Tercera época, año I, número 3 AG O ST01985/ N$ 120 Argentina: A1.50 CUADERNOS DE

Las voces del silencio, entre ellas la nuestra, volverán a hacerse oir. Con nosotros o sin nosotros.

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ESCRITOS

[OlltO "I985 POLITICOS II A ñ o I

DÓNACION Enrique Fierro

SUMARIO

CUADERNOS Introducción 5 DE MARCHA

Tercera época, Año I, número 3 Montevideo, agosto de 1985 I. Una nación de repúblicas Director Fundador CARLOS QUIJANO Panamericanismo no, acuerdos regionales, sí 9 Los pichones en el nido 12 Consejo Editorial: Esta América que no es nuestra 15 Adolfo Aguirre GonzaTez, Hugo Alfaro, Arturo Ardao, , Oscar Bruschera, Hebe La nostalgia de la patria grande 19 Castro, Julio Cendán, Guillermo Chifflet, Eduar­ La verdadera integración 22 do Galeano, Ornar Prego, José Manuel Quijano, Teresa Quijano y Héctor Rodríguez. Patria Chica y Patria Grande 26 Una nación de repúblicas Directores Editoriales: El SELA punto de partida 29 José Manuel Quijano y Mercedes Quijano. Redactor Responsable: María de las Mercedes Quijano Capurro II. Las invasiones imperiales Magallanes 1155, p. 3 ap. 7 Portada: Knox el pequeño 35 Ombú La hora del destino 38 En la edición uruguaya colaboraron: Rosario Beisso, El crimen y la hipocresía 41 Fermín Hontou, María Angélica Petit, Magela Sitjar, La revolución de la creciente esperanza 43 Rubén Svirski, Carlos Vargas y Guillermo Waksman. Murieron por nosotros 47 En la edición mexicana colaboraron: Raúl Cortés, Jesús Fernández, José Fragoso, Gustavo Galvez, Al­ fonso Pandal, Magela Sitjar y Carlos Vargas. III. Cuba y la alianza para el progreso Dirección: Piedras 524. Tcléf.: 95 80 04 Representación en México: Las declaraciones de Fidel Castro 53 CEUAL, A.C. Apartado Postal 19-131, México. Digamos nuestro mensaje 58 Siempre por el mismo camino 62 Representación en París: Ornar Prego En el umbral de la conferencia 67 CEUALF 205 Bvd. Vincent Auriol 75013 París Bajo ese signo serán vencidos 71 Fran cía El nuevo orden americano 75 COPYRIGHT Cuardernos de Marcha De agosto de 1961 a noviembre de 1963 80 Los asesinos de Kennedy 89 No citar salvo expresa autorización de Cuardernos de Marcha. La edición uruguaya se hizo en: IV. Argentina, la gran frustración Impresora Polo Ltda. La edición mexicana se hizo en: Un gobierno militar 95 Compañía Editorial Huella. La paradoja argentina 97 Distribuidor en kioscos Heberto Berriel y Nery Mar­ Mr. Braden ha ganado 98 tínez - Paraná 750 - Tel. 90 51 55 () El epitafio: Afeitados y sin visita 101 Esas manchas de sangre Distribuidor en librerías: Sonoral S.A. 78 28 40 102 (Uruguay) Siempre la hora de la espada 104 Siglo XXI (México) Modesta cuenta de un largo rosario 111 Permiso del Ministerio de Educación y Cultura “ ¡ Al gran pueblo argentino salud!” 114 Carpeta No. 96 año 85 inc. 2417, Declinación y estancamiento 117 El rey está desnudo 121 Permiso del Ministerio de Economía y Finanzas 63908,1-2439 Matrícula de Industria La sombra de Irigoyen 124

Depósito Legal 205067/85 A Rogelio Naranjo y José Palomo, agrade­ cemos muy especialmente los espléndidos dibujos que hicieron para este número de Cuadernos de MARCHA.

ILUSTRACIONES: página 3 : caricatura de Rogelio Naranjo, Cuadernos de Marcha, enero de 1985. página 11 : manuscrito de Carlos Quijano. página 16: dibujo de Julio E. Suárez, MARCHA, 24/12/1948. página 25: dibujo de Maribona,París, 1929. página 28: retrato de Artigas página 30: dibujo de Francisco Laurenzo, MARCHA, 14/2/1969. página 31 : dibujo de Francisco Graells, MARCHA, 6/4/1973. página 42: dibujo de José Palomo, Cuadernos de Marcha, enero de 1985. página 45 : dibujo de Eduardo Galeano, MARCHA, 21/4/1961. página 49: dibujo de Julio E. Suárez, MARCHA, 7/5/1965. página 54: dibujo de José Palomo, Cuadernos de Marcha, enero de 1985. página 56: homenaje al “Che” de Osvaldo Guayasamin. página 63: dibujo de Yenia Dumnova. Logotipo de MARCHA. página 70: dibujo de Yenia Dumnova, MARCHA, 19/4/1967. página 85: dibujo de Pedro Seoane, 23/5/1969. página 88: dibujo de Francisco Laurenzo, MARCHA, 17/1/1969. página 91: dibujo de Freddy Marchisio, MARCHA, 1/12/1972. página 96: dibujo de Domingo Ferreira, MARCHA, 17/1/1969. página 103: dibujo de Eduardo Fornasari, MARCHA, 16/2/1973. página 106: dibujo de . .. , MARCHA, 30/6/1973. página 112: dibujo de Carlos Millot, MARCHA, 31/12/1965. página 116: dibujo de Carlos Pieri, MARCHA, 22/10/1965. página 118: dibujo de Eduardo Fornasari, MARCHA, 5/1/1973. página 123: dibujo de Carlos Millot, MARCHA, 22/8/1969. página 125: dibujo de Pedro Seoane, MARCHA, 13/6/1969.

Agradecemos a la administración y, al perso­ nal de la biblioteca de la Facultad Latinoame­ ricana de Ciencias Sociales (FLACSO), sede México, por el apoyo prestado para la selec­ ción de estos textos. La colección completa de MARCHA fue donada a FLACSO por Gregorio Selser.

Introducción

Como toda selección la nuestra es parcial. Intenta reunir las reflexio nes de Quijano sobre las grandes contradicciones que debe afrontar América Latina: nacionalismo político e inviabilidad económica, antiimperialismo y balcanización, antiautoritarisnío y planificación económica, tercermundismo y bipartición mundial. . . Integración, socialismo, democracia, no alineación, son algunas de las respuestas y metas interdependientes para lograr verdaderas condiciones de existencia. ¿Y entonces Cuba? Causa a defender pero desacralizada y con­ trovertible. ¿ Y Argentina? Ejemplo de devastadoras miopías políticas y de declinación nacional, creadoras de asimetrías regionales que alar­ gan los caminos de la liberación. Y siempre el imperialismo, principal enemigo, forjador de los antiintereses latinoamericanos, corruptor de los oferentes, represor de los independientes e invasor de los recalcitrantes. Dos grandes temas ausentes en esta antología: capital extranjero y deuda externa. Irán en el cuaderno sobre escritos económicos. También ausentes muchos de los excelentes canonistas que durante treinta y cinco años desfilaron por MARCHA. En los próximos nú­ meros estarán presentes. % * r

Es verdad que CX 30 dice siempre lo que otros callan, también lo es que su valentía ha merecido la admiración de amigos y adversarios. Sin embargo CX 30, La Radio, es mucho más que eso. Es un gran proyecto de radiodifusión, y una amiga simpática, cordial y veraz, que escuchan cada día más de 100.000 uruguayos. Eso sí, tenemos otro estilo. Muy diferente. A la realidad la llamamos por su nombre. Esto se traduce en otra forma de hacer las cosas, un modo más participativo de entenderse, muy ágil, muy abierto y con mucho entusiasmo. Lo notará cuando sintonice la 30. En ella se respira otro aire... Que genera confianza.

, ...... , , •• • • • • • CX30 !EN EL MES DE SU IARADK31“ RSAÍ4 *• ••••••• - UNA NACION DE REPUBLICAS

Panamericanismo, no, acu erd os regionales, sí.

res, son las políticas que se nos ofrecen en América: el panamericanismo, el latinoamericanismo, los acuerdos regionales. Con más o menos exacti­ tud, hasta se podría personalizadas: Monroe, Bolívar, Artigas. Por supues­ Tto, que estas tres políticas no tienen porque ser siempre excluyentes. Practicando una de ellas, se puede intentar otra. De esas tres políticas, una, -e l panamerica­ nismo- es, quiérase o no, el vasallaje. Otra, la segunda, es hoy por hoy, una uto­ pía sólo capaz de inflar las bombas de estruendo de cierta oratoria inofensiva. La única viable y realista, es la última. ******

El panamericanismo es el vasallaje. Hemos escrito tanto sobre el punto, que nos creemos eximidos ahora, de detenernos mayormente para demostrarlo. El panamericanismo es la dirección de todo el continente en manos de Esta­ dos Unidos. Esa dirección, esa hegemonía, tiene un órgano: la Unión Panameri­ cana que funciona en Washington y no es sino una dependencia del Departamen­ to de Estado, al punto de que está presidida por el Secretario encargado de éste. Esa dirección, esa hegemonía, tiene su “doctrina”, la de Monroe, que no es de Monroe y en virtud de la cual, Estados Unidos, por sí y ante sí, se arroga el su­ premo derecho de protector de nuestras libertades. Esa dirección, esa hegemonía, puede variar sus tácticas; pero conduce siempre a lo mismo: sus fines son permanentes. Una táctica fue o pudo ser la del mismo Monroe; otra, la de Roosevelt, el pri­ mero que fomentó y financió revoluciones en nuestros países para desmembrar­ los y utilizó el “big stick”; otra, la de Roosevelt, el segundo, más inteligente, su­ til y enervante tal vez, que ninguna otra. Sin duda, Roosevelt, el segundo, no ha aplicado el “big stick” —recuérdese, sin embargo Puerto Rico— como alguno de sus predecesores, ni ha practicado la política de la intervención, recuérdese no obstante a Cuba. Pero eso no interesa o interesa poco. Ciertos sesudos comentaristas, que por estas tierras alumbran, postulan que si no hay intervención militar, no hay imperialismo. Es una concep­ ción profunda, tan profunda como la de aquel a quién le habían enseñado que los caballos eran zainos. Cuando encontraba a uno tordillo, argüía que no era ca­ ballo. El imperialismo yanqui, denominación tal vez imperfecta es una realidad innegable, con los años se ha depurado. No necesita ya el “big stick”. Al menos por ahora. Porque ¿cuáles son sus fines? Exportar su exceso de capitales, domi­ nar nuestras fuentes de producción de materias primas. La concepción imperial, es, en realidad, muy sencilla. Para Estados Unidos, nosotros constituimos su “espacio vital”, su zona de influencia. Como las colo­ nias o semi colonias, producimos o produciremos para él, las materias primas. Como a las colonias o a las semi colonias, nos ofrece sus capitales que le permiti­ rán poner la mano sobre esas fuentes de producción. El será la industria y, cada vez más, el capital financiero. Y es sorprendente —ha sido una de nuestras ma-. yores sorpresas- que esta política que nos asigna el papel de productores de ma­ terias primas y reserva a Estados Unidos el de gran potencia industrializadora, haya podido ser propuesta, como una fórmula de liberación, en nuestro propio país, por gentes de insospechable independencia. Es ni más ni menos, permítasenos la digresión, lo que Hitler y sus acólitos se proponen hacer en Europa y que tan­ to repudiamos. Un bloc continental, donde Alemania asuma la dirección indus­ trial y donde los demás países, se conviertan en productores de materias primas. En nuestras tierras, todos los planes de Banco Interamericano de Cartel eco­ nómico, etc., conducen a lo mismo. Son nuevas etapas en el proceso tenaz y aho­ ra más hábilmente perseguido de conquista. Somos, pues, hoy como ayer, decididamente antipanamericanistas. El pana­ mericanismo es una farsa y no sería nada si fuera una de las tantas farsas diplo­ máticas y sin trascendencia. Lo malo es que se trata de farsa peligrosa. Parte de una identidad geográfica inexistente, para llegar a una política de absorción o protectorado peligrosamente real.

La unión latinoamericana, hemos dicho, es hoy por hoy, una utopía. No nos parece necesario demostrarlo. Para estar unidos, hay que estar por lo menos en contacto. Países hay en el continente con los cuales no tenembs vinculación al­ guna. De los cuales, poco o nada sabemos. Ni comercio de ideas, ni comercio “tout court”, que en esta materia, suele ser más importante que lo primero. Fórmula ambiciosa, y tal vez del porvenir, de un porvenir que hoy aparece muy remoto, en la actualidad es solamente un recurso retórico. * * $ * $ % $ • * .. ■; V Cada vez somos más artiguistas. Por Artigas nos hemos sentido más y más ata­ dos a nuestra tierra. Hemos encontrado las razones profundas de la esperanza y de la acción. Hemos alcanzado a vislumbrar las misteriosas fuerzas telúricas, raí­ ces vivas, —que tantas mentiras acumuladas en tantos años, no han podido aplas­ tar— de la patria. Nadie más grande que él en el Río de la Plata. Tal vez, nadie más grande en América. Y si no bastaran las Instrucciones del año XIII, para jus- « tificarlo bastarían los 30 años de destierro, miseria y silencio sobrellevados con una dignidad sin ejemplo. Más difícil y en definitiva, más conmovedor que dar la vida por una idea, es renunciar viviendo, a todo lo que la vida ofrece. Cuando hemos hablado de retomar el ideal artiguista en el punto en que la historia —los hechos y los hombres—, parece registrar su derrota, ¿qué hemos querido decir? ¿Acaso que debemos convertirnos en una provincia argentina? Só­ lo, los pilletes o los cretinos, pueden creerlo. Lo que hemos dicho, lo que veni­ mos diciendo desde hace años, es que hay una realidad geográfica, económica, histórica, que nos domina y nos manda. De esa realidad es columna vertebral el Río de la Plata, salida natural para las tierras interiores paraguayas y para las bo­ livianas, vía dél comercio libre para el Uruguay y Argentina. A la política del vasallaje que es el panamericanismo, a la política hoy de la utopía y la retórica que es el latinoamericanismo, oponemos la política del acuerdo regional, geográfica, histórica y económicamente determinada, lo deci­ mos una vez más, que es el artiguismo. El acuerdo regional, que puede adoptar formas muy variadas y hasta formas muy tímidas de iniciación, tiene por otra parte, muchos y muy limpios antece­ dentes cercanos. El error indisculpable de Juan Carlos Gómez -antiartiguista por otra parte- fue no comprender el sentido de la fórmula viable y confundir los problemas. Lo político está hecho y bien hecho, decía palabra más, palabra me­ nos, Julio A. Roca. Pero queda lo otro. A buscarle solución a lo otro, se aplicó hace más de 30 años Alejandro Bunge, cuando propició la Unión Aduanera del Sur; Argentina, Uruguay; Chile; Bolivia y Paraguay -propósito que veinte años más tarde iba a volver a formular. Y por la misma vía entraron también, hace años, en Chile, Eliodoro Yáñez, Guillermo Subercaseaux y Jorge Matte.

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Nada prueba más acabadamente la hipocresía de nuestras fórmulas diplomáti­ cas, y el estado de “minoridad” en que se desenvuelve el continente, para em­ plear la expresión de Azik Chateaubriand, que las actitudes que se asumen frente a este problema. Hablamos con voz engolada una y cien veces de la unión ameri­ cana. El panamericanismo lo sufrimos, porqué pos lo imponen; el latinoamerica- nismo, lo proclamamos, porque no nos compromete; pero cuando se trata de buscar fórfnulas posibles y concretas de unión en un mundo que busca a tientas entre la sangre, resolver la gran contradicción de los tiempos modernos-nacio­ nalismo político e internacionalismo económico- ponemos el grito en el cielo, a pretexto de defender una independencia ya menguada o en camino de desapare­ cer por la acción avasalladora de los grandes. Aquí como en todo, se ve la traza de nuestro sino. Retóricos sienfpre, la retórica la utilizamos como un disfraz y como un escudo. Como un disfraz, para hacer creer que alentamos grandes sue­ ños. Como un escudo para defender, nuestra incapacidad, nuestra rutina y nues­ tros pequeños intereses. Pero el mundo marcha y si no nos ponemos a tono con sus exigencias, pasará por encima de nosotros y hará trizas nuestros descoloridos artesonados.

MARCHA, 26 de julio de 1940. Los pichones en el nido.

arios amigos y lectores nos piden que de­ Haití no puede pesar, aunque en el papel así se diquemos nuestro comentario semanal a establezca, igual que el de Estados Unidos. No la Conferencia Económica que se realiza sólo por lo que cada uno representa: población, V en Buenos Aires. Vamos a complacerlos, aun­potencial económico, extensión territorial, sino que nos disguste, porque nos disgusta perder el también por los deberes y responsabilidades que tiempo que nunca nos sobró y que cada día que uno y otro ponen en juego frente a cada deci­ pasa nos sobra menos. sión. La política internacional reposa sobre la -N o hay que dejarse deslumbrar, creemos, desigualdad. Y la historia y el sentido común no por los titulares de los diarios, por la extensión conocen otra manera de afrontar a los fuertes de los comunicados de las agencias y por la con­ que hacerse también fuertes. centración de todo el procerato económico ofi­ -P or muchas otras razones más el panameri­ cial del continente y de los más conspicuos re­ canismo es una farsa, una construcción viciosa y presentantes de esa burocracia un tanto o del peligrosa. No es necesario enumerarlas prolija­ todo apátrida que proyecta indigestas resolu­ mente . Hace treinta años que lo hacemos. A las ciones y pronuncia sermones donde todo lugar expuestas cabe agregar que el panamericanismo común tiene refugio, para justificación de sus da por admitido que la situación geográfica im­ títulos, sus funciones y sus viajes. pone la unidad. Es una concepción digna de una —El panamericanismo es una farsa. Inocua leyenda de caja de fósforos. ¿Por qué esa uni­ y deliciosa, si no se la utiliza para disimular el dad? ¿Por qué nuestros intereses -cuenca del protectorado virtual o efectivo de uno; si no se Plata- han de ser comunes siempre con los de la utiliza también para disimular los reales y en Estados Unidos y no pueden serlo, en ciertas ocasiones trágicos problemas de los implorantes coyunturas, comunes con los de Europa Occi­ sometidos y la incapacidad de sus gobiernos y dental o con los de los países de igual grado de sus mismos pueblos para encarar, plantear y re­ desarrollo económico, cualquiera sea su posi­ solver sus problemas. Si no sirviera, en una pa­ ción geográfica? labra, para hacernos olvidar que el primer pre­ Entre el Norte y el Sur de América, separa­ cepto debe ser “Ayúdate que Dios te ayudará” . dos por la distancia, por la técnica, por la rique­ Psicología o mentalidad de ocioso impenitente za, por la raza, y por la lengua, por la religión, que encomienda la resolución de sus dificulta­ por los usos y costumbres, por la historia, ¿por des a la ayuda externa, al golpe de azar, a la pe­ qué ha de haber una identidad que de al con­ rezosa convicción de que todo se arreglará, glomerado caótico, fisonomía propia y diferen­ como el deudor moroso que busca el aporte del cial, frente a otras regiones de la tierra? crédito pata tapar agujeros, ampliar sus consu­ —Si el panamericanismo es una farsa y un en­ mos, financiar sus aventuras y sus caprichos y redijo de mentiras, es lógico y, digamos fatal, no para producir con sacrificio, con orden y que una vez desvanecidos los floripondios, todo con trabajo. cuanto a la sombra del panamericanismo se ha­ —El panamericanismo es una farse, porque ga carezca de viabilidad y de seriedad. Desde la reposa sobre una mentira, una gran mentira: la difunta Unión Panamericana y su heredera la igualdad de los supuestos asociados. El voto de OEA, hasta los congresos, agencias y conferen­ cias como ésta de Buenos Aires, que al socaire ción de los del frustrado Convenio de Bogotá- de ese panamericanismo se organizan. del anteproyecto llevado a Buenos Aires. Es un -D e un lado está el que tiene y nó quiere documento inefable, donde se codean los luga­ dar o quiere dar poco o sólo lo necesario para res comunes, y las declaraciones anodinas, con dejar a la teoría de postulantes contenta y de las grandes palabras y los grandes principios no otro está esa rechinante y lacrimógena teo­ menos anodinos. Haber perdido tiempo en re­ ría, la de los que no tienen y todo lo esperan o dactarlo, confirma que el sentido común está esperan lo más, del pariente por agnación, en ausente de la O.E.A. o del pomposo Consejo In- Adán, que se han descubierto o le han impues­ teramericano Económico y Social. No podemos to. Son los pichones en el nido: picos abiertos perder ahora tiempo nosotros, en comentar las y ávidos, alas trémulas y quejas repetidas. disposiciones de ese proyecto muerto antes de ¿Mercado común americano? Muy bien; pe­ nacer; pero vale la pena transcribir algunos tex­ ro ¿quién puede pensar o pretender que ese tos para mostrar su vaciedad. Tomamos al azar. mercado comprende a todas las Américas, in­ “Art. 18. Los Estados consideran que los cluida la del norte? ¿Se intenta reeditar la expe­ convenios internacionales referentes a produc­ riencia del Commonwealth británico con sus tos primarios deben tener como objetivo la ex­ dominios y sus protectorados y sus colonias? pansión del consumo y el reajuste de la produc­ Y si ese hipotético mercado común ha de re­ ción cuando esto sea necesario, tomando en ducirse a los países de Latinoamérica ¿a qué tí­ cuenta los intereses de los consumidores y los tulo se plantea el tema en una reunión de todas productores, así como las necesidades de una las Américas? ¿A nombre de qué, se procura economía mundial en expansión”. el apoyo, la anunencia, la absolución de Esta­ “Art. 38. Los Estados declaran que el fo­ dos Unidos? mento del turismo y otros viajes interamerica­ Hagámoslo quienes seamos los coasocíados y nos, constituye un factor importante para su. coobligados, sin participación ni intervención desarrollo económico general, que contribuye a de quienes quedarán afuera. la expansión del comercio, a facilitar la coope­ Con más razón, si como la prudencia más ración técnica y a un mayor entendimiento en­ elemental lo aconseja, en lugar de planear flui­ tre los pueblos”. dos y mantecosos mercados comunes latinoame­ Para aprobar tan solemnes, profundas y ori­ ricanos, se busca organizar mercados regionales, ginales declaraciones se reunieron en Buenos Ai­ empresa por cierto vastísima, cuya realización res varios Ministros de Hacienda y cientos de exigirá el esfuerzo sin pausa de más de una ge­ técnicos y otros que no lo son. neración. ¿Por qué las bases del mercado regio­ —Estados Unidos tiene razón. El Sr. Ander- nal de la cuenca del Plata, pongamos por ejem­ son tiene razón. Floripondios, declaraciones, plo, deben ser discutidas en la Conferencia banquetes, fotógrafos, agencias y burócratas a Panamericana? ¿Por qué hemos de recabar el un lado, todo queda reducido a un juego, poco visto bueno de Washington, el nihil obstat del sutil, poco elegante y también, por supuesto, Departamento de Estado o del Pentágono? poco digno. A una especie de trato o de trata de ¿Banco Interamericano? Muy bien, asimismo. blancas. Me falta dinero. Tú lo tienes. Dámelo. Cuanto queda dicho antes, vale aquí. Si he­ A cambio del cual dinero yo te ofrezco si no mi mos de hacerlo nosotros, los del Sur, hagámos­ cuerpo, mi alma. Y acaso también, hay ejem­ lo, una vez que estemos convencidos de su nece­ plos repetidos y recientes, mi cuerpo. sidad y sus ventajas; pero la verdad desnuda es A poco de terminada la segunda guerra mun­ otra. Queremos con aquella mentalidad de dial volvimos a Europa. Nos sorprendió y así lo “clientes” romanos a que antes aludimos, que dijimos en MARCHA, el contraste entre la dig­ Estados Unidos ponga el dinero y nosotros lo na y lacerante pobreza de algunos pueblos y la utilicemos. Para realizar operación tan simple, impudicia y el cinismo de otros que mientras aunque de modalidades complejas, no se ve por­ dejaoan expandirse el mercado negro y los gas­ que ha de constituirse una nueva organización tos suntuarios, clamaban como viejas cortesa­ internacional con su profusa burocracia de téc­ nas, por la ayuda del sórdido y enriquecido Tío nicos de todas las latitudes del continente. Sam. ¿Acuerdo general económico? Nos hemos No se resignaban a poner la casa en orden, a tomado el trabajo de leer los cincuenta y cinco remontar la cuesta con sacrificio, a inclinarse artículos -muchos de los cuales son reproduc­ sobre las ruinas para removerlas y reconstruir. A esos recuerdos y esos pensamientos nos volve­ “Ustedes se quejan, nos decía hace algunos mos hoy, frente al espectáculo de nuestra Amé- años un ilustre estadounidense, con cuya amis­ rica, desordenada, indisciplinada, imprevisora, tad nos honramos, de la política imperialista de que no tiene el coraje de conquistar con pena su mi país. Deben tener razón. Pero -agregaba con propio destino. ironía, de la cual no estaba ausente cierta amar­ ¿Qué autoridad tienen para impetrar ayuda gura- ¡no saben cómo se nos ofrecen!” . y proferir amenazas, risueñas y retóricas por A través de todas las Conferencias, como és­ otra parte, todos o casi todos nuestros gobier­ ta de Buenos Aires y de las organizaciones que nos y pueblos, cuando todos y casi todos, han posibilitan y preparan esas conferencias, nuestra sido incapaces de trazarse un camino y soportar América sigue “ofreciéndose” . los riesgos y penurias de andarlo? Pide, para darse. Y mientras así no lo com­ El panamericanismo es una farsa, repetimos. prendamos, seguiremos dando tumbos por el Pero es también una forma de escapismo. Un despeñadero. Nuestra salvación está en nosotros pretexto cobarde para eludir nuestras obligacio­ y no en los ajenos. nes. Si, tiene razón Estados Unidos. La clientela no merece mas. MARCHA. 23 de aizosto de 1957. CUADERNOS DE MARCHA en Buenos Aires Lista de quioscos donde se vende: Quiosco de Avda. de Mayo y Tacuarí Quiosco de Aeroparque (2 quioscos) ” Las Heras y Serrano (Jar- ” ” ” y Urna (Hotel din Botánico) Castelar) ” ” Las Heras y Pueyrredón ” ” Diag. Norte y Maipú ” ” Callao y Sarmiento ” ” Florida y Bmé. Mitre ” y Cangallo ...... y Cangallo (2 ” ” ” y Rivadavia quioscos) ” ” Pueyrredón y Bmé. Mitre ...... y Sarmiento ” Plaza Once (Hall Central) ” ” ” y Lavalle (2 ” ” Bme'. Mitre y Ecuador quioscos) ” Pueyrredón y Cangallo ” ” ” y Tucumán ” ” ” y Sarmiento ” ” ” y Córdoba y Corrientes ” ” ” y Paraguay ” y Córdoba ” ” ” y Santa Fe ” ” ” y Santa Fe ” Lavalle y Carlos Pellegrini ” ” Corrientes y Callao ” ” y San Martín (al la­ ” ” y Montevideo do de Pluna) y Uruguay ” ” Estación Retiro (Hall ” ” y Talcahuano Central) (2 quioscos) ” ” ” Vereda ” ” ” y Libertad ” ” ” _ Subterráneo ...... y Cerrito ” ” Estación Constitución ” ” ” y Carlos Pelle- (Hall Central) grini 2 (quios­ ” ” ” Vereda cos) ” ” ” Subterráneo y Suipacha ” ” Rivadavia y Artigas (Pla­ ” ” ” y Esmeralda za Flores) ” ” ” y Maipú (2 ” ” Estación Flores quioscos E.N. ” ” F.Lacroze 4191 (Chacarita) T.E.L.) calle 7 y 55 y Florida Palacio de Justicia y San Martín La Plata, Provincia de Bs. As. (4 quioscos) y Reconquista DISTRIBUIDOR OFICIAL: (2 quioscos) DISTRIBUIDORA DE DIARIOS ” ” ” y 25 de Mayo Y REVISTAS y Leandro J. DI PIETRO Y CIA Alem Bolivia 529 - Bs. As. Tel. 611-2801 ” ” ” y Bouchard Corresponsales: Bmé. Mitre 1970 ” ” Diag. Norte y San Martín ler. piso Cap. Fed. ” ” Avda. de Mayo y Perú Tel.: 491378 y Chacabuco Esta América que no es nuestra

“El hombre de cuarenta años, escribía Peguy, poco después de haber alcan­ zado esta edad, “sabe" el gran secreto de la existencia: Sabe que no se es feliz. Sé otro secreto no menos lacerante quizá: que no tenemos tiempo”. Daniel Villey.- “La Grande Bretagne et le Marché Commun".

"Esas limitaciones de soberanía -d e las cuales la Comunidad Europea del Carbón y del Acero, el Mercado Común y Euratom, ofrecen prefiguraciones li­ mitadas a seis Estados- deben, según los socialistas, realizarse en el interés ex­ clusivo de los pueblos asociados y no en provecho de los grupos capitalistas que explotan a algunos de éstoj. A sí en el interior de la Comunidad del Carbón y del Acero, las minas de hulla son nacionales en Francia, privadas en Alema­ nia y en Bélgica. La útil coordinación a seis debe realizarse en el respeto de la propiedad colectiva francesa y no en beneficio de los antiguos propietarios franceses de esas minas, que se asociarían a sus colegas alemanes para recuperar indirectamente el lucro o de sus viejas empresas . JulesMoch “Socialisme Vivant”.

l Dr. Mateo Magariños de Mello, presiden­ el punto. En tales textos y en tales negociacio­ te de la Delegación del Uruguay a la Pri­ nes, puede no obstante jugarse, por un tiempo mera Conferencia de la Asociación Lati­ impreciso, nuestro destino. Nuestro destino co­ Enoamericana de Libre Comercio, nos hace llegarmo país y nuestros modestos destinos individua­ el informe que sobre la dicha Conferencia ele­ les. El ajetreo electoral y las sórdidas disputas vara al Consejo Nacional. de campanario, nos obnubilan.Nos hemos crea­ Es un dilatado y meritorio trabajo, cuyo en­ do un mundo en el cual nos creemos instalados vío mucho agradecemos, que da cuenta acabada cómodamente, especie de campana neumática de las difíciles negociaciones cumplidas y que es de esmerilados cristales, que nos impide aspirar base necesaria, para la Segunda Conferencia de el aire que va en el viento y no nos deja mirar y la misma Asociación, a realizarse en México, el ver hacia fuera. Y ahí se está la campana bam- mes de agosto próximo. boléandose -cápsula hermética y aisladora- Como es habitual, no obstante, habitual y en ajena a la vida que bulle y anda. cierto sentido forzoso o inevitable, el país, se desinteresa del estudio de estos grandes temas * * * de nuestro tiempo. Se explica que actitud seme­ jante sea la del hombre medio, que tiene otras En septiembre y octubre de 1959 (MAR­ preocupaciones más inmediatas y acuciantes y CHA, Nos. 977, 978, 980 y 981), intentamos no puede dedicarse a leer textos complicados y una primera aproximación al tema, con motivo a seguir, carece además de información, nego­ de la reunión inicial, que se realizaba en Mon­ ciaciones sutiles. Pero, aunque también se expli­ tevideo, de la Zona de Libre Comercio. En los ca, se explica menos que las fuerzas políticas y dos primeros artículos formulamos algunas ob­ sus llamados órganos de expresión, callen sobre servaciones a los textos entonces todavía pro- y poseía los medios para llevar la produc­ ción al consumo. Los países de América Latina no produ­ cen para intercambiar entre ellos sus produc­ tos, y no tienen los medios para poner la producción de cada uno al alcance del consu­ mo de los otros. El proyectado Mercado Común es aquí, a diferencia de lo que ocurre en Europa, ante­ rior a la existencia de todo mercado. El mer­ cado de los seis es una resultante o la consa­ gración o el reconocimiento de un estado de hecho. El Mercado del Cono Sur y con más razón el mercado latinoamericano, es una creación apriorística. Allá los aranceles son otras tantas vallas a la corriente natural. Aquí, en la mayoría de los casos, no: porque no existe tal corriente. Se les quiere supri­ mir, no por lo que impiden, sino en previsión de que la corriente pueda nacer y también para provocar el surgimiento de ella. Puesto que no existen relaciones interregionales, creemos las posibilidades para que ellas apa­ rezcan. El propósito es plausible; pero los he­ chos señalados, los hechos que mandan, no pueden ni deben ocultarse o desconocerse. yectados. En los dos últimos - “América: espa­ v Todo nos lleva a pensar que el Mercado cio y tiempo” y “La realidad y la utopia”— nos Común Latinoamericano es, hoy por hoy, propusimos analizar la iniciativa en sí. sólo una utopía. La prisa en la realización Hemos releído ahora esos artículos, de los puede llevar al aborto. Y no estamos, ni está cuales nos separan menos de tres años, que por el mundo todo, cada vez menos ancho, cada cierto no han sido rosados, y ratificamos cuan­ vez más ajeno, en condiciones de derrochar to dijimos. Y a esa ratificación contribuye, aun­ esfuerzos, malgastar energías, cargar con que no lo pretenda, el informe, a que aludimos, nuevas frustraciones” . del Dr.Magariños. Muchos hechos, claro, se han producido en No creemos que el planteo haya cambiado y estos últimos tres años. Por ejemplo, la consoli­ pensamos que el éxito del Mercado Común Eu­ dación y progreso del Mercado Común Euro­ ropeo, no obstante las dificultades que debía peo, al punto de que, como se sabe, Inglaterra afrontar, podía preverse. después de la fracasada experiencia de la Euro­ ¿Cómo vimos y cómo vemos la proyectada pa de los Siete, se dispone a participar en él. Si realización de la Zona de Libre Comercio en allá, la iniciativa prosperó, ¿por qué no habría nuestra América? ¿Cuál era y es para nosotros de prosperar aquí? Por otra parte, la existencia la alternativa? ¿Acaso una simple oposición en­ de ese Mercado Común Europeo, que va a crear, tre lo que debe ser y lo que puede ser? ¿Entre que ha creado ya una gran unidad económica, una utopía generosa y una realidad hostil? ¿no nos obliga, para defendemos, a organizar No. Es algo más y algo menos. Consideramos otra unidad económica que nos haga a nosotros, que la integración económica, preludio o ante­ dediles, menos débiles? sala de otras, es necesaria; pero no nos parece El 9 de octubre de 1959, perdónese que nos posible en el momento actual. transcribamos, escribíamos: Muchas son las razones que la hacen necesa­ ria. Señalemos sólo dos: “La Europa de los seis antes del Mercado —El mundo marcha hacia grandes concentra­ Común ya era un mercado. Es decir un terri­ ciones y el Mercado Común Europeo es una ten­ torio que producía para su mismo consumo tativa para crear o recrear Europa, frente a los grandes bloques ya organizados -Rusia Soviéti­ partidos políticos de izquierda, carente, en fin, ca, Estados Unidos- o en camino de organizar­ de un proletariado numeroso y maduro, el mer­ se: la federación africana, el panarabismo. cado común se convierta en un mercado para -T odo el proceso político, cultural, econó­ los trusts? ¿Y cómo no temer también que esos mico de América Latina, está inficionado por el trusts, por la falta de recursos propios, de orga­ imperialismo, por la sujeción a Washington, por nización y de técnica que caracteriza a nuestro la influencia de Washington. Al vecino poderoso incipiente capitalismo, sean los apoderados o sólo tenemos la posibilidad de hacerle frente, los representantes de los trusts extranjeros o, unidos. Nos mantiene divididos, para batirnos pura y simplemente, éstos mismos, sin disfraz? por separado y para dominarnos con mayor fa­ ¿Es una hipótesis muy descabellada la que cilidad. Entre el Sur y el Norte, recién empeza­ enunciamos? ¿Es absurdo pensar que las posi­ rá a ser viable una colaboración fecunda, cuan­ bles grandes empresas que surjan o se instalen al do la tremenda desigualdad presente entre ese amparo del mercado común, sean propiedad de Norte y ese Sur se aminore, cuando las naciones vastos consorcios y que éstos caigan en manos de América Latina, supediten sus intereses par­ extranjeras? ticulares al interés general del Continente, cuan­ Ni nuestro incipiente capitalismo puede fi­ do comprendan, empinándose sobre el presente, nanciar las empresas que el mercado común re­ que el acuerdo parcial y aún ventajoso con el querirá, la creación de plantas, el traslado de dominador coasociado, es, en definitiva perjudi­ otras, la concertación de la producción para un cial y desventajoso. mayor mercado, la apertura de vías de comuni­ Pero esa integración necesaria, ¿es hoy posi­ cación entre los centros productores y los mer­ ble? ¿Y al intentarla, dado el cuadro existente, cados de consumo, ni nuestras fuerzas obreras, no se está, en definitiva, deteniendo, demoran­ inmaduras, podrán, por lo menos en una pri­ do, perturbando, la única integración realmente mera etapa, oponerse a la concentración y acu­ valedera? mulación que otros planearán y ordenarán des­ Dejemos de lado aquellas diferencias sustan­ de afuera. ciales entre los países de Europa y los nuestros, Se produciría entonces, esta aparente parado­ que explican el triunfo del mercado común en ja: para liberarnos del imperialismo,crearíamos un lado y llevan a temer al fracaso de la inicia­ un medio más favorable para ese imperialismo. tiva entre nosotros: la ausencia de producciones ¿No tenemos, por consiguiente salida y sólo intercambiables; la carencia de transportes; las corresponde resignarnos? enormes distancias que nos separan y aíslan a Para lograr nuestra liberación debemos unir­ unos de los otros; la inexistencia de un mercado nos; pero si nos unimos ¿estamos condenados a interregional; la falta de planificación en el ám­ que nuestra dependencia se haga mayor? bito nacional y por supuesto en el Continental; Etapa necesaria, dirán algunos. Oponerse a el hecho de que nuestras economías no sean que se cumpla, es oponerse al progreso, detener siempre complementarias, etc., etc. el desarrollo, esa palabra tan traída y llevada en Cuanto queda señalado es ya importante y los últimos tiempos, a cuyo amparo, como al obliga a ser cautelosos y prudentes. Pero hay al­ amparo de la libertad tantos crímenes y traicio­ go más. La Europa del Mercado Común es una nes se cometen.Para alcanzar nuevas formas so­ Europa neo capitalista, que marcha, se ve con ciales, es preciso que el capitalismo agote sus más claridad en el caso de Francia, hacia una posibilidades, afirmarán esos algunos que hasta economía planificada. Ese Mercado Común Eu­ se creerán respaldados por el marxismo. Un ropeo, puede ser, como algunos opositores al marxismo, eso sí, de recetas simples, recogidas mismo lo han señalado, el paraíso de los trusts; en manuales. pero y el hecho no es nimio, son trusts en buena No; por cierto. La verdad puede ser otra. No o gran parte nacionales y además que, ora están creemos que nuestra evolución tenga que ser émbridados por los gobiernos, ora tropiezan en igual a la cumplida en Europa, ajustarse a las esos países de viejas y dilatadas luchas sociales, mismas etapas, repetir, como en un palco las mis­ con la resistencia de las grandes masas obreras. mas peripecias. Podemos y debemos saltearnos ¿Cómo no temer, en cambio, que aquí, en etapas, entre otras razones, porque el mundo en América,, carente de organizaciones sindicales el cual se mueve nuestro naciente capitalismo, poderosas y, salvo excepciones, de dirigentes no es el mismo mundo, el del siglo XIX, en el sindicales lúcidos, carentes asimismo de fuertes que apareció el capitalismo europeo. Este capi: talismo y su sucesor y rival, el norteamericano, turo que se iniciará cuando el proceso de socia­ se hicieron con el andar de los años, imperialis­ lización dentro de cada país esté cumplido. tas; pero al transformarse así, transformaron ¿Por qué? No creemos, repetimos, que el mer­ también las relaciones y perspectivas de todo el cado común tenga viabilidad y cumpla sus rea­ mundo circundante y en primer término de las les funciones, sino cuando la transformación economías dominadas. sustancial de nuestras economías se haya reali­ Por eso decimos: no creemos en la fatalidad zado; pero, nada impide que al mismo tiempo de una evolución capitalista ajustada uniforme se persigan los dos objetivos: la socialización en y mecánicamente al mismo padrón y, econo­ lo interno, el mercado común en el ámbito re­ mías dominadas, estamos en condiciones de gional o continental.Uno y otro proceso,una y aprovechar las transformaciones ajenas, para li­ otra batalla pueden y deben complementarse, brar la batalla, en primer término, y en cada estar indisolublemente unidos. país, por una economía planificada y nacionali­ Las acciones y reacciones, por otra parte, en zada, es decir, por una economía socialista en el uno y otro campo, servirán para acelerar la evo­ sentido lato del vocablo. lución . Nuestra convicción es: no se creará ni pros­ La verdad sustancial es una. La marcha hacia perará el necesario mercado común latinoameri­ la liberación tiene un solo derrotero. El enemi­ cano, si no somos capaces de superar dentro de go es uno; la finalidad, una. Para liberarnos del las fronteras nacionales, las formas precapitalis­ imperialismo debemos unirnos y debemos trans­ tas o capitalistas de la economía,y si no somos formar nuestras estructuras. Unirnos y sociali­ capacesde saltearnos etapas. El mercado común, zar. Lo demás pertenece a la táctica que, sin du­ exige la planificación. La planificación es el so­ da, está llena de dificultades. Serán ellasmenores cialismo, aunque no se tenga el valor de darle al si tenemos clara conciencia tanto de lo que re­ hecho, su nombre. Y no se puede planificar en clamamos como de lo que combatimos y recha­ el ámbito externo, si no se empieza por planifi­ zamos. car dentro de fronteras. No se puede planificar Y así esta América empezará a ser nuestra. en el continente sin planificar en la nación. Se dirá entonces, que debemos dejar para el futuro la realización del mercado común, un fu­ MARCHA, 6 de abril de 1962.

norama completo de la realidad na­ cional, elaborado con rigor y objeti­ CENTRO vidad por un equipo de especialistas y presentado en forma sintética y URUGUAY accesible. Le proponemos suscrip­ INDEPENDIENTE ciones por 12 ejemplares (3 meses) a N$ 420 o por 24 ejemplares (6 me­ (CUI) ses) a N$ 840. Comuniqúese con el CUI por el teléfono 49 80 93, de 9 a 12 o de 15 a 19 hs., y enviaremos una persona a su casa para concretar la Gaboto 1282, Teléfono 4980 93 suscripción. Si usted desea recibir semanalmente El CENTRO URUGUAY INDEPEN­ “URUGUAY EN LA COYUNTURA” DIENTE (CUI) viene editando se­ y reside en el exterior del pafs, le manalmente desde marzo su publi­ ofrecemos suscripciones por 12 cación “URUGUAY EN LA COYUN­ ejemplares a U$S 8, por 24 ejempla­ TURA”, que integra, sistematiza, res a U$S 16, o por 48 ejemplares a ordena y comenta la información po­ U$S 30, incluyendo los gastos de lítica económica y social. Al suscri­ envió. Solicítelas por carta al CEN­ birse a “URUGUAY EN LA COYUN­ TRO URUGUAY INDEPENDIENTE, TURA” usted recibirá en su domici­ Gaboto 1282, y nos comunicaremos lio, al inicio de cada semana, un pa­ con usted.

El CUI tiene abiertas sus puertas de lunes a viernes de 14 a 20 hs. I La nostalgia de I la patria grande m

(*■ on la adhesión de Venezuela al Tratado retóricos y a los informes soporíferos -o tra for­ de Montevideo -cumplida hace poco más ma de retórica- es, claro, un problema econó­ Mi de un mes, el 31 de agosto- se eleva a diez mico; pero es, en primer término, un problema Cel número de países que participan en ALALC.político. Y como desde el comienzo considera­ Territorialmente son 900,000 kilómetros más y mos necesario evitar los rodeos, nos atrevemos unos 10 millones de habitantes. Quedan fuera a plantearlo así. de ALALC todavía, diez países latinoamerica­ 1. América Latina no podrá escapar al vasa­ nos: Cuba, Dominicana y Haití; Guatemala, Ni­ llaje, no podrá ser lo que debe ser, si no rompe I caragua, Costa Rica, Salvador, Honduras y Pana­ la balcanización en la cual se debate y que es un má; en América del Sur, Bolivia. ALALC cubre fruto de la organización colonial y después del ahora más de 18 millones de kilómetros cuadra­ interés ajeno. dos y comprende más de 200 millones de habi­ 2. Ese debe ser el objetivo estratégico. Los » tantes. medios para lograrlo pueden variar de acuerdo '* ■ Es oportuno recordar de paso que en sep­ con el espacio y el tiempo: área de libre comer­ ’:0k tiembre de 1960, el Banco de Venezuela en su cio, unión aduanera, mercado común, etc., por ï Boletín de Economía y Finanzas, escribía: un lado; por otro, integraciones regionales o in­ y 1 “Cualquier Mercado Común o área de libre co­ tegración continental. mercio sólo nos dejará a nosotros como produc­ 3. Dentro de América Latina, dentro de tores de hierro y petróleo, e importadores de América del Sur, cada país -admítase esta com­ I todo lo demás. Nuestros textiles no puedén probación pueril- tiene ya, por obra de la geo­ if competir con los textiles de Brasil, nuestro café grafía, de la historia, de las estructuras econó­ no puede competir con el café colombiano y micas, características diferenciales. El Uruguay, nuestras carnes no pueden competir con las car­ nuestro Uruguay —a él hemos de referirnos, es­ nes uruguayas. Para nosotros un área de libre pecialmente porque en él vivimos- tan o más comercio es una utopía en el tiempo presente”. que otros países del continente, no tiene posi­ Bien; perq no se trata ahora de comentar la bilidades de sobrevivir, de salvaguardar aquello ‘ incorporación de un nuevo Estado al Tratado que le es esencialmente propio, de encontrar de Montevideo. Se trata de responder a las pre­ salida y salvación, sino en el campo de la inte­ ;S guntas que nos hemos formulado y a las cuales gración, ora regional, ora continental. ya, en otras ocasiones desde MARCHA hemos 4. Dada la organización política, económica querido responder. y social de nuestros países y del continente, da­ das las relaciones existentes en el plano interna­ * * * cional con otros países, de modo especial con Estados Unidos, la integración, no podrá hacer­ El problema de la integración de America se. En otros términos: Latina, tan traído y llevado por nuestra tecno­ -ALALC está destinada a la esterilidad y al cracia continental, tan propicio a los desbordes fracaso. -L a integración de América Latina no es un - “Sustancialmente los mismos derechos y fin en sí misma. Es parte de un proceso general otras regulaciones de comercio se aplican por de liberación del continente. Así como no ha­ cada uno de los miembros de la Unión al comer­ brá desarrollo, no obstante tecnócratas y buró­ cio con los territorios no incluidos en la Unión” . cratas, tampoco habrá integración, mientras El Gatt no define al Mercado Común; pero, permanezcan o se hagan más estrechas las ac­ si se está -siempre para evitar discusiones esco­ tuales relaciones con el imperialismo. No es lásticas- a las características que le atribuye Ce- concebible la integración en la dependencia. pal, tendríamos que la existencia de un Merca­ Más: tal integración, que sería a la postre, una do Común requiere: abolición de las barreras caricatura de la misma, puede hacer, hará sin mutuas a las importaciones; ordenamiento de duda, más pesada la dependencia. Y esto, digá­ las políticas comercial y tarifaria con los demás moslo una vez más, es lo que nos separa radical­ países; adopción de tasas de cambios realistas; mente de los funcionarios de la Cepal, de los armonización de las políticas fiscal y social; or­ técnicos de Cernía, de los burócratas del BID y ganización de los transportes internos y las co­ del CIAM y por supuesto de la O.E.A., de los municaciones; fortalecimiento de la industria nueve sabios, de los Kubitscheck y los Lleras latinoamericana y legislación común respecto a Camargo y de todos los demás epígonos y cori­ inversiones extranjeras; reformas instituciona­ feos de esa corte celestial, que por estas tierras les: promoción del desarrollo económico de to­ pululan. Puede que estemos equivocados; pero do el mercado; especializaciones regionales; es útil y limpio deslindar, con tajante precisión equitativa distribución de los beneficios, etc.”. los campos y no perder más tiempo, que ya no La definición se logra por vía de enumera­ sobra, en circunloquios, eufemismos y partidas. ción. Para no perder el hilo, digamos simple­ mente que área de libre comercio, unión adua­ * * * nera y mercado común, pueden considerarse tres etapas. En la primera se eliminan los dere­ -E n un mundo que ha visto nacer el Merca­ chos entre los países participantes y se mantie­ do Común Europeo, conoce la expansión ava­ nen tarifas distintas frente a los terceros; en la sallante de Estados Unidos, Rusia Soviética y segunda, además de aquella eliminación, se esta­ dema's países industrializados, asiste al despertar blece una tarifa común frente a los demás paí­ de Asia y dentro de ella al de China Popular con ses; en el último, además de eliminar los dere-, sus 700 millones de habitantes, creer que Hon­ chos entre los participantes y de establecer una duras, Ecuador, Paraguay y también Uruguay, tarifa común para los extraños, se suprimen para citar los ejemplos más notorios, pueden so­ “los obstáculos al libre movimiento interno del brevivir aislados, dentro de sus fronteras, no es trabajo y del capital y se coordinan las políticas locura. Es imbecilidad. “Epa, epa, como decía el económica, fiscal y social” . otro, esta es casa para locos y no para idiotas” . Discutir cuál de estas formas de integración -Area de libre comercio, dice el Tratado del se compadece mejor con nuestro tiempo y nues­ Gatt y sus definiciones, para evitar debates tras necesidades —el Tratado de Montevideo se ociosos, estamos dispuestos a admitirlas, “signi­ ajusta a la primera aunque algunos de sus ejecu­ fica un grupo de dos o más territorios aduane­ tantes sueñan con las otras— nos parece ocioso, ros en el cual los derechos u otras regulaciones tanto como deliberar en torno a las modalida­ restrictivas del comercio se eliminan sustancial­ des territoriales de la integración. Y ello, por mente sobre todo el comercio entre los territo­ cuanto ya hemos dicho y más adelante reitera­ rios constituyentes respecto a productos origi­ remos respecto al vicio o error congènito de la narios de dichos territorios” . organización. Unión aduanera, agrega, “significa la sustitu­ La ALALC, modesta en cuanto a sus finali­ ción por un solo territorio aduanero de dos o dades -área de libre comercio- tiene avidez de más territorios aduaneros de modo que: espacio. Se extiende, como vimos sobre la ma­ -Derechos y regulaciones restrictivas del co­ yor parte de América Latina. mercio se eliminan sustancialmente respecto a No obstante, vistas las cosas desde el Río de todo comercio entre los territorios constituyen­ la Plata y, aunque se admita la posibilidad de tes de la unión o por lo menos sustancialmente una integración en la coyuntura económica e in­ respecto a todo el comercio de los productos ternacional presente y con las actuales estructu­ originarios de dichos territorios y” ras, parece por lo menos contradictorio, que países tan cercanos como Argentina y Uruguay, rrolla la Banda Oriental, mantiene a su vez, des­ se hayan mostrado por un lado y durante mu­ de sus muy cercanos comienzos una rivalidad chos años incapaces de trazar una política co­ permanente con Buenos Aires, rivalidad que es­ mún para defender producciones similares o timula y aprovecha el lusitano, que induce a la liberar el comercio entre ellos y por otro, se lan­ traición a la oligarquía porteña y que va a bene­ cen a la muy complicada empresa de eliminar ficiar al imperio británico durante su prodigioso derechos y trabas cuando del comercio con otros desarrollo en el siglo XIX. países, más alejados o diferenciados se trata. El drama del Uruguay, hoy 1966, puede aca­ Cabe sospechar que esto último ocurre por­ so, exponerse así: en la integración está la sa­ que esos derechos y trabas recaen sobre artículos lud; pero las coordenadas geográficas y políticas que nunca han tenido significación en el comer­ son todavía, otros tantos obstáculos a esa inte­ cio del Río de la Plata. Postular el libre comercio gración. cuando no duele; negarlo cuando roza intereses, Las corrientes históricas, las grandes corrien­ es, se reconocerá, una forma de hipocresía. La tes históricas que el ajetreo cotidiano desconoce, vastedad del propósito es garantía de su esterili­ continúan implacables su curso. El federalismo dad . El tropo disimula los fines. de Artigas no es una copia libresca de modelos —América Latina es -bien lo sabemos- un foráneos; la Cisplatina no es sólo un episodio de gran espacio territorial, lingüístico, con buena una mayor conquista; la declaración de la Flori­ parte de común historia y común cultura. Sus da, cuyos términos pueden torcerse o interpretar­ países, además, por razones geográficas y eco­ se de modos mil como se ha hecho, para satisfac­ nómicas, están unidos,aunque no lo crean, aun­ ción y tranquilidad del honrado pero minúsculo que sus clases gobernantes y sus oligarquías lo patriotismo aldeano, no es un documento desa­ nieguen, por la instintiva y racional defensa sido; la lucha contra Rosas y la distribución de frente a un enemigo de todos. fuerzas que impone, no es simplemente una lu­ Pero no es menos cierto, que también exis­ cha entre la civilización y la barbarie; la guerra ten fuerzas centrífugas, de mayor o menos gra­ de la Triple Alianza, no es el combate de la li­ vitación, que el ajeno ha sabido mantener y de­ bertad con la tiranía y Juan Carlos Gómez, sí, sarrollar. La dificultad de las relaciones a causa el propio Juan Carlos Gómez, con su anexionis­ del espacio ; la coexistencia de razas y aun de ci­ mo antihistórico, tal como entonces fuera for­ vilizaciones distintas; la no complementación de mulado, no es un “doctor” aporteñado. A él las economías; las características de un comer­ también, como a otros, como a muchos otros, cio exterior, volcado tanto en el campo de las lo golpeó e hirió, el destino de su tierra, de su exportaciones como en el de las importaciones, Banda Oriental, de su provincia, que se esfor­ más, mucho más hacia los terceros que hacia los zaba por ser una nación, que mientras se desan­ países de la zona; la vigencia de instituciones graba por salvar su autonomía, padecía la nos­ políticas no sólo diversas sino opuestas; las va­ talgia de la patria grande a la cual se sabía o se riadas estructuras sociales; el propio estado de sentía ligada. inflación y caos económico. El tiempo está maduro para que la lucha de Durante los pocos siglos del coloniaje, algu­ los contrastes cese. Porque la defensa de la au­ nas de esas fuerzas centrífugas se manifestaron tonomía y la necesidad de la integración deben o tuvieron nacimiento. Ni América Latina, ni dar origen a una síntesis. América del Sur, fueron unidades políticas. Vi- La negación dialéctica “no es una ruptura de rreynatos hubo en México y en Lima. Después la evolución, expresa al contrario una continui­ en Nueva Grenada. Más tarde en Buenos Aires. dad” . Es la ley de la negación de la negación. Brasil fue una creación del imperio rival y su ex­ La patria grande se hará con las patrias chi­ pansión se hizo hasta fecha muy reciente a ex­ cas; pero se hará en el crisol revolucionario y no pensas de los países de origen español. dentro de los marcos trazados por el enemigo. Aquí en América del Sur, el Virreynato de Buenos Aires nace a causa de la oposición con Lima; y Montevideo, en torno al cual se desa­ MARCHA, 28 de octubre de 1966. La verdadera integración

ste artículo, último de una serie sobre la Razón tienen pues, en este aspecto, los autores integración latinoamericana, lo escribimos del informe sobre “La integración de Ame'rica en vísperas electorales. Puede por tanto, Latina” , cuando afirman: “El Tratado de Mon­ Econsiderársele inoportuno. Por lo menos intem­tevideo procura lograr la integración regional poral. Pensamos, por el contrario, que no es ni mediante la liberalización del intercambio exis­ lo uno ni lo otro. Porque estas elecciones ya, y tente a través de negociaciones periódicas para no son las primeras, se cumplen en un Uruguay establecer rebajas de gravámenes y atenuar otras distinto, en un Uruguay que, aún cuando toda­ restricciones del comercio recíproco. De este vía no haya adquirido conciencia de ello, no modo el proceso de integración se limita al cam­ puede seguir su marcha por los carriles de anta­ po comercial, mientras que una región en proce­ ño. Los del Uruguay solo. Los del Uruguay in­ so de desarrollo exige una acción mucho más sular. El Uruguay que está muerto. amplia que la estrictamente tarifaria” . Las elecciones cercanas poco o nada resol­ 2. Creemos y lo hemos dicho -e s una premi­ verán. Y por lo mismo, los problemas de esen­ sa- que la integración económica de América cia se tornarán más graves. Esos problemas que, del Sur y/o de América Latina es necesaria. In­ cuando se les trata, sirven para frívolos desbor­ tegración económica o sea, no sólo la elimina­ des retóricos o a los cuales no se tiene la osadía ción de las barreras al comercio intrarregional, de abordar, porque durante cien años se ha he­ (zona de libre comercio), no sólo la creación de cho de ellos, tabúes. una tarifa común frente a terceros países (mer­ cado común), sino algo más todavía. Verbigra­ * * * cia, la unión monetaria, y la coordinación de las políticas económica, fiscal y social. 1. ALALC ha fracasado y era inevitable que Ese es el objetivo estratégico. Las tácticas pa­ fracasara. Por sus fines y por sus obreros. Tam­ ra alcanzarlo pueden y deben variar,en función bién por la filosofía económica que la respalda. del espacio y del tiempo: las integraciones por Por el cuadro o las condiciones en las cuales se zonas o las integraciones por sectores. Cabe desarrolla. Pudo ser una etapa dentro de un or­ pensar que la amplitud del frente perjudique al denamiento audaz. El puerto de partida se con­ logro del objetivo. Si se pretendiera, desde los virtió en puerto de llegada. Una zona de libre comienzos, una integración que abarcara toda comercio, cuando no hay comercio o cuando el área continental, podría reincidirse en error ese comercio tiene muy relativa importancia, parecido al de ALALC. En ésta, como ya seña­ está herida por una contradicción inicial. Por lamos, el objetivo fue limitado, y en definitiva otra parte, y los hechos nó tardaron en mostrár­ infecundo; pero el espacio de la pretendida apli­ selo a los propios gestores de la iniciativa, limitar cación muy vasto. Un espacio, repetimos, sin la tarea a “la eliminación gradual de las barreras comercio donde se quiso liberar el comercio y al comercio intrarregional” como lo postula el un espacio, además, sin medios de transporte, Tratado de Montevideo,nunca hubiera bastado. sin capitales, sin estabilidad gubernamental, co­ rroído por la inflación. La unión' de muchas improcedencia de la adhesión y a una eventual miserias, no elimina la miseria de cada uno, ni incompatibilidad técnica y económica entre el la miseria común. sistema económico de Cuba y la ALALC debe­ La integración no requiere el previo desarro­ ría ser posterior al perfeccionamiento de la en­ llo -reclamarlo seria entrar en un círculo vicio­ trega del referido instrumento de adhesión; y so o replantear el problema de la gallina y el que FRENTE A LOS PRINCIPIOS DE LIBRE huevo- pero no habrá desarrollo sin integra­ EMPRESA Y DE LIBRE COMPETENCIA EN ción, ni integración sin desarrollo,lo que signifi­ QUE SE SUSTENTA EL TRATADO DE MON­ ca que la integración es una medida entre otras. TEVIDEO, LA PARTICIPACION EN DICHO En otros términos, un aspecto y no el menos TRATADO DE UN ESTADO EN EL QUE LA importante de un proceso general de transfor­ POLITICA Y EL CONTROL DEL COMERCIO mación de las estructuras. Con las actuales no EXTERIOR Y DE LA PRODUCCION ESTAN podrá haber integración. EN MANOS DEL PROPIO ESTADO, CONSTI­ 3. Dos tipos de integración se postulan: conTUYE UN CASO NO PREVISTO EN EL TRA­ estructuras capitalistas, libre empresa y aportes TADO Y REQUERIRIA UNA REFORMA DEL de capital extranjero; con estructuras socialis­ MISMO O CUANDO MENOS UN ANALISIS tas, más o menos copiadas o calcadas de mode­ Ob je t iv o c u y a s conclusiones f u n d a ­ los extranjeros, aunque, y es explicable, la inte­ m e n t a r a n EL TEXTO DE LA RESOLU­ gración de estructura capitalista es todavía, la CION RESPECTIVA. Como el Tratado no ha más difundida, la única que goza de predica­ sido reformado y tampoco se ha llevado a cabo mento en los medios integracionistas oficiales, ese análisis objetivo en las resoluciones someti­ aquella cuyas formulaciones son más cabales. das a la consideración de la Conferencia, la De­ ALALC y los sustitutos de la misma ^.elabo­ legación de México ha recibido instrucciones de rados por la tecnocracia “progresista” interna­ su Gobierno para abstenerse en la votación” . cional, pertenecen a ese tipo de integración c) En el informe sobre la Integración de dentro de los cuadros capitalistas. América Latina, redactado por funcionarios del a) Los confusos orígenes de ALAC lo reve­ BID -uno de los que postulan la sustitución o la lan. Su trayectoria también. ALALC nace acu­ transformación de ALALC- y al cual informe nada por la CEPAL, por los gobiernos que en hemos hecho referencia en éste y otros artícu­ ella participan, por el CIES, cuyo asesoramiento los, se dice: “nuestra integración deberá hacerse técnico se asegura por el artículo 44 del propio esencialmente dentro de los MOLDES POLITI­ Tratado de Montevideo, y por un protocolo adi­ COS DE LA DEMOCRACIA OCCIDENTAL cional firmado en la misma fecha del Tratado. (sic), aun cuando no estén aquellos debidamen­ b) En el segundo período de sesiones, reali­ te fijados y se hallen sujetos a embates regresi­ zado en México en agosto de 1962, Cuba solici­ vos (sic), en lo cual difiere de la integración en tó adherir a ALALC. El 3 de septiembre, por el área soviética, realizada bajo un régimen de siete votos -Argentina, Colombia, Chile, Ecua­ economía centralmente planificada” . dor, Paraguay y Uruguay- y dos abstenciones d) Como es lógico, otros integracionistas re­ -México y Brasil— la Conferencia de ALALC formadores de la ALALC, están en igual acti­ rechazó el pedido y declaró: “I) que no procede tud. Aludimos a los señores Prebisch, Sanz de aceptar el depósito de instrumento de adhesión Santamaría, Mayobre y Herrera, cuyas ideas es­ de ningún país que mantenga UN REGIMEN tán contenidas en la respuesta al Presidente Frei: ECONOMICO INCOMPATIBLE CON EL TRA­ “Proposiciones para la creación del Mercado TADO DE MONTEVIDEO; II) que en vista de Común Latinoamericano”. que existe una INCOMPATIBILIDAD ABSO­ Tomamos un párrafo al azar: “AL CAPITAL LUTA ENTRE EL SISTEMA ECONOMICO DE EXTRANJERO CORRESPONDE, SIN DUDA, CUBA Y EL TRATADO, no procede aceptar el UN PAPEL IMPORTANTE EN EL DESARRO­ depósito del instrumento de adhesión de la Re­ LLO DE NUESTRAS ECONOMIAS, SOBRE pública de Cuba al Tratado de Montevideo, TODO CUANDO SE ASOCIAN CON EMPRE­ mientras subsista en ese país el ACTUAL REGI­ SARIOS LOCALES en aquellas industrias cuya MEN ECONOMICO”. complejidad técnica o cuantía de inversiones las Y la misma delegación de México que, como hace difícilmente accesibles a la sola iniciativa vimos, se abstuvo en la votación, manifestó:. de América Latina en su actual etapa de desa­ “Que toda discusión respecto a la procedencia o rrollo” . “Para que el EMPRESARIO LATINOAME­ tan, además, esos desarrollistas, por el sermón y RICANO PARTICIPE EFICAZ Y EQUITATI­ el discurso. Alianza para el Progreso a la espera VAMENTE (sic) EN ESTE TIPO DE ASOCIA­ de que los dictadores malos se conviertan en go­ CION, ES NECESARIO QUE EL ESTATUTO bernantes buenos y restablezcan la democracia; DE INVERSIONES EXTRANJERAS SE a la espera de que los grandes propietarios de ASIENTE EN EL PRINCIPIO DE QUE EL tierras se dispongan a realizar la “reforma” o la MERCADO REGIONAL DEBE SER UN INS­ “revolución” agraria; a la espera de que los mo­ TRUMENTO QUE FORTALEZCA LA POSI­ nopolios, por regla general, además, foráneos, CION DE NUESTROS EMPRESARIOS Y consientan en restablecer la libertad del merca­ AFIRME SU PAPEL PRIMORDIAL EN EL DE­ do. Conferencia de las Naciones Unidas sobre SARROLLO DE AMERICA LATINA” . Comercio y Desarrollo, para que podamos ex­ Es decir, en pocas palabras, capital extranje­ portar más, obtengamos mejores precios y la re­ ro y libre empresa, ALALC pues, repetimos, y lación de intercambio no continúe deteriorán­ las iniciativas del mismo origen que buscan su­ dose en contra nuestra, a la espera de que los plantarla, conciben la integración dentro de una poderosos y desarrollados, se avengan a ser me­ economía típicamente capitalista. América La­ nos poderosos, a pagarnos más cuanto les ven­ tina para salvarse tendrá que asemejarse ma's y damos y a comprarnos sin reciprocidad, con las más a quienes la han explotado y la explotan. máximas liberalidades y sacrificio de sus pro­ Tendrá que transitar por el “American Way of pios productores, los artículos industrializados Life” . Esto es cuanto el desarrollismo de la tec­ o semi industrializados que fabriquemos. Todo nocracia internacional, nos ofrece. esto huele a tartufería de sacristanía o a inge­ No conocemos sino atisbos bastante incohe­ nuidad de pedantes, discurridores y admonito­ rentes y siempre parciales de una integración rios, que confían en sus artes de persuasión y calcada sobre modelos socialistas (el Comecón). convencimiento. En el momento actual parecen muy utópicos; La integración de América Latina no puede pero además y esto es fundamental, los modelos hacerse dentro del mundo capitalista, occiden­ nos son ajenos e insistir en copiarlos constituye tal, e imperialista. Debe hacerse contra ese mun­ también una forma de colonialismo. do . No será un intercambio de sermones, infor­ Puede que en los años próximos, aquí mismo mes y discursos. Será, en su marcha, una guerra. en el Uruguay, soportemos la ofensiva de los de- Y no será tampoco un simple remedo, o una ca­ sarrollistas neo capitalistas. Nuestra posición es ricatura, o una calcomanía. Será una creación. clara: Por tanto, y sin perjuicio de futuras síntesis, -N o hemos sido capaces de crear a nuestros una ruptura. Un acto de amor y de fe. Una re­ países dentro de los moldes del capitalismo. No volución. seremos capaces de crear dentro de esos moldes Razón tiene Puiggros, cuando afirma: “Los a la gran patria, o a las grandes patrias. cuatro economistas -son los de la respuesta a -E l desarrollismo neo capitalista,nos sujeta­ Frei— se han entregado a la tarea de convencer rá más y más a las directivas y a la voluntad del a los presidentes de América Latina (y también imperialismo. La integración que nos propone, a los dirigentes políticos y sindicales, a los inte­ será una integración para las grandes empresas, lectuales y a los hombres de empresa) de la ne­ para los monopolios extranjeros y sus coasocia­ cesidad urgente de eliminar el funesto esquema dos nacionales. que impide el desarrollo independiente y la —América, nuestra América, realizará su in­ unión de nuestros países”. tegración al margen de las formas capitalistas y “El análisis de la cambiante y tensa realidad en lucha con ellas. Y tendrá que crear, sobre ba­ contemporánea con criterio empírico (lo que ses socialistas, sus propias estructuras. La inte­ quiere decir fundado en la experiencia de lo que gración será anti imperialista y si no,no será.. sucede) y no pragmático (o sea que da por axio­ 4. La integración es un acto político. En elmático el poder irresistible de la fuerza y del di­ principio es la política. No se trata de discutir nero) convence al más ciego de que los pueblos los métodos o las técnicas. Ante todo se trata sumergidos de Asia, Africa y América Latina, de fijar los objetivos y de procurar su logro y de no conquistan* su independencia nacional, ni saber cuál integración se propone. No toda inte­ transforman las estructuras socio-económicas gración es buena. Ni buena ni viable. La integra­ por las vías del aburguesamiento progresivo.Ni ción de los desarrollistas no es la nuestra. Op­ uno solo de ellos elige para edificar su futuro el 1 - 11 - * iimiuw.ni.,- WPWj|WBPM^1i>p^Bf!ip|BWPj^pWP mrc" l im Mge Agl Aslurias. Angel Miguel firma la América", nlstc y 1 hambre-sandwich de las Ideas renovadora* de de renovadora* Ideas viviseccio- las de poetófobo, 1 Literatófobo, hambre-sandwich y París. nlstc en americanos pe d l Aoicó Gnrl e suine latino­ Estudiantes de General Asociación la de pie* y loxto que acompaña el dibujo dice: “Manager, cabera cabera “Manager, dice: dibujo el acompaña que loxto ai« u|ro n o ao 'o suine n aí. El París. en estudiante 'do año* «o» «n Oul|arto Cario« vita a defender la inmovilidad del sistema socio­ sistema del la inmovilidad defender a vita truir un nuevo orden social. orden nuevo un truir oes e mrh, aui ss uo y cons­ y yugos sus sacudir marcha, en para ponerse latinoamericanos pueblos los esperan que del continente, es decir, que respondieran a lo a respondieran que decir, es continente, del creadoras y dinámicas fuerzas las mismos movilizaran sí que por términos en hiciera se gración tad general sería innecesaria o por lo menos ac­ menos lo por o innecesaria sería general tad cesoria, si el planteo del desarrollo y de la inte­ la de y desarrollo del planteo el si cesoria, ritanos de la Nueva Inglaterra y si nos atenemos atenemos si nos y Inglaterra Nueva la de ritanos nes de dólares o la bomba atómica”. bomba la o dólares de nes millo­ que mediante esquema suponer el imponérseles irracional es podrá día, cada cables los transmiten nos que internacionales sucesos los a m olde o el esquema de los rígidos pioneros pu­ pioneros rígidos los de esquema el o olde “Pero la apelación cae en el vacío, porque in­ porque vacío, el en cae apelación la “Pero Y todavía: “La apelación a la buena volun­ buena la a apelación “La todavía: Y ACA 1 envebed 1966. de noviembre de 18 MARCHA, sido nuestro aguijón y nuestro cilicio. ha y nuestro y vera aguijón nuestro nuestra sido a cabalgado ha años muchos guay. A responder a la pregunta que durante durante que pregunta la Uru­ a del perspectivas responder las A y guay. situación la todo, sema­ la aparecerá se­ artículo Una este de posible. es parte gunda no espacio de razones Por na próxima. La dedicaremos a analizar, sobre sobre analizar, a dedicaremos La próxima. na tao e a evdmr eAéiaLtn”. Latina” América de servidumbre la de y atraso o peiaet ls ass e a nri, del inercia, la de causas las que valores de precisamente tabla suson de y actual económico Hubiéramos querido cerrar hoy nuestra serie. nuestra hoy cerrar querido Hubiéramos * Patria chica y patria grande

n país es una tradición y un proyecto. La tradición se está ahí, quietecita y poco, en ocasiones nada, tiene que ver con las celebraciones que seje consagran.Corre de padres a hijos, de gene­ Uración en generación, de año en año y de siglo en siglo. Vive en el aire que se res­ pira, en la tierra nutricia, en las palabras que se emplean, én las creencias y los mitos, aun informulados o informulables que respaldan el cotidiano andar donde poco espacio y tiempo quedan para la meditación y la búsqueda y examen de los orígenes. La experiencia de los otros no sirve; pero manda. Ninguna revolución rompe totalmente con el pasado. Rompe con el presente. Las grandes revoluciones de este siglo -n o es necesario recurrir a ejemplos más , lejanos- han creado y recreado sobre la tradición y la historia. La revolución so­ viética no ignora a Pedro el Grande. La Revolución Cubana busca inspiración en Martí y Maceo. Al punto de que,acentuando, podría llegar a decirse que una re­ volución es un retorno a las fuentes más puras, a las auténticas, a las llamadas -expresión vaga- “mejores tradiciones” . Pero un país no es sólo una tradición, una historia. Es un proyecto también. Mirar al pasado es necesario. Construir para el futuro es la tarea. En nuestra América hispana -patria grande- la soterrada tradición convoca a la unidad, a las grandes unidades regionales, y a la gran unidad continental. Y en nuestro Uru­ guay —patria chica— más claro y tangible es el deber. Ser oriental es ser artiguis- ta. Ser artiguista es ser rioplatense. Ser rioplatense es ser hispanoamericano. Si hay leyes naturales, esa era nuestra ley natural. Nuestra tradición y nuestro desti­ no. El proyecto básico, al cual todos los otros están condicionados.

lguna vez llamamos a Artigas “el gran traicionado”. Lo es y lo seguirá siendo por muchos años más. Tal como lo vemos, el artiguismo es un fenómeno Aúnico - “cosa extraordinaria y sorprendente”- en nuestra América. Todo está en él: el ayer y el mañana, 9se mañana que podemos imaginar o entrever y por el cual debemos trabajar. Los orientales seremos artiguistas, de la raíz a la copa, o no seremos nada. Y Argentina y Paraguay y Bolivia también. La Argenti­ na federal, que está lejos de lograda, viene de Artigas. De él y de los caudillos que a su lado y bajo su inspiración, pelearon: los Ramírez, los López, los Hereñú.La actual Bolivia y Paraguay se perdieron para la gran confederación que Artigas imaginó, por la traición y la miopía de las oligarquías unitarias. Artigas no es nuestro y la reivindicación provinciana lo empequeñece. Es de todos los de estas tierras de la patria grande. Está más allá de su tiempo; y también más allá de su solar. Es el héroe común de las repúblicas del Plata y la unión de éstas, que por imprevisibles caminos llegará -lo s caminos de la historia son, como los de Dios, infinitos— no es, por tanto -Juan Carlos Gómez equivocó el planteo— la nega­ ción de la patria chica, sino y bien por el contrario, su culminación. n proyecto. Ningún país puede elaborarlo con prescindencia del mundo que lo rodea. Un proyecto para que vivan los de adentro, es un proyecto para vivir con los de afuera. Una política nacional es también una política U internacional. Y una política internacional -no confundir con la retórica inter­ nacional- empieza por distinguir el amigo del enemigo. La política es una estra­ tegia y una táctica: la conducción general y la ejecución localizada; el objetivo y la incidencia. El mundo en el cual nos ha tocado vivir, tiene estos rasgos: 1.— Una tajante dicotomía entre países desarrollados y países subdesarrollados, púdicamente llamados por la tecnocracia internacional, “en vías de desarrollo” . Los primeros crecen o han crecido a un ritmo acelerado. Los segundos sobre­ viven difícilmente, se estancan o retroceden. Los primeros mandan y deciden. Los otros soportan. Los errores de aquéllos refluyen sobre los segundos, 2.~ No interesa discutir -discusión que el real enemigo azuza- si hay uno, dos o varios imperialismos. En América Latina, en nuestra América hispana para mayor precisión, el ene­ migo número uno, por razones geográficas, históricas, económicas y demás, es el imperialismo yanqui. Y así, potencial o realmente desde hace mucho, a la escala de nuestra generación o a la escala del hombre. La liberación de nuestra América significa, ante todo, liberarnos de la presen­ cia y la acción del imperio yanqui, sus cómplices o servidores. 3 - No se puede enfrentar al enemigo, al modo del coronel que trabajaba por su cuenta, con el cañoncito propio al hombro o de arrastre. La división es la de­ rrota inexorable. “Los hermanos sean unidos” . Para vencer a los victimarios de­ ben juntarse los amenazados. 4 - La tierra es chica, y la luna está deshabitada. Al margen de los grandes -e l imperio diez millones de kilómetros cuadrados, la Unión Soviética, veintitrés millones, China nueve millones, para citar algunos- los otros buscan unirse. El Mercado Común Europeo; el mundo árabe; la O.UA. en Africa. Es el signo de los tiempos. Aquí en nuestra América, conocemos el Mercado Común Centro­ americano, el pacto Andino, Alalc. No todas las tentativas son viables. Y tampo­ co plausibles. Ciertas uniones pueden intentarse para servir al amo o para rema­ char más las cadenas. Pero aun estos intentos, de los cuales puede ser ejemplo Alalc, revelan la tendencia. Es un homenaje que el vicio rinde a la virtud. Un dis­ fraz para ocultar la verdad y torcer la necesidad. En un mundo dominado por las multinacionales que son la forma más refina­ da del capitalismo monopólico y por lo mismo, son las antinacionales, todos los países, a excepción del imperio -cuna y raíz de esas antinacionales— y de otros pocos grandes, marchan hacia la desaparición. La unión no es una concepción teórica. Una bachilleresca utopía. Es una exigencia vital. Unirse o perecer. 5 - Nuestra mediatizada América Latina, tiene también, en lo interno, algu­ nos polos de atracción: Brasil con sus nueve millones de kilómetros y sus cien millones de habitantes; Argentina; México; el todavía muy fluido y laxo Pacto Andino. En torno a esos polos, pueden desarrollarse otros tantos centros de po­ der. Y las opciones son varias: la unión de toda América Latina; la unión de nuestra América hispana; las uniones, federaciones o confederaciones regionales que pueden adquirir distintas formas, algunas no imaginables, y que son el rever­ so de la anexión.

ruguay solo, no tiene “solución” , en este mundo dominado. Como no la tienen Bolivia y Paraguay aislados y, a pesar de sus mayores posibilidades, U Argentina o México, Colombia o Perú. La “integración”, llamémosla así a falta de una palabra para el nuevo fenóme­ no que ya asoma ante nuestros ojos, aún no acostumbrados a verlo, la irán ama­ sando, la están amasando los hechos. Y hay que preverla, adelantarse a ella, tra­ zar el cauce por donde debemos marchar. A una integración impuesta, debemos sustituirla por una integración concertada. Y tener la audacia de mirar de frente a la necesidad y los hechos y de imaginar las soluciones de salud: volver a Arti­ gas, al cabal Artigas que está en el arranque y cuya sombra se extiende sobre to­ do el camino. Un proyecto nacional para Uruguay es asi" un proyecto que tiene una conno­ tación internacional. El objetivo es la integración; el enemigo es el imperio. He ahí la estrategia. Lo demás es la táctica, ajustada a las circunstancias de tiempo y de terreno . Del plano internacional la estrategia se traslada al específicamente nacional. Es decir, aquí, dentro de fronteras, en el terruño .proyecto y política serán nacio­ nales si son antimperialistas con todo lo que ello significa, y si encaran y propi­ cian una integración de los pueblos. Por ahí pasa la línea divisoria. El meridiano. Todo lo otro, digámoslo una vez más, pertenece a la táctica que está al servicio de la estrategia: las alianzas, los desplazamientos y las respuestas a las urgencias del día. - Quizás haya quienes todavía sueñen con un Uruguay pendular o un Uruguay tierra de pasaje. El péndulo puede llevar al despedazamiento, o a tener dos amos (dos subcapataces) en vez de uno, y los lugares de paso tampoco son países: An­ dorra o Liechtenstein, Mónaco o Bahamas. Refugio de almacenes, contrabandos, prostíbulos, garitos o capitales negros. Rechazamos destino semejante. Nuestro Uruguay puede ser la sal y la levadu­ ra de la patria grande reconstruida. Sal y levadura que ya por las tierras del exi­ lio, tantos orientales, nostálgicos y rebeldes, desparraman.

MARCHA, 31 dé mayo de 1974. i Una nación de repúblicas. El Sela, punto de partida

Tace ciento cincuenta años, Bolívar, en car- na fue firmado el 69; Carifta se constituye en el | ta a O’Higgins, decía: 68 y se convierte, en 1973, en Caricom. HJL ‘Pero el gran día de la América no ha lle­ gado. Hemos expulsado a nuestros opresores* * * * roto las tablas de sus leyes tiránicas y fundado instituciones legítimas; mas todavía nos falta, po­ • Cuáles los frutos de estas cuatro experien- ner el fundamento del pacto social que debe'for­ cias? mar en este mundo una nación de Repúblicas” . ¿ ALALC hace ya tiempo que ha entrado Ora nostalgia, ora utopía, ora mito, ora con­ en agonía; el Mercado Común Centroamericano vicción, la patria grande ha tenido una conmo­ también. El Acuerdo de Cartagena tuvo una ini­ vedora tenacidad. Nadie ha podido borrarla de ciación muy promisoria; pero en los últimos dos nuestra América. Ha sido nuestro perdido bien o tres años, varias crisis, que aún no han encon­ y nuestra tierra prometida. trado solución, lo sacudieron. En cuanto a la Claro, la realidad tiene sus exigencias. Ahora Comunidad del Caribe no ha tenido mejor suer­ no es común que se hable de unidad latinoame­ te. Afronta asimismo conflictos fundamentales. ricana o de patria grande. Ahora se habla de Crear un mercado común, suprimir arance­ integración. les, ir más allá todavía y establecer un arancel “El pacto social - a que aludía Bolívar- que común frente a terceros, no son tareas ni de fá­ debe formar en este mundo una nación de Re­ cil, ni de rápida ejecución. Todos lo sabemos. públicas” , ha sido sustituido por tratados que Los tratados constitutivos del Mercado Común hablan de aranceles. Europeo fueron firmados en 1957 y entraron ¿Qué es la integración? En su forma más sim­ en vigor en 1958. Es una vasta empresa que ha ple, la creación de un mercado común, mercado tenido sus alzas y sus bajas, con logros muy po­ que puede tener diversas modalidades. Aquí, en sitivos en algunos campos, fallidos en otros, y nuestra América, por lo menos, cuatro esque­ cuyo destino, últimamente se ha visto muy en­ mas de integración se han manejado y todavía sombrecido. se manejan: ALALC, Acuerdo de Cartagena, No es el propósito de este artículo analizar Mercado Común Centroamericano, Caricom. las modalidades de los distintos regímenes apli­ Cada una de esas organizaciones comprende cados aquí y en Europa y comparar los resulta­ a distintos países latinoamericanos y ninguna dos. Limitémonos a recordar, de paso, sólo al­ abarca a todos y por otro lado, no pocos países gunas características. Muestran cuán difícil es forman parte de más de una organización. Ver­ crear un simple mercado común en nuestras tie­ bigracia: todos los miembros del Acuerdo de rras. Los seis países que originalmente estable­ Cartagena —Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador, cen el Mercado Común -Alemania Federal, Perú y Venezuela- lo son también de AI ALC. Francia, Italia, Bélgica, Países Bajos y Luxem- ALALC y el Mercado Común Centroameri­ burgo- (podría hablarse de cuatro, porque los cano, nacieron en el 60; el Acuerdo de Cartage­ tres últimos formaban el Benelux) tienen en conjunto algo más de un millón cien mil kiló­ metros cuadrados -la superficie dé Colombia o la de Bolivia- y unos ciento noventa millo­ nes de habitantes (apenas veinte o veinticinco millones menos que las diez Repúblicas de América del Sur). Pero estos datos dicen poco o no dicen nada. Esos seis países son el corazón de Europa, sus economías son competitivas pero también com­ plementarias, poseen de antiguo una infraes­ tructura, que los vincula estrechamente. Com­ párese ese “país” , Europa, asentado en poco más de un millón de kilómetros cuadrados, re­ bosante de riquezas, de técnica, de capitales, de tradición, con América Latina, donde, además, existen entre los países que la forman, profun­ das diferencias económicas y políticas. Tres son los grandes: Brasil, México y Argentina, de acuerdo con la clasificación que podríamos lla­ mar clásica, grandes por su territorio, por su po­ blación, por sus riquezas. El cuarto grande, pu­ do ser o quiso ser o quiere ser el “país” nacido del Acuerdo de Cartagena; pero aquí también las desigualdades internas son muy marcadas: Ecuador y Bolivia son países de menor desarro­ llo, así ahora se les llama, como lo son Paraguay y Uruguay en la cuenca del Plata. Un mercado común en estas condiciones tiene que enfrentar inevitablemente, la desigualdad, para mal de los más débiles, en “el reparto de los beneficios” . más significativo que la Unión Aduanera propia­ Es fenómeno observado, en la ALALC, en el mente dicha, ya que en todas las economías, in­ Acuerdo de Cartagena, en el Mercado Común clusive en las más liberales, el Estado desem­ Centroamericano, y hasta en Caricom. peña un papel decisivo no sólo en los sectores Pero todo esto dicho muy a vuela pluma, no donde la competencia es débil, tales como el es lo más importante. transporte, la energía, la construcción o la agri­ La integración tal como aquí la hemos enca­ cultura, sino que también ejerce su influencia rado hasta ahora y de modo especial en el caso sobre sectores cada vez más amplios de la eco­ de ALALC, es un proceso económico. Etapa ne­ nomía. De hecho, las políticas comunes cons­ cesaria puede ser; pero de ninguna manera sufi­ tituyen actualmente el corazón mismo del Mer­ ciente, La unidad de América Latina que segu­ cado Común ramente no surgirá de la noche a la mañana, que quizá exija aproximaciones constantes y parcia­ * * * les en el espacio y en el tiempo, debe ser una empresa esencialmente política, la más vasta JL lgunas aclaraciones finales: aventura de nuestro continente. Las integraciones económicas se han em- Hace unos años Robert Marjolin -a l hablar - -Aprendido en América Latina, bajo el signo del Mercado Común Europeo- señalaba: “Si de¡ capitalismo. ¿Puede creerse que ese sea el tuviera que definirlo con una fórmula, yo diría destino de la “patria grande”? del Mercado Común que es un centro de deci­ Al socaire de la integración han prosperado siones económicas comunes, o mejor dicho, co­ las multinacionales. ¿Estamos condenados a in­ munitarias. Es el lugar donde los gobiernos a tegrarnos para beneficio del imperio? propuesta y bajo la presión de las instituciones ¿Es posible hablar de integración sin una comunitarias, armonizan, coordinan y unifican concepción política general común? El Mercado sus políticas. Este elemento es, en mi opinión, Común Europeo neocapitalismo matizado de socialdemocracia— le cerró la puerta a Franco. ¿Cómo se compadece la búsqueda de una inte­ gración que inicie el proceso liberador con la entrega a las multinacionales? ¿Cómo cuajará una integración que aplique dos pesas y dos me­ didas al capital extranjero? ¿Que nacionalice en un lado y desnacionalice en otro? No nos engañemos. La irrupción y difusión del “fascismo de la dependencia” conspira con­ tra todo propósito cabal de unidad. Esto pasa, nos atrevemos a decirlo, por la derrota de aquél. Unidad y fascismo, se excluyen. He ahí el desafío. En este mundo de las gran­ des concentraciones y de los grandes centros de poder, para sobrevivir debemos unirnos, pero para unirnos debemos trazarnosfuna clara meta común. En la revolución de nuestra indepen­ dencia, fueron las masas populares las que ins­ tintivamente se batieron contra las propias oli­ garquías criollas, por la república. Ese fue el rumbo. Ahora deberán combatir por la libera­ ción y por la justicia. Contra el imperio y con­ tra el capitalismo. Este año, por suerte, se ha puesto en mancha el SELA. Punto de llegada y punto de partida. Acta de defunción del ayer. Y afirmación, repe­ tida del tenaz y paciente afán de unidad, que corre a través de toda nuestra historia. Los obje­ tivos se han clarificado y el imperio, por prime­ ra vez, no se sienta entre nosotros. Puede que esa organización flexible, nos permita marchar hacia adelante. Un nuevo capítulo del largo y entrañable proceso, se abre. Y nunca hay que pecar contra la esperanza.

EXCELSIOR, 31 de mayo de 1976. LAS INVASIONES IMPERIALES

Knox el pequeño

“La lógica de la geografía política y déla estrategia, y el gran interés nacio­ nal creado actualmente por el Canal de Panamá, hacen que la seguridad, la paz y la prosperidad de la América Central y de la zona del Caribe, sean de vital importancia para los Estados Unidos. Y precisamente en ¡as regiones donde constituye una amenaza mayor para nosotros, es más grave y más agudo el mal de las revoluciones y el colapso financiero. En esos lugares es, por tanto, donde debemos aplicar el remedio. No es juicioso mantener un gran principio políti­ co, como la doctrina de Monroe, y a la vez repudiar sus corolarios y descuidar la aplicación de las medidas indicadas por la razón como la indispensable salva­ guardia del mismo”. - (Foreign Relations -1083-1092-. Discurso de Knox ante la New York State Bar Association - 1912).

a historia se repite. Philander Chase Knox, normalizar la hacienda de cada país por una sucesor de Elihu Root, en el Departamen­ parte y se estimularía a los capitalistas y hom; to de Estado, bajo la presidencia republi­ bres de negocios de los Estados Unidos por otra Lcana de Taft, “había sido un conocido abogado parte, a obtener concesiones y desarrollar em­ de grandes corporaciones. En 1900 dió forma presas que mejoraran los servicios públicos y fo­ legal a la organización del famoso trust “Carne- mentaran las riquezas de cada república. El ca­ gie Steel Corporation”. Como abogado de la ri­ pital necesitaba y exigiría garantías, desde luego, ca e influyente familia Fletcher, corrió con los que la Secretaría de Estado se hallaba dispuesta asuntos de varias compañías mineras norteame­ a asegurarle. Al negociarse los empréstitos, el ricanas de Nicaragua, en las cuales los Fletcher pago de los intereses y la amortización del prin­ poseían fuertes intereses y sostuvo serios litigios cipal, se garantizarían con la renta de aduanas y con el gobierno del Presidente Zelaya, a causa el producto de los impuestos más importantes de que éste imputaba a dichas compañías el in­ de cada país. Un colector general norteamerica­ cumplimiento de requisitos exigidos en las conce­ no con amplios poderes, nombrado por el Go­ siones de las mismas” . (Beard The Idea of Na­ bierno de cada República a propuesta de los tional Interest, citado por Ramiro Guerra y banqueros que adelantarían el dinero, con el Sánchez. La Expansión Territorial de los Esta­ visto bueno de los Estados Unidos, sería el en­ dos Unidos). cargado de efectuar el cobro de los derechos ¿Qué hizo Knox llegado al poder? Dió es­ aduaneros y de los demás impuestos mencio­ tructuras y plan a la diplomacia del dólar. Para nados para evitar el mal manejo de los mismos, evitar la intromisión del capital europeo en Cen­ con la obligación de pagar al prestamista la par­ tro América, pugnó por sustituirlo por capital te correspondiente y entregar el resto a las au­ yanqui. toridades de la nación” . “Se induciría a las cinco repúblicas a contra­ Pero, ¿podría atribuirse únicamente a la de­ tar empréstitos con banqueros norteamericanos fensa de los intereses privados de determinadas para liquidar las reclamaciones extranjeras y compañías -aunque de esas compañías hubiera sido antes abogado el propio Knox— la política puritanas invocaciones a la democracia, que aho­ que el Departamento de Estado planeaba e iba a ra se usan, se llama Pactos Dawson,Convención cumplir? Knox-Castillo, Empréstitos Barir.g-Brothers, Tra­ No, sin duda. Ya lo hemos dicho: en el Medi­ tado Bryan-Chamorro. Se llama, también, San- terráneo Americano, confluyen las razones es­ dino y Somoza. El protectorado más descarado, tratégicas y la protección de las inversiones pri­ la corrupción más total, el crimen. vadas. Pero aquéllas son las fundamentales. Como este artículo sólo pretende refrescar El inefable Bemis, otro profesor de Yale,en historias muy recientes y que ciertos papanatas su obra “La Diplomacia de Estados Unidos en atrevidos desearían hacer creer que están defi­ América Latina” , obra destinada a justificar y nitivamente enterradas, dos transcripciones más exaltar el “destino manifiesto” , lo confiesa. Re­ se imponen. Son de estadounidenses. Que ha­ firiéndose a la intervención en Nicaragua, dice: blen ellos. En la ocasión, su palabra tiene una “Aun después de esas disputas, el historiaflor autoridad insospechada. sincero puede criticar todo el episodio, pero no Una, es la opinión de Elihu Root, antecesor cabe duda que sería sumamente injusto atribuir de Knox en la Secretaría de Estado, y referida la ocupación de Nicaragua —citada con tanta al Tratado Bryan-Chamorro, en el cual culminó profusión como el ejemplo típico de los males la política de Knox: “Me siento turbado -es­ acaecidos por la diplomacia del dólar— a la in­ cribía en una carta privada— respecto de la fluencia decisiva de los intereses creados parti­ cuestión de si el Gobierno de Nicaragua, que ha culares sobre el gobierno de Estados Unidos” . hecho este Tratado, representa realmente al “A su propia manera, de una inepcia única, pueblo de Nicaragua, y de si en Nicaragua y en Taft y Knox seguían también el instinto y las la América Central se considera a dicho Gobier­ tradiciones de seguridad continental más bien no como un Gobierno que se hallaba en condi­ que se dejaban guiar por los egoístas intereses ciones de proceder con entera libertad cuando privados (sic)”. negoció el Tratado. Leo el informe oficial del De la doctrina, se pasó a la acción. “Nicara­ jefe de nuestros marinos en Nicaragua, y en­ gua era el país donde urgía más aplicar esos cuentro lo siguiente en el mismo: ‘El presente principios, por ser la parte de mayor peligro y Gobierno no está en el Poder por la voluntad el lugar donde los alemanes (estamos en 1909) del pueblo; las elecciones del Congreso fueron poseían mayores intereses”. fraudulentas en su mayor parte’. Y en otro in­ Pero Knox, Secretario de Estado, tropezó forme posterior, dice el mismo jefe que los libe­ con Zelaya, presidente de la pequeña república rales, es decir, la oposición, ‘constituyen las centroamericana, como antes había tropezado, tres cuartas partes del país’. Es evidente, a vir­ cuando el mismo Knox era abogado de los Flet- tud de este informe, y de otros que han llegado cher y de las compañías americanas jnstaladas a mí casualmente por otros conductos, que el en Nicaragua. presente Gobierno, con el cual estamos hacien­ Y sucedió lo que inevitablemente tenía que do el Tratado, se halla mantenido en el Poder suceder. Se armó la revolución contra Zelaya, realmente sólo por la presencia de los marinos a quien por supuesto no se podía acusar de co­ norteamericanos en Nicaragua... ¿Podemos no­ munista porque en esa época, Rusia estaba bajo sotros hacer un Tratado tan serio para Nicara­ los zares. Se le acusó, en cambio, por el propio gua, que nos concede derechos perpetuos en Knox de monstruo de tiranía, rapacidad y cruel­ aquel país, con un Presidente que tenemos ra­ dad. Bastaba entonces. Basta también ahora. zones para creer que no representa sino la cuar­ Zelaya se vió obligado a renunciar y huyó del ta parte de la nación, que está mantenido en el país. Lo sucedió Madriz. Este pretendió conti­ cargo por nuestra fuerza militar y a quien paga­ nuar la lucha y sus tropas derrotaron a los “revo­ mos, a virtud del Tratado, una fuerte suma de lucionarios” encabezados por Estrada. Entonces dinero, de la cual dispondrá como Presidente?” . desembarcó, ya abiertamente y sin hipocresía, La otra opinión pertenece al senador nortea­ la marinería norteamericana. A fines de agosto mericano Borah (Congressional Record Procee- del año 10, Estrada y Chamorro entraban en Ni­ dings and Debates of The 2nd Session of the caragua. Pero Estrada no había de quedar mu­ 67 th Congress): cho tiempo en' el poder. Lo sucedió Díaz. La “El Tratado que hicimos con Nicaragua no paz que trajeron las bayonetas norteamericanas representa en ningún sentido la expresión de las al amparo de los mismos tropos y de las mismas miras o de los deseos del pueblo nicaragüense. En todo lo que a Nicaragua concierne, fue he­ zar el mundo a golpes de pequeñas alianzas mi­ cho por un Gobierno que nosotros pusimos en litares”. el Poder, que mantuvimos en el Poder por la “Por eso me sorprende -agrega Davidson— fuerza, y que en ningún tiempo representaba las cuando me habla de las “favelas”. Y me dice, a miras del pueblo nicaragüense. Hicimos un im­ muchos miles de metros de altura, mientras de­ portantísimo Tratado con un pueblo en total bemos estar volando por encima de la cintura desamparo, un pueblo bajo nuestra dominación verde del Amazonas: ‘He estado destinado a militar. El almirante norteamericano que tenía Extremo Oriente, hace dieciocho meses, des­ a su cargo los asuntos de Nicaragua declaró, en pués a la América Latina. No había comprendi­ la investigación realizada por este Congreso, que do antes por qué existían comunistas. Ahora no si al pueblo de Nicaragua se le hubiera permiti­ comprendo por qué no son cien veces más nu­ do expresar libremente su opinión, el ochenta merosos. ¡Qué miseria sin esperanza! Me pre­ por ciento de ellos, a su juicio, se hubiera gunto a veces,, cómo en esos países, el pueblo opuesto al Gobierno tal como entonces existía, no se lanza a una especie de anarquía y terroris­ y se hubiera opuesto al Tratado tal como le fue mo permanente, porque yo, si estuviera reduci­ sometido. Yo nunca he considerado el Tratado do a eso, lanzaría bombas al azar, para protestar’. de Nicaragua como, un Tratado celebrado con el “Le respondo -concluye Davidson— que en pueblo nicaragüense. Nosotros hicimos un Tra­ América del Sur se verá un día una nueva Chi­ tado con nosotros mismos. Hicimos un Tratado na, como en la India, porque un día, todos esos con un Gobierno que era un instrumento nues­ miserables se rebelarán de una manera o de tro. Hicimos un Tratado con un Gobierno que otra, no contra los hombres de tal o cual parti­ nos representaba a nosotros mismos del otro la­ do, no dentro de los cuadros de tal o cual partido, do de la mesa de las negociaciones. Es una de sino simplemente, como los esclavos de Spar- las transacciones más indefendibles de que' yo tacus, “CONTRA TODOS AQUELLOS QUE tengo conocimiento en la vida internacional” . ACEPTAN SIN COLERA SU MISERIA”. Quienes sepan ver, verán que lo de Nicaragua Puede, el pequeño Knox que es Mr. Foster ayer, es lo de Guatemala hoy. Los pretextos Dulles, sentirse muy satisfecho de lo que ha lo­ cambian, los hombres también, y también los grado en Guatemala, y proclamarlo así, con su “slogans”. Pero los métodos se repiten, las pre­ natural ordinariez, subiéndose a los tejados. tensas justificaciones revisten igual hipocresía y Pueden acompañarlo, también, en la alegría, las finalidades persisten, con una fuerza tal vez. sus dóciles esclavos y ayudarlo en la tarea de in­ mayor. Todo lo demás, los traidores, los diplo­ juriar y calumniar a los vencidos de hoy. máticos, la información controlada y/o corrom­ ¡Qué importa! Un poderoso imperio, que pida, los tibios y hasta los imbéciles, tampoco tiene a su cabeza a un Foster Dulles, pare a un ha variado. Guatemala retoma, bajo Foster Dul- Braden, aplaude a un McCarthy, y hace lo que les, el Knox de hoy, Knox el pequeño, el cami­ ha hecho en Guatemala, está condenado.Lo de­ no de Nicaragua. más tiene, históricamente, un valor relativo. Un Jean Davidson, otro norteamericano de ori­ día Foster Dulles y Braden y los esclavos solíci­ gen, que fue corresponsal de France Press en tos y también nosotros, estaremos muertos. Y Washington durante ocho años, acaba de publi­ la historia seguirá su curso. Claro está, no se car un libro sensacional que contiene sus recuer­ acordará de nosotros. Pero si se acuerda de dos e impresiones de esos años -4 5 al 5 3 - que Knox el pequeño, será para execrarlo. han sido y seguirán siendo por mucho tiempo, Y las voces anónimas de aquellos que ahora, decisivos para el mundo. Al término de la nota en Guatemala y en América, sienten hambre y que dedica a la Conferencia Interamericana de sed de justicia, asco e indignación, no se habrán Río, a la cual Conferencia concurrió en ejerci­ perdido. Frente a su triunfal resonancia ¿do es­ cio de sus funciones, cuenta que de regreso a tarán?, ¿cuánto pesarán las cenizas de Knox el Washington, entabló conversación con uno de pequeño? los pilotos del avión, “americano típico de unos treinta años” a quien “nada distingue de los otros norteamericanos que creen poder organi­ MARCHA, 2 de julio de 1954. La hora del destino

“El Mediterráneo americano es actualmente una zona en que Estados Uni­ dos mantiene una posición de indiscutible supremacía naval y aérea. Esta masa de agua constituye actualmente un muro cerrado a toda suerte de tentativas y propósitos, cuyas llaves están en nuestras manos, posición estratégica que sólo tiene par en la que ocupan Inglaterra en el Océano Indico y Japón en los mares que bordean las costas del nordeste asiático. Ninguna amenaza seria puede sur­ gir de la región misma contra la situación de Estados Unidos. Las islas son de limitada magnitud y la topografía de la América Central -com o la de la penín­ sula de los Balcanes en la Europa mediterránea- favorece la formación de pe­ queñas unidades políticas. Hasta los países de grandes dimensiones como Co­ lombia, México y Venezuela están impedidos por la topografía, el clima y la ausencia de materias primas estratégicas para llegar a ser grandes poderes na­ vales. Por lo tanto, la supremacía de Estados Unidos en esta zona no puede ser amenazada más que por fuerzas procedentes de zonas exteriores, sea de Sud- ámérica, de Europa o de Asia. “El tráfico internacional de la región está a merced de Norteamérica y los estados del litoral pueden ser con la mayor facilidad bloqueados y aislados de los mercados mundiales. Esto implica para México, Colombia y Venezuela, una situación de absoluta dependencia con respecto a Estados Unidos, de libertad meramente nominal, propensa por lo tanto a despertar el resentimiento de los orgullosos ciudadanos de esas repúblicas de la misma forma que el cierre del Mediterráneo europeo despertara resentimientos en los italianos. Sólo una di­ plomacia hábil y un grueso guante de terciopelo podrían hacer tolerable a nuestros buenos vecinos la realidad de las relaciones de poder". (Nicholas J. Spykman, Profesor en la Universidad de Yale - “Estados Unidos Frente al Mundo", libro publicado con el apoyo del Instituto de Estudios Internaciona­ les. Primera edición en inglés 1942). “Las contiendas nacionales se convierten inevitablemente en conflictos en­ tre el bien y el mal, en cruzadas contra el pecado y el demonio. Sólo en una atmósfera de irrealidad y artificio pueden entablarse con fortuna las guerras modernas. “Una nación que tiene remordimiento por el uso que antaño hiciera de su fuerza, está en condiciones de gran desventaja respecto a la que no sólo no acepte la realidad de la misma, sino que, además, afirma sin la menor sensación de vergüenza o pecado que es un valor de creación (Ibidem). “Los acuerdos sobre todo los adoptados en Congresos Panamericanos, sue­ len sonar melodiosamente y revelar una fina estimación del estilo literario. Co­ leccionados en antologías formarían una encantadora exposición y muestra de los artísticos resultados a que puede llegar una colaboración en que brillan a un tiempo la jurisprudencia y la poesía". (Ibidem).

niciamos este artículo, que debemos escri­ sino también a docenas o a cientos de autores bir con la cabeza lúcida y fría, y sin dar estadounidenses: desde los profetas y doctrina­ curso a la fácil y justa indignación, con rios del “destino manifiesto” , hasta aquellos transcripcionesI de la obra de Spykman. Cabría otros de las más diveras procedencias que han citar todo el libro, cuya lectura cuidadosa reco­ tenido el valor de denunciar y combatir los he­ mendamos muy especialmente a los jóvenes, no chos, entre los cuales, lugar preferente debe es­ ganados todavía por el servilismo o el miedo. tar reservado al traicionado y negado Franklin Cabría asimismo, recurrir no sólo a Spykman, D. Roosevelt, a cuyo sepulcro han echado siete llaves y setecientas paladas de cal, los jefes del “Contra esta imagen de una armonía social partido Republicano y algunos, también, del llamada democracia, se levanta a su vez el co­ partido Demócrata. munismo. La doctrina comunista está hecha de El drama actual de Guatemala, complejo y hipótesis generalmente inadmisibles. Su primera sencillo al mismo tiempo, sobre el cual,para es­ hipótesis radica en una interpretación materialis­ camotearlo , se tienden las espesas cortinas que ta del hombre y de la vida social que considera­ la información interesada todos los días desplie­ mos equivocada. Su segunda hipótesis consiste ga, era también inevitable. en la posibilidad de suprimir las clases sociales Lo que puede discutirse aún, es cuál será el mediante una lucha de clases que le daría al definitivo resultado del combate, en un plano proletariado facilidades para la destrucción de histórico que se sitúa en el devenir del siglo. sus enemigos. La tercera hipótesis consiste en la Predecir ese resultado es, sobre todo, obra de posibilidad de suprimir la propiedad privada pa­ fe. Depende, él mismo, en primer lugar de noso­ ra acabar con los apetitos individuales y las ven­ tros, latinoamericanos. Podemos perder hoy la tajas ocasionales. La cuarta hipótesis consiste en batalla de Guatemala, como perdimos ayer; por la esperanza de prescindir del Estado que hasta la traición, que utilizó a los mismos personajes, ahora según ellos sólo ha sido un instrumento la batalla de Sandino; pero nada nos impedirá, de avasallamiento, y substituir esa entidad jurí­ si adquirimos conciencia clara de lo que está en dica con un conglomerado viviente, mudable y juego, ganar la guerra. activo que es el Soviet. Ni la destrucción de las Lo demás, es lo episódico, lo menudo,lo ad­ clases sociales, ni la supresión de la propiedad venticio, lo que el viento y el tiempo, de muerte privada y sus ventajas, ni la supresión del Esta­ y de vida, se llevarán. do: ninguna de estas tres hipótesis ha podido Lo demás, es el Consejo de Seguridad, y_ las realizarse en Rusia desde que están en el gobier­ chácharas diplomáticas y el Consejo de los Esta­ no los doctrinarios del comunismo. Pero si el dos Americanos, y los Embajadores y el artícu­ comunismo como doctrina es una utopía, lo lo 7 ó 14 ó 554 de la Carta X o de la Carta Z. que no es una utopía para el mundo es la exis­ Lo demás es la propia United Fruit y Somoza y tencia de un vasto poder colectivo que por obra Trujillo y Gálvez y Odría y Pérez Jiménez y Ba­ de una revolución popular se adueñó del poder tista y el siniestro McCarthy y el deslenguado a en el imperio ruso”. sueldo Braden y el torpe Foster Dulles, de to­ ¿Los hechos? Sólo los que están ciegos por dos los cuales, un filósofo optimista estaría au? el miedo o por el interés, por decadente frivoli­ torizado a creer que Dios los puso sobre la tie­ dad o por el colonialismo entrañable que anida rra para arrancarnos al sueño y a la molicie, y a en sus almas, pueden negarlos. la blanda entrega y a todos los cuales, el mismo Guatemala tiene un gobierno bueno o malo, optimista, debería pensar que estamos obliga­ cuya calificación no interesa discutir; pero de dos a mostrarles agradecimiento, porque el or­ origen auténticamente legítimo. Guatemala es gullo satánico, el cinismo y el desenfado, de que país pobre, explotado, debilitado por la explo­ hacen gala, los han llevado a arrojar lejos todas tación, explotación sistemáticamente cumplida, las caretas y todos los gruesos guantes de tercio­ sobre todo, por grandes consorcios internacio­ pelo reclamados por Spykman y en ocasiones nales de raíz y cuño estadounidense. sabiamente empleados. ¿Hemos de detenemos Guatemala es país situado en ese cerrado Me­ en los hechos? ¿Hemos de perder el tiempo en diterráneo americano, coto vedado a toda obra pulverizar las cínicas explicaciones del atraco? que no lleve el visto bueno del Departamento ¿Hemos de gastar papel y tinta en demostrar de Estado. que en la ocasión no se trata de estar con el En ella confluyen y se confunden, el interés pueblo de Estados Unidos o contra el pueblo de directo de las empresas explotadoras que anidan Estados Unidos? ¿Hemos de entrometernos en en su suelo y el interés estratégico de la política atildadas y tontas lucubraciones seudo políticas de poder del Departamento de Estado. y seudo jurídicas, sobre el comunismo y otras Una gestión inteligente y hábil de éste puede yerbas? esforzarse en diferenciar la política imperial de ¿Comunismo? En 1947, Arévalo, jefe de la vastas proyecciones, determinada por razones revolución triunfante y Presidente de la Repú­ geográficas y económicas, de la pequeña políti­ blica, hacia esta paladina confesión de fe “co­ ca, también imperial, de defensa y protección munista” : de las compañías particulares. Así ha ocurrido en ocasiones. Ahora no. Ahora el Departamento de que se escapara, se produjo desde tierras de de Estado, en manos de los republicanos, en Honduras y, más allá, desde Nicaragua, la inva­ manos de los más reaccionarios clanes de los re­ sión liberadora, con armas de Estados Unidos, publicanos, ha tenido la virtud de mezclar los con instructores de Estados Unidos, con dóla­ intereses menguados de las empresas, que a su res, sobre todo con dólares, de Estados Unidos. modo realizan el imperio y son las avanzadas Y ahora está ahí, la “liberación” en las fronteras del mismo, con los intereses trascendentes, y en de Guatemala, como el personaje de Quevedo, cierto sentido inmutables, del imperio puro y que no sube ni baja ni se está quedo y Foster simple. Dulles se cubre con puritano recato y Braden se El Código del Trabajo y la Ley de Reforma ha puesto más estentóreo y cerril que nunca y Agraria abrieron tímidamente la vía al cese de el coro de las vestales se esconde tras las colum­ la explotación por la United Fruit y sus filiales. nas del templo, ruboroso y acongojado y dado a Para bloquear esa vía se usó primero la per­ la onanista tarea de repasar todas las melopeas suasión y la negociación. Se usó después, fraca­ que le han enseñado sobre la libertad. sadas éstas, la intimidación y la propaganda. Ha­ Hartos estamos de tanta impudicia, de tanta ce diez años Guatemala habría sido un refugio hipocresía, de tanta mentira acumulada, de tan­ nazi. Hace cuarenta años se le habría llamado ta y tan espesa estupidez. anarquista. Hace cien años liberal, o revolucio­ Ahitos de la prepotencia desenfrenada, de las naria. Ahora es comunista. mediocres y sucias combinaciones cancillerescas. La farsa de la intimidación, alcanzó el climax La causa de Guatemala es nuestra causa. Y si en Caracas. Foster Dulles quiso disponer de un no tuviéramos el honor de haber nacido en arma “jurídica” para acabar con el vecino incó­ América Latina también lo sería, por amor de la modo. Ocurrió más tarde el episodio de las ar­ justicia, por odio a los traficantes, por odio an­ mas. El doble episodio de las armas. Porque cestral a la explotación, por odio frío y razona­ están las armas que un coronel del ejército nor­ do a esta triste y corruptora “civilización del di­ teamericano compró para el gobierno “ comunis­ nero” que ensombrece y aniquila a la humanidad. ta” de Guatemala detrás de la cortina de hierro La causa de Guatemala es nuestra causa. La y están las otras armas, las que el Departamento de todo el continente. Sus angustias las nues­ de Estado desde hace tiempo venía entregando tras. Su suerte o su desgracia la nuestra. Bendi­ a los conocidos libertadores Somoza, Trujillo y gamos al cielo porque nos ha dado vivir esta ho­ demás, y las que luego, en uno de los gestos más ra -que es la hora del destino, “cuando es dulce cínicos y estúpidos que la diplomacia contem­ morir”- , y cuyos ecos, cualquiera sea el resul­ poránea conoce, confesó que estaba enviando tado de esta batalla, se prolongarán hacia los por puente aéreo a esos denodados defensores más lejanos mañanas. Preferimos combatir, hoy de la justicia y la democracia: el asesino de San- como ayer, en las últimas filas, como soldados dino y el abogado de la United Fruit que oficia rasos, bajo las banderas cargadas de esperanza de Presidente de Honduras. de la grande y única causa de la liberación ame­ Y después, después -prepotencia, cobardía, ricana, que marchar a la sombra -donde toda hipocresía- vino la proyectada Conferencia de putrefacción tiene asiento— de los estandartes Cancilleres y las sesudas consultas. Mas como de la United Fruit, de Somoza, de Trujillo, de todo se demoraba y la rebelión interna no ocu­ Batista y de Foster Dulles. rría y la amenaza no surtía efecto y los dividen­ dos de la United Fruit bajaban y el pez, el pe­ queño pez, seguía aleteando y había el peligro MARCHA, 25 de junio de 1954.

/ El crim en la hipocresía

“¿De qué sirve cegarnos? Cualquiera de los dos imperios no vacilaría llega­ do el caso, en arrancarnos de nuestro sueño despierto. Rusia ya tuvo ocasión de mostrarnos su medida: acordóos de Egipto y cómo y por qué debimos dete­ nernos. En cuanto a nuestros amigos-americanos, reconozco que son indulgen­ tes, si se trata de nosotros y longánimos. No os fiéis, sin embargo: su interés está por encima de todo. Sin volver a Suez, no olvidéis que aplastaron fríamente, el 44 y pulveriza­ ron a nuestros pueblos, nuestras iglésias, que hubieran podido salvar. No sé si esos muertos tienen sus nombres inscritos en alguna parte. ¿Habéis observado bien el rostro del nuevo Presidente? Su encanto célebre me impresiona menos que su poderosa mandíbula, que sus ojos un poco obli­ cuos de párpados pesados, que su sana dentadura de carnicero. El día en que crea necesario golpear, golpeará, no lo dudéis”. 17 de noviembre de 1960. FRANÇOIS MA URIAC

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s lógico que el gobierno de Fidel Castro de aplastar sin matarlo y a otros pueblos -los tenga sus enemigos. No lo es menos ni de Latinoamérica que poco suelen tener que ver Emenos comprensible, que la revolución con sus gobernantes— se les puede acallar y com­ cubana impulsada por aquel gobierno, pero que prar la adhesión con pocos o muchos dólares. lo trasciende, lo precede y lo continuará, los •Esta expedición contra Cuba es la expresión tenga también. Muchos intereses ha herido y he­ más acabada del neo imperialismo yanqui. Y rirá. Y no pocas convicciones o concepciones, por su hipocresía, le mata el punto a todas las con la fatalidad de todos los grandes movimien­ otras expediciones que durante el correr de este tos de este tipo, ha atacado. Pero hay un punto siglo, por lo menos, conoció nuestro Continen­ en el cual todos los hombres de pensamiento te. A la toma imperial de Panamá - I took Pana­ honrado deben coincidir: la condenación de la m á-; a las marchas punitivas sobre México; a Intervención extranjera, en el pleito interno de los desembarcos de los infantes de la marina en la isla. Centroamérica; al asesinato de Sandino; a la Es un crimen agravado por la cobardía que misma Operación Guatemala, que en algo se encubre la diferencia de fuerzas, agravado por el asemeja a la actual, planeada, organizada, diri­ uso y abuso de la calumnia y la frívola oculta­ gida por el difunto Foster Dulles que veía el ción de la verdad, agravado por la hipocresía mundo con la simpleza trágica de un inquisidor: puritana que tira la piedra y esconde la mano, de un lado el Bien o sea el interés de Estados «gravado por la deslealtad, agravado también Unidos, encarnado en el propio Fuster Dulles y por la brutal estupidez, digna de mercachifles, de otro lado, el Mal, representado por todos los de creer que a un pueblo,el de Cuba,se le pue­ que se negaban a creer que la defensa del impe­ rio coincidía siempre con la defensa de la salud ción mediantes, pies y manos ligeros— la presi­ de la humanidad. Que aquella defensa se hacía dencia. para mayor gloria y provecho de ésta. Y entretanto, ahora más que nunca, discre­ Sí: había de corresponderle a este joven pancias y matices a un lado, hay que estar junto Kennedy, de la palabra fácil, las promesas pe­ a Cuba. Su causa, una vez más lo decimo's, es, gajosas y miríficas, las invocaciones patéticas, sin fisuras ni reservas, nuestra causa, la de todo las visiones ecuménicas, los equipos de sabios este inmenso Continente traicionado, engañado, asesores y consultantes,-el izquierdismo retóri­ escarnecido, explotado. Y el enemigo es el de co y edulcorado intentar esta hazaña y tener la siempre. Bien está que así se nos aparezca sin infantil y ridicula presunción de querer ocultar­ disfraces. Y puesto que nos convoca, con im­ la y negarla. prudencia, a la batalla, en la batalla ha de en­ Pero en la trampa ha caído y ya, no obstante contrar a todos nuestros pueblos que quieren todos los Pepes Figueres del Continente, no po­ decidir, en ejercicio de un inalielable derecho, drá proseguir en su engañoso juégo zurcido con sin tutorías paternalistas, y sin temor a las ame­ hilo blanco. El imperialismo que nunca murió, nazas, a los actos o a las maniobras oscuras del que él por cierto no podía matar pero sí podía poderoso, de sus propios destinos. contener o embridar, continúa su hasta ahora Mientras escribimos estas líneas, nos llega la avasallante marcha, y Kennedy el joven, es su noticia de la victoria del pueblo cubano. Que no profeta y más que su profeta su heraldo. Que haya cabida para el justificado odio. Menos para lleve el juego y el desafío hasta sus últimas con­ la venganza. Se ha ganado la primer batalla. A la secuencias. No le será fácil, estamos seguros, ga­ corta o a la larga,Latinoamérica ganara'la guerra. nar. La marcha triunfal ya empezó a conocer los tropezones y le resultará más difícil aplastar a un Continente que lograr —dólares y organiza­ MARCHA, 21 de abril de 1961. La revolución de la crecien te esperanza

os acontecimientos de esta última sema­ portancia que asumen cuando se emplean, así na, cuyas repercusiones, aún después de en el caso, a temas de la más esencial problemá­ ..quietadas las aguás —si es que se aquie­ tica americana que refieren tanto a nuestro pre­ Ltan— son imprevisibles, nos obligan a postergarsente como a nuestro futuro. la publicación de nuestra última-nota sobre re­ En otras páginas de este número ofrecemos forma agraria. Irá en el próximo número. Cuba, con la probidad que siempre queremos utilizar lo queramos o no, es una piedra de toque/En en nuestra función periodística, una selección torno a ella se juega nuestro destino inmediata de textos e informaciones. Hemos descartado y es necesario analizar, con los ojos bien abier­ todos los que podían provenir del gobierno cu­ tos, cuanto ocurre en ese país. bano. También todos los que llevaran, directa La obligación es mayor, porque dando una o indirectamente, el cuño comunista. Las infor­ nueva prueba de falta de madurez, nos atiborra­ maciones tienen, en su mayor parte o en su to­ mos de informaciones interesadas y deforman­ talidad, origen estadounidense. Las opiniones tes mientras se dedica espacio a los menudos pertenecen a gobiernos, personas, prensa o par­ juegos de la política interior. Y salvo alguna que tidos notoriamente no comunistas y aún de cla­ otra excepción, no nos detenemos a examinar la ra definición “conservadora” —empleamos un invasión, sus consecuencias y significado y la in­ término amplio y por lo mismo, vago— como, sólita declaración del presidente Kennedy res­ por ejemplo, The Times. pecto a la intervención. De esas informaciones, se desprende de una A lo sumo se ha usado y abusado de los co­ manera categórica: nocidos tropos sobre el comunismo y la barba­ -L a intervención y la invasión fueron larga­ rie. Todo en un clima de pequeñas pasiones, co-. mente preparadas por los Estados Unidos. No mo si cuanto ocurre fuera un simple y claro epi­ cabe duda alguna. La invasión...... sodio de la lucha entre el Bien y el Mal, ambos ...... de ese país. Par­ con mayúsculas. El Bien por supuesto, encarna-, tió de bases estadounidenses o de países dóciles do en Estados Unidos; el Mal también, por su­ a los mandatos de la Casa Blanca. Las tropas puesto encarnado en la Revolución Cubana. A fueron adiestradas por instructores yanquis. Los este descaecimiento de la inteligencia, a esta armamentos fueron del mismo origen. Los bar­ servidumbre de la razón, a este imperio de los cos que transportaron a dichas tropas, también. mitos mistificadores, ya estamos, por desgracia, Y al concurso material se unió el aliciente moral, bien acostumbrados; pero cuando tales vicios paladina y gozosamente proclamado, por el pro­ se aplican, como suele ocurrir cotidianamente, pio Secretario de Estado de los Estados Unidos. a los triviales hechos de la andante politiquería, Este país no empleó en la empresa sus pro­ si bien ensucian y degradan, no revisten la im-* pias tropas; pero armó, instruyó y transportó las que desembarcaron. No se trata, como los *No se leen en el original las líneas que llevan puntos juristas sutiles se complacen en reconocerlo, de suspensivos. una intervención directa al estilo de la que pre­ tendió provocar el desmoronamiento de Nasser otros procedimientos se estarían sometiendo a o la que se lanzó contra Hungría; pero nadie examen en estos momentos. puede negar que estamos frente a un caso de in­ Un despacho, avalado por el Secretario de tervención indirecta no menos grave y peligrosa, Prensa de la Casa Blanca habla, además de que y en ciertos aspectos, acaso más, que la otra. se encara una guerra de guerrillas y se dan los Recordar esto, insistir en señalarlo, puede nombres de los altos funcionarios, un general, parecer inútil y también tonto. Pero debe hacer­ Taylor y un almirante, Burke, quienes en com­ se, nos parece, porque los datos elementales que pañía del bien conocido Alien Dulles, el direc­ se olvidan, disimulan u oscurecen bajo el alu­ tor de la Agencia Central de Inteligencia, ten­ vión de palabras, son los que sirven para juzgar drían el cometido de poner a punto el sistema. y tomar posición. Mao Tse Tung, cuyas enseñanzas decían haber —La invasión fracasó. Así fue, como lo seña­ asimilado los paracaidistas franceses -los mis­ la verbigracia Le Monde, porque el pueblo cu­ mos del frustrado y ridículo pronunciamiento bano no acompañó al movimiento organizado de estos días- no debe haber pensado nunca, desde afuera. que iba a convertirse en maestro y numen de Quedaría demostrado una vez más, que sin los militares yanquis. el apoyo de las masas populares ni se mantiene, Pero lo que es definitivamente esclarecedor en la hora de las definiciones, un gobierno, ni al respecto, es el discurso que el Sr. Kennedy triunfa un alzamiento. Todo un curso de histo­ pronunciara ante la Sociedad Norteamericana ria contemporánea habría que hacer sobre el de Directores de Periódicos, el 20 de este mes punto. ¿Por qué cayó Perón? ¿Por qué se pro­ de abril ya marcado por la historia. Un discurso dujo el derrumbamiento de Guatemala? ¿Por del cual lo menos que se puede decir es que sor­ qué la revolución argelina ha podido proseguir, prende, como sorprende el meticuloso silencio a pesar de la aplastante superioridad del ejército que han observado frente a él, todas las cancille­ francés? ¿Por qué lo ocurrido en Indochina o rías del Continente. en Corea? El Presidente Kennedy reitera que “las fuer­ Si así es, otra invasión en las mismas condi­ zas armadas de este país” no intervinieron en ciones, es decir mientras el régimen cubano no forma alguna en la invasión; pero no oculta y la pierda la adhesión popular, está también conde­ declara, su simpatía por la misma. Lo primero nada al fracaso, a menos -porque en el caso la no estaba en discusión; lo segundo importa un situación geográfica tiene características muy reconocimiento y prueba además, que esa inva­ especiales y la superioridad es abismal— que Es­ sión se hizo con el apoyo “moral” de los Esta­ tados Unidos decida lanzarse directa y entera­ dos Unidos y, también, pues no se niega, con el mente a la lucha. Es un tremendo desafío. No apoyo material: armas, instructores, bases, bar­ será fácil aplastar a un pueblo decidido a defen­ cos, etc. derse y el precio que habrá que pagar por ese Luego de lo cual refiere a la amenaza de una aplastamiento, se contará no sólo en víctimas, intervención futura que sería dictada o provoca­ sino también —descartada la hipótesis de una da por la “seguridad” de los Estados Unidos y tercera guerra mundial- en otros valores, im­ destinada (transcribimos textualmente y subra­ ponderables ellos, pero de poderosa significa­ yamos por nuestra cuenta) “a obtener LA SU­ ción. El gobierno revolucionario de Cuba afron­ PERVIVENCIA Y EL EXITO DE NUESTRO ta y afrontará todavía muchas y muy grandes SISTEMA, SEA CUAL FUERE EL COSTO Y dificultades; pero, en otro plano, son y serán SEA CUAL FUERE EL PELIGRO” . también inmensas, las de Estados Unidos y las ...... en la seguridad dice: de los gobernantes latinoamericanos, que se “Permítasenos dejar sentado que nuestra conten­ atrevan a secundar la expedición punitiva. ción no es inagotable. Si en cualquier momento -Según se desprende de otras informaciones pareciera que la doctrina intervencionista inter­ no desmentidas, Estados Unidos estaría dispues­ americana de no intervención sencillamente to a continuar por el camino emprendido. Al­ oculta y disculpa una política de inacción —si gún despacho oficioso habla, con una mezcla de las naciones de este continente no cumplen sus cinismo y torpeza, de las distintas soluciones compromisos contra la penetración del comu­ previstas: bloqueo, intervención directa y uni­ nismo exterior- ENTONCES QUIERO QUE lateral, intervención colectiva, nueva invasión SE ENTIENDA CLARAMENTE QUE ESTE por interpósitas personas, etc., etc. Estos y GOBIERNO NO VACILARA EN AFRONTAR SUS OBLIGACIONES PRINCIPALES, QUE Entonces el comunismo no existía o estaba SON AQUELLAS DE LA SEGURIDAD DE lejos y no gravitaba; pero ocurrió lo mismo que NUESTRA PROPIA NACION” . hoy ocurre. Y la nueva táctica, no disimula ni Es decir, en su forma más descarnada y bru­ encubre el vicio consustancial de esta política tal, la revivificación del patemalismo, del pro­ de poder y de fuerza. Nuestra América, que a tectorado y de las intervenciones punitivas. El pesar de todos los pronunciamientos oficiales y Sr. Kennedy confunde muchas cosas. Entre mentirosos no es la de ellos, tiene un destino ellas el derecho que nadie le discute, a defender que le es propio. Le costará mucho dolor, en­ la seguridad de los Estados Unidos y la preten­ contrarlo y cumplirlo. Muchos errores comete­ sión de erigirse en policía mundial o de crear un remos y muchas torpezas y aún muchos críme­ coto reservado en nuestro Continente. Y lo que nes; pero queremos ser los creadores de nuestras es más significativo, porque revela los ocultos instituciones y sistemas, de nuestras formas de designios y razones de esta pieza acaso sin pa­ vida, sin convertirnos en cipayos y sin resignar­ rangón en los anales de la propia diplomacia nos a la sumisa condición de mitayos. americana, confunde seguridad nacional con de­ Como no podía ser de otro modo, el Presiden­ fensa de un sistema, con defensa del “american te Kennedy dedica muy largas tiradas a señalar way of life”,que nos lo quiere imponer a todos. el peligro del comunismo, de ese comunismo, Cabe responderle que también nuestra conten­ digamos de paso, con el que mantiene buenas ción no es inagotable; que en estos cien años úl­ relaciones y negocia, al tiempo que lo acusa. timos nuestra América ha sido la víctima del Y bien, sin ánimo de hacer juegos de ingenio, pretendido protectorado americano; que se ha cabe pensar que nadie trabaja más y mejor por querido atraernos y doblegarnos, con dádivas, el comunismo que la torpe y enceguecida diplo­ cuando lo que necesitábamos era que se nos pa­ macia americana. Ella se esfuerza en mostrar gara lo justo por nuestro trabajo; que preferi­ que el comunismo se vincula a todos los movi­ mos precios equitativos y estables para nuestros mientos de liberación nacional, así en el Congo, productos a empréstitos y donaciones; que al como en Argelia, como en Laos, como en nues­ socaire del gran imperio atento a su “destino tra América y empuja a los dirigentes y a las manifiesto” se han instalado y mantenido las peores y más sanguinarias dictaduras en el Sur; que ese imperio y sus agentes se cuentan entre los grandes factores de corrupción de nuestros pueblos, como es ejemplo concluyente la misma Cuba; que tenemos el inalienable derecho de elegir las formas y los modos de vida que más se compadezcan con nuestras tradiciones y nues­ tras características; que hemos llegado a la ma­ yoría de edad hace rato y queremos ser noso­ tros mismos con nuestros errores, con nuestras limitaciones y con nuestras virtudes; que, en fin, aspiramos a ser dueños de lo nuestro, Sin tener que pedirle permiso a la Casa Blanca, sin tener que contar previamente con el visto bue­ no de las grandes empresas monopolistas, cuyos sagrados intereses - ¿es el sistema a que alude el Sr. Kennedy?- mezclados turbiamente a una estrategia ajena, provocaron la ocupación de Pa­ namá, el bombardeo de Veracruz, las reclama­ ciones petroleras de 1925 y 1938, los desembar­ cos en Nicaragua, el asesinato de Sandino, las intervenciones en Cuba, la invasión de Guate­ mala y todo el resto. Cien años largos de suje­ ción, de explotación, de zalemas, de asifixia, de patemalismo humillante, de “capitisdiminutio” y de miseria. masas de esos movimientos —reléanse por ejem­ por las dos fuerzas mundiales en Brasil -cuya plo, en el último número, las declaraciones que marcha después de la independencia fue más pa­ Ferhat Abbas hiciera a la Sra. de Magariños, cífica y en algún aspecto más progresista que la para MARCHA- a echarse en brazos de Moscú. de la América Hispana- en Argentina y en Boli­ Con grosera y contraproducente mala fe, dicha via. En Brasil y Argentina aquellos calificados diplomacia, sus epígonos y lenguaraces, preten­ por la opinión británica y americana como dic­ de dividir al mundo en función de los bloques tadores buscaron cambiar radicalmente el orden o, lo que es más simple, de las dos grandes po­ establecido. Sus esfuerzos fueron rara vez aplau­ tencias y todavía agrava la torpeza y la mala fe, didos; más a menudo fueron condenados como cuando implícita o expresamente proclama que políticamente antidemocráticos y económica­ aquellos que no están con Estados Unidos están mente mal concebidos. Es pertinente sin embar­ con Moscú. Dicotomía suicida que ensucia las go preguntarse como el Dr. Vargas en Brasil, el aguas, perturba a las gentes y utiliza para impe­ General Perón en la Argentina, o el Presidente rar, la amenaza y la mentira. Paz Estenssoro en Bolivia, podían haber logrado América no es, ni será en el previsible tiem­ cualquier clase de cambio por procedimientos po que se acerca, comunista, y lo será menos, si básicamente extraños a las tradiciones de sus somos capaces de organizar una democracia so­ países y con los cuales ellos estaban seguros de cial. Depende de nosotros y depende de que Es­ ser derrotados por los intereses creados” . tados Unidos no reincida en querer impedirlo . “Hoy día América Latina está envuelta en Tal vez el dilema esencial que los tiempos nos una real revolución, la “revolution of rising ex­ plantean y le plantean es: o “nuestra” -palabra pectations” (según la frase de Adlai Stevenson). llena de contenido- revolución nacional o el co­ Sus jefes confrontan problemas que aterroriza­ munismo. Y eso deben saberlo, a poco que se rían a los dirigentes de las viejas naciones. Son inclinen sobre nuestra historia, nuestras estruc­ los problemas legados por la historia de Latino­ turas sociales, nuestra economía, los gobernan­ américa, historia que muestra cuán falso es juz­ tes estadounidenses o quienes son o se titulan gar a los latinoamericanos, a sus problemas, a sus asesores. Pero que nuestra América adopte las soluciones que ellos ensayan, de acuerdo con una u otra forma, le corresponde en definitiva, los modelos anglosajones”. decidirlo a ella y nada más que a ella, porque en El Sr. Kennedy, al parecer, no entiende a punto a lo temporal y todo cuanto refiere a las América Latina. Sus asesores tampoco. Es lásti­ formas de gobierno y a la organización de lo ma, porque el despertar puede ser trágico para económico, lo es, no hay verdades reveladas, ni todos. Cuando ascendió al poder nos permiti­ dogmas intangibles. La época de la Santa Alian­ mos, sin olvido de nuestra pequenez, confiar en za ya pasó. También, esperémoslo, la de Inquisi­ que sería capaz de no reincidir en los siniestros ción. errores de sus antecesores. Lo hicimos, acallan­ Por estos días (22 de abril) The Economist do nuestras dudas más íntimas, para que no se de Londres, cuya opinión debe ser insospecha­ nos acusara, una vez más, de pecar contra la es ble para el Sr. Kennedy, escribe con lucidez al peranza. Esa confianza se ha desvanecido. Lo¡ término de uno de los varios ensayos que dedica hechos con su lógica incontrastable se han im­ a nuestras patrias. puesto. No será grato el camino que les queda “Así fue que América Latina entró en el siglo por recorrer a los pueblos de América Latina. veinte con su estructura política completamen­ Lo sabemos. Pero también sabemos que después te incambiada, desde los días de la dominación de la sangre, el sudor y las lágrimas, después de Hispana y Portuguesa y su estructura económi­ la ola de calumnias y de mistificaciones y de ca modificada, donde fue modificada-, solamen­ apasionamientos enceguecedores, que ya ha co­ te por la incursión del capital extranjero y de menzado a difundirse, la verdad resplandecerá los inmigrantes extranjeros. Ninguna de estas y que nuestros pueblos conquistarán, al fin, con influencias fue portadora de tradiciones libera­ su sacrificio -única conquista valedera- y a les. La América Latina, quedó a merced de las despecho de los gobiernos títeres, renuentes y fluctuaciones de los mercados mundiales” . cautos que disimulan con su silencio la cobardía “Los incendios de un cambio político, eco­ para dar la cara al reto, su auténtica, su necesa­ nómico y social, fueron finalmente avivados por ria liberación. la exasperación en México, se extendieron co­ mo un resultado del desequilibrio producido MARCHA, 28 de abril de 1961. Murieron por nosotros

uanto ocurre en Santo Domingo no pue­ pereza, nuestro desorden, trabajan a favor del de, ni debería sorprender. Se ajusta a la enemigo. lógica del sistema. Sin duda los hombres El nudo del drama es claro. Los agonistas Cpesan. Pero dado un sistema y al margen de ma­ también. tices, sólo caben, en definitiva, dos actitudes: Al Sur la pobreza, la debilidad, la desunión y servirlo o combatirlo. Las maneras de servirlo o la retórica. combatirlo puden variar y ahí los temperamen­ Al Norte la riqueza, la fuerza, la unidad y el tos o las inclinaciones personales influyen.Más, pragmatismo. despojada la acción de todo lo perecedero y Para el Norte, el Sur es el vecino miserable, transitorio, de cortezas y colores, queda luego desastrado e inepto, proveedor de materias pri­ el cerno. mas, siervo atado a la gleba, que necesita direc­ Johnson, politiquero mañoso, hipócrita y ción y tutela y capitales y técnica. El dinero y mediocre, no es ninguno de los Roosevelt. Ni el sermón; el capitalista y el puritano coinciden. Teodoro, brutal conquistador, rebosante de Salvar a las almas y proteger a los negocios. Pe­ energía y de cinismo, ni Franklin, aristócrata ro el diablo ronda. El diablo que busca también con visión universal. Tampoco, claro, tiene se­ conquistar esas almas y desbaratar los negocios. mejanza con Kennedy que intuyó las fallas mor­ Para redimir a unas y conservar a los otros, es tales del sistema y fue, al fin, simbólica y acaso necesario prohibir la entrada del diablo, levan­ realmente, una víctima del mismo. tar un muro que impida la propagación de la Desde un punto de vista histórico, todos, por peste. Estas tierras del Sur, pertenecen por ra­ supuesto, han servido, aunque parezca paradóji­ zones geográficas y derecho inmanente al Nor­ co, nuestra causadla causa de nuestra liberación; te. El Norte dicta la ley y vela por la suerte y pero más la sirven quienes como este Johnson, la redención de los pecadores del Sur. Incapa­ o como el primer Roosevelt, se despojan de ve­ ces los dichos pecadores de salvarse por sí mis­ los y máscaras. El sistema en ellos, es el sistema mos, a riesgo siempre de perderse definitiva­ en toda su desnudez. Que no se dejará “ente­ mente, necesario es que vengan en su ayuda rrar” , sin combatir. Y no nos dejará levantar ca­ sermones y dólares y también, claro, cuando sea beza sin que nosotros combatamos. menester, porque la justicia sin fuerza es una Como Sartre lo decía en el último número irrisión, las tropas de desembarco. de MARCHA, el diálogo no es posible. Agrega­ Este maniqueísmo de historietas, esta con­ mos, sin perjuicio de reconocer las necesidades cepción simplista de la lucha entre el bien y el cotidianas de los contactos, que el diálogo pue­ mal, aparece a todo lo largo de las relaciones del de servir para debilitarnos a nosotros, si perde­ Sur con el Norte. Desde la doctrina Monroe has­ mos el rumbo y olvidamos el objetivo, si no te­ ta el discurso Johnson. Varía la denominación o nemos conciencia clara y permanente de am­ el ropaje del diablo; pero siempre es contra el bos. Debilitarnos, por la corrupción o la ilusión. ángel de las tinieblas, disimulado bajo distintos Nuestra miseria, nuestra imprevisión, nuestra rostros, que levanta su espada flamígera y ven­ gadora el ángel de la luz. Nuestro ángel de la Como es elemental, esa relación sólo puede guardia. modificarse si se modifican las fuerzas mismas. El diablo, ducho en artimañas, cabalgaba por Dos es la cincuenteava parte de cien. Si dos pa­ ejemplo, en las filas de los desharrapados revo­ sa a ser diez se convierte en la décimaava parte lucionarios mexicanos o encarnó en Sandino. El de cien. diablo, combatió mano a mano con Bunau Vari­ Nuestra tarea primordial pues, es fortificar­ lla hasta que éste -Roosevelt mediante- pudo nos y mirar con desconfianza y recelo todo arrancarle el Canal de Panamá; el diablo estuvo cuanto venga del enemigo. en la voladura del Maine. El diablo es,—ubicuo 6Por qué Estados Unidos es nuestro enemi­ y transhumante y eterno- Pancho Villa y Pe­ go número uno? ¿Necesita demostración? Lo rón, Arbenz y Goulart. Por suerte, ahora, mal­ es, porque sus intereses no sólo no coinciden trecho y acorralado,el diablo ha perdido su dis­ con los nuestros. Se oponen a ellos. Nadie, sal­ fraz. El diablo es el comunismo. Todo cuanto se vo un suicida, y Estados Unidos no lo es, puede oponga a Estados Unidos es diabólico y comu­ admitir que el enemigo crezca en casa. América, nista. toda América, es para Estados Unidos “su casa” . Marx consideraba que la historia es la histo­ ria de la lucha de clases y que a la postre sólo Por razones estratégicas debe disponer de quedarán dos clases frente a frente. Por recón­ nuestras tierras como si fueran propias. Sin tra­ ditos caminos, la filosofía política de los Esta­ bas ni ataduras. dos Unidos, parecería reconocer la existencia de Por razones económicas que se vinculan a las un enfrentamiento y una dualidad semejantes; razones estratégicas, no puede permitir que nos pero que sólo es una burda caricatura de la con­ desarrollemos lo bastante para ser libres. Nues­ cepción marxista. Toda la historia sería la si­ tra libertad pone en peligro a la suya. nuosa trayectoria de la lucha entre el Bien "y el Por tanto es de su interés vital, mantenernos Mal, entre Dios y el Diablo. Ahora los conten­ en tutela. Necesita clientes dóciles, limosneros dientes ya se muestran a la clara luz del día. La en situación de dependencia. Y al tiempo que historia ha desembocado en ese combate sin con una mano da, con la otra alienta nuestra pe­ equívocos. Estados Unidos es el Bien; sus anta­ reza, y nos abre, sin dejar de criticarlo,el cami­ gonistas el Mal. Todo aquel que no está con no de la facilidad y el despilfarro. Gana así Estados Unidos está con el Mal. Hay que optar siempre: refuerza la sumisión y asume el papel sin vacilaciones. La “neutralidad” es un crimen. del salvador que corre para evitar el derrumbe El resto del mundo, los intereses específicos, los del pródigo. modos de vida, las tradiciones, las costumbres, Hemos dejado de ser países, si es que alguna la organización, los sueños, las virtudes, los de­ vez lo fuimos. Sobre nuestras tierras planea la fectos de todos los demás, países y tierras, no augusta sombra; A su amparo vivimos, morimos cuentan. O el “american way of life” , Biblia ep y velamos nuestro frustrado destino. Gracias a mano y dólares en bolsa, o el comunismo. Euro­ sus dádivas y empréstitos pagamos nuestros pre­ pa no existe, Africa no existe, América Latina supuestos, hacemos nuestras obras públicas, ar­ no existe, Asia no existe. Sólo Washington y mamos nuestros ejércitos, disponemos de algu­ Moscú y pronto esta dicotomía se extenderá a nos barquitos de guerra y de algunos aviones los astros y a los asteroides si es que antes el obsoletos, evitamos la caída de nuestras mone­ diablo no es empujado para siempre, al fondo das, de más a más atadas al dólar, mantenemos de las sombras. laboratorios y universidades, levantamos casas y hasta nos atrevemos a hacer reformas agrarias y * * * elaborar planes de desarrollo. Todo dirigido des­ de el Norte, todo controlado desde el Norte. Las normas y el estilo de vida nos los sirven Santo Domingo, otra vez víctima, es otra vez -pulidos y brillantes— en obleas o por gotas las testimonio. Testimonio de una verdad que los agencias telegráficas, los diarios, las radios, los hechos tozudamente muestran . Estados Unidos canales de televisión, el cine. Conocemos el no es el Mal ni el Bien. Estados Unidos es nues­ mundo exterior, nos “conocemos” a nosotros tro enemigo, nuestro enemigo número uno. Y mismos a través de los medios de información lo seguirá siendo, inevitablemente, mientras la de Estados Unidos. La verdad en pildoras o la relación de fuerzas sea la misma. mentira en dosis masivas que esos medios de in- formación nos sirven, constituyen nuestro ali- Son los encargados de conquistar las almas y mentó. decorar la empresa corruptora y castradora. Toda una enmarañada organización, toda una Nunca, creemos, ha habido en el mundo una deletérea conspiración que trabaja sin respiro, empresa de conquista de magnitud semejante, en silencio y con eficacia, nos rodea. Pensar sin que haya dispuesto de tan ingentes recursos, ha- ayuda de las fórmulas que esas organizaciones ya utilizado tan variada gama de métodos de pe- difunden, es herejía. Vomitar las píldoras, cri- netración, haya trabajado con tanta tenacidad y men.Ycondenarse por los siglos de los siglos a la eficacia. Ni el imperio romano, ni el imperio es- muerte civil. Al exilio en la propia tierra. La con- pañol, ni el imperio británico. juración de los “made in U.S.A.” , no perdona. Difícil es que gentes de otras tierras, aunque Una profusa cadena de capillas y almacenes, sean también del tercer mundo, comprendan el cuida de la fe. Es una espesa telaraña que insen- poderío y las características de esta lenta, sutil sibiliza a los que caen en su red y los deja vege- y venenosa penetración que nos roba el alma, tar si no los considera peligrosos. # # # La O.E.A., la Junta Interamericana de De­ fensa, el CIES, la Alianza para el Progreso, el Tal es la negación.Pero asoma la negación de BJ.D. y decenas de otros institutos, són otras esta negación. Porque la conquista y los con­ tantas ramificaciones de la misma iglesia, sedi- quistadores también tienen en sus propias tie- cente regionalista, que pretende atar al destino rras de origen, fisuras y ellas han de ensancharse de América Latina al destino imperial de los Es- al paso del tiempo. tados Unidos. Porque la conquista -caso de Santo Domin- A1 servicio de esos organismos y a través go, hoy, caso de Guatemala, de Cuba, de Vene- de ellos al servicio de Estados Unidos, actúan, zuela y de Brasil, ayer-, se ve obligada,en oca- con conciencia o sin ella de su triste condición, siones, a abandonar los senderos, oscuros y centenares de “técnicos” . calmos, mostrarse a la luz del día en todo su re- pugnante horror y revelar la farsa e hipocresía o con el tejano, otro tejano y muy almirante del sistema. Los interventores que se dicen in­ William Reborn. Pero nuestro deber hoy y tervenidos. Los fariseos que ignoran Bahía de aquí, el deber de todos los latinoamericanos Cochinos y claman por las armas encontradas al que no se hayan dejado ganar por la pudrición, azar en una playa. Los demócratas que festejan el escepticismo o la resignación, es, cualesquiera los motines del gorilaje. Los juristas y comisio­ sean las circunstancias y los azares, uno solo: re­ nados que hoy, lacayos y refrendadores del sistir y combatir. amo, en la patria de Bosch, se codean con los No ganaremos el cielo con oraciones. Lo ga­ marines dedicados a la caza de brujas entre el naremos con actos. humo, las ruinas y la sangre y proyectan para exculpar al asaltante, la intervención unilateral. * * * El crimen no es del amo. El crimen -d ice n - es de todos nosotros, los cipayos. Y tienen razón. Saludemos con emoción á los hermanos Porque además, conquista y conquistadores, muertos en Santo Domingo. Su sacrificio dará están creando en el país de origen y en los paí­ nuevo ardor a los tibios; abrirá los ojos a los cie­ ses sometidos y anestesiados, las condiciones, gos; empujará a los remisos. Su sacrificio es tes­ para la rebelión, las antitoxinas. timonio y revelación. La conquista lleva en su seno a los que la Sea con ellos nuestra gratitud. Cayeron cara conquistarán. Y día a día así se comprueba. La al enemigo común en defensa de un derecho sujeción empuja y empujará a la rebeldía. Es que nos es también común: el de determinar una ley, si de leyes puede hablarse, histórica. nuestro destino. Muertos nos enseñan el camino Toda la política imperial de los Estados Unidos de la vida. Derrotados preparan nuestra victoria. está irremediablemente condenada. A pesar de Murieron por nosotros. los dólares, a pesar de los “marines” , y a pesar de la CIA con Alien Dulles, con John Me Cone MARCHA, 7 de mayo de 1965.

b l *descuentos especiales a docentes e investigadores* CUBA Y LA ALIANZA PARA EL PROGRESO

Las declaraciones de Fidel Castro

idel Castro, se ha declarado marxista-leni- ha dicho, con graciosa condescendencia pontifi- nista. Habría prometido la instauración cial, vocación para ser engañados. de un régimen comunista pasados los pró­ Bien está que así sea. Es lógico que así sea. Fximos treinta años. Habría agregado que No sus nos sorprende pues. Ni nos sorprende ni per­ convicciones de hoy son sus convicciones de deremos el tiempo, que ya no nos sobra, en ayer y que se creyó obligado a ocultarlas, para contestar a esos ataques, en satisfacer curiosida­ no comprometer el éxito del movimiento del des que se creen maliciosas. Nada que perder, cual es jefe y, al parecer, omnímodo. nada que ganar, diremos lo que tenemos que Estas declaraciones sin duda, insólitas y para decir. Y que la jauría aúlle. Es su destino. El de muchos inexplicables, han provocado un verda­ otros y el nuestro, ha sido el de oir a lo largo dero torbellino. En el exterior y aquí. Como es del camino y de los años, esos aullidos. ¿Qué habitual aquí, todo el complejo problema que nos puede hacer, cuando los días se ácortan, las tales declaraciones y la misma revolución, volver a oírlos? Han llegado a sernos familiares. plantean, se ha reducido a la minúscula escala Si nos faltaran los extrañaríamos. Y hasta pue­ de las querellas de campanario y se ha aprove­ de que empezáramos a desconfiar de nosotros. chado la oportunidad, para lanzar dardos, ven­ gar agravios, dar libre carrera a rencores y resen­ * * * timientos. La jauría se ha lanzado al camino jadeante y espumajosa, a la búsqueda y persecu­ idel Castro, ¿ha dicho lo que se le atribu­ ción de los que tuvieron el atrevimiento -entre ye? Que con su pan se lo coma. Razones ellos nosotros— de defender la revolución cuba­ tendrá, “sus razones”, para decirlo. Pero na y de condenar la intervención extranjera en Fesas “sus razones”, no son las nuestras. Y nunca la isla, intervención que culminó en el crimen lo fueron. A lo largo de cuarenta años de prédi­ hipócrita de la invasión de Playa Girón. A los ca, machacona y tediosa, a lo largo de los vein­ políticos y periodistas de la muy fiel y recon­ tidós años de MARCHA, no hemos variado de quistadora ciudad de Montevideo, no les preo­ posición. Y a pesar de sus hazañosas empresas, cupa estudiar el hecho cubano, medir sus con­ no ha de ser, por cierto, Fidel Castro que no ha­ secuencias, hundirse en sus raíces, colocarlo en bía nacido, cuando ya nos entreverábamos en el la hora y el espacio actuales. Les preocupa sólo, combate contra el imperialismo, el que pueda cada uno tiene las preocupaciones que merece, hacernos variar de opinión, cambiar de rumbo. vengar sus minúsculos odios, y proferir estri­ Ni Fidel Castro, ni dicho con los respetos debi­ dentes grititos de satisfecho amor propio: Fidel dos, Juan Pérez. No nos ciega la vanidad - ¿qué Castro es comunista. Siempre lo fue, como lo vanidad? Señor- y no pretendemos colocarnos anunciamos. Y quienes dieron, con limpieza o a la altura del Jefe revolucionario. Reivindica­ sin ella, su apoyo a la revolución cubana o son mos únicamente el derecho a decir nuestra ver­ comunistas también declarados o encubiertos o dad, la verdad por la que hornos combatido cretinos más o menos útiles, o tienen, como se siempre, el derecho a morir en paz, abrazados a esa nuestra modesta, entrañable verdad. Señora y escudo; estímulo y guía. * * *

Limpiemos el camino. ¿Qué tiene de extra­ ño y de aberrante y dé condenable, que Fidel Castro se declare marxista?. ¿Acaso la Iglesia de la libre empresa, con sus sacristanes y sus pasto­ res, pretende crear también un índex e imponer prohibiciones y censuras a los fieles' y aún a quienes no lo son? Se puede ser marxista o no serlo, se puede estar rabioso, si se quiere, o no estarlo; pero nos atrevemos a afirmar que nadie puede tener un conocimiento cabal del mundo contemporáneo sin haber pasado por Marx. Guste o no guste. Y aunque sorprenda a los ci- payos y a los burguesitos temerosos, hoy, aho­ ra , las nuevas generaciones de economistas for­ mados en el mundo occidental, han vuelto a Marx. Por aquella necesidad de transitar por sus densas páginas. Por aquella necesidad de inter­ pretar y comprender el mundo de nuestros días. Para continuar por el camino, son los menos, que Marx abrió o contribuyó decisivamente a ensanchar o para enriquecerse con su lectura y completarla, y renovarlo, y mostrar sus profe­ cías fallidas y combatirlo. Marx, domina, todo el ditado a Marx, es imposible comprender a la aluvión de ideas económicas de la última mitad América Latina de nuestros días. Pero - y he del siglo XIX y de la primera mitad del siglo aquí una diferencia esencial desde el comien­ XX. No se le puede evitar, con rodeos. Hay que z o - creemos —creencia fortalecida a través de pasar por él. Si no, subsiste un vacío que desna­ muchos años- que las soluciones actuales para turaliza y vicia todos loS desarrollos. el mundo actual no están todas en Marx y que Pero se nos permitirá agregar, que las decla­ los planteos y soluciones que exige el presente, raciones de Fidel Castro, al respecto, tienen un en América tampoco, mucho menos, están en pueril sabor religioso. La puerilidad de los cate­ Marx, al alcance de la mano, vivitos y perfectos. cúmenos, que se creen capaces de llevar en el La gran tarea, la heroica, difícil, oscura tarea, hueco de la mano todas las verdades y todas las aquí en nuestras tierras, es crear una “teoría” explicaciones. Cuando Castro habla de socialis­ que se ajuste a nuestra realidad. Es decir, descu­ mo científico y de las leyes inmutables de la brir las leyes que se aplican a nuestros fenóme­ economía - Castro y también Guevara o Dorti- nos propios. Levantar las hipótesis, sujetas en el cós, pongamos por caso-, puede que rebosen devenir constante a la confrontación con otras de fe y aún que la acrecienten. En puridad de hipótesis, que nos ayuden a descubrir lo esen­ verdad reeditan los dichos y ritos de los prime­ cial de nuestros hechos. Para intentarlo -labor ros soldados y predicadores del movimiento no de un hombre, labor no de una generación, obrero. Creen en lo que acaso ya nadie, en el sino acaso de varias, a menos que surja el pensa­ campo socialista cree. Toman de Marx lo eter­ dor genial-, es necesario, sin duda, acercarse a no y formal y definitivamente caduco, y olvi­ lo que otros y en primer término Marx, pensa­ dan o dejan a un lado lo todavía vivo y sustan­ ron y dijeron frente a otras estructuras y otras cial. Están atrasados - y no se trata de modas y épocas. El camino del pensamiento es continuo. que se nos excuse señalarlo- cincuenta años, Pero limitarse a trasplantar y repetir lo que por lo menos. otros dijeron, o imaginaron, es y ha de excusár­ Sin haber leído a Marx no se puede entender senos que lo señalemos otra vez, ingenuidad de al mundo contemporáneo; sin haber leído y me­ catecúmenos, puerilidad de pensamiento, colo-

j nialismo intelectual, en fin. Nadie puede pensar en política, no tienen, ni pueden tener justifica­ por nosotros. Es deber al que no podemos re­ ción y perdón. nunciar. Tenemos que cumplirlo nosotros, no­ ¿Qué busca el Sr. Castro, si es que delibera­ sotros mismos. Y cumplirlo en las peores con­ damente busca algo? ¿Perder el apoyo de Amé­ diciones, en las condiciones menos propicias rica Latina, de los pueblos de este Continente, para la meditación y el estudio. Hundidos en de los pocos o muchos gobiernos -incluido el el barro pegajoso de un continente caótico, nuestro, seamos justos- que han frenado la que no ha aprendido a pensar y que desprecia el intervención? ¿Irritar al tigre que lo tiene ahí pensamiento, obligados a dar el frente a la an­ no más en acecho? ¿Provocar en un desplante gustia cotidiana, cercados por los poderosos, de heroicidad, la invasión? ¿Colocar a Moscú traicionados por los “snobs”, calumniados por frente al hecho consumado y obligarlo a pres­ los satisfechos, ridiculizados por los frívolos in­ tarle respaldo y apoyo? Todo esto huele a bra­ geniosos, siempre con el caballo de la rienda. vata y lo que es peor a gesto desesperado. Si Nuestra “teoría”, nuestras “teorías”, no se in­ estas son las hipótesis o las alternativas que se cubarán en los laboratorios. Surgirán, si es que mueven detrás de sus palabras, creemos, y nos han de surgir, en la larga y agotadora marcha, aventuramos a decirlo, que el error de Fidel entre el ataque y la defensa, en la guerrilla sin Castro, es trágico. Sin el apoyo de América La­ pausa y sin piedad, sin limpieza, de todos los tina, sin la protección cautelosa, mediatizada o días, de todas las horas. Pero algo quedará, al­ tímida de los gobiernos, de algunos gobiernos go quedará y otros tal vez dentro de poco, pue­ de América Latina, la revolución cubana no tie­ dan ponerse a mirar los horizontes lejanos, en ne salvación. El desafío es un desafío suicida. Y algún respiro, en algún recodo de la áspera y tenemos motivos para creer, —basta leer los re­ apasionada aventura trashumante. ticentes telegramas llegados- que el esperado apoyo de Moscú, a menos que éste quiera ir a la * * * guerra total, no pasará de ciertos límites pru­ dentes. En el complejo y vasto juego internacio­ idel Castro habría condenado al “terceris- nal, Cuba puede significar un peón más. Pero el mo” y habría confesado o declarado,im­ movimiento de ese peón se inserta en una estra­ plícita o expresamente, su adhesión al tegia general. Y el Kremlin, tiene muchos inte­ Fbloque socialista. De la “teoría”, pasamos a la reses en su mano y los hombres que dirigen la acción: del marxismo-leninista a la vinculación política soviética son |o suficientemente astutos, con uno de los bloques. experimentados, sagaces y fríos, para compro­ El Sr. Castro, sus razones tendrá,repetimos, meter en la defensa de un peón, toda la partida. a menos que haya procedido por uno de los im­ Y deben poseer, además, un vasto repertorio de pulsos emocionales que parecen caracterizarlo y fórmulas, para salvar las apariencias y escurrir que siempre nos hicieron desconfiar de sus con­ el cuerpo. diciones de gobernante. Los caudillos no suelen Pero ésto es lo inmediato y mudable, el jue­ ser estadistas. Los héroes —y empleamos el tér­ go cotidiano, la aventura o el riesgo transitorio. mino en un sentido generoso y amplio— se sien­ Está lo otro y lo otro es lo más importante. Lo ten trabados en la faena, tenaz y humilde, de otro es lo que traza la línea divisoria. manejar pueblos. El escenario los llama y el No somos comunistas y no lo somos por alarde espectacular les perturba, a veces, el jui­ convicción y no por odio cerril o miedo repug­ cio. Gobernar es elegir; pero gobernar también nante , o sucios intereses. Hasta es posible que es saber callar. para los comunistas criollos, no obstante nues­ Desde el punto de vista puramente político, tra modestia, nos contemos entre sus peores la presunta y hasta ahora no desmentida, decla­ enemigos. Y quizá no tarde en verse, que nos ración de Fidel Castro, nos parece una torpeza, endilguen las mismas monsergas y calificativos una torpeza de la peor especie, porque compro­ despectivos, con los que, en otras oportunida­ mete el destino de la revolución y las posibilida­ des, nos decoraron y honraron. Por ejemplo, en des de liberación de América Latina. Cuando se 1942, cuando ciertos “antikomunistas” de aho­ trata de jugarse la propia piel, las torpezas no ra, corrían a ofrecerles en bandeja la bandera cuentan o cuentan poco. Cuando se trata de nacional, o bendecían y aclamaban desde lo jugarse la piel o el porvenir de los demás, las alto de su empinada frivolidad sin redención, las torpezas son inexcusables. Ese tipo de errores, purgas de Stalin. Y como no somos comunistas y como no cilidades se escriben? No hay tal .tercerismo. creemos que la gran empresa de liberación de Hay, pura y simplemente, conciencia de que ' América Latina pueda hacerse bajo directivas América Latina tiene un camino propio. Hay, comunistas y dentro de moldes comunistas, las pura y simplemente, la convicción de que nues­ supuestas declaraciones de Fidel Castro, nos re­ tra política interna e internacional, debe ajustar­ sultan doblemente torpes y peligrosas. Sin que­ se a nuestras necesidades, a nuestros intereses, a rerlo —no le inferimos el agravio mezquino que nuestras conveniencias y a nuestros planes. Hay, él habría lanzado contra los que tienen otra pura y simplemente, el deseo de pensar con concepción de la lucha anti-imperialista-, Fidel nuestras cabezas y de trabajar con nuestras ma­ Castro le hace hoy y aquí, en este año 1961, en nos, sin sujeciones, sin tutorías, sin paternalis- este Continente traicionado, aherrojado e in­ mos, sin órdenes ajenas. No somos por razones quieto, el juego al imperialismo. Como otra vez históricas, económicas, geográficas, un conti­ dijimos, alisa el palo para que lo golpeen, para nente agresor. Formamos parte de un mundo que nos golpeen a todos. explotado por las grandes potencias industria­ Algo más. El Sr. Fidel Castro habla en tono les. Por la vía de un nacionalismo auténtico y despectivo, el mismo tono despectivo que pone hasta feroz, debemos reivindicar lo nuestro y un rictus en la boca y el alma de ciertos cipa- tener la suficiente habilidad para desplazarnos yos, del tercerismo. Y eso después de haber en­ entre los grandes que nos acechan y quieren uti­ viado a Dorticós a la reciente conferencia de los lizamos y para servir con nuestra decisión de ser países del tercer mundo, lo que es por lo menos, independientes, a la causa universal de la paz. una contradicción, cuando no una hipocresía. O el tercer mundo cumple esta misión, la Y bien; ¿qué es eso del tercerismo, con el más alta tal vez que la historia pudo confiarle, o cual nos castigan, día a día, los oídos? Sí, ¿qué el tercer mundo volverá a ser presa de las gran­ es eso del tercerismo, sobre el cual tantas imbe­ des potencias. Aliarse a uno de los bloques, en- tregarse a uno de los bloques, brazos y piernas al mundo contemporáneo. Sin cabal noción del ligados, es traicionar -empleamos la palabra sa­ fenómeno imperialista -fenómeno económico biendo lo que decimos- nuestro destino. Lo y social y político y no creación de la buena o traicionan así, quienes le hacen coro servil a la mala voluntad de los hombres- no se puede Washington, cabeza del imperialismo más cerca­ comprender a nuesta América. Y si no adquiri­ no; lo traicionan también quienes se disponen a mos la convicción profunda de que el imperia­ hacerle coro a Moscú, quienes le hacen coro a lismo cualesquiera que sean sus formas y apa­ Moscú y actúan en el ámbito nacional al'son de riencias, es el enemigo número uno de nuestros las marchas y contramarchas del Kremlin. Quie­ pueblos, toda acción está destinada a perderse nes fueron, porque la superioridad mandaba,le­ en el vacío, a diluirse en la retórica. Y si debe­ ninistas ayer, stalinistas después, durante los mos buscar con ahinco a la luz de los campa­ treinta años largos del ahora denunciado terror, mentos y al trote y galope de los caballos, nues­ jruschovistas más tarde como pudieron ser mo- tra “teoría”, también debemos trazarnos para lotovianoso malenkovianos o berianos, si la rue­ la lucha, nuestra táctica y nuestra estrategia y da de la historia no hubiera girado como giró. formar con amorosa paciencia nuestros cuadros, Con directivas internacionales no es posible, cuadros con alma y conciencia de su responsabi­ hacer revoluciones nacionales y lo que América lidad, cuadros endurecidos y acrisolados, que Latina necesita es eso: una revolución nacional. no conozcan el desánimo, la lasitud y la desespe­ ranza, que desoigan el llamado de las flaquezas * * * y las novelerías, que sepan el camino duro y pe­ leen, sin aguardar recompensa o justicia para icho lo cual y dicho largamente contra el ellos mismos. Que peleen por y para los inevita­ consejo de Gracián, agregaremos: bles amaneceres lejanos. “Cauce hondo y ma­ drugada remota”. DLas revoluciones perviven y los hombres Y para que no subsista equívoco alguno y pasamos. La revolución francesa no es la cadena aunque pueda parecer -que no lo es- un deta­ de crímenes o errores de Marat o de Robespie- lle, decimos aún: Cualesquieran sean las etapas rre o de Mirabeau. Nuestra primera revolución que le queden por recorrer a la revolución Cu­ emancipadora, no es la acumulación de las tor­ bana, cualesquiera sean las formas políticas o pezas, las traiciones, y aún los crímenes, de al­ sociales que adopte, seguiremos aferrados al gunos o muchos de los que la condujeron. principio absoluto de no intervención, seguire­ En el vasto devenir histórico, por encima de mos defendiendo el derecho de los pueblos a la los hombres, tan vacuos en ocasiones, tan vani­ autodeterminación. No le haremos el juego al dosos siempre, están los pueblos, está la tierra, imperialismo. No hipotecaremos lo esencial por está el misterioso hilo conductor que lleva de lo precario. No canjearemos el hueso por la las entrañas de la angustia, siempre más lejos, sombra. siempre más lejos, hacia la tierra prometida nunca alcanzada. Navegar es necesario, vivir no * * * es necesario, como lo decía la altiva divisa. En, el contexto general de la historia de nuestro ley de juego está todo dicho. Mal dicho continente, la revolución cubana, con sus erro­ quizá, porque el tema es vasto y las preo­ res, con sus torpezas, con sus crueldades, es una cupaciones muchas. Pero había que decir­ etapa fundamental. Muertos los hombres, calla­Alo. Esta es nuestra verdad, la verdad que ha sido das las pasiones, de ella sobrevivirá lo auténtico. la sal y la luz y el consuelo de nuestra vida. Aun­ Y por eso hoy, sin quitar ni poner punto ni co­ que todo se derrumbe a nuestro lado, seguire­ ma a cuanto hemos dicho, reiteramos nuestro mos combatiendo por ella. Cuando se está juga­ apoyo a la gran empresa liberadora que se puso do se adquiere una libertad embriagadora. Nada en marcha. También repetimos, y por centési­ a ganar; nada a perder; nada a comprometer; na­ ma vez, que para nosotros el cogollo de nuestra da a temer. Y después: la tierra, la eternidad y fe es el anti-imperialismo. De nuestra fe y, por el silencio. supuesto, de nuestra interpretación de la histo­ ria y la evolución de América Latina. Sin leer a MARCHA, 8 de diciembre de 1961. Marx, dijimos antes, no se puede comprender D igam os nuestro mensaje

enemos que volver sobre el tema, aunque escribir este artículo, no hemos podido obtener­ nunca segundas partes fueron buenas, su­ lo, a pesar de nuestros requerimientos. Puede puesto - y no lo suponemos - que la pri­ que llegue a nuestras manos a media tarde. Tmera lo haya sido. Tenemos que volver, sinY bien, corresponde decir: apartar los ojos de nuestra tierra, porque el in­ Que seríamos los primeros en felicitarnos de cierto destino de ésta, se vincula más a lo que que Fidel Castro, no hubiera dicho lo que se le ocurre en Cuba o puede estar más determinado atribuye. Si los informantes m intiéronla causa, o influido, por lo que allí sucede, que por los nuestra causa, habría ganado otra batalla; impuestos que se acaban de votar o por la pró­ Que es lamentable, que la versión difundida rroga de los desalojos que por enésima vez se ha por las agencias no haya sido desmentida de in­ decretado. mediato; Como era previsible nos han inundado las Que, por razones de prudencia y probidad, cartas. No todas, por cierto, de protesta. El an­ hicimos nuestros desarrollos, utilizando respecto daluz del cuento á quien le preguntaban cómo a las presuntas afirmaciones de Fidel Castro, el le había ido en su faena, decía que las opiniones condicional; estaban divididas: unos* hablaban mal de su pa­ Que, por último, hayan sido o no expuestas dre; otros, mal de su madre. Nosotros hemos te­ las tesis que impugnamos, de todas maneras, al­ nido la suerte de recoger algunas aprobaciones y gunos de los planteos que hicimos, a la luz de entre ellas, por ejemplo, la conmovedora epísto­ otros elementos preexistentes, tienen -como el la de Frugoni que damos en esta misma edición. mismo Frugoni lo reconoce— siempre vigencia. Por otra parte, El Popular nos ha hecho el b) Habríamos juzgado a Fidel Castro con honor de dedicarnos dos editoriales. Hay que cierto tono despectivo y matiz peyorativo. La reconocer que el autor de los mismos -recono­ acusación o la observación, nos parece injusta y cerlo y destacarlo- no se dejó arrastrar por la totalmente errónea. Basta leer cuanto escribimos pasión y que supo mantener el debate en un o releerlo. Calificamos a la revolución cubana plano y tono, de limpieza y altura. Lo cortés no de “gran empresa liberadora” . Utilizamos al ha­ quita lo valiente. El saludo al adversario, no blar de Fidel Castro, la palabra héroe. Y lo es, acorta la separación. Dicho lo cual, conviene re­ río porque nosotros le adjudiquemos ese título, sumir -puestas a un lado ciertas injurias que al­ sino porque bien ganado se lo tiene, con sus ha­ guna carta nos transmite— las objeciones hechas. zañas. Mientras él hace revoluciones, nosotros a) Habríamos dado un juicio apresurado so­sermoneamos. bre la base de informaciones de agencias enemi­ Pero decirlo y reconocerlo, no nos exime gas y antes de conocer el texto auténtico dél también de decir lo que pensamos sobre ciertos discurso. Frugoni alude en su nota, a la posibili­ hechos, ciertas actitudes y ciertas opiniones. La dad de que las opiniones que se ponen a cargo hagiografía no es nuestra especialidad y el respe­ de F, Castro, sean fraguadas, constituyan un in­ to no puede embotar la razón y torcer el juicio. fundio más. c) Habríamos incurrido en algunas contradic­ El discurso lleva quince días de pronunciado ciones. ¿Cuáles? El Popular, por ejemplo, afir­ y todavía hoy, jueves de mañana, a la hora de ma, que al tiempo que nos declaramos partida- rios de la autodeterminación, condicionárnosla aventar retóricas y mitos: si la diplomacia lovlá* defensa de la misma, a que no se irrite al tigre. tica considera que en determinado momento Es un argumento, polémico, sobre el cual por debe sacrificar a Cuba para salvar al mlimo suerte no se insiste; pero no es verdad. No he­ tiempo o en el porvenir, otras posiciones que en mos establecido condición alguna. En el plano el tablero puedan significarle más, lo hará. Y doctrinario la autodeterminación y la no inter­ agregamos para asombro de idealistas ingenuoi, vención, son, para nosotros, y no es ahora que que, desde su punto de vista, sea el nacional so­ lo decimos, principios monolíticos, sin fisuras. viético, sea el de la revolución mundial, está Porque entendemos y sabemos una larga expe­ bien, o es natural y legítimo, que así lo haga. riencia nos lo enseña- que por las fisuras no es­ Perogrullo antes de dejarse dominar por los “in­ caparemos nosotros. Por las fisuras entrará el telectuales”, de igual modo hubiera pensado, enemigo. Sólo hemos dicho algo más simple y aunque no conociera historia antigua ni moder­ de elemental sentido común. Debe hacerse todo na, con su abundante floración de ejemplos co­ lo que tiene que hacerse, sin temor a las conse­ rroborantes. cuencias; pero sin provocaciones inútiles y sin alharacas inconducentes. Valen los hechos. No * * * las palabras. Obras son amores. Ciudadano libre y sin responsabilidad de gobernante, puedo y omo no creemos mucho o creemos poco debo decir cuanto me plazca. Gobernante, debo o no creemos nada, en la eficacia de las hacer cuanto crea necesario y callar todo lo que Cpolémicas periodísticas, y menos a ocho pueda perturbar, inútilmente, ese logro. Ciuda­ días vista, polémicas que suelen convertirse en dano, puedo decir de Kennedy o de Frondizi diálogos de sordos, dejamos el examen de las cuanto me venga en gana. Gobernante, sólo debo críticas y observaciones y pasamos a considerar decir lo que sea preciso decir y sobre fodo no otros aspectos, ya, hasta si se quiere, al margen decir aquello que además de ineficiente pueda del propio discurso de Fidel Castro. levantar obstáculos o crear dificultades innece­ Preguntémonos entonces, una vez más, para sarias. Por el Gobernante, habla su pueblo o de­ disipar, lúcida la cabeza, sombras y nubes: ¿de bería hablar. Cuando se está, como lo está Fidel qué se trata? Castro, en una tremenda batalla, no puede dis- Se trata, de encontrar y elegir la trayectoria trarse la atención y la fuerza . Dedicar los caño­ de América Latina y dentro de ella, para noso­ nes a matar golondrinas. Aquila non capit mus­ tros, la del Uruguay. Se trata de avizorar nues­ cas. tro destino. Destino continental y nacional. Y También a El Popular le disgusta que diga­ de lanzarnos a la conquista de ese destino. Una mos que Cuba representa en el contexto general trayectoria no se dibuja, como una calle en el de la estrategia soviética, una pieza o un peón y plano de una ciudad.Un destino.no es sólo fru­ asegura que la URSS, le otorgará su total apoyo to de la imaginación fulgurante, de la ambición a la isla. Bueno. Ya es esta cuestión en la que in­ generosa, de los ensueños miríficos. La imagina­ tervienen o pesan la fe y el dogma. Quedémo­ ción, la ambición, el ensueño tienen también su nos cada uno con nuestra opinión y roguemos parte. Pero trayectoria y destino, para que sean para que Cuba no se vea obligada a reclamar el viables, para que no se frustren, para que cua­ apoyo incondicional de la URSS. De todas ma­ jen, están determinados, en primer término, por neras nos parece que nadie puede negar que los las condicionantes históricas, geográficas, eco­ intereses del Kremlin son muy vastos y los pun­ nómicas, las propias y las ajenas. Para vencer a tos de fricción muchos, y también, que es legí­ la naturaleza hay que empezar por obedecerla, timo y natural, que no se adopten soluciones creemos que decía con justeza, Sauvy. La man­ parciales, frente a cada fricción, frente a cada zana que se desprende del árbol, cae al suelo. Es conflicto, posible o real. La diplomacia soviéti­ la ley de la gravitación. Los árabes que deben ca, como la estadounidense, como la inglesa, tener un sentido más poético de la vida, lo di­ trabaja a la escala del mundo y es una regla de cen de otro modo en un proverbio delicioso y estrategia, perder posiciones en un lado para que no sabemos si entre ellos — ¡pobres árabes reconquistarlas, si es posible, en otro. El propio polígamos!- se cumple: para dominar a las mu­ Lenin lo enseñaba. La marcha hacia el futuro jeres hay que obedecerlas. no es continua. Dos pasos adelante, uno hacia Como no estamos haciendo un curso de polí­ atrás. Decimos pues, y es útil repetirlo para tica económica, ni escribiendo un indigesto tra- tado doctrinario, no tenemos más remedio que tra economía; porque el choque entre nuestro recurrir a afirmaciones dogmáticas, a muy ele­ subdesarrollo y el desarrollo de los otros se hará mentales esquemas. más agudo y frontal; porque es obvio -com pro­ 1. El mundo que los .hombres de nuestra ge­bación no es razón- que así no podemos se­ neración todavía conocieron y en el cual aún vi­ guir: malbaratando nuestras materias primas y vimos o vegetamos, está muerto. Definitivamen­ pagando cada vez más caros los productos in­ te muerto. Todas las civilizaciones son mortales. dustriales que los otros nos envían. Se nos per­ Si el capitalismo dio origen a una civilización, mitirá que de esta exposición que no pretende esa su civilización ya es un cadáver. Están los ser abstracta y acaso sólo ayunta generalidades, que no lo creen aún y es lógico. Pero no son las pasemos a algunos hechos concretos; pero a. creencias solas las que históricamente deciden, nuestro juicio, reveladores. Referimos al merca­ aunque ellas también sean un hecho. Son los he­ do común europeo. Se disporte a participar aho­ chos. ra en él, Inglaterra. Observadores sagaces, predi­ Al capitalismo, etapa histórica de grandes cen que en el correr de pocos años, participará conquistas, lo mataron desde adentro sus pro­ también Estados Unidos. Se crearía entonces el pias contradicciones. Verbigracia: el fenóme­ bloque industrial más poderoso de la tierra y de no imperialista con su exportación de capitales; la historia. ¿Qué hará en la oportunidad, A. La­ el crecimiento del proletariado; la acumulación tina? ¿Soportará resignada su modesto y frágil y la concentración del capital; la despersonaliza­ destino de productora de materias primas? ¿In­ ción de la propiedad; el desarrollo del Estado y tentará acelerar su industrialización? ¿Puede la constante y cada vez más amplia intervención dar el frente a este reto inigualado, apoyada en de éste; el prodigioso avance de la tecnología. la libre empresa, en la llamada iniciativa indivi­ Todo esto, —llamémoslo utilizando la termi­ dual, en el aporte del capital extranjero -que nología marxista, la infra estructura-, influye vendrá de esos países del bloque industrial— en inevitablemente sobre las superestructuras. Las la gran propiedad territorial infecunda para la que tardan en ajustarse, en acomodarse, a las colectividad aunque rentable para el particular? nuevas realidades sustanciales. Pero éstas, traba­ ¿Puede, cada uno de los países de nuestro jan como los molinos de Dios, o como las raí­ continente, lanzarse al ineludible combate “tra­ ces. Indiferentes a las esperanzas, a los lugares bajando por su cuenta” , como el personaje del comunes, a los prejuicios de los hombres. Un conocido y repetido cuento? día, los molinos dan su harina. Un día, las raí­ Veamos otro hecho. El status monetario do­ ces se deshacen bajo la tierra o el árbol empieza minado por la libra se deshizo en 1914. En a florecer, y a fructificar, mientras se eleva, sin 1929, se hundió el edificio monetario cimenta­ llegar, eso sí, nunca, hasta los cielos. do sobre el 'dólar. En los últimos veintinueve “El fastidio, escribía por estos días, Jean Ma- años hemos conocido muchas otras experiencias: rie Domenach, es que la política no progresa el dólar después de la guerra 39-45, reconquistó con la misma rapidez que la industria. Quizá no posiciones y las grandes monedas europeas, par­ progrese de ningún modo” . ticularmente el marco y el franco, tuvieron una Lo queramos o no lo queramos, esta es —así recuperación calificada de milagrosa. Pero, ¿y lo vemos— la alternativa de nuestro tiempo y no ahora? Ahora, para decirlo con palabras de Trif- es cuestión, como en alguna otra oportunidad fin, es el caos. Y de este caos habrá que salir. lo hemos dicho, de ponernos a lagrimear sobre Cuando los grandes se pongan de acuerdo, ¿qué lo que fue: los buenos años pasados, que acaso será de nosotros? ¿Del peso uruguayo, del ar­ fueron menos buenos, de lo que el recuerdo gentino, del cruceiro? Un ajuste monetario del trasmite: la bella época desvanecida. mundo capitalista para salvar lo que se pueda En América Latina, alejada de las rutas del salvar de él, si es que algo puede salvarse, ¿qué pensamiento todavía, también esta ruptura entre repercusión tendrá en nuestros países, vulnera­ el mundo viejo y el mundo nuevo, se ha produ­ bles y débiles? cido y todo lleva a creer que en los años que Un mundo muerto nos rodea, nos asfixia, vienen, esa ruptura será más tajante y honda. nos envenena. A menos de resignarnos a morir, Porque vamos envueltos en el proceso de tendremos que saltar como en el poema de Goe­ descolonización del mundo; porque los podero­ the por encima de las tumbas. Y no vemos más sos que nos han manejado se debilitarán; por­ que un camino, el de la revolución nacional y que las técnicas modernas transformarán nues­ socialista, que por cierto, para evitar bromas de nuestros fecundos ingenios vernáculos, nada tie­ senal soviético. Porque esos cohetes pueden evi­ ne que ver con el nacional socialismo. Naciona­ tar transitoriamente el derrumbe; pero pueden lismo y socialismo en América Latina, tienen también, quitarle -es nuestra convicción- su un significado no sólo distinto, sino también razón de vivir y de ser. Una revolución auténti­ opuesto al que tienen en Europa. Lo malo es que ca para sobrevivir, debe radicalizarse, como lo para señalar fenómenos diferentes estemos obli­ señalaba ha poco Claude Bourdet. Una revo­ gados a emplear las mismas palabras. lución antiimperialista, aquí, en América -¿ y 2. Habrá quienes crean necesario el cambio y qué otra puede haber?- debe desembocar en el posible lograrlo por la evolución. ¿Qué es esto socialismo. Pero radicalizarse ¿significa adherir de evolución y revolución; de método reformista a Moscú? ¿Socialismo equivale a régimen sovié­ y método revolucionario? ¿Qué es esto? Puede tico? que en el fondo todo se reduzca a un juego de No, no es cierto que el dilema sea capitalis­ palabras, a un escamoteo de conceptos, a una mo y libre empresa o comunismo, Washington o utilización de prejuicios, a un empleo de mule­ Moscú. No es cierto que no haya otro socialis­ tillas que impiden pensar, a ¿por qué no? una mo que el importado desde la Unión Soviética. forma cobarde de querer preservar nuestra co­ Ardao alude hoy, aquí en MARCHA -parece modidad. Las revoluciones no se hacen con cosa de telepatía— a otra de las confusiones de discursos y manifiestos y las evoluciones no nuestro tiempo. Se quiere hacer de régimen so­ pueden conducirse a los acordes de un minué. viético y socialismo, conceptos intercambiables, Revolución o evolución, ¿qué importa? El tiem­ palabras diversas que refieren a un hecho igual. po, las circunstancias, los hombres, los hechos Y no es así. Y no debemos jugar con los voca­ exteriores y que pueden parecemos ajenos, de­ blos y no debemos dejarnos aprisionar en ese cidirán. ¿Dónde y cuándo y cómo, la evolu­ juego. Socialismo es propiedad colectiva de los ción deja de ser tal para transformarse ep revo­ medios de producción y desaparición del lucro; lución? ¿Qué línea separa a una de la otra? pero también los hombres que no se someten a ¿Cuestión de ritmo? Si es cuestión de ritmo y las cosas y sí las cosas sometidas a los hombres. si se juzga para calificar un movimiento de la Los hombres devueltos a su dignidad cabal. premura con que debe realizarse, entonces, en­ No nos preocupa que un país se declare socialis­ tonces, América Latina no tiene más alternati­ ta. Por el contrario, nos alegramos. Nos preocu­ va que la revolución. pa sí que al declararse socialista formule implí­ 3. Y aquí ponemos el cjedo en el ventilador. cita o expresamente su adhesión a Moscú. Que Ya lo sabemos. Esta nuestra revolución no pue­ al amparo de la supuesta y equivocada identi­ de ser obra de un solo país. Lo que no supone, dad de los términos, se acentúe esa confusión entiéndase bien, que deba iniciarse al mismo que hemos señalado. Esta alternativa de un so­ tiempo, sincronizada como una marcha militar, cialismo que repose sobre nuestra tierra, de un en todos los países. Lo que no supone además, socialismo nacional alejado de Moscú, es la que entiéndase asimismo, que intervengamos en un debemos buscar, aunque resulte más cómodo debate que nos es distante y lejano, el de los -o tra forma de cobardía- copiar el ajeno mo­ teóricos soviéticos, sobre un tema que tenía y delo. Si no perdemos el rumbo, si no nos deja­ tiene la misma denominación. mos deslumbrar por las experiencias de otros, Estamos hablando de América, de nuestra sin duda, en muchos aspectos, victoriosas, en la América. La revolución cubana pudo ser, que­ lucha, cruenta o incruenta, pero irrenunciable, remos que lo sea aún, el punto de arranque de lucha en la que ya estamos, forjaremos nuestras la liberación continental. Pero inserta en el cua­ armas, crearemos nuestras instituciones, encon­ dro de nuestros pueblos y nuestros países. Por traremos las palabras, sucias de barro y de san­ eso dijimos y repetimos: “sin el apoyo de A. gre, endurecidas por la voluntad, santificadas Latina, la revolución cubana no tiene salva­ por el sacrificio, para decir nuestro mensaje. ción” . Y agregamos, sin despreciar a la fuerza, que ese apoyo es más importante, mucho más importante, que el de todos los cohetes del ar­ MARCHA, 15 de diciembre de 1961. Siempre por el mismo camino

hora hemos podido, leer el texto comple­ que pasa en Vietnam del Sur, ante lo que pasa to del discurso de Fidel Castro, en la ver- en el Congo, ante lo que pasa en Angola; quien 'sión taquigráfica publicada, el domingo 3 permanezca indiferente y pretenda, frente a to­ A de diciembre, por Hoy de La Habana. Ciertasdos estos hechos adoptar una tercera posición, declaraciones atribuidas al orador, no existen, o no está realmente adoptando una tercera posi­ fueron deformadas, ora mediante una esquema- ción, está adoptando una posición prácticamen­ tización brutal, ora asignándoles, en forma ma­ te de complicidad con el imperialismo” . liciosa otros destinatarios que los reales. Así, Tan pronto se lea lo transcripto, se compren­ -ejemplo del primer caso- Fidel Castro no pro­ de que Fidel Castro no dirigió sus críticas a la clamó jactanciosamente que había ocultado sus “tercera posición”: pero también que utilizó la opiniones en los momentos iniciales de la lucha. denominación para referirse a actitudes que son Así, ejemplo del segundo caso sus críticas a la la antítesis de la misma. Iguales palabras, para tercera posición. Vale la pena transcibir in ex­ abarcar o definir hechos, no sólo distintos, sino tenso los párrafos pertinentes. “Es preciso tener opuestos. Hay aquí una confusión, una peligro­ en cuenta -d ijo - que no hay términos medios sa confusión, -¿consciente?- que no debe entre capitalismo y socialismo. Los que se em­ anotarse en el activo del orador. Fidel Castro peñan en creer encontrar terceras posiciones, tiene que saber y si no lo sabe, sería lamentable caen en una posición verdaderamente falsa y que la actitud que denuncia y critica nada tiene verdaderamente utópica. Eso equivaldría a des­ que ver con la llamada tercera posición. Porque, entenderse, eso sería ser cómplice del imperia­ precisamente, ésta es la de aquellos pueblos co­ lismo. Es perfectamente comprensible que loniales o semi coloniales a que alude, miem­ quien permanezca indiferente ante la lucha de bros del tercer mundo que buscan hallar su ca­ los argelinos es un cómplice del imperialismo mino sin atarse ni enfeudarse a ninguno de los francés; quien permanezca indiferente ante la dos grandes bloques. No hay tercera posición intervención yanqui en Santo Domingo, es un entre el imperialismo y las colonias, o los pro­ cómplice de la intervención yanqui en Santo tectorados. La tercera posición, es ante todo y Domingo; quien permanezca ajeno a la persecu­ en esencia, una definición antiimperialista. La ción decretada por el traidor Rómulo Betancourt llamada tercera posición,que no es tercera, sino contra los obreros y contra los estudiantes en primera, exige por tanto, significa por tanto, la Venezuela, esos mismos obreros y estudiantes lucha sin pausa y sin asco por la independencia de Venezuela que nos defienden, es un cómpli­ de Cuba, por la emancipación de Argelia, por la ce de aquella opresión; quien permanezca indi­ libertad del Congo. La batalla implacable con­ ferente ante Franco en España, ante el rearme tra los Batista, los Trujillo, los Pérez Jiménez, alemán, ante el hecho de que los guerreristas el colonialismo francés, las empresas mineras alemanes, los oficiales nazis estén hoy armados de Katanga. Pero también, también, el combate y estén reclamando armas termo nucleares, in­ contra la invasión y el sometimiento de Hun­ clusive. Quien permanezca indiferente ante lo gría, contra los Rakosi y los Kadar, el repudio gimen soviético. Y esta confusión, tan grave co­ mo espesa, es más grave, nos parece, que los propósitos atribuidos sobre el punto al orador, por las agencias. Sin ánimo de glosar el extenso discurso, de­ cimos también que algunas omisiones nos han parecido sospechosas. Al exponer la evolución de la Unión Soviética. Fidel Castro, salta de Le- nin a Jruschov, en cuyo informe del Vigésimo Segundo Congreso, sólo se detiene para decir que “es todo un tratado de política” . Pero en­ tre Lenin y Jruschov, se sitúa Stalin. Y frente a Jruschov hoy, está Albania y detrás de Albania, China Comunista. Sorprende que sobre la tesis de la coexistencia pacífica, Castro no haya di­ cho una palabra. ¿Es, para él, la guerra inevita­ ble o no lo es? Cuando afirma que no hay tér­ minos medios entre capitalismo y socialismo, ¿está negando la posibilidad de esa coexistencia en el mundo o simplemente la viabilidad de fór­ mulas intermedias, transaccionales, híbridas, en un sólo país? Quizás estas omisiones, junto con otros fac­ tores, expliquen las reticencias de Moscú. ¿La Revolución Cubana lleva vías de recoger la he­ rencia Stalinista? ¿Fidel Castro está más cerca de Mao Tse Tung que de Jruschov? Inquietan­ tes preguntas que tampoco se han formulado las agencias y los comentarios conformistas y cuya respuesta queda entregada al tiempo. Hechas estas puntualizaciones, cuanto diji­ encendido del asesinato de Imre Nagy, la defen­ mos en nuestros dos últimos artículos, queda en sa de la autodeterminación de Yugoslavia, cua­ pie. Totalmente. Y aunque por el momento no lesquiera sean los errores - y nos parecen mu­ consideramos ni necesario, ni oportuno volver chos— de sus actuales gobernantes. Esto, Fidel sobre el discurso y sus repercusiones, nos permi-, Castro lo calla. Es lástima que lo calle. Es lás­ timos agregar en respuesta a ciertas observacio­ tima que utilice el viejo y detestable procedi­ nes y críticas, entre otros del siempre muy res­ miento de mezclar las cartas, de darle a las petado maestro Dr. Ramírez, lo siguiente: palabras una carga emocional que no les corres­ No hemos pretendido hacer gala de erudi­ ponde. El juego siempre debe ser limpio. Y la ción marxista, así al menos lo creemos; no te­ primera regla es llamar a las cosas por su nom­ nemos inconveniente en reconocer nuestros bre. La segunda no empequeñecer o ensuciar el errores pero, entendemos que ahora no nos co­ nombre, poniendo a su amparo, aquello que lo rresponde entonar el mea culpa, golpearnos el niega, contraría y al mismo tiempo, merece vi­ pecho y rasgarnos las vestiduras. lipendio y desprecio. La Revolución Cubana hay que tomarla, lo Fidel Castro pretende además, que entre capi­ decimos una vez más, en su totalidad, de las raí­ talismo y socialismo no existen términos medios. ces a los frutos. Verla así —y no de otra manera Puede aceptarse su tesis. Pero esta afirmación puede verse creemos, un movimiento de tanta del Jefe del Gobierno Cubano, lleva implícita trascendencia-, no nos impide, señalar y censu­ otra, que esa sí, no puede aceptarse: socialismo rar aquellas que consideramos sus fallas o sus es la Unión Soviética. Por una vía lateral o deri­ desviaciones. No somos los abogados del Go­ vada, se intenta pues, darle a la tercera posición bierno Cubano; no estamos obligados con él ni un contenido y una definición que le son aje­ con ningún otro Gobierno, incluido el nuestro. nos, y convertir en sinónimos a socialismo y ré­ ¿Por qué hemos de cargar con las faltas ajenas, cuando ya nos resultan pesadas las propias? ¿El ción y el entusiasmo de nuestros países, espe­ error estuvo en no prever esta definición de cialmente en las nuevas generaciones, es esta ahora? ¿Por qué? Si no estamos trascordados, enseñanza muy significtiva del método soviético los más enconados adversarios entre nosotros, de desarrollo económico: por rudimentario que hoy, de la Revolución Cubana, fueron ayer en sea el estado de la técnica de los países de inci­ los comienzos de la misma, sus defensores y pa­ piente desarrollo, por pesada que sea la carga negiristas. Dejaron de serlo,'cuando esa revolu­ del analfabetismo, no hay nada que no puedan ción se apartó de los tradicionales moldes lati­ aprender y practicar con el andar del tiempo, noamericanos, afrontó al imperialismo, libró desde la explotación de los recursos naturales batalla contra él y se lanzó, con gallardía y efi­ hasta las formas más complejas de la técnica cacia, a modificar las estructuras caducas. ¿Di­ industrial”. chos panegiristas entonces también se habrían Sauvy anotaba por su parte y alguna vez lo equivocado, pero nos llevarían la ventaja de hemos recordado, que el conflicto de los dos haber salido de su “error” antes que nosotros? bloques se resolverá a favor del que demuestre No; así, en términos tales, no cabe plantear el mayor eficacia. Esta, la eficacia, es el signo, a cu­ debate. Quiérase o no, seguimos creyendo que yo amparo se libra la batalla de nuestra época. en la perspectiva histórica —ha de permitírsenos Comprendemos pues, bien o creemos com­ el empleo de estas solemnes palabras- la Revolu­ prender, la atracción que el modelo soviético, ción Cubana,es una gran empresa de liberación. como el mismo Prebisch lo reconoce, pueda Y seguirá influyendo en ese fecundo sentido. A ejercer en los pueblos descolonizados o en vías pesar de los errores. A pesar de las desviaciones. de descolonizarse, atracción que se ve acrecen­ Ni con unos ni con otras tenemos que solidari­ tada por el odio y el resentimiento contra los zarnos. Ni unos ni otras tenemos que avalar. Ta­ amos de ayer. maña empresa, pudo y debió hacerse -sueño si Sabemos también que en nombre de una li­ se quiere de utopistas confinados en su escrito­ bertad abstracta y formal, se les puede negar, se rio; pero sueño irrenunciable y vital- con suje­ les niega, en muchas ocasiones, el pan y el te­ ción a las necesidades y a las condiciones de cho a los hombres y que, como lo decía repi­ nuestras patrias. Pudo y debió hacerse y podrá tiendo augustas palabras antiguas, aquí mismo y deberá hacerse. Si creyéramos lo contrario, si en el Uruguay, hace pocos días, el Obispo Par- creyéramos que la salud sólo puede venir del telli, los pueblos, “puestos en la disyuntiva de Este, seríamos comunistas. No lo creemos. No elegir entre el pan y la libertad, optan por lo lo somos. Tenemos confianza en nuestras posi­ más apremiante: votan por el pan”. Más aún, en bilidades y la seguridad de que somos capaces el caso de Cuba. El imperialismo está ahí a las de trazarnos y recorrer un camino propio, don­ puertas y ese imperialismo fue factor decisivo de nos esperan tantas dificultades como tram­ de una larga y continuada cadena de errores, de pas, tantos traspiés como decepciones y flaque­ atropellos, de vejámenes y aún de crímenes. zas y traiciones, las impaciencias de unos y las Desde los días de la frustrada independencia, cobardías de otros, el temor de ir demasiado hasta los de la era batistiana. Desde el dominio adelante y el otro temor, no menos reprensible, total y absorbente de la economía, hasta la co­ de que se considere que nos quedamos atrás. rrupción de los gobernantes y de vastos sectores Cuenta el rumbo. Lo demás es pilotaje. Tarea populares. de hombres efímeros y falibles, tornadizos, Iniciada la revolución, ese imperialismo se siempre inferiores al destino y a la vocación de dedicó, con miopía suicida, a la defensa de sus sus pueblos. intereses. Por salvar a éstos, por creer en la vi­ gencia de las viejas formas de pudrición y suje­ * * * ción, contribuyó a empujar a la naciente revo­ lución hacia el otro bando, cuyas formas de n un reciente estudio, titulado “La Res­ dominio se desvanecían en la lejanía geográfica puesta de América Latina” , Raúl Pres- e histórica que podía ofrecer ayuda sin exigir bich, sí, Raúl Presbich, dice: “Lo esencial compensación inmediata, que ya ganaba con de­ Ees capacitar a los mismos latinoamericanos parajar que se clavara una espina y ¡qué espina! en llegar a hacer progresivamente todo lo que sa­ el flanco mismo del enemigo. ben hacer los países más avanzados. Una de las Vinieron después, torpeza tras torpeza, atro­ manifestaciones que más encienden la inspira­ pello tras atropello, las maniobras diplomáticas, los oscuros conciliábulos de ciertas cancillerías, ces, en la perennidad de lo que existe y les fue las amenazas y los proyectos de intervención y trasmitido. por fin, la invasión programada, auspiciada, fi­ La pregunta con que tropezamos a poco de nanciada , por la C J A. echarnos a andar, por los caminos de nuestra La atracción del modelo, las exigencias de la historia contemporánea, es, repetimos, esta: miseria, las hazañas del imperialismo, todo ex­ ¿Sin modificar las estructuras podremos sobre­ plica cuanto ocurre. Explicación ya se sabe no vivir y progresar? Y a darle respuesta a esta pre­ equivale siempre a justificación. Y ahí radica gunta no podemos negarnos, aunque la comodi­ nuestra discrepancia sustancial que reiteramos, dad o la pereza ríos induzcan a callar. sin olvidar que escribimos a leguas de distancia Habrá -¿por'qué no?- quienes confíen en del escenario de los hechos, sin olvidar nuestra la inmutable vigencia de nuestras bases. Están modestísima condición. los que consideren que esas bases deben trans­ Sí, repetimos, vincular el destino de la nece­ formarse. Entre ellos, nos contamos nosotros. Y saria revolución latinoamericana a uno de los no por impulso emocional, por novelería bulli­ bloques es renegar de ella, desconocer sus esen­ ciosa, por sometimiento a doctrinas ajenas, por cias, desconfiar de sus propias y auténticas posi­ sensiblería generosa. bilidades creadoras. El país no produce, el país no se puebla, el Más allá del imperialismo y contra él; más país no avanza, el país no invierte, el país no allá de las fórmulas soviéticas y contra ellas, si se capitaliza, el país está cerrado a la investiga­ es necesario también, está nuestro camino. ción, ausente de la creación. En un mundo dominado por la eficacia y la técnica, seguimos entregados a la improvisa­ ción. En un mundo que trabaja, aún en el sector ejemos a Cuba y hundámonos en lo nues­ capitalista, con sujeción estricta a planes y pre­ tro. Una revolución o una evolución re­ visiones de largo alcance, sólo tenemos ojos para volucionaria, como la llama Frugoni en el el pequeño problema del pequeño día que pasa. Dartículo que, para honor de MARCHA se publi­En un mundo de productores, seguimos sien­ ca en nuestras páginas centrales, no puede ha­ do q queremos seguir siendo el paraíso de los cerse si las condiciones no están dadas. ¿Cuál es consumidores. Las quejas y las protestas se re­ nuestra situación? ¿Cuáles son las perspectivas suelven con aumentos de sueldos y jubilaciones. y las eventuales salidas que el país, hoy en Trabajamos, lo poco que trabajamos, para en­ 1961, tiene? sanchar el área de la población pasiva, para ade­ Estas preguntas tenemos que formulárnoslas lantar la edad del retiro, para crear desapren­ con total y despiadada claridad como Baran, sivamente escalas móviles que nunca podrán apoyado en Marx, lo exige. aplicarse, para distribuir premios y becas, para Cargamos a la cuenta de los que nos gobier­ proyectar obras suntuosas que nunca se llevan nan todos los males que padecemos. Antes y a término, mientras los cantegriles se extienden. ahora. No se trata de absolverlos de sus peca­ El irrealismo es nuestra constante. Y con él, dos. No se trata de callar sus equivocaciones. No un utopismo de pequeño burgués, que sueña se trata de hacer una crítica abstracta y deshu­ con el ocio necesario para pescar mojarras y tos­ manizada, que se dirija a las instituciones y ol­ tarse al sol. vide a los que las manejan. Pero se trata sí, de De este Nirvana de café tenebroso, no podre­ UN distinguir entre el sistema y el expediente, entre mos salir sin un gran sacudimiento, sin dn duro la estructura y el gobernante. y prolongado esfuerzo, si no nos entregamos en Los males que nos agobian ¿son, exclusiva­ cuerpo y alma al trabajo disciplinado y cons­ mente fruto de la impericia, de la incapacidad o ciente, si no les damos a los capaces de produ­ la mala fe de los que nos mandan? ¿El marco cir, el pan y la esperanza, la justicia en la distri­ dentro del cual nos movemos -marco tanto na­ bución y también los grandes mitos creadores. cional como internacional- permite una trans­ No es para lograr mayores facilidades que debe formación de substancia? convocarse a las gentes. Es para que asuman res­ Al debe de los gobernantes, ayer y hoy, ha ponsabilidades mayores. de ponerse, sí; que no hayan visto o no vean Este país que no produce, no capitaliza, no más allá de la lucha inmediata, que se detengan invierte y que está dominado por la mentalidad en la superficie, que crean, sin confesárselo a ve­ y el hábito infecundos del consumidor, ¿puede lanzarse a la obra de vencer sus dificultades den­ tro de los cuadros actuales? ¿Puede acometer esa difícil y riesgosa tarea, en un régimen preca­ pitalista, que depende de la ayuda extranjera, que sobrevive a base de expedientes y de trucos, aten eo S.R.L. que se esteriliza en la búsqueda de artilugios, para salir sólo del paso y siempre para salir sólo Libros del paso? ¿El tiempo nos sobrd para reeditar ajenas y lejanas experiencias de tipo capitalista? ¿Pode­ VENTAS POR MAYOR Y MENOR mos dejar que subsistan los monopolios de hecho Distribuidores exclusivos en librarlas de: que dominan nuestras producciones fundamen­ tales; que se mantengan las vastas extensiones Cuadernos del Tercer Mundo Editorial Nueva América de Buenos Aires de tierras incultas; que dilapidemos nuestros re­ Ediciones Indice (libros del Frente Amplio) cursos en maquinarias inútiles; que practique­ mos, con generosa intención si se quiere, un in­ Redlstrlbuldores de: dustrialismo antiselectivo? Cuadernos dé Marcha, Ediclonesde la Ban­ ¿Podemos todavía confiar en reformas mo­ da Oriental, Editorial Arca, revista Guambia, netarias para resolver el ajuste de los costos? revista El Dedo Gordo, Ediciones Cuadernos Nicaragüenses, revista Estudios, Editorial Si no producimos, y cada vez, más, morire­ Grijaibo, Editorial Pomaire, Editorial Brugue- mos, lenta o rápidamente. Hay muchas maneras ra, Editorial Emecé, Ediciones de Amnesty de morir y muchas maneras de durar. Internacional, Editorial Planeta, Editorial Bru- guera, Editorial Alianza, Editorial Plaza y Ja- Pero, no produciremos más, esa es nuestra nés, Editorial Siglo XXI de España, Editorial convicción, si nos aferramos a las fórmulas exis­ Siglo XX de Buenos Aires y en general de todas laseditorialesnacionalesy extranjeras. tentes. Si no modificamos las características de Además: libros para niños de las editoria­ la propiedad. Si no planificamos. Si no somos les Atlántida, Molino Cobas, Susaeta, Timun capaces de crear una economía ordenada y jus­ Mas, Interediciones, La Galera, Toray, etc... ta . Es decir, una economía socialista. La revolución que necesitamos es una revo­ lución de los productores y estará impuesta o determinada por la necesidad de producir para ALGUNAS NOVEDADES sobrevivir. Pero claro, y esto es lo que hace más confuso el presente, esa transformación revolucionaria “ Sattoncito” de Francisco Espinola (Arca) debe cumplirse en el plano continental. Adqui­ “ Los partes de don Menchaca” de Serafín rirá, entonces todo su cabal sentido la experien­ J. García (EBO). cia de un Mercado Común de nuestras patrias “ El repliegue táctico’’ del Com. Carlos chicas, bien diferente por cierto del mercado Núñez (Cuad. Nicaragüenses) que ahora se proyecta y en el cual hemos entra­ “ La formación de los intelectuales” de do con ligereza e imprevisión. A. Gramsci (Grijaibo) A lo largo de los años se comprueba que los “Chile, una experiencia socialista” de A hombres de hoy, sólo podremos cumplir el de­ Kramer (Península). ber que los tiempos nos imponen, si empezamos “Desexillo y otras conjeturas” de M. Be­ por comprender cabalmente el significado del nedetti (“El País” de Madrid) artiguismo, bajo cuya tutela iniciamos y cena­ “Geografías” de M. Benedetti (Alfaguara) mos estos artículos. “Siete ensayos sobre la realidad perua­ na” de Mariátegui (Crítica). MARCHA, 22 de diciembre de 1961.

Yaguarón 1395/97 esq. Colonia Te». 91 20 16 En el umbral de la conferencia

o nos dejemos dominar por los equívocos labras más, palabras menos, es lo que dice y en­ y las hipocresías. En Punta del Este -o tra seña, la fórmula célebre, a la que como a todas Conferencia más en el corto espacio de las de su clase se le han atribuido diversos pa­ N seis meses— no se debatirán problemas jurídi­dres: me haré matar para evitar el triunfo de tus cos, ni se buscarán o lograrán soluciones jurí­ ideas; pero asimismo me haré matar para impe­ dicas. Tanto el problema como la solución tie­ dir que te impidan proclamarlas. nen naturaleza política. Los juristas ofician de La Conferencia de Punta del Este, pues, re­ sastres. Traje a la medida o traje de confección posa sobre un equívoco fundamental, tiene un o traje de media confección. No perdamos en­ vicio congènito e insanable: el supuesto derecho tonces, el tiempo en sutilezas y nominalismos. que se arrogan algunos países -pocos o mu­ En visitas a la ropería para apreciar la calidad de chos- de trazarle el rumbo a otro. los tejidos o la elegancia y la novedad del corte Todo esto, como se comprende, es reflexión y el estilo. de carácter general, reiteración de “primeros El hecho político es —ya lo sabemos— la re­ principios elementales”, planteo esquemático volución cubana. Una revolución que se realiza de la situación. Otros equívocos subsisten. en tierras de América, a la puerta del tutor om­ Otros equívocos, tácita o expresamente admiti­ nímodo. Una revolución que se aparta de los dos también como dogmas. La Conferencia es dogmas y cánones de la América oficial, contra­ una Conferencia panamericana. Por tanto los ría los intereses del dicho autor y debilita su reta­ que en ella participan reconocen la existencia guardia. Una herejía, en suma. Una heterodoxia. de una determinada y diferenciada unidad con­ Como ya otra vez lo dijéramos y como es ob­ tinental, de un determinado cuerpo de disposi­ vio, se puede estar de acuerdo con la herejía, o ciones e instituciones que encauzan y dirigen no estarlo; militar o no militar en las filas de los ese heterogéneo conglomerado. El panamerica­ heterodoxos. Este es sólo un aspecto de la cues­ nismo, es, no obstante y con él la “unidad” que tión, y por cierto importante. Pero hay otro as­ recubre, un mito, mantenido con pertinacia y pecto que, histórica y políticamente, a pesar de habilidad. Y un mito peligroso, porque disimula su apariencia formal, nos parece más importan­ y acrece nuestro sometimiento. Cabe compren­ te, puesto que, según creemos, precede a la der -todo puede comprenderse- que los gober­ propia revolución en causa, la trasciende. Es el nantes latinoamericanos, no se animen a romper tratamiento que debe acordarse a los “herejes”. amarras con el panamericanismo. Los intereses, A todos los herejes, en todas las latitudes y en las necesidades, la debilidad de cada una de todos los tiempos. Por lo menos, en los tiempos nuestras naciones aisladamente tomadas, pue­ en que nos ha tocado vivir. Y bien, sobre el den obligar a la prudencia, a más de otras razo­ punto, ninguna duda. Supuesto que haya “here­ nes menos respetables. Lo que no puede com­ jía” , digamos que los “herejes” tienen derecho prenderse a esta altura de la revolución del a proclamar su “herejía” y a actuar y vivir den­ mundo, del vertiginoso proceso de descoloniza­ tro de su casa de acuerdo con esa “herejía” . Pa­ ción cumplido, es que esos gobernantes -referi- mos a los que tienen sentido nacional- se dejen riencia ajena o aún propia si se quiere, como absorber por el juego,, se dejen apresar por la modelo. Y después, después o antes, no olvidar trampa, se inclinen ante el mito como si se tra­ que la historia es fluida y los paralelos y meri­ tase de una imposición divina o de una fatalidad dianos no son los mismos para todos los países. de la naturaleza. Verdad de este lado del Atlántico, no tiene por­ Comprobada la falacia sobre la que reposa el que ser verdad del otro . sistema, que asegura al fuerte la tutoría sobre Aún hay más. Y detrás del equívoco irrumpe los débiles, ¿cómo no comprender entonces que la hipocresía, la más repugnante hipocresía. el supuesto tribunal ante el que se pretende lle­ Porque aún admitiendo que algunos o muchos var al acusado, no tiene autoridad para juzgarlo? de los jueces, pueden mostrar en los hechos que se ajustan al cartabón democrático que postulan, * * * otros de esos jueces, también algunos o muchos, > injurian, desconocen y pisotean cotidianamente se tribunal inhábil y desprovisto de auto­ a ese modelo. En nombre de la democracia, ridad para cumplir la función que a sí ¿pueden los Somozas condenar a Cuba, o los mismo se asigna, debe pronunciarse sobre Stroessner o los neófitos dominicanos, o los Du- Eun largo capítulo de cargos que formulará, valier di­ de Haití, o los Ydygoras de Guatemala, o rectamente o por interpósita persona, el jefe del algunos otros gobernantes continentales de no clan. ¿Cuáles cargos? Se conocen y pueden re­ menos ilustre prosapia y relumbrantes hazañas? ducirse tal vez a dos: apartamiento de la demo­ Dejemos pues a la “democracia” , -escarneci­ cracia; solidaridad con el comunismo. da y mancillada virgen, que de la hornacina, en No es difícil, creemos, mostrar que los equí­ ocasiones la bajen para que se dedique a frega­ vocos y las hipocresías continúan. Lo primero dos y barridos- en paz y vayamos a lo otro. Lo que debe preguntarse es, si a título de defender otro es el comunismo, la solidaridad o la alian­ o instaurar la democracia, cabe intervenir en la za con el bloque soviético. Repetimos y no para vida interna de un pueblo. En nombre de la ca­ que nos entiendan los imbéciles o los maldicien­ tolicidad, que no es un conjunto de verdades tes: no somos comunistas. Pero repetimos tam­ temporales para quienes creen en el mensaje de bién: que cada país resuelva dentro de sus lími­ Jesús, se alzó la espada contra los infieles a tra­ tes y por sí mismo sus problemas. El principio vés de los derroteros de la historia. ¿Fue justo? vale frente a un país o un gobierno que se pro­ En nombre de la democracia, categoría históri­ clama comunista, como frente a un país o un ca de reciente aparición, ¿puede intentarse lo gobierno que adopte, experiencia frecuente por mismo, una cruzada misional? ¿Será ella, a di­ desgracia en nuestra América,el fascismo.Claro ferencia de la otra que buscaba la salvación de y simple. Aquí también y no podía ser menos, las almas, justa? ¿Y será, lo que políticamente aparecen los equívocos y, por supuesto, las hi­ no deja de tener importancia, útil? La verdad pocresías. Los equívocos porque, por ejemplo, temporal se transforma en dogma, se le convier­ detrás de las palabras está la lucha de los dos te en mito y a su mágico conjuro se arremete grandes bloques. Es comprensible, que Estados contra el réprobo, Pero la democracia no es un Unidos se defienda, como la URSS se defiende dogma y su eternidad es una presunción falaz. de una Finlandia pro occidental en demasía. Pe­ Además, sobre el punto corresponde hacerse, ro ese es el juego de ellos y no el nuestro. El con la cabeza fría, lejos de los fariseos y los vo­ juego y el interés. Lo que no es comprensible y cingleros, otras reflexiones. ¿De qué democra­ menos admisible es que nosotros, los débiles, sa­ cia se trata? ¿Cuál es esa prístina, pura y re­ quemos las castañas del fuego para uno de los fulgente democracia, a cuyo dulce amparo se contendientes. La hipocresía, la monstruosa hi­ convoca al combate? pocresía no es menos abrumadora. Porque resul­ Sin duda, como ya se sabe también, una de­ ta que estos heroicos misioneros que pretenden mocracia al estilo anglosajón y, aún más, al es­ condenar a la expiación eterna a los supuestos tilo estadounidense, que a pretexto de defender aliados en tierras de América del comunismo, la libertad de los hombres, defiende pura y sim­ tratan, deliberan y comercian con los países au­ plemente la libre empresa. Si de librar batalla ténticamente comunistas del mundo. por la democracia se trata, lo primero que cabe Para el modesto acólito, el fuego y el hierro, hacer, es ponerse de acuerdo sobre lo que ha de el aislamiento y el repudio. Para el gran sacerdo­ entenderse por democracia,y no tomar la expe­ te, el diálogo y el convenio. O el comunismo es esa repugnante peste de la cual hay que apartar­ mecanizada, tecnificada, industrializada, de la se y a la que debe erradicarse sin piedad y sin Rusia Soviética que toma de modelo, en mu­ pausa como lo pretenden ciertos desaforados chos puntos a Estados Unidos, lo será también? [, que todavía creen, en lo íntimo, que a las ideas Palabrerío insustancial todo este sobre la ci­ f se degüellan o con el comunismo cabe la convi­ vilización occidental que pretende erigir el capi­ vencia. Si lo primero, que es la teoría bárbara, talismo en defensor de la misma y al comunis­ se cumpliera, podría ser lógica la reacción fren­ mo ruso en su negación, cuando uno y otro, te a los acusados de comunistas en América. Pe­ nacen de los mismos hechos y responden a una ro se practica lo segundo, y entonces, todo el misma filosofía económica. tinglado se viene al suelo y aparecen la hipocre­ Rusia con sus vastas extensiones geográfica­ sía, la mentira y falacia del pretexto. mente situadas en Orienté, es Occidente tam­ En torno a estas “razones” , -apartamiento bién, como lo es Marx, a menos -pero dilucidar de la democracia, comunismo- asoman otras. el tema ya le corresponde a Benvenuto que Así, por ejemplo, algunos piadosos gobernantes para nuestros piafantes caballeros de la cristian­ aluden en tono patético a la defensa de la civili­ dad y el occidentalismo, Occidente sea, como lo zación cristiana y occidental. ¡Bello tema para pretendían los contrarrevolucionarios del siglo discursos y juegos florales y aún conferencias de XVIII, Francia, Inglaterra y Estados Unidos. Cancilleres! Todavía, todavía; pero siempre sería incursio- ¿Qué es caso de la civilización cristiana y oc- nar en tierras de Benvenuto cabría distinguir en­ 1 cidental? ¿Acaso una reminiscencia de las cruza- tre civilización y cultura y no es necesario afiliar­ ' das? Musulmanes y cristianos después de haber­ se a Spengler ni recordar a Valery para creer que se matado durante siglos, viven ahora y desde todas las civilizaciones son mortales y que, en hace algún tiempo en paz. A nadie se le ocurre definitiva, una civilización ya señala la muerte llevar la cruz a golpes de espada a tierras de'Ma- de una cultura. homa. A nadie, hacer flamear el creciente en las De todo lo cual vendría a resultar paradógi- gárgolas de Notre Dame. camente que estos defensores de la civilización, Pero a nadie tampoco, dentro de esa civiliza­ son los defensores de lo que está muerto. ción cristiana se le ocurre resucitar las guerras de religión o poner en vigencia el edicto de Nan- * * * tes, como nadie, después de la locura hitleriana, 1 públicamente proclama la necesidad y la utili­ erminemos por hoy -ya habrá tiempo de dad de expulsar a los judíos o arrojarlos a los volver sobre la conferencia— pero recor­ hornos crematorios. T demos antes algunos otros hechos. ¿Qué viene pues a hacer, Cristo nuestro Se­ El cuadro internacional ha tenido en los últi­ ñor, en todo el ajetreo político de nuestro tiem­ mos meses -los transcurridos después de la in­ po? ¿Por qué, y que se nos excuse el argumento, vasión a Cuba y la reunión del CIES- una rapi­ ha de ser Cristo, una propiedad de los regíme­ dísima evolución. Y es dentro de ese cuadro nes capitalistas, un amuleto y un escudo para que se realiza ahora esta nueva Conferencia. En banqueros, empresas petrolíferas, grandes con- ningún momento, hubiera podido ser analizada i sorcios internacionales, latifundistas y demás como un fenómeno aislado. Menos ahora. ejemplares incapaces de pasar por el ojo de una Nos atrevemos a señalar como un índice de aguja? la evolución referida, la crisis, planteada por los ¿La civilización cristiana es la United Fruit, grandes, de las Naciones Unidas. Wall Street, la Standard Oil, o la Shell, los ntine- Hasta ahora el mundo ha estado gobernado ¡ ros de Katanga? por los, poderosos que son los menos. Por una ¿Qué es eso también de la civilización occi­ oligarquía de países industrializados y favoreci­ dental? ¿Algo que se opone a la civilización dos por la historia y la geografía. Siguen todavía oriental? ¿Una simple antítesis geográfica y ellos mandando; pero el proceso de descoloniza­ continental? ¿Europa opuesta a Asia? ¿Y por ción -la gran revolución de nuestro tiempo- i qué el comunismo y el marxismo que es su leva­ debilita día por día su dominio. El fenómeno dura serán orientales? ¿Por qué Marx continua­ ha repercutido en la O.N.U. La mayoría que de­ dor de Ricardo y de Adam Smith y de Hegel, cide ha pasado a manos del tercer mundo y de i anglo sajones unos, germano el otro, será la en- este hecho de incalculables consecuencias, aquí [ carnación de Oriente? ¿Y por qué la civilización al parecer, ni siquiera tenemos sospechas, aun­ que algunos como corresponde, ya repitan con utilizarán cada vez más, a medida que el proce­ aire de papagayos las cuitas de los poderosos. so avance, la corrupción y la fuerza. __ Por cierto los dominadores tradicionales no De esta trasposición de la lucha de clases del ■ entregarán así como así, sus posiciones. De plano interno al internacional, que es, repeti­ Gaulle se pronuncia en términos despectivos mos, el signo distintivo de nuestro tiempo, contra Naciones Unidas; Zalazar, eco del Fore- cuanto ocurre en Cuba, es un episodio y no le ing Office amenaza con retirarse de la organiza­ quitan su característica de tal, los errores o des­ ción; la acción de Hammarsjold y de Thant,en aciertos de la revolución, como es también un Katanga, se ve contrariada subrepticiamente, episodio, esta Conferencia que ahora va a reu­ por las grandes potencias; en Oriente se repro­ nirse, entre dilatados informes, palabrerío de ducen con una sincronización sospechosa, los agencias y crepitar de amenazas. complots contra los gobiernos nacionalistas; Me O mandan los más que ya han empezado a Millan y Kennedy se reúnen en Bermudas. Con­ conquistar el poder o siguen mandando los me­ tra la experiencia de una dirección colectiva en nos. Pertenecemos a los más. Formamos en sus escala mundial, se alza la amenaza de un retor­ explotadas filas. El objetivo por tanto, es ahora no a las zonas de influencia. Los menos quieren más claro que nunca. Y para no frustrar su lo­ seguir mandando a los más. El propósito es re­ gro, permanezcamos, entonces puños cerrados y gresivo; pero el interés que lo impulsa es mucho voluntad tensa, montando guardia en torne al y poderoso. Asistiremos a una despiadada lucha principio de la no intervención y unámonos en los meses de este año que se inicia, a una lu­ dentro y fuera de fronteras, a todos los que es­ cha cuya secreta raíz, tratarán de hacer más se­ tán dispuestos a batallar bajo la misma bandera. creta las propagandas; a una lucha cuyos varios episodios no comprenderemos si perdemos el invisible hilo conductor; a una lucha donde se MARCHA, 12 de enero de 1962.

\lllllli, i>'// 'U Bajo ese signo serán vencidos

“Aquellos que no recuerdan el pasado están condenados a revivirlo”. Santayana

no presume que los demás saben y que los cuando el lector, callado y lejano, no recoge el demás no han olvidado. Está, además, el mensaje, no lo hace suyo, cuando no comulga IU propio cansancio que nace de la repeti­ con lo que ahora mismo, en la mañana soleada, ción. Pero ocurre que., de pronto, el tiempo nos aquí sobre las cuartillas, vamos diciendo, cuan­ golpea. Hace ocho años de Guatemala. Treinta do la expresión, como una breve nota de Pierre nos separan de los confusos hechos que aquí Schneider estos días nos lo recuerda, no es co­ precedieron al golpe de Estado del 31 de marzo. municación. “El arte, escribe, no es el monólo­ El 30 de enero de 1933 -p o r estos días,mien­ go del yo que sueña, de la invención, de la ima­ tras la Conferencia de Punta del Este todavía ginación; no es tampoco el catálogo del mundo esté reunida, se cumplirán 29 años- ascendió exterior, del dominio público. El arte es la prue­ Adolfo Hitler al poder. Toda una generación ba del diálogo posible entre el yo y el mundo” . nos separa pues, de los trágicos treinta, tan se­ Cabría concluir entonces, que el único destino mejantes en muchos aspectos, a estos sesenta en posible es, para los hombres mediocres que for­ ; los que vamos viviendo. mamos la inmensa y gris mayoría, la incomuni­ ¿Cómo pretender que los hombres de la nue­ cación y con la incomunicación la soledad, rota va generación, que apenas si entreven en el cine, únicamente, cuando al azar de las horas, una a través, por ejemplo, de Mein Kampf, los ho­ gran pasión o una gran esperanza o un rudo y rrores del nazismo, tengan idea cabal de lo que extraordinario combate, voltea los muros y fun­ fueron esos treinta? de las almas. Sí, se escribe con el pasado a cues­ ¿Cómo exigirles a los hombres de nuestra tas. El pasado, para repetir la frase que León generación que recuerden esos horrores, a los Blum amaba, hecho a la escala del hombre, a que conocieron de lejos? esa reducida escala que apenas abarca el paso de Entre los que comentan y los que escuchan, dos generaciones. hay siempre, inevitablemente, una diferencia de Y bien, ¿qué nos enseñan estos “nuestros” planos. Se escribe con el pasado a cuestas o en­ últimos treinta años, estos treinta años en los raizado en lo más profundo del alma y siempre que otros nacieron, en los que otros llegaron a también, cuanto sé- dice es mucho menos de lo la mayoría de edad, estos treinta años en los que se podría decir o quizá de lo que se debería que el mundo empieza a cambiar de faz? decir. El libro admite que la suma de experien- Dejemos de lado, con asco y sin amargura, el , cías se vuelque. El artículo periodístico, no. Y henchido caudal de traiciones, de deserciones, además, además, el diálogo siempre difícil, con de hipocresías, de imbecilidades, de cegueras, el lector vario, anónimo, disperso y mudo —di- de cobardías y de apostasías, que nos ha sido [ fícil en el libro, más difícil en el artículo— pue­ dado contemplar y soportar. Fueron y ahí están de quedar reducido a un simple monólogo, en el desván, aunque algunos o muchos de sus autores y obreros-, todavía brillen en el escena­ FIN DEL REINO JUDIO EN RUSIA SERA EL rio y lleven en sus manos, el fruto. Todo eso no FIN DE RUSIA COMO ESTADO” . interesa, interesa, en cambio, marcar las líneas “Después de eso, -agrega Shirer-, ¿podrá generales del proceso, extraer de la balumba de pretenderse que el objetivo no era claro y preci­ palabras, de informaciones tendenciosas, de in­ so? Francia sería destruida, detalle por otra par­ geniosas y repetidas mentiras, que los medios de te, secundario al lado de la irrupción alemana comunicación en manos de los poderosos y sus hacia el Este. Había que tomar en primer térmi­ sirvientes acumulan, aquello que es lo esencial, no los Estados situados en esa dirección y don­ el perfil de la roca, despojado de la ganga. de predominara la población alemana. ¿Cuáles? Es claro: Austria, el país de los Sudetes en Che­ * * * coslovaquia y la parte Occidental de Polonia con Dantzing; después la misma Rusia. ¿POR or estos días de llamadas vacaciones, ter­ QUE, PUES EL MUNDO SE ASOMBRO TAN­ minamos de leer, el libro de William Shi- TO CUANDO EL CANCILLER H1TLER, APE­ rer “Le Troisième Reich. Des origines a la NAS ALGUNOS AÑOS MAS TARDE, TRATO Pchute” . Son dos tomos de más de seiscientas DEpá­ ALCANZAR LOS FINES QUE HABIA ginas uno, de más de quinientas otro. El autor ANUNCIADO?” . es un periodista norteamericano, que actuó co­ Veinte años después de la publicación de mo corresponsal en Berlín, desde la llegada de Mein Kampf, el Tercer Reich, creado para vivir Hitler y que después dedicó (la edición inglesa mil años, desaparece. es de 1960; la edición francesa es de 1961) años El 28 de abril de 1945, Mussolini y Clara Pe- a recoger y ordenar materiales y componer su tacci son fusilados. El 30, Hitler y Eva Braun, se libro, al que llama Jhon Gunther, “la más espec­ suicidan. El día anterior, Hitler, dicta su último tacular historia que jamás haya sido contada”. mensaje. “Al final -dice Shirer- venía la reco­ En 1925, Hitler publica Mein Kampf. mendación suprema, las últimas palabras que La política internacional que preconiza y a nos quedan de ese insensato: ‘LOS ESFUER­ la que ajustó con sorprendente tenacidad, su ac­ ZOS Y LOS SACRIFICIOS DEL PUEBLO ALE­ ción hasta la muerte, se resume en pocas palabras. MAN EN ESTA GUERRA HAN SIDO INCON­ “Una política territorial no puede realizarse en MENSURABLES; NO PUEDO CREER QUE el Camerún, sino, en nuestros días, exclusiva­ HAYAN SIDO VANOS. EL OBJETIVO CON­ mente en Europa”. “La adquisición de tierras TINUA: CONQUISTAR TIERRAS EN EL ES­ nuevas sólo era posible en el Este. . . Si se las TE PARA EL PUEBLO ALEMAN’. busca en Europa, no se podría obtenerlas en “La última frase -agrega Shirer- provenía cantidad razonable más que a expensas de Ru­ directamente de Mein Kampf. Hitler acababa su sia. Lo que significa que el nuevo Reich debería existencia como la había comenzado, con la ob­ retomar la ruta seguida por los antiguos caballe­ sesión de esas “tierras del Este” que era necesa­ ros teutónicos, a fin de conquistar por la espada rio ganar para el pueblo alemán, el pueblo favo­ alemana, el suelo donde el arado alemán hará le­ recido. Los millones de Víctimas alemanas, los vantar el trigo para el pan cotidiano de la nación”. millones de casas alemanas destruidas por las “De tal suerte, nosotros, nacional socialistas, bombas, la destrucción misma de la nación ale­ retomamos la tarea donde fue dejada hace seis­ mana, no lo habían convencido que la conquis­ cientos años. Detenemos el interminable éxodo ta de tierras pertenecientes a los pueblos eslavos alemán hacia el Sur y el Oeste y volvemos nues­ del Este, no era -toda consideración moral tras miradas hacia las tierras del Este. SI HA­ puesta aparte- más que el sueño ridículo de un BLAMOS DEL SUELO DE LA EUROPA DE Teutón” . HOY, NO PODEMOS PENSAR, EN PRIMER El lo. de mayo de ese año 45, veinticuatro LUGAR, MAS QUE EN RUSIA Y EN SUS ES­ horas después de la muerte del Führer, el Almi­ TADOS VASALLOS LIMITROFES” . rante Doenitz, designado por Hitler para suce- “Hitler -acota Shirer- comprueba por otra derlo asume el poder y el mismo día se dirige al parte que el destino fue al respecto favorable á pueblo alemán: “MI PRIMER DEBER ES SAL­ Alemania, al entregar Rusia al bolcheviquismo, VAR ALEMANIA DE LA DESTRUCCION lo que significa entregarlo a los judíos. Exulta: POR EL ENEMIGO BOLCHEVIQUE QUE “ EL GIGANTESCO IMPERIO DEL ESTE ES­ CONTINUA SU AVANCE. CON ESE SOLO TA MADURO PARA EL DERRUMBE Y EL FIN LA LUCHA CONTINUA. MIENTRAS ESE RESULTADO SEA CONTRARIADO POR sacrificios ya olvidados y a poco de restableci­ LOS BRITANICOS Y LOS AMERICANOS, da precariamente la paz, la lucha contra el co­ TENDREMOS LA OBLIGACION DE COMBA­ munismo recomenzó. A diferencia de lo que di­ TIRLOS IGUALMENTE. EN ESAS CONDI­ ce la sentencia histórica: todo lo olvidamos y CIONES LOS ANC.LO AMERICANOS SE BA­ nada aprendimos. TIRAN NO POR SUS PUEBLOS, SINO POR Después hace quince años —olvido e ignoran­ LA PROPAGACION DEL BOLCHEVIQUISMO cia mediante- el mundo ha vuelto al error de EN EUROPA” . los treinta. El anticomunismo que pretende eli­ De Mein Kampf a la caída y la muerte, du­ minar el comunismo por la sangre y el fuego, rante veinte años, el mismo propósito: la mar­ ese anticomunismo que utilizan los demagogos cha hacia el Este, la conquista de tierras eslavas y provoca crisis y éxtasis histéricos en las seño­ y el mismo pretexto, la lucha contra el comu­ ras, ese anticomunismo del que se sirven los ci- nismo al cual entonces, pocos años han pasado, payos y los beocios,ha vuelto a ganar las calles, se llamaba el bolcheviquismo. Todo cuanto ocu­ a corromper el aire, a privarnos de la razón y de rre desde la ascensión de Hitler al poder el 33, la reflexión, a reducirnos a la categoría de bes­ tiene una continuidad férrea y todo se explica: tias medrosas y ululantes. Es bajo el signo de la lucha contra el enemigo número 1, la ocupa­ ese anticomunismo de pacotilla, indecoroso y ción de Austria, el pacto de Munich, el derrum­ sucio, que los dictadores proliferan en América, bamiento de Checoslovaquia, el pacto Germano los charlatanes calumnian, y los hipócritas sa- Soviético, el reparto de Polonia, la invasión del cristanescos recubiertos de togas y ahitos de 41, Stalingrado y también el espectacular des­ latines jurídicos, convocan a sus mesnadas para moronamiento. Es claro y simple. En el juego el santo combate. Es bajo ese signo que trajo el sutil de marchas y contramarchas todo .tiende crimen y la desolación al mundo, que se abre la a un fin determinado y preciso. Y no sólo se ex­ mamarrachesca Conferencia de Punta del Este. plica la acción de Hitler y el Tercer Re ich. Tam - bién, sin olvidar las razones propias de cada * * * país, -que en ocasiones velan las perspectivas y disimulan el real camino-, y los trágicos errores • Algo más nos han enseñado estos treinta de todos los dirigentes, la política de la Unión años? Soviética y las democracias occidentales. Los Sí; algo más. Lo bastante para no desespe­ años que van del 25 al 41, están dominados por rar. Y es que los pueblos subdesarrollados del el miedo al comunismo. Las democracias occi­ mundo empiezan a buscar y aún a encontrar su dentales, le allanan el camino a Hitler, ceden camino. Un camino áspero y turbio: lodo y san­ ante sus exigencias, por temor y por esperanza. gre, horrores y errores. ¿Qué le hemos de ha­ Por temor a Rusia Soviética. Por la esperanza de cer? Más lodo, más sangre, más horrores, más que Hitler aplaste el monstruo que perturba las errores, a más años de dominación y de explo­ digestiones de Occidente. Cuando en 1939, el tación y de corrupción. La historia es paradojal primer año de MARCHA, “explicamos” el pac­ y su marcha está llena de recodos. Un mensaje to Germano-Soviético, como una tregua entre repercute cuando ya se le cree extinguido. Un enemigos irreconciliables y pronosticamos que hecho golpea y abre una puerta a la que no esta­ la guerra se extendería a uno y otro país, se nos ba dirigido. Hitler, instrumento del destino, no acusó por algunos, de nazis, por otros, de comu­ podía prever que detrás de su empresa, al socai­ nistas. Antes de dos años, el mismo día que Na­ re de la misma, se iban a derrumbar con el suyo, poleón, así titulamos nuestro artículo de enton­ obra fantástica de un paranoico delirante, otros ces, las tropas de Hitler invadían Rusia. ,Y el imperios. Pero se están derrumbando y por cier­ principio del fin, comenzó, cuando Hitler se vió to que no será obra de un día, de una semana o obligado a pelear en dos frentes. El anticomu­ de un año. La verdad se impone, decía Bevan, nismo nos trajo el nazismo. Lo engendró, lo ali­ pero hay que ayudárla a que se imponga. Tra­ mentó, lo mimó. El miedo, la ceguera, la estul­ ducción moderna del pragmático consejo: a ticia, nos arrojaron a la guerra y a los horrores Dios rogando y con el mazo dando. Si recapitu­ de esos doce años de la demoníaca experiencia láramos cuanto ha ocurrido, no bastarían las pá­ hitleriana, que no tienen paralelo en la historia. ginas de este número. Algunos nombres, sirven Después hubo que ganar esa guerra a costa para enmarcar las etapas de estos últimos doce de millones y millones de muertos, a costa de años: Egipto, Indochina, Indonesia, India, Ma­ rruecos, Túnez, Africa entera, ahora Argelia y ra escribir sobre el tema nos cayó en las manos Laos. Los bonzos que se dicen custodios del un viejo librito, bastante malo por cierto. mundo actual, pueden creer que la salvación es­ En la carátula dice: “Dividida, anarquizada y tá en ponerse al cobijo del gran imperio que to­ vendida, la América Latina ha perdido su excep­ davía subsiste y entonar cantos de triunfo cuan­ cional espíritu de solidaridad continental, na­ do la depresión se detiene a proferir amenazas y cional y político. La sombra del Capitolio de llenarse la boca de espumarajos, cuando la de­ Washington llega ya hasta el Cabo de Hornos. rrota se echa sobre sus sombrías banderas. ¿Qué ¿Hasta cuándo nos empeñaremos en no salir de importa? ¿Qué importan los dictámenes y los nuestra miseria? ¿Hasta cuándo soportaremos la informes y las citas y los autores? ¿Qué importa venalidad política, la traición y la infamia?” . cuanto pueda hacer la Conferencia que se abre? El libro tiene en tinta ahora amarillenta, por ¿Qué importan los ríos de palabras y los espec­ el paso de los años, esta dedicatoria de bastan­ taculares Cancilleres que se creen dueños del te mal gusto: “Para X con mi fé en su alba de mundo y los truculentos editoriales,y las misti­ oro” . Ya no es nuestra el alba de oro, como ficaciones y mutilaciones de la verdad? ¿Qué cantó el pobre Darío y estamos hundidos en el importa todo ese palabrerío insustancial, esa crepúsculo vespertino, con el sol a la espalda, masturbación en rueda y a coro, esa inmensa según le gustaba decir a Herrera. Pero no deja vanidad de vanidades? También bajo el signo de de ser agradable y confortador que hayamos po­ la infecundidad, de espaldas al mundo real y no dido hojear y ojear ese librito, que lleva treinta sólo bajo el signo del miedo se abre la próxima y cuatro años de publicado, sin que el rubor nos Conferencia. Nada puede hacer. Nada podrá ha­ encendiera la cara. cer en definitiva, aunque, los ojos puestos ora Creemos que era Velasco Ibarra, quien decía en el látigo, ora en el talego, adopte, en el pa­ que los hombres políticos nunca deben escribir pel, decisiones contra Cuba. libros, para que no quede testimonio de sus vol­ Si contra el comunismo, no cabe más recurso teretas. que la guerra, decimos que esa guerra está perdi­ Y como el destino, en el cual nunca dejamos da. Pero decimos también, con la misma fé, que de creer, es un humorista, sin duda, no ha sido comunismo y nacionalismo, este nacionalismo simple coincidencia, nuestro reencuentro con de nuestros tiempos gloriosos y difíciles, no son ese librito insignificante y ya olvidado. Tampo­ sinónimos y que a nuestras patrias chicas las sal­ co que esta Conferencia de Punta del Este, se varemos si somos capaces de reconquistarlas, realice en buena parte gracias a la intervención nosotros, nosotros mismos, nosotros solos. de quien fue, en los años mozos y presumible­ . 1 mente puros, el autor de la diatriba. Todo, sig­ * * * nos y autores, raya a la misma altura. Unos y otros se compadecen. “Asigún el carro,las esta­ ^ H T o vaya a creerse que es un recurso retóri- cas” . Dios sabe lo que hace. ^W lco, un “happy end”, para esta confusa ^ ^ historia que hemos querido comunicar. Revisando papeles y buscando antecedentes pa­ MARCHA, 19 de enero de 1962. LA CRITICA REVISTA SOCIOCULTURAL El n u evo orden americano

NUEVA YORK 23. (UPI).- Un artículo editorial que publican hoy el “World Telegram” y los demás diarios de la cadena Scripps-Howard, titulado “¿Podrá Rusk convencerlos?’’ dice: “El Secretario de Estado Dean Rusk seña­ ló en Punta del Este que el ¿¿tito o el fracaso de la Alianza para el Progreso, puede depender del hecho de que América Latina esté o no esté dispuesta a proceder colectivamente a la cuarentena de Fidel Castro A ello, el Ministro de Relaciones Exteriores brasileña San Thiago Dantas comentó: “La unidad in­ teramericana es una cosa. . . Nuestro deber es salvarla. Comparada con eso, la Alianza para el Progreso no significa nada ". “Para nosotros, lo que Dantas dijo equivale prácticamente a que la OEA produzca aire caliente y ninguna acción ”. “En el pasado, los gobiernos de la América del Sur, por razones personales, realistas y comprensibles, participaron ansiosamente en las actividades del sis­ tema interamericano, por lo cual EE. UU. pagaron y ellos se beneficiaron, pero fueron indiferentes - y hasta contrarios- a cooperar cuando eran necesarios sa­ crificios, disciplina y la aplicación de medidas de reforma. "El sistema intermaericanp es una calle de dos caminos. “Confiamos en que Rusk podrá indicar claramente que ni la industria, ni el financiamiento, ni el gobierno, ni el pueblo de los Estados Unidos están intere­ sados en ofrecer fábricas y fondos para que se apoderen de ellos demagogos re­ volucionarios en nombre “del pueblo”, en virtud de que los sistemas que apo­ yamos se oponen obstinadamente a vivir en el siglo XX". “Los cambios políticos y sociales son necesarios. Pero si no se logran de manera ordenada, seria mejor que los Estados Unidos esperen hasta que los elementos oportunistas e imprevisores sean eliminados por pueblos impacien­ tes y resentidos". Termina diciendo el editorial que “es necesario que haya resentimientos so­ bre el particular. Pero es necesario que de alguna manera Rusk logre convencer a figuras como el señor Dantas (cuyo país recibió empréstitos por más dinero que el resto de todos los países sudamericanos combinados), que el fondo del barril está a la vista ”.

NUEVA YORK 24. (A P).- El “New York Herald Tribune” en una nota editorial sobre la conferencia de Punta del Este, critica hoy a los Estados Uni­ dos por tratar de usar la Alianza para el Progreso como arma, con el fin de lo­ grar una decisión contra la Cuba de Fidel Castro. “Lo más deplorable de todo -dice el diario-, es el aparente uso de la Alianza para el Progreso como ali­ ciente y garrote. La falta de deseos de algunos países sudamericanos a conde­ nar enérgicamente al régimen de Castro es molesto, por decir lo menos. Pero insinuar que esos países deben adoptar posiciones de política exterior de in­ cierta eficacia con el fin de recibir nuestra ayuda económica, es volver a la raíz del fracaso de nuestras relaciones latinoamericanas. Es admitir que no hemos aprendido casi nada en los últimos 20 años ", Manifiesta que los grandes países -especialmente Argentina, Brasil y México- no se unirán a los Estados Unidos en sanciones diplomáticas y económicas contra Castro “en parte porque temen las consecuencias en sus políticas internas y en parte porque no creen que tales sanciones puedan ser particularmente efectivas. Nuestras propias sanciones contra Cuba no tuvieron el efecto que confiábamos". Añade el “Herald Tribu- ne ” que la "única forma exitosa y permanente de luchar contra el castrismo en el hemisferio es destruir su atracción para los pobres, los hambrientos y los que social y políticamente están oprimidos. Es una tarea enorme y la Alianza para el Progreso es sólo una parte de ella. Cuanto más pronto nos dediquemos a ella, mejor será".

omo las “vacaciones” continúan y el es­ De 1789 a 1815, algo más de un cuarto de si­ pectáculo -e l “show” de Punta del Este- glo, la revolución francesa se extendió por el Ctambién, seguimos dedicados a leer libros mundo. Después de la derrota de Napoleón, los de historia. De cuando en cuando,hay que dar­ tratados de paz de ese año 1815, quisieron esta­ se el lujo y cambiar de aires. Es un modo de fu­ blecer un equilibrio geográfico y político y po­ gar. Una forma de evasión. De esos viajes que se ner un freno a la expansión de las ideas del 89. cumplen alrededor del cuarto, frente al libro La inmutabilidad territorial y la rigidez ideoló­ abierto, se retorna renovado. No se conocen gica. “El reglamento de 1815 no estaba pues otros países. Pero se conocen, lo que no deja de únicamente destinado —leemos en Renouvin—, ser excitante, otras épocas. ¿Por qué un viaje al a romper el imperialismo francés; estaba tam­ espacio o en el espacio tiene que ser más fecun­ bién concebido como un obstáculo a la expan­ do que un viaje en el tiempo o por el tiempo? sión de las “ideas francesas” , las de 1789 y Es conveniente, sin embargo, para no dejarse como un muro al abrigo del cual las fuerzas de seducir por las comparaciones fáciles y superfi­ conservación podrían ser restauradas” . ciales, tener presente el consejo de Marx, conse­ “El centro de gravedad europeo se desplaza­ jo que muchas veces recordamos. “Hegel -dice ba hacia el Este. El Congreso de Viena había co­ Marx en las páginas iniciales de “El 18 Bruma- ronado la victoria de Austria, victoria peligrosa rio de Luis Bonaparte”- hace en alguna parte porque provocaba excesivos apetitos del lado de esta observación: que todos los grandes aconte­ Alemania y de Italia a la vez. Sobre la carta po­ cimientos y personajes históricos se repiten por lítica nueva, Prusia inscribía su ambición unifi- así decirlo, dos veces. Olvidó agregar: la primera cadora. Polonia libre desaparecida, Rusia de­ vez como tragedia, la segunda vez como farsa” . sembocaba en Europa, hecho inmenso, el más “Los hombres hacen su propia historia pero importante del período, después de la revolu­ no la hacen arbitrariamente, en las condiciones ción francesa. El desterrado de Santa Elena en elegidas por ellos, sino en las condiciones direc­ su desprecio obstinado de Prusia, no había ima­ tamente dadas y heredadas del pasado. La tradi­ ginado la ascensión germana; pero había previs­ ción de todas las generaciones muertas pesa con to que dos potencias, un día, contrabalancea­ un peso muy grande sobre el cerebro de los vi­ rían la preponderancia inglesa, “dos Hércules en vos. Y aunque parecen ocupados en transfor­ la cuna, Rusia y Estados Unidos” . marse, ellos y las cosas, en crear algo nuevo,es Así nació el “nuevo orden” europeo, y las precisamente, en esas épocas de crisis revolu­ dos grandes naciones que emergen triunfadoras, cionaria cuando evocan temerosamente a los es­ pretenden darle un estatuto, y/o una doctrina y píritus del pasado, les toman sus nombres, sus dogmas. Alejandro lo. de Rusia, es el autor del palabras de orden, sus atuendos para aparecer pacto de la Santa Alianza, de tono por momen­ sobre la nueva escena de la historia, bajo ese dis­ tos místico y siempre confuso, “aspiraciones fi­ fraz respetable y con ese lenguaje prestado” . lantrópicas -como decía Metternich- disimula­ “La revolución social del siglo XIX, agregaba das bajo el manto de la religión” . Cristianismo, Marx, no puede extraer su poesía del pasado, si­ justicia, caridad, paz, fraternidad, son los térmi­ no sólo del porvenir. La revolución del siglo nos usados, los sagrados principios que se invo­ XIX debe dejar a los muertos enterrar a sus can. Castlereagh, o mejor dicho el impersonal muertos para lograr su propio objetivo” . Foreing Office, representante de un país insu­ Dicho y recordado lo cual, volvemos a nues­ lar, marítimo, de comerciantes y marinos, que tras apresuradas lecturas, para comprobar si la está a las puertas de la revolución industrial y historia se repite dos veces; para verificar, si una predica, por necesidad el libre comercio, pro­ vez como tragedia y,otra como farsa. mueve en cambio, el pacto de garantía. El tra- ií i Í

! ------— — — '— a . pa pectivos y para la tranquilidad general de Euro- de general tranquilidad la para y pectivos eeais aa a euia d ssEtds res­ Estados sus de seguridad la para necesarias juzguen que las medidas cristiana muy Majestad ouinro”, e uv “egraa a Fran­ a “desgarraran nuevo de , volucionarios” dos, deberían “concertarse entre ellos y con Su con y ellos entre “concertarse deberían dos, esta­ demás los de reposo “el amenazaran y cia” re­ “principios los que de caso en dice— que lo ces de amenazar la paz general. paz la amenazar cesde capa­ revolucionarias, perturbaciones produzcan etv, eo a die aa l ao e u se que de caso el para admite la pero co­ lectiva, intervención la Descarta periódicas. rencias orden. vo a rnea tmin araiain e confe­ de realización la también y fronteras las de realización revolucionarias; tentativas las mir los cuatro estados erigidos en custodios del nue­ del custodios de en erigidos estados gobiernos cuatro los los entre periódicas conferencias los Estados e intervención colectiva para repri­ para colectiva intervención e Estados todos delos internos asuntos los de vigilancia nes; posesio­ susrespectivas de firmantes los entre ca Alejandro? Tres por lo menos: garantía recípro­ garantía menos: lo por Tres Alejandro? de Austria. de la años los de andar rápido el con provocará caída y el desmembramiento cien años después, después, años cien desmembramiento el la y y caída revolución la hasta Rusia, de cristalización tiempo, el detener en confía que transformación. segunda, vertiginosa La en mundo del condicio­ nes mudables las a rapidez con adaptarse ella misma centro de una profunda revolución, revolución, profunda una de Inglaterra, a centro misma ella permitirá le primera La manecer. puede cambiar. La segunda está destinada a per­ a destinada está segunda La cambiar. puede primera La mística. una tiene Rusia táctica. una la de tratado al inglesa, réplica la es garantía cumplen a través de aquél. Inglaterra impone impone Inglaterra aquél. de se través y a caminan cumplen verdaderamente que los último, de pacto siel porque sellame, le así que bien tá Santa Alianza, son los fines y propósitos de este este de propósitos y los fines son Alianza, Santa y llamará le se garantía, de pacto el con acuerdo ehs a a oíia u v a upis dees­ Y Alianza. Santa la de cumplirse política la a llama, le se va que política la los de a esenciales razones hechos, las con compadecen esas de una por Pero inglés. proyecto el en ye misteriosas ironías de la historia, que tal vez se vez tal que historia, la de ironías misteriosas tres esas pacto, Al Rusia. y Prusia Austria, za, potencias e Inglaterra. La iniciativa rusa sedilu­ rusa iniciativa La Inglaterra. e potencias Alian­ Santa la de tratado al Adhieren xibilidad. iie.Dlor,e eprso elsa l fle­ la y realista empirismo el otro, Del rigidez. año. mismo del el sefirma noviembre de garantía de pacto el 1815; de bre ao e a at Ainae e 2 e septiem­ de 26 del es Alianza Santa la de tado Los firmantes convienen -e s Renouvin que que Renouvin s -e convienen firmantes Los ateeg, cpa a aata oetv de colectiva garantía la acepta Castlereagh, Cáe sn o poóio y beio de objetivos y propósitos los son ¿Cuáles l sbie itcso d u ld,cn su con lado, un de misticismo” “sublime El 20 des y los imperios, el del capitalismo avasallador capitalismo del el imperios, los y des dio n uv mno l e lasnacionalida­ de el mundo, gana. nuevo pierde un que Advino El banderas. sus coronaba ria victo­ la cuando antes, lograda nunca expansión los campos de batalla, conocieron entonces una entonces conocieron batalla, de campos los en vencidas 79, del ideas Las surgió. triunfos, Grecia- y y -Polonia derrotas entre perspectivas, var se desmoronó rápidamente y otro mundo, al mundo, otro y rápidamente sevardesmoronó ul a eouin nutil b a bi nuevas abrir a iba industrial revolución la cual mei ltinod a da ieae”. liberales” ideas las de triunfo el impedir un poder revolucionario a forma militar y militar forma a revolucionario poder un contra Europa a los proteger de de Setrataba interiores Estados. asuntos los de perintendencia unión para el gobierno del mundo o para la su­ la una para o ser mundo fin del gobierno el por para tuvo unión nunca ambi­ las francesas; de abrigo ciones al continente el poner para restaurar en España a Fernando VII. Fernando a España en restaurar sas, -dice ese memorándum- fue establecida establecida fue memorándum- ese -dice sas, orden. nuevo del fin del principio el es reagh vienen contra la revolución de Nápoles o para para o Nápoles de revolución la contra vienen “La Alianza entre las cuatro potencias victorio­ potencias cuatro las entre Alianza “La ción y la resistencia interesadas de Inglaterra, Inglaterra, de interesadas resistencia la y ción oposi­ la de pesar a Y 1822. en Leybach Verona 1820, 1821, en en Troppau, 1818, en Chapelle Napoleón, sobre victoria la de nacido den”, mante­ “el y lospueblos de reposo” “el procura a ors rne ptnis e nocs inter­ entonces, de potencias grandes otras las ALx golpear: de ledeja no que amenazadora, ola laa paso el cerrar para se'suceden grandes los de . Estado” del paz la de nimiento que 1815, de noviembre de 20 del tratado del América Latina* Y las reuniones y los tratados en tratados los Grecia, y en reuniones las Egipto, Y Latina* América en Polonia, en España, artículo del virtud en sea adhirió) Gran cual no (al Alianza Bretaña Santa la de pacto del tud Francia, en Bélgica, en Alemania, en Italia, en Italia, en en Alemania, cadena: en en Bélgica, en reproducen seFrancia, decreto, por tas viejo? del ción sigue intervención esta embargo, Sin deben que adoptarse. medidas las convenir a “Cuatro” los uv odn u n ea á u l consolida­ la que más era no que orden nuevo vir­ en sea Estados, otros los en posible siendo turbaciones revolucionarias en Francia obliga, obliga, Francia en per­ revolucionarias de amenaza la turbaciones Sólo Bretaña. Gran de inicia­ a tiva descartado fue Estados, los de negocios los internos en potencias grandes cuatro las de intervención de general derecho un comportaba in oíia sca, l ryco uo que ruso proyecto el social, y política ción según el tratado del 20 de noviembre de 1815, a 1815, de noviembre de 20 del tratado segúnel El mundo que la Santa Alianza quiso conser­ quiso Alianza Santa la que mundo El be, qé cri cn se neo or­ “nuevo este con ocurrió ¿qué bien, Y a oa e 5 e ao e 80 e Castle-, de 1820 de mayo de 5 del nota La e 85 14,lsrvlcoe, proscrip­ revoluciones, las 1840, a 1815 De Dse l ut d vsa e a reconstruc­ la de vista de punto el “Desde no de 6 y también fecundo en sus primeras grandes eta­ lectiva, para salvar la democracia y aplastar el pas. Un nuevo mundo que llega hasta nuestros “comunismo” nombre peyorativo que se usa días. para abatir al adversario y se aplica a todo incon­ formismo, a todo afán de justicia, postulan, al­ * * * gunos de los confederados de hogaño en Punta del Este. Puede que lleguen a ganar algunas ba­ os tiempos son distintos, sin duda. Y los tallas. ¿Y después? actores otros u otros los papeles que des­ ¿Por qué creer que el mundo de hoy y sus Lempeñan. Pero no parece cierto que si fórmulas y sus instituciones y sus escalas de va­ ayer fue la tragedia, hoy sea simplemente' la far­ lores y su organización económica, son eternos? sa. La profecía de Napoleón se ha cumplido: la ¿Por qué creer que la libre empresa señala el lucha se plantea entre Estados Unidos y Rusia e término de la evolución y que frente a sus puer­ Inglaterra ha pasado, con resignación confesa, a tas se desvanece toda esperanza? un segundo plano. Otra gran revolución indus­ ¿Por qué creer que la democracia al estilo de trial, tecnológica esta vez, sacude al mundo. Y las que se practican y usan, es un ideal cristali­ como lo sabemos hasta el cansancio, y lo com­ zado e irremplazable? ¿Por qué creer que debe­ probamos todos los días, los pueblos conquista­ mos detenernos frente a las tumbas, atarnos a dos en esos años de la primer gran revolución los féretros, tener vueltos los ojos al pasado o industrial, uno tras otro y no por cierto en la estar sujetos al presente? ¿Por qué creer que en minúscula Europa, apenas una península de nombre de mitos ajenos y de ajenos modelos, Asia, se liberan. podemos imponerles a los demás, a fuerza de ¿No sería conveniente y fecundo que a la luz dólares y de bayonetas y de bombas, la liber­ enceguecedora de la muy cercana experiencia tad, la justicia, la democracia, .la paz, el reposo, de la Santa Alianza Europea, los cancilleres reu­ la felicidad? ¿Quiénes somos, quiénes son esos nidos en Punta del Este y que se afanan como cancilleres de América, de qué autoridad dispo­ hormiguitas diligentes en elaborar alquitaradas nen, para trazar decálogos imperecederos y fórmulas, para intervenir sin intervenir, adqui­ arrancar a los cielos, el secreto de la salud del rieran conciencia de cuán vano y criminal es lo alma y del cuerpo? ¿A título de qué, los tales, que pretenden o proyectan? pueden decirle y hacerle creer a los pueblos Hace menos de siglo y medio, otros, en el explotados y famélicos, a los indios de Bolivia, ápice de su poder, orgullosos de sus victorias, a los pobladores de las favelas, a los mineros de quisieron detener la marcha del mundo. De Chile, a los ocupantes de los rancheríos, a los todo ese brumoso y ecuménico sueño, puesto llaneros de Venezuela, a los negros de Panamá, bajo el patrocinio de la “eterna religión y del a las víctimas de los “marines” , a todos los que Dios Salvador” , basado en la existencia de una duran en lugar de vivir, que esta democracia es “nación cristiana” , al paso de pocos años, nada su democracia, que esta libre empresa es su quedó. El cierre de la puerta, provocó la caída empresa, que estas inversiones extranjeras son de los muros. Al condenar la revolución asegu­ sus inversiones, que esta sujeción es natural y raron su triunfo. estos padecimientos necesarios y justos? Sí, la ¿Qué perdurará de las resoluciones que aho­ historia no es igual. Igual a la de antes en todos ra adopten los Somoza, y los Ydígoras, y los sus aspectos. Lo es, sin embargo, en esencia. Y Stroessner y los Trujillo muertos pero presen­ la tragedia puede que más honda. Porque antes tes y todos los demás? -referimos al episodio esquemáticamente ex­ ¿Cuánto se mantendrá el “nuevo orden ame­ puesto de la Santa Alianza- mandaban varios y ricano” que, a semejanza del nuevo orden euro­ ahora sólo uno. Los otros ahora no suelen ser peo ayer, aspira a la eternidad? aliados. Suelen ser los soldados del poderoso.! ¿Cómo detener con resoluciones, votos, ac­ Sus distinguidos servidores que trabajan contra tas, conferencias, discursos, tratados, informes sus propios pueblos. Y esta circunstancia hace una revolución sustancial que las circunstancias más trágica la tragedia y autoriza a pensar que llevan en su seno, como lleva la nube la tormen­ cuanto se haga será aún más frágil y perecede­ ta? ro que lo de antes. Como lo autoriza a pensar, Intervención colectiva, paz y reposo para los la gran convulsión que recorre el mundo de pueblos, represión de las revoluciones, procla­ Este a Oeste, de Norte a Sur. Los gobiernos de maban los asociados de 1815. Intervención co­ la Santa Alianza pudieron creer que el centro del universo era Europa y que los estremeci­ ¿Cómo no comprender que es nuestro deseo, mientos de las tierras lejanas -la revolución nuestro invencible deseo, ser lo que debemos americana verbigracia- no podrían perturbar el ser, auténticamente, aunque nos demos de gol­ equilibrio y la paz de esa Europa, cabeza visible pes contra la pared, aunque tropecemos cien ve­ del mundo moderno. ces, aunque nos equivoquemos mil? Ser lo que ¿Quién ahora puede creer que esta América, debemos ser, sin modelos impuestos, sin tuto­ será un reducto inviolable del imperialismo, el rías puritanas, sin estar sometidos a sermones y último e inexpugnable refugio del colonialismo, reprimendas, siempre sentados én el banquillo un coto aislado, adonde no llegará ni el rugido de los acusados, siempre acodados en los bancos del viento, ni la furia del mar? de la escuela, bajo la vigilancia protectora de un ¿Quién puede creer que nos traerán la paz, maestro, palmeta en mano, que empieza por las formulitas que se fatigan en redactar jueces e querer corrompernos con sus dólares, con sus intérpretes, algunos dé los cuales están mancha­ propagandas, con sus amenazas, con sus intrigas. dos de sangre y rebosan de pecados? ¿Quién puede creer que los que condenan Que nos dejen en paz. Nosotros, no les hare­ tienen autoridad para condenar y que las conde­ mos la guerra. Que nos dejen trabajar. Nosotros nas tendrán aplicación y efecto? no les robaremos el fruto de su labor. Que nos ¿Y cómo no comprender además, aunque la dejen buscar nuestro camino. Nosotros, no les humildad no anide en el corazón y el espectácu­ cerraremos el suyo. Y que se guarden sus dóla­ lo no se contemple sub specie aetemitatis que res. Vivir libre en la miseria, es mejor que vege­ más allá de la hora histórica en que vivimos, tar ahito, en jaula. Pueden los cancilleres seguir más allá de la revolución tecnológica, más allá dedicados con celosa devoción a jugar a las es- de la distribución injusta, más allá de la mispria quinitas y el tatetí. De aquí a poco, antes de y de la explotación, estamos todos aquí en ésta que la tinta de sus proclamas se torne amarillen­ nuestra América, ajena a su destino, ya hartos, ta, no quedará de sus desvelos y sus nombres, ni hartos hasta la náusea y el vómito, de vivir en sombra ni polvo. tutela, de no poder hacer nada ni dejar de hacer nada, sin mirar a Washington, sin sentir los ojos de Washington, puestos en nosotros? MARCHA, 26 de enero de 1962.

Jío gaqamcg cuadernos, •porgue nuestro indio le$ Tabaré, pero hacemeg buena letra, Y tenem doble raya en la cabeza. E $o ¡sí, la revista Marcha. De agosto de 1961 a noviembre de 1963

ace apenas dos años, tres meses y unos bierno de los Estados Unidos, a convocar una pocos días que se inició en Punta del Es­ reunión extraordinaria del C.I.E.S. te,la Conferencia del C.I.E.S., donde fue­ -Entretanto, el 17 de abril, se había intenta­ Hron aprobadas las bases de la Alianza para el do la invasión de Cuba. Todo, como se ve, guar­ Progreso. Ahora el C.I.E.S. está de nuevo reuni­ da una perfecta relación” . do en San Pablo y es tema fundamental de sus “ ¿Qué hizo la O.E.A. -agregábamos- reuni­ deliberaciones, el análisis de los resultados de la da en Washington y de cuyo Consejo Directivo dicha Alianza. forman parte todos los Embajadores de las Re­ ¿Tiene el lector memoria de cuanto se dijo públicas Americanas, frente a la invasión del 17 y prometió por aquel mes de agosto de 1961, de abril y a la proposición, llegada a su conoci­ que ya nos parece tan alejado? ¿Recuerda el miento el 8 de mayo, de convocar una Confe­ desborde retórico de entonces, que agencias, rencia? Pues cerró los ojos a la invasión y convo­ prensa, radios de consuno y como de costum­ có solemnemente y sin chistar a la Conferencia”. bre, se encargaron de hacer más caudaloso? 2 .- Una semana después (MARCHA, 28 de Vamos a remover la capa de polvo y cenizas, julio) comenzamos a analizar los distintos infor­ que el tránsito de las horas, acumuló sobre ese mes preparados para la Conferencia y decíamos: pasado inmediato. “Los informes pecan por amplitud en cuanto 1.— Entre el 21 de julio y 18 de agosto de señalan el mal y proponen el remedio para una 1961 (MARCHA,Nos. 1067 a 1071) escribimos estructura que se presenta como unitaria: la cinco artículos sobre la Conferencia de Punta presunta América Latina. A poco que nos acer­ del Este. camos a este supuesto, se ve que es tanto una Hicimos en el primero de ellos, (21 de julio) hipótesis, como una esperanza, cuya realización' una breve historia de la iniciativa que resumi­ o conquista exigirá prolongados esfuerzos. Pero mos así: pecan también y es lo más grave, por estrechez, - “ 13 de marzo de 1961, discurso presiden­ en cuanto pretenden buscar soluciones dentro cial (Kennedy) sobre la Alianza para el Progre­ de un ámbito restringido: el del llamado pana­ so, en el cual discurso ya se enuncia claramente mericanismo. Aún, si se prescinde de las impli­ el propósito de realizar una reunión ministerial. caciones políticas, muy graves, por cierto, y -1 4 de marzo, solicitud al Congreso para decisivas, es fácil comprobar que por razones disponer de 600 millones de dólares destinados geográficas, si se quiere históricas y sobre todo a América Latina. económicas, existen, por lo menos dos Améri- -22 de marzo, mensaje sobre ayuda exte­ cas: una más ligada a Estados Unidos o más rior, ratificado y completado por carta de ma­ influida por este país; otra, menos vinculada a yo de 1961. él. Y también que tanto una como otra de estas —8 de mayo, la O.E.A. toma conocimiento Américas Latinas, con las varias zonas interme­ de la proposición, oficialmente hecha por el go­ dias, no pueden resolver sus dificultades, exclusi- 1 vamente dentro de los marcos de una organiza- gencias políticas y económicas de uno, para ! ción Continental. Por partir del panamericanismo crear lazos políticos y económicos con el otro. oficial, están así viciados —vicio congènito e in- Así puede verse el problema, tanto desde Wash­ j sanable- todos los desarrollos: particularmente, ington como desde Moscú; pero así no debemos pronósticos y terapéuticas. Recurramos una vez verlo nosotros. Si hay dos bloques en el mundo, : más a los ejemplos. El informe sobre las mate­ esos dos bloques no son los que se alistan detrás rias primas, nos parece una demostración de la de la Unión Soviética o detrás de Estados Uni­ tesis que sostenemos. El diagnóstico es acerta­ dos. Son los formados por las grandes potencias do: las variaciones estacionales y las variaciones industrializadas, todas las grandes potencias, de cíclicas de los precios de nuestras materias pri­ un lado; por los países subdesarrollados, las mas han sido un factor de perturbación y dese­ "naciones proletarias” , de otro. Tarea de éstos quilibrio de nuestras economías. En el largo es aprovechar y utilizar las luchas entre los gran­ tiempo, las variaciones seculares, se han produ­ des, para salir de su atraso y estancamiento, sin cido contra nosotros: ha aumentado la expor­ entregarse a uno, sin vender su alma al otro. tación en volumen de los productos industria- La ayuda externa, si es necesaria para vencer j lizados y el precio de éstos, más que el volumen el subdesarrollo, no puede venir de uno de los ■ y los precios de nuestras materias primas. La re- protagonistas en el drama. Debe venir también ! lación de intercambio ha evolucionado en per- no sólo del otro contendiente, sino además de I juicio nuestro. Y el hecho es general y se obser­ todos los países “ricos” . Es decir, la ayuda, para va, con variantes según las mercaderías, no sólo que ella no implique sometimiento, alianza, ser­ en América Latina, sino en todos los países pro­ vidumbre, debe internacionalizarse. ductores de materias primas. Ahora bien, dada El tercer mundo, del cual formamos parte, esa situación ¿cómo puede concebirse que el debe dirigir sus reclamos y hacer valer sus dere­ ajuste pueda lograrse en el ámbito del paname­ chos a y frente a todos los poderosos. El subde­ ricanismo? ¿Cómo pensar que la obtención de sarrollo y los desequilibrios, miserias e injusticias, precios remuneradores para nuestras carnes o que le son consustanciales, deben plantearse, aún mismo para nuestras lanas, dependan de para resolverse, en escala mundial. acuerdos interamericanos exclusivamente, cuan- Lo demás es disfrazar la realidad, empeorar­ ! do buena parte o la mayor parte de esas carnes la. A pretexto de abatir la miseria, aumentar la o de esas lanas se dirigen a mercados extracon- sujeción y crear nuevos foqos explosivos. Dar el [ tinentales? pan para conseguir siervos. El panamericanismo Sin duda, el informe reconoce el hecho, por­ se recubre de sanos propósitos económicos; pe­ que cuanto ocurre con las lanas y carnes a las ro sigue siendo lo que siempre fue: una empresa cuales dedica, quizá por la nacionalidad de los política dirigida, inspirada, movida por el inte­ autores, poca importancia, ocurre también con rés cuya legitimidad no discutimos, de uno de el estaño y el café y el azúcar y el cobre; pero los actores en el gran drama de nuestro tiempo. después de haberlo reconocido, se ve obligado Ni el Oeste, representado por Estados Unidos: por la índole y origen de la conferencia a la cual ni el Este, a cuyo frente,aparece la U.R.S.S. da­ ese informe está dedicado, a proponer como rán por separado, solución a nuestros males” . medidas de mayor envergadura, soluciones “pa­ 3 .- El 4 de agosto, en vísperas de la inaugu­ namericanas” : “que los países del hemisferio es­ ración de la Conferencia a la que denominába­ tablezcan un sistema de préstamos automáticos mos “ El Cónclave de los Mendicantes” , escri­ que compensen los efectos que ejercen las fluc­ bíamos: tuaciones de los precios y mercados de produc­ “ Este neo colonialismo, que lá insospechable tos básicos sobre los ingresos de divisas” . Decir autoridad del Papado, denuncia, tendrá el mis­ los países del Hemisferio, es decir, en realidad, mo destino y la misma suerte que el viejo colo­ Estados Unidos. Repetimos, partir del paname­ nialismo. Ha estallado sí, una revolución de la ricanismo para vencer nuestro subdesarrollo, es naciente esperanza y a su servicio hay que po­ una peligrosa ilusión. Nuestro subdesarrollo, co­ nerse. No para aprovecharla, sino para ayudarla. mo el de todos los demás países atacados del No para utilizarla o frenarla, sino para ser uti­ mismo mal, sólo puede plantearse y resolverse, lizada por ella. Días más, días menos, años más, en una escala y un plano mundiales. años menos, lo veamos o no lo veamos, la mar­ No es cuestión de elegir .entre Estados Uni­ cha continuará y andando el tiempo, todo este dos y la Unión Soviética. De escapar a las exi- despliegue sutil de defensas y promesas de nues- tro caduco mundo, lo llevará el viento y se per­ lo quisieron. Otros, mejores o más cautos, hu­ derá en el olvido. bieran podido tal vez, evitar que tal o cual epi­ Si el subdesarrollo, repetimos, necesita de la sodio tuviera tales o cuales características. El ayuda exterior, esa ayuda debe ser internacio­ proceso a la larga o a la corta, hubiera sido el nal. Una ayuda que empiece por pagar los pre­ mismo. cios justos a las materias primas, que no emplee Todo lo que lleva el sello del panamericanis­ el arsenal del proteccionismo en los países ricos, mo tiene que ser, es, para nosotros, los pueblos ni maneje los excedentes creados al amparo de del Sur, sospechoso y a fin de cuentas, siempre ese proteccionismo, para abatir los precios que perjudicial. La geografía manda, pero la geogra­ se quieren estabilizar; una ayuda que repose so­ fía no se agota en una misma denominación. bre la reducción de los feéricos gastos en arma­ Decir América, es no decir nada, cuando una mentos y dedique las sumas que por esas vías parte de esa América, tiene sustanciales diferen­ se obtengan, a construir casas y dar vestido y cias con la otra. Estados Unidos está no sólo sustento a los cientos de millones que hoy, fren­ más cerca del resto del mundo anglo-sajón que te a nuestra indiferencia, mueren sencilla y trá­ de todos nosotros, sino que está más cerca de gicamente, de hambre. Europa Occidental que de América Latina. “NUESTRA AMERICA NO ES COTO RE­ La declarada unidad panamericana, es el pri­ SERVADO DE ESTADOS UNIDOS, CREER mer y grosero equívoco a destruir. Burda men­ LO CONTRARIO ES EL VICIO CONGENITO tira, falaz e hipócrita premisa, que vicia e invali­ DE ESTA ESPECTACULAR CONFERENCIA, da todo cuanto a su pretendido amparo se haga, DENTRO DEL AMBITO CONTINENTAL, como ha viciado e invalidado, desde el punto de CON SUJECION A LAS DIRECTIVAS POLI­ vista de nuestros intereses y derechos, cuanto se TICAS Y ECONOMICAS DE WASHINGTON ha hecho. NO HAY SOLUCION PARA NUESTRO SUB­ DESARROLLO, COMO NO LA HAY, ENTEN­ DAMOSLO BIEN Y DIGAMOSLO CLARO Y FUERTE, CON SUJECION, MAS O MENOS VELADA, A LAS DIRECTIVAS POLITICAS Centenario, Y ECONOMICAS DE MOSCU. SIN INTERNA- CIONALIZACION DE LA AYUDA, NO HAY una radio para que AYUDA VIABLE, Y ADEMAS, DIGNA. DIG­ NA DE QUE LA ACEPTEMOS” . usted opine y 4 .- Más tarde, (11 de agosto) señalamos “Los 5 pecados capitales del C.I.E.S.” que inva­ participe por la lidaban a la Conferencia: “ 1. Lo dijimos y lo repetimos, lo venimos di­ ciendo y repitiendo desde siempré. El vicio con­ democracia y ia gènito del panamericanismo, es, el panamerica­ nismo. Parte de un supuesto falso: la unidad libertad continental. Conduce inevitablemente, -lo quieran o no los hombres o todos los santos del cielo o las once mil vírgenes- por la abrumado­ ra disparidad de las fuerzas, a la sujeción econó­ mica y política de los débiles países del Sur. No discutimos intenciones, no nos ponemos a exa­ minar corazones. Miramos a los hechos, a las es­ tructuras actuales y a la historia, que no es en estas tierras como no lo es en las demás, obra exclusiva de la buena o mala voluntad de los hombres. Hitler no fue una excrecencia diabóli­ ca, surgida de la nada. La muerte de Sandino, la toma del Canal de Panamá, la reciente invasión de Cuba, anécdotas trágicas en el fluir de la his­ toria, no se producen porque unos pocos malos i 2. El imperialismo no es tampoco -cuarenta utilicen los medios para lograr ese objetivo: los años hace que lo repetimos- una creación satá- gobiernos dóciles, los impuestos leves, el reco­ ,) nica de unos pocos. Es un fenómeno económico nocimiento del sagrado derecho de propiedad, ! con implicaciones políticas. Y todo eso, como la explotación que persigue el beneficio, las co­ | alguna vez también lo recordamos, de los países locaciones que reditúan. subdesarrollados y las economías dominantes y Cuando un país presta, lo hace para que se las periferias y demás yerbas, vocablos a los cua­ le devuelva con beneficio el préstamo, para que les tan afectos son los técnicos de la “Nouvelle éste se aplique a obras que le interesa desarro­ Vague” , no son más que eufemismos pedantes, llar, también para controlar lógicamente el em­ para disimular la verdad sustancial. pleo de los dineros y evitar competencias rui­ Pero el nombre no hace a la cosa y no hemos nosas, para impedir, en fin, que prosperen -así de perder el tiempo en discutir terminologías, en procede Estados Unidos- industrias o explota­ sutiles devaneos lexicográficos. El imperialismo ciones nacionalizadas que cierren el mercado, a ! | es acumulación de capitales, exportación de los aquellas industrias o explotaciones privadas que ! mismos, concentración monopolista, absorción, tienen su principal asiento en dicho país presta­ dominio y explotación de los mercados produc­ mista. Es el caso del Exim Bank, que niega todo tores de materias primas. Y el imperialismo, crédito a las empresas estatales del petróleo. hoy y aquí, a virtud de una política secular y En los últimos tiempos, el préstamo ha recu­ | tenazmente perseguida, de la proximidad geo­ rrido a formas más sutiles: se le ha querido “in­ gráfica. de la decadencia de Europa, del reparto ternacionalizar”, confiando su distribución a or­ tácito o expreso de las zonas de influencia, del ganismos que no dependen directamente de un poderío avasallante del país que lo ejerce, se solo país: Banco Internacional, Fondo Moneta­ llama, en primer término, Estados Unidos. El rio, etc. Se han reducido las tasas de interés y fenómeno es universal; pero aquí tiene'iin be­ aún se ha llegado a suprimirlas. Del préstamo se neficiario exclusivo o un beneficiario que ha ha pasado a la donación. ► desplazado, natural y fatalmente, o se esfuerza Ocurre, sin embargo, que la “internacionali­ por desplazarlos, a todos los demás rivales. Y si zación” es una vana palabra. Los tales organis­ se reconoce que el imperialismo es un mal mos internacionales, son organismos radicados -puede que algunos lo crean un bien- es con­ en Washington, manejados de acuerdo con téc­ tra quien lo representa y encarna, que hay que nicas y por técnicos americanos y de cuyo capi­ librar la batalla, en primer término, sin caer en tal es dueño, en su mayor parte, el gobierno las redes de los otros. Clausewitz, enseñaba que americano. es una regla de estrategia no pelear en dos fren­ Ocurre también que las donaciones, llevan tes al mismo tiempo. Por haberlo olvidado, se entre sus pliegues, más de una condición. Sólo apresuró la derrota de Napoleón. Por no ajustar­ se da - y es lógico y natural y explicable y aún, se a esa regla ¿es que podía hacerlo?- Hitler, dentro de nuestra escala de valores, legítimo- a se adelantó a su destino. quien se ajusta a las exigencias, confesas o táci­ Cuando la United Fruit se instala en Guate­ tas, del donante. No se da a quien necesita. Se mala o las compañías petroleras invaden Vene­ da a quien se necesita y está dispuesto a servir. zuela o la Argentina, o los monopolios azucare­ La donación es así, la sujeción. La sujeción a ros se reparten a Cuba, todos son conscientes o, una concepción de la vida y la economía, a una no obstante su poderío, inconscientes soldados forma política. La participación en uno de los e instrumentos, de esta fatalidad del proceso campos. La entrega, cuerpo y alma, a uno de ! económico. Hacen imperialismo, y tendrían que los bandos. El enrolamiento en un ejército que hacerlo aunque no lo quisieran. Porque no ha­ otros manejan. Y así siempre. No sólo en el ca­ cerlo sería negarse a sí mismos. Condenar lo so de Estados Unidos. En todos, incluido el de que es su razón de vivir y desarrollarse. Y toda­ nuestras relaciones con la Unión Soviética. Co­ vía no se ha visto, que las empresas capitalistas mo lo decía o predecía Martí, con las diáfanas organizadas para el lucro, dejen de lucrar. No se palabras, recordadas por el propio Guevara, que ha visto ni se podrá ver. El día que dejaran de sirven de acápite a esta nota. lucrar, dejarían de ser lo que son. El que quiere La Conferencia Panamericana de Punta del el fin quiere los medios. Y por tanto, fijado el Este, no escapa a esas exigencias imperiales. Dó­ objetivo dentro de la fluida trama de los hechos lares, a cambio de alistarse en las combatientes cotidianos, lo natural, lo inevitable, es que se filas de los cruzados de una democracia, a uso y medida de los Estados Unidos. Dólares a cam­ de y está caduco. Todo cuanto acontece en el bio, de reiterar el juramento de fidelidad al im­ mundo, así lo demuestra, para quien tenga ojos perio. Que ese juramento se realice a través del y vea, oídos y escuche. El acelerado proceso de Comité de los Siete o a través de las institucio­ descolonización, no es sólo un impulso más o nes que crea el documento 105, no tiene como menos anárquico de liberación. Es mucho más: se comprende, mayor importancia. Una fórmu­ el acta de defunción del capitalismo. Es por éste la será mejor o peor que la otra. Las dos tienen que ahora doblan las campanas. Y es una más la misma falla irredimible. de las ironías en las que la historia abunda que 3. Más allá de lo que se discute con eleganciaEstados Unidos, anticolonialista fuera de fron­ y refinado tecnicismo, en Punta del Este, otro teras, en Argelia y en el Congo, al acompañar planteo cabe hacer, otro equívoco aparece. Y esos movimientos de independencia, acaso con la es, lisa y llanamente, el de la supervivencia de secreta esperanza de aprovecharlos y el deseo de todo un sistema: el del capitalismo. La Confe­ que no los aproveche su enemigo, esté cavando rencia parte del supuesto de que el régimen ca­ esa misma huesa de la que el capitalismo quiere pitalista puede salvarse, aunque entre los fauto­ escapar. res de la misma, aqnellos más lúcidos, no oculten 4. Ya -lo dijimos en otro artículo y lo repe­ el temor de que estemos frente a una de las úl­ timos ahora- las necesidades y las exigencias de timas oportunidades de hacerlo. Pues bien: esto nuestro desarrollo, no pueden resolverse con la que se soslaya es el gran tema y el gran drama simple ayuda de Estados Unidos, dentro del ám­ de nuestro tiempo. Si el capitalismo, a diferen­ bito panamericano. Es una suerte. Desde este cia del feudalismo o de la esclavitud lleva con­ punto de vista la historia también trabaja por y sigo la eternidad, es él mismo la eternidad, esta para nosotros. Lo que se necesita es mucho. Lo conferencia y las medidas que ella adopte pue­ que puede dar Estados Unidos, cuya época de den tener justificación y viabilidad. Pero si el esplendor ha pasado, es poco. Es otra de las capitalismo es una categoría histórica más, una contradicciones de la conferencia. Otro de sus etapa en la marcha, no. Con mayor razón, si el equívocos insanables. Al tiempo que reafirma y capitalismo ya ha entrado en la era de la deca­ pretende remachar la unidad del panamericanis­ dencia, si ya se muestra incapaz e ineficiente, mo, reclama la ayuda de otros países poseedores además de injusto. Es la interrogante que planea de capital. Al tiempo que cierra las fronteras, sobre todos estos años confusos. El gran debate para consolidar la dependencia, abre tímida­ se cerrará, con el triunfo de los que en el rápido mente una ventana, para pedir auxilio al exte­ andar de los días venideros, produzcan más y rior. Es, una vez más, negarse a sí misma, negar distribuyan mejor. Apostar a la carta del capita­ la concepción inspiradora y nutricia, el cerrado lismo en estas horas, es, por lo menos, una im­ regionalismo, a que la Conferencia, para mayor prudencia. gloria y provecho de Washington, responde. Es­ Y vincular capitalismo con democracia, con­ ta sola comprobación basta para dudar de la es­ fundiendo los temas y mezclando, para entur­ tabilidad de la fábrica. No se puede por un lado, biarlas, las aguas, como se hace, es tanto una hi­ cerrar el coto y por otro, abrir subrepticiamen­ pocresía como una mentira. De nada servirá, te, agujeros en los muros. Si la ayuda exterior porque el tiempo y el agua y el viento, se lleva: debe venir, para que salgamos de nuestro atra­ rán la cáscara y el reboque, aunque nos esforce­ so, sólo será fecunda en tanto sea realmente in­ mos en repetir el encalado y la pintura. “Vienes ternacional. Dentro del panamericanismo no de la huesa y preguntas por la muerta”. hay solución viable, por limitación de los me­ Y es trágicamente absurdo que estos países dios -n o obstante el poderío de Estados Uni­ del Sur, pre-capitalistas, explotados por el gran dos— de que se dispone. capitalismo internacional, que ya conocen que 5. Algo más que un equívoco, es creer o ha­ su leve defensa presente, está en las nacionaliza­ cer creer que se cree, en la posibilidad de que ciones, que ya saben también que no hay es­ todos los actuales gobiernos y clases dirigentes tructuras válidas para todo tiempo y lugar y que de América Latina, pueden lanzarse a la empre­ es su tarea oficiar de adelantados y descubrir sa de iniciar, la revolución que nuestro Conti­ nuevas bases para su economía, se dispongan nente necesita. Que los grandes propietarios a pincel, balde y cuchara en mano, a refrescar y cuyo servicio están muchos gobiernos, sean ca­ decorar el frente y las paredes de la huesa. Li­ paces de realizar la reforma agraria; que muchos gan su destino a lo perecedero y a lo que ya hie­ de esos gobiernos sean capaces de planificar la economía y cortar las alas a la libre empresa, cuyos beneficios marchan paralelos con la anar­ quía de los mercados; que los monopolios de fuera y de dentro, más los de fuera de los cuales suelen ser dependencias los de dentro, se dis­ pongan a aceptar entre abluciones de agua ben­ dita, la estabilización de los precios de las ma­ terias primas. Que los Trujillos, los Stroessner, los Somozas, los Ydígoras, los Beltrán, para no citar sino unos pocos, puedan.ponerse a la cabe- ! za de esa revolución de la creciente esperanza, como con guachajosa retórica, se ha definido al movimiento que comienza. Las revoluciones se.hacen por los pueblos y no se planean en Conferencias Internacionales o en estiladas y estiradas reuniones de técnicos asépticos. Y se hacen siempre, con sangre, con dolor, con injusticias, con crímenes, con barro. Fatalmente. Nos guste o no nos guste. Y esta es también una de las contradicciones trágicas has­ ta el absurdo, de cuanto se proyecta. No se pue­ de proclamar la necesidad de la revolución y tener la presunción de fijar sus etapas y sus ob­ jetivos, con exactitud de relojero. No se 'puede reclamar la revolución y confiar su logro a quie­ nes ahora la provocan. Los victimarios no pue­ den ser los,vengadores. Todo esto revela confusión y miedo. Todo zada por el mundo occidental, es negar la histo­ esto, no obstante las alharacas, es confesión an­ ria, y dar la espalda a la verdad. ticipada de derrota”. De Oriente no puede venirnos la luz y por 5.— Por último el 18 de agosto, al cerrar la eso y otras razones, no somos comunistas; pero serie, y examinar los logros de la Conferencia, en Occidente, en este Occidente que nos ha im­ escribíamos, bajo el título “Los muertos entie- puesto y quiere seguir imponiéndonos sus modos rran a sus muertos” . de vida y de pensamiento, hace rato que ha em­ “El panamericanismo se opone a que nuestra pezado a ponerse el sol. América busque y encuentre su auténtico desti­ Una América Latina organizada según los cá­ no. Dentro de las formas capitalistas que nos nones soviéticos es, por razones históricas, geo­ han sido impuestas del exterior y de las cuales gráficas, y en virtud de la coyuntura económica, el dicho panamericanismo es un instrumento, impensable; mas esta otra América Latina que América Latina no tiene solución. Y lo que ha por la presión de nuestros amos y celosos tuto­ de venir, vendrá. Y no lo detendrán informes, res, ha sido durante años una copia servil del ca­ conferencias y donativos. No resolverán éstos pitalismo occidental, una caricatura del mismo, nuestras contradicciones internas. Tampoco las nunca tuvo viabilidad y menos la tiene ahora. contradicciones internas que ya y desde hace Nació condenada. Se esterilizó. Es ella entera tiempo, asoman en los propios Estados Unidos. una gran frustración. El dilema es: o América Hoy mismo, señalémoslo al pasar, los diarios in­ encuentra sus formas y estructuras para ser lo forman que tanto en el Senado como en la Cá­ que debe ser o no será nada: un vasto territo­ mara de Representantes, el plan de ayuda pro­ rio colonizado y acaparado por los grandes, un puesto por Kennedy, ha sufrido sendas derrotas. cuerpo sin alma, un-resignado y corrompido Los países subdesarrollados no cumplirán su ejército de siervos. desarrollo por las vías y dentro de las institucio­ Como es más difícil encontrarse y definirse nes del capitalismo. Por lo demás, democracia y que copiar, tanto más si por la copia se paga, los capitalismo no son sinónimos y afirmar que no hombres pequeñitos y falibles y cómodos y hay otra forma de democracia que aquella utili- conformistas que hemos sido y aún somos, nos hemos dado por satisfechos y cumplidos, cuan­ na vez más debemos pedir perdón por las do copiamos con delectación. transcripciones; pero ya hemos recordado América Latina debe trazarse y con ella tal que aquel que no se repite, se contradice. vez el Tercer Mundo todo, lo que Europa Occi­ Como no podemos contradecirnos, obligados dental quiere y no puede: un camino alejado estamos a repetirnos. tanto del capitalismo caduco, como del comu­ Y bien ¿que ocurrió en los dos años largos nismo avasallador. transcurridos después de la Conferencia de Pun­ Ese puede ser el real significado de la expe­ ta del Este? ¿En los dos largos años de vigencia riencia revolucionaria cubana, si por miope es­ de la Alianza para el Progreso? tulticia de Estados Unidos, no se le empuja y Dos documentos -entre muchos otros, que obliga a echarse en brazos del mundo soviético. en su oportunidad comentaremos- pueden ser­ ¿Por qué sólo nos está dado elegir entre dos virnos para encontrar respuesta: el informe de bloques? Kubitschek, redactado por resolución y encargo ¿Acaso no tenemos el deber y la posibilidad de la Primera Reunión Anual del C.I.E.S. al Ni­ de crear otro? , vel Ministerial, celebrada el 26 de octubre de Aceptar pasivamente la alternativa que se 1962 y el discurso de Goulart, al inaugurar el nos quiere imponer, es resignarnos a la condi­ 11 del corriente mes de noviembre la Conferen­ ción humillante de esclavos de uno (u otro de cia de San Pablo. los poderosos. El informe de Kubitschek aunque lamenta­ La Conferencia de Punta de Este, consagra la ble y redactado con tinta de colono, no puede alianza con el capitalismo occidental. Pero aún: ocultar la gran frustración. El discurso de Gou­ con el menos evolucionado aunque más podero­ lart, en otro plano, otro tono y con otra alma, so , representante de ese capitalismo. Es atarse a vale tanto por sus omisiones como por sus di­ un féretro, a una concepción de la vida ya supe­ chos. rada y que siempre nuestros pueblos, por instin­ 6.- Puesto que estamos en tren de transcrip­ to y necesidad, rechazaron. Que los muertos ciones, sigamos con ellas. He aquí algunos con­ entierren a sus muertos, mientras los dólares ceptos del lamentable informe de Kubitschek: resuenan al caer en la huesa” . “Después de examinar detenidamente el asunto y de meditar mucho sobre él, me veo obligado -a l cumplir la onerosa misión que me confió el Consejo'de la Organización de los Es­ tados Americanos- a concluir con pesar, pero con firmeza, que la “Alianza para el Progreso” , en los dos primeros años de funcionamiento, dista mucho de corresponder a los ideales reite­ radamente proclamados por el ilustre Presidente Kennedy. No se modificaron ciertos conceptos erróneos que, en este último cuarto de siglo, tanto perjudicaron a las relaciones entre los Es­ tados Unidos y la América Latina. No se tradu­ jo en actos ninguna renovación de espíritu ni se notó diferencia sensible alguna en la práctica. Muy al contrario, mi observación me lleva a creer que los defectos de apreciación de ciertos círculos de la administración norteamericana, en relación con los demás países del Continen­ te, siguen limitando su visión e influyendo en su B A D O conducta. Entre las declaraciones de vanguardia del Presidente de los Estados Unidos y la ejecu­ exposición de pinturas ción del Programa de la “Alianza para el Progre­ so” se extiende una zona casi helada. Entre las galería del notariado palabras e intenciones del Presidente Kennedy y del 5 al 20 de agosto el curso tímido y obstinado de las medidas de la “Alianza” hay una discrepancia que es la propia razón de ser de estas reflexiones. En lugar de un morosidad con que se viene caracterizando la vivo diálogo de las Américas, se estableció una ejecución de la Alianza a causa de las razones especie de monólogo desalentador. Lo que me señaladas anteriormente” . fue dable observar en lo que respecta a la ejecu­ 7 — En el discurso de. Goulart, pueden seña­ ción de la “Alianza para el Progreso” es que sus larse tres directivas fundamentales: ejecutores siguen envueltos en las mismas difi­ -D a la espalda al panamericanismo y recla­ cultades tradicionales que hasta ahora han en­ ma la unión de América Latina. torpecido una amplia y profunda colaboración -No impetra, a diferencia de Kubitschek y capaz de perseverar con los pueblos de la Amé­ de otros colonos, la ayuda de las inversiones ex­ rica Latina por la senda de la prosperidad” . tranjeras, para vencer nuestro subdesarrollo. Kubitschek, recurre en otra parte de su in­ América Latina, debe librar la gran batalla con form e^ las cifras. sus propias fuerzas. “El periodo de ejecución de la Alianza para —Señala como factor fundamental de nues­ el cual se dispone de datos se sitúa entre el 1/7/ tra miseria, los desequilibrios que se producen 61 y 28/2/63. En ese período los fondos pues­ en el comercio internacional. tos a disposición de la América Latina llegaron a) “Hoy y cada vez más América Latina a 1.818:600.000 dólares que contiene su esque- —nótese, repetimos, América Latina y no toda matización por origen. América— debe ofrecer al mundo un frente uni­ ficado, un frente sólido y coherente en defensa (En millones de dólares de los Estados Unidos) colectiva de intereses comunes” . “América La­ a) Por la A ID ...... 747.8 tina sabrá encontrar soluciones definitivas para b) Por “Alimentos para la Paz” ...... 317.7 todos sus complejos problemas estructurales, c) Por el Eximbank...... 295.5 sin violentar su verdadera vocación democráti­ d) Por el BID (Fondo Fiduciario ca”. “Y en ese proceso mutuo llegaremos a con­ del Progreso Social) ...... 336.9 cretar el ideal de una América Latina fuerte y e) Por otras fuentes...... 130.7 unida” . 1.818.6 b) “Ante nosotros se abre una gran vía de integración continental, capaz de ampliar nues­ Tomando como base la cifra indicada, ten­ tros horizontes económicos, liberándonos de las dríamos un promedio teórico de cerca de 90 limitaciones de nuestras fronteras geográficas. millones por mes, para ser distribuidos entre no Con la perspectiva de un mercado de doscientos menos de 19 beneficiarios. La cifra refleja fiel­ millones de latinoamericanos ya estamos en mente la exigüidad financiera que caracteriza condiciones de prever el pleno aprovechamiento los primeros pasos del programa. del potencial humano y físico de nuestras pa­ Adviértase que se desconoce el porcentaje de trias”. desembolso efectivo acusado en el período de ju­ “Sin embargo, ni siquiera la integración lati­ lio de 1961 a febrero de 1963, por falta de da­ noamericana podrá ser considerada como solu­ tos estadísticos comprobatorios. Los registros ción definitiva para nuestros problemas” . disponibles se refieren sólo a autorizaciones. No c) “Estamos convencidos de que el comercio obstante, si se computaran únicamente las con­ exterior es un elemento esencial para la conti­ cesiones destinadas a fines realmente correla­ nuidad y la aceleración de nuestro proceso de cionados con el desarrollo económico y con la desarrollo. Sin embargo, y aquí se presenta uno asistencia social, consecuencia de operaciones de los problemas más agudos de América Lati­ puramente financieras, el desembolso efectivo na, no es tolerable que el comercio exterior, en no deberá rebasar la parte de 35 por ciento a lugar de desempeñar su legítimo papel de ins­ 40 por ciento de las disponibilidades totales. trumento para el desarrollo, continúe repre­ Ese porcentaje tenderá a aumentar un poco si sentando una sangría constante para nuestras se tienen en cuenta los desembolsos consiguien­ economías” . “Ahí están las estadísticas para de­ tes de empréstitos relativos a la venta de exce­ mostrar que durante el decenio anterior, los dentes agrícolas y de auxilio destinados a equi­ países productores de materias primas fueron librar la balanza de pagos. implacablemente forzados a una participación La gran discrepancia entre las cifras disponi­ cada vez menor en el comercio internacional. bles y las que deben corresponder a los desem­ Volúmenes mayores de exportaciones nos pro­ bolsos efectivos, procede exactamente de la ducían rentas cada vez menores, a medida que los precios internacionales disminuían. Y en los 8.- Ahí tiene el lector, en las palabras de mercados de los países altamente industrializa­ Kubitschek y Goulart, el juicio insospechable, dos, encontramos barreras infranqueables para sobre la obra cumplida. Ahí tiene también, lo reprimir la demanda de esos productos e impe­ que pensábamos y decíamos en la hora inicial dir la plena expansión de, su comercio y de su de “la revolución de la esperanza” . consumo. Y todo eso ocurrió y ocurre dentro de Dos años y unos pocos meses, pasaron.Sufi­ un sistema donde, día a día, se tornan más urgen­ cientes, no obstante, para que la verdad resplan­ tes nuestras necesidades de importación, cuan­ deciera, a pesar de técnicos, dólares, propagan­ do nuestra capacidad de importar equipos y das y endemoniadas siglas que se multiplican materias primas- industriales condiciona el pro­ todos los días; pero no pueden ocultar ni su pio ritmo de nuestro desarrollo. origen ni sus objetivos: B.I.D., B.I.R.D., O.E.A., “El resultado final podría parecer la triste fata­ C.E.P.A.L., A.I.D., C.I.E.S., etc., etc. lidad latinoamericana,las necesidades ineludibles Estos, todos, refugios cómodos de pedantes de importación combinadas con las decrecientes y ap'átridas cuando no de cipayos, dados al pre­ rentas de exportación, se tornan responsables, ciosismo de las cifras y a las alquitaradas frases en gran parte, del proceso inflacionario destruc­ de un culteranismo de tenedores de libros. Pero tor del valor del trabajo nacional” . sin alma, sin visión y sin horizontes. - Sí, la revolución de América, la liberación de “Tampoco nos pueden interesar soluciones América, la harán los pueblos de Ame'rica, al paliativas o falsas concesiones superficiales. margen de las siglas, al margen de bachilleres y Nuestro objetivo final debe ser la reversión total pedantes, al margen de políticos caducos, al de las tendencias que nos han perjudicado duran­ margen de o contra los imperios, sus maniobras, te años seguidos; nuestro objetivo debe sqr la sus paliativos, sus servidores y sus cómplices. implantación de una nueva división internacio­ Cuanto ahora se diga en San Pablo, como nal del trabajo con nuevos padrones de produc­ cuanto se dijo ayer en Punta del Este, se lo lle­ ción y comercio; nuestro objetivo debe ser la vará el viento. obtención de precios justos y remuneradores Así lo creimos en el difícil 1961. Así, con para nuestras exportaciones de materias primas más razón, lo creemos en éste 1963. Estamos y la eliminación de los obstáculos y las prácticas más cerca del alba. discriminatorias que dificultan el acceso a los mercados de los países industrializados”. MARCHA, 15 de noviembre de 1963. Los asesinos de K ennedy

• Conspiración o no? la respuesta tiene poca importancia y puede que la pre- gunta esté mal planteada. Quizá no ha existido ahora, el concierto previo, la unión de algunos contra otro¿ para hacerle daño. Quizá, a diferencia de lo que presumiblemente ocurrió, cuando asesinaron al primer Kennedy o a Martin Luther King, el asesinato de Robert Kennedy, es la obra de un hombre aislado, sin contactos y sin respaldos. Pero en todos los casos, quemo se reducen por desgracia a los tres citados y son muchos, otra especie de conspiración más vasta, más fluida, menos persegui- ble, puede detectarse. Una sociedad, dominada por el afán de lucro, que apologiza hora a hora, la violencia con el ejemplo, que lincha a los negros, es campo de acción y refugio de “gangsters” y “mafiosps” , aplasta, dentro o fuera de fronteras, a los que disien­ ten, quiere subordinar a todos los demás pueblos, es una sociedad que inevitable­ mente tiene que engendrar el crimen. Fuerza y riqueza. La fuerza creciente de las armas y la creciente influencia de quienes las manejan y quienes las fabrican. Y riqueza, la propia y la ajena. La que brinda el esfuerzo y no basta y la que proviene de la expoliación sistemática y brutal o refinada, según cuadre, de los otros. Con la limosna para salvar el alma y quedar en paz con la puritana conciencia. Y también, la mentira, y el soborno, y el espionaje, la deliberada, constante, lenta deformación de la verdad, ¡a perse­ cución implacable de los réprobos en un mundo finito, cada vez menos ancho, cada vez más obligado a marchar a la zaga de los conquistadores. Una civilización que no merece ese nombre, porque es “sólo una colección de procedimientos técnicos y de ventajas materiales” . Todo se compadece y ensambla. El genocidio en Vietnam y las mentiras de McNamara sobre el incidente de la Bahía de Tonkín; el bloqueo de Cuba y la invasión de Bahía de Cochinos; las andanzas de la C.I.A. y la pudrición por ella cumplida de los sindicatos, de las universidades, de los intelectuales; los barcos y aviones que espían en Corea y las matanzas de Santo Domingo; el apoyo a los dictadores mientras sirven a la política imperial y los motines contra los gobier­ nos que resisten la coyunda. Los adiestrados para matar afuera son los que matan adentro. Los adiestrados para dominar, sobornar, espiar entre los ajenos, son los que después, llevados por el mismo impulso de brutal ferocidad, pretenden domi­ nar y sobornan en la propia casa. Estados Unidos -potencia diabólica- es hoy el mayor peligro que afronta la humanidad. Un peligro de magnitud nunca antes al­ canzada. Por su poderío sin duda; por la descarada ferocidad de que hace gala cuando la necesita o le place; pero también por las ocultas vías que transita, por

/ el disimulo de que se reviste, por la letal y tenaz infiltración que ejerce, por la hipocresía con que actúa. No faltan, por supuesto, dentro de Estados Unidos, claras voces y conductas heroicas que merecen respeto. Decoran un ocaso, y anuncian el mañana; son el contrafuego. Pero el fuego está allí y quiere devorarnos a todos. El fuego es el sistema. El engranaje. Y mientras el sistema no caiga hecho trizas, continuará tri­ turando víctimas. No perdona ni olvida. No puede hacerlo. Su inflexibilidad, sus monstruosas contradicciones, su horrorosa naturaleza, no obstante, lo condenan a desaparecer. Los sacrificados .de ayer y los de hoy, abren el camino, aunque hayan confiado como Kennedy en el sistema, creído que podían modificarlo o dulcificarlo, sobreestimado las propias fuerzas y menospreciado las del sistema. El sistema es la conspiración. Una conspiración permanente contra quienes se atreven a enfrentarlo o tímidamente creen que pueden modificarlo. El sistema es, además, la violencia y la locura. La vida sin razón y la muerte también sin ra­ zón, a la vuelta de cada esquina. La “civilización” del lucro y del poder, bien se ve y comprende ahora, es congénitamente una selva, poblada de paranoicos y de­ sesperados. Las máquinas marchan cada vez mejor. Los hombres se sienten cada vez más solos. Ajustan tornillos, oprimen teclas y botones, acumulan dividendos, y siempre tropiezan con el vacío. Como la sombra, el vacío los acompaña de la cuna al ataúd. ¿Por qué extrañarse entonces si, para llenar el vacío, se recurre a la violencia, a la droga, al alcohol? Abren otras tantas puertas a la aventura negada, al resenti­ miento acumulado; scm formas falaces de fuga, frente a la cotidiana y embrutece- dora servidumbre impuesta. ¿Por qué asombrarse también cuando los educados en la mentira, mienten; cuando los que ven y padecen injusticias, son injustos; cuando los condenados a servidumbre, se rebelan; cuando los amenazados, amenazan; cuando los criados en el desprecio del prójimo desprecian; cuando aquellos a quienes se enseña que la riqueza es el poder y la gracia, se baten por el dinero; cuando los que van a morir, sin hoy y sin mañana, se desesperan; cuando los adiestrados para matar, matan? Como a su hermano John, a Robert Kennedy lo han asesinado el engranaje y el sistema. Su muerte dramática, injusta, insensata y lamentable, puede que asu­ ma una inesperada proyección. Que sirva de piedra miliar. En el curso de la his­ toria, ella resonará si acelera el fin del sistema, si descubre la barbarie y la hipo­ cresía del imperio cuya caída es vital para la salvación del mundo. Entonces asumirá plenamente la significación profunda y trágica que en verdad debe tener y Robert Kennedy no habrá muerto en vano. Víctima y testimonio ahora, estará entre los vencedores mañana.

* * *

tras notas de este número están dedicados a examinar las consecuencias po­ líticas que puede tener, en lo inmediato, la muerte de Robert Kennedy. No Oes agradable dedicarse a esta tarea, cuando todavía está caliente el cadáver. Pero es imperioso emprenderla, porque el enemigo no da descanso. Digamos por nuestra parte, que ni Humphrey, es obvio, ni Richard Nixon, modificarán la línea política de Johnson respecto a Vietnam. Que ninguno de ellos tampoco ofrecerá nuevas alternativas al Tercer Mundo en general y a nues­ tra América, en particular. Difícil es que la elección se decida a favor de McCar-' thy; pero aunque así ocurriera poco más que sus contendores podrá hacer éste. No es ésta una conclusión fatalista, ni significa desconocer o despreciar la ac­ ción y la calidad de los hombres. Unos son mejores que otros. Unos, pueden aprovechar más inteligentemente que otros las circunstancias y optar por solucio- nes de mayor justicia. Pero siempre dentro del sistema, sin herir sus intereses, ni entorpecerlo en la persecución de sus fines. La política, y con más razón la polí­ tica internacional no es un combate entre hombres malos y hombres buenos. Es un enfrentamiento de fuerzas. Fuerzas de sojuzgamiento y fuerzas de liberación. Para nosotros, hombres de A. Latina, hombres $lel Tercer Mundo, nuestro ene­ migo es el imperio y con él estamos en guerra. Una sorda, tenaz, despiadada gue­ rra, de todas las horas en todos los frentes. Cualquiera que sea el nuevo jefe, esa guerra proseguirá, inevitablemente hasta que conquistemos nuestra independen­ cia. Cualquiera que sea el nuevo jefe estará obligado a hacernos la guerra. Con mano de hierro y guante de terciopelo. O sin guante. Con o sin armisticio. Con o sin treguas.

MARCHA, 7 de junio de 1968. “En esta colectividad nosotros vamos a unir la fuerza tremenda de la tradición con el reclamo urgente de los tiempos nuevos”

Wilson Ferreira, Día de su liberación 30 de noviembre de 1984

Semanario La Democracia

EL SEMANARIO DE MAYOR INFORMACION Y VENTA ARGENTINA LA GRAN FRUSTRACION

Un gobierno militar

hemos compartido en ningún momento ni el entusiasmo de los panegiris- as del Dr. Irigoyen ni la violencia crítica de algunos de sus detractores.He­ los creído y seguimos creyendo que, sobre todo en su segundo gobierno la acción del Sr. Irigoyen ha sido funesta para el país. Usó y abusó de su poder personal; desorganizó la administración pública; desconoció al parlamento; inter­ vino a destajo en las provincias. Misterioso y huraño, pcfceído de la conciencia de su “misión histórica” -algo semejante a la de ciertos reyes o emperadores de maldecida memoria que se de­ cían ungidos por la gracia divina para gobernar a los hombres- el presidente derrocado ha hecho detener el progreso incontrastable de la Argentina. La con­ denación más severa de su gobierno la ofrecen los sucesos actuales, porque es necesario haber rebasado los límites de todo lo soportable, para que un gran pue­ blo como el argentino, formado en el respeto de la legalidad y destinado por ra­ zones económicas y sociales a ser pacífico, se haya visto obligado a ir a un movi­ miento revolucionario o lo haya permitido. No podemos pues ser benévolos para el presidente caído .Pero si no podemos serlo para él, tampoco olvidamos la calidad de algunos de sus opositores: los in­ telectuales tipo Lugones, que ha previsto la hora, desgraciadamente,llegada “de la espada”; los políticos de cuño antiguo exponentes del “régimen”, represen­ tantes de la inflada oligarquía porteña que va desde el Jockey Club al Club del Progreso; los caudillejos de tierra adentro, tipo Lencinas o Cantoni y cierta pren­ sa, cierta prensa, de cuyo nombre vale más no acordarse y que en algunos mo­ mentos ha parecido asumir la dirección del movimiento de protesta.. Sin duda que en las filas de la oposición ahora triunfante hay gente de alto mérito y agrupaciones políticas muy serias. Por ejemplo el socialismo indepen­ diente . No sabemos, sin embargo todavía, si han seguido la táctica más acertada o si les llegará la hora del arrepentimiento. Hay en esa oposición clases e ideas demasiado antagónicas para que pueda mantenerse y representar una fuerza coherente de gobierno. Y el hecho brutal hoy es que el movimiento, para el cual han servido de ora­ dores y propagandistas los ideólogos del socialismo independiente, ha sido enca­ bezado por los militares y son éstos, con el general Uriburu a la cabeza los que ahora dominan en la Casa Rosada. Obligados a elegir entre el gobierno caído y el militarismo, no vacilamos en decidirnos por el primero. Por su origen y su condición. Era un civil y había sido electo en comicios regulares, por una inmensa mayoría. Y hasta por la manera como estaba obligado a desempeñar sus funciones. ¿Transgredía las leyes? De acuerdo; pero las leyes existían y por ese sólo hecho, ya constituían un freno y un escudo. El gobierno de los militares impuesto por la fuerza, no reconoce en cambio, más límites que el que les traza su propio poder. Bajo Irigoyen, dictador legal si se quiere hace apenas unos meses la oposición unida derrotó ampliamente en Buenos Aires al gobierno. ¿Puede acaso ocurrir algo semejante bajo una dictadura militar? Tal vez se crea que nos estamos adelantando a los acontecimientos, que los militares constituirán un gobierno de transición de corta existencia y que pronto se volverá a las normas constitucionales. Así sea, aunque de antiguo sabemos lo que las promesas del militarismo signi­ fican al respecto. Pero aunque tal cosa ocurra,ya sobre lo que venga y tal vez por muchos años se extenderá la sombra del poder que ayer, en realidad, ha sido el triunfante. Los militares se han largado a la calle y han visto de lo que son capaces. ¿Quién podrá impedirles mañana que repitan el plato? Ensayos tan felices en sus resultados son los que suelen abrir el apetito. Querem'os equivocarnos, por la Argentina, en primer término, por la democra­ cia que contrariamente a lo que ayer se decía ha sufrido en estas jornadas un ru­ do golpe, por nosotros mismos, donde tal vez el pronunciamiento pueda hacer revivir algún inconfesable apetito de dominación. Si ha llegado “la hora de la espada” que ella no perdure y sobre todo que su sombra maldita, no se proyecte sobre los caminos que la Argentina, para bien de la humanidad y ejemplo del Continente, debe seguir.

EL NACIONAL, 7 de septiembre de 1930. La paradoja argentina

speramos poder consagrar más espacio al sorprendente y paradójico fenó­ meno político que se está dando en la Argentina. Mientras ese momento Eno llega, séanos permitido comentar el singular espectáculo de esa “huelga general” decretada por los empresarios argentinos para protestar contra las me­ didas sociales del régimen peroniano. El hecho desnudo y escueto es que los militares dictadores y su comparsa, aparecen, efectivamente, favoreciendo los intereses de las clases obreras argenti­ nas contra el capitalismo porteño y extranjero. Por el contrario, las fuerzas de­ mocráticas y de izquierda, incluso los comunistas, han sido colocadas por las cir­ cunstancias al lado de la clase patronal. Estamos seguros de que ésto no lo han querido unos ni otros. Perón se inspiró y se inspira en las corrientes europeas totalitarias que surgieron con la misión fundamental de salvar al capitalismo de la revolución social, pese a todo su pala­ brerío demagógico. Pero como ese fascismo era innecesario en la Argentina pues allí no estaba planteada la lucha de clases y nada amenazaba al capital, éste no se avino a pagar un guardaespaldas como Perón. En realidad éste no hacía sino per­ judicar los intereses de esas clases con su oficiosidad totalitaria. Y así resultó, por una extraña carambola de las circunstancias, que Perón, desamparado de sus na­ turales aliados, tuvo que convertir la demagogia proletaria en algo más que de­ magogia. ¿A dónde conducirá esta aventura a la Argentina? Es difícil preverlo. En esta situación confusa, en cierto modo invertida, todo el mundo se siente incómodo y fuera de su lugar. Cabe, incluso, la posibilidad de que este maremagnum derive hacia soluciones completamente inesperadas. Perón, impulsado por el viento de su ambición, navega por un mar desconocido y —si no naufragara antes— lo mismo puede su­ ceder que siga adelante, arrastrado por las circunstancias, como que se entienda mañana con sus enemigos conservadores de hoy. Sin embargo, cuando falta una idea firme, un sistema claro y definido, esto último es lo que cabe esperar más bien. Buena parte de culpa en esta confusión, como tantas veces lo hemos señalado, la tiene el Departamento de Estado con su política inhábil hacia la Argentina. Los amagos intervencionistas que ahora vuelven a perfilarse, y que solo pueden merecer el repudio de América, han contribuido a consolidar la posición de loi demagogos peronistas. Mr. Braden habla demasiado, ya lo hemos dicho. Y con él todos los servidorei obsecuentes que le hacen cola.

MARCHA, 18 de enero de 1946. Mr. Braden ha ganado

by jueves 14, mientras escribimos, los re­ borini, 5a., 6a. y 7a., el promedio no ha alcan­ sultados electorales argentinos son estos: zado a 1,500. -Perón tiene asegurados ya 66 electores, H * * * contra 38 que ha conquistado Tamborini. -Continúa el escrutinio en seis puntos. En tres de ellos, los resultados pueden desde ya ero cualquiera sea el resultado de la elec­ preverse. Nos referimos a Córdoba, Santa Fé y ción presidencial, hay dos hechos indiscu­ Entre Ríos. La primera ha de ganarla Tambori­ Ptibles. ni; las otras dos Perón. En consecuencia, la Uno, que el peronismo, es la fuerza política nu­ Unión Democrática llevará los electores de su méricamente más importante y aparentemente fórmula a 72, mientras Perón se habrá asegura­ más homogénea. La “revolución” a que aludi­ do 130. mos en algún artículo de MARCHA, da la im­ -Aunque Perón gane Tucumán, como pare­ presión de haberse producido. Los viejos parti­ ce insinuarse, no alcanzará a la mayoría absolu­ dos políticos argentinos se han visto superados ta del Congreso Elector. Le faltarían 41 votos; por una fuerza de reciente constitución. El he­ pero perdiendo Tucumán, puede lograr esa ma­ cho es tanto más significativo, porque esa fuer­ yoría si gana la Capital Federal o, con más ra­ za tiene un radio de acción nacional. Sabido es zón, Buenos Aires. En el primer caso, llega a que antes únicamente el radicalismo tenía esa 198 electores; en el segundo, a 218. característica. Los demás partidos, aún el llama­ En cambio Tamborini, tiene que ganar la Ca­ do demócrata nacional, sólo tenían influencia pital Federal y la Provincia de Buenos Aires. Si en determinadas provincias. gana sólo la primera totaliza 140 votos; si gana El otro hecho, es, que, en virtud de la absur­ únicamente la segunda, obtendrá 160 electores. da táctica aplicada por la Unión Democrática, Con las cifras ya conocidas el resultado de aunque ésta gane la elección presidencial, per­ Tucumán no puede influir en la elección derá la mayoría en el Congreso y la mayoría de presidencial. Si Perón gana esa provincia nada las gobernaciones provinciales. No se ve cómo habrá adelantado, si pierde la Capital Fede­ Tamborini podría gobernar mañana, con un ral o Buenos Aires. Si es Tamborini el triunfa-, Congreso, en sus dos terceras partes, adverso. dor en Tucumán, tampoco nada habrá adelan­ tado, si no gana la capital y la aludida provincia * * * de Buenos Aires. Es aquí, pues, donde reside la clave del resultado. Mientras escribimos, sobre stos son los hechos: Ahora algunas pocas un total de 222,608 votos escrutados, Perón lle­ y prudentes reflexiones. Por supuesto que va en la capital federal, 28,388 votos de ventaja. Eel número de votos no modifica la opi­ Quedan por escrutar 352,162 votos, distribui­ nión que el Sr. Perón nos merece. Los juicios y dos en doce secciones. Para descartar la ventaja las creencias, no digamos, las verdades, no se ha­ adversaria, Tamborini tendrá que ganar en todas cen por mayoría o minorías. éstas, a un promedio cercano a los 2,500 votos Pero las mayorías y las minorías, son a falta por sección. No parece fácil, si se tiene presente de otra cosa mejor, - y nadie ha podido encon­ que en las tres secciones que lleva ganadas Tam­ trar esa cosa m ejor- las que hacen los gobier­ nos. Personalmente el Sr. Perón, puede seguir blos creen que es mejor, malo conocido que siendo para cada uno de nosotros, el mismo de bueno por conocer. Y hasta suelen preferir a los antes. Políticamente, no. Olvidar esta distinción malos conocidos el malo o el peor a conocer. tan elemental, que avergüenza recordar, puede Que es acaso, lo que ha ocurrido en la Argentina. llevarnos a los mayores errores. No la olvide­ Pero el hecho fundamental a destacar es la mos, porque ya hemos cometido muchos. torpeza del Sr. Braden y demás bradenistas, Se han dado varias razones para explicar el torpeza que no hemos dejado de denunciar y “fenómeno” argentino. Dejemos de lado las que combatir. Esa torpeza culminó con el Libro atribuyen el e'xito del peronismo a la acción ofi­ Azul, lanzado como bomba atómica, doce días cial, no porque no creamos en esa acción, sino antes de las elecciones. El Sr. Braden le ha gana­ porque ella nos parece, con honradez y limpie­ do la elección al Sr. Perón, al permitir que éste za, que no es bastante para hechos de tanta apareciera ante los ojos de las masas argentinas magnitud como los que presenciamos y porque como el defensor de la soberanía y la integridad además, es notorio que esa acción oficial, en nacionales. En cierta ocasión comparando las mayor o menor grado siempre ha influido en las actitudes del departamento de Estado con Fran­ elecciones argentinas. Hacer derivar el triunfo co y con Perón, hablamos de fariseos. Es opor­ del peronismo, —en elecciones que nadie se tuno recordar el calificativo. Estos días se han atreve a negar que fueron limpias— de la in­ publicado documentos oficiales del propio Sr. fluencia oficial, nos parece una explicación su­ Franco que muestran su colusión con el hitleris­ perficial y frívola, para contentamiento de satis­ mo. Para nadie es un misterio, además, que el fechos y ceguera de miopes que no quieren dar franquismo llegó al poder en alas de los aviones su brazo a torcer. italianos y alemanes. Y bien, mientras en el caso “El Diario” , anotaba hace unos días que las de España los documentos publicados tienen razones del triunfo del Sr. Perón podían‘'ser és­ una gravedad mucho mayor que los díceres de tas: la legislación social que éste con demagogia funcionarios anónimos alemanes de que se hizo o sin ella implantó; el desprestigio de los viejos caudal en el Libro Azul para enjuiciar a Perón y cuadros políticos argentinos; la acción “oficiosa sus acólitos; mientras los antecedentes en el e impertinente” -empleamos palabras de un co­ caso español son también mucho más graves y mentarista estadounidense— del Sr. Braden y contundentes que en el caso argentino; mientras demás bradenistas continentales. Sustancial­ Franco ni piensa en llamar a elecciones, en tan­ mente estamos de acuerdo, con esta interpreta­ to que la Argentina las realiza, encontramos que ción. Creemos que ahora somos muchos los que Estados Unidos se niega a intervenir en España, estamos de acuerdo con ella. pero propugna y practica abiertamente la inter­ El peronismo ha aprovechado, frente a la vención en la Argentina. Tamaña contradicción torpeza de las oligarquías argentinas y de los y semejante fariseísmo no pudo dejar de llamar partidos democráticos que aparecieron vincula­ la atención al votante anónimo. Dos pesas, dos dos a ella, el profundo desequilibrio económico medidas. Implacables y sañudos cuando de la de la Argentina, profundo desequilibrio acen­ Argentina se trataba o se trata; tolerantes y aún tuado por la guerra y mantenido por una legis­ complacientes, frente al franquismo. Toda la lación social vetusta. política internacional seguida por Washington, Las grandes empresas ganaban millones; más concretamente por Braden, con la Argen­ mientras los obreros y empleados ganaban sala­ tina, política internacional, de la cual sin pru­ rios y sueldos de hambre, tanto más de hambre dencia y con frivolidad condenable, hemos sido cuanto que la inflación convertía a los salarios los “precoces intérpretes” y la “punta de lan­ nominales en salarios reales miserables. za” , ha sido de una torpeza sin par y mucho tie­ Los viejos partidos políticos argentinos han ne que haber descendido el nivel del gobierno librado la batalla con sus viejos temas y sus vie­ americano después de la muerte de Roosevelt. jos hombres. No nos detengamos en los candi­ para que los Braden y demás, puedan haberla datos presidenciales. Recordemos, simplemente, planeado y aplicado. que hasta los partidos llamados obreros, levan­ Lo dijimos en reiteradas oportunidades y por taron candidatos gastados en treinta años de ac­ haberlo dicho, no pocos sinsabores cosechamos. ción política, las más de las veces palabrera e Pero ahí están los hechos. Ellos revelan, quiénes infecunda. ¿Es eso todo lo que podían ofre­ vieron justo. No nos hacemos muchas ilusiones, cer? En materia electoral, no siempre los pue­ sin embargo. Todavía entre nuestros dirigentes. predominan aquellos que, como los Borbones, de hemos acumulado errores tras errores -no ni aprenden ni olvidan. Los hechos no les ense­ vale la pena emplear otros calificativos más ajus­ nan nada. Siguen aferrados a sus construccio­ tados- sólo nos queda atenernos al precepto in­ nes. Y cuando los hechos no se acuerdan con glés: Wait and see, esperar y ver, como tantas ellas, pues los dejan de lado. Primero son sus veces lo hemos reclamado, con prudencia, mo­ dogmas o pseudo dogmas; después, la realidad. destia y decoro, archivando grotescas pretensio­ nes ecuménicas de constituirnos en los heraldos, * * * los profesores, los doctrinarios y los misioneros de la democracia, la justicia y la libertad y de­ • Qué reserva el porvenir? Como no hemos más. Es poco y es mucho para un país pequeño modificado nuestra modestísima opinión como el nuestro, que no puede estar, y no tiene personal sobre el Sr. Perón, dicho está lo derecho a estar con la honda tensa para arrojar ¿ que pensamos de su gobierno. Asunto es ésteni la primefani la última piedra. que en parte principal le compete, sin embargo a los argentinos. En materia internacional, don­ MARCHA, 15 de marzo de 1946.

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v ÍÍÍOMTEYERDE & ClÁ. SA 25 de Mayo 577 Tel.: 95 90 19 El epitafio:

Afeitados y sin visita

A sí hemos quedado, después de tantas alharacas; luego de tantas obsecuen- Z \ cías; a pesar de haber echado por la borda, los principios, los intereses y l JLaún la auténtica tradición nacional y americana en la materia; no obstante habernos ganado el repudio y la desconfianza de las demás naciones americanas, cuando en nuestro triste papel de “caddy” que sigue la pelota, nos lanzamos a resucitar para mayor gloria del Sr. Braden y demás, la “doctrina” intervencionista. Así hemos quedado, ahora que Estados Unidos o mejor dicho el Departamen­ to de Estado, cambia el rumbo impuesto por el desorbitado Braden y se dispone a reanudar sus relaciones con la Argentina. » Final previsto de una política internacional sin precedentes por lo disparatada. Final previsto y que como tal, en tiempo, anunciamos. Era lo único que le faltaba al funesto gobierno del Sr. Amézaga para pasar a la historia. Que después de utilizarlo como punta de lanza, lo dejaran arrumbado atrás de la puerta. Si el país no ha perdido - y así queremos creerlo- el sentido de su decoro, no podrá dejar pasar sin sanción, cuando la oportunidad llegue, tantas torpezas jun­ tas de las cuales,en definitiva, él, el país, ha sido y es la principal víctima.

MARCHA, 5 de abril de 1946. Esas manchas de sangre

"¿De quién son estas manos? ¡Oh, ellas me arrancan los ojos! ¿Todo el océano del gran Neptuno podrá lavar esta sangre de mi mano?No, por el con­ trario, será esta mano la que enrojecerá las olas innumerables y hará de la mar verde un océano purpúreo ”.

"La sangre fué vertida antes de hoy, en los viejos tiempos, antes que las le­ yes humanas dulcificaran las costumbres y aún mismo después se cometieron asesinatos demasiado terribles para ser oídos. . . Hubo un tiempo en el cual, los sesos aplastados, el hombre moría y todo terminaba... Pero ahora resucitan con veinte llagas mortales sobre la cabeza y nos arrancan de nuestros tronos!" Macbeth

a Argentina tiene una larga tradición de fusilamientos. De fusilamientos y de asesinatos políticos. Pero era, al parecer una vieja tradición. A Liniers lo Lfusilan en 1810 cuando alborea la independencia. A Urquiza lo asesinan en 1870, cuando se han echado ya, las bases de la “organización nacional” . Durante estos últimos ochenta años la Argentina conoce revoluciones y moti­ nes, asaltos y puebladas; pero desde Sarmiento y aún con más precisión, desde Avellaneda, los fusilamientos por motivos políticos desaparecen. No fueron fusi­ lados Mitre y los suyos cuando la revolución del 74; ni los jefes de la Unión Cí­ vica, el 90. Tampoco los radicales depuestos el 30 o los gobernantes que cayeron el 43, ni el propio Perón el 45, ni los revolucionarios del 51 al 55. No olvide­ mos, claro está, los desmanes de la época peronista, los incendios y las persecu- siones y las torturas, que en su oportunidad denunciamos y comentamos, incen­ dios, persecuciones y torturas, que además de tolerados, fueron provocados y alentados por el gobernante y/o sus paniagudos . Pero no incurriremos en el error de comparar lo que fué bajo Perón, con lo que es bajo los militares libertadores, 'f Ni tampoco en la prudente hipocresía de explicar y menos justificar los fusila­ mientos de ahora por los desmanes y aún los crímenes de ayer. Suman decenas los fusilados y sobran los dedos de las manos, acaso los de una sola mano, para contar los muertos en la descabellada intentona revolucionaria que duró apenas unas horas, y que estaba vencida desde el comienzo. El terrible cas­ tigo ha superado con mucho a la falta. Falta, por otra parte y a fin de cuentas, contra verdades temporales; castigo, en definitiva impuesto por quienes durante diez largos años, hicieron su carrera y conquistaron sus grados, calladitos cuando no obsecuentes, bajo el dictador que ahora furiosamente aborrecen. La sangre llama a la sangre, clamaba el torturado Macbeth. Los peronistas que durante tantos años hicieron escarnio de los derechos ajenos han de sentir y com- prender, por estas horas, que sembraron vientos. Que la eufórica egolatría y la corrupción desorbitada y el compadrazgo y la despectiva y grosera prepotencia de ayer, de nada han servido y sólo han engendrado el rencor ajeno y la propia ruina. Pero estos otros militares pundonorosos de hoy, catecúmenos y fideicomi­ sarios de la democracia, dueños del poder y de la fuerza, dominados por el páni­ co y la venganza, no tardarán en ver también que la muerte atrae a la muerte. Por el camino que llevó a Dorrego al fusilamiento,vinieron los años convulsionados y trágicos que se extienden hasta las postrimerías del siglo pasado. “En principio, escribía Saldías hace tiempo, hechos como el fusilamiento del gobernador Dorrego no se discuten: se condenan en nombre de la libertad a la que irfsultan y en homenaje a la patria a quien enlutan” . ¿Qué diría nuestro autor si le hubiera correspondido la penosa tarea de relatar y juzgar estos fusilamientos de 1956, que “en nombre de la libertad, plagan a la tierra de miseria”? Deseamos de todo corazón equivocamos. Por la Argentina a la que tan ligados nos sentimos. Por nuestro mismo país, en el cual repercuten siempre los aconte­ cimientos de la otra banda. Una gran política de magnanimidad, de tolerancia y aún de olvido, como la que proclamó y quiso aplicar el vencedor de Caseros -la política de los auténticamente fuertes— es, nos atrevemos a creerlo y a decirlo, la que necesita la Argentina. De ella quiso ser intérprete Lonardi. El fecundo pro­ pósito estaba tal vez más allá de sus posibilidades. Acaso la historia lo dirá. Pero lo que la historia dirá y comprobará irrecusablemente, estamos seguros, es que esta política de ahora, de destrucción y muerte, sólo puede engendrar muerte y destrucción. Y que el destino y la salud escapan al dilema presente: Perón o los libertadores. Así hablamos, con pasión y desorden, porque no queremos, en estos días tur­ bios y tristes, incurrir ni en la complicidad del silencio ni en la complicidad del equívoco, ésta más condenable que aquella. La complicidad del equívoco que la­ menta con puritana piedad los fusilamientos, y busca explicarlos para calmar la “nunca dormida conciencia” , mientras absuelve y aplaude al gobierno que los ordena.

MARCHA, 15 de junio de 1956. Siempre la hora de la espada

sta es una larga historia; pero los hechos “En 24 horas, escribía El País, ha estallado y cuentan más que las palabras. Y como to­ triunfado en Buenos Aires la revolución que se Edo se olvida y todo se confunde, es bueno venía anunciando como un desenlace necesario recordar los hechos. a la tremenda crisis que atravesaban las institu­ 1. El 6 de septiembre de 1930 se produjo elciones argentinas. levantamiento de Uriburu y la caída de Irigoyen. Sería un error atribuirla exclusivamente al Francisco Ghigliani, que dirigía entonces El ejército porque ha sido él quien ha impuesto su Ideal, diario batllista de la tarde, escribió el mis­ poder en definitiva, instalándose en la Casa Ro­ mo día: “Una dictadura militar en la Argentina sada y constituyendo enseguida el gobierno pro­ constituye una vergüenza para la democracia visorio. Si su marcha más que una campana ha del Río de la Plata, para el espíritu republicano sido un paseo triunfal, si no ha encontrado obs­ de estos países”. táculos en el camino es porque atrás de él sentía “ ¡Pueblo Argentino! Tú que afianzaste en la el impulso incontrastable de la opinión, porque Historia de América el honor y la gloria de tu la simpatía popular lo acompañaba, porque una nombre alzando contra tus enemigos la lanza de concreta e impostergable aspiración le señalaba Marte no olvides lo que en esta tierra se aprende la ruta”. desde la escuela en la imperecedera estrofa del Por esa época dirigíamos El Nacional. Desde himno patrio: “Si tiranos de Bruto el puñal”. esa modestísima tribuna sostuvimos una prolon­ Francisco Ghigliani está muerto; pero dos gada campaña contra la militarada. El 10 de años y medio después de haber escrito el edito­ septiembre, decíamos: “Creemos que ya nadie rial de donde tomamos los párrafos preceden­ puede llamarse a engaño frente a los sucesos ar­ tes, participó en la preparación y ejecución del gentinos. Es un pronunciamiento militar, y co­ golpe de Estado del 31 de marzo. Había olvida­ mo todos los fenómenos de esta naturaleza, con do, al parecer, las estrofas de nuestro himno. tendencias marcadamente reaccionarias. La ini­ No todos condenaron en ese 6 de septiembre ciación de una aventura de corte fascista en el lejano, la militarada argentina. Por el contrario, Río de la Plata. la aplaudieron. A semejanza de sus congéneres, Primo de Ri­ “Honor a la Nación Argentina! decía El Pla­ vera, Pilsudsky, este general Uriburu, niega te­ ta. Salud al gran pueblo que ha sabido salvar ner ambiciones de mando, y propósitos de es­ con el mínimo de trastornos y de sacrificios una tabilizarse en el poder. Está para “reorganizar”. de las crisis más graves de su historia, derrum­ Tarea rápida y sencilla. Unos meses y habrá bando un régimen que ungido por el pueblo pa­ vuelto al dominio de la Constitución. Así dijo ra regir sus destinos con arreglo a la Constitu­ Primo de Rivera, prometió “arreglar” las cosas ción Argentina, defraudó al pueblo y atropelló en seis meses y se quedó siete años; así repite la Constitución, destruyendo el sistema federal constantemente Pilsudsky; pero no hay manera V ultrajando las instituciones republicanas”. de organizar un gobierno si no es de sus simpa- s y ya hemos perdido la cuenta de las veces pescadores de río revuelto; digámosle una y ¡e ha provocado la disolución del Parlamento. cien veces, que nada es comparable a la libertad, I No hay dictadura que declare su propósito que nada puede construirse al margen de la ley, perdurar. ¡Porfirio Díaz que gobernó treinta y que la política es cosa seria, sagrada cuasi, co­ tres años a México, fue electo, al grito de “no mo que en ella andan en juego, la dignidad de ás reelecciones” ! los hombres y hasta su vida misma” . Entre tanto mientras el general Uriburu no Han pasado treinta y dos años y ayer no invaina su espada”, ni deja que “hablen las más, el general Aramburu, sí, el propio general ñas” , los hechos, -ah! esos sí, que a pesar de Aramburu, habría declarado que los males de la censuras y de las comunicaciones tendencio- Argentina, arrancan de ese nefasto 6 de sep­ son implacables- los hechos decimos, van tiembre de 1930. ’azando firmemente el cuadro que desde el pri- 2. A Uriburu, lo sucedió Justo. A Justo, Or- r día presentimos. tiz. A Ortiz, Castillo. El 4 de junio de 1943, a No, no es una revolución lo de Buenos Aires, pretexto de que el gobierno de Castillo era neu­ un motín, hecho por el ejército en provecho tralista y ¿por qué no? también pro nazi, los una casta de oligarcas —los ases del conserva- militares, custodios y apoderados de la demo­ lorismo— reducidos a no representar nada en el cracia occidental y cristiana volvieron a alzarse. ego legal y leal de las elecciones. Irigoyen fue El nuevo golpe, contó por supuesto, aquí y fue­ que fue y ya liemos dicho nuestra opinión so- ra de aquí, con los mismos apoyos y los mismos e su política, pero que no vengan estos gran- elogios. El general Rawson, padre del actual íes señores de la aristocracia porteña a hacernos general Rawson, según creemos, el general Ra­ ireer que han subido llevados por un inconteni- mírez, y el general Farrell dirigieron el pronun­ ile movimiento de hondas raíces populares. . ciamiento . En las sombras estaba todavía el en­ A lo más, lo que han hecho es aprovecharle tonces coronel Perón. El 11 de ese mes de junio le una protesta, que ellos mismos, disponiendo después de transcribir las opiniones que el golpe le todos los medios, habían fomentado, una del 6 de septiembre de 1930 había merecido a irotesta a tendencias negativas, crítica y des- nuestra prensa, decíamos en un suelto: “Han uctora, pero sin propósitos creadores. Cuando pasado trece años. Notará el lector que las lí­ ítos aparezcan, veremos qué queda de lasjubi- neas permanecen incambiadas. Los panegiristas sas esperanzas de ahora. Es la reacción que ha de Uriburu ayer son los panegiristas de Ramí­ iunfado. La santa alianza del ejército, de los rez hoy. andes capitales y de los sonoros apellidos que Sus previsiones de ayer que no tardaron en veces suelen estar al servicio de esos grandes resultar fallidas, tienen una extraña similitud »pítales. con sus previsiones de hoy, que sin duda volve­ Se nos preguntará por qué nos preocupa tan­ rán a ser desmentidas por los hechos. Y si reco­ to y tan apasionadamente la situación argenti- gemos esas opiniones, es simplemente para mos­ la. Porque sentimos como en carne propia lo trar como persiste a pesar de los golpes y las |ue está ocurriendo en el solar hermano,nunca andanzas del mundo, una mentalidad y una jnás fraternalmente cerca de nosotros que ahora concepción política que nos son totalmente aje­ Jjue le ha llegado el momento de la expiación nas y que, en consecuencia combatimos” . 'política. Y además porque en nuestras andanzas No podemos, por razones de espacio, repro­ |o r el mundo hemos visto de cerca lo que son ducir los entusiastas artículos que en la ocasión ¡Jas dictaduras. La causa de la democracia es una redactaron los panegiristas del nuevo golpe; pe­ ,Causa universal; pero es preciso haber vivido en ro le recomendamos al lector que repase los dia­ ■ loda su trágica intensidad el fascismo italiano o rios de la época. Es una lectura edificante e ins­ In toda su vaudevillesca ridiculez,el primoriveris- tructiva, que explica muchas cosas. rno español, para comprender, sentir y valorar El mismo día viernes 11 de junio, MARCHA Cabalmente la libertad. decía: J Ella tiene ahora sobre esta tierra de América, “¿A qué vienen los militares? ¿Por qué se |U último refugio entre nosotros. Misión heroica han pronunciado? y difícil es defenderla. Abramos bien los ojos a Dejemos de lado las paparruchas. Ya se sabe los peligros, que la acechan; abrámoselos sobre cuales son: restablecer el imperio de la Consti­ todo, al pueblo, a quien a veces un impulsivo tución, salvar el prestigio de la ley, perseguir a irranque puede hacerlo caer en las redes de los los concusionarios y a los ladrones. Todos dicen lo mismo. A todos hay que creerles, más o me­ Pero hay otras cosas. Una información per­ nos, lo mismo. Es decir, no creerles. Cuando los dida nos ha hecho saber que los militares argen­ militares, actuando como tales, corporativamen­ tinos que fueron en misión a Estados Unidos, te, se deciden a sacrificarse por la Constitución, volvieron desencantados e irritados, porque el ya se sabe lo que pasa. Los sacrificios quedan a aislamiento de la Argentina le impedía a ésta cargo de los otros. aprovechar las ventajas de la ley de préstamos y La neutralidad argentina, contra lo que dicen arriendos, para armarse. El Brasil, en cambio, los botarates floripondistas, no es, ni mucho está aprovechando esa ley, para rearmarse con menos, una creación del Sr. Castillo.Castillo es toda celeridad e intensificar la producción con conservador; pero Irigoyen era radical y contra destino a la defensa nacional” . viento y marea mantuvo la neutralidad de su 3. A poco andar se vio que por ahí debía país, bájo una presión de todos los instantes. buscarse una de las razones del “pronuncia­ Pudo haber, no intentamos discutirlo, en la ac­ miento”. En septiembre de 1943, el Sr.Storni, titud del gobierno depuesto, simpatías más o era Ministro de Relaciones Exteriores de la Ar­ menos reflexivas por las potencias del Eje; pero gentina. Dirigió entonces al secretario de Estado- nos parece el colmo de la inepcia atribuir a esa de los Estados Unidos, una nota cuyos párrafos simpatía la razón determinante de la neutrali­ sustanciales eran los siguientes: dad que todavía persiste. Un país, como la Ar­ “Puedo afirmar al Sr. Secretario que los pai- ' gentina, magüer su riqueza y aún su poderío, en ses del Eje nada tienen que esperar de nuestro el complejo mundo internacional en que vivi­ gobierno y que la opinión pública les es cada’ mos, no puede darse el lujo de permanecer neu­ día más desfavorable. tral por “simpatías ideológicas” , tanto más “Pero esta evolución sería más rápida y efi­ cuanto que mantiene con los beligerantes del caz, para la causa americana, si el Presidente otro lado, principalmente con uno de ellos, po­ Roosevelt tuviera un gesto de franca amistad derosísimos vínculos. hacia nuestro pueblo. “Tal podría ser el suministro urgente de aviones, repuestos, armamentos y maquinarias, * PARA RESTITUIR A LA ARGENTINA, EN LA POSICION DE EQUILIBRIO QUE LE CO­ RRESPONDE, CON RESPECTO A OTROS , PAISES SUDAMERICANOS”. 4. En 1945, cuando está en el poder el Sr. 1 Farrell —el mismo Farrell del golpe “demócra­ ta” del 4 3 - se celebra la Conferencia de Cha-, pultepec. El gobierno de Farrell no había sido “reconocido” por las “ libres” repúblicas ameri­ canas; pero, el binomio Farrel-Perón -este últi- ] mo maneja los hilos— declara la guerra al Eje, al Eje que ya está derrotado, como que la rendi- ; ción de Alemania, se produce unas semanas des­ pués. 'j En Chapultepec, entonces, las veinte “libres” repúblicas americanas acogen en su seno, al rè­ probo. “Puede alguien -dijo MARCHA el 13-4- 4 5 - preguntarse si hay un triunfador en la emergencia. Acaso haya quienes crean que la Argentina ha concluido por hacer lo que se le exigía desde el principio y que realmente no va- lían tantas alharacas para terminar declarando la guerra al Eje, cuando éste ya se encuentra bo­ queando. La observación parece atinada. Pero no debe olvidarse, por otra parte, que el mismo clan de militares, ayer estigmatizado, fustigado, denunciado, como importador del fascismo o ador de uno autóctono, entra a abrazarse con el pretexto de defender a la democracia. Es­ rdialmente con nuestros incorruptibles e im- ta pobre democracia a la cual están ensuciando, lutos demócratas, a quienes la sola mención babeando y desfigurando todos los granujas de nombre del Sr. Perón los hacía enrojecer de esta ilustre época de granujería” . ta ira, y que ese clan,sin variar su fisonomía, 5. Vino después lo que todos debemos recor­ is componentes, sus métodos, y aún sus fines, dar: la marcha ascendente de Perón, el duelo ve consolidado en el poder por el consenso con el torpe -n o queremos emplear otro califi­ ocionante de las Américas unidas que unidas cativo- Braden, las tentativas de intervención incerán. Si es cierto que al Sr. Perón lo han he­ colectiva. lo entrar al corral, no es menos cierto en con- El 5 de Octubre de 1946, MARCHA decía: cuencia, que ahora anda por él mejor montado “Dejemos pues las sonatas y miremos a los le antes. Le apadrinan el caballo. Y tendremos hechos de frente. Repetimos que nuestro deseo j¡na dictadura más, que pasando por el agua lus- más íntimo es que los cuelguen a Ferol Parren |ral de Washington, trabajará por el imperio de una higuera. Que los cuelguen o los hagan lUténtico e invencible de la democracia en el volar a puntapiés, si la muerte repugna a los Blundo. cristianísimos sentimientos de algunos; pero |< Ya veremos a nuestros demócratas 100 x ¡por favor! dejémonos de hacer el juego, des­ pOO, “made in U.S.” hacer el elogio del peronis- lumbrados por la retórica, a los intereses de los io. Ya los veremos. Por lo pronto, le han pues- poderosos que acechan. sordina a sus chillidos de vírgenes acuciadas La liberación de la Argentina deberá ser obra r el temor o la esperanza -vaya uno a saber­ de la Argentina misma, que para eso se basta y la violación. sobra. De la Argentina, que está pagando ahora Y corresponde decir que, por el contrario, acaso sus culpas, como las estamos pagando no­ ,ra nosotros, el Señor Perón y todos los demás sotros, porque no ha de olvidarse que entre los perones, nos siguen mereciendo como el Sr. furibundos opositores con que cuenta la situa­ Jfargas y demás Vargas de “South America” la ción hoy, se alistan también los que prohijaron piisma repulsa. Pero ya se sabe, que nosotros no y aplaudieron o auspiciaron el golpe de Uribu- litamos nunca de acuerdo con nadie y menos ru; los que saludaron como un salvador, el 4 de Ston la runña, comparsa o si se quiere teoría de junio, al general Ramírez y aún le prestaron su ;]os floripondistas criollos. Por razones de higie- apoyo; los músicos, otros ejecutantes de sona­ |ie mental, en primer término”. tas, que corrieron ese día atrás del automóvil de Quince días después (27-4-45), MARCHA Rawson para preguntarle si venía “a restablecer Agregaba: “No pasa día sin que se ponga de ma- la democracia” y aún los que interrogados, tam­ ifiesto la falsa situación del gobierno argenti- bién por esa época sobre el alcance del movi­ 10. Declara la guerra al Eje, pero impide que se miento dijeron que puesto que Estados Unidos iagan manifestaciones contra el Eje o lo que es había reconocido al gobierno de Ramírez, era |o mismo, a favor de los enemigos del Eje, entre bastante para darle patente de-demócrata. los cuales se cuenta oficialmente al propio go­ Si, la liberación de la Argentina debe ser bierno argentino. Ahora prohibe igualmente obra de la Argentina misma. La intervención co­ que se celebre la caída de Berlín. lectiva es la intervención de los Estados Unidos. Mientras Farrel-Perón se van a la guerra co- La intervención de Estados Unidos, además, de fmo Mambrú, contra los nazis de Alemania, ha­ ser un peligro, en sí misma, contribuiría a re­ cen otra guerra en su país, pero contra los de­ forzar el régimen de Ferol Parren. Y de todos mócratas a los cuales encarcelan y persiguen, los países de América, por razones, si se quiere, i Entre tanto, se agitan los fascistas y naciona- exclusivamente geográficas es el Uruguay aquél ! listas que no entienden los maquiavelismos de que debe guardar más prudencia y circunspec­ lus correligionarios los generales y coroneles go- ción en la emergencia. Es hora de que cese esta ; bernantes. Y hasta se escucha ruido de armas. actitud de fusileros sin fusiles, de vanguardia Si el propósito de unos y otros era embrollar que nos hemos impuesto o de cuzcos levantado­ las cosas, el caso argentino es una obra maestra res de la presa que otros quieren cazar. de confusión y enredo. Y algo peor: el más per­ Todo esto -decimos una vez más— sin men­ fecto ensayo para preparar una post-guerra don­ gua del voto que el alma pronuncia: qüe Ferol de quizá se emprenda la instauración de siste­ Parren, reciban pronto los puntapiés que se han mas reaccionarios de la peor especie de América ganado. Si no estuviéramos ya viejos, nos gusta- ría participar en el deporte, aunque sólo fu eraflu en cia coadyuvante de cierto tipo de prensa, con el loable propósito de entrenarnos para me- -d e cierto tipo de radio, y de cierto tipo de nesteres semejantes y locales” . “arte popular”, es la responsable de que haya- 6. Pocos días después se produjo la primera mos desembocado inevitablemente en esto: en caída de Perón, que retornó triunfador a sus el demagogo Perón, guitarra al hombre, sensi- funciones, el 17 de octubre, consagrado mas blería cursilona y chabacana a flor de labio. SI tarde, como “Día de la lealtad”. así fuera, si él personaje correspondiera a un es- El 19 del mismo mes y afio, MARCHA acó- tado de mentalidad colectiva, su dominio que se taba: reinicia ofrecería menos fragilidad”. “Si el estilo es el hombre el discurso con que “Como se comprenderá, no se nos escapa la ayer el coronel Perón reasumió sus funciones gravedad de la situación. Hemos hecho nosotros públicas, revela una mentalidad y define una ac- mismos, tantos disparates y han cometido los titud. Equivale en el plano de la política o de lo Estados Unidos tantos yerros, sin olvidar las que pretende ser tal, a la literatura tanguista del muy recientes, espectaculares y torpes interven- arrabal rioplatense. Tanto que uno llega a extra- ciones del Sr. Braden, que en estas horas de fiar -después del de.sborde de acaramelada y re- confusión en que nos debatimos, consideramos pugnante sensiblería que en el discurso se hace que el deber de todos es, en primer término, el —que no se invoque al boliche— “donde se aho- de ser prudentes. No perdamos la cabeza, no oi­ gan las penas” y no se tenga un recuerdo enterne- videmos los intereses generales del país,ni tam- cido, para la muchachita “que dio el mal paso”, poco que en materia internacional hay momen- ‘‘El Sr. Perón es un guitarrero que utiliza los tos en que las discrepancias políticas internas temas más sobados y manidos. Cree que eso es deben ser acalladas y no reincidamos en el ton- pueblo. O hace que lo cree. En realidad, todo to error de fortificar al régimen militar argenti- eso está a cientos de leguas del pueblo. Es la fal- . no —que es lo que se logrará y ya en parte se ha sificación, la caricatura, y la explotación comer- logrado— pretendiendo influir sobre él desde cial de los sentimientos de éste. Pero ello mismo afuera”. revela la magnitud del peligro. Porque lo peor 7. Así se iniciaron los años del gobierno pe- sería encontrar que la barbarización tenazmente ronista. Cuando a Braden lo sacaron de la Ar- ' perseguida de estos pueblos del Plata por la in- gentina para llevarlo al Departamento de Estado, donde lo harían volar antes de que pasaran 8. Perón fue electo por abrumadora mayoría s arlos, lo despedimos con estas palabras: en el 46. Volvió a ser electo, después de refor­ “Lo hemos dicho muchas veces. Lo decimos mar la Constitución en su beneficio, en 1952. a vez más. Nuestro repudio sin dobleces a un En 1955, se produjo la “revolución libertado­ Igimen militar argentino, no puede llevarnos a ra”. Otra “liberación” a cargo de los militares: eptar la intervención en el conflictb interno Lonardi, después Arámburu y Rojas. Lo ocurri­ le aquel país de ninguna influencia extraña: ni do en este período ya no necesita creemos ser de Estados Unidos, ni la supuesta interven- recordado. I6n conjunta que han inventado los ejecutores Castillo cayó y el gobierno de Farrell tardó le sonatas y que es en definitiva, la interven- en ser reconocido porque se les decía neutrales. lón de Estados Unidos, en la forma más hipó- Llegado Perón al poder y terminada la guerra Irita y peligrosa. contra el Eje, otra razón u otro pretexto se in­ Perol Farren, pasan, pasarán. Los principios vocó: la defensa de la democracia. |liedan. Los precedentes pesan. Y los principios Luego más tarde, terminado el idilio con Sta- idican HOY MAS QUE NUNCA de manera irn- lin y los comunistas Vernáculos, un nuevo pre­ lerativa, que es nuestro deber resistir, venga de texto se esgrimió: el peligro comunista, la de­ [onde venga, la intervención extranjera en nues­ fensa de la civilización democrática, cristiana y tras tristes patrias americanas. La intervención occidental. tranjera ha sido y es, la opresión y el caos, Producida la “libertadora”, MARCHA dijo: ^pareadas a ella, cabalgan la traición y la vena- “Inclinémonos sobre los hechos. Escribía­ idad. mos hace poco. ‘Perón es un sazonado, jugoso, Repetimos: que la Argentina, ya mayorcitá, alquitarado, fruto del golpe militar del 6 de sep­ ¡Orne en sus manos su destino; que la Argentina tiembre de 1930. A través de estos 25 años que «lija por sí y ante sí, su rumbo y que a pretexto * siguieron a la caída de Irigoyen, la Argentina ha le implantar desde afuera la “democracia y la estado gobernada, directa o indirectamente, por ibertad” , ni Wall Street ni el Papa, si es que el los militares’. íanto Padre anduviera en estos menesteres, que ¿Quiénes están hoy en el poder? |no anda, en gloriosa compañía con todas las dic- No se nos escapa que es difícil salir de un dpras que por estas tierras pululan, se metan a régimeh como el del señor Perón, por otra vía dentores, para quedarse en definitiva —digá- que por la del “pronunciamiento” . J i* 1 fe iosIo a título de ejemplo- con el petróleo. No se nos escapa tampoco que sería pueril y Toda la historia de América Latina, de Méxi- aún más que pueril, tonto, pretender que de la al Cabo de Hornos, está colmada en el siglo noche a la mañana un régimen asentado sobre pico de precaria vida independiente, por las 10 años de dominación, pueda dar paso al impe­ tervenciones: intervenciones europeas o inter­ rio auténtico y pleno de las formas democráti­ venciones estadounidenses. Napoleón III, cuan- cas: el ejercicio del voto; el respeto cabal de la |do inició la grotesca campaña de México, no libertad; el juego de los partidos. jhablaba lenguaje distinto de Mr. Braden, ni de- Pero admitido todo esto, queda lo otro, que fjaba de invocar los mismos sagrados principios. sería cobardía y complacencia no reconocer. La |Ya debíamos saber lo que se esconde detrás de caída de Perón no es el resultado de un movi­ •esa faramalla. Ya debíamos saber a lo que con- miento de masas populares. Es consecuencia, •duce. Pero sucede también que siempre hay una sin grandeza para el vencido, de un simple juego 0 dase que está dispuesta a venderse al extranjero. de ajedrez castrense. Las fuerzas obreras, media­ 1 A esa clase pertenecen los copetudos que tizadas por la C.G.T. no han intervenido ni para iiombrero en mano, y a pretexto de combatir derrocar,al gobernante, ni para defenderlo. Los |l Ferol Parren, fueron por ejemplo a despedir partidos políticos deshechos por la persecución, ion zalemas y genuflexiones al Sr. Braden, he­ no han tenido como tales, ni arte ni parte en los roico Babbit de la cruzada democrática. sucesos. Los militares siguen en el poder, como el 6 *No será el demagogo guitarrero Perón sin du­ da , el que salvará a la Argentina; pero tampoco de septiembre de 1930, como el 4 de junio de podrán salvarla los “bradenistas”, de aquende y 1943. La hora de la espada tiene ya 25 años. lllende el río, representantes típicos en nues­ Durante todo este cuarto de siglo no ha habido tros tiempos conturbados de la anti patria o me­ y no hay al parecer, todavía más ‘solución’ jor aún de la anti América”. que la solución militar” . 9. En 1958, Frondizi llega al poder. Durantecoloquio en el cual participan, adquiere su ma- los meses que precedieron a la elección, los de­ yor intensidad en torno al petróleo. ■ j mócratas de aquende y allende lo fustigaron sin Deseamos con todo ardor que Frondizi triun* pausa y le endilgaron todos los calificativos po­ fe; pero si el destino le reserva la derrota, que sibles, desde nazi hasta comunista. Apostaron a ella se produzca sin arriar la bandera, sin ensu- Balbin y como no podía ocurrir de otro modo, ciarla en transacciones y compromisos. Perdida Balbin perdió. la batalla, quedará la esperanza, es decir, el MARCHA, en cambio, -p o r primera vez,en futuro”. su vida, tomó partido por una elección ajena— 10. Ahora se produce la caída de Frondizi, ’ puso todas sus esperanzas en Frondizi. Confia­ No le echaremos en la cara al vencido, que ha mos en él. Así lo hicimos, porque la causa que tenido en el último minuto el coraje cívico de decía defender, era la causa por la cual siempre negarse a renunciar, sus fallas. Hombre mortal,' habíamos combatido. Nos equivocamos. No re­ está ya a solas con su conciencia y su derrota, negamos de esa causa. Fuimos defraudados por Pero los errores del hombre y sus renunciamien-j quien decía ser su soldado. Y ya a la semana de tos, sobre los cuales no queremos volver a pro* la ascensión de Frondizi, escribimos, con amar­ nunciarnos, no justifican la traición criminal do gura contenida: los militares. Traición a sus deberes y a su país. “Si ahora todos aplauden, no parece necesa­ Como en 1930, punto de arranque del drama rio que lo hagamos también nosotros. A lo largo argentino. Como en 1943, otro hito en la peno­ de muchos meses hemos dicho de Frondizi, del sa marcha, los militares presentes sólo merecen movimiento que encabeza y del cual era su ma's nuestro repudio. . cálificado intérprete, todo cuanto pensábamos. Del personaje caído fuimos adversarios oca­ Ahora que Frondizi ha llegado al poder, nada sionales. De los pronunciamientos y los motines, tenemos que quitar ni agregar. Sólo ratificar fuimos, somos y’seremos, enemigos siempre. tanto nuestra esperanza como nuestra fe y afir­ La historia continúa. La deposición de Fron­ mar, una vez más, que acaso como en ninguna dizi es un episodio más de la larga y despiadada otra etapa de la historia rioplatense, el éxito o lucha, contra el fascismo en todas sus formas,; el fracaso del gobierno de Frondizi, representa­ ese fascismo al cual, con inconsciencia aterrado-* rá el éxito o el fracaso, por años de la propia ra o lúcido y tenaz propósito, algunos también Argentina. No es un gobierno más. Es un go­ ya están jugando en nuestro país, en este nues­ bierno que cierra una época y está obligado á tro país, tan cerca de la Argentina, tan sujeto abrir otra. Y de ahí la enorme responsabilidad por múltiples razones geográficas, históricas y de los gobernantes y de los gobernados. Aún raciales, a cuanto ocurre más allá del río. más allá de los límites argentinos, está toda Disculpe el lector la extensión de este artícu­ nuestra América y particularmente esta zona lo y la abundancia de transcripciones. Creimos del Río de la Plata, que confían y esperan en necesario recurrir a éstas, para mostrar el olvida­ la gestión de Frondizi. Su proclamada empresa do desarrollo de la lamentable historia. Asimis­ de liberación nacional ayudará, estimulará la mo para que en la hora -o tra vez- de la expia­ liberación de todos los demás. ción, cada uno cargue con sus responsabilidades,! Pueril es recordar que la tarea no será fácil. queden las posiciones nítidamente definidas y A las contradicciones internas se suman las pre­ tengamos noción de los peligros que nos ace-'j siones de los muy poderosos intereses extranje­ chan. De nuevo las sombras se extienden sobre ros. De aquéllas son principales actores las fuer­ el Río de la Plata; pero un día, la hora de la es­ zas, que pueden desencadenarse, del peronismo pada dejará de sonar. De nosotros, de nuestra y la acechante y expectante ambición de ciertas fé, de nuestro sacrificio, depende. logias militares. Los intereses extranjeros se extienden sobre toda la economía nacional; pero el dramático MARCHA, 30 de marzo de 1962. Modesta cuenta de un largo rosario

esde hace más de diez años -excepto el pecado rompía los ojos. Habíamos atacado a los período que va de abril del 65 a agosto de militares go lpistas. 1966- MARCHA está prohibida en Ar- “En virtud -dijo el decreto de prohibición- (ntina. También lo están Cuadernos de Marcha de lo dispuesto por los decretos 4965/59 y los libros de Biblioteca de Marcha, 8161/62, declárase comprendido en el artículo í Es útil, nos parece, repasar esa historia. N6 2o. del decreto 4965 el periódico MARCHA llporta MARCHA, cuyas peripecias, muy me­ editado en la ciudad de Montevideo, etcétera” . ares, son apenas cuentas de un largo rosario, Firmaron ese decreto Guido y Carlos Adrogué, ilo importa el proceso: muestra al enemigo y ministro del Interior. vela sus métodos. Importa también la lee- ¿Qué decían los decretos 4965 (27/IV/59) y fin que de la modesta historia se desprende, 8161 (13/VIII/62)? na lección que tiene, acaso más que en otras El primero con las firmas de Frondizi y Vi- ¡asiones, total vigencia. tolo prohibió en todo el territorio de la Repú­ 1 1) Frondizi electo en 1958 fue derribado por blica Argentina las actividades comunistas y s militares en marzo de 1962. Bajo el título del Partido Comunista. iiempre la hora de la espada”, dijimos entonces: El segundo, disponía que las normas del de- certo 4965, eran de orden público y debían , “Del personaje caído fuimos adversarios aplicarse en todo el país. ocasionales. De los pronunciamientos y los 3) Guido desapareció, como es bien sabido, motines, fuimos, somos y seremos enemigos en la noche de los tiempos. En 1964 fue electo siempre. Illia. José María Penco, que desempeñaba la “La historia continúa. La deposición de Embajada de Uruguay en Buenos Aires, logró Frondizi es un episodio más de la larga y des­ en 1965 (abril) que la medida adoptada contra piadada lucha, contra el fascismo en todas MARCHA fuera levantada. ' sus formas, ese fascismo al cual, con incons­ Escribimos entonces: “La prohibición acaba ciencia aterradora o lúcido y tenaz propósi­ de ser derogada. Tan desconocidos como los to, algunos también ya están jugando en motivos por los cuales se nos incluyó ayer y lue­ nuestro país, en este nuestro país tan cerca go se nos mantuvo, solitarios en el índex, nos de la Argentina, tan sujeto por múltiples ra­ son los que ahora nos lavan el pecado. Pero pen­ zones geográficas, históricas y raciales, a samos que la decisión adoptada se debe en bue­ cuanto ocurre más allá del río” . na o gran parte a la intervención del actual em­ bajador de Uruguay en Argentina, doctor José 2) A Frondizi lo sustituyó el vicepresidente María Penco, quien espontáneamente, sin que uido. Cinco meses después de su ascensión, el mediara pedido alguno de nuestra parte y sin ifior Guido por decreto del 29 de agosto de que nos hiciera conocer de antemano sus propó­ 962 prohibió la entrada de MARCHA. Nuestro sitos, asumió con generosidad nuestra defensa”. Llama la atención que preguntas semejan­ tes se formulen, después de la dolorosa expe­ riencia iniciada en Ja propia Argentina el 6 de septiembre de 1930; después de la no me­ nos dolorosa y reiterada experiencia de casi todo el continente, este continente de lo« Rojas Pinilla, los Ibáñez, los Castello y de­ más epónimos obreros de la democracia y la justicia. He ahí Latín America, Latín America la de los partidos vetustos y corroídos, la de loi politiqueros retóricos, incapaces, ignorante« y presuntuosos; de las instituciones de calco­ manía y los técnicos simiescos; de las gran­ des masas atrasadas y hambrientas y los nú­ cleos urbanos burocratizados y castrados;! Latin America, limosnera, Latín America so­ metida; Latin America donde la fuerza sin, derecho, venga esa fuerza de adentro o, estéj movida, como ya es habitual que ocurra, desj de fuera, es la única que dicta la “ley” y tra-¡ za el rumbo. Pero de tanta ignominia ha de brotar, sin! duda, un día, la llama devastadora y purifi-| cadora. Aunque el imperio no quiera” . (La sombra de Uriburu - 1 de julio de 1966),

5) A los veinte días de haber “conquistado’! el poder, el señor Onganía tuvo tiempo partí 4) Illia cayó, al igual que Frondizi, por obraprohibir otra vez la entrada de MARCHA. de una conjura militar que aquende y allende el “Comunistas” bajo Guido; volvimos a ser, río fue saludada por algunos y no precisamente como es natural y lógico, “comunistas” bajof de derecha, como el comienzo de la “revolución Onganía. nacional”. MARCHA dijo entonces: Saludamos la medida en los siguientes térmi­ nos: “La primera reacción por supuesto, con­ duce tanto a la indignación como a la triste­ “Aquí no aprendemos; pero en la Argen­ za. Bien triste es que un gobierno nacido de tina, al parecer, tampoco. Aquí de tiempo en' los comicios, sea derribado por la fuerza mi­ tiempo, cuando las papas queman o los c&í litar, caiga sin resistir y más que caer se di­ prichos y las vesanías estallan, nos damos t suelva. Aventado como un puñado de ceni­ las reformas constitucionales. Allá, más dá zas o un montón de hojas secas. Bien triste, treinta años de militarismo todavía no hai asimismo, que la beocia tranquilidad ciuda­ extirpado el reverencial respeto por los gene dana, en pueblos y campos, no haya sido rales salvadores, la mística devoción por lai perturbada por un grito siquiera, por un ges­ espadas flamígeras y justicieras. En el fondo to siquiera, de protesta. Algo anda mal, muy es el mismo proceso. La misma incapacidad mal en la Argentina. Desde el gobierno impo­ para comprender que todos somos los arqui­ tente hasta el pueblo despreocupado. Desde tectos de nuestro común destino. La misml el gobierno que se entrega y no encuentra en pereza y la misma flojedad con distintos ro­ la hora de la caída, respaldo alguno, hasta las pajes, para afrontar la vida. masas que no interrumpen el ritmo de su vida. Suponemos que a estas horas, cuanto ¿Qué hará el nuevo gobierno? ¿Qué signi­ allende el río se reposaban, cautos y cómo fica? ¿Cuál será su rumbo? dos, en la “serena expectativa” y en sus tr| bajosas lucubraciones para justificar el golpe pueden hacerlo: prohibir la entrada de MAR­ y teorizar sobre él, estarán de vuelta de sus CHA, secuestrarla, acusarla de comunista o candorosas, si es que lo eran, ilusiones. El se- de pornográfica, quemar los ejemplares en la , ñor Onganía es, no podía ser de otro modo, plaza pública o en los hornos de basura. To­ un general más, acostumbrado a las ordenan­ do, menos arrebatarnos la satisfacción y el zas de cuartel, cuya cultura política lo lleva a honor de esa prohibición y ese secuestro. creer que los pueblos se manejan a toques de A tout seigneur tout honneur. Hasta la I clarín y los problemas - ¿existen esos maldi­ vista, general. El camino continúa. MAR­ tos problemas?— se resuelven con salvas de CHA y usted volverán a encontrarse”. | artillería, desfiles en arcaicas carrozas, prisio­ (Hasta la vista general Onganía - 5 de nes, excomuniones y exorcismos, cierre de agosto de 1966). Í universidades, expulsión de profesores, inter- $ vención de sindicatos y secuestros de diarios 6) Han pasado casi siete años desde enton­ ' y revistas. Y también, claro, con moralina. ces; pero ya no podremos encontrarnos con el | Mucha moralina con relente de sacristía, de señor Onganía. Hace bastante tiempo, al tris­ |r la cual moralina, como se sabe, es custodio e te señor Onganía lo echó, sin pena ni gloria, el i intérprete un cuñado del señor Onganía. Pa- histérico señor Levingston. El señor Levings- * ra que todo quede en familia y sea mayor la ton, a su vez fue despedido con cajas destem­ seguridad. pladas o templadas, por el señor Lanusse. Y ;• ¡Desdichada Argentina! Pero asimismo ahora el señor Lanusse, el más lúcido de todos, i ¡desdichado señor Onganía! Habrá que vivir, ha tenido que reconocer que “la soledad de las t caro general. Es decir, pagar las deudas con- armas” es asfixiante e infecunda. Y ai retiro con ¡ traídas con el extranjero; producir más; ajus- muchos de los suyos, como en el poema de Ma­ 1} tar salarios y precios; dar trabajo y comida; nuel Machado,el señor Lanusse cabalga. | luchar contra la inflación; renovar equipos Una etapa se cierra en la Argentina y difícil ; e invertir; afrontar las contradicciones; elegir será que otra similar vuelva a abrirse. No hay i y renunciar. Habrá que vivir, sí, caro general, necesidad de remontarse al 6 de septiembre de i Y no será fácil. Ya lo comprobará usted, co- 1930, para extraer conclusiones. Bastan estos í mo lo comprobaron sus muy ilustres y con- once años largos que corren entre la caída de t decorados antecesores a partir, por lo menos, Frondizi y la elección de Cámpora, once años 1 del general Uriburu. Treinta y seis años idos, largos de arbitrariedades y prepotencia, de asesi­ ( muchos generales, más proclamas y los he- natos y torturas, de proscripciones y prohibicio­ 1 chos como siempre: tozudos y topadores co­ nes, de fueros especiales y rediviva inquisición, tí mo cabras. de justicia sometida y ausencia de garantías y Bien; el señor Onganía, que ya se había derechos. hecho famoso por su descubrimiento de las Al final el vacío o la nada. Al final la ruina y ¡ “fronteras ideológicas”, sus contactos con el repudio y los facciosos y sus cómplices devo­ i los calificados demócratas que mandan en rándose entre ellos y los “candorosos” que to­ Brasil y su paternal celo por el destino de maron -d e acuerdo con sus deseos o para co­ este díscolo e ingenuo Uruguay que estuvo honestar sus propias debilidades- a los pronun­ i y por cierto aún está, a punto de ser devo- ciamientos por revoluciones, dándose de bruces ! rado por el lobo comunista, el señor Onga- contra la previsible y áspera realidad. i nía, decimos, o su moralista cuñado el señor Lección para todos. Lección para los milita­ f Greene o sus policías -e l brazo ejecutor se res mesiánicos y para los “candorosos” urgidos. compadece con el cerebro que dirige- ha Lección también confortadora. Ayuda a seguir resuelto, sin resolver, el secuestro de MAR- por el camino adelante. Prepara para otros en­ i CHA. El señor Onganía y los suyos en su de- cuentros y citas que se anuncian. ¡ recho están. Dentro de fronteras pueden ha- Hace que resplandezca la fe de los que no ce­ I cer, si los dejan, cuanto les venga en gana, y jaron y vigoriza la de aquellos, que alguna vez, no seremos nosotros quienes, desde orilla en horas de desesperanza, la flaqueza. ajena, pongamos en duda la autoridad del señor Onganía y los suyos. Todo, repetimos. MARCHA, 1 de junio de 1973. ¡Al gran pueblo argentino salud!

espués de un-confuso y muy sombrío pro­ años. Durante ese tiempo, sin embargo, salvo en ceso, que se inicia en 1930 y cuyo último algunos períodos, el nacionalismo no fue pros­ Dperíodo se extiende desde 1955, -las cripto . Participó en el gobierno, de manera deci­ elecciones de 1958 (Frondizi) y 1964 (Illia) es­ siva, a partir de 1917. Tuvo entonces represen­ tuvieron maculadas por la proscripción del pe­ tantes no sólo en el Parlamento sino también en ronismo—, el gobierno argentino vuelve a ser el Ejecutivo y en una oportunidad, 1925, ganó ahora expresión indiscutible de la voluntad po­ la elección de Consejeros Nacionales. Después pular. del 33, la coparticipación continuó y bajo la Durante esos muchos años -m ás de cuaren­ Constitución del 52 el Partido Nacional volvió a ta - hemos seguido ese proceso, cabe decir he­ integrar el Ejecutivo. mos vivido ese proceso, con ansiedad -también El peronismo, en cambio, durante más de con amargura pero sin desesperanza— porque el diecisiete años conoció la proscripción. Pero si destino de Argentina está estrechamente ligado respecto a la trayectoria de los partidos pueden al de nuestro país y en plano más dilatado al de encontrarse ciertas similitudes, ninguna cabe toda la patria grande, la patria americana. cuando se trata de hombres. Los proscriptos no ¡Cuántas vueltas y revueltas hemos presenciado suelen retornar vencedores. en ese largo tiempo! ¡Cuántos debates inútiles, La “travesía del desierto” de de Gaulle se ex­ cuántas incomprensiones nacidas del odio o del tiende desde su renuncia en 1947, hasta su re­ esquema, de la pasión o de las pasioncillas vo­ torne en 1958, once años, en los cuales, por landeras, cuánta retórica vacía y perdónesenos otra parte, no fue condenado al destierro. decirlo, cuántas acusaciones rastreras y calum­ Perón, que tiene sesenta años en 1955, cuan­ niosas, cuyas salpicaduras llegaron hasta nues­ do su derrocamiento —algo más que de Gaulle tra muy humilde labor, mientras el juego sutil e en 1947- vuelve después de haber vivido siem­ hipócrita del imperio seguía tejiendo, implaca­ pre en el exilio. Sobrevivió y ganó. ble, sus telarañas! b) Durante esos diecisiete años largos,el mi­ Todo eso es el viejo ayer; la historia de una litarismo gobernó, con breves intervalos carga­ época que marcó a nuestra generación y cuyas dos de amenazas, a su antojo. Tuvo todo el enseñanzas es imposible lograr que las recojan poder. Dictó leyes de excepción, disolvió parla­ cabalmente los nuevos. “Nadie puede enseñar mentos y partidos, derribó presidentes y encar­ nada a nadie”. celó; persiguió, censuró, condenó, encarceló, Pero como el monólogo ha de continuar, di­ mató. Habló de revolución nacional y otras yer­ gamos algo del hoy y del mañana. bas; inició con Prebisch una transformación económica, con Krieger Vasena otra, con Aldo * * * Ferrer una más para no citar sino unos pocos ejemplos; dispuso de todos los medios de co­ a elección argentina tiene características y municación; ^sustrajo, ocultó y vilipendió cadá­ significación excepcionales, veres y arruinó a su país, uno de los más abun­ a) En Uruguay el retorno al poder del dantementePar­ dotados de la tierra. Le fue dable tido Nacional se produjo después de noventa hacer cuanto quiso a ese poder militar, cuya Ullstencia como tal, porque no aparece en todas al cual, sobre todo en los países subdesarrolla­ II pandectas, algunos, aquí en nuestra tierra, dos, debe andarse con cautela. De las revolucio­ Hlls en mano y polémica en ristre, niegan, sin nes triunfantes en nuestro siglo, no puede decir­ lijar de confiarle, paradójicamente, la esperan- se que hayan sido, ni en sus orígenes, ni aún en de salud. “Nadie le enseña nada a nadie” . Ni su desarrollo, las revoluciones de una sola clase. uiera los hechos fresquitos, fresquitos y cer­ La distinción es simple y parece pueril, pero de­ os. be hacerse: no es lo mismo asignarle a la clase [ Al cabo de esos diecisiete años, el omnímo- obrera la función de vanguardia que atribuirle militarismo mesiánico y arrogante, el poder la exclusividad de la empresa. Hitar que delibera, ordena y ejecuta, se encon­ La revolución soviética, dirigida por un parti­ tró y este reconocimiento honra a quien de él do adiestrado y capaz, fue de obreros y campesi­ llIVo conciencia, que la “soledad de las armas” nos. En la Revolución China, las masas campesi­ | todos asfixiaba, que a su sombra nada crecía nas han tenido y tienen un papel preponderante. i que las manos tintas en sangre ya no podían No es difícil inferir que si Fidel hubiera conta­ llintener las riendas. Al cabo de esos diecisiete do y contara sólo con la clase obrera, la Revolu­ líos, el omnímodo poder volvió a fojas cero. Y ción Cubana o no hubiera comenzado o no hu­ I) cuanto abrió las compuertas, el retorno, co- biera durado. En Chile, ahí al lado, la penosa 10 un alumbramiento, se produjo. La larga etapa de transición se cumple, en una experien­ ■travesía del desierto” terminó. Así, de golpe, cia singular, con el apoyo de obreros, campesi­ fOn el limpio y fugaz resplandor de un tajo. nos y estratos de las clases medias. Allá lejos en c) Esta elección se produce, cuando el impe­el propio Vietnam, la lucha por la liberación lió, de rodillas frente a Vietnam, está corroído nacional, contra el invasor,.es una lucha de la ir una espantosa corrupción interna (caso Wa- cfue están excluidos únicamente los traidores. ígate) y cuando busca pasar la posta en nues- Y aquí, entre nosotros, la corta experiencia del s tierras, al subimperio, entrañablemente me­ Frente Amplio, reposa sobre el apoyo de diver­ lómano y geopolíticamente siempre -desde sas filosofías y de gentes que no pertenecen só­ il más lejanos orígenes- amenazante. Para no- lo a la bien poco desarrollada clase obrera. tros, y también para toda América Latina, o ' Bien oscuro sería el porvenir de los países ira toda América del Sur o para toda la cuenca subdesarrollados donde, por serlo, la industria­ Plata, el posible resurgimiento de Argentina, lización está en retraso y el proletariado no es S fundamental. La historia y la geografía man- por tanto una fuerza decisiva, si tuvieran que ,n. Una historia muy vieja; una geografía eter- esperar -para emprender y cumplir la tarea de . Aplastados por el imperio, amenazados por liberarse del imperio y de las oligarquías verná­ subimperio, necesitamos que el enemigo culas cómplices—, a que la clase obrera adqui­ lino siempre á pesar de que aparezcan dos o riera el poderío necesario. Aquí y en todos los ITios— tropiece con fuerzas que se le opongan. países subdesarrollados por lo menos, la libe­ En política internacional si -aunque el prin­ ración nacional en su verdadera acepción, no go rector sea invariablemente confiar sólo en puede ser obra de una clase. Tiene que serlo de propia voluntad- el enemigo de nuestro ene- más de una. Sin el respaldo de la clase obrera no fe0 s nuestro amigo. Una Argentina fuerte, habrá liberación en ningún caso; pero si la clase raíz popular y proyecto socialista, es tam- obrera queda sola, la liberación hoy y aquí, no n por esta razón, preferible a una Argentina parece posible. ¡flitarista y oligárquica, segundona del imperio Todo período de transición en todos lados ómplice del subimperio, como lo fue en 1816, es de muy difícil cumplimiento. Cuando se acu­ mo lo fue en 1865, como lo fue en estos años mulan sobre Allende por ejemplo, los dicterios limos, los de “las fronteras ideológicas” . se olvida cuanto el gobierno de la Unidad Po­ pular lleva hecho, cuán cerrado es el cerco que lo oprime, cuán feroces los coletazos y conspi­ raciones del enemigo interno que se niega a hora empieza otra historia. Argentina es desaparecer, cuán compleja y diversificada la país de contradicciones - ¿cómo no ha­ estructura social y económica de Chile, cuán mbría de serlo si la contradicción es la vi- vulnerable su heredada economía con una ex-' I?- y el peronismo, partido policlasista, tam- portación preponderante que no puede ser In. Es punto este último, sin embargo, respecto reemplazada o completada por otras en pocos años. Dos pasos adelante, uno atrás. A veces só­ lo uno adelante para dar otro hacia atrás. Pero esa espinosa y difícil faena, donde es obligación evitar tanto la impaciencia como la cobardía, y CHURRASQ donde sin duda son inevitables los errores tiene un rumbo y un horizonte. Se trabaja, se lucha y se pelea, con altos y bajos, con caídas y ascen­ a sos por un país mejor, por otro país al cual qui­ zá nunca se llegará; pero del cual se está cada (CONFITERIA DE vez más cerca. n------L-J— No corresponde pues, nos parece, desconfiar ab initio del policlasismo peronista. Todo de­ SANDWICH penderá de quién conduzca el proceso y hacia dónde. Claro el objetivo, no será fácil la marcha. tango El contexto dentro del cual el pueblo y el CAPEL gobierno argentinos deberán actuar rebosa de QQO contradicciones y de trampas; pero en una de éstas bien difícil es que se vuelva a caer. Argen­ tina ha hecho durante muchos años y lo ha pa­ F A f e l p a R gado con sangre y ruina, la experiencia del me- A sianismo militarista. No lo repetirá y eso lleva M 0 0 N ganado. K Ya sabe el pueblo argentino, con su prole­ L f f l O D '• u a tariado en la vanguardia, que él, sólo él, es el R ff ' B S D creador de su propio destino, el heroico pro­ A I = e 1 tagonista de la historia. □ □ 1 r B Festejemos pues la derrota del militarismo, N confiemos en el pueblo argentino que conoció f li^Cil£RiA la adversidad y no se doblegó y reconozcamos fiiifiT iim tii m r«’i a i i con total amplitud la vigencia histórica del pe­ ronismo y la estatura de su conductor, ese “ani­ mal político fuera de serie” que ha sobrevivido MffiEt a todas las peripecias y ahora conoce la alegría | RESTAURANT E . S del verdadero retorno.

uando el cuartelazo de Uriburu contra Iri- goyen algunos escribieron aquí; “ ¡Al Cgran pueblo argentino, salud!” Ahora, cuarenta años después, nos toca de­ cirlo a nosotros. Con emoción y esperanza. Sí, ahora más que nunca, ahora después de la larga travesía y el sacrificio lustral: “ ¡Al gran pueblo argentino, salud!” .

MARCHA, 25 de mayo de 1973. Declinación y estancamiento

ste es un Cuaderno escrito por compañe­ vecinos —no digamos los contrarios— también ros argentinos sobre Argentina. A todos juegan. Proyectan, crean, se transforman, se ex­ cuantos participan en él les hacemos lle- panden. Ahora más que nunca, quien no avanza nuestro profundo agradecimiento por su de- retrocede. Y Argentina, al parecer, no sólo no teresado y valioso aporte. Por razones de es- avanza sino que retrocede a secas. cio faltan otras voces de la vasta oposición a t n esta breve -que ya amenaza no serlo- dictadura. Las recogeremos en un próximo nota introductoria, no intentaremos una des­ úmero. cripción y menos una explicación del confuso proceso, cuyo punto de partida hemos fijado, sin duda arbitrariamente, porque toda periodi- zación histórica es falible, el 6 de septiembre de |omo latinoamericanos en primer término, 1930. como rioplatenses después, mucho nos Nos limitaremos a señalar dos hechos, a los 'preocupa la situación de Argentina. No cuales en alguna otra ocasión, hemos referido y equilibrio ni avance en la Cuenca del Pla- que, por diversas razones, no suelen merecer y también en nuestra América, con una Ar- mayor atención. ntina frustrada o en decadencia. Si nuestra América es un todo o preténde­ I los que lo sea, ninguno de sus miembros pue- e estar enfermo. Menos, si ese miembro cuen- ace algún tiempo que trabajamos en un con muchas potencialidades creadoras. No análisis histórico del comercio latinoameri­ :sa igual el estancamiento de Luxemburgo que Hcano. No es fácil, faltan materiales y las se­ I de Francia. Distinto habría sido el destino del ries de las que se dispone, no siempre coinciden. iiundo si la revolución del 17 se hubiera exten- Puede llegarse, no obstante, a las siguientes lido a Europa Occidental. El socialismo en un conclusiones, que otros estudios además avalan: :1o país ha sido una muy difícil y azarosa ex- a) La participación de América Latina en las eriencia. exportaciones mundiales tiende a disminuir, fe­ Durante casi medio siglo -se cumplirá éste el nómeno este que, sea dicho de paso, suelen de­ de septiembre del próximo año— Argentina jar de lado los que hablan con frecuencia de la na tenido, con breves recuperaciones, una mar­ inserción de nuestra América en la llamada nue­ cha errátil, jalonada por repetidas frustraciones. va división del trabajo internacional. Cincuenta años son muchos en la vida de un b) Por otra parte, en esa declinante participa­ ombre. No son pocos -dos generaciones- en ción de América Latina, la cuota de Argentina , vida de un país, sobre todo en este mundo de baja. Es, por tanto, una doble caída. Dy que marcha a ritmo acelerado y cuando los Algunas aclaraciones son necesarias. Utilizamos, siempre que es posible, las cifras ca Latina a 5,798 millones. La participaciól de International Financial Statistics, publicadas de,ésta fue del 10.77 por ciento. Había tef por el Fondo Monetario Internacional. En otros minado la Segunda Guerra Mundial; pero yi casos manejamos las que CEPAL ofrece en sus había comenzado la guerra fría, Estudios Económicos o en otras de sus publica­ o En 1958: exportaciones mundiales, 96,30 ciones. millones de dólares; exportaciones de Amd Respecto al comercio mundial, prescindi­ rica Latina, 7,403 millones; participación di mos, para uniformar datos, de aquellos que co­ América Latina, 7.68 por ciento, rresponden a los países que el Fondo engloba o Diez años después, en 1968, las cifras y por bajo la denominación “economías planifica­ centajes son éstos: exportaciones mundialeij das”, por ejemplo la Unión Soviética y Cuba, 212,500 millones; América Latina, 11.321 Recordamos que el Fondo no ha tenido un cri­ millones o sea el 5.32 por ciento. terio uniforme al respecto. Así, en 1975 incluía a dichas exportaciones, aunque en publicacio­ No disponemos todavía de las cifras comple nes anteriores, verbigracia la de diciembre de tas de 1978. Daremos en cambio, las de 1974; 1971,no. las de 1977. Hechas estas aclaraciones encontramos: o 1974: Exportaciones mundiales, 776,80( o En 1938 las exportaciones mundiales ascen­ millones, y de América Latina, 40,864 millo dieron a 21 200 millones de dólares y las de nes (5 25 por ciento). los 19 países de América Latina, excluida o 1977: Exportaciones mundiales, 1.027,70( Cuba,sumaron 1,569 millones de los mismos millones, o sea, si la aritmética no nos tral dólares. ciona, un billón (español) veintisiete mil sai tecientos millones. Exportaciones de Amérl Participación de América Latina mutilada en ca Latina,47,329 millones (4.60 por ciento) el mutilado comercio mundial, 7.4 por ciento. Resumamos: la participación de América La o En 1948, las exportaciones mundiales llegan tina en las exportaciones mundiales ha sido ti a 53,800 millones de dólares y las de Améri­ siguiente: /

1938 7.4 cia: baja de la participación de América Latina 1948 10.77 y baja, dentro de las exportaciones de ésta, de 1958 7.68 la participación de Argentina. 1968 5.32 Y así, en el total mundial, las exportaciones 1974 5.25 argentinas pasan de 2 por ciento a 0.54 por 1977 4.60 ciento y las de Brasil de 13 por ciento a 1.18 por ciento. Ambas descienden; pero la caída en O de otro modo: entre 1938 y 1977 las ex­ el caso de Argentina es mucho mayor. hortaciones mundiales se multiplicaron por 48, Mientras las de América Latina lo hacían por 30. II Veamos ahora la evolución de las exportacio­ nes argentinas y su relación con las exportacio­ l otro hecho tiene, a nuestro modo de ver, nes latinoamericanas. Esta relación puede esta- tanta o mayor importancia que el analiza­ lecerse tomando como término de comparación Edo en el capítulo precedente. Empecemos o a los 19 países de América Latina, sino a los por decir que, contra lo que sostienen propa­ 11 reunidos en ALALC. No forman parte de gandas interesadas y confusos desarrollos libres­ ALALC, ya se sabe, los cinco países del Merca­ cos, América Latina es tierra despoblada. El do Común Centroamericano y Panamá, Haití y Cono Sur -y particularmente Argentina y Uru­ ominicana. guay- tiene una tasa de crecimiento que se Para dar idea más acabada del fenómeno, he­ equipara o acerca a las de grandes países indus­ os elaborado el cuadro 1. trializados, amenazados por el suicidio. En 1920, la población de América Latina En 1938, las exportaciones de Argentina rer> (20 países incluido Cuba) llegaba a 84.885,000. presentaban el 30 por ciento del total de las' En 1970, a 274.914,000. Para los años próxi­ exportaciones de ALALC. En 1977 sólo el mos las proyecciones de CELADE, recogidas 13 34 por ciento. en Población y desarrollo en América Latina, Por su parte, las exportaciones de Brasil tu ­ son las siguientes: vieron un curso inverso. Del 19.8 por ciento en el primer año pasan, en el último, al 28.9 1980 366.821,000 por ciento. 1990 487.258,000 En cuanto a la participación de México, ha 2000 637.245,000 tenido tendencia a estabilizarse. Fue el 10.9 por ciento en 1938; llegó entre alzas y bajas Pero aquí vuelve a plantearse aquella diferen­ al 11.4 por ciento en 1977. cia sustancial en el crecimiento de unos y otros países a la que hicimos referencia. Y como de Estas cifras, ya lo hemos dicho, no son de Argentina estamos hablando, he aquí otro cua­ lüna exactitud cabal; pero muestran la tenden­ dro, excúsesenos, que muestra el proceso.

CUADRO 1

EXPORTACIONES DE ALALC, ARGENTINA, BRASIL Y MEXICO (Millones de dólares y porcentajes)

1 2 3 4 5 6 7 Años ALALC Argentina 2/1 Brasil 4/1 México 6/1 °/o °/o

1938 1 461 438 29.97 289 19.77 159 10.88 1948 5 428 1 629 30.01 1 173 21.61 465 8.56 1958 6 763 994 14.69 1 243 19.85 735 10.86 1968 10 071 1 368 13.58 1 881 18.67 1 258 12.49 1974 37 831 3 931 10.39 7 952 21.04 3 545 9.37 1977 42 054 5 610 1334 12 139 28.56 4 781 11.36 — ■ -...... ■ g CUADRO 2

POBLACION DE AMERICA LATINA, ARGENTINA, BRASIL Y MEXICO (Miles de habitantes y porcentajes)

1 2 3 4 5 6 7 Años América Argentina 2/1 Brasil 4/1 México 6/1 Latina °/o °/o °/o

1920 84 885 8 861 10.43 27 404 32.28 14 500 17.08 : 1930 102 889 11 896 11.56 33 568 34.55 16 589 16.12 1940 124 194 14 169 11.40 41 233 33.20 19 185 15.44 1950 157 094 17 085 10.87 52 326 33.30 26 640 1655 1960 207 032 20 850 10.07 70 327 33.96 36 046 17.41 1970 274 914 24 352 8.85 93 245 3352 50718 18.44 1980 366 821 28 218 7.69 124 000 33.80 71 387 19.46 1990 487 258 31 909 6.54 164 374 33.73 99 669 20.45 2000 637 245 35 274 5.53 215 510 33.81 135 089 21.19

Repetimos, para evitar toda confusión: estos año 2000 el 5 5 por ciento de los habitantei números tienen un valor relativo; las proyeccio­ de América Latina y la relación demogràfici; nes pueden ser equivocadas o modificarse por con Brasil, que en 1920 fue de 1 a 3, llegará factores ahora no conocidos. De todas maneras, a ser de 1 a 6 . Estos cálculos, además, no pa- en el pasado, pongamos hasta 1980, los datos recen alejados de la realidad, cuando se til* registrados señalan una tendencia y es difícil ne en cuenta que la tasa media anual de ere* que en los 20 años que nos separan del 2000 esa cimiento de América Latina en 1970 fui tendencia se modifique sustancialmente.Parece 2.91 por ciento; la de Brasil, 2.88 y la de Ar­ imposible que Argentina recupere el tiempo gentina, que sigue en un descenso más acele* j perdido. rado que las otras, 1.52 por ciento. Argentina He aquí algunas conclusiones que el espacio ahora es país estancado y envejecido. ¿Puedl de que disponemos no nos permite ampliar. dejar de serlo mañana? o Entre 1920 y 1980 la población de América III Latina se habría multiplicado por 4.3; la de Brasil por 4.5; la de México por 4 5 ; la de ien sabemos que declinación de las expor­ Argentina por 3.2. taciones y estancamiento de la población o En 1920, la población de Argentina (10.43 Bno bastan para explicar un proceso ni pa­ por ciento del total) equivalía a 32 3 por ra trazar perspectivas. Otros datos y variable!^ ciento de la de Brasil. En 1980, sólo será el deben ser analizados. De todas maneras, los que 22.7 por ciento. acabamos de exponer no parecen inútiles. o Si las proyecciones no están viciadas por errores de fuste, Argentina albergará en el CUADERNOS DE MARCHA, julio/agosto de 1979. El rey está desnudo

ste artículo estaba escrito antes de la rendición de los militares argentinos. Ha perdido en pocos días, actualidad; pero como no tenemos la posibilidad Ede redactar otro, y no podemos guardar silencio, lo damos con muchas su­ presiones y pocos agregados. Sin entrar en disquisiciones jurídicás y en análisis de antecedentes polvorien­ tos cabe afirmar, como lo ha hecho la cancillería mexicana: 1. Que las Malvinas, por razones geográficas e históricas, son argentinas. 2. Que las negociaciones diplomáticas sobre las islas entre Argentina y Gran Bretaña se prolongaron durante muchos años, aunque ésto, como se sabe, ocurre en las mejores familias: Gibraltar, Guantánamo, Canal de Beagle, Esequibo, son ejemplos. “Con un destructor y una compañía de infantes” , podían tomarse las Malvi­ nas, afirmaba un contralmirante argentino, como lo recuerda Selser, en este mis­ mo número. Pues a tomarlas se dijo Galtieri y mandó cinco mil hombres a inva­ dir las islas donde dormían unos cincuenta británicos a quienes estaba confiada una defensa más simbólica que real. Luego el mismo Galtieri instado por el Con­ sejo de Seguridad de Naciones Unidas a abandonar el territorio heroicamente conquistado, ignoró el requerimiento y se dedicó a maniobras dilatorias concebi­ das o, por lo menos aplicadas por Nicanor Costa Méndez, que de servidor del on- ganiato se convirtió súbitamente, en demócrata y antimperialista. No es necesario recurrir a Clausewitz, para comprender que tanto la negocia­ ción diplomática como la guerra exigen, habilidad,tenacidad, decisión y medios. Son, cualidades éstas, que deben emplearse hasta en la compra de una tienda de abarrotes. De los hechos conocidos se infiere que Galtieri y los suyos, se lanzaron a la aventura con una frivolidad aterradora. Nunca habían participado en una “gue­ rra guerra” y sólo habían empleado las armas que el país les confió, para matar a sus conciudadanos. Pero deben haber creído que los muchos golpes dados contra los gobiernos constitucionales de su país, les habían hecho la mano. Esos golpes contra gobernantes inermes, a los que traicionaron, fueron desfiles con charangas y banderas y no combates. ¿Por qué habría de ser ahora distinto? ¿Por qué un imperio al borde de la huesa resistiría? Como en 1976, cuando sacaron a doña Isabel o en 1966 a Illia o en 1962 a Frondizi, o en 1955 a Perón o, si se quiere, en 1943 a Castillo o en 1930 a Irigo- yen,.todo sería un paseo. Y si era necesario morir, morirían -siempre los que mueren son los otros- cuatrocientos o cuatro mil o cuarenta mil muchachos argentinos y se pelearía seis semanas o seis meses o seis años; pero la bandera argentina nunca más sería arriada y nunca más tampoco discutida su soberanía. Unos muertos más ¿qué podían importar? Unos muertos más que se sumarían a los trucidados en la tor­ tura, por las delicadas manos de los heroicos Astiz de turno, a los desaparecidos en el río, con los pies apresados en un bloque de cemento, a los asesinados en los allanamientos entre los cuales muertos se cuentan no pocos orientales. Basta ci­ tar a tres, sin que olvidemos ni ahora ni nunca a todos los otros: Michelini, Gu­ tiérrez Ruiz, Julio Castro. Pero, como lo señaló Sanguinetti, no es lo mismo vio­ lar mujeres y asesinar hombres indefensos, que pelear con ejércitos entrenados. De la primera responsabilidad los milicos argentinos nunca escaparán; tampoco de la que asumieron ahora por mandar al sacrificio sin preparación y sin medios, a tantos y tantos argentinos y por comprometer el destino del propio país. Todo esto indigna y repugna. Pero algo más también entristece. Y es la con­ fusión, la inmensa confusión que y no sólo en Argentina, engendró la criminal aventura.

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i hubiera tiempo - y ¡vive Dios! no lo hay- sería instructivo estudiar las raíces y motivaciones de esa confusión. Son muchas, y se entrecruzan y Smezclan: la inmadurez y la ingenuidad, los intereses propios de algunos países latinoamericanos y de otros que no lo son, la retórica funambulesca, la ig: norancia supina, el patrioterismo sensiblero, esa pereza tranquilizadora y cobarde que lleva a marchar como Vicente al ruido de la gente. Frente a la aventura .todos teníamos la obligación de plantearnos muchas pre­ guntas. ¿Cuándo se habían cerrado las negociaciones entre Argentina y Gran Bre­ taña? ¿Cuándo había existido un pronunciamiento al respecto? ¿Por qué la so­ lución del conflicto no podía esperar? ¿La empresa no era un expediente para demorar en el ámbito nacional el ajuste de cuentas? ¿Al apoyar la intempestiva acción, no se apoyaba también al gobierno repudiado y repudiable que la inten­ taba y no se corría el peligro, real peligro, de hacer más pesadas las cadenas? ¿Se quería la guerra? Las guerras se pueden ganar o perder o empatar como los parti­ dos de fútbol. Pero si se quiere la guerra hay que prepararla y ¿qué seguridades ofrecían los militares, sádicos y tramposos, que se lanzaban a ella por cuenta pro­ pia y riesgo ajeno, de haber examinado todos los elementos del problema: la rela­ ción de fuerzas, las posibilidades de triunfo, el costo de vidas, las pérdidas econó­ micas, las consecuencias de una derrota? Nunca tan pocos tanto comprometieron con tanta ineptitud. No se trataba de elegir entre la madre y la justicia, como se lo planteó Camus, cuando estalló la guerra de liberación en Argelia. No había dilemas ni conflictos de deberes o valores. Todo era claro y simple. Los militares argentinos no son la Argentina. Son la antiArgentina. Encumbra­ dos en el poder por la traición y mantenidos en él por el terror son, lisa y llana­ mente, unos usurpadores. ¿De qué soberanía nacional pueden hablar ellos que han hecho de la nación su feudo? Una nación es, ante todo, un pueblo. ¿Qué so­ beranía nacional pueden invocar quienes durante siete años largos se dedicaron a pisotear, humillar, perseguir, exterminar a su propio pueblo? Porque pensaban así, los antifascistas italianos no marcharon tras las banderas desplegadas por Mussolini y los antinazis alemanes no combatieron junto a Hi­ tlerismo contra él. Un gobierno de salteadores no es un gobierno nacional. Para salvar a la patria, tan traída y llevada, no había que colaborar con ese gobierno. La recuperación de las Malvinas, pasaba y pasa por la caída de los salteadores. De todos y no sólo del tartajoso temulento que es Galtieri. a confusion engendra la confusion. Abyssus abyssum invocat. La falta ini- cial acarrea otras. Y así vimos como con gran despliegue pirotécnico fluían en foros y asambleas entregados al parloteo, las iniciativas más insólitas. Un día se pedía el amparo del TIAR, instrumento imperial de la guerra fría; otro el pronunciamiento de la OEA ministerio de Colonias de Estados Unidos; luego la aplicación de la doctrina Monroe, escudo y lanza de cuanta tropelía ha cometi­ do el más feroz imperialismo que hemos padecido y padecemos. Que los Fortuna­ tos y los Nicanores olvidaran la historia era inevitable. Hay una línea de continui- - dad. Siempre los Fortunatos y los Nicanores fueron los cómplices del enemigo y los de hoy no negaban su estirpe. Llegaron hasta intervenir en Bolivia para im­ poner una dictadura -no les bastaba con la que ejercían- y coludidos con el imperio se convirtieron en exportadores de la única “tecnología” que conocen, la tortura. Para mostrar la eficacia de la misma mandaron a varios centenares de expertos a Centroamérica, donde algunos pueblos se esfuerzan en hacer revolu­ ciones. Luego, cuando empezaron a tropezar con dificultades en las Malvinas y andaban de puerta en puerta en busca de aliados, quisieron congraciarse con los dirigentes de esas revoluciones y ordenaron con cínica desenvoltura el retorno de los expedicionarios. ¡Qué gente, Señor! ¡Qué limpia conducta! Sí, los Fortuna­ tos y los Nicanores tenían que olvidar la historia de nuestra América; pero es bien extraño que algunos otros también la olvidaran. ¿Se dejaron llevar esos otros, por un generoso afán o por especulaciones de “alta política”?

A modo de colofón.

Bueno, ahora la siniestra aventura terminó. Tenía razón Galtieri, cuando afirmaba que después del 2 de abril Argentina ya no sería la de antes. Pero se equivocó en lo fundamental.Torque no será igual la nueva Argentina que emergerá tarde o temprano de la catástrofe, no tendrán si­ tio en ella los Galtieri. Ese es el saldo positivo de lo ocurrido. Ya el propio Gal­ tieri se fue o lo fueron. Los otros también se irán hoy o mañana, al “basurero de la historia”. El rey está desnudo. Cubierto sólo por la ignominia. La ignominia de todo su quehacer, la ignominia de su derrumbe. Y habrá llegado entonces el momento de recuperar las Malvinas. Por otra par­ te, ¿qué puede hacer Gran Bretaña con las islas? ¿Cómo va a defenderlas? ¿Va a convertirlas en una gran base militar? ¿Con qué recursos? Una amenaza pende, sin embargo. Detrás de Gran Bretaña, exhausta, está Estados Unidos. Evitar que las Malvinas, como antes Diego García o La Ascensión, caiga en manos del impe­ rio, es tarea, esa sí, de toda América Latina, que debe dejar de lado sus habitua­ les chácharas. Pero “a chaqué jour suffit sa peine”. Por hoy saludemos al pueblo argentino en busca de su liberación y aprestémonos a defenderlo en las hora difíciles que todavía esperan.

CUADERNOS DE MARCHA, noviembre-diciembre de 1981. La sombra de Irigoyen

a Unión Cívica Radical nació a fines del su mandato. El 6 de septiembre de 1930, un siglo pasado. Después de Caseros y de la de las fechas claves de la historia argentina, 1 Lascensión de Urquiza que gobernará hasta derriba un golpe militar encabezado por Urib. 1860, la oligarquía, cuyos miembros se conside­ ru. La oligarquía ha vuelto. 1930 es ademál raban -para emplear la expresión de John Street por muchas otras razones, un año inolvidable que recoge Halperin Donghi- la “aristocracia para todos. La gran crisis que golpeará fuertí de servicio” se instala en el poder por más de mente a los países del Plata ha comenzado y ( medio siglo. Desde Mitre en 1862 a Roque mundo conocerá en la década que se inicia un Saenz Peña y Victorino de la Plaza en 1916.1 serie de transformaciones sustanciales. La ley Saenz Peña que establece el voto se­ Roosevelt, electo en 1932, implantará ( creto y obligatorio, depura los padrones y ter­ New Deal; el fascismo que asolaba a Italia desd mina con el fraude organizado, abre las puertas 1922, parece consolidarse; en Rusia la NEP dejl a la democratización del país y permite que el paso a la planificación, el socialismo en un solC| radicalismo, hasta entonces refugiado en la abs­ país se impone, con su secuela de purgas, a 11 tención gane las elecciones de 1916, veinticinco revolución permanente y comienza la colectivH años después de la revolución contra Juárez Cel- zación de la agricultura; en las elecciones df man. Hipólito Yrigoyen es el nuevo presidente. septiembre de 1930, Hitler pasa de doce a cien' Al término de su mandato en 1922, el, radica­ to siete diputados y está en el umbral del poder] lismo triunfa otra vez .'Su candidato es Marcelo la libra se derrumba en 1931 y el Imperio Brlj Torcuato de Alvear, miembro de una de las tánico trata de encerrarse en sí mismo (Otawl “grandes familias” argentinas, oligarca de viejo 1932); también en 1930, Brasil cae en manos di cuño pues, pero personaje singular que ha roto Getulio Vargas que se mantendrá hasta 1945! con su clase. Seis años más tarde, en 1928, el ra­ en 1933 Uruguay, a la zaga de Argentina y Br« dicalismo, que ya se ha dividido entre persona­ sil, tendrá su golpe de estado. | listas (los Yrigoyenistas) y los antipersonalistas (los que rodean a Alvear) obtiene una nueva vic­ * * * toria e Yrigoyen es reelecto. No puede cumplir olvamos a la Argentina. Con Uriburu l 1 A los primeros gobiernos de esa oligarquía se refie­ inicia la llamada “década infame ”, durar re el Martín Fierro que aparece entre 1872 (presi­ V te la cual gobiernan Agustín P. Justo, Re dencia de Sarmiento) y 1879 (presidencia de Ave­ llaneda). José Hernández, su autor, federal desde berto Ortiz y Ramón Castillo. A éste, que coir sus años mozos, fue adversario de Mitre contra pleta el período de Ortiz, lo depone otro golp quien combatió en Cepeda y Pavón. Los orientales militar en 1943 en el cual participa Perón, qu no olvidamos que Hernández, cuando Paysandú es­ ya había intervenido en el golpe del 30, contl taba sitiada por las fuerzas brasileñas intentó su­ marse a los defensores comandados por Leandro Yrigoyen. En los años que van del 43 al 46, Ri Gómez. La plaza cayó antes de que él llegara a su mírez, Rawson y Farrel se turnan en la prei destino pero el gesto revela el temple del hombre. dencia. Perón ve más lejos que sus jefes y dése Il Secretaría de Trabajo, y después desde la vi- fipresidencia organiza sus fuerzas y en 1946 frotro afio clave- gana las elecciones contra una Ktrafia coalición de fuerzas que incluye a los Dnservadores y a los comunistas. “Braden o írón” es el lema que manejan los partidarios I éste. O el embajador de Estados Unidos que terviene descaradamente en política o el jefe I los descamisados. Perón es reelecto en 1952; pero en 1955 es­ lía la Revolución Libertadora que inicialmen- i comanda Lonardi y luego Aramburu. Otra IZ la oligarquía. Tres años después Aramburu Umvoca a elecciones. El peronismo está pros- ITipto y los radicales se han dividido. Frondizi el candidato de la Unión Cívica Radical In- ransigente; Balbín el de la Unión Cívica Radical del Pueblo. Aquel, triunfa con los votos pero- listas y gobierna hasta 1962, cuando los milita- fes, para no perder la costumbre, lo deponen y dejan en su lugar a un triste pelele: el vicepresi­ dente Guido. Siempre proscripto el peronismo, llama a nuevas elecciones en 1963. El triunfo "lhora le corresponde a un radical del pueblo, rturo Illía de quien los militares se cansan pronto. Lo voltea en junio de 1966 un golpe en- 4 9 Ubezado por el general Onganía quien perma- cerá cuatro años en el poder. En otro junio ro de 1970, sus pares lo expulsan. Lanusse nía. A las nueve y veinte de la noche, las tropas e era entonces Comandante en Jefe del Ejér- iniciaron su avance hasta la casa de gobierno. to y que fue el motor del derrocamiento, Cerca de las once de la noche se nos comunicó enta en su libro “Mi Testimonio”, hora por que media hora después el ya ex-presidente lle­ ra, cómo se desarrolló la operación. He aquí garía al Ministerio de Defensa, donde estaba ;unos episodios pintorescos: reunida la Junta de Comandantes, para entregar “A las dos y diez de la tarde, el Presidente su renuncia. Lo hizo, exactamente a las 23:37”. nganía dispuso mi relevo anunciando que asu- Para sustituir a Onganía, la Junta de Coman­ ía personalmente el cargo de Comandante en dantes designa al General Levingston que estaba lefe del Ejército” . en Washington. Pero diez meses después la mis­ “A las 14 y 55 los tres comandantes en Jefe ma Junta de Comandantes lo depone. “El gene­ irnos categóricos y definitivos: ‘La Junta de ral Levingston, cuenta Lanusse, otra vez factor omandantes en Jefe de las Fuerzas Armadas decisivo, fue derrocado el 23 de marzo de 1971, solvió reasumir de inmediato el poder político a las dos y diez de la madrugada. La Junta de e la República. En consecuencia, invita al se- Comandantes en Jefe reasumió entonces el po­ r teniente general Onganía a presentar su re- der político y cubrió las principales designacio­ uncia al cargo que hasta la fecha ha desempe- nes entre las cuales estuvo la mía como Presi­ do por mandato de esta Junta’. Firmamos el dente de la Nación ” (subrayados nuestros). mirante Gnavi, el brigadier Rey y yo”. .. “A las nueve de la noche, el padre Castex, nfesor del general Onganía, anunció al Estado layor que había tratado de persuadir al presi­ breviemos. Lanusse convoca a elecciones ente para que renunciara. ‘No voy a renunciar sin proscripción del peronismo pero sí, r papeles, sino cuando vea las tropas desple- A mediante una maniobra torpe, con pros­ das. No-estoy loco y no voy a derramar mutíl­ cripción de Perón. Retomo triunfal del peronis­ ente sangre de argentinos’, le contestó Onga- mo. Cámpora gana las elecciones en marzo de 1973 con el lema: “Cámpora al gobierno, Perón juegan. Proyectan, crean, se transforman, se ex* al poder” . Asume el 25 de mayo, renuncia en panden. Ahora más que nunca, quien no avanzl julio, nuevas elecciones nacionales en septiem­ retrocede. Y Argentina, al parecer, no sólo no bre donde la fórmula Perón-Isabel M. Perón ob­ avanza sino que retrocede a secas” . tiene un triunfo aplastante. El lo. de julio de Por la misma época, un año más tarde, Al' 1974 Perón muere. Su señora, que es la vice­ fonsín en su libro “La Cuestión Argentina” , ri* presidenta, lo sustituye y en marzo de 1976, conocía: vuelven los militares. Se quedarán hasta nues­ "La Argentina moderna tiene 100 años, UN tros días. Siete años largos donde desfilan Vi- siglo que se ha dividido por igual en la historil dela, Viola a quien sus compañeros encabezados de su crecimiento y en la de su decadencia. Eti por Galtieri, expulsa, el propio Galtieri que ten­ 1880 pocos hubiesen podido adivinar que mt drá la suerte de Viola, de Onganía y de Levings- dio siglo más tarde, aquel país deshabitado, rt ton y luego Bignone designado lisa y llanamente moto y pobre, se convertiría en la primera nt< por el Comandante en Jefe del Ejército, Nico- ción de América Latina, iluminaría elcontinentl laídes. con su cultura, encontraría su estabilidad demo> Durante los ciento veinte largos años que crática y se ubicaría entre las primeras cinco nt> transcurren entre la organización de la Argenti­ dones del mundo por su ingreso por habitanti, na moderna -1 8 6 2 - y nuestros días, las fuer­ En cambio, en 1930, cincuenta años mdl zas populares —el radicalismo, en sus distintas tarde, muy pocos hubieran podido imaginar qui expresiones, Yrigoyen, Alvear, Frondizi, Illía y en 1980 Argentina llegaría a ser una nación di el peronismo- han estado en el poder poco más segundo orden eri Latinoamérica, que varias di1 de treinta y tres años, y a partir de 1930 los gol­ cenas de países le precederían en el mundo, y pes militares - a diferencia de lo que ocurrió en que de aquel país rico y democrático, quedaril el período anterior—, se hicieron endémicos. una sociedad arrasada por la intolerancia, la vl0> Entretanto el país ha tenido un retroceso que lencia y la decadencia económica ”, no conoce paralelo. i En agosto de 1979 -número 2 de CUADER­ * * * NOS- bajo el título común “Argentina, la gran 1 frustración” , escribimos: aludamos con júbilo la victoria de Alfolí' “Como latinoamericanos en primer término, sin. En 1930, cuando cayó Yrigoyen nOl como rioplatenses después, mucho nos preocu­ Satrevimos a escribir en El Nacional, diario pa la situación de Argentina. No habrá equili­ que entonces dirigíamos, que el fascismo hábil brio ni avance en la Cuenca del Plata y tampoco llegado al Río de la Plata. La calificación no era en nuestra América, con una Argentina frustra­ muy precisa desde un punto de vista “científt da o en decadencia. co”, como ciertos “científicos” pudieron 0 Si nuestra América es un todo o pretende­ pueden señalarlo. Pero, denominaciones a UN mos que lo sea, ninguno de sus miembros puede lado, no nos pareció nunca, no nos parece taffl* estar enfermo. Menos, si ese miembro cuenta poco ahora, que haya sido equivocada. i, con muchas potencialidades creadoras. No pesa ¿La pesadilla empieza a desvanecerse? ¿Ll igual el estancamiento de Luxemburgo que el barbarie a retroceder? ¿La democracia, en cuyo de Francia. Distinto habría sido el destino del nombre tantos crímenes se han cometido y tai* mundo si la revolución del 17 se hubiera exten­ tas hipocresías han prosperado, regresa pall dido a Europa Occidental. El socialismo en un durar? Í#J solo país ha sido una muy difícil y azarosa ex­ En estas elecciones había que derrotar a ll periencia. barbarie y se le derrotó. Tarea primera; pelO Durante casi medio siglo -se cumplirá el 6 que no tendrá mañana si se olvida que es SÓÍP de septiembre del próximo año— Argentina ha eso: la primera, no la única. . '% \ tenido, con breves recuperaciones, una marcha A la barbarie no se le vence en una elecciófli errátil, jalonada por repetidas frustraciones. Vive siempre agazapada, en espera de renadfi Cincuenta años son muchos en la vida de un Bien está pues, que Alfonsín se proponga desdi hombre. No son pocos —dos generaciones- en ya, descabezar a los mandos. Hacerlo es partí la vida de un país, sobre todo en este mundo de de una empresa más vastadla de organizar otril hoy que marcha a ritmo acelerado y cuando los fuerzas armadas que estén sometidas al pod|f vecinos -n o digamos los contrarios- también político civil y no ejerzan la tutela de éste. i* ------— J

1 \ Y después habrá que gobernar. Gobernar exi­ tuvo que aplicar una política muy severa de aus­ ge tener un proyecto, contar con un equipo que teridad y soportar devaluación tras devaluación. iplique ese proyecto a través de las distintas cir­ Y ésto y lo mucho que se nos qtfeda en el cunstancias, estar respaldado por un partido tintero, es lo urgente. Apenas el calafateo del consciente de que la estrategia trazada es la me- barco. Porque -verdad última que asoma-, to­ f|or o la única que lleva al puerto. Gobernar es das las estructuras de Argentina están esclerosa- ’ descontentar. En las maduras abundan los apo- das o apolilladas y será necesario crear otras. La yos. Pero son más las verdes y es en las verdes Argentina exige una transformación revolucio­ donde los partidos deben mantener su cohesión naria y el retorno de cualesquiera de las viejas !y su disciplina. fórmulas —todas ensayadas desde Prebisch, el de ayer o el de hoy a Krieger Vasena, desde Al­ I La magnitud de ciertas victorias, a veces do Ferrer a Martínez de Hoz, desde Miranda a •Conspira contra la eficacia de la acción que debe Cafiero, nada resolverán. .'Cumplirse. ¿Son tantos los dispuestos a hacer * * * tanto? ¿O sólo ha movido a muchos un embele- i|0 pasajero o una necesidad desesperada? 1 Cuanto ha ocurrido en Francia puede ser un a crisis en la que estamos inmersos no es ejemplo, y algo semejante cabe temer que acon­ sólo Argentina. Es mundial. No es sólo tezca en España. Leconómica. Se extiende al campo de las ideas donde la confusión es babélica. Los mila­ I * * * gros fueron, como tenían que ser, engañosos. No hay modelo, tampoco -mentores. Parafra­ I| • Qué es el radicalismo? “La causa frente al seando a Mao cabe decir que erramos por el I J régimen”, decía Yrigoyen. La causa o sea ipundo con paraguas agujereados. ¿Quién con­ i C s algo más que un partido o, para emplear fía hoy en el keynesianismo, quién en los ofer- tina expresión que otros después han manejado, tistas, quién en los monetaristas? En otras épo­ ¡Un movimiento. En esta elección donde todos cas, definitivamente idas, pudo creerse que las los demás partidos, tanto de izquierda como de nacionalizaciones, o la sustitución de importa­ derecha, han desaparecido o perdido significa­ ciones o los contralores de cambio o de precios, ción y donde dos grandes fuerzas, radicalismo y o la libertad de mercado, o la producción para peronismo, se llevan del 93 al 94 por ciento de adentro después o antes de la producción para jos sufragios, han acompañado al radicalismo afuera, o el flujo de capitales extranjeros, eran lentes de toda extracción y de todas las clases, panaceas. Ahora, ésas y otras recetas puramen­ inidas por el repudio del militarismo y por el te empíricas han mostrado su falibilidad. Fue­ |fán de restablecer la democracia. Es mucho; ron modas pasajeras y todos sus pontífices, aun lin cimientos no hay construcción; pero los ci­ aquellos que para exculparse se dieron vuelta la mientos solos no hacen la fábrica. casaca, han desaparecido por el escotillón. Esa > ¿Puede el movimiento sustituir al partido? es la tragedia y el honor de nuestro tiempo. La ¿Tiene éste un proyecto y la fuerza que le es tragedia de nuestro desamparo, el honor que el iropia, será capaz de llevarlo adelante? destino nos confiere, de crear en la América , ¿Cómo resolverá, en lo inmediato, los pro- nuestra una nueva civilización. llemas de la deuda y de la inflación? ¿O el de- A tarea semejante está convocada la Argenti­ lempleo? ¿O, no ya el de la distribución pero si na que acaba de dar un primer paso. Quieran los ll más acuciante de la dramática reducción del dioses, si es que no han muerto, que en los años iel salario real? cercanos pueda dar otros. El tiempo es de espe­ En condiciones"mucho más favorables que ranza, no de espera. is de la Argentina actual, el gobierno socialista le Miterrand se esforzó en la primera etapa de u gestión, por introducir una mayor justicia CUADERNOS DE MARCHA, noviembre de 1983. istributiva. El propósito falló. A poco andar

— = CUADERNOS DE M ARCHA

El pensamiento político y e co n ó m ico d e CARLOS QUIJANO

Cuadernos mensuales con una antología de escritos entre 1939 y 1984.

NPI) IOS AÑOS DEL EXILIO

N°2) LA ERA DE LOS MILITARES

N°3) AMERICA LATINA

NP4) IOS GRANDES PROBLEMAS NACIONALES

N»5) MIREMOS IOS HECHOS DE FRENTE

N % ) EL PAIS Y SU GENTE MAS LIBROS PARA _M A S GENTE= Ultimos títulos editados Aparecen en Agosto Reimpresiones en Agosto: J.P. Barrán - B. Nahum: Luis Costa Bonino Alain Rouquié UN DIALOGO DIFICIL CRISIS EN LOS PARTIDOS EL URUGUAY DE PACHECO A (1903-1910) TRADICIONALES Y MOVI­ BORDABERRY , J.P. Barrán - B. Nahum: MIENTO REVOLUCIONARIO Hugo Alfaro EN EL URUGUAY REPORTAJES A LA REALIDAD LAS PRIMERAS REFORMAS (1911-1913) W. Cancela - A. Melgar José P. Barrán - Benjamín J.P: Barrán - B. Nahum: EL DESARROLLO FRUSTRA­ Nahum LA REACCION IMPERIAL CON­ DO. 30 AÑOS DE ECONOMIA CRISIS Y RADICALIZACION SERVADORA (1911 -1913) URUGUAYA 1955-1985 (Coedi­ (1913-1916) ción con CLAEH) Tomo VI de la colección “Batlle, J.P. Barrán - B. Nahum: Miguel Aguirre los estancieros y el Imperio Britá­ BASES ECONOMICAS DE LA FRENTE AMPLIO. HISTORIA Y nico”. REVOLUCION ARTIGUISTA DOCUMENTOS Samuel Lichstensztejn Germán D'Elía: Segunda Edición CAPITAL FINANCIERO Y POLI­ HISTORIA DEL MOVIMIENTO autores varios TICAS ECONOMICAS EN AME­ OBRERO EN EL URUGUAY EL PRIMER BATLLISMO: CIN­ RICA LATINA CO ENFOQUES POLEMICOS Próximamente dos nuevas (Coedición con CLAEH) Lectores de Banda Orien­ Colecciones: tal Carlos Machado Narradores Uruguayos de hoy Agosto: H.H. Munro HISTORIA DE LOS ORIENTA­ LOS MEJORES CUEN­ Ernesto González Bermejo LES TOS DE SAKI LAS MANOS EN EL FUEGO (Edición completa en tres tomos) Un testimonio excepcional de la Suscríbase a la Mejor Literatura: drámatica realidad de los años CIPFE-CIEDUR-CCU-CIESU- llame al 41.01.64-4.32.06 setenta en el Uruguay CINVE: Roberto Bertolino AMBIENTE Y DESARROLLO EL CIELO NO QUIERE TRABU­ UN CLASICO DEL HUMOR NA­ COS (cuentos) CIONAL: Poetas Uruguayos de hoy Simplicio Bobadilla (Serafín Gar­ cía) Jorge Castro Vega LOS PARTES DE DON MEN- POESIA DE SITIO CHACA Matilde Bianchi Los divertidos “Partes” de un co­ DEJAME CAER COMO UNA misario rural de fin de siglo re­ SOMBRA crean un mundo pleno de humor. Washington Benavídez FINISTERRE Cuentos Latinoamericanos para niños 8. Leyendas de América y también en esta colección publi­ Hemos reeditado el N° 1: “El hombre sitiado por los tigres”, de Hora­ caremos libros de Hugo Fontana, cio Quiroga, y están en venta las tapas que permiten encuadernar Nedda Otheghy, Roberto Levin, la primera serie completa. Juan F. Costa, M.L. Blengio Brito. EDICIONES DE LA BANDA ORIENTAL GABOTO 1582 entre Mercedes y Uruguay. Tel.: 4 32 06 URUGUAY 1777 entre Gaboto y Tristán Narvaja Tel.: 41 01 64 s