16 Revista turística de Los Arapiles Campo de batalla (pg.04) no.16 Primavera - Verano 2012 El 22 de julio se conmemora el bicentenario de la batalla de Los edita Arapiles, o de Salamanca, que supuso el principio del fin de Napoleón. Diputación de Salamanca presidente Francisco Javier Iglesias García Robledales. Paisajes de clorofila (pg.08) diputado de turismo y patrimonio , Quilamas, Sierra de Francia o El Rebollar, toda la franja Antonio Gómez Bueno meridional salmantina ofrece un sugestivo paseo entre robles y rebollos. C/ Felipe Espino, 1 37002 Salamanca Tlf.: 923 293 100 [email protected] Ledesma coordinación muda la piel (pg.12) José L. Crego Tras un vigoroso proceso de renovación, una ruta urbana colaboradores A Mano Cultura, Luis Miguel Mata, descubre la nueva Ledesma, la del patrimonio y la emoción. Francisco Morales, José Antonio Sánchez Paso, Raúl de Tapia, Emilio Vidal Matías, José Luis Yuste. Arribes y Sierras fotografías El nuevo aceite (pg.18) Sergio Ampudia, Víctor Casas, Miguel Corral, Egido Pablos, Agustín Fernández Dos comarcas salmantinas de tradición olivarera, las Arribes y las Sierras Albalá, Oscar J. González, Agustín de Francia y Béjar, han apostado por la calidad y el oleoturismo. González Julián, Francisco Martín, Adrián Mateos, José Agustín Sánchez, Santiago Santos, Vicente Sierra Puparelli. diseño y maquetación Camino Asentadero Alter Bi Bosque de los espejos (pg.22) imprime Gráficas Lope Entre , y San Martín del Castañar discurre este camino de arte en la naturaleza, toda una tentación. portada Camino Asentadero-Bosque de los Espejos (Fotografía: Francisco Martín).

La Diputación de Salamanca no se hace Béjar, alma de blues (pg.26) responsable de la opinión de los colaboradores. Queda prohibido reproducir total o parcialmente el contenido de la publicación sin autorización A mediados de julio, aficionados y melómanos tienen una cita expresa del editor. obligada; llega el festival internacional de blues de Béjar. Ejemplar gratuito. Prohibida su venta. Depósito Legal: S. 51-2004 www.lasalina.es/turismo Cielos mudéjares (pg.30)

En las tierras orientales varios templos de humilde factura esconden uno de los tesoros mejor guardados del patrimonio artístico salmantino. el Arapil Chico y laciudaddeSalamanca. Monolito sobre el Arapil Grande; al fondo, Chico (897 m.), dostesosapenas levan - Arapiles, el Grande (898 metros)el y para próxima cosecha. Yenmedio, Los yano de la tierra desnuda ypreparada ondean bajo el sol primero, color cárde trigueras que lor dorado de las espigas verde delasprimaveras bienllovidas, co- abierto campo de cambiante color: color y,varrasa de Arriba entre una y otra, el A * PorFranciscoMorales.Fotografía:SantiagoSantos Campo debatalla Los poblacionesCal deArapilesy Salamanca se encuentran las ochoescasos kilómetrosde

Arapiles - - en ocasiones, sobrecoge cuando el recuer ahora abandonada.Elsilencio impera y, añadió unaposterior línea de ferrocarril alaque se la hiriendo lalimpiageografía como ayer, de alasombra losdosalcores y recientemente asfaltado, se cruzan,hoy Dos caminosnaturales, uno“civilizada” mundo enunmomentodelahistoria. destino predestinó para ser centro del les rodea, dos colinasque el caprichoso metrostados unos sobre el terreno que - recordar con emoción lo que allíse vivió. de lascansadastropas llegada ypoder así con lamiradaque el tiempo nosofrece, la los promontorios paraintentar escudriñar, das mientrasal más alto se de peregrina conviene retroceder- unas cuantas jorna único premio de lavidaomuerte. Mas yfuego,sangre abayoneta calada,conel enfrentaron entre sídurante unlargo díaa cientos años, cuandocien milhombres se Sucedió un 22 de julio de hace ahora dos- do de loallípasadoproduce escalofríos. 05

EN PRIMERA PERSONA Los Arapiles

Atardecer en la ermita de Nuestra Señora de la Peña, . Abajo, paneles informativos en el teso de S. Miguel; al fondo, los dos Arapiles.

Todo sucedió en el marco de la llamada y . Al amanecer del día Eran pues las dos y media de un cani- Guerra Peninsular (1808-1814) –“de la siguiente continúan con su marcha en cular día de pleno estío cuando la gran Eran las dos y media de un Independencia” para nosotros-, en la que paralelo salpicada con pequeñas escara- batalla se inició y que hasta que la luz canicular día cuando cien mil Francia y Gran Bretaña dirimían sus cui- muzas; sin saberlo, se dirigen al definitivo del sol declinó, se prolongó. Cien mil hombres se enfrentaron tas y ansias de dominio al tiempo que Es- encuentro en la ondulada planicie de Los hombres se enfrentaron, más de 10.000 paña y Portugal defendían su libertad ante Arapiles, cuyo promontorio más elevado fallecieron o fueron heridos. Grabado iluminado “Batalla de Salamanca”, de W. Heath/Clarke. El Arapil Grande con el monolito en la cima. el invasor francés. Al mando de las tropas es tomado por el francés, ocupando el aliadas –británicos, portugueses, españo- menor los aliados. Subido al Grande Arapil, sentado en la les…- se encontraba el siempre dubitativo grada del obelisco que recuerda tan his- abierto; pero nada siento, sino la inmen- con las encinas tronchadas y cundida la el patronazgo de España, como fuera Arthur Wellesley, lord Wellington; al fren- tórico avatar, intento hacer mía la historia Las alturas del sierro, sa paz que agradezco a los que por ella tierra de caballos y hombres muertos – confirmado por las Cortes de Cádiz, te de las francesas, el mariscal francés Au- mirando por encima de los surcos abier- “Peñasagudas” bien cerca murieron; pero nada sufro, sino al pro- al decir del tío Pascualón-, en éste que precisamente y también en el año 1812. gust Marmont. Tomada la decisión por el tos en un campo en el que el valor tuvo su el teso de la “Cabaña”, pio hombre queriendo romper el regalo vivimos tan sólo sopla el viento sobre lo Los Arapiles, en fin, un año, un campo inglés de pasar a la acción, cruza el río asiento. Enfrente, al alcance de la vista, también el de la “Cuquera”, de la armonía. Y esta es la disyuntiva en que hoy es enorme monumento funera- de batalla y dos caminos a recordar. A la Águeda el 13 de junio, toma Salamanca el puesto de mando enemigo a cuyas de- las peñas del “Castillejo” la que se mueve el género humano: paz rio abierto a todos los los cielos, punto de hora de las dos y media. Muerte y vida, dos semanas después e inicia una marcha cisiones debo anticiparme. Abajo, tronar o guerra, aunque para conseguir la pri- encuentro para estudiosos de la historia guerra y paz. de persecución, de ida y vuelta, tras el que tienen buena defensa de cañones, olor de pólvora, jinetes al ga- mera sea necesaria, desgraciadamente, militar y lugar de meditación sobre la, a ejército francés que se había dirigido al pasaron a la “Atalaya” lope, cruzar de sables, gritos enardecien- no olvidar la segunda. veces, triste condición humana. río Duero, llegando de nuevo al Tormes de Mirandilla, bien cerca do al combate, ayes lastimeros, estertores el 21 de julio. Bajo un fuerte aguacero los colocaron los cañones últimos…; quiero entonces advertir, pa- No pudiéndose retener lo que es fugaz, Mientras tanto, los días pasan por el Si- aliados pasan la noche en los alrededores hora de las dos y media rar, hacer ver… pero nada veo, sino la bien se optó por respetar el escenario en tio Histórico del Campo de Los Arapi- de la capital salmantina, mientras que los paz de un campo laboreado; pero nada (Copla del Tío Pascualón) el que tuvo lugar la batalla al que, junto les, al pie de cuyas laderas discurren en napoleónicos lo hacen en los de Huertas escucho, sino el quedo sonido del campo a las ya citadas, se asoman y circundan, paz los peregrinos; unos, hacia el sur, se como entre bambalinas, las poblaciones dirigen hacia el sueño eterno de Teresa, de Miranda de Azán, Las Torres, Santa la santa andariega nacida en Alba tras Marta, Carbajosa de y Te- la muerte; otros, hacia el norte, por el Francisco Morales es coronel (R) rradillos. Y si en aquél tiempo “las balas otro extremo y algo más lejano marchan del Ejército del Aire, licenciado y Premio de Grado en Historia del Arte, y miembro del iban rasas y las granadas con ellas” no a la llamada de Santiago, el apóstol con Centro de Estudios Salmantinos. dejando tomillos ni tampoco carrasqueras, el que la carmelita reformadora comparte

07 PAISAJES Robledales Paisajes de clorofila

* por Raúl Tapia, Fundación Tormes-EB Fotografía: Imágenes Naturales

nabarcable, Más allá de la presente postal de tiempos luminoso, em- y tonalidades está la dimensión del espa- I baucador… cio. Esa idiosincrasia del robledal sufre un robledal cosecha epítetos como gratas distorsiones sobre el topográfico de acto reflejo, inconscientemente. Los la provincia. Su condición de bosque en- ojos están acostumbrados a verlos de- treverado, a medio camino de las encinas rramarse por las faldas de la sierra o y las hayas, le permite dibujarse de varia- que la niebla gatee sobre ellos cuando dos estilos según donde nos encontremos. se inaugura la mañana. Reconocemos un entramado denso de troncos y ra- Así, existe la floresta norteña, de conta- mas, engalanados con verdes de prima- gios atlánticos atrapada en las Quilamas vera a verano, velados de amarillos en y Sierra de Francia. La Honfría, junto el otoño, hasta teñirse de gris en el in- a Linares, ejemplifica esta singularidad vierno. Cuando los líquenes cubren su donde nos encontramos las espectacula- desnudez durante los fríos, centellean res azucenas silvestres o las peonías, esas resplandecientes los días de lluvia. Pero rosas de monte que tanto gustan a las el verdor, esa adicción del paisaje por serranas. La proximidad del pico Cer- la clorofila, es su personalidad. vero incita a su atenuada ascensión;

Robledales y charca en , El Rebollar. Trepador azul en vuelo (Foto Oscar J. González).

9 ... engalanados con verdes de primavera a verano, velados de amarillos en el otoño

recorrido que atraviesa Cantagallo, de enterrar bellotas para el largo invier- Puerto, Peñacaballera, y Lagu- no. El escaso olvido de su basta memoria nilla, para arrimar la ruta hasta Monte- permite la germinación tan sólo de algu- mayor del Río. El castillo se eleva sobre nas de ellas, ayudando en la regeneración

Frondosidad de helechos entre los rebollos, Sierra de Francia. el pueblo para estar a la altura estética más espontánea. Flor de peonía o duelecabezas. del lugar. Cualquiera de estas localidades bien merece un receso, y Montemayor Mas si queremos ahondar en el uso atá- obliga a conocer su cestería tradicional. vico de las riquezas del campo, Peñapar- da es la elección. El toque de su pandero desde sus más de mil cua- invita a la contemplación. La Dehesa Micropaisajes de líquenes y musgos. Asentadero-Bosque de los Espejos, Desde el extremo meridional de Sala- cuadrado nos relata vivencias cantadas a Arriba, laderas del pico Jálama, . trocientos metros seremos testigos que revoletea también por Sequeros cercana, que trepa pareja a los arroyos y manca saltamos al suroeste, donde El la intimidad del fuego. Percusión de ro- de la transición y diversidad de los y las Casas del Conde, permite el acer- riberas del Cuerpo de Hombre, pasa del Rebollar adquiere mayúsculas. La vege- ble y cabra: la música de los emboscados. paisajes salmantinos. camiento a un privilegio que la naturale- monte en madurez a una juventud inci- tación se convierte en nombre propio al Esta localidad esconde además, entre sus mientras el agua llama a Monet, riendo za ha querido dejar olvidado. El carballar piente según nos aproximamos a Hoya bautizar a esta comarca. Mucho hay por chirpiales y brinzales, una vieja cantera en cada minúscula cascada. Quizás sea Ya en la sierra de Francia, es ineludible cuenta la historia pasada, aquella que ha- Moros. Hasta allí, el maridaje de bolos ver y andar junto a la raya con Portugal. de piedras de molino. Todavía se ven al- el secreto de este lugar: agua y luz con- el paseo por tres enclaves. El primero nos bla de los glaciares de Béjar, lenguas de graníticos y difíciles rebrotes se dejará La distancia y el aislamiento han facilita- gunas muelas petrificadas en el tiempo, formando una trinidad pagana con los cita en Cepeda, junto al arroyo de San hielo que un día se retiraron. conquistar por la montaña altiva. do la pervivencia de usos y costumbres, detallando el esfuerzo del brazo para robles centenarios. Allí los regatos hue- Pedro, donde un puente de fábrica aus- de folclore y gastronomía. Estos empare- arrancarlas de la roca madre y la atina- len a fertilidad, provocando una sensa- teramente bella nos pone a los pies de Y aquí, en las lomas que circundan la jamientos nacen de la utilización atávica da inteligencia de quien supo descifrar la ción de lugar primigenio. Igual son tam- ejemplares centenarios. Bien cerca tene- villa ducal hallamos unos melojares dife- de los recursos naturales, que llegan a idoneidad del roquedo. El silencio de las bién los trinos y canturreos, la tonadillas mos el segundo, en la Herguijuela, don- rentes. Candelario abre sin duda este se- nosotros bajo la nomenclatura de la tra- mazas y cinceles lo rellenan los leves sil- de los petirrojos y herrerillos los que le de su haya nos anuncia una flora donde gundo capítulo, con arboledas de media Las peonías, esas rosas de dición. Su representación museística se bidos de agateadores y trepadores, aves dan una patina de autenticidad. vendimiar imágenes nuevas con nuestras montaña. Los prados, mantenidos por monte que tanto gustan a puede visitar en Navasfrías. Allí su museo sabias que buscan su avituallamiento cámaras. Algo nos dice al acercarnos al vacas y pastores, tienen costuras de pie- las serranas recoge fotogramas tangibles de un tiempo entre los líquenes de las cortezas. Bajo esta alquimia, podemos cerrar la lugar que hay algo distinto, ya cuajado del dra y roble. Aún se mantienen los muros que no volverá a ser. Hacerse montaraz es vivencia con un paseo nocturno, aguan- espíritu de las tejedas. Pero el tercero vivos, donde el granito de las morrenas en extremo sencillo, en un territorio fre- Este deambular deja para el final un tar hasta que marche el día y dejarnos de los enclaves gana el órdago de la exce- se minimaliza en forma de vallas. Es cuentado por perdederos a vista de pájaro lugar tímidamente conocido y no muy conquistar por cárabos y autillos. En- lencia. Y es que San Martín del Castañar en estas lindes donde no llega el diente Estas tierras son también queridas por desde el pico Jálama. La soledad del pa- transitado. El Payo se baña de los arro- tonces sí conoceremos los robledales, goza de un auténtico valle de carballos, el del ganado y el rebollo pervive a salvo, los castaños que bordean la carretera seo facilitará el encuentro con los arren- yos que crían al Águeda. La impetuosa entonces sabremos por qué son encruci- roble cantábrico. Sin duda el Camino del orquestando un paisaje en mosaico que vieja que baja a Extremadura, en un dajos, aliados del roble con su costumbre luz entre la hojarasca apela a Sorolla jadas para encontrarse.

10 11 Ledesma muda la piel

* Por Emilio Vidal Matías. Fotografía: Francisco Martín

12 13 En los accesos reciente- mente se han acondicio- nado aquí y allá pequeños aparcamientos para no perturbar el goce de quien llega ávido de respirar tran- quilidad y armonía. Deam- bular por sus calles es una búsqueda sensorial, destina- da al disfrute y la contem- plación de una villa histórica en la que reencontrarse pau- sadamente con la paz de sus calles y una insinuante invita- ción a la serenidad interior.

Durante el recorrido, la mirada del visitante no se verá pertur- bada por canalones, bajantes, cables, aparatos de climatiza-

Es la nueva Ledesma, la Palacio de la familia López Chaves. Página anterior: acceso al casco antiguo desde el aparcamiento de El Castillo. del patrimonio y la emoción, ntre las diversas formas de aden- atalaya, la villa también se revela como solemne de siglos de historia ha surgido la de la experiencia y el futuro trarse en la provincia de Sala- bienhechora de los encinares próximos, un nuevo escenario en el que palacios y E manca para conocer sus tierras que se propagan hasta enseñorearse de viviendas han sido vestidos de gala, con y sus gentes quizá ninguna resulte más una parte importante de la provincia. una nueva piel para mirar de frente a la ción o rótulos comerciales; todo aparece tocado por sugerente que el recorrido por los con- modernidad. Es la nueva Ledesma, la del una mano melodiosa que los ha ordenado a su gusto juntos históricos. Son doce núcleos ur- Su conjunto histórico se perfila como un patrimonio y la emoción, la de la expe- y antojo, sin que alteren una escena que resulta cau- banos distintos y complementarios, que rincón en el tiempo, ceñido por la con- riencia y el futuro. tivadora, buscando la belleza del paisaje urbano. Se instruyen a los viajeros en el arte de in- fluencia de vías de trazado antiguo que reconfortará descubriendo cómo se armonizan calles, acudían hasta él para sortear y vadear el terpretar lo que a su paso encuentran. espacios libres y jardines, y prestando especial aten- Tormes. Río y caminos se abrazan a la Eso sí, todos ellos reverencian al prin- ción a los muros, perfiles, movimientos y encrucijadas. colina, hasta el punto de determinar su cipal, la ciudad de Salamanca, que por estructura de defensa y condicionar el Después le cuentan que la implicación de los vecinos su categoría ostenta el rango de ciudad Ledesma asentamiento de los primeros pobladores. y el sentido de pertenencia de la ciudadanía han obra- Patrimonio de la Humanidad. do el milagro. El cambio de lo subjetivo a lo colecti- Felizmente para propios y visitantes, la vo, vivir con la sensación de compartir han sido La altiva Ledesma es uno de estos muni- señorial dama ha abandonado sus viejos cipios elegidos. Alzada sobre un promon- ropajes medievales anclados en el tiem-

torio, gobierna un paisaje de peñas gra- po y ha asistido a un vigoroso proceso de Subida al adarve desde el patio de armas de la Fortaleza. níticas a orillas del río Tormes. Desde esa renovación urbana. Sobre una atmósfera Arriba: casa de San Nicolás y calle Paños (Foto Agustín F. Albalá).

14 15 Una ruta urbana susurrada en fundamentales para llevar a buen puerto este pro- los berrocales que hicieron de Ledesma forma de delicadas y la leyenda del inocente Nicolás y el pér- yecto de renovación urbana y recuperación social. un castro defensivo. Este paseo de Alon- pequeñas historias fido wali Galofre, que tuvo este emplaza- so Andrea, que así se llama, inmortaliza miento como marco. Absorto en esas meditaciones, el viajero no ha la vida heroica y quijotesca de este ledes- mino que ha sido honrado por la fantasía reparado en una presencia silenciosa que le es- El tercer espacio, el de la plaza de la For- Concluido el recorrido y fatigado por el popular venezolana de Caracas. colta desde el comienzo de la visita. Delicadas taleza, nos propone una invitación esce- deambular, el viajero se adormece por señales y marcas situadas en calles y edificios nográfica en un marco presidido por la el sopor, tras haber comido en alguno Antes de acceder al siguiente lugar em- han sido destinadas a poner acentos al recorri- construcción militar y secundado por de los restaurantes, situados extramu- blemático resulta indispensable aceptar do. Una señalización le acompaña sutilmente los principales protagonistas del devenir ros, que históricamente han recibido la invitación que nos ofrece el paseo y en su deambular, formando parte de la ruta ur- histórico: el cerco amurallado sobre el a los visitantes del mercado medieval. visitar el centro de interpretación histó- bana circular en la que todo ha sido dispuesto que se asienta; el escudo concejil y via- Mientras, por su mente desfilan imá- rica “Bletisa”, la Ledesma romana, que para insinuar, sugerir o explicar los secretos genes de la metamorfosis contemplada. sin lugar a dudas constituye el faro de jero que preside la entrada; y el verraco, mejor guardados. Todo ello, susurrado en Una realidad que aparece bañada por la visita. En su interior la ruta urbana un tótem perteneciente al primer pobla- forma de delicadas y pequeñas historias, que una luz radiante que transmuta la piel alcanza otra dimensión y sus elementos, miento de Ledesma. desvelan incógnitas y misterios. de la villa, dando paso a una nueva epi- aparentemente desconectados, adquie- ren nuevo sentido. Unos y otros enca- Finalmente, San Nicolás da nombre a dermis acogedora desde la que penetrar El itinerario se encuentra jalonado por cua- jan, formando un mosaico temporal la única puerta de la muralla que per- en el interior y captar su esencia. Al fi- tro espacios de interés principal y un faro, por el que desfilan la leyenda, la histo- manece en pie. Desde este cuarto espa- nal, el visitante percibe que el primer que articulan en torno a ellos las claves ria con mayúsculas y personajes como cio se accede a su adarve, convertido en elemento de tacto son los pies y descu- esenciales del recorrido. El principal es la el Padre Petisco, representante de una mirador privilegiado para contemplar la bre que sentir esa nueva epidermis es el Plaza Mayor, en la que se dan cita los tes- villa ilustrada y acogedora. vega del Tormes y especular en torno a sentido último del viaje. timonios esenciales del poder y la vida ofi- cial: la iglesia de Santa María, los palacios y los edificios concejiles. En este marco se ha dado tradicionalmente cobijo a los aconte- cimientos festivos y lúdicos más relevantes, en los que participaban activamente los habitantes de los barrios extramuros.

Desde allí, el Arco de los Roderos facilita el acceso al mirador del Tormes, que con- forma el segundo de los espacios. Este al- tozano se encuentra suspendido sobre la muralla que rodea la villa; desde allí es posible vislumbrar la hendidura del río y

Mirador del río Tormes desde un cubo de la muralla. Arriba: señal interpretativa de la ruta urbana. Página siguiente: la calle Toro, tras el proceso de renovación.

16 Arribes y Sierras El nuevo aceite * Por José Luis Yuste

somada al Mediterráneo, no podía ser de otra manera. Es- A paña, como el resto de países que perfilan el Mare Nostrum, verdearía sus aguas si en ellas reflejase el color de sus olivos. Desde el pórtico levantino las manchas de olivares se extendieron al resto de las tierras peninsulares, inclui- dos los valles meridionales de la mese- ta castellana. Y si este árbol centenario conquistó el paisaje, el zumo de su fru- to se convierte en ingrediente rey de la dieta y unción en la despedida final. En- tre sus múltiples aplicaciones, el versátil aceite también es luz, como sucede en la localidad salmantina de Miranda del Aceitunas de la variedad Manzanilla Cacereña Castañar cuando, en la noche de cada (Foto José A. Sánchez). 7 de septiembre, la Virgen de la Cuesta recorre entre candiles y faroles el camino personalidad paisajística propia y ambas enarbola la bandera la defensa de un que separa su ermita de la iglesia. pueden presumir de aportar indudables paisaje, una biodiversidad y una forma argumentos en torno a la nueva cultura de vida, al tiempo que evita la conde- Precisamente, esta villa condal está en- del aceite y el oleoturismo. na de ese árbol de estética caprichosa y clavada en una de las dos comarcas oliva- longevidad desafiante. reras que acoge la provincia de Salaman- Salamanca, con seis almazaras ubicadas ca, en concreto las Sierras de Francia y en -etiqueta de Se muestran aquí los olivares, por lo ge- Béjar, reconocidas como Reserva de la ecológica-, Aldeadávila de la Ribera y neral, en parcelas aterrazadas, ganadas Biosfera por la UNESCO. La otra son Villarino en Las Arribes, , La- desde tiempos remotos a base de esfuer- Las Arribes, en los límites con el vecino gunilla y , en las Sierras, ha zo y tesón por quienes se empeñaron en Portugal y con declaración de Parque apostado decididamente por la calidad hacer cultivables aquellas laderas al abri- Natural. Cada una de ellas presenta de su aceite virgen extra. Y, junto a ello, go de vientos insanos. Es peculiaridad Aceite de oliva virgen extra salmantino, sinónimo de calidad (Foto Santiago Santos).

19 Labranza del olivar. Derecha, recolección de aceituna tras el vareo (Foto Víctor Casas). Abajo: olivos en bancales (Foto Vicente S. Puparelli). El museo del aceite “El lagar del Mudo”, en S. Felices de los Gallegos (Foto Francisco Martín); el zumo de la aceituna, tras la extracción (Foto Miguel Corral). de la provincia, en la que predomina la ... parcelas aterrazadas, relación, en saben variedad Manzanilla Cacereña, buena para de la Cornicabra, con matices sobre la to- -bien manual, bien con medios mecáni- predios nos ofrecen; conocer a sus gentes, son elementos que cuentan. Catas se verdeo y con aceituna destinada a mesa, ganadas desde tiempos ledana. En la Sierra de Francia no se olvi- cos- las destinadas al lagar. Allí, huyendo sus pueblos, su singular arquitectura en al- desarrollan ya en la Sierra de Francia, como lo ponen de manifiesto las cantida- remotos a base de dan de la Ocal, hablando de su reciedum- de que se atrojen, se desarrollarán todos gunos casos, sus costumbres y tradiciones. donde junto con la de Béjar, se acaba de presentar la I Ruta Oleoturística; también, des que recogen , Sotoserrano y esfuerzo y tesón bre ante las heladas y haciendo guiños a esos pasos del proceso de extracción oleí- a nivel privado, en algunos puntos de Las , sin que ello suponga renun- su recuperación. cola cada vez más automatizado y con Arribes, donde existen almazaras de cia de almazara. No faltan autóctonas. De mayores controles que garanticen la ca- Las Sierras de los siglos XVIII, como la de Ahigal de los hecho, el Banco de Germoplasma Vege- En época de fríos, allá por noviembre o lidad que se pretende: limpieza y lavado, Aceiteros o el Lagar del Mudo, converti- tal de Córdoba ha catalogado la Zor- diciembre, se apañan las aceitunas. Pre- recepción en tolvas, molturación en el Salamanca estrenan do éste en espacio museístico en torno zal de Arribes y, aunque no for- feriblemente a mano, ordeño, molino, paso por la batidora para calen- Ruta Oleoturística al aceite, en San Felices de los Gallegos. me parte de la selecta las de verdeo, o vareando tar la masa, centrifugación con separación Ambas localidades están unidas por el de aceite y alperujo, decantación… hasta GR-14, Senda del Águeda, que pone ca- llegar al exquisito zumo oleoso. Sin duda, La cata es otro elemento fundamental mino hacia Santiago. una gratificante vivencia para el visitante. para que gastrónomos y cocineros pue- dan apreciar las virtudes, en este caso, del En este proceso hacia una nueva cultu- Lo mismo que lo será recorrer las zonas aceite de oliva salmantino. También per- ra del aceite en las tierras salmantinas olivareras salmantinas, los terrenos que al- mite adentrar en este particular mundo resulta vital que se consoliden los pro- a aficionados y profanos en la materia, y bergan esos árboles más sugerentes cuan- yectos de dinamización existentes, me al tiempo familiarizar a los escolares con to más añosos, experiencia que permitirá dice el experto que ha sido mi guía en conocer in situ los entresijos de su ubica- este fruto esencial de la dieta mediterrá- esta incursión oleícola; en concreto, que ción, los microclimas, características de nea. Ahí se diferenciarán las característi- la marca de calidad Tierra de Sabor lo los terrenos, los porqués de un modo de- cas organolépticas que confieren persona- acoja ya desde la próxima campaña, y terminado de recolección, los avances en lidad al zumo de la aceituna que debe ser, que fructifiquen los trabajos encamina- este sentido para evitar defectos al fruto. Y, como atributos positivos, frutado, amargo dos a conseguir una Denominación de desde ahí, completar el disfrute con las es- y picante, todo ello en sus diferentes ma- Origen: Duero Internacional y crear un tampas serranas o arriscadas que aquéllos tices. Color, sabor, fragancia, densidad... Panel Internacional. Que sea.

20 21 Camino Asentadero Bosque de los espejos

* Por A Mano Cultura

El paisaje estaba ahí. Los árboles, las sombras, las torrenteras delgadas, los narcisos en invierno, los madroños que nunca amarillean.

Había también, sobre esta misma geografía, San Martín del Castañar Sequeros Las Casas otras sendas para pasear, para inventar historias y recrearlas. del Conde

ste camino circular de arte y ermita del Humilladero y llegamos has- naturaleza, denominado Asen- ta un espacio ganado para la naturaleza E tadero- Bosque de los espejos, y las personas. Donde ahora aparece la recorre diversos paisajes de la Sierra de silueta de una casa que abraza a un ár- Francia y une tres pueblos: Sequeros, Las bol (La casa del árbol, de Luque López) se Casas del Conde y San Martín del Cas- asentó durante año un vertedero. Ahora, tañar. Convive con otras rutas (tramo de anulado y convertido en un lugar de GR -184 y la senda circular San Martín juego y encuentro, la casa protege al del Castañar) y en su transcurrir ofrece al árbol con la promesa de conservar caminante sorpresas, reflejos, metáforas y repoblar. Si la naturaleza es tan y espejos, repartidas por el bosque y las vulnerable, nosotros, reflejo de la piezas escultóricas ocultas en él. Reme- naturaleza, también. mora cuentos inmemoriales e invita al ca- minante al juego de imaginar significados El camino desciende hacia Las Casas del para lugares que no fueron inventados, Conde y se desenvuelve entre robles, sino que ya eran antes de que los pies de castaños, acebos y madroños. Es alguien llegaran hasta allí. alegre y frondoso, donde enor- mes rocas se cubren con Puede iniciarse en cualquiera de los musgo espeso que municipios citados, siguiendo el sentido aparece mullido aconsejado. En este paseo, más literario y aterciopelado que real, salimos desde Sequeros para en el tiempo evitar subidas pronunciadas. Dejamos la húmedo.

Pasarela sobre el arroyo (Foto F. Martín). Página anterior: Luna llena en el barrio del Castillo Alto; la Moza de Ánimas, rezando su letanía.

Sorpresas, reflejos, repartidos por el bosque, y las piezas escultóricas ocultas en él

En este tramo las intervenciones artísticas se encaraman en las rocas, y Efímeras madera lo que esta parecía guardar en en las proximidades de S. Martín, con la Entre San Martín y Seque- parecen lanzar, desde el humor, pregun- magentas (de José Antonio Juárez), que se sus entrañas. posibilidad de entrar al pueblo y disfru- ros existe una variante, que tas al caminante: una roca cosida con una adhieren a los muros de las viviendas de tar de un urbanismo serrano incompara- conduce hasta Las pozas del desproporcionada aguja (A puntadas, de Las Casas del Conde cuando el cami- Al abandonar Las Casas del Conde se ble y de unos dulces celestiales. Caraba, desembocando cer- Luque López), búhos extrañamente blan- no se cuela por sus callejuelas. En este encuentra un sorprendente Calvario en ca de Las Casas del Conde. cos (Mochuelos, de Pablo Amargo) que jue- pueblo se puede admirar el trabajo de medio de un robledal. Las cruces de gra- Continuado la ruta, nos sorprende una Ahí el bosque se cierra y gan con el vacío para lograr sus formas, un artesano que termina sacando de la nito se confunden con las ramas en un sólida construcción entre torre y estante se hace más húmedo. En- juego de reflejos que se acrecienta en la (Torre de intercambio, de Jesús Palmero) que contramos cerca del agua, caída de la tarde. refleja la luz en sus metales y nos invita donde los narcisos hacen a depositar un recuerdo, a dejar un testi- un jardín, un árbol de pa- Hasta San Martín del Castañar el traza- monio del recorrido para otros caminan- labras (Del reflejo de las pala- do se empina, y vuelven a aparecer los tes. Una pasarela de madera serpentea bras, de Luque Lópe) que Mochuelos blancos que observan desde sobre un arroyo, y permite un divertido brillan y reflejan el bosque. las peñas y una puerta doméstica (Al otro juego sorteando los árboles. Una llamada a evocar al lado, de Manuel Pérez de Arrilucea) que muchacho que se miró no da entrada al dormitorio… Ahí está Proseguir hacia el punto de partida es re- en el agua y se enamoró correr ahora una parte de un antiguo ca- de su imagen ahogándose para hacer sonreír, imaginar, para tras- Templo parroquial de Las Casas del Conde. mitir sensaciones imprevistas: “Pasa por mino, El asentadero de los curas, llamado así en su espejismo. Las flores luminosas re- Arriba, La casa del árbol (Fotos F. Martín). esta puerta que da a la naturaleza aun- por una gran roca en forma de banco que cuerdan su nombre y su belleza efímera. acogía conversaciones de los párrocos del que creas que vienes de ella”. ¿Cuál es contorno. Se conservan en este tramo al- La llegada a Sequeros, desde donde par- Les ponemos nombres a los caminos y se el dentro y cual el fuera? ¿Por qué te em- gunas de las piezas que formaron parte timos, se hace en un descenso suave has- incorporan elementos que nos invitan a peñas en atravesar que no van a de esta narración: una ciudad y una ca- ta la ermita. Un paseo por los soportales, mirar el paisaje con otras referencias. Poe- lugares nuevos? Lo insólito y lo inespe- beza talladas en la roca, una pluma, una el teatro y la gastronomía completan una sía, misterio, juegos de espejos, peregrinos, rado nos provoca. El camino desemboca vidriera que recuerda el lugar que ocupó ruta donde el caminante se puede llevar todo para realzar una naturaleza espléndi- la ermita de Santa Lucía, unos pájaros la experiencia de haber caminado entre la da que, en cualquier época del año, nos da Algunas de las obras del camino: A puntadas. realizados en cerámica, todas realizadas realidad y sus espejos. Espejo y puerta la ocasión de encontrar entre su vegeta- Arriba, Del reflejo de las palabras, y Al otro lado. por artesanos de la zona. para pasar al otro lado. ción un reflejo de nosotros mismos. Página anterior, Mochuelos (Fotos Francisco Martín).

24 25 Béjar, alma de blues * Por José A. Sánchez Paso

stamos a las puertas del gui- El fibber bejarano es un blusero cas- dar cumplida razón al XII Festival Inter- tarrazo negro que anuncia el tizo que se alimenta de vino y cal- nacional de Blues. Este acontecimiento E comienzo de una nueva edi- derillo -el humeante guiso de carne musical se ha ganado a pulso un lugar de ción del Festival Internacional de Blues de vacuno y patatas pimentonadas típi- honor en el circuito blusero de nuestro de Béjar, ese relámpago nocturno que co de la ciudad ducal–; es también aquel país, y constituye al mismo tiempo una incendia El Castañar, el monte umbroso que sestea bajo los castaños, mientras referencia cultural veraniega en las lin- a la vera de la ciudad textil, y que tarda tararea en inglés meseteño romances de des serranas de Salamanca. en apagarse un par de días. ausencia que un negro en un balancín musitaba en el delta del Mississippi, con Desde que comenzó el milenio, el buen Intuyéndolo, el fibber -para entendernos, el un solo diente y una armónica. signo de la música nacida en Nueva Or- seguidor habitual del festival- se enfunda leans se instaló en el exótico hábitat del en la ropa más cómoda, se desaliña de for- Sirva todo lo dicho para hacerle memo- albero de la plaza de toros de El Casta- ma cuidadosa y se mira en el espejo antes ria al lector de que vuelven las noches de ñar, un emblemático recinto que data de de emprender la marcha hasta ese hervi- blues un verano más a Béjar, en la cita los primeros años del siglo XVIII. Igual dero del blues en que durante una sema- inexcusable para todos los aficionados a que en otros sagrados y legendarios es- na se convierte Béjar. El fibber, digámoslo, la más popular música negra del último cenarios se recrean las tragedias griegas, no es el británico que se nutre de cerveza siglo. En esta edición 2012 una decena de sobre las irregulares gradas pétreas de ante un escenario playero de Benicassim, artistas subirán a distintos escenarios este coso histórico se remansarán las olas como el vulgo equivocadamente cree. de la ciudad los días 13 y 14 de julio para eléctricas del blues migratorio que

Eugene Hideway en el festival bejarano (Foto Egido Pablos).

27 Béjar En la próxima edición estrenará el sello de Fiesta de Interés Turístico Regional

Toda la música, la iconografía y la emoción que produce el blues Público en uno de los conciertos (Foto Adrián Mateos); actuación de Angela Brown (Foto Egido Pablos). De arriba abajo: Eugene Hideway Band (Foto Egido Pablos); jam session al aire libre; plaza de toros de El Castañar, principal marco del festival (Foto Sergio Ampudia).

a mediados de julio. El lector se dará de vendrán desde distintos lugares del mun- conciertos que tendrán lugar en el isabe- entusiasmo, uno siempre puede despabi- do. En ediciones anteriores, pasaron por lino teatro Cervantes y en el café-bar La bruces con toda la música, la iconogra- El festival internacional de blues, ese relámpago larse acudiendo a darse un baño en las allí artistas como Elliott Murphy, Buddy Alquitara. Para los muy aficionados que fía y la emoción que produce el blues en aguas del Tormes en Puente del Congos- Miles, Joe Turner, Popa Chubby, Canned pretendan además adentrarse en los se- las noches veraniegas bajo los castaños nocturno que incendia to, o refugiarse en las numerosas piscinas Heat, Anna Popovic, John Lee Hooker cretos del género se programa un curso y las estrellas. Pero como no solo de pan y El Castañar públicas que existen en la comarca. Todo Jr., Javier Vargas, Deborah Coleman, Ten intensivo de aprendizaje, que tiene lugar blues vive el hombre, el visitante también vale para reponer fuerzas que permitan Years After, J. Teixi Band, Phil Guy, The- a cargo de músicos profesionales en el al- podrá disfrutar de los atractivos turísticos encarar los latigazos del blues noctur- Yardbirds, Javier Campillo, The Fabulous bergue de Llano Alto, a escasa distancia de una de las zonas más sugestivas de Cas- Sin salir de Béjar, por aquello de que el no en la plaza de toros de El Castañar, Thunderbirds o Raimundo Amador. de El Castañar. tilla y León, incluyendo los tres conjuntos blues es de costumbres nocturnas, duran- esa especie de barreño de miel donde históricos que se apiñan en la comarca: el te el resto del día se dispone de tiempo el buen blusero se embadurna de los Previamente, a lo largo de toda la sema- Por sí mismo el Festival sería motivo propio Béjar, Candelario y Montemayor para visitar el museo de Mateo Hernán- doce compases, hasta quedar lo sufi- na, el festival irá ganando ambiente con más que sobrado para pasarse por Béjar del Río, éste último con su castillo, ahora dez, considerado el mejor de escultura cientemente pringoso como para que musealizado como centro de interpreta- animalística del siglo XX; el museo judío los dedos ya no le chasquen. ción del medievo. A muy poca distancia David Melul, o el museo Valeriano Salas, se encuentran el balneario de Baños de con una colección de piezas orientales Acabado el Festival, en ese dulce es- Montemayor y el barrio judío de Hervás, sorprendente. También la ciudad brinda tado y con la lengua pegajosa, el fibber y alargando más la mano se puede to- un paseo por la esplendorosa y comercial regresa, como los osos, al rincón escon- car la belleza de tantos parajes y pueblos calle Mayor, donde la burguesía textil dido del que salió, bosteza relamién- de la Sierra de Francia. Si el lector fuera construyó unas galerías acristaladas que dose y se duerme de nuevo. Por sus andariego, siempre es posible calzar las compiten entre sí, desembocando en la ojos, todavía plateados por el último botas y trepar a las cumbres montañosas Plaza Mayor, con el palacio ducal de los guitarrazo, desfilan ritmos, imágenes y de la sierra de Béjar, o acercarse a la esta- Zúñiga en lo alto y el casco viejo detrás. sensaciones, cálidos recuerdos de una ción de esquí de La Covatilla. Si la calor aprieta y la modorra aplaca el noche bejarana bajo las estrellas.

28 29 mudéjaresCielos

* Por Luis Miguel Mata. Fotografía: Nodal Imagen

l este de la capital se extienden tierras llanas, de horizontes diáfanos y prolija producción agraria. Limitan con la vecina provincia de Ávila y aglutinan espa- A cios de las denominadas comarcas de las Villas, Tierras de Alba y Peñaranda. Los pueblos mantienen un carácter plenamente castellano: la plaza mayor organiza y ocupa el centro del caserío, mientras la iglesia destaca como elemento singular, protago- nizando el perfil de la localidad y la vida cotidiana de los habitantes.

En esos templos de humilde factura se esconden curiosamente unos de los tesoros me- jor guardados del patrimonio artístico de Salamanca. Nos referimos a las magníficas cubiertas y artesonados del mudéjar, que cubren muchas de sus naves.

El término mudéjar tiene su origen en el vocablo árabe ”mudaÿÿan”, que se traduce como “domesticado, o aquel al que se le ha permitido quedarse”, haciendo referencia a los musulmanes que permanecieron en estos lugares del interior de Castilla, sometidos a los cristianos. En claro ejemplo de convivencia y permisividad, conservaron su modo de vida, costumbres, lengua y religión en un entorno de predominancia cristiana. Lazos, atauriques, mocárabes, estrellas y chellas

cubrir naves centrales, capillas mayores o Naves interiores de la iglesia de . Página anterior: artesonado, parroquial de . laterales o espectaculares sotocoros.

De tal modelo de concordia surgió el de gran plasticidad y valor estético, donde artesonados del mudéjar. Atrás quedan El gran éxito de este sistema de cerra- vocablo que ha pasado a definir el estilo el arco de medio punto protagoniza los las pesadas bóvedas de piedra que no po- miento perduró en el tiempo y se perpe- artístico que impulsaron estos alarifes ex- elementos decorativos. drían ser sustentadas por estos muros de tuó en otros estilos constructivos poste- pertos en el uso del yeso, el ladrillo y la tapial o mampostería de ladrillo; apare- riores, como en el Renacimiento. carpintería de madera. Nace, así, un estilo En el interior las naves se cubren hacien- cen cubiertas planas o en forma de artesa do uso de una solución ingeniosa, carac- En esta porción del oriente salmantino artístico único y genuinamente hispano invertida, donde la madera cobra todo el terizada por su gran ligereza y economía son muchas las localidades que enga- caracterizado por su sencillez, bajo coste, protagonismo de la edificación. constructiva, en forma de techumbres y lanan sus templos con este tipo de cu- ligereza y rapidez constructiva, donde se biertas. Recomendamos al viajero que De arriba abajo: detalles de los artesonados de los templos de Macotera y Rágama (Fotos A. G. Julián). aunaba la herencia andalusí y la tradición Aunque predomina su diseño austero y sucumba a la tentación de descubrir por cristiana. Ábsides, paramentos y altivas uno de los tesoros mejor sencillo, a veces se hacen complejas y apa- sí mismo estas humildes joyas de influen- ma, Cantaracillo, Zorita de la Frontera, plo, dedicado a Nuestra Señora del Casti- torres campanario se levantan de fábrica guardados del patrimonio recen repletas de elementos de tradición cia mudéjar. Sin ánimo de menospreciar , , , San llo, una de las más bellas techumbres mu- de ladrillo macizo, cubiertos de frisos y ar- islámica como lazos, atauriques, mocá- otras, les animamos a que visiten las de Cristóbal de la Cuesta o . déjares de esta provincia, fechada entre querías ciegas, en un juego de volúmenes artístico de Salamanca rabes y estrellas, utilizados siempre para Macotera, , , Rága- La villa de Macotera esconde en su tem- los siglos XV y XVI. Su nave central

32 33 Mocárabe (elemento decorativo colgante). Abajo, ábside de la iglesia de Peñarandilla.

Otro de los hitos de la misma tada con un racimo de mocárabes central. se encuentra en la iglesia de La belleza de su policromía, sus dorados Cantaracillo, con una arma- y la abundancia de sus elementos decora- dura en la que destacan las tivos le otorgan una belleza incontestable. ruedas de lazo de dieciséis y los racimos de mocárabes. En Zorita de la Frontera la iglesia, bajo En Cantalpino, el templo la advocación de San Miguel Arcángel, de San Pedro esconde una adorna la nave central con una cubierta estructura ochavada de par de par y nudillo, con seis tirantes apoya- y nudillo, con cuatro pares dos sobre canecillos y notables elemen- de tirantes, con interesantes tos decorativos que aportan notoriedad entrelazados geométricos y a esta armadura medieval. El pueblo de racimos de mocárabes. Vi- Tordillos cierra esta somera e incompleta se remata con una estructura ochavada y lloria y su parroquial –también dedicada relación de templos de interés con tan pe- de limas, con seis pares de tirantes, reple- a San Pedro- presenta una cubierta del culiares tipos de cubrición. Su parroquial ta de mocárabes, estrellas y chellas. siglo XVI, en la que predomina la armo- adorna la capilla mayor con una pequeña nía derivada del carácter monócromo de estructura ochavada, sustentada con dos Su compleja estructura de lazos delica- la madera y de su sencillo diseño. tirantes, con lazo de ocho, en agradable damente dorados y su excelente estado interacción con una serie de flores blan- de conservación le otorgan una gran be- Cerca del límite con las tierras abulenses lleza que se completa con los dos mag- de La Moraña se sitúa otra de las más cas talladas que rompen su monocromía. níficos alfarjes (cubiertas planas) que bellas techumbres mudéjares de Sala- adornan el sotocoro, con un friso y espec- manca. En la localidad de Rágama su A partir de este repaso inconcluso, amigo taculares mocárabes que cuelgan del te- templo parroquial cubre la capilla del lector y viajero, queda en sus manos la ta- cho. Una visita ineludible para iniciar esta Evangelio con una estructura de perfecta rea descubridora de estas joyas religiosas, singular ruta artística. forma octogonal, con lazo de diez, rema- donde la madera se torna arte.

Patrimonio de la Humanidad

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