Els Orero I Els Saura
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ELS ORERO I ELS SAURA Concha Saura Company Cronista Oficial de Alfara de la Baronia abril 2018 1ª parte: El Pare Orero Voy a hablar sobre un personaje que forma parte, por derecho propio, de la historia de Alfara. Su amor por su pueblo, su esfuerzo, su estatura intelectual permiten reconocer a quien engrandeció a nuestro pueblo y lo prestigió. Es loable el esfuerzo de las autoridades locales y quienes a ellas se unen en el compromiso de mantener y dar a conocer nuestro propio acervo cultural. La historia de Alfara de la Baronia, como corresponde a un pueblo milenario, es larga, con avatares que sucedían a la vez que el pueblo iba evolucionando acorde con los tiempos. Su historia se escribe con páginas de luz y también de sombras. La forman quienes año tras año, siglo tras siglo, fueron construyendo aquí su vida, y quienes desde otros lugares hicieron de su raíz alfarense un orgullo y un compromiso con su tierra. Es por ello necesario contextualizar época y personaje para tener una idea cabal de todo conocimiento. Rindo desde estas páginas mi humilde y sincero homenaje a todos quienes, desde la localidad o desde fuera, amaron a Alfara; todos han sido necesarios para conformar nuestro pueblo que hoy se descubre con afán de seguir el esfuerzo del camino de la vida. Antes de iniciar la exposición del presente trabajo deseo manifestar que el Pare Orero es tío bisabuelo por línea paterna de esta autora. La información proviene del aporte oral y del aporte documental, analizado y contrastado. Finalizo el artículo con la relación de quienes han ayudado en los datos así como con la consulta bibliográfica y archivística realizada. FRANCISCO ORERO BAYO nació en Alfara de la Baronia el día 10 de mayo de 1846 según consta en su partida de bautismo (Archivo Parroquial). Era hijo de labrador, ocupación que constituyó a lo largo de los siglos el principal medio de subsistencia local. Así pues, desde niño conoció el esfuerzo por lograr una buena cosecha, el trabajo diario del labrador que en el estío se levantaba con el alba para regresar al llegar el sol del mediodía, el duro invierno a la espera de que el tiempo se mostrara benevolente, los momentos en que la exuberante tierra pedía agua para ofrecer, luego, sus cosechas. A los diez años ingresó en el Seminario Conciliar de Segorbe, y durante los cursos académicos de 1856 a 1866 cursó cuatro años de Latinidad y Humanidades, tres de Filosofía y tres de Teología. Obtuvo la nota de Benemeritus en primero y segundo de Latinidad y Meritissimus en todos los demás cursos. Continuó sus estudios en el Seminario de Valencia donde cursó cuarto y quinto de Sagrada Teología, obteniendo la calificación de Meritissimus en ambos. El 11 de agosto de 1870, a los veinticuatro años de edad, manifiesta al señor Arzobispo de Valencia sus deseos de recibir el sagrado orden del Presbiteriado y suplica que en las próximas témporas de san Mateo se digne admitirle a la recepción de dicha orden, previas las diligencias necesarias. Una de las necesarias diligencias era el informe, ante el cura de Alfara, su localidad, de tres vecinos quienes, después de haber jurado y prometido decir verdad, dicen: “Que conocen a don Francisco Orero Bayo, que es hijo legítimo y de legítimo matrimonio nacido y como tal lo han visto criar y educar; que no les consta padezca algún accidente o enfermedad que habitualmente o en ciertos tiempos le prive el uso expedito de sus potencias, sentidos o miembros; que no saben ni han oído decir que este haya sido infamado de algún pecado público o escandaloso; que creen que la vida del pretendiente al Presbiteriado es conforme al orden que desea recibir; y que lo tienen por virtuoso, recogido, honesto, pacífico, de buena vida y costumbres, que ha frecuentado los Santos Sacramentos y dado continuas pruebas de vocación verdadera al estado sacerdotal.” Como sacerdote y según consta en el libro de Vicente Cárcel Ortí ejerció el ministerio en las parroquias de Beniferri, Alfara de la Baronia y Albal. En los datos que obran en los archivos parroquiales de Alfara y de Algimia también consta que ejerció como Cura Regente en ambas parroquias. En octubre de 1877 el Arzobispo de Valencia, doctor don Antolín Monescillo, hacía saber que, deseando atender al mejor servicio espiritual de sus amados diocesanos, determinaba celebrar Concurso general de oposición para proveer los curatos vacantes; las calificaciones y todas las demás operaciones serían practicadas conforme a la letra y al espíritu del Santo Concilio de Trento. Una de las vacantes a proveer era la parroquia de Nuestra Señora de los Ángeles, de Albal. A estas oposiciones acudiría Francisco. Realizadas las oposiciones el 5 de septiembre de 1878 se publica esta disposición: “Provisión de curatos.- Por el Ministerio de Gracia y Justicia se ha comunicado a S.E.I. el Arzobispo mi Señor con fecha 19 de Agosto último, y recibida con la de 3 del actual, la Real orden siguiente: -Excmo. Sr. El Rey (q. D. G.) se ha dignado prestar su soberana aprobación a las propuestas elevadas por V. E. para la provisión de Curatos vacantes en esa Diócesis, y nombrar a los sujetos que ocupan el primer lugar de las ternas, en la forma siguiente (…) de Nuestra Señora de los Ángeles, de Albal, a don Francisco Orero y Bayo”. De su actividad en Albal queda el testimonio de la construcción de la Capilla de la Comunión y su fama de ser buen cura. En el Altar de la Capilla de la Comunión de la iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles, de Albal, se aprecian indicios que lo relacionan con el Altar Mayor de la Iglesia de San Agustín, Obispo, de Alfara, de estilo neoclásico puro, que serviría de inspiración a este sacerdote alfarense. En ambos pervive un concepto muy académico en su estilo. En Albal vivía con su hermana Francisca que casó con Andrés Alonso Ferrara, secretario del Ayuntamiento de la localidad, y al ingresar en la orden franciscana pasó a residir en Valencia donde tenía cercana la Facultad de Teología en la que ejerció como profesor. En 1889 decidió ingresar en la orden franciscana. El día 7 de septiembre, día de la Bajada de la Patrona de Alfara del citado año, vistió el hábito de San Francisco. Realizó el noviciado en el convento del Santo Espíritu del Monte, Gilet. Nuevamente cercano a su querido pueblo. El 8 de septiembre, día de Nuestra Señora de los Afligidos, Patrona de Alfara, hizo la profesión temporal y tres años más tarde, en el mismo día y mes (8 de septiembre) la solemne. El Padre Francisco deseó recordar en todos los acontecimientos destacados en su larga trayectoria cultural y religiosa a su pueblo natal y a su Patrona. A continuación les presento un documento que forma parte de mi archivo particular. Constituye la presentación de su tesis doctoral, en el cual repite ese recuerdo lleno de amor y respeto hacia su pueblo natal. La tesis doctoral fue expuesta obteniendo la máxima calificación académica. El documento está escrito en latín por lo que, a continuación, incorporo su traducción. Buen conocedor de la lengua latina, como atestiguan los libros y artículos que escribió, todos en latín y de los cuales tienen completa referencia en mi libro Crònica, fue profesor de los seminarios de Segorbe y de Valencia, en el seminario de Valencia fue profesor de Teología Moral durante diecisiete años, lector de Teología dogmática en su Orden durante más de veinte años y formó parte del colegio de doctores de la Facultad de Teología de la Universidad Pontificia. Fue Examinador Prosinodial, miembro del Consejo de Vigilancia contra el modernismo. Este Consejo estaba formado por tres eclesiásticos destacados de la Curia. Fue definidor provincial, maestro de novicios y asiduo colaborador de la revista de la Orden Franciscana Acción Antoniana. Su libro Programa de Teología Moral, 1920, Valencia, fue manual de estudio en la carrera sacerdotal. Nunca se desvinculó de Alfara donde residían sus padres, su hermano Ramón y sobrinos. Su padre dispuso dar carrera eclesiástica a un hijo, el Pare Orero, dedicar otro al cuidado de la hacienda familiar, y que los demás varones cursaran carreras universitarias en la Universidad de Valencia decantándose por los estudios de medicina y derecho. Recuérdese que estamos hablando de Alfara en el siglo XIX y principios del XX. Como hemos visto el año 1890 marca un giro decisivo en su vida eclesiástica. Ingresa en la orden franciscana y se dedica a la enseñanza. Y este giro de sacerdote rural a fraile franciscano es peculiar. Se comprende si tenemos en cuenta que era un sacerdote rural y sencillo y, a la vez, poseedor de una gran cultura. Era una manera de evitar mayores nombramientos y encaminarse definitivamente a su vocación de consagrar su vida al estudio y al recogimiento de la vida conventual como fraile franciscano. Acompañó a su vida religiosa su profundo amor por Alfara donde era frecuente verlo hasta los últimos años de su vida. Fue vital su gestión para adquirir la Fuente de Àrguinas. En la década de 1980, cuando actualizaron algunos nombres de las calles de la localidad, el alcalde, Armando Fito, vino a mi casa a hablar con mi padre y mi madre. Con su habitual campechanía y como el buen alcalde que fue les dijo: “Anem a posar el carrer que va a la papera el nom de Carrer Font d’Àrguines, tindria que ser Carrer del Pare Orero perquè va fer molt pera què puguerem comprar la Font als seus amos; també vos dic que anem a posar al carrer de davant el lletrero de Carrer de la Ferreria perquè al tío Saura (mi abuelo) tots els llauraors li estem molt agraïts”.