MATERIALES Y TECNICAS EN EL ARTE MUDEJAR DE LA MORAÑA

MA R IA TERESA CHEL TRUJILL O

La Moraña es la llanura que ocupa alg mi:'no de la mitad norte de la pro' incia de Avila y limita al ur con el terreno granítico de la ierra. E. una tierra an:illo<,a dedicada al cereal y otros cultivos e.\ten ivos, con alguna zonas de pinares al ur tic Arévalo. De lo materiales característico de la arquitectura mudéjar, en la Mora ria en­ contramos ampliamente representados el ladrillo, la mampostería y la madera. La ye ería apenas nos ha dejado cuatro ejemplo en toda la región ( 1) y la riedra, tan abundante en torno a Avila y en la Sierra de Gredo , ólo la hemos vi 10 en sillares bien aparejados en lo zócalos de alguna iglesias y wrres, como los de an Nicolás de Madrigal o la igle ia de , o en las arquerías interiores en las de la éroca de los Reyes Católico . Asi pue lo materiales mudéjare de La Moraña on:

LADRILLO El ladrillo es de forma rectangular, de longitud doble a su anchura y de unos 3,4 a 4 cm. de gro or, aparejado con argama a de color blanco y arlicada en unione. horizontales del mismo grosor que el ladrillo. En la fábrica barroca en ladrillo, muy abundantes igualmente en la región y a ve e completamente integrada en la~ medievales, el ladrillo e dispone apretadamente in notar e las líneas de argama. a. El uso del ladrillo se reduce fundamentalmente a la cabeceras, arco. y bóveda y en menor medida a , pues los muros de la nave de las iglesias son de mampostería y sólo encontramos grande lienzo de e te material en el castillo de Arévalo y en las iglesias de San Nicolás de Madrigal y de Flores de A' ita, rechable\ en el siglo XV (2). Las iglesias medievales de La Moraña son de planta ba ili ·al, con una o tres na­ ves, y ábside único o triple, sin que las iglesia de tres naves lleven nece ariamente tre ábsides.

(1) SANCHEZ TRUJILLANO, M.• T., «Yeserías mudéjare de La Moraña. 11 Jornada~ de Cultura árabe e islámica, Madrid, 1983 (en pren a). (2) TORRES BALBAS, L., Arle almohade, nazarí y mudéjar. Madrid, Plus ltra, t949. Ars Hispaniae IV, pág. 342.

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Por lo general la parte más antigua y mejor conscnada de las iglesias e el ábsi­ de, hecho de gruesos muros de ladrillo ) formado por tramo semicircular y tramo recto, que e decora en uno y otro con arquerías ciegas de medio punto de dos o más arqui,olta , cuyo vano puede ser de ladrillo o de mampostería y en este ca o habitualmente ,.a encalado ofreciendo un ruene contra Le nomátíco que contribuye a resaltar la importancia de la cabecera. Tan ólo las narroquias de Barromán y Vega de Santa María poseen ábsides lisos, in arquerías, siendo el primero un caso escencional de cabecera única que encierra en u interior tres ábside semicirculare con su correspondiente tramo recto, ) la torre sobre ello . En la. iglesias más antiguas (siglos XII y XIII) la arquería es única de 5, 7, 9 ó 11 arcos en el tramo cuno ocunando toda la altura del áb ide aunque de cansa en un basamento o zócalo füo. A este tipo pertenecen las de Santo Domingo y el Lu­ garejo de Arévalo (3), El Víllar de Matacabra , Bla. con uño de tatacabra , Dom i­ das, Orbita, Pedro Rodrigue1, y Fuentes de Año, de un total de 20 iglesias con arquenas ciegas en el ábside. Aunque e muy difícil e tablecer una cro­ nología precisa para estas iglesias 11or la continuidad y repetición de las formas, consideramos de época má~ avanzada, dentro del pleno gótü.:o, los ábsides con ar­ querías superpue tas en dos o tres hileras aunque la más alta en alguna oca ión se ha convertido en recuadros rectangulare., como en el ca~o del ábside central de San Nicolás de ladrigal, con tres hilera superpuestas de siete arcos ciego . rematada la superior con un fri o de esquinillas sobre la que descansa una fila de recuadros. La superposición de arquerías se hace sin di' isión de cornisas o impo tas entre una) otra - an Nicolás y Santa Maria de Madrigal, San Juan de Aré,alo, San Cri tóbal de Trabarn.:os, Bernuy de Zapardiel, Canti,eros- pero no siempre coinci­ den los apoyo. de los arcos en una sola línea vertical, sino que a veces e disponen las arquerías descansando sobre la' cla\es de los arcos inreriores buscando un efec­ to e.Je imbricación -Canti,eros) \.ladrígal-. De todo el grupo de iglesias que e lu­ diamos con arquería' ciegas en el ábside, sólo la de introduce una imposta como di,isión horinrnral entre los arcos nero sin continuidad a lo lar­ go de toda la arqueria. '>ino que el ábside queda di\'idido por machones de ladrillo que akan1Un la altura entera de la cabecera, y entre ellos se supernonen do arco. ... enarados entre.,¡ por la imro..,ta tle ladrillo. Lo'> tramm recto' de lo' úbsides nos ofrecen menm ejemnlos que los curvos porque o no 'e decoraron con arcos -El Villar de latacabras. Constanzana y Ber­ nu'.1- de Larardiel- o ésto.'> no se 'en ocultos por con trucciones añadida po. terior­ mente (torres. '>acristías, capillas) - anto Domingo ) an Juan de Arévalo, San icolás de :\ladrigal. Blasconuño de l\latacabra. , Canti,eros, Fuente de Año y htentc el áuz-. in embargo en los que se consenan podemos ob ervar mayor número de imnoqa, o di' isionc hori1on1ales, 11osiblemente por la facilidad de apa­ rejar el ladrillo sobre una superficie lisa. En e te caso, lo. ábsides con una sola ar­ quería alcannrndo tocia la altura en el tramo curvo, la repiten en el recto: El Luga­ rejo con tres arcos, Dovidas con tres, Orbila con tre5 y Pedro Rodríguez con cua­ tro. También reniten el número de hilera los que se decoran con varia. arquerías: Santa 1aría de Aré\alo con tres hilcra5 de tres arco cada una recuadrado ; Santa lana de :\ladrigal con tres hileras de vanos, recuadrada la inferior; Palacio Ru ­ bi°' ) . an Cri tóbal de Trabancos con el mi mo numero y recuadrado ; y Narros del Casi illo con dos filas de 3 arcos, recuadrado .

(3) Según HO~IEZ MORENO. Cal:ílo~o monumental de la pro,incia de A\ila. Madrid, Mí• tmtcrío de Cultura, 1983. Tomo l. pags. 277 y ss. El Mona5teno de El Lugarejo, La Lugareja n Gómc1 Román. que de las tres forma~ <,e llama, fue fundado en 1178 y cgiin la tradición lo hicieron lo' hcrmanm Gómc1 ~ Román Narón para monja\ bernardas.

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Tampoco podemos re eñar demasiado ejemplos de arquena en el interior de los tramo curvo de los ábsides, bien ror carecer de ellas, bien por haber de apare­ cido tras las grandes fábricas de los retablos barroco u otras reforma . No obstan­ te, el tipo de arqueria en el interior de las iglesias no responde ni al módulo ni a la cantidad de arcos que e \'en en el e\terior en ninguno de lo ca os con ervado , pues se limita a una sola fila de arcos -únicamente el ábside central de Santa Ma­ ría de Madrigal tiene dos-, en menor número que en el exterior y apoyados y re­ matados por frisos de ladrillo en e quinilla. A e te esquema pertenecen los interio­ res de Santa María de Arévalo, El Lugarejo, Santa María de Madrigal, el ábside i1- quierdo de Barromán y Fuente. de Año. En mayor medida no han llegado la arquerías de los tramo rectos, aunque en muchas ocasione modificadas por cornisas y otros elementos de los siglos XVI­ XVII. El tram·o recto se divide por lo general en dos mediante arcm fajones y en cada uno de los lienzo laterale re ultantes se adorna con un arco ciego, de medio punto, con arquivoltas alcanzando toda la altura. Así lo hacen Santa María de Aré­ valo, Adanero, Palacios Rubios. y Santa María de Madrigal en su áb idc iLquierdo, y se limitan a un solo arco, puesto que no hay di\ isiones en tramos, Blasconuño de Matacabras (apuntado) y San Cri tóbal de Trabancos. E\cercionalmcntc, Orbita reproduce dentro de lo tres altos arcos del e.\terior, rero cobijados bajo otro ma­ yor de medio punto, y San Miguel de révalo, que tienen cabecera cuadrada y en sus muros externo, no ofrece arquerías ciegas más que en el te tero, mue'>tra en lo' co tados interiore tres arcos de medio punto con u. arqui\Olta . Las bóveda son otro de los elementos arquitectónicos donde el uso del ladrillo es prioritario, ustituido tan solo en alguno ca o por sillarejo menudo. El mudéjar morañego utiliza la bóvedas para los áb~ides de las iglesia~ y la di\ i­ ión en pisos de sus torres, dejando los techos de madera para las nave!>. En la cabeceras absidiales usa la bóveda de horno para el tramo curvo y para el recto la de cañón siendo apuntado en Blasconuño de l\1atacabra~. Palacim Rub1m y arres del Castillo. Las igle ias del Ajo y . cuya' cabecera' 'e encuentran en el interior de torres fuertes de carácter militar. ) San 1ig.uel de Aré­ valo, también se abovedan en esta parte con cañone. apuntados. Los tramos centrales de crucero no son frecuente~ en e\te grnro de cdi ricill' pero lo tienen La Lugareja, Blasconuño de Matacabras y Fuentes de Año aun4uc le falten los correspondientes e\tremos. Lo que encontramo en ambos ca'º' 'ºn cúpulas sobre pechinas y arcos torales apuntados ocurando un e .. rac10 cuadrado delante del ábside semicircular. La cúpula de La Lugareja se Inanta ademús subrl· una arquería ciega del mismo tipo de la de la catedral de Zamora ) alamanca v la colegiata de Toro. También La Lugareja contiene aún otro tipo de bóveda pues los to, In que nos permitió observar su disposición puesto de canto ofreciendo '>iempre d lado más largo y comprobamos la misma disrosición en las bO\edas de las torres. Las torres contienen un buen repertorio de abovedamicntos, incluso dentro de un solo ejemplar. Son de planta cuadrada ) e di,iden horirnntalmente en tres \l cuatro pisos totalmente ciego o con pequeños huecos •ie iluminación a modo de saeteras pero sin ningún realce arquitectónico o decorativo. de modo que al c\1erio1 no ofrecen más que los muros lisos. El único~ cuerpo de \anos e' el último, el cam­ panario, que se abre por lo general con dos arcm ror cada cara ) en algunos ca,l1' en otro cuerpo más, esta vez retranqueado. El remate de la1, turres sobre e'te cuerpn

- 367- ~l ,\ RI<\ fl IH'S/\ \ •\M 111 / 1Kl 1111 <\'-O de campanas de bía ser origi nariamente en terraza y a. í e conserva en las dos de San Martín de Arévalo, donde se ' e con claridad la inclinación del sucio para per­ miiir la . alida del agua de llu,·ia, o en ~encillo tejado a eualro aguas. Sin embargo a la mayoría se las ha añadido en el siglo XVII o después un chapilel barroco -San­ to Domingo, San Juan y el Salvador de Arhalo. San Nicolás~ Santa María de Ma­ drigal, Moraleja de l\llatacabra., Adancro-. Los pisos van cubiertos con b{l\ cdas de cañón o cañón apuniado pero hay 1am­ bién cúpula. sobre Lrompas en el primer cuerpo de la del Salvador de Arévalo y en el campanario de Sallla iVlaria de Madrigal, y arislas en el primero de la Torre de los Ajcdrece. de San 1\ lan in ~ en el segundo de . También hay subdivi~iones por medio de Lechos de madera. como en la de Rasuero . Los ac­ cesos enlre lo~ pisos se hace mediante escaleras de madera -primero piso de San Juan y San Miguel de Arérnlo) en - y mús frecuentemente por eslrechas c~ca l eras de fábrica practicadas en el grosor de uno de los muros y cubicna~ con conos tramos de cañón que se'ª escalonando para ganar altura. La e. calera de ca­ racol aparece excepcionalmente en la torre de Flores de A,·ila, f'cchab lc en el siglo XV) los demás ejemplos parecen mu\ lardím -Blasconuiio de latacabras, Cabe­ zas de Alambre-. La decoración de la-, iorrcs se reduce a 101, 1ramos del cuerpo de campanas, que -,icmpre son de medio punto. enmarcados por alfi1 y rematados con frisos de esqui­ nillas en los ejemplos má'> anligum, y eliminando cslas en los del siglo XIV y XV e incorporando algún 11101 i' o carac1<::rb1 ico de decoración gótica tardía, como bolas -- , o cordones - 1\loralcja de l\.laiacabra'>-, hecho. en ladrillo aplan­ lillado y adornando la rmca o el ira dó~ de los huecos. Son únicas la Torre de los Aicdrecc' de San larlín de Aré\alo y la de Rasueros, con decoración de arquerías superpuestas. de di-,1 in Lo tipo de arco ) módulo, desde su base hasla su coronación. Fn el interior de la\ iglc-,ia'> lo' (1n icos elcmenlos comL ruidos en ladrillo son las arquería-, de di\ i'>ión de las lla\ e,, formadas por una sucesión de arcos apuntados, y con alfil, sobre pilares de e'>quinas achal'lanada'> -San Nicolás de Madrigal, Hor­ cajo tic la' Torres, arros de Salducña, Fonti\cros- . A panir del siglo XV eslas arquería' 'ºn -,usl it u idas poi un -,oln arco de gran lu1, abarcando la longitud lolal de la 11a\c, U'n la ni...ca de piedra y decorada con ro-,ctas o bolas de la época de los Rc~c' Católico - San l\ligucl de Aré\alo, Fuentes de Año, Vega de Sanla María, Adancro- . aunque '>U 111i-,ión 'ig.uc ~icndo la de \cparar la\ m1,es y sosicner las ar­ n1adurw, de cubierta. Y en lm muros C\lcriorc-, 'e consLru~en igualmcnlc de ladrillo las pue~Las de in­ grc,o, en arni de medio punto - San Miguel de Aré\ alo, Ct'>lcllanos de Zapardiel, Pedro Rodrigue;, ílorcs de /\\ ila - o apuntado - Bla-,conuño de Malacabras, Horcajo de las forre,, i\loralcja d,· i\laiacahra,, Palacios Rubios, Adancro. Orbila, [,pino'ª de lm Cahallcro,, runli\Cl'O'>- . con arui\olla'>. enmarcado por alfiz y n111 1111 fri,o de e'q11i11illa' ,·01110 remate 'upcrior. Ap11111ado\ y enmarcado'> por al­ l'i1 1an '>olo 'ºn la' ror1ada' tk San Nicol[1, de l\.ladrig.al, , '\1;1\a tk /\r('\alo. Doniinll'IH> ~ ('\111-,1a111ana .

1 a 111.1111p1i... ll'11a l'll 1 .1 \ 101 ;11ia l'' L'I 111a1crial prckr1do para la con-.t rucción de µ1 ;111dL'' liL·n 1 llega a 1·1i11...ii111i1 111i ... i11<11L'i<> IL'µ11h1r111L'llll' apa1L'iado. h1 L-;1111hi\1 110 \C u1ili¡¡1 el tapial ni el .1d,1hc. Lki ;111do L',111' 111.t1L'11.ik' t.in pobre' par¡¡ pcq11L·1ia' di' i-,iones en el interior Lk la' 1µk,1;1' 11.1,1 1·1;1' .¡111· lt1L'l'<> 'l' L'nl-; tl ;1n 11 cc1ra111ic11to' de corral.

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En las obras más antiguas -siglo XII, XIII y XIV- la mampostería e dispo­ ne en larga y estrecha bandas alcanzando la anchura total del muro, separadas por dos o tres hiladas de ladrillo con el mismo grosor en lo tendeles de unión, y re­ f'uerzo del mismo material en las e quinas. A este tipo pertenecen San Juan, San Miguel y Santa María y la Torre Nueva de an Martín de Arévalo, la torre de Santa María de Madrigal, las nave de Blasconu­ ño de Matacabras, Narros del Ca ti llo, Fontívero , las cabeceras de Barromán y El Bohodón, las torre de , Palacio de Goda y Villanueva del Acera! y la iglesias de Sinlabajo y Espinosa de lo Caballero . uponemo que a partir del siglo XV empezaron a emplear e las cajas de mam­ postería entre machones de ladrillo, pue Ja armadura de , fe­ chable por u e cudos a mediado de e e siglo, apoya sobre muro de tales caracte­ rí tica , que van a continuar hasta el siglo XVI 11. De e ta forma e con t ruyeron las iglesias de Castellanos y San Esteban de Za­ pardiel, , , Villamayor, Muñomer del Peco, Na\'a de Arévalo, San Vicente de Arévalo, Donjimeno, Narros de Saldueña, Mora­ ñuela, , , Mon alupe, , Santo Domingo de las Po adas, Magazos y Villanueva del Acera!. Otra muchas quedan sin comprobar por hallar e revocadas. l\IADERA La forma de cubrir la na\'es de las igle ia mudéjare de La Moraña fue siem­ pre la armadura de madera, aunque desgraciadamente mucha de ella han sufrido reformas en época barroca su tituyéndolas por bóveda encañonadas de ladrillos puestos de plano, por encima de las cuale a veces queda algún resto del desapareci­ do techo. Otra veces la propia caducidad del material (goteras, incendios) obligó a renovar la techumbre con igual o mejor empeño o con pobres recursos locales. Así encontramos armaduras fechadas en el siglo XVIII que no han perdido nada de la técnica constructiva y decorativa mudéjares, o encillos techos de madera escua­ drada imposibles de fechar o catalogar estilísticamente por la ausencia total de ele­ mento cronológicos. También debemos reseñar que el u o de los techo de madera no se limita en A vi la a la zona de arquitectura mudéjar, sino que se extiende por toda la provincia inclu o en la Sierra, cubriendo edificio gótico y renacentista de sillería bien apa­ rejada. A pe ar de todo, del rico conjunto que no ha llegado podemos decir que las na­ ves únicas o centrales se cubren con armaduras de sección poligonal, las laterales con colgadizos y los sotocoros con techos planos. La armadura de par e hilera es la más frecuente de las obras de carpintería po­ pular de difícil datación y la únicas que pueden fecharse son las de la ermita de Nuestra Señora del Parral, en la localidad del mi mo nombre y las del crucero de , apeinazadas y decorada con jaldetas y dientes de sierra, de los si­ glos XVI-XVII. Más abundantes son las de par y nudillo con la que se techan las naves centra­ les de Herna ancho, , Constanzana, Morañuela, Gotarrendura, Mon­ salupe, El Oso, Cre pos y Fuen1e el Sáuz, y las tre de . La de está rehecha aprovechando los tirante y los canes de una pintada con cardina y es­ cudos del siglo XV. De la mi ma época es la de Fuente el Sáuz con todo el reperto­ rio de fines del gótico, y ya al iglo XVI pertenece la carpintería central de Fontive­ ros, con un dibujo de hexágonos en el almizate y de espiga en lo faldones, pues las laterales se rehicieron después del incendio que sufrió la iglesia en 1644, con jalde-

-369- "1ARIA TERESA ANCHEZ TRLJILl •\ O tas y dientes de sierra. Las de Constanzana on de lazo de ocho ataujerado en la ca­ becera, y de jaldetas en la nave, y la de Blascosancho de estrellas de ocho punla<; es­ cavada en la tablazón; las demá e decoran con jaldetas y diente. de sierra, del i­ glo XVII-XVIII. Sin embargo de las que no ha llegado mayor número es de gran artesón o de li­ mas cubriendo naves centrales o cabeceras. Son rectangulares la. de la nave central de San Nicolás de Madrigal, Flores de Avila, San Pedro del rroyo, A'einte, Mu­ ñogrande, Vega de Santa María, Langa y las de la cabecera del Oso, Castiblanco y Pozanco, y el sotacoro de las Berlana , aunque a esta le falta el lado largo que da a la nave; ochavadas son la central de Horcajo de la Torre , Adanero, Gutierrezmu­ ñoz, Narras del Castillo, Muñosancho, , la cabecera de Na­ rras de Saldueña, y las del crucero de Las Berlanas. También ochavada era la de San Miguel de Arévalo, desaparecida y sustituida por un cielo ra o, pero de la que quedan las trompas decoradas con lacería en las esquinas, y cuadradas la de la cabe­ cerfl de , pintada en el iglo XV, y de con lazo de ocho y crucetas. Pero de todo el grupo, ofrecen mayor rique~a ornamental las octogonales, sobre cabeceras y cruceros, no por su forma regular, sino por el lugar de honor que ocu­ pan en la iglesia. Son de lacería ataujerada las de Villarr.ayor, de estrella de diez puntas, del siglo XV, y la del crucero de San Nicolás de Madrigal de lazo de doce sobre un friso de mocárabes, del siglo XVI. Los techos planos se utilizan preferentemente para sotener lo coros altos y así encontramos alfarjes en los sotocoros del Villar de Matacabra , Castellanos de Za­ pardiel, , El Ajo San Juan de la Encinilla, Peñalva de A\ ila, Monsalupe, Vega de Santa María y Pozanco. Pero también se conserva un pequeño alfarje en la antigua cabecera de Barromán y obre el coro de Vega de Santa Maria, y la nave central de e cubre con una armadura de este tipo, de jalde­ tas, apoyada en arquerías de piedra con capiteles plateresco . La decoración en la mayoría se limita a las jácenas surcadas por gramiles o talladas con motivos imbri­ cados de gran volumen. Más raros son los taujeles, pues sólo poseen los coros de Narro del Castillo y , a base de estrellas de diez punta entrelazándose por toda la superficie e intercalando racimos de mocárabes en el primero y piñas en el segundo. Sobre fri­ sos de motivos renacentistas. Igualmente excepcionales son los artesonados, pero los ejemplo llegados hasta nosotros son de extraordinaria riqueza. Uno de ello es el arco casetonado que se­ para el crucero de Ja nave central en San Nicolás de Madrigal, con motivos clásicos del siglo XVI. En el coro de esta misma iglesia se conservan restos de un gran artesonado de casetones hexagonales llenos de talla renacentista y pintados de blanco, de lo que desconocemos su procedencia, usados como frontale de la sillería. También el sotacoro de Blascosancho es un artesonado de hexágonos con rico y variado repertorio de haces de acantos tallados, del siglo XVI, y el de Moraleja de Matacabras a base de casetones triangulares con motivo de escamas en su interior. Pero los coros muestran también obra de carpintería de gran desarrollo en los frentes, organizándose como una superposición de bandas decorativas en las que apoya la barandilla de barrotes de madera. En ellos los frisos de mocárabes y las ce­ nefas clásicas se conjugan en pleno siglo XVI. Pero ademas en las esquinas desarro­ llan en ocasiones apoyos o mensulones triangulare con el centro casetonado o con tema de lacería. A este grupo pertenecen los frentes de coro de Santa María de Aré­ valo, Moraleja de Matacabra , , Bla comillán, Cantiveros, Nava de Arévalo, Pedro Rodríguez, Narras de Saldueña, Muñosancho, Las Berlanas, El Oso y Vega de Santa María.

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La decoración de todas estas obras de carpintería es variadísima y permite su datación. La armaduras más antiguas del grupo están pintadas, pero por la mi ma razón son también las menos numerosa y las que peor se conservan, quedando de ellas en muchos casos sólo restos reutilizados en las es1 ruct u ras de los tejados. Los más antiguo de e tos son tres fragmento de alicer que se conservan en San Nicolá de Madrigal, estructurados en arco mixtilíneos con figurilla de damas y caballeros, de cuerpo entero o solo de busto, bajo ellos, del tipo de las del claustro de Silos o de las de Cu riel de lo Ajos (4). fechables como ellas en el siglo XI V. A parte de este caso de temáLica figurada ólo la techumbre de San Pedro del Arroyo la repite, esta vez con una serie de apóstoles y profetas con su correspon­ diente nombre, de medio cuerpo a lo largo del arrocabe, de mediado del siglo XV por lo escudos que muestra en las tabicas (5), y, aunque de carácter bastante más tosco, el arrocabe de la cabecera de Albornos también ofrece grandes caras de per­ sonaje entre los pare . Pero la decoración pintada más abundante del mudéjar morañego es la cardina u hojas de cardo enroscadas y picudas con largos tallos, coloreada en verde y som­ breada con negro sobre fondo rojo. De este tipo son los motivo del arrocabe y los tirantes de San Pedro del Arroyo, la sillería de San Nicolás de Madrigal (6) y los restos de San Juan de Arévalo, Crespos, Viñegra de Moraña, Flores de Avila y Fuente el Sáuz, todos del iglo XV. En algunas ocasione la cardina pintada se combina con la laceria -apeinazada o ataujerada- ocupando los espacios poligonales entre los lazos o el arrocabe, como en la cabecera de Villamayor. También e abundante la labor de claraboyas que llena los menados de los pa­ ños de San Pedro del Arroyo y los guardapolvos de la illeria de Madrigal, y de la que nos ha quedado alguna tabla de . Los escudo debieron ser igualmente frecuentes pues aparecen en las obras que nos han llegado entera . La armadura de San Pedro del Arroyo contiene cinco, de los que hemo podido reconocer el de Don Pedro de Valderrábano ( + 1492) y Don Nuño González del Aguila ( + 1467), y la sillería de Madrigal muestra los de Don Beltrán de la Cueva ( + 1492) y su segunda esposa Doña Mencía Enriquez con quien casó en 1476. Los tirantes reutilizado en el techo de Crespos se adornan con escu­ dos de Ca tilla y León en largos medallones lobulados. No nos han llegado techos enteros pintados en el siglo XVI pero el motivo más utilizado es el de haz de palmetas o de hojas de laurel y los acantos, del primer ter­ cio del siglo. Resto de este tema quedan en Santo Domingo de Arévalo, y Ja tabla­ LÓn entre los pare de la armadura central de Adanero se llena con un motivo del mi mo estilo alternando con jarrones ) acantos picudos en dispo ición simétrica. El otro gran tema decorativo es la lacería, apeinazada llenando el almizate de los techos y prolongando sus cintas por los faldones, o ataujerada llenando la tota­ lidad de los paños sin líneas de división entre ellos. Tienen un solo lienrn de lacería de ocho ocupando el almizate los techos de Ca­ nale~. Muñosancho, Las Berlanas, Palacios de Goda, Hernansancho, Vega de Santa 1ana y Langa, y el frente del coro de Hernansancho y Las Berlanas, y formando

(4) TORRES BALSAS, L., Op. cit .. pág. 355. PAVON MALDONADO. B., Arte Mudéjar en Castilla la Vieja y León. Madrid, 1975, pág. 67 . (5) SA CHEZ TRUJILLANO, M. ª T .. «La techumbre mudéjar de San Pedro del Arroyo». 11 Simposio Internacional de Mudejarismo. Teruel, 1981. (6) SA CHEZ TRUJlLLA O, M .ª T., «La sillería mudéjar de San icolás de Madrigal de las Altas Torres». Cuadernos de la Alhambra, n. º' 15-17, 1979-1981, pág . 249 y ss . (7) PAVON MALDONADO, Op. cit., págs. 74 y 75 .

-371- MARIA TERESA SANCHEZ TRUJILLANO cuatro o más grandes e lrella de doce o dieciséis puntas, realzada con' piñas de mocárabes los almizate de Horcajo de las Torres, Narro del Castillo y San Juan de la Encinilla. La lacería ataujerada usa la estrella de ocho o diez puntas, prolongándose en una tupida red de polígonos que llena totalmente el e pacio. Así son las de San Ni­ colás de Madrigal, Villamayor, Narros de Saldueña, Gutierremuñoz, Constanzana y los sotocoros de Cantiveros y Narros del Castillo. Los mocárabes se usan en forma de piñas para acentuar lo grande sinos apei­ nazados o marcar las estrellas madres en los techos ataujerados, pero también apa­ recen en forma de frisos, seguidos o escalonados en los frentes de lo coros alter­ nando con motivos medievales -Santa María de Arévalo-, o renacentistas -Moraleja de Matacabras, Cantiveros-. Los espacios poligonales resultantes dt: la lacería se llenan en los techos más ri­ cos de cardina u otros motivos vegetales tallados del siglo XV o rosetas y acantos del siglo XVI, pero la decoración renacentista de mayor relieve y desarrollo son bandas paralelas y superpuestas de ovas, contarios, palmetas, acantos, arquillos, motivos sogueados o de trenza, y rosetas, que corren a lo largo de todos lo arroca­ bes -San Juan de la Encinilla, Narro del Ca tillo, Fontivcros, Horcajo de las To­ rres, Palacios de Goda, San Nicolás de Madrigal, Vega de Santa María- y frentes de coros del siglo XVI -Moraleja de Matacabra , Bla comillán, Cantiveros, Nava de Arévalo, Pedro Rodríguez-. Por último, no podemos dejar de citar, aunque sea ya muy tardía, una decora­ ción muy característica del siglo XVIII a base de exvásticas curvas, flores y estrellas de seis pétalos y otros símbolos solares, pintados en negro en los huecos dejados por la lacería de ocho. El ejemplo mejor conservado es el de la sacristía de la anti­ gua iglesia de Las Berlanas y de la cabecera de la Ermita de Las Angustias del mis­ mo lugar, pero hay otros más al sur o resto de que los hubiera en los alrededores.

YESERIAS Al contrario que en otras zonas donde es frecuente el uso de las yeserías enmar­ cando arcos o en púlpitos, en La Moraña sólo hemos visto un arco y tres retablos hechos de este material. El ejemplo más antiguo es el intradós del arco triunfal de Donjimeno, decorado con hexágonos y estrellas de cuatro puntas entre ellos, realzados unos y otros con piñas de gran bulto, en un dibujo similar al del artesonado de Peñaranda de Duero del primer tercio del siglo XVI. Los tres retablos, en las iglesias de Horcajo de las Torres, Palacios de Goda y Donjimeno, están formados por un arco entre pilastras o columnas y rematados por frontón, de clara estructura clásica de la segunda mitad del siglo XVI, pero el espacio entre el vano central y los soportes de los extremos se llenan de un apretado tema de lacería de estrellas de ocho puntas y cruceta. El desarrollo del motivo se ve con mayor claridad por estar pintados los fondos en tonos oscuros (rojos, verdes o azules) de manera que las líneas matrices destacan en blanco.

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