PAU CASALS 344

10 de julio-10 de agosto de 2016

SUMARIO

 Breves: . Valeri Gergiev gana el premio de la Fundación Rachmaninov . La UE acepta la propuesta italiana para salvar la EUYO . La UAM presenta su próxima temporada

 Reportaje: El renacer de Ibermúsica  Reportaje: 20 años sin Pilar Lorengar  Entrevista: Andrés Salado: “Toda la realidad influye en tu forma de dirigir”  Reportaje: McCartney confiesa su depresión tras la ruptura de los Beatles  Jazz: Jazz en movimiento y entre sombras  Discos  Agenda

Breves

Valeri Gergiev gana el premio de la Fundación Rachmaninov Valeri Gergiev ha sido galardonado con el Premio Internacional Sergei Rachmaninov "por su extraordinariamente exitosa organización de varios festivales dedicados al compositor y la interpretación a lo largo del año de todas sus obras sinfónicas y conciertos en Róterdam y Pekín". El premio consiste en un diploma y una estatua de bronce bañado en oro de 24 quilates. El anterior ganador fue Vladimir Ashkenazy.

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La UE acepta la propuesta italiana para salvar la EUYO Según señalan fuentes de la prensa italiana, la propuesta del país transalpino para "estabilizar financieramente" el futuro de la Joven Orquesta de la Unión Europea ha sido aprobada por el Consejo de Ministros de la institución reunido en Bruselas.

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La UAM presenta su próxima temporada El Ciclo de Grandes Autores e Intérpretes de la Música, que organiza la Universidad Autónoma de , inaugurará su XLIV temporada el 8 de octubre con un concierto en la Sala Sinfónica del Auditorio Nacional: Un solo Beethoven, protagonizado por la Orquesta Sinfónica de Castilla y León, dirigida por George Pehlivanian y con Iván Martín como solista.

„Ópera para todos‟ nos presenta la ópera de salón Un avvertimento ai gelosi, de Manuel García, que se encuadra dentro de las actividades del IX Congreso Nacional de la Sociedad Española de Musicología, dirigido por el CSIPM en noviembre de 2016. El ámbito de estudio cervantino del Centro se inscribirá, en esta ocasión, en el concierto Prima la musica e poi le parole, que ofrecerá la Orquesta Sinfónica Verum junto a su director Miguel Romea, y que contará, entre otras, con obras quijotescas de Manuel García y Antonio Salieri.

Los conciertos „Genios sin Género‟, una de las novedades más destacadas de esta temporada, se inauguran con la actuación del Cuarteto Mandelring, mientras el „Homenaje al profesor Francisco Tomás y Valiente‟ llegará a través de un recital de Joaquín Achúcarro. Artefactum interpretará tres conciertos de música antigua, a los que se sumarán después La Real Cámara y L'Arpeggiata. La temporada se cerrará el 20 de mayo con José Manuel Zapata y José Mercé.

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Reportaje El renacer de Ibermúsica

El ciclo sinfónico ha conseguido sobrevivir a una de sus peores crisis y presenta su nueva temporada que inaugura la Filarmónica de Viena y que cuenta con figuras de la talla de Daniel Barenboim.

Tres veces ha sorteado la muerte Alfonso Aijón. La última fue por el ciclo sinfónico Ibermúsica, que él mismo fundó hace 47 años. Aijón sentía que su creación se moría (también por tercera ocasión: las dos anteriores tuvo que hipotecar su casa para conseguir reanimarlo) ante una bajada feroz del número de abonados y a las puertas de cumplir el medio siglo. Era principios de 2015 y para salvar a la criatura solicitó ayuda a la UE. Pero esta no llegaba.

El promotor, de 85 años, tuvo que aplazar su imperdonable viaje anual al Himalaya en espera de la respuesta europea. Y la tardanza le salvó la vida. Su

2 expedición iba a ser en abril pero, por primera vez en 50 años la anuló, porque el monzón se le echaba encima. Ese mismo mes sacudió Nepal un terremoto que se saldó con más de 8.000 muertos. La respuesta europea llegó entonces: fue negativa.

“Siempre he pensado que el proyecto es muy europeísta, porque con nuestra labor promocionamos la cultura europea, pero se ve que ellos no lo consideraron así”, explica. Pero esto no consiguió acabar con uno de los mejores ciclos sinfónicos internacionales, que renace ahora gracias a la incorporación del gestor barcelonés y director artístico de la Orquesta de Cadaqués, Llorenç Caballero, como director adjunto.

La temporada 2016/2017 mantiene viva la esencia del ciclo: contar con la participación de las mejores orquestas internacionales. El encuentro, que cuenta con 24 actuaciones (12 enmarcadas en la serie Arriaga y otra docena en la Barbieri) lo inauguró el 24 de junio la Filarmónica de Viena, un conjunto que se ha presentado 14 veces en España gracias a Ibermúsica. Y su cierre, el 16 de mayo de 2017, correrá a cargo de la Staatskapelle de Dresde.

El ciclo cuenta también con grandes figuras internacionales como el director de orquesta Christian Thielemann, la soprano René Fleming (que celebra el vigésimo aniversario de su debut en España), la pianista Yuja Wang o el director y pianista Daniel Barenboim (cuya actuación será la número 128 dentro del ciclo). A este último, amigo de Aijón, parafrasea el promotor para hablar de su ciclo. “Me dijo: „Has convertido lo extraordinario en normal y eso te pasará factura‟”.

El director no se equivocó, pero Aijón, tal y como él mismo reconoce con pasmosa humildad, siempre cae de pie. Ha salvado por tercera vez el ciclo y lo ha hecho sin recurrir a ayudas públicas. “Nunca he pedido una subvención porque si la pides, pierdes la libertad, y prefiero morir con las botas puestas. También en parte por coherencia, porque creo que el dinero público debe destinarse a la educación, a los conservatorios, no para el lujo musical”.

Será un auténtico privilegio poder ver en España a tres de las mejores orquestas de Londres (Philharmonia Orchestra, London Symphony Orchestra y la London Philharmonic Orchestra), uno de los puntos fuertes del programa de Ibermúsica. El ciclo apuesta también por figuras nacionales como la participación de la Orquesta de Cadaqués, el violonchelista Adolfo Gutiérrez, el director Gustavo Gimeno o el Coro de la ORCAM (Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid), dentro del compromiso del proyecto con los músicos emergentes.

La música barroca, que está cogiendo fuerza en los últimos años con el resurgimiento de voces como la del contratenor, también tendrá cabida en el ciclo, de la mano del conjunto Les Musiciens du Louvre. “Hace tiempo que no

3 hacemos este repertorio y eso que nosotros fuimos de los primeros en apostar por su interpretación con instrumentos originales, algo que ahora está tan de moda”, asegura. Otras de las novedades son el ciclo „Bcn Clàssics‟, que se inicia en octubre, y que incluirá seis conciertos en el Palau de la Música Catalana de Barcelona y los abonos de seis conciertos desde 195 euros. Además, ya están esbozadas las pinceladas de la temporada 2017/2018 con Simon Rattle al frente de la Filarmónica de Berlín y la Royal Concertgebouw Orchestra con Daniele Gatti.

El ciclo renace con buena salud. ¿El secreto de este mecenas de la música clásica? “Ser amigo de todos los grandes y tratar siempre bien a las orquestas”.

Virginia López Enano Elpais.com

Reportaje 20 años sin Pilar Lorengar

Fue una de las grandes damas de la lírica. Alejada de los escenarios desde 1991, participó ese año en la ya legendaria gala lírica que inauguró las actuaciones en torno a la Expo de Sevilla. Hoy, a dos décadas de su muerte, su voz se mantiene intacta en su amplio legado discográfico.

El 2 de junio de 1996 fallecía sorpresivamente una de las sopranos más destacadas de la segunda mitad del siglo XX: Pilar Lorengar. En su natal se han programado diversos actos para conmemorar la efeméride. La Asociación de Amigos de la Música de Zaragoza ya ha ofrecido en lo que va de año dos conferencias con imágenes de la soprano –algunas inéditas– en sus más grandes creaciones canoras.

Asimismo, el 1 de junio, la citada entidad anunciaba un concierto lírico en su memoria. En torno a este aniversario también se ha rodado un documental sobre la cantante española que será emitido en fecha todavía a determinar. Culminarán estos actos en octubre con una exposición en el Museo de Zaragoza que exhibirá diversos recuerdos de la soprano, desde fotografías hasta documentación de sus creaciones operísticas, recuerdos personales, distinciones, su archivo discográfico, visual y cinematográfico y hasta algunos de los vestidos que Lorengar usó en escena.

Lorenza Pilar García Seta, conocida artísticamente como Pilar Lorengar, dejó huella. Su musicalidad, la humanidad de sus interpretaciones y su sentimiento del deber profesional, no eran sino ornamentos de una voz bellísima en la que destacaba, especialmente, una línea de canto homogénea, una tímbrica

4 personalísima y, sobre todo, aquello que, con el tiempo, llegó a conocerse como el Lorengar.

Encarnó sobre las tablas multitud de papales del repertorio italiano y alemán, con predominio de Puccini y Mozart, siempre con un sublimado aire interpretativo y una construcción dramática de los personajes que bebía de la mejor tradición musical europea. La mayor parte de su carrera se desarrolló en el extranjero llevando por todas partes música española.

Nació en Zaragoza el 16 de enero de 1928 y ya en el colegio destacó como solista en el coro: las primeras lecciones de canto y solfeo las recibió del maestro Asensio Pueyo y estando en los albores de la adolescencia le llegó uno de esos momentos de suerte que necesitan incluso los artistas más dotados: comprando unas telas para confeccionarse un vestido para participar en un programa de radio, la dependiente que le atendió era hermana de la profesora de canto Margarita Martínez, quien después de escucharla se ofreció de forma totalmente gratuita para continuar con su educación vocal.

Sus primeras actuaciones en Zaragoza fueron en cafés cantantes, en el teatrito de variedades de su barrio y en el Teatro Argensola en una época en la que se hacía llamar Loren Garcy. Aún adolescente, y junto a su madre, se traslada a Madrid contactando con Ángeles Ottein, soprano coloratura –hermana de Ofelia Nieto– y catedrática del Conservatorio de Madrid, quien durante casi una década continuó con su instrucción musical reconduciendo su voz de soprano lírico ligera hasta la lírica plena con ligera tendencia spinto.

Con Ottein trabajó también el repertorio zarzuelístico, en aquel entonces el único capaz de dar una salida profesional a los cantantes jóvenes. Lorengar, apoyada en los triunfos en la ópera de Victoria de los Ángeles, a la que admiraba profundamente, en 1949 se trasladó a Barcelona y se matriculó en el Conservatorio local. Dos años después regresó a Madrid y actuando en los estudios de Radio Madrid, en la Gran Vía, conoció al divulgador musical Enrique Franco, quien intuyó las inmensas posibilidades de su voz.

Ya con su nombre artístico definido, Franco la puso en contacto con Nicasio Tejada, asesor musical de la casa discográfica Columbia, filial de Decca, y con Ataulfo Argenta. Entre 1952 y 1958, Lorengar grabó con Argenta más de una veintena de , como Los diamantes de la corona y Jugar con fuego, de Barbieri; El rey que rabió, El puñao de rosas, Las Bravías y La Tempestad, de Chapí; Chateau Margaux, de Fernández Caballero; La Alsaciana, de Guerrero; El Caserío, de Guridi; Los cadetes de la reina y Molinos de viento, de Luna; El maestro Campanone, de Lleó; La Dogaresa, de Millán; La canción del olvido y La reina mora, de Serrano; Las golondrinas, de Usandizaga y Maruxa, de Vives.

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Después de la temprana muerte de Argenta, Pilar Lorengar completó su catálogo zarzuelístico con otros directores e incluso con los propios autores de las zarzuelas, como Federico Moreno Torroba (La marchenera y María Manuela) y Pablo Sorozábal (Adiós a la bohemia y Katiuska). En estas grabaciones de , se aprecia cómo era la voz de Pilar Lorengar antes de cumplir los 30 años: un timbre peculiar, bellísimo y rico en armónicos, empapado de un original vibrato que redondeaba con cálida expresividad. La voz corría con facilidad por toda la tesitura, siempre homogénea y bien asentada pese a lo notable de su extensión.

De París al mundo

Como segunda soprano perteneció a la Compañía de Jacinto Guerrero, pero su primer gran triunfo fue con la obra póstuma del maestro, El canastillo de Fresas, que se estrenó, con ella de protagonista, en 1951. Actuó al año siguiente en el Ateneo de Madrid y también intervino en dos películas: Último día y Las últimas banderas. Pero, como ella misma dijo en una ocasión, Madrid se le quedó pequeño y decidió dar el salto más allá de las fronteras.

En París debutó en concierto, antes de su primera actuación operística, como Cherubino en Las bodas de Figaro en el Festival de Aix en Provence, un delicioso retrato felizmente conservado en disco, papel que nunca volvería a cantar. Ese mismo año hizo su presentación en Londres, en el Covent Garden, como Violetta de La Traviata (la BBC llegó a filmarle en unos fragmentos de Madama Butterfly) y también en el Town Hall de Nueva York con Goyescas y una serie de conciertos en la costa oeste. En 1956 actúa en Glyndebourne con La flauta mágica (Pamina); , entonces intendente de la Deutsch Oper de Berlín, la fichó trasladándose en 1957 a esa compañía sin conocer el idioma.

Fueron años de arduo trabajo para adaptar su instrumento a las exigencias requeridas por su condición de nueva estrella berlinesa cuando en esa ciudad casi todo el repertorio se cantaba en alemán. Así empezó su despegue internacional consolidándose con actuaciones en , Salzburgo o Bruselas. Tras su matrimonio con Jürgen Schaf, centra su carrera en la capital alemana cantando en el teatro berlinés durante cinco meses al año un máximo de 35 funciones. El resto del año hace giras por Milán, San Francisco, Nueva York, Filadelfia, Chicago y un largo etcétera. En 1963 acompañó a los cuerpos estables de la compañía de ópera berlinesa en una gira por Japón y en 1967 cantó en el nuevo Metropolitan de Nueva York en el Lincoln Center en La Flauta Mágica. En esa época incorpora personajes de tintes más spinto como Valentina de Los hugonotes y Maddalena de Andrea Chénier.

Permaneció como primera soprano de la Deutsche Oper durante 30 años ininterrumpidos, recibiendo el título de Kamersängerin y de miembro de honor vitalicio de la Staatsoper, donde, después de su óbito, le erigieron un busto en

6 el pabellón de personajes ilustres. Pilar Lorengar actuó en España relativamente poco y de forma intermitente, si bien a partir de la década de los 80 pudo escuchársele con cierta frecuencia cantando recitales de Lied.

Antes, en el año 1964 y junto a , en el Teatro de La Zarzuela de Madrid estrenó una nueva versión de Pepita Jiménez, de Albéniz, revisada y arreglada por Pablo Sorozábal. En 1983 cantó Alice de Falstaff también en La Zarzuela, con producción de Lluís Pasqual y dos años después, Desdémona de , con Plácido Domingo. En el Gran Teatre del de Barcelona debutó muy tarde, en 1986, con 58 años de edad, como Elsa de Lohengrin.

En 1991 se retiró de los escenarios con recitales en Madrid, Berlín y . En su Zaragoza natal cantó varios conciertos y una Butterfly en 1967. Para la posteridad quedan sus 23 grabaciones de óperas completas, más tres oratorios, 27 zarzuelas y 14 conciertos, sin olvidar las grabaciones berlinesas en vídeo de (1961) y Don Carlo (1965) y Die Zauberflöte (1964) del Festival de Salzburgo. Ya son 20 años sin una de las figuras fundamentales de la reciente historia de la lírica española.

Miguel Á. Santolaria Actual, número 192

Entrevista Andrés Salado: “Toda la realidad influye en tu forma de dirigir”

Andrés Salado (Madrid, 1983), director de la Joven Orquesta de Extremadura y de Opus 23, Premio Príncipes de Girona, derrocha pasión en todo lo que dice. Cree en la música, cree en los jóvenes que se acercan a ella sin complejos, a los que le escuchan y a los que enseña, y a los que no se puede defraudar. Y cree en él mismo con una lúcida combinación de inteligencia y crítica, de arrojo y de humildad. Al escucharle se siente el deseo de verle dirigir inmediatamente, como si la mejor explicación de sus palabras, de su teoría, fuera la acción. Es como una bomba feliz dispuesta a estallar de puro gozo.

- Usted viene de una familia muy musical. - Sí, mi familia materna. Mi madre es viola en la Orquesta Nacional, una tía mía en la Sinfónica de Madrid, otra en la banda municipal, un primo en la de Radio Televisión Española y otro, violinista, Edu Ortega, que escribe música de películas. Y los que no son músicos son directores de teatro, de cine, productores, comunicadores audiovisuales. Todo viene por nuestro abuelo,

7 padre de mi madre, compositor, que les puso a todos un instrumento en las manos y empezaron a salir en TVE como la Familia Trapp española.

- Había, pues, una cierta predestinación. - Soy un músico de vocación pero también de profesión, no vivo por y para la música, no puedo vivir por y para la música porque creo que sería una persona infeliz si viviera por y para la música a tiempo completo. Necesito mucho tener mi espacio, no como contrapartida a la música, sino como algo vital. No como lapso, paso por boxes, me tomo una cerveza o siento una bocanada de aire fresco, sino como parte fundamental que equilibra mi vida, algo muy necesario para mí.

-La vocación le llegó como el empezar a hablar. -Yo salía a las cinco y media de la tarde del colegio, me iba al conservatorio, a veces ni comía o me llevaba un bocadillo y salía a las diez y pico de la noche. Y si haces eso es que tienes vocación y amor por lo que te gusta. Supongo que ya antes de hablar tenía ese código en la barriguita de mi madre, porque mi madre, hasta que no se dio de baja para dar a luz, estaba tocando semana tras semana. Y recuerdo que con cinco añitos, cuando mis padres se divorciaron, como mi madre no tenía donde dejarme, ahí estaba yo, en los pasillos del Auditorio Nacional, en el bar, como si fuesen parte de mi casa. Yo era “el niño de Loli” y un día me acuerdo jugando con mis cochecitos en el patio de butacas mientras la orquesta ensayaba con Aldo Ceccato. Yo lo veía como en un picado hacia arriba, una imagen que se me quedó grabada.

-Para usted sería coser y cantar aprender música. -Me costó mucho entender, empezar a aprender a disfrutar la música. Yo de pequeño iba a los conciertos y al principio era un chico inquieto, movía los pies, no era el típico niño con tres años que dices: “¡Cómo se porta este chico!” Más de una vez me mandaron callar. Un día, en la ONE, hace poco, el espectador de detrás de mí me dio con el dedo y me dijo que no moviera la cabeza. Y me dije: “No me gusta nada, estoy más preocupado por no molestar a nadie y por no respirar fuerte que por la propia música”.

-¿Está pasado el ritual del concierto o es algo que mantiene de alguna manera una formalidad sin la cual no se puede acceder a lo que la música nos dice? -Supongo que no debe de estar pasado de moda porque la gente sigue mandando callar cuando se aplaude espontáneamente, pero a mí me parece tan ridículo, tan falto de contacto con la sensibilidad musical. Realmente una persona va a un concierto a disfrutar. Y a la hora de atraer nuevos públicos es poco inteligente que a alguien que viene de nuevas, con una afectividad humana y emocional a flor de piel que le hace aplaudir, se encuentre con 40 personas a su alrededor que, como hienas, le hacen callar.

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Lo normal es que diga: aquí no vuelvo. En el siglo XVIII la gente aplaudía y el músico o el director repetían el movimiento en medio de una sinfonía o lo metían entre dos de otra en la segunda parte. Era una locura pero es que ahí se volcaban todas las emociones. Entonces los conciertos eran largos y podían ser tediosos. Hoy en día se tiende a lo contrario y me parece muy inteligente hacer conciertos más cortos, no necesariamente tienen que ser obertura, concierto y sinfonía de 50 minutos, sino que puedes colocar una Novena de Beethoven solo, sin tener que meter delante un concierto de piano.

El ritual del concierto,… bueno, sí que creo que hay ciertas jerarquías que se deben seguir, porque la música en sí es jerarquía y funciona a través de una jerarquía férrea porque, si no, no funcionaría jamás. La propia producción del sonido directo forma parte de un ritual jerárquico, en el cual a través de una respiración, una energía, se produce la música con determinados cánones.

El propio fenómeno físico, armónico, habla de jerarquías, de octavas, de quintas, de terceras, de séptimas, de otra vez la octava, y la música funciona así. Y cuanto más disciplinada es una orquesta y más jerarquizada está mejor suena, eso es una gran realidad. Lo que sí es cierto es que perdemos cierta naturalidad a la hora de atraer al público y que el público nos ve como objetos de museo de cera. Esa es la responsabilidad de la nueva generación.

-Usted fue primero percusionista. -Pero empecé a estudiar violín con tres añitos y medio. Creo que conservo de entonces las fotos de cuando tenía todas las pegatinitas puestas en el mástil y en el diapasón. Y eso me ha servido para saber cómo funcionan los instrumentos de cuerda. A veces cojo la viola de mi madre, me la pongo aquí de una manera muy ortopédica porque como no tengo ni idea… Para buscar afinación, para trabajar muscularmente mi oído empiezo a pellizcar. El violín me pilló muy pequeñito y también pasé por la flauta barroca.

Y luego por el piano, que lo he mantenido más. Yo estudio con el piano pero no soy pianista. Como dice Barenboim, en el piano está todo el sonido de la orquesta. Y eso me ayuda mucho a estudiar armonía. Cuando tengo todas las partituras me voy al piano. Bueno, pues a partir de los 10 años decido meterme también en la percusión. No sé si me atrajo el edificio de la percusión, las baquetas, los tambores o el timbalero de la Nacional, allá arriba, coronando la orquesta.

-¿Es un buen camino la percusión para llegar a la dirección? -Paavo Järvi, Gustavo Gimeno, Lorenzo Viotti también han sido percusionistas. La percusión te da cosas muy buenas pero un percusionista no tiene gesto en la mano, porque no existe. No tiene nada que ver con el calor de una línea de aire de un instrumento de viento como en el clarinete. Cuando llegas a la batuta

9 tienes que buscar otro tipo de energía en tu sonido, otro tipo de movimientos con tu brazo y te encuentras con que no lo sabes hacer.

Tienes la rítmica interna pero muchas veces el ritmo interno de una orquesta no tiene nada que ver con ese clac, clac, clac… porque eso no existe, no existe el tempo igual, ni en las grandes versiones. Yo que en eso soy un friki, me he cogido metrónomos muchas veces, me he puesto versiones de las grandes orquestas, y nunca hay dos compases iguales. Siempre son 76, 73, 72, 78… No existe esa naturalidad de la inercia de la música, el discurso de la respiración musical. Entonces encuentro que todo vale, todo tiene su equilibrio, sus cosas buenas y sus cosas malas dependiendo del instrumento que toques.

-Y distinguirá enseguida de dónde viene un director. -Ahora que también me dedico a la enseñanza lo veo muy bien. La primera toma de contacto con la dirección de orquesta siempre depende, morfológicamente, del instrumento del que vienes. Si un trombón se pone a dirigir se pone así, si un violinista se pone a dirigir se pone asá porque busca el arco, si un pianista se pone a dirigir se pone de esta manera y si lo hace un clarinetista siempre su gesto es pequeño, recogido, porque se siente en la zona de confort de su clarinete. Pero la percusión siempre fue para mí una vía de construir lo que luego he querido.

He tenido la suerte de tocar mucho en jóvenes orquestas, de verme en el trono de atrás. Está el trono de delante, que es el podio del director y está el trono de atrás, que todavía mola más, que es el trono del timbal: no solamente porque estás encima de toda la orquesta sino porque además estás integrado en el público.

-Hay percusionistas que dicen que el timbalero es como el segundo director. -Yo desde muy jovencito alimenté el contacto desde el timbal con el concertino y con el primer contrabajo: es como el gran triángulo del liderazgo desde dentro de la orquesta. Y desde ahí yo me cogía mis partituras generales e iba mirando lo que hacían los directores pero sin ser consciente de que quería ser director. Siempre lo he dicho: yo nunca he tenido la ambición de ser director de orquesta.

-Y, entonces, ¿por qué se decide a serlo? -Decido serlo porque Luis Turina, que es el hijo de Jose Luis Turina, el director técnico de la JONDE, me propone allá por 2007 o 2008 ser asistente de la Orquesta Iuventas, la orquesta que llevaba y lleva Rubén Fernández, una orquesta amateur, con gente que estudia en conservatorios pero también gente que se ha dedicado a medicina, arquitectura, y ha dejado su instrumento pero quiere seguir en contacto con la música. Y yo, con toda la inconsciencia de un

10 joven, digo que sí, que me apetece. Y no tenía ninguna pretensión hasta que me llega esa oportunidad y empiezo a dirigir en ensayos parciales Quinta de Beethoven, Quinta de Chaikovski, Sueño de una noche de verano, de Mendelssohn, Reforma de Mendelssohn, ¡Reforma de Mendelssohn!

Y, bueno, allí con toda la inconsciencia del mundo empiezo a dirigir y me digo: espera, espera ¿esto qué es? Y aquello es la maravilla de poder modificar el sonido con un gesto. No existe el 1, 2, 3, 4 sino la energía que comunicas. Y eso empieza a meterse como si fuera una droga por tu cuerpo de una forma de la cual eres todavía muy inconsciente. Hasta que un día se me da la oportunidad de dirigir Un americano en París más una obertura de Schubert. Y me doy cuenta de que no hay marcha atrás, de que no existe la marcha atrás. Y, gracias a eso, me hago un vídeo, lo mando a la JONDE en la que entonces enseñaba Lutz Köhler y ahí ya empieza a moverse la cosa.

-¿Hay un maestro por encima de todos? -Mi maestro es Miguel Romea, alguien que se ha dedicado mucho a la pedagogía de una manera muy autodidacta y ha creado una gran escuela de dirección. Como todos los grandes maestros, hay un momento que crean una escuela de la nada, una filosofía de vida estructurada a través de su experiencia personal. Yo fui la primera persona, y esa medallita me la pongo, que le insistió en dar clase de dirección porque él entonces era director asistente de la Joven Orquesta de la Comunidad de Madrid.

Yo tocaba la percusión, veía a ese hombre y decía: este tiene algo especial. Y él no quería dar clases y yo le llamaba y me acuerdo que me dio la primera lección por teléfono, porque yo iba a estudiar postgrado de percusión a Londres, ya había hablado con el profesor, me iba allí a hacer una clase de prueba en la Royal Academy y él me llama y me dice: “Andrés me has convencido, voy a dar clase de dirección de orquesta”. Y yo le digo: “pero cómo puede ser esto ahora que me voy a Londres”, y me dice: “Te voy a dar la primera lección por teléfono”. Y me dice que un director es la persona que tiene que tomar decisiones: “Toma la decisión que tú quieras y elije el camino que quieras”.

Y se me saltaban las lágrimas porque eso iba a significar que si dejaba la percusión no volvería a ella y, si me iba mal con la dirección, no volvería. Sería un paso atrás que emocionalmente no podría aceptar, si ves el skyline y te gusta no puedes irte a vivir al sótano el resto de tu vida.

-¿Y con Jorma Panula, maestro de maestros? -Para acceder a Panula y alimentarte de su formación tienes que tener ya un bagaje y una experiencia anterior y así aprendes lo que es la representación pura de la escuela finlandesa: síntesis y pragmatismo.

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-¿Y de Ros Marbá, qué aprendió? -¡Puf! Antoni es una de las personas que me han dado la vida en esta profesión. Es una persona con una tremenda cultura musical, vastísima cultura musical, con una manera muy peculiar de afrontar la música, muy germánica también, buscando siempre la gran línea de sonido, buscando siempre el sonido, equilibrar el sonido. Y es una persona con la que te puedes tirar hablando años que siempre vas a aprender. Pero no solo de música sino de todo lo que tiene que ver con lo que envuelve la música. Es una persona de mundo, esa especie de abuelo muy especial, de director ya mayor pero con ese conocimiento, con esa tranquilidad, con ese tono de voz que usted conoce perfectamente. Él y José Ramón Encinar, un perfil completamente diferente al que también admiro mucho, fueron las dos personas que en un principio confiaron en mí. Que le hablaron de mí a Humberto Orán, que es mi gran factótum, por decirlo de alguna manera, junto con mi madre, por mucho que esté mal decir que tu representante sea tanto para ti. Suena a peloteo barato pero no lo es porque para mí ha sido un padre musical y lo sigue siendo.

-Y luego está esa serie de maestros modernos: Peter Rundel, Lutz Köhler, Peter Gülke, Péter Eötvös… -Cada uno de una manera. Con Peter Rundel no he estudiado pero he coincidido en la Joven Orquesta Nacional de España cuando yo era un joven director invitado. Lutz Köller me dio una cera tremenda en la JONDE. Un maestro de la escuela germánica, asistente de Karajan y de Abbado. Gülke, que fue mi director en el Mozarteum, uno de los editores de Barenreiter, de la música de Haydn y de Beethoven, es un conocedor absoluto.

Péter Eötvös es otra de esas personas que te encuentras en la vida, humildes pero con mucho carácter. Es uno de los grandes compositores, sin duda, pero también director, director a lo Boulez aunque sin esa escuela de comunicación con las manos tan desarrollada. Tuve la suerte de conocerle en el Festival de Lucerna, cuando yo estaba dirigiendo a la Festival Academy, en un curso que impartía, y de dirigir junto a él la Cuarta Sinfonía, de Charles Ives. Me acuerdo perfectamente: con Pollini y Boulez en el público, imagínese. Es algo que nunca voy a olvidar y que si lo pudiera poner en mi currículum, lo pondría: “Ha dirigido con Pollini y Boulez sentados juntos entre el público”.

-¿Qué le gusta además de dirigir? -Todo. Me gusta mucho el fútbol, no lo puedo evitar. Pero el fútbol bien entendido. Y me gusta mucho la montaña, sentirme solo allí, en un risco y recibir ese aire que te hiela al respirar. También me gusta mucho leer, soy un gran lector. Siempre voy con un libro encima pero leo dos alternativamente: ahora el Grout Palisca y El Reino de Emmanuel Carrère.

-Usted suele decir que es un todoterreno.

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-Es cierto. Acabo de estar con la Orquesta Sinfónica de Barcelona y Nacional de Cataluña y esta misma semana me voy a Mallorca a hacer El barbero de Sevilla, que es mi primera ópera en foso. Me estoy dando cuenta de que me encanta la lírica, me encanta el contacto con la voz, con el texto. Pero me gusta todo, todo.

-Una palabra final. Otra vez: humildad. Yo no me puedo quejar de nada. En cinco años he dirigido casi todas las orquestas españolas y he repetido. Y vuelvo a algunas de ellas y a otras como la Sinfónica de México, a la que adoro, la temporada próxima, y ya dirijo ópera. Y desde esa humildad necesitamos querernos entre los artistas, rebajar los egos, crear sinergias entre nosotros. Si al final todos somos buenos habrá trabajo y cada uno se construirá su vida como quiera. Cuanta más humildad, mejor.

Luis Suñén Scherzo, número 319

Reportaje McCartney confiesa su depresión tras la ruptura de los Beatles

El cantante británico Paul McCartney ha confesado que pasó por una depresión tras la ruptura de The Beatles y que incluso consideró dejar la música definitivamente tras la separación de la banda. En una íntima entrevista a un programa de radio de la BBC, el ex Beatle también cuenta que empezó a beber mucho al sentir la pérdida después de que la banda de Liverpool decidiera disolverse en 1970. "Fue difícil saber qué hacer después de los Beatles. ¿Qué es lo que sigue? Estaba deprimido. Lo estarías. Estabas rompiendo con tus amigos de tu vida, así que le di a la botella".

"El negocio nos separó", reconoce McCartney, quien en aquel momento decidió marcharse a Escocia un tiempo. "No sabía si iba a continuar en la música", confiesa ahora. Pero fue su mujer de entonces, Linda, la que le empujó a salir de la situación al formar con ella el grupo musical Wings. "No fue un buen grupo. La gente decía que Linda no podía tocar el teclado, y era verdad", reconoce en la entrevista.

En su conversación con la BBC, McCartney también expresa su tranquilidad por haber mejorado su relación con John Lennon antes de que este fuese asesinado en Nueva York en diciembre de 1980. "Fue realmente grandioso que

13 estuviéramos otra vez juntos antes de su muerte porque de lo contrario hubiera sido algo muy difícil de llevar".

Entre otras cosas, McCartney, de 73 años, reconoce que la competencia que sentía con Lennon cuando formaban el grupo le ayudó a crear algunos de sus mejores trabajos musicales. "Cuando eres joven, te pasan cosas mágicas, estar en la banda, la competencia con John, ser unos niños y de repente ser famosos y ello dio paso a un buen trabajo", recuerda ahora de los años en los que se ganó el éxito.

El programa Mastertapes, que se emitirá el próximo sábado, fue grabado en un estudio de la BBC en el centro de Londres donde los Beatles cantaron algunas canciones para la radio en los años 60. Entre la audiencia de esta grabación, según la cadena, estuvieron famosos como Brad Pitt y Noel Gallagher, así como miembros del público que le hicieron preguntas al cantante.

EFE Elpais.com

Jazz Jazz en movimiento y entre sombras

La actualidad es una moneda de dos caras en las que se muestra la cruda realidad de nuestra existencia. Hacía tiempo que nos llegó la noticia del cáncer de Esther Cidoncha, probablemente la fotógrafa más lírica que ha vivido entre nosotros. Tenía una exposición abierta en la Fnac de Valencia y supervisaba el trabajo del escultor y maestro del arte de las teselas Javier de la Torre, invitado a exponer el próximo mes de julio en el Getxo Jazz.

En esas estábamos cuando en el Festival de Cine de Málaga se estrenaba Club de Reyes, un documental en el que se recoge el alma musical del colegio mayor San Juan Evangelista a través de su fundador y principal ideólogo Alejandro Reyes. El popular templo jazzístico y flamenco de Madrid, actualmente cerrado y abandonado a su suerte, necesitaba de voces que reivindicaran su memoria y valor cultural, para no olvidar, sí, pero también para soñar.

Muchas y variadas son las personalidades que se asoman a esta cinta dirigida por la joven cineasta Alejandra Barrionuevo, caso del añorado Juan Claudio Cifuentes “Cifu”, Estrella Morente, Javier Krahe, Jorge Pardo, Luis Eduardo Aute, Miguel Ríos, Tomatito o el Gran Wyoming, entre otros. Todos los

14 aficionados a la buena música celebraban este nuevo estímulo en formato cinematográfico y documental para continuar peleando por la salvación del popularmente conocido como “El Johnny”, inmerso o varado en una maraña administrativa y legal en la que la propietaria de los terrenos, la Universidad Complutense, y su último administrador, el banco Unicaja, no hacen sino dilatar y amordazar aún más el futuro del que fuera motor cultural y democrático de nuestro país.

Sí, en esas estábamos cuando el mes pasado, justo antes de su estreno capitalino en La Casa Encendida, nos llegó la última noticia sobre Cidoncha, fotógrafa habitual, por otra parte, del colegio universitario. Y todas las imágenes se emborronaron en nuestra retina, pues Madrid no se entiende sin el San Juan Evangelista y éste tampoco se comprende sin una de sus más destacadas moradoras. Allí esta argelina española gastó buena parte de su talento, siendo una sombra entre tanto gigante del jazz y el flamenco a los que abrazó con su retina.

Hace dos años estas mismas páginas se hicieron eco de una suerte de diario fotográfico y jazzístico editado por La Fábrica, When Lights are Low. Retratos de Jazz, una colección de retratos en blanco y negro prologados por Antonio Muñoz Molina; hoy, más que testamento, son un fogonazo de dignidad, talento y amor. Ahora que llega el tiempo de festivales de jazz veraniegos, muchos son los que echarán de menos la frágil figura de Cidoncha, parapetada siempre tras su cámara. Y en el filo de esa realidad en negativo descubrimos la vida en positivo, gracias a lo que tanto esta mujer como el San Juan Evangelista siempre defendieron: el jazz en movimiento.

Así, los tres festivales vascos ya han presentado sus avales jazzísticos, como citas principales del calendario estival del género. Por la localidad getxotarra desfilarán, entre el 1 y el 5 de julio, glorias nacionales como Jorge Pardo y reclamos internacionales como Uri Caine, Esperanza Spalding, Dee Dee Bridgewater y, toda una feliz sorpresa, el multiinstrumentista brasileño Hermeto Pascoal, al que hacía tiempo, demasiado tiempo, no se le veía por estos lares.

A la cita vizcaína le seguirá, como es costumbre, el „Festival de Jazz de Vitoria‟, donde, desde el 12 y hasta el 16 de julio, los aficionados descubrirán sobradas razones para querer y dejarse querer por el certamen alavés. Así, a los Tom Harrell, Joshua Redman o Cécile McLorin, entre otras luminarias, se sumarán aventuras jazzísticas de gran peso como las que protagonizarán Rudrash Mahantappa y dos dúos con especial interés, los que formarán Pat Metheny y Ron Carter y Kenny Barron y Dave Holland.

El último festival de esta singular hoja de ruta vasca llegará desde las entrañas del „Heineken Jazzaldia‟ donostiarra, con esa propuesta equilibrada de jazz y músicas amigas, estas últimas, representadas ejemplarmente por Gloria Gaynor o Diana Krall. El otro costado de su programación, el más jazzístico,

15 contará con propuestas de afilada creatividad, caso de las que firme Terje Rypdal, Bobo Stenson, Christian Scott, Jan Garbarek, Ibrahim Maalouf, Ellis y Branford Marsalis, Cyrus Chesnut o arc Ribot.

Por la parte española contarán, con privilegiados espacios para su lucimiento, con los proyectos de Mikel Andueza y Jorge Pardo. El jazz, pues, se convierte por derecho propio en una de las bandas sonoras del verano, recorriendo otras capitales españolas como Valencia, Madrid, Barcelona, Almuñécar, San Javier, Ibiza, Vigo… Sin duda, la frenética actividad de los festivales de verano es una de las mejores alternativas para combatir tanta tragedia vivida en la pasada primavera, que arrancaba con el fallecimiento de Gato Barbieri y luego continuaba con la muerte de Esther Cidoncha. Jazz en movimiento para desafiar a las sombras.

Pablo Sanz Scherzo, número 319

Discos

Une Discothèque Ideale de l’Opéra

25 óperas completas de Barber, Berg, Cilea, Donizetti, Puccini, Verdi y otros. Varios cantantes y directores. Sony Classical 88985312082. 56 CD.

Es época de recopilaciones más que de nuevas producciones. Y cuando las multinacionales del disco se proponen asombrar a los melómanos tirando de sus impresionantes fondos de catálogo, lo consiguen y con creces. Buen ejemplo de ello es este cofre magnífico de Sony, Une Discothèque Ideale de l’Opéra, conformado por 56 CD y 25 óperas completas, algunas de ellas en versiones absolutamente de referencia.

Cuesta destacar en tan poco espacio lo mejor que se ofrece entre tantas joyas, pero podría comenzarse por esas irrepetibles Salome, de Montserrat Caballé con Regina Resnik y Sherrill Milnes, dirigida por Erich Leinsdorf y Adriana Lecouvreur, con Renata Scotto, Plácido Domingo, Elena Obraztsova y Sherrill Milnes, dirigidos por James Levine. Ambas son fundamentales, tanto como la Lucrezia Borgia, de Caballé, Alfredo Kraus y Shirley Verrett, la Cendrillon, con Frederica Von Stade y Nicolai Gedda, bajo el mando de Julius Rudel, La donna del lago, de Lucia Valentini Terrani, Katia Ricciarelli y Dalmacio González dirigida por Maurizio Pollini, la Luisa Miller de Anna Moffo, el Boris Godunov, de Claudio Abbado o La flauta mágica, de James Levine.

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Una de las divas indiscutibles de la caja es Renata Scotto, de quien se incluyen otras cuatro de sus óperas más afines: Norma (Troyanos, Giacomini, Plishka; Levine), Madama Butterfly (Domingo; Maazel), Suor Angelica (con las otras dos óperas del Trittico dirigidas por Lorin Maazel) y Otello (Domingo, Milnes; Levine), todas grabadas por la soprano en plenitud de sus facultades. Un tesoro que también incluye el mítico Ballo in maschera, de Leontyne Price y Carlo Bergonzi. Imprescindible.

Pablo Meléndez Haddad Ópera Actual, número 192

Racette, Patricia. Diva on detour

Popurrí de canciones de Porter, Sondheim, Gershwin y Piaf. C. Terry, piano. GPR Records GPR 10013. 1 CD. 2012. Connex Música.

Este concierto en directo ofrece la oportunidad única de conocer a Patricia Racette como cantante de cabaret. Al escucharla se llega a la conclusión de que su voz y su estilo se ajustan con soltura –casi se diría con más soltura y naturalidad– a un universo vocal que se aparta de la lírica y se adentra en un espacio musical de unas características que nada tienen que ver con el género operístico, con el que la cantante ha cosechado grandes triunfos.

Este es su mayor mérito: haber destacado en la lírica con unas cualidades vocales, una técnica y un espíritu que se ajustan a la música pop. La variedad temática y estilística facilita la labor de la soprano, que se desenvuelve mejor en la música propia del cabaret que es su entorno auténtico, con el que fascina a un auditorio con su habilidad para destapar sus cualidades como artista versátil con una voz que controla y sitúa en la órbita de un estilo muy propio en las melodías de Gershwin, Sondheim, y Porter. Se atreve también con Edith Piaf, aunque no es lo mejor de su recorrido. Es injusto no reconocer su extraordinaria carrera como cantante lírica, pero esta grabación descubre una faceta muy atractiva de su personalidad artística.

Josep Maria Puigjaner Ópera Actual, número 192

Agenda

Barcelona

Gran Teatre del Liceu www.liceubarcelona.cat 17

La flauta mágica (Mozart). 18, 20, 21, 22, 23, 24, 26, 27, 28 de julio de 2016

Maureen Mc Kay, Adela Zaharia, Allan Clayton, Adrian Strooper, Dominik Köninger, Tom Erik Lie, Dimitry Ivashchenko, Thorsten Grümbel, Olga Pudova, Christina Poulitsi. Dir.: Henrik Nánási. Dir. esc.: Suzanne Andrade, Barrie Kosky.

Palau de la Música www.palaumusica.cat

Carmina Burana (Orff). 19 de julio de 2016

Sara Blanch, Josep Ramon Olivé. Dir.: Esteve Nabona.

Madrid

Teatro del Real www.teatroreal.com

I Puritani (Bellini). 4, 6, 7, 11, 13, 14, 17, 19, 20, 2 de julio de 2016

Fernando Radó, Nicolas Testé, Roberto Tagliavini, Javier Camarena, Celso Albelo, Ludovic Tézier, Nicola Alaimo, Antonio Lozano, Annalisa Stroppa, Cassandre Berthon, Diana Damrau, Venera Gimadieva. Dir.: Evelino Pidò. Dir. esc.: Emilio Sagi.

I Due Foscari (Verdi). 12, 15, 18 de julio de 2016 (V. C.) Plácido Domingo, Michael Fabiano, Ainhoa Arteta, Roberto Tagliavini, Mikeldi Atxalandabaso, Susana Cordón, Miguel Borrallo. Dir.: Pablo HerasCasado.

Peralada

Festival Castell de Peralada. Auditorio Parc del Castell www.festivalperalada.com

Gala 30º Aniversario. 15 de julio de 2016

S. Radvanovsky, C. Álvarez, E.M. Westbroek, M. Álvarez, L. Nucci, R. Raimondi. Dir.: D. Rustioni.

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HASTA EL PRÓXIMO NÚMERO...

Aquí termina la revista PAU CASALS. Ya estamos preparando la siguiente, en la que te pondremos al día de las novedades del mundo de la música. Y ya sabes que puedes proponernos temas que sean de tu interés, enviarnos tus comentarios, dudas y sugerencias.

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