“UN CAUTIVERIO QUE NUNCA ACABA”: UN ACERCAMIENTO A LAS EMOCIONES DE LOS DEPORTADOS EN EL MÉXICO ACTUAL

Tesis presentada por

Alejandro Sánchez Zúñiga

para obtener el grado de

MAESTRO EN ESTUDIOS CULTURALES

Tijuana, B. C., México 2018

CONSTANCIA DE APROBACIÓN

Director(a) de Tesis: Dra. Olivia Teresa Ruiz Marrujo

Aprobada por el Jurado Examinador:

1.

2.

DEDICATORIA

A mi familia, A mi tía Estela. A mi tío Ángel. A mi madre. A mi tío Ignacio.

A todos los deportados. A todas las deportadas. A todos los parias en un mundo que les ha sido arrebatado.

AGRADECIMIENTOS

Al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología por haberme otorgado la beca de manutención para completar la Maestría en Estudios Culturales.

Al Colegio de la Frontera Norte y a todas las personas que día con día le dan potencia y razón de ser.

A la Dra. Sayak Valencia y a la Dra. Ana Lilia Nieto, quienes como coordinadoras del programa de la Maestría en Estudios Culturales me brindaron todo el apoyo institucional, desde el momento mismo en que me interesé por cursarla.

Muy especialmente a la Dra. Olivia Ruiz Marrujo, por su apoyo, su acompañamiento, su escucha, su compromiso, su empatía, su confianza, pero sobretodo, por su extraordinaria calidad humana. Sin tu aliento, muy probablemente no habría podido concluir esta tesis.

A la Dra. Ietza Bojórquez Chapela y al Dr. Andrés Ríos Molina por su enorme profesionalismo, por todos los aportes y la retroalimentación otorgada durante el proceso de realización de esta tesis, que me ayudaron a realizar un mejor trabajo.

A toda la planta académica de la Maestría en Estudios Culturales que nos impartió clases durante estos dos años, especialmente a la Dra. Marlene Solís, a la Dra. Laura Velasco, a la Dra. Julia Monárrez al Dr. Maximino Matus y al Dr. Lawrence Taylor.

Al Dr. Shinji Hirai, por transmitir su pasión por entender la dimensión subjetiva de la migración

A Irene Becerra, asistente del programa, por sus atenciones y respuestas.

Al personal que labora en distintas áreas del COLEF, desde el comedor, hasta biblioteca, por siempre cumplir profesionalmente con su trabajo y por su amabilidad ante cualquier duda.

A las autoridades de la Casa del Migrante en Tijuana A.C. y a los miembros del colectivo Deportados Unidos en la Lucha en la Ciudad de México, por permitirme realizar el trabajo de campo para esta investigación.

A Adán, Ana Laura, Jesús, Roger, Juan y Vicente, por dejarme escucharlos y escucharme.

A Tijuana y su gente, por ser una ciudad increíble, por enseñarme que se puede vivir de otra manera. Por ser ya también mi casa.

A mis compañeras y compañeros de curso, por los aprendizajes, la solidaridad, por ser un grupo fuera de serie.

A mis amigos y amigas, colegas en esta aventura, por su invaluable apoyo, su aliento, por los desvelos, por los pasos nocturnos en esta frontera, por descubrir en conjunto esta experiencia de vida; por su amistad. Ustedes saben quienes son.

A Alexandra Elbakyan, fundadora de Sci-hub, por liberar y poner a disposición de más personas en el mundo tanto conocimiento.

RESUMEN

La presente investigación aborda las emociones de migrantes deportados a México y su relación con el castigo y el disciplinamiento. La perspectiva teórica de esta tesis busca ahondar en el entendimiento de los mecanismos específicos de castigo y disciplinamiento a los que son sometidos los migrantes al durante su proceso deportación y las huellas que estos pueden dejar en sus emociones, principalmente aquellas que pueden tener un efecto negativo en su bienestar emocional, en un contexto de creciente criminalización. El objetivo principal es realizar un acercamiento, desde una perspectiva cualitativa la experiencia subjetiva de la deportación mediante la reconstrucción de las trayectorias migratorias de seis personas que fueron deportados a México en tiempos recientes.

Palabras clave: Deportación, Castigo, Disciplina, Emociones, Poder, Cuerpo

ABSTRACT

This research addresses the emotions of migrants deported to Mexico and their relationship with punishment and discipline. The theoretical perspective of this work seeks to deepen the understanding of the specific mechanisms of punishment and discipline to which migrants are subjected during the deportation process and the traces that they can leave in their emotions, mainly those that can have a negative effect in their emotional well-being, in a context of growing criminalization. The main objective is to approach, from a qualitative perspective, the subjective experience of deportation through the reconstruction of the migratory trajectories of six people who were deported to Mexico in recent times.

Keywords: Deportation, Punishment, Discipline, Emotions, Power, Body

"Toda tristeza es el efecto de un poder sobre mí". Gilles Deleuze

“Sin un hogar en el centro de lo real, uno no solo estaba desamparado sino también perdido en el no ser, en la irrealidad. Sin un hogar, todo era fragmentación”. John Berger

INTRODUCCIÓN 1

CAPITULO I: CONTEXTUALIZACIÓN 6

CAPÍTULO II: MARCO TEÓRICO-CONCEPTUAL 15

CAPITULO III: ESTRATEGIA METODOLÓGICA 36 3.1 Pregunta de investigación: 37 3.2 Preguntas secundarias 37 3.3 Hipótesis 38 3.4 Técnicas e instrumentos utilizados 38 3.5 Criterios de selección de los casos para construir las trayectorias migratorias 39 3.6 Relación de participantes en la investigación 41 3.7 Delimitación espacio-temporal 43 3.9 Descripción del trabajo de campo 44 2.11 Consideraciones éticas 48

CAPÍTULO IV: PRESENTACIÓN DE LOS DATOS 49 Trayectoria laboral 49 Primer período en Estados Unidos (1986-1999) 49 Segundo periodo en Estados Unidos (2004-2014) 50 Situación familiar 52 Tercer periodo en Estados Unidos (2015-2016). 53 Cuarta deportación (2018) 55 Experiencia con servicios de atención psicológica durante el encierro 56 4.2 Jesús B. 57 Proceso de migrar (2002) 57 Primera experiencia de deportación (Marzo, 2002) 58 4.2.3 Segunda experiencia de deportación (Marzo, 2002) 60 Trayectoria laboral en Estados Unidos (2002-2017) 61 Proceso de adaptación (2002-2006) 62 Situación familiar en Estados Unidos 63 Tercera experiencia de deportación (2010-2018) 63 Idea de futuro 66 4.3 Adán J. 66 Situación familiar 67 Trayectoria laboral en Estados Unidos 67 Primer cruce a Estados Unidos (1999) 67 Deportación (noviembre de 2016) 68 Experiencia de encierro previa a la deportación 68 Atención psicológica durante la detención 69 Depresión y encierro 70 El vuelo de regreso a México 70 Separación familiar 72 Experiencias de discriminación 72 4.4 Juan 73 Primer cruce a Estados Unidos (1989) 73 Trayectoria laboral 74 Primera experiencia de encierro y primera deportación (Febrero, 2018) 74 Deportación voluntaria (2017) 75 4.5 Roger 78 Proceso migratorio 78 Primer cruce (1975) 78 Acceso a documentos de identidad en Estados Unidos 78 Trayectoria laboral 80 4.6 Ana Laura 84 Proceso migratorio 84 Intentos fallidos de cruzar a Estados Unidos (2001). 84 Primer cruce exitoso a Estados Unidos (2001) 85 Trayectoria laboral 85 Segundo cruce (2002) 85 Situación familiar 86 Adaptación 86 Deportación (Septiembre, 2016) 86 Experimentar la deportación siendo mujer 89

CAPÍTULO V: ANÁLISIS 91 CAPÍTULO VI: CONCLUSIONES 101

ANEXOS 105 Anexo 1. Guion de Entrevista 105

BIBLIOGRAFÍA 108 INTRODUCCIÓN

La expulsión de migrantes indocumentados es un fenómeno complejo. El mismo abarca una multiplicidad de dimensiones, entre las cuales se encuentra el posible impacto en el estado emocional de quienes son deportados a México. De hecho, un primer acercamiento nos deja ver que según los datos aportados en el estudio “Desórdenes mentales durante el tiempo de la deportación: una encuesta en la frontera México-Estados Unidos” elaborado por Ietza Bojórquez, (2016) quien encuentra que el 16% de los repatriados a México presentaba síntomas asociados a la de depresión y ansiedad al momento de su deportación. De manera semejante, durante la realización del trabajo de campo de esta investigación, personal de apoyo a migrantes deportados tanto en Tijuana como en la Ciudad de México refirieron que a los albergues llegan personas que, producto de su deportación, presentan lo que identifican como probables “brotes psicóticos” y síntomas de estrés postraumático, que a menudo se expresan a traves de señales evidentes de malestar emocional. Esta realidad encuadra dentro de lo que se pudiera plantear como el escenario anímico general en que se insertan las personas al migrar de forma indocumentada. Escriben Bojórquez y Aguilera: entre los migrantes, en comparación con los no migrantes, es que la migración constituye una experiencia de vida estresante, en el que el dolor se combina con dificultades en la adaptación a una nueva cultura y, en muchos casos, el riesgo de la discriminación y la violencia (Bojórquez & Aguilera, 2014, p.123) Otra manifestación de lo anterior, es la frecuencia con la que el personal de atención psicológica y emocional de instituciones que dan atención a migrantes en Tijuana y en la Ciudad de México refieren ser testigos de estos efectos.

A partir de ese panorama se plantea como objetivo de esta tesis realizar una aproximación cualitativa a la relación entre el proceso de deportación y el estado emocional vista a través de los procesos de castigo y disciplinamiento experimentados por un grupo de personas deportadas a México. Por castigo, se entiende una tecnología de poder mediante la cual en la sociedad los sujetos se convierten en materia de diversas penalidades cuyo objetivo es hacer una reafirmación de la ley a través de distintas vías, que van desde la violencia corporal hasta

1 la corrección de la conducta . Así, se reconstruyen los procesos de deportación, entendidos como una serie de episodios disruptivos biográficos dentro de las trayectorias migratorias, de seis personas deportadas de quienes dijeron haber sentido malestar emocional y que manifestaron ese malestar por medio de expresiones de tristeza, desazón, y miedo, por ejemplo, en su proceso de deportación. Esta tesis parte de una elaboración teórica que observa una mutación en el capitalismo en el que se hace patente un predominio de estrategias de disciplinamiento y expulsión sobre los migrantes indocumentados, lo cual crea las condiciones para que se establezca la valía diferenciada de cierto tipo de cuerpos sobre otros. Esta valía diferenciada, a su vez, puede contribuir a dañar los estados emocionales de los deportados, incluso mucho después de su retorno a México.

Se argumenta que lo anterior se inserta en un contexto de creciente criminalización de la inmigración indocumentada en los Estados Unidos, así como de una preocupación de distintas disciplinas por abordar las posibles consecuencias que la migración y el retorno forzado tienen en los estados emocionales de los individuos deportados que llegan a la frontera y a la Cd de México. En ese sentido, la discusión planteada busca adentrarse en experiencias particulares de casos de deportaciones a México en un contexto de endurecimiento de la política migratoria estadounidense, alentado por discursos xenofóbicos y racistas, que a su vez se valen de tácticas disciplinares y punitivas para funcionar. Se propone que se ha implementado en el interior de ese país una política de terror instrumentada -- por ejemplo, mediante el aumento en las redadas por parte del ICE (U.S. Immigration and Customs Enforcement, por sus siglas en inglés). Vale recordar dos hechos. Primero, aunado al cambio en las prioridades de deportación establecidas por Donald Trump, el universo de personas que son potencialmente sujetas de ser deportadas ha aumentado significativamente. Un ejemplo de ello es la potencial cancelación del programa Deferred Action for Childhood Arrivals (DACA), que provocará que 750.000 personas pierdan la protección de ser deportados con la que cuentan actualmente.1 Segundo, la

1 BBC Mundo - Qué es DACA y qué efectos tiene que el gobierno de Trump haya revocado la política que ampara a 750.000 jóvenes indocumentados en Estados Unidos 5-9-2017 consultado en: http://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-41117654 2 asociación entre la deportación y los estados emocionales tiene antecedentes históricos en el país, ya que en su momento algunos psiquiatras en México en los años 40, ante las expulsiones masivas de EUA durante la gran depresión, identificaron la “psicosis del repatriado” como una enfermedad mental asociada a la migración (Ríos Molina, 2011).

Se sugiere que lo que estamos presenciando es la materialización de lo que De Genova define como régimen de deportación, entendido como un “sistema que gobierna la migración y determina quiénes son deseables y bienvenidos en una sociedad y quiénes no lo son” (Álvarez Velasco, 2017, p. 27). Consecuencia de la modulación de la fuerza de trabajo, para de Genova el régimen de deportación remite a la producción socio-política y jurídica del indocumentado como un ser expulsable. La política migratoria y la práctica de las redadas son ejemplos de los mecanismos que utiliza el regimen de deportación para la consecución de sus fines. El castigo puede ir acompañado de mecanismos de disciplinamiento, cuyo objetivo es establecer parametros de normalidad en una sociedad . Se sugiere que por tener un impacto directo y múltiple en los cuerpos, desde sujetarlos y esposarlos hasta separarlos de manera forzada de sus familias, hogares y lugares de residencia en EUA . el castigo influye de manera profunda en las emociones de las personas deportadas.

A la vez, es necesario señalar que el abordaje que aquí se realiza no se centra en las concepciones psiquiátricas que definen patologías especificas como la depresión o el estrés post traumatico; por el contrario, busca ahondar en las perepciones subjetivas particulares de los individuos, las cuales son expresadas mediante emociones por las personas deportadas. Esto es así no obstante el uso en los testimonios de palabras del dominio disciplinar del ámbito médico-psiquiátrico, como por ejemplo depresión, usada de forma coloquial, para referirse a sensaciones de tristeza, desazón, miedo e incertidumbre que genera el proceso de deportación en las personas. En ese sentido, se considera pertinente retomar un enfoque de análisis social de las emociones y el cuerpo, el cual parte de la concepción de que ambos elementos son indisociables y fungen como vehiculo mediante el cual los individuos perciben e interactuan con su entorno social sin dejar de tomar en cuenta que, que ambos, emociones y cuerpo, son producto de procesos sociales más amplios que trascienden su individualidad. (Le Breton,

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2013, 70) A partir de lo planteado por Asakura, se abreva de los abordajes provenientes del análisis sociológico del cuerpo y las emociones debido a que estos permiten trascender a las perspectivas psiquiatricas que en algunas de sus vertientes podrían simplemente limitarse a la definición patólogica de algunas de las expresiones emocionales que acompañan a la deportación: Por otro lado, la sociología de las emociones nos permite despojar el fenómeno de un contenido patológico y subrayar su carácter sociocultural; de tal manera, resulta posible enfocar sus significados y procesos, que se derivan del contexto estructural, interaccional y situacional (Asukara, 2016, p. 72) Pese a ello, cabe señalar que mucha de la información disponible para establecer una primera aproximación al entendimiento del estado emocional en el que se encuentran las personas que son deportadas a México es retomada de investigaciones con un enfoque médico y psiquiátrico, entre las cuales resalta el de las investigadoras del Colegio de la Frontera Norte, Silvia Mejía y Ietza Bojórquez, quienes han descrito las condiciones de salud mental de las personas deportadas en la frontera México-Estados Unidos en su investigación Common Mental Disorders at the Time of Deportation: A Survey at the Mexico–United States Border, Bojórquez y Mejía afirman que un 16% de las personas repatriadas a México presentan algún síntoma vinculado a trastornos mentales comunes (CMD), como depresión y ansiedad. La tesis está organizada de la forma siguiente: en el primer capítulo se expone el contexto de México, particularmente la frontera norte y la Ciudad de México, respecto a la deportación y la caracterización que, primordialmente desde los discursos médico-psiquiátricos, se ha hecho respecto los estados emocionales de quienes son repatriados. También se hace un breve recuento histórico de la deportación como parte de una política de Estados Unidos orientada por criterios bordeados por el racismo, la xenofobia y la discriminación. Se sugiere que en el entorno socio histórico contemporáneo, se echa mano de mecanismos de castigo y disciplinamiento, especificos para los migrantes indocumentados. En el segundo capítulo se abordan los conceptos de castigo y disciplinamiento, enmarcados en los procesos que mediante la racialización y la clasificación englobam las tácticas y mecanismos que rigen las políticas migratorias respecto a los migrantes indocumentados en Estados Unidos. Asimismo, se ahonda sobre algunos elementos teóricos

4 del enfoque del estudio social de las emociones y el cuerpo para analizar cualitativamente los episodios disruptivos en las trayectorias concretas de personas deportadas a México. En el tercer capítulo, se expone la estrategia metodológica que se utilizó para realizar las trayectorias. Se incluyen los objetivos y preguntas de investigación, así como la descripción del trabajo de campo de esta investigación. El capítulo cuarto presenta el desarrollo descriptivo de las trayectorias migratorias de seis casos no de migrantes deportados a México (cinco hombres y una mujer) que experimentaron emociones diversas a lo largo de su proceso migratorio y, principalmente, en su deportación. Considerando que el estudio es cualitativo, dichos casos no contstituyen una muestra estadisticamenete representativa. El capítulo quinto se centra en analizar las experiencias de la deportación a la luz de las emociones expresadas por los deportados. Se sugiere que éstas responden a los procesos de castigo y de disciplinamiento que experimentaron corpóreamente las personas deportadas a lo largo de su proceso de deportación. Finalmente, el capitulo sexto corresponde a las conclusiones de la investigación y plantea algunos posible escenarios para el futuro ante la escalada de deportaciones y de retornos forzados al país.

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CAPITULO I: CONTEXTUALIZACIÓN

En este apartado se pretende abordar el contexto en el que se desenvuelve el fenómeno de la deportación vinculado a las formas en los que los estados emocionales de los mexicanos que son expulsados de Estados Unidos se podrían ver afectados por los procesos de castigo y disciplinamiento que actúan sobre ellos. El contexto de cómo podemos entender el fenómeno de la deportación y los posibles impactos que la expulsión forzada tiene en los migrantes se aborda desde dos dimensiones, una histórica y otra que habla específicamente de la situación a las que se enfrentan las personas que son deportadas a México. Tal como lo ha documentado el historiador Daniel Karnstrom, la deportación de millones de personas pertenecientes a grupos no hegemónicos, los indocumentados por ejemplo, lejos de ser un fenómeno reciente, que responde a la mera coyuntura circunstancial de la política migratoria de los Estados Unidos, ha sido la base misma de la formación del imperio económico americano desde que este se constituyó como un país independiente. Dicha perspectiva, según Kanrnstrom, choca con la narrativa dominante de mostrar a la fundación de los Estados Unidos como producto de un proceso de total “apertura” en el que cualquier inmigrante podría llegar al país en búsqueda de la “libertad” (Karnstrom, 2017, p. 10). Un hito importante a considerar cuando se habla de la política migratoria estadounidense como una herramienta de los mecanismos de inclusión/exclusión es la ley de inmigración de 1924, en la que por primerza vez se utiliza el termino de illegal alien para referirse a los extranjeros con un status migratorio irregular, también en ella, se delinea claramente un marco normativo respecto a la deportación. Dichas categorias, se construyeron, según Ngai, a partir de ideas anti modernas sobre la deseabilidad social, en particular con respecto a la delincuencia y la moralidad sexual, así como para preservar los valores de la familia tradicional (Ngai. 2003, p. 71). En ese sentido, es posible afirmar, siguiendo a Hernández, que desde principios del siglo XX, la implementación de políticas migratorias en Estados Unidos ha sido demarcada por la racialización del inmigrante mexicano como forma de exclusión adicional a la dicotomía blanco/negro (Hernández, 2004, p. 2). Dicha racialización ha echado mano desde entonces, de distintas tácticas de castigo y 6 discplinamiento. Al hacerse presente en las corporalidades de los inmigrantes indocumentados, dichas tácticas suponen una forma de disuasión de la migración indocumentada a Estados Unidos: La brutalidad ha sido una constante en las acciones de hostigamiento por parte de la Patrulla Fronteriza. Por ejemplo, en su autobiógrafa Unrepentant Sinner, el oficial retirado Charles Askins admite que prefirió primero disparar con su revolver sobre las orejas de un sospechoso y luego preguntarle cuando había salido de México. De esta forma descubre como reducir la conversación a un par de silabas y obtener una confesión en menor tiempo [Askins, 1991:51]. En ciertos momentos las brutalidades escalaron a tales niveles que dejaron muchos mexicanos muertos a lo largo de la frontera, especialmente cuando las exigencias de mayor control migratorio se combinaron con la persecución a traficantes de bebidas alcohólicas que desafiaban la prohibición de su venta y consumo. (Hernández, 2004, p.3)

Por su parte, autores como Valdez, definen al régimen de inmigración en Estados Unidos como un sistema de gobierno a través del castigo (Valdez, 2016, p. 69).

1.1 Retorno forzado, el estado emocional de los deportados en México: un panorama general

“¿Qué voy a hacer en México?“ “Sentía una angustia porque no tenía a la persona que amo” “Venía medio quebrantado por haber perdido mi caso”. Estas son expresiones mediante las cuales tres personas que participaron en esta investigación definieron su sentir al ser deportados a México. Tres enunciados que ejemplifican una problemática asociada al impacto emocional del retorno forzado en México y que sirven de punto de partida para situar en un contexto especifico esta tesis. De tal forma, en este apartado se pretende dar una primera respuesta a las siguientes preguntas: ¿Qué consecuencias emocionales puede tener el retorno forzado en las personas deportadas a México? ¿Cuáles son las emociones que experimentan durante su proceso de deportación en las que regresan los migrantes deportados? ¿Cómo se vinculan las emociones con los procesos de castigo y disciplinamiento de los que forman parte? ¿Qué retos enfrentan al ser repatriados? En principio, habría que partir de un hecho: quienes regresan a México a través de la frontera norte del país, después de haber sido deportados afrontan, en general, un panorama en el que están expuestos a extorsiones, arrestos arbitrarios, secuestros, tortura y otras violaciones a sus Derechos Humanos e integridad personal (Pombo, 2010). Por su parte, los deportados que vuelven a la Ciudad de México vía aérea se enfrentan a las consecuencias de un viaje marcado por las condiciones vejatorias que se presentan en los vuelos que los transportan de regreso al 7 país.2 Otro punto importante a tomar en cuenta, es que las personas deportadas a México se encuentran en una situación de vulnerabilidad en términos de su estado de salud en general, y más aún respecto a su estado de salud mental , pero particularmente respecto a su bienestar emocional , sobre todo si se compara con la situación de migrantes que regresan a México de manera voluntaria, y no al haber sido deportados. Aqui cabe decir que los acercamientos existentes para indagar sobre los posibles impactos que en el bienestar emocional tiene la deportación en las personas, han sido elaborados, principalmente, desde una perspectiva médico-psiquiátrica. Un dato a resaltar es ese sentido, es el que se expone en el hallazgo del trabajo de Velasco, Coubès, Alegría, Bojórquez, Contreras, Hernández & Mejía, quienes encuentran que los deportados presentan veinte veces más de “síntomas” emocionales” en proporción a los migrantes de retorno voluntario:

En comparación con los migrantes que van a trabajar a EU, los que regresan suelen ser de mayor edad, y presentar un mayor número de enfermedades. La problemática de salud de estos migrantes se relaciona con sus condiciones de vida y trabajo en EU, así como, en algunos casos, con la detención y el retorno forzado a México. El cuadro muestra una diferencia notable en la salud auto percibida, siendo más negativa entre los deportados. Existe una alarmante diferencia de síntomas emocionales entre los deportados, casi veinte veces más que los que presentan los de retorno voluntario. Un dato preocupante es que el 65% de los deportados carece de afiliación a servicios públicos de salud en México. (Velasco et al, 2013, p. 10)

A diferencia de la cuantiosa literatura que nos permite profundizar sobre los efectos que tiene la migración en la salud mental y los estados emocionales (principalmente asociados a depresión) de los migrantes, principalmente a la llegada a su destino, existen relativamente pocos trabajos que abunden sobre los rubros mencionados, pero en situaciones de retorno forzado, como lo es deportación. A ese respecto; Bojórquez, Mejia, Aguilera, & Albicker señalan lo siguiente:

2 Para ejemplos al respecto, revisar las trayectorias migratorias 1, 2, 3 y 6 desarrolladas en el capitulo IV de esta tesis. 8

En contraste con la gran cantidad de estudios relativos a la salud mental de los migrantes en Estados Unidos, la salud y los estados emocionales de los migrantes de retorno es un tema poco explorado. Algunos estudios señalan que el retorno, sobre todo cuando es forzado debido a una deportación, se asocia con angustia, ansiedad y depresión (Brotherton y Barrios, 2009) e igualmente con un aumento en el consumo de drogas (Ojeda et al., 2011). (Bojórquez et al, 2015, p. 91)

Es de resaltar que gran parte de la información existente sobre las condiciones de salud mental y emocional en la que se encuentran las personas deportadas a México, principalmente de carácter cuantitativo, ha sido producto del trabajo académico de Ietza Bójorquez, investigadora del Colegio de la Frontera Norte, quien además encabezó el proyecto "Salud mental y factores asociados en personas deportadas a través de la frontera internacional en Baja California". Sus aportes son retomados en esta tesis como un punto de partida para contextualizar, dimensionar y problematizar las cuestiones asociadas a los procesos de castigo y disciplnamiento que se asocian a las emociones de migrantes deportados a este país.

La deportación, vista como un proceso, implica un cúmulo de situaciones límite en la vida de quienes son afectados por ella. Regresar a México después de haber sido detenidos en la frontera o luego de enfrentar un proceso legal una vez que residieron años en Estados Unidos, implica enfrentarse a situaciones de pérdida, incertidumbre, precariedad, tristeza, añoranza, miedo, malestar y estrés. En ese sentido, es de suponerse que la deportación tiene un impacto en los estados emocionales de las personas, quienes como consecuencia de esta pueden llegar a presentar angusta, miedo, e incertidumbre ante un panorama poco prometedor a su regreso.

Adicionalmente la autora aporta información que puede dar pistas importantes sobre como el clima de persecución y criminalización de la migración indocumentada en Estados Unidos, que se refleja en el incremento de las deportaciones en los últimos años, también impacta en el estado emocional de las personas que viven en dicho país, lo cual en algunos casos, puede llevar a la sensaciones de depresión, tal como queda reflejado en algunas de las trayectorias migratorias reconstruidas narrativamente en esta tesis: El aumento en el número de deportaciones ha llevado a una gran cantidad de migrantes en Estados

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Unidos a vivir en un estado de estrés permanente, que a su vez se refleja en problemas emocionales. El miedo a la deportación aumenta las sensaciones de inseguridad y vulnerabilidad, así como el temor a la separación familiar. (Bojórquez, 2015, p. 8)

La información proporcionada por el estudio de Fernandez, Ramirez, Garcia & Bojórquez, para el caso de los deportados a la frontera de México con Estados Unidos menciona que esas personas tienen una mayor probabilidad, respecto a quienes retornan voluntariamente, de tener una auto percepción mala o muy mala de su salud y de experimentar síntomas de malestares físicos o emocionales posteriores a su deportación (Fernández et al, 2014, p. 481). Un elemento importante a tener en cuenta, adicionalmente a lo ya planteado, es que particularmente en las ciudades fronterizas otra de las situaciones de vulnerabilidad a la que se enfrentan los migrantes deportados a México, es la posibilidad de que estos permanezcan viviendo en la calle una vez que han sido forzosamente retornados: Por otro lado, entre el conjunto de migrantes deportados, quienes permanecen en situación de calle en las ciudades fronterizas representan un grupo especial, al carecer de recursos sociales, económicos o de otro tipo para ubicarse en una situación de menor desventaja, por lo que podrían esperarse en ellos elevadas prevalencias de problemas de salud y, en particular, de problemas de salud mental. (Bojórquez et al, 2014, p. 92)

Un elemento importante que ayuda a entender el contexto en el que los migrantes deportados regresan a México en una situación emocionalmente vulnerable, es, entre otros factores, la separación familiar que en muchos casos implica el retorno forzado a México. Aunado a ello, las personas que son deportadas, además de ser separadas de su entorno familiar más próximo, pareja e hijos, también pierden a sus redes de apoyo secundarias: amigos, conocidos, compañeros de trabajo, es decir, todas aquellas personas con las que interactuaban durante su estancia en Estados Unidos. En ese sentido, Bojórquez argumenta lo siguiente: La deportación trae consigo separaciones familiares y la necesidad de adaptarse a un nuevo entorno. En este sentido, es diferente que las situaciones de migración voluntaria, ya que al ser un movimiento forzado implica la pérdida de control sobre las circunstancias de vida, la separación no planeada y posible pérdida de redes sociales de apoyo, la necesidad de readaptación cultural y el estigma asociado a la deportación en algunos contextos (Bojórquez, 2015, p. 7)

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Cabe remarcar que la pérdida y la separación familiar que a menudo esta lleva implícita es una de las dimensiones que se encuentran más estrechamente vinculadas a las situaciones de fragilidad emocional que experimentan las personas en los momentos posteriores a la deportación. Sin embargo, es importante dimensionar el tamaño de esta problemática para entender a la deportación cómo un fenómeno con fuertes implicaciones emocionales en las personas que la viven. En ese sentido, Ruíz destaca lo siguiente: Aunque hay pocas estadísticas sobre la deportación de padres y madres, así como la consecuente separación forzada de sus hijos, aquellos datos que existen hablan por sí mismos. Entre 1998 y 2007, según un reporte del Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en ingles [Department of Homeland Security]), 108 000 padres indocumentados con hijos ciudadanos estadounidenses fueron deportados (González, 2012). Ese número constituyó 8% del total de repatriaciones forzadas para ese periodo. En contraste, en el año 2013, la población de padres indocumentados con al menos un hijo ciudadano conformó 15% de las 438 421 deportaciones, lo que equivale a la expulsión de 72 410 madres y padres del país (Foley, 2014). Un año después, la población de padres removidos llegó a constituir casi 20% del total de las deportaciones, la mayoría detenida en el interior del país (Foley, 2014). (Ruíz, 2017, p. 123)

Entender el contexto de la deportación, relacionado a los efectos que está tiene en la vida y en las emociones de las personas implica también comprender que este fenómeno a menudo se ve precedido de procesos legales que implican la detención, encierro y confinamiento de quienes finalmente son expulsados de Estados Unidos. La duración de esos procesos y su consiguiente encarcelamiento dependen de las circunstancias particulares de cada caso, sin embargo, significan un momento que también impacta de manera importante en el bienestar emocional, la salud mental, la integridad física y la dignidad de los migrantes que la padecen. En relación a lo anterior, Bojórquez plantea: La deportación es un traslado involuntario y no planeado, que en muchos casos ocurre sin que el individuo sepa con antelación la fecha o el lugar exactos. La detención previa a la deportación puede ser una experiencia humillante y violenta, y la incertidumbre acerca de lo que ocurrirá es fuente de malestar emocional. (Bojórquez, 2015, p. 7) Por ultimo, es importante también abordar la situación particular del contexto respecto a las circunstancias de las personas que son deportadas vía aérea a la Ciudad de México en relación a su salud mental y emocional. Respecto al tema, existe poca literatura, sin embargo, se

11 retoma por un lado el aporte de Castillo, Gallegos y González, quienes abordan las condiciones especificas de los migrantes de retorno forzado a la Ciudad de México. Los autores, al abordar las condiciones emocionales y de salud mental en la que llegan los deportados al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México señalan lo siguiente: La mayoría de la población encuestada considera que su estado de salud mental es regular, mencionando insomnios, ansiedad, poca concentración, desánimo para realizar alguna actividad, etcétera. Ante tal consideración se puede afirmar que el factor salud es determinante en el momento del retorno, es decir, afecta en el desempeño diario, en la manera de relacionarse, lo que implica un obstáculo para una completa reinserción. (Castillo et al, 2016, p. 59)

Como es de notarse, dichas observaciones no distan mucho de lo que se encuentra al hablar de la situación migrantes retornados forzosamente a la frontera norte del país; sin embargo, habrá de abordarse el impacto que tienen las condiciones de sometimiento físico a las que se ven expuestos durante el vuelo con destino a México en la integridad emocional y en los momentos de fragilidad emocional que marcan a los momentos posteriores a la repatriación. Por último, Romo, Jiménez, Salcedo & Sandoval mediante un estudio cuantitativo a través de la aplicación de una encuesta, aborda el nivel de desesperanza que presentan los migrantes deportados que llegan al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, entendida esta como la falta de una perspectiva promisoria en su idea personal de futuro: La prevalencia de desesperanza que se obtuvo en esta población mexicana deportada se sitúa en un nivel lo suficientemente alto de acuerdo a la escala; esto indica la necesidad de profundizar y definir el nivel de trastorno depresivo existente, así como caracterizar y estudiar los rasgos de personalidad predominantes en los migrantes deportados. Con los datos obtenidos y la naturaleza observacional del estudio se ve limitada la capacidad de inferir alguna asociación entre los factores sociodemográficos y el grado de desesperanza. (Romo et al, 2017, p. 5)

Así, queda de manifiesto el contexto particular en México respecto a los condicionamientos y abordajes que delinean la problemática que da razón de ser a esta investigación, la cual, sin embargo plantea, un acercamiento directo de carácter cualitativo a a biografías particulares de personas deportadas a México y que se enfrentan a un panorama incierto al llegar a un país que en más de un sentido, les es ajeno.

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1.2 Contexto del endurecimiento de las leyes migratorias en Estados Unidos en un mundo post 11 de septiembre de 2001

En este apartado se abordan las condiciones estructurales en torno a las cuales se desenvuelve el fenomeno de la deportación, las cuales tienen en el endurecimiento de las leyes migratorias una expresión importante. En ese sentido, se considera al conjunto de normas migratorias implementadas por los Estados Unidos en distintos momentos históricos como variantes de una proceso más amplio que históricamente ha tenido en las políticas de expulsión una forma de operar. Estas políticas de expulsión funcionan mediante mecanismos de castigo y disciplinamiento y van fluctuando de acuerdo a las necesidades de las modulación de la fuerza de trabajo barata requerida por las necesidades de consumo y producción del capitalismo en sus distintos ciclos. Así, es imposible desligar las dinámicas fronterizas y los flujos migratorios de un contexto geopolítico y económico internacional en el que estas representan un ejemplo paradigmático del funcionamiento del capitalismo neoliberal hegemónico, tal y como lo señala Avtar Brah:

La frontera EEUU/México tipifica las condiciones de la migración contemporánea. Comprende ciertas temáticas comunes que suelen entrar en juego cuando los países «superdesarrollados» implantan medidas para controlar selectivamente la entrada de personas provenientes de partes «subdesarrolladas» del mundo. Esta frontera muestra el destino de personas antiguamente colonizadas y actualmente atrapadas en los engranajes de una economía global dominada por el capital transnacional y mediatizada por las políticas del G-7 o del G-8. Estos nuevos regímenes de acumulación se caracterizan por la «flexibilidad» (o lo que quizás será descrito cada vez más como «adaptabilidad», el término creado en la cumbre del G-7 del 10 de julio de 1994) en los procesos laborales, los mercados laborales, los bienes y los patrones de consumo (Brah, 2011, p. 230-231).

El endurecimiento de la política migratoria estadounidense a partir de los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 es una muestra de ello. Una de las expresiones más notorias de lo anterior es la promulgación de la ley conocida como PATRIOT, la cual, bajo el discurso de “proteger la seguridad nacional” y enarbolar una supuesta “guerra contra el terrorismo”, colocó a millones de inmigrantes indocumentados en Estados Unidos como potenciales candidatos a ser deportados: 13

La «Ley de instrumentos adecuados y de eficacia probada requeridos para detener y obstaculizar el terrorismo» [Proved Appropriate Tools Required to Intercept and Obstruct Terrorism Act ( PATRIOT)] enjaula a los no ciudadanos, incluidos millones de inmigrantes latinos y asiáticos en el interior de nuevas categorías inflexibles de vigilancia, acción judicial y posibilidades de deportación. Pero esto no es más que la piedra angular del Estado de Seguridad Patria cuyo pleno desarrollo prevé la administración Bush junior. En una conferencia de prensa la víspera de Todos los Santos [Halloween], Colin Powell, en un tono propio de alguien que hubiera acabado de leer el Neuromante, se recreaba exponiendo planes para un inmenso depósito centralizado de datos que almacenaría «cualquier detalle desacreditador » acerca de turistas y posibles futuros inmigrantes (Davis, 2007, p. 34).

Para Pratt, este control de la migración y las fronteras no solamente está estrechamente ligado a la aparición de estructuras policiales y burocráticas, (ICE, Homeland Security, Border Patrol) sino “que también supone tecnologías para la vigilancia de las fronteras y el territorio y de la detención y expulsión de extranjeros ilegales (Pratt 2005).

La amenaza de deportación, según lo menciona Portes, ha forzado históricamente a los migrantes indocumentados a aceptar bajos salarios y condiciones de trabajo precarias, bajo condiciones de vulnerabilidad propicias para que sean sujetos de disciplinamiento en el ámbito laboral: Especialmente cuando los trabajadores migrantes mexicanos pasaron a la clandestinidad en la era post programa bracero y después de un acuerdo local mutuamente conveniente entre los agricultores y la Patrulla Fronteriza que permitió un flujo constante de migrantes a través de la frontera, la fuerte amenaza de deportación agregó nuevas municiones al arsenal de los empleadores, lo que les permitió imponer una disciplina laboral, asegurando así una fuerza de trabajo manejable que voluntariamente y confiablemente realizaba trabajos menores para salarios más bajos (Portes, 1983. 20)

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CAPÍTULO II: MARCO TEÓRICO-CONCEPTUAL

Se siente uno destrozado. Ya llegué después de medio día, pero viene uno encadenado como animal con las cadenas por el estomago, por los pies, que uno no se puede mover. Lo cortan a uno esas cadenas en las manos que lo tienen con esposas en los pies en las manos que para que uno no se escape. Y más que nada esta experiencia que he pasado no se la deseo a nadie por que esas cárceles que ellos tienen ahí. Nosotros no tenemos tregua, no valemos nada” Vicente, deportado a la ciudad de Tijuana, entrevistado en Casa del Migrante A.C. mayo de 2018

"Tenemos personas que ingresan al país, o intentan ingresar, y estamos deteniendo a muchas de ellas, pero estamos sacando a la gente del país. No creerías lo mal que están estas personas. Estas no son personas. Estos son animales Y los estamos sacando del país a un nivel y a un ritmo que nunca antes había sucedido. Y debido a las leyes débiles, llegan rápido, los conseguimos, los liberamos, los recuperamos, los sacamos. Es una locura." Donald Trump, presidente de Estados Unidos3

El objetivo de este capitulo es exponer los elementos teóricos y conceptuales a partir de los cuales se problematiza el abordaje de la deportación de mexicanos en Estados Unidos cómo un fenómeno que se puede analizar explicativamente y empíricamente desde una perspectiva que se centre en los posibles efectos de ésta en las emociones de las personas deportadas. De igual forma, se busca entender la relación que guardan las emociones de las personas deportadas con los procesos de castigo a los que son sometidas Dichos procesos, operan directamente en el cuerpo de los deportados, cuya construcción se puede explicar a partir de los distintos mecanismos encargados de regular la migración indocumentada en Estados Unidos, específicamente aquella proveniente de México. Lo anterior, a su vez, se enmarca dentro de la configuración de un régimen de deportabilidad

3 Declaración del día 16 de mayo del 2018 del presidente de Estados Unidos en una reunión con la prensa en la Casa Blanca, en la ciudad de Washington D.C. Recuperada de http://www.latimes.com/opinion/la-ol-enter-the- fray-about-those-immigrants-trump-referred-to-1526569123-htmlstory.html 15 que se encarga de definir quienes son potencialmente expulsables.

El planteamiento teórico de esta tesis abreva de una corriente4 de pensamiento que considera a la regulación internacional de los flujos migratorios y de las fronteras implementadas por los estados-nación, como estrategias de control biopolítico que operan mediante diversos mecanismos de control, castigo y disciplinamiento sobre las corporalidades de los migrantes. Un elemento importante a tener en cuenta al momento de hablar del fenómeno de la deportación, es lo que a partir de De Genova se define como régimen de deportación entendido como un concepto que desde una aproximación que se centra en la construcción de la ilegalidad de los migrantes indocumentados, nos habla de una estrategia biopolítica de control migratorio que se encarga de establecer la deportabilidad de ciertos sujetos con base en las necesidades de fuerza de trabajo del capitalismo neoliberal. Asimismo, el autor emplea el concepto de régimen de deportación para describir el esfuerzo de los estados-nación para la eliminación forzada y selectiva de inmigrantes indocumentados y solicitantes de asilo "falsos" (De Genova & Keutz, 2010, p. 32).

El planteamiento de De Genova sirve como punto de partida para problematizar las formas en las que disciplinamiento y castigo se pueden articular y distinguir de manera conceptual para tratar de entender la posible relación de ambas nociones con la dimensión emocional que implica la deportación, en un contexto en el que la única valía que se le otorga a los cuerpos migrantes es dada en función de plusvalía que estos pueden ser capaces de producir. En otras palabras, tal como lo menciona Bustamante “En teoría, el conjunto de condiciones económicas, así como las relaciones sociales y políticas que caracterizan el sistema de producción de los Estados Unidos, son los factores que han moldeado el fenómeno de la inmigración indocumentada desde México (Bustamante, 1975, p. 114).

4 Algunos de los trabajos en los que se ha abordado el tema de la migración y la deportación desde una perspectiva biopolítica son: Mezzadra, S., & Santucho, M. (2005), Walters, W., & Cornelisse, G. (2010), De Genova, N. (2013), Varela, A. (2013), Aquino, A., Décosse, F., & Huerta, A. V. (Eds.). (2012) y Walters, W. (2002).

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Sin embargo, dicha perspectiva necesita ser problematizada para abordar los procesos que construyen cuerpos devaluados, mediante tácticas que van desde el castigo, entendido principalmente como una forma de penalidad, principalmente física, que varía de acuerdo al contexto en el que se presenta, hasta la criminalización.

Tal como señala Aquino, “La criminalización de los trabajadores migrantes por su estatus migratorio ha tenido graves consecuencias sobre las subjetividades de estas personas, es decir, sobre las emociones, percepciones y aspiraciones a partir de las cuales dotan de sentido su mundo y su acción, y se comunican con los otros”. (Aquino, 2015, p. 80)

Por lo tanto, retomando el argumento de Doering White & Horner, es posible afirmar que “la deportación (y el control de la inmigración en general) no es meramente una formalidad jurídica, sino una práctica históricamente construida de poder estatal que impacta en la vida cotidiana de los individuos indocumentados, incluyendo aquellos que no han experimentado la deportación a sí mismos.” (Doering-White & Horner et al, 2014, p. 329). En ese sentido, se ubica a las emociones sentidas por las personas deportadas como una parte central en la experiencia que configura parte de su cotidianeidad al retornar a México de manera involuntaria. La pertinencia de utilizar las categorías de castigo y disciplina en función de su posible vinculo con las emociones de las personas que viven la deportación, es que permite un acercamiento a las formas concretas a las que las personas experimentan y le dan significado, mostrando, quizás, el vinculo entre discursos y dinámicas estructurales con biografías de carne y hueso.

2.1 Deportación, castigo, disciplina

El propósito de este sub apartado es exponer y articular las nociones de deportación, castigo y disciplina. Se busca establecer los términos del debate teórico orientado a una cuestión que no está del todo resuelta en un nivel conceptual referente al posible carácter punitivo y disciplinar de la deportación y que se resume en la siguiente pregunta: ¿Es la deportación una práctica 17 disciplinaria? Dicho cuestionamiento sale a flote pensando a partir del aporte de Foucault, para quien el disciplinamiento tiene un objetivo predominantemente normalizador, es decir, busca la corrección del individuo a partir de una distinción epistemológica entre lo normal y lo anormal. La deportación, vista como un castigo, es algo muy antiguo. Por citar un ejemplo, hasta 1670 estuvo vigente, en Francia la ordenanza que reglamentó, hasta la Revolución, las formas de la práctica penal, en la que, junto a la muerte, la tortura, los latigazos y la multa honorable aparecía también el destierro. (Foucault, 2010, p. 38). Siguiendo lo planteado por Walters, se define a la deportación como una práctica política e histórica que combina la subjetivación y el disciplinamiento con el fin de regular a la población (Walters, 2012, p. 166). En la misma línea de pensamiento, Behdad encuentra que en Estados Unidos las estrategias de disciplina y normalización orientadas a la regulación de la migración son producidas de manera colaborativa con las exigencias políticas y económicas de la Nación (Behdad. 1997, p. 175). Por su parte, Sassen describe el carácter punitivo de la deportación en el contexto de las dinámicas de exclusión propias del proceso de globalización, al afirmar que “En realidad, en el caso de la inmigración es el propio cuerpo del inmigrante el que es al mismo tiempo portador de buena parte del régimen y sitio crucial de la imposición; y en el caso de un inmigrante no autorizado es nuevamente el cuerpo del inmigrante el portador de la violación de la ley y del correspondiente castigo (detención o expulsión).” (Sassen, 1999, p. 34).

La deportación, es si misma, implica un castigo, al ser un mecanismo punitivo que desde el poder estatal expulsa a determinados individuos de un territorio, principalmente con base en una condición de ilegalidad que a menudo está relacionada a un proceso de racialización de grupos específicos, a los cuales se les atribuyen rasgos particulares y cuya existencia misma frecuentemente es vinculada al crimen y al peligro latente, dicho en otras palabras, a la presencia de un enemigo externo. Para Foucault, en las sociedades de normalización, la expulsión es equiparable a una suerte de “muerte política” (Foucault, 1996, p. 207).

Foucault sitúa al castigo como una tecnología de ejercicio de poder cuya lógica opera en 18 función de las necesidades de los momentos socio-históricos en los que se hace presente. Así, en el contexto de las monarquías su objetivo principal era representar la venganza del soberano a través del suplicio en el cuerpo de los condenados. En los tiempos de la reforma penal en la Europa del siglo XVIII, se buscaba mediante “la benignidad de las penas”, la recalificación de los individuos como sujetos del derecho. Por su parte, en las sociedades disciplinarias, el castigo es una técnica de coerción que busca el sometimiento corporal de los individuos (Foucault, 2010, p. 53). La reorganización judicial y la reforma penal ocurrida a finales del siglo XVIII y principios del XIX que dan origen a una nueva tecnología punitiva con el advenimiento de las sociedades disciplinarias, son la base a partir de la cual Foucault elabora una categorización de la pena propia de ese modelo de sociedad, identificando cuatro tipos de castigos: De esta idea se extraen, según estos teóricos, cuatro tipos posibles de castigo. En primer lugar el castigo expresado en la afirmación: «Tú has roto el pacto social, no perteneces más al cuerpo de la sociedad, tú mismo te has colocado fuera del espacio de la legalidad, nosotros te expulsaremos del espacio social donde funciona esa legalidad». Es la idea que se encuentra frecuentemente en estos autores —Beccaria, Bentham, etc.— de que en realidad el castigo ideal sería simplemente expulsar a las personas, exiliarlas, destinarlas o deportarlas, es decir, el castigo ideal sería la deportación. La segunda posibilidad es una especie de exclusión. Su mecanismo ya no es la deportación material, la transferencia fuera del espacio social sino el aislamiento dentro del espacio moral, psicológico, público, constituido por la opinión. Es la idea de los castigos al nivel de escándalo, la vergüenza, la humillación de quien cometió una infracción. Se publica su falta, se muestra a la persona públicamente, se suscita en el público una reacción de aversión, desprecio, condena. Esta era la pena. Beccaria y los demás inventaron mecanismos para provocar vergüenza y humillación. La tercena pena es la reparación del daño social, el trabajo forzado, que consiste en obligar a las personas a realizar una actividad útil para el Estado o la sociedad de tal manera que el daño causado sea compensado. Tenemos así una teoría del trabajo forzado. Por último, en cuarto lugar, la pena consiste en hacer que el daño no pueda ser cometido nuevamente, que el individuo en cuestión no pueda volver a tener deseos de causar un daño a la sociedad semejante al que ha causado, en hacer que le repugne para siempre el crimen cometido. Y para obtener ese resultado la pena ideal, la que se ajusta en la medida exacta, es la pena del Talión. Se mata a quien mató, se confiscan los bienes de quien robó y, para algunos de los teóricos del siglo XVIII, quien cometió una violación debe sufrir algo semejante (Foucalt, 1996, pp. 94-95). Derivado de la tipología elaborada por Foucault, y bajo el supuesto de que gran parte de la 19 lógica sobre la que se elaboró la penalidad y el castigo en la llamada sociedad disciplinaria persisten en la época contemporánea, el análisis del material empírico recabado para está investigación se centrará en abordar al proceso deportación de migrantes desde Estados Unidos a partir, principalmente, de las cuatro funciones del castigo señaladas anteriormente: expulsión, exclusión, reparación, y prevención.

La relación explicativa que se busca establecer entre la deportación, castigo y disciplina, requiere del entendimiento de cómo irrumpen ciertas figuras discursivas a partir de la subjetivación de corporalidades especificas. Así, la subjetivación a partir de la propuesta de Foucault, se entiende como los modos en los que los seres humanos se transforman en sujetos de determinadas formas de ejercicio de poder. (Foucault, 1988, p. 3). En ese sentido, se propone aquí entender a la deportación y los castigos con los que esta va aparejada, dentro del modo particular de subjetivación que el citado autor identifica dentro de los llamadas “prácticas divisorias”. Para Foucault “El sujeto se encuentra dividido en su interior o dividido de los otros. Este proceso lo objetiva. Algunos ejemplos son el loco y- el cuerdo, el enfermo y el sano, los criminales y los buenos muchachos.” (Foucault, 1988, p. 3). De tal forma, la deportación es una expresión que dentro de la dicotomía legal e ilegal, o más específicamente referido a un status migratorio, documentado o indocumentado, funciona como una práctica punitiva que mediante procedimientos específicos, que quedan de manifiesto en la parte empírica de esta tesis, establece una diferenciación que margina a determinados cuerpos de una condición legitima de reconocimiento en un estado-nación, entendido como un territorio físico y simbólico.

Como ya se ha mencionado, la deportación necesita de determinados procedimientos que moldeen su aplicación, a su vez que funcionen como mecanismo disuasivos, cuyo objetivo es prevenir o aumentar los costos de migrar de forma indocumentada, así como reafirmar la rigidez de la política migratoria estadounidense, principalmente después de los atentados del 11 de septiembre de 2001, así como regular la entrada y salida de fuerza de trabajo.

De ahí deriva la pertinencia teórica de utilizar el concepto de disciplinamiento en esta tesis, abordado principalmente a partir de la propuesta de Foucault y Deleuze, ya que permite 20 entender, mediante un acercamiento a casos concretos, las formas especificas en las que el castigo funciona en los procesos de deportación de migrantes indocumentados. El disciplinamiento, entendido como una táctica de ejercicio de poder propia del capitalismo occidental, tiene como característica principal la tendencia a capturar la totalidad del cuerpo, los gestos, el tiempo y el comportamiento del individuo (Foucault, 2007, p. 57). Otra de sus características fundamentales es su omnivisibilidad y consiste básicamente en la sistematización, registro y anotación de todo lo que hace, dice y lleva a cabo el individuo, quien a su vez se encuentra constantemente transitando de un lugar de encierro a otro (Deleuze, 1991, p.3). La actuación del poder disciplinario sobre el cuerpo se presenta como un proceso continuo capaz de intervenir en el nivel mismo de lo que sucede en el ámbito micro de la corporalidad de las personas que la viven. Existe en el poder disciplinario un carácter panóptico cuyo principio básico es ver todo, todo el tiempo, a todo el mundo, desde cualquier lugar (Foucault, 2009, p. 233). A partir de lo anterior, podría afirmarse que una parte importante mediante la cual se manifiesta el ejercicio concreto de los castigos en los deportados es la disciplina, entendida como una serie de tácticas y procedimientos de diversa índole que sirven para garantizar el control de su existencia en tanto cuerpos dóciles.

Para Foucault, la disciplina funciona mediante un ejercicio de “coerción ininterrumpida, constante, que vela por los procesos de la actividad más que sobre su resultado y se ejerce según una codificación que retícula con la mayor aproximación el tiempo, el espacio y los movimientos. (Foucault, 2009, p. 159).

De igual forma, el poder disciplinario tiende a operar en el control de los cuerpos a través de un juego de vigilancia, recompensas, castigos y presiones que son infra judiciales. Al respecto, Foucault señala que “Asimismo, los controles disciplinarios de la actividad se sitúan entre todas las investigaciones, teóricas o prácticas, sobre la maquinaria natural de los cuerpos; pero comienzan a descubrir procesos específicos; el comportamiento y sus exigencias orgánicas van a sustituir poco a poco la simple física del movimiento” (Foucault, 2010, p. 181).

Por consiguiente, el disciplinamiento representa una herramienta analítica a partir de la cual 21 abordar las manifestaciones materiales y corpórea de un ejercicio especifico de poder que sirve para configura las distintas dimensiones de la deportación, por ejemplo, la experiencia en los espacios de encierro a los que son llevadas las personas indocumentadas que son detenidas antes de ser expulsadas a México. Así, la deportación puede ser explicada a la luz de las tácticas de disciplinamiento y castigo de las que se sirve para funcionar, las consecuencias de éstas en las experiencias vitales de quienes la experimentan, y en especial, para esta tesis, sus efectos en las emociones de las personas deportadas, en especial, de aquellas que llevaban un tiempo considerable en Estados Unidos. En el contexto espacio-temporal especifico de la frontera de México con Estados Unidos, en la que son visibles en el día a día los cientos de cámaras, drones, rejas y helicópteros, es evidente que el panoptismo dejó de necesitar desde hace algún tiempo exclusivamente de espacios cerrados para implementar los estratagemas de la disciplina sobre miles de personas que al cruzar de manera indocumentada, se convierten en potenciales candidatos a la deportación.

Cabe decir que resulta necesario retomar una crítica hecha por Bartky al planteamiento de Foucault para que el entender al fenómeno de la deportación y su relación con las emociones de las personas considere la multiplicidad de formas en las que es posible vivir el disciplinamiento y el castigo con relación al cuerpo, con base en la intersección de elementos como la raza, clase y género. Lo anterior es importante al abordar, por ejemplo, las particularidades de la experiencia de la deportación en el caso de las mujeres: Pero Foucault trata al cuerpo como si sólo fuera uno, como si las experiencias corporales de las mujeres y de los hombres no difiriesen y como si los hombres y las mujeres tuviesen la misma relación con las instituciones características de la era moderna. ¿Dónde está la explicación de las prácticas disciplinarias que engendraron los “cuerpos dóciles” de las mujeres, cuerpos más dóciles que los de los hombres? Las mujeres, como los hombres, están sujetas a muchas de las prácticas disciplinarias que Foucault describe Pero él está ciego respecto de aquellas disciplinas que producen un tipo peculiar de cuerpo típicamente femenino (Bartky, 1997: p. 66).

Al analizar la deportación desde una perspectiva que articula las nociones de castigo y disciplina , es necesario diferenciarlos, así como plantear una serie de cuestionamientos 22 referente al status de las personas que migran de forma indocumentada de México hacía Estados Unidos y que posteriormente son deportadas ¿Son estos sujetos reconocibles para una estrategia disciplinar que se encargue de regular y hacer dóciles sus cuerpos? ¿Qué tanto los distintos mecanismos de coerción buscan normalizarlos en tanto que carecen de un estatuto jurídico de residencia legitima en Estados Unidos? ¿Son los migrantes indocumentados meros parias o residuos del capital que simplemente son expulsados o por el contrario, su mano de obra barata es condición sine qua non para la perpetuación de una potencia económica imperial y por lo tanto, son sujetos de la aplicación de tácticas disciplinares?

Establecer los términos teóricos del debate sobre el estatuto que guardan los migrantes indocumentados resulta importante ya que permitiría entender a las distintas formas de castigo, empezando por la deportación, como una mera forma de expulsión que busca deshacerse de seres carentes de cualquier reconocibilidad o por el contrario, como la culminación del funcionamiento de toda una red institucional que buscaría un disciplinamiento tendiente a normalizar existencias y corporalidades que carecen de un status de residencia legal, pero aún así son sujetos reconocibles dentro de una red de ejercicio de poder especifica Usar el concepto de disciplina para entender la materialidad de los procesos de castigo en los que se encuentran insertas las personas que son deportadas a México desde Estados Unidos sin embargo, requiere de cierta cautela. Sí bien, es posible utilizarlo para comprender las dinámicas de maximización de ganancias económicas en las que se pueden llegar a encontrar por ejemplo, los hombres y mujeres que trabajaron en Estados Unidos, incluso, durante su estancia en prisión previamente a ser deportados, también es cierto que una condición para el funcionamiento de la disciplina, al menos en un nivel teórico, es que esta se aplique a cuerpos dotados de una condición legitima de reconocimiento jurídico. . Así, por ejemplo, retomando lo planteado por Bauman, se podría ubicar a los migrantes indocumentados que son deportados como parte de una masa residual que en el contexto del capitalismo contemporáneo, se convierten en grupos desechables, y en todo caso, su única utilidad se vuelve la de servir de chivos expiatorios de discursos que necesitan de un enemigo externo para prosperar. Los inmigrantes, y sobre todo los recién llegados, exhalan ese leve olor a vertedero de basuras 23 que, con sus muchos disfraces, ronda las noches de las víctimas potenciales de la creciente vulnerabilidad. Para quienes les odian y detractan, los inmigrantes encarnan —de manera visible, tangible, corporal— el inarticulado, aunque hiriente y doloroso, presentimiento de su propia desechabilidad. Uno siente la tentación de afirmar que, si no hubiese inmigrantes llamando a las puertas, habría que inventarlos… En efecto, proporcionan a los gobiernos un “otro desviado” ideal, un objetivo acogido con los brazos abiertos para su incorporación a los “temas de campaña cuidadosamente seleccionados” (Bauman, 2005, p. 78).

En ese sentido, cabría hacer una analogía entre los discursos que construyen a la figura del migrante indocumentado en Estados Unidos con la irrupción de la figura criminal del monstruo en el ámbito jurídico occidental a mediados del siglo XIX. El monstruo, para Foucault, se inserta dentro del modelo de lo que el autor definió junto a los incorregibles y los onanistas como anormales. Foucault define al arquetipo del monstruo a partir de la figura del rey Luis XVI de Francia, cuyo juicio desató un debate en el siglo XVIII en torno a si le era aplicable la ley o no, ya que al ser un déspota, éste nunca suscribió el contrato social sobre el que se funda el pacto de convivencia del cuerpo societal en su conjunto. En torno al advenimiento de la figura del monstruo como modelo paradigmático sobre el que se define y caracteriza a los criminales, Foucault encuentra que ya en el siglo XIX su figura se enfrenta al mismo cuestionamiento al que se sometió a la figura del rey, en tanto ente monstruoso que se encuentra fuera de todo pacto social, y por lo tanto, de toda ley: A partir de ese momento, el criminal monstruoso traerá aparejada la siguiente cuestión: ¿se le deben aplicar realmente las leyes? En cuanto ser de naturaleza monstruosa y enemigo de la sociedad entera ¿no tiene ésta que deshacerse de él sin acudir siquiera al arsenal de las leyes? De hecho, el criminal monstruoso, el criminal nato, nunca suscribió el pacto social: ¿le competen efectivamente las leyes? ¿Hay qué aplicárselas? Los problemas presentes en las discusiones referentes a la condena de Luis XVI, las formas de esta condena, vamos a verlos transpuestos a la segunda mitad del siglo XIX, con respecto a los criminales y los anarquistas, quienes también rechazan el pacto social, con respecto a los criminales monstruosos y en todos esos grandes nómadas que giran en torno del cuerpo social pero a los que éste no reconoce como sus integrantes. (Foucault, 2001, p. 97) Referido a la caracterización del migrante, del mojado, del wetback, como criminal, que se encuentra fuera de todo marco legal, Bustamante afirma: 24

El "espalda mojada" se convierte en delincuente desde que cruza la frontera con los Estados Unidos sin haber obtenido de las autoridades norteamericanas competentes la autorización para ello. El que ha cruzado la frontera ilegalmente encuentra que en los Estados Unidos la etiqueta de "mojado" tiene un significado especial. Ser "wetback" significa haber sido estampado con la etiqueta de delincuente. Convertirse en "mojado" es entrar al mundo de los fuera-de-la-Iey mientras se está en los Estados Unidos (Bustamante, 1973, p. 26)

Ackerman, por su parte, encuentra que el surgimiento del uso de palabras como “alien” o “wetback” a mediados del siglo XX para referirse a los migrantes indocumentados en Estados Unidos, representa la irrupción de formaciones discursivas, que enfatizan determinados atributos étnicos para remarcar quien es deseable o no en la sociedad estadounidense (Ackerman, 2012, p. 185). E

Al ser caracterizados como criminales e incluso ser comparados con animales, situándolos como seres cuyas acciones están mas cerca de la irracionalidad salvaje que de la lógica de la ciudadanía, se pone en serio cuestionamiento que el objetivo de esa red encargada de encerrar y coaccionar a los cuerpos de los migrantes indocumentados previo a ser deportados sea normalizarlos, por el contrario, el fin, pareciera, es simplemente expulsarlos y deshacerse de ellos, en tanto figura extranjera, ajena al cuerpo social, que decidió entrar a un país de forma deliberadamente ilegal, rompiendo con ello un pacto social. Lo anterior queda de manifiesto, por ejemplo, en el trabajo etnográfico que Bosworth hizo con personas recluidas en centros de detención de inmigrantes en Gran Bretaña: Identificados en la cárcel como los extranjeros, tales personas emergen como 'no ciudadanos', sujetos a una nueva forma expansiva del poder penal en los centros de deportación de inmigrantes que no están ceñidos por las metas clásicas del castigo, sino que existen solamente como un medio para un fin: la deportación. (Bosworth, 2012, p. 134)

Lo anterior toma sentido cuando acudimos a la expresión meramente jurídica de la deportación en el aparato judicial estadounidense, en el que, tal como lo señala Chin, existe un debate si esta es considerada un mero “acto administrativo” y no una pena como tal: La deportación no es un castigo por una cuestión de doctrina constitucional. Sin embargo, los 25 tribunales, los fiscales y los cuerpos legislativos han tomado a la expulsión en cuenta en el proceso penal. Desde una perspectiva funcional, utilitaria, los estados tienen pocas razones para invertir en la corrección a futuro del carácter y la conducta de un individuo que no será parte de la sociedad. (Chin, 2010, p. 1452)

Sin embargo, es de llamar la atención que la base de ese mero acto de “formalidad administrativa”, mantenga la misma lógica punitiva de los antiguos castigos, los cuales tenían entre su muy diverso catalogo de penalidades al exilio: propinar una muerte política y simbólica a quien es penalizado con el destierro.

De tal forma, es posible sugerir que la posible articulación de distintas técnicas de castigo y disciplinamiento que forman parte del trato a los deportados, en tanto “criminales”, juegan un papel central en la conformación de la experiencia de los migrantes que son repatriados a México en el contexto de la construcción de corporalidades devaluadas, que a su vez, tienen una expresión emocional . Entonces, cabe plantear que existe un vinculo entre los mecanismos de castigo, expresados en diversas maneras y las emociones que se reflejan en episodios específicos en los procesos de migrantes deportados a México.

2.2 Deportación, cuerpo y emociones El objetivo de esta sección es establecer las premisas teóricas para el abordaje del cuerpo y las emociones en su relación con los procesos de castigo y disciplinamiento que cruzan el fenómeno de la deportación. Para tal propósito, se parte de posicionamiento teórico sobre la propia noción de cuerpo, para después desarrollar la constitución del cuerpo migrante, que deviene cuerpo deportado y su relación con los procesos de devaluación de corporalidades no hegemónicas, las cuales son reflejo de la intervención de mecanismos específicos de coerción y de prácticas punitivas Derivado de lo anterior, se propone entender a las emociones como una respuesta cultural derivada de la producción de subjetividades ligadas a la actuación de diversos mecanismos de ejercicio de poder que actúan sobre existencias carentes de reconocimiento. La posición teórica a partir de la que se aborda el cuerpo en esta investigación, se inspira en

26 buena medida, en el trabajo de Scheper-Hughes y Lock, para quienes “El cuerpo se constituye en objeto-sujeto, agente consciente, base de la subjetividad humana, productor de realidades e interacciones sociales, a su vez instrumento para la inscripción social, como un medio sobre el cual se inscriben símbolos y analogías del mundo social” (Scheper-Hughes; Lock, 1987). A su vez, se considera al cuerpo como el lugar de la aplicación del poder por excelencia, territorio de castigos, vehículo de las penalidades, potencia controlable y corregible, o descartable y desechable, según el régimen biopolitico en el que se desenvuelva. Siguiendo a Foucalt:

Si se hiciera una historia del control social del cuerpo, podría mostrarse que hasta el siglo XVIII, el cuerpo de los individuos es esencialmente la superficie de inscripción de suplicios y de penas, el cuerpo está hecho para ser supliciado y castigado. Ya, en las instancias de control que surge a partir del siglo XIX, el cuerpo adquiere una significación totalmente diferente; no es más lo que debe ser supliciado, sino lo que debe ser formado, reformado, corregido, eso que debe adquirir aptitudes, recibir un cierto número de cualidades, calificarse como cuerpo capaz de trabajar (Foucault, 1996, p. 133).

En el curso de la historia, pero sobretodo en el contexto del modo de producción capitalista, “el cuerpo ha sido y es el nudo gordiano de las relaciones sociales, no solo en cuanto a fuerza de trabajo, sino también en tanto ámbito de las capacidades de apropiación/expropiación sensoriales del mundo.” (Vergara, 2009, p. 36). Para Foucault: En el Siglo XIX y XX desaparece el cuerpo como blanco mayor de la represión penal … EI castigo ha cesado poco a poco de ser un teatro. El castigo tendera, pues, a convertirse en la parte mas oculta del proceso penal .. con varias consecuencias: abandona el dominio de la percepci6n cotidiana y pasa a la conciencia abstracta… se crea un doble sistema de protección para imponer el castigo: el eje de la pena se convierte en administrativa, los magistrados no castigan sino ‘corrigen, reforman, curan’ … (Foucault, 2010, p. 16)

Sin embargo, hablando de un fenómeno concreto como la deportación, es necesario definir las particularidades que conforman la corporalidad, de las personas que son objeto de ella, asumiendo que las emociones forman una parte constitutiva en la experiencia vital de los 27 cuerpos deportados. El punto de partida desde el que se aborda la conceptualización del cuerpo deportado , en tanto expresión vital de una entidad marginal, al no formar parte de modelos y discursos hegemónicos, se da en un primer término a partir de la propuesta de Butler, quien mediante el concepto de vida precaria contribuye a entender la existencia de determinadas corporalidades como consecuencia de una concepción que otorga una valía diferenciada a distintas entidades con base en su potencial de ser legítimamente reconocidas, un ejemplo de ello sería la distinción entre migrante legal o ilegal:

La vida precaria caracteriza a aquellas vidas que no están cualificadas como reconocibles, legibles o dignas de despertar sentimiento. Y de esta forma, la precariedad es la rúbrica que une a las mujeres, los queers, los transexuales, los pobres y las personas sin estado. (Butler, 2009, p. 335)

Por su parte, Domenech realiza una genealogía del cuerpo migrante indocumentado, situando a este como una reducción que cosifica su existencia como una mera masa corporal que queda a merced de los dispositivos de control fronterizo: El cuerpo migrante emerge en las fronteras contemporáneas como resultado de un proceso de cosificación óntica del mismo. En el proceso de cruce, el migrante es desprendido de sus caracteres subjetuales y es reducido a cuerpo. Este fenómeno ocurre según dos movimientos complementarios: uno que surge del propio migrante, y otro que procede de los mecanismos de rechazo de los Estados nación en las fronteras. (Domenech, 2016, 670) Siguiendo con el planteamiento de Domenech, los migrantes indocumentados (que son potencialmente sujetos de ser deportados) , aparecen como expresión de una corporalidad despojada del ejercicio de cualquier derecho en tanto que no les es reconocida una condición de ciudadanía. Su estatuto político así, se limita a ser mera carne, y nada más: La aparición del migrante como nuda vida es la aparición óntico-ontológica del cuerpo del mismo. El migrante irregular, enfrentado al poder excepcional, se ex-pone como cuerpo. Se ex-pone a la violencia soberana. Se ex-pone a la posibilidad de la muerte. Su cuerpo es el objeto contra el que se levantan los muros. Es políticamente cuerpo y nada más. No es ciudadano ni de dentro ni de fuera. Carece de todos los derechos nacionales y, en el límite, en la frontera material, de los internacionales. (Domenech, 2016, 672)

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La construcción del cuerpo de las personas deportadas, quienes en su gran mayoría son migrantes indocumentados, puede ser entendida también, a partir de la propuesta de Le Breton, quien considera al cuerpo como un punto de convergencia de diversos factores, que implican una articulación entre elementos estructurales y expresiones individuales: El cuerpo, moldeado por el contexto social y cultural en el que se sumerge el actor, es ese vector semántico por medio del cual se construye la evidencia de la relación con el mundo: actividades perceptivas, pero también la expresión de los sentimientos, las convenciones de los ritos de interacción, gestuales y expresivos la puesta en escena de la apariencia, los juegos sutiles de la seducción, las técnicas corporales, el entretenimiento físico, la relación con el sufrimiento y el dolor, etc. (Le Breton, 2002, p. 7)

El castigo y la disciplina, se ha insistido, tienen su punto último de aplicación sobre el cuerpo. Al hablar de la deportación y sus posibles efectos en las emociones de las personas, no es posible dejar de lado que detrás de los procesos de castigo y disciplinamiento que están vinculados a la expulsión hay toda una construcción social de lo que es un cuerpo deportable, en tanto expresión de una corporalidad que representa una condición de ilegalidad. Tomando como base la propuesta teórica de Schilling es posible afirmar que el cuerpo, “no es simplemente el centro del discurso, sino que constituye el vinculo entre las practicas cotidianas por un lado y la organización del poder a gran escala por el otro.” (Schilling, 2012, p. 66) En el caso de las personas que migran de manera indocumentada y que posteriormente son deportadas a México, además de que son parte central de un discurso excluyente en la sociedad estadounidense, su proceso de deportación, que culmina con la expulsión ,se ve marcado por los riesgos derivados de una de persecución que en el escenario contemporáneo, hace de sus corporalidades un punto de la aplicación castigos que marcan su experiencia vital. En otros términos, tal como afirma Vergara “En el cuerpo aparecen las inscripciones de lo social, las marcas y huellas de las trayectorias, las pistas que alcahuetean acerca de las posiciones-condiciones sociales de los sujetos.” (Vergara, 2009, p. 36).

Tal como lo puntualiza Ruiz, encontramos que en el cuerpo se funden, hablando de personas en condición de vulnerabilidad, como lo son las personas deportadas, emociones y 29 sentimientos que muchas veces quedan invisibilizados: …el cuerpo llama la atención sobre aspectos que de otro modo podrían permanecer silenciados o invisibles. Estoy hablando aquí de emociones y sentimientos, especialmente aquellos relacionados con el riesgo y la vulnerabilidad. Mientras que las investigaciones recientes han aumentado la conciencia sobre el papel fundamental que juegan las emociones y los sentimientos en “nuestra capacidad de experimentar el significado de una situación, acción, evento o enunciación dada” (Ruiz, 2018, p. 13)

Considerando que la dimensión corporal del individuo constituye junto a las emociones parte de una totalidad analítica que escapa a la división cartesiana entre cuerpo y razón, se parte aquí de un supuesto teórico: los procesos de castigo corporal y de la aplicación de ciertas tácticas disciplinarias que forman parte de la experiencia de la deportación de migrantes indocumentados de Estados Unidos a México, también actúan sobre las emociones de esas personas. Tal como lo señala Scribano: Percepciones, sensaciones y emociones constituyen un trípode que permite entender donde se fundan las sensibilidades. Los agentes sociales conocen el mundo a través de sus cuerpos. Por esta vía un conjunto de impresiones impactan en las formas de “intercambio” con el contexto socio- ambiental. Dichas impresiones de objetos, fenómenos, procesos y otros agentes estructuran las percepciones que los sujetos acumulan y reproducen. Una percepción desde esta perspectiva constituye un modo naturalizado de organizar el conjunto de impresiones que se dan en un agente (Scribano, 2009, p. 145).

Como se mencionó anteriormente, se parte del supuesto de que las emociones forman parte fundamental de la experiencia subjetiva de las personas deportadas. De ahí que se retoma el argumento de Le Breton, al afirmar que “La emoción es la resonancia propia de un acontecimiento pasado, presente o futuro, real o imaginario, en la relación del individuo con el mundo; es un momento provisorio nacido de una causa precisa en la que el sentimiento se cristaliza con una intensidad particular…” (Le Breton, 1998, p. 25).

Al ser expresiones que de desenvuelven en un contexto definido por la aplicación del ejercicio de poder las emociones, se considera que las emociones de las personas deportadas representan una expresión individual, ante un evento disruptivo que sin embargo, responden a 30 una interacción entre el sujeto con su entorno y con su propia historia, en palabras de Le Breton “El desencadenamiento de las emociones es necesariamente un dato cultural tramado en el corazón del vinculo social y alimentado por la historia del sujeto. Indica a los ojos de los otros una manera personal de ver el mundo y estar afectados por él.” (Le Breton, 1998, p. 61).

El cuerpo es, antes que nada, el lugar de la emoción; al mismo tiempo, esta constituye su producción física y social (Peláez, 2015, p. 156). De este modo, tal como lo sugiere Asakura, se busca en esta investigación “analizar cómo los sentimientos y las emociones —por un lado— y el contexto en el que se encuentran —por otro—, se implican mutuamente; y cómo los sujetos viven esa experiencia.”(Asakura, 2016, p. 70).

Es posible establecer un vinculo entre los mecanismos que construyen a la figura del migrante indocumentado en un clima que racializa determinados cuerpos con base en criterios que tienden a criminalizar la migración indocumentada, pensando particularmente en el caso de Estados Unidos. El mecanismo de subjetivación que opera mediante distintos ordenamientos jurídicos, policiales y discursivos así como de exclusión de la figura monstruosa encarnada por el migrante, es la racialización de corporalidades especificas (hombres y mujeres latinos y mexicanos de clase baja, por ejemplo), las cuales se asocian con la extrañeza y la desconfianza que causan rasgos extranjeros, tal como lo señala Le Breton: El proceso de discriminación se basa en un ejercicio perezoso de la clasificación: sólo se vincula a rasgos fácilmente identificables (al menos para él) e impone una versión reificada del cuerpo. La diferencia muta hacía el estigma. El cuerpo extranjero se vuelve un cuerpo extraño. La presencia del Otro se subsume bajo la de su cuerpo. Él es su cuerpo. La anatomía es su destino. El cuerpo deja de estar moldeado por la historia personal del actor en una determinada sociedad: por el contrario, para el racista, las condiciones de existencia del hombre son los productos inalterables de su cuerpo. El ser del hombre responde al despliegue de su anatomía. El hombre no es otra cosa que el artefacto de su apariencia física,, de este cuerpo fantasmático que nombra la raza. (Le Breton, 2002, p. 76) Ejemplo de lo anterior, es lo que Hernández documenta en su investigación histórica sobre el

31 surgimiento en Estados Unidos de la Border Patrol 5 durante las primeras décadas del siglo pasado: Para los oficiales de la Patrulla Fronteriza la nacionalidad mexicana, el género masculino, la piel morena y pertenecer a la clase trabajadora eran los indicadores que revelaban una entrada ilegal a los Estados Unidos. Con este perfil racializado, la Patrulla Fronteriza conjuntó. En un solo objetivo tanto el rastreo de migrantes indocumentados, como la persecución a trabajadores agrícolas mexicanos. (Hernández, 2004, p. 3)

Adicionalmente, en referencia a la situación contemporánea respecto a la criminalización de la migración indocumentada en Estados Unidos, Doering-White, J., Horner, P., Sanders, L., Martinez, R., Lopez, W., & Delva, J. Encuentran que “…mientras que la ley de inmigración en los EE.UU. ha cambiado su enfoque hacia los hombres indocumentados que son temidos como “ extranjeros criminales ”, la amenaza de deportación sigue siendo generalizada para las mujeres en situación irregular como resultado de las ambigüedades de la discreción procesal. (Doering-White & Horner et al, 2014, p. 329.) Por otro lado, al abordar la articulación entre cuerpo, castigo y emociones, es posible afirmar siguiendo a Shilling, que el cuerpo es objeto de un proceso de disociación mediante el cual se limitan las potencialidades afectivas respecto a su entorno, para el autor “El cuerpo disciplinado es monódico y aislado, y está disociado tanto de su propia superficie como de cualquier empatía con otros cuerpos. En resumen, el cuerpo disciplinado se convierte en una “herramienta” adecuada para usos instrumentales que no puede dar ni recibir afecto.” (Schilling, 2012, p. 84). Una implicación adicional que tiene la deportación, en tanto producción de corporalidades devaluadas, es la del estigma asociado a quienes la viven. El estigma, con base en lo mencionado por Albicker y Velasco, implica para las personas deportadas encarnar la reproducción de estereotipos y atributos asociados a las corporalidades migrantes, que devienen en cuerpos deportados, en las que se les vincula con existencias que presuntamente representan la criminalidad, la ilegalidad y el riesgo:

5 Patrulla fronteriza, conocida coloquialmente como “La migra”. 32

El estigma de la deportación es un indicador de que esta devolución forzada se conforma como una categoría identitaria cuya expresión narrativa se vuelve central debido a la ausencia de realización por otras vías. La narración de las vidas es uno de los pocos recursos con los que estas personas cuentan para enfrentar su condición de precariedad, exclusión y estigmatización; sin embargo, es aún más importante comprender que a nivel estructural esta categoría identitaria es producida y reproducida por el discurso hegemónico, que construye la diferencia a partir de asociar a los expulsados de Estados Unidos con el crimen y el peligro, enfatizando esta característica por encima de las demás categorías identitarias de las personas. (Albicker & Velasco, 2016, p. 114)

La deportación, más allá de ser un acto legal y administrativo que significa la expulsión de un país, también es una experiencia vital para los deportados, en particular, para su bienestar emocional y las afectaciones que lo pueden trastocar, como son las emociones asociadas, por ejemplo, a sentimientos de tristeza, perdida e incertidumbre, entre otras.

2.3 Bienestar emocional y deportación

Si partimos de la idea de que la deportación significa un evento disruptivo en la biografía de las personas que la viven, además de que está mediada por elementos que subjetivan y disciplinan los cuerpos y las emociones de las personas, como ya se expuso anteriormente, es ahora momento de abordar las posibles efectos que este evento guarda en el bienestar emocional de las personas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) incluye al bienestar emocional como parte constitutiva de la salud en un sentido integral “La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades». ” (OMS, 2017, p. 14). Siguiendo con la importancia del bienestar emocional dentro de lo que la OMS considera una definición amplia de salud mental, se encuentra que: 33

La salud mental es un estado de bienestar en el que la persona realiza sus capacidades y es capaz de hacer frente al estrés normal de la vida, de trabajar de forma productiva y de contribuir a su comunidad. En este sentido positivo, la salud mental es el fundamento del bienestar individual y del funcionamiento eficaz de la comunidad. (OMS, 2017, p. 11) Asimismo, se habla del bienestar como un elemento que resulta fundamental al pensar en la capacidad individual para una interacción social plena con el entorno:

La salud mental y el bienestar son fundamentales para nuestra capacidad colectiva e individual de pensar, manifestar sentimientos, interactuar con los demás, ganar el sustento y disfrutar de la vida. Sobre esta base se puede considerar que la promoción, la protección y el restablecimiento de la salud mental son preocupaciones vitales de las personas, las comunidades y las sociedades de todo el mundo (OMS, 2017, p. 12)

De tal forma, al ser la deportación un evento disruptivo y estresante que implica diversas situaciones no deseables en la vida de las personas que la experimenta, como la separación familiar, o la vulneración de distintos derechos humanos, es de esperar que los efectos de esta se presenten a través de las emociones que las personas sienten durante ese proceso, y que además tengan una presencia aún después de haber sido repatriados a México.

En ese sentido, cabe señalar que la relación entre deportación y bienestar emocional se busca abordar a partir de una perspectiva que no se centre en la cuestión de la salud como un elemento en el que las emociones se pueden ver asociadas únicamente a la presencia de síntomas que hablen de patologías. Si bien, el enfoque epidemiológico de la salud mental aporta información importante para aproximarse al estado emocional de las personas deportadas a México, esta tesis busca centrarse en los elementos socioculturales que median la idea de bienestar emocional a partir de una concepción crítica de la construcción de las emociones como expresiones que no son únicamente individuales y que expresan problemáticas asociadas al contexto en el que se presentan.

Los elementos expuestos en este capitulo permitirán entender las trayectorias de las personas deportadas como experiencias personales en las que se pone en juego una parte de sus cuerpos

34 y sus emociones, las cuales a su vez dan cuenta de una expresión que los trasciende en un contexto en el que el castigo de sus cuerpos contribuye a la puesta en practica de tácticas de terror que buscan inhibir y disuadir la migración indocumentada a Estados Unidos. En conclusión, podemos ubicar al castigo corporal como parte de una táctica que busca, como consecuencua de la producción discursiva del sujeto criminal, en este caso el migrante indocumentado y del estereotipo correspondientea establecer una subjetividad que sirva como reflejo del regimen de deportabilidad.

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CAPITULO III: ESTRATEGIA METODOLÓGICA

En este capítulo se aborda la metodología utilizada para la elaboración de trayectorias como una herramienta que sirvió para indagar desde una perspectiva cualitativa las experiencias vividas por las personas que han sido deportadas a México. Estas experiencias se construyeron empíricamente mediante el análisis de las formas en las que los participantes dieron sentido a sus emociones, a lo largo de sus trayectorias migratorias, especialmente durante su proceso de deportación. El análisis se centró en interpretar como los distintos mecanismos de castigo corporal pudieron tener un impacto en las emociones de las personas que accedieron a ser entrevistadas para esta investigación, para quienes la deportación implicó episodios significativos en la historia personal, la cual frecuentemente está marcada por las consecuencias de la separación así como por el impacto emocional que tienen la perdida e incertidumbre al volver a México. De tal forma, se realizó un estudio cualitativo que buscó explorar mediante el análisis de trayectorias de personas deportadas a México “de manera sistemática los cambios en la experiencia vital, ocurridos particularmente en un periodo, a la vez que los eventos asociados a estos cambios” (Rivera: 2012, p. 464). El análisis de trayectorias, que fue retomado de la propuesta metodológica desarrollada por Liliana Rivera Sánchez, “se encuentra mediado por la interpretación de la experiencia vital del individuo”. Además, este permite abordar la deportación como un fenómeno de retorno forzado que implica un cambio significativo en la vida de quien lo experimenta y que se vincula frecuentemente a sentimientos de tristeza ocasionados por el sentimiento de pérdida y separación familiar. Utilizar esta herramienta para reconstruir la experiencia migratoria del grupo de participantes cuyas características de detallan más adelante, permitió entonces obtener la información suficiente para cumplir los siguientes objetivos: 1. Rastrear cambios y continuidades en las trayectorias vitales de las personas protagonistas de la investigación, en relación a eventos especificos vinculados a su situación migratoria y emocional 2. Identificar eventos o episodios específicos delineando posibles quiebres, adaptaciones y transiciones en la experiencia de las personas en relación a la forma en la que la su proceso migratorio, el castigo y las emociones se entrelazan con su deportación 36

3. Analizar la relación entre el tiempo de la experiencia vital individual (biográfico) y el tiempo histórico-social (contextual) de cada una de las personas que participaron en la investigación

A través del análisis de trayectorias se buscó aislar relativamente acontecimientos específicos ocurridos en distintos momentos de la vida de las personas entrevistadas, particularmente aquellos asociados a su experiencia migratoria, esto se hizo con el fin de compararlos, y observar cómo mediante ellos se desdobla toda una realidad que traspasa el ámbito espacio-temporal de un mero acontecimiento en la vida de una persona y así revelar elementos generales de todo una problemática social, en este caso, la persecución creciente en contra de los migrantes indocumentados en Estados Unidos, que subjetivan a los deportados como entes peligrosos y que además se vinculan al estado emocional que los hace sentir deprimidos. Al formar parte de los métodos biográficos se consideró pertinente utilizar las trayectorias para esta investigación debido a que tal como lo plantea Rivera:

En una entrevista, el sujeto reconstruye su experiencia de vida en torno a un episodio biográfico, al narrarlo le da orden y le otorga sentido. Este encuentro le permite al entrevistador interpretar, ordenar sistemáticamente los eventos y, en general, la información- (Rivera Sánchez, p. 469)

3.1 Pregunta de investigación:

• ¿De qué forma operan los mecanismos de castigo asociados a la deportación sobre la experiencia vital de las personas deportadas a México? • ¿De qué forma operan los mecanismos de disciplinamiento asociados a las emociones en la experiencia vital de las personas deportadas a México?

3.2 Preguntas secundarias

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• ¿De qué forma las emociones se asocian a los contextos de criminalización, raciaización y persecusión de migrantes ? • ¿Cómo operan los mecanismos discursivos que construyen al deportado como una figura expulsable de Estados Unidos a través de sus normas jurídicas?

3.3 Hipótesis

Los procesos de castigo y disciplinamiento que actúan sobre los deportados pueden tener un impacto tangible en la experiencia de expulsión y en las emociones que estos sienten a lo largo de su proceso de retorno a México.

3.4 Técnicas e instrumentos utilizados

La técnica principal de recolección de información que se usó para la reconstrucción de las trayectorias migratorias de las personas en cuestión, fue la entrevista biográfica a profundidad de corte semiestructurado, cuya principal virtud metodológica, de acuerdo a lo planteado por Rivera es:

Las entrevistas de corte biográfico alimentan diversas etapas del proceso de investigación relativo a circulaciones migratorias, implementando variadas estrategias narrativas para analizar las diversas facetas asociadas a la movilidad y la experiencia de regresar a México, e interpretaciones a partir de casos tipológicos o del análisis de trayectorias… (Rivera, 2014; 215)

El instrumento utilizado para recolectar la información que sirvió para construir las trayectorias fue una entrevista en profundad de carácter semiestructurado realizada a migrantes deportados, quienes se encontraban en albergues, en la Ciudad de México y en la Ciudad de Tijuana. Los albergues brindan asistencia humanitaria a todo tipo de migrantes, entre los cuales se encuentran personas que fueron deportadas a México. Los ejes temáticos de la construcción de las trayectorias se centraron en los siguientes aspectos: 38

• Experiencia de la deportación (proceso de migrar, intentos de cruce a Estados Unidos, situación laboral en Estados Unidos, detención) • Experiencias de encierro en cárceles y centros de detención para migrantes indocumentados • Emociones asociadas a la situación post deportación, idea de futuro después de la deportación • Experiencias con personal de apoyo psicológico o emocional (Atención psicológica, emocional, o psiquiátrica recibida durante el proceso migratorio, o en los espacios de encierro, o posterior a la deportación)

Adicionalmente, se utilizaron técnicas auxiliares con el fin de reconstruir de manera más completa el contexto que define la experiencia de la deportación de las personas que tuvieron episodios depresivos (así identificados por ellos mismos), las cuales fueron: la revisión de algunos de los datos estadísticos disponibles sobre las deportaciones en sus distintas categorías (removidos y retornados voluntariamente), entrevistas off the record con personas que han asistido a las y los deportados a su llegada a Tijuana (Organizaciones no gubernamentales, instituciones del gobierno federal, estatal y/o municipal, familiares, psicólogos, médicos, etc.), y la observación participante en las instituciones de asistencia a migrantes en las que se llevó a cabo el trabajo de campo, de las cuales dos se encuentran en Tijuana y una en la Ciudad de México.

3.5 Criterios de selección de los casos para construir las trayectorias migratorias Selección aleatoría de una muestra no probaliblistica combinado con “bola de nieve”. Utilizar este tipo de selección respondió a las carácteristicas del campo, aunque el sesgo significó construir una muestra no representativa.

Informantes en los lugares en donde se hizo el trabajo de campo ayudaron a establecer

39 contacto con otras personas dispuestas a ser entrevistadas. • 6 casos de personas deportadas (5 hombres y 1 mujer, mayores de edad) • Personas deportadas a México que hayan residido por lo menos un año en Estados Unidos • Personas migrantes deportadas que hayan recibido asistencia por parte de una ONG o institución gubernamentales a su llegada a México (Esto con el fin de tener un punto seguro de acercamiento con ellos)

Las organizaciones en las que se estableció el contacto con las personas cuyos casos sustentaron la investigación, son:

En Tijuana:

• Casa del Migrante en Tijuana A.C. (Centro Scalabrini) • Albergue Movimiento Juventud 2000

En Ciudad de México:

• Instalaciones del colectivo “Deportados Unidos en la Lucha”

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3.6 Relación de participantes en la investigación

Tabla 2.1. Listado de Participantes.

Participantes Nombre Edad Género Lugar de Lugar(es) en Tiempo que Lugar de origen los que vivió vivió en E.U. la en Estados entrevista UnidosTabla 1 Listado de

Adán J. 46 Hombre Ciudad de Las Vegas, 16 años Ciudad de años México Nevada ParticipantesMéxico (Vía telefónica desde Tijuana)

Juan* 41 Hombre Arcelia, Escondido, 27 años Casa del

años Guerrero California, Migrante Fullerton, de Tijuana California A.C Vicente 55 Hombre Ciudad de Philadelphia, Sucesivas Casa del

M. años México Pensylvania. entradas y Migrante Oklahoma deportaciones de Tijuana desde 1986. A.C (1986-1999), (2004-2014) (2015-2016) (2016-2017) (2017-2018)

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Roger* 59 Hombre Ciudad de Los Angeles, 39 años Albergue

años México California Juventud 2000, Tijuana Jesús B. 36 Hombre Ciudad de Charlote, 15 años Ciudad de años México South México Carolina (Vía telefónica desde Tijuana) Ana 42 Mujer Ciudad de Chicago, 16 años Ciudad de Laura años México Illinois México (Vía telefónica desde Tijuana) Fuente: Elaboración propia

Tabla 1: Relación de participantes de la investigación. Se muestran las entrevistas que sirvieron de base para construir las trayectorias desarrolladas en el siguiente capítulo. Los nombres marcados con * se refieren a un seudónimo asignado por el investigador a solicitud expresa del entrevistado, de igual forma, se asignó un seudónimo a las personas que no respondieron si querían que apareciera o no su nombre. Únicamente se agrega el primer nombre de las personas que expresamente solicitaron mantenerlo, sin embargo, para mantener su identidad a salvo, solo se agrega a éste la primera letra de su apellido seguida de un punto. . Al hablar de deportación es necesario hacer referencia a las dos categorías establecidas por las autoridades migratorias estadounidenses para clasificar los eventos de expulsión: las remociones o removals, que se refiere a extranjeros que tienen una orden de remoción, que regularmente llevan un tiempo de estancia prolongado en Estados Unidos y los retornos o returns, que designa a las expulsiones que no se fundamentan en una orden de remoción. Por lo regular, esta ultima categoría de deportación se aplica a personas que son detenidas en la zona fronteriza y posteriormente son devueltas a México (Alarcón & Becerra, 2012, p. 127). Los participantes de esta investigación, en su totalidad, entran dentro de la categoria de removals. 42

3.7 Delimitación espacio-temporal

El estudio abarca principalmente eventos de deportación recientes, pero por las carácteristicas de los participantes, también se obtuvieron testimonos de deportaciones que se dieron desde la década de los noventas.

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3.9 Descripción del trabajo de campo

Tabla 3.2. Necesidades de información para la construcción de trayectorias de migrantes deportados a México.

Necesidades de Información de Indicador(es) Datos Fuentes de Información contexto cualitativos Requeridos datos/Unidad de análisis

Reconstrucción Política Identificación Detalles Narrativa de la de la migratoria, de redes de específicos en la experiencia experiencia de datos sobre de apoyo antes, biografía del personal deportación, Estados Unidos, durante y sujeto asociados obtenida a través castigo y información después de a su proceso de entrevista disciplinamient prioridades de migrar. migratorio semi- o de deportación Efectos (cruce estructurada en periodos emocionales fronterizo, específicos de provocados situación tiempo. por de la familiar Estadísticas deportación momento de sobre la Emociones deportación, prevalencia de asociadas a la atención trastornos deportación y psicológica y/o mentales a las tácticas tratamientos comunes en disciplinares psiquiatricos o migrantes en en los ambitos alternativos, en México. de encierro a su caso) los que se enfrentan. Reconstrucción Emociones Experiencias Participación de Narrativa de la de la experimentadas con servicios los agentes experiencia significación de durante los de atención institucionales personal

44 las emociones procesos de psicológica, que contribuyen obtenida a través deportación. psiquiátrica o a los procesos de de entrevista emocional subjetivación. semi- Emociones (interacción con estructurada asociadas a lo autoridades perdida y la migratorias al separación momento de ser familiar detenidos y después de haber sido deportados) Fuente: Elaboración Propia

3.9.1 Etapa exploratoria (Primer semestre de 2017)

Durante esta etapa, que fue realizada a lo largo del año 2017 se hizo un rastreo de los lugares en los que se pudiera establecer un primer contacto con personas deportadas en la ciudad de Tijuana, así como el entendimiento del contexto fronterizo respecto a la relación entre deportación y las condiones emocionales de las personas deportadas. También se identificaron los lugares en los que se pudiera establecer contacto, así como informantes clave y posibles participantes de la investigación. De igual forma, se retoma información aportada por informantes con los que se tuvieron conversaciones “off the record”, principalmente miembros de organizaciones gubernamentales y no gubernamentales, autoridades migratorias, y psicólogos que laboran en los albergues. Los ejes temáticos del guión de la entrevista hecha a estas personas fueron: las condiciones de su trabajo, los protocolos respecto a la atención psicológica o psiquiatra de migrantes en sus organizaciones, las necesidades respecto a la atencion a la salud emocional de los migrantes y el ambiebte general de Tijuana respecto a los deportados.

2.9.2 Trabajo de campo en Ciudad de México (Diciembre 2017- Enero 2018)

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En esta fase se estableció contacto con el colectivo “Deportados Unidos en la Lucha” en la Ciudad de México mediante la observación participante en las distintas actividades que realizan para dar atención a los migrantes deportados a la Ciudad de México. También se estableció contacto inicial y rapport con personas pertenecientes a dicho colectivo que posteriormente fueron entrevistadas vía telefónica desde Tijuana.

2.9.3 Trabajo de campo en Tijuana (Primer semestre de 2018)

En esta etapa se realizaron las entrevistas presenciales con migrantes deportados en los albergues de la ciudad de Tijuana anteriormente mencionados. A los participantes se les hizo una entrevista 6 a profundidad de carácter semiestructurado, la cual consta de tres ejes temáticos, que se centran en su proceso de deportación, las experiencias de encierro, además de los sentimientos y emociones asociados a momentos coyunturales de su proceso de deportación.

2.9.4 Retos del trabajo de campo

Cabe señalar que, uno de los retos que resultó más difícil de superar para llevar a cabo las entrevistas con la población definida es la gran volatilidad que estas personas tienen en el espacio. Muchas de las personas que son deportadas, tanto a la ciudad de Tijuana como a la Ciudad de México, no permanecen por mucho tiempo en un mismo punto, ya sea por la propia dinámica de las instituciones y organizaciones que les brindan algún tipo de asistencia, que por definición es temporal, o porque muchos de ellos deciden regresar a su lugar de origen o incluso, regresar a los Estados Unidos mediante la contratación de “polleros” o “coyotes”. 2.10 Descripción general de los entrevistados Como ya se mencionó anteriormente, la totalidad de los participantes, en cuyas entrevistas se basó la reconstrucción de trayectorias, fueron personas mayores de edad que vivieron más de un año en Estados Unidos. El promedio de edad de los participantes es de 46.5 años. El tiempo promedio que los participantes vivieron en Estados Unidos, considerando entradas y salidas,

6 En el anexo se incluye la guía conversacional de la entrevista. 46 es de 23 años. Respecto a su nivel de escolaridad, no todos accedieron a contestar, sin embargo, de los que se posee información, uno cuenta con la secundaria incompleta (Vicente), otro con preparatoria trunca en México (Jesús B.), y dos con estudios equivalentes a preparatoria (High school) en Estados Unidos (Juan y Ana Laura). El motivo por que presuntamente algunos de los participantes no dijeron su nivel de escolaridad es por que quizas identificaron al entrevistador como “trabajador” de alguna instancia gubernamental relacionada a educación. A excepción de un caso (“Roger”), todos migraron de forma indocumentada, por vía terrestre, en su mayoría contratando los servicios de un coyote. En su totalidad, los y la participante dijeron tener hijos y pareja. En 4 casos (Adán J, Jesús B., Juan y Vicente) estos conocieron a sus parejas durante su estadía en Estados Unidos. En la totalidad de los casos, los hijos de quienes fueron entrevistados residen actualmente en Estados Unidos. Análisis de la información recabada El análisis de la información consistió en regresar a las narrativas de las personas entrevistadas y seleccionar las situaciones en las que se identificaron diversas emociones durante su proceso de deportación, identificado aquellas que se repitieran más frecuentemente en su discurso, con el fin de desarrollarlas en el análisis. Respecto a los procesos de castigo y disciplinamiento, estos se reprodujeron igualmente con base en lo dicho por los participantes. Una vez seleccionadas las emociones recurrentemente mencionadas por los participantes, se intentó establecer un diálogo entre los datos recabados en las entrevistas realizadas para hacer las trayectorias y el marco teórico propuesto. Así, la estrategia de análisis de la información, una vez construida cada una de las trayectorias, consistió en un análisis hermenéutico de cada una de ellas, considerándolas como unidades narrativas que en su conjunto permitieron establecer ciertas generalidades que no son estadísticamente representativas, dado que es un estudio de carácter cualitativo. Dicho análisis se basó en la identificación de las emociones que de manera particular resaltaron en cada una de los episodios biográficos durante su proceso de deportación.

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2.11 Consideraciones éticas

Todos los y las participantes que fueron entrevistados para realizar las trayectorias que se incluyen en esta tesis son mayores de edad. En todo momento los entrevistados fueron debidamente informados de que su participación era con el propósito de obtener información cualitativa que sería usada con fines estrictamente académicos, resguardando su identidad en el anonimato, si así lo decidían y con la autorización expresa de los encargados de las instituciones no gubernamentales en las que recibían atención

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CAPÍTULO IV: PRESENTACIÓN DE LOS DATOS

En este capítulo se presenta el la descripción de las trayectorias migratorias de seis personas que fueron deportadas a diferentes7 puntos de México. El propósito de cada una de las trayectorias aquí desarrolladas, es mostrar una aproximación cualitativa a casos específicos que ilustran la experiencia subjetiva de la deportación, asociada a las emociones que sienten las personas durante su proceso migratorio, partiularmente relacionado a los momentos previos y posteriores a suu deportación, así como a los distintos procedimientos de subjetivación y disciplinamiento de los que son objeto.

4.1 Vicente M.

Edad: 55 años. Lugar de origen: Distrito Federal, México. Tiempo en el que vivió en Estados Unidos: Durante los últimos 32 años entró y salió en diversas ocasiones. Lugar en el que vivió en Estados Unidos: Philadelphia, Pennsylvania y un breve periodo en Oklahoma (no especificó la ciudad).

Trayectoria laboral

Vicente empezó a trabajar en un restaurante lavando platos, ahí sólo estuvo los primeros seis meses. Posteriormente se dedicó al oficio de la albañilería y construcción, actividad que desempeñó prácticamente durante todos los periodos en los que vivió en Estados Unidos.

Primer período en Estados Unidos (1986-1999)

7 Si bien, tal como se menciona en el capitulo metodológico, las entrevistas se realizaron a personas en Tijuana y en la Ciudad de México, en algunas de ellas los participantes de la investigación refirieron haber sido deportados a distintas ciudades de la franja fronteriza del norte de México. 49

Vicente migró por primera vez en el año de 1986 a la edad de 21 años. De acuerdo con su testimonio, cruzó a píe por la ciudad de Matamoros, nadando por el Rio Bravo, para llegar a la ciudad de Philadelphia, por medio de “raites” y “aventones”. Vicente no tenía familia, pero sí conocidos en su destino. En ninguno de sus cruces requirió contratar a un coyote.

Primera deportación (1999)

En el año de 1999, Vicente regresó por un breve periodo de tiempo a México para visitar a familiares. Al intentar regresar a Estados Unidos, poco después de haber cruzado la frontera, fue detenido y deportado de inmediato a Reynosa, Tamaulipas.

Regreso a México (1999-2004)

Durante este periodo de cinco años, Vicente regresó a la Ciudad de México y decidió permanecer ahí mientras trabajaba en el ámbito de la construcción y la albañilería.

Segundo periodo en Estados Unidos (2004-2014)

Vicente volvió a cruzar a pie, para dirigirse a la ciudad de Phoenix y posteriormente llegar otra vez a la ciudad de Philadelphia. No identificó en esta ocasión por donde cruzó, aunque señala que llegó a Arizona, por lo que es probable que haya cruzado por algún punto de la frontera de Sonora con Arizona.

Segunda deportación (2014)

Vicente fue deportado por segunda vez a mediados del año 2014 (no recuerda exactamente el mes). El acontecimiento que detonó su deportación fue haber cometido una infracción de tránsito al ser sorprendido manejando en estado de ebriedad. De acuerdo al testimonio de Vicente, este antecedente sirvió para que diez años después esto fuera considerado un crimen agravado, o felonía:

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Me deportan de nuevo, porque oficiales de migración yo no me intenté arreglar papeles, en ese entonces no deportaban. En el 2004 yo tuve un DUI8, manejando, estaba yo joven, estaba manejando sobre las influencias del alcohol, pero hice todo bajo la ley todo lo que se tenia que hacer, hacer cursos, ir a Alcohólicos Anónimos, pagar una multa, pero con el cambio en las leyes, DUI se convierte en una felonía agravada, que es como un crimen, entonces ellos reviven eso…

Experiencia de detención (2014) “Lo que quieren ellos es mantenernos con vida nada más”

Vicente permaneció siete días recluido en un centro de detención mientras se desahogaba su proceso de deportación. Según su relato, fue llevado a una prisión de ICE lejana a la ciudad de Philadephia. Algo que recuerda especialmente es la mala calidad de la comida que recibió estando ahí, “…dan una comida en porciones muy pequeñas, sin sal, sin sabor, lo que quieren ellos es mantenernos con vida nada más realmente esa comida yo no se la daría ni a mi perrito… hace que uno se enferme y no hay tratamientos más que para el dolor.”.

Durante los siete días que permaneció detenido, Vicente no tuvo visitas, debido a la lejanía de la prisión. Respecto a la dinámica diaria de la cárcel, Vicente recuerda que lo levantaban aproximadamente a las 8 de la mañana y le daban de comer dos veces al día, a las 12 y a las 5 de la tarde.

8 DUI es el acrónimo de “Driving Under Influence” (Manejando Bajo la Influencia, en español) y se refiere al cargo por manejar bajo los efectos del alcohol. Con frecuencia esta infracción deriva en la deportación de personas indocumentadas, ya que en algunos estados de la Unión Americana se considera como una felonía agravada. Particularmente en el estado de Pennsylvania, en donde residía el protagonista de esta trayectoria, la ley la define de la siguiente forma “, "Driving Under the Influence of Alcohol or Controlled Substance" is defined as: A person shall not drive, operate, or be in actual physical control of the movement of a motor vehicle in any of the following circumstances: 1. While under the influence of alcohol, controlled substances or any combination thereof which renders the person incapable of safe driving or while the amount of alcohol by weight in the blood of: *3 An adult is 0.08% or greater or a minor is 0.02% or greater. 2 A person operating a commercial vehicle had 0.04% or more by weight of alcohol in his/her blood at the time of driving, operating”. Fuente: Sitio web del Departamento de Policia de la ciudad de Philadephia, Pensylvania: http://www.phillypolice.com/assets/directives/D3.4- DrivingUnderTheInfluenceOfAlcoholOrControlledSubstance.pdf (recuperado el: 4 de abril de 2018)

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Al ser cuestionado sobre el trato de las autoridades en este periodo especifico de tiempo, Vicente recuerda algunas palabras dichas por los agentes migratorios en su detención: “…también ellos nos dicen que no tenemos derecho a estar en sus países, que nos regresemos a nuestro país…”. Durante esta detención, Vicente firmó -mediante engaños- un documento en el que aceptaba su deportación (le dijeron que firmara para tener derecho a una llamada). Posteriormente, fue trasladado en avión a Lousiana para después ser llevado a la frontera de México con Texas, para finalmente, ser dejado en el cruce fronterizo de la ciudad de Reynosa, Tamaulipas, “Ahí lo tiran a uno en la frontera, y no importa que sea en la madrugada ellos lo sacan en la frontera y a su suerte de uno. Llegué ya por la noche, ya cercas de la madrugada”.

Situación familiar

Vicente se casó en el año 2004 con una ciudadana estadounidense, y tiene dos hijas, una de 9 y otra de 14 años. Actualmente sus hijas se encuentran bajo custodia del gobierno estadounidense, ya que debido a los problemas económicos derivados de su deportación y a problemas de salud de su esposa, fueron llevadas a un centro de custodia.

Separación familiar y pérdida

Respecto al sentimiento de pérdida que marcó su experiencia migratoria derivado de las implicaciones que tuvo su deportación, principalmente asociado a la separación familiar, Vicente menciona:

Me sentía que todo se venía abajo y que la vida digamos. este pues realmente destrozada. Los Estados Unidos, los agentes de migración, o las leyes de Estados Unidos no les importaba la vida del ser humano, simplemente ellos lo que querían es aplicar las leyes a su manera y sin medir consecuencias a una ciudadana americana que era mi esposa, y mis hijas también, simplemente por el hecho yo de ser mexicano ellos habían puesto los ojos en mi como un racismo que yo no era aceptado

52 allá en ese país.

Es un sufrimiento que es muy psicológico y que a los niños nunca se les va a olvidar porque se les priva de su niñez al ser separados de sus padres y no nada más me pasa a mi, casi es una historia que se repite en todo aquel migrante que pasa por este proceso que son separados de familias…

Segundo regreso a México (2014)

Después de haber sido deportado, Vicente regresó a la zona conurbada de la Ciudad de México por un lapso de 8 meses a mediados del año 2014. Durante este breve periodo abrió un puesto de tacos en Valle de Chalco, pero al ser victima de extorsión (derecho de piso) y amenazas se vio forzado a regresar junto a su familia a Estados Unidos.

Tercer periodo en Estados Unidos (2015-2016).

Huyendo de la extorsión y las amenazas de las que fue objeto en México, decidió regresar a Estados Unidos en octubre del año 2015. En esta ocasión, volvió a cruzar por su cuenta, sin especificar a través de qué parte de la frontera lo hizo, aunque señaló que “brincó un muro”. Junto a su esposa y sus hijas, quienes pudieron cruzar legalmente al ser ciudadanas estadounidenses, se dirigió a Oklahoma, en donde trabajó en el área de mantenimiento de un parque acuático durante 8 meses. Posteriormente, regresó con su familia nuevamente a la ciudad de Phladephia. 3.1.5.1 Tercera deportación (2016-2017)

Vicente fue detenido nuevamente al acudir a una corte a verificar su record criminal y explorar la posibilidad de solicitar asilo, debido a la extorsión y las amenazas que recibió en México. Vicente pudo iniciar el proceso legal para solicitar el asilo, y durante 9 meses estuvo en distintas prisiones:

Durante el proceso para pedir asilo ellos están ya en un acuerdo, ganan dinero, con las cárceles… y en cada prisión que nos van pasando es un martirio, es un sufrimiento porque pelamos asilo pero no nos

53 permiten legalmente pelear el asilo, ellos lo que quieren es desbalancearnos para mandarnos a otra prisión y no tener comunicación con el abogado con nada ¿y qué pasa? Pues ya después de eso uno gasta dinero pero es innecesario porque nos pasan a distintas prisiones donde sufrimos mentalmente, psicológicamente y emocionalmente con nuestras familias que somos separados.

Durante distintas partes de la entrevista hecha a Vicente para reconstruir su trayectoria migratoria, principalmente cuando se refirió a las experiencias que tuvo en un gran número de prisiones, manifestó su sospecha de que los constantes cambios de prisión se debía a que “ellos” ganan dinero, ya que, desde su perspectiva, quienes gestionan las cárceles ganan dinero con cada recluso.

Prisión y depresión: “Un cautiverio que nunca acaba” (2016- 2017)

Respecto a cómo se sintió durante los nueve meses que estuvo detenido mientras se resolvía su solicitud de asilo, Vicente señaló lo siguiente: “Se depresiona (sic) uno porque uno quiere ser deportado y ver qué va a pasar pero ellos nos mantienen cautivos, es como un cautiverio que nunca acaba. Físicamente uno se siente depresionado (sic) y moralmente sobre todo porque uno es encarcelado por buscar un papel que nunca nos lo van a dar.”. Una vez que un juez le negó el asilo a Vicente, fue ordenada su deportación. Entonces, fue llevado vía aérea a Louisiana, y posteriormente a El Paso, Texas, ciudad en la que permaneció otras dos semanas en cautiverio en una prisión. Ahí tuvo que esperar a una revisión médica y distintos procedimientos, los cuales describe de la siguiente forma:

El mismo proceso, esos procesos duran toda la noche, que según ellos es para ver a las enfermeras, para hacer papeleo, darnos ropa, darnos muchas atenciones que… también somos humillados, porque ellos nos llevan de un lugar a otro, nos dicen que nos tenemos que bañar entrando a la prisión, nos quitan toda la ropa, nos dicen que tenemos que estar desnudos, nos humillan, nos hacen que nos reclinemos, más que nada se podría decir empinados, abrir nuestras partes, digamos, genitales, abrir nuestras partes digamos de nuestros glúteos de atrás y toser, y ellos tienen que ver todas nuestras partes para ver supuestamente que no llevamos nada nada, pero eso es una humillación ante un ser humano, que pasamos esa humillación como seres humanos que nos ven así.

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Desde la ciudad de El Paso, Texas, Vicente fue trasladado vía aérea a la Ciudad de México. Durante el trayecto, en cuya descripción coincide con otras narrativas recogidas en esta investigación, recuerda haber ido esposado y encadenado en todo momento mientras estaba en el avión, incluso ya habiendo entrado a territorio mexicano:

Todo el tiempo somos llevados en cautiverio con cadenas como animales. Nos encadenan los pies, nos encadenan el estómago, nos encadenan las manos y todo. Nos ponen con cadenas alrededor del estómago y todo, como si fuéramos personas que fuéramos esclavos, bien encadenados, subidos al avión, que… así sean dos o tres horas de vuelo vamos encadenados, que no podamos ni levantarnos. Y ya cuando yo fui llevado a la Ciudad de México volamos todavía sobre territorio mexicano y ya toda la gente empezaron a reclamar a ellos, diciéndoles, bueno, ustedes tienen jurisdicción sobre su país pero ya estamos volando sobre el país mexicano, y ustedes tienen que quitarnos las cadenas. Y nos las quitan poco antes de llegar a México. Somos humillados, somos torturados de esa manera y a ellos no les importa, no tienen corazón.

Cuarto intento de cruzar a Estados Unidos (finales de 2017)

En esta ocasión Vicente intentó cruzar con un documento no válido a través de la garita de Calexico, por lo que fue detenido.

Cuarta deportación (2018)

Vicente se declaró culpable y fue sentenciado a dos meses de prisión. En esta ocasión Vicente también fue llevado a distintas prisiones en el estado de California, para cumplir su condena de dos meses. Posteriormente fue llevado ante un juez de migración al que le solicitó asilo nuevamente, y nuevamente, le fue negado. Fue llevado a la garita de El Chaparral en Tijuana por vía terrestre. Durante el trayecto también fue esposado y encadenado, hasta su llegada a Tijuana.

Quinto cruce (Mayo de 2018)

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En esta ocasión Vicente brincó el muro, pero al ser descubierto por la patrulla fronteriza, se entregó y fue llevado al centro de detención de Otay Mesa, en California.

Quinta deportación (Mayo de 2018)

Después de haber cumplido una sentencia de dos meses, Vicente fue llevado nuevamente a la ciudad de Tijuana, una vez ahí, fue llevado por el Grupo Beta del Instituto Nacional de Migración a la Casa del Migrante de Tijuana A.C. ubicada en la colonia Postal en la ciudad de Tijuana

Experiencia con servicios de atención psicológica durante el encierro

Hubo dos momentos a lo largo de la trayectoria migratoria de Vicente en los que refiere haber tenido la posibilidad de recibir algún tipo de atención psicológica. El primero se presentó en una de las diversas ocasiones que estuvo en alguna prisión o centro de detención, donde de acuerdo a su testimonio, esta más bien estaba asociado a una táctica punitiva dentro de la institución carcelaria:

Ellos ofrecen eso, atención médica para si uno se siente deprimido, pero si uno les dice que se siente deprimido y todo, le ponen la camisa de fuerza y lo acusan a uno que uno se quiere suicidar y los aíslan a uno en un calabozo. Entonces tiene uno de tener cuidado por que si uno dice “me siento deprimido” luego luego lo ponen a la fuerza en una camisa de fuerza, le quitan toda la ropa, le meten a un calabozo, no hay tratamiento entonces, para que nosotros nos atemoricemos… El segundo se presentó al momento de llegar a la Casa del Migrante A.C. en Tijuana, posterior a su más reciente evento de deportación. Cómo parte de los protocolos de atención a las personas que ingresan en dicha institución, se encuentra una entrevista con una psicóloga, la cual realiza una pequeña entrevista con todas las personas que llegan a pedir albergue. De igual forma, la psicóloga llena un formato derivado de la información recabada en dicha entrevista, éste incluye información sobre el consumo de sustancias, antecedentes psiquiátricos o en grupos de apoyo y su situación laboral. Al llegar a la Casa del Migrante en Tijuana, Vicente habló con la psicóloga y se mostró muy 56 participativo en los servicios religiosos y en las diversas charlas que ofrece la casa. Después de haber sido deportado por quinta ocasión, mientras sostenía una biblia bajo el brazo, lanzó una última respuesta cuando narra cómo llegó esta vez:

Se siente uno destrozado. Ya llegué después de medio día pero viene uno encadenado como animal con las cadenas por el estomago por los pies que uno no se puede mover lo cortan a uno esas cadenas en las manos que lo tienen con esposas en los pies en las manos que para que uno no se escape. Nos Y mas que nada esta experiencia que he pasado no se la deseo a nadie por que esas cárceles que ellos tienen ahí. Nosotros no tenemos tregua, no valemos nada”

4.2 Jesús B. Lugar de origen: Ciudad de México Edad: 36 años Tiempo en Estados Unidos: 15.5 años Edad a la que migró: 19 años Estado civil: Casado, tiene dos hijos y actualmente su esposa se encuentra embarazada. Nivel de escolaridad: Preparatoria (no concluida) Lugar de Estados Unidos en la que vivió: Charleston, Carolina del sur. Situación familiar actual: Jesús se casó en Estados Unidos con una mujer que también es migrante. Su esposa obtuvo la ciudadanía estadounidense, con ella tiene un hijo y una hija. Al momento de su más reciente deportación, en marzo de 2018, su esposa tenía tres meses de embarazo.

Proceso de migrar (2002)

Jesús migró a Estados Unidos en el año 2002 a la edad de 19 años, a raíz de una crisis económica en su familia debido a que se enfermó de hepatitis y varicela. En consecuencia, abandonó la escuela y empezó a trabajar, pero su ingreso no era suficiente. El primer paso que dio Jesús para migrar fue intentar tramitar su visa, pero esta le fue negada. Posteriormente,

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Jesús decidió entonces cruzar ilegalmente, se trasladó a Sonora, en donde, por contacto de conocidos de su familia, contrató a un coyote para que lo cruzara en la parte trasera de una camioneta.

Primera experiencia de deportación (Marzo, 2002)

La primera vez que Jesús intentó cruzar fue detenido a poco más de hora y media después de haber llegado a Estados Unidos. Posteriormente fue trasladado a un centro de detención en Arizona (probablemente en Tucson) en el que permaneció dos días. En dicho centro, los agentes de migración le tomaron fotografías, huellas digitales y registraron sus datos, para después ser deportado a una garita en Sonora (la cual no identificó).

Segundo cruce (Marzo, 2002)

Según lo relatado por Jesús, el trato con el coyote implicaba que si en el primer intento de cruzar eran descubiertos, la tarifa que había pagado seguía siendo “válida” hasta conseguirlo. Una vez deportado en su primer intento por cruzar, Jesús se trasladó a la localidad de Altar, en Sonora para buscar nuevamente al coyote con el que hizo el trato inicial. Después de dos días, nuevamente fue subido en una camioneta junto a otras personas para intentar cruzar la frontera. En esta ocasión, en pleno desierto, hubo un inconveniente mecánico con la camioneta en la que sería llevado junto a otras personas a Estados Unidos, por lo cual tuvieron que esperar dos días en una ranchería en Sonora (Jesús no identifica exactamente el lugar), mientras el coyote conseguía las refacciones del vehículo. Al hablar de esta experiencia, Jesús hizo particular hincapié en dos episodios que para él resultaron especialmente duros. El primero es que debido al imprevisto con la camioneta en la que cruzaría y la espera forzada debido a ese incidente, el agua que él y las personas que lo acompañaban llevaban se agotó rápidamente, debido al calor del desierto, por lo cual Jesús y las demás personas que iban a ser llevadas por el coyote se vieron en la necesidad de filtrar agua para ganado de un deposito cercano a donde estaban: Se nos empezó a terminar el agua porque durante el día es demasiado el calor, entonces cada quien

58 llevaba un galón pero te lo tomas como si nada, ya que vimos que era el segundo día y no llegaba esta persona, decidimos tomar agua, ahí en esas mismas construcciones al lado había como un establo de vacas, muy flacas, y tenían agua, tenían como una pileta de agua, súper sucia, verde, ósea enlamada toda. Pues la necesidad de tomar, de hidratarte, nos hizo sacar agua de ahí, y armamos una botella de plástico, la cortamos a la mitad, le pusimos arena y unos trapos, como para filtrar el agua, así como goteaba, la señora que llevaba el bebé traía un pocillo para calentar cosas, pusimos fuego, hervimos el agua, el agua no se le quitó el color verde horrible y el olor a putrefacto, pero era o me tomo el agua o me muero deshidratado aquí en el desierto. Todos tomamos de esa agua, afortunadamente la hervimos, la colamos bien, y nadie se enfermo, Pero esa parte creo que ha sido lo más denigrante, que ni siquiera una gota de agua puedas tomar ni siquiera en nuestro propio país, estábamos en México todavía, pero estábamos en medio del desierto, ósea en completa soledad e, increíble. Fue lo único que nos mantuvo esa agua, te digo, durante el segundo día, ya hasta que llego esta persona en otra camioneta y nos subió con el… El segundo episodio que resaltó Jesús en la narración de su segundo intento de cruzar la frontera con dirección a Estados Unidos fue cuando, en una de las paradas hechas durante el trayecto, todavía estando en México, comió, sin saberlo, un caldo de puma salvaje, que lo hizo vomitar después de darse cuenta de qué estaba hecho apenas unos minutos después de haberlo engullido: Seguimos avanzando, pero nos agarró la noche. Llegamos a un pueblito igual así medio abandonado donde había un señor ya mayor de edad y otros jóvenes con armas, no sé si narcos o qué, pero… estaban ahí. Cuando llegamos tenían una olla grande de caldo, con frijoles, cebolla y un poco de zanahorias. Resulta que nos dice el señor, muchachos, vengan a comer, les regalo el plato que no sé que, las mujeres se pusieron a hacer tortillas a mano y todo. Cuando salgo yo, ya de haber comido el plato, me supo muy rico en ese momento de tanta hambre que tenía, veo a unos chicos echándole sal de mar a una piel de puma, un puma salvaje, le estaba echando sal de grano para disecarla. Le digo -¿oye, ese qué lo acaban de matar? Dice sí, de hecho es lo que se acaban de comer. Ósea, con el hambre no te sabe ni a gato ni a vaca, simplemente quieres comer algo, fue tanto el asco que me dio que volví el estomago. Nadie se enfermó, pero creo que ninguna persona en su sano juicio comería caldo de eso. Creo que esas son las dos partes mas difíciles en cuestión humanitaria y de necesidades básicas para un ser humano. Al preguntarle a Jesús respecto cuales son las sensaciones que asocia y recuerda de a ese momento, señala que: “Mi sensación era te digo, humillante. Yo me sentía humillado por decir, ¿yo por qué tengo que pasar esto? Si mi país es excelente y tiene recursos, cómo para hacer esto para solventar gastos

59 básicos.”

Posteriormente, Jesús y las demás personas volvieron a cruzar en la parte de atrás de una camioneta por el desierto, y después de un trayecto de aproximadamente dos horas llegaron a una casa de seguridad en la ciudad de Phoenix, Arizona, en la que permaneció aproximadamente dos días en condiciones igualmente difíciles: Estuvimos ah como un día y medio escondidos en un cuarto a oscuras, en condiciones putrefactas, lleno de ratas y cucarachas, y de ahí ellos te dan dos opciones, que ellos te llevan al lugar donde tu vas o te vas por cuenta propia. Jesús decidió junto a otras personas tomar un autobús con rumbo a Charlotte, Carolina del Sur, el cual hizo una escala en Alburquerque, Nuevo México, en donde nuevamente fue detenido por los agentes migratorios en una revisión aproximadamente a las 5:00 A.M.

4.2.3 Segunda experiencia de deportación (Marzo, 2002)

Una vez que fue nuevamente descubierto por los agentes de migración mientras viajaba con dirección a Carolina del Sur, Jesús fue llevado a un centro de detención el Alburquerque, en el que permaneció dos días.

Experiencia en el centro de detención previo a su segunda deportación (Marzo, 2002)

Durante su estadía en el centro de detención previo a ser deportado por segunda vez, Jesús narró que las condiciones en el lugar son difíciles, ya que los internos solo reciben como alimentación una barra de granola y un vaso con agua, dos veces al día. Después de permanecer recluido dos días, fue llevado, junto a otras personas, a un autobús para ser deportado, en el que todo el tiempo fue sujetado con cadenas: De ahí ya nos volvieron a subir a un autobús y nos amarraron, nos esposaron de los pies, es una cadena como una estrella, te agarra de los pies y esa misma se conecta con las manos. Te amarran así, te esposan y pues vas caminando como pingüino ¿no?. Nos suben al autobús y del autobús todavía te encadenan al piso para que no te pares ni te muevas. Entonces ahí el transcurso fue largo, nos llevaron de Alburquerque hasta Ciudad Juárez, fueron aproximadamente unas 8 horas. Era un autobús de cárcel tipo escolar, todo enrejado y con cosas para encadenarnos. De ahí nos llevaron a Juárez y y ya de ahí

60 yodecidi después de lo que me había pasado, por mucha necesidad que tenga yo no me quiero quedar en el desierto deshidratado. El sentimiento era que yo ni a mi pero enemigo le deseaba esto, nadie merece pasar esto.

Una vez en Juárez, con el único dinero que le quedaba, Jesús compro su boleto de regreso a la Ciudad de México

Regreso a la Ciudad de México (Marzo de 2002)

Una vez que Jesús regresó a la Ciudad de México, empezó a trabajar como mensajero en una distribuidora de medicamentos. Intentó tramitar nuevamente su visa, pero debido a los registros existentes respecto a sus anteriores intentos de llegar a Estados Unidos, le fue negada. Entonces, decidió intentar cruzar clandestinamente por tercera vez.

Tercer cruce (Agosto, 2002)

En está ocasión, siguiendo la misma ruta, Jesús logró cruzar nuevamente. Viajó en la cajuela de una camioneta Ford Explorer. En esta ocasión logró llegar hasta Carolina del Sur en donde conocía a personas que eran amigos de su madre. En el testimonio de Jesús es notoria la ambivalencia, señalada por la mayoría de los casos documentados en esta investigación, en torno a la tensión entre la ilusión y al mismo tiempo la incertidumbre que significa llegar a un país nuevo:

En el trayecto era parte de emoción, porque vas viendo todo muy diferente, te emociona decir, bueno ya estoy en Estados Unidos, pero sí vas con la preocupación de bueno, si ya pasé todo esto ¿me van a volver a agarrar? ¿qué va a pasar? Porque prácticamente vas a un mundo desconocido, sí te deslumbra, al principio de deslumbra todo… los edificios, las casas, tan limpio que se ve, ósea totalmente la cultura te impacta de principio, pero siempre vas con ese temor de ¿A dónde voy? ¿Qué va a pasar? ¿Ahora después de esto qué va a pasar? La incertidumbre.

Trayectoria laboral en Estados Unidos (2002-2017)

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Durante su estancia de 15 años en Charleston, Carolina del Sur, Jesús señaló haberse desempeñado en distintos empleos. Al llegar se dedicó a la pisca de tomate, empleo en el que estuvo poco tiempo debido al efecto dañino en su cuerpo provocado por los pesticidas y agroquímicos a los que se exponía. Posteriormente, Jesús se dedicó a la pintura, primero trabajando con contratistas y luego ofreciendo sus servicios de forma individual.

Proceso de adaptación (2002-2006)

El principal reto para Jesús fue no saber inglés. Debido a la imposibilidad inicial de poder comunicarse fluidamente, Jesús se encerró durante mucho tiempo:

Te sientes en otro planeta en la que algo sencillo no lo puedes pedir, entonces yo me encerré mucho tiempo. Yo lo veo como si hubiera sido depresión porque no te alcanzas a conectar todavía con la cultura. Por más que seas adulto eres un niño para esa cultura, no sabes nada, no conoces nada. Aprendí un inglés básico, vendo televisión, viendo películas subtituladas, repitiendo las películas en inglés. Ya te empiezas a ampliar y a estabilizar más como parte de la cultura

Jesús tardó aproximadamente seis meses en aprender inglés, una parte importante en su narración es que en este proceso empezó a ir a una iglesia cristiana, en la que conoció a más personas de origen latino, con quienes se sentía más seguro de comunicarse de forma bilingüe. Jesús dice que este proceso de adaptarse le llevó en total aproximadamente tres años y medio. Como se señala en este apartado, para Jesús un punto importante en su trayectoria migratoria en Estados Unidos es haberse acercado a una iglesia, la cual para el tuvo una papel importante, en el sentido que le otorgó un espacio de socialización, pertenencia y vehículo de adaptabilidad a un entorno que en más de un sentido, le fue hostil:

Es muy feo, porque a pesar de que estas rodeado de gente, la soledad, el extrañar la familia, el extrañar hasta la comida, ósea todo eso te hace…, el extrañar todo lo que tu eres, dejar la esencia que tu eres, me llevó a una depresión que yo nada más iba a trabajar y me quedaba en mi casa. Yo llegaba a las cuatro de la tarde y me quedaba en mi casa, me invitaban a salir “oye, vamos aquí” no, yo quería encerrarme en mi mundo y no saber nada mas que hablar con mi familia todos los días, le hablaba a mis amigos, para yo sentirme todavía como que-…para no extrañarlos tanto. Esa fue una parte muy 62 difícil, y hubo momento que yo decía me tengo que regresar

Depresión en Estados Unidos : “Tuve un pensamiento suicida que nunca pasó a más” (2005)

En la narración de Jesús, resalta un punto que definió como una depresión, el cual ocurrió al tercer año de haber llegado a Estados Unidos. En este punto de su trayectoria migrante, Jesús pensó en volver a México e incluso llegó a tener un pensamiento suicida:

Sí pensé en volver, incluso una vez dije… ¿para qué sigo aquí? Tuve un pensamiento suicida que nunca pasó a más, pero sí era de… ósea que si esta sociedad aquí no nos acepta, si allá es México es tan difícil, pues realmente qué estoy haciendo, ósea cómo que no había un enfoque en mi vida, ósea me sentía como que en medio de dos mundos a los cuales no pertenecía.

Cuando Jesús fue cuestionado sobre cómo se enfrentó a la depresión, resaltó el punto ya mencionado anteriormente respecto al papel que jugó la iglesia cristiana a la que se acercó:

Esa temporada fue más de… empecé a asistir a una iglesia. Eso me dio bastante para ingresar o insertarme en la sociedad. Porque como te digo, esa iglesia era una iglesia bilingüe ingles-español. Ellos hasta cierto punto entienden la situación de las personas migrantes y como te comento, lo que mas me hacia sentir ya mas tranquilo es que había gente que me entendía, que hablaba español y que me encaminó a una parte de decir, pues es que puedes echarle ganas. Hay cosas más allá que nosotros sentimos como migrantes.

Situación familiar en Estados Unidos

En la iglesia a la que asistía, Jesús conoció a quien hoy es su esposa, quien es originaria de Monterrey y cuenta con la ciudadanía estadounidense. Con su pareja, Jesús tiene dos hijos. Al momento de ser deportado, la esposa de Jesús estaba embarazada. Al momento de realizar la entrevista, llevaba 5 meses de embarazo, lo que considera una de las situaciones más difíciles. Tercera experiencia de deportación (2010-2018)

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Jesús se enfrentó a un largo proceso legal que derivó en su deportación “voluntaria” a inicios del año 2018. Todo comenzó cuando en el año 2010, Jesús tramitó una licencia de conducir en Nuevo México, valiéndose de una ley estatal aprobada en el año 2003 que permitía a personas indocumentadas acceder a dicha identificación.9 En el año 2012, las autoridades de Nuevo México le fincaron cargos federales por presuntamente haber falsificado documentos para tramitar su licencia, así mismo, fue acusado del delito de conspiración, por haber supuestamente ayudado a otras personas indocumentadas a ingresar al país. De ambos cargos, Jesús se dice inocente. En el año 2012, Jesús fue arrestado por tres semanas, mientras que su esposa conseguía ayuda legal. Jesús pagó una fianza de $6000 dólares para enfrentar el caso federal en libertad. Respecto a su situación migratoria, también pudo enfrentar el proceso legal correspondiente en libertad; sin embargo, Jesús fue obligado a firmar un documento en el que se comprometía a cumplir una serie de clausulas, entre las que se encontraba la imposibilidad de trabajar mientras durara el juicio por los cargos federales. Después de un año, Jesús fue condenado a un mes de prisión, pero al haber estado anteriormente tres semanas en prisión, el juez consideró su sentencia cumplida. Al ser esposo de una ciudadana estadounidense, Jesús buscó acogerse a la la petición i-30.

En enero de 2017 solicito la petición I-246, también conocida como “stay of deportation”, la cual retrasa una orden de deportación por motivos familiares de salud o cualquier otro que el juez de migración considere pertinente para retrasar la orden de salida. Durante este proceso, refirió sentirse de la siguiente forma: “Me sentía triste, impotente. Muchas emociones porque sabia que estaba con mi familia, pero al mismo sabía que ya pronto me iba a ir.”

9 Nuevo México hizo una reforma a su ley en 2003 para garantizar licencias de manejo a cualquier persona que no contara con un número de seguridad social, al cual no pueden acceder personas sin un permiso de residencia legal en el país. Dicha ley fue derogada en el año 2016 con la aprobación del proyecto de ley HB99 el cual sustituyó las licencias de conducir que se otorgaban a personas indocumentadas por permisos, en consonancia con la Real ID act, aprobada en el año 2005 a nivel federal. Fuentes: https://www.laprensagrafica.com/archivo/Nuevo-Mexico-Continuaran-dando-licencias-de-manejo-a-inmigrantes- 20120127-0004.html https://www.univision.com/noticias/indocumentados/congreso-de-nuevo-mexico-cambia- licencias-a-indocumentados-por-tarjetas-de-manejo (consultadas el 14 de mayo de 2018) 64

Jesús regresó en un vuelo comercial a la Ciudad de México, ya que debido a que el juez de migración le fijó una fecha para su salida voluntaria10, no se vio sometido al procedimiento habitual mediante el que deportan a la gran mayoría de personas. Regreso México : “Los primeros días no quería ni salir de mi casa” (Marzo de 2018)

Jesús volvió a México el 21 de marzo del 2018. Una vez que bajó del avión, fue recibido por su familia en el aeropuerto. A diferencia de otros casos de procesos de deportación recogidos en la investigación, contó con la oportunidad de traer algunas pertenencias, ya que al regresar “voluntariamente” a México, viajo a través de una aerolínea comercial. En su narración, resalta el sentimiento de irrealidad que experimentó al regresar al país del que estuvo ausente durante los últimos 15 años:

Me siento en otro planeta, siento que es una pesadilla. Me siento que esto no es real. Vengo con todo el optimismo de hacer algo, has de cuenta, trabajar, seguir estudiando, pero hay cosas que son muy difíciles aquí en México.

Al hablar de las emociones que marcaron su regreso a México, Jesús resalta el sentimiento de derrota, el cual asocia al hecho de no poder estar junto a su esposa e hijos en Estados Unidos:

Te lo voy a describir en tres palabras, la principal te digo es tristeza, la segunda es impotencia, la tercera es el sentimiento de… me siento derrotado hasta cierto punto. Me siento derrotado de que, de que dejo a mi familia. Y ahora viendo las trabas que hay aquí, no sé siento hasta indescriptible, desesperación, frustración. Jesús señala que lo más complicado al regresar a México ha sido conseguir un empleo, debido en buena medida a que carece de documentos que comprueben su actividad durante los últimos años, así como también a su edad

10 “A una persona que se le concede “salida voluntaria” no se le da una orden de deportación, pero tiene que irse de los Estados Unidos en una cierta fecha, tiene que pagar su propio boleto, y tiene que hacer sus propios arreglos de viaje”. Fuente: REGRESANDO A LOS ESTADOS UNIDOS DESPUÉS DE LA DEPORTACIÓN Una guía para evaluar su elegibilidad de regreso

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Idea de futuro

Durante toda su trayectoria migratoria, Jesús nunca tuvo ningún tipo de atención psicológica, psiquiátrica o emocional formal, sin embargo, mencionó que la iglesia cristiana a la que se acercó durante su periodo de depresión en Estados Unidos para él cumplió de alguna forma esa función. Jesús considera que en su vida es algo muy necesario tener alguna atención de un tipo. La idea de futuro que se plantea, se mueve entre la posibilidad de regresar a Estados Unidos, mediante la solicitud de un perdón y una visa humanitaria, dado el estado de salud de su esposa, con todos los obstáculos legales que ello implica e iniciar un negocio en México:

Tengo dos futuros paralelos, lo que puedo yo hacer aquí y lo que tenga que hacer para volver con mi familia.

Mientras tanto pasa los días en la Ciudad de México apoyando a quienes no tuvieron el “privilegio” de volver sin cadenas. Esperando a recibir la noticia de que su hijo ya nació y poder verlo a través de la pantalla de un célular.

4.3 Adán J. Edad: 46 años Lugar de origen: Ciudad de México Lugar en el que vivió en Estados Unidos: Las Vegas, Nevada Tiempo que vivió en Estados Unidos: 16 años Estado civil: Casado con una migrante de origen salvadoreño que conoció en Las Vegas

Adán nació en la Ciudad de México, decidió migrar a Las Vegas, Nevada, en el año de 1999 para conseguir un mejor trabajo y más oportunidades económicas de las que tenía en su lugar 66 de origen. Vivió en Estados Unidos durante 16 años, hasta que fue deportado en noviembre del año 2016.

Situación familiar

Adán se casó mientras vivió en Las Vegas con una migrante de origen salvadoreño que se encuentra tramitando la ciudadanía estadounidense. Con ella procreó a una hija y ambas se quedaron a vivir en Estados Unidos.

Trayectoria laboral en Estados Unidos

Durante los 16 años en los que vivió en Estados Unidos, tuvo principalmente tres trabajos, los primeros años después de haber llegado se dedicó a la jardinería de construcción (1999-2005), después trabajó junto a su hermano en una compañía de pipas de agua (2005-2010) y por último se dedicó a la limpieza de limousines en dos compañías distintas (2010-2016).

Primer cruce a Estados Unidos (1999)

Adán refirió en la entrevista haber contratado a un coyote para que lo llevara a Estados Unidos. Según su testimonio, decidió verse con un primo en la ciudad de Tijuana, quien lo ayudó con los preparativos. El cruce fue en medio de los asientos de una camioneta “Bell” en la garita fronteriza de “El Chaparral”, en Tijuana, con rumbo a la ciudad de Las Vegas, Nevada

En Las Vegas, ya era esperado por su padre y su hermano, mientras que otra parte de su familia (hermanos y tíos) se quedaron en la Ciudad de México. Al hacer referencia a cómo se sentía al momento de cruzar, el migrante señala que hubo una mezcla de incertidumbre, miedo e ilusión:

Antes de cruzar dije ¿qué va a ser? Qué va a pasar? Hay que trabajar…. (sic). Aquí no vas a venir al 67 relajo, aquí vas a venir a trabajar, vas a venir a… Tienes que pagar…Tienes que pagar esto, Tienes que pagar lo otro… Antes de pasar sentía unos nervios que decía ¿si me agarran? Como oía de la gente que la migra los agarraba, que los tenía detenidos, pues era un miedo de ¿cómo voy a estar en una detención? Y cuando ya pasé y veía las casas decía, ¡wow!, Estados Unidos es otro nivel, ¿no? te sorprenden muchas cosas… La sensación de miedo, señaló Adán, se extendió algunos meses mientras se adaptaba a su vida en Las Vegas, ya que el temor de salir y ser detenido por las autoridades migratorias se mantuvo

Deportación (noviembre de 2016)

Adán fue deportado en el mes de noviembre del año 2016. La circunstancia en la que se dio su detención, como en gran parte de los casos aquí desarrollados, fue propiciada por un incidente de tránsito. Además, su detención fue arbitraria, ya que al ir manejando su automóvil, fue detenido por un policía estatal por presuntamente obstruir el vehículo de un policía, quien le exigió mostrar un documento que acreditara su estancia legal en el país. Fue llevado a un centro de detención en Las Vegas, en espera de que se definiera su situación. Al cuestionarlo sobre el trato recibido por parte de las autoridades al momento de ser detenido, señala lo siguiente:

Ellos creen que son los dueños de Estados Unidos, muy déspotas, “este es mi país”, ya sabes, y hay unos que son buena onda, a mi al último me tocó uno. El trato que me dieron a mi fue que me querían dar a firmar algo y no me obligaron. Una de las frases dichas por los agentes del ICE que Adán más recuerda es la siguiente: “¡Vete de mi país!” Experiencia de encierro previa a la deportación

Adán narró haber estado cinco días bajo arresto, durante los cuales tuvo derecho a una visita, la cual es por medio de una video llamada dentro de las propias instalaciones del centro de la prisión. Seguido a esto, Adán fue trasladado a las instalaciones del ICE en el condado de Henderson destinadas para las personas que han sido detenidas por no tener un status 68 migratorio legal.

Me llevaron esposado, encadenado de los pies y las manos, y ya cuando estas en los separos del ICE te van hablando por tu nombre, te dicen que vas a venir con un juez tal día a ver que te dice, si te vas deportado o no te vas deportado, te empiezan a meter miedo. Hay gente del ice que no tienen que estar ahí ellos también te quieren obligar a firmar un documento.

¿Cómo es un día dentro del centro de detención del ICE? Las reglas dentro del eufemísticamente llamado “centro de detención”, son las mismas que las de una cárcel:

Te despiertan a las 5 de la mañana para desayunar, y te despierta la nostalgia, por que estas en una detención y dices no estoy en mi casa, estoy aquí detenido esperando a ver que pasa. El desayuno es a las 7, la comida es a las 12 y la cena es a las 5 de la tarde. El lugar en el que duermes son literas de cemento, tienen una colchoneta, cuando entran te dan una cobija, un vaso, un cepillo de dientes y un uniforme rojo.

Durante los días que estuvo recluido, Adán dice haber pasado gran parte del tiempo durmiendo, producto de la depresión por estar encerrado y separado de su entorno familiar:

Te sentías muy mal, pues porque no estaba mi esposa, no estaba mi niña, sientes nostalgia, nada más me la pasaba durmiendo, era una depresión. Me aventaba unas 15 horas durmiendo, y mucha gente así se avienta, se avienta más, nada más se para a comer, desayunar y se regresan a dormir.

En la detención del ICE solo tienen derecho a dos visitas a la semana y estas se realizam a través de un monitor mediante una suerte de video llamada, dentro de las mismas instalaciones del centro.

Atención psicológica durante la detención

En cada una de las detenciones a las que estuvo sometido Adán, existió un procedimiento de 69 valoración médica, en el que sin embargo, no alcanza a quedar claro, de acuerdo a su testimonio, si hay un rubro en particular , dentro de esa valoración inicial, destinado a la salud mental de los detenidos en los centros de ICE:

Nada más cuando entras te preguntan, si estas enfermo, del corazón, pero después hay un tipo de atención psicológicamente hablando que te den.

Depresión y encierro

Adán señaló haber sentido una gran depresión durante el tiempo en el que estuvo detenido, primero en una estación local de policía y luego en las oficinas de las autoridades migratorias. Reconoció a algunos otros compañeros en su misma situación, sin embargo, mencionó que muchas veces prefieren no decir nada al respecto. 11

El vuelo de regreso a México

El día que lo deportaron, a Adán y a las personas que estaban con él en el centro de detención en el que estuvo recluido, los despertaron a las 5 de la mañana. Todo el trayecto rumbo al aeropuerto lo mantuvieron esposado y encadenado. Además, fue sometido a una revisión antes de subir al avión, en la cual, según señala, en ocasiones las personas deportadas son desnudadas para verificar que no lleven nada con ellos. El vuelo en el que Adán regresó a México salió de la ciudad de Las Vegas a las 10 de la mañana del 19 de octubre del 2016, durante el trayecto rumbo a la Ciudad de México, el participante señaló ir encadenado y esposado prácticamente todo el viaje. Según el testimonio de Adán, así como el de otras personas deportadas, la seguridad en este

11 Si se analiza la narración de Adán a la luz de otros testimonios recogidos para esta investigación, es posible suponer que esto es debido a que los mecanismos de atención psicológica y/o psiquiátrica dentro de las cárceles significan un agravante en la experiencia de encierro que viven las personas que enfrentan detenciones previas a su deportación. 70 tipo de vuelos está a cargo de Marshals12, , quienes con frecuencia tienen un trato déspota.: “A mi no me dijeron nada, pero a varios chavos si les dicen: baja la cabeza, no me puedes ver…”

Dichos agentes llevan un uniforme color crema con azul y no van armados.

“¿Qué voy a hacer aquí en México?” – Duelo y angustia después de la deportación

Una vez de regreso en México, los deportados bajan del avión y pasan a un módulo del Instituto Nacional de Migración dentro de la terminal 1 del Aeropuerto de la Ciudad de México para recibir su hoja de repatriación. Adán refirió que las autoridades del INM también tienen un trato déspota. Al llegar a México, lo esperaba su hermano, su tío y una sobrina.

Cuando se le preguntó a Adán sobre su sentir al llegar a México, su respuesta se centró en describir el quiebre que significó haber dejado a su pareja en Estados Unidos. De igual forma, la descripción que hace de este episodio pone de manifiesto una exigencia social frecuente a quien es deportado: asumir con resignación la situación que enfrenta:

¿Qué sentí? pues dije ¿Qué voy a hacer aquí en México? Mi esposa está allá, mi vida. Cuando bajé del avión dije “ya estoy aquí en México ¿Qué va a pasar? “ Cuando salí nunca me imaginé que iba a estar mi hermano y mi sobrina, y empecé a llorar enfrente de mi sobrina y me dijo “tío no llores, ya estás aquí, estas bien”, le dije “no sabes lo que es dejar a la persona que amas allá”, mi hermano me dijo, “ya ni modo, te tocó y te tocó…

12 “El Servicio de Alguaciles es parte de la rama ejecutiva del gobierno, y es el brazo ejecutor de los tribunales federales de EE.UU.. Los Alguaciles de Estados Unidos son responsables de la protección de los oficiales de la corte, los edificios judiciales y el funcionamiento eficaz del sistema judicial. El servicio también ayuda con la seguridad de la corte y transporte de prisioneros, sirve a las órdenes de detención y busca fugitivos.” Recuperado de: http://us.reyqui.com/2014/11/servicio-de-alguaciles-de-estados.html (consultado el 1 de mayo de 2018)

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El apoyo que recibió Adán al regresar a México fue de sus redes familiares, incluso uno de sus hermanos lo llevó tres meses a la ciudad de Orizaba, Veracruz, para enfrentar lo que identificó como el estrés causado por el proceso de deportación. Posteriormente estuvo viviendo en Tultitlan, Estado de México, para después mudarse a la casa de uno de sus hermanos en la delegación Azcapotzalco, en la zona norte de la Ciudad de México.

La situación laboral de Adán durante los primeros meses posteriores a su deportación estuvo marcada por la dificultad de no tener documentos oficiales vigentes por lo que se vio en la necesidad de tramitar su credencial para votar. Separación familiar

Después de haber regresado a México tras haber vivido durante 16 años en Estados Unidos, Adán dijo haber sentido angustia derivada de la separación de su esposa y su hija, producto de su deportación: “Sentía una angustia por el miedo de que no tenia a la persona que quiero, y a mi esposa y a mi niña. Un día ella me dijo “el día que tu te vayas, que tu me dejes, te voy a extrañar mucho, me vas a hacer mucha falta.”. La sensación expresada por Adán se ve acentuada por la preocupación sobre la salud de su pareja, quien recientemente sufrió un pre infarto y se encuentra bajo tratamiento médico, mientras él busca explorar sus opciones legales para volver a Estados Unidos. Al regresar a México, decidió empezar a colaborar activamente con un colectivo que se encarga de brindar apoyo a los deportados que llegan a la Ciudad de México. Estas sensaciones, sin embargo, también coexisten en la narración de Adán con la alegría y el hecho de pertenecer a un grupo de activistas que se encargan de dar atención a personas que cómo él, llegan deportados tres veces a la semana a la Ciudad de México y que salen por la Puerta N del Aeropuerto de la ciudad de México: “La puerta N para mi significa tristeza, pero también significa la posibilidad de ayudar a la gente.”. Experiencias de discriminación

Al ser cuestionado sobre si en algún momento después de haber sido deportado sufrió algún tipo de discriminación, Adán mencionó que sí, y esta se manifestó principalmente en el

72 proceso de búsqueda de empleo: “Aquí en México, del bajío para acá, ser deportado es como ser delincuente.” Tristeza Pese a que nunca ha recibido ningún tipo de tratamiento formal, aunque en algún momento tuvo la intención de buscar a algún médico, Adán tiene muy claro que vivió un proceso de depresión. “Tristeza que te encierras en tu mundo y piensas en tu mundo y piensas en lo que tu quieres, no quieres sobresalir.”

4.4 Juan Edad: 41 años Lugar de origen: Arcelia, Guerrero Tiempo que vivió en Estados Unidos: 27 años (1989-2016) Lugares en los que vivió en Estados Unidos, Fullerton, y Escondido, ambos condados del estado de California

Juan migró a Estados Unidos en el año de 1989 a los 14 años de edad. Fue llevado por su abuela. Vivió en Escondido, California y un breve periodo en Fullerton, en el mismo estado.

Primer cruce a Estados Unidos (1989)

Con la ayuda de un coyote que les cobró 100 dólares, Juan cruzó por la frontera de Tijuna rumbo a San Ysidro. Al describir como era la frontera en aquel tiempo, refiere que en ese entonces sólo existía una barda de púas que separaba a ambos países. Cuando Juan describe la emoción que predominó al momento de cruzar, señala que se sentía de la siguiente manera: “Muy emocionado y a la vez, estaba muy chamaco, no pensaba. Muy a gusto de estar con mis tíos.”. Una vez que llegó a Escondido, vivió en un departamento junto a los familiares que tenía en Estados Unidos. En cuanto a su escolaridad, llegó a estudiar la secundaria, posteriormente el nivel de high school y un periodo muy breve en un college.

Situación familiar 73

Juan se casó a los veinte años, en el año de 1995 conoció a su esposa estando en Escondido y actualmente tienen tres hijos, de 19, 15 y 13 años. Su hijo mayor está por enlistarse en la U.S. Navy13 por lo que en el año 2021 tendrá la posibilidad de solicitar el perdón para que Juan pueda regresar a Estados Unidos. Trayectoria laboral

Juan empezó a trabajar en un restaurante llamado “Boston Market”, en el que fungió como cocinero durante cuatro años. Posteriormente trabajó en el mantenimiento de un campo de golf durante 10 años. De igual forma, laboró en una constructora aproximadamente 5 años, también se desempeñó en el ramo de la limpieza para después regresar al ámbito del mantenimiento en un hotel.

Primera experiencia de encierro y primera deportación (Febrero, 2018)

Lo que detonó la deportación de Juan fue una detención derivada de un episodio de violencia domestica, discusión con su esposa:

Lo que pasa es que ahorita está muy penado tener un pleito, estuve un año encerrado.

Estábamos discutiendo cuando un vecino habló a la policía, llegó la policía y dijo “tenemos que llevarnos a uno de los dos ¿a quién decides llevarte?”. Juan estuvo en prisión un año acusado de haber agredido físicamente a su esposa, se declaró culpable de los cargos de violencia doméstica. Juan refiere que en la corte lo acusaron de golpear a su esposa, situación que el sostiene que no ocurrió, sin embargo, cumplió una condena de un año en la cárcel estatal de South Bay en Chula Vista, California. Posteriormente, una vez que cumplió el tiempo de su condena en esa prisión, fue trasladado a un centro de detención de ICE en el que permaneció durante tres meses. De ese periodo resalta lo siguiente en cuanto a la rutina diaria de la prisión:

13 Marina estadounidense 74

Mira, yo trabajaba ahí en la lavandería, me pagaban un $1.50 por día. A las 5 de la mañana te paraban para comer, a las 12 almorzar y a las 5 para cenar. Pero lo que pasaba ahí es que es muy caro, una llamada que quería hacer constaba 79 centavos y para ella estarme poniendo dinero, estar viendo a los niños, era muy difícil después de que gastamos 15 mil dólares en un abogado.

Deportación voluntaria (2017)

Una vez pasado el año de su condena, Juan fue trasladado a una oficina de migración en Otay, en donde durante tres meses estuvo peleando su caso. Sin embargo, fue advertido de que seguir esa vía implicaría una larga espera en prisión:

La juez me dijo si quieres que te mandemos al noveno circuito 14es un año de espera, lo que significa que no estas de acuerdo con la decisión del juez, pero implica estar encerrado un año, en Otay, se llama Court Civic la detención. En esa ocasión firmó una deportación voluntaria.

A raíz de ese desgaste económico, fue que Vicente prefirió firmar su deportación a inicios del año 2017. En ese momento, se planteó que dado que su hijo mayor pronto iba a entrar a la Marina de Estados Unidos, este podría solicitar un perdón familiar destinado para quienes sirven en esa institución:

Mi hijo tiene 19 años, el se metió a la Marina, en septiembre se va a la marina, se anotó para ir a los Marine, so el de ahí en dos años el me puede pedir. A los 21 años el me puede pedir, el va a entrar a la Marina por cuatro años, pero ya estando en la Marina me puede pedir. Mandan un perdón a Washington, y después de seis meses me mandan a pedir. Para que eso pueda suceder, Juan tiene que estar dos años sin entrar a Estados Unidos. Antes de ser deportado, recibió una advertencia clara por parte de una juez:

14 El noveno circuito es una corte de apelaciones en segunda instancia que corresponde a la costa oeste de los Estados Unidos (California, Nevada, Arizona, Oregon, y el estado de Washington). 75

“La juez me dijo que si entraba y me agarraban me iban a dar cinco años de sentencia.” Después, fue llevado a Tijuana: Me entregaron aquí en El Chaparral, nada más abren la puerta y te entregan a migración mexicana y ya

Intento por regresar a Estados Unidos y segunda deportación (Abril, 2018)

En abril de 2018, Juan intentó cruzar nuevamente a Estados Unidos. Pagó 100 dólares para que lo llevaran al muro fronterizo en Tecate, así describió ese episodio:

Me fui por Tecate, nos fuimos tres, ninguno es coyote. Pagué 100 dólares para que me llevaran al puro muro. Y me fui por Tecate, pasé 6 horas corriendo, y me agarraron, me detuvieron. Llegué al freeway 8 donde me iban a recoger pero me agarraron. Me detuvo migración me dijeron “dime la verdad ¿por qué lo hiciste? ¿Cuál fue la situación?” Le dije sabes que, mi esposa no está trabajando, tengo tres hijos, mi hijo se va a ir, y me dijo, me dijo, “vamos a ver que decide mi supervisor, por que aquí en tus datos dice que vas para seis meses detenido o un año”, so a mi me apartaron de todos cinco horas, cinco horas me tuvieron en un cuarto esperando a que llegara el supervisor, y ahí me puse a rezar, a pedirle a Dios… otra chanza, y al final, llegó el tiempo, llegaron las seis horas, llegó el vato, me llevó, me hizo la entrevista de migración y me dijo “sabes que te voy a dar una chanza, te vas a ir, te vas para México sales deportado hoy a las tres de la tarde, te voy a perdonar todo, no lo intentes otra vez” y me regresó, me deportó. No me puso cargos no me puso nada, solamente me dijo “no lo vuelvas a hacer, te dejo ir libre, por tu hijo que va a hacer eso…” (enlistarse en la Marina).

Las condiciones de ese cruce fueron totalmente distintas al que había tenido cuando migró siendo casi un niño hace más de 20 años:

Llegué a Tecate a las 10 de la mañana, esperamos hasta la 1 de la mañana para poder brincar, hasta que se quitaron las perreras, hasta que el lente no nos vió. Y ya cruzamos, cruzando todo el cerro, puras piedras, puras espinas, y esa noche que nos agarraron, agarraron como a setenta mas. A mi me impacto mucho, porque nunca lo había hecho, nunca había cruzado así y llevaba todas las emociones de mis morros, y uno por ir con la ilusión…no mides el peligro… no mide el peligro uno, y hay unos… unos barrancos enormes que vas corriendo tú en la noche. Y hay dos que llegaron con los tobillos quebrados, uno ya no podía caminar, el tobillo lo tenían que operar, otro se quebró sus costillas, uno se cayó bien duro, el muro está bien alto, el cerro, los peñascos enormes, espinados todos, mira todavía 76 no se me quitan las espinas de nopales , pero son muchas emociones, nunca pensé que iba a estar tan duro pa pasar, la mera verdad, y hay mucha gente que se queda en el camino. Yo por la emoción de querer ver a mis hijos, pero a la vez es tonto porque ya los veía por teléfono, por video llamada.

Quebranto y experiencia con la atención psicológica en la Casa del Migrante Al ser deportado a la ciudad de Tijuana, Juan refirió sentirse contento y a la vez confundido: contento por que te sientes libre, pero emocionalmente venia medio quebrantado por haber perdido mi caso, pero después aquí la psicóloga te hace reflexionar que lo mas importante eres tu ahorita, que tu familia está bien allá, anímicamente te levanta el animo (sic)…

Al llegar a la Casa del Migrante en Tijuana, todas las personas tienen una entrevista con la psicóloga, asimismo, se les hace una valoración médica. Según el testimonio de Juan, de esa valoración se deriva la decisión de establecer si necesitan medicamento para atender las situaciones de “tristeza”. Juan recuerda que él sólo requirió medicamento para un dolor de espalda producto de un accidente de trabajo en Estados Unidos. Posterior a la entrevista que tuvo con la psicóloga de la Casa del Migrante, fue canalizado a Narcóticos Anónimos. Juan fue adicto por siete años al cristal, y al momento de la entrevista dijo llevar un año y medio “limpio”: “…el tiempo que duré encerrado fue el tiempo que duré limpio, más el tiempo en migración y aquí”.

Ahí es para personas que quieres dejar de consumir drogas y consumir alcohol, ahí va una señora que consumía muchos medicamentos con receta (…) son fuertes las emociones porque es la primera vez que vienes saliendo, y no sabias con que encontrarte

En la Casa del Migrante fue la primera vez en su vida en la que Juan tuvo contacto con una psicóloga. Y a eso atribuye, en buena medida, haber encontrado un empleo en la albañilería y mantenerse alejado de las drogas., para concluir antes de ir a su sesión diaria en Narcóticos Anónimos, solo alcanza a decir que eso “está muy bien”. 77

4.5 Roger Edad 59 años Lugar de origen: Ciudad de México Lugar en e que vivió en Estados Unidos: Los Ángeles, California Tiempo que vivió en Estados Unidos: Durante los últimos 42 años entró y salió frecuentemente Escolaridad : High School Lugar de la entrevista: Albergue Juventud 2000, Tijuana

Proceso migratorio

Primer cruce (1975)

Roger migró a los Estados Unidos en el año de 1975 a partir de que empezó a tener problemas con la policía en la Ciudad de México. Por decisión de su madre, fue llevado a la ciudad de Los Ángeles, California a los 16 años de edad. No fue la primera vez que viajaba a aquella ciudad, ya que de acuerdo a su dicho, había tomado algunos cursos de inglés en con anterioridad. El de Roger es el único caso entre los que comprenden esta investigación en el que se presentó el hecho de que la trayectoria migratoria empezó cruzando con una visa de turista:

Gracias a Dios en ese tiempo tu podías ir a sacar tu visa y no cobraban ni un cinco, pero tenias que comprobar que eras de solvencia económica….cartas de recomendación, bueno, a mi no me pidieron tanto, nomas simplemente con la tarjetas de negocio de mi papá, ya vieron que era de inversiones e hipotecas, también lo de mi tío. En ese tiempo entregaban visas por un año, y ya después entregaron visas por 10 años, entonces yo fui uno de las personas que primero me acabe la de un año y ya después tuve la de 10 años, y con eso pasaba todo el tiempo.

Acceso a documentos de identidad en Estados Unidos

Roger llegó a Los Ángeles siendo menor de edad, sin embargo a los 16 años ya pudo empezar a obtener ciertos documentos de identidad en Estados Unidos. Acudió al Departamento de Motores y Vehículos (DMV) a tramitar una licencia, pero aprovechó para “americanizar su nombre”. De igual forma, aprovechando que dominaba el idioma inglés, decía cuando era

78 necesario, haber nacido en Los Ángeles para poder tener acceso a identificaciones oficiales:

En ese momento te creían el statement, no te hacían mayor pregunta, y si hablabas bien inglés te creían lo que les decías. Yo nunca sentí el racismo ese hispano mexicano, porque me preguntaban ¿tu dónde naciste? Y les decía que yo nací en California, aquí en Los Ángeles, y como hablaba inglés, y como cuando fui en la escuela, todavía no se me quita el acento ¿verdad? Pero muy pocas personas notan ese acento, entonces nunca me molestaron, yo me metía a este lado, me metía al otro. Por recomendación de su hermana, quién también vivía en Estados Unidos, Roger tramitó un número de seguridad social. Tuve dos papeles tan importantes como el social security y mi identificación de California, eso me hacía automáticamente ciudadano.

Gracias a dios yo no tuve nuca, a mi lo que me ayudo mucho era el nombre “Roger” que era muy americanizado. Técnicamente era yo americano, en ese momento tenia licencia de manejar y social security. Roger entraba y salía libremente con su pasaporte y su visa de 10 años. Podía yo entrar y salir a la hora que yo quería. Aquí es de suponer que “Roger” seguía usando su pasaporte mexicano y la visa de turista para entrar y salir de Estados Unidos, debido a que en sus documentos obtenidos en aquel país, aparecía un nombre distinto al que tenía en sus documentos mexicanos.

La amnistía Simpson-Mazzoly (1986) En 1986 Roger se acogió a la ley impulsada por el entonces presidente estadounidense Ronald Reagan. La iniciativa dio pie a que se pudieran reguarizar todos los migrantes sin un status migratorio legal que cumplieran con una serie de condiciones, entre las que se encontraban que pudieran comprobar haber vivido en Estados Unidos, al menos, cuatro años antes de la promulgación de la ley, pagar una multa y ponerse al corriente con el pago de sus impuestos. En ese momento sucedió que en el 84 Ronald Reagan puso por motivos políticos la amnistía que era Simpson-Mazzoly15

15 “El IRCA estaba compuesto por tres elementos. Reinstituyó un programa de trabajadores huésped tipo bracero al crear la categoría de visa H2-A. Penalizó a los patrones que contrataran trabajadores indocumentados (“sanciones a los empleadores”), y les exigió revisar el estado migratorio de cada trabajador. También estableció 79

Roger fue uno de los 3 millones de inmigrantes que pudieron regularizar su situación juridica en ese mometno. Sin embargo, es preciso señalar que al mismo tiempo que esa ley abrió la puerta a la legalización de un número importante de mexicanos, también impuso controles fronterizos mas severos para combatir la inmigración indocumentada, así como sanciones contra empleadores por contratar a trabajadores sin un status migratorio legal, Debido a la amnistía, Roger pudo tramitar su tarjeta de residente temporal. Pasando el término de su residencia temporal, después de unos años, en 1988 obtuvo su tarjeta de residente permanente, conocida popularmente como Green Card.

Trayectoria laboral

A lo largo de los más de 30 años que Roger vivió en Estados Unidos, tuvo diferentes empleos. Empezó a trabajar en una empresa de talleres mecánicos y refacciones automotrices en la que desempeñó distintos puestos, desde ayudante hasta gerente de una tienda. Posteriormente trabajó como carpintero en distintos lugares.

“Primer strike” (1995)

Experiencias de encarcelamiento en Estados Unidos (1995)

Durante el tiempo en el que vivió en Estados Unidos, Roger estuvo varías ocasiones en prisión, la que más recuerda se derivó de un episodio de violencia doméstica con su entonces esposa, a quien amenazó de muerte. Debido a eso, pasó nueve meses en una prisión de California. Al pedirle que narre su experiencia y las emociones que sintió durante ese periodo de tiempo, señala: un proceso de amnistía para los trabajadores indocumentados que hubieran permanecido en el país antes de 1982.” (Bacon, 1993, p. 22)

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Ahí en la cárcel te separan de un lado están los blancos y a ti como hispano te ponen con los afros, para ellos somos la basura, lo ultimo de nuestra generación. Entonces ellos te empiezan a dañar mentalmente, a decirte que “seguro tu esposa ya está con otro” mientras tu estas ahí adentro ¿si me explico?.

En ese periodo en prisión, menciona haberse sentido frustrado. Como una forma de ocuparse en algo, tomó talleres para distraerse en alguna actividad. Cabe señalar que debido a las constantes peleas y amenazas dirigidas a su pareja, le fue impuesta una orden de restricción para acercársele, sin embargo, dicha orden fue rota en diversas ocasiones, por lo cual, tuvo diversos incidentes con la policía de Los Ángeles.

Roger tenía una orden de restricción con su esposa, eso implicaba que no podía acercarse a ella, sin embargo, debido a que rompió dicha orden en diversas ocasiones, fue llamado por lo que identificó como el fiscal general de Los Ángeles.

Experiencia con terapia por violencia doméstica (1995)

Como consecuencia del proceso por violencia domestica y amenazas contra su esposa, Roger se vio obligado por un juez a cumplir con una terapia después de haber cumplido su condena en prisión:

Cuando tuve esa violación de violencia domestica tuve que ir 52 semanas a terapia, terapia de violencia domestica: Pregunta: ¿Cómo era esa terapia?: Ohh hijo de su pinche madre, con un maestro de psicología que te enseñaba los pasos a que en Estados Unidos a la mujer no la puedes atacar mentalmente, tienes que comportarte bien y que si te enojabas cuales eran los pasos para que se te quite ese diablo que tienes encima ¿verdad? Entonces mucho de eso me ayudó, porque yo me prendía rápido y como tengo el machismo mexicano entonces lo que hice y me funciono mucho cuando me provocaba ella o algo así me salía… 1, 2, 3 y ya contaba hasta 50 y me regresaba ya después de dos horas. 81

Deportación (Mayo de 2014)

I.C.E. lo detuvo después de haber salido de un arresto por haber roto la orden de restricción derivada del episodio de violencia doméstica con su pareja en 1995. Roger fue expulsado de Estados Unidos sin haber firmado ningún documento, ya que, derivado de una discusión con un agente de migración de origen afroamericano, al que Roger insultó, este simplemente ordenó que fuera llevado a Tijuana, sin seguir los procedimientos formales habituales asociados a un proceso deportación: Entonces vienen a entrevistarme estos vatos, les dije, ¡Hey! no pueden hacer nada en contra de mi, migración me dice “todavía tienes ese strike16”, y qué, tú no me puedes molestar, ya me puse a discutir con él y ya le dije ¿sabes qué? tráeme a tu supervisor. Y llegó un supervisor, un negrote, altote, hijo de su pinche madre, que no sabía hablar inglés, y luego ya lo regañé, lo maltraté: oye cabrón tu no puedes hablarme así, háblame bien, si no sabes hablar bien inglés te voy a arrancar tu pinche cara. Y luego se me quedaba así viendo como, “este wey ¿Qué onda?” Sí yo te puedo maltratar así como quiera wey, tú no me estas hablando bien, yo no te entiendo ni madres. Y luego le digo –mira, si sigues molestando cabrón, voy a llamar a Tarzán Y todavía se queda así incrédulo y me preguntó “¿Y quién es Tarzán?” ¡El rey de la selva!, entonces se encabronó y nomás dijo, “¡Llévenselo para Tijuana!”.

De Los Ángeles me traen en un carro de migración a mi solito. Les dije, me tienen que soltar, ellos me decían “estoy obedeciendo órdenes, insultaste a mi jefe y tenemos que hacer esto, ya cuando estés allá arreglas tu situación.

Después de cuatro años de haber regresado a México, sigue analizando las opciones para regresar a Estados Unidos. Se ha planteado entrar con sus documentos de residencia, los cuales le pueden ser traídos por sus familiares, pero eso implica un riesgo si intenta cruzar y las autoridades ven que hay un registro de su último strike al haber insultado a un agente de migración. Otra opción que se ha planteado es hacerse pasar por algún familiar con el que tenga parecido físico. Mientras tanto vive en un albergue, en el que de vez en cuando piensa en el coraje de haber sido deportado.

16 Refiriéndose al episodio de violencia y amenazas a su esposa en 1995. 82

Al respecto de las emociones a las que asocia su expulsión de Estados Unidos, relata que al llegar a México lo que sintió fue coraje:

Sí lloré y me dio coraje, dije, hijos de su pinche madre, después de tantos años. Aún así que me hayan deportado, aun así que tenga castigo y voy a esperar porque yo no puedo vivir aquí en México.

Regreso a México (Mayo de 2014)

Una vez en Tijuana, Roger vivió en la Casa del Migrante en Tijuana durante tres meses, estando ahí, consiguió trabajo y posteriormente se independizó. Para Roger los días y semanas posteriores a su deportación estuvieron marcados por el coraje y el enojo con las autoridades mexicanas según su propio relato,, al tener que realizar distintos trámites, cómo su CURP (Clave Única de Registro de Población) o su credencial de elector. Y encontrarse con lo que definió como trabas burocráticas derivadas de la ineptitud de los funcionarios.

Me da un coraje tremendo, porque siendo mexicano uno va al Palacio Municipal al sacar mi IFE, mi CURP, entonces yo ya quería mi IFE porque me dijo mi hermano aquí no puedes andar con tu licencia de Estados Unidos porque aquí no es valida.

Un episodio importante de ese coraje se dio en una ocasión en la que fue al Palacio Municipal de Tijuana: a realizar un trámite relacionado con su CURP:

En ese entonces tenias que sacar tu CURP para tener un teléfono y no tener documentos fue quizás la principal complicación, entonces fui al Palacio Municipal y no me quisieron resolver, entonces les empecé a gritar, en su cara que eran unos inútiles sinvergüenzas, saqué mis frustraciones es lo que me ayudó, decírselos en su cara, ya después lo maltrataba cada vez que iba.

Al preguntarle sobre si se deprimió durante su regreso a México, Roger dijo que lo que sintió más que tristeza, fue un coraje por no poder estar en Estados Unidos.

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Asistencia psicológica después de la deportación (2014)

Una vez que llegó a Tijuana, Roger fue llevado por el Grupo Beta del INM a la Casa del Migrante A.C. Al llegar a la institución, habló con la psicóloga que labora ahí:

Cuando estaba en la Casa del Migrante, la de la colonia Postal ahí había una psicóloga y sí, te digo, es un relax que tenías, podías verla si querías todos los días, todo eso, entonces yo llegaba con ello y había preguntas y me recibía, platicaba conmigo.

Pregunta: ¿Qué piensa hacer en el futuro? :

Ahhh (hace una mueca de descontento) Regresar a México, es el mismo caso, te expliqué lo que me dijo mi padre y es ahora que apenas entiendo… “¿Cómo vas a cambiar el caviar por los frijoles?

4.6 Ana Laura Edad: 42 años Lugar de origen: Ciudad de México Escolaridad: Preparatoria (Abierta, cursada en Estados Unido) Estado civil: Divorciada Ciudad en la que vivió en Estados Unidos: Chicago, Illinois Tiempo de residencia en Estados Unidos: 16 años

Debido a problema económicos y a las dificultades a los que se enfrentó en México, Ana Laura decidió migrar a Estados Unidos a los 21 años de edad.

Proceso migratorio

Intentos fallidos de cruzar a Estados Unidos (2001).

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Ana tuvo dos intentos fallidos antes de poder viajar a Chicago. En esos intentos, fue detenida en la frontera, llevada a un centro de detención y deportada de manera inmediata. Sobre estas dos experiencias no brindó mayores detalles. Primer cruce exitoso a Estados Unidos (2001)

Posteriormente tuvo un tercer intento. Contrato un coyote que la pasó en la cajuela de un vehículo por el cruce de Tijuana y San Diego. Las emociones que asocia con aquel momento las describió así:

Sentía mucho medio, muchos nervios, pero tenia que ir tranquila, entonces no me podía mover, fueron como dos horas ahí metida, iba con mucho miedo, muchos nervios y ansiedad. Ya cuando logramos pasar ya me sentía contenta, emocionada, contenta de haber pasado al otro lado. Me pasaron por una cajuela íbamos cuatro personas

Trayectoria laboral

Ana trabajó en una tienda se segunda mano, ahí estuvo laborando durante 12 años, del 2002 a 2013. Posteriormente trabajó en una fábrica de dulces y en otra de cosméticos. Su trayectoria laboral la combinó durante sus últimos años en Estados Unidos con el activismo en una organización que promueve los derechos laborales de trabajadores en situación de vulnerabilidad social, principalmente migrantes latinos.

Segundo cruce (2002)

Ana regresó a México en el año 2002 debido a un problema familiar. Ese mismo año regresó a Estados Unidos, en esa ocasión contrató a un coyote, quien haciéndola pasar como miembro de una familia estadounidense, utilizando documentos de otra persona a la que se pareciera físicamente, la cruzó por la garita del Chaparral, en Tijuana. En esa ocasión, se dirigió nuevamente a la ciudad de Chicago.

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Situación familiar

Ana tiene seis hijos. Cuatro de ellos los tuvo en México antes de migrar y en Estados Unidos tuvo dos. Ana se divorció de su pareja, un ciudadano estadounidense a quien conoció en Chicago. Ana cuenta que lo más difícil fue separarse de sus hijos, aunque consideraba que haber migrado era por el bien de ellos. Inicialmente pensaba que era temporal, pero a la postre abandonó esa idea. Ana empezó a ser activista a raíz de los abusos laborales a los que se enfrentaron ella y sus compañeras en la tienda en la que laboraba. Se vinculó con una organización en Chicago con la que tomó un taller de derechos laborales, al que también invitó a sus compañeras. Derivado de esto, Ana fue despedida de su empleo en la tienda. Posteriormente, mientras trabajaba en una fábrica de dulces y en una de cosméticos, se dio cuenta que los abusos eran generalizados en los espacios laborales. Ella estaba cargo de los talleres de derecho laboral en una organización civil, le pagaban mediante una beca ya que no podía ser contratada formalmente debido a que no tenía documentos.

Adaptación

Para Ana no fue difícil adaptarse a la vida de Estados Unidos, ya que le gustaba mucho. Quería adaptarme más, quería ser parte de Estados Unidos lo más que se pudiera

Deportación (Septiembre, 2016)

“La aerolínea actuó como agente de migración” Ana fue deportada en septiembre del año 2016, cuando al abordar un vuelo comercial con destino a la Ciudad de México, fue abordada por agentes de migración quienes le hicieron firmar una hoja de salida voluntaria. De tall forma, Ana fue deportada en el mismo vuelo en el 86 que planeaba regresar a México temporalmente.

Mientras trabajaba en una organización civil encargada de promover los derechos laborales para migrantes en Chicago, Ana exploró la posibilidad de legalizar su situación migratoria. El primer paso para aspirar a regresar con documentos a Estados Unidos era salir por un tiempo del país, por lo que Ana decidió comprar un boleto de avión para viajar a la Ciudad de México: Estaba yo muy contenta viviendo mi sueño americano, pero no podía arreglar mis documentos y eso era siempre era un problema, quería yo seguir trabajando, seguir creciendo, y por más que buscaba opciones no había michas realmente para arreglar mis documentos, y es como pues surge ahí la idea de que con por medio del apoyo de esas mismas organizaciones, que me ayudaran, como no tengo ningún tipo de record criminal nunca tuve un ticket de transito, ni nada por el estilo, de alguna manera pensé que aunque era arriesgado, porque para eso yo tenia que salir de Estados Unidos, dije bueno, tengo más cosas a mi favor que en mi contra.

Fue entonces que al momento de querer abordar el avión fue detenida y forzada a firmar su deportación voluntaria. Fui de las ultimas en entrar por que me estaba despidiendo de mis hijos, ya para abordar vi a dos agentes de migración, me espanté pero dije ya me voy no creo que sea por mi, en cuanto me ven me piden mis documentos, les enseño mi pasaporte Me hacen preguntas, me dicen que si tengo deportaciones, checan mis huellas y salen esas agarradas en la frontera. Hacen un papepleo, no me dejan hablarle al consulado. Yo firme pensando que me iban a llevar a un centro de detención, ya hasta que estuve en el avión estaba yo en shock completamente me di cuenta que firmé un papel en el que rehusaba a pelear mi caso. Todo fue muy rápido, en menos de media hora. El avión me esperó incluso. La aerolínea actuó como agente de migración.

Ana firmó sin saberlo un documento en el qua además renunciaba a “pelear” su caso”. De igual forma, en ese documento aceptaba salir voluntariamente de Estados Unidos con una penalización de 20 años sin poder regresar. Respecto al trato recibido por los agentes de migración, recuerda: “Los agentes del ICE son fríos, no te dejan hablar, tampoco me permitieron tener asistencia consular. Todo fue muy muy rápido.”. 87

Llegada a México (2016)

“Llegando a la Ciudad de México me quiero bajar del avión y entonces una azafata me dice que me tengo que esperar, entonces me “entrega” a un funcionario de migración quien simplemente verificó que yo fuera mexicana. Ya cuando bajé del avión estaba en shock.”

Vergüenza

Cuando recuerda su sentir durante el vuelo de regreso a México, Ana mencionó lo siguiente:

Durante el vuelo estaba llena de vergüenza, porque todos los pasajeros se dieron cuenta entonces si fue bastante vergonzoso. No creía que eso estaba pasando, sinceramente no lo creía. No les dije a mis hijos que me habían deportado, es algo que callé por varios días y semanas.

Las sensaciones de vergüenza resultan ser un elemento común a las experiencias de la deportación. Ese sentimiento representa una de las expresiones más acabadas de la efectividad del régimen global de deportación, en tanto productor de subjetividades colectivas que los individuos asumen como propias a su ser y no como producto de condicionamientos estructurales que los estigmatizan al no haber cumplido con una expectativa de éxito en su proyecto migratoria, lo cual los lleva a sentir esa vergüenza como una condición propia de su deportación.

Vergüenza de haber “fracasado” en su intento de permanecer en el “otro lado”. Vergüenza de no poder subsistir en un lugar tan ajeno llamado México. Vergüenza de ser señalados, marcados, estigmatizados, por “hablar raro”, por ser “pochos”, por haber migrado.

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Experiencia de tratamiento de depresión y ansiedad a su regreso a Ciudad de México (2016- 2017)

Al regresar a México, lo que más sentía Ana era “Mucho dolor, pero tenía mucho coraje.”. “Esas ganas de llorar, esa tristeza, no encontrarle sentido a la vida”.

Si bien no acudió a ningún psicólogo o psiquiatra derivado de la depresión que sentía, Ana acudió con una medico homeópata, quien le recetó unas pastillas, cuyo nombre no recuerda, para tratar sus problemas de depresión y ansiedad. Estuvo aproximadamente un año tomando dicha medicina, la cual asegura, la ayudó a sentirse mejor. 4.6.8.4 Un grupo de autoayuda

La experiencia que tuvo como activista en Chicago llevó a Ana a formar el colectivo Deportados Unidos en la Lucha, el cual brinda apoyo a las personas que son deportadas a la Ciudad de México. Ana conoció a más personas deportadas en un evento de entrega simbólica del programa del seguro de desempleo en la Ciudad de México. Al principio, organizaron juntas semanales afuera del Museo Franz Meyer, los cuales para Ana tenían la función de un grupo de autoayuda, en el que mediante una “terapia grupal”, los participantes, todos deportados, compartían y sacaban sus “quejas”, experiencias y añoranzas de la vida en Estados Unidos.

Experimentar la deportación siendo mujer

Al cuestionar a Ana respecto a si consideraba que había una particularidad en su experiencia de deportación por ser mujer, contesta tajante: “A todos nos tratan igual”. Sin embargo, es de resaltar que algo en lo que sí consideró estar en desventaja es que al ser esposa de un ciudadano estadounidense, que fue su pareja durante gran parte de su estadía en Estados Unidos, este utilizo la posibilidad de “ayudarle” a regularizar su situación migratoria, por ser su esposo, como un mecanismo de control, y coerción. En ese sentido, es posible suponer que las mujeres si viven diversas condiciones particulares de vulnerabilidad en un contexto de violencia de género que también se hacen presentes en los procesos migratorios. Aunque como también se ha documentado, tienen herramientas más efectivas para enfrentarse 89 a la violencia domestica en Estados Unidos.

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CAPÍTULO V: ANÁLISIS

El objetivo de este capitulo es exponer el análisis cualitativo de las trayectorias de seis personas que fueron deportadas a México a partir de tres ejes, los cuales se derivan del enfoque teórico planteado anteriormente: 1. Los procesos de castigo que vivieron los participantes durante su experiencia de deportación y las emociones que asocian a momentos específicos de su retorno forzado a México 2. El posible vinculo entre las emociones especificas sentidas por los participantes a lo largo del proceso de deportación y en su caso, las formas especifcas de castigo y disciplinamiento que vivieron el contexto en el que se presentaron, marcado por la discriminación y el racismo. El análisis aquí expuesto se orienta a indagar sobre la experiencia subjetiva de los participantes de la investigaciín, a través de las propias narraciones de episodios específicos en su proceso migratorio, particularmente la deportación, atravesadas por el papel del castigo y la disciplina y sus manifestaciones en el binomio cuerpo/emociones. El castigo, visto como la penalidad aplicada al cuerpo con el fin de resaltar la norma, en el caso de los migrantes indocumentados, opera como un mecanismo de expulsión más que de normalización.

5.1 Castigo El castigo como expulsión “¡Vete de mi país!”, le gritó un agente del ICE a Adán mientras estaba recluido en un centro de detención en Las Vegas previo a ser deportado. “Llévenselo para Tijuana!”, fue la orden de un agente migratorio para deportar a Roger, aún residiendo de manera legal en Estados Unidos. La expulsión, no solamente en terminos fisicos, sino con todos los significados que ella conlleva desde la antuguedad, asociados a la muerte política, al destierro de corporalidades monstruosas y más recientemente, al desecho de aliens o extranjeros indeseables, continua funcionando como principal lógica del castigo de la deportación. Mecanismo de exclusión, afirmación de la norma, sí, pero no con el objetivo de reformar a quien la rompió, sino con el único objetivo dedesahcerde de todo aquel que rompió una ley, la deportación, con todas sus tecnologías de encierro y coerción con las que va

91 acompañada, sigue respondiendo a esa simple lógica del castigo soberano: la expulsión de lo monstruoso. La función de la deportación como un castigo que busca simplemente la expulsión del extranjero, entendida de manera abstracta, implica, como ya se mencionó, un mecanismo discursivo y axiológico de diferenciación que busca establecer la legitimidad de determinados status anclados a ordenes sociales en contextos específicos. El castigo como exclusión Como ya se ha mencionado, una de las funciones otorgadas al castigo en la sociedad disciplinaria es la de excluir. Dicha función se vale de la vergüenza, el escandalo y la humillación para exhibir a quien es merecedor del castigo. De ejemplo, sirva lo dicho por Vicente: El mismo proceso, esos procesos duran toda la noche, que según ellos es para ver a las enfermeras, para hacer papeleo, darnos ropa, darnos muchas atenciones que… también somos humillados, porque ellos nos llevan de un lugar a otro, nos dicen que nos tenemos que bañar entrando a la prisión, nos quitan toda la ropa, nos dicen que tenemos que estar desnudos, nos humillan, nos hacen que nos reclinemos, más que nada se podría decir empinados, abrir nuestras partes, digamos, genitales, abrir nuestras partes digamos de nuestros glúteos de atrás y toser, y ellos tienen que ver todas nuestras partes para ver supuestamente que no llevamos nada nada, pero eso es una humillación ante un ser humano, que pasamos esa humillación como seres humanos que nos ven así.

“…también ellos nos dicen que no tenemos derecho a estar en sus países, que nos regresemos a nuestro país…”, recuerda Vicente al ser cuestionado sobre el trato de los agentes migratorios durante una de las muchas reclusiones que vivió en Estados Unidos. Hablando de la migración y el régimen jurídico que la regula en Estados Unidos, entonces, es posible afirmar que la el castigo también opera mediante la operación de un dispositivo semiótico que a partir de un discurso juridico, produce la etiquetación de personas dentro de la categoría de migrante indocumentado o ilegal . En los hechos, dichas etiquetas o categorizaciones de orden jurídico son utilizadas por los agentes migratorios para determinar, más allá de la culminación de cualquier proceso formal, que existencias carecen de derechos a haber entrado de una manera ilegítima a su territorio, en este caso, Estados Unidos. Así, este proceso de subjetivación, mediante un dispositivo que se basa en el establecimiento categorías binarias y mutuamente excluyentes, crea un adentro y un afuera que opera no solamente en el ámbito del discurso, por el contrario, tiene consecuencias palpables en las biografías de 92 personas que experimentan la deportación, las cuales son consideradas expulsables al momento de ser considerados aliens en un territorio en el que carecen de reconocimiento. Partimos de la idea de que la deportación y los mecanismos de castigo y disciplinamiento que forman parte de la experiencia de la deportación trascienden la dimensión meramente individual y reflejan una pequeña parte de todo una red de ejercicio de poder que a su vez tiene una intencionalidad , al ser un elemento que busca limitar la entrada de migrantes indocumentados a que tendría como propósito disuadir , es decir, busca mandar un mensaje a quienes consideran inmigrar de manera indocumentada a Estados Unidos, dejando claras las posibles consecuencias que hacerlo podría tener en sus vidas, las cuales van desde la detención por un tiempo indefinido, hasta la separación familiar, tal como ha quedado de manifiesto con la reciente crisis respecto a la separación de niños que migraban con sus padres a Estados Unidos.

Con base el la reconstrucción de los episodios biográficos referidos a su deportación, es de resaltar la importancia del papel que tuvo la detención y el encierro en la configuración de la experiencia subjetiva de los participantes antes y después de ser expulsados. En su mayoría, las personas fueron recluidas en centros de detención o cárceles previamente a ser deportadas, dependiendo del motivo que detonó el inició de su deportación. Es de resaltar que en su mayoría, las personas que fueron entrevistadas cumplieron alguna condena por haber cometido un delito durante su estancia en Estados Unidos. Ya sea en prisión o en algún centro de detención, las personas entrevistadas, dijeron haber sido humilladas y sometidas a distintos procedimientos y tratos que los hacían sentir mal emocionalmente. Algunos elementos del disciplinamiento (principalmente orientados al control del cuerpo), castigo y encierro parecen siempre ir de la mano cuando las personas hablan de su proceso de deportación. Todos ellos, aún estando en un centro de detención exclusivo para inmigrantes indocumentados, fueron objeto de regulaciones estrictas que iban orientadas a controlar en el tiempo y el espacio cada una de sus acciones: horarios estrictos para levantarse y dormir, uso de uniformes, racionalización del alimento, encadenamiento y uso de otros mecanismos de sujeción corporal (esposas o la amenaza del uso camisas de fuerza), entre otros, son recordados por los participantes.

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En el caso de las personas que fueron deportadas vía aérea a la Ciudad de México, el castigo, en su función coercitiva, estuvo presente hasta pocos minutos antes de aterrizar en suelo mexicano, ya que en los relatos expuestos mencionaron las condiciones en las que son tratados durante el viaje de regreso a México, el cual viven todo el tiempo encadenados y con esposas, mientras son objeto de amenzas verbales por parte del personal de vigilancia estadounidense (Marshals) que se encargan de monitorear presencialmente esos vuelos. La narración de Vicente lo describe de la siguiente forma: “Todo el tiempo somos llevados en cautiverio con cadenas como animales. Nos encadenan los pies, nos encadenan el estómago, nos encadenan las manos y todo. Nos ponen con cadenas alrededor del estómago y todo, como si fuéramos personas que fuéramos esclavos, bien encadenados, subidos al avión, que… así sean dos o tres horas de vuelo vamos encadenados, que no podamos ni levantarnos

Así, en cada uno de ellos, cuerpo y emociones reflejaron la forma en la que un contexto de persecución y desvalorización moldea el sentir individual , lo cual a su vez tuvo consecuencias en las el bienestar emocional de las personas que participaron en esta investigación, al verse privados en su regreso a México de certezas respecto a sus proyectos de vida.

El castigo como humillación La humllación busca establecer una suerte de espectaculo público para afirmar una norma. Así, quien es sujeto de la humillación encarna a la vez, la advertencia viva del escarnio que le espera a quien pretenda cometer una falta. En el caso de la deportación, la humillación se presenta en distintos niveles: desde el nivel de la enunciación (“¡Vete!”, “¡Lárgate!” “No nos puedes ver, agacha la cabeza”) hasta la vejación corporal, la revisión minuciosa de los genitales, la exhibición de la desnudez, ante la autoridad, por ejemplo:

El mismo proceso, esos procesos duran toda la noche, que según ellos es para ver a las enfermeras, para hacer papeleo, darnos ropa, darnos muchas atenciones que… también somos humillados, porque ellos nos llevan de un lugar a otro, nos dicen que nos tenemos que bañar entrando a la prisión, nos

94 quitan toda la ropa, nos dicen que tenemos que estar desnudos, nos humillan, nos hacen que nos reclinemos, más que nada se podría decir empinados, abrir nuestras partes, digamos, genitales, abrir nuestras partes digamos de nuestros glúteos de atrás y toser, y ellos tienen que ver todas nuestras partes para ver supuestamente que no llevamos nada nada, pero eso es una humillación ante un ser humano, que pasamos esa humillación como seres humanos que nos ven así.

Y ya cuando yo fui llevado a la Ciudad de México volamos todavía sobre territorio mexicano y ya toda la gente empezaron a reclamar a ellos, diciéndoles, bueno, ustedes tienen jurisdicción sobre su país pero ya estamos volando sobre el país mexicano, y ustedes tienen que quitarnos las cadenas. Y nos las quitan poco antes de llegar a México. Somos humillados, somos torturados de esa manera y a ellos no les importa, no tienen corazón.”

5.2 Disciplinamiento El disciplinamiento, entendido principalmente como un proceso de continuo control corporal que busca el dominio y la intervención en el ámbito mismo de la individualidad humana se refleja en distintos momentos de la deportación, principalmente cuando los migrantes son detenidos y llevados a una cárcel o a un centro de detención exclusivo para migrantes indocumentados. Sometimiento físico expresado en el encadenamiento, registro personal y la amenza cumplida de ser expulsado. Dicho proceso se observa sobretodo en quienes cumplieron condenas previos a ser deportados a México. El disciplinamiento, asumido como los modos de ejercicio de poder orientados a controlar el cuerpo, siempre fue acompañado de acciones que iban dirigidas a desvalorizar la humanidad de los participantes. Por ejemplo, Vicente recordó algunas de las cosas que las autoridades le decían mientras esperaba la resolución judicial de su caso en una cárcel: “…también ellos nos dicen que no tenemos derecho a estar en sus países, que nos regresemos a nuestro país…”.

Solo las mentes y los cuerpos disciplinadas pueden garantizar la necesidades de la producción del capitalismo, la aceptación de las normas impuestas por el disciplinamiento, sin embargo, implica que quienes son objeto de ella gocen de un reconocimiento jurídico que les permita que la ley les sea aplicable.

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5.3 Emociones Esta parte del análisis se centra en las emociones que fueron recurrentemente mencionadas en las entrevistas con base en las que se llevó a cabo la reconstrucción de trayectorias: miedo, desarrago incertidumbre y tristeza.

Desarraigo El desarraigo se presenta cuando una persona que ha creado fuertes vínculos debido al tiempo que ha pasado en un lugar, es obligada a dejarlo y debido a ello es separada de las redes , vínculos afectivos y materiales de su entorno cotidiano. El caso de las personas deportadas que entran dentro de la categoría removal, es decir, todos aquellos que son expulsados desde el interior de Estados Unidos luego de haber residido una temporada considerable en ese país, es un buen ejemplo de ello. Vicente, Adán, Jesús, Juan, Roger y Ana Laura caen dentro de esta última categoría, y todos ellos dijeron haber sentido emociones asociadas a la tristeza por tener que dejar de manera intempestiva su hogar en Estados Unidos, entre las cuales se encuentra la nostalgia, frustración y la angustia. Ser expulsados del lugar en el que ya estaban asentados para llegar a un país en el que a pesar de haber nacido ahí, dejó de ser su casa hace mucho tiempo, significa exponerse a una situación de vulnerabilidad al retorno, ya que se enfrentan a los problemas asociados a la falta de documentación, la inestabilidad económica y las dificultades para encontrar casa y empleo en México,. El principal hallazgo de los datos anteriormente expuestos es que los participantes vivieron un tiempo considerable en Estados Unidos. En promedio, cada uno de los seis participantes, vivió durante 23 años en aquel país. Lo anterior resulta importante, ya que se trata de personas que al ser deportadas, dejaron en Estados Unidos redes de apoyo, familia, amigos, trabajos y patrimonios ya consolidados, por lo que la deportación significó un evento con consecuencias emocionales vinculadas al desarraigo, producido por el hecho de haber sido expulsados de un país que ya era su casa. Por ejemplo, Adán dejó a su esposa y una hija, Jesús fue separado de su esposa esperando a su primer hijo, Vicente perdió a sus dos hijas y a su esposa al ser deportado, Ana Laura se vio forzada a separarse de dos de sus hijos que se quedaron en Chicago.

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El caso de Vicente ejemplifica cómo la separación familiar que frecuentemente está implícita en una deportación, ya sea temporal o definitiva, así como la pérdida material (patrimonio y bienes), resultan hechos traumáticos en el proceso de expulsión De Estados Unidos:

Al ser deportado perdí toda mi familia, perdí mi casa, perdí mis cosas, perdí todo lo mas valioso que una persona puede tener que vale mucho como fotos, como papeles de sus hijos, como ropa, muebles, todo lo que uno tiene que uno ya ha ganado y uno pierde. Y pierdo todo eso por que al ser deportado yo ya no puedo regresar y no se puede sostener mi esposa ni mis hijas, entonces pierdo todo casa todo y me destruyen la vida al ser separado de mis hijas y mi esposa. Y no les quedo más remedio a mi esposa y mis hijas que seguirme hacia México. Mi mente es que me había separado y destrozado de mi familia. Es como una persona, yo lo dibujo así, cómo una persona que está durmiendo y al otro día despierta sin piernas, sin pies. Así es de ese tamaño el dolor.

Miedo El miedo es un sentimiento de angustia ante un riesgo real o imaginario. El miedo resultó ser un elemento común que marcó la experiencia migratoria de los participantes de esta investigación. Definido como una “sensación de angustia provocada por la presencia de un peligro real o imaginario”, el miedo estuvo presente en las experiencias individuales de los entrevistados, particularmente cuando se referían al trato y las palabras dichas por las autoridades con las que trataban cuando eran detenidos previo a su deportación:

Me llevaron esposado, encadenado de los pies y las manos, y ya cuando estas en los separos del ICE te van hablando por tu nombre, te dicen que vas a venir con un juez tal día a ver que te dice, si te vas deportado o no te vas deportado, te empiezan a meter miedo. Hay gente del ICE que no tienen que estar ahí ellos también te quieren obligar a firmar un documento. (Adán J, 2018) Para todos ellos, la posibilidad de enfrentarse a la deportación también fue una situación continua que hizo que el estilo de vida y los proyectos vitales sean siempre relativamente endebles, tambaleantes y poco solidos, con precauciones y a menudo eclipsados por un terror 97 difuso pero siempre presente: el miedo a ser detectado, aprehendido, detenido, y expulsado.

Incertidumbre

La incertidumbre, es decir, la falta de certezas respecto a su futuro inmediato en Estados Unidos debido a su status migratorio, fue una de las emociones que los participantes mencionaron de manera recurrente en las entrevistas que sustentaron la parte empírica de esta investigación.

Para De Genova y Peutz, “…la incertidumbre representa un aspecto integral de un contemporáneo “ régimen de expulsión ” dentro de los EE.UU., en el que las prácticas disciplinarias “[hacen] a ciertas poblaciones deportables ”( De Genova & Keutz, 2010, p. 21 ).

La posibilidad siempre imprevisible de deportación se convirtió en un horizonte definitorio para las vidas de las personas entrevistadas. Esta posibilidad, además, hace que vivan en una condición de vulnerabilidad que se prolonga de manera indefinida mientras vivieron en Estados Unidos, y funciona a traves de lo impredecible. La posibilidad de ser deportados se conviente así en espectro complejo y variado de formas en que la vida cotidiana se llena de sentimientos de precariedad, desigualdad e incertidumbre. Posterior a ser deportados, la incertidumbre se convierte en una emoción a la que, de distintas formas, se refirieron los participantes en esta investigación. La incertidumbre al retornar a México, responde a multiples factores ligados al hecho de que quinees son deportados después de haber pasado una larga temprada en Estados Unidos son separados de manera imprvista de todas sus redes. El retorno, implica para los deportados, enfrentarse a un escenario inedito en un país en el que no se desean estar, en el que ya no se ven, pero al que sin embargo, se ven obligados a regresar con una pregunta en la cabeza: ¿Qué va a pasar?. Como ejemplo, sirva lo dicho por Adán: ¿Qué sentí? pues dije ¿Qué voy a hacer aquí en México? Mi esposa está allá, mi vida. Cuando bajé del avión dije “ya estoy aquí en México ¿Qué va a pasar? “ Cuando salí nunca me imaginé que iba a estar mi hermano y mi sobrina, y empecé a llorar enfrente de mi sobrina y 98 me dijo “tío no llores, ya estás aquí, estas bien”, le dije “no sabes lo que es dejar a la persona que amas allá”, mi hermano me dijo, “ya ni modo, te tocó y te tocó… Derrota La derrota, es una de las emociones que frecuentemente se liga a lo que sienten las personas deportadas a México. La derrota surge en la brecha que se crea entre una expectativa socialmente esperada y una realidad inexorable. El deportado se siente derrotado por que fracasó en su objetivo, la derrota del deportado es la expresión que describe, desde el afuera, el estigma de ser el portador de un proyecto trunco. Quien es deportado, encarna y materializa la imposibilidad de permanecer “del otro lado”, e interioriza el inevitable sentimiento de quien perdíó una partida. Así describió Jesús su sentir al volver a México:

Te lo voy a describir en tres palabras, la principal te digo es tristeza, la segunda es impotencia, la tercera es el sentimiento de… me siento derrotado hasta cierto punto. Me siento derrotado de que, de que dejo a mi familia. Y ahora viendo las trabas que hay aquí, no sé siento hasta indescriptible, desesperación, frustración.

En el análisis global de las trayectorias migrantes de los participantes se encuentran algunas regularidades, que sin embargo, no son permiten llegar a resultados estadisticamente representativos dada las carácteristocas de ma muestra con la que se trabajó encontradas en otros casos, respecto, la relación entre episodios que podríamos definir como traumáticos, que a su vez se vinculan estrechamente con la sensación de tristeza y depresión, se muestra fuertemente en los momentos de encarcelamiento a los que se enfrentas los migrantes. De igual forma, pese a que muchos auto asumen que se encontraron bajo procesos de lo que coloquialmente se llama depresión, se niegan a recibir una atención especializada en las cárceles, debido al temor a que esta implique desventajas adicionales en los momentos de encierro

La detención indefinida a la que son sometidos en ocasiones los migrantes previo a su deportación, ese cautiverio que nunca termina, tal como lo definió Vicente, se enmarca

99 dentro de las formas en las que el estado de excepción post 11 de septiembre, decretado en Estados Unidos por George w. Bush, y normalizado por las siguientes administraciones, estableció toda un mecanismo de deshumanización de los sujetos detenidos, cuyo paradigma es la cárcel de Guantánamo, pero cuyo modelo de aplicación ha trascendido diversas esferas de la “seguridad nacional” y hoy opera también como una práctica cotidiana del sistema punitivo que se encarga de la persecución de la inmigración indocumentada La deshumanización efectuada por la "detención indefinida" hace uso de un cuadro étnico para concebir quién será humano y quién no. No obstante, la política de una "detención indefinida" produce una esfera de encarcelamiento y castigo no constreñido por ninguna ley excepto por aquellas creadas ejecutadas por instituciones como el ICE. En el caso de la unica persona entrevistada que gozaba de un status de residencia reconocido legalmente previo a su deportación, se clarifica la lfunción de la disciplina como tecnica de corrección de la conducta desviada tendiente a normalizar a traves de penas como elos juicios recurrentes, encierro, o el tratamiento psicologico, ya que al gozar del reconocimiento de una condición de ciudadania, la virtualidad en la que busca operar la disciplina cobra sentido.

5.4 Cuerpo Al hacer el análisis de los testimonios de los participantes, es de resaltar el papel que otorgan a sus corporalidades en su proceso de expulsión. Ya sea mediante la sujeción, el sometimiento o la amenaza, el cuerpo fue vehículo no solo de los castigos y las distintas tácticas disciplinares a las que se enfrentaron, si no del simulacro mismo de su permanencia. También el cuerpo resulta el lugar de la inscripción, ya sea mediante cicatrices físicas o emocionales, de momentos específicos que significaron momentos límite en las trayectorias de los deportados. . Así, Vicente recuerda el dolor de las cadenas en sus tobillos y estomago. Adán, la forma en la que iba totalmente inmovilizado durante su regreso, Jesús, las cicatrices en su cuerpo producto de su difícil proceso de cruce en una camioneta. Todo se reduce en la deportacióna la anulación del primer y más importante territorio, el cuerpo. Una vez despojado de su condición de humanidad , es más fácil crear las condiciones que reduzcan cualquier capacidad de resistencia 100

CAPÍTULO VI: CONCLUSIONES

Sólo gracias a aquellos sin esperanza nos es dada la esperanza Walter Benjamin Acercarse a las emociones que sienten las personas deportadas a México en un contexto contemporáneo permitió acercarnos a una dimensión poco explorada del retorno forzado a México. El abordaje desde el análisis de las emociones en las personas deportadas, permite complementar a aquellos enfoques que se encargan de darle un cauce médico a los malestares que presentan las personas al ser devueltas a México, otorgando información adicional sobre el estado en el que se encuentran al retorno. Las emociones, en tanto expresión social de procesos amplios, nos dejan ver la complejidad que en un contexto marcado por el odio, el racismo y la xenofobia tiene el retorno a México. En ese sentido, es un reto que los sistemas de atención humanitaria de asistencia a las personas deportadas abarquen cada vez más ámbitos que permitan entender la situación en la que se encuentran las personas que son deportadas.

Una de las limitantes de esta investigación es que al no tener una muestra estadísticamente representativa, no permite hacer generalizaciones respecto al impacto real que tienen las distintas formas de disciplinamiento de la que son objeto las personas deportadas durante su proceso de expulsión, aunque sirvió como un primer acercamiento para indagar sobre los posibles efectos que este tiene en un escenario en el que todo hace prever que las deportaciones desde el interior de Estados Unidos irán en aumento, y por lo tanto el costo humano de tal decisión del gobierno estadounidense.

La reciente crisis por la separación de niños de sus padres en la frontera norte de México nos deja ver un elemento importante: las tácticas de control corporal y de manejo de las corporalidades migrantes no actúan de forma ingenua, su finalidad es establecer de manera amplia que el costo de migrar de forma indocumentada hacía Estados Unidos es cada vez más alto. Las imágenes de personas separadas de sus familias no buscan más que mandar un mensaje de disuasión para quien lo intente. Así, las emociones de tristeza y angustia de 101 aquellos que son separados al ser deportados, pasan a ser meros daños colaterales de una estrategia que es exitosa en términos de sus propios fines. El panorama no es halagüeño en los siguientes años, y una tarea de las ciencias sociales será adentrarse en las múltiples dimensiones de un fenómeno que desafortunadamente no dejara de ser cotidiano. Para los participantes, el castigo, en sus distintas dimensiones, actuó en función de una virtualidad más que resarcir un daño por haber cometido el crimen de entrar ilegalmente a Estados Unidos, busco deshacerse de ellos. El encierro que la mayoría de los participantes experimentaron, en ese sentido, con todos sus sometimientos y agresiones, no buscó disciplinarlos, simpemente fue la antesala para su expulsión. Las emociones emergen como vehículo de un régimen de deportabilidad que produce subjetividades interiorizadas por aquellos de quien se busca deshacer . La tristeza de Adán al estar lejos de su esposa que se quedó en Las Vegas, la incertidumbre de Ana Laura al abordar un vuelo que la desterró de su vida en Chicago, las marcas en los tobillos de Vicente cuando fue amarrado previo a ser aventado a Ciudad Victoria, no son simples expresiones individuales o reacciones naturales ante un evento traumático: son parte de la lógica de un régimen que para capturar el cuerpo, en tanto simulacro del peligro latente, requiere desmoralizarlos. Sin embargo, tampoco hay que caer en el maniqueísmo de plantear que las personas deportadas solamente son recipiente de un poder central perverso y vertical. Por el contrario, el castigo que se manifiesta en sus cuerpos y en sus experiencias, es apenas una mínima expresión de toda una red de ejercicio de poder, que dentro de la gestión de la migración. También habrá que reconocer, que probablemente todos y todas aquellos que no logran ser “atrapados” para ser deportados, que es la mayoría de la población migrante en realidad, encuentran estrategias y modos de acción para enfrentarse a los riesgos que implica vivir sin un status legal en Estados Unidos, es decir, gozan en mayor o menos medida de una suerte de agencia.

También es importante reformar en este punto una reflexión hecha por Hacking sobre las clasificaciones humanas: Una característica importante de las clases humanas es que tienen efectos sobre la gente clasificada. pero también la gente clasificada puede hacerse dueña de la situación. Las personas son autoconscientes. Son capaces de conocerse a sí mismas. Son agentes morales potenciales para quienes

102 la autonomía ha sido, desde los días de Rousseau y Kant, un valor central de la cultura occidental (Hacking, 2001, p. 104). Si a partimos de este planteamiento, entonces habrá que decir que sí etiquetas como “wetback”, “alien”, “ilegal” o “indocumentado” no operan de manera unidireccional desde un poder central hacía quienes son definidos a través de ellas, por el contrario, quienes son categorizados a través de ella pueden reapropiárselas y resignificarlas como una forma de resistencia cultural, que en algún momento, impactará también en los propios conceptos mediante los que son definidos. Pese a lo anterior, es fundamental cuestionarse sobre las condiciones de posibilidad para el ejercicio efectivo de esa autonomía de la que habla Hacking.

Habrá que entender entonces el castigo del que fueron objeto desde una función sí normalizadora, pero no tendiente a integrarlos a una sociedad que evidentemente los rechaza, si no con el objetivo de reafirmar la norma que impide la entrada de migrantes sin documentos al terriotrio estadounidense. Un aporte de este estudio podría ir orientado a formular mecanismos de atención que consideren la dimensión emocional de quienen son devueltos a México en contra de su voluntad. Dicho en lenguaje tecnocrático, podría servir para formular políticas públicas que busquen formas de paliar las consecuencias de un acto como la expulsión, más allá de la opción ya conocida de patologizar los malestares creados por un sistema que año con año expulsa, castiga y violenta a miles de migrantes sin papeles. Quien ha sido encadenado, encerrado y expulsado de el lugar en el que vivía en nombre de un estado de guerra no necesita más cárceles cuando regresa. Si este trabajo al menos logra que quien lo lea sienta empatía ante las emociones de los deportados, habrá cumplido su objetivo.

Para los participantes, el castigo, en sus distintas dimensiones, actuó en función de una virtualidad que más que tratar de resarcir un daño por haber cometido el crimen de entrar ilegalmente a Estados Unidos, buscó evitar que lo vuelvan a intentar en un futuro, pero principalmente, buscó simplemente desecharlos

Habrá que entender entonces el castigo del que fueron objeto desde una función sí normalizadora, pero no tendiente a integrarlos a una sociedad que evidentemente los rechaza,

103 sino con el objetivo de reafirmar la norma que impide la entrada de migrantes sin documentos al terriotrio estadounidense. Un aporte de este estudio podría ir orientado a formular mecanismos de atención que consideren la dimensión emocional de quienen son devueltos a México en contra de su voluntad.

Dicho en lenguaje tecnocrático, podría servir para formular políticas públicas que busquen formas de paliar las consecuencias de un acto como la expulsión, más allá de la opción ya conocida de patologizar los malestares creados por un sistema que año con año expulsa, castiga y violenta a miles de migrantes sin papeles. Quien ha sido encadenado, encerrado y expulsado de el lugar en el que vivía en nombre de un estado de guerra no necesita más cárceles cuando regresa. Si este trabajo al menos logra que quien lo lea sienta empatía ante las emociones de los deportados, habrá cumplido su objetivo.

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ANEXOS Anexo 1. Guion de Entrevista Guion entrevistas en profundidad Trayectorias de migrantes deportados respecto a su situación de salud mental y episodios depresivos.

Objetivos del cuestionario:

Construir un esquema cronológico de la trayectoria vital de personas deportadas y los impactos emocionales en su salud mental durante el proceso migratorio

Reconstruir de manera testimonial las experiencias de la detención, deportación y los procesos asociados de personas deportadas México así como sus interacciones con distintos agentes sociales (instituciones, organizaciones no gubernamentales, autoridades migratorias, etc.)

Datos sociodemográficos Sexo Edad Ciudad de origen

EJE TEMATICO: SITUACIÓN MIGRATORIA ¿Cuánto tiempo vivió en Estados Unidos?

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¿En dónde? • ¿Cuándo comenzaste a pensar en emigrar? • ¿Fue idea tuya o te animo/ te lo propuso algún conocido (cónyuge, primo, familiar)? • ¿O fue una decisión familiar? • ¿Emigraste solo o no? ¿Con quién? • ¿Cómo fue el proceso de cruce?

¿Qué te llevó a migrar?? ¿Qué te alentaba? • ¿Qué te desalentaba

Experiencia migratoria en Estados Unidos

DEPORTACIÓN

• ¿En qué situación se dio tu deportación? • ¿Con quién estabas? • ¿Cómo fue la aprensión? • ¿En qué condiciones fue tu detención? • ¿Firmaste algún documento? • Al llegar a México • ¿Tenías algún conocido o familiar que te esperara en Tijuana o en alguna otra parte de México? • ¿Cómo fue la experiencia con las autoridades en México? • ¿Qué sentiste? • Tipo de ayuda (material, económica, técnica: información/traducción, emocional) (que te aportó: vivienda, acompañamiento, información, trabajo, etc.) (importancia de redes) • Situación administrativa-legal • Situación laboral • Situación personal (con quién emigra o quién se reencuentra: hijos, pareja, etc.) • ¿Tienes familia en México¿ Estas en contacto con tu familia en E.U.? • ¿Cómo? • Describir la experiencia en detalle • Que vivieron • Cual fue la experiencia

Procesos de duelo • Has pasado en algún momento de tu trayecto migratorio angustia, depresión o (defínelo: angustia, miedo, pena, nostalgia, rabia, impotencia), ¿cómo lo manifiestas? • ¿Cuándo? Qué lo ha desencadenado?

Emociones • ¿Qué emociones definen mejor la forma en la qué te sentías al momento de ser deportado?

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• ¿Qué emociones o sentimientos definen mejor tu estadía en el lugar al que llegaste después de tu deportación? • ¿Qué haces para sentirte mejor? (a largo plazo, a corto plazo o en el momento de angustia? ¿Qué haces/ hacías para superarlo: pensamientos y/o acciones? • Contacto con los compatriotas: ¿Existe o no? ¿ayuda o no? : (indicar tipo de relación: familiar, laboral, convivencia, relacional (asociacionismo), de pareja) • Contacto con otros inmigrantes o personas en la misma situación: ayuda o no?: (indicar tipo de relación: familiar, laboral, convivencia, relacional (asociacionismo, vecindario, , de pareja) • Contacto con autoridades u organizaciones no gubernamentales al llegar al lugar al que fue deportado: recibiste ayuda o no? (indicar: tipo de ayuda en su caso: laboral, convivencia, relacional (vecindario, colegio), de pareja. • ¿Te sentiste discriminado? ¿Recuerdas alguna situación en particular de exclusión/discriminación por ser deportado?

Proceso de adaptación a la vida en Estados Unidos y pertenencia a grupos o redes de apoyo: -Individuales (prácticas religiosas, consumo, aprendizaje de la lengua) -Colectivas: (reuniones/ fiestas cultuales y culturales, reuniones “políticas”)

CONSECUENCIAS SALUD MENTAL ¿Tuviste algún diagnostico asociado a tu salud mental/emocional antes de migrar? ¿Tuviste algún diagnostico asociado a tu salud mental/emocional durante tu estancia en Estados Unidos? ¿Tuviste algún diagnostico asociado a tu salud mental/emocional durante tu estancia en Estados Unidos?

¿Tuviste algún tipo de atención psicológica durante tu estancia en Estados Unidos? ¿Tuviste algún diagnostico asociado a tu salud mental/emocional después de haber sido deportado de Estados Unidos?

• Has acudido al médico alguna vez debido a tu situación posterior a tu deportación? Has faltado alguna vez a trabajar (relacionado con?) • ¿Cuál ha sido el impacto que ha tenido la deportación en tus emociones al llegar a México? • Has decidido modificar tu proyecto migratorio debido al diagnostico de salud mental • ¿Qué palabras se te vienen a la mente al escuchar la palabra “deportado?

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