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Robert Kocharyan

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Armenia Acttualliizaciión:: 16 jjulliio 2018 Presidente de la República (1998-2008); primer ministro (1997- 1998, 1999)

Robertt Sedrakii Kocharyan Mandatto:: 9 abrriill 1998 -- 9 abrriill 2008 Naciimiientto:: Sttepanakerrtt,, rregiión de Nagorrno--Karrabajj,, Azerrbaiidzhán,, 31 agostto 1954 Parttiido pollííttiico:: siin ffiilliiaciión Proffesiión:: IIngeniierro ellécttrriico

Editado por: Roberto Ortiz de Zárate

Biografía

Nació en la región (óblast) autónoma de Nagorno-Karabaj, enclave mayoritariamente poblado por armenios pero perteneciente a la entonces República Socialista Soviética de Azerbaidzhán. Recibió la educación secundaria en la capital regional, Stepanakert, y de 1972 a 1974 prestó el servicio militar en el Ejército soviético. En los años siguientes trabajó de mecánico ajustador en la planta electrotécnica de Stepanakert mientras estudiaba para una titulación de ingeniería eléctrica en el Instituto Politécnico de Yereván, la capital de la vecina República Socialista Soviética Armenia, la cual obtuvo en 1982. Desde 1980 estuvo activo en el Komsomol (la liga de juventudes comunistas) y en la rama local del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS). En febrero de 1988, coincidiendo con el pogromo antiarmenio en la ciudad azerí de Sumgait, donde alrededor de un centenar de miembros de esta nacionalidad fueron asesinados por nacionalistas azeríes, Kocharyan apareció como uno de los líderes del movimiento irredentista Artsakh, que exigía la incorporación de Nagorno-Karabaj a la RSS Armenia. Eso es lo que solicitó el Soviet Supremo regional el 15 de junio de aquel año, pero el 12 de julio, tras pronunciarse en contra los soviets supremos de la URSS y la RSS de Azerbaidzhán, sacó adelante la moción en un acto unilateral que fue reconocido por el Soviet Supremo armenio. Ante el agravamiento de las tensiones, el 12 de enero de 1989 el Soviet Supremo de la URSS decretó la administración directa del óblast.

Coincidiendo con la sucesión de actos de hostigamiento y expulsión de armenios de las ciudades de Azerbaidzhán y del propio Nagorno-Karabaj (donde suponían tres cuartas partes de la población), Kocharyan intensificó su activismo a caballo entre Stepanakert y Yereván. En 1989 fue elegido diputado al Soviet Supremo armenio en representación del óblast y entró a formar parte de su Presidium, situándose en el campo del Comité Karabaj. Así, fue uno de los promotores de la sesión conjunta celebrada por los soviets supremos armenio y karabají el 1 de diciembre de 1989, tres días después de abrogar la autonomía el Soviet Supremo soviético, en la que se declaró el objetivo de unificar ambos territorios.

Fundada también a comienzos de 1988 como la primera organización política de oposición al Partido Comunista Armenio, el Comité Karabaj se transformó en octubre de 1989 en el Movimiento Nacional Panarmenio (HHSh). Este partido se hizo con la mayoría en el Soviet Supremo republicano en las elecciones pluralistas del 20 de mayo de 1990 y el 4 de agosto siguiente colocó al frente de la institución a su líder, Levon Ter-Petrosyan, quien lanzó un programa nacionalista en el que la cuestión de la independencia de la URSS no tenía tanta prioridad como la reivindicación de Nagorno-Karabaj.

En su patria chica Kocharyan lideró la organización de movimientos políticos como el Miatsum (Unificación), y de los destacamentos de autodefensa, embrión de las fuerzas armadas karabajíes, como respuesta a las operaciones militares soviético-azeríes de la primavera y verano de 1991 contra aldeas armenias del óblast y territorios azeríes adyacentes, que en principio tenían como objetivo desarmar a los activistas armenios pero que tomaron el cariz de una limpieza étnica. Se trató del siguiente episodio en la escalada represiva agravada con los sangrientos enfrentamientos interétnicos de enero de 1990 en Bakú, donde el Soviet Supremo republicano, ratificando la decisión soviética, abolió la autonomía de la región el 27 de agosto.

La crisis entró por una vía de no retorno tras el fallido golpe de Estado del 19 de agosto de 1991 en Moscú. El 2 de septiembre el Consejo Supremo de Stepanakert declaró la República Armenia de Nagorno-Karabaj (RNK, si bien todavía con el rango menor de "soberana", sometida a las leyes soviéticas) con la adición del distrito de Shaumianovk, en respuesta a la proclamación de la independencia nacional por Azerbaidzhán dos días atrás. El 10 de octubre un referéndum popular sancionó aquel acto unilateral con el 99% de votos afirmativos y una participación del 82%, según las cifras facilitadas por las autoridades del enclave. El 26 de noviembre el Soviet Supremo de Bakú declaró disuelto el óblast autónomo e introdujo el control directo sobre el territorio.

El 28 de diciembre se celebraron elecciones a una Asamblea Nacional en las que Kocharyan obtuvo el escaño de diputado (con lo que cesó como legislador en Yereván), mientras unidades del Ejército soviético controladas por Azerbaidzhán bombardeaban la capital. El 6 de enero de 1992, en su sesión inaugural, el Parlamento karabají declaró oficialmente la independencia de la RNK. Fue el estallido de una guerra que se había mascado durante casi cuatro años y que ahora, con la URSS desintegrada y Azerbaidzhán y Armenia emancipadas (las autoridades de Baku y Yereván habían proclamado la independencia respectivamente el 30 de agosto y el 23 de septiembre de 1991), no encontró escollos a su desarrollo. En principio, se trataba de una guerra civil que enfrentaba a los secesionistas karabajíes con el Gobierno central de Azerbaidzhán, si bien Armenia se aprestó a asistir con armas y voluntarios a sus hermanos del otro lado. La contienda, muy violenta, implicó el empleo de armamento pesado por ambos bandos desde el primer momento.

En agosto de 1992 Kocharyan fue nombrado presidente del Comité de Defensa y primer ministro de la RNK, con poderes extraordinarios para conducir las operaciones militares en un momento de fuerte ofensiva azerí. El dispositivo defensivo karabají ya venía demostrando su efectividad desde marzo, cuando las tropas ex soviéticas y ahora bajo pabellón de la Comunidad de Estados Independientes (CEI) -si bien esencialmente rusas-, abandonaron el enclave. Las tropas a las órdenes de Kocharyan no sólo repelieron las ofensivas del enemigo, sino que empezaron a reconquistar las áreas de la RNK bajo control de Bakú, e incluso territorios lindantes dentro de Azerbaidzhán. Los primeros avances dentro del enclave se produjeron en el área de Mardakert, al norte. Otra consecuencia de la retirada militar rusa fue la internacionalización del conflicto, con el envío por la Conferencia de Seguridad y Cooperación de Europa (CSCE, de la que Armenia y Azerbaidzhán eran flamantes miembros) de una misión sobre el terreno.

El 18 de mayo los karabajíes abrieron un corredor permanente entre Shushi, conquistada nueve días antes (la ciudad, último núcleo urbano bajo control azerí en el enclave, había sido el punto de origen de los bombardeos artilleros contra Stepanakert), y Armenia a través del distrito de Lachín. Con ello se abrió una cuña en el bloqueo total impuesto por Azerbaidzhán y los suministros de Armenia pudieron afluir. La agresividad de los combatientes karabajíes, ávidos de revancha tras años de acorralamiento, quedó de manifiesto en la masacre de cientos de civiles azeríes perpetrada el 28 de febrero en la villa de Jodzhaly, dentro de la RNK, que provocó honda conmoción en Azerbaidzhán y que espoleó el sentimiento nacionalista local partidario de derrotar a los separatistas al precio que fuera.

Las capturas de Shushi y Lachín inclinaron el balance estratégico de la guerra del lado karabají, que en el verano de 1992 resistió con muchos apuros -volvió a perder la mitad del territorio propio y Stepanakert estuvo a punto de caer- las ofensivas desesperadas del más nutrido y mejor pertrechado Ejército nacional azerí, que había adquirido un botín considerable de los pertrechos soviéticos. Para octubre, el empuje azerí decayó tras sufrir ingentes pérdidas y desde comienzos de 1993 las fuerzas de la RNK, luego de declarar el Gobierno de Kocharyan el estado de guerra y la movilización general de todos los hombres en edad de combatir, se lanzaron a una serie ininterrumpida de victorias: en febrero liberaron la región de Mardakert y para finales de marzo lo hicieron con todo el enclave; el 3 de abril abrieron un segundo y más ancho corredor con Armenia con la toma de la ciudad azerí de Kelbadzhar, al noroeste de Lachín; el 23 de julio conquistaron Agdam, al este, y en agosto se hicieron también con Dzhebrail (el 19) y Fizulí (el 23), y el 1 de septiembre cerraron el arco de capturas en el sur con Kubatly. Para esa fecha, los karabajíes dominaban todo el sudoeste de Azerbaidzhán y estaban en condiciones de llegar a la frontera con Irán.

Este espectacular desarrollo causó gran alarma en el adversario multisecular, Turquía, por su aspecto de expansionismo armenio, y en Irán, abocada a una crisis humanitaria por la llegada de cientos de miles de refugiados azeríes. Sólo las presiones de Rusia, que vigilaba las antiguas fronteras exteriores de la URSS conforme a los compromisos adquiridos en el Tratado de Seguridad Colectiva (TSC) de la CEI, evitaron que cualquiera de los dos países rivales en el patrocinio de los nuevos estados del oriente ex soviético intervinieran para corregir la alteración geopolítica en la zona (de hecho, el Ejército iraní estuvo a punto de salir el encuentro de las avanzadas armenias).

Moscú, París y Washington redoblaron su labor mediadora y presionaron a la RNK para que aceptara el plan de paz elaborado por la CSCE, que contemplaba el alto el fuego simultáneo a la evacuación de los territorios azeríes conquistados, por lo demás un punto demandado por el Consejo de Seguridad de la ONU. Pero, a diferencia de 1992, cuando Bakú hizo oídos sordos a los llamamientos del cese de hostilidades porque creía que podía ganar la guerra, ahora era el liderazgo karabají el intransigente.

Kocharyan y el presidente en funciones de la Asamblea, Garen Baburyan (el primer jefe nominal de la RNK, Artur Mkrtchyan, había muerto en un accidente con arma de fuego el 14 de abril de 1992), insistieron en que esas conquistas formaban un "colchón de seguridad" alrededor del enclave necesario para protegerse de las ofensivas azeríes y que su devolución sería un punto a tratar en las negociaciones de paz, no una precondición para las mismas, añadiendo que la RNK no tenía reclamaciones territoriales sobre Azerbaidzhán. Además, exigieron ser admitidos como parte independiente en cualquier mesa de diálogo auspiciada por el Grupo de Minsk, integrado por los países de la CSCE comprometidos con una solución negociada del conflicto, junto con Armenia, que apoyaba esta reclamación, y Azerbaidzhán. Tampoco se veía con buenos ojos el estacionamiento de pacificadores de la CSCE, y desde luego un contingente turco no iba a ser aceptado bajo ningún concepto.

El poder de Bakú, ahora ostentado por Heydar Aliev después de caer sus dos predecesores precisamente por los desastres en el frente de guerra (el neocomunista prorruso Ayaz Mutalibov y el nacionalista proturco Abulfaz Elchibey, derribados respectivamente en mayo de 1992 y septiembre de 1993), lanzó una última gran ofensiva en diciembre de 1993, que a pesar del número de hombres movilizados no desalojó a los karabajíes de la quinta parte del territorio azerí en que se habían hecho fuertes. Las intensas presiones de Armenia y Rusia, más la resignación de Azerbaidzhán, condujeron a la RNK a un acuerdo de alto el fuego que se firmó en Moscú el 16 de mayo de 1994. El documento contemplaba con carácter inmediato la desmilitarización de la línea del frente en una franja de 20 km y el despliegue de una fuerza de interposición de la CEI. La devolución por los karabajíes del territorio azerí conquistado y el retorno de los refugiados quedaban postergados a una segunda etapa, y sólo resuelta aquella se definiría el estatus jurídico del enclave.

La RNK salió de la guerra, por tanto, si bien no reconocida como sujeto de derecho internacional, sí con una cierta salvaguardia de seguridad por la aceptación provisional de hecho de sus ganancias territoriales. La sensación de victoria militar otorgó al liderazgo karabají prestigio y popularidad entre los armenios de los dos territorios. El 28 de diciembre de 1994 Kocharyan, que había encarnado el espíritu de resistencia nacional, fue elegido por la Asamblea primer presidente de la RNK y entró en funciones al día siguiente.

En los dos años siguientes, Kocharyan dedicó sus esfuerzos a la reconstrucción posbélica y a fortalecer los vínculos con Armenia. En el capítulo de las negociaciones de paz consiguió que la RNK tuviera delegación propia (febrero de 1995), con lo que aquellas pasaron a ser tripartitas, pero mantuvo sus más y sus menos con Ter-Petrosyan, remiso a llevar la defensa de la causa de la RNK hasta el reconocimiento como Estado de pleno derecho y a una campaña internacional en tal sentido. El 24 de noviembre de 1996 Kocharyan fue reelegido con el 85% de los votos en unas elecciones presidenciales que Azerbaidzhán, Rusia y la comunidad internacional se negaron a avalar.

El episodio más sorprendente de su trayectoria se produjo el 20 de marzo de 1997 cuando Ter-Petrosyan le nombró primer ministro de Armenia. Kocharyan cesó al punto como presidente de la RNK (el primer ministro, Leonard Petrosyan, asumió el puesto en funciones) y no se plantearon mayores problemas de incompatibilidad, dejando a las claras el grado de ósmosis política alcanzado entre los dos entes armenios. Aliev, por ejemplo, declaró disgustado que Armenia lo que había hecho era anexionar la RNK. Los comentaristas apreciaron en el nombramiento de Kocharyan un intento de Ter-Petrosyan de congraciarse con la vigorosa y multiforme oposición nacionalista, que venía acusándole de debilidad ante Bakú en las negociaciones sobre Nagorno-Karabaj.

En efecto, Kocharyan era entonces un personaje altamente popular en Armenia, estaba bien relacionado con las organizaciones de ex combatientes y la diáspora en el extranjero y aparecía como uno de los halcones contrarios a la última propuesta de la OSCE sobre la evacuación de los territorios azeríes sin recibir garantías previas de un reconocimiento internacional de soberanía. El clima político en Armenia estaba revuelto desde las elecciones legislativas de julio de 1995, cuando el propresidencial Bloque Republicano (Hanrapetutyun), cuyo principal integrante era el HHSh, se adjudicó la mayoría entre graves sospechas de fraude. La tarea principal de Kocharyan iba a ser la profundización de las reformas de mercado, esfuerzo en el que Armenia se había colocado a la cabeza de las repúblicas ex soviéticas; de hecho, desde 1995 la economía venía comportándose positivamente, a pesar del bloqueo energético de Azerbaidzhán y Turquía, gracias a una gestión rigurosa de las finanzas públicas y a la desnacionalización de las empresas, todo lo cual había atraído mucho capital privado y asegurado una buena colaboración con el FMI. Ahora bien, el primer ministro no tardó en asumir un rol político de primera magnitud.

Junto con los ministros de Defensa, , y de Interior y Seguridad, (sin parentesco con el anterior), Kocharyan planteó un núcleo de presión en Yereván solidario con su sustituto en el liderazgo de Stepanakert, Arkadi Ghukasyan, elegido presidente en las urnas en septiembre de 1997. El grupo de Kocharyan reprochó a Ter-Petrosyan su proclividad a aceptar de la OSCE cualquier estatus territorial que, a su juicio, supeditara Nagorno-Karabaj a Azerbaidzhán. De entrada, descalificaron la propuesta rusa de restaurar el antiguo marco autonómico.

Minada su base de poder desde dentro y contestado acremente desde fuera, Ter-Petrosyan presentó la dimisión el 3 de febrero de 1998 y Kocharyan tomó sus funciones provisionalmente hasta la celebración de elecciones el mes siguiente. La primera consecuencia de la elevación de Kocharyan a la jefatura del Estado fue la legalización de la irredentista Federación Revolucionaria Armenia (Dashnaktsutyun, HHD), partido histórico del nacionalismo armenio activo desde los años en que funcionó el primer Estado armenio, entre 1918 y 1920, cuando el país cayó en manos de los bolcheviques y se integró a la URSS. La HHD, la unión de veteranos de guerra Yerkrapah fundada por Vazgen Sargsyan y otras fuerzas anunciaron su apoyo incondicional a la candidatura presidencial de Kocharyan, que, por cierto, planteó un conflicto constitucional por no satisfacer los requisitos de ciudadanía; la cuestión la ventiló la Comisión Electoral, que consideró requisito suficiente el pasaporte diplomático de la República de Armenia con que venía realizando sus viajes al exterior.

Las elecciones tuvieron lugar a dos vueltas el 16 y 30 de marzo y confirmaron a Kocharyan con el 38,8% y el 59,5% de los votos respectivamente, batiendo por este orden a Karen Demirchyan, primer secretario del Partido Comunista republicano en la época soviética, , líder de la conservadora Unión Nacional Democrática de Armenia (AZhM) y antiguo primer ministro, y Sergei Badalyan, líder del nuevo Partido Comunista Armenio (HKK), todos los cuales hablaron de fraude. Los monitores internacionales validaron la consulta con reparos, pues apreciaron múltiples irregularidades, algunas no simplemente de procedimiento, si bien no suficientes como para cuestionar la victoria del ex dirigente karabají. El 9 de abril Kocharyan prestó juramento como presidente de la República para los próximos cuatro años y al día siguiente nombró primer ministro a Armen Darbinyan, el ministro de Economía y personalidad no partidista.

Kocharyan dejó clara su voluntad de consolidar el liberalismo económico en Armenia y de acelerar la inversión privada extranjera, aunque sin menoscabo de la causa de Nagorno-Karabaj. Antes de su caída Ter- Petrosyan parecía haber concluido que el progreso material del país quedaría frustrado si Armenia se marginaba de los grandes proyectos y expectativas fraguados en el Transcáucaso en torno al petróleo de Azerbaidzhán, de ahí su disposición al compromiso con Bakú, que lo más que estaba dispuesto a ofrecer a la RNK era una amplia autonomía. Ter-Petrosyan, además, parecía incómodo con la fuerte dependencia de Rusia.

Kocharyan se estrenó con declaraciones de moderación y de cierta continuidad de la gestión de Ter- Petrosyan, sobre todo en lo económico. Se implicó a fondo en las negociaciones con Azerbaidzhán y el Grupo de Minsk y expuso los nuevos planteamientos del Gobierno de Yereván, a examinar como un todo en la mesa de negociaciones: la evacuación por la RNK de cinco de los seis distritos azeríes ocupados sería posterior a la definición del estatus territorial de aquella; Azerbaidzhán debería establecer un marco federal, o mejor confederal, que asegurara un "rango paritario" a Nagorno-Karabaj y diera pie a una suerte de entente trilateral con Armenia en el tercer vértice; se aseguraría la comunicación entre Armenia y la RNK a través del corredor de Lachín, exceptuado por tanto de la devolución territorial; y la presencia de tropas de paz extranjeras se consideraba más un factor de perturbación que otra cosa.

Desde su toma de posesión, el mandatario armenio ha sostenido con Aliev múltiples encuentros, tanto bilaterales como con motivo de cumbres multilaterales en diversos escenarios, pero a pesar de las declaraciones de buena voluntad en el verano de 2001 las negociaciones seguían sin producir resultados. El dinamismo diplomático de Kocharyan y su interés en quitarse el sambenito de radical panarmenio ante sus interlocutores extranjeros generó bien pronto recelos y decepciones en el campo de fuerzas que con mayor o menor aplomo le habían promocionado al poder en Yereván.

Advertencias contra la "tentación capitulacionista" se escucharon en el Yerkrapah, mientras que en la oposición las denuncias contra el núcleo dirigente se referían a las manifestaciones autoritarias y poco transparentes (AZhM), o la insuficiente rusofilia (HKK); sobre este particular, los comunistas achacaban a Kocharyan, que sin renegar de los especiales vínculos de seguridad con Moscú emprendió una aproximación a Occidente para diversificar unas relaciones exteriores un tanto atrofiadas (él habla con igual fluidez el ruso que el inglés), su negativa a sumarse a la unión política de Rusia y Bielarús.

Para fortalecer la base política de Kocharyan en noviembre de 1998 Vazgen Sargsyan constituyó el Partido Republicano de Armenia (HHK), definido como centrista. El movimiento silenció a los recalcitrantes del Yerkrapah y además vertebró la alianza propresidencial Miasnutiun (Unidad) junto con el también nuevo y más escorado a la izquierda Partido Popular de Armenia (HZhK), de Demirchyan. El Miasnutiun ganó las elecciones legislativas del 30 de mayo de 1999 con el 41,6% de los votos y 57 de los 131 escaños de la Asamblea Nacional, una mayoría a la que debían sumarse los 13 escaños sumados por la HHD y País de Ley (OY), de hecho las dos fuerzas más incondicionalmente afectas a Kocharyan. El 11 de junio de 1999 el presidente nombró primer ministro a Vazgen Sargsyan, que formó un gobierno con elementos del anterior ejecutivo y los partidos del Miasnutiun.

El desasosegado clima político sufrió una gran conmoción el 27 de octubre de 1999 cuando un comando de cinco hombres armados asaltó el edificio del Parlamento, asesinó a Sargsyan, Demirchyan (a la sazón, presidente de la Cámara) y otros seis oficiales, y tomó rehenes al resto de diputados. La unidad de todas las fuerzas políticas y la mediación personal de Kocharyan permitieron la rendición de los agresores al cabo de unas horas y la superación sin más quebrantos de este grave atentado contra la democracia armenia. Según el jefe del comando atacante, un antiguo periodista, la acción no tuvo otro objetivo que denunciar ante el pueblo las conexiones criminales y corruptas de la clase dirigente, aunque las ligazones con Nagorno- Karabaj fueron inevitables. Este doble magnicidio, sin precedentes en una república ex soviética, arruinó la imagen de Armenia como país relativamente estable y seguro pese a la guerra de 1991-1994, por comparación con las convulsiones en Georgia o la misma Azerbaidzhán.

Las interpretaciones iniciales de un complot o golpe de Estado apuntaron luego a estrategias de desestabilización orquestadas por ultranacionalistas de Armenia o la RNK, o incluso por la sempiterna mano negra rusa, tan socorrida en todas las conspiraciones y subversiones conjuradas en el Transcáucaso desde 1993. No pasó inadvertido que la matanza del 27 de octubre se produjo cuando las conversaciones entre Kocharyan y Aliev parecían a punto de dar fruto, pero el hecho es que la cuestión de Nagorno-Karabaj estaba envenenando la vida política armenia, entrada ya en una fase de tensión permanente que daba socaire a vindictas sectarias y turbiedades de todo tipo. A mayor tumulto, el 21 de marzo de 2000 fue el líder de la RNK, Ghukasyan, quien escapó gravemente malherido de un atentado.

Kocharyan se hizo cargo en funciones de la jefatura del Gobierno hasta el nombramiento de , hermano menor de Vazgen, como nuevo primer ministro, el 3 de noviembre. En los meses siguientes el presidente armenio demostró su habilidad de maniobrero para recomponer periódicamente su tornadiza base de apoyos con cooptaciones en grupos afectos presa de luchas intestinas, azuzando las contradicciones internas en los partidos opositores y estableciendo alianzas nuevas, dando lugar todo ello a no pocas polémicas y protestas.

El 28 de febrero de 2000, tras promover a oficiales del Yerkrapah a altos mandos del Ejército, obligó a Aram Sargsyan a aceptar ministros del HKK y la AZhM y le sustrajo toda autoridad sobre los titulares de Defensa, Interior, Seguridad y Asuntos Exteriores. El pulso entre instituciones, vinculado al debate constitucional sobre los poderes del presidente, se solapó con las imputaciones de Sargsyan sobre que gentes del entorno presidencial estaban obstruyendo la investigación oficial de los hechos de octubre, denuncia a la que se sumó el liderazgo del HZhK.

Kocharyan dirimió la porfía el 2 de mayo destituyendo a Aram Sargsyan y nombrando en su lugar diez días después al sustituto de su hermano fallecido en la jefatura del HHK, , que certificó el apoyo de su partido desde la Asamblea. La promoción de Margaryan, empero, hirió de muerte al Miasnutiun; en la primavera de 2001 el HZhK se vinculó al nuevo Frente del Acuerdo Nacional (AHCh), nucleado en torno al HKK, y el mismo HHK sufrió la escisión de la facción de Sargsyan. Este fluctuante panorama político, estimulado con trabajosos pactos coyunturales por un presidente que carece de militancia partidista, ha imposibilitado hasta ahora que se debatan siquiera las iniciativas de impeachment o destitución lanzadas por agrupaciones de diputados hostiles.

Como se citó arriba, Kocharyan ha intentado equilibrar los estrechos lazos con Rusia con la apertura a Occidente. Dentro de la CEI Armenia ha seguido dentro del grupo de países receptivos a las propuestas de integración de Moscú, pero a diferencia de Bielarús, y de éste más Kirguizistán, Kazajstán y Tadzhikistán, se ha guardado de avanzar, respectivamente, hacia una confederación política o una unión de índole económica. El interés cooperador con Rusia, como en la época de Ter-Petrosyan, se concentra en las cuestiones de defensa y de seguridad, para contrarrestar la superioridad cuantitativa de Azerbaidzhán, que además espera enriquecerse en un futuro próximo por las nuevas rentas del petróleo. De esta manera, el 11 de octubre de 2000 Kocharyan no tuvo ambages en unir su firma en Bishkek a la creación de una Fuerza de Reacción Rápida de la CEI con los cinco países arriba citados, que debía dotar de mayor operatividad al TSC de 1992. Por lo demás, Armenia adoptó con la Unión Europea un nuevo Acuerdo de Asociación y Cooperación el 21 de junio de 1999 e ingresó en el Consejo de Europa el 25 de enero de 2001.

(Cobertura informativa hasta 20/6/2001)