MUSEO Y CENTRO DE INVESTIGACION DE ALTAMIRA MONOGRAFIAS N.Q 13

EL CUADRO GEOCRONOLOGICO DEL PALEOLITICO SUPERIOR INICIAL

Coordinador Federico Bernaldo de Quirós

MINISTERIO DE CULTURA DIRECCION GENERAL DE BELLAS ARTES Y ARCHIVOS INSTITUTO DE CONSERVACION Y RESTAURACION DE BIENES CULTURALES 1994

MUSEO Y CENTRO DE INVESTIGACION DE ALTAMIRA s I MONOGRAFIAS N. 13

EL CUADRO GEOCRONOLOGICO DEL PALEOLITICO SUPERIOR INICIAL

Coordinador Federico Bernaldo de Quirós

MINISTERIO DE CULTURA DIRECCION GENERAL DE BELLAS ARTES Y ARCHIVOS INSTITUTO DE CONSERVACION Y RESTAURACION DE BIENES CULTURALES 1994 El CUADRO geocronológico del Paleolítico Superior inicial / coordinador Federico Bernaldo de Quirós. — Madrid : Instituto de Conservación y Restauración de Bienes Culturales, 1994 223 p., [2] h. pleg. : il.; 30 cm. — (Museo y Centro de Investigación de Altamira. Monografías; 13)

Indice. — Referencias bibliográficas ISBN: 84-8181-024-X ÑIPO: 301-91-039-5

1. Estratigrafía 2. Geocronología 3. Paleolítico superior 4. Rumania 5. Polonia 6. Bélgica 7. Francia 8. Santander

I. Bernaldo de Quirós, Federico, coord II. Instituto de Conservación y Restauración de Bienes Culturales (España)

550.8:529"632"

Obra Colectiva Coordinador del Coloquio: Federico Bernaldo de Quirós Coordinadora de la Edición: Carmen de las Heras Martín

Edita: Ministerio de Cultura. Dirección General de Bellas Artes y Archivos. Instituto de Conservación y Restauración de Bienes Culturales. c/ Greco, 4 • 28040 Madrid.

Distribución: Abdón Terradas, 7-28015 Madrid • Tels.: 543 93 66 y 549 34 18 ISBN: 84-8181-024-X ÑIPO: 301-91-039-5 Depósito Legal: M-22110-1994 Imprime: Rugarte S.L. -Puerto de Arlaban, 33 - 28018 Madrid Madrid, 1994 NOTA PREVIA

Han pasado diez años desde la celebración del Coloquio objeto de esta publicación que fue concebida en su origen como la Memoria nQ 13 del Museo y Centro de Investigación de Altamira. No creo en la superstición de los números, pero desde el principio fue una Memoria cargada de problemas, lo que obligó a retirar la pri• mera edición. El paso del tiempo planteó la necesidad o no de su reedición, corregida en sus múltiples errores, especialmente al consi• derar si este paso del tiempo habría hecho cambiar o no sus plantea• mientos básicos. La dinámica de la ciencia no es siempre tan rápida como parece y en muchos casos, como se verá por los diferentes anexos de los autores, se pueden mantener algunas de estas propuestas originales debidamente matizadas. El mérito de esta reedición se debe por un lado al nuevo equipo directivo del Museo y Centro de Investigación de Altamira y a los miembros del Instituto de Conservación y Restauración de Bienes Culturales del Ministerio de Cultura. Debo sin embargo expresar mi agradecimiento a Carmen de las Heras quien corrígió la edición origi• nal y ha coordinado la presente.

Federico Bernaldo de Quirós Madrid, Enero de 1994

INDICE Pág.

NOTA PREVIA 5 CRONICA DEL COLOQUIO INTERNACIONAL DE LA COMISION DE LA U.I.S.P.P. FEDERICO BERNALDO DE QUIROS 9 PALEOECOLOGIE ET GEOCHRONOLOGIE DES INDUSTRIES DU PALEOLITHIQUE SUPERIEUR ANCIEN DU ROUMANIE MARIN CÁRCIUMARU 15 INDUSTRIES DU PALEOLITHIQUE SUPERIEUR SUR LES TERRITOIRE DE LA ROUMANIE MARIA BITIRI 25 QUELQUES DONNEES PALEOECOLOGIQUES SUR LA PHASE DU PALEOLITHI• QUE SUPERIEUR ANCIEN DANS LA PARTIE NORD DU BASSIN CARPATIQUE LADISLA V BANESZ 39 NOUVELLES RECHERCHES AU GISEMENT DE WILLENDORF (AUTRICHE) PAUL HAESAERTS et MARCEL OTTE 53 CADRE STRATIGRAPHIQUE DU PALEOLITHIQUE SUPERIEUR EN MORAVIE BOHUSLA V KLIMA 65 CADRE GEOCHRONOLOGIQUE DU PALEOLITHIQUE SUPERIEUR ANCIEN DANS LA PARTIE NORD DE L'EUROPE CENTRALE JANUSZ K. KOZLOWSKI 73 THE PALAEOGEOGRAPHY OF DURING THE UPPER PALAEOLITHIC TIME TERESA MADEYSKA 89 GEOCHRONOLOGY, PALECOLOGY AND SUBDIVISIONS OF THE EARLY AND MIDDLE UPPER PALAEOLITHIC IN CENTRAL EUROPE JOACHIM HAHN 99

7 Pág.

RADIOCARBON DATING OF THE AURIGNACIEN, GRAVETTIEN AND PERIGOR- DIEN GEORG DOMBEK 113 CHRONOSTRATIGRAPHIE ET ENVIRONNEMENT CLIMATIQUE DU PALEOLITHI• QUE SUPERIEUR EN BELGIQUE PAUL HAESAERTS 129 CHRONOLOGIE DU PALEOLITHIQUE SUPERIEUR BELGE DANS LE CONTEXTE DU NOR-OUEST EUROPEEN MARCELOTTE 143 ESSAI DE CORRELATION DES INDUSTRIES CASTELPERRONIENNES ET AURIG- NACIENNES PAR LA PALYNOLOGIE ARLETTE LEROI-GOURHAN 155 OBSERVATIONS SUR L'AURIGNACIEN DE HENRIDELPORTE 165 CHRONOLOGIE ET ENVIRONNEMENT CLIMATIQUE DU PALEOLITHIQUE SUPE• RIEUR DANS LE SUD-OUEST DE LA FRANCOISE DELPECH, HENRI LA VILLE et JEAN PHILIPPE RIGA UD 173 LES MACROMAMMIFERES DU PALEOLITHIQUE SUPERIEUR ANCIEN DANS LA REGION CANTABRIQUE JESUSALTUNA 187 ALGUNAS PRECISIONES SOBRE LA ESTRATIGRAFIA Y SEDIMENTOLOGIA DE CUEVA MORIN (SANTANDER) HENRI LA VILLE y MANUEL HOYOS 199 LAS INDUSTRIAS DEL PALEOLITICO SUPERIOR INICIAL CANTABRICO FEDERICO BERNALDO DE QUIROS GUIDOTTI 211

8 CRONICA DEL COLOQUIO INTERNACIONAL DE LA COMISION X DE LA U. I. S. P. P.*

Federico Bernaldo de Quirós

Area de Prehistoria. Facultad de Filosofía y Letras. Universidad de León. Campus de Vegazana, s/n. 24071, León (España)

* (N. del E.): Texto presentado en 1984 y corregido por el autor en 1993.

Durante los días 7 al 12 de marzo de 1983 se celebró en León el coloquio «El Cuadro Geocronológico del Paleolítico Superior Inicial» dentro de las actividades que realiza anual• mente la Comisión X de la Unión Internationale des Sciences Préhistohques et Protohistori- ques. El coloquio se dividió en dos apartados principales. Los días 8, 9 y 10 se destinaron a la presentación de las distintas comunicaciones previstas. El día 11 se sostuvo la discusión del cuadro de correlación de los sincronismos geocronológicos entre Europa Central y Oriental, con yacimientos en depósitos de loess al aire libre, y Europa Occidental, cuyos yacimientos más característicos se encuentran en depósitos en abrigo o cueva. El día 12 se realizó una visita a los yacimientos cantábricos de Altamira y Castillo, donde se explicaron las nuevas excavaciones. El día 8 de marzo se centró, fundamentalmente, en los problemas de correlación de la Europa Oriental con las comunicaciones de la Dra. María Bitiri y el Dr. Marin Cárciumaru (Academia Rumana de Ciencias) sobre el inicio del Paleolítico Superior en Rumania y su cuadro paleoecológico, produciéndose la discusión sobre el problema de la perduración de industrias de tipo musteriense asociadas a Homo sapiens sapiens. A continuación tuvieron lugar un grupo de comunicaciones sobre los mismos problemas en el alto y medio Danubio presentadas por los Dres. B. Bánesz (Academia Eslovaca de Ciencias), M. Otte (Universidad de Lieja) y P. Haessaerts (Universidad de Lieja), ofreciéndo• se una revisión estratigráfica de Willendorf y un cuadro de correlación de los diferentes yaci• mientos en Loess. El día 9 de marzo comenzó con las comunicaciones de la zona norte de la llanura euro• pea a cargo de los Dres. Janusz Kozlowski (Universidad de Cracovia y presidente de la Comisión X) y Theresa Madeyska (Universidad de Varsovia), ofreciendo el Dr. Kozlowski un boceto previo del cuadro de correlación. A continuación, el Dr. Joachim Hahn (Universidad de Tübingen) expuso el cuadro paleo• ecológico de Alemania, resaltando el interés de los niveles con tufos volcánicos como mar• cadores estratigráficos. El Prof. Georg Dombeck (Universidad de Tübingen) presentó los

11 problemas de las dataclones de C 14 relativas al Auriñaco-gravetiense-perigordiense en Europa. Para finalizar, se presentó un grupo de comunicaciones interrelacionadas sobre el área de Bélgica y Norte de Francia a cargo de los Dres. M. Otte, P. Haessaerts (Universidad de Lieja) y J. M. Cordy (Universidad de Bruselas), planteándose las correlaciones desde la lla• nura centroeuropea hasta Francia desde diferentes puntos de vista (litoestratigrafía, fauna e industrias). El día 10 de marzo se dedicó a la zona más occidental de Europa, comenzándose por una comunicación de la Dra. Arlette Leroi-Gourhan y C. Leroyer (Museo del Hombre, París), sobre los datos palinológicos relativos a la transición del Paleolítico Medio al Superior, datos sobre los que están basados la gran parte de las denominaciones de los interestadiales del Würm (cf. Hengelo, Cottes, Arcy, Tursac, Laugerie, etc.). El Dr. H. Delporte (Museo de Antigüedades Nacionales, Saint Germain) presentó los nuevos análisis estadísticos y de correlación del yacimiento de la Ferrasie. A continuación, los Dres. J. Ph. Rigaud (Dirección de Antigüedades Nacionales Périgord), F. Delpech y H. Lavllle (Instituto de Cuaternario, Burdeos) expusieron los datos relativos al Suroeste de Francia, proponiendo un nuevo cuadro de correlación entre las fases climáticas indicadas por la sedimentología y las industrias líticas. El Dr. F. Poplin (Museo de Historia Natural, París) centró su comunicación en los diver• sos aspectos relacionados con el significado ecológico de las distintas especies animales y las posibles contaminaciones del polen por parte de los animales cavernícolas. La última sesión se dedicó a los problemas del Auriñaciense y Perigordiense Cantábri• cos a partir de la litoestratigrafía, por los Dres. M. Hoyos (Instituto de Geología, C.S.I.C.) y H. Laville (Instituto de Cuaternario C.N.R.S., Burdeos). El día 11 se centró en el establecimiento del cuadro de correlación. Como es bien sabido, el problema principal se plantea al intentar encontrar un acuerdo en la división del último periodo glaciar. Mientras en Europa Occidental los yacimientos en cueva y/o abrigo permiten la observación de fases climáticas menores, en Europa Central/Oriental los yacimientos al aire libre no ofrecen las mismas precisiones. De esta forma, se han diferenciado, al menos, cuatro fases del Würm en Europa Occidental, estando estas fases subdivididas, a su vez, en múltiples oscilaciones menores. Por el contrario, en Europa Septentrional sólo se admiten tres fases, discutiéndose la validez del interestadial lll/IV o Interestadial de Laugerie. Las comunicaciones pudieron establecer las bases para un acuerdo inicial sobre una mejoría de las condiciones climáticas que, en Europa Central/Oriental, marcaría el paso del Peniglaciar Superior al Tardiglaciar y que podría significar, según P. Haessaerts, el momen• to de cambio en la sedimentación al aire libre, pasando de loess puro a arenas y limos de arrollada. Este momento podría ser también el equivalente al interestadial de Berezaisk y a un débil suelo húmico en la parte norte de la llanura europea, al menos según J. Kozlowski, que podría representar, por su carácter más templado, el interestadial de Laugerie definido por Arl. Leroi-Gourhan. También se revisaron los distintos sistemas de datación absoluta, criticando la validez de las dataciones radiométricas debido al hecho de encontrarse estos momentos cronoló• gicos muy cerca de su límite y disminuye su fiabilidad, sin embargo, estos sistemas tienen un máximo de validez para el Paleolítico Superior Final (Magdaleniense, Epigravetiense, etc.). Otro aspecto discutido fue la fauna como marcador climático y cronológico. Se destacó el problema de la microfauna que, por sus especiales características ecológicas, tienden a representar micronichos locales. La macrofauna, por su carácter de movilidad y al ser gene• ralmente objeto de caza, no siempre representa una climatología precisa, si exceptuamos especies como el antílope saiga, cuya esporádica presencia podría indicar momentos de clima, o mejor, de vegetación esteparia. En general, se puso en evidencia que los diferentes tipos de sedimentación, en cuevas y/o abrigos y al aire libre, dan precisiones diferentes y no siempre se pueden correlacionar con absoluta exactitud. Las propias diferencias climáticas que presenta Europa latitudinalmente es otro factor a considerar a la hora de establecer los sincronismos a escala continental. Durante la celebración del coloquio tuvo lugar la reunión de la Comisión X de la

12 U.I.S.P.P., en la que se plantearon temas como los coloquios en Siena y Lieja, así como solicitar el apoyo de la Comisión, que se concedió, para crear el Instituto de Estudios Paleo• líticos, donde se centralizarían diversos trabajos de la Comisión, como serían los catálogos de yacimientos paleolíticos, de dataciones absolutas, etc. El coloquio se celebró bajo la presidencia del Dr. J. González Echegaray (Director del Centro de Investigaciones y Museo de Altamira), actuando como Comité Organizador su secretario, D.J.L. Avello; con V. Cabrera Valdés, C. Cacho Quesada, C. González Doña; A. Neira Campos; M. de la Rasilla Vives y L. G. Vega Toscanos.

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PALEOLECOLOGIE ET GEOCHRONOLOGIE DES INDUSTRIES DU PALEOLITHIQUE SUPERIEUR ANCIEN DU ROUMANIE *

Marín Cárciumaru

* (N. del E.): Texto original presentado en 1984.

On considere que le paléolithique supérieur s'est déroulé, en France par exemple, entre 35.000 et 11.800 B. P. (H. de Lumley, 1976). Or, les recherches géochronologiques effectuées en Roumanie pendant ees derniers dix ans-autant dans les stations paléolithiques fouillées antérieurement, oü les fouilles archéologiques proprement dites avaient pris fin (et oü Ton a pratiqué de nouvelles sec- tions destinées aux observations et aux prélévements d'échantillons en vue d'établir par des méthodes modernes la chronostratigraphie des niveaux de culture), que dans celles oü les recherches étaient encoré en cours - ont permis de formuler de nouvelles hypothé- ses sur l'áge de certalnes couches. On a constaté ainsi que, dans quelques stations, cer- taines couches attribuées au moustérien se prolongeraient jusque dans la premiére partie de la période d'évolution du paléolithique supérieur (c'est-á-dire au-delá de la limite des 35.000 ans B.P.). Prenant en considération les anciennes déterminations chronologiqués des matériaux paléolithiques de Roumanie dans le contexte des nouvelles recherches géochronologiques, nous avons relevé l'existence d'une étape de transition entre la période de développement du moustérien (période durant la quelle ¡I n'apparaít aucune espéce de vestige attibuable au paléolithique supérieur) et le paléolithique supérieur proprement dit, oü l'on ne rencontre plus aucune couche de culture considérée comme moustérienne (fig. 1). Cette période de transition pourrait s'étre déroulée, selon un paralléle géochronologique avec l'Europe de l'ouest environ entre 30.500 et 26.350 av. n. é. Elle comprendrait en general le complexe interstadial Ohaba, probablement l'équivalent de l'interstade Arcy-Kesselt, et serait done caractérisés, si l'on accepte les déterminations existantes, par la coexistence des cultures moustéro'ídes et de celles du paléolithique supérieur (M. Cárciumaru, 1979; M. Cárciumaru, 1980; Maria Bitiri, M. Cárciumaru, 1980). Soulignons que notre schéma géochronologique du paléolithique de Roumanie a été elaboré en majeure partie á partir de nos études palynologiques, qui ont compris presque tous les sites paléolithiques, tant en serant compte des donneés fournies par les recher• ches sur la faune mammalogique et malacologique, par celles de sédimentologie (granulo-

17 métrie et minéralogie) et de paléopédologie, par les analyses chimiques, etc., méme si ees donneés étaient nettement inférieures comme nombre á celles de palynologie. Les data- tions au 14C dont nous avons disposé ont été extrémement réduites (se résumant á trois datations effectuées par le laboratoire du Berlín pour le site de Ripiceni-lzvor) et parfois, par marque de series d'échantillons de la méme couche, en contradiction avec les évaluations géochronologiques, de sorte que dans certains cas nous avons dü en faire abstraction. Aprés avoir obtenu la succession des phases paléoclimatiques spécifiques du territoire de la Roumanie, nous avons taché —dans des conditions plutót difficiles, comme on peut voir— d'intégrer le schéma respectif dans le contexte européen de l'évolution climatique, en vue d'obtenir des repéres géochronologiques pour certaines périodes et done pour certai- nes couches de culture. Quelques datations au 14C effectuées ulterieurement au laboratoire de Groningen ont confirmé pleinement nos évaluations concernant l'áge du couches respec- tives et ont infirmé Tune des anciennes datations du laboratoire de Berlín, dont nous avions d'ailleurs fait abstraction. Mais voyons, en fait, ce qui se dégage du schéma de la Fig. 1 du point de vue géochro• nologique. Nous nous oceuperons en premier lieu de la situation dans les grottes, puis de celle des sites á ciel ouvert. Nous avons pris en considération dans ce schéma six grottes á culture matérielle qui ont offert une quantité suffisante de sédiment pour la réalisation des recherches chronostrati- graphiques. Ce sont d'ailleurs les plus importantes aussi sous le rapport de la culture maté• rielle. Nous devons mentionner toutefois que, parmi toutes ees grottes, seule la grotte Hojilor de Baile Herculane a fait l'objet d'une étude statistico-typologique, tandis que dans les autres la définition des couches culturelles continué á étre fondee sur des rapporte préli- minaires des plus succints, dépourvus de considérations et de présentations de quelque ampleur du matériel ajehéologique. La grotte CURATÁ de Nandru est caractérisée par deux horizons d'habitat, consideres tous les deux comme moustériens (C.S. Nicoláescu-Plopsor, Al. Páunescu, 1957; 1959). Le niveau inférieur (moustérien II a-g) s'est déroulé depuis la phase de végétation Nandru 1 (= Amersfoort) jusqu'á la seconde moitié de la phase de végétation Nandru 4 b (= Hengelo). En revanche, l'horizon supérieur d'habitat «moustérien» (moustérien I a-c), separé du précédent par une couche stérile, est contemporaine de la période comprise entre le stade glaciare qui precede l'oscillation climatique Ohaba A (= Arcy) et la fin de l'oscillation climati• que Ohaba B (= Kesselt ou Stjllfried B). Dans la grotte SPURCATÁ de Nandru on a identifié une seule couche d'habitat paléoli• thique, attribuée initialement á la culture szélétienne en vertu de deux pointes de lances foli- formes en quartzite á taille bifaciale (C. S. Nicoláescu-Plopsor, Al. Páunescu, 1957; 1959). Par la suite, Al. Páunescu (19790) a défini le seul niveau paléolothique de la grotte Spurcatá comme moustérien. Géochronologiquement, la couche paléolithique de la grotte Spurcatá se situé á l'époque du stade glaciaire compris entre la phase de végétation Nandru 4 b (= Hengelo) et l'oscila- tion climatique Ohaba A (= Arcy). La grotte BORDUL MARE présente, de méme que la grote Curatá, deux horizons d'habi• tat définis comme moustériens (C.S. Nicoláescu-Plopsor, et collab., 1955; 1957). Le premier (moustérien l-ll) commence au cours du stade glaciaire qui a suivi l'interglaciaire Borosteni (= Eem) et s'achive en méme temps que la phase de végétation Nandru 1 (= Amersfoort). Pendant longtemps la grotte n'a plus été habitée, puis, au debut du stade glaciaire antérieur á l'oscillation climatique Ohaba A (= Arcy), c'est-á-dire en gros durant la méme période que la grotte Curatá, elle l'a été á nouveau par une communauté paléolithique assignée, d'aprés les auteurs de la découverte, au moustérien. L'habitat s'achive, de méme qu'á la grotte Curatá á la fin de l'oscillation climatique Ohaba B (= Kesselt). En échange, á la grotte CIOAREI de Borosjeni, oü les recherches ont été reprises depuis quelques années par d'amples études interdisciplinaires, on constate une situation quelque peu différente, dans le sens que les niveaux d'habitat moustérien sont antérieurs au complexe interstadial Ohaba (= Arcy-Kesselt). On releve d'ailleurs ici, dans la partie supé- rieure, un habitat appartenant au paléolithique supérieur. La grotte de GURA CHEII de Rí§nov concentre, selon l'opinion du groupe d'étude initial (C.S. Nicoláescu-Plopsor, Al. Páunescu. I. Pop, 1962), dans un dépót de 210 cm seulement,

18 Fig. 1 Géochronologie du Paléolithique en Roumanie 19 non moins de trois niveaux d'habitat paléolithique (moustérien final, aurignacien et gravet- tien), ainsi qu'une couche post-paléolithique. Les recherches paléoclimatiques et chronostratigraphiques (M. Cárciumaru, V. Glávan, 1975) ont precisé que le niveau moustérien final est compris dans un sédiment appartenant á l'oscillation climatique Ohaba A (= Arcy) et á la premiére moitié de l'oscillation climatique Ohaba B (= Kesselt). Soulignons que l'étude typologique du matériel (C.S Nicoláescu- Plopsor, Al. Páunescu, I. Pop, 1962) a relevé elle aussi, en se basant sur l'association des pointes moustériennes typiques et des éclats d'aspect lamellaire, l'existence d'un mousté• rien attardé (sans précisions géochronologiques de détail). L'aurignacien de la grotte Gura Cheii de Rͧnov se déroule durant l'étape comprise entre la fin de l'oscillation climatique Ohaba B (= Kesselt) et la derniére partie de l'oscillation cli• matique Herculane I (= Tursac ?). Dans la grotte HOJÍLOR de Baile Herculane, F. Mogosanu (1978) evite le terme de moustérien, qu'il remplace par celui de paléolithique quartzitique («paléolithique sur quartzi- te» serait peut-étre plus correct). Le complexe du paléolithique quartztique de la grotte Hotjlor, quoique mis en liaison par l'auteur avec le «moustérien quartzitique» des autres grottes du Carpates roumaines est apprécié comme représentant le saut le plus ¡mportant fait par le paléolithique supérieur durant la premiére phase de qu'il a nomme le «paléolithi• que quartzitique», lequel se développe parallélement á l'aurignacien du Banat, arrivant jusqu'a l'épipaléolithique . Du point de vue géochronologique, autant l'étude faunique (Elena Terzea, 1971 ) que celle palynologique (M. Cárciumaru, 1974) ont assigné le paléolithique quartzitique de la grotte Hotjlor au stade glaciaire qui precede le complexe interstadial Ohaba (= interstade Arcy-Kesselt). L'examen du point de vue technologique et typologique du matériel de la grotte Ho{ilor, qui a été mieux mis en valeur que celui des autres grottes, permet de constater l'existence, pour le «paléolithique quartzitique», autant des éléments spécifiques de la culture mousté- rienne (racloirs et piéces á taille bifaciale) que de ceux du paléolithique supérieur (nuclée prismatiques, grattoirs). Dans la mesure oü le matériel des autres grottes des Carpates dont il a été question plus haut est publié, on constate que la situation est á peu prés simi- laire; il en est de méme pour l'horizon d'habitat supérieur de la grotte Curatá (moustérien I a-c), pour l'unique niveau d'habitat de la grotte Spurcatá, pour l'horizon supérieur (mousté• rien lll-IV) de la grotte Bordul Mare d'Ohaba Ponor, ainsi que pour le niveau moustérien de la grotte Gura Cheii de RT§nov. Dans tous ees horizons d'habitat supérieurs, consideres de méme que ceux inférieurs comme moustériens, Maria Bitiri relevé pourtant una technologie plus complexe et une typologie plus variée, avec diverses modalités de retouches. Alors que les horizons inférieurs, moustériens proprement dits ont comme trait spécifique une industrie des éclats propre au paléolithique moyen, les horizons supérieurs ont un éventail typologique plus large, completé par des piéces denticulées, des lames archaíques aux bords paralléles et á petites retouches, des éclats á troncature retouchée, des grattoirs sur éclats et sur lames courtes, enfin par endroits des burins. Les piéces bifaciales continuent a étre presentes en proportion réduite, mais dans les horizons supérieurs elles sont taillées plus soigneusement, elles sont plus aplaties et ont une base minee légérement rétrécie par rapport á leur partie médiane (Maria Bitiri, M. Cárciumaru, 1980; 1981). Ainsi, méme si les études géochronologiques sont les premieres á avoir attiré l'attention sur la réévaluation de l'appartenance culturelle des horizons «moustériens» supérieurs des grottes des Carpates de Roumanie (M. Cárciumaru, 1973; 1974; 1979; 1980; M. Cárciuma• ru, V. Glávan, 1978), on peut —méme dans le stade actuel, oü le matériel archéologique n'est pas publié en entier pour la plupart d'autre eux— soupconner l'existence de suffisa- mment d'arguments d'ordre technologique et typologique pour justifier les hypothéses chro• nostratigraphiques émises. Parmi les sites á ciel ouvert de Roumanie, celui de RIPICENI-IZVOR présente une suc- cession des cultures et une richesse du matériel particuliéres. L'habitat moustérien est caractérisé par deux horizons principaux d'habitat: le moustérien l-lll, qui évolue depuis le debut du complexe interstadial Nandru jusque vers la fin de la phase de végétation Nandru 2, compris dans ce complexe interstadial (= période Amersfoort-Brórup), et le moustérien IV-V, qui commence vers la fin de la prémerie moitie de la phase de végétation Nandru 3 (=

20 Odderade) et s'achéve pendant l'oscillation climatique Ohaba (= Arcy). On peut mentionner aussi, sous forme de piéces ¡solees, un Vh niveau moustérien contemporain de la derniére partie de l'oscillation climatique Ohaba B (= Kesselt) et de la premiére partie du stade gla• ciaire qui sult (M. Cárciumaru, 1976). Ce niveau d'habitat est pourtant attribué par Al. Paunescu (1976) au moustérien, bien que —comme le mentionne l'auteur lui-méme— son matériel lithique «soit extrémement pauvre et en majeure partie atypique». Si Ton faisait crédit á la détermination culturelle proposée, ce VI niveau moustérien de Ripiceni-lzvor représenterait la persistance extreme du moustérien dans le cadre du schéma géochronolo• gique du paléolithique roumain tel que nous l'avons proposé. L'aurignacien est contemporain de la seconde moitie de la période frolde qui precede l'oscillation climatique Herculane I (=Tursac ?), du l'oscillation climatique Herculane I, du stade glaciaire qui suit et de la premiére partie de l'oscillation climatique Herculane II (= Laugerie). Le gravettien surmonte directement le niveau aurignacien et persiste jusqu'á la premiére moitie de l'oscillation climatique Románe§t¡ (= ).

Pour le moustérien IV de Ripiceni-lzvor il existe trois datations au 14C:

GrN. 9209: 40.520 ± 1.200 B.C. GrN. 9207: 41.820 ± 1.050 B.C. GrN. 9208: 42.820 ± 1.200 B.C.

La premiére partie du moustérien V de Ripiceni-lzvor a été daté 38.220 ± 1.050 B.C. (GrN. 9210). A proximité du site de Ripiceni-lzvor, sur le territoire de la commune de MITOC, les foui- lles pratiquées dans la station de VALEA IZVORULUI ont permis á Maria Bitiri de distinguer pour le paléolithique supérieur une faciés qu'elle nomme «faciés du type Mitoc», caractérisé par des élements technico-typologiques combines, dérivant de la lamelle et de l'éclat en proportion d'environ 45 %, des nuclée prismatiques uni-ou bipolares, un pourcentage elevé de piéces denticulées et á encoches laterales, des outils spécifiques du paléolithique supé• rieur (grattoirs, burins, pergoirs, pointes et d'autres types de piéces á taille bifaciale, un nombre réduit de pointes moustériennes et du racloirs plutót atypiques (Maria Bitiri, M. Cár• ciumaru, 1978; 1980; 1981). Le paléolithique supérieur de Mitoc-Valea Izvorului, sous forme du «faciés du type Mitoc», commence son évolution au cours de la premiére moitié du com• plexe interstadial Ohaba (= Arcy-Kesselt), étant done contemporain en grande partie de ees horizons supérieurs, encoré dénommés moustériens, du site de Ripiceni-lzvor (niveau VI), de la grotte Curatá de Nandru (niveau I), de la grotte Bordul Mare d'Ohaba Ponor (niveau lll-IV) et de la grotte Gura Cheü de Rísnov (derniére partie du niveau moustérien). Une situation géochronologique jntéressante est offerte par le paléolithique supérieur de la zone de la commune de CEAHLÁU, plus précisément par les deux stations de DÍRJU, et de BISTRICIOARA. Les niveaux assignés á l'aurignacien commencent dans la partie finale du stade glaciaire qui precede le complexe interstadial Ohaba (= Arcy-Kesselt) et s'aché- vent pendant l'oscillation climatique Ohaba A (= Arcy). Les couches aurignaciennes sont séparées par une couche stérile de celles gravettiennes, contemporaines au debut du com• plexe interstadial Ohaba. Le paléolithique supérieur du Bassin du Ceahláu apparait comme le plus ancien de Rou• manie et il est contemporain des soi-disant horizons «moustériens» supérieurs des grottes des Carpates ou du moustérien VI de Ripiceni-lzvor. De toute fagon, le paléolithique supérieur de la zone de Ceahláu est contemporain du paléolithique supérieur de BU§AG, dans le nord-ouest de la Roumanie oú dans la dépres- sion de l'Oas et du Maramures, se détace un autre groupe culturel bien definí par Maria Biti• ri (1972). En a qui concerne l'aurignacien du Banat (TINCOVA et ROMÁNE§TI), il est postérieur á l'oscillation climatique Ohaba B, done á «la période de coexistence des cultures paléolithi• ques moustéroídes et de celles du paléolithique supérieur». La situation est la méme dans la dépression d'lntoursura Buzáului, á CREMENEA (dans la courbure des Carpates). On constate d'ailleurs, aprés cette étape de transition que représente le complexe interstadial d'Ohaba, l'existence d'une culture aurignacienne, autant dans les grottes (Hotilor, Gura Cheü) qu'á ciel ouvert (Ripiceni-lzvor, Tincova, Cremenea), qui se développe

21 parallélement du point de vue chronologique, ce qui pourrait représenter une généralisation et une stabilisation de la culture du paléolithique supérieur. Mais il reste á préciser le stade culturel, spécifique du paléolithique supérieur, auquel cette stabilisation et cette cristallisa- tion se sont produites. Pour conclure —ainsi que nous l'avons déjá souligné avec Maria Bitiri á une autre occa- sion— nous considérons que ees horizons moustériens tardifs, tels que ceux de Ripiceni- Izvor, Nandru-grotte Curatá, Ohaba Ponorgrotte Bordul Mare, Rͧnov-grotte Gura Cheii, bien que consideres comme moustériens, ne représentent pas de fait un paléolithique moyen proprement dit. Cette situation nous impose de réexaminer et de réévaluer tout le matériel sous le rapport statistico-typologique, sur les bases les plus modernes afin d'arriver á une détermination corréete des niveaux culturéis respectifs. II sera nécessaire de méme de definir certains complexes culturéis en fonction des conditions du paléomilieu spécifique de chaqué región et de juger de la technologie du matériel en fonction des conditions paléo- géographiques respectives de la zone et de la période contemporaine de chaqué niveau culturel. Une fois définis les complexes culturéis en fonction des facteurs de paléomilieu et paléoéconomiques —ainsi que se détachent le faciés du «type Mitoc» (Maria Bitiri, M. Cár• ciumaru, 1978), le complexe culturel du nord-ouest de la Roumanie (Maria Bitiri, 1972) ou celui du Banat (F. Mogosanu, 1978), on pourra mieux s'expliquer les aspeets d'ordre chro• nologique, ainsi que certains décalages dans le temps de certains d'entre eux. Nous estimons que, pour la Roumanie, le probléme du paléolithique supérieur ancien, avec toutes les implications de son développement á parti le paléolithique moyen, se resu• me á l'élucidation de tous les aspeets —autant technico-typologiques que géochronologi• ques, de paléomilieu et de paléoéconomie— de la période contemporaine du complexe interstadial d'Ohaba (= Arcy-Kesselt). Au stade actuel des recherches, nous avons nommé cette étape la «période de coexistence de cultures paléolithiques moustéro'ídes et du paléo• lithique supérieur», formulation dictée par des raisonnements consécutifs aux études géochronologiques. Cette dénomination de l'étape en question n'est, á notre avis, ni la plus indiquée, ni définitive, mais une définition exacte ne sera possible —comme nous l'avons souligné plus haut— qu'aprés l'étude complete et la réévaluation du matériel du point de vue technico-typologico-statistique.

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INDUSTRIES DU PALEOLITHIQUE SUPERIEUR ANCIEN SUR LE TERRITOIRE DE LA ROUMANIE *

Maria Bitiri

Universituatea Dim Bukuresti. Instituí d'Archeologie. S.T.I.C. Frimu, 11 / Bucuresti (Romanía).

* (N. del E.): Texto presentado en 1984 y corregido por la autora en 1993.

La tache d'individualiser certaines industries du paléolithique supérieur ancien sur le territoire de la Roumanie se pose pour la premiére fois dans ees termes. En effet, on a toujours parle du paléolithique supérieur au mode general et, dans le cadre de cette période, de la culture aurignacienne comme la plus ancienne, avec ses qua- tre phases de développement: inférieure, moyenne, supérieure et finale. La phase la plus difficile á identifier et á caractériser a été l'aurignacien inférieur, dont, en fait, on n'a méme pas découvert d'ensembles typiques (M. Bitiri, 1976). En échange, on a fouillé plusieurs stations de terrasses et de grottes, oü sont apparues des couches archéologiques dont l'inventaire lithique comprend des outils á caracteres technico-typologiques mixtes, tenant á la fois du moustérien et de l'aurignacien (Fig. 1). Les problémes soulevés par de tels ensembles ont retenu depuis longtemps notre attention (M. Bitiri, 1965), mais la mise en valeur par trop incompléte des matériaux archéologiques, d'une part, et l'absence d'une chronologie fondee sur des éléments de datation solides, de l'autre, ont fait traíner une situation d'incertitude en ce qui concerne le caractére des indus• tries du paléolithique supérieur ancien. Ces dernieres années, gráce a des données archéologiques suplémentaires et aux pré- cisions géo-chronologiques fournies par M. Cárciumaru, nous avons été en mesure d'approfondir les problémes concernant l'appartenance culturelle d'ensembles tels que ceux susmentionnés, y compris leur age géologique et le paléoclimat dans lequel ils se sont développés (M. Bitiri, M. Cárciumaru, 1980); ainsi, nous avons constaté l'existence de caractéristiques zonales distinctes et leur coexistence durant la période envisagée. Une situation pareille a pu étre observée dans la zone est-carpatique oú, pour la période comprenant une partie du deuxiéme stade glaciaire du pléistocéne supérieur (W2) et le complexe interstadial Ohaba (W2-W3), on peut discerner deux aspeets culturéis distinets. Nous nous référons en premier lieu au faciés du type Mitoc, caractérisé d'aprés le site éponyme de Mitoc —Valea Izvorului, sur le Prut (M. Bitiri, M. Cárciumaru, 1978). La couche archéologique, qui se trouve dans un sédiment loessóide d'un brun tres clair, présente les traits caractéristiques d'un atelier, fait aisément explicable par l'abondance et la proximité des ressources naturelles (silex bleu du Prut).

27 Les piéces typiques, représentant 17,52% du total, comprennent surtout des lames (47,14%) et des éclats (41,72%). Les nucléus font en general partie de la catégorie prismati- que, á un ou deux plans de frappe; les exemplaires á plans múltiples, ceux pyramidaux ou discoides n'apparaissent qu'isolément. En ce qui concerne les éclats, 27,33% ont des plans de frappe larges, que l'on peut sub- diviser en plans drolts (12,36%), á facettes (8,24%) et diédres (6,72%). Pour le reste, autant les lames que les éclats présentent un plan de frappe tres petit, souvent réduit á un simple point. Les éclats sont en general de forme irréguliére; pourtant 12,58% d'entre eux présen• tent de nets caracteres levalloisiens. Les piéces sont de dimensions moyennes, comprises entre 5 et 8 cm. Les lames ont leurs cótés paralléles et, tout comme les éclats, sont minees. Les piéces á retouches représentent 22,62% du matériel typique, consistant en lames et éclats denticulés et á encoches laterales de toutes les catégories, en proportion de 61,5%; les outils spécifiques du paléolithique supérieur (grattoirs, burins, pergoirs) représentent 17%; les pointes et autres types de piéces á taille bifaciale, 7%; mentionnons enfin un petit nombre de pointes moustériennes et de racloirs á formes plutót atypiques, ainsi qu'une pointe en os á l'état fragmentaire (Figs. 2, 5). Ces mémes éléments, mais dans des proportions qui n'ont pu encoré étre déterminées, se trouvent dans la couche 8, attribuée á l'aurignacien, du site de Ripiceni-lzvor, á environ 25 Km en aval sur le Prut.

Fig. 1. R.S. Roumanie - Stations avec des couches paléolithique supérieur ancien.

28 Fig. 2. Mitoc - Valea Izvorului: 1-4, 6-16 outils de sílex; 5, pointe d'os.

29 Fig. 3. Mitoc - Valea Izvorului: 1-8. outils de silex.

30 Par le caractére technico-typologique de leur matériel lithique et l'homogénéité de la matiére premiére, les sites de Mitoc —Valea Izvorului et de Ripiceni— Izvor (niveau 8) semblent représenter des étapes dans l'évolution d'une culture unitaire qui s'est déve- loppée dans la zone du Moyen-Prut á partir d'un moustérien de tradition acheuléenne lócale. Des témoignages incontestables á cet égard nous sont offerts par les nlveaux mousté• riens IV et V de Ripiceni Izvor, qui ont livré une quantité particuliérement important de maté- riaux comprenant les mémes types d'outils dans des proportions favorables au moustérien. Une statistique plus ancienne (Al. Páunescu, 1970) montre que les outils les plus nombreux sont les racloirs et les grattoirs, suirvis des piéces á encoche latérale, des piéces denticulé- es, des pointes (levalloisiennes et moustériennes), des pieces bifaciales et des burins. Le rapport entre les éclats et les lames est en faveur des premieres (50 contre 29 pour les pié• ces retouchées, 1053 contre 614 pour les piéces simples). Des rapprochements importants avec le faciés Mitoc peuvent étre faits dans une serie de sites de la rive gauche du Prut, identifiés á Climáutj I, Bobule§ti VI, Brínzenl I (niveau 3), qui selon G. V. Grigorieva marquent l'étape ancienne du paléolithique supérieur.dans la Moldavie soviétique (G. V. Grigorieva, 1980). Dans l'outillage livré par les sites susmention- nés il subsiste une serie de formes moustériennes —pointes, racloirs, lames archaíques massives, piéces bifaciales, outils denticulés et á enconches laterales, éclats et lames ayant le plan de frappe á facettes— á cóté de grattoirs et de burins de differents types, de lames retouchées. II convlent de souligner, en ce qui concerne ees sites, la proportion éle- vée des outils denticulés et a encoches laterales, situation comparable á celle des stations de Mitoc et de Ripiceni. En dehors de la vallée du Prut, ¡I existe encoré un site dans la zone est-carpatique qui offre des similitudes avec ceux du type Mitoc. II s'agit de la couche inférieure du site de Cetátjca I, sur la rive droite de la Bistrija, comprise dans une couche d'argile violacée mélée á du sable et á de menus débris de calcaire, á la base du dépót loessoíde d'une terrasse würmienne (C. S. Nicoláescu-Plop§or, Al. Páunescu, Fl. Mogosanu, 1966). Le matériel archéologique est peu abondant et consiste surtout en piéces typiques, en proportion de 80 %: lames et éclats au plan de frappe droit, grattoirs, racloirs, piéces bifacia• les, pointes. Ici, les piéces denticulées et celle á encoches laterales, si nombreuses dans les sites du Prut, font défaut; en échange, les racloirs, qui ne se trouvent qu'en petit nombre et sous des formes plutót atypiques á Mitoc, atteignent á Cetátjca le pourcentage de 10,30 % (Fig. 4). La matiére premiére est lócale et consiste principalement en roes carpatiques, avec pré- dominance du ménilite et du gres. Par l'assoclation d'éléments moustériens et aurignaciens, l'ensemble de Cetátjca rappe- lle les sites du type Mitoc, tout en représentant sans doute une ligne de développement dis- tincte, plus proche peut-étre de celle des sites des dépressions intracarpatiques de Baia Mare et du Pays d'Oas (M. Bitiri, 1972). Attribuée de prime abord au premier interstade würmien et, du point de vue culturel, á l'aurignacien inférieur, la couche la plus ancienne de Cetátjca représente un cas unique dans la vallée de la Bistrija. Elle marque un moment á part dans le paléolithique supérieur ancien de la zone sous-carpatique oriéntale. Le second faciés de cette zone a été découvert dans les couches inférieures de Bistri- cioara-Lutárie et de Dír^u, dans un dépót de loess gris. Son outillage est caractérisé par une industrie lamellaire, pauvre comme typologie, se réduisant á des éclats, des lames, des grattoirs sur lame et á quelques burins. Le paysage phyto-géographique a été consideré comme de caractére subalpin, repré• sentant la partie supérieure de W2 et la premiére phase du complexe interstadial Ohaba (M. Cárciumaru, 1980). A l'intéheur de l'arc carpatique, dans la partie nord-ouest de la Roumanie, une seule sta- tion ayant beneficié de recherches plus ampies, celle de Bu§nag (le niveau inférieur), rape- lle en une certaine mesure le premier faciés culturel de la zone est-carpatique. La couche archéologique est concentrée dans un dépót jaune rougeátre argileux. Les piéces lithiques qui en proviennent sont taillées dans des roes volcaniques caractéristiques, á cóté desquels se trouvent de petits blocs de gres et de quartzite. Presque 40 % du matériel récolté consis-

31 Fig. 4. Cetatica niv. inf.: 1-14 outils de silex.

32 Fig. 5. Busag niv. inf.: 1-18 outils de sílex.

33 te en piéces typiques —éclats, lames, outillages et nucléus— de moyennes dimensions (Figs. 5-6). Les nucléus typiques sont ceux de la catégorie prismatique. Isolément, on rencontre des exemplaires discoides et globulaires. Les éclats sont larges, au contour irrégulier, au plan de frappe large et droit, ou bien petit, se réduisant presque á un simple point. Les lames sont de différentes sortes, les unes archaiques, minees, aux cótés paralléles. Parmi les outils, ce sont les racloirs de différents types qui prédominent: soit latéraux, simples ou dou- bles, soit transversaux, y compris un exemplaire circulaire á taille bifaciale. Suivent, du point de vue numérique, les grattoirs taillés sur des éclats courts et larges, sur des eclats lamellai- res ou sur des lames, dont les uns aux bords retourchés. Isolément, quelques burins et pié• ces denticulées. Une catégorie á part est formée par les piéces du type chopping tool, caractéristiques dans les sites du nord-ouest de la Roumanie. La typologie des piéces de Bu§ag comporte la présence de certains outils de tradition moustéroíde, avec prédominance des racloirs et absence des pointes. Ces piéces sont associées á des series de grattoirs de types spécifiquement aurignaciens. Tous ces éléments se rapprochent de l'outillage décou- vert dans les niveaux inférieurs des sites de Boine§ti et de Remetea (Pays d'Oa§), attribués au moustérien récent, qui constituent la premiére étape du paléolithique du type Oas. (M. Bitiri, M. Cárciumaru, 1981). Mais par rapport á cet horizon le niveau inférieur de Bu§ag comporte des éléments —notamment les grattoirs sur lames retouchées— qui marquent un net progrés et le situent parmi les sites caractérisant le paléolithique supérieur ancien de Roumanie.(M. Bitiri, M. Cárciumaru, 1981). Les analyses polliniques faites par M. Cárciumaru ont mis en lumiére la présence d'une végétation spécifique du complexe interstadial Ohaba, ce qui fait présumer que cette station devait étre contemporaine de celle de Mitoc, appartenant au faciés culturel est-carpatique, et de certaines stations de grottes des Carpates meridionales: Pestera Hofilor de Baile Her• culane (le niveau inférieur), Pe§tera Spurcatá —Nandru, Pe§tera Bordul Mare d'Ohaba- Ponor (niveau 3) et la grotte de Gura Cheii— Rí§nov (niveau inférieur), qui outre les maté- riaux spécifiques des couches moustériennes plus anciennes renferment des nucléus prismatiques, des lames, des grattoirs, par-ci par-lá des burins, des piéces denticulées et á encoches laterales retouchées (Fig. 7). Les piéces á taille bifaciale, déjá presentes sous des formes grossiéres dans les couches plus anciennes, se maintiennent dans la plupart des ensembles susmentionnés. Mais ce qui les distingue des premieres, c'est le caractére plus soigné du travail: d'oú des formes bien aplaties, á base minee et légérement rétrécie par rapport au milieu de la piéce. Ainsi, les matériaux découverts dans ces couches présentent des caractéristiques qui les rapprochent á la fois de ceux est-carpatiques du faciés Mitoc et de ceux intracarpatiques du faciés Bu§ag. Le caractére plus archaique des matériaux de grotte resulte de la différen- ce de qualité de la matiére premiére, le quartzite, roe á structure non homogene qui ne per- met pas d'obtenir des contours aussi réguliers que le silex. Etant donné le caractére archaique du matériel lithique livré par les stations de grotte, la persistance de formes d'outils et de techniques spécifiquement moustériennes, ainsi que ¡'absence de tout élément sur de datation, ces couches ont d'abord été attribuées strictement á la période du premier interstade würmien et au debut du stade glaciaire Würm 2. Puis on les a attribuées á la culture moustérienne. II n'en est pas moins vrai que des la publication prélimi- naire des matériaux de grottes on a remarqué le caractére plus évolué des matériaux apparte• nant aux couches en question, ce qui a determiné C. C. Nicoláescu-Plopsor et ses collabora- teurs á les attribuer á un moustérien supérieur attardé (C. C. Nicoláescu-Plopsor et Ion Pop, 1962), á un moustérien prolongé (C. S. Nicoláescu-Plopsor et collab., 1955,1957), á un mous- téro-szélétien et méme au szélétien (C. S. Nicoláescu-Plopsor et collab., 1959). Derniérement (1980), Fl. Mogosanu a défini ce qu'il nomme le paléolithique quartzitique du Banat, culture du paléolithique supérieur qui s'est développée parallélement á l'aurignacien de cette zone. La phase ancienne de cette culture est representée, selon l'auteur, par l'ensemble du niveau I de Baile Herculane, datant de l'age W2, qu'il met en liaison avec le «moustérien quartzitique» des grottes des Carpates meridionales et qu'il caractérise dans les termes suivants: «II représente le saut le plus ¡mportant dans le passage du paléolithique moyen au paléolithique supérieur, ou plus précisement dans le passage de l'époque du paléolithique moyen (stade glaciare Wl et interstade WI-WII) á celle du paléolithique supérieur (stade Wll)», p. 131.

34 Fig. 6. Busag niv. mi: 1-7 outils de silex.

35 Fig. 7. Outils en pierre taillée découverts dans les grottes carpatiques: 1-5, 7, Ohaba Ponor - La grotte Bordul Mare, niv. 3; 6, 8-9, 12, Nandru - La grotte Spurcatá; 10-11, 13, 15, Baia de Fier «La galerie moustérienne»; 14, 18, Brasov - Pestera, niv. inf.; 16-17, 19-20, Risnov - Gura Cheii, niv. inf.

36 Enfin, les precisions fournies par M. Cárciumaru dans la géochronologie du paléolithi• que des grottes carpatiques situent les stations susmentionnées au niveau des cultures ou des industries du paléolithique supérieur. On comprend ainsi la présence de l'Homo sapiens fossilis dans le «milieu moustérien» de Baia de Fier, Ohaba —Ponor et Pestera Bra§ov (C. S. Nicoláescu-Plop§or et collab., 1955; Dardu Nicoláescu-Plopsor, 1964), ces découvertes se situant en fait dans des cou• ches appartenant au paléolithique supérieur. II est vrai que la chronologie á laquelle nous nous sommes arrétée est fondee en pre• mier lieu sur les analyses polliniques, mais á l'heure actuelle il n'existe pas d'éléments de datation plus sürs. Les éléments fauniques découverts dans les grottes représentent des espéces communes, dépourvues de valeur chronologique. A l'étape actuelle de la recherche on est en droit d'affirmer seulment que les industries du paléolithique supérieur ancien maintiennent des traditions moustériennes locales, á caractére zonal, qui ne peuvent étre assignées á telle ou telle culture, ce qui nous a déter- minée á nous en teñir pour le moment au terme de «faciés» (faciés du type Mitoc, du type Busag, etc.), d'aprés les stations les mieux explorées. Ces faciés feront place avec le temps aux stations du type aurignacien, également á caractére zonal, mais dépourvues de formes moustériennes, comme celles du Pays d'Oas. (M. Bitiri, 1972) ou du Banat (Fl. Mogo§anu, 1980), qui marqueront les étapes plus recentes du paléolithique supérieur.

BIBLIOGRAPHIE

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QUELQUES DONNEES PALEOECOLOGIQUES SUR LA PHASE DU PALEOLITHIQUE SUPERIEUR ANCIEN DANS LA PARTIE NORD DU BASSIN CARPATIQUE*

Ladislav Bánesz

Slovensk Akadémia Vied. Archeologicky Ustav. Ul. Akademick, 2-4 / (República Eslovaca)

* (N. del E.): Texto presentado en 1984 y corregido por el autor en 1993.

Les trouvailles paléobotaniques et paléontologiques complétées en grande partie par les trouvailles paléolithiques présentent un matériel important qui nous facilitaient la détér- mination de l'environement paléolithique. Comme á l'époque du debut du Paléolithique supérieur les conditions climatiques étalent en gros les mémes sur le territoire de la Slovaquie que dans l'Hongrie du Nord, nous nous appuyons en citant les données paléoécologiques, sur les matériaux gagnés dans les derniéres décennies, ainsi que sur ceux plus anciens qui fournissaient le plus grand nombre de trouvailles paléontologiques et paléobotaniques. La plupart de données completes se rencontrent dans les monts de Bükk, une microrégion, oú, au cours des fouilles ont été découvert beaucoup de trouvailles justifiant ici l'environement de deux cultures les plus importantes du Paléolithique supérieur en Europe céntrale —le szélétien et l'aurignacien. En Europe céntrale ces cultures étaient en partie synchronnes. Toutefois, pour le szélé• tien nous trouvons aujourd'hul des racines mémes dans la période plus ancienne de la gla- tiation de Würm, c'est-a-dlre déjá au Moustérien précédent avec les outils de pierre taillée sur les deux faces. L'Aurignacien debute sur le territoire donné un peu plus tard, cést-a-dire, durant la période du premier interstade würmien. D'aprés V. Lozek (V. Lozek, 1980), l'aurignacien appartient du point de vue stratigraphi- que, au période qui correspond aux series loessiques du premier pédocomplexe (PK I) et á leurs phases immédiates. Le debut du szélétien se situé au Würm ancien, celui de l'aurig• nacien, probablement dans la période de la formation du PK II, mais surtout á l'époque suc- cédant á cette période. Pour éviter les erreurs et les incertitudes, nous présentons á cóté de données paléoécologiques, celles de stratigraphie ou de chronologie, indiquées par les auteurs des fouilles respectives. Les localités suivantes dont l'ordre chronologique et stratigraphique probable est evo• qué plus bas, ont livré les données les plus completes sur la structure de faune et de flore provenant de la phase ancienne du Paléolithique supérieur.

41 La grotte Certova pee (la commune de Radosina, dist. de Topol'íany) a fourni lors des fouilles de J. Bárta en 1956-1959 outre les trouvailles peu nombreuses du szélétien, datées au C14 vers 38.327 ± 2.480 BC (GRN 2.438), les trouvailles paléobotaniques, détérminées par A. Hajnalová et E. Krippel (1982) dans les termes suivants: Abies, Alnus, Carpinus, Corylus, Fagus, Pinus et Quercus. II s'agit des feuillus, la constitution desquels est anologue á celle du couvert vegetal d'aujourd'hui poussant autour de la localité. A Radosina sont con- nus encoré (J. Bárta, 1965): Ursus spelaeus, Mammuthus primigenius, Coelodonta antiqui- tatis, Canis lupus et Hyaena spelaea. La grotte Szeleta (auprés de la commune de Hámor, dans les monts de Bükk, le comitat de Borsod). C ést des fouilles de long duré effectuées par O. Kadic (1915) que proviennent plusieurs couches paléolithiques comprenant non seulement les trouvailles du szélétien ancien et évolué et ¿"aurignacien et peut-étre méme du moustérien, mais aussi les trouvailles paléontologiques et paléobotaniques. Aussi la couche terreuse brun foncé avec les éclats anguleux du calcaire, les trouvailles provenant probablement du moustérien et aussi avec la faune, détérminée par O. Kadic comme: Ursus spelaeus Blumb., Felis leo spelaea Goldf., Hyaena crocuta spelaea Goldf., Canis lupus L., Alopex vulpes L., Elephas primigenius Blumb., Cervus elaphus L., Rangifer tarandus L., fut-elle datée de Würm I (L. Vértes, 1965). Le faisceau suivant des couches terreuses brun clairs et gris foncés a fourni les trouvai• lles du szélétien ancien, nommées par O. Kadic «protosolutréen». A cóté de la faune con- nue de l'horizont précédent, y était présent le Megaceros giganteus Blumb., mais il n'y avait pas de Elephns primigenius Blumb. et Rangifer tarandus L. Parmi les matériaux paléobota• niques, trouvés dans cette couche les restes des arbres feuillus suivants ont été determines par J. Stieber: Acer, Carpinus, Crataegus, Prunus cf. avium, Quercus et Tilia. Parmi les coniféres s'y rencontraient (Piñales): Abies, Juniperus et Pinus spec. Ces trouvailles ont été datées par L. Vértes du premier motié de l'interstade W 1-2, c'est- á-dire de la méme période que l'aurignacien de la couche inférieure decouvert dans la grotte d'lstállóskó. Dans la couche terreuse et rousátre, dite intermédiaire, J. Stieber et O. Kadic n'ont cons• taté que les restes des groupes Larix et Picea et aussi Ursus spelaeus Blumb. Parmi les ensembles fauniques, découvers dans la couche szélétienne terreuse gris clair, O. Kadic a determiné les espéces suivants: Canis lupus L., Ursus spelaeus Blumb., Felis leo spelaea Goldf., Hyaena crocuta spelaea Goldf., Alppex vulpes L., Megaceros giganteus Blumb., Ibex sp., Equus caballus L Quant aux trouvailles paléobotaniques il y avait moins de Juniperus, Larix desidua et Picea abies, mais plus de Pinus silvestris. Sur la base de la découverte de deux pointes d'os á la base bifide et du poincon d'os, on suppose ici, á cote du szélétien, une oceupation encoré plus faible á l'aurignacien. Ces objets datées de l'aurignacien Inférieur n'ont pas eté toutefois accompagnés ni de restes faunistiques ni floristiques et c'est sur la base des analogies qu'on peut les ranger á l'interstade W 1-2. La grotte Baila (la commune de Répáshuta) dans les monts de Bükk fut decouvert avant la premiére guerre mondiale par J. Hildebrand (1911). Au-dessous de la couche loessique jaunátre avec des trouvailles du Paléolithique supérieur fut trouvée une couche vert gris avec des trouvailles du szélétien ancien, laquelle appartient selon L. Vértes (1965), suivant les analyses petrographiques, á l'interstade W 1-2. Dans cette couche, correpondante au «proto• solutréen» dans la grotte Szeleta, M. Mottl (1938) a determiné les trouvailles paléontologi• ques suivantes: Ursus spelaeus Rosenm., Canis lupus L., Vulpes vulpes L., Mustela erminea L., Hyaena spelaea Goldf., Rangifer tarandus L., Megaceros giganteus Blumb., Capreolus L., Bison priscus Boj. Equus sp., Lagopus albus Keys.-Blas., et Lagopus murus Mont. D'un abri voisin (Ballavólgyi sziklaüreg) proviennent 9 outils d'obsidienne découverts dans la couche Inférieure. D'aprés L. Vértes (1965) la flore de ce lieu-lá (Corylus, Fraxinus, Larix, Picea, Carpinus, Acer, Quercus, Pinus) avec des feuillus prédominants montre, qu'ils appartiennent á un des interstades du Würm ancien. La grotte Lókvólgyi barlang (auprés de la commune Felsótárkány) dans les monts de Bükk était fouillé en 1932-1933 par O. Kadic qui n'y constata qu'une faible présence du szé• létien ancien, dont les trouvailles se trouvaient dans une couche brun clair dite «protosolu- tréenne» (O. Kadic - M. Mottl, 1938). Sur la base des analyses petrographiques la localité fut datée par L. Vertes du debut de l'interstade W 1-2. Cette couche fournissait les trouvai• lles paléontologiques suivantes (M. Mottl, 1938): Ursus spelaeus Rosemm., Ursus arctos L.,

42 Canis lupus L, Vulpes vulpes L, Rangifer tarandus L, Hyaena spelaea Goldf., Equus ferus Pall., Equus germanicus Nehr., Coelodonta sp., Sus scrofa L, Elephas primigenius Blumb., Cervus elaphus L, Megaceros giganteus Blumb., Bison priscus et Bison prlscus Boj. Dans la grotte Diósgyór Tapolca (auprés de Miskolc), sltuée á l'extrémité sud des monts de Bükk, A. Saád a decouvert la couche inférieure argileuse brun foncé avec des trouvailles du szélétien ancien («protosolutréen») et le restes fauniques determines par M. Mottl (1938) de la maniere suivante: Ursus spelaeus Rosenn., Ursus arctos L, Canis lupus L, Vulpes vulpes L, Rangifer tarandus L, Hyaena spelaea Golgf., Equus ferus Pall., Equus germanicus Nehr., Coelodonta sp., Sus scrofa L, Elephas primigenius Blumb., Cervus elap• hus L, Megaceros giganteus Blumb., Bison priscus et Bos primigenius Boj. Suivant la détermination de J. Stieber, la flore est représentee par 65 échantillons de charbons de bois environ, surtout par: Larix et Picea, moins par Pinus sp. et Pinus silvestris. La couche supérieure avec les trouvailles du szélétien évolué n'a pas fourni de donné- es; et en ce qui concerne la couche supérieure du Paléolithique tardif, nous en savons seu- lement qu'il y avaient la les restes de Rangifer tarandus L. La grotte d'lstállóskó, commune de Szilvásvárad dans les monts de Bükk fut fouillée depuis 1912 par beaucoup de chercheurs. Cependant, les fouilles effectuées aprés la gue- rre par V. Vértes (1955), ont apporté les résultats les plus positifs. II a decouvert l'ordre sui• vant des couches: en haut commencait une couche constituée d'argile brun jaune avec un petit nombre de cailloux calcaires recouvrant un remplissage de couleur brun foncé avec des cailloux calcaires, oü il n'y avait de trouvailles que dans la partie supérieure. Au fond se trouvaient les restes d'une couche dénudee gris violet jusque rouge avec les trouvailles sporadiques appartenant á l'horizont inférieur. L'horizont inférieur culturel se trouvait dans une couche brun clair avec des petits cailloux calcaires. Au-dessus de ce faisceau des cou• ches non loin de l'entrée de la grotte il y avait encoré deux couches jaunes avec les traces culturéis duteux. La couche culturelle inférieure comprenait á cóté de l'industrie terminée par les char• bons de bois au C14: GRN 1935 = 30.900 ± 600 (phase ancien du Würm 1-2). La couche culturelle supérieure a fourni les pointes romboides de type Olseva-Mladec (pointe á base aplatie ou non fondue). L'áge de la couche inférieur es situé par L. Vértes á l'an 36.000. La détermination des trouvailles paléontologiques par D. Jánossy est la suivante: Cochlodina laminata Mont., Pisces, Ranidae, Corvus corone L., Colaeus monedula (L.), Pica pica (L.), Nucifraga caryocatoctes (L), Garrulus glandarius L?, Pyrrhocorax graculus (L.), Sturnus ? sp., Coccothraustes coccothraustes (L), Loxia curvirostra L., Pinícola enucleator (L.) ?, Alaucidarum indet., Turdus viscivorus L., Turdus pilaris L., Turdus iliacus-musicus, Hirundo rustica L., Cypselus apus (L.), Dryobates major (L.), Nyctea seu Bubo spec, Surnia ulala (L.), Aegolius funererus L., Asió accipitrinus Pontopp., Falco columbarius aesalon Tunst., Falco vespertinus L., Falco tinnunculus L., Anas sp., Charadriidarum gen. et sp. indet., Por- zana porzana (L.), Crex crex (L.), Pedrix pedrix (L.), Lyrurus tetrix (L.), Tetrao urogallus L, Lagopus albus Keis.-Blas., Lagopus mutus Montin., Aves indet., Erinaceus sp., Sorex sp., Crocidura leucodon russula, Neomys fodiens Schreb., Talpa europaea L., Etesicus nilssoni Keys.-Blas., Homo sapiens foss., Citellus citelloides (Kormos), Microtus arvalis-agrestis, Microtus oeconomus Pall., Microtus (Stenocranius) gregalis (Pall.), Arvícola terrestris L., Clethrionomys glareolus (Shcreb.), Cricetus cricetus L, Lepus timidus L., Ochotona pusllla Pall., Canis lupus L., Vulpes vulpes (L.), Ursus spelaeus Ros., Ursus arctos L., Meles meles (L.), Martes martes (L.), Mustela nivales L., Putorius putorius (L), Hyaena spelaea Goldf., Felis leo spelaea Goldf., Felis silvestris Schreb., Lynx lynx (L.), Equus sp., Elephas primige• nius Blumb., Cervus elaphus L., Alces alces (L.), Rangifer tarundus (L.), Capra ibex L., Rupicapra rupicapra (L.), Bison priscus Boj. et Sus scrofa L. Dans la couche inférieure les petits mammiféres atteinnent 64,6 %, Ursus spelaeus ne compte que pour 16,2 %, les autres mammiféres 6,7 %, les oiseaux 12,5 %. Microtus gre• galis tome 11,7 %, Microtus oeconomus 15 % de petits mammiféres. Parmi eux, Microtus arvali agrestis représentent le groupe le plus nombreux: 38,9 %. Arvícola terrestris sont aussi assez nombreuses -12 %. La présence des autres espéces de petits mammiféres est la suivante: Clethrionomys glareolus = 0,9 %; Ochotona pusilla = 6 %; Cricetus cricetus = 3 %; Citellus citelloides = 1,5 %; Talpa europaea = 3,7 %; Mustella erminea = 2,2 %; Mustela nivalis = 4,5 %.

43 Le groupe des tetras comprend les espéces suivants: Lyrurus tetríx= 12,5 %; Tetrao uro- gallus = 1,7 %; Lagopus lagopus = 15 %; Lagopus mutus = 70,8 %. Aussi la couche culturelle supérieure comprend-elle les groupes fauniques analogues, oú les petits mammiféres comptent pour 74,5 %, les autres mammiféres 6 %, Ursus spela• eus 6,8 %, les oiseaux 12,7 %. La groupe de petites mammiféres est representé par des espéces suivants: Microtus gregalis = 6,9 %; Microtus oeconomus = 10,5 %; Microtus arva- lis-agrestis = 38,7 %; Arvícola terrestris = 20,5 %; Clethrionomys glareolus = 0,9 %; Ochoto• na pusilla = 3,3 %; Cricetus cricetus = 2 %; Citellus citelloides = 05 %; 7a/pa europaea = 8,9 %; Mustella ermlnea = 2,8 %; Mustela nivalis = 5 %. La structure des tetras est la suivante: Lyrurus tetrix = 14,8%; Tetrao urogallus = 1,5%; Lagopus lagopus = 16,3% et Lagopus mutus = 67 %. La structure de la faune provenant de la couche loessique brun jaunátre ressemble á celle de deux couches precedentes: ce sont les petits mammiféres qui dominent (75,5 %) sur Ursus spelaeus (11 %) et les autres mammiféres (5,6 %) et sur les oiseaux (7,9 %). Les petits mammiféres sont representes par des espéces suivants: Microtus gregalis = 18,8 %; Microtus oeconomus = 14,8 %; la groupe Microtus arvalis-grestis = 43,7 %; Arvícola terrestris = 6,2 %; Clethrionomys glareolus = 2,5 %; Ochotona pusilla = 2,8 %; Cricetus cri• cetus = 0,6 %; Citellus citelloides = 0,3 %; 7a/pa europaea = 4,2 %; Mustella erminea =1,1 %; Mustela nivalis =7,0%. Parmi les tetras Lagopus mutus (71,1 %) et Lagopus lagopus (15,8 %) sont les plus nombreux et ils dominent sur les Lyrurus tetrix (10,5 %) er Tefras urogallus (2,6 %). Le pour- centage d'aprés D. Jánossy (in: L. Vértes L., 1955 et 1965). Aprés une analyse des charbons de bois provenant de la couche inférieure, S. Sárkány et J. Stieber ont apporté les donnés suivantes sur la structure de la faune: dans la couche inférieure 34 piéces sur 48 échantillons appartiennent á Pinus cembra (70,8 %), le groupe Picea-Larix (10 piéces) compte pour 20,7 %. Dans la couche intermédiaire, qui correspond á la couche culturelle supérieure d'un nombre de 522 échantillons 123 piéces appartiennent á Pinus cembra (22,1 %), le groupe Picea-Larix compte por 71 % (399 pieces), les arbres coniféres indéterminées (Piñales) sont en 30 piéces (5,4 %), les arbres feillus en 3 pieces (0,4 %). La couche loessique a fourni 158 charbons de bois, dont 191 piéces appartiennent au Pinus cembra (73,9 %), 53 piéces au groupe Picea-Larix (20,4 %), 12 piéces aux arbres coniféres indéterminés (4,6 %) et 2 piéces aux arbres feuillus (0,7 %). Une telle structure de la flore ne traduit pas (suivant les données paléobotaniques, pré- sentées plus haut) avec la présence predominante des arbres coniféres un climat trop tem• peré. On peut plutót supposé, surtout á la suite de la présence de la plañe alpestre Pinus cembra, que dans la microrégion des monts de Bükk, n'attegnant qu'une altitude de 959 m, la limite de l'extension des foréts de coniféres s'abaissa dans les conditions du premier tiers du Würm. La grotte Peskó, située auprés de la comune de Szilvásvárad dans les monts de Bükk a été fouillé plusieurs fois des 1912. Les recherches stratigraphiques effectuées par L. Vértes en 1955 ont livré trois couches avec les trouvailles aurignaciennes, dont la couche inférieure était de couleur gris foncé et au dessus d'elle il y avait des couches de couleur gris-jaunátre. Celles-ci étaient recouvertes d'une couche rouge-brique de l'épisode froide continentale et d'une couche jaune clair avec des cailloux calcaires de l'épisode froide humide (L. Vértes, 1956). Selon L Vértes, l'ordre des couches dans cette grotte correspond de point de vue pétrographique et minéralogique á celui dans la grotte d'lstálóskó et refléte une évolution cli• matique analogue. En se basant sur cette évolution, on peut justifier une oscilation continen• tale froide entre deux épisodes climatiques: humides et tempérées. La faune déterminée par M. Mottl dans la couche rouge-brique, datée par L. Vértes et al. (1956) de la phase déclinée continentale de Würm 3 nous a fourni des restes faunistiques abondants et vu la présence de Hyaena spelaea, il est plus vraisemblable qu'elle appartien- ne au Würm moyen. II s'agit de la faune suivante (en parenthéses - le nombre des frag- ments découverts d'os maxiliaire): Talpa europaea L. (30), Chiroptera sp. div., Erinaceus roumanicus Barr.-Ham., Sorex araneus L. (68), Sorex alpinus Schinz. (3), Ursus spelaeus Rosenm., Ursus arctos L., Canis lupus L., Vulpes vulpes crucígera Bechts., Alopex lagopus L., Felis spelaea Goldf., Lynx lynx L., Hyaena spelaea Goldf., Martes martes L, Guio guio L., Mustela (Lutreola) robustas, Mustela erminea L., Mustela nivalis L., Meles meles L, Cite-

44 Ilus citellus L, Colobotis rufescens Keys.-Blas., Cricetus cricetus (39), Microtus arvalis Pall. (245), Microtus agrestis L. (62), Microtus maskii Woldr. (5), Microtus nivales Mart. (124), Microtus malei Nint. (quelques), Microtus gregalis Pall (265), Microtus brandi Brunn. (55), Microtus ratticeps Keys.-Blas. (372), Clethrionomys glareolus Schreb. (38), Chionomys nlvalinus Hint. (1), Arvícola terrestris L. (327), Dicrostonyx henseli Hint. (39), Ochotona pus- lilus Pall. (145 3), Lepus sp. (abbondants), Rangifer tarandus L, Cervus elaphus forma major L, Capreolus cepreolus L, Rupicapra rupicapra L, Capra /bex sp., fí/son priscus Boj., Equus sp., Coelodonta antiquitatis Blumb., Lagopus algus Keys.-Blas., Lagopus mutus Mont., Tetrao tetrix L, Teírao urogallus L, Garuulus glandarius L, Fa/co merillus Cer., Cor• vas corax L, Pyrrhocorax pyrrhocorax L, Nucifraga caryocatactes marcrorhynchus Brhm., /4s/o orus L, Rallus aquaticus L, Carchneis tinnunculus L, Cervus frugilegus L., Turdus vls- civorus L, P/ca p/'ca L, Nyctaea ulula L. et Crex crex L. La localité de Kosice-Barca a été fouillé de 1951 á 1954, et plus tard par F. Prosek et L. Bánesz (L. Bánesz, 1968). On a decouvert ici complexes paléolithiques constitués par des fosses entonces dans le fond caillouteux qui furent dates par F. Prosek (1953a) de l'intersta• de W 1-2. A cóté de l'industrie lithique de l'aurignacien inférieur on a gagne aussi des char• bons de bois determines par V. Knéblova et Z. Dohnal. Ces foyers sitúes dans les fosses paléolithiques ainsi que les fosses de pieux ont livré 890 charbons de bois, dont 49 étaient indéterminées. Parmi 841 charbors de bois determines, prédominent ceux de Quercus (788 piéces, dont 18 appartient á Quercus sessilis, les autres á Quercus sp.). Les autres plantes d'arbres sont representes par: Sorbus aucuparia (5 pieces), Sorbus sp. (5 piéces), Fraxinus sp. (4 piéces), Carpinus betulus (1 piéce), Acer sp. (4 piéces), Tsuga canadensis (18 pié• ces), les coniféres indéterminés (3 piéces), Piñales indet. Cette flore est assez typique de la période interstadiale tempérée et on peut constater qu'elle est tres analogue a celle existant dans nos conditions climatiques. Sur les localités indiquées plus haut, c'est surtout Carpinus bettulus et le Sorbus qui ne se rencontraient que dans les conditions de l'interstade W 1-2. Piest'any-Moravany-DIhá, dist. Trnava. Ce gisement paléolithique situé dans la coupe loessique fut fouillé plusieurs fois. C'est J. Bárta qui s'en occupait en dernier (1960, 1965) et qui y a gagné en 1963 des échantillons paléobotaniques. Ceux-ci ont été determines par E. Krippel comme Acer. Alnus, Betula Labumum, Pinus, Taxus, Viburnum. II s'agit ici d'un ensemble floristique qui se rencontre pour la plupart au W 1-2. Le gisement a founi la serie la plus complete jusqu á ce jour des pointes bifaces szelétiennes á base ronde. C'étaient les pointes foliacées (en forme de peuplier) qui se distinguent nettement des pointes du solutréen. Nové Mesto nad Váhom-Mnesice, dist. de Trencín. Le gisement de plein air présentant les couches loessiques en alternance avec les pédocomplexes provenant de différentes phases du pléistocéne supérieur a été fouillé par J. Bárta de 1960 á 1963 et en 1966 en compagnie de L. Bánesz. Lors des fouilles menees para J. Bárta, on a trouvé outre les modestes trouvailles du szélétien les charbons de bois dates de l'interstade W 1-2 et deter• mines par E. Hajnalová et E. Krippel (1982, sous presse) comme Abies alba et Pinus sp. Hranicná pri Hornáde-Kechnec I, dist. de Kosice. Le site a été fouillé par L. Bánesz (1959) qui a gagné, dans une coupe loessique, située sous ce site, les charbons de bois provenant probablement d'un habitat aurignacien moyen typique. Les trouvailles appartien• nent probablemente á la fin du premier interstade de Würm et á la transition vers la phase froide du Würm 2 comme le montre la trouvaille du charbon de Pinus cembra (determiné par Z. Dohnal). Kosice-Barca I, dist. Kosice. Les constructions paléolithiques représentant les habita- tions aurignaciennes enfoncées partiellement au profondeur, contenaient outre 2 industries aurignaciennes moyennes les trouvailles paléobotaniques datees du Würm 2 desquelles ont été determines les espéces fraiches avec Pinus cembra en premier. On a trouvé ici en méme temps un charbon de bois de Salixsp. La grotte Dzeravá skala, la commune de Plavecky Mikulás, dist. de Senica, située dans les Petits Carpates, était fouillée des 1912 par J. Hildebrand et au cours des années cin- quante aussi par F. Prosek (F. Prosek, 1951). La coupe schématisée a été publié aprés les premieres fouilles, effectuées d'avant guerre par J. Skutil (1938) qui y a resume aussi la faune paraít dans la couche gris brun avec un foyer et les trouvailles de «protosolutréen»:

45 Erinaceus europaeus L, Sorex araneus L, Talpa europaea L. Ursus spelaeus Rosenm. (predomine), Putorius ermineus L, Putorius nivalis L, Hyaena spelaea Goldf., Canis lupus I., Vulpes lagopus L, Felis spelaeus Goldf., Lynx lyns L, Citillus citillus L, Citillus rufescens Deys.-Blas., Evotomys glareolus Schreb., Microtus arvalis Pall., Microtus agrestls Pall., Microtus raticeps Keys.-Blas., Microtus nivalis Martins, Microtus gregalis Pall., Arvícola terrestris amphibius Laceps., Lemnus obensis Brants., Dicrostonyx torquatus Pall., Ochoto• na sp.?, Rangifer tarandus, Equus caballus ferrus Pall., Aves: Anas crecca L, Anas acuta L, Anas penelope L, Oidemia nigra (L), Ansersp., Branh ruficollis (Pall.), Numenius phae- opus = Fallinago major (Gm.), Totanus fuscus (L.j, Crex crex (L), Rallus aquaticus L, Orty- gometra porzana (L), Lagopus albus (Bm), Lagopus mutus (Montin), Lyrurus tetrix (L), Cerchneis tinnunculus (L), Falco rusticulus (L), Archibuteo lagopus, Surnia ulula (L), Syr- nium uralense (Pall.), Corvus corax L, Pyrrhocorax pyrrhocorax (L), Corvus sp. (?), Turdus pilaris L, Turdus musicus L, flana Méhelyi Bolkay, Pisces. D'aprés la coupe schematisée de J. Skutil, la faune plus récente provenant de la couche jaunátre qui contenait en partie «protosolutréen», en partí «magdalénien» fut caractérisé par la prédominance du Rangifer tarandus. Parmi les espéces de cette faune, découverte sous la couche calcaire, il enumere: Erinaeus europaeus, Sorex araneus I., Neomys fodiens Pall., 7a/pa europsea I., Ursus spelaeus Rosenm., Purtorius ermineus L, Putorius nivalis I., Vul• pes vulpes [., Vulpes lagopus L, Citullus rufescens Kes.-Blas., Glis glis L, Cricetus cricetus L, Cricetus phaeus Pall., Microtus arvalis Pall., Microtus agrestis L, Microtus ratticeps Keys.-Blas. Microtus nivalis Martins, Microtus gregalis Pall., Arvícola terrestris Lemnus obensis Brants., Dicrostonys torqutus Pall., Ochotona sp.? Lepus sp.?, Rangifer tarandus L., Bos primigenius Boj?, Aves: Anas acuta L., Anas boschas L., Fuligula cristana (Leahc), Mergus albellus L., Vanellus vanellus (L.), (Scolopax rusticula (L.), Gallinago major (Gm.), Limosa limosa (L.), Crex crex (L.), Larus canus L, Lagopus albus (Gm.), Lagopus mutus (Montin), Lyrurus tetrix (L.), Perdrix perdrix (L.), Cerchneis tinnunculus (L), Falco aesalon Tunst., Nyctea nyctea (L.), Asió accipitrinus (Pall.), Cervus corax L., Corvus sp. (?), Alauda arvensis L, flana Méhlalyi Bolkay, Pisces, Calusilla sp.? Ces faunes rappellent celle provenant des grottes dans les monts de Bükk oü il y avait des trouvailles szelétiennes et aurignaciennes. Cependant elles n'ont pas éte precisement classifiées jusqu'á nos jours, voila pourquoi on ne peut pas en tirer des conclusions. Les observations faites au cours des fouilles de F. Prosek qui a examine, á la fin des années quarante, la situation stratigraphique dans la grotte (F. Prosek, 1951,1953), son plus certaines. II a constaté que l'argile gris humeuse n'appartient pas au W2-3, mais il traduit selon les trouvailles de Canis lagopus, Lemmus lemmus et Rangifer tarandus (d'aprés la dé• termination de Z. Hoker) un climat de toundra tout a fait froid. F. Prosek y a gagné la stratigraphie suivante - prise de haut en bas: le loess pur (W3) avec le paléolithique tardif qu'il a nommé «magdalénien», vu la schéma de l'Europe occi- dentale du Paléolithique supérieur et tardif. Sous cette couche il a decouvert dans la partie inférieure, dans l'argile gris foncé, endommagé par les événements périglaciaires du debut de la phase de toundra W2, les trouvailles du szélétien. Au-dessous de cela reposait l'argile gris caillouteuse (W1), dont la partie supérieure était arrondie et au fond il y avait des cai• lloux calcaires (W2). Au cours de l'interstade W1-2, ils étaient fort érodés dans la partie supérieure. Selon F. Prosek, á cóté du cambrement du concassé calcaire, la preuve en fut apporté aussi par les trouvailles paléontologiques. Cette couche archéologique était sans trouvailles paléontologique et elle ne contenait pas, selon J. Skutil, des objets aurignaciens en forme de «la pointe d'os typique». La couche du W2 avec le szélétien a fourni les pointes d'os (les pointes du type de Mladec á base non fondue et celles á base fondue duteuses) (F. Prosek, 1951 ,1 953b). Seña, la commune de Hranicná pri Hornáde, dist. de Kosice vidiek. La localité était foui- llée par L. Bánesz á l'an 1955 (en 1955). Dans les ateliers et parmi les restes d'habitats de l'aurignacien moyen, découverts dans l'argile loessique (W2), V. Knéblová a déterminé-Lar/x et indéterminés Piñales, lesquels, accompagné de matériaux paléobotaniques de Kechnec I et Barca I traduisent en comparaison avec les plantes thermophiles de Barca II, dont la flore est semblable au nótre, un grand refroidissement. En ce qui concerne l'occupation du Paléolithique supérieur au Würm 2, on peut mention- ner aussi les observations faites á Tibava, située sous la montagne de Vihorlat dans la par-

46 tie oriéntale du Bassin carpatique, l'on a decouvert un habitat paléolithique avec Pinus (détermination faite pa E. Krippel) et des atellers en plein air voisins avec la production de l'industrie lithique. A en juger la structure d'une station de l'aurignacien moyen découverte á Tibava on suppose que celle-ci fut occupee (la phase évoluee d'aurignacien moyen) á l'époque oú l'on avait besoin des habitations bien chauffées, mais oú l'on pouvait aussi tra- vailler dans les ateliers de plein air, aux environs de l'habitation d'une construction plus sim• ple. Les données paléoécologiques du Würm 2 étaient, sauf les cas nommées, tres sporadi- ques, de méme que celles de l'époque suivante du déclin de dernier stadial würmien. Toute- fois, celles-ci ne font pas l'objet de notre rapport. Elles ont été récapitulées dans une tabe• lle, faites par E. Hajnalová et E. Krippel et complétées par les données sur la territoire de monts de Bükk en Hongrie (voir le supplément 1). Les données malakozoologiques étudié- es par V. Lozek (F. Prosek-V. Lozek, 1951) témoignent que la phase plus recente et decli• nante de la glatiation de Würm, étaient sous le signe d'une transformation graduelle du pays en steppe de toundra, resp. en steppe foide avec des biocénoses du caractére arcto- alpin. En résumant les données paléoécologiques sur la phase plus ancienne du Paléolithique supérieur dans la partie nord du Bassin carpatique, il faut s'appuyer sur les modestes resul• táis des recherches paléontologiques, paléobotaniques et archélogiques. II faut se rendre compte du fait qu'aujourd'hui il n'est pas possible d'arriver aux conclusions généralement valables, concernant le milieu vegetal de la phase plus ancienne du Paléolithique supérieur. II nous faut plutót se borner a la constatation des choses que les localités archélogiques nous fournissent avec leurs trouvailles préalablement determinées et complétées par les données faunistiques, floristiques, et par les objets du Paléolithique supérieur. Celles-ci ne peuvent qu'éclairer l'évolution du monde vegetal et animal dans les microrégions respectives. Dans l'état actuel des recherches il paraít que le plus grand nombre de données sur l'évolution de l'environement nous ont apporté les recherches effectuées sur les stations du paléolithique supérieur dans la microrégion des monts de Bükk, oú nous rencontrons les plus anciennes cultures du Paléolithique supérieur du point de vue archéologique: le szélé• tien et l'aurignacien ainsi que leurs phases les plus anciennes datées par la méthode C14 de la moitié du quarante millénaire av. n. é. dans les conditions du climat des plus anciens interstades de la derniére période glaciaire. Les trouvailles paléontologiques provenant de cette époque (les grottes de Szeleta, d'lstállóskó et de Peskó) ainsi que de la période succédant immediatement a l'interstade würmien plus ancien (Dzerava skala) contiennent une faune dont la structure est typique de cette époque et qui correspond, d'aprés M. Kretzoi á la troisiéme ou quatriéme faune, caractérisée, au debut du Würm moyen par Ursus spelaeus et plus tard elle prend le caractére d'une faune de toundra arct-alpine avec Rangifer tarandus au premier lieu. Sur la base de la microfaune et surtout de petits rongeurs, J. Vértes (1965) a determiné la température moyenne de juillet dans la microrégion des monts de Bükk, telle quelle fut constatée en cas de la grotte d'lstállóskó: 15,4Q C dans la couche inférieure, 16,1a C dans la couche supérieure brun foncé et 15s C dans la couche loessique brun clair reposant au- dessus d'eux. Selon l'analyse sédimentologique, pétrographique et paléontologique de la couche inférieure de la grotte d'lstállóskó, contenant des pointes d'os á base fondue D. Jánossy (1955) a constaté, en trouvant quelques analogies de Szeleta, la prédomination d'un climat beacoup plus mouillé que dans la couche supérieure. Cela signifierait que le cli• mat beacoup plus mouillé que dans la couche supérieure. Cela signifierait que le climat d'hiver était plus temperé et celui d'été relativement plus froid. II en juge d'aprés le fait que dans la couche supérieure, les mesures moyens de la microfaune étaient plus développées et plus grands. Parmi les petits mammiféres de la couche culturelle inférieure regressaient les espéces á caractére humide (Arvícola terrestris 12,6 %, Talpa europaea 3,7 %), tandis que ceux de steppe se dévelopaient (Microtus gregalis 11,7 %). Aussi les charbons de bois de Pinus cembra (11 %) signalent-ils un climat tres sec. Lors de la sedimentation de la partie inférieu• re de la couche culturelle supérieure avec des pointes d'os du type Mladec-Olseva augmen• tad presqu'au double le nombre des individus et des espéces dont l'apparition est liée á l'accentuation de l'humidité (Arvícola terrestris a 20,5 %, Talpa europaea a 8,9 %). En

47 Quelques données paléobotaniques sur la phase du Paléolithique s"Pér¡eur ancien dans la partie nord du Bassin carpatique

GISEMENT CULTURES CHRONOLOGIE Diver s Diver s Piñale s Piñale s Taxu s baccat a Taxu s baccat a Quercu s spec . Quercu s spec . Arbr e feuill u Arbr e feuill u Ulmu s spec . Ulmu s spec . Viburnu m spec . Viburnu m spec . Laburnu m spec . Laburnu m spec . Populu s spec . Populu s spec . Rosacea e Rosacea e Sali x spec . Sali x spec . Sorbu s spec . Sorbu s spec . Fraxinu s spec . Fraxinu s spec . Tili a spec . Tili a spec . Fagu s sylvatic a Fagu s sylvatic a Ace r spec . Ace r spec . Betul a spec . Betul a spec . Carpinu s betul . Carpinu s betul . Corylu s avell . Corylu s avell . AInu s spec . AInu s spec . Pinu s spec . Lari x decidu a Pice a abie s Pinu s cembr a Pinu s mug o Nr . de s piece Abie s alb a Juniperu s spec . + + + + + BARCA 1 MESOLITIQUE + + + + + VELKY SLAVKOV 28 SWIDERIEN DRYAS III + + + + + PHASE CONT. silv. + PESKÓ 87 GRAVETTIEN W3 + + +

KASOV1 PAL. SUPERIEUR W3 + + + NITRA-CERMAÑ I 6 GRAVETTIEN W3 + + + + + + MORAVANY - PODKOVICA GRAVETTIEN W3 + + + MORAVANY-ZAKOVSKA GRAVETTIEN W3 + + + 19600±340 BC CEJKOV 1 3 GRAVETTIEN 19755±240 BC + 22860 NITRA-CERMAÑ 1 6 GRAVETTIEN ±40 BC + + + 28570±1345 BC NEMSOVA 5 GRAVETTIEN W2-3 + + DZERAVA SKALA GRAVETTIEN W2-3 + +? + + VLCKOVCE 24 GRAVETTIEN W2-3 + + + + CERTOVA PEC 13 GRAVETTIEN W2-3 +

TIBAVA AURIG. MOYEN EVOL. W2 +

BARCA 1 AURIGNACIEN MOYEN W2 + + DZERAVA SKALA SZELETIEN W2 + + + SEÑA 1 AURIGNACIEN MOYEN W2 +

KECHNEC1 AURIGNACIEN MOYEN W1 - 2- W2 +

MNESICE 3 SZELETIEN W1 -2 + + + + + + + MORAVANY- DLHA 6 SZELETIEN W1 -2 +

SZELETA SZELETIEN EVOLUE + + + + + + ISTÁLLÓSKÓ 158 C. LOESSIQUE W1 -2? + + + 300001600 + + ISTÁLLÓSKÓc. sup. 552 AURIGNACIEN II Fin W1 -2 + + + + + + + + + + + BARCA II AURIGNACIEN W1 -2

36000 + ISTÁLLÓSKÓc. inf. 48 AURIGNAC. ANCIEN l\l W1 - 2 debut + + + PROTOSOLUTREEN 1 moitié + + + + + SZELETA 65 SZELETIEN ANCIEN W1 -2 + + + 38320±2480 + + + + CERTOVA PEC/RADOVSINA / SZELETIEN W1 -2 WURM ANO + + + + + BALLAVLGI SZIKLAÜREG MOUSTERIO - SZELET. /interst. W1/ + + + + + + + + + + + BOJNICE - KOSTNICA 3 MOUSTERIEN W1 - 2, W1

49 48 méme temps s'est grossi nombre d'exemplaires du groupe Larix-Picea (71,1 %) au préjudi- ce de Pinus cembra (22,1 %). Dans la couche supérieure loessique jaune-brun archélogi- quement stérile le pourcentage des exemplaires de Microtus gregalis se relevait á 16,8 %, tandis que en cas des exemplaires d'Arvícola terrestris (6,2 %) et Talpa europaea (4,2 %) elle diminuait. Pinus cembra y prédominaient de nouveau sur les autres Piñales ainsi que sur les arbres feuillus. Aussi, la grande quantité de loess trouvée dans les sediments et sa structure minéralogique témoignent-elles d'un climat sec. S. Sárkány et J. Stieber (1955) ont eux-aussi distingué sur la base du matériel paléobotanique provenant des monts de Bükk 3 phases dans la péroide donnée: Climat froid, peut-étre sec, avec l'été court et froid (Pinus cembra y predomine) 2. Climat essentiellemel temperé avec des précipitations atmosphéri- ques ahondantes; mais plus froid que celui d'aujourd' hui, avec les étés plus longues et chauds, mais pas beaucoup secs (Larix et Picea y prédominent) 3. Climat froid probable• mente sec avec l'été court et froid (Pinus cembra y predomine). Parmi les feuillus y ont été determines Acer pseudoplatanus, Querqus sp. et Fagus sylvatica. II ne faut pas oublier les données floristiques, lesquelles, comme nous l'avons mentioné ci-dessus, indiquent une regression genérale de la limite inférieure de la présence de Pinus cembra qui sígnale á l'interstade W1-2 et W2, une transition graduelle vers la phase froide de cette épisode würmienne dans les monts de Bükk aussi que dans les régions voisines situées au niveau du Bassin de Kosice. Les resultáis de l'analyse partiel de la liste présente de données paléobotaniques et paléontologiques, dans laquelle n'étaient pas pris en considération les trouvailles de mala- kofaune étant un ¡ndicateur sensible de l'environement-sont relativement modestes. Dans l'état actuel de hautes exigences présenteos dans la domaine de la reconstruction de l'éco- logie de derniers temps glaciaires, les resultáis de l'analyse de la malakofaune ont pris, gráce á V. Lozek, une signification exceptionelle et presque decisive. Les observations de V. Lozek furent publiées dans des autres lieux, mais on peut diré qu'elles ont une valeur gené• rale et qu'en se basant sur ses résultants, on peut reconstruiré aujourd'hui méme l'évolution de l'épisode suivante du Würm (F. Prosek-V. Lozek 1954, V. Lozek 1956, 1973, 1980) dans laquelle le dernier interstade du W2-3 ainsi que la fin de la glaciation würmien se traduisent comme une période oú se sont développées largement les espéces arcto-alpins des unités biotopiques.

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NOUVELLES RECHERCHES AU GISEMENT DE WILLENDORF (AUTRICHE) *

Paul Haesaerts

Instituí Royal des Sciences Naturelles de Belgique. 29, rué Vautier/1040, Bruxelles (Belgique)

Marcel Otte

Laboratoire de Préhistoire de l'Université de Liége 7, place du XX Aoüt/ 4000, Liége (Belgique)

* (N. del E.): Texto presentado en 1984 y corregido por los autores en 1993.

INTRODUCTION Willendorf est situé environ á 60 km á l'ouest de Vienne, entre Melk et Krems, sur la rive gauche du Danube. Entre ces deux localités, le fleuve emprunte une vallée étroite (la Wachau), orientée selon un axe sud-nord, et incisée dans le substratum primaire. De part et d'autre de la Wachau, le Danube développe une large vallée s'étendant en quelque sorte entre le massif de Bohéme au nord et les contreforts des Alpes au sud (Fig. 1), vallée qui a probablement favorisé les relations entre les parties occidentales et orientales de l'Europe céntrale au Pléistocéne supérieur. Entre Melk et Krems, les gisements paléolithiques sont relativement abondants, surtout sur les versants loessiques. lis appartiennent dans la majorité des cas á la tradition gravet- tienne et présentent des analogies, dans la mesure que nous préciserons plus loin, avec les riches gisements de Moravie (Fig. 1). Enfin, la región considérée occupe une position inter- médiaire entre la zone loessique séche á Test de Vienne et la zone loessique humide de l'Autriche occidentale. INTÉRÉT DU GISEMENT

Connu depuis la fin du 19" siécle, le gisement de Willendorf a été fouillé lors de deux campagnes principales: celle du Musée d'Histoire naturelle de Vienne, de 1908 á 1927, et celle de l'Université de Vienne dans les années 1950. La synthése publiée par F. Felgen- hauer (1956-1959) á l'issue de ces derniers travaux indiquait clairement la stratigraphie des occupations paléolithiques préservées au sein de dépóts limoneux et loessiques qui recouvrent une basse terrasse du Danube, á proximité immédiate du débouché d'un petit vallon lateral. A la station de Willendorf II, qui constitue la partie principale du gisement, l'enregistre- ment comprenait neuf niveaux d'origine anthropique, rapportés respectivement á l'Aurigna- cien (niv. 2 á 4) et au Gravettien (niv. 5 á 9), le niveau inférieur (niv. 1) n'étant pas attribué.

55 On disposait done ici de séquences archéologiques et stratigraphiques remarquables, sus• ceptibles de préciser la chronologie et l'évolution d'ensembles gravettiens qui généralement se trouvent disperses dans les autres sites d'Europe céntrale. Néanmoins, l'insertion de cette stratlgraphie dans la séquence loessique régionale demeurait aléatoire en l'absence de données plus precises; de plus, les datations 11 C dispo• nibles jusque - la s'avéraient nettement insuffisantes pour une séquence si longue et pré- sentaient en outre des incohérences internes. II nous a done paru opportun de reprendre l'étude stratigraphique de cet ¡mportant gisement, d'autant plus que les recherches menees par l'un de nous (P. H.) sur les formations loessiques d'Europe céntrale offraient la possibili- té de situer la séquence de Willendorf dans un cadre stratigraphique plus large.

Fig. 1. Situation de Willendorf et des principales reglons limitrophes avec oceupations gravettlennes 1: Wachau (W = Willendorf); 2: Moravie; 3: vallée du Vath (Slovaquie): 4: Baviére: 5: Jura souabe.

SEQUENCE STRATIGRAPHIQUE

Données anciennes

D'aprés F. Felgenhauer (1956-1959), c'est la station de Willendorf II qui présentait la séquence sédimentaire la plus explicite et la plus complete; elle se situait directement en aval du petit vallon lateral et fut en partie recoupée par la tranchée du chemin de fer de Melk á Krems qui longe le Danube. Du bas vers le haut, la stratigraphie reconnue á l'époque s'y établissait comme suit (Fig. 2): I : cailloutis de la basse terrasse du Danube; II : dépóts caillouteux et sableux recouvrant la basse terrasse;

56 Fig. 2. Willendorf II: profil transversal d'aprés F. Brandtner, in F. Felgenhauer, 1956-1959. Légende des symboles graphiques communs aux Figs. 2 et 3; 1: sable; 2: limón sableux; 3: loess; 4: loess défe- rrifié; 6: cailloutis; 7: mollusques; 8: niveaux anthropiques; 9: artefacts; 10: fragments de poterie; 11: ossements; 12: traces de racines carbonatées.

III: limón brun rougeátre, avec lits sableux; IV: loess pur, jaunátre, incorporant les niveaux culturéis 1 et 2; V : limón loessique stratifié, alternant avec des lits de loess pur; contenait les niveaux cultu• réis 3, 4 et 5. Deux couches caillouteuses s'intercalaient au somment des niveaux 4 et 5; VI: épaisse couverture loessique, avec dépót humique récent au sommet; les niveaux cultu• réis 6 á 9 étaient repartís dans la moitié inférieure du dépót.

Données recentes

En aoüt 1981, avec l'accord des membres du «Verschóberungverhein Willendorf» qui gérent le site, nous avons dégagé un profil de 6 m de hauteur á l'emplacement du gisement de Willendorf II, dans le talus ouest situé au sommet de la tranchée du chemin de fer (Fig. 2). Ce profil fut poursuivi vers la bas par un sondage de 1 m de profondeur dans les dépóts sous-jacents. Du haut vers le bas, les unités suivantes y furent reconnues (Fig. 3): Unité A: loess supérieur, calcaire, surmonté d'une épaisse couche humifére; il s'agit d'un loess jaune clair (2,5 Y 6/4 hum.), homogéne et poudreux, dont la partie inférieure présente un léger enrichissement en humus et contient assez bien de coquilles de petits mollusques terrestres. Au tiers inférieur de l'unité fut recontrée une premiére concentration d'artefacts en silex et de fragments d'os brülé associés á de petits charbons de bois disperses. Latéra- lement, cette concentration se suit sur plusieurs métres de distance dans une excavation du talus; Unité B: alternance de couches loessiques jaune pále (2,5 Y 7/4 hum.) et de couches loessiques gris clair (2,5 Y 6/2 hum.) soulignées par de petites concrétions d'oxyde de fer. L'ensemble est carbonaté et incorpore assez bien de petits mollusques repartís dans la masse. Deux couches décimétriques de limón brun sombre (7,5 YR 4-3/2 hum.) et de limón brun rouge (7,5 YR 6/4 hum.) s'individualisent dans la moitié supérieure de l'unité, respecti- vement vers -4,30 m et vers -4,55 m; y sont associés quelques rares artefacts en silex et d'assez abondants petits fragments de charbon de bois. Une petite concentration d'arte• facts en silex fut également rencontrée isolément vers -4 m dans la couche de loess jaune supérieure. Enfin, un troisiéme ensemble de fines couches brun grisátre (7,5 YR 4/2 hum.) enrichies en charbon de bois était inclus dans la partie inférieure de l'unité (vers -5,30 m);

57 Unité C: dépot inférieur, nettement distinct des loess sous-jacents par sa teinte et sa tex- ture. II s'agit d'un limón caillouteux, calcaire, brun ocre (10YR 6/6 hum.), á fine structure pol- yédrique á lamellaire bien développée. De petites traces de racines soulignées par des enduits carbonates sont ahondantes, ainsi que de gros fragments de charbon de bois dis• perses dans la masse; environ 1 m sous le sommet de l'unité C fut observée une couche décimétrique plus caillouteuse associée á un limón gris brunátre. Interpretaron des dépóts

D'un point de vue granulométrique, les unités A, B et C se caractérisent par de tres fai- bles teneurs en argüe (moins de 5 % de particules inférieures á 2 microns); parmi celles-ci, les unités A et B, bien que relativement sableuses (entre 25 et 35 % de particules supérieu- res á 53 microns), n'en présentent pas moins un excellent degré de classement ce qui con• firme en quelque sorte leur origine éolienne. Par contre, l'unité C présente une distribution granulométrique bimodale et evoque plutót un dépót de type colluvial, ce que suggérent également les nombreux fragments caillouteux inclus dans l'unité C. Quant aux horizons grisátres soulignés par de petites concrétions ferrugineuses pre- sents dans l'unité B, ils sont comparables aux horizons déferrifiés des «gleys de toundra» que l'on rencontre fréquemment dans les loess du pléistocéne supérieur (P. Haesaerts et B. Van Vliet, 1981); semblables horizons, également décrits sous le nom de «pseudo-gley», notamment par B. Klima (1963) á Dolni Vestonice, se seraient formes sous permafrost dans la partie supérieure de la couche active. Enfin, les bandes de limón brunátre et rougeátre chargées en fragments de charbon de bois, qui caractérisent l'unité B, pourraient correspondre á des dépóts anthropiques légére- ment flués le long du versant qui, á cet endroit, présente une pente bien exprimée en direc- tion du Danube (Fig. 2). En conséquence, la géométrie et les caracteres sédimentologiques des unités A, B et C observées par nous á Willendorf permettent de situer aisément celles-ci dans la séquence stratigraphique proposée par F. Felgenhauer. Les unités A et B correspondent assurément á la couverture loessique supérieure (VI) incluant les niveaux culturéis 6 á 9, tandis que l'unité C, par sa position au sommet de la tranchée du chemin de fer et son faciés colluvial, peut étre assimilée á la partie supérieure du complexe limoneux V contenant les niveaux cultu• réis 3 á 5. Selon ce schéma, le niveau 5 serait á situer au sein de l'unité C á hauteur de la couche caillouteuse, soit vers -6,50 m. Le niveau 6, présent d'aprés F. Felgenhauer vers la base de la couverture loessique, correspondrait aux langues brunátres de la partie inférieure de l'unité B (vers -5,40 m), tandis que les niveaux 7 et 8 seraient équivalents aux couches bru• ñes et rougeátres situées plus haut en B (vers -4,60 m á vers -4,30 m). Enfin, la position sommitale du niveau 9 conduit á le mettre en paralléle avec la concentration d'artefacts et d'os brülés presente au tiers inférieur de l'unité A vers -3,20 m.

DATATIONS 14 C

Une premiére serie de datations 14 C effectuée avant 1960 concerne les niveaux infé- rieurs de Willendorf II (F. Felgenhauer, J. Fink et H. De Vries, 1959; J. Heinrich, 1973).

Soit: — GrN-1287 = 30.530 + 250 B. P. (niv. 1, Aurignacien?); — GrN-1273 = 32.060 + 250 B. P. (niv. 4, Aurignacien); — H. 249/1276 = 31.700 + 1.800 B. P. (niv. 4, Aurignacien); — H. 246/231 = 32.000 + 3.000 B. P. (niv. 5, Gravettien);

Toutes ees datations furent obtenues sur charbon de bois. Une seconde serie de datations concerne exclusivement les niveaux culturéis gravet- tiens; elle fut obtenue récemment sur six échantillons prélevés en aoüt 1981 lors du rafraí- chissement de la coupe de Willendorf II. Deux échantillons se composent de gros fragments de charbon de bois collectés vers -5,80 m et vers -6,30 m dans l'unité C, soit légérement au-

58 dessus de la position présumée du niveau culturel 5 (Gravettien). Trols autres échantillons proviennent des niveaux culturéis 6, 7 et 9, respectivement aux cotes -5,30 m, -4,55 m et - 3,15 m; il s'agit de petits fragments de charbon de bois prélevés dans la masse du sédiment puis tamisés á l'eau distillée et concentres par triage manuel. Un sixiéme échantillon com- prend une quinzaine de kilos de limón humifére et provient du niveau culturel 8, vers -4,30 m. Soumis á l'analyse á Groningen, ces six échantillons ont fourni les datations suivantes (Fig. 3): — Unité C (-6,30 m): GrN-11195 = 41.700 + 3.700/-2.500 B. P., sur ch. de bois; — Unité C (-5,80 m): GrN-11190 = 39.500 + 1.500/-1.200 B. P., sur ch. de bois; — Niv. 6 (-5,30 m): GrN-11192 = 34.100 + 1.200/-1.000 B. P, sur ch. de bois; — Niv. 7 (-4,55 m): GrN-11193 = 30.500 + 900/-800 B. P., sur ch. de bois; — Niv. 8 (-4,30 m): GrN-11194 = 23.830 ± 190 B. P, sur humus (extrait); — Niv. 9 (-3,15m): GrN-11191 = 25.800 ± 800 B.P., sur ch. de bois et os brülés.

SÉQUENCE CULTURELLE

Du fait de l'ancienneté des fouilles durant lesquelles il n'y eut guére d'enregistrements de données palethnographiques, l'évolution culturelle a été principalement mise en éviden- ce au travers des caractéristiques de l'outillage lithique: modifications des proportions entre classes d'outils, apparition et disparition de processus techniques. Comme nous l'avons presenté par ailleurs (M. Otte, 1981), l'évolution des industries gravettiennes de Willendorf semble présenter les grandes étapes suivantes (histogrammes, Fig. 4). La phase ancienne (niveau 5), directement superposée á l'Aurignacien, contient un outillage avec lamelles á dos, microlithes et fléchettes, une proportion importante de grat• toirs et de burins, des pointes á retouches plates et des lames appointées et retouchées. La phase médiane (niveaux 6 et 7) comprend encoré des pointes á retouches plates, peu de piéces á dos, pas de fléchettes ni de microlithes mais se caractérise par l'extréme développement des lames retouchées et appointées. Les supports d'outils y sont d'ailleurs en general plus massifs: lames longues et épaisses. Dans la troisiéme phase (niveaux 8 et 9), les burins présentent une tendance á devenir plus abondants et sont plus souvent réalisés sur troncature. L'outillage á dos sur lamelles y prend une extensión considerable: éléments tronques, gravettes, micro-gravettes, lamelles á dos. Les pointes á retouches plates disparaissent et sont apparemment remplacées par des pointes á eran de type oriental. On y remarque également l'utilisation de la technique dite «couteau de Kostienki» (M. Otte, 1980).

INTERPRETARON DES DONNÉES

On dispose done pour Willendorf II de trois ensembles d'enregistrements indépendants mais complémentaires, procédant respectivement de la lithostratigraphie, de l'archéologie et des datations radiométriques. D'un point de vue stratigraphique, la séquence limoneuse associée aux oceupations gravettiennes observée en 1981 présente assurément des similitudes avec les séquences sédimentaires obtenues ailleurs en Europe céntrale pour la seconde moitié du pléistocéne supérieur, notamment á Stillfried á Test de Vienne (Fig. 3), á Dolni Vestonice et á Predmost en Moravie (B. Klima, 1963;1973), ainsi qu'á Zwierzyniec dans le sud de la Pologne (M. Chmielewski et al., 1977). En effet, dans ces différents sites une succession comparable á celle de Willendorf s'observe au-dessus d'un sol interstadiaire dit de Stillfried B (J. Fink, 1962), pour lequel nous avons obtenu récemment des ages de 28.900 ± 1.500 B. P. dans la localité type (Fig. 3) et de 29.940 ± 300 B. P. á Dolni Vestonice (sol Würm ll/lll de B. Klima,1963) (P. Haesaerts, á paraítre). Généralement, cette succession sédimentaire com• prend une premiére génération de limons ruisselés surmontée d'une épaisse couverture

59 WILLENDORF I

Fig. 3. Profil stratigraphique de la station II á Willendorf (aoüt 1981); comparaison avec le profil supérieur de Still• fried en Autriche oriéntale.

loessique au sein de laquelle s'individualisent trois ou quatre horizons de «pseudo-gleys» parfois associés á des réseaux polygonaux de coins de glace (Fig. 5). Dans plusieurs sites, ces loess á pseudo-gleys passent vers le haut á des loess poudreux puisá des loess interstrati- fiés de sable au sommet desquels se développe localement un dernier réseau de coins de glace. Selon ce schéma, et compte tenu des nombreuses datations 14 C dont on dispose actuelle- ment pour les occupations gravettiennes reconnues á la base des loess et dans les loess d'Europe céntrale, l'unité C de Willendorf serait á rapporter á la partie termínale du Weichsé- lien moyen, peut-étre vers 28.000 B. R, tandis que les unítés B et A correspondraient au plein développement des apports loessiques du Weichsélien supérieur entre ± 24.500 B. P. et ± 20.000 B. P. (Fig. 5).

60 Fig. 4 Histogramme indiquant les pourcentages des principales classes d'outils dans les quatre niveaux gravettiens principaux de Willendorf; A: burins; B: grattoirs; C: pergoirs et bees; D: troncatures; E: dos; F: fléchettes et microlithes; G: pédoncules et crans; H: pointes a retouches plates; I: lames retouchées; J: lames appointées; K: pointes et racloirs de type moustérien; L: composites; M: autres outils.

61 Fig. 5. Séquence stratigraphique du Paléolithique supérieur ancien d'Europe céntrale et position comparée des niveaux aurignaciens et gravettiens de Willendorf II. Légende; 1: sol brun; 2: sol humifére; 3: pseudo-gley; Magd: Magdalénien; Grav.: Gravettien; Aur.: Aurignacien; Szél.: Szélétien.

Cette ¡nterprétation s'avére également en accord avec les relations proposées par l'un de nous (M.O.) entre les caractéristiques techniques et typologiques des industries gravet• tiennes de Willendorf et celles d'autres gisements gravettiens d'Europe céntrale (Fig. 6). Ainsi, la phase ancienne de Willendorf (niv. 5) présente des analogies avec les occupa- tions gravettiennes principales de Moravie méridionale (Dolni Vestonice et Pavlov), bien datées entre 26.500 B. P. et 24.800 B. P., et de peu antérieures á la sédimentation loessique du Weichsélien supérieur. La phase médiane (niv. 6 et 7), avec les nombreuses lames appointées et lames retou• chées, est tres comparable aux industries des niveaux inférieurs de Molodova V sur le Dniestr, de Petrkovice en Moravie du Nord et de Aggsbach en Basse Autriche, également dates entre environ 26.000 B. P. et 24.000 B. P. Enfin, les niveaux supérieurs (8 et 9), avec piéces á eran et couteaux de Kostienki, outil- lage á dos et dominance de burins, correspondraient aux industries du stade récent du Gra• vettien d'Europe céntrale; celles-ci se rencontrent généralement au sein des loess du Weichsélien, entre autres á Spadzista en Pologne (J. Kozlowski et al., 1974) et á Nitra-Cer- man en Slovaquie oü elles furent respectivement datées de 23.040 B. P. et de 22.850 B. P. (M. Otte, 1981).

62 Fig. 6. Diagramme de proiection selon les axes 1 et2des principaux sites gravettiens d'Europe céntrale (Cf. M. Otte, 1981).

Fig. 6 Liste des ensembles: G1: Mayence, G2: Geissenklósterle, G3: Brillenhóhle VII, G4: Mauern, G5: Bil- zingsleben, G6: Lubna, G7: Revnlce, G8: Willendorf II/5: G9: Willendorf II/6, G10: Willendorf II/7, G11: Willendorf U/8, G12: Willendorf II/9, G13: Aggsbach, G14 et G94: Dolni Vestonice II, G15: Pavlov II, G16: Petrkovice, G17: Mamutowa, G18 et G98: Wojcice, G19: Krakow-Spadzista, G20: Cejkov, 21: Molodova V.

Liste des types: 1: burins, 2: grattoirs, 3: percoirs et bees, 4: lames tronquees, 5: piéces á dos, 6: fléchettes, 7: microlithes, 8: pointes pédonculées et á eran, 9: pointes á retouches plates, 10: racloirs, 11: piéces esquillées, 12: lames retouchées, 13: lames appointées, 14: couteaux, 15: couteaux de Kostienki, 16: encoches retouchées, 17: crans, 18: denticulés, 19: composites, 20: autres outlis, 51: burins sur troncature, 52: burins diédres, 53: burins sur cassure, 54: burins carenes, 55: burins polyédriques, 56: burins transversaux, 57: burins mixtes, 58: burins cassés, 61: grattoirs carenes, 62: grattoirs ogivaux, 64: grattoirs sur lame retouchée, 65: grattoirs sur éclat, 66: autres grattoirs, 71: gravettes et micro-gravettes, 72: lames et lamelles á dos, 73: lamelles á dos denti• culées, 74: lamelles á dos tronquees, 75: autres piéces á dos, 81: triangles, 82: trapézes, 83: piéces bipointes.

63 Par contre, lorsque l'on considere les datations radiométriques de Willendorf, la cohéren- ce du schéma chronostratigraphique proposé ci-dessus paraít moins evidente. En particu• lar, les ages compris entre + 42.000 B. P. et ± 26.000 B. P. obtenus sur charbon de bois pour les niveaux gravettiens de Willendorf s'avérent nettement discordants par rapport á la chronologie régionale, les écarts variant de ± 12.000 á ± 4.000 ans selon les niveaux consi• deres. En outre, ils sont également en contradiction avec les ages compris entre ± 32.000 B. P. et ± 30.500 B. P. obtenus pour les niveaux aurignaciens sous-jacents. A ce propos, il faut mentionner ici le niveau culturel 8 daté de 23.830 ± 190 B. P. sur humus, dont l'áge peut paraítre trop jeune eu égard aux autres niveaux gravettiens, mais qui s'intégre par ailleurs fort bien dans le schéma chronologique déduit des données stratigraphiques et culturelles dont la validité fut contrólée á l'échelle de l'Europe céntrale (Fig. 5). Aussi, comment expliquer les divergences importantes enregistrées entre les ages radio• métriques des niveaux gravettiens dates sur charbon de bois á Willendorf et la séquence chronologique régionale? En premier lieu, l'hypothése d'une erreur dans l'attribution stratigraphique du profil de 1981 nous semble improbable car, d'une part, ce profil fut situé avec grande precisión par rapport á l'ancien champ de fouilles et, d'autre part, les successions lithologiques qui y furent observées se sont averées similaires. Dans ce contexte, l'hypothése d'une hétérogénéité des échantillons dates paraít la plus plausible. En effet, rappelons que les charbons de bois étaient présents á l'état dispersé dans les différents niveaux culturéis et qu'ils peuvent de ce fait indure des fragments d'áges vahes, en partie remaniés le long du versant. Cependant, en raison de Pimportance des divergences chronologiques, il faudrait admettre Pexistence á Willendorf d'un stock de char• bons de bois tres anciens situé plus haut sur le versant et qui n'aurait été incorporé qu'aux seuls niveaux culturéis gravettiens, ce qui paraít peu vraisemblable. Par ailleurs, vu la proxi- mité du Danube, il n'est pas exclu que les Gravettiens aient en partie fait usage de bois flot- tés, remaniés á partir d'alluvions anciennes ou encoré liberes par les massifs glaciaires alpins sitúes en amont. Cependant, dans cette hypothése, on s'attendrait á enregistrer une distribution disparate des ages pour les différents niveaux culturéis gravettiens, et non une distribution chronologique coherente comme cela semble étre le cas ici. Quant á l'hypothése d'un age ancien des niveaux gravettiens de Willendorf, elle ne peut étre retenue ici; en effet, cette hypothése est en contradiction avec les datations obtenues pour les niveaux aurignaciens sous-jacents et d'autre part, nous avons montré que la combi- naison des données stratigraphiques et archéologiques de Willendorf permettait des corré- lations precises avec la séquence régionale d'Europe céntrale dont la chronologie est bien établie.

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64 CADRE STRATIGRAPHIQUE DU PALEOLITHIQUE SUPERIEUR EN MORAVIE *

Bohuslav Klíma

Jugoslávská 62 / 61300 Brno (República Checa)

* (N. del E.): Texto presentado en 1984 y corregido por el autor en 1993.

L'observation de la posltion stratigraphique des couches culturelles pendant des fouilles archéologiques au pentes des collines de Pavlov a apporté des reconnaissances importan• tes pour l'étude d'évolution paléoclimatlque et sédimentologique des périodes finales de la glatiation derniére en Moravle du midi. Ces sont particúliérement des profiles au parois des fouilles documentes par des dessins avec une haute precisión, lesquelles possédent une valeur durable et sur lesquelles se fondent des idees contemporaines sur l'occupation par des populations des chasseurs á l'époque du paléolithique supérieur. Les reconnaissances partieles sont été fixées déjá un long temps, mais il n'y a quelques annés qu'il est possible voire des comparalsons en connexions européens plus étendues, concentrées par P. Haesaerts. C'étaient les consultations avec lui, par lesquelles on a expli• qué quelques réalités nouvelles. Ensuite, en généralisant des données partielles, ¡I été pos• sible d'édifier un schéma presenté. (Fig. 1). Au gisement bien connu de Dolní Véstonice, dite de K. Absolon, on a constaté une occupation plusieurs fois interrompue, mais en répétition suivante pendant un long temps toujours persistente. C'est á cause des glissements, développées dans le milieu géologique argulleux et sous des conditions du climat périglaciaire tres active. L'occupation du gise• ment s'a déplaca en dépendence et aprés des éboulements du terrain toujours en peut plus haute dans la pente (B. Klíma 1963). A cetté maniere l'évolution a formé quatres concentra- tions principales, lesquelles présentaient d'un point de vue géographique et chronologique des ensembles d'habitation indépendantes. Leurs corrélations avec l'évolution pédologique et géomorphologique du terrain se présentaient différent. Le développement le plus compli- quée on a decouvert á l'étage céntrale, oü on pouvait constater six phases (1 - 6) de glisse- ment et á la base de leurs corrélations avec de couches culturelles trois étapes (a - c) de l'occupation (B. Klíma 1981). Un autre fois on pouvait voire des restes des différentes habitations en superpositlon stratigraphique, pas secondairement déplacés par des glissements ou par la solifluction. C'est par exemple au étage le plus haut du gisement, oü la couche supérieure avec une grande concentration des ossements de mammouth (d) été déposée au bord d'une dépres-

67 Fig. 1. Schéma stratigraph,tique du paléolithique supérieur en Moravie.

68 Fig. 2. Schéma stratigraphique des glissements (phase 1-6) et des occupations (étape a-c) au étage central du gisement á D. Vestonice.

sion humide jusque 50 cm au-dessus d'un foyer accompagné par une collection d'industrie plus agée (étape a ou b). Les circonstances semblables, mais sans l'influence de glissement, ont suivi la couche du gisement voisin de Pavlov I. Elle eté composée par deux strates, horizontalement un peu déplacées et partielement superposées dedans l'epaisseur d'un sol insuffisement évolué. Ces strates répresentaient sans doute deux occupations sur le méme espace. Ou-dessous de cette couche se trouvé encoré un autre sol en couleur enrouillée et orangée. II contien- nent plusieurs piéces de charbon bois souvent en concentration, mais sans autres docu- ments d'une occupation (B. Klima 1955). C'est le sol le plus évolué du pédocomplex PK I dans la región étudiee. On le peut comparen comme le sol du Würm 2/3, par le sol les Vaux. II est conservé seulement sous les conditions tres favorables, en regle genérale il été détruite pendant le développement immédiante suivante. Le remplissage loessique de la dépression humide au étage le plus haute á Dolni Vesto• nice été divisée par quatres, dans la partie la plus humide par sept sol de gley (G 1 - G 7) en couleur bariolée (claire grisátre et orangée). Cettes strates se désagrégaient comme une sédimentation humique au milieu avec l'eau dorminante pendant un climat froid. lis sont été suivi par une phase de gelée forte, documentée par des manifestations périglaciaires (soli- fluction, coins de glace, país, etc.). Les reconnaissances importantes son été gagnées dans la briqueterie de Dolni Véston- cie, plusieurs fois étudiée. Au profil principale le PK I se compose de deux strates en super- position directe. Le complex est détruite par le déplacement, mais dans la partie inférieur on peut reconnáitre un sol évolué en couleur de tabac bruñe, bien caractéristique pour l'oscilla• tion de Stillfried B. A cette époque correspondent aussi les dates de la méthode C 14 (B. Klíma, J. Kukla, V. Lozek, H. de Vries 1962).

Fig. 3. La couche avec des ossements de mammouth (étape d) au-dessus d'un foyer accompagné par l'industrie de l'étape a-b au bord d'une dépression humide au étage haut a Dolni Vestonice.

69 Les conditions les plus favorables pour la conservaron du développement sedimentaire se trouvent seulement au pied des collines au bord de l'inundation, oü pendant des années passees non loin de Pavlov on a ouvri une carriére nouvelle. Le loess le plus jeune est ici derive en niveaux différents par des strates de solifluction et d'érosion avec des débris de gres, lesquelles correspondent á des gley de Vestonice. Le complex PK I en épaisseur pres- que de trois metres été bien stratifié et articulé. Son sol le plus jeune contenáis plusieurs ossements de mamouth, souvent concentres, de petits fragments de charbon bois, de cen• dre et aussi une industrie en pierre taillée (pavlovien). Toutes cettes trouvailles sont été déplaces et représentaient des documents d'un gisement situé un peu plus haut dans la tente. Au centre du complex s'étendait un sol peu évolué et á la base un autre, développé sous l'influence d'un petit ruisseau comme gley. Celui-ci été separé du développement sui- vant par un hiatus frappant marqué de erosión. Au-dessous de cette zone le terrain décalci- fié a pris une structure feuillagée, typique pour les régions périglaciaires et pour l'influence de la glace. Elle contenait plusieurs restes du charbon bois et de cendre, mais pas autres documents d'une occupation. Ces traces sont évidement en connexion avec un peuplement de l'aurignacien, bien connu aux environs (Bulhary) sur des élévations plus hautes et c'est pourquoi sans la position stratigraphique.

Fig. 4. Prerov-Predmostí. Schéma stratigraphique avec des occupations séparées (a-e) á l'épaisseur du pédo- complex PK I.

Des fouilles nouvelles á Pfedomonstí (Prerov) dans la Moravie céntrale apportaient de méme les reconnaissances stratigraphiques remarquables. Cettes-ici complétaient favora- blement des constatations gagnées au pieds des collines de Pavlov (B. Klima 1973). Au profil sous la muraille du cimetiére le sol á la base du PK I avec des traces d'un peuplement aurignacien (d) est, á la méme maniere comme á Pavlov-carhére, superposé par un hiatus d'érosion de la sédimentation suivante. Au cours de cette évolution on pouvait constater sous les conditions sédimentaires favorables quelques occupations stratigraphiquement séparées. La couche la plus épaisse (b) a donné par la mesure C 14 une date de 26.870 B.

70 P. Un horizont lenticulaire se manifestait en regle genérale par l'ocre pulvérisée jusque au cours du G 1 au-dessus du PK 1. Dans la región de Moravie on peut suivre pendant la sédimentation du PK I et du loess le plus jeune aussi des changements lithiques et granuleux. Le complex PK I seul dans son épaisseur complete se présente somme des argües loessiques sans des manifestations de la sédimentation éolienne. Pendant toute cette époque la surface été exposée plusieurs fois á des torces destructives tres actives et c'est pourquoi des sois á ras de terre sont été en répétition déplacé, superposé et aussi totalement detruits. Habitualement sont leurs restes seulement avec peine á reconnaítre. Au-dessus du G 1 la fraction sableux prende á impor- tance. Puis, dans la partie la plus haute (au-dessus du G 7), des sables éoliens se présen- tent finalement par de strates continúes. Des profils étudiés représentent une échelle suffisement convenable pour pouvoir for- mer un modele stratigraphique asséz fin. II joint toutes les reconnaissances faites á des gisements différents et montre une vue ensemble sur l'évolution de l'époque plus jeune du paléolithique supérieur en Moravie.

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CADRE GEOCHRONOLOGIQUE DU PALEO LITIO UE SUPERIEUR ANCIEN DANS LA PARTIE NORD DE L'EUROPE CENTRALE *

Janusz K. Kozlowski

Uniwersytet Jagiellonski. Instytut Archeologü. Ul. Golebia 11 / 31-007 Kraków (Polonia)

* (N. del E.): Texto presentado en 1984 y corregido por el autor en 1993.

Dans ce rapport nous allons caractériser d'abord le milieu naturel dans la partie Nord de l'Europe Céntrale pendant 1'lnterpléniglaciaire du Vistulanien et dans le Pléniglaciaire supé• rieur (II), toujours en relation avec le développement des industries du Paléolithique supé• rieur. Aprés nous allons passer au probléme de la relation entre la subdivisión de cette par• tie du Vistulanien en Europe céntrale avec le Würm en Europe occidentale. Nous allons done comparer le systéme chronostratigraphique de l'Europe céntrale avec 4 périodes au cours du Vistulanien:

Vistulanien ancien Pléniglaciaire inférieur (I) Interpléniglaciaire (ou Pléniglaciaire moyen) Pléniglaciaire supérieur (II) au systéme occidental avec 7 périodes au cours du Würmien, notamment:

Würm I Würm l-ll Würm II Würm ll-lll Würm III Würm lll-IV Würm IV

II s'agit non seulement de choisir les équivalences stratigraphiques, mais aussi de justi- fier les limites entre les périodes distinguées, sur la base de données paléogéographiques, surtout concernant les transgressions et les recessions de l'inlandsis, sédimentation du loess, formation des paléosols, données faunistiques et palynologiques.

75 L'EVOLUTION DU MILIEU NATUREL

L'lnterpléniglaciaire commence dans la partie Nord de l'Europe céntrale entre 50.000 et 45.000 ans B. P. ce qui est indiqué par les datations TL au dessus de la moraine du Pléni• glaciaire inférieur (stade de Torun): Sartowice Gome 51.000 + 8.000, Strzemecin 48.000 ± 8.000, Parsk 44.000 ± 8.000, Sartowice Dolne 43.400 ± 7.000. Les mollusques fossiles au- dessus de cette moraine á Rzadz ont ete dates par le Carbone 14 de 38.100 ± 2.900/-2.100 ans B. P; les datations TL du sommet du loess récent inférieur, de l'ordre de 45.000 ans B. P. coincident bien avec cette chronologie. Le complexe stratigraphique interpléniglaciaire est composé généralement de deux series tempérées, séparées par un dépót d'une oscillation froide. La serie inférieure tempérée est représentée par un sol brun subarctique (H. Maruszc- zak, 1978), un sol brun faiblement lessivé (?) sous un sol á gley de toundra (B. van Vliet 1974,1975) ou un sol humique (W. Chmielewski et al. 1977). L'existence de sois plus déve- loppés (avec les traces de lessivage comme la couche 8'a dans le site Krakow-rue Spadzis- ta Cl et l'unité PK4p dans le site Piekary llb), pourrait temoigner en faveur d'apparition durant cette période de lambeaux de foréts, bien que les autres données paléopédologiques et faunistiques attestent seulement les conditions d'une forét-toundra. Les datation TL pour cette serie pédologique se placent entre 45.000 et 42.000 ans B. P. (H. Maruszczak, 1982; L. Lindner & M. Proszynski, 1979). Les résultats de l'analyse pollinique des dépóts tourbeux de Brzeznica dates entre 46.600 +2.900/-2.100 et 35.965 ± 1.000 ans B. P. montrent, dans la zone des plateaux du Sud de la Pologne, un paysage de toundra boisée avec Pinus cem• bra, Larix et Juniperus. Notons qu'aussi á Krakow-Spadzista Cl la couche immédiatement sous-jacente á ees paléosols a donné une date C 14 supérieur á 41.000 ans B. P. Plus tard se déposa un sédiment loessique séparant les paléosols qui correspond au loess récent moyen (LMs) de H. Maruszczak (1982) et, dans les grottes, les éboulis avec argüe fine contenant les faunes froides á Microtus gregalis, Lepus timidus, sans aucune espéce forestiére (par ex. la couche 6 de la grotte Nietoperzowa á Jerzmanowice datée de 38.160 ± 1.250 - K. Kowalski, 1961; T. Madeyska, 1981). Dans ees dépóts on ne trouvé que les charbons de Pinus cembra et de Larix (T. Madeyska, 1981). La malacofaune iden- tifiée dans le loess interpléniglaciaire á Krakow-rue Spadzista C 2 (couche 7) par S. Ale- xandrowicz indique des conditions plutót d'une steppe froide que de toundra proprement dite. Cet ensemble malacologique est representé surtout par Pupilla (60 %) et par Succi- nea (20 %). La fin de cette oscillation froide est difficile á dater. En tout cas les datations par Carbone 14 autour de 31.000 ans B. P. pour les dépóts contenant les charbons de Pinus silvestris, Picea, Larix, Alnus et Betula (par ex. couche 4 du site Krakow-rue Spadzista A datée á 31.000 ± 2.000: J.K. Kozlowski, 1969) indiquent que cette oscillation froide se termine avant 31.000 ans, peut-étre autour de 33.000 ans B. P. Une nouvelle période plus tempérée est marquée par le complexe pédologique composé d'un sol brun subarctique, sol initial humique et/ou un gley de toundra. Ce complexe fut fré- quemment cryoturbé ou soliflué au debut du Pléniglaciaire supérieur. II s'était développé sous les lambeaux isolés de la forét á bouleau et á pin qui subsistaient á la limite de taiga/toundra. Les éboulis émoussés déposés pendant cette période dans les grottes con- tiennent les espéces de toundra (par ex. Microtus gregalis), forét-toundra (par ex. Guio guio) et méme quelques espéces forestiéres (Cletrionomys glareolus, Sicista betulina). Les data• tions radiométriques pour cet horizon se placent vers 31.400 ±1.100 (Kepno), 27.805 ± 330 (Brzeznica A) et 27.745 ± 330 (Krakow-Nowa Huta), toujours associées avec le sprectres polliniques de forét-toundra, proche de la limite polaire des arbres, contenant sutout Pinus silvestris, Pinus cembra, Picea vel Larix, Alnus et Betula. Ces foréts couvraient surtout les vallées de la Vistule et de ses affluents carpathiques. Dans les Carpathes on recontre les arbres jusqu'á 650 m d'altitude. II est possible que cette période se subdivise en plusieurs épisodes avec des oscillations plus rigoureuses pendant lesquelles dominait la toundra déboisée et réapparaissait le per- mafrost; malheureusement nous connaissons seulement les séquences stratigraphiques incomplétes de l'lnterpléniglaciaire, avec plusieurs surfaces de discontinuité séparant les paléosols et les dépóts perturbes par les solifluxions.

76 D'autre part il faut souligner que les conditions écologiques durant cette période ont été assez différenciées au point de vue territorial: dans les Carpathes on rencontre relativement peu de traces de végétation steppique (Artemisia, Chenopodiacae, Compositae, Ephedra) par contre les Cyperacae et les Graminae sont assez abondants; dans le Sud-Est de la Pologne et dans le bassin supérieur de Dniéster Artemisia devient tres ahondante. Tout cela indique une variation considerable de l'humidité, surtout de l'ouest vers l'est, bien que la fin de l'lnterpléniglaciaire fut généralement assez humide dans toute la partie Sud de la Pologne. Le debut du deuxiéme Pléniglaciaire fut bien plus froid, mais toujours assez humide. Le loess récent supérieur commenca á se déposer dans des conditions encoré assez humides, done la partie inférieure de ce loess est souvent gleyfiée, stratifié et déformée sous l'effet d'une forte liquéfaction. Dans certaines périodes l'effet de permafrost s'ajoute a ees phe- noménes, parfois avec la formation de profondes fentes de gel coupant toute cette serie et arrivant jusqu'aux sédiments sous-jacents. II faut supposer que l'accumulation du dernier loess a commencée avant le stade de la transgression maximale de l'inlandsis (stade de Leszno-Brandenburg). A Konin-Maliniec les dépóts immédiatement sous-jacents á la morai• ne de ce stade ont été dates á 22.230 ans B. P. Cette datation, ainsi que les autres de Pologne, RFA, URSS, montrent que les dépóts fortement soliflués de la base du dernier loess s'approchent par leur age de ce stade maximal du Pléniglaciaire supérieur. Ce sont par ex. les datations de minees sois initiaux lies á la base de limón de solifluxion dans le site Krakow-rue Spadzista B et C 2 (couche 6: 23.040 ± 170 et 20.600 ± 1.050 ans B. P). Par contre les datations sous-jacents á un loess typique surmontant cette serie de limons de solifluxion sont plus récents (par ex. sommet couche 6 de Krakow-rue Spadzista 17.480 + 340 ans B. P.) et indiquent qu'un loess typique commence á se déposer seulement pen• dant le stade de Poznan-Frankfurt. D'aprés les datations de l'URSS ce stade correspondant á celui d'Edrovo se place entre l'oscillation de Berezaisk-Antavilias datée á Dritchalouki de 18.370 et 17.770 et celle d'Oula-Somino datée á Ziarvinos de 16.260 ans B. P. II est égale• ment possible que la sédimention du loess typique a continué encoré pendant le stade de Pomeranie-Lithuanie du Sud (ou de Vepsovo), mais certaines datations indiquent plutót qu'en Pologne du Sud dans ce stade commence déjá la sédimentation niveo-éolienne (par ex. la couche 4 de Krakow-rue Spadzista datée á 15.380 ± 350 ans B. P. qui separe le loess typique de la couche 5, du limons stratifiés niveo-éoliens de la couche 3). La sédimentation du dernier loess dans ce cas se termine avec la formation d'un sol humique assez peu developpé qui s'est formé autour de 15.000 ans B. P. Toute la période de la sédimentation du loess typique fut fortement séche, continentale, avec quelques épisodes plus tempérées dans lesquels les minees sois initiaux humiques se sont développés. Dans ees conditions a existe le permafrost sans interruption et quelques générations de fentes de gel assez profondes se sont formées. Ces structures témoignent en faveur d'un milieu particuliérement arctique et sec avec des différences considerables de températures entre l'hiver et l'été et avec une épaisse nappe de neige. La présence des ron- geurs tels que Dicrostonyx torquatus, Lemmus lemmus et Microtus gregalis, d'oiseaux tels que Squatrola squataraola, Lyrurus tetrix, Numenius phaeopus pendant le Pléniglaciaire supérieur, indique les conditions de toundra déboisée avec petits lacs. Les mollusques du loess récent supérieur suggérent aussi les milieux ouverts tres froids avec une sécheresse croissante vers le sommet de cette serie, oü dominent les espéces de «steppe loessique». Dans les Carpathes, nous constatons, dans les spectres polliniques la présence de la végétation de toundra avec arbres peu nombreux, representes exclusivement par Pinus cembra, Betula nana et Salix. Ce milieu est caractéristique aussi bien de la période de la sédimentation du loess récent supérieur que, plus tard, du debut du Tardiglaciaire. Dans les grottes, aprés 15.000 ans B. R, se sont formées les derniéres series cryoclas- tiques contenant le limón loessique; la position chronologique d'une telle serie est fixée dans la grotte Zawalona á Mnikow entre 15.380 ± 340 et 14.060 ± 340 ans B. P. et, dans la grotte Maszycka, entre 15.490 ± 310 et 14.520 ± 240 ans B. P Cette serie contient toujours une faune froide avec Dicrostonyx torqatus et Lemmus lemmus, ainsi que le Mammouth et le Renne. En plein-air, comme nous avons dit, aprés 15.000 ans B. P. commence la sédimentation des dépóts niveo-éoliens recouvrant les series loessiques et, dans les autres environne-

77 ments, commence la sédimentation des dunes et des sables éoliens de couverture. On dis• tingue, aprés le stade de Pomeranie un faible interstade (Pré-Bólling, Mstino) pendant lequel l'inlandsis quitte définitivement le Nord de la Pologne deceandant sur le territoire de la Mer Baltique actuel. C'est le moment du debut du Tardiglaciaire marqué par les moraines de la Lithuanie du Nord et de Louga, correspondant au Dryas I.

POSITION CHRONOSTRATIGRAPHIQUE DES INDUSTRIES DU PALEOLITHIQUE SUPERIEUR

Pratiquement aucune industrie n'apparait dans les paléosols du debut de l'lnterplénigla- ciaire. La présence des industries á pointes foliacées dans le somment du loess récent infé• rieur, signalée á Krakow-Zwierzyniec I par W. Chmielewski (1975, p. 39; 1977, p. 26) ainsi que la datation á 41.400 +1.4007-1.200 (GrN6.802) et á 40.173 ± 1.200 (0-1.044) du site Brno-Bohunice-Kejbaly avec une industrie á pointes levalloisiennes, pointes foliacées et quelques éléments du Paléolithique supérieur (K. Valoch et al. 1976) pourrait suggérer la continuation de cette tradition jusqu'au debut de l'lnterpléniglaciaire. Ce n'est que pendant la phase froide de l'lnterpléniglaciaire qu'apparaít le Jermanowi- cien (couche 6 de la grotte Nietoperzowa á Jerzmanowice datée á 38.160 ± 1.250) et dans méme intervale de temps aussi l'Aurignacien du type Krakow-Zwierzyniec, c'est á diré un faciés riche en burins, surtout carenes. Ce faciés connu dans la couche 12 de Krakow- Zwierzyniec I et dans la couche 7 de Krakow-rue Spadzista, done des dépóts loessiques interpléniglaciaires, n'a pas malheureusement aucune datation radiométrique. Néanmoins il faut penser que son age est antérieur á 33.000 ans B. P., ce qui impliquerait une organisa- tion tout á fait différente de l'Aurignacien. Jusqu'á present plusieurs chercheurs ont suggeré que le facies riche en burins est un phénoméne assez récent, lié plutót á la phase tardive de l'Aurignacien. Maintenant il faut penser qu'il existaient deux faciés paralléles de ce techno- complexe, des son origine, un riche en burins et l'autre riche en grattoirs. Dans la méme phase froide de l'lnterpléniglaciaire se place aussi le Szélétien, aussi bien en Slovaquie et en Moravie, qu'en Pologne du Sud. On le constate dans la couche 12, qui est un loess intepléniglaciaire, á Krakow-Zwierzyniec I. Bien sur, le Szélétien apparaít plus tót en Hongrie oü ses datations se groupent autour de 40.000 ans B. P. (V. Gabori-Csank, 1970), mais en Slovaquie á Radosina it est daté á 38.320 ± 2.480 ans B. P. En Moravie le Szélétien se situé postérieurement au Bohunicien, comme en temoignent les datations de Vedrovice V. Dans la phase tempérée qui termine l'lnterpléniglaciaire se sont développées les premié- res industries á pointes á dos en Europe céntrale. Les sites classiques du Pavlovien (par ex. Pavlov I) sont dates é 26.000 ± 350, 26.400 ± 230 et 26.730 ± 350, mais existent aussi les datations plus anciennes pour les industries á pointes á dos (par ex. Nemsova 28.570 ± 1.345). Malheureusement les sites pavloviens dans le Sud de la Pologne n'ont pas de data• tions radiometriques et ils se trouvent en general sur les surfaces d'érosion sous-jacentes á dernier loess (par ex. Wojcice, Cyprzanow). Avec la phase transgressive du Pléniglaciaire supérieur apparaissent les industries á pointes á eran, datées sur une vaste zone entre 23.000 et 20.000 ans B. P. Ces industries en Slovaquie et en Pologne se trouvent dans les faibles paléosols sous-jacents au dernier loess, soit dans les series solifluées á la base du dernier loess. Elles sont datées á Nitra- Cerman en Slovaquie á 22.860 ± 400 ans B. P. et á Krakow-rue Spadzista B et C 2 á 23.040 ± 170, 21.000 ± 300 et 20.600 ± 1.050. Les mémes éléments á eran avec autres outils typi• ques du Kostenkien (couteaux et troncatures de Kostenki, etc.) apparaissent sur la Plaine Russe á 23.430 + 180 a Berdyj et á 23.000 ± 500, 22.800 + 200, 22.300 + 200 et 21.300 ± 400 á Kostenki I, niveau 1, et á 20.800 ± 200 á Ardeevo. Contrairement á ce qui était supposé, les industries á pointes á eran persistent dans la partie Nord de l'Europe céntrale plus longtemps, jusqu'au debut de la sédimentation du loess typique (couche 6, sommet, du site Krakow-rue Spadzista C 2 -17.400 ± 310); bien que cette période, marquée par les profondes fentes en gel, fut peu favorable á la colonisa- tion. Aussi au Sud des Carpathes il faut admettre maintenant la persistance de certains éle-

78 ments épi-povloviens (épigravattiens), par ex. le site de Cejkov a re?u une datation de 19.000 ans B. P. et en Moravie existe maintenant une datation pour un atelier de production des lames á Brno-rue Koneva -14.450 ± 90 ans B. P. Aussi au Sud de la Pologne on connait quelques traces de séjours des groupes paléoli• thiques pendant la sédimentation du dernier loess typique, liées avec les faibles paléosols initiaux dans ce loess (par ex. Krakow-rue Spadzista site B, couche 5a, Piekary Ha, ateliers PG). Ces sites ne représentent que les ateliers de transformation de silex, dont les affinités sont plutót orientales, liées avec le Molodovien de la vallée de Dniéster et de la Volhynie (groupe de Lipa). II est possible qu'avec cette phase déjá avancée du Pléniglaciaire supérieur il faille lier l'habitat gravettien de la grotte Mamutowa (couche 2) que, faute de datations radiométri- ques, il faille corréler avec la période de la sédimentation des series du loess melé d'ébou- lis, problablement postérieur á 17.000 ans, si nous prenons en considération la datation de la base de méme sédiment dans la grotte Zawalona á Mnikow. Vers 15.000 ans B. P. apparaít dans la partie Nord de l'Europe Céntrale le Magdalénien á navettes, connu de la grotte Maszycka, représantent la premiére vague, dont la filiation ne se rattache pas avec l'Est ni le Sud, mais avec l'Ouest de l'Europe.

CORRELATIONS CHRONOSTRATIGRAPHIQUES ENTRE L'EUROPE CENTRALE ET OCCIDENTALE

Le systéme chronostratigraphique de l'Europe céntrale est basé directement sur la séquence des phénoménes glacieres et sur la stratigraphie du loess. Si ce premier critére fourni maintenant, avec les datations C 14 de dépóts interstadíaires (inter-morainiques) de la zone est baltique, une base solide pour le reconstruction des étapes de déglaciation de la Plaine, il est beacoup plus difficile de se baser sur les sections du loess á cause de plusieurs lacunes dans les sections loessiques dues aux périodes d'érosion et de congélifluxion. On peut néanmoins observer que s'il existe une nette corrélation entre la phase principale de la sédimentation du loess récent inférieur et la transgression maximale de l'inlandsis du Pléni• glaciaire inférieur, cette corrélation n'est pas si evidente dans le Pléniglaciaire supérieur. Dans cette période nous avons d'abord une phase transgressive avec le développement des phénoménes de solifluxion et autres phénoménes périglaciaires lies avec les conditions par- ticuliérement rigoureuses, mais aussi avec une humidité marquée et surtout avec les impor• tantes différences entre les températures d'hiver et d'été. Cette période, comme l'tndiquent certaines datations radiométriques, couvre aussi la phase de la transgression maximale de l'inlandsis. Cette situation est caractéristique surtout pour la partie nord de l'Europe céntrale, puisque plus á Test les conditions étaient plus continentales des le debut de la derniére période pléniglaciaire. La sédimentation du dernier loess a eu lieu done aussi pendant le stade de Poznan-Frankfurt, qui marque déjá le debut de la déglaciation de la Plaine. II faut done, du poínt de vue paléoécologique, opposer la phase transgressive, caracterisée par les conditions de toundra, a celle qui commence déjá la recession, qui était plus continentale et favorisait les milieux de steppe-toundra et de steppe froide. L'interpléniglaciaire du Vistulanien était aussi assez froid dans la partie Nord de l'Europe céntrale. II commence et se termine seulement par les oscillations plus tempérées. Durant la plus grande partie de cette période interpléniglaciaire existait le permafrost et dominait le milieu déboisé, oü un limón loessique pourrait se déposer. II faut néanmoins envisager pour l'interpléniglaciaire une forte variabilité régionale des conditions paléoécologiques, surtout autour de Carpathes et de Sudétes, oü dans les vallées profondes se sont réfugiées les espéces thermophiles des arbres, et les sois plus développés puissent apparaítre. Dans le tab. III nous avons presenté une possible corrélation entre les deux régions géo- graphiques discutées. L'essentiel de cette proposition serait l'équivalence de l'interstade Würm ll-lll avec le debut de la partie supérieure de l'lnterpléniglaciaire (malheureusement sans pouvoir préciser la limite chronologique inférieure du Würm ll-lll). En tout cas, dans cette proposition, notre phase froide au sein de l'lnterpléniglaciaire coincide encoré avec le Würm II de l'Europe occidentale.

79 Le debut du Würm III occidental (surtout les phases Périgord III et V - H. Laville, J. Ph. Rigaud, J. Sackett, 1979) correspondent probablement au réchauffement qui termine l'lnter• pléniglaciaire en Europe céntrale. Ces phases tempérées ont été observées plusieurs fois et denomées Arcy, Kesselt.StilIfried B., Delekamp, etc. (A. Leroi-Gourhan, 1977). II est cepen- dant difficile de tenter les corrélations plus precises á cause de nombre insuffisant des data• tions radiométriques et leurs sigma importants. Avec la phase Périgord VI du Würm III commence probablement la transgression de l'inlandsis du Pléniglaciaire supérieur, qui est interrompue seulement par une oscillation plus tempérée (Périgord VII correspondant á Tursac - A. Leroi-Gourhan, 1968), aprés laquelle continué l'avancement du front glaciére pour aboutir aux moraines de Brandenburg-Leszno. Toute cette période corresponde probablement aux phases Périgord X-XIV, les plus froides dans les séquences des grottes du Sud-Ouest de la France. II faut souligner aussi qu'avec la phase Périgord X nous avons un changement complet de traditlon culturelle qui se mani• festé par le remplacement (au moins régionale) du Périgordien supérieur par le Solutréen. Cela pourrait résulter de déplacement de la population de la Plaine vers le Sud, sous l'effet de la transgression de l'inlandsis. L'interstade Würm lll-IV á une échelle territoriale plus large n'a pas une signlfication importante. II pourrait correspondre á la récession de l'inlandsis de moraines de Branden• burg-Leszno, done á l'oscillation de Berezalsk qui separe ce stade de celui de Frankfurt- Poznan. Le Würm IV comprendrait done les stades de Frankfurt-Poznan et de Poméranle, sepa• res par l'oscillation plus importante, d'Oula, qui s'était manifestée par un taux de boisement plus important, méme dans la partie céntrale et septentrional de la Plaine Russe (V. P. Grit- chuk, 1969). C'est done cette oscillation d'Oula qui pourrait étre l'équivalent de Lascaux en Europe occidentale. L'autre phénoméne important lié avec cette oscillation est la fin de la sédimentation du dernier loess würmien et le debut, dans le stade subséquent, de la sédi• mentation des sables éoliens et des dunes.

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81 TABLEAU I

Stratigraphie du Vistulanien moyen et supérieur au Nord des Carpathes

Stratigraphie des grottes Stratigraphie de sites de plein-air Reconstruction du paysage basée sur les Faune Cultures données palynolgiques Nietoperzowa Koziarnia Krakow-Zwierzyniec Krakow-rue Spadzista

Renne Magdalenien á Couche 2 2 (trace du Pal. sup.) Limons niveo-éoliens Toundra navettes (couche 3)

15380 ±325 3 Faible sol humique (c.4) Toundra avec buissons Toundra deboisee - permafrost 4 Loess récent supérieur Loess supérieur llb (Smerek 16925 ±325) avec les sois initiaux (couche 5) Mammouth, et plusieurs génerations Faible sol initial (c.5a) Equus caballus, Lepus timidus Gravettien Couche 3 5 destentes de gel (c.15) (ateliers gravettiens) Steppe toundra Alopex lagopus (Molodovien)

(loess avec éboulis) Honzon á gley - Kostenkien Toundra sans arbres - permafrost Mammouth, Dicrostonyx 6 Fentes de gel 17400 ±310 torquatus Limón soliflué (couche 6) Steppe toundra Loess soliflué (c.14) Horizon á gley - Kostenkien 7 (Jerzmanovicien) 23040± 170 Toundra sans arbres sauf Betula nana et Salix Podegrodzie 22450 ± 340

Couche 4 Deluvions humiques Sol brun subarctique Mammouth, Ursus (Jerzmanowicien) 8 cryoturbós (c.13) site Cl (couche 7ó) «Parkland toundra» proche á la limite sp; Pavlovien Kostenkien Aurignacien • site A + 3270 Microtus gregalis Zwierzyniecien (?) (31000 ±2000) polaire des arbres - Lazek 25580 Crocuta sp. Couche 5 «Loess argileux» Loess sableux (c.7) -2420 Jerzmanowicien (Jerzmanowicien) 9 Couche 12 - Aurignacien Aurignacien Szelétien Toundra sans arbres - permafrost Arvícola terrestris Couche 6 «Parkland toundra» proche á la limite Clethrionomys (Jerzmanowicien) Sol á gley de toundra polaire glareolus Jerzmanowicien 38160±1250 (couche 8'b) lusters des arbres avec Pinus cembra, Pinus silv; Mustella erminea Aurignacien 10 Sol humique (couche 11) Picea, Larix, Alnus, Betula Couche 7 Krakow-Nowa Huta 22745 ± 300 Brzeznica A 27805 ± 330 Couche 8 Sol brun lessivé (?) Dobra 32550 ± 450 (couche 8'a) Toundra sans arbres avec permafrost Lemmus Lemmus Aurignacien Microtus gregalis Szelétien

«Parkland toundra» avec Pinus cembra, Larix et Juniperus Ursus sp., Equus caballus, Jerzmanowicien + 2900 Lepus timidus, Sorex araneus, Brzeznica B 46600 -2100 Microtus arvalis, Microtus gregalis, Microtus oeconomus, Talpa, Clethrionomys glareolus,

Mammouth, Coelodonta, Couche 9 Couche 10 Loess récent inférieur Loess récent I Ochotona pusilla, (Pal. moyen á bilaces) (couche 10) (site C2) Toundra sans arbres - permafrost Paléolithique moyen Lemming, Lagopus mutus, a éléments foliacés Lagopus lagopus et bifaces

82 83 TABLEAU II Comparaison des certaines séquences stratigraphiques des

Krakow-rue Spadzista site B Industries Krakow-rue Spadzista Cl Industries Krakow rué Spadzista C2

Holoc. SL4p = couche 2 sol Couche 2 Couche 2

SL4 = couche 3 limons stratifiés Couche 3 Couche 3

SL3p4 = couche 4 sol humique 15380 ±325 Couche 4

o. Couche 4 01

SL3 = couche 5 loess ateliers Couche 5 Couche 5 SL3p = couche 5a faible sol gravettiens Couche 5a Couche 5a niglaciaire : 'Q> 0. SL2g = couche 6 limón 23040±170 Couche 6 sommet = gley de toundra Kostenkien Couche 6 sommet SL2 = Couche 6 base: gley de toundra habitat principal Couche 6 Couche 6 Kostenklen Couche 6 base Couche 6 base

SL1 = Couche 7 limón loessique Aurignacien Couche 0/7' sol brun subarctique Aurignacien Traces de pedogénese Couche 7 limón loessique Couche 7 liglaciair e

Couche 8'b gley de toundra Couche 8'a sol brun lessivé > 42000 Intérplé n SKc = couche 8 limón legérement stratifié Couche 8 Couche 8

Plenigl. Hiatus Hiatus inf. Loess recent inférieur

SKd = Couche 9 (pedogénese) Couche 9 (pedogénese lessivé) Solifluxion + fragipan Wur m ancie n

SKb = Couche 10 sol lessivé Couche 10 (sol brun hydromorphe) SK Riss-Wur m Ris s

84 sites paléolithiques (Krakow rué Spadzista, Piekary llb) en Pologne du Sud

Industries Piekary llb Industries Phenomenes

PL4p sol brun lessivé Pedogénese holocéne

PL4 limons stratifiée Ateliers de tradition Formation des limons nivéo-éoliens gravettienne (LP)

PL3p' sol initial Sol initial humique

PL3 loess Ateliers gravettiens Sédimentation du loess récent supérieur PL3p faible sol initial LG Faible sol initial

Kostenkien PL2g/p sol initial Gley de toundra 17480 ±310 PL2 limón loessique Solifluxion, fentes de gel profondes (21000 ±300) Gley de toundra, sédimentation colluvio-éolienne Kostenkien

PLp' sol Formation du sol initial humique PL1 loess Sédimentation éolienne PLIp sol Formation du sol initial humique

PK4p sol brun lessivé Sol brun lessivé - pedogénese PK4 limón Pal. sup. + Pal. moyen Solifluxion Solifluxion remanié Lavage colluvial

Hiatus Sédimentation du loess récent inférieur

PK3b «Fliesserden» Charbons Larix- Solifluxion, formation de Paratcharnozem PK3a sol brun lessivé Pinus Pedogénese Solifluxion Moust. typique levallois-ateliers

PK2b limón Degradation du sol PK2a sol brun lessivé Pedogénese - sol brun lessivé PK2 loess sableux

Py He, Py Hb, PKI Sédimentation éolienne; solifluxions etc. graviers, colluvion sableux etc. Paléolithique inf. Terasse

85 TABLEAU III Essai de correlation entre le systeme chronostratigraphique de l'Europe Céntrale et Occidentale

Strat. du Stratigraphie

Bp Phases de l'inlandsis Stratigraphie du loess loess d'aprés des grottes

du Vistulanien (d'aprées H. Maruszczak) j, jersak T. Madeyska ^ n Serie VIII Dyras I sensu lato Dunes Tardiglaciaire 14500

15500 | •

LMgl 2900 Sol interstadiaire Gi/LMs (pseudogley)

33000 f

o fe Loess recent moyen -2 >• (LMs) c E

TL-42000 B § ¡3 •— E J2

(0 C0 B =6 T3 0_ ra 1 B -5 c CO Sol interstadiaire o Gi/LMd (sol brun subarctique)

TL-45000 + 2900

Rzadz: 38810 _ 21 Qn Dates TL: 43000 ± 7000 51000 ±8000 , , ,. , . Loess récent Serie V

Loess récent inférieur „ DiA„i„io„i.>;m i "a Pléniglaciaire Vistulanien ancien LMd inférieur Stade de Torun BU

86 Wurm Phases Islandsis en Europe Céntrale Loess en Europe Céntrale Occidental Périgord

13970 13500

Limons nivéo-éoliens Stade de Pomeranie 17040

16260 Interstade d' Oula Faible sol humique (>15000) 16600

Stade de Franfurt-Poznan Loess récent supérieur 18260 17770 19740 Interstade de Berezai'sk Faible sol humique W 3-4 Laugerie 18370

XIV 17480

XIII

3 20160 XII Stade de Brandenburg-Leszno 855 » Solifluxion

20750 XI

21000

Sol á gley de toundra IX Solifluxion

21940,21980 VIII Sol á gley de toundra 23000 Pologne: FtDA: URSS: Solifluxion 29000 Tursac 23010 VII 22230, 21160 21410,21330 22050 20270 Sol brun arctique ou á pseudogley VI

33000 27950, 29000 V

32800 IV

Loess récent moyen 33260, 34000 l,ll

Wurm 2-3

TL 42000

38100 Sol á pseudo-gley Wurm 2 TL: 42000, 43000-45000

TL 45000

Pléniglaciaire inférieur Loess récent inférieur Stade de Tourn

87 Lám. 1. Krakow-rue Spadzista C2. Section: 3 - limons nivéo-éoliens, 4 - faible sol humi• que, 5 - loess typique. 6 - limón loessique soliflué (au somment le niveau d'habitat kos• tenkien et les traces de la méme industrie á la base de cette couche). 7 - loess interplé• niglaciaire avec traces de faible sol brun are- tique au sommet. Cette couche contient I'Aurignacien. Parle trait interrompu estsou- ligné un coin de glace avec deux phases de développement: une au debut de la déposi- tion de la cooche 6 et l'autre avant la sédi• mentation du loess de la couche 5. Cette derniére phase correspond aux grandes coins de glace du site Cl. Phot. K. Pollesch.

Lám. 2. Krakow-rue Spadzista Cl. Detall de la section stratigraphique montrant la redressement de la couche soliflué (6) en voisinage de coin de glace. Le niveau d'habitat kostenkien au sommet de la cou• che 6 est marqué par les artefacts et un fai• ble gley de toundra. Aussi a la base de la couche 6 on observe un gley de toundra, par contre le sommet de la couche 7 montre une transformation en horizon B faiblement développé d'un sol brun arctique tronqué par I'erosión. Phot K. Pollesch.

88 THE PALAEOGEOGRAPHY OF POLAND DURING THE UPPER PALAEOLITHIC TIME *

Teresa Madeyska

Instytut Nauk Geologicznych. Polskiej Akademü Nauk. Zwirki i Wigury, 93 / 02-089 Warszawa (Polonia)

* (N. del E.): Texto presentado en 1984 y corregido por la autora en 1994.

INTRODUCTION

Upper Palaeolithic cultures developed in Poland in a time span limited by two periods of arctic conditions or even glaciations during the last cold stage - Vistulian. The terms Middle Pleniglacial, Middle Plenivistulian or Inter-Pleni-Vistulian are cmmonly used for this time span. Particular scientists assume different duration and time limits of this period according to different sources of palaeoclimatic information. Among numerous stratigraphie curves constructed for the Late Pleistocene of Middle Europe the most important are: the Dutch climatic curve (e.g. Zagwijn W. H., Paepe R. 1968), the curve of J. Lundquist (1982), illustrating the extensión of the Scandinavian ice- sheet during the Vistulian, the climatic scheme of Russian geographers (Chebotareva N. S., Makarycheva I. A. 1982) and the scheme compiled by Russian geologists (Zarrina E. P. 1982) for the Northwestern and Central Russian Plain (Fig. 1-C). For the territory of Poland, the climatic curve of Vistulian of the Great Polish Lowland (Kozarski S. 1981,1982) is the most complete one; another curve, a discontinuous one was compiled by L. Starkel (1977a, 1980). Both of them are based on palinological data. Basic material for climatostratigraphical and palaeoecological reconstruction of the whole Pleni-Vistulian is coming from:

1. palinological data characterizing several short-lasting periods partly dated using the radiocarbon method,

2. geological study of the glacial deposits séquence in Northern Poland,

3. study of loess profiles with fossil soils,

4. investigation of deposits.

PALAEOGEOMORPHOLOGY

The typical glacigenic landscape of Northern Poland originated during the last, that is the Upper Pleni-Vistulian glaciation. The territory is covered by thick glacial and fluvioglacial sediments of that glaciation, so the exact reconstruction of the Inter-Pleni-Vistulian relief of this part of Poland is impossible.

91 The landscape of the extragacial territory, i.e. that situated to the South of the máximum extent of the last glaciation differs slightly from the recent one (fig. 2). The main differences are:

1. Changes in river courses cióse to the marainic chains of the máximum extent of the ice-sheet because of the absence of the main system of marginal ice-stream-valleys during the Inter-Pleni-Vistulian.

2. In the river valleys of Middle Poland —lack of the important terraces accumulated as a result of ice damming the outwash during the glaciation and erosional cutting during the deglaciation. In the Carpathian valleys (Starkel 1977b)— lack of important system of terra• ces originated during the Pleni-Vistulian increasing of river activity.

3. The lack of the younger upper less cover which is several meters thick, originated in Southern Poland during the Upper-Pleni-Vistulian.

4. More fresh landscape of the territory covered by glacial deposits of Penultimate Gla• ciation. The landscape was smoothed afterwards by slope processes active during the Pleni-Vistulian.

Fig. 1. A) Climatic curve of Vistulian of the Great Poland Lowland after S. Kozarski 1980. B) The curve of percentage of rodent individuáis in ecological groups: a - forest element. b - element of wide dis- tribution. c - tundra element. Material from Polish cave sites, after T. Madeyska. 1982. C) Scheme of the climate and glacier margin fluctuation in the Northwestern and Central Russian Plain. after E. Zarrina. 1982. simplified. d-h - landscape zones: d - températe broadleaf and mixed forests. e - boreal - spruce. pine and birch forests, f - forest tundra, g - periglacial tundra, h - artic desert; i - fluctuations of the glacier margin.

92 Fig. 2. Palaeogeographical sketch of the territory of Poland duhng the Inter-Pleni-Vistulian /A/ and duhng the máximum of the last Vistulian glaciation /B/, after S. Z. Rózycki 1965, simplified and changed according to S. Kozarski 1981, Mamakova K., A.Srodoh 1977 and others. 1 - végétation zones of treeless tundra and parkland tundra in the Hengelo an Denekamp interstadials, after Mamakowa K., A. Srodoh, 1977 2 - the limit of mountain áreas, 3 - southern limit of the área covered by the last Vistulian glaciation. 4 - 8 - distribution of Upper Palaeolithic sites after J. K. Kozlowski, S. K. Kozlowski, 1977 and 1979, strongly simplified and changed: 4 - Aurignacian sensu lato, 5 - Jerzmanowician 6 - Szeletian, 7 - Kostien- kian - Avdeevo and other assemblages with backed points, 8 - Pavlovian. 9 - máximum extent of the Vistulian ice-sheet /Leszno Phase/, 10 sandur and river tenaces, 11 - distribution of the younger upper loess cover, 12 - Konin - Maliniec site, where the organic layer deposited shortly before the máximum advance of the ice-sheet has the radiocarbon dates of 22.230+480 and 22.050^450 y B.P.

GLACIATION

The problem of number of the Vistulian ice-sheet advances in the Northern part of Cen• tral Europe is still open. The time of the máximum extent of the last ice-sheet duhng the Upper Pleni-Vistulian is defined precisely by radiocarbon dating of organic materials resting directly beneath the glacial deposits. The dates obtained from , Scandinavia and the Russian Plain indícate 21-22 th. B. P. These organic layers originated in the last moment of végétation development before the ice-sheet advance which reached the point of pre- vious organic sédimentation in 1000-2000 years (Starkel, L. 1977a). In the Great Poland Lowland, there is one site with organic materials of such a stratigraphical position, dated back to: 22.230 ± 480 (Gd 646) and 22.050 ± 450 (Gd 645) (Kozarski S., 1980, 1981). The deglaciation took place with several interruptions during which chains of marginal forms originated connected with the recession phases. In the territory of Great Poland Lowland there is evidence of only one ice-sheet trans• gression dated back to the Upper Pleni-Vistulian. In the Lower Vístula River Región 4 or 5 till horizons existed grouped by the authors into 2 (Makowska A, 1980; Drozdowski, E., 1980) or 3 (Mojski J. E., 1980) sepárate glacial stadials. The only datings for the intermorainic sediments of this región are from thermoluminescence method: 43.000 ± 7.000 and 51.000

93 ± 8.000 BP (Drozdowski E., 1980). It is very probable that in this región, the older series of glacial sediments originated during the Lower Pleni-Vistulian. According to the lack of traces or the Lower Pleni-Vistulian glaciation in the southern part of Scandinavia (Lundquist, J., 1982) and of any well documented sepárate glaciation of this age (Fig. 1 C) in the Russian Plain (Zarrina E. R, 1982) it could be supposed that the ices- heet of this age carne to the Lower Vístula Región from the north-east direction, that is from the Russian Plain, or along the Baltic dépression.

VEGETATION

In the territory of Poland about 20 localities representing palinologically investigated frag• ments of the Middle Pleni-Vistulian are known. The reconstruction of the végétation in the younger part of the Middle Pleni-Vistulian, correlated with the Hengelo and Denekamp interstadials (25-27 thousands and 36-38 thousands of radiocarbon years B. P.) was made by K. Mamakowa and A. Srodon (1977). The polar tree limit separating two végétation

N Z

Fig. 3. Correlation ofthe Nietoperzowa Cave/N/and Zwierzyniec supplemented by Spadzista Street /ZJ profiles; ar• ded are the numbers of layers according to the monographic description /Madeyska 1969, Chmielewski et al. 1977/. 1 - angular limestone rubble, 2 - rounded limestone rubble, 3 - limestone rubble strongly chemically weathered 4 - loess, 5 - loamy loess, 6 - clays, 7 - laminated silts, 8 - laminated and non-laminated sands, 9 • horizon of gleifica- tion, 10 - humus horizon, 11 - culture ¡ayer, 12 - B horizon of the lessivé soil, 13 -15 - présence of charcoals / 13 - Pinus, 14 - Larix vel Picea, 15 - Fraxinus/, 16 - samples teken for UC dating, 17- samples taken for thermolumines- cence dating / data after H. Pruszyñska and W. Stañska-Pruszyñska 1982/ Archaeological cultures according to the Chmielewski W. /Chmielewski et al. 1977/ classif¡catión: LM Lavallois - Mousterian, PS - Preseletian, MP - Mico- quo-Prondnikian, A-Aurignacian, J - Jerzmanowician, UP-other Upper Paleolithic materials, G - East Gravettian.

94 zones ¡s shown in the Fig. 2 A. To the South of this limit the parkland tundra communities (Pinus sylvestris, P. cembra, Larix, Betula t. alba, Alnus, Salix, Hippophaé) existed «with strips of gallery forests and scrubs in the valleys of the Vístula and its Carpathian tributa• rles». The área signated to the north of the tree limit was covered by woodless shrubby tun• dra (Betula nana, Salix, Ephedra). Numerous water and peatbog plants and mosses of the Sphagnum genus indícate a more humid climate of the Inter-Pleni-Vistulian as compared with the Lower and Upper Pleni-Vistulian (Mamakowa, K.; Srodoñ, A., 1977). The only site correlated with the Moershoofd interstadial is known to be in the Great Poland Lowland (Tobolski, K., 1979). It represents a végétation séquence typical for the cool interstadial period and has radiocarbon dates of: > 42.000 and > 42.900 y B. P.

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Fig. 4. Synthelic stratigraphie table of polish paleolithic sites. Explanations: Changes of ecological fauna composition are shown on the left hand side according to the por- centage of mammals species characteristic for different ecological units, on the right hand side - according to the percentage of rodents individuáis in similar ecological groups: 1- tundra mammals, 2 - steppe mammals, 3 - wide distributed forms, 4 - forest mammals, 5 domesticated mammals, 6 - Apodemus sylvaticus and Apodemus sp. separated from the group of forest rodents, 7 - other forest rodents, 8 - steppe rodents, 9 - tundra rodents, 10 - Dicrostonyx torquatus and Lemmus lemmus separated from the tundra rodents.

Rodent assemblage zones: L+C- zone of lemmings: Dicrostonyx torquatus and Lemmus lemmus with Clethrionomys glareolus. A+C- zone of forest species: Apodemus sp. and Clethrionomys glreolus. A+C+M- zone of concurrence of forest rodents with Apodemus sp. at the begining, with increasing amount of toun• dra species, mainly Microtus gregalis. L+M- zone of tundra element: lemmings and Microtus gregalis. L+M+C- zone of concurrence of tundra element, mainly Microtus gregslis and Lemmus lemmus with Clethrionomys glareolus and steppe species. L+M+S+- zone of tundra species accompanied by scarce steppe element. A+C- zone of forest species increasing at the cost of declining of tundra element.

95 During the Lower and Upper Pleni-Vistulian the végétation was very poor, subarctic in type. Only in the sheltered valleys of Southern Poland better mesoclimatic conditions stimu- lated development of richer communities. The zone of polar desert is clearly documented for the Upper Pleni-Vistulian by wides- pread distribution of the fissure polygons of thermal contraction. The second horizon of this type of deformation, however not so clearly developed, is connected with the Lower Pleni- Vistulian (GozdzikJ., 1973).

FAUNA

The only source of information concerning the Late Pleistocene fauna ¡n Poland is the material from cave sites in the Cracow Upland. It was discussed in report during the seminar in Nitra (Madeyska, T; 1981, 1982). The Inter-Pleni-Vistulian fauna was rather rich, both in the number of species and in the number of individuáis. Tha mammal assemblages are composed of species characteristic for tundra environment, as well as of forest species, with differentiated percentage proportion of these two main ecological groups of animáis. Basing on the existing data, only 2 waves of decreasing in tundra element with simultaneous small increasing in forest element, is visible (Fig. 1 B). For the composition of the Lower and Upper Pleni-Vistulian mammalian fauna assemblages, the absence of forest element and the abundance of tundra element is characteristic, with admixture of steppe element.

CLIMATIC CONCLUSIONS

The stratigraphy and palaeoecological reconstruction of the Late Pleistocene séquence, which was based on the study of Palaeolithic cave and loess sites, gave some information about the palaeoclimate of that time in Southern Poland (Fig. 3; Madeyska, T; 1981,1982). The palaeobotanical analysis, the history of the ¡ce-sheet movements and the study of peri• glacial structures provide some more detail. Summarising the above mentioned data one could say that the whole Inter-Pleni-Vistulian climate differs greatly from that of the Lower and Upper Pleni-Vistulian. Cold phases of the Inter-Pleni-Vistulian are much warmer than those of the Lower and Upper Pleni-Vistulian. Estimated mean July temperature of warmer phases during the Inter-Pleni-Vistulian in the Great Poland Lowland (Kozarski, S.; 1980 ,1981; Tobolski, K.; 1979), is 10-11 °C while in the southern part of Poland it is 13°.(Starkel L.; 1980) The mean July temperature of the Lower Pleni-Vistulian in Southern Poland was about 5°C while during the Upper Plenl-Vistu- llan it was lower than 5o (Srodoñ 1972). According to the frequency of occurrence of frost fissure polygonal nets during the Upper Pleni-Vistulian, the mean annual temperatures in the Middle Poland in a distance of a 100 km from the máximum extent of the ¡ce-sheet and more than 300 km from the extent of its recession phases were not higher than -5°C (Gozdzik, J.; 1973). Moreover, the analysis of periglacial structures suggest the existence of continuous permafrost. Palinological data indícate humid climate conditíon of the Inter-Pleni-Vistulian transfe- rring into more continental climate of the Upper-Pleni-Vistulian. The conclusión fits very well with that of the periglacial structure study showing the eolization proccesses connected with the arid cold climate. The sedimentological and lithogenetic studies of Palaeolithic sites remain in clear agree- ment with the main climatic conclusions mentioned above (Madeyska, 1982).

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97

GEOCHRONOLOGY, PALAEOCOLOGY AND SUBDIVISIONS OF THE EARLY AND MIDDLE UPPER PALAEOLITHIC IN CENTRAL EUROPE *

Joachim Hahn

Universitát Tübingen. Instituí für Urgeschichte (Jágerische Archáologie) Schloss / 7400 Tübingen (Alemania)

* (N. del E.): Texto presentado en 1984 y corregido por el autor en 1993.

INTRODUCTION Research in the early and middle Upper Palaeolithic in Central Europe has made some progress during the last decade. New sites have added substantial new data, but the num• ber of excavated sites and analysed sequences is rather small. At the same time, the C 14 dates constitute the principal chronological trame for the interpretation of stratigraphies. Their number is also rather reduced and largely insufficient. Instead of fitting established geochronological schemes to particular sites, we now try to understand the dynamics and processes which form the local sequences. From these stu- dies, regional sequences then may be compared with those from other áreas. Despite diffe- rent sédimentation in caves and in the open, we have to correlate the general events which constitute the sequences.

THE CAVE SEQUENCES

Few excavations have been carried out in caves which contained an early Upper Palae• olithic séquence in Central Europe. In Southwest Germay, the Brillenhóhle in the Ach valley near Ulm has been analysed by G. Riek (1973). Because-of the intense alteration of the lower half of the séquence, this part has been assigned to the «Góttweig-lnterstadial». Except for two split-based antier points no artifacts have been found. The base of the séquence was attributed to the early Wurm. The upper portion was attributed to the late Würm, with the exception of Layer 7 which paralleled the advance of the alpine glaciers. This result of a genuine sedimentological analysis, the first to be affected in Southwest Ger- many, applied an existing geochronological scheme to the séquence. The valúes indicated for the fine sediment fraction were utilised for a graph (Fig. 1). The séquence, however, seems to be more complicated than first described by Riek. Near the top, Layer 6, which had been attributed to a solifluction layer because of the many rolled

101 Fig. 1. Fine sediment fraction of the Bríllenhóhle séquence.

limestone fragments, differs markedly in its clay content from the two Gravettian layers above and below. If the similar minima correspond to Level 6, the Layers 13, 16 and 19, as well as perhaps 8 and 11, would be redeposited. This is also supported by the increased rounding of the limestone fragments which occur in all levéis with the exception of Level 19. In all these levéis the higher content of clay should correspond to an activated karst system. The interpretation of this séquence is difficult. This is in part due to the sampling, becau- se rather than taking continuous samples, one was taken for each recognised subdivisión of varying thickness. The solifluction Layer 6 with an evolved Gravettian containing flatfaced burins can be placed at or shortly after a climatic oscillation. The lower part with similar peaks of clay content shows three oscillations (Levéis 13,16 and 19). The Aurignacian antier points of Level 14 thus would be situated between two oscillations. Because no C 14 which are reliable exist, a direct attribution to a known oscillation is difficult. The only cave site recently excavated, the Gei(3enklósterle, is situated in the same Ach valley. There are preliminary results for the sediments, pollen and fauna analyses (J. Hahn et al. 1977; H. Laville and J. Hahn, 1981). This cave has the most complete séquence (Fig. 2) starting with a Mesolithic at the top, a Magdalenian (?) fireplace, several Gravettian and Aurignacian levéis and a possible Middle Palaeolithic level at the base: the bedrock has not been reached yet. The pollen analysis has failed to produce the means of a possible geoch• ronological or climatic frame. Only Level 11 contained slightly more tree pollen —willow (salix) and pine (Pinus)— which can be interpreted as a climatic oscillation. But this layer has been redeposited by solifluction. It cannot be excluded that these pollen were brought in

102 14Cb.p.GH climatic phase Microfauna AH Technocomplexl

n BEUROrsílEN A 10000-

lo MAGDALENIEN

20000-

less cold 5 more humid GRAVETTIEN cold

humid

less cold humid 30000H cold&more dry' AURIGNACIEN less cold & 1 less humid c colder & more humid D cool&humid a

o o •o 40000- o 3 CL IV MOUSTERIEN

Fig. 2. Séquence of the Geifienklósterle cave.

103 by reworked, older sediments. Yet the pollen analysis gave some hints on the differential accumulation and preservation of pollen in this cave. Many of the pollen were unripe and are thought to have been brought into the cave by animáis like cave bear, fox or ibex. From this formation, this pollen diagram differs considerably from those from the open air, from bog or loess sections. By the different constituents, wind and animal transported pollen, it cannot be excluded that cave pollen diagrams may give a better overall picture of the pleistocene végétation. But here the differential preservation of pollen, such as that of the pine pollen, should be considered. The concentration of herbs in the upper part of the Geissenklósterle diagram may thus be due to an over-representation by differential preservation, and it may not indícate more humid climatic conditions. The more important climatic indícatíons are presently furnished by the sediments and the mícrofauna. The sediments from a single column situated in the center of the cave entrance have been analysed by H. Laville. But there are many lateral changes in the sediments which are only partly understood. Near the back and the síde walls, the percolation has was- hed away the fine sediment and thus left a dry éboulis. Under the northern side wall, an overhang collapsed around or shortly after 20,000 B.P. On one hand, the blocks stopped solifluction which would have emptied part of the upper Gravettian levéis: on the other, they served as sediment traps and preserved fine silty, late glacial sediments along with a rich microfauna. A similar phenomenon occured after the formation of Level 13 when the ceiling collapsed, thus burying this layer and preserving many fine particles: burnt bone, ash, flint chips and ivory chips. These do not exist in higher quantities in other levéis where erosión by wind and water may have taken them away. In Level 11, a flowing water from the interior of the cave must have rounded the limestone fragments and have created a pavement of water (and/or solifluction) worn pebbles like in a small stream. The climatic phases of Fig. 2 are those identified by Laville, but they comprise only the central part of the séquence. íhe upper and lower portions are treated in a thesis by I. Cam• pen. While the results of this work have to be awaited, the Geipenklósterle séquence can be compared provisionally with the sediments in the other caves of the Ach valley. The lower part, which contains a possible, redeposited Middle Palaeolithic, is certainly affected by solifluction. No palaeoclimatic interpretation with the exception of generally humid and cool to cold climatic conditions can be offered. The central part of the séquence has been divided by Laville into five climate phases, the first of which has been further subdivided into three subphases. The Aurignacian starts with a cool and humid climate in Level 16 which is caracterised by a reduced frost action, a slight altering of the limestone fragments and the sédimentation of fine frained material coming from the karst system. The next phase (Level 15) corresponds to a colder and more humid climate. Both subphases, and probably the following Level 14, contain an «early Aurigna• cian». This industry is caracterised by many carínate and nosed serpaers, retouched and notched blades, few burins and only few ivory and antier tools. Level 14 with the same industry shows a less cold and a less humid climate. The following Level 13, in a rather thin level of burnt bone ans ash is found in the same climatic subpahse. The collapse of the cei• ling which buried this level, produced a number of disturbances wích show up through the refítting of broken and flaked artifaets. They indícate a partial mixture of the Levéis Ha, llb and III. This has to be explained by several causes. First, the levéis would not have been recog- nísed by the exGavator. Second, the periglacial factors like solifluction, cryoturbation, frost heaving, and downward movement trough gravity have to be taken into account. The princi• pal factor, however, is thought to be the rockfall which oceurred in a soft, water-saturated sediment. It displaced up to 30 cm of sediments, sometimes in small craterlike rings. The result of this was a displacement of Level lie and of the lower Levéis lid and III. These have even been projected on top of the llb Level. Because there is no difference in composition and coloration, this dísturbance cannot be recognised between Levéis lia, lid and III. A short and pronounced sediment formation took place with this Layer 12/lla, the layer to which these big blocks belong. The blocks are caracteristic of a freezing process of strong intensity and amplitude. It is not clear how this level formed, but after refítting the artifaets from these levéis it appears possible that artifaets from the cave interior were displaced forward by solifluction on top of Level 13. But as has

104 been pointed out previoulsy, the artifacts and bones from this level are mixed with those coming from the lower levéis, 14 to 15. The raw material of the stone artifacts and the split based antier points, however, connect 12 and 13 and even 11; although we must await results of the final analysis before more precise details can be given. The next climatic phase is represented by two sediments —11 and 10— which are sepa- rated by a layer of water-worn limestone pebbles. At certain times the karstic system must have functioned and ejected streams of running wtaer. This corresponds well to the less cold and more humid climate inferred by Laville's sediment analysis. But the phase itself should be subdivided into two subphases separated by this running water of unknown importance. In sediment 11, Archaeological Level IIn is attributed to the Aurignacian. The yellowish-brown raw material, as well as the size of the blade of which more than one third is rolled and crushed by solifluction and cryoturbation tie this industry to the Aurignacian of the lower levéis 12 and 13. A busked burin found undamaged in a cleft and a Dufour blade- let may indícate an evolved Aurignacian, but the small number of artifacts permit no defínite assignment. It is assumed tha Levéis 12, 11 and 10 origínate to a large extent from the inte• rior of the cave and may even be parts of reworked levéis like Level 13 (or 14-15). The Gravettian of Levéis 9 and 8 was formed in a cold and humid climate indicated by frost shattering and karst sediments, such as rolled limestone pebbles. There is only one single C 14 date and this date places Level 8 at 23,625 ± 290 B.P. (H-5117-4568). Because bones are rare, no further dates could be obtained untíl now. The Gravettian belongs to a special regional facies described by M. Otte (1981, 134). It ¡s caracterised by microgravette points, fléchettes, break burins, and drop shaped ivory pendants. Level 7, with the same industry, is attributed by Laville to a climatic oscillation. Level 6 of the Brillenhóhle in a soli• fluction layer should be situated in the same oscillation or shortly after it. The upper part of the section has not yet been studied in detail. During the formation of Level 5 an overhang on the northern cave wall collapsed and formed a barrier behind which a solifluction séquence from the cave interior was accumulated. The blocks must have fallen into a soft sediment because some of them rested on their points. Like the rockfall of Level 12 it can provide a seasonal indication. It Is assumed that the rockfalls occurred during cli- matically instable periods when the oscillation of the air temperature around freezing level with a sufficient humidity accelerates rock fragmentation. The máximum advance of the glaciers between 20,000 and 18,000 B.P. has not yet been traced in the séquence. Prehaps the collapse of the overhang corresponds to this period. What happened in the caves at the time of the máximum cold and dryness is, at the moment, unknown. Perhaps there was no sédimentation at all, or the sediments may have been eroded later during the retreat of the ice. That there is an eroslonal period between the Gravettian and the local early Magdalenian, i.e. between 21,000 and 16,000 B.P., is indica• ted by the hiatus at the nearby Hohler Fels near Schelklingen. Generally, the sédimentation in the caves of the Swabian Jura seem to show a rythmic alternation of sédimentation and solifluction and/or erosión. Blocks which serve as sediment traps seem to play a major role in the preservaron of the sediments containing Aurignacian and Gravettian levéis. It is assumed that the erosión usually reworked higher parts of the sloping levéis in the interior of the caves. Thus, a false stratigraphy may have been created. Laville and Hahn (1981, 226-227) have compared the lower cool and humid subphase of Level 16 to the Cottés-lnterstadial and the following levéis to the climatic instable phase of Würm III Perigord I. The cold period represented by Level 12 corresponds to the Perigord III. Levéis 11 and 10 are attributed to the Arcy-lnterstadial. Another oscillation which formerly has been called «Kesselt» does not exlst in the séquence or is contained in Phase 3 (Level 10?). Level 7, with the less cold and more humid climate, is compared to the Tursac-lnters- tadial. The geochronological séquence in the Geipenklóterle cave seems to correspond rat- her well to the general Perigord succession as well as to the one of the loess In Northwest Europe. The palecological ¡ndications for the Upper Pleistocene environment of the Swabian Jura point towards a diversified flora and fauna which occupied the many niches of the accetuated landscape. With the exception of the cave bear, most animáis are represented only in small numbers. Herbivores are represented by a variety of species, where Mam-

105 moth, horse and reindeer are always present, but the wooly rhinoceros does not always occur. The présence of small animáis and birds may be due to two factors:

1. The good bone preservation. 2. The occupation of the caves by owls and similar birds who left their pelts.

Carnivores constitute an important component of the cave faunas. Like the cave bear, they are probably over-represented. Man visited this área seasonally to exploit its ressources. No specialisaton on a certain species has taken place; but the main season seems to have been spring or early summer, as is shown by fish and reindeer in the Gravettian (Torke, 1981).

THE LOESS SEQUENCES

In the Rhineland, the only región where open air loess sitúes with Aurignacian and Gra• vettian have been excavated, K. Brunnacker developed a geochronological scheme for the Upper Pleistocene loess (Brunnacker et al., 1978). The relative high humidity of the Rhine• land led to intense erosional and fluviatile processes as well as cryoturbation in the loes sequences. The time period covering the Aurignacian and Gravettian is caracterised by three weakly developped soils which form the top of three loess covers. The base of these loess covers consists of gravéis, followed by sand which grades into the puré aeolian loess. The basal gravéis and sands have often been subjected to cryoturbation or have been frost cracked. A corrélation of these soils and loess covers with interstadials recognised by pollen analysis has been proposed (Brunnacker et al., 1978: Tab. 2):

Late Würm cover Inner Würm Soil III Inner Würm Loess cover III with Eltville volcanic ash Inner Würm Soil II Denekamp-lnterstadial Inner Würm Loess Cover II Inner Würm Soil I Inner Würm Loess Cover I Hengelo-lnterstadial

Loess sites which have been excavated in the last decade are: Lommersum with an Aurignacian (Hahn, 1974, 1989), Sprendlingen wiht a Gravettian (G. Bosinski, 1979) and RemagenSchwalbenberg with a transtional Middle-Upper Palaeolithic industry (V. App et al. 1987). Again, the rarity of sites provides an insufficient data basis for analysis. At the site of Remagen-Schwalbenberg, only a limited test excavation has been carried out. The upper part of the loess séquence is formed by two brown horizons and two pseudo- gley horizons. The archaeological layer is situated at the base of the upper brown horizon and should therefore date before the soil formation itself (Fig. 3). This soil probably destroyed most of the bones. If one uses the loess sections of Lommersum and Bürhl as indicators, this soil can be placed below the Inner Würm Cycle; but it can also correspond to the Inner Würm Soil I of Brunnacker's scheme. The two radiocarbon dates of 27-28,000 B.P. seem to support this assignment. The datings were made on the basis of snail shells. Second, the snails may not date the brown horizon itself, for they can be later intrusions from above. The industry is not a true Upper Palaeolithic one. It is a non-blade and non-Levallois flake industry. The few blades have been produced in a technique which does not corres• pond to the one utilised in the «real» Upper Palaeolithic like the Aurignacian. The few tools consist of retouched flakes, often with a fine, nibbled retouch, a point or a side scraper, two side scrapers, an end scraper, a burin, some splintered pieces, some notches and denticula- tes. For a Mousterian assemblage, this is rather unique composition, but also for an Upper Palaeolithic where even in small assemblages the balde technology is usually predominant. It is therefore classified as a transitional industry which cannot presently be attributed to one of the known techno-complexes. The site of Lommersum, west between Bonn and Cologne, contains six archaeological

106 levéis. With the exception of Levéis I and lie, all levéis could be joined by refitting of the stone artifacts. Because the Level I has been redeposited and strongly affected by solifluc• tion and cryoturbation which destroyed all small artifacts and most of the bones. The lack of refittings for this level can therefore not be regarded as conclusive. Because of the refit- tings, it is suggested that all levéis originally formed one archaeological level in the upper part of the site. The sediments were then transported downslope by solifluction. This ocu- rred several times and thus created a false stratigraphy. only the lower part of the site, on a rahter accentuated slope, has been left in place. The solifluction passed over it and slowly filled up the small dry valley. The major geochronological marker is a redeposited volcanic ash, attributed to the «Eltville Tuff», is recognised by the heavy minerals above the archaeo• logical levéis. There is only one weakly developed brown horizon. The Lommersum séquence cannot be interpreted diachronically only ¡n terms of different cycles of sédimentation, erosión and soil formation; it must also be understood as a differe- tial process of slope formation under a periglacial climate. The área of the upper artifact concentration can be explained as the remnant of a cryoplanation terrace above a solifluc• tion slope. Ironically, this steeply angled solifluction slope contains bones, artifacts, and a hearth in primary position. The levéis on the cryoplanation terrace which formed a tor-like feature, however, have been redeposited from higher upslope by sheet solifluction. This sort of solifluction (H. M. French, 1972) did not influence the bones and artifacts because they show no signs of rolling and crushing. Some bones even remained articulated and the red coloured sediment too did not loóse its coherence. The base of the levéis showed a definite polygon structure. It is therefore assumed that this solifluction process was rather varied and lasted for a certain time. It is possible that this deposition oceurred at a date when the dry valley or depression which contains the lower part of the site had already been filled up by cryoplanation. If not, the erosión must have passed over it and accumulated the sediments on the former solifluc• tion slope which contain redeposited bones and artifacts derived from the main oceupation área upslope. After a sédimentation of puré aeolian loess and the formation of a weak soil on top of it, a major change in sédimentation took place. It consisted of bands of silt alterna- ting with coarse sand. These have contained artifacts and bones. These bands were displa• ced by cryoturbation which rolled and crushed most of the larger artifacts and destroyed the smaller ones as well as most of the bones. This was probably followed by a second cryopla• nation process, this time deeper downslope, which filled up the accentuated relief and crea• ted more or less the present day existing relief. This process must have oceured after 29,000 B.P. Though the different aspeets of these events cannot be fully tied together, it is possible to suggest a scheme of their succesion (Table 1). It is not easy to place the Lommersum levéis within Brunnacker's séquence for the Rhi- neland. The upper part is well dated by the «Eltville Tuff», but the lower «Inner Würm soil I» is only indicated by an increase in tree pollen. The correlation by Brunnacker et. al. (1978, - 285) is in contradiction with the C14 dates. Al Lommersum, it correlates much better wiht the Arcy-lnterstadial, not yet recognised in loess sections. The upper one was correlated by Brunnacker wiht the Denekamp-lnterstadial, again a definition not gained from the loess gechronology. It is not really clear, which of the Inner Würm soils is to equated with climatic event. In the Lommensum séquence, the soil remnant below the Eltville volcanic ash pro• bably corresponds well to the Inner Würm soil II, but if the lower part really is the Inner Würm soil I respectively the Inner Würm loess cover I remains doubtfull. The interpretaron of the geochronological séquence is problematic. The main problem is to discern what are only short term events and what are the climatic oscillations of more than local or regional importance. The Aurignacian of Lommersum does not correspond to the one found in caves. End scrapers, carínate and nosed scrapers are well represented whíle burins and Aurignacian retouche are rare. Splintered pieces form an important part of the assemblage. Actually, no direct comparison with other Aurignacian sites is possible. Sprendlingen near Mainz (G. Bosinski, et al., 1985) is the last loess site to be discussed in this context. The final report has been published which summarizes the loess séquence. Its base is formed by a loess with gravéis which originated from a redeposition of tertiary

107 sands. The Gravettian level is situated on top of an ancient surface. In the following puré aeolian loess there is a double band of the Eltville volcanic ash which gives an «ante quem» dating for the archaeological level (Fig. 3). Local variations in the soil formation varying with exposure and slope conditions créate difficulties in correlating the Burnnacker system with the sites. Lommersum is a controversial example, for the C14 dates indícate a chronologícal position later than the Hengelo Intersta- dial. If this is right, there would be one more soil within the Inner Würm séquence. Or the present interpretation of the Lommersum séquence would have to be revised and the séquence made younger. The lower oscillation should correspond to the Arcy —and the middle one to the «ex-Kesselt»— Interstadial. An ecological evaluation of the loess sites is difficult because of the limited nature of the data available. The pollen analysis of Lommersum (Arl. Leroi-Gourhan and J. Renault-Mis- kovski, 1977) showed not only a predominance of grasses and herbs, but also a fair amount of trees, mainly pine. With reference to the percentage of the tree pollen, a better preserva• tion than in the cave sediments cannot be excluded, as well as a higher amount of wind- transported pollen from larger distances. But charcoal from pine and indeterminate coniferae have been identified, so trees should have been present, perhaps at sheltered locations along the Erft river. The open landscape was inhabited by herds of reindeer and wild horse. The predators are represented by Non, wolverine, wolf and fox. Among thousands of fragmented bones

REMAGEN LOMMERSUM SPRENDLINGEN

• • volcanicash

4AAA AIAA •?iv pseudogley GRA brown horizon

erosión

AUR

•27890+440 •28080+530 MOU? AUR •31000+1500 31882+950 31950+320 33420+500

Fig. 3. Loess sections ofthe Rhineland (MOU? Mousterian, AUR Aurignacian, GRA Gravettian).

108 from reindeer and wild horse, mammoth is exlusively ¡dentified by small pieces of ivory. It was probably brought into the site as raw material or as artifacts. It is supposed that the composition of the fauna is due completely to anthropogenetic factors, but that it was accumulated seasonally over several years. This seasonal hunting, in connection with an environment poor in ecological niches, should lead to an uniformity in the faunal composition as compared to mountaineous regions. But except for the badly pre- served small fauna, the diversity of species present is rather high, even of carnivores. While these are represented by one or two individuáis, reindeer and horse occur in large numbers. This is assumed to be due less to an ecological factor than to one of repeated seasonal occupations of the site. Why the Aurignacian people used this ¡nconspicuous site several times can only be guessed. There is a limited view on the plain to the south. Perhaps there was a small pond in the neighbourhood which provided the necessary water supply and/or which could be used for the reindeer drives. With the high number of reindeer, and to a lesser degree, of wild horses killed, the Lommersum site could represent a specialised seasonal hunting.

COMPARISON OF THE CAVE AND LOESS SEQUENCES

Although the number of sites which can be used for a geochronological séquence is small, some progress has been made during the last decade. It has be concluded that the former simple geochronological subdivisions may correspond to larger sedimentan/ events, rarely complete within one séquence. The events themselves are constituted by a number a minor climatic oscillations. The sédimentation in caves and open air sites seems to have been similarly composed of cyclic events. But it is not sure if these have been synchronic. The Aurignacian and Gravettian are each found in a cycle of their own. Redeposition of sediment has been frequent. These correspond in the caves to climatic oscillations. In the

TABLE 1 Correlation of sedimentary processes at the Aurignacian site of Lommersum, Rhineland

Archeological Cryoplanation terrace level Archaeological level

_ Eolian loess _ — - Sand / silt Cryoturbation Cryoturbation Altérnate bands of sands / silts - Altérnate - - sands / silts Solifluction - sand and gravel I Solifluction sand and - gravel Erosión — Erosión —-

_ Soil formation — - Eolian loess la Frost breakage Sand Ha Sheet solifluction -lie Gravel llb Polygon circles - - - Solifluction He, lid Erosión — Loess Loess concretions — — Loess formation — - Occupation of site He — — Eolian loess - - - Sand — 109 TABLE 2

Geochronology of the early Upper Palaeolithic ¡n Central Europe

Cave sites Southwest Germany Open air sites Rhineland

C-14 B.P. Climate after Cultural Sites / levéis Soils after Cultural Sites / Laville phase Brunnacker phases levéis

20,000 Inner Würm III Eltville ash Geissenklósterle Is

Phase 5 Geissenklósterle It «Tursac» Gravettian Brillenhóhle VI

Phase 4 Geissenklósterle la Sprendlingen Brillenhóhle VII Gravettian M.-Linsenberg

Metternich Rhens

25,000 Lommersum I «Maisieres» (not present) Inner Würm II Lommersun Ha

Aurignacian Lommersum llb Phase 3 Evolved Geissenklósterle Un Inner Würm I «Arcy» Aurignacian Bockstein-Tórle VII

30,000 Phase 2 Typical Vogelherd IV Lommersun He Aurignacian Geissenklósterle Ha Geissenklósterle llb Vogelherd V

Phase 1 Early Geissenklósterle lid 35,000 «Cottes» Aurignacian Geissenklósterle III

loess, artifaets are often found ¡n gravelly levéis following soil horizons or on discontinuities in the sédimentation (Sprendlingen). Generally, the sedimentan/ cycles containing the Aurig• nacian is reddish or brownish coloured, the one with the Gravettian more yellowish to brown. The Aurignacian at Lommersum extends over two interstadials correlated by Brunnacker with Inner Würm soils I and II (Table 2). Above the Eltville volcanic ash is Inner Würm soil III. If this corresponds to the Tursac-lnterstadial in the caves is not sure; it can also be conside- rably be younger. The Aurignacian in the caves, e.g. the Geipenklósterle, seems to be sand- wiched between two interstadials, associated with the Cottes and Arcy oscillations. Although the C14 dates are few, the Arcy-lnterstadial should correspond in the Lomersum site to the soil I. The «Maisieres» —or «ex-Kesselt»— Interstadial is not represented or recognized in the caves. The Tursac oscillation may have its equivalence in Inner Würm soil III. The faunas and pollen show no major change in the environment in the time span betwe• en 35,000 and 20,000 B.P. In the Arcy-lnterstadial, an increase in tree pollen may corres• pond to some more wooded áreas. The difference in the faunas lies in their numbers more than in their diversity: the caves contain more carnivores, the open air sites more herbivores.

110 This is assumed to be due to different occupations systems by men and animáis and pos- sibly also in different hunting tecniques. It is surprising to find the correlation between the sedimentan/ conditions and the tech- complexes. As the sequences are not continuous, it is not known wether or not there was an évolution or diffusion of new elements. It is not to be excluded that the changing environ- ment caused the technological change which consists evidently in a greater use of composi- te tools. If the faunas did not change much, the floras did not either, but the frequency may have diminlshed constantly with the approaching máximum advance of the alpine glaclers. Yet in the time span considered, the differences seem to be so small that they can hardly have been a principal factor. So it is assumed that the change was more on a cultural than on a climatic environmental level.

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111

RADIOCARBON DATING OF THE AURIGNACIEN, GRAVETTIEN AND PERIGORDIEN *

Georg Dombek

Universitát Tübingen. Institut für Urgeschichte (Jágerische Archáologie) Schloss / 7400 Tübingen (Alemania)

* (N. del E.): Texto original presentado en 1984.

SUMMARY

Based on 237 statiscally analyzed 14C-dates an attempt has been made to construct a 14C-chronology of the European Aurignacien and the Gravettien/Périgordien. A model (Fig. 2) gives —with certain reservations— the following estimated distributions of dates.

Beginning of Aurignacien, presumed between : ~ 36.000 - 34.000 B.P. transition from Aurignacien to Gravettien/Périgordien, presumed between : - 28.000 - 25.000 B.P. end of Gravettien/Périgordien, presumed between : ~ 20.000 - 18.000 B.P. The highest relative probability lies for the term: Aurignacien between 34.000 - 27.000 B.P. Gravettien/Périgordien between 27.000 - 20.000 B.P.

The 14C-chronology of the Aurignacien and the Gravettien/Périgordien remains ¡ndistinct for the time beeing. A controlled dating project would be able to further clarify the situation.

1.—INTRODUCTION

One aim of prehistoric archeology is to determine beginning and end or the temporal subdivislons and relations of technological-cultural phenomena «absolute chronologically» (comp. 2.2). For the European Aurignacien, Gravettien and Périgordien this aim is attemp- ted by means of radiocarbon (14C) dates. The theoretical and methodical explanatlons are

115 TABLE 1 Analyzed "C-dates (as of January 1983) nHG = number of histogram; - = not counted

nHG Group of dates Nof Nof dates sites

1 Aurignacien, Europe 113 41

2 Aurignacien, FRG 28 5

3 Gravettien, Europe 83 37

4 Périgordien, Europe 41 12

5 Gravettien, FRG 8 5

6 Gravettien / Périgordien, Europe 124 49

Other archeological dates, Europe 7 612 — (without Aurignacien, Gravettien, Périgordien)

All archeological dates, Europe (together with 8 849 — Aurignacien, Gravettien, Périgordien

9 Geological (terr.) dates, Europe 1.089 —

10 Geological (terr.) dates, North America 1.328 —

Other archeological and geological (terr.) 11 1.701 — dates, Europe

All archeological and geological (terr.) 12 dates, 1.938 — Europe

13 Aurignacien / Gravettien / Périgordien 237 74

Total number of dates analyzed 3.266 —

The 14C-dates of the European Aurignacien, Gravettien and Périgordien have been collected completely, as far as they are available in the literature. They are joined by several ,4C-dates, which exist as laboratory informations at the Institut für Urgeschichte, Tübingen. All other 14C-dates derive from the journal RADIOCARBON and different date lists (comp. 4.).AII 14C-dates between 45.000-10.000 B.P. have been recorded. The sources mentioned certainly do not furnish all dates at hand. Yet the comprehended number should guarantee a representative sample. The North American geological 14C-dates confine themselves to sites north of 409 N. An analysis of the 30 archeological 14[C-dates found —almost all of them between 11.000-10.000 B.P.— has not been expediently. For the geological 14C-dates trióse out of marine sediments have not been regarded. Generally, the problematic «older than (<)» —dates have not been included.

116 only concerned with the 14C-dates of the technocomplexes mentioned (1). They are, as well as the results, given compactly and have to be considered as preliminary.

2.—THE DATING OF THE AURIGNACIEN, GRAVETTIEN AND PERIGORDIEN

2.1.—Task The distributions of the dates of the European Aurignacien, Gravettien and Périgordien must be defined statistically (2). One then has to examine, whether the distributions allow chronological interpretations. If this is correct, one has to formúlate the latter.

2.2.—Agreements The 14C-dates are based on the 14C-time-scale. Consequently it refers to terms such as date, time, age, chronology, dating. «Dating» is understood as the statistical definition of the date distribution of one reference (3), respectively as the chrological interpretation deduced from it. The dating is concerned only with the terms «Aurignacien», «Gravettien» and «Péri• gordien» as they appear in the literature together with dates. Here, the question is asked, what do the dates reveal about the terms, not the opposite. As a consequence only dates and no other standard are used in argument. The time-scale of the histograms and all tem• poral items in the text are based on 14C-years B.P. (4). Descriptions, etc., are always given according to the time-scale.

2.3.—Security A model (Fig. 1) shows the security to be expected: The dating contains the máximum of all (possible) errors (5) on both the hypothetical and theoretical levéis. The «qualitative» security is reduced the further one departs from the basal observations. The «quantitave» or statistical security increases as more dates are included in the dating. Thus it may be — with many dates— quantítatively secure, but qualitatively very insecure (6).

2.4.—Method The dates are analyzed by simple histograms (7), on which the time-classes are marked on the x-axis and the frequencies on the y-axis. Each date lies in the time-class, to which ¡ts mean belongs to. This is considered the best estimation of the single 14C-measurement. The number of dates per time-class is marked in the histograms by little rectangles, through which the curve runs. The following items describe the curve of a reference and the dispersión of the dates: the median (black rectangle) divides the curve into two halves and shows, whether it is sym- metrical or asymmetrical (comp. below, conditions). To sepárate extreme dates, one decile is cut off each at the left and right curve margin (vertical lines at the class margin rounded up), so that 80 % of the dates remain in the curve. As essential reason is that according to experiment those dates, the samples of which have been contaminated (according to litera- ture), tend to group on the curve margins. The limits defined this way are considered as the formal ends of the date distribution of a reference. The range of the largest accumulation of

(1) Whith regard to the fundamental problematic nature of archeological 14C-dates see JAGUTTIS-EMDEN (1977) and JAGUTTIS-EMDEN a. o. (1982). (2) The problem is, based existing dates, to estímate the distribution of all the dates, Which are theoretically possible. (3) The reference of a date or a group of dates is the object, event or process, which is supposed to be dated. (4) B.P. = Before Present = before 1950. The 14C-years refer to the conventional 14C-half-life (5568 ± 30, respectively 5570 ± 30 years; comp. Editorial Statement in RADIOCARBON 3,1961; 4, 1962). (5) Error is understood as the deviation from a valué to be measured, which is true, unchangeable, but hypothetical. Here, the «true 14C-chronological age» must be inserted. Up to the present time, 18 possibilities of error have been identified. (6) Since information is lacking, the dates often cannot be examined equally for most of the possibilities of error. If the dates, regarded as non-valid, are excluded from the statistical analysis, only an apparent qualitative security is produced and the quan- titative security is reduced. Consequently, although the dates have been controlled, all of them are included in the statistical analysis. (7) The procedure according to GEYH, JAGUTTIS-EMDEN (1977) and JAGUTTIS-EMDEN a. o. (1982) is not applied here for methodical reasons. 117 THE — HP 1, 2 + dating — SD 1, 2 (131)

HP 1 — F 1, 2, 3 HP2 — F4, 5, 6 CU H- + dating -• SD 1 + dating — SD 2 D 1, 2, 3 (64) D 4, 5, 6 (64) a n

0 1 D2 0 3 D 4 D5 06 f , (12) (12) (12] (12) (12) (121

S 1 S2 S3 S4 S5 S6

(5) (5) (5) (5) (5) (5)

F 1 F2 F3 F 4 F5 F6

(2) (2) (2) (2) (2) (2) basal observations F single find in an archeological site/layer basal observations S sample for a 14C-measurement (either F or from F) basal observations D 14C-date from S hypothesis HP Hypothesis from F, e. g. archeological horizon, or artifact inventor/ theory THE theory from HP, e. g. Industry, technocomplex SD set of dates from D —»• = constructed of + = together with =T= = direct contact between 14C-method and archeology (n) = number of possibilities of error. Those errors, which may appear on one level, continué onto the next one and new errors are added ^ = derives from, resp. constructed of and produces errors in

Fig. 1. Modelofa 14C-dating with increasing possibilities of error dates indicates the relatively most probable formal dating (8) of a reference. A formal crite- rion is used to distinguish the distributions of dates of different references: the distribution x supersedes (according to the time-scale) the distribution y there, where it exceeds y defini- tely for the first time; x stops, where z clearly predominates for the first time. The ratios should not invert after the intersections. As a general rule it can be said: the more similar the conditions are (9), in which dates are entered on the curve of a reference, the closer, more homogeneous and symmetrical the curve will be. The greater the difference, the more wide-spread, dismembered and asymme- trical the curve will appear. The dating of a reference cannot be more precise than the agre- ement or non-agreement of those conditions.

(8) «Relatively most probable» means: additional, newly won dates will more likely fall in the largest accumulation of dates than on the curve margins. (9) The conditions include everything, which allows dates to be in the curve of a reference. This includes the deposition and sédimentation of the sample material, the archeological definition of the reference, and also an eventual imcomplete recording of dates.

118 2.5.—Distribution of date (10)

2.5.1. —Aurignacien (histogram 1)

The dates of the European Aurignacien scatter in an asymmetrical curve between 34.000-24.000, the largest accumulation lies between 34.000-27.000. The part younger than 27,000 is based predominantly on dates from bone, from the publication years 1975-79 (11), from France/ and from cave sites. An explanation is still outstanding. By taking out the non valid dates the whole curve becomes shorter (35.000-27.000) and lower. The dates of the FRG (histogram 2) fit the distribution described.

2.5.2. —Gravettien/Périgordien (histogram 6)

It is archeologically justified to combine the dates of the Gravettien and Périgordien in one curve. Nevertheless they are also given separately in the histograms 3 and 4.

HISTOGRAM 1 AURIGNACIEN, Europe (r-113)

o

45.000 40.000 35,000 30.000 25.000 20.000 15.000 10,000 AGE (BP)

(10) Concerning the basis of dates see table 1 and comment. All histograms have been plotted with electronic data proces- sing progammes, which compute according to the method described (2.4.). M. HERRMANN (Institut Für Urgeschichte, Tübin• gen) wrote the programmes. All plots have been producer with the DISSPLA programme package by the UNIVAC-1100-system of the Unlversity of Tübingen computer center. (11) The publication years, combined in classes of 5 years should approximately correspond to the years, in which the dates have been measured in.

119 HISTOGRAM 2 AURIGNACIEN, FRG (n-28)

z

O at

• i • i n i n i r- i i n i 45,000 40.000 35.000 30.000 25.000 20.000 15.000 10.000 AGE CBP)

HISTOGRAM 3 GRAVETTIEN.. Europe (n»8í;

> u z o

• i • i • i n i • i • ii..i i n i n • 45,000 40.000 J5.000 JO 000 J5.000 JO.000 ;5,ooo io.ooe AGE (SP)

120 HISTOGRAM 4 PERIGORDIEN, Europe

o

JIQICJIDIDIDIDIDIP D •ID'OIDIDIDID 15.000 10.000 45,000 40.000 35,000 30,000 25.000 20.000 AGE (BP) 121 «1 HISTOGRAM 6 GRAVETTIEN/PERIGORDIEN Eu- op<

> O 2 Lkl 3 O

>T»n B \ A)n Vn V. n3 * •••••••••••••••*************** • •IDIOIDIDIOIDID * iV» *• *, * >* t **,*,*• f 1 *, « « .« t * * * 45.000 40.000 35,000 30,000 25,000 20.000 15.000 10.000 AGE (BP)

HISTOGRAM 7 OTHER ARCHEOLOGICAL DATES, Europe (n»6!2)

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45,000 40.000 35.000 30,000 25.000 30.000 IJ.000 10.000 AGE (BP)

122 HISTOGRAM 8 ALL ARCHEOLOGICAL DATES, Europe (n«S49)

45,000 40.000 35,000 30,000 25,000 20.000 15.000 10.000 AGE (BP) o o

HISTOGRAM 9 GEOLOGICA!, (terr.) DATES, Europe Cn»IOS9)

z ui 3 O

45,000 40.000 35,000 30,000 35,000 20,000 15.000 10.000 AGE (BP)

123 HISTOGRAM 10 GEOLOGICAL (terr.) DATES, North America (n«l32S)

45.000 40.000 35.000 30,000 25.000 20.000 15.000 10.000 AGE (BP)

HISTOGRAM 11 OTHER ARCH. and GEOL (terr.) DATES, Europe (n"170i)

45,000 40.000 35,000 30,000 25,000 30.000 15.000 10.000 AGE (BP) 124 o-, HISTOGRAM 12 ALL ARCH. and GEOL. (terr.) DATES, Europe (n«l93S) « •=

45.000 40.000 35,000 30,000 25.000 30.000 15.000 10.000 AGE (BP)

AURIGNACIEN/GRAVETTIEN/PERIGORDIEN, Europe (n-237) HISTOGRAM 13

z 3 o

45,000 40.000 35,000 30.000 35.000 20.000 15.000 ¡o.ooo AGE (BP)

125 The asymmetrical curve of the dates of the European Gravettien/Périgordien extends between 28.000-16.000. The largest accumulation of dates is found between 27.000- 20.000. Therein lie 6 of the 8 dates of the Gravettien of the FRG (histogram 5). A regional- archeological sorting has been recognized in the curve section younger than 15.000. Almost all dates derive from East and Southeast European sites with artifact inventories, designated as «Eastern Gravettien». Comparing the curve with the histograms 3 and 4 it becomes apparent, that dates of the Gravettien predominantly form the older curve section up to 25.000. After that the Gravettien and Périgordien coincide (comp. also the medians). Wit- hout the nonvalid dates the shape of the curve in histogram 6 does not change, but is howe- ver, more weakly supported by dates.

2.5.3.—Synopsis

From the total distribution of the dates of the Aurignacien, Gravettien/Périgordien (histo• gram 13) and of all the other archeological dates (histogram 7), it follows, that the curve of histogram 13 preponderates between aproximately 32.000-20.000. According to the formal citerion, which should distinguish groups of dates (comp. 2.4.), the total distribution of the Aurignacien, Gravettien/Périgordien would begin at 34.000 and end at 20.000. Three sorts of restrictions must be considered: the total low level of both the curves before 32.000; the possible regional-archeological sortirg in the Gravettien after 15.000 (comp. 2.5.2.); the merely formal definition of the intersections. It is then justified to delimítate the curve preci- sely in this way without losing too much information. In the curve of histogram 1 and 6 the terms Aurignacien and Gravettien/Périgordien differ from each other with respect to the largest accumulation of dates. Both of the curves also overlap clearly between 28.000-24.000. Based on the formal criterion one succeeds the other at 27.000-26.000. Without the non-valid dates the separation becomes more distinct.

2.6.—Comparisons

The distribution of dates of the Aurignacien and Gravettien/Périgordien (histogram 13) might be influenced by factors, which are not related with the terms themselves (12). Those disturbances hinder the chronological interpretation or do not allow it. They are recognizable in curves, in which the dates are not connected with the terms (13). The distributions of all European archeological (14) and geological dates (histogram 8, 9) are compared. As a group independent of European conditions (15) the North American geological dates are added (histogram 10). The peaks and valleys in the histograms 8 and 9 coincide or lie closely to each other (maximally displaced by one class of 1000 years). It is interesting, that the curves of the his• tograms 9 and 10 behave in a similar way after 26.000. The curve in histogram 13 corres- ponds partially with that in histogram 9. The most striking difference of histogram 13 is the position of the peaks at 32.000-31.000 and 24.000-23.000. The observations have to be judged very carefully. One might presume: 1) The curves in the histograms 7-12 show an important effect. The amount of informa• tion reduces in the course of increasing age. Moreover their erratic rising after 16.000 or 15.000 is conspicuous. Thus the curves serve as documents, which critize the sources. 2) The similarity of the curves indicates, that external factors might distrub the total distri• bution of all archeological dates as well as that of the Aurignacien and Gravettien/Périgor• dien. Perhaps these factors are to be found in the geological process of sédimentation and preservation of organic material.

(12) For example the selection by production, sédimentation and preservation of organic material of interests of research. (13) Groups and number of dates analyzed see table 1 and comment. The histograms 7, 11, 12 are needed for additional documentation. (14) The peak at 13,000-12,000 consists of approximately 30 dates of the Magdalénien-site Petersfels (FRG), derived from a special dating project (JAGUTTIS-EMDEN, unpubl.). (15) Adove all, research interests are mea3nt.

126 3) The possible disturbances occur at the decisive points in histogram 13 (comp. also histogram 1, 6). They appear, where the distributions of the Aurignacien and the Gravet• tien/Périgordien begin, succeed each other, and end respectively.

2.7.—Interpretations

For the time beeing the statistical and tactual insecurities (16) allow no chronological statements on the Aurignacien and the Gravettien/Périgordien. With certain reservations an attempt is made, to formally interpret the existing distributions of dates of these terms (model in Fig. 2). The following Ítems have to be considered as estímated valúes.

— Beginning of the Aurignacien; according to distribution; disturbed (?); presumed between : - 36.000 - 34.000. — Transition from the Aurignacien to the Gravettien/Périgordien; according to distribution; disturbed (?); presumed between : ~ 28.000 - 25.000. — End of Gravettien/Périgordien; according to distribution; disturbe (?); presumed between : ~ 20.000 -18.000.

The striking postion of both the peaks of the Aurignacien and the Gravettien/Périgordien mentioned above (2.6.) is difficult to explain. Perhaps they represent the «true» máxima of their distributions or are due to particularly favourable conditions of preservation. Equally possible, special interests in research may be responsible.

Fig. 2. Model of the Aurignacien and the Gravettien/Périgordien by distribution of dates

(16) Comp. also 2.3. Technical reasons prevented additional quantitative and qualitative investigations before the appearan- ce of the manuscript.

127 The distribution of dates of the terms indícate the relatíve probabílity, in which dates assigned to them will fall within a distinct range of time. It is the highest (comp. 2.5.1. and 2.5.2. ) for the term

— Aurignacien between : 34.000 - 27.000; — Gravettien/Périgordien between : 27.000 - 20.000.

These time marks correspond to those, which are set by the formal criterion (comp. 2.5.3. ).

3.—CONCLUSIONS

The task formulated above (2.1.) can be accomplished only partially. The distributions of dates of the terms «Aurignacien» and «Gravettien/Périgordien» are —with restrictions— definable statistically, yet permit no chronological interpretation. The results perhaps approach the «true» and undisturbed distributions of dates of the terms mentioned. Whether and to what extent they reflect cultural-historical facts, must be left open. The chronology of the Aurignacien and the Gravettien/Périgordien is certainly not a sol• ved problem and presumably cannot be clarified by the dates at hand. Rather it should be the controlled statement of a problem of a dating project.

BIBLIOGRAPHY

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128 CHRONOSTRAGRAPHIE ET ENVIRONNEMENT CLIMATIQUE DU PALEOLITHIQUE SUPERIEUR EN BELGIQUE *

Paul Haesaerts

Institut Royal des Sciences Naturelles de Belgique. 29, rué Vautier/1040, Bruxelles (Belgique)

* (N. del E.): Texto presentado en 1984 y corregido por el autor en 1993.

INTRODUCTION

En Belgique, les gisements du Paléolithique supérieur sont relativement abondants, mais seuls quelques uns ont fourni des enregistrements stratigraphiques utilisables (M. Otte, 1979; 1984); cela tient en partie á la nature des gisements mais aussi á l'historique des découvertes. Un grand nombre de gisements correspondent en effet á des sites de grottes; aisément repérables, ils furent exploités pour la plupart au dix-neuviéme siécle et au debut du vingtié- me siécle, les cavités ayant généralement été entiérement vidées de leurs sediments par les fouilleurs. Parmi les quelques sites preserves, certains ont fait l'objet ees derniéres années de fouilles exhaustives, comme par exemple la grotte du Coléoptére á Bomal-sur- Ourthe (M. Dewez, 1975); il s'agit pour l'essentiel d'occupations du Magdalénien et du Paléo• lithique supérieur final qui ont pu étre situées avec precisión dans la séquence du Tardigla- ciaire. Quant aux gisements de plein air, le bilan n'est guére plus favorable. Ce sont égale• ment, en majorité, des occupations du Magdalénien et du Paléolithique supérieur final pré- servées soit au sommet de la couverture loessique, soit dans les sables de couverture; aussi leurs stratigraphies sont-elles guére explicites. Parmi les rares gisements de plein air du Paléolithique supérieur ancien connus en Belgique, ceux de Maisiéres-Canal dans la vallée de la Haine (P. Haesaerts et J. de Heinzelin, 1979) et de la station de l'Hermitage (Huccorgne) dans la vallée de la Méhaigne (P. Haesaerts, 1978) sont particuliérement importants (Fig. 1). Dans les deux cas il s'agit d'un habitat périgordien inclus au sein d'un enregistrement sédimentaire complexe, en position de fond de vallée ou de bas de versant. Par leur nature et leur situation, ees deux gisements ont largement contribué á préciser le contexte chronostratigraphique de la séquence limoneuse de Moyenne Belgique (P. Haes• aerts et al., 1981). Aussi est-ce cette séquence qui a servi de cadre de reference pour la restitution de l'évolution du climat et de l'environnement au Paléolithique supérieur.

LES LOESS WEICHSELIENS DE MOYENNE BELGIQUE: ETAT DE LA QUESTION

Rappelons que selon le schéma stratigraphique classique, les loess weichséliens de nos régions se subdivisent en deux unités distinctes: loess du Hesbayen et loess du Bra- bantien, supposées correspondre respectivement au Weichsélien inférieur et moyen et au

131 Fig. 1. Localisation des sites et des gisements mentionnés dans le texte. 1: Maisieres-Canal: 2: Obourg (Bois Saint-Macaire): 3: carriére Hélin (Spiennes); 4: cuesta d'Harmignies; 5: Wezembeek Oppem: 6: Mee/; 7: Orp-le- Grand; 8: Huccorgne; 9: Rocourt; 10: Lixhe; 11: Eben-Emael; 12: Kanne: 13: Kesselt; 14: Opgrimbie: 15: Spy; 16: Goyet; 17: trou Magrite (Pont-á-Lesse); 18: trou du Renard (Furfooz): 19: Engis; 20: grotte du Coleoptére (Bomal-sur-Ourthe); 21: Halleux (Sprimont); 22: Fond-de-Forét. Cercles pleins: sites de plein air; triangles pleins: sites de grottes.

Weichsélien supérieur (F. Gullentops, 1954; R. Paepe et R. Vanhoorne, 1967). En Hesbaye ces deux unités sont séparées localement par un horizon décalcifié, le sol de Kesselt, tan- dis que la base des loess calcaires du Brabantien se marque presque partout par un horizon brun-grisátre á langues obliques (F. Gullentops, 1954), designé ultérieurement sous le nom de «horizon a langues de Nagelbeek» (P. Haesaerts et al., 1981). Quant aux loess du Hes- bayen, ils reposent au sommet d'un sol lessivé complexe (sol de Rocourt) par l'intermédiai- re d'un horizon humifére (sol de Warneton). Consideré par la plupart des auteurs comme la coupure majeure de la séquence limo- neuse weichsélienne du Nord-Ouest de l'Europe, le sol de Kesselt fut mis en paralléle avec l'interstade Würm ll/lll de Bordes (F. Gullentops, 1957), avec l'horizon tourbeux cryoturbé de Zelzate prés de Gand, daté de 28,200 B. P. (R. Paepe et R. Vanhoorne, 1967), ou encoré avec l'interstade de Denekamp daté entre 29.000 et 31.000 B. P. aux Pays-Bas (J. Vanden- berghe et al., 1974). Enfin, le terme «interstade de Kesselt» fut introduit en 1973 par Ar. Leroi-Gourhan pour désigner un épisode climatique voisin de 28.000 B. P., connu en France

132 Fig 2. Choix séquences limoneuses du Pleistocene supérieur en Belgique. Symboles graphiques: voir légende de la Fig. 4. Sigles; H. L: Horizon á langues; Sg: structure de glace de ségrégation; Ca. concentration secondaire de carbonates; E (cercle rouge): «Eltviller Tuff»; P> (cercle veri); tuf de Rocourt. Paléoclimats; R: rigoureux, avec permafrost actif; F: froid. sans permafrost actif; FM: froid médium: TF: temperé froid; T: tempere. Les datations "C sont exprimées en B.P. á la sulte de l'interstade d'Arcy. En cela, cet auteur se réferalt á la légére extensión des arbres, domines par le pin, enregistrée par B. Bastin (1971) á Kesselt, dans l'horizon á lan• gues cryoturbé présent á la base des loess du Brabantien et erronément attribué au sol de Kesselt sensu stricto. (P. Haesaerts, 1974,; P. Haesaerts et al., 1981). Ces derniéres années, ce schéma chronostratigraphique classique fut considérablement modifié suite á l'intégration des données de Hesbaye á une séquence régionale étendue au Bassin de Mons (Harmignies et Maisiéres-Canal notamment). Les corrélations établies á cette occasion s'appuient en particulier sur une diagnose micromorphologique des horizons d'altération et des phénoménes périglaciaires (P. Haesaerts et B. Van Vliet, 1974; 1981; 1983), sur l'analyse minéralogique et géochimique des loess et sur l'étude systématique des retombées de poussiéres volcaniques (E. Juvigné et A. Semmel, 1981; P. Haesaerts et al., 1981). A cet égard, la position des occupations périgordiennes de Maisiéres-Canal et de la sta- tion de l'Hermitage (Huccorgne) s'est avérée determinante pour l'interprétation chronostrati• graphique de la séquence régionale. En effet, dans les deux sites, les occupations périgor• diennes sont situées sous un épais dépót loessique carbonaté, équivallent lateral des loess calcaires du Hesbayen décrits par F. Gullentops (1954), c'est-á-dire que ces occupations seraient nettement antérieures au sol de Kesselt et á l'horizon á langues de Nagelbeek (base du Brabantien). On peut done en déduire que les loess calcaires du Hesbayen se sont mis en place pour l'essentiel au Weichsélien supérieur et non au Weichsélien inférieur et moyen, comme supposé précédemment. Cette interprétation est en accord avec les datations C14, comprises entre 38.500 et 28.000 B. P., obtenues dans plusieurs sites de Moyenne Belgique pour des horizons humiféres sous-jacents aux loess du Hesbayen (Fig. 2), mais aussi avec les ages de 22.270+380 B. P. (Lv-1172) et de 22.190+130 B. P. (GrN-10328) obtenus á Lixhe et á Kes• selt pour l'horizon á langues de Nagelbeek (base du Brabantien). Enfin, il nous faut mentionner la présence au sein des loess calcaires du Hesbayen d'un tuf volcanique observé dans plusieurs coupes de loess en Hesbaye et au Limbourg néerlan- dais (E. Juvigné et A. Semmel, 1981; P. Haesaerts et al., 1981). Par sa composition minéra• logique et son contexte stratigraphique, cette retombée volcanique est á mettre en paralléle avec P «Eltviller Tuff» connu en Hesse et en Rhénanie, oü il fut observé dans la partie supérieure de la couverture loessique weichsélienne (Lóhr et K. Brunacker, 1974; H. Roh- denburg et A. Semmel, 1971), notamment au-dessus d'occupatlon aurignaciennes et gra• vettiennes (K. Brunnacker et al., 1978; G. Bosinski, 1979; J. Hahn, 1969). Ces divers éléments confirment done Pattribution du sol de Kesselt et de l'horizon á langues sus-jacent á un épisode climatique du Weichsélien supérieur, sans doute voisin de 22.500 B. P.

LA SEQUENCE STRATIGRAPHIQUE DU PALEOLITHIQUE SUPERIEUR Cadre general

A la Fig. 2, nous avons reproduit les unités lithostratigraphiques des principaux sites analyses, selon une échelle chronologique relative, de telle sorte que les unités supposées contemporaines s'inscrivent en paralléle. A droite, en regard des principales subdivisions chronostratigraphiques, est figurée une courbe paléoclimatique interprétative dont les ter• mes extremes vont du climat rigoureux avec permafrost actif (R) au climat temperé avec végétation forestiére thermophile (T). Cette courbe paléoclimatique n'a qu'une valeur relati• ve dans la mesure oü elle fut établie á partir d'un grand nombre de données (sédimentolo- gie, paléosols, phénoménes périglaciaires, assemblages fauniques et enregistrements polll- niques selon les cas), lesquels ne permettent guére une appréclation quantitatlve des paramétres climatiques élémentaires tels que la temperature, les precipitations etc.. Les épisodes rigoureux, avec permafrost actif font cependant exception; ils constituent en effet de bons indicateurs paléoclimatiques et impliquent, par comparaison avec les environne- ments périglaciaires actuéis, des températures moyennes annuelles voisines ou inférieurs á

133 -5o C (P. Haesaerts et B. Van Vliet, 1981; P. Haesaerts, 1983). D'autre part, certaines inter- prétations climatiques doivent probablement étre nuancées compte tenu de la diversité des biotopes et de la position des sites dans le paysage. La séquence considérée ici couvre l'ensemble du Pleistocene supérieur. On sait, en effet, l'importance des repéres chronostratigraphiques dans le domaine de la stratigraphie des loess (G. Kukla, 1977), en particulier ceux supposés correspondre aux épisodes inter- glaciaires. Dans le cas présent, c'est la succession des sois ¡lluvias dits de Harmignies, de Villers-Saint-Ghislain et de Malplaquet enregistrée sous les loess de la cuesta d'Harmig- nies au sud-ouest de Mons qui a servi de guide (Fig. 3). D'une part cette succession s'est avérée equivalente au pédocomplexe de Rocourt connu en Hesbaye (F. Gullentops, 1954; P. Haesaerts et B. Van Vliet, 1981; 1983) et d'autre part, elle se juxtapose latéralement aux cailloutis fluviátiles de la carriére Helin, lesquels sont attribuables par leur position de «basse terrasse» á un épisode terminal du Pleistocene moyen (P. Haesaerts, 1978; 1984). On peut done valablement rapporter cet ensemble de paléosols á l'lnterglaciaire éemien au sens large, c'est-á-dire au stade isotopique n. 5 des sondages océaniques compris entre ± 128.000 et 70.000 B. P. (C. Emiliani, 1955), ce qui renforce considérablement le controle chronostratigraphique de la suite de la séquence. Selon ce schéma, la premiére génération de loess calcaires allogénes se serait mise en place au Weichsélien inférieur (±70.000 á ± 50.000 B. P.); ces loess sont surtout bien repre• sentes á Harmignies (unités GA á GD, Fig. 3) oü ils attestent d'un climat froid et relative- ment sec de type continental, avec au moins un épisode rigoureux avec permafrost bien exprimé (gley de toundra) au debut de l'accumulation loessique (unité GA). Ailleurs, ces loess font généralement défaut, excepté en position de fond de vallée comme par exemple á Maisiéres-Canal (unité B, Fig. 4) et á Huccorgne (Fig. 2).

Le Weichsélien moyen (± 50.000 á ± 25.000 B. P.)

Cette période, au cours de laquelle s'est faite la transition du Paléolithique moyen au Paléolithique supérieur, est enregistrée de maniere inégale en Moyenne Belgique. La pre• miére moitié du Weichsélien moyen se traduit généralement par des hiatus importants dans la séquence sédimentaire, associés á des gravats caillouteux, á des dépóts loessiques lenti- culaires ou encoré á des sol humiféres, comme c'est le cas á Harmignies (unités HA et HB), á Huccorgne et probablement á Rocourt (P. Haesaerts et al., 1981). Dans ce dernier site, le sol humique fut daté 38.550 ± 700 B.P. (GrN, 9186) tandis que dans les deux autres sites les sois humiféres oceupent une position comparable á celle du sol de Poperinge daté de 45.600 ± 1.500 B. P., équivallent probable de l'interstade de Moershoofd aux Pays-Bas (W. Zagwijn et R. Paepe, 1968). L'ensemble evoque un environnement climatique relativement froid (absence de phé• noménes périglaciaires bien exprimes) mais surtout humide, qui contraste nettement avec les conditions froides et séches qui prévallaient au Weichsélien inférieur. La premiére moitié du Weichsélien moyen se termine par un épisode interstadiaire majeur enregistré á Harmig• nies sous la forme d'un sol illuvié décalcifié (sol des Vaux), á horizon Bt remanié par ruissellement et solifluxion, dont seuls les horizons C, et C2 sont preserves en place (P. Hae• saerts et B. Van Vliet, 1974; 1981). La seconde moitié du Weichsélien moyen correspond á une crise froide et humide bien marquée au cours de laquelle un permafrost continu s'est développé á plusieurs reprises en Moyenne Belgique. A Harmignies, la péjoration climatique qui suit le sol des Vaux se mar• que par la formation d'un réseau polygonal de grands coins de glace (base de l'unité HC, Fig. 3) attestant d'un important épisode rigoureux avec permafrost. Dans la plupart des coupes de loess de Moyenne Belgique que nous avons examinées, la seconde moitié du Weichsélien moyen se traduit par le dépót d'une double génération de limons ruisselés hydromorph.es alternant avec plusieurs gleys de toundra (P. Haesaerts et B. Van Vliet, 1981). C'est le cas en particulier á Rocourt, á Huccorgne, á Harmignies (unité HC) et á Maisiéres-Canal (unité D), (Fig. 2 et 3). Dans ce dernier site, localisé sur le bord nord de la vallée de la Haine en amont de Mons (Fig. 4), la seconde moitié du Weichsélien moyen s'est avérée la mieux documentée (P.

134 HORIZON A LANGUES (dati 22.170 B.P. . KESSELT I

Position du Pengordien d> MAISIERES - CANAL I 28 000 UP)

SOL DE MALPLAQUET

SOL DE HARMIGNIES SOL DE

VILLERS S' GHISLAIN

Fig. 3. Cuesta d'Harmignies (Mons); stratigraphi des dépóts de couverture. Symboles graphiques: voir légende de la Fig. 4. Haesaerts et J. de Heínzelin, 1979). Au champ de fouilles situé plusieurs métres sous la plaine alluviale actuelle, trois dépóts humiféres alternaient avec des dépóts fluviátiles péri• glaciaires, l'horizon d'occupation périgordien (unité MH), étant incorporé au tiers inférieur du second dépót humifére. Latéralement, sur le versant nord de la vallée, ces trois sois colluviaux passaient á des limons et loess ruisselés (unité D) separes par deux gleys de toundra contemporains des dépóts fluviátiles périglaciaires dans le fond de la vallée. A cha• qué fois, les gleys de toundra témoignent d'une stabilisation des versants sous permafrost (climat rigoureux) tandis que les limons ruisselés et les dépóts humiféres suggérent un con- texte climatique relativement froid et humide sans doute non périglaciaire (climat froid médium). Au total, on posséde neuf datations 14C pour les deux horizons humiféres inférieurs du champ de fouilles. Deux datations furent effectuées á Groningen: soit 27.965 ± 260 B. P. (GrN-5523) pour l'horizon humifére contenant l'industrie périgordienne et 30.780 ± 400 B. P. (GrN-5690) pour l'horizon humifére sous-jacent (B. Bastin, 1970). Les sept datations effec• tuées á Louvain sur des échantillons provenant des mémes horizons humiféres, s'échelon- nent entre 24.000 et 35.970 B. P. (E. Gilot, 1971) mais présentent de nettes inversions chro- nologiques; d'autre part, une différence d'áge de plus de 10.000 ans fut enregistrée pour un méme échantillon daté á deux reprises (Lv-305/1 et Lv-305/2). Aussi, de l'avis méme de E. Gilot (1984), les sept datations de Louvain ne peuvent étre retenues. Par contre, les deux datations obtenues á Groningen paraissent coherentes avec le contexte archéologique et stratigraphique, ce qui nous a conduit á mettre l'horizon humifére inférieur en paralléle avec l'interstade de Denekamp daté entre 31.000 et 29.000 B. P. aux Pays-Bas (W. H. Zagwijn, 1974; E. Kolstrup et T. Wijmstra, 1977), tandis que l'horizon humifére contenant l'industrie périgordienne (sol de Maisiéres-Canal) serait contemporain du sol de Zelzate prés de Gand, également daté 28.200 B. P. (R. Paepe et R. Vanhoorne, 1967). Quant au troisiéme horizon humifére de la séquence du champ de fouilles (sol des Warton, cf. J. de Heinzelin, 1973) ¡I n'a pas été daté; toutefois, il accompagne le debut de la sédimentation loessique et se situerait de ce fait á la transition entre le Weichsélien moyen et le Weichsélien supérieur, probablement vers 25.000 B. P. L'épisode rigoureux qui fait suite á l'occupation périgordienne á Maisiéres-Canal est le mieux exprimé dans la plupart des coupes de loess de Moyenne Belgique (Fig. 2). II se marque sous les loess du Weichsélien supérieur, par un réseau de grands coins de glace développé au sommet des limons hydromorphes; il y est généralement associé á un épais gley de toundra avec structure de ségrégation de glace en profondeur (P. Haesaerts, 1983); celui-ci témoignerait done du développement d'un permafrost continu sur cette partie de l'Europe peu avant le debut des apports loessiques du Weichsélien supérieur. A Huccorgne, cet épisode rigoureux precede l'occupation de la station de l'Hermitage par les Périgordiens. Les artefaets y étaient inclus dans une couche décimétrique de loess pur surmontée d'un limón ruisselé preservé sous les loess calcaires du Hesbayen (Fig. 2). D'aprés la stratigraphie, l'occupation périgordienne serait voisine de la légére amélioration climatique associée au sol de Wartons, c'est-á-dire, qu'elle serait postérieure de plusieurs millénaires á l'occupation de Maisiéres-Canal, ce qui cadre assez bien avec la nature des assemblages typologiques (M. Otte, 1979; 1984). La couche périgordienne de Huccorgne fut datée de 23.170 + 160 B. P. (GrN-9234), mais sans doute s'agit-il la d'un age mínimum car la datation fut effectuée sur des fragments osseux disparates récoltés á faible profon• deur sous la surface actuelle.

Le Weichsélien supérieur (± 25.000 á 10.000 B. P.)

En Moyenne Belgique, le premier tiers du Weichsélien supérieur est caractérisé par la mise en place des loess calcaires du Hesbayen et du Brabantien, dans un contexte climati• que sans doute froid et sec (P. Haesaerts et al., 1981). II s'agit de dépóts largement repartís avec des épaisseurs variant de 3 á 10 m, selon la topographie. Les loess du Hesbayen sont le plus souvent finement stratifiés et présentent plusieurs gleys de toundra faiblement développés, avec réseaux polygonaux de fines fentes de gel et

135 coins de glace occasionnels, qui traduisent, semble-t-il, une récurrence de brefs épisodes rigoureux avec permafrost. Rappelons que c'est dans le tiers supérieur des loess du Hesba• yen que fut observée en Hesbaye et au Limbourg néerlandais la retombée volcanique assi- milable á «l'Eltviller Tuf» de Hesse et de Rhénanie, ce qui confirme en quelque sorte l'attri- bution de ces loess au Weichsélien supérieur (P. Haesaerts et al., 1981; E. Juvigné et A. Semmel, 1981). A Kesselt, c'est au sommet des loess du Hesbayen que se situé le sol de Kesselt, sous la forme d'un sol décalcifié soulignant une large dépression. Ce «sol» evoque surtout un processus de décalcification lié au drainage des eaux de fusión enrichies en acides humi- ques plutót qu'une pédogenése résultant d'une amélioration climatique importante. Quant á l'horizon á langues de Nagelbeek presque partout présent á la base des loess du Braban• tien, rappelons qu'il est daté 22.290 ± 190 B. P. (GrN-10328) á Kesselt et 22.270 ± 380 (LV- 1172) á Lixhe, ce qui laisse supposer un age voisin de 22.500 B. P. pour le sol de Kesselt sous-jacent. A Maisiéres-Canal, la transition Hesbayen-Brabantien est á situer, selon nous, au niveau d'une couche tourbeuse cryoturbée présente au tiers inférieur de l'aggradation fluviatile (unités S) qui á cet endroit accompagne la sédimentation loessique du Weichsélien supérieur (unité E, Fig. 4). Les loess du Brabantien, poudreux et homogénes, devenant stratifiés vers le haut, sont largement repartís en Moyenne Belgique, avec des épaisseurs variant de 2 á 4 m. En Hesba• ye, gráce au complexe dunaire de Opgrimbie, on sait que les apports loessiques avaient cessé avant la mise en place des sables de couverture du Dryas I (E. Paulissen et A. Munaut, 1969). C'est dans ce contexte qu'il faut également situer les gisements magdalé- niens de plein air de Orp-le-Grand et de Kanne preserves au sommet de la couverture loessi• que (P. Vermeersch, 1979; 1981), mais dans ces deux sites, la position precise des industries magdaléniennes par rapport á la fin de la sédimentation loessique demeure problématique. A nouveau, c'est la séquence de Maisiéres-Canal qui s'est avérée la plus informative. Sur le bord nord de la vallée de la Haine, (Fig. 4) un complexe de dépóts colluviaux et fluviátiles (unités F, G, H et K) était intercalé entre les loess du Weichsélien supérieur (unité E) et les sables de couverture du Dryas I (unité U) . La Haine, stabilisée en position haute, voisine de la plaine alluviale actuelle, y développa plusieurs générations de chenaux sableux bordes d'alluvions limoneuses, progressivement colmatés par des colluvions sablo-limoneuses pas- sant vers le haut á des limons loessiques. Durant cette période, le contexte climatique fut relativement froid, surtout humide, mais probablement non rigoureux en raison de l'absence de déformations périglaciaires bien exprimées contemporaines du dépót. D'autre part, trois légéres améliorations climatiques y furent enregistrées par la palynologie (B. Bastin, 1970; P. Haesaerts et B. Bastin, 1977); les deux premiers épisodes (unités F et G) sont caractérisés par une nette extensión du pin et du bouleau; ils correspondent probablement au complexe Laugeries-Lascaux. Le troisiéme épisode (unité K), qui termine la séquence limoneuse repré• sente peut-étre l'interstade d'Angles; il traduit un net développement de l'aulne et dans une moindre mesure du pin et du noisetier. Enfin, signalons que c'est au cours de cette période humide que se serait faite la décalcification de la partie supérieure de la couverture loessique sur les versants et les plateaux, ce dont témoignent les ahondantes concrétions calcaires for- mées dans les dépóts alluviaux, au contact d'une nappe phréatique saturée en carbonates. Au Tardiglaciaire (dernier tiers du Weichsélien supérieur) la séquence sédimentaire se limite en Moyenne Belgique au dépót de sables soufflés le long de certaines vallées princi• pales et au colmatage de chenaux fluviátiles, tandis que sur les versants et les plateaux debuta le développement des sois lessivés de surface, dans la partie supérieure de la cou• verture loessique préalablement décalcifiée (B. Van Vliet et R. Langohr, 1981). A Maisiéres-Canal, le Tardiglaciaire est généralement bien enregistré (unité U). Le debut de cette période se caractérise par un épisode rigoureux bien exprimé, sous la forme d'un réseau polygonal de grands coins de glace développé dans la plaine alluviale de la Haine oü le plan d'eau fut rabattu de plusieurs métres. II s'agit lá assurément de l'épisode le plus froid de la partie termínale du Weichsélien supérieur, traduisant sans doute la formation du dernier permafrost continu dans nos régions. La sédimentation éolienne sableuse debuta aprés cette péjoration climatique, sous l'action de vents dominants du secteur sud-ouest; elle fut alimentée par les dépóts fluviátiles exondes dans la large plaine alluviale de la Haine en aval de Mons (P. Haesaerts et J. de Heinzelin, 1979).

136 Fig. 4. Maisiéres-Canal (Mons): stratigraphie du bord nord de la vallée de la Haine. Symboles graphiques communs aux Fgs. 2, 3 et 4. 137 1: sable; 2: sable fluviatile; 3: loess; 4: limón ou loess ruisselé; 5: argüe; 6: tourbe; 7: sediment humifére; 8: sediment fortement déferrifé ou réduit: 9: sediment faiblement déferrifié; 10: fragments de craie ou de calcaire; 11: cailloutis de silex; 12: substratum crétacé; 13: sol brun (horizon B): 14: sol brun lessivé (horizon Bt); 15: sol lessivé (horizon B2t); 16: horizon eluvial (A2); 17: tuf volcanique visible marcroscopiquement; 18: artefacts. Deux générations de sable de couverture sont préservées sur le versant nord de la vallée á hauteur de Maisiéres-Canal (unité U, Fig. 4); elles y sont séparées par un cailloutis de silex largement réparti, probablement concentré par déflation (Fig. 2). De plus, chaqué génération sableuse fut précédée du développement d'un petit sol humifére: le sol supé• rieur, légérement podzolisé incorpore des petits fragments de charbon de bois et s'apparen- te par son faciés au sol d'Usselo, d'áge Allerod, connu aux Pays-Bas (T. Van der Hammen, 1957). Aussi, aprés comparaison avec la séquence Tardiglaciaire de Basse Belgique, les deux dépóts sableux éoliens furent-ils attribués respectivement au Dryas I et au Dryas III et les deux sois humiféres aux interstades de Susaca, vers 13.500 B. P., et d'Alleród, vers. 11.000 B. P. (J. Van der Hammen et J. Vogel, 1966). Quant au Dryas II et á l'interstade de Bólling, ils ne seraient guére individualisés et se situeraient au niveau du cailloutis résiduel séparant les deux générations de sables éoliens.

EVOLUTION CLIMATIQUE ET PALEOLITHIQUE SUPERIEUR

La séquence limoneuse de Moyenne Belgique couvre l'essentiel du Pleistocene supérieur, y compris l'lnterglaciaire éemien, lequel représente prés de la moitié de la durée de la période considérée. Le caractére «semi-continu» de la séquence sédimen- taire et climatique procede surtout d'enregistrements ponctuels, ceux-ci résultant de quelques situations exceptionnelles: bas de versant et fond de vallée comme á Maisié• res-Canal et á Huccorgne, ou encoré revers de cuesta orienté au Nord-Ouest comme c'est le cas á Harmignies. Ailleurs, les enregistrements sont essentiellement discontinus, les principaux hiatus se situant généralement de part et d'autre des loess du Weichsélien supérieur. Quant a l'interprétation paléoclimatique des dépóts, nous avons montré qu'elle était essentiellement relative, excepté dans le cas des phénoménes périglaciaires lies au déve• loppement d'un permafrost (épisode rigoureux). Nonobstant cette faiblesse de l'argumenta- tion, on est cependant en mesure d'y reconnaítre une distribution des événements sédimen- taires qui paraít repondré á une évolution coherente de l'environement climatique. En particulier, les deux générations d'apports loessiques du Weischsélien inférieur et du Weichsélien supérieur, ainsi que les sables de couverture du Tardiglaciaire impliquent á cha• qué fois un contexte climatique froid et probablement sec de type steppique, tandis que les dépóts colluviaux du Weichsélien moyen et du second tiers du Weichsélien supérieur évo- quent un contexte climatique nettement humide. C'est le cas en particulier de la seconde moitié du Weichsélien moyen, période caractérisée par le plein développement des phé• noménes périglaciaires sous la forme de réseaux polygonaux de grands coins de glace et de gleys de toundra avec forte structure de ségrégation de glace, ce qui implique, assuré- ment, des précipitations relativement ahondantes. D'autre part, le détail de l'enregistrement climatique et sédimentaire ainsi que son cara- cetére reproductible á l'échelle de la moyenne Belgique, conférent á l'ensemble une signifi• caron et une cohérence interne de type séquentiel qui pourra servir de base á l'établisse- ment de corrélations inter-régionales. A ce propos, il nous faut mentionner ici les nombreuses similitudes qui existent entre le séquence climatique de Moyenne Belgique (Fig. 5) et celle enregistrée par la palynologie dans les grottes francaises (Ar. Leroi-Gourhan et J. Renaut-Miskovsky, 1977). Si l'on excepte les problémes de nomenclature, notamment celui relatif á «l'interstade de Kesselt» (cfr. Ar. Leroi-Gourhan, 1973), une discordance majeure apparaít cependant quant á l'oscillation des Wartons qui, semble-t-il, ne fut pas individualisée dans la séquence palynologique frangaise. Toutefois, il n'est pas exclu que cet épisode climatique y ait été assimilé, selon les cas, á l'interstade de Tursac daté vers 23.000 B. P. (équivalent probable du sol de Kesselt dans la séquence de Moyenne Belgi• que), ou encoré á «l'interstade de Kesselt» (cfr. Ar. Leroi-Gourhan, 1973). En Moyenne Belgique, parmi les sites de plein air du Paléolithique supérieur, seules les occupations périgordiennes de Maisiéres-Canal et de la station de l'Hermitage á Huccorgne ont pu étre situées avec precisión dans la séquence stratigraphique; toutes deux appartien- nent á la période humide et froide qui fait suite au sol des Vaux (seconde moitié du Weich• sélien moyen). Dans le premier site, l'industrie du Périgordien Va á pointes pédonculées est

138 • 5 8 Fig. 5. Séquence stratigraphique du Paléolithique supérieur en Moyenne Belgique. Symboles graphiques; 1: sol brun ou sol brun lessivé; 2: sol humifére; 3: horizon déferrifié (gley de toundra); 4: réseau polygonal de grands coins de glace largement representes; 5: réseau polygonal de grands coins de glace occasionels; 6: coin de glace ¡solé; 7: Périgordien; 8: Magdalénien et Paléolithique supérieur final. Tufs volcaniques; L.S.T.: «Laacher See Tuff»; Elt.: «Eltviller Tuff»; Ro.: tuf de Rocourt. Paléoclimats; R: rigoureux. avec permafrost actif; F: froid, sans permafrost actif; FM: froid médium; TF; temperé froid; T: temperé. Archéologie; Meso: Mésolithique; P.S.F.: Paléolithique supérieur final; Magd.: Magdalénien; Per.: Périgordien; Aur.: Aurignacien; Moust. évol: Moustérien évolué; Moust. char.: Moustérien charentien. France séquence climatique d'aprés Ar. LEROI-GOURHAN et J. RENAULT-MISKOVSKY, 1977. Dans la colonne de gauche, les hachures verticales correspondent aux améliorations climatiques.

contemporaine de l'épisode froid médium, dit oscillation de Maisiéres, daté vers 28.000 B. P. et serait de peu antérieure á l'épisode froid médium des Wartons. Un second ensemble d'occupations de plein air se situé au Tardiglaciaire. II importe cependant d'y distinguer les gisements magdaléniens d'Opr-le-Grand et de Kanne, suppo- sés dater de debut du Tardiglaciare, des gisements du Paléolithique supérieur final nette- ment plus abondants (Bois Saint-Macaire, Meer, etc.); largement répartis en Moyenne et Basse Belgique, ceux-ci furent rapportés á la période comprise entre l'interstade de Bólling et le debut du Préboréal, sans plus de precisión (M. Otte, 1984). Une distribution comparable des industries du Paléolithique supérieur fut reconnue dans les gisements de grottes. (M. Otte, 1979; 1984): occupations aurignaciennes et périgordien- nes lors de la seconde moitié du Weichsélien moven puis occupations magdaléniennes et du Paléolithique supérieur final pendant le Tardiglaciaire, en particulier au cours des épiso- des froids et secs du Dryas I et du Dryas II. Signalons á ce propos que la majeure partie des occupations périgordiennes en grottes, notamment celles de Spy, du trou Magrite, du trou du Renard et de Halleux, se situeraient entre 25.000 et 24.000 B. P., c'est-á-dire qu'elles seraient voisines ou contemporaines de l'oscillation des Wartons. Par contre, les industries périgordiennes de Goyet, d'Engis et de Fond-de-Forét pourraient étre quelque peu plus tardives car techniquement plus évoluées (M. Otte, 1979; 1984).

139 En conclusión, les industries du Paléolithique supérieur de Belgique appartiennent á deux ensembles distincts (Paléolithique supérieur ancien d'une part, Magdalénien et Paléo• lithique supérieur final d'autre part), separes par un long hiatus d'occupation de l'ordre d'une dizaine de millénaires. Cet hiatus, situé entre le debut du Weichsélien supérieur et le Tardi• glaciaire, traduit surtour, semble-t-il, une modification fundaméntale de l'environnement liée á la mise en place d'une épaisse couverture loessique, plutót qu'un contexte climatique par• ticulier. Les populations du Paléolithique supérieur ancien eurent surtout accés á nos régions lors des épisodes froids médium de la seconde moitié du Weichsélien moyen, c'est-á-dire dans un contexte climatique nettement humide et guére different de celui qu'ont connu les hommes du Paléolithique moyen pendant la premiére moitié du Weichsélien moyen. A cette époque, les dépóts de couverture étaient peu épais et tres discontinus; aussi le substratum, constitué de sables et d'argiles (Tertiaire), de craie (Crétacé), de gres, de schistes et de cal- caires (Primaire), affleurait-il sur de grandes superficies, principalement le long des versants et dans les vallées, lesquelles étaient dans l'ensemble assez fortement incisées. Dans un tel contexte, les biotopes étaient done extrémement vahes, en fonction du relief, du substratum et de l'exposition; steppes á graminées, prairies humides et parcelles boisées de pin, d'aulne et de bouleau, composaient probablement ce qu'il est convenu d'appeler un paysa- ge en mosaíque. Au Weichsélien supérieur, cet environnement sera considérablement perturbé et modifié par le dépót des loess du Hesbayen et du Brabantien qui formeront une épaisse couverture quasi continué sur la majeure partie de la Moyenne Belgique; parallélement, les plaines allu- viales furent fortement réhaussées par des apports détritiques abondants associés á des systémes de chenaux anastomosés. II en resulta probablement une extensión considerable de la steppe á graminées au détriment des autres biotopes. Aussi faut-il attendre le Tardigla• ciaire pour voir apparaítre dans nos régions les populations du Magdalénien dont l'écono- mie était sourtout orientée, semble-t-il, vers la chasse aux grands troupeaux d'herbivores. Semblable différenciation s'exprime également dans les assemblages fauniques des gise- ments du paléolithique supérieur (J.-M. Cordy, 1984); au Weichsélien moyen les faunes se caractérisent par la présence dans des proportions variables du mammouth, du rhinocéros laineux, de l'hyéne et du Non des cavernes, du megaceros, du renne et du cheval, tandis qu'au Tardiglaciaire seuls le renne et le cheval sont bien representes.

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141

CHRONOLOGIE DU PALEOLITHIQUE SUPERIEUR BELGE DANS LE CONTEXTE DU NORD-OUEST EUROPEEN *

Marcel Otte

Laboratoire de Préhistoire de l'Université de Liége 7, place du XX Aoüt / 4000, Liége (Belgique)

* (N. del E.): Texto presentado en 1984 y corregido por el autor en 1993.

INTRODUCTION La Belgique posséde une situation favorable pour l'étude des relations culturelles paléo• lithiques dans le contexte de Nord-Ouest européen entre la Rhénanie, les plaines du Nord de la France et la Grande-Bretagne á laquelle elle était liée durant la plus grande partie de la derniére glaciation. L'émersion de la Mer du Nord et de la Manche a determiné des conditions climatiques nettement plus continentales et a amené l'extension de la vaste plaine d'Europe septentrio- nale, de la Pologne aux Cornouailles, dans laquelle le territoire belge constituait une voie de passage nécessaire. Selon les pulsations du front glaciaire et les modifications des aires climatiques qui en découlent, les zones d'occupation par l'homme vont varier et, par conséquent, les aires culture• lles auxquelles la Belgique va étre successivement associée vont également beaucoup changer. Ce territoire se préte done bien á l'étude de l'impact des conditions d'environnement sur les manifestations culturelles á grande échelle. En outre, divers éléments naturels favorisaient l'occupation paléolithique en Belgique: abondance des matiéres premieres siliceuses, terrains giboyeux des bas plateaux loessi• ques, présence d'abris naturels dans les formations calcaires du bassin mosan.

L'EVOLUTION DU MILIEU Différents travaux récents ont permis de mieux approcher l'évolution des conditions d'environnement qui ont prévalu en Belgique durant le pleistocene supérieur. lis relévent principalement de la paléontologie (J. M. Cordy, 1974, 1975 et présent colloque; A. Gautier, 1979), de la palynologie (B. Bastin, 1971) et de la sédimentologie (P. Haesaerts, 1978). C'est dans cette derniére discipline, cependant, que la reconstitution la plus complete des conditions du milieu a pu étre établie gráce á la continuité des dépóts limoneux de Moyenne

145 Belgique. Le graphique de la planche 1 reproduit la versión récente de cette chronologie (P. Haesaerts, 1978 et present colloque). Schématiquement, l'évolution climatique de la période considérée, retracée par la sédi- mentologie, peut étre reconstituée de la facón suivante. A la base, le sol des Vaux, situé vers 33.000 B.C., témoigne d'une importante oscillation climatique tempérée, correspondant á l'interstade Wll/lll, soit á ['oscillation dite des Cottes. Y fait suite une phase d'abord tres humide puis tres froide et humide avec formation de grandes fentes de gel (entre 33 et 30.000 B.C.), équivalant en France á la période de déve• loppement de l'Aurignacien ancien. Une oscillation tempérée lui succéde (30 á 28.000 B.C.), correspondant á celle d'Arcy, puis une reprise des conditions humides et froides se marque avant de retrouver une secon• de oscillation moins rigoureuse entre 27 et 25.000 B.C. reconnue á Maisieres. Un grand coup de froid humide se marque alors avec formation d'un gley et de fentes de glace (25 á 22.000 B.C). Une légére oscillation moins rigoureuse se situé entre 22 et 21.000 B.C, attribuée á celle de Tursac.

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Fig. 1. Courbe d'évolution climatique pour le pleistocene récent d'aprés l'étude des limons de Belgique (P. Haesaerts, 1978)

146 La sédimentation des loess reprend alors de facón continué, témoignant d'une longue période froide et séche (de 21 á 11.000 B.C), ¡nterrompue par des oscillations attribuées á celles de Laugeríe-Lascaux (18 á 14.000 B.C.) et qui s'achéve par un important réseau de fentes de gel et de fortes actions cryoclastiques. Les stades classiques du Tardiglaciaire se marquent ensuite au sommet de ces loess (du Bólling au Dryas III). EVOLUTION CULTURELLE Industrie á pointes foliacées Stades ou faciés Un premier ensemble contient des pointes foliacées losangiques bifaces, de section píate dans un contexte encoré nettement du paléolithique moyen mais aussi avec des ten- dences laminaires annongant la phase nouvelle (A1: Couvin). Son origine pourrait étre liée á la présence en Belgique d'un Moustérien á retouches bifaciales, representé dans des phases plus anciennes (Grotte du Docteur á Huccorgne). Un second stade apparaít á Spy et á Goyet (A2) avec une technologie cette fois nette• ment du paléolithique supérieur; les pointes sont réalisées par retouches inverses ou bifa• ces limitées aux extrémités de lames épaisses.

Chronologie ou environnement

Le site de Couvin semble appartenir, d'aprés l'étude de la faune, á une phase tempérée et indiquer, tout comme les comparaisons archéologiques, l'interstade Würm ll/lll de la chro• nologie de F. Bordes. Le second faciés, aux pointes losangiques sur lames épaisses (A2), semble, d'aprés la position stratigraphique et les conditions sédimentaires, appartenir au stade rigoureux suivant. L'Aurignacien Stades ou faciés Le premier faciés, peut-étre le plus ancien (B1: Spy, Goyet), comporte de nombreux burins de type diédre et d'abondants grattoirs carenes ou á museau. L'outillage osseux y est bien representé. Le second groupe (B2: Hastiére, Marche-les-Dames) posséde un débitage laminaire plus développé et davantage de burins sur troncature. Le troisiéme faciés (B3: Trou du Renard á Furfooz) dispose d'un outillage plus réduit avec de nombreux burins carenes et busques.

Chronologie ou environnement

Le premier faciés (B1) semble, d'aprés les caracteres de la faune, la sédimentologie et les comparaisons étrangéres, appartenir á une période froide probablement antérieure á l'oscillation d'Arcy. Le second faciés, avec une faune tempérée, se situerait dans cette oscillation moins rigoureuse. Le troisiéme groupe, également á faune moins rigoureuse, a regu une datation C 14 qui le situé dans l'oscillation de Tursac. Le Périgordien Stades ou faciés Quatre faciés se distinguent dans les ensembles périgordiens de Belgique. Celui representé á Maisiéres (C1) semble le plus ancien; il comporte de nombreuses lames appointées, des outils pédonculés et á eran. Les burins diédres dominent. A Spy, au Trou Magrite et á l'Hermitage, l'industrie est plus proche du Périgordien Va du Sud-Ouest: pointes pédonculées, gravettes, burins diédres (C2).

147 Un faciés, apparemment plus récent (C3), comporte de nombreux éléments á dos et des burins sur troncature (Engis). Des traces du Périgordien á Noailles (Ve) apparaissent sporadiquement, mélées á d'autres industres, dans quelques ensembles (Spy, Goyet).

Chronologie et environnement

Le faciés de Maisieres (C1) est attribué á une oscillation datée de 26.000 BC. Le second faciés (C2) a été attribué á l'oscillation de Tursac et fut daté de 22.000 BC á l'Hermitage. Le troisiéme faciés (C3) n'a pas recu de datation particuliére mais son contexte sédi- mentaire, faunique et technique indique une phase postérieure aux deux précédents.

Le Magdalénien Stades ou faciés

Le Magdalénien representé dans les grottes (D2, D3) comporte de nombreux burins (surtout diédres), d'abondantes lamelles á dos, des pergoirs, bees et piéces esquillées (Chaleux, Furfooz, Verlaine, Goyet).

Fig. 2. Situation des gisements du paléolithique supérieur belge cites dans le texte. 1: Maisieres. 2: Presles, 3: Spy, 4: Montaigle et Haut-le-Wastia, 5: Trou Magrite, 6: Chaleux et Furfooz. 7: Hastiére, 8: Couvln, 9: Marche-les- Dames, 10: Goyet, 11: Huccorgne, 12: Engis, 13: Remouchamps. 14: Bomal. 15: Kanne, 16: Orp-le-Grand. 17: Lommel, 18: Meer.

148 F Z UJ O

UJ UJ UJ UJ ct z Dales Chronologie UJ Uj O Q % o í B.C ptl/nologiqut 0: UJ % o UJ UJ 03 O (Arl Leroi-Gourhtn, O o 1977) Q * í í O UJ O Uj 0: UJ u ct a 5 %

BOREAL

PRE-BOREAL 02

DRYAS III ALLERÓD E2 01 DRYAS II -03-

BÓLLING

02

PRE-BÓLLING

ANGLES

D1?

LASCAUX

LAUGERIE

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TURSAC B3 C2

MAIS I ERES C1

ARCY B2

B1

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LES COTTES

Al

Fig. 3. Proposition de situation chronologique des différents faciés du Paléolithique supérieur repre• sentes en Belgique. 149 Les sites de plein-air par contre ont livré des industries á nombreux grattoirs sur lame, burins sur troncature, lames tronquees et outils composites (D1: Kanne, Orp-le-Grand).

Chronologie

Le Magdalénien des grottes a été attribué au Dryas I (11.830 B.C. ± 220) á Verlaine et au Dryas II au Coléoptére á Bomal (10.200 et 10.450 B.C). Les sites de plein-air de Kanne et d'Orp-le-Grand, alteres par le cryoclastisme au som• met des loess, sont consideres comme antérieurs au Bólling. Le Creswellien Stades ou faciés

Cette industrie est la mieux représentée á Presles oü elle fut identifiée pour la premiére fois au Creswellien de Grande-Bretagne (E1). D'autres ensembles plus restreints appartiennent probablement á des stades plus avan• ces de cette culture (E2) qui influencera finalement le Tjongérien local.

Chronologie

Une attribution chronologique a été proposée pour le premier faciés (E1) á Haut-le-Was- tia: la phase rigoureuse correspondant au Dryas II. Les faciés récents pourraient se situer dans l'Alleród. L'Ahrensbourgien

Représentée dans les sites de plein-air de Basse Belgique et dans différents gisements de grottes du bassin de la Meuse, cette industrie comprend entre autres des armatures microlithiques annoncant la phase ultérieure.

Chronologie

Cette occupation fut datée á Remouchamps dans un stade rigoureux á végétation de steppe froide et correspondant d'aprés la datation C 14 au Dryas III (8.430 B.C). Le Tjongérien

Dans les sites de grottes, cette industrie semble dériver d'un faciés récent du Creswel• lien local. Mais elle s'est surtout développée dans les sites de plein-air des plaines septen• trionales de la Belgique.

Chronologie

Attribué, au site de Lommel, á l'oscillation d'Alleród (G1), il fut récemment daté, dans son stade récent, du Pré-Boréal au site de Meer (G2).

EVOLUTION DE L'OCCUPATION PALEOLITHIQUE EN RELATION AVEC LES MODIFICATIONS DE L'ENVIRONNEMENT

1. Une industrie intermédiaire entre les stades moyen et supérieur du paléolithique appa- raít dans un environnement relativement temperé et dans une phase correspondant appa- remment á l'interstade des Vaux en Belgique, équivalent á celui des Cottes en France (vers 35.000 B.C). Cette industrie comporte, á Couvin, des pointes foliacées et une technologie déjá orientée vers le paléolithique supérieur (A1 du tableau pl. 3). D'autres ensembles con- tiennent aussi des pointes foliacées (Spy et Goyet, A2) apparemment plus évoluées mais dans une position chronologique plus douteuse (stade rigoureux ultérieur ?).

150 Ces occupations semblent correspondre á une tradition culturelle partlculiére, du tout debut du paléolithique supérieur, limitée aux aires septentrionales de l'Europe, de la Gran- de-Bretagne á la Pologne (J. Kozlowski et al., 1979; M. Otte, 1981). On assisterait done á un passage vers la technologie du paléolithique supérieur, tout á fait indépendant des autres régions européennes connaissant la méme mutation avec l'Aurignacien ou avec le Chatelperronien. Des attributions chronologiques tres anciennes se retrouvent á la fois en Grande-Bretagne (J.B. Campbell, 1977; R. Jacobi, 1980), á Test de l'Allemagne (Ranis; W. Hulle, 1977) et en Pologne (Jermanowice; W. Chmielewski, 1961). Comme dans ces régions, l'industrie á pointes foliacées de Belgique semble avoir connu des antécédents locaux et s'étre développée sur place. 2. Les traces de ces occupations anciennes ont pu étre détruites lors du stade rigoureux suivant (33-30.000 B.C.) durant lequel se développe, en Belgique, l'important réseau de fentes de glace attestant un climat froid et humide. L'occupation humaine n'est pas connue au plus fort de cette oscillation froide, mais les industries á pointes foliacées ont pu s'y pro- longer, comme cela semble étre le cas en Thuringet et, influencer, par la suite, la gestation du Gravettien d'Europe Céntrale (Petfkovice, Willendorf) et occidentale (Maisiéres). Les industries aurignaciennes, certainement d'origine étrangére, arrivent toutes consti- tuées en Belgique, probablement á un stade avancé, correspondant apparemment á la fin du stade I de France (Spy, Goyet). A ce moment, la faune chassée comprend surtout des espéces de steppes froides, mammouth et rhinocéros laineux, qui pourraient s'accorder avec la fin de cette période rigoureuse. Cette oceupation se poursuit en Belgique au travers des stades temperes ultérieurs, correspondant á celui d'Arcy (Marche-les-Dames), puis de Tursac (Trou du Renard). La faune contient alors davantage d'espéces silvícoles. Bien que cette tradition soit probable• ment originaire d'Europe Céntrale, la "province" á laquelle le territoire belge participe á cette époque s'étend des sites rhénans (Wildscheuer) á ceux de Grande-Bretagne (Paviland). 3. Le Périgordien supérieur, avec nombreux outils pédonculés, apparaít alors dans une autre oscillation climatique tempérée, postérieure á celle d'Arcy et située vers 26.000 B.C. Cette industrie, aux affinités d'Europe Céntrale, serait done contemporaine du Périgor• dien IV trancáis et correspondrait á la premiére apparition de la technique de pédonculisa- tion en Europe. L'abondante utilisation de la retouche píate pourrait témoigner de l'ultime influence des industries á pointes foliacées du debut du paléolithique supérieur. Cette composante du Périgordien supérieur est apparemment d'origine extérieure au Périgord mais participera plus tard á la formation du stade V trancáis. De la méme maniere, les fléchettes caractéristiques du «Bayacien», á la base du stade IV de la Gravette, doivent- elles étre comprises dans un contexte plus large puisqu'elles apparaissent sporadiquement, au méme moment, dans certains sites d'Europe Céntrale (Jura Souabe et Baviére). Cette diffusion vers l'ouest de certains processus techniques assimilés dans le Périgor• dien semble bien étre liée aux conditions climatiques favorables de l'oscillation de Maisiéres durant laquelle le passage á travers les plaines septentrionales était á nouveau facilité. 4. A la suite de cette oscillation, un grand coup de froid se marque dans les coupes par un réseau de fentes de gel (25.000 B.C). Aucune oceupation n'est connue, jusqu'á présent, dans cette phase froide et humide. L'oscillation moins rigoureuse qui lui fait suite, attribuée á celle de Tursac (vers 22.000 B.C), est contemporaine d'une nouvelle oceupation du Périgordien supérieur du stade VA, cette fois tres proche des faciés du Sud-Ouest (L'Hermitage á Huccorgne). II est possible que le stade rigoureux ait provoqué la diffusion des traits propres á Tindustrie de Maisiéres vers les régions plus meridionales. D'autres ensembles, également d'affinité francaise (VA, VB, VC), apparaissent en outre dans les sites de grottes mais ne peuvent pas étre aujourd'hui dates, bien que leur position chronologique, par analogie typologique, soit probablement proche de celle de Huccorgne. 5. Le stade suivant comprend la phase de sédimentation éolienne principale et corres• pond á une longue période froide et séche durant laquelle aucune oceupation certaine n'est attestée. Des industries gravettiennes apparemment plus évoluées peuvent toutes apparte• nir á cette période et poursuivre sur place cette tradition (C3?). 6. Cette sédimentation éolienne prend fin avec l'interstade de Laugerie-Lascaux (18.000

151 á 14.000 B.C.) durant laquelle une nouvelle occupation n'est pas encoré attestée en Belgi• que ni dans le régions limitrophes. Au sommet des derniers loess, fortement alteres en nos régions par des cryoturbations, prend place apparemment l'industrie magdalénienne de Orp, également d'affinité francaise et qui correspondrait á la premiére recolonisation de nos régions aprés le pléniglaciaire. 7. L'occupation humaine se maintient alors durant le Tardiglaciaire soit sous la forme du Magdalénien évolué dont les affinités se marquent de la Rhénanie (Gónnersdorf) au bassin parisién (Pincevent), soit sous la forme du Creswellien, d'affinité britannique ou plus septen- trionale (Hambourgien). Le Magdalénien, daté des deux premieres périodes á Dryas (Verlai- ne et Coléoptére), participe aussi á une «province» orientée d'est en ouest et distincte de celle du Périgord. L'orientation différente prise par Taire d'occupation du Creswellien, industrie partiellement contemporaine et probablement de méme origine que le Magdalénien, montre bien á quel point la Belgique a servi alors d'aire de recouvrement entre différentes sphéres culturelles. A l'Alleród et au Dryas III, le Tjongérien (Federmessergruppe) puis l'Ahrensbourgien (Stielspitzen gruppe) indiquent les relations définitivement prises vers les régions septentrio• nales des Pays-Bas ou d'Allemagne du Nord dans les nouveaux territoires de chasse recon- quis par le recul du front glaciaire.

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153

ESSAI DE CORRELATION DES INDUSTRIES CASTELPERRONIENNES ET AURIGNACIENNES PAR LA PALYNOLOGIE *

Arlette Leroi-Gourhan

Laboratoire de Palynologie. Musée de rHomme. Palais de Chaillot / 75116 Paris (France)

* (N. del E.): Texto presentado en 1983 y corregido por la autora en 1994.

Depuis le debut du siécle, de nombreuses théories ont été émises á propos de la séquence aurignaco-périgordienne. Mais il existe de profonds désaccords entre les différents auteurs. La question des relations existant entre les deux cultures reste un sujet épineux. II fut admis pendant longtemps que le Périgordien ancien était antérieur á l'Aurignacien. Ensui- te l'interstratification des niveaux archéologiques contenant Tune ou l'autre de ees deux industries dans les gisements de Roe de Combe et du Piage avait permis d'établir la contem- poranéité du Périgordien et de l'Aurignacien. Puis les travaux sédimentologiques de H. Lavi• lle ont prouvé la simultanéité des dépóts castelperroniens et aurignaciens en Périgord pen• dant la phase d'instabilité climatique qui fait suite á l'interstade d'Hengelo-Les Cottes. A propos de l'évolution du Périgordien, des divergences importantes opposent les défenseurs de l'unité périgordienne aux partisans du clivage du phylum périgordien en deux industries indépendantes: le Castelperronien et le Gravettien. Pour les premiers, le niveau de Périgordien ancien de Chatelperron évolué vers le niveau de Périgordien supérieur de La Gravette. Typologiquement, cette évolution se réalise par perte progressive du stock d'outils moustériens et par allongement et redressement des pointes et lames. Les seconds séparaient l'industrie du niveau de Chatelperron, plus proche du Moustérien, du Périgordien du niveau de la Gravette. Par ailleurs, les découvertes recentes faites á la Roche á Pierrot á St. Césaire ne font que ranimer le débat anthropologique: les restes d'au moins un individu neandertalien ont été retrouvés dans un niveau castelperronien. La theorie classique de la liaison Homme de Combe-Capelle / Périgordien et Homme de Cro Magnon / Aurignacien, déjá réfutée par cer- tains, se trouvé done controversée par cette découverte. Si le schéma évolutif de l'Aurignacien suscite moins d'oppositions, l'attribution des outi- llages aux différents stades pose des problémes. Seúl l'Aurignacien I semble assez nette- ment caractérisé. II en est tout autrement des series antérieures. dénommées Aurignacien O, archaique, proto-aurignacien... et de celles qui sont postérieures, souvent globalement qualifiées d'Aurignacien évolué. Nous avons tenté d'aborder cette séquence archéologique par le biais de la chronologie

157 climatique. Nous appuyant sur les analyses polliniques et sedimentologiques de vingt sta• tions comportant des niveaux castelperroniens ou aurignaciens, nous avons éssayé d'établir des corrélations en replacant les niveaux dans les différents épisodes climatiques (Tabl. 1). Nous ne traiterons ici que de la période chronologique allant de 34000 B. C. á environ 29500 B. C. Ce choix nous a mené a négliger les aurignaciens évolués postérieurs. Le premier épisode climatique lié aux occupations castelperroniennes ou aurignaciennes, est l'interstade d'Hengelo-Les Cottés, épisode temperé mis en évidence dans toute l'Europe par les analyses polliniques, sedimentologiques et la faune. Malheureusement, dans de nom- breuses stations, les lessivages et érosions qui le caractérisent, ont géné son étude. Cet interstade se prolonge par une période d'instabilité climatique, selon les termes d'H. Laville, datée d'environ 32500 B. C. á 31000 B. C. Enfin, le froid sec postérieur, premier épisode rigoureux lié á des industries du Paléolithique supérieur est un excellent repére, bien connu des Préhistoriens depuis cinquante ans. Géographiquement, le territoire concerne ici, s'étend des Cantabres au Centre-Nord frangais. Trois sites allemands figurent sur le tableau, ils véri- fient au niveau-ouest-européen l'échelle chronologique adoptée.

Tableau 1: Tableau des corrélations palynologiques et sedimentologiques.

POSITIONS CHRONOLOGIQUES DES INDUSTRIES

II apparait que les deux industries sont synchrones durant trois phases climatiques. Cas- telperronien et Aurignacien apparaissent des l'interstade des Cottés, puis évoluent simulta- nément pendant la période d'instabilité climatique qui suit jusqu'á s'interstratifler dans une méme station. L'épisode de froid sec postérieur voit, parallélement au développement important de l'Aurignacien, perdurer des niveaux castelperroniens.

158 Lors de la deuxiéme partie de l'interstade d'Hengelo-Les Cottes la á ARCY-SUR-CURE connait une occupation castelperronienne (couche X) ainsi que la ROCHE á PIERROT á St. CESAIRE (couche 9 et 8) tandis que á la CUEVA MORIN dans les Cantabres l'Aurignacien ancien (couche 9) succéde au Castelperronien (couche 10). La fin de cet épisode climatique voit l'émergence d'Aurignacien O á LA LAOUZA (niv. 2b1) et á L'ESQUICHO GRAPAOU (niv. SLC 1b daté de 32550 B. C); cette derniére corrélation est établie sur la base des données sédimentologiques du remplissage de la station. En Alle- magne le gisement de GEISSENKLOSTERLE témoigne tres tót d'une occupation aurigna- cienne (couche 16 datée de 34590 B. C). Durant la phase d'instabilité climatique qui fait suite, on assiste á une augmentation du nombre des stations castelperroniennes ou aurignaciennes et le synchronisme des deux industries est plus flagrant encoré. Pour la seule región périgourdinne le gisement de ROC DE COMBE présente un niveau d'Aurignacien ancien (niv. 9) compris entre deux couches castelperroniennes (couches 10 et 8). La contemporanéité des deux industries apparait également par la corrélation des dépóts d'Aurignacien ancien du PIAGE (couches K á Gl, selon H. Laville) et de L' (couches 14 et 13 datées en moyenne de 32050 B. C.) avec les niveaux castelperroniens du TROU DE LA CHEVRE (couches 18 á 14). La región Centre et Centre-Ouest connait des occupations castelperroniennes á la GROTTE DU RENNE (couche IX) á (couche 4 datée approximativement de 31400 B. C.) et á CHATELPERRON (couche B). Vers la fin de cet épisode d'instabilité climatique la Paly- nologe semble indiquer la contemporanéité du niveau castelperronien des COTTES (niv. G daté de 31350 B. C.) avec le niveau proto-aurignacien de SAINT CESAIRE (niv. 6). Au sud, lors de cette phase climatique la CUEVA MORIN (niv. 8) et L'ESQUICHO GRAPAOU (niv. SLC la, daté de 29900 B. C.) connaissent encoré une, occupation d'Aurignacien O. Le dia- gramme palynologique de la grotte TOURNAL á BIZÉ n'enregistre pas d'épisode intersta- diaire. Mais le spectre pollinique correspondant á la base de l'occupation aurignacienne (niv. GF á F) atteste la présence de quelques taxons mésophiles absents dans les niveaux supérieurs. II semble done possible de supposer que l'apparition de l'Aurignacien dans cette grotte puisse étre rapportée á l'épisode d'instabilité climatique. Enfin le premier épisode de froid sec du Würm III est classiquement caractérisé par le développement de l'Aurignacien I: phénoméne qui se vérifie ici sur le tableau. Toutefois LE PIAGE (couche F 1) connait une courte occupation castelperronienne á la fin de l'épisode d'instabilité climatique et au tout debut de la période froide. Ce niveau est rapidement recou- vert par l'Aurignacien I. Le Castelperronien perdure tardivement á la GROTTE DU RENNE á Arcy (couche VIII datée de 31550 B. C.) s'éteignant peu avant le réchauffement d'Arcy.

RÉPARTITION GÉOGRAPHIQUE DES DEUX INDUSTRIES

Durant ees trois phases climatiques oü le Castelperronien et l'Aurignacien évoluent simultanément une progression géographique des deux cultures est discernable. Lors de l'interstade d'Hengelo-Les Cottes l'Aurignacien se revele extrémement localisé á l'Est: Allemagne et au Sud: región méditerranéenne et Cantabres. A la CUEVA MORIN l'Aurignacien succéde á une occupation castelperronienne. Les deux stations voisines de LA LAOUZA et de L'ESQUICHO GRAPAOU paraissent témoigner de l'arrivée de l'Aurignacien á la fin de cet épisode climatique (32550 B. C). L'importante couche d'Aurignacien O de L'ABRI MOCHI, situé á la frontiére franco-italienne, n'a pas fait l'objet d'une analyse pollinique. Auss ne figure-t-elle pas dans le tableau. L'Aurig• nacien moyen et typique de cette station étant rapporté á l'épisode de froid sec et á l'oscilla- tion d'Arcy nous ne savons pas si l'Aurignacien O de cette station debute lors de l'interstade d'Hengelo-Les Cottes ou pendant la période d'instabilité climatique. Durant la phase intersta- daire le Centre et l'Ouest trancáis voient se développer l'ndustrie castelperronienne. Sa pré• sence est attestée á ARCY á SAINT CESAIRE et peut étre á LA QUINA (fg. 1). A l'épisode d'instabilité climatique qui suit correspond une augmentation du nombre des stations castelperroniennes et aurignaciennes. Cette derniére industrie, jusque la canton- née dans le sud atteind maintenant le Périord. L'ABRI PATAUD, LE PIAGE et par moments

159 Fig. 1. Répartition géographique du Castelperronien et de l'Aurignacien durant la deuxiéme partie de l'interstade de Cottés. Liste des Stations: 1.- Le grand abrí de La Ferrassie, 2.-L'Abrl Pataud. 3.-L'Abri du Facteur á Tursac, 4.- Caml- nade Est, 5.- Le Trou de la Chévre, 6.- Le Piage. 7.- Roe de Combe. 8.- Cueva Morin, 9.- L'Abrl Mochi, 10.- La Laouza, 11.- LEsquicho Grapaou, 12.- La grotte Tournal, 13.- La Quina X-Z, 14.- La Roche á Pierrot á Saint- Césaire, 15.- Les Cottés, 16.-La grotte du Renne á Arcy. 17.- Chatelperron, 18.- Geissenklósterle. 19.-Mauern, 20.- Lommersun. le ROC DE COMBE connaissent des occupations aurignaciennes tandis que le TROU DE LA CHEVRE et LA FERRASSIE (selon H. Laville, 1973) sont le fief des castelperroniens. Ceuxci semblent s'étre repliés dans la región centre oü leur présence est attestée par de nombreux sites: SAINT CESAIRE, CHATELPERRON, LA QUINA, LES COTTES et ARCY. La fin de cet épisode climatique témoigne de l'arrivée des Aurignaciens á St. CESAIRE, alors que LE PIAGE est oceupé tardivement par les Castelperroniens, consécutivement á des installations aurgnaciennes (fig. 2). A l'épisode de froid sec qui precede l'interstade d'Arcy, correspond la disparition presque complete du Castelperronien devant le développement important des porteurs de l'Aurigna• cien. Tandis que l'occupation castelperronienne du PIAGE est vite recouverte par l'Aurigna• cien I, seule la station plus septentrionale d'ARCY témoigne de la durée du Castelperronien pendant la presque totalité de cet épisode froid (fig. 3).

LE «PERIGORDIEN»

D'autre part, nous appuyant sur la position chrono-stratigraphique des differents niveaux castelperroniens ayant fait l'objet d'une analyse pollinique, nous essayons d'apporter quel• ques éléments au probléme de l'évolution périgordienne. II apparait jusqu'á présent que, durant les trois épisodes climatiques qui voient se développer le Castelperronien, des series

160 PHASE II

Fig. 2. Répartition géographique du Castelperronien et de l'Aurignacien durant la phase d'instabilité climatique (Phase II). Liste des Stations: 1.- Le grand abrí de La Ferrassie, 2.- LAbri Pataud, 3.- L'Abri du Facteur á Tursac, 4.- Cami- nade Est, 5.- Le Trou de la Chévre, 6. - Le Piage, 7.- Roe de Combe, 8.- Cueva Morin, 9.- L'Abri Mochi, 10.- La Laouza, 11.- L'Esquicho Grapaou, 12.- La grotte Tournal, 13.- La Quina X-Z, 14.-La Roche á Pierrot á Saint- Césaire, 15.- Les Cottes, 16.- La grotte du Renne á Arcy, 17.- Chatelperron, 18.- Geissenklósterle, 19.-Mauern, 20.- Lommersun. typologiquement «évoluées» sont contemporaines et méme antérieures á des outillages «archaíques» de la méme culture. La manifestation la plus ancienne du Castelperronien correspond a la couche 10 de la CUEVA MORIN. G. Echegaray la rapporte á un statde évolué de Tindustrie. Durant la méme phase interstadiaire, la GROTTE DU RENNE á ARCY connait également une occupation castelperronienne. L'outillage s'offre comme un véritable reíais entre les traditions mousté• riennes et le Paléolithique supérieur, comportant un stock important d'outils de type ancien voisinant avec quelques piéces du Paléolithique supérieur. L'épisode d'instabilité climatique qui suit voit une profusión des niveaux castelperro- niens. La couche IX de la GROTTE DU RENNE présente les méme caractéristiques lithi- ques que la couche precedente. Géographiquement assez proches, les dépóts de CHA• TELPERRON ont fourni une industrie presque libérée de l'héritage moustérien, semblant done correspondre á un stade évolué de l'industrie. Le niveau castelperronien de LA QUINA, rapporte á la méme période climatique, offre une serie lithique que G. Henri-Martin attribué á une phase archaíque, de liaison entre le Moustérien et le Paléolithique supérieur. Au TROU DE LA CHEVRE, le préhistorien a noté une évolution des niveaux inférieurs aux superieurs, par raréfaction de l'outillage de type ancien et développement des piéces pro- pres au Paléolithique supérieur. L'ensemble se présente comme une industrie de transition, comportant toujours une part importante d'outils moustériens, Le ROC DE COMBE offre

161 PHASE m

Fig. 3. Répartition géographique du Castelperronien et de l'Aurignacien durant les premiers froides secs du Wúrm III (Phase III). Liste des Stations: 1.- Le grand abrí de La Ferrassie, 2.- L'Abri Pataud. 3.- LAbri du Facteur a Tursac, 4.- Cami- nade Est, 5.- Le Trou de la Chévre, 6.- Le Piage, 7.- Roe de Combe, 8.- Cueva Morin, 9.- LAbri Mochi. 10.- La Laouza, 11.- LEsquicho Grapaou, 12.- La grotte Tournal, 13.- La Quina X-Z. 14.- La Roche a Pierrot a Saint- Césaire, 15.- Les Cottés, 16.- La grotte du Renne á Arcy, 17.- Chatelperron, 18.- Geissenklósterle, 19.- Mauern, 20.- Lommersun. deux niveaux castelperroniens. Seúl la couche supérieure a fourni une bonne serie lithique, caracterisée par l'abondance des lames de Chatelperron. Le niveau castelperronien des COTTES est rapporté á la fin de cet épisode climatique. L. Pradel le considere comme un stade tres évolué de l'industrie, qui effectue ainsi la liaison avec le Gravettien. L'outillage á bord abattu y est de loin le plus abondant, caractérisé par la présence de pointes de Chatel• perron redressées et de lames des Cottés. A l'extréme fin de cette phase climatique, le cas• telperronien apparait au PIAGE, sus-jacent á une oceupation aurignaccienne. La serie lithi• que, riche en pointes de Chatelperron, présente quelques piéces moustéroídes avec un outillage de type Paléolithique supérieur. Enfin la couche VIII de la GROTTE DU RENNE, rapporté au premier épisode de froid sec du Würm III, correspond á l'occupation la plus récente de Castelperronien. Ce niveau a four• ni une industrie constituée pour 90 % de piéces de type ancien. Les pointes de Chatelperron sont rares et dégénérées. Si ce n'était sa position chronologique, il pourrait sans conteste étre rapporté á un des premiers stades évolutifs du Castelperronien. Quant á l'attribution du niveau G du gisement DES COTTES á une phase intermédiaire entre le Castelperronien et le Gravettien, la chronologie climatique permet de mettre en doute cette hypothése, car l'analyse pollinique situé assez précisément cette couche castel- perronienne. II apparait ainsi que ce niveau correspond á une manifestation assez tardive mais non finale du Castelperronien. De surcroit, les niveaux plus tardifs de la GROTTE DU RENNE ne présentent en rien un faciés typologiquement aussi évolué.

162 Enfin, les premieres manifestations du Gravettien se situent á la fin de l'épisode de froid sec postérieur á l'oscillation d'Arcy et plus souvent au debut de l'oscillation de Kesselt (Tabl. 1). Le niveau G DES COTTES étant rapporte á la fin de la période d'instabilité climatique, environ 2.500 ans séparent les manifestations des deux industries. Méme si nous nous reférons á l'ultime manifestation castelperronienne, c'est a diré la couche VIII de la grotte du RENNE, qui n'offre en rien une industrie tres «évoluée» un écart de quelques 1.500 ans la separe encoré de l'apparition du Gravettien. Cet essai d'approche d'un probléme culturel par le biais de corrélations climatiques nous a permis d'émettre certaines hypothéses. La position chronologique des différents niveaux castelperroniens ou aurignaciens a pu étre précisée. Nous avons montré ainsi le synchro- nisme des deux industries durant trois phases climatiques, soit de la deuxiéme partie de l'interstade d'Hengelo-Les Cottes vers 34000 B. C. jusqu'á la fin des premiers froids secs du Würm III vers 29500 B. C. Durant cette période une progression géographique de l'Aurignacien parait discernable du sud vers le nord-ouest, parallélement au recul vers des régions plus septentrionales des derniers porteurs de l'industrie castelperronienne. D'autre part, ees corrélations nous aménent á réfuter la théorie de l'Unite Périgordienne et á soute- nir celle qui préconise le clivage du phylum périgordien en deux cultures individualisées: Castelperronien et Gravettien. En effet, nous avons montré qu'un laps de temps d'environ 2.000 ans separe l'ultime manifestation castelperronienne de l'apparition du Gravettien. Quant á l'hypothése d'une evolution typologique du Périgordien ancien au Périgordien supérieur par l'intermédiaire d'un niveau des Cottes, elle se trouvé controversée par les corrélations polliniques. L'examen des différents niveau castelperroniens replacés dans le cadre chronobotanique indique que l'existence d'un schéma évolutif linéaire au sein de cette industrie se doit d'étre clarifié. Toutefois, si le nombre des stations fouillées offrant des niveaux castelperroniens ou aurignaciens est assez elevé, peu d'entre elles ont fait l'objet d'etudes paléo-climatiques. Beaucoup de ees fouilles sont trop anciennes et de surcroit la période d'instabilité climatique est connue pour ses ravinements et lessivages. Ces sediments remaniés sont inutilisables en Palynologie et génent les études geologiques. Aussi ce travail de corrélation repose-t-il sur un échantillonage relativement restreint. II est certain que d'autres analyses seront nécessai- res pour établir avec certitude ce que nous ne présentons ici que comme une hypothése.

BIBLIOGRAPHIE

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163

OBSERVATIONS SUR L'AURIGNACIEN DE LA FERRASSIE *

Henri Del porte

Le Perron / 42600 Lézigneux (France)

* (N. del E.): Texto presentado en 1984 y corregido por el autor en 1993.

De 1968 á 1973, le Musée des Antiquités Nationales a reprls, en collaboration avec le Labo• ratoire de Géologie du Quaternaire et de Préhlstoire de l'Université de Bordeaux, des fouilles dans le gisement classique de la Ferrassie, commune de Savignac-de-Miremont (Dordogne). Parmi une séquence paléolithique qui s'étend du Moustérien au Périgordien supérieur, ce sont les niveaux aurignaciens qui sont á la fois les plus nombreux, les plus hches et les plus variés. C'est á leur propos que je souhaite présenter quelques observations et réfle- xions. Dans de precedentes publications, j'ai proposé de distinguer, parmi l'outillage lithique de l'Aurignacien, un certain nombre de types ou de groupes que j'ai qualifiés de «sensibles», en ce sens que leurs variations statistiques permettent de definir les divers facies de cette civilisation; ce sont les suivants:

1. Grattoirs sur bout de lame. 2. Grattoirs aurignaciens. 3. Grattoirs á museau. 4. Burins. 5. Burins busques. 6. Lames aurignaciennes.

A la Ferrassie, la distinction de ces types et groupes sensibles confirme la répartition de l'Aurignacien en trois phases majeures:

A. L'Aurigncien I est caractérisé par un tres fort développement des lames aurignacien• nes et l'absence totale des burins busques; les grattoirs carenes sont assez nombreux et peu typiques, tandis que les grattoirs á museau sont á la fois tres rares et tres atypiques.

B. L'Aurignacien II est relié au précédent, non pas par une coupure nette, mais par une ré- elle «transition» á la fois morphologique et statistique. Les lames aurignaciennes disparaissent,

167 tandis que les grattoirs carenes et á museau se développent, ainsi que les burins busques. Cependant, á l'intérieur méme de cette phase, se manifestent des variations symptomatiques:

a. Les grattoirs á museau dominent au debut de l'Aurignacien II, puis se raréfient nettement.

b. Au contraire, les burins busques, á peu prés absents dans les niveaux les plus anciens de l'Aurignacien II, se développent et s'uniformisent progressivement.

Ces évolutions statistiques s'effectuent dans le cours d'une demi-douzaine de niveaux, lesquels ont tous livré des series dont les effectifs sont toujours de plusieurs centaines. On peut done penser qu'elles sont, tout au moins en ce qui concerne la Ferrassie, significatives. II ne faut toutefois pas passer sous silence le caractére assez formaliste de cette analyse: la distinction entre les grattoirs carenes et les grattoirs á museau n'est pas parfaitement objec- tive; quant aux grattoirs á museau et aux burins busques, leur étude, telle qu'elle a été effectuée par M. F. Archambaud, montre qu'il existe, entre eux, une transition progressive et non une séparation brutale.

C. L'Aurignacien lll-IV posséde, á la Ferrassie, une définition statistique tres irréguliére et tres anarchique. La stratigraphie compte une dizaine de niveaux ou sous-niveaux qui ont livré des series beaucoup plus variées que celles des deux phases precedentes: les unes possédent un nombre de burins busques aussi elevé que l'Aurignacien II final, les autres voient réapparaítre des lames aurignaciennes, etc. Se succédent des mobiliers qui, trouvés isolément, seraient atthbués, les uns á l'Aurignacien I, les autres á l'Aurignacien II. On a l'impression d'une sorte de chaos, de «pagaíe» qui oppose cette phase aux deux premieres de l'Aurignacien de la Ferrasie. Si nous examinons les coupes relevées au cours des fouilles recentes de la Ferrassie, nous constatons l'existence de fortes variations en ce qui concerne la nature, l'épaisseur, la continuité et l'individualisation des formations archéologiques, spécialement de celles de l'Aurignacien. II en est qui constituent des niveaux parfaitement caractérisés, épais de 2 á 4 cm et de couleur propre, qui s'étendent de facón continué d'un bout á l'autre des coupes frontale et sagittale: c'est le cas pour les couches J et K2, qui appartiennent l'une et l'autre á la partie récente de l'Aurignacien II. Par contre, et le phénoméne est surtout manifesté dans l'Aurignacien lll-IV, il existe souvent des niveaux fractionnés, décelables sur quelques métres de longueur et difficilement raccordables les uns avec les autres. Si nous nous attachons au cas des couches stratigraphiquement indiscutables, nous nous apercevons que leurs series, quoique tres ahondantes et tres bien caractérisées, ne sont pas topographiquement homogénes: c'est ainsi que les pourcentages de grattoirs et de burins, mais aussi de grattoirs carenes et á museau et de burins busques, sont tres diffé• rents selon qu'il s'agit d'ensembles recueillis au fond de l'abri, á proximité de la paroi, ou, au contraire, vers l'avant de la surface d'occupation. Les caractéristiques statistiques de l'Aurignacien II des couches J et K2 sont tres différentes selon la situation topographique du carré fouillé. On peut done affirmer que, selon l'implantation choisie pour la fouillé, les défini- tions numériques des series récoltées eussent presenté des variations statistiques large• ment supérieures á la nórmale: les unes auraient été á grattoirs dominants, et les autres á burins majoritaires. De facón plus ou moins nette, mais généralement dans le méme sens, des variations topographiques semblables ont été observées dans d'autres niveaux de la Ferrassie, tout au moins en matiére d'Aurignacien.

Les fouilles recentes livrent done l'image d'une Ferrassie extrémement complexe du point de vue de la stratigraphie, de la topographie et de l'analyse statistique des series recueillies. Par contre, elles fournissent un «catalogue» de facies qui se trouvent organisés, en stratigraphie et en topographie, dans un méme site, ensemble dont la valeur representa• tivo est sans aucun doute infiniment supérieure á celle d'une succession constituée par des mobiliers originaires de gisements variés, sans corrélation matérielle objectivement consta- tée. La disponibilité d'une information de tres haut niveau, information fournie par la Ferras• sie, m'a amené á proposer des réflexions, non pas sur «l'évolution préhistorique», mais plutót sur «l'évolution préhistorienne».

168 A Pimitation de ce qui a été fait pour les civilisations préhistoriques, j'al proposé de par- tager Phistoire de la connaissance du Paléolithique supérieur, et particuliérement de PAurig- naco-périgordien, en un certain nombre de phases ou de facies, dont j'analyserai préféren- tiellement les derniéres.

1. La phase ancienne, dont Phistoire est dominée par les noms de Lartet, de Mortillet, de Cartailhac, de Plette, etc., représente une serie de tentatives, diverses et parfois contradic- toires, afin de proposer une organisation chronologique du Paléolithique; c'est au cours de cette premiére phase qu'apparaissent, entre autres, les termes éponymes d'Aurignacien, Solutréen et Magdalénien, ainsi que celui d'Azilien. 2. La phase moyenne ou phase classique est brillamment consacrée et inaugurée par les travaux de PAbbé Breull qui, entre 1900 et 1910, étabilit de fagon définitive les subdivi- sions du Paléolithique supérieur. En ce qui concerne l'Aurignacien, il propose également une subdivisión tripartite en industries de Chátelperron, d'Aurignac et de la Gravette. Cette phase est marquée par Papogée de la méthode descriptive et comparative, la comparaison s'effectuant d'un gisement á un autre plutót qu'á l'lntérieur d'un méme gisement. 3. La phase récente majeure est marquée, pour PAurignaco-périgordien, par les travaux de Denis Peyrony, essentiellement par ceux qu'il a réalisés, avec le docteur Capitán, entre 1904 et 1938, dans le Grand Abri de la Ferrassie. Ces travaux ont apporté les resultáis sui• vants: a. Confirmation de la subdivisión tripartite, établie par Breuil, entre Chátelperron, Aurig- nac et la Gravette. b. Mais Peyrony demontre qu'il y a en réalité deux ensembles distincts: celui d'Aurignac auquel il reserve le terme d'Aurignacien sensu stricto, et celui que forment Chátelperron et la Gravette, dissociés du précédent et réunis pour former le Périgordien. c. Les fouilles de la Ferrassie ont conduit Peyrony á établir des divisions plus fines á Pintérieur de celles qui viennent d'étre indiquées. L'existence de quatre couches successi- ves d'Aurignacien, contenant des mobiliers différents, a suggéré la création des Aurigna- ciens I, II, III et IV, de méme que l'analyse du Périgordien supérieur a suscité la distinction des Périgordiens Va, Vb et Vo.

Du point de vue méthodologique, la phase récente majeure accorde un role essentiel á ce qui a été appelé «fossile directeur»: il s'agit d'un type bien determiné d'outil ou d'objet — pour l'Aurignacien, différentes formes de pointes en os ou en bois de renne— dont la pré• sence est considérée comme paríaitement significative d'un facies particulier: c'est ainsi que la pointe á base fendue, dite pointe d'Aurignac, est le fossile directeur de l'Aurignacien I. Dans d'autres cas, il s'agit d'objets en silex, tels la pointe de la Font-Robert ou le burin de Noallles, fossiles directeurs Pun du Périgordien Va, l'autre du Périgordien Vo. Dans le cadre de cette phase récente majeure, il y a corrélation entre Pobservation stra• tigraphique et la détermination typologique. En effet, ce sont les fossiles directeurs qui per- mettent de différencier le contenu archéologique des quatre couches, et c'est la distinction stratigraphique opérée entre celles-ci qui justfie la reconnaissance des fossiles directeurs. II existe done une certaine harmonie entre la méthode de distinction stratigraphique opérée au cours de la fouillé et la méthode de définition typologique des ensembles archéologi• ques. 4. La phase récente actuelle présente elle aussi, surtout pour le domaine aurignaco- périgordien et spécialement pour celui de la Ferrassie, un double aspect, á la fois «strati• graphique» et typologique. Du point de vue stratigraphique, on peut diré, grosso modo, que la stratigraphie des couches a été remplacée par celle des niveaux. Nous avons montré, d'autre part, qu'il est nécessaire de teñir compte des variations topographiques á Pintérieur d'un méme niveau, et qu'il y a done lieu de faire appel á une notion de stratigraphie topographique. Cette double vahation, á la fois stratigraphique et topographique, revét une importance particuliére pour l'Aurignacien de la Ferrassie: si nous considérons, par exemple, les nive• aux appartenant á l'Aurignacien II, nous constatons que les différences topographiques Pemportent sur celles de la stratigraphie: l'écart typologique qui existe entre deux secteurs

169 du méme niveau est souvent plus elevé que celui qui est constaté, dans le méme secteur, entre deux niveaux successifs. II est évident que, dans ees conditions, la typologie á base de fossile directeur est dépassée: elle Test, d'abord, á cause de la présence irréguliére des types consideres comme tels; rappelons que, dans la grotte d'lsturitz, la pointe á base fendue existe dans l'Aurignacien I de l'une des deux salles et n'a pas été retrouvée dans celui de l'autre salle; elle l'est aussi parce qu'elle constitue un systéme de caractérisation dont la finesse, la sen- sibilité est insuffisante: elle ne permettrait pas, par exemple de différencer les mobiliers des niveaux de l'Aurignacien II de la Ferrassie. C'est pourquoi, de méme que nous avons noté une corrélation entre la stratigraphie par couches et la typologie du fossile directeur, il doit y avoir, á mon sens, une corrélation entre la stratigraphie topographique par niveaux et des techniques plus precises d'analye typologique, en particulier celles de la typologie statisti• que. On peut penser toutefois que Papplication de la typologie statistique á des series livré- es par des fouilles en couches constitue un «gaspillage» car il existe une discordance, une disproportion entre les deux méthodes d'investlgation, celle de la fouillé d'une part, et celle de l'analyse typologique d'autre part. Le traitement statisque des series aurignaciennes, en particulier de celles qui ont été li- vrées par la foullle des niveaux de la Ferrassie peut se présenter sous diverses formes: a. II peut utiliser le systéme, aujourd'hui classique, proposé par F. Bordes et étendu au Paléolithique supérieur par D. de Sonneville-Bordes et J. Perrot; ce systéme comporte les démarches suivantes: — Etablissement d'une liste typologique qui distingue, d'une facón plus ou moins intuiti- ve, tous les types d'outils lithiques —les piéces osseuses sont exclues á cause de leur con- servation inégale— susceptibles d'étre rencontrés dans un ensemble chronologiquement et géographiquement determiné. — Pour chaqué serie lithique dotée d'un état-civil stratigraphique et, éventuellement, topographique definí, l'utilisation de la liste typologique permet de dresser un décompte typologique ainsi que de calculer, selon des formes proposées par les auteurs, un certain nombre d'indices significatifs. — La vísualísatíon du décompte typologique d'une serie s'effectue au moyen d'un histo- gramme ou, mieux, d'un diagramme cumulatif. La comparaíson entre deux ou plusieurs series se fait alors par superposítíon de leurs díagrammes cumulatifs, ce qui permert d'éva- luer leur différence ou distance typologique. Cette distance peut étre mesurée gráce au test de Kolmogorov-Smirnov, utílisé pour les industries de la Cueva Morin par Echegaray et Freemann. La pertinence de ce test a été mise en doute; en réalité, ses résultats sont relativement significatifs, du fait que la liste typologique de Sonneville-Bordes et Perrot n'est pas établie dans un ordre aléatoíre, mais qu'elle tient compte, dans une certaine mesure, de critéres archéologiques et chronologí- ques. b. Si la typologie statistique, dont nous venons d'exposer la méthode, traite une quantíté d'lnformatíon beaucoup plus grande que la typologie «du fossile directeur», des préhisto- riens ont pensé qu'elle demeure encoré insuffisante car elle accepte, pour la définition d'un type, de ne prendre en considération qu'un ou plusieurs caracteres qu'elle privilegie, dont elle fait en somme des «caracteres directeurs». C'est dans le sens de cette préoecupation que des chercheurs américains, particullérement Movius et ses eleves, ont proposé de prendre en compte, sous le nom d'attributes, un échantillon beaucoup plus large de critéres á la fois morphologiques et morphométriques. C'est une telle méthode qu a éte adoptée par G. Maziére et moi-méme pour l'étude des grattoirs de l'Aurignacien et du Périgordien de la Ferrassie. Toutefois, la visualisation de la variation des attributes sous la forme d'histogram- mes se revele insatisfaisante, car elle ne facilite pas les essais de corrélation entre les diver- ses variables, souvent d'ailleurs tres nombreuses. c. Que ce soit á partir de décomptes de la typologie statistique ou á partir des inventaires d'attributes, des résultats nettement plus significatifs ont été obtenus par l'utilisation des techniques modernes de la statistique et de l'informatique. Dans l'état actuel des choses, ees résultats se présentent sous deux formes essentielles: — Le calcul des distances peut étre réalisé en utilisant un nombre quelconque, théori- quement illimité, de paramétres: Índices d'outils ou de groupes d'outils, «types sensibles»

170 pour l'Aurignacien, attributes morphologiques ou morphométriques, etc. II aboutit á l'établis- sement de matrices numériques et, sous une forme graphlque, de dendogrammes ou phé- nogrammes. — L'analyse factorielle, traduite sous la forme de projections graphiques par rapport á deux axes, a été appliquée á la Préhistoire, depuis une dizaine d'années, á l'initiative et sous la direction de F. Djindjian. A la Ferrassie, l'analyse factorielle a éte utilisée, á plu• sieurs reprises et de fagon spectaculaire, d'une part pour l'ensemble des series aurigna• ciennes, d'autre part pour les burins de l'Aurignacien et du Périgordien; dans ce cas, les burins ont fait l'objet d'une analyse par attributes particuliérement élaborée. L'intérét de la projection factorielle est múltiple. Elle transcrit, surtout sur les deux pre- miers axes, une part considerable de l'information disponible. A l'égal de la représentation par phénogrammes, elle prend en compte un grand nombre de series lithiques qu'elle orga- nise en groupes analogiques plus ou moins distants les uns des autres; mais, en outre, elle sígnale quels sont les paramétres —types ou groupes d'outils, mais aussi attributes— qui ont le plus largement contribué á déterminer les similitudes et les dissemblances: elle tend done á établir une hiérarchisation objective qui représente un progrés réel par rapport á celle qui préside aux systémes classiques dont nous avons précédement fait état. d. Que ce soit par phénogramme ou par projection factorielle, ¡I s'agit de calculer et de traduire graphiquement des distances entre series paléolithiques, opérations effectuées en utílisant des moyens «mécaniques» plus ou moins sophistiqués. II est possible d'imaginer des systémes flguratifs adaptes a des problématiques particuliéres. C'est ainsi que nous avons reporté sur un axe, a la suite les uns des autres, des seg- ments proportionnels á la distance qui separe les series aurignaciennes consécutives. Ce faisant, nous constatons que, malgré les variations signalées á propos des grattoirs á museau et des burins busques, les industries appartenant á l'Aurignacien II sont tres «serrées» et que celles des Aurignaciens III et IV, au contraire, sont tres espacées. Nous sommes done amenes á definir une «vitesse d'évolutlon relative» ou plutót une «vitesse de transformation relative»; elle n'est que relative, car nous ignorons quelle est la valeur de l'intervalle chronologique qui separe les unes des autres les occupations aurignaciennes successives. II faut cependant teñir compte du sytéme chrono-stratigraphique d'H. Laville, qui en arri- ve á attribuer á chacune des phases distinguées dans le Paléolithique supérieur des durées qui sont de l'ordre de quelques siécles. II n'est done pas impossible que soit établi, dans un avenir proche et pour certaines périodes privilégiées, un systéme de «vitesse de transfor• mation absolue». II n'est guére plus impossible que nous envisagions, dans ces conditions et bien que notre étude concerne la Préhistoire, de retracer l'histoire de la civilisation aurignacienne. Elle comporterait, tout au moins á la Ferrassie, plusieurs phases sucessives: — Une phase d'elaboration, au cours de laquelle s'organise progressivement la civilisa• tion aurignacienne. — Une phase de stabilité, correspondant á l'Aurignacien II; elle compte peu de modifica- tions et est marquée, semble-t-il, par une évolution relative lente: ce serait «l'áge d'or» de l'Aurignacien. — Une phase de crise, au cours de laquelle les Aurignaciens cherchent, pour des motifs que nous ignorons, une solution á leurs problémes...; avec des vitesses relatives élevées, ils se «rejettent» vers la lame aurignacienne, vers le grattoir á museau, vers le burin bus• qué, etc. II est bien évident que, pour l'historien, un tel schéma évolutif n'est pas sans rappeler celui du monde romain, avec le développement de la République et de l'Empire, puis la «Pax romana», puis enfin la chute sous le coup des invasions... II ne s'agit la, sans aucun doute, que d'une comparaison parfaitement subjective, qui ne s'écarte pas, pour le moment, du domaine imaginaire. II n'en est pas moins vrai que, á l'échelle d'un systéme chrono-stratigraphique et archéologique tel que celui de la Ferrassie, le rythme chronologi• que du Paléolithique supérieur atteint des valeurs qui sont á notre mesure. Ríen n'empéche de penser que d'autres gisements comportent des séquences qualitativement et quantitat- vement comparables á celle de la Ferrassie: leur étude ne s'ouvre-t-elle pas sur des pers- pectives á la fois nouvelles et passionnantes? 171

CHRONOLOGIE ET ENVIRONNEMENT CLIMATIQUE DU PALEOLITHIQUE SUPERIEUR DANS LE SUD-OUEST DE LA FRANCE *

Francoise Delpech, Henri Laville

Instituí du Quaternaire, Milieux, Techniques et Cultures Préhistoriques. Avenue des Facultes. Université de Bordeaux I / 33405 Talence Cedex (France)

Jean Philippe Rigaud

Direction des Antiquités Préhistoriques d'Aquitaine. 28-29 Pee. Gambetta / 33000 Bordeaux (France)

* (N. del E.): Texto presentado en 1984 y corregido por los autores en 1993.

Avertissement au lecteur

Ce travail qui date de l'année 1983 n'a pas été réactualisé. II contient des réflexions et points de vue vieux de 10 ans qui pourront étre utilisés pour retracer l'histoire de l'avancement des connaissances mais qui, en aucun cas, ne peuvent servir de base pour les recherches á venir. Pour exemples: — En 1983, on considérait encoré que la glaciation würmienne comportait quatre stades glaciaires; ce point de vue est maintenant abandonné: les "interstades" Würm l-ll et Würm lll-IV ne correspondant pas á des coupures majeures. — La chronologie régionale basée sur les phases établies suite aux travaux de sédimentologie n'est plus la seule référence. La biostratigraphie propose d'autres synchronismes pour la période considérée.

On trouvera dans les deux articles suivants de nombreuses références relatives á des travaux plus actuéis.

Delpech F. (1993) - The fauna of the Early Upper Paleolithic: Biostratigraphy of Large Mammals ans Current Problems. In Before Lascaux: The Complex Record of the Early Upper Paleolithic. Heidi Knecht, Anne Pike-Tay et Randall White Editeurs, CRC Press: 71-84, 1 fig., 1 tabl.

Laville H., Raynal J.-P. etTexier J.-P. (1986) - Le dernier interglaciaire et le cycle climatique würmien dans le Sud-Ouest et le Massif Central trancáis. Bull. Assoc. Fr. Et. Quat. 25-26 (1-2): 35-46.

La classification des industries du Paléolithique supérieur a été, en premier, l'oeuvre de H. Breuil (1912) et de D. Peyrony (1949). Cette classification a été, par la suite, largement révisée et complétee par D. de Sonneville-Bordes (1960,1966,1967) qui, en outre, replaga ces industries et leurs stades d'évolution dans le cadre chronologique general du Pleistoce• ne supérieur établi par F. Bordes (1953). L'étude stratigraphique et sédimentologique des longues séquences de dépóts des grot• tes et des abris sous roche du Perigord et les corrélations climato-chronologiques qui en ont été déduites se sont ajoutées aux resultáis de fouilles recentes pour apporter de nouveaux éléments de reflexión sur la valeur de référence qui était accordée jusque la á cette classifi• cation (H. Laville, 1975; H. Laville, J.-Ph. Rigaud et J. Sackett, 1980):

— Décalage chronologique de certains niveaux aurignaciens consideres comme appar- tenant á un méme stade d'évolution. — Contemporanéité d'industries appartenant au Périgordien supérieur á burins de Noai- lles, au Périgordien supérieur á pointes de la Font Robert et á éléments tronques. — Contemporanéité d'industries attribuées au Périgordien V et au Périgordien VI. — Contemporanéité d'industries qualifiées de Solutréen «moyen» et de Solutréen «supérieur». — Contemporanéité d'industries du Magdalénien ancien et du Solutréen supérieur. — Contemporanéité d'industries du Magalénien V et du Magdalénien VI. — Contemporanéité d'industries du Magdalénien VI et de l'Azilien. Ces corrélations, basées essentiellement sur les données de la sédimentologie, mettant ainsi en question plusieurs points de la classification traditionnelle, devaient étre confronté- es avec les données d'autres disciplines: — données palynologiques et paléontologiques acquises par l'étude des mémes séquences stratigraphiques que celles ayant fait l'objet d'études sédimentologiques. — données radiométriques obtenues sur les mémes gisements.

175 ENVIRONNEMENT CLIMATIQUE ET CHRONOLOGIE RELATIVE (*)

Le tableau I met en regard la succession des phases climatiques (numérotées en chif- fres romains) appréciées par l'étude sédimentologique de dépóts en grottes et sous abris (1) et les caractéristiques des flores et des faunes associées (2). Ce cadre climatochronologi- que est córrele avec la zonation pollinique genérale établie par Arl. Leroi-Gourhan (1977).

L'INTERSTADE WÜRM II - III

Les résultats de l'étude stratigraphique et sédimentologique de plusieurs gisements en grottes et sous abris ont permis d'identifier trois étapes successives dans cet interstade: développement de sois d'altération lors de l'optimum climatique, intervention d'une phase d' erosión, phase de sédimentation par ruissellement ou colluvionnement en fin d'interstade. Compte tenu des manifestations des deux premiers termes de l'interstade, la faune et la flore contemporaines ne sont pas connues. Les données paléontologiques manquent enco• ré pour caractériser le troisiéme terme; le spectre pollinique des dépóts qui luí sont rappor- tés, á La Ferrassie (Dordogne), indique par contre un épisode de boisement, équlvalent, par ses caractéristiques, á «l'interstade» des Cottés de la zonation pollinique (B. Bastin, F. Lévéque et L. Pradel, 1976).

LE WÜRM III

Les résultats des analyses palynologiques s'accordent avec ceux de la sédimentologie pour identifier la succession de quatorze phases climatiques á l'intérieur du Würm III. Les principaux événements sont enregistrés par la faune: l'étude des vahations des associa- tions apporte cependant un certain nombre de nuances quant á l'appréciation des caracté• ristiques thermiques et hygrométriques de ces événements. Les huit premieres phases climatique du Würm III:

Ainsi qu'en témoignent les associations vegetales contemporaines, la palynologie confir• me en les précisant les caractéristiques des huit premieres phases climatiques du Würm III indiquées par la sédimentologie. — conditions déjá froides mais tres humides lors de la phase I — détérioration climatique lors de la phase II — étapes de climat tres rigoureux correspondant aux phases IV, VI et VIII — élévation thermique et plus forte humidité lors des phases III, V et VII, cette derniére étant interrompue par un bref épisode plus froid et plus sec. Les données de la paléontologie enregistrent á ce niveau de la séquence la méme suc• cession d'événements mais conduisent á qualifier différemment leurs caractéristiques. C'est ainsi que les phases IV, VI, plus particuliérement, et VIII qui correspondent selon la sédimentologie et la palynologie á un climat tres froid et sec, ont vu le développement, aux cotes du Renne, de formes de milieu boisé, ce qui implique nécessairement une certaine humidité. Quant aux phases III, V et VII, qualifiées de douces et humides, elles ont permis le maintien du Renne et ont conduit des animaux de montagne, tels que le Bouquetin et le

(*) Par commodité, nous conserverons ici le découpage classique de la période considérée en stades (Würm III, Würm IV) et en interstades (Würm ll-lll, Würm lll-IV), bien que l'atribution de «l'interstade» Würm lll-IV á une coupure majeure ait été récemment remise en question (H. LAVILLE, J.-L. TURÓN, J.-P. TEXIER, J.P. RAYNAL, F. DEL- PECH, M.-M. PAQUEREAU, F. PRAT et A. DEBENATH, 1983). (1) Synthése paléoclimatique établie á partir des travaux suivant: BORDES F., DEBENATH A., LAVILLE H., LE TEN- SORER J.-M., TEXIER J.-P. et THIBAULT CL, 1980; FARRAND W.R., 1976; LAVILLE H., 1969, 1975, 1982; LAVILLE H., RIGAUD J.-PH. et SACKETT J., 1980; LAVILLE H., ET TEXIER J.-P., 1972; LE TENSORER J.-M., 1981; LEVEQUE F., 1966; TEXIER J.-P. et PAQUEREAU M.-M., 1973; THIBAULT CL, 1978. (2) Ces données sont extraites de: BOUCHUD J., 1975; DELPECH F., 1979, 1983; DELPECH F., et PRAT F., 1980; PAQUEREAU M.-M., 1976, 1978, 1979, 1980 et SPIESS A.-E., 1979.

176 Chamois, á s'établir hors de leur biotope naturel; la présence de ees derniéres formes dans les gisements d'Aquitaine implique que les conditions climatiques de cette región étaient plus froides qu'elles ne le sont actuellement. Les associations fauniques contemporaines de la phase III évoquent par ailleurs des conditions thermiques plus élevées et une plus forte humidité que pendant les phases V et VII, alors que les associations vegetales et les donné• es de la sédimentologie tendent á situer un máximum thermique lors de la phase VII. Quoi qu'il en soit cependant de ees nuances, les données des trois disciplines concou- rent á situer le franchissement d'un seuil climatique au niveau de la phase VIII. Entre autres argumente, on notera que les feuillus thermophiles que l'on retrouve á chacune des amélio- rations climatiques jusqu'a la phase VII incluse ne réapparaissent pas par la suite. Paralléle- ment, á partir de la huitiéme phase climatique, les populations de Renne apparaissent de moins haute stature que précédemment; cette particularité peut étre mise en relation avec la présence d'un environnement moins favorable, soit que la couche nivale ait été trop épaisse, soit que la formation d'une croüte de glace en relation avec des alternances brusques de temperature, l'ait empéché de trouver la nourriture nécessaire á son développement.

La fin du Würm III: Le caractére globalement froid de cette période est attesté par les données concordan• tes des trois disciplines. Les trois épisodes de faible élévation thermique enregistrés par la sédimentologie et la palynologie (phases IX, XI et XIII) ne représentent vraisemblablement que des vicissitudes mineures si l'on en juge par les associations fauniques contemporai• nes. La Renne est toujours fortement dominant; le nombre de restes se rapportant aux autres espéces presentes est toujours faible si bien que les variations rencontrées peuvent étre interprétées comme de simples variations aléatoires. La palynologie apporte d'autres précisions. La phase X présente des caractéristiques identiques á celles des phases rigoureuses VI et VIII precedentes: les phases XII et XIV semblent, par contre, un peu moins froides et moins steppiques.

Compte tenu des caractéristiques des différents épisodes climatiques telles que nous les avons appréciées dans les stratigraphies d'áge Würm III du Sud-Ouest de la France, les trois épisodes oü l'élévation thermique et l'humidité sont les plus fortes (phases III, V et VII de la climato-chronologie régionale) peuvent étre respectivement córreles avec les «inters- tades» (1) d'Arcy, de «Kesselt» (2) et de Tursac de la zonation pollinique genérale. L'absen- ce de manifestations attribuables aux phases IX, XI et XIII dans cette zonation confirme peut-étre le caractére peu marqué de ees phases qui pourraient des lors étre interprétées comme de simples variations climatiques regionales á moins que la zonation pollinique de reference soit incompléte á ce niveau de la séquence.

«L'INTERSTADE» WÜRM III - IV

Cet épisode est interpreté par la sédimentologie comme une phase de faible élévation thermique et de tres forte humidité. La faible représentation des feuillus les plus thermophi• les et la grande abondance des espéces hygrophiles dans la strate herbacée confirment cette interprétation. II en est de méme des associations fauniques contemporaines dans lesquelles les espéces sylvicoles ne forment que de tres faibles pourcentages aux cótés du Renne; celui-ci demeure tres largement dominant et présente toujours une stature moyenne assez faible. II s'agit lá des caractéristiques regionales de «l'interstade» de Laugerie de la zonation pollinique.

(1) Nous écrivons «interstade» entre guillemets lorqu'il est fait reference á la terminologie de la zonation pollini• que, pour éviter toute confusión avec les interstades du systéme chronologique traditionnellement utilisé dans le sud-ouest de la France. (2) La position chronologique du «Sol de Kesselt» a été récemment mise en question (HAESAERT, JUVIGNE, MUCHER et ROEBRIEKS W., 1981). C'est la raison pour laquelle nous utilisons le vocable «Kesselt» entre guillemets. 177 178 * pasdefaun nr 5 = —i Würm III-V \Mi\rrr* I_II "interstade" Interstade JRM IV 1 V IV VI VII III VIII I X IX XI XII XIII XIV 1 I V III IV VI VIII VII IX Phases cli matiques Plus froid,moinhumide Plus froid,moinhumide Moins froid,humide Moins froid,humide Moins froid,humide Moins froid,humide Modérément froid, Doux, treshumide Doux, treshumide Temperó, humide Plus doux,humide Modérément froid, humide, instable Temperé, humide Peu froid,humide Tres froid,sec Tres froid,sec Tres froid,sec Tres froid,sec Froid, plussec Doux, humide Froid, plussec Doux, humide Tres froid,sec Tros froid,sec Tres froid,sec d'aprés l'étude Tres humide Doux, humide Doux, humide tres humide Froid, sec Temperé géologlque Froid, sec CLIMAT boisement < 10% < 20° < 10% < 10°° < 20% < 20° < 10% 40-48 °o| 25-15 % 25-30 % 25-30 % 12-15°° 20-25 °o 25-30 "o Taux 5-10 "o de 35 ° 40 "o 20% 30 "o 20 ° 10°° 10% 20% 10% 30% 10% 40 °o 50% 15°° Pinus, CorylusBetulaSalixAlnus Corylus, PinusAlnusChénaie Corylus, AlnusSalixChénaie Corylus, AlnusSalixChénaie Corylus, AlnusChénaiePinus Pinus, CorylusAlnusBetula Alnus, SalixCorylusPinus Corylus, PinusAlnusSalix Pinus, BetulaSalixAlnus Pinus, BetulaCorylus Corylus, PinusAlnus Pinus, CorylusBetula Betula, PinusCorylus Corylus, PinusSalix Corylus, AlnusSalix Pinus, BetulaSalix Betula, Corylus Cprylus, Pinus Pinus silvestn Pinus silvestn Pinus silvestn Salix, Chénaie Pinus silvestn Pinus silvestn Pinus silvestn Pinus silvestn Pinus silvestn Pinus silvestn Pinus, Betula Pinus, Betula Betula, Alnus Alnus, Salís Pinus, Betula Pinus, Betula Pinus^Salix Alnus, Salix Alnus, Salix Corylus ALTERACION EROSION FLORES Eléments dominant Graminées, CypéracéesHygrophiles Graminées, CypéracéesHygrophiles Graminées, CypéracéesHygrophiles Graminées, CypéracéesHygrophiles Graminées, CypéracéesHygrophiles Graminées, CypéracéesComposées Graminées, CypéracéesHygrophiles Graminées, CypéracéesHygrophiles Graminées, ComposéesHéliophiles Graminées, CypéracéesHygrophiles Graminées, ComposéesSteppiques Graminées, CypéracéesHygrophiles Graminées, CypéracéesHygrophiles Composées, GraminéesSteppiques Composées, GraminéesSteppiques Cichonées, GraminéesSteppiques Cichonées, GraminéesHéliophiles Cichonées, GraminéesSteppiques Cichonées, GraminéesSteppiques Graminées, CypéracéesCichonées Gramíneas, Cypéracées Graminées, Cypéracées Graminées, Cypéracées Graminées, Cypéracées Graminées, Composées Gramíneas, Composées Graminées, Artemisia Graminées, Artemisia Cypéracées Cpmposées Graminées Graminées Héliophiles Héliophiles FAUNES ZONATION POLLINIQUE (Arl. Leroi-Gourhan Associations fauniques Interprótation 1977) 1 1 Phénoménes majeurs climatique Quest Bassin Aquitain Perigord Lot CERF, Chevreuil, • I P Sanglier | ,Z"**t DRYAS III '-5 * 5 trés humide

RENNE, CERF, Che- RENNE, Cerf, " / \ \ 7 \ / Moins froid, ALLEROD vreuil, Sanglier, Boeuf Chevreuil, Sanglier A f V V assez humide RENNE, BISON, RENNE, • / \ |. A A Plus froid,

CHEVAL Saiga |2 Ai] moins humide DRYAS II RENNE, BISON, RENNE, • lé* I ! ' | Moins froid, CHEVAL, Cerf Cheval V/ 1 ; fi_ humide BOLLING A 11" RENNE, ||j5 BISON, RENNE, RENNE, . f f * Trés froid, 5? PrebS ing Cneval CHEVAL, ' Saiga t|« sec £ " Sa, a 0 SAIGA 9 H 1 V I RENNE J Í : hule LASCAUX RENNE, Cheval, * I Jf Trés froid, Saiga e Vi sec RENNE, * 1 Froid,

Cerf | i humide LAUGERIE I 2 * * Oí g RENNE 2 5 Froid f I Froid RENNE * 8 I i 11 •8 RENNE = Froid 8 , _ c

RENNE * I Froid • C I , s, ,

' 11 * ' RENNE, * a II Froid, légére Cerf I W humidité RENNE, RENNE, | A Un peu moins froid, CERF Chevreuil | [ | plua humide TURSAC (L

CERF, RENNE, OCMMI= Assez froid, «L •• RENNE Chevreuil humide

* RENNE, CERF, RENNE, Un peu moins trold, „K„-_ Chevreuil Chevreuil * plus humide KESSELT" s RENNE, RENNE ^ Fr0id' Bison, Cheval ' I moins humide « * BOEUF, Cerf, Renne, RENNE, S Peu froid et Chevreuil, Sanglier chevreuil sanglier J trés humide ARCY RENNE, „-..,..,.- Trés froid, „ .. RENNE, Ovibos sec

. RENNE, BISON, RENNE, BISON, I I I I Froid, CHEVAL CHEVAL \y \/ humide ~ l LES COTTÉS

179 LE WÜRM IV

Le tableau I reproduit les caractéristiques principales de la flore et de la faune contempo• raines des différentes oscillations climatiques mises en évidence par la sédimentologie.

— Episode de climat rigoureux et sec (phase I). — Oscillation plus douce et plus humide (phase II). — Conditions á nouveau froides et séches, interrompues par un bref épisode plus mode• ré, identifié par la palynologie (phases III, IV et V). — Postérieurement, succession d'oscillations complexes qui tendent progressivement vers des conditions plus douces: • phase VI - amélioration nettement marquée dans un contexte á nouveau plus humide • phase VII - climat froid et sec • phase VIII - phase d'élévation thermique et de plus forte humidité, apparaissant locale- ment interrompue par un bref épisode plus froid. • phase IX - phase de refroidissement peu accentué. Les caractéristiques de ees oscillations permettent d'y reconnaítre les manifestations des différentes phases climatiques de la zonation pollinique genérale, exception faite de «l'interstade» d'Angles qui n'a pu étre décelé. Les données de la palynologie et de la paléontologie précisent l'expression régionale de ees oscillations. — Sur le plan palynologique, on retiendra surtout le fait que le Dryas I représente la der• niére des phases climatiques würmiennes oü les flores steppiques présentent un réel déve• loppement: la régression tres nette de l'Hélianthéme et de l'Armoise aprés le Dryas I peut servir de repére chronologique regional. — Les variations des associations de grands mamiféres au cours du Würm IV sont parti- culiérement significatives sur le plan paléoclimatique. On retiendra les faits suivants: • Apparition de l'Antilope Saiga au cours de la phase I. • Disparition momentanée de cette forme durant la phase II. • Forte extensión de ce méme Ongulé au cours du Dryas I (phases III, IV et V), véritable «épisode á Saiga», la présence de cette espéce allant de pair avec des conditions séches. • Fort développement, en región de plaine, des grands Ongulés de milieu ouvert (Cheval et Bison), amorcé des le Dryas I et se poursuivant pendant les phases VI et VII (Bólling et Dryas II) sous des conditions moyennement humides. • Développement du Cerf, Chevreuil et Sanglier et apparition du Boeuf primitif au debut de la phase VIII (Allerod), dénotant une élévation de la temperature et de l'humidité. • Le Renne est present tout au long de la séquence et domine souvent. De taille moyen• ne relativement faible jusqu'á la phase V comprise (fin du Dryas I), il voit sa stature s'élever ensuite en relation avec des conditions globalement plus clementes. II était admis jusqu'á present que le Renne se maintenait en Aquitaine pendant toute la durée de l'Allerod. II paraít probable aujourd'hui que l'importance du «coup de froid» intra- Allerod ait été minimisée: ce bref épisode froid correspond peut-étre á la derniére apparition du Renne, du moins en región de plaine, les formes de forét dominant des la deuxiéme par• tie de l'Allerod, alors que le Lapin se développe fortement.

CONCLUSIONS

Les données de la palynologie et de la paléontologie confirment done, en la complétant, l'interprétation climatique des caractéristiques sédimentologiques des dépóts d'áge Würm III et Würm IV; elles étayent par conséquent les corrélations chronostratigraphiques qui en ont été déduites. La validité du cadre climato-chronologique que nous proposons est confortée par plu• sieurs arguments: • II a été établi au vu des résultats concordants d'études menees dans plusieurs discipli• nes: sédimentologie, palynologie, paléontologie.

180 • Ces études ont porte essentiellement sur des séquences stratigraphiques d'une excep- tionelle ampleur: la Ferrassie, Pataud, Roe de Combe, Laugerie-Haute, La Madeleine. • La mise en évidence de manifestations particuliéres d'ordre géologique, palynologique ou paléontologique attribuables á des événements climatiques précis constituent autant de «repéres» qui permettent de jalonner l'histoire paléoclimatique du Paléolithique supérieur.

LES DONNEES RADIOMETRIQUES

Toutes les dates se rapportant aux gisements d'Aquitaine figurent dans la liste ci-des- sous, dans la mesure oü elles se rapportent á un niveau replacé dans la chronologie clima• tique régionale. Cependant, quatre dates font exception. II s'agit de celles relatives aux dépóts aurignaciens du Flageolet I dont l'étude est en cours, de celle du Magdalénien II de Laugerie-Haute obtenue pour un échantillon dont l'origine a été contestée par F. Bordes, et de celles obtenues pour les couches 4 et 3b de Pont d'Ambon, en raison des interprétations divergentes des resultáis obtenus dans différentes disciplines. Enfin, on ne trouvé pas les dates du Piage qui ont été fortement contestées, á cause des conditions de gisements (Champagne F. et Espitalie R., 1981). Liste des données radiometriques (d'aprés G. Delibrias et al. 1976, G. Delibrias et J. Evin, 1974 et M. Schvoerer et al. 1979).

WURM III

1. Abri Pataud, couche 14 (Aurignacien de base) GrN 4.720 33.330±410 PhaseI 2. Abri Pataud, couche 14 (Aurignacien de base) GrN 4.507 34.250±675 3. Abri Pataud, couche 14 (Aurignacien de base) GrN 4.610 33.300±760

4. Abri Pataud, couche 12 (Aurignacien de base) GrN 4.719 33.260±425 5. Abri Pataud, couche 12 (Aurignacien de base) GrN 4.327 33.000±500 Phase II 6. La Ferrassie, couche k5 (Aurignacien I) GiF 4.278 31.250±360 7. Abri Pataud, couche 12 (Aurignacien de base) GrN 4.310 31.000±150 8. La Ferrassie, couche k4 (Aurignacien II) GiF 4.277 29.880±300

9. Abri Pataud, couche 11 (Aurignacien ancien) GrN 4.309 32.600±550 10. Abri Pataud, couche 11 (Aurignacien ancien) GrN 4.309 32.600±550 11. La Ferrassie, couche k3a (Aurignacien II) GiF 2.427 28.820±1.500 Phase III 12. Le Facteur, couche 21 (Aurignacien I) GiF 67 27.890±200 13. La Ferrassie, couche k2 (Aurignacien II) GiF 4.274 27.470±280 14. La Ferrassie, couche k3b (Aurignacien II) GiF 4.275 26.4001320 15. La Ferrassie, couche J (Aurignacien II fin) GiF 4.273 26.750±250

16. Apri Pataud, couche 7 (Aurignacien intermédiaire) GrN 3.117 32.800±450 17. Apri Pataud, couche 7 (Aurignacien intermédiaire) GrN 3.116 32.900±700 Phase IV 18. Apri Pataud, couche 7 (Aurignacien intermédiaire) GrN 4.531 31.800±310 19. Apri Pataud, couche 8 (Aurignacien intermédiaire) GrN 6.163 31.800±286 20. Apri Pataud, couche 7 (Aurignacien intermédiaire) GrN 3.105 29.300±450 21. Le Facteur, couche 12 (Aurignacien III) GiF 4.272 25.480±250

22. Le Flageolet, couche XI (Aurignacien) Ly 2.727 31.500

23. Le Flageolet, couche VIII 2 (Aurignacien) Ly 2.725 27.350±1.400 24. Le Flageolet, couche XI (Aurignacien) Ly 2.726 27.000±1.000 25. Le Flageolet, couche VIII (Aurignacien) Ly 2.724 26.800±1.000 26. Abri Pataud, couche 5 (Périgordien IV) GrN 4.634 28.150±225 27. Abri Pataud, couche 5 (Périgordien IV) GrN 4.662 27.660±260 28. Abri Pataud, couche 5 (Périgordien IV) GrN 4.477 26.600±200 29. La Ferrassie, couche G0 sag. (Aurignacien III) GiF 4.266 26.120±210 30. Abri Pataud, couche 5 (Périgordien IV) GrN 5.012 26.050±310 31. La Ferrassie, couche G1c sag. (Aurignacien III?) GiF 4.269 23.670±240 Phase V 32. Abri Pataud, couche 5 (Périgordien IV) GrN 5.009 23.350±170 33. La Ferrassie, couche G1 c/d (Aurignacien III) GiF 4.270 23.0201240 .34. La Ferrassie, couche G1 b/c sag. (Aurignacien III) GiF 4.268 22.6901240 35. La Ferrassie, couche F (Aurignacien lll-IV) GiF 4.265 22.2001650 36. Abri Pataud, couche 5 (Périgordien IV?) GrN 4.631 21.7801215 37. La Ferrassie, couche G1 (Aurignacien III) GiF 4.267 21.0701170

181 38. Abrí Pataud, coche 4 (Périgordien V) GrN 4.280 27.060±370 39. Flageolet I, couche VII sup (Périgordien Sup) Ly 2.723 26.150±600 40. La Ferrassie, couche D2 x (Périgordien á FontRobert) GiF 2.698 24.650±550 Phase VI 41. La Ferrassie, couche D2 sag. (Périgordien á FontRobert) GiF 2.696 23.960±550 42. La Ferrassie, couche E1 sb (Aurignacien IV) GiF 4.264 23.7001250 43. La Ferrassie, couche E1 sag. (Aurignacien final) GiF 2.701 23.5801550 44. La Ferrassie, couche E1 fr. (Périgordien á FontRobert) GiF 2.700 22.5201500 45. La Ferrassie, couche D2 sag. (Périgordien V) GiF 2.699 22.5201500

46. Le Flageolet I, couche VI (Périgordien Supérieur) 24.2801500 47. Le Facteur, couche 11 (Périgordien á Noailles) GiF 69 23.18011.50 48. Abri Pataud, couche 3 (Périgordien VI) GrN 4.721 23.0101170 Phase VII 49. Abri Pataud, couche 3 (Périgordien VI) GrN 4.506 22.7801140 50. Le Flageolet I, couche V (Périgordien Supérieur) Ly 2.721 22.520+500 51. Le Flageolet I, couche IV (Périgordien Supérieur) Ly 2.186 22.9501500 52. Le Flageolet I, couche IV (Périgordien Supérieur) Ly(*) 21.1901920

53. Laugerie Haute Est, couche 36 (Proto-Magdalénien) GrN 1.876 21.9801250 54. Abri Pataud, niveau C (Proto-Magdalénien) GrN 1.862 21.9401250 55. Abri Pataud, couche 2 (Proto-Magdalénien) GrN 4.231 21.3801340 56. Abri Pataud, couche 2 (Proto-Magdalénien) GrN 4.230 20.8101170 57. Abri Pataud, niveau D (Proto-Magdalénien) GrN 2.115 20.3401200 58. Abri Pataud, niveau D (Proto-Magdalénien) GrN 2.081 20.5401140 Phases VIII 59. Abri Pataud, niveau B (Proto-Magdalénien) GrN 1.861 20.7801170 áXIV 60. Abri Pataud, niveau A (Proto-Magdalénien) GrN 1.857 20.9601220 61. Laugerie Haute Ouest, niveau 12d (Solutréen Inférieur) GrN 4.573 20.7501150 62. Laugerie Haute Ouest, couche 12 a (Solutréen Inférieur) GrN 4.446 20.8101230 63. Laugerie Haute Est, couche 31 (Solutréen Inférieur) GrN 1.888 20.8901300 64. Laugerie Haute Ouest, couche 12a (Solutréen Inférieur) GrN 4.469 20.1601100 65. Abri Pataud, couche 2 (Proto-Magdalénien) GrN 3.255 19.6501300 66. Abri Pataud, niveau D (Proto-Magdalénien) GrN 2.123 19.7801170 67. Abri Pataud, niveau F (Proto-Magdalénien) GrN 188 19.3001170 68. Le Flageolet I, couche I - III (Périgordien Supérieur) Ly 2.185 18.6101440

69. Laugerie Haute Ouest, niveau 2 (Solutréen Supérieur) GrN 4.441 20.0001240 «Interstade» 70. Laugerie Haute Ouest, niveau 2 (Solutréen Supérieur) GrN 4.605 19.8701190 W. III/IV 71. Laugerie Haute Ouest, niveau 5 (Solutréen Supérieur) GrN 4.442 19.6001140 72. Laugerie Haute Ouest, niveau 5 (Solutréen Supérieur) GrN 4.495 19.7401140

WURM IV Phase1 73. Laugerie Haute Ouest, couche 18-20 (Magdalénien 0) Ly 972 18.260+360

74. Lascaux GrN 1.632 17.1901140 Phase II 75. Lascaux Sa 102 16.1001500 76. Lascaux, niveau 7 C 406 15.5161900

77. Laugerie Haute Est (Magdalénien II) Ly 973 17.0701440

78. Combe Cullier, niveau 9 (Magdalénien Supérieur) Ly 978 15.0301330 79. Roe de Marcamps, couche 2 (Magdalénien Moyen) Ly 2.261 14.9101240 80. Saint Germain la Riviére (Magdalénien Moyen) GiF (•) 81. Sainte Eulalie, couche 3 (Magdalénien) GiF 1.745 15.1001270 82. Sainte Eulalie, couche 3 (Magdalénien) GiF 2.194 15.2001300 83. Flageolet II, couche IXb (Magdalénien Supérieur) Ly 918 15.2501320 Phases 84. Fongaban, couche 3 (Magdalénien Supérieur) Ly 977 14.3001680 lll-IV-V 85. Moulin neuf, couche 2b (Magdalénien Moyen) Ly 2.275 14.2801440 86. Flageolet II, Couche IXs (Magdalénien Supérieur) Ly 917 14.1101690 87. Roe de Marcamps, couche 2 (Magdalénien Moyen) Ly 2.290 14.2001190 88. Flageolet II, couche IXb (Magdalénien Supérieur) Ly 1.182 14.2501400 89. Duruthy, couche 5 sup. (Magdalénien III) Ly 861 14.1801200 90. Laugerie Haute Est, couche 2 et e (Magdalénien III) Ly 974 13.9701480 91. Enléne, foyer principal (Magdalénien IV Probable) GiF 4.124 13.9401250

92. Duruthy, couche 4b (Magdalénien IV) Ly 860 13.8401210 Phase VI 93. La Madeleine, niveau 14 (Magdalénien IV) Ly 922 13.4401300 94. Duruthy, couche 4s (Magdalénien IV) Ly 859 13.5101120

95. La Madeleine, niveau 13 (Magdalénien V) Ly 921 13.0701190 96. Les Eglises, couche 8 bis (Magdalénien Final) GiF 3.923 12.9001190

182 97. La Madeleine, niveau 13 (Magdalénien V) Ly 920 12.750±240 98. Le Flageolet II, couche II (Magdalénien Supérieur) Ly 916 12.870±390 Phase VII 99. La Madeleine, niveau 7 (Magdalénien VI) Ly 919 12.640±260 100. Le Martinet, couche IV, (Magdalénien) Ly 1.605 12.600±1.100 101. Couze, couche H (Magdalénien II) Ly 975 12.430±320 102. Les Eglises, couche 8 (Magdalénien Final) GiF 1.434 11.800±500 103. La Faurélie, couche 5 (Magdalénien Supérieur) GiF 3.649 11.780±180

104. Pont d'Ambon, couche 4 (Magdalénien Final) GiF 3.369 12.840±220 105. Pont d'Ambon, couche 3b (Magdalénien/Azilien) GiF 3.739 12.130±160

106. Couze, couche C (Magdalénien VI) Ly 976 11.750±310 Phase VIII 107. Durunthy, couche 3s (Magdalénien VI) Ly 858 11.150±220 108. Couche 20 - 40 (Magdalénien VI) Ly 391 10.900±230 109. Pont d'Ambon, couche 3a (Azilien) GiF 2.570 9.830±180

110. Pont d'Ambon, couche 3 (Azilien) GiF 3.368 10.350±190 Phase IX 111. Pont d'Ambon, couche 3 (Azilien) GiF 3.561 9.990±250 112. La Borie del Rey, couche 5 (Epipaléolithique) Ly 1.401 10.350±340

Phase X 113. Pont d'Ambon, couche 2 (Azilien) GiF 3.740 9.640±120

Cette liste appelle quelques commentaires. — L'intervalle de confiance, souvent large lorsqu'il se rapporté aux dates les plus anciennes, ne permet pas de connaítre á moins de nombreuses années prés (quelquefois plus de mille ans pour un risque d'erreur de plus de 30 %) l'áge d'une formation. Cette imprecisión est alors trop forte pour affirmer ou nier une contemporanéité supposée aprés étude typologique, géologique, paléontologique ou palynologique. — Dans un méme gisement, il arrive que Ton rencontre des inversions de date, l'áge le plus ancien étant quelquefois attribué aux formations les plus recentes et inversement. Ex.: c. 12 et 11 de l'abri Pataud. c. Go sag. et G1c sag. de La Ferrassie. —Certaines anomalies, evidentes lorsqu'il s'agit d'inversion au sein d'une méme séquence, sont également décelables quand on considere l'áge fort different d'industries typologiquement semblables représentées dans plusieurs gisements. Ex.: Le Flageolet I, c. I-III, Périgordien supérieur comparé aux niveaux périgordiens supérieurs d'autres gisements. Ces constatations conduisent á moduler, voire á rejeter le terme «absolu» lié á l'áge 14C des échantillons traites. De méme, la chronologie qui en découle ne peut étre qualifiée d'absolue. Elles conduisent d'autre part á prendre en considération toutes les dates. Aucun argument ne permet au naturaliste d'en rejeter certaines pour ne reteñir que celles qui sem- blent conformes á une attribution chronologique établie sur d'autres critéres.

COMPARAISONS ENTRE LA SEQUENCE CLIMATOCHRONOLOGIQUE REGIONALE ET LES DONNEES RADIOMETRIQUES

Elles sont facilitées par la lecture du tableau II ou sont représentées les courbes-envelop- pes des moyennes et écarts-type des données radiométriques relatives á chaqué phase cli• matique régionale ainsi que les limites radiométriques des phases de la zonation pollinique. Les différentes phases climatiques du Würm récent s'étalent de 35.000 á 9.000 BP. Tou- tefois, si pour le Würm IV, la succession des phases ne présente pas d'anomalies majeures, pour le Würm III, par contre, on remarque d'importants recouvrements. Ainsi, par exemple, les phases II et IV se situent entre les mémes limites chronologiques et recouvrent large- ment la phase III. De méme, les phases VI et VII se situent dans les limites de la phase V. Les phases VIII á XIV ne s'individualisent pas clairement dans le cadre de la chronoloqie radiométrique. De plus, la «courbe-enveloppe» des phases VIII á XIV englobe celle de «interstade» Würm lll/IV. Pour le Würm IV, les recouvrements sont beaucoup plus limites et la valeur des intervalles de confiance bien moindre que celle des dates appartenant á la

183 TABLEAU II: SITUATION DANS LE TEMPS ,4C DES PHASES CLIMATIQUES REGIONALES ET LIMITES RELATIVES Á LA ZONATION POLLINIQUE 184 période antérieure. Les larges recouvrements evoques précédemment ne permettent pas de fixer des limites radiométriques aux différentes phases climatiques mises en évidence régionalement. Cette constatation nous améne á mettre en doute la validité des limites radiométriques fixées par Arl. Leroi-Gourhan pour les différentes phases climatiques de sa zonation pollinique, d'autant plus que les datations utilisées pour le Würm III par cet auteur ne proviennent pas de longues sequences stratigrahiques, mais ont été empruntées á diffé• rents gisements souvent tres éloignés: Arcy-sur Cure, Les Cottes, Kesselt, Tursac...

CONCLUSIONS

A quelques nuances prés évoquées précédemment, les interprétations climatiques des données de la palynologie et de la paléontologie rejoignent celles de la sédimentologie. Nous insistons sur le fait que ees approches différentes sont les résultats d'analyses réali- sées dans des sites présentant de longues sequences stratigraphiques, tels La Ferrassie, Pataud, Laugerie-Haute, La Madeleine, oü ont été mis en évidence des événements carac• téristiques servant de repéres régionaux, comme, par exemple, la división tripartite de la phase VII du Würm III (Tursac) ou le fort développement de l'Antilope saiga dans les phases III, IV et V du Würm IV. Ces événements-repéres ont été, par la suite, maintes fois retrouvés dans d'autres sites présentant des sequences chronologiques moins étendues: Caminade, Les Jambes, le Flageolet I et II, etc.. Les données du 14C, pour la période postérieure á «l'interstade» Würm lll-IV (Laugerie), confirment globalement la succession des phases climatiques que nous avons mises en évi• dence, ainsi que les limites radiométriques de la zonation pollinique. Cependant, les recouv• rements, méme légers, ne permettent pas de replacer un niveau archéologique á l'intérieur de cette zonation au vu d'une seule date. II faut impérativement que cette date appartienne á une serie de datations provenant d'un méme site, et qu'elle puisse étre confrontée aux don• nées de la sédimentologie, de la palynologie et de la paléontologie. Pour la période antérieu• re á «l'interstade» Würm lll-IV au contraire, les recouvrements et les incertitudes (intervalles de confiance larges et inversions dans une méme séquence stratigraphique) sont tels qu'il est impossible, sans les données de la chronologie climatique, de placer un niveau archéolo• gique dans un cadre chronologique regional précis, et, a fortiori, dans le cadre chronologique de la zonation pollinique, dont les limites ne semblent pas encoré bien établies. Les données climatochronologiques concordantes de la sédimentologie, de la palynologie et de la paléontologie ont montré quelques «anomalies» dans la séquence culturelle (synchro- nisme de «stades évolutifs» différents, contemporanéité de cultures matérielles distinctes). Le recours á la chronologie dite absolue ne permet pas, surtout pour les périodes les plus ancien• nes, de confirmer ou d'infirmer ces «anachronismes». Cependant, il ne faudrait surtout pas se référer á la composition typologique des outillages, dont la variabilité est importante, pour fixer précisément leur position chronologique. Les «anomalies» ainsi mises en évidence peuvent tres bien proceder, en fait, de fluctuations comportementales recurrentes dans le cas de «sta• des évolutifs» synchrones ou de contemporanéités culturelles qui n'auraient pas été suspecté- es jusqu'ici, comme par exemple le Solutréen supérieur et le Magdalénien ancien. Seúl, l'éta- blissement d'une séquence régionale, fondee sur le plus grand nombre de sites possible, permettra d'échapper aux piéges des «stratotypes culturéis» et des sites de reference.

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186 LES MACROMAMMIFERES DU PALEOLITHIQUE SUPERIEUR ANCIEN DANS LA REGION CANTABRIQUE *

Jesús Altuna

Sociedad de Ciencias Aranzadi San Telmo Museoa / 20003 Donostia-San Sebastián (España)

* (N. del E.): Texto presentado en 1984 y revisado por el autor en 1993.

INTRODUCTION Les niveaux du Paléolithique Supérieur Ancien de la Región Cantabrique dont les faunes ont été analysées en détail, sont moins nombreux que ceux du Paléolithique Supérieur plus récent. C'est pourquoi, les conclusions d'ordre stratigraphique et paléoécologique auxque- lles ont peut arriver sont moins sures que celles obtenues pour la fin des temps glaciaires (Altuna, 1979). Mais quelques conclusions paléoetnographiques son plus sures.

LES GISEMENTS Pour cette étude, nous avons consideré 35 niveaux de 9 gisements Cantabriques (Fig. 1). Parmi ceux-ci seuls 20 sont du Paléolithique Supérieur Ancien. Les autres sont Moustériens ou Solutréens: nous les ¡ncluons pour montrer ce qui precede et ce qui suit une sucession déterminée d'ensembles faunistiques en un méme gisement. Tous sauf celui de El Pendo et celui de Cueto de la Mina, ont été étudiés par nous-méme. Ces deux derniers l'ont été par C. Fuentes (1980) et P. Castaños (1982) respectivament. Ces gisements et les niveaux qui nous ¡ntéressent sont les suivants: 1. LEZETXIKI (Mondragón, Guipúzcoa). Son altitude au-dessus du niveau de la mer est de 345 m. La distance á la mer en ligne droite est de 30 Km. Le biotope du lieu est abrupt dans les environs inmédiats de la grotte et en direction du NE, et est formé de petits plate- aux et de collines vers le SE. Date de fouilles: 1956-1968. Niveaux intéressant notre étude: IV, Moustérien; III, Aurignacien; II, Gravettien. 2. (Dima, Vizcaya). Altitude 300 m. Distance á la mer 33 Km. Biotope abrupt. Date des fouilles: 1967-1974. Niveaux intéressant notre étude: IV, Moustérien; lll-l, Aurigna- co-Moustéroide. 3. MORIN (Villaescusa, Santander). Altitude 50 m. Distance á la mer 7 Km. Large vallée avec collines aux pentes douces. Date des fouilles: 1966-1969. Niveaux intéressant notre étude: 17, Moustérien; 10-8, Castelperroniens + Aurignacien 0; 7-6; Aurignacien I; 5c-5b, Aurignacien II; 5a-4, Gravettien; 3, Solutréen.

189 4. EL PENDO (Escobedo Camargo, Santander). Altitude 100 m. Distance á la mer 8 Km. Biotope de molles collines. Date de fouiles: 1953-1957. Niveaux intéressant notre étude: 16-8d, Moustérien; 8b-8, Aurignacien arcaíque; 7, Aurignacien typique; 6-5b, Aurig• nacien évorlué; 5a-5, Gravettien; 4-3, Aurignacien Final. Nous incluons aussi, comme terme de comparaison, le niveau 2, inmediatement supérieur, bien qu'il appartienne au Magdalé• nien Supérieur. 5. AITZBITARTE IV (Rentería, Guipúzcoa). Altitude 220 m. Distance á la mer 7 Km. Bio• tope constitue de collines aux pentes douces, sauf l'endroit oü se trouvé la grotte, qui est abrupt. Date de fouilles: 1960-1964. Niveaux intéressant notre étude: 5, Aurignacien; 4, Solutréen. 6. LA RIERA (Posada de Llanes, Asturies). Altitude 55 m. Distance á la mer 1.5 Km. Biotope de molles collines. Au Sud, á 3 Km biotopes abrupts. Date de fouilles: 1976-1978. Niveaux intéressant notre étude: 1, Aurignacien (?); 2-8, Solutréen.

Fig. 1. Les gisements. 1 Aitzbitarte IV. 2. Ekain. 3. Urtiaga. 4. Lezetxiki. 5. Axlor. 6. Morín. 6a El Pendo. 7. La Riera. 8. Cueto de la Mina. 9. Isturitz. 10. Gatzarria.

7. EKAIN (Deba, Guipúzcoa). Altitude 90 m. Distance á la mer 7 Km. Biotope de rocher abrupts, mais sortie facile vers des zones plus ouvertes et plus douces. Date des fouilles: 1969-1975. Niveaux intéressant cette étude: X-IX, peu défini á cause de sa pauvreté en industrie, mais avec des Índices aurignaco-périgordiens. On a daté sa base á plus de 30.600 ans B. P. Du niveau VII, qui appartienne au Magdalénien Inférieur Cantabrique, il y a 5 datations au radiocarbone qui oscillent autour de 16.000 ans B. P. Les niveaux X-IX ne se pretent pas aux considérations paléoetnographiques parce qu'il y est tres difficile de sépa- rer les restes provenant de la chasse des hommes paléolithiques de ceux provenant de la chasse des ours. Cela est facile á faire pour les os qui présentent des traces d'avoir été décharnés mais ne Test pas pour ceux qui n'en présentent pas. 8. URTIAGA (Deba, Guipúzcoa). Altitude 130 m. Distance á la mer 1.7 Km. Biotope de collines généralement assez molles, mais au Sud á 4 Km il y a d'importants escarpements

190 rocheux. Date des fouilles: premiére étape: 1928-1936; seconde étape: 1954-1959. Nive• aux intéressant cette étude: I, archaeologiquement peu défini, mais appartenant probable• ment au Würm lllb (Altuna, 1972). 9. CUETO DE LA MINA (Posada de Llanes, Asturies). Gisement situé a 50 m á l'ouest de La Riera. Fouillé en 1915. P. Castaños (1982) a étudíé récemment les restes osseux conserves au Musée des Sciences Naturelles de Madrid. Niveaux intéressant notre étude: H-G, Aurignacien; F-E, Solutréen.

Un gisement fondamental pour l'étude de ces époques est celui de El Castillo (Santan• der). Le matériel des fouilles anciennes ne se préte pas á des analyses stratigraphiques dans lesquelles on voudrait obtenir des fréquences relatives d'abondance des diverses espéces, á cause des vicissitudes subies par ce matériel. Actuellement, le gisement est á nouveau fouillé et c'est nous-mémes qui en étudierons la faune. Mais cette étude n'a pas encoré debuté.

LE MATERIEL Nous montrons le matériel faunistique de Macromamiféres dans les tableaux 1-3, resumées dans la Fig. 3. Nous y avons inclus tous les Ongulés (y comprie les Probosci- dées), les Camivores les plus importants, ainsi que la marmotte et le castor parmi les Rongeurs. Nous avons exclu les Camivores banaux, qui ont perduré dans la zone jusque de nos jours ou presque, car ils ont tres peu de signification stratigraphique et climatique. Ainsi Ursus arctos, Canis lupus, Vulpes vulpes, Felis silvestris, F. lynx et les Mustélidés sauf Guio guio.

CONSIDERATIONS

Les corrélations que nous avons tentées d'établir entre les analyses de la Macrofaune et les analyses sedimentologiques et palinologiques réalisées dans les gisements cites (Lezetxiki, Morin et El Pendo) (Komprobst et Rat, 1967; Butzer, 1971,1980, et Leroi-Gour• han, 1971, 1980) n'ont donné aucun résultat positif. Cette tentative présente de graves dificultes. Tout d'abord on a réalisé tres peu d'analy- ses de ce genre, si on compare par example avec celles faites au Périgord, pour citer une región proche de la nótre (Laville, 1973), avec lesquelles Delpech (1975) a comparé les res• tes de la faune. D'autre part cette tentative concernant ces époques dans le Cantabrique, a été freinée par le manque quasi total d'espéces spécifiques au climat froid, comme peuvent l'étre Ran• gifer tarandus, Mammuthus primigenuis ou Coelodonta antiquitatis. De plus, nous avons dit plusierus fois (Altuna 1976, 1979...) que l'abondance de cerfs dans le Cantabrique n'a pas la méme signification climatique qu'en France ou en Europe Céntrale. En plus de cela, nous pensons également que la selection de la proie par le chasseur de l'époque, exige toujours beacoup de prudence au moment de prétendre déduire des conclu- sions climatiques des ensembles faunistiques derives de l'activité cinégetiques de l'homme préhistorique. Voyons maintenant les considérations de caractére paléoetnographique. Ce qui saute tout de suite aux yeux dans les diagrammes faunistiques correspondant aux niveaux Moustériens et du Paléolithique Supérieur Ancien est la différence avec les dia• grammes correspondant aux niveaux du Paléolithique Supérieur récent, en particulier du Magdalénien dans la composition relative des Ongulés. Comme nous l'avons montré dans une autre occasion (Altuna, 1979) la composition fau• nistique des Ongulés pendant le Magalénien répond á deux schémas simples. 1. Si le gisement se trouve dans un biotope au relief peu accusé, on a une spécialisation dans la chasse du cerf. Cet animal dépasse fréquemment 80 % des restes d'Ongulés chas- sés (Fig. 2).

191 2. Si le gisement se trouve dans une zone de roches abruptes, on a une spécialisation dans la chasse du bouquetin, qui dépasse aussi d'ordinaire 80 % des restes d'Ongulés, le complement de ce régime étant fondamentalement le cerf. II existe bien sur des gisements sitúes dans des biotopes mixtes, dans lesquels le cerf et le bouquetin sont les espéces dominantes. Face á cela, dans les niveaux Moustériens, Aurignaco-périgordiens et dans quelque autre Solutréen on trouve une chasse opportuniste, peu sélective, oü Ton exploite toutes ou beaucoup des espéces existant dans la zone. Cela est particuliérement clair dans les nive• aux Moustériens et dans les niveaux Aurignaciens les plus anciens. Dans le gisement de Morín, l'un de ceux qui présentent une serie stratigraphique des plus completes (Altuna, 1971) on observe une évolution intéressante á ce sujet. Dans les niveaux Moustériens les mieux representes (Fig. 3) les bovins, le cheval et le cerf son tres abondants. Le chevreuil aussi est bien representé. Dans le Castelperronien et l'Aurigancien 0 on observe la méme composition avec augmentation du chevreuil. Tout au long des nive• aux Aurignaciens et Gravettien, le cerf domine de plus en plus, mais les bovins et le cheval, celui-ci en particulier, continuent á étre bien representes. A Lezetxiki, aux niveaux Moustériens et Aurignaciens le cerf, les bovines, l'isard et le bouquetin abondent. Mais le Gravettien montre déjá une spécialisation dans la chasse de l'isard, chose peu fréquente dans les gisements cantabriques (1).

NR 1.198 321 3.638 543 276

100

90

90

70

60

50

10

30

20

10

GIS. E.P. No. T.8. Ra. Er. NIV 2 2 13 3 CULT MAGO MAGD MAGD MAGO MAGD

Fig. 2. Diagrammes de frécuence des Ongulés dans les gisements cantabriques pendant le Magdalénien.

Ces spécialisations, qui sont precoces á Morín et Lezetxiki vu qu'elles ont lieu avant le Solutréen, sont plus tardives dans d'autres gisements. Par exemple á La Riera. Le niveau indéterminé situé ¡mmédiatement sous les niveaux Solutréens montre une abondance de cheval, cerf et bovins. Le niveau de base du Solutréen montre les mémes espéces, accom- pagnées cette fois du bouquetin. Dans le niveau Solutréen suivant, la chasse se reduit au bouquetin et au cerf, elle est, ensuite, quand commence la spécialisation dans la chasse du cerf, toujour completé par celle du bouquetin. Si au lieu de nous fixer sur les ensembles faunistiques, nous nous fixons, en revenant un peu sur la Paléontologie stratigraphique, sur chacun des Ongulés séparément, ce que nous venos d'ndiques se resume de la maniere suivante: Bos-Bison. Les bovins abondent au Moustériens et dans les premieres phases du com• plexe Aurignaco-Périgordien. lis commencent á décroítre au Gravettien et ont peu d'impor-

(1) Nous sommes actuellement en train de fouiller le gisement de Amalda avec des niveaux Moustériens et Périgordiens et l'isard est tres abondant.

192 CULT. MOUST MOUST MOUST MOUST AUR- AUR CHAT- AUR AUR CRAV AUR Mul'SI AUR O I II

NR 222 304 246 462 363 179 209 215 67 253 2.726 100 RKST.UNC.lll.. to

80

70 na 60 SO m (O

30

20

10

GIS. E.P. Mo. L.R. NIV. 7 6-5b 4-3 3 2-3 4-6 CULT. AUR AUR AUR SOL SOL SOL

Fig. 3. Diagrammes de frécuence des Ongulés dans les gisements étudiés.

tance au Solutréen et au Magdalénien, précisément quand ils sont le plus representes dans l'art parietal (Altuna, sous presse) (2). Equus ferus. Sauf le gisement de Lezetxiki, le cheval ahonde au Moustérien et á l'Aurig• nacien ancien. II est tres abondant au nievau inférieur du Solutréen de La Riera et decroit ensuite. Postérieurement, au Magdaléniens, il a tres peu d'importance dans la diéte de l'homme de ce période. Cervus elaphus. II y a des fréquences relativement basses au Moustérien et á l'Aurigna• cien initial, pour étre la proie dominante dans presque tous les niveaux postérieurs des gise• ments sitúes dans des zones de relief peu accentué. Capra pyrenaica. II est d'une distribution irreguliére. De toute fagon, le spécilisation dans sa chasse et par conséquent le fait qu'il domine nettement dans les ensembles faunistiques n'ont pas lieu avant le Solutréen. Rupicapra rupicapra. L'isard est aussi d'une distribution irreguliére. II est particuliérement

(2) Communication au Congrés I. C. A. Z. de Londres, 1982.

193 abondant dans le gisements basques de Aitzbltarte et Lezetxkli (3). Capreolus capreolus. Le chevreuil est tres rare á ces époques, sauf á Morin oü il est assez bien representé. Sus scrofa et Rangifer tarandus. Le sanglier, d'une cóté, et le renne, d'une autre, sont tres rares ou sont absents. Megaceros. Le grand cerf est tres rare dans la región Cantabrique. Jusqu'á présent il est connu seulement dans des niveaux Moustériens et Aurignaciens. Les grandes mammiféres, les rhinocéros et le mamouth son tres sporadiquement pré- sents dans plusieurs niveaux, sans jamáis dépasser, du moins d'aprés l'état de nos con- naissances actuelles, le Solutréen. Notons que, en plus de Coelodonta antiquitatis on trou• ve aussi Dicerorhinus kichbergensis. Par exemple au Moustérien Final et au Aurignacien de Lezetxiki. Dans ce dernier gisement Coelodonta antiquitatis apparait au niveau Gravettien (Fig. 4). Parmi les grands Camivores, le plus abondant, et de beaucoup, est Ursus spelaeus. Ses grands dépóts ont lieu durant le Moustérien et l'Aurignacien ancien. Le piont culminant de l'extension et de l'abondance de l'espéce, excepté celle de l'Oural et des zones plus occidentales de sa distribution, selon Musil (1980-81), est l'interstadial Würm l-ll. Cet auteur ajoute que dans le Würm II l'espéce diminue rapidement et fortement. Dans la región Canta• brique, zone plus occidentale de sa distribution, elle continué a étre tres ahondante pendant le Würm II. Egalement dans l'interstadial Würm ll-lll y compris au commencement du Würm III. La décroissance commence dans l'interstadial Würm llla-lllb ou de Paudorf. La décrois- sance est pourtant en retrait par rapport á d'autres zones européenes. L'espéce ne s'éteig- ne pas dans la región avant I'Azilien (Altuna, sous presse). L'hyéne de cavernes (Crocuta crocuta) se trouve habituellement associée á ces dépóts, parfois exclusivement sous forme de coprolithes, mais d'aprés l'état de nos connaissances actuelles, sans outrepasser le Gravettien.

en 3 S co 0) c o CO ® «o Q. CB o e « M •o E o s o o o o S o! s S fe MAGDALENIENSE o

SOLUTRENSE l

• 1 • i • • • • GRAVETIENSE , i 1 i i 1 t (4) • 1 (1) (2) * t AURIÑACO-PEROGORDIENSE ¡ | ! (3) : i i i i l MUSTERIENSE ! i ! • i i » •

(1) A Gatzarria pendant le Moustérien et l'Aurignacien ancien aussi. A Isturitz jusqu'au Magdalénien Moyen. (2) Voir note anterieur. (3) A Isturitz jusqu'au Gravettien. (4) A Isturitz jusqu'au Magdalénien Inférieur. Fig. 4. Position stratigraphique des espéces moins fréquentes.

(3) Voir note 1. La abondance d'isard au niveaux X de Ekain peut étre du en partie á ce qu'il était aussi la proie de l'ours das cavernes.

194 Le lion de cavernes (Panthera spelaea), n'a pas encoré été trouvé aux niveaux Aurigna• ciens comme il l'a éte á Isturitz (Bouchud, 1951). Dans la región Cantabrique, on ne le con• nait qu'aux niveaux Moustériens et Aurignaciens anciens. Le lion posterieur appartient a l'espéce P. leo. Le léopard (Panthera pardus), moins nombreux que les espéces antérieures, n'est connu, aujourd'hui, qu'aux niveaux Moustériens et Aurignaciens anciens. Parmi les Mammiféres restants il faut souligner la présence de Marmota marmota au Moustérien et Aurignacien ancien ainsi que celle de Castor fiberá l'Aurignacien. Parmi les gisements aquitains les plus proches de la región Cantabrique et qui présen• tent des niveaux des époques dont nous traitons ici, se trouvent Gatzarria et Isturitz, tous les deux dans le Pays Basque Nord. II s'y répéte en general ce que nous venons de diré pour les plus grands, Ongulés et pour les grands, Carnivores. A Gatzarria, on trouvé Mammuthus primigenius et Coelodonta antiquitatis au Mousté• rien, au Castelperronien et á l'Aurignacien ancien (Lavaud, 1980). A Isturitz, la présence de ces deux espéces est plus importante. Le mammouth se trou• vé á l'Aurgnacien moyen et supérieur, et au Magdalénien moyen. Le rhinocéros au Mousté• rien, á l'Aurignacien inférieur, moyen et supérieur et au Magdalénien moyen. Le megaceros se trouvé au Moustérien, á l'Aurignacien ancien et Aurignacien evolué de Gatzarria, et á l'Aurignacien moyen et supérieur d'lsturitz. Le lion de cavernes se trouvé au Moustérien de Gatzarria et aux niveaux Aurignacien moyen, supérieur et final d'lsturitz. Le léopard ne se rencontre qu'á l'Aurignacien moyen d'lsturitz. L'ours de cavernes est tres abondant au Moustérien et á l'Aurignacien d'lsturitz. II décroít beaucoup á l'Aurignacien final, mais dure jusqu'au Magdalénien moyen. II en est de méme pour Crocuta crocuta. A Gatzarria l'ours et hyéne de cavernes sont aussi présents au Moustérien et dans des niveaux Aurignaciens.

RESUME

Les rares analyses faunistiques des gisements cantabriques du Paléolithique supérieur ancien permettent quelques considérations de nature paléoetnographique, mais présentent encoré beaucoup de lacunes au moment de prétendre obtenir des conclusions de type stra• tigraphique et paléoécologique. Les restes d'Ongulés présents aux niveaux Moustériens et Aurignaciens montrent que la chasse, á ces époques, était opportuniste, peu selective, et que s'y exploitaient toutes, ou presque toutes, les espéces existant dans le zone. C'est durant le Solutréen que com• mence la spécialisation de la chasse d'un spéce, spécialisation qui devient la regle au Mag• dalénien. C'est alors le cerf ou le bouquetin l'espéce dominante selon les biotopes existant á proximité du gisement. La grande abondance de restes de Rupicapra rupicapra attire l'attention dans quelques gisements basques. Du point de vue de la Paléontologie stratigraphique on se rend compte qu'au Moustérien et á l'Aurignacien il y a une grande abondance de Ursus spelaeus qui décroít vers la fin des temps Aurignaciens, en retrait par rapport á d'autres zones europeennes. L'espéce ne s'éteigne pas avant le Magdalénien Supérieur. L'hyéne (Crocuta crocuta) accompagné l'ours, mais elle s'éteignt avant. Panthera spelaea et P. pardus sont aussi un héritage des époques Moustériennes. Ces deux espéces paraissent disparaítre dans la región Cantabrique durant l'Aurignacien. Le lion qui apparaít postérieurement est P. leo. Le rhinocéros de Merck subsiste dans la región jusqu'á ce qu'on soit bien engagé l'Aurignacien. II y a deux autres espéces presentes, mais en nombre limité, dans le complexe Aurigna- co-Périgordien et qui ne semblent pas lui avoir survécu. Ce sont Coelodonta antiquitatis et Mammuthus primigenius. Enfin, la marmotte et le castor, espéces héritées d'époques antérieures, et presen• tes durant l'Aurignacien, ne survivent pas, d'aprés nos connaissances actuelles, au Gravettien. 195 TABLE 1 Nombre de restes et pourcentages des Macromammiféres des niveaux étudies. On a exclu les Carnivores banaux, qui ont perduré dans la zone jusque de nos jours. Dans le niveau III.b de Lezetxiki il-y-a Magaloceros et dans le VI Panthera spelaea.

MORIN LEZETXIKI 17 10-8 7-6 5b-5c 5a-4 3 IV Illa II Muster Cast. Aur.O Aur.l Aur.ll Gravet. Solutr. Muster. Aur. Gravet. Sus scrofa 2 04 1 1 3 10 1 3 0.8 Cervus- elaphus 142 2B.2 17 21.1 203 61.1 268 71.3 659 69.6 51 76.0 90 52.2 101 25 4 41 19.6 Capreolus- capreolus 15 3.0 11 13.8 34 102 52 13.8 144 152 7 10.4 3 1.8 4 1.0 4 1 9 Rangifer tarandus 1 06 3 08 3 1 4 Bovlni 215 42.7 34 42.5 49 14.8 26 69 48 51 4 60 29 16.9 113 28 4 9 43 Capra pyrenaica 1 0.2 1 03 11 2.9 21 22 2 3.1 13 75 35 88 16 77 Rupicapra rupicapra 1 03 4 0.4 33 19.2 126 31.4 133 63.7 Equus ferus 124 24.7 17 21.2 45 13.6 18 4.8 69 73 3 45 1 06 13 3.3 3 1.4 Dicerorhinus 4 0.8 2 1.2 2 0.5 Mammuthus pnmigenius 1 01 TOTAL UNGULATA (s.a.) 503 80 332 376 947 67 170 400 209 Ursus spelaeus 76 142 8 Crocuta crocuta 2 1 1 5 Guio guio 1 Panthera pardus 1 9 4 Marmota marmota 33 59 Castor fiber 1

AXLOR AITZBITARTE IV EKAIN LA RIERA IV lll-l 5 4 10 9 1 2-3 4-6 7-8 Muster. Aur.-Mus. Aur. Sol. Indet. Aur. Aur.? Sol. Sol. Sol. Sus 1 0 5 Cervus 137 23 1 26 12.7 101 56.5 108 50.2 87 46 .8 76 19.1 161 443 44 17 4 1.104 40 5 3 180 70.9 Capreolus 1 0.5 2 1.1 1 0.5 1 0.5 6 1.5 2 0.5 2 0.1 43 1.0 Rangifer 7 1 2 1 0.5 3 1.4 Megaceros 2 1.1 Bovmi 171 28 9 46 22.5 9 5.0 11 5.1 20 10.8 58 14.6 62 17.1 19 75 9 0.3 7 0.2 Capra 193 32 6 81 39.8 3 1.7 5 2.3 18 5.0 63 24 9 1.560 57.2 1.197 26.7 Rupicapra 12 2 0 1 0.5 62 34.6 70 32.6 76 40 8 258 64.8 4 1 1 1 0.4 1 003 18 0.4 Equus 72 12 2 48 23.5 2 1.1 17 7.9 116 32.0 126 49.8 52 1.9 41 09 Mammuthus TOTAL UNG. 592 204 179 215 186 398 363 253 2.727 4 486 Ursus spel 3 19 1.109 246 Crocuta 4 1 P. pardus 1 3 1 Phocidae 2 1

CUETO DE LA MINA EL PENDO 8b-8 7 6-5b 4-3 2 H+G F+E 16-8d Aur. Aur. Aur. 5a-5 Aur. Magdal. Aur. Sol. Muster. are. tip. evol. Graveti. fin. sup. Sus 6 4.8 1 0.3 5 1 1 4 0.3 Cervus 36 4.8 177 62.0 291 53.3 65 167 75.2 250 82.2 187 76.0 328 71 0 1.069 89.2 Capreolus 1 0.8 2 0.7 18 3.33 2 0.9 2 0.7 1 0.4 10 0.8 Rangifer 1 0.8 1 0.3 Megaceros 9 1.6 5 1.6 1 0.4 Bovini 1 0.8 15 5.2 127 23.3 3 23 10.4 9 30 24 9.8 40 8.7 40 3.3 Capra 6 4.8 17 5.9 1 0.2 1 1 0.3 52 4.3 Rupicrapa 2 0.7 5 0.4 Equus 75 59.5 70 24.5 100 18.3 30 13.5 37 12.2 33 13.4 89 19.3 18 1.5 Mammuthus 1 0.3 TOTAL UNG. 126 286 546 72 222 304 246 462 1 98 Ursus spel. 1 1 3 1 Crocuta 1 1 P. spelaea? 1

196 BIBLIOGRAPHIE

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197

ALGUNAS PRECISIONES SOBRE LA ESTRATIGRAFIA Y SEDIMENTOLOGIA DE CUEVA MORIN (SANTANDER) *

Henri Laville

Institut du Quaternaire, Milieux, Techniques et Cultures Préhistoriques. Avenue des Facultes. Université de Bordeaux I / 33405 Talence Cedex (France)

Manuel Hoyos

C.S.I.C, Instituto de Geología Museo de Ciencias Naturales, cl José Gutiérrez Abascal 2 / 28006 Madrid (España)

(N. del E.): Texto presentado en 1984 y corregido por los autores en 1993.

INTRODUCCION

Dentro del marco de los trabajos que venimos realizando sobre las características sedi- mentológicas, paleoclimáticas y cronológicas del Paleolítico superior antiguo en la Cornisa Cantábrica, y a la vista de las discrepancias que pueden observarse en la literatura de Cueva Morín sobre estos temas (Butzer, K. , 1971, 1973, 1981 ; Leroi-Gourhan, Arl., 1973, 1977; González Echegaray, J., y Freeman, L., 1973) hemos realizado como primera parte de un trabajo más amplio, una revisión de estos aspectos (litoestratigráficos y sedimentoló- gicos para los niveles correspondientes al Paleolítico superior). Con los resultados obtenidos, el presente trabajo pretende aportar algunas precisiones que modifican notablemente las argumentaciones de tipo estratigráfico-sedimentológico, presentadas por Butzer (1971, 1973, 1981), traducidas posteriormente a condiciones clima- ticas.

CONSIDERACIONES ESTRATIGRAFIAS

Exponemos a continuación nuestra interpretación estratigráfica, ya que no se ajusta a la presentada por Butzer (1971, 1973, 1981). Siempre que sea posible mantendremos la ano• tación de los niveles empleada por J. González Echegaray (1971). La secuencia estratigráfica realizada por nosotros ha sido obtenida en el testigo existen• te adosado a la pared W de la cueva, en los sectores Va, IV-a y lll-a, que corresponden con el corte de la p. 16, F. 3 y lámina II de J. González Echegaray (1971) y por otra parte, en el testigo situado a la entrada, en la pared E de la cueva, que se encuentra recubierto por una corteza estalagmítica. Estudiaremos primero los niveles superiores al 4 de J. González Echegaray en ambos testigos, así como su posible correlación y discusión.

201 — Sector Este

Testigo adosado a la pared. De techo a muro se observan los siguientes niveles:

—Nivel a

Corteza estalagmítica poligénica, unida al techo de la cueva por una gruesa estalactita. Potencia media 15 cm en el corte, engrosándose hacia la estalagmita. Constituida por dife• rentes capas laminares de cristales de calcita perpendiculares a la estratificación, alternan• do con capas de materiales detríticos, arcilloso-arenosos de color pardo, más o menos oscuros en función de su contenido en materia orgánica, presentan restos de industria lítica y huesos así como fragmentos carbonosos. La potencia de estas intercalaciones es siem• pre de orden centimétrico. Las bandas calcáreas aumentan de espesor a techo de la uni• dad. Todo el conjunto buza hacia el interior, adaptándose a los depósitos infrayacentes y disminuyendo de espesor. En la parte interna se distinguen diferentes etapas de formación con un reborde en el límite de su avance máximo. Los restos arqueológicos contenidos en esta unidad no están estudiados, aunque es posible que se trate de los restos asturienses o de épocas más recientes citada por el Conde la Vega del Sella (Conde de la Vega del Sella, 1921). La corteza estalagmítica ha sido datada en 9.000 ± 150 B. P. (1.5150) (Butzer, K., 1981, p. 145).

—Nivel b

Cantos de caliza subangulosos y angulosos, aumentando la talla hacia la base. Matriz arenosos-arcillosa escasa. Estratificación masiva con una ligera tendencia a orientarse hacia el interior. El conjunto se encuentra fuertemente cementado por las «raices» carbona• tadas de la costra estalagmítica suprayacente. Se observan restos de huesos y de industria lítica. Potencia 40-45 cm. El buzamiento hacia el interior se acentúa en la parte inferior. Si tenemos en cuenta la descripción del C. de la Vega de la Sella (Conde de la Vega del Sella, op. cit. p. 10), los detritus calcáreos prácticamente colmataban la cueva y eran más abundantes hacia la entrada, quedando sólo un metro entre el techo y el suelo. Esta des• cripción nos sugiere que el depósito debió existir por toda la entrada, acuñándose rápida• mente hacia el interior. Estos sedimentos debieron ser excavados por Carballo y por el Conde, al menos en parte. También según el Conde (op. cit.) la industria de estos materia• les correspondían al Aziliense-Magdaleniense superior.

— Nivel c

Solo observables los 15-17 centímetros superficiales. Compuesto por arcillas arenosas de color marrón claro amarillento, con algún canto y gravillas dispersas. La industria corres• ponde al Auriñaciense final. Este nivel lo correlacionamos con el nivel 4 del corte del sector Oeste. En este sector no pueden observarse hoy niveles mas profundos. — Sector Oeste

Como dijimos antes, se estudia el corte del testigo adosado a la pared occidental de la cueva, en Va-IVa-llla de González Echegaray. Tanto González Echegaray (1971, Fig. 3, p. 16) como Butzer (Fig. 6, p. 143), describen sobre el nivel 4 tres niveles (1, 2, 3) con industrias Aziliense, Magdaleniense y Solutrense superior. Un primer análisis de la disposición estratigráfica de estos niveles en los cortes de las figuras citadas, nos muestra una situación compleja y difícil de explicar por procesos sedimentarios o diagenéticos naturales. Por otra parte, ya el Conde de la Vega del Sella (pp. 10, 19, 20, op. Cit.) explica la disposición de estos niveles como alterada y revuelta, aunque no tanto para el nivel Magdaleniense. Por nuestra parte, hemos podido observar en el testigo, sobre todo en Va, que por deba• jo de una ligera capa de alteración moderna se puede distinguir un conjunto aparentemente

202 intacto, pero en el que al intentar seguir un nivel determinado, éste se interrumpe brusca• mente cambiando de textura y de color. Otras veces se observan lentejones dispersos, deformados y sin continuidad lateral, con posiciones estratigráficas relativas extrañas y repi• tiéndose en la vertical. Por todo ello, nos inclinamos a pensar con el conde de la Vega del Sella, que estos niveles se encuentran revueltos, al menos en la zona del corte estudiado. Otro problema se presenta al intentar correlacionar estos niveles superiores al 4 con el depósito que hemos denominado nivel B en el sector Este. En el testigo de esta zona dicho nivel B no está representado, pero teniendo en cuenta las afirmaciones del Conde de la Vega del Sella (p. 10, Op. cit.) parece ser que existía y que debió excavarse. Debía acuñar• se rápidamente desde la entrada hacia el interior de la cueva pero no sabemos su exten• sión, ni su posible relación con los niveles superiores al nivel 4 del sector Oeste. Aún supo• niendo que estos últimos estuviesen intactos, las diferencias de litología y textura que presentan corresponden a depósitos de características sedimentarias muy diferentes, lo que hace prácticamente imposible su correlación, sin la evidencia de un corte en el que se viese la posible transición del uno a los otros. Por todo lo dicho anteriormente, la secuencia estratigráfica del sector Oeste la comen• zamos, de techo a muro, por el nivel 4, siguiendo la denominación de González Echegaray y Freeman, que mantendremos siempre que sea posible.

—Nivel 4

Potencia variable, de 50 a 20 cm. Limos arcillosos compactos de color marrón claro, con algunos cantos desgastados de caliza y gravas de la misma naturaleza. Corresponden a limos de inundación. El límite inferior es neto por discordancia erosiva, con disposición en forma de cubeta amplia, que evoca un canal de fondo plano. A techo se encuentra erosiona• do de forma irregular y con una excavación en forma de cubeta no natural, Gravetiense final. Este depósito lo interpretamos como producido por aguas procedentes del interior del karst, que labraron un canal en el nivel infrayacente, antes de la decantación en aguas tran• quilas de los materiales finos que lo constituyen.

—Nivel 5

En él hemos distinguido dos subniveles:

Subnivel 5 sup.: Arcillas limosas marrón oscuras con cantos de caliza redondeados y alterados y algún bloque disperso. Potencia 20-25 cm. Gravetiense final. Subnivel 5 inf.: Arcillas arenosas marrón rojizas, mas claras que las anteriores. Algún canto de caliza alterado, disperso en su interior. Potencia 5-10 cm. Auriñaciense evolucionado.

En conjunto ambos subniveles aumentan de potencia ligeramente hacia el exterior. Por sus características texturales y geometría de los depósitos, podemos atribuir ambos a pro• cesos de arroyada difusa y laminar procedente del exterior e interior de la cueva. En la base del nivel 5 se distingue una capa bastante continua que se adapta a la superficie de erosión que afecta al nivel 6. Esta compuesta de arcillas pardas oscuras, ricas en materia orgánica, con algunas zonas mas arenosas con algún canto pequeño de caliza bastante alterado. Su potencia oscila entre 2 y 5 cm. Por sus características, en la que la alteración antrópica es apreciablemente mayor que en el nivel 5, no debe incluirse en él. Por situarse por encima de la erosión, que afecta al nivel 6, tampoco puede incluirse en éste. Al no estar señalado ni por González Echegaray, ni por Butzer, lo incluimos aquí como nivel 5-6. Sedimentológicamente lo atribuimos a procesos esporádicos de arroyada produ• cidos por aguas de escorrentía, afectados por acción antrópica.

—Nivel 6

Potencia entre 20-30 cm. Limos arcillosos marrón rojizos con algunos cantos de caliza y

203 algún bloque de la misma naturaleza, dispersos en su interior. Los cantos se encuentran alterados. Auriñaciense clásico.

— Nivel 7

Potencia 15 cm, aumentando hacia el exterior. Compuesto de limos mas arenosos que los anteriores y de color negruzco. Localmente se encuentran lentejones arcillosos de color mas claro en su interior. Auriñaciense clásico. Este nivel y el anterior constituyen para nosotros una misma unidad sedimentaria, aumentando su potencia hacia el exterior. Su génesis debe atribuirse a un régimen laminar y ocasionalmente de arroyada difusa, que aporta materiales finos del exterior, incorporando los más gruesos existentes en la zona de la entrada.

— Nivel 8-9

Potencia media 30 cm, aumentando hacia el exterior. Constituido por limos arcillosos marrón rojizo oscuro, con algunas gravas y gravillas calcáreas dispersas y alteradas. Presenta manchas difusas y alargadas mas oscuras. El limite inferior es neto y festonado por crioturba- ción sobre todo hacia el exterior. Este conjunto descansa sobre el nivel 10, excepto en Va donde se encuentra directamente sobre el 11, por erosión parcial del 10. Auriñaciense arcaico. Este nivel se formó por materiales finos transportados en aguas de muy baja energía y régimen laminar, ocasionalmente difuso y sin canalización. La dirección de aporte es del exterior de la cueva. El festonado basal y posiblemente la presencia de manchas difusas oscuras deben atribuirse a fenómenos de crioturbación, muy posteriores a la sedimenta• ción. Entre este nivel y el siguiente existe una discordancia erosiva.

— Nivel 10

Potencia 5 cm de media. Limos arcillosos beig-amarillentos, ocasionalmente más oscu• ros. Se presenta como un nivel discontinuo, erosionado hacia el interior y festonado hacia el exterior, por los mismos procesos que afectaron a los niveles superiores y al siguiente.

— Nivel 11

Potencia 10-20 cm. Limo arcilloso arenoso marrones, localmente más pardo, con inter• calaciones de sedimentos más claros. Crioturbado. La diferencia de potencia se debe a que rellena un canal erosivo de fondo plano que afecta al nivel infrayacente (12a), alcanzando incluso el nivel 13. Musteriense de denticulados.

— Nivel 12a

Potencia de 3 a 15 cm. Limos arenosos algo arcillosos de color marrón claro amarillento. Contiene algunas gravas dispersas y alteradas. Corresponde a una fase de inundación, pro• ducidas por aguas del interior del karst. El contacto con el nivel inferior es erosivo desde Va hacia el exterior. Musteriense de denticulados.

— Nivel 12b

Potencia 15-20 cm. Limos marrón oscuro con estratificación paralela en laminaciones centimétricas, alternando capas más oscuras del orden del centímetro con otras más claras y algo más potentes. Buza ligeramente hacia el exterior. El contacto con el nivel 13 se encuentra localmente testoneado.

— Nivel 13

Potencia total no visible. Limos negruzcos con lentejones intercalados de color más claro. Musteriense típico.

204 CONSIDERACIONES SOBRE EL ORIGEN Y FORMACION DE LOS DEPOSITOS

Sobre el origen general de los sedimentos de la cueva, Butzer (1971,1981) atribuye los finos al producto de alteración, erosión y transporte de los materiales de los alrededores de la cueva. Esta interpretación esta basada en la relación que establece entre los parámetros de unos y otros depósitos. Por otra parte el mismo autor (Butzer, 1981, pp. 140, 142, 149, 150) interpreta los fragmentos calcáreos como productos de gelivación «in situ», atribuyén• dolos a un clima frío en la cueva (Butzer, op. cit., pp. 147-148), añadiendo a su vez, que la ausencia de éstos no indica lo contrario, en base a una relación de humedad y a las oscila• ciones de temperatura en torno al punto de congelación. Desde nuestro punto de vista existe efectivamente una relación entre los depósitos exteriores y los sedimentos finos del interior de la cueva, pero esta relación no implica necesariamente que todos los sedimentos finos hayan penetrado por la entrada de la misma, ya que obligatoriamente los sedimentos detríticos de origen kárstico deben presen• tar la misma composición litológica y mineralógica. Los parámetros texturales y granulomé- tricos dependerán del medio de transporte. Los niveles 6, 7, 8 y 9 se han producido efecti• vamente por aportes externos, como ponen en evidencia su textura y geometría, pero existen otros tipos de depósitos, en particular los niveles 4 y 12a que se han producido por aportes de aguas karsticas que removilizan y transportan sedimentos más antiguos, situa• dos en el interior del karst. También a procesos fluviales hipogeos se les puede atribuir las erosiones observadas y la ausencia de depósitos correspondientes a algunas etapas. La existencia de estos procesos fluviales hipogeos ya fue puesta de manifiesto por el Conde de la Vega del Sella (op. cit). Con respecto a la procedencia de los cantos de caliza señalaremos los siguiente:

1 .s Si todo el material fino viene del exterior, es raro que no incorpore materiales más gruesos de la vertiente.

2.s Los cantos en general no se encuentran siempre en la vertical del punto de despren• dimiento del techo, y más concretamente para Morín, donde podemos afirmar que existen cantos situados más al interior de los 2-2,5 m de la entrada, que es donde se encuentran las cicatrices más internas de gelivación en el techo. Todo ello sin entrar en el grado de desgaste que presentan la mayor parte de los cantos de caliza de los diferentes niveles.

3.s No estamos de acuerdo con la afirmación de Butzer (op. Cit, p. 148) de que hoy día se produzcan fenómenos de gelivación en el área de Cueva Morín, y menos en el interior, como para que se desprendan fragmentos de caliza de tamaño canto.

4.a Teniendo en cuenta la morfología de la cueva y en particular la del techo de la entra• da, así como el hecho de que las cicatrices de gelivación no penetren mas de 2-2,5 m del interior, pensamos que la cornisa del arco de la entrada se prolongaría bastan• te al exterior, por lo que la zona estudiada por nosotros, se encontraba suficiente• mente interna como para que los depósitos de origen crioclásticos se acuñasen antes de alcanzarla. Es por esto, por lo que sólo son visibles en el corte los depósi• tos de materiales finos de lavado, de arroyada e inundación. Ocasionalmente incor• poran productos de gelivación que se produjeron en zonas más externas o en el exterior y no necesariamente sincrónicos con dicho depósito, dado el grado de alte• ración que generalmente presentan. Véanse los niveles 6 y 7, en el que el primero ha sido dado como de clima templado, tanto por la sedimentalogía de Butzer como por los resultados polínicos de Leroi-Gourhan (ver Cuadro), y el segundo, en ambos casos, ha sido dado como de clima frío. Según nuestras observaciones el nivel 6 presenta cantos y bloques, posibles indicadores de gelivación, aunque no sabemos si contemporáneos con el depósito por su estado de alteración, mientras que el nivel 7 no presenta elementos gruesos de ningún tipo. Si Butzer considera que los cantos y bloques son resultado de gelivación «in situ», no entendemos como interpreta el nivel 6 como templado.

205 Comparación entre las diferentes interpretaciones climáticas y cronológicas de los niveles del Paleolítico Superior C Morín.

206 CONSIDERACIONES SOBRE LA ESTRATIGRAFIA Y SEDIMENTOLOGIA DE LOS DEPOSITOS

Ante la ausencia aún de resultados de análisis sedimentológicos, no podemos dar resul• tados precisos sobre la significación climática de los depósitos, pero si podemos formular algunas precisiones sobre la dinámica de la sedimentación, en base a la textura y geome• tría de los niveles, algunas de las cuales ya las hemos insinuado en el apartado preceden• te. Desde un punto de vista sedimentario podemos distinguir dos lugares de origen para los aportes:

— Del exterior de la cueva y zona externa de ésta. — Del interior del sistema kárstico.

En cuanto a los mecanismos de transporte destacan dos modalidades preferentes:

— Arroyada difusa en sus diferentes intensidades, desde régimen laminar a pequeños canales divagantes y entrecruzados. Por este mecanismo se han producido tantos aportes del exterior como del interior. — Inundaciones producidas por aguas de circulación hipogeas.

Los depósitos de arroyada están bien representados en el corte de Cueva Morín, carac• terizados en general por no presentar estructuras sedimentarias, teniendo aspecto masivo, aunque a veces se detecta granoselección positiva, estratificación con laminaciones poco marcadas y potentes, y otras lentejones de sedimentos más groseros o simplemente aline• aciones de gravillas. La procedencia de los diferentes aportes pueden señalarse por la geo• metría de los depósitos, potencia y buzamiento. En base a esto podemos distinguir las siguientes formas de aporte y procedencia de los mismos. Los niveles 13 y 12b, presentan una estratificación casi horizontal con un ligero buza• miento hacia el exterior. Los interpretamos como aportes de arroyada laminar procedentes del interior de la Cueva, pudiendo funcionar ésta ocasionalmente como surgencia, como ya dijo el conde de la Vega del Sella (op. cit. 1921). Para los niveles 11, 10, 9-8 y 7-6 los aportes provienen del exterior por mecanismos de arroyada de diferentes intensidades. Es hacia esta zona donde presentan mayor potencia. El nivel 5 lo consideramos como producido por estos procesos pero con direcciones de aportes mixtas, es decir procedentes tanto del exterior como del interior. A procesos de inundación por circulación de agua canalizada sólo son atribuibles los niveles 12a y 4. Ambos rellenan, discordantes, las cubetas producidas previamente por el agua. Los aportes, como indicaba el Conde de la Vega del Sella, provienen del interior del karst, ya que no es posible suponer una subida de 20 m para el río Solía, en el Pleistoceno superior. Además de los depósitos sedimentarios y sus características hemos de señalar la pre• sencia de procesos de erosión por su significado estratigráfico. A nuestro entender, y esta• mos de acuerdo con el Conde de la Vega del Sella, se produjeron por corrientes de agua hipogeas que entrando por la parte posterior de la Cueva posiblemente salieran al exterior por la entrada o se sumían en la sala principal. Las erosiones marcadas por nosotros afec• tan a los niveles siguientes:

a) Erosión parcial de 12b y de la parte superior. b) Erosión parcial del nivel 10 en el Sector Va. c) Erosión entre los niveles 5 y 6. d) Erosión entre los niveles 4 y 5.

Sin considerar las de los niveles superiores, ya que éstos los damos como revueltos. De estas erosiones solo cita Butzer un hiatus a nivel de nuestra discordancia erosiva a), aun• que un hiatus de por si, no implica erosión. En los niveles superiores (1, 2, 3) se señala por

207 Butzer (op. cit. 1971 ) un hiatus entre cada dos de estos niveles sin que posteriormente haga referencia a ellos en la publicación de 1981. Estos hiatus, a nuestro entender, no corresponden a realidades estratigráficas, sino que parecen fundados en la falta de conti• nuidad cultural de la secuencia. Finalmente, en cuanto a la presencia de sedimentos procedentes de las fisuras del techo y paredes de la Cueva que señala Butzer (1981, p. 150), estamos de acuerdo en que pueden existir, pero se traducirían en aportes de arroyada para tener cierta importancia en la formación del nivel. Respecto a los elementos calcáreos, ya hemos visto que en la secuencia estudiada son raros, y generalmente alterados, no constituyendo nunca lo esencial de los depósitos, excepto en el nivel B del sector Este. Esta particularidad puede ser interpretada como resul• tado de la acción erosiva de corrientes de agua procedentes del Interior o exterior. Pero contra esta interpretación es necesario señalar que los sedimentos finos, erosionables con mayor facilidad, se encuentran conservados, y que excepto las erosiones que hemos seña• lado, el contacto entre los diferentes depósitos son prácticamente concordantes o al menos paraconcordantes. Por ello pensamos que los indicadores de clima frío no están represen• tados en el corte estudiado y que quedarían restringidos a zonas más externas de la Cueva, quedando visibles sólo los depósitos de inundación, arroyada y lavado. Desde un punto de vista de interpretación climática, los sedimentos estudiados corres• ponden en general a fases climáticas templadas, más o menos húmedas, sin que tengamos argumentos suficientes para atribuir alguna de ellas a un clima frío, excepto el nivel 8.

CONSIDERACIONES SOBRE LA CLIMATOLOGICA Y CRONOLOGIA DEL PALEOLITICO SUPERIOR DE CUEVA MORIN

En primer lugar, a la vista a lo expuesto en los apartados precedentes, consideramos que las interpretaciones climáticas de los niveles de Cueva Morín hechas por Butzer, no están suficientemente argumentadas y a veces son contradictorias (por ejemplo, niveles 6 y 7). Por otra parte, en el Cuadro I hemos reflejado sus dos interpretaciones de (1971) y (1981) en las que se aprecian algunas diferencias. Así el nivel 6 en (1971) se considera templado, en (1981) se le considera frío sin aportar ninguna explicación a este cambio de parecer. Lo mismo ocurre con el nivel 8, templado en (1971), fresco en (1981), etc. La interpretación cronológica presentada por Butzer (Cuadro 1) en sus dos publicacio• nes de (1971) y (1981), son un tanto imprecisas y hemos de destacar nuestro desacuerdo además, con la situación del interestadio WIII-IV, un tanto gratuita, pareciendo ignorar la bibliografía existente al respecto. Finalmente, quedamos perplejos ante el hecho de que las dataciones de C-14 publica• das por Butzer (1981), difieren notablemente de los publicados por Stuckenrath (1978) en años B. C. y pasados a años B. P. por Almagro et al. tratándose de las mismas muestras con las mismas referencias de laboratorio.

Bernaldo de Stuckenrath Quirós y Moure Butzer (1978) (1978) (1981) Muestra (B.C.) (B.P.) (B.P.)

SI-951 26.600 ± 577 -28.515 ±840 -27.775 ± 560

SI-951.A 35.000 ± 6.777 -36.950 ± 6.580 -42.590 ± 6.580

SI-952 26.485 ± 556 -28.435 ± 540 -27.605 ± 540

SI-952.A 26.205 ± 757 -28.515 ±735 -27.336 ± 735

SI-953 18.760 ±350 -20.710 ±340 -20.105 ±340

SI-954 30.465 ± 901 -32.415 ±865

SI-955 27.565 ± 865 -29.515 ±840 -28.665 ± 840

SI-955.A 26.105 ± 1.535 -28.055 ± 1.490 -27.310 ± 1.490

SI-956 26.565 ± 1.324 -28.515 ± 1.280 -27.685 ± 1.285

SI-956.A 30.805 ± 2.830

208 Por todo lo expuesto anteriormente, creemos que los resultados sedimentológicos de Butzer en Cueva Morín, no ofrecen suficientes argumentos y garantías para servir de base a una secuencia climática que cubra la etapa del Paleolítico superior antiguo. Por otra parte, creemos que en los cortes estudiados —los mismos que Butzer— no es posible obtener una secuencia sedimentológico-climática completa que nos sirva de referencia para esta etapa, ya que falta el enlace con el Paleolítico superior reciente; existen una serie de hiatus importantes en la estratigrafía y no están debidamente representados los depósi• tos correspondientes a clima frío. Para solucionar estos problemas habría que plantearse un nuevo estudio sedimentológico en la zona mas externa de la Cueva, hacia el testigo del sector Oeste.

CONCLUSIONES — La comparación de los diferentes resultados de los estudios realizados hasta ahora sobre los depósitos del Paleolítico superior de Cueva Morín (Butzer, 1971, 1973, 1981; Leroi-Gourhan, 1973, 1977; González Echegaray et al., 1973), revela un profundo desa• cuerdo entre los diferentes autores, sobre la significación climática y cronológica de estos depósitos. — La revisión que hemos hecho de la estratigrafía y sedimentología de estos mismos depósitos, en los sectores precedentemente estudiados por Butzer, añade aún más proble• mas y nuevas divergencias con las interpretaciones de este autor. — La revisión estratigráfica de los depósitos de la Cueva de El Pendo que hemos reali• zado recientemente (Hoyos y Laville, 1983), conducen igualmente a considerar con serias reservas las conclusiones climático-cronológicas dadas por Butzer para los depósitos del Paleolítico superior de esta cueva. — El resto de los yacimientos con Auriñaciense y/o Perigordiense de la Cornisa Cantá• brica, o bien disponen de secuencias parciales o incompletas o se encuentran actualmente en estudio: Cueva del Conde, El Otero, Castillo, Cueto de la Mina, etc. Teniendo en cuenta todo lo dicho anteriormente creemos que no puede establecerse por el momento ninguna secuencia climatico-cronológica para el periodo auriñaco-perigor- diense en el Cantábrico.

BIBLIOGRAFIA

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209

LAS INDUSTRIAS DEL PALEOLITICO SUPERIOR INICIAL CANTABRICO *

Federico Bernaldo de Quirós

Area de Prehistoria. Facultad de Filosofía y Letras. Universidad de León. Campus de Vegazana, s/n. / 24071, León (España)

* (N. del E.): Texto presentado en 1984 y revisado por el autor en 1993.

Los cambios técnicos entre el Paleolítico Medio, especialmente el Musteriense en Europa, y el Paleolítico Superior representan una serie de transformaciones que, con bases preexistentes en periodos anteriores, fueron la clave para que en un momento inde• terminado, pero cercano, al interestadial Würm ll/lll se realizase este cambio tecnológico. Así destacarán entre las novedades técnicas del Paleolítico Superior el retoque por pre• sión solutrense o la especialización en los útiles que multiplican sus formas, dando origen a tipos completamente nuevos, como los buriles arqueados o «busqué», las hojas estran- guladoras, las hojitas Dufour, las puntas de la Gravette, los buriles de Noailles y las puntas de Font-Robert, entre el utillaje del Auriñaciense y el Perigordiense, que nos interesa en este momento. La Región Cantábrica española presenta unas condiciones específicas para el estudio de estas industrias. Su carácter de corredor entre las montañas de la Cordillera y el mar le confiere una ecología especial. Lo compartimentado de los valles permitirá en algunos momentos una evolución específica en cada yacimiento o grupo de ellos, en cada valle. Este mismo carácter podrá condicionar la entrada de nuevos aportes tecnológicos y cultu• rales. Todo esto nos permitirá detectar en algunos momentos facies peculiares o, como estas facies, podrían explicar variaciones específicas dentro de cada cultura. Por otro lado, y como veremos, la Región Cantábrica se puede considerar como un mundo en el que actúan de modo directo las influencias del Périgord, ya que, de hecho, podemos establecer un paralelismo en la evolución. De este modo, veremos como las ideas técnicas tendrán su origen en esta región del suroeste francés, aunque los Pirineos actuaran de filtro en muchos casos. La transición no se ha realizado en nuestra región, aunque la venida de las primeras ideas del Paleolítico Superior es muy temprana, como lo prueban los niveles inferiores de la Cueva del Pendo. Tras ésta, veremos surgir las distin• tas culturas de origen perigordino que, con sus características peculiares, representaran los primeros momentos del Paleolítico Superior.

213 NIVELES DE TRANSICION

En la Región Cantábrica pocos son los yacimientos en los que el Musteriense es segui• do estratigráficamente por un nivel del Paleolítico Superior. Entre estos yacimientos tene• mos la Cueva del Conde, Cueva Morín, Cueva del Pendo, Cueva del Castillo, Cueva de Hornos de la Pena, Cueva del Otero y Cueva de Lezetxiki. De éstas, debemos destacar la Cueva del Castillo, donde entre ambos niveles se encuentra un nivel limoso con Oso de las Cavernas (Cabrera, 1984). Del resto de los yacimientos tenemos: en la Cueva del Conde un Auriñaciense rico en denticulados, se superpone a un Musteriense de Denticulados. En la Cueva de Hornos de la Peña, a un Musteriense tipo Quina se superpone a un Auriñaciense evolucionado. En la Cueva del Otero nos encontramos con una serie de materiales muy pobres, pero claramente auriñacienses. En la Cueva de Lezetxiki, por otro lado, no tenemos un análisis profundo de los niveles musterienses, siendo el nivel Auriñaciense un Auriña• ciense arcaico (Esparza, 1984). A propósito, hemos dejado los yacimientos de Cueva Morín y de la Cueva del Pendo. Estos presentan los problemas más interesantes. En la Cueva del Pendo tenemos una serie de niveles musteriense muy cargados en denticulados que, a través de un nivel esté• ril, pasa a un Auriñaciense arcaico y, posteriormente, a un Perigordiense Inferior. En Cueva Morín tenemos el nivel 11 (Musteriense de denticulados) que pasa al nivel 10 (Peri• gordiense Inferior). Como vemos, la transición en la Región Cantábrica parece presentarse a través de niveles de un Musteriense de denticulados, aunque en ningún caso encontra• mos en los niveles superiores cantidades importantes de denticulados. Por esto no cree• mos en una transición «in situ» en la Región Cantábrica, además los niveles del Perigor- dense Inferior no representan estadios iniciales, sino ya algo evolucionados (Bernaldo de Quiros, 1982).

PERIGORDIENSE INFERIOR

Los niveles del Perigordiense Inferior o Chatelperroniense no son muy abundantes en nuestra región como ya hemos expresado anteriormente. Hasta el momento actual, sólo lo tenemos firmemente constatado en la Cueva de Morin (Nivel 10) y en la Cueva del Pendo (Nivel VIII). Aunque solamente en cantidad apreciable en Cueva Morín 10, con 520 útiles, contra 79 en Cueva del Pendo VIII. Tipológicamente se caracterizan por un Indice de Raspador ligeramente superior al Indice de Buril, como se ve en el Cuadro 1. Por otro lado, dentro de los buriles, y siguien• do una norma general en la Región Cantábrica, los diedros superan a los de troncadura. Destacan los diedros de ángulo sobre rotura con un 3,8 % en Pendo VIII y con un 6 % en Morín 10. Entre los raspadores, los más importantes son los tipos sobre lasca con un 4,2 % en Morín 10 y un 8,86 % en Pendo VIII. Es interesante recalcar que a pesar de la diferencia numérica, los tipos auriñacienses (carenados y en hocico) presentan proporciones seme• jantes, como se ve en el Indice de Raspador Auriñaciense (I. G. A.), que son mas variados en Morín que en Pendo. Los útiles típicos del Perigordiense Inferior, las puntas de Chatelperron, presentan por• centajes semejantes, aunque son más numerosas en Morín 10; con 10 ejemplares, un 1,4 % contra sólo tres ejemplares en Pendo VIII, aunque representen un 3,8 %. Tipológicamente son de un tipo evolucionado cercano a las puntas de Les Cottes, mas finas y alargadas que las típicas puntas de Chatelperron. A estas puntas hemos de unir la presencia de ambos yacimientos de numerosas piezas de retoque abrupto, destacando las hojas de borde abati• do y las piezas de troncadura, éstas únicamente en Morín 10. Las piezas arcaicas, de escotadura, denticuladas y raederas, son numerosas, aunque no presentan una cantidad suficiente como para expresar una evolución desde niveles mus• terienses. Así, las raederas representan un 36,71 % en Pendo VIII y un 14,4 % en Morín 10, las denticuladas un 17,72 % en Pendo VIII y un 10,4 % en Morín 10. Como vemos no son proporciones elevadas que permitan una relación clara con el Musteriense. Un aspecto importante es la comparación de estas series con niveles franceses. Como

214 ya apuntan González Echegaray y Freeman, la comparación de estos niveles con series francesas como Roc-de Combe (Bordes y Labrot, 1967) resulta interesante, sobre todo en los índices de Raspador y Buril y en la importancia de los raspadores sobre lasca. Aunque, naturalmente, destaca la importancia de las puntas de Chatelperron, que alcanzan un 35,3 % en Roe de Combe. Igual ocurre en La Piage (Champagne y Espitalie, 1981), con un 25 %. En este yacimiento, la diferencia entre el I. G. y el I. B. es mayor (siendo I. G.=20 y I. B.=5). Respecto al Trou de la Chevre (Aramburou y Jude, 1964), a pesar del mayor pareci• do de los niveles inferiores, es interesante recalcar la relación existente dentro de los buri• les y, especialmente, la relación con los raspadores auriñacienses.

CUADRO 1

Pendo VIII Morín 10

I.G. 16,5 13,6 I.B. 10,1 12,1 I.B.d. 5,1 9,2 I.B.t. 1,5 0,6 I.G.A. 2,5 5,4 G.A. 6,3 6,0 G.P. 6,3 1,5

Junto a estos dos yacimientos en los que tenemos un Perigordiense Inferior bien desa• rrollado, tenemos referencias en la Cueva del Cudon y Cueva Oscura, aunque desgracia• damente no podemos confirmarlo. Respecto a la Cueva de Santimamiñe nivel III, tenemos que considerarla con precauciones, pues la presencia de puntas de Chatelperron se cita también en niveles claramente auriñacienses, no sólo en el Cantábrico, sino incluso en Francia.

AURIÑACIENSE ARCAICO

Bajo este término hemos incluido una serie de niveles cronológicamente anteriores al Auriñaciense I típico de azagayas de base hendida y en las que las características auriña• cienses comienzan a marcarse, aunque todavía no aparecen en todo su valor. Estratigráfi- camente se encuentra situado encima (Cueva Morín) o debajo del Perigordiense Inferior (Cueva del Pendo) y son los niveles 8a, 9a y 9 de Cueva Morín y los niveles Villa y Vlllb de la Cueva del Pendo. Los niveles de Cueva Morín están caracterizados por una proporción muy alta de hojitas Dufour y por un índice muy neto de raspadores auriñacienses. El Grupo Auriñaciense se destaca sobre el Grupo Perigordiense dándole su caracterización. Se podrían incluir dentro del Auriñaciense O, antiguo Perigordiense II, como se expresa en el Cuadro 2. Otro aspecto interesante es la inestabilidad tipológica expresada en la variación de los índices que en ningún caso son excesivamente progresivos. La aparición de raederas en número general• mente bajo nos indica ya un estadio separado del Musteriense. Otro punto a destacar es la presencia de hojas auriñaciense ya en proporciones discretas y la importancia de las hojas retocadas que en muchos casos superaran a las típicamente auriñacienses. Respecto a los niveles de la Cueva del Pendo se sitúan como ya dijimos debajo de los niveles del Perigodiense Inferior, aunque tipológicamente se separan bastante de ellos como se puede ver comparando los Cuadros 2 y 1. Si en los niveles auriñacienses tenemos un Grupo Auriñaciense siempre superior al Grupo Perigordiense que en Vlllb no existe tan siquiera, mientras que en nivel VIII los dos grupos están equilibrados. La importancia de los raspadores auriñacienses es otro factor a considerar como la importancia mayor del Indice de Raspador sobre Indice de Buril.

215 Si comparamos entre sí los niveles de Cueva del Pendo podemos ver una estabilidad relativa entre el Indice de Raspador y el Indice de Buril con claro dominio del primero. Asi• mismo los buriles diedros siempre predominan si exceptuamos el caso de Pendo Vlllb donde aparecen igualados, aunque este caso no es muy definidor dado la pobreza de mate• rial. Los raspadores auriñacienses son importantes sobre todo si nos fijamos en el Indice de Raspador Auriñaciense restringido, pues generalmente representan más de la mitad del total de raspadores. El Grupo Auriñaciense predomina sobre el Grupo Perigordiense como era de esperar. Respecto al resto del utillaje es de destacar la ausencia de hojitas Dufour en Pendo y los porcentajes más elevados que en esta cueva presentan las raederas. Las hojas auriñacienses ya están presentas aunque en Pendo Vlllb sean ausentes, quizá por las razo• nes de pobreza aducidas.

CUADRO 2

Morín Pendo

9 8b 8a Villa Vlllb

I.G. 25,3 11,9 25 21,7 22,9 I.B. 9,3 5,1 8,9 12,7 8,6 I.B.D. 5,8 4,1 6,2 10 2,4 I.B.t. 0,5 0,0 0,9 1,1 2,4 I.G.A. 9,3 7,6 17,9 11,6 22,85 I.R.A.r. 36,5 64,3 17,4 53,65 62,5 G.A. 11,8 11,9 21,4 15,3 14,3 G.P. 3,4 4,2 0,9 8,5 0 h. Dufour 6,3 21,18 15,17 Raederas 12,6 6,77 8,92 28,0— 4 22,86 h. auriñac. 1 4,23 0,89 2,12 h. retocadas 16,0 25,41 19,63 6,35 —

En este punto podemos establecer la posibilidad de la existencia de dos facies. Una ven• dría representada por la Cueva del Pendo, donde podríamos hablar de un auténtico Auriña• ciense «O» del mismo tipo del encontrado en Roc-de-Combe o La Piage. Por otro lado tendría• mos para Cueva Morín la posibilidad de tratarse de un Perigordiense II, anterior al Auriñaciense I, que muy cargado de piezas de retoque semiabrupto, seria el equivalente de una facies «Correciense», base del segundo grupo de Peyrony. Como se ve es necesario des• cubrir más niveles de este periodo a fin de poder establecer más claramente esta seriación. Junto a estos niveles del Auriñaciense Arcaico se podría incluir el nivel 8 de la Cueva del Otero datado también con clima frío y que podría ser aún más moderno aunque no tenemos datos suficiente ni para su situación cronológica, ni para su establecimiento cultural. Otro yacimiento adscrito a este periodo son los niveles 1 y 2 de la Cueva del Conde especial• mente por su elevada proporción de denticulados, aunque en este momento creemos se trate de un Auriñaciense evolucionado, especialmente por la constatación de la presencia de azagayas en la excavación de Vega del Sella.

AURIÑACIENSE TIPICO

Tras estos niveles de transición y que representan la primera ocupación auriñaciense en la Región Cantábrica nos encontramos con los niveles del Auriñaciense de azagayas de base hendida en la industria ósea y por una industria lítica muy homogénea y estable. En general estos niveles los podemos relacionar con el Auriñaciense I de las secuencias fran• cesas. Niveles del Auriñaciense Típico los encontramos en Morín 6 y 7; Cueva del Pendo VII, y Cueva del Castillo D y G. Por otro lado, se cita la presencia de niveles de este tipo con azagayas de base hendida en Amero, Salitre, Camargo y en Santimamiñe, aunque en estos yacimientos o se han perdido las piezas como en Amero, Salitre o Camargo o son demasia• do escasas para un análisis estadístico como en Santimamiñe.

216 Tipológicamente estas industrias se caracterizarían por un Indice de Raspador bastante alto que siempre sobrepasa al Indice de Buril con fuerte diferencia, si exceptuamos el nivel VII de la Cueva del Pendo. Por otro lado, dentro de los buriles destacan como es habitual en la Región Cantábrica los buriles diedros, y predominan dentro de ellos los tipos de ángu• los. Los buriles sobre troncaduras son escasos. Es interesante la aparición de buriles arqueados o buriles «busqué» en todos los yacimientos. Esto nos los encontramos en pro• porciones bajas y es importante recalcar su aparición en la Cueva del Castillo nivel G, que aunque actualmente perdidos los tenemos recogidos en las listas inéditas de las excavacio• nes de Breuil y Obermaier.

CUADRO 3

Morín Morín Pendo Castillo Castillo

6 7 VII D G

I.G. 34 33,4 40 34,84 34,93 I.B. 11 14,8 21,7 10,32 12,04 I.B.d. 7 12,7 13,3 7,03 9,63 I.B.t. 11 1,4 4,7 2,04 — I.G.A. 17 15 21,2 20,88 19,27 G.A. 23,1 19,4 30,4 29,85 20,48 G.P. 3,7 2,7 4,2 2,15 2,40 R. carenados 10,34 9,58 12 16,55 14,44 R. hocico 6,94 5,52 9,50 4,30 4,81 H. auriñac. 3,07 1,45 7 4,19 1,2 H. retocadas 11,97 11,62 6,75 9,06 4,8 B.«busqué» 0,48 0,87 1 0,11

Los raspadores auriñaciense son importantes y entre ellos destacan los tipos carenados en proporciones elevadas. Los raspadores en hocico son igualmente importantes aunque nunca en proporciones elevadas como los carenados. Otro elemento interesante son las hojas auriñacienses, presentes aunque nunca en proporciones tan elevadas como en los yacimientos franceses, en los que son un elemento discriminante de primera importancia. Entre ellas aparecen en proporciones modestas las hojas estranguladas que nunca son numerosas. Un elemento, sin embargo, muy importante son las hojas retocadas con reto• que no auriñaciense, bien sobre un borde o sobre los dos. Esto podria bien reflejar una adaptación regional. Generalmente el silex es poco importante y la industria se suele fabri• car en cuarcita. Esta cuarcita no se presta a la talla de grandes hojas y a realizar un reto• que escamoso de cierta calidad. Por esto las hojas auriñacienses que poseemos fabricadas en silex, suelen ser de pequeño tamaño, destacando las de cuarcita sin retoque auriñacien• se y, de tamaño mayor. Es interesante que en la Cueva del Castillo donde encontramos bastantes hojas de caliza de gran tamaño, algunas presentan retoques auriñacienses aun• que su efectividad es evidentemente menor que las de silex o cuarcita. Junto a estos caracteres generales debemos destacar la presencia de piezas de reto• que abrupto especialmente de puntas de la Gravette y de Chatelperron en el nivel 6 de Cueva Morín y de hojitas Dufour en este nivel y en el 7 de la misma Cueva. La industria ósea alcanza ya una cierta importancia especialmente las azagayas de base hendida. Piezas de este tipo las tenemos en Castillo D y una pieza, actualmente per• dida, en el nivel G de Castillo (Cabrera, 1984). En Morín, aunque desgraciadamente no en las excavaciones recientes, las tenemos procedentes de la antigua campaña del Conde de la Vega de Sella. En la Cueva del Pendo se descubrió igualmente un ejemplar (Baradiaran, 1980) durante las excavaciones de J. Martínez Santaolalla. Por otro lado, tenemos la pieza de Santimamiñe y la referencia de la Cueva de Amero. Como vemos, presentan una dis• persión bastante amplia y son elemento guía de primer orden. En general predomina la sección elíptica como en las de Castillo D, Pendo VII y Cueva Morín, apareciendo las pun-

217 tas triangulares y sublosangicas, junto a éstas tenemos una de sección circular con «mar• cas de caza» en Santimamiñe VIII. Junto a las tipicas azagayas de base hendida hemos de incluir la presencia de azagayas de base masiva con sección circular y subcudrangular.

Otro elemento interesante es la aparición de colgantes en hueso. Dentro de éstos desta• can dos piezas de asta de sección subcuadrangular con forma paralepipédica que presentan una muesca en uno de sus lados mayores. De estas piezas una proviene de Pendo VII y la otra de Castillo D, lo que podría indicar una existencia de relaciones entre estos yacimientos. Junto a estas piezas nos encontramos los típicos caninos atrofiados de ciervo perforados y en la Cueva del Pendo la aparición de una serie de colgantes de piedra imitando las formas de los caninos, como transposición de algún tipo de idea sobre una materia distinta a la original.

En este momento podríamos hacer planteamientos semejantes a los que hicimos en tra• bajos anteriores. La diferencia cronológica puede explicar diferencias culturales como las del Gravetiense centroeuropeo. Sin embargo la presencia de útiles tan especializados cultu- ralmente como las azagayas de base hendida no pueden aparecer en la Dordoña en fechas antiguas y reaparecer en la Región Cantábrica miles de años después. Si atendemos a las dataciones polínicas de la Cueva de Isturitz (Leroi-Gourhan, 1959) para el nivel Slll de la Sala de San Martín nos encontramos con un nivel frío que podríamos relacionar con este momento. Culturalmente el nivel Slll es el que presenta mayor cantidad de azagayas de base hendida, y es más claramente definido como Auriñaciense Típico. De este modo la Cueva de Isturitz podría representar el nexo de unión y de relación entre Francia y España. Su presencia, a pesar de tratarse del último yacimiento «clásico» francés y de ser netamen• te distinto a los yacimientos cantábricos, podría servir de eslabón entre estas regiones, aun• que la pobreza de yacimientos en la vertiente francesa de los Pirineos occidentales no per• mite por el momento establecer comparaciones más profundas. Así nos inclinaríamos hacia fechas antiguas para nuestros niveles del Auriñaciense Típico con el nivel 7 de Cueva Morín antes del Interestadial de Arcy y el nivel 6 ya dentro del Interestadial citado.

AURIÑACIENSE EVOLUCIONADO

Tras la fase del Auriñaciense Típico tenemos una serie de niveles que agrupamos bajo el término genérico de Auriñaciense Evolucionado. Las series que poseemos no nos permiten establecer una variación cronológica y las únicas posibilidades con que contamos, como son los datos sedimentológicos o de polen no parecen indicar que se trate de una serie evolutiva. Culturalmente podríamos pensar en un desarrollo especial que esta cultura tuvo en la Región Cantábrica y que representaría un proceso particular de adaptación a los condicionamientos regionales. Los niveles que hemos situado dentro de este Auriñaciense Evolucionado son los estra• tos IV y Vb de la Cueva del Pendo, el nivel 5 inferior de Cueva Morín, los niveles 4, 5 y 6 de la Cueva del Otero, el nivel Auriñaciense de la Cueva de Hornos de la Peña, niveles 1 y 2 de la Cueva del Conde, y los niveles VI y VII de la Cueva del Cierro. El primer detalle que salta a la vista es la relación Indice de Raspador - Indice de Buril. Junto a las series en las que el IG, que son Otero 5, Pendo Vb y Pendo VI. Este hecho nos permite hacer una primera división dentro de esta serie del Auriñaciense Evolucionado. De este modo y atendiendo a los yacimientos mejor estudiados podríamos hablar de una facies Pendo con más buriles que raspadores y una facies Morín con más raspadores que buriles. Por otro lado, vemos que para indicar la tendencia cultural como en todos los niveles el Indi• ce de Buril diedro sobrepasa al Indice de Buril sobre troncadura y el Grupo Auriñaciense sobrepasa al Grupo Perigordiense, lo que nos permite seguir considerando ambas facies dentro del Auriñaciense (Cuadro 4). Respecto al resto de la industria vemos una heterogeneidad muy marcada. El Indice de Raspador auriñaciense es muy irregular, llegando a desaparecer en Otero 5, mientras que las proporciones entre raspadores y carenados y en hocico son altamente variables y en algunos casos muy sementajes como en Morín 5 inf., Otero 4, Otero 5, Pendo Vb y VI y en Conde 1. Llegando a invertirse la proporción de Otero 6. Esto que podría indicar una cierta

218 CUADRO 4

Hornos Otero Conde Conde Cierro Cierro Otero Pendo Pendo Morín de la Peña Otero

5 inf. V 6 4 1 2 VII VI 5 Vb VI

I.G. 30,9 49,04 26,47 27,35 14,51 10,98 45,16 66,66 10,81 14,5 17,9 I.B. 21,2 4,76 8,82 19,81 8,84 10,62 22,58 6,17 29,72 56,5 46,2 I.B.d. 15,8 4,28 5,88 10,37 4,53 6,22 16,12 4,4 3 10,81 40,6 32,2 I.B.t. 3,6 — — 8,49 1,13 — 6,45 1,23 10,81 12 3,4 I.G.A. 12,1 15,71 14,7 4,71 5,21 3,29 30,64 40,74 — 8,7 13,1 G.A. 16,9 21,4 20,58 15,09 5,44 3,29 30,64 40,74 2,7 10,1 14,5 G.P. 4,8 2,3 2,95 5,66 0,22 2,19 4,83 1,23 — 2,9 5,5 R. carenado 6,69 10,94 2,94 3,76 2,49 — 24,28 39,5 — 4,41 5,39 R. hocico 5,47 4,75 11,6 2,82 2,72 3,24 6,45 1,23 — 4,41 3,14 11 rl. aur. 3,04 8,08 5,88 6,60 — — — — 5,4 — 12,56 evolución estaría rebatido por las proporciones de hojas auriñacienses cuyos máximos exponentes están en Pendo VI y Hornos de la Peña, seguidos por Otero 4, justo el extremo contrario de la serie de la Cueva del Otero. La Industria ósea de estos niveles destaca por la ausencia de azagayas de base hendi• da y en cierto modo por la pobreza que esta industria presenta. Son sustituidas por azaga• yas losángicas en la Cueva del Otero. Por azagayas fusiformes y aplanadas en Morín. Por azagayas aplanadas en Conde, lo que nos permite su inclusión en este periodo. Y por for• mas de base recortada en Pendo Vb o de bisel simple en Pendo VI. Junto a estas azagayas tenemos los clásicos colgantes de canino atrofiado de ciervo y la presencia de huesos tra• bajados como en Cierro y Hornos de la Peña, aunque en estos yacimientos falten las aza• gayas típicas. Como vemos tampoco la industria ósea es un elemento clarificador y no nos indican la evolución específica que han seguido las cuevas. Los datos tipológicos son insuficientes para el establecimiento de un análisis completo de la secuencia, ya que en este momento nos encontramos en una fase expansiva del Auri• ñaciense que presenta evoluciones internas en cada yacimiento. En el estadio actual de la investigación podemos intuir la existencia de facies económicas específicas, aunque no contamos con observaciones de tipo faunístico o de organización interna de los yacimien• tos para deducir el sentido de las facies. Pensamos que es de gran interés el profundizar sobre estos niveles contando con mayor cantidad de datos, especialmente no tipológicos. Respecto a la expansión de los niveles del Auriñaciense Evolucionado es interesante revisar esta cultura en el resto de Europa. Así en Francia ya es conocida la evolución del Auriñaciense según la seriación de Peyrony en cinco fases (Peyrony, 1936) al menos válida para la región del Périgord. En la zona de los Pirineos (Clottes, 1976) en su sector occiden• tal el Auriñaciense Evolucionado aparece poco y raramente definido, destacando las series de Isturitz y Gaztarria con un Auriñaciense III o IV semejante al de la Dordoña. Con la pre• sencia de azagayas de base tanto cónica como en bisel simple. De igual modo en la Cha- rente vemos como tras un Auriñaciense I aparecen una serie de niveles poco definidos y que se podrían relacionar al Auriñaciense III y IV del Périgord. Otra región donde podemos encontrar una problemática semejante es la Correze, donde aparecen las facies laterales con importancia del retoque semiabrupto en piezas como las hojitas Dufour y Font-Yves epónimas de yacimientos de esta región. El resto de las regiones francesas plantean en general problemas semejantes. Si salimos de Francia y revisamos regiones cercanas como Bélgica donde existen tam• bién niveles semejantes podremos ver como siempre nos vamos a encontrar con niveles del Auriñaciense típico con azagayas de base hendida como en el Trou de Soreau que caracterizaría un primer grupo, junto a Spy, Goyet, Montaigle o Hastiére, relacionable con el Auriñaciense I. Seguido de un segundo grupo más heterogéneo con facies locales de difícil descripción (Otte, 1976). En Alemania tenemos una división más compleja con un primer

219 grupo de Auriñaciense Ordinario (Hahn, 1970) que presenta azagayas de base hendida, relacionable con el Auriñaciense I, especialmente en Vogelherd, al que siguen una serie de fases bastante heterogéneas y polimorfas con presencia de retoque abrupto en el Auriña• ciense tipo Krems, que indican una evolución especial de este Auriñaciense.

PERIGORDIENSE SUPERIOR

Los niveles del Perigordiense Superior, término que preferimos al de Gravetiense, se nos ofrecen en unos yacimientos extendidos sobre todo el largo de la Región Cantábrica. Los yacimiento son Bolinkoba, niveles E y F. Cueva Morín, niveles 4 y 5 sup. Pendo V y Va. Castillo A y B y Cueto de la Mina H y G. Ya dijimos que preferimos utilizar el término Perigordiense Superior, ya utilizado por M. Almagro (Almagro, 1956). Como hemos visto nos encontramos en términos generales con una provincia cultural claramente relacionada con el Périgord, aunque con sus característi• cas propias. Por otro lado el término Gravetiense representa niveles con puntas de la Gra• vette y su evolución, siempre contando con un número importante de piezas de dorso, vemos que esto no se cumple en la Región Cantábrica donde las proporciones de puntas de la Gravette son generalmente bajas y donde en los niveles evolucionados, si podemos considerar así los de Pendo y Morín 4, han desaparecido o son muy escasas las puntas de este tipo y sólo son importantes las hojitas.

CUADRO 5

Bolinkoba Bolinkoba Morín Morín Pendo Pendo Cueto de la Mina Castillo

F E 4 5 sup. V Va H G A B

I.G. 24,17 22,09 16,2 22,5 2,19 7 36,45 44,11 12,68 32,78 I.B. 25,97 25,58 13,8 11,6 21,9 63,4 19,79 8,82 15,47 25,4 I.B.d. 6,71 9,88 10,1 8,9 9,4 47,9 17,7 — 4,47 3,27 I.B.t. 2,23 1,74 2,8 2 3,1 9,4 1,04 — 4,47 3,27 I.G.A. 0,77 6,41 6,5 12,3 12,5 2,8 20,83 14,7 3,73 9,83 G.A. 1,04 7,76 8,8 13,7 12,5 5,6 5,20 14,7 6,71 13,11 G.P. 1,52 7,75 10,48 28,7 37,5 9,9 5,20 8,82 6,17 11,47 P. Gravette 5,66 8,12 1,36 9,57 — — — 2,94 1,63 B. Noailles 15,97 12,79 0,45 0,81 P. Gibosa 0,14 — — — — 1,04 P. Font Ftobert 0,14 — — — 6,06 — — — — — Como se ve en el Cuadro 5, los niveles del Perigordiense Superior presentan una rela• ción IG/IB muy heterogénea, aunque nunca ofrecen diferencias muy fuertes si exceptuamos Pendo Va, y Cueto de la Mina. Por otro lado siguen apareciendo piezas auriñacienses a veces en proporciones altas, como indica el Indice del Raspador Auriñaciense. Dentro de los buriles siguen destacando los buriles diedros y el Grupo Perigordiense no es excesiva• mente fuerte. Generalmente, va a ser semejante al Grupo Auriñaciense y en aquellos nive• les coma Morín 5 sup. donde es alto el Grupo Perigordiense se ve un aumento igualmente fuerte en el Grupo Auriñaciense. Los útiles típicos del Perigordiense Superior no alcanzan porcentajes muy fuertes. Generalmente son inferiores al 10 %, si exceptuamos la Cueva de Bolinkoba donde los buri• les de Noailles ocupan el 15,97 % y el 12,79 %. Respecto a esto hemos de hacer algunas apreciaciones. En algunos yacimientos excavados en los primeros momentos de la investi• gación podríamos tener piezas de este tipo actualmente perdidos, lo que aclararía la situa• ción actual. Así, gracias a V. Cabrera que ha utilizado las listas inéditas de la excavación de la Cueva del Castillo, Gravette y buriles de Noailles en cierto número, de los que sólo tene-

220 mos conservados en este momento algunos del nivel B. Así en el nivel A había 10 puntas de la Gravette y 2 buriles de Noailles actualmente perdidos. En el nivel B aparecieron 19 buriles de Noailles y seis puntas de la Gravette, de las que sólo quedan un buril de Noailles y dos puntas de la Gravette. Como vemos, las diferencias son sustanciales. Otro elemento escaso son las puntas de Font-Robert. En la actualidad sólo las hemos constatado en Pendo V. También las tenemos en Cueva Morín, pero procedentes de las excavaciones de Vega del Sella, aunque no sabemos claramente su situación en la estrati• grafía actual. Otros elementos culturales diferenciadores serán los buriles de Raysse encontrados en la Cueva de Bolinkoba. La industria ósea es poco discriminante en estos niveles del Perigordiense Inferior. Des• taca la aparición de azagayas circulares con marcas transversales en la base o «azagayas de Isturitz» que las encontramos en Bolinkoba y en Cueto de Mina. Junto a ellas, con la aparición de caninos atrofiados de ciervo, tenemos piezas con marcas de caza en Bolinko• ba. Es interesante destacar la aparición de varios compresores grabados, uno con una figu• ra de felino procedente de Castillo (Barandiaran, 1973; Cabrera, 1984) y otro con una figura antropomorfa de Cueva Morín (González Echegaray, 1973). Como vemos, los elementos con que contamos nos hablan de la gran especialización de nuestras industrias del Perigordiense Superior, por otro lado, distintas de sus homólogos franceses. En éstos vemos como el Indice de Raspador, aunque variable, es inferior siem• pre al Indice de Buril y dentro de éstos, los buriles sobre troncadura predominan sobre los buriles diedros. El Indice de Raspador Auriñaciense permanece nulo y destacan los raspa• dores sobre hoja sin retocar. Como vemos, esto nos presenta un mundo muy distinto al nuestro. Sin embargo, en nuestra región aparecen los elementos discriminadores del Peri• gordiense V, como son las puntas de Font-Robert, los buriles de Noailles, los buriles de Raysse o las azagayas de Isturitz. La consideración de estos elementos nos permite emitir una opinión genética de nues• tro Perigordiense y, en parte, la justificación de su denominación. Como ya dijimos, la ecua• ción IG/IB se inclina siempre hacia los raspadores, a diferencia de las series perigordinas, pero al llegar a Isturitz comienza a equilibrarse y, a diferencia de otras series, sí aparecen los raspadores carenados. Por otro lado, hemos de constatar la relativa importancia que sigue manteniendo el Grupo Auriñaciense. Por todo esto, pensamos que el Perigordiense no es un grupo cultural distinto completamente al Auriñaciense, como parece ocurrir en Francia, sino que en la región cantábrica nos encontramos con una primera venida de «ideas culturales» durante el Perigordiense V, que sería la responsable de la aparición de estos elementos tan característicos y especializados como el buril de Noailles, el buril de Raysse, la punta de Font-Robert o la azagaya de Isturitz. Estos materiales se superpondrí• an al substrato auriñaciense, tan fuerte en la región, y darían estas series tan particulares. Esta superposición daría sentido a la especial configuración de nuestros niveles. En este caso nos encontramos que mientras se desarrollan estos niveles perigordien- ses, en el Otero se sigue desarrollando el auriñaciense, ya que el nivel 4 con clima templa• do lo relacionamos con el Interestadial de Laugerie, con lo que resultaría contemporáneo de los niveles Morín 4, Pendo V y Va, reproduciendo la contemporaneidad existente entre estos niveles en Francia.

AURIÑACIENSE FINAL Bajo esta denominación hemos incluido los dos niveles terminales de la Cueva del Pendo, el nivel III y el nivel IV. Tipológicamente siguen la norma establecida para la relación Indice de Raspador/Indice de Buril de los demás niveles del Auriñaciense Evolucionado de la que denominamos facies Pendo. Así, el Indice de Buril predomina sobre el Indice de Raspador, aunque el Indice de Buril diedro predomina sobre el Indice de Buril sobre tronca- dura. Los raspadores carenados son los más importantes, con proporciones bajas de tipos en hocico. Las hojas auriñacienses han desaparecido completamente y se siguen mante• niendo las hojas retocadas. Las hojitas se presentan en proporciones discretas. En general, las podríamos distinguir porque no tienen mucho que distinguir (Cuadro 6).

221 CUADRO 6

Pendo III IV I.G. 19,4 21,1 I.B. 41,1 43,5 I.B. 41,1 43,5 I.B.d. 22,8 32,6 I.B.t. 7,2 3,9 I.G.A. 7,2 11,5 G.A. 7,2 12,9 G.P. 1,7 2,8

Un aspecto interesante es la industria ósea, caracterizada por las azagayas de bisel simple que nos permitirán comparar estos niveles al Auriñaciense V con el que, además, tiene en común su situación estratigrafías «encima» del Perigordiense Superior. Como vemos, de este modo el Auriñaciense Final sería la continuación a través de las series de la Cueva del Otero que, como vimos, llegaban hasta el Interestadial de Laugerie.

CONCLUSIONES

Como hemos ido mostrando, la situación y evolución del Auriñaciense y el Perigordiense presenta gran importancia pues, aún teniendo un movimiento distinto al de sus homólogos franceses, reaparecen algunos de los problemas culturales como la inter-estratificación, que también comienzan a presentarse en las series del Périgord. Esto nos lleva a considerar la evolución paralela de las culturas adaptadas a un medio bastante distinto y a unos conjun• tos de fauna peculiares. Desgraciadamente, la extensión del trabajo y la escasez de datos en el momento presente no nos permite contar con un trabajo paleoecológico sobre los niveles estudiados. Las nuevas excavaciones en yacimientos de este período nos permitirán contar con datos relativos a la fauna y a su aprovechamiento en estos momentos culturales. Según nuestros trabajos (Bernaldo de Quirós, 1982) en estos primeros momentos del Paleolítico Superior parece existir una relación sistemática en la especialización en la caza de formas de bosque, campo abierto y roquedo. Por otro lado, es interesante considerar la pre• sencia de carnívoros y aves cuya presencia puede no deberse a la actividad humana. La exis• tencia de restos de depredadores en los yacimientos podría relacionarse con una actividad de carroñeros o por su utilización por el hombre. Igualmente, podemos decirlo de la presencia de microfauna, producto, en gran cantidad de casos, de egagropilas procedentes de las rapaces. Otro problema que no hemos podido plantear en su extensión es el análisis de estructu• ras. Hasta el momento actual sólo poseemos los posibles enlosados de la Cueva del Otero, en su nivel 4, y la estructura de ocupación del nivel 8 de la Cueva de Morín, al que se encontraron asociados los enterramientos Morín I y III (González Echegaray y Freeman, 1971). Al tratarse de unas estructuras únicas no podremos, por el momento, establecer generalizaciones sobre los modelos de ocupación de los grupos auriñacienses y perigor- dienses. Será de gran interés el estudio de las dispersiones espaciales que nos identifican las estructuras latentes contenidas en los niveles de ocupación. La evolución industrial que presentamos no pretende por sí sola mas que establecer unas hipótesis de trabajo y la puesta al día de unos materiales cuya importancia en la Región Cantábrica no ofrece duda. La evolución paralela entre esta región y otras de la fachada atlántica europea ponen un nuevo interés en la necesidad de contar con datos extraindustriales y la búsqueda de modelos de tipo cultural o paleoeconómico con cuyo con• curso podremos comprender mejor como se vivió en estos primeros momentos del Paleolíti• co Superior. La excavación de nuevos yacimientos con técnica arqueológica depurada y con mejores datos cronológicos nos permitirán establecer la sincronía o no con momentos semejantes en otras regiones como el Périgord o el Mediterráneo español.

222 La escasez de fechas de C 14 con que contamos para este periodo nos permiten intuir, más que situar, algunos hechos. Los datos sedimentológicos, en curso, no nos permiten contar con un armazón cronoló• gico y con un elemento de contraste para la datación radiocarbónica, así como un mejor conocimiento de la climatología regional. Por último, los datos faunísticos nos son de gran utilidad tanto en su aspecto paleoecológico como paleoeconómico. Todo esto nos propor• cionará un nuevo campo de investigación más cercano al propio sentido de la Prehistoria.

ANEXO "Las industrias del Paleolítico Superior Inicial Cantábrico"

Desde que fue escrito el artículo original (verano 1984) se han producido una serie de trabajos que han hecho cambiar nuestros planteamientos. La serie de dataciones realizadas sobre el nivel 18 de la Cueva del Castillo (Cabrera Valdés, V. Bischoff, J.L 1989. Acelerator ,4C dates for Early Upper Paleolithic (Basal Aurigna• cian) at El Castillo Cave (Spain). Journal of Archaeological Science, 16, 577-584.) obligan a replantear algunas ideas relativas al origen y evolución de las industrias del Auriñaciense Arcaico Cantábrico. Estas nuevas teorí• as, que sería muy largo describir aquí con todas sus implicaciones se recogen entre otros en:

Cabrera Valdés, V., F. Bernaldo de Quirós, 1990, Données sur la transition entre le Paléolithique Moyen et le Supérieur á la Región Cantabrique; Revisión critique, Paléolithique Moyen Recent et Paléolithique Supérieur Ancien en Europe, Mémoires du Musée de Préhistoire d'llle de France n° 3, pp. 185-188.

Cabrera Valdés, V., M. Hoyos Gómez, F. Bernaldo de Quirós, 1992, La transición del Paleolítico Medio al Superior en la cueva de El Castillo: características paleoclimáticas y situación cronológica, El origen del hombre moderno en el suroeste de Europa, Madrid, U.N.E.D., pp. 81-101.

En relación con el resto de la secuencia, creemos que se puede seguir defendiendo tal y como fue expresa• da en su momento, como última puesta al día, y por citar sólo en nuestro país se puede consultar: Cabrera, V., (Coordinadora), 1993, El origen del hombre moderno en el suroeste de Europa, Madrid, U.N.E.D.

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Serie publicada por la Junta Superior de Excavaciones y Antigüedades desde 1916 a 1935.

PRECIO

1. EXCAVACIONES DE NUMANCIA, por José Ramón Mélida. Madrid, 1916 300 ptas. 2. EXCAVACIONES EN MÉRIDA, por José Ramón Mélida. Agotado. Madrid, 1916 3. EXCAVACIONES EN CLUNIA, por Ignacio Calvo. Agotado. Madrid, 1916 4. EXCAVACIONES EN EL ANFITEATRO DE ITÁLICA, por Rodrigo Amador de los Ríos. Madrid, 1916 350 ptas. 5. EXCAVACIONES EN PUNTA DE LA VACA (CÁDIZ), por Pelayo Quintero. Madrid, 1916. .. 200 ptas. 6. EXPLORACIONES EN VÍAS ROMANAS DEL VALLE DEL DUERO, por Antonio Blázquez. Agotado. Madrid, 1916 7. MEMORIA DE SECRETARIA. Agotado. Madrid, 1916 8. EXCAVACIONES EN LA CUEVA Y COLLADO DE LOS JARDINES (SANTA ELENA, JAEN), por Ignacio Calvo y Juan Cabré. Agotado. Madrid, 1917 9. EXPLORACIONES EN VÍAS ROMANAS DEL VALLE DEL DUERO Y CASTILLA LA NUEVA, por Antonio Blázquez y Claudio Sánchez Albornoz. Agotado. Madrid, 1917 10. EXPLORACIONES EN TOLEDO, por Rodrigo Amador de los Ríos. Madrid, 1917 400 ptas. 11. EXCAVACIONES EN MÉRIDA: UNA CASA-BASÍLICA ROMANO-CRISTIANA, por José Ra• món Mélida. Agotado. Madrid, 1917 12. EXCAVACIONES EN PUNTA DE LA VACA Y EN PUERTA DE TIERRA (CÁDIZ), por Pelayo Quintero. Agotado. Madrid, 1917 13. EXCAVACIONES EN EL DOLMEN DE LLANERA (SOLSONA), por Juan Serra. Madrid, 1917. 200 ptas. 14. MEMORIA DE SECRETARÍA. Madrid, 1917 300 ptas. 15. EXCAVACIONES Y EXPLORACIONES EN VÍAS ROMANAS: BRTVIESCA A PAMPLONA Y BRTVIESCA A ZARAGOZA, por Antonio Blázquez y Claudio Sánchez Albornoz. Agotado. Madrid, 1918 16. EXCAVACIONES Y EXPLORACIONES EN LA CUEVA Y COLLADO DE LOS JARDINES (SAN• TA ELENA, JAÉN), por Ignacio Calvo y Juan Cabré. Agotado. Madrid, 1918 17. EXCAVACIONES Y EXPLORACIONES EN BILBILIS, CERRO DE BÁMBOLA (CALATAYUD), por Narciso Sentenach. Agotado. Madrid, 1918 18. EXCAVACIONES Y EXPLORACIONES EN EXTRAMUROS DE LA CIUDAD DE CÁDIZ, por Pelayo Quintero. Madrid, 1918 200 ptas. 19. EXCAVACIONES Y EXPLORACIONES EN NUMANCIA, por José Ramón Mélida, Agotado. Madrid, 1918 300 ptas. 20. EXCAVACIONES Y EXPLORACIONES EN CALA D'HORT (IBIZA), por Carlos Román. Madrid, 1918 300 ptas. 21. EXCAVACIONES Y EXPLORACIONES EN LA CUEVA DEL SEGRE, por Juan Serra. Madrid, 1918 300 ptas. PRECIO

22. EXCAVACIONES EN LA CUEVA DE COLLADO DE LOS JARDINES (SANTA ELENA, JAÉN), por Ignacio Calvo y Juan Cabré Aguiló. Agotado. Madrid, 1919. 23. EXCAVACIONES EN EL ANFITEATRO DE MÉRIDA, por José Ramón Mélida. Agotado. Madrid, 1919

24. EXPLORACIONES EN VÍAS ROMANAS: DE BOTOA A MÉRIDA; MÉRIDA A SALAMANCA; ARRIACA A SIGÜENZA: ARRIACA A TITULCIA; SEGOVIA A TTTULCIA Y ZARAGOZA A SEARNE, por Antonio Blázquez y Claudio Sánchez Albornoz. Agotado. Madrid, 1919 25. EXCAVACIONES EN LA NECRÓPOLIS IBÉRICA DE LA GALERA (GRANADA), por Juan Ca• bré y Federico Motes 500 ptas. 26. EXCAVACIONES EN EXTRAMUROS DE CÁDIZ, por Pelayo Quintero 200 ptas. 27. EXCAVACIONES EN CASTELLVALL (SOLSONA), por J. Sena 200 ptas. 28. EXCAVACIONES EN IBIZA, por Carlos Román. Madrid, 1920 200 ptas. 29. EXCAVACIONES Y EXPLORACIONES EN VÍAS ROMANAS: DE CARRIÓN A ASTORGA Y DE MÉRIDA A TOLEDO. EXCAVACIONES EN LANCIA, por Antonio Blázquez y Ángel Bláz• quez. Agotado. Madrid, 1920

30. EXCABACIONES EN EXTRAMUROS DE CÁDIZ, por Pelayo Quintero. Madrid, 1920 200 ptas.

31. EXCAVACIONES EN NUMANCIA, por José Ramón Mélida y Blas Taracena. Madrid, 1920. 300 ptas.

32. EXCAVACIONES EN NERTÓBRIGA, por Narciso Sentenach. Madrid, 1920 200 ptas.

33. EXCAVACIONES EN YACIMIENTOS PALEOLÍTICOS DEL VALLE DEL MANZANARES, por Paul Werner y José Pérez de Barradas. Agotado. Madrid, 1921

34. EXCAVACIONES EN SEGÓBRIGA, por Narciso Sentenach. Madrid, 1921 200 ptas.

35. EXCAVACIONES EN EL POBLADO IBÉRICO DE ANSERESA (OLIUS), por Juan Serra. Madrid, 1921 300 ptas.

36. EXCAVACIONES EN NUMANCIA, por José Ramón Mélida y Blas Taracena Madrid, 1921. 400 ptas.

37. EXCAVACIONES EN EL ANFITEATRO DE ITÁLICA, por el Conde de Aguilar.

Madrid, 1921 200 ptas.

38. EXCAVACIONES EN MONTE-CILLAS, por Ricardo del Arco. Madrid, 1921 300 ptas.

39. EXCAVACIONES EN MÉRIDA, por José Ramón Mélida. Madrid, 1921 300 ptas. 40. EXCAVACIONES Y EXPLORACIONES EN VÍAS ROMANAS, por Antonio Blázquez y Ángel Blázquez. Madrid, 1921 300 ptas. 41. EXCAVACIONES EN LA SERRETA (ALCOY), por Camilo Visedo Moltó. Madrid, 1922 300 ptas.

42. EXCAVACIONES EN YACIMIENTOS PALEOLÍTICOS DEL VALLE DEL MANZANARES, por José Pérez de Barradas. Madrid, 1922 400 ptas.

43. EXCAVACIONES EN DIVERSOS LUGARES DE LA ISLA DE IBIZA, por Carlos Román. Madrid, 1922 300 ptas.

44. EXCAVACIONES EN EL POBLADO IBÉRICO DE SAN MIGUEL DE SORBA, por Juan Serra y Vilaró. Madrid, 1922 500 ptas.

45. EXCAVACIONES EN LA SERRETA (ALCOY), por Camilo Visedo. Madrid, 1922 400 ptas.

46. EXCAVACIONES EN DIVERSOS LUGARES DE LA ISLA DE IBIZA, por Carlos Román. Madrid, 1922 400 ptas. PRECIO

47. EXCAVACIONES EN SENA, por Vicente Bordaviú. Madrid, 1922 300 ptas.

48. EXCAVACIONES EN SAGUNTO, por Manuel González Simancas. Madrid, 1923 500 ptas.

49. EXCAVACIONES EN NUMANCIA, por Ramón Mélida y Blas Taracena Aguirre. Madrid, 1923 300 ptas. 50. EXCAVACIONES EN YACIMIENTOS PALEOLÍTICOS DE LOS VALLES DEL MANZANARES Y DEL JARAMA, por José Pérez de Barradas. Madrid, 1923 400 ptas.

51. EXCAVACIONES EN EL ANFITEATRO DE ITÁLICA, por el Conde de Aguilar. Madrid, 1923 300 ptas. 52. EXCAVACIONES Y EXPLORACIONES EN VÍAS ROMANAS, por Antonio Blázquez y Ángel Blázquez. Madrid, 1923 300 ptas.

53. EXCAVACIONES EN LA CUEVA DEL REY, EN VILLANUEVA (SANTANDER), por Jesús Car- bailo. Madrid, 1923 300 ptas.

54. EXCAVACIONES EN MEDINA AZAHARA, por Ricardo Velázquez Bosco. Madrid, 1923. ... 600 ptas.

55. EXCAVACIONES EN UN MONUMENTO CRISTIANO BIZANTINO DE GABIA LA GRANDE (GRANADA), por Juan Cabré. Madrid, 1923 400 ptas.

56. EXCAVACIONES EN EL MONTE "LA SERRETA". CERCA DE ALCOY, por Camilo Visedo. Madrid, 1923 300 ptas.

57. EXCAVACIONES EN EXTRAMUROS DE CÁDIZ, por Francisco Cervera. Madrid, 1923 400 ptas.

58. EXCAVACIONES EN IBIZA, por Carlos Román. Madrid, 1923 300 ptas. 59. EXCAVACIONES EN VÍAS ROMANAS: DE SEVILLA A CÓRDOBA, POR ANTEQUERA; DE CÓRDOBA A CÁSTULO, POR EPORA; DE CÓRDOBA A CÁSTULO, POR EL CARPIO; DE PUENTE LA HIGUERA A CARTAGENA, Y DE CARTAGENA A CÁSTULO, por Antonio Bláz• quez y Delgado Aguilera y Antonio Blázquez Jiménez. Madrid, 1923 300 ptas.

60. EXCAVACIONES EN YACIMIENTOS PALEOLÍTICOS DEL VALLE DEL MANZANARES, por Jo• sé Pérez de Barradas. Madrid, 1924 300 ptas.

61. EXCAVACIONES EN NUMANCIA, por José Ramón Mélida, Manuel Aníbal Álvarez. Santiago Gómez Santa Cruz y Blas Taracena. Madrid, 1924 400 ptas.

62. EXCAVACIONES EN EL MONTE "SANTA TECLA", EN GALICIA, por Ignacio Calvo y Sán• chez. Madrid, 1924 300 ptas.

63. EXCAVACIONES EN UNA ESTACIÓN IBÉRICA, TERMAS ROMANAS Y TALLER DE "TERRA SIGILLATA", EN SOLSONA (LÉRIDA), por Juan Serra Vilaró. Madrid, 1924 400 ptas.

64. EXCAVACIONES EN YACIMIENTOS PALEOLÍTICOS DEL VALLE DEL MANZANARES (MA• DRID), por José Pérez dé Barradas. Madrid, 1924 400 ptas.

65. EXCAVACIONES EN EL CERRO DEL BERRUECO, por P. César Moran. Madrid, 1924 300 ptas.

66. EXCAVACIONES EN EL CABEZO DEL CUERVO, TÉRMINO DE ALCAÑIZ (TERUEL), por Pedro París y Vicente Bordaviú. Madrid, 1924 300 ptas.

67. EXCAVACIONES EL MEDINA AZAHARA, por Rafael Jiménez, Rafael Castejón, Félix Her• nández Jiménez, Ezequiel Ruiz Martínez y Joaquín María de Navascués. Madrid, 1924 300 ptas.

68. EXCAVACIONES EN LA ISLA DE IBIZA, por Carlos Román. Madrid, 1924 400 ptas.

69. EXCAVACIONES Y EXPLORACIONES EN VÍAS ROMANAS, por Antonio Blázquez y Ángel Blázquez. Madrid, 1925 300 ptas. PRECIO

70. EXCAVACIONES EN EL ANFITEATRO DE ITÁLICA, por el Conde de Aguilar. Madrid, 1925. 300 ptas.

71. EXCAVACIONES EN DIVERSOS SITIOS DE LAS PROVINCIAS DE SEGOVIA Y DE CÓRDO• BA, por Manuel Aulló Costilla. Madrid, 1925 400 ptas.

72. EXCAVACIONES EN EL CIRCO ROMANO DE MÉRIDA, por José Ramón Mélida. Madrid, 1925 300 ptas.

73. EXCAVACIONES EN ABELLA (SOLSONA), por Juan Serra Vilaró. Madrid, 1925-1926 400 ptas.

74. EXCAVACIONES EN LAS FORTIFICACIONES DE NUMANCIA, por González Simancas.

Madrid, 1926 400 ptas.

75. EXCAVACIONES EN LA PROVINCIA DE SORIA, por Blas Taracena. Madrid, 1926 500 ptas.

76. EXCAVACIONES EN LOS EXTRAMUROS DE CÁDIZ, por Pelayo Quintero. Madrid, 1926. 300 ptas.

77. EXCAVACIONES EN EL SANTUARIO IBÉRICO DE NTRA. SRA. DE LA LUZ, EN MURCIA, por Cayetano de Mergelina. Madrid, 1926 300 ptas. 78. EXCAVACIONES EN "MAS DE MENENTA" (ALCOY), por Fernando Ponsell. Madrid, 1926. 300 ptas. 79. EXCAVACIONES EN MOLA ALTA DE SERELLES (ALCOY), por Ernesto Gatella. Madrid, 1926 300 ptas.

80. EXCAVACIONES EN IBIZA, por Carlos Román. Madrid, 1926 300 ptas.

81. EXCAVACIONES EN ITÁLICA, por el Conde de Aguilar. Madrid, 1926 300 ptas.

82. EXCAVACIONES EN OCILIS (MEDINACELI), por José Ramón Mélida. Madrid, 1926 300 ptas.

83. EXCAVACIONES EN SOLSONA, por Juan Serra Vilaró. Madrid, 1926 300 ptas. 84. EXCAVACIONES EN EXTRAMUROS DE CÁDIZ, por Pelayo Quintero. Madrid, 1926 300 ptas.

85. EXCAVACIONES EN MEDINA AZAHARA, por Rafael Jiménez Amigo, Ezequiel Ruiz Martí• nez, Rafael Castejón y Félix Hernández Jiménez. Madrid, 1926 500 ptas.

86. EXCAVACIONES EN LAS PROVINCIAS DE SORIA Y LOGROÑO, por Blas Taracena Aguirre. Madrid, 1927 500 ptas.

87. EXCAVACIONES Y EXPLORACIONES EN EL CERRO DEL CASTILLO DE SORIA, por Manuel González Simancas. Madrid, 1927 , 300 ptas.

88. EXCAVACIONES EN LA NECRÓPOLIS ROMANO-CRISTIANA DE TARRAGONA, por Juan Serra Vilaró. Agotado. Madrid, 1927

89. EXCAVACIONES EN LAS MESAS DE VILLARREAL, EL CHORRO (MÁLAGA), por C. de Mer• gelina. Madrid, 1927 500 ptas.

90. EXCAVACIONES EN MONTEALEBRE (DOMAYO), por Antonio Losada. Madrid, 1927 300 ptas.

91. EXCAVACIONES EN IBIZA, por Carlos Román. Madrid, 1927 300 ptas.

92. EXCAVACIONES EN SAGUNTO, por Manuel González Simancas. Madrid, 1927 500 ptas.

93. EXCAVACIONES EN LA NECRÓPOLIS ROMANO-CRISTIANA DE TARRAGONA, por Juan Serra Vilaró. Agotado. Madrid, 1928

94. EXCAVACIONES EN MOLA ALTA DE SERELLES (ALCOY), por Ernesto Botella 300 ptas.

95. EXCAVACIONES EN EXTRAMUROS DE CÁDIZ, por Pelayo Quintero. Madrid, 1928 300 ptas.

96. EXCAVACIONES EN EL CIRCO ROMANO DE TOLEDO, por Manuel Castaños Móntijano, Ismael del Pan Fernández, Pedro Román Martínez y Alfonso Rey Pastor. Madrid, 1928. ... 300 ptas. PRECIO

97. EXCAVACIONES EN EL CERRO DEL TRIGO, TÉRMINO DE AYAMONTE (HUELVA), por Jor• ge Bónsor. Madrid, 1928 300 ptas.

98. EXCAVACIONES DE MÉRIDA, por José Ramón Mélida y Maximiliano Marías. Madrid, 1929. 400 ptas.

99. EXCAVACIONES EN CÁDIZ, por Pelayo Quintero. Madrid, 1929 300 ptas.

100. EXCAVACIONES EN TORREMANZANAS (ALICANTE), por José Belda Domínguez. Madrid, 1929 350 ptas. 101. EXCAVACIONES EN EL ROQUIZAL DEL RULLO, TÉRMINO DE FABARA (ZARAGOZA), por Lorenzo Pérez Temprano. Madrid, 1929 400 ptas. 102. EXCAVACIONES EN CARTAGENA, por Manuel González Simancas. Madrid, 1929 300 ptas.

103. EXCAVACIONES EN LAS PROVINCIAS DE SORIA Y LOGROÑO, por Blas Taracena Aguirre. Madrid, 1929 400 ptas.

104. EXCAVACIONES EN LA NECRÓPOLIS ROMANO-CRISTIANA DE TARRAGONA, por Juan Serra Vilaró. Agotado. Madrid, 1929 i 105. EXCAVACIONES EN LA NECRÓPOLIS CELTIBÉRICA DEL ALTILLO DE CERROPOZO (ATIENZA, GUADALAJARA), por Juan Cabré, con la cooperación de Justo Juberías. Madrid, 1930 500 ptas.

106. EXCAVACIONES EN LA COLONIA DE SAN PEDRO DE ALCÁNTARA (MÁLAGA), por José Pérez de Barradas. Madrid, 1930 400 ptas.

107. EXCAVACIONES EN LA NECRÓPOLIS DEL MOLAR, por J. J. Sennet Ibáñez. Madrid, 1930. 400 ptas. 108. EXCAVACIONES EN EL CAMINO DEL MESTE, PRÓXIMO AL PUENTE DEL ARROYO DE PEDROCHES (EXTRAMUROS DE CÓRDOBA), por Enrique Romero de Torres. Madrid, 1930 350 ptas.

109. EXCAVACIONES EN EL CIRCO ROMANO DE TOLEDO, por Francisco de B. San Román, Is• mael del Pan Fernández, Pedro Román Martínez y Alfonso Rey Pastor. Madrid, 1930 300 ptas.

110. EXCAVACIONES EN LA COGOTAS (CARDEÑOSA, ÁVILA), por Juan Cabré Aguiló. Agotado. Madrid, 1930 111. EXCAVACIONES EN LA NECRÓPOLIS ROMANO-CRISTIANA DE TARRAGONA, por Juan Serra Vilaró. Madrid, 1930 400 ptas. 112. EXCAVACIONES EN TORREMANZANAS (ALICANTE), por José Belda Domínguez. Madrid, 1931 500 ptas. 113. EXCAVACIONES EN LOS DÓLMENES DE SALAMANCA, por César Moran. Madrid, 1931. . 600 ptas.

114. EXCAVACIONES EN LA NECRÓPOLIS VISIGODA DE DAGANZO DE ARRIBA (MADRID), por Saturio Fernández Godín y José Pérez de Barradas. Madrid, 1931 400 ptas.

115. EXCAVACIONES EN LA CITANIA DE TROÑA (PUENTEAREAS, PONTEVEDRA), por Luis Pericot García y Florentino López Cuevillas. Madrid, 1931 400 ptas.

116. EXCAVACIONES EN LA NECRÓPOLIS ROMANO-CRISTIANA DE TARRAGONA, por Juan Serra Vilaró. Madrid, 1932 1.000 ptas.

117. EXCAVACIONES EN CÁDIZ, por Pelayo Quintero Atauri. Madrid, 1932 500 ptas.

118. EXCAVACIONES EN EL TEATRO ROMANO DE MÉRIDA, por José Ramón Mélida y Maximi• liano Macías. Madrid, 1932 , 400 ptas.

119. EXCAVACIONES EN LA PROVINCIA DE SORIA, por Blas Taracena Aguirre, Madrid, 1932. 600 ptas. PRECIO

120. EXCAVACIONES EN LAS COGOTAS (CARDEÑOSA, ÁVILA), por Juan Cabré Aguiló. Madrid, 1932 1.500 ptas.

121. EXCAVACIONES EN EL CABEZO DE CASCARUJO, TÉRMINO DE AL CAÑIZ (TERUEL), por Adrián Bruhl. Madrid, 1932 400 ptas.

122. EXCAVACIONES EN CÁDIZ, por Pelayo Quintero Atauri. Madrid, 1933 400 ptas.

123. EXCAVACIONES EN EL PENDO (SANTANDER), por Carballo y Larín. Madrid, 1933 600 ptas.

124. EXCAVACIONES EN SAGUNTO, por Manuel González Simancas. Madrid, 1933 125. EXCAVACIONES EN LA NECRÓPOLIS VISIGODA DE HERRERA DE PISUERGA, por Julio Martínez Santaolalla. Madrid, 1933

126. EXCAVACIONES EN LA ALBUFERA DE ALICANTE (ANTIGUA LUCENTUM), por José La- fuente Vidal. Madrid, 1934 1.200 ptas.

127 EXCAVACIONES EN ITÁLICA, por Andrés Parladé. Madrid, 1934 600 ptas.

128. EXCAVACIONES EN LA NECRÓPOLIS DE VEGA DEL MAR (SAN PEDRO DE ALCÁNTARA, MÁLAGA), por José Pérez de Barradas. Madrid, 1934 400 ptas.

129. EXCAVACIONES EN CÁDIZ, por Pelayo Quintero Atauri. Madrid, 1934 400 ptas.

130. EXCAVACIONES EN OCAÑA, por Manuel González Simancas. Madrid, 1934 400 ptas.

131. EXCAVACIONES EN POLLENTIA, por Juan Llabrés Sernal y Rafael Isasi Ransome. Madrid, 1934 500 ptas.

132. EXCAVACIONES EN LA ISLA DEL CAMPELLO, por Francisco Figueras Pacheco. Madrid, 1934 400 ptas.

133. EXCAVACIONES EN LA NECRÓPOLIS ROMANO-CRISTIANA DE TARRAGONA, por Juan Serra Vilaró. Madrid, 1935 1.000 ptas.

134. EXCAVACIONES EN CÁDIZ, por Pelayo Quintero Atauri. Madrid, 1935 300 ptas.

135. EXCAVACIONES EN LOS DÓLMENES DE SALAMANCA, por César Moran. Madrid, 1935. . 300 ptas.

136. EXCAVACIONES EN LA CUEVA REMIGIA (CASTELLÓN), por Juan B. Pocar, Hugo Ober- maier y Henri Breuil. Madrid, 1935 1.500 ptas.

INFORMES Y MEMORIAS DE LA COMISARÍA GENERAL DE EXCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS

Serie publicada de 1942 a 1956. PRECIO

1. MEMORIA SOBRE LA SITUACIÓN ARQUEOLÓGICA DE LA PROVINCIA DE CÁDIZ EN 1940, por César Pemán. 1942. 2a edición 300 ptas.

2. EL TESORO PREHISTÓRICO DE CALDAS DE REYES (PONTEVEDRA), por Fermín Boúza Brey, 1942. Agotado 300 ptas.

3. MEMORIA DE LOS TRABAJOS REALIZADOS POR LA COMISARÍA PROVINCIAL DE EXCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS DE ALBACETE EN 1941, por Joaquín Sánchez Jiménez, 1943 300 ptas. PRECIO

4. LAS EXCAVACIONES DEL PLAN NACIONAL EN LOS BAÑALES DE SADABA (ZARAGOZA), por José Galia Sarañana, 1944 300 ptas. 5. EXCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS EN MONTE BERNORIO (PALENCIA), PRIMERA CAM• PAÑA 1943, por Julián San Valero Aparisi, 1944 250 ptas. 6. LA CAVERNA PREHISTÓRICA DE "EL CUETU", LLEDIAS (ASTURIAS), Y SUS PINTURAS RUPESTRES, por Juan Uría Riu, 1944 250 ptas. 7. EL CASTRO DE YECLA, EN SANTO DOMINGO DE SILOS (BURGOS), por Saturio Gonzá• lez Salas, 1945 250 ptas. 8. EXCAVACIONES DEL PLAN NACIONAL EN MEDINA AZAHARA (CÓRDOBA), CAMPAÑA DE 1943, por Rafael Castellón y Martínez de Arizala, 1945. Agotado 300 ptas. 9. EL TESORO PREIMPERIAL DE PLATA DE DRIVES (GUADALAJARA), por Julián San Valero Aparisi, 1945 500 ptas. 10. EL TESORILLO VISIGODO DE TRIENTES DE LAS EXCAVACIONES DEL PLAN NACIONAL DE 1944-1945, EN ZORITA DE LOS CANES (GUADALAJARA), por Juan Cabré Aguiló. 1946. 500 ptas. 11. EXCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS EN GRAN CANARIA DEL PLAN NACIONAL DE 1942, 1943 y 1944, por Sebastián Jiménez Sánchez. 1946 500 ptas. 12. MEMORIA ARQUEOLÓGICA DE LA PROVINCIA DE MÁLAGA HASTA 1946, por Simeón Jiménez Reina. 1946 1.000 ptas. 13. PRIMERA CAMPAÑA DE EXCAVACIONES EN EL CABEZO DEL TÍO PÍO (ARCHENA), por Julián San Valero Aparisi y Domingo Fletcher Valls. 1947 500 ptas. 14. EXCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS EN (CANARIAS), por Juan Álvarez Delgado y Luis Diego Cuscoy. 1947 1.000 ptas. 15. EXCAVACIONES Y TRABAJOS ARQUEOLÓGICOS EN LA PROVINCIA DE ALBACETE, DE 1942 a 1946, por Joaquín Sánchez Jiménez. 1947. Agotado 16. EXCAVACIONES EN LA CIUDAD DEL BRONCE, II MEDITERRÁNEO DE LA BASTIDA, DE TOTANA (MURCIA), por Julio Martínez Santaolalla, Bernardo Sáez Martín, Carlos F. Pon- sac, José A. Soprano Salto y Eduardo del Val Caturia. 1947 1.000 ptas. 17. LAS PINTURAS RUPESTRES DE LA CUEVA DEL POLVORÍN (PUEBLO DE BENIFAZA, PRO• VINCIA DE CASTELLÓN), por Salvador Vilaseca. 1948 500 ptas. 18. EXCAVACIONES EN SANTA MARÍA DE EGARA (TARRASA), por José de C. Serra-Rafols y Epifanio de Fortuny, Barón de Esponellá. 1949 500 ptas. 19. SEGUNDA CAMPAÑA DEL PLAN NACIONAL EN LOS BAÑALES (ZARAGOZA), por José Galiay Sarañana. 1949 250 ptas. 20. EXCAVACIONES DEL PLAN NACIONAL EN EL CASTELLET DE BAÑOLAS, DE TIVISA (TA• RRAGONA), por Salvador Vilaseca Anguera, José de C. Serra-Rafols y Luis Brull Cedo. 1949. 500 ptas. 21. EXCAVACIONES EN EL SANTUARIO IBÉRICO DEL CIGARRALEJO (MULA, MURCIA), por Emeterio Cuadrado Díaz. 1950 1.000 ptas. 22. EXCAVACIONES DE ASTA REGIA (MESAS DE ASTA, JEREZ), CAMPAÑA DE 1945-1946, por Manuel Esteve Guerrero. 1950. Agotado 23. EXCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS EN EL CASTRO Y SU NECRÓPOLIS DE MEIRAS (LA CORUÑA), por José María Luengo y Martínez. 1950 600 ptas.

24. ACTAS DE LA I ASAMBLEA NACIONAL DE COMISARIOS DE EXCAVACIONES ARQUEO• LÓGICAS. 1950-1951 500 ptas. PRECIO

25. LA NECRÓPOLIS DE VILLARICOS, por Miñan Astruc. 1951. Agotado 1.000 ptas.

26. LOS SEPULCROS MEGALÍTICOS DE HUELVA. EXCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS DEL PLAN NACIONAL, 1946, por Carlos Cerdán Márquez, Georg Leisner y Vera Leisner. 1952. . 1.200 ptas.

27. LA LABOR DE LA COMISARÍA PROVINCIAL DE EXCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS DE GERONA DURANTE LOS AÑOS 1942 A 1948, por Luis Pericot y García, con la colaboración dej. M. Corominas Planelles, M. Oliva Prat, etc. 1952 1.200 ptas.

28. NUEVAS EXCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS EN LAS CANARIAS OCCIDENTALES. YACI• MIENTOS EN TENERIFE Y LA GOMERA ( 1947-1951), por Luis Diego Cuscoy. 1953 1.200 ptas.

29. ACTAS DE LA II ASAMBLEA NACIONAL DE COMISARIOS DE EXCAVACIONES ARQUEO• LÓGICAS. 1951-1954. Agotado

30. LA LABOR DE LA COMISARÍA PROVINCIAL DE ESCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS DE GERONA DURANTE LOS AÑOS 1952-1953, por Miguel Oliva Prat 500 ptas.

31. MEMORIA DE LAS EXCAVACIONES DEL PLAN NACIONAL REALIZADAS EN CÓRDOBA (1948-1950), por Samuel de los Santos Gener. 1955. Agotado

32. VIII REUNIÓN DE LA COMISARÍA PROVINCIAL DE EXCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS DE BARCELONA, CELEBRADA EN BADALONA EL 23 DE OCTUBRE DE 1955-1956. Agotado.

Pedidos: SERVICIO DE PUBLICACIONES Distribución: Abdón Terradas, 7 • 28015 MADRID Tels.: 544 90 33 - 85 69 - 94 97 ACTA ARQUEOLÓGICA HISPÁNICA PRECIO

I. EL POBLADO Y LA NECRÓPOLIS PREHISTÓRICA DE LA MOLA (TARRAGONA), por Salvador Vilaseca 1.000 ptas.

II. EL SAHARA ESPAÑOL ANTERISLÁMICO (Algunos resultados de la primera expedición pa• leontológica al Sahara. Julio-Septiembre 1943), por Julio Martínez Santaolalla 2.000 ptas. III. EXCAVACIONES EN ASTA REGIA (MESAS DE ASTA, JEREZ), por Manuel Esteve Guerrero. Campaña de 1942-1943 2.000 ptas. IV. LA NECRÓPOLIS VISIGODA DE DURATON (SEGOVIA). EXCAVACIONES DEL PLAN NA• CIONAL DE 1942 y 1943, por Antonio Molinero Pérez 2.500 ptas. V. EL CASTRO Y LAS NECRÓPOLIS DEL HIERRO CÉLTICO DE CHAMARTÍN DE LA SIERRA (ÁVILA), por Juan Cabré Aguiló, Encarnación Cabré de Moran y Antonio Molinero Pérez. 3.500 ptas. VI. EXCAVACIONES EN LA NECRÓPOLIS DE "EL BARRANQUETE" (ALMERÍA), por María Jo• sefa Almagro Gorbea 2.000 ptas. VIL EXCAVACIONES EN LA VILLA ROMANA DE LA OLMEDA, por Pedro de Palol y Javier Cortés 2.000 ptas. VIII. CÁSTULO I, por José María Blázquez, p. 344. Lám. LXXXIII. Madrid, 1975 2.000 ptas.

EXCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS EN ESPAÑA PRECIO

1. LANCIA, por F. Jordá Cerda 200 ptas. 2. HERRERA DE PISUERGA, por A. García Bellido, A. Fernández de Aviles, A. Balil, M. Vigil. 350 ptas. 3. MEGALITOS DE EXTREMADURA I, por M. Almagro Basch 200 ptas. 4. MEGALITOS DE EXTREMADURA II, por M. Almagro Basch 200 ptas. 5. TOSSAL DEL MORO, por J. Maluquer de Motes 200 ptas. 6. AITZBITARTE, por J. M. de Barandiaran 200 ptas.

7. SANTLMAMIÑE, por J. M. de Barandiaran 100 ptas. 8. LA ALCUDIA, por A. Ramos Folques 150 ptas.

9. AMPURIAS, por M. Almagro Basch. Agotado 10. NOTICIA PRELIMINAR SOBRE EL EMPLAZAMIENTO ACHELENSE DE TORRALBA (SORIA), por F. C. Howel, W. Butzer y E. Aguirre 100 ptas. 11. MÉRIDA: LA GRAN NECRÓPOLIS ROMANA DE LA SALIDA DEL PUENTE, por A. García y Bellido 150 ptas. 12. EL CERRO DEL REAL GALERA (GRANADA), por M. Pellicer y W. Schüle 200 ptas. 13. EXCAVACIONES EN LAS FORTIFICACIONES DEL MONTGO, CERCA DE DENIA (ALICAN• TE), por H. Schubart, D. Fletcher Valls y J. Oliver y de Cárdenas 200 ptas. 14. EXCAVACIONES EN LA NECRÓPOLIS DE CUEVAS ARTIFICIALES DE S'ON SUNYER (PAL• MA DE MALLORCA), por G. Roselló Bordoy 200 ptas. PRECIO

15. EXCAVACIONES EN "ES VINCLE VELL" (PALMA DE MALLORCA), por G. Roselló Bordoy. 200 ptas. 16. ESTATIGRAFÍA PREHISTÓRICA DE LA CUEVA DE NERJA, por M. Pellicer Catalán 300 ptas.

17. EXCAVACIONES EN LA NECRÓPOLIS PÚNICA "LAURITA" DEL CERRO DE SAN CRISTÓ• BAL (ALMUÑÉCAR, GRANADA), por M. Pellicer Catalán 400 ptas.

18. INFORME PRELIMINAR SOBRE LOS TRABAJOS REALIZADOS EN CENTCELLES, por H. Schulumk T. Hauschild 500 ptas.

19. LA VILLA Y EL MAUSOLEO ROMANOS DE SADABA, por A. García y Bellido 150 ptas.

20. EXCAVACIONES EN SEPULCROS MEGALÍTICOS DE VALLDOSERA (QUEROL, TARRAGO• NA), por J. Maluquer de Motes, P. Giro y J. M. Masachs 150 ptas.

21. CUEVA DE LAS CHIMENEAS, por J.González Echegaray 400 ptas.

22. EL CASTELLAR (VILLAJIMENA, PALENCIA), por M. A. Guinea, P. J. González Echegaray y B. Madariaga de la Campa 300 ptas.

23. UNA CUEVA SEPULCRAL DEL BARRANCO DEL AGUA DE DIOS, EN TEGUESTE (TENERI• FE), por L. Diego Cuscoy 200 ptas.

24. LA NECRÓPOLIS DE "SON REAL" Y LA "ILLA DELS PORROS" (MALLORCA), por M. Tarradell. 200 ptas. 25. POBLADO IBÉRICO DE EL MACALÓN (ALBACETE), por M. A. García Guinea y J. A. San Miguel Ruiz 250 ptas.

26. CUEVA DE LA CHORA (SANTANDER), por P. J. González Echegaray, Dtor. M. A. García Guinea, A. Begines Ramírez (Estudio Arqueológico) y B. A. Madariaga de la Campa (Es• tudio Paleontológico) 300 ptas.

27. EXCAVACIONES EN LA PALAIOPOL1S DE AMPURIAS, por M. Almagro 800 ptas.

28. POBLADO PRERROMANO DE SAN MIGUEL (VALLROMANES-MONTORNES, BARCELONA), por E. Ripoll Perelló, J. Barbera Farras y L. Monreal Agustí 200 ptas.

29. FUENTES TAMARICAS (VELILLA DEL RÍO CARRIÓN, PALENCIA), por A. García Bellido y A. Fernández de Aviles 250 ptas.

30. EL POBLADO IBÉRICO DE ILDURO, por M. Ribas Beltrán 200 ptas.

31. LAS GANDARAS DE BUDIÑO PORRINO (PONTEVEDRA), por E. Aguirre 300 ptas.

32. EXCAVACIONES EN LA NECRÓPOLIS DE SAN JUAN DE BAÑOS (PALENCIA), por P. Palol. 350 ptas. 33. EXCAVACIONES EN LA VILLA ROMANA DEL "CERRADO DE S. ISIDRO, PARCELA "VILLA POSSIDICA" DUEÑAS (PALENCIA), por Rvdo. R. Revilla, limo. Sr. P. Palol Salellas y A. Cua• dros Salas 350 ptas.

34. CAPARRA (CÁCERES), por J. M. Blázquez 350 ptas.

35. EXCAVACIONES EN EL CONJUNTO TALAYÓTICO DE SON OMS (PALMA DE MALLORCA, ISLA DE MALLORCA), por G. Roselló Bordoy 300 ptas.

36. EL TESORO DE VILLENA, por J. M. Soler García 600 ptas.

37. TRES CUEVAS SEPULCRALES (TENERIFE), por L. Diego Cuscoy 350 ptas.

38. LA CANTERA DE LOS ESQUELETOS (TORTUERO, GUADALAJARA), por E. Cuadrado, M. Fuste y R. Justé, S. J , 200 ptas. 39. EL COMPLEJO ARQUEOLÓGICO DE TAURO ALTO (EN MOGÓN, ISLA DE GRAN CANA• RIA), por S. Jiménez Sánchez 200 ptas. PRECIO

40. POBLADO DE PUIG CASTELLAR (S. VICENTE DELS HORTS, BARCELONA), por E. Ripoll Perdió, J. Barbera Farras y M. Llongueras 200 ptas. 41. LA NECRÓPOLIS CELTIBÉRICA DE "LAS MADRIGUERAS" (CARRASCOSA DEL CAMPO, CUENCA), por M. Almadro Gorbea 350 ptas. 42. LA ERETA DEL PEDREGAL (NAVARRES, VALENCIA), por D. Fletcher Valls, E. Pía Ballester y E. Llobregat Conesa 200 ptas. 43. EXCAVACIONES EN SEGÓBRIGA, por E. Losada Gómez y R. Donoso Guerrero 350 ptas. 44. MONTE BERNORIO (AGUILAR DE CAMPOO, PALENCIA), por J. San Valero Aparisi 250 ptas. 45. MÉRIDA: LA GRAN NECRÓPOLIS ROMANA DE LA SALIDA DEL PUENTE (Memoria segun• da y última), por A. García Bellido 150 ptas. 46. EL CERRO DE LA VIRGEN, por W. Schüle y M. Pellicer 350 ptas. 47. LA VILLA ROMANA DE LA TORRE LLAUDER DE MATARÓ, por M. Ribas Beltrán 300 ptas. 48. LEVANTAMIENTO PLANIMÉTRICO DE "S'ILLOT" (S. LORENZO, MALLORCA), por G. Ro- selló Bordoy y O. Hermán Frey 300 ptas. 49. INFORME SOBRE LAS CASAS ROMANAS DE MÉRIDA Y EXCAVACIONES EN LA "CASA DEL ANFITEATRO", por E. García Sandoval 600 ptas. 50. MEMORIA DE LA EXCAVACIÓN DE LA MEZQUITA DE MEDINA AZAHARA, por B. Pavón Maldonado 750 ptas. 51. EXCAVACIONES EN EL CÍRCULO FUNERARIO DE "SON BAULO DE DALT" (SANTA MAR• GARITA, ISLA DE MALLORCA), por G. Roselló Bordoy 200 ptas. 52. EXCAVACIONES EN EL CERRO DEL REAL (GALERA, GRANADA), por Manuel Pellicer y Wilhelm Schüle 200 ptas. 53. CUEVA DEL OTERO, por P. J. González Echegaray, Dtor. M. A. García Guinea y A. Begines Ramírez 350 ptas. 54. CAPARRA II (CÁCERES), por J. M. Blázquez 350 ptas. 55. CERRO DE LOS SANTOS (MONTEALEBRE DEL CASTILLO, ALBACETE), por A. Fernández de Aviles 400 ptas. 56. EXCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS EN IBIZA, por M. J. Almagro Gorbea 300 ptas. 57. EXCAVACIONES EN NIEBLA (HUELVA) = EL "THOLOS" DE "EL MORO", por J. P. Garrido Ruiz y E. M. Orta García 300 ptas. 58. CARTEIA, por D. E. Woods, F. Collantes de Terán y C. Fernández Chicarro 600 ptas. 59. LA NECRÓPOLIS DE "ROQUES DE SAN FORMATGE" EN SEROS (LÉRIDA), por R. Pita Mercé y L. Diez-Coronel y Montull 350 ptas. 60. EXCAVACIONES EN LA NECRÓPOLIS CELTIBÉRICA DE RIBA DE SAELICES (GUADALA• JARA), por E. Cuadrado 350 ptas. 61. EXCAVACIONES EN MONTE CILDA OLLEROS DE PISUERGA (PALENCIA), por M. A. Gar• cía Guinea, J. González Echegaray y J. A. San Miguel Ruiz 600 ptas. 62. OTRA CUEVA ARTIFICIAL EN LA NECRÓPOLIS "MARROQUÍES ALTOS", DE JAÉN (CUE• VA IV), por M. Rosario Lucas Pellicer 250 ptas.

63. EXCAVACIONES EN HUELVA, EL CABEZO DE LA ESPERANZA, por J. P. Garrido Ruiz 250 ptas. 64. AVANCE AL ESTUDIO DE LAS CUEVAS PALEOLÍTICAS DE LA HOZ Y LOS CASARES (GUA• DALAJARA), por A. Beltrán Martínez e I. Barandiaran Maestu 300 ptas. PRECIO

65. EXCAVACIONES EN LA "TORRE DE PILATOS" (TARRAGONA), por A. Balil 400 ptas.

66. TOSCANOS, por H. Schubert, H. G. Niemeyer y M. Pellicer Catalán 900 ptas. 67. CAPARRA III, por J. M. Blázquez 400 ptas.

68. EL TESORO Y LAS PRIMERAS EXCAVACIONES EN "EL CARAMBOLO" (CAMAS, SEVILLA), por J. de M. Carriazo 500 ptas.

69. EL TESORO Y LAS PRIMERAS EXCAVACIONES DE ÉBORA, por J. de M. Carriazo 350 ptas.

70. ALCONETAR, EN LA VÍA ROMANA DE LA PLATA GARROVILLAS (Cáceres), por L. Caba• llero Zoreda 700 ptas.

71. EXCAVACIONES EN LA NECRÓPOLIS DE "LA JOYA" (HUELVA), por J. P. Garrido Ruiz. ... 600 ptas.

72. APORTACIONES DE LAS EXCAVACIONES Y HALLAZGOS CASUALES (1941-1959) AL MU• SEO ARQUEOLÓGICO DE SEGOVIA, por A. Molinero Pérez 1.000 ptas.

73. EL POBLADO DE ALMALLUTX (ESCORGA, BALEARES), por M. Fernández-Miranda, B. En- señat y C. Enseñat 500 ptas.

74. EXCAVACIONES ALTOMEDIEVALES EN LAS PROVINCIAS DE SORIA, LOGROÑO Y BUR• GOS, por A. del Castillo 500 ptas.

75. POLLENTIA I. EXCAVACIONES EN SA PORTELLA, ALCUDIA (MALLORCA), por A. Arribas, M. Tarradell y D. E. Woods 750 ptas.

76. LA (EN RIBA DE SAELICES, GUADALAJARA), por I. Barandiarán. 750 ptas. 77. SEGUNDA CAMPAÑA DE EXCAVACIONES EN "LA CUEVA DE LOS MURCIÉLAGOS" (ZUHE- ROS, CÓRDOBA) 1969, por A. M. Vicent Zaragoza y A. M. Muñoz Amilibia 750 ptas.

78. EXCAVACIONES EN ITÁLICA, ESTRATIGRAFÍA EN EL PAJAR DE ARTILLO (Campaña 1970), por J. M. Luzón Nogué 750 ptas.

79. EXCAVACIONES EN LA CASA DE VELÁZQUEZ EN BELO (BOLONIA, CÁDIZ), Campañas 1966 a 1971, por C. Domerge, G. Nicolini, D. Nony, A. Bourgeoís, F. Mayet, J. C. Richard. 750 ptas.

80. LA NECRÓPOLIS TARDORROMANA DE FUENTESPREADAS (ZAMORA), UN ASENTAMIEN• TO EN EL VALLE DEL DUERO, por L. Caballero Zoreda, con un apéndice redactado por Tito Várela 750 ptas.

81. EXCAVACIONES EN EL POBLADO DE LA EDAD DEL BRONCE "CERRO DE LA ENCINA" MONACHIL (GRANADA), por A. Arribas Paláu 750 ptas.

82. EXCAVACIONES EN MONTE CILDA (OLLEROS DE PISUERGA, PALENCIA), por M. A. Gar• cía Guinea, J. M. Iglesias Gil y P. Caloca. Agotado

83. LOS CAMPOS DE TÚMULOS DE PAJARONCILLO (CUENCA), aportación al estudio de los Túmulos de la Península Ibérica, por M. Almagro Gorbea 750 ptas.

84. LA NECRÓPOLIS HISPANO-VISIGODA DE SEGÓBRIGA. SAELICES (CUENCA), por M. Al• magro Basch 750 ptas.

85. ABDERA. EXCAVACIONES EN EL CERRO DE MONTECRISTO (ADRA, ALMERÍA), por M. Fernández-Miranda Fernández y L. Caballero Zoreda 750 ptas.

86. EXCAVACIONES EN EL POBLADO DE LA CUESTA DEL NEGRO (PURULLENA, GRANADA), Campaña 1971, por F. Molina González y E. Pareja López 750 ptas.

87. LA NECRÓPOLIS VISIGODA DEL LUGAR LA VARELLA-CASTELLAR (CODO, ZARAGOZA), por J. L. Argente Oliver 400 ptas. PRECIO

88. EXCAVACIONES EN EL POBLADO MEDIEVAL DE CAULERS. Mun. Cal des de Malavella, provincia de Gerona, por M. Ríu 400 ptas.

89. LA BASÍLICA PALEOCRISTIANA DE CASA HERRERA, EN LAS CERCANÍAS DE MÉRIDA (BA• DAJOZ), por L. Caballero Zoreda y T. Ulbert 750 ptas.

90. TRAYAMAR. Los hipogeos fenicios y el asentamiento en la desembocadura del río Alga• rrobo, por H. Schubart y H. Georg Niemeyer 1.200 ptas.

91. EXCAVACIONES EN LA ALCUDIA DE ELCHE. Durante los años 1968 al 1973, por A. Ramos Folques y R Ramos Fernández 750 ptas.

92. EL YACIMIENTO IBÉRICO DEL "ALTO CHACÓN" (TIERMES). Campañas realizadas en 1969, 1970, 1971 y 1972, por P. Atrián Jordán 750 ptas.

93. MINAS DE ORO ROMANAS DE LA PROVINCIA DE LEÓN (Tomo I), por C. Domergue, P. Silliere 750 ptas.

94. MINAS DE ORO ROMANAS DE LA PROVINCIA DE LEÓN (Tomo II), por C. Domergue, P. Silliere 750 ptas.

95. EXCAVACIONES EN EL POBLADO DE "EL PICACHO", por F. Hernández Hernández, I. Dug Godoy 750 ptas.

96. EXCAVACIONES EN LA NECRÓPOLIS DE "LA JOYA" HUELVA II (3J, 4.' y 5.J Campañas), por J. P. Garrido Roiz, E. M. Orta García 750 ptas.

97. HALLAZGOS ISLÁMICOS EN BALAGUER Y LA ALJAFERIA DE ZARAGOZA, por Ch. Ewert. 1.750 ptas. •

98. POLLENTIA II, por A. Arribas, M. Tarradell y D. Woods 1.750 ptas. 99. EXCAVACIONES EN EL YACIMIENTO PROTOHISTÓRICO DE LA PEÑA NEGRA, CREVI- LLENTE (ALICANTE) (1.a y 2.a Campañas), por A. González Prats 1.500 ptas.

100. LA VILLA TARDORROMANA DE BAÑOS DE VALDEARADOS (BURGOS), por J. L. Argente Oliver. 1.500 ptas.

101. EL FONDEADERO DE CALES COVES (ALAYOR, MENORCA), por M. Fernández-Miranda, M. Belén 1.500 ptas.

102. EXCAVACIONES EN EL CABEZO DE SAN PEDRO (HUELVA), Campaña 1977, por J. M. Bláz• quez Martínez, D. Ruiz Mata, J. Remesal Rodríguez, J. L. Ramírez Sadaba y K. Claus.' 1.500 ptas.

103. EL POBLADO IBÉRICO DE CASTILLEJO DE LA ROMANA (LA PUEBLA DE HIJAR, TERUEL), por M. Beltrán Lloris 1.500 ptas.

104. LA NECRÓPOLIS SURESTE DE BAELO, por J. Remesal Rodríguez 1.500 ptas.

105. CÁSTULO II, por J. M. Blázquez 3.000 ptas.

106. EL YACIMIENTO ACHELENSE DE PINEDO (TOLEDO), por M. A. Queral, M. Santonja. ... 1.500 ptas.

107. LA CUEVA DEL ASNO. LOS RÁBANOS (SORIA), Campañas 1976-1977, por J. J. Eiroa 1.000 ptas. 108. CAESARAUGUSTA I (Campaña 1975-1976), por M. Beltrán Lloris 1.500 ptas.

109. LA IGLESIA Y EL MONASTERIO VISIGODO DE SANTA MARÍA DE MELQUE (TOLEDO), Arqueología y Arquitectura San Pedro de la Mata (Toledo) y Santa Comba de Bande (Orense), por L. Caballero 5.000 ptas.

110. EL CAUREL, por J. M. Luzón, F. J. Sánchez-Palencia y otros 1.000 ptas.

111. TIERMES I, por J. L. Argente y otros 2.000 ptas. PRECIO

112. EL PEÑÓN DE LA REINA (ALBOLODUY, ALMERÍA), por C. Martínez y M. C. Botella 2.000 ptas. 113. EL CERRO DE LA ENCANTADA (GRANATULA DE CALATRAVA, CIUDAD REAL), por G. Nie• to y J. Sánchez Meseguer 1.000 ptas. 114. ORETO I, por G. Nieto, J. Sánchez Meseguer y C. Poyato 1.500 ptas. 115. CUEVA DE LAS CALDAS, S. JUAN DE PRIORIO (OVIEDO), por M. Hoyos, E. Soto, G. Me- léndez y S. Corchón 1.500 ptas. 116. LA CUEVA DE LA PALOMA, SOTO DE LAS REGUERAS (ASTURIAS), por M. Hoyos, M" I. Martínez, T. Chapa, F. B. Sánchiz y P. Castaños 1.000 ptas. 117. CÁSTULO III, por J. M. Blázquez Martínez y J. Valiente Maya 2.000 ptas. 118. LAS CUEVAS SEPULCRALES MALLORQUINAS DE LA EDAD DEL HIERRO, por C. Enseñat Enseñat 1.000 ptas. 119. LA NECRÓPOLIS DE BAZA, por F. Presedo Velo 1.500 ptas. 120. CARTELA I, por F. Presedo Velo, J. Muñiz Coello, J. M. Santero Santurio y F. Chaves Tristán.. 2.000 ptas. 121. ITÁLICA (SANTIPONCE, SEVILLA), por varios 2.000 ptas. 122. LA MESA DE SETEFILLA, LORA DEL RÍO (SEVILLA), Campaña 1979, por M. E. Aubet, M. R. Serna, J. L. Escacena, M. M. Ruiz Delgado 2.000 ptas. 123. SEGÓBRIGA I. Los textos de la antigüedad sobre SEGÓBRIGA y las discusiones acerca de la situación geográfica de aquella ciudad, por M. Almagro Basch 1.600 ptas. 124. EL CERRO MACARENO, por M. Pellicer Catalán, J. L. Escacena Carrasco, M. Bendala Galán. 2.000 ptas. 125. EXCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS EN LACIPO (CASARES, MÁLAGA), Campañas 1975- 1976, por R. Puertas Tricas 2.200 ptas. 126. AUGUSTA EMÉRITA I, por M. P. Caldera de Castro y A. Velázquez Jiménez 1.600 ptas. 127. SEGÓBRIGA II. INSCRIPCIONES IBÉRICAS Y LATINAS, por M. Almagro Baseh 3.000 ptas. 128. TIERMES II, Campañas 1979-1980. Trabajos de excavación realizados en la Ciudad Roma• na y en la Necrópolis Medieval, por J. L. Argente Oliver y otros 129. LA NECRÓPOLIS DE BARIA (ALMERÍA), Campañas 1975-1978, por M. Josefa Almagro Gorbea 1.800 ptas. 130. EL YACIMIENTO DE CANTOS TRABAJADOS EN EL ACULADERO (PUERTO DE SANTA MARÍA, CÁDIZ), por Ma Ángeles Querol y Manuel Santonja 2.000 ptas. 131. CÁSTULO IV, por J. M. Blázquez 2.000 ptas. 132. LA NECRÓPOLIS DEL PUIG DES MOLINS (IBIZA), Campaña 1946, por C. Gómez Bellard. 1.800 ptas. 133. ASENTAMIENTO PÚNICO DE NA GUARDÍS, por V. Guerrero Ayuso 1.800 ptas. 134. LOS TOLMOS DE CARACENA (SORIA), Campañas de 1977, 1978 y 1979. Nuevas bases para el estudio de la Edad del Bronce en la zona del Alto Duero, por A. Jimeno Martínez. ... 2.500 ptas. 135. INDUSTRIAS PALEOLÍTICAS DE LA MAYA I EN SU ÁMBITO REGIONAL, por h. Santonja y A. Pérez González 2.000 ptas. 136. PAPA UVAS I (ALJARAQUE, HUELVA), Campañas de 1976 a 1979, por José C. Martín de la Cruz '. 1.800 ptas. 137. COMPLUTUM I. Excavaciones, por D. Fernández-Galiano 2.000 ptas. 138. COMPLUTUM II. Mosaicos, por D. Fernández-Galiano 2.000 ptas. 139. EL AMAREJO (BONETE, ALBACETE), por S. Broncano y J. Blánquez 2.000 ptas. PRECIO

140. CÁSTULO V, por J. Ma Blázquez, Ma Paz Gelabert Pérez y F. López Pardo 2.500 ptas.

141. EL CASTRO Y CORONA DE CORPORALES I, por MJ D. Fernández-Posse y Francisco J. Sán- chez-Palencia

142. LA NECRÓPOLIS VISIGODA DEL CARPIO DE TAJO (TOLEDO), por G. Ripoll 2.000 ptas.

143. CERRO REDONDO FUENTE EL SAZ DEL JARAMA, MADRID, por C. Blasco y Ma A. Alonso. 2.000 ptas. 144. LA ALCAZABA DE BADAJOZ, por Fernando Valdés 1.500 ptas.

145. CLUNIA III, LOS HALLAZGOS MONETARIOS Y LA CIRCULACIÓN DE MONEDA EN CLU- NIA, por J. M. Gurt Esparraguera., 2.000 ptas.

146. NUMANCIA I, LA TERRA SIGILLATA, por María Victoria Romero Carnicero 2.000 ptas.

147. EL CASTELLAR DE MECA. AYORA (VALENCIA), TEXTOS, por Santiago Broncano Rodrí• guez 1.000 ptas.

148. EL SOLUTRENSE DE CUEVA DE AMBROSIO (VÉLEZ-BLANCO, ALMERÍA), CAMPAÑA DE 1983, por Sergio Ripoll 1.000 ptas.

149. PAPA UVAS II, por José C. Martín de la Cruz 1.200 ptas.

150. CLUNIA II, por Pedro de Palol y José Vilella 1.500 ptas.

151. EL LLANETE DE LOS MOROS. (MONTORO, CÓRDOBA), por José C. Martín de la Cruz. . 1.500 ptas.

152. LA-LOMA DEL LOMO I (COGOLLUDO, GUADALAJARA), por J. Valiente Malla 1.500 ptas. 153- LA CORONA Y EL CASTRO DE CORPORALES II (TRUCHAS, LEÓN), por M' D. Fernández- Posee y F. J. Sánchez-Palencia 1.700 ptas.

154. LA CUEVA DE PENAMIEL (NIEVA DE CAMEROS, LOGROÑO), por P. Utrilla, J. Vílchez, L. Montes, I. Barandiaran, J. Altuna y E. Gil 1.500 ptas.

155. LOS DÓLMENES DE VALENCIA DE ALCÁNTARA, por Primitiva Bueno Ramírez 1.500 ptas.

156. EL DEPÓSITO VOTIVO IBÉRICO DE EL AMAREJO; BONETE (Albacete), por Santiago Broncano Rodríguez 1.500 ptas.

157. LA COLONIZACION FENICIA DE LA ISLA DE IBIZA, por Carlos Gómez Bellard, Benjamín Costa Ribas, Francisco Gómez Bellard, Rosa Gurrea Barricarte, Elena Grau Almero y Ra• fael Martínez Valle 1.500 ptas.

158. NECRÓPOLIS IBÉRICA DE LOS NIETOS (CARTAGENA, MURCIA), por MJ Linarejos Cruz Pérez 1.500 ptas.

159. MEGALITOS MESETA SUR. DÓLMENES DE AZUTÁN Y LA ESTRELLA (Toledo), por Primi• tiva Bueno Ramírez, (en preparación) 1.000 ptas.

160. EL POBLADO NEO-ENEOLÍTICO DE TERRERA VENTURA, por Carmen Olaria y Francis• co Gusi 2.000 ptas.

161. LOS TOLMOS DE CARARENA II, por Alejandro Jimeno Martínez, (en preparación) 1.000 ptas.

162. LOS CAMINOS DE RUEDAS DE LA CIUDAD IBÉRICA DE "EL CASTELLAR DE LA MECA" (AYORA, VALENCIA) por Santiago Broncano Rodríguez y Ma del Mar Alfaro Arregui 2.500 ptas.

163. EL CASTRO DE LA CORONILLA (CHERA, GUADALAJARA. 1980-1986), por MJ Luisa Cer- deño y Rosario García Huerta 1.200 ptas.

164. EXCAVACIONES EN SASAMÓN, por José Antonio Abasólo Álvarez y Rosario García 1.600 ptas. PRECIO

165. LA ANTIGUA AUDIENCIA DE TARRACO. Un acceso al foro provincial de Tarraco, por Xavier Dupré y Josep Ma Carrete 2.000 ptas.

166. TIERMES III, Campañas 1981-1984. Excavaciones realizadas en la Ciudad Romana y en las Necrópolis Medievales, por Carlos de la Casa Martínez y otros 2.000 ptas.

167. TIERMES IV, José Luis Argente Oliver. (de próxima aparición)

168. LAS FÍBULAS EN LA EDAD DE HIERRO EN LA MESETA ORIENTAL. José Luis Argente Oliver. (de próxima aparición)

169. EL PASO DEL NEOLÍTICO EN LOS POBLADOS DEL SUROESTE PENINSULAR. José Clemente Martín 1.500 ptas.

170. UXAMAI, Carmen García Merino (de próxima aparición)

171. EL HABITAT DE HUELVA, PERÍODO ORIENTALIZANTE Y ARCAICO. Juan Pedro Garrido (de próxima aparición)

NOTICIARIO ARQUEOLÓGICO HISPÁNICO TOMO I, TOMO H, PRECIO

TOMO I, 1953 2.000 ptas.

TOMO II, 1955 2.000 ptas.

TOMO III-IV, 1954-1955 3.000 ptas.

TOMO V, 1956-1961 1.000 ptas.

TOMO VI, 1962 3.000 ptas.

TOMO VII, 1963 1.500 ptas.

TOMO VIII-LX, 1964-1965 2.000 ptas.

TOMO X-X1-XII, 1966-1968 1.500 ptas.

TOMO XIII-XIV, 1969-1970 2.000 ptas.

TOMO XV, 1971 1.800 ptas.

TOMO XVI, 1971 3.000 ptas.

NUEVA SERIE PRECIO

TOMO 1, Prehistoria, 1. 1972 1.200 ptas. Arqueología, 1. 1972 1.200 ptas.

TOMO 2, Prehistoria, 2. 1973 1.200 ptas. Arqueología, 2. 1973 1.200 ptas.

TOMO 3, Prehistoria, 3. 1975 1.200 ptas. Arqueología, 3. 1975 1.200 ptas.

TOMO 4, Prehistoria, 4. 1975 1.200 ptas. Arqueología, 4. 1976 2.000 ptas. PRECIO

TOMO 5, Prehistoria, 5- 1976 1.200 ptas.

Arqueología, 5. 1977 2.000 ptas.

TOMO 6, 1979 2.000 ptas.

TOMO 7, 1979 2.000 ptas.

TOMO 8, 1980 2.000 ptas.

TOMO 9, 1980 2.000 ptas.

TOMO 10, 1980. (Agotado) 2.000 ptas.

TOMO 11, 1981 2.000 ptas.

TOMO 12, 1981 2.000 ptas.

TOMO 13, 1982 2.000 ptas.

TOMO 14, 1982 2.000 ptas.

TOMO 15, 1983 2.000 ptas.

TOMO 16, 1983 2.000 ptas.

TOMO 17, 1983 2.000 ptas.

TOMO 18, 1984 2.200 ptas.

TOMO 19, 1984 2.200 ptas.

TOMO 20, 1985 2.400 ptas.

TOMO 21, 1985 2.400 ptas.

TOMO 22, 1985 2.400 ptas.

TOMO 23, 1985 2.400 ptas.

TOMO 24, 1985 2.000 ptas.

TOMO 25, 1985 2.000 ptas.

TOMO 26, 1985 2.000 ptas.

TOMO 27, 1986 2.200 ptas.

TOMO 28, 1986 2.000 ptas.

TOMO 29, 1987 2.000 ptas.

TOMO 30, 1988 2.000 ptas.

ETNOGRAFÍA ESPAÑOLA PRECIO

TOMO 1, 1980 2.000 ptas.

TOMO 2, 1981 2.000 ptas.

TOMO 3, 1983 2.400 ptas. PRECIO

TOMO 4, 1984 : 2.400 ptas.

TOMO 5, 1985 2.400 ptas.

TOMO 6, 1986 2.400 ptas.

TOMO 7, 1989 2.000 ptas.

TOMO 8, 1992 2.200 ptas.

MONOGRAFÍAS DEL CENTRO DE INVESTIGACIÓN Y MUSEO DE ALTAMIRA

PRECIO

1. NOTAS SOBRE LA ECONOMÍA DEL PALEOLÍTICO SUPERIOR, por F. Bernaldo de Quirós. Santander, 1980 400 ptas.

2. EL AZILIENSE EN LAS PROVINCIAS DE ASTURIAS Y SANTANDER, por J. Fernández Tresguerres. Santander, 1980 1.200 ptas.

3. EL PALEOLÍTICO SUPERIOR DE LA CUEVA DEL RASCAÑO (Santander), por J. González Echegaray e I. Barandiaran. Santander, 1981 1.950 ptas.

4. EL MAGDALENIENSE INFERIOR Y MEDIO DE LA COSTA CANTÁBRICA, por P. Utrilla Miranda. Santander, 1981 1.950 ptas.

5. PROYECTO CIENTÍFICO-TÉCNICO ELABORADO PARA LA CONSERVACIÓN DE LAS PINTURAS DE LA CUEVA DE ALTAMIRA, por E. Villar. Santander, 1981 100 ptas.

6. LAS PINTURAS RUPESTRES DE ALBARRACÍN (Teruel), por F. Piñón Várela. Santander, 1982 2.750 ptas.

7. EL ASTURIENSE Y OTRAS CULTURAS LOCALES, por M. González Morales. Santander, 1982 1.950 ptas.

8. LOS INICIOS DEL PALEOLÍTICO SUPERIOR CANTÁBRICO, por F. Bernaldo de Quirós. 1982 2.000 ptas.

9. ESTUDIO FÍSICO-QUÍMICO DE LAS CUEVAS DE ALTAMIRA (1983), por varios

autores 600 ptas.

10. SOLUTRENSE VASCO-CANTÁBRICO. Una nueva perspectiva, por Guy Straus. 1983 2.000 ptas.

11. ESTUDIOS FÍSICO-QUÍMICOS DE LA SALA DE POLICROMOS. Influencia de la presencia humana y criterios de conservación, por varios autores. 1984 1.300 ptas. 12. LAS PINTURAS RUPESTRES ESQUEMÁTICAS DE SÉSAMO, VEGA DE ESPINAREDA (León), por José Avelino Gutiérrez González y José Luis Avello Álvarez

13. EL CUADRO GEOCRONOLÓGICO DEL PALEOLÍTICO SUPERIOR INICIAL, Federico

Bernaldo de Quirós.(Coordinador) 1.700 ptas.

14. EXCAVACIONES EN LA CUEVA DEL JUYO, por varios autores 1.000 ptas.

15. ESTUDIO DE ARTE PALEOLÍTICO, por varios autores 1.500 ptas.

16. EL ARTE MUEBLE PALEOLÍTICO CANTÁBRICO: CONTEXTO Y ANÁLISIS INTERNOS, por Soledad Corchón 2.500 ptas. MONOGRAFÍAS DEL MUSEO NACIONAL DE ARQUEOLOGÍA MARÍTIMA Y CENTRO NACIONAL DE INVESTIGACIONES ARQUEOLÓGICAS SUBMARINAS PRECIO VI CONGRESO INTERNACIONAL DE ARQUEOLOGÍA SUBMARINA. Cartagena, 1982 (1985). Varios autores 4.000 ptas.

MEMORIA DE ACTIVIDADES PRECIO

Arqueología 79 1-500 ptas. Arqueología 80 1-500 ptas. Arqueología 81 2.000 ptas. Arqueología 82 2.000 ptas. Arqueología 83 2.500 ptas. Arqueología 84-85 3.000 ptas.

CONGRESOS, SYMPOSIA Y SEMINARIOS PRECIO

ALTAMIRA SYMPOSIUM. 1980. Agotado

LA RELIGIÓN ROMANA EN HISPANLA. 1981 1-500 ptas.

INDIGENISMO Y ROMANIZACIÓN EN EL CONVENTOS ASTURUM. 1983 8°0 ptas.

II SEMINARIO DE ARQUEOLOGÍA DEL NOROESTE. 1983 2.000 ptas.

VI CONGRESO DE ESTUDIOS EXTREMEÑOS. 1983 800 ptas.

I JORNADAS DE METODOLOGÍA DE INVESTIGACIÓN PREHISTÓRICA, Soria, 1981. 1984 2.500 ptas.

CALAHORRA. BIMILENARIO DE SU FUNDACION 3.300 ptas.

ARQUEOLOGÍA DE LAS CIUDADES MODERNAS SUPERPUESTAS A LAS ANTIGUAS. Zaragoza. 1983 3300 Ptes'

LA MADERA EN LA CONSERVACIÓN Y RESTAURACIÓN DEL PATRIMONIO CULTURAL.. 1.500 ptas.

n COLOQUIO INTERNACIONAL DE CERÁMICA MEDIEVAL DEL MEDITERRÁNEO

OCCIDENTAL 3.000 ptas.

EL MEGALIT1SMO EN LA PENÍNSULA IBÉRICA 1.500 ptas.

LOS ASENTAMIENTOS IBÉRICOS ANTE LA ROMANIZACIÓN 1.500 ptas.

LOS FOROS ROMANOS EN LAS PROVINCIAS OCCIDENTALES 1.500 ptas.

MELILLA EN LA HISTORIA: SUS FORTIFICACIONES 2.000 ptas.

HISTOGRAFÍA DE LA ARQUEOLOGÍA Y DE LA HISTORIA ANTIGUA EN ESPAÑA.

(S. XVIII-XX) 1.700 ptas.

JORNADAS SOBRE RESTAURACIÓN Y CONSERVACIÓN DE MONUMENTOS 2.500 ptas.

JORNADAS SOBRE TELEDETECCIÓN Y GEOFÍSICA APLICADAS A LA ARQUEOLOGÍA 1.600 ptas. PRECIO

ARQUITECTURA Y CIUDAD (I). (Agotado) „ 1.800 ptas.

ARQUITECTURA Y CIUDAD (II-III) 2.500 ptas.

LA CONSERVACIÓN DEL PATRIMONIO CATEDRALICIO 1.700 ptas.

MINERÍA Y METALURGIA EN LAS ANTIGUAS CIVILIZACIONES MEDITERRÁNEAS Y EUROPEAS (I-II) 4.000 ptas.

EPIGRAFÍA HISPÁNICA PRECIO

TOMO 2, LÉXICO DE INSCRIPCIONES IBÉRICAS, 1985 por J. Siles 1.500 ptas.

HISPANLA EPIGRÁPHICA I, 1989, por Julio Mangas 1.000 ptas.

HISPANLA EPIGRÁPHICA II, 1989, por Julio Mangas 1.500 ptas.

HISPANLA EPIGRÁPHICA III. 1993, por Julio Mangas 1.500 ptas.

HISPANLA EPIGRÁPHICA IV. 1993, por Julio Mangas 2.000 ptas.

OTRAS PUBLICACIONES PRECIO

VILLAS ROMANAS EN ESPAÑA. 1982 3.000 ptas.

HOMENAJE AL PROFESOR MARTÍN ALMAGRO BASCH. 1983: Tomo 1 8.000 ptas. Tomo II 8.000 ptas. Tomo III 8.000 ptas. Tomo IV. 8.000 ptas.

SAUTUOLA I. 1975 2.500 ptas.

SAUTUOLA II. 1976-77 2.500 ptas.

SAUTUOLA III. 1982 2.500 ptas.

EXCAVACIONES EN EL AGORA DE GERASA EN 1983, por Emilio Olávarri Goicoechea. 800 ptas.

RAE. PRECIO

REPERTORIO DE ARQUEOLOGÍA ESPAÑOLA. 66-67 800 ptas.

REPERTORIO DE ARQUEOLOGÍA ESPAÑOLA. 68-69 800 ptas.

REPERTORIO DE ARQUEOLOGÍA ESPAÑOLA. 1970 250 ptas.

REPERTORIO DE ARQUEOLOGÍA ESPAÑOLA. 1971 200 ptas.

REPERTORIO DE ARQUEOLOGÍA ESPAÑOLA. 1972 250 ptas.

REPERTORIO DE ARQUEOLOGÍA ESPAÑOLA. 1973 350 ptas.

REPERTORIO DE ARQUEOLOGÍA ESPAÑOLA. 1974 300 ptas.

REPERTORIO DE ARQUEOLOGÍA ESPAÑOLA. 1975 600 ptas.

REPERTORIO DE ARQUEOLOGÍA ESPAÑOLA. 1976 800 ptas.

REPERTORIO DE ARQUEOLOGÍA ESPAÑOLA. 1977 800 ptas. PRECIO

REPERTORIO DE ARQUEOLOGÍA ESPAÑOLA. 1978 800 ptas.

REPERTORIO DE ARQUEOLOGÍA ESPAÑOLA. 1979 600 ptas.

REPERTORIO DE ARQUEOLOGÍA ESPAÑOLA. 1980 300 ptas.

REPERTORIO DE ARQUEOLOGÍA ESPAÑOLA. 1981 300 ptas.

REPERTORIO DE ARQUEOLOGÍA ESPAÑOLA. 1982 600 ptas.

COLECCIÓN PATRIMONIO HISTÓRICO PRECIO

RITUALES Y PROCESO SOCIAL. Manuel López Coira y varios 3.000 ptas.

MÉTODOS INFORMÁTICOS EN EL DIAGNÓSTICO DE EDIFICIOS ANTIGUOS: EL ACUEDUCTO DE SEGOVIA. Antonio Mas-Guindal Lafarga 1-200 ptas.

PARQUES ARQUEOLÓGICOS. Varios autores 3.000 ptas.

EL RETABLO Y LA SARGA DE SAN EUTROPIO DEL ESPINAR. Varios autores 3-500 ptas.

LAS ARTES DE LA CAL. Ignacio Garate 5.000 ptas.

CATÁLOGO DE LOS VASOS GRIEGOS DEL MUSEO NACIONAL DE BELLAS ARTES DE LA HABANA. Ricardo Olmos 3.000 ptas.

TRAZAS Y CORTES DE CANTERÍA EN EL RENACIMIENTO ESPAÑOL. José Carlos Palacio 2.700 ptas.

CARPINTERÍA DE ARMAR. Enrique Nuere 2.000 ptas.

INVESTIGACIÓN Y DOCUMENTACIÓN PRECI°

EL CARTEL REPUBLICANO EN LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA. Inmaculada Julián

González 2™ ptas.

CATÁLOGO DE OBRAS RESTAURADAS (1980-1982)

CATÁLOGO DE OBRAS RESTAURADAS (1982-1986)

CATÁLOGO DE OBRAS RESTAURADAS (1986-1992). (de próxima aparición)

EXAMEN CIENTÍFICO APLICADO A LA RESTAURACIÓN DE OBRAS DE ARTE. Marisa Gómez imo P**s- LA OBRA EN YESO POLICROMADO DE LOS CORRAL DE VILLALPANDO. Varios autores, (de próxima aparición)

PRECIO EXCAVACIONES INTERNACIONALES

EXCAVACIONES EN EHNASYA EL MEDIA (HERACLEÓPOLIS MAGNA). EGIPTO 1.

María del Carmen Pérez-Díe. Pascal Vernus 2.000 ptas.

EXCAVACIONES ESPAÑOLAS EN MONTE TESTACCIO. J.M. Blázquez Martínez y varios.

OXKINTOK I. Miguel Rivera Dorado

OXKINTOKII. Miguel Rivera Dorado PRECIO

OXKINTOK III. Miguel Rivera Dorado :ff...v 2.500 ptas.

OXKINTOK IV. Miguel Rivera Dorado : 4.000 ptas.

EXCAVACIONES EN EHNASYA EL MEDINA (HERACLEÓPOLIS MAGNA). EGIPTO 2. María del Carmen Pérez-Díe. Pascal Vernus. (En preparación)

OTRAS PUBLICACIONES FUERA DE COLECCIÓN PRECIO

CARTOGRAFÍA MILITAR DE PLAZAS FUERTES Y CIUDADES ESPAÑOLAS. (Autor) Bonet Correa 6.500 ptas.

MONUMENTOS Y PROYECTOS. JORNADAS SOBRE CRITERIOS DE INTERVENCIÓN EN EL PATRIMONIO ARQUITECTÓNICO 3-500 ptas.

INTERVENCIONES EN EL PATRIMONIO ARQUITECTÓNICO (1980-1985) 3.500 ptas.

LA VIRGEN DE ÁFRICA, PROCESO DE RESTAURACIÓN. ICRBC, COOPERACIÓN Y C. AHORROS DE CEUTA

I COLOQUIO DE PINTURA MURAL ROMANA ESPAÑOLA. Departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad Valenciana

TABULA IMPERII ROMANI (2 TOMOS). Instituto Geográfico Nacional

ILUMINACIÓN DE MONUMENTOS. Colegio Oficial de Arquitectos. Comité español de Iluminación

FOLLETOS

RECOMENDACIONES PARA EL CONTROL DE LAS CONDICIONES AMBIENTALES EN EXPOSICIONES TEMPORALES. Juan A. Herráez y Miguel A. Rodríguez Lorite.

MANUAL PARA EL USO DE APARATOS Y TOMA DE DATOS DE LAS CONDICIONES AMBIENTALES EN MUSEOS. Juan A. Herráez y Miguel A. Rodríguez Lorite

• FOLLETO DEL INSTITUTO.

• VIDEO DEL INSTITUTO.

Pedidos a: DISTRIBUCIÓN DEL MINISTERIO DE CULTURA C/ Abdón Terradas, 7 28015 MADRID Telf.: (91) 543 93 66 y 549 34 18 Fax: 544 90 33

Venta de Publicaciones en C/ Gran Vía, 51 28013 MADRID Telf.: (91) 547 33 12 y 547 21 46

C/ Mountaner, 221 08036 BARCELONA Telf.: (93) 322 96 12 y 322 93 51