DEPORTE Y POLÍTICA: ENTRE EL OPORTUNISMO Y LA FIESTA NACIONAL EN

COLOMBIA 1986-2019

Felipe Raymond Fajardo

Pablo Montoya Paredes

Trabajo de Grado para optar por el título de Comunicador Social

Campo profesional periodismo y radio

Director(a)

Nelson Castellanos Prieto

Bogotá, 18 de noviembre de 2020

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Articulo 23

“La universidad no se hace responsable por los conceptos emitidos por sus alumnos en sus trabajos de tesis, solo velará porque no se publique nada contrario al dogma y a la moral católica, y porque las tesis no contengan ataques o polémicas puramente personales, antes bien se vea en ellas el anhelo de buscar la verdad y la justicia”.

Resolución No.13 de 1964

Reglamento de la Pontificia Universidad Javeriana.

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Bogotá, 15 de noviembre de 2020.

Doctora Marisol Cano Decana Facultad de Comunicación y Lenguaje Bogotá

Apreciada Decana Nos permitimos presentar el trabajo de grado de los estudiantes Pablo Montoya Paredes y Felipe Raymond Fajardo, titulado DEPORTE Y POLÍTICA: ENTRE EL OPORTUNISMO Y LA FIESTA NACIONAL EN COLOMBIA 1986-2019, con el fin de optar al grado de comunicadores sociales con énfasis en periodismo y radio en el caso de Pablo y de periodismo para Felipe.

En el trabajo investigamos la relación que hubo entre los eventos y los logros deportivos más importantes de Colombia en los últimos 50 años con la clase política de nuestro país. Con esto, pudimos acercarnos a la historia reciente de la nación mientras revisábamos el papel que algunos de los diarios más importantes de nuestro territorio tuvieron dentro de esta relación y como influían entre la opinión pública.

Hacer un recorrido por los ámbitos sociales, culturales y políticos que enmarca el deporte de nuestro país es algo emocionante que vale la pena estudiar y que debería ser tenido en cuenta para futuras investigaciones.

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Bogotá, 16 de noviembre de 2020

Profesora Marisol Cano B. PhD. Decana Facultad de Comunicación y Lenguaje

Apreciada Decana,

Tengo el gusto de presentar el trabajo de grado de los estudiantes Felipe Raymond Fajardo y Pablo Montoya Paredes, titulado “Deporte y política: entre el oportunismo y la fiesta nacional en Colombia, 1986 -2019”. Dicho trabajo es el resultado de una indagación sobre la forma como en Colombia la organización de eventos deportivos y los triunfos de ciclistas nacionales en el exterior, ha sido motivo de fiesta nacional pero también de uso político particularmente en momentos de crisis durante las últimas décadas. Considero que el trabajo cumple con los requisitos necesarios para iniciar el proceso de sustentación.

Cordialmente,

Nelson Castellanos Prieto. Asesor.

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Agradecimientos

A nuestros padres y nuestras familias por apoyarnos en este proceso y creer en nosotros. Para nuestros amigos que hicimos en el camino y nos acompañaron hasta el final. A Nelson por confiar en el tema y sacar adelante la investigación. A todos ¡gracias totales!

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Tabla de contenidos Problema ...... 8 ¿Cuál es el problema? ¿Qué aspecto de la realidad considera que merece investigarse? ..... 8 ¿Por qué es importante investigar ese problema? ...... 9 ¿Qué se va a investigar específicamente? ...... 9 Objetivos ...... 11 Objetivo General ...... 11 Objetivos Específicos (Particulares): ...... 11 Fundamentación Teórica y Metodológica ...... 11 Estado del Arte ¿Qué se ha investigado sobre el tema? ...... 11 Marco Conceptual ¿Cuáles son las bases conceptuales con las que trabajará? ...... 14 Nación y deporte ...... 14 Periodismo deportivo ...... 16 Usos políticos del deporte ...... 17 Fundamentación Metodológica ...... 20 ¿Cómo va a realizar la investigación? ...... 20 Cronograma. ¿Qué actividades desarrollará y en qué secuencia? ...... 23 Introducción ...... 24 Capítulo 1. La fiesta patriótica: la construcción del nacionalismo deportivo...... 27 1.1. Las bases de la fiesta nacional ...... 28 1.2. Relatos de competencias deportivas: papel del periodismo deportivo ...... 41 1.3. Escarabajos y mundiales: la fiesta nacional en Colombia ...... 50 1.3.1. Ciclistas victoriosos y políticos en crisis ...... 50 1.3.2. Colombia 86, el único Mundial que no fue ...... 59 1.3.3. ‘Colombia Mundial’ 26 años después ...... 64 Capítulo 2: Entre la frustración y los éxitos deportivos ¿cómo lo contó la prensa? ...... 68 2.1. Mundial de 1986, ¿una oportunidad para salir del subdesarrollo? ...... 69 2.2. Lucho Herrera: La primera aproximación de la relación política y deporte en el ciclismo 81 2.3. Mundial sub 20 de 2011: cambiando la cara del partido ...... 94 2.4. : ¿Un deportista haciendo carrera política? ...... 107 2.5. Egan Bernal: el joven campeón que no quiso celebrar con políticos ...... 124 Capítulo 3: Reportajes ...... 140 3.1. La política sobre dos ruedas ...... 140 7

3.2. El sueño de un loco y el deber de un presidente ...... 162 Conclusiones ...... 177 Bibliografía ...... 182

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Problema

¿Cuál es el problema? ¿Qué aspecto de la realidad considera que merece investigarse?

¿Cómo se expresa el sentimiento de unión de los colombianos por encima de diferencias políticas, sociales, económicas, culturales? Creemos que Colombia aún no logra construir un sentido de nación debido a varios problemas entre ellos el de un conflicto armado de larga data, una precaria ciudadanía, y un Estado que no logra satisfacer las demandas sociales. Ante esto, nos preguntamos por el uso instrumental del deporte por parte de los políticos para buscar ese sentimiento de unidad y de orgullo nacional que ni la política, ni el Estado han podido consolidar en las últimas décadas. Junto a esto, nos preguntamos también por el papel del periodismo deportivo en la compleja relación entre deporte y política, pues son los comunicadores quienes tienen amplia incidencia en la formación de opinión pública.

Los casos del Mundial de Rugby de 1995 en Sudáfrica con Nelson Mandela, la Copa del Mundo de fútbol de 1978 en plena dictadura de Videla en Argentina, los boicots de los Juegos Olímpicos de 1980 por parte de Estados Unidos y en 1984 por la Unión Soviética, son claros ejemplos de la importancia que tiene el deporte en la sociedad mundial y que muchos políticos se han dado cuenta de esto para utilizarlo a favor de intereses personales o de la nación.

Colombia no es la excepción en esto, a lo largo de la historia se ha visto esta relación de una manera muy contundente. Ejemplos como la creación de la Liga Profesional de Fútbol a partir de los hechos ocurridos el 9 de abril de 1948, como una respuesta para apaciguar a las masas que, por esos días, estaban alborotadas luego del asesinato de Jorge Eliecer Gaitán.

Otro ejemplo claro es el de la toma del Palacio de Justicia, cuando Noemí Sanín, Ministra de Comunicaciones del gobierno Belisario Betancur, decidió ordenar a todos los medios de comunicación, es especial a los televisivos, dejar de transmitir lo que sucedía en el centro de la ciudad y poner el partido Millonarios vs Unión Magdalena.

El último ejemplo fue durante el gobierno de Juan Manuel Santos. Baquero Ospina (2016) habla sobre la estrategia del ex mandatario, para utilizar el deporte, los deportistas y sus triunfos para mejorar su imagen y la del proceso de paz con las FARC.

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¿Por qué es importante investigar ese problema?

Para el periodismo es importante entender las realidades que vive el país y esto debe iniciar desde los estudios primarios de los que se quieren dedicar a esta profesión. Por esta razón, encontramos necesario hacer este trabajo de investigación para poder entender con mayor profundidad la relación que ha tenido el deporte y la política en nuestro país en los últimos 40 años.

Desde el punto de vista del periodismo deportivo consideramos que éste ha girado en torno a las mismas dinámicas desde hace muchos años. La narración de partidos, la previa, el análisis post partido, el cubrimiento con los jugadores, las ruedas de prensa, el enviado especial en la concentración del equipo, el corresponsal que acompaña a la selección de arriba a abajo. Entre lo más novedosos pueden estar los reportajes que se le hacen a eventos históricos o campeones. Se buscan voces dentro del camerino, personas cercanas a los protagonistas, la experiencia de los hinchas en ese momento y opiniones expertas de periodistas de gran talla y exjugadores. Pero hay un elemento que hace falta en este mundo, las historias del deporte por fuera de las canchas. La importancia del fútbol en la sociedad colombiana se terminó de mostrar el 15 de agosto de 1948, cuando se disputó la primera fecha del primer campeonato del Fútbol Profesional Colombiano, que se jugó en 5 ciudades diferentes y con solo 6 equipos. Ese mismo año también empezó el Reinado de Belleza y La en Bicicleta.

Lamentablemente, vemos una falta de investigación sobre estos temas en el periodismo colombiano en general y creemos que deben tener una mayor cobertura por parte de los medios, ya que son temas fundamentales para la sociedad y los ciudadanos que deben informar. Además, es importante ver cómo los periodistas han construido la memoria de estos cinco casos de estudio y valorar el discurso empleado en la información y opinión de estos eventos.

¿Qué se va a investigar específicamente?

Durante los últimos 50 años ha quedado en evidencia en Colombia, que el deporte ha sido utilizado como un instrumento político por diferentes gobiernos. Éstos han buscado el deporte la posibilidad de generar una identidad nacional, pero también han encontrado en el ciclismo y el fútbol una oportunidad para darle a la gente algo más en lo que pensar. Por esta razón, se seleccionaron 5 casos en distintas épocas para ver cuáles han sido los principales usos políticos que han tenido el deporte en nuestro país.

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El primer caso es el del Mundial de la FIFA de 1986, el cual fue asignado a Colombia en 1978 después de una ardua labor de Alfonso Senior para que se le concediera a nuestro país. Después de varios años en los que no se hizo nada por la preparación de dicho evento, el presidente Belisario Betancur decidió renunciar a dicha organización bajo la excusa de que Colombia necesitaba ese dinero para construir hospitales, colegios, vías, etc.

Después, nos adentraremos en el mundo del ciclismo con la victoria de Lucho Herrera en La Vuelta a España, que lo convirtió en el primer colombiano en ganar una grande del ciclismo mundial. En este aspecto, cuando se conoció la noticia del título del ciclista, se programó un evento de recibimiento, donde el presidente Virgilio Barco estuvo presente e incluso se llevó como regalo la camiseta amarilla que le daban en ese entonces al campeón de la vuelta al país ibérico.

Volviendo a los grandes eventos, Colombia organizó el Mundial sub-20 de la FIFA en el 2011. Dicha selección se dio durante el último gobierno de Álvaro Uribe, pero el torneo se llevó a cabo durante el primer año de Juan Manuel Santos. Con la disposición del entonces vicepresidente de la República, Francisco Santos, Colombia albergó el evento deportivo más grande de su historia. Con el propósito de cambiar la imagen del país ante el mundo entero, durante 2011 turistas, aficionados y directivos del mundo del fútbol acudieron a las diferentes sedes del torneo con el propósito de disfrutar un certamen futbolístico y conocer una nación nueva luego de su resurgimiento debido a la guerra contra el narcotráfico y la violencia que la azotó por varios años.

Nairo Quintana es el siguiente caso de estudio con sus dos títulos, uno en el Giro de Italia (2014) y el otro en la Vuelta a España (2016). Estas dos victorias se dieron en un contexto político y social muy importante para Colombia, pues el triunfo conseguido en Italia fue durante los diálogos de paz del gobierno de Juan Manuel Santos y la FARC y en la victoria de España unos días antes de que se votara el plebiscito. Para el presidente, el deporte fue algo fundamental en la búsqueda de que la gente creyera en la paz, y Nairo fue una de las banderas de dicho proceso, por lo que se observan diferentes declaraciones del ciclista a favor de la paz que buscaba Colombia.

Por último, Egan Bernal ganó la carrera que todo ciclista sueña con ganar. El Tour de Francia de 2019 fue para el Colombiano, pero a diferencia de Lucho Herrera y Nairo Quintana, Egan se mostró ajeno a las celebraciones multitudinarias en Bogotá y alejado de los políticos. El ciclista de Zipaquirá rechazó un homenaje en la capital de la república para hacerla en su pueblo de nacimiento con la gente que él más quiere. Finalmente a dicha celebración no asistió Iván Duque. Uno de los puntos clave acá, es la polémica que se desató cuando el presidente anunció que Egan iba a recibir la Orden al Mérito y no la Cruz de Boyacá; finalmente el deportista no ha recibido ninguna de las dos condecoraciones. 11

Objetivos

Objetivo General Indagar por la forma como los eventos y triunfos han sido usados por la clase política ya sea para capitalizar una imagen política, como eventual distracción de los problemas sociales o para otros fines.

Objetivos Específicos (Particulares):

- Demostrar la influencia que tiene la política en el deporte, entendiendo éste como una práctica social importante y que moviliza a las masas.

- Identificar cómo el periodismo deportivo ha hecho el cubrimiento de la relación entre deporte y política en Colombia.

- Mostrar cómo el nacionalismo deportivo ha tenido una influencia en el deporte colombiano como un fenómeno político y social.

- Construir una serie de reportajes que permitan hacer memoria de estos eventos y ampliar el conocimiento de la relación política y deporte a través de entrevistas a reconocidos periodistas del campo deportivo.

Fundamentación Teórica y Metodológica

Estado del Arte ¿Qué se ha investigado sobre el tema?

En el presente Estado del Arte se revisaron artículos de revistas indexadas, tesis de grado tanto de postgrado como de maestrías, libros y artículos periodísticos de medios de comunicación colombianos e internacionales. Con esto se busca identificar diferentes campos de estudios que se han interesado en demostrar la relación entre el fútbol y la política y cómo ha sido esta relación a lo largo de la historia.

En un primer lugar, el campo de la Ciencia Política se ha interesado en gran medida por demostrar esta relación, pero lo ha realizado a partir de diferentes actores que están presentes 12

tanto en el deporte como en la política. Un ejemplo claro, y de los más famosos, es el del Mundial de Argentina en 1978, el cual se utilizó como distractor a los crímenes que realizaba la Dictadura Militar. Sin embargo, a partir del concepto de Soft Power de Joseph Nye, Bocanegra Gómez (2016) demuestra que no solo fue el gobierno quien utilizó esto, sino que también lo hicieron ONG’s o las reconocidas Madres Plaza de Mayo, llegando así a la conclusión que no son solo los gobernantes quienes se aprovechan del deporte.

Esto no solo pasa en estos hechos históricos, sino que también pasa en la actualidad, y uno de los principales ejemplos es el de la relación que plantea Romero Gómez (2005) entre Las Barras Bravas en Argentina y el gobierno de Cristina Fernández, donde a partir de diferentes estudios de caso e históricos se muestran diferentes puntos de encuentro de estos dos actores, teniendo como principal protagonista al Peronismo. A pesar de esto, no se puede decir 100% que esto haya sido así, pero hay muchos ejemplos que hacen pensar que esto sí ocurrió.

En el campo de las Relaciones Internacionales, también se ve la intención de demostrar el deporte como una herramienta de diplomacia y se toma una comparación entre lo que hace Estados Unidos y Colombia. El autor resalta que la diplomacia deportiva genera relaciones de amistad entre diferentes naciones; desde el inicio se dice que Estados Unidos es uno de los países que más utiliza el deporte en la diplomacia para resolver conflictos. El autor concluye que Colombia no ha utilizado el deporte como herramienta diplomática, a pesar de haber tenido tantos conflictos con sus vecinos.

Dentro de las Ciencias Sociales, la sociología, en cabeza de Norbert Elias, ha mirado también el deporte como influenciador de sociedades. Elias (1992) se enfoca en un principio en cómo la reglamentación de los deportes en épocas pasadas detuvo la violencia que vivía la sociedad inglesa. Esto no solo sucedió en Inglaterra, sino también en Francia, Alemania y Estados Unidos y demuestra cómo el deporte influencia directamente en la sociedad.

Autores como Galvis Ramírez (2008) y Zuluaga Ceballos (2005) también intentaron demostrar en capítulos de su libro, la importancia política que tuvo la creación de la Liga Profesional Colombiana para calmar a las masas colombianas, las cuales se sentían atacadas e inseguras luego de El Bogotazo.

Desde el Periodismo, se ha estudiado y presentado la idea del fútbol como herramienta política. Según Paredes Laos (2018), desde hace varias décadas se ha utilizado el fútbol para el beneficio de diferentes naciones y razas. Desde los fascistas en Italia, pasando por dictaduras militares en Argentina y las competencias de fútbol en Norteamérica y China. En este reportaje se encuentran muchos más ejemplos que dan claridad sobre la politización del fútbol.

Profundizando un poco más Torroba (2012) explica cómo el fútbol es un movimiento de masas que es utilizado por los políticos para convencer a las multitudes y llegarles desde un punto emocional (con el fútbol) para repercutir en sus acciones (la política). Otros casos 13

europeos tales como Franco en España y su Real Madrid, los austriacos en la Segunda Guerra Mundial frente a los ucranianos o los alemanes con los griegos tras su profunda crisis económica en 2012.

En un caso más profundo de la relación fútbol y política, Mires (2018), en una columna de opinión, se mete con temas de mayor envergadura. En sus páginas plasma ideas de que existen varios factores que hacen que la filosofía, la religión, la política, el fútbol y la vida se relacionen entre sí. Con esto quiere decir que hay hechos, tanto futbolísticos como políticos, que han marcado una época, en ciertas regiones, y que han hecho que otros factores de la vida cotidiana se deban adaptar a esto.

En el artículo de Alexander Cárdenas titulado Fomentando la paz a través del fútbol y otros deportes en contextos de conflicto: el caso de Colombia e Irlanda del Norte (2016) se habla sobre la importancia del deporte en el proceso en el que el deporte tuvo gran impacto en ambas sociedades luego de diferentes conflictos en ambos países mencionados. En el país europeo se desarrollaron programas e intervenciones basados en el deporte recreativo para proporcionar una plataforma que promueve “el contacto entre niños, jóvenes y adultos de comunidades en conflicto, con la esperanza de que relaciones significativas pueden ser creadas y mantenidas a través de la brecha que divide a protestantes y católicos” (Cárdenas, 2016).

En el caso de Colombia, el deporte ha contribuido a los esfuerzos de consolidación de la paz en el país “creando un espacio donde aquellos que se encuentran a las márgenes de la sociedad puedan jugar, recrearse y aprender una serie de habilidades útiles y donde pueden, en cierta medida, desarrollar un plan de vida para ellos mismo lejos de la ilegalidad” (Cárdenas, 2016). Con esto podemos deducir que el deporte ha sido utilizado por diferentes organizaciones - tanto gubernamentales como ONGs- en pro de la resolución de conflictos en dos sociedades con diferentes contextos, pero que tienen en común el factor de un estado de postconflicto.

Por su parte, Javier Gómez Bueno habla sobre la importancia de los cubrimientos de eventos deportivos por periodistas especializados en esta sección en su artículo La politización del deporte en los medios escritos especializados (Gómez Bueno, 2013). En el texto, Gómez Bueno habla sobre la manera en que en la actualidad los políticos se han dado cuenta de la importancia que tiene el deporte en la sociedad y como está puede ser manipulada por medio de los cubrimientos periodísticos debido a la gran pasión que los aficionados de las diferentes disciplinas tienen.

Es por esto que, por medio de una investigación, concluye que las normas éticas y la deontología periodística ha sido ignorada por los profesionales en diversas ocasiones. Con esto, el autor concluye que “el grave peligro que se origina cuando se mezcla la política con el deporte, unido al alto grado de excitación de los aficionados al deporte más violentos” (Gómez Bueno, 2013) al momento en el que el periodismo es utilizado de la manera incorrecta. 14

Asimismo, en el trabajo de Federico Medina Cano denominado como El fútbol y la vivencia de la nacionalidad (Medina Cano, 2009), se habla sobre la importancia que ha tenido el fútbol en la sociedad contemporánea. Desde ritos de iniciación, pasando por la ceremonia que marca el comienzo de la adolescencia de un joven hasta una fiesta nacional, este deporte abarca grandes rasgos de la sociedad. Más allá de lo económico o la publicidad, esta disciplina se ha instaurado en la cultura de la mayoría, por no decir de todos, los países en el mundo. Es tan potente este fenómeno que las clases dirigentes le temen o, más bien, lo respetan de tal manera que han intentado sacar frutos de este desde hace varias décadas.

En el texto se habla de que el fútbol es una manera de romper con la jerarquización de la sociedad con los estratos sociales. Si bien este deporte puede ser comentado por un presidente, las personas más humildes pueden sentarse a hablar sobre el mismo partido creando una "horizontalización del poder".

A partir de los casos estudiados y los autores consultados para el presente Estado del Arte, se ha encontrado que existen estudios, informes y documentos que recopilan todo lo que ha sido el deporte en los diferentes ámbitos de la sociedad; pero, especialmente, en la política. De igual forma, los casos encontrados son principalmente del exterior y en Colombia hace falta un archivo serio y riguroso donde se recopile y se relate hechos en que la política ha influido en los deportes, o viceversa. Es por eso que, a propósito de las recientes propuestas del presidente Iván Duque para hospedar en el país la Copa América 2020, el Mundial Femenino de Fútbol de 2023 y la candidatura para la Copa del Mundo de Fútbol Masculino de 2030, se pretende investigar si todos estos proyectos tienen alguna razón de ser en el aspecto político.

Marco Conceptual ¿Cuáles son las bases conceptuales con las que trabajará?

Nación y deporte

La relación entre la política y el deporte ha sido estudiada y puesta en evidencia por muchos intelectuales que la han considerado como algo importante para la sociedad o historia de varios países alrededor del mundo. Sin embargo, esto no fue así desde el principio del deporte moderno, el cual lo vamos a situar con la realización de los primeros Juegos Olímpicos de la modernidad, celebrados en Atenas en 1896.

El vínculo entre deporte y guerra es tan cercano, que, si se mira detalladamente el vocabulario utilizado en estas prácticas, se encuentra una gran similitud. En ambos casos hay 15

defensa y ataque, tácticas y estrategias para vencer al otro. Además, se habla de disparos, artilleros, golpes y muchos otros términos que generan una unión casi inseparable (Maure, 2020).

A pesar de lo anterior, el deporte ha sido estudiado y concebido como una herramienta que ha ayudado a la civilización de los países y ha sido utilizada por los gobernantes para formar a sus ciudadanos bajo ciertos parámetros de conducta que aún se conservan en nuestra época. Según Gonzalo Medina Pérez (2013) éste ha ayudado al proceso de la democracia en varios países a partir de una serie de similitudes entre las reglas deportivas y de la sociedad.

Con el tiempo, dicha relación fue tomando más y más fuerza llegando a convertirse en algo esencial para los gobiernos de muchos países como se verá más adelante. Como parte clave de la unión entre deporte y política, surge el término de nacionalismo deportivo el cual es definido por José Luis Pérez Triviño (2012) como “el conjunto de medidas de apoyo a los deportistas, equipos o selecciones nacionales, tanto por parte de las autoridades políticas como de la afición de un país”.

Sin embargo, con la llegada de este nacionalismo deportivo, los gobernantes han encontrado en el deporte, una opción para llamar la atención de la sociedad ante diferentes hechos negativos dentro de la política exterior e interior de los países. Esto se ve incrementado en naciones que tienen situaciones políticas inestables, lo que permite que la distracción sea mayor, ya que, no se cuenta con una realidad total de lo que sucede en todo el territorio nacional (Pérez Triviño, 2012).

Para sintetizar los elementos de análisis del concepto nacionalismo deportivo, hay que precisar dos funciones de la instrumentalización política del deporte: una función positivista, esto es, legitimar de manera no crítica un orden social establecido sin conflictos o contradicciones. Y de otro lado, una función integradora, es decir, promover la solidaridad, interdependencia y la sociabilidad, legitimando también el respeto a la jerarquía legalmente establecida.

En el último medio siglo ha habido numerosos casos que certifican la relación entre la política y el deporte y por qué para muchos presidentes es importante capitalizar las victorias de sus propios deportistas. Otro de los factores claves es la consecución de sedes para eventos importantes, los cuales traen un status especial a quien los organiza y termina siendo una excusa para mostrar lo mejor de dichos países, o lo que los gobernantes quieren que se vea. Esto se ve claramente en dos casos principales, como lo fue el Mundial de la FIFA de 1978 realizado en Argentina y el Mundial de rugby de 1995 en Sudáfrica.

Tanto en el proceso vivido por Argentina, como en el experimentado por Sudáfrica, ambos generaron un proceso de identidad y es ahí cuando, según Gonzalo Medina Pérez (2007), el deporte juega su papel más importante en las naciones que son incapaces de generar una 16

unidad en torno a sus políticos, por los que estos deben acudir a los equipos y sus figuras para lograr su cometido.

En un país como Colombia, azotado por guerras civiles, narcotráfico y muchas más desgracias que han impedido generar esa identidad nacional, el fútbol y el ciclismo han ayudado a que los políticos y empresarios intenten conseguir la unidad a partir de los triunfos de los deportistas locales. Aparte de esto, los símbolos de todo país son su escudo, bandera e himno, los cuales en nuestra sociedad no han logrado su cometido. Uno de los casos más curiosos es el del emblema nacional, el cual sigue teniendo a Panamá, que hizo parte del territorio colombiano hasta 1903.

Periodismo deportivo

El periodismo deportivo colombiano en sus inicios estaba relegado a compartir la sección de ‘vida social’ en los periódicos ya que la competencia profesional o de alto rendimiento llegó a Colombia con los Juegos Deportivos Nacionales de Cali en 1928 y la información de las diferentes disciplinas empezó a llegar de manera más amplia en los diarios hasta los Juegos Olímpicos de Berlín, Alemania, 1936 en las que el país participó por primera vez con el respaldo del Comité Olímpico (Torres Lozano, 2010). Asimismo, con la creación del torneo profesional de fútbol del país en 1948 y la primera Vuelta a Colombia en 1951, el periodismo deportivo se estableció como una rama del oficio que perdura hasta hoy.

Si bien el periodismo deportivo ha pasado de limitarse a informar los acontecimientos de un partido o solo los resultados, hoy en día es una de las secciones que no puede faltar en ningún medio de comunicación ya que ayuda a amenizar el contenido porque “puede afirmarse que su relevancia en términos de información periodística se extiende al valor universal de lo espectacular” (Domínguez Pérez, 2009).

Ahora bien, existe desde el mundo académico una crítica constante al periodismo deportivo debido a su falta de rigurosidad periodística y además por la calidad de los contenidos que produce y saca para el consumo de las personas (Rowe, 2007). Esto queda en evidencia aún más en Colombia; si se revisa el artículo Periodismo deportivo y fútbol. Una mirada desde la literatura académica de Rubén Arnoldo González Macías (2018), se puede ver que los países de Sudamérica que han estudiado la relación del deporte, en especial del fútbol, con la política, sociedad o economía han sido Brasil, Argentina, Chile y Uruguay.

Alejandro Pino Calad (2016) asegura que el periodismo deportivo debe ir mucho más allá del juego y entender cómo influye en la sociedad de cualquier país del mundo. Sin embargo, esto pasa poco en un país como Colombia, donde uno de los legados más turbios que dejó el 17

narcotráfico a esta especialización del periodismo, fue enfocarse en lo que pasaba en el terreno de juego y no lo que pasaba fuera de él.

Esta especialización del periodismo en el ámbito de los deportes, sumándole a los hechos de narcotráfico ocurridos en Colombia en los años 80’s, han generado un desapego por ciertos temas como lo son la relación entre equipos de fútbol, mundiales, competencias ciclísticas, con la sociedad y política de un país. Bien lo dice Pino (2016), cuando se refiere a que un periodista deportivo debe saber la importancia del Junior de Barranquilla en la Costa Atlántica colombiana, o que la rivalidad entre el Barcelona y el Real Madrid va más allá de lo futbolístico y trasciende al plano político, cultural y social.

En la actualidad, y desde hace varios años, el periodismo deportivo ha tenido cabida con otros aspectos de la sociedad que tienen alguna influencia del deporte. El concepto de periodismo deportivo en Colombia y en el mundo va más allá de las transmisiones de los partidos o diferentes eventos deportivos, de las reacciones previo y post encuentro o leer los resultados -tal y como se hacía en sus inicios-. Ahora la relación que puede tener el albergar unos Juegos Olímpicos con la economía de un país, o la importancia que representa en la mercadotecnia la presencia de cierto atleta es algo que quienes ejercen esta labor deben tener presente.

Usos políticos del deporte

Todo lo anterior se demostrará a partir del estudio de 5 casos específicos seleccionados por la importancia de los mismos en la historia deportiva del país y además por su influencia. Dichos casos son: Candidatura al Mundial de la FIFA de 1986 y su posterior no organización, las victorias de Lucho Herrera en la Vuelta a España, la organización del Mundial sub-20 de la FIFA, las victorias de Nairo en el Giro de Italia y la Vuelta a España y la victoria de Egan Bernal en el Tour de Francia.

La política y el ciclismo en Colombia han estado unidos desde el mismo inicio de este deporte como profesional en Colombia. No es una coincidencia que la primera Vuelta al país en bicicleta se disputó en 1951, solo tres años después del asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, como una iniciativa de distraer a las masas que estaban agitadas por una guerra entre los liberales y conservadores. Ambos bandos lucharon por el control político del país, trayendo muertes y guerras (Quitián, 2015).

Alfonso Senior Quevedo, quien era el presidente de la Federación Colombiana de Fútbol en ese entonces, siempre soñó con albergar una Copa del Mundo en el país. Esto con el propósito de que el país tuviera grandes beneficios en su economía, en la infraestructura y el desarrollo de 18

la nación como una futura potencia. Para 1973, cuando se estaba sorteando la sede, era turno para que un país americano albergara el campeonato ya que la FIFA turnaba entre un país europeo y otro americano cada cuatro años. En mayo de ese año, Colombia presentaría su candidatura formal para ser la sede del Mundial de Fútbol de 1986.

Tras la revisión y el visto bueno de la comisión, el 9 de septiembre de 1974 la FIFA le otorgó la sede del decimotercer campeonato mundial de fútbol en 1986. Con el apoyo del presidente de la República, Misael Pastrana y el presidente electo, Alfonso López Michelsen, el evento tenía el aval y se esperaba la fiesta del fútbol en el país. En una entrevista con el periódico El Tiempo, Senior habló sobre la importancia que la organización de ese torneo tendría en el país.

“El acontecimiento de proyectos grandes, de obras grandes, contribuirá a salir del subdesarrollo”, aseguró, “recordemos cuantas críticas se formularon a la construcción de Eldorado [sic]. Y solo hasta hoy podemos palpar su utilidad”, concluyó. Del mismo modo, mencionó que existían empresas en aquella época que hacían campaña en contra del Mundial ya que “hay enemigos del desarrollo del país cuando se oponen a las grandes empresas''. Ellos sólo simpatizan con proyectos chiquitos, que continuarán manteniendo a la nación en vía de desarrollo” (El Tiempo, 1974).

Tras varios años de inoperancia con respecto al tema y algunas exigencias impuestas por la FIFA para una nación en vía desarrollo como lo era Colombia, aquellas exigencias eran un imposible para la nación. Fue el 26 de octubre de ese mismo año que el presidente Belisario Betancur le anunciaba a la nación y al mundo entero que Colombia renunciaría a ser la sede de una Copa del Mundo. "Aquí en el país", dijo Betancur, "tenemos muchas cosas que hacer y no hay tiempo para atender las extravagancias de la FIFA y sus socios" (Escorcia, 1982).

Ya en 1987 el ciclismo colombiano contaba con una gran cantidad de figuras en Europa y con equipos disputando las carreras más importantes del viejo continente. ‘Lucho’ Herrera fue quien marcó a una generación entera con su triunfo en La Vuelta a España, en la que además de la clasificación por equipos se la llevó el Postobón, siendo así el primer ciclista colombiano en ganar una gran carrera.

Un día después de la consagración de Herrera en España, el ciclista emprendió su viaje de regreso a Colombia. En la capital lo esperaba una gran cantidad de gente para celebrar su título. La caravana fue por toda la carrera 26 hasta La Casa de Nariño donde lo estaba esperando el presidente Virgilio Barco. Durante la ceremonia se hizo entrega de La Cruz de Boyacá y antes de finalizar su visita a la casa del mandatario, Herrera le entregó la camiseta de campeón en símbolo de agradecimiento (Gorriarán, 1987).

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Desde 1987 hasta 2013 el ciclismo colombiano vivió una recesión de victorias, lo cual hizo que la gente empezara a perder interés por el deporte. A esto se le suma la salida de las grandes figuras de décadas pasadas y a un recorte en el patrocinio de las grandes empresas colombianas que había acompañado a los escarabajos. Estos factores se unieron para que Colombia entrara en una escasez de títulos internacionales en el ciclismo y perdiera el interés de un público que se había acostumbrado a ganar (Dussan & Vergara, 2010).

Pasaron 26 años para que Colombia volviera a estar en la mira de un evento de la FIFA en cuanto a la organización de uno. En 2008, el país fue elegido para organizar el Mundial de la categoría sub 20 de 2011 con la constante presencia del entonces vicepresidente de la nación, Francisco Santos, quien convenció al Comité Ejecutivo del organismo rector del balompié mundial para que se inclinaran por el país en vez de Venezuela, que había demostrado unas buenas instalaciones y un buen trámite de la Copa América 2007, según el documento de la Secretaría General de la Alcaldía Mayor de Bogotá (2011).

A pesar de la visión de Alfonso Senior para que el evento deportivo más importante del mundo llegara al país, sumado al poder económico, social y, talvez, político que esto pudo haber traído al país en 1986, la Copa del Mundo no se pudo realizar en el país por las razones incorrectas y la falta de preparación de una nación que sólo pospuso la deserción de este. Un cuarto de siglo después llegó a Colombia el Mundial sub 20 que llenó de beneficios al país con una gran inversión, pero que dejó infraestructura y organización deportiva que perdura hasta la actualidad.

Con la llegada de Nairo Quintana al Movistar Team las cosas cambiaron y el pedalista boyacense empezó a conseguir triunfos en las grandes vueltas. Su segundo puesto en el Tour de Francia en 2013 y las victorias en el Giro de Italia en 2014 y La Vuelta a España en 2016 marcaron la importancia del deportista para el gobierno de Juan Manuel Santos y el proceso de paz que se llevaba a cabo en La Habana con la guerrilla de la FARC.

Nairo fue una de las banderas de este proceso. Al ser uno de los ciclistas más laureados del país y el mundo entero, su participación en esto era vital. En un artículo de la revista Semana del 2016, después de que Quintana venciera en la décima etapa de La Vuelta, se muestra el mensaje de apoyo hacia la paz y la felicidad por el cese al fuego que se había acordado ya en ese año. A eso se le suma las constantes declaraciones de Juan Manuel Santos en las que mostraba al ciclista como una figura importante para el país y la paz.

Ya en el gobierno actual de Iván Duque, Egan Bernal consiguió el título que todo el país soñaba: el Tour de Francia. El de Zipaquirá cruzó la meta con la camiseta amarilla puesta y el país se unió en una sola celebración. Como era de esperarse y se supo después con unas publicaciones del mismo Bernal en su cuenta personal de Instagram, el presidente estaba 20

preparando un recibimiento en Bogotá, con carro de bomberos y visita a La Casa de Nariño donde se le entregaría la Orden al Mérito. Sin embargo, como se vio después, el pedalista rompió el molde diciendo que no quería recibimientos que no fueran en su tierra natal, ni con la presencia de políticos.

Finalmente, al ver la polémica que significó dicho anuncio, Duque se retractó y dijo que a Egan se le daría La Cruz de Boyacá. Esto aún no ha sucedido, pues recordemos que el ciclista de Zipaquirá no quiso tener ningún homenaje en Bogotá, ni mucho menos ir a La Casa de Nariño. Esto rompió el molde de las últimas celebraciones que se dieron durante el gobierno pasado, donde los deportistas fueron claves para Santos y su proceso de convencer a la gente sobre el proceso de paz.

Fundamentación Metodológica

¿Cómo va a realizar la investigación?

Para esta investigación, se recurrirá a las bases del periodismo investigativo que, según Lee Hunter en su libro para la UNESCO “La investigaciòn a partir de historias: Manual para periodistas de investigación”, dice lo siguiente:

El periodismo de investigación es la tarea de revelar cuestiones encubiertas de manera deliberada, por alguien en una posición de poder, o de manera accidental, detrás de una masa caótica de datos y circunstancias que dificultan la comprensión. Es una actividad que requiere el uso de fuentes y documentos tanto públicos como secretos.

A partir de esto debemos entender que, en el periodismo investigativo, las seis preguntas claves de esta facultad (¿qué?, ¿cómo?, ¿cuándo? ,¿dónde?, ¿quién? y ¿por qué?) tienen un tinte distinto a la hora de buscar y revelar algunos datos. El “por qué”, se transforma en un “de qué manera” en una investigación. El “quién” no es solo un nombre y un título: es una personalidad,con su propio carácter y estilo. El “cuándo” no es el presente de la noticia, sino un continuo histórico, una narración de hechos. El “qué” no se reduce al evento, sino que es un fenómeno con causas y consecuencias. El “dónde” no es únicamente una dirección, 21

sino una ubicación, un lugar donde ciertas cosas se hacen más o menos posibles. (Hunter, 2013)

A la hora de presentarle el producto final, el resultado de la investigación, al público, esto termina siendo un servicio que da el periodista a sus lectores. Cuando alguien lee el reportaje que contiene la información obtenida por la investigación, esto cambia la vida de las personas. La audiencia busca datos e información que no puedan encontrar por su cuenta y que sea confiable.

En cuanto a la parte práctica del periodismo de investigación, de Pablos Coello habla sobre las cinco fases P para llevar a cabo una investigación periodística exitosa. La Pista, la Pesquisa, la Publicación, la Presión y la Prisión. En estas, habla sobre los pasos a seguir, a grandes rasgos, de lo que se le vendrá a cualquier periodista a la hora de meterse en una investigación de estas (1998).

Con la Presión es cuando varios periodistas bajan los brazos contra empresas o individuos que utilizan sus influencias –hasta incluso la fuerza– para silenciar la información y que se vean afectados. Lo más común son acciones legales en contra del periodista que, de no saber lo que está sucediendo, podría terminar con la investigación para evitar problemas. Los medios cumplen un papel fundamental en esta fase ya que son estos quienes deben acompañar y ayudar al investigador de toda manera posible para que el trabajo de este pueda seguir adelante y cumplir con el objetivo de la investigación.

Para terminar, la expresión de la última fase de las cinco P’s de Prisión, es donde los personajes e instituciones investigadas paguen las consecuencias legales, sociales y hasta económicas que sus actos los han llevado. Afectar la imagen del personaje culpable, imputar una multa por los actos que cometió, o incluso privar de la libertad a cualquier individuo que lo merezca después de revelarse los datos de la información son el resultado y el fin de la investigación.

Para la técnica de investigación se utilizará la entrevista como método principal del trabajo, entendiendo ésta como una de las principales figuras del periodismo de investigación. Con la elección de esta técnica se busca llegar a la información mediante personas conocedoras y expertas en el tema a investigar, así como buscar la mayor cantidad de puntos de vista para poder hacer un trabajo lo más objetivo posible, como lo exige nuestra profesión.

Entendemos la entrevista como “la parte más visible y espectacular de un procedimiento que va de la concepción del proyecto a la preparación personal del investigador, pasando por la recuperación documental y la definición de un marco de interacción” (Vincent, 2009, p. 167- 168).

Teniendo en cuenta la definición que aporta Diane Vincent (2009), la entrevista se utilizará durante todo el trabajo, empezando para generar unos conocimientos previos que 22

ayuden a tener un contexto mucho más amplio sobre el problema a investigar. Posteriormente, ya con un conocimiento más amplio, se seguirá entrevistando para lograr una información mucho más certera a partir de los conocimientos del entrevistador y los del periodista.

El muestreo de estas entrevistas aún no tiene un número determinado de personas que vayan a ser parte de esta investigación desde el lado de entrevistado. Sin embargo, hay que ser conscientes de la dificultad que significa hacer demasiadas entrevistas y luego no poder analizarlas todas. Por esta razón, según Vincent (2009), los objetivos que se tengan para cada entrevista son fundamentales, para tener conversaciones que vayan hacia algo particular y no se queden, únicamente, en lo general.

En cuanto a las personas que serán entrevistadas, estas tendrán que ser de ambos lados de la moneda, para intentar buscar la mayor objetividad posible. Dentro de éstas, se encuentran periodistas, personas del gobierno, jugadores de fútbol, conocedores del deporte, entre muchos otros que irán saliendo a medida que la investigación vaya avanzando.

Diane Vincent (2009) habla de tres tipos de entrevistas, de las cuales, la más común y la elegida para este trabajo de investigación será la entrevista semidirigida, la cual se entiende como “una conversación que gira alrededor de un cuestionario abierto relacionado con un campo preciso de investigación” (Vincent, 2009, p. 173). Esta elección se da entendiendo que este tipo de entrevista permite que, durante el desarrollo de la misma, se pueden agregar preguntas según lo que va diciendo el entrevistado.

Toda esta investigación se verá reflejada en un reportaje periodístico, debido a que éste, según como Begoña Echevarría (2011), es el género escrito más completo de todos, debido a la especialización que muestra en sus páginas. Si se toma como ejemplo para marcar una diferencia a la noticia, se ven diferencias claras (como la inmediatez, la restricción de espacio, etc) que hacen al reportaje la mejor forma de mostrar un trabajo investigativo.

Una de las mejores definiciones de reportaje es la que genera Martín Alonso (1976) diciendo que este género “describe escenas, indaga hechos, pinta retratos, descubre interioridades, refleja emociones, examina caracteres con visión personal y directa”. Teniendo en cuenta esta definición, se entiende que el reportaje es la mejor manera para exponer la investigación, ya que este permite una extensión mayor a cualquier otro género, y además buscar retratar de gran manera los datos e informaciones recolectadas en el trabajo de campo.

Por último, el archivo o la documentación periodísticos será utilizado de gran manera a través de la realización de este trabajo de grado. La documentación es, según Vanessa Bernice Torres Rodríguez:

“El proceso de reunir documentos sobre temas determinados. El tratamiento continuado y sistemático de estos documentos y de la información que contienen, para su difusión precisa, 23

exhaustiva e inmediata, mediante técnicas documentales de selección, identificación, análisis, almacenamiento, búsqueda y difusión, es decir, las que forman la llamada cadena o sistema documental” (Torres Rodríguez, 2012).

A partir de esto podemos inferir que este es un paso fundamental en medio del trabajo periodístico que debemos realizar para completar el reportaje que tenemos planeado hacer ya que así podremos contextualizar de mejor manera nuestras bases teóricas y así poder tener un panorama más completo a la hora de escribir el texto.

Cronograma. ¿Qué actividades desarrollará y en qué secuencia?

- 13 de mayo de 2020 - 1 de septiembre de 2020: Realización de la parte teórica de la tesis. El primer y segundo capítulo quedaron hechos durante este período de tiempo. - 2 septiembre - 15 de octubre: Realización de las entrevistas necesarias para hacer el producto final de la mejor manera. - 16 de octubre - 10 de noviembre: Realización del producto final de la tesis. - 18 de noviembre: Entrega de la tesis.

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Introducción

En el presente trabajo de investigación se buscará demostrar la importancia de la relación entre la política y el deporte, y cómo dicho vínculo ha estado presente en algunos casos a lo largo de los últimos 50 años de la historia de nuestro país. Además, se indaga por la forma como nuestro periodismo deportivo ha narrado y mostrado los eventos competitivos en los que se puede observar distintos tipos de influencia política, como la frustrada realización de la Copa del Mundo de la FIFA de 1986 y la organización del Mundial Sub-20 de la FIFA que se jugó en el país en el 2011. De igual manera, las victorias de los ciclistas colombianos en las grandes carreras de Europa, empezando por la Vuelta a España en 1987 de Lucho Herrera, los triunfos de Nairo Quintana y la victoria de Egan Bernal en el Tour de Francia 2019.

En primer lugar, cabe destacar que dicha relación ha sido abordada desde diferentes campos del conocimiento como la ciencia política, la comunicación social, la sociología, entre otras. A partir de estos conocimientos se empezó a indagar sobre los casos de estudio hasta llegar a la conclusión de que, si bien los políticos intentaron sacar provecho de estos eventos y victorias, los casos estudiados no tienen la misma repercusión que tuvieron eventos como los sucedidos durante el Mundial de la FIFA de 1978 organizado en Argentina o durante el Mundial de Rugby de 1995 realizado en Sudáfrica.

En el primer capítulo del presente trabajo se hizo un estado del arte con el fin de identificar unas categorías que delimitaran un marco conceptual general de la indagación. Una de estas categorías fue el nacionalismo deportivo, término clave que ayuda a explicar por qué el deporte es importante para muchos políticos a la hora de mejorar su imagen frente a la opinión pública o de conseguir un objetivo utilizando a los deportistas como figuras públicas y políticas que inciden en las opiniones y decisiones de las personas.

En un país azotado por la guerra, el narcotráfico y la corrupción, el deporte se convirtió en un escape y en una forma de salir de la dura realidad de lo que pasa día a día en Colombia. Debido a esta función que ha cumplido el fútbol y el ciclismo, observamos que los colombianos tenemos un afecto mucho más grande por los deportistas que por los políticos. Cuando juega la Selección Colombia o un ciclista como Nairo Quintana o Egan Bernal gana una carrera importante en Europa, sale a flote un sentimiento de nacionalismo y de orgullo por el país. Con banderas, camisetas amarillas con el escudo del equipo nacional y otros símbolos que nos representan como colombianos, salimos a la calle para celebrar un triunfo que no es nuestro por más de que haya sido un colombiano quien los haya conseguido.

El periodismo deportivo juega un papel fundamental al momento de entregarle a la ciudadanía la información sobre los sucesos que pasan día a día en el mundo del deporte. Por 25

esta razón, nos interesó aproximarnos a la manera como contaron estos cinco momentos del deporte colombiano.

El periodismo deportivo ha sido objeto de variadas críticas pues se considera que quienes ejercen esta profesión se quedan únicamente en la información del hecho y no van más allá para entender la importancia del deporte en la sociedad en general. En el contexto internacional se han escrito historias que cuentan cómo el deporte fue utilizado como una herramienta política, social e incluso cultural. En Iberoamérica, países como Argentina, España y Uruguay tienen más tradición tanto en publicaciones como en historia deportiva, ¿y Colombia?

Son pocos los libros o artículos que abordan la relación entre política y deporte, sin embargo, periodistas como Alejandro Pino Calad o Gonzalo Medina Pérez se han interesado por esta relación, pero son la excepción a la regla. Hay que recordar que en nuestra historia reciente el deporte y el periodismo no han sido ajenos al impacto del narcotráfico. En la época de Pablo Escobar, Gonzalo Rodríguez Gacha, los hermanos Rodríguez Orejuela, entre muchos otros, la profesión, en especial la dedicada al fútbol, entró a ser influenciada por estos personajes que no les convenía que se hablara del papel que tenían como dueños de los mejores equipos del país.

Finalmente, se realizó una indagación cronológica de los casos de estudio con el fin de contextualizar cada uno de estos y así tener un panorama de la incidencia de los eventos deportivos en la vida política, social y económica del país. Este trabajo sirvió para aproximarnos a lo que ocurría en Colombia durante los cinco momentos de sentimiento nacionalista ligados al deporte, y la actuación de los políticos de acuerdo con la forma como fueron vistos por las fuentes consultadas. Un caso muy ilustrativo fue el de Juan Manuel Santos con Nairo Quintana, tal como veremos en el desarrollo del presente trabajo.

Ya para el segundo capítulo se hizo una selección de archivo de prensa para hacer la reconstrucción de los casos al mismo tiempo que se observaba la manera como los textos periodísticos contaron los hechos. Interesó también observar en dichos textos la forma de abordar la relación política y deporte por parte de los periodistas. Debido a la pandemia del coronavirus que azotó al mundo entero y las medidas tomadas por el Gobierno Nacional durante el desarrollo de este trabajo, únicamente se tiene material digital lo que limitó la búsqueda de fuentes periodísticas al periódico El Tiempo quien cuenta con un archivo web amplio. Aunque hay artículos de otros medios, el principal es el diario de la capital colombiana. El archivo está compuesto no solo de artículos informativos, sino que también contiene columnas de opinión y editoriales.

El énfasis en este capítulo fue entender y visualizar cómo una parte del periodismo escrito había contado y vivido cada uno de los casos de estudio. Para eso se hizo una lectura 26

crítica que nos permitiera ver si en los productos revisados se fue más allá de solo la información o si se analizó cada uno de los triunfos desde un punto de vista político, social y cultural.

Desde la parte informativa fue poco el énfasis en la relación entre la política y el deporte, pues desde el archivo seleccionado se evidenció una preferencia solo hacia los hechos. Por su parte, las columnas y editoriales seleccionadas buscaron ir más allá para entender qué significaba el triunfo para el país. La mayoría de estas estuvieron marcadas por el nacionalismo deportivo que sale cuando suceden grandes eventos deportivos en el país o uno deportistas colombianos ganan algo importante. Si bien en la parte de opinión se mostró un interés más fuerte por la relación entre ambos focos, aún siguen prevaleciendo los sentimientos nacionalistas por encima del análisis.

Este capítulo sirvió para seguir reconstruyendo los casos para poder realizar los dos reportajes que serán entregados con este trabajo, los cuales están focalizados en entender a partir de tres periodistas deportivos colombianos y lo antes estudiado, la relación que existió entre el deporte y la política en cada uno de los hechos planteados. Entrevistamos a Claudia Helena Hernández, Alejandro Pino Calad y Nicolás Samper no solo con la intención de indagar sobre esto, sino también para conocer el concepto que tiene cada uno sobre si el periodismo deportivo colombiano se ha quedado solo en lo informativo o ha ido más allá y se ha preocupado por la unión que se planteó desde el inicio de la investigación.

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Capítulo 1. La fiesta patriótica: la construcción del nacionalismo deportivo.

El objetivo de este capítulo es justificar la relación entre la política y el deporte como objeto de estudio en el caso colombiano. Nos interesa explicar la forma como la clase gobernante colombiana ha visto en el deporte la manera de reafirmar una identidad nacional, esto es, apelar al triunfo de los deportistas o a logros en la organización de eventos deportivos para expresar una vivencia de la nación, de ahí la pregunta central de la investigación ¿Cómo ha sido la relación entre la clase gobernante y el deporte colombiano? Para ello se han identificado 5 momentos en nuestra historia reciente; el otorgamiento de la sede para el mundial de fútbol en 1986 que a la postre no se hizo y la adjudicación del mundial sub 20 en 2011 que sí se realizó, esto por el lado del fútbol. En cuanto al triunfo de ciclistas colombianos en pruebas internacionales tenemos los casos de Lucho Herrera en 1987, Nairo Quintana 2014 - 2016 y Egan Bernal en 2019. En estos cinco momentos el país ha vivido un conflicto armado y la violencia del narcotráfico, así como una crisis institucional ante problemas estructurales de corrupción y déficit de democracia, por tanto, tales triunfos y eventos no han sido ajenos a los intereses de los gobernantes.

Para explicar la anterior relación identificamos tres categorías de análisis que nos pueden ayudar a definir el problema; Nación y deporte, periodismo deportivo y uso político del deporte.

La primera categoría permite entender el proceso de configuración del Estado Nación, sus problemas y la forma como el deporte entra a jugar un papel importante en la vivencia de la nación y la identidad nacional. La segunda categoría es periodismo deportivo, nos interesa analizar sus problemas, pero también sus potencialidades al momento de ver los relatos nacionales y su relación con el poder político. La tercera categoría es conflictos y crisis del

Estado Nación, aquí nos interesa explicar los conflictos y crisis entre 1970 y 2019 que ha vivido el Estado Nación para poder entender los usos políticos que los gobernantes han hecho del 28

deporte y los significados de la identidad nacional en cinco momentos claves del deporte colombiano.

1.1. Las bases de la fiesta nacional

La relación entre la política y el deporte ha sido estudiada y puesta en evidencia por muchos intelectuales que la han considerado como algo importante para la sociedad o historia de varios países alrededor del mundo. Sin embargo, esto no fue así desde el principio del deporte moderno, el cual lo vamos a situar con la realización de los primeros Juegos Olímpicos de la modernidad, celebrados en Atenas, Grecia en 1896.

Pierre de Coubertin fue el encargado de volver a organizar los JJOO. Esta idea surgió de la necesidad de utilizar el deporte como una herramienta de educación, teniendo las bases prácticas de la educación física en los colegios como se hacía en Gran Bretaña cuando Coubertin empezó a interesarse por el deporte con ese fin de ser educativa (Saint-Martin, 2016).

Con la creación del Comité Olímpico Internacional en 1894 (COI), se fundaron las bases de lo que se pretendía buscar y hacer con estas competencias, las cuales eran entendidas por

Coubertin como algo “neutral respecto a las ideologías políticas y debía permanecer aislado de las presiones políticas que pudiera sufrir por parte de las autoridades de un Estado” (Pérez

Triviño, 2012, p. 122). Con esto, se pretende mostrar que, desde la concepción misma de una de las competencias deportivas más importantes del mundo, se intentó separar esta unión que hoy en día es muy común para muchos países.

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Sin embargo, queda claro que esto no se ha cumplido tal y como lo quería el francés creador de los JJOO de la modernidad. Casos como los boicots de dichas competencias por parte de Estados Unidos y la Unión Soviética en las competencias de 1980 y 1984 respectivamente, dejan claro la importancia del deporte para la política externa de los países en sus luchas de control territorial del mundo. Por otro lado, no solo se han utilizado como herramienta de política exterior, sino que también han jugado un papel clave dentro de los países organizadores y sus problemas sociales, políticos y económicos como se verá más adelante.

Incluso, si vamos más atrás en el tiempo, desde los JJOO de la antigüedad se puede ver la relación entre deporte y política; un relato antiguo cuenta que cuando Pelops venció a Enomaos en una carrera de carros, quedándose así con su reino a manera de recompensa por salir victorioso en esta modalidad de la competición griega (Pérez Triviño, 2012). Estos dos casos demuestran que la intención de Coubertin era válida, pero que no caló muy a fondo ni en los gobernantes.

Algo curioso de esta intención de Coubertin, es que el deporte se ha entendido por varios académicos como una metáfora de la guerra. Si nos fijamos bien, deporte y guerra están unidos desde la concepción del “nosotros”- “ellos”, pues siempre hay un rival al que hay que vencer en ambos casos. Además, ambos son generadores de conflicto donde se ve al adversario como un enemigo y no como un rival, lo cual lleva a el despertar de ciertas emociones que conllevan a reacciones tanto racionales como irracionales (Elias & Dunning, 1992).

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El vínculo entre deporte y guerra es tan cercano que, si se mira detalladamente el vocabulario utilizado en estas prácticas, se encuentra una gran similitud. En ambos casos hay defensa y ataque, tácticas y estrategias para vencer al otro. Además, se habla de disparos, artilleros, golpes y muchos otros términos que generan una unión casi inseparable (Maure, 2020).

A pesar de lo anterior, el deporte ha sido estudiado y concebido como una herramienta que ha ayudado a la civilización de los países y ha sido utilizada por los gobernantes para formar a sus ciudadanos bajo ciertos parámetros de conducta que aún se conservan en nuestra época.

Según Gonzalo Medina Pérez (2013) éste ha ayudado al proceso de la democracia en varios países a partir de una serie de similitudes entre las reglas deportivas y de la sociedad.

Todos los deportes, sin excepción alguna, cuentan con una serie de reglas, las cuales las hace cumplir un árbitro o juez. Esto mismo sucede en cualquier sociedad, donde la constitución marca las reglas y el sistema judicial hace cumplirlas. Según dice Norbert Elías (1992), con la llegada de los reglamentos a los juegos, estos se convirtieron en deporte y fueron claves para el proceso de civilización en Gran Bretaña y posteriormente para ayudar a entender a la gente la democracia.

El tener que seguir una serie de reglas, el respeto a la autoridad y el entendimiento de que hay personas diferentes son algunos de los factores que menciona Medina Pérez (2013) para entender cómo el deporte ayudó a los gobernantes a que sus ciudadanos vivieran bajo una armonía ligada a dichas reglas que se trasladaron también al ámbito social de los países. Un ejemplo claro de esto sucedió con la profesionalización del boxeo en Gran Bretaña. Según cuenta 31

Elías (1992), antes esta disciplina era solo peleas callejeras sin ningún tipo de reglamento; con la llegada de las normas, se entendió que la violencia desmedida no traía nada bueno y se empezó a catalogar como una práctica de caballeros. Esto se vio reflejado en la misma sociedad, pues se empezaron a evitar las peleas dentro de las diferentes esferas sociales y se entendió que la manera de arreglar las cosas estaba lejos de la violencia que se practicaba en esos momentos.

Con el tiempo, dicha relación fue tomando más y más fuerza llegando a convertirse en algo esencial para los gobiernos de muchos países como se verá más adelante. Como parte clave de la unión entre deporte y política, surge el término de nacionalismo deportivo el cual es definido por José Luis Pérez Triviño (2012) como “el conjunto de medidas de apoyo a los deportistas, equipos o selecciones nacionales, tanto por parte de las autoridades políticas como de la afición de un país” (p. 124).

Sin embargo, con la llegada de este nacionalismo deportivo, los gobernantes han encontrado en el deporte, una opción para llamar la atención de la sociedad ante diferentes hechos negativos dentro de la política exterior e interior de los países. Esto se ve incrementado en naciones que tienen situaciones políticas inestables, lo que permite que la distracción sea mayor, ya que, no se cuenta con una realidad total de lo que sucede en todo el territorio nacional.

Los destinos del nacionalismo y del deporte parecen encontrarse

vinculados profundamente, ya que el deporte se ha convertido en un vehículo para

la expresión de sentimientos nacionalistas, de forma que no es extraño que las

autoridades políticas de los Estados lo utilicen para sus propósitos de 32

"construcción nacional", o bien es utilizado para dar alas, en otros casos, a los

movimientos separatistas (Pérez Triviño, 2012, p. 126).

Esto se ve claramente en Colombia con las victorias conseguidas por el ‘Kid’ Pambelé en

1972 y Lucho Herrera en 1987, que pusieron el nombre del país en boca de todo el mundo.

Aprovechando esto los gobernantes se adueñaron de dichos triunfos para aumentar el discurso nacionalista de que el país estaba progresando gracias a estas gestas conseguidas por los deportistas en tierra internacionales, cuando la realidad de Colombia era completamente diferente a la del desarrollo (Quitián Roldán, 2013).

Para sintetizar los elementos de análisis del concepto nacionalismo deportivo, hay que precisar dos funciones de la instrumentalización política del deporte: una función positivista, esto es, legitimar de manera no crítica un orden social establecido sin conflictos o contradicciones. Y de otro lado, una función integradora, es decir, promover la solidaridad, interdependencia y la sociabilidad, legitimando también el respeto a la jerarquía legalmente establecida (Pérez Triviño,

2012).

En el último medio siglo ha habido numerosos casos que certifican la relación entre la política y el deporte y por qué para muchos presidentes es importante capitalizar las victorias de sus propios deportistas. Otro de los factores claves es la consecución de sedes para eventos importantes, los cuales traen un status especial a quien los organiza y termina siendo una excusa para mostrar lo mejor de dichos países, o lo que los gobernantes quieren que se vea.

Uno de los casos más emblemáticos del último siglo, fue la organización por parte de

Argentina del Mundial de la FIFA de 1978. Bajo la dictadura de Jorge Rafael Videla, la Junta 33

Militar vio con buenos ojos la utilización de dicho evento para cambiar la imagen que se tenía del gobierno argentino en todo el mundo, pero también para darle un elemento de distracción a quienes protestaban fuertemente por las constantes desapariciones de estudiantes en el país del sur del continente (Dowdle, 2011).

Según Bocanegra (2016) “con el Mundial de 78, Argentina no solo quería mejorar su imagen, deteriorada por las denuncias a las violaciones de DDHH, sino que quería adjudicarse las victorias deportivas como éxitos políticos” (p. 47). En un Mundial con más polémicas que otra cosa, Videla terminó cumpliendo su cometido y la Selección dirigida por César Luis Menotti se consagró campeona frente a Holanda cumpliendo así su motivo distractor.

A pesar de los intentos de la Junta Militar por llevar a cabo esa distracción dentro de los ciudadanos del país, que también entendían el fútbol como algo que hace parte de su identidad, esto no tuvo grandes réditos dentro de las personas que no apoyaban dicha dictadura (Kaufman,

2008). Al mismo tiempo, como lo muestra Bocanegra (2016), tampoco sirvió para cambiar la imagen que se tenía en el exterior sobre el gobierno argentino; esto debido a las diferentes ONG y periodistas que se dedicaron a mostrar las violaciones de DDHH que sucedían mientras se desarrollaba el Mundial de Fútbol de la FIFA.

A diferencia del caso de Argentina, en 1990 Nelson Mandela salió de la cárcel con un solo objetivo: unir a Sudáfrica en un solo país, sin distinción entre blancos y negros. Para el expresidente sudafricano el rugby se convirtió en la excusa perfecta para llevar a cabo esta unión, 34

debido a la importancia que éste tenía para los afrikaners (el pueblo blanco) y cómo se podía efectuar dicha cohesión sin necesidad de llegar a la violencia (Carlin, 2009).

A pesar de tratarse de una solución a un conflicto interno, la guerra entre blancos y negros en Sudáfrica, llegó al terreno internacional gracias a una serie de boicots organizados por el Congreso Nacional Africano (CNA) a la selección de rugby de su país conocida como los

Springboks, los cuales eran considerados como una de las ramas más fuertes del apartheid

(Carlin, 2009).

Desde la ciencia política, Joseph Nye (2004) asegura que los estados ejercen sobre su población un tipo de poder, el cual denomina como soft power, el cual es definido como “la habilidad de obtener lo que se desea a través de la atracción en lugar de utilizar la fuerza o el dinero” (p.64). Si analizamos bien esta definición, podemos concluir que el deporte hace parte de esas herramientas que sirven a los gobiernos para conseguir diferentes objetivos.

Una de las características esenciales del soft power es la posibilidad que tienen todos los

Estados, grandes o pequeños, de utilizarlo. A diferencia del hard power, el cual es específico de naciones con gran poder militar, este poder blando también incluye a Organizaciones

Internacionales u ONG, lo cual permite que sea visto como una herramienta importante y muy utilizada en todo el mundo, pues los grandes Estados también la consideran fundamental para muchas de sus actividades (Sikkink, 2001).

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Por esta razón, los boicots promocionados por el CNA ejercieron el soft power del que habla Nye con la intención de dar a conocer lo que pasaba en su país, para que los países cercanos conocieran una realidad que por momentos parecía que todos ignoraban y que devolvieron a la población negra de Sudáfrica una pequeña esperanza. Esto se considera como soft power, ya que, en ese momento el CNA era considerada como una guerrilla que no tenía poder dentro de la política sudafricana.

Sin embargo, según muestra Carlin (2009), una vez fuera de la cárcel y siendo el presidente, Mandela entendió la importancia que tenía el rugby para la unidad nacional que buscaba. Eliminar dicha práctica o no permitirles a los blancos disfrutar de su selección, generaría en ellos un mensaje errado y que llevaría a la guerra. Por el contrario, entendió que este deporte era demasiado importante para los afrikaners y que de tenerlo iban a colaborar con la nueva Sudáfrica que soñaba Mandela y la población negra

Tanto en el proceso vivido por Argentina, como en el experimentado por Sudáfrica, ambos generaron un proceso de identidad y es ahí cuando, según Gonzalo Medina (2007), el deporte juega su papel más importante en las naciones que son incapaces de generar una unidad en torno a sus políticos, por los que estos deben acudir a los equipos y sus figuras para lograr su cometido.

Una de las principales razones que expone Gonzalo Medina (2007) sobre la identidad de un país es su falta de símbolos patrios importantes, pero también una violencia muy fuerte que no permite que se confíe en el gobierno. Por esta razón, los casos de Sudáfrica, con el apartheid, 36

y Argentina con la dictadura militar, cumplen con estas condiciones y ahí es que el deporte se vuelve fundamental para esa búsqueda de identidad nacional.

En un país como Colombia, azotado por guerras civiles, narcotráfico y muchas más desgracias que han impedido generar esa identidad nacional, el fútbol y el ciclismo han ayudado a que los políticos y empresarios intenten conseguir la unidad a partir de los triunfos de los deportistas locales. Aparte de esto, los símbolos de todo país son su escudo, bandera e himno, los cuales en nuestra sociedad no han logrado su cometido. Uno de los casos más curiosos es el del emblema nacional, el cual sigue teniendo a Panamá, que hizo parte del territorio colombiano hasta 1903.

Para esbozar mejor el pensamiento de Gonzalo Medina, hay que tener en cuenta uno de los símbolos patrios más importantes como lo es el himno nacional de cada país. Para nadie es un secreto que éste no se canta muy a menudo en Colombia, a pesar de que dos veces al día las emisoras de radio lo sintonizan al mismo tiempo. Sin embargo, esto cambia drásticamente cuando juega la Selección Colombia de fútbol o algún deportista nacional consigue algún triunfo importante a nivel internacional.

A manera de anécdota, uno de los realizadores de esta tesis vivió el Mundial de la FIFA

Brasil 2014 en España. Cuando la selección nacional enfrentó a Uruguay estaba en Barcelona y cuando empezaron a sonar las notas de la canción que nos identifica como colombianos, cantó a grito herido, como nunca lo había hecho. Las lágrimas se hicieron presentes en ese momento. 37

Acá queda claro que ese sentimiento nacionalista y la identidad colombiana surge mucho más cuando se trata de deporte.

Sin embargo, el tema de la identidad nacional va mucho más allá de los símbolos patrios, y es una muestra clara de lo que autores como Jesús Martín Barbero (1987) denominan como el destiempo entre Estado y Nación, que fue vivido por los países latinoamericanos durante la etapa de modernización de sus economías y estructuras políticas a principios de los años 20.

Durante esta época hubo estados que se hicieron naciones muchos después, pero también hubo naciones que tardaron en consolidarse como estados. Debido a esto surgieron algunos problemas para la modernización e industrialización de dichos países. Desde el punto de vista de trabajar por la Nación, hay que dejar en claro que lo que se busca es la unidad, es decir, “superar los fragmentos que originaron las luchas regionales o federales en el Siglo XIX, haciendo posible la comunicación -carreteras, ferrocarriles, telégrafo, teléfono y radio- entre regiones, pero sobre todo de las regiones con el centro, con la capital” (Martín Barbero, 1987, p. 27).

En síntesis, dicho destiempo se expresa en tres realidades. La primera tiene que ver con las dificultades para que el Estado cumpla con sus funciones básicas: llegar a todo el territorio, integrar los diversos sectores en la vida pública, garantizar la participación de los ciudadanos en los asuntos públicos, lograr la identificación de los ciudadanos con el sistema político y que este sea reconocido por ellos para que haya legitimidad. Finalmente, que el Estado promueva y haga efectiva la equidad social (Martín Barbero, 1987). Tales dificultades nos llevan a mirar con perspectiva histórica y a comprender el por qué mucha gente no ve al Estado como un aparato burocrático a su servicio, sino más bien como un aparato ausente, ineficaz e incluso agresor. 38

La segunda realidad tiene que ver con la incorporación de los sectores populares al sistema político pues dichos sectores en su proceso de migración del campo a la ciudad e integración a la sociedad moderna, vivieron enormes dificultades para hacer posible tal incorporación e integración debido a la precaria economía y a la rigidez de las estructuras sociales que no querían perder privilegios ante los procesos de masificación en la primera mitad del siglo XX, de ahí la aparición de los populismos en América Latina. Por último, el papel de los medios de comunicación en la formación de las culturas nacionales; la prensa y principalmente la radio y el cine hicieron posible esa vivencia de la nación de forma que a través de la música popular y el melodrama hubo un proceso de nacionalización de las masas. (Martín

Barbero, 1987).

A pesar de esto, los países de América Latina deseaban la construcción de dicha nación para lograr una identidad, la cual estaba completamente ligada al discurso modernizador de los países hegemónicos. Esto, terminó generando una falta de identidad en dichos países, los cuales algunos, como Perú, intentaron que el cambio no fuera tan brusco, pensando un proceso que combinara la nueva Nación con la que existía antes (Martín Barbero, 1987).

Gracias a esta explicación de Martín Barbero, podemos observar cómo la identidad de los países de América Latina, ha sido marcada por el proceso modernizador que venía desde Europa, lo que no ha permitido que el trabajo por la Nación, se haya acabado totalmente y existan diferencias tan profundas entre las mismas regiones. Esta construcción tardía genera que la falta de identidad nacional crezca y los ciudadanos de dichos países, como Colombia, busquen en otras actividades el sentir de ser colombiano, por poner un ejemplo.

39

En el fútbol y en el ciclismo colombiano, los políticos y grandes empresarios han encontrado, desde sus inicios en el año 1948, varias formas de utilizarlo como un canalizador para mejorar su imagen pública. Donald Raskin, un británico que llegó a Colombia durante la

época de la postguerra, reconoció la importancia del ciclismo en el país y fue él que impulsó la primera edición de La Vuelta a Colombia en 1951.

Utilicé la Vuelta a Colombia para consolidar mi posición en la asociación.

Además, era una buena oportunidad de explorar en el ciclismo un mercado

llamativo y novedoso. Para esos años, Colombia era un país que buscaba en el

deporte una alternativa para distraer a la población de los problemas de violencia

interna. Ahora, para financiar la Vuelta, decidí venderle cada una de las etapas a

un patrocinador y eso generó ingresos para todos y para el mismo ciclismo

(Dussan & Vergara, 2010, p. 38).

Esa primera Vuelta a Colombia significó el inicio de la cultura del ciclismo en Colombia y empezaron a salir los primeros héroes de los aficionados, hasta llegar a convertirse en el deporte nacional. Incluso, fueron tomados como una alegría ante tantas desgracias que dejaba la violencia de esa época en nuestro país (Dussan & Vergara, 2010).

Cabe resaltar que, durante la época de la creación de La Vuelta a Colombia, el país atravesaba una de las mayores etapas de violencia en la que conservadores y liberales iniciaron una especie de guerra civil con el objetivo de hacerse con el poder y la presidencia. Además, 40

durante los años 60 se formaron las primeras guerrillas comunistas del país, como la FARC y el

ELN. Esto será tratado con mayor profundidad en el tercer apartado de este mismo capítulo.

Esto no solo pasa en Colombia o en los países menos desarrollados. El gran ejemplo es

Francia quien contó con muchas colonias en el siglo XIX, lo cual hizo que muchos ciudadanos de distintos países africanos vieran como una solución emigrar al viejo continente ante la falta de oportunidades en sus tierras natales. Ese proceso migratorio creó un ambiente de tensión entre migrantes y europeos, los cuales se han visto resueltos, por momentos, gracias al fútbol. Como lo podemos ver en el documental francés de Les Bleus, une autre histoire de France, producido por

David Dietz, Sonia Dauger y Pascal Blanchard en 2016; allí explica la resolución de dichas tenciones gracias a la multiculturalidad que se presenta en la Selección de Francia, en la que hay jugadores de varias de las que fueron colonias del país galo; sin embargo, esto solo sucede cuando al equipo le va bien en las competencias internacionales, de lo contrario vuelve el racismo hacia lo que ellos llaman “los negros y los árabes”.

Después de haber visto las diferentes posturas de autores frente a la relación entre la política y el deporte en varios países, se puede concluir que el éxito deportivo de un equipo o deportista que representa a un país es sentido por la mayoría de sus habitantes como una vivencia compartida; un sentimiento que une en medio de diferencias; mientras la política divide, el triunfo de un representante nacional une, pero son los gobernantes quienes buscan en primer lugar capitalizar ese sentimiento pues muchas veces representan la unidad nacional. De esta manera se refuerza el sentido de identidad nacional.

Como bien lo expresa Gonzalo Medina (2007): 41

Hoy nos congrega más como colombianos el triunfo en el exterior de un equipo

de fútbol o de un futbolista, de un ciclista…de un pesista, de un bicicrocista o de una

atleta, que un partido político, un diplomático o cualquier institución estatal (p. 48).

En el siguiente apartado se buscará explicar una tercera llave de esta relación, la cual es el periodismo, y ver cómo ha cubierto este campo profesional los distintos sucesos que se han investigado con anterioridad. Todo esto partiendo de la base que, dicha labor recae en los hombros de quienes informan sobre el ámbito deportivo y todo lo que ellos incluyen.

1.2. Relatos de competencias deportivas: papel del periodismo deportivo

El periodismo deportivo colombiano en sus inicios estaba relegado a compartir la sección de ‘vida social’ en los periódicos ya que la competencia profesional o de alto rendimiento llegó a

Colombia con los Juegos Deportivos Nacionales de Cali en 1928 y la información de las diferentes disciplinas empezó a llegar de manera más amplia en los diarios hasta los Juegos

Olímpicos de Berlín, Alemania, 1936 en las que el país participó por primera vez con el respaldo del Comité Olímpico (Torres Lozano, 2010).

Asimismo, con la creación del torneo profesional de fútbol del país en 1948 y la primera

Vuelta a Colombia en 1951, el periodismo deportivo se estableció como una rama del oficio que perdura hasta hoy. De igual forma, la creación del Instituto Colombiano para la Juventud y el

Deporte, hoy conocido como Coldeportes, también jugó un papel muy importante para la profesionalización del periodismo deportivo:

42

Se fundó el fin de que los deportistas se formaran profesionalmente, el

periodismo se vio en la obligación, no de crear algún instituto para periodistas deportivos,

sino de preparar a los periodistas en este campo. En otras palabras, gracias a que el

deporte se profesionalizó en Colombia, el periodismo deportivo también. (García, 2009).

Si bien el periodismo deportivo ha pasado de limitarse a informar los acontecimientos de un partido o solo los resultados, hoy en día es una de las secciones que no puede faltar en ningún medio de comunicación ya que ayuda a amenizar el contenido porque “puede afirmarse que su relevancia en términos de información periodística se extiende al valor universal de lo espectacular” (Martín Barbero, 1987, p. 27).

Ahora bien, existe desde el mundo académico una crítica constante al periodismo deportivo debido a su falta de rigurosidad periodística y, además, por la calidad de los contenidos que produce y saca para el consumo de las personas (Rowe, 2007). Esto queda en evidencia aún más en Colombia; si se revisa el artículo Periodismo deportivo y fútbol. Una mirada desde la literatura académica de Rubén Arnoldo González Macías (2018), se puede ver que los países de

Sudamérica que han estudiado la relación del deporte, en especial del fútbol, con la política, sociedad o economía han sido Brasil, Argentina, Chile y Uruguay.

Alejandro Pino Calad (2016) asegura que el periodismo deportivo debe ir mucho más allá del juego y entender cómo influye en la sociedad de cualquier país del mundo. Sin embargo, esto pasa poco en un país como Colombia, donde uno de los legados más turbios que dejó el 43

narcotráfico a esta especialización del periodismo, fue enfocarse en lo que pasaba en el terreno de juego y no lo que pasaba fuera de él.

Es importante entender que esto no solo se trata de fútbol, pues el periodismo deportivo debe ir mucho más allá del que muchos consideran el deporte rey. Las nuevas generaciones tienen un déficit en este aspecto, pues solo se enfocan en éste, dejando a un lado prácticas igualmente importantes. Esto hace que tanto en las transmisiones del partido, como en observar la relación entre el deporte en general y diferentes aspectos de la sociedad como tal, la nueva generación de periodistas tiene una desventaja ante los profesionales de este campo con mayor recorrido y los exdeportistas que sacan provecho de su conocimiento para informar en las transmisiones (Andrade Díaz & Llamas Fernández, 2015) que obtienen su prestigio por su reputación y más no por su conocimiento o sus aportes.

Además de esto, la industrialización le ha traído otro mal al periodismo y es el tema de las especializaciones. Hoy en día se habla de periodistas políticos, culturales, judiciales, ambientales y, por supuesto, deportivos. Esto ha generado que, en especial los más jóvenes, sientan que con solo saber de un campo de estudio ya pueden ejercer la carrera. Sin embargo, al hacerles una pregunta transversal sobre su tema de “experticia” y algún otro, terminan no respondiendo (Pino Calad, 2016).

Esta especialización del periodismo en el ámbito de los deportes, sumándole a los hechos de narcotráfico ocurridos en Colombia en los años 80’s, han generado un desapego por ciertos temas como lo son la relación entre equipos de fútbol, mundiales, competencias ciclísticas, con 44

la sociedad y política de un país. Bien lo dice Pino (2016), cuando se refiere a que un periodista deportivo debe saber la importancia del Junior de Barranquilla en la Costa Atlántica colombiana, o que la rivalidad entre el Barcelona y el Real Madrid va más allá de lo futbolístico y trasciende al plano político, cultural y social.

A partir de los dos casos del Mundial de la FIFA de 1978 y el Mundial de Rugby de 1995 estudiados en el apartado anterior, queda clara la relación entre deporte y política. Sin embargo, tanto para periodistas deportivos o de otras especializaciones, y para muchos académicos, esto ha sido un tema de indagación importante. A continuación, se expondrán varios estudios desde diferentes campos del conocimiento que amplíen aún más la claridad de dicha unión, con el objetivo de distinguir si al periodismo deportivo le ha interesado o no ahondar más en este tema.

En el artículo Fútbol y política: unidos para triunfar del periodista Luis Torroba (2012) habla a manera de recuento sobre los diferentes casos en los que el deporte fue utilizado por dirigentes en Europa para el beneficio de sus gobiernos. En este análisis se ven ejemplos de

Francisco Franco en España y de Adolf Hitler en Alemania.

Hitler en su idea de demostrar la superioridad de la raza aria ante las demás, organizó los

Juegos Olímpicos de Berlín en 1936. En el texto se menciona que esto fue una total humillación para el mandatario germano por las cuatro medallas obtenidas por Jesse Owens, un atleta negro norteamericano, que se negó a hacer el saludo nazi e insultó al ‘fuhrer’ en su propia casa.

45

Aun así, el canciller alemán no se rindió con los Olímpicos e intentó demostrar el poderío de su nación al lograr un acuerdo con Austria -en pro de su idea de expansión por el Viejo

Continente- y se estableció que los jugadores del país vecino disputarían el mundial de 1958 en

Francia vistiendo la camiseta teutona. Muchos de los reclutados se rehusaron a cumplir con esto y esto llevó a la eliminación de los alemanes en la primera ronda del certamen (Torroba, 2012).

Luego de que Franco lograra la victoria en la Guerra Civil española y se instaurara en el poder por más de tres décadas, el fútbol fue un elemento que usó para demostrar el poderío del país ibérico, como ocurrió con el equipo Real Madrid cuando ganó los primeros cinco títulos de la Copa de Europa de manera consecutiva. Dicho triunfo fue usado como ejemplo de la supremacía española, así como la obtención del título de la Eurocopa de 1964 disputada en

España por el cuadro local. Lo anterior fue mostrado como una victoria “ideológica” del fascismo ante el comunismo ya que en la final debió enfrentar a la Unión Soviética (Torroba,

2012).

En el libro del ex jugador profesional de fútbol y ahora periodista deportivo de la cadena

Bein Sports, Alberto Edjogo-Owono titulado Indomable: cuadernos del fútbol africano (2019) queda clara la importancia del deporte más popular del mundo en algunos países en cuanto a su cultura, sentido de pertenencia y poder desmesurado de los gobernantes. Un ejemplo de esto ocurrió en Zaire cuando el dictador Mobutu Sese Seko amenazó a los jugadores con hacerle daño a ellos y a sus familias en caso de que perdieran por más de tres goles frente a Brasil en el mundial de 1974. ¿Por qué el enojo? Porque la selección de Zaire había perdido los primeros dos partidos. 46

Del mismo modo, la influencia del fútbol en la Primavera Árabe que se desató en Egipto en 2010 fue muy importante, ya que los aficionados del Al-Ahly, uno de los cuadros más populares del país y denominado el ‘equipo del pueblo’, iban con las camisetas de la escuadra a enfrentar a la policía durante los constantes choques en aquel año. El uso de la camiseta era una señal de identidad para enfrentar a las autoridades y un símbolo de unión ante la opresión

(Edjogo-Owono, 2019).

En 2010 un artículo del diario El País de España titulado, Política y fútbol no juegan a la vez, escrito por el periodista deportivo Cayetano Ros (2012), se menciona la repercusión social que generó el cambio de la fecha del partido entre el F.C. Barcelona y el Real Madrid debido a las elecciones del Parlamento de Cataluña. Por un lado, los dos eventos no se deberían mezclar para evitar cualquier tipo de conflicto. Por el otro, las razones de marketing y de ‘tradición’ indicaban que un encuentro de este tipo no se podía disputar en un horario que no fuera premium.

En general el escrito habla sobre las diferentes implicaciones económicas, sociales y deportivas que esta decisión puede tener, además se especula que podría afectar la tasa de votantes para las elecciones populares. Se indica también que hay personajes con cargos políticos y ejecutivos presionando las cadenas de televisión y la misma organización de la liga para que los horarios sean manejados para beneficiar intereses particulares.

En el texto denominado Fútbol y Política escrito por la periodista Amira Abu El Fetouh

(2018), la autora habla sobre los temas políticos que van creando tensión a lo largo de una Copa 47

del mundo. En el artículo, El Fetouh expone la discrepancia que tiene la sociedad egipcia con su equipo nacional en la participación de este evento en 2018 ya que el presidente del país, Al Sisi, utilizó la presencia del cuadro africano en el mundial como campaña política con “patrocinio de los deportes y otras medidas demagógicas enarboladas por la propaganda gubernamental” como dice la autora.

Del mismo modo menciona las diferencias que los aficionados al deporte encuentran entre ciertos equipos por antecedentes políticos. La autora habla del apoyo que existió entre la población árabe frente al equipo ruso en el partido inaugural frente a la selección de Arabia

Saudí. Luego, los mismos hinchas estuvieron en contra de Rusia frente a Croacia por los crímenes que el país anfitrión quiso esconder en Siria.

También, el periodista Nicolás Samper en su libro Lo que el fútbol se llevó (2018) hace un recuento sobre todos los mundiales de una manera más ajena al deporte. Además de mencionar los datos más relevantes sobre todas las 20 Copas del Mundo disputadas hasta el momento (el libro fue lanzado previo al Mundial de Rusia 2018), Samper busca mostrar algo más allá que los goles y los equipos.

Cada capítulo trata de un torneo distinto y en estos menciona historias anecdóticas que unen la coyuntura del certamen con la situación social o política que se vivía en aquel entonces en el país anfitrión del evento o en Colombia. De esa manera, logra que el lector pueda ubicarse históricamente, entender los aspectos relacionados con la Copa y llevarse una que otra risa por la fina ironía, el sarcasmo, y el humor inteligente del autor. 48

Orfeo Suárez en su libro Los cuerpos del poder (2015) relaciona el deporte con la política y un poco de literatura. Con casos de su experiencia laboral de 25 años en el periodismo deportivo, Suárez habla de episodios como el de Diego Armando Maradona que fue un ídolo para muchos, pero luego llegó a la autodestrucción después de estar en la cima del fútbol mundial, en parte, por los efectos de la fama en personas de un origen social y económico humilde.

En la actualidad y, desde hace varios años, el periodismo deportivo ha tenido cabida con otros aspectos de la sociedad que tienen alguna influencia del deporte. El concepto de periodismo deportivo en Colombia y en el mundo va más allá de las transmisiones de los partidos o diferentes eventos deportivos, de las reacciones previo y post encuentro o leer los resultados -tal y como se hacía en sus inicios-. Ahora la relación que puede tener el albergar unos

Juegos Olímpicos con la economía de un país, o la importancia que representa en la mercadotecnia la presencia de cierto atleta es algo que quienes ejercen esta labor deben tener presente.

Desde hacer memoria por los acontecimientos que rodearon algún campeonato y que lograron alguna repercusión en la política, la economía o la cultura de un país, o explicar la manera en las que un grupo de atletas lograron dejar el nombre de un país en alto por un estilo de juego, de entrenamiento y de pensar que cambió la perspectiva de algún deporte en un continente.

El hecho de contar los sucesos y sus consecuencias ha sido la clave del periodismo desde su invención como profesión. Incluso existen eventos y logros deportivo que han tenido gran 49

relevancia en países por la forma en la que sucedieron, el contexto sociopolítico en el que se dio o por cómo fue manipulado por los gobernantes para su beneficio.

De igual forma, quienes viven de la labor periodística en el mundo del deporte también pueden utilizar aquel reconocimiento social para su propio beneficio. El término de la “puerta giratoria” que consiste en que un periodista pase a ser político por su conocimiento en aquel campo y su posición en el gremio, para luego regresar al periodismo, es algo frecuente. Con narradores o comentaristas también ha pasado este fenómeno.

El ex locutor deportivo colombiano, Edgar Perea, ejerció esta labor desde 1966 hasta

2009. En 1998 fue elegido Senador de la República por el Partido Liberal bajo la bandera de promocionar la creación de un Ministerio del Deporte. En 2003 se lanzó para la alcaldía de

Barranquilla en la que ocupó la tercera posición y en 2008 fue nombrado embajador de

Colombia en Sudáfrica. Otro claro ejemplo es el de William Vinasco que desde 1985 ha sido una de las voces más reconocidas en la narración de partidos y eventos deportivos en el país. En las elecciones de los años 2000 y 2003 para la Alcaldía de Bogotá fue candidato, pero no logró imponerse en las votaciones.

Asimismo, hay algunos casos curiosos de periodistas que se iniciaron en la sección de deportes y fueron cambiando hacia la política poco a poco. Hernán Peláez inició su carrera en el

ámbito de la radio deportiva en 1964. Durante muchos años fue una voz de autoridad en el mundo del deporte, especialmente el fútbol. En 1992 llegó al programa ‘La Luciérnaga’ que tenía más tintes políticos y que impulsó a Peláez en ese ámbito, sin ser su experticia. 50

Queda claro que tanto el periodismo deportivo como otras áreas del conocimiento se han preocupado por estudiar la relación que existe entre política y deporte. Sin embargo, salta a la vista que en Colombia son más los académicos quienes se han ocupado de tal relación, como queda en evidencia con las fuentes consultadas.

En síntesis, lo deseable del ejercicio periodístico en el campo deportivo es su capacidad para situarse en el contexto de la sociedad colombiana de modo que una competencia, una victoria, una derrota, es decir, el hecho deportivo, también pueda ser interpretado como “reflejo del grado de cohesión o de fraccionamiento de los distintos sectores y clases que componen dicha sociedad” (Medina, 2007, p. 79). En el siguiente apartado vamos a identificar los casos de estudio que nos interesa examinar en este trabajo de grado para analizar la instrumentalización política del deporte.

1.3. Escarabajos y mundiales: la fiesta nacional en Colombia

1.3.1. Ciclistas victoriosos y políticos en crisis

La política y el ciclismo en Colombia han estado unidos desde el mismo inicio de este deporte como ejercicio profesional en Colombia. No es una coincidencia que la primera Vuelta al país en bicicleta se haya disputado en 1951, solo tres años después del asesinato de Jorge

Eliécer Gaitán, como una iniciativa de distraer a las masas que estaban agitadas por una guerra entre los liberales y conservadores. Ambos bandos lucharon por el control político del país, trayendo muertes y desolación (Quitián, 2015).

51

Desde el punto de vista empresarial, la figura de Donald Raskin fue fundamental para la creación de esta competencia. Éste vendió patrocinios a grandes empresas como Avianca, El

Tiempo y Bavaria con la intención de que cada una invirtiera para las 10 etapas que tenía el recorrido (Caro, 2020).

Con la continuación de la carrera, que fue aumentando su recorrido a más departamentos, el país cada vez más veía en esta un refugio y poco a poco las exaltaciones políticas pasaron a ser exaltaciones deportivas, pues recordemos que el campeonato de fútbol profesional también se disputaba en esos años. Dicha “colonización” de nuevos territorios en La Vuelta a Colombia, logró darles a las grandes ciudades un reconocimiento diferente, ya que estas se convirtieron en parte fundamental de la competencia y las alejó de la violencia (Quitián, 2015).

La Vuelta siguió aumentando su importancia, pero poco a poco los ciclistas colombianos empezaron a emigrar a tierras europeas a disputar las grandes carreras del mundo. El mayor exponente de la época fue Martín ‘El Cochise’ Rodríguez quien ganó dos etapas del Giro de

Italia en 1973 y 1975 y además fue el primer colombiano es disputar un Tour de Francia en

1975.

Sin embargo, el triunfo más recordado de ‘Cochise’ fue en 1971, cuando se coronó campeón mundial de los 4000 metros persecución individual en Italia. La cadena Caracol mediante su señal, conectó a Rodríguez con el presidente Misael Pastrana quien lo felicitó y le prometió una casa, cosa que finalmente no cumplió (Silva, 2020). Ahí se empezó a ver la 52

exaltación que empezó a causar el ciclismo colombiano en el exterior y cómo los políticos buscaban adueñarse de esos triunfos con promesas falsas.

En una entrevista concedida por ‘Cochise’ a Escenario Radio de la Universidad Santo

Tomás, cuenta que efectivamente el presidente Misael Pastrana le ofreció la casa, pero que en esa época lo único que daban era “saludos, medallitas y complacencias”. Así mismo, se puede ver en esa entrevista que para el ciclista las cosas han cambiado y que ahora si se cumplen ese tipo de promesas.

Ya en 1987 el ciclismo colombiano contaba con una gran cantidad de figuras en Europa y con equipos disputando las carreras más importantes del viejo continente. ‘Lucho’ Herrera fue quien marcó a una generación entera con su triunfo en La Vuelta a España, en la que además la clasificación por equipos se la llevó el Postobón.

Sin embargo, por esos años Colombia estaba siendo azotada por el narcotráfico que trajo más violencia y muerte a un país que sale de una guerra para meterse en otra. Por esta razón los ciclistas se convirtieron en voceros de la paz, en especial Lucho Herrera quien antes de iniciar la

última etapa, mandó un mensaje de paz a todo el país y el mundo.

Si Dios quiere, esperamos hoy en Madrid España, mostrar al mundo

entero, lo grande que es nuestra patria. Queremos ofrecer este esfuerzo para que a

nuestro país llegue la paz que todos deseamos. Hoy más que nunca, qué orgulloso

me siento de ser un buen colombiano (El Tiempo, 1987). 53

Un día después de la consagración de Herrera en España, el ciclista emprendió su viaje de regreso a Colombia. En la capital lo esperaba una gran cantidad de gente para celebrar su título.

La caravana fue por toda la carrera 26 hasta La Casa de Nariño donde lo estaba esperando el presidente Virgilio Barco. Durante la ceremonia se hizo entrega de La Cruz de Boyacá y antes de finalizar su visita a la casa del mandatario, Herrera le entregó la camiseta de campeón en símbolo de agradecimiento (Gorriarán, 1987).

Es importante entender que durante esta época el país el país seguía en una lucha entre las diferentes corrientes políticas; ese año murieron asesinados alrededor de 200 miembros de la UP, entre ellos Jaime Pardo Leal, quien había sido candidato presidencial para las elecciones de

1986. El asesinato de alrededor de 200 miembros de las UP, tenía que ver con una persecución política, encabezada por los paramilitares y narcotraficantes que veían a las corrientes de izquierda la amenaza del comunismo (El Tiempo, 1999).

En cuanto a la guerra contra el narcotráfico, en ese mismo año fue capturado Carlos

Lehder y enviado a Estados Unidos como extraditado. Esto fue mostrado como una pequeña victoria ante un grupo de personas que tenía en jaque al país entero. Así como el narcotráfico y los distintos carteles buscaban una organización para derrotar al Estado, las guerrillas comunistas también lo hicieron creando por primera vez la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar para unir acciones en contra del Estado (El Tiempo, 1999).

54

Acá queda claro la identidad de la que habla Gonzalo Medina (2007) en su libro

¡Prohibido perder! y otros juegos de poder alrededor del fútbol, la cultura y la política. Ante la imposibilidad de que el colombiano se sintiera identificado con su país, debido a la violencia que afectaba a todo el país producto del narcotráfico, el presidente Barco buscó una cohesión nacional que logró solo por unas horas antes de que toda la población regresara a su vida corriente.

Desde 1987 hasta 2013 el ciclismo colombiano vivió una recesión de victorias, lo cual hizo que la gente empezara a perder interés por este deporte. A esto se le suma la salida de las grandes figuras de décadas pasadas y a un recorte en el patrocinio de las grandes empresas colombianas que había acompañado a ‘los escarabajos’. Estos factores se unieron para que

Colombia entrara en una escasez de títulos internacionales en el ciclismo y perdiera el interés de un público que se había acostumbrado a ganar (Dussan & Vergara, 2010).

Con la llegada de Nairo Quintana al Movistar Team las cosas cambiaron y el pedalista boyacense empezó a conseguir triunfos en las grandes vueltas. Su segundo puesto en el Tour de

Francia en 2013 y las victorias en el Giro de Italia en 2014 y La Vuelta a España en 2016 marcaron la importancia del deportista para el gobierno de Juan Manuel Santos y el proceso de paz que se llevaba a cabo en La Habana con la guerrilla de la FARC.

Hay que entender que, en el caso de La Vuelta a España de 2016, el país se encontraba a menos de un mes de salir a las urnas para votar en contra o a favor del proceso de paz que fue bandera del gobierno Santos. Dicho plebiscito se realizó con la intención de que los colombianos 55

dijeran si estaban o no de acuerdo con los acuerdos de paz firmado en La Habana entre el gobierno colombiano y la guerrilla de la FARC. Estos tratados surgieron después de más de tres años de conversaciones entre ambas partes. Finalmente, el 26 de agosto de 2016 se llegó a un acuerdo unilateral, que fue, finalmente, por el que los colombianos salieron a votar el 2 de octubre de ese mismo año, dando como vencedor al no, aunque un tiempo después estos pactos fueron implementados a pesar del descontento de muchas personas.

Por otra parte, en 2014 se conoció que la campaña de Juan Manuel Santos había sido financiada ilegalmente por Odebrecht. Sin embargo, tanto la gran actuación de la Selección

Colombia de fútbol en el Mundial de la FIFA 2014 y la victoria de Nairo en el Giro de Italia hicieron que el gobierno se enfocara más en estos hechos con el fin de distraer a las personas acerca de lo que se había descubierto.

Según Diego Baquero (2016), en su tesis titulada La fallida operación Mandela de Juan

Manuel Santos: las claves de la estrategia político - mediática del presidente que fracasó, quedó en evidencia la intención de dicho gobierno por generar una identidad en Colombia en torno a la paz que se estaba negociando. Al igual que Nelson Mandela, Santos buscó en los deportistas y sus triunfos lo que él no pudo lograr con la política, y que finalmente tampoco podría hacer bajo esta estrategia.

Fue tanta la insistencia de dicho gobierno con los pedalistas nacionales que, durante la competencia en el país ibérico, Santos le aseguró a Álvaro Uribe que él no era castro-chavista 56

sino “nairo-chavista”, haciendo referencia al campeonato y el tercer puesto conseguidos por

Nairo Quintana y Esteban Chaves en La Vuelta a España de 2016 (Vázquez, 2016).

Nairo Quintana vivió sus mejores años como ciclista en Europa durante un periodo político en el que el país se encontraba totalmente dividido entre aquellos que consideraban que los acuerdos de paz eran buenos y los que no. Además, durante estos años el gobierno de Juan

Manuel Santos tuvo que lidiar con problemas como el paro agrario del 2013, en el cual Nairo volvió a jugar un papel fundamental, pues a pedido de sus seguidores intervino en favor de los campesinos y del final del paro. El presidente lo recibió en el Palacio de Justicia y esto envió un mensaje fuerte, pues una de las figuras que Santos más elogió y apoyó fue el nacido en Cómbita.

Tanto fue el apoyo de Nairo a dicho paro, que después en 2015 fue nombrado como embajador de buena voluntad del agro colombiano, nombrado directamente por el gobierno nacional

(Rivera Santana, 2018).

Cabe recordar que este paro nacional fue uno de eventos más complicados que tuvo que pasar el gobierno de Juan Manuel Santos, y el cual, el mismo mandatario negó su existencia con la famosa frase “ese tal paro no existe”. Acá podemos ver claramente cómo cuando Nairo

Quintana tomó partido por los campesinos, Santos cambió su postura y empezó a mirar esto con otros ojos. En la estrategia de convencer a la gente para que votara en favor de la paz, Quintana era clave y así quedó en evidencia.

Ya en el gobierno actual de Iván Duque, Egan Bernal consiguió el título que todo el país soñaba: el Tour de Francia. El de Zipaquirá cruzó la meta con la camiseta amarilla puesta y el 57

país se unió en una sola celebración. Como era de esperarse y se supo después con unas publicaciones del mismo Bernal en su cuenta personal de Instagram, el presidente estaba preparando un recibimiento en Bogotá, con carro de bomberos y visita a La Casa de Nariño donde se le entregaría la Orden al Mérito. Sin embargo, como se vio después, el pedalista rompió el molde diciendo que no quería recibimientos que no fueran en su tierra natal, ni con la presencia de políticos.

Cuando Egan se dio con la victoria en París, Iván Duque llevaba menos de un mes en la presidencia, la cual había estado marcada por varios eventos que impedían generar cercanía con el pueblo, como lo veremos a continuación. Diferentes reformas y leyes, como la de justicia y financiamiento, que fueron banderas en de la campaña del hoy presidente (Velásquez Loaiza,

2019), se cayeron en un senado dividido e inconforme ante el nombramiento de Ernesto Macías como presidente de dicho órgano.

Otra de las banderas de este gobierno era la objeción de la JEP, órgano encargado de la justicia transicional en el proceso de paz firmado por el gobierno anterior. Sin embargo, Duque tuvo que ceder ante este hecho y el 6 de junio debió sancionar la Ley Estatutaria de la JEP. Antes de esto, el descontento de gran parte de la población ya se hacía sentir y las protestas, que han sido comunes en este período, aumentaron sobre todo en la capital de la república (Velásquez

Loaiza,2019).

Volviendo el campeonato de Egan en Francia, un hecho que suscitó mucho inconformismo fue el que no se le daría a Bernal La Cruz de Boyacá, sino que se le entregaría La 58

Orden al Mérito. Inmediatamente muchos saltaron y pusieron el grito en el cielo, pues otros deportistas como Mariana Pajón y Nairo Quintana habían recibido la mayor condecoración a un civil en Colombia. La polémica llegó incluso al ámbito político, pues solo unos meses antes,

Duque había entregado dicha medalla a Ernesto Macías, quien salía de la presidencia del congreso con más polémicas que aciertos (Revista Semana, 2019)

Finalmente, al ver la polémica que significó dicho anuncio, Duque se retractó y dijo que a

Egan se le daría La Cruz de Boyacá. Esto aún no ha sucedido, pues recordemos que el ciclista de

Zipaquirá no quiso tener ningún homenaje en Bogotá, ni mucho menos ir a La Casa de Nariño.

Esto rompió el molde de las últimas celebraciones que se dieron durante el gobierno pasado, donde los deportistas fueron claves para Santos y su proceso de convencer a la gente sobre el proceso de paz.

Acá podemos observar las intenciones de algunos gobernantes colombianos, en especial de Juan Manuel Santos, por utilizar los triunfos del ciclismo nacional como una forma de unidad nacional o simplemente como algo que pueden utilizar a su favor. Desde el mismo inicio de La

Vuelta a Colombia, que nació ante una necesidad de distracción del gobierno, hasta los últimos triunfos utilizados para unir a las personas en torno al proceso de paz con la guerrilla de la

FARC, los políticos colombianos han visto en el ciclismo el deporte ideal para que la gente piense en otra cosa y se distraiga de las cosas que pasan en el país.

Se observa también la intención de generar una identidad nacional en torno a estos deportistas que figuran en Europa y otras partes del mundo llevando siempre la bandera nacional 59

con ellos. Además de esto, casos como el de Egan, Nairo y Herrera fueron retratados por la prensa como una victoria de todos los colombianos, incluyendo a los políticos, logrando así sentir una identificación más cercana con los deportistas y las luchas que ellos representan.

1.3.2. Colombia 86, el único Mundial que no fue

Con el mismo propósito con el que comenzó la Vuelta a Colombia, en 1948 y luego de que el caudillo del Partido Liberal Jorge Eliécer Gaitán fuera asesinado en Bogotá el 9 de abril, el 15 de agosto de aquel año iniciaba el torneo profesional colombiano de fútbol (Galvis

Ramírez, 2008). De la mano de uno del mayor promotor del deporte en el país, Alfonso Senior

Quevedo, 10 equipos disputaron el certamen.

El sueño de Senior, quien era el presidente de la Federación Colombiana de Fútbol en ese entonces, siempre fue albergar una Copa del Mundo en el país para traer beneficios en su economía, en la infraestructura y el desarrollo de la nación como una futura potencia. Para 1973, cuando se estaba sorteando la sede, era turno para que un país americano albergara el campeonato ya que la FIFA turnaba entre un país europeo y otro americano cada cuatro años.

La candidatura fue presentada por la federación nacional el 14 de mayo de 1973 en la sesión del Comité Ejecutivo del ente rector del balompié mundial en Leipzig, Alemania, la postulación fue rechazada en primera estancia ya que el país debía ser visitado por una comisión designada para inspeccionar los escenarios en el país (Galvis Ramírez, 2008).

60

Colombia vivía bajo la presidencia de Misael Pastrana Borrero quien inició su mandato con una mancha en las elecciones presidenciales. El día de las votaciones, el 19 de abril de 1970,

Gustavo Rojas Pinilla -contrincante de Pastrana- lideraba las encuestas con un pequeño margen sobre su rival. Por orden del Ministro de Gobierno, Carlos Augusto Noriega, las emisoras de radio dejaron de dar avances de los resultados de las elecciones durante toda la noche. Para la mañana del 29 de abril, Pastrana quedó por encima de los otros candidatos y fue elegido presidente de la República. La oposición argumentó que todo había sido un fraude electoral del gobierno de Carlos Lleras Restrepo (Acuña Rodriguez, 2015).

Tal y como dice el refrán, el que nada debe, nada teme. Pastrana cumplió con su periodo presidencial sin pensar en lo que pudo, o no, haber sucedido en el proceso de escrutinio. En su mandato, potenció el patrimonio del país con una gran inversión en el sector petrolero al obtener las empresas Colpet y Sagog, adquirió el 50% del interés de la Gulf en los yacimientos de Orito y de las instalaciones del oleoducto a Tumaco y se negoció la refinería de Intercol en Cartagena y sus derechos en el oleoducto del Pacífico, así como los de la Texas en el de Orito-Tumaco.

(Banco de la República, s. f.)

Para el final de su gobierno en 1974, se pavimentaron 2,300 kilómetros de la red vial y casi se termina la Troncal Occidental; se rehabilitaron cerca de 700 kilómetros de ferrocarril; se dotaron los puertos de equipo con recursos locales y crédito externo; se remodeló el aeropuerto

El Dorado y se construyeron los aeropuertos de Bucaramanga, Leticia, Montería y Pitalito, y se reconstruyeron 14 pistas de aeropuertos; se inició la construcción de los terminales de Cartagena 61

y Barranquilla y se adquirieron los terrenos y contrataron los estudios de ingeniería del de

Rionegro, obras que pudieron servir para la infraestructura requerida para una Copa del Mundo.

Tras la revisión y el visto bueno de la comisión, el 9 de septiembre de 1974 la FIFA le otorgó la sede del decimotercer campeonato mundial de fútbol en 1986. Con el apoyo del presidente de la República, Misael Pastrana y el presidente electo, Alfonso López Michelsen, el evento tenía el aval y se esperaba la fiesta del fútbol en el país.

En principio no se hizo mucho ya que fue hasta 1978 que se debatió sobre lo que necesitaba la nación para recibir el certamen y se hizo un concurso para ampliar el Estadio El

Campín, y para reemplazar los estadios Romelio Martínez de Barranquilla, San José de Armenia y Eduardo Santos de Santa Marta (Reyes Fajardo, 2018).

Para 1980 el panorama estaba cambiando. El entonces mandatario de Colombia, Julio

César Turbay, le mandaba una carta al congreso de la República en la que anunciaba la desvinculación del gobierno al proyecto del Mundial. El presupuesto nacional no podía ser utilizado para la financiación del torneo y se especuló con la idea de que las empresas privadas se hicieran cargo de los gastos del certamen. Para esto, en 1982, se conformó la corporación

Colombia 86 que tendría como objetivo recaudar fondos y organizar las obras para que el

Mundial saliera a flote.

De la mano de Jaime Michelsen Uribe, primo del ex presidente Alfonso López Michelsen y presidente del Grupo Grancolombiano una de las empresas más poderosas del país, la idea de 62

que la Copa del Mundo se llevara a cabo tomaba forma. La llegada del Grupo Grancolombiano a la corporación Colombia 86 entusiasmó a otras empresas nacionales de vincularse a la causa

(Semana, 1983).

El vicepresidente de la FIFA, el alemán Hermann Neuberger, no estaba convencido de que Colombia estuviera lista para albergar el campeonato y, a pesar del apoyo del presidente del ente el brasileño Joao Havelange, en 1982 se redacta un “cuaderno de cargos” en el que se especifica las exigencias que contenía las condiciones para que el país recibiera el evento. Entre las demandas estaban la infraestructura hotelera, la construcción de estadios adecuados, la seguridad general, el manejo económico entre otras cosas de rutina, pero destacan tres puntos específicos:

3.6.1. Cada subsede debe disponer de un aeropuerto, cuya construcción y

seguridad correspondan a las prescripciones de la IATA (La Asociación Internacional de

Transporte Aéreo) y que permita el aterrizaje de aviones jet.

3.6.2. Redes ferroviarias existentes entre las subsedes.

3.6.3. Redes de carreteras existentes entre las subsedes. (Galvis Ramírez, 2008)

Aquellas exigencias eran un imposible para la nación. Fue el 26 de octubre de ese mismo año que el presidente Belisario Betancur le anunciaba a la nación y al mundo entero que

Colombia renunciaría a ser la sede de un Copa del Mundo. "Aquí en el país", dijo Betancur,

"tenemos muchas cosas que hacer y no hay tiempo para atender las extravagancias de la FIFA y sus socios" (Escorcia, 1982). 63

Fue así como el sueño de Alfonso Senior se diluyó y llevó a una de las más grandes vergüenzas en la historia del Campeonato Mundial de Fútbol de la FIFA por la negligencia de dos presidentes que esperaron hasta último minuto para que alguien más pudiera dictaminar algo que era un secreto a voces. El Mundial no se podía organizar en el país, aunque el moral de la gente estuviera por los cielos y la población estuviera entusiasmada con la llegada de grandes jugadores, grandes obras y un desarrollo en el país.

Igualmente, los periodistas deportivos más reconocidos de la época daban la razón al presidente Betancur. En una columna de opinión presentada por el editor de Deportes de El

Tiempo en 1982, José Clopatofsky, menciona una entrevista entre el vicepresidente de la Fifa en aquel entonces, el alemán Hermann Neuberger y la cadena radial nacional RCN. Neuberger argumentó que “Colombia hace ocho años tenía la sede y no hizo un solo aporte, no ahorró un solo centavo para ir trabajando en ella”. Incluso el germano terminó entendiendo la posición del presidente Betancur al afirmar: “Yo personalmente tengo comprensión con el señor presidente.

Él hizo durante su campaña anuncios en este sentido. Ha llegado a la presidencia hace dos o tres meses y entiendo que él ahora estima tareas más urgentes en su opinión”. aseguró que “‘Era absurdo hacer el Mundial’ fue también el denominador común en el cual Colombia se sentó hoy a pensar, sin tristezas, sino más bien con entereza, dignidad, decoro y sensatez” (Clopatofsky,

1982) ya que la inversión superaría los 160 mil millones de peso en aquella época, es decir el 60 por ciento del presupuesto nacional de 1983. Era completamente inviable para un país subdesarrollado. 64

1.3.3. ‘Colombia Mundial’ 26 años después

Pasaron 26 años para que Colombia volviera a estar en la mira de un evento de la FIFA en cuanto a la organización de uno. En 2008, el país fue elegido para organizar el Mundial de la categoría sub 20 de 2011 con la constante presencia del entonces vicepresidente de la nación,

Francisco Santos, quien convenció al Comité Ejecutivo del organismo rector del balompié mundial para que se inclinaran por el país en vez de Venezuela, que había demostrado unas buenas instalaciones y un buen trámite de la Copa América 2007, según el documento de la

Secretaría General de la Alcaldía Mayor de Bogotá (2011).

Por esos años, Álvaro Uribe Vélez cursaba su segundo periodo como presidente de

Colombia en su guerra contra la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia

(FARC), el 2008 iba a estar lleno de victorias para el Ejército Nacional. Desde febrero, la sociedad colombiana se opuso rotundamente a las guerrillas y se organizó una marcha por la paz denominada ‘Un millón de voces contra las FARC’ convocada únicamente por la red social

Facebook en la que más de 10 millones de personas salieron a las calles en rechazo a las FARC

(Revista Semana, 2018).

Adicionalmente, el gobierno le daba un duro golpe al grupo al margen de la ley con dos operaciones militares que debilitaron fuertemente la organización de la guerrilla. El 1 de marzo de 2008, el país amanece con la noticia de que el segundo al mando de las FARC, Raúl Reyes, había muerto en un operativo militar a 1.800 metros de la frontera con Ecuador. Sin hacerse esperar, cuatro meses después ve por todos los medios de comunicación como la Operación

Jaque, en la que 15 secuestrados entre ellos la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt y tres 65

contratistas norteamericanos fueron liberados en un operativo de inteligencia del Ejército

Nacional. La popularidad de Uribe estaba por las nubes.

Al momento de la distribución y la organización de las inversiones y el presupuesto que se usaría para desarrollar las obras necesarias para la organización del evento, el gobierno nacional destinó 73 mil millones de pesos para la construcción de los escenarios y adecuación de las instalaciones. Otros 72 mil millones tendrían que provenir del presupuesto de los municipios que serían sede del evento (La Crónica del Quindío, 2009).

El beneficio para cada ciudad que recibiría el evento tendría un beneficio gigantesco en cuanto a su economía. Aproximadamente 10 mil empleos serían generados a partir de la construcción, el turismo y el comercio que el Mundial generaría. Asimismo, la imagen del país cambió para las empresas extranjeras y los visitantes de otros países ya que, según un estudio de la Global News Intelligence Latinoamérica, la perspectiva de Colombia mejoró en un 47% con respecto a los primeros seis meses de 2011 (ABC Economía, 2011).

Tras la ejecución de ocho obras en los estadios sedes del evento, el Mundial fue todo un

éxito con la presencia de más de un millón 300 mil personas y la muestra de que el país es capaz de albergar eventos de tal envergadura.

Con un papel fundamental de ProColombia en el ámbito turístico y de promoción del país a nivel internacional, turistas y periodistas de México, Guatemala, Portugal, Francia, Brasil, Perú o Ecuador llegaron a tierras colombianas con el propósito de conocer otra cara de la nación que 66

vivió de la imagen del narcotráfico y la violencia por varias décadas. Además, con la presencia de figuras del balompié nacional como el exportero Óscar Córdoba y el delantero Radamel

Falcao García en medios de comunicación y publicidad sobre le país y el evento. Con el apoyo del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, el proyecto turístico tomó forma y tuvo un alcance a 14 países de Latinoamérica (ProColombia, 2011).

A manera de conclusión, queda en evidencia la importancia de la imagen de una nación a partir de la organización de un evento deportivo a nivel mundial, o la participación de sus atletas en competiciones de este nivel. No solo genera corrientes de opinión pública favorables al país, sino que también pueden terminar legitimando de cierta forma a los gobernantes, razón por la cual, un evento deportivo es también un hecho político. Pero también, la organización de unas competencias genera inversión de capital y estimula la economía, por tanto, hay intereses económicos detrás del deporte que compromete a empresas y patrocinios. Al final, la búsqueda de mejorar la imagen de un país a través del deporte es también una señal de progreso material y de orgullo nacional.

De otro lado, si el deporte ha contribuido en el proceso civilizatorio, es decir en la creación de una identidad o un orgullo patrio a través de los deportes, vale la pena examinar si el periodismo deportivo ha contribuido en la construcción de ciudadanía estimulando la participación y el disfrute de los deportes. Ayudando a entender que las derrotas no se deben ver como tragedias, sino como experiencias de aprendizaje. Incluso fomentando el respeto a las reglas de juego y el respeto a los adversarios. 67

Los indicios que tenemos nos llevan a considerar que el papel del periodismo deportivo en Colombia se ha limitado al cubrimiento de las competencias y no se ha preocupado lo suficiente por mostrar el vínculo entre los deportes y los gobernantes, así como el papel de la práctica deportiva en la construcción de una sociedad más democrática. En el siguiente capítulo, trataremos de ahondar más en la forma como los medios, en especial los escritos, representaron los triunfos de los ciclistas y la gestión para obtener las sedes de los mundiales de fútbol.

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Capítulo 2: Entre la frustración y los éxitos deportivos ¿cómo lo contó la prensa?

En este capítulo se reconstruirán los casos de estudio, con el objetivo principal de demostrar que las categorías planteadas en la primera parte son acordes a la investigación, mediante una lectura crítica de las fuentes periodísticas y que tales categorías nos permiten comprender el lugar del deporte en la construcción de la nación, la importancia del periodismo deportivo en la formación de opinión pública, y por ende, la forma como sus productos; noticias, reportajes y crónicas construyeron los hechos deportivos que nos interesa estudiar.

Para esto, se ha hecho una construcción de archivo, el cual será utilizado como fuente principal a la hora de realizar dicha reconstrucción. El objetivo principal es poder analizar desde una postura crítica el cubrimiento de los medios nacionales de los cinco eventos mencionados.

No se tomarán solamente artículos noticiosos, sino que también se tendrán en cuenta columnas de opinión y editoriales, con el fin de diferenciar géneros de opinión e información.

Además de esto, el archivo contiene una variedad en cuanto a especializaciones del periodismo; el deportivo será tomado como una de las principales fuentes, al tratarse de la rama que se dedica a informar sobre estos hechos. Sin embargo, periodistas de otras secciones han dedicado también algunas líneas, en especial en la parte de opinión, para sentar una postura sobre los diferentes triunfos y organizaciones de eventos masivos. Esta diversidad permitirá realizar un análisis más amplio, ya que, no se mostrará únicamente los hechos, sino que también cómo estos afectan a diferentes aspectos de la sociedad colombiana.

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2.1. Mundial de 1986, ¿una oportunidad para salir del subdesarrollo?

Colombia no es reconocido como un país con gran tradición futbolística. Las selecciones nacionales y algún equipo del rentado local han dejado marca en la historia del deporte, pero no logramos competir con Argentina, Brasil, Uruguay, o incluso Paraguay, los gigantes en esta área.

Mientras que en Argentina o en Brasil este deporte se organizaba a principios del siglo XX, en el país el primer torneo profesional se disputó en 1948. Uno de los precursores de que se lograra el certamen fue el señor Alfonso Senior, un empresario nacido en Barranquilla que creía en la industria del fútbol y por eso creó uno de los equipos más grandes del país, el ‘ballet azul’ de

Millonarios. Con figuras como Alfredo Di Stéfano, Adolfo Pedernera y Néstor Raúl Rossi, el equipo de la capital derrochaba un juego reconocido a nivel mundial.

Para pasar a la historia, Senior sabía que tenía que dar un gran paso y eso incluía traer la

Copa Mundial de Fútbol de la FIFA a Colombia. Durante más de veinte años fue presidente de la

Federación Colombiana de Fútbol y desde 1974 hasta 1986 hizo parte del Comité Ejecutivo del ente rector del fútbol mundial. En esos años gestionó y consiguió el apoyo de la cúpula del balompié global para que el evento deportivo más importante pudiera llegar a tierras colombianas.

Durante el Mundial de Alemania 1974, Senior se reunió con los altos mandos de la FIFA para postular de manera concreta a Colombia para el torneo de 1986 y, días antes de la final, el presidente de la organización mundial de fútbol el inglés Stanley Rous, le otorgó la sede del campeonato al país. El 10 de julio de 1974, muchas personas del común y periodistas fueron a 70

recibir al mandatario del balompié nacional para felicitarlo y hablar con él sobre la hazaña que había logrado.

En la edición impresa del diario El Tiempo del 11 de julio de 1974 se publicó una nota diciendo ''El Mundial, aporte al progreso de Colombia” en su sección de Deportes. En el artículo se habla de lo que había logrado Alfonso Senior, del apoyo que tenía por parte del presidente saliente y el entrante, Misael Pastrana Borrero y Alfonso López Michelsen respectivamente, para que el evento se llevara a cabo. Igualmente, vale la pena destacar que en el texto se habla de un sector de la empresa privada que estaría en contra de que se realizara el certamen. “(...) hay enemigos del desarrollo del país cuando se oponen a las grandes empresas. Ellos (las empresas grandes) sólo simpatizan con proyectos chiquitos que continuarán manteniendo a la nación en vía de desarrollo” (El Tiempo, 1974), asegura Senior.

Figura #1. El mundial, aporte al progreso de Colombia (1974) [Captura de imagen de periódico]. El Tiempo.

La noticia de la llegada del Mundial a Colombia es bien recibida por los medios ya que ven con entusiasmo la realización del torneo La importancia que tendrán las industrias 71

nacionales y la mano de obra local será determinante para la realización del certamen y la implementación de una identidad de juego nacional, según dice Senior en la entrevista.

Al día siguiente, el 12 de julio, el mismo periódico tituló en un artículo de Deportes “Al

Mundial no hay que temerle’, dijo el Presidente”. En el texto se ve claramente como Misael

Pastrana, además de felicitar a Senior por el logro obtenido, habla sobre la importancia que puede generar el evento para el país. Una voz autorizada en cuanto al desarrollo y crecimiento económico de la nación sin lugar a duda. Esto lo corrobora Pastrana asegurando que “aunque parezca superfluo repetirlo, el deporte no es un lujo en los objetivos de una nación. Es un concepto ya superado”, además asegura que la actividad física es “el equivalente a volver a crear generaciones Sanas y espiritualmente identificadas con una serie de objetivos y dadas a ese espíritu de nobleza que dan las competencias deportivas” (El Tiempo, 1974).

Notemos aquí como una figura de autoridad, el presidente, confirma la misión civilizadora del deporte desde la perspectiva de la salud mental y física, así como la práctica de un valor, la nobleza, que podemos interpretar como una actitud frente al otro de respeto, cordialidad y buen trato, justamente aquello que distingue el trato civilizatorio. Resaltamos esto pues si algo caracteriza nuestra cultura política es el odio bipartidista heredado y la intolerancia, justamente aquellas acciones que el Frente Nacional quiso apartar y por eso el pacto entre las dos colectividades políticas para alternarse el poder. Pastrana era el último presidente de ese pacto.

El primer mandatario de la nación estaba convencido del proyecto y había un hombre preparado y con ganas de sacar adelante el Mundial como Alfonso Senior, entonces ¿qué pasó?

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Figura #2. Al mundial hay que temerle (1974) [Captura de imagen de periódico]. El Tiempo.

“Arranca la Campaña pro-Mundial 86” (El Tiempo, 1974) se titula el texto y sigue mostrando el respaldo y los esfuerzos que se estaban haciendo 12 años antes del certamen en el país por grandes empresas locales, ya que El Tiempo y Caracol eran los principales patrocinadores de la campaña.

Figura #3. Arranca la campaña pro-Mundial del 89 (1974) [Captura de imagen de periódico]. El Tiempo.

Entre 1974 y 1979, la opinión pública se dividía entre sí se debía realizar el Mundial de

1986 en Colombia o no. Aun así, ninguna obra se llevó a cabo ni los dirigentes movieron un dedo para hacer realidad el desarrollo de la Copa en territorio nacional. Fue en 1979 que El 73

Tiempo volvió a referirse sobre el tema luego de varios años y estableció que “Este mes se decide Mundial-86” (El Tiempo, 1979), ese fue el titular de una nota en el diario del 9 de julio de aquel año.

Figura #4. Este mes se decide Mundial.86 (1979) [Captura de imagen de periódico]. El Tiempo.

No solo la opinión pública estaba dividida en cuanto a la realización del evento, según el texto, en el mismo gobierno existía una disputa sobre el tema. El argumento que primó en los enemigos del mundial era que existían otras prioridades para la nación antes que un campeonato de fútbol. Asimismo, la situación económica del país no era la indicada como para financiar un mega proyecto que, según estudios de la época, no había contribuido al desarrollo de países como México, Alemania o Argentina -los últimos tres anfitriones del torneo- y que en Colombia seguramente pasaría lo mismo. 74

Pasaron los años y los detractores del Mundial ganaban fuerza. Ninguna obra de gran talante se estaba llevando a cabo de las que requería la Copa del Mundo y el margen de tiempo era cada vez menor. Incluso, la FIFA mandó un documento en el que establece los requerimientos de infraestructura y beneficios para la organización que debía cumplir Colombia para poder albergar el evento. Cosas como una red ferroviaria que conectara a todas las subsedes o que cada ciudad que recibiera un partido del mundial debía tener un aeropuerto internacional, eran imposibles para la nación.

A pesar del esfuerzo que hizo el gobierno en publicitar el mundial de 1986 en Colombia cuando en la final del campeonato de 1982 apareció en los carteles de anuncios del estadio

Santiago Bernabéu de Madrid, España, el mensaje de Los esperamos en Colombia 86 junto a productos colombianos que se vendieron y se regalaron a la entrada de la cancha para dar a conocer el país, todo se estaba desplomando poco a poco.

Las malas lenguas hablaban de que ya se había reunido el presidente de la FIFA, el brasileño Joao Havelange, con las federaciones de Estados Unidos, México y Canadá para otorgarles la sede de 1986. Luego de ocho años de discusión y de poca acción, el 25 de octubre de 1982 en un discurso televisado del primer mandatario colombiano, Belisario Betancur, el país se enteraba de la decisión de desistir de la organización del evento mundial de fútbol ya que “el

Mundial debía servir a Colombia, y no Colombia a la multinacional del Mundial” (El Tiempo,

1982). La noticia le dio la vuelta al mundo y en Colombia, el periódico El Tiempo publicaba varias columnas de opinión, editoriales y caricaturas hablando sobre el tema. 75

En primer lugar, Enrique Santos Castillo (editor general de El Tiempo) dividía su editorial del 27 de octubre de 1982 en dos. La primera parte se la dedicó exclusivamente al rechazo de la organización del Mundial y en la que afirmaba que el medio siempre estuvo en contra de la realización de este en el país por cuestiones económicas y sociales que vivía la nación y que no estaban a la altura de una cita de tal magnitud global.

“En 99 palabras se han terminado ocho años de largas discusiones, que comprendieron estudios y evaluaciones a nivel público y privado, para mostrar las ventajas y desventajas que para Colombia significaba hacer el Mundial.” (El Tiempo, 1982) Con esta oración, Santos demuestra la clara postura que tenía el medio en contra de este evento. Desde el principio este no estuvo de acuerdo ya que hacía referencia a los problemas económicos y la deuda que el evento traería al país luego de finalizado.

Se puede intuir que, con esas palabras, el largo camino que tuvo que recorrer el Mundial durante ocho años, se fue a la basura en nada por la decisión del presidente de la República, quien posteriormente es tildado de sensato. Nunca podremos saber si realizar el certamen fue un

éxito o un desastre para la nación, pero El Tiempo tenía claro desde mucho tiempo atrás que no quería que se llevara a cabo.

Además, recalcando el discurso del presidente Betancur, Santos destaca que las exigencias que la FIFA le impuso a Colombia eran imposibles de cumplir por las circunstancias que pasaba el país, en especial, económicamente. La conclusión de su escrito, el directivo del 76

medio se refería a que la imagen del país no iba a mejorar con el evento ya que “con la obtención del Premio Nobel de Literatura para un ilustre compatriota, Gabriel García Márquez, premio máximo de las letras que dará, enhorabuena, para hablar bien de nuestro país” (El Tiempo,

1982).

En las columnas de opinión del mismo día, al Editor General lo secundaron varios personajes. En primer lugar, el entonces editor de la sección de Deportes, José Clopatofsky, le dedicó un cuarto de página a la situación refiriéndose a la decisión como un alivio comunal debido a que “(...) Colombia se quitó un peso de encima, sin poner un solo peso de su bolsillo”

(Clopatofsky. J, 1982). Incluso, como hizo Enrique Santos Castillo en páginas anteriores de aquel diario, Clopatofsky hizo un sutil señalamiento a la FIFA como principal culpable del abandono de la sede por parte del país. Menciona una entrevista que otorgó Hermann Neuberger

-vicepresidente de la organización rectora del fútbol en aquella época- con respecto a la situación en la que decía que, más allá de cualquier cosa, el gobierno colombiano se dejó ganar por el tiempo y estaba atrasado con el inicio de las obras. “(...) si Colombia hubiera empezado a tiempo con su labor por la sede, no le habría quedado tan difícil hacer el Mundial como ahora”

(Clopatofsky. J, 1982), dice.

Las caricaturas de aquella edición impresa también mencionan la decisión tomada por el

Gobierno Nacional. Pepón le dedicaba su imagen de ese día al tema relevante en el país con el título “En la Banca”. En la caricatura se ven a dos señores (Alfonso Senior, sentado, y León

Londoño, presidente de aquel entonces de la Federación Colombiana de Fútbol, parado) viendo el discurso de Belisario Betancur por una televisión y diciendo: “¡Ahora sí somos de los no 77

alineados!” (Pepón, 1982). Entender que el contexto que se vivía en ese entonces estaba rodeado por la Guerra Fría entre Estados Unidos y la Unión Soviética para demostrar que sistema económico y político (el capitalismo o el socialismo) era mejor. Con esa frase de la caricatura se quería dar a entender que, luego de declinar la organización del mundial de 1986, Colombia establecía que era parte de las naciones no alineadas, es decir, aquellas que se mantenían en una posición neutral en el conflicto.

Figura #5. En la banca (1982) [Captura de imagen de periódico]. El Tiempo.

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Para el 28 de octubre de 1982, tres días después del anuncio del presidente Betancur de que no se realizaría el Mundial de 1986, las columnas seguían llegando. En la edición impresa de

El Tiempo para ese día, dos columnas de opinión hacían referencia al tema con tintes muy similares. Para José Briceño, exatleta y periodista deportivo en el país, la renuncia al Mundial era la decisión correcta ya que la economía del país no estaba lista para invertir tanto dinero en un certamen de tal magnitud. Además, vuelve a mencionar el rotundo fracaso que fue el torneo de

Argentina 78 y España 82 en cuanto al dinero recaudado (Briceño, 1982).

Compartiendo edición, Germán Arciniegas (reconocido historiador colombiano) mencionaba nuevamente los problemas económicos que tenía el país y que le imposibilitaba realizar el evento. Además, tildó a la FIFA de tener una actitud de “intransigencia olímpica y harto arrogante (...) que tomó contra Colombia” (Arciniegas, 1982). Incluso se atrevió a dar nombres específicos de los villanos en la historia de la Copa del Mundo de 1986 en Colombia: el presidente del ente futbolístico Joao Havelange y el vicepresidente Hermann Neuberger. Sin embargo, como en toda historia con un villano debe haber un héroe, Alfonso Senior fue reconocido por Arciniegas porque “lucho honesta y denodadamente para que el torneo pudiera realizarse en su patria”, como si tratase de una batalla.

Esos ochos años que pasaron entre el momento en el que Colombia recibe la sede del mundial en 1974 y cuando renuncia a esta en 1982, estuvo lleno de cambios en la postura de los medios de comunicación. La euforia que trajo Alfonso Senior desde Alemania con la noticia y el júbilo que se creó debido al apoyo del presidente Misael Patrana se fue desvaneciendo durante dos mandatos presidenciales en los que no se hizo ninguna gestión ni obras que indicaran que 79

algo se estaba haciendo por la Copa del Mundo. Incluso Alfonso López Michelsen (presidente entre 1974 y 1978) y Julio Cesar Turbay Ayala (mandatario entre 1978 y 1982) postergaron cualquier decisión e hicieron que el gobierno se desentendiera de la gestión, dejando todo en manos de la empresa privada.

En primer lugar, el evento debía favorecer al país por su “aporte al desarrollo” y el cambio de la imagen de la nación a ojos del mundo entero, pero terminó como un gran problema del cual Colombia se salvó “sin poner ni un solo peso”. En segundo lugar, lo que se habla principalmente en los artículos es sobre actos políticos o gestiones que no se pueden llevar a cabo por diferentes razones, sin embargo, una cosa que ningún artículo mencionó es el vínculo directo que existe entre el deporte -o en este caso el Mundial de 1986 como tal- y la clase dirigente o la política en el país. Si alguno de los trabajadores de los diarios mencionados anteriormente pensó en ese vínculo, debía cuestionar al gabinete de tres diferentes gobiernos, a instituciones gubernamentales como Coldeportes y la Federación Colombiana de Fútbol o incluso a empresas multinacionales como la FIFA antes de mirar para adentro de lo que sucedía en el país. ¿Desde hace cuánto tiempo los colombianos (o más específicamente los periodistas de este país) son tan ingenuos para ignorar ese factor tan importante hoy en día? Tal parece que desde hace muchos años.

Las columnas de opinión y editoriales publicadas después de que Colombia negara la sede del mundial en 1982, hablaban de los diferentes problemas sociales que vivía el país como los “paros cívicos por ineficiencia o inexistencia de servicios públicos, alzas represadas, el problema de la amnistía, y el de la paz” (Santos Calderón, 1982). Durante los ocho años previos 80

a esa decisión, nunca fueron mencionados. Pareciera que un evento de talla mundial no iba a verse afectado por nada de esto en ningún aspecto o que los gobernantes nunca lo tuvieron presente. Entonces ¿el discurso del progreso que la Copa del Mundo podía traer al país era una estrategia política para impulsar la realización de este por beneficio, ingenuidad o sacar algún tipo de ventaja para alguien? De ser así, ¿a quién o a quiénes?

Si bien las intenciones eran buenas de parte de los dirigentes que aprobaron hospedar el certamen y Alfonso Senior que hizo todo lo posible para que el proyecto permaneciera a flote, la sociedad, la cultura y la economía del país no estaban al nivel de un Mundial. El discurso del presidente Belisario Betancur en el que decía que el dinero que se debía usar para escuelas, hospitales o vías, pero que tampoco sucedió, es un asterisco que los colombianos todavía le reprochan a aquella administración. Sin embargo, se debe entender que la empresa privada igual tenía una influencia grandísima en la toma de decisiones y en el apoyo para llevar a cabo el evento. No sobra advertir que justo, en 1982, el Grupo Gran Colombiano que intentó patrocinar el proyecto, entró en una crisis financiera por malos manejos, hecho que fue denunciado por el periódico El Espectador, lo que le costó la censura económica. Este hecho de enorme gravedad por las consecuencias en la vida de cientos de ahorradores que perdieron su dinero y la posterior fuga de Jaime Michelsen enterraron definitivamente el papel del sector privado en el apoyo a la organización del evento mundial.

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2.2. Lucho Herrera: La primera aproximación de la relación política y deporte en el ciclismo

Entre abril y mayo de 1987 se llevó a cabo la versión número 42 de La Vuelta a España, donde estuvieron presentes varios ciclistas colombianos representados en dos equipos como lo eran el Café de Colombia y el Ryalcao Postobón. Después de varios días de competencia, el 4 de mayo Luis Alberto Herrera, o Lucho Herrera, se llevó la etapa de los Lagos de Covadonga y se puso la camiseta de líder, que en esos momentos era amarilla y no roja como hoy, lo que generó una gran expectativa en nuestro país. Los días pasaron y el ciclista seguía siendo el primero en la tabla de posiciones, lo que aumentaba cada vez más las ilusiones de que un colombiano ganara por primera vez en la historia una competencia de primer nivel en el ciclismo.

Sin embargo, el 11 de mayo se corría la etapa de contrarreloj donde se sabía que Lucho podía perder la camiseta amarilla por primera vez en una semana. Finalmente, eso fue lo que sucedió, y el mayor contrincante de Herrera, el irlandés se hizo con la punta de la carrera bajando la ilusión que por esos días había en Colombia.

A pesar de esto, un día después las cosas volvieron a enderezarse. El periódico El Tiempo en su edición impresa del 13 de mayo de 1987 tituló “Herrera se acerca a la victoria”. Un día después de aquella contrarreloj, Sean Kelly debió retirarse de la competencia debido a un forúnculo el cual le imposibilitaba correr de la mejor manera. Ante este retiro, Herrera recuperó la camiseta amarilla y encaminó su primer y único título en una grande del ciclismo mundial.

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Figura #6. Herrera se acerca a la victoria (1987) [Captura de imagen de periódico]. El Tiempo.

En este artículo de José Luis Varela, enviado especial de El Tiempo para la cobertura de la carrera, podemos observar cómo desde el título se empieza a decirle a la gente que es cierto que Lucho puede ganar la carrera. Sin embargo, el autor tiene ciertas precauciones, incluso lo dice en el final de la nota, cuando aclara que “el camino que lleva a la victoria de Madrid se ha allanado en una gran parte. No se puede decir que Herrera ya ganó, porque las variables que se pueden presentar son muchas en estos tres días que quedan” (Varela, 1987).

A pesar de todo esto, ya se empieza a sentir un tono triunfalista y esto se muestra con los adjetivos calificativos utilizados para describir la etapa del ciclista colombiano y de los equipos

Postobón y Café de Colombia. Frases como “ritmo demoledor desatado por los colombianos”

(Varela, 1987), “Herrera no tuvo ningún tipo de contemplación en su ataque” (Varela, 1987), demuestran cierta confianza del periodista por lo que estaba pasando. Es curioso observar este tipo de cosas en una nota informativa, pues lleva a la gente a una manera de pensar ligada a lo que está viendo el periodista y es que no hay nadie que le pudiera ganar a Herrera, no sólo por él, sino también por su equipo.

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Un día después de que Herrera recuperara la camiseta que lo acreditaba como el mejor de la carrera, las cosas tanto para él como para los dos equipos que representaban al país en La

Vuelta a España, solo mejoraron. El Tiempo lo retrató con un titular bastante llamativo como

“Colombia siembra el pánico” haciendo referencia a la gran carrera que estaban cumpliendo todos los escarabajos.

Figura #7. Colombia siembra el pánico (1987) [Captura de imagen de periódico]. El Tiempo.

Sin embargo, este titular no solo se refiere a que Herrera era el virtual campeón de la competencia, o a que Omar Hernández, ciclista del equipo Postobón fue el ganador de la etapa.

Va mucho más allá, pues José Luis Varela asegura que “el tema central del día fue la alianza entre los hombres del Postobón y los de Café de Colombia, reconocida sin ninguna reserva por representantes de los dos equipos” (Varela, 1987). Esto nos muestra que en esos momentos la unión de los colombianos estaba totalmente sellada. Sin embargo, era imposible saber si se hacía por patriotismo, por conveniencia de ambos o por las dos anteriores; lo único que queda a la vista, es que entre ambos estaban dispuestos a ayudarse con el único fin de llevar a Herrera al título en la general y al equipo Postobón a ser la mejor agrupación de la carrera.

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Una vez en la meta, con la victoria de Hernández y el casi seguro campeonato de Lucho, la fiesta empezó tanto en España como en Colombia, como una preparación para lo que iban a ser los días posteriores, con la llegada a Madrid incluida. Así lo expresa Varela cuando dice que

“la colonia colombiana, en aumento creciente día a día, vivió su fiesta nacional, imaginando cómo podrá ser la celebración en Madrid” (Varela, 1987). A los ciclistas aún les quedaban dos días de competencia, pero para los colombianos del corriente, tanto como en España como en nuestro país, la cosa ya estaba lista y se empezaban a preparar para una celebración por todo lo alto.

Ya con el título asegurado, pues la última etapa de estas grandes competencias del ciclismo mundial siempre es de celebración para el campeón, las páginas de los diarios nacionales se llenaron de información sobre lo que sería el recibimiento del campeón y de los dos equipos que representaron al país en España. En las páginas de El Tiempo del 15 de mayo de

1987, día en el que se la carrera llegaba a Madrid, se presentó el recorrido que daría Lucho

Herrera por las calles de la capital, siendo titulado como “Bogotá prepara espectacular recibimiento”.

Figura #8. Para la llegada de Lucho Bogotá prepara espectacular recibimiento (1987) [Captura de imagen de periódico]. El Tiempo.

En esta nota podemos empezar a ver los primeros acercamientos entre la política y el deporte, pues esta no solo cuenta lo que será el recorrido, sino que también menciona que a la 85

celebración fueron invitados el presidente Virgilio Barco y el alcalde de Bogotá, Julio César

Sánchez García. A parte, también estarán los directivos de Postobón y Café de Colombia, patrocinadores de los equipos de nuestro país que fueron a la competencia (El Tiempo, 1987).

De acá salen dos elementos fundamentales. El primero es el por qué los dos cargos públicos más importantes de Colombia estarán presentes en dicha celebración, cuando ninguno de los dos tiene algo que ver con el triunfo más allá de ser connacionales del ganador, sin embargo, la nota dice con claridad que ambos fueron invitados al evento, aunque no es claro quién realiza la invitación. El segundo es el de las empresas privadas que encontraron en el ciclismo una forma de hacer publicidad de una manera un poco más económica y efectiva. Esto

último había dado resultado, pues ahora el mundo entero sabía de Café de Colombia y de

Postobón.

Cabe resaltar que durante esa época algunas empresas privadas, como Café de Colombia y Postobón, hicieron una publicidad nacionalista, enfocados primordialmente en hacer crecer el ciclismo de nuestro país, con la intención también de posicionarse como marcas que los colombianos quisieran y compraran sus productos. Pilas Varta fue la primera empresa privada en acudir a este mecanismo y su equipo fue el primero en ir a Europa con ciclistas como Patrocinio

Jiménez y el mismo Lucho Herrera.

Como es conocido, Lucho Herrera nació en Fusagasugá y fue a La Vuelta a España a representar a su equipo, Café de Colombia, y en parte al país. Sin embargo, salta a la vista que solo se habla sobre las celebraciones que se darán en Bogotá, nunca se habla de otras ciudades, 86

ni siquiera de la adorada Fusa de El Jardinerito. Esto en un país tan centralista como Colombia no extraña, pero si continúa reforzando ese imaginario de que todo tiene que pasar en la capital, sin importar lo que pase en otras partes del territorio nacional.

Ese mismo día, el periodista francés Pierre Chany del diario L’Equipe, escribió una columna en El Tiempo titulada “Herrera, rumbo a la apoteosis”, el cual cuenta que cuando los papás de Lucho llegaron a España para estar presentes en la consagración de su hijo, lo primero que le comunicaron a El Jardinerito fue la fiesta que se estaba armando en Bogotá para recibirlo y que el señor Virgilio Barco, presidente de la República iba estar ahí presente.

Figura #9. Herrera, rumbo a la apoteosis (1987) [Captura de imagen de periódico]. El Tiempo.

Pierre Chany fue uno de los periodistas franceses de ciclismo más importantes de la

época y tiene el reconocimiento de haber realizado cobertura de 50 Tour de Francia. Además, fue el escritor principal de este deporte en el diario L’Equipe durante gran parte de su trayectoria como periodista. Chany falleció el 18 de junio de 1996, once días antes de que iniciara la versión número 83 de la carrera más importante del ciclismo mundial.

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En dicha columna del francés, se puede observar la importancia que tiene el recibimiento, pero sobre todo que vaya a estar presente el máximo mandatario de los colombianos. A pesar de que muchas veces se escucha y se escuchaba que el apoyo al deporte era muy bajo, pues había otras prioridades, no deja de llamar la atención que justo en una época de victorias los políticos decidan ser parte de un triunfo del que no fueron parte en ninguna de sus etapas.

Más allá de esto, el triunfo es tratado en las dos notas anteriores como una fiesta nacional, donde se espera una gran cantidad de personas para recibir al nuevo “héroe nacional y nadie duda que una estatua con su efigie se erigirá en breve en la plaza de alguna capital” (Chany,

1987), como lo dice Chany. Sin embargo, en esta última nota no se expone lo que se espera que sea la celebración, sino que se pone el énfasis en la presencia de Virgilio Barco, como si con solo eso ya se pudiera considerar algo que se celebraría en todo el territorio colombiano.

Sin embargo, y como se mencionó antes, dicha fiesta nacional que supone una victoria de esta magnitud, se trasladó también a España donde vivían una buena cantidad de colombianos. Y esto se hizo notar desde el vocabulario empleado por algunos, hasta las banderas que representan a Colombia. ‘Viva la madre que lo parió’, así tituló Germán Santamaría su crónica sobre lo que se vivió en la premiación de la etapa anterior a llegar a Madrid.

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Figura #10. ‘Viva la madre que lo parió’ (1987) [Captura de imagen de periódico]. El Tiempo.

Germán Santamaría cuenta que una de las frases que más se escuchó fue la de ‘viva la madre que lo parió’ en referencia al orgullo que sentían los colombianos durante la celebración y que consideraban que gran parte de ese logro era de la mamá de Lucho que estaba ahí presente.

La fiesta nacional inició en el país ibérico, con los miles de compatriotas que se encontraban allá con sus banderas y al grito de ‘viva Colombia’. “Lucho Herrera recibió la camiseta amarilla.

Alguien le pasó una bandera colombiana. Era una bandera un tanto desteñida, rasgada en la unión de los colores amarillo y azul. Era una bandera vieja, pero flameó victoriosa” sentenció

Santamaría (1987) en su crónica.

Acá podemos ver la importancia de los símbolos patrios a la hora de celebrar esa fiesta nacional de la victoria de uno de los nuestros, y más si es en el exterior. Ante tantas banderas y muestras de un patriotismo desmedido, el ciclista español Pedro ‘Perico’ Delgado expresó que

“nosotros no podemos derrotar a los colombianos en esta Vuelta porque nosotros corremos por una marca, por una empresa, mientras que ellos lo hacen por esa bandera que significa un país”

(Santamaría, 1987).

Más allá de lo lindo de la frase del español, queda un interrogante sobre si el ciclista colombiano corre por su país o corre por la marca que los patrocina, en este caso dos empresas colombianas como Café de Colombia y Postobón, y si en caso de ser la primera opción se puede considerar como algo profesional por parte de éstos.

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Con el trofeo y la camiseta amarilla que lo distinguían como campeón de La Vuelta a

España, Lucho Herrera y los ciclistas colombianos de los dos equipos emprendieron su viaje de vuelta a casa, sin saber a ciencia cierta lo que les esperaba del otro lado del Océano Atlántico. En las páginas de El Espectador del 17 de mayo de 1987 y bajo el título de “Madrugada patriótica”,

Fidel Cano contó lo que se vivió aquel día en la capital colombiana.

Figura #11. Madrugada patriótica (1987) [Captura de imagen de periódico]. El Espectador.

La fiesta nacional había llegado a su punto máximo con la llegada de los escarabajos a

Colombia y miles de personas salieron a las calles de Bogotá para recibirlos. Algunos fueron hasta el aeropuerto El Dorado, otros se quedaron en las vías por donde pasaría el camión de bomberos que llevaría al nuevo héroe nacional.

Banderas de todos los tamaños que los compradores ponían en los

más extraños sitios, pitos de un sonido agudo que fueron vituperados

airadamente por los más trasnochados, degustaciones de diferentes licores

que arremolinaron a los vengativos abstemios del viernes y toda clase de

afiches e imágenes de Herrera, con una aún fresca inscripción que decía

‘Luis Herrera, campeón de la Vuelta a España 1987’. (Cano, 1987) 90

Así fue descrita la fiesta nacional por Fidel Cano en las páginas de El Espectador.

Nuevamente vuelven a salir las banderas amarillo, azul y rojo que con tanto orgullo se había ondeado en España y que hasta el mismo Lucho subió al podio cuando ya se sabía que era el campeón, a pesar de que faltaba una etapa. Y como en una buena fiesta nacional, el alcohol no podía faltar.

Después de horas de espera, el avión llegó al aeropuerto y se daría inicio a la caravana que llevaría a Herrera al palacio presidencial lo cual “fue una hazaña difícil de cumplir, porque todos los acompañantes andaban en sentido contrario para poder divisar a los campeones, impidiendo que el carro de los bomberos en que viajarían los agasajados pudiera arrancar”

(Cano, 1987). Finalmente se dio inicio al viaje que los dejaría frente a Virgilio Barco.

Una vez en la Casa de Nariño, fue el presidente quien alentó a la gente al grito de ‘viva

Colombia’. Una vez cara a cara, Barco dedicó unas palabras a todos los ciclistas, pero en especial a Lucho. Según cuenta Ramón Gorriaran en su crónica publicada en El País, el mandatario dijo que “el éxito de Lucho Herrera y su equipo de indomables escarabajos tiene que contagiar a todos los colombianos”.

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Figura #12. Toda Bogotá se echó a la calle para recibir a Lucho Herrera (1987) [Captura de imagen de periódico].

El País.

Posterior a dichas palabras, le fue entregada a El Jardinerito la Cruz de Boyacá en grado de oficial y fue en ese momento cuando el ciclista se quitó la camiseta amarilla y se la entregó a

Barco como muestra de agradecimiento. Ni corto ni perezoso, el presidente se quitó su chaqueta y se puso la prenda casi como si fuera un triunfo conseguido por él y no por el fusagasugueño.

Acá queda en evidencia la utilización que se le dio al triunfo por parte de Barco.

Recordemos que durante la década de los 80 's, Colombia estaba inmersa en la guerra contra el narcotráfico y eran más las noticias malas que las buenas durante esa época. Por esta razón, esta victoria convertida en fiesta nacional había caído como un bálsamo para una población golpeada y el gobierno supo utilizarla para darle a las personas algo diferente y bueno en lo que pensar, así fuera por unas pocas horas.

Nuevamente el centralismo de Colombia se hizo presente y casi todo se quedó en Bogotá, pues los artículos encontrados sobre la celebración en Fusagasugá, tierra natal del campeón, fue casi nulo. Sin embargo, en un país tan religioso como Colombia y regido por la constitución de

1886, la cual definía la religión católica como la oficial, era imposible que una visita a la Virgen de Chiquinquirá por parte de Herrera no estuviera en las páginas de los periódicos nacionales.

El 17 de mayo, un día después de haber aterrizado en Bogotá, El Jardinerito y su equipo fueron a cumplir una promesa que había realizado durante la carrera cuando se puso por primera 92

vez la camiseta amarilla. Lucho había prometido que si ganaba la carrera le llevaría el trofeo a la

Virgen en forma de agradecimiento y así fue. Esto quedó retratado en el artículo de Alfonso

Carvajal en El Tiempo bajo el título de “Fue la liturgia del ciclismo”.

Figura #13. Fue la liturgia del ciclismo (1987) [Captura de imagen de periódico]. El Tiempo.

A parte del sentido religioso que tenía la visita y que terminó teniendo la nota, hay un detalle al inicio que no se puede dejar pasar por alto, pues continúa con la relación entre del deporte y la política cuando se dan estos triunfos. “Mientras Luis Herrera llegó a Chiquinquirá por aire, en el helicóptero presidencial, su entrenador y demás compañeros de equipo entraron por tierra” (Carvajal, 1987).

A Virgilio Barco no le bastó con sus discursos y con ponerse la camiseta amarilla que el ciclista le acababa de regalar, sino que le prestó el helicóptero presidencial para que pudiera ir a cumplir su promesa a la Virgen de Chiquinquirá, en una clara muestra de seguir complaciendo al campeón de la Vuelta a España y seguir mostrando su bondad ante un hecho tan importante como fue esta victoria.

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Después de analizar diferentes artículos de la prensa nacional, observamos que la construcción de un relato nacionalista estuvo presente en gran parte de los mismos. Esto queda claro ante la cantidad de fuentes que abordan el tema de la celebración como una fiesta nacional y que colocan al deportista como un héroe del país.

Si vamos un poco antes de la celebración, las notas analizadas durante la carrera, también se ve cierta influencia del nacionalismo deportivo, pues en un artículo como “Colombia siembra el pánico” publicada en El Tiempo el 14 de mayo de 1987 y escrito por José Luis Varela, es evidente que la unión entre ciclistas de los equipos Postobón y Café de Colombia representan en gran parte la idea de tener un país unido, y que el deporte es fundamental para lograr eso.

A manera de conclusión, observamos que el relato nacionalista está presente en casi todas las notas que se revisaron. Pero también salta a la vista dos puntos importantes: el lenguaje del deporte como una acción bélica y la importancia de los patrocinadores y que su marca fuera visible en las grandes carreras del ciclismo mundial.

En cuanto al primer punto, las notas de Varela (1987) están llenas, desde el título hasta el final, de apologías a la guerra a partir de una competencia deportiva. Frases como “Herrera no tuvo ningún tipo de contemplación en su ataque” o titulares como “Colombia siembra el pánico”, son frases muy utilizadas en el ciclismo y en otros deportes, pero que perfectamente pueden aparecer también durante una guerra entre dos países.

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Esto no deja de ser curioso, pues en el capítulo anterior se mencionó por encima las intenciones de Coubertin de que el deporte no tuviera nada que ver con la guerra; a partir de este vocabulario, se asegura que lo mencionado por Maure (2020) tiene una hipótesis que se puede comprobar en nuestros medios, los cuales utilizan el lenguaje bélico para hablar de deportes.

En cuanto al segundo punto, las notas de Varela (1987) también son clave para entender la importancia de los patrocinadores y de que el logo de sus productos se viera muy claro, pues finalmente fueron ellos los que pusieron el dinero para que Lucho Herrera y los equipos de Café de Colombia y Postobón pudieran estar compitiendo en la Vuelta a España. En distintas notas encontramos frases como “(Lucho) cuida su imagen y la del producto que anuncia” o “desde cuando llegó a ser líder de la carrera, Herrera ha estado siempre atento a que el nombre de Café de Colombia esté bien colocado en su camiseta y que se destaque en su gorra. también ha aprendido cómo situarse frente a los fotógrafos”.

Con esto, podemos ver que no solo de parte de los políticos hubo una intención por aprovecharse del triunfo de Herrera, sino que las marcas que los patrocinaron también aprovecharon su cuarto de hora. La única diferencia, y más importante, entre políticos y marcas, es que la segunda apoyó y fomentó el ciclismo en nuestro país, mientras que los primeros, históricamente han estado alejados y sin aumentar los presupuestos del deporte en Colombia.

2.3. Mundial sub 20 de 2011: cambiando la cara del partido

Durante la ceremonia inaugural de los Juegos Centroamericanos y del Caribe de 2006 que se llevaron a cabo en las ciudades de Cartagena y Barranquilla, el entonces presidente de 95

Colombia, Álvaro Uribe Vélez, en su discurso durante el evento, le anunció al país que el vicepresidente Francisco Santos estaría encargado de gestionar la obtención de un Mundial de fútbol en el territorio nacional. No dijo específicamente a qué año se refería, pero ya en sí era una afirmación importante.

Luego de revisar la agenda de las Copas del Mundo, parecía casi un hecho que en 2014 el anfitrión del certamen sería Brasil. En forma de apoyo a que el campeonato regresara a

Suramérica, Colombia retiró su candidatura para el evento en la categoría de mayores y fue en busca del Mundial Sub 20, el segundo evento de la FIFA más importante. Su principal contrincante: Venezuela.

El país vecino hizo una gran inversión para albergar la Copa América de 2007 y modernizar y construir nuevos estadios e infraestructura adecuada para el torneo -que fue un gran

éxito en cuanto a la organización-. Aun así, Colombia se mantenía firme y esperaba que su tradición futbolística (que no es mucho más amplia que la de Venezuela, pero si le gana) primara a la hora de la votación.

En 2008, el Comité Ejecutivo de la FIFA anunció luego de la reunión llevada a cabo en

Sídney, Australia, que Colombia había sido elegida para ser la sede del evento. Este sería el evento deportivo más grande e importante que organizaría la nación en su historia. Aun así, el diario El Espectador hacía el registro de la noticia y recalcaba que “todo el trabajo diplomático por parte del Gobierno Nacional y de la Federación Colombiana de Fútbol (FCF) se enfatizó en 96

el juvenil” (El Espectador, 2008). Un claro objetivo político había detrás de este evento, o eso parecía.

Aunque esta puede ser una nota meramente informativa, también se puede ver como ya hay más afirmaciones que sugieren una influencia política o, más bien, un interés político en el desarrollo de este evento mundial. Para cualquier país del mundo es un logro obtener una Copa del Mundo de cualquier categoría, pero cuando el vicepresidente de una nación y el gobierno como tal tienen un trabajo político y diplomático alrededor de esta se tiene que medir desde otros aspectos además de la alegría de lo obtenido.

“Este es uno de los certámenes más reconocidos a nivel mundial, con enorme despliegue de prensa y una invaluable vitrina turística” (El Tiempo, 2008), de esta forma introducía el periódico El Tiempo su artículo al respecto de la obtención de la sede el 1 de junio de 2008. En comparación a lo que sucedió en 1974 con la hazaña lograda por Alfonso Senior, los aires de esperanza recorrían el país. Incluso, en este texto se habla claramente de los beneficios económicos que los campeonatos juveniles anteriores habían generado para las naciones anfitrionas, tal y como sucedió en 1974.

¿Qué pasó de diferente? La inversión era inmensa al igual que para 1986, la presión era mayor ya que Canadá venía de establecer el récord de asistencia y la cantidad de países a los que fue transmitido el torneo alcanzó cifras nunca antes vistas. Colombia se quería establecer como una nación que había pasado por lo peor y que estaba en búsqueda de cambiar su imagen y con el 97

campeonato juvenil, tendría la oportunidad de lograrlo. Es decir que, nada cambió con respecto a la última vez que el país había conseguido la sede de un mundial.

Definitivamente algo había cambiado en los altos mandos de la nación para que los papeles cambiaran tan drásticamente por un evento muy similar, pero con 26 años de diferencia.

¿Nuestros políticos ampliaron su visión del mundo?, ¿de gobernabilidad?, ¿de oportunismo?

¿estaba el país en una mejor situación socioeconómica como para albergar este certamen? Puede que las respuestas a estas preguntas sea un rotundo sí, aun así, algo debió cambiar en los periódicos o en los mismos periodistas.

Ahora, los ánimos en la gente y el espíritu positivo de algunos medios impresos da cierto aire de unión en el país entorno a la realización del evento. En el artículo de la Revista Semana del 31 de mayo de 2008 llamado “Gol de Colombia”, ya solo con el título se podía identificar un tono triunfalista. Además, en el texto se menciona el otro gran evento que ha organizado la nación como lo fue la Copa América de 2001. En aquella ocasión, el país pasaba por una ola de violencia fuerte que llevó a que Argentina y Canadá decidieron retirarse del torneo por la seguridad de sus equipos; Brasil envió una plantilla alternativa sin sus estrellas y las otras naciones presentes jugaron con miedo aquel campeonato.

En el texto se recalca que “sólo siete años después, la misma Conmebol -que agrupa todas las federaciones de fútbol de Sudamérica- y la FIFA en pleno apoyaran la pretensión colombiana de organizar el segundo torneo más importante de la FIFA es simplemente extraordinario” (Revista Semana, 2008). Las condiciones en ese periodo de tiempo cambiaron 98

radicalmente en el país y eso ayudó a que la inversión extranjera llegara, tal y como lo apunta en el artículo, las cifras registradas decían que más de 250 millones de dólares fueron las ganancias que dejó el torneo en Canadá y que se esperaba que podrían ascender en Colombia.

Sin duda, esas cifras le llamaron la atención al gobierno y a la Federación de

Fútbol, encabezada por Luis Bedoya. No le caería nada mal a la economía colombiana

una inyección de 250 millones de dólares. Pero no fue la principal razón por la cual el

gobierno movilizó todas sus embajadas y todas sus influencias para quedarse con ese

torneo. Hay un intangible aún mayor, que nace de reconocer que a pesar de todos los

esfuerzos, Colombia sigue siendo visto por gran parte de la comunidad internacional

como un país problema (Revista Semana, 2008).

Claramente el texto hace referencia a la importancia que le dio el Gobierno Nacional a movilizar sus relaciones diplomáticas por miedo al “¿qué dirán?”. La cita parece darle importancia al capital extranjero que podría llegar a la nación, lo cual fue el motor que impulso al gobierno a usar su poder internacional para que este se pudiera realizar. A manera de resumen, lo que quiere decir el artículo es que Colombia necesitaba la plata y por medio de conexiones o de relaciones públicas, conseguiría el mundial. Igualmente, no se habla de ningún uso del evento, del deporte o de la marca de la Fifa como tal para su beneficio propio.

¿A qué nación no le serviría esa inyección de capital? Además, la importancia de demostrarle al mundo que Colombia ya no era un país problema y que el narcotráfico, la 99

violación de los derechos humanos y la violencia eran cosa del pasado, era fundamental en el proyecto económico que quería implantar Francisco Santos, pero todo a su tiempo.

Pasados ocho años, un reto mayor podía ser aceptado por la nación y los beneficios de ese recuerdo de 2001 ayudaron a cambiar la perspectiva por lo menos de los periodistas que escribían con ansias sobre la noticia del nuevo evento futbolístico que se llevaría a cabo en el país.

Las capacidades de Colombia en cuanto a lo económico, administrativo, organizativo y en cuestiones de seguridad cambiaron de gran manera para bien. Aquellas cosas que en 1982 privaron a Colombia de un Mundial de categoría de mayores habían sido “resueltas” a tal punto de recibir a los altos mandos de la FIFA y a las selecciones juveniles de 24 países del mundo. El texto de la Revista Semana rememoró una época oscura de la nación en la que el paramilitarismo y disputa entre el gobierno y la guerrilla de las FARC era un problema del diario vivir y pusieron en tela de juicio el torneo continental suramericano de 2001. A pesar de las dificultades, se logró llevar a cabo la Copa América con una victoria para la nación que se festejó con grandes multitudes sin importar su inclinación política, el equipo de fútbol que prefirieran, ni el contexto que vivía el país.

“Mundial Sub-20: una puerta al desarrollo” tituló El Tiempo el 1 de junio de 2008.

Alfonso Senior pensó lo mismo 34 años antes y todo terminó en la desilusión más grande en cuanto a eventos deportivos en la historia del país. Ese mismo periódico había tildado de locos e 100

insensatos a aquellos que aspiraban a tener un certamen de tal magnitud en Colombia. Claro está que la diferencia entre un Mundial de la categoría de mayores y uno juvenil es muy distinto en cuanto a la magnitud de cada uno e incluso de la inversión requerida para realizarlos, pero los beneficios en ambos casos podrían ser similares.

El texto menciona a países como como Canadá, Nigeria, Países Bajos, Australia,

Argentina o Emiratos Árabes Unidos que ya habían albergado este certamen alguna vez y que estuvieron a la altura teniendo -en algunos casos- mejor desempeño económico y social que

Colombia. El mismo presidente de la Federación Colombiana de Fútbol, Luis Bedoya, decía que

“esperamos hacer el mejor mundial juvenil de la historia” (El Tiempo, 2008). Este era el tiquete dorado que la nación estaba esperando para poder invertir en escenarios deportivos, vías, infraestructura hotelera y redes de comunicación del más alto nivel.

Artículos como este también se vieron por montones en 1974 cuando Alfonso Senior consiguió el Mundial de 1986. La gran diferencia era la forma en la que se transmitía el mensaje.

Si bien fue el mismo Senior quien esperaba que el torneo le trajera beneficios para el país y eran los periodistas los que lo cuestionaban, esta vez se cambiaron un poco los papeles. Los dirigentes mantenían su postura positiva hacia el evento, adicionalmente, los periodistas se montaron en ese mismo tren. Parece que si todos empujan para el mismo lado, las cosas sí pueden resultar.

La importancia de este torneo también se veía reflejada en las regiones del país, pues una columna de opinión publicada en El Tiempo hablaba de que Ibagué iba a perder una grandísima oportunidad al no haber sido tomada en cuenta como una subsede del torneo. “Lo que resulta 101

inexplicable es cómo Ibagué, una ciudad que este año cumple 457 años de fundada, haya quedado por fuera de una fiesta deportiva de tanta trascendencia y de paso se pierda la oportunidad de aprovechar semejante vitrina internacional” (2008), resalta Henry Rengifo en su columna, y tenía razón.

La inversión que tanto el gobierno nacional, como las alcaldías de cada una de las subsedes iba a ser inmensa. Solamente en la adecuación de estadios y escenarios deportivos el país gastaría más de 72 mil millones de pesos. Cualquier ciudad quisiera tener la oportunidad de poder girar ese dinero en pro de obras y equipos que beneficien a la sociedad.

El 20 de abril de 2009, Francisco Santos fue entrevistado por el periódico El Tiempo y tituló la nota cómo “El lobby internacional del vicepresidente Santos”. Allí habla sobre la estrategia que está haciendo el país, con el vicepresidente a la cabeza, que consiste en traer inversión extranjera al país hablando sobre los beneficios de Colombia y las grandes oportunidades que se pueden encontrar en el país. De igual forma, menciona negocios que ya se están llevando a cabo con empresas de Inglaterra, Estados Unidos y Emiratos Árabes (El

Tiempo, 2009). El Mundial de fútbol sub 20 de 2011 hace parte de ese plan y servirá como ventana para que empresas de otros países ingresen al país.

Un año después, el 10 de marzo de 2010, Santos mantiene la idea de que el Mundial será de gran beneficio para el país y de eso habla en un artículo publicado por El Universal. Los gastos económicos que hizo la nación para albergar el torneo, de más de 140 mil millones de pesos, fue bastante alta, pero “es una inversión pequeña en relación con los enormes beneficios 102

que traerá el campeonato para la imagen país y para el desarrollo de las ciudades sede" (El

Universal, 2010), asegura Santos en el artículo. Además, agrega diciendo que:

Es impresionante la precariedad de áreas clave como los camerinos, las salas de

prensa, y en algunos casos de todas las instalaciones de nuestros estadios. Los

compromisos del Campeonato remedian esta situación. Se realizarán profundas

intervenciones en todos los estadios de las ciudades sede, de tal manera que a partir del

año próximo tendremos estadios modernos, más confortables y ajustados a los

requerimientos y exigencias de la FIFA (El Universal, 2010).

Según lo dicho por el vicepresidente, el evento llegó en el momento justo para intervenir las áreas deportivas de las diferentes ciudades y esto será un legado para el país y los eventos deportivos que puedan llegar a la nación en el futuro.

A falta de menos de un año para la Copa del Mundo, había algunos requisitos que faltaban para que la FIFA estuviera satisfecha. Con base a eso, Caracol radio en su página web publicó una nota titulada “Gobierno urge al Congreso por exoneración de impuestos por Mundial sub-20 de fútbol”. Como dice el encabezado, el ente rector del fútbol mundial necesitaba privilegios como no pagar impuestos (Caracol Radio, 2010). Recordando algunas cosas que se mencionaban en 1982 -cuando Belisario Betancur declinó la sede del Mundial de mayores de

1986-, la soberanía del Estado no se podía ver damnificada por las excentricidades de una multinacional. Pues bien, tres décadas después, esos argumentos se derrumbaron y lo que dijera la FIDA se debía hacer para alcanzar sus demandas. 103

Con esta condición impuesta por la FIFA se busca que el estado del país que alberga el evento le ‘devuelva’ el favor al ente rector del fútbol mundial y sus socios al descontarle un porcentaje en absolutamente todo lo que estos gasten. Eso sí, con la proyección de turistas y de capital extranjero que entraría al Colombia debido al Mundial sub 20, esa ‘inversión’ (por llamarlo de alguna manera) podría ser recuperada a lo largo del torneo y podría incrementar con las secuelas que dejaría el evento deportivo como los hoteles, las vías, los estadios y la inversión extranjera.

Faltando cinco meses para la realización del torneo sub 20, el periodista deportivo, Iván

Mejía Álvarez escribió una columna de opinión para El Espectador titulada “A cinco meses”.

Allí, Mejía habla sobre el desconocimiento del pueblo sobre la situación de los estadios y los detalles relacionados al Mundial, los cuales, en un país con antecedentes de corrupción, podían ser preocupantes.

Entre sus argumentos, Mejía menciona el nombramiento de Fernando Panesso como interventor del Gobierno de Juan Manuel Santos en el Mundial. Aun así, este no se pronunció al respecto y empezó a cuestionar la dirigencia de Luis Bedoya diciendo que este le “copió al expresidente Uribe ese estilito de ‘faraón’ que tiene el país o el torneo en su bolsillo y no lo presta a nadie. Como si mandar no fuera una tarea gerencial y no una cuestión personal” (Mejía,

2011).

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El periodista deportivo mantuvo uno de los valores de la profesión vivo, la famosa metáfora del perro guardián. Al momento en el que las cosas parecían no encajar, hizo un llamado de atención para que la gente reclamara la información que les pertenecía. “Es impresentable e inaudito que el torneo se haya vuelto un campeonatico de bolsillo de Bedoya.

Suéltelo, el torneo no es suyo, es de Colombia y la gente quiere saber cómo va. Es que ese silencio resulta hasta sospechoso”, concluye Iván Mejía en su columna (2011).

La fama que este comunicador creó a lo largo de su carrera podría generar en la audiencia un tono petulante, ya que Mejía era conocido por ser una persona que se sentía superior a los demás. Aunque fuera así, este siempre tenía la decencia y el carácter para decir las cosas de frente, algo que tal vez faltó en el cubrimiento de los preparativos del torneo de fútbol más importante realizado en Colombia.

Pasado el mundial se logró romper el récord impuesto en Canadá 2007 en cuanto a la asistencia total en los estadios, el país estaba satisfecho con la labor obtenida. Pese a que el equipo local fue eliminado en la fase de cuartos de final, Brasil (una escuadra a la cual varios colombianos se asocian debido a la similitud en el color de la camiseta y las viejas glorias de los años 70’s y 80’s) se alzó con el título. Sin violencia, sin altercados, sin grandes problemas y con la ilusión de poder albergar un campeonato de la categoría de mayores algún día en el horizonte.

Un mes después del partido definitivo, el 5 de septiembre de 2011, El Espectador titulaba

“Senado condecorará a Francisco Santos por su labor para el mundial Sub-20”. La misión del ex 105

vicepresidente se había cumplido y con gran éxito. El senador Manuel Enríquez Rosero quiso distinguir a Santos por:

La realización del Mundial Sub20 en Colombia fue una vitrina para el país ante el

planeta, gracias a su planificación, organización, seguridad y, sobre todo, porque el fútbol

volvió hacer el deporte de unión familiar, donde los niños disfrutaron de un deporte que

los conmueve, al lado de sus padres y abuelos (El Espectador, 2011).

Del mismo modo, la condecoración fue extendida al presidente de la FCF, Luis Bedoya, al capitán de la selección sub 20 de Colombia, Pedro Franco, y al director de la Policía Nacional,

Oscar Naranjo. El torneo fue todo un éxito y trajo grandes beneficios para el país, pero ¿era necesario premiar a tanta gente por cumplir su trabajo? ¿pudo haber sido un poco exagerado?

Posiblemente.

La gestión y la opinión pública que rodeó a ambos eventos fue muy distinta. Ambos tenían el mismo propósito, pero solo uno se llevó a cabo. ¿Pudo ser que los dirigentes de ambas

épocas tenían diferentes aspiraciones, ambiciones o proyección a futuro para el país? ¿La organización de recursos y de tiempo en ambos casos era tan diferentes?, o ¿hubo muchas similitudes pero que se diferenciaron en la gestión de los encargados de los proyectos? En realidad, contrastando el fallido mundial de 1986 y el que se llevó a cabo en 2011, varias cosas se asemejan, especialmente en la prensa.

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Al fin y al cabo, la necesidad de cada uno de los dos certámenes, el de 1986 y el de 2011, tenía grandes diferencias en varios aspectos. En primer lugar, la sociedad colombiana de los 60’s

-y la del mundo en general- no tenía la percepción globalizada que existe hoy en día con respecto a eventos de talla mundial. Esto pudo llevar a que los dirigentes en el siglo XXI encontraran más beneficios que riesgos o desaciertos a la hora de remodelar los estadios, adecuar las vías y recibir a futbolistas, turistas y delegados de más de 24 naciones de alrededor del globo.

En segundo lugar, la globalización en los últimos años ha hecho cada vez más grande el miedo al ‘qué dirán’ ya sea en los individuos, en grupos sociales, en las redes o entre las mismas naciones. En otras épocas, eso no era un problema tan grande. Con tal de tener claro con quién se podía hablar y con quien no (en cuanto al nuevo orden político-económico durante la Guerra

Fría), as cosas se podían manejar con relativa facilidad. En la actualidad albergar un evento que tenga la marca de la FIFA representa muchísimas cosas además de entrar en la historia del deporte, cosa que hace algunos años, no se contemplaba.

Las épocas eran distintas, los dirigentes también, los factores involucrados dentro de la decisión de llevar a cabo el evento eran muy distintos en cada oportunidad. En 1982 las condiciones no eran las mejores para que en Colombia se realizara un Campeonato Mundial de

Fútbol. En 2011, tampoco estaban las mejores condiciones, pero manejar algo de menor envergadura podía servir en cuestiones económicas, políticas y de relaciones públicas. Luego de esto, el deporte que más triunfos le ha traído al país en su historia volvió a la boca de todos: el ciclismo. 107

2.4. Nairo Quintana: ¿Un deportista haciendo carrera política?

El 30 de agosto de 2014, cuando finalizó la penúltima etapa del Giro de Italia de ese año, los medios empezaban a preparar sus rotativas porque al día siguiente por primera vez en la historia del ciclismo colombiano, un escarabajo levantaría el trofeo de campeón de esta competición. Se trataba de Nairo Quintana, que 27 años después de la victoria de Lucho Herrera en España, volvía a poner al deporte colombiano en lo más alto. Además de esto, Rigoberto Urán obtendría el título de subcampeón, algo que nunca había pasado en la historia del ciclismo de nuestro país.

Ese mismo día, el periodista de El Tiempo Luis Noé Ochoa, escribió una columna de opinión en dicho diario titulada “Los ciclistas dan el ejemplo”. Se refiere principalmente a que

Colombia por esos días estaba en plena campaña presidencial, y los políticos habían sacado todo tipo de artimañas para sacarle ventaja a sus oponentes, dejando a un lado ese juego limpio que tantas veces se evidencia en el ciclismo mundial.

Figura #14. Los ciclistas dan el ejemplo (2014) [Captura de imagen de periódico]. El Tiempo.

En aquellas elecciones del 2014, no solo se estaba eligiendo a quién sería el próximo presidente de la nación, sino que también se escogía si seguir con la propuesta de paz de Juan 108

Manuel Santos, que buscaba su reelección, o se volvía a las políticas guerreristas auspiciadas por el partido de Álvaro Uribe Vélez, representadas en el candidato Óscar Iván Zuluaga.

En esta nota se hace un paralelismo entre lo que significa una competencia deportiva y una competencia política, como lo son unas elecciones presidenciales. El autor asegura que

“están muy lejos estos pedalistas y sus pelotones de esa competencia limpia y altiva entre Nairo y Rigoberto. Aquí son capaces de echarse aceite y vidrios en la carretera, y eso ha ofendido y espantado a los electores” (Noé Ochoa, 2014).

En esa comparación, vemos una clara intención del periodista por resaltar los valores del deporte y mostrar cómo estos no se replican en las batallas políticas, donde el insulto y la trampa a veces son el pan de cada día, lo cual termina haciendo que los espectadores, que en este caso tienen una importancia mayor que en la parte deportiva, terminan por cansarse y desistiendo del apoyo algún candidato.

Para Luis Noé (2014), el triunfo de Quintana y el segundo puesto del Toro de Urrao, es algo que debe llenar de orgullo a todos los colombianos y no solo por las razones expresadas con anterioridad. Acá el periodista utiliza los diminutivos y estereotipos comunes de nuestro país.

Con esto, acude a contar las dificultades de cada uno para llegar a donde están, para ponerlos como un ejemplo de superación. En el caso de Nairo, “nuestro boyaquito tímido” como lo describe Noé Ochoa, se acude a mostrar los problemas que tuvo durante la carrera como una caída y una gripa con otitis, para resaltar que es el líder y que recibió un “aplauso nacional”.

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Por su parte, a Rigoberto Urán lo describe como “ese paisa valioso que, así mismo, ha superado con pundonor tramos dolorosos de violencia, de pobreza y demás adversidades” (Noé

Ochoa, 2014). Vemos como es recurrente utilizar las partes difíciles del deportista para generar en el lector una mayor cercanía a esas personas que por momento parecen inalcanzables e inmortales por lo que hacen. Esto termina generando un orgullo generalizado en el país, pues son ganadores no por las batallas que han tenido que luchar, sino a pesar de las mismas.

En estas citas y otras más como “a base de ponerle papas sabaneras, de superar una caída que casi lo devuelve y gripa con otitis, hoy es líder de la carrera y viste la maglia rosa” (Noé

Ochoa), para referirse a Nairo, vemos cómo el autor utiliza las diferentes creencias sobre las regiones para enaltecer a estos dos deportistas. Tanto paisas como boyacenses tienen una imagen a lo largo del país de ser personas que salieron adelante a pesar de muchísimas dificultades y ese pensamiento se ve reforzado en esta columna.

El primero de junio, el día tan esperado llegó y la última etapa inició su recorrido rumbo a Trieste, una ciudad del norte de Italia que limita con el mar Adriático. Allá, tanto Nairo como

Rigo se subieron al podio de una de las carreras más importantes del mundo ciclístico. El Tiempo retrató lo que fue ese día en una crónica de Lisandro Rengifo titulada “Crónica de un día inolvidable para Colombia en el Giro de Italia”. Llama la atención que se hable de Colombia y no de los escarabajos que al fin y al cabo fueron quienes lograron el triunfo.

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Figura #15. Crónica de un día inolvidable para Colombia en el Giro de Italia (2014) Captura de imagen de periódico. El Tiempo.

En esta nota se relata lo que fue la última etapa de aquel Giro, pero en especial la premiación donde estuvieron Nairo Quintana, Rigoberto Urán y Julián Arredondo como campeón de la montaña. “Los corazones se querían salir del pecho, la piel se erizó, el grito de

¡Viva Colombia! se escuchó en cada rincón del millón 200 mil kilómetros cuadrados del territorio nacional” (Rengifo, 2014). En este fragmento podemos observar cómo se acude al orgullo nacional por medio de los sentidos, que el autor asegura que lo que él sintió lo hicieron el resto de colombianos.

Los símbolos patrios, como en el caso de Lucho, vuelven a ser protagonistas, con el himno nacional como principal figura. “Mientras sonaba el himno nacional. Quizás, este fue el momento más duro, emocionante, el que paralizó a los colombianos. Quintana cantó el himno, y sus compatriotas que estuvieron en ese momento en Trieste, también lo hicieron, como los que estaban en el país. ¡Tremendo e inolvidable momento!” (Rengifo, 2014). Para el autor, el himno nacional fue el momento más extraordinario de aquella tarde, pues sacó a relucir ese patriotismo que despierta este tipo de victorias, tanto en el deportista, como en los espectadores.

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Sin embargo, El Tiempo no fue el único en anunciar que Quintana y Urán habían hecho el

1-2 en una de las carreras más importantes del mundo. El Espectador mediante una nota titulada

“Histórico: Nairo Quintana, campeón del Giro de Italia; Rigoberto Urán segundo”, en donde contó el triunfo del escarabajo y presentó algunas de las declaraciones del campeón.

Figura #16. Histórico: Nairo Quintana, campeón del Giro de Italia; Rigoberto Urán segundo. (2014) [Captura de imagen de periódico]. El Tiempo.

En esta nota, desde el título mismo, nos encontramos ante un artículo que va a exaltar la victoria de los ciclistas y lo empieza catalogando como histórico. “Colombia escribe su página más gloriosa en la historia del ciclismo al lograr un histórico 1-2 en la primera grande de la temporada 2014” (El Espectador, 2014); en esta cita se refuerza mucho más ese pensamiento inicial, pues no son los ciclistas quienes escriben la página dorada, sino que es el mismo país que muchas veces les ha dado la espalda en cuanto a presupuestos y apoyos.

Sin embargo, esa nota no va más allá de lo que sucedió con el triunfo de Nairo en el país, pues ese mismo día el diario El Tiempo confirmó mediante una nota informativa que Santos había visto la última etapa en la casa de Nairo en Boyacá, en compañía de los padres del ciclista 112

y toda su familia. Esto refuerza aún más la idea de la utilización del triunfo del escarabajo más teniendo en cuenta que estaba en plena campaña presidencial.

Figura #17. Colombia vive un ‘día histórico’ por el Giro, dice presidente Santos. (2014) [Captura de imagen de periódico]. El Tiempo.

Santos se vistió para la ocasión, de rosa como no podía ser de otra forma, entendiendo que ese es el color que lleva quien lidera y gana esta carrera. "Nos sentimos muy orgullosos.

Viva Colombia, viva Nairo Quintana, viva la paz", fueron otras palabras que dedicó el presidente tras la consagración del boyacense. Las últimas tres palabras hablan mucho de lo que pretendía

Santos con todo esto, pues en plena campaña, donde su bandera era la paz, debía nombrarla en un evento que seguramente estaba viendo gran parte del país.

Otra de las declaraciones que hizo Nairo al ganar el Giro fue que “Colombia es amor”, algo que no le gustó nada al columnista de El Tiempo Adolfo Zableh y lo expresó en su columna que lleva el mismo título que la declaración de Quintana.

Figura #18. Colombia es amor. (2014) [Captura de imagen de periódico]. El Tiempo. 113

Más allá de tener una columna dura contra la realidad del país y decir que Nairo no tiene razón con esas declaraciones, hay que destacar que el autor se queda con dos cosas que han sido tratadas durante el análisis y seguirán apareciendo más adelante. “Curioso entonces lo de Nairo

Quintana, que cree en Colombia pese a la manoseada que le pegaron los candidatos a la presidencia, y encima dicta cátedra de cómo se debe andar en bicicleta” (Zableh, 2014), es lo que asegura el autor.

Si vemos un poco más allá, la parte más importante es la de los candidatos presidenciales, en especial Juan Manuel Santos, quien siempre siguió de cerca a Nairo para estar presente en el momento preciso. Esto se puede ver claramente en el archivo seleccionado, donde encontramos más de seis artículos en donde el expresidente de Colombia, hace mención de Nairo Quintana o aparece junto a él.

A eso se refiere Zableh con la “manoseada”, la cual debería ser rechazada por un deportista que el gobierno le ha dado más bien poco. Además, queda claro que cuando el deportista gana, algunos candidatos, como fue el caso de Santos, se aprovechan porque son nuestros, pero cuando las cosas son diferentes y se pierde, no se aparecen ni por las curvas.

Pero no se queda solo con los políticos, también afirma que en Colombia “celebramos los triunfos de nuestros deportistas (que no son nuestros) como si fueran propios, cuando la verdad 114

es que ellos no ganan gracias a nosotros, sino a pesar nuestro” (Zableh, 2014). Con esto se termina de sustentar esa idea del “ellos y nosotros” tan recurrente en el deporte nacional.

Por otra parte, el patriotismo ha aparecido y lo seguirá haciendo durante todo el trabajo.

Sin embargo, a diferencia de otros autores para Zableh los colombianos somos “patrioteros de tres pesos” pues amamos la tierra cuando juega la selección, cuando un deportista gana o cuando perdemos un pedazo de mar que ni sabíamos que existía” (Zableh, 2014). Esto da un cambio a lo que otros piensan, pues acá se ve que solo queremos a Colombia cuando nos conviene y este es un mensaje que pocos periodistas mandan cuando se está hablando de un triunfo tan importante.

Y como no podía ser de otra forma, ante un día tan importante y un hecho sin precedentes

El Tiempo dedicó su editorial del primero de junio de 2014 al campeón del Giro de Italia.

Titulada “Una hazaña deportiva”, desde el principio se sabía que el objetivo principal de la misma era llenar de elogios a un deportista que había hecho historia.

Figura #19. Editorial: Una hazaña deportiva (2014) [Captura de imagen de periódico]. El Tiempo.

Lo primero que se encuentra durante esta editorial, es el orgullo que se debe sentir por el triunfo de Quintana y el segundo puesto de Rigoberto Urán, pues esto también “tiene muchos otros sentidos, deportivos, sociales y humanos” (El Tiempo, 2014). Aunque no se ahonda en el 115

tema, se sobreentiende que un triunfo de esta categoría puede potenciar diferentes sectores económicos y es un alivio para aquellos que sueñan con algún día estar en estas carreras tan importantes.

Además de esto, la editorial afirma que “lo alcanzado por Quintana y sus compatriotas es una verdadera hazaña, que merece todo el reconocimiento y la gratitud del país entero”, lo que se utiliza para seguir reforzando la idea de que esto debe ser tomado con mucho orgullo por todos los colombianos. Ahora bien, la editorial da un cambio trascendental cuando se asegura que

“aquí sí que se justifica oír de pies el a veces manoseado Himno Nacional” (El Tiempo, 2014).

Los símbolos patrios vuelven a ser importantes durante estas victorias, pero queda la duda, pues la editorial no cuenta cuáles han sido esas veces que el Himno Nacional ha sufrido dichas perversiones. Sin embargo, a partir de las experiencias, podemos determinar que la canción que nos identifica como colombianos suena más duro y con más apoyo cuando uno de los nuestros consigue un triunfo en el exterior; esto mismo no sucede durante un día normal o una celebración de algún día patrio, donde las notas del himno no se entonan de la misma forma que en los casos mencionados anteriormente.

Ahora bien, los elogios continúan durante todo el escrito, pero en un momento el autor, que representa la opinión del medio, dice que el ciclismo colombiano atraviesa una gran época, a la cual se llegó por las capacidades de los escarabajos, “pero también por el apoyo oficial”. Al conocer la línea editorial del periódico no sorprende esta afirmación, sin embargo no da datos, ni 116

cifras para sustentar que esto es así, y más en un país que año a año le quita presupuesto al deporte para asignarlo a otras carteras.

¿Qué significa esta magnífica victoria? Un oportuno oasis en medio de

tantas tensiones. Es una inyección de ánimo, de estímulo y de cohesión nacional

en torno de una misma causa y un mismo júbilo; es mostrar el lado amable de un

país que no ha podido sacudirse la mala imagen de la droga y la guerra (El

Tiempo, 2014).

Para finalizar, El Tiempo asegura que este tipo de triunfos son importantes para la sociedad colombiana, entendiendo que ha sido muy golpeada por muchos conflictos. Se toma el deporte como una catarsis, y se le pone un peso a los deportistas que no deben tener, pues el que nos debe dar ese oasis del que se habla es el Estado, no los escarabajos.

No solo se habla del deporte como un alivio a la población en esta editorial, sino que José

Miguel Álzate en su columna de opinión titulada Quintana y Urán, orgullo de Colombia, comenta que “a millones de colombianos se nos encharcaron los ojos viendo la consagración de estos dos compatriotas. Nos hicieron olvidar los momentos amargos” (Álzate, 2014), volviendo así a retratar que los triunfos de los colombianos sirven como una catarsis ante tantos problemas que tiene y ha tenido este país.

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Figura #20. Quintana y Urán, orgullo de Colombia (2014) [Captura de imagen de periódico]. El Tiempo.

Asimismo, Álzate vuelve sobre el orgullo nacional, al igual que gran parte de sus colegas acudiendo también a la historia de vida de ambos que, al igual que en notas anteriores, genera un acercamiento mucho más sentimental hacia el deportista. “Lo alcanzado el domingo anterior por

Nairo Quintana y Rigoberto Urán nos llena de orgullo patrio. Estos dos corredores han escrito la página más grande en la historia del pedalismo colombiano” (Álzate, 2014), como diferencia, encontramos que el autor acude a un orgullo deportivo, más que de otra índole, como lo afirmaban otros columnistas.

Un par de años después y luego del gran papel de la delegación colombiana en los Juegos

Olímpicos de Río 2016, Nairo llegaba a España con la ilusión de conseguir su segundo título en los más importantes eventos ciclísticos del mundo, en este caso iría por la Vuelta a España.

Quintana venía de obtener el tercer lugar en el Tour de Francia de ese año y con muchas dudas, pues se especulaba que estaba enfermo y que eso afectó su rendimiento.

Con trabajo y esfuerzo, el pedalista boyacense trepaba rápidamente las posiciones de la tabla general de La Vuelta y la esperanza de que consiguiera el título se volvían cada vez más tangibles. Para la décima etapa de la ronda, Nairo se montaba por segunda vez en el transcurso de la carrera en lo más alto del podio un 29 de agosto de 2016. Desde ese momento, mantuvo el liderato con firmeza tras los ataques del inglés y el español .

Tras ganar esa etapa, en una entrevista el boyacense habló -además de la carrera- de la actualidad del país e hizo referencia a los acuerdos que había alcanzado el Gobierno Nacional 118

con la guerrilla de las FARC para un cese al fuego bilateral. Como se puede ver en el texto de la

Revista Semana, “Nairo Quintana pide "apoyar" la paz” del 20 de agosto, el ciclista colombiano hizo uso de su posición de atleta y su buen rendimiento para hacer un llamado a la sociedad colombiana.

Figura #21. Nairo Quintana pide “apoyar” la paz (2016) [Captura de imagen de periódico]. Revista Semana.

Nairo resaltó estar “muy emocionado porque era un paso que necesitábamos dar y ahora todos nosotros, los colombianos, tenemos que apoyar este paso" (Revista Semana, 2016). Y continuó diciendo que esperaba que "este cese al fuego sea verdadero y todos los colombianos podamos vivir en paz y con felicidad". Esas frases fueron compartidas por la Presidencia de

Colombia. La intención del deportista boyacense fue pedir por la paz en la nación. Del mismo modo, es evidente que hay tintes políticos en sus declaraciones debido a la polaridad que existía en el país en esa época alrededor del tema de los acuerdos de paz.

El 10 de septiembre, un día antes del final de la competencia, Quintana era virtual ganador y en el país se vivía una fiesta nacional. Ese día, el diario El Colombiano publicó un artículo que titulaba “Yo soy Nairo-Chavista: Presidente Santos” a propósito de una frase que dijo Juan Manuel Santos en un discurso en un evento en Apartadó para conmemorar a los deportistas del municipio de Urabá, Antioquia.

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Figura #22. Yo soy Nairo-Chavista: Presidente Santos. (2016) [Captura de imagen de periódico]. El Colombiano.

El primer mandatario hacía referencia a las acusaciones del expresidente Álvaro Uribe

Vélez que lo tildaban de ‘castro-chavista’, una ideología política que hace referencia al modelo socialista que Fidel Castro y Hugo Chávez (expresidentes de Cuba y Venezuela respectivamente) en sus debidos países. “Estaba equivocado el señor expresidente Uribe, yo no soy ‘castro- chavista’, yo soy ‘Nairo-Chavista’. Nairo, Quintana y Esteban Chaves que son los símbolos de lo que es Colombia, de lo que puede Colombia, con su talento, con su empuje” (El Colombiano,

2016), dijo Santos.

Las características de los atletas colombianos que estaban dejando en alto el nombre de la nación en el exterior fueron aprehendidos por Santos para darle un nuevo significado a los insultos que estaba recibiendo por parte de la oposición. Pero, ¿por qué solo mencionarlo cuando hay deportistas en el exterior sacando la cara por la patria? ¿Es que cuando algún otro colombiano lo hace en otro ámbito que no es internacional o deportivo no cuenta? ¿Esto puede ser visto como oportunismo? Lo más posible es que sí.

Tras confirmar el título de campeón en La Vuelta a España 2016 el 11 de septiembre,

Nairo Quintana insistió con la paz de Colombia cuando estaba en el podio recibiendo el trofeo.

El periódico El Tiempo publicó una nota titulada “'Que el mundo sepa que nuestro país es paz, amor y deporte': Nairo”. Allí habla sobre la hazaña del ciclista, pero no deja de lado los mismos tintes políticos que salpicaban sus palabras cuando ganó la décima etapa del certamen. 120

Figura #23. ‘Que el mundo sepa que nuestro país es paz, amor y deporte’ (2016) [Captura de imagen de periódico].

El Tiempo.

El atleta colombiano se había tomado el tiempo de utilizar su victoria para referirse brevemente a un país que históricamente ha sido manchado por estereotipos o imágenes de violencia y narcotráfico. Además, se re refirió a que el país no tiene solo cosas malas, sino que con el deporte y la gente se puede llegar a lograr grandes cosas (El Tiempo, 2016).

Para ese mismo día salió publicada una columna de opinión de Gabriel Silva Luján titulada “El secreto de la victoria”. Allí, el autor recalcó la importancia de ese título para el país y mencionó que siempre que el deporte colombiano destaca a nivel global, existen terceros que quieren adjudicarse el título. “No es si- no llegar a la cima y todos quieren pegarle un tarascazo a la presea de oro o beber en la copa del triunfo” (Silva Luján, 2016), dice el texto que, a manera de intuición, habla de algunos políticos y de cómo han logrado sacar una rebanada del pastel de la gloria de Nairo, sin haber hecho nada significativo.

Figura #24. El secreto de la victoria. (2016) [Captura de imagen de periódico]. El Tiempo.

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De igual forma, Silva Luján establece que “esta cosecha de éxitos empieza con estrategias de largo plazo para la niñez. Poco tienen que ver con las burocracias deportivas.

Suena exótico, pero Nairo es hijo de Virgilio Barco. Y de la enorme inversión que ha hecho

Colombia en educación” (2016). El beneficio que estos proyectos del expresidente Barco trajo para tantas generaciones, entre esas la de Nairo e incluso él mismo, pero pareciera que esas es una forma de ‘pegarle un tarascazo’ al mismo triunfo del ciclista boyacense. Entonces, sin esa inversión en educación del primer mandatario de hace 30 años, ¿Nairo no hubiera sido el deportista que es?

Nuevamente, El Tiempo no se quiso despegar de la coyuntura de Nairo y siguió publicando artículos sobre el tema. “Inolvidable: el himno de Colombia retumbó en Madrid” se titula el artículo del 12 de septiembre a manera de crónica de lo que se vivió la noche anterior cuando Nairo fue galardonado como el mejor de La Vuelta a España. La intención de mencionar los símbolos patrios como el himno, la bandera o la camiseta de la selección colombiana de fútbol se ven a lo largo de la nota para que el público se pueda identificar y se sienta presente en aquella celebración (El Tiempo, 2016).

En general se vivió como una fiesta nacional la ceremonia de premiación de Nairo, y no era para menos ya que esa hazaña hacía olvidar los problemas de polaridad que deambulaban por el país.

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Los elogios hacia Nairo no cesaban en el mismo periódico, pues Gabriel Meluk (editor de

Deportes del medio) le dedicó su columna de opinión al boyacense y la titulaba “Bicicleta con alas”. Allí engrandece a los deportistas colombianos y felicita a Nairo por conmemorar a su raza diciendo que “el Nairo de siempre escribió su verso de laurel con esa tinta trabajadora, calma, cautelosa y sagaz que tiñe de rojo campeón la sangre de su raza boyacense” (Meluk, 2016). Con estas metáforas, Meluk busca generar una conexión sentimental hacia una raza y una tierra que en nuestro país ha sido maltratada y poco apoyada por los políticos. El título no es de Nairo, el premio se lo lleva toda una región representada por el pedalista. Es el momento en que los boyacenses se deben identificar con Nairo.

Incluso vale la pena mencionar que en el texto se recalca el ‘mal’ resultado que obtuvo el nacido en Cómbita durante el Tour de Francia de 2016 ya que el tercer puesto no era digno para un deportista de su nivel que había conseguido en el pasado dos subcampeonatos de la carrera ciclística más importante del mundo. Aun así, el texto de Meluk concluye diciendo que la bicicleta de Quintana “nos llevó al cielo para tocarlo, en la que durante 21 días a toda velocidad y de cara al viento montó nuestra inmensa felicidad y nuestro infinito orgullo”. Por supuesto, todos hacemos parte de ese triunfo.

Figura #25. Bicicleta con alas (2016) [Captura de imagen de periódico]. El Tiempo.

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Algunos meses después, el portal web de W Radio publicó un artículo llamado “Nairo

Quintana, al éxito por la necesidad” en el que habla sobre su recorrido por las vías de Boyacá y de su natal Cómbita que lo formaron para ser el campeón en el que se convirtió. Allí recalca que

“la gente admira eso: la gente trabajadora, la gente del día a día, la que viene de ahí abajo ve eso en uno y es una inspiración para ellos porque me ven y piensan: 'yo también puedo salir (de aquí) porque él viene de allá, de donde nosotros'" (W Radio, 2016). Con esto, el deportista se identifica con el pueblo colombiano.

Figura #26. Nairo Quintana, al éxito por la necesidad (2016) [Captura de imagen de periódico]. W Radio.

En cuanto a la sección deportiva encontramos que el relato se construye a partir de los hechos que sucedieron durante los triunfos de Nairo en Italia y España, pero también encontramos algo de nacionalismo deportivo con las descripciones de las celebraciones en dichos países. Además, se califica como algo histórico lo que hizo Quintana en esas dos carreras, lo que hace que se exalte el nombre de Colombia.

Ya en las páginas de opinión, la relación con la política o la actualidad del país sale mucho más clara a la luz, pues es constante que los autores comparen a los ciclistas con políticos, lo cual hace entender que son los primeros quienes nos llenan de orgullo y muestran la parte buena de nuestro país, y no los segundos.

Finalmente, Nairo contribuye en gran manera a esta tesis, pues su relación con Juan

Manuel Santos y el proceso de paz que inició su gobierno con la guerrilla de la FARC. Dicha 124

unión se enmarca en un proceso en el que el expresidente de Colombia utilizó a los deportistas y sus grandes triunfos para intentar unir al país entorno a la búsqueda del fin del conflicto con este grupo armado. Nairo fue una de esas banderas gracias a su enorme talento.

2.5. Egan Bernal: el joven campeón que no quiso celebrar con políticos

El 6 de julio del 2019 se dio inicio en Bélgica a la versión 106 del Tour de Francia, la cual terminaría siendo histórica para Colombia con el triunfo de Egan Bernal, quien fue el primer campeón latinoamericano de la historia de la carrera ciclística más importante del mundo entero.

Las etapas fueron pasando día a día y la ilusión de ver por fin a un colombiano con la camiseta amarilla al final de la competencia parecían cada vez más lejanas.

Sin embargo, a tres días del final y luego de una etapa magnífica, Bernal se apoderó de ella y no la soltó nunca más. Con el triunfo ya asegurado y faltando una etapa nada más, los medios nacionales iniciaron a informar sobre lo que sería la celebración para recibir al ciclista que había cumplido el sueño de todo aquel que alguna vez se monta en una bicicleta.

Con solo una etapa por disputarse y el título completamente asegurado, en Colombia se iniciaron los imaginarios sobre lo que iba a ser e incluso hubo mucha gente que le pidió al presidente de la nación que declarara día cívico por la victoria del ciclista colombiano.

Finalmente, Duque aseguró que esto no se iba a hacer y así los plasmó la página web de La FM.

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Figura #27. No habrá día cívico por el gran triunfo de Egan Bernal: Iván Duque. (2019) [Captura de imagen de periódico]. La FM.

Sin embargo, en esas declaraciones desde Alaska, pues se encontraba en un viaje a China, el máximo mandatario de los colombianos aseguró que lo que él quería “es que Egan Bernal llegue al país, que celebremos con él, con Nairo Quintana, con Rigoberto Urán, en donde el deporte nos una y sea la herramienta para que los jóvenes busquen su desarrollo” (La FM, 2019).

Acá podemos observar con claridad el concepto de buscar la unión nacional a partir de los triunfos de los deportistas colombianos. Al igual que como se vio con Nairo y Juan Manuel

Santos, Duque pretendía acudir a la misma estrategia.

Esto no se puede dejar a un lado, ya que, la popularidad del gobierno por esos días no era muy buena y ya se empezaban a dar las primeras manifestaciones sociales que tuvieron lugar en nuestro país durante la segunda mitad del año 2019, y tener esta fiesta nacional tan recordada en el triunfo de Herrera en España, sería una gran excusa para tener al país unido así fuera solo por unas horas.

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Había llegado el día más esperado por todos los amantes del ciclismo en Colombia. El 28 de agosto se dio el desfile triunfal rumbo a París, donde Egan celebró con sus compañeros de equipo y con sus compatriotas la victoria durante todo el recorrido. Al igual que en los casos anteriores, París se vistió de amarillo, azul y rojo, con el mismo entusiasmo y con toda la cultura colombiana a flor de piel. Así lo hizo ver el periódico El Tiempo con una crónica de Melissa

Serrato titulada “El carnaval colombiano en los Campos Elíseos por el título de Egan”.

Figura #28. El carnaval colombiano en los Campos Elíseos por el título de Egan (2019) [Captura de imagen de periódico]. El Tiempo.

Como fue recurrente en las celebraciones pasadas con Lucho Herrera y Nairo Quintana como protagonistas, la bandera tricolor estuvo presente, pero esta vez en París, para recordarle a todos, junto con la camiseta de la Selección Colombia de fútbol, que Colombia estaba presente para recibir a su campeón. Nuevamente los símbolos patrios encabezan la fiesta nacional que se vivía desde horas de la mañana en las calles de la capital francesa.

Más de un centenar de colombianos vestidos con la camiseta de la

Selección Colombia y ataviados con la bandera, a manera de túnica y de capa,

rodean y protegen el parlante que les ha asegurado más de cuatro horas de fiesta y

que tiene dando pasos y vueltas a un sinnúmero de parejas que bailan al ritmo de 127

Cali pachanguero, en pleno centro de la avenida más hermosa del mundo (Serrato

Ramírez, 2019).

Incluso, un nuevo símbolo se observa en la celebración. Es el sombrero vueltiao, que empezó a tener relevancia en todo el país cuando la cultura costeña empezó a ser mucho más importante para Colombia junto con las guayaberas y el vallenato. Pero el momento más emotivo fue cuando sonó la canción que nos identifica como colombianos. “Unos pocos minutos después suena el himno nacional de Colombia y no es que con él la fiesta se acabe, sino que se enciende un honesto orgullo patrio que deja a todos, sin excepción, ensimismados y con los ojos llenos de lágrimas” (Serrato Ramírez, 2019).

Este artículo permite observar que los títulos conseguidos por un colombiano en una competencia tan importante, siguen siendo celebrados por la población como una fiesta nacional.

El patriotismo exagerado surge en estos momentos más que en cualquier otro momento y es ahí donde la gran mayoría se sienten orgullosos de haber nacido en Colombia; no son los políticos, ni las instituciones, son triunfos como estos, los que generan estos sentimientos del orgullo de haber nacido en este país.

Mientras esto sucedía en París, las páginas de los grandes medios nacionales se llenaban de notas informativas acerca del nuevo campeón, pero también la sección de opinión al tratarse de un tema de interés nacional. El mismo 28 de julio de 2019, El Tiempo dedicó su editorial al zipaquireño bajo el título de “Camino a leyenda”.

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Figura #29. Camino a leyenda (2019) [Captura de imagen de periódico]. El Tiempo.

En un país tan dividido como lo es Colombia, esta editorial asegura que estos triunfos hacen que la sociedad se una en torno a algo, pues “es la feliz concreción de una obsesión colectiva de nuestra nación: ganar el Tour” (El Tiempo, 2019). Y en algo tienen razón, pues desde 1983 que un colombiano corrió por primera vez un Tour de Francia, se tiene la ilusión de que uno de los nuestros estuviera en la parte más alta del podio.

Llama la atención que en el subtítulo aparece que Egan “expone valores que recuerdan a esta sociedad su potencial”. Cuando se sigue avanzando por el artículo, el diario asegura que “lo principal que ha de quedar claro es que el campeón del Tour de Francia ha expuesto con esta gesta y la manera como se ha comportado de cara a la gloria todo ese conjunto de virtudes, todo ese potencial que nos es común a todos los colombianos, sin excepción”. Acá vemos aún más claro que, según la editorial, la humildad ante los logros es algo que nos caracteriza a todos los colombianos (El Tiempo, 2019).

Sin embargo, genera cierto asombro que se compare a Egan con el resto de colombianos, hablando de las virtudes y valores que, según la editorial, tenemos todos los colombianos.

Primero porque no enumera cuáles son, supuestamente, dichas virtudes y valores. Segundo, porque en un país donde reina el individualismo, la viveza para sacar provecho ante cualquier 129

oportunidad que dé el otro, y muchos otros “valores” y “virtudes” de esta misma línea, entendemos que no hay una razón para sacar pecho como lo hace esta editorial.

A su vez, se trata este triunfo como un alivio para la sociedad de un país repleto de muertos, corrupción y más cosas de esta misma calaña, cuando se asegura que “cada vez que soplen los vientos del catastrofismo, cada vez que aparezca el lastre del pesimismo y resuene ese coro que recuerda una inexistente condena de esta sociedad a más de cien años de fracasos y frustraciones, sería bueno que aflorara la feliz postal de Bernal” (El Tiempo, 2019).

Y es acá cuando podemos ver que estas victorias, para muchas personas, no solo son conseguidas en beneficio propio, sino que también pueden ser utilizadas para un beneficio general como lo plantea El Tiempo en esta editorial, y es algo parecido a lo que intentan conseguir los políticos ante la unión que generan estos acontecimientos.

Ya el 29 de junio, un día después de que Bernal se subiera a lo más alto del podio,

Kienyke informó que el presidente Iván Duque había anunciado, ya desde China, un gran homenaje para Egan en la ciudad de Bogotá y que además se le haría entrega de la Orden al

Mérito. Esto último generaría una polémica muy grande que será retratada en los párrafos siguientes.

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Figura #30. Duque anunció gran homenaje a Egan Bernal. (2019) [Captura de imagen de periódico]. Kienyke.

Desde el mismo título, al igual que en el apartado de Lucho Herrera, podemos observar la relación entre política y deporte, pues es el mismo presidente de la república quien hace oficial la celebración que se va a preparar, caso contrario a la victoria en la Vuelta a España de 1987, donde Barco fue un invitado estelar. Esto deja entrever una intención de utilizar dicho triunfo y más si tenemos en cuenta que por esos días el gobierno estaba a punto de cumplir un año y la popularidad del mismo no era la mejor, debido a la lenta implementación del acuerdo de paz y al asesinato contínuo de líderes sociales; esto se transformó en protestas sociales en varias partes del país, la cuales fueron reprimidas por el gobierno, lo que trajo más indignación.

En esas declaraciones, Duque aseguró que “Colombia llevaba décadas buscando este triunfo. Un triunfo que lo persiguió Lucho Herrera, , que después lo persiguió Nairo

Quintana y ahora lo consolida Egan” (Kienyke, 2019) y que por esa razón también quería extender la invitación de la celebración a las grandes glorias del ciclismo para que estuvieran presentes ese día.

Además, el presidente Duque aprovechó el mensaje para recordar que a partir de ese año iniciaría labores el Ministerio del Deporte, una sus banderas durante la campaña presidencial. 131

Por otro lado, se busca utilizar el triunfo para mostrar los resultados del gobierno, lo cual queda en evidencia cuando asegura que dicho ministerio desarrollará “una política pública donde nosotros empecemos a identificar los talentos de manera temprana y que facilitemos que ellos se puedan consolidar en los equipos y puedan llegar a estas grandes competencias internacionales buscando más glorias para nuestro país” (Kienyke, 2019).

Lo informativo empezaba a pasar a un segundo plano, pues Bernal ya había emprendido viaje a otras partes de Europa para cumplir con una serie de carreras que debe hacer el campeón del Tour luego de la consagración oficial. Fue en estos días cuando las columnas de opinión de los periodistas más reconocidos del país empezaron a surgir. Como en el caso de Quintana, no fue un tema exclusivo de la sección deportiva, sino que desde otras especializaciones del periodismo se le dedicaron algunas líneas al triunfo más histórico del ciclismo colombiano.

Algunos, como Juan Lozano, aprovecharon para destacar que Egan Bernal representaba lo que era un buen colombiano y los valores que estos deben tener. “Inmenso. Valiente.

Brillante. Decidido. Perseverante. Humilde. Talentoso. Sensible. Transparente. Buen hijo. Buen hermano. Buen novio. Buen nieto. Buen colombiano. Disciplinado. Soñador. Noble. Bueno, con letras mayúsculas. Todo eso y mucho más es el gran Egan Bernal, quien le dio a Colombia un triunfo histórico con sus pedalazos de titán y su espíritu inquebrantable” (Lozano, 2019)

Pero Lozano va más allá y deja de un lado a Egan para asegurar que “nuestros ciclistas, nuestros ‘escarabajos’, han encarnado los más altos valores de los colombianos y han 132

demostrado que podemos conquistar los sueños si se trabaja con disciplina, pasión, abnegación y perseverancia” (Lozano, 2019).

Sin embargo, otros columnistas, como Mauricio Pombo, aprovecharon el título del Tour de Francia para hacerle un llamado de atención a los políticos, pero también a los periodistas, los cuales, según el autor de la columna son “utilizados como cortina de humo en boca de ineptos o corruptos políticos y de incompetentes periodistas encaramados en glorias ajenas” (Pombo,

2019).

Y acá compartimos el pensamiento de Pombo (2019) y más aún cuando dice que “ganó nuestra selección, pero cuando pierde, perdió la Selección Colombia, no nuestra. Oro para nuestra Caterine Ibargüen, cuarto puesto para una patinadora colombiana. Nairo es nuestro cuando gana, pero es solo un boyacense cuando pierde”. Es claro que, en muchas ocasiones, tanto los políticos, como los periodistas, buscan sacar el mayor provecho de estos triunfos para sacar a relucir las cosas buenas que hay en el país. Sin embargo, a la hora de la verdad, cuando un deportista no cumple con las expectativas que ellos tienen, salen a acabar con ellos, en el caso del periodismo, o no son más mencionados en el Twitter o en declaraciones de, por ejemplo, el presidente de la república.

Pero como no todo puede ser unión y felicidad, y menos en un país como Colombia y con un presidente tan resistido por gran parte de la población del país, tenía que haber una polémica.

Ante las declaraciones de Duque sobre la condecoración de Bernal con la Orden al Mérito, muchas personas saltaron para hacer saber su inconformismo con esto, pues aseguraban que el 133

zipaquireño debía recibir la Cruz de Boyacá, al igual que otros deportistas y hasta políticos. No se debe olvidar que, por esos días, aún seguía vivo el debate sobre si Ernesto Macías, quien había salido de la presidencia del senado, merecía o no haber sido reconocido con esa distinción.

Recordemos que Ernesto Macías fue el presidente del Senado durante el primer año de mandato de Iván Duque y será más recordado como una persona que estuvo al servicio del gobierno sin importar lo que otras bancadas pensaran. Además, cuando salía de su cargo, efectuó su famosa jugadita, cuando no dejó intervenir a la oposición después de que Iván Duque se dirigiera al Senado. Esto, recordemos, es una violación a los tratados de paz firmados en La

Habana, los cuales permiten a la oposición a hacer un discurso de réplica después de que el presidente se dirija al país.

Sin embargo, el 30 de julio el diario El Tiempo sacó una nota titulada “Tras escándalo,

Egan Bernal recibirá la Cruz de Boyacá”, donde, además de recordar las polémicas que había desatado la primera información del presidente Duque, se asegura que “fuentes de la Casa de

Nariño le confirmaron a El Tiempo que el ciclista ya no recibirá la Orden al Mérito y tendrá el máximo reconocimiento con la Cruz de Boyacá” (El Tiempo, 2019).

Figura #31. Tras escándalo, Egan Bernal recibirá la Cruz de Boyacá. (2019) [Captura de imagen de periódico]. El

Tiempo.

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Con el paso de los días, Egan seguía sin llegar al país debido a esa gira que debía cumplir por ser el campeón del Tour, por esta razón las columnas de opinión seguían saliendo elogiando al ciclista de Zipaquirá. Primero fue Thierry Ways del periódico El Tiempo, que en su columna titulada “Pájaros de verano” aseguró que “Bernal representa una nueva era; representa, de hecho, un nuevo país” (El Tiempo, 2019).

Figura #32. Pájaros de verano. (2019) [Captura de imagen de periódico]. El Tiempo.

No deja de llamar la atención que por una victoria en el Tour de Francia el autor asegure que Egan representa a un nuevo país, pues Colombia, al igual que hace 40 años, generación que utiliza de ejemplo Ways, sigue teniendo enormes problemas de corrupción, narcotráfico y asesinatos de personas que piensan diferente a los que ostentan las armas, bien sea legal o ilegalmente.

Por su parte, Luis Noé Ochoa, también de El Tiempo revive la polémica de la Cruz de

Boyacá al considerarlo un galardón que está desprestigiado al ser entregado a “tanto político de esos que chupan rueda en el pelotón” (Noé Ochoa, 2019) y pone el ejemplo de Ernesto Macías, que días antes de recibir dicha condecoración, había estado en el ojo del huracán, pues dejó su 135

micrófono prendido en plena sesión del senado, cuando estaba admitiendo al presidente Iván

Duque de una jugadita para sabotear el discurso de Jorge Enrique Robledo como vocero de la oposición (Semana, 2019).

Figura #33. El sueño amarillo. (2019) [Captura de imagen de periódico]. El Tiempo.

Sin embargo, este asegura que Egan le dará prestigio nuevamente a este galardón, pero que espera que no le den también la cruz del olvido, como muchas veces pasa. Ni la cruz del recorte presupuestal. Porque según vi, para el año entrante, el deporte colombiano tendría un recorte presupuestal.” (Noé Ochoa, 2019). No deja de ser curioso que unos días antes Duque aseguraba que era un orgullo que Egan hubiera ganado y que se le pensaba recibir por todo lo alto, además de haber sacado pecho por la creación del Ministerio del Deporte, pero al mismo tiempo estaba pensando en bajarle, más, al presupuesto del deporte. Esto termina de demostrar que se utiliza el triunfo para mejorar la opinión pública, pero que no se tiene una verdadera intención de mejorar las condiciones de los deportistas.

Finalmente, a principios de agosto, Egan Bernal volvió al país y el miércoles 7 de agosto tuvo su recibimiento tal y como él quería: en Zipaquirá y con su gente. Mediante unas publicaciones en su cuenta de Instagram, el campeón del Tour de Francia aseguró que no quería 136

ningún tipo de recibimiento en Bogotá y que quería que “se llenen los hoteles y los restaurantes de Zipaquirá, quiero que les compren recuerdos a los artesanos de Zipaquirá pero, sobre todo, quiero que todos los zipaquireños me puedan ver” (El Tiempo, 2019).

Así lo hizo saber El Tiempo en una nota titulada “Egan Bernal explicó por qué no estuvo el presidente en su homenaje”. Sin embargo, en la nota solo se tratan las peticiones que tenía el zipaquireño y que fueron retratadas con anterioridad. Sin embargo, se menciona que Iván Duque estaba en Paipa atendiendo las celebraciones del 7 de agosto, día en que se celebra la batalla de

Boyacá y fue esta la razón por lo que no estuvo presente en el homenaje.

Figura #34. Egan Bernal explicó por qué no estuvo el presidente en su homenaje. (2019) [Captura de imagen de periódico]. El Tiempo.

Sin embargo, en una nota de El País, queda más claro el tema sobre la ausencia del presidente, que pasó de querer hacer un homenaje en la capital a no estar presente en Zipaquirá.

"yo quería que estuviera el presidente Iván Duque (...) yo con él muy bien. Tengo que hacerle la llamada, no hemos hablado" (El País, 2019). Esto deja a un lado las polémicas sobre el tema del rechazo de Egan a la celebración masiva en Bogotá y la decisión de hacerlo en su tierra con la gente que él quiere.

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Figura #35. La respuesta de Egan Bernal a la polémica por el recibimiento de la Cruz de Boyacá (2019) [Captura de imagen de periódico]. El País.

Egan también se refirió a la polémica por la Cruz de Boyacá y aseguró que le “dijeron que sí me iban a dar otra condecoración (la Cruz de Boyacá) y no sabía qué tan importante era.

La ignorancia" (El País, 2019). Donde podemos observar que hay una clara intención del deportista por no generar ningún tipo de polémica sobre política, lo cual marca un cambio en las actuaciones de Lucho Herrera y Nairo Quintana, quienes estuvieron más ligados a las celebraciones y a los políticos.

Durante el triunfo de Egan y la posterior celebración, el país estaba atravesando un momento complicado con el frecuente asesinato de líderes sociales y la lenta implementación del acuerdo de paz por parte de un gobierno guerrerista y que nunca estuvo de acuerdo con la firma de dichos tratados. Todo esto generó un ambiente de protestas en las calles de las ciudades y pueblos de Colombia. Por esta razón, Iván Duque pensó que en el triunfo de Egan encontraría algo con lo que pudiera congraciarse con el pueblo.

Sin embargo, Egan rompió el molde de los deportistas anteriores y alejó a los políticos de su celebración y no permitió ser usado por ellos como una figura de reconciliación entre el pueblo y un gobierno que no cumplía lo que se le demandaba. En una entrevista, Egan aseguró 138

que ha “votado dos veces, no voy a decir por quién”, pero por su comportamiento todos sabemos que su voto ha estado alejado de este gobierno. Esto confirma la lejanía que siente Egan por Iván

Duque y su forma de asumir el poder.

Una vez revisados los cinco casos de estudio, queda clara la importancia del deporte en la construcción de nación. Además, el periodismo deportivo ha sido clave en la formación de opinión pública y sus productos (noticias, reportajes, crónicas, etc.) han construido los hechos deportivos que acá nos interesa estudiar.

Además, queda en evidencia la intención de varios gobiernos colombianos de utilizar el deporte, no solo para la construcción de nación, sino que también como herramienta personal, bien sea para mejorar su imagen o para conseguir un objetivo. En el caso de Virgilio Barco, un presidente mayor y que no tenía mucha presencia, el triunfo de Herrera le cayó como anillo al dedo para intentar mejorar su imagen.

En el caso de Juan Manuel Santos, las cosas son diferentes, pues su intención de utilizar el deporte, iba más allá de su propia imagen. Santos entendió que a partir del apoyo a deportistas podía unir al país en torno al proceso de paz que se llevaba a cabo entre el gobierno y la FARC en La Habana. El expresidente intentó hacer algo parecido a lo que hizo Nelson Mandela en

Sudáfrica, aunque no tuvo el mismo resultado que el líder sudafricano.

Por último, Iván Duque, más cercano a la realidad que vivía Virgilio Barco en 1987, le tocó la corona que cualquier político hubiera querido. Los ciclistas colombianos buscaban el 139

triunfo del Tour de Francia hacía mucho tiempo, y se volvió en un anhelo nacional. Sin embargo,

Duque se encontró con una nueva generación; Egan representa a la Colombia joven, que está cansada de ver cómo la manejan los mismos de siempre y con las mismas políticas, y alejó a todo político de su celebración.

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Capítulo 3: Reportajes

La política sobre dos ruedas

Antes de 1987 el deporte colombiano tenía pocos triunfos de los cuales sentirse orgullosos. A duras penas habíamos ido a un mundial de fútbol en el cual nuestro mayor logro fue empatarle 4-

4 a la URSS. En aquel partido, el mediocampista Marcos Coll marcó el único gol olímpico de la historia de los mundiales. También podría tener el título del gol más feo de todos los tiempos, pero hasta hoy nos llena de orgullo decir que un colombiano ha sido el único en marcar de esta manera en la máxima cita del fútbol mundial. En Chile, un país con la mitad de la población que

Colombia, fue la primera experiencia de la selección de fútbol en un mundial de fútbol.

Las cosas no eran muy diferentes en los otros deportes. Sacamos pecho por cuatro medallas en los Juegos Olímpicos a cargo de Helmut Bellingrodt en el tiro deportivo, un deporte que ya no lo es, y de Alfonso Pérez y Clemente Rojas en el boxeo. Martín Emilio “Cochise” Rodríguez había sido campeón del mundo en Italia en 1971 de los 4000 metros persecución individual, y el Kid

Pambelé había dejado marcados sus puños para siempre en el rostro de Alfonso Frazer para convertirse en campeón mundial de boxeo, acto que repetiría otra vez en 1977.

Entrados en los años 80 's los colombianos se acostumbraron a vivir con la tragedia. Tanto así, que en una de las cadenas radiales más importantes del país, una sola cortinilla dejaba sin aliento a todo el mundo: “EXTRA …cuando la noticia se produce… ofrecemos un boletín extraordinario de última hora…” lo que venía a continuación siempre era lo mismo.

Magnicidios, asesinatos, masacres y hasta la desaparición de un pueblo. La toma del Palacio de 141

Justicia fue la cereza en el pastel, aunque se le siguieron sumando cerezas, moras y hasta fresas y más al ver que desde la presidencia habían declarado un partido entre Unión Magdalena y

Millonarios, como de interés público para ponerlo en las pantallas de los pocos televisores y en las ondas de la radio, con el fin de que nadie viera las imágenes de lo que pasaba en el centro de la ciudad. A pesar de todo esto, en las montañas de Colombia se empezaban a asomar vientos de triunfos. Sentados en sus bicicletas subiendo las cordilleras del país, una generación de oro se preparaba siempre para las grandes carreras a nivel mundial.

Alejandro Pino Calad, periodista colombiano que ha trabajado

en el área deportiva en El Tiempo y ESPN, me concedió una

entrevista y nos pusimos cita por zoom, pues los tiempos de

pandemia nos obligan a vernos a través de una pantalla.

Actualmente es el director del periódico impreso Publimetro y

tiene diferentes estudios en comunicación. Pino relató lo que

Alejandro Pino Calad, significó para él que Lucho Herrera ganara en España. “Mi periodista Colombia. Foto tomada de Linkedin mayor recuerdo del 87 fue la etapa de los Lagos de Covadonga con Lucho Herrera levantando los brazos en esa planicie muy imagen Villa de Leyva”, recordó

Alejandro. Y es que ese 4 de mayo de 1987, se empezó a gestar lo que hasta hace poco tiempo, era el máximo logro del ciclismo colombiano en Europa. Después de ese día, fueron 11 etapas más en tierras ibéricas y Herrera solo soltó la camiseta amarilla (que lo reconocía como el líder de la carrera) una sola vez. Finalmente, el 15 de mayo, el colombiano se subió al escalón más alto del podio como campeón de la Vuelta a España. El primero en llamar a felicitar al escarabajo fue Virgilio Barco, un presidente que miraba atónito desde el Palacio Presidencial 142

como exterminaban a todo un partido político de izquierda sin poder hacer nada. Además de que ostenta un récord bastante terrorífico, pero que es una imagen de lo que fue su gobierno: durante su período asesinaron a cuatro candidatos a la presidencia, algo que jamás se había visto.

Esa gesta quedó inmortalizada en una canción de Andrés Cepeda que retoma las historias de las personas que la generación de la guayaba, como la denominó el humorista Andrés López. “Yo tomaba Chocolisto y escuchaba a Lucho Herrera, coronarse campeón”. Muchas personas confirmaron que así fue el día que Lucho llegó a la meta y se subió a lo más alto del podio. “Yo me metía los audífonos por la manga del saco del colegio y me recostaba sobre la mano para poder escuchar las transmisiones mientras estaba en clase” me contó una vez mi papá hablando sobre las emociones que se vivieron en ese momento en Colombia.

Lucho Herrera. Foto tomada de Ciclismo a fondo.

A su llegada Herrera se encontró con una cantidad de gente que pocas veces se había visto en las calles bogotanas. El presidente Barco y toda la ciudadanía de la capital, le tenían preparado un recibimiento por todo lo alto. Los bogotanos salieron a la calle a recibir al campeón; aquellos que se quedaron en sus casas, vitoreaban desde las ventanas con sus pañuelos blancos. 143

Para los que han estudiado la relación entre el deporte y la política, como el periodista y académico Gonzalo Median, los símbolos patrios son aquellos objetos, imágenes o sonidos que nos identifican como miembros de un país. El escudo, la bandera y el himno son solo tres ejemplos que sirven para ejemplificar la importancia de estos, pues son lo que generan lo que conocemos como identidad nacional que más que una idea es un sentimiento. Es durante los triunfos de los deportistas cuando normalmente sale a relucir todo el patriotismo que la gente lleva por dentro y las banderas que no se ven en todo el año, salen de las guardillas para ser ondeadas con orgullo, como si el triunfo de un colombiano significara el triunfo de todos nosotros. Sin embargo, esos momentos les sirven a las personas para salir de su realidad y poder olvidar la guerra, el narcotráfico y los asesinatos.

El 16 de mayo, Claudia Helena Hernández, comenzaba a dar sus primeros pasos en el ejercicio del periodismo deportivo, un campo del periodismo tradicionalmente de hombres. Claudia pertenece a las primeras generaciones de mujeres que se atrevieron a cubrir en medios escritos y Claudia Helena Hernández, periodista hablados, el fútbol, el ciclismo, el patinaje, entre deportiva colombiana. Foto tomada de Caracol. otros deportes que tuvieron amplias audiencias antes de la llegada de los medios digitales y la revolución de las redes sociales.

“Lamentablemente los medios han cambiado para mal, no para bien. Esto es por el

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tema del internet y del computador, la gente no quiere salir de la oficina. La gente que puede grabar en el celular ya ni grabadora de periodista tiene. Todo aparece aquí (internet) ya sea que lo escriba usted o lo escriba otro. Lo que ellos hacen allá es tomar las notas estadísticas que ya están hechas, y complementar la que necesita hacer. ¿Ese es el periodismo que estamos haciendo ahora? La gente no va a las fuentes, no quiere ir a los entrenamientos, no quieren aguantar horas de sol, lluvia, barro”, aseguró Claudia.

Sus inicios fueron en la cadena Súper, la cual era reconocida por su famosa cortina “si lo dice

Súper, póngale la firma”. Cuando inició su carrera profesional empezó a cubrir el fútbol y hacía la labor de vestuario, algo rarísimo para la época. Ver a una mujer en los camerinos llenos de hombres no era de la época. Sin embargo, se ganó un espacio y el respeto de los periodistas que hoy la consideran como una pionera de las periodistas deportivas. Ese 16 de mayo, cuando

Lucho llegó a Bogotá ella cubría ciclismo y también estuvo en el recibimiento. “Mi jefe me dijo: usted como sea, se tiene que subir en ese carro de bomberos. Cuando empezaron a decir que subieran los periodistas, yo me subí. Yo me subí sola, con mi grabadora y un cassette”.

“El carro de bomberos no se podía mover de la cantidad de gente que había”, seguía relatando

Claudia. Cuando el vehículo que llevaba a Herrera logró llegar al Palacio de Nariño, llevaba un retraso de varias horas frente a lo planeado inicialmente. Desde el balcón de la casa presidencial el presidente Barco, con sus canas al aire, gritaba como un joven “y dale, y dale, y dale Lucho dale”, como también lo recuerda Fidel Cano en una nota de El Espectador sobre el recibimiento de ese día.

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Lucho se bajó del carro de bomberos y en cuestión de minutos estaba en el balcón del Palacio

Presidencial. Ahí, Virgilio Barco sacó el carisma que le había faltado durante su gobierno y se adueñó del escenario, como si él fuera el que había recorrido los 3.921 kilómetros que duró la

Vuelta a España. Probablemente esa fue la única vez durante su gobierno que se vio sonreír a

Barco, pues su mandato fue tan tortuoso que ni la constitución de 1886 aguantó y empezó la redacción de una nueva carta magna. Cambiar las leyes es casi que el deporte nacional de este país, que en el siglo XIX tuvo más de una docena de constituciones, tantas como guerras civiles.

La imagen que tienen muchas personas de ese día es el bochornoso

momento en el que Barco se pone la camiseta de Lucho. El ex

presidente era más alto que el escarabajo, entre la lucha por

meterse la camiseta y las ansias de no hacer el ridículo, sale la

primera imagen de lo que los teóricos llaman ‘nacionalismo

deportivo’. Por esos días el país estaba inundado de dinero untado

por el narcotráfico y eso, aunque parece bueno por la inyección

Lucho Herrera y monetaria, termina corrompiendo a las personas e instituciones. Es Virgilio Barco. Foto tomada de El por eso que el triunfo de un deportista colombiano es como un potosí Espectador. para un político que busca exprimirlo hasta que ya no tiene nada más que entregar, con el único objetivo de darle un respiro al pueblo o a su propio mandato.

Nicolás Samper, otro periodista deportivo reconocido en el país, por esos días aún no sabía que el resto de su vida se iba a dedicar al periodismo. Sin embargo, tenía claro que le gustaban los deportes y soñaba con algún día poder llegar a los grandes medios del país. “Pensando un poco 146

como Barco, yo creo que dijo: ‘yo de esto no se un culo, pero la gente se está matando porque estoy en una guerra frontal contra el narcotráfico, pues por lo menos que vean que yo estoy del lado de la gente chevere’. Era un presidente sin carisma y necesitaba un poco de eso. ¿Quién más carismático en esa época que Lucho Herrera? También es lo que buscan los políticos, esas carencias que ellos tienen frente a su propia psicología, cambiarla por la de los deportistas”, contó Samper.

El periodismo deportivo ha sido fuertemente criticado desde muchos ámbitos y en parte es porque no se ha dedicado a explicar la relación entre deporte y política y la importancia de la misma. “Yo creo que uno tiene ese desdén de cierta intelectualidad frente al fútbol al creer que es un fenómeno actual. También ese es un complejo extraño del periodismo deportivo de decir que yo solamente hablo de fútbol, porque eso es mi especialidad, porque eso es de lo único que yo hablo. No de eso no se trata la vida, la vida no es sólo fútbol. Sería un desastre, sería para matarse, sería un suicidio”, agrega Samper sobre el periodismo deportivo y las críticas que le caen encima.

Volviendo al caso de Barco, Claudia Helena Hernández asegura que cualquier presidente que hubiera estado en la situación de Barco hubiera hecho lo mismo. Hay que tener en cuenta que los triunfos por esas épocas eran pocos y una oportunidad así era muy difícil de dejar pasar y más teniendo en cuenta el presente que vivía el país.

En este caso, y durante toda la Vuelta a España, hubo un factor externo que se ha analizado poco.

La importancia de las marcas como empresas patrocinadoras de un deporte -en este caso de dos 147

equipos- generaron una importancia en la publicidad de la empresa nacional. Café de Colombia y

Postobón pusieron la plata y el patrocinio para que Lucho Herrera, con el primer equipo, ganara la competencia y el segundo terminó ganando la clasificación por equipos. Este es un tema poco tratado y tiene una importancia enorme, sobre todo con el paso de los años. Las empresas han sido las encargadas de poner la plata para que los grandes equipos cumplan sus objetivos. Esa vez fue la única en que un equipo colombiano ganó en una gran vuelta. Después, con la globalización las cosas fueron tomando un rumbo diferente y las empresas de afuera con su capacidad adquisitiva superaron lo que podían pagar las de acá.

“Colombia, por política nacional, tenía una economía proteccionista en la que se patrocinaba siempre el respaldo a la industria nacional y se grababa altamente a la industria extranjera”, cuenta Alejandro Pino sobre la economía colombiana durante esos años. Sin embargo, empresas como estas dos, fueron cruciales para fomentar el deporte y que en esa época se pudiera ganar una competencia de esa importancia.

Después del evento del Palacio de Nariño, el recorrido siguió su camino pero con un retraso que se hizo más grande. Lucho tenía que estar a las 5 de la tarde en su tierra natal, Fusagasugá, donde el alcalde le tenía preparada una celebración. Llegó un momento en el que fue imposible seguir y al escarabajo lo bajaron del camión sin que nadie se diera cuenta. La multitud que salió ese día a las calles de Bogotá ni se inmutó de que el campeón se había ido y seguía detrás del carro de bomberos, que en ese momento significaba alegría en medio de tantas desgracias que pasaban en

Colombia por esos días.

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Durante muchos años los ciclistas de nuestro país intentaron alcanzar o superar la gesta de Lucho

Herrera. Muchos llegaron hasta la competencia, pero ninguno lo logró. El ciclismo fue bajando en popularidad, mientras el fútbol -de la mano de una selección que en los años 90 enamoró a todo el mundo- no paraba de crecer. Se acabaron los equipos importantes del ciclismo colombiano y se llegaba a las grandes vueltas a conseguir victorias de etapas, pero no a pelear por la general.

Sin embargo, esto cambió. Las grandes promesas del ciclismo se fueron del país rumbo a Europa desde muy jóvenes y allá se fueron formando en los grandes equipos del mundo. Apareció entonces la figura de Nairo Quintana, un joven de Cómbita (Boyacá) que traía con él, el peso de la ilusión de que se convertiría en uno de los grandes ciclistas del mundo.

Después de ganar el Tour de Porvenir, ser segundo en el Tour de Francia y ganar otras carreras menores, llegó el momento de triunfar y de poner al ciclismo colombiano en lo más alto del podio de una grande. En el 2014 Nairo ganó el Giro de Italia, en una competencia que además vio cómo Rigoberto Urán finalizó segundo. Por primera vez en la historia dos colombianos estaban en el podio de una de las tres grandes del ciclismo mundial.

Nairo Quintana, ciclista colombiano tras ganar el Giro de Italia. Foto tomada de El Tiempo

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La imagen de Nairo y Rigoberto Urán subiendo las montañas italianas quedarán marcadas para siempre en la memoria de los colombianos. Si ver a un ciclista colombiano ganando y peleando por el título era raro, tener a dos luchando cara a cara por el triunfo parecía casi imposible.

Además, a diferencia del fútbol el ciclismo unió al país, a nadie le importaba si ganaba el uno o el otro, lo importante era que lo consiguiera alguno de los dos. Evidentemente los paisas hubieran preferido que ganara el de Urrao (Antioquia), mientras que los boyacenses querían ver al de Cómbita (Boyacá) con la camiseta rosada, pero que venciera el de la otra región, no iba a

Nairo Quintana, ciclista colombiano. Foto tomada de poner de mal genio a los “contrarios”. El Tiempo.

En medio de la carrera, y como

ya había pasado con otros

deportistas incluso con el mismo

Quintana luego de acabar

segundo en el Tour, apareció la

figura de Juan Manuel Santos;

Juan Manuel Santos viendo el triunfo de Quintana en la casa del un presidente que estaba urgido ciclista. Foto tomada de El Tiempo. de unir al país en torno al proceso de paz que inició su gobierno con la ex guerrilla de las FARC. Santos, casi como

Mandela, buscó en los triunfos de la Selección Colombia, los ciclistas y los deportistas olímpicos mejorar su imagen frente a un país dividido entre la guerra y la paz.

“El gobierno Santos se caracterizó, y esto es supremamente importante, por convertir al deporte en una política de estado. Santos sabía que no era tan carismático como Uribe, entonces da dos 150

pasos más allá. ¿Quiénes son las personas más amadas en Colombia? los deportistas. entonces lo que necesitamos son triunfos del deporte nacional”, contó Pino Calad. Y fue justo durante este

Gobierno que los deportistas alcanzaron los mejores resultados en la historia de nuestro país.

Nairo no solo ganó el Giro de Italia sino que dos

años después ganaría la Vuelta a España. La

Selección Colombia llegó a los cuartos de final de

la mano de José Pekerman, un técnico que

prácticamente lo puso Santos. En los Juegos

Olímpicos de Londres se hicieron los mejores Nairo Quintana con el trofeo de la Vuelta a España. Foto de El Espectador juegos de la historia del país, luego superados por

los de Río de Janeiro, ambos durante los ocho años que estuvo Santos en el país. Y esto solo fue en los deportes o competencias más importantes. El ex presidente de Colombia buscaba con todas sus fuerzas ganarse a la gente a partir de los triunfos de los deportistas y los convirtió en símbolos de una guerra política que para ganarla estaba dispuesto a hacer lo que fuera necesario. La polarización en el país estaba en uno de sus puntos más álgidos y por medio del deporte, Santos buscó ganar adeptos.

Santos quiso aprovechar tanto a los deportistas que a veces se pasó de la raya para lo que normalmente hace un presidente. Con una camiseta rosada (sí, del mismo color que la del campeón del Giro de Italia) llegó a Cómbita, más exactamente a la casa de los papás de Nairo, para ver la última etapa de la competencia. Y después dicen que no se aprovechan de los deportistas… Que el mandatario de todos los colombianos se tomara un día para ver cómo se 151

consagra un deportista colombiano en una competencia, deja al descubierto las intenciones que tenía con el deporte y cómo lo estaba utilizando para que el país se uniera en torno a su propuesta de paz.

“Mandela fue un ejemplo para Santos. Mandela se dio cuenta de

algo y eso era que si algo podía unir a la nación sudafricana, que

más dividida imposible, era el deporte. Ese ejemplo y en general la

política de paz -porque las veces que Santos citó a Mandela son

eternas-. La famosa frase de uno hace la paz con los enemigos y no

con los amigos, todas esas vainas son de Mandela. Es muy curioso

como lo siguió a en todo. Esto está totalmente relacionado con Nelson Mandela celebrando el título de como Santos le apostó al deporte para lograr la unidad nacional, Sudáfrica en el mundial porque la apuesta para el deporte como unidad nacional no estaba de rugby 1995. Foto tomada de El País. antes”, contó Pino Calad.

Ese nacionalismo deportivo que fomentó Santos a lo largo de sus ocho años de presidencia tuvo como una de sus principales banderas a Nairo Quintana. El objetivo era claro, había que unir el país para que se pudieran firmar los Acuerdos de paz que se estaban negociando en La Habana

(Cuba).

Dos años después, en la Vuelta a España de 2016, Nairo volvió a subir en lo más alto del podio.

"(Estoy) muy emocionado porque era un paso que necesitábamos dar (el cese al fuego) y ahora todos nosotros, los colombianos, tenemos que apoyar este paso", dijo Quintana después de 152

acabar una de las etapas de la competencia. Además, aseguró que "este cese al fuego sea verdadero y todos los colombianos podamos vivir en paz y con felicidad", según mostró en una nota en su portal web la Revista Semana.

Nairo fue un deportista supremamente político a lo largo de sus años, y lo sigue siendo hasta el día de hoy. Para Claudia Helena Hernández, el ciclista está haciendo también una carrera aparte, donde aprovecha su fama y capacidad de unir a la gente para estar cerca de la política y entrar cuando salga de la bicicleta. Muchos deportistas han aprovechado la popularidad que les da el deporte para hacer esto que plantea Hernández.

A pesar de que durante el período presidencial de Juan Manuel Santos el deporte fue una política de unidad nacional, esto no quiere decir que los triunfos conseguidos fueron gracias a él y a sus decisiones de apoyarlo.

“Yo siempre he dicho que en este país los deportistas ganan a pesar de

Colombia. El deber de un político es arreglar los barrios, hacer canchas,

construir planes sociales, hacer modelos de salud que no solo le sirvan a

Egan y a Nairo, sino que les sirva a ustedes o me sirvan a mi, a todo el

Nicolás Samper, mundo”, aseguró Nicolás Samper. periodista colombiano. Foto tomada de Twitter

Los Acuerdos de paz se firmaron el 26 de septiembre de 2016 en la ciudad de Cartagena, dando así por finalizada la guerrilla de las FARC. Con la finalización de todo el proceso, las cosas para 153

el deporte cambiaron y esto demuestra las intenciones de Juan Manuel Santos de utilizar el deporte en su proyecto político e intentar unir al país, algo que no logró como lo mostró el resultado del plebiscito, donde más del 50% de los colombianos dijeron que no aceptaban los acuerdos.

Menos de un año después, el 10 de agosto de 2017 para ser precisos, El Tiempo sacó una nota titulada “Presidente Santos le dijo a Nairo que revisará presupuesto al deporte”. Resulta curioso que un año después de la firma de los acuerdos, Nairo quien fue bandera de todo el proceso, fuera hasta la Casa de Nariño a pedirle al mismo Juan Manuel Santos que tanto lo apoyó, que no le bajara el presupuesto al deporte.

Santos, en esa misma reunión, confirmó que no se le bajaría el presupuesto al deporte, algo que, como era de esperarse, no cumplió. Al fin y al cabo, el objetivo por el cual se había creado esa política deportiva ya estaba cumplido; se sintió como un mensaje de “ustedes solo me interesan para cumplir ciertos objetivos, ya después volvemos a lo mismo de siempre”. Esto afirma las intenciones del expresidente por utilizar el deporte y sus triunfos para mejorar su imagen y la de sus políticas. El nacionalismo deportivo que se utilizó durante su mandato quedó reducido a buscar el beneficio propio y no el del colectivo tal y como lo hizo su ejemplo a seguir: Nelson

Mandela.

Dentro de este caso hay que analizar el papel de la prensa deportiva. Dentro de la selección de archivo seleccionada para este reportaje, se encontró una falta de investigación y de profundización en cuanto a la relación entre política y deporte. El periodismo deportivo ha sido 154

criticado por diferentes esferas de la misma profesión, pero también por académicos que consideran el deporte como algo ajeno a la cultura, como lo asegura Nicolás Samper.

“El periodismo, más allá de los resultados, debe contar esas historias a veces uno no tiene espacio para contarlas. Dos, a veces al público no le interesa, por ejemplo. Eso tiene que ver mucho con el público, uno nunca sabe qué es lo que le va gustar a la gente”, continúa Samper. Y es que dentro de este tipo de casos, los análisis por parte del periodismo deportivo colombiano son muy pocos. De ahí salen las críticas de muchos periodistas y académicos, como Gonzalo

Medina, quien asegura que el periodista deportivo se ha quedado únicamente en los resultados y análisis, pero no ha ido más allá.

“Un periodista que trabaje en deportes y que no entienda la importancia cultural y política del

Junior para el Caribe colombiano está jodido, tanto como el que no sea capaz de ver el papel del fútbol en el ingreso de los narcotraficantes a la sociedad colombiana o el que crea que la rivalidad entre el Real Madrid y Barcelona se basa en que uno tiene a Cristiano Ronaldo y los otros a Lionel Messi”, dice Alejandro Pino en una columna publicada en Publimetro y titulada

“Los fantasmas del periodismo deportivo en Colombia”.

Desde el punto de vista de Pino y Samper, se encuentra un vacío en el periodismo deportivo colombiano, bien sea por los intereses de los medios o porque a la gente no le interesa, como asegura el segundo. Desde la parte crítica del periodismo deportivo de nuestro país, también está la postura de que el que estudia esta profesión es para ser famoso, según asegura Pino en la misma columna. 155

Volviendo al caso de Nairo Quintana y Juan Manuel Santos, dentro del archivo seleccionado fue poco el interés por entender lo que estaba haciendo el expresidente colombiano y eso que los ejemplos son bastantes. En los grandes medios hay noticias sobre esta relación, pero ya, nunca un análisis sobre las políticas deportivas de Santos y su influencia en la sociedad colombiana o en la intención de unir a un país.

La historia del ciclismo colombiano nace hace muchos años, sin embargo, fue a mediados del siglo pasado con la creación de la Vuelta a Colombia en Bicicleta que este deporte empezó a tomar más y más fuerza. Con el surgimiento de corredores como Efraín “El Zipa” Forero, Pedro

Nel Gil en los primeros años, después Martín Emilio “Cochise” Rodríguez y muchos otros más, este deporte empezó a crecer cada vez más con un objetivo que en esos momentos parecía muy lejano: ganar el Tour de Francia. Y desde esos primeros días ya se empezó a ver una influencia política en el deporte. A “Cochise”, Misael Pastrana Borrero, le prometió una casa luego de coronarse campeón mundial en el 1971. ¿Adivinen qué? Nunca se la dieron. Al presidente de esa

época le pareció simpático salir con la promesa únicamente para destacarse en uno de los mayores triunfos que se había conseguido hasta ese momento, para después incumplir, como suelen hacerlo los políticos colombianos.

Después de 68 años esperando por ese momento, el 2019 fue el año en que el gran objetivo que se plantearon los primeros escarabajos se logró. Egan Bernal, al igual que Nairo, salió muy joven de Colombia. En Europa se formó y empezó su carrera como profesional. En su primer

Tour de Francia consiguió lo que buscaron tantos ciclistas colombianos y solo él pudo. 156

El 28 de julio de 2019 el zipaquireño se subió a lo más alto del podio en la mitad de los Campos

Elíseos con la camiseta amarilla puesta en el pecho. Debajo de la tarima, miles de colombianos con la bandera, la camiseta amarilla y cantando el himno que nos identifica con esta tierra maltratada y en guerra. Sí, los símbolos habían cambiado.

Egan Bernal en el podio del Tour de Francia. Foto tomada de Marca

Con Lucho Herrera, el pañuelo blanco de la paz era la forma que tenía la gente de hacerse sentir.

Hoy los símbolos patrios han cambiado. Los triunfos de la Selección Colombia y la internacionalización de los jugadores han hecho que la camiseta tricolor sea uno de los símbolos más importantes y utilizados por casi todos; incluso el mismo Juan Manuel Santos entendió la importancia de la casaca de la selección y para la Copa América de 2016 se hizo blanca para apoyar el proceso de paz que se llevaba a cabo con la ex guerrilla de las FARC. La bandera, inmortal y siempre presente. Pero hay un símbolo que tiene una extraña forma de representarlo.

Nadie, y lo decimos con absoluta seguridad, se para y canta el himno todos los días a las 6 de la mañana y de la tarde cuando suena por todas las emisoras del país. En los centros de votación cuando se abren las mesas ante cualquier elección que haya, se pone el himno y la gente lo canta, 157

pero casi con vergüenza, pasito y para adentro. Hay excepciones, claro. Sin embargo, todas las que se nos ocurren tienen que ver con deporte.

Después de 16 años sin ir a un mundial de fútbol, en el primer partido contra Grecia en Brasil

2014, muchos lloramos al cantar ese himno y lo hicimos desde el fondo de nuestro corazón, era nuestro grito de batalla. Ese día en los Campos Elíseos sonó el “Oh gloria inmarcesible” por todo lo alto. Aquellos que estuvieron ahí, sacaron todo ese patriotismo que todos llevamos dentro y pusieron el grito en el cielo para que todos supieran que eran colombianos.

¿Por qué pasa esto? ¿Por qué los símbolos patrios toman importancia cuando gana algún colombiano? En este país, donde la guerra ha estado presente desde el principio de sus días, donde los políticos han estado desconectados del pueblo, donde la corrupción es el pan de cada día, la gente no se siente representada por ese tipo de cosas. Sin embargo, el deportista ha sufrido casi igual que el resto de la población, ha tenido que luchar para llegar a ese triunfo. Muchos autores aseguran que el ciudadano se siente más identificado con el deportista porque lo ve como un igual, mientras que al político se le ve casi como un enemigo.

Esto también tiene que ver con la prensa, y acá entra toda, no solo la deportiva. Hemos creado y reproducido un mensaje de pesar y lleno de estereotipos. Basta con ver las columnas de opinión que hablan de Nairo, Rigo o Egan. “Boyaquito lindo”, “paisa berraco”, “le sobró papa”. Este tipo de mensaje va generando en la gente una imagen del deportista que lo hace acercarse a él, pues se siente identificado con esas palabras. Por otro lado, la forma de contar la historia, normalmente va hacia el lado triste, el lado que toca los sentimientos. 158

Volviendo al caso de Egan Bernal y su título en el Tour de Francia, una vez se conoció que el campeón iba a ser él, el presidente Iván Duque anunció que lo iba a recibir en Bogotá con un evento por todo lo alto. Iván Duque y Virgilio Barco. Virgilio Barco e Iván Duque. Dos presidentes que en el momento del triunfo gozaban de poca popularidad y buscaron en un triunfo de un deportista congraciarse con la gente. La única diferencia fue que uno pudo hacer el evento de bienvenida y el otro no.

“Egan Benal no es que no recibe a Duque en la ceremonia del mundo del ciclismo en Zipaquirá.

Él salió a aclarar que nunca le dijo a Duque que no fuera, que lo que pasa es que él quería estar con la familia del ciclismo y la imagen más bonita del mundo es ver al 'Zipa' Forero saludando a

Egan Bernal. Es como un círculo que se cierra, es poderosísimo, pero él dijo que no quería estar con políticos”, aseguró Pino.

Iván Duque se encontró con algo que no esperaba. Según el mismo Pino,

los deportistas siempre han estado atados al Estado, pues es su principal

patrocinador; por esta razón muchos no son capaces de hablar del Gobierno

de turno o les da miedo que les saquen el patrocinio, como ha pasado en

muchas situaciones. Sin embargo, Egan rompió el molde y lo sigue

Iván Duque, rompiendo pues aún no ha recibido la Cruz de Boyacá que el presidente le presidente de Colombia. Foto prometió, después de otra polémica en la que se vio envuelto Duque. tomada de presidencia 159

Mientras Egan cumplía con una serie de carreras en Europa a las que tiene que asistir el campeón del Tour como protocolo, en Colombia se vivió la polémica de una vieja conocida: la Cruz de

Boyacá. Cuando Egan salió campeón de la carrera más importante del mundo, el presidente

Duque anunció que le daría la Orden al Mérito al escarabajo. Inmediatamente empezaron a salir las críticas y la más frecuente fue “cómo así que le dan la Cruz de Boyacá a Ernesto Macías y no se la van a dar a Egan Bernal”, nuevamente el pueblo del lado del deportista y alejado del político.

El tema con este gobierno ha sido muy complicado en cuanto a sus actuaciones. Ernesto Macías quien fue presidente del Senado y hoy es senador de la República por el partido Centro

Democrático, el mismo del presidente, antes de abandonar su cargo de presidente de ese recinto, no permitió que la oposición diera el discurso al que tiene derecho después de cualquier intervención del presidente de la nación. Casi como un niño que no sabe lo que está haciendo, al señor se le olvidó apagar el micrófono mientras le contaba su plan al mismo Iván Duque. Con esa acción quedó retratado ante todo el país. Sin embargo, y como ha sido costumbre en este gobierno, al que hace las cosas mal se le premia y Macías recibió la Cruz de Boyacá, una deshonra para un premio ya pisoteado.

“El mensaje de Egan es muy importante. Hay que tener en cuenta que la posición misma de Egan y de su interés apolítico, él no quiere ser utilizado. Él no quiere que lo utilicen por como en su momento se utilizó a Nairo. Para mi Egan ha sido muy inteligente porque ha visto el reflejo de

Nairo”, aseguró Pino. Y es que Egan ha sido de los pocos que ha estado alejado de cualquier acto 160

o comentario político, muy seguramente por estar alejado de las propuestas que vienen desde la corriente que gobierna hoy en día en Colombia.

“Lo que pasa es que la política santista era diferente a la política uribista porque no estaba centrada en el personaje mismo del presidente, pero si estaba centrado en destacar héroes nacionales. ¿Qué es la orden de la Cruz de Boyacá? es una orden creada para darle esa cruz a los héroes de la nación, a los que han hecho que Colombia brille”, continúa Alejandro Pino.

Durante el Gobierno de Juan Manuel Santos se le hizo entrega de la Cruz de Boyacá a 10 deportistas, dentro de los que destacan aquellos que ganaron una medalla en los Juegos

Olímpicos de Londres 2012. En total fueron alrededor de 30 personas las que recibieron este reconocimiento durante los ocho años que el exmandatario estuvo en la Casa de Nariño.

Después de más de un año desde que Bernal ganó el Tour, aún no se le ha hecho la entrega de esta condecoración y no parece que vaya a ser pronto. Él no ha presentado ningún interés por tenerla y desde el Gobierno tampoco han insistido en hacerle la entrega.

Cuando Egan acabó sus carreras como campeón del Tour, partió rumbo a Colombia en un vuelo que llegó por la noche. Un helicóptero lo esperaba para llevarlo a Zipaquirá. No hubo tiempo ni espacio para alguna condecoración pues nadie sabía cuándo iba a llegar el campeón. Finalmente, el homenaje que en Zipaquirá fue un éxito y no tuvo la participación de políticos, como lo quería

Bernal.

161

Pero no todo fue perfecto. Egan le entregó la réplica de la camiseta amarilla al presidente de la

Federación Colombiana de Ciclismo como un regalo para todos los colombianos y todos los que sueñan algún día ser como él. Lamentablemente, el señor Jorge Ovidio González dijo en una entrevista para Caracol Radio que estaba “Muy agradecido con Egan que haya tenido ese detalle tan inmenso e incalculable para mí como presidente, de entregarme la camiseta. Es un honor muy grande, inigualable Este homenaje que me hizo es uno de los muchos que me han hecho, pero es sin duda el más importante de toda mi carrera”.

A pesar de que Egan fue muy claro en decir que la camiseta era para todo el ciclismo colombiano, incluyendo los de antes y los de ahora, al presidente de la Federación le pareció maravilloso adjudicarse el regalo para él y además decir que estaba muy agradecido con que

Egan se la haya regalado a él.

Egan rompió el molde de los ciclistas en Colombia, en cuanto a triunfos se trata. No solo ganó la carrera que todos quieren ganar, sino que estuvo alejado de la política, no se metió en esos temas que le hacen más daño que bien. Sin embargo, el mensaje que mandó fue políticamente fortísimo, pues dio a entender lo que muchos piensan, pero no dicen. Fue un mensaje claro que le dijo a los políticos que para estar ahí debían contribuir verdaderamente en la formación de los deportistas y no solo aparecer cuando ganan.

162

El sueño de un loco y el deber de un presidente

Recorrer Colombia en carro es una de las experiencias más enriquecedoras que cualquier ciudadano de este país latinoamericano puede tener. Recorrer las vías de la nación le abre los ojos con sorpresa a cualquiera por los paisajes que uno se puede encontrar. La biodiversidad de la flora y fauna que hay de norte a sur y de este a oeste son inimaginables para cualquier gringo, europeo o asiático. Tener la posibilidad de estar a 2600 metros más cerca de las estrellas y luego pasar al nivel del mar sin antes pasar por la amazonia, el Pacifico o recorrer el Llano. Acá parece que lo tenemos todo, excepto por unas cosas.

El tráfico, la condición de las carreteras, la imprudencia de los conductores, los largos caminos que toca coger por falta de vías más estratégicas, etc. Muchas personas deciden asumir estos riesgos por tradición, por conveniencia o por la experiencia que esto genera. Claro está que por avión es más rápido y efectivo y por eso es por lo que muchas veces nos perdemos de nuestras riquezas naturales, a la gente en el camino o una buena merienda regional de aquellas. Muchas veces por nuestra propia culpa.

¿Qué pensaría si le digo que Colombia tuvo la posibilidad de albergar una Copa del Mundo de

Fútbol de la FIFA? Ahora, ¿qué haría si le dijera que Colombia ganó la sede de un Mundial y que tuvo 12 años para prepararlo? Parece suficiente tiempo, pero ¿qué pasaría por su mente si se enterara por medio de estas letras que con la posibilidad de hacer historia y posiblemente cambiar el rumbo al país, Colombia haya renunciado a ser sede del evento deportivo más importante del mundo? Acompáñeme en este cuento que tendrá sonrisas, lágrimas, a lo mejor alguna risa y seguramente bastante decepción. 163

Luego de uno de los eventos de mayor trascendencia en la historia de Colombia cuando el 9 de abril de 1948 el caudillo del partido liberal, Jorge Eliecer Gaitán, fuera asesinado en Bogotá, la violencia estalló. El país vivía con rumores de revolución cada día ya que a la persona que muchos ciudadanos veían como una figura de esperanza y cambio en el país yacía muerta en las Alfonso Senior. Foto tomada calles de la capital. Para apaciguar a las masas, el gobierno de Pinterest. nacional buscó una estrategia para hacer olvidar el ‘Bogotazo’ y encontró la solución perfecta en el deporte.

De la mano del señor Alfonso Senior Quevedo, un empresario barranquillero, se creó la División

Mayor del Fútbol Colombiano a mediados del 48 y para el 15 de agosto de ese año, arranca el primer campeonato profesional de fútbol en Colombia impulsado por el gobierno nacional.

Senior había conseguido conformar uno de los mejores equipos del mundo entre 1948 y 1953 cuando llevó a Millonarios de Bogotá jugadores argentinos como Adolfo Pedernera, Julio Cozzi o Alfredo Di Stéfano. Ahora, quería algo más. Como presidente de la Federación Colombiana de

Fútbol, FCF, el barranquillero quería que el país fuera un paso más allá en cuanto a su reputación

Cartel publicitario con el logo del Mundial de Colombia 86. Foto tomada de Infobae. 164

internacional. Fue así como en 1973 emprendió el camino hacia la organización del Mundial de

Fútbol de la FIFA en Colombia y en 1974, previo a la final del torneo orbital de ese año, el entonces presidente del ente rector del balompié mundial, el brasileño Joao Havelange, le otorgaba la sede de la Copa del Mundo de 1986.

Si algo tienen claro los teóricos de la comunicación en Latinoamérica, es que nuestras naciones tuvieron que “superar los fragmentos que originaron las luchas regionales o federales en el Siglo

XIX, haciendo posible la comunicación -carreteras, ferrocarriles, telégrafo, teléfono y radio- entre regiones, pero sobre todo de las regiones con el centro, con la capital”, como lo menciona

Jesús Martín Barbero. La organización de un Mundial de fútbol era la excusa perfecta para por fin modernizar las telecomunicaciones y los servicios de transporte en una país dividido territorialmente y fragmentado por la política nacional

Las barreras geográficas en Colombia han sido un gran obstáculo para que la gente de diferentes regiones se entienda, de ahí sale la importancia de la radio que, según el mismo autor, logró hacer sentir la “vivencia de la nación” ya que las ondas hertzianas lograron atravesar montañas, cruzar ríos y valles para que los colombianos se escucharan entre sí. La cadena Sutatenza es un gran ejemplo de esto o incluso el programa de ‘La Luciérnaga’ de Caracol Radio acompañando a las familias colombianas durante los apagones de principios de la década de los 90.

Principalmente, el Mundial pedía a Colombia una reforma en su infraestructura para que las subsedes del campeonato fueran adecuadas para el buen desarrollo de este y esa era la gran ilusión de Andrés Senior. En los puestos de revistas y periódicos las portadas repetían casi como un estribillo el titular: “El mundial, aporte al progreso de Colombia”. La idea de que los 165

gobernantes lideraran el esfuerzo para que la nación saliera adelante con el mundial ilusionaba a muchos, pero asustaba a otros

En 1974, Claudia Helena Hernández era una muchacha que recién comenzaba a trabajar como periodista. Justo en aquel momento, el debate por la profesionalización del periodismo llegó al congreso para su discusión y aprobación luego de una larga disputa entre gremios, dueños de medios y políticos. Junto a Claudia, muchas mujeres ingresaron a las primeras facultades de comunicación con la ilusión de trabajar en emisoras y periódicos. La televisión comenzaba su masificación y muchos colombianos pudieron ver en las pantallas el mundial de aquel año cuando el capitán alemán Franz Beckenbauer levantó la copa Jules Rimmet en el estadio

Olímpico de Múnich.

Claudia Helena, quien hoy trabaja en RCN Radio y AS

Deportes recuerda aquellos días de 1974, “…Era algo

histórico. Le iban a dar a nuestro país la sede de un torneo

tan grande cuando acá no había ningún registro de lo que

éramos a nivel de fútbol. Si habíamos ido al Mundial de

Claudia Helena Hernández. Foto tomada Chile 1962 y habíamos conseguido un empate como el de El Tiempo. mejor resultado, imagínese lo que podía ser en 1986.

Igualmente, el público fue incrédulo ya que ni teníamos una selección destacada y los jugadores de esa época no eran la gran cosa tampoco.”

Creía que era un contentillo para que las personas se olvidaran de los problemas internos y que fijara su atención en un campeonato del mundo. Eso sí, la gente no quería comerse el cuento para no hacerle caso a sus gobernantes. Por su parte, como admite Claudia Helena, los medios si 166

estaban entusiasmados con la noticia y buscaron titulares que vendieran periódicos con respecto al tema.

El país debía hacer una inversión gigantesca para que el torneo se llevara a cabo y los recursos no podrían cubrir esos gastos. Si bien el presidente saliente en su periodo de 1970 a 1974, Misael

Pastrana Borrero, y posteriormente su sucesor, Alfonso López Michelsen, se montaron al bus del

Mundial asegurando que era una gran oportunidad a Colombia, ninguno de los dos hizo algo al respecto. Fue hasta 1978 -terminando el gobierno de López Michelsen-, que se abrió un debate sobre lo que necesitaba la nación para recibir el certamen y se hizo un concurso para ampliar el

Estadio El Campín de Bogotá, y para reemplazar los estadios Romelio Martínez de Barranquilla,

San José de Armenia y Eduardo Santos de Santa Marta.

Probablemente el sueño de cualquier gobernante sea el de obtener lo que quiera sin usar la fuerza física o el dinero, como diría el politólogo Joseph Nye. Pues bien, tanto Pastrana como López mantuvieron la promesa del Mundial y no sería descabellado pensar que les interesaba ganar popularidad y la aprobación del pueblo. Este tipo de promesas pueden generar votos o mejorar la imagen del gobierno. Claro está que ellos sabían algo que los demás no, pero probablemente no tenían el valor de anunciar.

Otro presidente quizás menos indeciso, Julio Cesar Turbay Ayala, tenía claro que el estado no sería capaz de patrocinar la Copa del Mundo de 1986 y por eso le envió una carta al Congreso de la República en la que anunciaba la desvinculación del gobierno al proyecto del Mundial. Para que el sueño se mantuviera con vida, se buscó el auxilio de la empresa privada, que no fue hasta

1982, con Belisario Betancur ya en el poder, que daría guiños de tomar las riendas del evento. 167

En ese año nació la corporación Colombia 86 que, de la mano de Jaime Michelsen Uribe, el presidente de una de las empresas más poderosas del país, el Grupo Grancolombiano -y primo del expresidente Alfonso López Michelsen- la idea de que la Copa del Mundo se llevara a cabo tomaba forma. La llegada de esta empresa a la corporación Colombia 86 entusiasmó a otros empresarios nacionales de vincularse a la causa.

La plata empezaba a aparecer, pero ¿sería suficiente? El periodista y director de Publimetro, Alejandro Pino Calad dice que un mundial de fútbol tiene que ver con fútbol, sin embargo, “sobre todo, tiene que ver con economía y con posicionamiento de marcas y negocios. En un mundial de fútbol lo más importante son los patrocinadores del evento”. Alejandro Pino Calad. Foto tomada de Para esa época, en Colombia las tiendas deportivas eran www.revistadiners.com meramente nacionales, no se encontraba Adidas (uno de los socios más grandes de la FIFA) en ningún lugar a menos de que fuera una copia de ‘San Andresito’.

La idea de Senior de traer nuevas empresas al país tenía las mejores intenciones, pero en

Colombia es un poco más complicado y habría que esperar un cambio en el modelo económico:

“Es que para abrir cadenas internacionales hay que pagar estos impuestos en Colombia. Entonces la apertura económica de 1991 es la que termina generando que tengamos todas las marcas que tenemos actualmente y que son socios comerciales del mundial como Adidas, McDonald’s o

Budweiser”, asegura Pino Calad. 168

Conversando con el periodista de RCN Radio, Nicolás Samper, para los políticos de aquellos

años, hacer un Mundial en Colombia no era algo que

realmente quisieran hacer: “No creo que hubo ningún

tipo de injerencia política determinante en la

consecución de la sede del mundial. La injerencia

Nicolas Samper. Foto tomada de política creo que si se genera después de no tener el Fútbolred.com torneo. Es el típico cuento muy ‘veintejuliero’ de los políticos diciendo "pero es que como nos vamos a gastar la plata en el fútbol si es que nosotros somos un país pobre en el que no hay vías, carreteras, y todas esas vainas”. A manera de resumen, esta fue una noble causa de Alfonso Senior por ver a su país crecer.

Claudia Helena Hernández recuerda cómo fue el anuncio de la renuncia del Mundial con base en su mentor en el deporte y el periodismo deportivo, su papá. “Él quería que la copa del Mundo se realizará en el país, por sus tintes políticos de liberal le echo la culpa a Belisario Betancur porque

‘¡esos godos fueron los que nos quitaron el Mundial!’, decía. En ese momento se respetaba mucho la ideología política y así fue como se decantó la opinión pública”, admitió.

El certamen orbital era una aspiración para muchos. Tal y como quería el señor Hernández, muchos otros esperaban que se llevara a cabo para poder hacer parte de algo más grande que un país que los dividía. Eso hablando desde el corazón, desde la pasión, o incluso con la camiseta de hincha furibundo del fútbol puesta, pero faltaba algo importante: la razón. Económicamente era inviable. Incluso rendir la soberanía de un país a una multinacional es complicado. Aun así, tener la posibilidad de ver a Diego Armando Maradona meter un gol con la mano y después encarar a cinco ingleses para hacer el gol del siglo y poder decir que esa narración del barrilete cósmico’ 169

se hizo, por así decirlo, en el estadio Centenario de Armenia. Suena chistoso, pero llenaría de orgullo a más de un colombiano.

¿Recuerda las preguntas que se plantearon al comienzo del texto? Ahora, surge otro caso en el que tenemos que hablar sobre lo que sí pasó y no volver a ese “¿qué hubiera sido si…?” y plantear otras dudas esperando responderlas. Luego de algunas décadas en las que el narcotráfico y la violencia mandaban en Colombia, nadie quería saber nada del país ni quería estar relacionado con él. Las noticias en los informativos internacionales eran de bombas y secuestros y nuestros deportistas no alcanzaban las metas suficientes como para cambiar el tema.

El país pasaba por un momento difícil de su historia cuando

Álvaro Uribe Vélez asumió la presidencia en 2002 y emprendió una guerra a sangre y fuego contra la guerrilla de las FARC en un intento de acabar con el conflicto armado. Además, los colombianos vivían asustados y escondidos; los ricos que los Álvaro Uribe Vélez. Foto tomada de ElPaís.com.co secuestraran, los pobres de que los mataran, los indígenas de que los arrasaran y los periodistas en medio del conflicto y de las presiones por los ratings en una nación en guerra.

‘Colombia es Pasión’ fue una estrategia para que los colombianos nos sintamos alegres, felices y orgullosos de nuestra tierra, o en palabras de Alejandro Pinco Calad, se destacara “el consumo colombiano porque tocaba subir la moral colombiana para dinamizar la economía. Obviamente fue un plan político, pero también un plan económico”. ‘Colombia es Pasión’ era un plan buscaba dinamizar el consumo nacional ya que la economía que había dejado Andrés Pastrana estaba “completamente podrida”. 170

Para 2007, en el segundo periodo de Uribe, la moral de muchos colombianos había mejorado y ahora el plan de ‘Colombia es Pasión’ tenía que entrar en una siguiente fase, era el momento de ratificar lo que se había logrado. Albergar eventos deportivos era una gran posibilidad ya que era una vía rápida hacia el corazón de las personas y era una vitrina para que los demás países vieran lo que sucedía en la nación.

En palabras de Pino, esto pudo pasar por la cabeza del presidente en ese momento: “Álvaro

Uribe no tiene ni idea de fútbol, pero empezó la presión para decir: "ya hicimos todo el trabajo difícil de subir la imagen de Colombia entre los colombianos, de ganarnos una imagen positiva entre nosotros mismos. ¿Cómo la podemos ratificar?". Bingo. Un evento deportivo de gran magnitud.

Francisco Santos, vicepresidente desde 2002 hasta 2010, fue

el encargado de coordinar y de lograr que el torneo se

realizara en el país. Pachito, locuaz como cualquier hincha

frustrado con su equipo buscaba que más allá del

Francisco Santos. Foto tomada de reconocimiento internacional, esto hiciera parte de una RCN Radio. estrategia política que tenía como propósito atraer capital extranjero al país para que ayudara y fomentara la economía colombiana.

Para esto se necesitaba una nueva herramienta, algo utilizado anteriormente en otros países y que había resultado en grandes beneficios tanto para la sociedad como para la imagen del país ante el mundo. El nacionalismo deportivo ya se había visto en Sudáfrica cuando ganaron un mundial de rugby de la mano de Nelson Mandela en 1995. La idea de que los políticos y la afición de un país 171

se unieran para apoyar a unos atletas era algo muy poderoso y eso era lo que buscaban en

Colombia con el campeonato juvenil.

El propósito del nacionalismo y del deporte parecen encontrarse vinculados profundamente, ya que el deporte se ha convertido en el medio de expresión de sentimientos patrióticos, de forma que no es extraño que las autoridades políticas de los Estados lo utilicen para sus propósitos de

"construcción nacional", o bien es utilizado para dar alas, en otros casos, a los movimientos separatistas, tal y como asegura el filósofo español José Luis Pérez Triviño. Uribe no podía pedir nada mejor. Y con la fiebre nacionalista que se vivió durante su mandato, la marcha contra el secuestro y los conciertos en todo el país el 20 de julio de 2008, la maquinaria estaba empezando a dar frutos.

En 2008, el comité ejecutivo de la FIFA le otorgó la sede del Mundial

Sub 20 de 2011 a Colombia. La prensa del país llenaba de elogios a

Francisco Santos por su gran despliegue diplomático y veían en el certamen una gran posibilidad de apertura económica y visibilidad turística, al igual que para la Copa de 1986. Seguramente hubo algo Cartel oficial del Mundial sub 20. Foto diferente para que los ánimos cambiaran tan drásticamente. La tomada de FIFA. percepción del gobierno Uribe, según Pino, era la siguiente: “Metámonos (en el mundial) porque así vamos a mostrar que hacemos infraestructura, un pensamiento muy político. Esta es la conjunción del interés político del gobierno nacional de empezar a figurar en el deporte”. 172

Luego del trabajo realizado por Francisco Santos con la Cancillería de

Colombia haciendo los trámites diplomáticos para ganar el voto de

otras naciones para conseguir la sede del Mundial, en 2010 llegó a la

presidencia de la República su primo, Juan Manuel Santos, quien

tenía otros planes, con intenciones similares a los de Uribe, pero con

un fin diferente. Este le apostó al deporte como su motor para

mantener arriba el ánimo de las personas. Por eso fue por lo que Juan Manuel Santos. Foto tomada de Twitter siempre estuvo con grandes figuras ya que “la imagen de (Juan

Manuel) Santos con Nairo, con la selección Colombia, con Catherine Ibarguen, con Mariana

Pajón, siempre estuvo ahí. Él siempre estaba con los grandes deportistas”. ¿Nacionalismo deportivo?

En 2011, el mundial se llevó a cabo y fue un éxito deportivo y logístico para el país. Los estadios tuvieron una asistencia aceptable, la gente se comportó de manera adecuada, los turistas extranjeros disfrutaron de las ciudades sedes y la FIFA quedó complacida con las ganancias y el torneo como tal. Si bien la importancia del certamen llegaba hasta los aspectos sociales y económicos, esto se vio reflejado en que la imagen del país cambió para las empresas extranjeras y los visitantes de otros países ya que, según un estudio de la Global News Intelligence

Latinoamérica, la perspectiva de Colombia mejoró en un 47% con respecto a los primeros seis meses de 2011.

El hecho de que los aficionados tuvieran la posibilidad de ver a su selección de fútbol, sin importar que fuera en categorías juveniles, en su país y en sus ciudades disputando un torneo internacional, llenó a los colombianos de alegría y entusiasmo. Si bien este deporte no ha sido el que mejor ha representado al país en la historia, es el que se ganó al pueblo nacional e 173

internacional y el que tiene un mayor impacto en la sociedad. Incluso esto pudo ser la apertura de lo que sería el proceso del combinado nacional de cara al Mundial de 2014 de la mano del entrenador argentino, José Néstor Pekerman.

Como aficionado al fútbol, tener la oportunidad de pensar o de creer que Colombia estaba en los ojos del mundo gracias a la FIFA por un torneo era un sueño. Nada era más importante que ese

Mundial juvenil. Aprender los nombres de los entrenadores, de los jugadores, de los estadios, era todo un ritual. Ese era el gran tema de conversación para niños que soñaban con ser una de las estrellas en el campo o, incluso, de ver una Copa Del Mundo como las que se veían por televisión y que Colombia parecía que nunca iba a volver.

La esperanza de poder ver a 11 juveniles con la camiseta de Colombia disputando un torneo oficial ponía a alucinar a cualquier niño. Escuchar los nombres de jugadores y relacionarse con ellos, mandarles toda la energía para que logren sacar un resultado, para que hagan el gol de la victoria, para que el país no sea un fracaso como nos lo habían pintado a las generaciones de los

90 y poder soñar con el partido entre los cafeteros y la selección de Costa Rica que terminó 3-2 con gol del capitán Pedro Franco a pocos minutos del final lograban volver a encender una pequeña chispa en el corazón. Algo que, según cuentan nuestros padres, se había apagado en

Francia 98, pero que yo empecé a generar cuando vi ganar al central bogotano ante esos duros defensas rivales que intentaron ahogar un grito de gol de un niño de 15 años.

Para Nicolás Samper, el certamen juvenil no iba a lograrse llevar a cabo ya que “el tema de la corrupción iba a hacer que fuera imposible hacer un mundial acá, no teníamos una liga organizada”, incluso sugiere que no era el momento para que se llevara a cabo un torneo de tales dimensiones, “el país no estaba para gastarse la plata en eso. El mundial fue muy chévere y 174

estuvo bueno y tal, pero los desangres que hubo en esa época... Me acuerdo de que la mayoría de los clubes entraron en una crisis profunda deportiva ya que la movilización de los equipos a diferentes estadios a causa de remodelaciones para la cita orbital llevó a que no se pudiera competir en las mejores condiciones de juego.

Claudia Helena Hernández recuerda que los medios también querían meterse en la fiesta que estaba generando el Mundial sub 20 y querían que los turistas y la prensa internacional viera lo bueno de Colombia. “La mayoría de las noticias y las situaciones que se manejaron eran en torno a lo positivo, lo que había en cada sede, que los equipos estaban contentos y que se les había atendido bien. Se buscaron noticias buenas, no creo que se haya escondido lo malo, pero no se le dio tanto bombo como a lo bueno”.

Realmente era una necesidad para el país. La gente del exterior necesitaba ver que era un país de bien, como se dice coloquialmente. Ya fuera inconscientemente, se necesitaba mantener el espíritu arriba. Se necesitaba que las selecciones que llegaron al país junto a sus seguidores, los periodistas, los dirigentes, los patrocinadores, vieran el calor con el que las personas de esta tierra nos caracterizamos. Necesitábamos que los colombianos en general creyeran el cuento, y que cuento que se creyó.

Y no estaba equivocado. Pino Calad asegura que, tras el partido decisivo, decide mandar a un periodista a verificar cómo quedaron los estadios del país y este “descubre que las sillas en

Cartagena, cada una costaba 195 mil pesos, porque uno de los mandatos FIFA es que todos los estadios debían tener sillas. No más cemento, todos debían tener sillas. Cada cliente con su silla.

Cada silla costaba 195 mil pesos, las mismas sillas en Bogotá costaba 45 mil pesos”. Esto lo 175

denunció en la página web de Futbolred, pero fue censurado por un conflicto de interés de los dueños del medio y sus familiares.

La influencia política que hubo en el desarrollo y la realización del Mundial sub 20 de 2011 realmente no fue significativa como en el proceso previo y de preparación. Juan Manuel Santos logró sacar adelante el torneo y Colombia consiguió algunos beneficios económicos y turísticos.

En realidad, se podría decir que fue lo normal que un evento de este tamaño genera en un país.

El deporte juega su papel más importante en las naciones que son incapaces de generar una unidad en torno a sus políticos, por los que estos deben acudir a los equipos y sus figuras para lograr su cometido, afirmó el periodista Gonzalo Medina Pérez y en Colombia no es la excepción. En un país tan polarizado en términos políticos desde su independencia, el deporte es una herramienta de unidad nacional que se vio reflejado, principalmente desde la concepción de este mundial juvenil. La oportunidad la tuvo Alfonso Senior desde 1974 hasta 1982 que le rompieron su sueño, pero la idea de unir al país por medio del deporte siempre ha estado presente.

Colombia dejó pasar la oportunidad de un Mundial de la categoría de mayores, pero luego de más de 20 años, llegó otro evento con el nombre de la FIFA que supo beneficiar al país, y a los gobernantes, de cierta manera. Colombia no quiso viajar en carro por las dificultades que esto traía en 1982 cuando Betancur renunció al certamen, pero descubrió los grandes paisajes de la nación y los beneficios de recorrido por carretera en 2011. Primero fue el sueño de Alfonso

Senior, un hombre ambicioso, o loco desde donde lo vea, que fue truncado por las extravagancias de este. Luego fue el deber de un presidente de unir a una nación y su sucesor que se le metió en 176

el camino para terminar esa estrategia con la que quería cambiar la moral de los colombianos. En definitiva, un sueño y un deber.

177

Conclusiones

Luego de analizar los diferentes casos de estudio, podemos concluir que la clase política, representada principalmente por los presidentes, pensó y utilizó los diferentes eventos y reconocimientos deportivos en Colombia en los últimos 50 años. Vale la pena aclarar que en cada uno el impacto o la influencia fue distinta debido a las circunstancias vividas y el esfuerzo que cada gobernante empleó en estos. Los aspectos que caracterizan el nacionalismo deportivo e identidad nacional se pueden observar a lo largo de la investigación, en los que repetimos, la figura presidencial es significativa, así como la sociedad representada en los distintos tipos de públicos; espectadores a eventos deportivos, fanáticos del fútbol o del ciclismo o personas ajenas a la afición deportiva pero que se reconocen en los triunfos.

Si bien el nacionalismo deportivo es más evidente en la reacción de la sociedad en todos los casos de estudio, este es aprovechado por los gobernantes para volverse parte de las celebraciones y de los triunfos, pero al momento de perder -o dejar de hacer algo como sucedió con el Mundial de 1986-, intentan ser los héroes y salvadores de la nación.

Desde el momento en el que la Fifa escogió a Colombia como sede de la Copa del

Mundo en 1986, el presidente de aquella época, Misael Pastrana Borrero, aceptó el reto y le dio la bienvenida a Alfonso Senior luego de gestar ese proyecto. Luego, Alfonso López Michelsen trató el tema con la certeza de que se fuera a realizar, pero dejándole el problema a alguien más.

Más adelante, Julio César Turbay Ayala, mantuvo la idea de que se llevara a cabo el certamen, pero no con el dinero del gobierno. Por último, Belisario Betancur fue quien asumió la 178

responsabilidad de renunciar al evento luego de que sus predecesores no lograron aceptar la realidad.

En el discurso en el que anunció al mundo la decisión sobre el torneo de 1986, la identidad nacional fue clave para que la población lograra entender la renuncia. Tras la investigación realizada en el archivo periodístico y las entrevistas llevadas a cabo con los periodistas Claudia Helena Hernández, Nicolás Samper y Alejandro Pino Calad pudimos entender como Betancur necesitaba una salida del problema que le generaba la organización del certamen, y argumentando que se necesitaban otras obras en el país era la forma ‘correcta’ de zafarse de ese problema a la nación.

Desde el periodismo deportivo se analizó la posibilidad de que se pudiera llevar a cabo el certamen, se plantearon las diferentes posturas y se informó sobre las noticias relevantes con respecto al tema. El análisis sobre la influencia política, económica o social fue más claro en las columnas de opinión y editoriales, que en las páginas deportivas.

Con la victoria de Lucho Herrera en la Vuelta a España fue distinto ya que se mencionó a los gobernantes, pero solo al momento de la celebración. Antes o durante la carrera, la relación entre políticos y ciclistas no existía. Fue solo al momento de la victoria en el que Virgilio Barco entró en la imagen para no perder el tiquete en el bus de la victoria.

La identidad nacional y el nacionalismo deportivo se veían reflejado en la imagen de El

Jardinerito de Fusagasugá quien desbordó de alegría al país con su triunfo. A pesar de las crisis 179

que existieron en el periodo de Barco cómo la guerra contra el Cartel de Medellín liderado por

Pablo Escobar, el procesode paz con el grupo guerrillero M-19 y los problemas económicos que pasaba el país para ese entonces, un triunfo deportivo fue el antídoto para los males de su gobierno. Con esto pudimos aprender cómo este importante reconocimiento unió a un país en los

ámbitos de la política, la prensa y la sociedad. El encuentro entre Herrera y Barco en el palacio presidencial fue el símbolo de un vínculo que se limitaba a las victorias entre un lado y el otro.

Cosa que se repetiría más adelante.

Para que la alianza entre deporte y política se afianzara, pasaron más de dos décadas para que un presidente se volviera a fijar en la actividad física como estrategia política. Con el

Mundial Sub 20 de 2011, la intención fue de reencontrar el espíritu nacionalista que impulsara al país en uno de sus peores momentos. Luego de años de guerra contra las guerrillas en la que el gobierno se veía ganando por goleada, la necesidad de un detonador que demostrara el cambio en

Colombia en los últimos años, la encontró en este evento. Algo grande.

A pesar de que los resultados deportivos no fueron los esperados por los aficionados, el

Mundial fue un éxito para el país de acuerdo a los periodistas, y Colomba volvió a entrar en la agenda internacional para mejorar el turismo, la economía y la inversión extranjera. Luego de este evento, el deporte se volvió parte fundamental de la sociedad por la inversión del estado, el nacionalismo que este generaba y la identidad nacional que cambió por personas como Nairo

Quintana.

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El ciclista boyacense le demostró al mundo que la gente de nuestra tierra es capaz de grandes cosas como lo fue Lucho Herrera décadas atrás. Los triunfos en el Giro de Italia 2014 y la Vuelta a España en 2016 representaron un cambio en la mentalidad de los deportistas nacionales y un impulso en el plan político de Juan Manuel Santos. Nairo se convirtió en uno de los abanderados del proceso de paz del presidente con la guerrilla de las Farc creando una razón para que los colombianos creyeran en un país sin guerra.

Con una nueva generación de deportistas liderada por el ganador del Tour de Francia

2019, Egan Bernal, las cosas con los políticos cambiaron. El título de la ronda ciclística más importante del mundo era para el pueblo ya que los gobernantes no habían tenido nada que ver en el proceso de desarrollo del campeón. Por eso, al momento de la celebración multitudinaria que se estaba planeando para Bernal, este dijo que no para que los políticos no tuvieran nada que ver.

Una nueva identidad nacional en la que se representaba al pueblo colombiano abandonado por su gobierno y que logró salir adelante a pesar de las adversidades crecía al igual que el nacionalismo deportivo, nuevamente. Esta vez, y como ha sucedido durante décadas, el deporte logró unir a un país, cosa que no pasa con los políticos.

En este trabajo de grado se pudo explicar y se entiende que la relación que existe entre deporte y política es muy fuerte. No solo con la política, también en la cultura, la economía y la sociedad de un país. En Colombia, un lugar en el que hay tantas cosas por las cuales estar divididos, el deporte nos une. La historia de la nación en los últimos años lo demuestra como 181

pudimos ver en el archivo periodístico, pero cuando celebramos un logro de uno de nuestros atletas, todos vamos para el mismo lado.

Es por esta razón que en la formación de los periodistas deportivos debe haber más

énfasis en las habilidades y capacidades para relacionar los hechos del mundo del deporte con la política, la economía, y la cultura de acuerdo con el contexto social en el que se desarrollan. No es que deban volverse analistas políticos, sino más bien, ofrecer una información de mayor calidad en los contenidos, pero, sobre todo, una información más vigilante de cómo los distintos poderes usan las competiciones deportivas y qué lugar tiene el deporte en la legitimación de tales poderes. Hoy vemos que el dopping en el ciclismo o la corrupción en las federaciones de fútbol, en y la misma FIFA, no son hechos ajenos a la crisis ética de gobernantes nacionales y directivos del sector privado en los últimos tiempos.

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