Con la colaboración de:

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R e v i s t a c u l t u r a l de la ASOCIACIÓN DE INVESTIGADORES LOCALES DE C ATRAL

AÑO II, N¼ 2

Directora: PURA GUIRAU MIRALLES • Secretario: JOSÉ R. LARROSA BERNABÉ • Co- mité de redacción: JOSÉ Mª CECILIA ROCAMORA, JOSÉ Mª GUIRAU MIRALLES, JOSÉ ANTONIO ZAMORA GÓMEZ, JOSÉ Mª MORANTE COSTA, MANUEL MURCIA GARCÍA, MOI- SÉS GRAU SÁEZ, FRANCISCO P. LATORRE MARTÍNEZ, MANUEL BLASCO CAMPILLO, FER- NANDO MARTRÍNEZ-CANALES Y MURCIA y FERMÍN NAVARRO VILELLA. • Edita: ASOCIA- CIÓN DE INVESTIGADORES LOCALES «CASTRUM ALTUM» (San Juan, 26 03158 —) • Colaboradores: · AYUNTAMIENTO DE CATRAL · DIPUTACIÓN PROVIN- CIAL DE ALICANTE · COOPERATIVA ELÉCTRICA BENÉFICA CATRALENSE · CAJAMURCIA • Ilustración de portada: «Homenaje a los auroros», de FERMÍN NAVARRO • Ilus- tración de contraportada: Primera página de la partitura original de la polka «Lolita Raquel», de JOSÉ Mª MIRALLES QUINTO (Buenos Aires, enero de 1914) • Diseño y composición: EDITORIAL AGUA CLARA, S.L. • Impresión: Compobell, S.L. (Palma de Mallorca,4 30100 Murcia) I.S.S.N.: 1578-0171 Depósito Legal: A-790-2001

1 Índice

PRESENTACIÓN 3 1. PATRIMONIO HISTÓRICO 5 Teoría e hipótesis sobre la época de asentamiento de los primeros pobladores de Catral. Origen y significado del topónimo Al Qatrullat 5 2. PATRIMONIO CULTURAL 23 Fechas clave en la Aurora catralense 23 Los «Bailes de pujas»: una antigua tradición folclórica catralense 29 Huellas catralenses 34 Las tradiciones religiosas de mi pueblo: la Bendición de los aires 44 José María El Mayo. Una memoria viva de oficios tradicionales de Catral 50 Breves notas de la vida del Ilmo. Sr. Dr. Don Tomás Martínez y Pérez 89 Los Miralles: una saga de músicos y compositores catralenses 91 La Escuela Municipal de Teatro de Catral 102 Asociación Juvenil Catral. ASJUCA. 105 3. PATRIMONIO ARTÍSTICO 106 Rectificación de los planos de la iglesia de los Santos Juanes y de la ermita de la Purísima de Catral 106 Breve semblanza iconográfica de la Inmaculada Concepción de María, patrona de Catral 109 4. NOTICIAS Y COMENTARIOS 116 Catral y sus gentes en blanco y negro: exposición fotográfica 116 Cimentación por pilotaje en la nueva escuela de Catral 128

2 Presentación

a Asociación de Investigadores Locales «Castrum Altum» de Catral presenta el segundo número de su revista cultural, L que tiene un marcado carácter costumbrista por exponer as- pectos socioculturales del pasado y de las costumbres típicas catralenses. La asociación sigue, pues, luchando por dar a conocer he- chos y momentos de la historia, del arte y de la cultura catralenses, por lo que esta revista trata de abarcar un conjunto de temas, basa- dos en el Catral que muchos no hemos conocido, pretendiendo diri- girse a un amplio abanico de lectores potenciales interesados por esa cultura social que tantos recuerdos y momentos de convivencia vecinal les pueden traer a la mente y al corazón. Desde la publicación del primer número de nuestra revis- ta, la asociación ha participado y colaborado con otras asociaciones y entidades locales en una serie de actividades culturales como: —La representación de la obra de teatro Pasajes de rechirol con baile de pujas, durante las fiestas de san Juan 2001, del escritor catralense y presidente de esta aso- ciación D. José Mª Cecilia Rocamora. —La realización del catálogo, que ya se está elaborando, sobre nuestro patrimonio local más significativo, para presentarlo a la Generalitat Valenciana, cuyo autor es D. José Antonio Zamora Gómez, licenciado en Historia del Arte y tesorero de la asociación. —También organizó la exposición fotográfica «Catral y sus gentes en blanco y negro», patrocinada por el Exmo. Ayuntamiento de Catral y presentada en la Casa de Cultura de la localidad en las pasadas fiestas de san Juan 2002.

3 Los proyectos que la Asociación pretende realizar próximamente son: —El tercer número de esta revista, que tratará sobre la transcripción de la obra de D. José Montesinos Pérez y Martínez de Orumbela Compendio histórico oriolano, del año 1794, concretamente del vo- lumen IX, que esta relacionado con la villa de Catral. —La conmemoración de la segregación de Catral de la ciudad de en el año 1741, para la que se pretende realizar una serie de actos culturales que realcen dicha fecha histórica tan importante para esta villa.

LA ASOCIACIÓN

4 1. Patrimonio histórico

JOSÉ RAMÓN LARROSA BERNABÉ TEORÍA E HIPÓTESIS SOBRE LA ÉPOCA DE ASENTAMIENTO DE LOS PRIMEROS POBLADORES DE CATRAL. ORIGEN Y SIGNIFICADO DEL TOPÓNIMO AL QATRULLAT.*

n la subyugante tarea de encontrar indicios, señales, docu- mentos que nos lleven a hipótesis lo más cercanas posibles Eal origen de Catral, se tiene la tentación de combinar he- chos para que se acomoden a una teoría. Para evitar tan cómodo artificio será más creíble elaborar teorías que se ajusten a unos hechos que, cohesionados en sus aspectos arqueológicos, geográfi- cos y escritos, nos clarifiquen algo del tema mencionado. Tras veinticinco años de investigación histórico-arqueoló- gica en tierras de Alicante, D. Enrique A. Llobregat nos comenta: Ocurriendo con frecuencia que en los hallazgos arqueológicos nos dan unos datos esenciales que no se corresponden con los datos e hipótesis sacados de los medios escritos, a veces mal interpretados, erróneos en transcripciones y falta de objetividad en otros. Sin la presencia física griega semejante a la que hallamos en Rhode o en Emporion, nos quedamos limitados a inventariar los contactos comerciales que revela la presencia de abundantes tiestos griegos en los yacimientos costeros. Al sur del Ebro —salvado un yacimiento como Vinarragell, de influencia oriental fenicio— no hay noticia de emplazamientos griegos, y todavía menos al sur del Júcar y hasta el Segura, en una costa muy explora- da y excavada. Los hallazgos arqueológicos han venido, en general, a confirmar lo indicado por estas fuentes textuales para la época romana (descrip- ciones de Plinio el Viejo1 durante el Alto Imperio), Ilici (La Alcudia de ), Lucentum (Alicante), Dianium (Denia), ciudades romanas em- plazadas en la costa. Por el interior no tenemos ni apenas hallazgos, ni testimonios epigráficos. Descartando las hipótesis de origen griego o romano, como se deduce de la falta de restos significativos de tales culturas en

* Artículo publicado en la revista de fiestas de San Juan. Catral, 2000. 1 Vivió en el siglo I d.C. Autor de Naturalis historia, que constituye un compendio del saber de la época.

5 Catral se sos- nuestro cercano entorno —y aun en el supuesto de algún hallazgo pecha que fue puntual habría que plantearse que, si en el futuro los arqueólogos poblado cuan- encontrasen objetos made in Taiwan de los muchos que nos inva- do se despobló den por doquier, pensarían que a finales del siglo XX Catral era de por las guerras origen asiático— nos centraremos en los antiguos pobladores que Castroalto, que habitaban en el desaparecido Cabezo de las Fuentes2 , propiedad hay opinión del ayuntamiento de Granja, en el Cabezo Pardo y monte San que estaba en Clementino, señorío del Marqués de Dos Aguas que pertenece al la serreta que ayuntamiento de y próximo a la vecina población de San le está cerca Isidro, cuyas coordenadas son 2º 47’ 19” de longitud y 38º 09’ 53” (Cabezos de de latitud, catalogado en el periodo del Argar —II milenio a.C. o Albatera) cuyas Bronce pleno—. ruinas, aunque Una referencia a cuándo pudo ser el inicio del poblamiento muy deshe- nos la indica el siguiente párrafo: chas, están por Catral se sospecha que fue poblado cuando se despobló por las gue- toda la circun- rras Castroalto, que hay opinión que estaba en la serreta que le está ferencia. cerca (Cabezos de Albatera) cuyas ruinas, aunque muy deshechas, están por toda la circunferencia. Según nos indica Mosén Pedro Bellot en sus Anales de Orihuela, escritos en Catral el 10 de julio de 1622. Si la palabra Castroalto se identifica como Alicante en ra- zón de que varios historiadores están en que el Acra Leuka o Acra Leuke —Alicante: «peñascos blancos»— de Diodoro Siculo3, es el Castrum Album (la «ciudadela blanca») de Tito Livio4 , que algunos, por mala lección o escritura5 , han convertido en Castrum Altum, a simple vista se ve la semejanza etimológica que existe entre aque- llos nombres, por lo que Castrum Album > Castrum Altum > Castroalto, como palabra castellanizada. La referencia de P. Bellot a las guerras en Castroalto debe orientarnos hacia las luchas por la toma de Alicante, ya que, con-

2 «El Cabezo de las Fuentes está destruido por la apertura de canteras en más del 95%», según me comunica la Dirección General del Patrimonio tras la inspección realizada en octubre del 92. 3 Autor, en la segunda mitad del siglo I a.C., de una Bibliotheke en 40 libros. Refiere la muerte de Amílcar, ocurrida en 229 o 228 a.C. 4 Historiador romano nacido el año 59 a.C. Autor de Libri ab Urbe. Narra la historia de Roma. 5 De los duendes de la imprenta o del escribano no se libraron ni el propio Menéndez Pidal que, en el índice de su Historia de España, pone Catal, y, en el interior, Cantal (ediciones del 65 y 86 de Espasa-Calpe), ni el noble infante D. Juan Manuel en su Libro de la caza (s. XIII), donde aparece Caral por Catral.

6 quistada Carthago Nova en el año 209 a.C. por las legiones de Publio Cornelio Escipión, éste deja guarniciones en las plazas más importantes, y parte de la flota en la desembocadura del Segura y en Alicante (Castrum Album > Castrum Altum > Castroalto). Sometidas sin dificultad las poblaciones de menor enti- y las de Catral, dad por los romanos, éstos aseguraban su estabilidad político- debido a sus militar mediante tratados, acuerdos, etc., con las poblaciones, con- cotas más altas siguiendo al mismo tiempo recurso de diverso orden como escla- que las de su vos, grano, tributos, etc. alrededor, Una vez pacificada definitivamente la comarca orcelitana, emergerían y sometidas las tribus nómadas del interior por el pretor Tiberio como una isla Sempronio Graco en el año 180 a.C., repartiendo entre sus (una situación milicianos tierras y dándoles apoyo militar, logró que dejaran la similar se pudo depredación y rapiña a que sometían a las regiones circundantes, apreciar en la y así los habitantes del Cabezo, sabiéndose protegidos por las guar- riada del 87) en niciones romanas y a salvo de las incursiones de las tribus un entorno de celtibéricas del interior, bajarían de sus elevadas defensas a culti- zonas var las tierras más próximas fértiles y secas, y las de Catral, debi- pantanosas y do a sus cotas más altas6 que las de su alrededor, emergerían charcas forma- como una isla (una situación similar se pudo apreciar en la riada das por causa del 87) en un entorno de zonas pantanosas y charcas formadas de que las por causa de que las aguas del río, unidas con las de las ramblas aguas del río, y las del Vinalopó, formaban un amplio delta que se iniciaba a la unidas con las altura de Almoradí. Aprovecharían para su cultivo las crecidas del de las ramblas río o derivarían las abundantes aguas de las que recibe el nombre y las del el Cabezo de las Fuentes, aguas que en la actualidad se usan para Vinalopó, for- regar el término de San Felipe. maban un Por todo ello podemos conjeturar que el comienzo de una amplio delta paulatina consolidación del poblamiento en Catral, una vez inte- que se iniciaba grados en el mundo romano, sería en el siglo II a.C., pasando a a la altura de formar parte de la Hispana Citerior, mejorando el nivel de vida de Almoradí. una comunidad, que de una economía de subsistencia pasaría a producir para una demanda de importaciones a Italia, y abasteciendo a los nuevos asentados en la península.

6 Altura sobre el nivel del mar: Catral, 12 m; Los Dolores, Hornos, Nonduermas y Palomar,11 m; La Madriguera, 10 m; Albatera, 9 m; San Isidro, 10 m; , 10 m; Dolores, 6 m; , 9 m; Almoradí, 9 m; Formentera, 6 m. (Centro de edafología y biología aplicada del Segura)

7 En cuanto a En cuanto a las probables causas del despoblamiento, las probables una sería la movilización de nativos en el ejército romano. Los par- causas del tidarios de Pompeyo contaron con una legión de hispanos, de las despoblamiento, siete que mandaban, y llegaron a formar trece legiones en el mo- una sería la mento culminante de la contienda contra César, en las que figura- movilización ban numerosos contingentes de hispanos7 . de nativos en El despoblamiento más intenso del Cabezo se produciría el ejército a principios del siglo X, como una consecuencia de las técnicas y romano. Los planificación del sistema de riego implantado por los árabes y que partidarios de necesariamente conlleva una reorganización en profundidad de los Pompeyo sistemas de producción con cambios de asentamientos. Y quizá contaron con fuera definitivo en el año 1048, al verse el territorio afectado por el una legión de terremoto que asoló gran parte de la Vega del Segura8 . hispanos, de Un intensivo estudio arqueológico es necesario para dejar las siete que el terreno de lo especulativo y hallar las huellas que nos lleven a mandaban, y confirmar o desmentir las diversas teorías que se barajan. A causa llegaron a del intenso grado de expoliación que sufrió este poblado, quizá ya formar trece no se hallen bastantes restos, pero sí suficientes para que, con las legiones en el nuevas técnicas9 que se van aplicando, puedan datarse con preci- momento sión todos los aspectos hasta ahora ocultos y que las fuentes escri- culminante de tas no nos pueden mostrar; así se podría también aseverar la hipó- la contienda tesis de S. Gutiérrez —en referencia al texto de Al-Udri sobre la contra César, alquería Tall al-Jatabb, que recibió como dote al casarse una hija en las que de Teodomiro con un notable musulmán, la cual estaba a 8 millas figuraban de Orihuela10— de identificar dicha alquería con los Cabezos, ba- numerosos sándose en las pistas toponímicas y geográficas del texto: contingentes · Tall se puede traducir como «loma» o «cerro». de hispanos · Está a una distancia de 12 km de Orihuela. · Se han hallado materiales islámicos.

7 La «Legio VII Gemina» se creó exclusivamente con hispanos enrolados en su mayoría en nuestra comar- ca (4.000 hombres de a pie y 2.000 jinetes componían una legión). 8 «...todos los días se presentaban varias veces, no pasó ni un solo día ni una sola noche en que no apareciesen esos terremotos. Las casas se derrumbaron, las torres se abatieron, así como todos los edificios altos. La mezquita mayor de Orihuela se derrumbó junto con su minarete, la tierra se abrió...». Según el geógrafo almeriense Al-Udri, del siglo XI, en parte de su obra La cora de Tudmir traducida por E. Molina López. 9 Como análisis de microrresiduos y el ADN. 10 Según P. Chalmeta, la milla equivale en el Al-Andalus a unos 3.000 codos pequeños (1.420 m). Confor- me a estas medidas, la distancia de la alquería sería de 11 km, 360 m.

8 Hallados por el autor, restos de fauna y cerámica, catalogada por el arqueólogo municipal de Orihuela D. Emilio Diz como «paleo-andalusí» y «tardorromana». El devenir de El devenir de un pueblo es una acumulación de hechos un pueblo es encuadrados en el ambiente del momento. Esta sucesión de cir- una acumula- cunstancias en la vida de un pueblo va sumando un capitulo con ción de hechos otro dando lugar a su historia. Historia que, a partir de la conquis- encuadrados ta, tiene el colorido de hechos escritos. Estas líneas pretenden acla- en el ambiente rar un poco la escala de grises en que se encuentra Catral hasta la del momento. llegada de las referencias escritas y motivar a nuestro Ayunta- Esta sucesión miento a tomar la decisión de contribuir a descubrir nuestro pasa- de circunstan- do con la implantación y supervisión de catas arqueológicas en las cias en la vida obras a realizar en el casco histórico de nuestro pueblo así como de un pueblo para que se interese e inste en otros niveles a la conservación y va sumando un recuperación de aquella parte de nuestro pasado que se halla en capitulo con grave deterioro por el expolio y extracción de áridos que hacen otro dando peligrar el poblado de nuestros ancestros. lugar a su (Quiero aquí agradecer a mi amigo José Mª Guirau Miralles historia. Histo- el haberme indicado el lugar donde, a su vez, le llevó el arqueólogo ria que, a partir y paisano Armando Ros, el cual encontró diferentes restos indica- de la conquis- tivos de haber estado poblado el cerro.) ta, tiene el colorido de hechos escri- tos.

9 Origen y significado del topónimo

PLANTEAMIENTO DEL TRABAJO

A) Confeccionar y com- B) Influencias de las C) Etimología del topónimo. parar lista de nombres lenguas invasoras. que han pasado del ára- be al español.

Deducciones. Significado y referente.

La referencia más antigua que tenemos sobre Catral se la debemos al geógrafo Islámico Al-Udri que, a mediados del siglo XI, nos dice: «...los habitantes de la ciudad de Orihuela empiezan a sacar una acequia de este río de sus tierras hasta que termina hacia el paraje llamado Al-Qatrullat...». Como la referencia de Al- Qatrullat como Catral es asumida por diversos autores, el plantea- miento del estudio del nombre debe iniciarse por esta palabra como llave que nos permita entrar en su origen y significado.

Cuadro de nombres Se trata de comparar los nombres que se conozcan en sus diferen- tes estadios de latino-árabe-castellano; y, de la comparación de los mismos, ver la posible evolución del nombre de Al-Qatrullat hasta Catral.

NOMBRE LATINO NOMBRE ÁRABE NOMBRE ACTUAL Aurariola Uriyula Orihuela Cayruyn Quriya Coria Carmo Qarmuna Carmona Egabrum Qabra Cabra Corduba Qurtuba Córdoba Calagurrys Qala´hurra Calahorra Carthago Nova Qartayanna Cartagena Múrsiya Murcia Muntaqut Monteagudo Sanqunayra Sangonera Qalyusa Callosa Al-Qatrullat Catral

10 Al observar los nombres arriba reseñados se aprecia que Al observar los actuales están reflejados en los árabes, y éstos, a su vez, son los nombres producto de otros nombres ya existentes con la conservación de arriba reseña- prácticamente el mismo número de letras; excepto en Catral, que dos se aprecia retrae una tercera parte, por lo que podemos deducir que existió que los actua- un proceso impuesto por alguna lengua que hizo contraer el nom- les están bre original que se conservaba en el habla de los antiguos habi- reflejados en tantes. Y como tal aparece por primera vez escrito cuando, en 1255, los árabes, y se asigna a la Orden Militar de Santiago. Al no tener significado éstos, a su árabe, y debido a que en el abecedario oriental y berberisco no vez, son pro- existe el sonido de nuestra «ll» (por ejemplo, los islamitas convirtie- ducto de otros ron «ballena» en «bal-lina»), al repetir la «l» en su pronunciación, nombres ya debemos deducir que es fonema de significado pre-árabe, y su lec- existentes con tura debe ser: QATRUL - LAT. la conserva- ción de prácti- Influencia de las lenguas invasoras camente el Las influencias de las diferentes culturas que convivie- mismo núme- ron con la ibérica (fenicia, griega, cartaginesa, etc.) no alterarían ro de letras; sustancialmente la lengua ibérica. excepto en • En la primera mitad del primer milenio a.C. se pro- Catral, ducen las colonizaciones de fenicios y griegos, que se instalaron principalmente en la costa mediterránea en el siglo VII. Los fenicios comerciaron con los pueblos nativos esta- bleciendo puntos comerciales en el litoral. Pero los testimonios arqueológicos y toponímicos de su estancia en la costa son prácti- camente inexistentes, por lo que la influencia fenicia en las cos- tumbres, lengua etc. sería inapreciable. Los griegos mantuvieron un contacto, comercial más que colonial, muy similar al fenicio; consecuentemente, la influen- cia en el lenguaje ibérico también debió de ser nula. • La dominación cartaginesa duró veinte años (I Gue- rra Púnica: 264 –241) y fue estrictamente militar y de una intensa explotación de los recursos mineros. • La conquista romana se inicia con la venida de Cornelio Escipión en el 218 a.C. y termina con la llegada de los pueblos germanos a principios del siglo V. A pesar de tan larga ocupación, no hay motivo racional ninguno para suponer que el celtíbero fuera reemplazado por el latín ya que Roma no fue muy

11 ÇHan arboor pródiga de su lengua ni de sus derechos de ciudadanía, ambos eran romani considerados un privilegio y, a veces, concedidos a ciertos pueblos prunum vencidos como una gran merced. Cuenta Tito Livio que, 180 años uocant, spani a.C., la ciudad de Cumas pidió como gracia al Senado Romano el nixum, derecho de dictar sus leyes en latín, y el Senado se la concedió como uanandali et una gracia: luego no era la práctica de Roma el imponer su lengua. goti et suevi Reemplazar la lengua de un gran pueblo por el latín de et celtiberi unos pocos vencedores era tarea harto improbable, máxime si te- ceruleum nemos en cuenta que, según Plinio, las colonias militares romanas dicuntÈ eran en España 21, con un total aproximado de 40.000 hombres, —acepciones la mayoría mercenarios de diferentes países e ignorantes, por lo todavía pre- tanto, del latín, mientras que la población ibera rondaba los sentes en 2.000.000 de almas, más unas 400.000 celtas. nuestra co- Se tiene prueba de que no había desaparecido la len- marca como gua celta al reconocerla Roma como lengua oficial del Imperio, a la pruna, la par del latín y el griego, a principios del siglo III, distinción confir- ciruela negra mada por Justiniano en sus códices, con lo que se verifica que el y pequeña, y celta aún existía en el siglo VI de nuestra era. como ciruela Otra comprobación se nos da en las Etimologías de San la grande y Isidoro, escritas en el año 954, al referirse al nombre de un árbol amarilla—. «Han arboor romani prunum uocant, spani nixum, uanandali et Mas lo rele- goti et suevi et celtiberi ceruleum dicunt» —acepciones todavía pre- vante del sentes en nuestra comarca como pruna, la ciruela negra y peque- anterior pasa- ña, y como ciruela la grande y amarilla—. Mas lo relevante del an- je es la cons- terior pasaje es la constatación de que, casi tres siglos después de tatación de la sustitución de la dominación romana por la gótica, el celtíbero que, casi tres seguía en vigor. siglos des- Al coexistir las otras lenguas con el latín como lengua pués de la oficial —de la liturgia, de la política y de la clase dirigente nativa sustitución de que, por conveniencia, intereses o privilegios la adoptaría sólo lo la dominación suficiente para mantener los contactos imprescindibles en una po- romana por la lítica comercial más que cultural—, el proceso de fusión sería más gótica, el intenso, dependiendo del grado de contacto entre conquistadores y celtíbero conquistados. En nuestra zona, por ser de escasa población y no seguía en tener importancia estratégica, la relación con los romanos sería la vigor. estricta y esporádica para el cobro de tributos, aportación de gue- rreros, intercambio comercial, etc. Un ejemplo actual lo tenemos en nuestra comunidad

12 con el valenciano, usado por aquellos que, por intereses profesio- nales, deben asimilarlo para poder acceder a ciertos puestos de la administración, la cual impone y potencia el aprendizaje del mis- mo; pero la política de uso y normalización del valenciano no hará que desaparezca el castellano, como no desaparecieron el catalán ni el valenciano por la imposición a Valencia del castellano como lengua, en castigo por la resistencia a Felipe V, en 1707; y otro tanto sucedió con Cataluña siete años más tarde: ni aquellos rea- les mandatos ni la prohibición durante la dictadura del general Franco han impedido que ambas sigan siendo lenguas regionales. Otra verificación de que el celtíbero no fue fagocitado por el latín nos la ofrece Eduardo de la Barra, de la Real Academia Española: La diferencia entre el latín y el celta hace imposible derivar una len- gua de otra, así el latín declina sus nombres y dice: pater, patris, patri, patre; el castellano, por medio de artículos y preposiciones: el padre, del padre, al padre, por el padre». «Canis occidit lupum es lo mismo que «Lupum occidit canis», y del modo que se coloquen dicen siempre la misma cosa, ya que, al decli- nar, canis («el perro») es el sujeto, y lupum («al lobo») el complemento. En castellano esa inversión de las palabras invierte también el senti- do de la frase: «El perro mató al lobo» es lo contrario de «El lobo mató al perro». Hay hallazgos de grafitos y teselas de hospitalidad que testimonian la no desaparición de la escritura prerromana, e in- clusive el latín se veria influenciado por los sonidos de la lengua nativa; del propio emperador Adriano se comentaba en Roma que hablaba latín con acento hispano. Cicerón pone por caso, en su libro Sobre la adivina- ción, que, si un embajador español se dirigiese al Senado hablan- do en su lengua, «...esa arenga sería tan ininteligible como la in- terpretación de los sueños». Lo que nos hace ver que, dos siglos después de la conquista romana, teníamos una lengua propia que en Roma no se entendía. El latín era la lengua oficial escrita y, conviviendo con las lenguas nativas que supervivieron como medio de comunica- ción oral y siendo lenguas con raíces comunes, se explica que el latín afectara en gran medida al léxico. • Llegados los pueblos germanos a principio del siglo

13 Así se V, se inicia un período de tres siglos de duración. Pertenecían al instauraría un grupo étnico y lingüístico de los indoeuropeos y habían absorbido bilingüísmo la cultura romana en sus contactos con los romanos durante sus parecido al andanzas europeas y su posterior asentamiento en la Galia. Sien- que podemos do una minoría reducida la de los godos que se instalaron en nues- observar en tra zona, no influirían en prácticamente ningún cambio en la len- la actualidad gua de los hispanos. Sí influyeron en que el latín se fuera deterio- en los matri- rando al ser todo lo romano motivo de desprecio para ellos. Despo- monios entre jados los romanos de poder e influencias, empezó la decadencia de un cónyuge la lengua latina durante el período conocido como «baja latinidad». español y El lenguaje corriente vulgar que existia—lengua romance— era ya otro extranje- tan distinto del latín literario que, en el Concilio de Tours de 813, ro, y también se decretó que el clero tenía obligación de utilizar en sus entre valen- predicaciones la lengua popular. ciano-a par- • La descomposición del reino visigodo, las luchas lante y caste- fratricidas, las ambiciones personales, facilitaron la invasión islámica llano-a ha- en el siglo VIII. blante. La tolerancia entre ambas lenguas fue un inevitable proceso debido a que el ejército islámico no llevaba mujeres y, a pesar de que el derecho musulmán ponía alguna trabas al matri- monio mixto, la realidad fue que el casamiento con hispano-visigodas fue una constante11 . Así se instauraría un bilingüísmo parecido al que podemos observar en la actualidad en los matrimonios entre un cónyuge español y otro extranjero, y también entre valenciano- a parlante y castellano-a hablante. Los musulmanes permitían a sus mujeres cristianas que comieran alimentos para ellos prohibi- dos y que fueran a la iglesia para la práctica de su religión; y si eran tolerantes con la cuestión religiosa no lo serían menos con la lengua. A pesar del predominio musulmán en todos los órde- nes, el ejército invasor (Tarik entró con 12.000 guerreros; Muza, a continuación, con otros 10.000) no representaba un elevado nú- mero de nuevos pobladores que pudieran suplantar a los nativos, a pesar de formarse una corriente migratoria que no cesó hasta el s.

11 La legislación musulmana permitía al mahometano tomar en matrimonio a cristianas y judías. Pero no al cristiano tener mujer musulmana ni concubina. Fco. Javier Simonet, Historia de los mozárabes en España.

14 X, por lo que la estructura socio-económica de los hispanos se vería poco alterada, máxime en nuestra Vega, por el ventajoso pac- to de Tudmir12. A pesar de la supremacía árabe, la situación política tanto en el Al-Andalus como en el Sarq Al-Andalus13 era tal, que musulmanes y no musulmanes seguían dependiendo de sus mu- tuas lenguas. Al-Jusani, en su Historia de los jueces de Córdoba, da pruebas de que los dialectos hispanos eran generalmente usa- dos en Córdoba, incluso entre los tribunales. Llegamos a la conclusión de que, a pesar de los cinco siglos de dominación musulmana, debido al reducido número de fue inviable invasores, al mestizaje, a la variedad étnica —árabes del norte; la total absor- «los sirios» (de Damasco, Jordania, Palestina, Quinasrim, Emessa ción lingüísti- y Egipto); almorávides y almohades con un idioma común, el ára- ca y todo ello be, pero con distinta pronunciación y diferentes giros...— fue in- contribuyó al viable la total absorción lingüística y todo ello contribuyó al man- mantenimien- tenimiento de la lengua autóctona, máxime teniendo en cuenta to de la len- que son lenguas de muy diferente estructura dados sus orígenes, gua una semítica y la otra ariana14 . autóctona, A lo anterior debo agregar lo que nos dice R. Dozy en la introducción de su famoso Glosario español-arábigo: Es menester no exagerar la influencia del árabe sobre el español. No se han resentido de ella ni la pronunciación ni la gramática. El genio de ambas lenguas es tan diferente, que no es posible suponer a la una ejerciendo influencia modificadora sobre la otra. • Los mozárabes eran los cristianos en territorios de dominio musulmán, descendientes de los cristianos pre-islámicos. Consta la existencia de éstos en Tudmir a finales del siglo XI, pues parte de ellos se refugian en el castillo de Aledo, ocupado por los

12 «...recibe el compromiso, bajo la garantía de Alah de su Profeta, de que no cambiará nada en su situación ni en la de los suyos...» («Capitulación de Teodomiro», de Al Himyari.) 13 Término geográfico-administrativo que corresponde al Levante y SE español, y, de modo más preciso, ya en el siglo XIII, a las actuales provincias de Valencia, Alicante, Murcia, parte meridional de y septentrional de Almería. 14 Corresponden a los pueblos de más alta capacidad intelectual dos grupos superiores del lenguaje como el ariano y el semítico. Del tronco ariano se ramifican el inglés, ruso, portugués, etc. Se puede dividir en dos subgrupos: sin declinaciones, como el celta, el galo, el ibero, etc.; y con declina- ciones, como el latin, el griego, etc. De la importancia del semítico baste recordar que Moisés, Jesús y Mahoma eran semitas.

15 castellanos. Estos hispanos hablaban el dialecto «mozárabe», una lengua romance de un latín cada vez más vulgarizado que, debili- tándose y perdiendo las voces latinas prestadas, permitiría que si- guiera su natural evolución el habla celtibera. • Ya con la colonización de castellanos, aragoneses y ca- talanes, como referencia paralela a la de Orihuela tomaremos los datos de los pobladores de la ciudad de Murcia tras su conquista: los catalanes eran un 39%, frente a un 18% de castellanos y un 3% de como referen- aragoneses. El propio monarca castellano Alfonso X, no habiendo cia paralela a suficientes gentes de su tierra que poblasen el reino de Murcia y las la de Orihuela villas de Orihuela y Lorca, incentivó que lo hicieran muchos catala- tomaremos los nes de los que habían venido al reino de Valencia, previa petición a datos de los su futuro suegro, el rey Jaime I, que, años atrás, ya hizo varias lla- pobladores de madas colectivas para que vinieran colonos aragoneses y catalanes. la ciudad de En Orihuela, nos indica J. Vilar, en su Orihuela musul- Murcia tras su mana, que la mayoría de documentos están redactados en castella- conquista: los no, pero a menudo con evidentes influencias formales catalanas, lo catalanes eran cual es exponente del bilingüismo imperante. un 39%, frente El cronista Ramón Muntaner, hacia 1325, en su Crónica: a un 18% de E com la dita ciutat [Murcia] hac presa, poblá-la tota de castellanos y catalans, eaixí mateix Oriola [...] són vers catalans e parlen de un 3% de bell catalanesc del mon... aragoneses. Mosén P. Bellot recoge, de 1419, una carta del munici- pio de Orihuela en que éste se queja del trato recibido en Murcia por la diferencia del idioma: ...no vayan a pleitar a Murcia por la diferencia de la lengua y costum- bres [...] dicen cuando entra alguno de Orihuela en su corte: «Ja vé lo catalá, hara pagará» ... En Catral comienzan las inscripciones bautismales en cas- tellano en 1653 por el vicario J. Perpiñá, que desde 1651 lo venía hacien- do en catalán: «Bategizo a ... filla ... compares...». Dos años después de usar el castellano, Perpiñá hace una excepción e inscribe: «Naxque una filla...». En 1677, muy extendido ya el castellano, todavía se fijan en cata- lán impresos con los precios en la plaza y las posadas. A la vista de lo anterior, se desprende que España, sub- yugada sucesivamente, perdió la independencia, pero no su len- gua, que fue la celtíbera. El breve bosquejo anterior de las culturas que habitaron

16 nuestro entorno tiene como finalidad resaltar que el nombre refe- rente al poblado del Cabezo se mantendría, con leves variaciones, muy similar en su estructura de fonemas al original, incorporando algunas variaciones fonéticas reflejadas en la escritura árabe. En nuestro Etimología del topónimo actual y llano La etimología de un nombre, sea de una lengua moderna o entorno desta- antigua, consiste en explicar con qué elementos se ha formado esa pa- can los labra y cómo ha llegado a tomar la forma actual, así como el significado cabezos, y que tuvo, siguiendo la pista del vocablo desde sus fuentes más alejadas siendo éstos un y estudiando las fases de su evolución hasta la actualidad. hábitat desde En nuestro actual y llano entorno destacan los cabezos, tiempos remo- y siendo éstos un hábitat desde tiempos remotos habitado por los tos habitado iberos, pueblo de una destacada cultura, crearían un nombre que por los iberos, señalara su poblado describiendo aquel accidente geográfico o su pueblo de una rasgo diferenciador de los montes o cabezos de sus cercanías. destacada Estos accidentes geográficos naturales, si la comunidad cultura, crea- es estable, hacen que el topónimo siga siendo el mismo en el trans- rían un nombre curso del tiempo. Este nombre empieza asumiendo dos funciones: que señalara su designa un objeto y un lugar. Y una vez implantado el topònimo, poblado aunque desaparezca el objeto que le dio el nombre, seguirá utili- zándose como referencia del lugar o paraje. Afianzado el topónimo como nombre del paraje, al conver- tirse en un sonido que designa un punto en el espacio no cambiará, aunque sí lo haga el idioma o dialecto del lugar. Los invasores ten- drán que aprender los nombres de la zona y adoptarlos para poder tener referentes a la hora de patrullar la comarca, eso sí, modificán- dolos para pronunciarlos con los sonidos de su propia lengua, con lo que el topónimo entra en una fase de pérdida de su significado anti- guo y reforzamiento como designación de un paraje. Los iberos fueron la primera civilización histórica que ocu- pa las tierras del Levante peninsular, y a ellos nos remiten todos los indicios en la búsqueda del nombre primigenio. ¿El significado de Al-Qatrullat? Supongamos que, en un viaje por el país galo, al visitar una zona conocida como «del agua», se nos relatara en español: «...empiezan a sacar una acequia hasta que termina en un paraje llamado ‘del o’ ». Tendríamos un nombre ¿El significado sin significado si no se conoce la lengua nativa, ya que la narra- de Al-Qatrullat?

17 así podría ción adapta el sonido »o» de la palabra francesa eau («agua») a su traducirse propio sistema fonético. kalturlla por No siendo conquistador, Al-Udri no precisaba imponer nom- ÇLa doble bres a las tierras de nueva conquista. Como geógrafo, se limitaría a ano- cumbreÈ, que tar los nombres con que los nativos denominaran los parajes de referen- es un fiel cia, parajes habitados cuyos nombres sufrirían las transformaciones reflejo del normales al adaptarlas él fonéticamente a su propia lengua. perfil de los Significado, significante, referente Cabezos, Para el siguiente razonamiento me basaré en el interesan- como se ve en te estudio hecho por Juan. L. Román del Cerro en El desciframien- la fotografía to de la lengua ibérica en la «Ofrenda de los pueblos»15, donde la de la página descripción geográfica de la mayoría de los lugares mencionados siguiente . en el «Plomo I» de la Serreta de Alcoy, una vez traducidos, se ase- Otra probable meja con mucha exactitud a la actual. denominación Segmentación probable del fonema: QA/TURL/LA surgiría tradu- Interpretación: Kal: cumbre. ciendo el Turl: de forma bicónica, pluricónica, de morfema kan varias puntas o protuberancias. como Çmonta- La: artículo o sufijo modal. ñaÈ; leería- La interpretación de los morfemas debe hacerse comen- mos entonces zando por el final; así podría traducirse kalturlla por «La doble cum- ÇLa doble bre», que es un fiel reflejo del perfil de los Cabezos, como se ve en la montañaÈ. fotografía de la página siguiente16 . Tanto una Otra probable denominación surgiría traduciendo el mor- acepción fema kan como «montaña»; leeríamos entonces «La doble monta- como la otra ña». Tanto una acepción como la otra tendrían el mismo desarrollo. La toponimia ibera suele describir lo que se veía de esos parajes por lógica referencia geográfica, ya que muchas denominaciones rurales se refieren prioritariamente a accidentes notables y diferencíadores del lugar en que se asienta la población.

15 Editorial Aguaclara. Alicante, 1990. Juan Luis Román del Cerro se especializó en lingüística en l’École Pratique des Hautes Études, de la Sorbona, y en L’Institut Catholique, de París, habiendo sido Director del Departamento de Lengua Española en la Universidad de Alicante. 16 Con una cota de 65 y 69 m, respectivamente, que hace prácticamente gemelas las cumbres, ya que la diferencia de altura sería inapreciable al no estar parte de la cumbre desprendida, como se comprueba por la abundante cerámica que se encuentra en el derrubio de la ladera. El casi desaparecido Cabezo de las Fuentes es de menor altura que sus colindantes. (Vuelo fotogramétrico de 1970, Mapa topográfico nacional.)

18 Monte San Clementino y Cabezo pardo

Para entender la transformación de esos nombres hasta la denominación actual me basaré principalmente en Einrich Lubker y su Lingüística románica. Hay una serie de fenómenos en la combinación de fonemas que nos ayudan a entender ciertos cambios producidos en los nom- bres, algunos de los cuales afectan a esta teoría: Al-. Omisión del articulo; en el mozárabe y el latín an- tiguo el articulo esta poco extendido.17 LL-. En latín tras vocal larga por naturaleza se simpli- fica en l-. Tras vocal breve se redujo mucho más tarde. Ej.: stella>stela, (Qatrallat>Qatralat). Es evidente la influencia del ca- talán en el paso de ll- a l- debido a que la transcripción fonética de trull es trul en catalán.18 T. Las formas bajomedievales muestran la pérdida de t final. Perdura en francés antiguo hasta los umbrales del siglo XII, para enmudecer y desaparecer de la escritura en el mismo siglo. Ej.: cantat, dat, stat pasan a canta, da, está. Qatralat>Qatrala Qatralat>Qatrala y pérdida de –a final por posible efecto del catalán19 : Qatral. y pérdida de Ða K. Se representó en la grafía del latín antiguo entre -e final por posi- e -i, por c; ante a, preferentemente por k; posteriormente se gene- ble efecto del ralizó en casi todos los casos el signo c. catalán: Qatral. El proceso seguido en la evolución del topónimo pudo ser:

17 «Se suprime frecuentemente», y expone varios casos de omisión del artículo Manuel Alvar, en su Manual de dialectología hispánica. 18 Gramática histórica catalana, de Antoni M. Badía 19 Se conocen casos de pérdida de «a» final latina en nombres proparoxítonos: familia, femíli; gloria, glóri, etc. Gramática histórica catalana, de Antoni M. Badía.

19 «Mot phonétique». Cuando varias palabras —cada una de las cuales designa una «cosa»— forman una unidad fonético- sintáctica; al formarse ésta, suele darse la pérdida de alguna letra. Metafonía. También llamada armonización, es el fenó- meno por el que la cualidad de una vocal influye sobre la vocal de una sílaba próxima. Ej.: –osus sufre metafonía por influjo de la vocal próxima –u, formando –usu. (Qatrullat>Qatrallat.) R. El traslado de la r no resulta nada sorprendente en un topónimo que ha pasado por la pronunciación árabe. Sufre do- cumentados cambios posicionales. Ej.: del árabe, Cárbi>Arabí, case- río deYecla; al-tzarmuz>altramuz, planta leguminosa; al- yedber>algeber, álgebra; Taraf-al-r>Trafalgar; turl->trul.

SECUENCIAS DE LA EVOLUCIÓN DEL TOPÓNIMO CATRAL

Kal: cumbre El árabe añade su artículo Por metafonía y pér- Turl: de forma doble, bicónica Al por cambio posicional de dida de última síla- La: artículo -r y epéntesis espontánea de ba al formarse «mot -t phonetique»

Ibero Árabe Hispano-romano Kal turl la Al-qatrullat Catral

Incidiré en el mot phonètique por ser el elemento más im- portante en la transformación del nombre. Al ser un grupo de pala- bras que fonéticamente son tratadas como una sola, el árabe lo reflejó en un solo nombre al escribirlo. Siendo la penúltima sílaba abierta y con vocal breve, el acen- to —según la llamada «ley de las tres sílabas»— sólo puede recaer sobre la antepenúltima: Cátralla. Pronunciada la primera sílaba con más fuerza que la segunda, por tanto con intensidad descendente, esta manera de repartir la intensidad acarrea frecuentemente, en románico, la total desaparición de la última sílaba: Catralla>Catral En los proparoxítonos restantes en español, la reducción alcanza ya proporciones considerables, así como el catalán mues- tra fenómenos de reducción frecuentes. Ejemplos: Duodécim>doce; hedera>hiedra; pulice>pulga.

20 Otro claro ejemplo de nombre ibero lo tenemos en nues- tra vecina y apreciada ciudad de Callosa: kal con significado de «cumbre»; lau con sentido de «llano»; sa, como «pequeño». Obtene- mos así KALLAUSA>QALYUSA>CALLOSA (ibero > árabe > caste- llano), cuya traducción sería «El pequeño llano de la cumbre». Meyer-Lübke señala algunos casos en que actúan de igual forma el castellano que el catalán en la transformación del diptongo Au>o. Así, Callausa>Callosa. Ejemplos de au>o son, en catalán, auru>or; paucu>poc; y en castellano: audit>oye; paucu>poco; pauper>pobre; auru>oro. Josep Colominas realizó prospecciones arqueológicas en la empinada ladera de la sierra de Callosa coronada por el castillo de la localidad. El terreno excavado por Colominas se encuentra sobre un escalonado artificial a base de muros, en cuyos rellanos se encontraron tumbas. Por ello, se cree en la posibilidad de que se tratara de un poblado. Como se desconoce aún como se combinó el ibérico con el latín, los «fenómenos» descritos deben considerarse únicamente como constataciones de transformaciones que pueden haberse dado, con toda la subyacente carga de subjetividad del que suscribe. La idea fundamental de estas hipótesis es la de iniciar, incitar o estimular a aquellos que tengan sus propias teorías para que las saquen a la luz y que entre todos se dilucide el origen del nombre de Catral. Y ahí queda la anterior hasta que otro investi- gador de más fortuna y/o preparación no demuestre otra cosa y pueda descifrar el mensaje y la historia entretejidos en las letras del nombre Catral. Catral, marzo de 2000 20

20 Aclaración al artículo «Primeros repobladores de Catral en el año de 1268», publicado en el programa de fiestas patronales de l999: la referencia al castillo («La villa e el castiello e Catral, aldea de Orihuela») fue obtenida de la nota al pie de la página XLV del Repartimiento de Orihuela; quiero hacer constar que, intrigado porque la orografía de nuestro entorno no guarda las características propias de este tipo de construcciones y deseando ampliar datos al respecto, consulté la fuente original, que se encuentra en el Palacio de Almudí, Archivo Histórico de Murcia, Codom. de Torres Fontes, cuya transcripción del Privilegio dado por Alfonso X es: «...otorgo a Don Pelay Perez, maestre de la Cavalleria de Santiago de la orden de Ucles e a todo su orden Caloxa, la villa e el Castiello, e Catral...»; lo cual debe traducirse como: «... Callosa, la villa y el Castillo, y Catral...». Queda, así, aclarado que la villa y el castillo nombrados son los de .

21 Bibliografía ANTONI M. BADÍA I MARGARIT. Gramática histórica catalana. CENTRO DE EDAFOLOGÍA Y BIOLOGÍA APLICADA AL SEGURA. Estudio agrobiológico y aspectos económicos de los partidos judiciales de Orihuela y Dolores. CONSELLERÍA DE CULTURA, EDUCACIÓN Y CIENCIA. Ref. Arq. 92. Rgto. Gral. de salida 30.165. Fecha 18/XI/92 CRISTINA MONTIEL MOLINA. La propiedad forestal de raigambre señorial en tierras valencianas. DANIEL SANTANO LEÓN. Diccionario de gentilicios y topónimos. ENRIQUE A. LLOBREGAT. Ilucant. EDUARDO DE LA BARRA. Las lenguas celto-latinas. EMILIO MOLINA LÓPEZ. «El Sharq Al-andalus en el siglo XIII». Instituto de Estudios Alicantinos, nº 37. EINRICH LUBKER. Lingüística románica. JESÚS MILLÁN. La lengua catalana en Orihuela. Ss. XII-XIX. JOSÉ VICENTE GÓMEZ BAYARRI. Particularitats del procés históric de la llengua valenciana fins a Jaume I. JORDI JOAN. Gaceta universitaria. Valencia, 03/11/97. JULIO MANGAS. «De Aníbal al Emperador Augusto». Historia de España. Historia l6 L. ABAD Y J. M. ABASCAL. Historia antigua. MANUEL DE GEA CALATAYUD. La formación y expansión de la huerta de Murcia–Orihuela: un enfoque desde la perspectiva de la Orihuela musulmana. (Siglos VIII-XIII). MÍKEL DE EPALZA Y LLOBREGAT.«¿Hubo mozárabes en tierras valencia- nas?». Instituto de Estudios Alicantinos, nº 36 P. BELLOT. Anales de Orihuela. PEDRO LÓPEZ ELUM. La conquista y repoblación valenciana durante el reinado de Jaime I. R. MENÉNDEZ PIDAL. Historia de España. RAFAELA SORIANO SÁNCHEZ. Contribución al estudio del Bronce tardío y final en la Vega Baja del Segura. REVISTA DE LA REAL ACADEMIA DE CULTURA VALENCIANA, nº 3-4. SONIA GUTIÉRREZ. La cora de Tudmir. De la antigüedad tardía al mundo islámico.

22 2. Patrimonio cultural

JOSÉ Mª CECILIA ROCAMORA FECHAS CLAVE EN LA AURORA CATRALENSE del siglo XVI, aparece un documento que la acredita como a devoción al Rosario, en Catral, bien podría remontarse a la muy arraigada. Edad Media, pues la tradición oral cuenta que este piadoso El escrito en rezo a la Santísima Virgen nos fue sembrado por San Vicen- L cuestión es una te Ferrer. Y debió dar pronto fruto esa semilla porque, del siglo relación, del año XVI, aparece un documento que la acredita como muy arraigada. 1568, con más El escrito en cuestión es una relación, del año 1568, con más de de 160 cofrades 160 cofrades catralenses pertenecientes a la cofradía del Rosario, catralenses ubicada en el convento del Socorro de Orihuela.

23 La fecha histórica estre- lla de nuestra Aurora cabe situar- la, sin duda alguna, en 1691, en 1691, con- concretamente el 9 de julio de ese cretamente el 9 año, en que la Iglesia establece la de julio de ese fundación canónica de la Ilustre año, en que la Cofradía del Santísimo Rosario de Iglesia estable- Catral. ce la fundación Posteriormente, apare- canónica de la cen dos fechas importantes que Ilustre Cofradía coinciden con sendas nuevas fun- del Santísimo daciones: la primera, en 1769, Rosario de motivada por el cambio de ubica- Catral. ción que sufre el altar de Nª Sª del Rosario, que pasa del altar mayor a una capilla exclusiva (la actual del Cristo de la Salud); la segunda, en 1807, para revitalizar el espíritu de la cofradía, que había decaído. En ambos casos, al igual que ocurrió con la primera fundación, la Iglesia le concede la correspondiente bula papal.

El Rosario, la Aurora y la devoción a la Purísima, en El Rosario, la Aurora y la devoción a la Purísima, en Catral, Catral, consti- constituyen un conjunto inseparable, por lo que la siguiente fecha tuyen un relevante documentada la relaciono con el tercero de los elemen- conjunto tos. En el primer cuarto del siglo XX, la imagen de la Purísima de la inseparable Ermita es enviada a los talleres valencianos de Venancio Marco para ser restaurada y colocada en una peana de ángeles que real-

24 zaran la figura de la Virgen. El 2 de diciembre de 1923, el con- El 2 de diciem- junto escultórico entra triunfalmente en nuestro pueblo. bre de 1923, el conjunto escultórico entra triunfal- mente en nuestro pue- blo.

el 25 de julio de 1936, la Imagen de la Purísima antigua, atribuida a Salzillo. ermita es pasto de las La siguiente efeméride fue nefasta y consecuencia de los llamas y desastres de una guerra: el 25 de julio de 1936, la ermita es pasto de las llamas y desaparece, entre ellas, la hermosa imagen de nuestra patrona.

25 En la década Pasada la contienda civil, se encarga una nueva imagen, de los 80, los según foto de la desaparecida, a los talleres de Rabasa y Royo, de encuentros de Valencia. La nueva y actual Purísima entra en Catral en 1941. auroros de la En el pleno municipal del 23 de noviembre de 1949, se Vega Baja propone y aprueba la proclamación oficial de la Purísima de la Er- potencian las mita como Patrona de Catral, pero el acto no llega a materializarse cofradías de nunca. esta índole en En la década de los 80, los encuentros de auroros de la toda la comar- Vega Baja potencian las cofradías de esta índole en toda la comar- ca. En nuestro ca. En nuestro pueblo, en concreto, se pone de manifiesto, con: pueblo, en —la confección y bendición de un nuevo estandarte, el concreto, 28 de mayo de 1989; —la conmemoración solemne del III centenario de la pri- mera fundación canónica de la cofradía, el 6 de julio de 1991, y —la celebración del referido encuentro, en Catral, el 13 de octubre de 1991, donde quedó patente la calidad y riqueza de nuestra tradición aurora.

La Hermandad en el VII Encuentro de Auroros, celebrado en Catral el 13 de octubre de 1991.

26 Ajeno a estos encuentros, en los años 80 tiene lugar tam- bién lo que personalmente considero el mayor hito del siglo: la coronación popular de Nuestra Purísima, como Reina y Señora de Catral, el 8 de diciembre de 1986. Queda pendiente su corona- ción canónica. Volviendo al efecto vitalizador que producen los encuen- tros en nuestra comarca, la hermandad aurora de Catral se plan- teó la necesidad de formalizar la agrupación, de acuerdo con las exigencias de este tiempo, y, el 17 de septiembre de 2001, la Iglesia reconoce lo que podríamos llamar la IV fundación de esta cofradía que, en la actualidad, recibe el nombre de El Santísimo Rosario y la Purísima de la Ermita, cuya directiva quedó compues- ta de la siguiente manera: PRESIDENTE D. MODESTO GÓMEZ LLOPIS VICEPRESIDENTE D. PASCUAL FLORES CULIÁÑEZ SECRETARIO D. JOSÉ Mª GUIRAU MIRALLES TESORERO D. JUAN SÁNCHEZ AGUILAR VOCALES D. PASCUAL BOX CULIÁÑEZ, D. JOSÉ AN- TONIO ZAMORA GÓMEZ, Dª MARAVILLAS LEAL CASAINS, Dª ADORACIÓN TOMÁS MENÁRGUEZ, Dª PATROCINIO GÓMEZ GÓMEZ CONSILIARIO D. JOSÉ Mª GARCÍA BERNABÉ el 17 de sep- tiembre de 2001, la Iglesia reconoce lo que podríamos llamar la IV fundación de esta cofradía que, en la actualidad, recibe el nom- bre de El Santí- simo Rosario y la Purísima de la Ermita, cuya

27 Muchos son los proyectos de esta, no sé si llamarla joven o rancia asociación, pero entre los más inmediatos están: —la recuperación de tonadas que han estado a punto de Para todo esto perderse, irreversiblemente, por el desuso; contamos ya —la trascripción musical de éstas y de las que actual- con la incondi- mente siguen ejecutándose; cional colabo- —la grabación de un CD con toda la tradición aurora res- ración de las catada; autoridades —la proclamación oficial de la Inmaculada Concepción locales, y como Patrona de Catral, junto a los Santos Juanes, —la consagración de nuestro templo parroquial a la Inmaculada Concepción, y —la coronación canónica de la Purísima de la Ermita. Para todo esto contamos ya con la incondicional colabo- ración de las autoridades locales, y no nos queda la menor duda de que recibiremos la misma respuesta del resto de entidades y perso- nas del pueblo de Catral.

28 PURA GUIRAU MIRALLES LOS «BAILES DE PUJAS»: UNA ANTIGUA TRADICIÓN FOLCLÓRICA CATRALENSE *

na de las tradiciones más antiguas y carismáticas de Catral que desarrollaban, durante el período navideño, la «Her- Umandad del Santísimo Rosario y la Purísima de de la Er- mita» y el resto de las cofradías de antaño, era lo que llamaban «la petición de aguilandos» y «los bailes de pujas». Las agrupaciones religiosas o hermandades de «Ánimas (Virgen del Carmen)», «La y, acompaña- Purísima»1 , «Cristo de la Salud», «Santa Águeda», «Virgen de los das por tres o Dolores», «Sagrado Corazón de Jesús» y «La Sagrada Familia» (del cuatro músicos barrio de la Arroba de la Madriguera) recorrían con sus respecti- de pulso y púa, vos estandartes o cuadros de su patrón/a las calles del pueblo, iban visitando entonando cantos religiosos y profanos (la mayor parte de las ve- todas las ca- ces improvisados por un trovero o cantaor)2 y, acompañadas por sas, incluso las tres o cuatro músicos de pulso y púa, iban visitando todas las de la huerta. casas, incluso las de la huerta. Los cantores improvisaban coplas Los cantores en las que pedían cualquier cosa para su hermandad, ante lo cual improvisaban los vecinos correspondían con donaciones de todo tipo: animales, coplas productos de la huerta, dinero o pañuelos bordados por las muje- res para tal ocasión. Según D. José María Cecilia Rocamora3, esta actividad se desarrollaba de la siguiente manera: Las hermandades en cuestión, con instrumental de cuerda, pande- retas, castañuelas, almireces, etc..., y sus correspondientes estan- dartes, discurrían por la población en una especie de pasacalles, con

* Artículo publicado en la Revista de fiestas de san Juan de 2001. 1 Auroros de Catral. 2 A las hermandades de «La Purísima» y de la «Virgen del Carmen» las acompañaba como trovero o cantaor el tío Rafael Patahiguera; y a la de «La Sagrada Familia» (de la Arroba de la Madrigue- ra) el tío Pepe Sánchez El monja, padre, y el tío Pepe Giménez. Posteriormente, fueron troveros o cantaores D. Manuel Bernal Rodríguez El Serafín (del barrio de Los Dolores), D. Miguel Sánchez Fabra y D. Manuel Menárguez Calvo El marto. 3 CECILIA ROCAMORA, J. Mª: El ciclo auroro navideño, en Catral. Catral (Alicante), Biblioteca Municipal, 1995.

29 ritmo de malagueñas4 , y cantos de estilo y métrica como los que si- guen: Y saludó el ángel, «Ave María», a aquella que sin mancha fue concebida. Al llegar a la puerta de determinados domicilios, se cambiaba de rit- mo y el trovero, que habitualmente acompañaba al grupo, improvisa- ba una petición cantada, con alguna referencia a los dueños de la casa. En la puerta de un panadero, por ejemplo: A la puerta hemos llegao. La puerta de un panadero. Pa que dé buena limosna, que Dios pagará en el Cielo. El coro contestaba el estribillo con otra estrofa de la misma métrica, cuyo primer verso era el último del trovero: Que Dios pagará en el Cielo. Cantemos con alegría, que la Pura Concepción viene en nuestra compañía. El tercer verso, dependiendo de la patrona, variaba: Que la Virgen del Carmelo. Que la Virgen del Rosario. Que la que es pura y sin mancha. Que la que es madre de Dios. Etc... Si la donación era satisfactoria, trovero y coro se despedían agrade- ciéndolo: Esta casa sí que es grande con ventanas y balcones y el ama que vive dentro parece un ramo de flores. Parece un ramo de flores. Cantemos con alegría ... Pero si el donativo era el silencio, también lo recriminaban: Esta casa sí que es grande y las puertas son de pino

4 «Para el canto de ‘aguilandos’ había dos tonadas; una, para el paseo por las calles, con aires de malague- ña; otra, para la petición, propiamente dicha, de las lismosnas en las puertas de los domici- lios; esta última muy semejante a la de los ‘aguilandos’ murcianos, tanto en música como en estructura...».

30 y los dueños de la misma tienen morros de cochino. En estos casos cambiaban los dos últimos versos del estribillo: Tienen morros de cochino. Cantemos con alegría, que en la olla que no hay nabos buenas son las chiribías. Había ocasiones en que las reprimendas contra la gente poco gene- rosa eran muy cáusticas, como muestra el siguiente ejemplo: Que sarrateño5 es el tío, por no querer darnos na, ojalá que se le seque la cosica de mear. En la puerta de personas pobres pero voluntariosas, donde sabían que, al menos, les sacarían un trago de vino, cantaban cosas como éstas: Sacar higos, si queréis, no quitarles los pezones, que aquí traigo un tragaldabas que se los come a empellones. Dado el carácter improvisado de estas composiciones, se han podido recuperar muy pocas, quizás sólo aquellas que tenían una cierta polivalencia. Es de suponer que no siempre se disponía de trovero o ÇBailes de que, a veces, éste no se encontraba muy inspirado. En estos casos se pujasÈ. En recurría a villancicos populares o estrofas de las salves: ellos, ubicán- Salve, jazmín oloroso. dose en la Salve, majestad inmensa, puerta de la que al mismo Dios que te hizo enamora tu belleza iglesia o de la Todo lo recolectado en estas andanzas había que trans- ermita de la formarlo en dinero en efectivo para el sostenimiento de las her- Santa, se baila- mandades, y, para esto, organizaban entre todas en el día de ban jotas, Navidad y en la romería de santa Águeda los citados «Bailes de fandangos, pujas». En ellos, ubicándose en la puerta de la iglesia o de rabaleras la ermita de la Santa6, se bailaban jotas, fandangos, rabaleras7

5 Sarrateño, en Catral, significa «avaro», «agarrao en demasía». 6 También se organizaban «Bailes de pujas» en la explanada que hay delante de la casa del tío Jesús Matías, en el barrio de santa Águeda. A principios del siglo XX había una «escuela de baile», en el barrio de Los Dolores, a donde iban aprender a bailar un grupo de jóvenes de Catral. Además, los domingos venía a Catral un profesor de Murcia, a dar clases de estos bailes tradicionales, a tres excelentes jóvenes bailaoras: Dª Lola Morales Morales y sus primas Dª Milagros y Dª Bienvenida Abad Morales, Las molineras, que solían participar en estos bailes en la romería de santa Águeda. 7 Baile típico de la zona, semejante a la jota.

31 Algunos bailes típicos de la comarca en la puerta de la ermita de santa Águeda de Catral, muy semejantes a como se realizaban en los «Bailes de pujas» de antaño. (Agrupación de rondalla, coros y danzas «Ntra. Sra. de Belén» de la Aparecida —Orihuela—)

los asistentes, y malagueñas; y, entre aire y aire, se subastaban las anteriores además, puja- donaciones conseguidas. ban para con- Según nos narra D. José María Cecilia Rocamora8 , los seguir alguno asistentes, además, pujaban para conseguir alguno de los regalos de los regalos recogidos en los «aguilandos». Se pujaba por hacer algo: «¡Dos reales por llevar el estandarte!». Se pujaba para que lo hicieran los demás: «¡Un real para que la Car- men le dé de beber al Juan!»; «¡Cuatro perras pa qu´el Pedro baile con la María!». Los aludidos debían hacer lo que se solicitaba o, en su defecto, aban- donar el baile, o pagar más que el solicitante para no hacerlo. En el caso del Pedro, alguien podía contestar: «Yo pago seis, pa que baile él con su vecina Lola». En estos bailes participaba un personaje muy singular que portaba un enorme collarón de nabos, los más grandes que había dado la huerta ese año. Dicho collar trataba de colocárselo a alguno de los presentes y éste debía pagar para que se dirigiera a otro, si no lo quería lucir él. Ésta era otra forma original y divertida de sacar fon- dos. El baile solía acabar con una sesión de trovos, en la que las distintas cofradías que participaban se tiraban, por medio de versos improvi- sados, los trastos a la cabeza. Eso sí, con mucha elegancia y diploma- cia. Esta curiosa tradición folclórica dejó de realizarse en Catral y en otros muchos pueblos de la comarca del Bajo Segura a partir de la guerra civil de 1936. Sin embargo, continuó haciéndose en

8 CECILIA ROCAMORA, J. Mª: El rosario. Tesoro catralense. Alicante, Diputación Provincial, 1992. Pp. 26- 27.

32 San Felipe de Neri, en el barrio de Los Dolores y en la Arroba de la Con su des- Madriguera hasta la década de los años 509 . Con su desaparición, aparición, la la comarca perdió uno de sus rasgos más característicos y comarca diferenciadores de su folclore y de su historia. Los «Bailes de perdió uno de pujas» han pasado al olvido, pero nos recuerdan que nuestro pue- sus rasgos blo tuvo, no hace tanto tiempo, unas señas de identidad propias y más caracte- una rica tradición musical. rísticos

9 Durante las fiestas de san Juan del año 2001 se representó, en varias ocasiones, en la Casa de Cultura de Catral, la obra de teatro Pasajes de rechirol con baile de pujas, del escritor catralense D. José Mª Cecilia Rocamora. En la representación de la obra participaron el grupo de teatro de la Asociación de Amas de Casa de Catral, miembros de la Agrupación de Rondalla, Coros y Danzas «Ntra. Sra. de Belén» de la Aparecida (Orihuela) y la banda de música «La Constancia» de Catral. Todos ellos bajo la dirección de Francisco Illán. Los vecinos de Catral retrocedieron en el tiempo y volvieron a bailar las pujas, rememorando, mediante dicha obra teatral, esta antigua tradición popular catralense.

33 JOSÉ Mª CECILIA ROCAMORA HUELLAS CATRALENSES

on motivo de la magna exposición montada en la catedral de Murcia sobre el pasado cultural de esa comunidad, se Cme ha ocurrido que su título podría servir para encabezar este artículo, pues ambas empresas, aunque de diferentes dimen- siones, pretenden, al fin y al cabo, lo mismo: mostrar interesantes aspectos culturales del pasado de un colectivo. algo que forma En esta colaboración se reflejan una serie de costumbres, parte de tu tradiciones, juegos... de nuestro pueblo, que creo que servirán de propia realidad disfrute a todo aquel que la lea con interés: a unos, los que han cultural. sido protagonistas directos, desde la evocación nostálgica; a otros, los que no las hayan vivido, desde la satisfacción que supone la información, el conocimiento de algo que forma parte de tu propia realidad cultural.

Palo en casa Realmente, esta tradición podríamos llamarla del antea- yer porque se trata de una de las más antiguas que se relatan. Sabemos que se practicaba en el siglo XIX. En aquella época era muy corriente que los hombres, jó- venes, maduros y ancianos, llevaran en la mano algún palo, caña, o cayado. Cuando algún mozo quería entrar en la casa de su ama- da y no tenía mucha confianza con la familia de ella, la primera intentona consistía en lanzar su báculo, previo acuerdo con su Esta curiosa pretendida, en el interior del domicilio de ésta, y dicen que acom- costumbre pañado del grito de «¡Palo en casa! ¿Pasa o no pasa?». Si los padres también se estaban de acuerdo con la relación, el palo en cuestión era retenido practicaba en la hasta que el pretendiente entrara en la casa para concretar el per- huerta de Mur- miso de manera más formal; si el mozo no era precisamente lo que cia, con la que los padres esperaban, el elemento que nos ocupa era arrojado a la tantos aspectos calle como señal de rechazo. culturales com- Esta curiosa costumbre también se practicaba en la huerta partimos. de Murcia, con la que tantos aspectos culturales compartimos.

34 Pámpano en la oreja un pámpano de Ésta también es muy antigua, quizá más que la anterior geranio en la por lo que veremos al final. Cuentan que los mozos del siglo XIX, oreja, al estilo cuando por las tardes se acicalaban para ir de cortejo, se coloca- de como hacen ban un pámpano de geranio en la oreja, al estilo de como hacen los carpinteros y los carpinteros y albañiles con el lápiz. albañiles con el Hay quien opina que esto no lo hacían por presumir, sino lápiz. con el fin de ahuyentar los mosquitos, cosa que ya practicaban los Hay quien opina árabes con estas hojas o con las de jazminero y alhábega. que esto no lo hacían por Partir la vieja presumir, sino Esta celebración tenía lugar a la mitad del tiempo de con el fin de Cuaresma, y consistía en confeccionar muñecos de trapo de tama- ahuyentar los ño natural, vestirlos con ropas antiguas y sentarlos detrás de una mosquitos ventana o balcón, en actitud de estar «dotoreando» desde sus cris- tales a los transeúntes. Nada hemos podido averiguar sobre su origen ni signifi- cado. En Callosa de Segura, donde también se practicaba, se ha recuperado esta tradición y, además, ha adquirido cierta rele- vancia como fiesta local. Las reinas, ataviadas con el traje huerta- no, visitan los domicilios donde hay muñecos, acompañadas de una comisión y la banda de música, para, al final, otorgar un pre- mio al que han considerado mejor conjunto. Iniciativas como ésta deberían imitarse.

Partir la vieja

35 cáscaras de Iluminación del campanario huevo envuel- Anteriormente a la guerra civil, en la fiesta del Sagrado tas en papeles Corazón de Jesús, se iluminaba la silueta de nuestro campanario de colores y de una manera original y laboriosa. Se hacía ello con cáscaras de llenas de acei- huevo envueltas en papeles de colores y llenas de aceite, sobre te, sobre cada cada una de las cuales se colocaba una «mariposa» (pavesa) que se una de las encendía al anochecer. cuales se colo- Algunas fachadas y balcones de casas particulares tam- caba una Çma- bién se iluminaban de tan singular manera. riposaÈ Hogueras de San Juan Sobre el ritual del fuego en la noche de San Juan (23 de junio), nada nuevo podríamos decir, pero sí relatar la especial ma- nera con arreglo a la que, hasta la década de los 50, se desarrolla- ba en Catral. Cuando las antiguas escobas de caña y palma perdían las tiras del mocho por el uso, lo que quedaba se reservaba para la noche que nos ocupa. Al anochecer, la banda de música daba su tradicional pasacalles, al que se sumaban los niños con aquellas escobas viejas a las que, tras rociar el muñón, a que había queda- do reducido el mocho, con fly (el único insecticida casero de aque- convirtiéndo- llos tiempos), prendían fuego convirtiéndolas en improvisadas an- las en improvi- torchas. Con frecuencia se apagaban, pero al correr se reavivaba sadas antor- de nuevo la llama con un pequeño estampido. Cuando no había chas. Con forma de que se encendiera por mucho que se corriera, se iba a frecuencia se casa a insuflar un par de nuevos soplidos de fly. apagaban, Todo lo anterior, junto a las hogueras de «gramisas» y tras- pero al correr tos viejos de las casas, componía en las calles un sin igual espectá- se reavivaba culo de humo y fuego que, además de cumplir con los cánones que de nuevo la la celebración de la noche requería, ahuyentaba los mosquitos, tan llama con un abundantes en esa época del año. pequeño es- También recuerdo que nos asomábamos a la Sierra de tampido. Crevillente para verla salpicada de las estrellas que originaban las hogueras que encendían los pastores que, esa noche, pernoctaban en ella.

Calabaza de Todos los Santos Aunque todavía se asen calabazas y boniatos en esta se-

36 ñalada fecha, ello nada tiene que ver con lo que ocurría durante mi niñez, en la que recuerdo a mi madre pasarse el día 31, entero, con el horno lleno de «llandas» de esos productos hortícolas. Había madres Asociada con ésta, hubo una costumbre que consistía en que pasaban la hacer una mezcolanza con los anteriores asados, a la que se aña- noche en vela, día pez: los mozos la utilizaban para embadurnar las cerraduras limpiando su de las puertas de las casas con mozas casaderas, en la noche del puerta para 31 al 1. que, al amane- Había madres que pasaban la noche en vela, limpiando cer del otro día, su puerta para que, al amanecer del otro día, nadie supiera que su nadie supiera casa había sido en repetidas ocasiones objeto de las bromas de los que su casa mozos catralenses.

Las «senserrás» Esta actividad tenía lugar cuando se celebraba una boda los en la que al menos uno de los contrayentes era viudo. El aconteci- cubrebalcones miento se celebraba como una gran fiesta, pero... revestida de una y mantones de alta dosis de ironía: los cubrebalcones y mantones de Manila eran Manila eran sustituidos por sacos o cortinas viejas y deshilachadas; la música sustituidos por la componía un ensordecedor ruido de cencerros (de ahí el nom- sacos o corti- bre) y cacerolas, los disparos de escopeta emulaban a los cohe- nas viejas y tes... y a los novios se les castigaba con todo tipo de bromas (yo deshilachadas; diría que putadas). la música la Esta tradición parece ser que estuvo muy extendida por componía un toda la geografía española, pero en Catral adquiría proporciones ensordecedor desorbitadas, dignas de haber sido recogidas en una película de ruido de cence- Buñuel. rros (de ahí el Mi madre me contaba de una «senserrá» (que, a su vez, le nombre) y había contado su padre) que duró toda una semana, durante la cacerolas, los cual no se paró de asediar a los recién casados. Entre otras cosas, disparos de cuando iban a acostarse se encontraban animales muertos en la escopeta emu- cama o la habitación llena de gente. laban a los La última que yo recuerdo tuvo lugar en los años 70 y, a cohetes... y a pesar de celebrarse la boda por la noche y estar cayendo «agua- los novios se Dios-misericordia», tuvieron que intervenir los municipales por el les castigaba gran alboroto armado en la plaza. con todo tipo de bromas

37 Antes de los El ramo de novia años 70, la También una costumbre relacionada con las bodas, aun- mano de este que más tranquila y delicada, era la de ofrecer el ramo de novia a la ángel era fácil- Purísima. mente accesi- Acabada la función religiosa en la iglesia, el cortejo se di- ble. rigía a la ermita donde la novia depositaba su ramo en la mano del ángel que sostiene la vara de azucenas. Antes de los años 70, la mano de este ángel era fácilmente accesible.

La «pesá» Probablemente todos hayan oído hablar de la «pesá», aun- que en la actualidad no sea exactamente como en sus primicias. Se trata de un regalo que los enamorados hacen a su moza el día de santa Águeda. El nombre deriva de que, antiguamente, ese obsequio consistía en un conjunto de dulces variados (peladillas, turrones, mazapanes, piñones dulces...) que entraban en una de- el agua del mar terminada pesada (de aquí la denominación) cuya cuantía desco- se volvía dulce nocemos. Hoy en día, vale como tal cualquier presente que se haga, por unos ins- bien sean dulces, una joya, un muñeco, un pañuelo... Y la ponen tantes y que el en práctica los dos sexos. santo obraba una curación Día del milagro milagrosa entre Hasta mediados del siglo XX, los catralenses solían irse a quienes tuvie- la playa de El Pinet desde el 8 de julio, día del milagro, al 26 del ran el miembro mismo mes. enfermo ente- El día 8, festividad de san Cristóbal, se denominaba así, rrado en la del milagro, porque la creencia popular afirmaba que ese día, a las arena de la 12 de la mañana, el agua del mar se volvía dulce por unos instan- playa. tes y que el santo obraba una curación milagrosa entre quienes Era, pues, tuvieran el miembro enfermo enterrado en la arena de la playa. frecuente ver, Era, pues, frecuente ver, esa mañana, gentes con piernas, esa mañana, brazos o el cuerpo entero bajo la arena. Aunque no se produjera gentes con milagro alguno, la terapia térmica de la arena caliente hacía que se piernas, brazos aliviaran muchas dolencias. o el cuerpo entero bajo la La cruz de mayo arena. El 3 de ese mes, la Iglesia Católica celebra el día de la

38 Santa Cruz. Antaño, esa mañana, los catralenses acudían a la puerta de la iglesia para asistir a la Bendición de los aires (para «ahuyentar las brujas y malos espíritus», decían los ancianos) y de las cruces de madera, cubiertas de flores, que aportaban los ni- ños. Acabada la bendición, una romería encabezada por al- gún sacerdote visitaba las tres cruces públicas del pueblo: la de santa Águeda, la de la Carretera y la del barrio de La Cruz, ento- nando rezos y cánticos. Ya en casa, la cruz bendecida de cada cual se colocaba en sandías para lo alto de la barraca o en la reja de una ventana o balcón (al igual comerlas des- que se hace hoy con la palma del Domingo de Ramos) para que pués de la actuara como amuleto de protección del domicilio. alborada, y, lanzada la gran Noche de la alborada palmera, la El día 13 de agosto tiene lugar en Elche, como todo el gente mayor mundo sabe, la famosa Nit de l´albá. Dada la cercanía geográfica abandonaba de esa población con Catral, nuestros vecinos se asomaban, esa inmediatamente noche, a La palmerica (zona completamente deshabitada) para con- el lugar a cau- templar los fuegos artificiales ilicitanos y formular tres deseos en sa de la gran el lapsus transcurrido entre el apagón de las luces de Elche y el batalla campal lanzamiento de la gran palmera, pues la creencia popular mante- que se estable- nía que la Santísima Virgen concedería una de ellas. cía entre los Era típico que los excursionistas a La palmerica se lleva- jóvenes, que no ran sandías para comerlas después de la alborada, y, lanzada la paraban de gran palmera, la gente mayor abandonaba inmediatamente el lu- lanzarse las gar a causa de la gran batalla campal que se establecía entre los cortezas o jóvenes, que no paraban de lanzarse las cortezas o trozos enteros trozos enteros de «melón d´agua». de Çmelón d«aguaÈ. Calaveras Este tema también estaba relacionado con las sandías. Cuando, al cortar el casquete superior de alguna de estas frutas, ésta salía «rebuche», se hacía con ella una calavera, es decir, se vaciaba de pulpa y, en la corteza, se practicaban huecos que si- mulaban la boca, la nariz, los ojos y las orejas de un rostro huma- no, al igual que se hace con las calabazas, en la noche de Halloween,

39 en los países de tradición anglosajona. Con tres agujeros en los bordes para colgarla de cuer- das, a la manera de un incensa- rio, y un cabo de vela encendido, en su fondo, se salía a presumir de calavera por las calles de Catral, al anochecer. Como en tiempos pasa- dos no había frigoríficos ni plás- ticos para conservarlas, al otro día Naturalmente ya no valían, pues estaban mus- se hacían dos, tias y medio secas. uno para cada pie, y la forma Los tocorocos de utilizarlos Un divertimento también infantil era con los «tocorocos», era colocando una especie de alzas construidas con botes abiertos de conserva. el ÇtocorocoÈ En la tapa conservada del bote (los ideales eran los de con la boca medio kilo), se hacían dos agujeros diametralmente opuestos, por abierta hacia los que se pasaba los extremos de un cordel, de fuera hacia aden- abajo, luego se tro. Metidos dichos terminales, se les practicaban sendos nudos colocaba el pie para que, al tensar la cuerda desde afuera, ésta no se saliera. encima y, por Naturalmente se hacían último, se dos, uno para cada pie, y la for- tensaba el ma de utilizarlos era colocando el cordel por su «tocoroco» con la boca abierta mitad, como si hacia abajo, luego se colocaba el del asa de un pie encima y, por último, se ten- cesto se trata- saba el cordel por su mitad, como ra, lo que man- si del asa de un cesto se tratara, tenía al elemen- lo que mantenía al elemento pe- to pegado a la gado a la suela del calzado. A par- suela del calza- tir de esta posición ya se andaba do. A partir de o corría. esta posición Este juguete solía ser la ya se andaba o causa de muchos magullamientos corría. y roturas óseas. El nombre de estos artilugios sirvió luego para designar los zapatos con tacones altos y gruesos.

40 «Prosesionicas» y mandamos a Durante la primavera, tiene lugar, en Catral el mayor uno de los número de procesiones: primero, las de Semana Santa; luego, las pequeños a del Corpus, la de Las mozas (ésta ya no existe), San Juan y el comprarlo. A Sagrado Corazón. Pues bien, durante ese tiempo, los niños imita- su regreso, se ban, por mimetismo, tan magnas celebraciones de los adultos, sien- presentó con do frecuente ver, en los atardeceres catralenses de épocas pasa- un loro verde das, «prosesionicas» de infantes. de encorvado Los santos eran imágenes de barro cocido y policromado, y gran pico de unos 10 cm, que se conseguían en los traperos por una peseta dorado. Al o un par de suelas de alpargata de cáñamo. preguntarle, Las andas o parihuelas se fabricaban con un trozo cua- sorprendidos, drado de madera y dos palos del mismo material, paralelos, a ma- por su com- nera de varales. En el centro del cuadrado, se clavaba vertical- pra, él respon- mente una púa grande para que, al encajar la imagen, que era dió lleno de hueca, ésta no se cayera de las andas. En las cuatro esquinas, ingenuidad: púas más pequeñas servían para atar los cartones cilíndricos de ÇPues el tío carretes de hilo, que hacían de búcaros para las flores. La ilumi- trapero me ha nación se reducía a unos cabos de vela, pegados al tablero con su dicho que es propia cera. el Espíritu Y con este tipo de tronos se recorría la calle, cantando un SantoÈ. avemaría y pidiendo una limosna en las casas de los familiares y avenidos de los procesionistas. A veces, se unía a la comitiva algu- na calavera, lo que realzaba el cortejo. Recuerdo una graciosa anécdota, ocurrida entre mis ami- gos, que no puedo aguantarme relatar: resulta que queríamos ha- cer una «prosesionica», pero no teníamos santo, por lo que recau- damos la peseta entre todos y mandamos a uno de los pequeños a como no siem- comprarlo. A su regreso, se presentó con un loro verde de encor- pre se tenían vado y gran pico dorado. Al preguntarle, sorprendidos, por su com- muñecas, pra, él respondió lleno de ingenuidad: «Pues el tío trapero me ha entonces se las dicho que es el Espíritu Santo». fabricaban ellas mismas, Bautizo de muñecas de trapo. Una diversión de chicas era jugar a los «trapicos», confec- Cuando acaba- ción de ropa para muñecas, y como no siempre se tenían muñe- ban una, había cas, entonces se las fabricaban ellas mismas, de trapo. que bautizarla Cuando acababan una, había que bautizarla, como a todo

41 ÇapargaticosÈ bien nacido, y en este quehacer también intervenían los chicos. para ir a comer- Cada invitado debía aportar algo de comer: dulce seco, unos cara- se Çla monaÈ, melos, alguna galleta, una naranja, un trozo de turrón o dulce de es decir, las membrillo, una onza de chocolate... y lo recogido se dividía en pe- típicas alparga- queñas porciones para que, luego, todos pudieran comer de todo. tas de suela de Una vez preparado el ágape, se tomaba la muñeca y se iba cáñamo y a la puerta de la iglesia, de la ermita de la Purísima o de Santa cintas negras Águeda, según se viviera más cerca de una u otra, donde se hacía que, en el caso el simulacro del bautizo. De allí se volvía al patio de la casa o a la concreto de puerta acordada, donde se procedía al convite con todas las vian- algunas chicas, das previamente aportadas. se bordaban de forma primoro- El día de «La mona» sa. No voy aquí a hacer una descripción de cómo era o se A las chicas, desarrollaban las actividades de los «días de mona», pues se trata además, se les de una tradición de la que todavía quedan rastros. Me limitaré a compraba o citar una costumbre relacionada con ese acontecimiento que, sí, hacían hace años que pasó al olvido. coquetos de- La tal tradición era la de comprar, a niños y niñas, lantales «apargaticos» para ir a comerse «la mona», es decir, las típicas al- pargatas de suela de cáñamo y cintas negras que, en el caso con- creto de algunas chicas, se bordaban de forma primorosa. A las chicas, además, se les compraba o hacían coquetos delantales con la misma finalidad. después de la Los gusanos de seda y las tormentas última Çdormi- Más que una tradición, podríamos llamar a lo que sigue daÈ, los gusa- casi una superstición respecto a estos animales. nos se volvían Dicha creencia consistía en que, después de la última «dor- ÇmeonesÈ al mida», los gusanos se volvían «meones» al escuchar los truenos de escuchar los las descargas eléctricas de una tempestad, pues eran sumamente truenos de las delicados. Para evitar que eso ocurriera, en caso de tormenta los descargas criadores reunían en su casa a vecinos o familiares armados con eléctricas de palos y latas, cacerolas, panderetas, etc. Apenas daba un relámpa- una tempestad, go, los músicos presentes hacían sonar sus instrumentos, mien- pues eran tras duraba el inmediato trueno, con toda la fuerza que les era sumamente posible, con el fin de que este ruido eclipsara o disfrazara el de la delicados. tronada. Las risas de la juerga de los presentes contribuían a acre- centar los decibelios producidos por los cacharros.

42 De ser verdad que los pobres gusanos interrumpieran su la ÇMisa de hilatura asustados por los ruidos, lo hubieran hecho en cada tor- tinieblasÈ del menta y, más que por causa de los truenos, creo que por las sere- Jueves Santo natas que se les dedicaba. y el ÇRitual del aguaÈ y Otras los ÇMazosÈ Adecuadas para incluir entre las anteriores costumbres de la mañana serían la «Misa de tinieblas» del Jueves Santo y el «Ritual del agua» del Sábado y los «Mazos» de la mañana del Sábado de Resurrección, de antes de Resurrec- del Concilio Vaticano II; pero ya fueron descritos por un servidor, ción, de con todo tipo de detalles, en mi pregón de Semana Santa de 1992. antes del Otro tanto ocurre con los «matufeos», el «puntillón», la «coroneja», la «despellorfá» y el «abejorro», referidos en mi Palabre- ro de Catral.

43 JOSÉ Mª GARCÍA BERNABÉ LAS TRADICIONES RELIGIOSAS DE MI PUEBLO: LA «BENDICIÓN DE LOS AIRES»

no de los grandes logros del Concilio Vaticano II ha sido ciertamente el acercar y hacer más asequible a los fieles la Uliturgia de la Iglesia, hasta entonces exclusivamente en manos de sacerdotes y religiosos. Con la introducción de la lengua vernácula y la simplifi- cación de los ritos se ha favorecido y facilitado extraordinariamen- te la participación de los seglares en la liturgia en general, y sobre todo en la de la misa, lo cual ha contribuido sin duda alguna a hacer más gratificante y atrayente para los fieles su implicación y su presencia en los actos de culto, a los que antes asistían como encuadernado meros espectadores, con sumo respeto, pero sin entender casi nada lujosamente en de lo que en el altar se estaba desarrollando. piel, con Ahora bien, algunos sacerdotes, interpretando con mani- cantoneras y fiesta radicalidad esta línea conciliar e identificando o confundien- cierres metáli- do cambiar con suprimir, olvidaron, con la mejor intención pero cos primorosa- desacertadamente, algunas tradiciones muy enraizadas en el mente labrados costumbrismo religioso de los pueblos y que constituían un cauce que manejaba muy digno y legítimo para ejercitar y cultivar la fe sencilla de las con suma des- buenas gentes. treza el tío Tal sucedió con el rito litúrgico que, en lenguaje técnico, Sebastián, sa- se llamaba Benedictio terminorum y que el pueblo llano denomina- cristán entonces ba Bendición de los aires. de la parroquia. El desarrollo de esta ceremonia estaba perfectamente es- Pero se perdió tablecido en un ritual titulado Manuale Valentinum, parte sustan- inexplicable- cial en el nutrido archivo de la parroquia. Estaba encuadernado mente años lujosamente en piel, con cantoneras y cierres metálicos primorosa- atrás, junto con mente labrados que manejaba con suma destreza el tío Sebastián, otros elementos sacristán entonces de la parroquia. Pero se perdió inexplicable- y objetos de los mente años atrás, junto con otros elementos y objetos de los que que podíamos sentirnos orgullosos los feligreses. La Benedictio terminorum o Bendición de los aires tenía

44 lugar el tres de mayo, después de la misa de nueve, que habitual- mente celebraba don Manuel Sirvent. Terminada la misa, los sacerdotes que entonces había en la parroquia, D. Vicente Pérez, párroco, D. José Penalva y D. Ma- nuel Sirvent, vicarios, los tres revestidos con el terno rojo, y el sacristán y el sochantre, que entonces era el tío Paco el Costa, éstos revestidos con sotana y sobrepelliz, y todos ellos precedidos por los monaguillos que portaban la cruz, los ciriales, el acetre y el incensario con la naveta, salían por la puerta de poniente, y, de- lante del campanario donde estaba preparado el libro de los Evan- gelios sobre el facistol cubierto con paño rojo, se iniciaba el cere- monial de la Bendición de los términos. Se recitaba con un tono muy peculiar el principio de los Evangelios mirando a cada uno de los cuatro puntos cardinales.

45 Comenzaba, con el Evangelio de san Mateo, D. José Penalva, mirando al norte; seguía D. Manuel Sirvent, cara al sur, con el de san Marcos; repetía D. José Penalva al este con el de san Lucas; y terminaba, mirando al poniente, el párroco D. Vicente, con el evangelio de san Juan. Acabada la lectura de cada fragmento evangélico, el pá- rroco asperjaba con agua bendita el término correspondiente, al que también incensaba con gran solemnidad, mientras el tío Sebastián y el tío Paco Costa cantaban unos versículos de algún salmo cuyo texto aludía a los motivos de aquel acto de culto. Durante toda la ceremonia, que por supuesto era en latín y cuya duración era de 20 a 25 minutos aproximadamente, el tío Perico El campanero tañía las campanas con un toque característi- co y peculiar que el pueblo sencillo llamaba Toque a nube, para lo cual tenía que emplear las dos manos y el pie derecho, pues se utilizaban simultáneamente la campana gorda, situada encima del reloj, con el pie; la de Santa Bárbara, que asomaba a la calle de este nombre, con la mano derecha; y la pequeña, que miraba al norte, entonces todo tierra de cultivo, con la mano izquierda.

46 Este toque tan singular se repetía todos los días de Cruz a Cruz, al alba, al medio día y al toque de oración al atardecer. La gente sencilla afirmaba que la campana de la calle de Los agricultores Elche tenía gracia para ahuyentar las nubes portadoras de piedra deseaban que el o granizo. tío Perico alar- Está claro que aquel tañido de las campanas no tenía gase al máximo como finalidad utilizar la pretendida gracia de la campana de san- aquellos toques ta Bárbara, sino invitar a los fieles a la oración, pidiendo a Dios y agradecían su que nos librase del granizo y del pedrisco, que tanto daño causa- servicio obse- ban a la agricultura, y sobre todo a las mieses, que en esas fechas quiándole con estaban en plena sazón. un puñado de Los agricultores deseaban que el tío Perico alargase al trigo, más o máximo aquellos toques y agradecían su servicio obsequiándole menos abundan- con un puñado de trigo, más o menos abundante según la genero- te según la sidad del huertano que lo daba. generosidad del Para ello, El campanero, acompañado de su hijo Pedro, huertano que lo primero, y de algún sobrino cuando murió aquél, día tras día reco- daba. rría las eras de la huerta al atardecer, desde que comenzaba la Para ello, El trilla hasta que acababa ésta, lo que entonces duraba bastante campanero, tiempo a causa de los medios rústicos y artesanales con los que se acompañado de llevaba a cabo aquella labor. su hijo Pedro, Esta circunstancia daba lugar a que, en la década de los primero, y de cuarenta, uno de los pocos hogares de Catral en los que se comía algún sobrino pan blanco era precisamente el del tío Perico El campanero. cuando murió Una circunstancia anecdótica que no fallaba un solo año aquél, día tras en este acto litúrgico era la amenaza de las abejas, muy abundan- día recorría las tes entonces en los panales que había en el campanario y que, por eras de la huerta el estrépito normal de las tres campanas que tañían desusadamente al atardecer, con el toque «a nube», salían furiosas revoloteando alrededor de desde que co- los sacerdotes y sus auxiliares e incluso de los fieles devotos allí menzaba la trilla presentes. hasta que aca- Los monaguillos éramos los más asustadizos, por lo que, baba ésta, lo desobedeciendo el consejo que reiteradamente nos daban el sa- que entonces cristán y el sochantre, nos movíamos sin cesar huyendo de la ve- duraba bastante cindad de las abejas y de sus picotazos. tiempo a causa Casi todos los años el más perseguido solía ser el tío Paco de los medios El Costa, que no se movía un milímetro por mucho que le acosa- sen las abejas y que más de una vez soportó estoicamente algún

47 barro recién picotazo sin interrumpir el canto que en aquel momento interpre- hecho. Para taba, como sochantre, junto al tío Sebastián. elaborarlo, los Los monaguillos estábamos deseando que terminara aquel monaguillos ritual al que asistíamos acosados por la nube de abejas, de las que salíamos al casi todos los años recibíamos algún picotazo. Y, al terminar la bancal del tío ceremonia, nos curaban pacientemente D. Vicente y el tío Sebastián Portilla, traía- con una medicina que, aunque algo sucia, era extraordinariamen- mos un puñado te eficaz: barro recién hecho. Para elaborarlo, los monaguillos sa- de tierra y el tío líamos al bancal del tío Portilla, traíamos un puñado de tierra y el Sebastián, con tío Sebastián, con extraordinaria pericia, hacía la mezcla reglamen- extraordinaria taria en cualquier recipiente de la sacristía. pericia, hacía la El fresco de aquel barro que nos aplicaban en el lugar de mezcla regla- la picadura aliviaba inmediatamente el dolor y, después de 10 o 15 mentaria en minutos, lavábamos la zona afectada, que había quedado sin hue- cualquier reci- lla ni señal alguna, lo que hacía evidente la eficacia infalible de piente de la aquel fármaco rústico, natural y sumamente económico. sacristía. Algunos de los integrantes de aquel equipo que, año tras El fresco de año, protagonizaba la Bendición de los aires en mi infancia, bendicen aquel barro que los aires ahora desde el lugar que, sin duda, ocupan cerca de Dios, nos aplicaban autor y moderador de la naturaleza, con su frío, su calor, su lluvia, en el lugar de la sus aires, su granizo y su pedrisco. Así sucede con los sacerdotes D. picadura alivia- Vicente Pérez Pujalte, D. José Penalva Calvo y D. Manuel Sirvent ba inmediata- Aguilar; con el sacristán D. Sebastián Sierras Costa, con el sochan- mente el dolor tre D. Francisco Morante Costa, con el campanero D. Pedro Aguilar y, después de Morante y con los monaguillos D. Antonio Penalva Gómez, D. José 10 o 15 minu- Mª Llopis Box y mi primo D. Miguel Rocamora Bernabé. tos, lavábamos Situados en la tercera edad quedamos todavía en este la zona afecta- mundo, como testigos presenciales y activos del contenido de este da, que había artículo y recordando con añoranza aquel ritual tan entrañable y quedado sin popular, D. Santiago Márquez Gómez, sacerdote catralense jubila- huella ni señal do y residente en el , D. Francisco Morante alguna, lo que Ferrández, hijo del sochantre, en la actualidad residente en la ca- hacía evidente pital de España, y el que suscribe, José Mª García Bernabé, sacer- la eficacia dote jubilado hijo de Catral, donde reside muy satisfecho guardan- infalible de do en su corazón los recuerdos más entrañables y gozosos de su aquel fármaco infancia y de su juventud, entre los que sobresale peculiarmente la rústico, natural Bendición de los aires. y sumamente Dos generaciones de campaneros

48 49 MOISÉS GRAU SÁEZ José María El Mayo. Una memoria viva de oficios tradicionales de Catral reconocimien- 1. Presentación to al trabajo de Una vez que tuve conocimiento del excelente trabajo que aperadores, estaba realizando José María El Mayo y motivado por el apego que herraores, mis padres sembraron en mí hacia la huerta, vimos desde el grupo herreros, Castrum Altum la posibilidad de recoger fotográficamente todas las segaores, miniaturas que José Mª estaba realizando desde hacía unos años; leñatores, pero, además, era necesario acompañarlas de unas letras, en unas corrioneros, ocasiones explicativas y en otras simplemente manifestantes del afecto alpargateros, de este hombre hacia su pueblo y hacia su gente, especialmente a su palmereros, abuelo, su padre, sus tíos... pero también a todos los que le hicieron carreteros, sentirse como un hijo más o un discípulo privilegiado. balseros, El contenido de este artículo responde a una serie de en- gramaores, trevistas que mantuvimos en el taller de José Mª a lo largo del mes espadaores, de septiembre de 2002, utilizando como única fuente la memoria rastrillaores, del entrevistado. Con las miniaturas delante de nuestros ojos, des- menaores, cribía y comentábamos los detalles de las mismas, así como las hilaores, car- anécdotas más significativas relacionadas con cada una. pinteros, pana- A lo largo de las conversaciones surgían expresiones pro- deros, agricul- pias de nuestro pueblo que permiten una fácil comprensión de lo tores, escrito y que he optado por dejar tal cual, pues le dan autenticidad aserradores, y frescura al texto. Prácticamente la totalidad de los términos se amolaores o explican al hilo de la redacción, no obstante se han puesto en cur- afilaores, sivas aquellas palabras consideradas muy propias del habla lañaores, catralense y otras del argot de los agricultores. La mayoría de estas aguaores, palabras en cursivas se encuentran recogidas y explicadas en las ganaderos, dos publicaciones que se citan en la bibliografía y de las que única- campaneros, mente he hecho uso para comprobaciones ortográficas. albañiles, Se podría decir que, con este artículo, así como con todos lavanderas en los que componen este nº 2 de nuestra revista, seguimos cum- las acequias, pliendo uno de los objetivos que se planteaba el grupo Castrum criadores de Altum, esto es, recoger literal y gráficamente unos recuerdos que gusanos de permanecen en la mente de nuestros mayores con el fin de que no seda, caigan en el olvido. chambileros... Todos los objetos que aquí se mencionan están realizados

50 en miniatura por José Mª, pero su afán por mostrarnos físicamen- te oficios, costumbres y tradiciones de Catral le hace seguir traba- jando consiguiendo así hacer imposible que este trabajo concluya (valgan, como ejemplo, el retrete y el hogar-cocina que estaba rea- lizando mientras se escribía el artículo). Así pues, espero en próxi- mos números poder seguir mostrando el trabajo de El Mayo; sería muy grato también contar con las experiencias de quienes traba- jaron o conocieron muy de cerca estos oficios. Es deseo compartido por José Mª y quien escribe estas letras que sirva el testimonio de las mismas como reconocimiento al trabajo de aperadores, herraores, herreros, segaores, leñatores, corrioneros, alpargateros, palmereros, carreteros, balseros, gramaores, espadaores, rastrillaores, menaores, hilaores, carpin- teros, panaderos, agricultores, aserradores, amolaores o afilaores, lañaores, aguaores, ganaderos, campaneros, albañiles, lavande- ras en las acequias, criadores de gusanos de seda, chambileros... actividades y oficios muchos de ellos hoy desaparecidos .

ÇLo RotellesÈ. Dibujo de FERMêN NAVARRO

51 2. Biografía 1 José María García Martínez nace en Catral de una familia modesta el 13 de diciembre de 1931. Su infancia y adolescencia la recuerda vivida en unos tiempos difíciles en los que se carecía de Entendemos muchas cosas que hoy tenemos en abundancia. Estos años los pasó por mayo en entre la calle Almoradí, donde vivía, y el taller García Hermanos, de Catral una la calle San Juan. Durante la Guerra Civil vivió con su abuelo, el tío maceta bien Pepe El Mayo, que era herrador y de quien aprendió este oficio. adornada, El apodo de El Mayo le viene de su abuelo, pues éste tenía generalmente una parcela detrás de la antigua posada (frente a la actual sucursal abonada con de CajaMurcia) donde cultivaba frutas y hortalizas (granadas elcheras estiércol cura- y de granopasa, albaricoques, peras, cerolas —acerolos2 — ...) cuida- do, en la que das con sumo esmero, hasta el punto de que las parejas y otras se plantan personas que por allí paseaban le decían que aquella parcela pare- diversas semi- cía un mayo. Entendemos por mayo en Catral una maceta bien llas de cereales adornada, generalmente abonada con estiércol curado, en la que y leguminosas; se plantan diversas semillas de cereales y leguminosas; tras hacer tras hacer germinar éstas a la sombra, la maceta se adorna con un lazo y se germinar éstas ofrece en el monumento que se monta en la parroquia el día de a la sombra, la Jueves Santo. maceta se De su abuelo materno heredó el apodo, y de su padre la adorna con un afición por la música que, a su vez, ha transmitido a sus hijos y lazo y se ofrece sobrinos; en particular, sigue profesionalmente esta tradición su en el monu- hijo Pepe Mayo. Su padre tocaba el requinto con la banda del tío mento que se Pepe El Bartolo. José María tocaba el clarinete y también el saxo- monta en la fón, y de esta afición por la música, compartida con familiares y parroquia el día amigos, nació la orquesta Ondas azules. También durante el servi- de Jueves cio militar formó parte de la banda del regimiento Sevilla 40 en Santo. Cartagena, en la que tocaba el clarinete. Pero, sin duda, el gran legado que recibió de su padre y abuelo fue esa generosidad extre- ma para trabajar con el máximo detalle y esmero aquello que llega a sus manos, para elaborar y decorar con un perfeccionismo real las miniaturas, como si de un mayo se tratasen.

1 Agradecemos principalmente a José Mª El Mayo hacernos partícipes de sus conocimientos; y, como en otras ocasiones, a José Mª Leal su colaboración en la fotografía. 2 Árbol rosáceo propio del Levante español cuyos frutos carnosos presentan el color encarnado o amarillo y de cierto sabor agridulce. No se tiene conocimiento en la actualidad de que existan en Catral.

52 Al final de la Guerra Civil, empezó a ayudar en el taller de su padre y sus tíos apren- diendo el oficio de aperador, y así fueron pasando los años y adqui- riendo esos conocimien- tos que sólo José María García Martínez, El Mayo enseña la experiencia. José María es un catralense enamorado de su pueblo y Antes de de su gente, que vive su religión intensamente; y con un carácter marchar al agradable que siempre tiene una broma preparada para amigos y servicio mili- conocidos: para él la amistad está por encima de todo lo material. tar, dedicaba Esa dedicación a su pueblo le condujo a ser elegido presidente de gran parte del la Cooperativa Eléctrica Catralense en 1975, cargo en el que sigue tiempo a trabajando junto a todos los miembros del Consejo Rector. hacer palas de Al final de la Guerra Civil, empezó a ayudar en el taller de madera para su padre y sus tíos aprendiendo el oficio de aperador, y así fueron mondar, o pasando los años y adquiriendo esos conocimientos que sólo ense- bien puños ña la experiencia. Antes de marchar al servicio militar, dedicaba para hoces gran parte del tiempo a hacer palas de madera para mondar, o que vendían a bien puños para hoces que vendían a las herrerías, o también a las herrerías, abrir la hendidura en un tronco para una gramaera. o también a Al finalizar el servicio militar, se reincorporó al taller don- abrir la hendi- de, debido a la aparición de tractores y otras máquinas, fueron dura en un alternando el trabajo de aperos agrícolas con la carpintería desti- tronco para nada a la construcción (puertas de parador o almacén, sillas de una gramaera morera); finalmente, el taller se adaptó a la fabricación de envases de madera para frutas y hortalizas, especialmente de alcachofas.

53 recuerda con La decadencia del taller le hizo buscar otros caminos que agrado cómo le condujeron a la venta de los primeros electrodomésticos que la gente iba a aparecían en el mercado (lavadoras, televisores —recuerda con agra- su casa a ver do cómo la gente iba a su casa a ver los programas del primer los programas televisor que llegó a Catral—). del primer A los 33 años contrajo matrimonio con Antonia Mula Pérez, televisor que del cual nacieron cinco hijos: Silvia, Pepe, Loli, Áurea y Luis. Tiene llegó a Catral también tres nietas que son su delirio y para las que diseñó un asiento de madera con el que, en ocasiones, las lleva al colegio. Durante varias décadas se dedicó profesionalmente a la venta de electrodomésticos diversos, hasta que llegó la edad de jubilarse y, como muchos, afanarse durante más tiempo en aque- llas tareas que le hacen a uno sentirse bien; José María disfruta recordando los oficios perdidos de su padre, sus tíos, sus vecinos, y ofreciéndonoslos minimizados sin que por ello pierdan la propor- cionalidad y autenticidad en sus formas y materias primas (hierro y madera). Compagina esta actividad con algunas tareas que le piden sus vecinos, sobre todo reparaciones de piezas relacionadas con la carpintería, todo ello de forma altruista. Reseña especial merece el enmarcado rústico de 2’5 por 1’5 m que alberga la ima- gen del Bautista en la parroquia de San Felipe de Neri, sobre la pila bautismal. Una gran afición personal que le caracteriza es el coleccio- nismo. Es coleccionista de una gran diversidad de objetos y con un gusto especial por todo lo que presenta el halo de lo antiguo. Des- tacamos las colecciones más significativas: —Alrededor de unas 2.000 botellas de bebidas alcohóli- cas de toda Europa. —Motos antiguas (Cucciolo, Mosquito, Ducatti Mini Marcelino, Lube, Iso de 125 cc). —Aperos de labranza: trejilla, trillo de la huerta, máqui- na de desgranar panizo, molino de trigo manual, arte- sa, barchilla, rastrillo, horcates, yugos, vertederas... —Mecheros de diversos modelos y con distinto logotipos publicitarios. —Llaveros, pines y bolígrafos. —Billetes antiguos. —Décimos de lotería y cupones de la ONCE.

54 —Bastones —Programas de las fiestas patronales de San Juan El trabajo de José María que presentamos en este artícu- lo pone de manifiesto la pasión, unida a la experiencia y la maes- tría, propias de quien ama sus criaturas–miniaturas. 3. El Tío Pepe El Mayo. El oficio de herraor.

Potro y herramien- tas de un herrador

José Martínez Escolano (el tío Pepe El Mayo) fue el único herrador que había en Catral. Tenía el local en calle Purísima (ac- ÇMi abuelo tual pizzería Ovi). El abuelo de José Mª alternaba el oficio de he- conocía muy rrador con el de corredor de ganado. «Mi abuelo conocía muy bien bien todo el todo el ganado que había por nuestra zona, que por cierto era ganado que ganado muy apreciado pues aquí se criaban con carrizo, fenás y lo había por nues- que había por las charcas; en definitiva, no se les cuidaba mucho tra zona, que por y se hacían muy resistentes. Cuando se vendían estas bestias para cierto era gana- el campo y las alimentaban con garrofas, rendían a un altísimo do muy aprecia- nivel.» A su abuelo lo reconoce como un jinete excepcional vincu- do pues aquí se lado siempre al mundo de la ganadería, incluso el servicio militar criaban con lo hizo en caballería. José Mª no escatima ningún elogio al men- carrizo, fenás y cionar a su abuelo, quizá por ser el nieto mayor y haberse criado lo que había por con él durante el período de la guerra civil. Cuando habla de sus las charcas...È abuelos (el tío Pepe El Mayo y Dolores Gómez Berenguer) destaca

55 su talante hospitalario: «... en casa de mi abuelo se alojaba mucha gente sin cobrarles nada». «En tiempo de guerra no existían los clavos de herrar y mi abuelo me propuso enderezar los clavos viejos en una bigornia y, a su vez, sacarles punta; de este modo él podía volverlos a utilizar y yo, a cambio, recibía una peseta por cada uno de ellos.» El oficio de herrador no requiere de muchas herramientas: —Bigornia o yunque: era un banco de cuatro patas, utili- zado para dar forma a las herraduras con el martillo. —Tenazas: para recortar los cascos. —Pujamante: cuchilla con filo y un mango de madera usado para allanar la pota (casco). En el centro —Cuchilla para el recorte del sobrante del casco. lleva dos pila- —Lima o escofina: para finalizar el trabajo de herrar. res de 10 por —Asiar: «Consiste en un trozo redondo de 60 por 5 cm de 60 cm de altura grueso; en un extremo lleva un agujero con cuatro o cinco vueltas cogidos en el de cordel para sujetar por el morro a un animal quisquilloso (revol- suelo; en éstos toso)». se le herraban —Serrucho de carpintero: para cortar los cuernos a las las patas delan- vacas que hacían el trabajo de transporte en carretera. teras y, lógica- —Herraduras diversas: yeguas grandes (pamplonesas), ye- mente, en los guas o caballos, mulos o machos, burros (las más pequeñas). que había —Callos: plantillas que se usaban para herrar las vacas detrás, las destinadas al transporte de arena, yeso... traseras. Entre —Potro: donde recortaban los cuernos o se herraba a las los dos rulos vacas. Consiste en cuatro pilares de madera de 3 m de altura por de los laterales 25 cm de grosor. En la parte delantera, lleva un ubio con una sola van dos cade- media luna para una bestia; en los laterales, llevaba dos rulos, uno nas con cuero fijo y otro con engrane y clavija, impidiéndose así que el rulo retro- en la barrigue- cediese una vez levantado el animal. En el centro lleva dos pilares ra, con las de 10 por 60 cm de altura cogidos en el suelo; en éstos se le herra- cuales se eleva ban las patas delanteras y, lógicamente, en los que había detrás, al animal las traseras. Entre los dos rulos de los laterales van dos cadenas inmovilizándolo con cuero en la barriguera, con las cuales se eleva al animal para poderlo inmovilizándolo para poderlo herrar o recortarle los cuernos. herrar o recor- tarle los cuer- nos.

56 4. El corrionero o guarnicionero

José Pérez Miralles. Finca ÇLa portalá»

El conocimiento del corrionero lo tiene José Mª, en primer lugar, por la relación que este oficio mantenía con el de su abuelo; en segundo lugar, por ser vecino en la calle Almoradí del tío Joaquín. Se realiza aquí una descripción de aquellas miniaturas que José Mª ha considerado más características y, en algunos ca- Un corrionero sos, exclusivas de este oficio; no se han detallado aquellas cuyo hacía aparejos uso es muy común en la actualidad y, además, compartido con de cuero, usa- otras labores. dos para engan- Un corrionero hacía aparejos de cuero, usados para en- char los aperos, ganchar los aperos, que facilitaban el trabajo de la bestia y la pro- que facilitaban tegían en aquellas partes de su cuerpo donde tenía que ejercer el trabajo de la más fuerza o era probable que recibiese algún golpe. El corrionero, bestia y la al igual que los zapateros remendones, disponía de una mesa ro- protegían en deada de un canto de cuatro centímetros para que no se le caye- aquellas partes sen las herramientas, la cual le servía como banco. No tenía de- de su cuerpo masiadas herramientas. Destacamos las más usuales: donde tenía que —Pinza: tenía aproximadamente un metro y llevaba en la ejercer más cabeza una bisagra de goma que, echando la pierna por encima, fuerza o era apretaba y sujetaba el cuero. probable que —Media luna: con ella se cortaba el cuero. Como se pue- recibiese algún de deducir, su nombre responde a la forma de la cuchilla. golpe.

57 —Uñeta: servía para rebajar el cuero cuando se unían dos piezas. —Almaraz: aguja gruesa y larga con un orificio en la pun- ta y en el otro extremo un puño de madera. —Punzón: con él se hacían los agujeros para coser. —Tenazas: usadas aquí para sacar púas y estirar el cuero. —Raspaor de madera: era el equivalente al gramil, pero para el cuero; «Para hacer rayas paralelas y señalar dónde había que dar la punsá». —Bola de cera: a los cordeles se los pasaba por la bola de cera virgen para que se deslizaran mejor una vez que habían sido untados. —Ruleta: dentada para dar los puntos equidistantes; es similar a la que hoy utilizamos para cortar pizzas, pero con dientes triangulares. Con el tiempo llegaron las primeras máquinas (por ejem- plo, la Singer Industrial) que cosían lonas y tejidos de pequeño gro- sor; ello supuso que muchas de estas herramientas cayeran en desuso. 5. El horno del tío Jaime y la tía Lila

Horno de Jaime Rodríguez y Concepción Vázquez Ubicado en la calle Almoradí nº 1 (hoy estudio del arqui- tecto Luis Rocamora). La miniatura guarda la imagen que José Ma- ría recuerda in mente de su infancia y adolescencia. Era un lugar muy frecuentado por los niños de entonces, pues el hambre invitaba obligadamente a acercarse a estos lugares

58 para ver «si uno pillaba algo, y el que conseguía algo era capitán después movía general». «Este horno estaba enfrente de mi casa y, como chiquillo, la llanda para iba y el tío Jaime me daba una torta o cacahuetes que tostaba, que nadie después movía la llanda para que nadie notase la falta de lo que notase la falta me había dado.» de lo que me Le comentaba la familia del tío Jaime que el horno era había dado.» herencia de siete generaciones, que tenía unos 300 años. Allí la Le comentaba gente acudía para hacer los asados típicos de Catral (pimiento, la familia del tío tomate, cebolla, berenjena, alguna ñora...); también se cocían Jaime que el serros, cacahuetes, bolletes de cebada, a los que llaman congrios, horno era y minchos con harina de maíz, aceite y sal. herencia de «Recuerdo que mi padre me hacía canutes, que consis- siete genera- tían en un trozo de caña lleno de azúcar, harina y canela; después ciones, que se cocía y, cuando se abría la caña, quedaba todo hecho una pie- tenía unos 300 za. Estaba riquísimo.» años. Allí la La reproducción de este horno responde al sincero agra- gente acudía decimiento que José María tiene hacia esta familia donde, en mu- para hacer los chas ocasiones, se ha sentido y sentado como un hijo más en la asados típicos mesa. de Catral (pi- Como todos sus trabajos, está cuidado hasta el más mí- miento, tomate, nimo detalle, y en él se reproducen todos los instrumentos y mate- cebolla, beren- riales que se utilizaban para la cocción, especialmente de pan. jena, alguna Esta miniatura se nos presenta in media res, en plena actividad; ñora...); tam- es como si, retrocediendo en el tiempo, entrásemos al horno y el bién se cocían tío Jaime nos atendiese, con una iluminación que nos hace ver y serros, sentir el color y el calor propio de estos hogares. cacahuetes, La siguiente es una relación detallada de todos sus ele- bolletes de mentos, con una explicación mínima en los casos en que se ha cebada, a los considerado conveniente: que llaman —Artesa: donde se amasaba el pan. congrios, y —Cernero: allí se colocaba el cedazo y, balanceándolo de minchos con un extremo a otro, se cernía la harina. harina de maíz, —Cedazo: para cernir la harina. aceite y sal. —Escoba pequeña: de limpiar la artesa. —Pala de echar la harina. —Pala de meter y sacar el pan del horno. —Portatablas: donde se emparejaban las tablas del pan. —Puerta de metal tal cual José María la conoció.

59 —Llandas. —Escoba barredera de limpiar el horno. En los de la huerta se ataba un manojo de hierba tierna. —Sacos de harina. —Bizcochera. —Banco auxiliar para llandas, para dejar los asados... —Cubo de agua. —Escoba y recogedor de basura. —El candil: para emergencias en caso de cortes de luz. —Panes y tortas. —Alcabor: habitación que había encima del horno para guardar la leña y secar la ropa en días lluviosos. —Escalera de alcabor. —Urna con la imagen de San Antonio. —Iniciales J. R. y C. V., que responden a las de los propie- tarios Jaime Rodríguez y Concepción Vázquez. 6. Herrerías de los Rocamora

Herrerías de los Rocamora El taller de aperadores donde trabajaba José María se en- contraba enfrente de una de las herrerías de los Rocamora. Tanto con ésta como con la existente en la salida de Orihuela del tío Ma- nuel Rocamora había una relación familiar y de confianza mutua. Los aperadores y herreros eran dos negocios que se complementa-

60 ban en lo profesional y entre los que existían buenas relaciones personales. Una prueba de ello era la reunión diaria a la hora del almuerzo donde, como además compartían la afición común por la música, hablaban de los ensayos, sobre las obras que estaban tocando, las salidas que hacían a pueblos vecinos... reconocimien- «Si en el taller se trazaba y armaba el malino (tablón de to hacia los clavos más sofisticado), en las dos herrerías, según desease el clien- Rocamora que te, se le ponían los clavos, las escuadras, las anillas...» Çcon su duro La reproducción minuciosa de esta herrería se debe a esa trabajo y es- relación de amistad que unió a las dos familias, pero especialmen- fuerzo llevaron te al reconocimiento hacia los Rocamora que «con su duro trabajo el nombre de y esfuerzo llevaron el nombre de Catral por toda España». Las Catral por toda corvillas y hoces de Catral eran muy apreciadas por los segaores España». Las en todas partes. Era habitual que, tras la recogida del cereal en la corvillas y Vega Baja y Media, alicantinos y murcianos marchasen a tierras hoces de de las dos Castillas con corvillas de nuestro pueblo. Catral eran Herramientas utilizadas: muy aprecia- —Fragua: a carbón con fuelle; la actividad de darle al aire das por los se llamaba manchar. segaores en —Muela: piedra rojiza que se traía de un molar de todas partes. Montealegre del Castillo (Albacete). Tenía aproximadamente 1 m Era habitual de diámetro. En un principio se amolaba a pedal, más tarde se le que, tras la acopló un motor eléctrico para facilitar el trabajo. recogida del —Cizalla: con ella se realizaba el corte de hierros de pe- cereal en la queñas dimensiones. Vega Baja y —Tornillo: utilizado para hacer llaves a mano o limar. Media, alicanti- —Yunque: donde se golpeaba el hierro incandescente para nos y ir dándole forma. murcianos —Macho o marro: martillo de dos o tres kilos. marchasen a —Martillo de bola: con el que se trabajaba el hierro. tierras de las —Tajaera: consistía en una rama de árbol con una cuña dos Castillas de hierro que cortaba los hierros incandescentes más gruesos. con corvillas —Asentaor: martillo que se utilizaba para no dañar la de nuestro madera. «Si se quería poner los seños a una rueda, se golpeaba pueblo. encima del asentaor». —Compás de hierro. —Sierra de cortar hierro. —Lima.

61 —Destornillador. —Llave inglesa. —Rueda de medir circunferencias. —Cajón de serrín para limpiar las corvillas. —Pileta para enfriar el hierro. —Recipiente para el carbón. —Banco para colocar las rejas... —Recipiente para templar los aceros. Herramientas elaboradas en la herrería: —Corvilla de filo o cañamera. —Hoz de diente para segar trigo. —Corvilla para segar alfalfa. —Corvillón con mango de madera para limpiar palmera. —Corvillero: sujeto con un taco de madera a la pared. —Pala de mondar de hierro. —Falsón para plantar maíz. —Cuchillo de carnicero con cacha o mango de madera. —Acero para afilar los cuchillos. —Cuchilla de carnicero. —Hacha de hacer leña. —Hacha de escardar. —Reja para ventanas. —Parrillas para asar la carne, anguilas o pescado. —Hierros (trébedes) para colocar las ollas. —Legona. —Azada. —Ganchos para mover el estiércol. —Gancho: todo de metal. Consta de tres patas curvas de hierro. Se utilizaba para sacar los cubos que caían en los pozos o aljibes muy usados por entonces. Herramientas para uso de albañilería: —Plana de tirar yeso. —Palustre: paleta para refinar el yeso o el cemento. —Catalana y picoleta de construcción. 7. Torno del tío Juan Orafina Situado junto a la ermita de La Purísima, allí acudía José María a «echar una mano» y, como contraprestación, el tío Juan le enseñaba el uso del torno. Del tío Juan aprendió a hacer las palas

62 Torno del tío Juan Orafina de mondar de madera con boqueta de hierro. «Era un artesano excepcional y también un buen músico.» Su torno se accionaba con la fuerza que ejercía el hombre mediante un pedal. Como herramientas auxiliares destacaban la gubia re- donda, utilizada para desmontar la madera sobrante, y la gubia plana, para allanar. También tenía un compás con las puntas cur- vas con el que se medían las piezas circulares. Se han reproducido también el mango de una corvilla y el de una hoz. El torno en sí se compone de una ballesta, unas puntas para fijar la madera y una batalla para apoyar las herramientas. En la parte inferior, pegado al suelo, lleva un pedal que acciona la ballesta. Situado junto 8. La tasca del Barcala a la ermita de Se encontraba también en la calle San Juan (frente a La Purísima muebles Aguilar). La reproducción y descripción de la misma res- [...] Del tío ponde a la imagen viva que José María aún tiene de ella. Juan aprendió «Todos los días, cuando la gente acababa de trabajar, se a hacer las reunía allí; también iba los fines de semana. Era un sitio barato, palas de mon- casi todos los gramaores, espadaores y rastrillaores pasaban por dar de madera cal tío Barcala para tomar absenta3 , pues decían que les limpiaba con boqueta la garganta del polvo que dejaban las faenas del cáñamo.» de hierro.

3 Absenta: licor obtenido del ajenjo, planta muy amarga, aromática y medicinal.

63 Tasca del Barcala

Era la tasca que más absenta vendía, según manifestaba ÇEn el interior, el proveedor de esta bebida. No había, como es de suponer, cerve- había unas za; y se servían vino, la mencionada absenta, paloma... acompaña- mesas con dos de frutos secos, tramusos (altramuces) y algún que otro plato bancos de ma- de habas hervidas. dera y alguna Constaba de una nevá con un suelo de tierra y dos venta- silla, cada una nas. Los laterales se cubrían con zarzos de cañas y, cuando llovía, de un padre y de se aprovechaba el barro de los baches de la calle para enlucirlos. una madre. Pasados unos años, esta nevá se tiró al suelo y se hizo un bar en Tenía un mos- muy buenas condiciones, al que curiosamente la gente dejó de en- trador de made- trar; se decía que la tasca había perdido el ambiente. ra con una pileta «En el interior, había unas mesas con bancos de madera y para enjuagar alguna silla, cada una de un padre y de una madre. Tenía un mos- los vasos; tam- trador de madera con una pileta para enjuagar los vasos; también bién había algún había algún porrón de vino. Los barriles de vino eran para uso de la porrón de vino. tasca y para vender fuera; se solía pedir una micheta, equivalente a Los barriles de medio litro, o bien una jarra, que era un litro, bajo la cual se ponía vino eran para un plato por si se derramaba; para estos menesteres se utilizaba el uso de la tasca embudo, que también podemos ver entre las miniaturas.» y para vender Bebidas que se servían: fuera —Vinos (tinto, clarete y mistela).

64 —Anís Paloma Tenis: traída de . —Absenta: la hacían en Torreagüera, Murcia. Se gasta- ban sobre 10 garrafas semanales de 16 litros. —Vino de La Mata y de los Hondones. —Anís dulce de Callosa de Segura, del tío Javaloyes (ac- tual Ferretería Ruiz). 9. El carro del Cancán. Vendedor de frutos secos.

Carro del tío Cancán ÇComo algo anecdótico, José Aguilar Aguilar, conocido como el tío Cancán, fue un recuerdo que hombre querido en Catral, muy cafetero, simpático y dicharachero. no le gustaban Tocaba también en la banda de música, concretamente los platillos. los ajos, y los Trabajó en la herrería con el tío Luis Rocamora y el tío José, y vivía compañeros de en la calle Victoria (calle Abajo), cerca de la casa de José María. la música, «Como algo anecdótico, recuerdo que no le gustaban los cuando salía- ajos, y los compañeros de la música, cuando salíamos a tocar, mos a tocar, pedíamos, sin que él se diera cuenta, que aderezaran las comidas pedíamos, sin con ajo para tener un motivo de broma.» que él se diera Al dejar de trabajar en la herrería, se dedicó a vender cuenta, que frutos secos. Se colocaba en la puerta del bar El Vapor (hoy Hela- aderezaran las dería Vega Baja) y, mediante el juego del cacho, lograba hacer una comidas con venta mayor de sus productos. ajo para tener Le viene a la memoria a José María la fotografía que del un motivo de padre del tío Cancán había en el cementerio viejo, en la que estaba broma.È

65 Su competencia bebiendo vino con un porrón y aparecía con un capazo de cacahuetes era la tía Alea, al lado. que se ponía en El carro consiste en un tablero con techo que llevaba en la la puerta del parte superior unos departamentos para cacahuetes, pipas, Teatro, también tramusos (altramuces)... Con dos ruedas de madera, era movido con un carro empujando a pie. similar. Y antes Su competencia era la tía Alea, que se ponía en la puerta que estos dos, del Teatro, también con un carro similar. Y antes que estos dos, esta- estaba la tía ba la tía Carmen la Chocanta, cuyo marido ciego tocaba la guitarra. Carmen la 10. El carro del tío Pichi. Chambilero. Chocanta

Carro de chambis del tío Pichi.

El tío Pichi (Jesús Aguilar) vivía en el conocido entonces como cuartelillo (hoy farmacia de Dª Pilar Ripoll). Era municipal (policía local), y, como tenía cuatro hijas, para sacar la familia ade- lante compatibilizaba su trabajo con la venta de granizados y chambis. Un chambi era un helado que se servía con un molde que llevaba un muelle y se adaptaba a los distintos precios. Sus hijas colaboraban en el negocio familiar dedicándose a la venta del hela- do casero, cuya variedad no era muy amplia: se disponía básica- mente de limón y mantecado. Por aquel entonces, había también otro carro de helados caseros, el del tío Paco “El Matraco”. El carro con techo tenía tres recipientes con tapadera

66 metálica y, junto a éstos, una vitrina que contenía las pastas de que José María oblea. Llevaba también una cuba para enjuagar los vasos de cris- ha realizado del tal. Cabe destacar la reproducción que José María ha realizado del instrumento instrumento utilizado para servir los chambis. utilizado para 11. La barca del pantano servir los chambis.

Barca de ÇEl hondoÈ Era tradicional en Catral ir de cacería al pantano, al Hon- do. En la familia de José María esta tradición se vivía muy de cerca, pues su padre, y especialmente su tío Manuel Antonio, tiraban bas- primeros rayos tante bien con la escopeta. Solían ir los sábados por la tarde a poner de luz empezaba tarays, que sirviesen para camuflarlos, alrededor de la barca y pre- la tirada. Unos parar los sacos de paja que hacían las veces de cojines. se colocaban en Con los primeros rayos de luz empezaba la tirada. Unos la barca prepara- se colocaban en la barca preparados para disparar; otros se que- dos para dispa- daban fuera con los perros, para recoger las piezas heridas. Había rar; otros se gran abundancia de aves, sobre todo patos, fojas (fochas) y quedaban fuera pioverdes. En ocasiones, su padre llegaba a casa con unas cien con los perros, piezas, que se repartían entre los vecinos. para recoger las Las barcas se hacían en , todas de madera. Te- piezas heridas. nían unas costillas en los laterales, sobre las que se adosaba la Había gran madera. En su interior, disponían de un cajón donde se guardaba abundancia de la cacería y se colocaban los sacos de paja sobre los que apoyaban aves, sobre todo la rodilla. No disponían de remos, sino de una pértiga para despla- patos, fojas zarse, y el manejo de las mismas resultaba difícil ya que no tenían (fochas) y quilla, sino un fondo liso. Su capacidad era para dos personas. pioverdes.

67 Alrededor llevaban dos varetas de madera para introducir las ra- mas de taray, que, como ya se ha dicho, las camuflaban. 12. Taller García Hnos. Aperadores.

banco y herramien- tas del taller García Hnos.

En la calle San Juan 52 se encontraba el taller de aperadores García Hermanos. Entendemos por aperadores aquellas personas cuya actividad principal era realizar aperos para labores agrícolas. No obs- tante, también se hacían allí todos aquellos objetos que tenían como materia prima básica la madera, complementados con hierro, y que se irán describiendo en las páginas que siguen. Era un negocio familiar llevado entre tres hermanos: Pascual, Manuel Antonio y José María —su otro hermano, Luis, entró en la Guardia Real, como alabardero de Alfonso XIII—. Pascual aprendió el oficio en Callosa, en el taller del tío Velasco (actual asadero de pollos El pollastre rosat). Con el fin de ir pagando el taller que habían montado, trabajaban a jornal en Dolores, en el taller del tío Pepe El alicantino, y acababan el día haciendo horas extras en su propio taller. Todo se hacía manualmente, no había máquinas. La pri- mera de ellas se trajo el mismo día en que nació José Mª García Martínez: era una maquina de cepillar. Para aserrar, se iba al Moli- no, donde todos los carpinteros pagaban por horas. Por aquel tiem-

68 po se encargaba del aserradero el tío Vicente El del motor (Vicente Ç...vinieron los Oliver), y después el tío Rafael El mecánico (Rafael Torregrosa). molinos de trigo, Cuando en el motor había mucho trabajo acumulado, se desplaza- con el mismo ban a Almoradí, al taller del Salvaoré (junto al cuartel de la guar- sistema manual dia civil). Con el tiempo, en el taller se dispuso de aserradora pro- que los del pia; también recuerda la primera máquina universal del taller que café... en llevaba sierra, cepillo, taladro y regruesadora. Albacete se «Mi padre me contaba cómo, al principio, en el taller la fabricaban unos gente funcionaba mediante el trueque, y hacían un carro por una molinos con cantidad de trigo, patatas... previamente acordada. Con el tiempo piedras natura- se fue pagando en metálico.» les que tenían Las vivencias y anécdotas de José Mª en el taller son mu- unos 45 cm de chas, pues, como él mismo dice, «prácticamente allí eché los dien- circunferencia y tes». Se destaca aquí una de ellas: «A raíz de terminarse la guerra, se movían me- vinieron los molinos de trigo, con el mismo sistema manual que diante una mani- los del café, pero éstos sacaban la harina muy granulada y eran vela, pero eran muy pesados. Por aquel entonces, en Albacete se fabricaban unos tan pesados que molinos con piedras naturales que tenían unos 45 cm de circunfe- algunos prefe- rencia y se movían mediante una manivela, pero eran tan pesados rían casi no que algunos preferían casi no comer antes que darle a la manivela. comer antes que Entonces, como la cepilladora de la carpintería iba accionada con darle a la mani- una correa, mi padre le adaptó al motor eléctrico una polea; en vela.... como la una habitación trasera, molíamos con un molino de piedra que le cepilladora de la había dado el tío José El Vivo. De este modo, tanto El tío Vivo, carpintería iba como nosotros y otros vecinos disfrutamos de harina sin pagar accionada con nada a cambio. En la tarea de moler nos turnábamos mi primo una correa, mi José Mª García, el cura, y yo, que por entonces éramos unos chi- padre le adaptó quillos». al motor eléctri- Herramientas y utensilios del taller: co una polea, en —Banco de carpintero: se compone de cuatro patas, dos una habitación completamente verticales y dos a talud, sobre las que se apoya un trasera, molía- tablero grueso que tiene, a su vez, una caja donde se depositaban mos con un las herramientas y cuñas para tenerlas a mano. En el frontal lleva molino de piedra adosado un husillo (rosca), en cuya parte exterior hay un pasador que le había con una madera para sujetar fuertemente las piezas. También so- dado el tío José lía llevar un pequeño cajón para el metro, medidas tomadas... El Vivo... disfru- —Garlopa: se usa para cepillar cantos de puerta pues, al tamos de harina

69 ser más larga, unos 70 cm, saca menos irregularidades que el cepi- llo, que es más corto. —Cepillo: para cantos de puerta de unos 20 cm de longitud. —Sierra: armazón de madera con una cuerda para tensar la hoja de acero dentada. —Serrucho: la hoja es más estrecha en su extremo que junto al mango de madera. Su uso, al igual que el de la sierra, es realizar cortes. —Serrucho de vareta: mucho más fino, con una hoja rec- tangular que lleva un nervio sobre la parte superior para que no se doble. Su uso principal es ajustar testas. —Escuadra: muy usada para trazar puertas, ventanas, malinos... —Martillo de peña: lleva la boca de clavar cuadrada com- pletamente y, en la parte opuesta, tiene una especie de cuña que es la peña, todo unido a un mango de madera. —Serrucho de troncos: esta herramienta era usada fuera del taller por los leñateros y, en el taller, para cortar troncos transversalmente. —Gramil: instrumento de madera con un taco cuadrado que lleva en un extremo una púa chafada; al desplazarlo, hace líneas paralelas a diferentes medidas, donde generalmente luego se hace una escopladura. —Formón: sirve para escoplear las esquinas y embutir Suela (azuela): planchas o bisagras. pieza de acero —Suela (azuela): pieza de acero con mango de madera y con mango de una gafa que sujeta el acero y la madera. Su uso más frecuente era madera y una hacer cuñas. Los brazos de horcate se hacían casi íntegramente gafa que sujeta con la azuela. el acero y la —Tenazas: para sacar las púas. madera. Su uso —Gato o torniquete: era de hierro; se podía hacer extensi- más frecuente ble para sujetar piezas de distinto tamaño. era hacer cuñas. —Congrel: consiste en dos maderas iguales y dos pasadores Los brazos de de hierro que atraviesan éstas. También lleva dos cuñas para ejer- horcate se cer presión. Servía para encolar tableros. Existía otro de gran ta- hacían casi maño para tablachos o mesas. íntegramente —Verdugo: así llamado porque era un matapersonas. Era con la azuela. usado para dos hombres a la vez y se necesitaba mucha fuerza

70 física para trabajar con él. Consiste en un armazón de madera formando un rectángulo con dos salientes para agarrarlo y en el centro lleva una cuchilla dentada con dos cuñas en los extremos para tensar la misma. Se utiliza para cortar de arriba hacia abajo. Objetos fabricados: • Aperos de labranza: —Trejillas de yeguas y de vacas: la diferencia principal entre ambas es que las primeras tenían alrededor de 80 cm; y las segundas, unos 2 m. —Maso de esclafar tolmos: todo de madera. —Ubio de vacas: para co- locarlo en el pértigo de la carreta y enganchar las vacas. No dispone de puntero ni gancho. —Ubio de labranza: éste sí llevaba puntero y un gancho donde se colocaba la anilla del timón del Ubios arado u otro apero. —Arado de horcate: se uti- Arado de lizaba con yegua o mula. Lleva unas horcate: se varas curvas, una cameta consisten- utilizaba con te en un hierro recto para meter la yegua o mula. esteba (pieza de madera con la que Lleva unas se guiaba el arado manualmente). varas curvas, El tascón se encarga de apretar la una cameta reja con la esteba; del dental salen consistente en dos hierros laterales para abarcar un hierro recto más terreno; y finalmente está la para meter la reja de hierro. El arado lleva una esteba (pieza de Arado de horcate herramienta auxiliar que sirve para madera con la poner la reja; se la conoce como mazo de arado y consta de un que se guiaba el taco de madera con rabo. arado manual- —Varas: las varas llevan unas gafas donde se pone la mente). El sofra (correa de cuero que se pasa por encima de la bestia sobre el tascón se encar- sillón). Por debajo, se colocaba la barriguera, nombre que recibe ga de apretar la por ir tocando la barriga del animal. También se pueden observar reja con la en las varas dos ganchos de tiro y dos anillas para las riendas esteba; del (cuerdas que pasan por el sillón y se enganchan al cabezón, con dental salen dos

71 las que se dirige a la bestia y con las que se le ordena que ande o pare con el «arre» o el «so», respectivamente. —Sillón: dos tablas unidas con una pequeña inclinación y sobre las que hay una pequeña circunferencia. El trabajo de este apero era completado por el corrionero, que le ponía las almohadi- llas que descansaban sobre el lomo del animal, lo recubría de cue- ro, con tachuelas doradas como adorno. Llevaba, además, dos anillas por donde pasaban las riendas. —Balestrilla: consta de una madera curva redonda con dos anillas en los extremos y un gancho en el centro. Se usa como apero auxiliar para el trillo y faenas de arrastre. Hoy día, es usada en las plazas de toros donde, una vez muerto el animal, se le arras- tra y saca de la arena ayudándose de la balestrilla. —Rulo de esclafar tolmos: so- bre un armazón de hierro se coloca el rulo de piedra natural. En los extremos lleva dos gorrones de hierro sobre palo- millas de madera. Para poder apoyarlo, en el brazo lleva un mozo con una plan- cha con abrazadera de hierro en la pun- ta, para su enganche. —Yugo de mulas y yeguas: armazón de madera con cuatro va- rillas también de madera. Dispone Rulo de era y rulo de esclafar tolmos. también de dos anillas y un gancho. —Horcate de yegua: dos brazos curvos con abrazadera en la parte superior y dos gafas para enganchar los francaletes, que son las correas a las que a su vez se enganchan los tirantes para unirlos al horcate. —Tablón de clavos: tabla de clavos que se usaba para ta- par grietas, arrancar malas hierbas, recoger restos de hierba, embolicar la simiente de cáñamo o de alfalfa... Una de sus aplica- ciones frecuentes era pasarlo en los cultivos de alfalfa segados y con el rabotín pequeño. —Malino: es una especie de tablón de clavos, pero más sofisticado, consistente en tres listones equidistantes que forman un rectángulo y bajo los que se colocan unos clavos dispuestos de tal forma que no dejan ningún trozo de tierra sin pasar. En las

72 esquinas, lleva escuadras de hierro que lo refuerzan. Las anillas Sobre la década que tiene en los extremos son para enganchar la bestia. de los 40, un —Tabla de allanar: consiste en un tablón de unos cuatro quintal de metros con dos anillas en las puntas. Servía para allanar las irre- cáñamo valía gularidades que otros aparatos dejaban. Uno de sus actuales usos alrededor de es allanar las hileras sobresalientes que deja el retobato. 1.500 ptas (9 —Banco escalera: escalera con dos accesos que, en la par- euros), que por te superior, lleva un tablero con bisagras utilizado para poner el aquel tiempo capazo o cesta de coger fruta (albaricoques, naranjas, olivas, higos...). era muchísimo —Legona: plancha de acero de unos 20 cm de largo por 15 dinero. Cuentan de ancho con filo en la punta. Tiene un orificio llamado caña, donde algunos agri- se mete el mango. La caña es de hierro y la plancha en sí de acero. A cultores que, los extremos sobresalientes de ésta se les llama gavilanes. con una buena —Carretilla: armazón rectangular de madera con rueda cosecha de delantera de madera. Las esquinas se reforzaban con escuadras de cáñamo, ha- metal. Era un utensilio muy usado en la huerta para trasladar el biéndole echa- abono, sacar la hierba del bancal, sacar el estiércol de la cuadra... do fuersa (abo- —Banco de alpargatero: consiste en una madera de unos no), casi se 30 cm de ancho por 125 de largo, con cuatro patas, donde se sien- pagaba el valor ta el operario. Delante del alpargatero hay una tabla inclinada de de la tierra; si unos 80 por 60 cm, y un trozo de madera vertical para apoyar la bien es cierto suela y coserla con un almaraz. Lleva un tamarí para golpearla y que, para obte- dejar la suela plana. ner los quinta- • Herramientas relacionadas con el cáñamo les de cáñamo, El cáñamo era una de las fuentes de riqueza mayores de había que reali- Catral. En la mayoría de la fincas se cultivó gran cantidad de cá- zar una serie de ñamo y disponían de balsa propia para cocerlo. Sobre la década de labores que los 40, un quintal de cáñamo valía alrededor de 1.500 ptas (9 euros), requerían mu- que por aquel tiempo era muchísimo dinero. Cuentan algunos agri- cha mano de cultores que, con una buena cosecha de cáñamo, habiéndole echado obra y en con- fuersa (abono), casi se pagaba el valor de la tierra; si bien es cierto diciones muy que, para obtener los quintales de cáñamo, había que realizar una duras serie de labores que requerían mucha mano de obra y en condicio- nes muy duras. De la riqueza que producía el cáñamo da buena cuenta el refranero de la zona: «Cáñamo vendido, carriola en la puerta». —Gramaera: tronco trabajado hasta acabarlo en forma rectangular, sin esquinas. Tenía 2 m de largo por 30 cm de ancho

73 y alto. Llevaba cuatro patas a talud que lo soportaban, y también aloja- miento para la masa, la cual porta- ba una cuchilla de hierro y una pie- za curva de madera desde donde se manejaba y a la que llamamos balestilla. La atravesaba, en la parte posterior de la masa, un redondo de madera llamado tellón. Gramaera y espadaor —Espadaor: tras pasar por la gramaera, el siguiente proceso del cáñamo se realiza en el espadaor, que consta de una pieza de madera con dos filos y una maneta para co- gerla. Esta madera termina en una cuña con un taco en la base, sobre el que se colocaba una piedra para que estuviera más sujeto. —Rastrillo: pieza de made- ra de 4 cm de grueso por 105 de lar- go y unos 60 de ancho. Lleva delan- te un banquillo para apoyar el ras- trillo, y dos anillas bajo para tensar- las sobre la pared y que, así, estu- viera bien sujeto. Tiene unas 60 púas Rastrillo de cáñamo. largas de acero y un cajón para ta- parlas cuando se termina la faena, con el fin de evitar todo peligro. En la parte delantera derecha, lleva un trozo de hierro curvo que sirve para quebrar el cáñamo y hacer las mo- ñas, que posteriormente se enviaban para la hilatura. —Rastrilla: más pequeña que el rastrillo. Su particularidad es que dejaba el cáñamo más fino. A los desperdicios del cáñamo se los Mena llamaba borras, y se utilizaban para

74 hacer una trenza que, después, iba a la suela del alpargate. Co- menta José Mª que era un verdadero lujo llevar suela de cáñamo, pues era mucho más suave que la de esparto. —Mena: rueda de madera de 1’25 m aproximadamente por unos 15 cm de ancho. Lleva una manivela para accionarla y, a unos 80 cm de distancia, tiene 3 o 4 poleas donde el hilaor engan- cha el cáñamo que lleva en la cintura y, así, logra fabricar el cor- del. A quien le daba a la manivela, en muchas ocasiones un niño, se le llamaba menaor.

• Útiles y artefactos relacionados con el riego —Canal de madera: consta de un fondo con dos tablas a talud. Los había de distintas medidas. Su principal función era pasar el agua de riego de un bancal a otro por encima de una acequia. —Tablacho de cuernos: madera verti- cal con un listón ligera- mente curvo en la par- te superior que imita unos cuernos. Se metía en la brenca cerrada del partior y, una vez den- tro, abajo se le ponía un taco más grueso para que no pudiese ser sus- traído. —Tablacho de Tablachos y canal de madera. maneta: lleva las tablas horizontales, con dos listones en vertical y uno travesero arriba, de donde se agarra para sacarlo. —Tablacho de hila: es el más pequeño, ya que se coloca en el costón para tapar o controlar la entrada de agua a un bancal. Son maderas horizontales clavadas en dos verticales, formando estas últimas unas manetas en sus extremos para poder quitarlo. —Tablas de pará: dadas las grandes dimensiones de las acequias, y al no existir compuertas, los agricultores se servían de tablas que van sueltas pero enlazadas con una cadena. A su vez,

75 y, cuando se cada una llevaba una cuerda, de la cual se tiraba para levantar la nos pasa el pará, o bien se utilizaba un gancho con rabo de madera. turno de tanda Tal como dice el refrán, «El que está a la cola o se seca o se de nuestra ahoga»; y eso nos pasaba y nos pasa en Catral. Nuestra situación tierra, apurar geográfica hace que tengamos que aprovechar al máximo toda el incluso el agua agua que llega y, cuando se nos pasa el turno de tanda de nuestra que se queda tierra, apurar incluso el agua que se queda en el brazal, o la que ha en el brazal, o la caído o proviene de escurrimbles de la azarbe. Hoy se dispone de que ha caído o medios que, con relativo esfuerzo, nos permiten aprovechar esos proviene de restos de agua (bombas, tractores...). Antaño, hasta los años 60, escurrimbles de los medios eran muy distintos. la azarbe —En un principio, el agua que se quedaba en el brasal regaor, a la que se denomina regolfo, o cajoná si la cantidad de agua es mayor, se sacaba con la portaera, consistente en una cuba de madera que, por ser muy pesada, pasó enseguida a ser de zinc; sobre las asas se ataba un palo que la cruzaba y desde los extre- mos, entre dos personas, se sacaba el agua a cubas, una tras otra. —Según parece, ante el inconveniente que suponía me- terse dentro del brasal en invierno, surgió el bombillo, que era una escalera sin fin sobre la que la fuerza se ejercía con los pies. Se usaba la mayoría de las veces para regar el roalico de hortalizas que se plantaba para la casa: calabazas, melones, tomates, ñoras... Nos cuenta José Mª que, en cierta ocasión, su abuelo le El bombillo es mandó a regar con el bombillo y, como él no podía con el peso pues poco mayor el bombillo cargaba mucha agua, le puso dos tacos de madera so- que una rueda bre el eje transversal, de tal forma que cogía menos agua y él hacía de carro con menos fuerza; cuando el nivel del agua bajó, quitó los tacos y si- ocho cajones, guió regando hasta apurar todo el regolfo; al comentarle a su padre ocho bocas de lo que había hecho, le incluyeron a los nuevos bombillos que fabri- toma, y ocho caron dos alturas, para facilitar el trabajo. boquetas para El bombillo es poco mayor que una rueda de carro con arrojar el agua. ocho cajones, ocho bocas de toma, y ocho boquetas para arrojar el Tiene en la agua. Tiene en la parte superior una barra, para sujetarse la per- parte superior sona que subía. El eje transversal va con gorrones y dos abrazaderas una barra, para en los extremos. Está encajado en un marco que le permite un sujetarse la traslado fácil de un brazal a otro. De este eje salen ocho aspas, que persona que forman los cajones ya comentados. Toda esta estructura está fo- subía. rrada de zinc.

76 Cuando finalizó la guerra, el zinc escaseaba y se hacía todo de madera, pero estos bombillos fue- ron menos duraderos y muy pesa- dos para su transporte. Un acceso- rio del bombillo es el resibior, con el que se distribuía el agua hacia un lado u otro. —Otro artefacto de riego que se usaba en Catral, sobre todo en la Arroba de la Madriguera, era Bombillo la cenia, ya que el azarbe de Abanilla lleva siempre bastante agua y, por medio de zanjones, se acercaba el agua hacia cada finca. También las había que se nutrían del azarbe de las Viñas o de la Palmera. Las cenias adquirieron gran importancia en las fincas, pues permitían conseguir agua fuera de tanda y eso llevaba consigo poder plantar unos cultivos de mayor rentabilidad como cáña- mo, ñoras, patatas, moniatos... Cenia Un día que José Mª acompañó a su padre para arreglar unas cenias por las arrobas y vio que algunas de ellas estaban ÇTata, ¿por qué reparadas por lañaores, le dijo a su padre: «Tata, ¿por qué las las cenias llevan cenias llevan unos cortes de hachas?». Su padre le respondió que unos cortes de los de Dolores subieron en una ocasión por el azarbe de Abanilla y hachas?È. Su fueron rompiendo con hachas casi todas las cenias porque, según padre le respon- parece, no les llegaba agua suficiente. dió que los de «Cenias hicimos a mucha gente de Catral; a los Soledaos, a Dolores subie- los Abadías, a los Monjas, al López, al tío Alfredo, a los Guiraos, en ron en una Lo Zabala, en la Casa Nueva, al tío Sebastián, al tío Canales, a los ocasión por el Cosmes, al Migalete, en La Portalá, a los Campanilla; la última que azarbe de hicimos fue para los Orujos. También se hacían para fuera del pue- Abanilla y fue- blo, a los Cañizares de la Vereda de Lo Benimira, a la finca del Reloj ron rompiendo en la Vereda de los Cubos, a los Aniortes en el Rincón de Bonanza...» con hachas casi

77 Al lugar por Cenias las hay de diversos tamaños; las que se hacían donde pasaba para esta zona tenían unos 5 m de circunferencia. Al igual que el la caballería se bombillo, constaban también de ocho cruces, un eje de hierro con le conocía escuadras y dos planchas laterales; este eje se apoya en la obra como el sobre dos manguillas de hierro. Las había también de unos 3 m de andaor. Anexo circunferencia, más pequeñas que las de las arrobas, que se utili- a la cenia se zaban para parcelas de 7 u 8 tahullas. Las cenias tienen también hacía un ocho tomas de agua y ocho bocas reforzadas con una plantilla de resibior de hierro, llamadas boquetas. Se accionaban por la fuerza de una bes- cemento, des- tia. Había unos anillos con tacos, llamados« de puntería», que ser- de donde se vían para rodar, de cuyo centro salía un tronco que llevaba en la enviaba el agua parte superior un cuadrado donde se metía el palo para enganchar a otras partes la caballería: a todo este conjunto se le llamaba carro. Había dos del bancal. pilares de piedra laterales con una viga, donde va alojado el cuello del carro, y a su vez lleva dos anillos de madera sujetos por unas crucetas, donde van alojados verticalmente unos listones de made- ra, que es lo que hace el engranaje con los anillos de puntería. En otros lugares, los pilares subían hasta arriba del árbol del carro y pasaba la caballería por debajo. Al lugar por donde pasaba la caba- llería se le conocía como el andaor. Anexo a la cenia se hacía un resibior de cemento, desde donde se enviaba el agua a otras partes del bancal. En Catral no había norias, ni tampoco se fabricaban en el taller. Pero, a diferencia de la cenia y el bombillo, para los agricul- tores de Catral una noria es la que sacaba agua movida por la presión del agua misma, ya que estaban colocadas en lugares con mucho desnivel; además, arrojaban el agua por las dos caras. Eran muy conocidas las de , Formentera y Murcia, entre otras. • Vehículos de paseo y transporte —Carriola: «Tener a finales de la guerra una carriola era como tener hoy un Mercedes de última generación.» Los chicos jó- venes las utilizaban para desplazarse a festear o ir a las fiestas de pueblos vecinos; era, en definitiva, un verdadero lujo. Carriola La miniatura que nos pre- senta José Mª, está hecha íntegra- mente con madera de morera de la huerta de Catral. Las ruedas constan de un

78 cubo en el centro de la misma con dos seños o aros circulares; de Detrás se sitúa aquí salen los radios (también llamados rayos) que llegan hasta la una cola, con el pina, que es la madera curva que va formando la circunferencia fin de que, de la rueda justo debajo del hierro al que conocemos como llanta. cuando se Los ejes de esta carriola eran ingleses y, con un poco de aceite, se empine la deslizaban finamente. En los extremos, para alojar la rueda, lleva- carriola, las ba una manguilla embutida en el cubo y, en la punta, una tuerca varas se que- de bronce, con rosca a la izquierda, llamada sombrerillo. Paralelas den a media a las ruedas se situaban unas ballestas de acero que actuaban altura. Los como amortiguadores del peso. La caja era íntegramente de made- batanes se ra, con un asiento que daba cabida a tres personas y que estaba sitúan sobre la tapizado en cuero. Clavados en la parte delantera, lleva dos parte posterior montadores, por donde se subía. También en la parte delantera de las ruedas, lleva una balestrilla de hierro y, delante del conductor, hay un llevando a la tablero de madera sujeto con dos escuadras de hierro, que prote- derecha de la gía al que conducía. La parte delantera finalizaba con dos varas carriola una curvadas hacia el suelo y hacia el interior, con una plancha en la maneta, desde parte superior e inferior y dos punteras de metal dorado como la que se accio- embellecedores. Igualmente dorados eran los bocines del cubo. na el freno; También en la parte delantera, donde se sientan el conductor y consiste éste en sus acompañantes, hay un cajón para poner los pies. Detrás se una rosca o sitúa una cola, con el fin de que, cuando se empine la carriola, las sinfín con una varas se queden a media altura. Los batanes se sitúan sobre la maneta de parte posterior de las ruedas, llevando a la derecha de la carriola madera en el una maneta, desde la que se acciona el freno; consiste éste en una extremo, para rosca o sinfín con una maneta de madera en el extremo, para co- cogerla. Dispo- gerla. Dispone también la carriola de guardabarros de madera. A ne también la unos 40 cm de las puntas de las varas lleva un recubrimiento de carriola de cuero, donde se colocan la barriguera y la sofra. guardabarros Esta miniatura añade un caballo de plástico de pelo blan- de madera. A co. Porta el caballo un sillón por donde pasa la sofra que mantiene unos 40 cm de el peso delantero. A su vez, la barriguera sirve para que no se las puntas de levante la carriola. Lleva además el caballo un horcate de madera las varas lleva con francaletes y tirantes de cuero, y también una collera de cuero un recubrimien- rellena por dentro de tela. Sobre la cabeza, lleva el cabezón con el to de cuero, bocao, donde se enganchan las riendas para guiar al caballo; y donde se colo- finalmente, sobre la parte trasera de la bestia se puede observar la can la barrigue- ritranca, con dos trozos de cuero llamados sejaores. ra y la sofra

79 Al igual que todos los caballos que acompañan las minia- turas de José Mª, dispone éste de herraduras, oficio el de herrador, como ya dijimos, que aprendió de su abuelo.

Carro

—El carro agrícola ha sido un vehículo que recuerda José Mª desde siempre. Era, además, indispensable en cualquier indus- tria o finca agrícola. Tenía diversos usos, de los que se señalan a continuación los más habituales. · Traer yeso moreno (de , Albatera o Crevillente). En la parte inferior del carro se colocaban unas bolsas de estera forradas de lona. Se ataban dos galgas (dos palos paralelos que, al unirse con cuerdas, cerraban la bolsa) juntas de lado a lado, que se abrían para vaciar toda la carga de golpe. · Transporte de hierba seca, de cáñamo, de leña, de sa- cos de trigo o de algodón... · Transporte de agua. Hay quien le acoplaba dos made- ras curvas y colocaba una bota para traer agua del pozo de Lo Roca (Orihuela). También se cogía el agua del aljibe del Teatro, en la calle San Juan (junto a la actual óptica). Entre los aguaores más conocidos se recuerda al tío Cacao, al tío Minina, al Mandero o a los Chotas. Algunos de ellos portaban en el carro dos bo- tas pequeñas. Una medida que se usaba para el agua era la cuarterola, que iba en la parte inferior del carro colgada con cadenas.

80 · Acarreo de troncos: se situaban en la parte inferior del La principal carro y se ataban con dos cadenas. Los troncos que se diferencia entre utilizaban en el taller García Hnos. eran traídos de la la carreta y el huerta, generalmente por el tío Paco Sebastián y el Pe- carro es que la dro Monero. primera lleva · Transporte de cañas y haces de trigo. Para este menes- una sola vara ter, se le añadía un hierro curvo por encima de la bes- llamada pértigo, tia, lo cual permitía aumentar la capacidad de carga; para enganchar se cubría hasta la mitad del cuerpo de la bestia. las dos bestias, La principal diferencia entre la carreta y el carro es y el carro lleva que la primera lleva una sola vara llamada pértigo, para engan- dos varas latera- char las dos bestias, y el carro lleva dos varas laterales, en cuyo les, en cuyo interior se coloca la bestia. Estas varas tienen unas planchas me- interior se colo- tálicas que las refuerzan, y terminan en los extremos con una abra- ca la bestia. zadera en cada vara. El eje de las ruedas se aloja en unos topes. Estas varas Los cuatro lados del carro quedan unidos por unos listones llama- tienen unas dos cabezales; la parte delantera tiene una tabla ligeramente cor- planchas metáli- tada en la curva para no molestar a la caballería. En la saga, hay cas que las una tabla sobre la que se sitúa toda la parte del torno, con dos refuerzan, y piezas en forma de cuña por donde éste se desliza. Lleva dos mosos terminan en los con sus abrazaderas en la parte trasera, y dos en la delantera, uno extremos con en cada vara. En la parte superior trasera destaca el gobén curva- una abrazadera do, que va de un extremo a otro y que lleva una plancha de hierro en cada vara. El y dos anillas con puntera; también se le ponen abrazaderas en los eje de las ruedas extremos. En la puntera solía colocarse una estiba (sera), que con- se aloja en unos tenía el cántaro o la corvilla. topes. Los cua- Los laterales están formados por cuatro escuadras de hie- tro lados del rro y unas varas de madera verticales, llamadas estacas, que al- carro quedan ternan con otras de hierro denominadas garroteras. En el extremo unidos por unos superior de los laterales, lleva horizontalmente los varales con plan- listones llama- chas de hierro, dos abrazaderas y anillas. El freno consiste en dos dos cabezales; planchas de hierro con una palanca y dos batanes; al igual que en la parte delante- la carriola, todo este conjunto recibe el nombre de torno. Anterior- ra tiene una mente a este sistema de frenado, los carros llevaban dos galgas, tabla ligeramen- que frenaban sobre la pina y el cubo. te cortada en la Algunos carros disponían de un farol de aceite o de car- curva para no buro. Las varas llevan dos vaguetones que alojan la sofra y la ba- molestar a la rriguera. La ritranca y los sejaores, como ya se ha dicho, sirven caballería. En la

81 El carro para frenar el carro y «en el caso de que la bestia pare, no se le eche atartanado Çera el carro encima». En la parte superior de los topes, hay unos gan- un carro más chos para colgar un tablero de bolsa y dar más cabida al carro. En pequeño que la parte derecha, lleva también un montador de hierro. Había quien sustituía al colocaba al carro unos tableros en la solera y en los laterales para coche; se utili- cargar a granel panizo, trigo, cebada, etc. zaba en ocasio- —El carro atartanado «era un carro más pequeño que sus- nes para trasla- tituía al coche; se utilizaba en ocasiones para trasladar al médico, dar al médico, al al cura... por caminos de tierra«. Este vehículo resultaba muy aco- cura... por cami- gedor e invitaba a entablar conversación en su interior. En Catral había nos de tierraÇ. varias personas que disponían de este vehículo: el tío Correte, el tío Pepe Este vehículo el Molinero, el tío Poma (vendedor de telas que tuvo la desgracia de morir resultaba muy siendo su carro arrollado por el tren), el tío Patillas... acogedor e En lugar de llevar topes de madera, lleva amortiguación invitaba a enta- de ballesta. El montador está en la parte trasera y, en la delantera, blar conversa- se coloca una tabla para ir más cómodo. En los laterales se dispo- ción en su nen dos tablas forradas que hacían de asientos laterales con cabi- interior. En da para seis personas (tres a cada lado). Los laterales de los varales, Catral había donde se apoyaba la espalda, estaban hechos de estera de esparto varias personas y forrados con lona o terciopelo, según las posibilidades económi- que disponían cas de cada cual; había quien, en la parte delantera, le ponía unos de este vehícu- cristales con un agujero para poder sujetar las riendas. Disponían lo: de toldo, soportado por cuatro arcos de madera que se alojaban en los varales y forrados de caña muy fina, sobre la que se colocaba una lona pintada para despedir el agua. Prolongación del toldo era la visera plegable con un arco de hierro articulado. La parte trasera se cerraba con unas lonas que podían dejarse caer y que se reco- gían con unos botones metálicos. —Carro con ruedas de goma: son los últimos que se están utilizando. Lleva dos varas y dos cabezales. Éstos tienen frenos de tambor, que van a las ruedas de goma. Disponen generalmente de dos laterales de unos 40 cm. Es como un pequeño remolque, pero Carreta con tracción animal. —Carreta: tirada por un par de vacas o bueyes, lleva un pér- tigo en el centro que acaba con un ubio para enganchar las bestias. La carreta es un vehículo muy rústico,

82 pues se dedicaba mayoritariamente al transporte de áridos (are- Los aparejos na, piedra, yeso...). que usan las Tiene cuatro escuadras, cuatro garrotes y cuatro garro- bestias son las teras en cada lateral, con estacas de madera de unos 15 cm de coyundas y grueso. Lleva un moso delantero debajo del pértigo, con un gan- los frontiles. cho donde colgar el mismo, y otro en la parte trasera. En la saguera Éstos consis- lleva la palanca del torno, el torno en sí y los batanes. Dispone de ten Çen dos gobén con dos planchas, sujeto por dos pasadores unidos a la medias lunas carreta mediante cadenas. de cuero que Los aparejos que usan las bestias son las coyundas y los se les ponen frontiles. Éstos consisten «en dos medias lunas de cuero que se les delante para ponen delante para que no se aporreen». El gañal (auriga o con- que no se ductor de las vacas) llevaba una vara de dos metros con una pin- aporreenÈ. El cha de hierro en la punta, a la que se denominaba llamaera. gañal (auriga o La carreta, al igual que el carro, portaba ruedas muy fuer- conductor de tes que admitían el peso que suponía duplicar la capacidad de la las vacas) misma mediante un marco colocado en la parte superior. llevaba una —La tartana: muy similar al carro atartanado, pero más vara de dos grande. En Catral se usaba para llevar y recoger a la gente de la metros con estación de Albatera y, a la vez, traer el correo a Catral. Tenían una pincha de tartanas el tío Pascual y el Enrique del Correo. hierro en la punta, a la que · Juguetes de madera se denomina- Un modo de sacarle provecho a las muchas horas que ba llamaera. José Mª pasaba en el taller era realizando en los ratos libres ra- quetas de tenis, patinetes, galeras, palomares... Esto le permitía

Patinete, galera y peonza

83 Galeras: a un disponer siempre de cinco duros en el bolsillo para chambis, ir al cajón de tabaco cine o gasolina para la moto. (concretamente —Patinete: «Entonces eran casi todo de madera, sólo lle- José Mª lo vaban hierro algunos en los ejes». gastaba de —Galeras: a un cajón de tabaco (concretamente José Mª Ideales, que lo gastaba de Ideales, que fueron los primeros cigarros que venían fueron los pri- liados), se le hacía un recorte en la parte delantera y dos agujeros meros cigarros en la parte trasera para colocar las ruedas, cuyos ejes eran radios que venían de rueda de carro por ser ésta una madera muy dura. Las almoha- liados), se le dillas eran un saco de pellorfas de panizo; allí se colocaba a los hacía un recorte chiguitos pequeños y se les daba vueltas por la era. «Era el Jané de en la parte entonces.» delantera y dos —Trompas o peonzas: se hacían en el torno y la púa se agujeros en la ponía en la herrería, ya que éstas eran más gruesas y, por tanto, parte trasera mejores para sacar las monedas cuando se jugaba al rogle. para colocar las —Palomar: con rejilla en la parte delantera para que el ruedas, cuyos animal pudiera salir a tomar el sol y el aire. También se le hacía un ejes eran radios comedero de madera; el bebedero era de arcilla de . de rueda de carro por ser · Aperos relacionados con la era ésta una made- Todas las fincas disponían de un terreno, generalmente ra muy dura. enfrente de la casa, para una era. «Ésta consistía en un roal circu- Las almohadi- lar que se limpiaba y regaba para la trilla. A lo largo de los meses de llas eran un mayo y junio se iban amontonando las garberas de trigo para sepa- saco de rar el grano de la paja.» También se trillaban otros cereales o legu- pellorfas de minosas (habas). panizo —Trillo: los trillos de nuestra huerta no son como los uti- lizados en la mayoría del país (Castilla-La Mancha, Castilla-León...).

Trillo

84 Los que se hacían en el taller llevaban cuatro o cinco rulos con dientes de hierro y con una ligera forma cónica que facilitaba dar las vueltas. Llevaban dos abrazaderas en los extremos y dos gorro- nes de hierro en la punta para colocarlos en el cajón, cuyos latera- les soportaban los gorrones, y estaban hechos de madera de olivera, por ser ésta muy dura y, por tanto, duradera. La parte delantera del trillo estaba inclinada hacia arriba, para facilitar la entrada de la paja. La balestrilla se unía al trillo mediante un gancho que había en la parte delantera. —Rulo de la era: tiene un armazón de madera con dos gorrones sobre los que rueda una piedra natural lisa con forma cónica para poder dar la vuelta en la era. Se utiliza en el último proceso de la recogida del grano. · Otros —Comedera de corderos: consta de dos listones en forma de equis en los extremos, con un recipiente central para el grano y unos listones de unos 60 cm de altura para alojar el forraje tierno y seco. —Comedera de cerdos: tabla de unos 40 cm de larga, rodeada en sus cuatro lados por otra madera con 20 grados aproxi- madamente de apertura, y con unos listones de separación para que los cerdos no se peleen. —Pila de lavar la ropa: íntegra de madera con una parte ondulada para restregar la ropa; lleva un tapón de desagüe en la parte inferior y está sostenida por cuatro patas. Eran sumamente prácticas y cómodas porque se trasladaban con gran facilidad a los lugares de sombra. Con el tiempo se impusieron las de cemen- to por ser éstas más duraderas. Losa de —Losa de lavar: tabla de unos 60 cm con estrías donde lavar se restregaba la ropa; lleva cuatro patas muy cortas. Se utilizaba para lavar en las ace- quias y en los lavaderos pú- blicos. —Muela de afilar en la huer- ta: como ya se ha dicho, son muelas procedentes de Montealegre del Castillo. Las

85 albergaba un cajón con cigüeña de hierro para hacerla rodar. Se aprovechaban las muelas gastadas en las herrerías, que tenían un radio menor de circunferencia. Los carpinteros las tenían con pa- tas, tal y como las representa José Mª en esta miniatura; en cam- bio, los agricultores colocaban el cajón directamente en el suelo. —Silla de morera: eran habi- tuales en las casas de la Vega Baja y la huerta de Murcia, zonas en las que exis- tía la tradición de criar gusanos de seda alimentados con hojas de morera. La morera era un árbol muy frecuente en las orillas de las acequias, un árbol en cuyo entorno apenas se puede cultivar; por ello, al no criarse gusanos de seda Silla de únicamente encontramos ejemplares morera viejos próximos a las casas, pues tam- bién son muy apreciadas por su espesa y fresca sombra. Del corazón de este árbol se extraía una madera muy buena que nunca se corca; el asiento lo podemos encontrar con trenzados de diversos materiales: de cordera de esparto, de anea... En la actualidad, estos materiales se han sustituido mayoritariamente por cuerdas de plástico. —Barchilla: pirámide de madera cortada en la parte supe- rior; lleva dos asas laterales y unos adornos de metal en las cuatro esquinas que, a la vez, sirven de refuerzo. Era una medida de peso equivalente a 12 kg de trigo. En ocasiones, las horas de mano de obra se pagaban con barchillas de grano. Relacionado con la barchilla surgió el término iguala, que venía a ser la igualdad que se conse- guía por parte de quien prestaba un servicio y de quien lo recibía, y que generalmente se establecía en un pacto previo. Cantarera —Cantarera: dado que no ha- bía agua corriente en las casas, éstas se abastecían por medio de aguaores que ofrecían su mercancía en la puerta de la casa. La cantarera se situaba en el interior de la casa, al volver de la puer- ta de entrada. Consta de un tablero con dos orificios, donde se alojaban los cán-

86 taros, y cuatro patas con cierta inclinación hacia el exterior. Las tinajas, —Tinajero: se ubicaba generalmente debajo de la escale- especialmente ra; la mayoría tenía dos tinajas enterradas alrededor de medio en enero, se metro, y el resto se cubría enluciéndolo con un color almagre, o llenaban con bien, cubriéndolo con azulejos. Sobre la boca de las tinajas se co- agua de lluvia y, locaban dos tapaderas de madera y, en algunas casas, las mujeres en muchas les hacían unos paños de ganchillo o tela llamados tapaores. Den- ocasiones, con tro de las tinajas se ponía la cetra, que iba colgada en el cuello de agua de la la tinaja; ésta consiste en un cazo con una vara de cobre curvada tanda, la que en el extremo para colgarla del cuello de la tinaja, debajo de la circulaba por tapadera. Las tinajas, especialmente en enero, se llenaban con nuestras ace- agua de lluvia y, en muchas ocasiones, con agua de la tanda, la quias y arrobas, que circulaba por nuestras acequias y arrobas, por increíble que por increíble pueda parecer. Se llenaban con una lata que tenía como asa un que pueda palo cruzado en la parte superior, y se dejaba reposar durante parecer. unos días. Cuando alguien pedía una lata o posal prestado para llenar sus tinajas, existía la buena costumbre de devolvérselo lle- no. Había incluso hombres que, durante los ocho días de tanda, se dedicaban a llenar tinajas ya que el 80% de las viviendas se abas- tecía de esta agua para beber y para el uso de la casa. —Campana: el interés que movió a José Mª a reproducir en miniatura una campana se puede decir que es básicamente didáctico: «Las campanas de antes llevaban encima un armazón de madera llamado greñas y unos tirantes en la parte superior para sujetar la campana. A su vez, sobre unos gorrones de hierro Era frecuente se sujetaba ésta en la obra. En el interior, como es sabido por que los trigos y todos, está el badajo, que en la parte inferior lleva una anilla para alfalfas se toques específicos, como es el de difuntos. Cuando es fiesta, la vieran salpica- campana se voltea toda ella. Para poder tocarlas desde el suelo, dos por la plaga sobre la greña se sitúa un brazo, al que se ata una cuerda tan de la cuca, y larga como altura tiene el campanario. Hoy día, la mayoría de las para, en la greñas ya no son de madera, son de hierro colado; y las melenas medida de lo de campana vienen con un peso compensado que permiten vol- posible, librarse tearlas con un motor de poca potencia, se accionan eléctricamente.» de ella, surgió —Cajón para brasero: éste permitía poder colocar el bra- la cuquera, que sero en cualquier rincón de la casa, especialmente bajo de las me- es una especie sas. de —Cuquera: pieza circular a la que se adosaba una bolsa cazamariposas.

87 o saco y que disponía de un largo mango para cogerla. Era frecuen- te que los trigos y alfalfas se vieran salpicados por la plaga de la cuca, y para, en la medida de lo posible, librarse de ella, surgió la cuquera, que es una especie de cazamariposas. «Cuando se llegaba a la punta del bancal después de pasar la cuquera, se vaciaba ésta y, o bien se enterraban, o bien se quemaban.» —Dalla (guadaña): mango con cruceta y puño. Lleva una abrazadera con cuña para sujetar la hoja de acero cortante. Tam- bién tiene un peine con palillos y cordeles para recoger la hierba. Dalla

Bibliografía GUILLÉN GARCÍA, José: El habla de Orihuela. Caja Rural Cen- tral. Orihuela, 1999. CECILIA ROCAMORA, José Mª: Palabrero de Catral. Ayuntamiento de Catral. Catral (Alicante), 2.000.

88 FERNANDO MARTÍNEZ-CANALES Y MURCIA Breves notas de la vida del Ilmo. Sr. Dr. Don Tomás Martínez y Pérez * BREVES NOTAS DE LA VIDA DEL ILMO. SR. DR. DON TOMÁS MARTÍNEZ Y PÉREZ. ESCRITAS POR SU BISNIETO FERNANDO conoció a la MARTÌNEZ-CANALES Y MURCIA EN LA REAL VILLA DE CATRAL A que luego sería LOS VEINTICUATRO DÍAS DEL MES DE JULIO DEL AÑO DOS MIL DOS, su esposa, EN QUE SE CELEBRA A SANTYAGO APÓSTOL, PATRÓN DE LAS ESPAÑAS. doña Francis- ca Lucas y ació Tomás en la villa de en el seno de una acomoda- Dueñas, que da familia de abogados y procuradores hacia los años vein solía ir con sus te del siglo XIX. Fue el segundo de los hijos y era la costum- N padres al bre dedicarlo a la Iglesia. seminario a Ingresó en el seminario de Orihuela y cursó todos los es- visitar a un tudios con gran provecho. Siendo costumbre en la diócesis que el pariente que seminarista de último curso más destacado diera el sermón de las estudiaba allí. siete palabras el día de Jueves Santo en la Catedral de Orihuela, le Era esta doña tocó ese honor y así lo hizo. En el ínterin conoció a la que luego Francisca hija sería su esposa, doña Francisca Lucas y Dueñas, que solía ir con de una familia sus padres al seminario a visitar a un pariente que estudiaba allí. de riquísimos Era esta doña Francisca hija de una familia de riquísimos hacen- hacendados de dados de la villa de Catral. Decidió don Tomás dejar la carrera la villa de eclesiástica, en el último año, y casarse con la dama catraleña, Catral. Decidió pero se encontró con la decidida oposición de su familia. Se salió don Tomás del seminario y se marchó a su casa, siendo recibido con la condi- dejar la carrera ción de que volviera al seminario y terminara la carrera, a lo que se eclesiástica, negó, y tuvo que salir de su casa. en el último Marchó a Valencia a estudiar medicina. Como no tenía el año, y casarse apoyo familiar y carecía de ingresos, se colocó de mancebo de boti- con la dama ca y, con el sueldo, se costeó los estudios, cosa que le resultó rela- catraleña, pero tivamente fácil ya que los mancebos de botica vivían a pensión se encontró completa en las boticas. con la decidida Terminados los estudios, opositó al cuerpo de médicos oposición del reino obteniendo plaza en la villa de Santa Cruz de Mudela, villa que en aquellos tiempos tenía cierta importancia. Estando

* Fuentes: testimonios orales de mi abuela, doña Amalia Canales Ortuño, mi padre y mi tío Tomás.

89 D. Tomás Martínez Pérez, caballero de la Real orden Iberoameri- cana de Isabel la Católica (1851).

allí, sobrevino laa gran epidemia del cólera morbo, enfermedad cólera toman- mortal y que se transmitía con gran rapidez, causando muertes de do algunas forma masiva. En estas circunstancias, los que podían se aislaban medidas de en los campos en donde era menos probable el contagio; los de- higiene, con- más esperaban lo que viniera en los pueblos. Don Tomás se en- sistentes en frentó al cólera tomando algunas medidas de higiene, consistentes enterrar en cal en enterrar en cal a los muertos (llegando a hacer esto personal- a los muertos, mente ayudado por el cura), y mandando hacer un surco profundo llegando a alrededor del pueblo y llenarlo de cal. Con estas medidas consi- hacer esto guió salvar al pueblo del azote del cólera. personalmente Aquellos hechos transcendieron a la comarca y, al pare- ayudado por el cer, los alcaldes de aquellos pueblos dieron conocimiento a la cor- cura, y man- te, proponiendo que se le premiara tan valiente y profesional com- dando hacer portamiento. Fue entonces cuando se le concedió el título de «Ca- un surco pro- ballero de la orden iberoamericana de Isabel la Católica», con paga. fundo alrede- Pudo ya don Tomás casarse con la que conoció años atrás dor del pueblo en Orihuela, Doña Francisca Lucas Dueñas, trasladando su resi- y llenarlo de dencia a Catral, en donde vivieron. Fruto del matrimonio tuvieron cal. Con estas tres hijos: Tomás, Manuel y José. medidas consi- Ejerció la medicina hasta edad muy avanzada y de forma guió salvar al gratuita. pueblo Murió en Aspe, dos años después del fallecimiento de su esposa que murió en Catral en el año 1901.

90 PURA GUIRAU MIRALLES LOS MIRALLES: UNA SAGA DE MÚSICOS Y COMPOSITORES CATRALENSES.

egún D.Sebastián Sierras Costa1, a principios de la segunda a principios de mitad del siglo XIX, existía en Catral una agrupación de 19 la segunda S o 20 miembros, dirigidos por D. Francisco Casamichana, mitad del siglo un profesional de la música retirado. Este conjunto era el encarga- XIX, existía en do de amenizar los festejos locales y el responsable de interpretar, Catral una cada año, el «Miserere» de san Emigdio. Al ausentarse D. Francis- agrupación de co del pueblo, se hizo cargo de la agrupación un tal D. Antonio, del 19 o 20 miem- que no se conocen más datos que su nombre de pila y que era un bros, dirigidos profesional del clarinete procedente del ejército. Tras la dirección por D. Francis- de éste, el grupo desaparece por falta de personal y medios. co En el último cuarto del siglo XIX vivió en Catral un zapa- Casamichana, tero muy aficionado a la música de banda, de la que tenía amplios un profesional conocimientos, llamado D. José Ayacuens Blasco2 , apodado de la música Pepico el Zapatero, que contrajo matrimonio, en Catral, el 5 de retirado septiembre de 1874, con Dª Mª Asunción García Zaragoza, y que aproximadamente un año más tarde, es decir, en 1875, fue el fun- dador de la banda de música «La Constancia» con un grupo de jóvenes de entre 15 y 17 años de edad. Según D. Sebastián Sierras, esta joven banda, que se de- nominó «La Constancia» debido a la tenacidad y perseverancia de su fundador, realizó su primera actuación fuera de Catral, en El- che, en el año 1890, con motivo de las fiestas de la venida de la Virgen, que esta localidad celebra en tiempos de Navidad. Aquella agrupación musical juvenil estaba compuesta de la siguiente manera: cornetines: Juan Serra, Pedro Bolaño, Fran- cisco Berná y José M. Miralles; clarinetes: José Penalva, José Alonso, Jesús Serra, Pedro Gómez y Ginés Miralles; fliscornios: Manuel Penalva y Juan García; trombones: José Guirau, Vicente Flores y Pedro Aguilar; bombardinos: Manuel Alonso y Manuel

1 SIERRAS COSTA, Sebastián: «Historia de la banda de música ‘La Constancia’, 1969»; artículo contenido en el libro de Manuel Sierras Alonso Iglesia de los Santos Juanes y notas históricas de Catral (Alicante). Ayuntamiento, 1999 pp. 361-364. 2 Archivo Parroquial de Catral: Libro de matrimonios, años 1873-1902, nº 10, fol. 26 (vto).

91 Rocamora; bajos:Antonio Morante, José Abad y Gabriel Rocamora; barítono: Francisco Morante; trombino: Francisco Adsuar; flau- tín: Francisco Guirau; bombo: José Sánchez; caja: Pedro Calvo; y platillos: José Marines. De entre estos jóve- nes destacaron dos familias por su capacidad musical y gran afición a la música: la fa- milia Rocamora y la familia Miralles. Los más aventajados de la familia Miralles fueron Ginés y su hermano José Ma- nuel (popularmente conocido como El tío Pepe Bartolo), que posteriormente se encargaron de la dirección de la banda. Asi pues, el sucesor del tío Pepico el Zapatero en la dirección de la banda fue D. Ginés Miralles Cecilia (Catral, 1863-Buenos Aires— Argentina—), el mayor de los Miralles. D. Ginés, excelente clarinetista, abandonó el pue- blo para trasladarse a Buenos Aires, donde se casó y ejerció como profesional de la músi- ca, actuando en numerosas ocasiones con su propia fami- lia (esposa e hijas) en cuarte- to de púa y clarinete.

Primera banda juvenil ÇLa ConstanciaÈ, dirigida por D. JOSÉ MANUEL MIRALLES QUIN- el tío Pepico el zapatero. (1886) (ARCHIVO FOTOGRÁFI- CO BIBLIOTECA MUNICIPAL.) TO (Catral, 1873-1940) fue un excelente músico, compositor y director de la banda de música «La Constancia» durante el pri- mer cuarto del siglo XX.

92 Según consta en los Libros de bautismos de la iglesia parroquial de Catral3, D. José Manuel Miralles Quinto fue bautiza- do el día 6 de enero de 1873. D. Juan de Dios Aguilar Gómez4, en su libro Historia de la música en la provincia de Alicante, dice textualmente que : Desde niño sintió gran inclinación por la música, formando parte (junto con su hermano Ginés) de aquella agrupación infantil que se creó en el último cuarto del siglo pasado, bajo la dirección de Pepico el Zapatero. Los elementales conocimientos musicales que adquirió José Miralles, Durante los su gran intuición y su perseverancia en el estudio, le permitieron, primeros años muy joven aún, encargarse de la dirección de aquella pequeña banda del siglo XX, [que dejo su hermano Ginés para marcharse a Buenos Aires a princi- esta banda de pio del siglo XX], y que estaba llamada a ser una de las mejores de la comarca. música llegó a constar de Amplió sus conocimientos musicales, recibiendo leccio- cincuenta nes de armonía y composición de D. Marcos Ortiz (autor de un componentes original tratado sobre «álgebra musical»), que por aquel entonces y su reperto- era teniente director de la banda de música del Regimiento de la rio, además de Princesa de Alicante, a donde José M. Miralles se trasladaba una zarzuelas y vez por semana o en los días libres que le dejaban sus trabajos en óperas, estaba una oficina de recaudación de contribuciones y el cargo de Secre- integrado por tario del Juzgado de Paz del Ayuntamiento de Catral. obras de Durante los primeros años del siglo XX, esta banda de mú- Wagner, sica llegó a constar de cincuenta componentes y su repertorio, ade- Rossini, más de zarzuelas y óperas, estaba integrado por obras de Wagner, Mozart, Rossini, Mozart, Schubert, etc., con una alta calidad artística. Schubert, etc, Así, moviéndose en estos niveles, la referida banda, bajo con una alta la batuta de D. José M. Miralles, tomó parte en varios certámenes calidad celebrados entre los años 1906 y 1913: —En Orihuela, con Cleopatra, de Macinelli, como obra obligada, en 1906. —En Alicante, en 1911, con Tannhäuser de Wagner, don- de obtuvo el 3º premio de interpretación. —En Murcia, en 1913, con Rienzi, de Wagner.

3 Archivo Parroquial de Catral: Libro 20 de bautismos, fol.40 (vto), nº4. Certificado de bautismo de D. José M. Miralles Quinto. 4 AGUILAR GÓMEZ, Juan de Dios: Historia de la música en la provincia de Alicante. Alicante, Instituto de Estudios Alicantinos, 1983. Serie I, nº 94, p.539.

93 Banda de música «La Constan- cia». Director D. José M. Miralles Quinto. (Año 1923.) (ARCHIVO FOTOGRÁFICO BIBLIOTECA MUNICIPAL.)

Banda de música «La Constan- cia». Director D. José M. Miralles Quinto. (Años 20.) (ARCHIVO FOTOGRÁFICO ROBERTO MIRALLES ROCAMORA.)

94 D. José M. Miralles participó en la guerra de Cuba, en el año 1898, y a su regreso contrajo matrimonio, el día de Navidad de 1904, a las tres de la tarde, en la iglesia parroquial de Catral, con Dª Purificación Rocamora García. El matrimonio tuvo cuatro hi- jos, de los cuales Roberto Miralles, el primero, fue el mejor discí- pulo que siguió con la tradición familiar de la música, siendo un excelente clarinetista. Algunos años después de su matrimonio, concretamen- te en 1914, D. José M. Miralles, por razones de tipo económico, decide emigrar a Argentina don- de tenia algunos familiares, de- jando la dirección de la banda de música y los cargos anteriormen- te citados. En Argentina, formó parte de una pequeña banda de música, dirigida por un italiano, tocando la flauta y el cornetín y haciendo trabajos como copista, sin lograr que esto mejorara su situación económica. En el año 1917 regresa a Catral, donde vuelve a encargarse de la direc- ción de la banda, continuando su magnífica labor artística, hasta 1932. D. José Manuel Miralles Quinto (músico y De entre sus numero- compositor). (Año 1917.) (ARCHIVO FOTOGRÁFICO sos discípulos cabe destacar las DE D» PURA MIRALLES ROCAMORA.) figuras de los hermanos D. Fran- cisco y D. Juan de Dios Aguilar Gómez, conocidos localmente como Los confiteros, D. Miguel Berenguer Rodríguez, D. Sebastián Sie- rras Costa, y su hermano D. Juan Miralles Leal El piteri o su hijo D. Roberto Miralles Rocamora. Pepe Miralles compuso mucho, aunque sólo obras meno- res para banda. Entre ellas cabe destacar: —Los pasodobles «Malagueña» y «Jota».

95 —«Ya se van los quintos, madre», obra que dedicó a su querido amigo D. Juan Leal Latorre, oficial mayor del Ayuntamiento de Catral, con motivo de su incorpora- ción a filas. —«Roberto», composición motivada por el nacimiento de su pri- mer hijo al que le impuso este nom- bre. —«Tahuasco». —«Uno menos, ¡adelante!», cuando, con motivo de la escisión de la banda de música, en 1923, varios componentes se pasaron a la escindida. —También compuso mar- chas fúnebres y de procesión como: «La guadaña», «A la memoria», «Monte D. José Manuel Miralles Quinto (músico y Arruit», «Al Calvario», «María al pie compositor). (Años 20.) (ARCHIVO FOTOGRÁFI- de la cruz», «Las tres letras» y «La sin CO DE D» PURA MIRALLES ROCAMORA.) nombre», esta última denominada así por carecer de título. —Para las verbenas y serenatas de san Juan, el Corpus o las fiestas de las Mozas y el Corazón de Jesús, compuso numero- sas mazurcas, chotis, polkas y valses (como «Tiempo perdido» o «Pasatiempo»), piezas que se hicieron todas ellas muy populares en los conciertos y bailes del momento. —Una de sus primeras obras fue la polka «Lolita Raquel», nombre de una de sus sobrinas argentinas a la que se la dedicó. La fechó en Buenos Aires en 1914. Con sólo 18 años de edad, ya instrumentó para banda y piano la «Misa a cuatro voces» del maestro de capilla D. Pedro Hernández, y posteriormente instrumentó el «Himno regional va- lenciano» y otra composición del maestro Serrano, «La canción del soldado» (exaltación a la bandera nacional), ambas muy aplaudi- das en su época. Una penosa enfermedad lo inutilizó para seguir como di-

96 Familia Miralles-Rocamora. (Años 30.) Familia Miralles. D. José M. Miralles el (ARCHIVO FOTOGRÁFICO DE D. ROBERTO tío Pepe Bartolo, y su hermano Juan El MIRALLES ROCAMORA.) piteri (músicos y compositores). (Años 30.) (ARCHIVO FOTOGRÁFICO DE D. ROBERTO MIRALLES ROCAMORA.) rector y desempeñar sus labores de enseñanza en la banda, mu- riendo en Catral, a los 67 años de edad, el 15 de noviembre de 1940.

D. Juan Miralles Leal (Catral, 1891-Alicante, 1979). Nació el 28 de diciembre de 1891. Era hermano, por parte de padre, de D. José Manuel Miralles Quinto, el notable director de la banda de música «La Constancia» de Catral. Según D. Juan de Dios Aguilar5 , ...desde muy joven recibió lecciones de su hermano Pepe y formó parte de «La Constancia», como clarinete. Pronto destacó, interpre- tando como solista obras de gran dificultad. Al tener que ingresar en el ejército para hacer el servicio, lo hizo en el Regimiento de la Princesa, en Alicante, formando parte de su banda.

5 AGUILAR GÓMEZ, Juan de Dios: Historia de la música en la provincia de Alicante. Alicante, Instituto de Estudios Alicantinos, 1983. Serie I, nº 94, p. 538.

97 D. Juan En 1918 fue destinado a Melilla, y el 20 de marzo de 1919 conquistó Miralles por oposición el cargo de brigada-músico en el batallón de Las Na- dirigió con vas, en Larache. Aún perteneció a varias otras bandas de regimientos hasta 1931 en gran acierto que, acogiéndose a las disposiciones republicanas sobre el ejército, las bandas pidió el retiro. de música de Contrajo matrimonio en la parroquia de San Francisco, Cartagena, de Alicante, el 19 de septiembre de 1921, con Dª Concepción Alemañ Dolores, López. El matrimonio tuvo dos hijos, Juan y Pepe, que siguieron Albatera, con la tradición musical de la familia Miralles. El mayor, D. Juan Paterna Miralles Alemañ, perteneció al regimiento de infantería Sevilla nº (Valencia), 40, de Cartagena, hasta el año 1961, y a partir de esa fecha pasó a San Vicente formar parte del regimiento de música del Gobierno Militar de Bar- del Raspeig celona como clarinetista. Su hermano pequeño, D. José Miralles y ÇLa Cons- Alemañ, formó parte, tocando la trompa y la trompeta, del regi- tanciaÈ de miento de música del Gobierno Militar de Cádiz. Catral. Juan Miralles Leal contaba sólo 40 años de edad, y casi todos ellos había estado dedicado a la música, no ya sólo como instrumentista, sino al estudio de la armonía y la instrumentación, adquiriendo al mismo tiempo un acabado conocimiento de la banda en cuyo am- biente se había desarrollado desde la niñez. Entonces fue solicitado para la dirección de bandas en diversos pun- tos, función que desempeño al mismo tiempo que dedicó muchas horas a la composición. D. Juan Miralles dirigió con gran acierto las bandas de música de Cartagena, Dolores, Albatera, Paterna (Valencia), San Vicente del Raspeig y «La Constancia» de Catral. En los años de director de «La Constancia» dotó a la banda de una bandera, que es

Banda de música «La ConstanciaÈ. Director: D. Juan Miralles Leal. (Año 1953). (ARCHIVO FOTOGRÁFICO DE D» LOLA ZAMORA TOMÁS.)

98 D. Juan Miralles Leal, músico y compositor. (ARCHIVO FOTOGRÁFICO DE D. JUAN MIRALLES ALEMAÑ.) la insignia que la representa en la actualidad y que data de 1952. También compuso para su pueblo el «Canto-Himno a Catral», con letra de D. J. Jorquera. Como compositor fue muy prolífico en el género de banda y ligero para pequeña orquesta y jazz. Para banda compuso gran número de pasodobles y marchas de procesión: «La perla del Medi- terráneo», que figura en el repertorio de la banda municipal de Ali- cante, «Hércules C.F.», «Anís Tenis», la marcha procesional «In glo- ria Dei» y la polka «El pequeño trompeta», dedicada a uno de sus alumnos más destacados, D. Pascual Rocamora Bernabé. Entre su

99 alumnos o música ligera cabe destacar «Valiente calamidad», cha-cha-cha; discípulos, «Temblor y mareíto», baiao; «Embrujado », rok lento; «He entre otros: D. vuelto a sentir» y «La diosa del pecado», boleros. Manuel Antonio García Sierras, D. Roberto Miralles Rocamora (Catral, 1910-1980) fue el primer El capitán; D. hijo de D. José Manuel Miralles Quinto que siguió con la tradición Pascual Ruiz familiar de la música, siendo un excelente clarinetista, lo que com- Gelardo, El paginó con la enseñanza musical de educandos de «La Constan- corro; D. Ma- cia», aquella banda de música que tan admirablemente había diri- nuel Llopis gido su padre6 . Flores; D. Juan Fueron sus alumnos o discípulos, entre otros: D. Manuel Llopis Box; D. Antonio García Sierras, El capitán; D. Pascual Ruiz Gelardo, El Pascual García corro; D. Manuel Llopis Flores; D. Juan Llopis Box; D. Pascual Bernabé; D. Luis Rocamora Bernabé; D. Juan Gómez Navarro, El viñas; D. Car- los Calvo Ferrández; D. José González Peñarrubia, El peña; D. Juan Navarro Culiáñez, El carrero, y D. Pedro Llopis Roberto Miralles Rocamora Guilló, El cam- (músico). (Años 40.) (ARCHIVO FOTOGRÁFICO DE D. panero. ROBERTO MIRALLES ROCAMORA.)

6 A partir de 1932 la enseñanza de los educandos corrió a cargo de Roberto, mediante una sociedad con un sistema de pago de cuotas mensuales, ya que el dinero que ganaba la música por sus actuaciones se repartía en partes iguales entre los componentes de la banda. A principios de los años 50, tras el lapsus que supuso la guerra civil española de 1936, Roberto siguió encargándose de la enseñanza de los educandos, junto con su primo D. Luís Rocamora Bernabé, hasta el año 1964, en que se disolvió la banda de música por falta de músicos.

100 En el año García Bernabé; D. Luis Rocamora Bernabé; D. Juan Gómez Nava- 1964 se disol- rro, El viñas; D. Carlos Calvo Ferrández; D. José González vió la banda Peñarrubia, El peña; D. Juan Navarro Culiáñez, El carrero, y D. de música Pedro Llopis Guilló, El campanero. ÇLa Constan- Del año 1947 es digno de mencionar un famoso concierto ciaÈ de Catral en el casino de Torrevieja, en el que nuestra banda, dirigida por D. por falta de Sebastián Sierras, ejecutó «Erwin», gran fantasía para clarinete y músicos. obra de gran dificultad en la que Roberto y su amigo y compañero Durante esa Pascual Luis García Bernabé sorprendieron con una admirable y década, en lucida interpretación. los pueblos En el año 1964 se disolvió la banda de música «La Cons- que vivían de tancia» de Catral por falta de músicos. Durante esa década, en los la huerta, pueblos que vivían de la huerta, entre ellos Catral, se produjo una entre ellos grave crisis, lo que hizo que gran parte de su población emigrara a Catral, se Francia y a las ciudades industriales vecinas en busca de la mejora produjo una de sus recursos económicos. En estos años de inactividad musical, grave crisis, Roberto, junto con su amigo Pascual Luis y otros músicos lo que hizo catralenses, colaboraron habitualmente con otras bandas de mú- que gran sica de la comarca, como las de Granja de Rocamora, Callosa de parte de su Segura, Albatera, Dolores, etc. población De Roberto se recordará siempre un emotivo homenaje emigrara a popular del que fue objeto, en reconocimiento a su callada labor en Francia y a pro de todo aquello que tuviera que ver con nuestro pueblo. El 24 las ciudades de junio de 1976, estando en fase avanzada de la enfermedad que industriales le impedía dedicarse a la música, a la salida de la misa mayor, el vecinas en Ayuntamiento, la reina de las fiestas y su corte, y la banda de mú- busca de la sica de Dolores llegaron hasta su puerta. La reina de las fiestas le mejora de entregó un ramo de flores y la banda de música le homenajeó con sus recursos varias piezas musicales y un pasodoble de su padre. Murió en Catral el 14 de diciembre de 1980.

101 FRANCISCO ILLÁN CALVO La Escuela Municipal de Teatro de Catral

La verdadera n el mundo anglosajón y germano el teatro está presente a grandeza del lo largo de todo el sistema educativo, desde la enseñanza teatro estriba Eprimaria hasta el final de la secundaria. La práctica teatral, en que tiene al sustentarse en la imaginación, el desdoblamiento y el juego de la algo de lo que elocuencia, implica una capacidad de escuchar, de crear, así como carecen todos una poética interior, condiciones vetadas a nuestros niños y más los medios jóvenes. El teatro es un arma que hace pensar y sentir y conduce al audiovisuales conocimiento del ser humano y, si pensamos en la famosa reflexión actuales, y es «El conocimiento os hará libres», quizá encontremos una explica- el contacto ción al abandono que sufre. vivo con el La cultura es placer y hay dos mil millones de pretextos público, es para disfrutar de una obra artística. El teatro puede aportar mu- decir, la expe- cho en este sentido porque es un compendio de artes. El mundo riencia extraor- teatral abarca todas las facetas artísticas e intelectuales: la filoso- dinaria de fía y el pensamiento, la retórica, la plástica, la música, el movi- tener delante a miento corporal, etc. un ser que La práctica del teatro es una terapia nada desdeñable que, suda, respira, además, desarrolla las dotes de la oratoria. Por ejemplo, en los paí- sonríe, etc. El ses anglosajones, al contrario de lo que ocurre en España, cual- impacto de quier niño o joven sabe expresarse en público y tiene la capacidad esta comuni- de escuchar. Eso es algo que también puede aportar el teatro: el cación huma- aprendizaje del intercambio que conlleva la comunicación verbal. na viva entre el Otra cualidad maravillosa del teatro es que amplía la se- actor y el mántica de la lengua. No sólo te incita a prestar atención al conte- espectador nido de los mensajes, sino a la forma de decirlo, si hay ironía o no, produce una etc. Todo ello potencia el desarrollo de nuestra capacidad para ex- conmoción en presarnos y no de cualquier manera, sino utilizando las palabras este último y, más adecuadas y precisas. Ahora la comunicación verbal se redu- de rebote, en ce a muy pocos términos. Al abreviar y simplificar el lenguaje, el el primero cerebro se va achicando. Quién sabe si es eso lo que se persigue. La verdadera grandeza del teatro estriba en que tiene algo de lo que carecen todos los medios audiovisuales actuales, y es el contacto vivo con el público, es decir, la experiencia extraordinaria de tener delante a un ser que suda, respira, sonríe, etc. El impacto

102 de esta comunicación humana viva entre el actor y el espectador produce una conmoción en este último y, de rebote, en el primero, dificil de transcribir pero altamente gratificante. A la sombra de todas estas reflexiones nace la Escuela Municipal de Teatro dispuesta para suplir en Catral, en la medida de sus posibilidades, este descuido de nuestro sistema educativo, y, también, con la romántica intención de un renacimiento por el interés dramático en nuestro pueblo. Se sabe que, durante los años 40 y 50, todavía funciona- ban al menos dos compañías de aficionados que representaban de Teatro por toda la comarca. Sería interesante un estudio sobre dicha ac- dispuesta para tividad teatral y las razones de su casi total desaparición, ya que, suplir en durante el resto del siglo pasado, se reduce a tres o cuatro hechos Catral, en la aislados y, durante la última década, al montaje anual de los alum- medida de sus nos de EPA. posibilidades, Con el rescoldo de esa última formación, y muy tímida- este descuido mente, comenzamos hace dos años esta andadura, que dio como de nuestro primer resultado la puesta en escena de El secreto de las mujeres sistema edu- de Yolanda Dorado, joven dramaturga de la vanguardia madrile- cativo, y, tam- ña; el satisfactorio resultado obtenido fue determinante: había que bién, con la crear una verdadera escuela, diseñar un programa y seguirlo sin romántica intención de un renacimien- to por el inte- rés dramático en

El secreto de las mujeres. Catral, junio, 2001.

103 Hay que enten- desfallecer, y hacerlo lentamente ya que los medios serían escasos. der que no sólo Y la aventura comienza a tomar cuerpo, al menos ésa es trabajamos mi percepción. En mayo se estrenó La hija del capitán Aníbal, a para el presen- cargo del grupo infantil (niños y niñas de 10 y 11 años) y se dieron te, sino que lo tres representaciones en Catral, una en Orihuela —Teatro Circo— hacemos para y otra en San Felipe de Neri. En junio, Ni me va ni me viene (ejerci- el futuro cios sobre la comedia costumbrista actual aderezados con dos es- cenas de La dama boba de Lope de Vega), por el grupo juvenil (ado- lescentes); dos representaciones en Catral. Con el grupo de adultos estamos trabajando, desde el mes de octubre pasado, la puesta en escena de La malquerida de Benavente, que esperamos estrenar en el próximo mes de noviembre. También hay que ubicar a la sombra de la escuela la actividad del grupo teatral de la “Asociación de Amas de Casa Lucentum” que en 2001 puso en escena la obra de nuestro paisano José María Cecilia Rocamora Pasajes de Rechirol con gran éxito, y que prepara para el próximo octubre un espectá- culo con textos de los hermanos Álvarez Quintero que todavía no tiene título. Parecen comienzos de esperanza, así sea. Hay que entender que no sólo trabajamos para el presen- te, sino que lo hacemos para el futuro; el renacimiento dramático emprendido en nuestro pueblo, en el que no hemos cesado de tra- bajar pacientemente desde hace dos años, sin dejar abatirnos, tie- ne mucho que ver con las mismas condiciones del trabajo dramáti- co: reclama una eliminación progresiva de los viejos errores y pre- para el advenimiento de una nueva generación. Perseguiremos sin desfallecer nuestros objetivos, y lo haremos lentamente porque dis- ponemos de medios escasos, porque lo queremos hacer todo con nuestras propias manos, y eso es duro. Solicitamos la confianza de todos y especialmente de nuestras autoridades municipales; y tam- bién solicitamos tiempo para hacer de forma honesta y sencilla todo lo que seamos capaces de hacer.

104 ASOCIACIÓN JUVENIL CATRAL ASJUCA

l pasado 6 de marzo de 2002, por iniciativa de un grupo de jóvenes locales, se formó esta asociación juvenil que pretende Emirar por los intereses de la juventud catralense (ya sea desde el campo del ocio, del empleo...). La Asociación está abierta a todo aquel/aquella que esté interesado/a y motivado/a por compartir y llevar a cabo este proyecto común. Al mismo tiempo, no tiene ánimo de lucro y su carácter es apolítico, por lo que su finalidad es poder organizar actividades que se enmarquen en los diferentes y variados gustos e inquietudes de la ju- Los miembros ventud, sin que por ello lo realizado excluya a personas de edades no ya activos de tan jóvenes. ASJUCA son: Como todos sabréis, el pasado 1 de mayo celebramos un Javi, Miguel inusual concurso de paellas al que asistieron más de 800 personas, las Ángel, Alba, cuales —incluidas las de la Asociación— pasamos una fenomenal, Pascual, Án- distendida y amena jornada, en la que lo que primó fue el compañeris- gel, Jorge, mo y la amabilidad con la que se caracteriza el vecindario catralense. Cayuelas, Los miembros activos de ASJUCA son: Javi, Miguel Ángel, Pedro, Patri, Alba, Pascual, Ángel, Jorge, Cayuelas, Pedro, Patri, Mari Trini, Ximo, Fer- Mari Trini, nando, Inma, Jorge M., Sergio, Ana, Bárbara, Rafa, Juanma, Pedro J., Ximo, Fernan- Raquel, José. do, Inma, Esperamos que la Asociación vaya a más, que los jóvenes Jorge M., de la localidad se nos unan y que juntos hagamos que el pueblo de Sergio, Ana, Catral se sienta vivo, «joven» y activo, sin que la pasividad pueda derro- Bárbara, Rafa, tar el espíritu emprendedor que siempre nos ha caracterizado, porque Juanma, Pedro es en los jóvenes —en nosotros— donde está el futuro de la sociedad, de J., Raquel, nosotros depende que sea justa y tolerante. José. Nota.- Todos los lunes la Asociación se reúne a las 21:30 en la Casa de Cultura; quien quiera asistir, y ser miembro de la misma, lo puede hacer con total libertad.

105 3. Patrimonio artístico

ALBERTO AGUILAR GELARDO y JOSÉ ANTONIO ZAMORA GÓMEZ RECTIFICACIÓN DE LOS PLANOS DE LA IGLESIA DE LOS SANTOS JUANES Y DE LA ERMITA DE LA PURÍSIMA DE CATRAL

mi justo entender, los planos, de la iglesia y de la ermi ta de la Purísima, aparecidos en el libro La iglesia de los A Santos Juanes y notas históricas sobre Catral, editado por el Ayuntamiento de Catral en 1999, tienen un pequeño error a la hora de representar en planta las bóvedas de dichos edificios. Todo estaría correctamente representado si, junto a ellos, se hubiera añadido una breve leyenda de la estructura arquitectónica de los mismos. Por ello, creo conveniente rectificarlos y representarlos al modo tradicional con que se viene haciendo en el campo artístico. Así pues, la iglesia parroquial de los Santos Juanes cons- taría de planta de cruz latina con una única nave principal de bó- veda de lunetos (típica del XVIII valenciano, y consistente en tra- mos de bóveda de cañón en los cuales se abre un luneto —a modo de triángulo o media luna— para dar paso a los vanos o ventanales que darían luz a la nave central), capillas entre contrafuertes a modo de pseudonaves laterales por estar perforado el contrafuerte (dando la sensación visual y espacial de naves laterales) cubiertas con bóvedas baídas. El altar mayor se encuadra dentro del presbi- terio semicircular cubierto con bóveda de horno o, también llama- da, de cuarto de esfera. Dichos lunetos también aparecen en las capillas de la Comunión, del Santo Cristo y del Pilar. La iglesia quedaría constituida en su totalidad con la torre-campanario, la sacristía y el almacén. Dos hermosas cúpulas iluminan el templo, la ovalada (muy dieciochesca) se abre sobre el crucero de la nave principal, mientras que la semiesférica (muy renacentista) da luz a la capilla del Cristo. La ermita de la Purísima consta de una única nave con coro alto a los pies (siguiendo los modelos conventuales). La nave

106 107 tiene tres tramos de bóveda de lunetos bajo los cuales se abren cuatro altares-capilla entre contrafuertes. El altar mayor se abre en el presbiterio rectangular iluminado por una linterna o cupulino. Desde aquí agradezco la amabilidad de los autores de los planos (José María y José Luis), ya que los han prestado para su corrección; y agradezco la colaboración de Alberto por la tarea de rectificación sobre dichos planos.

108 JOSÉ ANTONIO ZAMORA GÓMEZ BREVE SEMBLANZA ICONOGRÁFICA DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE MARÍA, PATRONA DE CATRAL Desde esos l complejísimo programa iconográfico referente al momentos, la dogma religioso de la Inmaculada Concepción hace Virgen adopta- E referencia a la pureza, íntegra y absoluta, de María, sien- rá un papel do preservada de todo pecado, venial y mortal, no sólo en el mo- relevante en la mento de su concepción biológica sino desde el comienzo de los misión tiempos. salvadora de De este modo, para poder comprender cómo surge el dog- su Hijo, como ma, daré un repaso a la devoción histórica de la humanidad hacia intermediaria la Virgen, que es la que ha ocasionado la aparición de unas fuen- entre Éste y la tes literarias y gráficas que darán soporte material al contexto teo- humanidad. lógico del tema, concluyendo con una aproximación al significado Por esta mis- iconográfico de todo lo que visualmente encierra nuestra imagen ma razón, el de la Purísima de la Ermita de Catral. pueblo cre- Así, diremos que la devoción popular hacia la Madre de yente le brin- Dios tiene un origen antiquísimo (ya desde los primeros momen- dó una espe- tos del cristianismo), puesto que nos podríamos remontar al anun- cial venera- cio del arcángel San Gabriel a María al decirle que sería bendita y ción, desta- admirada entre todas las mujeres. Desde esos momentos, la Vir- cando en esta gen adoptará un papel relevante en la misión salvadora de su Hijo, acción devota como intermediaria entre Éste y la humanidad. Por esta misma el pueblo razón, el pueblo creyente le brindó una especial veneración, desta- español gra- cando en esta acción devota el pueblo español gracias al impulso cias al impul- dado por los Reyes Católicos (fervientes seguidores de María), apo- so dado por yados por el poder político y religioso del cardenal Cisneros y del papa valenciano Alejandro VI. Esta especial devoción de los mo- narcas y religiosos españoles destacó sobre el resto de naciones e impregnó la espiritualidad de sus herederos al trono hispano (so- bre todo la de Carlos V) y la religiosidad de sus súbditos cortesa- nos. Pero esta fe inmaculista de la nobleza y los cortesanos no se quedó solamente en este estrato social, sino que, gracias a los teólogos franciscanos, esta fe en la Inmaculada Concepción de Ma- ría se fue filtrando en el pueblo llano, adquiriendo una gran rele- vancia social y un gran peso en el Concilio de Trento (1563), ya

109 Para llegar a que el emperador Carlos V apoyó intensamente que esta devoción este punto, se generalizada se constituyera como dogma en el ámbito de las deci- ha necesitado siones conciliares. una serie de Para llegar a este punto, se ha necesitado una serie de textos litera- textos literarios que defendieran la pureza de María en su concep- rios que defen- ción, por lo que nos encontramos con el texto canónico del dieran la pure- Ecclesiastés (tomado como referencia en 1320 por el franciscano za de María en Petrus Thomae en Barcelona) y la obra Defensorium Beatae Virginis su concepción, de Jean Vitalis en 1378; obras que fueron la base de apoyo del por lo que nos dogma en el Concilio de Basilea de 1437, impulsado en 1546 (en encontramos los albores del Concilio de Trento) y finalizando con la proclama- con el texto ción como verdadero dogma cristiano el 8 de diciembre de 1854 por canónico del parte del papa Sixto IX. Ecclesiastés Con respecto a esta formulación teológica de la Inmaculada (tomado como Concepción, la tradición eclesiástica ha ido creando, con el paso referencia en del tiempo, una imagen gráfica (visual) de esta doctrina, que en un 1320 por el principio habitó en el imaginario colectivo y que poco a poco pasó a franciscano adoptar una plasmación física, suscitada por la infinidad de textos Petrus Thomae que trataban el tema de la pureza mariana. en Barcelona) Junto a estos textos que dieron refuerzo al dogma a la y la obra hora de constituirse como tal, las primeras fuentes literarias que Defensorium hacen referencia simbólica a la pureza de María son las Sagradas Beatae Virginis Escrituras, que serán interpretadas con posterioridad (y de manera de Jean Vitalis más destacada el Apocalipsis del evangelista Juan). También nos en 1378; obras encontramos con el citado Ecclesiastés, que fue utilizado en el siglo que fueron la IX para defender la perpetua virginidad de María mediante una base de apoyo fiesta celebrada el 9 de diciembre (denominada Concepción de San- del dogma en ta Ana) en Sicilia, el sur italiano y con mayor arraigo, tradición y el Concilio de antigüedad en la Península Ibérica: pero, mientras que en el ámbito Basilea de italiano se hace referencia a la concepción inmaculada de María de 1437, impulsa- forma pasiva en las entrañas de su madre, en Hispania se alude a do en 1546 (en la divina maternidad de María. los albores del Otros textos son: Concilio de · Speculum humanae salvationis, de 1324 y de origen Trento) y finali- dominico. zando con la · La Biblia pauperum, del s. XV. proclamación · Defensorium inviolatae virginitatis Mariae, obra del como teólogo dominico Francisco de Rezt en 1400.

110 Con todo este bagaje literario, la devoción hacia el dogma inmaculista de María aumenta y, con la llegada del siglo XVI, este tipo iconográfico comienza a codificarse, gracias a unas obras lite- rarias concretas que difundieron unos grabados impresos con una imagen de María bajo el título de «Inmaculada Concepción» o «Tota pulchra», dotando así de una concreta imagen visual el concepto abstracto de la doctrina inmaculista, como ocure en el tema de la concepción o fecundidad de Santa Ana. Estas obras son: · El libro de gozos del convento de monjas de la Encar- nación de Valencia, con su grabado de la Purísima (como habitualmente se conoce a la Inmaculada en España) de 1502-3. · El libro de horas de la Virgen a uso de Roma, obra impresa en talleres parisinos en 1505. Como se observa en las fechas, la imagen valenciana es anterior a la parisina, y si a ello le sumamos que en el retablo mayor de la iglesia del Cerco de Artajona (Navarra) ya se creó una figura en 1497 semejante al grabado valenciano, podemos decir que la creación de este tipo iconográfico es genuinamente españo- la. Una paternidad que recibe un fuerte espaldarazo por parte del pintor valenciano Juan de Juanes que, recogiendo toda la informa- ción textual sobre el tema y aunándola con las descripciones que de María dan la portuguesa Beatriz de Silva en 1511, Sor Isabel de Villena en su libro Vita Christi hacia 1497 y la visión que tuvo de la Virgen el jesuita P. Alberro en 1552 —hechos sucedidos en la ciu- dad de Valencia—, pudo así plasmar en sus cuadros, codificar, la manera de representar definitivamente la Inmaculada Concepción, por lo que la historiografía se ha visto obligada a decir que la Inmaculada Concepción es un icono (una manera de representar a María) nacido en España, nación que tiene por patrona a la Purísi- ma, verificando así su paternidad y su antiquísima devoción, ex- tendida, con profusión, al resto del mundo con las conocidísimas Inmaculadas de Murillo. El tipo iconográfico de la Inmaculada Concepción o Tota pulchra quedaría, pues, así, representado con la Virgen (niña-jo- ven) rodeada con los símbolos de su pureza, tomados del Cantar de los Cantares y de tradiciones populares atribuidas a María, y entroncado directamente con las imágenes dadas en Artajona, en

111 los grabados de Valencia y París, y con las descripciones y visiones de sor Isabel de Villena, Beatriz de Silva y el Padre Alberro. Con respecto a la pose de la Virgen (de nuestra Purísima de la Ermita), observamos que aparece sola, en el centro de la com- posición, puesto que lleva dos ángeles adoradores, y con las manos juntas sobre el pecho (manera típica de orar las mujeres de la Baja Edad Media). Esta disposición de aparecer sola en el centro viene determinada por un versículo del Ecclesiastés, en el que se define la esencia del concepto inmaculista: «Me creó desde el principio y antes del mundo»; esto es, María fue creada antes del mundo y preservada intacta también en su concepción terrenal para ser madre del Salvador. La expresión de este argumento tan abstracto dificultó la representación, pero se vio oportuno referir la creación de la Inmaculada al Padre Eterno antes de todos los tiempos (ab aeterno). De este modo, se irá desmontando la tradición del medie- vo de representar la concepción inmaculada de María mediante el abrazo entre san Joaquín y santa Ana ante la Puerta dorada del templo de Salomón en Jerusalén, para no crear confusión en el fiel que podía ver en este hecho de abrazarse la misma acción de pro- crear y tener hijos. Ahora, como María es concebida sin mancha desde el comienzo de los tiempos, su Inmaculada Concepción se representará en solitario y en actitud de adoración, haciendo hin- capié en la creación de la Virgen en el pensamiento divino antes de todas las cosas y demostrando que el nuevo punto teológico es ahora la pureza, única y exclusiva, de María (por eso aparece sola, sin que la acompañen sus progenitores ni otros familiares). Esta evolución intelectual del dogma surgió gracias a la nueva mentali- dad humanista del siglo XVI europeo. La Virgen lleva, además, una larga cabellera suelta sobre los hombros, sin ningún tipo de velo, en referencia a su juventud. Juventud que, en la zona de Jerusalén, evita llevar la cabeza cu- bierta como sí lo hacen las mujeres casadas. La joven María va vestida con una túnica blanca (símbolo de su pureza virginal, ya que ha sido concebida ab aeterno por el Padre Celestial, sin pecado mortal ni venial) y un manto azul (símbolo celestial y humano, como criatura terrenal que ha sido escogida por Dios), vestimenta que procede de la visión que tuvo la portuguesa Beatriz de Silva. Al mismo tiempo, va coronada por un halo de doce estre-

112 OCAMORA

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ECILIA

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OSÉ

Foto de J

Imagen de la Purísima actual. Talla de 1941 realizada por Rabasa y Royo.

113 llas, atributo que viene a significar (según algunos Padres de la Iglesia) un símbolo de los doce Apóstoles, puesto que Ella es con- siderada como la Iglesia, aunque yo opino que podría hacer refe- rencia a las doce tribus de Israel, una reminiscencia de la genealo- gía de Jesucristo. Este atributo de las doce estrellas fue tomado de la visión apocalíptica que tuvo san Juan en Patmos, representan- do a María como la nueva Eva que restituye la paz del mundo y ayuda a la redención de los pecados, por ir coronada con doce estrellas, revestida de Sol y con la Luna por pedestal (Apocalipsis 12,1: «...y allí apareció una maravilla en el cielo: una mujer vestida con el sol, y la luna a sus pies y sobre su cabeza una corona de doce estrellas»). A nuestra imagen de la Purísima de la Ermita le falta, a sus pies, la media Luna, pero sus plantas están aplastan- do la serpiente con la manzana en la boca, referencia al Demonio: una perfecta alusión a que María es la nueva Eva que trae la sal- vación. Todos estos atributos vienen apoyados por los que por- tan los ángeles adoradores y que hacen referencia a la pureza mariana, tales como el lirio y el espejo. Atributos relacionados con María en el Cantar de los Cantares y recogidos en la obra de sor Isabel de Villena, gracias a la cual fue rápidamente extendida y propagada la identificación de la Virgen con esos símbolos o atri- butos de pureza. Por todo lo cual, puede concluirse que, en la imagen de la Purísima de la Ermita, se combina un complejísimo programa ico- nográfico del dogma inmaculista que conjuga tres tipos diferentes: · La Tota pulchra, referencia a la pureza de María desde el comienzo de los tiempos. · La Inmaculada Concepción, referencia a su concepción pura y sin mancha en el seno de Santa Ana. · La Mujer apocalíptica, referencia a María como la nueva Eva que restituye el bien y derrota al mal. Bibliografía BONO y BARBER, B., «La Inmaculada de los Macip», Valencia Atrac- ción, Valencia, dic. 1969, nº 419. DÍAZ PADRÓN, M. y PADRÓN MÉRIDA, A., «Pintura valenciana del siglo XVI: Aportaciones y precisiones», Archivo Espa- ñol del arte, Madrid, 1987, Nº 238.

114 GARCÍA MAHÍQUES, R., «Perfiles iconográficos de la mujer del Apo- calipsis como símbolo mariano. I», Ars Longa (Tomo 6), Valencia. ————«Perfiles iconográficos de la mujer del Apocalipsis como sím- bolo mariano. II», Ars Longa (Tomo 7-8), Valencia. MORENO GARRIDO, A., La iconografía de la Inmaculada en el gra- bado granadino del siglo XVII. Cuadernos de Arte de la Fundación Universitaria, nº 7. MOYA CASALS, E., “«La Inmaculada Concepción y el mítico pintor Juan de Juanes», Almanaque de Las Provincias, Valencia, 1944. RICO DE ESTASEN, J., «La Purísima de Juan de Juanes», Valencia Atracción, Valencia, dic. 1964, nº 359. STRATTON, S., La Inmaculada Concepción en el arte español, Tomo I, nº 2, Madrid, 1988. TRAMOYERES BLASCO, I., «La Purísima Concepción de Juan de Juanes. Origen y vicisitudes de esta famosa pintura», Ar- chivo de Arte Valenciano, Valencia, año 17. TRENS, MANUEL, Pbro., Iconografía de la Virgen en el arte español, Madrid, Plus Ultra, 1947. ZABALA, A., «Nuevos datos para la historia de la Purísima Concep- ción de Juan de Juanes», Almanaque de Las Provincias, Valencia, 1946.

115 4. Noticias y comentarios

PURA GUIRAU MIRALLES CATRAL Y SUS GENTES EN BLANCO Y NEGRO: EXPOSICIÓN FOTOGRÁFICA

urante las pasadas fiestas de san Juan de 2002 se presen tó, en la Casa de Cultura de la localidad, la exposición foto D gráfica «Catral y sus gentes en blanco y negro», patrocina- da por el Excmo. Ayuntamiento de Catral. El diseño, la realización y el montaje de dicha exposición lo llevaron a cabo Dª Pura Guirau Miralles, bibliotecaria municipal, D. Manuel Blasco Campillo, téc- nico informático, D. Fermín Navarro Vilella, pintor, D. Rafael Torregrosa García y D. José Antonio Zamora Gómez, licenciado en historia del arte, miembros todos de la Asociación de Investigado- res Locales «Castrum Altum» de Catral. Dicha exposición se enmarcó en un período de tiempo comprendido entre los últimos años del siglo XIX y la década de los años 80, del pasado siglo XX. Las fotografías en blanco y negro, sobre temática local, se encuadraron dentro de diez grupos: 1. Edificios y calles de Catral. 2. Imaginería de Catral. 3. Personajes catralenses. 4. Familias catralenses. 5. Cursos escolares de niños/as de Catral. 6. Niños catralenses. 7. Grupos de amigos de Catral. 8. Vecinos de Catral. 9. Banda de música «La Constancia» de Catral. Músicos y compositores catralenses. 10. Catral y sus gentes en sus distintos aspectos. Desde la biblioteca municipal queremos agradecer la co- laboración de los vecinos de Catral que, con la aportación de algu- nas fotografías de sus archivos familiares (siempre copias de los

116 originales) han contribuido a enriquecer, de una manera conside- rable, el archivo local fotográfico de nuestra localidad con el indu- dable valor que sus fotografías tienen como documentos para la memoria histórica de nuestro pueblo. Especial mención merece D. Francisco Oliver Forner, maestro de escuela de Catral en los años 40, por su inestimable aportación. Por otra parte, desde estas pá- ginas de la revista de la asociación, seguimos animando a todos los catralenses a que sigáis aportado más fotografías antiguas so- bre nuestro pueblo y sus gentes, para continuar incrementando el patrimonio documental gráfico de la biblioteca municipal de Catral. Por último, queremos reseñar que la Asociación de Inves- tigadores Locales «Castrum Altum», en colaboración con la Biblio- teca Municipal de Catral, ha elaborado un sitio web de Catral, cuyo diseño y realización ha llevado a cabo D. Manuel Blasco Cam- pillo, técnico informático y miembro de la asociación. La dirección de la página es: http://www.infonegocio.com/catral y las direcciones de correo electrónico son: [email protected] castrum [email protected]

Finales del XIX

Familia Fernández-Gómez. (Archivo de Dª MARêA PENALVA GÓMEZ.) D. Martín Gelardo Ibáñez y D. Antonio El guerra. (Archi- vo de D» VICTORIA ÑêGUEZ GELARDO.)

117 Principios del XX

Curso escolar de niñas. Maestras: Hnas. carmelitas del Santo Hospital de la Villa. (Archivo de D» CARMEN LÓPEZ LATORRE.)

Grupo de obreros. (Archivo de D» MICAELA LATORRE FERRÁNDIZ.)

118 D.- José Abad Aguilar y D» Milagros Morales Rodríguez. (Archivo de Dª CONCHA ABAD MORALES.)

119 Grupo de amigos. (Archivo de D» MARêA PENALVA GÓMEZ.) Años 20

Monaguillos de Catral. 1926. Monaguillos. Humorada (Archivo de D» MICAELA de chicos. 1926. (Archivo LATORRE FERRÁNDIZ.) de D» MICAELA LATORRE FERRÁNDIZ.)

Familia Guirau-Calvo, Los sacristanes120. (Archivo de D» PURA MIRALLES ROCAMORA.) Curso escolar de niñas. Maestra: Dª Manuela Penalva Zaragoza. (Archivo de D» MANUELA ÑêGUEZ.)

121

Grupo de amigos. Romería de Santa Águeda. (Archivo de Dª CONCHA ABAD MORALES.) Años 30

Curso escolar de niñas. Maestra: Dª Adelina Pérez. (Archivo de D. PEDRO GUILLÓ AGUILAr.)

122

Grupo de vecinos. (Archivo de D» NATALIA CECILIA ROCAMORA.) Grupo de seminaristas de Catral. (Archivo de D» JOSEFITA SIERRAS ALONSO.)

Familia Bernabé-Guirau.123 (Archivo de D. JOSÉ M» GARCêA BERNABÉ.) Años 40

Grupo de amigos. Romería de Santa Águeda. (Archivo de D» MARêA PENALVA GÓMEZ.)

El tío Celestino. (Archivo de D» MARêA PENALVA GÓMEZ.)

124

Curso escolar de niños. Maestro: D. Francisco Oliver Forner. (Archivo de D. FRANCISCO AGUILAr.) Corporación municipal. Alcalde, D. Juan Bartual Molina. ((Archivo de D» PURA MIRALLES ROCAMORA.)

Agrupación artística de Catral. Año 1942. (Archivo de Dª MARêA PENALVA GÓMEZ.)

125 Procesión de «Las cortesías». (Archivo de D. FRANCISCO OLIVER FORNER.)

Huerta de Catral. (Archivo de D. FRANCISCO OLIVER FORNER.)

126 Grupo de vecinos en la playa del Pinet. (Archivo de D» MARAVILLAS LEAL CASAINS.)

127

Grupo de amigos el Día de la mona. (Archivo de D» MARêA PENALVA GÓMEZ.) Años 50

Equipo de fútbol de Catral. (Archivo de Dª JOSÉ ROCAMORA LLOPIS.)

128 Procesión del Corpus. (Archivo de D. TRINITARIO GARCêA FERRÁNDEZ.) Grupo de niñas. Barrio de Santa Águeda. (Archi- vo de D» LOLITA GÓMEZ MIRALLES.)

Vela ante el monumento la noche del Jueves Santo. (Archivo de D. TRINITARIO GARCêA FERRÁNDEZ.)

129 Cuadrilla de mujeres en la cosecha del tomate. (Archivo de D. FERMêN NAVARRO VILELLA.)

Años 60

Vista del Ayuntamiento antiguo y del Cuartelillo. (Archivo de D. JOSÉ M» GARCêA BERNABÉ.)

130 Años 70

.)

ÓMEZ

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ENALVA

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Grupo artístico. Director: D. Sebastián Sierras Costa. (Archivo de Dª

131 ALBERTO AGUILAR GELARDO Cimentación por pilotaje en la nueva escuela de Catral

¿A qué se llama cimentación? La cimentación es el calzado de nuestra estructura que está íntimamente relacionado con el terreno donde se ubica la edi- ficación, y cuyo criterio de funcionamiento es muy sencillo. Si preguntamos a un niño si podemos andar por la nieve con unos zapatos, éste nos responderá que no es posible, necesita- remos las típicas raquetas o unos esquíes. En este caso, no sucede que los zapatos sean un mal calzado, sino que no están relaciona- Si pregunta- dos con el terreno en el cual vamos a caminar, y lo más probable mos a un niño sería que nos hundiéramos. Lo mismo sucedería si le preguntáse- si podemos mos si sirven para bucear; la respuesta seria que necesitaríamos andar por la aletas. Y es que el calzado debe estar relacionado con el medio en el nieve con que lo queremos utilizar. unos zapatos, Con la edificación sucede lo mismo: la estructura de ci- éste nos mentación debe estar en concordancia con el terreno sobre el que responderá asienta. que no es Por tanto, en términos de ingeniería, se denomina cimen- posible, nece- tación al conjunto inseparable formado por el terreno de cimenta- sitaremos las ción, que debe resistir las cargas que se le transmite con una razo- típicas raque- nable seguridad frente a posibles hundimientos, y la estructura de tas o unos cimentación, que debe diseñarse de manera que transmita correc- esquíes. En tamente las cargas al terreno. este caso, no Proyectar una buena cimentación permitirá el correcto fun- sucede que cionamiento de la estructura del edificio y evitará la formación de los zapatos las temidas fisuras, que se producen con el movimiento vertical de sean un mal asiento al no poder resistir el terreno las cargas transmitidas. calzado, sino Es preciso evaluar muy bien (mediante estudios geotéc- que no están nicos) la capacidad del suelo para soportar las cargas, y diseñar relacionados correctamente las estructuras que transmiten las cargas al suelo. con el terreno en el cual ¿En qué consiste la cimentación por pilotaje? vamos a Cuando los estratos más superficiales del terreno no po- caminar, seen capacidad portante suficiente para resistir las cargas que les

132 transmite la estructura, debe recurrirse a transmitir estas cargas hasta firmes más profundos que posean capacidad de carga más elevada. Es en esto en lo que, simple y llanamente, consiste la cimentación por pilotaje: en transmitir las cargas desde la super- ficie hasta una profundidad donde sabemos que el terreno podrá resistirlas. Esta transmisión de carga se realiza mediante el pilote. El pilote es un elemento estructural de gran longitud, com- parada ésta con su sección transversal, que se hinca mediante maquinaria especial (como en el caso del colegio de Catral) o se construye en una cavidad previamente excavada en el terreno. Para nues- tro caso, el método que nos interesa conocer es TERRENO CON el de hinca, BAJA RESISTENCIA puesto que ha sido el utilizado en la estructura de cimenta-

TERRENO CON BUENA ción del CAPACIDAD PORTANTE colegio y es el que todos hemos podido ¿Cómo se ejecutan los pìlotes? apreciar Como ya he mencionado anteriormente, los pilotes pue- den ejecutarse mediante hinca o construyéndolos en una cavidad previamente excavada en el terreno. Para nuestro caso, el método que nos interesa conocer es el de hinca, puesto que ha sido el utilizado en la estructura de cimentación del colegio y es el que todos hemos podido apreciar. En este tipo de ejecución recurrimos a pilotes de hormigón armado prefabricado, que han seguido un estricto control de resis- tencia en fábrica y que, por ello, son fiables. Normalmente son de 12 m de longitud y llevan, tanto en la cabeza como en la punta, unos azuches metálicos que permiten la unión con otro pilote, con lo que podemos ir uniendo pilotes hasta obtener la profundidad deseada.

133 El procedi- El procedimiento consiste en introducir en el terreno el miento consis- pilote por medio del golpeo de una maza sobre la cabeza del pilote. te en introducir En la medida en que va penetrando el pilote, éste va des- en el terreno el plazando un volumen de terreno equivalente, con lo que consegui- pilote por mos con ello que el terreno de los alrededores se compacte. medio del La hinca se lleva a cabo hasta que el rechazo alcanza un golpeo de una determinado valor que se ha fijado previamente. Se llama rechazo a maza sobre la la penetración del pilote en el terreno por cada impacto que se le cabeza del aplica. Naturalmente, al principio de la hinca el rechazo es grande, pilote. y a medida que se va introduciendo el pilote en el terreno, como En la medida consecuencia de la compactación que éste sufre por la penetra- en que va ción, va disminuyendo el rechazo hasta alcanzar determinado va- penetrando el lor pequeño; una vez conseguido éste, el pilote se da por hincado. pilote, éste va desplazando Una vez hincados, ¿qué se hace? un volumen de Como en cualquier batalla, la unión hace la fuerza. En terreno equiva- nuestra batalla por evitar el hundimiento de la estructura, es pre- lente, con lo ciso unir todos los pilotes. que consegui- El efecto que se consigue con la unión de un grupo de mos con ello pilotes es el de que trabajen en común, repartiendo las cargas para que el terreno que el asiento que se produzca sea el menor posible o admisible de los alrede- por la estructura proyectada, además de consolidar el terreno. dores se compacte. VIGA RIOSTRA La hinca se ENCEPADO lleva a cabo hasta que el rechazo alcan- za un determi- nado valor que se ha fijado previamente. PILOTE

Una vez hincados los pilotes, se procederá a descabezar- los, dejando visibles sus armaduras que, posteriormente, se irán uniendo entre sí formando el llamado encepado. El encepado es un macizo de hormigón armado, con for- ma de prisma, que se dispone uniendo las cabezas de los pilotes

134 para asegurar su trabajo conjunto; sirve de base al pilar de la Los terrenos estructura. del municipio Las vigas riostras se encargan de unir entre sí los de Catral encepados. La unión debe ser en dos direcciones ortogonales, con- están consti- siguiendo rigidizar la estructura y permitir un buen funcionamiento tuidos en sus frente al seísmo, más comúnmente llamado terremoto. estratos superficiales, ¿Por qué pilotes y no otro tipo de cimentación? de forma Los terrenos del municipio de Catral están constituidos generalizada, en sus estratos superficiales, de forma generalizada, por arcillas, por arcillas, arenas y gravas, que, junto con la presencia de un nivel freático arenas y elevado (como consecuencia de la proximidad de las lagunas del gravas, que, Hondo), hacen que el terreno de asiento superficial no se presente junto con la como favorable para resistir grandes cargas, y tengamos que bus- presencia de car estratos profundos más resistentes. un nivel Este hecho y el efecto favorable de compactación del te- freático rreno que nos ofrece la hinca de pilotes han sido las causas prin- elevado cipales de la utilización del pilotaje como método de cimentación. (como con- secuencia de Qué curioso, ¿esto es nuevo? la proximi- Esta técnica de cimentación, novedosa para algunas de dad de las las personas curiosas que estuvieron contemplando el procedi- lagunas del miento de hinca de pilotes en el colegio, no lo es en el mundo de la Hondo), ingeniería, constatándose como una de las más antiguas técnicas hacen que el de cimentación, utilizada ya por los romanos pero con pilotes de terreno de madera. asiento Los constructores medievales también supieron utilizar superficial los pilotes. Así, la catedral de Notre Dâme, en una isla del Sena, no se pre- descansa sobre pilotes de madera que transfieren las cargas a es- sente como tratos inferiores. Asimismo, muchas catedrales alemanas e italia- favorable nas están pilotadas. para resistir Pero la gran obra de ingeniería geotécnica medieval es grandes Venecia. Construida sobre pilotajes cortos que compactan las ca- cargas, y pas superficiales arenosas o sobre pilotes largos que atraviesan tengamos las arcillas superficiales y transmiten las cargas a estratos que buscar granulares más profundos. estratos profundos

135 Este s e g u n d o n ú m e r o de la revista cultural de la Asociación de Investigadores Locales «Castrum Altum» se acabó de imprimir en vísperas de la festividad y romería de la santa Águeda, del año 2003

136 Con la colaboración de:

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II, Castrum Altum

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A R e v i s t a c u l t u r a l

ltum SOCIACIÓN DE

A I NVESTIGADORES L OCALES DE deC la A ATRAL

astrum C A ÑO II, N ¼ 2