Con Juan Alberto Schiaffino U na vida R edonda María E her Gilio y Ernesto González Bermejo

Un metro setenta y cuatro de estatura, chiafflno, ¿por qué —Sí, es verdad, soy nerviosoPlata. Yo fui manejando una cachilita setenta quilos de peso, Juan Alberto Schiaffino Pepe?. Usted se lla­ -dice atropellando las palabras, de un amigo. Chiquita, lindísima. Y ma Juan, no José. metiendo siete u ocho donde sólo otro amigo, que trabajaba de mozo en mantiene el físico de sus años de oro. Quemado —Verá, a Italia... caben cinco-. Y de recién nacido, el club, me hizo entrar con él. Y luego por los soles de Piriápolis donde pasa largas —¡“A Italia”!, ese imagínese. Era tan movedizo que unanos quedamos a dormir en unas bóve­ es un resabio del amiga de mi madre dijo: “Questo das. Esa fue la primera vez. Era el horas en el muelle, pescando (¿pasándose italiano que habla­ bambino é pepe”.Pepe es pimienta carnaval del año 45, yo tenía veinte mentalmente la película de sus glorias?), su ba cuando estaba en italiano. años. En esa época no había la cos­ vida transcurre sin sobresaltos. allá, “a Italia”. —Y de ahí quedó Pepe. Todo el tumbre de salir con carpas y esas —¿Ah sí? Puede ser mundo lo conoce por el “Pepe cosas. Allí miramos bailar a toda Convencido de que el destino existe, ¿Y usted cómo dice? Schiaffino”. Cuénteme un poco deaquella gente. Muchos porteños. también está convencido de que hay que —En Italia. Son dos lenguas su abuelo, de sus padres. —Y después de esa vez... muy parecidas siempre se cuelan —Mi abuelo paterno llegó a la —Las costumbres fueron cam­ ayudarlo. “Yo me cuidaba mucho, tenía quepalabras. ¿Quiere mucho a Italia? Argentina y se casó con una francesabiando y también yo me hice más aprovechar al máximo esa posibilidad que—Claro. me Primero mi padre era que vivía allí: Dufau. Cómo la cono­hombre. había deparado el ,azar” dice. Simpático, de hijo de italianos, de Tamoglie en lació y todo eso no sé, porque no tengo—Cuénteme del momento en costa Ligure. Uno de los lugares másreferencias de mis padres. Los diálo­ que usted y los que lo rodeaban se hablar atropellado, es un hombre que siempre lindos deltali a. Yluego viví allá ochogos, antiguamente eran escasos. dieron cuenta de que tenía capaci­ manejó su vida, que valoró lo que tenía sin años. —¿Sí? ¿Escasos? ¿Cómo era dadla para el fútbol. Trate de recor­ —Jugando en el Milán yen "la” relación con sus padres? dar. soñar con lo que no. Escuchándolo uno sabe Roma. —Era muy buena. P ep no había —No tengo que tratar de recor­ que eligió lo razonable, lo seguro, una vida que —Sí, vivimos en la ciudad de la comunicación que hay ahora. Midar. Recuerdo. Yo empecé jugando finalmente le salió redonda como un balón. Milán seis años y dos en Roma. Nospadre era riguroso, y tenía sus nor­en un cuadro de niños. En esa época, hicimos decenas de amigos y nuncamas. Era estricto. A tal hora en casa. en todos los barrios, había ligas de Con esta Lupa, BRECHA quiere devolver a sufrimos por estar fuera. En estosA las ocho de la noche. fútbol. Cada liga tenía ocho, diez la actualidad a uno de los jugadores más días con Amina, mi esposa, escribi­ —¿Hasta qué edad? equipos. En Pocitos, donde yo vivía, mos treintay dos tarjetas con saludos. —Hasta los diecisiete. había varias. Y había en Buceo, en inteligentes y elegantes de nuestras canchas, y —Al final no me contó por qué —Así que, quedarse a dormir Malvín. Mi hermano Raúl y yo tenía­ de otras: periodistas especializados consideran le llaman Pepe. fuera, nunca. mos locura con el fútbol. El domingo a Pepe Schiaffino el más grande jugador —Cuando yo nací era muy ner­ —Un poco más grande algunanos levantábamos a las seis de la vioso, un atado de nervios. vez me quedaba. Me acuerdo cuandomañana para el partido. A las nueve extranjero que ha actuado en Italia. —Un poco como ahora. se inauguró el club del Parque delestábamos jugando. Después de ju- , 13 d# enero de 1989Brecha»

gar, una de las madres, a veces le antes de entrar a la cuarta de Peña- —Y cuando entró a la reserva tocaba a la mía, se llevaba todos losrol. de Peñarol pudo dejar la fábrica. equipos y los traía limpios al otro—Yo trabajaba. A los doce años —Tuve que dejarla. En Peñarol domingo. me metí en una panadería, La Sporti­me pagaban quinientos de prima y un —¿En qué momento usted va, a cinco cuadras de mi casa, comosueldo por mes. Pero tenía que dejar pasó a Peñarol? repartidor. Ibamos en un carro y yoel trabajo en la fábrica. Yo ni dudé. —Peñarol organizó un torneobajaba a dejar el pan. Contento me enganché con Peñarol. para recolectar jóvenes. Allí los téc­ —A fin de mes le daba todo el —¿Tomó el fútbol en serio? nicos, los dirigentes vieron jugarsueldo a mi a su madre. —Claro. hermano y le preguntaron si estaba —Sí, claro, unos doce o catorce —¿Qué pasó cuando llegó a su libre, si no se había enganchado enpesos. Pero además me daban el pan. casa y les contó a sus viejos? ningún equipo. Mi hermano ahíLo les cual también contaba. Vivíamos —Nada. No pasó nada. dice que está en Nacional, pero queen Massini. —Pero, ¿qué dijeron? sólo había practicado. Piden el pase y —Pero Massini no es una calle —Nada, me escucharon y no di­ mi hermano entra a Peñarol. Y unade gente tan humilde. jeron nada. Ellos no entendían de vez adentro... —Massini por allá arriba, a diez aquello. Mi padre nunca fue a verme —Lo hace entrar a usted. cuadras del mar, era un barrio humil­jugar. Mi madre se puso contenta. Yo ¿Usted era menor que él? de. A veces, paso por allí y me quedovi que estaba contenta. —Sí, dos años menor. El entró enmirando, pensando. Me gusta mucho —Como se usaba en esa época tercera y yo en cuarta. Y de allípararme en una esquina y ponermeusted a vivió con ellos hasta que se empezamos a escalar. Era 1943; yorecordar los tiempos de la infancia. casó. llegué a la reserva y él a la primera y —Pero debe quedar muy poco. —Sí, en el 51 murió mi padre, en a la selección. Pero se retiró tempra­ —No, las casas son más o menosel 52 me casé y en el 54 me fui para no. A pesar de que era muy buenolas mismas. La diferencia es que en Europa. como jugador tenía una gran facili­los terrenos baldíos levantaron edifi­ —¿Sin tristeza? dad para desgarrarse. Y antes no era cios. — Sin tristeza. Cuando volví, como ahora. Un desgarramiento lle­ —Usted, entonces, había en­ ocho años más tarde, mi madre ya vaba meses de quietud. trado a la cuarta de Peñarol. ¿Allí estaba enferma. Murió poco tiempo —No entiendo cómo puede le pagaban? después. Yo no había conseguido que haber cambiado eso. —Me pagaban muy poco, cincoviniera a Europa. Ni ellani mi suegra. —La preparación física de antespesos por partido. Pero yo tema,Las invité diez veces pero no quisie­ no era la de hoy. El era gordito, teníaademás, el salario de la fábrica de ron. músculos gruesos. Hoy todo esocartón. se —Usted fue un jugador que, de moldea. —Había dejado la panadería. entrada nomás, destacó como un —Cuénteme un poco de su vida — Sí. técnico extraordinario. ¿De dónde viene esa habilidad suya para ju­ gar al fútbol? ¿Es algo innato o resultado de su poder de aprendi­ zaje? —Diría ambas cosas. Es algo que se trae y que se aprende, observando a los otros, tratando de entender lo“Lo esencial es saber anticiparse a las intenciones del adversario” que hacen en una cancha, acumulan­ ex profeso o sin querer. Por eso trata­ do experiencia. —Ahora la ventaja la tenía ba de jugar la pelota más rápido queusted. —¿Cuáles fueron sus mode­ los? los demás. Sin ser un velocista, por­ — Seguro, aunque fuera más que tampoco era rápido -términopotente que yo, el otro tenía que pasar —Todos los jugadores de fútbol. medio- trataba de hacer lo justo, en De todos se puede aprender algo. y, por lo tanto, preocuparse más del forma veloz. Jugando así, rendía másbalón que de mí y yo tenía la posibi­ Aunque, por supuesto, estánlos gran­ y estaba menos expuesto a los golpes. des. lidad de entrarle fuerte y lealmente. —¿Nunca lo lesionaron? —¿Cómo quiénes? —Y con una notable noción de —Sí, una vez, en Italia, una fisura —En el 43, en que yo ya entendía la distancia. en el peroné pero eso fue un accidente—Yo trataba de pensar más rápi­ algo, había grandes hombres en el de trabajo, diríamos, y nada grave. Y fútbol, como Luis Ernesto Castro, damente que el otro; anticipar men­ ese partido contra Inglaterra que us­ Atilio García, Serverino Varela, talmente la jugada. Era lo que hacía ted menciona... Ciocca. permanentemente en el campo de juego. Conocía a mis compañeros, a —¿De quién se sintió más cer­ —¿Se acuerda? veces también a los rivales, o los ca? — ¡Cómo no me voy a acordar!.estudiaba desde el vamos. Y utilizaba —Había un jugador de NacionalUn partido imborrable. Pero no fuetodo el para anticiparme al adversario; con una manera de moverse en laúnico. Antes no se podían hacerprever lo que iba a hacer y antes de cancha, de llevar la pelota, de dri- cambios y más de una vez me tocóque lo hiciera, tener preparada la blear, de cabecear, de pasar el balón, pasar a la defensa y era yo el que teníarespuesta. que hacía que nos pareciéramoslaposibilidad de ir a buscar al hombre —Un ajedrecista. mucho: . Un jugadory entonces la gente se extrañaba y se— Sí, pero un ajedrecista que tie­ tranquilo y muy racional. preguntaba si ése era el mismo Pepene que decidir en décimas de segun­ —De los que dejan su marca. Schiaffino. do. Usted era la elegancia, la visión del campo, la rapidez de concepción. ¿Cómo se fue desarrollando ese estilo? ¿De qué dependió? —De mis carencias. Como yo no tema una gran capacidad física, como la de un D’ Estef ano, por ejemplo, que con sus grandes pulmones podía co­ Un cerebro futbolístico rrer toda la cancha, tenía que trabajar más con la mente que con ¿1 físico. a fama de Schiaffino per­ que jugaba en su casa. vive en Italia donde jugó Yo era un palito. Pero el periodista debe ver — ¿Se cansaba con facilidad? ocho años, seis en el L para creer: fue en las canchas —No; dependía del ritmo del Milán y dos en la Roma. En la helvéticas que conocí al cerebro partido. Trataba siempre de adminis­ revista “II Mondiale” (año I futbolístico más grande que trar energías para llegar bien al final. número 1, de noviembre de jamás haya admirado. Aparen­ —Se le reprochaba no “ir al 1988), órgano oficial del Mun- temente frágil, el ‘Pepe’ Schiaf­ choque”; “cuidarse demasiado la dial90,bajoeltítulo: “Esperan­ fino, no temía a los forzudos do a otro rey" se menciona a ropa”. Pero en el mundial del 54, porque incluso en el choque per­ contra Inglaterra cuando se lesio­ Schiaffino, junto al húngaro sonal (en la lucha por la pelota) nó , usted fue un Maudor Hidegkati y el argenti­ su tempo llevaba la mejor parte. fenómeno comocentrohalf yUru­ no Maradona, como algunos de Una visión del juego inme­ guay ganó 4 a 2. los “ases que han iluminado la diata, un manejo de la pelota —¿Sabe lo que pasa? Hoy el historia de los mundiales” . jamás inútil, lanzamientos cal­ fútbol es un todo pero antes había Dice el articulista, culados al milímetro, verticali- defensas y atacantes. El que jugaba "... Cuatro años antes, en zaciones del juego e intespesti- adelante estaba más expuesto a los Suiza, habíamos conocido a un vas ‘metidas’ para convertir. golpes. El defensa espera... campeón uruguayo, Juan Alber­ Un gran director de orquesta —Y el que da es él. to Schiaffino, cuya calidad ya que los italianos tuvieron la —Exactamente. Y eso era lo que había emergido en el Mundial oportunidad de admirar ya que pasaba conmigo. Finito como yo era delSO, ganando sorpresivamen­ después de aquelMundial vino a -pesaba 62 quilos cuando debuté en te por la selección de su país jugar en el Milán y luego en la primera, después fui aumentado de a contra el favoritísimo Brasil, R om a". poquito- tenía que cuidarme porque “Siempre fui un profesional exigente: por Ja institución, por él público qut estaba expuesto a un golpe, fueram de ism o” Brecha»Montevideo, 13 de enero de 1989

—¿Qué relación tenía con el público? ¿Estaba muy pendiente de sus reacciones? —No; relativo. Los jugadores de un equipo se preparan para enfrentar Los goles de Maracaná aun adversario. Y los otros lo mismo. Once contra once. Y el público queda un poco relegado. 47’: Brasil 1 - Uruguay 1 —Lo único que cuenta es el adversario. s cierto que en el gol brasileño, Máspoli se “quedó” un poco? —Exactamente. Para el ochenta, ■ , m j — No, en ese gol Friaca se le escapó por ¡a espalda a Rodríguez Andrade en una jugada, quizás, un poco el noventapor ciento de los jugadores O defectuosa nuestra y pateó cruzado al otro palo. Muy difícil para Máspoli. es así. Porque el técnico y los dirigen­ Por un lado salió bien porque si no hacen ese gol, quizás nosotros seguíamos defendiendo, terminaba empatado y salía tes y el ambiente futbolístico de ese campeón Brasil. ¿Ve cómo son los partidos? domingo le han puesto ese adversario —¿Üsted pensó en ese momento: “esto se acabó”? delante -y sea chico, sea grande, sea —Esperanza me quedaba pero fue un golpe duro, durísimo. Es como, haciendo una mala comparación, la pérdida de mediano- le tiene que salir a ganar. un familiar. —Sin pensar en las tribunas. —¿Y el estadio? — Tremendo. Era tanto el bochinche que no nos oíamos entre nosotros. Fueron unos minutos impresionantes. — S in pens arsihay40mil,50mil —¿Es cierto que Obdulio se puso la pelota bajo el brazo y fue, despacio y tranquilo, a protestarle al lineman ? o 60 mil personas. Sólo al final usted —Es cierto. La jugada había sida válida, el lineman estaba bien ubicado y no existió off-side. Pero Obdulio tenía esas siente al público, su algarabía o su cosas que a nosotros mismos nos sorprendían, tenía una enorme experiencia y nosotros estábamos siempre un poco sujetos tristeza. a lo que hacían los mayores. Entonces se respetaba al capitán: distinto de ahora que lodo el mundo protesta. —¿Usted se acuerda de un partido con la tercera de Peñarol cuando le hicieron 14 goles a 67’: Brasil 1 - Uruguay 1 Wanderers; 14 a cero? —Sí, en Las Acacias, fue. a jugada se había gestado por la derecha. Ghiggia disparó por la punta Yo llegué hasta el borde del área, del otro —Medio abusadores, ¿no? lado, acompañando. No era una jugada de laboratorio como se hacen ahora que se practican antes del partido. Pero —Es que nos pagaban por gol. yo observé que Ghiggia, que estaba rebasando a su marcador, por la forma en que había iniciado la carrera no iba Veinte centésimos cada gol. L a poder levantar la pelota y lo único que iba a poder hacer era centrar hacia dentro, bajo y fuerte Entonces, intuyéndolo -ahí —Cuénteme un poco de la final viene lo de pensar más rápido que los otros-, perseguido por , arranqué en diagonal, entrando al área pasé junto al del 50. punto del penal y allí, sobre la izquierda de Barboza a ocho, nueve metros del arco, me llegó el balón, ba/o yfuerte como lo —Y... allí nos ayudaron muchas había previsto. Pero Juvenal, el zaguero que iba corriendo con Míguez por el medio del área penal -ellos marcaban hombre cosas. Primero que a los brasileños a hombre- cuando me ve pasar a mí, abandona a Míguez y va a la pelota. Pero no llega. Yo llego primero Sin otra alternativa los cargaron demasiado de responsa­ que tirar al arco. La pelota me llega baja y fuerte y del otro lado Juvenal. Tenía que tirar, como venía, con ¡a pierna derecha Entonces trato de calzarla para colocarla en el otro palo, a la derecha de Barboza. Pero la pelota sale a la izquierda, de abajo bilidad. En Río sólo se hablaba de esa a arriba, fuerte, y entra a la izquierda del golero. Le pegué si se quiere "mal” y salió bien. Tuve suerte. ¿Por qué no voy a final que Brasil ganaría. La única decirlo? duda era por cuánto ¿Cinco a dos? ¿Cuatro a cero? La gente, la noche antes, se fue al estadio y durmió afue­ ra. A su vez, para nosotros, los dados 79’: Uruguay 2 - Brasil 1 estaban echados. Ibamos a perder. Pero sucede que los equipos urugua­ n el gol de Ghiggia no pude acompañar porque la jugada fue muy rápida. Quedé lejos. Obdulio se la dio a Julio —Su principal agilidad, enton­ yos han obtenido triunfos cuando Pérez, Julio Pérez lanzó a Ghiggia, largo; Ghiggia era sumamente veloz y estaba más adelantado que yo y sacó ces, era mental. todo los descartaba. Ahora, los dia­ E una gran ventaja, y entró al área perseguido por Bigode. A esa altura del partido los techos de Maracaná —Mental. rios brasileños tenían razón, Brasil proyectaban una zona de sombra en el campo. Y Gigghia en plena carrera pasó del sol a la sombra, y Barboza en el arco, —Claro que no sólo era cues­era mejor equipo. Pero, le digo, quetambién estaba en sombra. Cuando Ghiggia patea, desde donde yo estoy, me creo que la pelota sale afuera. Y solo cuando veo que Ghiggia pasa corriendo por adelante del arco, con el brazo en alto, gritando, me doy cuenta que fue gol. tión de decidir: había que hacerlo. cuando el primer tiempo acabó cero a — Usted no lo vio, entonces. — ¡Ah, claro! cero, los brasileños quedaron muy — No, porque la jugada fue muy rápida, y había otros jugadores tapándome. Pero créame que lo celebré con el alma. —El fútbol, para usted, ¿era un desorientados. Porque en otros parti­Faltaban doce minutos y ya era difícil que pudieran empatarnos. placer o un trabajo? dos, a esa altura, ya teníanhechos dos —¿Usted coincide con Obdulio cuando dice que ese partido, si se hubiera jugado cien veces no se volvía a ganar? —Las dos cosas pero separadas. o tres goles. El público, doscientas —Cien no, pero de diez veces, siete u ocho podían haberlo ganado ellos. Quizás. Como ocurrió con Nacional y el PSV En el campo de juego uno se olvidamil personas, estaba silencioso. La de Holanda. Los holandeses eran más equipo; de seis partidos tendrían que ganar cuatro. Quizás. Quizás. Porque al partido delaspecto económico, juegay esosorpresa es los había paralizado. Ape­ hay que ganarlo. Y ahí viene el problema. El otro es mejor pero usted gana. Y a veces merecidamente. Porque nosotros fuimos placentero o no, según le vaya.nas Y iniciado el segundo tiempo, golhonestos en el 50. Hubo un primer tiempo que ellos dominaron pero nosotros tuvimos más chance de gol. Entonces ¿con qué cuando está fuera, es hora de hablar criterio se juzga un partido?; ¿quién merece ganar o perder? ¿El que desaprovecha más oportunidades, el que juega mejor, de Brasil. Fue una locura. Maracaná el que domina el terreno o el que hace los goles? ¿Cuál es el criterio? de dinero y de ver al fútbol como un entero gritaba y saltaba. A los veinti­ Los brasileños dominan, tienen 70, 75 minutos la pelota y, sin embargo, cometen 21 fouls; y Uruguay -que siempre se trabajo. dós minutos viene el empate. dice que juega brusco- comete solamente 11. Divida por dos tiempos: cinco, seis fouls en cada tiempo. Nada. Actualmente —Usted fue muy profesional. —Un gol suyo. en los partidos se cometen 40, 50 fouls. —Creo haberlo sido desde que —Sí. Y allí vuelven a angustiar­ —Esa foto final, que eriza, con Gambetta levantando las dos manos para atrapar la pelota, en el área ¿se dá cuando pisé una cancha. Dejé de trabajar se. ya había terminado el partido o Gambetta le presenta un “hecho consumado ” cd juez? -como le decía- para dedicarme al —Los jugadores. —Había terminado. En el último instante del partido hay un córner contra nosotros. Estamos todos en el área. El fútbol. —Los jugadores... no sé. El campeonato se juega en ese comer. Viene el centro, el juez toca pito -porque hay un jugador brasileño que le hace foul a —Con mentalidad de ganador. Máspoli-, la pelota pasa hacia Gambetta que estaba atrás y él, habiendo sentido el pito, la agarra con las manos. El partido público. De pronto un grupito alenta­había terminado. —Había que ganar. Por la institu­ba. Pero uno sentía que esa gente ción, por el público que había paga­tenía miedo. Hasta que a los treinta y do, por uno, por la familia. cuatro minutos Ghiggia hace el se­ gundo. Y ahora sí, no se oía volar un 1 « H K •. ^ ¡ ¡ ¡ a mosca. Podían haberlo hecho ellos ese gol, pero lo hicimos nosotros, el Elfútbol y los uruguayos fútbol es así. Y ya no quedaba tiempo for qué el fútbol —y no otro deporte- es la pasión de millones de personas en el mundo? para que se repusieran. El destino nos , _ Por — lo que esas personas siguen teniendo de niño. Dele usted una pelota a un niño chiquito. Lo primero que hace había señalado ganadores. Y al ganar - O JLP es „ patearla y reírse de su hazaña como si ya fuera un campeón del mundo. Para agarrar una raqueta tiene que ser mandamos a un pueblo al dolor. La más grande. tristeza se cortaba con cuchillo. Se —¿En qué cosas cree que el fútbol ha cambiado? sentía, se olía. Yo vi a jugadores —En todo. P ero creo que es fundamental el cambio en la preparación física, que permite al jugador desarrollar una acción llorar como niños. mucho más amplia. —¿Aplaudieron ai ganador? —¿No es esa una de las grandes fallas de nuestro fútbol? —Ni aplaudieron ni silbaron. — Sí, pero fíjese por qué es eso. Piense de dónde salen los niños que juegan al fútbol, que luego serán los grandes jugadores. Nunca presencié un silencio como — Salen, en su mayoría, de los barrios más pobres, más marginados. ése, de doscientas mil personas. Se —No tienen la alimentación que tienen los europeos. El jugador europeo tiene un físico excepcional, que también tiene que ver con lo que traen de la infancia. La alimentación es hoy, muy importante, porque el fútbol se juega mucho con el cuerpo. izó la bandera uruguaya y JulesEl fútbol es más veloz. Hay más encontronazos. Antiguamente había veinte fouls por partido. Hoy son cincuenta o sesenta. Hoy Rimet le entregó la copa de oro a al adversario hay que pararlo. Como sea. En forma lícita o ilícita. A Pelé lo golpeaban, a Maradona lo golpean. Hoy es Obdulio Varela. Los brasileños llora­ imprescindible tener el físico adecuado. Se puede ser un buen jugador, pero sin físico no va a ir lejos. ban. —Esta sería una diferencia que se presenta en el jugador actual. ¿Y en el público? —El público. —El público también ha cambiado. Hay una violencia que tendrían que explicar los entendidos. Yo no puedo, no sé. ¿Cómo —Sí, también. Pero yo veía a los se entiende esto en pueblos de temperamento frío, como los ingleses?, ¿como Alemania u Holanda? jugadores. Yo estaba muy contento. —¿p or Qué un país tan chico como el nuestro, con tan poca población, da tantos buenos jugadores de fútbol? Y al mismo tiempo estaba triste de —El jugador uruguayo es muy temperamental,t<ás que un buen jugador técnico, es temperamental. Ha habido jugadores técnicamente muy bien dotados; a través de la historia se podrían nombrar cientos, pero son los menos. El jugador uruguayo verlos. Recuerdo a Danilo, un volan­ tiene fibra, orgullo, el deseo de ganar, de luchar hasta el último minuto aunque vaya perdiendo por varios goles y muchas veces te grandote. Un periodista se acercó a logra revertir un resultado. Habrá jugadores del mismo espíritu en el mundo, pero mejor, no sé, no creo. preguntarle con el micrófono en la —¿Usted ha visto ese espíritu de uruguayos, en otros planos de la vida? mano y Dando no podía hablar. Tema — ¿Usted dice en el trabajo? toda la cara mojada como un niño. No —Por ejemplo. podía contenerse. Le cuento una —En el trabajo, menos; en el trabajo, el uruguayo es bastante indolente. Lamentablemente es así. Pero en los deportes, cosa, yo estaba tan contento... y alen el fútbol no se entrega nunca. A! contrario, cuando las cosas marchan bien, que aparecemos como favoritos, no pasa mismo tiempo tenía ganas de llorar. absolutamente nada, pero cuando es al revés, cuando nos dan por perdidos, ahí el uruguayo se rebela. Esa noche fuimos a comer al centro y —¿De dónde vendrá ese espíritu? —No sé, de nuestros ancestros, de los que crearon este país... a tomar un copetín a Copacabana y la —De la historia de este pueblo, que no se doblegó nunca. paga, por mi familia, por m f gente nos aplaudía. Con caras muy —Eso es. Por ahí debe andar la explicación. melancólicas pero aplaudían. •