ánimo de las gentes ha siempre la cegado, que se encuentra á pocos metros, recuerdan idea de que la cueva de Atapuerca debe ser mucho trágicas leyendas de venganzas que allí se realizaron más extensa que lo que actualmente se conoce. en tiempos de revueltas políticas. Las dificultades y los peligros para llevar á cabo una A los pocos metros de la estrecha entrada hallóse exploración son inmensos, de suerte que no es de piso firme, el piso de una nueva cavidad, de grandes extrañar que hasta ahora no se hay verificado ningu- dimensiones, con numerosas estalactitas y presentan- na formal, tanto más cuanto que los descubrimientos do idénticos caracteres que la cueva grande. realizados no han ofrecido gran interés para la ciencia, Sus verdaderas dimensiones no han sido aún apre- como en cuevas análogas ha acontecido. ciadas porque se necesitan muchas y largas visitas para El estudio total de la de Atapuerca será obra del un examen detenido. tiempo y de investigaciones lentas y parciales. Llamó la atención el encontrar gran número de frag- Don Agapito Inclán, como ya indicábamos en el an- mentos de barro cocido, restos de crisoles ó vasijas

BOLETÍN DEL GRUPO ESPELEOLÓGICO EDELWEISS · 24 · Septiembre 2020 65 que presentan señales de haber sido sometidos á También hay huesos en buen estado todavía, que elevadas temperaturas, superiores, seguramente, á llaman la atención unos por su gran tamaño, otros por la que exige la cocción. Estos fragmentos son igua- hallarse rodeados de concreciones calizas. les que los hallados en la cueva y lo que se encuen- Nada más pudo observarse por entonces, y aun- tran también en el exterior, entre las piedras de la que aquel mismo dia se hizo una segunda explora- falda del cerro. ción en el silo exterior, tampoco se logró descubrir También se descubrió buen número de huesos, sin nada nuevo. duda de animales caidos por la boca del silo. Una copia de las inscripciones, y algunos frag- Pero lo que dio carácter dramático á esta explo- mentos de huesos que se extrajeron, obran en po- ración fue el hallazgo de dos esqueletos humanos, der del señor Inclán, quien posee en su fábrica de situados en un lugar que aproximadamente debe Ibeas un “Album de la Cueva” donde se anotan los corresponder á la boca del silo cegado á que antes sucesos culminantes relacionados con esta, y en él hemos hecho referencia. deben constar todos los pormenores de esta curio- Por allí debieron ser precipitados, según se cuenta, sa expedición. dos desgraciados, pertenecientes á conocidas fami- A las personas aficionadas á esta clase de excur- lias burgalesas, durante las discordias civiles de los siones corresponde seguir las investigaciones inicia- comienzos de este siglo, y he aquí cómo, al cabo de das, y á los hombres estudiosos discernir si la ciencia tantos años, la casualidad ha venido á confirmar ó dar puede recoger en la cueva de Atapuerca datos inte- visos de fundamento á una tradición envuelta entre resantes, como ocurre en las que se llaman general- las brumas del tiempo. mente “Cavernas huesosas”. El resultado de esta visita al silo exterior, se hizo nacer el deseo de reconocer el silo interior, que se Conclusión halla al fin de una de las galerías de la cueva, en Llama positivamente la atención como, en varias la parte más baja de la misma, con un desnivel de ocasiones, lamentan que hasta la fecha los descubri- más de 42 metros, con relación á la boca de entra- mientos realizados no hubieran tenido gran trascen- da, según los cálculos de los señores Zuaznabar y dencia científica. En ese lamento siguen la estela de Sampayo. Manuel Francisco de Paula, Felipe de Ariño, Ramón Varios animosos jovenes acometieron esta empre- Inclán, José Martínez Rives, Pedro Sampayo y Ma- sa, y la realizaron con el señor Inclán á principios del riano Zuaznávar, que en sus escritos siempre plasma- invierno pasado, época favorable porque es en la que ban esa inquietud, como si su temprana intuición ya hay menos humedad en la cueva. fuera un reflejo previo de lo que ocurriría a partir de Provistos de escalas, cuerdas, linternas y herra- las últimas décadas del siglo XX. mientos, acompañados de varios vecinos de Ibeas, y Primero narran el descenso a un silo exterior, el adoptando todas las precauciones propias del caso, Silo de Valhondo o actual Cueva del Silo, donde descendieron al silo, en el cual no se tenía noticia de les llamó la atención el gran número de cerámicas que hubiese entrado nadie. existentes, que les recordaban a las de Cueva Ma- Los vecinos de Ibeas refieren que en cierta ocasión yor y de la ladera o rampa de acceso exterior, así bajó un pastor á quien atado por la cintura descolga- como los abundantes huesos de animales que inter- ron con una cuerda sus compañeros, pero que, cuan- pretaron caídos por la boca del silo. También des- do al poco rato le subieron, estaba muerto, acaso por criben dos esqueletos humanos que relacionan con faltar en el interior el aire respirable, tal vez por haber los conflictos civiles de principios del siglo XIX, sufrido un golpe ó por algún accidente de que se vie- aunque en realidad ya habían sido descubiertos y se acometido. descritos en el Manuscrito de Manuel Francisco Esta terrorífica historia y el pavor que infunde la de Paula de 1792 por los exploradores de Rube- negra boca del silo no son ciertamente á propósito na, interpretando que habían muerto “abrazados” para dar alientos, pero no desmayaron los decididos tras quedarse perdidos y sin luz (Rilova y Ortega, exploradores, quienes á unos quince metros de des- 2006; Ortega et al., 2006 y 2012). Hoy en día co- censo se encontraron en el fondo del pozo, y frente nocemos la importancia arqueológica que también á una rampa que en suave declive seguía bajando al- tuvo Cueva del Silo, aunque la cantera destruyera gunos metros más, como indicando la entrada de una su entrada original y alterara sensiblemente la mor- nueva galería. fología de su acceso, haciéndolo tan sencillo que la Por más que se registró en todas direcciones no convirtió en la cavidad más visitada en el siglo XX, fue posible hallar hueco alguno practicable, pero fue lo que fue muy perjudicial para la preservación de grande la sorpresa de los expedicionarios al descu- sus restos arqueológicos, entre los que se encon- brir en las paredes varias inscripciones perfectamente traba un brazalete de oro de la Edad del Bronce conservadas, algunas de ellas antiquísimas, y las más (Ortega, 2006 y 2007; Ortega et al., 2012). recientes de principios de este siglo. Después describen el descenso a El Silo, o Sima El suelo de toda esta cavidad está formado de hue- de los Huesos de Cueva Mayor, del que primero sos pulverizados ya por el tiempo, hasta formar una dicen que no tenían noticia de que hubiese baja- especie de arcilla blanca. do nadie (aunque en la documentación presentada

66 BOLETÍN DEL GRUPO ESPELEOLÓGICO EDELWEISS · 24 · Septiembre 2020 tres años antes para la concesión minera por Ra- món Inclán, padre de Agapito, ya se había incluido el perfil completo), aunque aluden a un supuesto descenso de un pastor de Ibeas de Juarros, atado con cuerdas, que pereció en el intento, algo que más bien parece ser otra leyenda o bulo, o bien la memoria distorsionada sobre la bajada a la sima, en 1792, de los vecinos de . En cualquier caso, les sorprende “descubrir en las paredes varias inscripciones perfectamente conservadas, algunas de ellas antiquísimas, y las más recientes de principios de este siglo”. Nosotros mismos ya publica- mos que habíamos localizado una inscripción, gra- bada discretamente, de un tal García de 1759 y que los exploradores de Rubena habían dejado varios grafitis en 1792 (Rilova y Ortega, 2006; Ortega et al., 2006 y 2012). Pero lo cierto es que describen la presencia de huesos que les llaman la atención, como ya ocurrie- ra un siglo antes con los exploradores de Rubena, algunos “de gran tamaño” y otros “rodeados de con- creciones”, e interpretan que las margas blancas que afloran en el fondo de la sima se habían“formado de huesos pulverizados ya por el tiempo”. Finalmente indican que se llevaron copia de las ins- cripciones y algunos huesos a la fábrica de Ibeas de Juarros, donde anotaban todos los pormenores en el “Álbum de la Cueva” que allí poseía la Familia Inclán. Lamentablemente, poco más sabemos de las poste- riores inquietudes espeleológicas de Agapito Inclán Miguel, probablemente debido a sus obligaciones mi- litares pues, apenas 5 años después, en 1898, su nom- bre aparece como Primer Lugarteniente del Primer Batallón del Regimiento Lealtad nº 30, destinado en la provincia de La Habana (Cuba) en plena guerra por la independencia de Cuba (USA War Department, 1898). Sabemos que falleció en 1924 y que las liqui- daciones del canon minero pasaron a girarse a nom- bre de sus cuatro hijos. A esta época corresponden las tarjetas de visita en las que los “Hijos de Agapito Inclán Miguel” cursaban “Autorización para visitar la Cueva de Atapuerca” que dirigían a “Martín Sáiz, encargado en Ibeas” (Ortega y Martín, 2004b, Ortega et al., 2012). En febrero de 1955, su hijo Ramón Inclán Lei- va, Jefe de la Sección Central del Ayuntamiento de Burgos, poseedor de la llave de la cueva, agra- dece al G. E. Edelweiss su nombramiento como Miembro de Honor del Grupo, manifestando su deseo de colaborar con ellos en los trabajos que habían iniciado en la Sierra de Atapuerca. La Fa- milia Inclán compartiría siempre todos esos cono- cimientos y documentación que atesoraban sobre la cavidad, con los investigadores que se acercaban a la Sierra de Atapuerca, durante décadas, con el fin de que se ahondase en la comprensión de este Artículo de El Diario de Burgos del 24/07/1893 sobre patrimonio natural y cultural. (Ortega y Martín, las exploraciones de Agapito Inclán en Cueva Mayor y 2004a y 2007; Ortega et al., 2012) º Cueva del Silo.

BOLETÍN DEL GRUPO ESPELEOLÓGICO EDELWEISS · 24 · Septiembre 2020 67 Anverso y reverso de una de las tarjetas que los herederos de Agapito Inclán Leiva entregaban a los visitantes de la cavidad.

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