Iconos. Revista de Ciencias Sociales ISSN: 1390-1249 [email protected] Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales

Moreno, Maria Misses y concursos de belleza indígena en la construcción de la nación ecuatoriana Iconos. Revista de Ciencias Sociales, núm. 28, mayo, 2007, pp. 81-91 Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales , Ecuador

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Maria Moreno MA (c) Universidad de Kentucky, Departamento de Antropología

Email: [email protected]

Fecha de recepción: febrero 2007 Fecha de aceptación y versión final: abril 2007

Resumen Este artículo explora las dimensiones raciales, étnicas y de clase de los concursos de y de concursos indígenas de belleza. Estos eventos se prestan para analizar la persis- tencia de proyectos de blanqueamiento en algunas formas de representación de la nación ecua- toriana. El artículo pone en diálogo varios estudios sobre concursos de belleza para explorar las inclusiones y exclusiones en el canon de belleza predominante y en las alternativas al mismo.

Palabras clave: concursos de belleza, raza, género, etnicidad, Ecuador, globalización.

Abstract This paper explores the racial, ethnic, and class dimensions of both Miss Ecuador and indige- nous beauty pageants. These pageants are suitable for analyzing the persistence of blanquea - miento –whitening— projects in some forms of representation of the Ecuadorian nation. The article opens up a dialogue among diverse studies on beauty pageants in order to explore the inclusions and exclusions in the mainstream beauty canon and in its alternatives.

Keywords: beauty pageants, race, gender, ethnicity, Ecuador, globalization.

Iconos. Revista de Ciencias Sociales. Num. 28, Quito, mayo 2007, pp. 81-91 © Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales-Sede Académica de Ecuador. ISSN: 1390-1249 María Moreno

Mientras haya reinas, habrá peones historia reciente del país y nos dan pistas (Graffiti en Quito)1 sobre algunos elementos relacionados a crite- rios de raza y clase que involucran al proyec- os concursos de belleza son espectácu- to nacional con el contexto transnacional. los en los cuales el cuerpo femenino se Los elementos blanco-mestizos, afro e indíge- L convierte en un operador simbólico na se incorporan de manera diferencial en la para ideologías y proyectos políticos más am- representación de la nación. Continúo con plios. Por lo tanto, estos eventos aparente- una discusión sobre la incorporación de lo in- mente inocuos pueden convertirse en arenas dígena de forma folklorizada, mientras sub- de lucha. En palabras de Roger (1999: 63): sisten formas de discriminación basadas en rasgos indígenas. Finalmente, el artículo exa- “la elección de una reina es […] una decla- mina concursos indígenas de belleza y cues- ración sobre la estructura social, en la cual tiona hasta qué punto las alternativas de fe- las colectividades se encuentran indexadas minidad que promueven estos eventos desafí- por sus representantes, y la relación jerár- an procesos de folklorización de lo indígena quica de las candidatas producida por el cuando lo nacional se representa en un cuer- modo competitivo del concurso es, al po femenino. menos hasta cierto punto, un reordena- miento clasificatorio de las relaciones entre las correspondientes colectividades”2. Clases medias, negritud y rosas: En este artículo exploro cómo los concursos representando al Ecuador en el de belleza son indicativos de la relación exis- escenario global tente entre distintas colectividades que for- man la nación ecuatoriana a través del análisis Al analizar los concursos de belleza de 1930, de concursos de belleza dominantes y mass- 1995 y 2004, Pequeño (2004: 115) sostiene mediáticos, y de concursos indígenas de belle- que a través de los eventos de belleza pode- za. En América Latina, como en otros lugare s , mos hacer un mapa de las representaciones a través de las imágenes del cuerpo femenino sociales y la imagen de la nación ecuatoriana. podemos ver el rol del género y la raza no Sigo sus pasos para comprender cómo la clase como elementos incidentales de los proye c t o s social (concurso de 1930), la raza (concurso nacionales, sino como “la esencia estética y los de 1995) y la globalización (concurso de componentes sensuales que explican cómo los 2004) juegan un papel en la negociación de la discursos nacionalistas se enraízan; cómo, en identidad de la nación. otras palabras, la noción abstracta de la na- La primera vez que el Ecuador envió una ción se incrusta en los dominios más íntimos representante a un concurso de belleza inter- del sentimiento, la emoción, la pasión y la vo- nacional fue en 1930. El evento despertó el l u n t a d” (Poole 1997: 166). interés del público pues lo que estaba en El artículo pone en relación varios estu- juego era la reputación del país. Las ocho fi- dios sobre concursos de belleza. En primer nalistas vinieron de Quito y , y no lugar, analiza dos concursos de Miss Ecuador de otras. Pequeño (2004) menciona que no se (1995 y 2004) que crearon controversia en la pensaba en ninguna mujer indígena o negra como una participante potencial de este even- t o. Las últimas dos finalistas eran de 1 Tomado de Pequeño (2004). 2 Las traducciones del inglés son responsabilidad de la Guayaquil. Una representaba a la clase aristo- autora. crática y otra a la clase media. El triunfo de la

82 ÍCONOS 28, 2007, pp. 81-91 Misses, cholas y concursos de belleza indígena en la construcción de la nación ecuatoriana finalista de la clase media fue interpretado cas integracionistas han pretendido que las como un reconocimiento de un proceso de poblaciones indígenas dejen atrás su identifi- movilidad social de las clases medias urbanas. cación étnica. El blanqueamiento ha sido el La identidad de la nación era impugnada por subtexto de los discursos sobre mestizaje. este grupo, que se encontraba consolidando Pero, en este concepto, el elemento afro esta- su presencia en los centros urbanos, sociales, ba ausente: “los afroecuatorianos constituyen políticos y económicos de poder (léase, las el otro por antonomasia, una suerte de abe- ciudades principales) desplazando la posición rración histórica, un ruido en el sistema ide- hegemónica de la clase aristocrática3. ológico de la nacionalidad, una polución del En este sentido, en el concurso de 1930, se banco genético, el único verdadero ajeno, el disputan y ponen en cuestión los asuntos de no ciudadano por excelencia; no son parte del clase. No fue hasta 1995 que la norma racial mestizaje” (Rahier 1998: 422). sobre los concursos de belleza en el país fue Rahier presta particular atención a la cons- develada. Hasta ese momento, las finalistas titución espacial de la sociedad ecuatoriana. habían sido blancas o mestizas, de Guayaquil Este orden racial/espacial considera a las ciu- o Quito, en ese orden. Sin embargo, en 1995 dades principales, Quito y Guayaquil, como Mónica Chalá, una afroecuatoriana, fue ele- el epicentro del que fluye la civilización a las gida como Miss Ecuador. La elección desató á reas rurales donde supuestamente residen los una gran controversia. Aparecieron inmedia- pueblos indígenas y afro. Esta es una topogra- tamente comentarios de todo tipo, desde al- fía cultural (Rahier 1998: 422) según la cual gunos francamente racistas, hasta reflexiones los diferentes grupos étnicos ocupan espacios académicas sobre el impacto de los movi- de diferente importancia para la nación: se mientos indígenas y afroecuatorianos en la asocia a los blanco-mestizos con los centro s construcción de un país multicultural y plu- urbanos, pueblos y ciudades de ma-yor im- riétnico. Estas reacciones sacaron al aire las p o rtancia económica y política, mientras que fracturas en el orden racial/espacial predomi- se relaciona a los indígenas y afro e c u a t o r i a n o s nante en el país (Rahier 1998). con espacios rurales marginales. La prov i n c i a Ecuador, como otras naciones latinoame- de Esmeraldas y el valle del Chota, re g i o n e s ricanas, ha recurrido en algunos momentos tradicionalmente afro, son vistas por las élites históricos al mito del mestizaje entendido blancas como lugares de violencia, perez a , como la mezcla de los componentes español e atraso y naturaleza no conquistada (Ibíd.). La indígena. Sin embargo, el mito no implica migración afro a las ciudades es descrita como que lo blanco se indianiza mientras que lo in- una calamidad, y como sostiene Rahier (1998: dígena se blanquea. Más bien, algunas políti- 424), la negritud “se ve de manera más nega- t i va cuando no se queda en sus lugare s”. 3 Aunque esta victoria sirvió a la clase media para afir- La topografía cultural con la que se imagi- mar su posición, también hubo controversia sobre la exposición pública del cuerpo femenino. Ana María na a la nación también influye en los concur- Goetschel cita un comentario editorial tejido con “cri- sos de belleza. La mayoría de las reinas electas terios tradicionales y socialistas” que considera que la han sido de las provincias donde las ciudades representación de “mujer bella” va en contra de la de Quito y Guayaquil están localizadas. Ef e c - esencia de mujer como ser romántico, madre virtuosa o mujer inteligente. La autora cuestiona el hecho de t i vamente, Mónica Chalá no re p resentó a una que las imágenes de mujer sean necesariamente con- de las provincias con concentración afro. En tradictorias entre sí y se pregunta quién tiene el poder realidad, ella nació en Qu i t o. Según una par- de decisión para determinar el significado de dichas imágenes, y ver qué connotaciones tienen éstas para ticipante de Cuenca, “una mujer negra similar las mujeres mismas (Goetschel 2004: 113). no hubiera ganado si hubiera estado re p re s e n-

83 ÍCONOS 28, 2007, pp. 81-91 María Moreno tando a Esmeraldas o cualquier otra prov i n- normas culturales de la belleza física (Barnes c i a” (Rahier 1998: 427). La opinión de esta 1997: 296). El caso podría ser que, para algu- candidata sugiere que fue la identificación de nos afroecuatorianos, la elección de Chalá Chalá con la capital, uno de los centros de la tenga una connotación similar, y que la in- topografía cultural de la nación, que la cata- corporación de estándares transnacionales de pultó al primer lugar. Rahier concuerda con belleza no haya dejado intocado al orden ra- este comentario, argumentando que la re i n a cial/espacial de la sociedad ecuatoriana4. no habló como una re p resentante del pueblo La relación entre el orden racial/espacial y a f roecuatoriano (Ibíd.). En cambio, se identi- lo transnacional se hizo aún más evidente en ficó con la cultura urbana y con el conjunto el concurso de Miss Universo de 2004, orga- del Ecuador; y siempre se refirió a la negritud nizado en Ecuador. En esa ocasión, las imá- como un color de la piel. No mencionó la dis- genes del país iban a ser transmitidas a una criminación y explotación que marca la vida audiencia de millones de televidentes en el diaria de la mayoría de los afro e c u a t o r i a n o s . mundo. Ganar la sede del concurso había La topografía cultural del Ecuador no está sido una estrategia del gobierno para promo- desligada de lo global, y por lo tanto se ve in- cionar al Ecuador y renegociar su posición fluida por las ideas de belleza producidas en marginal en el orden económico global las sociedades euro-americanas. Las imágenes ( Parameswaran 2004: 347). A Pe q u e ñ o transnacionales de los artistas y modelos afro (2004) le sorprende que esta vez el evento no en los videos musicales son transmitidas por estuviera seguido por una ola de reflexión pú- la televisión nacional y por cable. Estas imá- blica. Los medios enfatizaron la importancia genes presentan al cuerpo afro como un de mostrar lo mejor del Ecuador al mundo. medio para proclamar un estándar de belleza Los discursos de las autoridades públicas tra- racialmente diverso. Es esta negritud con la taron de obtener consenso a través de la idea cual se identifica Mónica Chalá, y no con la de la calidez de los y las anfitrionas, la belleza negritud ecuatoriana de Esmeraldas o Chota. de los paisajes y la rica tradición cultural de la Según Rahier, Chalá representa una forma nación. Pequeño argumenta que con la im- domesticada de negritud, dado que no desa- portante excepción de la manifestación de las fía los valores de la sociedad nacional y su mujeres indígenas, la mayoría de la crítica se orden racial/espacial: “a pesar de su piel oscu- limitó a espacios privados. Sin embargo, ra, no se identifica con los lugares tradicio- como ella misma muestra, algunas paredes en nalmente afro en la periferia del espacio na- Quito testificaron en contra de este silencio. cional ni con la privación experimentada por Los graffitis que aparecieron en Quito en ese los migrantes afroecuatorianos en Qu i t o” tiempo coincidieron con los posters de la (Rahier 1998: 428). Aunque concuerdo con marcha de mujeres indígenas: “Miss seria”, el concepto del orden racial/espacial de la na- “Miss Pobres”, “Miss TLC”5. ción ecuatoriana, considero que la elección de La gente de Quito6 experimentó senti- Chalá puede ser entendida como un elemen- mientos encontrados sobre los cambios en la to que rompe el vínculo esencialista entre raza blanca-mestiza y nación. En , por 4 En la exposición “Afrodescendientes” presentada en el Museo de la Ciudad en Quito, entre el 28 de febrero ejemplo, el cambio de reinas de belleza blan- y el 29 de abril de este año, Chalá es reconocida por cas a reinas afro significó para la población su triunfo. afro-jamaiquina una validación de su digni- 5 TLC son las siglas del Tratado de Libre Comercio. 6 Aquí posiciono mi reflexión etnográfica como habi- dad y un reconocimiento de su valía a través tante de Quito para extender la discusión iniciada por del acceso a las instituciones que regulan las Pequeño (2004).

84 ÍCONOS 28, 2007, pp. 81-91 Misses, cholas y concursos de belleza indígena en la construcción de la nación ecuatoriana ciudad en preparación para el concurso. las nacionalidades indígenas, usualmente de Barrios enteros en las laderas adyacentes al la Sierra, pasando por alto los grupos de la centro histórico fueron pintados en tonos que Amazonía y la Costa. Sin embargo, para el combinaban entre sí. Era claro que las mejo- concurso de 2004, el vestido se asemejó a una rías se estaban realizando en las áreas de la estructura de campana hecha de rosas. Nadie ciudad que serían expuestas a la mirada inter- podía decir qué ideas trataba de transmitir. nacional. La superficialidad de los cambios se Era necesaria una explicación. Los diseñado- comparaba con la superficialidad del maqui- res aclararon que era una representación de la llaje. Esos mismos barrios carecen de algunos unión del Ecuador, pues tenía elementos cul- servicios básicos, pero lucían bien. Adicional- turales de las diferentes regiones del país. Sin mente, la limpieza de la ciudad incluía a sus embargo, enfatizaba el petróleo en su estruc- habitantes indeseados. Un graffiti decía tura negra, la fertilidad de la Amazonía con “¿dónde escondieron a los niños?” en alusión los elementos verdes del traje y la exportación al desplazamiento de niños y niñas de la calle no tradicional, a través de las rosas7. y de vendedores ambulantes fuera de aquellos Según Parameswaran (2004:367), las re- espacios de la ciudad donde las misses iban a presentaciones de la identidad nacional de las caminar. Esta es una de las contradicciones reinas de belleza globales ilustran cómo lo escondidas de los concursos que se realizan en global consolida su hegemonía a través de el sur de la ciudad, dado que estos eventos símbolos de lo nacional, y lo nacional recon- son usados en ciertas ocasiones para recolec- figura su legitimidad a través de afirmaciones tar fondos para proyectos dirigidos a estos de superioridad en el mercado global. La ima- niños y niñas. Se muestra a las reinas como gen de la nación, como argumenta Pequeño, mujeres con una compasión natural hacia los se redujo a un par de productos de exporta- niños (Oza 2001:1077). Puede ser que ellas ción, mostrando de esa manera un discurso no hayan sabido que, en Quito, su mera pre- oficial desesperado por adelantar un lugar sencia justificaba la violencia municipal hacia para la nación en el mercado global. En efec- los sujetos de su compasión. to, “Miss TLC” se había materializado en la Las mujeres indígenas rechazaron la inver- forma del traje típico. sión realizada para preparar el concurso, La oposición de las mujeres indígenas al mientras al mismo tiempo el gobierno se ha- concurso de belleza fue una manera de obje- cía de oídos sordos ante las necesidades ur- tar el proyecto neoliberal. Al mismo tiempo, gentes de una población masivamente empo- su oposición puso en evidencia ideologías ex- brecida. Fue una crítica a la agenda neoliberal cluyentes de clase, frecuentes en los concursos del Estado. Ecuador, como otros países, utili- de belleza. El concurso estaba dirigido a la zó el concurso de Miss Universo para promo- promoción de las clases urbanas medias y cionarse como destino para la inversión ex- altas (Pequeño 2004: 348). Las mujeres indí- tranjera (Oza 2001: 1071). genas develaron e impugnaron el orden ra- El traje típico de la Miss Ecuador que in- tervino en el evento destacó elementos rela- 7 Los diseñadores dieron una larga explicación sobre el significado de cada detalle del vestido. También enfa- cionados a recursos naturales y de exporta- tizaron en que el vestido fue ensamblado por hábiles ción del país. Tradicionalmente, los trajes tí- artesanos ecuatorianos. La intención de provocar una picos han apelado a una incorporación fol- unión nacional, en verdad se consiguió, no de la ma- klorizada de la diferencia étnica, ya sea en la nera que habían imaginado los diseñadores, sino en la crítica que originó entre los ecuatorianos. Cfr. Diario forma de referencia a un pasado mítico, El Universo, “Susana modela hoy traje típico”, 25 de atemporal, o en la forma del traje de una de mayo de 2004 (http://www.eluniverso.com).

85 ÍCONOS 28, 2007, pp. 81-91 María Moreno cial/espacial de la sociedad nacional que da talmente inelegible para determinados traba- prioridad a las elites urbanas, blanco-mesti- jos (Ibíd.: 147). En Lima, algunas mujeres zas. También pusieron al descubierto a un es- migrantes de la sierra peruana han optado tado-nación que ha abandonado anteriores por la cirugía cosmética para borrar los mar- políticas de modernización centradas en ali- cadores socialmente construidos de la dife- viar la pobreza y que, en cambio, enfoca sus rencia racial. Un medioambiente económico esfuerzos en un mercado que beneficia a unos inestable exacerba la competición en térmi- pocos. Sin embargo, la controversia sobre el nos de raza y género. Al realizarse una cirugía traje típico igualmente puede ser un síntoma de la nariz, algunas mujeres calman “el dolor de una crisis de representación en la sociedad de estar desempleadas, ser racialmente discri- ecuatoriana que se origina en cambios en las minadas, y/o consideradas sexualmente no relaciones de los grupos sociales del país. atractivas de acuerdo a los estándares domi- Específicamente, la controversia es indicativa nantes” (Ibíd.: 148). del lugar de los grupos indígenas en la na- Los cuerpos indígenas parecen estar social- ción, luego de los levantamientos y moviliza- mente construidos como no deseables u atra- ciones a partir de los noventa. c t i vos. La belleza, como sostiene Ba r n e s (1997: 293), no es natural, sino ideológica; “tiene un cierto tipo de cara, ciertos rasgos, Lo blanco es hermoso, lo negro es textura de cabello, color de ojos, forma de hermoso y lo indígena es el signo boca y labios”. Los concursos internacionales de interrogación de belleza han sido exitosos en construir las conexiones ideológicas que ligan la belleza y Hasta 1996, los concursos de belleza en la feminidad con la identidad grupal. Para- Ecuador habían estado dominados por con- meswaran (2004: 365) comenta que en la In- cursantes blancas y mestizas. Sin embargo, dia, mujeres con rasgos caucásicos pero con desde la elección de Mónica Chalá, se ha am- tono de piel marrón, oliva o crema son consi- pliado el canon de lo que se considera her- deradas hermosas. Esta supuesta hibridez ca- moso y digno de re p resentar a la nación. Este mufla la exclusión de otras mujeres hindúes, cambio responde tanto a la mayor visibilidad aquellas que son muy bajas, de piel muy os- de las organizaciones afroecuatorianas como cura, o de tallas grandes. De manera similar, a la circulación global de imágenes de belle- en Ecuador, las mujeres blancas, mestizas y za afro. negras pasan la prueba, siempre y cuando El canon de lo hermoso, sin embargo, pa- tengan ciertos rasgos. Quienes no pasan son rece seguir discriminando los rasgos asociados “demasiado indígenas”. Para una población a lo indígena. Un ejemplo de ello lo encon- con un importante componente indígena, tramos en otros contextos andinos, donde estos ideales exacerban las “ansiedades sinto- mujeres serranas de rasgos indígenas que mi- máticas del deseo por [llegar a la] belleza” gran a contextos urbanos encuentran que sus (Oza 2001: 1087-88). historias de migración exitosa pueden alcan- No es difícil ver por qué las poblaciones zar un techo de cristal al confrontar ciertos indígenas han rechazado la pretensión del marcadores materiales, por ejemplo una nariz mestizaje y “forjado una ideología indígena curva versus una nariz recta (Bañales 2005: que descentra lo blanco de una vez por todas” 137). En distintos contextos urbanos en los (Weismantel 2003: 346). Sin embargo, cuan- Andes, los caracteres culturales indígenas en do se trata de la belleza, se vuelve a ubicar a la lenguaje y vestido vuelven a una persona to- población indígena en una posición marginal

86 ÍCONOS 28, 2007, pp. 81-91 Misses, cholas y concursos de belleza indígena en la construcción de la nación ecuatoriana y se les pone en su lugar. En este contexto, cundario y subordinado. Los grupos indíge- ¿cómo entender los concursos indígenas de nas en algunas localidades resisten estos pro- belleza? Estos eventos tienen un proyecto de cesos constituyendo y fortaleciendo una iden- feminidad distinto. Impugnan una norma de tidad indígena a parte. belleza racializada recurriendo a un espectá- Roger (1999: 58) define la folklorización culo étnico altamente demandante, como ve- como un proceso en el cual un grupo social remos ahora. fija una parte de su ser de una manera atem- poral como una ancla para su propio carácter distintivo. Los concursos indígenas de belle- ¿Impugnando la folklorización? za, como otros concursos, pueden ser vistos Espectáculos de autenticidad como permutaciones de imágenes idealizadas de lo femenino en las cuales ciertos aspectos En algunos concursos locales o regionales de del ser mujer se consideran re l e va n t e s . b e l l eza en poblaciones con componentes Mientras que en los concursos blanco-mesti- mestizos e indígenas, tanto los concursos de zos el vestido tradicional es una parte más belleza mestizos como los indígenas forman bien trivial o para el entretenimiento, en los parte de las festividades religiosas y civiles. concursos indígenas es el elemento más im- Mientras que en los concurso de belleza mes- portante para constituir el ideal de ser mujer. tizos las participantes se visten como mujeres Lo que está en juego en esta representación es indígenas en el segmento de traje típico, en la autenticidad: las mujeres andinas son per- los concursos indígenas las participantes se cibidas como más indígenas, “y por lo tanto visten y bailan en las versiones más tradicio- vehículos aptos para la proyección de una nales de sus propios vestidos. Los concursos identidad étnica ya constituida que encuentra indígenas son eventos usados por los grupos su expresión más pura en ellas” (Roger 1999: indígenas para cuestionar las ideologías loca- 74). Las mujeres indígenas en América Latina les y nacionales sobre la superioridad blanco- c o n s t i t u yen el indígena prototípico, con mestiza. Roger (1999: 56) argumenta que mayor tendencia que los hombres a usar el estos concursos no están interesados en la be- traje típico y con menos probabilidad de lleza de la misma manera que los eventos tener relaciones -en todo sentido- con el mass-mediáticos. Más bien están preocupa- mundo exterior (McAllister 1996: 111, De la dos por modelos culturalmente específicos de Cadena 2000). persona para sus mujeres y para su cultura. Algunos autores que analizan concursos Las municipalidades con poblaciones in- de belleza en otras partes de América Latina dígenas se han apropiado de festividades y están de acuerdo con la idea de que los con- danzas indígenas y las han transformado en cursos indígenas evalúan a las participantes elementos de distinción local para atraer al según su autenticidad. Un concurso nacional turismo. En el concurso de belleza blanco- de belleza indígena en Guatemala, el Rabín mestizo, el uso del traje tradicional sirve para Ahau, convoca a candidatas de todo el país reconocer que lo indígena juega algún rol en que compiten en base a la autenticidad de la constitución de una identidad municipal raza, autenticidad de traje típico, expresión generalizable. Sin embargo, esta identidad se en su propio lenguaje, expresión en español, descarta en favor de lo blanco. Este es un pro- y autenticidad en bailar el son (McAllister ceso de folklorización a través de lo cual lo in- 1996: 106). En algunos contextos, el elemen- dígena se considera como un componente de to que define una representación auténtica es la identidad, pero se relega a un puesto se- la danza. En Nicaragua, por ejemplo, las po-

87 ÍCONOS 28, 2007, pp. 81-91 María Moreno blaciones indígenas locales usaron el concur- raza, haciendo de la “autenticidad” la única so de la India Bonita para reafirmar su con- apariencia apropiada para las mujeres indíge- trol sobre su herencia cultural. La apropia- nas (McAllister 1996: 123). En el concurso ción del baile de la marimba por parte de na- indígena serrano del Ecuador, el reto del per- cionalistas y especialistas en danza folklórica formance del discurso toma la forma del do- era vivida como un resquebrajamiento de la minio del quichua. La mejor actuación se ca- autoridad de la población indígena local en racteriza por evitar vocabulario y construccio- materia de cultura tradicional (Borland 1996: nes en español, y por preferir construcciones 81). Representar una versión auténtica de la gramaticales quichuas y vocabulario arcaico o marimba se volvió el centro de la lucha por la inventado en dicho idioma. Es una versión representación. del quichua que indica una participación en Comparando dos casos en el Ecuador, uno la comunidad de activistas a favor de la revi- en la Sierra y otro en la Amazonia, Roger talización cultural quichua, pero que es rara (1999) encontró que los concursos indígenas vez usada en la cotidianidad de la mayoría de difieren de manera importante de los concur- quichua-hablantes. sos blanco-mestizos. Mientras las preguntas Estos tipos de discursos, trajes y bailes son de estos últimos tiende a enfocarse en la ma- altamente normativos en tanto que suponen ternidad, carrera y romance, los temas de los el dominio de una versión formal de discur- concursos indígenas tienen un tono más deci- so, una versión metódica de baile, y una ver- didamente político. Es posible que las con- sión ilustrada del quichua. La ironía es que cursantes deban contestar preguntas referen- los concursos de belleza indígena constituyen tes a la importancia de las federaciones indí- un esfuerzo para normalizar y oficializar una genas para la sociedad ecuatoriana. De mane- identidad supuestamente en armonía con las ra similar, en el concurso de belleza maya realidades cotidianas de la población repre- mencionado anteriormente, los discursos de sentada: las participantes tienden a centrarse en recla- mos por la tierra, los derechos de las mujeres “Tal como los concursos de belleza en ge- y el racismo de los ladinos ( m e s t i zo s ) neral prescriben el rango de la expresión (McAllister 1996: 115). En ambas variantes femenina intentado llegar a un consenso sobre la belleza y el comportamiento ade- de los concursos indígenas, la ecuatoriana y la cuado, los concursos indígenas tratan de guatemalteca, los discursos juegan un rol cen- dar una determinada forma al ser mujer de tral. Esto contrasta con los concursos de be- las indígenas, e implícitamente a la identi- lleza mediáticos que “realzan la exhibición de dad indígena en general, en maneras que mujeres en calidad de mercancías, como ob- no son necesariamente aceptadas por la au- jetos femeninos que no hablan” (Parames- diencia” (Roger 1999: 58). waran 2004: 352). Aunque los concursos de belleza indígena Los pueblos indígenas experimentan un pro- impugnan una presentación de las mujeres ceso doble de folklorización, entre el concur- como objetos sin habla, los performances ver- so blanco-mestizo y una forma de etno-orien- bales establecen normas de expresión que di- talismo (Ibíd.: 72). En el concurso blanco- fieren de los usos cotidianos tanto de la au- mestizo, incluido el concurso nacional para diencia como de las mujeres mismas. El con- Miss Universo, las reinas vestidas como indí- curso de belleza maya restaura el orden sim- genas producen una incorporación del ser in- bólico del paradójico nacionalismo guatemal- dígena como un elemento constitutivo de la teco, que concreta la coyuntura de nación y municipalidad, la región o la nación. A través

88 ÍCONOS 28, 2007, pp. 81-91 Misses, cholas y concursos de belleza indígena en la construcción de la nación ecuatoriana de este performance, la municipalidad, la re- Conclusiones. Estándares normativos gión o la nación adquieren un carácter distin- para la incorporación de la mujer tivo en oposición a otras unidades al mismo en los proyectos dominantes nivel estructural, de una manera que no pone y alternativos de nación en peligro la posición de los grupos blanco- mestizos a ese nivel (Ibíd.: 73). La mediación Rahier (1998: 428) argumenta que el racismo de la identidad es realizada por un cuerpo fe- ecuatoriano está vivo y reinante. En los con- menino mestizo; por lo tanto, se proyecta un cursos de belleza, las mujeres son evaluadas de mensaje de unidad y trascendencia de la dife- acuerdo a criterios que emanan de modelos renciación étnica. El concurso indígena, por transnacionales de belleza. Sin embargo, estos otra parte, hace uso del cuerpo indígena fe- criterios se encuentran y unen con órdenes menino para representar un mensaje de sepa- racial/espaciales que definen el lugar compa- ración y autoafirmación. Sin embargo, el lla- rativo de diferentes grupos en los escenarios mado a la autenticidad no hace uso de las ex- locales, regionales, y nacionales. Al analizar periencias cotidianas de las mujeres indíge- concursos de belleza, podemos ver cómo los nas, sino más bien de un ideal del ser mujer cuerpos de las mujeres se usan para encarnar indígena que toma elementos de identidades ideas abstractas tales como la nación o el atemporales. El esfuerzo para recuperar una grupo étnico. En las sociedades latinoameri- tradición única vuelve objetos a los cuerpos y canas, la normativa de belleza todavía le per- prácticas de las mujeres. Es una representa- tenece en gran medida a los grupos blanco- ción totalizante de activistas de renacimiento mestizos, urbanos y de clases medias y altas. cultural que realizan demandas normativas Por lo tanto, la belleza comprende marcado- sobre las prácticas de aquellos a quienes su- res étnicos, de clase y geográficos de inclusión puestamente representan (Ibíd.: 75-76). y exclusión en el ideal de la nación. Las po- Esto no quiere decir, sin embargo, que las blaciones afroecuatorianas e indígenas son mujeres sean sujetos pasivos o ingenuos que arrojadas a la periferia de la nación, tanto en sufren el peso del racismo, el nacionalismo y términos de la construcción social que las liga el activismo étnico. Considero que aunque al espacio subordinado del campo con respec- Roger (1999) nos provee de elementos im- to a los centros urbanos blanco-mestizos, portantes para la comprensión de los concur- como en relación a la construcción social de sos indígenas, el autor no exploró el significa- la belleza y del deseo. do que dichos eventos tienen para las mujeres Los criterios de belleza de los concursos que son parte de los mismos. McAllister dominantes son difíciles de satisfacer no sólo (1996: 121), al contrario, se fijó en por qué para la mayoría de las mujeres ecuatorianas, las mujeres mayas participan en los concursos sino para la mayoría de las mujeres en el de belleza y encontró que sus intereses radi- mundo: delgadez y rasgos caucásicos, en dife- can en conocer a otras mujeres, y jugar con la rentes tonos de piel. Estos criterios se vuelven posibilidad de intercambiar momentánea- una pesada carga para las mujeres, dado que mente trajes típicos y actuar como reinas de las colocan en el terreno contradictorio de las belleza. experiencias vividas y las posibilidades reales, y las expectativas que surgen de ideales nor- mativos sobre el cuerpo femenino y su pre- sentación. El subtexto de blanqueamiento que todavía se encuentra presente en el pro- yecto del estado-nación ha sido, sin embargo,

89 ÍCONOS 28, 2007, pp. 81-91 María Moreno impugnado. La importancia de las protestas Bibliografía de los movimientos indígena y afroecuatoria- no ha hecho tambalearse al orden racial/espa- Bañales, Victoria, 2005, “The Face Value of cial. Igualmente, elementos provenientes de Dreams. Gender, Race, Class, and the los escenarios y mercados globales influyen en Politics of Cosmetic Surgery”, en N.X.M. y confluyen con otros los elementos presentes Tadiar y A.Y. Davis, editores, Beyond the en los ámbitos locales de la construcción de la frame: women of color and visual represen - localidad y la nación. tation, Palgrave Macmillan, New York. Las mujeres que pertenecen a grupos subal- Barnes, Natasha, 1997, “Face of the Nation. ternos, al igual que las mujeres que pert e n e c e n Race, Nationalisms, and Identities in a otros grupos de la nación, necesitan estar Jamaican Beauty Pageants”, en C. López a l e rta sobre las maneras en que el se impugna Springfield, editora, Daughters of Caliban. el blanqueamiento y los ideales prefijados del Caribbean Women in the Twe n t i e t h ser mujer. En lugar de escapar el proceso de fol- Ce n t u r y, Indiana Un i v ersity Pre s s , klorización, los concursos de belleza indígena Bloomington e Indianapolis. c o n s t i t u yen procesos de una doble folkloriza- Borland, Katherine, 1996, “The India Bonita ción, pues a la nacional se le añade la pre s e n t a- of Monimbó. The Politics of Et h n i c ción normativa de autenticidad. Ne c e s i t a m o s Identity in the New Nicaragua”, en C.B. reflexionar sobre la medida en la que los mo- Cohen, R. Wilk, y B. Stoeltje, editores, delos alternativos de feminidad, como los pro- Beauty Queens on the Global State. Gender, m ovidos por los concursos de belleza indíge- Contests, and Power, Routledge, Nueva nas, proponen opciones que no concuerd a n York y Londres. con las experiencias vividas de las mujeres indí- De la Cadena, Marisol, 2000, Indigenous genas. Como mujeres ecuatorianas necesita- Mestizos: the politics of race and culture in mos estar pendientes de cómo las constru c c i o- Cuzco, Peru, 1919-1991, Duke University nes de feminidad que nos apelan pueden estar Press, Durham. p ropiciando procesos que re f u e rzan exc l u s i o- Goetschel, Ana María, 2004, “Musas, ondi- nes basadas en la raza y la etnicidad. nas y misses: estereotipos e imágenes de las mujeres quiteñas en los años treinta del siglo XX” en Iconos, Revista de Ciencias Agradecimientos: S o c i a l e s, No. 20, FLAC S O - Ec u a d o r, Quito, p. 110-113. Mary Anglin y Karen Tice de la Universidad McAllister, Carlot, 1996, “Authenticity and de Kentucky leyeron versiones previas de este Gu a t e m a l a’s Maya Qu e e n”, en C.B. texto. Les agradezco sus valiosas sugerencias y Cohen, R. Wilk, y B. Stoeltje, editores, comentarios. Igualmente, por sus acertados Beauty Queens on the Global State. Gender, comentarios, reconozco la contribución de Contests, and Power, Routledge, Nueva quien realizara la crítica anónima de la revis- York y Londres. ta a la versión previa del texto. Oza, Rupal, 2001, “Sh owc asting In d i a : Gender, Geography, and Globalization” en Signs, Vol. 26, No. 4, p. 1067-1095. Parameswaran, Radhika, 2004, “Gl o b a l Queens, National Celebrities: Tales of Feminine Triumph in Post-liberalization In d i a”, en Critical Studies in Me d i a

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Communication, Vol. 21, No. 4, p. 346- folklorization and the politics of identity 370. in Ecuadorian beauty pageants”, en Pequeño, Andrea, 2004, “Historias de misses, Journal of Latin American Anthropology, historias de naciones”, en Iconos, Revista de Vol. 3, No. 2, p. 54-85. Ciencias Sociales, No. 20, FLAC S O - Van Vleet, Krista, 2005, “Dancing on the Ecuador, Quito, p. 114-117. B o rderlands. Girls (Re ) Fa s h i o n i n g Poole, Deborah, 1997, “The Face of a National Belonging in the Andes”, en Nation”, en Vision, Race, and Modernity. A Andrew Cannessa, editor, Natives Making Visual Economy and the Andean Image Nation. Gender, Indigeneity, and the State World, Princeton University Press, New in the Andes, The University of Arizona Jersey. Press, Tucson. Rahier, Jean Muteba, 1998, “Blackness, the Weismantel, Mary, 2003, “Mothers of the R a c i a l / Spatial Ord e r, Migrations, and Patria, La Chola Cuencana and la Mama Miss Ecuador 1995-1996”, en American Negra”, en Norman Whitten Jr., editor, Anthropologist, Vol. 100, No. 2, p. 421- Millenial Ecuador, Critial essay on cultural 430. t ra n s f o r mations and social dynamics, Ro g e r, Ma rk, 1999, “Spectacular bodies: University of Iowa Press, Iowa City.

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