PITTM , 89, , 2018, pp. 271-278, ISSN 0210-7317

“ANDANZAS POR LA NUEVA CHINA”, DE CÉSAR MUÑOZ Marcelino García Velasco Académico Numerario

RESUMEN : César Muñoz Arconada fue en 1995 invitado, y enviado por el partido comunista ruso, a visitar China para que contara y cantara el desarrollo de esta nación desde que en ella triunfó el comunismo. Fue, vio, interpretó y contó, pero no a gusto de los gobiernos de Pekín ni de Moscú. El libro que comento, Andan - zas por la nueva China, no vio la luz hasta que Gonzalo Santonja lo entregó a la Fundación Banco de San - tander en 2017, desde las manos de María Cánovas, viuda del autor.. PALABRAS CLAVE : China, URSS, Astudillo, pueblo chino, Mao Tse Tung, Beññeza, Poesía, Paisaje, Cuevas, Alfares.

“WANDERINGS THROUGH THE NEW CHINA”, OF CÉSAR MUÑOZ ARCONADA. ABSTRACT : César Muñoz Arconada was invited to visit China by the Russian Comunist Party in the year 1955, to narrate and praise the development of this nation since the Comunism triumphed there. He went, saw, inter - preted and narrated, but not to taste neither Pekin’s, nor Moscow’s governments. The book I comentate, Wan - derings through the New China, didn’t see the light until Gonzalo Santonja submitted it to the Banco de San - tander Foundation in 2017, from the hands of María Cánovas, the author’s widow. KEY WORDS : China, USSR, Astudillo, Chinese People, Mao Tse Tung, Beuty, Poetry, Landscape, Caves, Potter’s workshops.

A César Muñoz Arconada, (Astudillo - decimiento. Y hasta una de sus novelas, Río Palencia- 1898, Moscú 1964) se le negó el Tajo , escrita en castellano, 1938, Premio pan y la sal, en parte por la insolaridad de Nacional de Literatura, no fue publicada en sus compañeros de generación –él es de la nuestra tierra hasta 1977, muchos años des - del 1927– y también por su condición polí - pués de creada, y de su muerte, siendo en tica radical que le llevó a exiliarse a Rusia, Rusia donde se alzó a la luz del castellano, y cuna madre de sus ideas. Allí vivió al lado más tarde, en sus propias lenguas, en Rusia, del partido, pero no hizo vida literaria de Polonia, Alemania, Hungría y Bulgaria. relación ni con España y su idioma princi - Abran los manuales de Historia de la Litera - pal, ni con sus coetáneos transterrados en la tura, si hay dos palabras para él, es un mila - antigua América española. Cuando éstos gro. El silencio, cuando no el desdén, lo volvieron a España, después de la muerte siguió en su vida y en su muerte. Más de un del dictador, no tuvieron ni una palabra ni crítico de hoy lo llamó maldito, y no se un recuerdo para el hombre de Astudillo, ya equivocaron. La maldición encarnó en él muerto y, por lo tanto, sin voz para el agra - desde el momento en que salió del campo de 272 Marcelino García Velasco refugiados francés al ser liberado por Pablo dernos, tiene Arconada en el recuerdo y en Neruda y la amiga de la justicia y la libertad el presente a su pueblo, Astudillo, y eso que Nancy Cunard, para dirigirse a Moscú, la han pasado decenas de años que no lo ve, capital de la gran patria. Menos mal que se pero lo reviven sus palabras de niño y de llevó la palabra rural de Astudillo y los ojos mozo y es como si lo viviera. No sabría de paleto abiertos para el asombro. Palabra decir si le hizo sufrir o le mantenía vivo esa y ojos nos dejaron las bellas páginas de nostalgia de “mi meseta castellana de pasto - Andanzas por la nueva China . res”. En ella cabe un pueblo que en la altura César Muñoz Arconada, el astudillano es cerrateño y por eso está lleno de campo y que sólo vivió en Astudillo el tiempo pródi - tenadas que él viviría de niño, porque yo, go de su infancia y el encanto de su primera más joven, todavía oí contar la muerte en el juventud, salió de Moscú hacia la China servicio, y con ello la medalla del recuerdo moderna invitado por el partido comunista pueblerino, del “tío Morillo”, que se pasó, ruso acompañado de su mujer, María Cáno - mientras tuvo fuerzas, dando vueltas alrede - vas, otra exiliada. El objetivo era cantar la dor de su aprisco sin encontrarlo, cubierto gran transformación del pueblo amarillo de nieve, por hallar refugio para él y su desde que Mao Tse tung lo condujo por la rebaño, y topando con la muerte a causa del senda del comunismo para alcanzar la civi - frío en el intento. lización moderna. Los pastores están con él en Moscú y en Para esta aventura lleva en la cabeza su China. La tierra y su paisaje, compañeros. espíritu pueblerino, el recuerdo de su voca - Qué si no Astudillo le hace declararse bulario rural y el apoyo de Miguel de Una - “ermitaño de cerros”, con el recuerdo clava - muno, algo que se deja ver ya en el título do en el de Torre Marte, ermita custodiada y que da al reflejo de su viaje: Andanzas por guardada, pues daba de comer –malcomer– la nueva China , hermano de aquel otro del al hombre que la cuidaba, y que estaba en el vasco Andanzas y visiones españolas , y el alto de un cerro como aquí, Palencia, el mismo objetivo: ver, interpretar y contar. Cristo del Otero. Y en sus páginas, siempre el recuerdo del habla popular y rural ante el No cuenta lo que le cuentan –salvo en asombro de verse tratado por sus receptores las leyendas– sino lo que ve. Sus ojos no se chinos con tanta deferencia. “¡Pero si yo soy apoyan en la voz de los guías que le acom - un pobre diablo, un pelagatos”, vocablo este pañan, ni en las leyendas, tal y como le lle - último que yo sólo lo tengo oído en Astudi - gan, sino en lo que interpretan sus ojos y su llo, y eso que he vivido en otras zonas rura - espíritu, porque la Historia es menos intere - les de mi provincia: , Pera - sante que la Geografía o el campo social zancas de Ojeda, , pue - donde se mueve el hombre, y no individual, blos dispares, mas complementarios. y sí convertido en pueblo, como parte de una colectividad que no ha olvidado, a pesar Los ojos de Arconada en China no se de todo, su educación atávica. apartan de Astudillo y miran como si estu - viera asomándose al campo desde los altos La primera visión de lo que escoge Gon - de Alcubilla o Somontón donde se abren los zalo Santonja para dar cuerpo al mismo valles, la llanura, el río y el correr de los libro, entre el conjunto de reportajes y cua - arroyos.

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Asombra que se quede fijo ante las cue - Y ese primer párrafo acaba en “los cas - vas vivienda de Yenán en las que vive gente, cajales que lo purifican”. Cascajales, pala - él que las sabía incrustadas en el cerrillo de bra que da nombre a un pago abundante en La Mota, bajo el castillo en ruinas, y tenían cascajo, que en la capital, más finos, o no, hogar los que menos tenían. ¡Cómo! ¿Aquí vete a saber, llaman balastro, y en Astudillo también? se extiende y llega a la calderilla del dinero, Y sus ojos, o sus recuerdos, se llenan de a sus céntimos, solos o agrupados, por eso estampas cerrateñas cuando habla de cerros alguno decía voy a pagar en cascajo, o a ver “recostados los unos en los otros”, son si me quito este cascajo. palentinos; o unidos “como amantes”, Las Dice también: “Son burros con arreos de Tetas de Viana , que de nombre, al menos, caballos.” He aquí la infancia pueblerina, el conocería por su empleo en Correos; o animal del labriego pobre para el trabajo, o mirándose las caras frente a frente, el uno al el lujo del acomodado como vehículo para otro, como los de San Juanillo y El Otero en desplazarse a la bodega, y que en las ferias que Victorio Macho alzaría en Palencia su de mayo y septiembre llenaban el campillo alto Cristo, y que él recordaría, todavía des - de La Puebla junto al convento de Santa nudo en la altura. Quizá el capítulo primero, Clara y el palacio que un rey, Pedro I, hizo la estancia y el retrato físico y social de para la bella compañera astudillana María Yenán, descansa en Astudillo, y las expre - de Padilla, la cual dejó parte de su blasón en siones se le caen al golpe de imágenes del el artesonado del convento que fundó y, en recuerdo. Así “el color humano de la arcilla” un principio, hasta su viaje a Sevilla, alber - con la que trabajaban los tejeros del pueblo gó su cuerpo muerto. suyo junto a Chorrodrigo, o los alfareros Seguimos identificándonos con las imá - que dejaban cántaros y barreños para el genes pueblerinas, que él nunca llamará agua, concos para las sopas de ajo, botijas metáforas, ni metonimias, sino simplemente para el orujo, botijos para la sed del trabajo, imágenes, y comparaciones cuando entran jarros para el vino, tan rojos que tenían “el en el símil –tampoco nombrado como tal color alfarero de la sangre”. por él– para proyectar fuerza y emoción a lo El primer encuentro en estas Andanzas comparado. por la nueva China lleva por título En algu - “La mañana es luminosa como una na fuente nace el río . Y empieza así: “Hay alberca”. Todas las huertas de Astudillo, fuentes que no hacen río, pero no hay río entonces muchas, contaban con una que lle - que no tenga madre fuente”. La proposición naban de agua los cangilones de una noria inicial se la pueden apropiar la de Mozomi - que movía el desplazamiento redondo de lán o la de Las Arañas, la segunda se la lleva una bestia. con entera propiedad la Fuente Madre o Algunas veces los receptores, casi, le Madre de las Nueve Fuentes que alimenta obligan amablemente a encontrarse con un arroyo y daba agua a las fuentes y a los lugares y sitios que políticamente son inte - pilones del pueblo, éstos para el ganado, resantes para demostrar el avance social y aquéllas, como la de La Piña, a los humanos económico del pueblo chino, pero Arconada sedientos, niños incluidos al salir de la hace lo imposible por escaparse a la con - escuela del Hospital, en la calle del Aire.

PITTM , 89, Palencia, 2018, pp. 271-278, ISSN 0210-7317 274 Marcelino García Velasco templación de lo propagandístico. Quien se Y frente a él, el paisaje hecho tierra escapa no es el César M. Arconada a secas, como la de su Castilla, más aún, “porque sino acompañado por un nombre compañe - en tal medida no la he visto nunca, la tie - ro y viejo: poeta. O sea, César Muñoz Arco - rra terrera, la tierra más tierra de todas las nada poeta. Y lo que cuenta y canta es des - tierras, algo como la madre de las tierras.” lumbramiento y homenaje. O más bien, No sólo el río tiene madre, sino también la homenaje a un deslumbramiento. Esta es la tierra. tierra recién nacida al comunismo. Y está en Llega por fin, como es su deseo, a Pekín adonde ha arribado a una estación Yenán, la ciudad de cerros con viviendas en igual que todas “porque están hechas por ellos, igual que en las cuevas de La Mota, en una compañía anónima e internacional que Astudillo, y vuelve el recuerdo: “el rapaz se llama capitalismo.” Otros han llegado, y cogenidos.” Toda la chiquillería del pueblo, llegarán, a China y la contarán, sin cantar, en sus tiempos de niños, se divertían y com - en castellano, pero qué diferente es su voz petían con ser cogenidos. con la de Blas de Otero, por ejemplo. En el Y hasta en su ilusión oye la bucólica verso del vasco hay homenaje, pero no des - dulzaina. ¿Cómo puede sonar una dulzaina lumbramiento. en China, un instrumento musical que habi - Y en Pekín hay homenaje a la sencillez ta y suena en las fiestas castellanas, en los de los hombres humildes, que son los pasacalles de su tierra? ¿Astudillo en pobres. “¡Lástima que no pueda meterme China? Tal se ve cuando la nostalgia aprie - ahora en el barco de los hombres sencillos ta y crea mundos desde la soledad de la como un sencillo hombre más!” Y es que no infancia. va solo en el viaje, es dirigido, vigilado, Delibes decía de uno de sus personajes atendido por una compañía que le resulta de niños que llevaba el pueblo en la cara, Arco - más y que ha de aceptar. Sólo entre líneas nada lo lleva en la palabra. Cada cerro expresa que no va a gusto, pero contará lo asoma al aire de los que conoció de subirlos que ve o lo que sublimado quiere ver desde en busca de rillo para “aprender” las leccio - su libertad y su humildad. Y desde esta nes de la escuela o para vencer, infantil, su humildad, al sentir que para ir a Yenán le altura, en compañía de otros niños, y la habían puesto diez personas a su servicio, labor del trabajo que contemplarían de tener entre ellas un médico, no puede por menos los ojos de Arconada, y así en una demos - que declarar, no sé si airado o asombrado: tración de bailes para él y su esposa, los que “¡Trágame, tierra! Me muero de vergüenza, los interpretaban tienen “una característica quiero meterme debajo del asiento –va en el encantadora: la aroma campesina. No sé por tren–. De haberlo sabido, hasta hubiera qué me parece que huele a ese tomillo alto renunciado a mi viaje y a mis caras ilusio - que crece bravío en los cerros.” Es tal el nes. ¡Pero si sólo soy un pobre diablo, un entusiasmo al contar que Yenán es la madre pelagatos! ¡Si no he tenido nunca más que lanza a Mao Tse Tung a transformar séquito que el de las gallinas cuando iba al China por el comunismo, que a sus 57 años corral a darlas de comer y me seguían!...” se llama a sí mismo viejo. ¡Qué cosas!

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Ante la muralla china que surge ante sus ¡Cómo le iban a publicar este libro en ojos, y que en otro tiempo defendió Pekín, China! Todos los elogios se los lleva el pue - se asombra de sus dimensiones, él que viene blo, su tesón, su trabajo, su sentido del ansia de “tierra de murallas”, por no decir de de la belleza. Apenas hay menciones de ala - Astudillo pues cuando Arconada dejó el banza para los directores, los políticos, los pueblo todavía conservaba varias puertas y comisarios, los buscadores de la gran foto - parte de los lienzos. grafía del instante particularmente glorioso. En todo momento se canta la igualdad Y tampoco en Rusia, porque el comunismo de sus habitantes, que ha creado el comunis - ilustre era el nuevo, no el soviético. El turis - mo, la doctrina que él profesa. Y ahora, ta soviético no montaba en los triciclos libres, sabiéndose apoyados en sus hijos, humanos, el vecino de las repúblicas popu - que pisan por donde pisaba y habitaba el lares y el chino sí, porque, aunque dolorido, emperador, cosa que antes a ningún menes - al hacerlo, el taxista –el riksha– podía vivir. tral le estaba permitido. En un principio fue En Pekín surge el campesino que sigue con un jardín alzado en el silo XIII, y en él siendo, o el recuerdo del campesino de su un mirador exclusivo del emperador, y pueblo, y en una tienda encuentra los obje - ahora restaurado se le ha dicho al pueblo: tos que se compraban en los mercados de ¡entra, son tus posesiones! feria: el hornacho, la piel curtida, la soga o A lo largo de las páginas de este escrito el rastrillo. Y nos lo cuenta. Son los recuer - nos confiesa: “Como no escribo una guía, dos del niño que daba vueltas y vueltas alre - sino mis impresiones”, la poesía estará pre - dedor de los objetos y aperos expuestos, sente en estas páginas hermosas en el conte - porque ya mozo no estaba en Astudillo, y nido y en la expresión. Las casas que pose - hasta llega a su memoria la astucia del ven - en los chinos son poesía y el exterior está dedor y el recelo del campesino en la com - rodeado de poesía. En sus jardines –antes pra venta, “del mercachifle de la ciudad con del emperador y ahora del pueblo– crecen el paleto del pueblo”. Paleto es vocablo bur - en las riberas “maravillosos sauces que lón, ofensivo e hiriente del capitalino ante la inclinan sus cabellos de tierno verde prima - morenez y la rusticidad del hombre rural. veral.” Hermosa es la descripción del Gran “En la sombra quedan los emperadores, Canal por el que discurren los juncos con y se alza, en la grandeza y sabiduría creati - sus velas cuadradas y que tapados por la va, el pueblo.” A otro palentino, también vegetación no se ve el cuerpo que las sostie - poeta, Juan José Cuadros, ante la catedral de ne y que le recuerdan las procesiones de su León, no le importa la belleza de ésta crea - pueblo que, al niño, al pasar, la barrera da por un arquitecto y mandada hacer por un humana sólo le dejaba ver la tela de los rey, sino el trabajo de los hombres que la estandartes y pendones, y así, Arconada, levantaron, el pueblo, en fin. “Y los obreros, compara el paso de las velas de los juncos sabios más sabios que los mismos sabios,” con sus procesiones rurales, que debieron de remacha Arconada. Y añade: “El pueblo, el ser los únicos desfiles humanos que presen - más genial poeta de los poetas.” ció. Y el recuerdo no está en el Canal de Castilla, como piensa Carlos Aganzo –bien lo sabía César Muñoz Arconada– por él

PITTM , 89, Palencia, 2018, pp. 271-278, ISSN 0210-7317 276 Marcelino García Velasco nunca se vieron velas arrastradas por su leve ritmo del varal del barquero, el embrujado corriente, sí barcazas, que hasta se construí - rumbo por el lago. an en , tiradas y arrastradas Se pasa bajo el puente de Silan, que por mulas y, más tarde, cuando ya moría comunica la ribera con la punta de verdor como medio de transporte por aquello del donde está la casa del poeta Lin Je-tsin; se progreso, con motor. Lo que sí le venía a la accede al remanso de los lotos, que es como memoria al ver desde el tren las velas de los un jardín que han hecho para su recreo los juncos que pasan frente a él y medio tapan cisnes a las ruinas de la pagoda donde flore - el soporte que las sostiene en pie, por la ce para los luceros; nos acercamos, donde maleza del paisaje en las orillas de su curso, estuvo encerrada la serpiente blanca y al es el fogonazo que revive las procesiones puente caído donde celebraron su entrevista religiosas de su pueblo por las calles, que las los amantes; llegamos a “espolón blanco” seguiría de niño, desplazándose de esquina a que ha dividido las aguas del lago para hacer esquina con la pandilla infantil en medio de que los sauces de las dos hileras tuvieran un silencio veloz. espejo; otro puente que se encabrita para César Muñoz Arconada quiere dejar que pasemos; y por fin la amplitud del lago, claro desde el principio que él es y será tes - después del sitio llamado “canto de los rui - tigo y dará testimonio de la impresión de lo señores” para oír, si fuera posible, el tono de que ve. “Como no soy de la calaña de los las flautas, que siendo, como lo son, servi - halagadores de las flaquezas no puedo, aun - dores de la orquesta de la princesa del lago, que me maten, hacer de trajumán del demo - debe de ser tono de encantamiento. nio.” Y deja al aire una sentencia casi como Navega navegando, absortos en el un mandamiento o una orden moral: “Para embeleso de la poesía, se ha venido la escribir hace falta ver.” Es lo primero que se noche, como si las montañas del contorno le ocurre. Y oír. Junto a lo que ve están las hubiesen arrojado sobre el lago soplos de leyendas y tradiciones chinas que el pueblo, sombras. Se han encendido las luces por aunque ha entrado en otros valores, no aban - todas las orillas, y cada una de estas luces dona. Y al lado de todo esto, la descripción, habla, o canta, o se comunica con otra, o se no detallada sino interpretada, de la belleza hablan de amores, o rezan como las de las de los templos, los jardines, los ríos, las ermitas que parpadean en las cumbres.” montañas, las obras que hizo el pueblo ¡Cómo se iba a publicar este libro tan chino que quería competir con la belleza del bello si era más poesía que propaganda polí - paisaje, enorme, descomunal, bellísimo. tica, que la hay, pero ensombrecida por la Aquí, en este libro, la prosa más poética belleza del decir! Para eso no le había man - que nos dejó el escritor poeta César Muñoz dado el partido a China, sino a cantar la glo - Arconada. “Es la hora de raso y seda del ria de una política y de sus dirigentes. Y atardecer, cuando sauces, pagodas, montes y resulta que César Muñoz Arconada canta al pabellones se reflejan en la quieta y miste - pueblo, a sus tradiciones, al paisaje en riosa superficie de las aguas color de ópalo, donde ellos no han intervenido ni han podi - arriba una barca al malecón, cargan termos do borrarlo del pensamiento popular que, a y tazas para tomar el té, y comienzan el pesar de los avances, sigue siendo pueblo

PITTM , 89, Palencia, 2018, pp. 271-278, ISSN 0210-7317 “Andanzas por la nueva China”, de César Muñoz Arconada 277 tradicional y creyente de su pasado y de sus que iban de la hornacha a los estómagos leyendas. pasando por la boca de niños y adultos. En su viaje a Cantón se asoma a las ven - Entonces la leche era alimento de enfermos tanillas del tren y vuelve, sin querer, al pai - y de señoritos. “¡Ay Shiwan, Shiwan, pinto - saje y la brisa de la memoria de su infancia resco pueblo alfarero, cómo te recuerdo y y juventud en Astudillo. “El otoño también cómo te deseo prosperidad y vida creadora.” hace más severos los campos, vistiéndolos Queda en pie el canto a la revolución en de pardas estameñas de ermitaños –aquí la que se asienta el progreso chino. “He vuelve a Torre Marte y al paño que se hacía hablado del polen de la revolución. Y es ver - en el pueblo para las capas de los labriegos dad, vuela visible o invisible, fecundo siem - y pastores– tiene el color de las perdices. El pre, por todos los ámbitos, y es difícil que cielo es puro y azul; el oreo, el agradable una u otra partícula no caiga sobre alguien. frescor; el sol, picante; la tierra, dura; calmo Pero la revolución no es una varita mágica el ambiente y la anchurosa luz. Las mañanas que transforma de golpe lo malo en bueno, tienen regusto de caza, alegría de ir a campo lo feo en hermoso, lo atrasado en adelanta - a traviesa, de cazcalcar sin rumbo ni prisas, do, lo injusto en justo, lo negro en blanco, de compartir con las hormigas de una que - etc. No es una varita mágica, pero sí varita brada el parco almuerzo del morral.” de muchas virtudes.” Y la ciudad de Cantón le trae a la memo - Por ello incide en que en China todo lo ria el recuerdo de Palencia, ciudad en la que hace el pueblo, unido, respetándose, amán - vivió y trabajó varios años en El Diario dose, trabajando como un honor, no como Palentino como periodista, “porque en Can - una obligación. En China, por eso mismo, tón no se extienden los soportales, con sus dice César Muñoz Arconada, no hay pordio - columnas de ciempiés, por una calle o una seros, sino seres que laboran en lo que sea. plaza, como en España, sino por toda la ciu - “Lo que es del pueblo y en pueblo se nutre, dad.” Aquí están Palencia, con su calle vive eternamente en el pueblo, y cualesquie - Mayor, o Medina de Rioseco o , ra sean los vaivenes y los avatares, siempre cada una con su vieja calle, larga y aportala - queda rescoldo para hacer una fogata.” “Ni da, que despertó la visión de los soportales que decir tiene: ahora que el propio pueblo en las calles de Cantón. es tesorero de sus tesoros, él los muestra, los Cuando ya está finalizando su viaje visi - acrecienta y les da esplendor.” ta y reportaje a China, sus andanzas, siente Y no es de extrañar que el libro que una comezón que es visitar algún pueblo nació y creció y escribió a contra corriente alfarero, y lo consigue, y se extasía en su del pensar del partido acabe en una retahíla contemplación y en la descripción de los o hilera de refranes o dichos populares chi - alfares y procesos creativos, desde la arcilla nos, y no es una sorpresa porque siempre al horno. ¿De dónde si no de Astudillo, pue - estuvo al lado de su autor la voz de Cervan - blo alfarero por antonomasia de la provincia tes y el habla campesina de los viejos del palentina, le nace este deseo? Porque él pueblo a los que el poeta escuchó con delec - conoció y contempló y usó los concos que tación desde una bruma de curiosidad. Y se hacían para el desayuno de sopas de ajo, como muestra nos dejó algunos que a él le

PITTM , 89, Palencia, 2018, pp. 271-278, ISSN 0210-7317 278 Marcelino García Velasco interesaron por llamarle la atención o estar de acuerdo con su sabiduría.

- Al fuego no lo envuelvas en papel. - Las palabras claras no son agradables de escuchar; la buena medicina es amarga, pero ayuda al enfermo. - Cuando bebas agua, no te olvides del hom - bre que ha hecho el pozo. - Si un siglo vives, durante un siglo estudia. - Incluso la mejor memoria es peor que la más desteñida tinta.

Qué bien le viene al poeta de Astudillo esto de la memoria y la tinta desteñida. No hubo para él ninguna de las dos cosas. Casi, se diría que entró en el reino de los objetos y de los seres perdidos. Menos mal que desde hace un tiempo próximo, hay alguien que, como Gonzalo Santonja y otros cuantos buscadores de quimeras y del tesoro de la palabra, se interesan por él.

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