PROCESO ADMINISTRATIVO DE DELIMITACIÓN DEL PÁRAMO DE : UN ANÁLISIS SOBRE SUS FALENCIAS FRENTE A LA PARTICIPACIÓN CIUDADANA Y EL SECTOR AGROPECUARIO EN EL MUNICIPIO DE CHITA (BOYACÁ)

Autora: ANGIE FERNANDA VIRACACHÁ SANDOVAL

UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS DE AQUINO ESPECIALIZACIÓN EN DERECHO ADMINISTRATIVO DIRECCIÓN DE POSTGRADOS , BOYACÁ JUNIO, 2021

PROCESO ADMINISTRATIVO DE DELIMITACIÓN DEL PÁRAMO DE PISBA: UN

ANÁLISIS SOBRE SUS FALENCIAS FRENTE A LA PARTICIPACION CIUDADANA

Y EL SECTOR AGROPECUARIO EN EL MUNICIPIO DE CHITA (BOYACÁ)

Sumario 1. Protección De Los Páramos En . 2. Posturas Jurisprudenciales y Normativas Sobre la Participación Ciudadana en Materia Ambiental. 3. Implicaciones sobre la comunidad campesina vinculada a las actividades agropecuarias por la falta de participación ciudadana. Conclusiones. Referencias.

Viracachá, F. (2021). Proceso Administrativo De Delimitación Del Páramo De Pisba: Un

Análisis Sobre Sus Falencias Frente A La Participación Ciudadana Y El Sector Agropecuario En

El Municipio De Chita (Boyacá). Tesis de posgrado. Universidad Santo Tomás. Tunja

Resumen El presente artículo tiene como objetivo identificar las falencias que se han venido presentados dentro de la formulación del acto administrativo que delimitara el Complejo Páramo de Pisba por la vulneración a la garantía fundamental de la participación ciudadana y sus implicaciones en la comunidad vinculada a las actividades agropecuarias en el municipio de Chita Boyacá. Se analizaron los antecedentes jurídicos de la protección de los páramos en Colombia así como las distintas posturas normativas y jurisprudenciales sobre el principio de participación ciudadana aplicadas al caso en concreto. De lo cual se pudo establecer que el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible publicó el proyecto de resolución de delimitación, sin haber aplicado los criterios de participación ambiental previstos en la Sentencia T-361 de 2017 y que si bien este acto administrativo no nació a la vida jurídica, la entidad inobservo lo ya indicado en el precedente jurisprudencial provocando caos y confusión en la comunidad. En este sentido este análisis

contribuirá en la percepción temprana de las fallas que se vienen presentando en el desarrollo del proceso administrativo de delimitación del páramo de Pisba frente a la participación ciudadana.

Palabras Clave: Páramo de Pisba, Participación Ciudadana, Actividades Agropecuarias, Municipio de Chita, Implicaciones Sociales.

Abstract

The objective of this article is to identify the shortcomings that have been presented within the formulation of the administrative act that delimits the Páramo de Pisba Complex due to the violation of the fundamental guarantee of citizen participation and its implications in the community linked to agricultural activities in the Chita’s municipality. The legal antecedents of the protection of the páramos in Colombia were analyzed as well as the different normative and jurisprudential positions on the principle of citizen participation applied to the specific case. From which it could be established that the Ministry of Environment and Sustainable Development published the draft resolution of delimitation, without having applied the criteria of environmental participation provided in Sentence T-361 of 2017 and that although this administrative act was not born at the legal life, the entity did not observe what was already indicated in the jurisprudential precedent causing chaos and confusion in the community. In this sense, this analysis contributes to the early perception of the failures that have been presented in the development of the administrative process of delimitation of the Pisba Páramo in the face of citizen participation.

Keywords: Páramo de Pisba, Citizen Participation, Agricultural Activities, Chita’s Municipality, Social Implications.

Introducción

El páramo de Pisba ubicado en territorio boyacense es considerado como uno de los escenarios más importantes para la historia de Colombia; no solo por haber sido uno de los corredores estratégico y quizás el más importante para que el ejército independentista de Simón Bolívar lograra la libertad del yugo español, sino también por ser esta una zona que guarda y conserva gran riqueza hídrica que permite brindar bienes y servicios a los pobladores que la habitan y a su vez constituirse como una zona protectora de biodiversidad de flora, fauna y reserva natural.

Así las cosas y dada su importancia el Estado Colombiano ha visto la necesidad de que páramos como el de Pisba cuenten una delimitación que permita la protección del ecosistema frente actividades como las agropecuarias y de minería a cualquier escala, que por años atrás se han venido desarrollando sin contar con un control estricto; situación que ha conllevado al desencadenamiento de daños ambientales que perjudican la vida y estabilidad de los seres vivos que habitan en esta zona de especial protección.

No obstante la necesidad de brindar una protección al páramo de Pisba a través del proceso de delimitación, entendido este como; “definir los límites precisos de estos ecosistemas, con el fin de evitar el desarrollo de actividades productivas que puedan alterar sus características ecosistémicas y garantizar de esta manera su protección” (Ospina D & Rodríguez E, 2011, p.12), ha hecho que se adelante un proceso administrativo de delimitación sin la observancia previa de la participación ciudadana como mecanismo de intervención ciudadana frente a las decisiones que adopta el

Estado.

Derecho que tienen los pobladores, comerciantes y empresarios de la zona de incidencia sobre la cual se establecen los límites del páramo, pero que en el desarrollo del trámite administrativo

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quebrantaron la garantía fundamental a su participación al no haberse estipulado un trabajo previo de información y concertación con la comunidad previa publicación del proyecto de acto administrativo.

Conforme a lo anterior el propósito de esta investigación es el de identificar las falencias que se han venido presentado dentro de la formulación del acto administrativo que delimitara el

Complejo Páramo de Pisba por la vulneración a la garantía fundamental de la participación ciudadana. El documento abordará en primer lugar los antecedentes normativos referentes a la protección de los páramos en el territorio Colombiano, en segunda medida se analizaran las distintas posturas jurisprudenciales sobre el principio de participación ciudadana y como consecuencia de lo anterior se establecerán las implicaciones del proceso administrativo de delimitación del páramo sobre la comunidad campesina vinculada a las actividades agropecuarias por la falta de participación ciudadana.

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Formulación del problema jurídico

A lo largo de la historia los pobladores del municipio de Chita ubicado en el norte del departamento de Boyacá se han caracterizado por desarrollar un sin número de actividades agropecuarias a través de las cuales proveen el alimento a diario a sus hogares además el de muchas familias colombianas, al contar este territorio con gran riqueza hídrica que permite cultivar diversidad de productos y sostener proyectos de fortalecimiento al campo.

En ese orden de ideas, de un lado se tiene que las actividades agrícolas comúnmente desarrolladas en la parte paramos del municipio son la siembra de; arveja, frijol, maíz, cebada, trigo, cebolla cabezona y otras hortalizas yuca, caña para miel, alfalfa, mora, breva, plátano curúba y café y de otro lado la actividad pecuaria como fuente de supervivencia rural dentro de la zona de paramo con el mantenimiento de ganado bovino, ovino, porcino y caprino, en la cual la mayor actividad pecuaria se refleja en Chita con el 22% frente a los otros territorios que conforman la zona de paramo (Corpoboyacá, Gobernación de Boyacá e Instituto de Investigación de Recursos

Biológicos Alexander Von Humboldt, 2016).

En la actualidad los campesinos quienes desempeñan estas actividades corren el riesgo de que sus labores sufran algún tipo de limitación y por ende el desmejoramiento de sus ingresos, toda vez que muchos de sus territorios quedaron señalados como parte del páramo de Pisba dentro del proceso administrativo de delimitación que por estos tiempos se viene adelantando en las provincias de Valderrama, Sugamuxi y Tundama a las cuales pertenecen los municipios del entorno local del páramo; proceso frente al cual la participación de los campesinos que residen en la zona de incidencia y sobre la cual se establecieron los límites del páramo de Pisba, fue dejada aún lado desde la iniciación del proceso administrativo y sin contar con una concertación previa con la comunidad, el Estado adopto la decisión de delimitar este ecosistema con base en unos

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criterios técnicos que dejaron de lado esta importante garantía fundamental vista como la columna vertebral en estos tipos de procesos.

Si bien es cierto que a través de distintos fallos judiciales se ha logrado que el proceso administrativo de delimitación tenga un alto en el camino y se brinde las garantías para llevar a cabo una verdadera participación, entendida esta como la instancia donde se fortalecen y democratizan la representación, se promueven los valores constitucionales tales como el pluralismo y la tolerancia (Corte Constitucional, 2017).

Lo cierto es que actualmente y en menos de cumplirse el término que el Consejo de Estado otorgo al Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible para expedir el acto administrativo definitivo que delimite en su totalidad el páramo de Pisba; el miedo y la zozobra se acrecienta con el paso de los días en las comunidades que habitan sobre los límites de este ecosistema, al no evidenciarse claridad sobre el proceso que busca la expedición final del acto administrativo y sus consecuencias constituyéndose claramente en una limitante que impide la materialización de los criterios fijados por la Corte Constitucional para tal fin.

Bajo este presupuesto y teniendo en cuenta que la comunidad del municipio de Chita depende en gran parte su economía de las actividades agropecuarias desarrolladas en su territorio y aun cuando con ello el índice de necesidades básicas insatisfechas cada día va en aumento, frente a lo cual;

Chita presenta un índice de pobreza extrema de 58,34% por encima del índice departamental en donde veredas como Canoas representa el 1,13%; Chipa viejo 0,91%; Cuco 1,16%; Laureral

0,62%; Minas 1,22%; Monserrate 1,12% y el Moral 1,09%, se puede deducir que, la mayor proporción de pobreza extrema está presente en el corregimiento de Minas con el 71,43%

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(Corpoboyacá, Gobernación de Boyacá e Instituto de Investigación de Recursos Biológicos

Alexander Von Humboldt, 2016).

Se corre el riesgo que con las limitaciones al desarrollo de dichas actividades; los campesinos tengan que optar por dejar sus tierras e ir en búsqueda de mejores oportunidades en las ciudades si de ello depende su subsistencia y la de sus familias, a lo cual se le suma la falta de claridad respecto de la legislación y lineamientos institucionales que ordenaran la ocupación y el uso de los suelos en el Complejo Paramo de Pisba, dejando abierta la discusión con relación a las implicaciones socioeconómicas que traería el cese de actividades agropecuarias en este ecosistema.

Por lo anterior esta investigación asume como pregunta problema; ¿Cuáles son las fallas que dentro del proceso administrativo de delimitación del páramo de Pisba se han venido presentado frente a la participación ciudadana y sus implicaciones en el sector sobre la comunidad campesina vinculada a las actividades agropecuarias por la falta de participación ciudadana?

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Justificación

La presente investigación titulada, Proceso Administrativo De Delimitación Del Páramo De

Pisba: Un Análisis Sobre Sus Falencias Frente a la Participación Ciudadana y el Sector

Agropecuario En El Municipio De Chita (Boyacá), se enfocará en identificar las falencias que se han venido presentando dentro del proceso administrativo de delimitación del páramo de Pisba con relación a la participación ciudadana y sus implicaciones sobre la comunidad campesina vinculada a las actividades agropecuarias.

Son diversas las casusas que conllevaron al desarrollo de la presente investigación; la principal de ellas se centra en la voz de protesta que los campesinos del municipio de Chita han venido levantando por la falta de información e claridad respecto a la legislación y lineamientos institucionales que ordenaran la ocupación y uso del suelo dentro del este ecosistema paramuno, dentro del proceso de delimitación del Páramo de Pisba, dejando abierta la discusión con relación a las implicaciones socioeconómicas que traería el cese de actividades agropecuarias por parte de la comunidad rural que las desarrollan y su vulneración al derecho de participación ciudadana.

(Personería Municipal, 2021).

Conforme a lo anterior este documento presenta una propuesta a modo de sugerencia que conlleve de un lado; a valorar la importancia de la participación ciudadana dentro de los procesos de delimitación de ecosistemas paramunos y en ese sentido se reglamenten de mejor manera a partir de las dificultades que se evidencian en territorio, la incidencia de la población en los planes de manejo ambiental que contengan acciones encaminadas a la preservación, restauración, uso sostenible y generación de conocimiento de los páramos, basados en estudios Técnicos,

Económicos Sociales y Ambientales.

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Objetivo general

Identificar las falencias dentro del proceso administrativo de delimitación del páramo de Pisba frente a la participación ciudadana y el sector agropecuario del municipio de Chita Boyacá.

Objetivos específicos

➢ Estudiar los antecedentes jurídicos referentes a la protección de los páramos en Colombia.

➢ Analizar las diferentes posturas jurisprudenciales y normativas sobre la participación

ciudadana en materia ambiental.

➢ Establecer las implicaciones sobre la comunidad campesina vinculada a las actividades

agropecuarias por la falta de participación ciudadana.

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Metodología

Toda investigación comprende un método de estudio el cual define el uso de técnicas, instrumentos, estrategias y procedimientos a utilizar. Al respecto (Acuña, 2005) señala que el marco metodológico es el conjunto de procedimientos lógicos, tecno-operacionales implícitos en todo proceso de investigación, con el objeto de ponerlos de manifiesto y sistematizarlos; a propósito de permitir descubrir y analizar los supuestos del estudio y de reconstruir los datos, a partir de los conceptos teóricos convencionalmente operacionalizados (p.126).

Ahora bien, el tipo de estudio es descriptivo ya que expone una situación fáctico-jurídica en el entorno del páramo de Pisba en cuanto al principio de participación ciudadana como garante de la delimitación de este ecosistema paramuno. El método investigativo para este estudio es de tipo analítico-deductivo, se desarrollará en primera medida desde una óptica general a través de un análisis jurisprudencial y normativo y en segunda medida se identificarán aquellas actuaciones que de acuerdo a la jurisprudencia vigente permiten el correcto desarrollo y ejecución del principio de participación en materia ambiental que sirven como herramientas de buenas prácticas dentro del proceso de participación.

Todo lo anterior a través de fuentes de investigación como la doctrina jurídica, jurisprudencia y técnicas de información como la dogmática jurídica; que se caracteriza por dar soluciones a problemas que no se limitan a la interpretación estática del Derecho positivo, ésta de tipo exegético que incluye como único objeto y, a su vez, como fuente de las que se vale las normas positivas y la voluntad del legislador expresada en ellas.

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1. Antecedentes Jurídicos: Protección De Los Páramos En Colombia

La necesidad de proteger los ecosistemas paramunos en Colombia toma gran relevancia con el paso de los tiempos, en atención a los distintos cambios climáticos que de manera acelerada se vienen presentando como consecuencia de las malas prácticas desarrolladas por el ser humano en estas zonas, tales como; la explotación de recursos minero-enérgicos de manera ilegal, uso inadecuado del suelo para cultivos y tenencia de ganado a gran escala así como la explotación ilícita de plantas y especies nativas, son entre otras, las actividades que mayor impacto generan en estas zonas de especial protección (Instituto Humbolt, 2016).

En ese sentido y atendiendo a que con el paso de los tiempos el problema se agudiza, la

Constitución Política de 1991 conocida en materia ambiental, por su gran relevancia ecológica; garantizó a la población el goce a un medio ambiente sano como un derecho y en ese sentido estableció el deber que le asiste al Estado Colombiano de proteger su diversidad e integridad, así como el de preservar las áreas de importancia ecológica, como lo son los páramos, garantizando en todo momento la participación de la comunidad en la toma de decisiones que impliquen su afectación (Const., 1991, art. 79).

De ahí que fuese con la expedición de la (ley 99,1993, art 1º, núm 4º) que se determinara a las zonas de paramos, subparamos, los nacimientos de agua y las zonas de recarga de acuíferos como objetos de protección especial y sirviera como sustento para que por medio del (Decreto 2372,

2010, art.29) reglamentario del SINA, se instruyeran a las autoridades ambientales para que fuesen las encargadas de adelantar acciones que conlleven a la conservación y manejo de las áreas de especial protección, al ser estos los ecosistemas donde se almacena el recurso hídrico que surte no solamente nuestro territorio sino también el de países vecinos constituyéndose las zonas paramunas de Colombia como una de las reservas de agua más importantes del planeta; a la

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presentación del proyecto de Ley 1450 de 2011 Plan Nacional de Desarrollo 2010-2014, el gobierno en uno de los artículos de este proyecto incluyo además de la prohibición de la minería en los ecosistemas paramunos, entre otras actividades, la de llevar a cabo la agricultura, ley que fue aprobada por el congreso.

De conformidad con la Ley 1930 de 2018, las autoridades ambientales de acuerdo a su jurisdicción deben implementar planes de manejo, previo agotamiento de los mecanismos de participación ciudadana que contengan acciones encaminadas a la “preservación, restauración, uso sostenible y generación de conocimiento de los páramos” , basados en “Estudios Técnicos,

Económicos Sociales y Ambientales, en un plazo no mayor a cuatro (4) años contados a partir de su delimitación y con un horizonte de implementación como mínimo de diez (10) años” y para que se lleven a cabo, “el Gobierno nacional, así como las entidades territoriales regionales y locales, y las autoridades ambientales, deberán destinar recursos en el Plan Nacional de Desarrollo, en los Planes de Desarrollo Territorial, en los Planes de Ordenación y Manejo de Cuencas

(Pomcas), las inversiones necesarias para la ejecución de tales actividades”.

Resulta valido señalar que las categorías que establecen las distintas zonas de protección han presentado variación y con ello la expedición de nuevas leyes que indiquen cuales áreas requieren ser adquiridas y protegidas de manera inmediata así como la ampliación en la órbita del deber funcional a distintas autoridades fuera de las ambientales, así la (ley 812, 2003, art. 89) incluyó los bosques de niebla, áreas de influencia de nacimientos acuíferos y de estrellas fluviales.

Adicionalmente y en relación al ordenamiento del suelo rural el (Decreto 3600, 2007, art. 4) estipuló las categorías de protección del suelo rural, entre otras, las de conversación y protección ambiental, así:

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(…) Incluye las áreas que deben ser objeto de especial protección ambiental de

acuerdo con la legislación vigente y las que hacen parte de la estructura ecológica

principal, para lo cual en el componente rural del plan de ordenamiento se deben

señalar las medidas para garantizar su conservación y protección. Dentro de esta

categoría, se incluyen las establecidas por la legislación vigente, tales como: 1.1.

Las áreas del sistema nacional de áreas protegidas; 1.2. Las áreas de reserva forestal;

1.3. Las áreas de manejo especial; 1.4. Las áreas de especial importancia

ecosistémica, tales como páramos y subpáramos, nacimientos de agua, zonas de

recarga de acuíferos, rondas hidráulicas de los cuerpos de agua, humedales,

pantanos, lagos, lagunas, ciénagas, manglares y reservas de flora y fauna (…).

Áreas que para muchos debieron haber quedado integradas en una sola norma y con ello omitir la emisión constante de preceptos que conducen a la misma conclusión, la protección de todo lo que conforma el ecosistema de páramo. Así las cosas y en la materialización de las medidas a implementar para cumplir con tal fin, el Ministerio de Ambiente estableció por medio de la

(Resolución 769, 2002) criterios para orientar a la población sobre la gestión ambiental de estos importantes ecosistemas instruyendo a las Corporaciones Autónomas Regionales a efectuar en territorio estudios que permitieran identificar las características de cada uno y en sentido se implementarán planes de manejo ambiental teniendo como eje trasversal de dicha actividad; la participación de la comunidad que propendieran por la restauración ecológica de los ecosistemas del páramo.

Bajo esta óptica y partiendo del hecho de que cada ecosistema de páramo cuenta con características propias, tales como: conservación del recurso hídrico, especies nativas tanto de flora

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y fauna, entre otros factores, se expide la (Resolución 839, 2003) a través de la cual, se establecen como lineamientos determinantes dentro de la elaboración de los planes de manejo ambiental en cada sector; las dinámicas de desarrollo socioeconómico y su relación con el ecosistema lo cual implica la determinación del área de influencia directa e indirecta, así como la tenencia de las tierras.

Aspectos socioeconómicos cuyas características deben ir encaminados a estimar el total de la población que reside en la zona de páramo así como sus condiciones generales de vida; formas de empleo, educación, salud, vivienda, entre otros aspectos, para lo cual se deberán implementar estrategias de participación de las comunidades asentadas en estos ecosistemas y hacer de los planes de manejo ambiental verdaderos escenarios de participación ciudadana y en los cuales las entidades territoriales jueguen un papel importante para garantizar la misma (Ministerio de

Ambiente, 2003).

Las acciones encaminadas hacer de los ecosistemas de paramunos, zonas de especial protección frente actividades como la minería, ha hecho que a través de los Planes Nacionales de

Desarrollo de los distintos gobiernos de turno, tomen acciones contundentes en relación con su ejercicio. En sentido la (Ley 1450, 2011) adoptaría la escala 1:25.000 para delimitar los ecosistemas de páramo y humedales con base en los estudios; técnicos, económicos, sociales y ambientales expedidos por las autoridades ambientales cuyo proceso se adoptaría mediante acto administrativo.

El Plan Nacional de Desarrollo 2010-2014 introduciría la prohibición de adelantar actividades de explotación o exploración de hidrocarburos y minería en la zona paramuna pero adicional a ello también restringiría el ejercicio de actividades agropecuarias en estas áreas, que luego sería reafirmado por el Plan Nacional de Desarrollo 2014-2018, en los siguientes términos:

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(…) En las áreas delimitadas como páramos no se podrán adelantar actividades

agropecuarias ni de exploración o explotación de recursos naturales no renovables,

ni construcción de refinerías de hidrocarburos. El Ministerio de Ambiente y

Desarrollo Sostenible hará la delimitación de las áreas de páramos al interior del

área de referencia definida en la cartografía generada por el Instituto Alexander Van

Humboldt a escala 1:100.000 o 1:25.000, cuando esta última esté disponible. En

esta área la autoridad ambiental regional deberá elaborar los estudios técnicos que

permitan caracterizar el contexto ambiental, social y económico, de conformidad

con los términos de referencia expedidos por el Ministerio de Ambiente y

Desarrollo Sostenible. Al interior de dicha área, el Ministerio de Ambiente y

Desarrollo Sostenible deberá delimitar el área de páramo, con base en criterios

técnicos, ambientales, sociales y económicos (ley 1753, 2015, art.173).

Con lo anterior, el desarrollo de la vocación agraria en el área constituida como páramo dentro de los territorios, se constituyó como prohibida sin que de por medio se evaluara el impacto que generaría tal restricción sobre las comunidades campesinas acentuadas en las zonas y que como sustento labran el campo para proveer del alimento a sus familias y la de muchos colombianos.

Como si no fuera suficiente con tal postura, el vacío normativo fue evidente al no haber fijado el procedimiento a llevar acabo para efectuar tales limitaciones a la actividad agropecuaria; generando un caos socio-ambiental por la falta de claridad, y la omisión de la participación ciudadana en su formulación.

En vista del vacío reglamentario y bajo la necesidad de definir directrices para impartir protección a estos ecosistemas estratégicos, se expide la (ley 1930, 2018) mejor conocida como la ley de Paramos, cuya norma va a señalar con mayor precisión las actividades prohibidas e intentar

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dar claridad sobre el ejercicio de la actividad agropecuaria en estas zonas, frente a la cual si bien no la restringe en su totalidad como lo hizo la ley 1753 de 2015, si establece; la prohibición del uso de maquinaria pesada en su desarrollo, el uso de fumigación y aspersión de químicos en los cultivos para lo cual se pondrán en marcha programas de sustitución y reconvención cuyas actividades agropecuarias generen mayor impacto en estas zonas y frente a las de bajo impacto su continuación haciendo uso de las buenas practicas.

Programas y planes que se regirán por los principios rectores que estable la ley de paramos, dentro de los cuales se debe resaltar; la participación de la comunidad que implica que de manera conjunta entre autoridades y ciudadanos se concerté la elaboración e implementación de los planes de manejo ambiental sobre el previo proceso que adelante el Estado concerniente a la delimitación.

No obstante obsérvese como se desplego una vez más la garantía de participación a un segundo plano y es que una vez delimitadas las zonas de paramo por parte del Ministerio de Ambiente y demás entidades ambientales, ejercicio que implica la expedición del acto administrativo donde se fijen sus límites y luego se informen a la comunidad en general, procedería la intervención de los ciudadanos no para objetar sus limitaciones sino para coadyuvar en planes ambientales que son preparados previamente y poco entendibles para el campesinado atendiendo al lenguaje técnico utilizado.

Claro ejemplo de lo anterior fue la (Resolución 2090, 2014) por medio de la cual se delimita el páramo Santurban- Berlín, el cual se constituye como el primer complejo delimitado en el territorio colombiano, con el objetivo de hacerle frente en especial al desarrollo de la actividad de minería, que por años venían ejerciendo pobladores de la zona de incidencia y que trajo consecuencia el detrimento de este importante ecosistema. Los municipios Veta y California

Santander han tenido a la minería como su medio de subsistencia, su gran auge se presentó en este

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último con la llegada de la empresa transnacional Francia Gold and Silver Limited, que luego se retiró de la zona pero que sus pobladores siguieron extrayendo carbón de manera artesanal y con el paso de los tiempos fueron llegando diferentes compañías mineras como lo son; Eco Oro,

Continental Gold Ltda., entre otras (Avendaño, 2014 ).

El conflicto socio-ambiental que se viene presentando desde la delimitación de esta zona de paramo ha sido un constante dilema entre su forma de protección a través de las prohibición de actividades que por años han venido ejerciendo los campesinos acentuados en este ecosistema y que si bien se requieren con suma urgencia atendiendo al detrimento acelerado del medio ambiente como consecuencia de dichas prácticas, se tiene que de otro lado estas actividades han implicado para estos habitantes el medio de subsistencia y de la cual dependen, por la falta de oportunidades laborales que implique el mejoramiento de las necesidades básicas de la población.

El caso de Santurban ha tenido resonancia en otros páramos de Colombia por los

posibles efectos sociales y económicos sobre sus pobladores, específicamente, por

las estrictas prohibiciones que contienen el Plan de Desarrollo 2010-2014 y la

Resolución 0839 de 2003 que genera nuevas categorías de protección que tienen

como fin la ordenación y zonificación ambiental de los páramos. De hecho las

autoridades ambientales regionales han anunciado la restricción de los derechos

(concesiones) de aguas a los campesinos para el desarrollo de actividades

agropecuarias en zonas de páramos (Avendaño, 2014 ).

El acto administrativo en mención ordena a las Corporaciones Autónomas Regionales de la jurisdicción efectuar el ordenamiento del área de paramo a través de la zonificación y determinación del uso del suelo, dentro de la cual se debe identificar; zonas de preservación, entendidas como aquellas que por sus condiciones naturales y fragilidad ecológica deben

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mantenerse libes de cualquier tipo de transformación que efectué el ser humano, zonas de restauración cuyas áreas han sufrido algún tipo alteración y requieren del mejoramiento de sus estructuras naturales de tal forma que las actividades que se realicen en estos sectores propenden por su recuperación, y finalmente las zonas de uso sostenible frente a la cuales el ejercicio de actividades permitidas se realicen con miras a mantener un equilibrio entre la biodiversidad que estas ofrecen y los efectos producidos los cuales deberán ser mínimos de tal forma que su degradación no se ocasione a largo plazo (Resolución 2090, 2014, art. 3).

En igual sentido impartió directrices específicas para el ejercicio de las actividades agropecuarias, ordenando el diseño e implementación de los planes que conlleven a la sustitución y reconvención de las actividades agropecuarias que venían desarrollándose con anterioridad al 16 de junio de 2011 y con ello dar cumplimiento a lo estipulado en la ya mencionada ley 1450 de

2011 referente; al uso de agroquímicos y disposición de sus empaques, técnicas adecuadas para evitar la contaminación del suelo, conservación del recurso hídrico de tal forma que se evite su desperdicio , y en todo caso prestar atención especial a las actividades agropecuarias que aseguran la subsistencia básica de la población en la implementación de la reconvención.

Bastante se ha dicho sobre las limitaciones que al campesino se le han impuesto con la fijación de planes ambientales que deben ser implementados en el ejercicio de sus actividades cotidianas y guardan como fin último llegar de manera paulatina a la eliminación de prácticas agropecuarias en zona de paramo sin embargo resulta complejo entender como frente a la actividad minera ejercida por empresas multinacionales, los permisos y licencias para su explotación continúan hasta su terminación, aun cuando muchos de estos están otorgados por 30 años prorrogables por

30 más de conformidad con la Ley 685 de 2001. “Esta prohibición afecta principalmente a los

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pequeños mineros y campesinos, quienes dependen de actividades artesanales o agropecuarias para subsistir, lo cual conlleva un problema socioeconómica en esta región” (Sanabria, 2019).

Finalmente y tal como se puede observar con el marco normativo vigente es más que claro que la delimitación de los páramos se constituye en una decisión administrativa que debe tener en cuenta tanto los conocimientos científicos establecidos para tal fin así como las implicaciones sobre la sociedad; en especial la acentuada en las zonas de incidencia, bajo los principios y garantías constitucionales referentes, entre otros, el derecho a un medio ambiente sano, prelación del interés general sobre el particular y la participación ciudadana en materia ambiental.

2. Posturas Jurisprudenciales y Normativas Sobre la Participación Ciudadana en

Materia Ambiental

La participación ciudadana ha sido concebida para muchos autores como la columna vertebral de la democracia y a su vez como el eje trasversal del desarrollo de la sociedad. Este proceso surge de la comunicación entre la comunidad interesada y las entidades a quien se le ha confiado la ejecución de políticas públicas en el desarrollo del sistema social de país, frente a los cuales las decisiones ganan legitimidad y a su vez representan proyectos públicos que generan conocimiento y respeto entre la administración y la ciudadanía (Jorge Liscano & Juan Velasco, 2018).

Para el ordenamiento jurídico colombiano la participación se constituye como un principio, que descrito en palabras de Dworkin; “atiende a un estándar que ha de ser observado, no porque favorezca o asegure una situación económica, política o social que se considere deseable, sino porque es una exigencia de la justicia, la equidad o alguna otra dimensión de la moralidad (Angel

Sanchez de la Torre & Crisitina Fuertes , 2015).

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En este sentido la participación como principio constitucional representa la necesidad de que las personas intervengan en las decisiones de la administración ejerciendo control y seguimiento a las mismas, y logrando con ello que se fortalezcan las bases sobre las cuales reposa la democracia participativa y sus distintos mecanismos de intervención. La Constitución Política de 1991 enmarcó en su artículo 1º los principios fundamentales bajo los cuales se rige el estado

Colombiano, resaltando la democracia participativa, así;

Colombia es un Estado social de derecho, organizado en forma de República unitaria,

descentralizada, con autonomía de sus entidades territoriales, democrática, participativa y

pluralista, fundada en el respeto de la dignidad humana, en el trabajo y la solidaridad de las

personas que la integran y en la prevalencia del interés general (Const., 1991, art. 1º).

La Corte Constitucional ha señalado que con la llegada de la Constitución Política de 1991 el

Estado Colombiano se vio inmerso en una transformación positiva, al haber consagrado y fortalecido la democracia participativa y con ello sus mecanismos (Ávila, 2009). El artículo 2º constitucional contempla a la participación como un derecho; al señalar como uno de los fines esenciales del estado el de “Facilitar la participación de todos en las decisiones que los afectan y en la vida económica, política, administrativa y cultural de la Nación” (Congreso de la República,

1991).

Bajo esa óptica son diversos los deberes que sobre el Estado recaen con el objetivo de que los ciudadanos ejerzan dicha garantía fundamental, lo cual implica; abstenerse de adoptar medidas que impidan su ejercicio, adoptar aquellas que eviten interferencia tanto de las autoridades como de particulares en su desarrollo, implementar aquellas que procuren optimizar las diversas formas de participación evitando con ello un retroceso injustificado en los niveles de protección

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alcanzados y promover las distintas formas de participación democrática, son entre otras, las obligaciones que le asisten a las instituciones estatales (Corte Constitucional, 2015).

De lo anterior se puede extraer que la participación ciudadana vista como un derecho supone obligaciones que recaen sobre el Estado para lograr su materialización, sin embargo también debe ser vista como un deber que le asiste a los ciudadanos de intervenir en las decisiones que los afectan lo cual implica su incidencia en asuntos; económicos, administrativos, culturales y al caso que nos ocupa el ámbito ambiental.

En sentido para (Gómez, 1998) existen tres tipos de participación ciudadana, dentro de las cuales se pueden encontrar la; política, jurisdiccional y administrativa, siendo esta ultima la directamente relacionada con los conflictos que existen en materia ambiental que se representan en la exclusión de las comunidades por parte de la Administración al abstenerse en muchos casos de adelantar un verdadero proceso; previo, amplio, deliberativo, participativo, compensativo e incluyente sobre los cuales tienen derecho. La participación en materia ambiental supone un sin número de beneficios, frente a los cuales (Ávila, 2009) anota los siguientes;

Mejora la comprensión de los posibles impactos ambientales, determina las alternativas

ambientales para la mitigación de impactos, identifica temáticas controversiales y crea

escenarios potenciales para su resolución, establece la necesidad de compensar a grupos

afectados por la realización de un proyecto, señala los valores y prioridades de una

comunidad y abre el proceso para la formulación de alternativas más sostenibles, facilita la

gestión ambiental transparente, promueve la elaboración de indicadores ambientales y

socioeconómicos (p. 97).

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El artículo 79 de la Constitución Política consagró el goce al medio ambiente sano como un derecho, sobre el cual la ley garantiza la participación de la comunidad en las decisiones que puedan afectarlo (Congreso de la República, 1991). Deber que le asiste al Estado para proveer a sus ciudadanos verdaderos espacios de incidencia; donde puedan expresar sus opiniones, recibir capacitaciones con el objetivo de contar con conceptos básicos que permitan su interacción y demás factores que el legislador considere necesario para lograr la verdadera efectividad de sus derechos.

Para (Almonte, 2003) el derecho ambiental ha determinado que la participación puede darse de tres maneras; intervención en los procesos de la toma de decisiones (definición de políticas y planes) que tengan incidencia ambiental y afecten la calidad de vida, intervención en la gestión ambiental a través de la ejecución directa o supervisión de planes y programas, acciones ejercidas para tratar de revertir actividades y decisiones que ponen en riesgo al ambiente e impiden el disfrute y goce del derecho al medio ambiente.

Las nociones sobre la participación en materia ambiental para el Estado Colombiano no son conceptos recientes, sino que todo lo contrario dicho concepto ha venido presentando transformaciones como respuesta a los distintos cambios que con el paso del tiempo se dan dentro de la comunidad y su entorno ambiental, generando que en igual sentido y a través de los mecanismos de participación ambiental se regulen las formas de intervención ante la

Administración.

En Colombia se tiene que fue hasta la expedición de la Ley 23 de 1973 que se dio la categoría de patrimonio común al medio ambiente; lo cual implica la existencia de una relación de participación entre Estado y particulares con el propósito de lograr su mejoramiento y conservación, para lo cual el gobierno dará lugar a la creación de sistemas de evaluación que

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permitan a los ciudadanos participar e incidir de los recursos ambientales, gastos de protección y renovación cuando se tengan como fin el beneficio de actividades lucrativas (Congreso de la

República, 1973 ).

Acto seguido y con la expedición del Código Nacional de los Recursos Naturales Renovables y de Protección del Ambiente, se reafirma la preservación y manejo del medio ambiente, fijando una corresponsabilidad entre administración y ciudadanos para adelantar actividades que conlleven a cumplir con tales fines, dentro las cuales se encuentra el deber de promover jornadas ambientales de la cual hagan parte de manera conjunta entidades y comunidad.

A fin de consolidar la institucionalidad del sector público encargado de regular lo relacionado a la materia, surge la ley 99 de 1993 por medio de la cual se crea el Ministerio de Ambiente y en general el SINA (Sistema Nacional Ambiental) , la Ley 99 de 1993, reguló a través de su título X los modos y procedimientos de participación ciudadana en los procesos administrativos ambientales, es decir, la posibilidad que tiene cualquier persona para intervenir en los procesos relativos al otorgamiento de licencias o permisos ambientales y en los procesos sancionatorios ambientales (Congreso de la Republica , 1993).

Cabe anotar que con el propósito de hacer cumplir los derechos constitucionales de participación, la ley 99 de 1993 no solamente constituyo la forma de intervención referida en precedencia, sino que incluyo; la figura de consulta previa para comunidades negras e indígenas en al artículo 76, el derecho de petición como herramienta de información en temas ambientales artículo 74, reguló la intervención del Ministerio público dentro de las acciones populares artículo

75, las audiencias públicas artículo 72 y finalmente brindo la importancia al principio de publicidad dentro de las actuaciones ambientales establecido en el artículo 71 (Gaviria, 2011).

Con esto se puede indicar que la implementación de la ley 99 incluyo elementos esenciales dentro

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de la política pública ambiental como lo es; la participación ciudadana en las decisiones que puedan afectarlo, logrando con ello su inclusión dentro la norma a través de un capítulo para regularlo y de esta forma posicionarla dentro de esta gran reforma ambiental.

Ahora bien y respecto de los mecanismos judiciales para la defensa del medio ambiente en conjunto con el derecho de participación en temas ambientales, en primera medida se tiene que el artículo 86 de la Constitución Política establece la garantía fundamental que tiene toda persona para interponer acción de tutela en cualquier momento y lugar ante un Juez de la República cuando considere que sus derechos constitucionales están siendo vulnerados o amenazados con el objetivo de lograr su protección inmediata (Congreso de la República , 1991 ).

En ese sentido se tiene que el derecho al medio ambiente posee el carácter de colectivo, frente a lo cual el mecanismo de defensa propio es la acción popular prevista en el artículo 88 constitucional y regulado por la ley 478 de 1998. Situación por la cual en principio la acción de tutela no es procedente, sin embargo en Sentencia T -361 de 2017 esa regla trajo dos excepciones;

(…) En primer lugar, las personas podrán acudir a la tutela para solicitar la salvaguarda de sus derechos fundamentales que resultan amenazados o/y vulnerados como consecuencia de un peligro y/o afectación de derechos colectivos. En ese evento, el juez deberá estudiar si: i) la conculcación del interés colectivo conduce al quebranto de un derecho subjetivo fundamental; ii) el perjudicado formula la acción de tutela; iii) el riesgo o vulneración de los mandatos de optimización se encuentra acreditado; y iv) la acción popular debe carecer de idoneidad en el caso concreto. En caso de sobrepasar esos criterios, el remedio judicial que se profiera debe concentrarse en restablecer el derecho fundamental desconocido, y su amparo será definitivo así como directo. En segundo lugar, los ciudadanos tienen la opción de interponer la acción de tutela para evitar la configuración de un perjuicio irremediable en los derechos colectivos que alegan como conculcados. En esta situación, la protección se otorgará como mecanismo

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transitorio mientras la acción popular surte su trámite. Además, la mencionada hipótesis operará cuando no concurra la vulneración de derechos fundamentales y las reglas señaladas en el párrafo precedente (…) (Corte Constitucional, 2017).

De lo anterior se colige que la tutela en materia ambiental procede previa revisión de los requisitos referidos que se efectué por el juez competente, para lo cual siempre se requiera la existencia del vínculo de conexidad entre la violación a derechos colectivos y su desenlace en garantías fundamentales como consecuencia de la acción u omisión del Estado o de particulares que amenaza o produce un daño a un grupo de personas o a un particular, quien (es) deberá ser la persona directamente afectada quien la interponga atendiendo a su carácter subjetivo y cuya vulneración deberá estar soportada en pruebas a fin de lograr el restablecimiento del derecho fundamental de manera transitoria.

Como precedente de lo anterior, se tiene que con la ya referida Sentencia T- 361 de 2017 se materializan los criterios de la participación ciudadana sobre el primer Complejo de Páramo delimitado en Colombia dentro de las jurisdicciones de Santurban- Berlín, como consecuencia de la acción de tutela interpuesta por un grupo de personas que consideraron vulnerada la garantía de participación, entre otros derechos, por la expedición de la Resolución 2090 del 19 de diciembre de 2014 a través de la cual el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible determinó los límites de este importante ecosistema.

En ese sentido la (Corte Constitucional, 2017) sostuvo que si bien el legislador otorgó al

Ministerio de Ambiente la potestad discrecional para delimitar los páramos en Colombia bajo la plena observancia de los estudios que sean presentados por las entidades competentes para fijar los límites, lo cierto es que es dicha potestad se halla controlada por el ordenamiento jurídico, razón por la cual no se trata de una facultad aislada sino que encuentra relación con derechos

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fundamentales y otros principios como lo son el de proporcionalidad y razonabilidad garantizándose con ello el derecho de la participación ciudadana a través del; acceso a la información, participación previa, amplia, pública, efectiva y deliberativa en especial para las comunidades acentuadas en la zona de incidencia y finalmente la existencia de mecanismos de defensa judicial y administrativa para garantizar su efectiva protección.

3. Análisis del Caso: Implicaciones Sociales Sobre la comunidad vinculada a las

Actividades Agropecuarias por la Falta de Participación Ciudadana.

El municipio de Chita se encuentra ubicado en el departamento de Boyacá, Provincia de

Valderrama dentro de la cordillera Oriental de Colombia, sus límites; al norte y Noroccidente con

El Cocuy y la Uvita, por el occidente y suroccidente con los municipios de Jericó y Socotá, por el sur con el municipio de Pisba y por el Suroccidente y Oriente con Támara, la Salina y Sacama municipios del departamento del Casanare (Numpaque, 2017).

Territorio que como bien se ha venido diciendo hace parte del entorno local definido para el complejo de paramo de Pisba, específicamente las siguientes veredas; Canoas, Chipa Viejo, Cuco,

Laureral, Minas, Monserrate y Moral que comprende un área total de 54439 ha correspondientes al 27, 32% del área total del páramo, ubicándose en el segundo municipio después de Socotá con mayor área de incidencia (Corpoboyacá, Gobernación de Boyacá e Instituto de Investigación de

Recursos Biológicos Alexander Von Humboldt, 2016).

Zonas veredales donde son las actividades agropecuarias la fuente principal de sostenimiento de los campesinos que trabajan a diario sus tierras. Según la proyección del DANE para el año

2016 el número de habitantes residentes en el área rural del municipio fue de 7.376, ubicándose en el primer municipio con mayor número de habitantes rurales seguido de Socotá con 6.893 y

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Tasco con 4, 387. No obstante en la actualidad no se encuentra un censo que identifique el número de pobladores exacto que habitan el área de incidencia y los estudios realizados se soportan en datos estadísticos del año 2005, evidenciándose con ello la falta de actualización de datos poblacionales que permitan identificar con mayor premura las personas frente a las cuales sus actividades recibirían algún tipo de limitación por encontrarse sus tierras a una altura de 3000 m.s.n.m.

Aunado a lo anterior el panorama no es muy alentador aun cuando los pobladores de estas veredas y en general de todo el municipio presentan un mayor número de necesidades básicas insatisfechas y miseria en comparación con los otros territorios que hacen parte del área de delimitación (Corpoboyacá, Gobernación de Boyacá e Instituto de Investigación de Recursos

Biológicos Alexander Von Humboldt, 2016). Las condiciones de empleo en el entorno local se basan como se indicó en actividades agropecuarias que surgen en la cotidianidad del sector rural y aun cuando la familia rural se integra para el desarrollo de las mismas; son la falta de educación, la desnutrición y el bajo nivel de ingresos el flagelo que permea en los campesinos del municipio de Chita.

Son los elementos socioeconómicos y culturales los que permiten reconocer los sistemas de producción y organización de las comunidades presentes en el Páramo de Pisba cuyos factores son determinantes para evitar que el legislador solo se centre en tomar las medidas cartográficas que fijan los límites del páramo y soportado en ello expida el acto administrativo de delimitación.

El (Tribunal Administrativo de Boyacá, 2017) por medio de un fallo emblemático resolvió la acción de popular impetrada por la Defensoría del Pueblo en contra de Corpoboyaca, Agencia

Nacional de Minería y otros con el objetivo de proteger el derecho colectivo al medio ambiente y desarrollo sostenible, al respecto consideró que existían importante niveles de contaminación

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como consecuencia del desarrollo de actividades agrícolas, explotación y exploración de hidrocarburos en el municipio de en zona de paramo y que si bien los límites del Complejo de Pisba ya se encontraban definidos por parte del Instituto Alexander Von Humboldt como entidad adscrita al Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, este último debía expedir el acto administrativo que declarara su delimitación ordenando se efectuara dentro de los nueve (9) meses siguientes a su notificación.

Decisión que más adelante fue confirmada por el (Consejo de Estado Sección Primera, 2018) pero sobre la cual modifica, entre otras cosas, el término de delimitación el cual sería de doce (12) meses, así:

(…) Orden novena: “ORDENAR al Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, como medida de protección de los derechos colectivos al goce de un ambiente sano, a la existencia del equilibrio ecológico y al manejo y al aprovechamiento racional de los recursos naturales para garantizar su desarrollo sostenible, iniciar las gestiones necesarias y pertinentes, desde un enfoque participativo, para expedir el acto administrativo que delimite en su totalidad el Páramo de Pisba tomando como base el área de referencia generada por Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander van Humboldt a escala1 :25.000 o la que esté disponible y los estudios técnicos, económicos, sociales y ambientales elaborados por la autoridad ambiental regional de conformidad con los términos referencia expedidos por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible. Para ello, el Ministerio cuenta con un término máximo de doce (12) meses a partir de la notificación de la presente sentencia”. (Subrayas fuera de texto original)

Obsérvese como con el propósito de garantizar la participación ciudadana se establece el deber legal sobre el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de atender los criterios fijados en la

Sentencia T-361 de 2017 para su materialización y cuya expresión “desde un enfoque

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participativo” deberá interpretarse al tenor de lo allí dispuesto y lo establecido por la Ley 1930 de

2018, y demás normas concordantes (Consejo de Estado Seccion Primera , 2019). No obstante en el año 2018 el Ministerio de Ambiente público en la página Web el proyecto de la resolución “por medio de la cual el Complejo paramo de Pisba y se adoptan otras disposiciones”, lo cual produjo malestar en los algunos pobladores y por vía tutela solicitaron la protección de sus derechos fundamentales al trabajo, participación ciudadana, entre otras garantías, al considerar que dicha entidad no había adelantado un proceso previo de concertación y difusión, lo cual implicaría que para ese caso; que el titulo minero concedido a la empresa para la cual laboraban terminara, generando una vulneración directa a sus derechos constitucionales y por lo cual solicitaron como medida cautelar la suspensión del proceso de delimitación.

Como consecuencia de lo anterior el (Juzgado Segundo Administrativo Oral del Circuito

Judicial de , 2019) resolvió proteger los derechos a la participación ciudadana y al debido proceso de los accionantes ordenándole al Ministerio de Ambiente adelantar una convocatoria pública, abierta y deliberativa en la que se identifique a los actores sociales, su arraigo con el territorio, se garantice el derecho a la información previa expedición del acto administrativo definitivo. Decisión que fue confirmada parcialmente por el (Tribunal Administrativo de Boyacá,

2019) al considerar el Páramo de Pisba como sujeto de derechos y reafirmar los criterios de participación ambiental en los términos de la sentencia T-361 de 2017 para lo cual tendría que presentar un cronograma de actividades.

Contrario sensu la (Corte Constitucional, 2020) en Sala de Revisión, considero revocar la decisión adoptada en segunda instancia y en su defecto declaro la improcedencia del amparo constitucional atendiendo a la carencia de objeto por hecho superado, toda vez que el Consejo de

Estado en el fallo de acción popular reinicio el proceso de delimitación asegurando espacios de

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participación ambiental y en ese sentido el Ministerio de Ambiente y de Desarrollo Sostenible presento las fases de participación de participación en cumplimiento de lo ordenado por Tribunal

Administrativo de Boyacá, así;

Figura 1. Fases de Participación Proceso Administrativo de Delimitación Paramo de Pisba

Fuente: MinAmbiente La tabla 1 muestra las seis fases en las que se proyecta la materialización de los criterios de la participación ciudadana previstos en la Sentencia T-361 de 2017 aplicados al proceso delimitación del Complejo paramo de Pisba (Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, 2018).

Con todo lo anterior resulta complejo entender como luego de existir un precedente constitucional en materia de participación ambiental tan importante como lo fue la sentencia que recogió la problemática de la delimitación del páramo de Santurban entorno a la omisión que cometió el Estado al no haber adelantado una convocatoria pública, abierta, y deliberativa previo a la expedición del acto administrativo que delimito dicho complejo paramuno y donde fueron fijados los criterios de materialización de la participación para que en próximas delimitaciones fuesen tenidos en cuenta y se evitara con ello situaciones similares, el Ministerio de Ambiente vuelve y expide un proyecto de resolución por medio del cual se delimitaba el páramo de Pisba,

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que si bien el mismo no puede ser entendido como acto administrativo al no haber nacido a la vida jurídica si se generó con su publicación zozobra y temor en los pobladores de la zona de incidencia.

Aunado a lo anterior que fuese nuevamente a través de los mecanismos de defensa del goce a un medio ambiente sano y la garantía fundamental a la participación que el juez popular y de tutela hiciesen un alto en el proceso administrativo y obligara a las entidades estatales a presentar un cronograma de actividades que demostrara como se desarrollaría las etapas de participación con las comunidades que residen en la zona de incidencia. Resulta importante resaltar que dichos espacios de participación no pueden ser utilizados para reducir el ámbito de protección del páramo ya que la misma va encaminada a concertar las medidas de sustitución y reconvención de las actividades agrícolas que allí se desarrollan.

Pero es que la preocupación no cesa en esta población, el último año no fueron posibles espacios de participación de manera presencial en los territorios como consecuencia de la Pandemia provocada por el COVID-19 los cuales se restringieron a orientaciones virtuales para funcionarios y ocasionalmente a representantes de la comunidad que tengan la posibilidad de acceso a internet, constituyéndose claramente en un gran limitante para el ejercicio pleno de la mencionada garantía y cuyas implicaciones recaen un vez más en la población menos favorecida del territorio Chitano.

En sentido se corre el riesgo que con el afán de cumplir con el tiempo otorgado al Ministerio de Ambiente se adelanten las fases establecidas por la misma entidad de manera superflua sin verdaderamente ejercerse un óptimo trabajo de participación que cuente con la presencia en la zona de los funcionarios que tiene a su cargo la ejecución del procedimiento administrativo de delimitación del páramo de Pisba.

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Conclusiones

Inicialmente se estudiaron los antecedentes jurídicos y normativos dentro del proceso administrativo de delimitación del páramo de Pisba frente a la participación ciudadana del sector agropecuario del municipio de Chita Boyacá, este hallazgo aclara específicamente los antecedentes normativos y jurisprudenciales que ha venido presentado este proceso que inicia con la delimitación del Páramo de Santurban y queda como precedente jurisprudencial para los demás procesos de delimitación en todo el país, teniendo en cuenta que este principio fundamental es indispensable para poder expedir dicho acto administrativo de delimitación con reubicación de tierra a los campesinos y compensación en materia laboral.

Sobre las falencias y discrepancias identificadas, analizadas y estudiadas que ha venido presentado la administración en la aplicación del principio de participación ciudadana en este proceso de delimitación del páramo de Pisba, cabe concluir que sirven como precedentes, en el sentido que da claridad en el deber de actuar correlativamente entre la administración, órganos de control, Ministerio de Ambiente, entre otros para que no se siga vulnerando el principio de participación ciudadana del sector agropecuario del municipio de Chita dentro de la delimitación del páramo de Pisba.

Se estableció que la causa alrededor del fallo del páramo de Pisba en materia de participación ambiental se debe a la importancia de éste páramo como recurso natural rico en fuentes hídricas, en fauna y en flora; y como recurso económico donde se acentúa un gran número de comunidades que se dedican a la actividad agropecuaria, una disputa entre derechos económicos, sociales y culturales vs. Derechos ambientales que no ha acabado.

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Para finalizar, cabe decir que en la delimitación de estos páramos los entes están obligados a revisar la planeación sobre su territorio y hacer un ejercicio minucioso para la correcta aplicación del principio de participación ciudadana en la delimitación del Páramo de Pisba, lo cual implica que los territorios que conforman el complejo paramo de Pisba actualicen sus Esquemas Básicos de Ordenamiento Territorial con el objetivo de que exista claridad sobre los distintos usos del suelo y en ese sentido se reglamente de mejor manera los procesos administrativos de delimitación de los distintos ecosistemas en el territorio Colombiano.

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