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• i z { Juaií» Pcdr 7=: Q 10 m BETICO cumu adores KAMJA Q Representantes e ASTILLEROS d CADAGUA O Reacondidonado de tí rtasTlT O PIRELLI 5 .^l" para automóviles o U CALVOS0T£LO,8 LEON /rKSS A (nodo de j^Mtyóí'U 1958 PROGRAMA DE FESTEJOS A tenemos un año más. El mayor filósofo es el TIEMPO. Los que por favor de Dios le seguimos paso a paso, llegamos al firme convencimiento de que si no fuera por las alegrías proporcionadas por los días de FIESTA, quedaría un enorme vacío en nues• tra vida cotidiana. Con las alegrías alimentamos nuestra alma, nos sentimos optimistas y transmitimos ese optimismo a los que nos rodean, y hacemos fren• te, con mayor entusiasmo, a aquellas vicisitudes que nos depara el TIEMPO futuro. Grandes festejos nos esperan este año. Su organización parece haber sido llevada a cabo por nuevas personas que años atrás no habían interveni• do. Confiamos en su acierto, y debido a ello, nos• otros, los que vivimos en la Capital, sinceramente lo deseamos para de esa forma poder ofrecer al FO• RASTERO una grata estancia durante estos días de gran expansión. Día a día, y con el mayor detalle, insertamos los distintos festejos taurinos, espectáculos, etc., etc., en este humilde PROGRAMA, con algún trabajo que ensalza nuestra querida tierra Leonesa. No íaltan en él motivos y datos verdaderamente prácticos para la Agricultura y el comercio. Puede muy bien ser un PEQUEÑO LIBRO DE CONSULTA de frecuente uso. Queremos con ello dar más efectividad al ANUNCIO para así darle más valor en agradeci• miento a las firmas comerciales que nos honraron con su inserción. Sólo nos resta pedir ecuanimidad a los que juzguen nuestra labor, testimoniándoles a todos, nuestro más sincero agredecimiento. Junio de 1958. I DesiilaÉii 11 ií ras por D. Olegario DIAZ-CANEJA En el pintoresco y excepcionalmént.e Ose ja, esa villa montañesa «legre, co- bello y paradisíaco rincón de Sajam- quetona, blanca y fina, simpática y bre —aún en la provincia leonesa— acogedora, que se halla plácldamnete encuentra el turista y viajero, ávláo recostada en el regazo amoroso de la de emociones y bellezas extraordina• montaña, arrullada por la musicalil- rias, encantos singulares, paisajes de dad dulzona de sus ríos, acariciada ensueño, lugares fantásticos y moti• por un sol espiénrildo que filtra sus vos maravillosos de admiración y de rayos a través oel boscaje de sus tu• asombro, que nadie que los contem• pidas florestas, obsequiada por las bri• ple una vez se cansará de admirarlos sas deleitosas del mar lejano, que lle• emocionado y venturoso. gan allí envueltas en la frescura del A poco más de dos Kilómetros de atre de las cumbres serranas, a poco más de dos kilómetros, repito, y aguas la orilla, cubiertas y suavizadas por abajo del Sella, por una carretera mtusgos ennegrecidos. Hl lecho de su atrevida que desciende cientos de me• cauce es de azabache bruñido por la tros, ciñiéndose y plegándose a los r*v corrifente incesante, y sus aguas es• pllegues del terreno, como astuta ser• pumosas, hlrvíentes y frígidas tleneh piente hlanquecina, se encuentra ^se la transparencia del cristal y el color famoso desfiiadero de los Veyos o del del troctfto de cielo que reflejan. Sella, abierto en la mole caliza del De los altos ventisqueros bajan, cordal de Arcenorio por las manos ti• brincando, con gracia y aire feJino, tánicas de los aluviones y la fuerza por quebraduras inversosímiles, pe• irresistible de las avenidas; y por 1 queños torrentes, dando alaridos dej que hoy pasan una carretera sinuosi atoa en pena y revolviéndose entro temeraria, colgante a veces sobre el espumas, antes de ofrendar al Sella abismo, milagro del Ingenio e inspirA- en obífígaldo tributo de su servffldaun- oión dé unos hombres que honran a bre y pleitesía. España con estas obras, y un río de Una música de fondo, que cambia truchas asalmonadas y aguas de los a] despeñarse la corriente ruidosa de ventisquéros —el Sella o Salla de os roca en roca o al adentrarse atrevi• romanos—, que marcha tierras abalo da por lóbregas oquedades llenas de unido a la carretera, romo dos enamo• misterio, nos ofrece la rara sinfonía rados, por estrecho, profundo y a "e- de una emotiva y duilcé salmodia de ces invisible cauce, oculto por éspesi anhelos dé libertad y redención. y variada floresta de tilos, madroños Marcha el Sella tierras abajo, a ve• fresnos y laureles, siempre verdes y ces agitado y furioso; otras, alegre y prométedores, y unos saledizos de la cantarín; las más. pleno de fuerza, roca que avanzan sobre el río prote- coraje y enojo, al discurrir por obs• giéndoüe y ensanchando al mismo tiem• curas estrecheces de imponentes mu- po la base curvada de la carretera. rallones calizos; y, tan pronto se aden Pasada la Venta de CovarcÜL se tra avaro por invisibles cavernas, co• abre ese gran desfiladero del Sella rno para desatar los celos de su ama- —único en el mundo— con todo su in• tfá la carrerera y esconder e^ sois an• trincado y laberíntico complejo de pal" tros los ricos tesoros ou^ arrastra des sajes dantescos, de bellezas incompa• de las cumbres cimeras, como se des• rables y emociones que anonadalr y liza amoroso y formal sobre su cami• nos llenan de sublime asombro. De ev no dle granito pulimentado, por la an• te gran foso, larga y admirable bre• gostura dél escoblo, dando la miaño cha abierta en la roca viva, dejó Paul de enamorado a su blanca y gentil Lebrooichet grabado en piedra su me• compañera. jor elogio. Dice así: El desfiladero del Las laderas qu*3 le sirven d^ ori• Sella rcarretera del Fondón) es el iriás lla, con nnia verticalidad a^obiadori, escarpado e Imponente cto los flcsfUa- éstán talpteadas de denso boscaje de ¿oros céteüres: Plíerre Lyss et Saftit fresnos, avellanos y tilos míe crecen G«orges, en los Ptrfciieos del Ande, aéreos y gráciles sobre la caliza alba, el Tler, en Sabova; la V/a' Mala en los para ocultar constantemente la seria Círtsonies; ei Chlffa, en el Afas; la amenaza de las graveras movedizas.. orieta Kalkometai, en el Valle del De los saledizos volanderos de la ro• tfoul, y la Calle del Infierno, en e! ca que intentan encubrir el pelügro Lyss, puedeni sólo dar, en: muy peque- del abismo, penden, a modo de ver• ffo, la imagen de la entalladura fan• des y afilagranados reposteros, maei- tástica en que los ingenieros de Cas• zog de hiedra madreselvas trepado• tilla lograron hacer pasar una carre• ras, que adornan y engalanan con ^u tera. lustroso colorido el acantilado. Los hi• El río penetra en la inmensa desga• rientes perfiles de la peña están ma• rradura, galopante y brioso, por un! tizados de liqúenes y hierbas finas,, tajo profundo e Imponente, maceran densas y olorosas, que rezuman gotas do sus aguas contra las escarpas de de agua, que, como joyas muiticolo- res, que reflejan los rayos tímíidos• río, prisionero que busca su libera• de una luz ruborosa, dan a las arca• ción; ante la amenaza constante das alucinantes, una rara y singular las moles gigantescas «te la peña qre vistosidad. nos envuelven por doquier; ante tan• No existe allí grieta ni repliegue ta majestad, tanta maravilla y tanta alguno, donde no crezcan, en exhube- riqueza de una naturaleza exuberante rante anhelo de triunfo y de gloria, y grandiosa, no podemos por menos hierbas y plantas policromadas que de sentirnos empequeñecidos y humi• exhalan aromas embriagadoras. llados; y allí el ánimo se encoje y el La carretera, jugando con el río, espíritu se oprime, la miente se subli• mbhina y caprichosa, va trenzando ma, el corazón se acelera, la sangre un idiilio de amor, unliéndose y sepa• se agolpa y se agita en las venas, el rándose a cada paso, por curvas esp?- alma se anonada y quiere volar más luznantes y puentes temerarios, por alto, en busca también de la libertad, lo que salta, con gracia y donaire ve- y solamente recobramos el sosiego, la ronil sobre él, produciendo, en cada alegría y el optimismo, la dicha y la momento, secaciones inevitables de ilusión de seguir admirando aqu&lo? vértigo y anoradamáento. cuadros de soberana hermosura y fac tiira divina, cuando, tras unas curvas Toda ella, bbnca cinta de plata, que, medrosas, encontramos, de nuevo, una envuelve al amado, simula un corri- luiz más clara y refuagante, un aire W y largo balconaje que ofrece, sin más confortable, unas brisas más acá cesar, goapeis de vista fascinanteB y riciadoras, saturadas de bondad y fres emociones de sublime colorido; sen• cura, unos árboles que amansan y en• saciones diversas, ya de placer, al con dulzan la dureza del escobio, un sol templar tanta maravilla, ya dé amar• con fulgores de esperanza y rosicle• gura y temor, al saltar de abismo en res de felicidad; y es entonces tam* abismo, de tajo en tajo, de roca en t/ién', guando experimentamos el gc*- roca, ligera y alocada, con anhelos zo complaciente y libertador dé una de libertad y afanes de nuevas tie• paz, de una seguridad, de una dicha rras, más suaves, más complacientes. inenarrables que nos obligan a caer Ante aquellas grandes soledades que de hinojos ante el Supremo Artífice allí nos acompañan, llenas de ilusión de tanta marav?Jla para elevar hasta y de misterio: ante aquellas sombras El el canto reverencial y emocionado que aún ai filo del mediodía, alar• de nuestra sincera admiración y nues• gan el perfil de las rocas; ante aquel tra eterna gratitutíi silencio, lleno de unción y patetis mo; ñnlte aquá continuo jadear del León, mayo 1958 GARAGE BUJEDO MOTO MYM8A 175 C.