PROVINCIA DE CASTELLÓN SANTUARIOS MARIANOS CAMPEROS

DIPUTACIÓ D E CASTELLÓ PROVINCIA DE CASTELLÓN SANTUARIOS MARIANOS CAMPEROS José Miguel García Beltrán

DIPUTACIÓ D E CASTELLÓ 2 0 0 2 © Del Texto: José Miguel García Beltrán

Del Diseño de la portada: Alvaro Bautista Diseño

ISBN: 84-8944-77-6 Déposito Legal: S.1580-2001

Imprime: Imprenta Catedral S. L. Joaquín Costa,13 37007 Salamanca ÍNDICE

Prólogo ...... 11 Introducción ...... 15 Glosario ...... 19 Nota del Autor ...... 21 Virgen del Adyutorio, Benlloch ...... 23 Virgen de Los Ángeles, San Mateo ...... 28 Virgen de La Balma, Zorita ...... 36 Virgen del Buen Suceso Les Santes /Cabanes ...... 42 Virgen de La Consolación, ...... 47 Virgen de La Cueva, Algimía de Almonacid ...... 51 Virgen de La Cueva Santa, Altura ...... 53 Virgen de Los Desamparados, Alcora ...... 57 Virgen de La Esperanza, Albocácer ...... 59 Virgen de La Esperanza, Onda ...... 62 Virgen de La Esperanza, ...... 68 Virgen de La Fuente, ...... 74 Virgen de Gracia, ...... 80 Virgen de Gracia ...... 85 Virgen de Gracia, Villareal ...... 88 Virgen de L ‘Avellá Catí ...... 93 Virgen del Lledó, Castellón ...... 98 Virgen del Losar Villafranca ...... 102 Virgen de La Misericordia, Burriana ...... 106 Virgen de La Misericordia, Vinaróz ...... 110 Virgen de La Naranja, ...... 114 Virgen de La Ortisella, Benafigos ...... 117

œ 175 • Virgen del Pilar, Adzaneta ...... 121 Virgen de Pilar, Catí ...... 124 Virgen del Pilar, Cinctorres ...... 127 Virgen del Pilar, Forcall ...... 1257 Virgen del Prat, Lucena ...... 129 Virgen de La Purísima , Altura ...... 129 Virgen del Rosario, Chiva de Morella ...... 132 Virgen del Rosario, ...... 135 Virgen del Roser del Mar, Almazora ...... 138 Virgen de La Fuente de la Salud, ...... 140 Virgen del Sargar, Herbés ...... 144 Virgen de La Sierra, D´Engalcerán ...... 148 Virgen del Socorro, Cálig ...... 151 Virgen de Vallada, Pina Montalgrao ...... 156 Virgen de Vallivana, Morella ...... 160 Guía del Peregrino ...... 165 Datos Fundamentales: Antigüedad y Causas de la Devoción ...... 169 Fuentes Bibliográficas ...... 173 ÍNDICE ...... 175 Magnificat ...... 177

œ 176 • José Miguel García presenta, en este volumen que edita la Diputación Provincial, su último trabajo. Nos ofrece un delicioso recorrido por los santua- rios y ermitas marianas que jalonan toda nuestra geografía provincial. Junto a los textos literarios, el autor nos obsequia con unos magníficos dibujos a plumi- lla de estas construcciones rurales, auténticos monumentos que enriquecen el patrimonio histórico artístico provincial. Este volumen pretende ser exponente de la devoción mariana que desde hace siglos profesan los castellonenses. José Miguel García, benlloquí y hombre de bien, merece todo el reconocimiento y agradecimiento de la provincia de Castellón por este trabajo que ahora ve la luz. Carlos Fabra Carreras Presidente de la Excma. Diputación Provincial de Castellón Dedicatoria Pienso especialmente en Ella, mi Virgen del Adyutorio, y, por supuesto, en los míos. Prólogo

Realizar lo que en antropología entendemos como trabajo de campo es siempre una tarea ardua y com - prometida. Sobre todo, cuando, además, la luz, el sol y el tiempo -atmosférico y real- son factores que se interponen y condicionan la labor. José Miguel García ha realizado, en cierto sentido, este trabajo de campo y ha tenido que luchar con - tra todos estos elementos para ofrecer a los castellonenses una obra nada común: ermitas marianas en dibujos. Para ello, ha caminado en verano -sudor en ristre- y en invierno, desafiando la lluvia y el frío. Ha dedicado horas con su plumilla y su cartón para plasmar in situ el corazón de las ermitas marianas, espar - cidas por nuestra provincia, descubriendo paisajes insólitos, atento al detalle, a la luz y a las sombras, que ha sabido reflejar armoniosamente con mano maestra y alma de artista. Fruto de este esfuerzo es el presente volumen en el que, justo es decirlo, prevalece lo artístico sobre el documento. Pero, pese a ello, lo artístico no es sólo el dibujo minucioso y proporcionado del que, a veces, la luz parece irradiar desde su interior; no es sólo eso, sino mucho más. El autor, en cada dibujo, al pie de cada ermita, ha plasmado también por escrito sus impresiones espontáneas, sinceras y, sobre todo, sentidas. Todo el conjunto rezuma sentimiento mariano personal, devoción que arranca del alma del artista y que contagiará, sin duda, al lector de esta obra. No en balde José Miguel ha sido galardonado en certámenes de poesía y su prosa destila, igualmente, versos.Con todo esto -dibujo e impresiones- se hubiera logrado interesar vivamente al lector suficientemente, pero, además, se han unido datos históri - cos que ilustran al lector sobre cada una de las ermitas. Y, como colofón, los Gozos que, en gran núme - ro, ha ido recopilando a lo largo de su denso periplo.Todo ello hace de las ermitas marianas en dibujos

œ 11 • un conjunto coherente en un nivel asequible para el público castellonense, especialmente, sin pretensio - nes de una obra documentada con rigurosidad histórica o etnográfica. El autor -él mismo lo confiesa- no ha tenido tales pretensiones, pero, a nuestro juicio, ha logrado presentar una obra atractiva, plena de sen - timiento devoto, rica, no obstante, en contenido, y, en especial, artística, sinceramente artística. Su valor más importante quizá lo constituya el hecho de que al autor no le han contado cómo es la ermi - ta, sino que, en el silencio sereno del llano o en la soledad de nuestras montañas, la ha visto con sus pro - pios ojos y deja verla ahora a los demás gracias a unos dibujos excelentes y, nunca mejor dicho, de pri - mera mano. Hay otras publicaciones de nuestras ermitas, es cierto, mas ésta tiene un carácter personal, entraña - ble y amoroso. Se trasluce en ella la fe mariana de un enamorado de la Madre que, en un insólito pere - grinaje, ha recorrido sus moradas desafiando el tiempo y el espacio. Es, en fin, una obra nacida de la devoción y del amor, impregnados, no obstante, de una elogiable calidad estética y de una inigualable sinceridad personal con las que el lector, casi sin apercibirse, llegará a identificarse.

J. Henri Bouche Peris

œ 12 • Analizar la obra de un autor es fácil; entender el porqué de ella ya no lo es tanto, si se desconocen las cir- cunstancias que la rodearon. Al hablar, pues, de unos hechos, tenemos por fuerza que considerar las causas. ¿Qué valor puedo otorgar yo como eventual crítico a tus dibujos, José Miguel?. El que éstos, técnica y artísticamente, me trasmitan; nada más. Y sin embargo sí que hay un “más que nada más”; hay un incues- tionable muchísimo más. Y es lo que nos obliga a analizar el cómo y el porqué de dichos dibujos, de dichos trabajos. Cuanto yo vi, reflejaba todo el cariño, todo el amor que se suele dedicar a una labor, por el mero hecho del goce espiritual, por el placer de “reciprocar” (permíteme la palabrita, José Miguel) con los demás en el disfrute de unos dibujos y escritos remozados o lacados todos de un baño de misticismo. Tu labor es digna de elogio y tu amor por lo divino diríase que no tiene parangón. ¿Exagero? Yo, desde mi órbita (tú la conoces de sobra), no tengo el valor para ejercer de crítico y “cri- ticarte” tus entrañables dibujos o los exhaustivos estudios de templos, conventos, monasterios o santua- rios recopilando datos sobre “gozos” y demás, buscando la unificación de tanta belleza dispersada, en un ansiado o ilusionado libro, para deleite de todos, y sobre todo, de ti mismo. Para mí eres un obstáculo como aquel en el que tropezó (topó) el caballero de la triste figura, como un libro herméticamente cerrado con llave y pulcros herrajes, que, para los que sabemos ver entre “muros” o leer y entender entre líneas, encierra sobradas dosis de envidiable delicadeza. Estoy seguro de que el trasvase de tanta armonía a la letra impresa hará disfrutar de puro deleite a cuantos dispongan del don de la sensibilidad y meditar al resto, que no serán pocos. Antes de felicitarte por tu peculiaridad, permíteme que te desee suerte (y no dudo de que la tendrás) en el logro de tu trabajo como hermanador de tanta belleza plástica y literaria. ¿Sabes cuál fue el primer pensamiento que tuve, nada más recibir tu llamada solicitando mi aporte escrito? “Con la Iglesia he topado”. Pero, lógicamente, no te ofreciste como un insondable templo, sino con las puertas abiertas de par en par. O sea, tal como tú eres: legible y entendible.

Un cordial saludo de tu amigo. Traver Griñó Casa Labranza Febrero de 1995

œ 13 • Introducción

La Virgen María recibe fervoroso culto perpetuo bajo múltiples advocaciones, en muy diversos santuarios y lugares frecuentemente visitados, casi siempre situados en bellos y silenciosos parajes, donde, en fechas muy concretas, acu - den devotos celebrando antiguas y hermosas peregrinaciones. Los santuarios marianos tienen su origen hacia el 313, con motivo de la Paz Constantina. A través de los siglos, estos lugares sagrados de culto a María han venido multiplicándose por diferentes rincones de España. Nuestra provincia no es una excepción. Hay 37 santuarios marianos!. Juan Pablo II fue siempre un extraordinario propagador de la fe a María y, consecuentemente, de las peregrina - ciones marianas, que el mismo hizo en numerosas ocasiones. Refiriéndose a los santuarios marianos, dijo cosas como éstas: “Las casas de la Madre de Dios son numerosísimas y de una gran variedad: desde oratorios en las viviendas y horna - cinas de la imagen de la Madre del Cielo, a las capillas e iglesias construidas en su honor. Pero hay algunos lugares en los que los hombres sienten particularmente viva la presencia de la Madre... Esos lugares son los santuarios marianos.” En España se calcula que hay alrededor de 18.000 santuarios marianos y a ellos acuden cada año más de diez millones de agradecidos españoles. Los santuarios, aunque actualmente menos, fueron siempre lugares de una gran importancia en la vida cristiana. Lugares de encuentro, de comunicación, de fiesta y lugares de penitencia y reconciliación, de pacífico reencuentro con lo más íntimo de las almas fatigadas y angustiadas, buscando, quizás, experimentar la reconfortable promesa de Jesús a través de la Madre: “Venid a mí los que estáis cargados y fatigados... que yo os aliviaré”. El ruido y las prisas del mundo alocado y torpe han hecho necesarios, a través de los tiempos, estos refugios y tan - tas peregrinaciones en que la alegría de la fiesta se ha mezclado armoniosamente con el íntimo gozo de la oración a La Madre, siempre atenta, siempre auxiliadora y siempre intercesora. Son muchas las romerías que cada año se celebran en nuestra provincia en fechas y santuarios distintos. En su origen, las peregrinaciones tuvieron un marcado carácter penitencial. Hoy día, para muchos romeros se trata del cumplimiento de alguna promesa. La sequía implacable, el servicio militar del hijo, una enfermedad, un parto, una boda, la búsqueda de empleo, un viaje, etc., pueden ser el motivo de un novenario o de una peregrinación. Lo cierto es que sigue siendo la fe profunda y sencilla el motor de las multitudes hacia los santuarios.

œ 15 • Montes y valles, pueblos, ciudades o aldeas se benefician a través de los siglos de estos santos lugares por su fuer - za y su luz. Son lugares ricos en leyendas, en liturgia y cantos, en historias de gentes y pueblos, templos y lugares, en fin, de indudables valores antropológicos y espirituales, merecedores de cuidados y atenciones, como correspon - de a auténticos tesoros, capaces de influir para que el hombre de hoy, aturdido y vacío, sea más feliz. Para mí, la experiencia ha sido pura delicia. En mañanas luminosas y tibias, entre alegres e incesantes cantos de inquietos pajarillos o entre los grises del frío invernal, bajo el terciopelo de los cipreses, eternos indicadores de cielos infinitos, sentado sobre milenarias piedras acariciadas tiernamente por brisas y soles, bajo cielos casi siempre des - lumbrantes, inmensos y lejanos, he dibujado, durante meses, todos nuestros históricos y antiguos santuarios. En cada rincón de estos santos lugares he gozado con los espesos silencios y la pacífica quietud, apenas turbada por rumorosos pinares, y he sentido mucho más cercano al Dios del Amor. Todos ellos son hermosos lugares en valles, barrancos, cimas o cumbres cerca de núcleos urbanos. Es hermoso entretenerse imaginando centenarias romerías con sus gentíos, sus músicas, sus cantos seculares… todo ya tan leja - no. Gentes llenas de fe, que permanecieron fieles a pesar de las miserias, de las pestes y las guerras. Creyentes a quienes no faltó la fuerza para el largo camino, entre senderos secos y campiñas sedientas, en busca de María, la que jamás falla. Ahora, lejos de aquellos tiempos, siguen los viejos muros, las trabajadas piedras y las caprichosas hiedras escon - diendo perfumes de incienso y murmullos de plegarias. Si las piedras hablaran, -las campanas sugieren-, contarían bellísimas historias de amor, o recordarían conversio - nes y suspiros. Los viejos y enormes robles, el solitario olmo o los chopos junto a ríos y fuentes saben mucho de can - tos y esperanzas. En cualquier rincón escondido y ya olvidado entre musgos y zarzales, en los viejos y mágicos muros, están los sue - ños y las promesas de los que, antaño, sufrieron, rezaron y creyeron. El gregoriano dulcísimo, profundo y misterioso, se ha fundido con el agua de la fuentecilla, que cientos de años des - pués sigue alabando a la Virgen con su invariable himno de paz. La soledad es la patria de los fuertes… y el silencio su oración. Y en los santuarios marianos también los débiles reanimarán el espíritu y el cuerpo con la fuerza de la gracia y del limpio y perfumado aire. Allí, escuchando el silencio, es más fácil, con la ayuda de la Madre, llegar hasta Dios. Después, el bullicio de la ciudad, con su descarnada soledad no deseada, aparecerá como lo que es, incapaz de destruir aquello que real - mente importa. Acudir a los santuarios marianos, en un paréntesis del penoso camino de la vida, junto a las bellas moradas, entre umbrías, hojas temblorosas y aguas cantarinas, puede acercar fácilmente al hombre cansado hasta lo profundo del ser, donde los vuelos pueden ser fascinantes. Era yo muy niño cuando mi madre me habló de la Virgen. Ella, como tantas y tantas madres, me enseñó a rezarle cada noche. Era muy joven cuando en Tortosa aprendí con mis amigos del alma a cantarle a María: aquella gruta en la monta - ña inolvidable, aquellos meses de mayo, aquella salve.

œ 16 • Y en mi pueblo tengo un queridísimo santuario mariano, dedicado a Nuestra Señora del Adyutori -ayuda-, con la que he crecido, vivo y espero morir. Desde esa devoción, desde mi entusiasmo por la historia más cercana y por el dibujo, los viajes y la naturaleza, tuve la idea, para mí afortunada, de preparar este sencillo y humilde trabajo. Es el fruto de una mezcla inquieta de fe, cultura y afición al dibujo. Para obtenerlo, he visitado fascinantes paisajes de nuestra nada aburrida provincia y he rezado a muchas Vírgenes que sin duda me han ayudado. Ojalá les guste. Ojalá, como a mí, les ayude a reavivar la devoción a nuestra madre en sus diversas advocaciones. De cualquier modo, disfrútenlo y gracias por su atención. Considero oportuno recordar a P. Laynez: «Mas bien podré dezir seguramente que adonde resplandece su figura avra clara, perpetua primavera pues do tocan los rayos de su lumbre da al río, al prado, al árbol o a la tierra agua, yerba, flor, fértiles despojos.» Fue un peregrinaje fantástico, lleno de anécdotas, entre buenas gentes, dibujos, frío, soles y aromas, hasta el punto de poder afirmar que esto ha sido de lo mejor que he vivido. Y lleno de íntimo gozo, desde la fe, quisiera compartirlo con usted. ¡Ojalá!

Castellón, 1996

œ 17 • Glosario

GOZOS: composición poética en loor a la Virgen o a los santos, en la que se repite un mismo estribillo al final de cada copla. Originariamente, los gozos son de carácter mariano. Quizás encierren cierta relación con la práctica pia- dosa del Rosario, en la que se cantan, paralelamente, los gozos, dolores y gloria de la Virgen. Los más antiguos -de carácter mariano-, se remontan al siglo XV atribuidos infundadamente a San Vicente Ferrer. Unos del Pere Vallespina, los de la Virgen de la Concepción, fueron enviados a Roma para solicitar la definición del dogma. En Cataluña alcanzaron extraordinaria popularidad y suelen presentarse impresos en hojas volanderas. Los gozos presentan un estilo sencillo y agradable. Mossén Francisco Baldelló, gran musicólogo, escribe, refiriéndose a los gozos: “Durante muchos siglos, estos cantos no tenían melodía propia. Se ejecutaban siguiendo una cantinela apli- cada a todos los textos”. Todavía hoy muchos se cantan de esta manera, lo que supone que pueden ser cantados con gran facilidad. “La música de los gozos constituye un género característico de nuestra tierra, admirado por todo el mundo” -según comen- tario del mencionado Mossén Baldelló. La hoja en la que se imprimen suele contener un grabado alusivo y en ambos lados una grabación ornamental, el texto poético, más o menos largo, y, al final, la oración correspondiente. También suelen presentarse con los datos del autor, imprenta y fecha, así como otros datos históricos o documentales que sin duda aumentan el valor bibliográfico o sentimental de la edición. La costumbre de imprimir o cantar gozos es especialmente característica del antiguo Reino de Aragón, siendo raro en otros lugares de España. Aunque en general carecen de valor material (son siempre de apariencia humilde y sencilla), tienen un gran valor espi- ritual. Son unos verdaderos archivos vivos de las vidas de los santos, así como de la historia de los lugares piadosos, mostrando también la evolución del lenguaje de los gustos artísticos con sus grabados, que suelen ser de gran belle- za. Por supuesto, tienen su indudable valor musical y constituyen un rico muestrario de los cambios tan importantes en las técnicas de la impresión. (Fuente: Santiago Casanova y Giner. Gozos de La Balma.) EREMITA: o ermitaños, ascetas que viven en soledad, son los cristianos que desde el principio del cristianismo se retiraron a lugares apartados para dedicarse a la contemplación. El primer ermitaño que se conoce fue San Pablo de Atenas. (250 d. c.) ERMITA: capilla o santuario situado, generalmente, en despoblado.

œ 19 • SANTUARIO: lugar de carácter sagrado en que se venera una divinidad. En el cristianismo, templo en que se vene- ra una imagen, de la Cruz, de la Virgen o de algún santo. EXVOTOS: cuando vamos a besar a la Virgen,en las ermitas vemos las paredes de la sacristía llenas de “presen- tallas”, ofrendas o exvotos. Hay miembros humanos de cera, fotografías, prendas de vestir, algún cuadro, etc. Así en la mayoría de las ermitas. Creo interesante tratar brevemente este tema de los exvotos por tenerlos tan cerca y por- que forman parte de nuestra cultura.

Exvotos o ex-votos En latín: a consecuencia del voto. Ofrenda a la divinidad en señal de un beneficio recibido. La costumbre popular de dedicar a la divinidad ofrendas que propicien su intervención favorable es universalmente practicada. Los dones pueden ser muy variados, desde las piedrecillas que los devotos amontonan frente a la imagen de la divinidad venerada hasta la pintura en que se reproduce fielmente la gracia obtenida. La práctica de ofrecer exvotos es antiquísima. Se pueden considerar como tales, las estatuas, bajorrelieves, vasos, etc. que ofrecían a las divinidades los pueblos mesopotámicos. En Grecia los enfermos dedicaban exvotos al dios de la medicina Asclepio; solía tratarse de reproducciones en oro, plata o mármol de la parte enferma del cuerpo humano, y las curaciones consideradas milagrosas constaban de estelas colocadas en el interior del santuario. En Roma, los que padecían enfermedades venéreas ofrecían a Príapo reproducciones en metal o barro de los órganos sexuales. En los paises cristianos ha perdurado hasta la actualidad la costumbre de los exvotos, especialmente en Italia, Francia, España y en los paises de Hispanoamérica, ofreciéndolos también a la Virgen y a los santos. En España se conservan exvotos del S. XIV y son muy abundantes a partir del S. XVII, sobre todo en los santuarios considerados como especialmente milagrosos. Los exvotos populares son de tipos muy distintos. Los marinos salvados de naufragios ofre- cen remos o diminutas y pintorescas reproducciones de sus embarcaciones; los cojos, muletas; los enfermos llevan al templo reproducciones de cera, plata u oro de la parte enferma, milagrosamente sanada (ojos, piernas, brazos). Una de las formas de exvoto en que con más ingenua sinceridad se manifiesta el arte popular es la que consiste en una tablilla pintada en la que se plasma “la historia del milagro”. Este tipo de exvoto, muy frecuente en los paises lati- nos e hispanoamericanos, aparece asimismo en los devotos japoneses llamados Enma.

œ 20 • Nota del autor

Me interesa mucho manifestar, aunque resulte reiterativo, que en este trabajo no ha habido otra pre - tensión, que la de honrar a María. No tengo la suerte de contar con la preparación y los conocimientos necesarios para acometer un trabajo exhaustivo y profundo sobre el tema. Simplemente tuve la idea de recorrer los santuarios; después pensé en dibujarlos y más tarde quise complementar los dibujos con unas breves notas sobre las respectivas historias, uniendo a esta síntesis los gozos, donde los hubiere, y dibujos o fotografías de las imágenes. Tal vez este trabajo sirva para que otros, más preparados y con experiencia, aborden esta labor de investigación con mayor rigor y hondura. De unos lugares he reunido mejor documentación que de otros. De unas informaciones conozco a los autores y de otras no. De unas vírgenes he conseguido buenas fotografías o grabados; no así de otras. Mi ilusión, mi esfuerzo, mis múltiples gestiones para reunir este material han sido los mismos en cada caso. En cuanto me ha sido posible he respetado los textos tal como me han llegado. No puede ofrecerse una bibliografía detallada y completa porque el procedimiento seguido para reco - pilar tanta documentación ha sido puramente el de un aficionado, es decir, pidiendo ayuda a amigos direc - tamente, a través del teléfono o por carta. De este modo me han ido llegando los documentos de mil maneras, desde novenas o libros publicados fotocopias manuscritos, simples notas o incluso a través de transmisión oral. Por tanto no se puede decir, rigurosamente, que estos son los datos de las historias de cada ermita, sino, más bien, unos datos que pueden ser corregidos, aumentados o cuestionados, aun - que, desde luego, yo me he limitado a publicar lo que me ha ido llegando por los distintos medios cita - dos. Pido, pues, disculpas por las deficiencias y doy mis más sinceras gracias por tantas ayudas, confiando en que mi trabajo tenga, ni más ni menos, la valoración que pueda merecer un trabajo sencillo y espon - táneo, hecho más con el corazón que con la cabeza. Si honro a María, si intereso a alguien en el tema para mejores publicaciones y para restaurar tanta mara - villa, y si, por mi culpa, algún lector se anima a visitar estos santuarios, habré conseguido mis objetivos.

œ 21 • cada vez que devolvían la citada imagen a la nave apa - Virgen del Adyutorio recía el mar tranquilo y en cambio al sacarla hasta tie - rra solían al momento las naves dar velas a los vientos, reputaron esto como milagro la tercera vez que sacaron Benlloch a tierra la imagen, y deseando marcharse las embarca - ciones, el ya citado Guillermo desde la misma orilla del Datos históricos mar llegó con la antedicha imagen al ermitorio de los Santos Mártires Abdón y Senén de la presente villa de Benlloch está situado en uno de los valles centrales Benlloch. Y depositada ésta en el santuario y capilla es de la Plana Alta. Dista unos treinta kilómetros de la capi- venerada por todos los vecinos bajo la advocación del tal y tiene una altitud de 285 metros. Adyutorio. Y para testimonio de este hecho he admitido A poco menos de dos kilómetros del pueblo y en una esta escritura a requerimiento del citado síndico suave colina está la ermita de Ntra. Sra. del Adyutorio, Victoriano Andreu en presencia de los jurados y ante los cuya imagen —según documento notarial descubierto testigos Pedro Reula y Antonio Andreu, labradores. Lo por el ilustre hijo de la villa, D. Víctor Bort Casanova, ya que se ha realizado en la antedicha villa de Benlloch y fallecido— llegó a Benlloch en el año 1498. en los dichos día, mes y año. En el mencionado documento del notario Pedro Juan Para dar fe, yo Juan Monroig, notario, estampé mi signo.” Monroig se lee: Este valioso documento notarial confiere indudable “En el año de 1498, a contar del nacimiento del Señor, carácter histórico al relato de la venida de la Virgen del en el día denominado doceavo del mes de julio, a instan - Adyutorio a Benlloch, más allá de lo puramente legen- cias y requerimiento de Victoriano Andreu, labrador, síndi - dario -como ocurre en la mayoría de las bellísimas co de esta villa de Benlloch, comparecieron ante mí, el narraciones de este trabajo-. notario Pedro Juan Monroig, Antonio Alginico y Laureano La tradición refiere así la historia de la aparición y lle- Radiu, jurados de la citada ciudad de Benlloch pidiendo y gada de la Virgen al pueblo: requiriéndome a que realizara esta presente y pública escritura para recuerdo en el futuro, y trasmitiera con la fuerza de la verdad el testimonio que es del tenor siguien - te : Guillermo, sacerdote parece ser, portugués de nacio - nalidad, hallándose en la escuadra portuguesa que por orden y mandato del rey de Portugal permanecía por este mar para ayudar a los Venecianos además de la persona del Sumo Pontífice, estando la mar en calma sin un soplo de viento, sacó él y los próceres de la escuadra portuguesa, por orden y mandato del general, desde su nave capitana a un lugar de tierra firme la ima - gen llamada del Adyutorio, suplicándole que les conce - diera vientos para que ellos pudieran hacerse a la vela. Y como hubiesen hecho esto por tres veces, porque Ntra. Sra. Virgen Del Adyutorio - Benlloch

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