Revista Chilena de Derecho ISSN: 0716-0747 [email protected] Pontificia Universidad Católica de Chile Chile

INFANTE MARTIN, JAVIER FRANCISCO JESÚS LA HISTORIOGRAFÍA CONSTITUCIONAL EN LA FORMACIÓN NACIONAL DE CHILE: 1810-1833. ENFOQUES Y DISCUSIONES Revista Chilena de Derecho, vol. 41, núm. 2, agosto-, 2014, pp. 747-764 Pontificia Universidad Católica de Chile , Chile

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LA HISTORIOGRAFÍA CONSTITUCIONAL EN LA FORMACIÓN NACIONAL DE CHILE: 1810-1833. ENFOQUES Y DISCUSIONES

THE CONSTITUTIONAL HISTORIOGRAPHY IN THE CHILEAN NATIONAL FORMATION: 1810-1833. APPROACHES AND DEBATES

JAVIER FRANCISCO JESÚS INFANTE MARTIN*

El tema propuesto abarca dos disci- deja de lado otras perspectivas igualmente plinas que vienen a confl uir en un punto en interesantes, sin embargo poco aplicables al común: ambas analizan, desde ópticas dis- tema que nosotros pretendemos estudiar. Si tintas, una misma época y un mismo pro- bien es posible, por ejemplo, hacer un aná- blema. Nos referimos por un lado al análisis lisis de aquella época centrándose en otros histórico propiamente tal, que estudia los factores, creemos que la historiografía insti- hechos desde una perspectiva general, to- tucional es bastante acertada para acercarse mando en cuenta obviamente los distintos al período de la formación nacional, ya que subenfoques que pueden existir, y la histo- gran parte de su historia necesariamente se ria constitucional, que analiza el proceso ve forjada por sus proyectos políticos. jurídico a que dio lugar la independencia, A grandes rasgos, podemos reconocer o que se inició con ella. Por lo mismo, grupos bastante consolidados en la historio- analizaremos el fenómeno desde esas dos grafía de la Independencia. Estos muchas perspectivas. No se crea que pretendemos veces coexisten y comparten características realizar un análisis independiente de cada unos con otros. una de ellas, sino simplemente ver prime- En primer lugar, y no siendo nece- ro cuáles son las características propias de sariamente uniforme en sus contenidos, cada una, para luego entrar a estudiar sus podemos citar a la primera escuela de elementos comunes. En Chile, gran parte historiadores chilenos2, ubicándolos en la de la literatura historiográfi ca ha seguido la segunda mitad del siglo XIX. Esta escuela, perspectiva institucional o constitucional infl uida en gran medida por Andrés Bello, como hilo central de su discurso1. Ello pue- siguió un estilo historiográfi co narrativo, de ser visto como un defecto, toda vez que “estrechamente ceñido a los hechos, desta- cando su individualidad”3, pretendiendo * Doctor en Derecho, Universidad de Navarra. DEA de este modo, crear una base que cimentara en Historia del Derecho y Máster ofi cial en Derecho, el camino a los futuros historiadores, dado Universidad de Navarra. Master in Business Law, Universidad Adolfo Ibáñez. Profesor de Historia del Derecho, Pontifi cia Universidad Católica de Chile. 2 Collier se refi ere a los mejores exponentes de este Correo electrónico: jfi [email protected] período como “los grandes historiadores narrativos 1 “Nadie puede dudar que entre los principales defectos –Diego Barros Arana, Miguel Luis Amunátegui, Ben- de nuestra historiografía se encuentra el predominio casi jamín Vicuña Mackenna...”. COLLIER, Simon (2012), absoluto del enfoque jurídico y político institucional”. pp. 27-28. Jocelyn-Holt (1985), p. 213. 3 GAZMURI, Cristián (2006), Tomo I, p. 77. Revista Chilena de Derecho, vol. 41 Nº 2, pp. 747 - 764 [2014] 748 Ensayos y Crónicas

el nivel de desarrollo en que se encontraba por una visión tradicional de la historia, la historia de Chile4. Para Bello, la historia que viene a tener como nota central la in- debía tener una base clara, en que los he- fl uencia liberal/conservadora en la política chos se encontrasen debidamente narrados americana de entonces. En exponentes de y compilados. En este sentido, el mismo ambas corrientes se aprecia con claridad Bello reconoce su preferencia por el método una tendencia hacia la exaltación de lo na- narrativo (ad narrandum) versus el método cional10. fi losófi co (ad probandum), al señalar que El binomio patriotas-realistas jugó “cada uno de los métodos tiene su lugar; cada entonces el rol principal, transportándose uno es bueno a su tiempo…”, no obstante más allá de la época de las guerras de la “…cuando la historia de un país no existe, Independencia hasta la etapa republicana, sino en documentos incompletos, esparcidos, consolidándose en la lucha entre conserva- en tradiciones vagas, que es preciso compulsar dores y liberales, más tarde llamados pelu- y juzgar, el método narrativo es obligado…”5. cones y pipiolos respectivamente. La exis- Finalmente el método de Bello terminó por tencia de dos fuerzas sociales que chocaron imponerse. De acuerdo a sus postulados inevitablemente en la primera década del se escriben las obras de los historiadores siglo antes pasado, y que trajo aparejado el chilenos del siglo XIX. Su estilo extenso y desmembramiento del Imperio español será repetitivo, así como la inclusión de amplias una hipótesis frecuente –sino constante– en citas documentales, es el sello característico la narración de la historia por parte de la es- del triunfo del método elegido6. La marca cuela que analizamos. Era el liberalismo que de Bello perduró hasta fi nes del siglo XIX. venía a dejar sus primeras huellas en suelo Como señala Guillermo Feliú, “…Los his- americano. En este sentido, la escuela del toriadores no hicieron de la historia obra de siglo XIX veía en la revolución un proceso arte, porque Bello no quiso que se hiciera, que vino a demoler las antiguas bases colo- ni permitió tampoco que se fi losofase en su niales y a sembrar el campo para una socie- nombre”7. dad nueva11. Esta escuela se caracteriza por Se suele denominar a esta corriente como historiografía patrio-nacional, tam- bién conocida como historia patria o bien por Lastarria. Impuso a su obra el sello profundo de su genio en la aplicación del método analítico en la histo- 8 historia nacional o liberal . Sus máximos ria…”. FELIÚ, Guillermo (1934), p. 9. El autor men- exponentes, Barros Arana, Vicuña Macken- ciona a Lastarria, quien se inclinaba por el método na o los hermanos Amunátegui, fueron dis- fi losófi co, y cuya obra se consagraba a la condena del pasado colonial y la exaltación de las virtudes del pre- cípulos de Bello9. Esta escuela se caracteriza sente republicano. GAZMURI, Cristián (2006), p. 76. 10 GAZMURI, Cristián (2006), p. 85. 11 4 “La revolución de la Independencia ha operado en BELLO, Andrés, en El Araucano, 28 de enero de 1848. la América Española la más radical de las transfor- maciones. Medio siglo ha bastado para sustituir a la 5 Ídem. antigua sociedad, que parecía reposar sobre cimientos de 6 GAZMURI, Cristián (2006), p. 76. granito, otra esencialmente distinta por las ideas, por las 7 FELIÚ, Guillermo (1934), p. 8. costumbres, por la ilustración, por la industria, por las 8 QUINTERO, Gilberto (2007), p. 102. instituciones. Los actuales hispano-americanos necesitan 9 “…Historiador sobre todo, bibliógrafo, erudito, Ba- hacer esfuerzos de imaginación para poder fi gurarse lo rros Arana llevó a la perfección la doctrina historiográfi - que eran sus abuelos, tal vez lo que eran sus padres.”, ca levantada por Bello, en contraposición a la sostenida AMUNÁTEGUI, Miguel Luis (1870), Vol. I, pp. v-vi. Revista Chilena de Derecho, vol. 41 Nº 2, pp. 747 - 764 [2014] 749 Ensayos y Crónicas tratar de legitimar las guerras de Indepen- un defecto que resta valor a los trabajos de dencia americanas, justifi cando las luchas la época14. habidas entre las élites criollas americanas En el caso chileno, ello se vio au- y los peninsulares en América, así como mentado por la necesidad de renegar del por tratar de explicar las razones de por pasado español, debido no solo al recuerdo qué dichas élites tomaron el control de los de la Independencia, sino a la guerra contra nuevos estados soberanos que resultaron de España del año 1864, que culminó con el dicho proceso. Como señala Gazmuri, ello bombardeo del puerto de Valparaíso –in- se explica por la pertenencia de los mismos cluyendo la destrucción de gran parte del historiadores a la clase aristocrática nacional comercio establecido por numerosos comer- y santiaguina12. ciantes europeos– por parte del almirante Esta primera generación de historia- Casto Méndez Núñez. Ello no ayudó, en dores y su obra, ha sido criticada por diver- el caso chileno, sino a ahondar aún más el sas razones13. odio hacia lo español, odio que se refl ejó de Las pasiones que aún despertaba la dos maneras: por un lado –como ya hemos guerra de Independencia, vivas aun cuan- mencionado–, mediante una visión parcial do esta escuela estaba en su apogeo, dis- la guerra de Independencia, y por otro, me- torsionó la visión que estos historiadores diante tendencias laicistas, entendiendo esto plasmaron en sus obras. La cercanía con como una manera de renegar de los valores los hechos objeto del estudio la encegueció tradicionales heredados de España15. ante la realidad. Su tratamiento muchas ve- Una nueva generación de historia- ces abiertamente parcial a favor de la causa dores surge de la escuela patrio-nacional: de la Independencia, manifestado tanto en nos referimos a historiadores de la talla de la aceptación de los argumentos que sus- José Toribio Medina Castro, Guillermo Fe- tentaban aquella postura y la consecuente liú, Ramón Sotomayor Valdés o Domingo omisión o preterición de los argumentos Amunátegui Solar. Estos se caracteriza- en contra –sin siquiera mencionar el trata- ron –especialmente los dos primeros– por miento que se daba a los principales perso- publicar compilaciones de documentos najes de uno u otro partido– son sin duda relativos a la época de la Independencia y formación de la República, muchas de las cuales sirven de fuentes hasta nuestros días.

12 GAZMURI, Cristián (2006), p. 85. Al mismo tiempo realizaron un estudio más 13 Por ejemplo para Gabriel Salazar, el trabajo de acucioso y acabado sobre el pasado colonial, Barros Arana se encuentra en un pedestal que inhibe a los historiadores de realizar críticas a su obra: “su credibilidad es mayor que la consistencia teórica de su 14 Quintero califi ca al producto de esta escuela como hermenéutica… Pero es evidente que, más allá de su “partidario, militante, intolerante y con una profunda erudición documentada y su innegable meticulosidad preocupación por echar las bases del nuevo edifi cio socio- descriptiva, sus afi rmaciones “caracterizadoras” de una político en el sentido de pretender mostrar la contienda persona o situación –que son muchas, tantas como sus independentista como una guerra de liberación nacional proposiciones empíricas– tienden a ser reiterativas y, a y nunca como una guerra civil; como una obra de la menudo, de gran simplismo, sobre todo porque, una con élite ilustrada y fi lantrópica, pero mal comprendida por otra, engarzan tesis políticas subliminales que desnudan los sectores populares, y no como una revolución socio- su afi liación oligárquica, mercantil y pelucona, que se política”. QUINTERO, Gilberto (2007), p. 102. trasluce notoriamente en su interpretación del período 15 VIAL, Gonzalo (1965), p. 256; GAZMURI, Cristián 1823-1837”. SALAZAR, Gabriel (2005), p. 29. (2006), p. 85. Revista Chilena de Derecho, vol. 41 Nº 2, pp. 747 - 764 [2014] 750 Ensayos y Crónicas

sin encontrarse tan infl uidos por este como situación desfavorable desde los inicios de para perder la objetividad en sus conclusio- la vida política nacional, en incluso desde nes. Una obra digna de ser nombrada es la la Colonia. Creemos que este anacronismo, denominada Colección de Historiadores y de no obstante el interés que puede presentar Documentos Relativos a la Independencia de como objeto de estudio per se, no tiene ni Chile, serie de publicaciones en la cual se merece una mayor presencia en este traba- publican, por ejemplo, las Actas del Cabildo jo18. Es cierto, como anticipábamos, que de Santiago durante la Independencia. Recabarren fue un intelectual y no necesa- Mención aparte merece el historiador riamente un historiador, más fue el primero Luis Galdames, quien dedicó un trabajo en dar curso a una historiografía abierta- exclusivamente al tema de la historia cons- mente ideológica. Sus aguas han sido segui- titucional. Su obra destaca por el profundo das por historiadores –no necesariamente análisis realizado del contexto histórico en historiadores/juristas– que han tratado el el cual las obras constitucionales presenta- tema desde una óptica marxista, como Luis das fueron redactadas, así como los certeros Vitale19 o Hernán Ramírez Necochea20. juicios entregados por el autor respecto a También desde 1940 en adelante, las falencias que aquejaban a cada uno de aparecen exponentes de otras posturas, ellos, no obstante fue contemporáneo a los mismos. 18 En su discurso, Recabarren señalaba que “trazar Luego de esta escuela de pensamien- con expresiones sinceras los pensamientos que en mí se to histórico, se nos presenta otro estilo albergan sobre el siglo transcurrido bajo el régimen de historiográfi co bastante distinto a su escuela la República, y procuraré que estas expresiones sean el retrato de la verdad, es decir, de la verdad como yo la predecesora, aunque podemos considerarla comprendo, como yo la siento, ya que desgraciadamente en cierta medida un subproducto de aque- existen diferencias para apreciar la verdad… (para lue- lla. Esta escuela es de corte ideológico, ba- go advertirnos que en la Colonia) Se vivía en este país sado en el positivismo y en el materialismo bajo el régimen de la sociedad feudal, algo atenuada si se quiere, pero con todas las formas de la esclavitud y 16 histórico . Esta corriente en aquella época con todos los prejuicios propios del feudalismo. El some- se vio infl uida también por la ideologiza- timiento demasiado servil de la clase esclava entregada ción de los autores (corriente que luego en su mayor número a la vida pastoril y a la agricultura volvería a presentarse años más tarde). Así era tina circunstancia que no provocaba ninguna acción de la clase señorial, en que pudiera notarse como hoy, tenemos a intelectuales –no necesariamente sus crueldades”. RECABARREN, Luis Emilio (1910), historiadores– como Luis Emilio Recaba- pp. 1-2. Es decir, mediante el discurso de la lucha rren17, quien en su discurso –posteriormen- de clases, se pretende crear un eje que tenga a dicho confl icto como forjador de la historia. No obstante, te publicado– “Ricos y Pobres”, en 1910, como ya dijimos, Recabarren no era un historiador, y pretende justifi car la efervescencia política su visión del marxismo no era rigurosa ni profunda. de aquellos años –nacimiento del socialismo 19 VITALE, Luis (1967): Interpretación marxista de la en Chile– mediante una justifi cación histó- Historia de Chile. 20 rica. Recabarren pretendía demostrar que el Por ejemplo RAMÍREZ, Hernán (1959): Antece- dentes económicos de la Independencia de Chile. Javier pueblo –proletariado– se encontraba en una González señaló sobre esta obra: “La nueva obra del señor Ramírez, inspirada en un punto de vista unila- teral, no sirve, pues, para comprobar la verdad de la 16 QUINTERO, Gilberto (2007), p.103. teoría materialista de la historia, ni signifi ca tampoco 17 Socialista, fundador del Partido Comunista en un gran aporte en el campo de la historia de Chi- Chile. le…”, GONZÁLEZ, Javier, (1968), pp. 373-375. Revista Chilena de Derecho, vol. 41 Nº 2, pp. 747 - 764 [2014] 751 Ensayos y Crónicas como Jaime Eyzaguirre y Francisco Antonio administración colonial. También sostuvo Encina, y por qué no mencionar a Alberto que “La imagen de un gobierno arbitrario y Edwards Vives, pese a su escaso aporte al despótico, fraguada como lógico corolario de estudio de la época en cuestión y a no ser la revolución de la independencia, no encuen- contemporáneo a los demás autores men- tra en estos antecedentes ningún asidero….”. cionados, no obstante su parentesco inte- Finalmente señaló que “De acuerdo con el lectual. concepto estatal dominante, la participación Estos autores fueron claros expo- política restada al pueblo, le era devuelta en sitores del movimiento antirracionalista, benefi cios de orden espiritual y material: en- tendencia que nace en respuesta al positi- sanche de la instrucción, fundación de nuevas vismo y racionalismo del siglo anterior, y ciudades, fomento de las obras públicas. El que bajo la infl uencia alemana de autores lema del “despotismo ilustrado”: “todo para el como Spengler, Kant y Hegel21, sostenían pueblo, sin el pueblo”, encontraba así su plena que el camino racional y científi co no era aplicación”23. la única vía para acceder a la verdad y el Si bien es cierto que la exclusión de conocimiento. También recibieron la he- criollos de cargos de importancia fue real- rencia de los grandes historiadores del siglo mente menor a lo que se normalmente se XIX, y a raíz de la inestabilidad política de cree, lo importante de destacar es que ello sí la primera mitad del siglo XX en Chile, con existió como política estatal, creándose mu- el surgimiento de caudillos populistas como chas veces confl ictos por su aplicación. Del Alessandri e Ibáñez del Campo, tuvieron mismo modo, señalar que los gobernantes como misión rescatar el mensaje portaliano, eran ejemplos de “laboriosidad y espíritu de entendiendo este como la exaltación de la progreso” es caer en generalidades, ya que si fi gura impersonal y autoritaria, única capaz bien estos y sus respectivos gobiernos fue- de brindar orden en un país acostumbrado ron efectivamente respetables y procuraron culturalmente a este tipo de gobierno: el el bien común, no por ello perdían su ca- presidencialismo. rácter autoritario, viéndose ello claramente Jaime Eyzaguirre, por otro lado, en algunos casos, como el tristemente cono- tenía una visión hispanista22 y católica del cido caso del Gobernador García Carrasco. proceso de Independencia, lo que hizo que En esta misma línea cabe citar a Al- este omitiese o bien restase importancia berto Edwards Vives quien en sus obra “La a hechos relevantes en la Independencia fronda Aristocrática” y “La Organización nacional. En su obra Ideario y Ruta de la Política de Chile” –además de un opúscu- Emancipación de Chile, señaló por ejemplo, lo titulado La Constitución de 1833– se que la alegada preterición de los criollos de presenta como un defensor del régimen los cargos públicos no puede alegarse como autoritario que comienza con el ministro causa suficiente de la Independencia, y Diego Portales en la tercera década del siglo citó ejemplos de criollos que efectivamen- XIX, justifi cando el autoritarismo de los te ocupaban cargos de importancia en la gobiernos conservadores –especialmente en relación con el gobierno del Presidente Montt (1841-1851)– bajo la premisa de 21 GAZMURI, Cristián (2005), p. 195. 22 GAZMURI, Cristián (2005), p. 198; 2009, pp. 82- 83. 23 EYZAGUIRRE, Jaime (1957), p. 52. Revista Chilena de Derecho, vol. 41 Nº 2, pp. 747 - 764 [2014] 752 Ensayos y Crónicas

que Chile se encontraba acostumbrado a la no, hayan sido conservadores y autoritarios tradición monárquica, y que solo un presi- (Prieto 1831-1841; Bulnes 1841-1851 y dencialismo reforzado podía lograr ordenar Montt 1851-1861). al país y llevarlo a las virtudes republicanas También forma en esta escuela o parlamentarias. Para Mario Góngora, este , quien en su análisis que Edwards hace de la historia del obra “La Literatura Histórica Chilena y el siglo XIX en Chile, es la “mejor y mayor in- Concepto Actual de la Historia”, realiza una 24 terpretación de la historia del siglo pasado” . crítica y distingue entre una primera fase De este modo, Chile carecía de la virtud en la elaboración histórica, que consiste en republicana, por lo que el autoritarismo la investigación y recopilación de fuentes vendría a reemplazar la obediencia al Rey e información, y otra constituida por la por la obediencia a la autoridad democrá- historia propiamente tal, que consiste en la ticamente electa en la República. Una de- interpretación y análisis que el historiador fi nición del Estado portaliano –en palabras realiza con base en el trabajo del investiga- de Edwards– la encontramos en una carta dor. Su crítica se centra en que de los gran- escrita por el propio Portales en marzo de des historiadores del siglo XIX –citando a 182225. Barros Arana de manera expresa– dejaron Esto era, para Edwards, el concepto a la Historia “fl otando entre la investigación del “Estado en forma”, expresión que el au- y la historia”27, al confundir ambas disci- tor reconoce tomar de Spengler26. Este “Es- plinas. Un detalle importante en Encina tado” sería el producto de la renuncia por –y difícil de pasar por alto– es su simpatía parte de la “fronda aristocrática” a sus pre- intelectual hacia la obra de Nicolás Palacios, tensiones de poder, y el abandono que de “Raza Chilena” (1918), obra cargada de él hacen en personajes fuertes y autoritarios ideas nacionalistas, más una oda al carácter –hecho que explica que tres de los cuatro chileno que otra cosa, y a quien se ha cata- decenios presidenciales del siglo XIX chile- logado como un pensador de corte racista. No trepida en señalar que Palacios es quizás 24 GÓNGORA, Mario (1986), p. 74. la única excepción dentro de los historia- 25 “…La Democracia, que tanto pregonan los dores chilenos, pues posee la agudeza psi- ilusos, es un absurdo en los países como los ame- cológica necesaria para visualizar la verdad ricanos, llenos de vicios y donde los ciudadanos carecen de toda virtud, como es necesario para es- en un ambiente lleno de prejuicios que han tablecer una verdadera República. La Monarquía “aplastado el cerebro de nuestros historiado- no es tampoco el ideal americano: salimos de una res”, llevando a cometer errores científi cos terrible para volver a otra y ¿qué ganamos? La y psicológicos28. Asimismo, Encina también República es el sistema que hay que adoptar; ¿pero sabe cómo yo la entiendo para estos países? Un fue duramente criticado por su método, Gobierno fuerte, centralizador, cuyos hombres sean que en algunos casos consistió en tomar verdaderos modelos de virtud y patriotismo, y así literalmente el trabajo de otros historiadores enderezar a los ciudadanos por el camino del orden 29 y de las virtudes. Cuando se hayan moralizado, como propio . venga el Gobierno completamente liberal, libre y lleno de ideales, donde tengan parte todos los ciu- 27 ENCINA, Francisco (1935), p. 39. dadanos. Esto es lo que yo pienso y todo hombre de 28 ENCINA, Francisco (1935), p. 47. mediano criterio pensará igual…”. Epistolario de 29 Sobre este punto, véase el interesante trabajo de Diego Portales, Tomo I (Edición 2004), pp. 8-9. DONOSO, Ricardo (1969 y 1970): Francisco A. Encina 26 EDWARDS, Alberto (1928, Ed. 2005), p. 56. Simulador. Revista Chilena de Derecho, vol. 41 Nº 2, pp. 747 - 764 [2014] 753 Ensayos y Crónicas

Lo criticable en estas corrientes his- la mano de procesos aún mayores que tu- toriográfi cas radica en la falta de aquella vieron dentro de sus consecuencias la Inde- prolijidad necesaria para realizar un análisis pendencia Nacional. Es decir, se comienzan claro de la época que se estudia, especial- a fi jar en las reglas comunes que vinieron mente a la hora de emprender el análisis de a provocar que el proceso independentista fuentes. En este sentido, así como la escuela afectara a cada uno de los territorios que anterior se vio altamente ideologizada por el componían la América española30. Para esta liberalismo como fuerza que ayudó a lograr corriente, no solo es importante la ubica- la independencia de la dominación españo- ción del fenómeno dentro de un proceso la, y elaboró una idea basada en la rivalidad mayor, sino también el estudio de las ca- entre ambas regiones del Imperio y el des- racterísticas internas de cada caso. Así, en el potismo de España hacia América, esta es- caso chileno se comienza a estudiar el fenó- cuela tampoco logró mayores avances en la meno de la independencia tanto desde una obtención de una visión imparcial y crítica óptica americanista como desde el punto de de la Independencia. Si bien hubo intentos vista de las causas locales. En este sentido, y efectivamente se logró un avance con rela- cabe citar a los profesores Mario Góngora, ción a la escuela anterior, autores como los Rolando Mellafe, Julio Heise y Sergio Vi- nombrados ponen de manifi esto que aún llalobos. nos encontramos ante un campo complejo, El mérito de los trabajos de Sergio en el cual es difícil llegar a buen puerto. Villalobos, en sus obras Tradición y reforma Pero no solo el hecho de analizar los sucesos en 1810 (1961), o El comercio y la crisis co- de la independencia desde la óptica ideoló- lonial (1968), o bien las investigaciones rea- gica es criticable en estos autores. También lizadas por Mario Góngora, radica en que marcó el trabajo de estos historiadores el “al analizar la continuidad que se extiende hecho de que estos basaron y fundamenta- desde la segunda mitad del siglo XVIII hasta ron su trabajo en gran medida en aquello la década del 30 del siglo XIX, permitieron que ya se había dicho por los autores de la aclarar aspectos fundamentales del proceso de escuela anterior, por lo que muchos de los la Independencia que hasta entonces habían vicios de aquellos pasaron a estos. quedado sin explicación. Gracias a estas in- Con posterioridad tuvo lugar el vestigaciones comprendemos mejor por qué la nacimiento de aquella escuela de historia- ruptura política con España no se tradujo en dores que realizaron su estudio desde una una ruptura general de las estructuras existen- perspectiva estructural, ya globalmente o tes, por qué la sociedad bajo el régimen repu- bien desde perspectivas locales, herederos blicano se siguió comprendiendo como socie- chilenos de la escuela de los Annales o de la dad cristiana, por qué se mantuvo la religión Nouvelle Histoire. Para esta escuela el pro- católica como religión ofi cial de la República ceso de independencia se considera como y por qué el gobierno republicano se sintió una parte de un todo más grande, es decir, plenamente legitimado para ejercer su tutela ya no se estudia únicamente la Independen- cia de Chile como un todo excluyente de lo que pasaba en el resto del mundo y con fundamento en sus propias circunstancias, 30 QUINTERO, Gilberto (2007), p. 104; VIAL, Gonzalo sino que el proceso va necesariamente de 1965, p. 258. Revista Chilena de Derecho, vol. 41 Nº 2, pp. 747 - 764 [2014] 754 Ensayos y Crónicas

sobre la Iglesia e intervenir en el régimen in- toda vez que enfrenta el problema abordan- terno de ésta…”31. do directamente las fuentes y reconociendo Resalta su obra Tradición y Reforma que la Independencia hunde sus raíces en en 1810, que relata y demuestra de mane- el período colonial, el cual hace las veces ra ejemplar el ritmo político y social que de incubadora al patriotismo que se viene a durante la colonia se marcó en Chile y que manifestar en 1810 y los posteriores inten- se mantuvo ininterrumpido hasta 1810 tos de autogobierno. con el establecimiento de la Primera Junta Asimismo dicha obra nos presenta Nacional de Gobierno. En este sentido es el Chile colonial desde las perspectivas del destacable cómo Sergio Villalobos viene día a día de quienes vivieron aquellos años a romper, por una parte, con mitos histó- mediante la narración sucinta de breves ricos. Un ejemplo de ello es la Guerra de episodios posteriormente contextualizados Arauco, la cual de acuerdo a su postura no en un análisis macro. Un ejemplo de ello se fue tan cruenta como otros historiadores presenta con la captura de Fernando VII y nos dan a saber32, y por la otra viene a es- el efecto que dicho evento tuvo en los súb- tablecer que hasta 1810 no existió en Chile ditos americanos, cómo estos reaccionaron una animadversión tan declarada hacia la con espanto y decisión ante las noticias de dominación española, sino que fueron ca- las invasiones napoleónicas y el cautiverio sos aislados y siempre dentro de un marco de su Rey, así como las molestias que previo de fi delidad incuestionable al monarca. En a lo anterior habían causado la aplicación este sentido, y contrariamente a lo señalado de las reformas de fi nales del siglo XVIII, por Vial33, Villalobos nos parece uno de los relativas al alza de impuestos, o a la dero- mejores exponentes de esta nueva corriente, gación de ciertos beneficios económicos que estaban en manos de privados, para 31 KREBS, Ricardo (1985), p. 8. volverlas competencias públicas –por ejem- 32 Por ejemplo, Jaime Eyzaguirre se refi ere a Chile plo el cobro de la alcabala o los estancos de como el “Flandes Indiano”, recordando las palabras del padre Diego de Rosales, quien “…quiso hacer tabaco–. Por ello creemos que el trabajo en pasar a Chile al marco de la historia como la piedra de cuestión no pertenecería al segundo grupo detención de la mas grande potencia del mundo y llamó de historiadores nacionales –ya se trate de a esta tierra Flandes Indiano, nombre que habla mucho los grandes compiladores, o bien aquellos de hazañas pero también de grandes desalientos para la caballería.”, EYZAGUIRRE, Jaime (1948), p. 41; Mario que trataban de integrar la historia en mo- Góngora, en su famoso “Ensayo…”, habla del país vimientos contemporáneos– sino que se como Chile, tierra de guerra, diciendo que “La ima- trata de un trabajo que presenta un análisis gen fundamental y primera que de Chile se tiene es que constituye, dentro del Imperio Español de las Indias, una crítico a la obra previa presentando conclu- frontera de guerra, “una tierra de guerra”.”, GÓNGORA, siones novedosas e interesantes y rompien- Mario (1986), p. 63. do con muchos de los paradigmas que hasta 33 Cfr. VIAL, Gonzalo (1965), p. 258. “Por último, no entonces se venían repitiendo una y otra vez ha faltado moderno defensor a la tesis tradicional, en la persona de Sergio Villalobos”, opinión que nos parece por sus antecesores. Del mismo modo su errada, toda vez que el mismo Villalobos señala en posterior obra, El Comercio y la Crisis Colo- su obra que el problema de la Independencia “ofrece nial (1968), viene a romper con el paradig- mayor interés por plantear la cuestión de los orígenes de ma histórico –vigente incluso hasta nuestros un fenómeno y tener que basarse obligadamente en un balance del período colonial”, Villalobos, 1961 (Ed. días– relativo a la dependencia exclusiva por 2006), p. 17. parte de las colonias del comercio con la Revista Chilena de Derecho, vol. 41 Nº 2, pp. 747 - 764 [2014] 755 Ensayos y Crónicas península, y sostiene que dicha premisa es global, teniendo en cuenta el pensamiento absolutamente falsa. Por el contrario, en sus y las ideas –y muchas veces las maneras de páginas se expone con claridad y de manera comunicar dichas ideas– de los actores de muy bien documentada, la realidad econó- la época. mica y comercial que se vivió en la colonia, Un trabajo fundamental sobre la especialmente en los años que vinieron a formación política de Chile, pese al escaso preceder inmediatamente al movimiento de análisis de la época que nos interesa en el independencia. Es por ello que tajantemen- presente estudio, es el Ensayo Histórico so- te señala que “debemos rechazar, en conse- bre la noción de Estado en Chile en los Siglos cuencia, al libre comercio como antecedente de XIX y XX, de Mario Góngora. Esta obra la Independencia. Si algún descontento hubo podría considerarse alineada con un traba- respecto al comercio, fue debido más bien a su jo ya mencionado: La Fronda Aristocrática gran desarrollo. Los antecedentes económicos de Edwards. En ambas queda manifi esto de la Emancipación deben buscarse en otros un concepto de Estado nacional –idea a la aspectos más signifi cativos, que levantaban que también podría adherir la obra de Jai- la protesta de los criollos o les hacían soñar me Eyzaguirre en cuanto se considerase su con un futuro de gran prosperidad”34. Ello se hispanismo nacionalista– formado a partir debía fundamentalmente a que las fronteras del orden político. Independiente del orden no estaban tan cerradas al comercio extran- de los factores –el Estado o la Nación–, lo jero como se ha señalado tradicionalmente, que intentan destacar ambos autores es el y factores como el contrabando, así como la surgimiento de la nación a partir del orden concesión de permisos reales para operar en político: el concepto spengleriano del Esta- el mercado del Pacífi co a naves extranjeras do en forma, situación que se diluiría con el o españolas, vinieron a establecer un libre pasar de los años y la superación del espíritu mercado de facto, que provocó incluso un de fronda36. desincentivo a la industria local35. Dicho Mención aparte merece la obra de texto debe ser necesariamente complemen- Simon Collier, quien aportó al período con tado con la obra de Álvaro Jara, El Imperio un trabajo derivado de su tesis doctoral, en Español en América, una Historia Econó- la cual se estudia el pensamiento político mica. En esta importante y trascendental de aquellos patriotas a quienes tocó llevar obra, queda manifi esta de manera clarísima a cabo la tarea de la Independencia. Es por la política económica general que tuvo la lo mismo, un trabajo sobre historia de la Metrópoli en las Indias, así como las in- ideas, sin abarcar el proceso completo o consistencias y la fragilidad de las mismas, constituir un estudio pormenorizado de tesis que corrobora, en parte, la postura de aquel episodio. Pese a lo anterior consti- Villalobos. tuye una de las obras más trascendentales Pese a lo novedoso de su trabajo, sobre la Independencia en el pasado siglo. estas obras aún no encajan dentro de la ten- Su obra más importante del período en dencia actual de analizar el proceso de In- cuestión, Ideas y política de la Independencia dependencia, que lo hace desde una óptica

34 Villalobos, 1967 (Ed. 2006), p. 262. 35 Ob. Cit., p. 10. 36 GÓNGORA, Álvaro (1990), p. 40. Revista Chilena de Derecho, vol. 41 Nº 2, pp. 747 - 764 [2014] 756 Ensayos y Crónicas

Chilena 1808-183337, explica con claridad en el pueblo y consiste en la facultad de darse las bases intelectuales de los primeros pa- libremente el gobierno que se juzgue mejor, y triotas que participaron en la Independen- 3) como una consecuencia de lo anterior, se cia, así como la infl uencia europea e ilustra- reconoce el poder constituyente de la nación: da que en ellos se refl ejaba, a través de sus la constitución es indispensable para subor- discursos o publicaciones. También expone dinar el poder al derecho”38. Por lo anterior, las condiciones sociales y políticas que fa- para Heise el período de la Independencia vorecieron un ambiente propicio a la causa es el momento en que nuestro país ensaya autonomista, posteriormente independen- las ideas políticas conocidas y las trata de tista. Analiza también los primeros intentos adaptar a la realidad concreta, mediante la de gobierno que hubo en el país, y la forma serie de ensayos constitucionales vigentes en que se intentó dar a dichas administracio- los primeros años de vida independiente39. nes, conciliando de manera clara la historia Actualmente, la historiografía se ha institucional con la historia política y social, identifi cado con el análisis político de la así como la infl uencia de partidos, familias época republicana, y la búsqueda de ideas o intereses políticos diversos. Dicho trabajo democráticas en aquellos primeros años, fue complementado con un segundo libro con la fi nalidad de derribar el mito de la titulado Chile: la construcción de una Repú- supuesta excepcionalidad del régimen insti- blica. 1830-1865, política e ideas, que en- tucional chileno heredado de Portales. frenta con igual éxito el estudio del período Uno de los exponentes de esta ten- inmediatamente posterior. dencia es Alfredo Jocelyn-Holt40. En su Julio Heise por su parte, aborda obra, el autor deja ver cómo la Indepen- en 150 años de evolución institucional, un dencia de Chile no es un episodio aislado, análisis más jurídico o centrado en la pers- provocado únicamente por la coyuntura del pectiva institucional, centrado tanto en la momento, sino que se trata de un proceso historia de las ideas que fundamentaban los de larga data, arrastrando sus raíces desde cambios y proyectos políticos –línea que mediados del siglo XVIII –y que aún no ha- retomará años más tarde en su siguiente bría detenido– consistente en la transforma- obra Años de formación y aprendizaje políti- ción de una sociedad tradicional, como lo cos 1810-1833– así como en los proyectos era la sociedad chilena colonial, en una so- políticos propiamente tales que se llevaron ciedad moderna41. Este lente bajo el cual Jo- a cabo en aquellos años. Heise presenta la Independencia chilena como un refl ejo de 38 HEISE, Julio (1976), pp. 16-17; (1978), p. 29. los principios que se estaban esgrimiendo 39 HEISE, Julio (1976), p. 21. por los revolucionarios liberales españoles, 40 Principalmente en su obra “La Independencia y que se sostenía en tres principios básicos: de Chile. Tradición, modernización y mito”, aunque “1) el derecho a la independencia, esto es, el también en trabajos menores relativos al pensamiento republicano una vez consolidada la Independencia. deber de lucha contra la dominación extran- No obstante, el autor pese a ser contemporáneo, no jera; 2) el enérgico repudio del absolutismo y puede ser catalogado como un autor perteneciente el ejercicio activo de la soberanía: esta radica a la escuela de la Nueva Historia, toda vez que tiene un enfoque excesivamente político –tanto de las ideas como de sus pensadores–, aunque sin caer en la his- 37 La primera edición en inglés es de 1967, y en es- toriografía social, como es el caso de Gabriel Salazar. pañol de 1977. Fue reeditado el año 2012. 41 JOCELYN-HOLT, Alfredo (1992), p. 113. Revista Chilena de Derecho, vol. 41 Nº 2, pp. 747 - 764 [2014] 757 Ensayos y Crónicas celyn-Holt viene a analizar el período de la sosteniendo que ellos fueron un retroceso Independencia, provoca precisamente que en el pensamiento republicano nacional42, su visión de la historia no se identifi que con señalándolo expresamente43. la tendencia actual del trabajo histórico, En vistas de lo anterior, vemos que que viene a tratar de sistematizar las dife- la posición que pretende plantear el autor, rentes estructuras existentes y de analizar el equivocada o no, nos parece algo parcial ideario que se encontraba en sus principales a la hora de juzgar los hechos. Culpar a la agentes, idea que es también planteada por oligarquía y al autoritarismo establecido a Francois-Xavier Guerra, en su trabajo Mo- partir de la Constitución de 1833 de haber dernidad e Independencias, Ensayos sobre las frenado el ideal republicano que se venía revoluciones hispánicas. No obstante, parece gestando desde la Independencia y que al- acertada su referencia a la importancia del canzó su máxima expresión en la Constitu- tiempo corto –término utilizado para refe- ción “liberal” de 182844, nos parece un ana- rirse al paso de la colonia a la república– en cronismo demasiado evidente. Sin duda la el análisis histórico. Creemos que su visión corriente clásica debe ser revisada, especial- de la independencia como un proceso aún mente en el estudio del período conocido inconcluso, o matizando la idea, que no se comúnmente como “la anarquía” (1823- ha terminado de desarrollar en plenitud, 1829), pero sostener que en aquellos años puede no estar absolutamente acertado. se verifi có uno de los episodios de esplendor Desde su perspectiva, el quiebre que pro- republicano, y cargar culpas a la aristocracia vocó la Independencia tenía como objeto local del fracaso de ese episodio, nos parece la transformación de la sociedad, casi de precipitado. Por lo demás, si bien la necesi- manera revolucionaria. No sabemos con exactitud si el au- 42 En este mismo sentido, Carlos Ruiz y Vasco Cas- tor pretende leer en los sucesos de aquellos tillo señalan que “uno podría sostener que el régimen político chileno transita, durante el siglo XIX desde un años una intencionalidad quizás oculta, primer republicanismo, propio del período de la Inde- de subvertir los valores tradicionales y me- pendencia, hacia un republicanismo conservador y luego diante la Independencia tratar de obtener hacia uno liberal, hacia el fi n del siglo” RUIZ, Carlos y la fundación de una nueva sociedad. En ese CASTILLO, Vasco (2001), p. 1. También Pablo Ruiz- Tagle y Renato Cristi señalan que “es necesario reco- caso, creo que esa tesis sería errada, ya que nocer que el curso histórico-constitucional de nuestra Re- en mi parecer, la Independencia no buscó pública no es de una tradición unívoca, que se inicia en prácticamente en ninguno de los países 1810 y que continúa inalterada hasta nuestros días… independizados, una ruptura tan drástica en Chile no hemos tenido una, sino cinco Repúblicas, donde cada una corresponde a un período particular de con el pasado colonial. Por el contrario, nos nuestra historia”. RUIZ-TAGLE, Pablo y CRISTI, Renato parece que los grandes pensadores de la In- (2006), p. 80. dependencia tenían en vista reformas, pero 43 “en un plano estrictamente ideológico, lo que primó siempre basándose en el modelo existente, en el Chile del XIX fue un liberalismo doctrinario de corte francés, cauto, autoritario, dirigista, desconfi ado teniendo como ejemplos en Chile a don de la democracia, claramente de la revolución, y al ser- Juan Egaña, Manuel de Salas e incluso pos- vicio del grupo dirigente oligárquico que, a pesar de los teriormente a Diego Portales. avances modernizantes que estuvo dispuesto a auspiciar o conceder, nunca olvidó que su poder derivaba de una La postura de Jocelyn-Holt se refl eja sociedad rural, fuertemente jerarquizada”. JOCELYN- claramente en la crítica que se realiza al HOLT, Alfredo (2005), p. 430. período de los gobiernos conservadores, 44 RUIZ-TAGLE, Pablo y CRISTI, Renato (2006), p. 81. Revista Chilena de Derecho, vol. 41 Nº 2, pp. 747 - 764 [2014] 758 Ensayos y Crónicas

dad de plantear una revisión historiográfi ca ción a la soberanía comunera”, intentado sobre el período en cuestión ha sido bien justifi car de este modo el pactismo español, servida por Jocelyn-Holt, es justo aclarar que es más bien propio de siglos posterio- que no se trata de una hipótesis necesaria- res. Efectivamente, la soberanía contenida mente novedosa u original. en las partidas se basa en principios del Ius De una tendencia similar a la de Commune, derivadas de una concepción Jocelyn-Holt –aunque con diferencias mar- absoluta del poder político en manos del cadas– es Gabriel Salazar, quien pretende gobernante –Emperador-Rey Señor–, y no realizar un análisis del proceso de Indepen- de una supuesta legitimidad desde la comu- dencia basado en la lucha entre los intereses nidad al monarca. En este sentido, dichos de clases. En su obra “Construcción de Esta- supuestos pactos vinieron a afi rmar una do en Chile (1800-1837) Democracia de los posición política que ya se había consolida- pueblos. Militarismo ciudadano. Golpismo do a partir del Ius Commune, consolidando oligárquico” (2005), el autor realiza una crí- la plenitudo potestatis del gobernante46. Sin tica a los autores clásicos chilenos. embargo, se entiende la interpretación del Además de la crítica ya citada a Die- autor dentro de su propio contexto his- go Barros Arana, realiza también una crítica toriográfi co: se busca resaltar la posición a quienes le siguieron o formaron en su política de la población –incluso en pleno escuela –como Vicuña Mackenna, Amuná- período altomedieval español– para de tegui, Lastarria o Federico Errázuriz– quie- esta forma afi anzar la idea de la relevancia nes si bien hicieron esfuerzos por crear una política de los “Pueblos”, concepto que línea auténticamente liberal en la histo- nuevamente es malinterpretado por el autor riografía, no supieron separarse de la línea –entendiéndolo como población o demo- ofi cial, exaltando las fi guras de los generales cracia–, alejándose de la defi nición propia O’Higgins y Prieto, y la del ministro Por- de su tiempo: el gobierno de la ciudad, ca- tales, dadas la gloria militar del primero, el beza de población o bien Cabildo47. sablazo del segundo –refi riéndose al triunfo Como fuere, al parecer sería en base de este en Lircay contra las tropas pipiolas– a ese origen personalista que supuestamen- y la genialidad política del último45. Pese a te sostiene el orden en Chile, que Salazar ello, el autor realiza gran parte de su trabajo construiría su crítica la falta de legitimidad sobre la base de los autores mencionados, ya de origen del orden político establecido: citándolos o bien partiendo de premisas ela- para él, este debe ser el fruto de la espontá- boradas por ellos, defecto que se ve bastante nea organización de la ciudadanía (sociedad disminuido en relación con errores sobre civil), y no el fruto de personalismos o conceptos jurídicos, tales como “pueblo” o caudillismos. En este sentido, la exaltación “soberanía”. Efectivamente, el autor señala de fi guras particulares, ya sean civiles o que “las leyes [Siete Partidas] de Alfonso X militares, solo se justifi ca en la medida en defi nían la soberanía del Rey por adcrip- que estas hayan surgido como medios que permitiesen el libre ejercicio de la soberanía 45 SALAZAR, Gabriel (2006), p. 30. “…La historia de Chile muestra efectivamente que el orden político hay sido estable y duradero, pero que, con respecto a la soberanía popular, ha sido por más de un siglo un orden 46 CLAVERO, Bartolomé (1994), pp. 36-37. ajeno y cosifi cado…”. Ídem, p. 17 47 Cfr. GARCÍA-HUIDOBRO, Cristóbal (2007). Revista Chilena de Derecho, vol. 41 Nº 2, pp. 747 - 764 [2014] 759 Ensayos y Crónicas por parte del pueblo48. Como el mismo au- Puesto que la clasifi cación que rea- tor señala, los principales estadistas de Chi- lizan se remonta hasta nuestros días, solo le –ya en crítica no solo dirigida a Portales, mencionaremos la primera de ellas, la cual sino también a Alessandri y Pinochet–, nos interesa por encontrarse en la época de tienen como “gran mérito público… el haber la Independencia y de la formación de la sido autoritarios, arbitrarios y represivos…”49. República. Dicha Primera República, como Por ello Salazar concluye que en Chile la es denominada por los autores, abarcaría el memoria histórica de la nación se encuentra período que va desde 1810, año de la Pri- enferma, “saturada de estatuas y héroes que, mera Junta de Gobierno, hasta 1833, año en estricto rigor histórico y cívico, no han sido de la constitución autoritaria de Mariano ni son ejemplares”50, y se ha dejado de lado Egaña impulsada por el ministro Diego al pueblo como el principal actor y héroe Portales. Este período, tendría inicios iusna- por naturaleza. turalistas, toda vez que se reclaman y alegan Similar idea plantean los profesores como argumentos para la independencia Renato Cristi y Pablo Ruiz-Tagle. En su y el autogobierno los derechos esenciales reciente obra “La República en Chile. Teoría al pueblo y al ciudadano, y a su vez liberal y práctica del constitucionalismo republicano” en la concepción de los derechos (como (2006), reconocen abiertamente su paren- veremos en la Constitución de 1812 y en tesco intelectual con autores del corte de el proyecto de Juan Egaña de 1813). Lue- Jocelyn-Holt, en el sentido de replantear el go, desde 1818 a 1823, durante el régimen problema del constitucionalismo republi- denominado “Patria Nueva”, habría un cano, democrático y liberal, proyecto que sello autoritario, marcado por la dureza del habría quedado en el olvido en 1833 con la régimen de O’Higgins, y que concluiría en Constitución Autoritaria de ese mismo año. 1823 con la abdicación de este y su poste- Para ellos, no obstante el constitucionalis- rior autoexilio en el Perú. Comienza así la mo chileno ha tenido como inspiración y etapa liberal dentro de la primera república, fi nalidad las ideas republicanas, democráti- la etapa ciudadana, la etapa de anarquía cas y liberales51, su vicio radicaría en su falta o de ensayos constitucionales52. En este de legitimidad de origen, toda vez que este constitucionalismo no se ha fundado en un 52 movimiento ciudadano. Por ello distinguen Si bien autores importantes han denominado a esta etapa como de “anarquía”, la gran mayoría opina cinco momentos en el constitucionalismo que esta etapa fue “un trozo importante y fecundo de chileno –cinco repúblicas, al estilo francés–, nuestra vida histórica”. HEISE, Julio (1976), p. 21. No clasifi cación que es en mi parecer, original obstante el mismo autor reconoce que la desorien- tación política se tradujo en que “el hombre vaciló de los autores. Dadas las tendencias consti- frente al surgimiento de nuevas tendencias espirituales”. tucionales chilenas, la división por repúbli- HEISE, Julio (1978), p. 81. Villalobos por su parte, cas se basaría en la percepción del gobierno señala que pese a la turbulencia política y sensación y los derechos civiles por parte de la nación. de caos, el balance de la época arroja resultados po- sitivos, y por lo mismo “no es posible califi carla de anarquía ni de período estéril tenebroso”. VILLALOBOS, Sergio (1989), p. 77. Para Edwards en cambio, di- 48 SALAZAR, Gabriel (2006), p. 17. cho periodo es sin duda un “interregno anárquico”, o 49 Ídem, p. 19. bien “período de los pipiolos” o del “estado sin forma”, 50 SALAZAR, Gabriel (2006), p. 21. durante el cual, “como en los demás países hermanos, 51 RUIZ-TAGLE, Pablo y CRISTI, Renato (2006), p. 80. los jurisconsultos y los ideólogos perdieron entonces su Revista Chilena de Derecho, vol. 41 Nº 2, pp. 747 - 764 [2014] 760 Ensayos y Crónicas

período reaparece Infante con sus ensayos toritaria–, que puso fi n a ese debate público federales, una serie de cuerpos legales que que supuestamente se había establecido en no formaron una sola constitución, pero Chile. que sí intentaron –y por un breve periodo Finalmente, debo mencionar a tres de tiempo lo lograron– organizar al país de autores difíciles de clasifi car en cualquiera manera federal, siguiendo el ejemplo de los de las corrientes antes mencionadas, pero Estados Unidos de América. Este ensayo cuya obra no puede quedar fuera del pre- federal tuvo una efímera existencia, conclu- sente estudio: Fernando Campos Harriet, yendo con la constitución liberal del año Bernardino Bravo Lira y Sergio Carrasco 1828, la cual también tuvo sus días conta- Delgado. dos desde la Batalla de Lircay en 1829, en El primero de ellos aportó a la his- la cual las tropas “pipiolas” comandadas por toriografía constitucional con su trabajo el general Ramón Freire fueron derrotadas Historia Constitucional de Chile, reeditada por las tropas al mando del general Prieto. en varias ocasiones. Dicho trabajo contem- Para estos autores, la Constitución de 1828 pla un inmenso análisis de las fuentes de interpretó “con gran acierto la realidad histó- la época, así como un estudio del contexto rico-cultural del momento”53. Con ella “se lo- histórico en el cual la evolución constitu- gra parcialmente consolidar la primera forma cional se desenvolvió. En efecto, la obra de republicanismo en Chile”54, toda vez que logra conciliar con bastante aplomo tanto ella contempla los mecanismos para lograr la génesis constitucional e institucional, con una participación y deliberación por parte las causas sociales y políticas que rodeaban de los gobernados en relación a los temas dichos procesos, sin menguar en su recur- públicos. También vino a poner fi n a ciertas so a las fuentes y discursos que inspiraban formas de privilegios sociales y eclesiásticos. el debate constituyente propiamente tal. Esta Constitución muere con el comienzo Destaca como una de las pocas obras de la de la Segunda República –la República Au- historiografía constitucional escrita princi- palmente desde la perspectiva del jurista/ tiempo redactando constituciones y discutiendo princi- historiador, sin adolecer por ello de un pios de derecho público…”. EDWARDS, Alberto (1928, recurso forzado a las distintas corrientes ju- ed. 2005), p. 46. Góngora también se pronuncia en este sentido, al señalarnos que el Estado nacional se rídicas que pudieron determinar el proceso consolida luego de este “brevísimo período caótico”. político. En consecuencia, no se trata de GÓNGORA, Mario (1986), p. 74. Eyzaguirre también una mera recopilación de fuentes, o de una habla de anarquía y de crisis de autoridad. EYZAGUI- interpretación de la historia, o de un libro RRE, Jaime (1973), p 117; (1967), p. 69. Collier, sin mencionar la anarquía, sí hace referencia al desorden de historia de fi losofía política, sino de una político que afl igió a todos los países ahora indepen- obra completamente dedicada a la historia dientes, quienes luego de 1820 lucharon contra las de las constituciones chilenas, sus modifi ca- autoridades, generalmente militares, que les habían otorgado las independencias, creándose un desorden ciones e interpretaciones. que se solucionó de dos maneras: o permitir que el Bernardino Bravo Lira es un autor caos continuara, o bien someterse a una tiranía per- difícil de defi nir en pocas líneas, principal- sonal. Solo Chile, a juicio del autor, supo abstraerse mente por la amplitud de su obra, como de dicha coyuntura, poniendo coto al desorden pero sin aceptar la tiranía. COLLIER, Simon (1967), p. 301. por las distintas aristas en que ha enfocado 53 RUIZ-TAGLE, Pablo y CRISTI, Renato (2006), p. 91. su trabajo. En efecto, Bravo ha trabajado 54 RUIZ-TAGLE, Pablo y CRISTI, Renato (2006), p. 91. desde temas generales en la Historia del De- Revista Chilena de Derecho, vol. 41 Nº 2, pp. 747 - 764 [2014] 761 Ensayos y Crónicas recho –por ejemplo sobre el período Visi- la historia política, la historia institucio- godo en Iberia o el Derecho Común– hasta nal o la historia social. Recientemente, el temas de Derecho Indiano o la formación profesor Eric Palma ha publicado su obra del Estado chileno, con especial interés so- “Estado Constitucional Liberal Católico bre temas constitucionales. En este sentido en Chile (1812-1924), texto que presenta destacan sus obras –quizá más representa- la historia constitucional chilena desde la tivas– Por la razón o la fuerza: el Estado de perspectiva del liberalismo y los principios Derecho en la historia de Chile, El Estado que lo informan, a saber, la soberanía popu- Constitucional en Hispanoamérica, o El Ab- lar nacional, representativa y democrática. solutismo Ilustrado en Hispanoamérica. Chile Esta tesis se contrapone precisamente a la 1760-1860 de Carlos III a Portales y Montt. continuidad que plantean otros profesores En ellas el autor analiza la evolución de las como Antonio Dougnac, quien ve, hasta instituciones políticas en Chile, recurriendo cierto punto y con bastante acierto, una al pasado colonial como fundamento de continuidad de los principios indianos en muchas de ellas. No deja de resultar intere- las cartas constitucionales chilenas del S. sante el análisis de la continuidad jurídica XIX. Del mismo modo, la tesis del profesor y el parentesco cercano de muchas de las Bravo Lira no se aleja radicalmente de lo instituciones políticas que se creen propia- supuesto por el profesor Dougnac, como mente republicanas con el régimen indiano, sostiene Palma en su libro, toda vez que la el cual resulta muchas veces demostrado por invalidez de los textos constitucionales no el autor. es absolutamente incompatible con la pro- Finalmente, Sergio Carrasco ha apor- yección indiana. tado a la historiografía constitucional local Los historiadores constitucionales con un trabajo titulado Génesis y Vigencia chilenos propiamente tales –Briceño, Gal- de los textos constitucionales chilenos, re- dames, Eyzaguirre, Campos Harriet (este cientemente actualizado. El trabajo resulta último con matices) y Carrasco Delgado– de gran utilidad para una buena compren- han tomado los textos constitucionales sión del proceso constituyente –los intervi- chilenos y los han presentado desde una nientes y los mecanismos de elaboración–, perspectiva esencialmente cronológica, así como la vigencia efectiva de cada uno separando el proceso en etapas bien delimi- de los textos constitucionales. Sin embargo, tadas, y encuadrando los textos en estudio se echa de menos un análisis que sirva para dentro de ellas. Esto se presenta inadecuado una mejor comprensión del contexto en el para una compresión cabal de los textos, cual los textos fueron promulgados, o bien toda vez que los mismos deben ser estu- un estudio comparativo de los mismo que diados desde dos perspectivas: en primer ayude a establecer una posible fi liación en- lugar, en su contexto histórico, económico tre los mismos. y social. Ello implica realizar un análisis Podemos concluir entonces que la detallado del imaginario cultural en el cual historiografía constitucional chilena no ha se desenvolvían los principales redactores tenido un desarrollo uniforme ni continuo constitucionales, hombres de opinión y por parte de la historiografía chilena. Muy grupos de interés político, incluso aquellos por el contrario, la historia constitucional se que no ostentaban un poder fáctico impor- ha debido nutrir de otras disciplinas, como tante, sino más bien un poder blando. En Revista Chilena de Derecho, vol. 41 Nº 2, pp. 747 - 764 [2014] 762 Ensayos y Crónicas

segundo lugar, los textos deben estudiarse comprendía de la manera clásica: Estado en su propio contenido, es decir, contrastar de Derecho, igualdad ante la Ley y sobera- los principios que informan cada uno de nía nacional. Muy por el contrario, la idea los mismos, y de esta forma elaborar una de que subyacía en el federalismo chileno genealogía constitucional chilena. era la mera idea de la representación local En mi parecer, se presenta como como forma de representación política, necesario contar con una propuesta histo- estableciendo diferencias territoriales y una riográfi ca que pretenda conciliar algunas las participación política de corto alcance. Es- corrientes ya mencionadas. tas ideas no podrían haber llegado a buen Por una parte, debemos considerar puerto por los mismos motivos que la his- el liberalismo gaditano propiamente tal. toriografía liberal decimonónica atribuyó Este movimiento liberal “a la española”, como causal de fracaso a la Carta Moralista tiene la particularidad de presentar las ideas de 1823, esto es, la falta de preparación ilustradas de manera restringida, debido al adecuada de la ciudadanía y la creación de fi n último que se perseguía en las Cortes de organismos, magistraturas e instituciones Cádiz: limitar el poder absoluto del monar- ajenas al imaginario político chileno. ca. El contexto en el cual la carta de Cádiz Una tercera corriente constitucional fue dictada, al igual que en el caso de los la vemos en los proyectos egañianos. Si bien primeros textos o ensayos constitucionales para esta afi rmación solamente contempló el americanos, fue un período de guerra y Proyecto Constitucional de 1811 y la Car- confusión política, y por lo mismo, no debe ta de 1823 –excluyendo el breve Proyecto extrañar a nadie que una vez restablecido de 1827–, ellos bastan para establecer una Fernando en el trono, echara por tierra todo genealogía propia, basada en la síntesis de lo obrado, con una gran adhesión a su cau- las ideas indianas con el catolicismo ilustra- sa. Pese a las amplias facultades que el mo- do propio de Juan Egaña. Y la afi rmación narca conservaba bajo la Constitución de se basa en el simple estudio de los textos 1812, el campo aún no estaba fértil como mencionados, en los cuales se ve el forzado para sembrar un liberalismo moderado de intento por conciliar el pasado hispánico manera constitucional. En Chile, este mo- propiamente indiano con las nuevas ideas delo tuvo cuatro manifestaciones: el Regla- que debían iluminar a una república liberal. mento Provisorio de 1812, la Constitución No es de extrañar entonces que las ideas re- Provisoria de 1818, la Constitución Perma- cogidas en estos textos fuesen muy difíciles nente de 1822 y la Constitución Liberal de de aplicar, pese a la costumbre que sobre 1828. En todas ellas se intentó plasmar un ellas ya existía. Los tiempos requerían de un liberalismo moderado de corte gaditano, sin cambio en la el sistema político, el régimen éxito permanente en ninguno de los casos. administrativo y la legislación interna, y el Una segunda hipótesis se ve en los modelo egañiano era demasiado conciliador ensayos federales del lustro liberal, entre con el Antiguo Régimen, pese a ciertas no- 1823 y 1828. El proyecto federal se nos vedades introducidas, como por ejemplo el presenta como otra variable del liberalismo, establecimiento de registros de nacimientos, en su vertiente localista. El liberalismo polí- matrimonios y defunciones (Código Moral). tico efectivamente tuvo una manifestación Finalmente, tenemos la Carta de distinta en este caso, toda vez que no se 1833. Esta obra puede defi nirse como una Revista Chilena de Derecho, vol. 41 Nº 2, pp. 747 - 764 [2014] 763 Ensayos y Crónicas descendiente de dos corrientes constitucio- los principios asimilados en el imaginario nales distintas, de acuerdo a la clasifi cación político chileno, alejándonos de ensayos ca- genealógica que hemos presentado: por una ribeños ajenos a nuestro contexto político, parte recibe gran infl uencia del liberalismo jurídico y social. gaditano, en cuanto infl uencia de los prin- cipios constitucionales que recoge de aquel FUENTES texto, mientras que a su vez, y esto debido a que el fruto usualmente no cae muy lejos El Araucano, periódico (1830-1877). de su árbol, recibe cierta infl uencia de la co- Epistolario de Diego Portales (Santiago de rriente egañiana recién mencionada. Todo Chile, Universidad Diego Portales, lo anterior queda de manifi esto en el fuerte 2004), 2 Tomos. presidencialismo que se viene a consagrar Recabarren, Luis Emilio (1910): Ricos y po- –autoritarismo presidencialista o dictadura bres, discurso. legal como algunos lo han llamado– el cual también obedece al modelo indiano, plas- BIBLIOGRAFÍA mado bajo la infl uencia de Portales. Lo que Edwards ha denominado acertadamente, Amunátegui, Miguel Luis (1879): Los una idea “nueva de puro vieja”. Precursores de la Independencia de Chile Por todo lo anterior creo conveniente (Santiago de Chile, Imprenta de la Re- comenzar una historiografía constitucional pública de Jacinto Núñez). que agrupe a nuestras cartas fundamentales Campos, Fernando (1951): Historia Cons- y las estudie no solamente en su contexto titucional de Chile (Santiago, Editorial cultural, sino que también “familiar”. La Jurídica de Chile). relevancia de este acercamiento, fuera de Carrasco, Sergio (1983): Génesis y vigencia su impacto pedagógico, radica en que se de los textos constitucionales chilenos (San- verá al proceso de génesis constitucional tiago de Chile, Editorial Jurídica). no de manera aislada en hitos distintos, Clavero, Bartolomé (1994): Historia del sino que como un proceso completo e in- Derecho: Derecho Común (España, Edi- terconectado, debiendo entender nuestro ciones de la Universidad de Salamanca). bagaje constitucional desde una perspectiva Collier, Simon (2012): Ideas y política de la histórica. La importancia de esto último independencia chilena. 1810-1833 (San- radica en que debemos comprender que la tiago, Fondo de Cultura Económica). Constitución, como obra jurídica, es más Donoso, Ricardo (1969-1970): Francisco que la sumatoria de un número de artículos A. Encina simulador (Santiago de Chile, que regulan nuestra vida política y estable- Editorial Ricardo Neupert). cen nuestros límites jurídicos, económicos Encina, Francisco (1935): La literatura y sociales, sino que es el producto de un histórica chilena y el concepto actual de largo transcurso de tiempo en el cual dichos la Historia (Santiago de Chile, Editorial parámetros se han ajustado a una determi- Universitaria, Edición 1997). nada forma de ser. En consecuencia, nuestra Eyzaguirre, Jaime (2004): Fisionomía Constitución debe ser el refl ejo de nuestro histórica de Chile (Santiago de Chile, “constitucionalismo histórico” –en térmi- Editorial Universitaria, decimoséptima nos burkeanos y egañianos–, respetando edición). Revista Chilena de Derecho, vol. 41 Nº 2, pp. 747 - 764 [2014] 764 Ensayos y Crónicas

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