TÍTULO:

Todos los caminos conducen a la crisis. Recorridos estatales argentinos desde una reflexión autobiográfica.

DIRECTOR: Andrés Stagnaro TESISTA: Raúl Pedro Esborrat Legajo: 99433/5

Año: 2017

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Índice

1. Agradecimientos

2. Introducción

3. Período Iniciático y Formativo

4. Período Estado-Nación

4.1. Subperíodo Oligárquico 4.2. Primer Subperíodo Democrático (los gobiernos radicales) 4.3. Subperíodo de Tutela Militar 4.31. Golpe de estado de 1930 4.3.2. Golpe de estado de 1943 4.3.3. El GOU 4.3.4. Problemas socioeconómicos 4.3.5. El origen del peronismo y su desarrollo 4.3.6. Primer gobierno peronista 4.3.7. El peronismo con Perón en el exilio 4.3.8. El peronismo después dela muerte de Perón 4.4. Segundo Subperíodo democrático

5. Conclusiones

6. Anexo

7. Bibliografía

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1. Agradecimientos

Los cinco años de carrera en la Facultad y este último dedicado a la Tesis de Licenciatura hubieran sido imposibles sin la motivación que generaron en mí el interés y la curiosidad por los temas desarrollados. Siempre me interesó conocer el origen de todas las cosas, logrado en parte con temas puntuales como los estudiados en la Facultad de Ciencias Médicas de la UNLP entre los años 1955 y 1961 –mi primera carrera universitaria. Sin embargo siempre percibí la falta de conocimientos vinculados a los hechos acerca del origen del hombre, de las primeras culturas, de los diferentes períodos, especialmente la historia de nuestro país. Fue así que aquí encontré el estímulo necesario en las distintas cátedras de la FAHCE que alentaron mi curiosidad, que no hubiese ocurrido sin la gran capacidad de todo el cuerpo docente. Es difícil hacer nombres en el momento de los agradecimientos, pero, en realidad, sin el aliento y consejo –a pesar de mi edad y mi dedicación a otra disciplina de la ciencia- de la entonces Decana de la Facultad, la profesora Ana María Barletta, posiblemente no me hubiese animado a seguir la carrera de historia. También debo mencionar el acompañamiento y la colaboración de mi esposa, Liliana Barletta, quien me ayudó en la búsqueda de material de lectura en la red y traducción de textos. Dedico este esfuerzo a mis hijos Luciano, Julieta y a la memoria de mi recordado Emilio, a sus cónyuges y mis nietos. Finalmente, el reconocimiento a la dedicación, recomendaciones, guía y responsabilidad brindados por mi director, el profesor Andrés Stagnaro, comprometido con esta compleja tarea de desarrollar el tema que elegí para este trabajo.

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2. Introducción

El propósito de este trabajo es recorrer la trayectoria estatal estudiada durante mi carrera de historiador y al mismo tiempo tratar de explicar nuestro presente desde una perspectiva autobiográfica, centrada en mi experiencia vivida a través de la mitad del tiempo de la existencia del estado argentino. Si bien, como sostiene E. Hobsbawn, la edad nos permite apropiarnos de una parcela vivida en el pasado y opinar sobre él, en realidad son los historiadores jóvenes, que disponen de fuentes con las que nadie contaba entonces, los más indicados para tratar ese pasado. Además los veteranos no somos los más indicados para opinar fiándonos en la memoria que el tiempo pudo haber deteriorado. Sin embargo, en años pasados y a modo de ejemplo, durante el primer peronismo, donde la falta de fuentes adecuadas, según Acha y Quiroga, nos permite a quienes fuimos testigos de esa época, respirando ese aire disfrutar relatando lo que nos tocó vivir. Con esta intención he tratado de periodizar los distintos procesos que marcaron el rumbo, analizando personajes, acontecimientos y diversos fenómenos sociales para precisamente expresar lo que a mi juicio ocurrió. Es imposible en una revisión de estas características considerar a todos los actores y acontecimientos, pero sí los que a mi juicio fueron los destacados en cada uno de los distintos períodos; se recuerda la lista de gobernantes a efectos de hacer más clara la explicación (ver Anexo). Desde luego, el apartado que corresponde al estado-nación merecerá mayor consideración y extensión; y dentro de cada subperíodo ocurrirá lo mismo con la finalidad de facilitar la explicación. Teniendo en cuenta lo dicho, he dividido este trabajo en un primer período (iniciático) entre 1810 y 1820, donde no había una idea guía sino varios proyectos en pugna en relación con nuestra dependencia de España, y por otro lado la aspiración de una constitución tendiente a la creación de una nueva nación. Desde 1820 -con la gobernación de separada del resto de las provincias- hasta la caída de Rosas en 1853, existe un período de desencuentros signado por la lucha de Unitarios y Federales, y las guerras de la independencia; todavía no se hablaba de Argentina sino de las Provincias Unidas del Río de la Plata, marcando una clara diferencia entre los privilegios del puerto de Buenos y el resto del territorio. La economía giraba alrededor del comercio con Gran Bretaña (GB)1. A este período podríamos llamarlo formativo pues luego de

1 John Street. El contrabando, ideas liberales, virreinato en bancarrota, etc. en Revista Histórica, Tomo XXIV, Año XLIX, Nº 70/72, Montevideo 1955. 4

la batalla de Caseros y la pacificación del país, se comienzan a dar los primeros pasos para la conformación de la nación. Recién en 1862 podemos hablar de un verdadero estado-nación con el montaje del estado argentino y la presidencia de Mitre, seguido por Sarmiento, Avellaneda y Roca, guiados por una modernidad eurocéntrica (la Argentina de los inmigrantes). Aquí siguiendo a Oszlak, nos encontramos con un territorio que después, de la campaña del desierto y la firma del tratado de límite con en 1882 (Roca-Errázuriz), es casi el mismo que el actual, con leyes (códigos, gobierno, constitución, etc.), población, tradiciones y simbología. He dividido la historia correspondiente a esta etapa constitucional en subperíodos para facilitar las explicaciones. Entre 1862-1916 hablaremos de lo que llamaré subperíodo oligárquico, con derechos políticos limitados y sin leyes que definan al ciudadano con sus derechos y en el que se impone el modelo agroexportador. A partir de 1916 a 1930, surge la idea de incluir a la clase media y trabajadora en los beneficios del crecimiento económico y en la condición política de todos los ciudadanos. Aquí se inicia el subperíodo democrático, con derechos civiles parciales, sin voto femenino, pero que a pesar de los “fraudes patrióticos” posteriores a 1930 y otras trampas, se va consolidando la idea de votar y la importancia de la democracia. Esto hace crisis a partir de 1930 porque los militares y algunos civiles, se consideran dueños del país, desinstitucionalizando la república periódicamente como si se tratara de algo normal. Es así que cayeron el gobierno de la Unión Cívica Radical (UCR) de Yrigoyen en 1930, el conservador de Ortiz-Castillo en 1943, el de Perón en 1955, sin olvidar al de Illia en 1966 y el de Isabel Perón en 1976. A este subperíodo llamaré de tutela de las FF.AA en el que éstas entregan periódicamente el gobierno pero conservando el poder, sin dejar de reconocer la estabilidad que el peronismo como organización política lograra en su momento sin esa tutela de las FF.AA. y que finaliza en 1983 con la restauración de la democracia. El cuarto subperíodo es justamente el que vivimos en plena democracia sin golpes de estado durante treinta y cuatro años pero que, a pesar de la alternancia partidaria en el gobierno, tampoco se resolvieron la pobreza, la indigencia, el analfabetismo, la desocupación, el subempleo, el incremento de la inseguridad, el tráfico, elaboración y consumo de drogas -con complicidad de gobernantes, jueces y fuerzas de seguridad- y el deplorable estado de la salud y administración públicas, vías de comunicación, servicios públicos y un largo etcétera.

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Período Iniciático 1810-20

Periodización Período Formativo 1820-62 Subperíodo Oligárquico 1862-1916 1er Subperíodo Democrático 1916-30 Período del Estado-Nación Subperíodo de Tutela Militar 1930-832 desde 1862- 2º Subperíodo Democrático Civil 1983-

Los que como yo pensamos que nuestro país podría estar mejor, nos preguntamos qué nos pasó que hoy vivimos aterrados al salir de casa, los automovilistas se insultan entre ellos y a los peatones, los jóvenes no respetan a los mayores, a los niños, a las mujeres -a veces embarazadas-, la pobreza, las villas, la desocupación, pobres cada vez más pobres y ricos cada vez más ricos; pero lo más importante qué aconsejarle a los jóvenes, nuestros discípulos, en mi caso a mis nietos, y entonces me invade un profundo pesimismo. Los males que vienen desde hace décadas o más se han consolidado y entonces mis dudas giran alrededor de si nuestros dirigentes están capacitados para corregirlos, o peor aún, si realmente quieren cambiarlos o prefieren aprovecharse de ellos. Entonces recuerdo los discursos de las autoridades (presidentes, gobernadores, etc.) prometiendo terminar con la pobreza, combatir a la oligarquía terrateniente, a la delincuencia, la desocupación, el analfabetismo y un interminable etcétera; pienso en la incapacidad supina de los gobernantes en este último siglo (1916-2016) desde Yrigoyen, Perón, militares y radicales, el “síganme que no los voy a defraudar” o el “estamos condenados al éxito” o “vamos construir una Argentina socialmente justa, económicamente libre y políticamente soberana” o “una Argentina para todos y todas”. Es mi intención desarrollar esta idea a través de la información que fui acumulando durante la carrera de historia pero al mismo tiempo, el lugar de lo que me tocó vivir en los últimos setenta años. Resultará inevitable la parcialidad de mis interpretaciones, pero estoy dispuesto a discutirlas con argumentos prácticos, inclusive a cuestionamientos teóricos. Si bien existen factores externos a nuestra nación, como los conflictos mundiales, el proteccionismo, la globalización, (donde la transnacionalización de capitales sobrepasan las soberanías estatales, por ejemplo); en nuestro caso creo ver claras responsabilidades de nuestros dirigentes, donde el egoísmo, el orgullo, la incapacidad, la ambición de poder, el exceso de

2 Si bien el período de 1946-55 fue constitucional, lo he considerado dentro del subperíodo de hegemonía militar por la base que el mismo tuvo en sus orígenes y que el propio Perón compartiera los principios del GOU y fuera uno de sus dirigentes, y por el hecho de que él mismo haya sido militar, más allá de la legitimidad que tuvo su gobierno.

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protagonismo, la desacreditación de los adversarios, el culto a la personalidad, la corrupción, independientemente de las políticas equivocadas o malintencionadas, entre otras, han contribuido a crear este lamentable presente.

3. Períodos Iniciático y Formativo

Trataré a estos dos períodos conjuntamente porque creo, que si bien tuvieron incidencia en el tercer período del montaje del estado argentino, es este último el que mayor influencia tiene en nuestro presente. Estos períodos donde han transcurridos cincuenta y dos años muestran la preocupación sobre lo que ocurría entre Napoleón y el Rey de España, y que recién después de 1824, con la batalla de Ayacucho, prácticamente se desvanece la posibilidad de la recuperación de las colonias por parte de la metrópolis, a pesar de algún fallido intento posterior. La economía estuvo vinculada al comercio, con alguna producción de cueros y otros productos de menor importancia y sobre todo al contrabando y relacionadas especialmente con GB, que comenzaron antes de 1800. Después de 1824 se van definiendo los poderes –el de Buenos Aires y su puerto y el país interior (de los federales)-, estos últimos, estancieros propietarios muy poderosos, algunos con sus propios ejércitos, para defenderse sobre todo de los nativos en su expansión territorial como fue el caso de Rosas. Aquí se fueron definiendo los perfiles socioeconómicos posteriores que determinarán el modelo, especialmente teniendo en cuenta las necesidades europeas de nuestros productos, que se consolidarán a partir mediados del siglo XIX. En ese tiempo se hablaba de las Provincias Unidas y la palabra Argentina no aparecía; recién hacia 1853, con la caída de Rosas y el fin de la Guerra Civil, llamadas “guerras de la independencia”, fue posible una Constitución aunque con una conflictiva situación de Buenos Aires y su puerto, que recién se incorporaría al territorio después de 1860. De esta manera se formó un estado-nación a partir de 1862 con la presidencia de Bartolomé Mitre y, en cuanto a territorio se refiere, en 1882 con la campaña del desierto de Roca, se anexa la Patagonia y se firma el tratado de límites con Chile.

4. Período del Estado-Nación

4.1. Subperíodo Oligárquico

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El país moderno, podemos decir, que recién empieza hacia 1880 cuando el último censo muestra una población de 1.800.000 habitantes, con más de las tres cuartas partes rural, en su mayoría analfabetos. Para entonces se habían elaborado los códigos civil y penal, y con Sarmiento impulsado la educación. La economía dependía sobre todo de la ganadería predominantemente ovina, mientras que la incipiente agricultura recién hacia fines de los 80 permite la exportación de granos (hasta ese momento se importaba el trigo). Por ese tiempo uno de los enfrentamientos tuvo que ver con liberales laicos enfrentados a pro eclesiásticos, tanto por la ley de educación como por la creación del registro civil (recusación por faltas eclesiástica de 1881). Mucho se ha hablado de los hombres de la época y sus proyectos; hoy es muy fácil cuestionarlos pero frente al panorama planteado, tanto el modelo político como el económico parecían no ofrecer demasiadas alternativas. En estas condiciones es muy difícil pensar en una sociedad industrial con desarrollo, investigación y consumo, más bien parece que frente a la realidad, el modelo agroexportador impuesto suena como lo más lógico aunque este fue un debate posterior. La clase dirigente, que sería llamada la “generación del ’80” (no más de doscientos a trescientos individuos), que básicamente eran liberales alberdianos, descalificaban la anarquía y el despotismo y creían en la educación, el trabajo, la producción, la apertura al mundo y parecía no haber grandes diferencias de opinión hasta comienzos del siglo XX. El optimismo original provenía de un positivismo (de Augusto Comte), el progreso indefinido (de Spencer) y cierto darwinismo social que no reparaba en los medios políticos (aunque fuesen fraudulentos), que creó un grupo perdedor condenado a la exclusión y a la pobreza. Este modelo dependió del comercio con GB y se prolongó prácticamente hasta la II Guerra Mundial. Hubo integración a los mercados mundiales de productos y capitales e impulsó un crecimiento nunca antes visto. Asimismo marcó una relación imperial con el RU en un mundo con división internacional del trabajo y muy diferente del que había ocurrido antes con España (con la apropiación de los metales, por ejemplo), aquí lo importante era el comercio donde el RU importaba nuestros granos a cambio de las manufacturas y capitales a través de sus recursos en oro que le permitía regular los mercados. Nos convertimos en parte de su imperio informal y permitió un ingreso per cápita superior al de Alemania y Francia (claro que favorecido por la baja demográfica). Para esto fue necesaria la presencia del estado atrayendo capitales extranjeros, pues la actividad privada nacional era muy débil; mientras la tierra fértil nos permitía la producción agropecuaria y por otra parte la construcción de una red ferroviaria favoreció la producción ya que la misma podía llegar a los puertos de exportación fácilmente. 8

La inmigración fue importante entre 1860 y 1880 (aunque no todos se establecían pues muchos eran estacionales), algunos lograron tierras en la pampa húmeda, especialmente en Santa Fe, donde se colonizaron más de dos millones de hectáreas en ese período y se fundó en 1853 la primera colonia agrícola (Esperanza). En Buenos Aires y Córdoba se dio el régimen de arrendamiento y en alguna medida en Santa Fe también. Así se llega a una población de tres millones de habitantes a fin del siglo XIX y a siete millones en 1914; fue así que el “gobernar es poblar” se convirtió en un aspecto central de los gobiernos. Indudablemente el estado se convirtió en un servidor de este modelo capitalista asumiendo las condiciones de la división internacional del trabajo no sólo por dar garantías a la política financiera con el exterior sino por la expansión del ferrocarril y la entrega a manos privadas de sus propiedades discrecionalmente como la tierra, por ejemplo, sin contemplar la justicia distributiva de la misma y esto se vio tanto en la cesión de las tierras a la vera de las vías a capitales británicos como garantía y seguridad de sus inversiones, como también se observó en la distribución luego de la campaña del desierto. No se puede negar que la posesión de la tierra generaría un ingreso desigual en un sector propietario, que se enriquecerá, y uno que vivirá miserablemente como los peones rurales sin instalaciones adecuadas, sin educación y sin ninguna esperanza de ascenso social más allá de la abundancia de alimentos. Relacionados con el conflicto económico surgen problemas sociales a fines del siglo XIX y principios del XX, donde a la explotación laboral se le suman demandas políticas, largamente postergadas. En este marco tiene lugar la Revolución del Parque de 1890 que dará origen a la Unión Cívica y posteriormente a conflictos sociales como: el Grito de Alcorta acaecido en 1912 que involucró a arrendatarios y después a pequeños propietarios (colonos) y peones rurales, que desembocarán en una huelga agraria y a la posterior creación de la Federación Agraria Argentina. Esto tuvo lugar en Alcorta, en el sur de Santa Fe e involucró a arrendatarios del norte de Buenos Aires y el este de Córdoba. Ya en época democrática, la Semana Trágica, en relación con la huelga en los talleres Vasena 1919 en Buenos Aires; los conflictos de la Forestal, en el noreste argentino en 1920; y las huelgas patagónicas de 1922. Este modelo estuvo fogoneado por el sector de invernada más que por criadores de la Sociedad Rural (SR) y en el futuro por algunos industriales conservadores, que fueron despiadados frente al sector subalterno. Debe quedar claro que la agricultura y la ganadería fueron la base de este proceso pero hacia 1907 se descubre petróleo en la Patagonia y la industria comienza a dar sus primeros pasos y algunos sectores que cuestionaron el modelo empiezan a ser escuchados. Estas voces argumentaban que esta política llevaba a la concentración de recursos con beneficios para unos pocos y que al limitarse el desarrollo industrial se impedía la participación de un sector postergado que podría acceder al trabajo y al consumo. El modelo agroexportador 9

había acuñado conceptos como los de la “oligarquía agraria o terrateniente” y que en el futuro a partir de 1916 llevará a gobiernos con aspiraciones distributivas a tomar medidas perjudiciales al sector rural y en definitiva para el propio país. El capitalismo argentino (al que llamaré fracasado) apuntó en el caso de los ganaderos a la obtención de ganancias, a pesar que dependieron de los frigoríficos, pero no les importó porque obtenían beneficios. Nunca se modernizaron tecnológicamente ni tuvieron visión para invertir y crear sus propios frigoríficos para no depender de GB o EE.UU., menos aún pensaron en la educación de sus trabajadores o en la ciencia; como controlaron al estado, éste funcionó de acuerdo a la conveniencia de ellos, demostrando con el estudio de Bialet Massé que “no tenían idea de lo que era el trabajo” y esto fue la base del fracaso (Schvarzer, 1996, Cap. III y IV La industria que supimos conseguir). Como corolario de lo hasta aquí expuesto se puede entender que la clase gobernante no tuvo como prioridad la integración masiva del pueblo en la sociedad y en la economía política y que por el contrario más bien la intención fue postergarlos deliberadamente, ocultarlos, subordinarlos y finalmente explotarlos. Pareciera que se trató de crear una república posible sin plantear la máxima aspiración de una verdadera república, sin tiranías, con todas las libertades y derechos del hombre que seguirían luego de la paz social, la educación y el trabajo de los partidos políticos. (De la república posible a la república verdadera, Botana y Gallo). Esto ocurrió también con la industria azucarera, vitivinícola, del cemento, el tanino, etc. Los industriales tampoco pusieron interés en innovar, competir, invertir, más bien buscaron la protección del estado y por eso la industria nunca pudo generar el desarrollo que se hubiera necesitado Este modelo mostrará sus fallas luego de la I Guerra Mundial y prácticamente caerá después de la II Guerra ante la incapacidad de GB de mantenerlo y por no encontrar un reemplazante que nos necesitara como podría haber sido EE.UU. que no participó activamente en este modelo por ser en gran parte autosuficiente en materia prima. Este proceder parecería ser el primer gran error que marcará un destino que persistió en el tiempo y condicionó a los gobiernos posteriores. Más allá de este análisis, también debemos considerar que en 1915 se va desarrollando la metalurgia, la industria textil y alimentaria, pero que no llegan a ser consumidas internamente ni siquiera en un 50 %. Muchos industriales eran europeos que llegaron con pequeños capitales, conocimientos y algunas máquinas, entre ellos podemos citar a Bieckert, Bagley (fabricante de Hesperidina, la primera patente argentina), Peuser, Videla, Bianchetti, etc. Si volvemos a 1890, la crisis produjo inflación y desocupación, y en materia política llevó a la caída del gobierno de Juárez Celman y la llegada de (1890-92). Mientras tanto, a pesar de la convulsión popular y la miseria de los perdedores de este 10

vertiginoso proceso, no preocupaba a los gobernantes de turno. En esta ocasión Carlos Pellegrini apeló a los recursos de los ricos y oligarcas que le proporcionaron once millones de libras esterlinas, que le permitieron cumplir con la deuda externa argentina de ese momento. Hay que decir que en esta época, lo único garantizado para los pobres era la comida, por lo demás su vida era dura, con hacinamiento y altos alquileres en los conventillos, especialmente de Buenos Aires y un analfabetismo que en 1904 era del 40% y los servicios sociales para ellos eran prohibitivos. Entre las protestas, se puede mencionar la huelga general de 1902, lo mismo que la huelga de inquilinos de 1917. En respuesta a esto se crea la Ley de Residencia. Así se fue incubando lo que se llamó “la cuestión social” que ocupará un lugar destacado en la conflictividad del siglo XX. Los partidos políticos que venían del roquismo, sostenían que era preferible sacrificar el perfeccionamiento político antes que producir un marasmo institucional. Ya aquí vemos al Partido Autonomista Nacional (PAN) que descalificó a los partidos opositores, que debieron ser el contrapeso de una moderna democracia y comienza a hacerse evidente un rasgo de la política argentina: la intolerancia (Cittadini). Juárez Celman llegó a considerar a la política partidaria como un obstáculo al progreso, y la crisis política de 1990 le recordaría lo inconveniente de este concepto al no tener una oposición frente a los desbordes sociales y movilizaciones de la Unión Cívica, que lo llevaron a renunciar tres meses después; la relación bienestar económico frente a indiferencia política de muchos fue fatal. De manera tal que aquí germina un primer desencuentro entre los grupos que cuestionaron la política y los que comenzaron con la experiencia de las masas (recordar a J. M. Estrada en el mitin del Frontón). A partir de 1890, con la Unión Cívica de la Juventud y la posterior revolución, que fue derrotada militarmente, nace la base de la confrontación política que había sido cuestionada por los gobiernos anteriores con la excusa del orden y la administración (Botana). Esto no condujo a ningún cambio político inmediato, pero generará posiblemente la simiente de la futura Ley Sáenz Peña, que llegará en 1912. Mientras tanto la retórica oficial incluía en materia económica ortodoxia monetaria, libertad comercial e industrial y la convicción de la actividad privada por sobre la pública. En materia política, las prácticas clásicas de los gobiernos conservadores, se enfrentan al Partido Socialista- PS (desde 1896) con propuestas que van desde las mediatas (socialización de la tierra) a la lucha legislativa y de ideas sobre el mejoramiento de las condiciones de vida de las clases trabajadoras, mientras por otro lado la UCR de Yrigoyen propone la intransigencia, la abstención electoral y la revolución armada. Así llegamos a 1900 con un debate político que no deja afuera ni al propio sentido del federalismo con gobernantes, practicantes del fraude e 11

intervenciones provinciales, estado de sitio, donde el sistema de supresión de libertades políticas por el predominio de intereses materiales supera a la democratización y al sufragio universal. En 1910 llega a la presidencia Roque Sáenz Peña orientado en las mismas líneas políticas de sus antecesores (Roca finalizó su segunda presidencia en 1904, lo sucedió 1904-06 y Figueroa Alcorta 06-10), pero con una toma de conciencia de las deficiencias políticas llevadas adelante en la nación. Roque Sáenz Peña, representante del PAN, durante su mandato sancionó la ley 8.871 (voto universal, secreto y obligatorio). Roque Sáenz Peña era hijo de Luis Sáenz Peña, que fue presidente entre 1892-95 y que debió dejar su cargo por razones políticas a su vicepresidente José Evaristo Uriburu. Su familia había estado vinculada en el pasado a J.M. de Rosas y los caudillos federales y era acérrimo enemigo de Bartolomé Mitre a quien había combatido en la revolución de 1874. A los 24 años se graduó de abogado y ocupó como diputado el cargo de presidente de la Cámara; su romanticismo lo llevó a combatir en la Guerra del Pacifico a favor del Perú (contra Chile en 1879) cayendo prisionero del ejército chileno (luego de seis meses de cárcel es liberado y regresa a Buenos Aires). Posteriormente viaja a Europa y en 1882 es iniciado como Masón regresando a Buenos Aires para fundar la Revista Sudamericana junto a Paul Groussac y Carlos Pellegrini, enfrentándose a Dardo Rocha. Fue funcionario de Juárez Celman y junto a Manuel Quintana representó a la Argentina en la Conferencia de Washington de 1890, y junto a otros correligionarios se opuso a la Doctrina Monroe, por la de “América para la Humanidad”; frente a la propuesta de EE.UU., de una unificación aduanera y monetaria para toda América. A su regreso y ante la caída de Juárez Celman, Carlos Pellegrini lo designa presidente del Banco Nacional (colaborando con el presidente con el empréstito a la oligarquía). Se perfilaba para ser presidente para 1892, aliado a la UCR de Alem y a la juventud juarista, pero un pacto entre Julio A. Roca y Bartolomé Mitre impusieron como presidente a su padre Luis Sáenz Peña (un oscuro político cuyo antecedente más importante fue ser vicegobernador de la provincia de Buenos Aires y así el padre, considerado bastante incapaz, postergó al hijo que para todos era una gran promesa (en esas circunstancias Roque decide retirar su candidatura). Esta situación llevó a la ruptura del PAN que con su comité de notables elegirían al futuro presidente, que por un arreglo de Roca, decidió la candidatura de Miguel Quintana en lugar de Carlos Pellegrini, apoyados por los modernistas; esta división creó entre los conservadores dos corrientes: la Roquista o Autonomistas Nacionales, con su política de mantener el fraude electoral, y la línea Autonomista Reformista, influida por los revolucionarios radicales del parque y los anarquistas y sus movimientos, sobre todo las huelgas obreras. Estos intentos seguían el propósito de llevar estas protestas de la calle al parlamento, reconociendo

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nuevos actores sociales y proponían crear nuevos espacios para la UCR y el PS, debilitando así al obrerismo y al anarquismo en expansión. En la elección de 1906, se impone el sector disidente “Concentración Popular” por sobre los Roquistas, votando aún con el sistema de lista completa. Así el sector Roquista se va debilitando, especialmente con la muerte de Mitre en 1906. Al mismo tiempo entra en crisis el sistema personalista y el fraude institucional, poco después muere Manuel Quintana y también Carlos Pellegrini y Bernardo de Irigoyen. De esta manera, Roque Sáenz Peña se transforma en el heredero natural del Partido Conservador Reformista como candidato a la presidencia en las elecciones de 1910. Fue propuesto para el cargo, que ganará en marzo de ese año mientras era embajador en Italia. Luego de un acuerdo con Hipólito Yrigoyen, que se comprometió a abandonar la vía revolucionaria, Roque Sáenz Peña crea la ley electoral que garantizará los comicios y eliminará el fraude. Durante su gestión, hubo gran expansión de la red ferroviaria, tuvo lugar el Grito de Alcorta -la protesta de los arrendatarios-, que fue favorable a éstos produciendo la incorporación de la clase rural, media y baja, en la política, mientras la clase alta empieza a preocuparse y a producir por ellos mismos ante el temor de la expansión arrendataria. Podría decirse que Roque Sáenz Peña era un demócrata, que pensaba que la mejor manera de terminar con los políticos profesionales era la libertad política, así todos estaban incluidos. Trabajadores, inmigrantes, pobres, ricos, etc., podían elegir a los mejores y no pensarían en defenderse del fraude haciéndose socialistas o anarquistas (nadie debía sentirse un cuerpo extraño en la sociedad). Por eso decidió eliminar la presión del votante en voz alta por el voto secreto y sobre cerrado y para evitar que nadie fuera impedido de votar, hizo al voto obligatorio y para todos. El padrón era el militar (de manera que votaba sólo el 20 % de la población). Se enfrentó al sector conservador más duro y así luego de dos años de discusión, la ley se aprobó en 1912. En la primera elección ganó la UCR en la provincia de Santa Fe y la Capital Federal y comenzó a posicionarse el PS. Muchos están convencidos de que a pesar de la ley Sáenz Peña, los conservadores nunca pensaron en la posibilidad de perder el gobierno en manos radicales y veían a esa ley como un experimento relacionado con la democracia y donde nada iba a cambiar. No pudo completar su mandato porque falleció en 1914; lo hizo su vicepresidente, hasta 1916. Hoy es considerado un héroe en Perú por su papel en la Guerra del Pacífico de 1879-83. La ley electoral no era perfecta ya que la primera minoría quedaba muy debilitada y los otros partidos no participaban del gobierno, pero se logró la lista incompleta. 13

A todo esto, el modelo agroexportador, alentado por los ricos ganaderos, criadores y grupos industriales, fogoneados por el conservadurismo es despiadado frente a estos planteos; nunca pensó en la posibilidad de perder el poder como ocurrió en 1916 con la UCR de Hipólito Yrigoyen. Sin embargo, una cosa son los cambios políticos y otra los económico-sociales, que comenzarían a partir de entonces y que marcarán los destinos del último siglo (1916-2016).

4.2. Primer Subperíodo Democrático (los gobiernos radicales)

En 1916 con la llegada de H. Yrigoyen a la presidencia con elecciones transparentes, se inicia un proceso llamado de “reparación nacional”, que aspiraba a terminar con la corrupción conservadora. Esta época se vio beneficiada por la ley de educación que permitió la integración social, principalmente a los hijos de inmigrantes. Pero Yrigoyen no tenía mayoría parlamentaria, especialmente en el senado debido a elecciones previas fraudulentas en las provincias, cuestión que lo llevó a la intervención de las mismas para llamar a nuevas elecciones. Yrigoyen era sobrino de Leandro Alem, se dedicó a la política desde muy joven, a pesar de ser casi abogado, profesión que nunca ejerció. Participó de las revoluciones de 1890 y también en la de 1893 contra los conservadores y llegó a comandar un ejército de ocho mil hombres; ambas fueron derrotadas militarmente aunque debió renunciar el presidente Juárez Celman, y asilarse en Montevideo. Participó de la fundación de la Unión Cívica y luego del suicidio de su tío Alem, cuando el partido acordó con el mitrismo, se dividió en Unión Cívica Nacional y la Unión Cívica Radical -a la que adhiere. Propone la abstención y la revolución armada y participó de la revuelta de 1905, acelerándose la llegada de la ley Sáenz Peña tras el posterior acuerdo anteriormente mencionado. Como dijimos, las primeras elecciones demostraron la importancia del radicalismo en algunas provincias y del socialismo en la capital federal, aunque el oficialismo conservador tenía la mayoría parlamentaria con treinta y tres diputados contra treinta de la oposición. El radicalismo obtuvo el triunfo con el 45 % de los votos pero que no superaba los 750.000 sufragios en un país de ocho millones de habitantes. Los conservadores lograron sólo el 25 % de los votos, el Partido Demócrata Progresista (PDP) el 13 % y el PS el 8 %; a pesar de esto, el radicalismo, en minoría en el colegio electoral igual obtuvo el gobierno por alianza con otros sectores. A pesar de este avance, no se logró una democracia políticamente firme (como continuará ocurriendo en el futuro), tampoco se pudo romper la interrelación de la política con lo corporativo; posiblemente no se consiguieron constituir partidos lo suficientemente fuertes para balancear el sistema y continuó el clientelismo, los caudillos, la intransigencia y el fraude

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electoral. Así continuó invariable la dominación de una clase más politizada que la antigua oligárquica. Muchos partidos políticos se debilitaron y fragmentaron, por distintas razones, a nivel nacional aunque se consolidaron en algunas provincias. Esto se vio sobre todo en el radicalismo; tampoco los conservadores lograron a nivel nacional formar una verdadera fuerza, el PDP no logró una fuerza opositora importante al igual que el PS, que también se dividió. Frente a este panorama se produce la recurrencia de la burguesía conservadora vía golpe militar como ocurrió en 1930, lo que demuestra el fracaso de las fuerzas políticas, de la clase media y obrera ante la imposibilidad de ampliar la base política. Podríamos pensar que en una sociedad democrática el estado y la sociedad civil deben balancearse a través del poder legislativo y los partidos políticos; como dijimos, en 1916 el pueblo se manifestó a favor de un cambio político democrático pero las reglas del juego actuaron en su contra. La voluntad de Yrigoyen de un cambio social a favor de los trabajadores fue torcido por la fuerzas oligárquicas conservadoras en el poder legislativo principalmente en el senado que se opuso a la ley impositiva y a la aprobación del presupuesto que los perjudicaba. Ante esta situación legal, el presidente Yrigoyen se sintió perjudicado en su papel de defensor del pueblo que lo había votado y se inclinó por prácticas de tipo corporativo a favor de ciertos sectores obreros vinculados con el comercio exterior (ferroviarios y portuarios) generando un enfrentamiento aún mayor. Por un lado, comenzó una lucha con sus verdaderos adversarios -la vieja oligarquía- y por el otro, con dirigentes políticos democráticos del PS y del PDP, como Lisandro de la Torre como así también dentro de su propio partido, que se dividió y creó una línea anti personalista, que lo debilitó tanto a él como a la democracia misma. Con su sucesor, M.T. de Alvear, se benefició esa vieja oligarquía, que además usufructuó la coyuntura internacional de la primera posguerra, y cuando Yrigoyen retornó en 1928 para recomenzar las reformas, se choca con una hostilidad aún mayor, que desembocará en la vuelta de ese viejo pasado, pero además con partidos fragmentados y la apatía general ciudadana, que se verá sumida en un proceso que finalizará con otro golpe en 1943. H. Yrigoyen debió enfrentarse en su primer gobierno, durante la I Guerra, con muchos mercados cerrados y una profunda crisis y conflictos sociales internos, entre los cuales se pueden mencionar las huelgas, el crecimiento del sindicalismo, la creación de cajas de jubilaciones, la protección a campesinos y la legislación para que el estado controle su transporte, moneda y energía, creándose en 1922 la empresa YPF. Antes de 1918 debió imponer su voluntad mediante decretos e intervenciones provinciales y recién a partir de esa fecha pudo llevar adelante su obra de gobierno. Podemos mencionar: - En materia económica, al no haber importaciones se desarrolló la Industria de Sustitución de Importaciones (ISI) y aumentó la exportación de alimentos a las naciones en 15

guerra. El país creció al ritmo del 8 % anual pero hacia 1929 se produce el crash mundial que terminará con su segundo gobierno. Igualmente reguló las tarifas de los ferrocarriles, que hasta entonces había permitido al GB grandes ganancias. - En educación, en 1918 tuvo lugar la Reforma Universitaria, liderada por Córdoba y La Plata, que democratizó los estudios superiores. Por intermedio de Gabriel del Mazo, presidente de la Federación Universitaria Argentina (FUA), se firmaron convenios con Chile y Perú para extender la reforma. - En materia petrolera, a raíz de la creación y difusión del motor a explosión se creó YPF. Mosconi fue su primer presidente, aunque nombrado por M.T. de Alvear. Allí nace el concepto de que los bienes subterráneos son una riqueza inalienable para el país. No obstante Yrigoyen no pudo nacionalizar su explotación y dependió de EE.UU. e Inglaterra. - En política internacional lo más importante tuvo que ver con la (I Guerra Mundial) I GM, donde Argentina se mantuvo neutral a pesar de las presiones de ambos bandos, lo que le permitió comerciar con los dos contendientes. - La política sindical fue errante, dictó leyes a favor de los sindicalistas y apoyó los reclamos obreros especialmente en conflictos con la Federación Obrera Portuaria (FOP) y la Fraternidad de los Ferroviarios, aunque muchas leyes se aprobaron después de 1918, pero en otros casos reprimió. Garantizó el derecho de huelga e impulsó la legislación laboral y cuando no pudo medió en los conflictos, adoptando en general una posición pro obrera. Durante su primer mandato no sólo tuvo lugar la I GM sino también la Revolución Socialista en Rusia, que ocasionó en el ambiente laboral cuestionamientos a la relación capital-trabajo, ocasionando grandes conflictos y huelgas, además de profundas desavenencias con partidos políticos. Debemos recordar que en 1907 se había creado el Departamento Nacional de Trabajo (DNT). Pero a pesar de que la intención era la de mediar en los conflictos laborales, finalmente se los desvió al rol de hacer estadísticas y recopilar datos sobre legislación laboral. Hacia 1912, el gobierno conservador intentó crear algunas leyes a favor de los trabajadores, pensando más en la política que en los trabajadores, a esto siempre se opuso el sector empresarial. Los cambios en la relación trabajo/empresa se comienzan a percibir recién con la llegada de Yrigoyen, tratando de captar a los obreros y sus organizaciones. La Federación Obrera Regional Argentina V (FORA V), anarquista, no aceptó las propuestas de Yrigoyen, mientras que la FORA IX que era sindicalista, fue la base del entendimiento con los obreros, aunque debió competir con el PS, que tenía gran influencia con los trabajadores municipales de la capital federal. (Antes de 1916 el estado era prescindente y había creado la ley de residencia). En los primeros años Yrigoyen apoyó claramente a los trabajadores, como fue el caso de la Federación Obrera Marítima (FOM) y la de los ferroviarios, con sus dos sindicatos, la 16

Fraternidad y la Federación Obrera Ferroviaria (FOF). Para el sector patronal, el gobierno adoptó una clara posición pro trabajador y lo presionó. Yrigoyen trató de mantener el equilibrio pero se encontró con empresarios intolerantes, aunque con sectores sindicales altamente conflictivos como la anarquista FORA V, que fue clave en los hechos que desembocaron en la Semana Trágica de enero de 1919, cuando pretendieron atacar a los rompe huelgas y luego enfrentaron a la policía, que derivó en una cantidad no revelada de muertos y heridos. Luego de 1918 la UCR intenta, con una mejor relación parlamentaria, la aprobación de algunas leyes como la de las asociaciones profesionales, la de los contratos colectivos y la conciliación, que no fueron aprobadas por el congreso (dado que no era una atribución del congreso de la nación sino de las legislaturas provinciales) (Panettieri, Las primeras listas obreras). Se logran otras leyes como los aumentos salariales, las ocho horas diarias de trabajo, etc. Sin embargo, como el gobierno no logra consolidar su política laboral, en algunos casos debe reprimir a los obreros, como fue el caso de los talleres Vasena, de la Forestal o de las huelgas patagónicas. La política de equilibrio entre las partes que siguió el radicalismo, que además contó con las luchas políticas con el PS y el PDP, puede decirse que no fue totalmente exitosa, pero sí que en algunos aspectos benefició a los trabajadores. Con Alvear entre 1922 y 1928 se apaciguaron mucho los conflictos laborales habida cuenta del bienestar generado por las condiciones de la primera posguerra. Alvear intentó algunas leyes, como la ley de jubilaciones y de conciliación, que más tarde fueron anuladas (1924) frente a los reclamos patronales. En esta etapa de bienestar, no sólo disminuyeron los conflictos y mejoró la calidad de vida sino que también se percibió un debilitamiento de las organizaciones obreras y el reemplazo de unas por otras (así surge la Unión Sindical Argentina, de base sindicalista). Además modernizó el ejército y creó la fábrica de aviones de Córdoba. Igualmente Alvear ejerció una menor defensa de los obreros que Yrigoyen, fue anticaudillesco y se acercó a los conservadores. El retorno de Yrigoyen en 1928, en otro contexto y con nuevos desafíos, reiniciaría los conflictos, que derivaron en el golpe militar de 1930. Entre los errores atribuidos al radicalismo yrigoyenista podemos considerar el papel mesiánico en el que se ubicó como un líder representante del pueblo, olvidándose que era un personaje más en la arena política. Vio al partido que él representaba como un movimiento (lo mismo haría Perón veinte años después) y con marcada intransigencia frente al resto de los partidos, como el PS y el PDP, que pudieron haber sido la verdadera oposición política. Su gobierno prefirió la confrontación pertinaz con estos partidos y perdió de vista a sus verdaderos enemigos, que eran los representantes de la vieja oligarquía, lo mismo que ciertas actividades que prendieron en la sociedad civil como la Liga Patriótica, originada en la primera década del 17

siglo XX y sus sucedáneos, la Legión Cívica, la Liga Republicana y más recientemente la Alianza Libertadora Nacionalista, todas ellas organizaciones que aspiraban a la recuperación del orden resquebrajado, según ellos por el obrerismo y la clase subalterna conflictiva y que además incluyó actividades anti judías y xenófobas en general. Estos grupos que incluyeron a sectores intelectuales de la sociedad, atrajeron a la clase media urbana que se enfrentó a los trabajadores y adoptó cierta actitud pro oligárquica. La preocupación por el orden social y el temor a cambios revolucionarios preocupó incluso a socialistas que pretendían alianzas de obreros, chacareros, empleados y profesionales de la clase media con acciones en sindicatos, educación y cultura, pero también preocupó al propio gobierno radical más allá de su defensa de los obreros. La policía reprimió las huelgas frigoríficas y metalúrgicas, principalmente en 1919, que terminarían produciendo la Semana Trágica, sin olvidar los conflictos con la Forestal en el Chaco, en 1920, y las patagónicas con las rurales en 1922. Yrigoyen intentaba resolver los problemas en forma personal aspirando a conformar a burgueses y proletarios porque no tenía la capacidad de controlar al poder legislativo y las leyes que pudo haber obtenido. A estas prácticas se oponían enérgicamente los socialistas, que con Juan B. Justo aspiraban a formar un frente social de clase media y trabajadora. Durante los gobiernos radicales de 1916-30 se van evidenciando los límites del modelo agroexportador y de acumulación, que van evolucionando hacia una mayor intervención del estado para regular, de alguna manera, el equilibrio de las clases sociales. Dos problemas muy importantes se le presentaron al radicalismo: uno fue el político, con cada vez más derechos, que reclamaba la clase media, mayoritariamente radical, y el otro fue el social, invocado por el sector obrero y que fue insuficientemente atendido por este gobierno. Parece ser que el yrigoyenismo buscó más la armonía social que las leyes que hubiesen mejorado las condiciones laborales de los trabajadores, pero como faltó confianza en el sistema político, esto llevó a Yrigoyen a prácticas que debilitaron a la propia democracia, como fueron las intervenciones provinciales, que pretendieron atacar las prácticas oligárquicas en provincias hostiles o incluso en algunas radicales con las que mantenía diferencias, pretendiendo de esa manera compensar la acciones antidemocráticas con éstas igualmente antidemocráticas. El yrigoyenismo fue responsable de veintiuna intervenciones provinciales de las cuales diecisiete fueron por decreto y sólo cuatro legítimas con participación del congreso. Esto lo hizo sentirse, seguramente, el supremo defensor de los derechos del pueblo y un apóstol de la democracia, que lo convertiría sin lugar a dudas en una imagen opuesta a la deseada originalmente.

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Podemos decir que los catorce años de gobiernos radicales se caracterizaron por el personalismo de Yrigoyen con prácticas corporativas de dudosa legalidad con la presencia del líder en las conquistas obreras más que con una legislación que afianzara los derechos y la democracia. En cuanto a M. T. de Alvear, favorecido por la posguerra europea y la bonanza económica, no se vieron avances en cuanto a la democracia y la vieja oligarquía se benefició con sus prácticas. Debe quedar claro que en realidad no se pudo organizar una fuerza política de derecha (de la clase dominante antigua que quedó con canales fácticos de oposición en sus manos sin necesidad de contar con una fuerza política propia) que confrontará con la UCR y con la izquierda fragmentada (PS y PC) y colaboraron más con sus críticas al golpe militar del 30 cuestionando a Yrigoyen como fascista, obstruyendo todo cuanto intentó para tratar de cambiar la historia. Tampoco hubo partidos que representaran una clase social, casi todos, excepto la izquierda eran muy heterogéneos de los que llamamos catch all. Existe un cierto acuerdo en la opinión de los especialistas, que la debilidad estructural de la democracia, basada en la organización social del país y la acción de las fuerzas políticas, incluso en muchos gobiernos posteriores a 1930, poco democráticos, como por ejemplo con rasgos autoritarios entre 1946/1955 o con poca legitimidad entre los años 1958 /1966, llevó a que en la Argentina no muchos creyeran en la democracia (Ansaldi, La trunca transición del régimen oligárquico al régimen democrático). En medio del desorden nacional dentro del gobierno e incluso de la UCR y en plena crisis mundial y del liberalismo, se produce la caída de H. Yrigoyen en setiembre 1930 por un golpe de estado encabezado por el General Félix Uriburu.

4.3. Subperíodo de Tutela Militar (Los golpes de estado)

4.3.1. El golpe de estado 1930 y los gobiernos conservadores

Los conservadores aprendieron de la lección de 1916 y comenzaron con ciertas reformas en el estado, sin perjudicar demasiado, por supuesto, a los sectores agroganaderos poderosos, que criticaron al gobierno porque dio paso a una burocracia estatal que redundó en un incremento en los impuestos y cargas al sector dominante. Los conservadores comenzaron a parecer un partido político más y no tanto como solían ser: una casta que controlaba el estado a favor de la clase dominante. A pesar de la modernización política del partido Conservador, los grandes terratenientes, criadores e invernadores cuestionaban el “sobredimensionalismo” del estado ya

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que ellos pretendían un estado formal, más pequeño y que cobrara pocos impuestos. Estos ganaderos fueron tomando conciencia de los cambios y tiempo después fueron diversificando sus inversiones y algunos se hicieron industriales con la sustitución de importaciones hacia 1920; después de la I Guerra incluso apelaron a la protección del estado. Varias décadas después se recostaron en el sector financiero y bancario y podríamos considerarlos “padres de la patria financiera”. La lectura de muchos políticos y técnicos vinculados históricamente al poder diagnosticaba una inercia en el manejo económico con atraso en la obra pública culpando a la ineficiencia radical y la politiquería de los últimos quince años con los consiguientes conflictos sociales, sindicales e incluso políticos. Se reclamaba una mayor participación del estado y más obra pública. Es así como el gobierno conservador del General Agustín P. Justo (1932-1938) luego de una elección fraudulenta da inicio a este programa: la obra pública, la industrialización sustitutiva, e infraestructura para la organización del país y la modernización del campo. Con respecto a lo primero, la red caminera se multiplicó por veinte en cinco años, llegándose a sesenta mil kilómetros de rutas, se construyeron diques como el Cadillal en Tucumán y el Nihuil en Mendoza y aeropuertos; en cuanto al campo, la construcción de elevadores de granos, la flota y los puertos fueron clara manifestación del trabajo realizado por el gobierno que los mostraba como eficientes administradores con visión de futuro, y del bien común más allá de los intereses políticos partidistas como antes había ocurrido con el egoísmo de los partidos tradicionales y que los llevó a no cumplir con su tarea patriótica. Por supuesto que esta especie de dictadura disfrazada de democracia no impedía a que muchos defendieran la frase: los conservadores hacen cosas, roban pero hacen, pero roban desde las elecciones hasta los vueltos de la obra pública. Estas obras crearon puestos de trabajo, que sumado a la presión ejercida por el gobierno “militar” controlando los desbordes originó un clima diferente. La red caminera conectó mejor al país y facilitó las comunicaciones con países vecinos compitiendo con el ferrocarril. Al mismo tiempo el ejército estableció asentamientos militares en distintos lugares y ubicó a la gendarmería (creada en 1938) en las fronteras, que daba así una mayor sensación de integración nacional y donde las transmisiones radiales de las carreras de autos mostraban este fenómeno, a partir de 1935 con el turismo de carretera (Eduardo Archetti, El potrero, la pista y el ring, 2001). A nivel provincial se destacaron los trabajos realizados en Mendoza con la vitivinicultura por parte del gobernador Cano (1935-1938); en Córdoba con Amadeo Sabatini de la UCR se creó una red de escuelas y un programa de aguas, etc. Y en Buenos Aires con el gobernador Fresco (que con el tiempo estuvo cerca de Perón) se desarrolló un plan de viviendas,

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que luego fue completado por el gobierno peronista (Emir Reitano, El gobierno de Manuel Fresco en la Provincia de Buenos Aires (1936-1940, 2010). Gran espaldarazo recibió la explotación petrolera con YPF, que integró la exploración y explotación fiscal de todas las regiones (Mendoza, Patagonia y NOA). Hubo gran desarrollo del turismo, hotelería, etc. que amalgamó a las clases sociales ya que los ricos no viajaban a Europa por los temores a la guerra, y las otras clases adhirieron a los planes que facilitaron los desplazamientos y las vacaciones (que llegaron a ser pagas para el sindicato de comercio), especialmente a la costa atlántica, Córdoba, Cataratas y Bariloche. No obstante estos avances, se asiste a un crecimiento desparejo entre el centro y la periferia, que con el tiempo irá creando las condiciones de miseria en importantes zonas del norte argentino y que producirá el desplazamiento de millones de argentinos, la llamada “inmigración interna”. El crecimiento de la obra pública, el mejoramiento de las condiciones de vida del centro (el litoral argentino) se dio al mismo tiempo que se reproducía el atraso en otras regiones y que generaron las condiciones sociales y económicas que producirían los conflictos de la década del 40. Sin embargo, a pesar de los aciertos conservadores, comienza la preocupación por la sucesión del período de gobierno (1938 a 1944) que no debía ser otro que la continuidad conservadora. Ésta se veía amenazada por la revitalización radical, que desde 1930 pasó del abstencionismo al triunfo de Amadeo Sabatini en la provincia de Córdoba en 1936. Lo mismo ocurriría en la Capital Federal y en Santa Fe. Esto obligó a poner toda la atención en el distrito que era la base del conservadurismo -la provincia de Buenos Aires. Si bien el fraude había sido condenado hasta por los mismos conservadores, por lo inmoral del acto y por la violencia con que se debió llevar a cabo.3 De modo que esta forma brutal de robar una elección había pasado a descalificar a los gobiernos así investidos, razón por la que debía cambiarse la modalidad.

3 El fraude del pasado había sido muy burdo, baste recordar algunas prácticas: 1) el sobre de doble fondo: era simplemente un sobre con forro de color oscuro donde iba colocado un voto que al abrirlo el presidente de mesa, extraía un voto de su partido, el conservador. 2) la cadena: aquí el ciudadano “comprado” pasaba por el comité correspondiente donde se le entregaba un sobre cerrado con el voto en su interior con la firma del presidente de mesa que muy temprano iba al comité y dejaba los sobres firmados. Luego el “votante” llevaba al comité el sobre abierto que le entregaban en el lugar de votación, firmado por el presidente para ser usado nuevamente. 3) El “ya votaste” muy usado por los conservadores de Avellaneda, especialmente el caudillo Barceló para quienes no habían podido ser comprados. 4) el voto de los muertos como venía ocurriendo desde principios de siglo, entre otras muchas prácticas fraudulentas llevadas a cabo tendientes a torcer la voluntad popular.

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En este sentido, el presidente Justo, considerado por muchos analistas como el último liberal conservador aspiraba a guardar las formas de la democracia. Esto le generaba al propio Justo un conflicto: en él se oponían las ideas relacionadas con el retorno del radicalismo al poder y su idea de una democracia de virtudes frente a la incapacidad de la UCR que había llevado a la nación al borde de la desintegración. Ante semejante contradicción se plantean alternativas, algunos incipientes cambios habían llevado a atender el aspecto social a través del estado. La creación del impuesto a los réditos, que produjo grandes reacciones en sectores del propio partido, dio origen a un ejército de “clientes” para el conservadurismo, pero probablemente esto no fuera suficiente para seguir controlando el poder. Es por eso que se plantea la reforma electoral de la ley Sáenz Peña y su reemplazo por la “ley trampa”, que pretendía eliminar el voto secreto y por otra parte modificar la cantidad de electores en el colegio electoral (ya que la elección era indirecta). Teniendo en cuenta que a muchos diputados y senadores no se les reconocía el cargo antes de la reunión del consejo y que algunas provincias podían ser intervenidas, el producto se podía manejar dentro de una cierta legalidad, pero que no alcanzaba para eliminar la violencia ni las durísimas críticas de opositores ni alguna tibia reacción periodística. El gobierno de Justo había perdido la elección en Córdoba, Santa Fe y la capital, de manera que era fundamental esmerarse con el gran baluarte que sostenía al gobierno: la provincia de Buenos Aires. En el caso de Córdoba los conservadores nunca dudaron en ganar la elección, sin embargo un radicalismo anti-personalista, el de Amadeo Sabatini, logró el triunfo produciendo la primera gran preocupación en el gobierno. Debemos tener presente que la corriente septembrista consideraba a su gobierno como al salvador de la patria frente a la vorágine de radicales incapaces de los años 20 y que era absolutamente fundamental continuar la senda del progreso que había comenzado el 6 de setiembre de 1930. Pinedo, Sánchez Sorondo, Villafañe y Moreno, entre otros, proponían diferentes métodos para continuar ese camino mientras Justo se mantenía aparentemente distante, pero absolutamente convencido de esa necesidad. Es así como se acercó a algunas corrientes políticas liberales pero sobre todo a la iglesia católica, que con Franceschi y la llegada del futuro Papa Pío XII para el Concilio Ecuménico de 1934, produjo un acercamiento de ésta con el pueblo y el gobierno. Ministros y políticos del partido gobernante también trabajaban en el mismo sentido y advertían de las ventajas de un régimen no tan democrático teniendo en cuanta la crisis en la que se encontraba el liberalismo y el surgimiento de “eficaces gobiernos” en Europa de tono fascista y por supuesto vanagloriaban al gran Mussolini y tiempo después al mismísimo Hitler.

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En esta materia baste mencionar al gobernador Manuel Fresco, que a través de una gestión de importante obra pública con alto contenido de clientelismo y populismo, desarrollaba toda una teoría donde demostraba que el mismísimo fraude al que había apelado, estaba salvando a la nación de la barbarie radical. Incluso se llegaron a plantear leyes de persecución política al PC por conspirar contra la organización de la nación y el orden, y ubican dentro de esta corriente al propio radicalismo más revolucionario que quedó incluido junto al PC en una persecución ideológica que recuerda al posterior macartismo. En el caso de la oposición, los radicales presentaban su división interna, una más cercana a Yrigoyen representada ahora por M.T. de Alvear, y la otra por un movimiento más moderno liderado por Amadeo Sabatini; es importante señalar que la corriente alvearista fue acusada de colaborar con el gobierno de Justo, en la concesión de la compañía eléctrica de la capital federal. Aquí el propio Alvear colaboró en el propio arreglo donde aparentemente recibió fondos para su campaña política de 1943, justamente el año de su fallecimiento. De manera que esto manchó mucho al radicalismo sin contar con sus divisiones internas irreconciliables. Los otros partidos como el PS, que también estuvo dividido, por la estrategia de cómo enfrentar al gobierno y algunos dirigentes, el caso de Alfredo Palacios, fueron expulsados del partido. El PDP con Lisandro de la Torre se negaba a dialogar con los radicales con quienes había tenido diferencias en el pasado; ambos partidos consideraban a la UCR como un antro de corruptos, que se presentaba como el movimiento de salvación de la patria, como ya lo había considerado el propio Yrigoyen. Demás está decir que tanto los conservadores condenaban esta actitud de la UCR, como todo el arco opositor se unía en una verdadera campaña antiradical acusándolos por los negociados. En ese momento, un desprendimiento de la UCR se diferenció del resto y comenzó a tener nuevas propuestas y así nació la UCR de Córdoba; también hizo su aparición FORJA, un grupo de jóvenes radicales, futuros peronistas como Dellepiane -hijo del ex ministro de guerra de Yrigoyen-, Arturo Jauretche, Scalabrini Ortiz, Gabriel Dal Mazo, entre otros, quienes proponen una alianza entre lo mejor del capitalismo y lo mejor del socialismo (que obviamente no conformó ni a la izquierda ni a la derecha); también surgió por otro lado H. Pueyrredón pero que luego sería considerado un verdadero oportunista y comienza a plasmarse la fracción de Frondizi, Lebhenson y Alende. Así es como se llega al último año del gobierno de Justo, que en su postrero mensaje al congreso le pide encarar iniciativas de la agenda del consenso progresista que no se habían llevado a cabo eficazmente en el pasado por incapacidad y que incluían: la asistencia social y obrera, las paritarias, los tribunales de trabajo, las conciliaciones y arbitrajes; lo más importante frente al posible retorno del conflicto social, imploraba por la ley anticomunista de rasgos represivos y autoritarios que mostraba la precariedad del sistema constitucional democrático.

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A través de la oposición al radicalismo alvearista antipersonalista hace su aparición la Concordancia (formada por otro sector de la UCR, el Partido Conservador y el PS Independiente). En esta línea surge como candidato a la presidencia de la república Roberto Ortiz, que había sido ministro de hacienda de Justo; para acompañar a Ortiz fue propuesto Ramón Castillo, que terminará el mandato a partir de 1942 por el fallecimiento de Ortiz. ¿Pero cómo logró la Concordancia el triunfo electoral? Fue bastante más simple de lo que se había elaborado en los años previos para disfrazar las elecciones de una cierta legalidad. El mecanismo utilizado fue llamado “fraude patriótico”, fue una denominación elegida para violar la ley e impedir lo que se consideraba un mal mayor: la vuelta del peligro radical. La prácticas efectuadas estuvieron relacionadas otra vez con los sobres y las urnas de doble fondo, la recolección de libretas de enrolamiento a cambio de favores por patrones, o punteros políticos, la impugnación de fiscales opositores, el rechazo de votantes opositores, etc., todo esto en un contexto de descreimiento político y profunda apatía ciudadana. Durante su gestión, R. Ortiz trató de volver a la normalidad democrática del sistema electoral pero no lo logró por su enfermedad (una grave diabetes que lo limitó en su actividad y terminó llevándolo a la muerte). Quienes lo rodearon impidieron que avanzaran sus iniciativas y no pudo ni siquiera negarse a firmar la circular Cantilo, nombre de su canciller xenófobo y que estuvo dirigida a no otorgar visado a judíos que pretendían inmigrar de Europa a la Argentina. Además fue responsable de la neutralidad Argentina en la II Guerra Mundial. Fue sucedido debido a su enfermedad por su vicepresidente Ramón Castillo en 1940 ocupando oficialmente la presidencia en el 42 por el fallecimiento del presidente Ortiz. Castillo era conservador (había sido interventor en Tucumán durante el gobierno de Uriburu) y su papel en el gobierno estuvo vinculado a la nacionalización de empresas extranjeras especialmente las británicas. Su gobierno fue autoritario e impopular y ante la probable continuidad política y la crisis social fue destituido por el golpe militar de las FF.AA. de 1943. Ramón Castillo había comenzado con la organización de un nuevo fraude para evitar el ascenso del radicalismo y del PC. Su intención era imponer la fórmula Patrón Costas-Iriondo. El primero, un aristócrata conservador salteño que tenía además la intención de que Argentina cambiara posición en la II GM por una línea aliadófila. En ese momento se enfrentaba con el Grupo de Oficiales Unidos (GOU) del ejército encabezado por el General A. Rawson que contaba con el apoyo civil de los radicales Sanmartino y Ravignani. Frente a contactos de este grupo radical junto a demócratas progresistas y socialistas, se le ofrece la candidatura a presidente al General Ramírez, que a su vez era Ministro de Guerra de Castillo. Éste al enterarse, solicita la renuncia al General Ramírez. Todo desembocará en el 24

golpe del 43 que fue totalmente militar, sin apoyo civil y bastante improvisado. Lo llevaron a cabo los generales Rawson y Ramírez, con poca participación inicial del General Farrell y el Coronel Perón, pero que luego terminarían liderando el golpe.

4.3.2. El golpe de estado de 1943

El 4 de junio de 1943, ocho mil soldados salieron de Campo de Mayo, encabezados por los generales Rawson, Anaya y Ducó y ante la oposición de fuerzas leales en Núñez, se produce un enfrentamiento que resultará con treinta muertos y cien heridos. Frente a estos acontecimientos, Castillo huye a Uruguay pero no llega, decidiendo su regreso a la ciudad de La Plata, donde firmará su renuncia para luego retirarse a su domicilio. Hubo encarcelados que fueron llevados a Ushuaia y a otros penales. Este golpe alentó la esperanza de EE.UU. y el GB del abandono de la neutralidad de Argentina en la II GM, cosa que no ocurrió. No obstante debe decirse que en la embajada alemana en Buenos Aires se quemaron todos los archivos. En 1943 ya había fallecido los pro aliados Alvear y Justo. Con estos acontecimientos se cierra un ciclo que comenzó el 6 de setiembre de 1930 con Uriburu, Justo, Ortiz y Castillo, de trece años de verdadera restauración del poder de la vieja oligarquía previa a 1916 y que más allá del modelo económico y la obra pública, se caracterizó por la falta de libertades políticas, el fraude electoral, la postergación de la clase trabajadora, la dudosa ubicación del país en el contexto internacional y que llevará a un proceso que comienza con un golpe de estado el 4 de junio de 1943 y que tendrá el propósito de crear un nuevo modelo de desarrollo industrial, participación política democrática y menor dependencia extranjera. Llegado este momento podemos decir que hasta aquí nunca surgió una clase dominante que amalgame a la burguesía y al proletariado detrás de un objetivo industrial desarrollado y que supere al viejo sistema de dominación arcaico. Es evidente la incapacidad de la burguesía nacional para crear un desarrollo industrial, ya que sólo se produce una industrialización elemental sin una verdadera revolución industrial (Murmis y Portantiero, Los orígenes del peronismo, 2004 y Juan José Sebreli, Crítica de las ideas políticas , 2003). Esta incapacidad que nos lleva a seguir dependientes de industrias extranjeras, más las desigualdades sociales con poca inclusión económica del sector trabajador, que al mismo tiempo sea consumidor de nuestra industria, nos ubica frente a un panorama frustrante de tener que depender de otros países productores de industria pesada, energética, químico-farmacéutica, etc., como así también la dependencia de materias primas básicas, aún en la actualidad. El sector

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agrario dice, y con razón, que hoy el 30% de la mano de obra tiene origen en el campo y el 60% de nuestras divisas tienen el mismo origen. Como dijimos más arriba, el 4 de junio de 1943 las FF.AA. deciden terminar con esta línea de acción volviendo a desinstitucionalizar el país por segunda vez. En esta oportunidad con la clara intención de un sector del ejército para participar activamente en la industria nacional (los antecedentes de los generales Savio y Mosconi los avalaban). Se habían creado Fabricaciones Militares y la Fábrica de Aviones de Córdoba, entre otras empresas estatales. Esto se relacionaba con una clara reforma del estado que debía llevarse adelante. Las FF.AA. se politizaron, especialmente frente al embargo de armas de EE.UU. Con la II Guerra Mundial les preocupaba el ascenso de Brasil, la debilidad del presidente Ortiz, los conflictos sociales y un gran temor al Partido Comunista (PC), fundamentalmente después del bien ganado prestigio de la victoriosa URSS en la II GM. El golpe encabezado por el General Ramírez se propuso atender la industrialización, el urbanismo y también el mundo rural, la integración internacional, habida cuenta de la desafortunada neutralidad argentina en la II Guerra Mundial y frente a la nueva economía de posguerra, la problemática obrera, en un estado ineficiente, que aparecía sobredimensionado por una población clientelar creada por los conservadores. Tres aspectos marcarán la historia de los próximos años: - La situación dentro del ejército y la organización del GOU. - La problemática socio-económico-laboral. - El origen del peronismo y su desarrollo con Perón en el gobierno, con Perón exiliado y luego de la muerte de Perón.

4.3.3. El GOU, con sus dos acepciones, Grupo de Oficiales Unidos o Grupo Obras de Unificación.

Se trató de una logia nacionalista dentro del ejército cuyo origen se remonta al 3 de marzo de 1943, siendo sus objetivos básicos: - Mantener la neutralidad argentina en la II GM. - Organización y unidad interna del sector militar. - Evitar que el movimiento obrero se incline hacia el PC, especialmente teniendo en cuenta el prestigio de la URSS después del conflicto bélico. - Modificar el viejo orden oligárquico. - Modernizar industrialmente al país (con activa participación de las FF.AA.) pero evitando la politización del ejército.

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- Eliminar el fraude patriótico con elecciones limpias y activa participación del pueblo. - Evitar la llegada al poder del conservador Patrón Costas.

Más allá de algunas contradicciones que podríamos discutir de estos enunciados, trataremos de explicar esta organización. El origen de este grupo parece estar en Mendoza donde el Coronel Perón fue trasladado luego de su regreso de Europa donde había permanecido dos años (1939/1941) realizando estudios de estrategia militar y donde conoció a personajes muy importantes de la política y las FF.AA. italianas, entre ellos a Benito Mussolini. Si bien originariamente hubo dos tenientes coroneles, De la Vega y Montes, se considera que fue Perón el ideólogo de esta organización. La fecha señalada de marzo del 43 fue porque el presidente Castillo intentó la fórmula Patrón Costas-Iturraspe como candidatos a la presidencia, y a que EE.UU. presionó y en parte logró torcer la voluntad del gobierno para hacer entrar a Argentina en la II GM. La ideología de sus miembros era nacionalista con matices que iban desde rasgos liberales a xenófobos y racistas (para Silvano Santander el grupo era simplemente Nazi) y con pretensiones hegemónicas sobre América del Sur. Aunque Robert Potash lo niegue, en países de Latinoamérica se afirmó lo dicho por Santander. Más que pro Nazis lo que primaba era una filiación pro alemana, producto directo de la formación y equipamiento de los ejércitos latinoamericanos bajo el modelo prusiano adoptado después de la guerra franco-prusiana de 1871. Dentro del GOU se veía a los conservadores como aliadófilos al servicio de EE.UU. y a la Unión Democrática como revolucionarios al servicio de la URSS. Frente al conflicto planteado entre el presidente Castillo y su ministro de Guerra, el General Ramírez -que a su vez era padre de Emilio Ramírez, integrante del GOU- y habiendo sido Ramírez propuesto como candidato a la presidencia por la UCR, Castillo, opuesto a esta fuerza le solicita al ministro su renuncia. Esto genera en el ejército la decisión de dar un golpe militar al día siguiente (4 de junio de 1943) que no tuvo participación civil. En este golpe la aceptación y participación de Perón fue fundamental, mientras que en el golpe de 1930 contra el presidente Yrigoyen había sido solamente participativa, dado la estructura jerárquico militar. Como ya fue dicho, ocho mil soldados marcharon hacia la Casa Rosada para imponer como presidente al General Rawson, que a las 72 horas fue destituido por haber integrado en su gabinete a confesos conservadores como José María Rosa y Horacio Calderón, entre otros. La decisión fue tomada fundamentalmente por los coroneles, González,

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Perón y Anaya, quienes proponen al General Pedro Pablo Ramírez como presidente, desempeñándose todavía como ministro de Guerra desde la presidencia de Castillo. Durante su gobierno, los militares ocuparon casi todos los cargos públicos y ministerios, entre ellos el Coronel Perón fue el titular del Departamento Nacional del Trabajo (DNT) que se elevará a la condición de Secretaría de Trabajo y Previsión (STP). El Coronel supo aprovechar muy bien los conflictos que existían dentro del ejército para trepar en sus aspiraciones. En cuanto al tema de la neutralidad que dividió al país, aunque lo benefició económicamente ya que le permitió comerciar con ambos beligerantes, creó una situación internacional insostenible (se lo veía en occidente y en la URSS como pro eje) y luego de la guerra Stalin se opuso firmemente al ingreso de Argentina a las Naciones Unidas. Este conflicto bélico y la posición argentina llevó al presidente Ramírez a ceder ante la presión aliada y esto se transformará en la razón de su destitución para hacerse cargo de la presidencia el General Edelmiro J. Farrell, que siguió manteniendo la neutralidad argentina. En estas circunstancias EE.UU. negó la provisión de armamento al ejército argentino, que realizó gestiones en Alemania para conseguirlo a través del Canciller Oscar Hellmuth, ciudadano argentino y miembro de la policía secreta de Himmler. Frente a este fenomenal escándalo, Farrell, no tuvo más remedio que romper relaciones diplomáticas con Alemania y Japón, el 26 de enero de 1944, con la guerra prácticamente definida y terminada. En materia laboral y sindical hubo persecuciones y cárcel para algunos sindicalistas como José Peter del sindicato de la carne, que estuvo un año y cuatro meses preso; se clausuraron varios sindicatos y fue disuelta la CGT Nº2, conducida por socialistas y comunistas. La CGT estaba dividida desde octubre del 42, también fue intervenida la Unión Ferroviaria. En cuanto a identidad ideológica de Perón podemos decir que, durante el período de la revolución de 1943-1946, se abolieron los partidos políticos, se impuso la educación religiosa en las escuelas y el control de la información, lo que muestra la tendencia hacia la homogeneidad cultural.4 Con Perón colaboró el Coronel Mercante, también del GOU, cuyo hermano era ferroviario y miembro de la Unión Ferroviaria (UF), siendo ese vínculo el que acercó a Perón a los dirigentes sindicales. Perón trató de ganar el apoyo popular, que había sido mal visto por el presidente Ramírez. Ante esta situación, junto a los coroneles Ávalos y González, el General Farrell y otros allegados, sumado lo dicho antes y por haber cedido ante la presión aliada, se le solicita a Ramírez la renuncia el 24 de febrero de 1945. Fue un verdadero golpe de estado donde

4 Más allá que estudios posteriores sobre la normalización del primer peronismo demostraron la falta de historiografía al respecto y de la heterogeneidad de los estudios, al mismo tiempo que la ausencia de problematización (Acha Quiroga, 2012 El hecho maldito).

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llega al poder el General Farrell; esto generó una fuerte oposición del sector más liberal de la sociedad y algunos miembros del ejército, incluso del propio GOU, como el General Prelinger y los coroneles Lagos y Saavedra, preocupados por la cercanía de Perón a los sindicatos y su ascenso en el poder, que además le permitió ocupar el cargo de Ministro de Guerra. El Coronel comenzó a ser conocido en la realidad política nacional, podría decirse que Perón aprovechó al máximo lo que la fuerza del ejército le permitió al tiempo que fue pragmático frente a la realidad optando por afianzar su participación en la política, no sólo nacional como cuando expresa su admiración por la fuerza de la UCR sino internacional cuando participa de tratativas diplomática en la Convención de Chapultepec. El prestigio de Perón crece dentro del ejército logrando desplazar al General Prelinger de su cargo y que aspiraba a ocupar la vicepresidencia, consiguiendo el apoyo del ejército y la armada, ser él designado vicepresidente de la nación. De manera que en ese momento, Perón era Ministro de Guerra, Secretario de Trabajo y Previsión, Vicepresidente y Director del Consejo General de Posguerra. Sustentado en estos poderes, logró mejorar las condiciones de los trabajadores, que consolidó más su poder; mejoró notablemente las condiciones de las FF.AA., apoyó a Fabricaciones Militares y Fábrica Aeronáutica, al mismo tiempo a la masa trabajadora y sindicatos con: - aumento de salarios. - mejoras en las condiciones de trabajo - Tribunales de trabajo - Sistema previsional y social - Reglamentación de asociaciones profesionales, etc. Pero muy especialmente tuvo contactos frecuentes y directos con los trabajadores como nunca había ocurrido en el pasado. Podríamos decir que desde su inicio hasta el 24/2/46, fecha del triunfo del peronismo en las elecciones, el GOU controló el gobierno más allá de las discusiones internas o internacionales, a nivel civil y militar.5

5 Declaración apócrifa de Perón atribuida a Silvano Santander "Camaradas: La guerra ha demostrado palmariamente que las naciones no pueden ya defenderse solas. Alemania realiza un esfuerzo titánico para unificar el continente europeo. En Europa será Alemania. En América del Norte, la nación monitora, será, por un tiempo los Estados Unidos de Norte América. Pero en el sur, no hay una nación lo indiscutiblemente fuerte para que, sin discusión, se admita su tutoría. Hay solo dos naciones que podrían tomarla: la Argentina y el Brasil. Nuestra misión es hacer posible e indiscutible nuestra tutoría. Para realizar el primer paso debemos apoderarnos del poder. Jamás un civil comprenderá la grandeza de nuestro ideal. Habrá, pues, que eliminarlo del gobierno y darle la única misión que le corresponde: el trabajo y la obediencia. Habrá que armarse, armarse siempre. La lucha de Hitler en la paz y en la guerra nos servirá de guía. Las alianzas serán el primer paso. Tenemos al Paraguay; tenemos a Bolivia y a Chile, fácil será presionar al Uruguay. Luego las cinco naciones unidas atraerán fácilmente al Brasil debido a su 29

Antes de entrar en la problemática económica, social y política del peronismo, diremos que este modelo de organización, desde arriba aspiraba a ordenar el mercado, construir un estado técnico y no político (evitando conflictos en el pueblo), con paz y orden y colocándose por encima de la lucha de clases evitando la revolución social frente a la amenaza comunista en la cual creía Perón y los militares en general. Surge la idea de la “nueva Argentina”, una utopía sin conflictos, sin la destructiva lucha de clases con unidad nacional, modelo que se profundiza a partir de 1946. No obstante se evidencian los desajustes sociales y el tiempo mostrará el rol jugado por el peronismo en nuestra historia. No cabe duda que a partir de 1945 hubo cambios sustanciales en la política argentina; para poder entenderlas es fundamental considerar el papel de tres agentes: la vieja guardia conservadora, el pueblo trabajador y el rol del estado. Desde la constitución del estado y hasta 1916 (cincuenta y cinco años más o menos) la oligarquía se asoció a empresarios y utilizó al estado para enriquecerse no produciéndose ningún derrame de riquezas a la clase trabajadora. Esta situación va creando una sensación de frustración a pesar de estar organizada en sindicatos, que no logran dejar de ser ignorados económicamente sino también en materia política. Se trata de viejos y tradicionales dirigentes (socialistas, anarquistas pero también comunistas y algunos apolíticos) que no consiguen resolver la desigualdad a pesar de la existencia de un movimiento obrero anterior al peronismo pero sin capacidad para acceder a formar parte del estado. Por otra parte, tampoco brotó en las primeras décadas del siglo XX una verdadera burguesía nacional moderna que superara a los arcaicos dirigentes y que produjera una sociedad burguesa/proletaria que incorporara al trabajador como consumidor de una sociedad industrial moderna; muchos años después, los ideólogos peronistas se atribuyeron el triunfo sobre la oligarquía vacuna por el mito de una nueva burguesía nacional (que nunca existió) al mismo tiempo que los miembros de los sectores verdaderamente revolucionarios fueron silenciados por el gobierno.

forma de gobierno y a los grandes núcleos alemanes. Caído el Brasil, el continente americano será nuestro. Dirijamos de nuevo nuestras miradas hacia Alemania en la guerra, plegó a su voluntad a la Europa entera. Pero no fue sin duro sacrificio. Fue necesaria una dictadura férrea para imponer al pueblo los renunciamientos necesarios al formidable programa. Así será la Argentina. Nuestro gobierno será una dictadura inflexible aunque al comienzo hará las concesiones necesarias para privarse y obedecer. Sólo así se podrá llevar a cabo el programa de armamentos indispensables. Al ejemplo de Alemania, por radio, por la prensa controlada, por el cine, por el libro, por la Iglesia y por la educación se inculcará al pueblo el espíritu favorable para emprender el camino heroico que se le hará recorrer. Sólo así llegará a renunciar a la vida cómoda que ahora lleva... ¡Viva la Patria! ¡Arriba los corazones!"

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Luego de la Ley Sáenz Peña y con la llegada del radicalismo al gobierno en 1916, cambia la relación de fuerzas, pero en esa lucha, la vieja burguesía con el tiempo logra volver nuevamente al primer período, lo que se llamó la “Restauración Conservadora”; y la dictadura y el fraude patriótico vuelven al despojo y la frustración popular. Es la época de la migración interna con la que arriban a los alrededores de Buenos Aires desde las provincias del norte más de un millón de personas y mientras los viejos trabajadores sindicalizados (no obligatorios), que tenían cierta conciencia de clase, los nuevos migrantes se transforman en mano de obra no capacitada con demandas tradicionales, como la lucha por el salario, condiciones de trabajo, pero sin conciencia política y social que pudiera generar un cambio en las relaciones sociales de producción. Esta joven guardia laboral ocupará un lugar destacado en el origen del peronismo. Perón y el GOU conscientes de la situación social y mundial pretendían una modernización y un mejoramiento de la sociedad argentina pero el problema era cómo lograr ese objetivo manteniendo la armonía en la nación y evitando los cambios no deseados.

4.3.4. La problemática socio-económico-laboral

Perón supo aprovechar muy bien esta situación y ya en 1943 había planteado reformas laborales a los empresarios (en su famosa disertación frente a la Bolsa de Valores), algo así como la que Carlos Pellegrini había hecho muchos años antes con la vieja oligarquía -resignarse a perder algo para no perderlo todo. Como ya había ocurrido otras veces parecía que el Coronel y la vieja oligarquía, lograrían algunos avances y ciertos beneficios hacia los trabajadores: Perón les sugería buen trato a los obreros, una palmada en la espalda, mandarles el médico cuando se enfermaban, remunerarlos un poco mejor o darles una acción de la empresa como premio (esto último jamás volvería a repetirlo). Prácticamente nada de esto ocurrió y paulatinamente la situación continuó como antes. A todo esto, entre fines de 1944 y fines de 1945 con el Coronel Perón en la STP, se logran muy importantes conquistas para los trabajadores que van desde el Estatuto del Peón de Campo a incrementos de sueldos, aguinaldo, vacaciones pagas, planes sociales, etc., lo que ubica a Perón a esta altura, claramente, en las antípodas de la clase dirigente tradicional y como una alternativa política a la que planteaba el General Prelinger. Para la clase trabajadora, Perón se convierte en un claro defensor de sus intereses no sólo por los logros laborales sino por su relación directa con ellos y la solución de sus problemas incluso personales. Esta relación de Perón/trabajadores crea un malestar creciente dentro de un sector de las FF.AA., que lleva a que se le pida la renuncia el 9 de octubre del 45, cosa que hace con todos los cargos acumulados además es detenido y encarcelado el 13/10 en la

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isla Martín García, dado que muchos militares consideraban que su ambición y compromiso habían sido la causa de conflictos y rebeliones obreras. Esto hizo pensar en la aparente derrota de Perón (que él mismo creyó y así lo comentó con Eva Duarte cuando le propone retirarse al campo), sin embargo esto no ocurrió debido que su política obrerista dio resultados una semana después de su renuncia. Cuando los sindicatos todavía conducidos por la vieja guardia, se enteran del encarcelamiento de Perón, se rebelan y producen un gran movimiento social con huelgas y desmanes que al mismo tiempo generan una sensación de miedo en la sociedad (no olvidar el temor al comunismo incluso dentro de las FF.AA.). A todo esto Perón logra a través de una estratagema ser trasladado al Hospital Militar Central aún privado de su libertad. Frente a esta situación, cierto sector del sindicalismo, especialmente del suburbio bonaerense, plantean la posibilidad de liberar a Perón. El 17 de octubre del 45 mientras se va desarrollando la huelga comienzan a llegar columnas de trabajadores a la Capital Federal desde distintos lugares pero sobre todo del sur del gran Buenos Aires reclamando la libertad de Perón y la reposición en sus cargos. Antes de analizar el 17 de octubre como fenómeno político-social, el que recuerdo muy bien, a pesar de vivir lejos de la Capital, desearía describir someramente los hechos. Como dijimos desde el sur llegan a Plaza de Mayo importantes contingentes, lo mismo ocurrió en otros grandes centros urbanos. En La Plata, por ejemplo, había tenido lugar, previo a la renuncia de Perón, la toma de la Universidad Nacional por los estudiantes opositores a Perón y sobre todo al “alpargatas sí, libros, no” del Coronel en clara alusión al desprecio que siempre había manifestado por los intelectuales. Luego de la renuncia se repuso al rector y se nombró una comisión investigadora para aclarar la violenta represión que la policía de la provincia ejerció sobre los estudiantes en la toma. Frente al regocijo universitario, se prestaba poca atención a los trabajadores, especialmente de Berisso, que habían estado muy cerca de Perón. Si bien a nivel sindical los opositores estaban divididos (incluso existían dos CGT) sobre la conveniencia o no de la huelga, en Berisso vivían más de cuarenta y cinco mil personas y la mayoría trabajaba sobre todo en los frigoríficos (Swift y Armour). Perón iba seguido a Berisso para hablar con los trabajadores, incluso estuvo presente en el velatorio del hermano de Cipriano Reyes, asesinado en una refriega. Estos sindicatos tan cercanos al Coronel, organizan junto a otros de Avellaneda una huelga de protesta por su encarcelamiento. Las convocatorias de Berisso y Avellaneda comienzan el lunes 15 de octubre y prosiguieron con concentraciones en los centros de las ciudades presumiblemente hasta el miércoles 17, que sería el día de la huelga. Hubo conexiones con otros centros fabriles, como el sindicato azucarero de Tucumán.

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El 17 de octubre los obreros dejan incomunicado a Berisso con el volcado de tranvías, y una comisión se dirige a La Plata por la avenida 60, atraviesa el Bosque y ya en la ciudad, comienza a exigir el cierre de comercios y escuelas. Hacia el mediodía se suman los obreros portuarios y otros trabajadores (algunos armados). A las 14 llegan a 1 y 60 donde se suma la columna local que decide marchar hacia el centro de la ciudad, demandando el cierre de comercios y la detención de las obras en construcción. Una columna fue hacia la estación de ferrocarril y luego por diagonal 80, destruyendo vidrieras y atacando con piedras al Diario El Día. Posteriormente avanzan hacia la Universidad con la consigna “alpargatas sí, libros, no” mientras un grupo se desvía para hablar en la Casa de Gobierno con el Gobernador Sáenz y arreglar el envío de un contingente a Plaza de Mayo, con lo cual pareció todo terminado. Hacia las 22 horas, un grupo más reducido, comenzó a destrozar negocios y vidrieras de la avenida 7, el Jockey Club, las sedes de Estudiantes y Gimnasia, la casa del rector de la Universidad, Calcagno, y al regreso hacia la estación de ferrocarril, nuevamente el Diario El Día, pero ahora también El Argentino, Crítica, etc. La policía estuvo ausente y, en algunos sitios, pasiva frente a la golpiza que recibieron estudiantes y ciudadanos que se negaban a vitorear a Perón. Al día siguiente, 18, la ciudad parecía bombardeada, y existía la amenaza de nuevas manifestaciones incluso más intensas. Los bares, confiterías, faroles, letreros, etc. destruidos ofrecían una imagen de terror frente a la ausencia policial. Cuando los sindicalistas de la carne, llegan del acto de la capital federal, encabezados por Cipriano Reyes y ven los destrozos, los atribuyen “a quienes no son trabajadores”, difícil de aceptar por algunos que manejaron la marcha sobre La Plata. No obstante el 19 de octubre volvió la calma, en parte por agotamiento de los manifestantes, y hacia las 22 horas, es decir 48 horas después reaparece la policía (mucho se analizó sobre el significado de este acontecimiento. Para Cipriano Reyes fue una revolución popular y pacífica latinoamericana y del mundo que sirvió para liberar a la república. Antes de las opiniones del resumen y las conclusiones de este trabajo, quisiera aclarar que no fue esto lo que ocurrió: no fue popular ni pacífica, ni del mundo y ni siquiera de Latinoamérica y tampoco liberó ni emancipó a los trabajadores. Según Daniel James, que interrogó a muchos participantes de los sucesos de La Plata como así también de otras ciudades, surge la idea que el relato de estos hechos fue olvidado y que solamente sobrevivió lo ocurrido en Plaza de Mayo. La marcha de los trabajadores que refrescaron sus pies en la fuente de la plaza en festejo pacífico de los allí concentrados y el discurso de Perón, da la impresión de cierto orden y que todo lo demás no ocurrió. Este relato es muy semejante a otros relatos peronistas desde el 45 a la fecha que recuerdan sólo lo bueno y olvidan mucho de lo malo (esto lo advertí en mi condición de alumno en ese entonces de la 33

carrera de medicina). Como por ejemplo lo dicho por Eva Perón en el discurso del 17 de octubre de 1949 cuando habla de Perón y dice: “que se asomó al balcón como un General, cuatro años antes a saludar a sus queridos descamisados retemplados en el trabajo de los talleres, fábricas y surcos en un clima de paz y justicia”. Es importante tener presente que el 17 de octubre se sintió más en ciertos lugares que en otros pero todo el país estaba informado de lo que ocurría en La Plata, Córdoba, Rosario y especialmente en Buenos Aires. Yo en una pequeña ciudad de Santa Fe, Rafaela, sólo hablaba con familiares y amigos y escuchaba la radio, sin embargo percibí la presencia de un sentimiento popular en el ambiente (por amenazas, gritos, festejos, pero no violencia ni vandalismo como en los centros antes mencionados). Recuerdo el discurso de Perón y unos años después siendo alumno de la UNLP, entendí un poco mejor esta gesta contada por peronistas y antiperonistas. Mi opinión es que el país en donde yo vivía desde que nací tenía virtudes y defectos, con ganadores y perdedores. Lo que ocurrió el 17 de octubre para mí fue: 1) Un cuestionamiento a la autoridad simbólica 2) Una liberación de la disciplina. 3) Una burla a los privilegios de los universitarios, de la cultura a la que muchos no podían acceder. En cuanto a los actos en sí, no creo en la espontaneidad de las masas, aquí claramente Cipriano Reyes y su grupo organizaron el movimiento aunque temiendo perder el control, también creo que Reyes no hizo nada sin el consentimiento de Perón, que en última instancia trabajó para que esto ocurriera. Es difícil saber hasta dónde podía imaginar las consecuencias de estos actos. En lo relativo al sindicalismo, no hay dudas sobre su control incluso con violencia en tiempos de Gay, que se opuso al manejo de la CGT por Perón y que fue desplazado o en la represión de las huelgas ferroviarias y metalúrgicas de los años ’50. La pérdida de la autonomía, ya sea con la intervención o la creación de sindicatos paralelos, que recibieron el aval oficial. Incluso después de la Revolución Libertadora, las 32 organizaciones democráticas –que se oponía a las 62 organizaciones peronistas- jugaron un papel importante en la política sindical argentina, con lo cual podemos decir que no es cierto que no hubo sindicalismo no peronista después de 1955, aunque el mito lo niegue diciendo que el sindicalismo es sólo posible con el peronismo (Doyon, James y Contreras). A todo esto, no cabe duda que desde de 1946 y hasta 1955, Perón logró diferentes grados de control del sindicalismo utilizado en su beneficio y no es cierto que fueron

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autónomos, se emanciparon o decidieron sobre su futuro. Este futuro, sus actos y sus planteos fueron manipulados por Perón aún después de 1955 Con respecto a los acontecimientos ocurridos donde nadie se ocupó por mantener el orden y proteger la propiedad tanto pública como privada, podemos decir que la policía, si estuvo, fue para proteger a los manifestantes, y su aparición a las 48 horas ocurrió cuando ya no era necesaria. Tampoco es creíble que los auténticos trabajadores, que luchan contra la explotación y mantienen sus propios sindicatos hubieran realizado una manifestación de estas características. Este acto fue una horda, un carnaval o una murga, como dice Daniel James; si bien el atentado y el saqueo no fueron generales, existió, generando miedo en la sociedad y pienso que éste fue un efecto deseado. Las expresiones populares adquieren muchas veces estas formas. De cualquier manera queda claro que existió cierta organización, aunque muchos defectos, además de conciencia de rebelión contra sus patrones del frigorífico, pero sin ninguna conciencia de clase, más allá de las especulaciones sobre la inexistencia de conflictos sobre capital y trabajo (humanizando al capital del peronismo). También fue una respuesta a la miseria, pobreza y explotación de que eran víctimas, con lo cual el apoyo a Perón, que los defendía, era absolutamente lógico. Por supuesto que ignoraban los planes de Perón y el papel que ellos jugaban en el poder que les confirieron. Este poder de Perón le permitió obtener el apoyo especialmente de las FF.AA. que eran hasta ese momento el máximo poder y satisfacer uno de los objetivos del GOU, que era evitar la desviación hacia el comunismo de los trabajadores, teniendo en cuenta la capacidad de Perón para manipularlos.

4.3.5. El origen del peronismo y su desarrollo (con Perón en el gobierno, con Perón exiliado y luego de la muerte de Perón)

En primer lugar nos ocuparemos de la postura política antes de 1946 de la clase trabajadora, que podríamos llamar régimen de orientación nacional y popular (y a lo que yo llamaría el peronismo antes de Perón) y vemos que mientras en Europa el movimiento obrero gira alrededor de la lucha de clases, en América latina está dirigido desde el estado, produciendo un movimiento popular y nacionalista como lo señalan Murmis y Portantiero al referirse al peronismo y al varguismo. Pero en América el movimiento obrero desde el siglo XIX era conducido por anarquistas y socialistas que organizaron sindicatos con dirigentes que tenían cierta conciencia de clase y que con el tiempo fueron llamados “viejos obreros” vinculados con la inmigración. Estos defendieron la causa de los trabajadores con mayor o menor injerencia política, pero si 35

bien pudieron mejorar las condiciones laborales como condiciones de trabajo, salarios, participación social, etc., no lograron formar parte del estado. Por otro lado existieron en las primeras décadas del siglo XX los obreros nuevos y campesinos que accedían a los alrededores de Buenos Aires, la llamada inmigración interna, que superó el millón de personas; estos habían sido muy explotados y no tenían ninguna conciencia de clase y eran material disponible para el trabajo y la política, y en ese sentido contribuyeron mucho a los movimientos populares. El interés de estos nuevos obreros es más por la ciudad que por el trabajo industrial y les preocupa más el salario que la pertenencia de clase; por otra parte están más expuestos a ser manipulados por líderes populistas que los viejos. Además algunos se interesan por el ascenso social individual subordinados a su líder. Los viejos defienden la autonomía obrera y los nuevos son manipulados y además éstos son organizados por el estado y no por los viejos obreros. Hacia 1944 Perón y Mercante aprovechando una de las divisiones de la CGT (la Nº 1 sindicalista con el 5 % y la Nº 2 socialista con el 95 % de los trabajadores), negocian con la Nº 1 lo que origina discusiones y peleas con la mayoritaria Nº 2 por su defensa del gobierno revolucionario y los beneficios económicos pero con pérdida de su autonomía. Rápidamente se invierte la relación del 5 y 95 % originario y la CGT Nº 1 pasa a ser mayoritaria mientras los socialistas deciden su apoyo político a la Unión Democrática antiperonista en tanto que la otra al partido Laborista, que empezaba a perder cada vez más su identidad ya que Perón fue eliminando a muchos viejos sindicalistas y otros políticos que querían conservar cierta autonomía e incluso alguno fue encarcelado, todo en sintonía con las propuestas originales del GOU a los que preocupaba mucho los movimientos de izquierda, lo mismo que a Perón. Mientras los gremios populistas laboristas, conducidos desde arriba por el estado enfrentan a los socialistas, el viejo partido Laborista pierde toda su identidad y autonomía dando lugar así el partido Justicialista. A los viejos sindicalistas no les quedó otro camino que aceptar el paternalismo de Perón (que es lo que hizo la mayoría) o la marginalidad y eventualmente la cárcel. Es decir que no cabe duda de la importancia que el sindicalismo y los trabajadores tuvieron en el origen del movimiento, tanto los nuevos como los viejos trabajadores; pero no debe olvidarse que ello se desarrolló en línea con los objetivos del GOU frente al temor al comunismo, recuerdo muy bien ese temor, se percibía en la sociedad y en mi escuela se me explicaba lo que representaba ese peligro. Con respecto al origen del movimiento con el que siempre insistió Perón -como antes lo había hecho Yrigoyen-, quedaría claro que la orientación no era ni de izquierda ni de derecha sino que primaría el pragmatismo. Quisiera aclarar, que en mi opinión, un movimiento implica debate y cierta horizontalidad, dos aspectos a los que el peronismo siempre se opuso. Basta con 36

leer algunos artículos del Estatuto Justicialista para comprobar su autoritarismo incluso algunos miembros del gobierno firmaron falsas confesiones, antes de asumir cargos, por delitos no cometidos a efectos de poder ser separados cuando caían en desgracia (ver fragmento de discurso de Eva cuando dice que les hará firmar un cheque en blanco por la lealtad a Perón). Perón en su discurso a la asamblea legislativa en 1950 estableció la obligatoriedad de la doctrina justicialista a todos los argentinos, esto quedó plasmado en 1949, que entre otras modificaciones introduciría la reelección por dos períodos consecutivos de 6 años. Mencionaremos también la estatización de la radiofonía privada con impedimentos para actuar a los opositores políticos para difundir sus discursos y los de su esposa a partir de 1947. A pesar de todo no logró imponer un totalitarismo como lo fueron el nazismo y el fascismo ya que no pudo doblegar a la iglesia y a parte de las FF.AA y a un importante sector del pueblo argentino que se le opuso aún ante la amenaza de cárcel o exilio. A pesar de una fuerte peronización en el ejército, la caída de su gobierno en el 55 produjo la proscripción real del peronismo. Debe recordarse que además del apoyo popular, su origen se remonta al propio ejército y al golpe militar del 4 de junio de 1943. Perón antes que nada fue militar, participó como golpista de Yrigoyen el 6/9/30, el 43 lo verá participar en otro golpe, sin contar con las conspiraciones posteriores contra Frondizi y el propio Illia.

4.3.6. El primer gobierno peronista

En 1946 Perón pasaba a ser el candidato de los pobres y trabajadores, éstos antes votaban a la UCR en la ciudad y a los Conservadores en el campo; ahora formarían parte del partido Justicialista que se opondría a la Unión Democrática (UD) y que incluía a la UCR, al Partido Demócrata Progresista (PDP), Partido Socialista (PS) y al Partido Comunista (PC). Los propios PS y PC enfrentaban a Perón. Frente al poder justicialista, convocado por el propio estado modernizado ya a partir de 1944, la masa penetra en la estructura del estado modificando ciertamente la idea original de Perón, pero con el liderazgo hegemónico de éste del que los trabajadores nunca podrán despegarse (esta situación es la que limita la legitimidad política del peronismo, lo mismo que había ocurrido antes con los conservadores). Así se llega a la elección de 1946 con el triunfo del peronismo por estrecho margen sobre la Unión Democrática, pero que dos años después con el voto femenino se iría ampliando. Podemos decir que el golpe de 1943, indudablemente, terminó rompiendo la hegemonía de la vieja oligarquía pero tuvo sus consecuencias. Se creó una enorme rivalidad en el pueblo por el peronismo gestado antes de 1946 y el antiperonismo, muy distinta a la anterior, donde la 37

clase media y algunos estratos ricos y también de pobres, se enfrentaron al peronismo tradicional (el de los trabajadores) pero también a la vieja clase dirigente que se hizo peronista para enriquecerse aún más. Las FF.AA. pasaron a ser mal vistas por los antiperonistas, y la relación de Perón con el clero fue ambigua, al principio armoniosa, y con el tiempo tormentosa. La oligarquía tradicional, sobre todo la agraria, que en general no era peronista, siguió enriqueciéndose. El Estatuto del Peón de Campo no la afectó y existieron algunas protestas por los impuestos, como antes había ocurrido con los conservadores, también con el Instituto Argentino Promoción del Intercambio (IAPI) y con la defensa de los arrendatarios rurales; en general la Sociedad Rural comandó los destinos de las otras organizaciones que adhirieron a ella (CARBAP, Federaciones y Confederaciones Rurales). Un poco más dura fue la situación con los empresarios industriales no peronistas, donde los sindicatos y los consejos de fábrica, complicaron la producción. Hubo más queja por la participación jerárquica de los obreros que por las conquistas económicas. No obstante debemos recordar la resistencia del sindicalismo de base (en la fábrica) frente a la burocracia sindical (desde arriba) como un verdadero conflicto interno sindical. La Unión Industrial Argentina (UIA) fue intervenida antes de 1946. Pese a todo en 1946 se inició una nueva etapa en la vida política argentina que modificará su destino hasta nuestros días. Esto puede ser visto de diferentes maneras, según las posiciones políticas. Como dije al principio, este país había sido líder en América latina (AL) por su cultura, educación, producción, etc., más allá de todas sus miserias (fundamentalmente por la falta de participación en el reparto de la riqueza) y a pesar de la ausencia de estadísticas. Lo que no está en discusión es que sobre esa base, la situación en 1946 era: 1) Un país rico económicamente, el propio Perón dijo y yo lo escuché, que había tanto oro en el Banco Central que no se podía caminar por sus pasillos. 2) El fin de la guerra hizo que Europa necesitara de nuestros productos, lo que incrementó nuestro comercio exterior e ingresos a pesar de los límites impuestos por el plan Marshall por la postura argentina pro-Eje durante la II GM. 3) Perón fue poseedor de una gran legitimidad para ejercer todo su proyecto y a nadie se le habría ocurrido golpear puertas de cuarteles ni nada por el estilo, con lo cual estaban sentadas las bases para entrar en el paraíso. Es indudable que frente a esta situación se pueden seguir varios caminos; el gobierno decidió mejorar las condiciones de trabajo, los ingresos, la obra pública y desarrollar alguna infraestructura como redes viales, escuelas, hoteles sindicales, hospitales, fábricas y emprendimientos militares, etc. Pero no se apuntó a la industria pesada o una exploración energética importante, a la investigación y en general a una cultura nacional política 38

democrática. Perón podría haber llevado adelante proyectos diversos y participado incluso con quienes no compartían su posición política, pero prefirió escuchar sólo a quienes le respondían políticamente. Persiguió a sus adversarios políticos y los encarceló, muchos se exiliaron y se rodeó de aduladores (nunca tuvo a su lado una persona con ideas propias, ni siquiera al Coronel Mercante y a Borlenghi, que al principio trabajaron con él pero de quienes se distanció después de 1951). Su principal punto de apoyo fue la CGT, organizada de arriba hacia abajo (situación no ideal), a Eva Perón (caja de resonancia de él mismo aunque para algunos una verdadera revolucionaria) y un grupo de dirigentes que aprovecharon la situación para beneficiarse. El peronismo creó muchas ilusiones y a pesar de la conquista de los trabajadores se generó un clima de enfrentamiento entre los argentinos. Una idea de revancha entre los que efectivamente habían sido explotados y que llevó a que se valorara más la autoridad del obrero frente al empresario que a la propia producción y al beneficio económico del trabajador. ¡Qué bueno hubiera sido una sociedad obrero/empresario que repartiera equitativamente las riquezas y que al mismo tiempo generara una clase dominante hegemónica que reemplazara a la vieja oligarquía agraria arcaica, que Perón intentó sin lograrlo! El propio Perón se preocupó por el culto a su persona y su perpetuidad en el poder cuidando que nadie se apropie de su lugar central; se rodeó de incapaces, persiguió a los que pudieron haberlo ayudado y fue usado por los que vía temor a los cambios o al propio comunismo se beneficiaron con sus negocios. En un análisis crítico debemos decir que Perón fue un pragmático e inteligente dirigente pero no un intelectual, a los que les tuvo en general poco aprecio. Pienso que entre sus errores fundamentales desde su época en el GOU fueron apostar a una futura III Guerra Mundial, no haber percibido los cambios dentro del mundo capitalista, que le impidió aprovechar adecuadamente el comercio exterior y la propia industrialización; tampoco creyó en el ocaso del RU y menos aún en el futuro liderazgo de EE.UU.; en materia política admiró a Mussolini y a muchos dictadores latinoamericanos contemporáneos, como Ströesner, Batista, Anastasio Somoza (invitado especialmente para el 17 de octubre de 1952 al asumir su segunda presidencia y aclamado por el pueblo en Plaza de Mayo. Fascista confeso, manifestado gracias a su conocimiento de la lengua italiana en su paso por el Pinerolo entre 1939-1941, admiraba la supresión de los partidos políticos, el poder de las corporaciones y la presencia del pueblo y las “masas”. Probablemente estos orígenes serían los que luego lo acercarán a la mafia italiana de Propaganda Due que culminará con la condecoración a Licio Gelli con la orden del General San Martín cuando asumió su tercera presidencia en 1973. Durante su gobierno la Argentina fue el refugio predilecto de nazis como Eichmann y Mengele 39

Mientras tanto al haberse consumido las reservas y al recuperarse Europa luego de la II Guerra Mundial, hacia 1951, comienza a surgir cierto malestar y se pasa del San Perón (“mañana no se trabaja”, generalmente el día después del 1º de mayo y del 17 de octubre) al “producir, producir y producir”, sumamente cuestionado por los trabajadores. Es decir que luego de un período de cinco años de bonanza social, hacia 1951 comienzan nuevamente los signos de malestar. Ya desde 1949, con la reforma de la Constitución, que más allá de legalizar los aspectos vinculados a las reformas sociales, no cabía ninguna duda que la verdadera intención de la misma tenía el objetivo de la reelección presidencial (la Constitución impedía la reelección inmediata, sólo podía lograrse después de un período de otro presidente como ocurrió con Hipólito Yrigoyen). Por supuesto que este aspecto de la reforma generó más anticuerpos en el medio país no peronista y cuando surgen los problemas económicos (desocupación, inflación, menor capacidad de consumo) se producen cuestionamientos al gobierno incluso de los sectores trabajadores. En 1951 se produce un intento de golpe de estado protagonizado por el General Francisco Menéndez -que fracasó. Perón aprovechó la oportunidad para hacer responsables del malestar argentino a grupos cívico militares que no se resignaban a sacrificar sus privilegios y como siempre lo había hecho va encontrando “culpables” a quienes amenaza por la grave situación en que se encuentra la economía, sin reconocer ni hacerse cargo de los errores cometidos. Es así como muchas figuras públicas políticas como Balbín, del arte, Osvaldo Pugliese y de las ciencias, investigadores, y algunos de ellos premios Nobel, como Houssay son perseguidos o encarcelados sin siquiera enterarse del porqué.6

6 "El día que se lancen a colgar, yo estaré del lado de los que cuelgan". (Perón, 2-8-46). "Entregaré unos metros de piola a cada descamisado y veremos quién cuelga a quién". (Perón, 13-8-46) "Con un fusil o con un cuchillo, a matar al que se encuentre". (Perón, 24-6-47). "Esa paz tengo que imponerla yo por la fuerza". (Perón. 23-8-47). "Levantaremos horcas en todo el país para colgar a los opositores". (Perón, 8-9-47). "Vamos a salir a la calle de una sola vez para que no vuelvan nunca más ni los hijos de ellos". (Perón, 8-6-51). "Vamos a tener que volver a la época de andar con alambre de fardo en el bolsillo". (16-4-53, horas antes del incendio de la Casa del Pueblo, la Casa Radical, la sede del Partido Demócrata Nacional y el Jockey Club). "Compañeros: cuando haya que quemar, voy a salir yo a la cabeza de ustedes a quemar. Pero entonces, si eso fuera necesario, la historia recordaría la más grande hoguera que haya encendido la humanidad hasta nuestros días. Los que creen que nos cansaremos se equivocan. Nosotros tenemos cuerda para 100 años". (7-5-53). "Se lo deja cesante y se lo exonera... por la simple causa de ser un hombre que no comparte las ideas del gobierno; eso es suficiente". "Aquel que en cualquier lugar intente alterar el orden contra las autoridades... puede ser muerto por cualquier argentino. Esta conducta que ha de seguir todo peronista no solamente va dirigida contra los que ejecutan, sino también contra los que conspiren o inciten". (Perón, 31-8-55). "Yo pido al pueblo que sea él también un custodio del orden. Si cree que lo puede hacer, que tome las medidas más violentas contra los alteradores del orden". (Perón, 31-8-55). Y cuando uno de los nuestros caiga, caerán cinco de ellos". (31-8-55). "Que sepan que esta lucha que iniciamos no ha de terminar hasta que no los hayamos aniquilado y aplastado". (31-8-55). "¡Ah... si yo hubiese previsto lo que iba a pasar... entonces sí: hubiera fusilado al medio millón, o a un 40

Nunca puede entender por qué Perón eligió este camino de, llamemos, “dictadura constitucional”, habiendo podido llevar adelante un republicanismo democrático ya que su autoridad reconocida en las urnas y la mayoría legislativa le permitían llevar a la práctica todas sus ideas. Hubo censura y de esto doy fe, porque una carta enviada a quinientos kilómetros de distancia dentro del país podía no llegar nunca, llegar un mes después o ser abierta. Se creó un verdadero régimen de terror no solamente en los empleos públicos del estado que eran para los afiliados al partido sino que los cargos ganados por concurso en las universidades fueron cuestionados y muchas veces desestimados. Ni que hablar que con la muerte de su esposa, era muy mal visto no llevar luto en la escuela, el trabajo público o la calle. Esto ocurrió en mi etapa de estudiante secundario en el interior de la provincia de Santa Fe. Todo esto es parte de un pequeño relato de hechos aunque tampoco nunca pude entender, la denominación de clubes, calles, avenidas hasta ciudades y provincias, llevaban el nombre de él o su esposa, por supuesto en vida de ambos. Este culto a la personalidad del líder o a su mujer sumado a las prácticas dictatoriales y antidemocráticas, enervaron al sector antiperonista.7 Medité alguna vez sobre lo malo que habían sido las postergaciones para los trabajadores y el sector subalterno durante al ciclo previo al peronismo, que en este momento podía entender con lo que ahora me estaba ocurriendo a mí que era un adolescente, que veía la persecución a amigos y familiares, algunos de ellos sindicalistas que no compartían los principios peronistas.

millón, si era necesario. Tal vez ahora eso se produzca". (Perón, 9-5-70). "¡Al enemigo, ni justicia!". (Memorando reservado "para el doctor Subiza". De su puño y letra, con triple subrayado). (Esta misma frase la vuelve a repetir desde el exterior en junio de 1972, y se difundió por televisión a todo el país los días 21 y 22-6-72). "Si yo tuviera 50 años menos, no sería incomprensible que anduviera ahora, colocando bombas o tomando la justicia por mi propia mano". (Perón, 30-12-72). "Los militares son todos unas bestias". (Perón, 5-2-73).

7 -Extractos de discursos de Eva Perón del 7/9/47 y 17/10/51: “Seremos implacables y fanáticas. No pedimos ni capacidad ni inteligencia. Aquí nadie es dueño de la verdad, nadie más que Perón, y antes de apoyar a un candidato –cualquiera sea su jerarquía- le exigiremos, le exigiremos… en blanco un cheque de lealtad a Perón, que llenaremos con su exterminio cuando no sea lo suficiente hombre para cumplirlo”. “Y ya estamos nuestros ejércitos civiles de mujeres adiestradas y adoctrinadas para enseñarle e inculcarle al niño que el alma de la patria antes que en las escuelas, lo forman las madres argentinas en la cuna que le enseñamos a quererlo a Perón antes que bendecir los nombres propios.” -Extracto de discurso de Perón el 17/10/51: “La escuela primaria constituye entonces el primer escalón de captación y de adoctrinamiento de la futura ciudadanía. Esta exigencia impone a preceptores, maestros y profesores una profunda identificación ideológica de los postulados de la doctrina. Los directores de las grandes reparticiones serán responsables de la identificación ideológica de los agentes de su dependencia a fin de eliminar de ella a los funcionarios que no estén plenamente identificados con el gobierno, con la doctrina y el gobierno justicialista…” “No se necesita libertad política, ahora se necesita libertad para trabajar por el país. Ninguna libertad política. Es eso somos tiranos y dictadores.” 41

Lo cierto es que el peronismo logró la reelección para el período 1952-1958 con la fórmula Perón-Quijano (ya que Eva Perón había renunciado a su candidatura a vicepresidente por su enfermedad). Pero nada será igual a 1946; se habían dilapidado los ahorros de gobiernos anteriores y Europa no nos necesitaba como en los años de la posguerra; el país no había tenido una revolución industrial, y no existió competitividad para exportar, no se entendió hacia dónde iba el capitalismo y Perón siempre especuló con una tercera guerra mundial, que sin duda lo hubiera ayudado. Tampoco habíamos generado reservas energéticas y el propio Perón empezaba a hablar de recurrir a contratos con empresas extranjeras y préstamos externos, deteniéndose al mismo tiempo, en buena medida la obra pública. Se comenzó a percibir un malestar en la sociedad, hubo protestas obreras, a pesar del control del gobierno sobre la CGT; en materia política, la censura y persecución a políticos, periodistas y personalidades públicas que no adherían al gobierno se hicieron más intensas. Muchos sectores sociales cuestionaban al gobierno y a la propia figura del presidente; un sector muy importante de la iglesia católica, la Acción Católica Argentina (ACA) y la dirigencia eclesiástica especialmente, que con el tiempo se hizo cada vez más profunda y terminaron con la reacción del gobierno y fuerzas de extrema derecha que adherían a Perón, la Alianza Libertadora Nacionalista que culminó con la quema de las iglesias poco antes de 1955. Las mismas masas que salieron a “romper todo” para defender a Perón el 17 de octubre, ahora, sin la protección que tuvieron antes y la negativa de Perón (con poco espíritu de lucha) a que dieran “la vida por Perón” terminó con una ilusión de más de diez años. Es cierto que Perón era consciente de la gravedad social a la que se había llegado y muchos pensamos que este final fue lo mejor para él, ya que de no haberse dado ese golpe el desenlace pudo haber sido otro (baste recordar el final de otros líderes latinoamericanos). Pero el pueblo trabajador que creyó en Perón sufrió una profunda frustración y soy consciente del dolor de muchos conocidos, amigos y familiares que adhirieron a la causa peronista y no se preguntaron ciertas cosas ante todo lo que tuvo de malo ese régimen.

4.3.7. El peronismo con Perón en el exilio

Los contras festejaron el golpe de estado sin preguntarse tampoco demasiado sobre lo que vendría y esto siguió profundizando las diferencias entre los argentinos. Los primeros meses después del golpe de estado llevaron a Perón a deambular entre una cañonera paraguaya, Venezuela, Panamá, República Dominicana y finalmente España, donde fue encontrando muchos amigos dictadores que lo ayudaron. Al cabo de unos años, a pesar de su compromiso de no participar en política, encontró apoyo con el dictador General Franco que le permitió actuar

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en política desde España. Mientras tanto continuaba en el tobogán y los trabajadores rescataban lo bueno que había tenido el peronismo para ellos y pasaron a olvidarse de todo lo malo. Es así como el discurso peronista posterior a 1955 habla de los años dorados del primer gobierno y hasta parecen convencerse de que Perón fue un demócrata republicano, que discutió planes y proyectos con la oposición y que no se practicó el culto a la personalidad; y que los cambios sociales fueron tales que el reparto de la riqueza fue equitativo y olvidan a los que se enriquecieron con Perón, algunos ya muy ricos de antes. Pareciera que Perón produjo una revolución social y todo cambió pero que los malos trataron contra su voluntad para que todo volviera a ser como antes del ’46 (esta misma estrategia fue usada por otros gobernantes posteriores). Frente a esta realidad, otra vez, el abanderado de la lucha revolucionaria por los pobres y los trabajadores empieza a manejar y gobernar a los muñecos desde España; esto ocurrió con Frondizi que debió firmar un pacto con Perón y que luego fue desautorizado por él mismo alentando su destitución. Lo mismo ocurrió con el gobierno más honesto y capaz del siglo XX, del radical Arturo Illia, a quien el ejército y otro dictador como Onganía, alentados por Perón desde España y el sindicalista Vandor, lo destituyen con el argumento de que era demasiado lento, al mismo tiempo estas situaciones alientan a Perón para volver a la Argentina para arreglar el “desastre” que se produjo en el país debido a su destitución. Claro que para eso necesitaba apelar a recursos no practicados antes, debido a que el ejército, que siempre fue peronista, tenía otra visión del mundo. Mientras tanto la caída del peronismo produjo la paradoja de tener que combatir a la antidemocracia peronista con su proscripción, es decir con otra práctica antidemocrática. En líneas generales se continúa con un estado sobredimensionado y con los militares controlando a los sucesivos gobiernos débiles (digamos que se entregaba el gobierno pero no el poder). Hubo también poder sindical pero con menor influencia de Perón. Recién se pudo salir de este ciclo signado por la proscripción peronista impuesto por las FF.AA. y desde España fogoneado por Perón, en 1973 cuando los militares otra vez con un país convulsionado, especialmente después del Cordobazo, y con Perón alentando a la izquierda y al fantasma del comunismo, ahora con la URSS apoyando a movimientos revolucionarios de América latina, especialmente luego de Cuba 1959, y como ocurrió en 1945, nuevamente Perón surge como el salvador del desastre, que en buena medida él mismo había generado. Pero la participación de Perón fuera del gobierno y en el exilio comienza ya en tiempos de la Revolución Libertadora (1955-1958) cuando alienta la proscripción electoral en la elección para convencionales de la reforma constitucional, consiguiendo con el voto en blanco una abrumadora mayoría por sobre los demás partidos políticos. Queda claro de esta manera que su popularidad no ofrecía dudas dado que los trabajadores sólo recordaban lo bueno del principio y olvidaron todo lo malo del final, que debió ser pagado por la Revolución Libertadora. 43

Hacia fines de 1957 se plantea el regreso a la normalidad constitucional; frente a la proscripción del peronismo, la UCR con sus líderes, Balbín y Frondizi, fórmula que había competido contra Perón/Quijano, el PDP con Luciano Molina, el Partido Conservador con Vicente Solano , entre otros, comienzan su campaña política para el año siguiente. Ante el resultado ya mencionado de la elección para constituyentes de 1957, Frondizi plantea un acercamiento al peronismo que es rechazado por el sector liderado por Ricardo Balbín que se niega a negociar con esa fuerza. Esto genera una escisión dentro del partido, que en adelante tendrá el sector de la UCR del Pueblo por un lado y la UCR Intransigente liderada por Frondizi. tiene entre sus antecedentes haber defendido a los presos políticos en la época conservadora. Salvó su vida en un mitin donde se cuestionaba la firma del tratado de la compañía de luz CADE, citado cuando hablamos de Marcelo T. de Alvear en 1936, entonces tenía 28 años. En 1943 propuso un replanteo a la UCR con la declaración de Avellaneda aprobada en 1945, en 1946 fue diputado nacional por la UCR, pasando a comandar la línea interna de intransigencia y renovación (MIR). En el 1951 fue compañero de fórmula de Balbín. En 1954, presidente del comité nacional de la UCR, publicando ese año su libro Política y Petróleo, donde propone el monopolio de YPF y se posiciona políticamente en el país contra los contratos petroleros que amenazaba firmar Perón con la Standard Oil. En el golpe de estado de junio de 1955, termina preso por conspirador (mientras la UCR es pieza clave en el conflicto cívico-militar). La quema de las iglesias y la posterior apertura de los medios de comunicación, que hasta entonces habían estado prohibidos, permitió que Frondizi hablara al país por LRA Radio del Estado; lo mismo hicieron Solano Lima y Luciano Molina. La UCR y el PS apoyaron el golpe de estado de la RL e integraron el comité consultivo. Frondizi, que ya había tomado conciencia de la importancia que Perón y el “movimiento” continuaban teniendo, decide enviar a Rogelio Frigerio a negociar con Perón a Caracas, uno de sus lugares de exilio, donde se le ofrece un programa pro peronista a cambio del voto en blanco. Tiempo después la fórmula Frondizi/Gómez gana claramente las elecciones para el período 58/64, desapareciendo el voto en blanco. Inmediatamente Frondizi renuncia a la UCRI, declara una amnistía a presos políticos y sanciona la ley de Asociaciones Profesionales, beneficiando a gremios peronistas. Tengo toda la impresión de que la verdadera ambición de Frondizi era heredar el movimiento peronista. La iglesia logró la ley de enseñanza libre (podía dar títulos universitarios y recibir subsidios del estado), esto lo enfrentó a los universitarios, incluso a su propio hermano, rector de la Universidad de Buenos Aires (UBA) que queríamos enseñanza laica. Mientras tanto su acercamiento al peronismo le valió reiterados planteos de la FF.AA. En un momento culpó al 44

vicepresidente Gómez de sus desaciertos exigiéndole la renuncia con lo que creaba una amenaza de eventual acefalía si debía irse del gobierno. En 1959 fue a EE.UU. y expuso su programa y como resultado de ello firmó contratos petroleros que obtuvieron todo tipo de prebendas, contradiciendo todo lo expuesto en Política y Petróleo y así fue cercándose solo; por un lado estaba presionado por las FF.AA. que los veían populista y ambicioso y por el peronismo que no lo aceptaba por no haber cumplido con todas sus promesas a Perón. Para compensar cambió a Frigerio por Alsogaray en el Ministerio de Economía, que impone un plan ortodoxo: devaluación, caída de los salarios, caída del consumo, menos industrialización y apertura a las importaciones con la consigna “hay que pasar el invierno”. En las elecciones de 1960, en las que sólo tiene el 20 % de los votos, reaparece el voto en blanco peronista; se rompe el pacto y crea el Plan CONINTES (represión de Estado)8. En el Congreso de la OEA en Uruguay propone la autodeterminación de los pueblos y luego de éste recibe a Ernesto “Che” Guevara en Olivos, que había estado en el mismo congreso. Al día siguiente el ejército pide cambios en la política ante Cuba, finalmente rompe relaciones con este país (lo que le permite sobrevivir un poco más). Durante el año 61 renuncia Alsogaray ante la presión popular y de esta manera se llega a las elecciones de 1962 con un gobierno totalmente debilitado. En diez de catorce provincias gana el peronismo (incluido Buenos Aires, que es intervenida). Se agudizan los problemas sociales, aquí el peronismo fue determinante y Frondizi debe renunciar el 29 de marzo de 1962, es llevado a Martín García y lo sucede en el cargo José María Guido, presidente del senado. Frondizi, en el futuro al ser liberado formará un nuevo partido el Movimiento de Integración y Desarrollo (MID). Sobre el Pacto Perón/Frondizi: podemos decir que fue exitoso ya que a Frondizi le permitió ganar las elecciones de 1958, pero al mismo tiempo no pudo mantener el equilibrio y terminó siendo un títere. Fue aún más exitoso para Perón, que recuperó el primer plano después de 1955 como si el país hubiese estado floreciente y los malos lo expulsaron del gobierno. Mucho se dijo sobre el pacto, como si hubo firmas, grabaciones, boca a boca, pero no hay dudas de que existió siendo los principales acuerdos:  Restaurar sindicatos y CGT a sus legítimos representantes  Legalizar el partido peronista

8 Conmoción Interna del Estado, fue el nombre que recibió un régimen represivo aplicado en Argentina, creado secretamente durante la presidencia de Arturo Frondizi el 14 de noviembre de 1958 y que se mantuvo vigente hasta el 1 de agosto de 1961, cuyo objetivo era poner fin a una serie de protestas

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 Reconocimiento de los bienes de Perón, además de otros once puntos, catorce en total. Se dijo que Perón recibió quinientos mil dólares por la firma de este pacto, cuestión que no se pudo comprobar. Este arreglo no hizo más que demostrar la participación de Perón en la política argentina que, de haber sido exitoso, habría sido por la capacidad de Perón y el fracaso atribuido a la incapacidad de sus títeres. Fue muy grande la incapacidad de Frondizi, más allá de la ambición de ambos, aunque lo peor fue el gran daño hecho al pueblo argentino, especialmente a los que no tuvimos nada que ver con el peronismo, la UCR y la UCRI. La presidencia de Guido fue una formalidad que completaba el mandato de Frondizi y en julio de 1963 comienzan los preparativos para el próximo período de gobierno (1964-1970). La realidad demostraba una gran división de las FF.AA., proscripción del peronismo y hostigamiento sindical. En abril había existido un enfrentamiento dentro de ejército, entre Azules y Colorados. También estaba dividido el sindicalismo con los leales a Perón y los que proponían un peronismo sin Perón, como era el caso de Vandor. En estas condiciones llega al poder Arturo U. Illia con menos de 25 % de los votos, que le daba una obvia ilegitimidad política. Podríamos decir que Illia hizo todo bien: anuló los contratos de Frondizi, enfrentó a las empresas de EE.UU. con la ley de medicamentos con su ministro de salud pública Oñativia, levantó la proscripción del peronismo y PBI del país creció a un ritmo pocas veces visto y como si eso fuera poco fue el gobierno menos corrupto de la historia, por lo menos posterior a 1946. Perón desde el exilio y los peronistas desde adentro torpedearon todas sus iniciativas. Hubo huelgas, movilización, toma de fábricas y fue ridiculizado con la lentitud (tiraban tortugas frente a la Casa Rosada). Visto desde el presente, ¡qué contraste de velocidad y corrupción con los últimos gobiernos peronistas! Perón tuvo un intento para regresar a la Argentina desde España, pero fue detenido en Río de Janeiro en un arreglo entre militares de ambos países; esto le costó la vida a Vandor y algún tiempo después el cargo al presidente Illia (los “iluminados” militares, encabezados por el General Julio Alsogaray haciendo uso de su poder al mismo tiempo de su poca inteligencia, lo destituyeron el 28 de junio de 1966. El General Onganía, que lo sucedió, había defendido al peronismo como miembro del grupo Azul, cuyos miembros eran más profesionalistas, además de cristianos y nacionalistas, que el grupo de los colorados, que pensaban que el peronismo era un movimiento afín al PC, lo que demuestra la evidente confusión de los militares, en cuyas manos pasamos a estar durante siete años. Los azules veían al peronismo mejor ubicado y para ellos era la salvación frente al comunismo como lo había sido en el pasado. 46

Onganía con Krieger Vasena como ministro de economía, revocó todas las medidas nacionalistas de Illia y benefició a los grandes capitales y a las multinacionales. Se limitó el derecho de huelga. Intentó revocar la reforma universitaria, que terminó en la “noche de los bastones largos”, donde muchos intelectuales abandonaron el país. Hubo censura artística y el 25 de mayo de 1969 tuvo lugar la reacción popular más importante contra su gobierno: el Cordobazo. Esto dio lugar a sucesivas revueltas populares que sin duda fueron la causa de la caída de su gobierno. Fue sucedido por otro militar tan ineficiente e incapaz como él, el General Roberto Marcelo Levingston, considerado un genio en su lucha contra la guerrilla en la Escuela de las Américas y poco tiempo después por Alejandro Agustín Lanusse, que a pesar de negar su peronismo y frente al miedo, otra vez, al comunismo más el enfrentamiento que el gobierno mantenía con movimientos armados irregulares, no encontró otro camino que volver a Perón para que nos proteja contra ese flagelo. Perón, muy hábilmente como ocurrió entre 1943 y 1946, conociendo a sus pares, había alentado a los jóvenes militantes de izquierda para crear el clima adecuado y llegar luego para pacificar y frenar el desorden como había ocurrido el 17 de octubre de 1945. En este clima se llega al retorno del líder, en setiembre de 1973. Por otro lado diremos que Lanusse intentó cerrarle los caminos a Perón para volver a la presidencia, con leyes que obligaban a los candidatos a estar viviendo en el país seis meses antes de las elecciones; seguramente estaba en su ánimo hacerle pagar los costos sociales de los enfrentamientos de los distintos grupos peronistas. Pero Perón no vino y eligió a otro títere, que era su representante personal, Héctor Cámpora, que fue el que terminó ganando las elecciones, lógicamente. De manera que el retorno de Perón se produjo casi dieciocho años después de la RL, el 20 de junio de 1973 El regreso iba a tener lugar en Ezeiza y se esperaba al Jefe con un acto cercano al aeropuerto; pero esto nunca ocurrió ya que antes de la llegada de la aeronave comenzó un enfrentamiento armado entre grupos peronistas de izquierda y de derecha, ambos alentados por Perón, dado que los dos querían ser más peronistas que Perón, e imponer su verdad. Un grupo cercano a Cámpora, la llamada izquierda, ya había comenzado a pedir en su asunción en la Plaza de Mayo, la “patria socialista” junto a camaradas cubanos y el otro que era supuestamente de derecha (sindical) y pretendían solamente la vuelta de Perón para volver al primer peronismo. Obviamente que entre las armas y las personas actuantes (Verbitsky, Favio, Nell, Rucci, Miguel, Abal Medina, Norma Kennedy, Osinde, para nombrar solo algunos), todo terminó en una masacre y el valiente General se dirigió hacia el aeropuerto del Palomar. Más tarde, a la noche y al reparo, se dirigió al país diciendo que venía a pacificar (parece olvidar, como siempre lo hace el peronismo, lo que antes había sembrado). 47

Poco después el servilismo de Cámpora lo llevó a renunciar, y luego de que diversos personajes ocuparan su cargo, se llamó a elecciones, y obviamente el General ganó estas elecciones. Pero los tiempos habían cambiado y él también ya que no tenía nada que ver con el del período 1946-1955, se hizo amigo de sus adversarios, hasta se habló de una fórmula Perón/Balbín; parecía un verdadero león desdentado o un abuelito venerable. No obstante, desautorizó públicamente a la izquierda el 1 de mayo de 1974 a los que calificó de “imberbes” e incluso los expulsó de la Plaza de Mayo, manteniendo su coherencia como líder de derecha, amante del poder, de las masas, las corporaciones, etc. Con respecto a esos grupos de izquierda, es bien sabido cómo fueron arengados por Perón, convencido de que los controlaría en el futuro pero ellos fingieron creerle pensando que lo controlarían a él. Recuerdo en épocas del Cordobazo haber asistido a una reunión de “revolucionarios” donde me explicaron algunos militantes, que actuaban en el Uruguay con el grupo Tupamaru, que la idea era producir en la Argentina una revolución socialista, pregunté cómo se haría y me dijeron que desde dentro del peronismo teniendo en cuenta su carácter popular. Como observación dije “Cuidado, que Perón no es ni revolucionario ni socialista, más vale es un fascista” y me respondieron que eso era una estrategia ya que el peronismo era un movimiento nacido en el pueblo y debía ser aprovechado. Demás está decir que no me convencieron, y mi tristeza fue mayúscula, pues estos muchachos luego tomaron las armas y uno de ellos, con el que hablé, pocos años después, fue muerto en acción. Por otro lado, en un primer momento la situación económica mejoró con su ministro Ber Gelbard, pero a fines del 1973 reaparece la inflación y la crisis del petróleo llevan a un malestar general que no pudo conformar a los representantes de la CGT. Se le presentaron diferentes planteos y en un momento amenazó con renunciar. Como dijimos, el 1 de mayo de 1974, fue una de sus últimas apariciones en público para recibir las vivas de sus simpatizantes que según él era la más maravillosa música, “la voz del pueblo argentino”. Así termina su historia con un sector del pueblo argentino que lo sublimiza por su defensa de los trabajadores, que fue genuina, pero no cambió demasiado el perfil de las disputas obreras hasta ese momento, ni tampoco se interesó demasiado por el papel que Perón tuvo en los errores cometidos. No tuvo en cuenta la desunión que creó en el pueblo ni su actitud antidemocrática, tanto en el período 1945-1955 sino inclusive su accionar dese el 1955-1974 y menos aún la herencia que nos dejó: Isabelita, López Rega y la Triple A.

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4.3.8. El peronismo luego de la muerte de Perón

Siempre me pregunté para qué volvió después de dieciocho años de misivas desde España (¿sería porque se terminaba el franquismo o quizás porque quería morir en la Argentina y sobre todo recibir los honores que recibió después de muerto, hasta un homenaje de Balbín?) No creo que hubiese pensado que iban a robarle las manos a su cadáver. Estoy convencido que este culto post-mortem a su persona es lo que más hubiese valorado. Los viejos sindicalistas y más aún los nuevos (los de la migración interna) recuerdan a Perón como un abanderado de los humildes y del pueblo trabajador. Los imberbes supieron aguantar los malos tratos y tuvieron su premio, pero con la generación que los sucedió, de apellidos ilustres de la época camporista, aparecieron en el gobierno luego del año 2000. Los opositores históricos tuvieron comportamientos variados, los radicales presentaron una vena más peronista que lo habitual (los radicales K, entre otros), sin olvidar a Frondizi que había quedado atrás; los viejos conservadores siempre estuvieron cerca del peronismo y los negocios, baste recordar a Solano Lima y recientemente a Boudou de la UCD. Lo que siempre me resultó decepcionante fue la izquierda argentina. Por un lado mis maestros en la universidad siempre miraron al pueblo como inculto y del cual estaban demasiado distantes, esto seguramente lo sabía Perón y lo aprovechó; creo que fueron sobrevalorados como un “peligro” comunista en el país; por fuera de ellos, el sector universitario revolucionario de los ’70, creo, equivocó el camino y viendo lo que ocurrió después, demuestra que de revolucionarios en cuanto a cambios sociales, no tenían idea de lo que eso significaba. Para muchos el peronismo oscila entre el fascismo y el bonapartismo, y como fue dicho más arriba, repitiendo a Yrigoyen, decía ser el creador de un movimiento y no de un partido político donde se representaban los intereses sociales, populares y no de la politiquería y se estaba con él o se estaba en su contra y así surgen las antinomias: patria-antipatria, pueblo- oligarquía, nación-imperialismo, ellos y nosotros, etc. Con el tiempo el peronismo tuvo que aceptar a la oposición y tratar de entender la democracia aunque algunos vicios lo llevaron a continuar con la verticalidad, la falta de debate interno y un relato cargado de mistificación y elogios para su líder, que no dejó, según él, más herederos que el “pueblo argentino” como lo dijo en su último discurso en 1974. Pero este triste final no es peor que lo que siguió con María Estela Martínez de Perón (Isabel) y su destitución, después de avalar el aniquilamiento de los grupos armados que el General había alentado desde el exterior cuando el país en algunas ocasiones intentaba salir adelante (baste recordar a Frondizi y a Illia). Su desinterés por el buen funcionamiento del país fue mayor que su aspiración de retornar para sentirse el dueño de un culto a su persona, que arrastró en su vejez a algunos opositores como fue el caso de Ricardo Balbín, realizando un 49

triste papel con un discurso pronunciado durante el velatorio de Perón, supuestamente para evitar más desencuentros. Su entierro fue seguramente tan importante como los de Yrigoyen y Gardel y quién sabe cuántos más habrá en el futuro en esta “pobre patria mía” como diría Belgrano, donde los muertos son más importantes que los vivos. Lo cierto es que lo que ocurrió después no fue mejor, renunciante Isabel y previamente López Rega, se hacen cargo del gobierno a través de un golpe de estado y por las armas, las FF.AA para salvar al país (24 de marzo de 1976), tan irresponsables como había ocurrido en ocasiones anteriores, pero no sólo irresponsables sino asesinos y ladrones. Y los tristes finales se repiten como otras veces. El período que se inicia a partir de 1976 es uno de los más conocidos por la sociedad actual y sobre todo la juventud y estudiantes de la facultad, de manera que sólo mencionaré lo que resultó más significativo para nuestro país. El 24 de marzo de 1976 nuevamente se pone fin a un gobierno constitucional y a un período de la historia, se abre, según decían, una etapa distinta para organizar social y económicamente al país y a restituir el principio de autoridad. Ya a mediados de 1975, el enfrentamiento de Isabel con los militares hace inminente el golpe de estado a pesar de firmar el decreto de aniquilamiento de las fuerzas insurgentes9. Por otra parte, la incapacidad del gobierno era muy preocupante para la población por la violencia política y el vacío de poder con un absoluto descontrol institucional. De tal modo que la llegada del golpe fue recibida por la población con cierta tranquilidad. Pero algunas medidas comenzaron a preocupar (como la pena de muerte y consejos de guerra con la ley 21.264); estado de sitio, leyes discrecionales (detenciones, cesantías) y allí comienza el verdadero y conocido calvario de la Argentina toda. La supresión de los derechos humanos entre el 1976 y 1983 fue parte de un plan de represión sistemática decidido por la cúpula cívico-militar, llamado Proceso de Reorganización Nacional: violencia indiscriminada, interrogatorios, represión, persecución y tortura, exterminio y desaparición de personas y de cadáveres, manipulación de información y otras formas de terrorismo de estado nunca antes visto, formaban parte de una organización centralizada y estructurada. Fue lo que se llamó una guerra sucia con informalidad en el enfrentamiento militar (desligado de la sociedad civil) donde fueron atacadas no sólo la guerrilla sino la propia sociedad civil, aunque no fue considerada una verdadera guerra civil. Participaron las tres FF.AA. en su conjunto, la policía y organizaciones sociales (miembros de diversos organismos,

9 El Decreto 261/75 del 5 de febrero de ese año ordena al ejército aniquilar el accionar de los elementos subversivos en Tucumán y después en todo el país (algunos otros decretos fueron firmados por Ítalo Luder, que reemplazó a Isabel en la presidencia con licencia por enfermedad). Además se dispuso la zonificación militar y estructuró el esquema militar. El aniquilamiento estuvo dirigido a las personas y no a la estructura y accionar de la insurgencia.

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algunas empresas multinacionales, médicos, sacerdotes, etc.). Se calcula que alrededor de mil doscientas personas fueron las autoras de los crímenes de lesa humanidad que actuaron en las cinco zonas en las que dividieron al país. En una interpretación personal sobre todo este período, el más nefasto en nuestra historia, creo que se deberían considerar tres hechos relevantes: 1. En primer lugar, el objetivo central de derrotar a la guerrilla, que se logró, aunque esto costara la vida de muchos inocentes, donde los actores en nombre del estado violaban domicilios, personas, robaban bienes materiales y se apropiaban de niños recién nacidos, muchos de los cuales, se calcula que alrededor de cuatrocientos, hoy en día viven este drama más allá que más de cien personas han recuperado su identidad. 2. El plan económico de J.A. Martínez de Hoz llevado adelante creó una dependencia económica argentina difícil de revertir, pues se desindustrializó y endeudó al país (la deuda externa creció cinco veces) y lo ató al pago de intereses que limitaron su desarrollo histórico. La famosa tablita permitió un verdadero vaciamiento del país. Además creó las condiciones para las privatizaciones que los militares no pudieron concretar pero sí lo realizó otro peronista: el neoliberal . Muchas personas piensan que todo el Proceso de Reorganización Nacional tuvo como objetivo la instalación de este plan mientras los ciudadanos se preocupaban por sus vidas y la de sus familiares. 3. Y por último la Guerra de Malvinas como un acto desesperado donde un grupo de trasnochados dentro las FF.AA. intentó, con el propósito de salvar al Proceso y simpatizantes de adentro y de afuera, jugó con un sentimiento nacional. Pero es bien sabido, el resultado de esta guerra inventada por incapaces y cobardes, no sólo huyeron cuando llegó el momento de combatir, sino que se preocuparon más por salvar su honor (que nunca podrán tener) en vez de hacer aquello para lo que se suponía que estaban preparados. No obstante creo que este lamentable período ha servido para unir al pueblo frente al accionar de las FF.AA. que han perdido el protagonismo que supieron tener por más de cien años y que las subordinaron al poder civil. En esta ocasión, al revés de los golpes anteriores, fue el gobierno civil el que resolvió la crisis desencadenada por los militares y la llegada del presidente Alfonsín, devolvió en parte la esperanza de tiempos mejores.

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4.4. Segundo Subperíodo democrático

Para empezar el gobierno constitucional del 10 de diciembre de 1983 llevó adelante el juicio a las Juntas, que terminó con la condena de los principales responsables de estos crímenes de lesa humanidad, pero no de todos y que puso término a la política pendular de los militares que entregaban periódicamente el gobierno pero conservando el poder, condicionando la práctica democrática (por lo menos es lo que esperamos). Más allá de lo discutido que pueda resultar todo tipo de análisis de hechos recientes, creo que la consideración de los gobiernos de los últimos treinta años, podría ser cuestionada en el futuro; de manera que sólo voy a opinar por los resultados que nos permiten analizar las estadísticas disponibles. Es cierto que nuestro país es un ejemplo de ausencia de estadísticas y las pocas que hay son recientes y algunas falsas como las del Instituto Nacional de Estadística y Censo (INDEC) 2011/2015 pero trataré de acercarme lo más posible a la verdad con los datos más actuales. Según el observatorio social de la UCA, cuyos datos se empiezan a conocer después del 2010, tenemos dos millones trecientos mil indigentes (7 % de la población) y un índice de pobreza del 29 %, doce millones de habitantes, (en el 2010 era solo del 24,7%, ascendiendo en el 2016 a 32 %). Por datos obtenidos menos tecnológicos que los actuales, en 1993 la pobreza era del 16,8 %. En un trabajo de Margarita Stolbizer de hace cuarenta años, se dice que la pobreza era del 5 % y el índice de desempleo del 3 %. En cuanto a la desocupación, el actual índice oscila entre el 9,5 y el 10 % con mayor caída de los empleos de calidad (y en los sectores pobres es superior al 14 %); se calcula que de dieciocho millones de población económicamente activa (PEA), hay un millón setecientos ochenta y dos mil desocupados. El subempleo, entre inestable o precario, es del 18 %. Si bien es difícil obtener datos exactos, ya que antes del 2003 prácticamente no hay datos técnicos aceptables y los diversos organismos (INDEC, UCA, ICEFA, CTA, etc.) tienen distintos métodos y fechas de comparaciones, no hay dudas que la indigencia, la pobreza y la desocupación han crecido exponencialmente en los últimos treinta y cuatro años del período democrático sin golpes de estado. Es bien sabida la privación injusta del desarrollo de las capacidades humanas, que viola derechos reconocidos y elimina la igualdad de oportunidades de los ciudadanos con la consiguiente degradación de la democracia, y el fracaso de los gobiernos en sus prácticas político-económicas para reducir las desigualdades que las reproduce. En cuanto al analfabetismo que en 1869 era del 70 % fue descendiendo al 50 % en 1900, a 20 % en 1920 y hacia los 80 rondaba el 4 %. Hoy claramente ha aumentado, sin contar las crecientes dificultades que han surgido en el aprendizaje, además de la repitencia y el 52

abandono de la escuela primaria, más del 60 % no alcanza el nivel medio y hay atraso en el aprendizaje y los contenidos. También sabemos hoy cómo afecta este flagelo al desarrollo social, cultural y tecnológico además del trabajo y la integración social, donde la educación no sólo debe ser un objetivo sino un medio para fines sociales más elevados, pues no es suficiente saber leer y escribir como se decía en los 60 (Congreso Pedagógico de Montreal). La lectura, la escritura, la comprensión de textos y completar el ciclo educativo no debe estar en discusión. El analfabetismo desgasta social y culturalmente al hombre, con desconocimiento masivo de la historia, generando restricciones témporo-espaciales con menores saberes básicos en la sociedad. De modo que el subdesarrollo, el aumento de la pobreza, ausencia total del estado, el ya mencionado analfabetismo y la marginalidad de la indigencia social junto al incremento de la inseguridad, el tráfico, elaboración y consumo de drogas (con complicidad de gobernantes, jueces y fuerzas de seguridad) y el deplorable estado de la salud y administración públicas, el impresionante crecimiento de la corrupción y la falta de justicia ordinaria y otra vez un largo etc., alimentan mi poca esperanza en nuestro futuro, a pesar de la alternancia de los partidos políticos en el gobierno. Como me lo planteé al principio, se supone que a los ochenta años, uno debería tener experiencia y podría aconsejar a sus discípulos, nietos y a los jóvenes en general. Pienso que cuando una sociedad no funciona, tenemos como alternativa emigrar, intentar mejorarla o adaptarnos. Adaptarnos significa aceptar todas las irregularidades, ilegalidades y desajustes, que son justamente lo que más me preocupa y a mí me ha tocado siempre tener que adaptarme (por razones muchas veces ajenas a mi voluntad); y creo que esto es lo último que debería aconsejar a cualquiera. Emigrar es otra posibilidad (hoy el mundo se ha achicado con el avance de las comunicaciones, etc.) y pensar en el desarrollo de nuestras capacidades, si aquí no podemos lograrlo, es una alternativa. Todo esto que escribí hasta ahora, lo hice para hablar de lo otro: del intento de cambiar para revertir este presente y vivir en una sociedad más armónica y equitativa. Esto me preocupa por el grado de deterioro de las instituciones y la falta de voluntad para un verdadero cambio, dando la sensación de que la mayoría de nuestro pueblo no desea seguir este camino. No es este mi deseo y soy consciente de que todo puede mejorar y que además sigue dependiendo de nosotros.

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5. Conclusiones

Comenzaré por analizar el concepto de crisis (título de este trabajo) como una referencia a algo general, las crisis de los últimos años son mundiales y también argentinas. Según definición de diccionarios, se deben a cambios bruscos en el desarrollo de algún suceso. Si bien la idea está referida a la crisis política donde se altera el funcionamiento del sistema con pérdida de legitimidad, descontento, desconfianza y contradicciones en el seno de la sociedad, inicialmente hay una crisis económica con caída de la actividad, pobreza, desocupación y riesgo en cuanto a la continuidad del gobierno. La cuestión es cómo se llega a la crisis y así surgen múltiples explicaciones pero debe quedar claro que los conflictos que conducen a ella son diarios y permanentes y un día se ponen en evidencia. De esta manera las tensiones producidas en una sociedad vinculadas a las relaciones entre las partes en cuanto a oportunidades, distribución de la riqueza y toma de decisiones son el caldo de cultivo para estas crisis. Por otra parte, la reacción creada en este contexto puede producir cambios considerados justos por un sector pero no deseados por otros, resistentes a los mismos; este conflicto que debería llevar a un entendimiento o finalizar, por el contrario, en un estado de indefiniciones. Creo que la causa de nuestros problemas, más allá de períodos de calma y otros de beligerancia, nunca resolvió el motivo de fondo de la misma y pareciera existir una resignación en este sentido. Es verdad que los países que resuelven sus problemas, no manejan los mismos parámetros que el nuestro. Algunas “sociedades modelo”, que pude visitar y conocer -países escandinavos, norte europeos-, como el caso de Noruega país desarrollado y beneficiado por la división internacional del trabajo, que hace casi cien años mantiene una población de cinco millones de habitantes controlada por una dirigencia que atiende la educación, seguridad, producción, consumo, distribución, etc., no pueden ser comparadas con la nuestra con un crecimiento demográfico superior al 500 % en el último siglo y con un modelo económico- político, que impidió la solución a sus problemas. ¿Qué pasó entonces? En mi caso recurro a una arbitraria periodización para poder explicarlo en un marco en el que un sector apropiado del poder y los medios para enriquecerse, confronta con otro postergado, explotado y no integrado socialmente. No creo que el principio de nuestra historia desde 1810 a 1862 (períodos iniciático y formativo) presente demasiados factores para encontrar las causas de nuestro fracaso, sí veo una

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más clara explicación en el período del estado-nación desde 1862 al presente con sus correspondientes subperíodos. Así evoluciona la idea de un subperíodo oligárquico cuyos orígenes han estado quizás en el virreinato, sostenido por el verdadero poder, que era militar. Desde la consolidación del estado con la campaña al desierto del General Roca que en aquella oportunidad “luchó” con los pueblos originarios y que luego se transformó en el sostén del modelo económico impuesto. Lo sucedió el primer período democrático, en el que esta oligarquía nunca pensó que podría acceder al gobierno pero que llevó adelante un proyecto de integración de la clase postergada, aunque cometiendo errores propios y ajenos y que finaliza en 1930. Aquí lo que ocurrió fue que un sector social, de la clase media, reaccionó frente a la clase dominante rica y poderosa que controlaba el gobierno en su beneficio y sentía poca preocupación por la pobreza, miseria y abandono de la clase subalterna a la que utilizaba. Si bien hubo logros importantes, no estuvo a la altura de las circunstancias adoptando una postura mesiánica no reconociendo a sus aliados, que eran los demás partidos políticos (PDP, PS, PC, etc.) que querían lo mismo y deseaban participar en este proceso, tampoco reconoció a sus enemigos (la extrema derecha y la vieja oligarquía). Las intervenciones provinciales ilegítimas y los decretos hicieron el resto, autodestruyendo al propio movimiento. Este final sería el comienzo de un período que llamaríamos de tutela de las FF.AA. que se puso en evidencia en 1930 pero su origen es anterior y se caracterizó por entregar periódicamente el gobierno a civiles pero acechando desde los cuarteles y explotando cíclicamente como ocurrió en 1943, 1955, 1966 y 1976. El retorno de la vieja oligarquía consolidó el modelo económico, la postergación, la injusticia social y el subdesarrollo más allá del fraude patriótico mientras que la neutralidad permitió pingües negocios durante la II GM. Mientras tanto utilizó a diversos personajes, la mayoría de los cuales fueron militares, algunos más profesionales y otros más políticos, como Perón, un hábil manipulador de masas pero siempre al servicio del modelo. Fueron derrotados recién en 1982 con la Guerra de Malvinas, o mejor dicho, se autodestruyeron, víctimas de su megalomanía y propia incapacidad. Pienso que el subperíodo radical lo mismo que el peronista posterior fueron el resultado de la acción de sus líderes. Digamos que así como el marxismo es anterior a Marx, el peronismo fue anterior a Perón. Lo que hizo Perón fue mirar a su alrededor, observando lo que sucedía, y en este sentido no vamos a negar las conquistas logradas por los trabajadores, pero considerando la inmejorable condición económica en que se encontraba el país, no se puede concebir que no se hubiera podido hacer algo más integrador y abarcativo en el país en lugar de dilapidar todos los esfuerzos previos, como por ejemplo desarrollar la investigación, la industria pesada, la 55

energía, la minería. Este desarrollo no sólo hubiera generado mayor trabajo genuino sino que habría logrado una mayor participación obrera en las empresas, la tan mentada asociación obrero-empresaria, y acercarnos a la industrialización que lograron otros “países nuevos” en otros lugres del planeta aumentando la base de ocupación, riqueza y consumo. Creo que los pueblos deben tener todo lo que necesitan, como: educación, trabajo, vivienda, seguridad social, turismo, etc., y que a partir de allí muchos encontrarán la felicidad en lugar de tener todo lo que quieren como el San Perón, fiestas populares, y se niegue a la educación, las responsabilidades y eventualmente al esfuerzo que permite el ascenso social. Evidentemente las mejoras socioeconómicas fueron útiles pero la posibilidad de planteos a la patronal, no fue bien aprovechada y actuó sólo como reivindicación de injusticias anteriores y la falta de asunción de responsabilidades en las decisiones empresariales fue nefasta. Luego de 1955, Perón siguió participando, quizás sin conocer bien la realidad argentina, alentando algunos con firma de pactos, como Frondizi y desalentando a otros, promoviendo el voto en blanco, como Illia, pero siempre con la idea de su retorno. Es así como a pesar de su confesa desaprobación de la revolución socialista, negocia con jóvenes marxistas, muchos de ellos cristianos, que creen que van a ser los herederos del movimiento popular y los usa para el logro de sus objetivos, que produjeron miles de muertos en el país, mayores desuniones en el pueblo y mayor pobreza, pero que le permitieron el objetivo de volver, sin pacificar y expulsando de la plaza a sus “aliados de la izquierda”. No le importó otra cosa que su gloria personal y como sabemos esto desembocó luego de Isabel, López Rega y la Triple A en el proceso más nefasto de la historia argentina; y que gracias a una guerra perdida nos liberamos de nuestro ejército de ocupación como lo fueron las FF.AA. Lo más grave es que los gobiernos posteriores a 1983, también pensaron que lo más importante era la felicidad del pueblo, posiblemente para que no molestaran y así tuvieran todo lo que quisieran aunque no todo lo que necesitaran y poder encontrar su propia felicidad en el trabajo, el estudio y el ascenso social. En el caso de Alfonsín debemos agradecerle el juicio a las Juntas Militares, que seguramente no se hubiese realizado con otro gobierno; pero los fracasos en el manejo de la economía con el permanente acoso de los paros cegetistas, hicieron el resto. El neoliberalismo peronista menemista posterior, que nos recordará el “deme dos” de la plata dulce martinezdehocista, y que continuó con la fiesta cavalista que llevó adelante la alianza radical-peronista, terminaron en el famoso default del 2001. A pesar de la “condena al éxito” decretada por Duhalde, el robo, la corrupción general y el saqueo posterior nos dejaron donde estamos hoy.

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Como dije, las estadísticas no mienten y muestran que la democracia no logró mejorar los parámetros que miden la calidad de vida y menos aún los de esperanza. Recuerdo cuando en las décadas de 1940 y 1950 cuando se hablaba de la emergencia; cuando no había luz, gas, ni que hablar de comunicaciones y cuando hoy se sigue hablando de lo mismo, para mí es muy difícil creerle a nuestros dirigentes sobre todo porque no veo un proyecto que hable de esfuerzo pero no para “pasar el invierno” o seguir así, que “estamos mal pero vamos bien”, sino para trabajar, estudiar, integrar, participar y finalizar con la fiesta interminable. No quiero dejar una imagen negativa de la democracia por eso dedicaré mis últimas reflexiones a este valor al que considero lo mejor y más idóneo para conducir una sociedad. La democracia es imperfecta, muy frágil y muy reciente por eso debe ser mejorada y cuidada ya que gobiernos autoritarios y verticalistas la perjudican y pueden destruirla. Por eso el mesianismo, los líderes carismáticos, el militarismo, la falta de educación y cultura, la corrupción entre otros la ponen en serio peligro. Desde siempre los recursos fueron limitados y la lucha por la vida desde el principio de los tiempos, de cazadores, pescadores, recolectores, a este presente de desocupación, pobreza, analfabetismo naturalmente no la ayudan. Además las sociedades más emocionales que ideológicas, corren un peligro adicional. En este sentido los argentinos no sólo somos muy emocionales sino que tenemos un frondoso pasado militar, desde nuestros libertadores de la metrópolis española, pasando por las guerras de la independencia y terminando con los líderes modernos que enarbolan las banderas de los más sagrados valores de la nación. ¡Quién puede oponerse a este discurso! Países hoy muy desarrollados en otras épocas consideraron retrógrada a la democracia cuando sus líderes carismáticos decían: “Gran Bretaña es un gran país pero con su decadente e ineficiente democracia, no podrá con nosotros” (Hitler). Muchas veces de esto es de lo que se nutre la mente de los ciudadanos, que no se hacen demasiadas preguntas, o los indefensos niños en la escuela cuando se les muestra el enorme valor de los líderes carismáticos. A mí me ha tocado padecer al primer peronismo en la escuela secundaria, donde por no llevar luto, por ejemplo, por la muerte de Evita, nos convertíamos en traidores a la patria. En el último período democrático tanto este pasado de leyenda y carisma como el militarismo hegemónico, perjudicaron gravemente a este valor llamado democracia, que empieza en Grecia hace dos mil quinientos años, pero en la práctica, sabemos, pocos países la practican en los últimos dos siglos. Es por eso que deseo dejar una imagen superlativa de lo que yo entiendo por democracia a pesar de hacer críticas a este período donde la incapacidad, la obcecación, el

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despilfarro, la corrupción, el relato, etc., han manipulado y deformado este enorme valor sin el cual será imposible el progreso, la justicia, el bienestar y probablemente la verdadera felicidad. No creo que la solución esté fuera de nosotros; está en nuestras manos y con la democracia: cumpliendo las leyes con justicia independiente y funcionando y con trabajo, estudio, paciencia, el respeto al prójimo, la honestidad, el espíritu de sacrificio y la vocación de servicio a la comunidad. Seguramente el resultado no lo veremos mañana ni en un año ni en diez, creo que pueden llegar a ser necesarias dos o tres generaciones ¿Seremos capaces?

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6. ANEXO Nuestros Gobiernos (Jefes de Estado)

Período Iniciático: 25 de mayo de 1810 18 de diciembre de 1810 Segunda Junta 23 de setiembre de 1811 Primer Triunvirato 8 de octubre de 1812 Segundo Triunvirato 1814-1815 Director Supremo Gervasio A. de Posadas 9 de enero de 1815 Carlos M. de Alvear 15 de abril de 1815 José Rondeau e Ignacio Álvarez Thomas 9 de abril de 1816 Antonio González Balcarce 3 de mayo de 1816-19 Juan Martín de Pueyrredón 3 de mayo de 1819-20 José Rondeau

Período Formativo: Gobernadores de la Provincia de Buenos Aires 17 de febrero de 1820 Manuel Sarratea, Idelfonso Ramos Mejía, Miguel Soler 23 de junio de 1820 Miguel Soler 29 de junio de 1820 20 de setiembre de 1820-24 Martín Rodríguez. 2 de abril de 1824-26 Juan Gregorio de Las Heras

República Unitaria

7 de febrero de 1826-27 28 de junio de 1827-28 Vicente López y Planes

Gobernadores de la Provincia de Buenos Aires

12 de agosto de 1827-28 Manuel Dorrego 1º de diciembre de 1828-29 26 de julio de 1829 Juan J. Viamonte 8 de diciembre de 1829-32 17 de diciembre de 1832-33 Juan González Balcarce 4 de noviembre de 1833-34 Juan J. Viamonte 27 de junio de 1834-35 Manuel Vicente Maza 7 de marzo de 1835-52 Juan Manuel de Rosas

Presidentes de la Confederación Argentina

3 de febrero de 1852-60 Justo J. de Urquiza Marzo 1860-61 Derqui

Período del Estado-Nación

Subperíodo Oligárquico

12 de octubre de 1862-68 Bartolomé Mitre 12 de octubre de 1868-74 Domingo F. Sarmiento 59

12 de octubre de 1874-80 Nicolás Avellaneda 12 de octubre 1880-86 Julio A. Roca 12 de octubre 1886-90 Miguel Juárez Celman 5 de agosto 1890-92 Carlos Pellegrini 12 de octubre de 1892-95 Luis Sáenz Peña 22 de enero de 1895-98 José E. Uriburu 12 de octubre de 1898-1904 Julio A. Roca 12 de octubre de 1904-06 Manuel Quintana (+) Marzo de 1906-10 José Figueroa Alcorta 12 de octubre de 1910-14 Roque Sáenz Peña (+) 9 de agosto de 1914-16 Victorino de La Plaza

Subperíodo Democrático

12 de octubre de 1916-22 Hipólito Yrigoyen 12 de octubre de 1922-28 Marcelo T. de Alvear 12 octubre de 1928-30 Hipólito Yrigoyen

Subperíodo de Control Militar

1930-32 José Félix Uriburu (de facto) 20 de febrero 1932-38 Agustín P. Justo 20 de febrero de 1938-40 Roberto Ortiz (+) 3 de julio de 1940-43 Ramón Castillo 4 de junio de 1943 (de facto) 7 de junio de 1943-44 Pedro P. Ramírez 10 de marzo de 1944-46 Edelmiro J. Farrell 4 de junio de 1946-52 Juan D, Perón 4 de junio de 1952-55 Juan D, Perón 23 de setiembre de 1955 13 de noviembre de 1955-58 Pedro E. Aramburu 1º de mayo de 1958-62 Arturo Frondizi 28 de marzo 1962-63 José María Guido 12 de agosto de 1963-66 Arturo U. Illia 29 de junio de 1966-70 Juan C. Onganía 13 de junio de 1970-71 Roberto M. Levingston 23 de marzo de 1971-73 Alejandro A. Lanusse 25 de mayo de 1973 Héctor J. Cámpora 13 de julio de 1973 Raúl Lastiri 12 de octubre de 1973-74 Juan D. Perón 1º de julio de 1974-76 María Estela Martínez de Perón 24 de marzo de 1976-81 Jorge R. Videla 21 de marzo de 1981 Roberto E. Viola 22 de diciembre de 1981- 18 de junio de 1982 Leopoldo Fortunato Galtieri 1982-83

Subperíodo Democrático Civil

1983-89 Raúl Alfonsín 1989-95 Carlos S. Menem 1995-99 Carlos S. Menem 1999-2001 Fernando De la Rúa 20 de diciembre de 2001Ramón Puerta 23 de diciembre de 2001 Adolfo Rodríguez Saa 60

31 de diciembre de 2001 Eduardo Caamaño 1º de enero de 2002 10 de diciembre de 2003 Néstor C. Kirchner 10 de diciembre de 2007-11 Cristina E. Fernández 10 de diciembre de 2011-15 Cristina E. Fernández

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