UNIVERSIDAD DE SANTIAGO DE COMPOSTELA
FACULTAD DE BIOLOGÍA
DEPARTAMENTO DE BIOLOGÍA ANIMAL
DESARROLLO DE UN MODELO DE PREDICIÓN DE ACTIVIDAD DE LA BABOSA Deroceras reticulatum (Müller, 1774) APLICABLE AL CONTROL DE PLAGAS EN ZONAS AGRÍCOLAS DE GALICIA.
Memoria que, para optar al Grado de Doctor en Biología, presenta D. MANUEL BARRADA BEIRAS
Santiago de Compostela, mayo de 2003
JOSÉ CASTILLEJO MURILLO, PROFESOR TITULAR, Y JAVIER IGLESIAS PIÑEIRO, PROFESOR TITULAR INTERINO, DEL DEPARTAMENTO DE BIOLOGÍA ANIMAL DE LA UNIVERSIDAD DE SANTIAGO DE COMPOSTELA,
CERTIFICAN:
Que la Memoria titulada “DESARROLLO DE UN MODELO DE PREDICIÓN DE ACTIVIDAD DE LA BABOSA Deroceras reticulatum (Müller, 1774) APLICABLE AL CONTROL DE PLAGAS EN ZONAS AGRÍCOLAS DE GALICIA.”, que para optar al Grado de Doctor en Biología presenta D. MANUEL BARRADA BEIRAS, ha sido realizada bajo nuestra dirección en el Departamento de Biología Animal de la Facultad de Biología de Santiago de Compostela. Y considerando que representa trabajo de Tesis, autorizamos su presentación a fin de que pueda ser juzgada por el Tribunal correspondiente.
Y para que así conste, firmamos el presente certificado, en Santiago de Compostela, a 15 de mayo de 2003.
Fdo.: Dr. José Castillejo Murillo Fdo.: Dr. Javier Iglesias Piñeiro
AGRADECIMIENTOS
En primer lugar quiero agradecer a mis directores de Tesis, Dr. José Castillejo y Dr. Javier Iglesias, por haberme incorporado a su equipo de investigación, así como por el apoyo, asesoramiento y ayuda en la elaboración de este trabajo.
Por otra parte debo recordar a todas aquellas personas cuyo trabajo y conocimientos han permitido el desarrollo de esta Tesis: Dra. Mª Jose Lombardía Cortiña del Departamento de Estadística e Investigación Operativa, por toda su ayuda en el desarrollo del modelo de predicción. Dr. Ramón Anadón Álvarez y Dra. Mª Soledad Ruiz Álvarez, del Departamento de Bioloxía Celular, por toda la ayuda prestada a la hora de realizar los análisis citológicos, así como al resto de miembros del equipo de investigación (Iria, Chus, Enma, etc, etc) que continuamente me ayudaron con una enorme generosidad. A Jaime Fagúndez Díaz, del Departamento de Botánica, por toda su ayuda a la hora de identificar las especies de plantas presentes en las parcelas. Al resto del equipo de investigación: Ramón, Federico, Inés, Antonio y Pedro; así como a Pablo y Rocío; por cosas tan diversas como muestrear por la noche lloviendo, cargar bolsas de tierra, solucionar problemas informáticos, aportar ideas o dar consejos, haciendo, en resumen, más llevadero todo este trabajo. A los socios de la Cooperativa "Val do Ulla", y en especial a Antonio. Este trabajo no hubiera sido posible sin la colaboración del Observatorio Astronómico Ramón María Aller, así como de Carlos Fernández Sánchez y Pablo Rey Mayo, del Centro de Supercomputación de Galicia (CESGA).
También quiero agradecer a todos mis amigos que siempre fueron conscientes de lo que suponía sacar este trabajo adelante, por lo que no dejaron de apoyarme, animarme y de preocuparse por mi.
Finalmente he querido reservar estas últimas líneas para mi familia: para mis padres, a los que dedico este trabajo, que espero les sirva de orgullo y satisfacción. Para mis hermanos Chus y Carlos, así como para Alberto y Mª Ángeles por su apoyo y sus consejos; y para Carlos y Pedro, por no dejar de correr, reír, preguntar y en definitiva alegrarnos a todos.
Este trabajo de investigación ha sido financiado por los proyectos FAIR CT 5-PL97-3355 (Unión Europea) y PGIDT00AGR20001PR (Xunta de Galicia).
A mis padres
ÍNDICE
ORGANIZACIÓN DE LA MEMORIA...... 1
1. INTRODUCCIÓN 1.1. Aspectos beneficiosos y perjudiciales de los gasterópodos terrestres 1.1.1. Papel ecológico...... 5 1.1.2. Relaciones con el hombre...... 7 1.1.3. Las babosas como plagas agrícolas...... 8 1.1.4. Control de plagas 1.1.4.1. Molusquicidas...... 17 1.1.4.2. Control integrado de plagas y modelos de predicción. 21 1.2. La babosa gris, Deroceras reticulatum 1.2.1. Morfología externa y posición sistemática...... 24 1.2.2. Aparato genital...... 26 1.2.3. Aparato digestivo...... 28 1.2.4. Algunos aspectos de la biología de Deroceras reticulatum...... 30 1.3. Objetivos...... 35
2. DESCRIPCIÓN DEL ÁREA DE ESTUDIO...... 39
3. ESTUDIO DE LA DINÁMICA DE POBLACIÓN 3.1. Introducción...... 45 3.2. Material y métodos 3.2.1. Revisión metodológica...... 46 3.2.2. La parcela de estudio...... 50 3.2.3. Toma de muestras de suelo...... 52 3.2.4. Determinación del número de muestras de suelo...... 53 3.2.5. Tratamiento de las muestras de suelo...... 55 3.2.6. Tratamiento de los individuos...... 56 3.2.7. Determinación del estado de madurez...... 57 3.3. Resultados 3.3.1. Tamaño de población...... 59 3.3.2. Tamaño de población de Arion intermedius...... 63 3.3.3. Ciclo de maduración y estructura de población ...... 64 3.3.4. Dinámica generacional y ciclo estacional...... 71 3.4. Discusión 3.4.1. Tamaño de población...... 79 3.4.2. Ciclo de maduración y estructura de población...... 89 3.4.3. Dinámica generacional y ciclo estacional...... 93 3.5. Conclusiones...... 102
4. ESTUDIO DE LA ALIMENTACIÓN 4.1. Introducción...... 107 4.2. Material y métodos 4.2.1. Revisión metodológica...... 109 4.2.2. La parcela de estudio...... 113 4.2.3. Los muestreos...... 115 4.2.4. Tratamiento de los individuos...... 116 4.2.5. Determinación cualitativa de la dieta...... 117 4.2.6. Determinación cuantitativa de la dieta...... 119 4.2.7. Índices de diversidad y de selección...... 122 4.3. Resultados 4.3.1. Composición de la dieta...... 123 4.3.2. Selección del alimento...... 134 4.4. Discusión 4.4.1. Composición de la dieta...... 147 4.4.2. Selección del alimento...... 156 4.5. Conclusiones...... 168
5. MODELO DE PREDICCIÓN DE ACTIVIDAD 5.1. Introducción...... 171 5.2. Material y métodos 5.2.1. Revisión metodológica...... 173 5.2.2. Los muestreos...... 178 5.2.3. Variables y análisis estadístico ...... 179 5.3. Resultados 5.3.1. Desarrollo del modelo...... 184 5.3.2. Ejemplo de aplicación del modelo...... 190 5.3.3. Predicción de la categoría de actividad de D. reticulatum en la zona de estudio en función de la temperatura y humedad ambientales...... 192 5.3.4. Análisis del modelo...... 218 5.4. Discusión...... 231 5.5. Conclusiones...... 247 6. IMPLICACIONES EN EL CONTROL DE PLAGAS...... 251
RESUMEN Y CONCLUSIONES GENERALES...... 259
APÉNDICES Apéndice I. Tipos celulares de la ovotestis y fases de madurez de Deroceras reticulatum...... 271 Apéndice II. Características epiteliales de las plantas halladas en el tubo digestivo de Deroceras reticulatum...... 283 Apéndice III. Otras especies de babosas presentes en la zona de estudio...... 299
BIBLIOGRAFÍA...... 311
Organización de la memoria
ORGANIZACIÓN DE LA MEMORIA
La presente Memoria está estructurada en seis grandes secciones, a las que siguen el Resumen y Conclusiones generales del trabajo, y tres Apéndices. La primera de las secciones es una Introducción en la que se presenta, en primer lugar, una revisión de aquellos aspectos por los cuales, los gasterópodos terrestres en general, y las babosas en particular, resultan beneficiosas o perjudiciales para el ser humano. A continuación se realiza una revisión del estatus de las babosas como plagas agrícolas, en la que se señalan qué especies son las más dañinas, los tipos de daños que causan a las plantas y cuales son los cultivos más severamente afectados en el ámbito europeo. Se realiza también un repaso de la problemática que plantea su control mediante la utilización de los pesticidas (molusquicidas) existentes actualmente, así como una breve revisión conceptual del control integrado de plagas como medio para conseguir una utilización racional de los mismos. En la segunda parte de la Introducción se realiza una descripción de la babosa Deroceras reticulatum desde el punto de vista de su morfología y su biología. Con el fin de facilitar la comprensión de la metodología utilizada para el estudio de la dinámica de población y de la alimentación, se dedican dos pequeños apartados a la descripción anatómica de sus aparatos genital y digestivo. Al final de la Introducción se exponen los objetivos que se plantearon a la hora de abordar este trabajo.
En la segunda sección de la Memoria, Descripción del área de estudio, se exponen las principales características físicas de la zona en la que se llevó a cabo el trabajo.
1 Biología de Deroceras reticulatum en Galicia
Las siguientes tres secciones de la Memoria están dedicadas a la exposición del estudio realizado sobre tres aspectos particulares de la biología de D. reticulatum (Müller, 1774), a saber, Estudio de la dinámica de población, Estudio de la alimentación y Modelo de predicción de actividad. Cada una de ellas está subdividida en los apartados: Introducción, Material y Métodos, Resultados, y Discusión. El apartado de Material y Métodos de cada una de estas secciones comienza con una Revisión metodológica de otros estudios realizados en cada uno de los aspectos tratados. Los resultados obtenidos se comparan y discuten con los de dichos trabajos en la Discusión de cada sección, la cual, en algunos casos (Estudio de la dinámica de población y Estudio de la alimentación) está organizada en diferentes subapartados, siguiendo el mismo esquema que en la parte de Resultados.
En la sexta sección de la memoria, Implicaciones en el control de plagas, se exponen las implicaciones que se desprenden de los resultados obtenidos en este trabajo para el control de plagas de D. reticulatum en Galicia, y se plantean algunos aspectos en los que consideramos que deberían centrarse futuras investigaciones.
A continuación se encuentra el Resumen y Conclusiones generales del trabajo. Al final de la Memoria se han añadido tres Apéndices. En el Apéndice I se realiza la descripción de los distintos tipos celulares de la gónada de D. reticulatum y de las fases de madurez que se establecen en función de la abundancia de unos u otros tipos. En el Apéndice II se describen las características en las que se basó la identificación de las plantas halladas en el interior del tubo digestivo de las babosas. El Apéndice III está dedicado a la descripción de otras especies de babosas
2 Organización de la memoria
que fueron observadas en la zona de estudio durante la realización del trabajo.
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1. INTRODUCCIÓN
Introducción
1.1. Aspectos beneficiosos y perjudiciales de los gasterópodos terrestres
1.1.1. Papel ecológico
En las comunidades naturales, los gasterópodos terrestres actúan como consumidores primarios, aunque se considera generalmente que su importancia cuantitativa en este sentido, es pequeña (Curry, 1994). Lutman (1978) estimó que el consumo de vegetación por parte de las babosas representa sólo el 1,4% de la producción primaria anual en praderas de montaña. Sin embargo, la fuerte presión selectiva que ejercen sobre las plantas afecta profundamente a la morfología, fenología y sistemas defensivos de las especies vegetales de las que se alimentan (Rathcke, 1985), así como a la producción, composición y diversidad de las comunidades vegetales (Dirzo y Harper, 1982; Cottam, 1986; Oliveira Silva, 1992; Speiser, 2001).
Los gasterópodos terrestres contribuyen física y químicamente al reciclaje de la materia orgánica muerta (Mason, 1974; Chatfield, 1976; Jennings y Barkham, 1976, 1979; Richter, 1979; Curry, 1994; Theenhaus y Scheu, 1996), aunque los pocos estudios cuantitativos que existen a este respecto indican que también en este caso su contribución debe de ser pequeña. Mason (1974) estimó que los caracoles consumen sólo el 0,72% de la producción anual de restos vegetales en un bosque caducifolio, y Jennings y Barkham (1976, 1979) estimaron que ese consumo era del 1,54% en el caso de la babosa Arion ater (Linnaeus, 1758). También se ha señalado que sus heces y moco pueden contribuir a la estructuración de las partículas del suelo (Newell, 1967).
5 Biología de Deroceras reticulatum en Galicia
Babosas y caracoles sirven de alimento a numerosas especies de animales, invertebrados y vertebrados. Entre los invertebrados, sus principales depredadores son los insectos, especialmente coleópteros adultos pertenecientes a las familias Carabidae y Staphylinidae, y larvas de la familia Lampyridae (South, 1992). Entre los dípteros, las larvas de las familias Phoridae y Sciomyzidae son depredadores o parásitos de babosas y caracoles, y existen citas de larvas de 29 familias de dípteros que se alimentan de los cadáveres de gasterópodos terrestres (Kühlhorn, 1986). Quilópodos de los géneros Scolopendra y Lithobius también han sido citados como depredadores de caracoles y babosas (Chevallier, 1992). Unas pocas especies de ácaros, de platelmintos, y de gasterópodos terrestres carnívoros, completan la lista de invertebrados que se alimentan de moluscos terrestres, como parásitos o como depredadores (South, 1992).
Con respecto a los vertebrados, numerosas especies de aves, anfibios reptiles y mamíferos consumen caracoles y babosas, aunque son sólo unas pocas especies las que lo hacen de forma frecuente. Entre las aves, los mirlos y zorzales (Turdus spp.), así como los estorninos (Sturnus spp.), son consumidores habituales de caracoles y babosas, si bien la contribución de los moluscos a la dieta de estas aves es cuantitativamente poco importante (Runham y Hunter, 1970; Barker, 1991). Algunas especies de sapos, ranas y salamandras, entre los anfibios, y el lución Anguis fragilis L., entre los reptiles, depredan sobre los gasterópodos terrestres de forma habitual (Runham y Hunter, 1970; Barker, 1991; South, 1992). Entre los mamíferos, erizos, topos, musarañas, ratas y tejones consumen gasterópodos terrestres con frecuencia (South, 1992).
6 Introducción
1.1.2. Relaciones con el hombre
Los gasterópodos terrestres han estado siempre estrechamente relacionados con el ser humano, no sólo por haberlos utilizado como alimento desde la prehistoria, sino también por aspectos relacionados con la religión, la cultura o la economía (Godan, 1999). El consumo de gasterópodos terrestres por parte del hombre se ha centrado casi exclusivamente en los caracoles, mientras que las referencias existentes al consumo de babosas son anecdóticas y suelen estar relacionadas con la medicina popular (South, 1992; Godan, 1999). En la actualidad, la cría de caracoles con fines comerciales (helicicultura, achatinicultura) es una práctica extendida por numerosos países de todo el mundo, debido a la gran demanda existente, sobre todo, en Europa y en Norteamérica (Iglesias y Castillejo, 1997).
La capacidad que presentan caracoles y babosas para almacenar contaminantes en sus tejidos hace que resulten excelentes bioindicadores de contaminación, en especial para metales pesados (Dallinger et al., 2001). Además, los gasterópodos terrestres son frecuentemente utilizados como animales de laboratorio, y se emplean como modelos en estudios de neurofisiología, fisiología del aparato circulatorio, ecología del comportamiento o genética de poblaciones (Godan, 1999; Barker, 2001).
Como aspectos negativos, los gasterópodos terrestres causan daños a las plantas cultivadas por el hombre y actúan como vectores de transmisión de agentes patógenos de los cultivos (virus, hongos) y como hospedadores intermediarios de parásitos (trematodos, cestodos,
7 Biología de Deroceras reticulatum en Galicia nematodos) que afectan a especies animales domésticas, silvestres, y al propio hombre.
1.1.3. Las babosas como plagas agrícolas
Numerosas especies de gasterópodos terrestres son consideradas como plagas debido a que ocasionan daños de consideración a las plantas cultivadas por el hombre. Los daños causados por los gasterópodos pueden afectar a una amplia variedad de especies y sectores, desde los grandes cultivos de cereales, hasta los jardines públicos y privados, pasando por la horticultura, floricultura, silvicultura, fruticultura, pastizales y cultivos comerciales de plantas ornamentales, aromáticas y medicinales (Speiser, 2002).
A escala mundial, los perjuicios económicos causados por los gasterópodos terrestres son sin duda de menor importancia que los causados por los insectos, ácaros o nematodos, pero en determinadas zonas geográficas y cultivos son responsables de daños muy cuantiosos. Mientras que algunos caracoles terrestres pueden alcanzar el estatus de plaga incluso en regiones relativamente áridas, las babosas resultan especialmente problemáticas en climas templados y lluviosos, pero aún en este caso, la magnitud de los daños causados por las babosas a los cultivos varía mucho a escala regional y de un año a otro (Port y Port, 1986). Muchos especialistas coinciden en señalar que los daños ocasionados por las babosas se ha incrementado de forma muy significativa en las últimas 2 ó 3 décadas, debido a la conjunción de una serie de factores como la simplificación de las técnicas de cultivo
8 Introducción
(reducción del laboreo, siembra directa), la reducción de las poblaciones de insectos depredadores por el uso de insecticidas, o la utilización de nuevas variedades de cultivo más susceptibles al ataque de las babosas (Hommay, 1995, 2002; Godan, 1999; Speiser, 2002). Por otro lado, la elevación de los estándares de calidad exigidos por los consumidores hace que la tolerancia del mercado a productos dañados sea cada vez menor, lo que se traduce en una intensificación de las medidas de control de plagas.
En Europa, las principales especies de babosas que causan daños a los cultivos son (Godan, 1983; 1999; South, 1992):
Familia AGRIOLIMACIDAE Wagner, 1935 Deroceras reticulatum (Müller, 1774) Deroceras panormitanum (Lessona et Pollonera, 1882) Deroceras laeve (Müller, 1774) Familia LIMACIDAE Rafinesque, 1815 Limax maximus Linnaeus, 1758 Limax flavus Linnaeus, 1758 Lehmannia marginata (Müller, 1774) Lehmannia valentiana (Férussac, 1821) Familia MILACIDAE Ellis, 1926 Milax gagates (Draparnaud, 1801) Tandonia budapestensis Hazay, 1881 Familia ARIONIDAE Gray, 1840 Arion ater (Linnaeus, 1758) Arion lusitanicus Mabille, 1868 Arion hortensis Férussac, 1819
9 Biología de Deroceras reticulatum en Galicia
Arion distinctus Mabille, 1868 Arion subfuscus (Draparnaud, 1805)
En la Península Ibérica, Castillejo (1996) indica que las especies más dañinas para los cultivos son:
Familia AGRIOLIMACIDAE Wagner, 1935 Deroceras reticulatum (Müller, 1774) Deroceras agreste (Linnaeus, 1758) Deroceras panormitanum (Lessona et Pollonera, 1882) Deroceras laeve (Müller, 1774) Deroceras nitidum (Morelet, 1845) Deroceras altimirai Altena, 1969 Deroceras lombricoides (Morelet, 1845) Familia LIMACIDAE Rafinesque, 1815 Limax maximus Linnaeus, 1758 Limax flavus Linnaeus, 1758 Lehmannia marginata (Müller, 1774) Lehmannia valentiana (Férussac, 1821) Familia PARMACELLIDAE Gray, 1860 Parmacella valencienni Webb et van Beneden, 1836 Familia MILACIDAE Ellis, 1926 Milax gagates (Draparnaud, 1801) Familia TESTACELLIDAE Gray, 1840 Testacella maugei Férusac, 1819 Familia ARIONIDAE Gray, 1840 Geomalacus maculosus Allman, 1846 Arion ater (Linnaeus, 1758)
10 Introducción
Arion nobrei Pollonera, 1889 Arion flagellus Collinge, 1893 Arion intermedius Normand, 1852
Los daños causados por las babosas a los diferentes cultivos están asociados, según los casos, a uno o a varios de los siguientes aspectos:
• Reducción del volumen de las cosechas debido al consumo de las semillas, plántulas, raíces o partes aéreas de las plantas adultas. • Pérdida de calidad de los productos cosechados por la disminución de su tamaño o vigor. • Pérdida de calidad debida a "daños cosméticos”1 (daños muy pequeños desde el punto de vista cuantitativo, pero que afectan a la apariencia de los productos cosechados).
En cualquiera de los casos, lo que se ve afectado, en último término, es el valor económico de la cosecha. Los denominados daños cosméticos adquieren especial relevancia en los sectores de la horticultura y de las plantas ornamentales. En éstos, la apariencia externa del producto final tiene una gran importancia para el consumidor, de forma que cualquier pequeño daño o malformación, o la presencia en el producto de las propias babosas, sus heces, moco o huevos, puede acarrear la pérdida de todo o gran parte de su valor económico (Port y Ester, 2002).
1 Utilizamos la traducción literal de los vocablos ingleses "cosmetic damage", aunque las acepciones de "cosmético" según el Diccionario de la Lengua Española, no son las mismas que en Inglés.
11 Biología de Deroceras reticulatum en Galicia
En el caso de las monocotiledóneas (cereales y gramíneas de forraje), los daños más importantes que ocasionan las babosas se deben a la destrucción de las semillas después de la siembra y a la destrucción de las jóvenes plántulas, lo que conlleva una reducción del número de plantas (Port y Port, 1986). Las plantas adultas soportan bien un elevado grado de daño en forma de reducción de la superficie foliar, por lo que el ataque de las babosas es fases avanzadas del cultivo se considera menos grave. Con todo, los daños ocasionados por las babosas a las hojas de las plantas adultas de trigo y maíz causan un retardo del crecimiento y una reducción de la producción de grano (Kemp y Newell, 1987; Hommay, 1995).
Fotografía 1.1. Deroceras reticulatum alimentándose de una plántula de lechuga.
En Francia, principal productor de maíz de la UE, el 12,5% de toda la superficie dedicada a este cultivo es tratada con molusquicidas todos los años (Hommay, 2002). En Gran Bretaña se ha estimado que, por término
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medio, las babosas ocasionan una reducción del 2% anual en la cosecha de trigo (Glen y Moens, 2002). Garthwaite y Thomas (1996) señalan que el consumo de molusquicidas en Gran Bretaña se multiplicó por 67 entre principios de los años 70 y el año 1995.
Los grandes cultivos de dicotiledóneas, como la colza, girasol, soja y remolacha, también sufren frecuentemente el ataque de las babosas. Al igual que en el caso de las gramíneas, los daños que ocasionan a las semillas y plántulas pueden ser motivo de una gran reducción del número de plantas producidas. Las babosas están consideradas como la plaga más importante de los cultivos de girasol en Francia, en donde el 53% de la superficie dedicada a su cultivo es tratada de forma habitual con molusquicidas (Hommay, 2002). D’Aguilar y Pacquetian (1963) (citados por Hommay, 2002) señalan que las babosas causaron una reducción del 50% en la cosecha francesa de girasol en el año 1962. En Gran Bretaña, la superficie dedicada al cultivo de colza que fue tratada con molusquicidas se incrementó del 6% al 58% entre 1977 y 1996 (Moens y Glen, 2002).
Con respecto a los cultivos hortícolas, los más afectados por las babosas son sin duda las brasicáceas (coles blancas y rojas, repollos, coles de Bruselas, grelos, col china, coliflor, brécol, etc.), pero también otros como las lechugas, zanahorias, espárragos, pimientos, apio, fresas, etc., sufren frecuentemente el ataque de estos moluscos (Port y Ester, 2002). En comparación con las grandes extensiones dedicadas al cultivo de cereales, colza, remolacha, etc., en los terrenos dedicados a la horticultura existe un menor grado de perturbación del suelo y una mayor diversidad de hábitats y especies vegetales, que favorecen a las
13 Biología de Deroceras reticulatum en Galicia poblaciones de babosas. Además, la tolerancia que presentan los cultivos hortícolas a los daños ocasionados por las babosas es, en general, muy baja, debido a la gran importancia que tiene el componente cosmético (Port y Ester, 2002). Un claro ejemplo es el representado por las coles de Bruselas. Se ha estimado que una única babosa (D. reticulatum) daña entre 4 y 8 coles por noche, y que, aún aplicando molusquicidas, entre el 60% y el 80% de las coles cosechadas presentan habitualmente algún daño (Godan, 1973). Sin embargo, para ser considerada de primera calidad, una partida de coles de Bruselas no puede presentar más de un 5% de coles dañadas, aún cuando el daño sea meramente superficial. En el caso de las coles, repollos y lechugas, las babosas no sólo ocasionan daños a las hojas más externas, que han de ser eliminadas antes de su comercialización, sino que además se refugian en su interior y dañan a las hojas más internas. Se ha constatado que incluso en las cámaras de conservación, a temperaturas de entre 1 y 5ºC, las babosas refugiadas en el interior de estas hortalizas continúan alimentándose de ellas (Port y Ester, 2002).
La información existente en España sobre los perjuicios causados por los gasterópodos terrestres en las diferentes actividades agrícolas es escasa (Castillejo, 1996; Castillejo, Seijas y Villoch, 1996). Históricamente, la primera referencia a estos animales como causantes de daños en la agricultura española parece deberse a Seoane (1866), quien señalaba a Limax agrestis (probablemente se tratara de D. reticulatum) y Helix aloensis (probablemente Cantereus aspersus (Müller, 1774)) como plagas de los jardines y huertas de Galicia. Aunque el Ministerio de Agricultura ha tratado ocasionalmente el tema en algunas de sus publicaciones (Pérez et al., 1973; Rivero, 1990), los gasterópodos
14 Introducción
terrestres nunca han sido consideradas como una plaga demasiado grave en la agricultura Española. Sin embargo, el consumo de molusquicidas en nuestro país genera un volumen de negocio considerable, lo que proporciona una idea de la magnitud del problema. En los últimos años, en España se consumieron, como media, 3.900 toneladas anuales de molusquicidas, con un valor económico de 8,8 millones de euros al año (1.464 millones de pesetas/año); dentro de este contexto, Galicia representa aproximadamente un 10% del mercado nacional (Figura 1.1)
En Galicia, el sector más afectado por los daños que producen las babosas es, sin duda, la horticultura. A este respecto es importante destacar la particular configuración del sector en esta Comunidad. Las grandes explotaciones dedicadas a la producción comercial son escasas, de forma que el grueso de la producción hortícola gallega se realiza en pequeñas huertas de carácter familiar, y la producción se dedica, en un porcentaje muy importante, al autoconsumo. En el año 2000, de las 13.780 Tm de lechuga producidas en Galicia, sólo el 56% se destinó a la comercialización. En el caso de repollos y coles, de las 52.698 Tm producidas, solo el 23% se destinaron a las comercialización (Anuario de estadística Agraria 2000. Consellería de Política Agroalimentaria e Desenvolvemento Rural, Xunta de Galicia).
Las pequeñas parcelas que constituyen la base de la producción hortícola gallega son equiparables a los home gardens de la literatura anglosajona, que tan comunes son en muchos países europeos, y que suponen un parte muy importante del consumo de molusquicidas (Garthwaite y Thomas, 1996; Speiser y Kistler, 2002). En Holanda,
15 Biología de Deroceras reticulatum en Galicia según Port y Ester (2002), el 70% de los molusquicidas utilizados en el año 1995 fueron aplicados a pequeñas huertas de carácter no comercial.
7000 12 A
6000 10 5000 8 4000 6 3000
Toneladas 4
2000 Millones de € 2 1000 0 0 1996 1997 1998 1999 2000 2001
Consumo (Toneladas) Valor económoco (millones de €)
500 1.2 B
400 1 0.8 300 0.6 200
Toneladas 0.4 Millones de € 100 0.2
0 0 1996 1997 1998 1999 2000 2001
Consumo (Toneladas) Valor económico (millones de €)
Figura 1.1. Consumo de productos molusquicidas en (A) España y (B) Galicia durante el período 1996-2001 (datos suministrados por la Asociación Empresarial Española para la Protección de las Plantas (AEPLA).
16 Introducción
1.1.4. Control de plagas
1.1.4.1. Molusquicidas
Los molusquicidas son pesticidas utilizados para el control de babosas y caracoles. En la agricultura, el control de plagas de gasterópodos terrestres se realiza, de forma casi exclusiva, por medio de la aplicación de cebos (“pellets”) que contienen entre un 2% y un 8% de metaldehído o de carbamatos (Godan, 1983, 1999; South, 1992; Garthwaite y Thomas, 1996; Bailey, 2002; Speiser, 2002). El principal productor mundial de metaldehído es la empresa suiza Lonza, pero son numerosas las empresas químicas que poseen licencia para fabricar sus propios cebos molusquidas con metaldehído, lo que da lugar a la existencia de una gran cantidad de denominaciones comerciales diferentes. El carbamato más utilizado en el control de plagas de gasterópodos terrestres es el metiocarbamato, cuya licencia de fabricación es propiedad de la alemana Bayer, y se comercializa sólo bajo las denominaciones comerciales de Draza y Mesurol.
Ambos compuestos muestran una eficacia similar en lo que se refiere a su capacidad para reducir los daños causados por los gasterópodos a las plantas (Bailey, 2002), y también ambos presentan efectos negativos sobre las poblaciones de otros grupos de animales (South, 1992; Bailey, 2002). Buchs, Heimbach y Czarnecki (1989) han señalado la existencia de efectos negativos de los cebos molusquicidas con metaldehído sobre las poblaciones de algunos carábidos, y Bieri et al. (1989) han documentado una reducción de la abundancia de carábidos y estafilínidos tras la aplicación de cebos molusquicidas con metiocarbamato en
17 Biología de Deroceras reticulatum en Galicia praderas. Aunque en la actualidad todos los cebos molusquicidas incorporan pigmentos (generalmente azules) y otras sustancias para reducir el riesgo de ingestión por parte de mamíferos y aves, son frecuentes los casos de envenenamiento de animales domésticos debido al consumo de cebos molusquicidas (Bailey, 2002). A finales de los años 80, los cebos molusquicidas con carbamatos fueron prohibidos en la mayoría de los estados de Norteamérica, debido a la elevada frecuencia de casos de envenenamiento de aves que se registraron (Sakovich, 1996). Tarrant y Westlake (1988) señalan que la utilización de cebos molusquicidas con metiocarbamato supone una seria amenaza para las poblaciones del ratón de campo, Apodemus sylvaticus (Linnaeus, 1758). Keymer, Gibson y Reynolds (1991) registraron elevadas concentraciones de acetaldehído (resultante de la despolimerización del metaldehído en el tubo digestivo) en erizos (Erinaceus europaeus (Linnaeus, 1758)) encontrados muertos en el campo, y Gemmeke (1997) observó síntomas de envenenamiento y casos de fallecimiento, en erizos alimentados con babosas que habían ingerido cebos con metiocarbamato.
En los últimos años ha aparecido en el mercado un nuevo molusquicida químico, bajo el nombre comercial de Ferramol, fabricado por la empresa alemana Neudorff GMBH. Este producto se presenta también en forma de cebos y contiene fosfato de hierro como ingrediente activo. Los ensayos realizados hasta la actualidad para comprobar su eficacia (Iglesias y Speiser 2001; Speiser y Kistler, 2002) indican que ésta es equiparable a la de los molusquicidas químicos clásicos, metaldehído y metiocarbamato. Sin embargo, a diferencia de éstos, que son totalmente sintéticos, el fosfato de hierro aparece de forma natural formando parte de varios minerales, especialmente la strengita
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III III (Fe PO4 2(H2O) ortorrómbico) y metastrengita (Fe PO4 2(H2O) monocíclico) (Roberts, Campbell y Rapp, 1990; Clark, 1993), y es un compuesto con una toxicidad muy baja (EPA, 1998).
La falta de medios de control de plagas de babosas cuya utilización esté autorizada en la agricultura biológica hace que estos animales hayan sido considerados como los más dañinos para los cultivos biológicos por numerosas asociaciones profesionales de Gran Bretaña y Suiza (Peackock y Norton, 1990; Kesper e Imhof, 1998). El único agente de control biológico que se comercializa en la actualidad para el control de plagas de babosas es el nematodo Phasmarhabditis hermaphrodita (Schneider, 1859), lanzado al mercado por primera vez en Gran Bretaña en 1994. Numerosos ensayos de campo realizados en una amplia variedad de cultivos y de países europeos han puesto de manifiesto que P. hermaphrodita es capaz de reducir los daños ocasionados por las babosas a las plantas (Wilson, Glen y George, 1993; Wilson et al., 1994abc, 1995ab; Ester & Geelen, 1996; Glen et al., 1996; Iglesias, Castillejo & Castro, 2001ab). Su eficacia frente a la especie D. reticulatum está actualmente fuera de toda duda (Glen et al., 2000), pero existen indicios de que su eficacia contra otras especies podría ser menor (Wilson et al., 1995a; Coupland, 1995; Glen et al.,1996; Speiser y Andermatt, 1996; Speiser, Zaller y Neudecker, 2001; Iglesias y Speiser, 2001). La eficacia de los tratamientos con P. hermaphrodita está muy condicionada por la temperatura y la humedad del suelo, que afectan en gran medida a su supervivencia, pero presenta la ventaja de que las condiciones de temperatura y de humedad que son favorables para la actividad de las babosas lo son también para la supervivencia del nematodo, mientras que los molusquicidas químicos en forma de cebos
19 Biología de Deroceras reticulatum en Galicia ven muy mermada su eficacia en las condiciones de elevada humedad en las que las babosas ocasionan la mayoría de los daños a las plantas (Glen et al., 1996). No obstante, el elevado coste económico que suponen en la actualidad los tratamientos de control de plagas con nematodos hace que su uso esté todavía muy restringido a cultivos de elevado valor como las plantas ornamentales y algunas hortalizas (Grunder, 2000).
La aplicación de molusquicidas representa sólo una medida de control a corto plazo, es decir, con ellos se consigue proteger a las plantas de los daños que podrían causarle las babosas en el momento de su aplicación. Sin embargo, no tienen un efecto significativo y duradero sobre las poblaciones de babosas residentes en las zonas de cultivo, por lo que el riesgo de que produzcan daños es permanente (Hommay, 2002; Port y Ester, 2002). Ello se debe a que los molusquicidas aplicados afectan sólo a una parte de la población, y a que los huevos de las babosas, que se encuentran en el suelo, no se ven afectados por los tratamientos, dando lugar a una rápida recuperación de las poblaciones (Glen, Wiltshire y Milson, 1988). Se ha estimado que los tratamientos molusquicidas convencionales (cebos con metaldehído o carbamatos) matan a menos del 50% de la población de babosas existente en el momento de la aplicación (Glen y Wiltshire, 1986; Wiltshire y Glen, 1989; Glen, Wiltshire y Butler, 1991). Por otro lado, es frecuente que la cantidad de cebo molusquicida ingerido por las babosas en el campo tenga sólo un efecto subletal transitorio (Kemp y Newell, 1985; Wedgwood y Bailey, 1986; Briggs y Henderson, 1987; Bourne, Jones y Bowen, 1988), y se ha comprobado que la fecundidad de los individuos que experimentan ese tipo de envenenamiento subletal no se ve afectada, por lo que continúan poniendo huevos una vez que se recuperan (Kemp y Newell, 1985).
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1.1.4.2. Control integrado de plagas y modelos de predicción
Tradicionalmente, el concepto del control de plagas en la agricultura planteaba, como objetivo básico, la eliminación total del agente causante de la plaga, mediante la aplicación de pesticidas, cuando ésta era detectada en un cultivo. En los años 60, en Europa y Estados Unidos, surge el concepto del control integrado de plagas (CIP) (Stern, Smith, van der Bosch y Hagen, 1959), que en la actualidad es parte integrante de otro concepto, más amplio, que es el del desarrollo sostenible. El control integrado de plagas implica la integración de los conocimientos provenientes de multitud de campos (biología, química, agronomía, climatología, economía, etc.) con el fin de desarrollar las estrategias de control más adecuadas desde el punto de vista económico, ambiental y de salud pública (Dent, 1991). Si bien es un sistema basado en la combinación de diferentes métodos con el fin de minimizar el uso de pesticidas químicos, no se descarta, a priori, la utilización de ningún tipo de agente de control (Coombs y Hall, 1998).
Metodológicamente, el control integrado de plagas puede describirse como un "proceso de toma de decisiones" es el que, sobre la base de toda la información relevante disponible, hay que decidir qué medidas tomar y en qué momento aplicarlas, para que el control de la plaga resulte, además de eficaz, lo más rentable posible desde el punto de vista económico y lo menos agresivo que sea posible desde el punto de vista ambiental (Bechinski, Mahler y Homan, 2002).
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Prever en qué momento una plaga puede producir daños significativos en un cultivo es fundamental para poder tomar una decisión con respecto a la necesidad de aplicar pesticidas (Buhler, 1996). Sin un sistema de predicción del riesgo de daños, las opciones a las que se enfrenta un agricultor son, o bien no aplicar pesticidas, o bien aplicarlos de forma sistemática siguiendo un criterio preventivo. La primera opción puede implicar una pérdida de la producción si se produce una plaga. La segunda opción implica costes económicos y ambientales que resultarán innecesarios si la plaga no se produce. Por tanto, para la utilización racional de los pesticidas se necesita disponer de criterios que permitan determinar la necesidad de su aplicación. En la actualidad, los programas de control integrado de numerosas especies de artrópodos y de hongos causantes de plagas en una gran variedad de cultivos, se basan en la utilización de sistemas de predicción de riesgos (Dent, 1991; Frahm, Johnen y Volk, 1996).
En el caso del control de plagas de gasterópodos terrestres, en los últimos años se han realizado avances, como la comercialización del agente de control biológico P. hermaphrodita, orientados a conseguir una reducción del uso de los molusquicidas químicos, pero el punto débil del control de plagas de caracoles y babosas continúa siendo la falta de criterios en los que basar la decisión de aplicar los molusquicidas (Hommay, 2002; Port y Ester, 2002). Ante esta situación, los agricultores optan, por lo general, por la aplicación sistemática de molusquicidas en sus cultivos (Bohan et al., 1997; Speiser y Kistler, 2002). Desde el punto de vista del agricultor, dicha opción se justifica porque las babosas pueden atacar y dañar gravemente a los cultivos en cualquier época del año (Port y Port, 1986), porque muchos cultivos, en especial en la
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horticultura, son extremadamente sensibles al ataque de las babosas desde el momento de la plantación hasta el de la cosecha, y por el bajo coste económico de los molusquicidas químicos convencionales (Port y Ester, 2002).
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1.2. La babosa gris, Deroceras reticulatum
1.2.1. Morfología externa y posición sistemática
D. reticulatum es una babosa de talla mediana, que llega a alcanzar los 45 mm de longitud. Su pared corporal está recubierta de tubérculos bien marcados, el escudo ocupa 1/3 de la longitud del cuerpo. Es de color castaño claro o gris amarillento, y muestra un reticulado negro que en el escudo está representado por manchas aisladas. La suela pedia es tripartita, de color gris claro, y el moco corporal es blanco y muy lechoso.
Fotografía 1.2. Deroceras reticulatum recogido en una de las parcelas de estudio.
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La posición sistemática de D. reticulatum que se presenta a continuación responde a la ordenación sistemática seguida por Castillejo (1997, 1998) y por Castillejo, Iglesias y Garrido (en prensa), basada a su vez en la clasificación de Solem (1978), Likharev y Wiktor (1980) y Wiktor (2000).
Phylum: MOLLUSCA Cuvier, 1795 Clase: GASTROPODA Cuvier, 1795 Subclase: PULMONATA Cuvier, 1817 Superorden: STYLOMMATOPHORA Schmidt, 1855 Orden: SIGMURETHRA Pilsbry, 1900 Suborden: AULACOPODA Baker, 1962 Superfamilia: LIMACOIDEA Rafinesque, 1815 Familia: AGRIOLIMACIDAE Wagner, 1935 Género DEROCERAS Rafinesque, 1820 Subgénero AGRIOLIMAX Mörch, 1865 Deroceras (A.) reticulatum (Müller, 1774)
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1.2.2. Aparato genital
El aparato genital (Figura 1.2) se extiende desde la parte posterior del animal hasta el cuello, donde se encuentra el orificio genital. En la parte posterior del cuerpo es donde se encuentra la gónada, responsable de producir los gametos masculinos y femeninos, y que se denomina glándula hermafrodita u ovotestis (Alonso e Ibañez, 1993). La glándula hermafrodita se comunica con el resto del aparato genital por medio del conducto hermafrodita, donde son vertidas las células reproductoras maduras. Este conducto comunica con la glándula de la albúmina, que es la responsable de proporcionar sustancias nutritivas a los huevos. A continuación existe un espermoviducto u ovoespermiducto, largo y festoneado. En la parte distal del genital, las vías masculina y femenina se separan. La parte femenina forma el oviducto libre. La parte masculina está formada por un conducto deferente que se continúa en el pene. Ambas partes desembocan en un atrio genital común. En el pene se diferencian dos partes, una proximal piriforme que posee una glándula peneana festoneada, y una distal globosa sobre la que se ubica la glándula accesoria, en cuyo interior se encuentra el sarcobelo, estructura triangular, musculosa y estriada, con funciones estimuladoras durante la cópula. En el pene distal desemboca la bolsa copulatríz o glándula gametolítica, responsable del almacenamiento de los espermatozoides recibidos.
La ovotestis es un conjunto de acinos en donde se produce la gametogénesis, y mediante el estudio de su citología es posible determinar el grado de madurez o desarrollo sexual en el que se encuentra un individuo. En el Apéndice I se realiza una descripción de
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los tipos celulares que se pueden presentar en la gónada de D. reticulatum, y de las fases de madurez que se reconocen en función de la presencia y abundancia de los distintos tipos celulares.
Figura 1.2. Aparato genital de D. reticulatum (tomado de Castillejo, 1997).
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1.2.3. Aparato digestivo
El aparato digestivo de D. reticulatum (Figura 1.3) comienza con el bulbo bucal, cavidad musculosa donde se alojan la mandíbula, oxignata, y la rádula. A continuación se encuentra un corto esófago que comunica directamente con el estómago. El estómago está dividido en dos partes. La parte anterior, alargada y de gran tamaño, es un buche cuya función principal es el almacenamiento temporal del alimento ingerido. La parte posterior no es más que una pequeña dilatación situada en el punto en el que la glándula digestiva se abre al tracto digestivo, entre el buche y el intestino. Se encuentra separado de ambos por dos constricciones de la luz del tubo digestivo. La glándula digestiva es la responsable de la digestión intracelular y la absorción de nutrientes y calcio. Ocupa gran parte de la cavidad interna posterior del cuerpo, es de color amarillento y tiene dos ramas, una anterior, formada por nueve lóbulos, y otra posterior, formada por seis lóbulos (Runham y Hunter, 1970). La última parte del digestivo se dirige en su primer tramo hacia el lado derecho y hacia la parte anterior del cuerpo, pero posteriormente presenta una serie de circunvoluciones, primero hacia atrás, luego hacia la izquierda, y finalmente hacia la derecha y hacia delante, para desembocar finalmente en el exterior por medio del ano, situado en las proximidades del orificio respiratorio. El segmento terminal del tubo digestivo se denomina recto y su inicio está marcado, por un ciego lateral. En el intestino se producen fenómenos de digestión con participación de enzimas producidos por la propia babosa y también por bacterias, así como absorción, principalmente, de agua (South, 1992).
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Figura 1.3. Aparato digestivo de D. reticulatum (según Runham y Hunter, 1970).
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1.2.4. Algunos aspectos de la biología de Deroceras reticulatum
D. reticulatum es la babosa que presenta una distribución geográfica más amplia (Barker, 1999), y está considerada como la responsable de la mayor parte de los perjuicios económicos ocasionados por las babosas en la agricultura, a nivel mundial (Port y Port, 1986; South, 1992; Chabert, Guinot y Tisseur, 1997; Speiser, 2002).
Originaria de Europa, ha sido introducida en América, Sudáfrica, Asia, Australia y Nueva Zelanda (Barker, 1999). Es una babosa típica de ambientes perturbados que se ha adaptado bien a las condiciones inestables propias de las zonas de cultivo, en donde otras especies de babosas son poco abundantes (Runham y Hunter, 1970). Sus densidades de población son siempre mucho más bajas en hábitats estables, como los bosques, que en hábitats agrícolas (South, 1992). En la Península Ibérica se encuentra distribuida por todo el territorio, asociada principalmente a ambientes ruderales (Castillejo, 1997).
A lo largo de su vida, D. reticulatum presenta un único período de reproducción, después del cual muere (Getz, 1959; Bett, 1960; Hunter 1968a; Hunter y Symonds, 1971; Chichester y Getz, 1973; Duval y Banville, 1989; Ballanger y Champolivier, 1990; Barker, 1991; South 1989ab, 1992). Este tipo de estrategia reproductiva, conocida como semelparidad (Heller, 2001), suele estar asociada a ciclos biológicos anuales, pero en gasterópodos terrestres la duración del ciclo biológico es muy variable, debido a la gran dependencia que presenta su biología con respecto de las condiciones climáticas (Heller, 2001). En D. reticulatum,
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la reproducción puede tener lugar en cualquier momento en el que las condiciones ambientales sean las adecuadas (Carrick, 1938; South, 1989a). De los estudios realizados hasta la actualidad sobre esta especie se desprende que su dinámica poblacional es muy variable en función del clima y, por lo tanto, de la zona geográfica (Barker, 1991). En general, en las poblaciones de D. reticulatum se desarrollan dos generaciones anuales, si bien alguna de ellas puede faltar debido a unas condiciones climáticas adversas o, en zonas agrícolas, debido a las intervenciones humanas (Duval y Banville, 1989). Sus tamaños de población suelen presentar, a lo largo del año, amplias variaciones relacionadas con las condiciones ambientales. En condiciones desfavorables, las poblaciones pueden llegar a rozar la extinción, pero pueden recuperarse de forma relativamente rápida cuando las condiciones le son propicias (Ballanger y Champolivier, 1990).
El tiempo necesario para que D. reticulatum alcance la madurez sexual depende en gran medida de las condiciones ambientales (South, 1982). En laboratorio, bajo condiciones favorables, se han observado períodos de maduración de tan sólo 2 meses (Runham y Hunter, 1970), pero puede necesitar un período de 7 u 8 meses en la naturaleza (South, 1989a). Su longevidad máxima ha sido cifrada en 12 meses (Runham y Hunter, 1970; Judge, 1972; South, 1989a; Barker, 1991).
Es una especie hermafrodita de fecundación cruzada obligatoria (Nicklas y Hoffman, 1981; Foltz, Ochman y Selander, 1984). La cópula está precedida por una fase de cortejo en la que un individuo sigue el rastro de moco fresco dejado por otro que le precede. Si el animal perseguido es receptivo, se produce el apareamiento, que empieza con
31 Biología de Deroceras reticulatum en Galicia una danza circular durante la que secretan abundante moco y van evaginando sus órganos estimuladores (sarcobelo), colocándolos sobre el cuerpo de la pareja. A continuación los individuos se mordisquean mutuamente sus órganos estimuladores y, tras unos 30 minutos, aproximan sus orificios genitales y se acoplan, evaginando los penes, atrios, oviductos, conductos de las bolsas copulatrices, y al fin, y de una manera explosiva, las glándulas peneanas. Simultáneamente, se intercambian una bola de mucus adherente repleta de espermatozoides, tras lo cual los individuos se separan (Barker, 1999).
El huevo de D. reticulatum es translúcido, de sección elíptica, y con unas dimensiones que oscilan entre 2,0 × 1,5 mm y 2,2 × 2,0 mm (Bayne, 1966; South, 1992). Estructuralmente está formado por varias capas concéntricas que son, empezando desde el exterior, una capa externa, una capa gelatinosa y una membrana perivitelínica. En el interior se encuentra el fluido perivitelínico (Figura 1.4).
Durante la realización del presente trabajo fueron recogidos huevos de D. reticulatum y también de la especie Arion intermedius Normand, 1852. Ambos son fácilmente distinguibles por su aspecto externo. El huevo de D. reticulatum es traslúcido y de aspecto liso, mientras que el huevo de A. intermedius es de color blanquecino y presenta, superficialmente, un aspecto granulado (Fotografía 1.2) debido a la existencia de numerosos gránulos de carbonato cálcico a nivel de la capa gelatinosa (South, 1992). En el huevo de D. reticulatum también existen gránulos de carbonato de calcio en las capas externa y gelatinosa, así como en el fluido perivitelínico, pero su densidad es mucho menor (Bayne, 1966).
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Figura 1.4. Huevo de Deroceras reticulatum (según South, 1992)
Fotografía 1.2. Huevo de Deroceras reticulatum (izquierda) y de Arion intermedius (derecha).
33 Biología de Deroceras reticulatum en Galicia
La puesta de huevos comienza entre 10 y 20 días después del apareamiento (Carrick, 1938). Los huevos son depositados en huecos, fisuras, o galerías existentes en el suelo, o bien debajo de hojas, piedras, ramas, o cualquier otro objeto (Runham y Hunter, 1970). El número de puestas que puede realizar en condiciones naturales ha sido cifrado en 5 ó 6, con una media de entre 15 y 30 huevos por puesta (Carrick, 1938). Las condiciones en las que se produce la ovoposición han sido estudiadas por Carrick (1938) y Judge (1972), y son de gran importancia debido a que determinan en buena medida la dinámica de poblaciones de la especie. El huevo de D. reticulatum es muy susceptible a la deshidratación (Bayne, 1967) por lo que las puestas deben ser depositadas e incubarse durante períodos en los que la humedad del suelo sea suficientemente elevada (Carrick, 1942). La duración del período de incubación de los huevos es muy variable, desde un par de semanas, hasta varios meses, en función de la temperatura (Hunter y Symonds, 1971; Judge, 1972).
Con respecto a la alimentación, D. reticulatum es capaz de consumir casi cualquier tipo de planta presente en su entorno (Speiser, 2001), lo cual contribuye a explicar su amplia distribución geográfica (Pallant, 1972), y el hecho de que constituya una plaga en multitud de cultivos agrícolas, hortícolas, florícolas, e incluso forestales (South, 1992). En condiciones naturales, su dieta depende de la composición de la vegetación de la zona en la que viva (Pallant, 1969, 1972), por lo que pueden darse grandes diferencias en la composición de la dieta de unas zonas a o otras (Rathcke, 1985).
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1.3. Objetivos
El objetivo general que se planteó en el momento de abordar el presente trabajo fue el de diseñar estrategias de control de plagas de D. reticulatum basadas en el conocimiento de la biología de esta especie en zonas agrícolas de Galicia.
Para ello fue necesario,