Las Trágicas Crónicas De La Lisa Gigante De Cabo Verde

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Las Trágicas Crónicas De La Lisa Gigante De Cabo Verde

Una parada en la Macaronesia

Las trágicas crónicas de la lisa gigante de Cabo Verde

José Antonio Mateo (Biólogo. Servei de Protecció d´Espècies, Govern de les Illes Balears, Palma de Mallorca) Fotos: J.A. Mateo, Phillippe Geniez, Salvador Carranza, Marcos García Márquez y Rubén Barone

n una época en la rrería Angola de norte a sur. A João da queEn unala épocaIlustración en la Silva, másFeijó conocido pasaría por 11 el apodoaños deen Feiel- seque imponía la Ilustración en toda archipiélagojó, le tocó Cabo atlántico, Verde. durante los que Europa,se imponía el enprofesor toda exploróFeijó todaspasaría y 11cada años una en deel archipiésus islas- DomenicoEuropa, el Agostinoprofesor recogiendolago atlántico, cientos durante de muestras los que minerales, exploró VandelliDomenico reunió Agostino a sus herborizandotodas y cada unalas plantas de sus queislas le recogiendo parecieron alumnosVandelli reuniópredilectos, a sus interesantescientos de muestras y recolectando minerales, todos herbori los- lesalumnos habló depredilectos, la gran- animaleszando las queplantas tuvo que a mano.le parecieron De vuelta inte a- Edezales habló de lade exploración la grandeza denaturalista la exploración y les Lisboa,resantes el y naturalistarecolectando carioca todos haría los entregaanima- naturalista y les invitó a partir hacia los Izquierda, primera página del volumen 5 de Erpétologie Générale (1839) de C. Duméril y G. Bibron, en el que los autores describieron invitó a partir hacia los confines del im- ales su que antiguo tuvo maestro a mano. de De todos vuelta sus preciadosa Lisboa, la especie Euprepes coctei. Derecha, arriba, dibujo de la cabeza y del cráneo del holotipo, realizado en 1874 por Firmin Bocourt para perioconfines portugués del para imperio recolectar portugués muestras para especímenes,el naturalista entrecarioca los queharía se entregaencontraban a su la revista Journal de Zoologie. Derecha, abajo, ficha del holotipo (Musée National d’Histoire Naturelle de París). derecolectar las especies muestras más de sobresalientes las especies másdel cuatroantiguo enormes maestro “lagartos”de todos sus (escíncidos) preciados orbe.sobresalientes El objetivo del principal orbe. deEl tal objetivo empre- capturadosespecímenes, enentre un los isloteque se encontraconocido- da sin etiqueta ni concierto en algunas ello la huída hacia Brasil de toda la cor- saprincipal consistía de en tal dotar empresa a Lisboa consistía de un gran en porban cuatrolos pescadores enormes “lagartos”de São Nicolau(escin- de las vitrinas del gabinete zoológico de te portuguesa. Ante la nueva situación, museodotar a de Lisboa Ciencias de Naturales,un gran museoque fuera de comocos) capturados Mãsombra, en y unpor islote los marinerosconocido la freguesía de Ajuda. el pragmático Vandelli optó por ponerse elCiencias colofón Naturales de la reordenación que fuera urbanísticael colofón portuguesespor los pescadores como ilhéude São Branco. Nicolau Pero como el Casi coincidiendo con el cambio de al servicio del emperador corso, abrién- iniciadade la reordenación poco antes urbanísticapor el Marqués iniciada de profesorMãsombra, Vandelli, y por seguidorlos marineros declarado portu de- siglo, Napoleón Bonaparte -hasta en- dole sin contrapartidas las puertas del Pombal.poco antes Convencidos por el Marqués de la de importan Pombal.- lasgueses doctrinas como linneanas, ilhéu Branco. no había Pero heredado el pro- tonces primer cónsul de la República embrión de museo. Solo unos meses más ciaConvencidos de esa tarea, de enla 1783importancia cada discípulo de esa elfesor fino Vandelli, sentido seguidordel orden declarado del sabio desueco, las Francesa- perdería finalmente la cordu- tarde, el general Junot -nombrado a la tomótarea, unen 1783camino: cada Alexandre discípulo Rodrigues tomó un doctrinas linneanas, no había heredado ra, autoproclamándose emperador y en- sazón gobernador de Portugal- firmaría 64 y gran parte de las muestras traídas de 65 Ferreiracamino: Alexandrese internaría Rodrigues en la Amazonía,Ferreira se ultramarel fino sentido quedaría del finalmenteorden del sabio almacenada sueco, viando a sus bien entrenados ejércitos a personalmente la orden que permitía al Manuelinternaría Galvão en la Amazonía, da Silva exploraríaManuel Galvão Mo- siny gran etiqueta parte nide concierto las muestras en algunastraídas de buscar la gloria. A Lisboa llegarían el 1 profesor Étienne Geoffroy Saint-Hillaire zambiqueda Silva exploraría y José Joaquim Mozambique da Silva y recoJosé- lasultramar vitrinas quedaría del gabinete finalmente zoológico almacena de la- de diciembre de 1807, precipitando con seleccionar las mejores piezas de la colec- Joaquim da Silva recorrería Angola de freguesía de Ajuda. norte a sur. A João da Silva, más conocido por el apodo de Feijó, le tocó Cabo Verde. Casi coincidiendo con el cambio Boletín de la Asociación Amigos del Museo de la Naturaleza y el Hombre de Tenerife MAKARONESIA de siglo, Napoleón Bonaparte -hasta 66 67

La duna fósil de Branco, que justifica el nombre del islote. (Foto: JoséA. Mateo). Una parada en la Macaronesia Las trágicas crónicas de la lisa gigante de Cabo Verde

ción de Ajuda para su inmediato envío Hillaire -hijo del expoliador- se había he- a la Sorbona y de allí al Museo Nacio- cho cargo de la dirección del Museo de nal de Historia Natural de París. De esta Historia Natural de París, el naturalista manera, y entre abundantes muestras de portugués pudo recuperar buena parte de fauna y flora brasileñas, el naturalista las muestras. No pudo llevarse consigo, francés expolió uno de los cuatro hermo- sin embargo, el “lagarto” de Feijó ya que, sos escincos caboverdianos. al tratarse de un holotipo, los parisinos se Sin referencias ni etiquetas, los con- opusieron rotundamente. servadores del museo parisino supusieron Prendado de aquel ejemplar intrans- que nuestro protagonista debía proceder ferible, Bocage buceó en los archivos de de algún punto del litoral africano, y así Vandelli, hasta que empezó a sospechar quedó registrado y almacenado a la espera que procedía de Cabo Verde. En 1873 de que fuera finalmente descrito para la sus sospechas se transformaron final- ciencia. Esa espera se prolongaría casi tres mente en certezas cuando el Dr. Frede- décadas, pero finalmente en 1839 Cons- rico Hopffer, un buen amigo suyo resi- tant Duméril y Gabriel Bibron, dos con- dente en el archipiélago, le envió tres sumados zoólogos adscritos al museo de “lagartos” vivos capturados poco antes París, desempolvaron el ejemplar captura- en el ilhéu Branco... ¡y los tres eran si- do por Feijó, lo describieron de acuerdo a milares en forma y tamaño a los que la normativa entonces vigente y se lo de- Feijó había traído ochenta años antes! dicaron a Jean-Théodore Cocteau, un es- Sin perder un minuto, publicó la primi- pecialista en escíncidos que un año antes cia en un par de revistas, añadiendo no de la publicación del quinto volumen de pocas observaciones suplementarias so- la obra Erpétologie Générale había muerto bre la anatomía y la biología del lagarto de fiebres atáxicas. y concluyendo que la especie debía ser Conocida por un único ejemplar de considerada en un género diferenciado, patria imprecisa, la nueva especie pasaría para el que propuso el nombre de Ma- mucho tiempo sin pena ni gloria entre los croscincus. hombres de ciencia (no así entre los pesca- Por la resolución del problema de los dores de São Nicolau, que la seguían con- escíncidos, Barboza do Bocage recibiría siderando un manjar...). Pero todo cambió incontables felicitaciones, incluidas las de cuando, pasado el medio siglo, José Vi- Luis I, el rey naturalista. Pero, con el debi- cente Barboza do Bocage recibió el testigo do respeto que merece la figura del ilustre para la puesta en funcionamiento del mu- científico portugués, la publicación a bom- seo lisboeta de Ciencias Naturales. bo y platillo del descubrimiento supuso en Bocage contaba entonces con poco realidad un paso más -en este caso casi defi- más que los restos polvorientos de las co- nitivo- en el imparable proceso de extinción Arriba, acuarela del ilhéu Branco, una roca de apenas un kilómetro cuadrado que albergó una población de Chioninia coctei hasta, al menos, 1898. Autor: M. Oliver. Abajo, mapa de Cabo Verde, en el que se han indicado los diferentes yacimientos recientes donde se lecciones del gabinete de Ajuda, y tal vez de esta especie. han encontrado restos de Chioninia coctei (S. Vicente, 1: Monte Verde; 2: Salamansa; 3: Praia da Ceilada; Sta. Luzia, 4: Ribeira do por eso se empeñó en recuperar el material No hacía ni cuatro años desde que el 68 Penedo; 5: Praia do Castelo; Branco, 6: duna fósil; Raso, 7: Achada Branca). El punto azul (8) indica la Ponta de João Baptista, cerca 69 de Tarrafal (São Nicolau), donde se han encontrado algunos huesos en superficie de esta especie (en el mapa, sobre la isla de São expoliado 66 años antes por los franceses. Jornal de Sciencias Mathematicas, Physicas Nicolau), que podrían explicarse bien porque la especie fuera autóctona, bien porque hubiera pertenecido a un ejemplar capturado por pescadores en Branco o Raso y consumido en el lugar en el que fue encontrado. Fotografía: Jean-Y. Quéro. La línea punteada Gracias a su enorme tesón y al hecho de e Naturais había dado por primera vez la corresponde a la isóbata de 50 m y al contorno aproximado de la gran isla pleistocénica de Barlovento. que por entonces Isidore Geoffroy Saint- noticia cuando Charles Jamrach -un co-

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Restos óseos de aves marinas en lo que antaño fue la colonia de Praia do Castelo (Santa Luzia). La presencia de esqueletos desarmados Maxilar semienterrado de un ejemplar adulto de Chioninia coctei (Praia do Castelo, isla de Santa Luzia). (Foto: Ph. Geniez). de lagarto gigante en esta zona da fe de su amplia área de distribución y sugiere una relación comensal con las aves. (Foto: José A. Mateo). Una parada en la Macaronesia Las trágicas crónicas de la lisa gigante de Cabo Verde

Fotografía de uno de los cuatro ejemplares capturados en el ilhéu Branco y enviados en 1873 por Frederico Hopffer a José Vicente Barboza do Bocage. El individuo en cuestión se perdió en el incendio ocurrido en 1978 en el museo lisboeta. Es una de las escasas fotografías que se conservan de un ejemplar vivo de Chioninia coctei. Fotografía de autor desconocido. recién muertos o en avanzado estado de dos, que gastaban cola prensil para asirse descomposición, que sus dientes cortaban a ramas y salientes o que sin embargo esta merciante de Hamburgo afincado en In- co. El 9 de mayo de 1884 la marinería las hojas de col como si de cuchillas se era incomprensiblemente quebradiza, glaterra- ya disponía de ejemplares vivos del buque capturaría doce ejemplares, la tratara, que sus heces rezumaban nemáto- hasta el punto de que eran muy raros los y muertos del “lagarto” de Branco en sus mayor parte de los cuales se encuentra

almacenes del “East End” londinense. Los ahora depositada en las estanterías del Carta enviada por Charles Jamrach, en la que ofrece cuatro ejemplares de Chioninia coctei al precio de dos libras la unidad. Original vendía a dos libras esterlinas la unidad, Museo de París. conservado en el Natural History Museum. Abajo, a la izquierda, ejemplar adulto conservado en la colección del mismo museo; el tejido muscular de este especimen comprado a finales del siglo XIX a Charles Jamrach permitió comprobar, más de cien años más tarde, una cifra entonces equiparable a algo más Durante treinta años saldrían de las dos mediante la secuenciación de su ADN mitocondrial, que estaba estrechamente relacionado con los demás escíncidos caboverdianos. de media onza de oro. Y no era el único minúsculas islas centenares de ejemplares Foto: Salvador Carranza. que los vendía... de esta especie, cuyo destino principal eran De la noche a la mañana, Macroscincus los terrarios de los naturalistas de salón. coctei se convirtió en uno de los más apre- Muchos de ellos, como Franz Troschel, ciados caprichos de la burguesía europea del Otto Tofohr, Johannes Berg, Donatto último cuarto del siglo XIX, y no había mu- Schiavetti, Wevers, Wilhelm Klingelhöffer, seo que se preciase que no buscara con avi- Franz Werner, el conde Mario Peracca, Os- dez ejemplares del gran “lagarto” de Cabo kar Simony, Léon Croizat, Giacomo Ce- Verde. Por eso, las visitas a Branco y al ve- donni o Franz Steindachner determinaron cino islote de Raso, donde Alphons Stübel con sus escritos que el gran “lagarto” cabo- también había descubierto una raquítica verdiano se convirtiera en todo un clásico población, se multiplicaron para hacerse de la terrariofilia, y que algunos tratados con alguno de los valiosos ejemplares. especializados siguieran enumerando los En muchas ocasiones, viajeros, natura- cuidados que requería hasta bien entrado listas y navegantes de la marina mercante el siglo XX, cuando ya casi todos lo daban o de la de guerra modificaban expresa- por extinguido. mente su ruta para acercarse a las llama- Gracias a los terrariófilos sabemos, das Ilhas Dezertas al objeto de capturar por ejemplo, que eran lentos y confiados, algún lagarto. Eso hizo, por ejemplo, el que nunca bebían agua aunque dispusie- capitán Parfait que, con el beneplácito ran de ella en abundancia, que amaga- del profesor Milne-Edwars, ordenó dejar ban con morder pero que nunca llegaban 72 73 de lado su misión (la prospección de los a hacerlo, que aceptaban sin problema fondos marinos atlánticos) para llevar su cualquier alimento de origen vegetal sin barco, el Talisman, hasta el ilhéu Bran- hacerle tampoco ascos a animales vivos,

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Raso, un islote árido que dio cobijo a Chioninia coctei hasta, al menos, el siglo XIX. Al fondo pueden verse las islas de Branco (cen- Restos óseos de aves marinas en lo que antaño fue la colonia de Praia do Castelo (Santa Luzia). La presencia de esqueletos desarmados tro) y Santa Luzia (derecha), que también formaron parte del área de distribución de la especie. (Foto: José A. Mateo). de lisa gigante en esta zona da fe de su amplia área de distribución y sugiere una relación comensal con las aves. (Foto: José A. Mateo). Una parada en la Macaronesia Las trágicas crónicas de la lisa gigante de Cabo Verde

Raso, el islote en el que Alphons Stübel descubrió una población de Chioninia coctei. Al fondo, Branco (izquierda) y Santa Luzia (de- El Talisman, buque oceanográfico de la marina francesa amarrado en el puerto de Orán. En 1886 el Talisman, al mando del capitán recha). (Foto: José A. Mateo). Parfait, fondeó junto a Branco para que la marinería pudiera capturar una docena de ejemplares de Chioninia coctei. Postal de la época.

ejemplares que disponían de la suya ori- siglo XX. Los últimos ejemplares cau- ra se supo que podían alcanzar edades dos a finales del siglo XIX al traficante ginal. No emitían sonido alguno, y se pu- tivos morirían a su vez en Alemania en considerables, o que algunos de los más Charles Jamrach. Nadie dudaba ya de blicaron referencias contradictorias sobre 1940, cuando la Segunda Guerra Mun- de cuarenta “lagartos” que habían per- sus lazos evolutivos, pero la fuerza de la su reproducción -hay pruebas fehacientes dial estaba en uno de sus momentos tenecido a Mario Peracca podían proce- marca Macroscincus era tal que nadie se de que en ocasiones ponían huevos y que más cruentos y la situación no invitaba der de las islas de São Vicente y Santa atrevió a invalidar el género propuesto otras veces parían crías vivas- y sus ritmos a la cría de . Luzia, ampliando de esta manera su área por Bocage hasta el año 2010. Desde en- circadianos. Secada la fuente que proveía al mer- de distribución conocida. En 1976 Allen tonces nuestro lagarto gigante de Cabo Viendo que en solo tres décadas de cado, Macroscincus coctei pasó a ser una Greer también concluía que el esqueleto Verde debe llamarse Chioninia coctei, y rapiña Branco y Raso habían quedado leyenda, y autores de la talla de Robert de un “lagarto” gigante de Cabo Verde así se hará a partir de este punto. casi despoblados de estos escíncidos, Mertens, Fernand Angel, Hermann recordaba al de otras especies cabover- Pero no todo lo que podemos llegar a Barboza do Bocage escribiría en 1896 Schleich o el mismísimo Théodore Mo- dianas de menor tamaño, y sugería por saber sobre este se encuentra en- un encendido alegato contra el expolio nod lo echarían de menos en sus escritos. eso que todos los escincos del archipié- cerrado en frascos con alcohol. Todavía al que se estaba sometiendo a las dos Finalmente, la primera Lista Roja de las lago debían estar emparentados. La hi- quedaba buscar sus rastros allí donde vi- únicas poblaciones conocidas de la es- especies amenazadas de Cabo Verde, ela- pótesis de Greer quedó confirmada un vió, e interpretar el paisaje como lo ha- pecie. Solo dos años más tarde el ita- borada para su presentación en la Cum- cuarto de siglo más tarde, cuando un ría un lagarto… ¿Para qué puede servir liano Leonardo Fea y el británico Boyd bre de la Tierra de Río y publicada en equipo de investigadores del British Mu- una cola prensil si no existen árboles a Alexander se convertirían en los últimos 1996, certificó su defunción, al incluirlo seum of Natural History y de la Univer- los que subir? ¿De qué sirve ser grande, europeos que dejaron constancia escrita entre las especies extinguidas. sidad de Las Palmas comparó secuencias disponer de dientes cortantes como una 76 77 de haberlos visto y capturado en su há- Algunos científicos se consolaron en- de genes mitocondriales de las especies iguana, convivir con nemátodos como bitat, ya que no existe ninguna referen- tonces estudiando los ejemplares con- caboverdianas de escíncidos, incluida la lo haría una tortuga vegetariana y tener cia fiable de avistamiento a lo largo del servados en los museos. De esta mane- de uno de los grandes “lagartos” compra- un largo intestino para digerir plantas si

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Otra imagen de Raso, con Branco y Santa Luzia al fondo. Todos estos islotes han sido objeto de distintas expediciones en busca de Algunos restos esqueléticos de un ejemplar adulto de Chioninia coctei en la duna de Salamansa (São Vicente). (Foto: José A. Mateo). la lisa gigante, tanto en el pasado como en tiempos muy recientes. (Foto: José A. Mateo). Una parada en la Macaronesia Las trágicas crónicas de la lisa gigante de Cabo Verde

apenas queda vegetación con la que ali- tortugas de tierra de mediano tamaño mentarse? ¿Qué hacían sus antepasados (Geochelone sp.), de las que únicamen- para sobrevivir en una roca estéril como te nos ha llegado algún nido fosilizado, el ilhéu Branco? ¿En qué otras islas vi- o con otras especies, como las alondras vían? ¿Cómo eran hace quinientos años de Raso (Alauda razae) o los perenque- las islas que les daban cobijo? ¿Y cómo nes gigantes (Tarentola gigas), que en la eran hace seis milenios? ¿Y a principios actualidad presentan una distribución del Cuaternario? restringidísima. Los indicios encontrados entre los Los vaivenes climáticos ocurridos a lo sedimentos de antiguos lagos endorrei- largo del Cuaternario han determinado cos, los estudios paleontológicos y pali- que la diversidad de especies animales y nológicos, los modelos paleoclimáticos vegetales se haya reducido considerable- basados en parámetros orbitales e inclu- mente durante ese periodo en todo el ar- so la arqueología nos han enseñado que chipiélago caboverdiano. El último de los la franja saheliana de África, de la que periodos húmedos y felices tuvo lugar hace Cabo Verde es una prolongación hacia solo 6.000 años, y desde entonces la aridez el oeste, ha gozado a lo largo del Cua- ha ido imponiéndose por momentos. ternario de periodos mucho más hú- El día 13 de diciembre de 1461 Dio- medos que el actual. De hecho, casi al go Gomes se convirtió en el primer hu- mismo ritmo que en Europa se sucedían mano que pisó la isla de Santa Luzia. los periodos glaciales e interglaciales, en Entonces ya la encontró poco arbolada el Sahel -y en Cabo Verde- alternaban y con predominio de una vegetación las épocas lluviosas con predominio de rala y esteparia. En esa época el inmen- la sabana húmeda con otras más áridas so arenal de Praia do Castelo -casi una en las que la estepa ganaba terreno. Las décima parte de la superficie total de la fluctuaciones del nivel del mar, que isla- estaba ocupado por una gran colo- también están asociadas a esos vaivenes nia de aves marinas. Decenas de miles climáticos, determinaron que, en aque- de paíños pechialbos (Pelagodroma ma- llos periodos en los que la vegetación rina) y un número menor de paíños de era más densa e irrigada, las actuales is- Madeira (Oceanodroma castro), pardelas las de São Vicente, Santa Luzia, Branco chicas de Cabo Verde (Puffinus boydi), y Raso se unieran para formar una única rabihorcados magníficos (Fregata magni-

isla mucho más grande que la suma de ficens), piqueros pardos (Sula leucogaster) Algunos de los naturalistas relacionados a lo largo de sus carreras con la lisa gigante de Cabo Verde. 1: Domenico Vandelli; 2: Etienne Ge- todas ellas. Es muy probable que du- y otras especies marinas anidaban en lo offroy Saint Hillaire; 3: John Gray; 4: Constant Duméril; 5: Gabriel Bibron; 6: Georges Cuvier; 7: José V. Barboza do Bocage; 8: Frederico Hopffer; 9: Isidore Geoffroy Saint Hillaire; 10: Alphons Stübel; 11: Franz Troschel; 12: Oskar Simony; 13: Mario Peracca; 14: Franz Stein- rante esos periodos de bonanza nues- que entonces era un tarajal aclarado. De dachner; 15: Franz Werner; 16: Georges Boulenger; 17: Boyd Alexander; 18: Leonardo Fea; 19: Théodore Monod; 20: Fernand Angel. tros lagartos tuvieran una distribución todo aquello no queda más que un are- casi continua, que fueran abundantes y nal deforestado recubierto por completo que pasaran buena parte de sus tranqui- de huesos de todas esas aves, de cascaro- escenario, repetido a menor escala en el a una inusual plasticidad ecológica que las vidas ramoneando, asidos a las ra- nes de huevos, de guano petrificado, de arenal de Salamansa (São Vicente), su- de la noche a la mañana les había permi- 80 81 mas de los arbustos con su quebradiza raíces endurecidas de Tamarix cf. senega­ giere que los grandes lagartos vegetaria- tido convertirse en eficientes comensales cola prensil. Sabemos que en esa épo- lensis, y entre todos esos restos, esquele- nos habrían logrado sobrevivir a la pro- de las aves marinas y en carroñeros. No ca los lagartos compartían su isla con tos desarmados de Chioninia coctei. Este gresiva aridificación de la región gracias deja de ser extraordinario que esta mis-

Boletín de la Asociación Amigos del Museo de la Naturaleza y el Hombre de Tenerife MAKARONESIA Santa Luzia vista desde la playa de Calhâu (São Vicente); en las heces de un gato recogidas en Santa Luzia se encontraron en 2003 un trozo de angular y un maxilar (arriba a la izquierda) de un ejemplar juvenil de Chioninia coctei. (Foto: José A. Mateo).

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ma polivalencia haya sido recientemente A modo de resumen diremos que también descrita para los lagartos de El hace pocos millones de años y en una Hierro (Gallotia simonyi) que ocupan el isla de Barlovento, la ausencia de gran- roque Chico de Salmor. des depredadores, la competencia entre Aunque las islas de Santa Luzia y especies y el aislamiento determinaron São Vicente se mantuvieron poco po- que un escinco caboverdiano acaba- bladas hasta la segunda mitad del siglo ra haciéndose enorme y un herbívoro XIX (la primera acabaría despoblándo- opcional. Los cambios climáticos del se, mientras que el comienzo de la ac- Cuaternario causaron una fragmenta- Hembra (arriba) y macho (debajo) de Chioninia coctei captura- Esqueleto montado de Chioninia coctei cedido en 1906 por Franz dos en 1891 por Donato Schiavetti en Branco; ejemplares con- Steindachner a la colección del Naturhistorisches Museum de tividad del Porto Grande de Mindelo ción de la distribución de ese lagarto, servados en las colecciones del Museo Civico di Storia Naturale Viena. (Foto: Rubén Barone). multiplicó la población de la segunda), e hicieron que su supervivencia como Giacomo Doria de Génova. (Foto: Rubén Barone). ambas sufrieron la presión de la activi- especie dependiera en gran medida de dad humana. Los tarajales se convirtie- las colonias de aves marinas, hasta que ron en combustible y las aves marinas y hace cinco siglos y medio llegó el hom- lagartos en parte del aporte proteico de bre y colonizó el archipiélago. En una su dieta. Las cabras arrasaron casi to- primera fase la actividad humana casi das las plantas autóctonas, y los gatos extinguió las poblaciones de Chioninia y perros asilvestrados dejaron su huella coctei de Santa Luzia y São Vicente, en la fauna, contribuyendo muy acti- restringiendo su presencia a dos islotes vamente en la desaparición de las colo- despoblados. En una segunda fase su nias de aves marinas y en la extinción descripción y redescubrimiento para de la alondra de Raso y del perenquén el mundo científico la elevó al rango gigante. La aparición de huesos de ra- de curiosidad naturalista, un más que tón casero en los enormes depósitos de discutible honor que la llevó directa- egagrópilas de Ribeira dos Penedos ha mente a las listas oficiales de especies

permitido estimar mediante dataciones extinguidas. Una historia triste que Restos esqueléticos de Chioninia coctei, C. stangeri, Tarentola gigas y T. substituta, entre otras especies, originado por la acumulación por radiocarbono que, después de que desgraciadamente no deja de ser más de egagrópilas de una rapaz (yacimiento de Monte Verde, São Vicente; foto: Ph. Geniez); a la derecha, depósito de egagrópilas de Diogo Gomes llegara a Santa Luzia, que un ejemplo a escala local del pro- lechuza en Ribeira dos Penedos, Santa Luzia (foto: J. A. Mateo). Chioninia coctei desapareció de la dieta gresivo deterioro de un planeta acosa- de las lechuzas (Tyto alba detorta) en do por la superpoblación y las ocurren- plo, que en los años 90 del siglo pasa- espías, entre la muchedumbre del aero- solo siglo y medio. cias humanas. do un conocido traficante de animales puerto de Frankfurt. En los islotes de Branco y Raso nunca Podría haberse puesto aquí pun- vendía ejemplares vivos a 220 marcos El tráfico de especies amenazadas y la llegaron a crearse asentamientos humanos to y final al artículo, pero en vez de alemanes la unidad, o que en 2003 un muerte entre las fauces de una especie permanentes y si alguna vez hubo algún eso hemos preferido concluirlo con un par de huesos de un ejemplar juvenil invasora no suelen ser buenas tarjetas de gato, duró poco. Estas ausencias y el man- moderadamente optimista tal vez con- aparecieron en las heces de un gato re- presentación para el programa de recu- tenimiento de importantes colonias de aves tinuará. La razón de este atrevimiento cogidas en Santa Luzia. Más reciente- peración de un reptil, pero en este caso marinas permitieron que, a pesar de las ra- está en que desde que Chioninia coctei mente, en abril de 2006, un asustadizo son los únicos clavos al rojo a los que zias llevadas a cabo por los pescadores de se dio oficialmente por extinguida han y volátil vendedor anónimo ofrecía a todavía podríamos asirnos. Ojalá esos Tarrafal para hacer más consistentes sus aparecido indicios que permiten soñar través de un anuncio en internet un tenues indicios de supervivencia acaben 84 85 “cachupas” (comida típica de Cabo Verde), con que todavía quede una pequeña macho y una hembra adultos al pre- por confirmarse y en un futuro no muy Feijó pudiera capturar sus cuatro lagartos a población perdida que nos conduzca cio de doce mil euros, pero su rastro lejano todo le vaya mejor a la lisa gigan- finales del siglo XVIII. a su recuperación. Sabemos, por ejem- se desvaneció, como en una película de te de Cabo Verde.

Boletín de la Asociación Amigos del Museo de la Naturaleza y el Hombre de Tenerife MAKARONESIA Praia do Castelo (Santa Luzia). (Foto: Marcos García Márquez). Ladera de Monte Verde (São Vicente), en la que se encuentra el inmenso depósito de egagrópilas fósiles de una rapaz que consumía habitualmente ejemplares de Chioninia coctei y Tarentola gigas. (Foto: S. Carranza).

Isla de São Vicente (bahía de São Pedro), donde Chioninia coctei sobrevivió hasta las postrimerías del siglo XIX. (Foto: Ph. Geniez). La creación en 1838 del Porto Grande de Mindelo pudo ser determinante en la extinción de la lisa gigante en São Vicente; hasta en- tonces la isla se había mantenido casi deshabitada debido a su extrema aridez. (Foto: Ph. Geniez).

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El arenal de Praia do Castelo (Santa Luzia), una antigua colonia de paíños pechialbos (Pelagodroma marina) entre la que las lisas gigantes de Cabo Verde se movían hace apenas seis siglos; fotografía: José A. Mateo. Abajo a la izquierda, maxilar y dentario de Chioninia coctei encontrados en Praia do Castelo. (Foto: Ph. Geniez).

Bibliografía consultada

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