UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO

FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS

PROCESO DE REVALORIZACIÓN SOCIOESPACIAL EN EL CENTRO HISTÓRICO DE LA CIUDAD DE MÉXICO. EL CASO DE LA CALLE REGINA DEL 2007 AL 2012.

TESIS Que para obtener el título de Licenciada en Geografía

PRESENTA: Nathaly Selene López Uribe

Asesor: Dr. Víctor Manuel Delgadillo Polanco

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A Norma, mi madre y compañera quien me ha enseñado a viajar sin equipaje.

A Raúl, mi abuelo y gran cronista de la Ciudad de México.

A Carmen, mi abuelita con quien sigo aprendiendo.

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Agradecimientos

Gracias a la vida que me ha dado tanto Me ha dado la risa y me ha dado el llanto, Así yo distingo dicha de quebranto Los dos materiales que forman mi canto Y el canto de ustedes que es el mismo canto Y el canto de todos que es mi propio canto. Violeta Parra (1917-1967)

Quiero empezar por agradecer al Dr. Víctor Manuel Delgadillo por haber aceptado ser el asesor de esta investigación; por su confianza y apoyo otorgado durante el proceso. De igual manera agradezco a los profesores que conforman el sínodo: a la Dra. Georgina Calderón por sus consejos y su puntual revisión; a la Dra. Patricia Olivera por sus recomendaciones bibliográficas; al Dr. Héctor Quiroz Rothe por su accesibilidad y sus observaciones; gracias también al Mtro. Fabián González Luna por su apoyo y disponibilidad para leer el trabajo. Asimismo quiero hacer un especial agradecimiento al Mtro. Jorge Jiménez por su tiempo y dedicación para ayudarme a mejorar el contenido de la tesis.

Gran parte del trabajo de campo fue posible gracias a las entrevistas realizadas a Antonino Sandoval y Kena Rodríguez, habitantes del Centro Histórico de la Ciudad de México quienes me compartieron parte de su historia. He de mencionar la gran charla que sostuve con el promotor cultural Antonio Calera, quien en cada palabra demuestra su dedicación y compromiso que tiene con el Centro. Por parte del Fideicomiso me recibió de forma cordial, el encargado de Participación Ciudadana Ernesto Alvarado, a quien también agradezco su tiempo.

En este caminar me siento afortunada de ser amiga y compañera de personas tan lindas, solidarias, comprometidas y soñadoras, cuya presencia traduce mis cantos…Gracias Abril, Gaby, Rodrigo, Valeria, Luis, Marisol, Jorge Luis, Omar, Isabel, Norma, Laura, Diego, Natali , Daniel, José, Rubén, Vanessa, Adrián y Zaire.

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Índice Introducción ...... 1 Capítulo I. Marco teórico-conceptual ...... 5 Proceso de revalorización socioespacial ...... 5 Del callejón al Bulevar: Antecedentes históricos de la revalorización socioespacial ...... 8 Aspectos teóricos de la Gentrificación...... 11 Ciudad y Centralidad ...... 19 El regreso a la ciudad central...... 23 Patrimonio y Centro Histórico ...... 25 Capítulo II.- Configuración del Centro Histórico de la Ciudad de México ...... 31 El Centro Histórico de la Ciudad de México: un palimpsesto ...... 31 Lo que el sismo nos dejó: Renovación Habitacional Popular ...... 38 Renovación Habitacional Popular (RHP) en el Centro Histórico de la Ciudad de México...... 41 Proyectos de intervención urbana en el Centro Histórico ...... 44 Capítulo III.- El centro revalorizado ...... 51 Del Bando 2 al “rescate del centro” ...... 51 Corredor Turístico y Cultural Paseo de la Reforma – Avenida Juárez – Centro Histórico ...... 53 La “revitalización” del Centro Histórico de la Ciudad de México ...... 54 Fundación Centro Histórico de la Ciudad de México ...... 57 Programa para la Rehabilitación del Centro Histórico de la Ciudad de México ...... 59 Plan de Manejo para el Centro Histórico de la Ciudad de México ...... 65 Capítulo IV.- Regina: de la calle abandonada al corredor peatonal ...... 71 Historia de la calle y sus residentes ...... 71 Las dos caras de la Regina: el nuevo barrio y el barrio ...... 88 ¿Hacia dónde va la peatonal Regina? ...... 93 Consideraciones Finales ...... 95 Bibliografía ...... 99

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Introducción

A lo largo del siglo XX, el centro de la ciudad de México experimentó los grandes cambios que la urbanización acelerada trajo consigo: de ser la ciudad en su totalidad a formar parte de ella; del “París” porfiriano al deterioro más agudo provocado entre otras causas, por la falta de mantenimiento en la infraestructura habitacional derivado del “congelamiento de rentas”; los cambios de uso de suelo (subutilización de los inmuebles); la salida de la Universidad al sur de la ciudad; los sismos de 1985, en tres otras. Por esta razón, desde finales de los años sesenta se han realizado programas de recuperación y mejoramiento urbano en las áreas que concentran más monumentos y edificios históricos.

Sin embargo tuvo que pasar más de una década para que el Centro Histórico de la Ciudad de México (CHCM) fuera declarado por decreto presidencial, Zona de Monumentos Históricos, subdividida en dos perímetros concéntricos: el perímetro A con una superficie de 3.1 km2 que es el área de mayor concentración de edificios catalogados y el perímetro B con una superficie de 6 km2, considerado zona de amortiguamiento. Pero es hasta 1987 que el CHCM fue inscrito por el Comité del Patrimonio Mundial de la UNESCO en la lista de patrimonio mundial. Cuenta con más de 1.500 edificios catalogados por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y/o el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA). A partir de esta declaratoria se incrementaron los Programas de Desarrollo Urbano con el fin de restaurar y rehabilitar el lugar. Como antecedentes directos están los programas “Para conservar el Centro Histórico” y ¡Vivir en el Centro! operados por el Fideicomiso del Centro Histórico y promovidos por la SEDUVI del entonces Departamento del Distrito Federal1.

Durante la última década se han llevado a cabo una serie de acciones en la Ciudad de México con el objetivo de redensificar el área central. Tal es el caso del Centro Histórico

1 El objetivo principal era revertir el proceso de deterioro a partir de la creación de un “círculo virtuoso”, donde la inversión que se realizaba atraía nuevas y mayores inversiones que impulsaban la recuperación del Centro Histórico y su ocupación de uso habitacional. Cabe mencionar que desde su creación, el Fideicomiso del Centro Histórico tuvo y tiene atribuciones legales para actuar como una inmobiliaria, para negociar y canalizar recursos a los propietarios de inmuebles que estuvieran dispuestos a participar en dichos programas, a cambio se les ofrecía asociarse al fideicomiso así como una serie de incentivos fiscales. 1 de la Ciudad de México (CHCM) donde la remodelación de sus edificios y espacios públicos con gran valor patrimonial se torna más evidente por ser un espacio que concentra la mayor diversidad de actividades y funciones de la ciudad y por la cantidad de obras públicas concentradas en un sector específico del mismo: perímetro A.

Este proceso de revalorización socioespacial llamado “rescate integral del Centro Histórico” por parte de las autoridades, ha generado una serie de transformaciones sustanciales en las prácticas y proyectos de los diferentes sujetos que inciden en el lugar; desde el aumento de oferta de servicios de tipo cultural (creación de museos, talleres, galerías, festivales, etc) y de carácter económico (restaurantes, concesiones de tiendas de conveniencia, sucursales bancarias, hoteles de gran turismo), hasta la reubicación del comercio ambulante y la implementación de programas de vivienda para la población residente.

Un ejemplo del mencionado proceso se puede observar en la peatonalización de varias cuadras correspondientes a la calle de Regina para convertirla en un corredor cultural que concentre la vida artística del Centro Histórico al mismo tiempo que permita la llegada de nuevos residentes afines a dicho perfil. Con este plan de rehabilitación las inmobiliarias han encontrado en el centro un nicho de mercado, ideal para la especulación del suelo gracias a su ubicación y su gran valor patrimonial.

El llamado rescate del Centro Histórico ha despertado el interés de diversos estudiosos de las ciencias sociales (Cervantes 2005; Coulomb 2008; De Alba 2010; Delgadillo 2005; Leal 2007), quienes se han inclinado por analizar y describir los cambios que ha habido en el ámbito cultural, artístico, arquitectónico, turístico y de conservación patrimonial. No obstante, el tema de la revalorización socioespacial es un aspecto poco estudiado desde la Geografía, donde cabe preguntarse para quién se está reordenando el territorio y si es posible hablar de la gentrificación del Centro Histórico de la Ciudad de México.

El espacio es una construcción social que, al mismo tiempo, pertenece al mundo material o proyectivo, al mundo mental simbólico y al mundo de la comunicación y el lenguaje. Es discurso, es representación y es materialidad. Ignorar cualquiera de estas dimensiones o instancias de lo geográfico representa una reducción y, por tanto, una

2 amputación y simplificación de la realidad. (Ortega, 2000: 525). En este sentido, el trabajo a exponer analiza cómo los actores involucrados en el proceso de revalorización, construyen, modifican y transforman el espacio urbano.

La presente investigación se compone de cuatro capítulos. En el primer capítulo se muestra el marco teórico, cuyo objetivo es dilucidar antecedentes y contextos en los que se elaboraron los términos conceptuales y sus definiciones. Los conceptos que guían el trabajo son gentrificación, centralidad y patrimonio, estos dos últimos los retomo por considerarlos detonadores de la revalorización socioespacial; mientras que la gentrificación es vista como una consecuencia de dicho proceso.

Como segundo capítulo se encuentran los antecedentes históricos del Centro de la Ciudad de México, aquí expongo los sucesos que a mi juicio han sido trascendentales para la configuración actual del centro desde la época prehispánica, por ejemplo: la fundación de México-Tenochtitlán y su complejo sistema hidráulico, la gran inundación de 1629 (consecuencia de la destrucción del sistema pluvial mexica) que ocasionó un fuerte deterioro en la ciudad colonial; las leyes de reforma que fomentaron la especulación inmobiliaria; el porfiriato con la influencia del urbanismo parisino; el sismo de 1985 que aparte de evidenciar la mala planeación urbana y las condiciones de vulnerabilidad en las que vivía gran parte de la población capitalina, propició la formación de una ciudadanía activa, cuyas demandas de vivienda se concretaron con Renovación Habitacional Popular, programa que le da una peculiaridad a la actual reestructuración urbana. También dentro de este capítulo se enuncian los proyectos de intervención y mejoramiento del Centro Histórico, que se realizaron a partir de los años sesenta hasta la transición política de la ciudad.

Con el objetivo de identificar a los agentes que inciden en la planeación y configuración urbana, la revalorización del Centro Histórico es descrita en el tercer capítulo; desde la política de redensificación del Bando 2 que afectó a las cuatro delegaciones pertenecientes a la ciudad central (Cuauhtémoc, Benito Juárez, Miguel Hidalgo y Venustiano Carranza) hasta la elaboración del “Plan Integral de Manejo del Centro Histórico de la Ciudad de México 2011-2016”, documento entregado a la UNESCO que marca las pautas de planeación y ordenamiento territorial, con la finalidad de continuar

3 con los trabajos de regeneración del centro así como su salvaguarda como Patrimonio de la Humanidad.

El cuarto capítulo corresponde al estudio de caso: la revalorización de la calle Regina a partir de su peatonalización. La calle de Regina está ubicada al sur del Centro Histórico y forma parte del núcleo urbano correspondiente a la etapa fundacional de la ciudad colonial. Parte central de la estrategia de la peatonalización es reforzar el carácter medular del espacio público en la dinámica social del lugar y generar un efecto multiplicador en la reactivación económica de la zona mediante servicios culturales y complementarios. No obstante, como es sabido, estas acciones conllevan una reconversión y/o diversificación del uso de suelo y de comercios enfocados a satisfacer las demandas de los nuevos residentes y visitantes; mientras que los habitantes de antaño se ven afectados por la nueva rutina nocturna del barrio. En este apartado incorporo el trabajo de campo constituido por entrevistas, observaciones y material fotográfico. Todo ello, con la finalidad de hacer una evaluación de contraste, esto es, integrar los momentos previos bajo un análisis de la situación.

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Capítulo I. Marco teórico-conceptual

Proceso de revalorización socioespacial

El espacio es una construcción social que, al mismo tiempo, pertenece al mundo material o proyectivo, al mundo mental simbólico y al mundo de la comunicación y el lenguaje. Es discurso, es representación y es materialidad. Ignorar cualquiera de estas dimensiones o instancias de lo geográfico representa una reducción y, por tanto, una amputación y simplificación de la realidad. (Ortega, 2000: 525).

Si se considera, con base en Ortega (2000), a los procesos sociales, en su dimensión espacial, como el objetivo que se propone la geografía; entonces, cabe retomar los conceptos de agentes, prácticas y representaciones, ya que determinan la dimensión de los procesos; es decir, se trata de una geografía que se plantee “cómo los procesos de socialización en espacios determinados generan grupos sociales, y cómo las gentes transforman los lugares y se transforman a sí mismos, a través de estos procesos” (Johnston, 1987; en Ortega 2000:516).

Moraes y da Costa señalan que la valorización del espacio resulta de una relación dialéctica entre el valor del espacio y el valor en el espacio. En primer lugar, el valor del espacio tiene una base física (recursos naturales, topografía, clima, etc.) diferenciada, lo que permite el desarrollo de formas particulares de producción y apropiación de los lugares a través del trabajo que modifica y transforma al espacio: “la producción de espacio y su resultado son tan solo un momento (si bien fundamental) en el proceso de transformación del territorio, un momento que da origen a la parte específica del valor del espacio creada por el trabajo” (Moraes y da Costa, 2009: 104)

El valor en el espacio corresponde al conjunto de condiciones espaciales universales para la reproducción de los modos de producción; trasciende las singularidades concretas de la producción para enfocarse en las especificidades abstractas de la valorización en general: “el valor en el espacio es el propio espacio en el proceso de circulación”. (Moraes y da Costa, 2009: 108).

Asimismo estos autores identifican diferentes momentos y formas de la valorización del espacio: 1.- apropiación del espacio como condición previa a la valorización y a la

5 creación de territorio; 2.- movimientos de expansión que articulan procesos de concentración (población, recursos, trabajo), la colonización es un ejemplo característico que comprende ambos procesos; y 3.- proceso de internacionalización, que constituye la etapa más avanzada, mediante la cual se globalizan ciertos procesos de revalorización espacial como el uso intensivo del suelo y la especulación inmobiliaria que tiende a la valorización futura del espacio a partir de las formas existentes.

La revalorización socioespacial es el proceso en el cual un lugar previamente devaluado, es reestructurado mediante intervenciones de mejoramiento que potencializan (revalorizar) sus cualidades, para impulsar la inversión de capital tanto público como privado. En cierto modo, este proceso obedece a la lógica del desarrollo geográfico desigual, cuya primicia es el movimiento del capital (Harvey 2003,2005.; Smith 1996); el constante ir y venir de las inversiones según convenga, de ahí que la revalorización de un lugar está correlacionada con la desvalorización de otro.

Smith (1996: 88) menciona que el capitalismo no sólo genera ciclos temporales de expansión y crisis, sino también ciclos espaciales de desarrollo en un polo y subdesarrollo en otro. El dinamismo de la acumulación de capital convierte esta lógica en algo así como un modelo de expansión capitalista en subibaja: el desarrollo en una región, país, o ciudad crea subdesarrollo en otro lugar. Precisamente es la dinámica del capital cuya base radica en la división del trabajo, la que fundamenta la existencia y construcción de múltiples escalas geográficas del proceso productivo con sus correspondientes subdivisiones; éstas poco tienen que ver con el carácter determinista de la geografía económica y su distribución alrededor del planeta; pues hoy en día la especialización del trabajo y la innovación tecnológica subordinan las condiciones naturales del espacio, las cuales dejan de ser una barrera para la reproducción del capital.

La división del trabajo es en gran medida una cuestión espacial. El capital se mueve a lugares específicos donde puede extraer ventajas económicas y realizar tasas de ganancia más elevadas. Según Smith (1996:79-80), los rígidos requerimientos de la acumulación rápidamente conducirían a un desarrollo de ciertas especialidades y condiciones de trabajo, distintos niveles de remuneraciones, diferentes recursos y tecnologías en algunos sitios a expensas de otros. En búsqueda de ganancias y 6 obligado a competir, el capital se concentra y centraliza no sólo en los bolsillos de algunos por encima de los de otros, sino también en los lugares de algunos a expensas de los de otros. Integrado a la diferenciación espacial de las rentas, salarios, producción, costos, etc, existen sistemas diferenciados de circulación financiera y de reproducción social, y todos están construidos de varias formas en la geografía del capitalismo.

El análisis del fenómeno urbano que nos ocupa debe ser elaborado desde una constante interacción de escalas espacio-temporales que nos ayuden a dilucidar la configuración espacial de la llamada brecha de renta (rent-gap), y cómo ésta genera no sólo especulación inmobiliaria, sino también diversas manifestaciones socioculturales:

“Las diferencias geográficas (…) son perpetuamente reproducidas, sostenidas, socavadas y reconfiguradas por los procesos político-económicos y socio- ecológicos que tienen lugar en el presente (…) Es importante, por consiguiente, apreciar la volatilidad y el dinamismo de las formas geográficas contemporáneas. Ciudades y regiones metropolitanas completas han sido configuradas y transformadas en el plazo de una generación. Los cambios culturales muestran también una extraordinaria eflorescencia y volatilidad”. (Harvey, 2003: 98-99). Entonces, sólo la comprensión multiescalar del proceso de revalorización, nos permitirá reconocer y entender las especificidades inherentes al lugar afectado. Para llevar a cabo el estudio, Smith (1996) propone tomar en cuenta tres aspectos centrales del desarrollo desigual: a) la tendencia hacia la universalización de la ganancia a partir de la diferenciación espacial de la división del trabajo; b) valorización y desvalorización en el entorno edificado a través de la acumulación y circulación del capital; y c) reinversión y ritmo de las desigualdades relacionadas estrechamente con la economía nacional e internacional, que crean ciclos de inversión localizadas en un espacio determinado .

A propósito, Harvey (2003) comenta que la búsqueda de la ganancia en la brecha de renta, crea diferencias geográficas según el grado de inversión del capital, “garantizando que las regiones en capital aumenten su riqueza, mientras las regiones pobres en capital se vuelven relativamente más pobres”.

Siguiendo los fundamentos del desarrollo geográfico desigual, el concepto de gentrificación que más adelante se abordará, responde a un proceso global en tanto producto de la lógica neoliberal. Sin embargo la espacialidad resultante varía de acuerdo a las circunstancias locales; de ahí la importancia de reconocer las 7 particularidades del proceso, considerando la relación entre las diferentes escalas involucradas, en nuestro caso: ciudad – ciudad central – centro histórico – calle.

Por tal motivo, la elección de una escala específica para elaborar el estudio de caso, no debe de ser impedimento para la problematización del proceso, pues como apunta Harvey (2003: 98): “El examen del mundo a una escala particular revela inmediatamente toda serie de efectos y procesos que producen diferencias geográficas en los modos y niveles de vida, en el uso de recursos, en las relaciones con el medio ambiente y en las formas culturales y políticas”.

Del callejón al Bulevar: Antecedentes históricos de la revalorización socioespacial

El referente histórico del proceso de revalorización de la ciudad central, se sitúa en el proyecto de modernización urbana del París de Napoleón Bonaparte III a mediados de siglo XIX, encabezado por el prefecto de la ciudad, Georges Haussmann quien llevó a cabo una serie de obras públicas de gran envergadura como el ensanchamiento y la traza de calles y grandes avenidas que permitieron la circulación hacia el centro de la ciudad cruzándola de extremo a extremo. Además, la remodelación de la ciudad incluyó la construcción de infraestructura y equipamiento urbano: mercados centrales, puentes, obras de drenaje, abastecimiento de agua, y palacios destinados al arte y la cultura, así como una gran red de parques que fungían como “los pulmones de la ciudad”. Sin embargo, como menciona Marshall Berman (1989), es el bulevar de Paris la innovación urbanística más espectacular del siglo XIX que marcó el paso hacia la modernización de la ciudad tradicional:

“Los bulevares de Napoleón-Haussmann crearon nuevas bases -económicas, sociales, estéticas- para reunir enormes cantidades de personas. Al nivel de la calle, estaban bordeados de pequeños negocios y tiendas de todas clases y en todas las esquinas había zonas acotadas para restaurantes y cafés con terrazas en las aceras. Estos cafés (…) pronto serán vistos en todo el mundo como símbolos de la vie parisienne.” (Berman, 1989: 151) Al mismo tiempo que se abría la ciudad al encuentro y a la libre circulación, se evidenciaban las grandes disparidades sociales que coexistían en la ciudad:

“Haussmann al destruir los viejos barrios medievales rompió inadvertidamente el mundo herméticamente sellado y auto excluido de la pobreza tradicional urbana. 8

Los bulevares al abrir grandes huecos a través de los vecindarios más pobres, permitieron a los pobres pasar por esos huecos y salir de sus barrios asolados, descubrir por primera vez la apariencia del resto de su ciudad y del resto de la vida”. (Berman, 1989: 153) Las consecuencias de la remodelación rebasaron las expectativas de la clase dirigente. Simultáneamente a la apertura y ensanchamiento de las calles y la limpieza de los espacios centrales “insalubres”, se fortaleció la organización popular, la misma que había sido desplazada a la periferia. Lefebvre (1975: 32) comenta que “uno de los logros que dieron su sentido a la comuna de París (1871) fue el retorno por la fuerza al centro urbano de los obreros, su reconquista de la ciudad, esa obra que les había sido arrebatada”.

Todo proyecto urbano representa una ideología del poder, en este sentido dicha planeación urbana respondió a una estrategia de clase: la burguesía francesa, sólidamente asentada en la ciudad, se vio cercada por la clase obrera que atraída por la oferta de trabajo, penetró hasta el centro urbano, habitando en ínfimos alojamientos. En este desorden los obreros amenazan a los ya instalados quienes impiden el desarrollo de la nueva vida urbana expulsando del corazón de la ciudad a la clase trabajadora.

Hacia 1880 el modelo Haussmann era un ícono del urbanismo moderno y como tal se reprodujo en diferentes ciudades alrededor del mundo. Engels (1887) denomina a este conjunto de intervenciones como método haussmann, describiéndolo como:

“la práctica generalizada de abrir brechas en barrios obreros, particularmente los situados en el centro de nuestras ciudades, ya responda esto una atención de salud pública o de embellecimiento o bien una demanda de grandes locales de negocios en el centro o bien a unas necesidades de comunicaciones como ferrocarriles, calles, etc. El resultado es en todas partes el mismo, cualquiera que sea el motivo invocado: las callejuelas y los callejones sin salida más escandalosos desaparecen y la burguesía se glorifica con un resultado tan grandioso; pero… callejuelas y callejones sin salida reaparecen prontamente en otra parte, y muy a menudo en lugares muy próximos”. (p72) Podemos decir entonces que la revalorización socioespacial no es algo contemporáneo, sino que es un proceso cíclico que revela la lógica del capital y de la clase dominante. No obstante cada ciclo viene acompañado de particularidades originadas por el contexto histórico y político, así como por el modo de producción imperante; en este caso la nueva ola de aburguesamiento del centro ahora histórico, deviene del paso de la industrialización a la terciarización de la ciudad.

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Del bulevar al suburbio

David Harvey (2004) indica que mientras que en algunos países europeos como Gran Bretaña, los proyectos urbanos estuvieron orientados hacia la adopción de sistemas de construcción industrial basados en una planificación racional del espacio, con el objetivo de promover el bienestar social y el crecimiento. En Estados Unidos la lógica fue diferente, ya que impulsaron la suburbanización por medio de subsidios del gobierno destinados a la vivienda y a la construcción de infraestructura urbana.

Durante la época del capitalismo industrial2 de posguerra, la ciudad comenzó a expandirse: tanto las fábricas como las empresas inmobiliarias se trasladaron a los terrenos periféricos; por un lado la creciente industria necesitaba más espacio para su reproducción; y por otro, las constructoras encontraron en los bajos costos del suelo un nicho de mercado para sus proyectos habitacionales. Con la creación del suburbio se origina una reorganización social del espacio: diferenciando el espacio de trabajo con el de habitación.

En un principio, los proyectos de vivienda individual estuvieron dirigidos a las clases altas, sin embargo, conforme crecía la suburbanización, se diversificó la oferta inmobiliaria al alcance de la familia trabajadora a través de atractivos créditos hipotecarios que incentivaban la inversión en la zona, al mismo tiempo que restringían la misma en los vecindarios de la ciudad central. Así fue como surgieron los suburbios: casas grandes con jardín, alejadas del ruidoso ambiente citadino, ideales para llegar a descansar después de una larga jornada de trabajo:

“Con la implementación de suburbios se esboza un proceso que descentra la Ciudad. El proletariado, separado de la Ciudad, terminará por perder el sentido de la obra. Apartado de los medio de producción, disponible a partir de un sector de hábitat para actividades esparcidas, dejará atrofiar en su conciencia la capacidad creadora. La conciencia urbana va a disiparse”. (Lefebvre, 1975:33) El proceso de suburbanización forjó las bases del fenómeno conocido como gentrificación, que empezó a desarrollarse en las ciudades post-industriales en la segunda mitad del siglo XX, ésta consistió en la gradual revalorización de los espacios localizados en la zona central de la ciudad anteriormente deteriorados por la falta o nula

2 Lefebvre (1973) señala que “la industria puede prescindir de la ciudad antigua, pero para ello, debe constituir aglomeraciones en las que el carácter urbano se deteriora” (p23) cita el ejemplo de las ciudades de Estados Unidos como San Francisco. Nueva York o Los Ángeles. 10 inversión en el mantenimiento en la infraestructura urbana y de los inmuebles. Dicha renovación urbana fue en palabras de Harvey (2004: 89), “una poderosa estrategia” subvencionada por el gobierno, que consistía en la reconstrucción de los centros urbanos más antiguos.

Aspectos teóricos de la Gentrificación.

El concepto de gentrificación se deriva de la palabra gentry que significa pequeña nobleza. Fue propuesto por la socióloga alemana Ruth Glass (1964) quien en sus estudios sobre los procesos urbanos de Londres, detectó la llegada de nuevos habitantes a la zona central en cuyas viviendas divididas en cuartos de alquiler residía la población de clase trabajadora.

“Uno por uno, muchos de los cuartos de la clase trabajadora de Londres, han sido invadidos por las clases media y alta. En mal estado, modestos talleres y casas pequeñas – dos cuartos arriba y dos abajo- han sido absorbidos por el banco cuando sus contratos de alquiler expiraron, y se han convertido en elegantes y costosas residencias. Grandes casas victorianas deterioradas anteriormente al reciente periodo – las cuales eran usadas como viviendas de alquiler o de ocupación múltiple – han sido mejoradas otra vez….Una vez que este proceso de gentrificación comienza en un distrito, continua rápidamente hasta que todos o la mayoría de la original clase trabajadora residente son desplazados y el resto de las características sociales del distrito son cambiadas.” (Glass, 1964, citada por Smith 1996). Bajo este concepto se describe una de las consecuencias más directas de la revalorización espacial: el desplazamiento de una clase social baja y el arribo de otro sector social con mayor poder adquisitivo. A pesar de la carga social que conlleva el neologismo, los desarrolladores urbanos así como algunos teóricos liberales lo adoptaron como sinónimo de eufemismos como “rehabilitación”, “revitalización de los barrios”, “renacimiento urbano”, etc.; neutralizado, el término gentrificación pasó a formar parte del discurso de la planeación urbana neoliberal.

Como menciona Hamnett (1991), la gentrificación supone un reto a las teorías tradicionales sobre localización residencial y estructura social urbana: Burgess y Hoyt (citados en Hamnett, 1991), sostenían que las clases más pudientes emigran del centro hacia la periferia, y que raramente volvían a las áreas centrales previamente abandonadas. Del mismo modo Alonso afirmaba en su teoría sobre el mercado del suelo urbano que la preferencia por la disponibilidad de espacio y las bajas densidades

11 son elementos mucho más valorados que la accesibilidad al centro urbano. En definitiva, la aparición y desarrollo del proceso pone en tela de juicio los modelos sobre el cambio urbano residencial basados en etapas sucesivas, que consideran la suburbanización llevada a cabo por las clases medias como la fase final de la progresión desde la ciudad pre-industrial a la industrial (Hamnett, 1991:173).

De esta manera, fue necesaria la elaboración de un marco teórico que ayudara a dilucidar el origen, comportamiento y consecuencias del proceso de revalorización de la ciudad central. Así la gentrificación ha sido explicada desde varias perspectivas, pero por su trascendencia en el debate teórico se pueden identificar dos posturas diferentes: la primera se basa en que dicho fenómeno es resultado de la demanda y preferencias de consumo individual; y la segunda postura hace hincapié en la intervención del capital público y/o privado para promover u ofertar la especulación inmobiliaria.

Demanda versus oferta

Como ya se mencionó anteriormente, la visión culturalista se basa en el cambio en los patrones de consumo de la clase media postmoderna; sus nuevos integrantes: hombres y mujeres jóvenes, profesionistas con un estilo de vida diferentes al de sus antecesores han cambiado sus aspiraciones y tendencias: del suburbio a un departamento en el centro de la ciudad; de la tranquilidad de la periferia residencial a la actividad urbana que nunca para.

“Un elemento clave a considerar es la transformación de la mano de obra en la sociedad actual, llamada post-industrial: los puestos de trabajo especializados ocupan un papel cada vez más relevante, en relación a la introducción de tecnologías modernas, del mismo modo que la sociedad ha pasado de ser básicamente productora de bienes a ser una importante productora de servicios. Así pues, ha emergido una nueva clase social con una base económica fuerte, identificada con frecuencia con los llamados trabajadores de cuello blanco o activos del sector cuaternario (ocupados en la banca, las compañías de seguros, etc.). La demanda de viviendas por parte de este colectivo está limitada espacialmente, ya que se siente atraído por las posibilidades de la vida urbana y por las ventajas derivadas de vivir en el centro de las ciudades”. (Ley, 1978, citado por Sargatal, 2000). La idea de la demanda como directriz en el proceso fue compartida por las teorías del uso residencial del suelo emanadas de los economistas neoclásicos. De acuerdo con ellos, así como la suburbanización reflejó la preferencia por el espacio y la capacidad para pagarlo, la gentrificación es el resultado de la modificación en las preferencias: 12

“Los valores de consumo antes que la producción guían las decisiones en el uso de suelo de la ciudad central”. (Ley, 1978: 11, citado por Smith 1996).

Dentro de la teoría neoclásica, la gentrificación está asociada con el modelo de filtración, esquema que se aplica para estudiar los cambios del mercado inmobiliario en la ciudad central, el cual consiste en un notable y considerable cambio en el tipo de población debido a un encarecimiento de la zona. Según David Ley (1978 citado por Sargatal, 2000) la oferta seguirá a la demanda de gentrificadores potenciales, cuyo poder económico determinará el desplazamiento de ocupantes con menores ingresos. Sin embargo, Ley no contempla la crucial intervención que tienen los diversos agentes inmiscuidos en la renovación urbana que, como Sargatal (2000) menciona, no pueden pasar a segundo plano ya que su participación en la producción del espacio urbano es directa y decisiva en la mayoría de los casos.

La oferta crea la demanda

Como contraparte al enfoque culturalista y de consumo, se encuentra la otra postura que hace énfasis en la primordial importancia de la reproducción del capital mediante la generación de ofertas inmobiliarias y culturales entre otras. Con base en Smith (1996), la relación entre la oferta y la demanda es simbiótica, pero es precisamente esa simbiosis en la cual el movimiento del capital en busca del máximo beneficio es predominante.

Para entender mejor la génesis de la gentrificación, es necesario explicar el proceso histórico de la desvalorización en la ciudad interior y la forma precisa en la cual esta desvalorización produce la posibilidad de una beneficiable reinversión3. El nexo crucial es la relación entre el valor del terreno y el valor de la propiedad. Para comprenderlo mejor, Smith (1996) utiliza cuatro categorías y las explica desde la teoría del valor:

3 Smith (1996) propone tomar en cuenta tres primicias del capital: 1) Los derechos de la propiedad privada le confieren al propietario un total control sobre el terreno y las mejoras, así como el uso que este espacio tenga. De esta condición deriva la importancia de la renta del suelo como una forma de organizar la geografía de la localización económica. 2) El terreno y las mejoras son reparados en el espacio, excepto su valor. Por un lado el valor de las edificaciones mejoradas sobre un pedazo del terreno además en los terrenos aledaños influye la renta del suelo que los propietarios pueden demandar y por el otro lado, desde que el terreno y el edificio son inseparables, el precio al que el edificio cambia de manos también refleja el nivel de renta del terreno. 3) Mientras que la tierra es permanente, las mejoras en las edificaciones tienen un periodo de vida generalmente largo. Las instituciones financieras jugarán un importante rol en el mercado inmobiliario.

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a) Valor de la casa.- Es determinado por la cantidad de trabajo social que fue necesario para su construcción (el cual fija la fluctuación del precio en el mercado inmobiliario). Así como por la depreciación a través de su uso, que se puede contrarrestar mediante intervenciones de mejoramiento que le adicionen valor. b) Precio de venta.- Representa el valor de la casa más la renta del suelo capitalizado. c) Renta del suelo capitalizado.- Renta del suelo que posee un cierto uso mediante el cual los propietarios obtienen una ganancia extra. d) Renta potencial del terreno.- Es la renta más alta que se puede generar con un mejor uso del terreno.

Las categorías antes expuestas son claves para comprender el concepto medular que propone Neil Smith para explicar el origen de la gentrificación: rent-gap del cual se ahondará más adelante no sin antes exponer a grandes rasgos el ciclo de vida de los barrios: crecimiento, declive y renovación. Cuando en el vecindario se edifican construcciones nuevas, el precio de la casa refleja el valor de la estructura y las mejoras crean por añadidura un realce en la renta del terreno capturado por los propietarios.

Durante el crecimiento del barrio la renta del suelo se incrementará mientras que el valor de la casa comenzará a disminuir. Pero eventualmente puede haber una desvalorización del vecindario por diferentes causas como la innovación tecnológica que cambia la organización del proceso productivo; por obsolescencia en el estilo y diseño arquitectónico que deprecia la propiedad en el mercado inmobiliario4; y por el uso y desgaste físico de la vivienda y, mientras más costosas sean las reparaciones más rápida es la desvalorización.

En el declive del barrio incursionan varios actores que con prácticas específicas fomentan la degradación de la zona. Dichas acciones están temporalmente definidas: En un primer momento, los dueños de los inmuebles al hacer un balance en el costo- beneficio de la reparación y mantenimiento de sus propiedades, deciden vender y

4 A propósito del mercado inmobiliario, según Lefebvre (1983) éste desempeña un segundo sector, de un circuito paralelo al de la producción industrial, a pesar de tener pocos efectos multiplicadores, en la media en que la producción de bienes muebles detiene su crecimiento, la inversión se traslada al sector especulativo de bienes raíces, el cual en muchas ocasiones, pasa a ser el principal generador de capital. 14 buscar otra vivienda donde su inversión esté segura5. La falta de mantenimiento libera el capital que puede ser mejor invertido en otras zonas de la ciudad.

Simultáneamente las empresas inmobiliarias y la administración pública compran las propiedades a un precio mucho más bajo y las revenden a familias 6 quienes se ven imposibilitadas de invertir en el mantenimiento de las casas y de cubrir el pago hipotecario al mismo tiempo.

Y por último se encuentran las instituciones financieras como las aseguradoras, que niegan y/o retienen los créditos hipotecarios7 (con bajos intereses), para las personas que deseen adquirir propiedades ubicadas en el área deteriorada, esto con la finalidad de reducir el riesgo económico que implica. De hecho varias agencias de bajos pagos de interés regresan a los suburbios donde se ven garantizadas sus ganancias.

Ante este panorama de deterioro, el éxodo del capital es inminente; aunque hay que señalar que como menciona Smith (1996), el abandono no se da porque las construcciones estén inhabilitadas, sino porque dejan de ser capitalmente redituables. Es en esta etapa donde aparece la “destrucción creativa”8 a partir de la cual, los propietarios de los inmuebles reciben incentivos (pagos de la póliza de seguro) para llevarla a cabo.

La desvalorización puede manifestarse de varias formas sin un patrón homogéneo para todos los casos. A pesar de esto, es fundamental que haya una situación previa de depreciación para que la revalorización sea conveniente: la desvalorización produce las condiciones económicas objetivas que hace de la revalorización una respuesta racional del mercado.

5 No obstante hay quienes optan por rentar y/o usar sus propiedades para realizar actividades económicas mixtas; en este sentido los terratenientes juegan un doble rol: como consumidores e inversionistas 6 pertenecientes a las comunidades históricamente segregadas llamadas “minorías” como afroamericanos, latinos, asiáticos, entre otras. 7 A este mecanismo se le conoció como Redlining que consistió en restringir el acceso a créditos e incluso a los servicios de salud a ciertas minorías raciales. En lo que respecta a los créditos, las aseguradoras junto con las estancias bancarias, realizaron un mapeo para localizar en las ciudades las zonas de seguridad financiera y de esta manera negar préstamos a las que no lo fueran. 8 La destrucción creativa se basa en la innovación de productos para crear nuevos deseos y necesidades con la finalidad de amortiguar la crisis cíclica del capital. Como ejemplo esta el caso de los inmuebles que son demolidos para la construcción de centros comerciales, estacionamientos, entre otros usos más redituables. 15

La brecha de renta “rent-gap” es definida como la disparidad entre la renta potencial del suelo y la actual renta del terreno capitalizado bajo su actual uso; gracias a la diferencia potencial del beneficio obtenible mediante un uso más lucrativo del suelo, se genera un margen de ganancia que hace atractiva la inversión. Siguiendo a Smith (1996: 68), la gentrificación sucede cuando la brecha de renta es suficientemente amplia para que los desarrolladores puedan comprar estructuras baratas, pagar los costos de construcción/rehabilitación de la edificación, puedan pagar los intereses hipotecarios y puedan entonces vender el producto final a un precio de venta que les deje una satisfactoria retribución.

La figura del gentrificador es una pieza clave en la renovación urbana, se caracteriza por tener la capacidad de realizar grandes inversiones y sufragar hipotecas. Smith (1996) identifica a tres tipos de gentrificadores que participan en la restructuración de la ciudad central: a) el primero es el desarrollador profesional que compra una propiedad para rehabilitarla y venderla con ánimo de lucro; b) particulares que compran la propiedad con la finalidad de habitarla; y c) los propietarios que reparan sus viviendas con el objetivo de ofrecerlas en alquiler.

Smith afirma que una vez superado el régimen de producción-consumo de masas, que declinó en los años 70 y 80, se pasó a un régimen de producción-consumo diferenciado. En este marco la clave está en la diversificación de productos y los mercados cautivos. Entonces la gentrificación se explica por el deseo de los gentrificadores de distinguirse de otros grupos sociales, es decir, se trata de una distinción cultural. (Hammett, 1991:185). No obstante, el nivel de injerencia de cada uno de estos actores gentrificadores, va a depender de las particularidades del proceso de revalorización así como de la existencia de otros agentes involucrados in situ, lo que supondrá una rediferenciación del paisaje cultural, social y económico.

Ante los dos enfoques antes expuestos, Hammett (1991:175), sintetiza la gentrificación como un fenómeno simultáneamente económico, social y cultural que comúnmente involucra la invasión de la clase media o de ingresos más altos que los de la clase trabajadora residente de las áreas degradadas y un reemplazamiento o desplazamiento de varios de los ocupantes originales; implica una renovación o rehabilitación física de la reserva de casas altamente deterioradas y en su revalorización se encuentra los 16 requerimientos de los nuevos propietarios. En el proceso ocurre un significante aumento en el precio de las viviendas en las áreas afectadas tanto renovadas y sin renovar, asimismo un proceso de transición del vecindario, involucra comúnmente un grado de transformación en la tenencia a la renta de la propiedad.

Ahora bien, si en las primeras décadas el punto central del análisis radicaba en el origen y consecuencias más generales del proceso, hoy en día hay una amplia gama de estudios sobre el tema, cuya atención se centra en cómo se desenvuelve la revalorización dependiendo las particularidades del lugar. A raíz de la diversificación antes mencionada, se han llevado a cabo esfuerzos por sistematizar el fenómeno urbano. En su trabajo sobre el estudio de la gentrificación, María Sargatal (2000) cita dos pautas de análisis:

 El trabajo elaborado por Redfern (1997 en Sargatal, 2000) quién sostiene que debe de haber una combinación de factores; en primer lugar es necesario que exista segregación social y residencial; en segundo lugar hay que partir del requisito de que las viviendas y las áreas susceptibles de experimentar gentrificación deben haber sido concebidas en sus inicios para ser ocupadas por las clases medias, las cuales las han abandonado en algún momento y han pasado a manos de clases populares; para Redfern, constituyen características propias de la gentrificación el hecho de que tiene que existir cierta disparidad entre los ingresos de los dos grupos mencionados -no basta que los unos sean superiores a los otros- y que las mejoras tengan lugar después del desplazamiento.  La segunda línea presentada es la elaborada por Juliet Carpenter y Loretta Lees (Carpenter y Lees, 1995) cuyo análisis se basa en el establecimiento de fases y en la consideración de determinados puntos clave: el proceso de suburbanización en la ciudad en cuestión; el punto de inflexión entre la etapa de desinversión y la de inversión, para lo cual hay que tener en cuenta: a) el notorio papel de los gobiernos y de las instituciones financieras para facilitar el proceso; b) los inversores, que pueden ser particulares o del sector público; c) los paisajes asociados a la gentrificación, que reflejan en el espacio la forma como han

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cambiado las pautas de consumo derivadas de la globalización de la cultura en el llamado mundo postmoderno.

Asimismo se han incrementado las investigaciones de corte humanista, el cual pone en primer plano al individuo residente y sus prácticas en el lugar; sus representaciones sociales e imaginarios urbanos; así como sus preferencias de consumo. Zukin (1998, citado en García, 2001) sostiene que:

“el consumo ha dejado de ser una categoría residual y las ciudades deben entenderse como paisajes de consumo en los que adquiere una importancia creciente la economía simbólica, fundamentada en la producción cultural. Este nuevo escenario ha alterado el papel de los estilos de vida que, en lugar de ser un resultado de la economía urbana, se han convertido también en su materia prima debido al marketing de las ciudades como lugares de diversidad cultural”. Sin embargo, independientemente del tipo de análisis y sus variables contempladas, se debe tener presente que hay siempre una base económica que articula la espacialidad de la revalorización en todos los casos, pues aún el arte y la cultura forman parte de la reproducción del capital que Bourdieu (1977,1984, citado por Harvey, 2004) denominó simbólico, éste es:

“el acopio de bienes de lujo que garantizan el gusto y la distinción del propietario. Por supuesto este capital es capital dinero transformado que produce su efecto adecuado en cuanto y sólo en cuanto encubre el hecho de originarse en formas materiales del capital. (…) El capital simbólico sigue siendo capital sólo en la medida en que lo sustenten los caprichos de la moda.” (p 97,100) David Harvey (2005) hace un minucioso estudio sobre la estrecha relación entre el capital económico y el capital cultural; utiliza el concepto de renta monopolista para explicar la mercantilización de la cultura. Dicho término emana de la economía política que menciona que:

“Toda renta se basa en el poder monopolista de los propietarios privados de ciertas zonas del planeta (…) surge porque los actores sociales pueden obtener un flujo de ingresos mayor durante un periodo de tiempo prolongado en virtud de su control exclusivo sobre un artículo determinado, directa o indirectamente negociable, y que en determinados aspectos cruciales es único y no reproducible.” (Harvey, 2005:30) Bajo esta lógica, los centros históricos se convierten en una marca de distinción que genera una mayor renta diferencial potencial; se convierten en una zona privilegiada dentro del ya estimado circuito de inversiones en el área central. No es casual que gran parte de las investigaciones recientes sobre gentrificación, se sitúan en los cambios 18 experimentados dentro de los cascos antiguos de las ciudades9. Cabe señalar que la gentrificación, por ser un concepto emanado de la realidad anglosajona, toca utilizarlo con mesura en el contexto latinoamericano; porque si bien es cierto que el neoliberalismo ha generado la globalización de ciertos procesos a un nivel local, todavía las condiciones de vida ampliamente diferenciadas entre ambas regiones, generan procesos de revalorización con especificidades muy arraigadas al territorio.

Ciudad y Centralidad

El carácter fascinante del espacio urbano proviene de esta característica: la centralidad siempre posible. Lefebvre (1983: 136)

La ciudad nace con la presencia de un excedente en el trabajo agrícola, que permite la permanencia fuera de las tierras de cultivo y como sostiene Castells (1978:18), “representan la expresión espacial de una complejidad social determinada por el proceso de apropiación y reinversión del excedente de trabajo”. La ciudad se crea al momento de reunir y concentrar las actividades necesarias para su reproducción; acumulación de conocimientos, técnicas, cosas, gente, riqueza, dinero, capital; concentra a todos los mercados desde el agrícola hasta el financiero:

“La ciudad también es productiva (medio de producción) pero antes reúne los elementos de la producción. Agrupa todos los mercados (…) atrae en su seno todo lo que surge al margen de ella, de la naturaleza y del trabajo. Centraliza las creaciones, nada puede existir sin intercambio, sin proximidad, sin relaciones. La ciudad crea una situación, la urbana, en la cual las cosas diferentes influyen las unas en las otras. Las reúne. La ciudad aporta la esencia de las relaciones sociales: la reciprocidad y la diferencia”. (Lefebvre, 1983: 123) La centralidad - comenta Lefebvre (1983)- es lo esencial del fenómeno urbano, junto con el movimiento dialéctico que la constituye y la destruye; una característica del espacio urbano es que cualquier punto puede ser considerado como centro y convertirse en un enclave: en el lugar privilegiado por la inversión del capital.

9 Desde las ciudades imperiales como París, Roma, Londres, Berlín , pasando por la experiencia de Barcelona, hasta llegar a las ciudades coloniales como Quito, Sao Paulo, Ciudad de México, etc. 19

Desde su origen, la ciudad ha estado en constante movimiento y transformación en función de las relaciones que en ella se crean y reproducen bajo un modo de producción específico, el cual le confiere a la centralidad ciertas particularidades. A partir de un análisis dialéctico del proceso histórico-geográfico de las ciudades, Lefebvre (1975) identifica una centralidad representativa para cada tipo de ciudad: en la ciudad de oriente el centro está en el palacio del príncipe; la ciudad antigua fija su centralidad en el ágora, lugar de reunión donde se ejerce la ciudadanía; la ciudad medieval como prototipo de la ciudad capitalista, instaló la plaza comercial como su centro, en esta tienen lugar las asambleas religiosas y comerciales.

En lo que concierne a la ciudad capitalista, ha creado el centro de consumo y su centralidad se define por su doble carácter: como lugar de consumo y consumo del lugar, esta centralidad se instala con predilección en los antiguos núcleos urbanos. Durante el neocapitalismo aparece como centralidad complementaria y en cierto modo preponderante, el centro de decisión que se identifica por reunir informaciones y conocimientos que son usados como instrumentos del poder; asimismo hay una centralidad cultural o lúdica cuyas implicaciones, sostiene Lefebvre (1975: 156) son “restituir el sentido de la obra que el arte y la filosofía aportaron; conceder prioridad al tiempo sobre el espacio, sin olvidar que el tiempo se inscribe y escribe en el espacio; poner la apropiación por encima de la dominación”.

Entonces podemos definir a la centralidad como el conjunto de las funciones materiales y simbólicas, así como las actividades nodales que articulan y reproducen la ciudad. A la vez, las funciones y estructuras corresponden a las prácticas de agentes sociales que moldean y cualifican al espacio urbano a merced de sus intereses. Sin embargo estas centralidades no se extinguen, se filtran de un proceso histórico a otro y se establecen de nuevo con otro significado.

Por su parte Castells (1978) denomina a la centralidad como el resultado de un proceso social de organización del espacio urbano y como tal, el centro urbano es un producto de las formas sociales en acción y de su dinámica interna y hay que definirlo con relación al conjunto de la estructura urbana. Él expone tres grandes categorías de centros:

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 El centro integrador que posibilita la comunicación y accesibilidad con respecto al conjunto de la zona urbana de la que asume la centralidad, creación de nuevos límites al interior de los espacios centrales.  Central Business District (CBD): Su especialización funcional ordena al espacio de acuerdo a las actividades comerciales y las de gestión. Hay un intercambio de bienes y servicios, así como una coordinación y dirección de actividades descentralizadas. Tiene una doble función en cuanto hay una especialización de la división técnica y social del trabajo y una especialización de unidades de consumo, ya que se establecen servicios dirigidos a un gran número de consumidores. La economía de mercado regula el esquema espacial del CBD10.  Centro Lúdico: Concentra los lugares de entretenimiento, en donde hay una diversificación de actividades de recreación. “Sublimación del ambiente urbano propiamente dicho a través de toda una gama de opciones posibles y la valorización de una disponibilidad de consumo en el más amplio sentido de la palabra”. (p.265)

A estas amplias categorías, Castells (1978) agrega otras centralidades mediante el análisis de la estructura urbana en relación con los niveles o campos de acción: nivel económico, político-institucional e ideológico. De esta manera identifica:

 Centro urbano de intercambio: Producto de la relación entre los elementos del nivel económico (producción – distribución – consumo). Organiza espacialmente los puntos clave en los que se desarrollan las diferentes fases del proceso de intercambio.  Centro político-institucional: Se construye con el establecimiento de formas urbanas, que se articulan para servir al aparato institucional en todos sus ámbitos: represivo, ideológico y económico.  Centro simbólico: Organización espacial de los puntos de interacción entre los ejes del campo semántico de la ciudad como lugar que condensa una intensa carga valorizante en función de la cual se configura de manera significante el espacio urbano.

Estas centralidades pueden combinarse y transformarse de acuerdo al contexto social y a los proyectos de planeación urbana. El crecimiento de la ciudad debilita la centralidad existente ya que las relaciones sociales se deterioran siempre en virtud de una distancia que separa las instituciones y los grupos. No obstante, la centralidad y la

10 El estudio del CBD como centralidad única fue ampliamente desarrollado por la Escuela Ecologista de Chicago. Burgess realiza una serie de anillos concéntricos al CBD y menciona que entre la periferia de suburbios existe una zona de transición deteriorada a la espera de la expansión del CBD y de la especulación inmobiliaria. Dicho planteamiento fue refutado por Hoytt quien debate que el CBD se expande sobre un sector Radial y sobre ejes que atraviesan el espacio urbano del centro a la periferia.

21 contradicción dialéctica que esta implica eliminan el cierre, es decir la inmovilidad, de ahí su tendencia a la policentralidad, hacia la constitución de diferentes centros complementarios. (Lefebvre, 1983)

De acuerdo con Castells, la creciente expansión de las ciudades trae consigo transformaciones en los centros urbanos que dan pie a la construcción de múltiples centralidades, por ejemplo: la difusión de la simbólica en el espacio urbano con la construcción de nuevas expresiones morfológicas, el sistema de signos se diversifica en correspondencia con el trazado de la ciudad y los flujos de circulación; se constituyen nuevos centros de intercambio periférico como los mini centros en los conjuntos habitacionales de las zonas de nueva urbanización. Asimismo hay una especialización creciente del antiguo centro urbano en actividades de gestión y administración, es aquí donde se instala el centro de decisión con un alto desarrollo en tecnología que alberga todo lo relativo a la producción y emisión de información. En contra parte, hay una disociación entre el centro urbano y las actividades de esparcimiento; conforme se suburbaniza la ciudad, hay una descentralización de la actividades culturales recreativas, que tienden a seguir la localización de las nuevas zonas de residencia.

Cabe señalar que si bien esta categorización teórica corresponde al contexto de las ciudades industrializadas, podemos utilizarlas como referente para el análisis de nuestra situación con el cuidado que esto implica. Milton Santos (1959, citado por Delgadillo, 2005:53) comentaba que el centro urbano en las ciudades de América Latina se caracteriza por la alta concentración de servicios de todas las escalas, y era nudo esencial de una red de vías urbanas. Y debido a su alta funcionalidad, la centralidad podía ser doble o triple.

Fernando Carrión (2007: 34) señala que todo tipo de centralidad es histórica porque va de la mano con la historia de la ciudad: “toda centralidad tiene, por un lado, funciones centrales porque, caso contrario no sería centralidad y, por otro, poca o mucha antigüedad porque acumula el tiempo socialmente producido por la ciudad”. Propone una tipología compuesta por tres modelos ideales de centralidad para las ciudades de América Latina:

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 Centralidad tradicional: Espacio con alta historicidad en la que generalmente su origen coincide con el momento fundacional de la ciudad e incorpora la historia que viene desde el momento de la fundación hasta ahora. Su existencia obedece una rectoría público–espacial de la urbe y tiene como máxima expresión simbólica a la plaza que funge como referente para la traza y distribución de las funciones de la ciudad. Es la centralidad político-administrativa de la que habla Castells (1978).  Centralidad funcional: Tiene concentradas, en un espacio estratégico, un conjunto importante de las funciones públicas y privadas, se define en el marco del patrón de urbanización expansivo y centrífugo, consolida la integración intra urbana mediante una centralidad múltiple y fuerte que es capaz de mantener la unidad urbana enmarcada en la relación centro–periferia. Es aquí donde se encuentra el CBD y el espacio de intercambio comercial al que se le suma el centro comercial.  Centralidad temática: Se caracteriza por la concentración de funciones especializadas que tiene un ámbito supra espacial. Tiene una autonomía relativa frente a la ciudad en la cual se localiza, porque la ciudad es “solo” un contenedor de articulación a la ciudad global de la que tiene más relación que a cualquier parte de la misma urbe que la contiene. Se puede vincular con el centro de decisión que mencionan Lefebvre (1983) y Castells (1978).

El regreso a la ciudad central

A lo largo del siglo XX las ciudades latinoamericanas siguieron un patrón de urbanización exógena: desarrollo de la periferia y la metropolización, esto en gran parte por la migración masiva de población del campo a la ciudad y por otra parte por las grandes ventajas competitivas que representaba la inversión en los terrenos adyacentes a la urbe. De ahí que los estudios urbanos y sociales estuvieran enfocados a las problemáticas vinculadas con la industrialización, pobreza, migración, entre otras.

Durante este periodo de crecimiento descontrolado, emerge una crisis de la centralidad “producto de los procesos de segregación urbana y de polarización socio espacial, que han caracterizado el proceso de urbanización de las cuatro últimas décadas”. (Coulomb, 2008: 30). Sin embargo, en los últimos veinte años ha habido un viraje en las investigaciones y en la agenda pública, con la tendencia al análisis de la ciudad central aparece un nuevo patrón urbano: de la ciudad extendida a la ciudad construida.

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Carrión (2005) señala que la revalorización de la ciudad construida proviene de la transición demográfica que tiene dos consecuencias directas: por un lado, las ciudades dejan de crecer en la forma acelerada como lo venían haciendo y, por otro, se cierra el ciclo de la migración del campo a la ciudad y se abren nuevas formas de migración, como la internacional y la peri–urbana. La ciudad construida se caracteriza por ser la zona de la ciudad con un alto valor histórico – patrimonial; por tener usos de suelo mixto que conlleva a la presencia de servicios más completos y diversificados; mejor ubicación y vialidades de conexión con el resto de la metrópoli:

“Es la parte de ciudad donde el urbanismo moderno basado en la institución y valorización del espacio público encuentra su realización más coherente y completa. (…) Todas las áreas de este tipo de hábitat cuentan con estructuras urbanas cuya traza fue planeada a partir de ideas específicas y fuertemente elaboradas de ciudad”. (Duhau y Giglia, 2008: 233) Debido a sus cualidades antes mencionadas, la ciudad central se convierte fácilmente en un espacio disputado (Duhau y Giglia, 2008), que sometido a múltiples presiones y contradicciones, permite la coexistencia de forma conflictiva de los usos residenciales, con el comercio formal – informal y los edificios de oficinas; y por su localización y características devienen diversos grados y tipos de centralidad.

“Así de ser espacios cuya centralidad se fue constituyendo a lo largo de decenios, en muchos casos se convierten de modo vertiginoso en lugares de paso de vialidades importantes o en metas de un público en busca de calidad urbana y de diversión. En estos tipos de espacios (…) los habitantes perciben con angustia los cambios en su entorno inmediato que resultan de la intervención de diferentes actores económicos interesados en aprovechar su centralidad y calidad urbana, convirtiéndolos precisamente en espacios disputados” (Duhau, Giglia, 2008: 252) Gracias a sus ventajas antes expuestas, hay un significativo aumento de inversiones público y privadas, esto trae consigo un fortalecimiento de la centralidad histórico- fundacional desde una perspectiva de corte especulativo y el riesgo a una posible gentrificación se hace inminente.

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Patrimonio y Centro Histórico

Monumento y ciudad histórica, patrimonio arquitectónico y urbano: estas nociones y sus sucesivas figuras iluminan de modo privilegiado las diferentes maneras con las cuales las sociedades occidentales han asumido su relación con la temporalidad y han construido su identidad. (Choay, 2007: 189)

El centro histórico como categoría espacial surge como una evolución que ha tenido el concepto de patrimonio urbano a lo largo de su existencia semántica. Así pues resulta necesario enunciar la génesis, desarrollo y significado del mismo.

La palabra patrimonio11 viene del latín patri = padre y onium= recibido, que significa lo recibido por línea paterna. El concepto de patrimonio se remonta al derecho romano temprano (durante la República romana), periodo en el cual significaba algo así como la propiedad familiar y heredable de los patricios (de pater: padre) que se transmitía de generación a generación y a la cual todos los miembros de una gens o familia amplia tenían derecho.

De hecho, el origen de los monumentos se remonta a las culturas greco-romanas donde servían para conmemorar la historia común y contribuir a la construcción de una identidad colectiva. El monumento para Francoise Choay12 (2007) es un artefacto edificado por una comunidad y sirve para recordar a otras generaciones, su especificidad es determinada por el modo de acción sobre la memoria que utiliza y

11 La Real Academia de la Lengua define a la palabra patrimonio del latin. Patrimonĭum en tres acepciones generales: 1. m. Hacienda que alguien ha heredado de sus ascendientes. 2. m. Conjunto de los bienes propios adquiridos por cualquier título. 3. m. Conjunto de los bienes propios, antes espiritualizados y hoy capitalizados y adscritos a un ordenando, como título para su ordenación. 12 Víctor Delgadillo (2005:4) cita un estudio de la misma autora en el cual analiza el concepto de monumento y patrimonio desde la particular visión de las diversas culturas europeas: el concepto de Patrimoine (herencia) es usado con gusto por los franceses para designar a los edificios del pasado, que a nombre de la historia y del arte deben ser protegidos. El concepto inglés Heritage (herencia) está más vinculado a cuestiones económicas y de derecho, que a valores de la tradición. Mientras que el concepto alemán Denkmal (Monumento) posee una fuerte y directa relación con la memoria y el concepto de Baudenkmal se refiere específicamente al Monumento Edificio (para los alemanes se trata de dos cosas diferentes).

25 moviliza por medio de la afectividad ya que es la forma de relacionarse con el tiempo vivido. La idea de patrimonio urbano empieza a edificarse a contracorriente del proceso de urbanización dominante. Choay señala que es “el resultado de una dialéctica de la historia con la historicidad” y bajo este análisis determina tres enfoques por los que transita el concepto: el memorial, el histórico y el historial.

La figura memorial es representado por Ruskin en la Inglaterra de 1860, quien le atribuye un papel fundamental a la arquitectura doméstica en la constitución del tejido urbano, de esta forma, la ciudad juega el papel memorial del monumento y como tal debe ser intocable. En la figura histórica están presentes dos funciones: la primera tiene un papel pedagógico en tanto que el estudio de la morfología de la ciudad antigua sirve como herramienta heurística. La segunda es una visión museística que contempla a la estructura urbana preindustrial como un conjunto de vestigios frágiles y valiosos por tener un estilo de vida original, que con la modernización se torna vulnerable, por lo que debe ser protegida cual obra de arte en un museo.

Como síntesis de estos dos enfoques aparece la figura historial abanderada por Gustavo Giovannonni quien le asigna un valor de uso a la ciudad tradicional; al incorporarla a los programas de ordenamiento territorial interactúa con la ciudad moderna como portadora de la vida cotidiana que mantiene los lazos sociales. El patrimonio es considerado como un conjunto de arquitectura mayor con su entorno, y por consiguiente se generan mecanismos de preservación y restauración a fin de mantener su morfología y respetar su escala. Para Choay el patrimonio histórico es:

“una expresión que designa un fondo destinado al disfrute de una comunidad planetaria constituido por la acumulación continua de una diversidad de objetos agrupados por su común pertenencia al pasado. (…) Esta expresión ha llegado a ser uno de los términos clave de la tribu mediática. Remite a una institución y a una mentalidad.” (p 7) El patrimonio fue un concepto clave para la consolidación de los estados nacionales, a través de estrategias culturales para generar imaginarios comunes de identidad nacional. El monumento en este sentido, sirvió como un instrumento de legitimización de la historia oficial: la del poder.

Huges de Varine (citado por Andrade, 2009), historiza la relación Estado – Patrimonio – Mercado en tres periodos: 26

1) Codificación: En el siglo XIX basado en una serie de claves y sistema de referencias que fijan y jerarquizan significados y valores. 2) Institucionalización: Comienza en el siglo XX, el Estado mediante sus estancias públicas controla la producción cultural. 3) Mercantilización: Corresponde a la época contemporánea, es la subordinación masiva de los bienes culturales a la lógica del valor de cambio, es decir a la capitalista.

El patrimonio en todas sus acepciones (tangible, intangible) es sustraído de su proceso social que lo produjo para ser cosificado, mercantilizado; de obra pasa a ser objeto. Se convierte en una marca de distinción que favorece la producción de plusvalía y en muchos de los casos para la obtención de una renta monopolista:

“Si las reivindicaciones de excepcionalidad, autenticidad, particularidad y especialidad son subyacentes a la capacidad de obtener rentas monopolistas, ¿qué mejor terreno para plantear tales reivindicaciones que el campo de las prácticas culturales? (…) Lo que está en juego aquí, es el poder del capital simbólico colectivo y de las marcas especiales de distinción vinculadas a un lugar determinado, que ejercen un poder de atracción significativo sobre los flujos de capital en un sentido más general”. (Harvey, 2005: 47-48) El patrimonio entonces aparece como un modelo cultural compuesto por un conjunto de bienes y valores propuesto para las futuras generaciones bajo la tutela del Estado así como por la supervisión de las estrategias de clase para ubicar a la cultura en un lugar funcional para sus intereses:

“El patrimonio es, en suma, consecuencia relativa e histórica de las pugnas por establecer criterios de distinción, ineludiblemente ligadas tanto al poder político y económico, como a las instituciones establecidas, tal como éstas se conforman en una determinada coyuntura. Su valor es, pues, eminentemente cívico y pedagógico, es decir, tiende a legitimar un determinado cuerpo de valores apreciado en función de su carácter modélico, como constructor de identidades que se proponen como ejemplos para las futuras generaciones”. (Andrade, 2009: 28) De acuerdo con Álvarez (2006), el concepto de patrimonio está íntimamente ligado con el contexto social del cual forma parte, de esta manera elabora un recorrido histórico semejante al de Choay para escudriñar las diferentes concepciones del término. En un primer momento, el patrimonio es considerado como una riqueza monumental que tiene valores eternos; son piezas únicas descontextualizadas con su entorno, coincide con la figura memorial de Choay. Este monumento aislado es una manifestación del poder

27 establecido que lo usa como símbolo de una clase social hegemónica. En este ámbito la preservación está basada en la conservación de los valores morales que representa.

Hay un momento transitorio entre el primero y el segundo que se ubica dentro de los grandes debates de planificación de la ciudad moderna con su acentuado crecimiento; por un lado está la tendencia a destruir el tejido urbano preindustrial y por otro, existe una corriente que entiende la necesidad de conservar ciertas construcciones monumentales, en este sentido la restauración tiene como objetivo embellecer sectores urbanos puntuales que posicionan a la ciudad tradicional reanimada como el centro de la gran ciudad para la ascendente burguesía; la conservación – restauración es una afirmación de un modo de pensar la sociedad a partir de una práctica de clase.

El patrimonio como conjunto monumental enmarca al segundo periodo, comprende un acercamiento con la ciudad: el monumento se define en relación con los diferentes elementos de su entorno (calles, plazas, casas, entre otros) con los que conforma un conjunto urbano. Como se mencionó en la figura historial, hay una integración de la zona histórica en la dinámica urbana y su ordenamiento funcional. La ciudad tradicional incorpora funciones de la ciudad con signos históricos al servicio de la nueva sociedad de consumo:

“Las cualidades estéticas desempeñan un importante papel en su mantenimiento (...) pasa a ser así producto de consumo de alta calidad para los extranjeros, turistas. Sobrevive gracias a esta doble función: lugar de consumo y consumo de lugar. De este modo, los antiguos centros entran más concretamente en el cambio y el valor de cambio sin perder su valor de uso en razón de los espacios ofrecidos a actividades específicas. Pasan a ser centros de consumo. (Lefebvre, 1975:27) Bajo el argumento de deterioro e insalubridad se promueve una revalorización del centro antiguo. Asimismo comienza la catalogación de conjuntos monumentales.13 “El espacio urbano se somete a la lógica de lo monumental. Edificios de todo tipo, espacios públicos, actividades económicas y personas acaban siendo restaurados, en un claro

13 En 1972 se constituye la Convención de la UNESCO sobre la Protección del Patrimonio Mundial, Cultural y Natural. Este instrumento nace legitimado por el gran número de países miembros de la ONU que libremente la suscriben. La Convención establece categorías de bienes culturales y naturales. Los primeros son Monumentos (obras arquitectónicas con valor universal); Conjuntos (grupos de construcciones aisladas o reunidas, cuya unidad e integración con el paisaje le dé un valor universal excepcional); y Lugares (obras de la humanidad y la naturaleza, y zonas con valor universal excepcional). Es evidente que esta convención privilegia los objetos con “valor excepcional”. Delgadillo (2005:15) 28 intento por convertir la historia a favor de los intereses económicos más enraizados con el poder establecido.” (Álvarez, 2006: 31)

En este ámbito por ser un espacio dinámico con alto valor patrimonial y funcional, se corre el riesgo de que las restauraciones e intervenciones urbanas, fomenten la museificación (anteriormente señalada por Choay) o la boutiquización descrita por Carrión (2009) como: “La adecuación de la base material edificada de los centros históricos y de la nueva infraestructura para que sean capaces de generar un recambio funcional que se expresa en nuevos usos de suelo, que tienden a reducir la población residente y popular para dar paso a nuevas actividades urbanas de alto prestigio, consumo suntuario y más rentables que la vivienda. (…) Está más en la línea del estímulo al turismo, pero a diferencia del tiempo pasado cuando se buscaba simplemente la contemplación museística, ahora interesa una presencia más activa de los sujetos patrimoniales exógenos.” (p.11) Para finalizar la revisión histórica, se encuentra el tercer momento donde el patrimonio es considerado como un bien económico heredado para su utilización colectiva. Ante el creciente desarrollo especulativo de las áreas antiguas, se elabora el Plan del Centro Histórico de Bolonia - como pionero de este periodo - para la recuperación de los cascos antiguos de las ciudades con la finalidad de reutilizar los inmuebles para cubrir la demanda de vivienda así como otras necesidades de la población. Bajo esta óptica social, la conservación del patrimonio se hará de manera integral, considerando sus dimensiones socio espaciales como parte de la ciudad y no fuera de ella, lo que conlleva una investigación de la morfología urbana: clasificar por tipo arquitectónico y no por monumento.

Siguiendo a Álvarez (2006: 35) se debe considerar al patrimonio como un “conjunto de bienes que interesan a la gran mayoría, en la medida en que están capacitados para ser utilizados socialmente.” De esta manera se llega a la denominación del Centro Histórico propuesta por la Carta de Quito en 1977 como: todos aquellos asentamientos humanos vivos, fuertemente condicionados por una estructura física proveniente del pasado, reconocibles como representativos de la evolución de un pueblo. Carrión (2009:9) comenta que esta definición responde a una categoría del Centro Histórico como centro vivo y como tal plantea que los protagonistas deban ser sus habitantes y que uno de los elementos centrales de la rehabilitación sea la vivienda, la cual es fundamental porque “atiende al pequeño patrimonio que es el mayoritario y a la

29 sociedad patrimonial que le da sentido.” En este sentido, Delgadillo (2005:62) sostiene que:

“Los centros históricos son un espacio público construido por su población en el tiempo por lo que pertenecen a la sociedad en su conjunto; contribuyen a la construcción de la identidad local o nacional por la gran concentración de patrimonio urbano arquitectónico; son asimismo territorios habitados y sirven a toda la ciudadanía y a la ciudad, a través de funciones centrales; son y han sido territorios heterogéneos funcional y socialmente y aún constituyen los espacios de la ciudad con mayor riqueza y heterogeneidad social.” Si bien es cierto que hoy en día existe una tendencia hacia la contemplación del patrimonio, y por ende del centro histórico como un bien económico mediante su reutilización a beneficio de la población, esta revalorización del uso se da bajo la lógica del capital que privilegia a los usos más lucrativos del espacio. Para Lefebvre (1975: 28) la resignificación de los centros históricos conlleva a una nueva centralidad, la del poder, “que reúne la formación y la información, las capacidades de organización y de decisiones institucionales.”

El centro histórico por su carácter dinámico, funcional y simbólico, es un espacio de mediación: a veces disputado y otras veces negociado entre los diversos sectores de la sociedad. De hecho gran parte de las tensiones sociales se externalizan en las plazas públicas; apropiándoselas y dotándoles de otro significado, ése que reclama el derecho a la ciudad.

Como ya se ha escrito anteriormente, los conceptos y su evolución responden a un contexto social determinado. Toca entonces conocer los antecedentes históricos que han moldeado al Centro Histórico de la Ciudad de México.

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Capítulo II.- Configuración del Centro Histórico de la Ciudad de México

El proceso social está siempre dejando herencias que acaban constituyendo una condición para las nuevas etapas. Milton Santos (2000:118)

El Centro Histórico de la Ciudad de México: un palimpsesto

Lo que hoy conocemos como el Centro Histórico fue por muchos siglos la Ciudad de México entera. Realmente, es apenas en el siglo XX cuando la ciudad creció de forma exponencial; la dinámica urbana produjo nuevas centralidades de diversos tipos, alcanzando el rango de metrópolis donde se incorporaron municipios del Estado de México e Hidalgo.

Para comprender mejor la lógica actual del Centro, es necesario retomar algunos acontecimientos históricos que fueron decisivos para su actual configuración. El centro es un espacio palimpsesto porque a través del tiempo ha sido producto y productor de procesos sociales, en donde se han trazado los diversos proyectos urbanos del poder en turno.

“Las estructuras y funciones del espacio son el resultado de una historia que debe concebirse como la obra de “agentes” o “actores” sociales, de “sujetos” colectivos que operan por impulsos sucesivos, emitiendo y formando de manera discontinua capas de espacio (…) las cualidades del espacio, son resultado de sus interacciones, de sus estrategias (…) la forma general de los urbano abarca reuniendo estas múltiples diferencias”. (Lefebvre, 1983:134) Hace seiscientos ochenta y siete años nació México-Tenochtitlan, fundada por los antiguos mexicanos en 1325 sobre un islote en el centro del Lago de México, debido al terreno lacustre, los mexicas desarrollaron un sistema hidráulico altamente especializado compuesto por chinampas, canales y calzadas construidas sobre diques que contenían y regulaban las aguas del lago, asimismo edificaron acueductos para abastecer a la ciudad de agua potable. La traza reticular de la ciudad partió del cruce de dos ejes, norte- sur y este-oeste.

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Al centro se encontraba el -el lugar ceremonial más importante de los mexicas-, y las casas de los sacerdotes, los dirigentes y los administradores de Tenochtitlan. Rodeando al centro se encontraban las casas del pueblo fraccionado en cuatro barrios: Cuepopan al norponiente, Atzacoalco al nororiente, al suroriente Zoquiapan y Moyotla al surponiente.

Fuente: Cervantes, Enrique. (2005:280).

La ciudad de la Nueva España: Poco tiempo después de la conquista de Tenochtitlan, Hernán Cortés empezó el poblamiento español de la “nueva” ciudad, repartió solares destinados a iglesias, monasterios, edificios públicos y plazas, y encargó a Alonso García Bravo la elaboración del plano de la ciudad donde es integrada la antigua traza mexica. Serge Gruzinski (2004: 238) apunta que fue “una alianza urbanísticamente lograda y al mismo tiempo una apropiación perfecta, física y simbólica de la ciudad indígena.”

Pese a las grandes pérdidas de población indígena durante la conquista, ésta siguió siendo mayoría por muchas décadas, razón por la cual la iglesia y la Corona decidieron separar a las dos poblaciones, y para ello se estratificó la ciudad: el centro para los europeos y los barrios periféricos para los indígenas14. Se puede ver que la segregación socioespacial del Centro tiene sus antecedentes desde la época prehispánica, gracias a que fue concebido como el espacio de poder simbólico y político donde residen las élites de la sociedad hegemónica.

14 La zona indígena tenía dos territorios; San Juan Tenochtitlan ubicada al sur de la ciudad española y Santiago Tlatelolco al norte. La administración española respetaba la bipolaridad prehispánica al conceder cierta autonomía administrativa a los notables indígenas, quienes desde la conquista fungieron como los principales intermediarios entre el pueblo conquistado y el conquistador. De esta manera las élites indígenas conservaron ciertos privilegios mediante una relación diplomática entre los españoles. (Gruzinski, 2004) 32

A lo largo de los tres siglos de la época colonial, la ciudad tuvo un lento crecimiento, una de las causas fue la gran inundación de 1629 como producto de la destrucción constante del ecosistema lacustre ocasionado por la desecación progresiva de los lagos del valle a través del desagüe y la construcción de diques y represas que obstruyeron el sistema de irrigación prehispánico. El desastre que se prolongó por años, ocasionó la destrucción de gran parte de la ciudad, así como la mortandad de la población más vulnerable:

“Los indios de la Ciudad de México fueron los más afectados: de los treinta mil muertos que se contaron, la mayoría eran indígenas. Aquellos que escaparon a la inundación sucumbieron a la epidemia de cocoliztli y de “tos chichimeca” (…) barrios enteros se hundían bajo el lodo, otros menos afectados estaban abandonados, ya que los privilegiados buscaron refugio en los pueblos de los alrededores: en Coyoacán, en Tacuba o en Tacubaya”. (Gruzinski, 2004: 350) Otra consecuencia del desastre fue el regreso de una parte de la población indígena que vivía en la periferia hacia el centro dañado y abandonado por los españoles que pudieron irse de la ciudad. “Inundación y mestizaje favorecen e intensifican la migración interna de la ciudad india hacia la española” (Gruzinski, 2004: 356). Con la ciudad inundada nace la ciudad barroca que se caracterizó por la concentración del poder en manos del clero: es en esta etapa donde se construyen la mayoría de las iglesias y conventos.

Un siglo y medio después, por el año 1794 el Virrey de Revillagigedo encomendó al Arquitecto Ignacio Costera para que limpiara los barrios de la ciudad. Castera estableció un proyecto para el ordenamiento de la traza y el plan para su desarrollo; se abrieron y pavimentaron calles, se construyeron puentes, se regularizaron los barrios y se alinearon las fachadas, entre otras acciones. La aportación del Arquitecto Castera fue, en palabras de Enrique Cervantes (2005) el proyecto urbanístico más importante de la época colonial para la ciudad de México.

Con el triunfo de la Independencia comienza la nueva época de México, sin embargo los cambios no se hacen ver inmediatamente, pues como mencionó Justo Sierra (citado por Cervantes 2005: 289): “cuando la nación mexicana dejó de ser colonial (…) el gobierno dejó de ser exterior; pero la organización (económica y social) fue la misma”. Una de las primeras reorganizaciones fue el decreto de la creación del Distrito Federal cuyo centro fue la plaza de la Constitución antes conocida como Plaza Mayor; la ciudad 33 de México se convirtió en la capital del país. Para sufragar los gastos del ayuntamiento, se inició en 1823 la venta de terrenos propiedad de la ciudad.

El siglo XIX se identificó por una fuerte inestabilidad política que generó que el gobierno de la ciudad pasara de municipal a federal y de autoridades elegidas por votación a designadas por la autoridad. De los acontecimientos sociopolíticos que causaron mayor impacto en la ciudad, se encuentran las leyes de reforma que promovieron la separación del clero con el Estado y de esta forma, se expropiaron gran parte de los bienes del clero; la destrucción masiva de iglesias y conventos se hizo inminente, dando lugar a la traza de nuevas calles.

Como subraya Gruzinski: “había que secularizar el espacio urbano para afirmar mejor la identidad republicana (…) Para conquistar el espacio público, el México liberal se sentía obligado a terminar con la “ciudad sagrada”, levantada durante la dominación española por las órdenes religiosas y el clero secular”. (2004: 83). A partir de 1859 la desamortización de las corporaciones permitió la venta de sus terrenos e inmuebles a las familias de mayores recursos y son los nuevos propietarios quienes determinaron el uso del suelo, su fraccionamiento y venta de los mismos; con el triunfo del liberalismo comenzó también el fructuoso negocio de la especulación inmobiliaria.

Con la intervención francesa, el Emperador Maximiliano posiblemente inspirado en el Paris de Haussmann, proyecta la creación de bulevares y jardines públicos; de esta propuesta sólo se construyó el Paseo del Emperador, camino que se abrió específicamente para facilitar el acceso de los emperadores al castillo y que con la reinstauración de la República es ensanchado y resignificado como Paseo de la Reforma.

A finales del siglo XIX con el establecimiento del porfiriato, aumentó la tasa de crecimiento de la población y también empezó la urbanización del país, siendo la Ciudad de México la que más concentraba dichos procesos. Se llevaron a cabo programas de infraestructura de gran envergadura: se modernizan y crean nuevas vías y medios de comunicación que aceleran el crecimiento de la urbe, por las nuevas avenidas se fraccionan nuevas colonias; la red ferroviaria y luego el tranvía eléctrico favorecen la movilidad de las personas y el flujo de mercancías; se construyeron

34 edificios monumentales, entre los que destacan el de Correos, el y la emblemática cárcel de Lecumberri.

Los terrenos pantanosos ó dedicados a la ganadería ubicados entre Chapultepec y el centro, atrajeron a los especuladores inmobiliarios quienes aprovecharon el deseo de las clases altas por salir del centro a lugares más airados pero cercanos a los aparadores de la ciudad porfiriana. Es así como surgieron las colonias Juárez, Cuauhtémoc, Roma y Condesa. Hacia el norte aparecen las colonias Santa María para la clase media y Guerrero para la clase obrera (Gruzinski, 2004; Delgadillo, 2005).

El centro se convirtió en la burbuja de la vida urbana civilizada al estilo de las ciudades europeas; las principales calles como 16 de Septiembre, Madero y 5 de mayo (sin menospreciar el Paseo de la Reforma que adquirió su fisonomía definitiva bajo el porfiriato) fueron los escaparates favoritos para la instalación de cafés, clubes, hoteles y tiendas de lujo, oficinas de corporativos, etc. Es justamente la burguesía de principios de siglo XX que comienza a capitalizar el pasado colonial mediante la explotación comercial y turística del mismo.

Con el régimen de Porfirio Díaz se acentuó la “nueva” segregación socioespacial, empezada desde la época liberal15. El centro es un ejemplo de ello: mientras que en la zona poniente se concentraban las grandes inversiones públicas y privadas; en la zona norte, oriente y parte del sur imperaba el deterioro ocasionado por falta de mantenimiento y la gran densidad de población que vivía en condiciones precarias formando así espacialmente, una herradura de tugurios.

Durante y después de la Revolución de 1910, la actividad constructiva de la ciudad fue poca e inestable; ante la incertidumbre del conflicto, los inversionistas privados no arriesgaron su capital, mientras que el estado en general tenía otras prioridades políticas. Es hasta 1930 cuando la ciudad recuperó su estabilidad: ya contaba con un millón de habitantes, ante el rápido crecimiento, el Congreso de la Unión expidió en

15 Gruzinski (2004) señala que si bien en la ciudad barroca era evidente la segregación entre castas, habían ciertos espacios comunes de convivencia como lo eran las fiestas patronales. Sin embargo en el liberalismo, la gran ola de venta y especulación inmobiliaria trajo consigo una nueva separación y distanciamiento entre las clases. “Ya no era la separación de dos repúblicas –de indios y de españoles- lo que regía la distribución del suelo de la ciudad, sino las diferencias económicas”. (p.467) 35

1933 la Ley de Planificación y Zonificación del DF, con la finalidad de regular el espacio urbano y su fraccionamiento.

Entre 1930 y 1950 el centro recobró su auge económico como resultado de la inversión inmobiliaria y comercial, las ventajas comparativas eran mayores dentro de esta zona debido al equipamiento e infraestructura urbana ya existente. En este tiempo, los barrios antiguos de la ciudad eran los lugares de recepción de los contingentes de mano de obra que llegaba de provincia, quienes habitaban las casas de vecindad. La ciudad seguía siendo mononuclear. (Cervantes, 2004; Suárez, 2004)

Ramírez (2009) indica que a partir de la segunda mitad del siglo XX, la urbanización de la ciudad es resultado de dos importantes procesos macrosociales que transforman la estructura social y urbana: la industrialización en el contexto del fortalecimiento del Estado social y corporativo; y la terciarización económica, en el contexto de la globaliza- ción, del capitalismo flexible y del predominio del modelo neoliberal. El proceso de industrialización (empezado desde finales del siglo XIX) fomentó la migración masiva del campo a la ciudad y con ello el crecimiento urbano acelerado. Suárez (2004) comenta que de 1950 a 1980 el crecimiento de las zonas industriales y los asentamientos populares marcaron la tendencia de la expansión física de la ciudad. Ante la creciente demanda de vivienda por parte de la población de altos y bajos ingresos, los agentes del suelo encontraron un nicho de mercado en los terrenos periféricos más allá de los límites territoriales del Distrito Federal.

“Al actuar como impulsor y promotor de la creación de infraestructura y servicios, el Estado generó condiciones favorables para el crecimiento y el desarrollo urbano. Este proceso estuvo asociado a fenómenos especulativos y mecanismos legales, ilegales e irregulares en el acceso al suelo, vivienda y servicios urbanos”. (Ramírez, 2009: 175) Durante este periodo comienza la metropolización y con ello la creación de nuevas centralidades y nodos urbanos. Las nuevas dinámicas de la ciudad generaron la relocalización de industrias y de otras actividades comerciales y públicas instaladas en el centro, (como fue el caso de la salida de la Universidad en 1954 a terrenos ubicados

36 al sur de la ciudad), ocasionaron el desplazamiento progresivo de la población del centro a otras zonas periféricas16.

René Coulomb (1991) sugiere que el problema del deterioro del centro debe entenderse en relación con los procesos y dinámicas que estructuran el desarrollo de la ciudad en su conjunto. Asimismo identifica tres fenómenos de desplazamiento poblacional: 1. migración forzada de las nuevas generaciones que no encuentran alojamiento en la ciudad central; 2. migración voluntaria de las familias que buscan edificar un patrimonio mediante la adquisición de una casa propia, estas familias constituyen parte de las masas de autoconstructores en las colonias populares periféricas; y 3. proceso de expulsión o sustitución de usos de suelo, en el cual los residentes son obligados a dejar su vivienda por acciones conjuntas como el deterioro físico del inmueble, desalojos por parte de los arrendadores y por programas de renovación urbana.

Otros factores que contribuyeron al deterioro del ahora Centro Histórico, fueron por mencionar algunos, el decreto (promulgado en los años cuarenta) del congelamiento de rentas de los inmuebles, lo que afectó la inversión en los bienes raíces; los propietarios al ver sus ganancias mermadas abandonaron el mantenimiento de sus inmuebles y/o modificaron el uso de los mismos: “las viviendas deshabitadas fueron ocupadas por bodegas y plantas bajas, frente a la calle, por comercios menores”. (Cervantes, 2004: 294)

El sismo de 1985 provocó un desastre de grandes magnitudes que causó estragos en toda la ciudad, principalmente en el área central donde por las características del suelo, las pérdidas humanas y materiales fueron mayores. Sin embargo las acciones de mitigación y rehabilitación de la zona afectada por parte de las diversas instancias,

16 Garza (1991), explica la expansión de la ciudad en cuatro etapas de crecimiento: 1) Crecimiento del núcleo central (1900-1930), en 1930 se inicia la expansión hacia las delegaciones que rodeaban a la ciudad central; 2) Expansión periférica (1930-1950), hay un crecimiento acelerado de las delegaciones circundantes y una ampliación de la zona conurbada, se experimenta un proceso de descentralización mediante la localización de comercios y servicios fuera del centro; 3) Dinámica metropolitana (1950- 1980), se rebasan los límites territoriales del D.F y en los municipios incorporados se observa una explosión demográfica promovida por la construcción de grandes obras de infraestructura, y ; 4) Megalópolis emergente (1980-2010), se caracteriza por la suburbanización de importantes áreas e integración de núcleos urbanos anteriormente aislados. El crecimiento de la ciudad de México tomó un carácter megalopolitano en la década de los ochenta, al consolidarse las articulaciones regionales con Toluca y Cuernavaca.

37 principalmente la sociedad civil, marcaron un referente en la construcción y restauración de vivienda social dentro de la ciudad central.

Lo que el sismo nos dejó: Renovación Habitacional Popular

19 de septiembre de 1985. 7:00 am. Ciudad de México.- Enrique duerme en un cuarto de azotea ubicado en la colonia Roma. Carmen está casi lista para salir de su departamento de Tlatelolco e irse al trabajo. Regina se prepara para iniciar otra semana más de clases. Carlos empezó su rutina hace dos horas en la Secretaría de Protección y Vialidad.

Diecinueve minutos más tarde, Enrique se despierta por un movimiento que no cesa y sale corriendo por las escaleras. Es el mismo movimiento que le hace creer a Carmen que se le ha bajado la presión. Regina corre al llamado de su madre y Carlos se encuentra en el sótano del edificio.

Menos de dos minutos bastaron para que media ciudad se derrumbara a causa de un sismo de 8.1 grados de magnitud escala Richter. Esa magnitud que le aclaró a Carmen que no se trataba de un problema de salud; a Regina le enseñó por primera vez en su vida lo que era un movimiento telúrico y a Carlos le hizo vivir momentos de angustia; mientras que Fuente: Programa Universitario de Estudios sobre la Ciudad. (2005:86) a Enrique no le permitió llegar a la salida…

El fenómeno sísmico de 1985 detonó un desastre de grandes dimensiones que se venía construyendo a lo largo de los años en la ciudad y con ello evidenció las condiciones de vulnerabilidad en las que vivía la población más “desfavorecida”: el riesgo constante de habitar viviendas altamente dañadas y/o deterioradas. También se demostró que un gran número de los edificios que se colapsaron o que presentaron daños mayores, eran construcciones recientes, las cuales respondían a un reglamento 38 que no ponía límites en el número de pisos para una edificación; tampoco se respetaba la norma en cuanto a la separación que debía existir entre construcciones, lo que agravó los daños aquella fatídica mañana.

De los escombros emergió el dolor de la pérdida, el cual se convirtió en solidaridad que a su vez se transformó en organización para reclamar al Estado y a las autoridades correspondientes una vivienda segura. La respuesta gubernamental ante la emergencia fue la propuesta de tres proyectos, planteados por la entonces Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología (Aguilera, 2005):

1) Fase I.- Consistía en la creación de una bolsa de vivienda integrada por casa disponibles, en poder tanto de los organismos de vivienda oficiales como de las empresas inmobiliarias, con la finalidad de ofrecer a los damnificados la opción de adquirir a crédito una vivienda. 2) Demolición de los edificios dañados de la unidad Nonoalco-Tlatelolco. 3) Política de descentralización de la administración pública federal.- Las oficinas de Caminos y Puentes Federales de Ingreso comenzaron a ser trasladados a Cuernavaca y posteriormente las del Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática (INEGI) a la ciudad de Aguascalientes. A la par, esta política pretendió crear en la periferia del área metropolitana del Valle de México una nueva zona habitacional. Sin embargo, esto no fue posible, ya que el arraigo de la gente con su entorno fue decisivo para echar atrás este plan.

Ante estos proyectos y otras respuestas oficiales surgieron diferentes organizaciones de damnificados; se trataba en general de personas politizadas con demandas concretas. Las asociaciones más activas y mejor organizadas fueron los dirigentes de Tlatelolco y del Barrio de . Entre todas las demandas, sobresalió la expropiación17 de los inmuebles dañados por los sismos, medida que permitiría a los damnificados detener los desahucios judiciales fundados en dictámenes técnicos de inhabitabilidad, al mismo tiempo que les permitía asegurar la permanencia en su entorno urbano para posteriormente reconstruirla a través de un apoyo financiero.

El 11 de octubre de ese mismo año, el presidente Miguel de la Madrid, expidió el decreto expropiatorio de cinco mil 427 predios en las colonias dañadas por los sismos

17 Dicha demanda fue tomada por la cúpula empresarial con cierto recelo y temor de que se produjera un escalamiento de los grupos de izquierda y con ello una posible sublevación, tal como pasó con el terremoto de Managua en 1972, el cual fue un factor decisivo para el surgimiento de la revolución Sandinista. (Aguilera, 2005) 39 en las delegaciones Cuauhtémoc, Venustiano Carranza, Benito Juárez y Gustavo A. Madero. No obstante, debido a la diferenciación socioespacial de los predios expropiados, el gobierno presionado por los intereses empresariales, excluyó del decreto expropiatorio los predios ubicados en la delegación Benito Juárez, así como los que se encontraban en ciertas colonias de clase media de la Delegación Cuauhtémoc.

Dicha reducción causó nuevamente el malestar y la agitación social en demanda de vivienda. Fue así como a finales de octubre se creó la Coordinadora Única de Damnificados (CUD) a la que se sumaron organizaciones vecinales independientes de los partidos políticos. La CUD exigía en primera instancia el derecho a una vivienda justa y digna y una presencia activa en la reconstrucción18 sociopolítica de la ciudad.

Superada la etapa de confrontación entre las distintas organizaciones de damnificados y el Gobierno, se procedió a la negociación para la reconstrucción, como resultado de ésta se obtuvo el “Convenio de Concertación Democrática para la Reconstrucción de Vivienda del Programa de Renovación Habitacional Popular” firmado por el Gobierno Federal, organizaciones de damnificados, institutos, universidades, asociaciones civiles, fundaciones, cámaras empresariales, entres otras. Para conocer los alcances y lo que significó el programa de Renovación Habitacional Popular en la configuración actual del Centro Histórico, es preciso exponer el contexto espacio-temporal en el que se desarrolló tanto el desastre como las demandas y logros de las organizaciones de damnificados.

Coulomb (1991) menciona que antes del sismo se estaba dando una revalorización de la ciudad central por las ventajas comparativas que representaba en cuanto a localización y accesibilidad, lo que se tradujo en la difusión de usos de suelo que

Fuente: Programa Universitario de Estudios sobre la Ciudad. (2005:181).

18 Asesorados por grupos de técnicos relacionados con los talleres de autogobierno de la Escuela de Arquitectura de la UNAM y con otras organizaciones de profesionales, diversos grupos de damnificados comenzaron a plantearse proyectos de autoconstrucción. 40 potencializarían las ganancias; situación que ponía en la cuerda floja la permanencia del uso habitacional de bajo costo. De hecho hubo una disminución constante de la oferta de vivienda en renta dentro de la ciudad central mediante desalojos y venta de los terrenos para usos de suelo más rentables. Ante esta situación se crearon asociaciones vecinales19 contra el acoso de los desalojos y a favor de negociaciones con el gobierno para la construcción de vivienda popular en el centro de la ciudad.

Renovación Habitacional Popular (RHP) en el Centro Histórico de la Ciudad de México.

Con la emisión del segundo decreto expropiatorio emitido el 21 de octubre con una lista de 4 mil 308 predios, el programa RHP dividió el área comprendida en 14 zonas de trabajo que incluían en promedio 330 inmuebles cada una. Los módulos de trabajo se instalaron dentro de la circunscripción de cada zona, donde quedaron adscritos equipos multidisciplinarios que se encargaron de levantar un censo de las familias que vivían en los predios expropiados20. Tres zonas de operación estuvieron ubicadas en su totalidad dentro del Centro Histórico: 224 predios dentro del perímetro A y 995 en el perímetro B; de este total, el programa actuó sobre 796, quedaron fuera de RHP 423 predios.

Coulomb (1991) distingue dos tipos de áreas de expropiación según su fecha de urbanización:

a) Etapa de crecimiento paulatino: corresponde a la ciudad construida hasta principios de siglo XX; se localiza en el centro-poniente de la zona de expropiación y comprende más o menos el 40% de la superficie total del área expropiada.

19 Como el caso de la Cooperativa Guerrero que desde los años setenta, tenía una estrategia de resistencia a los desalojos y un plan de solidaridad con los habitantes de vecindades derrumbadas en época de lluvias. También se encuentra la experiencia de la Unión de Inquilinos de la Guerrero, que junto con la cooperativa, recibió apoyo y asesorías de diferentes instancias sociales. Para ahondar más véase la participación de Priscilla Conolly (2005:71) en “20 años después. Los sismos de 1985”. 20 Una tercera parte de los jefes de familia eran mujeres, la mitad de ellas viudas o solteras entre 30 y 49 años de edad. Los jefes de familia hombres fluctuaban entre los 20 y 39 años. Dos tercios de las familias estaban integradas por tres a seis miembros y el 86% de ellas habitaba en viviendas de 40m2 o menos. El 63% de las viviendas tenían baño comunal (uno para 11 familias). El 29% de las familias compartían cocina (una para seis familias). El 29% pagaban una renta inferior a 500 pesos mensuales; una cuarta parte, entre 501 y 2 mil pesos, y 46% de 2 a 5 mil pesos. (Aguilera, 2005:34) 41

b) Etapa de crecimiento acelerado: se da a partir de los años 20 y se incrementó con la concentración de la industria en la ciudad; se localiza al norte, sur y oriente del espacio expropiado.

Los daños del sismo en el Centro Histórico, obligaron la intervención de las dependencias encargadas del cuidado del patrimonio (INAH e INBA) a generar mecanismos de restauración y resguardo del mismo. Con la firma de un convenio de colaboración técnica entre el INAH y RHP, se establecieron los lineamientos y criterios para el diseño de obra nueva y la rehabilitación de los inmuebles catalogados como monumentos históricos21. Se llevaron a cabo intervenciones en 370 inmuebles: 172 con la conservación total del inmueble; 35 con la conservación de la primera crujía; 64 con la conservación de la fachada y 99 de obra nueva con un proyecto de fachada.

La intervención de RHP en el Centro Histórico cuestionó la actitud, a veces excesivamente “conservacionista”, de los profesionistas del INAH y del INBA. (Coulomb, 1991; Aguilera, 2005). Antes del sismo, las acciones de estas dependencias estaban limitadas a proyectos de remodelación que ignoraban la problemática habitacional y por ende a los pobladores del Centro Histórico. En este contexto RHP constituyó la primera acción de importancia emprendida por el Sector Público para rescatar el uso habitacional en zonas de patrimonio histórico (Coulomb, 1991); puso sobre la mesa la necesidad de implementar mecanismos que cumplieran con los objetivos de reconstrucción de inmuebles patrimoniales y el mejoramiento de las condiciones habitacionales de la población.

Puede ser que por la inmediatez de las circunstancias, RHP se quedó en un programa vivendista. (Coulomb, 1991). A pesar de ello hay varias fortalezas del programa, como la articulación espacial entre la vivienda y el empleo a través de la combinación del uso habitacional con los talleres de producción, comercios y demás servicios ofrecidos por la población residente22. Pero sin duda la trascendencia23 del Programa RHP radicó en

21 Los aspectos a tratar son: respeto del alineamiento original en relación con la vía pública; respeto a la traza urbana; tratamiento de la fachada; la altura debe ser igual a la de la zona; uso de materiales contemporáneos con el color y tono que deben estar acordes a los monumentos vecinos. Para la demolición se consideró la conservación de la crujía de fachada a la vía pública; conservación de la fachada, integrándola a una crujía de construcción nueva; reconstrucción de la fachada, utilizando sus elementos arquitectónicos previamente desmontados. 22 El 31 de marzo de 1987 se inició la liquidación del programa RHP, con un resultado de 45 mil 133 viviendas y 3 mil 316 accesorias. Del total de estas construcciones, 46 mil 358 fueron realizadas por RHP y 2mil 391 por organismos no gubernamentales: FAC, CEPAC, Cruz Roja Suiza y Mexicana, UNICEF, 42 la expropiación de los terrenos donde se encontraban las viejas vecindades y edificios dañados para la construcción masiva de vivienda social, lo cual garantizó en cierta medida la renovación y consolidación del uso habitacional de un área importante dentro de la ciudad central, así como la permanencia de la población residente de bajos recursos, quienes dejaron de ser inquilinos para convertirse en propietarios24. Dicho cambio trajo consigo el establecimiento de nuevos patrones de consumo y por ende la transformación de la vida cotidiana a partir de la propiedad privada.

De este modo, se crean imaginarios de “prosperidad y tranquilidad eterna” en torno a la casa propia. Como señala Manuel Aguilera (2005:52), “la vivienda fue concebida como medio de superación cultural de la familia (…) quienes abandonaban las vecindades con secuelas de insuficiencias de servicios comunitarios”.

En síntesis, el “efecto movilizador del sismo” (Conolly, 1991) propició la transición de la solidaridad a la organización y movilización ciudadana que a la vez, se tradujo en una vía hacia la democratización de la ciudad al poder incidir en la gestión urbana y habitacional. Pues como dijo Monsiváis (1997:20): “Fue la conversión de un pueblo en gobierno y del desorden oficial en orden civil. Democracia puede ser también la importancia súbita de cada persona”. La aportación de la sociedad civil ha sido sustancial, gracias a esto se ha mantenido una dinámica social plural que se reivindica a través de mediaciones; ejemplo de ello fue la rehabilitación después del sismo del 85 protagonizado por el Programa de Renovación Habitacional Popular a través del cual se construyeron alrededor de cuarenta mil viviendas.

Unión Nuevo Amanecer del Barrio, la Peña Morelos, la Unión de Vecinos de la Colonia Guerrero, entre otros. (Aguilera, 2005:44) 23 De acuerdo a un funcionario del Banco Mundial quien visitó las áreas de trabajo como parte de una misión de dicho organismo, RHP es considerado como un programa sin precedentes en la historia de la reconstrucción y rehabilitación de vivienda postdesastre. 24 Aguilera (2005) comenta que con los programas de reconstrucción, el Distrito Federal dejó de ser la entidad con mayor índice de inquilinaje, antes del sismo, a ocupar una de las ciudades con mayor número de propietarios de casa habitación en el país. 43

Proyectos de intervención urbana en el Centro Histórico

La entrada de México al mundo neoliberal comenzó desde 1982, pero sucedió de forma definitiva durante la siguiente década, caracterizada por el adelgazamiento del Estado mediante la privatización de varios sectores estratégicos. A lo largo de este periodo se han efectuado procesos de reestructuración urbana, a través de proyectos de gran importancia en términos de capital; conformando centralidades múltiples que han obligado a una redefinición del papel que desempeña el CHCM en el conjunto de la ciudad; hoy en día es un detonador de la terciarización económica a partir de servicios especializados como la actividad turística, la cultura y el patrimonio.

Perló y Bonnafé (2007) sostienen que las autoridades de la ciudad invirtieron entre los años setenta y 2001, en el mantenimiento de los servicios básicos sin que hubiera una estrategia urbana definida, provocando discontinuidades en la estructura que a la vez propició la ruptura del tejido social de diversos barrios del Centro Histórico.

“El gobierno invirtió de manera directa en determinados campos: transporte, vivienda, patrimonio edificado. Estos son efectivamente los tres ejes definidos como urgentes o importantes en los documentos analíticos tanto del gobierno como de la academia en las décadas 80 y 90: La riqueza patrimonial de la zona y su pésimo estado son los que suscitan el interés del gobierno a finales de los setenta. El congestionamiento vehicular y la fuerte carga de centralidad llevan a la inversión en transporte público. El alarmante despoblamiento de la zona conduce naturalmente a poner en marcha programas de vivienda popular”. (Perló y Bonnafé, 2007:121) Resulta pertinente conocer los referentes históricos contemporáneos que han definido al Centro Histórico de la Ciudad de México. De ahí la propuesta de enunciar los planes y/o programas de desarrollo urbano que han incidido directamente en la configuración espacial del Centro Histórico de la Ciudad de México del siglo XXI.

Desde finales de los años sesenta se han realizado programas de recuperación y mejoramiento urbano, cuya finalidad ha sido la restauración y mantenimiento del patrimonio del Centro Histórico. Muchos de estos programas tienen una lógica monumental del patrimonio, cuyo objetivo es la legitimación de la historia oficial, a través de la construcción de monumentos que realzan y fortalecen la identidad nacional: para lo cual recurre a un “nacionalismo del pasado que lo proyecta”. (Carrión, 2009: 8).

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Con base en la revisión histórica elaborada por Delgadillo (2005), se enlistan los siguientes:

-- Remodelación urbana de los centros cívicos de la ciudad de México 1967.- Consistió en la remodelación de plazas públicas: Regina, San Fernando, Santa , Loreto, Santa Catarina y Santo Domingo. Estas obras se realizaron entre otros objetivos para atraer al turismo de las olimpiadas.

-- Proyecto de Renovación Urbana 1970.- Promovido por el Instituto de Nacional de Vivienda, con una marcada influencia del urbanismo moderno, que tiene como referente la Carta de Atenas25 de 1933 elaborada por el CIAM, el postulado se basa en la zonificación de cuatro funciones que consideraron básicas: habitar, trabajar, recrearse y circular. A pesar de que el proyecto no se llevó a cabo, éste consistía en el remplazo de tugurios por edificios de corte funcionalista.

-- Remodelación del centro de la Ciudad de México 1972.- Con la finalidad de fomentar el turismo e incentivar la inversión de capital privado, se llevaron a cabo acciones como: remozamientos de fachadas; sustitución de equipamiento urbano y peatonalización de las calles de Gante y Motolinia. Se intervino sólo en el antiguo centro comercial, sus límites fueron el Zócalo--Venustiano Carranza y Donceles.

-- Delimitación de la Zona de Monumentos del Centro Histórico 1980.- El Gobierno Federal encabezado por José López Portillo emitió un decreto en el cual se declaró al núcleo de la ciudad como Zona de Monumentos Históricos. En el documento se establecieron los límites que encierran, en sus 668 manzanas, gran parte de la ciudad construida entre los siglos XVI al XX. La zona comprende:

 9.1 kilómetros cuadrados de superficie  Cerca de 9 mil predios  1,436 edificios con valor monumental en dos perímetros: el A, con una superficie de 3.2 km2 en donde se concentran el mayor número de monumentos, y el B, con una superficie de 5.9 km2 considerada como zona de amortiguamiento y/o transición entre el espacio de mayor concentración monumental y los primeros ensanches de la ciudad del siglo XIX.

También se creó el Consejo del Centro Histórico, integrado por los titulares de las secretarías de Educación Pública y de Asentamientos Humanos y Obras Públicas, el INAH y el Rector de la UNAM. Asimismo se elaboró un Programa Parcial que buscaba conservar y restaurar el patrimonio para adaptarlo a las funciones de la ciudad

25 Dicha carta es una respuesta a la realizada en Atenas en 1931, en la cual se plantearon que el uso de los monumentos debía garantizar su conservación. De esta manera se dieron los lineamientos que debían de seguir para la restauración edilicia y su incorporación a la ciudad moderna. 45 contemporánea y estimular la inversión privada. Algunas propuestas del programa fueron el desplazamiento de actividades del perímetro A al perímetro B y el repoblamiento de la zona.

No obstante, es hasta diciembre de 1987 que el Centro fue inscrito por el Comité de la UNESCO en la lista de Patrimonio Mundial de la Humanidad. A partir de entonces se han acentuado las intervenciones en el lugar. El atributo de patrimonio ha contribuido considerablemente en el proceso de internacionalización de la valorización del espacio central, dicha cualidad es promovida para atraer la inversión de capital privado y el interés de diversas instancias internacionales, así como para propiciar el crecimiento de las actividades de turismo cultural. A propósito de esto, Coulomb (2009) comenta que con la etiqueta de patrimonio de la humanidad, estamos frente a la progresiva construcción social y jurídica, de una especie de “derecho de injerencia cultural”, similar al “derecho de injerencia humanitaria”:

“La paradoja estriba en que, mientras las autoridades locales buscan el label de “ciudad patrimonio de la humanidad”, grupos de ciudadanos utilizan el mismo label para oponerse a los proyectos de estas mismas autoridades, por razones de posible afectación al patrimonio, y movilizan la opinión pública internacional para impedir su realización. Es decir, la inscripción sobre la lista del patrimonio mundial no representa solamente una fuente de promoción internacional de una ciudad; encierra también una potencial limitación a la libre actuación de las autoridades”. (Coulomb, 2009: 81) -- Recuperación del Centro Histórico 1991-1994.- Durante el periodo salinista se inicia de forma contundente la agenda neoliberal sobre todo el territorio nacional. Para la regeneración del CHCM se realizaron las siguientes acciones:

 Creación del Fideicomiso del Centro Histórico de la Ciudad de México: institución público-privada encargada de gestionar y coordinara ante los particulares y autoridades, las acciones para recuperar y proteger la zona a través de un Comité Técnico encabezado por el regente de la ciudad.  Inversión pública a fondo perdido para remozar el área de negocios con el programa “Para Conservar el Centro Histórico” bajo el lema Échame una manita!  Otorgamiento de incentivos fiscales, así como apoyo técnico y facilidades administrativas para la rehabilitación edilicia.  Eliminación del comercio ambulante a partir de dos acciones: 1. Declaración del comercio callejero en el perímetro A como ilegal y 2. Reubicación de los vendedores a las plazas comerciales creadas en el programa de Mejoramiento del Comercio Popular, con el cual se regularizaron parte del comercio informal.

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Se puede ver que las medidas emprendidas en esta etapa, estaban encaminadas hacia la gentrificación del Centro Histórico. Carrión (2009) sugiere que la reubicación del comercio callejero y la expulsión de la población residente en áreas específicas del centro, responden a un recambio social encaminado a dicho proceso.

Con la apertura política representada por la elección de jefe de gobierno del Distrito Federal en 1997 -donde se posicionó un gobierno de izquierda- hubo un cambio de paradigma en las políticas públicas y de ordenamiento territorial; el gobierno cardenista ejecutó 31 Programas Parciales en zonas específicas de las 16 delegaciones; tres de estos abarcaban el Centro Histórico casi en su totalidad26: Centro Histórico, Centro Alameda y Merced.

Fuente: Perló, Manuel. Bonnafé, Juliette. (2007:119).

26 A pesar de la cantidad de programas ejercidos en el centro histórico, no se llegó a cubrir en su totalidad el perímetro B (Delgadillo, 2005; Suárez, 2009). Delgadillo (2005:258) también enuncia algunas limitantes para la ejecución de los Programas Parciales de Desarrollo Urbano: 1. Depende de la “voluntad política” de la autoridad (central o delegacional) en turno para asumirlos como instrumento rector o no; 2. No hay una coordinación con las dependencias sectorizadas de la administración pública y 3. No cuentan con una partida presupuestaria propia para llevar a cabo los proyectos. Los instrumentos de planeación urbana que tienen incidencia en el sitio presentan traslapes en cuanto a su alcance territorial con respecto al polígono delimitado para el Centro Histórico según el decreto de 1980; quedando sujeto a dos Programas Delegacionales y tres Programas Parciales de Desarrollo Urbano. En consecuencia, los criterios empleados en los instrumentos urbanos presentan notables diferencias entre ellos. 47

El Programa Parcial de Desarrollo Urbano del Centro Histórico fue elaborado por el Centro de la Vivienda y Estudios Urbanos A.C (CENVI), aplicando el método de planeación urbana participativa, se delimitaron áreas de atención prioritaria.

Fuente: Suárez (2004:89).

Programa Parcial de Desarrollo Urbano del Centro Histórico (PPDUCH) OBEJTIVOS ESTRATEGIAS Redefinir el papel del CH en la ciudad, la Zona Crear las condiciones normativas necesarias que Metropolitana y el país, a partir del reconocimiento permitan la inversión de capital (público, privado, de su significado como patrimonio de todos los social) destinado a la recuperación del patrimonio mexicanos y de la humanidad. histórico y cultural en beneficio de la población Construir instrumentos normativos que permitan el residente y usuario del CH. Para ello se requiere aprovechamiento racional del patrimonio una coordinación entre las instancias federales y construido. locales encargadas de las áreas correspondientes que le den certidumbre a las inversiones y proyectos. Consolidar la función habitacional con una oferta Poner en marcha un programa de vivienda para el diversificada de vivienda para distintos estratos CH que considere el mejoramiento de la vivienda sociales. existente, la recuperación del uso habitacional en inmuebles de valor patrimonial y la construcción de nuevos edificios de vivienda. Con estas medidas se busca revertir el proceso de despoblamiento. Promover actividades económicas compatibles con Apoyar el desarrollo y fortalecimiento de micros y el proyecto de regeneración del CH pequeñas empresas, particularmente aquellas que son compatibles con el uso de suelo habitacional; 48

apoyar el desarrollo de actividades económicas vinculadas con el turismo; crear unidades de servicios para el funcionamiento eficiente del sistema propuesto y reordenar el comercio ambulante. Realizar acciones a corto y mediano plazo que Rehabilitar la imagen urbana intentando restituir la tiendan a mejorar la calidad del vida en el CH calidad de vida en el espacio público; reordenar la vialidad y el transporte y crear nuevas ofertas de estacionamiento.

Fuente: Elaboración propia con base en Alejandro Suárez Pareyón, El Centro Histórico de la Ciudad de México al inicio del siglo XXI.

-- Programa para el Desarrollo Integral del Centro Histórico 1998 – 2000.- Se elaboró a partir de cuatro estrategias rectoras articuladas entre sí: 1. Aprovechar la riqueza patrimonial y heterogeneidad socioeconómica, 2. Mantener la función habitacional, 3. Fortalecer la polifuncionalidad del territorio y 4. Potenciar sus posibilidades en beneficio de la población que habita, trabaja o visita este lugar. Algunos resultados fueron:  Mejoramiento de plazas públicas.  Creación de un fondo de salvamento integrado por donativos de particulares para la rehabilitación de inmuebles patrimoniales habitados por población de bajos ingresos  Gestión de proyectos para oficinas, comercio y servicios.  Apoyo a la realización de proyectos sociales  Ampliación de incentivos fiscales

Si bien es cierto que hubieron ciertas limitantes y vacios legales27 para la óptima ejecución del programa, sí hubo una evolución en la visión del Centro Histórico: de la boutiquización al centro vivo. Un ejemplo de ello fue la creación del Programa Parcial de Desarrollo Urbano del Centro Histórico, el cual sirvió de base para el actual Plan de Manejo del Centro histórico iniciado con la administración de López Obrador, quien a pesar de haber roto con la propuesta cardenista del Centro Histórico y de -no haber mostrado interés en la zona durante su campaña- (Delgadillo, 2005), recuperó gran parte de las directrices del Programa Parcial de Desarrollo Urbano del Centro Histórico.

27 Ángel Mercado (citado por Delgadillo, 2005:258), critica la nula participación ciudadana en la elaboración de los programas, así como la falta en materia legislativa para que los programas se convirtieran en instrumentos de gobierno que guiaran la inversión a los proyectos prioritarios. 49

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Capítulo III.- El centro revalorizado

Del Bando 2 al “rescate del centro”

El 7 de diciembre del 2000, el Jefe de Gobierno del Distrito Federal, Andrés Manuel López Obrador, dio a conocer la emisión del Bando Informativo Número 2 (B2) cuyos lineamientos y acciones estuvieron enfocados en la redensificación de la ciudad central, la restricción del crecimiento de la mancha urbana y la preservación del suelo de conservación del DF. Desde su ejecución, el bando 2 ha incidido de forma diferencial sobre las unidades de ordenamiento territorial asignadas. De acuerdo a Tamayo (2007), se enfoca principalmente en la ciudad central donde se concentra la infraestructura y el equipamiento urbano donde gran parte de la infraestructura se encuentra subutilizada. Como parte de las acciones estipuladas en el B2 para la ciudad central:

“III. Se promoverá el crecimiento poblacional hacia las Delegaciones Benito Juárez, Cuauhtémoc, Miguel Hidalgo y Venustiano Carranza para aprovechar la infraestructura y servicios que actualmente se encuentran sub-utilizados. IV. Se impulsará en estas Delegaciones el programa de construcción de vivienda para la gente humilde de la ciudad”. (López Obrador, 2000) Bajo este premisa, el Programa General de Desarrollo Urbano estableció una serie de medidas a implementar en la ciudad central, entre ellas destacan para el Centro Histórico de la Ciudad de México: a) fomentar la conservación, protección y reutilización del patrimonio histórico a través de la creación de programas y políticas integrales; b) hacer compatibles las categorías patrimoniales de la Ley de Salvaguarda del Patrimonio Urbanístico y Arquitectónico con los de los Programas Delegacionales y Parciales de Desarrollo Urbano; c) rescatar edificios, calles, barrios y plazas, incluyendo los edificios y monumentos históricos menos suntuosos a través de acciones de rehabilitación habitacional, de promoción para construir vivienda nueva y del otorgamiento de estímulos fiscales; y d) racionalizar la vialidad y el transporte a partir de la creación de corredores peatonales, sobre todo a lo largo de las calles y avenidas que concentran un gran acervo patrimonial, generando adicionalmente, fuentes de trabajo que contribuyan al desarrollo económico.

Sin embargo la puesta en marcha del B2 suscitó fuertes confrontaciones y críticas en los diversos sectores de la sociedad: empresarios, legisladores, académicos y 51 organizaciones sociales del movimiento urbano popular, manifestaron su inconformidad con la aplicación del bando. Entre las debilidades que tuvo el ordenamiento territorial guiado por el B2 están: la reducción de inversión para la vivienda particular; incremento en el precio del suelo urbano y encarecimiento de la vivienda, lo que ocasionó la concentración monopólica del suelo en la ciudad central, limitando en gran medida la zona de actuación para la generación de vivienda social.

En dos de las delegaciones centrales (Benito Juárez y Miguel Hidalgo) proliferaron los desarrollos inmobiliarios para la construcción de vivienda media y alta, lo que ha ocasionado el desplazamiento de la población residente; por un lado están los propietarios quienes han aprovechado el incremento del costo del suelo para vender sus casas y por otro lado, se encuentran los inquilinos que se han visto perjudicados por el alza de la renta y el encarecimiento de los servicios.

La política del bando 2 implicó en cierta medida un cambio en la planificación urbana: de la ciudad extendida a la ciudad construida. No obstante, gran parte de sus limitantes se debieron a la mirada simplista de concebir la funcionalidad de la ciudad de México a partir de una centralidad única, sin tomar en cuenta la estructura compleja del espacio urbano metropolitano. De hecho, parte del capital de la industria de la construcción “perjudicada” por el bando 2, invirtió en los municipios periféricos donde no sólo se benefició por el bajo costo del suelo, sino que favoreció directamente el incremento de la mancha urbana, justo uno de los problemas a revertir.

Como parte de la estrategia de recuperación y activación de la economía de la ciudad central, en el primer semestre del 2001 se elaboró un programa prioritario de Corredores Turísticos y Culturales del DF; sus objetivos fueron restaurar el Paseo de la Reforma, la Avenida Juárez y el Centro Histórico con la finalidad de impulsar las actividades económicas especialmente las ligadas al turismo, así como la inversión privada en la zona. Para el desarrollo y elaboración del programa se formó una comisión interdependencial coordinada por la Secretaría de Turismo, y mediante un convenio GDF-Facultad de Arquitectura UNAM se realizó el “Plan Maestro de los Corredores y los proyectos ejecutivos que de él se deriven”. En un principio se planteó

52 el desarrollo y diagnóstico28 para los dos corredores planeados: Corredor Turístico Reforma-Centro Histórico y Corredor Basílica-Catedral Metropolitana, que vincularía los dos centros religiosos más importantes de la ciudad; ambos corredores confluirían en el Zócalo.

Corredor Turístico y Cultural Paseo de la Reforma – Avenida Juárez – Centro Histórico

El corredor Reforma-Centro Histórico es la zona que tiene la primacía en el ámbito de los servicios metropolitanos (Ruíz, 2005), debido a que concentra las actividades financieras, público administrativas (con la presencia de dependencias locales y federales), culturales y de esparcimiento. Por ende, es considerado como el eje vertebral del turismo en la Ciudad de México; de ahí la importancia de priorizar la ejecución del corredor.

En la planeación del corredor se hizo una división o cortes espaciales del Paseo de la Reforma, atendiendo a sus especificidades urbanas (historia, entorno,etc.):  De Bucareli a la calle de Lieja: Corresponde a la primera traza de Reforma, marcada por las glorietas. Se distingue por ser la zona de los grandes edificios y monumentos y de tener la mayor intensidad de vida urbana. Tiene una extensión de 3 km  De Lieja a la calle Arquímedes: abarca la primera ampliación de Reforma hacia el poniente de la ciudad. Su referente principal es el Bosque de Chapultepec29, sin soslayar a los museos de Arte Contemporáneo, Rufino Tamayo y el de Antropología. Cuenta con una extensión de 1.7 km  De Arquímedes a la Fuente de Petróleos: Destaca el Auditorio Nacional, el campo Marte, el conjunto de rascacielos y la zona hotelera de Polanco. Se conecta con el Anillo Periférico. Tiene una longitud de 1.2 km.

28 El territorio que abarca los dos corredores, se caracteriza por una gran concentración de infraestructura subutilizada y pérdida de población; son áreas obligadas de paso a nivel metropolitano y están vinculados a una amplia red de vialidades primarias y de transporte masivo. Para ahondar más en el tema y en el proyecto de corredor reforma, léase a Ruiz, Francisco (2005) Un trabajo de equipo: “Plan Maestro y proyectos ejecutivos” en Nuevo Rostro de la Ciudad. Paseo de la Reforma – Centro Histórico Ed. GDF-Secretaría de Turismo y Fondo Mixto de Promoción Turística. 29 Por la importancia ecológica, histórica y social que representa el bosque de Chapultepec, formó parte de un proyecto especial, para el cual se constituyó en el 2003 el fideicomiso Pro Bosque de Chapultepec encargado de su regeneración. Ver más en: http://www.sma.df.gob.mx/bosquedechapultepec/index.php?option=com_content&view=article&id=45&Ite mid=28 53

La rehabilitación del corredor se llevó a cabo entre diciembre del 2001 y diciembre de 2004. En el primer semestre del 2005 se empezó con la remodelación de la Avenida Juárez. Los aspectos a trabajar y modificar durante todas la etapas del proyecto, fueron: a) vialidades y transporte; b) áreas verdes; c) alumbrado público; d) imagen urbana; e) usos de suelo y reserva territorial.

Como se mencionó anteriormente, uno de los objetivos del proyecto del corredor era impulsar la inversión de capital privado para la construcción de grandes desarrollos inmobiliarios, para ello se estableció un paquete de incentivos fiscales que abarca desde la exención del impuesto predial, hasta reducciones a los pagos por licencias de construcción, fusión de predios, entre otras. Con las nuevas torres corporativas, hoteles, centros comerciales y vivienda de lujo, el paseo de la Reforma reafirma el carácter estratégico que representa en la ciudad neoliberal. Bajo esta lógica el Centro Histórico (centralidad tradicional) está articulado con el corredor del CBD integrado por el eje Alameda-Reforma (centralidad funcional) y éste a su vez se conecta con Santa Fe (centralidad temática).

La “revitalización” del Centro Histórico de la Ciudad de México

El termino revitalización ha sido comúnmente utilizado por los desarrolladores y planificadores urbanos para hacer referencia al proceso de reestructuración de los centros históricos. No obstante, hablar de la “revitalización” del Centro Histórico es en cierta medida, desconocer las dinámicas - que si bien no han sido las idóneas para la sustentabilidad del patrimonio – han mantenido su funcionalidad y por ende su vitalidad como centro metropolitano donde se siguen concentrando las actividades comerciales, administrativas y culturales que atraen a las diversas clases sociales. Así que más que revitalización o rescate del Centro Histórico es un proceso de revalorización socioespacial a partir de las centralidades múltiples, el patrimonio existente y la vivienda construida subutilizada; cualidades que son reproducidas exponencialmente por el capital privado (inmobiliarias, propietarios, empresarios, comerciantes, etc.), el capital público (gobierno federal, gobierno local) y el capital social (Universidades, iglesia, organizaciones no gubernamentales).

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“Considerando esta variedad de capitales, el centro histórico de la Ciudad de México tiene un enorme potencial de desarrollo y es una zona de extrema vitalidad (…) Los locales comerciales y las bodegas (generalmente ilegales) representan una riqueza considerable; los flujos de dinero debidos a la compra y venta de todo tipo de productos (legales e ilegales) son testimonio del área de influencia de lo que es un centro comercial de atracción nacional”. (Perló y Bonnafé, 2007:116) El proyecto de revalorización del Centro Histórico de la Ciudad de México, fue en un primer momento promovido por el empresario Carlos Slim cuando se reunió con representantes del GDF con el propósito de invitarlo a invertir en el corredor Reforma. Sin embargo el hombre más rico de Latinoamérica no mostró ningún interés en participar en proyectos de inversión en la principal avenida de la Ciudad: “Olvídense de Paseo de la Reforma; quiero invertir en el Centro Histórico” propuso el Ingeniero Slim30.

La propuesta fue aceptada y sobre la base de un convenio entre el Gobierno Federal y Local, el 14 de agosto del 2001 se instaló el Consejo Consultivo para el Rescate del Centro Histórico integrado por representantes de los gobiernos y de la sociedad civil (académicos, inversionistas, artistas, arquitectos). A la par se nombró un Comité Ejecutivo presidido por Carlos Slim y conformado por tres representantes del Ejecutivo Federal (el Secretario Particular de la Presidencia de la República, el Secretario de Turismo y el Presidente de Conaculta), tres del GDF (los Secretarios de Turismo, de Desarrollo Urbano y Vivienda, y de Desarrollo Económico), así como por el Historiador Guillermo Tovar y de Teresa, el cardenal Norberto Rivera y el periodista Jacobo Zabludovsky.

Durante el evento, Slim anunció que el Comité arrancaría su tarea con una inversión de mil millones de pesos donados por las Fundaciones Carso y TELMEX, mismas que pertenecen a sus empresas; es precisamente esta inversión la que detonó la inyección de capital púbico en la remodelación del Centro. En la segunda reunión del Comité Ejecutivo se elaboró un programa con cuatro ejes de trabajo31:

 Bienestar social y económico: Coordinado por la Fundación Centro Histórico de la Ciudad de México, A.C, (asociación creada con capital de fundación Telmex), sus acciones se enfocaron en los rubros de salud: donación de equipo y material quirúrgico a hospitales del centro, donación de lentes; Microcréditos y PYMES: Con el respaldo de banco Inbursa se han proporcionado microcréditos a

30 Raúl Monge (2003). “Centro Histórico. Propiedad Privada” en Revista Proceso Núm. 1405. Octubre 2003 31 Véase Delgadillo (2005) 55

microempresas y negocios familiares; Educación: Otorgamiento de becas escolares y para talleres de oficios del Centro Histórico, entre otros.  Revitalización y restauración: Consiste en revertir el proceso de deterioro, a partir de la reconversión de inmuebles usados como bodegas o abandonados, en nuevos espacios de vivienda, así como nuevos giros comerciales, educativos y de entretenimiento y de servicios complementarios. Se busca también difundir y promover actividades tradicionales en el centro mediante publicaciones periódicas impresas y digitales.  Problemas del agua y propuestas: A partir de un diagnostico actualizado de la problemática, se propone: 1. Reducir las fugas en la red, cambiar la arquitectura y renovar las partes obsoletas; 2. Aumentar la infiltración del agua de lluvia al acuífero; 3. Infiltración de agua residual tratada; 4. Manejo y administración técnica y eficiente del precio del agua de la ciudad.  Seguridad y servicios públicos: Mediante el Programa de Seguridad Pública del Centro Histórico de la Ciudad de México, se creó y formó un cuerpo policial especialmente capacitado para atender las necesidades del Centro Histórico y se instaló una red de vigilancia con 110 cámaras de circuito cerrado de televisión y torres centinelas durante las 24 horas del día.

Por su parte el GDF convirtió al Fideicomiso Centro Histórico en organismo público en febrero de 2002, institución a la que encomendó “recuperar el núcleo urbano” con una inversión pública de 500 millones de pesos a fondo perdido para la remodelación de 34 manzanas que representan sólo el 5% del Centro Histórico: la misma zona intervenida durante la administración salinista de la ciudad y donde se encuentra la inversión anteriormente anunciada por el Comité Ejecutivo. De tal forma que el capital privado se convirtió en un agente protagónico en la ordenación del territorio del CHCM, donde sus decisiones han establecido la pauta que ha seguido el sector público y otros actores que participan en el rescate del centro histórico.

La decisión del Gobierno del D.F. de invertir en el mismo lugar donde por cierto, se ha concentrado históricamente el capital privado, pudo haber sido una táctica de “buena voluntad” para fortalecer la confianza entre los empresarios e inversionistas. De igual manera se integró un paquete de incentivos fiscales federales y locales32, diseñados

32 De acuerdo con el artículo 502 del Código Financiero del Distrito Federal de 2005, los proyectos de construcción, remodelación y rehabilitación de inmuebles en el corredor Reforma, Alameda y Centro Histórico tienen una exención de hasta el 100% en las siguientes contribuciones locales: Impuesto predial, impuesto sobre adquisición de inmuebles, impuesto sobre nómina, impuestos por derechos de construcción, por expedición de licencias, por inscripción por el Registro Público de la Propiedad. Otro mecanismo implementado es la Transferencia de Potencialidad de Desarrollo por medio del cual, los 56 para estimular la inversión en la zona, impulsar la generación de empleos y la rehabilitación de los inmuebles. Como resultado se puede observar que la incursión tanto de grupos inmobiliarios como de empresas y operadores turísticos, se ha acentuado a los largo de estos diez años. En este contexto Coulomb (2009:83) expone que la comercialización del patrimonio, “vía su explotación inmobiliaria, turística o mediática”, trae consigo una progresiva homogeneización cultural que deriva también en un “reduccionismo espacial y funcional de los centros históricos”. Es precisamente este “reduccionismo”, el que ha contribuido a fortalecer un desarrollo geográfico desigual entre los barrios que conforman la totalidad del Centro Histórico de la Ciudad de México. Situación que expone a los lugares intervenidos a una eventual gentrificación.

Fundación Centro Histórico de la Ciudad de México

La Fundación del Centro Histórico de la Ciudad de México, A.C., fue creada un año después del Consejo Consultivo, en el 2002, con el apoyo económico de la Fundación Telmex se elaboró el proyecto para el rescate del centro histórico basado en corredores temáticos a partir de la infraestructura existente. Delgadillo (2005) señala que “curiosamente” este proyecto de corredores coincide con los polígonos de actuación prioritarios delimitados en los programas Parcial y de desarrollo Integral del Centro Histórico durante la administración Cardenista.

 Corredor Cultural: Ubicado en Mesones-5 de Febrero-Izazaga- Eje Central, es visto como una zona de jóvenes y estudiantes, donde se pretende generar una oferta de vivienda y de servicios: “con el proyecto habrá más gente joven, estudiantes. Por eso queremos que ellos vivan, pero también los maestros, los intelectuales, los artistas; que sea una zona con una atmosfera un tanto bohemia, que cuente con cafés, bares, galerías, todo dentro de un ambiente cultural-educativo”.33 Para la planeación y desarrollo del corredor cultural participaron la Universidad del Claustro de Sor Juana, el Colegio de San Ignacio de Loyola Vizcaínas, Casa Vecina, así como los hostales para estudiantes y

propietarios de inmuebles catalogados pueden vender a un tercero el potencial no utilizado de edificación en altura para invertirla en proyectos localizados en otras áreas de la ciudad. 33 Entrevista a Adrián Pandal González, presidente de la Fundación Centro Histórico en Revista Centro. Guía para caminantes. Año 1 Num. 1 octubre-noviembre 2002. Ed Fundación Centro Histórico 57

residencias artísticas, Hotel Virreyes y Señorial, previamente adquiridos y acondicionados por la Inmobiliaria Centro Histórico.  Corredor Tecnológico: Entre las calles Venustiano Carranza y Uruguay, se busca que haya comercios especializados en equipos cibernéticos y tecnológicos. Se instala el Centro de tecnología Telmex, la biblioteca Digital Telmex y Empresas de Call Center. Para 2004 se empezó el desarrollo de una plaza comercial uniendo los patios interiores de catorce inmuebles, conservando sus fachadas. Se integran creando Plaza Capuchinas con locales comerciales, cines, estacionamientos, restaurantes y cafés.  Corredor Financiero: De Donceles a Venustiano Carranza. Ha sido el espacio más intervenido, donde se encuentran los edificios en mejor estado: “Habrá excelentes despachos, buenas tiendas de ropa, de objetos, de discos y buena vivienda, queremos que haya buenos departamentos ahí”34  Corredor del Entretenimiento: De Donceles a Garibaldi, en estas calles se encuentran recintos de recreación popular como la Arena Coliseo, Teatro Blanquita, El Fru-Fru, El Lírico, el , y la plaza Garibaldi, hoy remodelada y con un museo- restaurante del Tequila y del Mezcal.

Fuente: Perló, Manuel. Bonnafé, Juliette. (2007:141)

34 Entrevista a Adrián Pandal González, presidente de la Fundación Centro Histórico en Revista Centro. Guía para caminantes. Año 1 Num. 1 octubre-noviembre 2002. Ed Fundación Centro Histórico 58

En los últimos diez años la Fundación, junto con otras empresas e instituciones de Grupo Carso como la Inmobiliaria Centro Histórico de la Ciudad de México S.A. de C.V., - principal promotor de la recuperación de inmuebles deteriorados ubicados en el sector financiero, muchos de los cuales se rehabilitaron para vivienda- la Fundación Telmex y la Fundación Carlos Slim, han intervenido y moldeado una zona específica del espacio central de la ciudad de forma contundente:

“La Inmobiliaria Centro Histórico de la Ciudad de México y empresas del Grupo Carso han rehabilitado más de 60 edificios para diversos usos; de los cuales 55 albergan 620 departamentos de uso habitacional que se han logrado mantener permanentemente ocupados. Entre los espacios recuperados se encuentran: Casa Vecina, Casa TELMEX y el atrio de la Iglesia de San Francisco (espacio para el montaje de exposiciones); Hotel Bamer (en proceso), Edificio Rule (en proceso), Antigua Bolsa de Valores, , Edificio La Nacional, antiguo edificio de NAFINSA, Hotel Virreyes, Edificio del YMCA, Casa de los Condes del Valle de Orizaba (), Casa de los Condes de San Bartolomé de Xala (en proceso de rehabilitación). Más de 6,300 nuevos empleos permanentes se generaron con los espacios recuperados, generando con ello un número importante de nuevos residentes del centro”. (Plan integral de manejo del Centro Histórico de la Ciudad de México, 2011:32) Sin lugar a duda, aprovechando los incentivos así como la transacción de su capital entre sus diversas figuras jurídicas (inmobiliaria, fundaciones, empresas), Slim encontró más que sus raíces familiares, un paraíso fiscal35 en el corazón del Centro Histórico de la Ciudad de México.

Programa para la Rehabilitación del Centro Histórico de la Ciudad de México

El plan de trabajo resultante del proyecto de rehabilitación se desarrolló en programas anuales bajo una estrategia por núcleos urbanos:

 Programa 2002-2003: Se divide en dos sectores, el primero es la Alameda y la Plaza Juárez, lugar donde se encuentran la Secretaría de Relaciones Exteriores y el Tribunal Superior de Justicia del D.F. así como el Museo de Memoria y Tolerancia. El segundo sector urbano es el que se conoce como el sector financiero del Centro, delimitado por las calles Donceles al norte, 5 de Febrero - Monte de Piedad al oriente, Venustiano Carranza al sur y Eje central al poniente

35 En palabras del propio López Obrador: “El centro, en términos de inversión, es un paraíso fiscal. El que invierte, tiene facilidades y tiene apoyo de las autoridades de Hacienda. En esto ha ayudado mucho el Gobierno Federal”. Ver más en: Revista Centro. Guía para caminantes. Núm. 4 Año 1 Abril-Mayo 2003. Fundación del Centro Histórico de la Ciudad de México A.C. 59

 Programa 2004: Abarca el núcleo oriente del Zócalo entre las calles Moneda al norte, Correo Mayor al oriente, Venustiano Carranza al sur y Pino Suárez al poniente.  Programa 2005-2006: Las acciones se ejecutaron en la Zona poniente del perímetro A: Av Juárez al norte, Eje Central al oriente, Independencia al sur y Balderas al poniente.

Tomando como referente las líneas de trabajo acordadas en el Comité Ejecutivo, así como el Programa Parcial de Desarrollo Urbano del Centro Histórico realizado durante la gestión Cardenista. La rehabilitación se llevó a cabo a través de programas coordinados por el Fideicomiso:

. Infraestructura Hidráulica: Renovación de la red de agua potable y drenaje. . Imagen Urbana: Reposición y colocación de mobiliario urbano, renovación del alumbrado público e iluminación de edificios públicos patrimoniales con la finalidad de resaltar su arquitectura y favorecer la vida nocturna en el Centro; la Compañía de Luz y Fuerza del Centro y TELMEX modernizaron la infraestructura de cableado para redes de alumbrado público, telefonía y drenaje: ahora todas las instalaciones son subterráneas, y de esta manera aparte de mejorar la apreciación del paisaje urbano, Telmex mantiene el control en la red de telefonía e internet dentro del centro36; también dentro de las acciones emprendidas estuvieron la restauración de fachadas y la rehabilitación de espacios públicos como la Alameda37 . Transporte y Vialidad: Mediante la regularización de las unidades de transporte público que circulan por el perímetro A, la SETRAVI detectó 15 corredores de transporte público, se eliminaron dos existentes en República de Uruguay y República del Salvador - calle donde actualmente circula la línea 4 del Metrobus - así como el establecimiento de un horario nocturno para el tránsito de vehículos de carga y descarga. . Seguridad Pública: Apertura del Puesto de Mando del Centro Histórico (2003), como un centro de planeación, operación y ejecución del Programa de Seguridad Pública, la coordinación policial se basa en el uso de tecnologías de vanguardia en sistemas de comunicación y video, estas plataformas fueron donadas por la Fundación TELMEX. En este apartado se encuentra la asesoría contratada por el Gobierno del Distrito Federal con financiamiento de la iniciativa privada del ex alcalde republicano de Nueva York Rudolph Giuliani , quien bajo el lema cero tolerancia, disminuyó durante su

36 Los servicios de telefonía, televisión por cable e internet están acaparados por Telmex: otras compañías no dan servicios a la zona centro histórico. 37 Delgadillo (2005) hace hincapié en el desplazamiento que tuvieron los Reyes Magos tradicionalmente asentados en la Alameda a la Plaza del monumento de la Revolución 60 gestión el índice delictivo de la ciudad estadounidense, pero al mismo tiempo incrementó casi en la misma proporción las quejas contra los policías por uso excesivo de fuerza. Giuliani encabezó una política de criminalización de la población más vulnerable de la ciudad, ya que según él eran los causantes de la descomposición urbana. Smith (2000:04) hace hincapié que la administración de Guiliani marcó una nueva etapa en el urbanismo de la ciudad neoliberal:

“La iniciativa anticrimen fue un importante punto de apoyo para la naciente ciudad revanchista (…) El revanchismo de fin de milenio es el lado siniestro de la política cultural de la globalización del neoliberalismo. Esto representa la respuesta encabezada por los intereses de la clase media blanca en contra de las personas que, según ellos, les robaron su mundo y su poder”. A pesar de que el Programa (periodo 2000 – 2006) no incluyó a todo el Centro Histórico, generó un impacto favorable en la economía del circuito intervenido y en la recuperación del patrimonio edificado; evidenció sin embargo el desarrollo desigual del Centro y la necesidad de estrategias para lograr su desarrollo integral. Pues en la llamada herradura de tugurios donde se concentra el grueso de la población residente del perímetro A, no hubo intervenciones considerables para la renovación y el mejoramiento de la infraestructura habitacional y de servicios.

En este contexto se comprende mejor el objetivo del programa, que era en palabras de la entonces directora del Fideicomiso: “garantizar la sustentabilidad, conservar el patrimonio histórico y monumental, favorecer el orden y promover una nueva vitalidad” (Cepeda, 2005). Una vitalidad acorde a los intereses de los inversionistas en bienes raíces y de los operadores del comercio y de los servicios de alto perfil. En este sentido se llevó a cabo un programa coordinado para la reubicación del comercio ambulante mediante mesas de negociación con los representantes del gremio.

Con la finalidad de mantener y arraigar a la población de bajos ingresos, se han implementado los programas de “Vivienda en Conjunto” y de “Vivienda Emergente” en los dos perímetros del Centro coordinados por el Instituto de Vivienda del Distrito Federal. De 2007 a la fecha los proyectos de vivienda generada por el Instituto de Vivienda del Distrito Federal dentro del Perímetro A incluyen 65 edificios para producir alrededor de 1,270 viviendas, la mayoría en inmuebles rehabilitados, de los cuales 32 se encuentran ya concluidos.

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“La inversión privada dirigida a la rehabilitación de inmuebles para vivienda se ha concentrado en la de tipo medio y alto; ubicándose sobre todo en los sectores de Regina, el sector financiero y la zona de Belisario Domínguez – República de Cuba. Una importante cantidad de inmuebles que pueden ser rehabilitados para vivienda se ubican en edificios históricos y por sus dimensiones y características patrimoniales pueden dirigirse a complementar la oferta de vivienda media. Existe un interés creciente en los propietarios de edificios, desde los propietarios individuales hasta las inmobiliarias o Instituciones de Asistencia Privada propietarias de varios edificios, por rehabilitarlos para este uso”. (Plan integral de manejo del Centro Histórico de la Ciudad de México, 2011) De acuerdo con el Censo de Población y Vivienda 2010 la población del Perímetro A del Centro Histórico de la Ciudad de México aumentó casi el 8% entre los últimos cinco años, revirtiendo la tendencia histórica de los últimos 60 años en los cuales se perdió más de la mitad de la población de dicha zona. El Censo mostró que entre 2005 y 2010 se incrementó en un 18% el número de viviendas habitadas. Bajo la política social de entregar viviendas a crédito y “recuperar el patrimonio cultural” del Centro Histórico, sobresale la experiencia de la comunidad mazahua que tras más de diez años de gestiones consiguieron mediante créditos compartidos (INVI-FONAHPO), la construcción de viviendas en distintos predios del perímetro A del Centro Histórico38.

Una de las críticas más frecuentes del Programa, es que fue una rehabilitación sin rumbo y desarticulada (Delgadillo, 2005; Coulomb, 2009). Un ejemplo estriba en la política de incentivos fiscales, la cual carece de una visión integral de planeación urbana al no priorizar ningún área en particular: “no desalienta los usos indeseables y no subsidia en mayor medida, los usos que se desean consolidar”. (Coulomb, 2009:87)

La renovación del Centro Histórico fue retomada y ampliada por la administración encabezada por Marcelo Ebrard Casaubon (2006-2012). Mediante decreto del Jefe de Gobierno del Distrito Federal de fecha 22 de enero de 2007, se creó la Autoridad del Centro Histórico39 como órgano de apoyo a las actividades de la Jefatura de Gobierno en el Centro Histórico de la Ciudad de México; se establece que para el cumplimiento de sus atribuciones, quedan subordinadas operativamente a la Autoridad del Centro Histórico las unidades administrativas de las dependencias que específicamente tengan su ámbito de competencia territorial y material en el Centro Histórico.

38 Calle Mesones #138, República de Cuba #53 y Belisario Domínguez #10. 39 Se le confieren 10 atribuciones: Gobierno, Desarrollo Urbano y Vivienda, Desarrollo Económico, Medio Ambiente, Obras y Servicios, Desarrollo Social, Transportes y Vialidad, Turismo, Cultura y Seguridad Pública. 62

El Fideicomiso Centro Histórico de la Ciudad de México, juega desde entonces un papel renovado de ejecución, concertación y financiamiento de las políticas que implementa la Autoridad. De esta forma la Autoridad del Centro Histórico funge como una instancia coordinadora de los proyectos y gestiones que se llevan a cabo dentro del Centro.

Dos programas de Gobierno fueron estratégicos para avanzar con el proceso de revalorización del CHCM: 1) el reordenamiento del comercio popular en el Centro Histórico y 2) extender la modernización de la infraestructura iniciada en 2002 hasta las zonas oriente y sur del Centro Histórico. Dentro de los programas y acciones que se implementaron fueron:

o Programa de Arreglo de Fachadas.- Mientras que entre 2002 y 2006 se arreglaron 548 inmuebles, en el periodo comprendido entre 2007 y 2010 se arreglaron 1,037 fachadas, equivalente a 14.89 kilómetros lineales y 134,000 m2 intervenidos. Esta acción mejor conocida como fachadismo, carece de una restauración integral, pues sólo busca un resultado estético superficial: detrás de varias fachadas pintadas hay terrenos en ruinas, producto de una política conservacionista del INAH que obstaculiza el aprovechamiento de los predios, que bien podrían satisfacer la demanda de vivienda en la zona. o Campaña permanente de retiro voluntario de anuncios y toldos.- Esta campaña dio inicio en noviembre de 2008 y dedicó sus primeros meses a coordinar los esfuerzos de las instancias de gobierno -federal, local y delegacional- para homologar los criterios de una actuación conjunta o Escuela de formación ciudadana y conservación del patrimonio.- En su expresión piloto, fue dirigida a los vecinos de la calle Regina (después de convertirse en calle peatonal) donde 14 vecinos se sujetaron a un plan de formación que incluyó 20 sesiones de trabajo y que abarcó el periodo comprendido entre los meses de enero a junio de 2009; al plazo de un año se sumaron más vecinos del centro. Como parte de sus trabajos finales, los vecinos-alumnos han diseñado un catálogo de 14 proyectos para ser instrumentados en el territorio del Centro Histórico. o Acciones de conservación.- Se han emprendido con base en una coordinación institucional. La mayoría de los edificios restaurados se encontraban en desuso y serán destinadas a fines sociales y culturales. El financiamiento de estas obras es público y privado; se calcula que el 87% ha sido proveído por el Gobierno de la Ciudad. La redefinición del Centro Histórico lo convirtió en un punto de atracción privilegiado; se anexó la categoría de patrimonio intangible, derivado de la cultura y tradiciones que se reproducen en el lugar y, por lo mismo, aumentó el interés por su recuperación sustentable.

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o Recuperación del Espacio Público.- Se puede decir que esta fue una de las acciones prioritarias, con la rehabilitación de la totalidad de los jardines y plazas públicas del Perímetro A del Centro Histórico40. La reparación del espacio público tiene un efecto decisivo sobre la activación de la economía en el lugar, su remodelación se liga a otras acciones como la realización del Proyecto Estratégico de Corredores Culturales41, cuya estrategia es vincular los cuadrantes del Centro para detonar la afluencia y la reapropiación (por otro tipo de actores) de los espacios públicos “alejados al núcleo urbano”, para lograrlo se ha fomentado la organización de diversas actividades culturales como funciones de teatro, música y danza; otra medida ha sido la reubicación de dependencias del Gobierno local en inmuebles aledaños a las plazas remodeladas. No obstante las actuvidades implementadas no han logrado romper con las “fronteras espaciales” del centro, creadas a partir de los imaginarios de inseguridad y desolación. o Reordenamiento del comercio popular.- La reubicación del llamado comercio informal ha sido una de las prioridades en los planes de rehabilitación de los centros históricos; por un lado es considerado una actividad depredadora del patrimonio histórico edificado, y por otro lado, es visto como una amenaza al desarrollo del turismo cultural por apropiarse de los espacios públicos y ser fuente de contaminación visual, auditiva y ambiental (Coulomb, 2009). El 12 de octubre de 2007 fue puesto en marcha el Programa de Reordenamiento del Comercio en Vía Pública, por medio del cual 26 mil comerciantes, que ocupaban 192 manzanas del Centro, fueron reubicados en 48 predios que fueron expropiados o comprados por el Gobierno del Distrito Federal para que funcionaran allí plazas comerciales. Sin embargo, hoy en día la reubicación se torna difusa porque paulatinamente el comercio ambulante ha vuelto a retomar las calles del centro, especialmente la zona norte y oriente, las cuales han sido por años puntos de encuentro para la población que busca este tipo de ofertas accesibles. De hecho cada vez es más frecuente encontrar este tipo de comercio sobre la peatonal Madero en días festivos, esto como producto de negociaciones entre las autoridades y dirigentes de los vendedores ambulantes. o Movilidad y transporte público.- Como objetivo del programa está la política pública de dar preferencia al peatón y estimular el uso de la bicicleta como medio de transporte. La construcción y puesta en marcha de la línea 4 del Metrobus

40 Parque del Conde, Juan José Baz “El Aguilita”, La Concepción Coepopan (La Conchita), Libertad de los Pueblos, Loreto, Mariana del Toro de Lazarín, Motolinía, San Jerónimo, Santa Catarina, San Ildefonso, Santísima y Santo Domingo. Para ello se ha realizado una inversión aproximada de 60 millones de pesos. (Regina Zamorano en Km.cero Kilometro Cero. Noticias sobre el Centro Histórico de la Ciudad de México. Febrero 2011/ No. 31). 41 Corredor Regina que se conecta al oriente con el Corredor Alhondiga. Al nor-oriente se encuentra el Corredor San Ildefonso, mientras que al nor-poniente está el Corredor Garibaldi. El proyecto de corredores se consolidó con la peatonalización de la calle Madero en toda su extensión (de eje central al zócalo). 64

(Buenavista-San Lázaro-Aeropuerto), promovido por el Fideicomiso del Centro Histórico como un transporte “sustentable” que optimizaría tiempos de recorrido, enfocado para agilizar el traslado (aeropuerto-centro) seguro y pintoresco de los turistas, suscitó oposición y movilizaciones de vecinos y comerciantes quienes argumentaban que afectaría en la economía de los comercios ubicados en las calles que cubre la ruta42. Otra de las querellas era con referencia a la defensa y resguardo del patrimonio, ya que con la construcción de la línea estarían en riesgo edificios con valor histórico y artístico de los siglos XVIII, XIX y XX ubicados a lo largo del corredor. Vale decir que misma paradoja se presentó con la destrucción de inmuebles catalogados para la edificación de plazas comerciales donde reubicaron a los ambulantes. o Proyectos de difusión.- El Fideicomiso Centro Histórico de la Ciudad de México ha desarrollado diversas estrategias de difusión del patrimonio y de las actividades que a propósito de éste se llevan a cabo en el sitio. Desde 2008 se publica el periódico mensual “KM.cero, Noticias del Centro Histórico de la Ciudad de México”. También para promover el espacio patrimonial, se han apoyado a filmaciones que graben en espacio públicos del Centro Histórico.

Plan de Manejo para el Centro Histórico de la Ciudad de México

El Plan es el marco de una política pública que trasciende los periodos de gobierno, constituyéndose en el eje rector del mejoramiento progresivo del sitio y del sostenimiento de su adecuado desarrollo en el futuro. En julio de 2008, una vez consolidado el Programa de Apoyo para la Reubicación del Comercio Popular del Centro Histórico de la Ciudad de México, el Gobierno de la Ciudad de México estableció el compromiso con la UNESCO de formalizar un Plan de Manejo del Centro Histórico. Asimismo se pretende la elaboración de un solo programa de Desarrollo Urbano que integre en su totalidad al centro Histórico, para ello se propone:

� Replantear la zonificación actual establecida reconociendo el predominio del uso mixto en la zona, únicamente estableciendo la dosificación del uso habitacional que se deberá estimular.

42 Durante las obras, la Unión de Vecinos y Comerciantes de la Poligonal Centro Histórico, instalaron en la plaza de Santo Domingo, una mesa de información acerca de los impactos negativos que según ellos ocasionaría el Metrobus como: el derroche de recursos públicos en el levantamiento y colocación de nuevo pavimento en la zona, así como el cierre de negocios, ante la imposibilidad de que los clientes se estacionen para recibir su mercancía. (La Jornada, Martes 14 de junio de 2011). A pesar de retomar la nota del periódico, dicha información fue corroborada por el representante de la Organización en una entrevista que sostuve con él. 65

� Conformar áreas para la aplicación de Polígonos de Actuación que aprovechen los predios subutilizados y propicien proyectos de conservación de edificios emblemáticos. � Promover la conformación de estrategias de actuación según lo indicado en la Ley de Desarrollo Urbano del Distrito Federal para conjuntar la participación de diversos agentes públicos y privados en la elaboración, ejecución y operación de proyectos urbanos. � Evaluar los resultados que ha tenido el Sistema de Transferencia de Potencialidades en la obtención de recursos para la restauración o rehabilitación de inmuebles y del Centro Histórico, para en su caso, reforzar el instrumento. � Actualización de datos catastrales

En la elaboración del Plan se encuentran involucrados el Gobierno del Distrito Federal, la sociedad civil y el Gobierno de la República –a través del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CNCA), el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA)-. Participan también las instituciones académicas de la ciudad: la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM), el Instituto Politécnico Nacional (IPN) y la Universidad de Claustro de Sor Juana (UCSJ).

Con la realización del Plan de Manejo, también se efectuó un reordenamiento territorial en diez zonas de actuación, en las cuales se identificaron proyectos detonadores claves ya realizados o en vías de hacerlo. A diferencia de otros programas, ahora la intervención urbana se concentrará en la llamada herradura de tugurios y parte del lado poniente del perímetro B.

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Reordenamiento espacial del Centro Histórico de la Ciudad de México

Fuente: Plan de Manejo Integral del Centro Histórico de la Ciudad de México

PLAN INTEGRAL DE MANEJO DEL CENTRO HISTÓRICO DE LA CIUDAD DE MÉXICO (2011-2016)

Líneas Estratégicas OBJETIVOS ACCIONES Adecuaciones al marco de planificación urbana Actualización de datos catastrales Redistribución de colonias catastrales Revitalización urbana Ajuste de valores unitarios del Revitalización urbana y suelo económica Coordinación de estímulos fiscales Revitalización económica Financiamiento de proyectos Inversión privada Turismo Comercio tradicional Reordenamiento del comercio popular Habilitación de nuevos espacios comerciales Apoyos para el desarrollo del comercio popular Mejoramiento de la seguridad pública Espacio público Rehabilitación de plazas y jardines públicos y calles Arte en el espacio público 67

Habitabilidad Ordenamiento del paisaje urbano Formalización jurídica de la Recuperación de la vivienda propiedad inmobiliaria Procedimientos para la gestión de proyectos Financiamiento de proyectos Vinculación oferta - demanda de vivienda Información sobre el patrimonio Información, protección y Protección de bienes inmuebles

Patrimonio rehabilitación Regeneración de inmuebles ociosos o en riesgo Protección de bienes muebles Rehabilitación de fachadas Conformación de calles Movilidad Movilidad peatonales Reordenamiento de la movilidad Transporte público Instalación del Subcomité de Usuarios del Subsuelo

Condiciones de vulnerabilidad en Coordinación intersectorial escuelas Infraestructura hidráulica y

sanitaria Prevención de riesgos Renovación de infraestructura Medidas de prevención eléctrica Conformación de Programas Internos de Protección Civil Mejoramiento de instalaciones en locales de alimentos Recuperación de desechos reciclables Introducción de nuevas tecnologías para servicios urbanos Escuela de Formación Ciudadana

y Conservación del Patrimonio Vida comunitaria y Construcción de ciudadanía y Programa de retiro voluntario de

ciudadanía cultura cívica anuncios y toldos fuera de norma Programa de Arreglo de

Fachadas Vida comunitaria y valores Talleres de planeación culturales participativa para la conservación de bienes patrimoniales

Vinculación académica Retroalimentación del Plan

Fuente: Plan de Manejo Integral del Centro Histórico de la Ciudad de México

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Las líneas estratégicas del Plan Integral de Manejo, buscan darle continuidad a las acciones emprendidas durante las administraciones pasadas. De tal forma que siguen emergiendo contradicciones entre lo dicho y lo hecho; por ejemplo, el sector correspondiente a la sociedad civil que ha participado en la elaboración y ejecución de los programas, no representa a la mayoría de los que habitan y han mantenido vivo al centro, entonces ¿cómo se quiere hacer un centro realmente incluyente, si ellos quedan al margen en la toma de decisiones? Mientras se mantenga el discurso de la revitalización (discutido anteriormente) poco se puede avanzar en la materia.

Con base en el Plan Integral de Manejo, se han llevado a cabo una serie de intervenciones urbanas en la Zona de Regina, convirtiéndose en una especie de laboratorio social donde se implementan programas piloto con el objetivo de ser replicados en otras zonas del Centro Histórico de la Ciudad de México.

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Capítulo IV.- Regina: de la calle abandonada al corredor peatonal

Historia de la calle y sus residentes

La calle de Regina está ubicada al sur del Centro Histórico y forma parte del sector Vizcaínas43. Su historia se remonta a la época colonial donde estaba incorporada al barrio de “San Juan Moyotlán o Moyotla”, nomenclatura que se utilizó en la división de la ciudad de Tenochtitlán. En este cuadrante se ubicaron las casas de nobles, las residencias particulares de los señores, además de establecerse en lo que hoy es Vizcaínas, el tianguis indígena, baldío utilizado también como el basurero de la ciudad.

Según García (2006), se fortaleció como barrio cuando la congregación de Aránzazu estableció en el baldío del tianguis el Real Colegio de la Paz Vizcaínas, alrededor del cual se instalaron sesenta accesorias que con sus rentas contribuyeron a la manutención de alumnas y profesores, locales destinados a fortalecer las relaciones sociales entre la gente del barrio, debido a que se instalaron carpinterías, tortillerías, tiendas, y otros comercios.

De la misma época colonial destacan la iglesia y el convento de Regina Coelli, que le da nombre a la calle. En 1573 la administración virreinal cedió amplios terrenos a las religiosas concepcionistas en el viejo calpulli prehispánico de Moyotlán (más tarde barrio de San Juan) para que establecieran un convento. Su forma irregular se originó en el trazo de una de las acequias que atravesaban ese baldío. El convento y el templo fueron muy pobres, con cimentación deficiente. El templo se reformó después y se abrió el 13 de septiembre de 1731.

“Como todas las plazas y calles de la ciudad colonial anteriores a la gestión del virrey Revillagigedo, la Plaza de Regina no escapó a la suciedad y abandono en que se encontraban los espacios exteriores de la ciudad: falta de drenaje, encharcamientos constantes, ausencia de empedrados y banquetas y carencia de iluminación nocturna, que la convertían en un lugar peligroso durante las noches. Además, en ella frecuentemente se asentaban tianguis y tablados de toda índole, habiendo sido utilizada, incluso, para matanza de animales, mezclándose a todas esas incomodidades el espectáculo de mendigos y menesterosos que se aposentaban en ella durante las funciones religiosas”. (Ciudadanos en red, 2009)

43 De acuerdo al Programa Parcial de Desarrollo Urbano del Centro Histórico del año 2000. En el Plan de Manejo del Centro Histórico, el sector tomó el nombre de Regina. 71

Durante la etapa liberal se entregó el convento a la Secretaría de Guerra, sirviendo de cuartel hasta el 15 de junio de 1871, cuando el gobierno de la República lo dio, en pago de adeudos, al acaudalado Ramón Obregón.

“El templo, por su parte, permaneció abierto al culto. Un informe rendido por el regidor del ramo en 1868, hace mención de las obras realizadas para que desaparecieran la insalubridad y los muladares acumulados en la plaza, donde ya existía una fuente pública que cuidaban las autoridades de la ciudad, insistiendo en que debía barrerse y regarse todos los días "por los aguadores que concurren a la fuente de Regina a sacar agua", así como para que los areneros, carboneros, zacateros o cualquier otro tratante de este género, asearan el lugar que ocupasen con sus mercaderías. Además, en febrero de ese mismo año, se instalaron faroles de hojalata con aparatos de gas líquido, de trementina, de veinte luces, sustituyendo al alumbrado de aceite instalado por la administración colonial”. (Ciudadanos en red, 2009) El Hospital Concepción Béistegui que ahora funciona como asilo de ancianos, es producto de la filantropía de la etapa porfiriana. La señorita María Concepción Máxima Béistegui y García, a su muerte cedió sus bienes para la fundación de un hospital en lo que fuera el Convento de Regina, gracias a ellos se pudieron salvar de la destrucción, que se había iniciado poco antes, el claustro principal y las crujías adyacentes al mismo. El resto del convento fue dividido en lotes, construyéndose en su lugar varias casas y locales sin ningún valor arquitectónico. En 1967, las autoridades del Departamento del Distrito Federal, eligieron la Plaza de Regina como una de las primeras en la restauración de los centros cívicos capitalinos.

Primero como calpulli indígena, luego como barrio de españoles, después como lugar para la clase media, para convertirse en barrio popular, que acogió a la bohemia de los años cincuenta44. La zona fue de las más afectadas en el sismo del 85, de ahí que haya formado parte de una de las tres áreas de actuación de RHP en el Centro Histórico, a partir del cual los habitantes beneficiarios se convirtieron en propietarios de sus

44 García (2006:63) en su investigación hace mención de varias personalidades que habitaron el barrio: En Echeveste número 2, vivía Mario Talavera, cantante y compositor de canciones populares. En el número 3, Ernesto Cortázar y Lorenzo Barcelata, integrantes del famoso conjunto "Los trovadores Tamaulipecos". En el 4, en los altos, Miguel Lerdo de Tejada, músico, compositor y director de la Orquesta Típica de la policía; en la planta baja, el capitán Faustino Cuevas López [...] En el mismo número 4 moraba Carlos Alcalde, caricaturista de El Cómico y El Imparcial. En el 7, Carlos Pavón, boxeador campeón nacional de peso ligero; el banderillero Ricardo Areu Arbide y su hermana Pilarica, bailarina de danzas españolas [...] En el Callejón de Jiménez, en el número 2, habitaba una amiga de Agustín Lara, llamada Rufina [...] en el número 6, un mago ilusionista malabarista; en el 7, una francesa nombrada Nené y su esposo Pancho, allá iba Don Adolfo Ruiz Cortines, sin guaruras. 72 viviendas, factor que le da una especificidad al proceso de revalorización en la calle de Regina.

A pesar de la reconstrucción habitacional, el desastre derivado del sismo propició una fractura en las relaciones comunitaria; en parte porque con el programa llegaron nuevos habitantes y paralelamente, hubo un cambio en la espacialidad de la vivienda: de cuartos de vecindad con una amplia vida colectiva a departamentos unifamiliares con mayor privacidad.

En la actualidad, el sector mantiene un uso de suelo mixto: comercios y servicios45 en planta baja y vivienda en planta alta. De acuerdo al Censo de Población y Vivienda del 2010, la población se caracteriza por ser de ingresos medios bajos con una escolaridad de bachillerato en promedio. Después de la parte Norte del Centro esta zona surponiente concentra la mayor densidad poblacional del perímetro A.

En lo que a materia de cohesión social-vecinal respecta, no existe una organización como tal; si bien hay familiares entre los edificios de RHP, esto no significa que las relaciones de parentesco trasciendan a un plano de acción representativo46.

45 Dependiendo la calle, hay comercios y servicios especializados, por ejemplo en Salvador y Mesones se encuentran las tiendas y reparaciones de artículos musicales y de sonido. Todavía en Regina se encuentran imprentas, servicios de serigrafía, talleres de compostura de máquinas de coser. 46 Leal (2007) comenta que la zona carece de organizaciones vecinales extensas, lo que la distingue de otras áreas en donde existen fuertes lazos de identificación barrial. 73

Corredor Cultural

El corredor cultural fue impulsado por Carlos Slim vía la Fundación Centro Histórico como parte del llamado “rescate” del centro47. Se sitúa dentro del área delimitada por Mesones al norte, 5 de Febrero al oriente, avenida Izazaga al sur y el Eje Central Lázaro Cárdenas al poniente.

Calles que comprenden el Corredor Cultural. Fuente: Imagen de Google earth En esta zona, la Inmobiliaria Centro Histórico realizó una inversión significativa, entre los inmuebles adquiridos destacan el Hotel Virreyes construcción del siglo pasado que desde su inauguración ha fungido como hotel y que por sus dimensiones y arquitectura es ya un ícono de referencia sobre la avenida Izazaga; el Señorial, otro hotel (pero de mala fama) ubicado sobre el callejón de la esperanza, a un costado del Teatro Vizcaínas. Ambos fueron restaurados con la finalidad de ofrecerlos como residencias a un público joven con un perfil específico: estudiantes y /o artistas de diferentes disciplinas que quisieran realizar su obra in situ: “El Hotel virreyes y el Señorial fueron también importantes porque era una forma masiva de atraer artistas que ayudaran a limpiar la zona”. (Antonio, Calera. Entrevista personal. Noviembre 2012)

“Estaban todos los elementos aquí en el corredor cultural como para hacerlo un poco a propósito. (…) Estaban los inmuebles, estaban las instituciones, estaban los espacios. Entonces se me ocurrió un poco cómo generar un círculo donde la

47 El concepto de rescate está vinculado con el imaginario de miedo e inseguridad que se fue construyendo a partir del deterioro del Centro, bajo esta lógica resulta imperante el rescate del lugar como si estuviera secuestrado. La pregunta es: secuestrado por quién? 74

gente o los artistas o los creadores pudieran encontrar donde vivir, donde producir, donde exhibir y donde vender y que se hiciera este círculo donde se dieran las cosas. (…) Tienes un hotel, este hotel lo transformas en residencias, estas residencias provocan que gente viva aquí, entonces como viven aquí tienen que convivir, y como conviven, pues gestionan proyectos nuevos, y está la Fundación del Centro Histórico que recibe esos proyectos nuevos y les da salida. Entonces está increíble, porque está el chavo músico que quiere un lugar donde tocar, baja y platica con el cuate del lobby y entonces resulta que el cuate del lobby presenta video y entonces el viernes el cuate toca con una presentación de video”. (Integrante del proyecto entrevistado por Leal 2007:29) La declaración presentada deja ver claramente, la intención de convertir esta zona del centro en un lugar distintivo para la comunidad artística que reproduce patrones de consumo cultural bajo una lógica global. Los realizadores del proyecto tienden a contemplar el espacio como un contenedor de cosas que pueden utilizar para materializar sus ideas y así dotarlo de significados afines a la comunidad que desean atraer, todo esto sin tomar en cuenta la dinámica socioespacial preexistente que se ha configurado mediante un proceso histórico:

“Hubo una primera cruzada de infantería digamos, que se logra siempre por medio del arte. Todos los proyectos de ese tipo en el mundo empiezan por una línea a nivel de piso, a ras de suelo de artistas que se abren camino, hubiera sido imposible que la gente de Slim o del Fideicomiso hubieran podido entrar al centro sin antes no se pone la Casa Vecina y se empieza desde ahí a trabajar. En su inicio era un proyecto más ingenuote, como una casa de cultura mucho más liberal: había maestros muy preparados para dar clases de cualquier cantidad de cosas (…) empezaba a sonar ya el término de espacio abierto, espacio libre, espacio público para hacer obra de arte. Era casi-casi un requisito para que tú como artista pudieras conocer a tu población cercana. No creo que se pueda quitar el peso de esa casa para lo que vino después -repito- fue más o menos como una trinchera”. (Entrevista con Antonio Calera, promotor cultural y ex director de Casa Vecina) Tanto el programa de Desarrollo Social como el de Desarrollo Comunitario de la Fundación Centro Histórico, tienen su sede en la calle de Mesones. En el callejón de Mesones esquina Regina, se creó el centro cultural “Casa Vecina” que es la plataforma de la fundación para gestionar proyectos artísticos dentro de las inmediaciones del centro histórico. Al principio, Casa Vecina fungió como el espacio articulador del corredor cultural, con una visión más social en cuanto a sus actividades que tenían como objetivo principal, vincular a la población residente con los nuevos habitantes mediante talleres y actividades recreativas:

“Fue empezar a conocer el barrio; eso no lo hacen ni Obrador ni Slim ni ninguno de sus subordinados (…) generalmente quienes lo hacen – insisto- son los artistas 75

y nosotros empezamos a conocer a los chavos a conocerlo de veras y creo que el bar (la Bota) tuvo un papel por lo menos importante porque era el lugar que daba más la cara. Como no había una clara legislación de los horarios del bar, yo dejaba el bar abierto hasta las 3 ó 4 de la mañana y quien me visitaba era la gente de la misma comunidad que se acercaba poco a poco a ver de qué se trataba, sobre todo cuando ya no había gente en la casa”. (Entrevista con Antonio Calera, promotor cultural y ex director de Casa Vecina) En el aspecto habitacional, la Inmobiliaria Centro Histórico48 ha comprado diversos edificios de departamentos. Resalta el caso del inmueble de Regina 49-51 que al ser restaurado por la inmobiliaria (en el año 2004), estableció la pauta para la remodelación de la zona y la llegada de nuevos residentes49:

“Ya había existido un primer embate de la gentrification porque muchos de los espacios ya estaban empezando a ser habitados por la Fundación del Centro Histórico que es la parte de Slim (…) el proceso de la gentrificacion fue sutil no fue nada violento, rápidamente llegó un buen pretexto para empezar a meter el acelerador; y fue quitar el callejón de Mesones lo primero que se hizo fue llegar con los espacios del 49-51, luego un edificio en 5 de Febrero y otros más que fueron apareciendo después con otra percha (…) primero se abrieron los inmuebles y había una invitación muy fuerte para que todo mundo participara (…) hubieron proyectos que tiraron línea de cómo iban a venir las cosas; ya cuando la Casa Vecina estaba establecida formalmente, la cosa empezó a apretarse, es decir ya tenías vecinos: “los pioneros” por ahí de enero - marzo del 2006 ya tenias gente viviendo en el centro”. (Entrevista con Antonio Calera, promotor cultural y ex director de Casa Vecina)

Fuente imagen izquierda: Leal Alejandra (2012). Deseo de ciudad, espacio público y fronteras sociales en el Centro Histórico de la Ciudad de México. En Seminario permanente Centro Histórico de la Ciudad de México. V. 2. PUEC-UNAM. Fuente imagen derecha: Elaboración propia (2012). Imágenes tomadas antes (izquierda) y después (derecha) de la peatonalización. En la foto se pueden apreciar el edificio antes descrito y la vecindad RHP.

48 Las inversiones en compra de inmuebles de la inmobiliaria se concentran en el poniente del Centro Histórico. En el sector Vizcaínas se encuentran: 1 en la calle de Izazaga, 1 en Isabel la católica, en Regina 4, San Jerónimo 1, en Vizcaínas 2, en Mesones 1, así como en los callejones Mesones 1 y otro en La Esperanza. 49 Los nuevos residentes se caracterizan por ser de clase media-alta con una constante movilidad residencial, ellos tanto los residentes de los hostales, se convirtieron a la vez en promotores del proyecto de la fundación entre sus redes sociales. 76

Asimismo marcó una fuerte diferencia entre las viejas vecindades y sus habitantes, a tal grado que en sus inicios la inmobiliaria contrataba a una patrulla de seguridad privada. Todavía en una encuesta realizada en 2007 por la Autoridad del Centro Histórico sobre los espacios públicos del Centro Histórico, la calle de Regina apareció entre las más inseguras y desagradables para vivir:

“El entorno de Regina era un entorno violento y visualmente muy hostil (…) era un lugar del hampa. La esquina donde esta Casa Vecina era un lugar de dealers (…) y aparte como era una calle que tenía tránsito vehicular incluyendo el callejón, pues la gente compraba en coche. Entonces tu veías coches de marca a muy altas horas de la madrugada a una gran velocidad por esas calles; había mucho alcohólico, mucho indigente, mucho ladrón de todos es sabido que la vecindad del 27 fue un lugar que protegió a la hampa había grupos de poder (...) en San Jerónimo había otro círculo de ladrones que por cierto son antagonistas”. (Entrevista con Antonio Calera, promotor cultural y ex director de Casa Vecina) Como consecuencia y con el afán de acompañar y asegurar la inversión privada en la zona, el Gobierno del Distrito Federal propone y empieza la peatonalización de la calle Regina y Echeveste.

Corredor Peatonal Regina

Para contrarrestar el deterioro evidenciado en la encuesta, durante la administración de Marcelo Ebrard (2006-2012) se incorporaron a la remodelación del Centro Histórico, otras zonas del perímetro A que antes no habían sido contempladas, donde figuran principalmente plazas públicas como la de Regina Coelli, Alonso García Bravo, del Estudiante, Garibaldi, de la Concepción –La Conchita–, del Arco Chino, San Juan –El Buen Tono–, de las Vizcaínas, de la Aguilita, de la Alhóndiga y de la Santísima.

A partir del reconocimiento de plazas públicas e inmuebles circundantes de alto valor patrimonial, se han planeado una serie de intervenciones urbanas con la finalidad de rehabilitar el área y crear corredores culturales y comerciales que se articulen entre sí. Tal es el caso del corredor cultural Regina en el que se busca potencializar la zona cuya riqueza patrimonial edilicia es considerable50. El proyecto permite integrar estas edificaciones y zonas mediante recorridos y actividades culturales. Entre los lugares más significativos destacan: el Colegio de las vizcaínas, el teatro y plaza Vizcaínas, la

50 Se tienen catalogados 18 inmuebles ubicados en Echeveste y en las tres cuadras peatonales de Regina. Fuente: Secretaría de Obras y Servicios. (2012) 77

Iglesia y plaza Regina Coelli, el Hospital Concepción Beistegui y la plaza y templo de San Jerónimo.

Fuente: Tomado de la presentación del “Corredor Peatonal Regina”, elaborado por la Secretaria de Obras y Servicios del Distrito Federal. En la presentación del proyecto, el director de Coordinación Urbana de la Secretaría de Obras y Servicios, explicó que se trataba de crear un corredor cultural para mejorar las condiciones de vida de los pobladores, pues “no buscamos desalojarlos en ningún momento”, sino lograr equidad, diversidad social y cultural, y reactivar económicamente la zona al concretar un eje articulador entre las avenidas Eje Central y 20 de Noviembre.

“Se trata de incidir en varios temas que se viven en esta zona, como es la actividad comercial en menor escala, de servicios y habitacional, que en otros puntos del Centro Histórico ya no ocurre, con el mejoramiento de la vivienda, a fin de continuar con la estrategia de repoblamiento impulsada en la administración pasada, pero incluyendo también aspectos culturales, sociales y artísticos, que se ha dado en los años recientes”. (Periódico La Jornada 8/10/2007) Fue así que en noviembre de 2007 se hizo pública la inversión de $97 millones de pesos51 a lo largo de mil 250 metros lineales, desde el Eje Central Lázaro Cárdenas, hasta la avenida 20 de Noviembre. La puesta en marcha de los trabajos de intervención y la falta de comunicación entre las autoridades y vecinos, ocasionaron una serie de rumores, entre ellos, el de una posible expropiación; ante tal incertidumbre los viejos habitantes actuaron mediante guardias con el objetivo de controlar el acceso a las viviendas:

“No se avisó, de buenas a primeras empezaron a poner postes en la banqueta. Cuando empezó esto, hubo el rumor de que iban a expropiar, con la excusa de

51 Al final sólo se utilizaron 54 millones 600 mil pesos. 78

que éramos un foco rojo, porque se vendía drogas. La gente se mostró temerosa y actuó instintivamente y montó guardias. En esa época hubo incidentes dentro del edificio como persecuciones de rateros”. (Habitante de vivienda de RHP) En entrevista con el encargado de Participación Ciudadana del Fideicomiso del Centro Histórico, comenta que se empezaron a realizar juntas y asambleas con vecinos de Regina, a fin de que conocieran mejor el proyecto. No obstante la larga duración de los trabajos, siguió ocasionando el descontento de la comunidad: “Duró mucho tiempo la remodelación y en una semana hicieron lo que no hicieron en un año y medio”. (Habitante de vivienda de RHP en entrevista)

El proyecto ejecutivo consideró tres acciones de intervención.

 Del Eje Central a la calle Bolívar.- Inició con el mejoramiento del espacio público donde se encuentra la Plaza de las Vizcaínas y la remodelación del teatro del mismo nombre, así como las calles Aldaco, el callejón de La Esperanza y Echeveste, donde hay acceso vehicular controlado. (Secretaría de Obras y Servicios)

Al medio día y hasta después del horario de la comida, los usuarios son sobre todo niños estudiantes del colegio Vizcaínas y trabajadores de los comercios aledaños. Antes de la remodelación de la plaza y todavía ahora. Después de la tarde la zona se torna obscura y vacía y es cuando chavos de por ahí se apropian del espacio: aprovechan la soledad de la plaza para platicar, fumarse un churro o hacer ejercicio.

A partir de su peatonalización, la calle de Echeveste funge como una zona de transición – conexión entre la plaza Vizcaínas y la de Regina Coelli. La vivienda corresponde casi en su totalidad al programa de Renovación Habitacional, gracias al quiebre tanto físico como funcional de la peatonal Regina, esta calle mantiene todavía un ambiente barrial: en la noche son los mismos habitantes los que están en la calle, ya sea platicando, jugando poleana o comiéndose unas quesadillas que vende la vecina.

“No hemos logrado incluirla (a Echeveste) a la dinámica de mejoramiento con el resto de Regina, para muchos usuarios el corredor Regina termina en la iglesia. Se necesita promover acciones de ese lado que lo volvieran tan exitosos en términos comerciales como lo es Regina (…) una medida que acabamos de tomar fue la instalación de una estación del sistema de ecobicis sobre Echeveste con la idea de que sea más porosa esa frontera”. (Funcionario de participación ciudadana del Fideicomiso del Centro Histórico oct/2012)

 La segunda etapa incluyó el desarrollo desde la calle Bolívar a Isabel La Católica.- Se colocó un piso a un solo nivel e incluyó el remozamiento de la plaza Regina Coelli, que funge como “eje vertebrador” del corredor. Este tipo de mejoras han sido vistas como un beneficio de la intervención urbana: 79

“Regina era un lugar donde pasaba todo lo feo, era mal oliente y poco alumbrado, ahora esta caminable”. (Residente del Centro)

“En el tramo de la plaza estaba muy feo: había basura, teporochos, ahora ya ni siquiera hay indigentes ni perros callejeros”. (Habitante en vivienda RHP ubicada en Regina)

“Dio un giro de 90 grados. Estaba muy descuidada y olvidada, había muchos teporochos, lleno de coches… Hay que saber aprovechar las ventajas”. (Residente y comerciante en Regina)

Se contemplan conexiones urbanas a la plaza y templo de San jerónimo. En este tramo también se encuentra el edificio del hospital Concepción Beistegui, que en la actualidad funciona como asilo de ancianos y también como foro donde se exhiben obras de teatro. Destaca la presencia de la Universidad del Claustro de Sor Juana en donde se encuentra la licenciatura de gastronomía. Cabe mencionar que también esta institución educativa ha sido uno de los actores partícipes en el proyecto cultural.

La vivienda que hay en este sector es poca si se compara con las otras cuadras, y se caracteriza por ser edificios de departamentos bajo renta: más bien se concentran los talleres de serigrafía e imprentas, una que otra galería de arte contemporáneo: justo en frente de la Universidad está la Clínica Regina, un proyecto cultural enfocado al arte actual que se encuentra en un edificio que alberga todavía consultorios y despachos. Otro establecimiento importante por su antigüedad y amplia presencia en la cuadra es la sedería Selanusa ubicada en la esquina con Isabel la católica.

 Tercera sección.- Se desarrolló de Isabel La Católica a la avenida 20 de Noviembre, a fin de conectar este espacio peatonal con uno de los corredores principales dentro de las intervenciones del Centro Histórico. Se busca potencializar los usos culturales y mejorar la vivienda, así como promover servicios complementarios en las plantas bajas de los edificios: cafés, librerías, restaurantes. (Secretaría de Obras y Servicios)

En esta sección se encuentran predios de vivienda social resultado del Programa de Renovación Habitacional Popular (RHP): tres son Unidades habitacionales RHP y tres son Edificios históricos rehabilitados con viviendas de interés social RHP. En este tramo se halla un edificio en ruinas propiedad del INVI para construcción de nueva vivienda52. En algunos edificios de departamentos los habitantes son copropietarios y otros son de un solo dueño o de la inmobiliaria Centro Histórico.

52 Ubicado en Regina 56. Estaba la propuesta del Colegio de México de traer una sede al centro y se pensó en ese predio, para que se concrete el proyecto, tendría que hacerse sobre la base de que los habitantes aceptaran la reubicación de la construcción de vivienda en otro lugar.

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En cuanto a equipamiento urbano, destaca la creación de un jardín con juegos infantiles y una cancha de básquet-futbol en lo que antes era un estacionamiento privado. Es preciso señalar que este parque se construyó después de haber sido inaugurada la peatonal y el resguardo del mismo está a cargo de los propios vecinos.

“En el intercambio con los vecinos detectamos la gran cantidad de niños que había en esa calle y no sabíamos, de repente salían niños de quien sabe dónde; llegamos a hacer un censo y había cerca de 300 niños en tres cuadras, cuando antes y veías 10 niños en la calle era mucho(...) Cuando la calle empezó a hacerse peatonal empezaron a salir, cuando detectamos que hay una necesidad de uso de espacio para la población infantil es que hacemos la gestión para poner un jardín, que era un estacionamiento cuyo propietario es el sr Cohen de Selanusa, entonces lo convencimos de que no tenía caso de que mantuviera su estacionamiento ocioso. (…) se lo vendió al gobierno de la ciudad y se hizo un jardín de niños; es un sitio que ya se lo apañaron los chavitos y quitárselos va a ser difícil, esto se pudo hacer gracias a un intercambio de ida y vuelta con el vecindario”. (Funcionario de participación ciudadana del FCH)

Jardín infantil y Unidad Habitacional RHP. Fuente: Elaboración propia (2012)

La cuadra con mayor inversión de capital privado representado por grandes comercios y negocios, es la que va de Isabel la católica a 5 de febrero: en la esquina sur poniente hay una tienda de conveniencia Waldos; en la esquina norponiente está un edificio con departamentos y locales en la planta baja (donde se encuentra el único café como tal) propiedad de Slim; en la esquina nororiente, en un edificio colonial se encuentra el Hostal Regina que comparte el inmueble con una sucursal de laboratorios el Chopo y un restaurant-bar el cual responde al tipo de establecimiento proyectado para el corredor, al igual que una mezcalería ubicada en las accesorias de uno de los edificios de RHP; y en la esquina suroriental hay una tienda de conveniencia OXXO.

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Esquina de 5 de Febrero y Regina (foto izquierda) comercios tradicionales: armería, abarrotes y verdulería y una reparadora de cazado. Fuente: Elaboración propia (2012).

También hay comercios tradicionales como abarrotes, una pollería, reparadora de calzado, talleres de compostura de máquinas de coser, loncherías y nuevos lugares con venta de alimentos y cerveza. A mitad de la cuadra norte se encuentra el primer callejón de Mesones que conecta a la calle del mismo nombre, sobre el cual está Casa Vecina y una escuela del INBA.

Pasando 5 de Febrero cambia el flujo y la actividad: por ser la calle que desemboca a 20 de noviembre la oferta de venta de comida a precios más accesibles (fondas) es mayor. En lo que antiguamente fue la estación de Bomberos, hoy se encuentra el Museo de la Memoria Indómita53 inaugurado el mes de junio del 2012. Se puede decir que este es el único espacio cultural que se ha creado a partir del cierre vehicular.

53 Durante la gestión de López Obrador en el 2006 el inmueble, remozado por el fideicomiso, es dado en comodato a la organización Comité Eureka encabezado por Rosario Ibarra de Piedra. Por su reciente creación, todavía no cuenta con la estructura organizativa necesaria para su mayor apertura, sólo hay visitas guiadas con previa cita. Sin embargo este museo tiene como objetivo promover el trabajo que han llevado a cabo las madres y familiares de desaparecidos a través de talleres y actividades hacia la población en general.

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En resumen podemos sintetizar la configuración de la calle y los usos de suelo en dos temporalidades: antes (Regina tradicional) y después de la remodelación (Regina revalorizada) que empezó con el corredor cultural.

Regina Tradicional Cuadra Usos de suelo Tipo/giro Establecimiento Cantidad

Habitacional Edificio con departamentos con un solo propietario 2 imprentas, serigrafía 5 Tiendas de productos básicos y venta de uniformes 1 Comercial especializados sedería, mercería 1 Tiendas de servicios tintorería 1 De Bolivar a Isabel la Administrativo despacho contable 2 Católica Servicios Asistencia social asilo de ancianos 1

Alimentos y bebidas fonda 1 Equipamiento Iglesia Espacio plaza pública abierto

Regina Revalorizada (2003-2012) Cuadra Usos de suelo Tipo/giro Establecimiento Cantidad Edificio con departamentos perteneciente a la 1 Habitacional Inmobiliaria Centro Histórico artículos de diseño 1 Tiendas de productos artículos 1 Comercial básicos y especializados deportivos OXXO 1 Tiendas de servicios tatuajes y piercing 1 De Bolivar a Universidad del Isabel la Educación superior Claustro de Sor 1 Católica Juana laboratorio de Talleres especializados 1 Servicios fotografía taquería 1 cafetería 1 Alimentos y bebidas cervecería 1 bar 1

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Regina Tradicional Cuadra Usos de Tipo/giro Establecimiento Cantidad suelo Edificio con departamentos con copropietarios 1 Habitacional RHP 5 abarrotes 2 frutería y verdulería 1 Tiendas de productos básicos y especializados serigrafía, imprenta 2 De Isabel pollería 1 la Católica Comercial armería 1 a 5 de reparación de calzado 1 Febrero Talleres de reparación compostura de 2 maquinas de coser Tiendas de servicios fotografía y copias 1 Escuela de Danza Educación 1 Servicios INBA Alimentos y bebidas fonda 1

Regina Revalorizada (2003-2012) Cuadra Usos de suelo Tipo/giro Establecimiento Cantidad Habitacional Edificio con departamentos Inmobiliaria 3 Farmacia similares 1 Tiendas de productos 1 básicos y especializados OXXO Comercial minisuper Waldo´s 1 Laboratorios Clinícos Tiendas de servicios 1 "El Chopo" De Isabel la cafetería 1 Católica a 5 loncherías 3 de Febrero Alimentos y bebidas restaurant/bar 3 restaurant 2 Servicios cervecería 2 Exhibiciones Casa vecina 1 Educación elemental guardería 1 Alojamiento Hostal Regina 1 Equipamiento Jardín Infantil

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Regina Tradicional Cuadra Usos de Tipo/giro Establecimiento Cantidad suelo Edificio con departamentos Copropietarios 3 Habitacional RHP 1 vinatería 1 farmacia 1 Tiendas de productos básicos y De 5 de mercería 1 especializados Febrero a Comercial pollería 1 20 de tienda de ropa 2 Noviembre plaza comercial 1 Centro comercial Regina fondas 4 Alimentos y bebidas Servicios taquería 1 Administrativo despacho jurídico 1

Regina Revalorizada (2003-2012) Cuadra Usos de suelo Tipo/giro Establecimiento Cantidad Tiendas de productos condonería 1 Comercial básicos y especializados Tiendas de servicio 1 De 5 de salón de belleza Febrero a Fondas 1 20 de restaurant 1 Servicios Alimentos y bebidas Noviembre 1 restaurant / bar taquería 2 Exhibiciones Museo 1 Fuente: Elaboración propia con base en la clasificación de usos de suelo del Programa Parcial de Desarrollo Urbano del Centro Histórico.

Con el levantamiento de usos de suelo y giros comerciales, se constató que el llamado corredor cultural de la Fundación (y los establecimientos afines al mismo), ha menguado casi en su totalidad. Esto se debe al viraje que dio la Fundación desde la actuación de su centro de operaciones (Casa Vecina), donde claramente se evidenció la finalidad utilitaria de la Inmobiliaria y Fundación Centro Histórico para especular con el entorno intervenido por los diferentes artistas y promotores participantes:

“La idea era que usaras el entorno: era una gloria (…) claro, después ya vino la gran frustración de comprobar que sí había un proyecto que ya tenía como una fecha de caducidad y que no nos habían dicho (…). Yo tenía un millón de pesos de presupuesto al año teníamos mucho dinero para poder operar y de pronto nos bajaron el presupuesto a la mitad y después más…claro me empecé a dar cuenta 85

que aquellos que ya estaban listos con lo que ya habían logrado no iban a invertirle más, entonces empezaron a asfixiar el proyecto ellos mismos, todos los chavos que habían invertido con su dinero, empezaron a ver que la fundación ya no los iba a apoyar más. Se fueron enojados con el proyecto”. (Entrevista con Antonio Calera, promotor cultural y ex director de Casa Vecina) Hoy en día, la peatonalización de la calle representa un modelo a replicar en otros espacios del centro y como tal es objeto de implementación de proyectos piloto que coadyuven la asimilación y la participación de la población involucrada. En este contexto se inscriben los siguientes programas y/proyectos ejecutados en el entorno urbano de Regina:

 Revitalización de fondas, loncherías y pequeños restaurantes del Centro Histórico: Coordinado por la Autoridad y el Fideicomiso del Centro Histórico inició su fase piloto en noviembre de 2008 con 23 establecimientos de Regina. La finalidad del proyecto es dar apoyo y capacitación para mejorar la seguridad, administración, higiene y apariencia de esos tradicionales establecimientos:

“Las reparaciones de infraestructura y el cambio de imagen —con propuestas profesionales de diseño de interiores y exteriores acordes a los criterios oficiales para intervenciones en zonas monumentales y áreas de conservación patrimonial— se efectúan con ayudas de hasta por 25 mil pesos, otorgadas por el fideicomiso. Para realizar adaptaciones mayores o adquirir equipo y mobiliario, el Fondo para el Desarrollo Social otorgará micro créditos “con un monto mínimo de 5 mil pesos y un monto máximo de 300 mil pesos de acuerdo con las necesidades y la capacidad de pago del acreditado”, según un documento explicativo de la Secretaría de Desarrollo Económico. Además, el esquema financiero considera tasas de interés inferiores a las de los bancos. A través del Fondo Mixto de Promoción Turística del D. F., consultores externos imparten los cursos en materia de manejo higiénico de alimentos y administración”. (Flores, Alonso. 2009 en Km.cero enero 2009/No. 06)

 Escuela de Formación Ciudadana y Conservación del Patrimonio: Creada por el Fideicomiso, mediante el área de participación ciudadana con el objetivo de motivar el acercamiento entre vecinos y fortalecer el tejido social. En su expresión piloto, fue dirigida a los vecinos de la calle Regina después de convertirse en calle peatonal, donde 14 vecinos se sujetaron a un plan de formación que incluyó 20 sesiones de trabajo y que abarcó el periodo comprendido entre los meses de enero a junio de 2009; al plazo de un año se sumaron más vecinos del centro.

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“Ha sido un esquema útil, nos ha permitido sentar las bases de una retícula social, que la gente se conozca, no se conocía. Una de las razones por la que echamos andar este esquema fue porque en alguna de las reuniones que tuvimos con los vecinos empezamos a indagar cuantos años tenían de vivir en el centro y cuál era su relación con la gente que conocía y el balance fue negativo: una misma persona a lo más que sumaba de conocer a sus vecinos eran 4 años , este era un ejemplo palpable de que eran unos ignorantes de sí mismos: todos metidos en su mundito, sin conocerse, sin tratarse, sin vida comunitaria; entonces cómo puedes emprender acciones compartidas con aspiraciones comunes, si no tienes esos niveles de identidad desarrollados. Se ha trabajado y sí ha habido avances”. (Funcionario de participación ciudadana del FCH)

 Rehabilitación para vivienda en renta: El Fideicomiso del Centro Histórico llevó a cabo con recursos propios el proyecto de rehabilitación de un edificio54. La rehabilitación consistió en la sustitución de las instalaciones hidráulicas, sanitarias, eléctricas, del mobiliario de baños y cocina y el remozamiento de la fachada y de las áreas comunes. Bajo un esquema de cooperación con la Fundación Concepción Beistegui propietaria del inmueble, el Fideicomiso administrará durante diez años las rentas de los nuevos inquilinos a fin de recuperar la inversión realizada en la remodelación, recuperada la inversión, el usufructo pasa de nuevo a la Fundación. Una vez que este esquema demuestre su viabilidad pretende ser replicado en otros inmuebles.

 Cancha de futbol “Rey Pelé”: Forma parte del conjunto Rey Pele que contempla la construcción de una plaza comercial especializada en artículos deportivos55. Ubicada en uno de los predios asignados a la reubicación de ambulantes. El fideicomiso invirtió una parte para la rehabilitación y se le asignó un permiso temporal revocable a la asociación de comerciantes reubicados ahí. Ellos metieron dinero en la iluminación de la cancha y mediante ese permiso lo pueden explotar durante un determinado número de años.

54 Ubicado en la calle San Jerónimo casi esquina Bolívar. El Fideicomiso hizo una inversión aproximada de 250,000 pesos por departamento. En total son doce departamentos de 75m2 y 7 habitaciones en azotea para renta a estudiantes; la recuperación se hará a precio corriente. 55 El predio de los ambulantes se encuentra en la calle Isabel la Católica #94 el cual se conecta con la Cancha, cuya entrada oficial está sobre la calle de San Jerónimo #42. 87

Las dos caras de la Regina: el nuevo barrio y el barrio

Parte central de la estrategia de la peatonalización es reforzar el carácter medular del espacio público en la dinámica social del lugar, y generar un efecto multiplicador en la reactivación económica de la zona mediante servicios culturales y complementarios. No obstante, como es sabido, estas acciones conllevan una reconversión y/o diversificación del uso de suelo y de los comercios enfocados a satisfacer las demandas de los nuevos visitantes.

En efecto, la población aprueba la peatonalización de su calle, no así el giro que ésta ha dado, en tanto las actividades de ocio y esparcimiento que han ocasionado malestar entre los habitantes por el uso acentuadamente nocturno de la calle, donde el ruido y la convivencia generada en algunos de los establecimientos afectan la rutina y cotidianidad de sus residentes:

“La ventaja es que ahora está muy iluminada la calle, lo malo es que por la noche hay mucho alboroto” (Señor residente de vivienda RHP de Regina). “¡A veces es tanto circo que molesta!” (Mujer habitante en vivienda RHP) Ahora bien, retomando el carácter primordial de la recuperación del espacio público, éste va a depender del tipo de actividades que se den en los espacios privados que lo rodea. “Lo que ocurre en los espacios jurídicamente públicos siempre ha dependido en gran medida de lo que ocurre con los espacio privados que lo circundan” (Duhau, Giglia, 2008.55). Con la extensión de los comercios hacia afuera del local, los límites entre lo público y lo privado se tornan difusos.

Es precisamente el intensivo uso de la calle con sus elementos tradicionales y renovados, el que la ha convertido en un espacio disputado entre los antiguos habitantes, los nuevos residentes, los consumidores y los dueños de los comercios. Con base en Duhau y Giglia (2008), los espacios disputados se caracterizan por la presencia de actividades diversificadas: cualidades positivas reconocidas por sus visitantes, al tiempo que se desarrolla una sociabilidad urbana que hace posible el uso por parte del “citadino anónimo” y la apropiación e identificación por parte de la población residente, que por ser heterogénea tiene diferentes formas de ocupar el espacio.

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Edificio histórico rehabilitado por RHP, por su arquitectura es muy común que los paseantes se tomen fotos desde su fachada. El anuncio pintado en la pared ejemplifica el carácter de espacio disputado de la peatonal, así como la percepción del habitante que busca mantener su privacidad. Fuente: Elaboración propia (2012).

Otro aspecto a considerar es la valoración del patrimonio y la apropiación del espacio público por parte de los diferentes actores sociales. Las fotos fueron tomadas en la plaza de Regina; mientras que las autoridades resguardan la pared de la Iglesia por ser monumento histórico, los chavos del barrio juegan frontón. Fuente: Elaboración propia (2012).

Sobre la llegada de nuevos residentes, unos habitantes de antaño expresan: “Son como malinchistas, a los viejos nos echan la culpa de todo. Ahorita ya comienzas a ubicar gente nueva, sobre todo la que pone comercios (…) la gente que tiene tiempo siente que llegaron a invadir. Cada quien se enclaustra en su forma de vivir. Los comerciantes son más flexibles al cambio”. “En el edificio hay nuevos inquilinos: jóvenes estudiantes, a veces extranjeros que cambian constantemente de residencia. La convivencia no ha resultado fácil, seguido hacen fiestas y ruido (...) Tienen otra cultura, los escuchas en el lenguaje”. (Residente con 29 años de vivir en el centro). 89

Alba (2009) argumenta que para los nuevos residentes, vivir en el centro ha sido una elección propia y bien pensada, mientras que para los habitantes de antaño ha sido una suerte de destino. Por dicha razón, los usos y representaciones que cada grupo tiene del centro, puede llegar a ser diametralmente opuesta.

Entre los nuevos residentes56, población con un mayor nivel educativo y con un amplio bagaje cultural, se distinguen dos grupos: en uno predomina el imaginario patrimonialista de la ciudad antigua, su uso se concentra en el centro monumental remozado y seguro. En el segundo grupo permea una visión más folclórica del centro, ellos son atraídos por las diversas manifestaciones culturales y los espacios populares que tanto simbolizan al barrio, que ellos creen estar recuperando al volverlo parte de sus prácticas espaciales57; es precisamente este perfil el que se buscó atraer con el corredor cultural Regina.

En contraste están las representaciones de los viejos residentes, basadas en la cotidianidad y en el espacio de la vida práctica, sus referentes espaciales son por ejemplo las escuelas, las iglesias y los conglomerados de comercio especializados, entre otros: “Voy a nadar al deportivo de Guelatao y a jugar ajedrez en el José Martí”. (Residente con 29 años de vivir en el centro).

Para ellos la vida cultural del centro pasa casi desapercibida y por lo general no hacen uso de los espacios de ocio y recreación: “De que es tu entorno es como que no estás saliendo de ahí, me siento como vigilada”. (Joven universitaria habitante de RHP ubicada en Regina).

Tanto el patrimonio tangible (edificios históricos) como intangible (cultura barrial) han sido una cualidad utilizada por agentes inmobiliarios y públicos para promover su revalorización. Sin embargo no son los únicos que especulan con la renovación del

56 Los arrendatarios de los edificios pertenecientes a la Inmobiliaria Centro Histórico, deben comprobar que tienen un ingreso mensual tres veces superior a la renta (que oscila entre 6000 y 6500); esto demuestra el tipo de perfil (clase media alta) que se busca atraer al sector. Para mayor información consultar: http://www.bienesraicesdelcentro.com.mx/pdf/h_RequisitosRentaDepto.pdf 57 Los promotores culturales de la Fundación Centro Histórico organizaron eventos artísticos en plazas públicas y edificios propiedad de la Inmobiliaria Centro Histórico: la “Toma del Señorial” en febrero de 2004; “De aquí y de allá: La toma de Vizcaínas” en agosto del mismo año, que consistió en intervenciones de diversos artistas en la Plaza de las Vizcaínas y en las accesorias del ex convento del mismo nombre. Además organizaron “circuitos colectivos” en mayo y agosto de 2005 actos con duración de 24 horas en los cuales participaron diversos espacios culturales de la zona con el fin de atraer a nuevos visitantes para recorrer las calles del corredor cultural (Ibarra, 2006 en Leal, 2007:30). 90 lugar, ni que fomentan la reestructuración del territorio. Retomando a Smith (1996) - adaptándolo al estudio que nos ocupa- se pueden identificar diferentes tipos de gentrificadores. En el caso de Regina se encuentran los dueños de los inmuebles, los nuevos inquilinos y los consumidores:

 Inmobiliarias: En esta categoría se encuentra en primer lugar la Inmobiliaria Centro Histórico, que como ya se ha mencionado anteriormente, es el principal promotor de vivienda media y alta en renta del centro. Cuenta con el capital suficiente para restaurar los edificios y sufragar los adeudos que puedan llegar a tener.  Propietarios de edificios: Siguen rentando los departamentos, casi no cuentan con recursos para la reparación integral del inmueble. A pesar de haber nuevos inquilinos, sigue manteniendo una cantidad considerable de viejos habitantes.  Propietarios de departamentos: Hoy en día el programa Renovación Habitacional Popular es un factor clave para la retención y permanencia de la población de bajos recursos en el Centro. No obstante, desde la intervención urbana en la zona se han hecho visibles anuncios de venta y renta de departamentos pertenecientes a vivienda RHP, que por el hecho de ser propietarios de sus departamentos, les da la posibilidad de verse “beneficiados” -desde un punto de vista especulativo- con la remodelación, y poder vender o rentar a un precio mucho mayor al valor catastral. En este sentido el emplazamiento de una población nueva, es mediado por los que podrían ser los más afectados ante la revalorización socioespacial.

Ambos inmuebles pertenecen a vivienda perteneciente a RHP, en las imágenes se pueden ver anuncios de compra / renta. Fuente: Elaboración propia (2011), (2012).

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 Nuevos inquilinos y consumidores: Con el corredor cultural de la Fundación Centro Histórico se logró atraer a la zona a un determinado tipo de residentes, que a su vez la dotaba de cierta distinción y exclusividad, ya que debido a las condiciones de inseguridad de las calles pertenecientes al sector, sólo acudían al lugar quienes conocían la oferta y cartelera cultural que ofrecían los espacios recientemente abiertos. Ahora desde el cierre vehicular y la rehabilitación urbana, se detonó la llegada de visitantes (población flotante) con diferentes perfiles de consumo.

Si se analiza la vialidad en su totalidad, se muestra que Regina es una calle de contrastes; la que pertenece al corredor cultural donde se llevan a cabo restauraciones y programas de salvaguarda del patrimonio tangible e intangible; y la del lado oriente donde se demuelen edificios58 para hacer plazas comerciales que cubran la demanda de los vendedores ambulantes reubicados. Con la peatonalización de unas cuadras de la calle Regina, se enfatizó la diferencia entre el poniente y el oriente de ésta; ya que a determinada hora del día (después de las 18hrs), Regina oriental (cruzando 20 de noviembre hacia el oriente) queda vacía: los comercios cierran sus puertas y la calle va quedando con poco tránsito de personas. Mientras que el corredor peatonal mantiene una dinámica activa gracias al tipo de actividades que se realizan in situ.

Las imágenes fueron tomadas durante un recorrido que realicé en día martes a partir de las 18:30hrs aproximadamente. La ruta que seguí fue del corredor Alohondiga-Aguilita (comenzando por la calle de Manzanares) al corredor Regina. Conforme transcurría el tiempo, los negocios del lado oriente comenzaban a cerrar o ya estaban cerrados como se muestra en la foto de lado izquierdo, donde comenzaban las labores de limpieza y de recolección de material reciclable. En contraste y a pesar del día (Martes), en la foto de la derecha se percibe la afluencia de personas que van hacia la peatonal. Ambas fotos fueron tomadas sobre la av. 20 de noviembre.

58 Aquí no sólo me refiero a la calle de Regina, sino a la zona oriente en general. 92

De tal manera que la calle Regina es un ejemplo claro y explicativo de lo que es el proceso de revalorización socioespacial selectiva del Centro Histórico de la Ciudad de México; sectores que están presentando una gradual gentrificación y otros tugurizados en vías de remozamiento. Aunque algo que los une es el barrio: la gente que hace su día a día en el transitar entre estos dos centros.

¿Hacia dónde va la peatonal Regina?

Si bien el corredor cultural promovió la llegada de nuevos residentes, la peatonalización de Regina ha traído consigo a nuevos consumidores; ahora son ellos los que están reestructurando el espacio público de Regina: de corredor cultural a corredor chelero. Nos encontramos en el punto donde la demanda es la que incide primordialmente en la revalorización socioespacial del sector intervenido59.

En efecto, hoy en día el uso comercial desmedido (registrado en el trabajo de campo) está ocasionando el desbordamiento de la calle; con esto me refiero a que debido a la cantidad de locales que se han abierto, (que ofrecen el consumo de cerveza a bajo precio) la calle tiende a salirse del margen; a que haya un desequilibrio entre los giros del uso de suelo y por ende se vaya degradando el entorno público tan promovido por las autoridades.

Ante este panorama y retomando a Harvey (1996) quien considera que aquellos que han invertido en las cualidades físicas del lugar deben asegurarse que emerjan actividades que hagan rendir sus inversiones afianzando la existencia del lugar. Se vislumbra un reordenamiento mediante mecanismos de control y vigilancia, que puedan garantizar la óptima reproducción del capital privado y retomar la vocación cultural proyectada para el sector Regina; esto puede implicar el cierre de un gran número de comercios y la llegada de otros más “refinados” orientados a un perfil con mayor poder adquisitivo.

59 Porque si le sumamos a los bares y cervecerías las fondas y restaurantes que también venden cervezas, el adjetivo de “chelero “resulta pertinente. 93

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Consideraciones Finales

Para comprender mejor al Centro Histórico de la Ciudad de México es necesario traspasar los límites espacio- temporales, es decir trabajar de forma multiescalar; de esta manera emergen funciones, formas y relaciones sociales que han articulado al espacio a través del tiempo. Así que desde la fundación de México Tenochtitlan hasta nuestros días, la traza urbana se ha basado en una segregación socioespacial, resultado de los proyectos del poder en turno: durante la época prehispánica los que rodean al centro ceremonial son los sacerdotes, los grandes guerreros y la clase dirigente; en la Colonia se constituye el centro para los españoles y la periferia para los indígenas; el México independiente y laico conformó un centro de ricos y un centro de pobres; y a partir del Porfiriato se encuentra el centro monumental -“ciudad de los palacios” - y el centro de la herradura de tugurios.

Con el crecimiento de la ciudad, se llevaron a cabo una serie de oleadas de intervenciones urbanas en el centro, con el propósito de amortiguar el deterioro ocasionado por la migración de población como de instituciones públicas hacia otras partes de la ciudad, así como la sustitución de uso de suelo. No obstante, debido a su carácter parcial y superficial, las mejoras no duraban o eran insostenibles. A partir del nombramiento de Patrimonio de la Humanidad por parte de la UNESCO, el Centro Histórico adquirió mayor importancia en la agenda política, siendo objeto de programas de remodelación enfocados a reordenar el espacio para atraer a nuevos sectores a vivir en el centro, pero al igual que las otras rehabilitaciones, no prosperaron por carecer de una visión integral en algunos casos, de inversión privada y/o de continuidad.

La revalorización socioespacial del Centro Histórico de la Ciudad de México que comenzó hace diez años y que fue detonada por la inversión de capital privado, ha dado lugar a otros procesos en zonas específicas del centro. En esta revalorización juegan un papel importante la centralidad y el patrimonio, atributos históricamente construidos que cualifican al espacio y lo dotan de cierta excepcionalidad y distinción, a la vez que se genera una renta monopólica del suelo que se traduce en una mayor ganancia para los propietarios de los inmuebles.

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Diferentes agentes a veces antagónicos reproducen el espacio a través de mediaciones que son las que definen y conducen la espacialidad de los proyectos urbanos. Razón por la cual resulta un desafío la óptima ejecución de políticas y programas públicos que integren los intereses y objetivos multisectoriales; más allá de las prácticas asistencialistas y filantrópicas hacia la población es indispensable su inclusión activa en la toma de decisiones; por ejemplo poder participar en el Comité Ejecutivo del Plan de Manejo del Centro Histórico.

Justo la presencia de múltiples actores desencadena la existencia de múltiples centros, esto le da una particularidad al proceso de revalorización que hace que se diferencie a otros proyectos de “revitalización” de centros históricos alrededor del mundo, principalmente con los centros históricos de los países desarrollados, desde los cuales se han estudiado y conceptualizado teóricamente dicho proceso. Podemos decir que el Centro Histórico de la Ciudad de México es un espacio contrastante que mantiene una doble función: como lugar de consumo y consumo del lugar; basta con cruzar la plancha del zócalo hacia el oriente ó el pasaje catedral rumbo al nororiente para estar en otro “centro del centro”; para transitar de la ciudad de los palacios, del espectáculo, de la ciudad de la vanguardia al barrio del bara bara, de las vecindades; es en esta zona donde históricamente se ha concentrado la población residente de escasos recursos, ésta que por arraigo, falta de oportunidades, trabajo o por destino, habita y reproduce día a día su cotidianidad carente de los servicios e infraestructura que brinda el otro centro.

Entonces, si bien es cierto que la renovación urbana del Centro ha sido impulsada por una fuerte inversión privada, resulta arriesgado sino es que erróneo, hablar de la gentrificación del centro. Primero porque el Centro Histórico es un territorio complejo por los diferentes actores que lo reproducen de acuerdo a sus intereses. Segundo, porque la inversión de capital privado se concentra en un área muy específica, que privilegia un área patrimonial, la cual es una parte muy reducida de lo que es la extensión total del centro y más si se considera que la mayoría de los inmuebles han sido de propiedad privada.

Esto no quiere decir que se menosprecie la capacidad de incidencia de los agentes privados en el ordenamiento del territorio, al contrario, se debe de poner especial 96 atención en dónde, cómo y para qué están invirtiendo sus capitales. Porque aunque el Gobierno local implemente políticas públicas que permitan la permanencia de la población tradicional, éste no podrá frenar la especulación inmobiliaria a través de la consolidación de establecimientos que presten sus servicios a los altos estratos, trayendo consigo una gradual elitización y con ello la exclusión de los antiguos habitantes.

Ahora bien, lo que sí es posible es que se presenten procesos de expulsión de población (gentrificación) en determinados lugares donde la iniciativa privada es el principal agente configurador de la remodelación. Tal es el caso de la calle Regina - cuyo valor patrimonial es destacable- y que a partir de su peatonalización se convirtió en el eje articulador del corredor cultural impulsado en un principio por la Fundación Centro Histórico, que ha sido el agente modelador del espacio al generar una oferta especializada en el consumo cultural y artístico, atrayendo a población con ese mismo perfil para vivir.

Sin embargo, la existencia de vivienda de Renovación Habitacional Popular le da una especificidad al proceso de revalorización socioespacial in situ, ya que es un factor determinante en la retención y permanencia de población o en el emplazamiento consensuado mediante la venta o renta por parte de los propietarios de RHP a los nuevos residentes. Otro factor que en cierta medida está influyendo en la transformación de la calle, es la amplia gama de consumidores y visitantes quienes le dan al espacio público un uso diverso, el cual está modificando el rumbo del corredor artístico-cultural.

Los constantes cambios que afectan a la calle como derivados del intensivo uso de ésta, la colocan como un espacio efímero donde todo puede pasar: ya sea que tenga un declive repentino ó que al contrario, haya un resurgimiento de oferta cultural y de establecimientos asociados a un perfil de consumidor con mayor poder adquisitivo. Como sea, el futuro de la calle está íntimamente vinculado al proceso de rehabilitación urbana del Centro y al flujo de inversiones privadas bajo una lógica de desarrollo desigual, donde el capital privado es quien decide si se queda o se va del lugar.

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