Número 15 | 01⁄07⁄2013 EXTRASEMANAL

Ronaldinho Club y el de los 6

EL CASTILLA DE TORIL | UNA PACHANGA Y ONCE AÑOS DE FIDELIDAD Y EL CLUB DE LOS 6

ALBERTO EGEA

u regreso a Brasil tras una discreta estancia en Milán a principios de 2011 hacía presagiar la búsqueda de un retiro dorado cerca de los suyos, en una Liga que le Spermitiría lucir sin la exigencia que ya no podía asumir como acostumbraba en las ligas más potentes de Europa. Tras una estancia llena de altibajos en Flamengo, Ronaldinho firmaba por Atlético , club de centenaria historia en Brasil pero de palmarés poco acorde a su grandeza. A su llegada, Ronaldinho afirmaba “estar motivado para dar lo máximo con el objetivo de conquistar títulos”. No muchos le creyeron, pero vaya si lo estaba. Atlético Mineiro lograba el subcampeonato en el Brasileirao que le proporcionaba el billete para disputar la quinta de su historia y Ronaldinho, con 9 goles y 12 asistencias –máximo asistente del cam- peonato–, era proclamado mejor jugador del Brasileirao. Ronnie estaba de vuelta y ‘A Massa’ –así es como se denomina a la hinchada del equipo galo– miraba con ilu- sión el regreso, trece años después, del equipo albinegro a la máxima competición de Sudamérica.

Después de su discreta primera participación en 1972, donde el equipo galo –dirigido por el genial ‘Tele’ Santana– concluyó en 14º posición, Atlético Mineiro conseguiría la mejor clasificación de su historia en Copa Libertadores en 1978. Una primera fase inmaculada daba el pase a las semifinales a los galos, que en un formato de dos grupos de tres, donde solo el primero se clasificaba para la final, se iba a ver las -ca

Portada / 2 EXTRASEMANAL CLUBPERARNAU ras con –de Mastrangelo, Salinas, ‘El loco’ Gatti o Perotti– y River Plate. Boca, con tres victorias y un empate, no dio opción y pasó a una final en la que tras el 0-0 cosechado en el partido de ida disputado en el Olímpico Pascual Guerrero ante Deportivo Cali, pasaba por encima del club colombiano con un 4-0 inapelable en . Atlético Mineiro, que solo había podido sacar una victoria en su estadio ante River, iba a tener que esperar tres años para tener una nueva oportunidad en la Copa Libertadores.

LA BRONCA DEL 81

A la Libertadores de 1981 Atlético Mineiro llegaba como claro aspirante al título, nu- trido de jugadores –Luizinho, ‘Toninho’ Cerezo o Eder– que al año siguiente dispu- tarían el Mundial de España con una de las mejores canarinhas que se recuerdan. Los equipos brasileños (Flamengo y Atlético Mineiro) quedaron emparejados en el mismo grupo que los paraguayos (Cerro Porteño y Olimpia). Ambos equipos cariocas quedaron igualados como líderes del grupo, por lo que hubo que recurrir a un partido de desempate en campo neutral –en la ciudad brasileña de Goiania– para dilucidar el campeón de grupo, que sería el que pasara a semifinales. Lo que se presentaba como un precioso duelo ante el Flamengo de iba a acabar como el rosario de la aurora. El ambiente ya llegaba caldeado antes de echar a rodar el balón. El árbitro brasileño José Roberto Wright había llegado en el mismo vuelo y se hospedaba en el mismo hotel de Río que la expedición de Flamengo, algo que ya hacía pensar mal a la hinchada del Mineiro. A los 10 minutos de partido el colegiado expulsó a Reinaldo por una entrada sobre Zico en una jugada sin peligro en el centro del campo. Tras esto, en el minuto 37 Eder, tras coger la pelota del suelo para sacar una falta, chocó fortuitamente con el árbitro y este lo expulsó. Inmediatamente, todos los jugadores de Atlético Mineiro fueron a rodearle, y tras ellos técnicos, directivos, reservas, fotó- grafos, prensa, aficionados…

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El campo quedó invadido. Durante el parón, el árbitro expulsó a dos jugadores más del Mineiro y los líderes de la hinchada amenazaron con llevarse a sus jugadores del campo. La policía acordonó el campo y tras casi 40 minutos de parón se reanudó el partido con 0-0 y siete jugadores del Atlético Mineiro sobre el césped. A los tres mi- nutos, el portero galo Joao Leite fingió una lesión, se retiró del campo y al quedarse con seis jugadores el árbitro suspendió el encuentro y dio el partido por ganado a Flamengo, que a la postre se proclamaría campeón tras vencer en la final a los chi- lenos de Cobreloa por 2-0, en el partido de desempate, con dos goles de Zico.

Aunque parezca increíble, este Flamengo-Atlético Mineiro no fue el partido con más expulsados de la historia de la Copa Libertadores. Siete años antes, en un encuentro entre Boca Juniors y Sporting Cristal, el árbitro expulsó a 9 jugadores argentinos y 10 peruanos después de señalar una dudosa falta que desató una batalla campal que terminó con todos los jugadores peruanos expulsados en una comisaría de . La última vez que Atlético Mineiro disputó la Copa Libertadores fue en el año 2000, donde caería con la cabeza alta en cuartos de final ante Corinthians en una igualada eliminatoria.

LOS SEIS REYES

Con la clasificación para la Copa Libertadores de la presente temporada, a Ronal- dinho se le abría a sus 33 años la posibilidad de hacer historia una vez más, esta vez convirtiéndose en el séptimo jugador que conquista Champions League y Copa Libertadores. Atlético Mineiro está a dos pasos de la gloria y, de ganarla, Ronaldinho se sumaría a este selecto club de jugadores que fueron capaces de reinar en Europa y Sudamérica.

CAFÚ

Campeón de la Copa Libertadores con Sao Paulo en 1992 y 1993, y campeón de la UEFA Champions League con el AC en 2007. Formó parte de la época dorada de Sao Paulo donde, a las órdenes del mito ‘Tele’ Santana coincidió con extraordinarios ju- gadores como Raí, Gilmar o ‘Toninho’ Cerezo. En diciembre de 1992 también conquis-

Portada / 4 EXTRASEMANAL CLUBPERARNAU taría con este histórico equipo la Copa Intercontinental ante el Fútbol Club Barcelona de (2-1) y un año después revalidaría el título ante el AC Milan de (3-2).

En 2003 aterrizaría en Milan tras seis temporadas en la Roma, para fichar por el equipo rossonero, entonces vigente campeón de Europa. Tras perder la final de la Copa Intercontinental en los penaltis ante Boca en diciembre de aquel mismo año, Cafú no volvería a jugar una final internacional con el Milan hasta 2005.

Fue en Estambul, ante el Liverpool, en la que ya se recuerda como una de las finales más increíbles de la historia. El Liverpool empataba un partido que iba perdiendo por 0-3 al descanso y en los penaltis privaba al Milan de conquistar su séptima Champions y a Cafú de completar su palmarés. Dos años después, Cafú ya no dejaría pasar la oportunidad. El Milan, esta vez en Atenas, consumó la ven- detta ante el Liverpool con dos goles del ‘Pipo’ Inzaghi que ponían en un pedestal a Cafú, único jugador de toda la historia en recoger en un mismo palmarés Copa Libertadores, Champions League, Copa Intercontinental, Mundial de Clubes –que ganaría en diciembre de 2007 ante Boca Juniors–, Mundial, Copa América y Copa Confederaciones FIFA.

JUAN PABLO SORÍN

Campeón de la Copa Libertadores con River Plate en 1996 y campeón de la UEFA Champions League con la Juventus ese mismo año. El caso de Juan Pablo Sorín es, seguramente, el más curioso de todos. Tras debutar como profesional en 1994 con , club donde se había formado en las categorías inferiores, el argentino ficha por la Juventus de Turín al año siguiente. Sorín apenas disfruta de oportunidades en el equipo bianconero y, a mitad de temporada, regresa a Argen- tina para fichar por River Plate. Con los ‘millonarios’ conquistaría la que era la se- gunda y hasta hoy última Copa Libertadores para River Plate. Un equipo de ensueño comandado por , el ‘Burrito’ Ortega, el ‘Mono’ Burgos y un jovencí-

Portada / 5 EXTRASEMANAL CLUBPERARNAU simo Hernán Crespo, vencía en la final al América de Cali y se proclamaba rey de Sudamérica, mientras en el Estadio Olímpico de Roma la Juventus, de la que Sorín había formado parte, se alzaba también con su segundo trofeo continental tras de- rrotar al Ajax en la tanda de penaltis.

ROQUE JUNIOR

Campeón de la Copa Libertadores con Palmeiras en 1999 y de la Champions League con el AC Milan en 2003. Roque Junior formó pareja de centrales con Junior Baiano en el Palmeiras de 1999. El club alviverde, dirigido por , vencería en la tanda de penaltis –Roque Junior anotó el tercero– a Deportivo Cali en la final de la Libertadores de aquel año, tras haber perdido por 1-0 en Colombia y haber ganado en el Parque Antártica de Sao Paulo por 2-1 –recordemos que entonces, en Copa Liberta- dores, no existía el valor doble de los goles anotados en campo contrario–.

En verano del año 2000 Roque Junior ficharía por el Milan de Alberto Zaccheroni. Eran tiempos de inestabilidad para el club rossonero, que hasta la llegada de Ance- lotti en noviembre de 2001 todavía vería pasar por el banquillo de San Siro a y a Fatih Terim. Cuatro técnicos en dos años, de los cuales ninguno afianzó a Roque Junior como titular indiscutible. La llegada de Nesta a Milán en 2002 –el mismo verano en que Roque Junior había ganado el Mundial de Japón y Corea con Brasil– complicó todavía más la situación del brasileño, que aun así solía gozar de minutos en las segundas partes. Así sucedió en la final de Champions de 2003 donde Juventus y Milan protagonizaron una de las finales más soporíferas de la historia de la competición. Roque Junior sustituyó al veteranísimo –entonces tenía 37 años– en el minuto 66. El partido acabó sin goles y contadas ocasiones de gol. La prórroga siguió el guión de los primeros 90 minutos y, en los penaltis, Dida se erigió protagonista deteniendo los lanzamientos de Treze- guet, Zalayeta y Montero para dar la sexta Champions al AC Milan y convertir de una tacada a Roque Junior y a él mismo en los únicos brasileños, junto a Cafú, en ganar Copa Libertadores y Champions League.

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DIDA

Campeón de la Copa Libertadores con Cruzeiro en 1997 y campeón de la Champions League con el AC Milan en 2003 y 2007. Estamos ante el único arquero que posee Libertadores y Champions en su palmarés. Dida da el salto a Europa en el año 2000 cuando ficha por el Milan. Llegaba de Corinthians, donde había sido clave en la con- secución del Mundialito de clubes ante el Vasco da Gama de Romario, y . El partido llegó a los penaltis tras acabar sin goles al final del partido y, entonces, Dida fue decisivo, deteniendo los lanzamientos de Gilberto y Edmundo. Sin embargo, había sido en Cruzeiro donde Dida se había destapado como un guardameta extraordinario.

En 1997 Cruzeiro derrotaba a Sporting Cristal en la final de la Copa Libertadores de la que Dida había sido el héroe absoluto. Primero en la tanda de penaltis de la semifi- nal ante Colo-Colo y, después, en la final ante los peruanos, en la que Dida mantuvo la portería a cero tanto en la ida disputada en Lima (0-0) como en la vuelta en el Estadio Mineirao (1-0).

En Milán le costó tener minutos y tuvo que esperar dos años a que llegara su gran oportunidad. Ocupó la portería del Milan tras una lesión de Abbiati en la previa de Champions ante el Slovan Liberec en 2002 y, a partir de ese momento, ya no la aban- donaría. Desde entonces sembró un palmarés tremendo en Milán. En 2003 levanta- ría la Champions en ante la Juventus, en la única final completamente italiana de la historia, y en 2007 repetiría triunfo ante el Liverpool gracias a los goles de Inzaghi y a la magnífica actuación del propio portero brasileño, decisivo como siempre en las grandes citas. Dida completaría su palmarés con el Mundialito de clubes de 2007 y con la triple corona con la selección de Brasil: Mundial de Japón y Korea en 2002 –fue suplente de Marcos–, Copa America de 1999 y Copa Confederacio- nes en 2005 y 2011.

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CARLOS TÉVEZ

Campeón de la Copa Libertadores con Boca Juniors en 2003 y campeón de la Champions League en 2008 con el Manchester United. ‘El Apache’ es, junto a Cafú, el único futbolista que reúne en su palmarés Copa Libertadores, Champions Lea- gue, Copa Intercontinental y Mundialito de Clubes. El delantero bonaerense de- butó con Boca a los 17 años de la mano de , aunque no fue hasta el año siguiente con Oscar Tabárez cuando empezó a jugar con asi- duidad. Al siguiente año regresó Bianchi, que consolidó a Tévez como titular formando un tridente demoledor junto al ‘Chelo’ Delgado y a Guillermo Barros Schelotto. En Copa Libertadores de ese año, Boca Juniors fue un ciclón: ganó los 6 partidos de las tres últimas eliminatorias –cuartos ante Cobreloa, semifinales ante América de Cali y la final ante Santos–. Tévez anotó 5 goles en la competi- ción, incluido uno en la vuelta de la final en el estadio Morumbi ante el Santos de , Diego Ribas –ex Atlético Madrid– y .

En diciembre, Boca Juniors vencería en los penaltis al Milan en la final de la Copa Libertadores con una heroica actuación del ‘Pato’ Abbondanzieri que de- tuvo dos penaltis a Pirlo y Costacurta. En 2005 abandonó Boca y, tras pasar por Corinthians y West Ham, se hizo con él en verano de 2007. Impres- cindible para el escocés desde el principio, Tévez fue clave en la trayectoria del Manchester United que se plantó en la final de Champions disputada en Moscú ante el Chelsea de Avram Grant. En una final preciosa, el partido concluyó con empate a uno. Después de una prórroga sin goles, Tévez abrió con gol una tanda de penaltis que cerraría la parada de Van der Sar a lanzamiento de Anelka y que será recordada para siempre por el resbalón de Terry que impidió al Chelsea ga- nar, entonces, su primera Champions. ‘El Apache’ pondría la guinda a su palma- rés con el Mundialito de Clubes 2009, tras la victoria de los red devils en la final ante Liga de Quito por 1-0.

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WALTER SAMUEL

Campeón de la Copa Libertadores con Boca Juniors en el año 2000 y campeón de la Champions League con el Inter de Milán en 2010. En verano de 1997, Boca Juniors hace oficial el fichaje del central argentino procedente de Newell’s Old Boys. Apodado el ‘Muro’ por su contundencia y solidez en la zaga, Samuel llego al punto álgido de su etapa en Boca en el año 2000, donde una Copa Libertadores impecable iba a suponer su trampolín definitivo para dar el salto a Europa. Con 22 años, Samuel formaba junto al capitán de Boca Jorge Bermúdez la mejor pareja de centrales de Sud- américa, y así lo demostraron a lo largo de todo el torneo. La dupla Riquelme-Palermo martirizó a las defensas de todo el continente y, tras superar unos durísimos cuartos de final ante River Plate, se plantó en semifinales ante el América de México. El 4-1 que se traía Boca de la Bombonera parecía renta suficiente para llegar a la final sin pro- blemas. Sin embargo, en el partido de vuelta un equipo mexicano desatado marcaba el 3-0 en el minuto 81 que igualaba la eliminatoria. A siete minutos del final un córner botado por Riquelme era cabeceado de manera espectacular por Samuel, deshaciendo el empate y dando el pase a la final a los de Bianchi.

La final ante Palmeiras no pudo ser más igualada. El 2-2 en La Bombonera yel empate sin goles en Sao Paulo llevaba la final a los penaltis, en los que el portero colombiano Óscar Córdoba le daba el título a Boca, deteniendo los lanzamientos de su compatriota Faustino Asprilla y de Roque Junior. Finalizada la temporada, la AS Roma abonaba al club xeneize alrededor de 20 millones de euros por su traspaso y se hacía con los servicios del central argentino.

Convertido en uno de los mejores centrales de la y tras haber ganado en 2001 el Scudetto con la Roma de Fabio Capello, llegaría al Inter en 2005 tras un dis- creto paso por el Real Madrid, donde nunca consiguió alcanzar su verdadero nivel. Sería precisamente en el Inter donde, tras un calvario de lesiones, alcanzaría al fin su sueño de proclamarse campeón de Europa. En 2010, el Inter se coronó en el Bernabéu ante el Bayern de Munich y Samuel, a las órdenes de Mourinho, se con- vertía en el último jugador en alcanzar la máxima corona en los dos continentes futboleros por excelencia.

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LOS QUE CASI…

Existen otros jugadores que pertenecieron a los equipos campeones de Champions y de Libertadores pero que no participaron ni un solo minuto en uno de los dos cam- peonatos, como son los casos de Edmilson –que sí jugó en el Barça de Rijkaard cam- peón de Europa en 2006, pero no en el Sao Paulo campeón de la Copa Libertadores en 1993, año en el que debutó en el Brasileirao– o –que participó en la Champions 2001/02 que conquistó el Real Madrid, pero no en la Copa Libertadores que ganó River Plate en 1996 a pesar de haber debutado ese año en Liga con los Mi- llonarios–.

Curioso también el caso del delantero argentino Hernán Crespo que, a pesar de no entrar dentro de este selecto grupo de seis, sí puede presumir de ser el único juga- dor en la historia que ha marcado gol en una final de Champions y en una final de Copa Libertadores y, además, en ambas finales por partida doble. Valdanito’‘ Crespo marcó los dos goles que le dieron a River su segunda Copa Libertadores en 1996 ante

Portada / 10 EXTRASEMANAL CLUBPERARNAU el América de Cali y dos de los tres goles del AC Milan ante el Liverpool en 2005, en la increíble final que acabaron llevándose los de Anfield.

Ronaldinho está en camino de seguir haciendo historia. Ronnie se convertiría tam- bién en el cuarto de este grupo en ser, además, campeón del mundo con su selección y en el único en ganar Champions League, Copa Libertadores y Balón de Oro. Sus números en la presente Copa Libertadores indican que va muy en serio. Líder del equipo, sus 4 goles y 6 asistencias –con diferencia, el máximo asistente del torneo– le avalan. Ronaldinho fue lo que quiso ser. En su mano está ampliar su leyenda, esa que dejó aparcada de forma radical mientras los aficionados al fútbol aceptábamos resignados y desconsolados una decisión que todavía nadie ha querido o sabido ex- plicar realmente.

* Calendario de semifinales Copa Libertadores 2013. Miércoles 3 de julio: Newell’s- Atlético Mineiro; miércoles 10 de julio: Atlético Mineiro-Newell’s.

Alberto Egea @esttoper

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LUCÍA ANTA, ELENA GONZÁLEZ, ALBA LÓPEZ Y LUCÍA RIONEGRO

inalizada la primera temporada del de Alberto Toril en Adelante, llega el momento de hacer balance de lo que ha representado Feste año para técnico, jugadores y para una estructura que, cada vez más, se vertebra en los éxitos del primer filial.

No ha sido una temporada fácil a causa de diversos motivos de índole interna y externa. Sin embargo, el filial ha demostrado una considerable solidez y empaque frente a aguas turbulentas, consiguiendo estabilizar su nave sin naufragar.

A continuación analizamos algunas de las preguntas básicas: ¿De dónde venimos?, ¿En qué hemos cambiado? ¿Cuáles han sido nuestras fortalezas y debilidades? Y sobre todo ¿hacia dónde vamos?

ADAPTARSE A SEGUNDA: DIFICULTADES Y DESAFÍOS

Que estar a la altura de lo que suponía el ascenso era algo que no iba a ser fácil pare- cía evidente: nueva liga, mayor nivel y presión y, en muchos casos, factores con los que no se había contado en un principio. Todos ellos hicieron que el Castilla tardara en tomarle la medida a la categoría de plata, haciendo que durante varios meses el futuro del equipo en Segunda se viera en peligro.

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La primera idea para evitar problemas fue intentar mantener el bloque. Un bloque ya rodado, un equipo cohesionado y con gran entendimiento con su entrenador, en el que sólo haría falta añadir algún jugador de más edad para afrontar el nuevo reto. Esta idea terminó por incumplirse, ya que el núcleo duro presentó cambios por distintas razones: a los ascensos -de Morata primero, y Nacho después- se unió la marcha a Alemania de Carvajal y . La salida de estos cuatro pilares del once titular se suplió con distintas opciones que dieron diversos resultados. La salida de Carvajal se cubrió con un cambio de rol por parte de Juanfran, pasando de extremo a lateral, y el fichaje de Fabinho, que tardó en cuajar, aunque ofreció buenos resul- tados -sin llegar a la altura de Carvajal- tras un periodo de adaptación. La salida de Nacho y, sobre todo, la ausencia de delanteros han sido las bajas más difíciles de suplir, hasta el punto que Toril llegó a pedir públicamente un central o un delantero en el mercado de invierno.

Estas carencias -aún más visibles con las bajadas esporádicas de Nacho y Morata desde el primer equipo, que permitían al Castilla volver a un estilo y empaque más similar al de la temporada pasada- no sólo conllevaban un cambio de juego, sino de mentalidad, notándose al equipo más inseguro cuando no podía contar con Nacho atrás, o todo el peso de los goles tenía que ser llevado por jugadores que el año pasa- do tenían otros roles, como Jesé.

Esta necesidad de reconversión -debida, en parte, a una mala planificación-, unida a los ascensos del Juvenil, conformaron una plantilla inexperta, con carencias en posiciones clave que hasta esta temporada habían sido un seguro y, lo que es más importante, con casi nula experiencia en Segunda. De todos los jugadores, sólo Borja García -fichado del Córdoba- y Pedro Mosquera -en su primera etapa en el Castilla- habían jugado en Segunda.

Nos encontrábamos, por tanto, con un equipo bisoño en el que faltaban piezas clave y carecía de la experiencia sobre el funcionamiento de la categoría de plata para suplir las lagunas de cohesión en el grupo. Esta ingenuidad a nivel de grupo fue tan-

Portada / 13 EXTRASEMANAL CLUBPERARNAU gible durante la primera vuelta, en la que el Castilla conseguía ponerse por delante en el marcador por puro talento, pero a menudo veía como en los últimos minutos su rival le empataba y, en algunos casos, conseguía remontarle.

El ascenso es complicado para cualquier equipo que suba desde la Segunda B, ya que a equipos más competitivos se unen terrenos más grandes y estadios “de verdad”. El Castilla contaba con la ventaja “relativa” de haber pertenecido al Grupo I, el grupo con desplazamientos más largos dentro de la tercera categoría del fútbol español, y en el que ya había tenido que bregar con equipos históricos y terrenos de juego gran- des. Además, tuvo que jugar otros cuatro partidos más: los de playoff y los de cam- peón de liga, lo que hacían que su calendario de la temporada pasada se acercara en extensión. Ambos servían como mínima experiencia a la hora de enfrentarse a dos problemas de un equipo al saltar a Segunda: los viajes y una liga con más equipos ,y por tanto, más larga y complicada de planificar. Otros cambios que observan los recién ascendidos -como los estadios vacíos por los horarios impuestos por las tele- visiones y el escaso apoyo que esto conlleva- también hicieron mella en los de Toril, pero sin llegar a ser una adaptación clave.

El mayor reto al que tuvieron que adaptarse jugadores y cuerpo técnico fue la pre- sión. Aunque ya habían conocido lo que era estar en el punto de mira, no tuvo nada que ver con la expectación de estar en Segunda: las miradas -multiplicadas por mil y ya no sólo de unos pocos aficionados o en unos cuántos partidos-, las polémicas y debates, ser cuestionados ante el más mínimo error en el campo, sin tener en cuen- ta que adaptarse a una nueva competición no es algo automático... Por no hablar de usar a la cantera contra el primer equipo y viceversa. La presión, no ya de no des- cender, sino de hacerlo bien; de ser mejor que el Barça B, ese espejo con el que se ha comparado al Real Madrid en estos años cuando tenía que hablarse de cantera. En definitiva, el peso de demostrar que la cantera blanca era tan buena como . Presiones y exigencias que no ayudaban en el día a día del Castilla, pero que servían para comentar en bares, en titulares y en columnas de periódico, siempre bajo un foco que siguiera todos sus movimientos.

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PROCESO LENTO

Esta presión constante probablemente ralentizó aún más el proceso de adaptación a la categoría. No parece coincidencia que, tras una racha de derrotas y victorias alternas, haciéndose fuertes en casa, y cuando todo parecía indicar que, por fin, los de Toril empezaban a cohesionarse y a pulir problemas, el Castilla cayera en un pozo de derrotas y empates tras la ya famosa polémica de los de 24 ó 25 años. Un técnico y un equipo acostumbrados -como casi todos los de La Fábrica- a ser prácticamente ignorados por la mayor parte de prensa y afición pasaron, de repente, a estar en el ojo del huracán, observados con lupa cada uno de sus movimientos. Un proceso que hizo necesario cerrar filas, abstraerse e intentar ignorar todo el bombardeo y ruido que venía del exterior en unos jugadores que nunca habían tenido que hacerlo. Una mili en toda regla para todos, pero especialmente para aquellos que den el salto a Primera, sea al primer equipo o a otros.

El proceso fue lento, lleno de baches, pero acabó en triunfo. Que Toril y sus chicos maduraron y se adaptaron a la categoría lo demuestran los números de la segunda vuelta, en la que consiguieron hacerse fuertes en casa -siempre una de las priori- dades, convertir el estadio Alfredo Di Stéfano en un fortín- y permanecer invictos. Subir puestos gracias, no sólo al talento, sino a partidos trabajados en los que se ras- caban puntos más por trabajo que por suerte, conociendo los trucos para no caer en provocaciones como sucedía meses atrás. Éste es un proceso que volverá a repetirse el año que viene; es la ley que rige en todo filial y los cambios generacionales son una constante. Habrá cambios, pero la experiencia sigue ahí. Y es deber de los que queden, enseñar a los que vengan con el objetivo de seguir mucho tiempo más en Segunda.

EL EQUIPO EN SEGUNDA: EVOLUCIÓN TÁCTICA

Si hay algo que Toril no ha modificado ha sido el dibujo base del Castilla: el 4-2-3-1 continuó siendo característico del filial madridista, si bien tuvo que evolucionar in- ternamente para hacer frente a problemas derivados de las circunstancias externas, el perfil de la nueva categoría y la configuración de plantilla que no habían existido en campañas anteriores.

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Uno de los puntos clave de la temporada fue, precisamente, la ausencia de un de- lantero centro puro. Por primera vez en la era Toril había problemas para cubrir dicho puesto, muy mermado por la marcha de Joselu a Alemania y no poder contar habitualmente con Morata. Las peticiones del técnico no hicieron mella en el club: los fichajes no llegaron y el equipo tuvo que enfrentarse a Segunda únicamente con Óscar Plano, de perfil más adecuado para jugar de segundo punta, y más trabajador que goleador.

Afortunadamente para el Castilla, dos jugadores dieron un salto definitivo de ca- lidad para imponerse y cubrir la tan necesaria faceta del gol. La explosividad de Cheryshev y la eclosión definitiva de Jesé llevaron en volandas al equipo, sobre todo en esas primeras jornadas en las que el filial arrancaba en la nueva categoría. El hispanorruso se alzó dueño y señor de su banda, rompiendo al rival por la izquierda a base de velocidad y regate; un quebradero de cabeza constante para su par, pura- mente eléctrico.

Por su parte, Jesé tuvo que aclimatarse a una función de delantero que, si bien no era nueva en su carrera, no había formado parte de su repertorio más habitual. Acostumbrado a la movilidad y los espacios de la mediapunta, por un lado le costó cultivar la faceta de rematador puro que precisaba el conjunto y, por otro, sufrió en el rol de falso nueve, pero acabó imponiéndose por calidad. El inmenso talento del canario no es novedad para los seguidores del fútbol base, pero éste ha sido el año de su confirmación: con 22 goles y 10 asistencias a su nombre, se ha convertido no sólo en el del equipo, sino en el máximo anotador de la historia del Castilla en Segunda, superando el récord impuesto por Butragueño.

Aparte de la obvia y necesaria, la faceta goleadora del filial adquirió aún más impor- tancia al tener en cuenta los problemas que arrastraba en defensa. En las primeras jornadas se dio la curiosa coincidencia de que el Castilla era, a la vez, uno de los equipos más goleadores y el más goleado: las lagunas atrás propiciaban los - dores abultados, obligando a remontar o buscar la goleada para lograr imponerse.

Una vez más, encontramos el origen del problema en la configuración de plantilla. Es cierto que el equipo de Toril nunca ha contado con un recambio puro para el la- teral derecho, pero hasta este año dicha posición la cubría -sobradamente- Carvajal. Su marcha al Bayer Leverkusen dejó la defensa castillista coja por la derecha: Fa- binho, fichado para ser el recambio del de Leganés, no empezó con buenas sensa- ciones. Sus carencias defensivas en una zona que el Castilla estaba acostumbrado a tener cubierta se sumaron al siempre problemático tema de la pareja de centrales y los inusuales bajones de forma del normalmente regular Casado por la izquierda. El técnico enfrentó ambos a base de parches -Juanfran de lateral derecho, siempre cumplidor; Nacho, líder máximo de la zaga, jugando junto a la banda que necesitara mayor refuerzo cuando Toril podía contar con él- con la mirada puesta en el futuro.

Y es que el caso de Fabinho ha sido uno de los grandes logros de Toril esta tempora- da, demostrando una vez más su buena mano para la gestión de jóvenes futbolistas. A base de confianza y trabajo, el brasileño ha pasado de ser un problema defensivo a ganarse verdaderamente el puesto titular. Donde antes perdía la posición de ma- nera constante, superado por su par y dejando espacios a su espalda, ahora estamos

Portada / 16 EXTRASEMANAL CLUBPERARNAU ante un lateral que no descuida su faceta defensiva, rápido en el repliegue y atento al quite. Aunque aún tiene margen de mejora, su adaptación al ritmo y calidad del equipo ha sido la más sonada.

Un ritmo que, como suele ser habitual en el fútbol, ha venido marcado por el estado y funcionamiento de la sala de máquinas del equipo: el centro del campo. Ésta ha sido, probablemente, la zona que más cambios y ajustes ha ido sufriendo a lo lar- go de la campaña -con resultados dispares-, aunque siempre con un denominador común: Mosquera. El gallego, a pesar de convertirse en foco de críticas exteriores tras las famosas declaraciones de Mourinho, ha continuado siendo uno de los pi- lares del Castilla de Toril. Metrónomo y director del equipo, su función de soporte y apoyo sigue siendo fundamental para el conjunto e importante para el crecimiento y desarrollo futbolístico de sus compañeros en la base. Es ahí donde surgen la gran mayoría de permutas.

Tres nombres destacan en el baile del mediocampo: Álex Fernández, José Rodríguez y Casemiro. El primero, joven veterano del filial, terminó de superar la irregularidad que le había lastrado la temporada del ascenso, se hizo con los galones y dio un salto importante hacia el centrocampista box to box que se espera de él. Su capacidad para cubrir amplias zonas de terreno, constante en presión y recuperación, y su talento para realizar transiciones rápidas hacia el ataque, le convirtieron en la pieza clave para equilibrar al equipo, achicando espacios y juntando líneas. José afrontaba su primera temporada en el Castilla y los inicios fueron prometedores, testigos de su calidad. Toril optó por una adaptación al equipo progresiva -un método que anterior- mente le había funcionado a la perfección con Jesé- que se vio truncada por la inter- vención de Mourinho y el posterior circo mediático. El rendimiento del jugador cayó en picado a partir de entonces, pasando de ser un revulsivo habitual que aportaba un plus de toque, control y creatividad al equipo, a no contar casi con minutos hasta final de temporada, cuando la nueva competencia con Casemiro pareció otorgarle brío.

Casemiro, precisamente, fue el mayor beneficiado de los problemas de José y la mis- teriosa desaparición de Álex en el primer tramo de la segunda vuelta. Fichado en el

Portada / 17 EXTRASEMANAL CLUBPERARNAU mercado de invierno con dejes de futura estrella y la garantía de que tenía un pues- to esperándole, empezó dejando más sombras que luces. Fuera de forma y lejos del ritmo y dinámica del equipo, su lentitud general sobre el campo lastró a un Castilla acostumbrado a jugar con la velocidad, el espacio y la anticipación. La insistencia en su titularidad acabó por ayudar a su adaptación: progresivamente se empezó a ver a un Casemiro que ganaba en posicionamiento, imponiéndose por físico, y que dejó algún detalle en ataque. Aun así, sus mejores minutos siguen siendo aquellos que jugó con el primer equipo, donde estará la próxima temporada.

Individualidades aparte, cabe destacar la enorme mejoría general del grupo en la segunda vuelta. Tras la larga mala racha de resultados en la primera mitad de tem- porada -que dejó al filial coqueteando con el descenso semana tras semana-, el Cas- tilla arrancó la segunda vuelta con nuevos bríos. El equipo frustrado que antes veía cómo se escapaban los puntos por falta de cohesión, gol y el omnipresente error a balón parado fue recuperando esa confianza y mordiente que son su seña de iden- tidad. Amparados en el estado de gracia de Borja -cuyos altibajos de rendimiento en la mediapunta han influido mucho en el conjunto-, la incontestable irrupción de Jesé y la regularidad de veteranos como Juanfran o Mosquera, el Castilla volvió a actuar como un bloque desde la base hasta la punta de ataque. El gol dejó de ser un problema: a favor, volvieron las remontadas; en contra, el trabajo dio sus frutos y se mejoró notablemente en la defensa de jugadas de estrategia.

Con ello, volvimos a ver el juego alegre y veloz del filial madridista. Eléctrico por banda, inspirado arriba; equilibrado en el mediocampo, sólido en la defensa y bajo palos. Llevó tiempo y esfuerzo, pero finalmente el Castilla logró imponer su estilo también en la nueva categoría, acabando la temporada a un gran nivel. La adapta- ción a Segunda está hecha: ahora falta continuar en la misma línea.

ALBERTO TORIL: PIEDRA ANGULAR DE UN PROYECTO SÓLIDO

Para valorar la evolución mental de Toril debemos recordar que estamos hablando de un técnico cuya carrera se ha enfocado, prácticamente en su totalidad, al tra- bajo con la cantera. Un entrenador que ha brillado, sobre todo, por su gran trabajo con juveniles y a quien no le ha temblado el pulso a la hora de sustituir a jugadores asentados por otros más inexpertos, pero con gran talento. La mano de Toril se dejó notar en el Castilla, que tras su llegada sustituyó un juego ramplón por el gran des- pliegue ofensivo que encandiló a los aficionados, y que es otra característica más de su sistema.

Parecía evidente que esa forma de jugar debería ser modificada bajo la exigencia de una división más competida y que el propio Toril debería adaptarse. Así ha sido: el cordobés ha logrado mantener su esquema frente a circunstancias adversas, mos- trándose flexible frente a las necesidades del equipo, pero sin descuidar los pilares más básicos de dicho esquema.

La evolución de Toril ha ido, en todo momento, pareja al proceso de madurez de su propio equipo. Arrancamos la temporada con un Castilla inexperto, pero reconoci- ble. Un equipo que conseguía victorias ajustadas en partidos con un alto número de goles, viviendo siempre al filo de la épica. Encarrilada la campaña, vimos las horas

Portada / 18 EXTRASEMANAL CLUBPERARNAU bajas del conjunto madridista. Y al tiempo que contemplábamos al filial dejarse puntos en partidos que, a priori, podría haber ganado, el entrenador que siempre nos había sorprendido por la seguridad en su método y sus ideas pareció dudar, por primera vez, de sí mismo.

Hay un principio que para Toril siempre fue incuestionable y es hacer jugar a los mejores. El cordobés jamás se dejó cegar por nombres y varias de las estrellas de la cantera -Jesé o Morata, sin ir más lejos- han sido relegadas al banquillo sin titubear cuando su técnico lo ha considerado beneficioso para el equipo. Esta temporada, sin embargo, por primera vez hemos visto a Toril realizar alineaciones inexplicables para el espectador. La cerrazón en mantener como pareja de centrales a Iván y Ma- teos -pareja que ha acabado con solvencia la temporada, pero que dejó mucho que desear durante gran parte de la misma- es sólo el ejemplo más reconocido. Lo más chocante, sin embargo, fue verle acceder a las presiones externas para hacer jugar más a José Rodríguez, jugador que claramente no estaba preparado aún para tomar ese testigo, y que acabó firmando una serie de partidos más bien mediocres para ser relegado al banquillo tras la llegada de Casemiro.

Pero incluso en esa relativa pérdida de control, Toril se negó en rotundo a dejar en manos de otros las riendas de su equipo. Si Mourinho -y la corriente de opinión generada entonces- le exigían la titularidad de José por la suplencia de Mosquera, Toril no sólo mantuvo al centrocampista gallego, sino que pareció convertirlo en su mariscal de campo -no es casualidad que, a partir de ese momento, Mosquera se convirtiera aún más en piedra angular del equipo, cuajando una gran temporada-. Lo mismo ocurrió con Juanfran, Mejías o Casado. Toril les ofreció toda su confianza y apoyo a un bloque de jugadores experimentados, una auténtica columna vertebral en torno a la cual se estructuraba el equipo. Y esos jugadores le devolvieron su con- fianza, con creces, en el campo.

A mediados de temporada se evidenció la necesidad imperiosa que tenían Toril y sus jugadores de empezar a encadenar victorias, al precio que fuera, para salir del des-

Portada / 19 EXTRASEMANAL CLUBPERARNAU censo. Urgido por esa necesidad -unido también a una breve mala racha goleadora de los principales puntales del equipo- vimos a un Castilla inédito, avaro y excesiva- mente defensivo, que rifaba la pelota y ganaba pidiendo la hora. Lo cierto es que el equipo logró algunas victorias vitales e inesperadas -como los tres puntos cosecha- dos en Xerez-, que le hicieron respirar un poco, encadenando con más garantías la recta final de temporada en la que, a partir de la sobresaliente goleada al Córdoba en el Di Stéfano, el Castilla volvió a ser el Castilla.

Podemos, por tanto, afirmar que Toril ha mantenido intacto su método, aunque también ha hecho gala de una gran capacidad de adaptación para entregarse a otras maneras de jugar cuando la ocasión era francamente desesperada. Respondió de forma inteligente a las presiones internas, mostrándose flexible en algunos puntos e inamovible en los pilares vitales de su Castilla. Y respetando, ante todo, a los ju- gadores que habían llevado al filial a ser lo que era, otorgándoles de nuevo su plena confianza para que fueran ellos los que hicieran despegar de nuevo al Castilla.

Puede que hoy estemos ante un Toril más prudente, que sabe cuándo ser conserva- dor y cuándo dar alas a sus jóvenes futbolistas. Pero no ha perdido rl ímpetu diná- mico, el gusto por el fútbol vertical y alegre, la forma de mantenerse fiel a sí mismo. En ese sentido, en el salto de división, Toril debe obtener la misma nota que su equi- po y jugadores: un justísimo notable alto.

Últimamente, sobre todo a partir de la marcha de José Mourinho, se ha hablado de la remota posibilidad de que Alberto Toril pudiera entrenar al primer equipo del Real Madrid. Como opinión personal, esta teoría nos parece peregrina y el mismo entrenador ha manifestado -según palabras de Florentino Pérez- el deseo de centrarse en la cantera hasta que el club quiera contar con sus servicios. Las virtudes de Toril y sus puntos fuertes le hacen destacar como preparador de filiales, pero tiene escasa o nula experiencia en otros ámbitos. Podría resultarle difícil la adaptación a entrenar un equipo de Primera y ya ni hablamos si ese equipo es el Real Madrid.

Sin duda, el futuro de Toril debería pasar por seguir acumulando experiencia en Segunda para, en vistas al futuro, dar un hipotético salto de división; previo paso, quizá, por llevar las riendas de otro conjunto de la Liga Adelante. Si consigue explo- tar sus virtudes como lo hace cuando dirige a un filial, estamos hablando, sin duda, de un entrenador con un porvenir brillante.

LA VERDADERA RELEVANCIA DE UN CASTILLA DE RECORDS

Hasta ahora hemos analizado diferentes puntos de este Castilla de Segunda: en qué condiciones llegaba a la categoría, la evolución de equipo y entrenador o la adap- tación del esquema. Sin embargo, queda aún por mencionar un punto básico y, sin embargo, polémico. Como bien explicaba Sita Aguilera en su análisis sobre el fútbol formativo del Barça, ni estar formando es una excusa para no ganar, ni ganar es una excusa para dejar de formar. Evolución -individual y global- debe ir pareja con unos resultados que garanticen, por una parte, la competitividad del equipo y sus ju- gadores y, por otra, una continuidad en una competición que ofrece, a los jugadores que vienen detrás, la capacidad de formarse al máximo nivel.

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Los resultados del Castilla son engañosos, dados a las interpretaciones extremas y poco cautelosas. Igual que no sería justo hablar únicamente de un Castilla que estu- vo al borde del descenso, tampoco lo sería hablar del Castilla de los récords. La regu- laridad no ha sido, ni mucho menos, un signo distintivo de este equipo. Los malos resultados de la primera vuelta han quedado maquillados gracias a una recta final excepcional que, sin embargo, no ha sido especialmente prolongada en el tiempo.

Los resultados del Castilla son meritorios para un equipo recién ascendido -ha sido el segundo de los cuatro ascendidos la temporada anterior-, y sus cifras goleado- ras las habituales de un equipo joven volcado al ataque que tiende en ocasiones a descuidar tareas defensivas. Un octavo puesto es grato, pero no debe considerarse un hito ni, por supuesto, un récord. El balance entre jugadores experimentados y juveniles ha sido proporcionado para un equipo que necesitaba, en estos primeros y tambaleantes pasos en Segunda, aferrarse a un bloque experimentado que salvase algunos de los esperados errores de novato.

Esta temporada de adaptación ha demostrado que, incluso con factores en contra como la presión externa o los errores de planificación, existe un proyecto sólido so- bre el que construir. Que la fluctuación en los resultados sea paralela a los avances en la formación y a la estructuración del grupo -independientemente de los resulta- dos en sí- suponen un faro que guía a La Fábrica en la dirección correcta.

Esta gran temporada supone no sólo una bocanada de aire fresco para la estructura formativa del Real Madrid, sino que abre puertas a los que se marchan y a los que llegan. Algunos de los jugadores que este año han brillado con luz propia jugarán el año que viene en Primera; algunos -y aquí está el gran hito, más allá de récords- en el propio Real Madrid.

Es de esperar que el año que viene se produzca una estabilización. Frente a un téc- nico ya experimentado nos encontraremos con un bloque más joven -muchos juga- dores subirán desde el Juvenil y, sobre todo, desde un no menos exitoso -, que sin embargo ya habrán absorbido muchos de los mecanismos de la lucha de Segunda y que -habiendo, esperamos, aprendido de la mala planificación de esta temporada- contará con fichajes que refuercen el equipo.

Mantener la categoría se presenta como una empresa vital en un territorio futbolís- tico que se mueve al triple de velocidad que hace menos de una década. Formarse al mayor nivel posible y contra los mejores rivales disponibles resulta un factor clave a la hora de impulsar la cantera madridista y conseguir, al fin, el tan deseado objetivo de alimentar con su talento al primer equipo.

Esta temporada en Segunda ha supuesto, únicamente, la primera piedra de un pro- yecto a largo plazo. Una piedra, eso sí, sólidamente cimentada.

Lucía Anta, Elena González, Alba López y Lucía Rionegro @furia_valkyria

Portada / 21 UNA PACHANGA Y ONCE AÑOS DE FIDELIDAD

PABLO BELTRÁN

n ocasiones, en cualquier ámbito de la vida, las casualidades provocan situa- ciones no esperadas. En cierta medida, cuando alguien se cruza en la vida Ede otra persona es por algún motivo. O no. Se trata de que tenía que ocurrir y punto. Volvamos la vista atrás. Nos encontramos en la preparación del Mundial de Corea y Japón. Es el año 2002. En España siempre se recordará por el arbitraje del egipcio Al-Ghandour en los cuartos de final, donde la selección dirigida por José An- tonio Camacho se las vio con una de las anfitrionas, Corea del Sur, con en el banquillo. Por entonces, el tope era acceder a cuartos y luego a casa. En la cita asiática se repitió el axioma. Sin embargo, en una localidad valenciana, Vila-real, el recuerdo no sólo fue la actuación arbitral que ayudó a la eliminación española.

Unos pocos días antes de iniciarse el torneo, la selección brasileña ultimaba los preparativos para iniciar un camino que le llevaría al pentacampeonato mundial, gracias al trabajo de Luis Felipe Scolari y el tridente formado por la triple R (, Ronaldinho y Ronaldo). Aquella seleçao no era un conjunto muy vistoso. Se vislum- braba que toda la magia histórica que le había acompañado se iba difuminando. EE. UU.’94 fue el primer aviso, a pesar de ganar a Italia en una tanda de penaltis angus- tiosa, y Francia’98, el segundo, con una severa derrota en la final ante Francia (3-0).

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En el ideario de Scolari el orden y el rigor eran prioritarios. Su prolongación en el campo y capitán no era ningún jugador virtuoso, sino un todoterreno: Emerson Fe- rreira, que por entonces acababa de fichar por la Roma. Años después acabaría en el Real Madrid de Fabio Capello, en su segunda etapa como técnico merengue, aunque su estancia como jugador tuvo poca relevancia.

UNA APUESTA QUE CAMBIÓ TODO

Emerson, un jugador más que correcto pero nunca una estrella, tuvo la feliz idea de, al finalizar una pachanga, ponerse los guantes de portero. Intercambió una apues- ta con algún compañero sobre que no le marcarían ningún gol. La iba ganando. Pero al lanzarse a detener uno de los últimos lanzamientos se rompió el brazo. La Confederación Brasileña de Fútbol se vio obligado a buscarle un sustituto en la lista definitiva de 23 (debutaba la canarinha al día siguiente con Turquía en el Grupo C) y Scolari un nuevo capitán. Y lo más importante, un nuevo timón. El elegido fue Gil- berto Silva. De ser el suplente de Emerson pasó a asumir su rol en el once titular.

Por aquel entonces, el Villarrreal C. F. comenzaba a asentarse en Primera División. En años precedentes había fichado ya a Craioveanu, Cagna, Arruabarrena, Palermo, Amor, Víctor, Galca y, unos días antes del suceso de Emerson, a , otro brasileño que sí firmó antes del inicio del Mundial y que era un lateral derecho de gran calidad y recorrido. El por entonces consejero delegado del Villarreal, José Ma- nuel Llaneza, gracias a los informes de la secretaría técnica, con Antonio Cordón y Paquito al frente, tenía claro que necesitaban un mediocentro de jerarquía. El ele- gido, por consenso, era . Estaba todo apalabrado, pero no firmado. Sin embargo, no imaginaban que un accidente en una pachanga les iba a romper los planes. Arsène Wenger también buscaba un complemento al francés .

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Y se enamoró del mismo objetivo amarillo. Finalmente, el conjunto gunner firmó al internacional brasileño y el Villarreal tuvo que buscar una alternativa.

José Manuel Llaneza ha comentado en diversas ocasiones que nunca una situación tan extraña (lesión en una pachanga y cambio de roles en una selección) tuvo un final tan feliz. Por paradójico que parezca, la lesión de Emerson y el no fichaje de Gil- berto Silva propiciaron la llegada de alguien desconocido pero, ya se puede afirmar sin temor a equivocarse, historia en mayúsculas del club: Marcos Senna.

Senna, que por entonces jugaba en el Sao Caetano, no era un jugador tan descono- cido para los directores deportivos u ojeadores, pero sí para el gran público. Había ganado con el Corinthians aquel simulacro de Mundial de Clubes que se disputó en Brasil en el 2001. Pero, desgraciadamente, con un papel secundario. Por ello se tuvo que buscar la vida en un club más modesto: el Sao Caetano. Tras fallar la opción Gilberto Silva se habló de otras antes de que saltara el nombre de Senna. Una de ellas, (que acabaría marchando al poco tiempo a Europa, al Girondins de Bordeaux), compañero de Marcos en aquel conjunto brasileño que fue subcampeón de la Copa Libertadores.

Llaneza presenció en directo el partido de vuelta de esa final y, aunque había ido a ver otro jugador (un delantero), al conocer que la opción Gilberto Silva se había roto, se fijó en Senna. Y sin pensarlo dos veces presentó una propuesta de fichaje. El mediocentro no conocía nada en profundidad del club, aunque sí tenía referencias (un par de años antes llegó Palermo a Vila-real procedente de Boca Juniors). Con sus dotes de persuasión, Llaneza le convenció y Senna fichó.

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UN HOMBRE FIEL

Desde entonces, el Villarreal creció a la par que lo hacía el mediocentro. Dos Inter- totos, semifinales de la UEFA (eliminados por los futuros campeones, Valencia en el 2004 y Porto en el 2011), semifinal de Champions (eliminados por el Arsenal del que luego fue jugador amarillo Pirès), subcampeonato de liga en la campaña 2007-2008, campeón de Europa con España en el de Viena en el 2008… y fidelidad a un color: el amarillo (vaya, el color de la camiseta de su selección natal). Que se co- nozcan, existieron dos momentos en los que Senna pudo irse. El primero, en el 2008, cuando el Manchester United de Sir Alex Ferguson le tentó, impresionado ya tras sus enfrentamientos en el 2006 y refrendado con la Eurocopa de aquel verano. El se- gundo, en el 2010, cuando barajó alguna opción exótica de Catar, ya que el Villarreal le planteó una renovación que, en principio, no era de su agrado por la duración del contrato (quería dos años).

Pero Marcos Senna es el Villarreal. Es su casa. Es su familia. Es su vida deportiva. Es la puerta 19 del campo municipal de fútbol de El Madrigal. Es aquel futbolista que pasó de ser un mediocentro que para muchos era un Emerson o Gilberto Silva, lo que estaba de moda entonces, a ser el origen de lo que hoy son jugadores como Busquets, o su heredero amarillo, Bruno Soriano: el ‘5’ completo. El que roba, pero inicia el juego. El que molesta, corre, equilibra, pero sabe asociarse. Es el futbolista que, hasta en dos ocasiones, sí hizo el gol de Pelé. La primera vez en Da Luz, ante el Benfica en Champions. La segunda, ante el Betis, en el Benito Villamarín (el lugar dónde sufrió su primera lesión de rodilla en España).

Es el padre de dos niños nacidos en Castellón. Es esa persona que ha vivido en Be- nicàssim durante los últimos años, con su familia y disfrutando de España como si de su casa de siempre, Brasil, se tratara. Es aquel que, a través de una fundación, se dedica a apoyar a quienes ahora no cuentan con las oportunidades de las que él sí dispuso. Senna es el jugador que hizo frente a Riquelme cuando la, por enton- ces estrella amarilla, quiso echar un pulso al entrenador, al club y al vestuario. El hispano-brasileño le frenó los pies. Es un luchador nato. Así se explica cómo superó cuatro lesiones de ligamentos en la rodilla (dos en cada pierna y las dos últimas como jugador del Villarreal). Marcos es el jugador que ha vestido la camiseta del Vi- llarreal más de 300 veces (podían haber sido bastantes más). Y es el futbolista que, una vez consumado un amargo descenso a Segunda División hace un año, prometió a los pocos días que seguiría otra temporada más vistiendo la camiseta amarilla del Villarreal. No podía irse dejando al equipo lejos de donde se había situado en la última década, la Liga de las Estrellas. Con el club no ha logrado un gran trofeo, pero sí se lleva el mayor título de la historia: el de la fidelidad a un equipo, sin ser nacido ni criado en su cantera.

Hace unos días, tras una temporada en la que se sufrió más de lo que muchos imagi- naban, y teniendo un papel muy secundario en el equipo desde la llegada de Marce- lino García Toral, se cumplió su promesa. El submarino amarillo regresó a Primera División tras ganar al Almería. Senna no colgará las botas como amarillo. En la misma puerta donde prometió el ascenso anunció su marcha a EE. UU. Sí, a una liga, si se quiere menor. Y marcha al Cosmos, el equipo donde jugó un tal Pelé. Pero no fue un adiós, sino un hasta luego. Cuando se retire, seguro que tendrá un lugar

Portada / 25 EXTRASEMANAL CLUBPERARNAU en la estructura del club. Y podrá disfrutar de los paseos por la playa de Benicàssim, donde tiene su residencia desde que aterrizó en España. En su periplo en tierras es- tadounidenses su familia le acompañará. Sus hijos se formarán. Pues Senna quiere para los suyos lo que a él tanto le costó conseguir. Ya ven, de una casualidad, de una pachanga, a once años de fidelidad a una camiseta, a un club: el Villarreal C. F.

Pablo Beltrán @PabloBeltran79

Portada / 26 Número 15 | 01⁄07⁄2013 | 15 Número SEMANAL EXTRA

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EDITAN María Victoria Hernández @ehmaribrie Darío Ojeda @DarioOjeda

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