Lo que los arch. cuentan: 4, 2016. 201 -221. ISSN 1688-9827

Conejo, Gigante y Unicornio en el París de las maravillas

Juan Álvarez Márquez1 Universidad de París III

Resumen París se revela como una etapa muy importante en la vida personal, literaria y editorial de Felisberto Hernández. Este artículo explora los lazos que se tejen durante su residencia parisina. Surgen así vínculos con actores literarios y artísticos, principalmente figuras como y Susana Soca, fundamentales en la vinculación del escritor uruguayo con el mundo de las letras en la capital francesa significativa también en el mundo. Las fuentes utilizadas son tanto bibliográficas como documentales, notoriamente piezas del fondo inédito Jules Supervielle conservado en Francia y expuesto en la muestra “Supervielle, poète de la Pampa” de 2012.

Palabras clave: escritor uruguayo - revista La Licorne - archivo Supervielle - red Felisberto Hernández - escritores latinoamericanos París

Abstract represented a very important time in the personal and intellectual life of Felisberto Hernández. This research work study her network that he build in the parisian residence. Felisberto live around important writers

1. Investigador. Autor de “Epidemias y sociedad en América Latina: el caso de Mon- tevideo en el siglo XIX”, Tesis doctoral en la Universidad de París 3. Coordina y traduce en 2011 “Œuvre poétique” poèmes de Susana Soca, edición bilingüe, Ed. Sables, de Toulouse. Publica en 2007 y en 2001 “Más allá del ruego: Susana Soca” y “Susana Soca, esa desco- nocida” en Ed. Linardi & Risso. Participó en obras colectivas “Correspondencia Roger Cai- llois-Victoria Ocampo”, Ed. Stock, 1997, “Carlos Reyles y la cultura uruguaya en España” en Viajeros, diplomáticos y exiliados, Escritores hispanoamericanos en España, (1914-1939), coordinado por Fernando Ainsa y Norah Giraldi, 2012, Ed. Peter Lang, Bruxelles, y “Cinco postas en la historia”, IUA, Punta del Este, 2009. Curador de las muestras Torres García, Susana Soca y su Constelación vistas por Gisèle Freund, y Supervielle, poeta en sus tierras. Inéditos: “André de Badet, El príncipe de Colon”, “Manuel Barthold, entre luces y sombras”, Caballero de Artes y Letras por el Gobierno Francés. correo electrónico: jualmarq@hotmail. com.

| 201 | and artists, as Jules Supervielle and Susana Soca, essentials to connect this Uruguayan writer with an intellectual world in Paris, very representative in the world. The documents employed for this research, originals and bibliography, are also completed with unknowns letters and documents from the Jules Supervielle Archives conserved in and partially includes in the exhibition “Supervielle, poète de la Pampa” 2012.

Keywords: Uruguayan writer - Licorne review - Archives Supervielle - network Felisberto Hernandez - Paris latinamerican writers

“Nadie encendía las lámparas” en aquella suite de hotel George V, en un barrio adoquinado de París. Desde un balcón que daba al patio interior se veían, abajo, las abundantes hortensias, también un acomodador de figuras y personas, colocándolas entre salas llenas de espejos o en el diagramado aire de un jardín a la francesa. En un ambiente similar a este, Felisberto Hernández estuvo encontrándose varias veces con la poeta y editora uruguaya, Susana Soca. También en ese hotel encuentra nuevamente al poeta Jules Supervielle quién llega de una estadía en que se inicia en 1939 y la guerra dilata hasta 1946. El joven escritor conoce a Supervielle a través de un núcleo de amigos, miembros ya, de la esfera intelectual uruguaya. Son escritores, pintores y filósofos, se llaman Carlos Vaz Ferreira, Alfredo Cáceres, Alberto Zum Felde, Joaquín Torres García, Clara Silva, Roberto y Sarah Ibáñez. Felisberto no es tampoco un desconocido. A los veintisiete años se le rinde un homenaje en . Es el año 1929 y asisten a honrarlo Alfredo Cáceres, Leandro Castellanos Balparda y el fotógrafo Humberto Frangella vinculado a la danza y las artes. También lo celebra un segundo acto efectuado en 1935 en el Ateneo. Allí están Esther de Cáceres, Zum Felde y Torres García. Ese mismo círculo se vincula a dos personajes que aparecen en su vida de manera regular y azarosamente positiva: Susana Soca y Jules Supervielle. Es con la edición en la casa González Panizza Hnos. de Por los tiempos de Clemente Colling2 que se publica el 12 de enero de 1943 en El País, que el juicio de Supervielle que aparece impreso en “El caballo perdido”. Como señala Norah Giraldi, Supervielle le hace llegar una carta con uno de los más importantes elogios sobre su trabajo, que aparece en hoja suelta en la edición de la obra.3 A esa crítica se sumaban las de Mastronardi, Paulina Medeiros, Ramón Gómez de la Serna aludiendo “el

2. Por los tiempos de Clemente Colling. Montevideo: González Panizza Hnos., 1942. 3. Giraldi de Dei Cas, Norah Felisberto Hernández del creador al hombre, EBO, Mon- tevideo, Uruguay, 1975: 65.

| 202 | Lo que los arch. cuentan: 4, 2016. 201 -221. ISSN 1688-9827 gran sonatista de los recuerdos y las quintas”4 y Amado Alonso diciendo que “la pintura de Colling en sus lecciones de piano me parece magistral”. En febrero Supervielle dedica un ejemplar de La desconocida del Sena a Felisberto, “gran compañero de profundas soledades, de todo corazón”.5 En abril de 1943, Felisberto publica en Sur, la revista de Victoria Ocampo en Buenos Aires, en cuyo comité redactor estuvieron Carlos Reyles y Supervielle. Felisberto da a conocer en el número 103 de esa revista “Las dos historias”.6 La directora y Felisberto compartían la pasión por la obra y figura de Igor Stravinski. El compositor reside un tiempo en Villa Ocampo, invitado por la mecenas argentina. En Uruguay, Felisberto difunde Petrouchka a través de una conocida gira musical. Quedan de esa época los dibujos y acuarelas de Amalia Nieto, quién se inspira de personajes del ballet y los remite a Felisberto en algunas cartas.7 Ese mismo año Felisberto escribe a Lorenzo Destoc sobre su encuentro con Gilles de la Tourette:

Director de uno de los museos más importantes de París que no solo nos dice sino que nos muestra críticas y críticos que consideran a Supervielle el poeta más grande de Francia y que lo estiman más que a Valéry. Sea como sea –y creo que si es cierta se me vuela el corazón, no creo que se me vuele menos la cabeza– este hombre es de fama mundial y si él se propone hacerme conocer no me extrañaría que mi libro recorriera el mundo. 8

Durante la residencia de Supervielle en Uruguay, compartida entre sus casas de Montevideo, Carrasco y la estancia de Santa Lucía, el nexo entre ambos se fortalece: “sus juicios, sus enseñanzas durante tres años, la presentación que hace en Amigos del Arte y su influencia para que Francia otorgue una beca a Hernández, cambian la vida del escritor”.9 En 1945 Supervielle lo presenta al público en un acto de Amigos del Arte, definiéndolo como “un grand conteur poétique”. Y define:

J’entends par conteur poétique l’écrivain chez qui la poésie loin de morceler et de retarder le récit par des trouvailles ajoutées, l’alimente naturellement et le fait vivre. Chez Hernandez le poète est en effet aussi doué que le conteur: Ces deux arts en lui fondent dans les profondeurs. Et comme il sait humaniser un domaine extrêmement imprévu et singulier!10

4. Giraldi, p. 65. 5. Archivos FH, gentileza Walter Diconca. 6. Abril de 1943, pp. 70-82. 7. Catálogo de Exposicion Cartas a Felisberto, Galeria La Ruche, Buenos Aires, 2008. 8. Giraldi, pp. 122-123. De la Tourette obtuvo para Susana Soca los vitrales de la capilla encargada a A. Bonet. 9. Giraldi, p. 66. 10. Conferencia que fue editada por El País, el 15 de octubre de 1945.

| 203 | Felisberto escribe desde Montevideo a Supervielle el 15 de noviembre de 1945, lo hace de manera amistosa y tratándolo con el apodo de Gigante. Él va a adjudicarse el rol de “conejo”.

Sr. Jules Supervielle, Mi querido gigante: Este conejo apenas tiene tiempo de golpear fuerte una pata contra el suelo para decirle que iré el sábado por la mañana. Hace poco me dijeron que esa señal es la primera que le enseña la coneja al hijo, que es una señal de peligro y que / otros animales del bosque también se guían por ella. Bueno, Ud. espéreme si es tan amable como siempre con un poco de hinojo y unas piedritas. Parece que los conejos comen esas piedritas para triturar los alimentos. Me hacen gracia esos dientes sueltos que se los ponen tan fácilmente. Pero con esas orejas uno piensa que tienen dolor de muelas y se han puesto un paño con grandes moñas./ Basta de conejos y hasta el sábado, mi querido amigo. El conejo Felisberto.11

En esta, como en otras, es revelador el carácter privilegiado de esa relación y muy atípico el tratamiento del joven escritor hacia su maestro, pero Supervielle lo acepta de manera cómplice. Es una excepción en aquel medio y en una época en que nadie haría alusiones a la sobredimensionada talla física de Supervielle o se permitiría bromear con “el poeta” en el tono en que lo hace Hernández. Lejos de Montevideo, en París, Roger Caillois escribe a Victoria Ocampo el 10 de diciembre de 1945: “Quisieras tú escribir de mi parte a Supervielle. 1) Para decirle que tomaré gustoso en mi colección una selección de cuentos de Felisberto Hernández (Juan M. Blanes 1138, Montevideo): y que él me haga llegar por la valija [diplomática] el manuscrito lo antes posible. 2) que me gustaría que haga un prefacio para Hernández, dado que es un descubrimiento suyo”.12 Esa carta la envía Caillois unos días antes de la publicación de “El Balcón” en la primera página del Suplemento Literario de La Nación.13 Si hay una intervención para editarlo en Argentina, puede venir de Supervielle, de Caillois, o de la propia directora de Sur, quien ya lo había editado dos años antes. El año 1946 está marcado por su viaje a Europa. Una beca le permite cambiar nuevamente sus circunstancias vitales. Cuando el navío Formose parte del puerto de Montevideo, Felisberto se prepara para pasar dos años en Francia. Parte en la primavera austral de 1946 y regresa en la primavera septentrional de 1948, menos de dos años en total. Es de pensar que dada la influencia francesa en Uruguay y el reciente fervor sentido durante la guerra, el universo francés no es extraño para Hernández. Su generación se benefició de fuertes lazos con Francia, enraizados desde la Guerra Grande

11. Carta en Archivos Supervielle. 12. Correspondance Victoria Ocampo Roger Caillois, París, Ed. Stock, 1997. 13. Giraldi, p. 69 “El balcón”. Buenos Aires: La Nación (suplemento literario), 16 de diciembre de 1945: 1.

| 204 | Lo que los arch. cuentan: 4, 2016. 201 -221. ISSN 1688-9827 y que se afirman durante la guerra de 1914-1918. Ella fue vivida de manera muy intensa por algunos uruguayos como lo testimonia el poema de Julio Raúl Mendilaharsu “Ante la Victoria”, inspirado por Francia14 y el tango “Silencio” de Carlos Gardel y Le Pera. En lo personal, Henri Bergson y Marcel Proust son referencias recurrentes en las lecturas felisbertinas. Hombres y circunstancias habían marcado ese contexto vital de Felisberto. El paisaje literario de París integra desde el 1900 a muchos escritores hispanoamericanos. El uruguayo Hugo Barbagelata lo describe en sus crónicas de France-Amérique, atento a los vaivenes de visitantes sudamericanos a la capital gala.15 Lo hace en connaissance de cause pues recibe en su casa de Montmartre a muchos personajes de la cultura que echan anclas en Lutetia. Barbagelata se vincula con Rubén Darío, Manuel Ugarte y José Enrique Rodó. París es la residencia también de Eugenio Garzón, quién trabaja en Le Figaro para la sección americana. Sus Discours fueron editados en Francia.16 Por 1930 llegan de Uruguay Carlos Rodríguez Pintos y Susana Soca. El primero, para estudiar filología clásica, la segunda, para recuperar y llevar a Montevideo el monumento al Dr. Soca, su padre, creado por Antoine Bourdelle. Es la época en que Pedro Figari pinta en su casa taller del 13, Place du Pantheón, y expone en 1927 en la Galerie Drouet. El prefacio de su catálogo lo escribió Supervielle. Figari penetró en el medio intelectual del Odéon a través de dos figuras míticas, Sylvia Beach y Adrienne Monnier. Libreras y editoras de vanguardia, ambas dieron a conocer textos de relevancia. Una en su Shakespeare & Company publica el Ulises de Joyce. La otra, en su Maison des amis des livres edita Le navire d’argent, revista de prestigio. Asisten a las charlas que daba Figari sobre su pintura. En el mundo del arte transitan Carlos Alberto Castellanos y los escultores José Luis Zorrilla y Mañé. Reinaba una fuerte presencia norteamericana y femenina en París. Francia había estado presente en la vida de Felisberto desde los años 1920. Luego de su viaje a los Andes había conocido al maestro de piano Clemente Colling, un francés dedicado a interpretar, enseñar y componer. Datan de esa época la “Canción de cuna”, “Los Negros” y otras obras. Viene luego su boda con María Isabel Guerra en 1925, año en que publica su primer libro, Fulano de Tal y toca el piano en varios lugares, como el café la Giralda de Montevideo. Al año siguiente, nace su primera hija, María Isabel Hernández Guerra, cuando el matrimonio ya está separándose. Felisberto sigue con su piano llevando por tierras uruguayas y argentinas obras de Stravinski y de músicos españoles como Granados y Albéniz. A

14. Librería Nacional, Barreiro y Ramos, Montevideo, 1916. 15. Hugo D. Barbagelata, L’influence des idées françaises dans la révolution et dans l’évolution de l’Amérique espagnole, préface de Paul Adam. 16. E. Garzón, Discours, Paris, Henri Dieval Editeur, 1918.

| 205 | través de Amalia Nieto, con quién se casó en 1937, reanudan sus deseos de viajar por Europa. Ella poseía ya la experiencia parisina y de sus estudios de arte y pintura entre 1929 y 1932 en La grande Chaumière y con André Lothe. Comparten la amistad de Alfredo y Esther de Cáceres. Se separan en 1943.

Felisberto Hernandez y Jules Supervielle en Carrasco, 1945. Gentileza Sr. Walter Diconca

La ruta hacia un París libre En 1946 Supervielle retorna a Francia. Su ausencia iba a ser sentida por los amigos y escritores que lo frecuentan y aprecian: Esther y Alfredo Cáceres, José Bergamín, Fernando Pereda, José Pedro Díaz, Victoria Ocampo, Eduardo Mallea, Enrique Amorim, y otros. También es el caso de Clara Silva quién le dedica, en junio de 1946, el siguiente poema:

Despedida a Julio Supervielle Vuelves a Francia, Julio Supervielle, quemándote en la sed de tu poesía; tu largo cuerpo triste se nutría de abejas de la ausencia, amarga miel. La dura bota sobre el lys, con él

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sufrimos en pasión la hora sombría; cariátide de fe, nos sostenía lengua del mundo, canto en tu laurel Puente de amor en río-mar tendido tu voz uniendo antigua y nueva orilla, heredad del ombú, torre y quimera...., decirte adiós no osara, que es olvido; soy viento americano en tu gavilla, amazona pisando tu frontera.17

Felisberto tendrá el privilegio de poder continuar la amistad iniciada en Montevideo con el poeta. Apenas llegado lo reciben Jules y Pilar, encuentro que relata a su familia en noviembre de 1946. Pasa unos días en Blois, en casa de una amiga de la hija del poeta que “es como un castillo”.18 Relata lo típico de ese paisaje de burgos rurales cercanos a París y narra: “Aquí los dos trabajamos en un gran salón con chimenea de leña en medio de un silencio como el que hacemos el pelado y yo cuando estamos cada uno en su asunto”.19

Y en otra carta del 20 de noviembre dice:

Una de las mejores revistas mensuales pidió uno de mis cuentos; pero los muchachos de la nueva revista que saldrá el mes que viene (la dirige el yerno de Supervielle y Caillois) quieren la primicia para ellos. Antes de venir para acá recibí una invitación de Susana Soca –la que financia la revista– y allí me encontré con Caillois, la señora, que traduce mis cuentos y el yerno de S. que el otro día me trajo para acá.20

Pocos días después, Hernández escribe a Supervielle21 desde París el 9 de diciembre. Le agradece y reafirma nuevamente su tono amistoso y transparente hacia quién reconoce como un consejero.

Mi querido maestro: Muy agradecido por su carta y su invitación. Me gustó lo de Szymanowsky22 y el ambiente del teatro, que lo disfruté en el intervalo. De el [sic] reportaje no puedo decirle nada, pues no, han venido. No sé qué decir en esas oportunidades sin ser tonterías, indiscreciones, elogios fáciles o algo que no fuera a propósito pero sigo pensando en eso, pues creo que me conviene; y mucho le agradezco que me haya avisado.23

17. Archivos Supervielle, París, gentileza Anne-Marie Supervielle. 18. En casa de Suzanne Tezenas, amiga de Françoise, hija de Supervielle casada con Pierre David. 19. Giraldi, p. 88. 20. Ídem. 21. Carta de Felisberto a Jules Supervielle, en Archivo Jules Supervielle, gentileza An- ne-Marie Supervielle, expuestas en la muestra “Supervielle, poète de la Pampa”, Maison de l’Amérique Latine, París. Curadoría Juan Álvarez Márquez. 22. Karol Szymanowsky, músico ucraniano muerto en 1937, que musicalizó El Burgués Gentilhombre. 23. Ídem 19.12.1946.

| 207 | En ese momento frecuenta regularmente a Susana Soca, y se dedican a la corrección de “El Balcón” con Yvette Billod, por entonces esposa de Roger Caillois. De modo casi secundario aparece otro encuentro en casa de Susana Soca, particular y reiterado, con la escritora española María Zambrano.

El sábado, en lo de Susana Soca, empezamos a corregir el Balcón, con Yvette Caillois; estaba allí una señora de Zambrano, que ya me había presentado Susana a quién la Sudamericana le publicó unos trabajos filosóficos. Después fuimos a la [Maison de l’] Amérique Latine con Susana. Y al otro día terminamos de corregir El Balcón en la casa de los padres de Roger Caillois; volvió a estar la Sra de Zambrano, pues mucho le gustó mi cuento.24

Dentro de ese círculo intelectual que frecuentaban Soca y Supervielle, Felisberto conoce a otros intelectuales que se interesan por su obra y su publicación. “Conocí a un hermano de Roger, filósofo, amigo de Jean Whal25 a quién le gustó ‘La mujer parecida a mí’ y me lo pidió para una revista, Constelación, que dirige Roger Caillois”.26 Felisberto se mantiene prudente respecto a las ofertas editoriales y manifiesta en su carta a Supervielle el hecho de no actuar sin antes tener su consejo.

Yo no acepté enseguida; dije que le consultaría a Ud. ya que Ud. tenía un plan para colocarlos, y no sabía cómo los distribuiría. (Recordé lo que me había dicho de Fontaine, y de cualquier manera si a Ud. no le es incómodo aconsejarme preferiría su opinión.) Waffler está en esa casa encantada? Quedó en avisarme, si iba. En ese caso van para él mis votos de envidia.27

Y lo mantiene al tanto de lo que son sus gestiones editoriales.

Recibí carta de la Sudamericana contestando a una mía en la que los apuraba por el libro ya que en diciembre se cierra el concurso en Montevideo. Me dijo el secretario –López Llausas28 está en España– que lo hacían a la brevedad posible y me mandarán a París, los 25 ejemplares pedidos. Y reaparece en la relación epistolar la presencia animal que es seguramente apreciada por el poeta de la Pampa, tan adepto a las creaturas zoológicas que pueblan este mundo:

Ud. puede trabajar como desea? Mi “vaca” da algún paso que otro, yo trato que cumpla sus 6 masticaciones, además estudio gramática como un descocido. De a su señora Pilar mis mejores saludos y para Ud. todo el respeto y el afecto de siempre. Felisberto Hernández. 29

24. Ídem. 25. Filósofo francés de origen judío, profesor de la Sorbona y sobreviviente del campo de detenidos de Drancy. 26. Casualmente el logo de La Licorne es una constelación y es también un Constelación el aparato aéreo en que muere Susana Soca. 27. Ídem carta 19.12.1946. 28. Antoni López Llausas, 1888-1979, propietario de la editorial Sudamericana. 29. Carta de Felisberto a Jules Supervielle, en Archivo Jules Supervielle, gentileza An-

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Desde su Hotel Rollin, sito en el 18, rue de la Sorbonne, frente a la pluricentenaria casa universitaria, toma contacto con gente vinculada a Montevideo. Se ve con Gisèle Freund, la fotógrafa alemana quién regresa de su exilio en Argentina y Uruguay. Socióloga, formada en la escuela de Frankfurt, escapa primero de Alemania cuando el ascenso de Hitler y deja París ante la ocupación nazi. En el Río de la Plata se rodea de Caillois, las Ocampo, Fernando Pereda, Borges, Supervielle e Ingheborg Bayerthal. Mediante una serie de telegramas celestes en boomerang tridireccional, organizan los primeros almuerzos con Susana Soca.30 Es allí cuando inicia una novela, probablemente Las Hortensias. Resurge la figura de Roger Caillois, muy cercano a Supervielle, Soca y Ocampo quién debe editar en Sudamericana Buenos Aires, Nadie encendía las lámparas. Las epístolas de Felisberto a su familia están marcadas por la presencia recurrente de precisiones sobre la vida cotidiana. Están siempre en sus cartas las sensibles alusiones a los: “cines baratos, casas de duchas calientes, y las papas que ‘son más baratas que ahí’”.31 También evoca su condición de extranjero destacando que “lo que más trabajo nos dio fue sacar el carnet de extranjero, pues los trámites eran muy complicados; pero con eso estamos tranquilos porque nos dan cartas para alimentos y todo es más barato”. 32 Supervielle demuestra siempre un interés firme en vincularlo con escritores y editores. Mismo antes de dejar Montevideo, el poeta deseaba que Felisberto conociese figuras bonaerenses como Borges y su cuñado, Guillermo de Torre, quiénes habían firmado enPrisma el manifiesto de esa revista ultraísta.33 Se puede pensar que por el año 1943 Felisberto no sabía aún quién era Bor[j]es, lo suponía casado con una hermana de Victoria Ocampo y es a él a quien debe destinar una serie de relatos fantásticos o fuera de la real. 34 Entre todas sus cartas se destaca una con precisiones emotivas: “Lo que me tiene contento por sobre todas las cosas es lo de la Literatura; una de las revistas mensuales pidió uno de mis cuentos”.35 Es en realidad un pedido de Susana Soca formalizado a través de los “muchachos de la revista” que son Pierre David, casado con Françoise Supervielle, y Roger Caillois y quieren la primicia para ellos. El texto elegido es “El Balcón”. ne-Marie Supervielle, expuestas en la muestra “Supervielle, poète de la Pampa”, Maison de l’Amérique Latine, París, Curador Juan Álvarez Márquez. 30. Archivo privado, documentos expuestos en la muestra Susana Soca y su Constel- ación vistos por Gisèle Freund, MAL, París, 2006. 31. Giraldi, p. 88. 32. Ibídem. 33. Ídem, pp. 46-47. 34. Ídem, p. 123. Casado con Norah Borges, poeta y pintora. 35. Ídem, p. 88.

| 209 | “Estoy mucho más mimado y sinvergüenza que en Montevideo” afirma. Entendió enseguida la importancia de mejorar su francés y señala en carta de 27 de enero de 1947 “Voy a la Alianza a aprender bien a hablar el francés”.36 Hace uso en ella de una frase que reitera: “Pero como siempre, mi mayor preocupación es lo que escribo y estudio en arte.”37 Decía Felisberto: “Aquí es dificilísimo entrar en literatura. Pero he tenido gran suerte con Caillois, y además él me prometió publicar el libro que saldrá en Bs As. en la más acreditada casa de aquí.” Alude a Nadie encendía las Lámparas. Los otros apoyos son Supervielle y Susana Soca: “tengo grandes proyectos muy rigurosos en literatura, siempre bajo los consejos de Supervielle. Estoy encantado de todo esto. Lástima que los extrañe tanto.”38 La poetisa que Felisberto descubre en París, llevaba ya ocho años instalada en el George V. Publica algunos de sus poemas en Sur junto a Fernando Pereda y otros en su propia revista en el segundo número. También edita en Alfar su prosa y poesía. En 1932 su texto sobre Rilke, en 1948 Poemas, su Kierkegaard en 1949, y Aniversario y Las flores en 1951 y 1952-53 respectivamente, en la revista de Casal. El resto de su producción, Noche Cerrada y En un país de la memoria tendrá una edición tardía. Era sobrina de Pablo, Eduardo y Juan Carlos Blanco Acevedo y del poeta Julio Raúl Mendilaharsu. Conocía y se carteaba con Borges, Victoria Ocampo, Cocteau, , Henri Michaux, Nicolas de Staël, Drieu la Rochelle, Roger Caillois, Alberto Moravia, Paul Eluard, y muchos otros que editará más tarde en su revista. Picasso la había retratado en 1943, obra que Hernández habrá podido ver en su casa.39 La relación entre Susana y Felisberto va tomando diferentes formas. Se frecuentan desde la llegada de Felisberto en 1946 y según relata en su correspondencia se ven a ritmo de dos o más veces por semana.40 Son épocas en que ella tiene previsto regresar a Uruguay. Esta ayuda concreta de escritores ya conocidos y con poderosos contactos fue favorable al nexo de Felisberto con circuitos sociales imprescindibles para funcionar en el universo parisino. A través de Caillois, creador en Argentina de Les lettres françaises, conoce a Yvette Billod, traductora en varios números de Cahiers de la Licorne. Casada luego con Roger Caillois, participó en el universo de la poesía. Es ella quién en 1947 traduce “El Balcón” para La Licorne.41 Susana Soca aspira, a través de su revista, a publicar textos de gran calidad para un público ávido de esa literatura.

36. Giraldi, p. 93. 37. Ibídem. 38. Ídem, p. 90. 39. Visible en el retrato de Susana Soca por André Ostier, París, Hotel George V, 1943. 40. Giraldi, p. 71. 41. La Licorne, Printemps 1947, dirigida en París por Susana Soca.

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La preparación de la revista generó una red intelectual a través de reuniones en el Hotel George V o en los almuerzos licornianos coordinados por Pierre David. París se había liberado como Soca relata en Aspectos de París.42 Paul Eluard asistía a esas reuniones. Las casas de Jules y Pilar Supervielle en París y en el campo, eran punto de encuentro y una segunda casa para Felisberto. Era el París de cafés y librerías como las de Fontaine y el Odéon, que Torres García rescata en Historia de mi vida. También viven o pasan por París Borges, Chiquita de Oliveira Cesar, autora de Un cierto París43, Mallea, las hermanas Ocampo, Guillermo de Torre, ligados muchos a Sur y a Supervielle. Entre los artistas pintores pasaron García Reyno, amigo de Amalia Nieto, y becarios de música y arte como Carlos Estrada, Mimi Satre, que se frecuentaban. Del lado francés estaban Paul Verdevoye, Gaston Gallimard quien a través de Caillois y Supervielle se interesaban en la literatura del Sur. En el museo del Hombre está Paul Rivet que crea en 1954 el Institut de l’Amérique Latine. Rivet bregaba por conservar los restos de Vaimaca Pirú, charrúa sobre quién escribió trabajos reunidos en un libro.44 En Montevideo vive, aunque olvidado, el pintor francés Manuel Barthold, autor de espléndidos retratos de Juana de Ibarbourou, Zorrilla de San Martín y Rodó. En 1946, Supervielle es designado Agregado Cultural de Uruguay ante la Legación en París por el presidente Juan José de Amézaga. Es un elemento favorable para el poeta cuyo banco familiar acaba de quebrar. En su universo la presencia de Felisberto se integra cada vez más al círculo familiar como había sucedido anteriormente con Henri Michaux. El poeta franco-uruguayo reconocía los talentos y con fidelidad y tesón los apoyaba de manera firme y certera. Es así que pone en el camino de Felisberto a editores y mecenas: le presenta a personajes como Fontaine y Girondo. Así lo relata Felisberto en su carta de 25 de diciembre de 1946 durante las Fiestas:

Con mi traductora hemos ido a ver a los que tienen que ver con una de las principales de Francia, Fontaine, y encontramos buena predisposición y casi todo hecho. Pero hoy he ido a lo de Susana Soca y tengo toda la felicidad en mis manos. Ella era la que había convenido con el tipo más influyente de Fontaine para que allí me publicaran un cuento y en la revista de ella que sale en estos días, otro.45

Es la época en que Felisberto vive una situación financiera delicada, entre cartas que iban por vapor o, en momentos de lujo, por avión. Trata de reducir sus gastos a 100 francos diarios, nutriéndose culturalmente con idas

42. Prosa de Susana Soca, Montevideo, 1966. 43. 1942-44, Ed. Hachette, Buenos Aires, 1986. 44. Paul Rivet, Les derniers Charrúas, Société des Amis de l’Archéologie, París, France, 1930. 45. Giraldi, p. 91.

| 211 | al cine. Pasaba de las lujosas comidas licornianas a sus sopas enriquecidas con el jugo de carne de la Liebig. Complementaba su alimentación con los productos uruguayos, paté de carne y dulce de leche. Los consejos de Supervielle eran muy tenidos en cuenta. Afirma que Francia “era el país de la crítica y que todo es muy difícil”. Y para él era un desafío: “Si él se desanima me voy al diablo. Si me publicaran una vez aunque fuera una vez en una de las revistas importantes ya estaría justificado; pero si no todo se irá abajo y mis enemigos de ahí se aprovecharán de lo lindo”.46 Supervielle presenta su obra en una conferencia de France-Amérique presidida por el Mariscal de Lattre de Tassigny en la avenida d’Iéna. Luego pasa una época en Londres desde setiembre de 1947. Allí es acogido en la institución, que el exembajador británico Millington Drake, afecto a Uruguay, creara para estudiantes uruguayos. Es apoyado por Susana Soca quien tiene ya pensado volver a Montevideo. La relación se mantiene y Felisberto reconoce en ella el “poder único” y le presenta a “todo el mundo”.47 Lo lleva al Louvre y comen juntos. Susana tiene cuarenta años y Felisberto solo cuatro más que ella. Ella viene desde su hotel y lo recoge con su chofer en la Rue Cujas. De ese vínculo cercano al amor hablará Felisberto en su Diario de un sinvergüenza. En una postal enviada desde el Hotel Waldorf de Nueva York ella le escribirá declarándose inexperta en esos temas. Es en 1947 que Susana Soca alcanza su meta introduciendo en el mundo de la literatura francesa su Unicornio de alta calidad y vida breve. La presencia de la revista es una realidad y la tarea debe convocar a nuevos escritores de nivel. Susana y Felisberto viajan en avión a Londres. Felisberto participa en un concierto. La edición en su carátula dice Printemps 1947, la primavera que Hernández describe como “maravillosa y esperamos ver todo florecido, pues hay mucho árbol inmenso”.48 Esa primera edición es para Felisberto una herramienta, su carta de presentación: “Después que aparezca el primero me presentaré con él a todas partes”.49 Previo a su viaje a Blois había recibido una invitación de Susana Soca a la que responderá afirmativamente, aunque luego se presenta a la cita en una fecha equivocada. El 18 de marzo de 1947 Felisberto escribe desde Blois. Es un nuevo encuentro con Supervielle. Relata haber trabajado “en grande” y haber iniciado una novela que entusiasma a Supervielle. Compara los ambientes que percibe con los de Uruguay afirmando:

46. Ibídem. 47. Ídem, p. 71. 48. Ídem, p. 96. 49. Ibídem.

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Lo más curioso es la libertad y el respeto; pero la libertad les llamaría mucho la atención. Aquí en el barrio latino –de estudiantes– las parejas se besan por la calle; y a veces ni se paran, se besan caminando.50

Lo sorprendió también la práctica del bizutage. Tirándose harina y pintándose sin “ninguna pelea”. Su visión sobre la diversidad humana de esa ciudad cosmopolita denota la sorpresa de algo desconocido en su ámbito vital. Lo manifestó diciendo: “En la ciudad universitaria hay de cuanto tipo puedas imaginarte: negros trompudos, chinos, japoneses, etc. Da pena ver mujeres lindas con negros o japoneses feísimos”51 y sobre su trabajo expresa:

Menos mal que Supervielle está tan entusiasmado con la novela que estoy haciendo.52 No pienso dejar de aprovechar mi estadía aquí y sobre todo espero que me renueven la beca. Quedaré afirmado para toda la vida; y ahí no tendrán más remedio que resolverme las cosas mucho mejor. Supervielle me dice que ganaré mucho dinero con los libros.53

Entretanto ansia que salga La Licorne: “Por fin en estos días, parece que saldrá la revista de Susana Soca con mi cuento, ya lo han leído –en las pruebas– y me ha gustado mucho”.54

La consagración de la primavera Finalmente El Unicornio sale de talleres el 5 de marzo de 1947. Su portada enuncia PRINTEMPS 1947. En sus hojas hay presencia de Gigante y Conejo. Su índice da existencia e inmortalidad a Supervielle con su “Genèse”, a las “Fictions” de Borges, al “Je vis toujours” que Paul Eluard firma con su clandestino apodo de Didier Desroches, “L’Ydille” de Maurice Blanchot, “S’il neige” de Georges Shéadé y entre ellos a Felisberto con su “Balcón”.55 Luego el turno es de Neruda con “Hauteurs de Machu Pichu”. El índice lo completan textos de Octave Nadal, T.S. Elliot, Garcilaso de la Vega, René Daumal, Charles Albert Cingria, Charmide, Georges Garampon y Senancour.56 Las traducciones están a cargo de Paul Verdevoye, Yvette Billod-Caillois, Roger Caillois y Pierre Leyris. La Licorne, concebida y financiada por Soca, se perfila como cuaderno trimestral de literatura bajo su dirección. Los textos los reúnen Roger Caillois y Pierre David. Se edita con el control de René Wittmann, en los talleres Zicheri del 20 rue Visconti. El logo es creación de Valentine

50. Giraldi, p. 95. 51. Ibídem. 52. Ídem, p. 97. 53. Ibídem. 54. Ídem, p. 96. 55. La Licorne, pp. 67-81, París, primavera de 1947. 56. Ídem.

| 213 | Hugo, figura del surrealismo vinculada a André Breton. Seguramente la revista es leída por los hispanistas de entonces, Paul Verdevoye, Marcel Bataillon y los hermanos Jean y Jacques Baruzy, vecinos de . Jean Cassou evoca “el oscuro pensadero de los Baruzy”, salón al estilo siglo XIX en una casa sin luz ni teléfono pero con gran modernidad intelectual y artística.57 Para Susana Soca, ese espacio era una “reunión de eruditos preocupados por el pensamiento y la lengua de España” y “hacían pensar con alguna esperanza en lo que había sido Europa en el sentido humanista del término: el centro de un diálogo de hombre a hombre a través de idiomas y países diferentes”.58 Le Figaro el 17 de mayo saluda la aparición de La Licorne, que retoma el trabajo de Mesures. Al llegar el verano de 1947, el 5 de julio, afirma estar muy “apretado” sin llegar a pasar hambre, salvo que recibe una gran suma de dinero que debe cuidar. La lentitud que percibe en las ediciones de revistas lo irrita. Desea editar primero entrevistas y dedicarse luego a los libros. Sabe que por su beca Supervielle puede intervenir ante Alberto Guani, ministro de Relaciones Exteriores de Uruguay. En esta época frecuenta a los Girondo, a Susana Soca y afirma que Supervielle habla de él a mucha gente y que está encantado. Felisberto pasa el verano en París donde Supervielle alquiló una casa, mismo si se fue a Port Cros, la isla del Mediterráneo donde pasaba sus veranos. En esa casa parisina “grande, viejísima y encantadora” se instala Felisberto.59 Por esa época frecuenta también a Héctor Sgarbi, pintor que comparte un taller con Nicolas de Stael y el español Domínguez. Con la idea de prolongar su estadía francesa, Supervielle interviene para que conserve su beca. Ese mismo verano de 1947, el 10 de agosto describe sus preocupaciones: Bueno, aquí lo único que me hace penar es la tardanza en las revistas literarias en salir mis cuentos. El encargado es un buen hombre pero muy negligente y nos estuvo engañando a Susana y a mí y en todos estos meses no le había dicho nada a los directores. Ahora Supervielle habló con uno de ellos y se descubrió el pastel, el director está encantado y se comprometió a publicar, hasta que no salga no estoy tranquilo.60

Regresa en setiembre de 1947 de Londres donde lo impactaron “los lugares más fantasmagóricos del mundo”. Tráfico, tranvías, buses de dos pisos, los parques, y los subterráneos. Se encontró allí con un hijo de Batlle Berres y otro de Marcos Batlle. Desde el avión vio las parcelas rurales de Francia que compara a “retazos de una colcha o cobertor de aquellos

57. Cassou, Jean, Une vie pour la liberté, Paris, Robert Laffont, 1981, p.17 58. Prosa de Susana Soca, Montevideo, 1966, pp. 118-119. 59. Giraldi, p. 99. 60. Ibídem.

| 214 | Lo que los arch. cuentan: 4, 2016. 201 -221. ISSN 1688-9827 que teníamos en Trápani. (Trápani debe venir de trapo)”.61 La gestión de Supervielle es fructífera y el ministro francés de Montevideo le informa que la prórroga de beca es otorgada.62 La carga de dificultades lo llevó por entonces a decir: “Cuantas veces tengo ganas de mandar todo esto a la mierda y llegar cuanto antes ahí. Sin negar nada de lo grande que he visto, y sabido necesito reintegrarme a mí mismo en mi propia salsa”.63 Sigue con promesas de edición. Supervielle lo presenta el 17 de abril de 1948 en La Sorbona en una ceremonia cuyo afiche naranja reza: Felisberto Hernández par le poète Supervielle en presencia del General de Lattre de Tassigny. Escribe ese día:

Por suerte hoy ocurrirá un hecho que justifica bastante bien mi estadía, Supervielle dará una conferencia sobre el Uruguay, en la Sorbona y me presentará con unas palabras, yo les contestaré otras, y se leerá un cuento mío en francés.64

Quedan de sus múltiples esfuerzos dos pilares importantes que se contraponen a ciertas ediciones demoradas. Uno en La Licorne, con “El Balcón” y un segundo, en 1948, con “El acomodador” que Yvette Billod traduce como “Chez les autres” y edita en el N.° 2 de la revista Points. La estadía en París marca también el encuentro con África de las Heras. Ya en sus cartas no menciona a Susana Soca quien ha vuelto a Uruguay junto a su madre. Ella pasa en Nueva York la Navidad de 1947 con su tío, embajador de Uruguay ante Naciones Unidas. Su vuelta se conjuga con una muestra de Nicolas de Staël que prepara junto a Sarah Lussich y Pierre Lecuire en Montevideo. Su mudanza se compone de toneladas de libros y obras de arte, seguramente sus archivos y correspondencia, mismo las de Felisberto. El 6 de marzo de 1948, en una carta escrita en París, el escritor evoca la llegada de Roberto y Sarah Ibáñez con sus hijas. Al mes siguiente anuncia tener un pasaje de regreso para el 20 de mayo. Su impaciencia lo lleva a decir “No me quedaré más de octubre del año que viene y si puedo me voy antes”.65 Poco se conoce de los encuentros en Uruguay con Susana Soca y de su frecuencia. Felisberto se establece con María Luisa de las Heras (nombre adoptado en esa circunstancia por África, muchos años después descubierta como espía soviética). Soca alterna entre sus casas de San José 824 o la de Esteban Elena, en Carrasco, donde trabaja con sus colaboradores Ricardo Paseyro y Guido Castillo. Un día de la semana en su casa se recibe a la familia Blanco Acevedo. El 28 de julio de 1949 participa en el homenaje

61. Giraldi, p. 102. 62. Ídem, p. 101. 63. Ídem, p. 103. 64. Ídem, p. 107. 65. Ídem, p. 104.

| 215 | de Amigos del Arte a Torres García, coordinado por Amalia Nieto junto a Julio Payró y José Bergamín. La poeta viaja de nuevo a Europa, pasa por la URSS y Asia. Contacta escritores en vistas de refundar en 1953 Entregas de la Licorne. Realiza conferencias y actividades culturales en su casa, ambiente que recuerda Pierre Bertin.

Susana me dice que su madre desea recibirme. A la hora indicada penetro en piezas oscuras. Una dama aparece, una especie de reina. Pienso en la madre de Eugenia de Montijo. Giro contemplando los cuadros que hay en los muros, muy bellos, y creo reconocer en la oscuridad un Degas, un Monet, un Rubens. Intentamos encender las lámparas pero en vano, nada funciona… es impresionante y encantador como una carta de Mérimée.66

Su nueva revista incluye a Felisberto entre los autores elegidos. Publica “Lucrecia” y la segunda mención en La Licorne es una nota sobre la obra de Supervielle “El ladrón de niños” (“Le voleur d’enfants”), en el N.° 7 de 1956. Felisberto está presente en el homenaje al Gigante donde la hija del poeta, Anne-Marie, y su primo Luisito leen textos de Supervielle.67 En una ocasión Felisberto recurre a sus contactos con el embajador Blanco Acevedo, tío de Susana Soca, para regularizar documentos de María Luisa de las Heras, aunque estaban separados desde 1950. Felisberto vive junto a Reina Reyes hasta 1958. Soca publica en La Licorne, en 1955, la “Explicación falsa de mis cuentos”68 que, como acota Norah Giraldi, surge de un pedido de Caillois a Hernández formulado en una reunión en la casa de Soca. En la época de la reivindicación de libertad de los intelectuales, Hernández se asocia al movimiento que combate la presencia del pensamiento marxista-leninista a través de una emisión radial de 1956. Susana Soca emprende algunos viajes discretos a Moscú para encontrarse con . El autor ruso afirma en una carta “esa mujer me interesa mucho”.69 En enero de 1959, y sin el golpe de pata de conejo que delate el peligro, la Dama del Unicornio70 toma en París el vuelo del Constelación. El Gigante ha venido a acompañarla hasta la escalerilla del avión en la pista invernal. La despide también con Cocteau, Ionesco y otros en el coctel de adiós ofrecido en el George V. Susana Soca muere calcinada el 11 de enero en el aeropuerto de Galeão, bahía de Guanabara, justo en el mismo sitio que Felisberto describe en 1946: “Estamos parados en la Bahía de Río de Janeiro. Entramos anoche. El espectáculo es lo único verdaderamente

66. Bertin, Pierre Carnet de voyage, p. 8,1 Ed. Julliard, París, 1954. 67. Entregas de La Licorne, pp. 49-51, Montevideo, mayo 1956. 68. “Explicación falsa de mis cuentos”. Montevideo: La Licorne, n.º 5-6, año III, 2.ª época, 1955, pp. 970-998. 69. Carta de Boris Pasternak a su hermana Lydia Leonidovna Pasternak Slater. 70. Poema de Olivier Larronde, puede aplicarse a Soca para quién es “el más dotado de los poetas de 20 años”.

| 216 | Lo que los arch. cuentan: 4, 2016. 201 -221. ISSN 1688-9827 fantástico que haya en el mundo. Ninguna foto dará la realidad”.71 Caillois publica una nota en la NRF sobre Susana Soca72, a la que Supervielle responde en privado aludiendo a una mujer “de profundidad y justeza inasible”73. Recién un mes después un cortejo masculino acompaña los restos de Soca desde Carrasco al Cementerio Central. Ese mismo año Felisberto publica “La casa nueva”.74 El Gigante queda solo en París hasta mayo de 1960, cuando se extingue al borde del Sena que tanto lo inspiró. Y de tres uno, solo el Conejo perdura hasta enero de 1964, a dos días pasados, exactamente, del quinto y fúnebre aniversario del Unicornio. Queda ante el investigador la circunstancia excepcional. En el París de 1946, tres personajes interactuando en el mundo de las letras. Reaparecen como en los tapices de La Dame à la Licorne, de Cluny, el Conejo, el Unicornio, y el Gigante, tan grande él, que solo se ve su bata roja convertida en fondo del tapiz. Felisberto es relativamente joven, tiene ambiciones, esperanzas y revela actitudes propias ante la gran ciudad. Supervielle, prestigioso escritor, apenas regresado de Uruguay, recibe de grandes instituciones de la crítica y la edición (NRF, Gallimard) vigorosos honores. Susana Soca es la outsider que revela en “Elle n’était pas d’ici”.75 Desde su torre marmórea genera encuentros en el mundo del arte y las letras, ávida de dar y hacer en el París libre u ocupado. Ella desea hacer “...una revista que se ocupe con particular atención de un intercambio entre nuestras dos lenguas y sus literaturas respectivas”.76 La coyuntura del encuentro de 1946 les permite pensar en una literatura nueva, en defender sus representantes, acercar los dos continentes y sus valores propios y de aspiración universal. Es el rol de Soca y Supervielle abriendo puertas a jóvenes talentos. Supervielle actúa ya en ese sentido en Poesía V, de 1931, editando con Manuel Altolaguirre a Juana de Ibarbourou, Carlos Rodríguez Pintos, Fernán Silva Valdés, Carlos Sabat Ercasty y Juan Carlos Abella. Supervielle y Altolaguirre también son publicados. En 1954 se ocupa de la edición francesa de Tabaré. Ha ayudado en París a Henri Michaux y a Luis González Bernal. Supervielle confía a Felisberto el rarísimo privilegio de compartir su espacio de trabajo. El todo es digno de ser observado en detalle, verlos en acción, entender ese accionar de todos y cada uno de los actores. Surge de la mirada la singularidad de la cultura de ese momento que favorece no solo la emergencia de las obras citadas de

71. Giraldi, “Carta de Felisberto a su madre, 9.10.1946”, p. 85. 72. N.° 79, Año VII, 1959. 73. 4 .02.1959 Archivos Caillois, Vichy. 74. “La casa nueva”. Montevideo: Almanaque del Banco de Seguros del Estado, año XLVI, 1959, pp. 429-434. 75. Forma parte de Excercises d’admiration, pero se publica en el número 16 de La Li- corne, Montevideo, 1960 76. Entregas de La Licorne 1-2, p. 10, nov. 1953, Montevideo.

| 217 | Felisberto, sino también, gracias a esas redes de estímulo y colaboración, la madurez de una creación literaria que se cultiva en el marco de una relación transatlántica, entre París y el Río de la Plata.

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III. Los Finales