Contacto: [email protected] Coordinación, diseño, enredos y mascaradas: Javier Herrero Foto de portada: Javier Herrero sobre la partitura de The Magic Labyrinth, for any number of any instruments and/or any number of any voices (1925), de Aurelio de la Vega En esta página: Soldado con el rostro mutilado protegido por una máscara de Anna Coleman Ladd (noviembre 1918)

La Ignorancia sale del laberinto y desenmascara sus emociones con los trabajos de los colaboradores. Agradecemos a editoriales, discográficas y distribuidoras por sus referencias. Todas las opiniones y los derechos pertenecen a sus autores. Se permite la reproducción de los contenidos, citando a sus autores y sin uso comercial de la obra original ni la generación de obras derivadas.

SE HAN QUITADO LA MÁSCARA O HAN SALIDO DEL LABERINTO:

Almudena Anés Alphaville El Desconsciente de Nicho AmyJo Doherty El Tercer Invisible Lola Mendoza Ana Gutiérrez Sánchez Francisco Cordero Morganti María Jesús Silva Andrea Heb Gabinete de Curiosidades Mirai Kobayashi Anna Babra Herrantes Arte Nina Mikhailovna Ana Grandal Isabel Arroyo No Soy Noruega Antonio Pastora Isis Gayo Paco Herrera Calabaza Cósmica Javier Álvarez Pere Montaner Carlos Plusvalías Jorge Etxeverry Plutógenes de Caravaca Cayetano Gea José A. García René Escalante Cristina Mirinda José Luis Vázquez Domènech Sara N’Dipity Dani Bernardo José Ramón Muñiz Sara Po Daniel Higiénico Juan Carlos Laseca Stanislaw Lem Edgar Allan Poe Juan Manuel García Ferrer Yessika María Rengifo Elena Garnelo La Farmacia de A. Chéjov Zoto LABERINTO / MÁSCARA 3

EDITORIAL

Máscara de Montserrat

gritando (1938-39), LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019 bronce fundido y patinado de Julio González. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía

Cuando quisimos salir del la- berinto, nos topamos con en- mas carados que señalaban con sus dedos enguantados hacia el centro de nuestras frentes. Cuando giramos nuestros cuerpos para volver a entrar en el dédalo, descu- brimos que nuestros tobillos estaban enredados en el hilo de Ariadna. Cuando desatamos nuestros ánimos de miedos y acusaciones, nos dimos cuenta de que no éramos más que personajes de una farsa. Cuando reímos, notamos las lágrimas caer hacia el interior de la vida. El Desconsciente de Nicho 4 LABERINTO / MÁSCARA

LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019 SUMARIO

7 DOSIER MÁSCARA - LABERINTO 8 SARA N’DIPITY Y JAVIER HERRERO • Y me adentré en el laberinto 10 PERE MONTANER • Informe sobre laberintos 16 FRANCISCO CORDERO MORGANTI • Diccionario filosófico XVIII: Laberinto y máscara, una asociación oportuna 18 CRISTINA MIRINDA • Re(de)ducciones: Maquinaciones contra laberinto y máscara 20 JOSÉ LUIS VÁZQUEZ DOMÈNECH • Laberintos... y laberintos... 22 PACO HERRERA • La aventura de soñar 23 DANIEL HIGIÉNICO • El duelo 26 JUAN CARLOS LASECA • Has sido añadido 28 GABINETE DE CURIOSIDADES DEL DOCTOR PLUSVALÍAS • ¿Cómo desenmascarar el laberinto de la guerra? 30 CAYETANO GEA • Creta. Laberinto. Año indefinido 32 JOSÉ RAMÓN MUÑIZ ÁLVAREZ • El laberinto azul y silencioso (¿cuento?) 35 ANA GRANDAL • Perdida 36 ALMUDENA ANÉS • Graffiti en Venecia 38 JOSÉ A. GARCÍA • Descartar/Continuar 40 JUAN MANUEL GARCÍA FERRER • El libro negro 42 CARLOS PLUSVALÍAS • Impresiones de un señor de derechas: Antes muerto que sencillo 45 STANISLAW LEM • Máscara 46 EDGAR ALLAN POE • La máscara de la Muerte Roja 50 JORGE ETXEVERRY • Metros, faroles y niñas mal agestadas 52 HERRANTES ARTE • La máscara del laberinto 54 NINA MIKHAILOVNA • Laberinto máscara 56 PLUTÓGENES DE CARAVACA • Jacinto en su laberinto 58 LA FARMACIA DE A. CHÉJOV • Navegar azul nocturno en pasillos de once pasos 60 EL TERCER INVISIBLE • Es laberinto-máscara 65 SARA PO • Fragmento de vida: máscara y laberinto 66 DANI BERNARDO • Laberinto 67 ANDREA HEB • La máscara 68 ANNA BABRA • Máscara efímera, laberinto permanente 69 LOLA MENDOZA • Laberinto lejano 70 MARÍA JESÚS SILVA • [cuatro detenidos por agredir a una mujer] 71 A.GU.S. • Tras la puerta de salida LABERINTO / MÁSCARA 5 LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019

72 YESSIKA MARÍA RENGIFO CASTILLO • Entre máscaras 73 ISIS GAYO, LA PITONISA GRÁFICA • Laberinto y máscara 74 AMYJO DOH & THE SPANGLES • Rats 75 ALPHAVILLE • De máscaras y enigmas 77 NO SOY NORUEGA & ZOTO • Laberinto de máscaras 78 JAVIER HERRERO • Otras máscaras 79 CALABAZA CÓSMICA • Te conozco... 80 RENÉ ESCALANTE • Ocurrencias vejatorias 86 ELENA GARNELO • sin título 87 JAVIER ÁLVAREZ SÁNCHEZ • Máscaras 92 ISABEL ARROYO • Escafandra (máscara) 93 ISABEL ARROYO • Sobre el terreno (laberinto) 94 JAVIER HERRERO • Grafeikti 31 95 JAVIER HERRERO • Grafeikti 32 96 CINE • El hombre que ríe / Los niños del Paraíso / Domingo de Carnaval V de Vendetta / El laberinto del fauno / El laberinto L’Éden et après / Laberinto de pasiones / Cube 106 JAVIER HERRERO • Máscara laberintosa

RESEÑAS 107 MIRIAM CAHN • Todo es igualmente importante 108 FESTIVAL • Paraíso 2019 110 THOMAS TRYON • El otro 111 AMPARO ARRÓSPIDE • Valle Tiétar 112 LUCA GUADAGNINO • Suspiria 112 LARS VON TRIER • La casa de Jack 113 JAMBINAI • Onda 113 THE DIVINE COMEDY • Office politics

114 NÚMEROS ATRASADOS

115 PRÓXIMO NÚMERO CONTRAPORTADA 116 ANTONIO PASTORA Y JAVIER HERRERO • Las suertes

LABERINTO / MÁSCARA 7 LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019

Fotografía anónima de una máscara japonesa (1900-1920) 8 LABERINTO / MÁSCARA

Y ME ADENTRÉ

LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019 EN EL LABERINTO

Uno, dos, tres... Ilusionada, comencé a caminar a paso Sara N’Dipity lento, deleitándome con cada detalle. y Javier Herrero Era como estar en un cuadro prerra- faelita, bello e inquietante, brillante y tenebroso. La naturaleza campaba a sus anchas sin haber sido cortada ni moldeada por la mano humana. Me encontraba en un lugar extrañamente salvaje que, sin embargo, seguía un patrón –o al menos, eso es lo que me habían dicho en la aldea vecina, mien- tras me mostraban unos borrosos di- recordé la advertencia de los ancianos del pue- bujos en los que se veía representado blo, que me dijeron que no era fácil encontrar el el laberinto–. Parecía como si Dioni- centro del laberinto, pero que una vez lo encon- sos y Apolo se hubieran dado la mano, trara, sería mucho más fácil la salida. una vez más. ...nueve, diez, once... Para la gente de la aldea aquel laberinto era sa- ...cuatro, cinco, seis... grado. Tenía algo misterioso que nadie sabía o No era fácil avanzar, ya que seguía una especie de que nadie se atrevía a explicar. Cuando fui a visi- senda imaginaria en un bosque frondoso y descon- tarles y les dije que tenía intención de buscar el trolado. El ambiente era húmedo y los estrechos centro del laberinto, me miraron con ojos pene- claros por los que dirigía mis pasos desaparecían trantes. Nunca olvidaré aquella mirada. Durante con frecuencia entre la flora y la fauna que habita- aquellos minutos, que me parecieron eternos, ban aquel espacio en una caótica e invasiva convi- sentí como si viajaran a mi interior y algo se mo- vencia. A pesar de la dificultad del camino, no dificara dentro de mi ser. Pero no dijeron nada. sentía cansancio, es más, notaba como poco a poco Simplemente que la salida no tenía dificultad y mi cuerpo se iba llenando de fuerza y energía mien- que ya no sería nunca la misma. Siempre me ha tras me paraba a oler la fragancia de las exóticas flo- atraído el misterio y no suelo sentir miedo hacia res y a admirar la belleza de cada centímetro de lo desconocido... aquel rincón perdido en el universo. ...doce, trece...... siete, ocho... En ese momento fue cuando me di cuenta de que Seguí caminando. Despacio. Más guiada por la no podía identificar la dirección hacia la que me intuición que por un plan previsto de antemano. estaba dirigiendo. Miré hacia atrás y no reconocí Me dejé llevar y hubo un momento en que me di ninguno de los espacios por los que se suponía cuenta de que los placeres sensoriales me habían que acababa de pasar. A mis lados tampoco nada hecho perder la noción del tiempo y, además, era me resultaba familiar. Y arriba y abajo se pare- evidente que estaba perdida. Fue entonces cuando cían demasiado. Caminaba por un lugar que no LABERINTO / MÁSCARA 9 LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019

asimilarlo. No sé por qué pensé eso, pero perma- necí con los ojos bien apretados y con la mente puesta en las sensaciones que me provocaba esa extraña levitación y rotación. Eran unos movimien- tos ligeros, leves, pero constantes y que parecían tener una determi- nada dirección. Al menos así me lo pareció en ese momento, aunque tampoco puedo estar muy segura de ello. El proceso no duró mucho tiempo... o qui zá sí; no lo sé. Las percepciones senso- riales que tenía entonces no creo que puedan com- pararse a las que tenemos habitualmente cuando estamos despiertos, cuando estamos vivos, en el mundo real. Eran, no sé bien cómo decirlo, interiores, ajenas a los estímulos externos, independientes de luces, olores, sonidos, calores, fríos... Me sentía flotar, no sé dónde, pero sin peso, sin notar ni siquiera mi piel en relación a lo que pudiera haber fuera de mí. ¿Estaría muerta? En ese momento recordé las miradas que me diri- gieron los aldeanos cuando les hablé de mis in- tenciones de adentrarme en el laberinto, que me podía saber cómo había aparecido y en el que no pro vocaron una extraña perturbación e inquietud. podía decidir qué dirección tomar para salir de él. Ahora era muy diferente; sentía una cierta placi- Aquellos que en el pueblo me hablaron del cen- dez, lánguida y sin temor, muy diferente de lo tro del laberinto también me señalaron que, en que había sentido cuando estuve con ellos. En- caso de sentirme desorientada, cerrara mis ojos y tendí que no hablaban de lo que hallaría en el la- confiara en mi equilibrio. No pude entonces en- berinto porque no sabían o no podían saber qué tender a qué se referían y, aunque les pregunté, encontraría yo allí. Creo que cada uno de ellos ha- no quisieron darme más explicaciones. bría sentido algo diferente de haber entrado en el Perdida, sin saber hacia dónde ir, recordé aquellas laberinto y que yo estaba sintiendo mi propio la- palabras y cerré mis ojos haciendo caso de sus con- berinto, mi viaje particular por mis particulares sejos, en la desesperada confianza de que me sirviera paisajes, que sentía de una extraña manera, casi para solucionar el desnorte en el que me hallaba. sin sensaciones, pero de manera muy profunda. Lo que sentí me resulta difícil de explicar. Me pa- Creo que el laberinto en el que me metí para bus- reció que comenzaba a dar vueltas y que perdía el car su centro se hallaba en mi propio interior, que contacto poco a poco con el terreno, como si flotase acababa de transitar por mi particular y único la- de alguna manera. Aunque me asusté, no abrí los berinto interior. ojos. Quizá porque temía que, de hacerlo, lo que ...trece, doce, once, diez, nueve, ocho, siete, seis, pudiera ver me iba a horrorizar o no iba a poder cinco, cuatro, tres, dos, uno... Salgo. • 10 LABERINTO / MÁSCARA

INFORME SOBRE

LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019 LABERINTOS

Todo empezó cuando me cité con Ja- Pere Montaner vier Herrero en un barecillo próximo al Ateneo de Barcelona y le di por teléfono algunas indicaciones para que nos en- contráramos. Le dije que saliendo del Ateneo y girando siempre a la izquierda encontraría el bar donde yo le estaba es- perando, y hasta allí fue. En laberintos como el barrio gótico de Barcelona va bien seguir alguna estrategia para al- canzar la meta que nos proponemos. Jorge Luis Borges menciona la regla de la iz- quierda en su cuento El jardín de los senderos que se bifurcan: “La casa queda lejos de aquí, pero usted no se perderá si toma ese camino a la izquierda y en cada encrucijada del camino dobla a la iz- quierda”. Esa estrategia resulta útil cuando el lugar en que nos encontramos y el lugar al que queremos ir están conectados por la izquierda. Si, El laberinto como metáfora por ejemplo, la aplicamos desde la entrada en el Los laberintos son construcciones geométricas que Laberinto de Horta de Barcelona, encontraremos ofrecen recorridos intrincados y aparentemente la salida sin dificultad, aunque no su centro, y confusos. Este es, seguramente, el origen del mis- tampoco recorreremos alguno de los caminos más terio que envuelve a los laberintos y también la interesantes del laberinto. O sea, que la regla de causa de la inquietud que nos produce perdernos la izquierda sirve pero según para qué. en su interior. La desazón de quien se extravía en una ciudad desconocida o en el interior de una mina abandonada, pongamos por caso, se com- pensa con el atractivo de la aventura o la supera- ción del problema al que se enfrenta. Hablando con Javier sobre este asunto caímos en la cuenta de que nuestra situación personal, y la del viviente en general, se parece a la de alguien perdido en un laberinto. Nos pasamos el tiempo haciendo frente a problemas, aplicando recursos para resolverlos y dándonos de bruces con nuevos retos en cuanto hemos superado los anteriores. La vida puede interpretarse como un intento de orientarse en un sinfín de laberintos encadenados que nos limitan y condicionan hasta la escapato- ria final: la muerte. Laberinto de Horta, Barcelona. LABERINTO / MÁSCARA 11 LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019

Resolución de problemas y cognición Teseo y el Minotauro Resolver problemas (orientarse y salir de laberin- Teseo es un personaje que pertenece a la leyenda del tos) comporta pasar de una situación a otra. En ge- pueblo griego. Con el propósito de liberar a Atenas neral, podemos decir que existe un problema del tributo humano que anualmente pagaba al rey siempre que algún obstáculo nos separa de la si- de Creta, Teseo se introdujo en el laberinto de Kno- tuación a la que deseamos llegar. Planteado así, es sos para matar al monstruo que lo habitaba: el terri- evidente que cada uno de nosotros resuelve a dia- ble Minotauro, mitad hombre, mitad toro salvaje. rio un buen número de problemas. Hay que pre- Con la ayuda cómplice de Ariadna, hija del rey de parar la cena, cambiar una bombilla, conservar un Creta, que le proporcionó una madeja de hilo, Teseo amigo, mantener el interés de los lectores... se metió en el laberinto, mató al monstruo y consi- Resolver un problema exige poner en marcha guió salir airoso del laberinto y de la isla. nuestra capacidad de análisis, nuestros conoci- El laberinto de Knosos era de tipo circular con mientos, el razonamiento lógico e incluso nuestra siete circunvoluciones. Carece de encrucijadas y habilidad para imaginar situaciones nuevas que de él se sale por el mismo lugar por donde se nos permitan solucionarlo. entró. El laberinto de Creta ofrece un único reco- Pues bien, cabe añadir que la mayoría de problemas rrido para llegar al centro. Por tanto, en un labe- a los que nos enfrentamos son de carácter lingüís- rinto de estas características la madeja de hilo tico (o pueden ser formulados lingüísticamente) y, resulta innecesaria. Aun así, el efecto psicológico por tanto, la mejor manera de enfrentarse a ellos de “mantenerse unidos con el exterior” juega un consiste en dominar el lenguaje y la lógica. ¿Para papel fundamental en el problema. orientarse mejor? Por supuesto. ¿Para escapar del laberinto? Quizá no para tanto. Todo lo que nos Laberintos medievales rodea forma parte de un inmenso e inabarcable la- berinto del que no hay escapatoria. Pero, en fin, no nos pongamos estupendos y vayamos directamente al tema: los laberintos, su historia, sus modalidades y las estrategias para salir de ellos.

Laberinto en el suelo de la Catedral de Chartres. La idea de que el laberinto sea circular y obligue a recorridos que eviten la línea recta fue recogida por la tradición cristiana medieval, que tomó la costumbre de cubrir el suelo de algunas iglesias con dibujos que imitaban el trazado del laberinto Laberinto de Creta. de Creta. 12 LABERINTO / MÁSCARA LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019

Laberinto en el suelo de la Catedral de Amiens. Como es sabido, el diablo no puede desplazarse en zig-zag, solo se mueve en línea recta; va di- recto al grano: hacer el mal. De ahí que en las ca- tedrales de Chartres, Amiens, Reims o Nôtre Dame, el cristiano piadoso pueda rezar, libre de la Laberinto con bifurcaciones. persecución del diablo, caminando en zig-zag sobre el laberinto de sus mosaicos. organizar el espacio social y se materializan, por Ni el laberinto de Creta ni los laberintos de las ejemplo, en los intrincados callejones de la jude- iglesias tienen bifurcaciones. Su trazado, en forma ría cordobesa o en la cuadrícula racionalista del de espirales, conduce a un centro simbólico: el final ensanche de Barcelona. Sin embargo, también se de un largo peregrinaje hacia Jerusalén o hacia han creado laberintos tridimensionales por pura aquello más importante que buscamos en la vida. diversión y se han habilitado en los parques y jar- dines de algunas ciudades. Laberintos con bifurcaciones Hay laberintos tridimensionales en Inglaterra Lo que nos interesa ahora es saber cómo encon- (Hampton Court, Leeds Castle, Alkborough, Hil- trar el centro y la salida de laberintos con bifur- ton, Somerleyton Hall), en Francia (el del jardín caciones, es decir, laberintos en los que un camino botánico de París o el de Noissy-le-Roi) o en Es- se cruza con otro y ofrece al visitante diferentes paña (como el de La Granja, en Segovia, o el que opciones. Son los típicos laberintos que aparecen da nombre al parque del laberinto en Barcelona). en las revistas de pasatiempos, con entrada y sa- lida diferenciadas y que son fáciles de resolver Laberinto de Hampton Court sobre el papel. Un mapa de carreteras o el plano La estrategia más sencilla para orientarse en los del metro de una gran ciudad también son un re- laberintos con bifurcaciones es aplicar la conocida medo de los laberintos bidimensionales. regla de la izquierda. En cada bifurcación escoger Trasladado a tres dimensiones, el entramado de el camino situado más a la izquierda (o a la dere- las calles de un barrio, las opciones de entrada y cha, tanto da) y mantener siempre este criterio salida de una autopista, las líneas de ferrocarriles hasta encontrar el centro o la salida. Tomada de cercanías y autobuses...ofrecen un sin fin de re- desde el inicio, esta regla es válida para un gran corridos a través de los cuales alcanzar nuestra número de laberintos, por ejemplo el de Hamp- meta. Tales laberintos responden a una manera de ton Court. LABERINTO / MÁSCARA 13 LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019

Laberinto de Hampton Court.

La regla de la izquierda sirve para orientarse en los laberintos con bifurcaciones, pero no para re- correr todos y cada uno de sus caminos. Sobre el Laberinto de Catskills. plano de Hampton Court puede verse el sector que se ha dejado por recorrer. teresante. Es más, los diseñadores de Catskills ide- La regla de la izquierda, sin embargo, sólo es útil aron dos centros para el laberinto, con accesos di- si la aplicamos desde la entrada del laberinto. Si ferenciados, de manera que el visitante suele darse ya estamos dentro y estamos perdidos, sólo ser- por satisfecho al descubrir la estatua de Teseo (que virá si, eventualmente, la prolongación de la corona uno de sus centros) y perderse la estatua pared de nuestra izquierda conecta con la salida. del Minotauro, en el segundo y más enrevesado De no ser así podríamos estar vagando eterna- centro del laberinto. mente en su interior. La mejor estrategia Laberintos engañosos En Catskills no sirve ni la regla de la izquierda ni la Los constructores de laberintos también conocen de la derecha. Tanto una como la otra nos devolve- la regla de la izquierda, así que suelen colocar el rían enseguida a la entrada. Hay que definir nuevas centro del laberinto a la derecha y burlar a los lis- reglas que nos garanticen no sólo salir del laberinto tillos, que suelen pasar de largo. Así sucede, por sino visitar todos y cada uno de sus secretos. ejemplo, en el laberinto de Horta o en el de Cats- Tomamos prestado del vocabulario informático el kills, en el estado de Nueva York. nombre de la regla: depth first search (búsqueda en Si entramos en Catskills usando la regla de la iz- profundidad), una regla que recomienda dejar de quierda desde el principio (o la de la derecha, lado cualquier distracción hasta haber recorrido, tanto da) saldremos del laberinto sin haber alcan- tan profundamente como sea posible, el camino zado su centro. Es decir, nos perderemos buena que hayamos escogido. Véase el esquema del al- parte del recorrido y, desde luego, la parte más in- goritmo de búsqueda no informada utilizado para 14 LABERINTO / MÁSCARA LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019

3. Si avanzando por un corredor llegamos a un cruce en el que ya hemos estado (lo sabremos al ver las señales) es preciso no poner ninguna señal, retroceder por el camino por el que hemos llegado y colocar otra señal en la entrada. De esta forma sabemos que aquel camino ya ha estado recorrido dos veces y que no nos interesa tomarlo. Es como un camino sin salida. Entonces tomamos el pri- mer camino a la izquierda y procederemos como en la regla 1.

Laberintos. Deph first tree.

recorrer todos los nodos de un grafo o árbol de manera ordenada, pero no uniforme. Este es el sis- tema que utiliza Guillermo de Baskerville en la biblioteca laberíntica de El nombre de la rosa, y que pretende enseñar a su discípulo, Adso de Melk. Trataré de explicarlo: Laberintos. Regla 3. 1. Al entrar en un laberinto, avanzaremos siempre por la izquierda. Podemos llegar a un cruce o a 4. En caso de llegar a un cruce por un corredor un callejón sin salida. Si llegamos a un cruce, to- por el que ya hemos pasado, hay que marcarlo con mamos el camino de la izquierda. Pero antes se- una segunda señal y escoger el que se encuentre ñalamos el camino por el que hemos llegado y el más a la izquierda de los inexplorados. Pero si un camino por el que continuamos. corredor así no existe, hay que escoger el que solo tenga una señal en la entrada (esto es, aquel co- rredor que sólo ha sido recorrido una vez). Esta estrategia nos llevará a marcar doblemente los ca- minos ya recorridos y convertirlos en corredores sin salida.

Laberintos. Reglas 1 y 2.

2. Si llegamos a un callejón sin salida, lo recorre- mos y a la vuelta colocamos otra señal en la en- trada. Eso significa que ese camino está cegado: ya lo hemos recorrido dos veces y no nos interesa to- marlo. Laberintos. Regla 4. LABERINTO / MÁSCARA 15 LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019

Con la citada estrategia iremos marcando doble- y bifurcaciones, esto es, paredes, entradas y sali- mente los caminos del laberinto hasta dar con das. Sin embargo, cuando el laberinto es tan ex- aquel que solo tenga una marca: por ahí hemos tenso e impreciso como un desierto o una entrado y por ahí se sale. explanada sin fin, no hay reglas que nos orien- Si lo hacemos así, ningún camino del laberinto ten: quizá el firmamento nocturno nos permita quedará sin recorrer y encontraremos en Horta, alcanzar sus límites. Eso si hay límites. Recor- en Catskills, o en cualquier otro laberinto, el cen- demos la espeluznante historia de Los dos reyes y tro (o los centros) y la salida. los dos laberintos, narrada por Jorge Luis Borges Es obvio que todo esto sirve cuando hay caminos en El Aleph:

«Cuentan los hombres dignos de fe (pero Alá sabe más) que en los primeros días hubo un rey de las islas de Babilonia que congregó a sus ar- quitectos y magos y les mandó construir un labe- rinto tan perplejo y sutil que los varones más prudentes no se aventuraban a entrar, y los que entraban se perdían. Esa obra era un escándalo, porque la confusión y la maravilla son operacio- nes propias de Dios y no de los hombres. Con el andar del tiempo vino a su corte un rey de los árabes, y el rey de Babilonia (para hacer burla de la simplicidad de su huésped) lo hizo penetrar en el laberinto, donde vagó afrentado y confun- dido hasta la declinación de la tarde. Entonces imploró socorro divino y dio con la puerta. Sus labios no profirieron queja ninguna, pero le dijo al rey de Babilonia que él en Arabia tenía un laberinto mejor y que, si Dios era servido, se lo daría a conocer algún día. Luego regresó a Arabia, juntó sus capitanes y sus alcaides y estragó los reinos de Babilonia con tan venturosa fortuna que derribó sus castillos, rompió sus gentes e hizo cautivo al mismo rey. Lo amarró encima de un camello veloz y lo llevó al desierto. Cabalgaron tres días, y le dijo: «¡Oh, rey del tiempo y subs- tancia y cifra del siglo! en Babilonia me quisiste perder en un laberinto de bronce con muchas escaleras, puertas y muros; ahora el Poderoso ha tenido a bien que te muestre el mío, donde no hay escaleras que subir, ni puertas que forzar, ni fatigosas galerías que recorrer, ni muros que te veden el paso».

Luego le desató las ligaduras y lo abandonó en mitad del desierto, donde murió de hambre y de sed. La gloria sea con Aquel que no muere.

Jorge Luis Borges El Aleph Alianza Editorial, 1980 • 16 LABERINTO / MÁSCARA

DICCIONARIO

LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019 FILOSÓFICO XVIII: LABERINTO La elección del tema combinado del nú- Y MÁSCARA, mero XXIII de La Ignorancia es, a nuestro juicio, un objeto de análisis en UNA ASOCIACIÓN sí mismo, ya que normalmente suele OPORTUNA haber un solo tema a elegir entre mu- chos y gana el más votado. Pero en esta ocasión la votación se realizaba sobre dos Francisco Cordero Morganti asuntos que había que asociar y lo fun- Doctor en Comunicación Audiovisual damental ha sido que el laberinto se aso- ciara mayoritariamente con la máscara, dado que, a nuestro juicio, es aquella opción que une los conceptos que mejor se complementan.

Aventuramos una explicación de este acierto recurriendo al céle- bre mito de Teseo y el Mino- tauro, par este que, como veremos, puede representar como camino más corto a la máscara (el primero) y entre dos puntos, de forma el propio laberinto (el se- que, para encontrar una gundo). salida, es necesario vagar Como es sabido, el ateniense de un lado para otro hasta Teseo acude a Creta para li- encontrar el camino ade- berar su ciudad del tributo cuado, lo que comporta un que debe de ofrecer allí, en alto número de intentos con forma de un número de víctimas la consiguiente frustración que propiciatorias, al Minotauro, confi- conlleva el descubrimiento reite- nado en un inmenso laberinto del cual rado de trayectorias baldías. Una tarea resulta imposible salir. Sin embargo, la razón agotadora, sobre todo para un ser irracional de esta imposibilidad estriba, no en los grandes como es el Minotauro. muros que pueden cerrar toda las salidas –pues en Aparte de este embrollo, el laberinto termina de ese caso a la bestia le resulta claro que llegará un mo- aislar eficientemente porque, para la bestia, la en- mento en que deba de emplear sus fuerzas frontal- trada real queda cubierta con los cuerpos sacrifi- mente contra la barrera concreta que le impide ciales de las vírgenes, (eso entra, y es exclusivamente irrumpir en el mundo–, sino en el hecho de que pre- para el Minotauro), así que se ciega también la sa- cisamente las tiene, pero son salidas engañosas, esto lida, en cuanto las víctimas colman cualquier ini- es, para llegar a ellas es preciso enfrentar el absurdo ciativa de escape, ya que ese sacrificio cíclico que supone su ingenio geométrico, el cual reproduce satisface suficientemente la supervivencia de nues- indefinidamente la fragmentación de la línea recta tro animal mitológico: el laberinto es así cárcel y LABERINTO / MÁSCARA 17 LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019 Teseo y el Minotauro (1510-15), óleo sobre tabla del Maestro dei Cassoni Campana, también conocido como el Maestro di Tavarnelle. Museo del Louvre.

morada del Minotauro. Claro está, hasta la llegada héroe, aquí, enmascara su cometido para lograr su de Teseo, que es la víctima propiciatoria falsa, pues tarea (y el posterior relato que sigue a este episodio su objetivo es acabar con el carnífice, no servirle de así lo atestigua, pues Teseo abandonará a su rescata- alimento como de hecho hacen sus infelices prede- dora Ariadna tras casarse con ella en la isla de cesores, de esta manera aquel adopta la máscara de Naxos), y el laberinto depende de enmascarar su faz la víctima. Finalmente, el relato concluye con la carcelaria mediante un retruécano geométrico, y, aniquilación de la bestia por obra de una trampa además, de convertir sus puertas en accesos de una urdida por la simulación de Teseo, el cual puede sola dirección (de entrada, no de salida) por virtud salir regresando sobre sus pasos gracias al ovillo que del sacrificio de víctimas. le regaló Ariadna, hija del rey Minos y enamorada La máscara convierte el laberinto en una prisión per- de nuestro héroe. fecta porque éste adquiere de la primera su condición Una máscara cubre aquí dos identidades: la de Teseo de engaño. Esta terrible conclusión ofrecida por la y la de una salida del laberinto. Teseo, como hemos mitología griega nos lleva a deducir que toda opre- visto, es un guerrero que oculta su condición de ca- sión real se produce por una refinada mascarada de zador fingiendo ser una víctima propiciatoria; por aquello pensado para oprimir. Destruir prisiones tan otra parte, el laberinto mismo oculta su perfecta re- perfectas lleva a pensar sobre las caretas para poder clusión gracias a que sus salidas están cubiertas por reconocer su falsedad y obtener la libertad mediante la entrada de las víctimas, cuya función de colmar la verdad, tal y como se recuerda en los evangelios. las necesidades del Minotauro lo encierra mucho La lectura de los artículos sobre esta asociación de más contundentemente que un muro. temas de La Ignorancia, tan oportuna como hemos Vemos que la máscara juega un papel decisivo tanto visto, seguro que nos dará claves para salir de la para el héroe que quiere vencer a la bestia como para mascarada de hogar ideal que supone todo labe- el ingenio humano que pretende contenerla. El rinto. • 18 LABERINTO / MÁSCARA

MAQUINACIONES

LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019 CONTRA LABERINTO Toda ruta, y también toda rutina, es La- Y MÁSCARA berinto. Todo gesto, todo rictus defen- sivo es Máscara. Bien casan Laberinto y Re(de)ducciones Máscara, pues con esta en ristre se re- corre con más decoro la retícula que aquel conforma. Cristina Mirinda narradora undergrond Si un laberinto es botón de muestra de lo oculto, más escondidos aún resultamos nosotros al reco- rrerlo con el rostro apantallado. Deambulamos casi a tientas. Esta laberíntica peregrinación es la vida misma y, mientras esta dura, el caparazón que nos cubre el rostro se va encastrando y se nos vuelve capa cór- nea que, a la vez que abrasiva, nos protege de ser reconocidos recorriendo los canales sin hallar sa- lida, sin usar, en todo su esplendor, la inteligen- cia. En principio, no es posible salirse del surco, vemos, protegidos tras la careta que, además, nos de la raya o el pasadizo, como no es posible dar la sirve, de tanto en tanto, de ariete. cara sin perderla. Aun así, continuamos avan- ¿Deberíamos usar la dureza de nuestras máscaras zando, o retrocediendo, chocándonos con los lí- para agujerear los muros y buscar, descornándo- mites, rectas o recodos, erosionándolos, incluso, nos, la salida más bruta, la fuga a la vez más do- con nuestra torpeza, pues a duras penas los lorosa y más expedita?

Contemplation (1850) estereografia de George H Scripture. LABERINTO / MÁSCARA 19 LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019

No estoy para tonterías, estoy para contempla- lloso sería que las máscaras de los otros, los que ciones: ¿cómo romper el Laberinto?; ¿cómo abrir amamos, pudiéramos usarlas sobre nuestro cráneo un camino nuevo y recto?; ¿cómo rasgar la Más- para ver lo que ven, para ser lo que son, para saber cara?; ¿cómo lucir las mejillas verdaderas? cómo circulan por los pasillos y recovecos de este Excitada por la incesante sucesión de encrucija- laboratorio/laberinto para ratas experimentales!, das, de callejas ciegas, de giros sin salida, de ma- ¡quién pudiera diseñar un laberinto alternativo, niobras vitales en la oscuridad, tengo a mi alcance como un palacio de invierno o de verano, donde una energía efervescente con la que me permito no fuese preciso llevar la nómina en la mochila, ni diseñar maquinaciones, como aquella sobre cómo comer cinco veces al día, ni demostrar que uno lograr que desandar el laberinto sea equivalente a existe a base de corretear arriba y abajo: un labe- deshacerlo; o la de qué conjuro articular para que rinto en el que habría banquetas forradas en ter- quitarse la máscara signifique lo mismo que dejar ciopelo verde para sentarse a descansar, como en la esencia al descubierto, para que ella sola se en- los rellanos de los entresuelos de las casas seño- jugue, para que ella sola se curta, mas sin sangre, riales!, ¡y dulce sería poder optar por laberintos ni desgarros. descapotables: a veces mina a cielo abierto, para Maquinaciones que son mis máscaras de repuesto. imaginar que el cielo es mar, que la prisión tiene Las cambio con tanta frecuencia que me permi- una amplia puerta abierta en lugar de techos, de ten tener mil rostros, mil facetas por minuto. cristal o piedra; a veces fruta cerrada en la cual Maquinaciones contra lo evidente traigo: ¡quién arremolinarse en rutas esféricas, redondas, que in- pudiera elaborar un anteproyecto de ley del im- vitan a acurrucarse al igual que las larvas de in- puesto sobre laberintos!, ¡quién pudiera ir ma- sectos en las agallas de los robles! ñana al notario a aceptar una herencia de De la mecánica del Laberinto, como una dinamo, máscaras!, ¡ojalá los laberintos trajeran hilos de seguiré extrayendo máscaras eléctricas. Ariadna de serie y aire acondicionado!, ¡maravi- Seguiré contando. • 20 LABERINTO / MÁSCARA

LABERINTOS...

LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019 Y LABERINTOS...

Perderse es una posibilidad más de José Luis Vázquez Domènech vivir. Al hacerlo, como ocurre con los (texto y foto) acontecimientos más significativos, nos encontramos con varias opciones, o lo que viene a ser lo mismo, nos si- tuamos ante diferentes encrucijadas. La determinación de seguir sin grandes contem- placiones (dejándote llevar sin forzar absoluta- mente nada), se convierte en el camino natural y, probablemente por ello, en la opción menos coti- zada socialmente. En la última encuesta del CIS nada preguntan al respecto, razón de más para considerar que ha de ser una opción legítima y, además, altamente recomendable. Pero si pre- guntamos en las aulas a nuestros estudiantes, per- derse, en cualquier parte y a cualquier hora, se convierte en la alternativa más deseada, por en- cima de elecciones tan presuntamente satisfacto- rias como ir al cine o leer un libro. Otra posibilidad, más demandada pero no por bón perdido entre el hombre y el dragón de Ko- ello más sofisticada, es la que sucede cuando uno modo. se pierde porque a su alrededor nadie le encuen- Y más alla de toda duda, habitando la certeza tra. Ante esa tesitura, hay quien se perturba y menos emblemática, están los olvidados. Siem- quien se hace fuerte. En el primer grupo se tiende pre, y sin motivo aparente, pobres y olvidados. a pensar que la vida no es un camino de rosas, y Perdidos, pero no tanto por no haber sabido en- que antes de nacer, se les debió haber pedido per- contrar el camino, sino porque quienes viven sin miso para venir a éste mundo. En el segundo grandes contemplaciones, los perturbados, los grupo, en cambio, saben perfectamente que la fuertes y la inmensa mayoría, se despistan de ellos vida es un desgarro y, quizás por ello, toman las con una facilidad asombrosa. Perdidos, porque ni riendas aunque sea para ser artífices de cualquier tan siquiera les mencionan en los mítines popu- derrota, conscientes de que una cosa es vivir des- lares. angelado y otra perder la batalla una vez de ha- Cada cual puede perderse como quiera, pero una berte sacrificado. cosa es hacerlo voluntariamente y, otra muy dife- Quedan en medio de la nada las voces calladas de rente, hacerlo sin saber siquiera que existía la po- una inmensa mayoría. Normalmente son quienes sibilidad, porque dentro del laberinto no hay más hablan, quienes más trabajan y quienes más salida, y sin salida no se puede ver más allá. contribuyen a satisfacer los deseos de los otros, El 37,3% de la población de Andalucía (datos de sean éstos políticos, amigos, vendedores ambu- 2017), está en riesgo de pobreza y/o exclusión so- lantes o corredores de apuestas. En general creen cial. Según el “Informe sobre el estado de la po- ser parte necesaria del engranaje social, y aunque breza en Andalucía, 2008-2018”, elaborado por la en cierta medida sea cierto, lo que son es el esla- “Red Andaluza de Lucha Contra la Pobreza y la LABERINTO / MÁSCARA 21 LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019

Exclusión Social”, y tomando el índice AROPE El 37,3% de la población de Andalucía está olvi- con sus subindicadores correspondientes (tasa de dada, y no de la mano de Dios, sino de una amplia riesgo de pobreza después de transferencias socia- mayoría de la población y por los ilustres repre- les, carencia material severa y personas que viven sentantes de los gobiernos correspondientes. Y en hogares con muy baja intensidad de trabajo), como ocurre otras tantas veces, tardarán en soco- tenemos que una problemática que subyace en rrerles, porque ni pueden formar loby alguno de este territorio desde hace muchísimo tiempo deja presión, y porque no tendrán a los medios respal- abandonados dentro del laberinto a miles de per- dando sus ilusiones. sonas. Miles de personas que no saben qué hacer El laberinto de la pobreza no es un jardín por el con sus vidas porque no les dan las herramientas que corretear buscando el punto de fuga, más bien adecuadas, ni un empleo indispensable, y me atre- el hogar sin techo al que nos tienen acostumbra- vería a decir que ni el respeto que merecen como dos los jardineros del capital, y los delincuentes personas. electorales. • 22 LABERINTO / MÁSCARA

LA AVENTURA

LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019 DE SOÑAR

He visitado Laberinto del Río: un pue- Paco Herrera blo donde se llega sin mapas ni ganas, pero sí con bostezos. Allí, he recono- cido al tipo que nos asaltó con toda clase de embustes en una tienda de Se- villa y he comprendido que el fanfarrón se hace lentamente a sí mismo (como un guiso con mucha tontería). Un antiguo compañero del instituto, Felipe el Marquesito, me pidió que le ayudara a des- colgar del salón cabezas de ganado para co- locarlas por número de cuernos en una exposición. Era un palacete con techos altos y paredes de adobe, donde un niño le lanzaba comida a dos perros desde un luminoso pasillo: uno era blanco y el otro un galgo. El primero casi me muerde al chutar sus juguetes contra una columna. En aquel momento, por suerte, conseguí arrancar un vespino que se me averió delante de un árbol muy conocido (el quinto pino); y du- rante algún tiempo perseguí a una ga- llina hasta que saltó encima de un cura que pasaba por los alrededores. Y, en el nombre de la mancha de excremento en su traje, la desplumó con impúdica voracidad. Seguramente entrara en la gloria de un buen caldo. Luego me reí mucho con una señora, vestida con bata de flores, que decía cantar rancheras para re- Imagen: bajar su colesterol y los dolores de rodilla. Y, a Javier Herrero continuación, apuré el paso por ver qué leían du- rante mi entierro con coloridas máscaras de car- ni prioste, algo de fruta, la llave más inglesa y un naval. Después resucité, con ganas de corretear a beso de tornillo utrerano. Para descubrir, atónito: banqueros y políticos sinvergüenzas, enfrente de tu uniforme color rosa fluorescente y los pen- la copistería de Eustoquio y la abacería de Paco dientes verdiblancos con el escudo del equipo en los jardines de León XIII; y, al despuntar el rival. Precisamente tú, que eres sevillista… mediodía, fui en bus hasta tu lugar de trabajo Después (de subir la persiana), lo de siempre: me para llevarte: el borrador encuadernado de tu obra dices que es un placer verme descansar. Y que tú Todavía un extraterrestre no puede ser costalero no has parado de dar vueltas en la cama. • LABERINTO / MÁSCARA 23

EL DUELO LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019 Daniel Higiénico Antes de subir al tren vuelves a hurgar en el bolsillo de tu chaqueta. Deseas que la pistola no esté allí, pero no tie- nes suerte, sigue ahí, cargada, a punto para ser utilizada.

Subes al tren. Puedes sentarte donde quieras, pero te quedas de pie aga- rrado al pasamanos observando a los pasajeros. A tu lado hay una anciana sentada, inmó- vil, con los ojos tristes, una de tantas ancianas con los ojos tristes. Quizá todas las ancianas tengan esa mirada. Tu abuela la tenía. Y tu padre, antes de morir. El tren se pone en marcha. Vuelves a palpar el bolsillo. No ha habido suerte, la pistola Llega la siguiente estación. sigue estando ahí. No, no estás Sube un tipo alto con gafas, ves- soñando. Ojala estuvieses soñando, tido elegantemente con un traje pero no, es real, está ahí, a punto para negro recién planchado. Parece un hom- matar. A quien sea. Sabes que hoy es el día. No bre culto. Se sienta y se pone a consultar el móvil, es un día que hayas elegido premeditadamente. cómo no. Te ha mirado. No te gusta que te miren. Es un día cualquiera. Tú eres una persona cual- Te apartas de su campo de visión paseando arriba y quiera. Y este es un vagón, cualquier vagón de abajo por el vagón. No puedes quedarte quieto. un tren elegido al azar. Nadie sabe lo que estás Algo te empuja a moverte. Tienes que elegir una pensando. Nadie sabe lo de tu pistola. Nadie víctima, pero ¿quién? Estás a punto de preguntar en habla con nadie. Ya nadie habla en los trenes. voz alta: «¿Quién quiere morir?» A lo mejor te lle- Todos están jugando con sus móviles, hablando vas una sorpresa y se presenta algún voluntario. A por teléfono, mandando mensajes, fisgoneando lo mejor ese voluntario eres tú. Te ha pasado por la por ventanas virtuales. Como si hubiese algo cabeza en muchas ocasiones. Pero no. La solución interesante que mirar: vídeos absurdos, mensa- es matar a otro. A alguien que se lo merezca. jes sin sentido, chistes idiotas, denuncias tri- Más allá hay otros pasajeros que están leyendo un lladas, insultos, críticas cobardes escondidas libro, un periódico, escuchando música con sus tras un teclado. Comentarios ácidos, discusio- auriculares, ausentes. Estos últimos no escuchan nes inútiles. Obras de arte, sí, también hay nada, ni siquiera el traqueteo del tren, que cada obras de arte, pero han sido profanadas por una año que pasa es más suave y pronto será inaudible. minúscula pantalla de cinco pulgadas. Eso es En el techo del vagón hay varios monitores de te- lo que piensas. levisión emitiendo noticias, en silencio, todavía… 24 LABERINTO / MÁSCARA LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019

Quizá dentro de unos años minan, piden el aplauso corrompan nuestros oídos de los viajeros. Nadie informándonos con el úl- aplaude. Se ofenden, aun- timo recuento de muertos que no lo demuestren, y en cualquier guerra lejana. prefieren utilizar la ironía También aparecen anun- para echaros en cara vuestro cios, esos anuncios que nos aturdimiento, vuestra falta persiguen por todas partes. Ni de solidaridad. Pero nadie les siquiera en un vagón de tren es- escucha, estáis todos inmersos en tamos a salvo. Preferirías estar en un vuestro propio simulacro de vida. antiguo ferrocarril de vapor, soportando Pasan la gorra. La anciana de los ojos tris- el ruido, abriendo la ventana y respirando el tes les echa un euro, por compasión, quizá. No es humo del carbón. Y soportar el calor. Aquí, el aire posible que le haya gustado la canción. Eso no era acondicionado te está congelando el cerebro. un blues ni era nada. Nada le salía de la garganta, Una voz robótica avisa de la siguiente parada, os dice solo chirriantes sonidos vacíos a la espera de un donde estáis, pero no os dice que hacéis aquí. No milagro, un milagro que convirtiera su canción hay nadie que esté atento al paisaje. El mar pasa por en una moneda extraviada. Has estado a punto de delante de sus ojos, pero nadie lo ve. Supones que sacar tu pistola y dispararle en la cabeza al guita- saben que está ahí, porque han subido mil veces a rrista. Has estado a punto… Pero antes de sacar la este mismo tren, y con eso basta. Pero imaginas que pistola, llegáis a otra estación y se bajan del tren. alguno de los pasajeros ni siquiera sabe que el mar Supones que van a martirizar a los pasajeros del está cruzando por delante de sus ojos. Que un día próximo vagón. En su lugar entran dos chicas, pa- levantarán la vista y se llevarán una sorpresa desco- recen estudiantes universitarias. Llevan su móvil munal. «¡Oh! ¿Qué es eso? ¡Cuánta agua!» «¡El mar, en la mano, están mirando nada. Tras ellas un es el mar!». hombre con los ojos cansados, agotados, reventa- El tren ha parado en otra estación. A ti te da igual dos. Se sienta, y en cinco segundos se queda dor- qué estación sea. No vas a ninguna parte. O quizá mido. Quizá esté soñando que vuela, viajando sí. ¿Dónde van los que no creen en nada? Sube hacia otro planeta, hacia un planeta propio, hacia una pareja de músicos ambulantes, un chico y una su propia burbuja. Quizá trabaje de camarero en chica. Sacan sus instrumentos. Antes de empezar el bar de algún polígono industrial o se dirija a a tocar, os piden disculpas por las molestias que una triste oficina sin ventanas. Quizá no despierte puedan causaros y reclaman que prestéis atención. nunca más. Quizá muera ahí, con la cabeza apo- Os dicen que han llegado para alegraros el viaje, yada en la barandilla. Quizá le pegues un tiro para libraros de la apatía. Preparan su actuación antes de llegar a la próxima estación, que ya sabéis torpemente, balanceándose con el movimiento cuál es, porque la voz que vive en el interior de los del tren. La chica canta y toca la armónica acom- altavoces os avisa a tiempo. Quizá esa mujer que pañada de un guitarrista. Se han colocado a tu escucha música con los auriculares no sepa dónde lado. Están tocando un blues. Son malísimos. Ella estáis, quizá tenga que bajar en la próxima parada canta como si le estuviesen cortando la garganta y no se haya dado cuenta. Aunque no lo crees, se- con un hacha desafilada y toca la armónica sin guro que lleva una alarma en el móvil que le avisa ningún criterio. El guitarrista no tiene ni idea de cuando tiene que bajar. Quizá no necesite a nadie lo que es el blues. No sienten nada. No tienen para nada. Quizá le baste con su móvil, su navega- alma. Ni de blues ni de nada. Encima, cuando ter- dor de mapas, su agenda virtual…, quizá con eso LABERINTO / MÁSCARA 25 LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019 nunca se pierda, nunca ne- del andén, despistado, cesite preguntar a nadie entretenido con el móvil, dónde está el ayunta- mientras tú ayudabas a miento, ni dónde hay una aquella anciana desorien- cafetería, ni dónde está el tada, que no sabía qué lavabo… Quién sabe. Al- tren tenía que coger para gún día nadie preguntará llegar a su destino. Los mú- nada. Nos valdrá con consultar sicos ambulantes bromeaban con nuestro espejito mágico. entre ellos cerca del andén, em- Pero, ¿tú qué sabes? Solo sabes que pujándose unos a otros, como críos. hoy tienes que matar a alguien, es lo único Recuerdas a aquel guitarrista perdiendo que sabes. Te lo ha ordenado una voz, esa voz que el equilibro y tropezando con tu hijo. Recuerdas llevas en tu interior, tu voz: «¡Hazlo, Hazlo, hazlo!». el momento en que cayó a las vías, el momento «Sí, voy a hacerlo, ¿pero me dejarás en paz si lo en que aquel modernísimo tren, que no tenía hago?». No contesta. Vuelves a preguntarle. parada en aquella humilde estación porque «¿Por qué? ¿A quién?» No dice nada. No hay debía cumplir el horario prometido a sus pasa- nada que discutir. «Hazlo y no hagas preguntas». jeros, le pasó por encima. Recuerdas tus lágri- Una estación más. Unos bajan, otros suben. mas, las mismas lágrimas que surgen en este Entre ellos una mujer con un niño de nueve o momento de tus entrañas... Sacas tu mano vacía diez años disfrazado de cowboy. Lleva una pis- del bolsillo y te desplomas, clavando las rodi- tola de juguete colgando del cinto. Su madre se llas en el suelo y aullando como un lobo he- sienta, pero el niño se planta frente a ti, desa- rido… El niño, afligido, enfunda su revólver, se fiándote a un duelo. Frunce el ceño, poniendo coloca a tu lado y te acaricia el pelo. «¿Qué le cara de malvado, de pistolero de película. Su pasa, señor? Solo estaba jugando, era una mano acaricia el revólver, está a punto de desen - broma». Su madre también se preocupa por ti. fundar. Sabes que es un juego, pero a ti no te Los demás pasajeros dejan sus móviles, sus li- hace gracia, su mirada te cohíbe. «¡Vamos, co- bros, sus sueños; y te rodean, te tocan, te acari- barde, desenfunda!», te dice. Vuelves a escuchar cian, te ayudan a incorporarte. No puedes ver tu voz interior: «Es él. Es tu víctima, dispara». sus rostros porque las lágrimas enturbian tu mi- «Pero, es un niño». «Será en defensa propia, ¿no rada. Llega otra estación, quizá sea la última. lo ves?, te lo está pidiendo». Metes la mano Bajas del tren sin mirar atrás. Frente a ti, el mar. temblorosa en el bolsillo de tu chaqueta y sien- Solo te separa una verja. Te agarras a los barro- tes un escalofrío al contacto con la pistola. tes, como un preso urdiendo un plan de fuga. Pones el dedo en el gatillo. Estás a punto para Hace un día precioso y dejas que el sol seque el duelo, a punto de terminar con esta pesadi- tus lágrimas. Utilizas todas tus fuerzas para sal- lla… El niño sigue frente a ti, con la misma mi- tar la verja, cruzas la playa repleta de bañistas y rada desafiante. Y observas atentamente su te quedas mirando ensimismado el horizonte rostro, que va cambiando su semblante, defor- desde la orilla. La brisa te acaricia, mientras el mándose lentamente delante de tus ojos, con- agua empapa tus zapatos. virtiéndose poco a poco en un rostro familiar… Vuelves a meter la mano en el bolsillo, pero no Lo conoces, es él… hay nada. La pistola ha desaparecido. Y en ese momento vuelves a revivirlo todo… Por fin… Recuerdas a tu hijo caminando solo por el borde Por fin has conseguido vencer el duelo. • 26 LABERINTO / MÁSCARA

HAS SIDO

LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019 AÑADIDO

¡¡¡Pero a quién cojones se le ocurre Juan Carlos Laseca mandar mensajitos todos los putos días a las cuatro de la mañana!!! Perdón, perdón. Disculpen mi lenguaje burdo. Yo no soy así. Pero es que hay cosas que le sacan a uno de quicio. Y esta fue una de ellas. Es en mo- mentos como este cuando aparece de nuevo aquel muchacho de barrio que fui. Pero yo no soy así. Me dedico a la enseñanza desde hace más de veinticinco años, mi vida está entre- gada al cuidado del lenguaje, a la exaltación de la pulcra palabra. Sin embargo, sí que es cierto que hubo un tiempo en que fui un muchacho de calle. De una calle rezumante de violencias y sobrada de heroína. Me río yo de estas generaciones que viven sorprendidas con los walking dead. Pero aquello es parte de un pasado al que sobreviví gra- cias al estudio de los grandes maestros de nuestra lengua y a mi empeño por entender las gramáti- cas que explican su funcionamiento, desde la de Antonio de Nebrija hasta la de Don Emilio Alar- todos los días a las seis para realizar la rutina de cos pasando por la de Manuel Seco, sin olvidar el un desayuno que incluye zumo de naranja, tos- Diálogo de la Lengua, de Juan Valdés. Especial tada de pan-pan con aceite y café con leche. Ener- mención me merece la Gramática de la lengua cas- gía necesaria para encarar un viaje en bicicleta tellana destinada al uso de los americanos por el es- hasta la Universidad Complutense donde desem- forzado trabajo de mi admirado Don Andrés Bello peño mi tarea docente como profesor asociado. quien, al igual que yo mismo, vivió un tiempo Resido, por si no lo saben, en la calle Cabestreros convulso de civilización y barbarie al que se so- número 12, en el barrio de Lavapiés, muy cerca de brepuso forjando un carácter apegado a la norma, El Rastro, en el corazón de Madrid. al respeto de la ley. La ley de las palabras, que nace Esa noche el pitido anómalo del teléfono inte- de un consenso y regula las relaciones entre las rrumpió mi descanso. Entre nublas pude leer: personas. «+49 26091971261 te añadió». Y porque yo soy un hombre de ley me cuesta Desde ese momento formaba parte de un grupo tanto explicar esta situación que es el motivo de de whatsapp nominado AZ y del que no tenía no- que hoy esté aquí ante ustedes. ticia. Y, visto lo que pasó después, mejor hubiera Tengo por cierto que hablo como escribo, así me sido no haberla tenido nunca. lo han corroborado en infinidad de ocasiones. Por A partir de esa noche mi vida se trastocó. A horas eso me avergüenza ese tono barriobajero y soez intempestivas recibía mensajes continuados. Re- con que he iniciado mi discurso. cuerdo muy bien el primero de ellos: «Ola k a c». El caso es que una buena noche me desveló el so- ¿Ola k a c? ¿Ola k a c? Tardé en entender este, di- nido de mi teléfono hacia las cuatro de la mañana. gamos, texto. ¿No querría más bien decir: «Hola, Yo soy una persona de vida ordenada. Me levanto ¿qué haces?» LABERINTO / MÁSCARA 27 LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019

Toda una vida dedicada a la corrección normativa viado. Por fin me había alejado de aquel grupo de del lenguaje. No imaginan cuánto me removí del lenguaje, de aquellos aberrantes de ante tamaña agresión a nuestro idioma. la ortotipografía. Fueron días de paz y descanso. Hubiera quedado en mera anécdota si no fuera por- Por eso me extrañó la visita de una pareja de que el asunto empezó a desbordarme. A cualquier agentes de la autoridad quienes cortésmente me hora del día y, sobre todo, de la noche recibía mensa- informaron de que mi teléfono había sido recu- jes tipo: «T krr x 100pre», «Fsta xa tdx», «Ezhthoy perado y que debía acompañarlos a la comisaría Mhuy Khamsao». Una larga ristra de comunicados para responder algunas preguntas. sin sentido. Una exhibición obscena de la estulticia. Veo en todo esto una mano negra. Tiendo a pensar No pude soportarlo mucho tiempo. que hay una persecución contra mí con el objeto de Intenté borrarme del grupo, pero no fue posible. frenar una carrera política que nunca formó parte Era un proceso largo y pesaroso. Respondí afirma- de mis proyectos. Sé que hay un tal comisario Vi- tivamente en cada una de las ocasiones en que se me llarejo que tiene por costumbre encargar el robo de hizo la pregunta «¿Quiere salir del grupo AZ?» Sí, teléfonos a determinados profesores de otras espe- sí, sí y mil veces sí. Cuando parecía que lo iba a con- cialidades con la intención de comprometerlos, tal seguir me surgía una nueva ventana, creo que así lo vez manipulando los mismos. Tengo la impresión llaman, y se me presentaba una oferta. En ocasiones de que han errado el objetivo y se han confundido fui el afortunado número un millón y podría con- de persona. No encuentro otra explicación. seguir un coche híbrido. En otras se me prometía un En cuanto a la carpeta que dicen haber encontrado descuento en mi próxima compra en un supermer- en mi terminal con el título de «Kmo m pns» y cado. Es posible que también se me ofreciera acce- que consta de más de mil imágenes de menores en der a sexo a cambio de dinero, pero no recuerdo que actitudes claramente obscenas sólo puedo decir en ningún momento se hiciera referencia a menores que de ningún modo me hubiera permitido es- de edad en actitud procaz o libidinosa. cribir algo así. Y, además, pulsé continuadamente Lo que sí puedo asegurar es que siempre pulsé sobre la «x» que acompañaba todas aquellas pro- sobre la «x» para deshacerme de aquellos conte- posiciones. No alcanzo a entender que esto haya nidos y que intentar abandonar aquel grupo de ocurrido. whatsapp se convirtió en una obsesión que ocu- Lo que sí entiendo es que me veo en un embrollo paba buena parte de mi tiempo. del que difícilmente podré salir indemne. Ustedes Cierto es que aquella noche que me atracaron y no saben cómo se puede arruinar la vida de un me robaron el teléfono respiré aliviado. Pese a que gramático normativo con tan sólo la sospecha de me arrebataran un iPhone 8 valorado en 579 la incoherencia en la defensa de sus postulados. euros, tal como puse en conocimiento del agente Lo de los menores, sí, también parece un peli- que atendió mi denuncia, pese a ello me sentí ali- groso laberinto de difícil salida. • 28 LABERINTO / MÁSCARA

¿CÓMO

LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019 ENMASCARAR EL LABERINTO Jasper Maskelyne probó a ser profeta en DE LA GUERRA? su tierra y fracasó en el intento, pero al menos se hizo famoso local por lo asom- Gabinete de curiosidades broso de su dieta. Por grande que fuera del Doctor Plusvalías su carencia de hierro o por mucho ham- bre que le castigara en su infancia, la In- glaterra de 1937 tardó meses en digerir Carlos Plusvalías verle comer con deleite una decena de cuchillas de afeitar en el noticiario cine- matográfico de Pathé (1) sin que, ni tan sólo, se le cortara la digestión. Jasper Maskelyne no era un advenedizo. De casta le viene al galgo. Su abuelo, el experto relojero John Nevil Maskelyne, no conforme con fundar el Círculo Mágico y la saga de prestidigita- dores Maskelyne, había sido dueño del mítico Egyptian Hall y, tras la estela de Robert Houdin, había levitado la totalidad de su espacio aéreo mientras pelaba la pava con su ayudante Fernanda hallaron ante un mago madurito y tirillas, le pro- ante la mirada del respetable. pusieron ilusionar a los muchachos comiendo En el Londres de 1902, Jasper nació mago de ter- unas guillettes en los shows de variedades que ejer- cera generación y se convirtió en la envidia de los cían de montacargas con el ánimo de la tropa. chicos de su barrio porque ninguno de los aco- Maskelyne recibió la ridícula oferta de la Royal modadores era capaz de exigir su entrada al nieto Army como el insulto que era y devolvió la hu- del dueño del Egyptian Hall. Jasper gastaba millación introduciendo un acorazado alemán en tiempo y neuronas en el aprendizaje de pequeños el Támesis. Tras analizar la situación, prefirió la trucos y grandes camelos, por eso sorprendió, ¡y denuncia sorda de los magos por traicionar su có- cómo!, cuando con 37 años se vio aquejado de un digo deontológico, al fusilamiento por traición ataque agudo de patriotismo. Inglaterra se em- que le propuso el fiscal militar, y reveló los in- barcó en la II Guerra Mundial y, pese a que ya no tríngulis de su efecto. El terrible acorazado nazi tenía edad –o, más bien tenía demasiada– y lo no era más que un diminuto barco de juguete de- desconocía todo sobre el arte de la guerra, quiso bidamente agrandado la naturaleza trolera de los formar parte del ejército de su majestad y dar una espejos. Los generales, que aún no habían dige- buena tunda a esos cabezas cuadradas de alema- rido el banquete de cuchillas de hace dos años en nes. Cuando los encargados del reclutamiento se el noticiario de Pathé, abrieron sus bocas y pro- rrumpieron en una cerrada ovación. El prestidi- gitador Jasper Maskelyne era, desde aquel (1) Pincha en la imagen momento, el nuevo comandante de la Cuadrilla de la derecha para ver a Jasper Maskelyne Mágica, el arma secreta de la A Force, el cuerpo actuando en 1937 secreto del Ejército de su Majestad en Egipto, co- LABERINTO / MÁSCARA 29

Uno de los tanques de mentirijillas que sirvieron para engañar a la aviación alemana. LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019

mandado por el general Archibald Wavell. Con Canal de Suez y en la victoria del Alamein. Erwin su llegada, la guerra del desierto se transformó en Rommel, el único jerarca del III Reich que sigue un teatro de variedades. dando nombre a un museo, cayó en su cepo como «Denme libertad –pidió Maskelyne a sus patro- un zorro del desierto. El ejército que le atacó por el cinadores– y no habrá límites para los efectos que otro flanco era más falso que un billete de 13 libras. puedo crear en el campo de batalla. Puedo crear Tras la guerra, Jasper Maskelyne buscó nuevas apli- cañones donde no los hay y hacer que disparos caciones civiles para la magia. Como buen patriota fantasmas crucen el mar. Puedo colocar un ejér- hizo prestidigitación en su declaración de la Renta, cito entero en el terreno si eso es lo que quiere, o pero le pillaron el truco y puso pies en Polvorosa aviones invisibles, incluso puedo proyectar en el primero y después en Kenia, donde abrió una auto- cielo una imagen de Hitler sentado en el wáter a escuela que regentó hasta su muerte en 1973. miles de pies de altura». Sus memorias, Top Secret, revelaron sus trucos gue- La oficialidad desautorizó la proyección del führer rreros antes de convertirse en Best Seller. Dentro de enemigo haciendo de cuerpo. Hubiera transferido una años, cuando los documentos del ejército bri- rasgos humanos al personaje, dijeron, pero le dieron tánico sean desclasificados, sabremos si su histo- libertad para todo lo demás. Con ayuda de catorce ria fue sólo un efecto o si Jasper Maskelyne fue un colegas, salsa worcestershire y heces de camello, Mas- héroe de verdad. Amigos historiadores, por favor, kelyne camufló ametralladoras, vehículos y depósi- no nos desvelen el truco. Es de mal gusto. • tos; enmascaró el desierto hasta convertirlo en un laberinto en que la el Afrika Korps encontró la des- esperación antes que la salida, y construyó un puerto de mentirijillas junto al de Alejandría que ofreció Escucha el podcast de como sparring gratuito a la aviación alemana, que se “La cuadrilla mágica de desfogó con el y dejó intacto el original. La ilumi- Jasper Maskelyne”, de Gabinete de curiosidades nación espectacular se convirtió, en las sabias manos del Dr. Plusvalías pinchando de Maskelyne, en un arma decisiva en la defensa del en la imagen de la derecha. 30 LABERINTO / MÁSCARA

CRETA.

LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019 LABERINTO. AÑO INDEFINIDO —Desde que el Minotauro se jubiló, este laberinto ya no es lo que fue —se quejaba con amargura Andreas, el ge- Cayetano Gea rente del yacimiento arqueológico de Cnosos—. Aunque no nos podemos quejar, porque tenemos afluencia de turistas todos los días; sin embargo, ya no es lo mismo. Ha perdido todo su encanto. No sé… frescura, auten- ticidad… Ahora tenemos a un par de actores que se turnan para representar todos los días una comedia. Se ma- quillan y atavían para la ocasión, se ponen sus disfraces y sus máscaras. Y lo hacen bien, pero ya no es lo mismo. El antiguo encanto se perdió. La emo- ción del visitante al saber que se in- ternaba por un laberinto de verdad ahora mismo me entusiasme. Desde que se con- con un Minotauro auténtico… Nada virtió en una simple atracción turística, no para que ver con esto. de venir gente. Acuden en grupo, armados con sus “gepeeses” para no perderse: “en la siguiente intersección —poniendo voz de falsete—, gire a El sol declinaba en el horizonte, tiñendo el mar de la izquierda y coja la segunda galería que se en- Creta con tintes rojizos; mientras, la mirada triste cuentra a su derecha y camine recto unos dos- de Andreas se perdía en el infinito vasto del Egeo. cientos metros”. Vienen con sus cámaras El carácter nostálgico y evocador del crepúsculo fotográficas, sus smartphones y sus palos de selfies y intensificaba emocionalmente el momento en el no paran de retratarse, dando gritos como pose- que se rememoraban tiempos mejores. sos… —Es como si falsificáramos varios milenios de —No te amargues. Acepta las cosas como son y historia, una mascarada, una burla a lo que fue un no le des más vueltas —le decía yo a modo de in- tiempo grande y heroico, legendario, mítico. Pero tento inútil para darle ánimos. la ley del mercado es inexorable y nos dice que, si —El otro día uno de los actores cogió la baja por queremos seguir viviendo del asunto, tenemos depresión. La verdad es que no inspiran respeto. que adaptarnos a los tiempos. Y estos no son nada Se ríen de ellos. Siempre hay gamberros que, nada buenos. más verlos, empiezan a hacer la vaca, a mugir. Y —Son otros tiempos, en efecto. Y hay que adap- les dicen que van a traer a un torero para que los tarse a ellos —intervine yo para coincidir en qui- lidie. Otros se posicionan como antitaurinos y los tarle pesimismo al asunto. desprecian por su condición semihumana. En fin —Sí. Lo tengo asimilado, pero esto no es algo que que vamos de mal en peor. Y luego están los LABERINTO / MÁSCARA 31 LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019

Theseus and the Minotaur in the Labyrinth (1861) dibujo de Edward Burne-Jones... (con Coca-Cola)

niños. Lo tocan todo. Están muy maleducados. El no hay paz en el laberinto. Con tanto jaleo se ha otro día rompieron el soporte de una antorcha, de roto el misterio. Han convertido un mito con una esas que iluminan las galerías. Y el seguro dice antigüedad de más de 3000 años en una especie que no lo cubre. Además, el público se comporta de parque temático. Ya no hay respeto por las tra- como si estuviera en el cine. Lo deja todo perdido diciones. Es el fin de la mitología, el ocaso de la de palomitas y de envases de Coca-Cola vacíos. Ya cultura. • 32 LABERINTO / MÁSCARA

EL LABERINTO

LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019 AZUL Y SILENCIOSO Su voz sonó a reproche: (¿cuento?) —No digas que no es cierto —le es- cucharon. Su voz sonaba amarga—: no digas que no vive el aire fresco. José Ramón Muñiz Álvarez Dejó la calle antigua, la plaza y los jardines, los altos edificios, los semáforos, buscando las afueras, y, al hacerlo, sintió que respiraba, que hallaba el aire puro, la brisa clara y limpia de la calle, que entraba lentamente, y, lentamente, sentía, tras bajar la ven- tanilla, la brisa de la calle, aquellos besos capaces de acercarlo de nuevo a la ternura de la calma, quizás ese sosiego inadvertido en la región lejana del espí- ritu que quiere despertar, dormir acaso, perderse, reencontrarse, dejarse a la deriva por caminos que pueden sorprender al más pintado. —Qué raros los caminos. Solía hablar consigo, lo mismo que los locos. Ha- blaba muchas veces para nadie, tal vez si condu- cía por la calle, tal vez si se alejaba de las urbes, buscando villas tristes, alejadas, perdidas como el alba, perdidas como el orto, quién sabe si dejadas —De nuevo te obsesionas. al ocaso con esa convicción que se repite por esas Sabía que quería liberarse de aquellas obsesiones, mentes hijas del absurdo que nunca han de saber y ese día, por fin tuvo una idea medio buena: ha- lo que el capricho les vino a disponer, porque el bría de extinguir tantos pesares, haciendo lo que destino, las voces del destino, parece que deliran, todos los que tienen algún conflicto dentro, pala- que llaman a la gente. bra desusada por otros que no sienten, por incau- ¿Y llaman a la gente? –Yo pregunto. Y allí po- tos, que todo en nuestra vida es un conflicto. dréis mirarlo: hay quienes se contentan con la ex- —Será un relato en prosa. Quizás una poesía val- traña visión de lo que viene del futuro, y, en dría en este caso para todos. Y yo no escribo versos cambio, cada día, buscaba en su pasado, si miraba —se dijo aquel poeta que, sin maña, quería la- por el retrovisor de su automóvil. Lo cierto es que mentarse, quería lamentarse y no sabía, pues hay el pasado se escapa de nosotros, se fuga de nos- quien no domina la música que escoden jardines y otros cuando quiere, jugando caprichoso, ven- palacios lejanos a ese mundo cotidiano que mira ciendo y derrotando, a su capricho, las viejas diariamente nuestro entierro. Y vio que se movían obsesiones, las nuevas, si queréis, porque son nue- acaso los semáforos, los altos edificios, los viejos vas, si son renovación de las antiguas. edificios y los nuevos, y dijo al aire mismo: Su voz sonó a reproche: —Será un relato en prosa el que yo escriba. —No digas que no es cierto —le escucharon. Su Y, ya en el escritorio –dejando atrás el coche, tal voz sonaba amarga—: No digas que no vive el vez una tartera que nadie mirará con cierta envi- aire fresco. dia–, por fin tomó el papel, tomó la pluma, y quiso Y el aire fresco vino, jugando a saludarlo. Y el aire convencerse de que había mil cosas que decir, y que fresco dijo: expresarlo podría liberarlo del viento que llenaba LABERINTO / MÁSCARA 33

Dibujo: Javier Herrero LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019 34 LABERINTO / MÁSCARA LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019

sus tensiones. El viento que nombraba quizás no negro laberinto que te mira. Y ves en el espejo los era ese viento que llama a la ventana de las casas. Y pozos de ese negro laberinto, pues eres ese negro quiso, en un arranque, mostrarse cervantino: laberinto. “Hay un lugar –se dijo– donde existen los viejos Después llegó la calma, no había duendes ya en caballeros del antaño, los nuevos caballeros de un aquella estancia, aquella habitación falta de duen- antaño que sigue entre nosotros”. Brindó sin vino des, y el aire se hizo puro, se hizo bello, mostrán- tinto, brindó sin vino blanco, dejándose a su ex- dose en el aire su clara transparencia regalada. traño desvarío: —El aire siempre vive —se dijo sin rencor, ya más “Hay un lugar –se dijo– donde existen los viejos calmado—, no deja de instalarse entre nosotros. caballeros del antaño, los nuevos caballeros de un Y luego vio al espejo aquella máscara, burlona como antaño que sigue entre nosotros, que somos la lo- siempre, la máscara febril de ese momento que cap- cura, que somos la neurosis de miles de capítulos tan los espejos quizás en un segundo, jugando a arcaicos que quieren destrozar nuestra esperanza, confundirnos con su engaño. Y es bello que el es- que saben martillarnos, hacernos, pese a todo, pejo de la casa también sea un poeta que juega con sensatos escritores de una prosa que quiere en sus extrañas, curiosas florituras, si miente como mien- relatos hallar algo profundo, mostrar algo terri- ten los poetas. Y no era el rostro suyo, tan solo era ble, quizás algo que duele en las entrañas”. un deseo de ser en el instante, la llama de ese gesto Y un duende imaginario que vino a molestarlo en en el instante, los gritos de ese gesto en el instante. su trabajo quería ver su fuga hacia rincones que Después no sintió nada, después la calma solo y el no han de sospechar ni los más vivos de todos los sueño al que dio paso lentamente la tarde que venía, ingenios que aquí viven: anuncio de un crepúsculo temprano. —El aire fresco muere, ya sientes que te ahogas. Los duendes se excusaron y se fueron, dejando de Escapa mientras puedas, si es posible. momento su cabeza: Y supo contestar al viejo trasgo: de pronto se hizo —No tiene ya sentido negar el aire claro —dije- parto de esos versos que vienen repentinos, que se ron al dejarlo en aquel cuarto—. No tiene ya sen- agolpan, que quieren la aventura, que saben di- tido negar el aire puro que trae la claridad de la bujarnos la aventura. No es tiempo de decirle “no mañana. digas que no es cierto”, no es tiempo de dolores y, Los duendes escaparon de su vista. Y entonces su- de pronto, sabemos que, de nuevo, el aire fresco cedió que, con la calma, su sueño se hizo sueño. Y vendrá para librarnos de nosotros. entonces sucedió que, con la calma, las horas se —¿Qué sabe el aire fresco de nosotros? —Así se rindieron al sueño que sentía. ¿Momento de hacer pronunció, sin tener miedo. tratos con los “mouros”, de verse con los cuéle- Y el trasgo repetía con un aire grotesco: bres, de hablar a los espíritus? ¿Momento de vol- —El aire fresco muere, ya sientes que te ahogas, ver a los humanos, de ser de nuevo humano y ya sabes que te ahogas... hablar la lengua viva de los hombres? Tal vez era Y no hubo más reproches. El cuento fue saliendo el momento. Después fue despertando, después, lentamente, volando de su pluma, surgiendo a su tras un bostezo, lo vieron despertando lentamente capricho, gozando del capricho de escribirlo. Dejó las horas que corrían. sus obsesiones en la tinta, manchando aquel papel ¿Y el viejo laberinto fue tan solo recuerdo de una cuya blancura mostraba, acusadora, su lamento. vieja pesadilla? Había despertado de su sueño, Y el trasgo repetía con un aire diabólico: había regresado, había renacido de aquella muerte —No puedes olvidarte de ti mismo, de todo lo extraña y era cierto. No tuvo ya sentido negar el que en ti se hace confuso: habitas esas cárceles del aire claro ni el laberinto azul y silencioso... • LABERINTO / MÁSCARA 35

PERDIDA

Ana Grandal LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019

«Continúa la búsqueda de Ariadna G. F., desaparecida hace dos días en el macizo de Los Pedroñales mientras practicaba senderismo con su esposo. Según este, Ariadna descendió hasta un arroyo para llenar su cantimplora. Al no regresar al punto donde él la esperaba el hombre voceó su nombre, sin obtener respuesta, tras lo cual se internó en la espesura en donde no halló ningún rastro de la mujer. La intrincada oro- grafía del macizo de Los Pedroñales, un laberinto de gargantas y valles estrechos, está dificultando las labores de detección. Tanto sus progenitores, que se han desplazado a la zona para seguir de cerca el desarrollo del rescate, como sus socios del bufete de abogados, insisten en la circunstancia de que haya sufrido un grave accidente. “Es im- pensable que una persona tan meticulosa, cabal y responsable en todos los aspectos de su vida haya desaparecido sin dejar huella”, corrobora el marido». Ariadna grita hasta desgañitarse desde el fondo de un profundo barranco. Comprueba sus provisiones: calcula que le llegarán para unos tres días más. El sol le ha dejado su marca en la piel. Se toca los brazos morenos y se tumba bajo la sombra fresca de un chopo. Allí no alcanza la cobertura del móvil, y aunque fuera así, hace tiempo que se le ha acabado la batería. No soporta pensar en su situación. No soporta anticipar que, en un par de jornadas, tendrá que bajar del monte y volver a ajustarse su máscara de esposa perfecta, hija abnegada y trabajadora ejemplar. El animal salvaje que se agazapa en su interior le impulsa a aullar de nuevo. Esta noche contemplará las estrellas: eso es lo único que le importa ahora. • 36 LABERINTO / MÁSCARA

GRAFFITI

LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019 EN VENECIA

¿Quién eres? ¿Qué buscas en mí? Me Almudena Anés pierdo en Venecia y ahí estás. Una y otra vez sobre los muros de una ciu- dad levantada sobre puentes. No sé cruzar el mar sin ser Moisés. Me Para Ausiàs hundí en el pasado y estas calles no me salvan. No me salvan de ti. Salan mi piel y vuelvo a encontrarte en las pa- redes sobre las que me rompo y qui- siera romperte el rostro a golpes en todas ellas, desgarrándome las manos con tal de averiguar un nombre, con el único objetivo de olvidar tus ojos clavados en mí. Parece que tú me bus- cas en el horizonte de la inmensidad.

No me buscas. Me acechas y no cae la noche sobre Fotograma de la película Morte a Venezia, esta laguna de la que nacen islas. Navegué por Bu- dirigida en 1971 por Luchino Visconti, en la que adapta la novela de Thomas Mann, escrita en 1912. rano y me ahogué con cristal. Siempre vuelvo a mis errores como puedes observar desde cualquier pa- sadizo hacia ningún lugar. Desconozco cuántas veces regresaré para desenmascarar a la mujer que gobierna mis pasos, desconozco cuántas veces ne- cesitaré caerme para limpiarme la sangre de las ro- dillas. Tampoco soy adivina aunque jamás me equivoqué contigo. Hoy vuelvo para darles un sig- nificado a mis más bajos sentimientos. Y todo es así en Venecia, una lucha interna por la libertad pulmonar porque no te puedes ni imaginar lo que es estar en mitad del mar y no ser capaz de abrazar el viento que acaricia mis heridas. Sois dos mujeres y a ambas os perdí en el laberinto de mis inseguridades internas. Debí apostar y no fui capaz. Debí hablar y callé y los dibujos pintados de las máscaras son todos mentira y, también, mi más grande verdad. Los diques de mi esternón no aguantan los envites de las aguas altas. Soy culpable porque nunca fui la heroína romántica que te espe- rabas. Tampoco fui la artista que te pintó en cada sombra extinta del Gran Canal. Qué gran perdida LABERINTO / MÁSCARA 37 LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019 he sido para mí y ahora me doy cuenta cuando el borras porque quién te podría olvidar si eres faro también calla ante mi falta de fuerza, cuando eterna, si eres raíz, coral y sal. Si quiero arrancarte nuestras miradas se cruzan y prefiero morir en gón- de mi muelle y sólo haces que salgan peces a dola a retornar al seguimiento de tus huellas. juego con las casas de colores y flores que no po- Prefiero perderme sin hilo dorado ni mapa turís- drían vivir en la oscuridad. tico. Perderme no me hace mejor persona pero me Si sé que estoy perdida contigo pero he sobrevivido sana este órgano malherido que, como pájaro in- y sigo haciéndolo. Y llegará un momento en el que experto, se queda en el nido de la caja torácica. vuelva a Venecia y no me importe encontrarte en Cada vez el agua está más alta y nadie viene a res- cada muro revestido de pintura con rostro de mujer, catarme de mi rumbo a la deriva, ni siquiera tú con máscara de ti. Y llegará el día en el que no me que perteneces a todos los sitios de la ciudad y no arrastre por cada orilla y pase por un puente y no me salvas ni me sanas. Sólo que haces que la llu- me quiera tirar por él porque no merece la pena. No via pase desapercibida ante el inminente hundi- mereces la pena. No mereces mi pena. miento de mis barcos guía. Muerte en Venecia es uno de mis libros preferidos Y naufrago. Y los laberintos de arriba se trans- pero morir de amor no es un buen final. No es mi forman en los de abajo, como si invertir todas las final. Quiero seguir volviendo a la ciudad y nadar situaciones fuera algo sencillo y caminar con es- sabiendo las consecuencias. Disfrutar de la vida y cafandra, un signo natural. El submarinismo es reconocerte como un recuerdo sin llaga, como lo mi actividad favorita. La presión se esfuma. Tú te que pudo ser y no fue porque el mar lo cura todo difuminas y yo floto y respiro bajo el agua de esta y estoy con el agua hasta el cuello, deseando es- ciudad en peligro de extinción. Te borras y no te capar, deseando regresar. • 38 LABERINTO / MÁSCARA

DESCARTAR/

LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019 CONTINUAR

—Te conozco —dijo iniciando un in- José A. García tento de seducción destinado al fra- caso irremediable, acodándose junto a la chica en la sucia barra de aquel tu- gurio de mala muerte.

—Lo dudo —respondió ella dejando la puerta abierta para un nuevo intento por parte del insis- tente muchacho. La música aturdía y la única forma de entenderse era mirándose directamente a los labios para adi- vinar las palabras y ansiando reconocer una invi- tación siempre esquiva a conocerlos de una manera todavía más cercana. —Soy de los que nunca olvidan un rostro —son- Sobresaltado por la fuerza que sintiera emanar de rió con suficiencia, —por eso puedo decirte que te aquellos labios al pronunciar en medio de tanto conozco. Aún no sé de dónde, ni de cuándo... pero ruido una única palabra, no supo cómo continuar. sé que así es. En silencio la chica se levantó y se alejó de la barra Una sensación de fastidio general recorrió el caminando entre la gente. Sin necesidad de mirar cuerpo de la chica al escucharle; fue incapaz de hacia atrás sabía que él le seguiría, aun a pesar de evitar que parte del mismo se reflejara en su ex- que había mucha gente allí dentro. No se trataba presión. Algo de lo que él también se percató, en- de ninguna clase de invitación, pero ante la im- tendiéndolo como el inicio de su triunfo. posibilidad de darse por vencido recorrería, de ser —Sí... Estoy seguro de eso —dijo—. ¿Pero dónde necesario, el más intrincado de los laberintos con habrá sido...? —continuó esperando a que ella se tal de que no perderla de vista. decidiera a participar del juego. Junto a la puerta habían colocado un gran espejo —No soy de salir mucho —dijo ella bebiéndose que ocupaba la mayor parte de la pared que con- lo que quedaba de su trago con un movimiento ducía a la salida. Nadie sabría explicar por qué se rápido y certero. encontraba ese espejo allí, que obligaba, inelu - —Nunca dije que te conociera de estos sitios —di- diblemente, a pasar frente a él a todo quien deci- jo él en tono comprensivo—. Nadie viene aquí por día huir de aquel sitio. gusto. Allí se detuvo y, aún sin darse la vuelta, porque —A ti no se te ve para nada incómodo —respon- continuaba siendo innecesario, se quitó poco a dió la chica esbozando un rictus de hastío que fá- poco la máscara con la que cubría su rostro sin cilmente se confundiría con una sonrisa mal dejar de mirar los ojos de su reflejo. Descubrió disimulada. que, debajo de la máscara, llevaba un rostro que —Uno hace lo que puede por adaptarse —confesó en nada se distinguía de la réplica que, en silen- el muchacho sonriendo ampliamente, intuyendo cio, dejó atrás antes de atravesar la salida. que con unas pocas frases más tendría su ansiado Cuando el muchacho llegó junto al espejo aplastó, triunfo—. Pero siempre resulta más interesante sin darse cuenta de lo que hacía, los últimos res- cuando uno conoce con quien habla. Me llamo... tos de una máscara que se hiciera añicos al gol- —Detente —lo interrumpió. pear contra el suelo. • LABERINTO / MÁSCARA 39 LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019

Montaje gráfico: Javier Herrero 40 LABERINTO / MÁSCARA

EL LIBRO NEGRO LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019 Juan Manuel García Ferrer Fui compañero de trabajo suyo y, como éramos responsables de seccio- nes paralelas, esto es, con problemas similares, nos fuimos entendiendo y haciendo amigos. Intervino en ello, qué duda cabe, la complicidad ante el mismo tipo de adversidades. A medida que nos fuimos conociendo, aunque era enormemente reservado, fue exteriorizando sus manías, sus temores, sus estrategias. Era un ob- servador muy sigiloso. Cuando, jocoso, le hablaba de algún comportamiento descarado, él demos- traba haberse también fijado y, al cabo de un tiempo, me decía: “Todo eso, para el libro negro”. Para cuando se jubiló, el libro negro de marras ya debía tener un buen grosor, sí bien pensaba que era, como tantas cosas suyas, sólo una ironía, sin materialización objetiva. Recién jubilado empezó a tener algún problema muy raro de equilibrio. Por épocas no podía ca- milia. Dentro : Una edición que habían hecho con minar, porque creía que se iba a caer. Curiosa- sus papeles: ¡un libro negro! mente, en cambio, descubrió que los trayectos en Tengo que confesar que lo abrí con una cierta bicicleta le proporcionaban el equilibrio que no prevención. Le había leído previamente alguna tenía caminando. Por suerte esa etapa quedó atrás, cosa que escribió para números especiales de A bastante superada. Para entonces yo me había ju- manivela, una publicación clandestina, total- bilado también y empezamos a ir juntos frecuen- mente underground, de cuyo consejo de redacción temente a actos que veíamos nos podían interesar yo formaba parte, especializada en ironizar al má- a los dos. Como hasta entonces sus ratos de ocio ximo sobre el entorno, mientras informaba de los los había dedicado a aficiones personales bastante últimos chismes y temas de Radio Macuto sobre solitarias, como el modelismo, todo le parecía movimientos en la empresa. Me conocía su es- nuevo y empezó a descubrir que el mundo estaba tilo. Daba en alguna diana, pero echaba mano de lleno de cosas de interés. un sarcasmo tan grande que me acababa por fa- Lamentablemente, cayó en las redes del cáncer. tigar. Abrí el libro negro... y eso era otra cosa. Pasó por todo el proceso ese de quimio (con pér- Explico a continuación, con extractos escogidos, dida temporal de su hasta entonces vital cabello), su contenido, que venía ilustrado con dibujos de radio... Sorprendentemente, se curó... pero su pro- su propia autoría. pio sistema inmunológico le jugó una mala pa- Su nombre no puede ser más explícito: Guía rápida sada, atacándole hasta la muerte sin que los para ejecutivos. Y empieza con una entradilla como médicos vieran la forma de detenerlo. de curso de esos de empresa: “Cuando quiero que Pasó el tiempo y a principios de este año llegó a mi un asunto no se resuelva, se lo encomiendo a un co- casa un misterioso paquete, que me enviaba su fa- mité (Napoleón Bonaparte)”. Desde un principio LABERINTO / MÁSCARA 41 LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019

se ve que, utilizando un lenguaje que no despre- bría que...’, ‘sería conveniente...’, ‘podría pensarse ciaría John Kennedy Toole, pero a la vez muy con- en...’, aunque señala que “sólo puede utilizarse ciso y preciso, de lo más esquemático ingenieril, con el nivel jerárquico adecuado (con personal podría pasar por un libro de autoayuda para ejecu- subalterno).” tivos... que perfora justo en el sentido contrario al El capítulo tres lo dedica a hablar en detalle de la que lo haría un ejemplar de esa especialidad tan participación en reuniones y en el cuatro presenta aborrecible. Se trata de una serie de consejos de ac- un magnífico retrato robot de algunos jefes, con una tuación, muy bien estructurados, sobre la máscara clasificación (repelente niño Vicente, osito de peluche, es- y el juego que adoptar en el laberinto de una gran ponja, funcionario, lúdico-vividor, cabecilla de operacio- empresa para dar el pego sin tener que dar golpe y nes especiales –COE–, doctor y mariscal de campo/general saliendo adelante no bien, sino estupendamente, de brigada) en la que, viendo sus descripciones, no muy elogiado. me ha costado nada ir clasificando los diferentes es- Empieza con un decálogo cuyo último punto pecímenes con los que nos hemos ido encontrando habla de El valor de la improvisación, con propues- durante toda nuestra vida laboral. tas como ésta: “Apoye sus razonamientos con ¡Un instrumento imprescindible para quien quiera datos numéricos (p. e. porcentajes...) improvisa- salir con vida, e incluso triunfar, en el mundo de la dos sobre la marcha. Con sorpresa verá que nadie gran empresa! Si veo que este escrito recaba mu- los pone en duda. Y que incluso alguien los co- chas peticiones de detalle, me pondré en contacto menta y amplía como si fueran del dominio pú- con la familia de mi amigo, y constituiré con ellos blico. ¡Es fantástico! un pingüe negocio editorial. Se tratará de un El capítulo segundo va de Aplicaciones detalladas, win/win de esos: ganará un dinero que nunca viene con una primera norma –Evite el imperativo en pri- mal la familia y obtendrán unas herramientas esen- mera persona– donde lanza consejos como éste: ciales –desde la máscara a utilizar hasta un com- “Comience, para compartir potenciales riesgos, pleto manual de operaciones– los ejecutivos aplicando el plural: ‘vamos a...’, ‘tenemos que...’. acuciados por la necesidad de triunfar o, simple- O esta otra norma –La aplicación del condicional mente, sobrevivir en ese laberinto de la gran em- neutro– donde aconseja “expresiones del tipo ‘ha- presa que compren el libro negro. • 42 LABERINTO / MÁSCARA

ANTES MUERTO

LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019 QUE SENCILLO Impresiones de un señor Pese a lo espacioso de su tamaño, no de derechas había sitio para una derrota sin pelea en la cabeza de Aniceto González del Señuelo y Martínez de la Sima. Es- Carlos Plusvalías taba en su ADN y en su exclusiva formación. —Nada es fácil —le inculcaron los sirvientes encar- gados de su adiestramiento. Todo es combate, lucha a muerte por la vida y el control de unos recursos fi- nitos que por derecho pertenecen a tí y a los tuyos. La exacta alquimia de educación y genes había hecho de Aniceto González del Señuelo y Martí- nez de la Sima modelo y ejemplo del competidor nato. Así, cuando ForestallPassaway.com, la emer- gente compañía startup pionera en el concepto de tanatopraxia preventiva online que él mismo había fundado, entró en concurso de acreedores, Aniceto vio clara la oportunidad y se conjuró para ganarlo. No piensen mal. No es asunto pecuniario y mun- dano, sino una cuestión de honor –que es patri- punto cero y a lo más alto. Nada suyo tenían que monio del alma, y el alma sólo es de Dios–. El perder los gestores y, puestos a generar un déficit tamaño no era el problema. Ni siquiera el de la que compensara el inevitable gasto que conlleva el fortuna. Varias generaciones de González del Se- blanqueo de los beneficios insumisos a la irrazona- ñuelo y de Martínez de la Sima habían extraído ble e injusta fiscalidad europea, más valía tirar los del sudor circundante un patrimonio familiar a fondos en un buen salario para su primo –que, al prueba de descendientes manirrotos. Ni se les fin y al cabo, todo queda en casa–, que en mante- ocurra pensarlo, Aniceto González del Señuelo y ner, por vía impositiva, injustos subsidios estata- Martínez de la Sima no era un gorrón, ni, mucho les, que sólo servían para promover el desastre menos, un derrochador, Aniceto González del Se- social e impulsar la holgazanería, la mendicidad y ñuelo y Martínez de la Sima era un emprendedor, la hiperinflación en el mercado laboral. un benefactor de la humanidad y, sobre todo, un Se inundaron los mentideros financieros de acu- patriota, un devoto del peculio que es, al fin, la saciones de nepotismo contra los gestores de única patria que merece la pena defender. Chutzpah Cousins, sin que éstos imaginaran la po- El innovador modelo de negocio de la emergente sibilidad de refutarlos. Cualquier signo de mora- ForestallPassaway.com no encontró el beneplácito lidad y conciencia pondría en tela de juicio su unánime de la comunidad financiera. Tan sólo el idoneidad para el mando y bambolearía el presti- fondo de alto riesgo Chutzpah Cousins, gestionado al gio de su gestión y de los valores de la empresa. alimón por la pura coincidencia, un González del Aún así, en el recogimiento de sus despachos, sin Señuelo y un Martínez de la Sima, mostró su agre- testigos, los primos reafirmaron su compromiso sividad y apostó el dinero de sus inversores a la star- con la biodiversidad social y el indispensable de- tup que llevaría al sector funerario a la revolución X recho a prosperar. Eso sí, en estos tiempos difíci- LABERINTO / MÁSCARA 43 LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019

les, conviene no olvidar que la experiencia es un portaba un pito que se amontonara el colesterol grado, y que es apuesta más segura envidar por el en sus orillas. La muerte formaba parte del juego progreso de alguien que ya, desde la cuna y ava- de la vida y su contribución era crucial para la lado por la tradición, viene progresado de casa. salud económica del país, pues movía, siempre No encontraba Aniceto González del Señuelo y que desapareciera el maldito impuesto de suce- Martínez de la Sima más que ventajas en la imple- siones, capitales estancados por la senectud de sus mentación de la tanatopraxia preventiva online en el titulares, amén de acabar con la carga social que terreno empresarial. ForestallPassaway.com, como los suponía mantener con vida incluso a quien no viejos exploradores, era pionera en un negocio des- podía permitírselo. La muerte, concluía Aniceto conocido y quién sabe si un nuevo El Dorado, a la González del Señuelo y Martínez de la Sima, y par que novedoso enfrentamiento con la naturaleza mucho más la de los demás, no era un problema, injusta de la muerte. «Pallida mors aequo pulsat pede sino una oportunidad. Pero, ¡ojo!, la muerte, pauperum tabernas regumque turres», cantó Horacio como el resto de las cosas más perfectas de la vida, queriendo que entendiéramos «la muerte hiere con el también necesitaba una reforma. mismo pie las tabernas de los pobres y las torres de los «Nada más injusto que tratar igual al diferente» reyes». Aquellos versos sacaban de las entrañas de reza el blasón de los González del Señuelo. —Y Aniceto González del Señuelo y Martínez de la cualquiera con dos dedos de frente lo tiene en sus Sima el furibundo defensor de la biodiversidad so- oraciones. ¿Quién se cree la tal parca para tratar cioeconómica que llevaba dentro. La muerte repre- como iguales a un rey de España y a un zapatero re- sentaba para el fundador de ForestallPassaway.com la mendón? —protestó Aniceto González del Señuelo más irrazonable, inmerecida e inaceptable injusticia y Martínez de la Sima. ¿Cómo la descomposición que el mundo había imaginado. de los cuerpos puede igualar en polvo las carnes Aniceto González del Señuelo y Martínez de la tersas de un ejecutivo equilibrada y biológicamente Sima aceptaba como inevitable, aun sin mucho alimentado y minuciosamente entrenado para ex- convencimiento, que el corazón humano dejara de hibirse en maratones por el mundo con las de un latir y que la sangre se estancara convirtiendo en gris chupatintas condenado en su mediocridad a espacios pantanosos esas arterias a las que ya im- ajar media vida frente a una pantalla? ¿Qué barba- 44 LABERINTO / MÁSCARA LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019

ridad era esa de que la maneja su negra barca muerte, como un co- con un garfio, dispone munista trasnochado, vi- las velas y transporta en niera a igualar lo que ella los muertos, viejo ya, naturaleza, vida y sentido pero verde y recio en su común habían hecho no sólo vejez». diferente, sino opuesto? En las nuevas tecnologías, Fores- ForestallPassaway.com era la gran tallPassaway.com encontró el resqui- aportación a la justicia universal y a la cio legal para romper con la estrechez de regeneración democrática de su fundador y presi- un monopolio estatal propio de otros tiempos. dente. La estulticia del estado de bienestar, in- Mediante una app gratuita, en cuyo interior podía cansable promotora de indolencia y mortificadora realizar compras, el usuario era dueño de reservar, de la cultura del esfuerzo, había estatalizado, de incluso con meses de antelación, su pasaje al in- forma encubierta y amparándose en una estúpida framundo. Barcas al último grito, barqueros con ley contra los monopolios, la barca de Caronte. corbata, música a la carta y toda el agua que el fi- Caronte, hijo de Érebo y Nix y barquero de nado fuera capaz de consumir a un precio cerrado Hades, era el viejo enmascarado encargado de de antemano. Sin sorpresas. conducir a los muertos, por las aguas del río Solo la presión y el inmovilismo del enchufado Aqueronte, al inframundo. En Grecia, patria de la Caronte consiguió frenar el innovador modelo de democracia –puntualizaba Aniceto González del economía colaborativa y dio con ForestallPassa- Señuelo y Martínez de la Sima–, la muerte no way.com en un concurso de acreedores, el primero igualaba a los diferentes. Sólo los cadáveres de que sería televisado. Competidor nato, Aniceto pago, los ciudadanos responsables enterrados con González del Señuelo y Martínez de la Sima, llegó una moneda sublingual con la que sufragar el al duelo final y se convirtió en el favorito del pú- óbolo de Caronte, eran trasladados con celeridad blico. «Ceto» –un nombre mucho más dinámico entre las sombras del Aqueronte a su destino para un héroe catódico– lloró antes de, en la cima eterno. Sólo una espera de 100 años, penando en de su popularidad, renunciar al segundo puesto. un campamento de subsaharianos en la orilla de Un González del Señuelo y Martínez de la Sima los vivos del Aqueronte, donde los muertos son no había nacido para ser vicepresidente. cazados como bestias o migrantes ilegales, podía Lanzado por la gloria mediática, Aniceto Gonzá- compensar la falta del óbolo que abría la entrada lez del Señuelo y Martínez de la Sima aparcó la en la negra barca de Caronte. Todo era natural. El tanatopraxia preventiva online y fijó sus empeños mercado se autorregulaba hasta que el estado en su nueva consultoría, Minotauro Dreams. Nunca metió sous oscuras zarpas para garantizar el dere- una startup tuvo una salida más explosiva. Aseso- cho universal de acceso al inframundo y abandonó rada por «Ceto», la Agencia Espacial Europea al otrora activo barquero de Hades en funcionario lanzó un chupete camuflado en un transbordador de grado 22 del Ministerio de Sanidad y Asuntos espacial de última generación. Nadie antes de Mi- Sociales. «Guarda aquellas aguas y aquellos ríos – notauro Dreams había materializado unas máscaras denunció ya Virgilio en la Eneida– el horrible bar- tan perfectas que permitieran ver, con tan alto quero Caronte, cuya suciedad espanta; sobre el grado de detalle, un laberinto al mirar una auto- pecho le cae desaliñada luenga barba blanca, de vía. «Sólo las adversidades nos hacen más gran- sus ojos brotan llamas; una sórdida capa cuelga des –declaró el nuevo Ceto–. Antes muerto que de sus hombros, prendida con un nudo: él mismo sencillo». • LABERINTO / MÁSCARA 45

MÁSCARA LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019 Stanislaw Lem [...] Seguramente queráis saber cuáles eran mis intenciones, qué me impul- saba a seguir el rastro durante aquella última carrera, tras todas esas dudas. Siendo sincera, he de deciros que, en cierto modo, había engañado a los mon- jes pero que, al mismo tiempo, no lo había hecho, pues lo que en realidad de- seaba era recuperar, o más bien ganar, mi libertad, de la que hasta entonces tría en lo que respecta al arte de la mecánica, ya que, nunca había gozado. Si lo que buscáis sin duda, habían contemplado en sus cálculos la si- tuación actual, todo lo que estaba ocurriendo; esta es conocer qué iba a hacer con ella, no sé disyuntiva en la que parecía aprestarme a ayudar a muy bien cómo responderos. aquel amante que había perdido –era lógico pen- La ignorancia no era una sensación nueva para mí, sarlo– para siempre. Si hubiese podido dar la vuelta pues cuando fui a hundir el cuchillo en mi vientre y alejarme, tampoco le habría hecho un gran favor, desnudo no sabía si lo que quería en realidad era ma- preñada de una muerte y sin nadie para quien alum- tarme o, en cambio, únicamente buscaba exami- brarla; por eso continué mi camino. Me consideraba narme más a fondo, reconocerme; quizás, ahora que noblemente vil, a la par que esclava de una libertad lo pienso, ambas cosas resultaran ser la misma. Tam- que, en realidad, se revelaba como una tirana, pues bién aquel paso había sido previsto, como lo de- me empujaba en pos no de lo que me había sido di- mostraron los acontecimientos posteriores, así que rectamente encomendado, sino de aquello que yo intuía que mi esperanza de alcanzar la libertad no misma deseaba tras haberme encarnado en lo que era más que una simple ensoñación, una utopía, y ahora era. Aquellas complicadas e irritantes (por ser que, además, ni siquiera era exclusivamente mía, prescindibles) deliberaciones tenían que cesar, o aca- sino que, como todo lo que había conocido en mí, baría volviéndome loca. Si lograba matar a los se- parecía haberme sido introducida para impulsarme cuestradores y salvar a mi amante, obligándolo de a actuar más deprisa, espoleada por aquellas ansias de esta forma a cambiar la repugnancia y el miedo que independencia. Sin embargo, no sé cómo definir la le inspiraba por una impotente admiración, podría libertad, sobre todo si esta consistía, simplemente, recuperarme al menos a en prescindir de Arrhodes. Tal vez, incluso llegando mí misma, lo cual, ya que a liberarme, acabaría matándolo, pues aún no estaba no podía recobrarlo a él, tan loca como para creer en el imposible milagro de habría de ser suficiente que mi amor fuera correspondido justamente ahora, [...]». • cuando había dejado de ser una mujer, aun sin dejar de serlo totalmente: ¿cómo Arrhodes, quien había visto el seno desnudo y desgarrado de su amada, po- dría llegar a creer en mis sentimientos y aceptarlos? Extraído de Máscara Por tanto, conforme corría por las montañas y refle- de Stanislaw Lem Traduccón de Joanna xionaba sobre estas invisibles cicatrices, reconocí que Orzeschowska la sabiduría de mis ancianos iba más allá de su maes- (Impedimenta, 2013) 46 LABERINTO / MÁSCARA

LA MÁSCARA DE

LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019 LA MUERTE ROJA

La «Muerte Roja» había devastado el Edgar Allan Poe país durante largo tiempo. Jamás una peste había sido tan fatal y tan espan- tosa. La sangre era su encarnación y su sello: el rojo y el horror de la sangre. Comenzaba con agudos dolores, un vértigo repentino, y luego los poros sangraban y sobrevenía la muerte. Las manchas escarlata en el cuerpo y la cara de la víctima eran el bando de la peste, que la aislaba de toda ayuda y de toda simpatía. Y la invasión, pro- greso y fin de la enfermedad se cum- plían en media hora. tragos, el príncipe Próspero ofreció a sus mil ami- gos un baile de máscaras de la más insólita mag- Pero el príncipe Próspero era feliz, intrépido y nificencia. sagaz. Cuando sus dominios quedaron semidespo- Aquella mascarada era un cuadro voluptuoso, pero blados llamó a su lado a mil robustos y desapren- permitidme que antes os describa los salones donde sivos amigos de entre los caballeros y damas de su se celebraba. Eran siete –una serie imperial de es- corte, y se retiró con ellos al seguro encierro de una tancias–. En la mayoría de los palacios, la sucesión de sus abadías fortificadas. Era ésta de amplia y de salones forma una larga galería en línea recta, magnífica construcción y había sido creada por el pues las dobles puertas se abren hasta adosarse a las excéntrico aunque majestuoso gusto del príncipe. paredes, permitiendo que la vista alcance la totali- Una sólida y altísima muralla la circundaba. Las dad de la galería. Pero aquí se trataba de algo muy puertas de la muralla eran de hierro. Una vez aden- distinto, como cabía esperar del amor del príncipe tro, los cortesanos trajeron fraguas y pesados mar- por lo extraño. Las estancias se hallaban dispuestas tillos y soldaron los cerrojos. Habían resuelto no con tal irregularidad que la visión no podía abarcar dejar ninguna vía de ingreso o de salida a los súbi- más de una a la vez. Cada veinte o treinta yardas tos impulsos de la desesperación o del frenesí. La había un brusco recodo, y en cada uno nacía un abadía estaba ampliamente aprovisionada. Con nuevo efecto. A derecha e izquierda en mitad de la precauciones semejantes, los cortesanos podían des- pared, una alta y estrecha ventana gótica daba a un afiar el contagio. Que el mundo exterior se las arre- corredor cerrado que seguía el contorno de la serie glara por su cuenta; entretanto, era una locura de salones. Las ventanas tenían vitrales cuya colo- afligirse o meditar. El príncipe había reunido todo ración variaba con el tono dominante de la decora- lo necesario para los placeres. Había bufones, im- ción del aposento. Si, por ejemplo, la cámara de la provisadores, bailarines y músicos; había hermo- extremidad oriental tenía tapicerías azules, vívida- sura y vino. Todo eso y la seguridad estaban del mente azules eran sus ventanas. La segunda estan- lado de adentro. Muera estaba la Muerte Roja. cia ostentaba tapicerías y ornamentos purpúreos, y Al cumplirse el quinto o sexto mes de su reclu- aquí los vitrales eran púrpura. La tercera era ente- sión, y cuando la peste hacía los más terribles es- ramente verde, y lo mismo los cristales. La cuarta LABERINTO / MÁSCARA 47

Las imágenes son fragmentos de una ilustración de Arthur Rackam para la edición de 1935 de Poe’s tales do Mistery and Imagination. LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019 había sido decorada e ilu- rante un momento, en minada con tono naranja; aquella alegre sociedad rei- la quinta, con blanco; la naba el desconcierto; y, sexta, con violeta. El sép - mientras aún resonaban los timo aposento aparecía tañidos del reloj, era posi- completamente cubierto de ble observar que los más col gaduras de terciopelo atolondrados palidecían y los negro, que abarcaban el techo de más edad y reflexión se pa- y las paredes, cayendo en pesados saban la mano por la frente, como pliegues sobre una alfombra del si se entregaran a una confusa medi- mismo material y tonalidad. Pero en esta tación o a un ensueño. Pero apenas los cámara el color de las ventanas no correspondía a la ecos cesaban del todo, livianas risas nacían en la decoración. Los cristales eran escarlata, tenían un asamblea; los músicos se miraban entre sí, como profundo color de sangre. sonriendo de su insensata nerviosidad, mientras se A pesar de la profusión de ornamentos de oro que prometían en voz baja que el siguiente tañido del aparecían aquí y allá o colgaban de los techos, en reloj no provocaría en ellos una emoción semejante. aquellas siete estancias no había lámparas ni can- Más, al cabo de sesenta minutos (que abarcan tres delabros. Las cámaras no estaban iluminadas con mil seiscientos segundos del Tiempo que huye), el bujías o arañas. Pero en los corredores paralelos a reloj daba otra vez la hora, y otra vez nacían el des- la galería, y opuestos a cada ventana, se alzaban concierto, el temblor y la meditación. pesados trípodes que sostenían un ígneo brasero, Pese a ello, la fiesta era alegre y magnífica. El prín- cuyos rayos proyectábanse a través de los cristales cipe tenía gustos singulares. Sus ojos se mostraban teñidos e iluminaban brillantemente cada estan- especialmente sensibles a los colores y sus efectos. cia. Producían en esa forma multitud de resplan- Desdeñaba los caprichos de la mera moda. Sus pla- dores tan vivos como fantásticos. Pero en la nes eran audaces y ardientes, sus concepciones bri- cámara del poniente, la cámara negra, el fuego llaban con bárbaro esplendor. Algunos podrían que, a través de los cristales de color de sangre, se haber creído que estaba loco. Sus cortesanos sen- derramaba sobre las sombrías colgaduras, produ- tían que no era así. Era necesario oírlo, verlo y to- cía un efecto terriblemente siniestro, y daba una carlo para tener la seguridad de que no lo estaba. coloración tan extraña a los rostros de quienes pe- El príncipe se había ocupado personalmente de gran netraban en ella, que pocos eran lo bastante au- parte de la decoración de las siete salas destinadas a daces para poner allí los pies. la gran fiesta, y su gusto había guiado la elección En este aposento, contra la pared del poniente, se de los disfraces. Grotescos eran éstos, a no dudarlo. apoyaba un gigantesco reloj de ébano. Su péndulo Reinaba en ellos el brillo, el esplendor, lo picante y se balanceaba con un resonar sordo, pesado, monó- lo fantasmagórico –mucho de eso que más tarde ha- tono; y cuando el minutero había completado su bría de encontrarse en Hernani–. Veíanse figuras de circuito y la hora iba a sonar, de las entrañas de arabesco, con siluetas y atuendos incongruentes; ve- bronce del mecanismo nacía un tañido claro y reso- íanse fantasías delirantes, como las que aman los nante, lleno de música; mas su tono y su énfasis eran maniacos. Abundaba allí lo hermoso, lo extraño, lo tales que, a cada hora, los músicos de la orquesta se licencioso, y no faltaba lo terrible y lo repelente. En veían obligados a interrumpir momentáneamente verdad, en aquellas siete cámaras se movía, de un su ejecución para escuchar el sonido, y las parejas lado a otro, una multitud de sueños. Y aquellos sue- danzantes cesaban por fuerza sus evoluciones; du- ños se contorsionaban en todas partes, cambiando 48 LABERINTO / MÁSCARA LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019

de color al pasar por los atención de nadie. Y, ha- aposentos, y haciendo que biendo corrido en un susu- la extraña música de la or- rro la noticia de aquella questa pareciera el eco de nueva presencia, alzase al sus pasos. final un rumor que expre- Mas otra vez tañe el reloj saba desaprobación, sorpresa que se alza en el aposento de y, finalmente, espanto, horror terciopelo. Por un momento y repugnancia. todo queda inmóvil; todo es si- En una asamblea de fantasmas lencio, salvo la voz del reloj. Los sue- como la que acabo de describir es de ños están helados, rígidos en sus posturas. imaginar que una aparición ordinaria no Pero los ecos del tañido se pierden –apenas han du- hubiera provocado semejante conmoción. El des- rado un instante–, y una risa ligera, a medias sofo- enfreno de aquella mascarada no tenía límites, pero cada, flota tras ellos en su fuga. Otra vez crece la la figura en cuestión lo ultrapasaba e iba, incluso, música, viven los sueños, contorsionándose de aquí más allá de lo que el liberal criterio del príncipe para allá con más alegría que nunca coloreándose al toleraba. En el corazón de los más temerarios hay pasar ante las ventanas, por las cuales irrumpen los cuerdas que no pueden tocarse sin emoción. Aun el rayos de los trípodes. Mas en la cámara que da al más relajado de los seres, para quien la vida y la oeste ninguna máscara se aventura, pues la noche muerte son igualmente un juego, sabe que hay avanza y una luz más roja se filtra por los cristales cosas con las cuales no se puede jugar. Los concu- de color de sangre; aterradora es la tiniebla de las rrentes parecían sentir en lo colgaduras negras; y, para aquel cuyo pie se pose más hondo que el traje y la apariencia del desco- en la sombría alfombra, brota del reloj de ébano un nocido no revelaban ni ingenio ni decoro. Su fi- ahogado resonar mucho más solemne que los que gura, alta y flaca, estaba envuelta de la cabeza a los alcanzan a oír las máscaras entregadas a la lejana pies en una mortaja. La máscara que ocultaba el alegría de las otras estancias. rostro se parecía de tal manera al semblante de un Congregábase densa multitud en estas últimas, cadáver ya rígido, que el escrutinio más detallado donde afiebradamente latía el corazón de la vida. se habría visto en dificultades para descubrir el en- Continuaba la fiesta en su torbellino hasta el mo- gaño. Cierto; aquella frenética concurrencia podía mento en que comenzaron a oírse los tañidos del tolerar, si no aprobar, semejante disfraz. Pero el en- reloj anunciando la medianoche. Calló entonces la mascarado se había atrevido a asumir las aparien- música, como ya he dicho, y las evoluciones de los cias de la Muerte Roja. Su mortaja estaba salpicada que bailaban se interrumpieron; y como antes, se de sangre, y su amplia frente, así como el rostro, produjo en todo una cesación angustiosa. Mas esta aparecían manchados por el horror escarlata. vez el reloj debía tañer doce campanadas, y quizá Cuando los ojos del príncipe Próspero cayeron por eso ocurrió que los pensamientos invadieron en sobre la espectral imagen (que ahora, con un mo- mayor número las meditaciones de aquellos que re- vimiento lento y solemne como para dar relieve a flexionaban entre la multitud entregada a la fiesta. su papel, se paseaba en tre los bailarines), con vul- Y quizá también por eso ocurrió que, antes de que sionose en el primer momento con un estremeci- los últimos ecos del carillón se hubieran hundido miento de terror o de disgusto; pero, al pun to, su en el silencio, muchos de los concurrentes tuvieron frente enrojeció de rabia. tiempo para advertir la presencia de una figura en- —¿Quién se atreve —preguntó, con voz ronca, a mascarada que hasta entonces no había llamado la los cortesanos que lo rodeaban—, quién se atreve a LABERINTO / MÁSCARA 49 LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019 insultarnos con esta burla resplandeciente sobre la blasfematoria? ¡Apoderaos negra alfombra y el prín- de él y desenmascaradlo, cipe Próspero se desplo- para que sepamos a quién maba muerto. vamos a ahorcar al alba en Reuniendo el terrible co- las almenas! raje de la desesperación, Al pronunciar estas pala- numerosas máscaras se lan- bras, el príncipe Próspero se zaron al aposento negro; pero, hallaba en el aposento del este, al apoderarse del desconocido, el aposento azul. Sus acentos reso- cuya alta figura permanecía erecta naron alta y claramente en las siete es- e inmóvil a la sombra del reloj de ébano, tancias, pues el príncipe era hombre osado y retrocedieron con inexpresable horror al descubrir robusto, y la música acababa de cesar a una señal que el sudario y la máscara cadavérica que con de su mano. tanta rudeza habían aferrado no contepían nin- Con un grupo de pálidos cortesanos a su lado ha- guna forma tangible. llábase el príncipe en el aposento azul. Apenas Y entonces reconocieron la presencia de la Muerte hubo hablado, los presentes hicieron un movi- Roja. Había venido como un ladrón en la noche. miento en dirección al intruso, quien, en ese ins- Y uno por uno cayeron los convidados en las salas tante, se hallaba a su alcance y se acercaba al de orgía manchadas de sangre, y cada uno murió príncipe con paso sereno y deliberado. Mas la in- en la desesperada actitud de su caída. Y la vida decible aprensión que la insana apariencia del del reloj de ébano se apagó con la del último de enmascarado había producido en los cortesanos aquellos alegres seres. Y las llamas de los trípodes impidió que nadie alzara la mano para detenerlo; expiraron. Y las tinieblas, y la corrupción, y la y así, sin impedimentos, pasó éste a una yarda Muerte Roja lo dominaron todo. • del príncipe, y, mientras la vasta concurrencia retrocedía en un solo impulso hasta pegarse a las paredes, siguió andando ininterrumpidamente, pero con el mismo solemne y mesurado paso que desde el principio lo había distinguido. Y de la Relato publicado en Cuentos 1 De Edgar Allan Poe cámara azul pasó a la púrpura, de la púrpura a la Traducción de Julio Cortázar verde, de la verde a la anaranjada, desde ésta a la El Libro de Bolsillo, Alianza Editorial, 2010 blanca y de allí a la violeta antes de que nadie se hubiera decidido a detenerlo. Mas entonces el príncipe Próspero, enloquecido por la rabia y la vergüenza de su momentánea cobardía, se lanzó a la carrera a través de los seis aposentos, sin que nadie lo siguiera por el mortal terror que a todos paralizaba. Puñal en mano, acercose impetuosa- men te hasta llegar a tres o cuatro pasos de la fi- gura, que seguía alejándose, cuando ésta, al alcanzar el extremo del aposento de terciopelo, se volvió de golpe y enfrentó a su perseguidor. Oyose un agudo grito, mientras el puñal caía 50 LABERINTO / MÁSCARA

METROS, FAROLES

LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019 Y NIÑAS MAL AGESTADAS Las coincidencias brotan como chispas fugaces en la mente para luego des- aparecer, y entonces la gente se vuelve Jorge Etcheverry a sumir en sus quehaceres habituales, sus sueños, sus odios y amores. No es mi caso. Ahora último por ejemplo estoy viendo casi todos los días a cierta persona, una niña que no voy a nom- brar, la que por otro lado parece te- nerme cierta antipatía.

El otro día la vi sentada en el McDonald y puso cara de fastidio, yo la había visto antes de que ella ahora. Los mismos faroles en las esquinas. En esos me viera. Al pasar le hice un saludo casual con la años todavía no había entrenado a mis músculos mano, modelé en mis músculos faciales una son- faciales para no denotar sorpresa, o para asumir risa afable. Ella simuló sorpresa, esa sorpresa que una expresión acorde a las circunstancias casua- se tiene cuando uno ve de súbito a una persona les, en ese caso un asombro morigerado por la que conoce. Ayer salía del correo, cuando la vi comprensión inmediata de que se trata de cir- venir por una calle transversal, todavía casi a una cunstancias casuales, de esas que se olvidan una cuadra, muy lejos para que me reconociera, así es vez que tomamos ese metro, tan parecido al de que en lugar de adoptar una expresión adecuada Santiago. Pero no hay que olvidar que los espa- para estos casos de encuentro casual, apuré el paso. ñoles ganaron la concesión del metro allá abajo. Ella sólo vio mi espalda que se perdía calle abajo. Entonces, el parecido es lógico, era de esperar. Y Y así. El otro día la vi al salir de un café al que yo que casi a la salida, si es de noche, estén los mis- entraba, en otro barrio de la ciudad. La vi antes de mos faroles iluminando las calles adyacentes, casi que ella me viera. Puse una cara de sorpresa, como iguales a este farol de la esquina de mi casa de la que había visto en la cara de un joven trafi- ahora, a los de las salidas de las estaciones del cante, en un documental sobre barriadas santia- metro en esta misma ciudad de ahora, bajo los que guinas, cuando un cliente le dice que le va a pagar suelen pasar esa niñas irritables y que lo odian a todo “Bahhh”. No muy para mi edad, pero en fin, uno, con sus máscaras de fastidio, esos hombres la cara de ese joven era muy parecida a la mía, flacos que de lejos parece que conocemos. Un pro- larga, filosa, una cosa étnica, creo. Hasta un farol fesor que tuve, de cara muy parecida a la mía, que se ve atrás es casi igual al de la esquina de mi larga, filosa, me comentó—a lo mejor en sue- casa. Mis nervios no han andado muy bien últi- ños—que los japoneses habían plasmado las fini- mamente. No sé porqué me acuerdo de mi visita tas posibilidades de los afectos, estados de ánimo a Madrid, de que la primera persona que veo al etc. en las máscaras del teatro Noh. Que las sali- bajarme en la estación del metro de mi hotel es a das de los metros, los faroles, esas calles empe- un ex compañero del Pedagógico de Santiago. La dradas no son las falsas salidas de un laberinto máscara de la sorpresa me moldeó la cara. Ese ba- sino los puntos idénticos de esta física cuántica en rrio de Madrid es muy parecido a donde yo vivía la que habitamos, en que la pluralidad y la dis- antes de tener que salir a este país en que vivo tancia son ilusiones. • Imagen promocional del serial LABERINTO / MÁSCARA 51 televisivo The Masked Marvel (1943), protagonizado por Tom Steele LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019 52 LABERINTO / MÁSCARA

LA MÁSCARA

LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019 DEL LABERINTO

Y Teseo se adentró en el laberinto. Si- Herrantes Arte guiendo los consejos de su amada Ariadna, ató un cabo de hilo rojo a la entrada y fue recorriendo los intrinca- Teseo honrado por los atenienses tras matar al Minotauro dos pasillos de aquella maravillosa (siglo I AD). Museo Arqueológico de Nápoles construcción proyectada por Dédalo. Cientos de restos humanos por doquier le decían al noble hijo del noble rey Egeo que debía desis- tir en su empeño. Pero él únicamente tenía pen- samientos para su deseada Ariadna, la más pura. El tiempo es eterno cuando el amor te espera. Más aún cuando eres joven y la vida no ha sembrado aún la semilla de la duda. Recodo tras recodo, siempre hacia la izquierda, así avanzaba nuestro héroe que ya había dejado de pensar en el honor de su padre y su familia y solo tenía en mente los brazos de Ariadna. Y sus cabellos. Al final de un largo pasillo se topa con una puerta de grandes dimensiones y bellamente adornada. ¿Habrá llegado a su destino? Llama. Nada. Insiste. Sin respuesta. Empuja. Se abre. Ante él una sala enorme. Tan grande que parece imposible estuviese dentro del laberinto. Antor- chas de oro, estatuas de mármol; plata y bronce en los brocados de las paredes; piedras preciosas rematando los muebles. Se diría que este es el salón de un rey. —¡Minotauro! —grita— he venido a buscarte. A buscarte y vencerte. El silencio se acrecienta ante la magnificencia de la estancia. —¡Minotauro! —vuelve a gritar— Mi nombre es Hay poca luz. Pareciera un dormitorio. La alcoba Teseo, hijo del rey Egeo. Estoy aquí para acabar de está iluminada por alguna lámpara de aceite y el una vez con las ofensas a mi patria. aroma a mirra e incienso adormece los sentidos. Al Silencio. Al fondo de la habitación hay una puerta fondo, un lecho. Una cama grande y lujosa, con apenas perceptible por la profusión de adornos, cus- telas sedosas y brillantes. El embriagador aroma y la todiada por dos impresionantes estatuas de guerre- luz suave, casi mortecina, hacen que Teseo se note ros con pecho descubierto y blandiendo espadas en más relajado y enfunde su espada. Junto a la cama actitud amenazadora, que parece invitar a cruzarla. hay una bandeja con fruta fresca y una jarra con dos Teseo desenfunda su xifos y se dirige hacia ella. copas. Se sirve un vaso y bebe el vino dulce más sa- LABERINTO / MÁSCARA 53 LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019 broso que ha probado en la vida. Una leve modorra —¡No es posible! Minotauro es un terrible mons- acude a su cabeza y decide recostarse un momento. truo que come carne humana y ha acabado con Una presencia se deja sentir en la sala. A contraluz muchos de los mejores hombres de Atenas. una impresionante sombra cubre, casi en su totali- —Cierto es que he acabado con muchos hombres, dad, el umbral de una puerta al fondo de la estan- en lucha desigual probablemente —ríe Mino- cia. Teseo continúa tumbado y adormecido. Sus tauro—, pero no creo que eso me convierta en cortos cabellos dorados reposan sobre los cojines monstruo. Y respecto a la carne, ¿has visto alguna acentuando más los excelsos rasgos adquiridos de vez comer carne a un toro? ¿Acaso hueles aquí el Poseidón. La belleza de un semidiós con la calma horrible aroma de algún cadáver asado? de quien no tiene nada que temer. La figura avanza Teseo no sale de su asombro. Recibe la copa de acercándose a la cama. Observa al joven y un sen- vino que le tiende el hasta entonces enemigo. timiento de ternura despierta en su interior. Evi- Contrariado no logra articular respuesta alguna. tando cualquier ruido que pudiese molestar al —Bello Teseo, el de cabellos dorados y el valor de extraño, se sienta en un difros dispuesto al lado de un león, bebamos de este vino y cuéntame cosas la mesa y rellena con vino las dos copas. de ti y de tu patria. Debido a mi apariencia física —Extranjero, —dice la sombra con delicadeza— no salgo de este recinto, no teniendo así contacto despierta. ¿Quién eres y qué haces aquí? con el mundo. Pero tú, hermoso hijo de Atenas, Sobresaltado, Teseo despierta y se incorpora. Ape- puedes enseñarme con tus palabras qué hay más nas puede articular palabra. La conmoción tras el allá de estos muros. Recostémonos pues —prosi- reposo, quizás el vino o la impresionante visión gue Minotauro quitándose la máscara—, disfru- de aquel extraño solo le permite balbucear. temos de tus aventuras y de este maravilloso vino —Soy Tes... hijo de... estoy... aquí para... y yo contaré también mi historia. El desconocido echa unas pasas en las copas y Y así pasan noches y días. Teseo le describe el ofrece una de ellas Teseo que la toma aún confuso. mundo, cuenta sus batallas y vivencias, escucha Delante de él, sentado junto a la mesa, ofrecién- atentamente la triste existencia de reclusión de dole una copa de vino, el ser más grande que Minotauro y se pierde en su profunda mirada, ol- Teseo ha visto en toda su vida. Grandes hombros, vidando por completo todo cuanto hay fuera de pecho musculoso y atlético, un tono de piel do- esos ojos. Noches y días en los cuales la pasión rado y brillante, un cuello perfecto y un rostro entre estas dos almas jóvenes va acercentándose imposible de describir. Es tal la belleza de esas con cada palabra, con cada caricia, con cada beso. facciones que no podrían ser esculpidas por el Noches y días que se convierten en meses y años. mejor artista de todo el Peloponeso. Meses, años y en el mundo exterior, el vulgar y —Disculpa, extranjero, sé que mi rostro produce cruel mundo exterior, el rey Egeo declara la gue- este efecto —dice el desconocido mientras cubre rra a Creta a causa de la pérdida de su hijo y su rostro con una máscara con forma de cabeza de Ariadna ha encontrado el amor en Dionisios, tras res—. Por favor, dime ahora tu nombre y qué llorar la pena de Teseo en Nassos, huyendo de la haces aquí. guerra. • —Soy Teseo, —logra articular— hijo del rey Egeo y estoy buscando al terrible engendro Mi- Los poetas cuentan otra historia pero, a día de notauro para acabar con su vida y terminar así hoy, aún hay una pequeña y escondida isla en el también con el agravio hacia mi patria. mar Egeo donde huele a mirra y vino dulce y se —Pues ya lo has encontrado, hermoso Teseo, hijo oyen, tras una muralla natural de piedra, conver- de Egeo. saciones de aventuras, cuentos de amor y besos. 54 LABERINTO / MÁSCARA

LABERINTO

LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019 MÁSCARA

Nina Mikhailovna (texto e ilustración)

La leyenda del vellocino de oro (que concedió una exención al precio del sacrificio). Yace suspendido en su escondite, ensortijado, intacto, completo, sin dueño.

El túnel

El hielo ha desaparecido del paisaje y la nieve ahora forma parte de los ríos cómo se llenarán hace mucho no se veían algunos colores de la pa- leta marrones verdes rojos amarillos rosados agua y más agua fluyendo las tímidas yemas de la pri- mavera en Rusia en el tren un niño parece el guar- y el jarro de agua fría, ella decía que cuando era pe- dián de todos un can respira fatigoso hace mucho queña le caía uno cada día. Y estaba mejor. Antes calor y está casi prohibido abrir las ventanas casi bailaba todas las semanas. Y estaba mejor. Le gusta porque todo es casi un recipiente de agua hace la lavanda y sonreír. Quiero ayudarla. Nadezhda salir a todos del pasillo misterioso con tazas de siempre está ahí. Ella y el Volga. Lo hará. acero bordadas frías huele al té y al café de ma- Tiene muchos ojos. En Rusia es preciso evitar una ñana tempranera el bocadillo de anchoas ha triun- bronquitis a toda costa. fado entre los paladares serpentinos de la cal y la arena estamos llegando a Rostov los ojos han visto Y aquí y aquí y aquí y aquí y aquí (como una los lugares que distinguían un aquí y un allí en la rana) mirada de Chéjov el Don. Sintagmas cruzados De vuelta a Invernalia. De nuevo nieve alrededor. Noviembre y marzo son los peores meses dice Irina, Día libre. Visita a Baiona. Fariña. Adrián y Alicia. los meses donde no hay color. Irina hablaba ayer de Fernando y Ceará. Aire atlántico. Las manchas de su hija. ¿Cómo se llama? Iulia. Iulia, ¿vive en su cara. Los árboles quemados. El castillo desde Moscú? Sí. Quería tener un hijo para llamarle como donde vimos camellos y serpientes amarillas copi- a mi padre, Yuri, pero tuve una hija y elegí el nom- lotando furgonetas. El paseo del abrazo. Las Cíes. bre que más se pareciera. Dice. Tatiana es madre y Camino a Oia. Una sonrisa. Toda una vida. El árbol niña cuando cuenta historias de pequeña, cuando espiral. El agua, el sol, la sal. Licor café. Un mé- aún se decía Unión Soviétiva, cuando compra re- dico. Huevos chinos. Buena suerte. Un ruido en el quesón para el pecho de Lida y Marco. Tras la sauna corazón. Kun Fu Panda Tres. Dormir horas. LABERINTO / MÁSCARA 55 LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019

La fauna Beber agua en Etruria y sentarse delante de un magnolio. Azul paredes. Jazmín olor. Ventana es- Hay que tener suerte. Pájaro, tú la tienes. Por allí trecha de San Martino. Después de soñar con va una jaula que está buscando pájaro. abrazos por la espalda, respiro niebla del campo, saludo a los burros y vuelta a la acción. Las arañas son las personas y los payasos las hor- migas. La secuencia hacia atrás

El magnolio, el tres y cierto inconformismo en Desiertos y tormentas en espiral como girasoles transición. verdes que van tomando color y sabor verde na- ranja violeta amarillo verde azul negro. Berge, Croacia contra Dinamarca. Parece falta. Parece Burgen, Feuer. Early morning flight. Joy of dan- fácil. Es suerte. Un pájaro se ha comido los hue- cing. Young dancers. Young hourses. The vos del árbol donde construí su nido. Estaba allí. triumph of wisdom. Doing. Risa irónica. Él y Lo vi todo. Y nada pude evitar. De res natura. Pío. Ella. Él siempre es el mismo Ella puede ser cual- Pío. De momento sigo bajo esta teja. Verde. Ocre. quiera ¡Calla! Sierpre, la luna y un león ruge. La madera está viva y una palabra clave princi- Máscaras ojos túnel naranja violeta verde espira- pios. Otro testigo vio el crimen, ¿era humano? les fuerzas contrapuestas jóvenes y jóvenes la con- Bye, bye, blackbird. dena (de) la línea fuerte la otra opción huir del fuego. He llenado libretas y silencios con tus palabras, tus gestos y tus movimientos. Otros tiempos otras dimensiones otras edades. Y allí y allí y allí y allí y allí (como un cojo) Tänzer FREI • 56 LABERINTO / MÁSCARA

JACINTO EN SU LABERINTO

Plutógenes de Caravaca, Vagabundo con pretensiones LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019 LABERINTO / MÁSCARA 57 LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019

• 58 LABERINTO / MÁSCARA

NAVEGAR AZUL

LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019 NOCTURNO EN PASILLOS DE ONCE PASOS

La Farmacia de A. Chéjov

Presagios, dices. Si nunca hacéis caso de los presagios como si nunca, decís, siguiendo moda y contagio de la moda, hubiesen existido.

Con o sin salida Fuera de la estepa el sueño presionando no es hábito desolador damas en combinación recorren las estancias que mudan sus colores sus pasos breves lentos largos sus afilados dientes envuelven hilo y nunca nunca nunca vuelven la cabeza por más que se les grite espejo adentro TIEMPO MÍO

La máscara ¿Quién puede aquí entre los presentes relacionar y comprender sus reacciones, no con el rostro, sino con el cuerpo renovado? Es una antigua historia indonesia que vincula a la doncella Hainuwele con las lábiles huellas dejadas en la arena de Cnosos. Allí los hombres que habían cavado un enorme agujero bailaron en un círculo interior de nueve vueltas y con lentos movimientos trazaron la espiral hasta arrojar en el vacío a la doncella lunar que les había obsequiado con corales que embellecen a los humanos, con platos de porcelana, platos de porcelana china aún más grandes, cuchillos, machetes, botes de cobre maravillosamente trabajados, pendientes de oro, y preciosos gongs. Fue la inquietud nacida de los celos, ya que los hombres no comprendieron que la mujer pudiera presentarles semejantes regalos y, habiéndose reunido para deliberar, baile y sueño, decidieron matarla. Lo que vino luego después continúa resonando y resonando muda.

Con o sin salida Mientras desciende el pájaro de metal entre nubes y claros como decía el hombre del tiempo extensiones de bosques y llanura en el sentir pienso que hace unos días ardió otra ave del progreso aquí en Moscú abrasando en vida a no quise saber LABERINTO / MÁSCARA 59

cuántos Sólo el agua del Baikal hubiese detenido en caso de quererlo el deterioro en el momento en que ya no pudo ser pero acaso tienen las aguas voluntad En la distancia todas las cúpulas de la ortodoxia dorada

gimiendo juntas el tiempo de la agonía no recomponen la inmensa lágrima de papel LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019 donde se dibuja el recorrido los pasos del baile y le palabra giro se aparece por más que se vean desde el cielo más imperiales de los que realmente son

El laberinto de los cuervos de goma enfermos o curados de tanto desenmascaramiento baile adentro ya no tartamudean ni sus pasos ni suena oblicuo su canto de metal retráctil como la uña retráctil del felino perdedor inversión fuga de esponja avanza hacia la errónea cavidad que garantiza en corcho rosa la próxima salida El arco solar y los campos de trigo entre los dedos y dominando con la imaginación ordenada las medidas cualitativas la narración en el contacto musical con las manos.

Canción final Luna esquiva saco de demencias que anuncian su empeño en no comprender salvo al pie de la letra la palabra jamás dónde has puesto la música y su rostro se funde oculto fonema triangular que retiene en Irlanda a un Virgilio ya viejo ya fuera del palacio tu charco amable metal pecho blanco y sus labios brillantes sus ojos de amor encendidos tan lejos ágiles masas de nieve cambiante voz secreta sabia y pura discreción oído volcado sobre la acción

molière desnucado sobre tu sueño alfabeto lejano como la lengua de la culebra diosa con faldas de piedra que ríe mentiras disolución bien cumplida flores que se deslizan sobre otra piel mojada de luna esquiva hay una hora del día de casas estrechas y rostros hermosos de mujer inasible e infiel despejada de la sombra central esa duda que no dejaba existir enfrentado el aliento que despierta ese rostro de cuero o cartón y unos ojos de fuego abrasan espirales paso adentro llegará entre sus centros a invertir el paso y el paso en esta irrealidad eléctrica tan reconocible puedo decir me atraen estas vidas ajenas de un modo tan anónimo • 60 LABERINTO / MÁSCARA

ES LABERINTO-

LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019 MÁSCARA

El Tercer Invisible

Tener un idiota es más importante que tener un payaso El idiota nace de la práctica perseverante del coro dramático cuando éste se quita la máscara. El idiota habla la lengua de los fantasmas y no sabe o juega que no sabe quién es. El idiota respeta hasta los extremos a todo ser moviente especialmente si sufre o ha sufrido o guarda algún talento y es perfecta y sorprendentemente capaz de hacer desaparecer completa su propia ventaja sólo por ser auténticamente idiota. Esto no es fácil de comprender. Ésta es la búsqueda del cruce más intenso y reversible donde causas y efectos producen imágenes e impresiones que bien merecen ser reflexionadas ¡Ésta es su incuestionable fortaleza (no siendo la única)! (Fragmento de Historias atravesadas de fantasmas teatrales)

1 Aquí quieto padeciendo en resonancia los efectos de una digestión engorrosa y un desajuste de temperaturas no grave pero sí desagradable.

Una máscara formada por intestinos equipara la entrada del laberinto de las entrañas al palacio de las vísceras a oscuras, mientras que las regiones celestiales vienen a representarse con el hígado.

Aparecen un toro con rostro humano y otras imágenes intermedias en las monedas griegas. En el laberinto se reconoce lo inhumano en las expresiones humanas de lo divino. Otto las llamaba “figuras del ser”. Aquello que se refiere a la apariencia visible y la intimidad invisible. Un recorrido fruto del ingenio, los rostros del ser, un baile, un dibujo, un hilo y un giro sobre los propios pasos. Entonces cesa todo ruido y se llega a decir y escribir Una defensa en prosa ágil del verdadero artista LABERINTO / MÁSCARA 61 LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019

como el que guía a las grullas en un baile con entrada y salida, aquél que con sus pasos nos lleva a percibir no sólo el espíritu de cada deidad, sino su pensamiento, cada secuencia de pasos convoca la presencia o sugiere el rostro del dios griego. Nada hay inconcebible. ¿Irremediable? ¿Incontable? La imagen es la gruta del oso. Aquello o aquel fondo tan eléctrico.

2 Con elementos escénicos mínimos, de carácter alusivo, que tienen la función de potenciar la imagi- nación del espectador, es esencial el uso de la máscara. No se afirma lo mismo en relación con el vestuario. Una máscara y un diccionario, sería necesario acla- rar hoy, un cuaderno de bitácora. Ésta dota al personaje de unas dimensiones fuera de lo común y per- mite amplificar la voz para que llegue clara al exterior. (...)

O el uso, siguiendo recientes investigaciones, de elementos que distorsionan el rostro, hasta que Tes- pis implanta el uso de máscaras de fisionomía humana. Frínico introdujo, no se olvide, la máscara fe- menina. Y Ésquilo, nunca se nombra, la policromía, y ya así el juego de contrastes que pocos como Sartori han elevado a un nivel de juego proverbial.

3 /últimos momentos de un diálogo entre un juez y un condenado/ —Y ustedes, ¿con qué material fabrican esos cubrecaras? —Con fuego y semen de serpiente, señoría. —¡Vaya! ¡Qué recurso tan singular! Nunca lo hubiera imaginado. Les felicito. Son ustedes muy ori- ginales. Y les invito a celebrarlo modificándoles la pena. —No se crea, señoría, no es eso lo que buscamos y, además, se trata de un recurso muy usado en otro tiempo, caído ahora prácticamente en el olvido, vaya. —¡Ya, ya! Una curiosidad: ¿nunca se queman? —Nunca, señoría. Nunca se queman. —Me refiero a ustedes. —Nunca se queman, señoría. Nunca se queman. No se queman. —Ya le comprendo... ¿Y cómo consiguen hablar a través del fuego sin que sus palabras, permítaseme el recurso, quemen su significado? —Eso, señoría, a no ser que ustedes, jueces públicos, escuchen únicamente por el culo, concédaseme también este recurso, o por los poros del talón o por el látigo, como se dirá en la otra tierra, no, no es posible. —¿Y cómo hacen entonces en el fuego pequeños agujeros para poder ver con los ojos? —Nosotros ya no miramos con el rostro. Es parte de los inconvenientes y ventajas, señoría, del uso de la máscara. —Por el culo se reciben, dijo, sin necesidad de haber cursado estudios universitarios, y perciben sin distorsión los matices tonales, leo aquí,...y así la lengua... —Así es, señoría, y, además, adelantándome a su última pregunta, los papeles femeninos son inter- pretados sin que la censura repare en tales asuntos. Sepa usted que... 62 LABERINTO / MÁSCARA LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019

4 se conocen 28 tipos de máscaras trágicas: 6 gerontes (viejos), 8 neanikoi (jóvenes), 3 therapontes (sier- vos), 11 gynaikes (mujeres). Por su parte, las máscaras satíricas son cuatro: satyros polios (de pelo blanco), satyros geneion (barbados), satyros ageneios (imberbes) y seleinos pappi (avi en catalán). La máscara de la comedia antigua tenía un aspecto generalmente paródico, sin referencias especiales ni a una realidad concreta ni a un símbolo. Expresaba una creación fantástica. (Pero Aristófanes –el más grande de entre los hombres nacido de mujer– se empeña en crear una que reproduce una caricatura del odiado demagogo Cleón). Lo que sucedió después, como es por todos sabido, se desgasta y carece de importancia.

5 /Se adelanta al proscenio y sin mover los labios dice al público con elegancia nipona/ Yo quiero ser un árbol una piedra oscura de laberinto, ni entrada ni salida, y ya de ser un hombre, elijo ser un dios, un demonio, una mujer loca enamorada, un guerrero, un desertor, un idiota, una fuerza sin conciencia. /Entonces se abre la trampilla y desaparece para siempre asustando al auditorio. Del fondo del esce- nario llega un profundo crujido blanco/

/El siguiente paso lleva por título De cómo fue vencido el toro con cabeza de hombre/ —Necesito saber más de lo que olvido. —Es usted un individuo peligroso. Un sujeto diría hoy. —No diga eso. No diga eso si en serio aprecia su vida. —Estamos siendo observados. No temo por mí. —No dice la verdad o no sabe lo que dice. Usted no sabe dónde se encuentra. —Saldré de aquí y no me acordaré de usted hasta un nuevo encuentro. Y entonces uno de los dos caerá. —No esté tan seguro. —¿De qué? —De su salida. —Ahora sé más de lo que sabía y, a riesgo de olvidar, lo suficiente. /Dirigiéndose al público con aire cómplice de quien revela el último secreto/ —Conocen el nombre de los argumentos, pero no saben de sus tiempos.

6 En La muerte de Marat, Ella mira al frente. 1907. En Celos, Ella, roja, mira al frente también, mientras que Él, verdoso, tuerce la mirada con ojos desviados. Hay un tercero en 3/4, tal vez una proyección o un amante. 1913-1915. En El asesino, Hijikata se detiene a posar en el camino de roca azul y roca clara. Sus manos retienen el haber hecho tenso. 1910. En El abrazo, la melena roja encendida. 1915. En Ojos a ojos, una casa roja y un árbol, dos máscaras enfrentadas. Este cuadro fue pintado entre los 1899-1900. No sabemos si ya acaecida el 25 de agosto en Weimar la muerte del filósofo, poeta y músico. No lo sabemos ahora. En Cenizas, una mujer de frente y cuántas posibilidades Él. (...) LABERINTO / MÁSCARA 63 LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019

7 El laberinto es el lugar del ritmo en el avanzar, constancia, alternancia, contraste, grietas encontradas que teatralicen la emisión vocal con un rotundo y específico, preciso y delicado motivo escénico y provoquen un enriquecimiento tonal cuando las emisiones –tesituras– se intensifican, quebrando la monotonía estilística o realista.

¡Desafinen, actrices, sálganse de su papel!, animaba, provocando atención, Vitez.

El aplazamiento del sentido precisa registros interesantes refiriéndose a textos y a la concepción de las figuras. Conviene no olvidarlo.

Bien es cierto que llegados a un punto sólo podemos jugar con lo definido, que puede modificarse, p.e., las tres notas del tránsito (Sonia).

¡Actores, no se os olvide nunca que ya se os vio navegar por las aguas torcidas. Ahora llega la definición!

Me atraen estas vidas ajenas de un modo tan anónimo No se puede negar que a mí me gusta todo, aunque no siempre

aquí en cambio sí podemos aproximarnos con precaución vivió y es probable que siga viviendo o viniendo a dormir aquélla, a la que llamamos la sacerdotisa. ¡Mírala, cómo baila!

8 LABERINTO-MÁSCARA Tiempo de la mitología Tiempo de agonía Tiempo de la muerte

/leyendo de Giorgio Colli El nacimiento de la filosofía se desprende/ Al mirarme en el espejo no fue mi rostro lo que vi reflejado, sino el mundo. Quien habla así es Dioniso. En ciertos documentos, papiros y tablillas órficos se le presenta entregado al azar de los dados. También como un niño con cuyos objetos o atributos, la pala y el peón, se entrega al juego. Si bien se dice que hay juego también en el modo en que Apolo se manifiesta a los hombres, “en las expresiones del arte y de la sabiduría”, percibimos una diferencia sustancial en la condición de este elemento lúdico en relación con los efectos dionisíacos, ya que el primero emplea signos que afectan al intelecto, a la palabra, mientras el otro juega en la inmediatez, es “espontaneidad animal que se goza y se acaba en la visibilidad”.

¿Y qué gracia tiene para vosotros vagar arrastrados por el laberinto , perdido el hilo y sin saber ni imi- tar el vuelo de los pájaros, ciegos ya a la luz de entrada y salida, sordos al ritmo interno de los pasos, al batir de las alas, a la sombra de las nubes que ocultan el rayo de luz que se adentra en la cueva donde 64 LABERINTO / MÁSCARA LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019

una piel de oso dada vuelta da cobijo al enjambre de abejas que ofrecen laboriosa su miel cuando Sirio –el perro de la niña silvestre columpiada a la fuerza en un sicomoro– ocupa su posición en el medio- día y la uva dobla la línea y comienza por fin a madurar?

Imitando sus pasos en recordada lección reconoce al monstruo del centro encerrado, tal vez su infinito semblante aprenda también a reconocer y espantar escondido bajo una sola máscara. Aunque innu- merables hombres aparecieron con la máscara del toro. Y yo, ¿quién soy yo y qué vengo ahora a decir si ahora ya nadie me escucha? ¿Dónde digo hacia den- tro que estoy? Retirarse en el momento justo forma parte del arte de conocer el valor de los hechos. ¿Aprender a morir dice entonces viene a ser reconocer el valor de comunidad y condición solitaria?

La forma no es volumen, sino densidad, giro. ¿O es que no reconocemos el valor De las figuras de don Alberto y os tienen que llenar el prado de bronce y sombra? AQUELLO TAN ELÉCTRICO una secuencia que baila es mito, si compone laberinto Y toca ese lugar de la psique en el que la presencia se revela, ¿podríamos decir Laberinto-hacia-la-muerte? Continuidad abierta, buscando la manera de abrir Una salida PARA UN NUEVO NACIMIENTO AHORA la salida es el lugar del giro Para el regreso. Y es ahí donde la representación real cesa y su efecto permanece Nueva entrada. Las figuras han danzado el mito de lo fragmentado, han paseado Su máscara por la muerte y portan un vigor del renacer, regresar, aligerar, ser. Sólo la búsqueda es cuenta, dice una voz común. ¿Es posible resolver el enigma, Desvelar el misterio como dicen que hizo Ésquilo con sus tragedias? ¿O no fue ésa La acusación? ¿De qué se trata cuando se dice QUÉ ES DESTRUIR EL LABERINTO?

Sin olvidar que cuando hablamos de LABERINTO -MÁSCARA conviene tener en cuenta que la di- ferencia entre Tiempo de la mitología, Tiempo de la agonía y Tiempo de la muerte nos ayuda a disolver falsas verdades sobre un terreno de la experiencia humana lejano, abandonado, casi olvidado, un mis- terio de la vida ante el que se despierta un anhelo de aproximación, en palabras mal citadas de Hen- riette Roland Holst, la importancia del giro de una muerte a una vida se traduce en el gesto de elevar los brazos, las manos. Y la pregunta es ¿cómo? Laberinto como experiencia común y singular. Siguen efectivamente otras preguntas indispensables, diremos. ¿Dónde se coloca cada solitario? ¿Qué hay en el centro misterioso del antro de baile? ¿No hay solu- ción, no hay salvación? ¿Hay rodeo, una sola pregunta certera, tres respuestas de conocimiento, las otras traen la ruina, hay giro, comportamiento?

Desaparición inesperada y relación con el engaño. Todo esto hay. Silencio y voz. La sencillez constituye el secreto de tal verdadero real secreto. Compleja sencillez.

9 LABERINTO-MÁSCARA EL GIRO en otros pagos llamado RESPIRACIÓN DE PEZ • LABERINTO / MÁSCARA 65

Máscara contra el gas venenoso (1915) reproducida en una tarjeta coleccionable en cajetillas del tabaco Gallaher. FRAGMENTO DE

VIDA: MÁSCARA LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019 Y LABERINTO

Sara Po

existe memoria genética, pues aún no hay nin- guna prueba histórica que demuestre que mejo- Cómo decirlo... Tenemos máscaras en ramos realmente. Es la sensación de que todo va a peor. No aprendemos. Suena un poco a cliché, el laberinto que es la vida. Paseamos pero cualquier aspecto encuentra su propio espejo. por laberintos en esa máscara que es la Se parece mucho a la película Brazil o a la novela vida. 1984, en cuanto a la re-escritura de la historia, con el fin que todos nos olvidemos del pasado ¡Abajo las máscaras y los laberintos!... pese a que para tragarnos el presente, fácilmente o no. Ins- pueden tener facetas lúdicas. pira tu presente, exhala tu pasado. Demasiado Últimamente no me sienta bien la vida. Tengo fácil. Y triste, a la vista de las últimas elecciones. dos hijos de dos padres diferentes en este labe- Hoy, mi máscara está triste, aunque sabe que ma- rinto; sigo buscando un trabajo sin máscara. ñana puede cambiar. El laberinto me agobia, aun- Cómo sera el desenlace de esta historia aún no lo que sabe que existen salidas. sé, pero si pensamos con frialdad, no hay ni ver- A por ellas y ellos. • dugos, ni víctimas, tan solo existen malas elec- ciones y realidades distorsionadas. Cada vez con más exigencias, sin disfrutar del tiempo, de los individuos; con las pantallas bien pegaditas a esas Os dejo con la canción máscaras, que en breve, ni tendrán cerebros, muy “Dis boy”, de Gurls y la voz de Emilie Nicolas. escondidos en el fondo. Pincha en la imagen de la Como ocurre desde que somos conscientes de que derecha para ver el vídeo 66 LABERINTO / MÁSCARA

Laberinto LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019 Dani Bernardo

Todo laberinto tiene una entrada. Como los orificios de bala. Algunos tienen salida... no recuerdo de qué hablaba. Las calles de la ciudad, Ah, sí. De laberintos. los picos de una sierra, pueden ser un laberinto Si vives en uno para perderse sin remisión. y no eres el minotauro Sólo hace falta un corazón sabrás lo que es vagar, con un laberinto de venas. ser un náufrago Donde se pierden sin mar. recuerdos, emociones, alegrías y penas. Ay, laberintos... Tienen trampas escondidas. Qué poco espacio. Estacas afiladas, Todo se extravía pasillos movedizos, en esta maraña de conexiones. techos que te aplastan, Intrincado e irresoluble, piedras que te caen encima. lleno de recovecos Más o menos... y circunvalaciones, como la vida. ha de ser el laberinto en el que me pierda.

Con infranqueables paredes de piedra. Con olor a podrido, lleno de moscas, de cadáveres perdidos. Un laberinto como el alma humana, pero menos retorcido. • LABERINTO / MÁSCARA 67

La máscara LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019 Andrea Heb

La máscara fresca –la que amanece– la que se mira al espejo y se reconoce y se ve más tersa que nunca cuando no se tiñe de cosmética.

Esa máscara, tan pura, tan de carne, tan de barro, tan nuestra y tan de nadie.

Una máscara laberíntica, que se mira y se pierde cuando busca defectos que no tiene, la máscara que cubre el cráneo; esa la calavera que una vez descubierta no muere, no se identifica; es una sin nombre.

En el fondo, somos el mismo trozo de hueso, la misma cal eterna.

• 68 LABERINTO / MÁSCARA

Máscara efímera,

LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019 laberinto permanente

Anna Babra

Máscara efímera en continuo cambio. Volutas grises con ADN propio. Volutas grises que se desvanecen entre tus dedos aunque cierres el puño hasta clavarte las uñas en la carne, aunque pretendas engañarlas, como quien no quiere la cosa, dejando entre tus dedos espacio entre el pulgar y el índice, para que se queden allí, rellenando el hueco.

Saben que no puedes retenerlas; y se cuelan anunciándose cerca del anular y el meñique como hilachas irónicas, riéndose de ti con una sonrisa que les place; también, como quien no quiere la cosa.

Laberinto, bucle circular indefinible, sin entrada, sin salida, terroríficamente envolvente tras su máscara.

Nadie ha definido el tiempo. Sólo alguien acertó a decir nunca te bañarás en el mismo río, aunque entres en él una vez y otra. ¿Pretendía Heráclito definir el tiempo? ¿No sería el cambio, el devenir...?

A los dioses pongo por testigo que he intentado bañarme en el mismo río en una noche cálida bajo tu mirada atenta, pero... tú tampoco eras el mismo. Tu máscara ya no reflejaba tu rostro. Quizá, habías cambiado tu ADN.

• LABERINTO / MÁSCARA 69

Laberinto lejano LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019 Lola Mendoza

Por esta geografía de cemento de escaleras rotas y gastadas, entro en el laberinto de imágenes de un lugar lejano, de tierra y colores.

Asoman las palmeras por los tejados de las casas, transversales los pies van buscando esa otra geografía del tren, casi vacío y quieto, dentro solo una mujer vestida de negro sus manos blancas sobre el regazo, mientras entra la luz por la ventanilla, un flash a convertido en negras sus manos y en blanco su vestido, su rostro cubierto por una máscara de colores estridentes que asusta a niños y , en sus ojos se refleja el niño del penacho de plumas, la muchacha indigena en el río, la carta abierta del amigo. la navaja en la solapa, mientras cae el membrete rojo sobre el cestillo vacío de pan de un lugar del mundo.

• 70 LABERINTO / MÁSCARA

[cuatro detenidos

LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019 por agredir a una mujer]

María Jesús Silva

todavía conserva la piel de cristal todavía siente las dieciséis manos sobre el cuerpo inmorales lascivas como gusanos adentrándose en los huecos todavía el sabor de la baba ácida fluyendo por el cuello hasta encontrar la lengua

su voluntad agotada como las ciervas que mugen su dolor ante un laberinto que conduce a la muerte entre las máscaras de la vida

• LABERINTO / MÁSCARA 71

Tras la puerta de salida LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019 A.GU.S.

el futuro huir del infierno seguir máscaras llevar máscaras ser perseguido por máscaras máscaras de venecia y de ultratumba máscaras de pesadillas dónde y quién soy películas de terror o un espejo fortalecido el recuerdo scream hanibal lecter cuándo fracasó la huida huir de un pasado catastrófico no llegar atrapada en el cruel laberinto de ayer máscaras reflejos ultratumba de venecia plan de huida: seguir el aroma la memoria usa perfume del olvido regala máscaras sitúa allí el espejo pozo de los deseos imán de desesperados

lo sitúa allí

allí en el punto más alejado de la puerta de salida • 72 LABERINTO / MÁSCARA

Entre máscaras LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019 Yessika María Rengifo Castillo

Entre máscaras se ha ido su rostro pálido, y frío.

Entre máscaras su vientre se pierde de mis manos, que la extrañan.

Entre máscaras sus ojos celestes se roban fragmentos, que trae el cielo.

Entre máscaras sus negros cabellos tiñen esa noche fría, que arrulla mis lágrimas.

Entre máscaras se rompe mi corazón las nubes se la han llevado, al arcoíris del sol. El laberinto

Aquella mañana fría, desperté pensando que regresaría en ese otoño que acarició mi alma. Han pasado seis años y no volvió. He llorado como un niño desconsolado en el laberinto que teje mi vida. La recuerdo como el primer día, que danzó en mi corazón.

¿Qué era el laberinto? El laberinto era la ausencia de sus manos con las mías. El laberinto era sus tristes ojos miel sin los míos. El laberinto era sus mejillas rosas sin mis labios. El laberinto era su vida sin la mía.

• LABERINTO / MÁSCARA 73

Laberinto y máscara LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019 Isis Gayo, la pitonisa gráfica (texto e ilustración)

Elijo Creta y enmascaro a la bestia. La cubro de una suave pátina de civilización. Sedienta de lujuria sin la tintura cultivada del amor. Pura desmesura y muerte. Después llegarán los códigos de los hombres que brotan del arte de la guerra. Y los dioses redentores y los filósofos griegos. La replegarán en si misma. Baluarte de mentiras. Todo es máscara para cubrir la senda salvaje. Pero ahí seguirá, aullando debajo, tomándolo todo, devorándolo todo. Sin concebir siquiera el respeto. Bella y terrible, perdida en el corazón de su laberinto. • 74 LABERINTO / MÁSCARA

RATS Ratas LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019

AmyJo Doh & The Spangles

See the little rats all running their races, running here and their to their different places Dirty little smiles on their little faces, all the same

See the little people in their little houses Funny little turn ups on their little trousers Doing what they can they’re always trying to arou- Mira las ratitas cómo corren seus, all the same Corren por aquí y allá a distintos sitios But we won’t play their game... Dirty little rats! Con sus sucias sonrisitas en sus caritas... Dirty little rats!... dirty little rats! todas iguales

Connected night and day onto their little computers Mira a la gente pequeña en sus casitas Connected every way into their little routers Con curiosos dobladillos en sus pantaloncitos Tried to be the same but it doesn’t suit us, Hacen lo que pueden, tratando siempre we’re not the same de excitarnos, todos iguales And we won’t play their game... dirty Little rats! pero ¡vamos a jugar su juego! ¡Ratitas sucias! Dirty Little rats... dirty Little rats! ¡Ratitas sucias! ¡Ratitas sucias!

And the rats are out tonight, Conectados día y noche a sus ordenadorcitos creeping around amidst your lack of light Conectados de cualquier manera a sus routercitos Close your eyes you’re gonna see them Tratamos de ser iguales, pero no nos va bien... Close your mind you’re gonna be them no somos iguales Hiding in the corners of your corners corner... Y no vamos a jugar su juego. ¡Ratitas sucias! They tried to warn ya, but it’s too late, here they ¡Ratitas sucias! ¡Ratitas sucias! come... and they’re right behind you!! See the little rats all running their races, Y las ratas salen de noche... y ven mejor que tú running here and their to their different places Cierra tus ojos y las verás Dirty little smiles on their little faces, Cierra tu mente y serás como ellas all the same... Se esconden en las esquinas de las esquina But we won’t play their game! Dirty little rats! de las esquinas (repeat...) Querían avisarte... pero ya es demasiado tarde... aquí vienen... ¡y están detrás de ti!

Mira las ratitas cómo corren Corren por aquí y allá a distintos sitios Sonrisitas sucias en sus caritas... todas iguales Pincha en la imagen de la derecha ¡Pero no jugaremos su juego! ¡Ratitas sucias! para ver el vídeo de Rats ¡Ratitas sucias! ¡Ratitas sucias! • LABERINTO / MÁSCARA 75

De máscaras y enigmas LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019 Alphaville Del disco “De máscaras y enigmas” (DRO, 1983)

Nadie pudo ver su auténtico rostro, nadie logró conocer su verdadera obsesión. Siempre tuvo puesta una última máscara que mantuviera la duda hasta el momento final, momento final... final... momento final... final...

Nunca derramó una sola lágrima, jamás dejó traslucir la más mínima emoción. Era el guardián del último enigma, nadie supo quién había bajo ese disfraz, bajo ese disfraz... disfraz... bajo ese disfraz... disfraz...

De máscaras y enigmas... de máscaras y enigmas... de máscaras y enigmas... de máscaras y enigmas... y enigmas... y enigmas...

Un extraño vacío en el lugar de los ojos, sin luz, sin brillo, sin vida, sin ninguna expresión. Unos labios de mármol, unas manos inertes, su cuerpo gris parecía apenas real, apenas real... real... apenas real... real...

Se esfumó una noche, se perdió en el silencio, alguien llegó a decir que todo fue una ilusión. Pero no pudo explicar por qué cada aniversario, ante la luna, las nubes dibujan un antifaz, dibujan un antifaz... antifaz... dibujan un antifaz... antifaz...

De máscaras y enigmas... de máscaras y enigmas... de máscaras y enigmas... de máscaras y enigmas... y enigmas... y enigmas... •

LABERINTO / MÁSCARA 77

No Soy Noruega (ilustración) / Zoto (guion) LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019

• 78 LABERINTO / MÁSCARA

Otras máscaras LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019 Javier Herrero

• LABERINTO / MÁSCARA 79

Te conozco... LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019 Calabaza Cósmica

• 80 LABERINTO / MÁSCARA

Ocurrencias vejatorias LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019 René Escalante

La primera vez que vi a un ser humano disfrazado de algún personaje ci- nematográfico y televisivo fue, para mí, en esa época, una lluvia de fan- tasía sin igual, recordando alguno de los programas de televisión de aquel tiempo: Fábrica de Sonrisas, El Show de los Muppets, Plaza Sésamo y cómo no, Odisea Burbujas. Pero realmente fue en unas grandes tiendas departamentales gringas en la Ciudad de México, donde comencé a advertir una suerte de universo paralelo que creó una fascinación desmedida LABERINTO / MÁSCARA 81 LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019 82 LABERINTO / MÁSCARA

y, por supuesto, una especie de atracción fatal respecto a los seres que encarnaban a esos perso- najes, y que habitaban debajo de esos disfraces. En su mayoría -me di cuenta después-, en el caso de México, eran enanos, en el caso de Estados Unidos, inmigrantes y, en el caso de Europa, lo

LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019 mismo, inmigrantes como yo. A decir verdad y resumiendo, un trabajo que solo hacían friquis y gente sin recursos, ya que ahí las propias tiendas les explotaban hasta límites insospechados. Así comencé la serie ocurrencias vejatorias, que para mí significa un viaje iniciático por los derroteros del imaginario expatriado, como método de supervivencia frente al rechazo social y las pocas oportunidades que se ofrece en el primer mundo, hoy erróneamente percibido como salvador de seres desprovistos de la suerte de haber nacido en un mundo de oportuni- dades. Como consecuencia de esa labor de investigación gráfica, retornó la parte de ilusión de aquellos recuerdos y comencé a crear mis propias reinterpretaciones de esos personajes que tanta in- fluencia han causado a lo largo de varias generaciones. Una de las particularidades que más me llamaron la atención al respecto era que la manufac- tura de dichas caracterizaciones, siempre dejaba mucho que desear en la calidad y el con- cepto. Y, por ello, también he querido permanecer fiel a esa esencia a la hora de la elaboración de las máscaras. El trasfondo de este proyecto, sin lugar a dudas, es socio-político -incluso algunos políticos "ca- rismáticos" han tenido cabida en esos atavíos-, y resume de manera muy interesante cómo se nos LABERINTO / MÁSCARA 83

lava el cerebro, a tal grado que extrapolamos, con toda naturalidad, maniobras de gente maca- bra que nos hace daño de verdad, a los términos de "simpática mascota" digna de ponernos su cara de vez en cuando, la mayoría de las veces con sorna, pero es interesante advertir ese halo de

contradicción incluso en nuestros propios pensamientos internos. LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019 84 LABERINTO / MÁSCARA LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019 LABERINTO / MÁSCARA 85 LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019

• 86 LABERINTO / MÁSCARA

sin título LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019 Elena Garnelo

• LABERINTO / MÁSCARA 87

Máscaras LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019 Javier Álvarez Sánchez 88 LABERINTO / MÁSCARA LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019 LABERINTO / MÁSCARA 89 LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019 90 LABERINTO / MÁSCARA LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019 LABERINTO / MÁSCARA 91 LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019

• 92 LABERINTO / MÁSCARA

Escafandra

LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019 (Máscara)

Isabel Arroyo

• LABERINTO / MÁSCARA 93

Sobre el terreno

(Laberinto) LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019

Isabel Arroyo

• 94 LABERINTO / MÁSCARA

Grafeikti 31 LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019 Javier Herrero

• LABERINTO / MÁSCARA 95

Grafeikti 32 LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019 Javier Herrero

• 96 LABERINTO / MÁSCARA LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019 LABERINTO / MÁSCARA 97 LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019 98 LABERINTO / MÁSCARA LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019 LABERINTO / MÁSCARA 99 LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019 100 LABERINTO / MÁSCARA LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019 LABERINTO / MÁSCARA 101 LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019 102 LABERINTO / MÁSCARA LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019 LABERINTO / MÁSCARA 103 LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019 104 LABERINTO / MÁSCARA LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019 Ana Grandal Microsexo Tercer título de la Trilogía Destroyer (Amargord Ediciones, 2019)

María Jesús Silva Paseo de invierno en Finlandia Con obra plástica de Antonio Alcázar (El Sastre de Apollinaire, 2019) 106 LABERINTO / MÁSCARA LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019

Ilustración: Javier Herrero • LABERINTO / MÁSCARA 107

MIRIAM CAHN TODO ES IGUALMENTE IMPORTANTE

Exposición en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía Hasta el 14 de octubre de 2019 LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019

La cautivadora sorpresa que esta exposición me ha provocado es paralela la filosofía de esta artista suiza, Miriam Cahn, de quien se presenta una amplia retrospectiva en el Museo Reina Sofía de Madrid. Como apunta: “un árbol es igual de importante que una bomba atómica, los pensamientos igual de importantes que los sentimientos”. Desde los dibujos más espontáneos hasta los cuadros más acabados o los conjuntos de obras que forman dis- tintas instalaciones son igualmente arrolladoras por su poder expresivo, ya sean óleos como simples lápices sobre papel. Los tamaños de las obras son en conjunto descomunales. Enormes dibujos que tapizan paredes enteras o conjuntos de muchos más pequeños para cubrir todo el arco visual. La violencia y la muerte, la sexualidad y la naturaleza se hacen presentes en esta colección que abarca toda su carrera artística, desde sus inicios en la década de los 70 hasta la actualidad.

Feminista declarada y activista, su obra ofrece una mirada in- tensa sobre el cuerpo femenino con marcadas referencias a los genitales que aparecen entre rostros difusos y multitudes amorfas, un “posicionamiento que va de la mano a un acercamiento sensible al mundo que desmantela ciertos modos y jerar- quías que dominan la tradición del arte occidental”. Aunque, según apunta la nota de la expo- sición, “más allá de representar cuerpos, es el cuerpo de la propia Cahn, con su edad, condiciones físicas, psíquicas y anímicas, el que se pone a pruea en el trabajo artístico”. Una obra que recorre toda la vida de la artista y pasa desde sus primeros cuadernos en carboncillo a las pinturas de colores intensos, fulgurantes; un paseo por un trabajo artístico brutal que transmite riadas de energía, pese a que muchas obras fueron hechas en vertical cuando una dolencia en la co- lumna vertebral le impedía dibujar al carbón sobre el suelo. “Si el arte es político –piensa Cahn– no es solo por lo que puede exponer, sino por su poder de hacer que nos expongamos ante él”. • 108 RESEÑAS

FESTIVAL PARAÍSO 2019 MÚSICA ELECTRÓNICA Y OTRAS ARTES

Campus de la Universidad Complutense de Madrid 14 y 15 de junio de 2019 LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019

Reseña: Vero Fierro y Marta Domerq

Este año Paraíso cumplió su segunda edición y fuimos partícipes de un encuentro que, sin ninguna duda, se está posicionando con nota en el mapa de la electrónica del país. Después del éxito de su primera edición, este segundo encuentro no se queda atrás. El festival nos deleitó con una inmensa variedad de grupos innovadores, que juegan con el género de la forma más creativa. Como la edición pasada, los campos de rugbi del Campus de la Com- plutense de Madrid, con un aforo de 15.000 personas, congregaron grandes nombres de la escena musical internacional, como Chvrches, Charlotte Gainsbourg, John Talabot, Cerrone, Laurent Garnier, Kalabresse, IAMDDB, Nicola Cruz, Rhye, Superorganism, por citar solo unos pocos. Además, este año contó con un escenario adi- cional para dar cabida a proyectos y DJ locales. Sumado a la propuesta musical, el festival ha contado con una variada oferta gastronómica (con opciones para veganos y celíacos), instalaciones de arte y perfor- mances integradas en el recinto, varias zonas de des- canso y un espacio para gamers. Todo con una organización muy estudiada y un sistema de pago con pulseras cashless para ahorrarse colas (muy eficaz).

VIERNES. Empezamos la jornada temprano, con la apertura de puertas a las 17:00 h., y todavía podemos ver a los productores corriendo por los campos de rugbi ultimando detalles. El espacio va cobrando vida a me- dida que cae el sol y suenan las primeras actuaciones. En el escenario Manifesto by Absolut, que está apartado de la explanada central, empiezan a sonar los primeros beats. La DJ de Uganda Kampire juega con sus raíces africanas en sus sesiones, ha- ciéndonos bailar al son polirítmico de su tierra. Este escenario, con un ambiente más íntimo, rodeado de árboles, acoge a varios DJs que integran el folclore en sus composiciones. Las her- manas portorriqueñas Mula combinan reggeaton y bases caribeñas. Mientras, Nicola Cruz in- daga en sus raíces sudamericanas con sonidos ancestrales. Se enciende el escenario principal. La zona vip, en un montículo, tiene vistas privilegiadas. Ma- ribou State con su mezcla de pop electrónico con influencias funk nos hace bailar esos beats tan pegadizos que caracterizan a la banda. A lo lejos se oyen nuevos ritmos electrónicos en el tercer escenario: Club. Es una carpa circular que envuelve el sonido y genera un ambiente totalmente diferente. Es una catarsis colectiva. Jacques Greene nos invita a conectarnos con nuestras emo- ciones y experimentar un sentimiento liberador a través de la música. Después actúa la neo- LABERINTO / MÁSCARA 109 LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019

yorquina IAMDDB que nos deja boquiabiertos con su desparpajo en el escenario, su flow y su descaro. Ya es noche cerrada y la multitud se aglutina en torno al escenario Paraíso expectantes ante el próximo concierto: el gran Cerrone. El Dj y productor francés nos ofrece un es- pectáculo de lujo, con unos visuales hipnotizantes a ritmo disco setentero y con el in- creíble acompañamiento vocal de Barbara Tucker, que se gana al público desde la primera canción, tratando de comunicarse con un simpático spanglish improvisado.

SÁBADO. Esta jornada llegamos un poco más tarde, cuando en el escenario principal suena la actuación de Superorganism, con un set fresco, divertido y muy colorido. Mien- tras tanto, bajo la carpa del escenario Club, la irlandesa Or:la nos envuelve con una cascada (literal), de breakbeats. Con una concentración absoluta y una técnica impecable Orlagh Dooley es capaz de llevar a su audiencia a donde quiera... el viaje acaba de empezar. En el escenario Manifesto el público baila con el suizo Kalabrese, que nos deleita con una sesión hipnotizante con mezclas inimaginables que nos llevan a lugares donde no había- mos estado antes. Folk, soul y electrónica son la seña de identidad de Sacha Winkler. Antes de seguir, hacemos una parada técnica con la variada oferta de los food track que se organizan en torno al área de descanso. Una refrescante cerveza es la mejor opción para tomar aliento antes de continuar con la aventura electrónica. Channel Tres ya están listos en Paraíso para sorprendernos con un show en el que el house se mezcla con el are&b y las coreografías de los bailarines de Sheldon Young nos dejan boquiabiertas. El californiano no decepciona y con su simpatía y descaro se gana a la masa desde el primer tema. Cae la noche y el público se prepara para recibir al grupo Canadiense Rhye. Teníamos muchas ganas de ver el directo de esta banda, que nos cautiva con la sensualidad y delicadeza de cada tema, guiado por la voz suave y ambigua de Mike Milosh. Y, por fin, la gran esperada Charlotte Gainsbourg, que nos sorprende con una escenografía mi- nimalista y elegante y un directo envolvente y poderoso. Gainsbourg, sugerente y discreta, des- prende una timidez que sobrecoge. Hasta aquí eswta muy resumida crónica de la segunda edición del festival Paraíso en Madrid (ha tenido tanto que daría para mucho más), que se confirma definitivamente como uno de los re- ferentes de la escena electrónica del país y que esperamos repetir en muchas más ediciones. • 110 RESEÑAS

THOMAS TRYON EL OTRO

The other. Traducción de Olalla García Impedimenta, 2019 LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019

Recuerdo la tremenda impresión que me produjo cuando era bastante jovencito la visión de la película que se filmó basándose en este libro. Robert Mulligan adaptó para el cine en 1972 la novela escrita por Thomas Tryon (1926-1991) tan solo un año antes. Un libro que también sorprendió al afamado Stephen King y le animó a convertirse en escritor, sobre todo, de nove- las de terror. La película quizá ha pasado desapercibida por muchos amantes del género, pero el libro se convirtió en un best-seller de inmediato. El otro es un relato deslumbrante por la delicada sucesión de acontecimientos. En el verano de 1935, en un tranquilo pue- ble de Nueva Inglaterra están sucediendo una serie de acon- tecimientos trágicos que nadie es capaz de explicar ya que, aunque pareciendo accidentes, su elevada frecuencia resulta sospechosa. Al margen de cualquier drama, Holland y su hermano gemelo Niles disfrutan de su vida infantil con sus juegos en el campo y en la granja. Aunque ambos tienen una peculiaridad: son capaces de leerse mutuamente el pen- samiento uno a otro. Sus juegos telepáticos dejan en evi- dencia la diferencia de carácter de los gemelos. Mientras Holland es sarcástico e introvertido, Niles se muestra agra- dable y generoso, despertando afectos y recelos entre quie- nes les rodean, que se muestran más cercans a uno que a otro. El otro es una de esas historias de las que no se pueden con- tar demasiados detalles a riesgo de destripar la emoción que llega a transmitir. Aunque sí es importante destacar la at- mósfera bucólica que parece alejarse de cualquier novela (o película) de terror, a excepción, quizá, de otra obra maestra, Picnic en Hangin Rock, escrita por Joan Lindsay en 1967 y también publicada en Impedimenta. En El otro parece no pasar nada, pero, poco a poco, el terror más inesperado, psicológico y esca- lofriante va haciéndose presente en la historia. Un ambiente acogedor, veraniego y como de fes- tivo juego de niños se acaba convirtiendo en oscuro, sobrecogedor y siniestro. Una historia con dos angelicales e inquietantes niños que acaba convirtiéndose en una pesadilla que se convierte en un joya del género, llena de poesía y tremendamente diferente a lo habitual. Además de la atractiva novela de Tyron, tensa, lírica, obsesiva, diabólica... que es perfecta para pasar muy buenos-malos ratos con su lectura, no puedo dejar de reivindicar esa otra pequeña obra maestra que fue la adaptación cinematográfica de Mulligan, fiel a la narración y con el mérito de lograr el mismo difícil paisaje emocional, la misma atmósfera tensa y misma la sorpresa in- esperada del libro. • LABERINTO / MÁSCARA 111

AMPARO ARRÓSPIDE VALLE TIÉTAR

El sastre de Apollinaire, 2019 LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019

Reseña: Norma Sturniolo (Extracto de la presentación en el Castillo de la Adrada, en mayo 2019)

Cuenta la autora que vivió siete años en el Valle del Tiétar; cabe pensar que han sido muchos más. El imaginario de este libro abarca desde la protohistoria hasta el año 2035, como nos hace ver en una divertida Toponimia inconclusa. Viajar a lo largo de Valle Tiétar es encontrarnos con la imaginación, el humor, la pasión, el deseo, la voracidad lectora que se trasluce en sus pági- nas y la memoria literaria que otorga la lucidez de recordar que también existe lo que no se nombra. Palabras, frases y oraciones están grávidas de sugerencias. Hay un gusto por el juego, un espíritu que une la profundidad propia del que se interroga por la existencia y el ánimo lú- dico del niño. Se juega con el tiempo y los objetos, la tipografía y los sonidos. Se mezclan los tiempos, enhebrando pasado, presente y futuro. Hay un juego con el espacio propio de la poesía visual (pero no emplearé términos técnicos ya que prefiero hablar como lectora felizmente sorprendida). Es grato evocar el sonido de las personas y de las cosas como el ruido del lápiz al escribir sobre papel. Papel que afortunadamente todavía existe, pero no así en 2026 en Valle Tiétar. En ese mundo fascinante la poesía es soberana y todos los re- cursos retóricos conviven, desde los más antiguos hasta los más actuales. Valle Tiétar nos contagia ese amor por la pala- bra que demuestra Amparo Arróspide. Además, es fácil entrar en el juego que nos propone este gozoso poemario. Por ejemplo, leyendo su Inventario inconcluso pensé que me gustaría estar a la sombra de una de las once higueras sem- bradas por santo, conocer el armario zahorí o mejorar mi es- tado con la amansadora existencial. Nos seducen las imaginarias asociaciones, las acciones aparentemente inverosímiles. Otras veces, nos conmueven como en: Sale a la calle hablando a solas / la mujer que escribe cartas a la luna o en: Los pasos calzan huellas ateridas/ el horizonte de las manos/ las otras vidas del susurro/ el haz de leña pobre/ donde calentar las horas:/ las dos, las tres, las cuatro….//¿Pertenecer a quién? ¿Permanecer? En ese juego temporal entre pasado, presente y futuro hay muchos rasgos de humor. También alusiones a la más rabiosa actualidad, como diría un periodista sin intención de ser creativo. Arróspide dice las mujeres y su amor de terciopelo y uno imagina la amorosa mirada, acariciante como el terciopelo sobre las pobres gentes, esa mirada que aúna la risa y la conmiseración: Nuestras acciones no cotizan ni en el karma/ mano sobre mano las dos prójimas/ pirateando wifi/ se alquilavende se alquilavende se alquilavende/ se cosecha plástico en el fondo del mar. Pedro Salinas hablaba del lenguaje que hemos heredado, las palabras que usamos y han sido de otros y recomendaba que lo legásemos a las generaciones venideras con dignidad y belleza: esto es lo que hace Amparo Arróspide; hay que leer libros como el suyo. • 112 RESEÑAS LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019

LUCA GUADAGNINO LARS VON TRIER SUSPIRIA LA CASA DE JACK EEUU / Italia, 2018. 152 minutos Francia/Suecia/Alemania/Dinamarca, Diamond Films / Cameo, 2019 2018. 155 minutos Golem / Cameo, 2019 En los años setenta un director italiano se hizo muy popular con su película Suspiria (1977). Dario Argento se basó parcialmente en un ensayo de Thomas de Quincey (Suspiria de profundis) y logró un extraño clásico de terror, a medio camino entre lo sobrenatural y el gore, con elementos visuales y formales muy novedosos, un uso del color vibrante y una música po derosa de Nadie puede dudar que Lars vor Trier es uno Goblin. Una cinta de de los últimos genios del cine. Cada película culto que, como no podía suya pasa por el filtro de la crítica y del pú- ser de otra manera, tiena blico sembrando la mayor parte de las veces hoy su revisión, alarde- océanos de polémica. Sus propuestas tienen ando de todos esos aspec- siempre una voluntad artística que sortea los tos una vez más. Luca géneros estilísticos y se nutre de infinidad de Guadagnino dirige este influencias. Su última cinta es un canto a la remake delicioso, creativo violencia, un revulsivo al mal del que viven y brutal. La historia hablea de una bailarina tantas películas e historias y lo hace convir- que llega a Berlín y entra a formar parte de tiéndolo casi en un ensayo sobre la dicotomía una deseada y acreditada compañía de baile bien-mal, en una obra de arte visual y en una formada exclusivamente por mujeres. Lo que reflexión sobre su propia filmografía. Quizás en un principio parece solo una escuela de se entretiene demasiado en algunas secuencias danza esconde algo mucho más siniestro. Las o busca deliberadamente provocar la náusea. interpretaciones cuentan con una espectacular Pero, si no lo hiciera así, no sería quien es. La y fría Tilda Swinton y el protagonismo de provocación llega hasta el extremo de ofrecer Dakota Johnson. En la música tampoco se a Bruno Ganz en su última actuación antes queda atrás y Guadagnino ha pedido la mú- de morir el papel de Virgilio para conducir al sica nada menos que a Thom Yorke, voca- protagonista, el asesino Jack (Matt Dillon), lista y compositor de Radiohead. El resultado en un periplo por los mismísimos infiernos, es impactante, delirante y fascinante. • como si del mismísimo Dante se tratara. • LABERINTO / MÁSCARA 113 LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019

NIÑO DE ELCHE JAMBINAI COLOMBIANA ONDA Sony Music, 2019 Bella Union, 2019

El más irreverente de todos los músicos. El No es común escuchar música procedente de más ortodoxo de todos los artistas. Después Corea del Sur, y mucho menos con la pres- de revolucionar el cante flamenco con su An- tancia y la propuesta de este trío llamado tología del Cante Flamento Heterodoxo (2018), Jambinai. Lejos de esa dulce y suave música Francisco Contreras Molina, más conocido tradicional que muchos identifican con el como Niño de Elche se lanza a una nueva yoga y la meditación, Onda es post-rock, rui- aventura que rompe géneros, que rompe esti- dismo y tiene la potencia del metal, sin que los, que rompe modas... vamos, que lo rompe por ello deje de escucharse en sus extrañas todo. Colombiana es un viaje de ida y vuelta, melodías la tradición sonora del país oriental. de la España del flamenco a la América de la Onda significa Ven en coreano y como el sen- cumbia, la guajira y la milonga. Pero si su- tido español de la palabra (ola) la música de ponen que lo que hace Niño de Elche es uno Jambinai oscila arriba y abajo con las intensas de esos mix de culturas biensonantes tan de moda modulaciones que aportan los instrumentos en lo que viene en llamarse músicas del mundo, que utilizan: el piri (un oboe de bambú), el está bien equivocado. Su irrefrenable creativi- haegeum (algo parecido a un violín con arco) o dad no nos ofrece flamenco con recuerdos de el geomungo (una cítara coreana), que unidos a sones latinoamericanos ni canciones de aque- la batería y al bajo crean un trabajo dinámico llos pagos cantadas con im postación flamenca y rítmico como pocos, con gran componente (de eso ya hay mucho). No. Lo que crea Niño orgánico, terrícola, como erupciones volcáni- de Elche es algo diferente, es nuevo, no es ar- cas, tormentas eléctricas o mareas vivas. Las queología sonora, sino anticipación musical. voces aportan un misterio y una evocación Lo que crea es música del futuro, es , ¿quién que suena a grito desesperado... por la tierra, sabe?, el flamenco que se avecina. • “que está en grave dolor”. • 114 LABERINTO / MÁSCARA

LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019 NÚMEROS ATRASADOS No te quedes sin ningún número de LA IGNORANCIA. Pincha sobre el número que desees y descárgatelo ¡GRATIS!

0 Dosier: CERO / enero-febrero 2015 / 96 páginas 1 Dosier: ESPEJO / marzo-abril 2015 / 96 páginas 2 Dosier: SUEÑOS / mayo-junio 2015 / 112 páginas 3 Dosier: FRONTERAS / julio-agosto 2015 / 104 páginas 4 Dosier: CH / septiembre-octubre 2015 / 112 páginas 5-6 Dosier: JUEGO / noviembre-diciembre 2015 / 112 páginas 7 Dosier: SIETE / enero-febrero 2016 / 112 páginas 8 Dosier: BOSQUE / marzo-abril 2016 / 108 páginas 9 Dosier: INCONCLUSO / mayo-junio 2016 / 104 páginas 10 Dosier: AZAR / julio-agosto 2016 / 104 páginas 11 Dosier: SOMBRA / septiembre-octubre 2016 / 104 páginas 12 Dosier: OCÉANO / noviembre-diciembre 2016 / 100 páginas 13 Dosier: DUDA / enero-febrero 2017 / 80 páginas 14 Dosier: BESTIARIO / marzo-abril 2017 / 112 páginas 15 Dosier: INSTANTE / mayo-junio 2017 / 106 páginas 16 Dosier: RUIDO / Verano 2017 / 108 páginas 17 Dosier: DESNUDO / Otoño 2017 / 104 páginas 18 Dosier: HUMO / Invierno 2017-2018 / 128 páginas 19 Dosier: AUTORRETRATO / Primavera 2018 / 106 páginas 20 Dosier: LIBRE / Verano 2018 / 112 páginas 21 Dosier: MAPAS / Otoño 2018 / 106 páginas 22 Dosier: AGUA / Invierno 2018-19 / 112 páginas Imagen: The surprise, óleo LABERINTO / MÁSCARA 115 de George Bernard O’Neill. Wolverhampton Art Gallery (Inglaterra) LA IGNORANCIA XXIII / Primavera 2019

recórcholis / interj. córcholis córcholis / interj. eufem. caramba caramba / interj. eufem. U. para expresar extrañeza o enfado

Los colaboradores de LA IGNORANCIA eligieron entre los temas menos votados a lo largo de la historia de la revista. De ellos, el que menos votos tuvo fue RECÓRCHOLIS y es este, por lógica, el que se convierte en el tema del siguiente número. El plazo acaba el día del equinnocio de otoño: 23 de septiembre de 2019 a las 09:50 h (07:50 UTC) www.laignoranciacrea.com

Fotos: Javier Herrero y Antonio Pastora LA IGNORANCIAESPECIAL PARA EL Nº23 / PRIMAVERA 2019 MONOGRÁFICO MIRAI KOBAYASHI 2 LA IGNORANCIA PRIMAVERA 2019 MONOGRÁFICO MIRAI KOBAYASHI

Para mirar el arte de Mirai Kobayashi Francisco Cordero Morganti Doctor en Comunicación Audiovisual

Reseñar en unas páginas la obra de Mirai Kobayashi es una tarea des- proporcionada, siendo este el caso de un artista que inicia su produc- ción en la primera adolescencia y continua sin apenas interrupciones hasta la actualidad (en la que frisa la cuarentena de edad), en un tra- bajo constante que refleja una continuidad de estilo, de método, y de compromiso estético. No obstante, ofreceremos una idea global de su pintura valiéndonos de una pertinente respuesta dada por Kobayashi a una pregunta nada inocente que le formularon en una ocasión: «¿crees que la vida tiene sentidos?», le interrogaron, a lo que contestó: «no, la vida no tiene ningún sentido». A primera vista, se podría pensar que su declaración se corresponde con la abstracción que exponen pinturas como la de la derecha:

Pintura. Pintura. Pintura No obstante, otra posible interpretación pasa por situar tal respuesta en la panorámica del encuentro entre oriente y occidente que preside todo el arte de nuestro artista hispano-japones. En occidente, asociamos figu- ración con sentido, y abstracción con su ausencia. Esto se debe a que la figuración, a diferencia del abstracto, obedece a la misma corresponden- cia que se da en el lenguaje entre significante/significado, donde el sig- nificante (o la palabra) viene a ser el título del cuadro, y el significado es la representación artística que se da a ese significante. De esta manera, por citar ejemplos, el legendario pintor griego Parrasios, o Zurbarán, o Gior- gio Morandi han dado en sus representaciones de los bodegones domés- ticos distintos significados al significante “naturaleza muerta”. LA IGNORANCIA PRIMAVERA 2019 3 MONOGRÁFICO MIRAI KOBAYASHI

En el arte abstracto en cambio, y siempre en la esfera de la cultura oc- genes de las esencias, que, por su perfección, no pueden ser observa- cidental, el significado (o la obra) se aleja de su relación con el signi- das por una visión ordinaria que no esté versada en un método gene- ficante y presenta una imagen descontextualizada de cualquier ral de investigación. De esta manera, las imágenes esenciales son referente reconocible por el espectador. La imagen de un cuadro abs- resultado de una contemplación (o teoría, en griego) que ve más allá de tracto es, si empleamos términos lógicos, un axioma (que en el anti- las distracciones sensoriales, lo que, cerrando el círculo, arroja la con- guo griego significa “autoridad”, en el sentido de ser una verdad que clusión (moral si se quiere) de que la filosofía debe informar al arte no necesita demostración), pero estético, es decir, una proposición vi- sobre el ideal de sus formas y temáticas. sual que se presenta como merecedora de atención por sí misma, al En contraposición a este argumento, Mirai Kobayashi reclama abier- margen de toda función representativa. De esta manera los axiomas tamente las imágenes debidas a su arte como representantes de una estéticos constituyen imágenes válidas de por sí; son principios a la realidad esencial, pero –y aquí aparece la aportación oriental en su par que fines (pueden ser los primeros de una serie por venir o ser úni- aprendizaje de la metafísica occidental– tal realidad no se opone a otra cos en su estilo); en términos físicos, diríamos que estamos ante mun- accidental, mundana o no esencial. Si la división entre esencia y apa- dos visuales, cuya materia también tiene, como la materia ordinaria, riencia sustenta todo discurso metafísico, la pintura abstracta de Ko- propiedades atractivas para el ojo que los mira dado su estilo peculiar, bayashi empero es refractaria a cualquier menoscabo de las apariencias que en el caso de Kobayashi está fuertemente influido por la ancestral visuales, y aporta una tolerancia casi religiosa, por medio de la cual se técnica de la escritura artística japonesa, en la que la palabra pintada deduce que, una esencia constituida mediante lo visual, no produce es liberada, o absuelta, de su deber de significar algo y cobra en sí necesariamente un contrario suyo desvirtuado en simple apariencia: la misma un valor estético. esencia de sus imágenes es libre de su señorío sobre los fenómenos, En la obra de Mirai Kobayashi los clichés se rompen, y podemos apre- que pueden ser fundamentales si están debidamente aislados del con- ciar en la misma una figuración de imágenes primordiales, un realismo junto y valorados por sí mismos. de los orígenes, constituido gracias al parecido de dos culturas radical- Este es el fruto estético de Kobayashi: lograr que sus imágenes sean mente dispares entre sí, como son la occidental y la oriental. En el na- plenamente autosuficientes en su sentido, en su mundo, el cual tiene turalismo japones se pueden apreciar elementos de una abstracción elementos de otros mundos abstractos, donde se nos expone una opo- contenida, mientras que la abstracción occidental contemporánea refleja sición radical entre lo denso y lo fluido de sus materiales, la homoge- una superación del realismo, pero manteniéndolo en su estructura. neidad y la disparidad de sus formas, la concreción del trazo de los Esta unidad encontrada se debe, como no puede ser de otra manera, a grafos y la disolución de las tintas, o entre el protagonismo de las fi- un amplio diálogo entre los ideales estéticos de estas dos culturas de guras y el no menor protagonismo del fondo, diáfano y continuo, sobre referencia. La conversación entre dos tradiciones tan diferentes se sos- el que aquellas se recortan. tiene gracias a una fijación por ir a su raíz y contrastar semejanzas y Esta empresa es llevada a cabo mediante una entrega decidida a la in- discrepancias de calado. Este trabajo opera con una herramienta con- vestigación plástica frente a cualquier obstáculo que la vida común ceptual, en este caso puramente occidental, que Kobayashi adopta y pueda oponer (que por desgracia son muchos en el caso de aquella o utiliza sin ambages para acometer su exploración: tal utensilio es la aquel que quiera, de verdad, vivir por amor al arte). Obstáculo sería, metafísica. Viene muy bien el chiste que maneja nuestro artista para por poner un ejemplo que habla mucho de la entrega de este artista, ilustrar la siempre tensa relación de la metafísica y la pintura abstracta, vivir en su Japón natal, donde goza de un reconocido prestigio y éxito que en este caso podríamos entender como dos gallos en un mismo profesional, lejos de una de sus auténticas moradas: el museo del Prado; gallinero. En esta broma, se nos cuenta que Platón exclama: «me mo- o hallarse lejos de la discusión conceptual occidental sobre el propio lestan los pintores porque me fastidian la idea»; a lo que responde el pin- arte, la filosofía, y, por qué no, la política, pues, a pesar de que una tor abstracto: «me molesta la idea porque nos toca lo visual». Buscando la tarea semejante requiere un necesario aislamiento del mundanal ruido, pureza del estilo en la abstracción, Kobayashi se encuentra con la es- una obra artística, por muy abstracta que sea, no deja de mostrar el tética platónica (la dominante en la historia del arte occidental), según deseo de comunicar directamente con los demás; una comunicación la cual, la idea es una imagen que describe con precisión una deter- clara y radical que, en este caso, presenta la abstracción pictórica como minada realidad a la que se llega gracias a una mirada entrenada, capaz una síntesis de una realidad prolífica frente a la abstracción omisiva de de ver más allá (meta) de la apariencia, o de aquellas cosas que pode- un mundo estandarizado, en cuyo seno la obra de Kobayashi irrumpe mos ver “a simple” vista. La metafísica es el discurso que produce imá- con la violencia armoniosa de la obra de arte.  4 LA IGNORANCIA PRIMAVERA 2019 MONOGRÁFICO MIRAI KOBAYASHI LA IGNORANCIA PRIMAVERA 2019 5 MONOGRÁFICO MIRAI KOBAYASHI 6 LA IGNORANCIA PRIMAVERA 2019 MONOGRÁFICO MIRAI KOBAYASHI LA IGNORANCIA PRIMAVERA 2019 7 MONOGRÁFICO MIRAI KOBAYASHI

Insectos El Desconsciente de Nicho Frágiles libélulas engastadas en artesanía tradicional baten sus élitros de hilo provocando aires ambarinos que endulzan los espacios de la emoción con aromas de amaneceres azules. 8 LA IGNORANCIA PRIMAVERA 2019 MONOGRÁFICO MIRAI KOBAYASHI

Un pequeño dinosaurio emerge de la profundidad de la charca para engullir una efímera, que incita con su baile aéreo a despegarse hasta de la materia, aunque aún no sabe que está a punto de conseguirlo. LA IGNORANCIA PRIMAVERA 2019 9 MONOGRÁFICO MIRAI KOBAYASHI

Un negro moscardón zumba girando sobre sus pretéritas deposiciones como olisqueando los restos enquistados de un pasado que se siente impulso para abandonar las suciedades de las ideas. 10 LA IGNORANCIA PRIMAVERA 2019 MONOGRÁFICO MIRAI KOBAYASHI

Las manos tiemblan con palpitaciones oscuras cuando la voz se atrevió a saludar con el pensamiento a unos y a otros en un tranquilo espacio lleno de siluetas borrosas de laboriosas hormigas LA IGNORANCIA PRIMAVERA 2019 11 MONOGRÁFICO MIRAI KOBAYASHI

Blanco y negro sobre fondo oscuro, oscilante entre un error y una certeza, con líneas nítidas trufadas de dorados interludios como el cuerpo de una avispa punzante y enamorada de los colores 12 LA IGNORANCIA PRIMAVERA 2019 MONOGRÁFICO MIRAI KOBAYASHI

Como un reloj tictaqueante que girara al revés, la araña hilaba su tela en dirección contraria para atrapar antiguos sabores, pasados manjares y anteriores exquisiteces. LA IGNORANCIA PRIMAVERA 2019 13 MONOGRÁFICO MIRAI KOBAYASHI

Los tirabuzones de colores crearon filigranas espúreas; la sed de los saltamontes aridó los terruños; el desprecio de los cálidos aires asoló las primaveras; un temblor alucinado dio paso a un nuevo día. 14 LA IGNORANCIA PRIMAVERA 2019 MONOGRÁFICO MIRAI KOBAYASHI

Las luminiscentes señales de aquellas noctámbulas libélulas confundieron a los menos avezados en los oscuros espacios de los humedales estivales y, así, retumbaron los suelos como si quisieran remarcar las vestimentas y los pulsos del planeta. LA IGNORANCIA PRIMAVERA 2019 15 MONOGRÁFICO MIRAI KOBAYASHI

MIRAI KOBAYASHI

Mirai Kobayashi, japonés de segunda generación criado durante toda su vida en España, reflexiona sobre su propia identidad y se encuentra con la pregunta y búsqueda existencial del ser. Esta búsqueda conti- nua se refleja en todas sus obras. Su pintura mezcla el mundo oriental y occidental y abre una nueva vía hacia la expresión sobre el pensamiento plástico. El autor se basa en la observación y el análisis que ofrecen las diferencias culturales, la En sus obras, el autor propone rescatar de las tradiciones el pan de oro caligrafía oriental y el pensamiento, técnicas y teoría plástica y estética como fondo y traerlo como ente en primer plano, dando una frecuen- desarrolladas en Occidente. cia diferente que refleja paralelamente la luz como reflejo y poner en segundo plano el abismo, que es el abismo mismo de la existencia. «El concepto de Arte engendrado en Occidente se retroalimenta del conte- nido filosófico que genera la cultura para representarlo de forma plástica. Por otro lado, Oriente, y en este caso Japón, tuvo una vía alternativa a la pintura, una herramienta que podía interferir directamente sobre el concepto y así contribuir a la búsqueda ontológica del ser mediante la es- tética. El arte de la caligrafía tiene un vasto conocimiento sobre la discip- llina, el movimiento y el sentimiento estético que genera este movimiento, ya que los conceptos se asocian con valores y esos valores generan un tipo de sentimiento al individuo que ve el mundo de forma emocional. Para aprovechar todos los sentimientos asociados se necesita entender y sentir el significado del ideograma y estar integrado en la atmósfera (historia, Mirai Kobayashi nació en Mito, Japón, en 1978. cultura, idioma) que genera ese tipo de pensamiento». Desde 1979 reside en Madrid. Entre 1987 y 2000 realiza estudios de arte en la Academia de Pintura Kobayashi es pintor desde muy temprana edad y dedica su vida a la in- Estudio Arte 13. También realiza un taller de grabado con Joan Bar- vestigación para y por el arte, usando su ser como vehículo de trans- bará en la Fundación Joan Miró (2001, Palma de Mallorca). misión de la dualidad que genera su mera existencia. Los panes Además, durante el año 2000 lleva a cabo estudios de pintura china metálicos como color son una característica de su última pintura. con el maestro Li Chi Pang (Madrid); en 2003, en la Escuela de ce- rámica Moncloa (Madrid), y en 2002 un curso de Profundización de «La elección de colores se puede asociar con la frecuencia que emana cada pintura Japonesa. sentimiento. Los colores tienen una característica similar a la de los tonos Tiene obra expuesta en colecciones permanentes en el Museo Mayte musicales, al igual que existen acordes musicales, existen acordes o combina- Spínola (Jaén) y el Museo Jorge Rando (Málaga), y ha realizado mul- ciones de colores. Para expresar un nuevo sentimiento, hay que encontrar un titud de exposiciones individuales y colectivas en distintas ciudades, nuevo acorde o una forma diferente de color que pueda albergar un nuevo sobre todo, en Tokio y en Madrid. pensamiento. En la pintura japonesa, el pan de oro o de plata se usa como fondo y representa la nobleza o lo divino como se usaba en Occidente». www.miraik.com www.laignoranciacrea.com

ESPECIAL PARA EL Nº23 / PRIMAVERA 2019 LA IGNORANCIA MONOGRÁFICO