Las dinámicas de poblamiento ibérico y romano en la Vall d’Albaida, L’Alcoià y El (ss. IV a.C.-II d.C.): un estudio comparativo del patrón de asentamiento

Álvaro Miguel Alonso López1

El presente trabajo es un estudio sobre las dinámicas de poblamiento en el territorio de la Vall d’Albaida a partir del patrón de asentamiento, entre los siglos IV a.C. y II d.C. y su comparación con el territorio vecino de las comarcas de L’Alcoià y El Comtat. La finalidad es entender las semejanzas y diferencias en las trayectorias de sus respectivos patrones de asentamiento y aproximarnos a las posibles causas que indujeron a estos cambios. Palabras clave: Patrón de asentamiento; época ibérica; época romana; granjas; villae.

El present treball és un estudi sobre les dinàmiques de poblament en el territori de la Vall d’Albaida a partir del patró d’assentament, entre els segles IV aC i II dC i la seua comparació amb el territori veí de les comarques de l’Alcoià i el Comtat. La finalitat és entendre les semblances i diferències en les trajectòries dels seus respectius patrons d’assentament i aproximar-nos a les possibles causes que van induir a aquests canvis. Paraules clau: Patró d’assentament; època ibèrica; època romana; granges; villae.

Comparative perspective of the settlement dynamics in the area of La Vall d’Albaida, L’Alcoià and El Comtat dating from Full Iberian up to Romanization (IV BC- II AD): A case study based on the settlement patterns The present work is a study on the dynamics in the territory of La Vall d’Albaida from the settlement patterns, between the 4th century BC and the 2nd century AD and its comparison with the neighbouring territories of L’Alcoià and El Comtat. The purpose is meant to understand the similarities and differences in the trajectories of their respective settlement patterns and to approximate and find out the possible causes that led to these changes. Keywords: settlement pattern, Iberian Iron Age, Roman Period, farmsteads, villae.

1. INTRODUCCIÓN dan esas dinámicas de poblamiento en el marco cronológico El trabajo que presentamos a continuación surge de la propuesto. Para ello nos propusimos una serie de objetivos necesidad de sintetizar el conocimiento sobre el poblamien- que nos permitiesen construir nuestro argumento. El primer to antiguo en la Vall d’Albaida, poniéndolo en relación con objetivo trata sobre la conformación del patrón de asenta- otro territorio que presenta un estudio detallado de las diná- miento y sobre qué variables vamos a caracterizar los dife- micas poblacionales como es la zona de los Valles de Alcoy, rentes núcleos, que previamente hemos localizado a partir para observar en perspectiva las similitudes y diferencias de los trabajos realizados en la zona con anterioridad. entre ambos territorios desde el período Ibérico Pleno (ss. Una vez realizado este paso nos propusimos el estudio IV-III a.C.) hasta el Alto Imperio (ss. I-II d.C.).2 de la distribución con el fin de comprender qué tipo de fe- Nuestra hipótesis de partida nos lleva a pensar en que, si nómenos se estaban produciendo en cada período, tanto de bien ambos territorios pueden atender a modelos similares concentración como de dispersión de la población. Esta lec- de poblamiento, cada uno de estos definiría bajo sus propios tura, a su vez, ha sido posible gracias a las posibilidades que matices un esquema propio. ofrecen los Sistemas de Información Geográfica (SIG), con El objetivo principal de este trabajo es entender cómo se la representación del registro de tal forma que pudiésemos observar el mosaico compuesto por los diferentes asenta- mientos. Al obtener esta lectura, el siguiente objetivo con- sistió en ofrecer una lectura diacrónica del poblamiento de 1. [email protected] 2. Este artículo refiere el Trabajo Final de Máster titulado “Estudio com- la Vall para poder comprender su evolución a lo largo de la parativo de las dinámicas de poblamiento en el área centro-septentrional secuencia cronológica. contestana a partir del patrón de asentamiento: La Vall d’Albaida de En último lugar, comparamos nuestro territorio de estu- época ibérica al Alto Imperio”, defendido en 2018 en la Universidad de dio con la vecina unidad de los Valles de Alcoy, zona que Alicante, y dirigido por el profesor Dr. Ignasi Grau Mira. cuenta con amplios y detallados estudios, y que nos ha per- Recibido: 01-10-2018. Aceptado: 25-10-2018 mitido ofrecer una visión en perspectiva sobre las estrate-

RECERQUES DEL MUSEU D’ALCOI, 27 (2018), 63-78 ISSN: 1135-2663 - ISSN electrònic: 2386-7205 63 ÁLVARO MIGUEL ALONSO LÓPEZ

Figura 1. Modelo digital del terreno de la Vall d’Albaida. Figura 2. Modelo digital del Terreno de las comarcas de L’Alcoià i El Comtat.

gias de ocupación del territorio en el ámbito centro-septen- El primero de ellos abarca desde finales del s. XIX hasta trional contestano. finales de la década de 1970. Este primer período se caracte- riza por el nacimiento de las investigaciones en la zona de la 1.1. Marco crono-espacial mano de Isidro Ballester Tormo y Mariano Jornet Perales en El territorio que vamos a analizar comprende dos es- el primer tercio del siglo XX (Ballester, 1945; Jornet, 1946; pacios bien diferenciados. El objeto central de estudio en Gil-Mascarell, 1989: 83-84). A partir de la década de 1950 nuestro caso va a centrarse en la Vall d’Albaida, comarca si- se retoman las investigaciones de la mano de Miquel Ta- tuada en el extremo meridional de la provincia de , rradell (1958), pero no es hasta la década posterior cuando entrando en contacto directo con las comarcas de L’Alcoià empezamos a ver de nuevo estudios sistemáticos en la zona. y El Comtat, al norte de la provincia de Alicante. Esta dinámica se debe a la labor de Enguix, Pla Ballester Como podemos observar (figs. 1-2), ambos espacios se y Gil-Mascarell (Gil-Mascarell, 1966; Gil-Mascarell, 1989: configuran siguiendo un trazado SW-NE propio de los re- 84). La década de 1970, por su parte, está caracterizada por lieves prebéticos (Grau, 2000; Gil-Mascarell, 1989: 82) por los estudios de Llobregat en el marco de su Contestania Ibé- donde discurre la red hidrográfica. El primero se articula en rica (Llobregat, 1972) y de Pastor Alberola con las prospec- torno a los ejes fluviales del riu Clariano, el riu d’Albaida ciones en el término de Castelló de Rugat (Pastor Alberola, y Els Alforins (Grau, 2000: 50), mientras que el segundo 1972). lo hace en torno al caudal del Serpis, que compartimenta El segundo período, a partir de 1980, se caracteriza por las diferentes unidades geográficas de los Valles de Alcoy una renovación en las investigaciones, de la mano de dos (Grau, 2000: 64). figuras que son pilares en el conocimiento de la zona: Agus- El marco cronológico de estudio escogido abarca tres tí Ribera y Joaquim Bolufer, que en el cambio de milenio períodos distintos que hemos considerado claves para com- establecen un estado de la cuestión del proceso romanizador prender la evolución de estos modelos de poblamiento: pe- en la comarca (Ribera, 1990; 1992; 1995; 2011; Ribera y ríodo Ibérico Pleno (ss. IV-III a.C.), período Ibérico Tardío Bolufer, 1988; 1992; 2000; Ribera, Bolufer y Llín, 1989; (ss. II-I a.C.) y Romanización (ss. I-II d.C.). esta periodiza- 1990). Estos trabajos, a su vez, nos han servido como base ción escogida se basa en los estudios más recientes realiza- documental para el conocimiento del corpus de yacimientos dos en la zona y que fueron objeto de síntesis en su momen- de época romana. Para estos momentos contamos también to (Grau, 2000), matizando en algunos casos con la división con la obra de síntesis del poblamiento ibérico del área cen- del período Pleno en dos momentos diferentes: siglo IV a.C. tral de la Contestania Ibérica en el que podemos encontrar y siglo III a.C., ya que, dentro de este período, podemos en- el estado de la cuestión y el corpus de yacimientos en torno contrar diferencias significativas en ambas centurias. al poblamiento de la Vall d’Albaida, L’Alcoià y El Comtat entre otros (Grau, 2000). 1.2. Valoración del registro de la Vall d’Albaida El tercer período queda comprendido a partir de fines Debemos aludir a la historia de las investigaciones para de la década de 1990, momento a partir del cual son las tratar de entender las posibilidades que ofrece la documen- actuaciones de emergencia las que articulan el desarrollo tación y el conocimiento del poblamiento en ambas comar- del conocimiento arqueológico en la zona. Sin entrar en un cas para el período que analizamos en este artículo. Pode- grado mayor de detalle consideramos que entre los trabajos mos dividir las investigaciones en tres períodos: realizados destaca el referente a las evidencias de produc-

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2. LA CONFIGURACIÓN DEL PATRÓN DE ASEN- TAMIENTO EN LA VALL D’ALBAIDA

La configuración del patrón de asentamiento resulta im- prescindible en los estudios de paisaje cuando buscamos entender el propio esquema organizativo de las sociedades. Este indicador nos muestra el grado de jerarquización de los asentamientos, en lo que entendemos como relaciones verticales en tanto en cuanto, en las sociedades complejas podemos observar una serie de yacimientos que adquieren mayor importancia en función de ciertas variables como son el emplazamiento, el tamaño o la continuidad temporal. Estas son las tres variables que tenemos en cuenta a la hora de configurar nuestro patrón de asentamiento, en el Figura 4. Relación de los asentamientos según emplazamiento. cual observaremos cuáles son las categorías que podemos encontrar para la zona.

2.1. Emplazamiento las lomas, con 7 yacimientos (8%) o los espacios de ladera En primer lugar, nos encontramos con la variable de la con 28 yacimientos (32%), presentan una ocupación menor. ubicación topográfica. Su estudio nos puede permitir en- El caso de los espacios de altura es significativo, ya que en tender el valor que pudo tener cada asentamiento en fun- proporción encontramos un pequeño grupo de núcleos, en ción de su situación, tanto si se trata de un enclave con una torno a 8 (9%), situados en espacios sobre cimas de difícil orientación estratégica como si hablamos de una vocación acceso. productiva. Esta cuestión nos lleva a plantear una situación en la que En principio la lectura que se desprende de la ubicación la importancia del llano y las zonas circundantes (lomas y es que los asentamientos situados a mayor altura tienden a laderas) se vuelve imprescindible en la articulación y sos- desempeñar un papel estratégico/defensivo de control del tenimiento del poblamiento de la zona, atendiendo a que territorio y de los núcleos subordinados. Por su parte, aque- este tipo de núcleos debían tener una función claramente llos núcleos que se sitúan en cotas más bajas, cercanas al productiva. Por su parte, los espacios de altura son bastante llano, tienden en mayor medida a aprovechar los espacios reducidos en relación al resto de ubicaciones y parece que susceptibles de ser cultivados, de lo que se desprende una pudieron complementarse entre sí en la función de control y lectura principalmente económica (Grau, 2000: 148). articulación del territorio. En nuestro caso, hemos observado una distribución des- igual de la ocupación respecto al emplazamiento escogido. 2.2. Tamaño Como podemos observar en la fig. 4, se produce un mayor Cuando nos enfrentamos a datos arqueológicos pro- desarrollo en lo que hemos identificado zonas de llano con venientes de prospecciones y de excavaciones parciales, un total de 45 yacimientos (51%), mientras que las zonas en uno de los aspectos que debemos tener en cuenta es que se las que hay una pendiente ligeramente más acusada como suele establecer lo que se denomina la regla rango-tamaño

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2.3. Estabilidad Los yacimientos que suelen caracterizarse por tener una ocupación más duradera en el tiempo los interpretamos como centros que tienen un papel relevante en la ordenación del territorio, como es el caso de los oppida o las formas de agre- gación rural conocidas como aldeas, que cumplen una doble función, productiva y articuladora del entorno. En época ro- mana tenemos enclaves destinados a la producción como es el caso de las formas de asentamiento tipo villa que suelen te- ner una larga perduración en el tiempo, más allá de una fase. Por su parte las formas de hábitat más comunes asocia- das a ocupaciones puntuales recaen en los núcleos rurales Figura 5: Relación de los asentamientos según tamaño. pequeños conocidos como caseríos, espacios limitados des- tinados a la explotación de los terrenos agrícolas. En nuestro caso hemos decidido dividir grosso modo esta variable en dos categorías. Por una parte, contamos con los asentamientos monofásicos, que advierten una ocupa- ción puntual en un momento determinado o período y no perduran más allá. En contraposición consideramos como asentamientos multifásicos aquellos que presentan una ocu- pación prolongada que puede ir más allá de un período en incluso pueden encontrarse a lo largo de toda la secuencia propuesta (fig. 6). En esta ocasión podemos observar que son los asenta- mientos multifásicos aquellos que predominan por encima de los puntuales. De esta relación existente entre ambas ca- tegorías inferimos cierta estabilidad en la zona que permiti- ría el desarrollo y consolidación del asentamiento de estas poblaciones en el territorio, en lo que entendemos como una Figura 6: Relación de los asentamientos según su continuidad/discon- adscripción territorial. tinuidad en el tiempo.

3. EL PATRÓN DE ASENTAMIENTO

(Renfrew y Bahn, 2016: 185). Según esta regla, el asenta- El objetivo principal que perseguimos en este apartado miento de mayor tamaño tiende a ser el que mayor influen- es el de observar las relaciones jerárquicas verticales del po- cia tiene en su territorio con respecto a otros núcleos más blamiento. Para tal fin ha sido imprescindible el epígrafe pequeños. anterior, a partir del cual hemos ofrecido una serie de argu- En nuestro caso nos hemos centrado en clasificar estos mentos basados en 3 variables principales: emplazamien- asentamientos en función de los trabajos de campo desarro- to, tamaño y cronología, que nos van a ayudar a conformar llados con anterioridad, que nos ofrecen medidas aproxima- nuestra tipología de asentamientos. das de los yacimientos. Para nuestra clasificación hemos se- Una vez definidos los criterios anteriormente expuestos, ñalado tres categorías: grandes, medianos y pequeños (fig. 5). hemos definido un patrón de asentamiento que hemos divi- En esta ocasión podemos observar una predominancia dido en cinco tipos, abarcando tanto la etapa ibérica como de los núcleos de tamaño reducido con superficies inferio- la romana. En este caso hemos tomado como referencia los res a la media hectárea, mientras que los asentamientos de trabajos sobre el poblamiento realizados en nuestra zona de tamaño medio (0’5-1 ha.) y los de gran tamaño (mayor a 1 estudio y los territorios vecinos (Bonet y Vives-Ferrándiz, ha.) suponen un pequeño porcentaje del total. Por su parte 2003; Grau, 2000; Martí, 1998; Mata et al., 2001; Sanmartí, los núcleos pequeños y medianos tienen un desarrollo sobre 2001). Ante nosotros se nos presenta un patrón de asenta- todo en el llano salvo algunas excepciones como el Cabeço miento que ha quedado definido en época ibérica en tres de Serrelles (Grau y Moratalla, 1998: 42-45) o la Punta de tipos de núcleos diferentes: oppida, aldeas y caseríos. Sin la Filosa, que se sitúan en altura. A su vez los asentamientos embargo, tras analizar los trabajos anteriores hemos inclui- de mayor tamaño se sitúan en zonas de altura, en ocasiones do otro tipo más, la atalaya, que comentamos más adelante. bien defendidos por la topografía de sus entornos, en lo que Y por su parte, para época romana nos encontramos con la entendemos como grandes espacios de concentración de la aparición de las formas tipo villa que constituyen una nueva población. forma de entender la dinámica poblacional.

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3.1. Oppida res a media hectárea (Grau, 2000: 393). En nuestro ámbito Para el ámbito ibérico contamos con una extensa litera- de estudio hemos observado que se sitúan mayoritariamente tura propia en la que podemos observar, en líneas generales, en las zonas de llano y de ladera, probablemente para un que este tipo de asentamientos se definen como poblados mayor aprovechamiento de las zonas de cultivo, cerca de los fortificados en altura, que articulan y controlan el territorio recursos fluviales. La perdurabilidad de estos asentamientos y que, a su vez, ofrecen defensa y protección a los núcleos en el tiempo suele ser monofásica, aunque podemos encon- subordinados en momentos de inestabilidad (Bonet y Mata, trar casos en los que exista una continuidad en la romani- 2001: 63-74; Bonet y Vives-Ferrándiz, 2003: 55-58; Grau, zación en forma de otro tipo de núcleos que más adelante 2016: 69). Si atendemos a la definición del término oppi- comentamos. dum para el área contestana nos encontramos ante un tipo Con un total de 69 registros que suponen el 73% del total de asentamiento caracterizado por un tamaño cercano a las de los yacimientos. Estos asentamientos son: Camí de Ma- dos hectáreas, emplazado en altura, que cuenta con defensas llaura, Ca Pastor, La Sort, Ca Corretger, Racó Moltó, Coll tanto naturales como con elementos de fortificación, que ac- del Corral de la Aracil·la, Sant Vicent, El Pontó, La Palme- túa como principal foco de concentración de la población y ra, Teular de Molla, L’Albà I, Casa Calvo, L’Emerenciana, que cumple una triple funcionalidad: estratégica, económica Casa Peres, Els Caputxins, L’Alqueriola, L’Estació, La y política (Grau, 2003: 91). Gronsa, Les Parretes, La Tabolla, El Corralet, La Llobera, Para la consideración de este tipo de núcleos hemos te- Corral del Bollo, El Pont Trencat, Altet del Camí de Bèl- nido en cuenta las propuestas realizadas anteriormente en gida, Beniprí, Camí de la Pedrera, Partida del Tossal, La nuestra zona de estudio (Grau, 2000). En este caso nos en- Punta, Altet i Planet del Tort, La Torre-Martxillent, Camí contramos con una serie de núcleos emplazados en altura, de la Pobla-L’Ofra, Camí de Xàtiva, Nul·les, El Xotet, sobre cimas de fácil defensa debido a su situación cercana Camí del Molí, Micons, Pla de Cubelles, Les Animetes- a las crestas rocosas, con una amplia visibilidad. A su vez, I, L’Agrillent, Borraset, El Llombo, Sant Antoni/La Casa son emplazamientos de gran tamaño, generalmente superio- Alta, L’Escaleta, Els Carassols, L’Alfardí, La Corona del res a la hectárea salvo dos excepciones que se sitúan muy Pleit, Corral de l’Estanquer, L’Erola, El Planet, Tossalet cercanos a la hectárea. Estos núcleos tienen una amplia per- d’Otos, El Xarxet, El Pinar, Lauro, Camí de Llutxent, Alt duración, algunos de ellos hasta momentos finales de época de la Perdiu, Elca, Els Fondons, La Perriera, Sant Martí/ ibérica (s. I a.C.), momento en el que son abandonados. Rosment, Casa d’Osca, Camí de les Monjes, Alt de Pursons, Estos asentamientos son: Penya Roja-Planet de Gomar, La Regatella, Corralet de Selmo, El Panterri, La Sicília-II, El Portitxol, Tossal de la Creueta, Tossal del Morquí, Ermi- Racó de Sanxo-II y Partida de Casals i Miranda ta de Castelló de Rugat y el Castell Vell. Estos dos últimos podríamos considerarlos como oppida de menor entidad ya 3.4. Atalayas que a pesar de ser núcleos más pequeños se sitúan cercanos Definimos este tipo de enclaves como núcleos situados a la hectárea. Estos seis yacimientos constituyen el 6% de en altura, en zonas de fácil defensa y amplia visibilidad, de los asentamientos estudiados. pequeño tamaño que advierten la presencia de estructuras de carácter defensivo. Este tipo de núcleos cumplen princi- 3.2. Aldeas palmente una función estratégica actuando como espacios Las aldeas conforman un tipo de poblamiento rural ba- de observación cerca de las principales vías de acceso. sado en la agregación de varias unidades domésticas cam- En nuestro caso sólo tenemos dos casos que suponen pesinas. En nuestro ámbito territorial de estudio nos encon- el 2% del total de núcleos del territorio: la Punta de la Fi- tramos con que estas aldeas a diferencia de otros territorios losa y el Cabeço de Serrelles. Estos yacimientos han sido no tienen presencia de estructuras de amurallamiento, por caracterizados como pequeños hábitat-atalaya con presen- lo que debemos hablar de aldeas abiertas de clara vocación cia de estructuras defensivas y algunas cerámicas de tra- agrícola. Normalmente se sitúan en zonas de llano o pen- dición ibérica (Grau, 2000: 183; Grau y Moratalla, 1998: diente suave (Grau, 2000: 205). 42-45). Las cronologías propuestas sitúan ambos enclaves El tamaño está considerado entre media y una hectárea en torno a los momentos finales de la etapa ibérica (ss. II-I (Grau, 2000: 393). En cuanto a la cronología observamos a.C.). En nuestra consideración creemos que se situarían que tienen cierta estabilidad en el tiempo, llegando a encon- en cronologías más cercanas al siglo I a.C. en el marco de trar estos núcleos en diferentes fases. las Guerras Sertorianas, puesto que, si atendemos a los tra- En nuestro caso hemos identificado tan sólo tres asenta- bajos de Pérez Ballester, la zona de influencia de Saetabis mientos que podamos identificar como aldeas: La Serratella, se convierte en escenario de batalla durante este conflicto El Tossalet de Bèlgida y la Ermita de Sant Vicent. Los tres (Pérez Ballester, 2014: 51-63). La presencia del Cabeço de asentamientos mencionados suponen el 3% del total. Serrelles la destacamos ya que a pesar de pertenecer a una unidad geográfica próxima como es el nacimiento del riu 3.3. Caseríos Vinalopó, se sitúa de forma que podría complementar la Identificamos los caseríos como núcleos o asentamien- función de control de los accesos a la Vall en su vertiente tos de clara vocación agrícola y de pequeño tamaño, inferio- oriental.

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3.5. Villae difícil de suponer para estos territorios del interior, o bien de La consideración del término villa está sujeto a multi- que adquiriesen productos ultramarinos. plicidad de interpretaciones, que abarcan la explotación del El espacio de vivienda queda caracterizado a través de campo desde diferentes perspectivas. Nuestra propuesta la la presencia de elementos de construcción de tradición lati- realizamos a través de un estudio de finales del siglo pasado na como pueden ser tegulae, imbrices, sillares y diferentes en la zona de Catarroja (Valencia) por García-Gelabert, en la tipologías de ladrillos. Al mismo tiempo en cuanto al reper- que observamos la caracterización de una villa rustica cuya torio cerámico observamos una amplia variedad tipológica, materialidad en cierta forma es similar a la que encontramos que en mayor medida identificamos como Terra Sigillata, en nuestra zona (García-Gelabert, 1999). Más cercano a nues- cerámica de paredes finas y lucernas. tro territorio contamos con los trabajos de Jaime Molina para En suma, no podemos hablar de las lujosas villae que la zona del Valle Medio del Vinalopó (Molina, 2015: 19-30) han sido objeto de estudio mayoritariamente, sino que ha- en el marco de la Villa Petraria. En este trabajo se presenta blamos de núcleos o asentamientos inspirados en estos mo- la dificultad para establecer unos criterios uniformes que per- delos, pero más modestos. mitan detectar núcleos tipo villa, ya que si atendemos a las Hemos considerado un total de 15 villae que suponen el fuentes antiguas los criterios nos restringen al área itálica, por 16% del total. Estos asentamientos son: Sant Vicent, Tossalet lo que debemos entender que este tipo de fenómenos en las de Bèlgida, Beniprí, La Torre-Martxillent, Camí de la Pobla- provincias puede darse de diferente forma atendiendo a las L’Ofra, Ca Traver-La Sicília, Racó de Sanxo, Casa Baixa, La posibilidades que ofrece cada una de estas. Sin embargo, es Canaleta, La Corba de Bonavista, Els Vint-i-cinc, Els Casals- difícil ofrecer respuestas muy precisas ya que contamos con Sant Cristófol, El Pla, El Llombo y Els Carassols (fig. 7). prospecciones realizadas en el marco de actuaciones de emer- gencia, por lo que los materiales que hemos podido observar en ciertos casos se encuentran pendientes de revisión. 4. UNA APROXIMACIÓN DESDE LA PERSPECTI- Hemos tenido en cuenta una serie de aspectos que consi- VA COMPARATIVA deramos imprescindibles en el momento de realizar nuestras hipótesis. En un primer lugar contamos con la cuestión cro- 4.1. El período Ibérico Pleno (ss. IV-III a.C.) nológica, observando unas horquillas cronológicas que sitúan El período Ibérico Pleno (ss. IV-III a.C.) va a suponer el su origen en torno al siglo I d.C. y que pueden extenderse apogeo del poblamiento ibérico en la zona con un aumento hasta momentos tardoantiguos. Asimismo, consideramos una dicotomía funcional en este tipo de asentamientos que deben tener un espacio destinado a la vivienda y otro a la produc- ción (pars urbana y pars rustica). Respecto a los espacios de producción podemos observar construcciones hidráulicas que cumplirían con esta función con la contención y procesado de productos como el lino, vino y aceite (Ribera, Bolufer y Hortelano, 2012: 270-271). Respecto al repertorio cerámico destaca la aparición de fragmentos de dolia que pudieron ac- tuar como recipientes de almacenaje de excedente y en algu- nos casos, la presencia de restos anfóricos nos puede hablar, o bien de una comercialización del producto vía marítima,

Figura 8: Poblamiento de L’Alcoià y El Comtat durante el período Figura 7: Relación de los asentamientos según la tipología propuesta. Ibérico Pleno (ss. V/IV-III a.C.) (Grau y Amorós, 2017: 132).

68 RECERQUES DEL MUSEU D’ALCOI, 27 (2018), 63-78 LAS DINÁMICAS DE POBLAMIENTO IBÉRICO Y ROMANO EN LA VALL D’ALBAIDA, L’ALCOIÀ Y EL COMTAT (SS. IV A.C.-II D.C.): UN ESTUDIO COMPARATIVO DEL PATRÓN DE ASENTAMIENTO en el número de asentamientos de 18 núcleos en el perío- vemos que a diferencia de la Vall d’Albaida, en el siglo III do Antiguo a 29 en estos momentos (Grau, 2000: 212-215) a.C. se está produciendo una concentración del poder en tor- con un incremento de cerca del 38%. En el caso de la Vall no a la ciudad de La Serreta, como comentábamos en apar- d’Albaida en este proceso pasamos de 6 a 19 asentamientos, tados anteriores. triplicando el número de asentamientos. Esta situación nos Mientras que en esta zona se está gestando un proyecto hace ver que mientras que en el primer territorio se produce geopolítico, en el que parece ser que La Serreta adquiere el un aumento más paulatino, en el caso de la Vall d’Albaida rango de capitalidad de la Contestania central, en la Vall parece producirse una explosión del poblamiento cuya cau- d’Albaida no observamos ningún proyecto de tal magnitud sa no podemos atribuir más que a un probable aumento en lo que entendemos que la importancia de Saitabi como demográfico derivado del asentamiento de nuevos contin- capital del territorio de la Contestania septentrional está in- gentes poblacionales en la zona o bien debido al propio cre- cluyendo la zona de la Vall en su área de influencia. Pode- cimiento vegetativo. mos decir que mientras que la zona de L’Alcoià y El Comtat Si observamos la composición del territorio de la Vall se convierte en un espacio rector del área central de la Con- d’Albaida en estos momentos (fig. 8 y 9), y la comparamos testania, la Vall queda configurada ya desde el período Ple- con el poblamiento de L’Alcoià y El Comtat, representado no como un espacio subordinado a la influencia deSaitabi . en las figuras anteriores podemos ver que mientras que en Ahora bien, una vez estudiada la distribución, queda por el primer espacio el poblamiento se concentra sobre todo analizar el patrón de asentamiento de ambos territorios con en la zona oriental de la comarca, en el segundo espacio el el fin de entender a qué propósito pueden atender las dife- poblamiento es mucho más ordenado, distribuyéndose entre rentes dinámicas de doblamiento (figs. 10, 10b y 11). los diferentes valles que componen el territorio formando En el caso de la Vall d’Albaida como ya comentamos pequeñas unidades territoriales. Sin embargo, en esta zona, anteriormente apreciamos un mayor desarrollo en líneas ge-

Figura 9: Poblamiento de la Vall d’Albaida durante el período Ibérico Pleno (ss. IV-III a.C.) 1: Camí de Mallaura; 3: La Sort; 4; Ca Corretger; 6: Coll del Corral de la Aracil·la; 9: La Serratella; 25: El Castell Vell; 28: Altet del Camí del Bèlgida; 29: El Tossalet; 32: Penya Roja-El Planet de Gomar; 33: Ermita de Castelló de Rugat; 38: Camí de la Pobla-L’Ofra; 39: El Portitxol; 40: Camí de Xàtiva; 43: Tossal de la Creueta; 46: Tossal del Morquí; 48: Pla de Cubelles; 88: El Corralet de Selmo; 89: El Panterri; 91: El Racó de Sanxo-II.

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Figura 10: Relación de los asentamientos en la zona de L’Alcoià y El Figura 10b: Relación de los asentamientos en la zona de L’Alcoià y Comtat (ss. IV a.C.). El Comtat (ss. III a.C.). nerales de los pequeños núcleos agrícolas frente a los otros tipos de poblamiento como las aldeas o los poblados, en lo que parece ser una dinámica que pretende extender la in- fluencia de losoppida y al mismo tiempo pretende favorecer la economía para la obtención de mayores rendimientos con los que poder intensificar el comercio. En el caso de L’Alcoià y El Comtat observamos que en los primeros momentos existe un equilibrio entre las dife- rentes formas de poblamiento en lo que parece una ordena- ción estructurada del territorio y planificada en relación al ámbito de influencia territorial de cadaoppidum . Nos damos cuenta de que la mayoría de estos territorios componen en sí mismos unidades independientes que cuentan con su propio sistema de articulación del territorio, en un esquema jerár- quico. Figura 11: Relación de los asentamientos en la zona de La Vall Si para el siglo IV a.C. contábamos con un total de 26 d’Albaida (ss. IV-III a.C.). núcleos de hábitat, para el siglo III a.C. contamos con un total de 20, produciéndose un decrecimiento notable sobre todo en el abandono de los oppida de Covalta y El Puig (Grau, 2000: 221-223). Al observar el mapa de la figura 8, miento y abandono del principal núcleo de la zona, La Se- referente al siglo III a.C., advertimos la importancia de la rreta, así como del oppidum de La Ermita de Planes (Grau, ciudad de La Serreta como principal núcleo rector del po- 2000, p. 224). Este dato nos informa sobre la necesidad de blamiento, que está absorbiendo algunas de las funciones Roma por desarticular el territorio, sobre todo de un espacio de los oppida restantes, convirtiéndolos en poblados subor- que en su propia evolución se había ido conformando como dinados encargados de complementar la función de la arti- una unidad territorial de mayor entidad. Al nuevo poder en culación y el control del territorio. Además de esto vemos este caso le convenía el mantenimiento de las élites en la cómo el territorio queda reducido al espacio comprendido zona debido a la dificultad para controlar los espacios de por la visual de La Serreta, ya que es la ciudad la que con- interior, probablemente a partir de un pacto entre las élites trola efectivamente todo el espacio territorial. indígenas con Roma, de ahí que observemos la permanencia de 6 de los 8 principales núcleos de la zona (Amorós y Grau, 4.2. El período Ibérico Tardío (ss. II-I a.C.) 2017: 180-181). El período Ibérico Tardío (ss. II-I a.C.) en los dos terri- Al mismo tiempo se está favoreciendo un desarrollo torios que estudiamos mantiene una tónica similar desde la del llano y de las formas de explotación agrícola, como las conquista romana a finales del siglo III a.C. Si observamos aldeas y los caseríos, notando un incremento en el primer la imagen podemos observar un desarrollo de la ocupación tipo de 6 a 7 núcleos y en el segundo de 6 a 30 núcleos. De en el llano, con un desmantelamiento progresivo de los es- forma similar estamos viendo el mismo proceso en la Vall pacios de altura (figs. 12 y 13). d’Albaida, donde encontramos la permanencia de algunos Lo primero que nos llama la atención es el desmantela- de estos núcleos principales, pero donde sobre todo se está

70 RECERQUES DEL MUSEU D’ALCOI, 27 (2018), 63-78 LAS DINÁMICAS DE POBLAMIENTO IBÉRICO Y ROMANO EN LA VALL D’ALBAIDA, L’ALCOIÀ Y EL COMTAT (SS. IV A.C.-II D.C.): UN ESTUDIO COMPARATIVO DEL PATRÓN DE ASENTAMIENTO

potenciando la ocupación del llano, buscando un aumento de los rendimientos, entrando en una nueva dinámica eco- nómica con una doble presión fiscal: las élites indígenas y Roma. Entre las diferencias que podemos observar en ambos territorios, la que destaca es la emergencia de la creación de enclaves tipo atalaya-refugio en la Vall d’Albaida que, como comentamos con anterioridad podrían estar sujetas al conflicto sertoriano del primer tercio del siglo I a.C. ya que, como vimos, el territorio próximo a Saitabi en el entorno del Xúquer se convierte en un escenario de batalla durante estos momentos (Pérez Ballester, 2014: 51-63) A pesar de esta diferencia creemos que ambos territorios adquieren una tónica similar a partir de la conquista romana que se va a plasmar en la época Altoimperial (ss. I-II d.C.) con el desmantelamiento del modelo del oppidum y el desa- Figura 12: Poblamiento de L’Alcoià y El Comtat en el período Ibérico rrollo completo del poblamiento en llano. Tardío (ss. II-I a.C.). (Amorós y Grau, 2017: 162).

Figura 13: Poblamiento de la Vall d’Albaida durante el período Ibérico Tardío (ss. II-I a.C.) 1: Camí de Mallaura; 2. Ca Pastor; 3: La Sort; 4: Ca Corretger; 5: El Racó Moltó; 7: Sant Vicent; 8: El Pontó; 10: La ; 11: El Teular de Mollà; 12: L’Albà-I; 13: La Casa Calvo; 14: L’Emerenciana; 15: La Casa Peres; 16: Els Caputxins; 17: L’Alqueriola; 18: Punta de la Filosa; 19: L’Estació; 20: La Gronsa; 21: Les Parretes; 22: La Tabolla; 23: El Corralet; 24: La Llobera; 26: Corral del Bollo; 27: El Pont Trencat; 28: Altet del Camí de Bèlgida; 30: Beniprí; 31: Camí de la Pedrera; 33: Ermita de Castelló de Rugat; 34: Partida del Tossal; 35: La Punta; 36: Altet i Planet del Tort; 37:La Torre-Martxillent; 38: Camí de la Pobla-L’Ofra; 39: El Portitxol; 40: Camí de Xàtiva; 41: Nul·les; 42: El Xotet; 44: Camí del Molí; 45: Ermita de Sant Vicent; 46: Tossal del Morquí; 48: Pla de Cubelles; 51: Les Animetes-I; 53: L’Agrillent; 55: El Llombo; 57: Sant Antoni/La Casa Alta; 63: Els Carassols; 67: La Corona del Pleit; 71: El Tossalet d’Otos; 78: Els Fondons; 81: Casa d’Osca; 82: Camí de les Monjes; 83: Alt de Pursons; 86: Partida de Casals i Miranda; 87: La Regatella; 88: El Corralet de Selmo; 89: El Panterri; 90: La Sicilia-II; 91: El Racó de Sanxo-II.

RECERQUES DEL MUSEU D’ALCOI, 27 (2018), 63-78 71 ÁLVARO MIGUEL ALONSO LÓPEZ

Figura 14: Relación de los asentamientos en la zona de L’Alcoià y El Figura 15: Relación de los asentamientos en la zona de la Vall Comtat (ss. II-I a.C.). d’Albaida (ss, II-I a.C.).

Este proceso nos parece crucial, pues se desarrolla en con un total de 51. Dentro de estos asentamientos, para el este momento la principal pauta de ordenación del pobla- primer territorio contamos con un total de 39 pequeñas ex- miento a partir de núcleos campesinos de carácter reducido plotaciones rurales que hemos identificado como granjas/ que caracterizará el poblamiento romano (figs. 14 y 15). caseríos, suponiendo el 72% del total, mientras que para el fenómeno de las villae contamos con 15 núcleos que supo- 4.3. La romanización en el Alto Imperio (ss. I-II d.C.) nen el 28%. El estudio de la consolidación del periodo romano en En el segundo territorio el número de núcleos de tradi- esta zona, durante el Alto Imperio, nos muestra un intenso ción indígena asciende a un total de 45, que suponen el 88%. desarrollo del llano basado en la explotación íntegra de los En el caso de las villae el número es bastante más reducido, valles a partir de las pequeñas explotaciones rurales de épo- en torno a 6 núcleos que suponen el 12% restante del total ca anterior, sumándose en estos momentos el fenómeno de (figs. 18 y 19). las villae. Como observamos, el fenómeno de estas villae es más Vemos que en ambos territorios se mantiene la estructu- acusado en el espacio de la Vall en el que tienen un ma- ra rural de la época anterior, observando cierto continuismo yor peso dentro de la estructura territorial. Creemos que el frente a una ruptura que no se atestigua si tenemos en cuenta factor que puede explicar esta diferencia se encuentra en la que estas villae están asentándose sobre núcleos tardoibéri- propia orografía de la zona. Mientras que para la Vall conta- cos (figs. 16 y 17) (Grau, 2017, p. 210). Esta continuidad mos con un amplio llano que favorece el establecimiento de también puede rastrearse en la configuración de este terri- estas formas, en el caso de L’Alcoià y El Comtat tenemos la torio como un espacio periférico dentro del territorio de Dianium, en la , en el que parece ser que las comunidades del interior adquieren cierta autonomía debido a su menor integración dentro de los circuitos comerciales provocado por las dificultades en la comunicación (Grau, 2017: 210). Una cosa que sí parece quedar clara es que con la defi- nitiva implantación romana ambos valles se convierten en espacios secundarios de sus respectivos territoria romanos, configurándose como espacios de producción, manteniendo una estructura de poblamiento similar a la que encontramos en época tardoibérica, matizada por la aparición de las vi- llae que van a suponer la representación de la ciudad en el campo y van a ayudar a articular el poblamiento de sus territorios. Si observamos el total de los asentamientos en ambas zonas, nos encontramos ante un número bastante parejo de asentamientos, contando para la Vall con un total de 54 nú- Figura 16: Poblamiento de L’Alcoià y El Comtat durante el Alto Impe- cleos, mientras que para L’Alcoià y El Comtat contamos rio (ss. I-II d.C.) .(Grau, 2017, p. 205). A: Villae; B: Granjas.

72 RECERQUES DEL MUSEU D’ALCOI, 27 (2018), 63-78 LAS DINÁMICAS DE POBLAMIENTO IBÉRICO Y ROMANO EN LA VALL D’ALBAIDA, L’ALCOIÀ Y EL COMTAT (SS. IV A.C.-II D.C.): UN ESTUDIO COMPARATIVO DEL PATRÓN DE ASENTAMIENTO

Figura 17: Poblamiento de la Vall d’Albaida durante el Alto Imperio (ss. I-II d.C.) 2: Ca Pastor; 7: Sant Vicent; 8 El Pontó; 11: El Teular de Molla; 22: La Tabolla; 23: El Corralet; 27: El Pont Trencat; 28: Altet del Camí de Bèlgida; 29: El Tossalet; 30: Beniprí; 31: Camí de la Pedrera; 35: La Punta; 37: La Torre-Martxillent; 38: Camí de la Pobla-L’Ofra; 40: Camí de Xàtiva; 44: Camí del Molí; 47: Micons; 48: Pla de Cubelles; 49: Ca Traver-La Sicilia; 50: El Racó de Sanxo; 51: Les Animetes-I; 52: La Casa Baixa; 53: L’Agrillent; 54: Borraset; 55: El Llombo; 57: Sant Antoni-La Casa Alta; 58: La Canaleta; 59: La Corba de Bonavista; 60: Els Vint-i-cinc; 61: Els Casals-Sant Cristófol; 62: L’Escaleta; 63: Els Carassols; 65: L’Alfardí; 66: El Pla; 67: La Corona del Pleit; 68: El Corral de l’Estanquer; 69: L’Erola; 70: El Planet; 71: El Tossalet d’Otos; 72: El Xarxet; 73: El Pinar; 74: Lauro; 75: El Camí de Llutxent; 76: Alt de la Perdiu; 77: Elca; 78: Els Fondons; 79: La Perriera; 80: Sant Martí/ Rosment; 81: Casa d’Osca; 82: Camí de les Monjes; 83: Alt de Pursons.

Figura 18: Relación de los asentamientos en la zona de L’Alcoià y El Figura 19: Relación de los asentamientos en la zona de la Vall Comtat (ss. I-II d.C.). d’Albaida (ss, I-II d.C.).

RECERQUES DEL MUSEU D’ALCOI, 27 (2018), 63-78 73 ÁLVARO MIGUEL ALONSO LÓPEZ dificultad añadida de que se trata de un espacio de interior montañoso conformado por diferentes unidades geográficas representadas por los valles. Además de este factor, otro elemento que podría ex- plicar esta cuestión puede encontrarse en la diferencia en las posibilidades de comunicación. En el primer territorio los productos tienen una fácil salida tanto hacia la ciudad rectora de Saetabis, como hacia la Vía Augusta y hacia la zona del litoral costero. En cambio, en el segundo territorio el espacio montañoso circundante supone una barrera que dificulta las comunicaciones con el resto de los territorios. Figura 20: Evolución del número de asentamientos según el período en la Vall d’Albaida. 5. DISCUSIÓN

5.1. El poblamiento de la Vall d’Albaida A lo largo de este trabajo hemos ido conformando y ca- racterizando el poblamiento de esta comarca en tres diferen- tes períodos: Ibérico Pleno (ss. IV-III a.C.), Ibérico Tardío (ss. II-I a.C.) y la Romanización (ss. I-II d.C.). La finalidad de este estudio ha sido sintetizar los datos existentes para analizar la evolución de las formas de poblamiento a partir del patrón de asentamiento con el fin de vislumbrar las es- Figura 21: Total de asentamientos por tipología y período en la Vall trategias de ocupación a lo largo de estos seis siglos. Este d’Albaida. estudio nos ha permitido observar una serie de rasgos que contemplamos a continuación: 1. Observamos una tendencia al crecimiento desde fi- de poblamiento con una línea tendente al crecimiento du- nales del siglo V a.C., momento en el que contamos con 6 núcleos, ascendiendo a 19 en el período Pleno (ss. IV-III rante los diferentes períodos que nos muestra una mayor a.C.) y a 59 durante el Tardío (ss. II-I a.C.). La definitiva dispersión del poblamiento, con el avance de los siglos. implantación romana va a suponer un descenso del número Mientras que entre los siglos V y III a.C. observamos un de asentamientos en relación con el abandono de los oppida esquema de nucleación del territorio con un reducido núme- restantes y de los puestos estratégicos como las atalayas- ro de núcleos subordinados, a partir del siglo II a.C. tras la refugio, pasando de 59 a 54 núcleos en estos momentos, por conquista romana vamos a observar una mayor dispersión lo que debemos valorar más bien una continuidad plasmada del poblamiento por el llano. en la ocupación rural y en la aparición de formas de explo- Observamos un crecimiento en el número de núcleos tación latinas en la zona (fig. 20). desde finales del período Antiguo, alcanzando los 26nú- Podemos observar que a lo largo del Ibérico Pleno (ss. cleos de hábitat en la primera época Plena (s. IV a.C.), des- IV-III a.C.) y hasta los momentos finales en el siglo I a.C. cendiendo a 20 a partir del siglo III a.C. con el incipiente se mantiene el patrón de asentamiento basado en los oppida, desarrollo del proyecto político de la ciudad de La Serreta y aldeas y caseríos, complementándose con la aparición de el abandono de los oppida de Covalta y El Puig. El período esas dos atalayas-refugio que comentábamos anteriormen- Tardío (ss. II-I a.C.) va a suponer una dispersión de la zona te y que podrían entrar en relación con el episodio bélico con un incremento hasta un total de 43 núcleos, más del sertoriano. doble de asentamientos que para el período anterior. Final- En cada uno de estos períodos observamos una clara mente, durante la implantación definitiva romana (ss. I-II preeminencia de los núcleos de carácter rural frente a los d.C.) contamos con un total de 51 registros, en el momento espacios urbanos, que son minoritarios, dentro de la lógica de mayor ocupación del territorio (fig. 22). de los patrones jerarquizados con amplios números de asen- El patrón de asentamiento propiamente ibérico de los tamientos dependientes. Esta tendencia se mantiene hasta oppida, aldeas y caseríos se mantienen en las diferentes fa- los primeros siglos de la implantación romana (ss. I-II d.C.). ses de estudio, matizándose en el siglo III a.C. con el de- el momento de mayor representación de estos núcleos lo ve- sarrollo de un nuevo tipo, la ciudad, representado por La remos a partir del siglo II a.C. y de forma más clara a partir Serreta. En este caso en ninguna de las fases se advierte la del siglo I d.C. (fig. 21). existencia de pequeños enclaves estratégicos como las ata- layas-refugio probablemente por la distribución de los oppi- 5.2. L’Alcoià y El Comtat en perspectiva da que circundan todo el territorio de L’Alcoià y El Comtat En el caso de la Vall hemos observado unas dinámicas y que cumplirían a su vez ellos mismos con esta función.

74 RECERQUES DEL MUSEU D’ALCOI, 27 (2018), 63-78 LAS DINÁMICAS DE POBLAMIENTO IBÉRICO Y ROMANO EN LA VALL D’ALBAIDA, L’ALCOIÀ Y EL COMTAT (SS. IV A.C.-II D.C.): UN ESTUDIO COMPARATIVO DEL PATRÓN DE ASENTAMIENTO

Figura 22: Evolución del número de asentamientos según el período Figura 23 Total de asentamientos por tipología y período en L’Alcoià en L’Alcoià y El Comtat. y El Comtat.

El esquema se verá afectado a partir del siglo I d.C. con el En líneas generales observamos dos modelos de ocu- desmantelamiento del patrón propiamente ibérico y el desa- pación. El primero de ellos, el modelo ibérico, constitu- rrollo completo de la ocupación del valle basado en la ex- ye un esquema fuertemente jerarquizado con una serie de plotación agrícola a mayor y menor escala (villae y granjas/ núcleos principales (oppida) de los que dependen otros caseríos) (fig. 23). núcleos de menor entidad como es el caso de las aldeas, Las estrategias ocupacionales en cada momento son di- que actúan como ejes articuladores del poblamiento rural, ferentes y atienden a diversas necesidades. Vemos que el y los caseríos, pequeños núcleos destinados a la produc- esquema de poblamiento del Ibérico Pleno (ss. IV-III a.C.) ción agrícola y que conforman la base del poblamiento y el queda definido por la ordenación del espacio en torno a los sustento del territorio. Asimismo, tenemos en cuenta que oppida y sus áreas de influencia. Sin embargo, el siglo III fuera de este esquema asistimos al fenómeno de las atala- a.C. y el auge de La Serreta como ciudad va a suponer un yas, con el caso de la Punta de la Filosa o el Cabeço de Se- cambio en la estructura territorial, otorgando un protago- rrelles, que probablemente atiendan a un episodio puntual nismo mayor a este asentamiento frente a los oppida de la como son las Guerras Sertorianas, y que mencionamos en zona que se van a encargar de complementar las funciones líneas superiores. de la ciudad, con el control y la articulación del territorio. La Con la conquista romana este modelo va a ir desmante- conquista romana va a incidir en el poblamiento de la zona lándose paulatinamente debido a las necesidades de Roma favoreciendo el desarrollo del llano en lo que creemos que por controlar el territorio. La permanencia de este modelo sufre la misma tónica que la Vall. Este desarrollo es más que durante los momentos tardoibéricos (ss. II-I a.C.) puede probable que atienda a la necesidad de soportar la doble pre- deberse a un pacto de Roma con las élites de la zona con el sión fiscal indígena y romana, que se ve plasmada también fin de mantener la estabilidad de la región ya que, al tratar- en el mantenimiento de gran parte de los oppida, hogar de se de una zona del interior montañoso, resulta más difícil residencia de las élites rectoras. La implantación romana a asumir el control efectivo de la zona. El Alto Imperio (ss. partir del siglo I d.C. seguirá la misma tendencia que la Vall I-II d.C.) va a suponer la desaparición de este modelo de aunque matizada por sus posibilidades comerciales con el forma definitiva, con el abandono de los principales encla- mantenimiento del poblamiento rural indígena, el desman- ves de la zona (oppida y aldeas) y la irrupción de formas telamiento del sistema de los oppida y la aparición de las de explotación que atienden a modelos itálicos como es el villae de tradición latina en la zona, aunque de forma más caso de las villae rurales, en lo que constituye un espacio escueta que en la Vall. de producción, observando un poblamiento rural en el que aunque se mantiene la predominancia de la élite indígena, lo cierto es que vemos un aumento de la presencia romana 6. VALORACIONES FINALES que podría quedar atestiguada en este nuevo tipo de ex- plotaciones, con una dualidad representada por las villae El estudio de la Vall d’Albaida constituye un primer rurales y los caseríos. paso hacia la síntesis del poblamiento tanto en época ibé- Sin embargo, al situar nuestro estudio dentro de una rica como romana. El trabajo que aquí hemos presentado perspectiva comparativa podemos ver que existen una serie ha pretendido mostrar la dificultad para caracterizar el po- de matices en las dinámicas poblacionales de dos territorios blamiento del territorio de la Vall, pero al mismo tiempo vecinos. En nuestro caso, esta comparativa la realizamos hemos querido ofrecer una visión en conjunto del cambio con la vecina zona de los Valles de Alcoy, en la que obser- que presenta la conquista romana a partir de finales del siglo vamos que estas dinámicas son similares durante el marco III a.C. y su implantación que empieza a hacerse efectiva a cronólogico que estudiamos. La diferencia radica en que, partir de los siglos II-I a.C. si la Vall d’Albaida mantiene un esquema o patrón similar

RECERQUES DEL MUSEU D’ALCOI, 27 (2018), 63-78 75 ÁLVARO MIGUEL ALONSO LÓPEZ durante el período ibérico, la zona de L’Alcoià y El Comtat partimentación en pequeñas unidades y la dificultad de las muestra un episodio singular en el siglo III a.C. comunicaciones con los territorios vecinos. Mientras que en Mientras que la tendencia de la Vall caminaba hacia una el siglo III a.C. esta zona se constituye como un espacio estabilización de la zona durante los siglos IV-III a.C. ba- capital con el proyecto de La Serreta, para época romana sada en el mantenimiento de una estructura basada en los queda como un espacio periférico dependiente de Dianium. oppida-aldeas-caseríos, en la zona de L’Alcoià tenemos En definitiva, ambos espacios atienden a unas dinámicas constancia de un proceso geopolítico de centralización del similares, con la diferencia de que en los Valles de Alcoy se poder en torno a La Serreta, que actuaría como núcleo rector produce un proceso geopolítico que pretende centralizar el de la región, así como principal núcleo urbano acumulando poder en torno a la ciudad de La Serreta en el siglo III a.C. gran parte del poder efectivo. La Vall, por su parte no mues- La llegada de Roma supondrá el principio del fin del mo- tra indicios de un proceso similar, en lo que creemos que delo ibérico, que verá su final a finales del siglo I a.C., con esta región constituiría una zona de periferia subordinada la irrupción de un nuevo modelo basado en una mayor dis- al poder de Saitabi, en la vecina comarca de La , al persión de la población y una preeminencia de los núcleos norte. La Vall d’Albaida se convertiría así en un espacio de rurales en ambos territorios, que pasan a constituir espacios contacto y frontera al sur de Saitabi controlando las comu- periféricos de sus respectivos territoria. nicaciones con la zona del río Vinalopó, los Valles de Alcoy y el litoral. Esta coyuntura no permitiría a la Vall desarrollar o culminar un proceso urbanizador, al carecer de un núcleo BIBLIOGRAFÍA propio de entidad suficiente como para concentrar el poder de la región. AMORÓS, I. y GRAU MIRA, I. (2017). El santuario en tiempos A partir del siglo II-I a.C. observamos que en ambas zo- de la implantación romana. En El santuario ibérico y romano nas se produce un proceso similar en el que los principales de La Serreta: 161-182. Ayuntamiento de Alcoy-Museu Ar- núcleos más reticentes a la implantación romana son des- queològic Municipal Camilo Visedo Moltó, Alcoy. articulados, aunque observamos que el pacto de las élites BALLESTER TORMO, I. (1945). Sobre prehistoria albaiden- romana e indígena se da por igual en ambos valles, por la se. Notas prehistóricas varias. Archivo de Prehistoria Levan- propia dificultad de Roma de ejercer un poder efectivo y tina, II. directo en la zona, conservando en cierta manera el esquema tradicional del modelo ibérico. En el caso de los Valles de BONET, H. (2001). Los íberos en las comarcas centrales valencia- nas. En: Los íberos en la comarca de Requena-Utiel (Valen- Alcoy, La Serreta sería abandonada con la llegada de Roma cia): 63-74. Universidad de Alicante. aunque seguiría ejerciendo como eje articulador del territo- rio, conservando su función como santuario, probablemente BONET, H. y VIVES-FERRÁNDIZ SÁNCHEZ, J. (2003). Re- porque Roma necesitaba mantener la estabilidad de la re- flexiones sobre la organización territorial en el País Valencia- gión. no entre los siglos VI y II a.C. Alebus: Cuadernos de Estudios Durante el Alto Imperio (ss. I-II d.C.) y en adelante Históricos del Valle de Elda, 13: 45-64. se produce una ruptura con el modelo ibérico, que queda GARCÍA-GELABERT PÉREZ, M. P. (1999). La villa rústica de completamente desmantelado. Sin embargo, el contingente Catarroja (Valencia): planteamiento de su funcionalidad. Qua- indígena sigue siendo principal en ambas zonas. Observa- derns de prehistòria i arqueologia de Castelló, 20: 253-266. mos una mayor dispersión de la población, pasando de un esquema jerárquico a una homogeneización de las formas GIL-MASCARELL, M. (1966). Yacimientos del Valle de Albaida de poblamiento. La llegada de contingentes latinos queda (Valencia). IX Congreso Nacional de Arqueología: 100-105. Zaragoza. atestiguada por la presencia de asentamientos tipo villae, de carácter rural. Es en estos momentos cuando se hace efec- GIL-MASCARELL, M. (1989). La investigación de la prehistoria tiva esa romanización iniciada en el siglo II a.C. En ambos reciente en la Vall d’Albaida y sus perspectivas. En Anales de valles encontramos un diferente grado de presencia de este prehistoria y arqueología, 5: 81-88. Servicio de Publicaciones. tipo de explotaciones rurales. Universidad de Murcia. La zona de la Vall d’Albaida cuenta con 15 núcleos GRAU MIRA, I. (2000). La organización del territorio en el área respecto a los 6 identificados en la zona de L’Alcoià y El central de la Contestania Ibérica. Universidad de Alicante. V. Comtat. Esta diferencia creemos que radica en la propia I-II. Alicante. situación de la Vall d’Albaida respecto a la cercanía rela- tiva con la Vía Augusta, la ciudad de Saetabis, donde se GRAU MIRA, I. (2003). Los valles de Alcoi durante la romaniza- encontraría el principal mercado y el acceso al litoral, hacia ción: análisis SIG de la estructura territorial. Lucentum, XXI- la actual comarca de La , que permitiría la salida de XXII: 87-101. los productos hacia los circuitos económicos mediterráneos, GRAU MIRA, I. (2017). El santuario en el paisaje rural roma- prueba de ello es la comercialización del lino, como men- no. En El santuario ibérico y romano de La Serreta: 183-219. cionamos en apartados anteriores. Por su parte, el principal Ayuntamiento de Alcoy-Museu Arqueològic Municipal Cami- condicionante de los Valles de Alcoy se centra en su com- lo Visedo Moltó, Alcoy.

76 RECERQUES DEL MUSEU D’ALCOI, 27 (2018), 63-78 LAS DINÁMICAS DE POBLAMIENTO IBÉRICO Y ROMANO EN LA VALL D’ALBAIDA, L’ALCOIÀ Y EL COMTAT (SS. IV A.C.-II D.C.): UN ESTUDIO COMPARATIVO DEL PATRÓN DE ASENTAMIENTO

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