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Lucho Gatica, suave invasión

MARISOL GARCÍA

Es común que bajo la etiqueta “música latina” Latinoamérica, pero con residencia extendida se estandaricen códigos que suelen ser muchas en Estados Unidos o España. Todos ellos tienen cosas menos eso. Para simplificarse las cosas, equipos de colaboradores activos en el hemisfe- medios y mercado reducen a unos pocos tópicos rio norte y oficinas de producción que priorizan las referencias casi incontables de ritmos, ins- convenios y giras para los grandes mercados trumentos, métrica y formas de interpretación angloparlantes. Atendiendo sus diferencias, lo típicos de veinte países —y todas sus regiones— cierto es que a través suyo aprendemos poco de y las mezclas (y remezclas y fusiones y concu- nuestras propias raíces, pero mucho sobre qué binatos) entre ellos. Se entiende, entonces, que referencias a ellas se venden bien en el extranjero. lo que en Sudamérica recibimos desde el Primer El campo de batalla del mercado continen- Mundo como nuevos hits de música latina no sea tal en que los músicos latinoamericanos de los casi nunca la devolución de algo que no supimos cincuenta y sesenta consiguieron objetivas con- atender a tiempo, sino un artefacto nuevo, adap- quistas era distinto. Para esa lista de próceres tado a tal cantidad de fórmulas que bien califica del mambo, la bossanova y “La bamba”, el exo- como producto importado. tismo fue un rasgo a defender, y que en su caso Veamos a los ganadores de la categoría de “ál- llegó a ser premiado precisamente por su habi- bum de pop latino” en los últimos cinco años lidad para mostrar su diferencia sin sacudir las de los Grammy: Claudia Brant (2018), impecables normas de trato impuestas por la (2017), Jesse & Joy (2016), (2015) gran promoción. y Rubén Blades (2014) son músicos nacidos en

82 Ilustración: Romina Peña. e n sayo . i p s u m lo r e m

De esa excepcional mezcla de talento, identi- Instalado en Ciudad de México desde 1955, dad, atrevimiento y “don de gentes”, el chileno una particular mezcla de ambición, capacidad de Lucho Gatica (1928-2018) fue emblema, y el trabajo, encanto personal y atrevimiento había mundo encarnó en él su fascinación por el bo- acelerado la carrera del joven de Rancagua no lero, como si la fuerza completa de un género solo con rapidez, sino también con alianzas de típicamente centroamericano encontrase en asombrosa efectividad. Era como si Gatica hu- sus habilidades todo lo necesario para volverse biera apostado a ganador en todas sus primeras global. decisiones sobre con quién trabajar, qué reper- torio grabar y en qué condiciones hacerlo. Por La conocida foto de Lucho Gatica con Elvis eso, ya había podido no solo entrar a estudio con Presley en los estudios MGM de Hollywood si- el cantautor brasileño Tom Jobim, el arreglador gue resultando asombrosa a sesenta y dos años chileno y el director de orques- de haber sido tomada. No está en ella la estela de ta mexicano José Sabre Marroquín, sino también fugacidad ansiosa que hoy evidencian las selfies: aprovechar una primera y breve visita a Londres entre los reyes del bolero y el rock’n’roll parece para dejar registradas cuatro canciones en los haber una conversación distendida, de referen- estudios EMI, los mismos que hoy conocemos cias en común, gentileza y respeto mutuo. Ni el como Abbey Road Studios. chileno parece encandilado, ni al de Memphis lo Para mediados de la década de los cincuenta, comandan el apuro ni la incomodidad. el nombre de Lucho Gatica ya no era solo el de un “Tú eres muy famoso en los países latinoame- chileno internacional, sino el de un cantante de ricanos”, le habría dicho Presley a Gatica, y es la más alta consideración entre sus pares, ade- posible que ese recuerdo del chileno, consignado más de un ídolo de multitudes en construcción. en la revista Ecran, no tuviese una gota de fan- Una tumultuosa anécdota en Perú iba a quedar tasía jactanciosa. Para 1957, Lucho Gatica era ya luego estampada en la novela La tía Julia y el es- una estrella de marcas contundentes al menos cribidor, de Mario Vargas Llosa, cuando el futuro en Brasil, México, y España. Están- Premio Nobel, a la sazón libretista de radio Pa- dares del bolero como “No me platiques más”, namericana de Lima, se vio forzado a ejercer de “Historia de un amor”, “” guardaespaldas para que la estampida de fanáti- y “Bésame mucho” circulaban para entonces en cas no barriera con él. sus grabaciones como la versión de referencia. Era esa estrella la que se cruzó con Elvis Pres- ley en un estudio de Hollywood, y no era solo el

84 de “Love me tender” el que estaba ocupado (en largado a la promoción incesante en vivo (, otra mala película, probablemente). En 1957, España, Puerto Rico… ¡Filipinas!), sin problemas Capitol Records había largado en Estados Uni- de mostrar su vida doméstica (junto a la por- dos lo que sus ejecutivos llamaron “la ofensiva torriqueña Mapita Cortés, su primera esposa, y Gatica en USA”: un plan de conquista pacífica en sus cinco hijos en común), y siempre sonriente un medio musical hasta hoy desafiante para los en fotografías a solas o con los más rutilantes latinoamericanos. compañeros y compañeras a su lado. La española En septiembre de ese año, el bolerista ingresó a Sara Montiel posó varias veces con el chileno, y los legendarios estudios Capitol, en Los Ángeles, en el recuerdo de su amistad hubo luego un cer- para grabar nada menos que junto a la orquesta tero diagnóstico de las características de su im- de Nelson Riddle, el or- pacto: “Fue un hombre questador de Frank Sina- que marcó una época, un tra, Ella Fitzgerald y Nat estilo. Un hombre mara- King Cole. En un inglés “Tú eres muy famoso en los villoso”, dijo una vez en impecable, arropado por países latinoamericanos”, le la televisión la cantante arreglos de altura, el chi- habría dicho Presley a Gatica, y y actriz de El último cuplé leno confirmó en sus ver- (hábil también ella mis- es posible que ese recuerdo del siones para “Blue moon”, ma en el cruce transcon- de Rodgers y Hart, “If I chileno no tuviese una gota de tinental de mercados). love”, del francés Loulou fantasía jactanciosa. “El bolero gracias a Lucho Gasté, y otras dos com- Gatica empezó a estar en posiciones de autores estadounidenses, su total auge, y todos recordamos perfectamente amores comodidad con los códigos de trabajo de la gran y desamores con los boleros de Lucho”. industria mundial del espectáculo. Ediciones especiales del sello Capitol con tí- Tratándose de Lucho Gatica, el ejercicio de re- tulos en inglés para grabaciones de boleros, to- copilar elogios de admiradores de alta estatura nadas y zambas (Lucho Gatica sings South Ameri- musical sirve para algo más que el encandila- can songs, Lara by Lucho, entre otras) prueban la miento. Lo que se asoma entre las loas que antes prioridad que por un tiempo tuvo su expansión y después de la muerte del cantante chileno ver- en Norteamérica. Los contactos de Carlos Gastel, tieron personajes como Chico Buarque, Armando productor y manager de Nat King Cole, le per- Manzanero, Raphael, o José Feliciano es, mitieron al rancagüino convertirse en el primer además de entusiasmo, un diagnóstico certero latino en shows televisivos tan relevantes como sobre el modo en el que una generación (y sus los de Perry Como y Dinah Shore. descendientes) conceptualizó cómo debía ser el En la cumbre de su popularidad, se cuentan canto romántico en castellano. shows de Lucho Gatica en el Hollywood Bowl de “Era el cantante favorito de mi padre, que (1959) y en el Carnegie Hall de Nueva siempre decía: ‘Estos chicos que cantan ahora York (5 de abril de 1963), marca pionera esta últi- boleros los cantan muy bien, pero como Lucho ma para todo el canto latinoamericano. Una hora Gatica, ninguno’”, recordó el español Alejandro de presentación junto a la Orquesta Filarmónica Sanz al momento de los obituarios. “Todo lo que de Nueva York bajo dirección de Lalo Schifrin fue se vaya a escribir en la música latina en térmi- ocupada entonces por un repertorio de boleros, nos de bolero tiene que pasar por Lucho Gatica, tangos y otras canciones latinoamericanas. obligado. Es el hombre que, con su voz, con su “Llegó, cantó y triunfó”, reportó luego la manera de cantar, enseñó el espíritu de la pre- nota en Ecran sobre ese concierto histórico en ciosura”. el recinto de la Séptima Avenida. Notas diver- En una conferencia de prensa en , pocos sas en la prensa de la época registraban a veces días después de la muerte del chileno en México, con fascinación la vida nómade de un cantante Joan Manuel Serrat se vio encantado de desviarse

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un rato de las insistentes preguntas sobre el en promoción, en personalidad y en ambiciones; independentismo catalán y sus recuerdos de ju- pioneras todas ellas para el modo en que luego ventud: “Conocí a Lucho Gatica, fue amigo mío. se comprendería su lugar en la música y la gran Nos separaban los años y también los lugares en industria. que vivíamos, con él por tanto tiempo en México. “El impulso central de su carrera siempre He sido un ferviente admirador. Cantaba boleros lo obtuvo Lucho Gatica de sí mismo, utilizan- de Gatica desde mis años jóvenes, radiofónicos, do todos los medios que estaban a su alcance en los que vivía pegado a la radio, y le estoy muy para desarrollar y encauzar su talento según los agradecido por lo que me ha enseñado. Su forma requerimientos de la época”, destaca el musi- de cantar ha sido realmente una forma… diferen- cólogo Juan Pablo González, y el propio can- te. Es reconocible a todas luces. Al escucharlo, es tante sostuvo esta misma idea al definirse a sí imposible confundirle con otro. Nadie cantó ni mismo como un cantante “con la convicción de cantará como Gatica. Lamento su pérdida, pero un artista”. felicito la vida que artísticamente ha podido dis- frutar, y ha podido regalar a la gente no solo del En la discografía de los músicos hispanopar- bolero, sino de la canción, del tiempo musical lantes hoy famosos en Estados Unidos suele ha- que le tocó vivir. Si usted sigue mi repertorio verá ber un antes y un después de la conquista a gran que está lleno de canciones aboleradas y de bo- escala, cuando los pulsos primarios —los más leros disimulados. Porque en el fondo el bolero cercanos y espontáneos— ceden el paso a recur- y la balada caminan mucho de la mano. El bole- sos estandarizados, en los que “lo latino” no es ro es nuestra balada por excelencia, y me muevo flujo central sino más bien una bien hilada red de por ella de una manera absolutamente natural. A guiños y adornos. Un bongó o un bandoneón, una cualquier hora del día y sobre todo de la noche”. sección de bronces entrenada en las rancheras o Para un madrileño y un barcelonés, pero tam- un acelere de percusión aprendido de la salsa se bién para cariocas, habaneros, limeños y pa- presentan como recursos suficientes para que risinos (creo recordar que también Aznavour un auditor europeo o norteamericano crea estar le dedicó alguna vez sus elogios), Lucho Gatica frente a una manifestación cultural foránea en encarnó no tanto un repertorio de éxito como toda regla. En los discos de superestrellas hispa- un estilo del cual sacar lecciones. Los actuales noparlantes como Luis Miguel, Gloria Estefan o intérpretes hispanoamericanos de éxito pueden la presencia de citas musicales a sus hacer circular por el mundo códigos anclados países de origen no supone, en lo absoluto, un en las formas de sus canciones y de su imagen, abrazo decidido a sus raíces. Están en su derecho pero no realmente un estilo distintivo de inter- de hacer canciones amables para las radios in- pretación. Quedan casi siempre sus hits, no sus ternacionales, y nosotros en el nuestro a llamar a rasgos particulares. Gatica los tuvo en canto y lo suyo pop y balada.

86 Las marcas de géneros latinoamericanos ca- el diario español ABC. “Yo seguí en mis trece, paces de encantar a Estados Unidos bajo reglas porque no podía cantar de otro modo de cómo propias son emocionantes porque han sido lo sentía. Mi estilo, si se puede definir así, une la excepcionales, lo cual no quita un ápice de con- emoción y una voz que ayuda a expresarla. Mis tundencia a la conquista. Quizás sean la bossano- canciones son pequeñas historias con las que los va y el bolero los dos géneros nacidos en nuestra oyentes pueden de alguna manera identificarse: región que con mayor prestancia se instalaron en una frase, una sensación, un recuerdo, una re- el mercado norteamericano durante la segunda ferencia... y se produce el milagro. Ahí creo que mitad del siglo XX. Lo hicieron con sus autores, radica mi éxito”. voces, productores y conjuntos a cargo. Al me- Es innegable que en esa autoevaluación faltan nos por un momento, la música latina dejó de varias claves para explicar cómo un joven ranca- ser con ellos una adaptación al gusto dominante güino exalumno de los Hermanos Maristas ter- para convertirse en una fuerza invasora propia- mina con una estrella en el Paseo de la Fama en mente tal. Dulce, melancólica y cadenciosa, pero Hollywood, pero está, al menos, la disposición invasora al fin. de quien se evalúa a no distraerse en datos cuan- “Cuando comencé, hubo quien dijo que era tificables. Lo dice él y lo dicen los demás, antes, imposible que alguien triunfara cantando así”, ahora y quizás hasta cuándo: se trata de una cosa recordó una vez Lucho Gatica en entrevista con de estilo.

Marisol García es periodista, y se ha especializado en música popular y canción chilena. Ha escrito y editado numerosos libros, entre los que destacan Canción Valiente. 1960-1989. Canto social y político en Chile (Ediciones B, 2013), que ganó el Premio Municipal de Santiago en la categoría de mejor investigación periodística el año 2013, y Llora, corazón. El latido de la canción cebolla (Catalonia/CIP-UDP, 2017), Premio Pulsar a la Mejor publicación musical literaria. Además, es coeditora del sitio MusicaPopular.cl y parte del equipo que organiza el festival IN-EDIT, que se concentra en la exhibición de documentales y cine musical.

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