RECERQUES DEL MUSEU D'ALCOI, IV (1995). 11-101

En este trabajo se resumen los resultados de la investigacidn interdis- ciplimr desarmllada en el Abric del Tossal de la Roca. presentando una visión global de los am'lisis paleoambientales -sedimentología, paleobo- tánica, paleontología-, radiométricos, paleoeconómicos y tecnoindustria- les de las sucesivas ocupaciones humanas registradas en el yacimiento du- TOSSAL DE LA ROCA^- % rante el Tardiglaciar y el Holoceno inicial (ea. 15.000-7.500 BP). La valoración de los datos permite el reconocimiento de pautas en la selección y apmvechamiento de los recursos. las áreas de captación de , . (VALL D'ALCALAI', $". :! ALICANTE);. : .' buem parte de la materia prima utiliza.en la fabricación de los útiles Ií- ticos, así como una reconstrucción de las condiciones paleoambientales RECONSTRUCCI~N" del entorno del yacimiento. : PALEOAMBIENTAL.~. l! En aquest treball es resumeixen els resultats de la investigació inter- disciplinar desenvolupada a l'abric del Tossal de la Roca i s'hi presenta CUtTURALDELA .; una visió global de les aMlisis paleoambientals -sedimentologia, paleo- botanica. paleontologia-, radiomPtriques. paleoecondmiques i tecnoin- TRAWSICI~NDEL. ' . dustrials de les successives ocupacions humanes constatades al jaciment +L: durant el tardoglacial i I'HolocP inicial (ea. 15.000-7.500 BP). TA.~EGLACIAR La valoració de les dades permet el reconeixement de pautes en la HOLoCENO INICIAÍ;a selecció i I'apn>fitament dels recursos, les arees de captació de bona pat? de la mar2ria primera usada en la fabricació dels utensilis lítics, i tumbé una reconstrucció de les condicions paleoambientals dels voltants del ja- ciment.

El Tossal de la Roca (Vd dlA&ala, Alicante). Paleoenviron~~enkrland Cultural reconstruclion of the transition from the Tardighcial to #he initial . This is un abridgemenr of rhe results from the interdiscip~imryrese- CACHO, C.; FUMANAL, M.P.; LÓPEZ, P; arch carried out at the Abric del Tossal de la Roca. presenting a global LÓPEZ, J.A.; PÉREZ RIPOLL, M; vision of the paleoenvimnmental analysis -sedimentology, paleobotany. MARTÍNEZVALLE, R.; UZQUIANO, P; paleontology-, radiometric. paleoeconomic and tecnicoindusrrial of the successive human occupations registered at the site during the Tardigla- ARNANZ, A ; SÁNCHEZ MARCO, A; cial and the initial Holocene (cima 15,000-7,500BP). SEVILLA, P; MORALES, A; ROSELLÓ, E; The study of the data in question enables us to recognize the guiding principies in the selection. use and exploitation of the resources. the sour- GARRALDA, M.D.; ce areas of mosr of the raw materials used in the making of lithic tools as GARCÍA-CARRILLO, M. well as a reconstruction of the paleoenvimnrnental conditions of the site's surmundings.

INTRODUCCI~N de la óptica de la interdisciplinariedad, que hemos tenido C. Cacho presente desde el inicio del proyecto e intentado fuese lo más amplia posible, conscientes de su enorme valor y de La dificultad que estos últimos años entraña la publica- que era imprescindible para la reconstmcción de la interre- ción íntegra de monografías hace cada vez más inviable la lación del hombre con su entorno, así como para una co- difusión de estudios completos e interdisciplinares de los rrecta valoración de este período transicional. Para ello he- yacimientos. El Tossal de la Roca presenta una secuencia mos contado con la colaboración de diversos especialistas: excepcional donde han quedado reflejados los distintos - el medio físico ha sido estudiado por M. P. Fumanal, procesos de transformación paleoambiental (relieve, clima, quien además se ha ocupado del análisis sedimentológico vegetación, fauna,...), económica (aprovechamiento de los y estratigráfico del yacimiento. recursos faunísticos y vegetales), social y tecnológica - el medio vegetal ha sido abordado por P. López que (evolución del utillaje), entre otros, desde el 15.000 hasta se ha encargado del análisis polínico y su interpretación, el 7.000 BP, lo que le convierte en uno de los mejores ex- mientras que P. Uzquiano y A. Amanz han estudiado la an- ponentes de la transición del Tardiglaciar al Holoceno en tracología y carpología, respectivamente. el Mediterráneo español. Su secuencia reviste, además, el - el medio animal ha sido tratado por varios investiga- interés de presentar uno de los períodos transicionales más dores, así el análisis de la macro y mesofauna ha sido rea- sugestivos de la Prehistoria. De ahí que el objetivo primor- lizado por M. Pérez Ripoll y R. Martínez Valle, la micro- dial de este trabajo sea presentar una visión lo más íntegra fauna por P. Sevilla, la avifauna por A. Sánchez Marco y la posible -a partir de la documentación obtenida hasta aho- ictiofauna por A. Morales y E. Roselló. La malacofauna ra- de los distintos momentos de ocupación detectados du- fue entregada para su estudio a F. Robles, pero hasta el rante la excavación del abrigo del Tossal de la Roca. Para- momento no hemos recibido ningún resultado o avance lelamente hemos intentado ofrecer una imagen global des- preliminar. C. CACHO, et al.

Foto 1 .- Vista del abrigo del Tossal de la Roca y al fon- Foto 2.- El Tossal de la Roca desde la cabecera del Ba- do la Val1 d'Alcalh. rranc del Penegrí.

- los escasos restos humanos han sido analizados por año 1981, y desde entonces y hasta ahora durante nuestra M.D. Garralda. contínuas visitas al yacimiento. A este mismo museo perte- - el estudio de las fuentes de materia prima ha sido rea- nece ahora, también, Emilio Cortell, quien siempre nos ha lizado por M. García-Carrillo y actualmente el análisis de demostrado su total apoyo y confianza. No podemos olvi- las muestras y las investigaciones que tenemos en curso dar a Carlos y Delfina, de la Venta de Margarida, que en sobre este tema está siendo realizado en colaboración con numerosas ocasiones nos ayudaron en las tareas de acon- M. del Pozo (U.A.M). dicionamiento y que, en definitiva, hicieron siempre gratas - el análisis de las evidencias arqueológicas ha estado a nuestras estancias en el Tossal. A todos ellos muchas gra- cargo de C. Cacho (industria lítica y ósea), en colaboración cias por su colaboración. con S. Ripoll (arte mueble), y de C. Papí (elementos de adorno personal). 1.- SITUACI~NGEOGRÁFICA DEL - por último, los análisis radiocarbónicos han sido rea- lizados por C. González del Laboratorio de Carbono 14 de TOSSAL DE LA ROCA Y RASGOS la Universidad de Granada (campaña de 1978) y G. Deli- GEOMORFOL~GICOSDE SU brias y M. Fontugne del Laboratorio de Gif-sur-Yvette ENTORNO (Francia). Durante las distintas campañas de trabajo de campo M.P. Fumanal son muchos los estudiantes y licenciados que han colabo- rado con nosotros de forma voluntaria, tanto en las tareas Ubicado en las estribaciones meridionales de la Serra de campo como en el lavado, siglado e inventario del ma- Foradada, el Tossal de la Roca es un escarpe de 669 m en terial. Así, de la Universidad Complutense de Madrid par- cuya base, y con orientación W, se abre un abrigo al pie de ticiparon A. Castaño, J. Enamorado, R. Leira, C. Gonzá- la pared prácticamente vertical (foto 1 y 2), que flanquea lez-Doña, L. Berzosa, A. Amanz, M. García-Carrillo, M. el Barranc del Penegrí por su margen izquierda (fig. 1). Gonzalez, A. Lizarazu, M. Lloret, C. Pérez, P. Ruiz, A. Este área geográfica se caracteriza por un relieve contras- Tonijos, P. Uzquiano y A. 1. Villareal. De la Universidad tado, donde descuellan vigorosas elevaciones calcáreas, Autónoma de Madrid, 1. Huertas, M. J. Gómez e 1. Baque- que a su vez enmarcan suaves depresiones como la Vall dano. De la Universidad de Alcalá de Henares, F. Bemal- d'Alcali extendida al E del Tossal. Allí se inicia la cabece- do de Quirós y J. Llorente. De la Universidad de Alicante, ra del sistema fluvial jerarquizado por el Barranc de Ro- C. Papí. De la Universidad Central de Barcelona, R. Doce ges, que tras recoger los aportes del Penegrí y otros cursos y S. Ripoll. De la Universidad de Cantabria, A. González y de corto recomdo, se encaja profundamente en el desfila- J. Fuente. Asimismo, queremos mencionar aquí al Centre dero de 1'Encantada abierto en la Serra de l'Albureca, para d'Estudis Contestans, algunos de cuyos miembros, en par- tributar finalmente en el no Serpis hacia su salida de la cu- ticular P. Ferrer y E. Faus, participaron activamente en la beta de Alcoi. mayoría de nuestras campañas y nos facilitaron su apoyo y Estructuralmente, la zona pertenece al dominio externo "conocimiento del terreno" en tantas y variadas ocasiones. del sistema bético, caracterizado geológicamente por una No podemos dejar tampoco de mencionar aquí la generosa sucesión de pliegues de dirección ENE-WSW y vergencia ayuda prestada por J. M'. Segura (Museu Arqueolbgic N. Las elevaciones antiformes (Benicadell, Mariola, Al- dlAlcoi), en primer lugar durante el cierre del abrigo en el mudaina, Foradada, etc), están formadas por materiales ca- EL TOSSAL DE LA ROCA (VALL D'ALCALA, ALICANTE). lizos y dolomíticos cretácicos (IGME, 1975), mientras que en los sinclinales intramontanos que forman estos valles interiores (Alcoi, Gallinera, Ceta, Alcalh), se alojan poten- tes series margosas de edad terciaria. Hacia el E de la fosa de Alcoi, la conexión con la costa mediterránea, se realiza a favor de abruptas alineaciones que configuran un paisaje de escamas tectónicas (Rosselló y Beniabé, 1978). Un buen ejemplo son las sierras de la Foradada y d'Alfaro, que limitan la Vall d'Alcalh. Esta cu- beta neógena permanece en posición colgada respecto a la red hidrográfica, siendo drenada hacia la cuenca del Serpis por los cursos Roges-Encantada y hacia la Vall de Laguart, al E, por el rio d'Ebo a través del Barranc de 1'Infeni. El estrecho corredor del Penegrí se abre con un trazo N-S, desde las crestas de la Serra Foradada, cuya altura al- canza los 900 m, hasta el Barranc de Roges. Recoge una cuenca de recepción de relativa importancia entallada en el flanco meridional de la montaña y se encaja a continua- ción, a favor de una falla, en un relieve calcáreo, suave- mente aplanado que, siguiendo cotas de 600 m, enlaza ha- cia el S con las estribaciones septentrionales de la Serra d'Alfaro (fig. 1 y 2). Estas superficies de erosión que se extienden entre la red del Serpis, Barranc de Roges-Encan- tada y Barranc de I'Infem, son consideradas de edad Villa- Fig. 1 .- Situación del yacimiento. franquiense por Dumas (1977). El perfil longitudinal del río es irregular, con saltos ver- ticales de pocos metros y segmentos de gradiente desigual. TOSSAL DE LA ROCA -ALICANTE En general, el trayecto se desdobla en tres tramos: tanto 0 ~~f*""'" aguas arriba como cerca de la conexión con el Barranc de Roges, el valle muestra poca inclinación, lo que permite la o9 w%nonrmriows m FOll.. parcial conservación de los depósitos fluviales, que forman 0 01.i~10 d. .v.. modestas terrazas. El sector intermedio constituye un um- m mlh. IO.d pl." bral de erosión regresiva y acentúa bruscamente su pen- m A-1- 611-1 diente, dando lugar a morfologías erosivas (marmitas de I..,.i.i gigante, pozas y canales libres de sedimentos). Los mate- riales transportados por el Penegn son de dos tipos: cantos muy poco rodados, dado su escaso recorrido, y materiales finos, heredados de las margas terciarias que aún se conser- rolnrlM.., ea \a van en zonas de cabecera. Sobre ellos se ha realizado un A#,-"*. análisis sedimentológico como material comparativo (Shackley, 1975; Laville, 1976; Briggs, 1977). u En los flancos del Penegrí, las laderas muestran un per- Esquema gnnalol6gico Localizacibn pcogrdf8ca fil convexo-recto-convexo. Desprovistas en grandes áreas Fig. 2.- El Tossal de la Roca en su entorno geológico. de cobertera coluvial, el sustrato calizo aflora, especial- mente en su base, a lo largo del tramo central. Sólo donde la pendiente se suaviza se conservan depósitos, principal- mente en forma de taludes y pequeños conos de deyección za a ambos lados del cauce. Al pie del abrigo, el relleno al- de geometría radial, desarrollados al pie de las vaguadas de berga industrias magdalenienses y epipaleolíticas y en la cantil, que conectan lateralmente con los aportes fluviales margen opuesta se prolonga en un pequeño testigo a simi- movilizados durante el esporádico funcionamiento del río. lar altura sobre el cauce. Algunos de estos materiales fueron asímismo muestreados Esta forma peculiar del perfil longitudinal y transversal para su analítica sedimentológica. del Penegrí y el actual encajamiento de la red en las series Debido a su favorable ubicación en la zona final del va- del Pleistoceno superior y Holoceno, obedece a una persis- lle. el yacimiento del Tossal de la Roca ha podido preser- tente dinámica de vaciado que, tanto en este caso como en varse, ya que la topografía llana favorece la acumulación otros de circunstancias parecidas, se reconoce en las cuen- sedimentaria, que hoy se conserva con morfología de terra- cas altas de los valles (Calvo y Fumanal, 1983). Sus efec- C.CACHO, et al.

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+ + r+ " TOSSAL DE LA ROCA Y. 821 l.ou1*(O m *?lU ULL O'ALCALA IALICUlEl 0 .pan IIY i" - -910.. #,'m Fig. 3.- Planimetría del Tossal de la Roca. tos se agudizan en el Holoceno superior, aproximadamente excavaciones por parte de grupos de aficionados de la re- tras el 3.500 BP (Fumanal, 1990) y como consecuencia, gión entre los años 70 y 75. Pero los primeros trabajos sis- los cursos fluviales en los tramos de cabecera fluyen sobre temáticos en el abrigo no tuvieron lugar hasta los años sustrato geológico, desprovisto de sedimentos. 1976 y 1978 siendo dirigidos por la Dra. M.D. Asquerino. Respecto a las características climáticas, el área se en- Estas campañas se limitaron a una superficie bastante res- clava en la región morfoclimática D (Fumanal, 1986), con tringida (0'35 x 0'75 m2)del sector oriental del yacimiento, un mes árido anual y de cinco a siete meses templado-hú- que era el más afectado por las excavaciones clandestinas. medos en la clasificación de Wilson (1969). Pulido Bosch Un avance del estudio de la mismas, y en particular de la (1979) la considera zona de transición entre la plana coste- campaña de 1978, fue presentado por nosotros en el colo- ra y las tierras interiores, con temperatura media anual en- quio de la U.I.S.P.P. "La position taxonomique et chronolo- tre 15,5 y 17 "C. Es de interés señalar que los valores tér- gique des industries h pintes h dos autour de la Mediterra- micos extremos presentan bastante amplitud y son fre- née européenne" en colaboración con otros investigadores. cuentes las precipitaciones en forma de nieve, como en el que también suscriben este artículo (Cacho e? al., 1983). resto de las zonas montañosas de los Valles d'Alcoi, espe- A partir del año 1981 nos encargamos de la dirección cialmente en las umbrías. de los trabajos en el Tossal de la Roca, una vez obtenido el correspondiente permiso de la entonces existente Subdi- 2.- EXCAVACI~NY DESCRIPCIÓN rección General de Arqueología y Etnología del Ministerio de Cultura. Pero dado el lamentable estado del yacimiento, DEL RELLENO utilizado hasta aquella fecha como redil para guardar el ARQUEOL~GICO ganado (fig. 3) -del que aún se conservan restos del muro C. Cacho que lo cerraba- y sobre todo a los destrozos causados por los furtivos decidimos utilizar la subvención concedida pa- El yacimiento del Tossal de la Roca se descubrió a fina- ra cerrar el abrigo, y de esta manera protegerlo de los sa- les de los años sesenta y fue objeto de diversos sondeos y queos a los que se veía sometido. Fig. 4.- Estratigrafía Sector Interior.

Foto 3.- Sector Interior. Zanja de los clandestinos tras la campaña de limpieza de 1982.

Durante el año 1982 se realizaron dos campañas de tra- bajo. La primera de ellas, muy breve, tuvo lugar durante la 1 primera seniana del mes de Abril, y la segunda del 5 de Septiembre al 2 de Octubre del mismo año (foto 3). Los trabajos se centraron fundamentalmente en el cribado ex- haustivo de todo el sedimento revuelto y en la limpieza de esta zona (sector oriental), afectada por los saqueos. que resultó ser bastante más extensa de lo que habíamos valo- rado en un principio, puesto que abarcaba una superficie de 5 x 3 m' y llegaba a alcanzar incluso 2'5 m de profundi- dad. Dadas las características de este sedimento removido -muy suelto y de aspecto pulvurulento- el cribado se hizo en seco y con una criba de 2'5 mm de luz, lo que permitió recuperar más de 30.000 piezas líticas -aunque una gran 1Foto 4.- ~etalle de corte estrati ico del Sec C. CACHO, et al.

km-

Foto 5.- Nivel 11 del Sector Interior. Detalle de una rni r mandíbula de cérvido. #Uunc1m 1983-1188 UISM iIL hUiC0 c N 1 onr mnioi J MI0 1984-8s u

Fig. 6.- Localización en planta de los distintos sectores excavados.

go, distinguimos ya a simple vista cuatro grandes unidades sedimentarias que describimos brevemente aquí. puesto que su análisis y estudio detallado queda incluido en el ca- pítulo sobre sedimentología: - nivel 1. Es de color grisáceo y tiene unos 60 cm de potencia aproximadamente. Está formado por un sedimen- Fig. 5.- Representación tridimensional de la superficie to limoso bastante suelto, con pocas piedras, y en contacto del abrigo. erosivo con el nivel subyacente. - nivel 11. Aparece compuesto casi exclusivamente por clastos angulosos caidos del techo del abrigo y desprovisto practicamente de matriz fina (foto 5). Su potencia varia parte son restos de talla y pequeños debris de sílex- y bastante de un extrenio a otro del corte (20-50 cm). otros tantos vestigios faunísticos. A ello hay que añadir va- rios colgantes, objetos de industria ósea, algunas plaquetas - nivel 111. Está compuesto por pequeños cantos angu- grabadas con representaciones de animales, así como un losos, aunque menos numerosos que en el nivel anterior. y pequeño fragmento de espátula decorada con motivos geo- por una matriz fina arcillo-arenosa. Su potencia oscila de métricos (Cacho y Ripoll, 1987). 30 a 40 cm. A continuación, en el marco de nuestro trabajo, nos de- - por último, el nivel IV presenta grandes cantos y blo- dicamos a la limpieza y estudio de los cortes estratigráfi- ques angulosos además de una matriz arcillo-arenosa. Al- cos, resultado de la gran zanja cavada por los clandestinos canza una potencia de 40-50 cm. en el sector oriental del yacimiento, justo en la zona inte- Durante el año 1983 nuestra tarea consistió por una rior del abrigo cubierta por la comisa. De estos cortes el parte en el análisis y estudio cronoestratigráfico pormeno- más completo, sin duda, es el corte norte-sur (longitudi- rizado del perfil norte del Corte Interior (Cacho et al., nal), ya que el relleno del abrigo se acuña hacia su interior, 1983) y aludiremos a él en los respectivos apartados de es- donde aparece enseguida la roca madre. En este perfil nor- te trabajo. En segundo lugar se llevó a cabo la planimetría te, denominado durante nuestros trabajos "Corte Interior" y el levantamiento topográfico del abrigo, así como de su (fig. 4 y foto 4) con objeto de diferenciarlo del realizado entorno más inmediato (fig. 3 y 5). Para ello, y dentro de durante campañas posteriores en el área exterior del abri- la planificación general del proceso de la excavación, se Fig. 7.- Correlación de la estratigrafía del Sector Interior con la del Sector Exterior. marcó un punto "O", situado en la pared del fondo del abri- la necesidad de un sondeo en profundidad. Con este son- go, que serviría de plano de referencia básico para la situa- deo se pretendía obtener una visión más amplia del asen- ción de todos los hallazgos. A partir de aquí se inició la tamiento y sobre todo contar con una referencia estratigrá- cuadriculación del abrigo, de esta manera las bandas para- fica completa antes de la excavación, ya que la única se- lelas al eje sur-norte se designan con letras mayúsculas cuencia obtenida hasta el momento ("Corte Interior") apa- (A,B,C,D,E... ) y las bandas perpendiculares a este eje con recía truncada y desprovista de los niveles superiores. Es- números correlativos (1,2,3,4...). ta cata tenía unas dimensiones de 1'50 x 1 m2, alcanzán- Durante el proceso de la excavación se utilizó un cua- dose una profundidad de 1'80-1'90 m, y se abrió en el derno de campo para cada cuadrícula. En él se recogen to- sector septentrional del yacimiento, en lo que hemos deno- dos los datos que hemos considerado significativos de ca- minado "Sector Exterior", por ser ésta la más favorable pa- da uno de los vestigios descubiertos: cuadrícula, nivel, sec- ra que se conservase completa la secuencia estratigráfica tor, capa, fecha del hallazgo, número de orden, descripción (fig. 6). (industria lítica, industria ósea, fauna, adorno, arte mue- Tal y como esperábamos este sondeo nos reveló la ble,...), sus tres coordenadas, materia prima, orientación, existencia de nuevos niveles de ocupación, posteriores cro- buzamiento y clasificación tipológica provisional, en el ca- nológicamente a los documentados en el Corte Interior. so de los materiales Iíticos, o bien posición anatómica, Así, nos encontramos, en primer lugar, un nivel superficial cuando se trata de restos óseos. Por último, se incluye un revuelto, relativamente pobre, con varias piezas Iíticas y campo de observaciones en el que se recoge cualquier tipo algunos -aunque escasos- fragmentos de cerámica cardial de información adicional. En estos mismos cuadernos se y lisa. A continuación se hallaron varios niveles epipaleolí- han dibujado las plantas de las distintas capas. En ellas se ticos con geométricos, y por último, debajo de unos gran- situaban cada una de las piezas antes de levantarlas, utili- des bloques desprendidos del techo, se localizó un nivel, zando distintos colores o signos convencionales para dife- que en su momento y debido al aspecto de su industria renciarlas por grupos. A esta documentación gráfica hay pensamos que podía correlacionarse con el nivel superior que añadir los perfiles estratigráficos de los distintos secto- del Corte Interior. Hipótesis que con el trascurso de los tra- res excavados, así como numerosas fotografías del proceso bajos desechamos. de excavación y el propio diario de campo. Asimismo, y durante esta misma campaña de 1983, de- Esta fue nuestra primera campaña de excavación siste- cidimos iniciar la excavación en horizontal de cuatro cua- mática propiamente dicha en el Tossal, de ahí que una vez drícula~(Fl, F2, G1 y G2) del área central del abrigo, jus- preparado el yacimiento y acondicionado, se hizo evidente to debajo de la línea del cantil o visera del abrigo (fig. 6). Foto 6.- Sector Exterior. Vista general del sondeo de Foto 7.- Campaña de 1988. Perfil Este de las cuadrícu- 1984-1985. las E2 y D1.

Fig. 8.- Estratigrafía del Sector Exterior.

Durante esta campaña apenas si se profundizó 30 cm en que el buzamiento de los niveles y su dirección varíen de estos 4m2, aunque sirvió para constatar, también aquí, de- una zona a otra. Así, mientras que en el área exterior los bajo de un nivel húmico revuelto, la existencia de una in- estratos buzan hacia el NW, en el interior tienden hacia el dustria epipaleolítica con geométricos. SW. Este hecho dificulta la correlación de los distintos ni- Durante los años 1984 y 1985 se continuó el decapado veles geológicos que rellenan el abrigo en los dos sectores del nivel 1 en las cuadrículas abiertas en 1983, a las que se en los que se ha trabajado, separados por una distancia li- añadieron dos más (E2 y D2) (fig. 6). Sin embargo, el ob- neal de 5 m, ya que existe una ruptura o discontinuidad de jetivo fundamental de estos años fue intentar correlacionar los mismos en la zona de caida de bloques (o sector cen- la estratigrafía del "Corte Interior" con la obtenida durante tral). Existen, además, otros factores que contribuyen a el año anterior en el sondeo practicado en la zona externa marcar las diferencias de los estratos y que dificultan esta del abrigo. Con este fin se trazó una cata de 5 x 1 m2, enla- correlación. Algunos son de índole arqueológica, como la zando el sondeo del 83 con el área de excavación en la zo- distinta intensidad de ocupación humana (en apariencia na media del abrigo, lo que nos permitió obtener una sec- mayor en la zona Interior, al abrigo de la visera), pero las ción transversal de su relleno (fig. 7). A través de ésta pu- principales diferencias están causadas por factores natura- dimos comprobar un hecho fundamental para comprender les debido a la exposición de estos niveles a la intemperie, la estratigrafía del yacimiento: la zona situada justo debajo así las lluvias y arroyadas diversas han producido un lava- del cantil había actuado a modo de umbral entre la zona do de los carbonatos, dando lugar a una concreción de los interior (cubierta por la visera) y el área externa, posible- sedimentos. Las alteraciones debidas a elementos vegeta- mente debido a la caida de bloques del techo. Esto explica les, como son ciertas raices modernas e incluso actuacio- EL TOSSAL DE LA ROCA (VALL D' ALCALA, ALICANTE). nes de diversos animales, son algunas de las bioturbacio- nes que han sufrido los depósitos del Sector Exterior, así como las evidencias arqueológicas que contienen, y que como veremos en el siguiente apartado son particularmen- te importantes en el nivel 1. En el sondeo practicado durante los años 1984-85 (foto 6 y 7) en la zona Exterior del abrigo se alcanzó 1'60- 1'80 m de profundidad y se diferenciaron distintos niveles, ex- cavados por capas artificiales, que a continuación pasamos a describir a partir del perfil B o Corte Exterior (fig. 8): - Nivel húmico o superficial, esta constituido por 15-20 cm de sedimento revuelto. Aquí aparecieron varios frag- mentos de cerámica a mano e incluso a torno junto con una industria litica bastante diversa. Foto 8.- Campaña de 1987. Nivel IIb. Concentración - Nivel 1. Está formado por unas arcillas de color gris de cantos en la cuadrícula D1. muy oscuro y gran cantidad de pequeños cantos angulosos. Su potencia varía considerablemente de un extremo a otro del perfil, así en la zona más externa (o sector norte) llega ques calcáreos que parecen proceder de la misma visera a alcanzar 1' 10 m, y en el corte este del sondeo de 1983 del abrigo. Desconocemos la potencia real de este nivel en oscila en torno a 1'60 m, mientras que por el contrario en esta zona, ya que de él tan sólo excavamos unos 50 ó el sector sur (o área más interna) de esta sección transver- 60 cm de potencia según los distintos sectores. En general, sal apenas supera los 50 cm. Este nivel 1 -y esto lo sabe- los restos arqueológicos resultan más abundantes que en e1 mos en la actualidad por el posterior desarrollo de la exca- nivel IIa, sobre todo la industria lítica en la que se observa vación- se acuña hacia el interior, de manera que en la un cierto incremento de los raspadores y hojitas de dorso, banda de las cuadnculas E se reduce a unos escasos centí- aunque siguen perdurando las muescas y denticulados. metros, desapareciendo por completo en la banda de los D. Una vez puesta al descubierto esta sección transversal Este nivel se caracteriza, también, por un fuerte buzamien- del yacimiento, nos planteamos, al igual que habíamos he- to hacia el exterior, lo que contrasta con la relativa hori- cho con el "Corte Interior", su estudio cronoestratigráfico zontalidad de los niveles subyacentes. Se han detectado desde un punto de vista interdisciplinar. El resultado de es- varios restos que atestiguan la presencia de hogares hoy tos análisis y en algunos casos su estudio detallado se re- desaparecidos (¿lavados?): numerosos y en ocasiones bas- coge en los distintos apartados de este trabajo. tante grandes fragmentos de carbón, cantos de río altera- Durante las posteriores campañas (años 1986- 1988) se dos por el fuego, macrorrestos vegetales carbonizados y un ha continuado el decapado del nivel 1 en las cuadrículas alto porcentaje de huesos de animales calcinados. Arqueo- G1, G2, FI , F2, E2, DI y D2, sin embargo sólo se ha exca- lógicamente es un nivel bastante rico con una industria líti- vado el nivel IIa y el IIb en las tres cuadrículas más meri- ca en la que destacan los elementos geométricos así como dionales (E2, D2 y DI) (fig. 6). El nivel 1, como mencio- las muescas y denticulados, entre otros, y que analizare- nábamos antes, se acuña hacia el interior y apenas si se en- mos detalladamente en el apartado correspondiente. cuentra representado en la banda de las cuadrículas E, de- - Nivel IIa. Está compuesto por un sedimento arcillo- sapareciendo por completo en la DI y D2. El nivel IIb po- arenoso de color marrón claro con algunas gravas y pla- see mayor número de bloques calizos angulosos que el ni- quetas de tamaño medio. Su potencia varia de 20 a 30 cm, vel IIa. Junto a éstos son frecuentes los cantos rodados (fo- acuiíándose hacia el exterior (sector norte). donde desapa- to 8), posiblemente aportados por el hombre como ocum'a rece debajo de un gran bloque a algo más de un metro de en el nivel 1. En ocasiones están quemados y forman, sin distancia del sondeo de 1983. Este hecho sirvió para corro- duda, parte de un determinado tipo de hogar, rodeado de borar que en el perfil E del sondeo de ese año (continua- piedras, muy común en este tipo de yacimientos en abrigo ción, en definitiva, del que describimos ahora), el nivel y sobre todo en estos momentos epipaleolíticos. Junto a es- que subyace al 1 no podía ser el IIa, como pensamos en un tos cantos quemados hay que señalar la existencia de innu- principio, sino que se trataba por el contrario del IIb. Pro- merables restos no sólo de ceniza, sino también de carbón, porcionalmente sus vestigios arqueológicos son bastante cuya conservación ha sido posible gracias a las excelentes escasos. En su industria Iítica han desaparecido ya los tra- condiciones ambientales y sedimentarias del Tossal. Otro pecios, aunque siguen siendo frecuentes los denticulados y dato de singular interés es el hallazgo de varios cantos de muescas. a los que ahora se suman un mayor número de gran tamaño y formas aplanadas, totalmente cubiertos de raspadores y de útiles sobre hojita. ocre rojizo, localizados en la cuadrículas E2 y D2, y cuyo - Por último, el Nivel IIb está constituido por un sedi- significado se nos escapa por el momento, al no presentar mento arcillo-arenoso. similar al del nivel anterior, aunque ninguna figuración, aunque es posible que su presencia es- de tonalidad ligeramente más oscura y con grandes blo- té relacionada con algun tipo de trabajo o curtido de las C. CACHO, et al. pieles, hipótesis a la que contribuye el hallazgo de un nú- Las etapas de su formación se han establecido a partir mero importante de raspadores con restos de colorante en del estudio estratigráfico y sedimentológico de varios per- su frente (San Juan, 1991: 107), pero que sólo puede ser files dejados al descubierto en las campaiias de excavación corroborada por el estudio traceológico de los utensilios 1í- (Cacho, 1983, 1990, 1991). ticos. Se distinguen en principio dos áreas, que hemos deno- minado Sector A (Interior) y Sector B (Exterior) (fig. 9 y 3.- EL YACIMIENTO Y SUS RASGOS 10). El primero está situado en la vertical del cantil en el que se abre el abrigo. Aquí se trabajó en una cata rectangu- SEDIMENTARIOS lar y disposición subparalela al valle, con una profundidad M. P. Fumanal irregular, ya que en la parte E, cerca de la pared, aflora en pocos cm la roca caliza, mientras que, a escasa distancia, Los restos industriales están incluídos en un depósito el perfil W alcanza los 2 m de potencia. Alberga la parte coluvio/aluvial que se formó prioritariamente con aportes más antigua del registro arqueológico y se acumula duran- transversales al eje del valle. El yacimiento permanece en te las oscilaciones ambientales del Pleistoceno superior fi- parte protegido a causa de que, en este punto, el aflora- nal. miento puntual de un dique rocoso obliga al río a incurvar El Sector Exterior consiste en una doble zanja perpen- su trayectoria hacia la margen derecha. dicular entre sí de 5 m en su eje principal, que sigue un tra- Ofrece un perfil escalonado hacia el cauce, con tres des- zado transversal al valle. Su profundidad es de unos 3 m y niveles sucesivos de unos 2 m de altura, geometría aprove- representa ya la secuencia holocena. Los niveles se reco- chada y subrayada por el abancalamiento del sector (fig. 9 nocen en posición erosiva sobre el Sector Interior y biselan y 10). En la terraza opuesta también se aprecian, al menos, en parte su estrato superior. Hay un lapso de separación dos niveles: el de mayor cota se corresponde aproximada- temporal entre ambos episodios acumulativos (A y B), que mente con la superficie más elevada del yacimiento y un no parece prolongado, pero sí reviste un significado geo- segundo se le adosa a unos 2 m sobre el fondo del canal. mórfico importante.

I Fig. 9.- Planimetría del Barranc del Penegr' en el tramo en el que se ubica el yacimiento. EL TOSSAL DE LA ROCA (VALL D'ALCALA, ALICANTE).

Seccidn A-ti Odrn

111 , ...- .... .-. NIVEL,!L-~------S,. ..-- ...--.__---- - S11

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Fig. 10.- Secciones del Barranc del Penegrí en el tramo en el que se ubica el yacimiento.

Características sedimentológicas dos tipo plaqueta. Persiste una morfología poco evolucio- del Corte Interior nada, sin alteración o desgaste (fig. 12). Los finos son are- nolimosos y mal clasificados. Industria del Magdaleniense Está formado por cuatro unidades estratigráficas (fig. final o evolucionado. I 1) que, de muro a techo. son: - NIVEL 11. Entre 30 y 50 cm de potencia y contacto - NIVEL IV. Potencia 50 cm. Se extiende directamente neto sobre el anterior. Su composición textura1 es casi ex- sobre sustrato calizo, con una estructura masiva. Está com- clusivamente de cantos con tamaño homogéneo (entre 5 y puesto por abundante fracción gruesa (fig. l2), entre la que se 8 cm), de color amarillo-rosado, cuya morfología es apla- incluyen bloques (20 y 30 cm de envergadura), con una posi- nada, típica de los elementos gelifrácticos; bordes arista- ción paralela a la base y gran número de plaquetas de geli- dos, sin alterar. La fracción fina que rellena los intersticios fracción. Todos estos elementos, de litología homogénea, son se infiltra en su mayor parte desde el estrato 1. El techo de marcadamente angulosos, con aristas vivas, sin alteración ni este nivel es muy irregular, con importantes huellas erosi- desgaste, ya que proceden de la pared rocosa inmediata y su vas en forma de oquedades y cubetas. Se obtuvieron dos desplazamiento se realiza simplemente por gravedad. dataciones de 12.480 t 210 y 12.390 t 250 BP. Magdale- La matriz, es de textura limoarenosa, color amarillento, niense final o evolucionado. suelta y con elevado contenido en carbonatos. Presenta mí- - NIVEL 1. Con una potencia de 70 cm, rellena las es- nima clasificación. En este nivel se obtuvo la datación de tructuras de vaciado de la superficie del nivel 11. Está com- 15.360 I 1.100 BP. Su industria es del Magdaleniense su- puesto por una mínima proporción de cantos y gravas que perior. se disponen aislados en un sedimento limoarenoso muy - NIVEL 111. Potencia entre 60 y 40 cm. En contacto suelto y de tonalidad gris, que contrasta con el color ama- normal sobre el anterior, se dispone horizontal al suelo. rillento del infrayacente. Su morfología ofrece cierto re- Estructura interna masiva en conjunto, pero puntualmente dondeo y desgaste superficial. Se observan algunas estruc- se observan formaciones laminares. La proporción de can- turas laminares discontínuas pero persistentes en todo el tos y gravas disminuye, al tiempo que su tamaño medio es nivel. A techo hay huellas de bioturbación. Industria epipa- menor. No obstante se siguen identificando clastos aplana- leolítica. C. CACHO, et al.

- + M Cronologia Indice estadistico m. Corte estratigráfico '-14. 8' mibreMZ dio4= ttari~icacidn a A~imelria~k ~~~arnmcemioKg

15 360 2 1.100

Fig. 11 .- Estratigrafía del Corte Interior (A).

Características del Corte Exterior limosa, mal clasificada, de color gris oscuro. Dos datacio- nes sitúan este nivel en 9.150 I100 y 8.530 i 90 BP. In- Está formado por dos unidades sedimentarias (fig. 13), dustria epipaleolítica. - NIVEL IIa. Su contacto con el anterior es gradual; que descansan sobre una base detritica de similares rasgos, adopta una geometría lenticular que se interrumpe brusca- no bien determinada a causa de la profundidad alcanzada mente hacia el fondo del valle. La potencia total es de unos en la excavación, y que no pudo ser muestreada. 40 cm. Está formado por escasos cantos hornométricos de - NIVEL IIb. Su potencia media es de 60-80 cm, pero pequeño tamaño (entre 1 y 4 cm) y abundantes gravas. que la base no se detecta en los actuales trabajos de excava- se disponen horizontales a la base. Se observa el efecto de ción. Este cuerpo sigue una pendiente hacia el fondo del la proximidad del fuego ya que muchos elementos apare- valle de un 25%. La textura es pedregosa y entre los cantos cen calcinados. La matriz es arcillolimosa, suelta, grisácea se intercalan bloques (12-14 cm), en posición horizontal al (fig. 14); dentro del conjunto pueden reconocerse estructu- suelo. Algunos son totalmente redondeados y posiblemen- ras laminares. Industria epipaleolítica. Este nivel fue data- te aportados por el hombre. Acompaña una matriz arcillo- do en 8.350 y 8.050 * 120 BP. - NIVEL l. Tiene una potencia irregular, entre 65 a 100 TOSSAL - CORTE A INTERIOR cm. Sigue una pendiente más acusada que las unidades an- teriores, sobre las que se deposita en contacto erosivo, re- llenando cubetas y acoplándose a la supeftcie seccionada en la zona dista1 del nivel precedente. Está formada por abundantes cantos envueltos en una matriz gris oscura, limoarcillosa. Tales elementos son de tamaño moderado (entre 1 y 5 cm) y en general aparecen poco alterados y con morfologías aristadas. Se disponen de forma caótica, con cierta tendencia a la posición subverti- cal y ocasionalmente, una leve imbricación. Parte de esta fracción gruesa está calcinada y tiznada de un polvo grisá- ceo que probablemente es un resto de cenizas. El nivel mostró una edad absoluta de 7.660 y 7.560 I80 BP. Indus- tria epipaleolítica con trapecios.

Rasgos sedimentológicos y paleoclimáticos

En general, el yacimiento del Tossal refleja con sufi- cientes matices tanto las particularidades geomórficas y procesos sedimentanos que contribuyeron a los sucesivos I,S YR 612 rellenos del pequeño valle como las oscilaciones arnbienta- GRIS mSAW les que se sucedieron en el tránsito Pleistoceno-Holoceno. El Corte Interior o perfíl A se inicia con un nivel, (A- IV), en el que predominan claramente los elementos (blo- ques, cantos, gravas), que provienen directamente del can- til donde se forma el abrigo. Los procesos de meteoriza- ción flsica son acusados y obedecen a la frecuencia e in- tensidad de los ciclos hielo-deshielo. Parte de la fracción -IR *n I-~C~SLA m 1-3~Plaquemi Matmo W+CO fina procede de la fragmentación secundaria de gravas y cantos. El nivel siguiente, A-111, remite estas manifestaciones de clima frío, al tiempo que se registra la introducción es- porádica de materiales detríticos alóctonos (margas y are- nas), transportados por arroyadas poco competentes. El ambiente general parece pues más suave y húmedo que en la fase anterior. Una nueva pulsación rigurosa y probablemente más se- ca queda plasmada en A-11: la producción muy activa de gelifractos construye un canchal al pie de la pared caliza, 0451 1.5 O 1 1020% 1234 % reiterando una situación similar a la descrita en el nivel 1V. Fig. 12.- Tossal de la Roca. Corte Interior. Rasgos sedi- La geometría truncada del techo responde a importantes mentológicos. episodios erosivos que lo desmantelaron parcialmente. Ta- les procesos pudieron ser de distinta índole, bien a causa de desplazamientos masivos siguiendo planos de desliza- miento a favor de láminas de hielo estacional, bien a causa El Corte Exterior (o perfil B) ofrece una homogeneidad de la acción de arroyadas superficiales. mayor que la observada en la zona interna, puesto que sus Finalmente, el tránsito hacia condiciones húmedas y materiales son típicos de un talud de dembios que se acu- notoriamente más benignas se manifiesta en el nivel A-1. mula en do~etapas distintas, separadas por un episodio Se forma prioritariamente con margas de procedencia alóc- erosivo. tona (cabecera del valle), transportadas en flujos hídricos Las subunidades IIa y IIb corresponden a un depósito de intensidad variable. Una total detención de 10s fenóme- de ladera formado con 10s aportes detríticos apilados al pie nos activados por la helada y la probable estabilización de de algunos regueros Y hendiduras entallados en la pared las vertientes en la cuenca parecen ser las circunstancias del Tossal. Son dmames laterales que se depositan como ambientales de este momento. cuerpos de geometría lenticular y sufren erosiones por la C. CACHO. et n/.

BLOQUES CANTOS GRAVAS FINOS Fig. 13.- Estratigrafía del Corte Exterior (B).

Fig. 14.- Tossal de la Roca. Corte Exterior. Kasgos sediiiieritológicos. Diagramas de fracción fina. EL TOSSAL DE LA ROCA (VALL D'ALCALA, ALICANTE).

Fig. 16.- Propuesta de correlación cronoestratigráfica de diferentes secuencias holocenas del País Valenciano (cronología expresada en BP).

Fig. 15.- Propuesta de correlación cronoestratigráfica de diferentes secuencias finipleistocenas del País Valencia- no (cronología expresada en BP). actuación esporádica de flujos concentrados. La base (IIb), representativos), que se hallen ubicados en un ámbito físi- refleja un clima fresco y contrastado, que gradualmente se co propicio para su determinación paleoambiental. vuelve más húmedo a techo (IIa), donde se reconoce la cir- En este espacio mediterráneo, las manifestaciones ero- culación de aguas laminares. sivas del cambio morfoclimático tardiglaciar son al pare- El nivel 1 de esta zona responde también a un coluvio- cer responsables de la escasez de series depsicionales de namiento que regulariza las oquedades e interrupciones del este período. Como ejemplo ilustrativo, la figura 15 expre- nivel anterior. Sus rasgos específicos (abundante fracción sa la correlación cronoestratigráficade los yacimientos coe- gruesa, poco evolucionada), y disposición en el perfil, se- táneos estudiados hasta el momento en el País Valenciano ñalan un transporte de sedimentos fanglomeráticos en mo- bajo el punto de vista sedimentológico (Fumanal, 1995a). vimientos de masa rápidos, probablemente a favor de pre- Lo mismo cabe decir sobre los testimonios del Holoce- cipitaciones fuertes y estacionales. no inferior que, en la mayoría de los yacimientos paradig- Hay que señalar que el contenido de materia orgánica mático~de las sociedades agrícolas en nuestra zona, no se del Corte Exterior es superior al del sector Interior, lo que han conservado o han sido totalmente alterados por la rea- indica que, añadido al aporte antrópico, entre ambas etapas comodación antrópica del espacio de los grupos neolíticos. la cobertera coluvio/aluvial en la cuenca había experimen- El posible enlace entre el Tossal y otras series arqueológi- tado procesos de edafización, cuyos horizontes húmicos cas holocenas se ensaya en la figura 16 (Fumanal, 1995b). serían esporádicamente removilizados. Por ello, la información de los cambios acontecidos en- tre el 15.000 al 7.000 BP que nos ofrece el estudio de los Consideraciones generales sectores Interior y Exterior, puntualiza una secuencia sedi- mentoclimática de primer orden, que podría resumirse en La secuencia reflejada en el yacimiento del Tossal de la los siguientes puntos: Roca reviste un importante significado en el registro cua- 1) El depósito del Sector Interior se forma durante el ternario valenciano. Destaca especialmente el hecho de periodo geocronológico del Pleistoceno superior final. Sus que las fases climáticas del Pleistoceno superior final se características señalan una oscilación rítmica de momentos han detectado hasta el momento en pocos yacimientos. fríos (nivel IV), o muy fríos (nivel II), con otros más sua- (sobre todo con dataciones absolutas o restos industriales ves (nivel 111) o benignos (nivel 1).

EL TOSSAL DE LA ROCA (VALL D'ALCALA, ALICANTE).

Los tres primeros niveles (IV a 11), corresponden a una Penegrí, tras las vicisitudes del Holoceno medio y superior etapa de relleno de la cuenca bajo un ambiente general lo circula hoy directamente sobre roca caliza, culminando la suficientemente agresivo como para acumular reiterada- tendencia hacia el vaciado de los valles en zonas alta y mente gelifractos al pie de las laderas verticales del valle. media, que se compensa con los procesos acumulativos en Estos canchales permanecerán ocasionalmente in situ o los espacios terminales de las cuencas de drenaje. bien sus elementos se movilizarán aguas abajo por distin- tos medios de transporte. Cierta interrupción de esta ten- dencia está representada por el nivel 111, aunque la inclu- 4.- LA VEGETACIÓN sión de fragmentos meteorizados por acción del hielo per- P. López García siste. J. A. López Sáez Un cambio rotundo en estas condiciones viene señala- do por el nivel 1, que corona la serie pleistocena. Su com- El yacimiento que ahora analizamos se encuentra situa- posición general, color, e índices estadísticos asimilan sus do en el piso termo-mesomediterráneo, siendo éste el de materiales a las arcillas terciarias transportadas por el cur- mayor extensión en la Península Ibérica. El primero ocupa so del Penegrí desde su zona de cabecera. La geometría, una posición, más o menos costera, entre Barcelona y Lis- textura y estructura interna de este cuerpo sedimentario boa, adentrándose hacia el interior en las provincias de Va- apuntan a un material fluvial, depositado en episodios de lencia, Alicante y Murcia. Limita con el piso mesomedite- desbordamiento del río que, en las fases tardiglaciares pre- rráneo, como veremos a continuación. Su termoclima osci- vias a su encajamiento, circulan'a rectilíneo sobre un valle la entre los 17" y 19" C, estando los índices de termicidad terraplenado, a cotas muy superiores respecto al canal ac- entre los 350 y los 470. Hay en este piso algunos bioindi- tual. Estas margas heredadas existen asimismo a techo de cadores claros como son Chamaerops humilis, Juniperus las terrazas que aún se conservan en la margen derecha del macrocarpa, Juniperus turbinata, Rhamnus oleoides, Salir valle, frente al propio yacimiento. Es probable pues, que la pedicellata, Tetraclinis articulata, etc. acción hídrica (reforzada por el funcionamiento de los Desde el punto de vista agrícola es el más próspero, conductos kársticos), sea el origen fundamental del des- siendo la base de la economía peninsular, si bien su largo mantalamiento del techo del nivel 11 del Corte Interior. verano y la existencia de su ombroclima semiárido, limita 2) El Sector Exterior se forma en los primeros milenios las zonas de regadio, los cultivos intensivos y los exigentes holocenos, tras un lapso de tiempo incierto que sigue a los en humedad. procesos de inundación responsables de la formación del Dentro de las series de vegetación en la que se divide nivel A-1. El evento geomórfico que media entre ambas el piso, la zona que nos ocupa se incluye en la termomedi- acumulaciones es la incisión de la red fluvial en los depó- terránea de los quejigares, alcomocales, encinares y acebu- sitos pleistocenos, formando terrazas. Las condiciones am- chales ibéricos (Rivas Martínez, 1987), y dentro de ésta, bientales interglaciares propiciarán los procesos edáficos. en la serie de los carrascales (Quercus rotundifolia) basófi- Tras esta fase de vaciado, el nivel IIb corresponde a un los y silicícolas ibéricos, constituyendo en su etapa madura episodio acumulativo hacia el 9.000 BP (fig.l7), que, sin series de bosques densos de talla elevada en los que el ár- interrupciones importantes, persiste en el IIa. Entre este ú1- bol dominante es la encina, pudiendo competir con otros timo y el 1, es decir, algo después del 8.000 BP, puede si- árboles termófilos como el algarrobo (Ceratonia siliiqua), tuarse con seguridad un nuevo descenso del nivel de base acebuche (Olea europaeae subsp. sylvestris) o incluso la local. Ello provocará una ruptura de pendiente y la consi- coscoja (Quercus coccifera). Aunque los ejemplos de este guiente reacomodación de los perfiles de equilibrio en los tipo de bosque son escasos, aún pueden encontrarse frag- depósitos marginales al cauce. mentos residuales en algunos valles y barrancos no culti- La unidad 1 del Sector Exterior, nueva formación de vados, tratándose de un bosque bien estructurado en el que derrubios de ladera, se alojará sobre el gradiente más acen- domina Quercus rotundifolia con un sotobosque denso en tuado de la superficie anterior. Los parámetros ambientales el que dominan los nanofanerófitos y las lianas. Caracte- son más frescos y erosivos en las vertientes e identifican rísticos de esta asociación pueden considerarse Rubia pe- los momentos preatlánticos del holoceno mediterráneo. regrina, Phillyrea angustifolia, Juniperus oxycedrus, Smi- Las topografías en cubeta modeladas en los vaciados y dis- lar aspera y Lonicera implexa. En los fondos de valle, más torsiones anteriores se ocupan con materiales groseros, po- frescos y con suelo profundo, junto a la carrasca se refu- co evolucioiiados, transportados en flujos densos y movi- gian el fresno florido (Frarinus omus), la hiedra (Hedera mientos de masa, como muestra la posición subvertical de helix) y la cornicabra (Pistacia terebinthus). La degrada- los clastos. Dicho relleno de nuevo provoca una colmata- ción de estos bosques que comenzó hace muchos siglos, ción de este valle de cabecera hacia el 7.500 BP (fig. 17). condujo a la aparición de coscojares de lentisco (Querco- Posteriormente no se generan nuevos aportes sedimen- Lentiscetum), y romerales (Rosmarino-Ericion),en los que tarios con entidad, puesto que se inicia el período atlánti- el romero, el brezo (Erica mult@ora), la aliaga ((llex par- co, óptimo climático, en cuyo transcurso se consolidará la vifolius) y la albada (Anthyllis cytisoides), son las especies incisión generalizada de las redes en cabecera. El curso del más frecuentes. Tras la degradación que con el paso del C. CACHO, et al.

Corte Interior A.P. B 2 $ a..I

Fig. 18.- Diagramas polínicos de los cortes Interior y Exterior. tiempo se ha ido produciendo, gran parte de la antigua zo- nus halepensis, etc. La serie de los encinares, Quercus ro- na de la carrasca está ocupada por pinares de Pinus hale- tundifolia es la que ocupa esta zona concreta, correspon- pensis (Costa, 1987). diendo en su etapa madura a un bosque denso de encinas Como hemos indicado anteriormente, el límite del piso que albergan ouos árboles como quejigos y enebros, pose- termomediterráneo es el mesomediterráneo, del que tam- yendo un sotobosque, no muy denso, de Cytisus patens, bién forma parte el área del yacimiento. Caracterizado por Hedera helix, Retama sphaerocarpa y Genista valentina. un termoclima que se sitúa entre 13" y 17" C, tiene un in- Algunos arbustos desaparecen durante el invierno, siendo vierno acusado con una media de 4"C, pudiendo aparecer algunos de ellos buenos indicadores del lfmite superior del heladas en los pisos medio y superior durante 5 6 6 meses piso mesomediterráneo, como son también algunos árboles al año. En esta zona pueden darse algunos cultivos arbóreos cultivados como Olea europaea. Cuando las condiciones como vid, almendro u olivar. del suelo son todavía favorables las formaciones de gramí- La distribución de las series depende del sustrato del neas vivaces pueden ocupar buena parte del terreno, como suelo y del ombroclima. En las zonas donde la precipita- hemos visto al hablar del piso termomediterráneo. ción anual es inferior a los 350 mm no llegan a formarse La vocación de este territorio es ganadera, dado que las los bosques de Quercus ilicis, sino matorrales o bosquetes comunidades de herbáceas pueden producir vegetativa- densos de Pistacio-Rhamnetalia alaterni, que albergan al- mente gran cantidad de biomasa. La ganadería extensiva, gunos árboles de talla media como Juniperus thurifera, Pi- sobre todo la de ovejas, favorece la creación de pastizales EL TOSSAL DE LA ROCA (VALL D'ALCALA, ALICANTE).

productivos, que pueden criarse, tanto en suelos silíceos 4.1.- Análisis palinológico (Poa bulbosa) que llega a cubrir grandes extensiones de suelo, aunque éste sea superficial, como calizos (Astraga- lo-Poetum bulbosae). Estos pastizales son muy valiosos en Metodología otoño. Cuando el suelo está degradado y pedregoso, apare- cen las etapas subseriales más degradadas de estas series: Los resultados del análisis palinológico quedan recogi- en los sustratos silíceos los jarales (Ulici-Cistion ladanife- dos en los diagramas polínicos adjuntos (fig. 18). Los va- ri), y los tomillares, romerales o aliagares (Rosmarineta- lores relativos de los taxones, tanto arbóreos (A.P.) como lia) en los calizos. no arbóreos (N.A.P.) se han obtenido a partir de la suma de Desde el punto de vista de la productividad forestal, el los valores absolutos de cada uno de ellos (Ruíz Zapata et área de la cueva se incluye en la zona 111, tierras que tienen al., 1988). Se han excluido del recuento las esporas fúngi- limitaciones moderadas para el crecimiento de los bosques cas y los briófitos (musgos y hepáticas) por presentar en productivos, apareciendo con climas muy favorables y li- ocasiones valores relativamente altos que podnan distor- tofacies que dan lugar a suelos con fuertes inconvenientes sionar los del resto de las especies. para el arbolado, o bien bajo climas que imponen limita- Se analizaron un total de 38 muestras, 27 conespon- ciones considerables, pero con litofacies favorables a la dientes al Corte Interior y las 11 restantes al Corte Exte- producción forestal. La productividad potencial varia entre rior. En los diagramas se ha mantenido el orden relativo de 43 y 6 m3/ha/año(Gandullo y Serrada, 1987). profundidad de cada una de las muestras, para una mejor C. CACHO, et al. interpretación. Las muestras del Corte Interior son de eda- podiaceae, junto a una mínima representación de pteridófi- des anteriores a las del Corte Exterior. tos (monoletes y triletes) así como de abedul (Betula). El tratamiento físico-químico utilizado ha sido el clási- La ausencia de antropización en el medio permite el de- co (CIH, FH, KOH) según López García (1984), con con- sarrollo de praderas de carácter semiestepario, típicas de es- centración del polen en licor de Thoulet (Goeury y Beau- tas fases climáticas frías y áridas. Este tipo de formaciones lieu, 1979), tinción de la muestra con fuschina básica, estarían dominadas por las Poaceae, Artemisia y Chenopo- montándose en glicerol para su observación al microsco- diaceae. En las zonas más húmedas se desarrollarían otro pio óptico. tipo de praderas dominadas por las Cyperaceae, con una En la preparación de las muestras, efectuada por Rosa- mínima representación de Caryophyllaceae y Dipcasaceae. rio Macías, se utilizó un agitador de ultrasonidos (Branson, Por las fechas de C 14 y la vegetación dominante en esta model 2501450 Sonifier), así como filtros de fibra de vi- zona polínica 1, podríamos situarla cronológicamente den- drio (type ALE) de 25 mm de Gelman Sciences para la se- tro del Dryas 1, bajo unas condiciones climáticas frías y ári- paración de la fracción polínica del licor de Thoulet. das. El paisaje estaría dominado por un bosque de coníferas La determinación de los tipos polínicos se realizó se- aclarado (pinar-abetal), con pies de árbol dispersos entre las gún Moore y Webb (1 978), contabilizándose una media de praderas de gramíneas, quenopodiáceas y Artemisias. pólenes y esporas con la suficiente riqueza esporopolínica Esta cronología propuesta concuerda con las fechas para acometer este tipo de estudio bajo condiciones esta- aportadas por Laville et al., (1983), Y11 et al., (1995) paril dísticas fiables. el depósito almeriense de Antas, y Pons y Reille (1988) para este período, así como por Carrión ( 1992) y Carrión Diagrama del análisis palinológico eral., (1993) para momentos anteriores del Pleistoceno su- perior de Cova Beneito (Alicante). Teniendo en cuenta la relación A.P.1N.A.P. a lo largo Respecto a Abies (A. alba), se trata de un taxón con ca- del diagrama polínico (fig. 18), así como el espectro florís- rácter pionero, sobre todo durante las fases interestadiales tico acompañante, hemos considerado subdividir el diagra- (Bujachs, 1994), aunque este tipo de comportamiento no ma obtenido en una serie de zonas polínicas definidas por ha sido observado en la Grande Pile (Woillard, 1978; de las diferencias vegetacionales y climáticas de cada una de Beaulieu y Reille, 1992), Maars du Velay (Reille y de Be- ellas: aulieu, 1990; Pons et al., 1990) o en Les Echets (de Beau- lieu y Reille, 1984; Pons et al., 1990), donde Abies sólo se Zona polínica 1. desarrolla en las fases cálidas. Como refiere Burjachs (1994), y como ocurre en el entorno del abrigo del Tossal Se corresponde con el nivel arqueológico IV del Corte de la Roca o en el depósito de Antas, Almería (Y11 et al., Interior, del cual se dispone de una datación de C14 de 1995), el abeto parece jugar un papel colonizador del bos- 15.360 BP, y que supone la primera ocupación que tuvo el que, junto con Berula y Juniperus, pero durante las fases yacimiento. Esta primera zona polínica queda definida por frías preholocénicas. unas condiciones relativamente frías y áridas, como lo afirma la presencia de grandes bloques y placas caídas del Zona polínica 11. techo del abrigo, así como la existencia de un número im- portante de restos óseos de topillo campesino (Microtus Correspondiente a los niveles arqueológicos 111 y IIb del aff arvalis) (Cacho et al., 1983). Desde el punto de vista Corte Interior. A diferencia del anterior, esta zona polínica que nos ocupa, la vegetación arbórea (A.P.) domina con 11 se sitúa dentro de una fase climática más templada y me- claridad sobre la no arbórea (N.A.P.), llegando incluso a nos árida, como indican además los datos sedimentológicos. presentar porcentajes de hasta el 95% del polen total a los La cobertura arbárea llega a sus valores máximos cerca- 160, 135 y 120 cm de profundidad. El taxón predominante nos al 100% a los 110 cm de profundidad, con el pino co- es el pino (Pinus), que supera el 70% del A.P. en las mues- mo único representante de la flora arbórea. junto a una pre- tras y profundidades antes reseñadas. El resto de taxones sencia relicta de 7ilia y Quercus, así como de los arbustos arbóreos apenas quedan representados, ya que únicamente Juniperus y Buxus, y de las herbáceas (Carduaceae, Cen- aparecen Abies, Betula y Quercus. Junto a ellos, y dentro taurea, Caryophyllaceae, Chenopodiaceae y Dipcasacec~e). del estrato arbóreo-arbustivo, queda la presencia de Juni- La mayor humedad y las condiciones menos frías de perus y Buxus. esta zona polínica 11 respecto a la anterior, vienen defini- En cuanto a la vegetación herbácea, lo más reseñable das por la ausencia de Abies, Arremisia y Chenopodiaceae. es la ausencia de Compuestas, tanto de Carduaceae, Aste- y la presencia de hidrófitos flotantes (Nymphaeaceae). raceae tipo ligulifloras como Anthemideae, lo que indica La mayor benignidad del clima en esta zona polínica II la ausencia de antropización del medio. permite el progreso de la vegetación arbórea hasta sus va- La aridez de esta zona polínica viene definida por el lores máximos en el Corte Interior. A los 105 cm de pro- dominio de Pinus y Abies dentro de la vegetación arbórea, fundidad se produce un pequeño retroceso de Pinus, a la y la presencia manifiesta de Artemisia, Ephedra y Cheno- vez que aumenta Quercus, Buxus y Juniperus, apareciendo EL TOSSAL DE LA ROCA (VALL D'ALCALA, ALICANTE). además el taxón mesófilo Tilia. Este momento marca la fa- En cualquier caso, este periodo del Dryas 11 parece ser se álgida en la que el clima alcanza sus valores máximos relativamente corto, lo que concuerda con los datos aporta- de temperatura y humedad a lo largo de la zona polínica 11, dos por Laville et al., (1983) para Aquitania, que lo sitúan produciéndose un desarrollo mínimo del bosque caducifo- sin embargo entre el 12.000 y el 11.800 BP. lio (encinarlrobledal). El aumento porcentual de Buxus se corresponde con Zona polínica IV. períodos más cálidos, frecuentemente localizados en la re- gión mediterránea (López García, 1986), ya que se trata de En ella se engloban las muestras correspondientes al ni- una especie típica de ámbitos submediterráneos. vel arqueológico o unidad estratigráfica 1 del Corte Interior. A partir de los 105 cm, Pinus incrementa de nuevo sus Esta zona polínica IV se corresponde con un importan- valores, marcando ya el tránsito hacia una fase climática te cambio climático respecto de periodos anteriores. A pe- más fría que acontece en la siguiente zona polínica definida. sar de no estar datada por radiocarbono, pensamos que En base al comportamiento de la vegetación durante puede fecharse en tomo al 10.000 BP, es decir, justo antes esta zona polínica, y tomando como referencia las datacio- del inicio del Holoceno. nes de C14 de las zonas anterior y posterior, situaríamos Las caracteristicas de este depósito limo-arenoso, que cronológicamente esta zona 11 dentro de un momento de aparece en contacto erosivo con el nivel anteriormente de- ocupación del abrigo del Tossal de la Roca que podría co- finido, muestran una mayor humedad y unas temperaturas rresponder a una manifestación local del Bolling. bastante altas. Los datos polínicos y antracológicos ante- riores referentes a esta zona polínica IV del nivel 1 (Cacho Zona polínica 111. et al., 1983; Uzquiano, 1986) confirman lo antes expuesto. A pesar de que el pino sigue siendo la especie domi- Se corresponde con el nivel arqueológico IIa del Corte nante dentro de la flora arbórea, desaparecen el abeto Interior, y se dispone de dos fechas de C14 de 12.480 y (Abies), Artemisia y Chenopodiaceae, lo que indica el fin 12.390 BP. de las condiciones áridas y frías del período anterior. Para- La vegetación arbórea domina sobre la herbácea, so- lelamente, Juniperus e Ilex tienden a desaparecer, lo cual brepasando el 75% del polen total. El taxón predominante es indicativo de una mejoría climática, ya que ambos son sigue siendo Pinus, aunque de nuevo aparece Abies y se taxones favorecidos por el frío interior de las formaciones mantienen en porcentajes muy bajos Quercus, así como forestales, o en el caso de Juniperus, por la existencia de Buxus. Aparece por primera vez el acebo (Ilex) en el dia- matorrales de alta montaña almohadillados. Además, un grama polínico. variado número de taxones más termófilos aumentan sus En cuanto a la vegetación herbácea, toman de nuevo porcentajes o aparecen por primera vez en el diagrama po- protagonismo Artemisia, Cyperaceae, Chenopodiaceae y línico. Este es el caso de Quercus, Buxus, Juglans, Ulmus, Poaceae. Betula, Alnus o Cistaceae. Esta zona polínica 111 se corresponde pues, en base a En conjunto, el espectro de vegetación correspondiente los datos de paleovegetación, con un período nuevamente a esta zona IV sería la de un bosque mesotermófilo, donde frío y probablemente más seco que el anterior. Esta fase el encinarlrobledal empezaría a tomar protagonismo, junto viene avalada por una vegetación típicamente esteparia, al retroceso del pinar y la desaparición del abetal. En el ca- semejante a la de la zona polínica 1, con dominio de prade- so de Juglans, Ulmus, Betula o Alnus, cabe pensar que se ras de Artemisia, Poaceae y Chenopodiaceae, así como de resguardarían en el interior del bosque de quercineas, pro- Cyperaceae en las vaguadas más húmedas. tegiéndose de las inclemencias exteriores existentes en las La aparición de Abies e Ilex, junto al nuevo progreso praderas de herbáceas. de Pinus, marcan el desarrollo del bosque de coníferas Dentro de la vegetación herbácea, se produce un au- frente al caducifolio, hecho que se repite durante todas las mento espectacular de Carduaceae, Asteraceae t.-liguliflo- fases frías pre-holocénicas. ras, Juncaceae, Dipcasaceae, Apiaceae y Poaceae. Este A partir de los 70 cm (muestra superior), el pinar des- espectro florístico es el resultado de la mejoría climática ciende a la vez que Quercus y Buxus aumentan ligeramen- ya comentada, con una mayor humedad creciente que per- te, apareciendo a su vez Ilex. Estos datos marcan el tránsi- mite el desarrollo de juncales (Juncaceae). AdemBs, esta to hacia unas condiciones mucho más cálidas y húmedas benignidad del clima permite un mayor aprovechamiento que se producirán en la zona polínica IV posterior, y que del entorno por parte del hombre, lo que da lugar a que lógicamente quedan marcadas en las muestras más superfi- aparezcan toda una serie de taxones nitrófilos que hasta el ciales de esta zona polínica 111 que estamos tratando. momento habían pasado desapercibidos, como es el caso Por los datos de C14 de que se disponen, así como por de Carduaceae, Asteraceae t.- ligulijloras, Anthemideae, la paleovegetación que denota esta zona polínica 111, situa- Boraginaceae, Dipcasaceae, Convolvulaceae o Plantago. ríamos esta fase climática dentro del Dryas 11, bajo unas La mejoría climática de esta zona polínica IV nos per- condiciones frías y áridas, pero menores que las acaecidas mitiría situarla cronológicamente dentro del Allerod, en los a lo largo del Dryas 1. instantes previos al inicio del Holoceno. Esta cronología C. CACHO, et al. estaría de acuerdo con la propuesta para este mismo perío- En conclusión, esta zona polínica V quedaría posible- do en el abrigo de Comille (Renault-Miskowsky, 1983) y mente enmarcada dentro de los períodos iniciales del Ho- Aquitania (Laville et al., 1983). loceno (Preboreal o inicios del Boreal), y se caracterizaría La aparición esporádica de Betula en esta zona IV, así por ser un período de recuperación climática post-pleisto- como en la 1, es típica de períodos preholocénicos (Würm cénica (posterior al confuso Dryas 111 sin definir por la IV, Tardiglaciar, inicio del Holoceno) (Bu rjachs y Renault- existencia de un hiato). La vegetación dominante corres- Miskovsky, 1992). pondería en principio a un bosque de Quercus bajo unas La supervivencia de Juglans durante los últimos perío- condiciones templado-húmedas que, poco a poco, llegarían dos glaciares anteriores al Holoceno, ha sido ya puesta de a desaparecer, permitiendo el desarrollo del pinar. En el manifiesto en otros análisis del oeste mediterráneo, como área levantina, los valores de pino relativamente elevados en la Cueva de la Carihuela, Granada (Carrión y Sánchez- que se producen en el Tardiglaciar e inicios del Holoceno, Gómez, 1992), lo que indica su carácter autóctono en el serían indicativos de su importancia en zonas interiores. Tossal de la Roca durante el período abarcado por la zona En estas áreas habrían prevalecido los bosques de pino du- polínica IV. A lo largo de esta zona IV se denotan las pri- rante todo el Holoceno, aportando una parte importante del meras manifestaciones de intervención del hombre en el registro palinológico a las llanuras litorales deforestadas. entorno. con la aparición de procesos de nitrificación del Por otra parte, y como afirma Dupré et al., (1994), cabría suelo pero no de deforestación del bosque. No se detecta el pensan también en la existencia de formaciones de pino cultivo del cereal. carrasco (Pinus halepensis) refugiadas en el litoral termó- El fenómeno de colonización anticipada que experi- filo levantino. Esta segunda hipótesis parece ser la más menta Quercus en relación a las pautas más septentriona- acertada para explicar los altos porcentajes de Pinus en el les, ha servido de base para mostrar una evolución climáti- Tossal de la Roca, sin descartar la posibilidad de que algu- ca transgresivo-temporal para el Tardiglacial ibérico (Mu- nos pólenes procedan de Pinus sylvestris del interior pe- nuera y Carrión, 1991). ninsular (Dupré, 1988a, 1988b). En Almería, y en cierto modo también ocurre en el Tossal de la Roca, la deforesta- Zona polínica V. ción de los bosques de Quercus permite el desarrollo del pinar. Este fenómeno se constata por la apertura de las ma- Perteneciente ya al Corte Exterior, esta zona polínica quías, desarrollándose etapas de substitución dominadas se correspondería con el nivel IIb (175-125 cm de profun- por el pino carrasco Pinus halepensis (Y11 et al., 1995). didad). Se dispone de dos fechas de C14 de 9.150 y 8.530 BP respectivamente, para las muestras inferior y superior Zona polínica VI. de este nivel arqueológico. Desde un punto de vista botánico, la zona polínica V La zona polínica VI comprendería los niveles arqueo- estaría definida por una recuperación gradual del bosque, lógicos Ib-a y IIa del Corte Exterior, existiendo para el se- aumentando el A.P. Cabe en este caso pensar en la existen- gundo nivel dos dataciones de C14 de 8.350 y 8.050 BP. cia de un período anterior incluido en el hiato 10.000- Esta zona, perteneciente al período abarcado por el 9.150 BP (LDryas III?) en el que se produjera un retroceso 8.500-7.560 BP, se correspondería con un período inicial del bosque respecto a la zona polínica IV, para a lo largo de del Holoceno. En ella, los bosques de Quercus estarían ya esta zona V recuperarse. En cualquier caso es una hipótesis desarrollados en las llanuras y elevaciones cercanas, pu- previa, no demostrable por la existencia de dicho hiato. diendo incluso funcionar como refugios de vegetación tar- Dentro del A.P. el taxón que experimenta un desarrollo diglaciares (Juglans, Pistacia, Ilex). más notable es Pinus, mientras que Quercus tiende a desa- Esta zona VI (8.500-8.050 BP) se caracteriza por el do- parecer, al igual que Buxus. minio de los bosques de Quercus (t. Ilex y t. suber), frente Como señalan Munuera y Carrión (199 1). estas últimas al mismo dominio de un bosque de quercíneas que se pro- fases tardiglaciares o del inicio del Holoceno, parecen pre- duce en el noreste peninsular, pero de las especies caduci- sentar muchas más oscilaciones climáticas de las descritas. folias (Riera y Parra, 1994). Pinus sigue estando presente En este sentido, dentro de la zona polínica V podrían defi- pero en cambio son Quercus y Juniperus los que experi- nirse dos subzonas: una inicial más cálida y seca donde mentan un avance más notable. Juniperus en este caso, ac- aparecerían Quercus y Pistacia; y otra posterior más hú- túa como un taxón colonizador de los claros dejados en el meda pero igualmente templada, que permitiría el desarro- bosque en el periodo Preboreal anterior, tras la eliminación llo del pinar, así como la aparición de Ulmus y Oleaceae. del bosque de Quercus. No obstante, no debemos descartar la desaparición del A lo largo de esta zona polínica VI el clima se haría encinarlrobledal por causas humanas, ya que en una mues- más húmedo y templado, permitiendo el desarrollo de es- tra inferior de esta zona V (160 cm) se observa un alto gra- pecies mesófilas o termófilas como Juglans o Pistacia. do de nitrificación del medio, fundamentado en el alto por- Apenas parece existir antropización, lo que permite el nue- centaje de Asteraceae tipo ligulifloras, Anthemideae, Che- vo desarrollo del encinar/alcomocal y de su cortejo florís- nopodiaceae o Convolvulaceae. tico acompañante. La fase climática correspondiente a esta zona VI sería la identificados, más que a la encina (Quercus Ilex) o al al- del periodo Boreal, en la que el paisaje más característico cornoque (Quercus suber), corresponden a la coscoja serían las praderas de Poaceae y Compositae, con enebros (Quercus coccifera) (Viñals et al., 1994). (Juniperus)dispersos jugando un papel recolonizador, y ár- El espectro florístico de este período es muy semejante boles también dispersos formando un bosque muy abierto. al que aparece en la Marjal de Pego (Dupré, 1988a) con Esta cronología Boreal concuerda con la ofrecida para una datación de 7.790 BP para el Atlántico, dominando el depósito de Amposta (Y11 et al., 1995) datado hacia el igualmente el paisaje las Compuestas ligulifloras, con 8.000 BP, y con la de los sedimentos de la bahía de Xhbia Quercus y pinos dispersos. (Viiíals et al., 1993), para la cual existe una datación de 9.010 BP para niveles cronológicos anteriores. Conclusiones La relativamente elevada representación de Pinus du- rante este período y en los inicios del Atlántico (zona VII), El análisis palinológico realizado permite recoger dos se corresponde con la extensión de bosques de Pinus syl- episodios muy distintos de la historia vegetal cuatemaria vestris que se extienden por todo el piso montano de Euro- del abrigo de El Tossal de la Roca. pa (Pérez Obiol y Julia, 1994). La cercanía del abrigo del El período comprendido por las muestras analizadas Tossal de la Roca al mar impide una mayor representación del Corte Interior, abarca una cronología que se extiende a de este tipo de bosque durante el Boreal levantino. lo largo del Pleistoceno superior (Würm IV) desde el Dryas 1 al Allerod, con un Dryas 11 relativamente corto y Zona polínica VII. menos severo que el Dryas 1. El Allerod, en los momentos finales del Corte Interior, comprende en cambio un perío- Esta última zona definida se corresponde con el nivel 1 do netamente templado y húmedo. del Corte Exterior, para el que existen dos dataciones de La secuencia de Padul (Pons y Reille, 1988) muestra C 14 de 7.660 y 7.560 BP que, lo sitúan dentro del período la presencia de una importante mejoría climática (Bo- Atlántico. lling-Allerod) franqueada por dos etapas de mayor aridez Tras el hiatus sedimentario anterior, en él que se obser- (Dryas antiguo o 1 y Dryas reciente o 11), que concuerda va una gran riqueza de carbones, el bosque ha quedado su- con nuestros resultados. mamente alterado. No puede hablarse de la existencia del llamado Dryas Resultado de la alteración del entomo, posiblemente 111, aunque carecemos de los datos precisos al período por el fuego, tiene lugar la desaparición de Quercus, Juni- abarcado entre el 10.000 BP (nivel 1 del Corte Interior) y perus y Juglans, y una escasa representación de Pinus y el 9.150 BP (de la muestra más antigua del nivel Iib del Pistacia. Corte Exterior), en el cual podría quedar reflejado el desa- En cambio, la vegetación herbácea es ahora la domi- rrollo del Dryas 111 (Renault-Miskovsky, 1983). El mismo nante, llegando a superar el 90% del polen total. Dentro de hiato aparece en la secuencia de Padul (Pons y Reille, ella, los taxones nitrófilos son los más abundantes (Astera- 1988) entre 12.080 y 9.930 BP aproximadamente. ceae t. ligulifloras, Anthemideae, Malvaceae, Resedaceae), El Corte Exterior comprende el desarrollo del Holoce- indicativos de un proceso de antropización no, desde el Preboreal hasta el Atlántico. Es difícil precisar las condiciones climáticas reinantes Las fechas de C 14 y la dinámica de la vegetaci6n esth en este periodo, ya que el bosque está muy alterado (Du- de acuerdo con la cronología propuesta y la bibliografía pré, 1988a). Sin embargo, la presencia de Ephedra, Olea- consultada, principalmente con las recopilaciones de la zo- ceae, Pistacia y Equisetum, junto a un alto porcentaje de na levantina (Dupré, 1988a, 1988b). Sin embargo, es nece- esporas, hablan en pos de un clima templado y muy húme- sario reseñar que la evolución bioclimática del área medi- do, típico del periodo Atlántico peninsular. terránea en general (Y11 et al., 1995) y de la levantina en No se detecta el cultivo del cereal, que posiblemente se particular, es sensiblemente diferente respecto de los mo- desarrollaría en los momentos posteriores del Atlántico me- delos establecidos para la Europa central y septentrional. dio y final que no quedan recogidos en el diagrama. De he- cho, el aclarado del bosque por el fuego y la aparición de ta- xones nitrófilos, suelen anteceder al cultivo del cereal. Aná- 4.2.- Macrorrestos vegetales lisis polínicos de la región que abarcan períodos posteriores P. Uzquiano al del Tossal de la Roca detectan el cultivo del cereal (Du- A. M' Arnanz pré, 1988b; Renault-Miskovsky y Dupré Ollivier, 1994). El importante aumento del lentisco (Pistacia), heliófilo Los carbones hablan del medio arbóreo que circundaba y con escasa dispersión polínica, así como la contínua pre- el yacimiento y de los usos que el hombre hacía de su po- sencia de taxones característicos de la vegetación termófila tencial leñoso. Mientras que frutos y semillas sirven como mediterránea como Phillyrea, Juglans, Juniperus o Cista- indicadores de una posible domesticación de plantas y en ceae, que se observa a lo largo de todo el Corte Exterior, todo caso de la utilización de los recursos silvestres del en- induce a pensar que algunos de los pólenes de Quercus tomo. Las conclusiones se hallan directamente relaciona- C. CACHO, et al. das a los procesos de conservación de dichos macrorrestos corte transversal. El sedimento era muy fino, lo que facili- y al filtro cultural por parte del hombre. tó la extracción de los carbones. Hoy día el Tossal de la Roca se encuentra en el límite Las muestras del Corte Exterior se corresponden con del los pisos bioclimáticos termomediterráneo-mesomedi- los niveles epipaleolíticos y éstas se tomaron en extensión terráneo inferior, a una altitud de 691 m sobre el nivel del conforme la excavación iba avanzando. mar. Su situación en el fondo de un valle encajado y sin Se han estudiado un total de 1.408 fragmentos. El aná- salida directa hacia el mar hace que todo este área cuente lisis en el laboratorio se efectuó en un microscopio con un microclima más húmedo en comparación con otras OLYMPUS BH óptico de reflexión. Las muestras de car- zonas próximas como es la Val1 d'Ebo, más abierta y con bón no precisan de ningún tratamiento químico especial salida al mar. Dicha humedad se constata por el hecho de previo, procediéndose por simple fractura orientada hacia que en el fondo del Barranc del Penegrí se encuentran es- cada uno de los tres planos anatómicos: transversal, longi- pecies indicadoras, tales como Daphne gnidium, Hedera tudinal tangencial y longitudinal radial. El diagrama se ha helix y Nerium oleander, ésta última, únicamente localiza- elaborado a partir de las frecuencias relativas de cada ta- da en el fondo de dicho barranco. La situación del yaci- xón determinado. miento en su marco topográfico, de vegetación y clima es siempre importante para el conocimiento de su evolución Resultados antracológicos: Corte Interior. en el pasado. El análisis antracológico de El Tossal de la Roca aporta 4.2.1- Análisis Antracológico nuevos datos que conciernen la vegetación, clima y relacio- nes hombre-medio de la Comunidad Valenciana, comple- Consideraciones metodológicas tándose con otros trabajos de síntesis realizados en la zona, sobre todo a partir del Neolítico (Vemet et al., 1983, 1987; Las muestras analizadas proceden de dos cortes estrati- Badal, 1984, 1990; Grau, 1984, 1990; Badal et al., 1994). gráficos de excavación situados en el Interior y en el Exte- Si consideramos los niveles del Corte Interior (tabla 1) rior del abrigo respectivamente. La recogida de carbones podemos observar que el pino es el taxón dominante en los del Corte Interior se efectuó en estratigrafía, es decir, en tres primeros niveles (IV, 111 y 11 respectivamente), siendo vertical, si bien el muestre0 se realizó a lo largo de todo el exclusivo en el nivel 111 (fig. 19).

NIVELES Y FECHAS DE CARBONO 14 NIVEL IV NIVEL 111 NIVEL 11 NIVEL 1 15.360 I1.100 BP 12.480 I 210 BP TAXONES 12.390 I 250 BP N" % No 96 No % N' % Juniperus cf. phoenica 4 4,9 4 5,26 23 20 Pinus nigra sp. salmnnii 57 68,5 83 643 42 55,2 1O 8,7 Pinus sp. 12 14,5 30 23.2 4 52 3 2.6 Quercus f.c. tipo faginea 1 1,3 14 18,4 41 35.6 Quercus ilex-coccifera 2 1.7 Buxus sempervivens 1 1,3 Acer s.p. 1 09 Acer cf. monspessulanum 6 8 6 5.2 Acer cf. pseudoplatanus 4 3,4 Acer opalus 1 0.9 Prunus mahaleb 1 1,3 9 7.8 Indeterminados 1 0.9 Indeterminables 8 93 16 12,4 5 65 14 12.1 TOTAL CARBONES: 403 83 129 76 115

Tabla 1.- Resultados antracológicos del Sector Interior. Fig. 19.- Diagrama antracológico del Tossal de la Roca (Uzquiano, 1990).

En el nivel IV el Pinus nigra se encuentra acompañado cantidades suficientes como para que su utilización como de Juniperus t. phoenicea y de Quercus t. faginea de ma- recurso leñoso perdurara en las ocupaciones posteriores nera puntual. A medida que remontamos la secuencia el pi- (niveles 111 y II), es decir, durante prácticamente 3.000 no va disminuyendo paulatinamente, siendo esta disminu- años si tenemos en cuenta los datos radiométricos de los ción bastante sensible en el nivel 1. niveles IV y 11. Esta disminución coincide con la buena representación A partir del nivel 11 y sobre todo en el nivel 1, el medio en el nivel 11 de Juniperus t. phoenicea, Quercus t. faginea que se percibe es más variado. Es decir que las recogidas y de Acer monspessulanum. de leña que los restos antracológicos traducen tienen una Enebros y quejigos son característicos del nivel 1. En procedencia diversa (Uzquiano, 1992a. 1992b). Cultural- este mismo nivel aparecen tambiCn Prunus mahaleb, Acer mente esto coincide con las últimas manifestaciones del monspessulanum, A. pseudoplatanus, A. opalus, Sorbus t. Magdaleniense (nivel 11) para intensificarse con la llegada aria y la primera aparición de Quercus Ilex-cocc~era. del Epipaleolítico. En estos 4 niveles pasamos de un entorno de escasa di- Por un lado tenemos un biotopo de medio abierto ca- versidad florística donde las coníferas (pinos) son práctica- racterizado por Juniperus t. phoenicea. Este taxón está mente exclusivas, a un medio más diversificado (niveles 11 muy bien representado en el nivel 1. Paralelamente, otro y 1) coincidiendo culturalmente con el paso del Magdale- biotopo caracterizado por Quercus caducifolios. A éstos se niense final al Epipaleolítico. asocian elementos tales como Acer monspessulanum, A. En tomo al 15.360 + 1.100 BP, el tipo de ocupación de pseudoplatanus, A. opalus, y Rosaceae: Prunus mahaleb y los magdalenienses obedecería a unas necesidades econó- Sorbus t. aria (Uzquiano, 1986). micas acompañadas de unas recogidas de leña circunscri- La buena representación de Juniperus en los niveles 11 tas a la utilización del pino. Dejando al margen las impli- y 1 nos sugiere un medio abierto colonizado por esta espe- caciones climáticas, este taxón debía de encontrarse en cie que dado su carácter pionero, precede la instalación de C. CACHO, et al.

Lám. 1.- Detalles fotográficos al MEB. 1) Pinus nigra ssp. salvnanii, corte transversal x78. 2) Pinus nigra ssp.. salzma- nii, corte transversal x182. Estructura aplastada mostrando un laminado de la madera inicial. 3) Pinus nigra ssp. salzmanii, corte transversal x166. Detalle de un canal resinífero horizontal. 4) Pinus nigra ssp. salzmanii, corte transversal x 100. Ma- dera final poco desarrollada. Brusca transición con la madera inicial. 5) Pinus nigra ssp. salzmanii, corte transversal x647. Detalle del laminado de la madera inicialmente. 6) Pinus nigra ssp. salmnii, corte radial x332. Campos de cruce y pun- tuaciones. Traqueídas transversales con paredes espesas y dentadas. 7) Pinus nigra ssp. salzmanii, corte radial x830. Deta- lle de las puntuaciones de campos del tipo. EL TOSSAL DE LA ROCA (VALL D'ALCALA, ALICANTE). los Quercus caducifolios y elementos asociados. Este fe- aproximadamente 9.000 BP si tenemos en cuenta las data- nómeno es típico de la vegetación en el Languedoc (SE ciones del nivel IIb del Corte Exterior epipaleolítico. francés) entre 12.000 y 8.000 BP (Bazile-Robert, 1981). Por tanto es de suponer, dadas las características topográfi- Consideraciones ecológicas: Corte Interior cas del entorno del abrigo (valle encajado con una disposi- ción muy compartimentada del terreno en base a las ver- Los carbones de pino de los niveles IV y 111 presenta- tientes), que este taxón ya habría colonizado las laderas de ban unas características anatómicas muy alteradas (lám. 1), este valle. zonas cuyos suelos son poco aptos para mante- con canales resiníferos situados tanto en el leño temprano ner una cobertura vegetal tipo bosque caducifolio. Los como en el tardío. Los anillos de crecimiento están muy Que~us,por el contrario, estarían acantonados en el fondo próximos unos de otros y el leño tardío está escasamente del valle y en aquellas áreas cuya menor pendiente favore- desarrollado. Estas características las encontramos en los ce las condiciones edáficas, con unos suelos más desarro- pinos de montaña, sobre todo en Pinus uncinata, taxón ca- racterístico del piso subalpino actual. Evidentemente no se llados capaces de albergar este tipo de vegetación. Recor- trata de tal especie, pero probablemente estos pinos estén demos que en la actualidad los fondos de valle han sido anatómicamente más próximos de Pinus sylvesrris que de objeto de una actividad agrícola intensa (cultivos de rega- P. nigra, habiéndose desarrollado dentro de condiciones dío. árboles frutales...) por ser zonas de suelos más fértiles climáticas rigurosas propias de alta montaña. Esto explica- (Uzquiano. 1986). ría la anatomía tan alterada de las muestras de carbón. El nivel 1 registra la primera aparición de Quercus Ilex- c-occifera en un espectro donde los Quercus caducifolios Actualmente en el piso subalpino la temperatura míni- son dominantes. Este dato nos ha permitido suponer (Uz- ma del mes más frío (m) es inferior a -6" C; en el oromedi- quiano, 1986, 1990) que una fase de Quercus caducifolios terráneo, (m) es inferior a -3" C. Si tenemos en cuenta es- se ha desarrollado previamente precediendo la instalación tos valores con respecto a los actuales para la zona, dada de Quercus Ilex en la zona. Esta fase se desarrollaría entre su altitud (m> 5" C), podríamos concluir en un desfase tér- los niveles 11 y 1 del Corte Interior que cronológicamente mico del orden de 8" a 11" C, al menos para el período da- se situaría entre 12.480 BP (nivel 11 del Corte Interior) y tadoentre 15.3601 1.100BPy 12.4801210BPyqueco-

NIVELES Y FECHAS DE CARBONO 14 NIVEL IIb NIVEL IIa NIVEL 1 NIVEL 1 9.150 I 100 BP 8.350 I120 BP 7.560 I 80 BP SUPERFICIAL TAXONES 8.5301 90BP 8.050 t 120 BP 7.660 I80 BP N" % N" % N" % N' % Juniperus cf. phoenica 1 02 1 3 Pinus nigra 2 0,s 1 02 Quercus f.c. tipo faginea 106 26,5 12 1 30,2 6 17 11 20,4 Quercus ilex 48 12 47 12 2 4 Quercus cf. coccifera 16 4 10 2,s 5 92 Quercus ilex-coccifera 1 12 28 137 34,2 7 20 18 33,3 Quercus sp. 40 10 23 6 2 6 4 7,4 Prunus mahaleb 10 2,5 9 22 3 8,6 I 2 Sorbus cf. domestica 3 0,75 3 0,75 3 8,6 1 2 Acer cf. monspessulanum 2 0,5 Acer s.p. 1 3 Fraxinus ornus 3 86 I 2 Indeterminados Indeterminables 6 1 15.25 48 12 9 26 11 20,4 TOTAL CARBONES: 1.059 400 400 35 54

Tabla 2.- Resultados antracológicos del Sector Exterior C. CACHO, et al.

Tabla 4.- Resultados antracológicos del nivel IIb del Sec- tor Exterior.

Tabla 3.- Resultados antracológicos de la zona de contacto entre los niveles IIa y 1 del Sector Exterior. rrespondería a los niveles IV y 111 fundamentalmente, así como al nivel IIb. Este desfase se traduciría en un descenso de los pisos bioclimáticos (oromediterráneo) a una altitud más baja que la actual. A partir del nivel IIa y sobre todo del nivel 1, los taxa determinados son caractensticos de formaciones de bosque supramediterráneo (Quercus faginea, Acer monspessula- num), traduciendo condiciones medioambientales frescas (m< O" C) y una amplitud térmica del orden de 5°C de dife- rencia con respecto al actual para la zona (m> 5°C). Fig. 20.- Histograma con las frecuencias relativas de Por tanto, en la secuencia del Corte Interior se pasaría los principales taxa determinados en el Nivel IIB del Sec- de condiciones próximas del oromediterráneo (en los nive- tor Exterior. les de Magdaleniense IV, 111 y IIb), a otras de tipo supra- mediterráneo (niveles IIa y sobre todo 1), culturalmente en la transición Magdaleniense-Epipaleolítico, con la consi- tipo arbustivo (tabla 2 y fig. 19). Los fresnos aparecen al guiente diversificación del medio a la que habíamos hecho final de la secuencia epipaleolítica (nivel 1). alusión. En estos niveles asistimos por un lado al desarrollo del bosque caducifolio donde Quercus t. faginea es el taxón Resultados antracológicos: Corte Exterior principal de la formación, siendo además uno de los recur- sos leñosos más utilizados, de forma quizá más intensiva La secuencia epipaleolítica (tablas 2, 3 y 4 ) será consi- durante la fase de ocupación del nivel IIb. derada en su conjunto. En efecto, a lo largo de los diferen- Paralelamente, asistimos también desde el IIb, a un de- tes niveles Quercus t. faginea y Quercus Ilex-coccifera son sarrollo del encinar mediterráneo donde Quercus ilex-coc- los taxa principales del espectro. La encina-coscoja es ya cifera es a la vez el taxón y el recurso leñoso principal del ligeramente superior a los Quercus caducifolios desde el grupo de cazadores recolectores epipaleolíticos que habita- nivel IIb hasta el final de la secuencia. ron estacionalmente este abrigo. Prunus mahaleb, Sorbus domestica y Prunus amygda- La alternancia de estas especies de Quercus, caducifo- lus, están presentes en el espectro indicando un biotopo de lia y perennifolia, nos hace pensar en una disposición disi- EL TOSSAL DE LA ROCA (VALL D'ALCALA, ALICANTE).

* Csonologia Fases industria Fases Antracología Fases Antracológicas S.E. Francia C14 rica bpía y Pdndogía Tossdde bRoca (Veinei y Thrba*: 19871

1SEOtllOBP N-l 1 7%ütsOBP I ' : EPlPAlEOLmCO l 1 8ñllslÑBP N - lla OO~O~I~BP CON C !i 9 d ¶lYltlWOP GEOMETRJCOS N - II~ ,

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has ll+ ircatno RP UAGDALENIENSE a m lZaO1TY)nP Fl NAL N - 111 ------Bdling +

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MAGDALENIENSE 1~16otitmnp N -IV SUPERIOR hasl+ - Fig. 2 1 .- Croiioestratigrafía, secueiicial cultural y principales rasgos florísticos según la antracología. Correlaciones en- tre el sureste español (Uzquiano, 1990) y sureste francés (Vemet y Thiébault, 1987) basadas en la antracología.

métrica de ambas según la exposición de las vertientes en síntesis polínica efectuada en el bajo Valle del Ródano (SE esta zona (características' topográficas ya mencionadas). francés) ofrece una curva de Quercus ilex que tiene su ini- Las recogidas de leña se centrarían fundamentalmente en cio a partir del 7.500 BP, indicando presencia discreta, pero las solanas y umbrías, lugares boscosos donde también ob- contínua desde el Boreal atlántico. El dominio de los bos- tendrían el resto de sus recursos económicos (caza y reco- ques esclerófilos en esta zona queda fechado ea. 2.800 BP lección de frutos silvestres). en la transición Suboreal-SubatIántico (Triat-Laval, 1978). Las coníferas no parecen ser objeto de explotación le- La síntesis antracoanalítica propuesta para el SE francés iíosa a juzgar por su escasa representatividad en el espec- (Vemet y Thiébault, 1987) se aproxima más desde el punto tro antracológico (figs. 19 y 2 1 ). de vista cronológico en cuanto a la extensión de Quercus ilex al marco paleoecológico general establecido por la se- Consideraciones ecológicas: Corte Exterior cuencia polínica de referencia del Valle del Ródano. En la parte meridional del Mediterráneo occidental El dominio claro de la encina-coscoja que parece de- (turbera de Padul) Quercus ilex, manifiesta altos valores ya tectarse a partir del nivel IIb en adelante podría ponerse en en el interestadio del Tardiglaciar (13.000 BP) y su curva relación con un cambio de las condiciones medioambien- contínua se inicia desde el 10.000 BP en adelante. Los au- tales que tiene lugar durante el Holoceno inicial, y que se tores consideran que "in this type of region, where refuges traduce desde el punto de vista biogeográfico por la exten- could easily be found, this taxon is a good indicator of any sión de Quercus ilex (Triat-Laval, 1978; Pons y Reille, climatic amelioration" (Pons and Reille, 1988: 260). 1988; Dupri?, 1988; Vemet y Thiébault, 1987; Vernet er al. Las condiciones ecológico-ambientales del abrigo dei 1983, 1987 y Badal et al. 1994). Tossal que, recordemos, eran de tipo supramediterráneo En la parte septentrional del Mediterráneo occidental, la hacia el final de la secuencia del Sector Interior (nivel 1), C.CACHO, et al. pasan a ser, a lo largo del Corte Exterior, de transición ha- 4.2.2.- Análisis carpológico cia el mesomediterráneo, de ahí la cohabitación de caduci- folios y perennifolios del género Quercus. Cronológica- mente estas condiciones de transición se producen en esta Materiales y métodos zona del sureste español desde el 9.000 BP (Holoceno ini- cial). Los resultados antracológicos obtenidos en esta zona En el transcurso de la excavación del mes de Septiem- del sureste español con respecto a Quercus ilex, concuer- bre de 1986 se encontraron de visu una serie de restos car- dan paleoecológica y cronológicamente con los propósitos pológicos en el nivel IIa y IIb del Sector Exterior del abri- aludidos por Pons y Reille en lo referente a este taxón en go que fueron recogidos para su estudio. Hasta la fecha no Padul (S-SE de la Península Ibérica). se había localizado ningun tipo de fruto o semilla en las La existencia de un gradiente latitudinal entre el SE campañas anteriores realizadas en el Tossal, es por ello francés y el SE español, es responsable de estos desfases que durante la campaña de 1988, se procedió a la recogida cronológicos en la instalación y desarrollo de ciertas espe- sistemática de sedimento de cada una de las capas de los cies mediterráneas. niveles excavados del Sector Exterior, correspondientes al Esta característica se pone de manifiesto con tan sólo Epipaleolítico y de los que se obtuvo una serie de datacio- comparar a nivel antracológico, el SE francés (Vernet y nes ya mencionada (Cacho, 1986). Thiébault, 1987) con el SE español (Uzquiano, 1990) so- El volumen de sedimento, siempre uniforme (5 1 en to- bre todo a partir de la fase biocronológica lb (fig. 21). dos los casos) fue cribado en seco previamente, con objeto Si interpretáramos los datos antracológicos del Tossal de observar la posible existencia de restos mineralizados, y en base a las fases biocronológicas propuestas por J.-L. sometido a un proceso de flotación manual después. para Vemet y S. Thiébault tenemos: facilitar la recuperación del posible material carbonizado A.- Una fase de Pinos (niveles IV, 111 y IIb del Corte (tabla 5). Interior) cronológicamente situada entre 15.000 y 12.000 BP y que en el sureste francés se corresponde con el perío- CuadJNivel Plano Sedimento Material flotado do biocronológico la o fase de Pinus (12.000-8.000 BP). (en 1) (gr) B.- Una fase de Juniperus-Quercus caducifolios (nive- G-1 1 4 5 15.9 les IIa y sobre todo nivel 1 del Corte Interior) fechada entre G-1 1 5 5 15.4 12.000 y 9.000-8.500 en el sureste francés donde este ta- G-1 1 6 5 12.2 xón es el marcador representativo de la vegetación a partir G-1 1 7 5 9.7 de 12.000 BP hasta 8.000 BP. Nosotros constatamos que, a D-2 IIb 10 5 37.9 pesar del dominio de Juniperus, Quercus t. faginea está ya D-2 IIb 11 5 32.9 muy bien representado desde 12.000 BP. E-2 IIb 13 3 2.3 C.- Una fase de Quercus caducifolios y sempewiren- E-2 IIb 14 5 10.3 tes: Quercus t. faginea - Q. ilex-coccifera, favorable a es- E-2 IIb 15 5 20.7 tos últimos, que los datos radiocarbónicos sitúan a partir E-2 IIb 16 5 31.6 de 9.000-8.500 BP y que podría correlacionarse con el pe- E-2 IIb 17 5 16.1 ríodo biocronológico 2 del sureste francés (8.000-6.000 BP) caracterizado por el dominio de Quercus ilex a partir Tabla 5.- Relación de muestras procesadas en la recupe- de 4.500 BP (Vemet y Thiébault, 1987). ración de restos carpológicos del Sector Exterior. No obstante, Quercus ilex-coccifera es ya ligeramente superior desde el nivel IIb (9.000-8.500 BP). Quercus ilex En la Península Ibérica, la carbonización es la forma es característico del período biocronológico 3 (6.000-4.000 más frecuente en la que se preservan los restos paleocarpo- BP) del SE francés. Los autores sitúan el inicio de la curva lógicos, seguida de la mineralización en aquellas zonas de Quercus ilex a partir de 4.500 BP en esa región (Vemet con depósitos calcáreos y en contacto con aguas que llevan y Thiébault, 1987). sales minerales en suspensión (Green, 1979). El sedimento La secuencia de ocupación finaliza hacia el 7.500 BP y de Tossal de la Roca, presenta las condiciones físico-quí- la evolución paleoambiental subsiguiente ya es conocida a micas idóneas para que en sus estratos pudieran pervivir partir de los trabajos de síntesis antracoanalítica menciona- ambos tipos de macrorrestos, es por ello que se optó por la dos para la región de Valencia. combinación de ambas técnicas, tamizado en seco y flota- En términos arqueo-etnobotánicos, la secuencia termi- ción manual, como la metodología más idónea. na antes de que se produzca la presión antrópica sobre el La flotación manual consiste en introducir el sedimento medio, desde el Neolítico en adelante (Vemet et al. 1983, (volumen conocido) en un recipiente con agua y removerlo 1987; Badal et al. 1994), con la consiguiente deforestación suavemente para facilitar la suspensión en superficie del del bosque originario (Quercus) y antes de la extensión material orgánico. Los restos carbonizados, junto con otros posterior de Pinus halepensis y Olea europaea puesta de elementos orgánicos, (lo que se denomina fracción ligera) manifiesto en estos mismos trabajos. al tener un menor peso específico respecto al agua y a los restos inorgánicos (fracción pesada) flotan en la superficie, Las bellotas maduran en otoño, y su recogida puede pudiéndose recoger fácilmente con una malla fina. El ma- prolongarse hasta principios del invierno, siendo relativa- terial así obtenido se deja secar lentamente, lejos de fuen- mente fácil su almacenaje hasta la estación siguiente. El tes de calor directa y se revisa, una vez seco, a través de un análisis de los cotiledones por sí solos no revela la especie microscopio estereoscópico con una magnificación com- de Quercus a la que pertenecen, pero considerando los re- prendida entre 10x y 40x. sultados polínicos y antracológicos, parece lógico suponer que se trate de las mismas especies caducifolias a las que hacen referencia. Resultados del análisis carpológico: Las semillas de Silene latifolia, planta de la familia de Corte Exterior las Caryophyllaceae que presenta una gran variabilidad en casi toda la Península Ibérica, son reniformes, con tubércu- los obtusos, de cara y dorso convexos (ver Flora Ibérica). En primer lugar, se detallan los resultados obtenidos Semillas de Silene sp. aparecen con cierta frecuencia en ni- del análisis de los restos recogidos en 1986 durante la ex- veles neolíticos de yacimientos europeos y del Práximo cavación' Oriente (Zeist, van et al. 1982) asociada a elementos an- trópicos. Sin embargo, puede crecer también de forma es- cuadrícula E2, contacto nivel 1-IIa: pontánea en bosques, matorrales, riberas. pedregales y ro- - Quercus sp.: cotiledón de bellota. quedos, es decir, tiene una dispersión ecológica bastante - Quercus sp.: varios fragmentos de cúpula de bellota amplia. Las semillas de Vícia cf. sativa presentan gran variabi- cuadrícula E2, nivel IIa: lidad morfológica y son frecuentes en contextos arqueoló- - Quercus sp.: 5 fragmentos de cotiledón. gicos de la cuenca mediterránea desde el Neolítico. Aún en mayores concentraciones y mejor estado de conservación, cuadrícula DI, nivel IIa: es muy difícil determinar si representan restos cultivados, - Quercus sp. : extremo dista1 de un cotiledón contaminantes de cultivos o silvestres (Zohary et al. 1993). Restos de Vicia/Pisum o Vicia /Lathyrus sp. se han docu- cuadrícula D 1, nivel IIb: mentado en la Zona 111 de Franchthi (Grecia), datada - Quercus sp.: probablemente varios fragmentos hacia el 9.500-9.000 BP, en la transición del Paleolítico de cotiledones Superior al Mesolítico (Hansen 1991). Los escasos restos carpológicos encontrados en el Tos- Seguidamente se exponen los resultados obtenidos en sal en los niveles 1, IIa y II~del Sector Exterior hablan de cierta multiestacionalidad en la ocupación del yacimiento la campaña de 1988. El tamizado en seco no proporcionó durante el Epipaleolítico, ya que tanto Silene como Vicia ningún resultado positivo desde un punto de vista carpoló- sativa son plantas que fructifican en verano. Las bellotas gico, es decir. no se encontró ningún resto mineralizado de por el contrario maduran en otoño, pero pueden pervivir en fruto o semilla. En cuanto a la flotación, la mayor parte de el contexto arqueológico por tiempo indefinido. Cómo sus la fracción ligera estaba compuesta por pequeñas raices de semillas pudieron carbonizarse y por tanto preservase en vegetación actual, fragmentos de moluscos, insectos y el registro arqueológico, es una cuestión en la que cabe ha- carbones inferiores a 0'7 mm. Tan sólo en cuatro muestras blar de causas accidentales. Al igual que los carbones reco- se han recuperado semillas carbonizadas: gidos para el aninálisis antracológica, son restos de combus- tible procedentes de hogueras, encontrándose dispersos por cuadrícula G 1, nivel 1: todo el sedimento, las semillas de estas plantas serían - Silene larifolia Poir.: 7 semillas bien conservadas: arrastradas por el viento o arrojadas al fuego por el hom- L. 1.6 (1.5- 1.9), a. bre. En el caso de las bellotas puede hablarse de una carbo- nización accidental, ya que la mayona de los frutos se asan cuadrícula G 1, nivel 1: o tuestan antes de consumirse para eliminar el amargor de - Silene latifolia Poir.: 2 semillas bien conservadas: los taninos que contienen y hacerlas más digestibles. L. 1.6 (1.6-1.6), a. Una última cuestión que conviene apuntar es porqué no - Vicia cf. sativa: 1 cotiledón (3.8 x 3.3) se han encontrado restos paleocarpológicos de plantas uti- no muy bien conservado lizadas por el hombre, cuando en otros yacimientos de cro- cuadrícula E2, nivel IIb: nología paralela en el ámbito mediterráneo, sí se encuen- - Vicia cf. sativa: 1 cotiledón tran, como es el caso de Franchthi Cave (Hansen 1991). - t. Daphne: 3.5 x 2.4 mm. Los restos carpológicos se encuentran frecuentemente en las áreas de transformación y almacenaje de alimentos, así cuadrícula E2, nivel IIb: como en las inmediaciones de los hogares, en donde se co- - t. Vicia sp.: fragmento bastante deteriorado cinaba o donde se prendía fuego con ramas y leña, que po- C. CACHO, et al. dían llevar consigo frutos o semillas. La falta de evidentes 6). Estas diferencias se deben a la actuación dinámica de estructuras de hogares en los niveles epipaleolíticos (no los procesos sedimentarios. Mientras que en el interior los así de restos de fuegos) por el momento es una posibilidad depósitos son de carácter autóctono, formados por la des- que apunta en este sentido, la otra hay que buscarla en la composición del techo y paredes del abrigo, en el exterior estacionalidad del abrigo, y quizás en la falta de necesidad son más bien de ladera. Esto influye en el estado de los de almacenar recursos vegetales para la estación siguiente. huesos, los correspondientes al Sector Interior están muy Por último tener en cuenta que si los restos no hubieran es- bien conservados, bastante intactos (incluso los huesos de tado sometidos al fuego estos no se hubieran conservado conejo), por el contrario los del Exterior aparecen biotur- en ningún caso. bados, a semejanza de los cantos, lo cual dificulta más la determinación. Más adelante indicaremos cómo estas cir- Consideraciones Finales cunstancias han influido en otros aspectos del estudio. En líneas generales, los restos óseos marcan dos agru- El análisis de macrorrestos proporciona, en la medida paciones diferenciadas, una corresponde a los niveles del de lo posible, una visión de conjunto acerca de los recur- Magdaleniense y la otra a los del Epipaleolítico con geo- sos vegetales utilizados por el hombre en el pasado. métricos. Entre medio quedan dos niveles, el IIb del Sector El Sector Interior ofrece una continuación de un medio Exterior y el 1 del Interior, que se configuran como el trán- poco diversificado durante toda la secuencia que abarca sito entre ambos. En cada apartado estudiaremos estas di- desde el 15.360 t 1.100 BP, hasta el Epipaleolítico. El pi- ferencias. no, a juzgar por los análisis antracológicos, era práctica- En el nivel IV del Sector Interior, el número de taxones mente el único combustible utilizado por los magdalenien- de mamíferos grandes y medianos se reduce a dos, la cabra ses, en las ocupaciones esporádicas de carácter estaciona1 montés y el ciervo; tan sólo hay una esquirla que pertenece que éstos hacían del lugar. al Bos o al Equus. En los niveles 11 y 111 empieza a apare- En el paso del Magdaleniense al Epipaleolítico (niveles cer algún resto de jabalí. En el nivel 1, el espectro aumenta, 11-1 del sector Interior) se observa un medio más variado, y a las especies anteriores hay que añadir el rebeco. En los con la consiguiente diversificación de la actividad econó- niveles del Sector Exterior esta tendencia se consolida mica. El análisis antracológico detecta un biotopo abierto pues a estas cuatro especies hay que añadir ahora unos res- de Juniperus paralelamente a un biotopo boscoso de Quer- tos, aunque esporádicos, de uro y caballo (tabla 6). cus caducifolios. Los trayectos de la recogida de leña se ha- El conejo aparece constante, pero su número se reduce cen múltiples, en un medio topográficamente compartimen- sensiblemente a partir del nivel IIb del Sector Exterior. tado. Esta visión se intensifica durante toda la secuencia Los pequeños carnívoros (gato montés, lince, zorro y completa del Sector Exterior, dejándose de lado las zonas tejón) se encuentran en los niveles del Sector Exterior. Só- donde crecen las coníferas para irse a zonas boscosas con lo hay un resto de lince y otro de gato montés en los nive- combustible, caza y recursos vegetales más abundantes. les 1 y IV (Sector Interior), respectivamente (gráfico l). La variación del número de restos de la cabra montés y el ciervo experimenta asimismo un cambio. La cabra es s. ANÁLISIS ARQUEOZOOL~GICO claramente predominante en el Sector Interior, mientras DE LOS RESTOS que sus porcentajes se equilibran con los de las restantes especies en el Sector Exterior (gráfico 2). Estas trayectorias que acabamos de resumir, posible- 5.1. MACRO y MESOFAUNA. mente, están condicionadas por tres aspectos: el medio M. Pérez Ripoll ambiente regional, el biotopo del entorno y la selección R. Martínez Valle antrópica .

La relación de especies El paleoambiente y la fauna

La secuencia estratigráfica del Tossal de la Roca, que Los depósitos del estrato más profundo del Sector In- abarca el tránsito del Tardiglaciar al Holoceno, es clave terior -el IV- se formaron bajo unas condiciones frías. El para estudiar los cambios ambientales, el comportamiento estudio polínico indica un predominio del pino y la presen- y las estrategias de subsistencia adoptadas por los cazado- cia del abeto, enebro y Quercus. El nivel 111 no muestra los res-recolectores, que han sido estudiados en otros ámbitos rigores anteriores, pues los procesos de crioclastia se han (Altuna, 1990, 1992; Altuna y Mariezkurrena, 1984; Bru- detenido, junto a ello la cobertura arbórea aumenta (Ca- gal, 1990). cho, et al., 1983). En el Sector Interior el número de restos indentificados La antracología, sin embargo, no señala diferencias en- ha sido de 3.414 y los no identificados de 5.656. En el Ex- tre estos momentos, pues ambos se caracterizan por un pre- terior las cifras varían sensiblemente, pues los huesos dominio del Pinus nigra y la presencia de Juniperus, Qurr- identificados son 1.595 y los no identificados 6.399 (tabla cus faginea, Acer y Prunus (Fase A) (Uzquiano, 1990). Tabla 6.- Número de restos y Número mínimo de individuos por niveles. Los niveles IV, 111, 11 y 1 corresponden al Sector Interior; mientras que IIb, IIa, 1 y Superficial corresponden al Sector Exterior. C. CACHO, et al.

Oryctolagus cuniculus Capra pyrenaica 100 100 -

80

60

40 40

20 20 ::ir o IV III 11 I Ilb Ila I Sup IV III 11 1 Ilb Ila I Sup.

Cervus elaphus

40 40 -

20

o IV III 11 I Ilb Ila I Sup IV III 11 I Ilb Ila I Sup.

Cervus elaphus Rupicapra rupicapra

P,i , , , , , ,a, , , - o IV III 11 I Ilb Ila I Sup. O Iv 111 11 1 Ilb Ila 1 Sup 20a20 - Sus scropha 20 - Rupicapra rupicapra 10 - 10 -

1.1' IV III 11 I Ilb Ila I Sup. IV III 11 I Ilb Ila I Sup 20 - 20 - Sus scropha E~UUS/BOS 10 - 10 - O.i.l.,.!. .rraac,l.l. 0-,.,.,.7.....- IV III 11 I Ilb Ila I Sup IV III 11 I Ilb Ila 1 Sup. Sector interior Sector exterior Sector interior Sector exterior

Gráfico 1: NR de las especies más representativas dis- Gráfico 2: NR de las especies más representativas ex- tribuidas en los niveles del Sector Exterior e Interior cluyendo los restos del conejo.

El nivel 11 de este Sector Interior se formó bajo unas La antracología muestra para estos dos niveles una dis- condiciones frías que dieron lugar a la formación de un minución del pino y un aumento de los enebros y del canchal. El polen sigue indicando un predominio del pino Quercus tipo faginea, junto al Acer y Prunus, que se hace pero sin mostrar diferencias tan marcadas con otras espe- más ostensible en el nivel 1 (Fase B) (ver apartados sedi- cies arbóreas, especialmente al final de este nivel. En el si- mentología y vegetación). guiente, nivel 1, las condiciones climáticas se vuelven más Los estudios de los micromamíferos muestran la exis- húmedas y benignas. El polen señala la instalación de aso- tencia del Microtus afl arvalis en el nivel IV (ver aparta- ciaciones arbóreas termófilas como el Alnus, Ulmus, Quer- do de microfauna), especie que en la actualidad se encuen- cus t. ilex. tra asociada a comunidades bióticas del piso supramedite- rráneo, y que es propia de los momentos tardiglaciares tóctono de los depósitos del Sector Interior (Fumanal in (Guillem, 1995). A partir del nivel 111 los micromamiferos Cacho et al., 1983) y la protección de la visera del abrigo por su escaso número no pueden ayudarnos a concretar el han influido en la buena conservación de los huesos, por lo paleoambiente. La dinámica evolutiva de los mamíferos que atribuimos la fracturación de los huesos de estos nive- grandes y medianos está matizada por la propia evolución les a una intervención antrópica. del paleoambiente y por el biotopo. El yacimiento está ubi- Para iniciar el estudio hemos agrupado los niveles por cado en una zona configurada por barrancos encajados y afinidades en tres momentos, atendiendo las características valles cuyas cumbres alcanzan los 700 m, siendo la eleva- de la representación de los fragmentos óseos: los niveles ción más importante la Serra de la Foradada, de algo más IV, 111 y 11 del sector Interior; los niveles 1 y IIb de los Sec- de los 900 m. Esta topografía conforma un biotopo propi- tores Interior y Exterior respectivamente y los niveles IIa, 1 cio a la cabra montés (Cabrera, 1914), aunque el ciervo y Superficial del Sector Exterior. Los restos del nivel Su- también encuentra ciertas áreas que le son propicias. Se- perficial a pesar de ser el nivel inicial, se muestran muy gún los resultados del estudio de los ungulados, en los ni- coherentes con los otros dos niveles. veles del Sector Interior la cabra montés predomina sobre Los huesos largos han sido distribuidos en cinco par- el ciervo (gráfico 2). pero en los niveles del Sector Exte- tes: parte proximal, fragmento proximal, fragmentos de rior aparece un mayor equilibrio. Que duda cabe que esta diáfisis, distal y parte distal. No hay huesos enteros y las circunstancia se relaciona con la extensión del bosque me- diáfisis están partidas. El gráfico 3 muestra la distribución diterráneo, en especial los Quercus, cuyos frutos constitu- de todas estas partes. Se puede observar que existen varia- yen una base alimenticia estaciona1 muy importante para el ciones significativas. En los niveles IV, 111 y 11 la parte más ciervo. Si esta especie indica el cambio paleoambiental, representativa corresponde a los fragmentos de diáfisis otras matizan la evolución del proceso. Así, el jabalí inicia (70'2%), seguida de los fragmentos distales (24'3%) y, a su aparición en el nivel 111 del Sector Interior, pero es en el una gran distancia, los fragmentos proximales (3'2%); la 1 cuando su presencia está mejor marcada, momento en el parte proximal no está, y la distal está mínimamente repre- que el rebeco comienza su aparición. Así pues, aunque en sentada (2' 1%). Este estado de fragmentación es compara- el nivel 11 ya se encuentran los indicios del cambio paleo- ble con el del nivel del Magdaleniense superior de Nerja, ambiental, es en el 1 cuando se configuran, de una manera aunque aquí la fragmentación es aún mayor (Aura y Pérez, paralela a la instalación del bosque mediterráneo. 1995). Se relaciona con la extracción de la médula y la Las fluctuaciones del conejo también pueden inscribir- grasa de las partes articulares. se dentro de la evolución del ecosistema. Su biotopo más En los niveles IIb y 1 se detectan variaciones, pues los idóneo está configurado por espacios abiertos, delimitados fragmentos de diáfisis se reducen (42'8%) y aumentan los por matorral y bosques, que estaría bien representado en fragmentos distales (46' 1%), así como los fragmentos pro- los momentos del Tardiglaciar, y que explicaría la abun- ximales (5'4%) y la parte distal (5'4%); esta representa- dancia de este lagomorfo en las secuencias estratigráficas ción recae en el nivel 1, pues el IIb tiene pocos huesos. correspondientes a estos momentos. Con la llegada del También se relaciona con el proceso de extracción de la Holoceno, la mayor abundancia de ungulados, favorecida médula y de la grasa. En los niveles IIa, 1 y Superficial las por los cambios climáticos, aumentó las espectativas de diferencias son marcadas, pues el porcentaje de los frag- elección por parte de los cazadores, que, junto a un bioto- mentos de diáfisis es el más bajo del conjunto (11'1%) y po menos favorable para el conejo, derivaron hacia una los fragmentos distales son los más abundantes (50'6%), disminución de esta especie y una ampliación del espectro. seguidos por las partes distales (20'3%) y los fragmentos Por último, la variación de la diversidad de los taxones proximales (18'2%). está estrechamente vinculada con la evolución de las co- La composición de las partes óseas del Sector Interior munidades bióticas. La mayor diversidad de la flora del es típica del proceso de fracturación antrópica, que hemos Holoceno (Badal, 1990) propició unas densidades mayores comprobado en la Cueva de Nerja. Una vez extraida la de animales. de manera que la cadena trófica se hizo más médula después de ser fracturadas las diáfisis, cuyos restos rica. De esta manera se puede explicar el incremento de permanecen depositados en el suelo, las partes articulares los taxones a partir del nivel 1 del Sector Interior, tanto de eran tratadas para extraer la grasa y una parte de ellas fue- los ungulados como de los carnívoros. ron arrojadas al exterior del abrigo. La representación de las partes ósea del Sector Exterior no tiene una explicación La fragmentación de los huesos tan clara; la intervención antrópica es evidente como lo in- dican las marcas de fracturas, pero la escasez de fragmen- Los huesos aparecen muy fragmentados en todos los tos de diáfisis puede deberse a otros factores, como el es- niveles de la secuencia, ahora bien, la causa no es mera- pacio reducido excavado o la intervención de procesos di- mente antrópica, especialmente en el Sector Exterior. Los námicos de carácter físico. Es necesario esperar futuras ex- depósitos de esta parte del yacimiento, como ya se ha indi- cavaciones para tener una visión más aproximada. cado, son de tipo ladera y ello ha afectado a los huesos En cuanto a los huesos de las patas (metacarpo y meta- provocando fracturaciones. Por el contrario, el carácter au- tarso), la distribución de las distintas partes también refleja C. CACHO, et al.

hay fragmentos de diáfisis, los fragmentos distales siguen siendo los más abundantes (51'3%); después se sitúan las partes distales (27%), los fragmentos proximales (20'2%) y por último las partes proximales (1'8%). Estos datos re- dundan en la interpretación que se ha ofrecido anterior- mente (gráfico 3b).

La representación de las partes esqueléticas

La representación de las partes esqueléticas no es ho- mogénea a lo largo de la secuencia. Los gráficos 4 y 5 muestran su distribución por partes anatómicas. El gráfico de los niveles IIa, 1 y Superficial del Sector Exterior indica que las partes del ciervo y de la cabra montés son coinci- dentes y, además, muestra un equilibrio entre todas ellas, especialmente las correspondientes a la cabra montés cuyas variaciones se sitúan en tomo al 40%, destacando la cabe- zdparte axial, el fragmento dista1 de la tibia y el astrágalo. Gráfico 3a: Representación porcentual de las partes y En los restantes niveles, no se han podido representar los de los fragmentos del total de los huesos largos de los huesos del ciervo por el reducido tamaño de la muestra. El miembros (húmero, radio, fémur y tibia). gráfico que corresponde a los niveles IIb y 1, del Sector Exterior e Interior respectivamente, muestra una posición intermedia entre el gráfico anterior y el que corresponde a los niveles IV, 111 y 11 del Sector Interior, pues en él hay una mayor variación de las distintas partes; los fragmentos de diáfisis llegan a tener una cierta entidad; la pata poste- rior y la anterior no destacan; la cabezalparte axial siguen siendo importantes. El gráfico de los niveles IV, 111 y 11 ya muestra claras diferencias. Los picos que sobresalen co- rresponden a los fragmentos de diáfisis, la cabezdparte axial se reduce, la pata posterior está muy poco representa- da, la anterior no tiene mucha importancia y las falanges ocupan un lugar reducido. Así pues, mientras en el primer gráfico están represen- tadas todas las partes anatómicas, en el segundo aparece una cierta selección y en el tercero ésta es patente. En este último gráfico, las partes mejor representadas son el miern- bro anterior y el posterior, que son las que tienen un eleva- do contenido en carne, siguiendo en importancia la cabe- zdaxial, y en último lugar se encuentran las unidades que Gráfico 3b: Representación porcentual de las partes y no tienen de los fragmentos de los huesos de las patas (metacarpo y La escasez de restos de la pata posterior (desde los tar- metatarso). sos al metatarso) de los niveles IV, 111 y 11 indica la existen- cia de una selección. La representación de los dos miern- bros (el anterior formado por la escápula, húmero y radio. y las diferencias reseñadas anteriormente. Aunque los frag- el posterior por la pelvis, fémur y tibia) queda realzada pre- mentos de diáfisis aparecen en menor cantidad, éstos son cisamente por los fragmentos de diáfisis; aún así, contabili- predominantes en los niveles IV, 111 y 11 (42' 1%), los frag- zando sólo sus partes articulares, por si mismas serían sufi- mentos proximales y distales siguen en importancia cientes para indicar su supremacía sobre los tarsos, carpos y (29'9% y 23'6% respectivamente); no hay partes proxima- partes articulares de los metapodios. Por tanto, podemos de- les y las distales son escasas (5'2%). En los niveles IIb y 1 cir que el animal no era acarreado completo al yacimiento existe una considerable reducción de los fragmentos de durante el Magdaleniense, abandonando en el lugar de caza diáfisis (8%), siendo los fragmentos distales los que predo- casi todas las patas. La poca cantidad de restos del cráneo minan (60%); a continuación se colocan los fragmentos hace pensar que el cerebro también era consumido en la zo- proximales (16%), las partes distales (12%) y las partes na de caza, trayéndose la mandíbula junto a la lengua. Estos proximales (4%). En los niveles IIa, 1 y Superficial ya no datos indican al mismo tiempo, que el abrigo era ocupado EL TOSSAL DE LA ROCA (VALL D'ALCALA, ALICANTE).

Miembro Pata Miembro Pata

I 2 a 4 6 a 7 a em11~131~~~17~rnzanaaaaauaa11~1~m~smsasmaeau~6a6ammmmumm Niveles 11,111 y IV. Sector Interior Gráfico 4. Capra pyrenaica. Distribución del número de restos de las partes anatómicas.

Cabeza Miembro Pata Miembro Pata

100

80

80

40

20

o 113 4 8 a 7 ~omiiu~i~i~~i~~iemna~~ao~aa~~n~m~~~sms~aeau~aaaem~mmumm Niveles Su. 1 y Ila. Sector Exterior Gráfico 5. Capra pyrenaica y Cervus elaphus. Distribución del número de restos de las partes anatómicas. C. CACHO, et al. temporalmente y que las unidades anatómicas acarreadas eran descarnadas y sus huesos fracturados. En el Epipaleolítico todas las partes están mejor repre- sentadas, pero siguen existiendo unos valores bajos para la pata posterior. Aunque exista una cierta selección, parece ser que el animal era introducido entero en el yacimiento. Ahora bien, hay otros datos que nos indican la temporali- dad de la ocupación. En el Epipaleolítico con geométricos todas las partes se encuentran bien representadas y tanto la cabra montés ce mo el ciervo eran acarreados enteros al yacimiento. El estu- dio de las edades señala que la ocupación era más perma- nente y por ello el abrigo fue ocupado con más asiduidad.

Las marcas del proceso de carnicería

El tratamiento carnicero produce una serie de marcas en los huesos, cuyo estudio puede permitimos reconstruir los pasos del proceso, que comprende el pelado, desmem- bramiento, descarnadura, desarticulación y limpieza de los huesos, que quedan listos para ser fracturados (Pérez, 1992). Las variedades morfológicas de las marcas varían se- gún el procesado que se esté realizando. Las tres varieda- des están presentes: incisiones (foto 9), incisiones estriadas (foto 14) y rascados (foto 10 y 11).

Foto 10.- Conjunto alargado de rascados leves en senti- do longitudinal que se relaciona con el descarnado y lim- pieza del hueso (x20).

La limpieza de los huesos y la extracción del periostio Foto 9.- Incisiones oblícuas de descarnado entre las produce rascados longitudinales y paralelos, que originan que destaca una por su profundidad. El tramo final de la in- extensas superficies alteradas (fig. 23 C y D). Hay rascados cisión nos proporciona la clave para conocer la dirección que son difíciles de interpretar, pues pueden ser originados del corte que en esta caso fue de la parte proximal a la dis- al descarnar un hueso o al limpiarlo. La foto 12 muestra un tal (x20). rascado longitudinal que interrumpe el trazado de una inci- sión oblícua; podemos deducir, que la incisión se originó Las marcas más numerosas se originan al descarnar las en primer lugar al descarnar y después se rascó el hueso unidades anatómicas. Se presentan en forma de incisiones, para limpiarlo. a veces profundas (foto 9), incisiones estriadas y rascados. El corte de tendones y ligamentos articulares da lugar a Las incisiones suelen presentarse formando conjuntos pa- incisiones cortas y profundas, del tipo de sección, oblicuas ralelos que llevan la misma dirección, cada una de ellas co- o trasversales, y a veces se presentan de forma numerosa. rresponde a distintos cortes para poder desprender poco a Algún hueso ha presentado una combinación de incisión poco la carne. También aparecen rascados, que suelen ser con un rascado. En los huesos de las patas, las marcas se muy alargados y de escasa profundidad. En huesos largos, pueden producir al pelar la propia pata, al cortar los tendo- el rascado es discontínuo (fig. 22 A y B). nes y ligamentos o al limpiar los huesos. No siempre es fá- EL TOSSAL DE LA ROCA (VALL D'ALCALA, ALICANTE).

Foto I I .- Conjunto de rascados formados por estriacio- nes paralelas. En la parte inferior se aprecia una incisión profunda (x30).

cil realizar esta distinción. Las incisiones de sección situa- das en los bordes basales cerca de la superficie articular, se originaron al cortar los tendones y ligamentos para desarti- cular la pata; la profundidad de estos cortes es muy marca- da (fig. 25 A y D). Las incisiones y rascados de dirección oblícua o longitudinal situadas en la diáfisis corresponden al pelado de la pata (fig. 25 B y C). Las marcas de la falange 1 que están en sentido longitudi- Foto 12.- Rascado longitudinal leve y muy alargado nal suelen ser incisiones profundas, que se producen al pelar (~15). los dedos para poder fracturar los huesos (fig. 25 E). Las in- cisiones que se situan en las superficies articulares se rela- cionan con la desarticulación de las falanges (fig. 27 B y C). El número total de huesos con marcas es variable según los niveles. Únicamente hemos podido estudiar las marcas de los huesos del Sector Interior, pues los del sector Exte- rior están muy alterados y ha sido imposible localizarlas. Los huesos con marcas son los siguientes:

Huesos con marcas NR % NR % NR % NR % Cervus elaphus 3 16'6 2 12'5 4 18'1 4 14'8 Caprupyrenaica 4 11'7 27 18'8 9 7'2 16 8'8

Podemos comprobar que el número de restos con mar- cas sobre el total de cada nivel no es muy elevado. Los porcentajes que pertenecen al ciervo son superiores a los de la cabra montés. El porcentaje medio de todos los nive- Fig. 22.- Capm pyrenaica (excepto E). A: Nivel super- les es del 15'4% para el ciervo y el 11'6% para la cabra ficial. Fragmento lateral proximal de tibia con incisiones montés. Posiblemente, estas cifras son bajas por el número estriadas alargadas. B: Nivel 1. Fragmento medial-caudal elevado de fragmentos de diáfisis, que es una característica de diáfisis de tibia con rascados e incisiones en el borde la- del Sector Interior. Si un número determinado de estos teral. C: Nivel 111. Fragmento plantar de tibia con rascados, fragmentos no contiene marcas, no quiere decir que el hue- D, E y F: Nivel 111. Fragmentos laterales de tibia con rasca- so entero no las tuviera. dos. C. CACHO, et al.

Foto 13.- Incisiones estriadas de descarnado. A ambos lados de estas incisiones se desarrollan varias estriaciones paralelas (x40).

Fig. 23.- Capra pyrenaica. A y B: Niveles 11 y 111. @- Fragmentos laterales de diáfisis de fémur con incisiones alargadas. C y D: Fragmentos craneal y caudal de diáfisis - 'e de fémur con incisiones leves y rascados. E: Nivel 111. \ Fragmento medial-dista1 de diáfisis de fémur con cortes anchos y profundos. a i

0-9, 0-9, Fig. 24.- Capra pyrenaica. Fragmentos de la parte pro- ximal de un metatarso fracturado por el lado medial.

Las marcas más numerosas son las que se originan al descarnar las unidades anatómicas. Este proceso se con- vierte en una actividad importante que posiblemente tuvie- ra como finalidad acarrear la carne a otro lugar que fuese residencia más estable. Ya hemos comentado anteriormente que los miembros anatómicos más representados son los que tienen un contenido elevado en carne.

Las fracturas intencionadas para la extracción de la médula y de la grasa de los huesos

Hemos observado que los huesos están muy fragmenta- dos. En el Sector Exterior algunas fracturas fueron produ- cidas por las características de la sedimentación, pero a ex- cepción de este factor el estado de fragmentación es conse- Foto 14.- Series oblícuas de incisiones e incisiones es- cuencia de la fracturación antrópica que pretende aprove- triadas (x20). char al máximo los recursos alimenticios de los huesos. En el gráfico 3 podemos observar que la gran mayoría de las partes articulares están partidas, porque es el medio apro- piado para extraer la grasa de las trabéculas del tejido óseo. Asimismo, este gráfico muestra el número elevado de fragmentos de diáfisis que hay en el sector Interior (ya se ha discutido por qué estos fragmentos no son tan elevados en el Sector Exterior). Este elevado número es la prueba de que las diáfisis son sometidas a un proceso de fractura- ción para extraer la médula, que se puede multiplicar por la El número de fracturas directas es mayor en el Sector acción del pisoteo por parte del hombre. Interior; la media es de un 17'8% para el ciervo sobre el La prueba directa de la fracturación de los huesos con- total de huesos y de un 12'2% para la cabra montés. En el siste en la localización y el estudio de las fracturas inten- Sector Exterior ya se ha comentado que hay fracturas que cionadas (fracturas directas). El número de fracturas direc- tienen un origen físico y por esa razón la media es inferior, tas determinadas varía según los sectores, como podemos siendo de un 7'8% para el ciervo y de un 4'8% para la ca- comprobar. bra montés.

NR con fracturas NR % NR % NR % Sector Interior Relacionado con Cervus eluphus 6 37'5 4 18'1 5 18'5 NR 1 Morfotipo la epífisis la diifmis Capra p.yrenaica 2718'8 1512 8 9'4 1 Húmero 6 - (fg.di.) Ic 6 2 - (fg.di) VIIc 2 Radio 1 - (fg.px.) Ic 1 1 6 - (fg.di.) VI11 6 1 Fémur 2 - (fg.di.) Ic 2 1 12 - (fg.di.) IV 12 1 Tibia 4 - (fg.px.) Vb 4 2 - (fg.dt.) Id 2 10 - (fg.di.) VI11 1O Metacarpo 5 - (fg.px.) Ib 5 1 4 - (fg.di.) VI1 4 Metatarso 2 - (fg.px.) Ib 2 2 - (fg.px.) IIIb 3 2 - (fg.di.) VI1 2 Sector Exterior

2 - (p.dt.) Ia y Ila '

a)- facetas trabajadas b)-muesca5 Fig. 25.- Base de la cuerna de Cervus elaphus que muestra cortes longitudinales para la extracción de materia prima para la confección de utensilios. Nivel IIA. Sector Exterior. C. CACHO, et al.

La localización de las fracturas y su catalogación den- terior fueron partidas, y a veces machacadas, como así lo tro de unos morfotipos ya establecidos (Pérez, 1992) per- indican los morfotipos. En el Sector Exterior, hay ocho mite conocer la existencia de unos patrones en las fractu- partes articulares que no lo fueron, pero la fractura directa ras de cada hueso, además de ofrecemos la posibilidad de está muy cerca de la epífisis; el resto, 25, corresponde a comparar dichos patrones con el de otros yacimientos y fragmentos articulares que fueron fracturados. Esta moda- conocer el aprovechamiento de los huesos. Por sectores los lidad se relaciona con la extracción de la grasa. morfotipos son: Aunque los huesos están muy fragmentados. en parte En la tabla anterior se pueden constatar las diferen- podemos reconstruir el proceso de fracturación. El nivel 1 cias entre ambos sectores. En el Interior las fracturas di- del Sector Exterior ha proporcionado la base de una cuerna rectas situadas en los fragmentos de diáfisis predominan de ciervo que muestra una serie de impactos a su alrede- sobre las que se encuentran en las partes articulares; 34 dor, siguiendo el procedimiento que era empleado en Par- fragmentos de diáfisis con fracturas directas frente a 26 palló para fracturar el cráneo y obtener el cerebro. La parte partes articulares que también contienen fracturas. Por superior tiene una serie de cortes para separar esta parte esa razón, estos fragmentos son indicativos del proceso del resto de la cornamenta. La figura 25 presenta el tronco de partición de las diáfisis para la extracción de la médu- central de una cuerna, que tiene en la parte inferior los cor- la. Por el contrario, en el Sector Exterior tan sólo hay 4 tes que han servido para separar la cornamenta de la base; fragmentos de diáfisis con impactos de fractura, frente a además, se pueden apreciar los cortes longitudinales que los 36 de las partes articulares. La abundancia de fractu- forman parte del proceso de extracción de materia prima ras directas en las partes articulares de este sector de- para la elaboración de utensilios. muestra la intervención antrópica en este conjunto; la es- En el Sector Interior hay nueve puntas de candil sin es- casez de fracturas sobre las diáfisis está en consonancia tratigrafía que son deshechos de "talla". De los restantes con la baja proporción de esta parte, como se ha analiza- huesos de la cabeza, sólo se conservan las mandíbulas, do anteriormente. que también eran aprovechadas. Para ello, se golpeaba la Por otro lado, todas las partes articulares del sector In- base para poder obtener la grasa.

1 Sector Interior Falange 1 Falange 11 Cewus elaphus C. pyrenaica Cewus elaphus C. pyrenaica TNR NRfr TNR NRfr TNR NRfr TNR NRfr Entera O O 2 O 2 Parte proximal 5 4 7 4 1 1 13 3 Parte dista1 O O 19 1 2 1 9 I Parte sagita1 1 1 3 2 O 4 1 Parte lateral O 1 1 O O Total 6 5 32 8 3 2 28 5

1 Sector Exterior Falange 1 Falange 11 Cewus elaphus C. pyrenaica Cewus elaphus C.pyrenaicu TNR NRfr TNR NRfr TNR NRfr TNR NRfr Entera O 2 1 9 Parte proximal 9 2 23 3 5 1 4 1 Parte dista1 15 6 12 2 9 1 16 Parte sagita1 O 1 1 O 1 1 Parte lateral 1 1 1 1 1 1 Total 25 9 39 7 16 3 30 2 TNR (Total Número de Restos) de falanges distribuidas por partes. NRfr (Número de Restos de falanges que contienen fracturas directas). EL TOSSAL DE LA ROCA (VALL DALCALA, ALICANTE).

El húniero era fracturado golpeando la parte proximal y Según los morfotipos anteriores, las partes más abun- la distal. La proximal no se conserva por que era machaca- dantes son los fragmentos de las partes articulares, mien- da para obtener la grasa. La distal es más abundante, las tras las partes lateral y sagital no lo son tanto. Estos nos fracturas se localizan en la parte lateral o en la laterallcra- lleva a pensar que las falanges eran partidas para ser hervi- neal. Con respecto a la ulna, hay un resto de ciervo cuya das y obtener así la grasa. La fracturación de las falanges parte proximal está fracturada. también es abundante en Cendres (Martínez,1.99 1). El fémur suele dejar pocas partes articulares y muchos fragmentos de diáfisis. Las epífisis son ricas en grasa y se El conejo. La representación esquelética machacan para obtenerla. Por esa razón, las partes más re- presentativas son los fragmentos de diáfisis. Los restos de conejo han sido agrupados por niveles, La tibia era fracturada golpeando el borde medial, apo- igual que los huesos del ciervo y de la cabra montés. La yando el hueso en la parte comprendida entre la cresta ti- distribución por partes anatómicas da a entender que hay bial y el borde lateral. La parte distal es fracturada por la diferencias marcadas entre los niveles del Sector Interior parte plantar, craneal o mediallplantar. Este hueso propor- (IV, 111, 11-1, IIb), incluyendo el IIb (Sector Exterior) que ciona pocas partes proximales y muchos fragmentos de tiene muy pocos restos de conejo y los del Sector Exterior. diáfisis. La parte distal está bien representada porque su te- El gráfico 6 muestra dos representaciones bien distintas, la jido es más resistente. de los niveles interiores, con un equilibrio entre todas las La fracturación de los metapodios tiene distintas va- partes, tanto las articulares como las diáfisis y fragmentos riantes. Los golpes se dirigen a la parte media1 (fig. 24), la- de diáfisis, y la de los niveles exteriores, con fuertes dese- teral o a la dorsal. Es frecuente que los impactos fracturen quilibrio~. la parte proximal en pequeños fragmentos. En la primera gráfica destaca el cráneo y la mandíbula; Por último, vamos a estudiar las falanges. El contenido las patas no están muy representadas y las diáfisis y frag- medular de estos huesos es pequeño, no obstante eran frac- mentos de diáfisis, que caracterizan una fracturación antr6- turados. En la tabla siguiente ofrecemos el número total de pica, no llegan a destacar. Sin embargo, considerando sólo restos y los que tienen marcas de fracturas directas por sec- el húmero, fémur y tibia, si sobresalen. En la segunda, des- tores. tacan el húmero distal, la ulna y la pelvis; la diáfisis y frag- Falanges 1 enteras hay muy pocas, sólo 4 entre los dos mentos de diáfisis tienen una cierta entidad en el fémur y la sectores y éstas pertenecen a la cabra montés. Falanges 11 tibia; las patas están bien representadas. Estas diferencias hay 12 enteras, de las que 2 son de ciervo. Los morfotipos se explican por la intervención antrópica, cuyas pautas se- que se aplican al conjunto de huesos con fractura dependen lectivas no son coincidentes en los dos sectores. No obs- de la modalidad de fracturación y la parte resultante. El tante, hay que considerar otra variable, como es la inter- morfotipo 1 corresponde al tipo de fractura lateral por los vención de aves rapaces (Andrews, 1.990). de cuya presen- golpes orientados hacia la parte axial. El morfotipo 11 se re- cia tenemos pruebas por la identificación de restos que tie- laciona con la partición sagital. Las letras a y b (b en forma nen marcas producidas por los jugos gásíricos de los búhos de muesca y puede conservar la parte proximal o la distal) (Dodson y Wexlar, 1.979), pero no llegan a desfigurar la indican la parte lateral o sagital completa, la c corresponde intervención humana (Guillen y Martínez, 1.991). Su pre- a la parte proximal o distal y la d al fragmento de la parte sencia se relaciona con los momentos de desocupación del proximal o sital. Los morfotipos se distribuyen de la forma abrigo, que hemos detectado al interpretar la representa- siguiente: ción de las partes esqueléticas. Por niveles, el número de huesos con estas marcas son:

Niveles IV 111 11 1 18 19 12 34 Sector Interior Sector Exterior Falange I Falange ll Falange 1 Falange 11 Contabilizando todos los huesos del radio y la tibia y Morfotipos NR NR NR NR Total relacionándolos con los metapodios podemos observar las pautas selectivas: la 1 1 1 3 1la 2 1 1 1 5 lb 1 1 1 3 Id 5 2 5 1 13 IIb 1 1 Ilc 2 2 IId 3 1 6 2 12 C. CACHO, et al.

Se puede apreciar que los metapodios, excepto el meta- carpo del nivel IV del Sector Interior, son inferiores al ra- dio y a la tibia, debido a un proceso selectivo. La mayor parte de las patas no fueron llevadas al abrigo. Para ello se fractura el radio y la ulna por la parte distal (fig. 29 E, F, G y H) y estas partes están menos representadas que la parte proximal, como podemos observar a continuación:

El húmero, fémur y tibia son tratados para obtener su médula. El proceso consiste en fracturar las epifisis para que queden libres las diáfisis (Pérez, 1992 y 1993). La par- te proximal del húmero está muy mal representada. La par- te proximal del fémur aparece fragmentada. La parte distal del húmero y de la tibia apenas tienen diáfisis. Además, al La pata del miembro posterior se fractura por la parte ser fracturada la parte distal del húmero tambitn se alcanza distal de la tibia. En este hueso la parte distal está mejor re- la parte proximal del olécranon de la ulna. De este modo, presentada que la proximal porque ésta se fragmenta al ser la diáfisis y fragmentos de diáfisis caracterizan este proce- fracturada: so, como a continuación se puede comprobar:

Cabeza Miembro Pata Miembro Pata P.axial anterior anterior W- Post&

Iib Sector Exterior y 1 Sector interior --+ 11-111-IV Sector Interior Miembro Pata Miembro Pata anterior enterior ~t& post-

-c Su. 1-IIa Sector Exterior Gráfico 6. Distribución de las partes esqueléticas del Orictolagus cuniculus. 1 diáfisis 118 1100 120 183 1 141151 8 1

Por sectores, las diferencias entre las epífisis y las diáfi- sis están más marcadas en el sector Interior; por huesos, és- tas son notables en el fémur y en la tibia. Como no son huesos robustos, la partición puede reali- zarse por percusión. flexión o por mordedura. Para esta ú1- tima modalidad, ver la foto 13. Las percusiones son muy comunes, y sus marcas aparecen en las epífisis, diáfisis o fragmentos de diáfisis. Los huesos que contienen fracturas directas son nume- o-, o-, ! rosos. Sin embargo, los que tienen marcas de desarticula- ción o de descarnado son pocos (Fig. 26 y foto 14). Por ni- Fig. 26.- Húmero con incisiones y rascados relaciona- veles del sector Interior (recordemos que los del sector Ex- dos de los huesos. terior están muy bioturbados y es imposible estudiar cual- quier marca) el número de huesos con marcas de descar- nado es el siguiente: Las marcas de descarnado ponen de manifiesto que la carne era extraida de los huesos, pero la falta de un núme- Niveles IV 111 11 1 ro elevado de marcas de fuego parece indicar que la carne 5 7 3 4 era transportada fresca a otro lugar sin que recibiera trata- mientos para su conservación y, según los morfotipos de Este reducido IIÚ~~~~de con este de mar- las fracturas, la médula de los huesos era consumida en el cas no significa que la descarnadura no haya tenido lugar, pmpio abrigo. Esta práctica es muy corriente en 10s campa- pues la existencia de las diáfisis sólo se explica si la carne mentos de caza de los nunamiut (Binford, 1978 y 1981). ha sido extraida para fracturar los huesos. Respecto al conejo, el bajo porcentaje de estas marcas se- Desde el punto de vista de la subsistencia, el conejo ñala que la carne no era conservada. Como recurso puede interpI-etar~eComo un recurso utilizado junto a las dante y estático el conejo era consumido durante la ocupa- partes más marginales de 10s mamíferos medianos durante ción estacional del abrigo. el período de la caza del ciervo y cabra montés. La edad de los animales cazados Las marcas de fuego La edad del ciervo ha sido establecida siguiendo los Mientras son muy numerosas en los huesos de algunos criterios de Mariezkurrena (1983) para los animales jóve- yacimientos como Nerja (en preparación) y Santa Maira, nes y subadultos, y los de Lowe (1967) para los adultos y en el Tossal son escasas. El porcentaje más elevado sobre viejos. Como base comparativa hemos utilizado, además, el total de cada nivel llega a un 18' 1 % del nivel 11 para el varias series del Parpalló y los fondos del Laboratorio del ciervo. Las medias de los niveles de ambos sectores son: Departamento de Prehistoria de Valencia. No sólo hemos tenido en cuenta el desgaste de la super- Sector Interior % Sector Exterior % ficie oclusiva, sino también la altura de los molares, el des- Capra pyrenaica 4'7 11'8 gaste de las crestas, la anchura de las bandas de dentina de Cervus elaphus 15'4 4'8 las crestas y la visibilidad del cemento de las raices a tra- O. cuniculus 3'6 2'1 vés de la cavidad alveolar. C. CACHO, et al.

Para poder comparar las edades de la cabra montCs y 100 del ciervo, los grupos de edad han sido adscritos en Fases: Fase O, el M 1 aún no ha salido. Fase 1, el M 1 entra en erup- 80 ción, a los 5-7 meses. Fase 11, sale el M2, entre los 15-18 meses. Fase 111, lo hace el M3, entre los 28-30 meses; esta 80 fase pertenece a los animales subadultos. Los datos en me- NR ses corresponden a la cabra montés. En la mandíbula, se NMI 40 subdivide en Fase IIIa que es el momento de erupción y poco desgaste del M3 y la Fase IIIb con un desgaste más 20 avanzado. Fase IV, agrupa a los animales adultos. Fase V, a los viejos (gráfico 7).

O Cervus elaphua Mandíbulas y maxilares. Sector exterior Cervus elaphus. NR. mandíbulas y maxilares. 100 Sector Exterior.

80

80 NR ai NMI 40

20

o

Capa pyrenaica Maxilares y molares. Sector exterior Capra pyrenaica. NR molares del maxilar y los estadios 100 del desgaste. Sector Exterior

80

80 NR E3 NMI 40

20

o o I II III IV v Capra pyrenaica. Mandlbulas y dares. Sector exterior Capra pyrenaica. NR molares de la mandíbula y los Gráfico 7.- Distribución de los grupos de edad por fases. estadios del desgaste. Sector Exterior

Para la cabra montés, hemos seguido el método de uno de nosotros (Pérez, 1988), que además del desgaste de cada secuencia de edad, se ha considerado la altura de los mola- res y la altura de la escotadura de la cara lingual del segun- do prisma de los molares jóvenes que separa la parte poste- rior de las aristas. También se ha valorado la evolución de la raiz en los molares jóvenes. sp = sin especificar EL TOSSAL DE LA ROCA (VALL D'ALCALA, ALICANTE).

Los molares existentes en el Sector Interior son esca- Estacionalidad según los molares de Capra pyrenaica. sos. Del ciervo sólo han aparecido unos fragmentos que no Sector Exterior. han permitido especificar la edad. De la cabra montés úni- Maxilar Mandíbula camente han podido clasificarse unos cuantos molares, que se concentran en el grupo de los subadultos y adultos. Agosto Septiembre 1 Octubre Noviembre Diciembre Enero Febrero Marzo Abril Mayo Junio

Según estos datos, durante todo el año se ha cazado la cabra montés, pero hay dos concentraciones máximas que Según los datos del Sector Exterior, existe una marcada tienen lugar en el verano y el otoño. En el verano, la cabra selección en la caza. montés busca los lugares altos donde aún se encuentra En el ciervo la edad se concentra en el grupo de los su- hierba y tallos frescos. El Tossal de las Roca y las áreas badultos, en especial en aquellos cuyos desgastes se con- circundantes reunen esas condiciones. En el otoño tiene lu- centran después de haber salido el M3 y que de acuerdo gar el celo, concentrándose los machos y las hembras para con las secuencias del trabajo de Mariezkurrena tendrían iniciar este ciclo biológico (Alados y Escos, 1985). Es un 33-36 meses. Los animales jóvenes son pocos y los adultos momento idóneo para la caza por su bajo costo en tiempo y no son relevantes. en energía. En primavera, se caza con preferencia a los La cabra montés tiene una composición algo diferente. ciervos; es una estación en la que abundan los tallos y las Las fases elaboradas por el maxilar y la mandíbula coinci- hierbas y el ciervo encuentra en los valles un ambiente idó- den. La fase mejor representada es la del grupo de los adul- neo. tos, pero sin grandes diferencias con los subadultos. La Fa- De los niveles del Sector Interior disponemos de muy se 11 de los jóvenes está bien representada. Quizás, estas poco material, tan sólo hay dos dientes que pueden indicar- pautas selectivas se deban a estrategias de caza distintas nos la estación de caza. Uno se sitúa entre Enero-Febrero- entre el ciervo y la cabra montés. El estudio de la estacio- Marzo, y el otro entre Abril-Mayo-Junio. La mayor infor- nalidad puede clarificarnos este aspecto. mación de que disponemos corresponde al Epipaleolítico. Como los grupos de animales subadultos en el ciervo Del Magdaleniense poco podemos decir en cuanto a selec- son los más representativos, los datos de estacionalidad ción y a estacionalidad. que aportan son muy indicativos. Igual cabe decir de la ca- bra montés, pues los subadultos y los jóvenes juntos son los predominantes. Conclusiones

Estacionalidad de los molares del Cervus elaphus. Sector Exterior. El estudio de los restos óseos ha puesto de manifiesto la Julio evolución y los cambios paleoambientales entre el Tardi- Agosto glaciar y el Holoceno, en consonancia con los resultados Septiembre de otras disciplinas. Octubre La ocupación del abrigo no parece haber sido la misma Noviembre entre el Epipaleolítico con geométricos y el Magdalenien- Diciembre se. Así lo han testimoniado los resultados de la fragmenta- Enero ción de los huesos y la representación de las partes esque- FebreroMarzo 11 111 léticas. La temporalidad es más marcada en el Magdaleniense, Abril mientras que las estancias son más prolongadas durante el Mayo Epipaleolítico geométrico, circunstancia que coincide con Junio los cambios ecológicos ocurridos con el tránsito al Holoce- Julio no, que enriquecieron las comunidades bióticas y ofrecie- C. CACHO, et al. ron una posibilidad mayor de elección. Las desocupacio- Material y método nes también se ponen de manifiesto con la existencia de unos cuantos restos de conejo relacionados con el búho. El El tamaño de las muestras recogidas en cada nivel va- Epipaleolítico inical se encuentra en una posición interme- rió en función de la potencia de cada uno. Así, del nivel 1 dia, no muy claramente definida. se tomaron unos 30 kg, del 11 unos 15 kg, aproximadamen- Durante el Epipaleolítico con geométricos las prácticas te 25 kg del nivel 111, y unos 20 kg del nivel IV. Por el pro- selectivas entre el ciervo y la cabra montés son diferentes, ceso de tamizado se desechó unicamente la fracción con así como la estacionalidad de la caza, aspectos que giran al- un tamaño inferior a 0'5 mm, que contienen restos ya no rededor de las estrategias de subsistencia a lo largo del año. identificables. No solamente están basadas en el ciervo y cabra mon- Para realizar los porcentajes de representación de las tés, sino también en una ampliación del espectro faunísti- distintas especies y deducir de éstos las abundancias relati- co, que va desde los grandes mamíferos (Equus o Bos), al vas se contabilizaron sólo los restos óseos identificables en jabalí, rebeco y una gran variedad de carnívoros, que no todas las especies detectadas. Los dibujos del material que sólo eran cazados por la piel sino también por la carne (Vi- aparecen en la figura 31 se efectuaron con ayuda de una llaverde y Martínez, 1995). Esta mayor disponibilidad de lupa binocular WILD, con cámara clara incorporada. mamíferos se pone de manifiesto con la disminución del conejo, que pierde la importancia que tenía durante el Magdaleniense. Resultados Los datos faunísticos de Tossal de la Roca atestiguan la posibilidad de un modelo de explotación del espacio a ni- El estudio del material recogido permite añadir una vel regional durante el Magdaleniense superior, que con- nueva especie a la lista de micromamíferos del Tossal co- templa una combinación de recursos faunísticos, que por nocida hasta el momento (Cacho eral., 1983: 79), Arvicola sus comportamientos realizan desplazamientos estaciona- sp, la rata de agua. En la tabla 7 se representa la distribu- les cortos entre los valles y las montañas, que pueden tener ción de los restos por niveles del Corte Interior. su ubicación geográfica si combinamos los biotopos coste- Los restos de Apodemus sylvaticus, que en la muestra ros con los del interior del 78 eran muy escasos constituyen la especie de micro- El uso logístico de los asentamientos estan'a configura- mamífero más abundante en la muestra del 84, y está pre- do por la explotación de ambientes distintos, en los que la sente en todos los niveles. En el nivel IV es la especie do- caza se basaba en una especie predominante, la cabra mon- minante, pero su abundancia disminuye progresivamente tés en el Tossal de la Roca y el ciervo en el Volcán del Fa- hacia los niveles de edad más reciente. A. sylvaticus, el ra- ro (Davidson, 1972) o en Cendres. El conejo como recurso tón de campo, es el roedor pequeño dominante de las zo- estático y abundante se configura como un soporte alimen- nas boscosas, incluso si la vegetación herbácea es escasa o ticio estable y seguro. Estas conductas fueron abordadas a está ausente (Corbet y Ovenden, 1982). También es muy nivel comarcal por Davidson (1976, 1983 y 1989), contan- frecuente en egagrópilas de lechuza. do con otros datos. Poco a poco la marcha de la investiga- Microtus aff arvalis apareció en la muestra del 84 en ción va perfilando el conocimiento de la dinámica de las los niveles 111 y IV, y añadiendo los datos del 78, podemos distintas ocupaciones y su posición en las estrategias de afirmar que esta especie se encuentra en todos los niveles, subsistencia. aunque donde parece estar mejor representada es en el ni- vel IV, que según los estudios polínicos y sedimentológi- cos corresponde a una fase fría y árida. El hábitat actual de esta especie es fundamentalmente de prados y pastos cor- 5.2. LOS MICROMAM~FEROS tos, pudiendo sobrevivir en zonas abiertas, pero siempre P. Sevilla con denso tapiz herbáceo.

El presente estudio aborda sólo el análisis de los nive- les del Corte Interior y pretende completar el informe pre- ESPECIE 1 11 111 IV liminar elaborado por N. López a partir de los materiales Apodemus sylvaticus 41262 recogidos en la excavación de 1978 (Cacho et al. 1983: 79). En ese trabajo se destacaba la provisionalidad de los Microtus aff. arvalis 3 4 resultados, ya que las muestras se habían tomado con unos Pitymys duodecimcostatus 2 1 2 tamices de luz excesivamente grande, por este motivo se Erinaceus sp. 2 tomaron nuevas muestras del Corte Interior durante la Arvicola sp. 1 campaña de 1984 para efectuar un nuevo análisis de los micromamiferos, y a partir de ahí, tratar de conocer las ca- racterísticas paisajísticas y climáticas de la zona durante el Tabla 7.- Distribución por niveles de las especies de Tardiglaciar e inicios del Holoceno. micromamíferos y número de restos. EL TOSSAL DE LA ROCA (VALL D'ALCALA, ALICANTE).

actualmente dos especies de erizos. Los restos hallados en el yacimiento presentan un mayor tamaño que cualquiera de estos dos, por lo que no hemos podido realizar su deter- minación, quedando como Erinaceus sp. Los erizos viven en bosques con sotobosque desarrollado, así como en los prados próximos a éstos. La muestra del 84 permitió incluir un nuevo microma- mífero en la lista de los hallados en el Tossal: Arvicola sp, la rata de agua, al aparecer un molar superior de esta espe- cie en el nivel 1. Su estado de conservación no permite de- terminar si se trata de rata de agua septentrional o meridio- nal. Suelen vivir junto a cursos de agua con las orillas cu- biertas por vegetación densa. Otras dos especies cuya presencia en el Tossal conoce- mos por los datos del 78 son Eliomys quercinus, el lirón careto, y Crocidura sp., una musaraña. El lirón apareció tan sólo en los niveles 1 y 111, que según los análisis políni- co y sedimentológico corresponden a fases de clima más benigno y húmedo. Es típico de bosques, aunque no nece- sariamente densos. El único resto de Crocidura apareció en el nivel IV. Este género se presenta típicamente en prados y bosques, fundamentalmente con suelo seco.

Consideraciones generales

En todos los niveles del Tossal de la Roca está presente el ratón de campo, Apodemus sylvaticus, especialmente abundante en el nivel inferior, y su representación en nú- Fig. 27.- Micromamíferos hallados en el Tossal en mero de restos disminuye paulatinamente al ir subiendo en 1984: a) Primer molar superior de P. doudecimcostatus. b) la serie. Tercer molar superior de P. duodecimcostatus. c) Primer El nivel 11 es poco potente, pobre en número de restos y molar superior de Microrus afi arvalis. d) Fragmento de de muy baja diversidad, como cabría esperar si correspon- molar de Arvicola sp. e) Primer molar superior de Apode- de, como parecen indicar los análisis polínicos y sedimen- mus sylvaricus. f) Segundo molar superior de A. sylvaticus. tológicos, a una fase fría y árida. No ocurre lo mismo con g) Tercer molar superior de A. sylvaticus. h) Primer molar el nivel IV, pues presenta una diversidad y riqueza similar inferior de A. sylvaticus. i) Segundo molar interior de A. a la de los niveles 1 y 111, correspondientes a fases más sylvaticus. j) Tercer molar inferior de A. sylvaticus. k) Ca- templadas y húmedas. nino inferior de Erinaceus sp. l) Húmero izquierdo de A. La fauna de micromamíferos recogida en el Sector Inte- sylvaticus. m) Fémur izquierdo de P. duodecimcostatus. rior del Tossal de la Roca indica que cuando se depositaron los sedimentos estudiados dominaba en la zona un paisaje boscoso abierto, de tipo mediterráneo, con cubierta vegetal de herbáceas y algo más húmedo que en la actualidad.

Le sigue en abundancia Pitymys duodecimcostatus que 5.3.- AVIFAUNA se encuentra presente en todos los niveles, excepto en el 11. A. Sánchez Marco Se diferencia de otra especie similar, P. lusitanicus, funda- mentalmente por el tamaño, siendo éste último ligeramente Este yacimiento no ofrece un elevado número de espe- menor. cies, como puede observarse en la tabla 8. Todos los taxo- El erizo. Erinaceus, apareció en la muestra del 84 sólo nes, con la excepción de la perdiz común (Alectoris rufrr), en el nivel 1, pero conocemos su presencia en el nivel IV han sido identificados sobre la base de un número muy es- por la muestra del 78. En la zona del Tossal se distribuyen caso de restos. C. CACHO, et al.

graeca y A. chukar serían productos de la diferenciación, durante los últimos tiempos glaciares. de una antigua Alec- toris proto-graeca. Idea que pivotaría en buena medida en lo que parece una interpretación errónea de un pretendido "ancien taxon" (Blondel, 1987: 233), Alectoris cf. graeca. señalado en el Pleistoceno Medio y Superior de Francia (Mourer-Chauviré. 1975; Vilette, 1983). El problema era que los fósiles en cuestión no permitían una determinación más precisa. Pero los referidos autores no expresaban que correspondieran a un nuevo taxón, sino, al contrario, la sospecha de que estaban tratando con A. graeca. Ese es el significado que se da en ambas ocasiones al "cj". A. barbara en nuestros días tiene una distribución nor- teafricana, y para algunos autores (p.e.: Peterson er ul., 1980) tendría status de sedentaria en la región de . Tabla 8.- Lista faunística con expresión del número de Ha sido mencionada en diez yacimientos españoles y fran- restos por nivel. ceses, que abarcan desde el Pleistoceno Medio hasta el fi- nal del Superior. No sería extraño que una eventual revi- sión de estos yacimientos asignaran estos restos fósiles a la Sistemática perdiz común o a la griega. La distinción osteológica de es- tas dos especies respecto de A. barbara no entraña especia- les dificultades. La discriminación entre A. graeca y A. ru- Alectoris rufa (L. 1758) - Perdiz común o roja fa implica, por el contrario, mayor minuciosidad. Es la única especie bien representada, con 55 especíme- En la tabla 9 se comparan las dimensiones de los restos nes, tanto en el Corte Interior como en el Exterior (tabla 8). del Tossal con las de perdices del mismo género. Las dos perdices de Europa Occidental del género Alecto- ris, A. rufa y A. graeca (Meisner 1804), oponen considera- Columba livia Gmelin 1789 sive C. oenas L. 1758 - bles dificultades en la distinción de sus respectivos huesos, Paloma bravía o paloma zurita. como cabe esperar de especies estrechamente ligadas en su filogenia. A. rufa se ha debido de destacar muy reciente- El único resto -un tibiotarso- que se ha recogido en el mente de A. graeca. Su aparición en el sur de Francia se re- Tossal de la Roca no posee caracteres diagn6sticos sobre gistra en sedimentos holocenos (Mourer-Chauviré, 1975; los que fundamentar una identificación fiable. Ambas palo- Vilette, 1983; Vilette e? al., 1983). Dato que parece indicar mas pueden separarse mediante un examen bastante cuida- que la perdiz común cruza los Pirineos tras las últimas pul- doso de pequeñas diferencias en tres de los huesos del es- saciones frías del Würm, con ocasión de la dulcificación queleto (Fick, 1974). Desgraciadamente, el tibiotarso no climática que denominamos Holoceno, e irrumpe en la está entre ellos. La otra paloma europea, C. palumbus, Francia meridional. siendo de talla netamente mayor, no provoca confusiones. Las citas en los estudios sobre la península Ibérica si- Ambas especies poseen tanto distribuciones geográfi- túan la perdiz común en épocas más antiguas. Se han reco- cas como biotopos desiguales. Si bien las diferencias entre gido restos en niveles magdalenienses de las cuevas de sus anatomías óseas son sutiles -o quizá no existen-, son, Gorham (Gibraltar), Ne ja (Málaga) y Erralla (Guipúzcoa) por el contrario, patentes en lo que respecta a sus preferen- (Eastham, 1968; 1985; 1986). La dispersión geográfica de cias ecológicas y zoogeográficas. La paloma bravía está li- los yacimientos en que se la encuentra conduce a concluir gada a roquedos y cantiles interiores y costeros, lugares que durante el Magdaleniense A. rufa había conseguido ex- donde encuentra condiciones adecuadas para anidar. La pa- tenderse, si no por toda, sí por la mayor parte de la Penín- loma zurita anida preferentemente en huecos de árboles, sula. No es, sin embargo, el Magdaleniense el período más aunque, localmente, también entre rocas (Peterson er al., antiguo en que se señala la existencia de esta especie. Se la 1980). El área de repartición actual de la primera se extien- ha localizado en el Solutrense de la cueva de Ambrosio de por el Paleártico, norte de África y llega hasta Afganis- (Almería) (Sánchez, 1988). Aquí aparece acompañada de tán. En Europa sólo ocupa las penínsulas mediterráneas y un elenco de especies avianas, entre las que dominan las tí- algunas zonas en las costas británicas, además de ciertas is- picas de ambientes relativamente áridos y agrestes. Y, fi- las del Mediterráneo. C. oenas tiene distribución paleárti- nalmente, en el yacimiento de Aridos 1 (Madrid) Mourer- ca. Está presente en todo el continente europeo, con la ex- Chauviré (1980) identificó fósiles de Alectoris del grupo cepción de las zonas más septentrionales (Géroudet, 1983). graeca-rufa. Los hallazgos de ambas especies en yacimientos penin- Esta interpretación de los datos polemiza con la que sulares del Pleistoceno Superior son frecuentes. En cuanto mantiene Blondel (1987), para quien tanto A. rufa, como A. al Pleistoceno Medio, Mourer-Chauviré (1980) identifica EL TOSSAL DE LA ROCA (VALL D'ALCALA, ALICANTE).

A mfa ( 9 ) A. rujh (e)A. graeco (Q)A. groeco (0)A. graeca A. barbam Tossal - - - (.) - (.) min. 2 m8x. min. 2 máx. min. X máx. miii. X máx. X X min. ? iiiix. Humero n=8 n = 12/13 n= 14 n=7 n = 10 n= 12/16 n = 111 1 TP(2) 12.7 13.0 13.3 13.1 13.7 14.4 12.8 13.9 15.2 14.1 14.8 15.2 14.1 13.6 13.2 13.7 11.3 KT(6) 4.0 4.3 4.8 4.4 4.7 4.9 4.1 4.5 4.8 4.5 4.8 5.2 4.8 4.4 4.2 4.5 4.8 Femur n=8 n= 13 n= 14 n=9 n=21 n= 1 KB(6) 3.7 4.0 4.3 4.2 4.4 4.7 4.0 4.4 4.9 3.8 4.7 5.1 4.7 3.9 8.9 9.4 10.0 9.7 10.2 10.6 9.2 10.5 12.1 9.5 11.1 11.8 10.8 8.8 BD (4) , Tibiot. n=8 n = 12/13 n= 14 n = 7 n= 19/20 n=7/10 n = 115 KB(6) 3.5 3.7 4.1 3.8 4.0 4.3 3.5 4.0 4.6 4.1 4.3 4.5 4.3 4.0 3.5 3.7 3.9 BD(4) 6.9 7.2 7.7 7.4 7.7 8.0 7.3 8.0 9.2 8.0 8.5 8.7 7.8 7.1 7.2 Tarsom. n=8 n = 12/13 n= 14 n= 14 n=33 n=12 n = 6 KB(6) 3.4 3.7 3.9 3.7 3.9 4.3 3.6 4.0 4.5 3.8 4.4 4.7 4.1 4.0 3.5 3.7 3.9 Tabla 9.- Medidas de A1rctori.s según Fick (1974). La columna de la izquierda expresa las medidas según Fick (1974) (letras) y según Mourer-Chauviré (1975) (números). (.) tomadas de los Documentos FSL (no editados de Mourer-Chauviré).

C. oenas en el yacimiento con industria achelense de Ari- no. En Europa. sólo se ausenta de las regiones más septen- dos I y se cita la presencia de una o de las dos palomas en trionales, aquellas dominadas por la tundra. Su nido lo la Galería de Atapuerca (Burgos) (Sánchez, 1987). construye en los árboles. El biotopo característico de esta especie es el bosque. Tvto alba (Scopoli 1769) - Lechuza común. El registro español más antiguo lo constituye Aridos 1 (Mourer-Chauviré, 1980). No deja de ser extraño que la lechuza común, animal que frecuentemente cría en ruinas y grietas de acantilados Ptyonoprogne rupestris (Scopoli 1769) - Avión roquero. y, consiguientemente, especie aventajada para ocupar un puesto en las listas faunísticas de yacimientos en cueva y abrigo, haya sido localizada en escasos puntos de la Penín- Las medidas del húmero del Tossal se hallan en la ban- sula, como en la cueva de (Estremadura, Portu- da de solapamiento de Pt. rupestris e H. rustica (tabla 10) gal) (Newton, in Harlé, 1909), en la de Santimamiñe (Viz- y son notablemente mayores que las de los otros dos hirun- caya) (Gaillard, in Aranzadi et al., 1931; in Aranzadi y Ba- dínidos comparados. Entre H. rustica y Pt. rupestris se randiarán, 1935) y en la de Nerja (Málaga) (Boessneck y aprecian las siguientes diferencias: 1) mayor desarrollo de Driesch, 1980). entre otros cuantos. la cabeza articular en la segunda especie; 2) en H. rustica, Es una especie casi cosmopolita, ausente de la penínsu- la cresta deltoidea y la bicipital parte de una misma aitura la Escandinava y este de Europa. Habita en grietas de cor- en el fuste del hueso, no así en Pt. rupestris, donde la cres- tados rocosos o huecos de árboles cuando no lo hace en ta deltoidea surge más hacia arriba que la bicipital; 3) el edificios. Huye de las regiones con climas fríos y se instala proceso flexor es más robusto en Pt. rupestris que en H. en zonas relativamente abiertas, con escaso arbolado. rustica; 4) la cresta media, al nivel de la fosa pneumotrici- pital, está más pronunciada en Pt. rupestris que en la go- Strix aluco L. 1758 - Cárabo común. londrina común. A pesar de ser una especie de hábitos rupícolas aparece En la actualidad, su área de distribución abarca la tota- en muy escasos yacimientos europeos. Esta es la primera lidad de la Península, hecho que ya se daba en el Pleistoce- vez que se la encuentra en España.

P. rupestris H. rustica R. riparia D. urbica Tossal 1 11 111 IV v VI IV IV VI VI Longitudmáxima 17.2- 14.9-16.8 15. 14. 15. 15.0 14.0 13.4 13.4 15.0 16.5 090 Anchura diafisis 2.2 2.1 1.9 1.8 1.8 1.7 1.7 1.7 1.7 2.0 Tabla 10- Húmeros de hirundínidos. Medidas en milímetros, según 1-Cassoli (1980); 11- Mourer-Chauviré (1972): 111- Colección Pieper: IV Jánossy (1 983); V-Colección del futuro Museo de Historia Natural de Mallorca; VI-Ejemplares sin in- ventariar. C. CACHO, et al.

Stumus L. 1758 - Estomino (indeterminado). Además suelen ser las especies más abundantes. La distin- ción entre ambas se hace exclusivamente en razón de las No hay diferencias morfológicas ni métricas (Weesie, dimensiones, que son mayores en la chova de pico rojo. El 1987) entre los tres estominos que moran en Europa (S. uni- resto que hemos hallado, una primera falange alar, es ma- color; S. vulgaris y S. roseus). Las tres especies han sido ci- yor que en C. monedula, por lo que esta asignación especí- tadas en yacimientos europeos; más frecuentemente, S. vul- fica es bastante sólida. garis, quizá determinado por el hecho de que hoy sea esta la En la actualidad, únicamente anida en alta montaña. especie de más amplia distribución en el Continente. La pre- Raramente desciende a la llanura. Sin embargo, durante el sencia de fósiles de estominos ha sido detectada en numero- Pleistoceno ocupó toda la Península y toda Europa. El re- sos yacimientos de la Península, y aquí también se ha segui- pliegue de la chova de pico amarillo constituye uno de los do este criterio extra-anatómico para determinar la especie. ejemplos más patentes de los cambios que experimentaron Los estominos requieren espacios abiertos para encontrar los parámetros ambientales en el Paleártico tras la última su alimento, y árboles o cortados rocosos como dormideros. glaciación. El aumento de la temperatura inició una red de causas c$ Garrulus glandarius (L. 1758) - Arrendajo común. y efectos que determinaron un profundo trastocamiento en la distribución de parte de la fauna. Algunas especies pasa- El fragmento de húmero encontrado perteneció a un ron a ocupar áreas relícticas, si se comparan con las que cówido de pequeña talla. Podría asignarse a un arrendajo o habían tenido en el Pleistoceno. Probablemente, el de la a un cascanueces (Nucijiraga caryocatactes). Es menor que chova piquigualda sea una de los más interesantes cambios el de urraca (Pica pica). Tanto arrendajo como cascanue- zoogeográficos que se conocen, y que espera una explica- ces están ligados a zonas boscosas (Petemon et al., 1980). ción convincente.

Pica pica (L. 1758) - urraca Trazos Paleoambientales Como se acaba de mencionar, P. pica posee dimensio- nes ligeramente superiores a las de G. glandarius (tabla Con la excepción de la chova piquigualda, no hay ras- 11) y es sensiblemente menor que Pyrrhocorax graculus y tro de especies que puedan considerarse "frías". La mues- Corvus monedula (v.p.e., Mourer-Chauviré, 1975). tra registrada de la antigua, o antiguas, omitocenosis es de tipo "templado", dominada por animales rupícolas, mora- P. pica dores de hendiduras rocosas, como la misma chova, el n = 10112 n = 15/16 avión roquero, la lechuza y la probable paloma bravía. Junto con éstas, algunas de las aves mencionadas anterior- mente estarían ligadas a terrenos con masas arbóreas: cára- bo, principalmente, y en menor medida estornino y urraca. 4.1 3.8 4.0 Estas dos últimas aves también requieren espacios abier- tos, al igual que la lechuza, la paloma y la perdiz. A. rufu implica también un paisaje con masas de matorral denso. Concluyendo, los pocos restos avianos que encontramos pertenecen a habitantes de una zona templada, con espa- Tabla 11.- Carpometacarpo de P. pica y G. glandarius. cios abiertos y masas arboladas. El arbolado es, precisa- Datos tomados de los documentos FSL (no editados) de mente, la diferencia esencial con el paisaje actual de la re- Mourer-Chauviré, procedentes de ejmplares actuales. Me- gión del Tossal, dominado por precipitaciones insuficien- didas tomadas según Mourer-Chauviré (1975) y expresa- tes para mantener plantas de porte arbóreo. Las aves indi- das en milímetros can pues unas condiciones climáticas más húmedas que las presentes. La urraca. muy frecuente en el Pleistoceno Superior europeo, no es tan coniente en los yacimientos ibéricos, sobre todo porque se trata de una especie ubiquista que en- La perdiz como recurso alimentario cuentra condiciones favorables en prácticamente todas las zonas climáticas. Habita en terrenos abiertos con algún ar- Los restos de perdiz son los más abundantes en el yaci- bolado o arbusto. miento. Los huesos de ésta representan un 82,68 %, frente al 17,32 % que suman las demás especies. Otro dato de in- Pyrrhocorax graculus (L. 1766) - Chova de pico amarillo terés es que la perdiz aparece en los niveles superiores de los dos sectores Interior y Exterior (tabla 8), y particular- Son raros los yacimientos cuatemarios sin restos de mente, en los niveles 1 y 11 del Interior. Es decir, al final ninguna de las dos chovas (P. graculus y P. pyrrhocorax). del Paleolítico Superior. EL TOSSAL DE LA ROCA (VALL D' ALCALA, ALICANTE).

El hecho de que no se trate de una especie mpícola im- Resultados plica que la causa de tal acumulación diferencial sólo se puede fundamentar, bien en la actividad predadora de otros Los siete restos recuperados se distribuyen por sectores animales, en especial aves rapaces, bien en la explotación y niveles de la siguiente manera: humana de un animal de elevado valor nutritivo. De los distintos criterios que se han usado para identifi- ESPECIES SECTOR SECTOR TOTAL car el agente acumulador, uno de los dos más fiables (Díez EXTERIOR INTERIOR et al., 1995) consiste en el examen de las proporciones de Salmo trutta 1 las diferentes piezas esqueléticas. Son varios los estudios 1(u* realizados a este respecto, sobre acumulaciones de fósiles Anguilla anguilla I (1-IIa) I(IV) 2 de aves en yacimientos paleontológicos, comparándolos Barbus guiraonis 1 1 con acumulaciones actuales producidas por humanos y por Dicentrarchus punctatus 2(1 y superficial) - 2 rapaces (p.e.: Mourer-Chauviré, 1979, 1980, 1983; Vilette, Chelon labrosus 1 1983). Pero el criterio más eficaz para determinar que un I(11) ave ha sido utilizada por el hombre es hallar estrías produ- TOTAL 5 2 7 cidas por útiles líticos. Un buen número de los restos de (*) Los números romanos entre paréntesis indican los niveles en los perdiz tiene marcas de cortes. cuales se han recuperado cada uno de los restos. En el futuro, un estudio detallado de estas marcas pro- bablemente suministrará nuevos datos de la forma de vida de los humanos del Tossal. No obstante, por el momento A continuación detallaremos los hallazgos por especies. ya se puede excluir que las estrías se produjeran al cortar el animal con fines ornamentales. Salmo trutta Linnaeus, 1758, trucha. Los lugares en que aparecen apuntan a un aprovecha- miento como alimento. Conviene recordar que en niveles MATERIAL: Una vértebra troncal perteneciente al del Magdaleniense Superior de la cueva de Berroberria morfotipo IIa de Morales (1984). Con la base del centro (Navarra) se han hallado recientemente (Díez et al., 1995) formada por una placa ósea lisa. Sus valores métricos son las más antiguas evidencias sobre elaboración de conserva los siguientes: LV: (4'5); AVa: 6'6; AVp: (6'2); HVa: (6' 1); de carne a partir de perdiz nival. Sería de enorme interés HVp: (6'3). El deterioro de las facetas centrales impide de- que esta misma práctica fuera confirmada en el Tossal de terminar con seguridad el número de anillos de crecimien- la Roca. to y su posición. DISCUSIÓN: Los valores osteométricos de la vértebra se corresponderían con los de la formafario de la trucha 5.4.- ICTIOFAUNA común, exclusivamente confinada a los ríos. En la actuali- E. Roselló dad, la trucha común en la zona alicantina se restringe a A. Morales las cabeceras de algunos ríos mientras que la trucha maris- ca (Salmo truttu rrutta) es desconocida no sólo en las cos- Material y métodos tas de la provincia sino en todo el Mediterráneo.

En el complejo de fauna se han podido detectar siete Anguilla anguilla (Linnaeus, 1758), anguila. restos óseos de peces que son el objeto del presente infor- me. Estos han podido ser identificados en su totalidad con MATERIAL: 2 vértebras. La del sector Exterior carece ayuda de la colección comparativa de Arturo Morales sita de las bases mismas de las apófisis, por lo que su asigna- en el Laboratorio de Arqueozoología de la Universidad ción dentro de una categoría funcional de la columna ver- Autónoma de Madrid. Aunque en la mayoría de los casos tebral resulta imposible. Además de esto, el deterioro del el deterioro de las piezas era muy patente se pudo realizar centro es tal que no se han podido realizar medidas ni eva- alguna medición vertebral siguiendo los criterios expues- luaciones de estacionalidad y edad. La pieza aparece en el tos por Morales y Rosenlund (1979), Rosenlund y Morales contacto entre el nivel 1 y el IIa. En prácticamente la mis- (1 984) y Roselló (1990). Las medidas se ofrecen en milí- ma situación se encuentra la vértebra del sector Interior en metros y se llevaron a cabo con calibres manuales (error donde, sin embargo, se ha podido medir la LV (3'25) y en estimado + 0.5 mm); debido al deterioro de las piezas las donde la presencia de apófisis hemales no fusionadas me- medidas se proporcionan entre paréntesis. También se han dialmente nos indica que se trata de un pieza troncal. realizado estimaciones en los anillos de crecimiento de los DISCUSIÓN: Aunque no poseemos ecuaciones para centros vertebrales siguiendo las directrices clásicas que estimar tallas y pesos con exactitud, podemos decir, por recogen, entre otros, Bagenal (1974), Casteel (1976), N@e- comparación con ejemplares de nuestra colección compa- Nygaard (1983), Summerfelt y Hall (1987) y Wheeler y rativa, que los individuos no serían inferiores a los 20 cm Jones (1989). de longitud máxima, talla que se correspondería con los C.CACHO, et al. animales de cinco años denominados anguilas sedentarias Dicenrrarchus puncratus (Bloch, 1792), baila. o "amarillas". Estos animales no regresarían al mar hasta alcanzar una talla entre 30-40 cm para los machos (entre 6 MATERIAL: 2 vértebras de las Últimas caudales. La y 12 años) y 55-65 cm para las hembras (entre 9 y 20 del nivel superficial arroja un valor de LV de 7 y un míni- años) (Fischer et al., 1987). Por el contexto del yacimien- mo de 7 anillos de crecimiento completos en ambas face- to, las anguilas parecen elementos alóctonos de la fauna tas articulares. El extremo del centro se encuadraba dentro cavernícola. Su presencia en el mismo sólo puede deberse de la banda clara (opaca). La segunda vértebra, la del nivel a la actividad humana (pesca, transporte y consumo). Los 1, presenta una LV: (7'3) y también 7 anillos de crecimien- restos obtenidos, de todas formas, no permiten especificar to completos, aunque en este caso sólo es posible apreciar las características de esta actividad con exactitud. esto en la faceta articular anterior. El borde del centro vuelve a encontrarse en plena banda clara. Barbus guiraonis Steindachner, 1866, barbo mediterráneo. DISCUSIÓN: A pesar de que la baila es una especie que suele asociarse con aguas costeras, es frecuente encon- MATERIAL: 1 vértebra caudal. La asimetría exhibida trarla en aguas salobres sobre fondos arenosos, fangosos o entre el arco neural, en forma clásica de "V" invertida, y el rocosos y en las aguas dulces inmediatas al litoral, Ilegan- arco hemal, subcuadrado, nos indica que la pieza en cues- do incluso a remontar ríos (Lozano Rey, 1935; Fischer er tión pertenece a la región de transición entre tronco y cola. al., 1987). Alcanza la madurez sexual a los 3 años cuando En realidad, dentro de la columna vertebral de los barbos su longitud standard es de 25 cm; por comparación con aparecen dos vértebras con esta morfología que a veces se ejemplares de nuestra colección comparativa los restos re- denomina como "caudal de transición" pero dado que en el cuperados en Tossal de la Roca pertenecen a individuos de estado de conservación de la vértebra no se retenían los entre 35 y 40 cm de longitud standard, longitud que se co- ápices de los arcos resulta imposible decidir de que vérte- rresponde según datos de Fischer et al. (1987) con una bra se trataba en nuestro caso. A este respecto debemos ad- edad de 7 años, edad que encaja perfectamente con la ob- vertir que hemos apreciado una variabilidad interespecífica tenida por nosotros a través de sus anillos de crecimiento. notable en lo referente a la morfología trabecular de los centros. Así, mientras que en otros barbos las dos vértebras Chelon labrosus (Risso, 1826), corcón. de transición son prácticamente idénticas, en otras especies como la boga existen diferencias apreciables. MATERIAL: Una vértebra caudal de LV: (6'42). No ha El centro vertebral presenta 7 anillos de crecimiento sido posible contar anillos de crecimiento en su centro ver- completos en ambas facetas situándose el margen en una tebral, así como tampoco averiguar estacionalidad debido incipiente banda opaca (clara) que se correspondería con el a que sus bordes se encontraban muy deteriorados. inicio de la época de metabolismo acelerado (que sería la DISCUSIÓN: El corcón. y los mugílidos en general. primavera ya que, aunque no se tienen datos sobre la bio- soportan grandes diferencias de salinidad y temperatura logía y ecología de la especie, B. guiraonis parece coinci- por lo que es frecuente encontrarlos tanto en aguas mari- dir con Barbus graellsii y Barbus bocagei) (Doadrio et al., nas como salobres o dulces, siendo más abundantes en 1991). Los valores osteométricos de la pieza son los si- aquellas zonas limítrofes justo donde tales diferencias son guientes: LV: 4'9; AVa: 5'05; AVp: 4'8; HVa: (4'1); HVp: más acusadas. Algunos mugílidos penetran en los ríos cu- (4'3). yo cauce pueden remontar llegando a establecerse en lagos DISCUSIÓN: Si compleja resulta la asignación especí- de agua dulce; el corcón, en concreto, puede penetrar en fica en peces a través de las vértebras, más complicada es lagunas y desembocaduras de ríos pudiendo establecerse ésta en el caso de los Ciprínidos. De todos modos, el pa- en los tramos terminales de los mismos (Lozano Rey. trón de cuerpo vertebral y la morfología de las apófisis 1935; Fischer et al., 1987; Bruno y Maugeri. 1995). pre- y post-neurales indica que se trata claramente de un barbo. Descender por debajo de género Barbus nos resulta mucho más problemático, entre otras cosas porque la va- Discusión riabilidad individual en las muestras de material compara- tivo es más que notable y hasta el momento no hemos ob- El primer dato que se desprende de la ictiofauna es el servado diferencias osteológicas claras, en lo que a vérte- comprobar que lo pescado constituye un elemento margi- bras se refiere, entre las distintas especies del género. A nal en el conjunto de la fauna recuperada. Ello automática- pesar de ello se ha asignado el resto a B. guiraonis debido mente nos indica que, salvo algún tipo de interferencia de a que en la actualidad ésta es la única especie de barbo que carácter tafonómico que no hemos sido capaces de apre- se puede encontrar en la zona (Doadrio et al., 1991). El ciar, dentro del cuadro general de recursos alimentarios la barbo mediterráneo es una especie de gran tamaño que se pesca no parece haber sido una actividad importante. De encuentra en los tramos medios y bajos de los ríos, siendo hecho lo reducido de la muestra, nos hace dudar si la mis- frecuente también en los embalses y lagunas naturales ma representa un elemento evidenciador de la actividad (Doadrio et al., 199 1). antrópica. Si bien con un conjunto tan depauperado de fauna re- 6.- ESTUDIO ANTROPOLÓGICO sulta aventurado avanzar conclusiones de ningún tipo, con- M. Dolores Garralda sideramos adecuado mencionar, a título de hipótesis poten- cialmente comprobables en el futuro, tres puntos adiciona- Los únicos restos humanos localizados hasta el mo- les que pueden resultar de interés: mento en el yacimiento han aparecido de manera aislada 1) No deja de ser llamativa la relativa diversidad taxo- en los niveles más recientes, concretamente en el nivel Su- nómica de la ictiocenosis, sobre todo si atendemos a lo perficial y nivel 1 de la zona Exterior del abrigo. menguado del número de restos. Esto contrasta con los sie- te taxones de micromamíferos representados por cerca de Nivel Superficial 5.000 piezas óseas. Por otra parte, y a diferencia de éstos, no existe dominancia de ningún taxón sobre la ictiocenosis. En este nivel se encontró un fragmento mandibular y Si bien podnamos argumentar que tal contingencia se debe un premolar. Con respecto a la mándibula (Iám. 11, A, B y a lo reducido de la muestra, no creemos que ello sea así da- C) hay que señalar que se limita a la mitad derecha. Pre- do que, si partimos de la base que todas las vértebras tienen senta roturas antiguas a nivel de la sínfisis y del arranque similares probabilidades de pervivencia en el sedimento, el comportamiento de una muestra dominada por una especie de la rama ascendente y muestra varios restos de concre- ción estalagmítica sobre toda la superficie, principalmente acentuaría artificialmente la dominancia de la misma al de- saparecer masivamente los restos de todas las especies co- en su cara interna. mo consecuencia de la acción de los agentes tafonórnicos. Sin duda perteneció a un individuo adulto, probable- mente masculino, a juzgar por la robustez general y la 2) A falta de información adicional que apoye o refute tal hipótesis y a pesar de que la aplicación de calendarios acentuación de la prominentia lateralis (tipo 2 de Schultz) vertebrales en peces no está exenta de problemas (Sych, y de los tubercula mentoniana. El mentón es romo y salien- 1974; Brinkhuizen, 1989), creemos que la asociación ícti- te, correspondiendo al tipo 11 de Schultz. En la cara interna ca representaría un conjunto de fauna capturada en los mo- se observa el relieve de la línea oblícua externa y las acusa- mentos climatológicamente más benignos del ciclo anual das fosas submaxilar y sub-lingual. También las fosas dia- (estacionalidad indicada por el barbo y por la baila). En gástricas son profundas y anchas y las apófisis geni forman cualquier caso, con la información disponible, resulta im- una pequeña cresta vertical, unidas las dos superiores y las posible especificar el tipo de arte(s) de pesca que fueron dos inferiores entre sí. Las únicas dimensiones (expresadas utilizados para la captura de estos ejemplares. en milímetros) que pueden ser tomadas son las siguientes: 3) La ictiocenosis nos habla de una fauna de carácter mayoritariamente salobre, con dominancia de especies ma- rinas, correspondiente con el tramo mediolbajo de un no de cierto caudal sin demasiada comente o con vegetación en los márgenes (presencia de barbo, anguila y corcón) que en ningún caso representaría un régimen torrencial co- mo los que actualmente caracterizan la zona. Ello hablm'a en favor de una pluviometna diferente a la actual, hipóte- sis ésta que debería ser contrastada con otras fuentes de in- formación. A excepción de la trucha todas las especies se corresponden con aguas templadas en un régimen climato- lógico relativamente benigno. La trucha, más propia de aguas frías y de los tramos medios/altos de los ríos, resulta un taxón llamativo cuya presencia podría deberse a causas distintas a las estricta- mente funcionales. En este sentido debemos advertir que, al igual que los restantes salmónidos ibéricos, la trucha de río posee una notocorda funcional en estadio adulto que se En resumen, se trata de un individuo que poseía una traduce en la existencia de un canal central, el notocordal, mandíbula con sínfisis relativamente alta, cuerpo mediana- en los centros vertebrales que más de un autor ha interpre- mente robusto y el agujero mentoniano en posición com- tado erronéamente como manipulación con vistas a con- pletamente moderna, con huellas de poderosas inserciones vertir las vértebras en cuentas de collar. Si, a pesar de todo, musculares y sin prognatismo alveolar. La forma de la ar- la presencia de vértebras de trucha finalmente se confirma cada parece haber sido upsiloide, y probablemente corta y que responde a criterios más de índole ornamental que ali- ancha. El espacio retromolar es bastante pequefio y el bor- mentarios eventualmente podríamos postular la existencia de alveolar interno presenta un pequeño torus bajo P1. Una adicional de sistemas de intercambio de bienes durante es- infección paradontal dejó sus huellas (osteofitos y reabsor- ta epoca en la zona. ción) en el borde alveolar, sobre todo entre M2 y M3. C. CACHO. et al.

Conserva in situ únicamente los M1 y M2 derechos, temente la superficie masticatoria. Los dos diámetros de la con algunas pérdidas de sustancia en las coronas, que son corona (mesio-dista1 = 7 mm, vestíbulo-lingual = 8 mm) de dimensiones medianas (Ml: 0 mesio-dista1 = 1l? mm, son de valores medianos. Por todo ello es posible que per- 0 vestíbulo-lingual = 11 rnm; M2: 0 mesio-dista1 = 11 tenecieran al mismo individuo representado por la mandl- mm, 0 vestíbulo-lingual = 10'5 rnm. ). La abrasión es bas- bula, aunque no tenemos suficientes elementos para asegu- tante intensa (M1 = tipo IV de Broca ; M2 = tipo 111 - IV) rarlo con certeza. y, además, hace que la superficie oclusal sea muy desigual, sobre todo en el M2. Nivel 1 En este mismo nivel Superficial apareció un segundo premolar (P2) superior izquierdo, con algunas pérdidas de Durante la excavación del nivel 1 del Corte Exterior se sustancia en la raiz, reconstruida en la lámina (Iám. 11 D). ha documentado la presencia de tres piezas dentarias hu- A juzgar por su morfología perteneció a un individuo adul- manas. En primer lugar, apareció la corona, erosionada, de to, y quizás incluso de una edad un poco avanzada, puesto un segundo molar superior decidual (m2),es decir, de un que presenta una intensa abrasión que ha erosionado fuer- niño probablemente de edad inferior a los diez (?) aííos

Lámina 11.- Restos humanos del Tossal de la Roca. Reducido un 20%. EL TOSSAL DE LA ROCA (VALL D'ALCALA, ALICANTE).

(lám. 11 E). Se notan claramente los bordes rotos del arran- cias concretas que rodearon el aprovisionamiento (distan- que de las raices. A causa de las pérdidas de sustancia que cias y direcciones recomdas, potencia del afloramiento, ha sufrido no se puede ver bien la abrasión por desgaste, facilidad para su extracción, etc.). aunque ésta no parece haber sido muy acusada. Dentro del área analizada elegimos como zonas más También en este nivel se hallaron dos piezas dentarias probables con presencia de sílex aquellas que en el mapa de uno o dos individuos adultos, aunque la acentuada abra- geológico muestran la existencia de determinados microfó- sión que muestran parece indicar que pudieron pertenecer siles silíceos, frecuentemente relacionados con su diagéne- al mismo. Una de ellas es un primer premolar superior sis como son los radiolarios, espongiarios y espiculitas, y (PI) derecho (Iám. 11 F) que conserva sólo la raiz lingual en estas zonas intensificamos las prospecciones. Sin em- y el arranque de. la vestibular. El desgaste ha sido tan in- bargo, y como más tarde se verá, sólo resultaron fértiles al- tenso que ha desaparecido la casi totalidad de la corona y gunas de estas áreas prioritarias, mientras que se localiza- el plano masticatorio presenta una forma cóncava. Las pér- ron fuentes en otras zonas que no se habían considerado en didas de sustancia en los bordes de la misma impiden cual- un principio y que según el mapa geológico eran poco pro- quier medida segura. bables. La otra pieza a que nos referíamos es un primer molar Los depósitos de sílex que hemos encontrado durante superior (M 1) derecho (Iám. 11 G) en el que la corona está la prospección no siempre aparecen incluidos en una for- prácticamente destruida, en vida del individuo, a causa de mación, es decir dentro de su roca caja o en posición pri- la abrasión que, además, ha excavado profundamente el maria, sino que es muy frecuente en esta región la existen- plano masticatorio al igual que en el PI anterior. Las tres cia de depósitos de carácter secundario, de los que sabe- raices se conservan bien, no estan fusionadas entre sí, y la mos que se aprovisionaban directamente los grupos huma- lingual presenta un pequeño engrosamiento en su extremo nos que ocupaban el Tossal, y que aparecen en coluviones, apical. A consecuencia del mal estado de conservación de terrazas o incluso plataformas con indicios de transporte la corona, no es posible obtener ninguna medida, y sólo fluvial. Por otra parte, el sílex es una roca muy heterogé- cabe indicar que el tamaño y la robustez de las raices son nea; su aspecto, textura y composición pueden variar am- acusados, por lo que bien pudiera tratarse de un individuo pliamente dentro de un mismo afloramiento e incluso en masculino. un mismo nódulo. Esto explicaría el hecho de que dos pie- A modo de conclusión, el estudio de los escasos -por el zas del yacimiento talladas en sílex con aspecto muy simi- moment* restos humanos del Tossal de la Roca permite lar, provengan de diferentes fuentes. Por el contrario, otras atribuirlos a un niño y, probablemente, a dos adultos bas- con apariencias diversas podrían tener una misma fuente tante robustos que muestran una dentición muy desgastada de origen. Pero en estos casos el análisis microscópico jun- -sobre todo el individuo del nivel 1- producto de un régi- to con otros métodos muy específicos, nos permite aclarar men alimenticio con componentes abrasivos. Su morfología bastante estas circunstancias, analizando comparativamen- y robustez entran perfectamente en el ámbito de variación te las muestras de los materiales procedentes del yacimien- que conocemos para las poblaciones ibéricas del Epipaleo- to y las de las fuentes de origen. Además, la observación Iítico, aunque quede una duda, insoluble por el momento, directa de los afloramientos y en concreto de la variabili- sobre la exacta atribución a este último período o al Neolíti- dad que en ellos presentan los sílex, nos ha ayudado en co inicial de la mandíbula y el P2 del nivel superficial. ocasiones a determinar directamente cual ha sido el origen de una pieza, así como de orientación a la hora de selec- cionar las muestras para analizar de entre los materiales ar- queológicos. Resumiendo, pues, los objetivos fundamentales de esta prospección han sido: 7.1.- LA MATERIA PRIMA Y SUS 1" localización de los afloramientos de sílex existentes FUENTES DE actualmente en la zona. 2" valoración de la situación geográfica, accesibilidad APROVISIONAMIENTO. de éstos dentro de su medio y en relación con el entorno M. Garcia-Carrillo del asentamiento. 3" cuantificación de los distintos tipos de sílex disponi- A partir de 1989 y dentro del proyecto de estudio de la bles, definición de las posibles variaciones de color, textu- territorialidad del Tossal de la Roca, iniciamos el análisis y ra y transparencia de aquellos dentro de cada afloramiento. localización de las fuentes de materia prima en colabora- 4" definición del grado de dificultad que ofrecen los ción con M. del Pozo, geólogo especialista en materiales distintos tipos de sílex para su extracción. silíceos. Así emprendimos una serie de prospecciones ex- 5" reconocimiento de los posibles indicios de acción haustivas en un área de 4 km de radio en torno al yaci- antrópica en el área de los afloramientos. miento que nos han permitido la localización de los aflo- 6" muestre0 de cada "tipo" de sílex así como de su ro- ramientos silíceos, así como el estudio de las circunstan- ca-caja. C. CACHO, et al.

7" definición de los rasgos más característicos de los - Son muy escasos los núcleos y siempre aparecen bas- nódulos o tabletas en bruto (dimensiones, regularidad y tante explotados. De éstos los que no aparecen nunca o en peculiaridades de su corteza, entre otros), dato particular- rarísimas ocasiones son los de sílex marrón o melado; por mente interesante de cara al estudio de las industrias, ya tanto cabe preguntarse si transportaban estos dos tipos ya que suelen ser muy escasos los nódulos completos. Más en forma de útil retocado o al menos desbastados, o bien si bien éstos suelen aparecer bastante agotados, lo que impi- estos dos tipos de sílex eran aprovechados hasta el extre- de prácticamente la observación de sus rasgos característi- mo de agotar los núcleos. La explicación podría ser una cos con la consiguiente influencia que éstos hayan podido fuente de aprovisionamiento bastante alejada del asenta- ejercer sobre la tipología de las piezas. miento o bien una fuente poco abundante en sílex. - Los utensilios de mayores proporciones y más espe- sos siempre aparecen realizados sobre sílex de color grisá- Un primer intento de caracterización del sílex ceo. Por el contrario, los elaborados sobre sílex de tipo del Tossal de la Roca melado son siempre bastante pequeiíos, generalmente la- minares y con frecuencia están retocados, por lo que este Muchos y muy variados son los métodos de caracteri- tipo parece ser escaso, incluso seleccionado para este fin, zación e identificación del sílex (petrológico, geoquímico, mientras que es evidente la abundancia de los grises, cuya paleontológico, etc.) y las muestras seleccionadas -tanto fuente de nuevo aparece -al menos en una primer valora- en los propios afloramientos naturales como entre los ma- ción- como la más abundante o la más cercana a la esta- teriales de excavación en el abrigw están siendo actual- ción. mente estudiadas por algunos de estos métodos. Mientras - Parece existir una mayor variabilidad del sílex entre tanto, y a la espera de estos análisis que permitirán una las piezas retocadas, frente a una cierta homogeneidad en mayor precisión, hemos clasificado los distintos tipos de el resto de talla. Así los tipos más escasos (marrón y sobre sílex -al igual que otros investigadores europeos (Morala, todo el melado) aparecen proporcionalmente con mayor 1984; Demars, 1982)- según los criterios macroscópicos frecuencia entre el material retocado, lo que nos induce a de su zona interna y externa. Este método nos ha servido pensar en una cierta selección para la confección de deter- para establecer a pnori los tipos hipotéticos de sílex que minadas piezas, como es el caso del sílex melado para tenemos documentados, aunque habrá que comprobarlos puntas y hojitas de dorso. en un futuro mediante los otros métodos. - Aparentemente no existen variaciones importantes En un primer momento, y tras una primera prospección entre los tipos de sílex y sus frecuencias de utilización a lo durante la campaña de 1987, establecimos siete grupos de largo de la secuencia industrial de los cuatro niveles del sílex a partir del análisis de la industria Iítica de los cuatro Sector Interior del yacimiento. niveles más antiguos (Sector Interior) del Tossal (Cacho, et - En general, observamos la presencia de gran cantidad al., 1983). Estos tipos se han visto precisados a partir de de restos de talla, que incita a pensar en un uso del yaci- las investigaciones en curso, y su descripción y justifica- miento como taller y un traslado del sílex, por tanto, desde ción ha sido objeto de otros trabajos por lo que no insisti- distancias bastante cortas, a excepción tal vez de algunos remos en ello (Cacho, 1990; García-Carrillo, Cacho, y Ri- tipos, que como veremos más adelante es el caso del sílex poli, 1991). melado. De todos los tipos diferenciados en esta primera clasifi- - La materia prima empleada es casi exclusivamente sí- cación, sólo algunos fueron localizados durante nuestras lex, pero no descartamos la posibilidad de que en algunos primeras prospecciones. Paralelamente un análisis del sí- casos (escasos) exista caliza silificada, atribución que po- lex de las industrias del yacimiento nos permitió establecer dremos precisar una vez finalizados los análisis de las una serie de consideraciones previas, algunas de las cuales muestras. han sido corroboradas al estudiar posteriormente las fuen- tes de materias primas: Prospección y descripción de las fuentes - La existencia de diferentes fases en la cadena operati- va de la talla del material Iítico según los tipos de sílex. Este es uno de los puntos, en el que partiendo de los Así, entre los sílex grises son muchísimas las piezas que presupuestos iniciales, más variación ha sufrido a lo largo presentan córtex, mientras que en los de color marrón es- de las prospecciones. En principio nuestro propósito era casean y en el tipo melado es casi inexistente. Esto parece cubrir con ellas un área de 10 km de radio en tomo al yaci- indicar que el sílex gris fue transportado sin desbastar, en miento. Esto se decidió debido a que esa es la distancia una primera fase de la cadena operativa, lo que hace pen- media estimada que recorre un hombre en una jornada de sar que su fuente debía estar cercana al yacimiento. Sin marcha de unas ocho horas. De constatarse que el sílex de embargo el melado debió ser desbastado in situ, junto al las industrias no procedía, al menos mayoritariamente, del afloramiento, y aparece en un estado ya avanzado de la ca- área incluida dentro de ese radio, esto constituiría un dato dena operativa, lo que nos lleva a pensar que su fuente es- interesante por si mismo, e iríamos ampliando sucesiva- taba situada a mayor distancia del yacimiento. mente el radio de la prospección. Sin embargo, ya desde el EL TOSSAL DE LA ROCA (VALL D'ALCALA, ALICANTE). comienzo el propio terreno nos fue demostrando que esto fuerzo puede ser muy diferente. Finalmente, también se ha no resultaba práctico. En primer lugar, debido a lo escarpa- tenido en cuenta la presencia o no de agua y la existencia do de la región esta media resultaba inalcanzable en prácti- de abrigos en las cercanías. De esta forma, no sólo hemos camente todo el terreno, y desde luego variaba enorme- localizado los afloramientos y/o depósitos, sino que hemos mente la distancia alcanzada en un mismo número de ho- intentado también obtener una valoración más real y preci- ras segun la dirección seguida. Pero no sólo difiere la dis- sa de su localización desde el punto de vista de las necesi- tancia alcanzada sino, sobre todo, el esfuerzo invertido en dades del grupo humano del Tossal. ello, máxime cuando este reconido hay que hacerlo carga- 3) Características de la fuente. do con varios kilos de sílex. Por otro lado, a medida que - si se encuentra en su roca-caja o se trata de un depósi- fuimos localizando afloramientos, observamos que mien- to secundario. tras el tiempo que tardábamos en extraer el sílex en algu- - si se trata de un afloramiento, habrá que precisar el tipo nos casos era sólo de algunos minutos, en otros casos (falla tectónica, veta, cantera, ...) así como su orientación. -cuando se halla incrustado en la roca- podía llevamos de - potencia y dimensiones aproximadas expresadas en tres a cuatro horas para conseguir la misma cantidad de sí- centímetros. lex. Como en definitiva lo que a nosotros nos interesaba - continuidad del nivel silíceo. era, al menos en un primer momento, localizar las fuentes - color, grado de consistencia y homogeneidad aparente de materia prima de explotación asequible en una jornada, de la roca-caja. muy pronto se nos redujo la distancia a prospectar a un - en el caso de un depósito secundario extensión en área nunca superior a los 4 km de radio en tomo al yaci- metros del área aproximada en que aparecen los sílex y el miento. tamaño medio de los fragmentos. En este área hemos podido localizar las fuentes de to- 4) Características del sílex. Se ha tenido en cuenta el dos los tipos de sílex encontrados en el asentamiento, a ex- modo en que aparece (nódulos o plaquetas), su forma y di- cepción del melado, lo que nos demostró que la distancia mensiones, así como las características de su córtex (color existente entre la fuente de aprovisionamiento de la mate- y espesor) y de la zona interna (color, transparencia, textu- ria prima y el yacimiento no es en absoluto significativa en ra e impurezas del sílex). Cuando los nódulos, o dentro de el caso del Tossal, sino que debe ser matizada en cada caso un mismo nódulo o veta, hay variaciones se ha documenta- en términos de distancia en km, en tiempo y duración re- do el dato. querida para su extracción. Se ha contabilizado también el tiempo medio invertido A medida que fuimos localizando las fuentes de sílex, en la extracción. Para que estos tiempos puedan comparar- comprobamos que éstas se situaban casi siempre en las se, hemos decidido registrar el tiempo medio empleado pa- vías de acceso naturales. Esto nos indujo a intensificar ra extraer una misma cantidad de sílex que fijamos en 1 nuestra prospección a lo largo de estas vías. Así en direc- kg aproximadamente. ción norte-sur se encuentra el Barranc del Penegrí y el del También se ha documentado, en el caso que exista, la Molinet, en dirección este-oeste tenemos el Barranc de la presencia de restos de talla in situ en el área circundante a Gleda, y el de Roches y todo el llano que rodea la pobla- cada fuente. ción de Val1 d'Alcalh. Para facilitar las tareas de documentación de toda esta De cada fuente localizada hemos recogido una serie de información recogida en el campo, elaboramos una ficha datos que a nuestro juicio resultan de interés para este es- de inventario de las fuentes, basada en la utilizada por De- tudio. Estos datos son los siguientes: mars para sus prospecciones de fuentes de materia prima 1) Situación de la fuente. Se trata de su situación geo- en la cuenca del Brive (Demars, 1982). completándose con gráfica, determinada por el plinto más cercano a la fuente otros aspectos de la publicada por Malissen (1977), así co- señalado en el mapa. mo con datos que hemos observado nosotros mismos du- 2) Situación de la fuente en relación con el medio, es rante las prospecciones. decir si se encuentra en un valle, cerro, planicie o ladera. Si se trata de una vía natural de acceso, y sino la distancia existente desde el afloramiento hasta la vía natural de ac- Descripción de las fuentes de materiales ceso más próxima. También se incluye su relación con res- silíceos pecto a la vía de acceso a la costa o a cursos de agua, su visibilidad: por ejemplo, si se localiza facilmente -en me- Como resultado de las prospecciones realizadas duran- dio de una llanura- o aparece enmascarada por el propio te estos últimos años hemos localizado las siguientes fuen- relieve, o derrubios de ladera, etc. Se considera además, la tes (fig. 28): visibilidad alcanzada desde el afloramiento y su accesibili- FUENTE N01. Este afloramiento se encuentra situado a dad. Esta última particularidad se cuantifica de dos mane- media ladera de un altozano de unos 100 m de altura, que ras: en tiempo (tiempo empleado para llegar desde el yaci- se localiza al oeste del cerro del Molinet y que sobresale miento por la vía más fácil) y en esfuerzo, ya que dos totalmente rodeado en su cara norte por el Barranc de Ro- fuentes pueden alcanzarse en un mismo tiempo, pero el es- ches y en el sur por el de la Gleda. C. CACHO, er al.

gran cantidad de fragmentos de este sílex. Pensamos que puede haber sido transportado desde el afloramiento por las escorrentías que descienden por el cerro e incluso por la acción del río, depositándose luego en esta extensa área (500 m2). Entre estos materiales de superficie es muy fre- cuente encontrar lascas, algunas de ellas retocadas e inclu- so algunos útiles (localizamos un raspador carenado), lo que parece reflejar una actividad de talla o al menos de descortezado y preparación de los núcleos y útiles in siru. La situación de este afloramiento es privilegiada desde cualquier punto de vista. Se encuentra a 1 km del yaci- miento, desde donde se puede acceder al cerro a través de la vía natural que es el Barranc de Roches en un tiempo que no excede los 20 minutos y con un esfuerzo mínimo. Desde lo alto del cerro se divisa, además, perfectamente el yacimiento y todo el Barranc de Roches hasta la población actual de Margarida, mientras que desde su cara sur se do- mina el Bananc de la Gleda. En cuanto a la presencia de agua, ésta es muy abundan- te. Además del río que circula en invierno por el Barranc de Roches, en la base del cerro, por su cara occidental, se lo- caliza una fuente natural de la que fluye agua todo el aiío. FUENTE N" 11. Se encuentra situada en la misma pa- red caliza vertical en la que está excavado el abrigo del Tossal, a escasos metros del mismo (unos 15 6 20 m). Fig. 28.- Localización de las fuentes del materia prima Se trata de un nivel silíceo de unos 20 m de longitud y en el área del Tossal de la Roca. una potencia muy variable, ya que el sílex aparece general- mente en tabletas y a veces también en nódulos de forma muy irregular. No se trata de un nivel homogéneo, sino más bien de una especie de "colada silícea", que aparece Son unas vetas calizas que afloran y desaparecen en el embutida en una superficie de la pared caliza de unos 50 suelo, en bandas paralelas que discurren de NE a SW, bu- cm más o menos. El afloramiento es, pues, una falla tectó- zando hacia este último y entre las cuales aparecen de for- nica (la misma falla que constituye el Barranc del Pene- ma muy discontínua los nódulos de sílex embutidos en la grí), que desaparece enseguida, sin que hayamos consegui- roca-caja que es de un color gris oscuro, muy homogénea y do localizarlo en otros puntos, en que esta falla caliza consistente. El nivel geológico en este punto se correspon- aflora. de con una mancha de calizas pararrecifales con alveolinas La roca-caja la constituyen estas calizas de color gris y nunmulites del Terciario (Ilerdienses), que aflora en este oscuro a beige amarillento y resulta homogénea, pero bas- punto entre las biomicritas y las margas indiferenciadas. tante alterada por los procesos de gelifracción. La orienta- Los nódulos son de forma globular, bastante regulares ción del afloramiento es NW-SE, buzando hacia el sur. El de tamaiio, el cual oscila entre los 12 y los 20 cm. Presenta nivel geológico donde aparece el afloramiento esta com- un córtex grueso de color gris con algunas zonas amari- puesto por terrenos miocenos indiferenciados, fundamen- llentas. talmente de margas. En cuanto a las características del sílex, éste es siempre El sílex aparece generalmente en tabletas, como men- translucido, de grano intermedio, y su color es de un gris cionábamos antes, aunque a veces existen también nódulos bastante homogéneo en algunos nódulos, pero frecuente- de dimensiones muy irregulares (de 1'5 a casi 50 cms). Es mente aparece jaspeado por vetas de color rojizo, debido de tipo criptocristalino, de transparencia muy variable probablemente a una alteración de tipo químico o térmico. -translúcido u opaco, según las zonas- color gris claro y El color y la transparencia varía según los nódulos y den- de muy baja calidad, pues presenta muchas impurezas y se tro de ellos, presentando a veces también zonas más opa- encuentra totalmente alterado (craquelado o fracturado), cas. Este sílex presenta gran cantidad de impurezas y es probablemente por la acción de la crioclastia, como ocurre muy duro y difícil de tallar. Su extracción en cambio es en el resto de la pared caliza. Su grano resulta algo más fi- bastante fácil. Hemos estimado un tiempo medio de unos no que el que presenta el sílex también gris de la fuente no 15 minutos por kilo. 1, pero al igual que éste es también muy duro y dificil de En todo el área del afloramiento hasta la parte baja del tallar. Su córtex es una capa caliza muy delgada, de 1 mm cerro y en casi todo el Barranc de Roches, aparece una aproximadamente, y de tonalidad gris a gris-beige. Resulta muy difícil de extraer, hemos calculado que se dirección NW-SE, buzando hacia el SE. Cada uno de estos tarda unos 60 minutos por kg extraido. niveles silíceos o vetas tiene una potencia media de unos El entorno de la fuente es el mismo que el del yaci- 12 cm y presenta una total continuidad. miento, es decir en pleno eje de vías de acesso, con una El sílex de este afloramiento es muy característico. Pre- buena visibilidad sobre el Barranc del Penegrí y también senta un color que varía desde el beige hasta el marrón os- sobre el inicio del de Roches. Su accesibilidad es buena, curo, y a veces marrón rojizo, totalmente veteado (de as- ya que está a escasamente un par de minutos del abrigo y pecto marmóreo), y tiene una enorme cantidad de impure- se accede sin esfuerzo alguno. zas. Son muy numerosos los oolitos. Su córtex calizo es fi- FUENTE No 111. El afloramiento se sitúa en el llano no (1-2 mm) y de color blancuzco. frente a la actual población de Val1 d'Alcalh, en una super- La importante descomposición de la roca-caja facilita ficie de unos 100 mZ,entre lo que hoy son bancales culti- la labor de extracción del sílex, y como en el caso anterior, vados. se pueden llegar a obtener varios kilos de material en poco Es un sílex de color marrón grisáceo oscuro, cripto- tiempo y no se necesita recumr al uso de objetos punzan- cristalino y translucido en general, aunque algunas zonas tes para ello. adquieren un tono beige claro opaco y posee un grano más En cuanto a la accesibilidad de esta fuente de materia grueso. Presenta gran cantidad de microorganismos, sobre prima, hay que señalar que se sitúa a unos 2 km de distan- todo oolitos. Su córtex es calizo de unos 4 rnm de espesor, cia del Tossal de la Roca, distancia que puede ser recomda de color claro blanco a beige y aparece muy descompuesto. sin gran esfuerzo a lo largo del Barranc de Roches en unos La forma en que aparecen son unas vetas paralelas, que 35-40 minutos. Se sitúa junto a la vía natural de acceso ha- se introducen en el suelo en dirección NW-SE buzando ha- cia el oeste, que es el barranco antes citado y presenta una cia el SE. Cada veta tiene una potencia media de alrededor gran visibilidad, dominándose desde allí los profundos de 12 cm. La roca-caja aparece totalmente descompuesta, cortados que flanquean la población de Margarida por el es de color blanquecino y presenta un aspecto de arenisca. suroeste, y hacia el este los barrancos de Roches y el de la En algunos casos la descomposición es tal que se reduce a Gleda hasta casi alcanzar con la vista la pared en que se arenas entre las que aparecen las vetas de forma muy suelta. encuentra excavado el Tossal de la Roca. Sabemos tam- De esta forma, en muy poco tiempo se pueden extraer va- bién de la existencia de una surgencia natural de agua que rios kilos de sílex sin necesidad de ningun objeto punzante. aflora entre estos cortados, al sur del afloramiento, y que Este nivel silíceo se localiza en una zona bien visible y desciende por aquellos a unos 200 m de éste. con presencia de agua cercana, ya que en sus inmediacio- El nivel geológico en que se sitúa esta fuente es tam- nes discurre un riachuelo procedente de la Serra de la Fo- bién un Mioceno indiferenciado en el que predominan, co- radada, que fluye a lo largo de todo el año, y además junto mo es habitual en la región, las margas de color blanqueci- al afloramiento mismo aparece una surgencia de agua, pro- no o verdoso. Sin embargo, dadas las características del te- bablemente de la misma procedencia. rreno, nosotros pensamos que este afloramiento podría es- En cuanto a su accesibilidad, se encuentra a unos 2'5 tar delimitado por las calcarenitas femginosas con presen- km de Tossal, desde donde se llega fácilmente a la fuente cia de fósiles piritizados, que se extienden por el Cretácico de materia prima, a través del valle d'Alcalh, en unos 25 Inferior, y que aparecen también a 1 km al norte del pue- minutos si se va campo a través, pasando un relieve de blo de Margarida. suaves lomas. FUENTE No V. A diferencia de las anteriores en este Como en la fuente anterior, la geología de este punto caso se trata de un depósito secundario de superficie y se está compuesta por margas miocenas indiferenciadas. La sitúa en la parte alta del Barranc de Roches. En él aparecen potencia de este afloramiento es muy amplia, hasta tal unos nódulos voluminosos (unos 50 cm de diámetro) que punto que durante los años cuarenta fue explotado por una encontramos en el lecho del río, en concreto en el área que fábrica de cerámica de Valencia y el material extraído, uti- rodea al cerro del Molinet y hasta que éste se une con el lizado como degrasante en sus productos. barranco del mismo nombre. Los nódulos se encuentran de FUENTE No IV. Se trata de un afloramiento situado al forma diseminada a lo largo de I km del curso. Prospecta- borde de un camino actual que sale en dirección oeste, mos todo este curso hasta la población de Beniaia y tam- unos 2.5 km antes de llegar a Margarida, caminando por el bién el Barranc del Molinet hacia el norte, intentando loca- Barranc de Roches, una vez traspasada la loma dónde se lizar cual podría ser el origen o posición primaria de estos sitúa un campo de tiro deportivo. grandes nódulos sin obtener resultado alguno por el mo- Aparece en un corte situado en el margen de un camino mento. actual, de unos 7 u 8 m de altura en su zona de mayor po- El sílex que aquí encontramos, presenta diferentes ca- tencia. Aquí la roca se halla hasta tal punto descompuesta, lidades, así algunos son de color marrón oscuro muy ho- que parece un alto temzo vertical totalmente blanco, como mogéneo, con grano muy fino, opacos, y con un córtex si se tratase de yeso. En este contexto aparecen varios ni- arenoso-calizo muy regularizado por efecto del rodamiento veles silíceos paralelos -hasta tres y cuatro- que se extien- de unos 6 mm de espesor y color blanco. Este tipo, en par- den, embutidos en este terrizo varias decenas de metros en ticular, es de una gran calidad para ser tallado, pues permi- C. CACHO, et al. te la extracción de unos levantamientos extremadamente de impurezas y microorganismos que su talla resulta casi netos y no presenta impurezas. Otros nódulos, de semejan- imposible, ya que para obtener una pieza de pequeño ta- tes dimensiones y córtex, presentan por el contrario un sí- maño es necesario primero localizar, entre multiples table- lex completamente diferente: color gris claro casi blanco, tas, una zona en la que el sílex sea homogéneo. En cuanto criptocristalino, más duro y menos homogéneo de color, y a la fuente de Vall d'Alcali (N0 111) presenta un sílex más su talla es mucho más difícil. homogéneo, pero también aparecen oolitos con mucha fre- Esta fuente se localiza en un angosto barranco más o cuencia y resulta duro para la talla. Tan sólo la fuente No menos a la altura del yacimiento del Tossal de la Roca (al V, el depósito secundario localizado en el Barranc de Ro- otro lado del cerro del Molinet). Su acceso puede conse- ches, resulta adecuado para la talla tanto por su ductilidad guirse o bien bajando primero por el Barranc del Penegrí como por su calidad y textura. hasta su confluencia con el de Roches y ascendiendo luego El microlitismo de la industria del Tossal junto con la por éste en dirección a Beniaia, lo que supone más o me- gran abundancia de restos de talla que aparecen en el yaci- nos 1 km y unos 30 minutos de recomdo relativamente có- miento y las consideraciones que hemos hecho en torno a modo, o bién puede ascenderse directamente por el cerro. la calidad de la materia prima, nos lleva a contemplar la Esta segunda opción, aunque supone un ahorro de distan- posibilidad de una baja calidad del sílex disponible. Un sí- cia, conlleva más tiempo y un mayor esfuerzo. De cual- lex que tan sólo permite el aprovechamiento de una peque- quier forma, resulta menos visible y su situación es clara- ña parte del nódulo. Este hecho encajaría a su vez con la mente menos estratégica que la de los anteriores aflora- abundancia de materia prima y con el pequeño tamaño de mientos, ya que no se encuentra en ninguna vía natural de las piezas, a pesar de las grandes dimensiones de los nódu- acceso. Si se acudía, pues, a esta fuente, debía de hacerse los. También explicaría que no aparezcan núcleos ni piezas de forma expresamente intencionada. Resulta, por el con- con córtex, salvo en el caso del sílex gris, ya que si sólo se trario, un terreno excelente para el acoso de caza y posee podía aprovechar una pequeña porción del nódulo para la también agua en abundancia. talla, no tenía sentido transportarlo entero, y muy proba- Estas son las fuentes de sílex que hemos localizado du- blemente se transportaba ya descortezado, y sólo el frag- rante nuestras prospecciones, sin embargo conviene hacer mento apto para la talla. Una excepción sería el sílex gris hincapié en la presencia de sílex en forma de fragmentos o (fuente no 11), que por su proximidad no merecería la pena incluso en nódulos aislados practicamente por toda la zo- descortezarlo in situ, y se tallaría integramente en el yaci- na. Algunos de estos nódulos aparecen, por ejemplo, em- miento. De ahí que si bien el tipo gris es el predominante butidos en la roca que configura el mismo lecho del río del entre los restos de talla líticos, por el contrario las piezas Barranc del Penegrí y también en el Barranc de Roches en retocadas presentan una mayor variedad de tipos de sílex. su curso medio, cerca de las "marmitas de gigante" que Por este motivo, si el microlitismo se debiera sólo a una forma allí el relieve a causa de la erosión fluvial. cuestión cultural o de preferencia, no tendría sentido ago- Pero estos hallazgos de ninguna manera pueden consi- tar también tanto los núcleos de sílex gris, pues estos los derarse como fuentes de aprovisionamiento en sentido es- tenían muy próximos a su hábitat y en cantidad abundante. tricto, lo que no quiere decir que en un momento determi- Pero al observar la gran cantidad de impurezas que Cstos nado no se hiciera uso de alguno de estos nódulos aislados. tienen, entonces sí que adquiere sentido esta explotación exhaustiva de ciertos núcleos. Consideraciones finales Al iniciar nuestro trabajo sobre las materias primas proponíamos unos grupos hipotéticos de sílex, que la pros- En un área que no supera los 4 km de radio en tomo al pección sobre el terreno ha corroborado en gran medida. yacimiento del Tossal de la Roca se han localizado cinco En efecto se han localizado dos afloramientos diferentes fuentes potenciales de sílex. Cuatro de ellas son aflora- de sílex de tonalidad beige a marrón, uno de ellos muy al- mientos de niveles silíceos y sólo una es un depósito se- terado y con gran cantidad de oolitos (el que se localiza en cundario. Se ha detectado también la presencia de nódulos Margarida), que se corresponde perfectamente con el des- aislados incluidos en las calizas en varios puntos, y en su- crito en nuestra primera clasificación como tipo seis. El perficie se han recogido fragmentos de este material prác- otro tipo (cuatro) posiblemente se corresponda con la fuen- ticamente por todo el área prospectada. Por lo tanto, y a te que hemos localizado en Vall d'Alcalh. Con respecto al pesar de no reflejarse en los mapas geológicos, queda pro- sílex gris se han localizado dos afloramientos, uno en el bada la existencia de unos potentes niveles silíceos en la cerro junto al Barranc de Roches y el otro junto al Tossal. zona, que confirman una especial disponibilidad del área Sin embargo, conviene decir que los sílex de ambos aflora- del Tossal para el abastecimiento de sílex. mientos tienen unas características muy similares, hasta tal La calidad de estas fuentes de materia prima es, sin punto que resulta imposible su diferenciación si no se co- embargo, muy variada. Así los sílex de las fuentes no 1 y 11 noce su origen. Ambas fuentes se encuentran muy próxi- además de presentar algunas impurezas, resultan bastante mas y presentan una roca-caja y orientación similares, lo difíciles de tallar por su gran dureza. Mientras que los de que nos hace pensar que tal vez se trate de dos afloramien- la fuente no IV, situada en Margarida, presenta tal cantidad tos de un mismo nivel silíceo. EL TOSSAL DE LA ROCA (VALL D' ALCALA,ALICANTE).

Por último, el tipo V, de color beige, se caracteriza por a partir de esta documentación se han hecho o se hacen tie- proporcionar extracciones muy netas y se ha localizado en nen un valor muy limitado, dado lo reducido del área exca- forma de depósito secundario en el cauce del Barranc de vada, e insistimos sobre ello porque algunos autores han Roches, en el que también aparece el tipo VII, de color hecho uso de estos datos como si de resultados definitivos blanco y beige. No se han localizado los orígenes del tipo se tratasen. Creemos, además, que estos niveles requieren 1, de color blanco a rosáceo (Cacho, 1990). una excavación en extensión y un estudio detallado a partir En cuanto a la localización de los afloramientos, los re- de un mayor y más variado registro arqueológico, objetivo sultados han sido muy sugestivos, ya que casi todos los ti- que de hecho ya hemos iniciado en nuestra última campa- pos de sílex que aparecen en los materiales del Tossal han ña de excavación. sido localizados en un radio de 4 km en tomo al yacimien- to, excepto el sílex melado que sabemos que procede de Nivel 1 Penella. En este sentido, la investigación ha respondido a los re- Este es, sin duda, el más rico de los cuatro niveles de es- sultados obtenidos en la mayoría de los yacimientos euro- te sector ya que tiene 3.379 piezas, y de éstas 204 están reto- peos. según los cuales el sílex procede generalmente y sal- cadas. El grupo de útiles sobre hojita (I.h.31'37) es clara- vo excepciones del entorno más inmediato al asentamien- mente dominante, en particular las hojitas de dorso simple y to. Otro aspecto interesante que queremos resaltar aquí, es- en menor proporción las hojitas con dorso doble, con fino ta relacionado con la localización de estas fuentes. Todos retoque directo, truncadas y con retoque inverso (fig. 29). los afloramientos se sitúan junto a cursos de agua, y tam- En segundo lugar se encuentran los raspadores (I.R. bién todos -a excepción del que está en el Barranc de Ro- 15'19), la mayoría raspadores cortos bien sobre lasca o so- ches- se encuentran en zonas de paso o vías de acceso (di- bre fragmento de hojahojita, retocada o no. También hay rección W-E) hacia la costa, que sabemos era frecuentada que destacar dentro de éstos algunos unguiformes y dobles gracias al hallazgo de numerosos adomos sobre conchas (fig. 30). de origen marino en los niveles de ocupación. Esta ruta es El único buril encontrado en este nivel es un buril die- la más accesible por su situación entre las altas sierras que dro de ángulo sobre rotura (fig. 30). Las truncaturas y pie- la flanquean y por ser el camino más cono. Así desde el zas de dorso (21'07%) constituyen otro gmpo importante e Barranc de Roches y subiendo a continuación por el Val1 incluso más numeroso que el de los raspadores; sin embar- d'Alcalh -que discurre entre las sierras de la Foradada al go este grupo es menos significativo que el anterior, pues- norte y del Cireret al sur- se puede acceder a Pego y de ahí to que se mantiene más o menos constante a lo largo de to- a cualquier punto del litoral entre Denia y Oliva. da la secuencia (fig. 3 1). Especialmente numerosas son las truncaturas oblícuas y rectas así como las microgravettes.

SECTOR INTERIOR: NNEL 1

El objetivo de este apartado es presentar de una manera suscinta los rasgos más característicos de las industrias Iíti- cas del Tossal, haciendo especial hincapié en aquellos ele- mentos más significativos para evaluar este proceso de transformación tecnológica. Por este motivo hemos decidi- do no incluir el análisis de los restos de talla, que por otra parte habría incrementado excesivamente el número de pá- ginas de este trabajo.

Sector Interior

El Sector Interior del abrigo refleja los primeros mo- mentos de ocupación del yacimiento, precisamente los me- nos conocidos en la actualidad, ya que esta zona sólo fue excavada durante la campaña de 1978 y en un área muy pequeña (ver apartado 2). Debido a estas circunstancias, y a pesar de su riqueza tanto en evidencias arqueológicas co- Por último, las muescas están bastante bien representa- mo faunísticas, los resultados obtenidos tienen un carácter da (1 3'23 %), mientras que el porcentaje de los perforado- claramente provisional y como tal lo expusimos en su mo- res es muy bajo (3'9%), como ocurre en el resto de los ni- mento (Cacho et al., 1983). Las interpretaciones, pues, que veles. C. CACHO, et al.

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Fig. 29.- Industria lítica del nivel 1. Sector Interior. EL TOSSAL DE LA ROCA (VALL D'ALCALA, ALICANTE).

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Fig. 30.- Industria Iítica del nivel 1. Sector Interior. C. CACHO, et al.

Nivel 11 SECTOR INTERIOR: NIVEL 111

El nivel 11 contiene 1.303 piezas líticas, de las que 112 están retocadas (fig. 32). Como en el nivel anterior destaca el grupo de las hojitas, que está representado aquí por algo más de la mitad de los útiles (1. h. 57'12 %), mientras que por el contrario el índice de los raspadores (I.R. 11 '60%) disminuye con respecto al nivel 1. Algunos de ellos tienen el frente casi recto, lo que puede ser debido a su utiliza- ción, que les transforma de esta manera en un tipo inter- medio entre el raspador y la truncatura.

SECTOR INTERIOR: NIVEL 11

Nivel IV

Finalmente, en el nivel IV se han encontrado 3.552 res- tos líticos, de los que 149 están retocados (fig. 34). En este nivel hay un claro predominio de las hojitas de dorso (1.h. 30'20%). Una novedad entre ellas es la importancia de las hojitas con fino retoque directo, que llegan a constituir el 40% de los útiles sobre hojita. Pero tal vez lo más caracte- rístico de este nivel es el descenso del índice de los raspa- dores (I.R.6'7 1%), acompañado de un aumento importante de los buriles, que pasan de un 3% alcanzado en los nive- les II y 111 a un 6% de este nivel

SECTOR INTERIOR: NIVEL IV

Los buriles (I.B. 3'57%) son en general diedros, auque este grupo aparece poco representado en esta secuencia. En cuanto a las muescas y denticulados (14'28%) siguen manteniendo porcentajes importantes. El resto de la indus- tria está compuesto por truncaturas y piezas de dorso, me- nos numerosas que en el nivel anterior (7'14%), así como por algunas hojas retocadas (2'62%) y raederas (1'78%).

Nivel 111

Es el más pobre de todos los niveles ya que sólo tiene 964 restos líticos, de los que tan sólo 35 están retocados (fig. 33). A pesar de su pobreza la proporción de los dife- rentes grupos es bastante similar a la de los otros niveles. Las hojitas de dorso simple, doble y con fino retoque directo están representadas por un porcentaje de 23'52. La Se observa también un aumento de los perforadores proporción de raspadores es ligeramente superior al 20%, (4'69%). El resto de la industria está compuesto por denti- mientras que la de los buriles no llega al 3%. Entre los culado~(20'80 %), truncaturas y piezas de dorso otros grupos el de muescas y denticulados (11'76%) y el (10'60%). además de algunas raederas y raclettes. Hay que de los perforadores (5'88 %) van en aumento. señalar también la presencia de un triángulo escaleno. Fig. 3 1 .- Industria litica del nivel 1. Sector Interior. C. CACHO, et al.

Fig. 32.- Industria Iítica del nivel 11. Sector Interior. Fig. 33.- Industria Iítica del nivel 111. Sector Interior. C. CACHO, et al.

Fig. 34.- Industria lítica del nivel IV. Sector Interior.

Consideraciones generales sector Interior del abrigo, fiel reflejo de un lento proceso evolutivo, hay que señalar un aumento progresivo del índi- La industria lítica de estos niveles del Tossal de la Ro- ce raspadortburil desde el nivel inferior (IV) hasta el nivel ca se caracteriza, en general, por un marcado microlitismo. superior (1). así como la presencia en el nivel inferior de En primer lugar, hay que destacar la abundancia de los úti- un tipo cronológicamente muy significativo como es el les sobre hojita seguidos por los raspadores. Las truncatu- triángulo escaleno. Todos estos datos nos llevaron a situar ras, piezas de dorso y muescas aparecen en porcentajes in- estos niveles de ocupación en un momento de transición feriores, aunque bastante uniformes a lo largo de toda la cultural entre el Magdaleniense superior-final y el Epipale- secuencia. olítico (Cacho et al, 1983), pero que habrá que precisar pa- Junto a estos rasgos comunes que manifiestan una cier- ra cada uno de los niveles a partir de los datos obtenidos ta estabilidad en los diferentes niveles de ocupación del en las nuevas campañas de excavación. EL TOSSAL DE LA ROCA (VALL D' ALCALA, ALICANTE).

Sector Exterior Nivel Superficial

A partir de 1983 nuestros trabajos se centraron en la En este nivel se encontraron durante la campaña de zona exterior del abrigo, en tres áreas contiguas: sondeo de 1983 tres fragmentos de cerámica cardial que casaban (fo- 1983, sondeo de 1984-85 y en las cuadrículas G1, FI, E2, to 15) A estos restos cerámicas hay que añadir los descu- DI y D2 excavadas entre 1983 y 1988 (fig. 6). Durante la biertos en campañas posteriores que son varios fragmentos excavación se distinguieron varios niveles, que en todas de cerámica a mano, lisa y bastante tosca, otro decorado ellas se comsponden y son posteriores cmnológicamente con cordón y ungulaciones, así como un fragmento a torno a los del Sector Interior, cuyos materiales acabamos de con engobe amarillento y estampillado (fig. 35). La indus- describir. Por este motivo hemos agrupado las industrias tria Iítica (fig. 36) está compuesta por 6 trapecios asimétri- de estas campañas para su estudio por niveles, aunque con- cos cortos, 1 alargado, 1 triángulo isósceles, 1 microburil, viene señalar que no se han documentado todos estos ni- 10 lascas con escotadura y denticulados, 8 hojas y hojitas veles de igual forma. Así, el nivel 1 se ha excavado en to- con escotadura de tipo Montbani, así como varias lascas y das las áreas mencionadas, mientras que el IIa y el Iib sólo hojas retocadas, dorsos, truncaturas, y algunos útiles sobre en el sondeo de 1984-85 y en las cuadrículas E2.D 1 y D2. hojita (de dorso truncada y hojitas de fino retoque directo). En el caso del nivel IIa la superficie de excavación ha sido Hay que añadir también la presencia de 1 bec, 1 buril die- menor, pues éste tan sólo está presente en la zona central dro y un denticulado con retoque bifacial de estilo campi- del yacimiento, acuñándose al fondo así como hacia el ex- ñoide2 terior del abrigo (figs. 7 y 8).

Foto 15.- Cerámica cardial. Nivel Superficial del Sec- tor Exterior.

Fig. 35.- Cerámica del nivel Superficial. Sector Exte- rior. Sondeo 1983. C. CACHO, et al.

Fig. 36.- Industria lítica del nivel Superficial. Sector Exterior. Nivel 1 SECTOR EXTERIOR: NIVEL 1

l. G.

Este nivel contiene varias ocupaciones de Epipaleolíti- co con trapecios. Su industria retocada está constituida por trapecios (15'73 %), casi todos cortos y con retoque abmp- to, a excepción de uno con retoque a doble bisel (fig. 38). Existe. también, un triángulo isósceles con espina central tipo Cocina, así como algunas hojitas estranguladas, con escotadura y denticuladas (4'49%). Destacan con un buen porcentaje las muescas y denticulados (21 '34%), las lascas retocadas (17'97%) y una serie de piezas que clasificamos como diversos, y que en su mayoría son denticulados o ra- edera~denticuladas con retoque bifacial o sobre la cara plana de estilo campiñoide (12'35%) (fig. 37).

Fig. 37.- Industria lítica del nivel 1. Sector Exterior. C. CACHO, et al.

Fig. 38.- Industria lítica del nivel 1. Sector Exterior. EL TOSSAL DE LA ROCA (VALL D' ALCALA, ALICANTE).

Con indices relativamente bajos están representados Nivel IIa los raspadores (8'98%), en general bastante atípicos, las raederas (6'74 %), las hojitas de dorso (3'73%) y los becs Este nivel, como mencionábamos antes, sólo está pre- (3'73%). en algunos casos múltiples y casi siempre con re- sente en la zona central del abrigo, acuñándose hacia el ex- toque bifacial de tipo campiñoide. terior, donde desaparece en el corte norte del sondeo del Por último, hay que señalar la existencia de algunos 83, y adelgazándose hacia el interior o zona sur. Arqueoló- buriles (2'24%) y hojas con retoque simple en los dos gicamente es, quizá, el nivel más pobre de toda la serie ex- bordes (2'24%). cavada hasta el momento.

Fig. 39.- Industria Iítica del nivel IIa. Sector Exterior. C. CACHO, et al.

n n

Fig. 40.- Industria lítica del nivel 11'. Sector Exterior. EL TOSSAL DE LA ROCA (VALL D'ALCALA, ALICANTE).

SECTOR EXTERIOR: NIVEL IIa SECTOR EXTERIOR: NIVEL IIb

l. M.&D. l. R.

Destacan como en el nivel anterior las muescas y denti- truncaturas (4'90%), hojas de dorso (1'84%), lascas con culado~(32'30%) y las lascas retocadas (15'38%), pero retoque abrupto (1'84%) y los becs y perforadores ahora también empiezan a adquirir importancia los raspa- (1'84%). A estos tipos hay que añadir tres pequeños seg- dores (21'53%). En una proporción claramente inferior a mentos de círculo con retoque abmpto, una pieza al límite la del nivel 1 aparecen los diversos (6' 15%) o piezas de es- entre segmento y triángulo, así como dos intermedias entre tilo campiñoide. En este caso se trata de raederas bifaciales hojita de dorso curvo y segmento de círculo (fig. 41). Con- y una pieza bastante amorfa, probablemente a medio ha- viene, además, señalar la presencia de varias piezas macro- cer, con retoque bifacial. Hay que añadir la presencia de Iíticas en caliza -algunas son raspadores y las restantes buriles (4'61%). casi siempre diedros, algunas raederas núcleos-, así como de un compresor-retocador realizado (4'61%). una de ellas alterna, varias hojas de dorso sobre un pequeño canto marino. (4'6 1%), truncaturas ( 1'53%) y varios becs y perforadores (3'07 %), uno de ellos con retoque alterno. Consideraciones generales Los útiles sobre hojita (4'61%) aumentan ligeramente con respecto al nivel anterior, y entre ellos sobresale por su En líneas generales observamos en el desarrollo de la originalidad una pequeñísima punta de dorso con retoque secuencia epipaleolítica, de abajo a arriba: alterno. Por último, sólo citar la existencia de una hojita de -Una importante disminución de los raspadores y del dorso curvo bastante alargada, que podría estar al límite grupo de los útiles sobre hojita (hojita de dorso, truncada, del tipo segmento de círculo (fig. 39). con fino retoque directo, etc.) y un ligero ascenso de las buriles, aunque en realidad éstos nunca llegan a tener por- centajes importantes, ni siquiera en el nivel inferior Nivel IIb (3'06%). - El grupo de muescas y denticulados se mantiene bas- Este nivel es, sin duda, el más rico desde el punto de tante homogéneo a lo largo de toda la secuencia, siempre vista de los restos líticos. Ahora se observa un notable in- en un número muy elevado y con un índice que oscila en- cremento de los raspadores (28'83%) que son casi siempre tre 16'56% y 32'30%. cortos y de los útiles sobre hojita (15'33%), entre las que - Un considerable aumento del retoque simple profun- dominan las hojitas de dorso único. Porcentajes todavía do con tendencia a invasor y bifacial, que caracteriza a las importantes siguen manteniendo las muescas y denticula- piezas que hemos denominado como de estilo campiñoide dos (16'56 %) y lai lascas retocadas (14'11%). mientras y que incluye los diversos, algunos perforadores o becs, que descienden de una forma considerable los denticula- algunas raederas y bastantes denticulados. Este tipo de re- dos de estilo campiñoide (fig. 40). toque es particularmente importante en el nivel 1, en detri- Los buriles están presentes aunque siempre con índices mento del retoque abrupto más frecuente, por el contrario, bastante bajos (3'06%), como las hojas retocadas (3'06%), en la unidad IIb. C. CACHO, et al.

- En cuanto a los geométricos, no parecen haberse ob- Estas industrias del Tossal de la Roca son paraleliza- tenido por la técnica del microbunl, ya que a excepción bles con las de otros yacimientos epipaleolíticos del Me- de un ejemplar que apareció en el nivel superficiai, estas diterráneo español. estan ausentes. El más cercano es el de Cocina, en Valencia (Fortea, El retoque de los geométncos es casi siempre abrupto 1971), cuya fase 1 podría de alguna manera relacionarse -a veces alterno- y sólo en un caso a doble bisel. Los pri- con el nivel 1 del Tossal de la Roca. Estos tienen en co- meros geométricos que aparecen en la secuencia son algu- mún el alto porcentaje de muescas y denticulados, la baja nos pequeños segmentos de círculo presentes en el nivel representación de microburiles -aunque en el Tossal estan IIb (1'84%). Estos son sustituidos en el nivel 1 por los tra- ausentes-, la exigua presencia de los triángulos y la im- pecios que aparecen en un número bastante elevado portancia numérica de los trapecios que en Cocina 1 es (15'73%). Estos trapecios suelen ser cortos, y junto a claramente superior a la del Tossal. ellos hay también un triángulo isósceles con espina cen- En esta misma fase de Cocina 1 incluye Fortea la in- tral tipo Cocina y un fragmento indeterminado de geomé- dustria de la Cueva Pequeña de la Huesa Tacaña (Villena. trico (¿trapecio o triángulo?). Por último, en el nivel su- Alicante), a pesar de la escasez de sus materiales y de la perficial hay 7 trapecios -uno es alargad*, 1 triángulo ausencia de referencia estratigráfica (Fortea, 1973). isósceles y un fragmento indeterminado de trapecio o En el Bajo Aragón se encuentran otros dos yacimien- triángulo. tos epipaleolíticos, Botiquería y Costalena (Mazaleón, Te-

Fig. 41 .- Industria lítica del nivel IIb. Sector Exterior. ruel), muy cercanos en algunos aspectos al Epipaleolítico tiene en cuenta que sus niveles inferiores presentan una in- del Tossal de la Roca. El nivel d de Costalena apenas con- dustria cercana ya a la de otro nivel inferior del Tossal: el tiene geométricos, no obstante la abundancia de muescas y nivel 1 del área Interior. denticulados así como de piezas con retoque bifacial de ti- Dentro de la región central del Mediterráneo, Cova po campiñoide (fig. 3 de la publicación) permite relacio- Matutano (Villafarnés, Castellón) presenta unos niveles su- narlo con el nivel 1 del Tossai. Igual ocurre con el nivel c3 periores epipaleolíticos (Olaria et al. 1981 ; Casabó y Rovi- de Costalena, en este caso los geométricos son muy abun- ra, 1987-88) algunos de los cuales pueden asimilarse con dantes, en particular los trapecios, aunque también estan el Tossal IIa y IIb, aunque habrá que esperar a la publica- representados los triángulos, especialmente los triángulos ción definitiva de los datos referentes a estos niveles. escalenos. Hay, sin embargo, un aspecto que le diferencia del nivel 1 de la Roca: el alto porcentaje de microburiles que asciende en este nivel de Costalena a un 16'50% (Ba- s.-INDUSTRIA ÓSEA randiarán, 1985). C. Cacho En Botiquerfa dels Moros tenemos una fecha de C 14 del nivel 2 muy similar a las obtenidas para el nivel 1 del La industria ósea del Tossal es relativamente escasa y Tossal: 7.550 I200 BP (Barandiarán, 1976). En este nivel poco significativa. Esto último puede deberse a una defi- dominan las muescas y denticulados (28' 18%), y entre los ciente conservación, ya que muchas de las piezas presen- geométricos, también muy abundantes (25'43%), destacan tan importantes alteraciones debido a los distintos proce- los trapecios que suelen ser cortos. Existen, además, algu- sos de bioturbación que afectan en particular a los niveles nos triángulos y están presentes, como en el nivel c3 de del Sector Exterior del abrigo. No ocurre así con el reper- ' Costalena, los microburiles, al contrario de lo que sucede tono óseo procedente del Sector Interior, sin embargo en en el nivel 1 de la Roca. En aquel, como ocum'a en Costa- este caso su alto grado de fragmentación dificulta enorme- lena, hay un buen porcentaje de piezas de estilo campiñoi- mente su clasificación. Existen, además, numerosísimos de, segun observamos en los dibujos de la publicación (ver restos óseos con marcas de descarnado que han sido in- fig. 7 no 8, fig, 14, no I I y fig. 16 no 2 al 4). Algunas de es- cluidos en el estudio zooarqueológico. tas piezas representadas tienen claros paralelos en el nivel 1 del Tossal de la Roca (Barandiarán, 1978). Un yacimiento ajeno al área mediterranea pero con el que tal vez podría paralelizarse este nivel del Tossal es Za- toya (Navarra) cuya industria del nivel 1 presenta ciertos rasgos comunes, aunque el procentaje de los buriles es cla- ramente superior en este último (Barandiarán y Cava, 1989). Con respecto a los niveles Ila y IIb, encuadrables por supuesto en un Epipaleolítico, resultan más difíciles de comparar con otros yacimientos, ya que ninguno de los ya- cimientos citados del Bajo Aragón contiene niveles infe- riores a los mencionados en los que podría existir una in- dustria similar a la de estos niveles del Tossal. Hay otros yacimientos epipaleolíticos del Mediterráneo español con los que tal vez podrían correlacionarse. pero la mayoría de Foto 16.- Punz6n óseo. Sector Interior, sin referencia éstos carecen de estratigrafía y presentan materiales de di- estatigráfica. ferente cronología. Una excepción parece ser Filador (Margalef, Tarrago- na), cuyos niveles V, IV y sobre todo 111 contenían bastan- Sector Interior tes segmentos de círculo y triángulos junto con un buen número de raspadores y hojitas (Fortea, 1973; García Ar- La industria ósea con referencia estratigráfica de este guelles er al. 1990), lo que le asemeja a la industria del ni- sector procede, como ya hemos explicado antes, de las ex- vel 11 de la Roca. No obstante, en Filador aparece un por- cavaciones efectuadas en 1978 y se limita a dos fragmen- centaje importante de microburiles, tipo inexistente en tos de aguja y un punzón de economía encontrados en el nuestro yacimiento. nivel 1. De una mayor similitud resulta el nivel 5 de St. Gregori Junto a estos escasos restos contamos con otros que ca- (Falset, Tarragona), donde hay, junto a una buena repre- recen de referencia estratigráfica, ya que proceden del cri- sentación de raspadores y hojitas, 2 segmentos de círculo bado del revuelto del Sector Interior, aunque dado su inte- con retoque abrupto. Este parece ser, pues, el nivel con el rés y al encontrarse inéditos, hemos decidido incluir su que Tossal 11 tendría mayores semejanzas, más aún si se descripción a continuación (fig. 42). C. CACHO, et al.

Fig. 42.- Industria ósea sin referencia estratigráfica. Sector Interior

I'unmnes: 6.-Micropunzón sobre esquirla de hueso totalmente pulida y aguzada 1.- Punzón sobre esquirla de una diátisis ósea. La punta no está ape- en su extremidad distal. Sección aplanada en el fuste y circular en la ex- nas aguzada, aunque si totalmente pulida. Sección aplanada. Dimensio- tremidad distal. Dimensiones: 29 ;3 x 2 m. nes: Long: 48 mm, Anch: 10 mm, Gr: 4 mm. 7.- Probable fragmento pmximal de punzón sobre esquirla de hueso 2.-Fragmento mesial de punzón, bastante pulido, realizado sobre un pulida. En su extremidad proximal se observan restos del canal medular. fragmento de diáfisis del que se observan aún restos del canal medular en y es muy posible que se trate de un puntón de economía. Sección aplana- una de sus caras. Sobre la superficie de la otra cara se observan numero- da. Dimensiones: 34 x 10 x 5 m. sas estrias (restos de raspado) consecuencia, sin duda, de su pulimento. 8.- Punzón de economía realizado sobre un fragmento de di8fisis de Sección aplanada. Dimensiones: 16 x 8 x 4 mm. hueso hendido longitudinalmente. Aparece totalmente pulimentado, y 3.-Fragmento mesial de punzón, totalmente pulimentado. sobre es- además aguzado, en la zona distal. sobre la que se observan marcas de quirla de hueso quemada. Presenta algunas estrías muy finas en toda su raspado. Tiene una sección aplanada, excepto en la extremidad distal que superficie debidas al propio pulimento de la pieza Sección lenticular u es circular. Dimensiones: 47 x 8 x 6 mm. ovalada. Dimensiones: 13 x 12 x 4 m. 9.- Punzón realizado sobre asta. La punta o extremidad distal del 4.- Pequeño fragmento mesial de punzón sobre esquirla de hueso punzón aparece destacada y ha sido recortada mediante un aserrado. Sec- quemada. Está fracturado también en uno de sus bordes. Su sección pre- ción aplanada. Dimensiones: 32 x 12 x 5 mm. sumiblemente sería lenticular a partir del resto que conservamos. Dimen- 10.- Micropunzón sobre esquirla de hueso pulimentada con fractura siones. 9 x 8 x 4 mm. en la zona pmximal. Su extremidad distal aparece. como ocurría en la 5.- Punzón en proceso de fabricación (foto 16). Está completamente pieza anterior, destacada por una serie de cecortes. Este tipo podría in- pulido en su extremidad distal y realizado a partir de un fragmento de cluirse en el grupo no 5 de la tipologia de Mons (1980). Sección aplanada. diáfisis fracturado longitudinalmente y pulido. Presenta una incisión pro- Dimensiones: 21 x 6 x 3 mm. funda en su superficie formada por varias líneas que se repiten, a modo 1 l.- Punzón completamente pulido sobre fragmento de dihfisis ósea. de trm estriado, restos de la preparación del sopoite para la extracción Su punta o extremidad distal aparece claramente destacada del fuste por de una esquirla redondeada. Sección aplanada. Dimensiones: 57 x 1I x 4 una serie de cortes o asrrado. Se puede incluir dentro del gmpo no 5 de mm. Mons (1980). nene una pequeña fractura en la extremidad distal y tam- EL TOSSAL DE LA ROCA (VALL D'ALCALA, ALICANTE). bien en la extremidad proximal. Sección aplanada, y circular en la extre- 3.-Pequeño fragmento de jespátula o varilla? en hueso. Su superficie midad distal. Dimensiones: 28 x 9 x 5 m. está totalmente pulida, pero dado el estado fragmentario de la pieza no se 12.- Fragmento distal de punzón sobre una esquirla de asta quemada. puede dar una mayor precisión sobre el tipo de utensilio óseo. Dimensio- Aparece pulida en una de sus caras y en la punta o extremidad distal. Sec- nes: 15 x 9 x 3 mm. ción circular. Dimensiones: 27 x 6 x 4 mm. 13.- Fragmento mesial de micropunzón en asta. Sección ovalada. Di- Nivel IIa mensiones: 16 x 3 x 2 mm. 14.- Fragmento mesial de micropunzón en hueso. Sección circular. Dimensiones: 15 x 3 x 3 mm. I .- Punzón sobre esquirla de diáfisis de hueso. Presenta una fractura proximal. Su superficie aparece totalmente alisada en una de sus caras y en la extremidad distal, sobre la que se observan trazos producidos por un Azagayas: roce o frotación continuada. Sección semicircular. Dimensiones: 34 x 7 x l.- Fragmento mesial de azagaya sobre hueso. Presenta restos de re- 4 mm. corte y pulimento en todo su contorno. La superficie de una de sus caras 2.- Fragmento distal de punzón en hueso. Sección ovalada. Dimen- aparece totalmente aplanada y sobre ella se observan numerosísirnos tra- siones: 27 x 7 x 5 mm. zos paralelos, en sentido oblfcuo, de pulimento. Sección circular. Dimen- 3.- Fragmento mesial de punzón sobre esquirla de diáfisis ósea. En siones: 38 x 8 x 6 mm. una de sus caras se observan restos del canal medular. Sus bordes presen- 2.- Fragmento distal o proximal de azagaya en asta. En algunas zonas tan una serie apretada de trazos incisos, bastante cortos (1 mm) perpendi- de la superficie se ha perdido "la capa superficial" y se puede ver el tejido culares al eje del soporte. Sección ovalada. Dimensiones: 21 x 9 x 3 mm. esponjoso debido al deterioro que presenta la pieza. Esta característica se 4.- Fragmento longitudinal de espátula o varilla sobre esquirla de diáfi- repite practicamente en todos los ejemplares elaborados sobre asta encon- sis ósea aplanada y alisada en todo su contorno. Presenta también fracturas trados en el yacimiento, debido posiblemente a las condiciones poco favo- en sus extremidades distal y proximal. Dimensiones: 32 x 6 x 4 mm. rables (aridez) que presenta el sedimento del abrigo para la conservación 5.- Pequeña espátula elaborada a partir de una finísima lámina de es- de esta materia orgánica. Tiene tambien una pequeñísima fractura en la quirla ósea. Está claramente alisada tanto en la cara externa como en la in- punta (distal o proximal). Sección ovalada. Dimensiones: 20 x 6 x 4 mm. tema. En esta última así como en los bordes aún se aprecian trazos del puli- 3.- Fragmento dista1 o proximal de azagaya en asta. Una de sus caras mento del canal medular. Sección aplanada. Dimensiones: 26 x 5 x Imm. muestra trazos evidentes de su pulimento por abrasión, pulimento que de- 6.- Pequeño fragmento de espátula o varilla sobre esquirla de diáfisis bió ser bastante somero, ya que en la otra cara se observa claramente la en hueso quemada. Sección aplanada. Dimensiones: 10 x 10 x 4 mm. superficie del tejido esponjoso tan sólo ligeramente alisado, a pesar de ser bastante bueno su estado de conservación. Sección aplanada u ovalada. Dimensiones: 18 x 8 x 5 mm. 4.- Fragmento mesial de azagaya en asta. Como ocum'a con el ejem- Características generales de la industria ósea plar anterior el pulimento afecta tan solo a los bordes y a una de sus ca- ras. mientras que la otra presenta tan s61o una ligera abrasión superficial, La escasez de restos de industria ósea no permite esta- conservando a6n la superficie mgosa del tejido esponjoso. Sección apla- nada u ovalada. Dimensiones: 34 x 9 x 7 mm. blecer porcentajes que faciliten la comparación con otros 5.- Azagaya fusiforme en hueso totalmente pulida en su superficie y yacimientos. No obstante existen algunos rasgos generales aguzada en su extremidad que se adelgaza considerablemente con respec- que queremos comentar aquí brevemente. to al fuste o zona mesial. Sección circular. Dimensiones: 33'5 x 6 x 4 Del análisis de los tipos de industria ósea del Sector In- mm. En la extremidad distal tanto la anchura como el grosor máximo es de 2 mm. Esta azagaya procede muy posiblemente del nivel 11 del Sector terior se deduce un predominio de las azagayas y punzo- Interior. nes, representados con porcentajes muy similares. La ma- 6.- Fragmento mesial de azagaya en asta. Presenta mal estado de yoría de las azagayas están bastante fracturadas y, en mu- conservación ya que ha perdido parte de la capa superficial de una de sus chos casos en un pésimo estado de conservación, lo que caras. mientras que la otra tan sólo presenta un somero alisado. Sección aplanada. Dimensiones: 28 x 9 x 5 m. dificulta enormemente su clasificación. Los únicos tipos 7.- Fragmento mesial de azagaya en asta. Está muy deteriorada y s6- claramente significativos son una azagaya fusiforme, que lo se conserva el pulimento en los bordes de la misma. Sección rectangu- procede posiblemente del nivel 11, y otra monobiselada. lar. Dimensiones: 29 x 18 x 5 mm. Con respecto a los punzones el estado de conservación es 8.- Pequeiía azagaya o punta en hueso con la superficie totalmente pulida y la base recortada mediante un aserrado. Sección aplanada. Di- ligeramente mejor. Entre ellos destacan cuatro micropun- mensiones: 18 x 4'5 x 2'5 mm. zones (o fragmentos) y dos punzones de economía, uno de <).-Fragmentode base monobiselada de azagaya en hueso. Sección ellos en proceso de fabricación. subcircular. Dimensiones: 34 x 8 x 5 mm. El soporte de esta industria ósea suele ser el hueso 10.- Fragmento mesial de azagaya en hueso, fracturada también longi- tudinalmente lo que imposibilita definir la sección. Dimensiones: 30 x 8 x 5. (fragmentos de diáfisis o pequeñas esquirlas) sobre todo en 1l.- Fragmento mesial de azagaya en hueso. Su superficie aparece el caso de los punzones, aunque en este conjunto existen totalmente alisada y se observan los trazos longitudinales de pulido. Sec- tres piezas sobre asta. Por el contrario, en el caso de las ción indeterminada. Dimensiones: 25 x 5 x 3 mm. azagayas casi la mitad del total están elaboradas sobre asta. La seccion dominante en las azagayas suele ser ovala- Sector Exterior da o aplanada (5). y circular (3), aunque también existe la rectangular (l), y en dos casos no se puede determinar. Nivel 1 Con respecto a los punzones hay un claro predominio de la sección aplanada (1 2) sobre la circular (2). 1.-Fragmento distal de punzón en hueso. Presenta numerosas vermi- El otro conjunto de piezas procede de la zona Exterior culaciones lo que ha alterado considerablemente la superficie del hueso. : 1 Sección subcuadrangular. Dimensiones: 25 x 9 x 7 mm. del abrigo 4 piezas del nivel y 6 del IIa. Se trata de pun- 2.- Pequeño fragmento distal de punzón sobre una esquirla de hueso zones (2 en el nivel 1 y 3 en el nivel IIa) y de pequeñas es- quemada totalmente pulido. Sección subcircular. Dimensiones: 8 x 3 x 2 mm. pátula~o varillas, ya que en este último caso no siempre C. CACHO, et al.

Foto 17.- Abrigo del Tossal de la Roca.

resulta fácil su adscripción a un tipo determinado dadas la frecuencia e intensidad de los ciclos hielo-deshielo. El sus reducidas dimensiones. El total de este conjunto óseo paisaje vegetal estaría dominado por un bosque de conffe- está elaborado sobre hueso. ras aclarado (pinar-abetal), en el que el pino, como ocurre Por último, en cuanto a la sección de los punzones hay en el resto de la secuencia tardiglaciar, juega un papel pri- dos ovaladas en el nivel IIa y una semicircular, mientras mordial. Junto a estos bosques se desarrollarían praderas que en el nivel 1 una pieza tiene sección circular y otra de carácter semiestepario de gramíneas, quenopodiáceas y subcuadrangular. En definitiva, la industria ósea de este artemisias. sector Exterior, posiblemente por su pobreza, no permite A continuación, el nivel III (Sector Interior) se caracte- definir unos rasgos significativos ilustrativos del proceso riza por un clima más suave y húmedo que el de la fase an- de evolución que tiene lugar entre el 9.000 y el 7.000 BP. terior, teniendo lugar ahora los primeros aportes de mate- riales detríticos alóctonos. Como consecuencia de unas CONCLUSIONES temperaturas más suaves la cobertura arbórea, con el pino Cronología y Paleoambiente practicamente como único representante, progresa hasta alcanzar sus valores máximos en esta secuencia. El primer momento de ocupación del abrigo, nivel IV Una nueva pulsación fría, e incluso muy fría, y más del sector Interior, ha sido fechado por C14 en 15.360 I árida que la del nivel IV ha sido detectada en el nivel 11 1.100 BP. Su alta banda de indeterminación aconseja una (Sector Interior). Ahora se intensifica la producción de ge- cierta pmdencia a la hora de valorar esta datación radio- lifractos procedentes de la visera del abrigo, hasta el pun- carbónica, cuya fiabilidad es lógicamente muy baja. to que forman un canchal al pie de la pared caliza (foto Los datos sedimento-polínicos, fundamentalmente, si- 17). La vegetación arbórea domina, siendo el pino el taxón túan esta primera fase en un período frío y árido, en el que predominante, y de nuevo aparece, como ocurría en el ni- los procesos de meteorización física son acusados debido a vel IV, el abeto, aunque con bajos porcentajes. Existen además algunas praderas de artemisias, quenopodiáceas, sido interpretado como fresco y contrastado en la base de poáceas, así como cipereáceas en las vaguadas más húme- este nivel, pero gradualmente a lo largo del IIa las condi- das. Las mediciones radiocarbónicas situan esta fase en ciones climáticas se vuelven más húmedas. 1 2.480 I2 10 y 12.390 + 250 BP. Con posterioridad a la formación de esta unidad 11 del A partir de este momento se produce un importante Sector Exterior se produce un nuevo encajamiento del río. cambio paleoambiental, que no sólo se refleja en los datos Esta fase de erosión provoca una fuerte pendiente en los sedimento-polínicos, sino que también se ha manifestado a márgenes del cauce. Estas modificaciones topográficas del través del análisis antracológico y el estudio arqueozooló- entorno más inmediato del abrigo, como las atestiguadas gico de la macro y mesofauna. Desde el nivel 1 de esta zo- durante todo el proceso de encajamiento de la red fluvial, na Interior se observan unas condiciones climáticas mucho debieron de repercutir, aunque desconocemos de que ma- más benignas y húmedas que las reinantes durante toda la nera, en las propias condiciones de habitabilidad del Tossal secuencia del Tardiglaciar. Ahora se detienen los fenóme- de la Roca. nos de crioclastia y gelifracción activados por las heladas. Por último, el nivel 1 de este sector, datado en 7.660 y Los datos sedimentarios de este nivel apuntan a un desbor- 7.560 + 80 BP, se corresponde con una nueva fase de relle- damiento del no o fase de inundación -previo a su poste- no y colmatación del valle. La vegetación herbácea es aho- rior encajamient* posible origen de la erosión que ha des- ra la dominante y el bosque aparece muy alterado. Las mantelado la parte superior del nivel subyacente (nivel 11 condiciones climáticas más frescas acompañadas de fuer- del Sector Interior). La vegetación arbórea pasa de la mo- tes precipitaciones sitúan esta ocupación en un momento notonía de los bosques de coníferas a una mayor riqueza y preatlántico o de inicios del Atlántico. diversidad de taxones, especialmente de los más termófilos Esta es la última fase de ocupación claramente atesti- que aumentan o aparecen por primera vez. Se produce, guada en el yacimiento, aunque en el nivel superficial, re- pues, un retroceso del pinar y la desaparición del abetal, vuelto, se han hallado varios restos cerámicas neolíticos y paralelo al inicio del avance del encinarlrobledal (bosque de períodos posteriores, indicativos tal vez de una frecuen- mediterráneo), que tendrá su máximo desarrollo durante tación esporádica o de un simple "paso" por el abrigo en las fases posteriores, correspondientes a los niveles post- fechas más recientes, aunque algunos de estos elementos glaciares del Sector Exterior. también podrían proceder de un poblado de la Edad del Desde el punto de vista faunístico se registran ya varia- Bronce, localizado en la misma cima del escarpe del Tos- ciones significativas respecto a los momentos anteriores. sal de la Roca. Así, el jabalí, presente desde el nivel 111, se hace más fre- cuente y aparece por primera vez el rebeco, a la vez que Aprovechamiento de los recursos alimenticios disminuye el conejo. De esta manera se configuran las nuevas condiciones paleoambientales que perdurarán a lo Los datos con los que contamos en la actualidad para largo de las posteriores fases de ocupación (Holoceno infe- reconstruir los distintos modos de subsistencia de los gru- rior), y que como en el caso de la vegetación se caracteri- pos humanos que habitaron el Tossal son todavía escasos y zan por una ampliación y mayor diversidad del espectro están basados esencialmente en los restos de la macrofau- faunístico, en particular de los ungulados y carnívoros. Es- na, pero permiten vislumbrar unos patrones de comporta- ta unidad 1 con la que culmina la secuencia del Sector Inte- miento diferencial entre el Magdaleniense y el Epipaleolí- rior no ha sido fechada por Carbono 14, pero todos los da- tico. tos paleoambientales inclinan a situarla en tomo al 10.000 Para evidenciar estas disimilitudes se han analizado los BP. taxones identificados, así como una serie de aspectos refe- Tras un período de tiempo indeterminado, que habrá ridos al propio proceso de selección y consumo (edad de que precisar en un futuro, pero que no parece en todo caso los ejemplares capturados, partes anatómicas de los anima- ser demasiado largo según los datos con los que contamos les diferenciadas, posible uso de los restos trasladados al en la actualidad, y en el que se produce el encajamiento de yacimiento y distintos modos de consumo), entre otros. la red fluvial, se forma la secuencia representada en la zo- En la relación de especies animales representadas du- na externa del abrigo con aportaciones de materiales detrí- rante las fases magdalenienses destacan por su importancia ticos alóctonos que dan lugar a formaciones de dembios numérica el conejo (casi el 80 %), pero si prescindimos de de ladera. Esta secuencia se inicia en la base con el nivel él, entonces la cabra montés (77' 15%) adquiere un papel 11, fechado por C 14 en 9.150 I100 y 8.530 + 90 BP (Ilb) principal. El ciervo está bien representado (14'20 %), aun- y 8.350 y 8.050 i120 BP (IIa). que con valores aún bajos en comparación con los que al- Esta unidad estratigráfica, subdividida en 1Ib y IIa, se canzará en los niveles postglaciares. El jabalí apenas re- corresponde con un episodio acumulativo o fase de relleno presenta el 1 %. Existe además algún carnívoro, posible- de la red fluvial. La vegetación reinante corresponde a un mente cazado por su piel. Entre los restos de aves (6'34 bosque de tipo mediterráneo con Quercus t. faginea y %), hay que destacar la presencia de la perdiz, particular- Quercus Ilex coccifera, que poco a poco desaparece permi- mente abundante en el nivel 11, y en las que las marcas de tiendo el desarrollo del pinar. El clima de este momento ha cortes detectadas en los huesos atestiguan su consumo, tal C. CACHO, er al. y como ha quedado probado en otros asentarnientos del te- miento, sino s61o las partes más ricas en carne, desprecian- mtorio peninsular. A esta relación hay que añadir la exis- do por su escaso interés alimenticio, otras porciones como tencia de un resto de anguila. las patas, que debieron ser abandonadas en el sitio de caza. A partir del inicio del Epipaleolítico se produce un Son escasos los restos de cráneos, de lo que se deduce que cambio, que ya habíamos observado en las condiciones pa- el cerebro era abandonado o consumido en el momento de leoambientales, y que afecta a la representación de las es- la caza. Y existe un porcentaje moderado de mandíbulas, pecies animales. Ahora su variabilidad es mayor, enrique- que implican su acarreo al asentamiento para un consumo ciéndose el espectro faunístico. Así, aparece el rebeco, y posterior. en bajos porcentajes el uro o caballo, mientras que el jabalí Durante las ocupaciones epipaleolíticas se cazaron en aumenta su representación durante las primeras fases del particular ciervos subadultos, en tomo a los tres años de Epipaleolítico, de la misma manera que el ciervo. Esta es- edad, y grupos adultos y subadultos de cabra montés, aun- pecie, según evoluciona la secuencia y en particular duran- que también existe un número importante de restos de te el Epipaleolítico con geométricos, adquiere una relevan- ejemplares jóvenes. Existen, pues, ciertas diferencias en la cia muy similar a la de la cabra montés, cuya proporción estrategia de caza con los momentos anteriores puesta de resulta bastante estable durante las sucesivas ocupaciones relieve también a través del análisis de las distintas partes del asentamiento. En cuanto a los lagomorfos, aunque si- esqueléticas localizadas. Así, ahora además de estar regis- guen estando presentes, dadas las condiciones favorables trados los restos de miembros posteriores y anteriores, son del sitio para su desarrollo, pierden protagonismo frente a frecuentes los restos de falanges y aumentan los de la parte los ungulados. Existen, además, algunos aunque más esca- axial y cabeza. En definitiva, y a excepción de las patas, sos restos de perdiz y una mejor representación de los pe- sobre todo la posterior, están reflejadas todas las partes ces, en particular de la anguila y baila durante las primeras anatómicas, lo que indica que el animal era transportado fase epipaleolíticas, así como de la trucha y barbo medite- prácticamente entero al asentamiento. Existe una pequeña rráneo durante el Epipaleolítico con geométricos. A pesar variación dentro del mismo Epipaleolítico ya que durante de los bajísimos valores que dentro del repertorio faunísti- el Epipaleolítico con geométricos se ha documentado tam- co representan los vestigios de los peces, hay que destacar bién la presencia de las patas del animal. lo que implicaría su evidente interés, más aún si tenemos en cuenta la posi- un transporte íntegro. No hay, pues, ningún proceso selec- ción geográfica del Tossal en las sierras interiores, además tivo en el momento de la caza durante estas ocupaciones los taxones identificados son mayoritariamente de carácter con geométricos, la selección es ligeramente moderada en salobre, lo que implica que para su captura tuvieron que las primeras fases epipaleolíticas y especialmente marcada desplazarse al área costera. durante el Magdaleniense. La ausencia de un proceso de Esta dieta alimenticia que como vemos estaba basada selección durante las últimas ocupaciones del asentamien- fundamentalmente en el consumo de lagomorfos y cabra to (Epipaleolítico con geométricos) resulta lógica si tene- montés, además de algunas perdices, durante el Tardigla- mos en cuenta la existencia de una mayor estabilidad du- ciar se enriquece con la llegada del Holoceno. Ahora se in- rante las ocupaciones holocenas. corporan nuevas especies como el rebeco y jabalí y au- El estudio de la fragmentación de los huesos nos ha menta considerablemente la importancia del ciervo, a la proporcionado valiosa información sobre el diferente apro- vez que disminuyen el conejo y la perdiz. Escasos restos vechamiento de estos recursos alimenticios. En este senti- de peces atestiguan la existencia de la pesca como recurso do el estado de fracturación de las diáfisis en los niveles alimenticio, aunque ésta sea un elemento marginal. magdalenienses ha sido interpretado como resultado de la Esta dieta alimenticia se completaba con algunas plan- extracción de la médula, mientras que las partes articulares tas, como la arveja (un tipo de leguminosa) y el Silene, así eran machacadas para extraer la grasa, que también era ob- como con frutos (bellotas), cuya sin duda difícil conserva- tenida de las falanges y las mandíbulas tras ser golpeadas. ción ha hecho que sólo quede evidenciado este consumo El proceso observado en los niveles holocenos parece ser de vegetales en los niveles epipaleolíticos, aunque creemos muy diferente, en particular durante el Epipaleolítico con que futuras excavaciones y los nuevos sistemas de análisis geométricos, donde son escasos los fragmentos de diáfisis y determinación carpológica permitirán ampliar este es- con fracturas directas frente a un alto porcentaje de las si- pectro, en particular para los niveles magdalenienses. tuadas en las partes articulares. La explicación de este he- Al centrar nuestra atención en los animales más co- cho no resulta fácil, y tal vez las bioturbaciones frecuentes munmente cazados, como eran los ungulados, observamos en el Sector Exterior, dificultan su lectura. unas diferencias significativas tanto en la edad de los Por último, hay que señalar el bajo porcentaje de restos ejemplares como en las partes de los animales representa- óseos quemados que se han detectado en el estudio faunís- dos. Así, durante el Magdaleniense se cazan con preferen- tico. Este hecho contrasta con el hallazgo durante el proce- cia individuos adultos o subadultos de cabra montés. La so de excavación de evidencias directas de la existencia de importancia de restos de los miembros posterior y anterior hogares, así como de numerosos carbones y frecuentes ele- y la práctica inexistencia de vestigios de patas posteriores mentos como bloques, cantos y plaquetas con huellas de indican que el animal no era transportado entero al yaci- haber estado en contacto con el fuego. Es posible que estos EL TOSSAL DE LA ROCA (VALL D'ALCALA, ALICANTE). hogares. aunque no nos resulta muy pausible por el mo- dores, evolución progresiva que se mantendrá en Tossal 1, mento, hayan tenido una simple función calorífica y que donde tan sólo existe un único ejemplar de buril, siendo efectivamente la carne fuera transportada fresca sin sufrir muy numeroso y variado el grupo de los raspadores entre ningún tratamiento para su conservación. En cualquier ca- los que destacan los unguiformes y subcirculares. En su so parece evidente que el consumo de la médula y la grasa momento propusimos para estas fases la atribución de se hacía en el propio asentamiento, donde también se ali- Magdaleniense final (Tossal 111 y 11) y Epipaleolítico de ti- mentaban de conejo durante las ocupaciones estacionales po aziliense perigordino (Tossal 1). Al margen de la atribu- del Magdaleniense. ción cultural exacta que se haga de ellos cuando contemos La escasez de marcas de descarnado asociada a los po- con un mayor volumen de información, lo que se deduce cos restos óseos quemados y a una mayor presencia de de esta secuencia es la existencia de un lento proceso de partes anatómicas marginales difíciles de conservar ha sido transformación en el que no se aprecian altibajos ni brus- interpretado como indicativo de un mayor consumo de car- cas rupturas. Este hecho observable en el estudio tipológi- ne fresca, que se correspondería con ocupaciones cortas o co del material retocado, ha sido corroborado por el análi- temporales de los asentamientos. Frente a estos rasgos, la sis tecnológico de todo el repertorio lítico, y en cierta ma- abundancia de marcas de descarnado y restos de fuego en nera se mantiene en los niveles epipaleolíticos del Sector los huesos. así como la preferencia de las partes anatómi- Exterior. La continuidad de este proceso junto con la pro- cas con mayor aporte energético, indicarían una ocupación pia variabilidad del Magdaleniense dificulta enormemente de mayor intensidad y duración. Este esquema, en princi- el etiquetado de esta industria y en definitiva la delimita- pio muy sugestivo, nos parece excesivamente rígido y aún ción del Magdaleniense-Epipaleolítico. poco contrastado, aunque es obvio que debieron de existir Tossal 11 b (Sector Exterior) mantiene unos rasgos que en la región distintos tipos de asentamientos que se interre- le asemejan a Tossal 1 (Sector Interior), aunque ahora des- lacionaban entre sí. Definir con bases sólidas esta variabi- ciende el grupo de las hojitas frente a un mayor incremen- lidad y los distintos modelos de funcionamiento será preci- to de los raspadores. Aparecen además algunos escasos samente uno de los objetivos de la investigación los próxi- segmentos de círculo. Tal vez la mayor novedad sea la mos años. aparición del utillaje macrolítico y del retoque simple pro- fundo con tendencia a invasor y bifacial, que en este mo- Evolución de las industrias mento todavía presenta bajos porcentajes, pero que se in- crementa progresivamente durante Tossal IIa, al tiempo La práctica totalidad de las industrias líticas del Tossal que descienden los raspadores y los útiles sobre hojita, pa- de la Roca están talladas sobre sílex (o caliza silificada) ra alcanzar su máximo apogeo en Tossal 1 (Sector Exte- del entorno más cercano al abrigo y no se observan varia- rior). Ahora los raspadores presentan proporciones bastan- ciones significativas en la utilización de los distintos tipos te bajas, aunque no tanto como el grupo de la hojitas, y a lo largo de toda la secuencia, aunque sí una selección aparecen con un número bastante elevado los trapecios. preferente del sílex de mejor calidad, como es el melado, La secuencia epipaleolítica del Tossal, iniciada en el para la fabricación de determinados utensilios (hojitas de nivel 1 (Sector Interior), presenta un proceso evolutivo dorso y geométricos). bastante coherente en el que la continuidad sigue siendo la Los niveles magdalenienses contienen una industria tónica dominante de las industrias, aunque esto no impida esencialmente microlaminar, aunque las lascas también ad- una clara caracterización del Epipaleolítico con geométri- quieren una buena representación y son utilizadas como cos en el nivel 1 (Sector Exterior). A pesar de la nitidez que soporte para el grupo de los raspadores, dorsos, truncatura este proceso transicional muestra en el Tossal, entre otras y los escasos buriles. En general muestra un dominio ma- razones por la continuidad ocupacional, que duda cabe que yoritario del grupo de los útiles sobre hojita -entre las que existe una enorme dificultad en la estructuración de mu- se incluyen hojitas truncadas, de dorso truncadas, micro- chas de estas industrias. Junto a una clasificación no siem- gravettes e incluso algun triángulo-, muy superior al de pre fácil dado su atipismo, la frecuente ausencia de refe- otros yacimientos de similar cronología como sería el de rencias estratigráficas, así como la proliferación de térmi- Matutano, con el que sin duda, y a pesar de ciertas diferen- nos mal definidos y por tanto poco convincentes, hay que cias (representación del grupo de las hojitas, industria añadir su variabilidad diacrónica y el solapamiento de al- ósea, ...) más rasgos tiene en común. gunas de sus facies, lo que sin duda provoca un panorama Tossal IV es el único momento de la ocupación magda- confuso y oscuro de uno de los períodos transicionales leniense en el que el IB e IR muestran un cierto equilibrio. más sugestivos de la Prehistoria, magnificamente ejempli- Creemos, y así lo hemos expuesto en diversas ocasiones, ficado en el Tossal de la Roca. que se trata de un Magdaleniense superior, a pesar de la fe- cha a la que como ya hemos señalado antes y dada su alta Explotación del territorio y estacionalidad banda de indeterminación no le damos excesivo valor. Los niveles superiores, Tossal 111 y 11, reflejan un claro El abrigo del Tossal de la Roca está ubicado en la base descenso de los buriles frente al incremento de los raspa- de un escarpe rocoso a más de 600 m sobre el nivel del C. CACHO, et al. mar en un entorno con fuertes rupturas topográf~cas,en el cierta movilidad, que como veremos más adelante evolu- que junto a barrancos -como el propio de Penegrí, de les ciona con el tiempo, aunque éste es un aspecto que resulta Roches y de la Gleda, entre otros- y pequeños montículos aún difícil de valorar. aparecen importantes elevaciones, como la Serra d'Alfaro Con respecto a la estacionalidad de las sucesivas ocu- y la más cercana de la Foradada. Este ámbito es especial- paciones del Tossal poco es lo que se puede decir en rela- mente favorable para la cabra montés, especie dominante ción a los niveles magdalenienses, dada la escasez de res- en el registro faunístico de las ocupaciones tardiglaciares y tos que apuntan a una ocupación más temporal del asenta- con una buena representación en las fases posteriores del miento (iinvierndprimavera?). Por el contrario durante el Holoceno inferior. Epipaleolítico la frecuentación del yacimiento sería mayor Junto a este entorno escarpado aparecen suaves depre- y las estancias más prolongadas. El análisis de los restos siones como la de Vall d'Alcal3, 2 km al este del Tossal, carpológicos sitúan estas ocupaciones en el verano, ya que donde la presencia del bosque le convertiría en un biotopo es entonces cuando fructifican las plantas de silene y arve- propicio para el ciervo, particularmente bien representado ja, así como en el otoño, estación en la que maduran las en los momentos postglaciares. En estos valles se desarro- bellotas y probablemente se produciría su recolección. Pa- Ilm'an también praderas donde crecerían distintos tipos de ralelamente, el estudio de los restos faunísticos documenta herbáceas que servirían de alimentos para las manadas de una caza continuada de la cabra montés durante todo el caballos y bóvidos, cuyos restos han sido localizados, aun- año, aunque se observan dos momentos álgidos que serían que en menor proporción, en los niveles holocenos. el verano y el otoño. Por el contrario, el ciervo se cazaría La localización geográfica del Tossal de la Roca en un con preferencia en primavera. En resumen, la multiestacio- área caracterizada por fuertes contrastes en el relieve, per- nalidad de estas ocupaciones del Holoceno inferior. fiel mitió a los grupos humanos que habitaron este asentarnien- reflejo de la mejoría climática y la ampliación del espectro to tener fácil acceso a dos biotopos bien diferenciados, fa- faunístico y florístico, contrasta con una ocupación mucho vorables para la mayoría de las especies faunísticas repre- más limitada en el tiempo que caracteriza a los distintos sentadas y en particular para los dos tipos de ungulados periodos tardiglaciares. más frecuentes en las sucesivas ocupaciones del abrigo, y de esta manera controlar los territorios de caza de su entor- no más inmediato. NOTAS Este control intensivo del medio más cercano al asenta- miento se hace también evidente a través del análisis de las ' Los análisis fueron efectuados por M. Velasco y L. Femández de la fuentes de aprovisionamiento de las materias primas. Su Facultad de Biológicas de la UniversidadComplutense de Madrid. estudio ha permitido la localización de las fuentes de la ' Con este término queremos definir una serie de piezas de difícil cla- mayoría de los tipos de sílex diferenciados en el yacimien- sificación que presentan retoque profundo con tendencia a invasor bifa- to. Estos afloramientos, a excepción de uno, se situan en cid, y en algunos casos inverso o alterno. Las piezas que aparecen en el Tossal pueden encuadrarse en un sentido amplio en los tipos de raedera un radio de 4 km en tomo al asentamiento. bifacial denticulado o piezas a medio hacer propuestos por Cauvin Junto a estos datos existen otros que permiten deducir (197 1 ) para el Campiñiense Bergeracois del Perigord. Somos conscientes desplazamientos a entornos algo más alejados. Así, algu- de la imprecisión del término y se utiliza aqui de forma provisional para nos vestigios de la ictiofauna no se encontran'an en las in- relacionarlo con el material citado como tal por 1. Barandiarán (1978) en mediaciones del yacimiento, y obligarían a trasladarse a su estudio de Botiquena del Moros. cotas más bajas, en la zona media o baja de algun curso fluvial para capturar el barbo o incluso a las zonas costeras para conseguir la baila. Entre las materias primas utilizadas en el Tossal de la Roca, una de ellas, el sílex de aspecto melado, presenta su fuente más cercana de aprovisionamiento -al menos según los resultados de nuestras prospecciones hasta el momen- t* en Penella, a unos 20 km de distancia, lo que implica nuevamente la existencia de desplazamientos a áreas más alejadas. A esta hipótesis contribuye el hecho de que los afloramientos de materia prima se situen casi siempre en zonas de paso o vías de acceso hacia la costa, a la que se podía llegar facilmente bien a través de Vall de Gallinera o de Vall d'Ebo. Creemos que la costa era frecuentada gra- cias a la presencia de numerosos adornos sobre valvas de moluscos marinos, aunque este hecho también podría in- terpretarse como producto de un sistema de intercambio. En cualquier caso los datos antes expuestos hablan de una EL TOSSAL DE LA ROCA (VALL D'ALCALA, ALICANTE).

AUTORES

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