1 Para seguir la evolución histórica EL MARQUESADO DE VILLENA EN del Marquesado de Villena consúl­ tense las obras de PRETEL MA­ LA EDAD MEDIA. RÍN, A., RODRÍGUEZ LLOPIS, M. El señorío de Villena en el siglo XIV, Albacete, 1998, PRETEL GEOGRAFÍA HISTÓRICA MARÍN, A., Chinchilla medieval, Albacete, 1992, LÓPEZ SERRA­ NO, A., Yecla, una villa del señorío Jorge Ortuño Molina de Villena. Siglos XIII-XVI, Mur­ cia, 1997. 2 POUNDS, N.J.G., Geografía his• tórica de Europa, Barcelona, 2000, pág. 16. El antiguo Marquesado de Ville­ condiciones con las que se encontraron, na abarcaba un vasto espacio que com­ al tiempo que ellos mismos ayudaron a prendía parte de las actuales provincias transformar el paisaje en aras a hacer más de Murcia, Alicante, Albacete y Cuenca. sencilla su existencia diaria. El medio es En total, más de 13.500 Kms2 que po­ el escenario físico en el que viven las drían coincidir con la extensión de algu­ personas e influye sobre el asentamiento, na de nuestras provincias actuales como el transporte, la comunicación y la agri­ Jaén o Granada, y que durante la Baja cultura2. Dependiendo de la organiza­ Edad Media, siglos XIII-XV, llegó a con­ ción social, del desarrollo tecnológico de vertirse en el señorío mas extenso de todo la misma y de las condiciones del medio Castilla1. Se trataba, pues, de un gran se produce una civilización que tiene en espacio que englobaba una disparidad de estos elementos interrelaciones que no se paisajes, suelos y vegetación que lo con­ pueden estudiar por separado ya que cada vertían en una gran fuente de riqueza y una condiciona a la otra. El tamaño de la capaz de cubrir buena parte de sus nece­ población influye de manera constante sidades recurriendo a su propio territorio. sobre el medio y la tecnología pues su Además, la existencia de numerosas incremento puede provocar la escasez y municipios, algunos de ellos con consi­ al mismo tiempo estimular la inventiva derable entidad como Chinchilla, Ville­ tecnológica. La tecnología puede permi­ na, Garcimuñoz o Alarcón, hacían del tir el crecimiento demográfico, y el me­ señorío un bien muy apetecido por todos dio puede hacer imposible todo tipo de los señores que ocuparon su puesto en el avance. No se debe olvidar que hasta bien antiguo estado de Villena. entrada la modernidad el hombre ha esta­ La motivación de este trabajo se do expuesto al medio y a sus adversida­ traduce en desvelar en qué marco se de­ des, sin capacidad importante para modi­ sarrolló el vivir de las gentes del Quinien­ ficarlo en lo sustancial, por lo que es tos que poblaron estas tierras y que tuvie­ necesario su conocimiento para desvelar ron que adaptarse a algunas de las duras los problemas y las soluciones que adop-

59 3 TELLO, E., "La formación histó­ ta la comunidad y entender su asenta­ de suelos que permiten la cobertura arbó­ rica de los paisajes agrarios medite­ rráneos: una aproximación coevo- miento. El paisaje existe en la medida en rea en sus vertientes, dando un toque de lutiva" en Historia Agraria, n° 19 que alguien lo mira y lo interpreta en aras verdor al paisaje de dichas zonas. Son (1999), pág. 197. 4 PEÑA MONNÉ, J.L., El relieve, de conseguir un beneficio de él y, al tierras en las que no falta la leña gracias Geografía de España, vol. 3, Ma­ mismo tiempo, el medio que observamos a la existencia de montes que dan ese drid, 1991, págs. 130 y ss. 5 Tan sólo Villena parece destacarse es un espejo de todas las sociedades que aspecto áspero y montuoso que nos relata de su entorno. En este período la han tenido su asentamiento dejando hue­ la relación efectuada por mandato de situación era diferente pues había poca leña ya que era una tierra muy llas a través de los flujos de energía y Felipe II. El pino y la encina están presen­ trillada debido a la acción humana, materiales extraídos, de los impactos y tes en todas estas elevaciones y de una rescatando pequeñas zonas con al­ gunos pinos donceles y alguna que residuos resultantes de su procesamien­ manera copiosa durante los siglos XV y otra carrasca. Tampoco había caza. to, y de la selección entre especies exis­ XVI5. Junto a ellos encontramos la típica CEBRIÁN ABELLÁN, A.; CANO VALERO, J., Relaciones Topográ­ tentes o introducidas en el medio por la flora mediterránea de bosque bajo, como ficas del reino de Murcia, Murcia, intervención humana, voluntaria o invo­ son los matorrales de lentisco, romero y 1992, pág 344. Sin embargo, José 3 María SOLER GARCÍA es de la luntariamente . abundantes matas de esparto, conocidas opinión de que la relación está adul­ como atochas. No es fortuito que se co­ terada pues en la relación de Villena de Tomás López en 1755 el pinar en I. El rostro del señorío nociese durante la dominación romana Villena alcanzaba a un 7% del tér­ esta parte de la península como el Cam- mino. En 1780 la Sierra del Pinar se 6 llamaba así por la cantidad de pinos Las tierras más meridionales del pusSpartharius . La existencia de la pro­ que se podían hallaren dicha sierra. tección forestal permitía la cría de abun­ Más aún si tenemos en cuenta que marquesado eran por el SE las de las las villas vecinas sí afirman tener poblaciones alicantinas de Villena y Sax, dantes alimañas en estas tierras y que buenos montes y abundante caza. podrían sorprendernos ante la escasez de {La relación de Villena de ¡575, las murcianas de Yecla y Jumilla, y por el Alicante, 1974, págs. 116 y 117). sur las albaceteñas de Hellín y Tobarra. las mismas en la actualidad. Así, se nom­ 6 Veáse acerca del topónimo el artí­ Todas ellas están inmersas en las estriba­ bran cabras montesas, lobos, hurones, culo de Javier GARCÍA DEL TORO ciones de las cordilleras béticas, en la tejones, venados, junto a los sempiternos "Carthago Spartaria. Estudio histó­ 7 rico arqueológico de la industria denominada Unidad Prebética de la zona conejos, liebres y perdices . Por tanto, espartera en la Prehistoria y Edad una abundante flora y fauna que contri­ Antigua en el Sureste" en Murgeta- externa de dicha cordillera. Se trata, por na, n° 58 (1980), págs. 23-46. tanto, de un terreno abrupto pero que no buían a crear ese espacio áspero que se 7 CEBRIÁN ABELLÁN, A.; tenía a fines de la Edad Media de dichas CANO VALERO., J., Op.cit., pág. alcanza la categoría de territorio monta­ 366 (referente a Yecla, aunque si­ ñoso, propiamente dicho. La existencia tierras. milar descripción hallamos en He- llín) de amplios valles convive con destaca­ Las villas suelen estar situadas en das sierras que no alcanzan alturas supe­ las faldas de pequeños cerros coronados riores a los 1.300 metros (Sierra de Sali­ por fortalezas que controlan el paso por nas, Sierra del Carche, Sierra del Buey, los valles que las circundan. Tal vez ésta Sierra de los Donceles, Sierra de las Que­ sea una de las principales características bradas, de las Cabras...) al tiempo que de estas poblaciones, pues su situación abundan los cerros y motas con alturas de estratégica les hace ser señoras y dueñas 800 metros. Todas destacan por su mode­ de las comunicaciones con las tierras 4 lado kárstico y la existencia, por tanto, vecinas, debido a las dificultades relati-

60 vas de las comunicaciones por lo mon­ que permiten el control del valle que 8 Puede seguirse la buena descrip­ 8 ción que hace Abelardo MERINO tuoso del terreno . Por tierras de Hellín se sirve de vía de comunicación con otras ÁLVAREZ de estas tierras del alti­ hacía obligatorio el paso para ir desde el poblaciones, y que en toda esta parte plano murciano en su obra Geogra­ fía Histórica de la Provincia de centro de Castilla al reino murciano, que­ tenían especial importancia ya que se Murcia, Madrid, 1915 (edición en dando regulado el paso por el puerto trataba de la raya con el reino de Valen­ offset por la Academia Alfonso X el Sabio, Murcia, 1981, págs. 204- conocido como de la Mala Mujer y cuyo cia. La vegetación era típica mediterrá­ 206). tránsito responde ya desde época roma­ nea, abundando en estas localidades la 9 CARMONA GONZÁLEZ, A., "Las vías de comunicación en épo­ na, consolidada por los musulmanes, tal encina, el pino y el monte bajo, destacan­ ca árabe" en Los caminos de la y como se deduce del itinerario de Al do en todos los municipios la abundancia región de Murcia. Función históri• 9 ca y rentabilidad socioeconómica, Idrisi . Las comunicaciones entre Yecla de madera que denotaba el verdor de los GONZALEZ BLANCO, A. (dir.), y Jumilla quedaban establecidas por el montes algo alejados de las villas. Lobos, Murcia, 1989, págs. 156-157. 10 GARCÍA ANTÓN, J., "Las rutas puerto de Hernán García, y Yecla era zorros, conejos, perdices y venados se­ de Todmir" en Los caminos de la desde época visigoda un puntal funda­ guían estando presentes en estas tierras. región de Murcia..., pág. 147. Tam­ bién Villena era un paso fundamen­ mental en el tránsito de las comunicacio­ Las comunicaciones entre Alman­ tal en esta época pues la comunica­ 10 nes entre Orihuela y Toledo , solventan­ sa y Jorquera se veían entorpecidas por ción entre Orihuela y Valencia se efectuaba por el paso natural del do las dificultades montañosas de la Pila, una serie de sierras, como la del Mugrón valle del Vinalopó. El Carche y Salinas. Para comunicar que en esta época se conocía como Meca, 11 "Porque por ser camino de carros e no aver otro por do se pueda yr a Castilla y Valencia por la parte meridio­ en las tierras de Alpera, y que es bastante Origuela e Alicante a Valençia, por nal se hacía necesario su tránsito por abrupta, destacando el pico del Molatón ser las comarcas del reyno de Va­ 11 lençia montuosas e no poderse ca­ Villena y el puerto de Biar . en la sierra de Higueruela. Todas estas minar con carros si no es por esta Al norte de estas poblaciones y en sierras presentan una dirección NE-SW, çiudad". CEBRIÁN ABELLLÁN, A., CANO VALERO, J., Op.cit., la parte más oriental del señorío se en­ por lo que toda dirección NW-SE se veía pág. 343. cuentran los municipios de Almansa, complicada por dichas unidades monta­ Alcalá del Río (posteriormente conocida ñosas. En cambio, el contacto de todas como del Júcar), Jorquera y Ves. El terre­ estas tierras con el interior manchego se no sigue siendo muy similar pues se trata realizaban por terrenos llanos y dere­ de las estribaciones del sistema prebéti- chos, por lo que estaban muy bien conec­ co, como anteriormente notamos, abun­ tadas con Chinchilla y las demás villas dando las sierras y montes de notable del señorío. Las conexiones entre Jor­ envergadura pero que conviven con am­ quera y Alcalá del Río eran sumamente plios y suaves valles donde se asientan fáciles, igual que con Carcelén, Mahora o los municipios. El terreno tanto en Al- Villamalea, aldeas de su jurisdicción. La mansa como en Jorquera no se puede disposición de los valles era precisamen­ calificar como montañoso, al igual que te lo que les convertía en verdaderos dijimos para Yecla, Villena, Jumilla, corredores naturales para penetrar en las Hellín y Tobarra. No se trata de localida­ llanuras litorales de Valencia. El corre­ des situadas en la sierra sino que se en­ dor de Almansa permitía acceder a las cuentran en montes de pequeña estatura tierras valencianas de Mogente, Játiva,

61 12 SIMÓN GARCÍA, J.L., "Estruc­ Alcira y llegar incluso hasta la capital puerto de acceso al mismo. turas defensivas en el Corredor de Al mansa" en // Congreso de Histo­ desde el interior de La Mancha, de ahí su La villa de Ves se encuentra asen­ ria de Albacete, Albacete, 2002, continua habitación por parte del hombre tada sobre un terreno muy peñascoso, págs. 31-42. 13 CEBRIÁN ABELLÁN, A.; desde la Antigüedad y los innumerables tierra quebrada y áspera por encontrarse CANO VALERO, J., Op.cit., pág. castillos establecidos en él para controlar en la ribera del Júcar. En este tramo el 34. 12 14 Ibídem, pág. 35. el territorio . modelado del río sobre las calizas de las 15 Es fácil encontrar mención a la En un plano distinto de localiza- sierras provoca un paisaje violento y de miseria de aquellas tierras, que se veían cada vez más despobladas a ción a lo anterior se encuentran las villas grandes peñas afiladas, encima de una de favor del llano, tal como le ocurría de Alcalá y Ves. En estas zonas sí que las las cuales se encuentra la villa de Ves. La a la propia Alcalá del Júcar, o a Carcelén, situada al sur de aquélla. localidades se encuentran en terreno mayor parte del término está formado por montañoso y áspero, en pleno corazón de derrubios fluviales y sierras que provo­ las sierras. Son las villas más al norte por can grandes barrancos y agras ramblas. A el sector oriental, al tiempo que límites ello se une que por el mismo término del señorío frente al reino de Valencia. también se introduce el río Cabriel, que al La villa de Alcalá se encuentra en una hoz igual que el Júcar, actúa sobre las calizas que hace el Júcar, que por estas tierras se con su fuerza erosiva dando lugar a her­ encuentra encajado entre altas paredes de mosos parajes pero de difícil hábitat para caliza. La leña era abundante por lo que las comunidades humanas que encuen­ se autoabastecían con lo que podían obte­ tran muchos problemas para roturar las ner de los montes. Sin embargo, la falta tierras15. A cambio, los abundantes pina­ de suelo para cultivar fue uno de los res, romerales, madroñeros, sabinares y principales problemas con los que se otros tipos de monte bajo permitían la debían enfrentar sus habitantes13. Las co­ existencia de abundantes recursos selvá­ municaciones con Ves y Jorquera no ticos. La acción del hombre, por el con­ resultaban dificultosas, pero si se hacían trario, había dado lugar a que la caza a través del curso del río las dificultades fuese escasa, ya que tanto venados como crecían. Mientras que con las tierras al cabras montesas apenas persistían debi­ norte de Alcalá el terreno se suavizaba y do a la captura continuada de las mismas permitía la existencia de suelos para cul­ durante largo tiempo de presencia huma­ tivo, las tierras al sur eran todo montaña, na en dichas tierras. y los contactos con Carcelén se veían Abandonando los límites orienta­ dificultados pues el camino es aspero y les del señorío comenzamos a adentrar­ malo, que no pueden ir carros si no es por 14 nos en el corazón del mismo. Conforme grandes rocas . La entrada a Valencia nos alejamos de la raya fronteriza hacia por tierras de Requena era una de las occidente la primera sensación que se principales ventajas de este lugar, pues experimenta es la de amplitud del espa­ tan sólo se encontraba la frontera a tres cio visible. Cada vez comprobamos como leguas convirtiéndose en un importante las montañas se van distanciando en el

62 espacio y va ganando terreno una suave de Manya, vocablo árabe que viene a 16 MERINO ÁLVAREZ, A., Op.cit., 19 págs. 28-29. ondulación del paisaje. Colindante con significar lugar elevado, meseta . La 17 PRETEL MARÍN, A., "En torno todos los municipios citados anterior­ verdadera Mancha castellana es una enor­ al concepto y límites de un topóni­ mo olvidado: la Mancha de Mon- mente se encontraba el inmenso alfoz de me llanura que se extiende por el sector tearagón" en / Congreso de historia Chinchilla. El nombre de Chinchilla va meridional de la depresión del Tajo hasta de Albacete, Albacete, 1984, págs. 272-273. acompañado del adjetivo de Monteara- llegar al Campo de Montiel y Sierra 18 "La muy antigua ciudad de Chin- gón. Aunque este epíteto se conoce ya en Morena. Está rodeada por los Montes de chilla de quien se da relación se intitula Chinchilla de Montes de la documentación castellana del siglo XIII Toledo, Sierra Morena, inicio del Prebé- Aragón porque esta fundada en vn ha resultado difícil precisar con exactitud tico por la parte oriental y el Sistema cabeço al fin y cabo de vna montaña que viene desde çerca de Valencia y el espacio al que se refiere, pues los Ibérico (serranía de Cuenca) por el NE. fenece en el lugar donde esta funda­ primeros documentos parecen señalar El señorío de Villena se extendió por la da esta çiudad de Chinchilla." CE- BRIÁN ABELLÁN, A.; CANO como Montearagón a todo el espacio parte oriental y central de La Mancha, VALERO, J., Op.cit.., pág. 114 existente en la provincia de Albacete, donde podemos encontrar una gran pla­ 19 SÁNCHEZ SÁNCHEZ, J., Geo­ grafía de Albacete, Vol. 1, Albace­ mientras que Merino Álvarez lo utilizó nicie, merced, en parte, a las acumulacio­ te, 1982, pág. 35 para describir las tierras de la Cora de nes fluviales de los ríos Rus, Záncara y 20 PEÑA MONNÉ, J.L., Op.cit., 16 págs. 81-83. Tudmir . Pretel Marín considera, por el Cigüela, provenientes de la Cordillera 21 Belmonte se consideraba como el contrario, que el concepto de Monteara­ Ibérica meridional. El sector más oriental fin de la sierra de Cuenca y comien­ zo de La Mancha. ZARCO CUE­ gón hacía mención eminentemente a tie­ comprende los valles de Júcar y Cabriel, VAS, J., Relaciones de pueblos del rras manchegas y meseteñas, y que su que ya hemos tenido ocasión de analizar obispado de Cuenca, edición de Dimas Pérez Ramírez, Cuenca 1983, origen en el siglo XIII se produce por la y comprobar las gargantas producidas pág. 179 ocupación simultánea de castellanos y por la erosión en la caliza, además de las valencianos de las antiguas tierras mu­ terrazas, plataformas y mesas que han sulmanas17. El propio concejo chinchilla- producido ambos ríos. Los llanos albace- no, en la relación de 1575, afirma la tenses están formados, en parte, por zo­ ubicación de las estribaciones de las sie­ nas de acumulación de abanicos aluvia­ rras valencianas para definirse como de les pleistocenos procedentes de Montiel, Montearagón18. No es vano este aspecto, y por las formaciones de dunas parabóli­ porque resulta realmente importante su cas, modeladas a partir de las arenas de significado, pues supone la apertura ha­ las llanuras aluviales del Júcar20. cia el corazón de la meseta castellana. El asentamiento humano en di­ Desde Chinchilla, en un extremo norte, y cho territorio era considerable, como lo las Peñas de San Pedro, en el otro al sur, demuestra la existencia de los concejos se controla el acceso al levante desde el de Chinchilla, Albacete, La Roda, San interior, o viceversa, puesto que suponen Clemente, , Santa María del los últimos enclaves montañosos antes Campo, La Alberca... hasta Belmonte21, de adentrarse en la provincia de Albacete y se trataba, en realidad, del corazón del desde el Levante. La inmensa llanura que señorío de Villena. Chinchilla esta situa­ aparece es la que bien valió el apelativo da sobre un monte que domina toda la

63 22 En dicha llanura no había otra llanura albaceteña. Su amplio alfoz por el ban como yeguas, corrían tanto que no cosa sino espartales y atochares, con algunos pocos romeros y alia­ sur y por el este responde a las caracterís­ avia caballo que las alcangase y para gas y coscoja. Biblioteca Nacional ticas anotadas en los pueblos analizados aventarlas de los panes de los señores de (en adelante BN). Manuscritos (en adelante Mss.), 7.298, fol. 119. (Re­ anteriormente, ya que está inmersa esa ellos se ponían en paradas con caballos laciones geográficas de Tomás Ló­ parte en la unidad Prebética. Sin embar­ y galgos que otros perros no las podían pez. Chinchilla) 23 Archivo Histórico Provincial de go, las tierras situadas al norte y oeste de alançar y de esta manera las aventauan Albacete (AHPA), Municipios, li­ Chinchilla son completamente llanas22. que matar no podían por su ligereza26. Es bro 26. Acuerdo municipal de 18- enero-1484, fols. 166-166v. Precisamente, la existencia de esos mon­ una muestra clara de la acción del hom­ 24 BN. Mss., 7.298, fol. 119v. tes era lo que garantizaba el suministro de bre en el modelar del espacio, pues es 25 CEBRIÁN ABELLÁN, A.; CANO VALERO, J., Op.cit., pág. madera a la localidad (encinas, pinos, posible que la pérdida de esta especie se 239 monte bajo). La fuerte presión del hom­ debiera a la modificación del hábitat de 26 Ibídem, pág. 119. 27 ZARCO CUEVAS, J., Op.cit., bre había llevado a una situación crítica dichos animales (reducción del bosque, pág. 180. la situación de la masa forestal en la roturación y parcelación de tierras...) 23 comarca . La falta de masa arbórea de Abandonando la espectacular ta­ gran porte se suplía con la existencia de bla que supone la tierra de Albacete y la romeros, salvia y tomillo. También, pa­ Roda, continuando en nuestro viaje hacia 24 rece que abundaba la mata de regaliz. el oeste, nos adentramos en tierras de San Este paisaje se extendía por tierras de Clemente, Santa María del Campo, La Albacete y La Roda, donde las montañas Alberca... sin abandonar La Mancha. La no tienen lugar y el matorral era el dueño tierra sigue careciendo de sierras y es absoluto. La existencia de tierra rasa no plana aunque con suaves ondulaciones. fue obstáculo para que a principios del Las Pedroñeras y ya mues­ 25 XVI aún quedase algo de bosque , que tran un término algo más quebrado en el fue pronto talado para dar lugar a las sur y están marcando, al mismo tiempo, tierras de cultivo, ya que se trata de tierras el final del marquesado por ese sector. fértiles cuando se les proporciona el ade­ Belmonte es el último gran municipio cuado suministro de agua. La ausencia de por el oeste del señorío y, aunque se refugio para la fauna daba lugar a la encuentra en tierra llana, las ondulacio­ presencia, tan sólo, de animales de porte nes del paisaje cada vez se hacen más pequeño como la perdiz y el conejo. acusadas y el terreno se vuelve más pe­ Curiosa es la mención a un animal, ya dregoso. De hecho, Belmonte posee las extinguido, conocido como encebra. Se más importantes canteras de piedra, tanto trataba de vna especie de salvajina [...] caliza como de yeso, de la comarca27. Tan que no la a avido en toda España sino sólo Belmonte poseía suficiente masa aquí [...] que abia muchas y tantas que forestal como para abastecer a la villa; el destruyan los panes y sembrados. Son a resto de los municipios se encontraban manera de yeguas cenizosas de color de desprotegidos ante cualquier inclemen­ pelo de rata, vn poco mohínas. Relincha• cia, tanto por la ausencia de montes como

64 del bosque. La fuerte presión humana ral, otra hacia Montealegre y Yecla para 28 Ibídem, pág. 412. 29 ARIAS, G., Repertorio de cami­ había obligado a la roturación de buena introducirse en tierras alicantinas por me­ nos de la Hispania romana, Cádiz, parte del espacio, y así en , La dio de los valles y otro ramal que comu­ 1987, págs. 371-373 30 Uno de los muchos valores que Alberca o San Clemente la mayoría de la nicaba por el interior con Valencia apro­ encontramos en el señorío de Ville­ tierra estaba parcelada. El Provencio se vechando el corredor de Almansa29. Di­ na radica precisamente en su posi­ ción estratégica entre Murcia y la encontraba con la dificultad de que el cho camino fue utilizado en la Edad Media Corte, ya que todas las comunica­ suelo presentaba una gran cantidad de para comunicar el reino de Murcia con ciones pasaban por ella. En muchas ocasiones los contactos entre Mur­ arena por lo que aumentaba su aridez, ya Toledo y la Corte, conocido como el cia y el resto de Castilla se veían que el cultivo no era posible y el bosque Camino Real en la documentación mur­ entorpecidas por las interferencias 30 que producían los titulares del seño­ había sido talado. Tan sólo las viñas y los ciana y del señorío . Dicho camino venía río en las mismas. MOLINA MO­ arbustos aparecían en dicho territorio28. a coincidir con la actual carretera Ma­ LINA, A.L.; SELVA INIESTA, A.. "Los caminos murcianos en los si­ Empero, nos sorprende la existencia de drid-Cartagena, pero no fue el único que glos XIII-XVI" en Los caminos de lobos en todo el territorio de La Mancha se utilizó. Ya en el siglo XVI podemos la región de Murcia..., pág. 169 y ss. (aparecen nombrados en Chinchilla, San comprobar como el trayecto que comuni­ 31 CEBRIÁN ABELLÁN, A.; Clemente, El Pedernoso...) a pesar de la ca Madrid con Valencia (actual N-III) CANO VALERO, J., Op.cit., pág. ausencia de bosques. La acción del hom­ realizaba parte del recorrido por tierras 145. bre deforestando compensaba con la del señorío (Alarcón, Iniesta, Alcalá del abundancia de comida que proporciona­ Júcar...). Estos caminos eran muy transi­ ban los ganados, además de los concejos, tados y los municipios se encontraban a liebres y perdices. La caza indiscrimina­ una distancia que permitía hacer las jor­ da llevó a la desaparición de los mismos nadas de viaje de una manera razonable. allá por el siglo XIX. El carácter de pueblos refugio de los Si la ausencia de montañas perju­ transeúntes lo podemos observar en La dicaba al bosque, por el contrario facili­ Gineta, cuyo concejo se quejaba al mo­ taba las comunicaciones. La facilidad de narca en 1575 del gran destrozo que ha­ cían los soldados que iban hacia Cartage­ paso por la orografía del terreno había 31 convertido a La Mancha en un lugar na cada vez que paraban en la localidad . común de paso. La antigua Vía del Espar­ Chinchilla lamentaba el estado de sus to, que comunicaba la Meseta Norte con montes por el continuo trasiego de gentes las tierras murcianas, estaba establecida y mercancías que hacía proliferar el ne­ por los mismos lugares que atraviesan gocio de los carreteros y, por tanto, la hoy día trayectos de la N-III, la A-31 y la deforestación de los montes. Lo extensi­ N 301. Línea recta que comunicaba las vo del terreno y su planicie, así como la localidades señoriales de Villar de Can­ calidad de algunas de las tierras, provo­ tos, , , Montal- caron el asentamiento de comunidades vos, La Gineta, Albacete, y Chinchilla. de campesinos para el laboreo de las De esta última una vía hacia Hellín, To- mismas. Chinchilla es uno de los mejores barra y Murcia aprovechaba el paso natu­ ejemplos y vemos cómo se articula su

65 32 Ibídem, pág. 117 vasto alfoz en numerosas aldeas de cam­ comprende a villas como Iniesta, Bar- 33 Las condiciones para hospedarse en dichas ventas no parece que fue­ pesinos comunicadas sin problemas con chin, Gabaldón, Alarcón, El Castillo de sen de lo más apetecibles. Por orde­ la ciudad, gracias a la orografía, y que Garcimuñoz, etc. no son poblaciones de nanzas no estaba permitido el ven­ der comida en las posadas, y tan jalonan todo el espacio. Así, encontra­ montañas pues no se trata de grandes sólo se podía cocinar aquello que el mos Bonete, Fuente Álamo, Villar de macizos al encontrarnos en las estriba­ viajero traía consigo o había com­ 32 prado en el pueblo. El motivo era el Chinchilla, Pétrola, Higueruela ... Ade­ ciones de las sierras, pero sí que aprecia­ no abusar en los precios. Sin embar­ más de estas pueblas, las ventas situadas mos en sus términos una mayor presencia go, este era uno de los principales motivos de quejas de los usuarios, en los caminos ayudaban a los caminan­ de la montaña, que alcanza cotas de no­ sobre todo extranjeros, que al llegar tes a hacer más seguro y apacible el vecientos y mil metros. Nos encontra­ cansados a las ventas no tenían que 33 comer y debían buscarse la vida en viaje . También o mos, pues, a camino entre La Mancha y la un país que desconocían. La idea Albacete iniciaron la creación de comu­ serranía. que estos nos han dejado no es nada grata. Afirmaban que se trataba nidades de campesinos en estas tierras Iniesta se encuentra al norte de mejor a los caballos que a las perso­ nas y que la comida era horrible. planas y fáciles de roturar, que con el Jorquera. Parte de la tierra es llana y Apenas se comía, y lo que se podía tiempo lograrían la secesión de las villas, desmontada, aunque la mayor porción es tomar era escaso y de mal gusto (siempre en visión de los extranje­ como Tarazona de La Mancha, Quinta- quebrada y de barrancos. Como ella, ros). Los peligros que acechaban nar, Casa Simarro, etc. Barchín, Gabaldón (que la mayor parte eran muchos, ya fuese por las bes­ tias salvajes o por los numerosos Cerrando la gran llanura del se­ del término no se podía labrar debido a la bandoleros, por lo que la imagen ñorío por la parte norte encontramos de gran cantidad de cuestas que se encontra­ que daban de los caminos y posadas 35 era lamentable. Además de la au­ nuevo el terreno con mayores ondulacio­ ban en el término ) y El Cañavate disfru­ sencia de privacidad, el tener que nes y la presencia de sierras que dan tan de un paisaje parecido. Garcimuñoz dormir sobre paja con el resto de los animales y la ausencia de retretes mayor variedad al paisaje. En este caso encuentra un terreno llano, aunque muy terminaba por convencer a dichos no se trata ya del sistema Prebético o ondulado por la parte norte, este y sur de visitantes de lo pobre que resultaba España a sus ojos. HILLGARTH, Penibético sino de las estribaciones del su término, si bien por el oeste el terreno J.N., The mirror of . 1500- Sistema Ibérico. La serranía de Cuenca está bastante quebrado. Todas ellas pre­ 1700. The formation of a myth, Uni- versity of Michigan, 2000, págs. está dentro de esta gran unidad y se carac­ sentaban abundancia de pinos y encinas, 40-47. teriza por presentar materiales antiguos por lo que la madera y su abastecimiento 34 PEÑA MONNÉ, J.L., Op.cit., (cuarcitas y pizarras), aunque de escasa no suponían ningún problema gracias a la págs. 115-116. 35 reserva que les proporcionaban los mon­ ZARCO CUEVAS, J., Op.cit., extensión, revestidos por materiales ter­ pág. 265 ciarios calcáreos, dando lugar a un for­ tes, a excepción hecha de Vara de Rey, mas kársitcas realmente importantes aldea de San Clemente, que si bien poseía (campos de dolinas, torcas, poljés...). un paisaje con bastantes crestas, aunque Elemento destacado es la red fluvial que no agras, presentaba un déficit de masa de nuevo queda encajada en estos maci­ arbórea. A todo ello se unía la existencia zos calcáreos, generando importantes de un abundante monte bajo, compuesto cañones34. Así encontramos a Alarcón por romeros, enebros, jaras, atochas, sa­ situada sobre una peña bañada por la hoz binares y madroñeras. La fauna volvía a del Júcar, tal y como ocurría en Alcalá del ser abundante y rica, encontrando salva­ Río, Ves o Jorquera. Toda la región que jinas (lobos, raposas, jinetas...) junto a

66 los animales susceptibles de su caza para económica de las gentes que habitaron 36 "El hombre tiene que trabajar estos campos pedregosos, sujetan­ alimentación como eran conejos, cabras, dicho espacio pues vemos como bien la do a duras penas la tierra que se venados, liebres y perdices. llanura bien la montaña están imponien­ escapa y se desliza a lo largo de las pendientes, y, a veces, llevándola Esta visión del amplio espacio do un modo de roturar y laborar. en cestos hasta las cimas, donde se la retiene por medio de pequeños del señorío y que parece aportarnos una muros de piedras secas, entre las diversidad en el paisaje, pues se trata, no II. Elixir de vida. Los recursos hídricos que se escalonan los cultivos." 2 BRAUDEL, F., El Mediterráneo y lo olvidemos, de más de 13.500 km , nos el mundo mediterráneo en la época ayuda para comprobar que en realidad le El desarrollo tecnológico y la es­ de Felipe II, Madrid, 1993 (3a reim- confiere una gran homogeneidad. Inde­ pecial dureza del paisaje hubieran hecho pr.), pág. 53. 37 MORALES GIL, A., Agua y te­ pendientemente de que los concejos de imposible del todo cualquier intento de rritorio en la Región de Murcia, Cuenca, Alcaraz, adelantamiento de habitación en el señorío de no ser por la Murcia, 2001, pág. 45. Murcia y las posesiones santiaguistas, existencia de agua. Es ella la que permite restrinjan y delimiten el contorno del dar vida a unos suelos frágiles por la señorío, la orografía nos está apartando ausencia de nutrientes y profundidad, y una gran cohesión a lo que es la unidad que en el caso de las montañas hacen administrativa señorial. El amplío cora­ necesario un continuo y esforzado traba­ zón del señorío lo configuran las tierras jo por parte de los hombres para mante­ llanas de La Mancha, corazón productivo nerlos ya que cualquier abandono tempo­ del mismo y perfecta encrucijada de ca­ ral suponía la pérdida de los mismos y la minos. Pero su control se vería amenaza­ recuperación de lo agreste, que no volve­ do si no se poseyera el dominio de las ría a entregar gratuitamente el suelo a los puertas que acceden a él. La cordillera campesinos36. Las pocas precipitaciones, Prebética y las estribaciones del Sistema algo más abundantes que en el vecino Ibérico están enmarcando el territorio reino de Murcia debido a la altitud de manchego al tiempo que ayudan a prote­ estas tierras37, y la existencia de la roca gerlo en el momento en el que se contro­ calcárea permitían la existencia de un lan sus pasos. El marquesado de Villena delgado suelo formado por la erosión y tuvo una de sus principales fuentes de descomposición de la roca, al tiempo que ingreso y de poder en la gestión del el suelo de las llanuras había sido forma­ tránsito por sus puertos naturales que do por las acumulaciones de derrubios de permitía los intercambios con Valencia y los ríos en etapas geológicas anteriores. Murcia ya que la orografía condicionaba Pero el clima semiárido de parte del seño­ la libertad de movimientos encauzándo­ río no acompañaba a crear una tierra fértil los por determinados valles controlados si no era con el aporte de fuentes de agua por las villas asentadas en los mismos. alóctonas, pero sobre todo, de reservas acuíferas subterráneas. Al tiempo que cohesiona y da protección al señorío ya tenemos las pri­ meras bases para acercarnos a la realidad

67 38 Si tomamos la medida por cada Aguas superficiales. pequeños, al igual que las vegas que se paso de 0,33m (D.R.A.E) obtene­ mos un resultado de 15 metros de El señorío de Villena estaba atra­ crean a su alrededor). Es el caso de los ancho a su paso por dicha localidad. vesado por varios ríos, pero entre todos concejos de Barchín, Gabaldón, El Caña- 39 La Roda, en su relación de 1575 afirmaba que "por venir el rio muy ellos el que más definió y condicionó la vate, Villanueva de la Jara, San Clemen­ honzinado no se puede sacar de vida en dicho espacio fue el Júcar. Proce­ te, Quintanar, La Roda, La Gineta y Al­ madre el dicho rio y ansi los riegos de la dicha ribera se haçe con norias dente de la Sierra de Cuenca, nace mucho bacete. Chinchilla alargaba su alfoz hasta y azudas". CEBRIÁN ABELLÁN, antes de entrar en tierras señoriales y va encontrar el río a más de cinco leguas de A.; CANO VALERO, J., Op.cit., pág. 239. a fundirse con el mar en tierras valencia­ distancia. A su paso por Tarazona el río 40 Ibídem, pág. 36. A esta altura el nas en un largo recorrido de casi 500 Km. poseía más de cincuenta pasos de an­ "rio es caudaloso y tiene muchos 38 pezes y le entran grandes albenidas Por tanto, son los tramos alto y medio del cho , pero la formación de vegas se veía y el agua es muy buena". río los que dan vida a las villas. Es río de muy restringida, a pesar de su riqueza, al 41 "Se ponen tres leguas muy chicas de aqui a la dicha villa de Ves, la régimen pluvionival, en el que la precipi­ estar el río la mayor parte de las veces qual esta linde el dicho rio y en tación de nieve y agua se combinan en el encajado en la roca formando una cuenca tierra fragosa [...] Xorquera es el 39 pueblo mas cercano a esta villa y tiempo. Este régimen de río presenta un de dimensiones moderadas . A la altura esta derecho al puniente y que des­ mayor caudal de agua en los meses de de la villa de La Roda el río comienza a de esta villa de Alcalá a la villa de Xorquera ay dos legus y son muy marzo y abril; presenta un destacado es­ realizar un giro que le lleva a modificar su pequeñas, y que se puede yr por otro tiaje en los meses de julio, agosto y sep­ dirección en 90°, tomando un sentido W- camino que es la ribera arriba de Xucar, por donde ay dos leguas y tiembre, volviendo a aumentar su volu­ E hasta entrar por tierras de Jorquera. Las media muy grandes porque el dicho men de agua en los meses invernales. aguas bañan a la villa, que se encuentra a rio de Xucar da grandes bueltas y el dicho camino va dando las dichas Después del Ebro, el Júcar es el río más un tiro de piedra de la muralla, rodeando bueltas porque ay muchas peñas e importante de la vertiente mediterránea, también, aguas más abajo, a la villa de barrancos de cuya causa no se pue­ de yr si no es por la dicha ribera a con diferencia sobre el Segura, Turia, Alcalá del Río con una formidable hoz, mucho trabajo [...]" Ibídem, pág. 35 Llobregat, etc. Su incursión en tierras similar a la que realiza en torna a Ves. A señoriales proviene del norte del señorío, pesar de su trayecto el río sigue mostran­ con una dirección N-S, entrando por el do una limpieza de aguas destacable40, alfoz de Alarcón y envolviendo con una aunque de nuevo entra en una dinámica hermosa hoz la misma villa. Después de de encaje entre las calizas blancas de la dejar Alarcón son muchos los munici­ zona que dificultan los riegos. En todo su pios que tienen como único río el Júcar. trayecto por el señorío, casi 200 Km. de Éste no pasa directamente por las locali­ curso, el río no es navegable y por tanto dades y más bien se suele encontrar a una no supone una vía de comunicación entre media de dos leguas de las villas, pero los pueblos. Es más, tal y como recogía aún así, los términos municipales se alar­ Alcalá del Río, el echar por las riberas gan hasta alcanzar la corriente de agua, para alcanzar Jorquera o Ves suponía pues suponía una importante fuente de enfrentarse a multitud de vueltas y terre­ riqueza (tanto por la energía que produce no encrespado41. Sin embargo, los puen­ como por la pesca ya que se pueden tes y las barcas se convertían en lugares encontrar barbos, anguilas y otros peces obligados de paso para la comunicación

68 42 entre municipios, con lo que se obtenía separar Ves y Requena. Pasa el Cabriel a Se quejaba la población de que el puente se había hecho con mucho una pequeña fuente de rentas gracias a los tres leguas al norte de la localidad, y al sacrificio de la población merced a gravámenes, puesto que el río servía para igual que el Júcar, lo hace encajado y por los servicios impuestos por el con­ cejo. El puente se había construido delimitar numerosos términos concejiles parte muy honda, que por razon de su con cal y cantos para evitar su rotura como Alarcón y Villanueva de la Jara, La hondura se hazen grandes barrancos y por las crecidas del río. ZARCO CUEVAS, J., Op.cit., pág. 304. El Roda y Villanueva de la Jara, San Cle­ quebradas en los quales los barrancos y río no pasaba por la villa, sino que lo mente y Alarcón, etc. quebradas de los dichos rios ay abun­ había tres leguas arriba. Para la cons­ trucción de los puentes en la Edad De mucha menor entidad aparecen dancia de pinares, romerales, robreda­ Media puede consultarse la obra de les, madroñales43 [...] ARENAS DE PABLO, J.J., "Los sobre el suelo del marquesado varios puentes en la Baja Edad Media" en afluentes de cursos fluviales mucho más El río Záncara nace también en la Tecnología y sociedad: Las gran­ des obras públicas en la Europa importantes. Es el caso del río Cabriel, serranía de Cuenca, cerca de la capital, medieval, XXII Semana de Estu­ afluente del Júcar, de los ríos Záncara y llevando una dirección N-S que mantie­ dios Medievales de Estella, Pam­ plona 1996, págs. 111-151. Rus, afluentes del Guadiana y de los ríos ne desde su entrada en el señorío por 43 CEBRIAN ABELLAN, A.; Mundo y Vinalopó, afluentes del Segura. tierras de Zafra hasta llegar a El Proven- CANO VALERO, J., Op.cit., pág. El Cabriel nace en la parte norte de la cio, momento en el que desvía su trayec­ 311. Serranía de Cuenca, muy lejos del seño­ toria siguiendo una dirección E-W. Sus río, pues viene a tener su salida cerca del escasas aguas servían para beneficiar a nacimiento del Tajo y del propio Júcar. los municipios de Santa María del Cam­ Desde su nacimiento toma dirección sur po (a dos leguas de la ciudad), Belmonte y discurre muy encajado, y formando (también a dos leguas), La Alberca (a numerosas hoces como las que realiza una), Las Pedroñeras (a una), El Peder- cerca de su confluencia con el Júcar, noso y Las Mesas (a una legua). Por este cerca de Ves, en término de la localidad último municipio servía de divisoria con valenciana de Cofrentes. Sus aguas baña­ Socuéllamos, propiedad de la Orden de ban Iniesta que a pesar de su agreste Santiago. El Záncara tiene a su vez un orografía y dificultad de aprovechamien­ afluente, llamado Rus, que viene a nacer to por su disposición entre paredes de en tierras de Alarcón, a la altura de La caliza permitía la existencia de una vega. Almarcha y que siguiendo una dirección Su carácter pluvionival volvía a marcar también N-S atraviesa las villas de El destacados estiajes a su ya modesto cau­ Cañavate, San Clemente, y el municipio dal, aunque sin llegar nunca a secarlo. El de El Pedernoso, dónde confluye con el Cabriel permitía separar los términos de Záncara. Ambos ríos eran de exiguo cau­ Iniesta y Requena, al tiempo que hacía de dal, hasta el punto de que el Rus es frontera natural entre el señorío de Ville­ nombrado como arroyo por el Cañavate na y el reino de Valencia. Su navegabili- al describirse en las relaciones. El estiaje dad era nula, y tan solo la existencia de un en verano hacía desaparecer el caudal, y puente permitía el contacto con la villa de gran parte del año aparecía sin agua. Sin Requena42. También servía el río para embargo, durante las tormentas torren-

69 44 "Por esta villa pasa un arroyo de cíales del otoño podía llegar a arrasar la lo hacían inservible para la agricultura46. agua, que en algunos tienpos se 44 viene a secar, y en otros tienpos villa . El Záncara, por su parte no pre­ Se trata de dos corrientes de agua perma­ vienen crecidas del dicho arroyo sentaba un mejor panorama. Era frecuen­ nente que se desaprovechaban en gran que hace muño daño y se lleva algu­ nas casas, y que este arroyo pasa por te verlo pasar sin agua, por lo que Bel- medida por los inconvenientes de la oro­ medio del pueblo". ZARCO CUE­ monte afirmaba que en dicho río no había grafía. VAS, J., Op.cit., pág. 205. El testi­ monio en San Clemente es similar, pesquería. Pero ello no es nada compara­ Por su parte, el Vinalopó, que nace atravesando la ciudad sin llevar una do con la visión que nos otorgaba el en la Sierra de Mariola y entraba en el gota de agua salvo cuando se produ­ cían lluvias considerables. concejo de Las Mesas que afirmaba no es señorío con una dirección NE-SW por el 45 Ibídem, pág. 334. caudaloso porque muchos años lo tuvie­ alfoz de Villena para virar en él y tomar 46 "[...] los dichos rios e agua de ellos en la dicha uilla de Hellín no se ron seco que no corrio y se labraba toda rumbo hacia Sax, apenas llevaba agua de aprovechan de ellos ni de algunos la corriente de el lo que este pueblo tal forma que en la relación de 1575 ni de ellos para regar con los dichos rios ni algunos de ellos porque ban alcanzaba en su termino. Y ahora, aun­ siquiera hacen mención de su existencia. por tierras asperas, sierras, riscos e que algunos meses del año corre, no A la altura de Sax el río llevaba algo más montosas e van muy hondos de manera que no ay tierras de riego en tiene puente en todo lo que confina con de caudal al recoger parte de las aguas ellos [...]" CEBRIÁN ABELLÁN, esta villa, ni tiene necesidad de ella sino sobrantes de riego del término de Ville­ A.; CANO VALERO, J., Op.cit., pág. 153. es de que viene muy pujante, que se pasa na, logrando así suficiente volumen para 47 BN. Mss., 7.298, fol. 120v. las por una calzada para ir a la villa de regar algo de la huerta de Sax. En cual­ agues del río Balazote pertenecían a 45 Alcaraz, pero don Juan Manuel pudo Socuellamos a venir de alla . quier caso, los estiajes acusados secaban hacerse con la mitad de las aguas El Mundo y el Vinalopó sirven de el río, al tiempo que se volvía en un del río, haciendo posterior dona­ ción de las mimas a los vecinos de afluentes al Segura, aunque de una mane­ elemento peligroso en las lluvias torren­ Chinchilla (PRETEL MARÍN, A., ra muy desigual. El río Mundo nace en las ciales del otoño, típicas en la comarca, Chinchilla Medieval, Albacete, 1992, pág. 516, doc. 5). Una vez sierras de Albacete, en Calar del Mundo, que provocaban el desbordamiento del conseguida la donación se pusieron cerca de Riopar, y se dirige hacia el río. en marcha una serie de obras hi­ dráulicas que permitieron el trasva­ oriente en busca del Segura, sorteando El río Balazote, apenas un hilo de se de parte de las aguas de dicho río todas las elevaciones del macizo monta­ a tierras de Albacete, al tiempo que agua, discurre por tierras de Alcaraz, se conectaban con la Laguna del ñoso por lo que se encuentra fuertemente pero por la parte más occidental de Chin­ Acequión y posteriormente con el protegido por las paredes de las calizas río Júcar para su desagüe (PRETEL chilla hacían incursión en tierras del se­ MARÍN, A.; RODRÍGUEZ LLO- que forman agros barrancos y gargantas. ñorío algunos arroyos del mismo. Su PIS, M., El señorío de Villena en el 47 siglo XIV, Albacete, 1998, pág. 93 En la búsqueda de su destino entra en agua era poca y muy mala . Algo más 48 PEREDA HERNÁNDEZ, M.J., tierras de Hellín por la parte sur, pero lo podía aportar un pequeño arroyo cons­ "Pugna entre los concejos de Chin­ hace de tal manera, encajado, que no era truido también de manera artificial entre chilla y Almansa por las aguas de Alpera. Mediación de don Juan Pa­ posible su aprovechamiento. El proble­ Alpera y Almansa que permitía recoger checo y sentencia arbitral de 29-9- ma se agudizaba pues el Segura también las aguas de aquella zona que iban a 1458" en Congreso de Historia del Señorío de Villena, Albacete, 1987, hacía acto de presencia en tierras de la desembocar al río Júcar, para dirigirlas a págs. 275-282. localidad, donde se encuentra con su una zona endorreica como era Almansa, afluente fusionándose en una sola co­ para lograr de este modo ampliar la zona rriente, de tal suerte que también el río lo fértil de aquella región con una población hace encajado entre las calizas por lo que destacable48. El río Monreal en Belmon-

70 te49 y otros muchos son propios de una de dicha lengua de agua era mucho más 49 Este río no llevaba agua nada más que en las lluvias torrenciales que orografía y de un régimen de lluvias que perjudicial que beneficiosa, pues anega­ producían arrastres. BN. Mss.. habían conseguido modelar un paisaje ba campos y producía enfermedades51. 7.298, fol. 152r. 50 MORALES GIL, A., Op.cit., págs. repleto de ramblas y cauces secos (algu­ Por su parte, Villena contaba con una 57-62. nos de ellos ríos antiguos ya desecados) considerable laguna de agua salada for­ 51 BN. Mss. 7.298, fol. 75r. Ejemplo parecido lo encontramos en Yecla, que permitían la conducción de agua en mada con las primeras lluvias del año aunque mucho más esporádico, dón­ los momentos de avenidas por lluvias hidrológico y que solía secarse en vera­ de el agua de las riadas proveniente 52 de la rambla de El Pulpillo podía torrenciales. La importancia de las aguas no . La existencia de dicha laguna estaba llegar a formar una laguna temporal de escorrentía tenían una importancia todavía en todo su esplendor en el siglo en la hoya conocida como El Hondo del Campo, zona fértil precisamen­ fundamental en la vida de las gentes de XVIII. Se encontraba entre los munici­ te por los aportes de limos y hume­ los siglos pasados que veían en estas pios de Yecla y Villena, a un cuarto de dad generada por dichas formacio­ nes lacustres. ramblas y torrentes una fuente adecuada legua de ésta y tenía una extensión de 52 "en Villena ay mejor lugar de para la renovación del suelo gracias a los unas tres cuartas de legua de norte a sur y todas las cagas que en todo el regno 53 de Murcia. Et aun dize don Johan aportes de limos que traían consigo, así una cuarta de este a oeste . que pocos lugares vio el nunca tan como la posibilidad de recoger algo de Lagunas permanentes, también sa­ bueno de todas las cagas, ca de çima del alcagar vera omne caçar garças agua para los riegos, de donde se deriva la ladas, las encontramos en Albacete y e añades e gruas con falcones e con construcción de boqueras y brazales en Chinchilla. La laguna del Salobral se agores, e perdizes e codornizese a 50 otras aves llaman flamenques, que dichos lechos . encontraba bajo jurisdicción de Chinchi­ son ffermosas a ves e muy ligeras lla, en el límite con Albacete, en la aldea para cagar sinon por que osn muy Junto a estas comentes de agua, graves de sacar del agu, ca nunca más o menos permanentes, aparecen en homónima. La presencia de dicho laguna estan sinon enmuy gran laguna de agua salada, liebres e conejos". Esta el señorío lagunas endorreicas que ayu­ habría influido en la falta de atractivo de es la visión que ya en el siglo XIV dan a completar el paisaje de las aguas dicho lugar para vivir, pues el grado de daba don Juan Manuel de la laguna de Villena en su Libro de La Cazo. aéreas. Vienen facilitadas, precisamente, humedad era bastante alto por lo que los Obras Completas de don Juan Ma­ 54 por la gran planicie que suponía el seño­ edificios no podían resistir , sobre todo nuel, (ed.) J.M. Blecua, Madrid, río en su mayor parte, y a las ondulacio­ por los continuos desbordamientos de la 1982, vol. l.pág. 579. 53 SOLER GARCÍA, J.M., Op.cit., nes del terreno que en ella se daban. La misma. Por su parte, Pétrola era la otra págs 121-122. existencia de estas lagunas no facilitaba zona lacustre del enorme término chin- 54 BN. Mss. 7.298, fol. 61 v. su aprovechamiento agrícola porque en chillano. No era tan grande como la del su mayoría eran de agua salada. Sólo Salobral, que llegaba a alcanzar más de Al mansa poseía laguna de agua dulce, media legua de traviesa, y tampoco po­ pero ésta era temporal ya que era una seía peces. Se solía secar muy de tarde en zona deprimida entre esa localidad y tarde y ambas albergaban una importante Ayora, conocida como la laguna de San avifauna. Especialmente, en la laguna Benito, que se formaba con las lluvias del Salobral se criaba una especie de torrenciales arrastradas por las ramblas aves, del tamaño de un gallo, que llama­ de la localidad, alcanzando una exten­ ban vulgarmente Ave Toro debido a los sión de más de un cuarto de legua de sonidos que emitía, y que podían ser circunferencia. La formación ocasional escuchados a una gran distancia. Junto a

71 55 CEBRIÁN ABELLAN, A.; este singular animal, se podían encontrar todo inoperantes para la agricultura. Si CANO VALERO, J., Op.cit. Pág. 120. las típicas aves de las lagunas, como contamos con este panorama, debe de 56 "E que el sabor y color es como de flamencos, grullas y ánades55. Garcimu- existir alguna otra razón que nos ayude a la mar, y es tan profundo que hasta agora no se sabe el fondo de el. Es ñoz contaba, por su parte, con otra peque­ explicar los asentamientos humanos en en forma redonda e muy ancho, e ña lagunilla, conocida como Pozo Airón, toda esta zona. Y esa explicación son las que el agua es de tal sabor que ni los hombres, ni bestias, ni aves, ni nin- bastante famosa en la zona, en la cual aguas subterráneas. El marquesado de gund animal bebe de ella, por ser el tampoco se criaban peces, apareciendo, Villena era muy rico en ellas y éstas son agua como la de mar y en tierra se 56 dice comúnmente ser ojo de mar, y tan sólo, sabandijas ponzoñosas . Tam­ las responsables, en su gran mayoría, del aunque de el se dicen muchas cosas bién Las Mesas contaba con lagunas sal­ abastecimiento humano y riego de huer­ fabulosas esta es la verdad. E por cosa notable el emperador don Car­ das de este tipo, como la Laguna Taray, tas. La fitología es la causante de estos los Quinto pasando a Valencia lo de dimensiones bastante considerables, y embolsamientos de agua subterránea y fue a ver por cosa muy nombrada, y el rey don Felipe, nuestro señor, esta sí, con peces. Los lugareños la con­ en las zonas montañosas la propia natura­ asimismo" ZARCO CUEVAS, J., sideraban como un ojo del río Záncara leza calcárea de las rocas ayudaba a la Op.cit., pág. 232. 57 Si bien no tenía ningún aporte del que pasaba muy cerca del lugar. Por formación de acuíferos que podían brotar Vinaolopó, afirma el municipio que tanto, en poco beneficiaban estas lagunas en forma de buenos filones de agua. Vi­ son abundantes los pozos en las 57 58 59 60 casas de labor, amén de las fuentes salobres salvo para la caza y la obtención llena , Yecla , Hellín, Tobarra , Sax , 61 62 que abastecían al pueblo (Fuente de sal. La mayoría de ellas terminaron Almansa , Ves, Alcalá y Jorquera cuen­ del Chopo, La del Milagro, la del Oro...) SOLER GARCÍA, J.M., Op. siendo desecadas pues las infecciones tan en su haber con importantes acuíferos Cit, págs. 120-121. Era fama la can­ que provocaban hacían difícil el hábitat a que brotaban en fuentes de agua dulce y tidad de agua con la que contaba dicha localidad. su lado. muy buena que posteriormente eran con­ 58 La ciudad se abastecía de el ma­ ducidas hacia las localidades para el abas­ nantial del Cerrico de la Fuente, al tecimiento humano, y su empantanamien- tiempo que formaba la acequia ma­ Aguas subterráneas dre que regaba buena parte de la Las aguas alóctonas o endorrei- to para el regadío de los campos. huerta. Otros pozos dispersos como el del Pulpillo, La Fuente el Álamo, cas del señorío resultaban, como hemos Los llanos manchegos no se veían Tobarrilas o el Fuente del Pinar, visto, muy deficitarias para el abasteci­ servía para el riego de esas peque­ privados de la riqueza del agua. Albacete ñas comunidades agrícolas. miento humano y de los campos. Los ríos y La Roda disfrutaban de multitud de 59 Tobarra contaba con más de diez son bastante marginales a la demarca­ fuentes y pozos. En La Roda no había fuentes, según la Relación de 1575. De ellas destacaban la Fuente de la ción y aunque la mayoría de los munici­ casa que no tuviese pozo con mucha Sierra y Fuente del Escay. NAVA­ pios cuentan en su término con un tramo abundancia de agua. Los pozos situados RRO PASCUAL, H.V., Tobarra, en el tránsito de la Edad Media a la de río lo cierto es que éste lo hacía a al este eran mucho más dulces que los Moderna a través de sus ordenan­ mucha distancia de la localidad, y en situados al sur y al oeste, al tiempo que zas, Albacete, 1991, págs. 118 y 119. otras muchas ocasiones la propia natura­ eran mucho más profundos, llegando a 60 La Fuente del Amparador, muy leza de la corriente hacía imposible su alcanzar una profundidad de doce esta­ buena, nacía en la sierra a tres cuar­ 63 to de legua de la ciudad y era condu­ aprovechamiento debido a su difícil lo- dos . Las aguas sobrantes de los pozos, cida al pueblo para abastecerlos. calización entre montañas. Por otro lado, una vez realizado el riego, y la escorren- Esta agua suplía, o complementa­ ba, el escaso caudal procedente del las aguas estancadas eran en su mayoría tía del terreno producían algunas lagunas Vinalopó, que a su vez se veía enri­ de agua salada donde ni los animales que permitían el almacenamiento del agua quecido con las aguas procedentes de la Fuente del Chopo de Villena. podían abrevar por lo que resultaban del para el riego de la tierra. En Albacete,

72 también, eran numerosas las fuentes has­ Las Mesas, El Pedernoso... apreciamos 61 Las fuentes y pozos eran abun­ dantes. Destacaba la Fuente de la ta el punto que en el informe a Tomás que la mayoría de los pozos que encon­ Plata, cuyas aguas eran recogidas López, en el siglo XVIII, se decía que tramos presentan un elevado grado de en la balsa del concejo, después de abastecer a la ciudad, y servía para Albacete sería de los pueblos más ricos salobridad. El abastecimiento de agua regar la huerta. Además, recibía agua del reino si se aprovechasen correcta­ dulce es difícil, llegando en ocasiones a del canal de Alpera. BN. Mss. 7.298, fol. 75-75v. mente las aguas abundantes que hay en el tener que ir fuera del municipio para 62 A pesar de su cercanía al río, si término, ya sea de los pozos como de las abastecerse, como les ocurría a los veci­ éste bajaba turbio, la villa no tenía 66 ningún problema de abastecimien­ aguas provenientes de los arroyos de nos de Las Mesas . Municipios impor­ to gracias a la multitud de fuentes y Alamedas y Mirón, provenientes de las tantes como Belmonte o San Clemente pequeños arroyos de la sierra cir­ 64 cundante, similar a lo que ocurría en sierras de Alcaraz . Por su parte, Chin­ afirmaban que su abastecimiento de agua Jorquera y Ves. chilla se quejaba en el XVI de estar muy dulce era más bien escaso ya que a pesar 63 Aproximadamente 22,68 metros de profundidad si tomamos un esta­ falta de agua, pues tan sólo contaba con de los abundantes pozos, tan sólo una o do equivalente a siete pies (0,27m). dos fuentes pequeñas que aportaban muy dos fuentes podían servir para consumo D.R.A.E. 64 BN. Mss., 2.798, fols. 62r-65r. poca cantidad. Nacían en las sierras próxi­ humano. El resultado era una mayor de­ 65 CEBRIÁN ABELLÁN, A.; mas y su escaso caudal provocaba que no ficiencia en los cultivos debido a la can­ CANO VALERO, J., Op.cit., pág. 120. fluyesen, embalsándose en unas cister­ tidad de sal de las aguas que provocaban 66 "[...] que por las muchas aguas y nas de dónde se abastecían los ciudada­ una mayor salinidad en la tierra. La dife­ manantiales que hay en el termino de esta villa y ser todos salobres hay nos. Estas fuentes se secaban muchos rencia era notable si se las comparaba con mucha parte del término y hereda­ veranos por lo que se tenía que acudir a las ricas tierras de Albacete o La Roda, des de el perdidas que no se labran ni pueden llevar fruto ninguno [...] unos pozos ubicados al sur de la ciudad y verdaderos graneros del señorío. En cual­ hay tres fuentes que jamas se han al oeste, muy cerca ambos. Contaban con quier caso, sin la existencia de estos po­ visto secas las cuales estan todas 65 tres en controno del lugar, como un mayor cantidad de agua y muy delgada . zos no se hubiera podido realizar el asen­ cuarto de legua no más lenjos la Las poblaciones más septentrio­ tamiento de multitud de comunidades una de la otra [...] El agua de estas tres fuentes [ La del Pozo Bernal, la nales del señorío gozaban de la protec­ agrícolas, que ya desde el siglo XIII los fuente Nava el Silo y Fuentes del ción y recursos que otorgaban las estriba­ señores fueron ubicando en torno a ellos, Villar] en su mismo nacimiento son algo dulces, porque de que hay ciones de la Serranía de Cuenca. En ellas conscientes del potencial que suponían. mucha necesidad en el pueblo de existían cuantiosos acuíferos por lo que A todo ello, se sumaban las aguas proce­ agua dulce, de alli se proveen de alguna de estas fuentes, y esto por la poblaciones como Iniesta, Barchín o El dentes de lluvia, ya que no habría que mucha falta que hay de agua duele, Castillo no tenían problemas de abasteci­ olvidar que la mayoría de los cultivos de porque en nuestro termino no hay pozo ni fuente que sea algo dulce miento gracias a los manantiales. Garci- esta zona dependían en gran medida de sino son estas fuentes, porque el que muñoz contaba con cuatro fuentes para los aportes que la lluvia les concedía. Es quiere beber mejor agua ha de ir por ella a termino ajeno y mas de media abastecerse, Minglanilla, Barchín o Alar- por ello que necesitamos un acercamien­ legua y no muy abastao, de manera cón contaban con multitud de pozos y to, aunque sea sucinto, a las condiciones que hay abundancia de agua salobre ansi en el pueblo como fuera de el y fuentes para solventar sus necesidades. atmosféricas a las que tuvieron que hacer mucha necesidad de agua dulce." Sin embargo, las demás tierras manche- frente estos campesinos del Quinientos, ZARCO CUEVAS, J., Op.cit.,págs. 334-335. gas contaban con algunos problemas para completamente desprotegidos a lo que su abastecimiento. De San Clemente a les venía del cielo. Belmonte, pasando por El Provencio,

73 67 BRAUDEL, F.,op.cit.,págs. 353- III. Las condiciones climáticas en el radical los elementos actuales con los 364. 68 POUNDS, N.J.G., Op.cit., págs. Marquesado pretéritos. A modo de introducción, tal 30-31. El clima en Europa comenzó vez nos podemos aventurar y afirmar que a cambiar mucho antes de esa pe­ queña fase, pues ya en la Baja Edad La parquedad de las fuentes o, el paisaje de La Mancha fue algo más Media comienza el fenómeno al mejor dicho, las breves y esporádicas verde en el XVI que en la actualidad69. hacerse el clima más frío, húmedo y tempestuoso. referencias que la documentación nos Por tanto, en función a los pocos datos 69 Ibídem, pág. 361. Braudel toma la aporta hacen del todo imposible poder que hemos podido obtener de fuentes tan nota dl artículo de IGNACIO OLA- GÜE "El paisaje manchego en tiem­ analizar con profusión el clima en épocas importantes como las Relaciones de 1575- pos de Cervantes" en Anuales Cer­ pasadas. Cierto es que podríamos hacer 79, y de menciones dispersas, vamos a vantinos, III (1953). También Cris­ tina SEGURA GRAIÑO considera una comparativa de las condiciones cli­ definir a grandes rasgos los elementos que las condiciones climáticas en máticas actuales y extrapolarlas al mo­ que condicionaron a los habitantes del Almería pudieran denotar un ma­ yor grado de humedad ("El abaste­ mento de nuestro estudio, pero ello no señorío en los albores del XVI. cimiento de agua en Almería a fines dejaría de ser un elemento falseado. A de la Edad Media) en En la España La altitud media de las poblacio­ Medieval, IV, vol. 2 (1984), pág. principios de siglo pasado se pensaba que nes que configuran el señorío de Villena 1007). el clima no había cambiado apenas nada oscila entre los 600 y los 800 metros de 70 publicado en lo concerniente al reino de Murcia por CHACÓN JI­ en el período histórico. Se podían apre­ altitud y alejados, dentro de la cercanía MÉNEZ, F., Censo del reino de ciar transgresiones y regresiones marinas que supone tener el Mediterráneo a me­ Murcia de 1533, Colección Fuentes Históricas de la Región de Murcia, pero ello no era argumento suficiente nos de un centenar de kilómetros en la 67 vol. 2, Murcia, 2000. para justificar un cambio climático . A parte más oriental del marquesado, del medidos de siglo ya empezaron a surgir mar por las sierras de la unidad prebética. voces que podían alentar sobre unas po­ Por tanto, estaríamos hablando de un sibles modificaciones en el tiempo que clima mediterráneo que goza de cierta nos podrían llevar a hablar de ciclos. La continentalidad conforme nos adentra­ necesidad radicaba en establecer la dura­ mos en las llanuras manchegas. Además, ción de esos ciclos. Se han podido com­ aquellos municipios cercanos a las sie­ probar las oscilaciones de los glaciares a rras verían disminuir las temperaturas lo largo de más mil años, y observar en el por el factor de elevación de dichas mon­ siglo XVI una mini glaciación que dura tañas. Básicamente, el clima era seco y, 68 hasta el siglo XVIII . Minas de oro en los así, se definían la mayoría de las pobla­ Alpes salieron recientemente a la luz por ciones del señorío, que se veían privadas la desaparición de los hielos; minas que de los vientos húmedos y templados del habían sido explotadas por los romanos e mar. Hoy en día la pluviosidad media de incluso en la Edad Media. Esta serie de estas tierras oscila en torno a los 400-500 elementos nos llevan a tomar con mucha mm, con los meses de otoño e invierno cautela la extrapolación de datos, pero como los más lluviosos. El censo efec­ entendiendo que las modificaciones que tuado en 153370, en Castilla, afirmaba pudieran haberse dado en estas latitudes que en poblaciones como Yecla, Hellín, no habrían hecho variar de una manera Tobarra, Almansa, Villena el agua de

74 lluvia acudía con mucha más abundancia norte, es frio y costunbra muchas vezes 71 La entrada del siglo XVI muestra una primera década plagada de se­ que el resto del reino murciano por lo que quemar y abrasar los fructos de la tierra quías (RODRÍGUEZ LLOPIS. M., las tierras tenían suficiente para su riego. ansi de panes como de vino como de Señoríos y feudalismo en el reino de 72 Murcia, Murcia, 1985, pág. 89.) En Estas precipitaciones, extensibles al res­ fructa de los pocos plantados que ay . 1504 la situación llegó a ser deses­ to del señorío, proporcionaban además, Sin embargo, los inviernos suelen ser perante produciendo carestía como se recoge de los dramáticos testi­ la recarga de los acuíferos subterráneos y bastante duros. Si exceptuamos la tempe­ monios de Iniesta (Archivo General la aparición de numerosos lavajos para ratura algo más suave de las tierras más de Simancas (AGS). Consejo Real, leg. 57, exp. 2) abrevar el ganado. Además, en los prime­ sudorientales, Hellín, Jumilla, Sax, que 72 CEBRIÁN ABELLÁN, A., ros meses del otoño eran muy frecuentes afirmaban tener un clima suave y templa­ CANO VALERO, J.. Op.cit., pág. 344. las lluvias torrenciales causantes de que do, los inviernos eran agresivos alcan­ 73 En el siglo XVII la temperatura esos ríos que hemos comentado con ante­ zando fácilmente temperaturas inferio­ llegó a bajar tanto algunas veces que se heló el propio Júcar. NELLE, rioridad volviesen a llevar agua, compor­ res a los diez grados bajo cero. Este factor S.T., God in La Mancha: Religious tándose como lo que eran, meras ram­ se complicaba aún más en las zonas de reform and the people of Cuenca. 1500-1650, Londres, 1992, pág. 5. blas. Tenemos por tanto, un primer ele­ altura, de montaña, donde podía provo­ 74 PRETEL MARÍN, A., Chinchilla mento que nos interesaría destacar y es la car la congelación de los ríos73. Por su Medieval, Albacete, 1992, pág. 395. existencia de agua de lluvia en una canti­ parte, La Mancha era, y sigue siendo, una dad moderada pero suficiente como para tierra fría desprotegida ante el ataque poder desarrollar una importante agricul­ gélido de los vientos del norte, ese frío tura de secano. Sin embargo, el campesi­ polar que preocupaba a las gentes y que no nunca estuvo tranquilo ya que los tenían necesariamente que mirar hacia períodos de sequía, inherentes a esta los recursos de la naturaleza (árboles, zona71, junto con la irregularidad de las matorrales) para poder sobrevivir. De ahí lluvias, hacían, a menudo, perder la cose­ deriva la gran importancia que se le da a cha. la regulación de los montes pues supo­ El verano en estas tierras es muy nían una fuente insustituible de energía, y caluroso y soleado, sin apenas lluvias, nos ayuda a entender por qué en el cerco exceptuando aquellas que se producen de la fortaleza de Chinchilla de 1476, el por convección debido al calentamiento concejo se preocupa por conseguir car­ de la gran planicie de tierra y que trae gas de leña para poder mantener a las 74 consigo una pequeña depresión al ascen­ fuerzas sitiadoras . der el aire cálido. Pero esa calma no debía En definitiva, el hombre tuvo que confiar al agricultor, ya que en poblacio­ acostumbrarse y adaptarse a la voluntad nes como Villena en la primauera del del tiempo, que igual le entregaba agua verano corre un ayre que se llama lebe­ en abundancia para mantener unas cose­ che que viene del medio dia. Este echa chas idóneas que se las anegaba o secaba rogio de primanoche y quando viene la por falta de la misma. El calor y el frío mañana se buelve un viento que se llama eran los dos polos opuestos símbolos de tramontana que le viene de la parte del la realidad de esta tierra que no ayudaron

75 75 Suele ser un tema recurrente, y se en nada a facilitar los trabajos agrícolas, ba el espacio objeto de nuestro estudio. pretende que cada región o comarca pueda tener su estudio de demogra­ y sí para hacer de esta parte castellana una Pero, nos encontramos con el problema fía, que vlore la población del mo­ tierra en la que resultaba más cómodo de que si bien tenemos ciencia cierta de mento. Como muestra pueden ob­ servarse los trabajos de FELIU, G., pastorear que sembrar. que se produjo en la Edad Media un "La demografía baixmedieval cata­ aumento de la población, la mayoría de lana: estat de la quesito i proporstes de futur" en Revista (¡'Historia IV. El elemento humano. las veces lo sabemos por noticias indirec­ Medieval, n° 10 (1999), págs. 13- tas que nos hacen presuponer ese aumen­ 43; MONTEANO SORBET, P.J., "La población de Navarra en los La presencia del hombre viene a to, por ejemplo la ampliación de las mu­ siglos XIV, XV y XVI" en Boletín de la Asociación de Demografía ser otro elemento más integrante del pai­ rallas en una ciudad, la aparición de nue­ Histórica, n° 18/1 (2000), págs. 29- saje que hace necesaria su valoración vos arrabales y pueblas en el campo, 70; PONS CAMPOS, J.M., 75 "Aproximación a la población pre- para la justa comprensión del medio . nuevos apellidos en ciudades que atesti­ estadística de Bétera" en Saitabi, n° Después de los acusados puntos bajos de guan movimientos demográficos, padro­ 46 (1996), págs. 365-368; BURRE­ RO FERNÁNDEZ, M., "Situación la curva demográfica que se registran a nes fiscales, etc. Pero no se conserva demográfica de la sierra norte de mediados del siglo XIV, las centurias ningún censo de población fidedigno, y Sevilla a fines de la Edad Media" en Historia. Instituciones. Documen­ finales del Medievo recogen una tenden­ mucho menos exhaustivo, que sea omni- tos, n° 25 (1998), págs. 43-11. cia alcista, aún cuando diversos factores comprensivo. Para ello habrá que esperar regionales hagan surgir períodos de re­ a los padrones de la época ilustrada de gresión demográfica que introducen dis­ fines del XVIII, e incluso del XIX. En la continuidades y contrastes lógicos entre Edad Media no interesaba el número de diversas regiones. El aumento poblacio- gentes más que para aquello para lo que nal viene determinado por los mecanis­ se hacía necesario el recuento. Es decir, mos de autodefensa de la población, que que sólo aparecen en los padrones aque­ una vez superados los momentos de cri­ llos que van a pechar o van a ir a la guerra. sis es capaz de adoptar medias para el El relato de viajeros nos ayuda a tener crecimiento de la misma, ya sean me­ también una idea aproximada de la gente diante la celebración de matrimonios a que vivía en tal o cual ciudad, pero con edades más tempranas, por una mejor ello no nos acercamos ni mucho menos a preparación biológica ante los agentes nuestro propósito, pues ni son minucio­ patógenos causantes de las epidemias, o sos ni, como es nuestro caso, hacen rela­ la disminución del celibato. El creci­ ción a comarcas enteras, pues no es su miento de habitantes traía consigo el au­ propósito y solo narran aquellos lugares mento paralelo de la superficie cultivada, por los que han pasado. que conlleva distanciarse, cada vez más, de las villas y la ocupación de nuevos El problema de los números espacios hasta ese momento llecos. Hasta 1528 no existe un solo cen­ La principal intención a la hora de so de población referente al conjunto del afrontar estos temas es la de poder cifrar reino castellano. A fines del siglo XV, el volumen exacto de la gente que habita­ Alonso de Quintanilla, Contador Mayor

76 de Cuentas, fue encargado por los Reyes El reino presentaba una gran macrocefa­ 76 ELLIOT, J.H., La España Impe­ rial 1469-1716, Barcelona, 1991 (3a Católicos de averiguar el número de per­ lia pues la capital recogía a buena parte de reimpresión a la 5a Edición), pág. 18. sonas que podrían formar parte del ejér­ la población del reino, cerca de doce mil 77 78 RODRÍGUEZ LLOPIS, M., His­ cito para la guerra de Granada. Puesto en almas , seguida de Lorca con siete mil. toria de la Región de Murcia, Mur­ dicho empeño, el resultado de la investi­ Para el marquesado de Villena no cia, 1999, pág. 176. 78 CHACÓN JIMÉNEZ, F., Murcia gación (llevada a cabo en los reinos de contamos con un estudio global de las en el la centuria del Quinientos, Castilla, León, Toledo, Murcia y Anda­ poblaciones. Los únicos trabajos parcia­ Murcia, 1979, págs. 117-128. 79 ROMERO MARTÍNEZ, A., lucía) se tradujo en un monto de un mi­ les realizados hasta la fecha son los de "Chinchilla a mediados del siglo llón ochocientos mil vecinos. Si aplica­ Romero Martínez79, Rodríguez Llopis80 XV. Demografía y sociedad" en 81 82 Cuadernos de estudios medievales mos un coeficiente de 4 (tal vez ligera­ Gil García , Martínez Carrillo o Pretel y técnicas historiográficas, vol. 16 mente bajo) obtendríamos unas siete mi­ Marín83, por lo que nos queda recurrir al (1991), págs. 67-81. 80 RODRÍGUEZ LLOPIS, M., "La llones doscientas mil almas para la Coro­ censo ordenado por el rey Carlos I, y población albacetense a comienzos na de Castilla. Parece ser que estas cifras realizado entre los años 1528 y 1536, que del XVI" en Cultural Albacete, 84 1986, págs. 3-16. son consideradas excesivas, ya que el englobó a todo el reino . Las poblacio­ 81 GIL GARCÍA, Ma P., "Aproxi­ censo de 1528, sin contar con tierras del nes del reino de Murcia fueron censadas mación al estudio demográfico de Chinchilla: la inmigraión (siglo País Vasco, dan a la luz una cifra que no en el año 1533, al igual que los de la XV)", en Congreso de Historia de alcanza los cuatro millones y medio de provincia de Cuenca. Se trata de un docu­ Albacete, vol. II, Albacete, 1984, págs. 181-196. También de la mis­ habitantes. Si añadimos la población vas­ mento excepcional pues los encargados ma autora "La población de Chin­ ca y todos aquellos grupos que no pechan de la realización del mismo (Diego de chilla a mediados del siglo XV" en Homenaje al profesor Juan Torres el volumen de población podría ascender Molina y Juan Franco para Murcia, Rui Fontes, vol. 1, Murcia, 1987, págs. a los cinco millones. Aragón, por esas Díaz de Gribaja y Alonso Fernández para 623-632. 82 a fechas, no alcanzaba el millón, posible­ Cuenca) visitaron personalmente los MARTÍNEZ CARRILLO, M Ll., 76 "La población albaceteña en la se­ mente al igual que Portugal , y Navarra municipios para averiguar la vecindad y gunda mitad del siglo XIV" en Con­ greso de Historia de Albacete..., contaba con apenas ciento cincuenta mil realizar las anotaciones pertinentes con págs. 109-120. almas. La región más poblada era Casti­ la intención de facilitar a la Corona un 83 PRETEL MARÍN, A., "Notas lla la Vieja, con bastante diferencia res­ instrumento que permitiese actualizar las sobre judíos y conversos en la Baja Edad Media albacetense" en Infor­ pecto a Andalucía y Castilla la Nueva. arcas del reino. Estamos, pues, ante un mación cultural de Albacete, n° 63 Las ciudades más importantes en el siglo padrón fiscal en el que no aparecen aque­ (1992), págs. 3-22. S4AGS. Contadurías Generales, leg. XV eran Sevilla, con cerca de ochenta llos grupos privilegiados que estuvieran 768. Para el reino de Murcia (fols. mil habitantes a fines del XV, seguidas exentos del pago del servicio (clérigos, 315-330) contamos con la publica­ ción del mismo por CHACÓN JI­ de Córdoba, Granada, Toledo, Vallado- nobleza...) por lo que se debe tener en MÉNEZ, F., El censo del reino de lid... que oscilaban entre los quince mil y cuenta que las cifras son mera aproxima­ Murcia..., si bien no ocurre lo mis­ mo para los municipios de la pro­ los veinte mil individuos. El reino de ción, y orientativas. Aún así, el que coin­ vincia de Cuenca (fols. 96r-l lOv). Murcia, entre 1475 y 1530, experimentó cidiese con un período de tiempo en el 85 Hacía más de cincuenta años que había terminado la Guerra del Mar­ un incremento en su población de más de que no se produjeron distorsiones graves quesado, alrededor de veinte años 150%, quedando su población final en (epidemias, revueltas o guerras85) nos de los duros brotes de peste y sequía de comienzos del XVI, y más de torno a las diecinueve mil familias, es ayudan a tener una imagen muy acepta­ diez años de las guerras de Comuni­ decir, alrededor de ochenta mil almas77. dades. Aún faltaba más de una dé­ ble del momento. En la siguiente tabla cada para las incursiones bélicas del Emperador en Alemania.

77 86 La villa de Jorquera aportaba 202 vecinos. El resto eran 102 de Maho- ra y 25 de Carcelén. 87 La villa de Belmonte eran 426. el resto lo constituían las aldeas de la villa, es decir: Tres Juncos 86, 95, La Osa 136, Monreal 75, 49. 88 Villanueva contaba con 350. Sus aldeas eran Casa Simarro 48, Gil García 45, Quintanar 149, Madri­ gueras 56 y Tarazona 126. 89 Las cifras de Alarcón recogen a la villa (con cien familias pecheras) como a la Tierra de Alarcón, repar­ tida de la siguiente manera: Honru- bia 162, Valhermoso 34, Gascas 25, Tébar 104, Olmedilla 47, 6, 40. Nos parece muy engañosa la cifra de Alarcón, pues 100 vecinos es una cifra irrisoria. El concejo se negó a entregar una rela­ ción a los visitadores por lo que ellos estimaron esta cifra. 90 El Castillo de Garcimuñoz conta­ ba con 400 vecinos. A ellos se su­ maban los correspondientes a sus aldeas: Torrubia 34, 76 y con 78. 91 De ellos, 156 vecinos eran de su podemos apreciar el valor de las pobla­ formando parte de la Gobernación del aldea Vara del Rey. ciones que configuran el señorío de Vi­ marquesado de Villena, y las restantes en llena en el año de 1533. tierras señoriales, la mayoría vasallos de Aceptando estos parámetros, nos esta­ la Casa de Pacheco. Las villas más im­ ríamos aproximando a una población de portantes como Albacete, que destaca más de cincuenta y cinco mil almas en sobre todas las demás, San Clemente, todo lo que era el territorio de estudio, Villena, Chinchilla o Almansa se en­ con una densidad media de ocupación del cuentran en realengo, y todas, menos San espacio de 4 hab./km2. Claro que en 1533 Clemente, en tierras el antiguo reino de la población no estaba repartida por igual Murcia. Por su parte, Alarcón, Belmonte en el señorío de Villena pues ya no se y Garcimuñoz son las villas más impor­ trataba de una unidad jurídica y adminis­ tantes que sigue conservando Diego Ló­ trativa única. Tendríamos, pues, que di­ pez Pacheco tras la pérdida del señorío. ferenciar entre aquellas poblaciones que La gran extensión de territorio engrosaban las villas de realengo y las de que abarcaba el antiguo señorío a finales señorío. El desequilibrio es total, pues de del siglo XV y la escasa densidad de toda esa masa de población arriba men­ población ayudaban a mostrar un pano­ cionada, alrededor de unas cuarenta mil rama de hábitat concentrado. La pobla­ personas vivían en tierras de realengo, ción residía, fundamentalmente, en las

78 92 villas y aldeas que poblaban el marquesa­ dero valor de las cifras. En definitiva, lo MOLINA MOLINA, A.L., "Da­ tos sobre sociodemografía murcia­ do, entre las que había una distancia que buscamos con las cifras es poder na a fines de la Edad Media" en media de unos 20 Km. El desarrollo eco­ compararlas con datos anteriores y pos­ Anales de la Universidad de Mur­ cia, n° XXXVI (1979), págs. 169- nómico de finales de siglo XV y princi­ teriores, y es lo que hemos intentando, 183. pios del XVI conllevó un aumento de las pero con el problema, ya anteriormente roturaciones y el desarrollo o creación de reseñado, de que es muy difícil encontrar nuevas pueblas dependientes de las vi­ en un período tan temprano datos estadís­ llas. Así, términos como el de Alarcón, ticos completos, o incluso fiables. En la además de la villa, contaba con aldeas década de 1480 el licenciado Alfonso como , La , Valher- Díaz de Montalvo hacía una pesquisa moso, Gascas, etc. Belmonte tenía las para los reyes sobre Villena y en ella se aldeas de Tres Juncos, Los Hinojosos, La deducía que la población de la villa debía Ossa. El Castillo de Garcimuñoz veía rondar los quinientos vecinos. Así mis­ poblado su término con Torrubia, La mo, se indicaba que era el lugar más Almarcha, Pinarejo, etc. Villanueva de la importante de la comarca después de las Jara fomentó el poblamiento en Casa ciudades de Murcia, Lorca y Chinchilla. Simarro, Gil García, Quintanar, Madri­ No se nombraba para nada a Albacete, gueras y Tarazona. San Clemente conta­ próxima a Chinchilla, ni a Almansa, im­ ba con Vara del Rey, , Perona, etc. portantes concejos vecinos. Apenas veinte Chinchilla poseía las aldeas de Bonete, años después, Fernando Colón en su Iti­ Higueruela, Corral Rubio, etc. No obs­ nerario otorgaba unas cifras que a la tante, la amplitud de los términos y la postre parecen exageradas pues daba se­ tendencia de los labradores a concentrar­ tecientos vecinos para Villena, lo que se en torno a estos caseríos impedía mos­ supondría un incremento de más del 40% trar una visión de la tierra con población en no más de dos décadas. También nos dispersa. Sin duda alguna, los tipos de da valores que nos pueden interesar ya cultivo ayudaban a mostrar un espacio que, según el mismo texto, Albacete, con bien distinto al que pudiéramos encon­ La Gineta, oscilaba en torno a los qui­ trar en zonas de huertas, como la ciudad nientos vecinos, Yecla los trescientos de Murcia y el sistema de hábitat disperso cincuenta, Almansa cuatrocientos, y en su huerta. Chinchilla con mil quinientos vecinos92. Lo que podemos colegir, independiente­ mente de la exactitud de los datos, es el La variación de la población. aumento demográfico que está experi­ Los valores aportados quedan mentando la región. Para mejor mostrar como mera anécdota si no los ponemos dicho crecimiento nos gustaría aportar la en un proceso de mayor amplitud de información recogida en las relaciones tiempo que nos permitan ver posibles topográficas de 1575, pues cuarenta años evoluciones y que nos muestran el verda­

79 93 Cifra faci litada por MERINO ÁL- después de la elaboración del censo vol­ señorío experimenta la misma tendencia VAREZ, op.cit., pág. 378. Corres­ ponde al año de 1587. Para esa vemos a obtener unos datos interesantísi­ positiva que en el resto de los territorios fecha da a Chinchilla 700 y a Ville- mos ya que los podemos llevar a la mayo­ europeos. Olvidando los casos particula­ na780. Para el año 1591 a Albacete le da 1.380 vecinos, a Villena 828 y ría de las poblaciones del antiguo mar­ res y excepcionales se aprecia un fuerte a Chinchilla 641. quesado con lo que obtenemos un valor movimiento alcista en la mayoría de las 94 De ellos, 80 vecinos se reparten entre sus aldeas de Cañada Juncosa muy cualificado para nuestro deseo de poblaciones independientemente de los y Atalaya. comparativa. Teniendo en cuenta las po­ momentos coyunturales de importantes sibles ocultaciones por parte de los con­ pérdidas humanas que pudieras suponer cejos a la hora de dar la información, los fenómenos atmosféricos o humanos. como valor orientativo está fuera de toda De todas las villas, sin duda alguna, des­ duda. taca el enorme desarrollo efectuado por Sin necesidad de aproximarnos a Albacete, pues en apenas un siglo triplica valores absolutos, ya que carecemos de su población, convirtiéndose en la villa suficiente base para hacerlo, nos interesa más poblada de la Gobernación del Mar­ quedarnos con las variaciones sufridas quesado. Su crecimiento está íntimamente por las poblaciones ya que son muy sin­ relacionado con la fuerte bajada que ex­ tomáticas. De partida observamos que la perimenta Chinchilla. La proclamación evolución en los territorios del antiguo de ésta con el título de ciudad en la

80 década de 1420 supuso el momento de cía o Madrigueras también fueron espec­ 95 GIL GARCIA, M.P., Op. Cit, págs. 183-185. mayor esplendor de la ciudad manchega. tadores de la llegada de labriegos. Villar 96 Buena causa de ello lo va a tener Sin embargo, desde mediados del siglo de Cantos tiene similar relación con la guerra. Tras el levantamiento de los pueblos del marquesado, Chin­ XV experimenta una continua sangría Montalvo, villa de los Coello y que surge chilla sufrió un largo asedio del demográfica que se puede apreciar en como incentivo de los señores para la castillo, donde se refugiaron buena 97 parte de la población de la ciudad una disminución de los avecindamientos repoblación de sus tierras . Pero para partidaria del marqués. El regreso efectuados en ella95. Las dificultades de que ellas se fuesen llenando otras veían de éste en 1479 pudo ser la causa de que muchos vecinos de Chinchilla, vida en lugares elevados y faltos de agua perder población. Alcalá del Río, Carce- partidarios de la Corona apostasen lén o Ves, todas ciudades de sierra, vie­ por Albacete, que en todo momento como Chinchilla, hacían que conforme estuvo fiel a la causa real. PRETEL se alejaba el peligro de la frontera se ron como vecinos abandonaban la aldea MARÍN, A., Chinchilla Medival, hiciese más apetecible la vida en el llano. en la búsqueda de un mundo más fácil y págs. 405-406. 97 Archivo de la Real Chancillería El apoyo por parte de algunos señores del próspero. A pesar del crecimiento de de Granada, Sala 402, leg. 3.361, poblamiento en Albacete. Ves, respecto a 1533, a fines del siglo exp. 7, fol. Los movimientos migratorios XVI el concejo se quejaba de lo pobre y acaecidos en el señorío suelen provenir mísero de la tierra, al igual que Carcelén. de localidades situadas dentro de él. En Por el contrario, Alcalá del Río había su momento de mayor apogeo, Chinchi­ visto disminuir considerablemente a sus lla se nutría de pueblos como Albacete, pobladores en casi 50% en el mismo Tobarra, Hellín, mientras que en su mo­ período de tiempo. Los recursos serranos mento de declive, va a ser Albacete la ya no eran suficientes para abastecer las principal beneficiaría de la emigración demandas de los vecinos, y las razones de chinchillana96. En general, la movilidad seguridad ya no convencían para su habi­ en todo el marquesado fue grande. San tación. El llano le fue ganando terreno a Clemente fue otra de las villas que se la montaña. Además, Granada, que había convirtió en receptora de gente, en gran sido conquistada recientemente a los mu­ parte, favorecida por el apoyo institucio­ sulmanes, abría ante sí todo un país por nal del gobernador que decidió estable­ poblar, y mucho más desde la rebelión de cer en ella su asentamiento. Villanueva las Alpujarras de 1568, por lo que un de la Jara era una de las villas más diná­ importante número de pobladores, veci­ micas como lo demuestra su crecimiento, nos de Yecla, Chinchilla, Ves..., decidie­ y la roturación de nuevas tierras en su ron probar suerte en nuevos espacios. término atrajo a multitud de labradores Los recursos de la tierra no fueron sedientos de campo. No en vano a finales los únicos motivos que llevaron a la gente del XV comienzan a surgir en su alfoz a buscarse la vida en otros lugares. La nuevas pueblas como Quintanar o Tara- presión fiscal era causa para que se deci­ zona, que en menos de un siglo llegarán diese el abandono de una villa. En 1575 la a contar con más de dos mil habitantes. villa de Minglanilla se quejaba de la Las viejas como Casa Simarro, Gil Gar­ disminución del número de vecinos debi-

81 98 ZARCO CUEVAS, J., Op.cit., do al aumento de la presión fiscal desde Iniesta o Gabaldón103. La guerra cabalga­ pág. 356. 99 CEBRIÁN ABELLAN, A.; que se había convertido en villa ba al lado de las epidemias de peste, que CANO VALERO, J., Op.cit., pág. independiente98 (de Iniesta). Vecinos de hacían su aparición generalmente en los 241-242. 100 Ibídem, pág. 125. La Roda prefirieron antes emigrar a tie­ meses de noviembre-diciembre para ex­ 101 Véase el capítulo referente a la rras de señorío que seguir aguantando la tinguirse a fines del verano del año si­ Guerra del Marquesado. No todos los problemas se derivaron del ase­ presión fiscal". La cercanía a una juris­ guiente, encontrando en los meses de dio e incendio de ciudades. El Ca- dicción distinta como era el reino de primavera los de mayor mortandad. La ñavate temía que al no poder pagar el trigo comprado a "gentes abona­ Valencia suponía un atractivo para aque­ peste parece hacer su aparición en las das", ya que los años de guerra llos que decidían escapar del control ju­ tierras del reino de Murcia y marquesado habían sido muy crudos, el concejo se vería desposeído de bienes con lo dicial por el impago de deudas contraídas en períodos que oscilan entre tres años y que el pueblo se vería muy perjudi­ con los alcaldes100, por lo que fue muy trece, no teniendo por qué ser general la cado y disminuido en el número de 104 vecinos. AGS. RGS., II-1478, fol. recurrente la huida de vecinos de las epidemia a todo el territorio . Junto a los 47. poblaciones limítrofes, como Yecla, Vi­ brotes cíclicos de peste que afectaban a 102 Continuos robos de ganado, des­ trucción de haciendas y posesiones, llena, Ves, Chinchilla o Alcalá del Río. toda Castilla, debemos añadir más ele­ amenazas hacia las personas... Los cuatro jinetes del Apocalipsis hicie­ mentos reguladores de la población como 103 "en tiempos de las Comunidades 105 entraron a tirar hombres de armas ron harto frecuente su presencia en los fueron las sequías , plagas de langos­ 106 en cantidad, y que la gente del pue­ territorios del antiguo señorío de Villena ta , etc. blo con otras comarcasn que les favorecieron y que fueron tras ellos para dejar su dolorosa huella a lo largo y La propia calidad de las tierras cinco leguas y que siempre fueron ancho de todo el siglo XVI. A finales del también hacía más o menos saludable el en alcance y mataron muchos de los comuneros que tal manera que to­ siglo XV la Guerra del marquesado de hábitat en ellas. La mayoría de las tierras paron con un rio en el Cañavate y Villena había provocado muchos males y del Marquesado eran tierras secas, airea­ que se volvió en sangre de una puen­ te abaxo..." ZARCO CUEVAS, J., destrozos a lo largo y ancho del señorío. das y en general con unas condiciones de Op.cit., pág. 266. Villas como la Alberca tardaron más de 104 habitación estupendas que las hacían muy Los cominezos del siglo XVI veinte años en recuperarse101 y la tensión fueron especialmente críticos en lo aptas para el ser humano. Pero, existían tocante a los brotes de peste. En existente entre las poblaciones de realen­ algunas poblaciones que por su proximi­ 1507 podemos leer como "por la go y las señoriales, sobre todo en los poca salud que en las villas e luga­ dad a zonas lagunares eran propensas a la res de el [Marquesado] a auido no casos en que se había producido una propagación de enfermedades. Las cono­ he escrito fasta ahora, que harto e secesión por parte de nuevas aldeas que tenido que andar con mi muger e cidas fiebres tercianas hacían su apari­ familia fuyendo de tierra en tierra". habían promocionado al pasarse al bando ción en dichos lugares, tratándose de una Testimonio de un pesquisidor real. AGS. Cámara de Castilla, Pueblos, realista frente al carácter señorial de sus variedad del paludismo o malaria. Eran leg. 7, fol. 136r. antiguas villas-madre, se dejó sentir du­ unas fiebres que podían ser mortales y, 105 Los fenómenos atmosféricos po­ rante mucho tiempo en el ambiente, sem­ dían llegar a forzar abandonar la aún sin llegar a producir la defunción, tierra natal de uno. El comienzo del brando el vivir diario de choques violen­ hacían disminuir la capacidad vital y de siglo XVI fue bastante duro, con tos que hacían difícil la existencia en esos rendimiento del hombre107. En el siglo una prolongada sequía que trajo el 102 hambre a los domicilios. Pero no lugares . Posteriormente, los movimien­ XVI parece existir un recrudecimiento solo la sequía podía matar. A me­ tos de Comunidades también trajeron diados de siglo, las malas condicio­ de esta enfermedad producido por la ne­ nes climatológicas (pedrisco, llu­ momentos de muerte en tierras del anti­ cesidad de nuevas tierras que llevó a los vias torrenciales) y las plagas de guo señorío, como atestiguan El Peral, langosta fueron una causa impor campesinos a asentarse en zonas llanas o

82 pantanosas con el ánimo de roturarlas. mentos sobrepasa el de la mera demogra­ tante para que La Alberca viese disminuida su población en las dé­ Junto a estas tercianas, aparecen otro tipo fía para adentrarse en otros aspectos rela­ cadas de 1540 y 1560. ZARCO de enfermedades como el tabardillo (ti­ cionados con el mundo de las mentalida­ CUEVAS, J., Op.cit., págs. 106 Chinchilla no encontraba otra fus). También se trata de fiebres origina­ des y de la historia social, pues se trata solución a sus problemas de langos­ das por microorganismos favorecidos por fundamentalmente de las estrategias fa­ ta salvo encomendarse a San Agus­ tín (aunque no sabían bien si debían las condiciones de insalubridad deriva­ miliares y relaciones de parentesco que hacerlo a San Bernabé o a la Virgen das de la falta de higiene, ya que los permitiesen aumentar o disminuir el nú­ de Agosto), debido a la grave plaga que sufría en el año de 1484. AHPA, piojos son los principales transmisores mero de los miembros de la comunidad. Municipios, libro 26, fols. 126v- de las mismas. Los problemas renales y La edad de acceso al matrimonio permi­ 127r. 107 La malaria es una enfermedad los carbuncos completaban la hoja de tía regular el índice de fecundidad, pues verdaderamente geográfica, frente enfermedades comunes. Esta última está era un hecho fundamental el tener mu­ a las epidemias que vienen produci­ das por elementos contagiosos de muy relacionada con el contacto con los chos hijos debido a la alta tasa de morta­ otros lugares (peste, cólera...). animales, ya que suelen ser ellos los lidad infantil108. Por otra parte, parece BRAUDEL, F., Op.cit., pág. 80. 108 Si bien no poseemos datos sobre causantes de los contagios. Tanto en su dominante el carácter de familia nuclear, la mortalidad infantil en el siglo manifestación cutánea como respiratoria motivado en gran parte por la movilidad XVI, contamos con información en el XVIII, que salvando el amplio los síntomas febriles eran una constante, espacial, ya que los padres solían perma­ lapso de tiempo, consideramos ilus­ pudiendo desembocar en afecciones más necer en su lugar de vivienda mientras trativo pues nos encontramos en unos momentos históricos en los graves, como al neumonía, causando la que los hijos iban en busca de lugares que los avances pediátricos no son muerte a los infectados. donde buscarse la vida109. La apertura de espectaculares, y los cuidados están basados en la experiencia y tradi­ Todas estas enfermedades y ele­ las comunidades ayudó en gran parte al ción de los cuidados. Por ello apor­ incremento de la población, puesto que el tamos los siguientes ejemplos: En mentos negativos servían para regular y Motilla delPalancar.en el año 1786, estabilizar a la población. Ésta se defen­ carácter monógamo y exogámico del se produjeron ochenta nacimientos matrimonio impuesto por la Iglesia im­ frente a treinta y seis defunciones de día con los medios que tenía a su alcance, adultos y treinta y cuatro de párvu­ así, al mismo tiempo que la naturaleza ponía multitud de restricciones a la hora los . En Iniesta, frente a los ciento de los emparejamientos, por lo que algu­ treinta y dos nacimientos, se produ­ condicionaba algunas de las enfermeda­ jeron cuarenta y ocho defunciones des también proporcionaba algunos ele­ nas localidades como El Peral, vieron de adultos y treinta y dos de párvu­ aumentado su volumen en el momento en los. BN. Mss., 7.298, fol. 45lv. mentos al hombre susceptibles de curar Puesto que no se indica la edad de algunas de las enfermedades. Los esca­ que nuevas familias llegaron al lugar y párvulo hacemos mención al térmi- permitieron la celebración de matrimo­ no párvulo, que hace referencia a un sos conocimientos médicos de la época niño de muy corta edad.

nios entre individuos de diferentes fami­ 109 se reducían, para la mayoría de las enfer­ 110 RODRÍGUEZ LLOPIS, M., Se­ medades, al uso de plantas medicinales lias . ñoríos y feudalismo, págs. 98-105. 110 "y ha tenido otras veces menos que proporcionaba el medio para la ela­ Toda esta masa de población, con vecinso, y la causa de haber menos boración de purgantes o cataplasmas. sus problemas de supervivencia, forma­ vecinos otros tiempos fue ser los vecinos de esta villa de un tronco y Sin embargo, la escasez de pro­ ba un elemento más del paisaje, total­ parentela que no se casaban ni po­ mente interrelacionado con él, capaz de dían unos con otros". ZARCO CUE­ gresos en esta materia era solventada con VAS. J., Op.cit., pág. 403. otras estrategias que permitían a la pobla­ aprovecharse, sobrevivir gracias a él, pero ción sobreponerse a las graves inflexio­ también de morir y de modificarlo a sus nes sufridas. El estudio de dichos ele­ intereses, dentro del grado de desarrollo

83 tecnológico propio. El carácter homogé­ trol y la obtención de los beneficios re­ neo que podría otorgarle el medio físico queridos, tanto materiales como morales, al señorío de Villena quedaría en nada si y que consiguieron dar un tamiz de cohe­ todas las comunidades que vivían en él sión al territorio y sus gentes. Esto es lo no hubiesen establecidos una serie de que hace posible el estudio del señorío de relaciones entre ellas encaminadas a ase­ Villena como un todo. gurar su supervivencia mediante el apo­ yo mutuo y los deseos de los poderes establecidos sobre él de crear unos víncu­ los que hiciesen más manejable su con­

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