UNIVERSIDAD DE LOS ANDES FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES DEPARTAMENTO DE ANTROPOLOGÍA

EL SURGIMIENTO DE LA DESIGUALDAD SOCIAL EN UNA COMUNIDAD DEL PERIODO HERRERA EN EL CERCADO GRANDE DE LOS SANTUARIOS- .

Trabajo de grado presentado para optar por el título de Magister en Antropología

Por: Lorena Lemus Rendón 200910145

Director del trabajo de grado: Luis Gonzalo Jaramillo Echeverri

Bogotá, abril de 2018

I'll keep on healing all the scars that we've collected from the start I'd rather this than live without you. For every wish upon a star that goes unanswered in the dark there is a dream, I've dreamt about you

And from afar, I lie awake Close my eyes to find I wouldn't be the same.

“Without you- Eddie Vedder” A Pedro.

Agradecimientos

A Pedro por promover mis sueños. Porque con paciencia y amor me tomó de la mano en este proceso. A Lucía, mi fuerza vital. A Luis Gonzalo Jaramillo, mi director, quien guio mis pasos en este camino de aprendizaje.

A todos aquellos estudiantes que se convirtieron en amigos, que se interesaron por el proyecto y creyeron en mí: Marlon Sánchez, Diego Díaz, Andrea Ocampo, Alejandra Ramírez, Laura García, Inti Barragán, Julián Castiblanco, Daniel Jiménez, Andrés Peña, Sebastián Yepes, Mariano Torres, Diego Castellanos, Andrés Guerrero, Alejandra Chávez, Daniela Ramos, Juan Carlos Colina, Edward Hernández, Camilo Benítez y Daniela Félix.

A Julio y a Víctor por sus comentarios y enseñanzas.

Al ICANH por financiar esta iniciativa…

¡Gracias!

Tabla de contenido

1. Presentación ...... 1 2. El problema de estudio ...... 2 3. Objetivos ...... 7 4. Marco teórico y antecedentes de investigación...... 7 5.1. Marco teórico: las sociedades tribales ...... 7 5.2. Antecedentes de investigación: las comunidades del periodo Herrera ...... 13 5.3 El cambio social desde la escala intermedia ...... 18 5. Técnicas de investigación ...... 19 6.1. Reconocimiento intensivo ...... 22 6.2. Reconocimiento intensivo de rejillas en el sector de La Muela y Goranchacha ...... 27 6. Resultados del trabajo de campo y laboratorio ...... 30 7.1 Etapa de laboratorio ...... 32 7.2 Cronología cerámica ...... 33 6.3 Tipología cerámica...... 33 6.3.1 Tunja Desgrasante Calcita (TDC)...... 34 7.3.2 Tunja Cuarzo Fino (TCF)...... 34 7.3.3 Tunja Rojo sobre Gris o Crema (TJRC)...... 35 7.3.4 Tunja Fino Inciso (TFI)...... 35 7.3.5 Tunja Desgrasante Tiestos (TDT)...... 35 7.3.6 Tunja Carmelito Ordinario (TCO)...... 36 7. Análisis de datos ...... 36 8.1 Las unidades residenciales del periodo Herrera en el Cercado Grande de los Santuarios ...... 39 8.2 Tamaño de las unidades residenciales ...... 40 8.3 Sobre la clasificación tipológica y las unidades residenciales del periodo Herrera en el CGS ...... 45 8.4 Comparación del Material Cerámico de las Unidades Residenciales del periodo Herrera en el Cercado Grande de los Santuarios ...... 47 8.5 Formas cerámicas ...... 48 8.6 Decoración cerámica ...... 52 8.7 Acerca de la UR-3 ...... 55 8. Secuencia seriada de los tipos cerámicos del periodo Herrera en el Cercado Grande de Los Santuarios...... 57 9. Consideraciones finales: El surgimiento de la desigualdad social en una Comunidad del periodo Herrera en El Cercado Grande de Los Santuarios...... 63 10. Referencias Bibliográficas ...... 70

Lista de figuras

Figura 1. Localización general del área de estudio. Modificado de Argüello (2016)...... 21 Figura 2. Distribución de los lotes con materiales del periodo Herrera dentro del CGS. Modificado de http://www.uptc.edu.co/export/sites/default/universidad/acerca_de/img_localizacion/plano_ tunja.pdf ...... 23 Figura 3. Distribución de los grupos en el CGS para la realización de los pozos de sondeo...... 24 Figura 4. Proceso de revisión de la tierra extraída de un pozo de sondeo...... 24 Figura 5. Ficha de registro de los pozos de sondeo...... 25 Figura 6. Ejemplos fotográficos de los pozos de sondeo efectuados...... 25 Figura 7. Ubicación de los lotes prospectados intensivamente en el CGS, actual predio de la UPTC, Tunja. Modificado de Google Earth, 2017...... 26 Figura 8. Esquema de distribución de los pozos de sondeo en el CGS...... 27 Figura 9. Esquema ideal de la casa y su anillo de dispersión de basuras en gris. Modificado de Kruschek (2003)...... 28 Figura 10. Localización de las rejillas de prospección intensiva (izquierda Goranchacha- Derecha La Muela). Cada color indica una rejilla de prospección perteneciente a cada una de las UR identificadas...... 29 Figura 11. Concentración de cerámica del periodo Herrera en los lotes de Goranchacha (izq.) y La Muela (der.) ...... 31 Figura 12. Localización espacial de fragmentos de cerámica del periodo Herrera en el CGS...... 31 Figura 13. Proceso de clasificación cerámica...... 32 Figura 14. Localización de las unidades residenciales a comparar. En amarillo ubicación de la planta de vivienda de INCITEMA...... 40 Figura 15. Distribución cerámica y posible localización de las unidades residenciales del periodo Herrera en el sector de Goranchacha al interior del CGS. En azul la localización actual del llamado “Templo de Goranchacha” o UR-3...... 42 Figura 16. Fotografía del llamado "Templo de Goranchacha”. Tomado de Pradilla et al. (1992: 61)...... 43 Figura 17. Distribución cerámica y posible localización de las unidades residenciales del periodo Herrera en el sector de La Muela al interior del CGS...... 44 Figura 18. Proporciones de la diversidad de formas cerámicas de la UR-2...... 50 Figura 19. Proporciones de las formas cerámicas de la UR-Incitema ...... 51 Figura 21. Proporción de cerámica decorada por unidad residencial en el CGS...... 53 Figura 22. Proporción cerámica por tipo de decoración en cada unidad residencial...... 54 Figura 23. Relación diámetro- cantidad de tiestos de cada UR...... 56 Figura 24. Huellas de poste y rocas que conforman el llamado "Templo de Goranchacha". Tomado de Hernández de Alba, 1937...... 57 Figura 25. Secuencia seriada de los tipos cerámicos del periodo Herrera en el Cercado Grande de Los Santuarios...... 59

Figura 26. Seriación arqueológica de las excavaciones Tunja VII y IX en el lote de El Establo, Cancha 2 en esta investigación. Tomado de Castillo (1984)...... 61 Figura 27. Seriación arqueológica de la excavación en el lote de El Establo. Tomado de Gutiérrez (1990)...... 62

Lista de tablas

Tabla 1 ...... 41 Tabla 2 ...... 45 Tabla 3 ...... 49 Tabla 4 ...... 52

1. Presentación

A través de estas páginas se presentan los resultados de investigación obtenidos en el marco del proyecto “El surgimiento de la desigualdad social en una comunidad del periodo Herrera en el Cercado Grande de los Santuarios- Tunja”, adelantado bajo la licencia de intervención arqueológica No. 6592. El proyecto fue desarrollado con financiación del Instituto Colombiano de Antropología e Historia, ya que fue ganador de uno de los estímulos del programa de Fomento a la Investigación del ICANH- 2017.

El proyectó se localizó en la ciudad de Tunja al interior de los actuales predios de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de - UPTC. Este lugar es señalado por la historiografía regional como el Cercado Grande de Los Santuarios, lugar de importancia política y religiosa a la llegada de los conquistadores ibéricos (Villate, 2001).

La mayoría de los documentos de la época de la Conquista y de la Colonia, en general, le otorgan especial importancia al asentamiento indígena de Tunja. Por una parte lo sitúan como capital política del norte del ya que era la residencia del Zaque, uno de los dos líderes más importantes, y por otra es considerado como un lugar de riquezas materiales y de importancia religiosa (Pradilla, 1988). Algunas investigaciones arqueológicas puntuales en la zona del Cercado Grande de los Santuarios (Castillo, 1984; Pradilla et al., 1992), así como el reconocimiento regional sistemático adelantado recientemente por Argüello (2016) en los alrededores de la ciudad de Tunja –y que incorpora también el área del Cercado- claramente destacan esta última como lugar central, lo que ciertamente reafirma la información etnohistórica. Lo anterior permite conocer cuál fue el resultado de la trayectoria sociopolítica de los muiscas hasta la llegada de los españoles, pero lejos de dar respuestas definitivas nos plantea interrogantes acerca de cómo se dio aquel proceso del surgimiento de liderazgos políticos centralizados. Es en este sentido que la investigación arqueológica se presenta como una

1 alternativa para estudiar el cambio social y el origen de la complejidad social , que al parecer se remonta a las comunidades1 del periodo Herrera, anteriores a los muiscas y a los documentos escritos.

Este proyecto de investigación parte del reconocimiento de la necesidad de estudiar en detalle a las comunidades del período Herrera si se quiere comprender cómo se gestó la diferenciación social al norte del altiplano Cundiboyacense. En este sentido, la escala de investigación propuesta permite complementar con mayor resolución la información obtenida en el reconocimiento regional sistemático de Argüello (2016). Con este proyecto se espera entonces aportar elementos que contribuyan al conocimiento existente sobre la vida social de las comunidades del periodo Herrera al norte del altiplano Cundiboyacense, para entender mejor cómo se gestaron los procesos sociales relativos al surgimiento de los liderazgos políticos en una comunidad.

2. El problema de estudio

Las preguntas relativas a los orígenes de todas las cosas que rodean a la humanidad han sido formuladas desde los albores de su existencia. En el caso de las sociedades humanas2, siempre ha interesado conocer las causas y los procesos históricos que han llevado al mundo actual a funcionar tal y como lo hace. Es por esto que el problema del origen de la desigualdad social ha tenido un interés central en las disciplinas sociales. ¿Acaso es la desigualdad un hecho natural que se ha complejizado a través del tiempo? ¿Es acaso un hecho natural que unos individuos nacieron para gobernar y otros para obedecer? El discurso de Rousseau acerca del origen de la desigualdad entre los hombres pronunciado en 1753, ya ponía en evidencia el interés central de las ciencias sociales por comprender este fenómeno

1 De acuerdo con la definición de Murdock, citada en Drennan, Berrey y Peterson, (2015:53), una comunidad local es una entidad social que ocupa un territorio y cuya característica definitoria es que sus miembros interactúan cara a cara de manera prácticamente diaria. 2 Por sociedad se entiende un grupo de seres humanos que comparten un sistema de acción autosuficiente que es capaz de existir más tiempo que la vida de un individuo (Fried, 1967: 8).

2 y sus orígenes. En este sentido, la arqueología se presenta como una alternativa con numerosas ventajas, ya que permite aproximarse a dar respuestas a esta clase de interrogantes a través de la reconstrucción de procesos históricos de larga data.

El problema del surgimiento de las desigualdades sociales, particularmente la formación de liderazgos políticos3 en el altiplano Cundiboyacense ha sido estudiado en los últimos años bajo la óptica de las “sociedades complejas” o cacicales, pues uno de los atributos de este tipo de organización social es justamente que manifiestan elementos de diferenciación social (Argüello, 2015; Boada, 2006; Fajardo, 2011; Henderson y Ostler, 2005; Jaramillo, 2015; Kruschek, 2003; Langebaek, 1995, 2001; Rodríguez, 2013). Las investigaciones realizadas en este sentido han permitido entender el rol de algunos factores que incidieron en el surgimiento de la desigualdad social institucionalizada. Se ha planteado, por ejemplo, que no existe evidencia de que los procesos de desigualdad social se hayan generado a partir de causas exógenas a la sociedad (Langebaek, 1995). De esta manera se abrieron paso explicaciones al cambio social que tenían como eje central a la economía, la ideología e incluso al parentesco (Boada, 1999; Fajardo, 2011; Henderson y Ostler, 2005; Kruschek, 2003; Langebaek, 2001, 2006; Rodríguez, 2013).

Dentro de las estrategias económicas que pudieron incidir en el origen de los liderazgos políticos destacan la especialización artesanal, el intercambio, el control de recursos y la acumulación de riqueza (Boada, 1999; Kruschek, 2003). En cuanto a los aspectos ideológicos destaca la celebración de fiestas y rituales, ya que estos eventos aparecen como instrumentos que pueden ser manipulados para construir relaciones desiguales, impulsar la cohesión social y la centralización en la toma de decisiones políticas (Langebaek, 2001, 2006; Henderson y Ostler, 2005; Fajardo, 2011; Rodríguez, 2013) y en cuanto al parentesco, Boada sugiere, por ejemplo, que los fundadores del sitio El Venado tenían ciertos privilegios en el acceso a los

3 Entiéndase por liderazgo la intervención y participación en los asuntos de la política (Fried, 1967).

3 recursos y que heredaron estos derechos a las siguientes generaciones (Boada, 1999: 130- 131). Además cabe anotar que, entendido el parentesco como primer sistema de relaciones sociales (Godelier, 2000: 92-98), determina, regula y excluye influyendo en la existencia de relaciones sociales desiguales.

Algunas investigaciones recientes (Boada, 1999; Fajardo, 2011; Henderson y Ostler, 2005; Kruschek, 2003, Langebaek, 2001, 2006; Rodríguez, 2013) asignan un papel fundamental a la ideología y la economía como factores que pudieron jugar un papel importante en el surgimiento de los liderazgos políticos centralizados en el altiplano Cundiboyacense.

Aunque las primeras investigaciones parecían apuntar a que fue en el periodo Muisca Temprano (700 d. C. – 1000 d. C.) durante el cual se manifestaron las primeras evidencias de diferenciación social en el altiplano oriental (i.e. Langebaek, 1995), investigaciones posteriores (Boada, 1999, Kruschek, 2003; Romano, 2003) señalaron que dichos procesos eran anteriores y podrían remontarse al periodo Herrera (200 a. C. – 700 d. C).4 A partir de estos trabajos se hizo evidente que aunque las comunidades del período Herrera exhibían características que permitían comprenderlas como esencialmente igualitarias, algunos rasgos presentes en el registro arqueológico indicarían que fue allí donde se dio el germen de la desigualdad social, mucho más evidente en el subsiguiente período Muisca Temprano.

En Colombia, la existencia de las sociedades igualitarias se puede asociar con el periodo Formativo (Reichel Dolmatoff, 1986). Éste se caracteriza por la existencia de comunidades sedentarias que muy probablemente practicaban la agricultura y cuya vida social era, a grandes rasgos, igualitaria. En el altiplano Cundiboyacense las comunidades del periodo Herrera son aquellas que manifestaban un modo de

4 Con respecto a la discusión cronológica al norte del altiplano Cundiboyacense y que se asume en esta investigación, ver Argüello, 2016.

4 vida dentro de lo que se catalogaba como tribal (Service, 1962, 1984; Fried, 1967; Lewellen, 1985 y Johnson y Earle, 2000).

La mayoría de investigaciones sobre comunidades del periodo Herrera, especialmente las primeras (Broadbent, 1970; Cardale, 1981, 1987; Castillo, 1984; Pradilla et al., 1988; Peña, 1991, entre otros.), dieron cuenta de comunidades relativamente homogéneas, sedentarias, agrícolas, alfareras, sin jerarquías sociales y en general con poca población (Correal y Pinto, 1983; Ardila, 1984; Botiva, 1984, entre otros) a pesar la vasta extensión de terreno altiplánico en el que hay indicios de ocupaciones de estos grupos y de sus aproximadamente 900 años de existencia.

No obstante, es posible advertir algunos elementos de las comunidades del periodo Herrera que indicarían algún nivel de desigualdad social. Por una parte, pese a existir consenso acerca de su baja densidad poblacional, algunas de las investigaciones mostraron que en estas comunidades existía una tendencia a tener dos tipos de asentamientos: por una parte unas nucleaciones de viviendas y por otra, algunas casas dispersas (Boada, 2006; Langebaek, 1995, 2001; Salamanca, 2001). Cabe entonces preguntarse a qué obedece la existencia de estos tipos de asentamientos. Así mismo, aunque la mayoría de investigaciones dan cuenta de que existe poca diferenciación entre unidades residenciales de este periodo, varios autores demuestran que sí existen diferencias tanto en los conjuntos cerámicos (Boada, 1999; Kruschek, 2003) como en el tamaño de algunas de dichas unidades (Ferrer, 2011). Naturalmente, estas diferencias no se ajustarían a lo esperado para una sociedad de tipo tribal, entiéndase igualitaria. ¿Acaso estas sutiles diferencias pueden ser indicio de la emergente preeminencia de algunas unidades residenciales con respecto a las demás?

Como se mencionó anteriormente, autores como Romano (2003), Boada (1999) y Kruschek (2003), argumentan que la diferenciación social manifiesta en las comunidades muiscas podía tener su génesis durante el periodo Herrera. En sitios como El Venado, Boada (1999) da cuenta de algún grado de especialización en algunas unidades residenciales y también de que se llevaron a cabo fiestas y

5 ceremonias que evocan la probable emergencia de líderes con estatus5 permanente. Pese a que estos eventos no eran de orden regional, ya empezaban a tener manifestaciones por fuera de las familias, lo que indicaría que se estaban gestando procesos políticos y económicos de complejización social, entiéndase el surgimiento de liderazgos permanentes.

Así mismo, la investigación de Escallón (2005), en la que propuso que la diversidad decorativa en la cerámica Herrera podía estar relacionada con diferenciación social entre habitantes cercanos más que entre pobladores de diferentes regiones, dio cuenta de un aspecto clave para la investigación de las comunidades Herrera: que la amplia escala no da cuenta de los procesos por los que atravesaron estas comunidades. De lo anterior se infiere que tal vez los procesos que se quieren entender no son fácilmente rastreables con estudios de escala regional y se requiera utilizar una escala menor donde se analice en detalle una comunidad.

En general, la investigación sobre las comunidades del periodo Herrera suscita múltiples interrogantes, dentro de los que se deriva el siguiente cuestionamiento:

De existir desigualdad social al interior de una comunidad del periodo Herrera en el Cercado Grande de los Santuarios al norte del altiplano Cundiboyacense, entendida ésta como jerarquización política6 y estratificación económica7 ¿cómo y a partir de qué condiciones se gestaron tales procesos?

5 El estatus se refiere a la diferencia de rango entre los individuos debido a múltiples razones (Fried, 1967: 29) 6 La jerarquización política se refiere a la participación diferencial en la administración de los asuntos de la vida social. Éste es un asunto de orden estrictamente político (Fried, 1967). 7 La estratificación económica, se refiere a la desigualdad manifiesta en el acceso a los recursos. Este es un asunto estrictamente económico (Fried, 1967: 52).

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3. Objetivos Objetivo general

Determinar si existía o no diferenciación social en El Cercado Grande de los Santuarios –CGS- durante el periodo Herrera y en caso de que haya existido identificar las condiciones que la propiciaron.

Objetivos específicos

- Determinar el número y la localización espacial de las unidades de vivienda del periodo Herrera en El Cercado Grande de los Santuarios. - Caracterizar y evaluar las diferencias cualitativas (decoración, formas) en la distribución de la cerámica en función de las concentraciones de material que puedan considerarse pertenecientes a unidades domésticas. - Caracterizar y evaluar las diferencias en el tamaño y elaboración de las unidades domésticas de acuerdo con el tamaño de las plantas de vivienda identificadas a través de la distribución del material arqueológico asociado a estas. - Caracterizar y evaluar las diferencias cuantitativas en el registro arqueológico asociadas a unidades domésticas con el propósito de ver elementos cerámicos asociados a especialización y/o a eventos rituales o festivos. - Contrastar la información recabada con la teoría existente para la formulación de hipótesis que permitan entender los orígenes de la complejidad social en este sector del altiplano.

4. Marco teórico y antecedentes de investigación

4.1. Marco teórico: las sociedades tribales

Existen acuerdos explícitos entre los científicos sociales acerca de la ambigüedad que implica el concepto de “tribu”. En términos generales, éste concepto es

7 etiquetado como uno de los más arbitrarios de la antropología moderna (Godelier, 1973). En razón de esto, con frecuencia una tribu es definida y caracterizada bajo otros rótulos (sociedad comunal, sociedad segmentaria, sociedad de rango, etc.) y en relación con otros tipos de organización social conceptualmente mejor estructurados (Parkinson, 2002). Es decir que una de las maneras en las que se puede caracterizar una tribu es en comparación con otros tipos de sociedades que manifiestan tipos de integración política distintos, como las sociedades simples, mejor conocidas como bandas o comunidades familiares y con las sociedades complejas, más renombradas como cacicazgos o jefaturas. Visto desde esta perspectiva, a continuación se presentan grosso modo las características definitorias de las sociedades tribales, consideradas como sociedades eminentemente igualitarias, en virtud de comprender cuáles son las dinámicas sociales que permitirían el surgimiento de las desigualdades políticas y económicas institucionalizadas al interior de este tipo de organización social.

Marshall Sahlins definió una tribu como “un grupo de gentes de origen y costumbres comunes, en posesión de su territorio extensivo propio” (Sahlins, 1972: 5), en su mayoría agricultores sedentarios, cuyo patrón de asentamiento usual es el de granjas o aldeas agrícolas estables (Renfrew y Bahn, 1993). Sin embargo, al hacer alusión a esta definición existe un amplio rango de comunidades que podrían ajustarse a ella. Entonces, ¿qué es lo que distingue a la organización social tribal?

Como se mencionó con antelación, las sociedades tribales a menudo son definidas en comparación con otros tipos de organización social, de esta manera las sociedades tribales son entidades políticas fundamentalmente igualitarias8 es decir que más allá de los criterios universales de diferenciación social como el sexo y la edad, no existen estructuras jerárquicas permanentes dentro de su organización, a diferencia de las sociedades cacicales en donde es posible apreciar posiciones permanentes de liderazgo. Lo anterior no implica que no existan liderazgos en las

8 Aunque cabe anotar que para algunos autores como Morton Fried (1967) la sociedad tribal no es el arquetipo de la sociedad igualitaria (Fried, 1967: 51-107).

8 sociedades tribales, sino que no existe la posibilidad de que tengan un status formal. Los líderes existen en estas formaciones sociales para ejercer roles específicos y efímeramente, por ejemplo: las labores de caza, actividades rituales, la confederación en tiempos de guerra, la regulación de los procesos productivos comunales o para obtener y reforzar alianzas con grupos análogos.

Varios autores concuerdan con que además del principio fundamental de la reproducción social, las acciones que se adelantan en la sociedad tribal están encaminadas a evitar el peligro social (Service, 1962, 1984; Sahlins, 1972; Vargas, 1987). En últimas, se busca mantener la armonía, el equilibrio social manifiesto en un estado de paz. Este es el objetivo subyacente de los roles de autoridad ejercidos por algunos individuos, así, sólo cuando es necesario se dispone de liderazgos en la comunidad, aunque estos sean frágiles e inestables.

A falta de liderazgos permanentes que coordinen los procesos productivos de la comunidad, la vida económica de las sociedades tribales se rige, supuestamente, bajo los principios de la reciprocidad. El modo de producción de la sociedad tribal es familiar. Lo anterior implica que las sociedades tribales practican, en principio, una economía de subsistencia. Esta se practica en el ámbito de la unidad doméstica y su propósito es el de suplir las necesidades básicas del grupo familiar, ej. Alimento, vivienda, tecnología, etc. (Sánchez, 2007). Se infiere de esta práctica la aceptación de una estructura social9 basada en la reciprocidad generalizada (Ibíd.). Con frecuencia, en algunas sociedades cacicales, los principios de la vida económica se rigen bajo los esquemas de la economía política y el control sobre los recursos por parte de un individuo o un grupo de individuos con privilegios.

Las comunidades tribales propenden por la autarquía y por el auto-abastecimiento; aspectos que no se logran a cabalidad, por lo que es necesario recurrir al intercambio con unidades análogas (Sahlins, 1972). El intercambio recíproco es entonces una de las formas preponderantes en que las sociedades organizadas

9 La estructura social se refiere a la forma que adopta el sistema de relaciones que se generan entre los individuos dentro de una sociedad. (Fried, 1967: 8)

9 mediante el parentesco, como las sociedades tribales, extienden o intensifican sus vínculos con comunidades análogas (solidaridades pantribales). La existencia de este tipo de relaciones con comunidades análogas deja ver el hecho de que las sociedades igualitarias no se encuentran aisladas, pese a no estar cohesionadas por un núcleo central como en las sociedades cacicales, mantienen vínculos recíprocos con otros grupos, como anota Service (1984: 80) estas transacciones son de dos clases: trueque de bienes y matrimonios.

Otra de las características de las sociedades tribales es el hecho de que no se pueda hablar por separado de cada una de las esferas sociales que la componen. En este tipo de sociedades todos sus aspectos se encuentran vinculados entre sí. Ejemplo de ello es la organización en el territorio que en gran medida está definida por la institución del parentesco. Sahlins (1972) argumenta que las sociedades tribales se encuentran dividas en segmentos emparentados como linajes y clanes que se organizan de manera particular en el territorio. En la sociedad tribal el parentesco desempeña las funciones de la organización política, que se refleja en la organización en el territorio. Esta organización es en las sociedades tribales segmentaria, cada segmento emparentado se ubica en el territorio teniendo en cuenta las normas del sistema de parentesco, probablemente formando comunidades auto-identificadas y delimitadas10. Esto significa que en el dominio territorial es posible apreciar cómo el acceso a la tierra de labranza, la extensión y la calidad de los suelos entregados a cada segmento está definida por las posiciones jerárquicas que ocupan las familias o los grupos emparentados en el sistema. Entre más cercana sea la posición del linaje o del clan con el ancestro fundador del grupo de parentesco, mejores serán las condiciones del territorio asignado (Sahlins, 1994). Es a partir de esta organización espacial que a la sociedad tribal también se le denomina sociedad segmentaria.

10 Se entiende por parentesco al sistema de relaciones sociales excluyente, mediante el cual se circunscriben las relaciones de los individuos en el acceso a los recursos y a la toma de decisiones. (Godelier, 2000: 92-98),

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Se asume que en algún grado la mayoría de sociedades humanas producen excedentes (se entiende excedente como la producción de elementos más allá de los necesarios para la subsistencia). La diferencia está en definir quién y con qué propósito se apropia de los mismos. En este sentido, la economía de subsistencia se opone a la economía política. En la primera, la producción, apropiación y beneficio del trabajo excedente11 es por parte de la comunidad misma, mientras que en la economía política característica de las sociedades jerárquicas como los cacicazgos o lo estados incipientes, ciertos individuos o grupos de individuos distantes de los procesos productivos se apropian del trabajo excedente, bien con fines personales o bien para redistribuir a la comunidad (Sánchez, 2007). Por lo tanto, la presencia de una economía política permite sugerir que necesariamente existieron ciertos grados de diferenciación social.

Fried (1967) y Service (1984) dan indicios de características de las sociedades tribales que tienen implícito el origen de la desigualdad social institucionalizada y tienen que ver con la existencia de los liderazgos. Es posible que a través del tiempo esos liderazgos efímeros adquiridos por cualidades particulares pasen a ser heredados, a razón de querer prolongar esas cualidades en un líder y de que la única manera de lograrlo sea que dicho líder herede sus cualidades. Otra manera de que los liderazgos ocasionales se prolonguen atañe a los roles que desempeñan, por ejemplo, cuando el intercambio se vuelve necesario para las comunidades, no sólo a razón de suplir necesidades básicas, sino de mantener un equilibrio entre varios grupos que habitan en una misma región se hace necesaria la mediación cada vez más permanente de personajes que coordinen esos procesos de reciprocidad. A nivel económico, estos líderes pueden llegar a apropiarse del trabajo excedente de la comunidad para el beneficio de la misma, lo cual puede hacer que una familia o grupos de familias sobresalgan y esto a su vez conduciría a relaciones

11 Se entiende por excedente la producción de elementos más allá de los necesarios para la subsistencia. En Palabras de Jean D. Saitta (1994: 25) “tiempo y energía gastados más allá de la cantidad requerida (denominado trabajo necesario) para satisfacer las necesidades de subsistencia de los individuos.

11 de subordinación entre las aldeas (Vargas, 1987). Otra de las estrategias utilizadas por algunos líderes es que con el propósito de obtener y reforzar alianzas mediante la generosidad y la dádiva, generan institucionalización de deudas hacia las comunidades contiguas y personajes análogos a él (Bender, 1990).Se deduce de lo anterior que al parecer son los roles y la labor invertida de los líderes en las sociedades tribales, entiéndase igualitarias, lo que permite, en parte, la diferencia y el rango.

Lo que puede deducirse del análisis de las características aludidas es el hecho de que las sociedades tribales constituyen un tipo de organización social en un punto liminal entre las sociedades sin liderazgos permanentes y las jerárquicas. Por lo tanto, el estudio de su estructura, sus características y sus atributos distintivos podría dar indicios acerca de cuáles fueron las condiciones que propiciaron que se gestaran las desigualdades sociales institucionalizadas, generalmente ya manifiestas en sociedades de tipo cacical.

Sin embargo, la mayor parte del conocimiento existente sobre las sociedades tribales proviene de fuentes etnohistóricas y etnográficas y con frecuencia esta información se aplica sin restricciones para comprender a las sociedades tribales arqueológicas realizando analogías con las sociedades del presente etnográfico. Esto supone un primer aspecto que oscurece el estudio de las sociedades igualitarias arqueológicas por cuanto las fuentes de información señaladas proveen una visión de las mismas como fijas y estáticas en el tiempo y en el espacio, y resulta que lo que es común a este tipo de sociedades es su flexibilidad y dinamismo. Adicionalmente, la visión fija de las sociedades igualitarias no permite documentar ni estudiar trayectorias de cambio social.

Ahora bien, en resumen, desde la disciplina arqueológica el estudio de las sociedades tribales no ha sido foco de interés, como sí lo han sido las llamadas sociedades complejas. Es probable que la falta de interés por el estudio de este tipo de organización social sea el resultado de algunas dificultades inherentes a la

12 naturaleza misma de este tipo de organización social, es decir por el hecho de ser sociedades intermedias y/o liminales entre sociedades simples (comunidades familiares) y complejas (jefaturas, cacicazgos o estados incipientes).

4.2. Antecedentes de investigación: las comunidades del periodo Herrera

Gracias al cúmulo de investigaciones realizadas en la región altiplano Cundiboyacense, hoy se dispone de una secuencia de ocupación que inicia en el 12000 a.C. (Correal et al. 1969; Correal y Van der Hammen, 1977) con las comunidades familiares que practicaban una economía basada en la caza y la recolección, seguida por la aparición de grupos agricultores tempranos hacia el siglo 1 a.C. aproximadamente. Posteriormente se dio lugar a las comunidades muiscas, que ostentaban una organización cacical, economías redistributivas y que fueron las que entraron en contacto con los conquistadores ibéricos.

Las comunidades del periodo Herrera corresponden a aquellos grupos que habitaron el altiplano Cundiboyacence desde el 800 a.C. hasta el 800 d.C. (aunque es de precisar que su cronología aún está en discusión). Estas fechas están comprendidas en lo que usualmente se conoce como el periodo Formativo. Aunque aún persisten preguntas relativas a su origen y dispersión, su aparición en la escena de la historia del poblamiento del altiplano Cundiboyacense se remonta a las investigaciones realizadas por Broadbent (1970) en la laguna de la Herrera en el sur de la sabana de Bogotá. El propósito de la autora era contribuir al marco cronológico y tipológico de la cerámica del altiplano, sus conclusiones apuntaban a que algunos tipos cerámicos que tenían una dispersión espacial y decoración distinta, debían ser más tempranos que los tipos cerámicos usuales ya identificados como muiscas. Sin embargo, el origen del término se debe a Marianne Cardale (1981) quien lo definió espacial y temporalmente por primera vez.

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Hasta inicios de la década de los 90’s las investigaciones relacionadas con lo Herrera estaban enfocadas en aspectos descriptivos atendiendo al propósito de la clasificación cerámica de la región (Correal y Pinto, 1983; Castillo, 1984; Ardila, 1984; Botiva, 1984; Pradilla et al. 1988; Peña, 1991). A grandes rasgos, estos primeros trabajos en sitios determinados apuntaron a la caracterización y delimitación espacial y temporal del denominado periodo Herrera. Sin embargo, de estos trabajos iniciales también es importante resaltar que sugirieron algunos aspectos básicos sobre el modo de vida de estas comunidades, que eran agrícolas, sedentarias, alfareras, que su organización en el espacio solía ser en asentamientos que podrían catalogarse como pequeñas aldeas y que además, a excepción de las investigaciones de Cardale (1987), quien encontró algunos asentamientos relativamente grandes, que estas poblaciones distaban mucho de ser grandes.

Otros apuntes iniciales acerca de las comunidades del periodo Herrera las asociaban con la producción de sal en la sabana de Bogotá, por lo que la mayor parte de la información sobre ellas proviene de estos estudios sobre la explotación de la sal en este sector del altiplano Cundiboyacense.

En las últimas dos décadas se han llevado a cabo algunas investigaciones a diferentes escalas y que han contribuido notablemente al conocimiento sobre la organización social de las comunidades del periodo Herrera. A partir de la década de los 90’s se dio inicio a las investigaciones a escala regional en el altiplano Cundiboyacense. Estas investigaciones tenían como interés central contribuir al conocimiento sobre los procesos y las trayectorias de cambio social. En contraposición a las investigaciones precedentes, las investigaciones regionales y sistemáticas permitieron la localización de asentamientos durante toda la secuencia de ocupación de una región.

En este sentido, la investigación de Carl Langebaek (1995) en los valles de Fúquene y Susa permitió localizar los asentamientos correspondientes al periodo Herrera, con respecto a los mismos argumentó que no hay evidencia de centralización política, ni de intercambio a larga distancia, tampoco hay diferencias cualitativas en

14 la cerámica. Sin embargo, dio cuenta de la existencia de dos sitios relativamente grandes y diferenciados de los demás. Con respecto a los asentamientos anotó además que existían de dos tipos: viviendas aisladas y “caseríos compuestos por pocas viviendas” (Ibíd.: 78). Este aspecto fue corroborado posteriormente por la investigación, también regional sistemática, de Boada (2006) en la sabana de Bogotá. En general, en estos grupos sociales predominaba la baja densidad poblacional, igualdad política y económica, y relativa autonomía de las comunidades.

Teniendo en cuenta que los reconocimientos regionales sistemáticos aportan valiosa información en cuanto a la localización de los asentamientos de este periodo, estas investigaciones se han constituido como el punto de partida de varias investigaciones que propenden por estudiar el cambio social y la organización social en el periodo Herrera a una escala menor y que provee una mejor resolución para el estudio de dinámicas al interior de este tipo de comunidades.

De acuerdo con lo anterior, en 2001 se realizó el reconocimiento regional sistemático en el Valle de Leyva (Langebaek 2001). En general los datos del reconocimiento del periodo Herrera apuntaron a que la población de este periodo no ocupó aldeas que se pudieran identificar como lugares centrales (Langebaek, 2001: 48) sino pequeños asentamientos distantes entre sí. A este respecto, en el marco de la misma investigación regional, el trabajo de María Fernanda Salamanca (2001) en Tiguasú mostró que la distribución de formas en los conjuntos cerámicos de las 3 zonas residenciales identificadas del periodo Herrera fue homogénea por lo que sugirió pobre desarrollo en la diferenciación social en esta comunidad. Equiparable con esta investigación es la de Ricardo Ferrer (2011) quien propendió por aportar a la comprensión de la complejidad en las comunidades Herrera en el municipio de Sopó, en el marco del reconocimiento regional sistemático liderado por Luis Gonzalo Jaramillo (Ferrer, 2011). Ferrer concluyó, como Salamanca (2001) en el Valle de Leyva, que las comunidades Herrera se encontraban ubicadas en asentamientos dispersos compuestos por algunas unidades domésticas, aduciendo

15 una relación cooperativa entre estas por la relativa homogeneidad en los conjuntos cerámicos. En un contexto más amplio no visualizó indicios jerárquicos en la distribución de los asentamientos ni en las unidades domésticas de este periodo. El autor sugirió algunas variables que incidirían en la diferenciación social como el intercambio de productos como la sal y una posible preeminencia incipiente de algunos asentamientos sobre otros a razón de su mayor tamaño.

Otra de las investigaciones que abarcan el tema de las sociedades del periodo Herrera en el marco de proyectos regionales es la de Francisco Romano (2003) en Funza, quien estudió el sitio de San Carlos localizado en el marco del proyecto de arqueología regional en la Sabana de Bogotá adelantado por Boada (2000). El autor argumentó que los procesos de complejidad social manifiesta en las sociedades muiscas tuvieron su origen en el periodo Herrera. Romano anotó que existieron cambios tanto a nivel demográfico como en el tamaño de las unidades domésticas y en su agregación y posteriormente concluyó que las bases del poder tanto en el periodo Herrera como en los periodos subsecuentes eran las mismas pero que se manifestaban cuantitativamente diferente (Romano 2003, 43).

En contraste con los trabajos regionales, Ana María Boada (1999) estudió la evolución de la complejidad social en otra escala más reducida, la escala de la comunidad. La autora analizó las variables de prestigio12 y control sobre los recursos a través de la secuencia de ocupación de una aldea Muisca en El Venado, Samacá. Boada dio cuenta de que el desarrollo de la complejidad social en esta aldea fue un proceso que tuvo su génesis en el periodo Herrera. En este sentido, mostró algunas manifestaciones de ello, tales como diferencias entre las unidades residenciales y los conjuntos de unidades residenciales o barrios del periodo Herrera a partir del análisis de la cerámica. La existencia de jarras, por ejemplo, le permitió sugerir la organización de fiestas y ceremonias que actuarían como medio para conseguir prestigio por parte de algunos individuos o grupos de individuos. También sugirió algún grado de especialización en la producción en uno de los barrios estudiados

12 Se entiende el prestigio como el componente ideológico del estatus (Fried, 1967: 32).

16 aunque a una escala modesta (Boada, 1999: 129). Sobre el origen de las comunidades Herrera en esta localidad la autora planteó, de acuerdo con la similitud con la cerámica de Tunja, la probabilidad de que la gente de El Venado se desprendiera de la de Tunja y fundara un nuevo asentamiento en Samacá (Boada, 1999: 131). Esta hipótesis le permitiría sustentar la siguiente: que la jerarquía social en El Venado se originó, más que a partir del control de los recursos, sobre la base del estatus adquirido por un individuo o grupo fundadores del sitio (Boada 1999: 130).

Debido a que se cuenta con varias investigaciones en diferentes lugares de la misma región sobre la naturaleza de las comunidades Herrera, Escallón (2005) planteó una investigación que le permitió contemplar varias colecciones de cerámica Herrera provenientes de distintos lugares, con la finalidad de encontrar similitudes geográficas en cuanto a la naturaleza decorativa de los fragmentos de este periodo.

La conclusión más importante de Escallón es que existe una importante variabilidad en las colecciones cerámicas Herrera con respecto a sus características decorativas, aunque este aspecto no permitió reconocer diferencias entre el Herrera temprano y el tardío. La autora propuso que la diversidad en la decoración Herrera pudo estar relacionada con diferenciación social entre habitantes cercanos más que entre pobladores de diferentes regiones. Sugirió la posibilidad de que existieran bien “diferencias sociales o bien la existencia de grupos de descendencia identificados por una cerámica emblemática” (Escallón, 2005: 86).

En síntesis, existen investigaciones acerca de las comunidades del periodo Herrera que se han interesado por el cambio social13 a diferentes escalas, y de acuerdo con el panorama presentado, es de resaltar la importancia que adquieren las distintas

13 El cambio social “consiste en la liquidación y sustitución de un régimen de relaciones sociales de producción por uno totalmente nuevo” (Sánchez, 2007:165), es decir, hace referencia a transformaciones de las estructuras sociales, lo que supone es que dichas transformaciones podrían implicar también cambios culturales.

17 escalas de análisis para cumplir con distintos propósitos de investigación, pues de acuerdo a la escala de análisis elegida se obtienen datos distintos y a diferente resolución que apuntan a responder preguntas de investigación concretas.

4.3 El cambio social desde la escala intermedia

El cambio social no es mejor entendido en una u otra escala de análisis, la diferencia está en el tipo de preguntas de investigación que se plantean y con base en estas en el tipo de información y la resolución que se desea obtener. Más allá de esto, a través de las aproximaciones realizadas acerca de las sociedades tribales y la manera en la que se investigan temas inherentes al cambio social, se ha dado cuenta de que es, si no importante, fundamental el uso de varias escalas de análisis para abordar un problema concreto. Bajo esta premisa y como lo demuestran algunas de las investigaciones mencionadas con antelación, es posible aproximarse a comprender el cambio social desde diferentes enfoques escalares lo que permite una mejor comprensión acerca de la vida social en el pasado. En este sentido, el estudio de las sociedades igualitarias a partir de una escala intermedia provee información interesante acerca de cómo operaban las relaciones sociales, la interacción diaria, los procesos productivos comunales, la actividad ritual, etc. Esto con una resolución que no es posible obtener ni mediante la escala regional ni a través de la llamada arqueología de sitio o “Household archaeology”. Es necesario destacar la importancia que deviene del hecho de estudiar en detalle a las sociedades igualitarias, pues el estudio de sus estructuras sociales puede proveer indicios acerca de las condiciones que propiciaron el surgimiento de la desigualdad social. De acuerdo a esto, las comunidades del periodo Herrera constituyen un buen caso de estudio para abordar esta problemática, por una parte porque se cuenta un bagaje de conocimientos importante a nivel del altiplano Cundiboyacense y por otra, porque existen investigaciones regionales sistemáticas en el marco de las cuales es posible adentrarse al estudio de la organización social comunal de esta sociedad a partir de la puesta en práctica de una escala de análisis intermedia que podría traducirse en el estudio de la comunidad.

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Adicionalmente, el balance de la información existente da cuenta de que, en efecto, las sociedades se complejizan y de que para los periodos de ocupación posteriores al Herrera aparecieron estructuras sociales desiguales, sin embargo no se profundiza en los mecanismos, causas y condiciones que propiciaron la aparición de las mismas, por lo que el periodo Herrera constituye una valiosa fuente de investigación para abordar esta problemática.

5. Técnicas de investigación

Esta investigación tiene como punto de partida la información obtenida en el reconocimiento regional sistemático-RRS adelantado en el proyecto Arqueología Regional en Tunja (Argüello, 2016). A través de dicha investigación se identificaron las áreas con mayores densidades cerámicas del periodo Herrera en un área de 90 km². La más grande de ellas es justamente El Cercado Grande de los Santuarios (CGS), un sitio arqueológico de aproximadamente 11 ha, que fue objeto de esta investigación (Figura 1).

El actual territorio de la UPTC, antes CGS, ha sido objeto de múltiples intervenciones arqueológicas desde finales de la década de 1930 del siglo pasado con las excavaciones de Gregorio Hernández de Alba (1937) y otros (Castillo, 1981, 1984; Pradilla, 1988; Pradilla et al., 1988; Bernal et al. 2011(a); Bernal et al. 2011(b); Bernal et al. 2011(c); entre otros) hasta el reconocimiento regional sistemático adelantado recientemente por Argüello (2016). Cabe anotar que la mayoría de investigaciones realizadas se han concentrado en la realización de excavaciones puntuales en sitios que habían sido identificados previamente como de interés arqueológico, además de que muchas de ellas se realizaron como actividades previas a la construcción de edificaciones y otras instalaciones de la Universidad (Bernal et al. 2011(a), 2011(b), 2011(c)).

Como producto de las investigaciones adelantadas hoy se sabe que el sitio fue ocupado al menos desde el periodo Herrera hasta la época colonial y que contiene una gran riqueza y diversidad de restos arqueológicos. En términos generales, la

19 mayor parte de la información existente sobre el antiguo CGS proviene de contextos funerarios. Sobre ellos se ha investigado su diversidad, las costumbres funerarias de los antiguos pobladores, sus cambios a través del tiempo, además de la posible existencia de jerarquías sociales a través del estudio de los contextos mortuorios (Pradilla, 1988). Acerca de los aspectos domésticos y de la vida cotidiana de los antiguos habitantes del lugar, poco se sabe; han sido pocas las viviendas que se han excavado y es escasa la información sistemática con la que se cuenta que permita hablar sobre cómo operaba la vida en comunidad.

De lo anterior se deriva que la información sobre el periodo Herrera sea aún escasa y fragmentada. El RRS adelantado puso en evidencia un área de ocupación de alrededor de 11 ha de las cuales aproximadamente 1,5 ha tienen materiales correspondientes al periodo Herrera. Debido a que ésta ha sido la única investigación sistemática adelantada en el área de interés, ha arrojado resultados interesantes sobre la distribución de la población durante este periodo en el CGS.

A grandes rasgos lo que se observa acerca de la distribución de los lotes con materiales cerámicos del periodo Herrera es que usualmente son contiguos y se concentran hacia el centro del asentamiento (Figura 2), justo detrás del edificio central de la UPTC en donde hoy se ubica la zona de reserva arqueológica. Además, la concentración de materiales del periodo Herrera coincide con el área limítrofe entre la zona plana y el lugar en donde inician las pendientes de las lomas suaves de la zona. La información recabada en el reconocimiento regional sistemático también permitió dar cuenta de que la ocupación de los asentamientos del periodo Herrera se mantuvo en los periodos sucesivos y que se expandió probablemente desde allí hacia las periferias del asentamiento.

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Figura 1. Localización general del área de estudio. Modificado de Argüello (2016).

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5.1. Reconocimiento intensivo

Para efectos de lograr los objetivos propuestos, en primera instancia se llevó a cabo una reconocimiento intensivo en las aproximadamente 11 ha del sitio arqueológico. Este reconocimiento se llevó a cabo mediante la excavación de pozos de sondeo, distribuidos en un patrón triangular a intervalos regulares de 10 m de distancia. Dicha técnica permitió localizar las unidades residenciales del periodo Herrera y sus artefactos asociados, siendo importante señalar que la misma tomó en cuenta tanto el tamaño aproximado de los asentamientos del periodo Herrera -1 a 5 ha.- (Langebaek 1995, 2001; Boada 2006; Henderson y Ostler, 2005), como las distancias promedio de dispersión de las basuras de las viviendas -25 m- (Henderson y Ostler, 2005), como han indicado diversos estudios previos. Debido a que se realizaron exclusivamente pozos de sondeo, ésta investigación únicamente contempló y analizó los materiales cerámicos, ya que estos pueden ser clasificados tipológicamente, sin necesidad de excavaciones estratigráficas. Del material cerámico colectado durante esta primera fase, solamente se estudió en detalle aquel perteneciente al período Herrera (1.227 tiestos), por ser el período de interés en este estudio. Los demás materiales arqueológicos colectados fueron lavados, catalogados y entregados al laboratorio de arqueología de la UPTC para análisis posteriores.

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Figura 2. Distribución de los lotes con materiales del periodo Herrera dentro del CGS. Modificado de http://www.uptc.edu.co/export/sites/default/universidad/acerca_de/img_localizacion/plano_tunja.pdf

El equipo de trabajo estuvo conformado por 10 estudiantes de antropología de la Universidad Nacional de Colombia y 10 estudiantes de la licenciatura en Ciencias Sociales de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia- UPTC. Los equipos estuvieron conformados por dos personas (Figura 3) en los que mientras una de las personas abría los pozos de sondeo, la otra revisaba minuciosamente la tierra sobre un plástico para recolectar los materiales arqueológicos presentes (Figura 4). Posteriormente se llenaba la ficha de registro de los pozos de sondeo (Figura 5) y se tomaba una fotografía final de cada uno de los mismos (Figura 6).

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Figura 3. Distribución de los grupos en el CGS para la realización de los pozos de sondeo.

Figura 4. Proceso de revisión de la tierra extraída de un pozo de sondeo.

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Ficha de registro de pozo de sondeo Proyecto Arqueológico: El surgimiento de la desigualdad social en una comunidad del periodo Herrera en el Cercado Grande de los Santuarios- Tunja. Fecha

Registrado por

Coordenadas W N Sector Altura msnm Número del Pozo de Unidad de paisaje sondeo Negativa cerámica Líticos Recuperaciones óseos otro No. Bolsas Profundidad

Descripción

Figura 5. Ficha de registro de los pozos de sondeo.

Figura 6. Ejemplos fotográficos de los pozos de sondeo efectuados.

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Debido a que en el actual territorio de la UPTC, antes Cercado Grande de los Santuarios- CGS, se ha construido un número importante de edificaciones, cada vez son menores las áreas de reserva arqueológica. Sin embargo, durante las actividades en campo se identificaron 11 lotes distintos en los que por su extensión y por estar poco alterados se realizó el reconocimiento intensivo. A continuación sus nombres y ubicación (Figura 7):

1. Bohío 2. Goranchacha 3. La Muela 4. Hoja Caduca 5. El Corazón 6. El Corazón- Lote 2 7. Restaurante 8. Bosque 1 9. Bosque 2- La Bruja 10. Bosque Alto 11. Cancha 2

Figura 7. Ubicación de los lotes prospectados intensivamente en el CGS, actual predio de la UPTC, Tunja. Modificado de Google Earth, 2017.

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En las zonas bajas colindantes con el río Farfacá (zona achurada en la Figura 7) no se prospectó, a razón de que el reconocimiento regional sistemático previo dio cuenta de que fueron áreas no ocupadas en tiempos prehispánicos. Debido a la importancia del sitio, así como para facilitar la marcación de las grillas de prospección intensiva, se procedió a marcar los puntos para realizar los pozos de sondeo cada 10 m con la ayuda de un teodolito. Los pozos se distribuyeron en el siguiente patrón (Figura 8):

Figura 8. Esquema de distribución de los pozos de sondeo en el CGS.

5.2. Reconocimiento intensivo de rejillas en el sector de La Muela y Goranchacha

Luego de la primera fase de campo, en donde se identificaron los sectores en los que se emplazaron las unidades residenciales del periodo Herrera, se procedió a establecer un programa de muestreo intensivo, con rejillas de 25 X 25 m, en las que cada 5 m se realizó un pozo de sondeo, esto se implementó con el fin de recolectar información más detallada sobre los conjuntos de artefactos de cada unidad residencial (González, 2007). Para implementar esta técnica se tomó en

27 consideración la premisa de que alrededor de las unidades residenciales se formaron pequeños basureros concéntricos (Figura 9) y que a partir del mapeo de las densidades de material cerámico es posible determinar tanto la ubicación de las unidades como el material perteneciente a cada una de ellas (Jaramillo, 1996; Blick, 1993; Henderson y Ostler, 2005). Con el objetivo de analizar y comparar los materiales arqueológicos de cada unidad residencial, así como de aprovechar la información del sitio arqueológico del CGS, los pozos de sondeo de las grillas se excavaron siguiendo niveles arbitrarios de 20 cm. Para poder incluir la información resultante de cada uno de los niveles excavados en cada pozo de sondeo se modificó ligeramente la ficha de registro de los pozos de sondeo del reconocimiento intensivo inicial en las 11 ha del sitio arqueológico.

Figura 9. Esquema ideal de la casa y su anillo de dispersión de basuras en gris. Modificado de Kruschek (2003).

Después de realizar diferentes análisis (interpolaciones), se concluyó que existían seis picos de densidades cerámicas en los que se trazaron las rejillas de prospección intensiva. Cuatro de ellas se localizaron en el lote de Goranchacha y dos en el lote de La Muela, y se distribuyeron como muestra la imagen de la

28 digitalización de los lotes (Figura 10). Es importante mencionar que la división que aquí se presenta entre los lotes de Goranchacha y de La Muela no es más que parte de una estrategia analítica, ya que se desconoce la información procedente del área en medio de estos dos lotes y actualmente se encuentra intervenida por edificaciones y vías. Sin embargo es muy probable que en algún momento histórico fueran el mismo lugar.

La técnica de la prospección intensiva en rejillas se implementó con el propósito de precisar el número y la localización de las viviendas del periodo Herrera al interior del Cercado Grande de los Santuarios, así como de recolectar información más detallada sobre los conjuntos de artefactos de cada una de las unidades residenciales identificadas.

Figura 10. Localización de las rejillas de prospección intensiva (izquierda Goranchacha- Derecha La Muela). Cada color indica una rejilla de prospección perteneciente a cada una de las UR identificadas.

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6. Resultados del trabajo de campo y laboratorio

Durante la primera fase de campo, el Reconocimiento Sistemático Intensivo efectuado en las aproximadamente 11 ha. del sitio arqueológico, se realizaron 582 pozos de sondeo de 40 X 40 cm de lado y de profundidad variable entre 10 y 110 cm según la zona y de acuerdo tanto con las pendientes y la vegetación de la zona, como con la profundidad del estrato cultural14. De la totalidad de los 582 pozos de sondeo realizados no se encontraron materiales arqueológicos de ninguna clase en 67 pozos de sondeo. De los 515 pozos de sondeo positivos, es decir, con materiales arqueológicos, se encontraron materiales cerámicos del periodo Herrera en 178 de ellos. La distribución espacial de estos fragmentos cerámicos mostró dos áreas de concentraciones de materiales del periodo Herrera, una en el sector de La Muela y la otra en el sector de Goranchacha (Figura 11). Así mismo, se observó una tercera concentración, aunque muy discreta en comparación con las demás, en el sector de El Bosque 1, al norte de las áreas en mención (Figura 12).

14 El RRS demostró que las dimensiones de lado de los pozos de sondeo eran adecuadas para los propósitos de la investigación, teniendo en cuenta la calidad de los suelos y la practicidad de la técnica de muestreo. Acerca de la profundidad de los pozos de sondeo, si bien en principio puede parecer muy variable, cabe anotar que son pocos los pozos de sondeo efectuados que no quedan incluidos dentro del rango de una desviación estándar. Si bien es cierto que la profundidad varía, debido a las condiciones de las pendientes, la intervención previa en algunas áreas y la calidad de los suelos, entre el 65 y el 70% de los muestreos realizados están dentro del rango de una variación estándar. Si bien hay sondeos que llegan a los 100 cm y otros apenas a los 10 cm, es necesario recalcar que ese comportamiento no es el normal.

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Figura 11. Concentración de cerámica del periodo Herrera en los lotes de Goranchacha (izq.) y La Muela (der.)

Figura 12. Localización espacial de fragmentos de cerámica del periodo Herrera en el CGS.

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Como resultado de la segunda fase del trabajo de campo, correspondiente al reconocimiento intensivo en las rejillas de sondeos, se realizaron 139 pozos de sondeo excavados a niveles arbitrarios de 20 cm. En ellos se recabaron cerca de 4.000 fragmentos cerámicos del periodo Herrera. Esto significa que, en suma, a través de las dos fases de trabajo de campo se recolectaron más de 5.000 fragmentos cerámicos del periodo Herrera.

6.1 Etapa de laboratorio

Durante la primera fase de laboratorio, resultado del Reconocimiento Sistemático Intensivo en todo el sitio arqueológico, se lavaron, marcaron y clasificaron los materiales cerámicos de cada uno de los pozos de sondeo efectuados (Figura 13). De los 178 pozos de sondeo en los que recolectaron materiales cerámicos asociados al periodo Herrera, se recabaron 1.227 tiestos. Estos se clasificaron siguiendo los criterios de Castillo (1984). (Anexo 1 digital).

Figura 13. Proceso de clasificación cerámica.

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Posteriormente, durante la segunda fase de laboratorio, correspondiente a la segunda fase de campo, es decir, al reconocimiento intensivo de las grillas de sondeos, se lavaron, clasificaron e inventariaron los materiales arqueológicos del periodo Herrera (Anexo 2 digital). Se realizó la clasificación tipológica del material cerámico recolectado en los 139 pozos de sondeo realizados en esta segunda etapa del trabajo de campo y también se hicieron dibujos de las formas cerámicas representativas de cada tipo cerámico asociado a este periodo (Anexo 3 digital).

6.2 Cronología cerámica

Varias investigaciones realizadas al norte del altiplano Cundiboyacense han permitido asociar la existencia de ciertos tipos cerámicos a determinados momentos de ocupación. En el reconocimiento regional sistemático adelantado por Argüello entre el 2015 y 2016 (Argüello, 2016), del que parte esta investigación, el autor plantea una propuesta cronológica, que considera la información existente (fechados) en otras partes del altiplano oriental y aunque considera que la discusión no está resuelta y que es necesario realizar nuevas excavaciones estratigráficas para refinar la resolución cronológica existente, propone un periodo de aproximadamente 900 años, entre el 200 a.C. y el 700 d. C. para el periodo Herrera con los tipos Desgrasante Calcita, Tunja Rojo sobre Gris o Crema y el tipo Desgrasante Tiestos como representativos de esta etapa. El autor argumenta que a la fecha no existen suficientes datos que permitan subdividir este período en temprano y tardío para el área de estudio (Argüello, 2016).

6.3 Tipología cerámica

Aunque los tipos Desgrasante Calcita, Tunja Rojo sobre Gris o Crema y Desgrasante Tiestos son representativos del periodo Herrera, a través de la escala de análisis utilizada en el marco de esta investigación fue posible corroborar la existencia tanto de estos tipos cerámicos, así como de otros previamente definidos

33 para la región por Castillo (1984) y recientemente por Boada y Cardale (2017) como el Cuarzo Fino (en proporciones incluso mayores que el tipo Rojo sobre Gris), el Tunja Carmelito Ordinario y el tipo Tunja Fino Inciso. A continuación una breve descripción de cada uno de los tipos identificados en esta investigación, con base en los criterios de clasificación de las autoras señaladas (Castillo, 1984; Boada y Cardale, 2017).

6.3.1 Tunja Desgrasante Calcita (TDC). Sin duda este es el tipo cerámico predominante del periodo Herrera, representa el 56% de la cerámica de este periodo en el CGS. Es el más característico debido a que en su manufactura se usó calcita blanca, grisácea e incolora. Este tipo presenta características similares a las del tipo Mosquera Roca Triturada- MRT de la sabana de Bogotá, sin embargo, el TDC es más diverso en cuanto a sus formas y decoración. Como en los demás tipos cerámicos del periodo Herrera, la forma cerámica más común es el cuenco. En cuanto a sus posibles usos, es probable que hayan sido variados ya que se han encontrado fragmentos ahumados asociados a la cocción de alimentos y otros relacionados con su consumo (Castillo, 1984).

6.3.2 Tunja Cuarzo Fino (TCF).

Este tipo cerámico constituye un caso particular. Primero porque antes no se había reportado su presencia en las altas proporciones en las que apareció en el Cercado Grande de Los Santuarios (26%), incluso mayores a las del tipo Rojo sobre Gris o Crema, segundo, porque sus descripciones formales existen pero para la Sabana de Bogotá bajo el rótulo de Funza Cuarzo Fino (Boada y Cardale, 2017). Estas autoras catalogan este tipo dentro de la fase temprana del periodo Herrera y argumentan que, en general, este tipo tiene una pasta porosa rica en fibras vegetales, desgrasante de cuarzo fino, la superficie de sus paredes tiene muy buen alisado y en ocasiones lustre y que aunque es usual que el material se encuentre bastante erosionado es posible observar el uso de engobes rojos sobre ambas

34 superficie (Boada y Cardale, 2017). Las principales formas asociadas a este tipo son vasijas campaniformes, cuencos con bordes evertidos y cuencos aquillados. No se asocian posibles usos a las vasijas elaboradas en este tipo cerámico, pero se infiere de sus formas y decoración que es posible que no fuera la vajilla usada para las actividades domésticas cotidianas.

6.3.3 Tunja Rojo sobre Gris o Crema (TJRC). Con frecuencia es el segundo más popular, después del TDC, aunque en el CGS es el tercer tipo más popular (14,9%). A diferencia de lo que plantea Castillo (1894), en las prospecciones intensivas efectuadas en el CGS, se encontró no una única forma, sino diversas formas cerámicas de este tipo asociadas a cuencos, ollas y en menor proporción jarras. Como su nombre sugiere, este tipo cerámico presenta decoración con pintura roja.

6.3.4 Tunja Fino Inciso (TFI). A diferencia de los dos tipos cerámicos descritos con antelación, el tipo Tunja Fino Inciso representa un porcentaje muy bajo de la cerámica Herrera. En el CGS la proporción de la muestra de este tipo se reduce al 0,2%. Las vasijas elaboradas en este tipo presentan una pasta muy fina y su decoración también es muy particular, ya que presenta líneas incisas acanaladas (Castillo, 1984). Para elaborar vasijas en este tipo cerámico se requirió de una inversión importante de trabajo, ya que por las características antes descritas, son vasijas muy elaboradas. Por ende es posible que la manufactura de este tipo esté asociado a familias importantes y su uso haya estado restringido a actividades ceremoniales.

6.3.5 Tunja Desgrasante Tiestos (TDT). Este tipo cerámico es similar al tipo TFI en que su frecuencia de aparición es muy baja con respecto a los tipos dominantes, el TDC y el TJRC, en el CGS representó el 0,4% de la muestra analizada. Este tipo se asemeja al descrito por Cardale (1981) para la Sabana de Bogotá, en el que se elaboraba la sal a partir de la evaporación

35 de la aguasal. Como característica especial estas vasijas son muy pulidas en su interior y muy burdas en la parte externa, con perfiles y bordes muy irregulares (Castillo, 1984). Debido a que no se han realizado estudios sistemáticos acerca de los usos que se daba en el norte del altiplano Cundiboyacense a este tipo cerámico, en esta investigación su aparición se asocia más que, esencialmente a la elaboración de sal, a actividades meramente domésticas, como por ejemplo la cocción y el almacenamiento de alimentos.

6.3.6 Tunja Carmelito Ordinario (TCO). La Frecuencia de aparición de este tipo cerámico en el Cercado Grande de los Santuarios también es baja (2%), sin embargo, no tanto como la de los tipos TFI y TDT. La característica de este tipo es el desgrasante que se usó para su manufactura, con partículas grandes de colores blanco y rojo, que le dan a la superficie una apariencia burda (Castillo, 1984). Usualmente las tonalidades de este tipo son de la gama de los cafés y con poca frecuencia se encuentra decoración, lo que podría estar relacionado con el uso doméstico de las vasijas elaboradas en este tipo.

7. Análisis de datos

A través de esta investigación se evaluaron diferentes líneas de evidencia con el propósito de determinar si existía o no diferenciación social durante el periodo Herrera en el Cercado Grande de Los Santuarios.

En principio se propuso analizar y contrastar las siguientes variables asociadas a cada una de las unidades residenciales identificadas: 1. Tamaño aproximado de las viviendas, 2. decoración y formas cerámicas, 3. elementos asociados a especialización artesanal y/o a eventos festivos; y 4. la presencia o no de elementos asociados a redes de intercambio. El rango de variabilidad en estas características

36 entre las unidades residenciales del periodo Herrera permitiría inferir la existencia de algún grado de diferenciación social.

Para identificar cuáles fueron las posibles condiciones que propiciaron la diferenciación social, se partió de la premisa de que la naturaleza de las evidencias está relacionada tanto con las bases de la desigualdad social como con las condiciones que la propiciaron.

La evidencia recabada a través del proyecto no permite hablar de especialización artesanal ni de redes de intercambio. No se encontraron concentraciones de desechos de manufactura cerámica asociados a alguna de las unidades residenciales identificadas y tampoco se encontraron bienes de intercambio (artefactos cerámicos foráneos) asociados a alguna unidad doméstica, por lo tanto, se deduce de la ausencia de esta clase de materiales que el intercambio no fue un aspecto central durante el periodo Herrera en el CGS.

Descartadas las hipótesis que otorgaban un papel importante a la especialización artesanal y a las redes de intercambio, se contemplaron 3 escenarios posibles:

El primero de ellos consideraba la posibilidad de que no hubiera existido diferenciación social durante el periodo Herrera en el CGS. En este caso, los datos arqueológicos hubieran dado cuenta de poca o ninguna variación en el tamaño de las viviendas y muy poca o ninguna variación en la naturaleza y en las proporciones de los conjuntos de artefactos asociados a las diferentes unidades residenciales identificadas.

En contraste, los siguientes escenarios contemplaban variaciones en alguna de las características bajo estudio. En términos generales ello sugeriría que existió algún grado de desigualdad social. Ahora bien, para determinar la naturaleza de dicha desigualdad social, así como para explicar las condiciones que la propiciaron se tomó en consideración lo siguiente:

Si alguna de las siguientes afirmaciones resultaba cierta, significaba que la naturaleza de la desigualdad social en el CGS durante el periodo Herrera era

37 predominantemente de carácter económico y que las condiciones que la propiciaron estarían relacionadas con la importancia que tuvieron algunos factores económicos, especialmente el control de recursos y la acumulación de riqueza (Boada, 2007), algunos indicadores este respecto son el consumo diferencial y el control de la producción que tendrían como correlatos arqueológicos los siguientes:

1. Si hay variación en el tamaño de las viviendas, en este caso se esperaría que las viviendas más grandes y elaboradas pertenecieran a líderes o grupos importantes emergentes en la comunidad. (Simón, 1981:3: 184-185 [1626]). 2. Si hay mayor cantidad de vasijas cerámicas costosas, es decir, más elaboradas y decoradas en una o pocas viviendas con respecto a las demás. (Lightfoot and Feinman, 1982)

Por otra parte, en caso de que alguna de las siguientes afirmaciones resultara cierta, la naturaleza de la desigualdad social durante el periodo Herrera en el CGS sería de orden ideológico y las condiciones que la propiciaron estarían relacionadas con la importancia del prestigio y de la autoridad (Boada, 2007) para la comunidad del CGS durante el periodo Herrera.

1. Si hay mayor proporción de vasijas cerámicas para servir como jarras y cuencos o cuencos aquillados en una o pocas viviendas con respecto al total podría pensarse que las actividades festivas y/o rituales jugaron un papel importante en la comunidad. 2. Si hay mayor proporción de fragmentos o artefactos cerámicos asociados a rituales como cucharas -asociadas a la ingesta de sustancias sicoactivas-, figurinas o vasijas antropomorfas en una o pocas viviendas que en las demás.

Así mismo, existe la posibilidad de que uno o varios de los factores que dan cuenta de desigualdades sociales tanto ideológicas como económicas resulten ciertos, en este caso se infiere que tanto los aspectos ideológicos como económicos fueron importantes en el funcionamiento de la vida social del CGS durante el periodo

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Herrera y determinaron diferentes tipos de desigualdad social simultáneamente. Por lo tanto, en este caso, las condiciones sociales que propiciaron dichas desigualdades sociales también serían de diversa naturaleza.

7.1 Las unidades residenciales del periodo Herrera en el Cercado Grande de los Santuarios

Como resultado de los análisis de la distribución espacial de los fragmentos cerámicos del periodo Herrera (4.922) se encontraron 6 concentraciones importantes de materiales, que corresponden a los anillos de basura de las unidades residenciales de ese periodo. Se localizaron 2 en el sector de La Muela (UR-1 Y UR-2) y 4 en el de Goranchacha (UR-3, UR-4, UR-5 Y UR6). Cabe anotar que a través de varias investigaciones realizadas al interior del CGS se han encontrado varias plantas de vivienda (Castillo, 1981, 1984; Pradilla et al. 1992; Bernal et al. 2011c). Se considera pertinente incluir en esta investigación algunos de los datos obtenidos por Benítez y Castellanos (2017) sobre la excavación de la vivienda de INCITEMA, hecha por Bernal et al. (2011c) ya que ésta se ubica espacialmente en medio del sector de La Muela y además se cuenta con las bases de datos de la re- clasificación cerámica de éstos autores (Benítez y Castellanos, 2017) que contrastaron evidencias similares a las de esta investigación.

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Figura 14. Localización de las unidades residenciales a comparar. En amarillo ubicación de la planta de vivienda de INCITEMA.

7.2 Tamaño de las unidades residenciales Una vez prospectadas las rejillas trazadas en cada una de estas concentraciones fue posible sugerir la localización y el posible tamaño de cada una de las unidades residenciales. En las Figuras 15 y 17, los círculos negros hachurados representan las unidades residenciales y sus tamaños aproximados según el tamaño y la disposición de sus anillos de basuras. Como se puede observar en la Figura 15 es posible que las unidades residenciales 3 y 4 hayan compartido parte de sus anillos de basuras. Para solucionar esto y considerando la distribución espacial de los anillos de basuras, se le otorgó a la UR-3 la información recolectada en la fila inferior de pozos de sondeo marcados en la grilla de la UR-4.

De acuerdo con lo anterior, en la Tabla 1 se muestra el diámetro aproximado de las plantas de las viviendas del periodo Herrera. Las unidades residenciales del sector

40 de Goranchacha presentan tamaños similares, aproximadamente 7m. En cuanto a su ubicación, es posible sugerir a partir de la distribución de los anillos de basuras, que las casas se ubicaban con sus entradas frente a un espacio central (Figura 15), ya este se encuentra relativamente libre de desechos cerámicos del periodo Herrera. Sin embargo, el llamado “Templo de Goranchacha” o UR-3 para efectos de esta investigación, difiere de las demás estructuras habitacionales del sector. En efecto, su tamaño es más reducido que el de las demás (3,8m) (Hernández de Alba, 1937). Presenta como característica particular el estar rodeada por pequeños monolitos y además su entrada se encuentra de espaldas al espacio central mencionado (Figura 16).

Tabla 1

Diámetro aproximado de las plantas de vivienda del periodo Herrera en el CGS.

Unidad Residencial Sector Diámetro aprox.

UR-1 La Muela 10 m UR-2 La Muela 8 m UR-3 Goranchacha 3,8 m UR-4 Goranchacha 7 m UR-5 Goranchacha 7 m UR-6 Goranchacha 7 m UR-INCITEMA La Muela 14 m

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Figura 15. Distribución cerámica y posible localización de las unidades residenciales del periodo Herrera en el sector de Goranchacha al interior del CGS. En azul la localización actual del llamado “Templo de Goranchacha” o UR-3.

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Figura 16. Fotografía del llamado "Templo de Goranchacha”. Tomado de Pradilla et al. (1992: 61).

En cuanto al sector de La Muela, las plantas de vivienda presentes en esta área son distintas tanto en su tamaño como en su patrón de ubicación de las de Goranchacha. Aunque en este sector también parece haber existido un espacio central deshabitado (Figura 17), las casas ya no están dispuestas necesariamente con su entrada frente al mismo.

En cuanto a los tamaños, en este sector se ubica, lo que parece ser, la planta de vivienda más grande –identificada a través de esta investigación-, es la UR-1 con aproximadamente 10 m de diámetro. Cabe anotar que en investigaciones previas (Castillo, 1981, 1984; Pradilla et al. 1992; Bernal et al. 2011c.) se han encontrado viviendas cuyos diámetros oscilan entre 5,50 y 15 m, de ellas, al menos dos de las más grandes, se han encontrado en inmediaciones del sector de La Muela. Una de ellas es justamente la UR-INCITEMA, ésta unidad residencial tiene un diámetro de 14m, lo que la cataloga como la más grande del sector y de las comparadas en el marco de esta investigación.

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Figura 17. Distribución cerámica y posible localización de las unidades residenciales del periodo Herrera en el sector de La Muela al interior del CGS. Si se tomara en consideración exclusivamente el tamaño aproximado de las unidades residenciales de la población del periodo Herrera en el CGS, se podría afirmar que en la UR-INCITEMA habitaron personas importantes, ya que para construir una casa de tal diámetro, la inversión de energía, de materiales y de trabajo fue mayor de la que se necesitó para construir las demás. Además podría afirmarse que en el sector de La Muela vivieron las familias más ricas del periodo Herrera y que lograron sobresalir en la comunidad a través de la acumulación de riqueza. Bajo esta perspectiva, las viviendas más grandes constituyen un bien de

44 riqueza, sin embargo, más que la acumulación de riqueza, la existencia de casas más grandes muestra el consumo diferencial por parte de las familias de la comunidad, lo que da cuenta, sin duda de diferencias económicas entre ellas. Sin embargo, esta investigación ha llamado la atención sobre estudiar los fenómenos sociales a partir de no uno, sino de varios correlatos arqueológicos de manera que los resultados tengan mayor fiabilidad. Por lo tanto, aún no es posible aseverar aún que las familias que habitaron el sector de La Muela hayan sido las más importantes del asentamiento. Sobre esto se volverá más adelante.

7.3 Sobre la clasificación tipológica y las unidades residenciales del periodo Herrera en el CGS A partir del análisis de la clasificación tipológica de los materiales cerámicos del periodo Herrera fue posible deducir sobre las unidades residenciales en el CGS lo siguiente:

Por una parte, que el tipo Tunja Desgrasante Calcita fuese el más popular durante el periodo Herrera (Tabla 2) permite sugerir que su uso estaba fuertemente vinculado a las actividades domésticas cotidianas: preparación, almacenamiento, servicio y consumo de alimentos y bebidas; y que todas las familias del periodo Herrera en el CGS practicaban estas actividades de manera relativamente homogénea.

Tabla 2 Proporción de fragmentos cerámicos por tipo en cada Unidad Residencial.

Rojo/ Desgr. Cuarzo Carmelito Fino UR Calcita gris tiestos fino ordinario Inciso UR-1 8,24 1,6 0,04 0,63 0,54 0,04 UR-2 7,23 2,85 0 2,17 0,31 0,08 UR-3 13,47 3,63 0,14 7,42 0,23 0,02 UR-4 11,75 3,04 0,1 5,09 0,44 0 UR-5 9,11 1,96 0,06 7,37 0,42 0,04 UR-6 6,3 1,83 0,08 3,38 0,19 0,04 Total 56,1 14,91 0,42 26,06 2,13 0,22

45

Por otra parte, acerca del uso de otros tipos cerámicos como el Tunja Rojo sobre Gris o Crema y del Carmelito Ordinario por sus características formales y sus proporciones similares en las viviendas bajo estudio, se infiere que también estaban asociados a actividades domésticas esencialmente, además de la que las formas predominantes que se fabricaban en los tipos descritos fueron ollas y cuencos. Sin embargo, tipos cerámicos como el Tunja Cuarzo Fino y el Fino Inciso podrían estar más vinculados a la manufactura de vasijas con fines especiales, festivos o ceremoniales.

En el CGS La UR-2 presentó las proporciones más altas del tipo Fino Inciso, asociado a vasijas muy elaboradas, con alta inversión de trabajo. Este tipo se utilizó en el CGS exclusivamente para elaborar cuencos y cuencos aquillados. Así mismo, ésta UR es también la única vivienda en la que no se encontraron fragmentos del tipo Desgrasante Tiestos, vinculado a la producción de sal y por extensión a actividades meramente domésticas. Pese a que las proporciones de estos tipos cerámicos es muy baja en el sitio, la presencia del tipo Fino Inciso y la ausencia del Desgrasante Tiestos permite sugerir hipotéticamente que en algún momento tardío durante el periodo Herrera, la UR-2 empezaba a sobresalir sobre las demás unidades residenciales del sitio.

En el marco de esta investigación se encontró que la UR-3 presentó las proporciones más altas del tipo Tunja Desgrasante Tiestos. En este sentido cabe recalcar, como se mencionó antes, que debido a la falta de información sobre los usos que se dio a este tipo cerámico en el norte del altiplano Cundiboyacense, en esta investigación su aparición se asocia más que, esencialmente a la elaboración de sal, a actividades meramente domésticas, como por ejemplo la cocción y el almacenamiento de alimentos. Esta información en conjunto con los demás datos existentes sobre La UR-3, permite sugerir que en la UR-3 probablemente se realizaron tareas domésticas y que por extensión funcionó como vivienda.

46

7.4 Comparación del Material Cerámico de las Unidades Residenciales del periodo Herrera en el Cercado Grande de los Santuarios

Del total de los fragmentos cerámicos del periodo Herrera en el CGS (4.922), el 96% pertenece a alguno de los anillos de dispersión de basuras de las unidades residenciales a contrastar. El 4% restante de la muestra no fue tomado en consideración para los análisis que se presentan a continuación, ya que se encontraba distribuido aleatoriamente por todo el sitio y no fue posible asociarlo a alguna vivienda en particular. De esta manera, se analizaron solamente los materiales que pudieron asociarse con alguna unidad residencial (4.729 fragmentos cerámicos).

El total de la muestra fue clasificada tipológicamente bajo los criterios antes mencionados. Sin embargo, para la clasificación de los materiales por forma, del total de la muestra solo se pudo clasificar el 8,3%. En cuanto a la decoración, se encontró que el 20% del conjunto presentaba algún tipo de decoración. Estos porcentajes de materiales representan en adelante las muestras a contrastar entre las unidades residenciales identificadas.

Comparar los conjuntos de artefactos de las unidades residenciales localizadas puede dar indicios de élites nacientes en el asentamiento. A través del análisis, en cada unidad residencial, de las proporciones de cerámica, sus formas, decoración y distribución espacial, fue posible evaluar el acceso diferencial a algunos recursos y el prestigio en la comunidad del periodo Herrera en el Cercado Grande de los Santuarios.

Las formas cerámicas identificadas incluyeron: ollas, jarras/múcuras, cuencos, cuencos aquillados y copas. Debido a la imposibilidad de incluir las asas dentro del grupo de las ollas o de las jarras/múcuras, no se incluyeron en los análisis que se presentan a continuación. Así mismo, en la categoría de jarras se incluyeron también las múcuras ya que tenían el mismo propósito de servir líquidos (Boada, 2007). Los tipos cerámicos Herrera identificados fueron: Tunja Desgrasante Calcita,

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Tunja Rojo sobre Gris o Crema, Tunja Cuarzo Fino, Tunja Desgrasante Tiestos, Tunja Carmelito Ordinario y Tunja Fino Inciso.

En las unidades residenciales del periodo Herrera en el CGS predomina el uso de cuencos (68%), seguido, en menor proporción por el uso de ollas (20.9%). Esto significa que las actividades relacionadas con la preparación, almacenamiento, y el servicio de comidas y bebidas fueron muy importantes por lo menos durante el periodo Herrera (aunque es necesario contrastar estos datos con los demás periodos de ocupación del CGS) y además fueron llevadas a cabo de manera más o menos equilibrada en todas las unidades residenciales de ese periodo. De la misma manera, en la mayoría de unidades residenciales se encontraron, aunque en baja proporción con respecto a las ollas y a los cuencos, jarras/múcuras (6,8%) y cuencos aquillados (4%) lo que indica que los habitantes de la mayoría de unidades residenciales (a excepción de la UR-1 en La Muela) participaron en alguna medida de actividades festivas o ceremoniales. Sólo en la UR-2 se encontraron fragmentos asociados a copas (0,25%).

Pese a que al contrastar las proporciones de formas cerámicas de las unidades residenciales del periodo Herrera resulta que los conjuntos cerámicos son más bien homogéneos, existen algunas diferencias sutiles entre los conjuntos de vasijas cerámicas de cada unidad residencial y se presentarán a continuación.

7.5 Formas cerámicas

Un factor relevante para el desarrollo de las jerarquías sociales es la competencia por el prestigio entre líderes o familias aspirantes. A menudo se teoriza que las élites competían por seguidores a través del ofrecimiento de fiestas o el oficio de rituales, ambos utilizados para generar deudas (Clark and Blake, 1994; Earle, 1991). Algunos investigadores han propuesto para el área muisca que las élites competían por seguidores organizando fiestas o rituales religiosos (Boada, 1998; Langebaek, 1991; Rodríguez, 2013), y como frecuentemente estas actividades tienden a involucrar el servicio de grandes cantidades de comida y bebidas, tales como la

48 , a menudo son identificadas arqueológicamente a través de la presencia de vasijas para servir. De esta manera, el uso de fiestas como una estrategia para adquirir prestigio puede ser detectada arqueológicamente si las unidades residenciales más ricas o de mayor estatus presentaban mayores porcentajes de vasijas para servir que las demás (jarras/múcuras, copas y cuencos aquillados).

En este sentido, en cuanto al material cerámico de la unidad residencial UR-1, localizada en La Muela, y cuya planta de vivienda tuvo un diámetro aproximado de 10 m (siendo la segunda más grande del asentamiento), se destaca que en su conjunto sólo se encontraron materiales pertenecientes a ollas y a cuencos (Tabla 3). Es la única unidad residencial en la que no se encontraron fragmentos de jarras/múcuras, copas y/o cuencos aquillados, lo que vincula a esta UR con actividades domésticas, en esencia la preparación, almacenamiento y servicio de alimentos. Esto, además limita su participación en eventos especiales o festivos.

Tabla 3

Frecuencias y proporciones de formas cerámicas por unidad residencial.

JARRAS/ CUENCOS OLLAS CUENCOS COPAS UR/ F Por MÚCURAS AQUILLADOS FORMAS Forma F % F % F % F % F % UR-1 41 6 14,63% 35 85,36% 0 0% 0 0% 0 0% UR-2 50 9 18,00% 33 66,00% 6 12,00% 1 2,00% 1 2,00% UR-3 73 16 21,01% 47 64,38% 6 8,21% 4 5,47% 0 0% UR-4 98 19 19,38% 69 70,40% 6 6,12% 4 4,08% 0 0% UR-5 83 16 19,27% 54 65,06% 6 7,22% 7 8,43% 0 0% UR-6 52 17 32,69% 32 61,53% 3 5,76 0 0% 0 0% Totales 397 83 20,90% 270 68,01% 27 6,80% 16 4,00% 1 0,25%

En contraste con la UR-1, La UR-2 era probablemente la más pequeña del sector de La Muela, con planta de 8 m de diámetro aproximadamente y aunque su tamaño

49 se parece más al de las viviendas del sector de Goranchacha, su utillaje dista del común tanto de este sector como del asentamiento en general. En la UR-2 se encontró la mayor diversidad de formas cerámicas del asentamiento (Figura 18), incluyendo evidencia de jarras/múcuras, cuencos aquillados y sólo en esa unidad residencial, copas, formas cerámicas que están asociadas a ceremonias, rituales mortuorios y otros eventos especiales. Esta evidencia relaciona a la UR-2 en la participación de actividades festivas y/o ceremoniales más que a las demás unidades residenciales del asentamiento durante el periodo Herrera.

COPAS

CUENCOS AQUILLADOS

JARRAS/ MÚCURAS

CUENCOS

Formas Formas cerámicas OLLAS 0% 10% 20% 30% 40% 50% 60% 70% %

Figura 18. Proporciones de la diversidad de formas cerámicas de la UR-2.

La UR-INCITEMA, también localizada en La Muela, fue ocupada durante toda la secuencia de ocupación prehispánica en el Cercado Grande de Los Santuarios (Benítez y Castellanos, 2017). Es la más grande de esta investigación con 14 m de diámetro y presenta una alta proporción de cuencos en contraste con las demás viviendas de este sector del asentamiento (Figura 19).

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Formas UR-Incitema 90 80 70 60 50 % 40 30 20 10 0 ollas jarras/ cuencos cuencos copas múcuras aquillados

Figura 19. Proporciones de las formas cerámicas de la UR-Incitema

En contraste con el sector de La Muela, en las 4 unidades residenciales del sector de Goranchacha, los conjuntos cerámicos son más bien homogéneos. La UR-3 o “Templo de Goranchacha” como fue denominada por Hernández de Alba (1937), es una estructura de aproximadamente 3,8 m rodeada por monolitos. Pese a esto no difiere significativamente en cuanto a las proporciones de sus formas cerámicas de los demás conjuntos cerámicos de las otras unidades residenciales del asentamiento (Tabla 3). Las proporciones cerámicas de ollas, cuencos, jarras/múcuras y cuencos aquillados son bastante similares entre las unidades residenciales UR-3, UR-4, UR-5 y UR-6 (Tabla 3). En estas, predominan las proporciones altas de cuencos, seguidas por las de ollas y finalmente, en menor proporción, de jarras/múcuras y cuencos aquillados, en este sector no se encontraron evidencias de copas.

Hay algunos aspectos que resaltan en la uniformidad de los conjuntos cerámicos de las unidades residenciales del periodo Herrera. En el sector de Goranchacha hay mayores proporciones de ollas y de cuencos que en el sector de La Muela. La UR- 4 presenta la mayor proporción de cuencos del asentamiento (70,4%), seguida por la UR-5 (65%). Ésta última sobresale ligeramente con la mayor proporción de cuencos aquillados del CGS (8,4%) y finalmente la UR-6 que presenta las menores proporciones de cuencos y de jarras en el sector.

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En este sentido, los datos permitirían acercar a esta vivienda, la UR-6, con aquellas actividades domésticas de preparación, almacenamiento y consumo de alimentos, como las UR-1 y UR-INCITEMA en el sector de La Muela. Es posible que esta unidad residencial haya participado en eventos comunales proveyendo alimentos.

Pese a estas leves diferencias en los conjuntos cerámicos de las unidades residenciales del periodo Herrera es posible ver algunas tendencias. Los conjuntos cerámicos del sector de Goranchacha son bastante similares, pese a esto, permiten vincular a las UR-3, UR-4 y UR-5 con la participación en eventos de comunales, de posible carácter festivo. A diferencia del utillaje de la UR-6 que la vincula más como una vivienda en la que se preparaban y servían alimentos más que participar activamente en ellos.

En contraste, en el sector de La Muela, las viviendas UR-1 e INCITEMA están más vinculadas hacia actividades como la preparación y el servicio de alimentos y contrastan con el conjunto cerámico de la UR-2 que parece estar más cercano a la participación activa en eventos festivos y/o ceremoniales.

7.6 Decoración cerámica

La cerámica decorada es un indicador de acumulación de riqueza por cuanto supone mayor esfuerzo e inversión de trabajo en su producción y esta resulta más costosa (Feinman, Upham y Lightfoot, 1981, Hirth, 1993, Jaramillo, 1996: 125). En términos generales, hay algunas diferencias importantes entre las proporciones de cerámica decorada de las unidades residenciales comparadas (Figura 20). La diferencia entre ellas oscila entre el 0,8 y el 16,3% (Tabla 4).

Tabla 4

Frecuencias y Porcentajes de fragmentos decorados por UR.

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UR Frecuencia % Decorados

UR-1 98 10,16 UR-2 137 14,21 UR-3 256 26,55 UR-4 172 17,84 UR-5 195 20,22 UR-6 106 10,99 Total 964 99,97

Figura 20. Proporción de cerámica decorada por unidad residencial en el CGS. Al parecer durante el periodo Herrera en el CGS, la cerámica decorada no era de uso exclusivo de alguna unidad residencial o de algún grupo de personas en

53 particular. Pese a ello, con el 99% de confianza, la UR-3 tiene proporciones de cerámica decorada que están por encima del promedio y hay tan sólo un 1% de significancia, es decir, de probabilidad de que los resultados sean atribuibles a errores de muestreo.

Si se consideran los tipos de decoración identificados: incisión, excisión, pintura, punteado, baño y pulido, existen algunos rasgos o tipos de decoración que sobresalen en algunas de las unidades residenciales identificadas (Figura 21).

Pulido

Baño

Punteado

Pintura

Exicisión

Incisión

0 10 20 30 40 50 60 70 80 UR-6 UR-5 UR-4 UR-3 UR-2 UR-1

Figura 21. Proporción cerámica por tipo de decoración en cada unidad residencial.

Por ejemplo, en la UR-3, además de ser la vivienda con las más altas proporciones de cerámica decorada, predomina el baño como técnica decorativa. En el sector de La Muela, particularmente en la UR-2, sobresale por la presencia de fragmentos con pintura y pulido con las mayores proporciones de estos tipos de decoración durante el periodo Herrera.

En la UR-2 predominan dos tipos de decoración a diferencia de las demás, es decir que hay mayor diversidad (Figura 21). Lo anterior, más allá de la proporción de los fragmentos decorados, podría también ser un indicador de que en ésta UR habitaron

54 en algún momento personajes importantes de la comunidad del periodo Herrera en el CGS, por cuanto, la diversidad también podría estar mostrando mayor inversión de energía en la fabricación de diferentes tipos de artefactos decorados, ya que esta inversión de trabajo es mayor y esto es un indicador de que estos grupos de personas ostentaban ciertas ventajas económicas y/o prestigio social y que probablemente aspiraban a posiciones de liderazgo permanente.

Mientras tanto, la UR-6 en Goranchacha y la UR-1 en La Muela se presentan como las viviendas con la menor proporción de fragmentos cerámicos decorados, lo cual es acorde con la información contrastada sobre las formas cerámicas, que vincula a estas viviendas con actividades domésticas, más que con la participación activa en eventos comunales.

7.7 Acerca de la UR-3

Uno de los atributos distintivos de la UR-3 en cuanto a su conjunto de utensilios es que presenta la mayor frecuencia de fragmentos cerámicos del periodo Herrera (1179), lo cual es interesante dado su reducido tamaño (planta de 3,8 m de diámetro). Lo anterior puede ser un indicador del uso intensivo de ésta área (Figura 22). Cabe anotar que durante la excavación de esta vivienda, Hernández de Alba (1937) reportó que se encontraron manos de moler, las cuales hablan del procesamiento de alimentos, esta información en conjunto con la existencia de fragmentos del tipo Desgrasante Tiestos, aunque en baja proporción, la más alta del asentamiento, sugiere que en la UR-3 probablemente se realizaron tareas domésticas y que, por extensión, fue usada como vivienda.

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Figura 22. Relación diámetro- cantidad de tiestos de cada UR.

Más allá de corroborar la existencia de un templo, esta investigación propone que es probable que la UR-3, antes llamada “Templo de Goranchacha” haya sido la residencia de alguna familia importante o con algún personaje importante para la comunidad, probablemente de carácter religioso. También es posible que esta UR fuera usada como espacio para reuniones o eventos, sin embargo, de un grupo reducido de personas dado el tamaño de la estructura.

Las anteriores hipótesis se proponen luego de evaluar la presencia de monolitos delimitando la estructura, el patrón en espiral que forman éstos junto con las huellas de poste identificadas (Figura 23) y la importancia de estos patrones geométricos en la cosmología indígena, además de su disposición en el espacio, con su entrada de espaldas al resto de la comunidad y su tamaño reducido. Estas características son evidencia de que pudo tratarse de un espacio restringido a la porción más importante de la comunidad, que contaba con el espacio central en medio de las casas para realizar actividades de carácter comunal.

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Figura 23. Huellas de poste y rocas que conforman el llamado "Templo de Goranchacha". Tomado de Hernández de Alba, 1937.

La presencia de esta estructura discordante en el área de Goranchacha es un indicador de que las actividades festivas o ceremoniales fueron importantes, por lo menos en una de las unidades residenciales del sector de Goranchacha, lo cual indica que es posible que sus miembros oficiaran y/o acudieran a la celebración de actividades festivas o ceremoniales con el propósito de ganar prestigio frente a la comunidad.

8. Secuencia seriada de los tipos cerámicos del periodo Herrera en el Cercado Grande de Los Santuarios

En el marco de esta investigación se utilizó la seriación de los tipos cerámicos con el propósito de entender el comportamiento de éstos a través del lapso del periodo y además, de ser posible, evaluar si todas las viviendas del periodo Herrera en el Cercado Grande de Los Santuarios fueron contemporáneas o no.

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Esta técnica, usada desde los albores de la disciplina arqueológica, parte del mismo principio que la estratigrafía, es decir, que si algunos artefactos fueron elaborados antes, entonces aparecerán en niveles más profundos de la estratigrafía que aquellos que fueron elaborados posteriormente, ya que estos últimos aparecerían en niveles superiores de la secuencia estratigráfica y lógicamente superpuestos a los que fueron elaborados primero. En este orden de ideas, la seriación arqueológica permite organizar conjuntos de artefactos en una sucesión u orden serial, el cual es tomado para indicar su orden en el tiempo. “Por lo tanto es un ejercicio de cronología relativa” (Bahn y Renfrew, 1993: 127). Hay dos tipos de seriaciones, la contextual y la de frecuencias. La primera, a grandes rasgos, permite proponer una secuencia cronológica relativa para conjuntos de artefactos mediante el análisis de sus similitudes en formas y decoración y sus posibles cambios a través del tiempo. La seriación de frecuencias era usada en contextos en donde escaseaba la información cronológica y estratigráfica. Esta técnica permite medir los cambios en la abundancia de las proporciones o en las frecuencias de un tipo cerámico. Los dos principios bajo los cuales funciona esta técnica son: 1. que los estilos o tipos cerámicos gradualmente se vuelven más populares y 2. Que si un tipo cerámico es popular durante un periodo de tiempo determinado, puede ser popular en otro sitio durante el mismo lapso (Bahn y Renfrew, 1993: 127-128). Así, frecuencias o proporciones similares de un tipo en particular, estarían hablando de periodos de tiempo simultáneos en sitios distintos.

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Figura 24. Secuencia seriada de los tipos cerámicos del periodo Herrera en el Cercado Grande de Los Santuarios.

Como resultado, la secuencia seriada de los tipos cerámicos del periodo Herrera, aunque en general homogénea, muestra algunas diferencias entre el sector de La Muela (UR 1 y 2) y el sector de Goranchacha (UR 3, 4, 5 y 6) (Figura 24). Por una parte, mientras que en el sector de Goranchacha el tipo Desgrasante Calcita tiende a aumentar ligeramente hacia los niveles más profundos, en el sector de la Muela tiende a disminuir hacia los niveles más profundos. Esto significa que la producción y uso del tipo Calcita en Goranchacha disminuyó ligeramente con el paso del tiempo, mientras que en La Muela aumentó a través del lapso del periodo Herrera.

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El tipo Tunja Desgrasante Rojo sobre Crema o Gris presenta un comportamiento particular. En Goranchacha tiende a disminuir hacia los niveles más profundos, lo que significa que la producción de este tipo aumentó con el paso del tiempo. En contraste, en el sector de La Muela, la muestra de este tipo aumenta de manera importante hacia los niveles más profundos de la secuencia estratigráfica. Esto significa que cuando se empezó a producir este tipo cerámico en este sector, se produjo en cantidades importantes y con el paso del tiempo su producción se redujo notablemente.

Con respecto a la contemporaneidad de las viviendas del periodo Herrera en el Cercado Grande de Los Santuarios, en el sector de La Muela, es factible aseverar que las UR-1 y UR-2 fueron contemporáneas, aunque es probable que la UR-2 haya aparecido en el área un poco antes, esto debido a que esta UR presenta un nivel estratigráfico más (80-100 cm) que se caracteriza por la presencia exclusiva de cerámica del tipo Calcita. Sobre el sector de Goranchacha es de resaltar que, en general, las unidades residenciales allí emplazadas fueron más longevas que las de La Muela, pues presentan mayor diversidad de tipos cerámicos en los niveles más profundos de la estratigrafía del asentamiento (80-100 cm), mientras que en La Muela la estratigrafía llegó alrededor de los 80 cm y únicamente el nivel 80-100 cm con el tipo Calcita en la UR-2.

Si se asume que la producción del tipo Tunja Rojo sobre Gris o Crema se popularizó en algún momento durante el periodo Herrera, es posible deducir que las unidades residenciales del sector de Goranchacha se emplazaron antes que aquellas de La Muela.

Para el área de interés se realizaron previamente dos seriaciones (Castillo, 1984; Gutiérrez, 1990). La de Castillo fue realizada a partir de dos excavaciones en área, Tunja VII y IX de 3 X1,5 m y 3 X 2 m respectivamente y la de Gutiérrez a partir de los materiales recolectados en un área de excavación de 24 m², todas ellas en el sector de “El Establo”, “Cancha 2” en esta investigación, un área colindante con el lote de Goranchacha.

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Estas seriaciones fueron realizadas como cronología relativa de la zona y con el objetivo de señalar cambios y transiciones entre el llamado “complejo inciso” que sería el equivalente a la cerámica del periodo Herrera y el llamado “complejo pintado” que abarca los tipos cerámicos fabricados durante los periodos muiscas. Sin embargo, si se tomasen en consideración únicamente las seriaciones hechas por Castillo (1984) (Figura 25) y por Gutiérrez (1990) (Figura 26) para los tipos cerámicos del periodo Herrera, se podría concluir, como es lógico, que la información recolectada en esta investigación es acorde con los resultados de éstos autores, considerando que sus excavaciones fueron realizadas en una zona contigua al lote de Goranchacha.

Figura 25. Seriación arqueológica de las excavaciones Tunja VII y IX en el lote de El Establo, Cancha 2 en esta investigación. Tomado de Castillo (1984).

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Figura 26. Seriación arqueológica de la excavación en el lote de El Establo. Tomado de Gutiérrez (1990).

En definitiva, los datos de las seriaciones existentes permiten concluir que los tipos cerámicos correspondientes a las unidades residenciales del periodo Herrera y que fueron emplazadas en el sector de Goranchacha presentan un comportamiento homogéneo y diferente de aquellas que fueron edificadas, posteriormente, en el sector de La Muela. Los lugares de excavación de Castillo (1984) corresponden a los lugares que presentaban los depósitos más profundos del asentamiento de acuerdo con sus interrogantes de investigación. Por ende, en contraste con las viviendas ubicadas en La Muela, éste sector aparece como el más antiguo y como el más longevo.

Estos resultados permiten entender los cambios en las bases de la diferenciación social existente en el Cercado Grande de Los Santuarios durante el periodo Herrera. El primer sector ocupado de manera permanente en el CGS fue el sector de Goranchacha. Así mismo los datos obtenidos indican que el carácter de la diferenciación social existente en este lugar fue en principio de orden ideológico.

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Esta información contrasta con la existente para el sector de La Muela. Esta área fue ocupada después, probablemente respondió a la necesidad de ampliar el asentamiento. Además, la cultura material asociada a las casas que se emplazaron en este sector señala que la diferenciación social entre los habitantes de las viviendas de esta zona tendía a ser de carácter económico según los correlatos propuestos y contrastados.

9. Consideraciones finales: El surgimiento de la desigualdad social en una Comunidad del periodo Herrera en El Cercado Grande de Los Santuarios.

Las investigaciones basadas en fuentes etnohistóricas (Gamboa, 2013; Villate, 2001) nos presentan un panorama alentador en tanto que nos permiten aproximarnos a entender cómo funcionaba la vida de la gente muisca a la llegada de los conquistadores ibéricos. Sin embargo, estos importantes pasos hacia el conocimiento de la sociedad muisca hacen aún más grandes los vacíos históricos acerca de cómo se gestaron aquellos procesos políticos, sociales y económicos que vieron los españoles a su llegada. Es aún más alarmante el profundo desconocimiento que se tiene sobre los primeros pobladores del vasto territorio que después ocuparían las comunidades muiscas. Aquellos primeros habitantes permanentes del altiplano Cundiboyacense, quienes montaron las bases del asentamiento de uno de los lugares centrales con mayor importancia política y religiosa del norte del altiplano, aún suscitan grandes y profundos interrogantes.

Los datos recolectados a través de esta investigación permitieron evaluar si existía desigualdad social durante el periodo Herrera en el Cercado Grande de Los Santuarios y aproximarse a identificar las condiciones que la propiciaron, esto a través del análisis y la comparación de 3 líneas de evidencia o correlatos arqueológicos de cada una de las unidades residenciales identificadas para el periodo Herrera en El Cercado Grande de los Santuarios, a saber: el tamaño de las

63 plantas de vivienda, las proporciones de formas cerámicas y las proporciones de cerámica decorada.

El primer correlato analizado fue el tamaño aproximado de las plantas de las viviendas, que se considera comúnmente como un indicador de riqueza, por cuanto la construcción de estructuras más grandes y más elaboradas supone mayor inversión de trabajo y de materiales. Como resultado se encontraron viviendas más pequeñas y con tamaños relativamente similares hacia el sector de Goranchacha en contraste con el sector de La Muela, en donde existe mayor variación en el tamaño aproximado de las plantas de vivienda y en donde se emplazaron viviendas más grandes que las de Goranchacha. Pese a que los datos propuestos a este respecto en esta investigación no son definitivos, por cuanto es preciso realizar excavaciones en área o usar técnicas no invasivas como los sensores remotos para precisar el tamaño y estructura de estas unidades, se cuenta con una planta de vivienda en el sector de Goranchacha cuyo diámetro es de 3,8 m y se cuenta con una más en el sector de La Muela, la UR-INCITEMA con una planta de vivienda de 14 m de diámetro. Estos datos soportan, de alguna manera, el tamaño aproximado de las viviendas que se propone en este trabajo. En este orden de ideas, las viviendas más grandes del CGS durante el periodo Herrera fueron la UR-1 y la vivienda de INCITEMA. Si se considerara solamente el tamaño aproximado de las unidades residenciales podría deducirse que fueron las familias más ricas del asentamiento, en tanto que lograron que se les construyeran casas más grandes que suponen mayor inversión de energía. Por el contrario, la UR-3 en Goranchacha sería la vivienda más pobre, ya que contaba con tan solo 3,8 m de diámetro. Sin embargo, luego de analizar los demás correlatos propuestos, se concluyó la importancia de estudiar un fenómeno social a través de varias líneas de evidencia, con ello se concluyó que el crecimiento en el tamaño de las viviendas y la inversión de energía en construir viviendas más grandes pudo ser importante con el paso del tiempo, sin embargo, no hay evidencia de que el tamaño de las viviendas haya sido un factor determinante en el origen o desarrollo de las desigualdades sociales en el

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Cercado Grande de los Santuarios al comienzo de la secuencia de ocupación permanente. Al analizar y contrastar las proporciones de las formas cerámicas de cada una de las viviendas de la población del periodo Herrera en El Cercado Grande de los Santuarios la primera conclusión a la que se llegó fue que los conjuntos cerámicos eran muy similares entre sí, aunque no iguales. Esta primera conclusión no apoyaba la hipótesis inicial de que las viviendas de INCITEMA Y UR-1 eran más ricas que las demás. En principio, el conjunto de utensilios cerámicos de las viviendas del Cercado Grande de los Santuarios durante el periodo Herrera estaba relacionado con actividades realizadas al interior de la unidad doméstica, es decir, con las actividades diarias de la preparación, consumo y almacenamiento de alimentos y bebidas, esto se constató a través del análisis de las proporciones de las formas cerámicas identificadas y de los tipos cerámicos asociados a cada unidad residencial. Lo anterior lleva implícito el hecho de que para la comunidad del periodo Herrera era más importante la subsistencia que las acciones encaminadas a ganar prestigio o a acumular riqueza por fuera de la escala de lo doméstico. Por lo tanto, se concluyó que los conjuntos cerámicos de las unidades residenciales más grandes del asentamiento, la UR-1 y la UR- INCITEMA, estaban más asociados con actividades domésticas y no con estrategias para ganar prestigio frente a la comunidad, es decir con incidencia política. De esta manera, la evidencia no apoya la existencia de riqueza entre las familias de estas dos unidades residenciales, tal vez su mayor tamaño sólo sea el reflejo de que en estas viviendas habitaron familias más grandes.

Como ya se dijo, a pesar de la uniformidad de los conjuntos cerámicos de las unidades residenciales en cuanto a las proporciones de sus formas cerámicas, hay algunos hechos que sobresalen sutilmente. Uno de ellos es que la UR-2 fue la única que presentó toda la variedad de las formas analizadas, incluyendo copas. Así mismo, los conjuntos de la UR-1 y la UR-6 presentaron la menor cantidad de

65 cuencos y de jarras que las demás del asentamiento y la UR-4 tuvo la mayor proporción de cuencos del sitio, seguida por la UR-3.

Sobre la decoración, el último de los correlatos analizados, es interesante lo que se obtuvo. En principio se pensaba que los conjuntos cerámicos decorados iban a presentar proporciones similares en todas las unidades residenciales, sin embargo los datos mostraron algo distinto. La UR-3, sin duda sobresalió por contener la más alta proporción de fragmentos cerámicos decorados del sitio. Las demás, UR-2, UR- 4 y UR-5 presentaron un comportamiento similar en este sentido y las UR1 y UR-6 resaltaron también pero por sus bajas proporciones de cerámica decorada, lo cual es consistente con el tipo de formas de las vasijas cerámicas de sus conjuntos de utensilios y la asociación de estas viviendas con su rol en la preparación y servicio de alimentos y bebidas, más que con la participación activa en eventos comunales o festivos. Es probable que las familias de estas viviendas participaran de ellos, proveyendo alimentos. Estas diferencias en los conjuntos de utensilios de las viviendas del periodo Herrera en el CGS, más que de diferencias sociales, dan cuenta del ejercicio en cada vivienda de actividades que resultaban complementarias a la comunidad en su conjunto, es decir que es muy probable que, al menos en principio, la economía de la comunidad del periodo Herrera se basara en la reciprocidad.

Pese a que los datos analizados en detalle fueron los mencionados, también se tomaron en consideración algunos aspectos relacionados con la clasificación tipológica de la cerámica que, como resultado, permitieron identificar algunos tipos que se relacionan estrictamente con actividades domésticas (Tunja Desgrasante Calcita, Tunja Desgrasante Tiestos y Tunja Carmelito Ordinario) en contraste con otros tipos cerámicos en los que se elaboraron vasijas con propósitos especiales o ceremoniales (Tunja Cuarzo Fino y Tunja Fino Inciso.). Así mismo, a partir de la clasificación cerámica y de la distribución espacial (horizontal y vertical) de la cerámica del periodo Herrera se realizó una seriación arqueológica ya que esta información podría dar sustento a algunos de los argumentos que se plantean a

66 continuación. Como resultado de contrastar las líneas de evidencia propuestas fue posible entender mejor los procesos sociales acaecidos en la comunidad del periodo Herrera en el CGS.

La comunidad del periodo Herrera en el Cercado Grande de los Santuarios se conformó de 7 unidades residenciales, ubicadas de forma nucleada en el asentamiento, es decir, que no existen, al menos dentro del Cercado, viviendas aisladas, en general se encontraban cerca unas de las otras. Según los datos provistos, no todas las unidades residenciales emplazadas en el sitio fueron contemporáneas. Es posible que el asentamiento empezara con 4 viviendas edificadas en el sector de Goranchacha, todas ellas tenían tamaños relativamente homogéneos (7 m de diámetro de planta) a excepción de la UR-3 con un tamaño reducido en contraste con las demás (3,8 m de diámetro de planta). Por lo tanto, por lo menos durante la primera etapa de ocupación del sitio durante este periodo, todas las viviendas edificadas en Goranchacha (menos la UR-3) estaban ubicadas alrededor de un espacio central, con sus entradas frente al mismo. Los datos permiten argumentar que las viviendas ubicadas en el sector de La Muela (UR-1, UR-2 e INCITEMA) fueron emplazadas, aunque también durante el periodo Herrera, en algún momento después de que se emplazaron las viviendas en Goranchacha. Gracias a esta información es posible entender algunas variaciones en la disposición espacial del asentamiento a través del tiempo. Mientras que en Goranchacha las viviendas se encontraban con sus entradas dirigidas hacia un espacio central, de uso común, posteriormente cuando el asentamiento se expandió y se construyeron nuevas estructuras habitacionales con características y tamaños diversos, cambió esta noción del espacio central. Aunque parecía seguir existiendo un espacio común en medio de las viviendas, ya no era de la manera en la que existía antes de la expansión del sitio. Las viviendas no se ubicaban con su entrada hacia el mismo y su patrón de asentamiento es más en una línea recta que rodeando un espacio central, estos cambios dan cuenta de que para entonces podrían estarse gestando dinámicas políticas distintas que pueden estar en relación con cambios en

67 las bases y en los grados de la desigualdad social presente en el primer periodo de ocupación permanente del asentamiento.

Los datos en su conjunto dan cuenta de que hubo, por lo menos, una unidad residencial, que sobresalió durante el periodo Herrera, la UR-3. Pese a que no se encontró evidencia de artefactos asociados a rituales, figurinas, cucharas y otros elementos asociados a la ingesta de sustancias sicoactivas y a la celebración de rituales, como mayores proporciones de vasijas cerámicas para servir como jarras y cuencos o cuencos aquillados en una o pocas viviendas, las características particulares de la UR-3, tanto su tamaño, como su conjunto cerámico, la presencia de monolitos, su ubicación en el asentamiento y el patrón en espiral de la construcción permiten sugerir que allí habitó alguna familia o personaje importante para la comunidad, probablemente una persona que ejercía algún rol de autoridad ideológica. Es probable que los miembros de esta unidad residencial oficiaran y participaran activamente en alguna clase de eventos festivos o ceremoniales posiblemente restringidos a la mayoría de miembros de la comunidad. Se deriva de lo anterior la importancia de por lo menos uno de los habitantes de esta vivienda que muy probablemente oficiaba esta clase de actividades especiales con el propósito de ganar prestigio y autoridad dentro de su comunidad. Las características de estos personajes probablemente eran valores sociales que les otorgaban un carácter distintivo dentro de la comunidad.

Esta hipótesis se apoya en la información obtenida a partir de la seriación arqueológica. Al ser el sector de Goranchacha el más antiguo y longevo del CGS, es posible que quienes habitaron en la UR-3 hubieran obtenido algún rol de autoridad por ser los fundadores del asentamiento, por lo que en este sentido su autoridad deviene de aspectos relativos a la cercanía de estos con un ancestro fundador de algún clan o linaje. Por lo tanto quienes llegaron después al asentamiento debieron diferir de aquellos que llegaron después.

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Lo anterior permite sugerir que es posible que la jerarquía social en el CGS se haya originado, más que a partir del control de los recursos, sobre la base del estatus o prestigio adquirido por un individuo o un grupo de fundadores del asentamiento.

Sin embargo, según los escenarios propuestos, existía la posibilidad de que uno o varios de los factores que dan cuenta de desigualdades sociales tanto ideológicas como económicas resultaran ciertos. La evidencia apunta a que este es el caso. Por lo tanto, se infiere que tanto los aspectos ideológicos como económicos fueron importantes en el funcionamiento de la vida social del CGS durante el periodo Herrera y determinaron diferentes tipos de desigualdad social con el paso del tiempo. Por lo tanto, en este caso, las condiciones sociales que propiciaron dichas desigualdades sociales son de diversa naturaleza.

La UR-3 también manifestó una planta de vivienda más elaborada que las demás y así mismo presentó las más altas proporciones de cerámica costosa, es decir más elaborada y decorada, por ende, la naturaleza de la desigualdad social en el CGS durante el periodo Herrera fue también en algún momento de carácter económico, ya que la inversión de energía en la edificación de una vivienda rodeada por monolitos y de artefactos decorados es mayor y esto daba cuenta de algunas ventajas económicas y/o prestigio social de quienes aspiraban al liderazgo permanente.

Mientras tanto, en La Muela sobresale la UR-2, que se destacó sobre las demás en cuanto a su participación activa en a eventos festivos y/o ceremoniales, posiblemente también como en la UR-3, para que sus miembros ganaran prestigio frente al resto de la comunidad. Sin embargo, la UR-2 fue también en algún momento, durante el periodo Herrera, una unidad residencial más rica que la mayoría de las del asentamiento, esto debido a su tamaño más grande que el de la mayoría de las unidades residenciales de ese periodo (8 m), a sus proporciones del tipo cerámico Tunja Fino Inciso con respecto a las demás unidades residenciales comparadas, a que en ella sobresalen dos tipos de decoración y a la ausencia de fragmentos del tipo Desgrasante Tiestos.

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A sabiendas de que el sector de la Muela fue posterior al de Goranchacha y de que características como el tamaño de las viviendas y la elaboración de vasijas más costosas y con fines especiales empezó a ser importante en un momento posterior a la primera etapa del asentamiento, es posible que hayan ocurrido cambios en la importancia de las bases del poder. En principio los aspectos primero ideológicos y después económicos se encontraban en estrecha relación. Sin embargo, es posible que con el tiempo la importancia de los aspectos ideológicos haya disminuido y hayan tomado relevancia los aspectos económicos como el control de recursos y la acumulación de riqueza. Por tratarse de una sociedad, en esencia igualitaria, era de esperarse que no se encontraran diferencias tan marcadas entre los conjuntos cerámicos de las unidades residenciales bajo estudio, pues como es sabido, las sociedades igualitarias buscan el equilibrio social (Service, 1962, 1984; Sahlins, 1972; Vargas, 1987). A pesar de esto, la mayoría de investigaciones a la fecha dan cuenta de que existe poca diferenciación entre unidades residenciales de este periodo. Sin embargo, varios autores (Boada, 1999; Ferrer, 2011; Kruschek, 2003; Romano, 2003) demuestran que existen diferencias tanto en los conjuntos cerámicos como en el tamaño de algunas de dichas unidades, naturalmente, estas diferencias no se ajustarían a lo esperado en una sociedad preminentemente igualitaria. Por lo tanto, lo que estas sutiles diferencias pueden estar mostrando son indicios de la emergente preeminencia de algunas unidades residenciales con respecto a las demás dentro de la comunidad del periodo Herrera en El Cercado Grande de Los Santuarios, lo que justamente da cuenta de que se estaban gestando procesos de diferenciación social institucionalizada manifiestos en los periodos de ocupación subsecuentes y que es necesario estudiar en detalle.

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